Comunicacion y Autismo
Comunicacion y Autismo
Comunicacion y Autismo
Clase 1: Lenguaje y
autismo
La comunicación es un
proceso dinámico donde
transmitimos y recibimos
información a través de un
canal de comunicación, que
se da en un contexto social y
de intercambio psicológico entre los sujetos, debido a que en este proceso se expresan emociones,
sentimientos, a través del lenguaje oral, gestual, escrito y otros.
La comunicación oral se vale del canal del habla para efectuarse y tiene tres niveles: Lenguaje
habla y voz. En esta clase hablaremos de lenguaje
Primer Nivel
b) Comprensión: Para que la comunicación sea efectiva se hace necesario que los usuarios
que lo utilizan se pongan de acuerdo sobre las relaciones existentes entre los signos
lingüísticos y los aspectos de la realidad a los que se refieren.
De los diferentes autores que hablan de las funciones del lenguaje tomaremos la del lingüista
austriaco Karl Bühler quien identifica tres funciones básicas del lenguaje:
La locomotora del tren es azul, roja, amarilla y tiene pequeños círculos blancos
1
Lupiañez Sánchez Herminia: Respuesta educativa en niños con trastornos específicos del lenguaje Universidad de
Almería p 9
Fonológico o fónico abarca el conjunto de sonidos del idioma desde un punto de vista
funcional y abstracto. Ello se realiza a través de la organización de los sonidos en un
sistema, utilizando sus caracteres articulatorios y la distribución de los contextos en que
pueden aparecer.
Morfema: unidad formal portadora de significado que no puede dividirse en partes más
pequeñas con significado. Ej. Mesas - auto
Ejemplo:
- ¿Sabes qué día es hoy?
- “Sí” (interpretación puramente semántica)
- “Hoy es miércoles” (interpretación semántica y pragmática)
- “Vámonos al cine”
no funcional, carente de estructuras significativas para completar su sintaxis y añadía que además
podían presentarse alteraciones como la ecolalia (tendencia a repetir emisiones oídas, en vez de
crearlas espontáneamente), la tendencia a comprender las emisiones de forma muy literal, la
inversión de pronombres personales, la falta de atención al lenguaje, la apariencia de sordera
en algún momento del desarrollo y la falta de relevancia de las emisiones verbales.
El primer año de vida del desarrollo de un niño, es importante, ya que va a favorecer la maduración
neurológica, abrir nuevas vías para aprendizajes posteriores más complejos. Es en este período
donde aparece la sonrisa social como primer indicador de conducta social ante la respuesta del niño
a los requerimientos del adulto. En los niños con TEA puede estar presente la sonrisa, pero esta
carece de su significado social, ya que no ocurren como respuestas a una interacción social con el
adulto.
Igualmente los juegos sociales que se establecen con el adulto y que forman parte del desarrollo
sensoriomotor y bases para la evolución hacia el juego simbólico o la construcción del símbolo, no
están presentes, o le son indiferentes como el esconderse detrás de un paño para aparecer después
(permanencia del objeto: Piaget), jugar con las manos, etc. Prefieren más los juegos que le
producen estimulación sensorial como cosquillas, columpiarlo, lanzarlo hacia arriba y otros.
El lenguaje a los dos años en rico en sus variantes y evoluciona a través del descubrimiento del niño
del entorno y todo los objetos inmersos en él, la relación con pares, hace que se vayan asimilando
las normas del juego. Sin embargo en los niños con TEA, el aislamiento social no favorece ese
desarrollo, su torpeza motriz y poca coordinación, unido a los desordenes sensoriales, dificulta la
exploración del entorno, por ende se empobrece o complica el desarrollo del lenguaje ya que puede
aparecer ecolalia, léxico pobre, carente de sentido, e igualmente la comunicación no verbal está
dañada, ya que esos componentes paralingüísticos necesarios en la comunicación en ellos esta
poco estructurado o desarrollados.
A medida que va creciendo las conductas en los trastornos se enfatizan y es muy significativa y
notoria en algunas ocasiones las diferencias en este proceso de desarrollo entre el niño con autismo
y sus pares. Alrededor de los 4 años por ejemplo el niño debe haber adquirido alguna
independencia en actividades de vida diaria, como comer, bañarse, control de esfínter, son
independientes y le gusta el juego con otros niños, sin embargo no sucede así en los TEA, donde
tiene sus gustos por ciertos y determinados juegos y juguetes, no se da el escalamiento social del
juego, lo hacen en solitario y depende de un adulto para satisfacer esas necesidades básicas.
Pudiéramos decir que las dificultades de interacción social, su falta de empatía hacia las
emociones de los demás y sus escasas manifestaciones emocionales hacen que el lenguaje
corporal o no verbal esté reducido y generalmente cambian en función de las características de
cada niño y de la eficacia de la intervención aplicada, es común ver sonrisas raras cuando le
decimos, “ a ver sonríe para la foto”. Su gesticulación está divorciada de la comunicación, sin
embargo utiliza el gesto o movimiento para dirigir al adulto hacia lo que desea, siendo el adulto un
objeto más que lo utiliza de manera automática para satisfacer su necesidad. La dificultad para el
niño con autismo, no se enmarca solo en cómo comunicarse, sino en la elaboración de nociones
sobre las relaciones entre personas, objetos y acciones.
Resumiendo podríamos decir que las dificultades comunes en la mayoría de esos niños son:
Las alteraciones del lenguaje presentes entonces en los TEA van desde la competencia a la actuación
lingüística del hablante con cierta incompetencia o tal vez incapacidad en dominar el lenguaje oral como un
instrumento de comunicación y por ende de interacción con otros. Podríamos decir que a nivel fonológico y
morfológico el lenguaje de los niños con autismo se ajusta a las pautas de adquisición de los niños sin
autismo, pero a nivel semántico – pragmático hay pautas de desviación significativas en relación a la media.
Veamos los desordenes del lenguaje de manera más específica, aunque no todos se dan en
un solo niño
Trastorno semántico-pragmático
Es el trastorno del lenguaje más analizado y visto en los TEA. Se vincula no solo con un déficit
lingüístico, sino que es también una manifestación lingüística de los TEA en su lado social y que se
vincula a la Teoría de la Mente. Los aspectos pragmáticos del lenguaje se sustentan en las
habilidades lingüísticas, pero también dependen de las habilidades cognitivo-sociales de la persona,
por lo tanto en el trastorno semántico – pragmático se conjuga la alteración lingüística con la
alteración en la relación social, sustentada en una dificultad para interpretar el pensamiento del otro.
1. Espera de turno para hablar: la escucha durante la conversación es importante y esto nos
permite que podamos seguir el discurso de nuestro interlocutor y a través de la comprensión
de la estructura sintáctica de las frases y de las claves prosódicas lo que nos van a permitir
conocer el fin del discurso y nuestro turno para hablar. A la persona con autismo le cuesta
mucho pasar sucesivamente del rol del que habla al que escucha y generalmente asumen el
papel de hablador, lo que unido a su falta de contacto visual hace que se le dificulte identificar
el momento en de su turno conversacional.
2. Iniciar una conversación: para poder iniciar un tema
de conversación, cambiar de tema durante el
transcurso de la misma es necesario tener habilidades
lingüísticas, para saber qué quiero decir y cómo
decirlo además de habilidades cognitivo – sociales. Es
importante saber reconocer en qué momento iniciar,
cuando la otra persona tiene la disposición de recibir
nuestro discurso, los códigos paralingüísticos, como la mirada, un gesto con las manos un
cambio de postura, entonación y otros que son indicadores no verbales para hacerlo.
3. Lenguaje figurado: en nuestro lenguaje cotidiano utilizamos formas lingüísticas figuradas
como metáforas, frases de doble sentido,
frases con significados implícitos y cortesías
entre otros. Es importante entender entonces
los giros gramaticales y la sintaxis que regulan
el uso social del lenguaje, por lo tanto tengo
que ponerme todo el tiempo en el lugar del otro
para participar en ese intercambio no solo de
ideas, sino de sentimientos y afectos, aspectos
que desbordan la comprensión del niño con
autismo y que hacen que se pierda dentro de
la conversación.
4. Clarificar: referente a este punto Artigas expresa “En una conversación, es preciso ajustar
el discurso a la comprensión del interlocutor. Es necesario repetir frases con distintos giros,
repetir ideas de forma distinta, reiterar conceptos complicados, asegurarse constantemente de
que el mensaje es recibido en el sentido deseado por el emisor. Nuevamente hay que
contemplar la doble vertiente semántica y socio-cognitiva. Para la persona con autismo le
representaría un gran esfuerzo tener que interpretar constantemente si su discurso ha sido
bien recibido. En los casos que falla esta habilidad parece como si uno hablara para sí mismo.
Recíprocamente, este mismo mecanismo conversacional implica que cuando el receptor no
entiende algo, solicita una aclaración para recuperar un concepto recibido ambigua, errónea o
simplemente no recibido, a pesar de las palabras. Pero el niño con TEA puede interpretar que
la conversación del adulto siempre es correcta y que el problema reside únicamente en su
capacidad de comprensión; ello puede conducir a adoptar el hábito de no preguntar o pedir
aclaraciones.
Creo que queda claro y ampliamente explícito cuales son las dificultades que se presentan en los
niños con autismo en el área de lenguaje, insisto y aclaro que es importante tomar en consideración
que cada niño es diferente por lo tanto posee habilidades comunicativas diferentes, qué tipo de
intervención hacer para lograr efectos positivos en el niño y la vinculación hogar – escuela para
poder seguir una línea de trabajo que permita la atención integral a ese niño
Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden: es el lenguaje del entusiasmo, de las
cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se
cree. Paulo Coelho