Garcia Marquez

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Gabriel García Márquez (Colombia, 1928)

{Este cuento fue narrado verbalmente y grabado en un congreso de escritores por


Gabriel García Márquez “para que vean como cambia cuando lo escriba”. Fue
publicado por la revista mexicana El Cuento}

“Algo va a suceder en este pueblo”

Imagínese un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos,
uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno a sus hijos y se le advierte
una expresión muy preocupada. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella responde:
“No sé. Pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a
sucederle a este pueblo”. Ellos se ríen de la madre. Dicen que ésos son
presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar al billar y, en el
momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el adversario le dice: “Te
apuesto un peso a que no la haces”. Todos se ríen; él se ríe. Tira la carambola y no
la hace. Paga su peso y le preguntan: “Pero qué pasó, si era una carambola
sencilla”. Contesta: “Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa
que me dijo mi mamá esta mañana sobre algo grave que va a suceder en este
pueblo”. Todos se ríen de él y el que se ha ganado el peso regresa a su casa, donde
está su mamá o una nieta o, en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice: “Te
gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto”. “¿Y por qué
es un tonto”. Dice: “Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima
estorbado por la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo grave
iba a suceder en este pueblo”. Entonces le dice su madre: “No te burles de los
presentimientos de los viejos porque a veces salen”.

La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero: “Véndame una


libra de carne”; y, en el momento en que se la está cortando, agrega: “Mejor
véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar
preparado”. El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar
una libra de carne, le dice: “Lleve dos porque hasta aquí llega gente diciendo que
algo muy grave va a pasar y se están preparando y andan comprando cosas”.
Entonces, la vieja responde: “Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras”. Se
lleva cuatro libras y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media
hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.
Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase
algo. Se paralizan las actividades y, de pronto, a las 2 de la tarde, hace calor como
siempre. Alguien dice: “¿Se ha dado cuenta el calor que está haciendo?”

“Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor”.

(Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con
brea y tocaban siempre a la sombra porque, si tocaban al sol, se les caían a
pedazos).

“Sin embargo”, dice uno, “nunca a esta hora ha hecho tanto calor”. “Pero a las 2 de
la tarde es cuando hay más calor”.

“Sí, pero no tanto calor como ahora”.

Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:


“Hay un pajarito en la plaza”. Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.

“Pero, señores, siempre ha habido pajaritos que bajan”.


“Sí, pero nunca a esta hora”.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están
desesperados por irse y no tiene el valor de hacerlo.

“Yo sí soy muy macho”, grita uno. “Yo me voy”.

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la
calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en ue dicen:
“Si éste se atreve a irse, pues nosotros también nos vamos”, y empiezan a
desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.

Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:

“Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa”, y entonces
la incendia y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio


de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando: “Yo dije que algo muy grave iba
a pasar, y me dijeron que estaba loca”.

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