9788433026873
9788433026873
9788433026873
Wie g a r tz
Ke v in L. Gyoe r k o e
183
Crecimiento personal
C O L E C C I Ó N
Agradecimientos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
10
13
14
15
16
17
21
¿Qué es la postergación?
22
Postergación conductual
Muchas personas piensan, cuando escuchan el término «poster-
gación», en el aplazamiento de actividades tales como deberes, tra-
bajos domésticos o papeleo e imaginan a alguien que, en lugar de
hacer lo que debe, se adormila o enciende la televisión. Este tipo de
postergación –que te lleva a soslayar la realización de una tarea– se
denomina postergación conductual (McCow, Johnson y Petzel, 1989).
Así, por ejemplo, cuando dejas para mañana la tarea de cortar el cés-
ped o cumplimentar la declaración de la renta, estas incurriendo en
la postergación conductual.
Postergación decisional
Pero hay otro tipo de postergación, a menudo inadvertida, que
está ligada también a la ansiedad y la preocupación (Spada, Hiou
y Nikcevic, 2006). Nos referimos a la llamada postergación decisional
que se presenta cuando, escapando de una decisión, la dejas para
más adelante (Effert y Ferrari, 1989). Éste es el tipo de postergación
que aparece cuando demoras eternamente la elección del microon-
das que debes comprar o nunca acabas de decidir si pintar de gris o
verde las paredes de tu dormitorio.
G Postergación conductual
G Postergación decisional
23
24
25
Fuentes de la ansiedad
Aunque la gente tiene claro que, una vez iniciada, la postergación
es un proceso que se autoperpetúa, tú siempre puedes preguntarte:
«¿De dónde viene mi ansiedad inicial? ¿Qué fue lo que originalmen-
te me llevó a postergar?». Ésta es una pregunta muy importante y
con una respuesta bastante compleja. De hecho, cada lector dará, al
respecto, una respuesta diferente. Parece que la postergación ansiosa
se deriva de la compleja interrelación existente entre variables muy
diversas, entre las que cabe destacar la falta de confianza en uno mis-
mo (Tan et al., 2008), el miedo al fracaso (Onwuegbuzie y Collins,
2001) y el perfeccionismo (Stöber y Joorman, 2001). Echemos a con-
tinuación un vistazo general a los diferentes factores contribuyentes.
26
B Miedo al fracaso
Durante mucho tiempo se consideró que la postergación era una
consecuencia del miedo al fracaso, una relación que se ha visto corro-
borada por la investigación (Onwuegbuzie y Collins, 2001, por ejem-
plo). La preocupación por el resultado negativo de un determina-
do trabajo supone un auténtico escollo para personas de otro modo
competentes y exitosas. De hecho, las personas prometedoras pue-
den ser especialmente susceptibles al miedo a no dar la talla deriva-
do de expectativas desmesuradas.
27
28
B Miedo al éxito
Hay veces, lo creas o no, en que no es el miedo al fracaso el
que alienta la postergación sino, muy al contrario, el miedo al éxito
(Burka y Yuen, 2008). Postergar tareas y no alcanzar nuestros objeti-
vos puede ser una forma de eludir la atención y el aumento de las
expectativas que acompaña al éxito. La postergación puede conver-
tirse también, para quien no se considera merecedor del éxito, en una
forma de autosabotaje. Hay veces, por último, en que la demora y la
evitación pueden ser el fruto de las discrepancias existentes entre la
visión de éxito que tiene la persona y el modo en que se ve a sí mis-
ma o a su entorno.
John, por ejemplo, era el más pequeño de los seis hijos de una
familia de inmigrantes que vivían en un barrio obrero compuesto
por familias que tenían la misma procedencia étnica. Sus padres
valoraban la educación y, aunque todos sus hermanos iban a la uni-
versidad, John era el más académicamente dotado. Con todos sus
hermanos fuera ya de la universidad, el éxito de John le convirtió
en el objetivo perfecto del asedio de sus vecinos, que le acusaban
de creerse «demasiado bueno» para ellos. Poco importó entonces
lo satisfecho que John estuviera de sus logros porque, sin el apoyo
de sus hermanos, empezó lentamente a postergar sus deberes para
tener así tiempo de salir con sus amigos. Y entonces empezó tam-
bién a postergar sus estudios dejando para el último momento, en
el mejor de los casos, la preparación de sus exámenes. Y, cuando sus
notas empezaron a resentirse, se sintió liberado de la marginación,
porque sus compañeros aceptaban mucho mejor la mediocridad que
la excelencia.
29
B Perfeccionismo
30
pasado, siempre había terminado haciendo las cosas pero, con la res-
ponsabilidad adicional que suponía la maternidad, su agobio era cada
vez mayor. Tenía reglas muy estrictas sobre el modo de hacer las cosas,
reglas que la obligaban a perder muchas horas y que rara vez condu-
cían a una decisión clara o a implementar la tarea en cuestión. La bús-
queda de la primera sillita de bebé para el coche la llevó a perder horas
y horas revisando productos, websites y visitas a los foros de opinión.
Pero las hojas que llenó enumerando los pros y los contras de cada silla
incluían tantos datos y opiniones tan conflictivas que acabó viéndo-
se desbordada por la información. Ninguna silla parecía lo suficiente-
mente buena y segura y las que satisfacían esos requisitos no se fabri-
caban en el color que le gustaba. Paralizada ante la necesidad de tomar
la decisión perfecta, Marla acabó bloqueada e incapaz de dar un paso.
Finalmente transigió y, ante la imposibilidad de demorar un día más la
decisión, accedió a que su esposo comprase la silla que más adecuada
le parecía. Con estándares tan elevados y una sensibilidad exacerba-
da ante los posibles errores, el parterre de Marla permanecía vacío, su
casa sin pintar y la habitación del niño sin amueblar.
La historia de Marla es un excelente ejemplo del modo en que el
perfeccionismo puede acabar convirtiéndose en un poderoso obstá-
culo para la acción productiva. Si el intento de evitar errores y encon-
trar la alternativa perfecta te resulta familiar, encontrarás muy útil el
Capítulo 6. En él, podrás descubrir muchas cosas sobre el modo de
contrarrestar las creencias perfeccionistas, asumir la incertidumbre y
tolerar la imperfección inherente a la vida y, como resultado de todo
ello, postergar menos.
31
32
33