Este poema quechua de José María Arguedas describe la llegada de la luz del sol a través de la sombra de los cóndores. El poema expresa el temblor del pueblo ante esta llegada, ya sea por el calor del sol o por una visión más espiritual representada por la serpiente dorada hija del sol. El poema hace un llamado a unirse bajo una sola sombra y recibir juntos la luz que llega.
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Este poema quechua de José María Arguedas describe la llegada de la luz del sol a través de la sombra de los cóndores. El poema expresa el temblor del pueblo ante esta llegada, ya sea por el calor del sol o por una visión más espiritual representada por la serpiente dorada hija del sol. El poema hace un llamado a unirse bajo una sola sombra y recibir juntos la luz que llega.
Este poema quechua de José María Arguedas describe la llegada de la luz del sol a través de la sombra de los cóndores. El poema expresa el temblor del pueblo ante esta llegada, ya sea por el calor del sol o por una visión más espiritual representada por la serpiente dorada hija del sol. El poema hace un llamado a unirse bajo una sola sombra y recibir juntos la luz que llega.
Este poema quechua de José María Arguedas describe la llegada de la luz del sol a través de la sombra de los cóndores. El poema expresa el temblor del pueblo ante esta llegada, ya sea por el calor del sol o por una visión más espiritual representada por la serpiente dorada hija del sol. El poema hace un llamado a unirse bajo una sola sombra y recibir juntos la luz que llega.
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Yachay
Cultura peruana lunes, 15 de septiembre de 2014
Katatay - José María Arguedas
Poema quechua de José María Arguedas, que da título a su único libro-
poemario, publicado en 1972. Se publicó antes en la revista Kachkaniraqmi (N° 2, Lima, 1966) y en la revista Alcor (N° 39-40, Asunción, 1966). Al pie del original Arguedas explica las circunstancias que inspiraron este poema: "Escribí este himno luego de haber visto bailar a mis hermanos, hijos del pueblo de Ishua residentes en Lima".
Katatay
Yactay puyus katatachkan
warmikunapa llaki puyu songonwan tupaykuspa. ¡Ama katataychu, llaki, kunturpa sombranmi hamuykuchkan! - Imapaqmi hamun chay sombra aukikunapa sutinpichu icha Jesus yawarninpa kamachisganchu. Manchakunin, taytallay. - Ama katataychu; manan yawarchu manan auki wamanichu; Intipa kancharayninmi kuntur rapranpi hamuchkan. - Manchakunin, taytay. Intiqa kañanmi, uywuakunata, kausayta. Orqokunapis, may sacha sachakunapis yarqasqa machaqway, Intip churin. - Manan Intichu, sonqonpa kusiy, qapaq kanchariynillanmi kunturpa sombra ñawimpi hamuchkan. Manan Intichu; kanchariynillanmi. ¡Sayay, sayariy! Chay mana chanin kunturpa ñawinta chaskiy; katatay paywan. Hatun yunka sachakuna hina, kuyuy, qapariyta kachaykuy. ¡Huñunakuychik, llaqtay runa kanchiriywan katataychik! Amaru yawarta upyaychik; rauraq yawarqa kunturpa ñawinman chayanmi, cieluta huntanmi tusuchinmi, qaparichinmi, chay qori yawar. Paqariy, taytay, vida, runachallay runa, ancha kuyana.
Temblor
Dicen que tiembla la sombra de mi pueblo;
está temblando porque ha tocado la triste sombra del corazón de las mujeres. ¡No tiembles, dolor, dolor¡ ¡La sombra de los cóndores se acerca! —¿A qué viene la sombra? ¿Viene en nombre de las montañas sagradas o a nombre de la sangre de Jesús? —No tiembles; no estés temblando; no es sangre; no son montañas; es el resplandor del Sol que llega a la pluma de los Cóndores —Tengo miedo, padre mío. El Sol quema; quema al ganado; quema las sementeras. Dicen que en los cerros lejanos que en los bosques sin fin, una hambrienta serpiente, serpiente diosa, hijo del Sol, dorada, está buscando hombres. —No es el Sol, es el corazón del Sol, su resplandor, su poderoso su alegre resplandor, que viene en la sombra de los ojos de los cóndores. No es el Sol, es una luz. ¡Levántate, ponte de pie; recibe ese ojo sin límites! Tiembla con su luz; sacúdete como los árboles de la gran selva, empieza a gritar. Formen una sola sombra, hombres, hombres de mi pueblo; todos juntos tiemblen con la luz que llega. Beban la sangre áurea de la serpiente dios. La sangre ardiente llega al ojo de los cóndores, carga los cielos, los hace danzar, desatarse y parir, crear. Crea tú, padre mío, vida; hombre, semejante mío, querido.