Jhon Stuart Mill Y Karl Marx

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Introducción

La presente investigación pretende esbozar desde una amplia


perspectiva, muchos de los puntos de vistas, políticos, humano,
social y económico, de John Stuart Mill, que vive a lo largo de las
tres cuartas partes del siglo XIX en Inglaterra y, del gran pensador
político Karl Marx. La investigación transcurre a través de una
revisión de 19 textos, de los cuales muchos son de los autores
principales.

Objetivo

Realizar una exploración y compilación de literatura acerca del


pensamiento económico de John Stuart Mill y Karl Marx.

Metodología

La metodología aplicada será revisión y exploración de textos,


para realizar una compilación de diferentes autores (y de ellos
mismos) en torno a el pensamiento económico de John Stuart Mill
y Karl Marx. En donde se hará énfasis en los temas de; política
económica clásica; los impuestos: a la renta, a la herencia y a el
consumo; leyes de pobres y políticas de bienestar; los beneficios
y la distribución de la riqueza y; la justicia; por la parte de John
Stuart Mill. Y, en pensamiento de Karl Marx se puntualizará sobre;
teoría del valor, teoría de plusvalía y explotación, proceso de
concentración y centralización de capital, tasa decreciente de
beneficio, origen de la crisis económica.

Marco teórico

Existe una elevada coincidencia a la hora de afirmar que John


Stuart Mill fue uno de los grandes, si no el más destacado
pensador de la época victoriana. Sus trabajos abarcan no sólo el
área de conocimiento de la economía, sino que aportó opiniones
y estudios de gran impacto en doctrinas tan amplias como la
lógica, la filosofía política y social, la epistemología, la ética, la
religión o la metafísica. El marco teórico de la mitad de la
investigación, gira entorno a toda la literatura realizada por John
Stuart Mill y, posteriores trabajos realizados sobre las ideas
originales.

De la misma forma, la segunda mitad del marco teórico será


dedicada a los postulados de Karl Marx, quien investigó a fondo
las leyes económicas del movimiento de la sociedad capitalista,
habiendo estudiado un sin número de obras de Economía política,
fuentes, documentos oficiales, etc. En 1857 empezó a escribir un
extenso trabajo sobre Economía política, cuyo borrador se conoce
con el título de Manuscritos económicos de 1857-1858. En aquel
período formuló a grandes rasgos las tesis básicas de la teoría de
la plusvalía, piedra angular de la Economía política marxista.
Pensó que utilizaría esos manuscritos cuando escribiera una obra
económica fundamental a la que se proponía titular Crítica de la
Economía política Y también sobre posteriores trabajos realizados
sobre las ideas originales.

John Stuart Mil

John Stuart Mill (1806-1873) fue un progresista y liberal, intentó


conciliar la economía clásica inglesa con las corrientes histórica y
socialista en boga durante el siglo XIX. Siendo filósofo y
economista de Inglaterra (que incluso hizo una esporádica
incursión en la política) nacido en Londres. De muy niño, con tres
años, ya dio pruebas de una inteligencia fuera de lo común.
James Mill, su padre, se encargó de dirigir estrictamente la
educación de su hijo desde su más tierna infancia, de forma que a
los ocho años ya había leído en lengua original a varios de los
grandes autores griegos; a continuación, aprendió latín, lógica,
matemáticas, física, química y con trece años siguió , dirigido por
su padre y al estilo peripatético, un curso de economía política
empleando como texto los Principios de Economía Política de
Ricardo. Para (Escartin, John Stuart Mill) John Stuart Mill,
progresista y liberal, intentó conciliar la economía clásica inglesa
con las corrientes histórica y socialista en boga durante el siglo
XIX.

Política económica clásica


Sabemos que los economistas habían sentido ya antes de A.
Smith la necesidad de definir su campo, pero fue durante este
periodo, llamado de la Escuela Clásica, La definición que ofrece
John Stuart Mill de Economía política, como la de la mayoría de
los autores clásicos, no es muy específica. Define que se ocupa
en los “Principios de la naturaleza de la riqueza y las leyes de su
producción y distribución, incluyendo, directa o en forma remota,
la actualización de todas las causas por las que la situación de la
humanidad, o de cualquier sociedad de seres humanos, prospera
o decae respecto de ese objetivo universal de los deseos
humanos” (Mill, Principios de Economía Polit́ ica, 1951).

Las leyes de los fenómenos sociales que derivan de las


operaciones combinadas de los seres humanos para la
producción de riqueza, en la medida que esos fenómenos no
resulten modificados por la persecución de ningún otro objetivo».
Mill defiende el método deductivo, abstracto, a priori, para
descubrir las leyes de la economía en la línea de lo que más
tarde Marshall acuñaría como la cláusula ceteris paribus para la
economía neoclásica. Mill hace una defensa de la teoría, pero ad-
vierte del riesgo de incorporar los modelos teóricos muy
simplificados a la política económica que debe aplicarse al
complejo mundo real. Cree que la economía es mucho más de lo
que puede ser abarcado por una teoría puramente deductiva
(Pelet, 2001)

Los clásicos aceptaron ampliamente el régimen de propiedad


privada. La propiedad y la seguridad eran componentes
esenciales del incentivo para el crecimiento económico. Sólo
Bentham y J. S. Mill apoyaron planes para la reforma de la
propiedad y la herencia. Sólo J. S. Mill mostró autentica simpatía
hacia el socialismo. En un principio, su posición con respecto al
socialismo fue de duda sobre la innovación, los incentivos, la
distribución y la evolución probable de la población bajo un
sistema socialista.

Mill se enclava en el ámbito de los pensadores liberales; y con el


principio arriba mentado está defendiendo una libertad de tipo
negativo, es decir, la que supone ausencia de trabas en la acción.
Su idea de libertad es libertad negativa que incluye la eliminación
del paternalismo, que postula la intervención en la libertad del
individuo buscando lo mejor para él. (Mill, Essays on Politics and
Society, Part I, 1977).

Los impuestos: a la renta, a la herencia y a el consumo

El pensamiento de este autor sobre los impuestos, se fundamenta


en sobre el principio de la Capacidad Contributiva y desemboca
en los principios de la igualdad, proporcionalidad y minimización
del sacrificio y en la imposición progresiva, alegando que el
principio del beneficio implica un impuesto regresivo, significando
que el principio de la igualdad de impuestos equivale a la igualdad
de sacrificio.

Realizando una clasificación entre los diversos impuestos que él


divide en impuestos directos aquellos que recaen sobre el ingreso
y los impuestos indirectos o impuestos de consumo. El impuesto
sobre la renta que recae sobre el terrateniente, el impuesto sobre
la ganancia que recae sobre los capitalistas, el impuesto sobre los
salarios que reduce el nivel de vida de la clase trabajadora o
recae sobre las ganancias cargando al capitalista con un
impuesto indirecto. Para Mill los impuestos más relevantes para la
economía son: los impuestos sobre las mercancías puesto que
elevan su precio y reducen la calidad de vida del trabajador; los
impuestos sobre el sector exterior y los impuestos sobre los
sistemas fiscales, esto es, sobre los contratos, fundamentalmente
los de compra-venta; sobre las comunicaciones, servicios
postales, periódicos; sobre las operaciones de los tribunales; y los
impuestos locales destinados a la financiación del gasto público
como el alumbrado, la limpieza, etc. (Fuentes, 2015).

Por lo que respecta a las grandes fortunas adquiridas por


donación o herencia, la facultad de legar es uno de esos
privilegios de la propiedad que es conveniente regular por
razones de utilidad pública; y he sugerido ya como un medio
posible de restringir la acumulación de grandes fortunas en
manos de quienes no las han ganado con sus esfuerzos, limitar la
cantidad que cualquier persona pueda adquirir por donación,
legado o herencia. Aparte de esto, y de la proposición de
Bentham de que cese la herencia colateral ab intestato, y que la
propiedad caduque a favor del Estado, yo creo que deben
gravarse con impuestos las herencias y los legados que excedan
de una cierta cantidad: y que el ingreso que de ellos se obtenga
debe ser tan elevado como sea posible hacerlo sin provocar
evasiones, por donación inter vivos o por ocultación de la
propiedad, en forma que sería imposible contener
adecuadamente. El principio de la graduación (según se le llama),
esto es, de gravar con un porcentaje tanto mayor cuanto mayor
es la suma, si bien su aplicación a los impuestos en general sería,
en mi opinión, censurable, me parece a la vez justo y conveniente
aplicado a los derechos sobre las herencias y los legados (Mill,
Principios de Economia ́ Polit́ ica, 1951).
Leyes de pobres y políticas de bienestar

Las leyes son para John Stuart Mill una herramienta cuya utilidad
reside en la capacidad que tienen para configurar la vida en
sociedad y las relaciones de unos con otros, a la vez que
contribuyen a disuadir a cualquier individuo de perjudicar a otro.
En definitiva, de lo que se trata es de que a través de esas leyes
se respeten los derechos de cada individuo y se conduzca
correctamente la tensión entre individuo y sociedad.

En el tiempo de Mill se llego, a un periodo en el cual el progreso,


aún el político, estaba deteniéndose, por razón del bajo estado
moral e intelectual de todas las clases, y de los ricos tanto como
de los pobres. En lo único que pongo esperanzas de un bien
permanente es en grandes mejoras en la educación. Ya desde
este entonces, él pensaba que la manera de mejorar, a la larga, la
calidad de vida de los individuos, es a través de la
educación. Sólo la educación sacará al individuo y a las
sociedades del estado estacionario en que la mantiene el
progreso de la ciencia y la tecnología, el cual implica otros
campos como el de la economía. El propio Mill advierte en
diversas ocasiones en sus obras sobre los efectos morales del
progreso y se muestra adversario de quienes defienden esa tesis
de la lucha por avanzar. (Fuentes, 2015).

“El bienestar y el buen comportamiento de las clases trabajadoras


ha de descansar de aquí en adelante sobre otras bases muy
distintas. Los pobres han soltado las andaderas y no se los puede
ya gobernar o tratar como si fueran niños. Su destino tiene que
depender en lo sucesivo de sus propias cualidades. Las naciones
modernas tendrán que aprender la lección de que el bienestar de
un pueblo se ha de lograr por medio de la justicia y la libertad de
los
ciudadanos, de los derechos… ahora, cuando incluso en lo
referente a su situación son cada día menos subalternos y sus
espíritus cada vez menos conformes con el grado de
dependencia que aún resta, son las virtudes de la independencia
las que más necesitan. De ahora en adelante, los consejos, las
exhortaciones, las normas de conducta que se les propongan,
tienen que ofrecérseles de igual a igual y aceptarlas ellos con los
ojos abiertos” En esta frase se resume que las políticas de
bienestar para los pobres radican en sementar las bases para
sugestionar el autodesarrollo.

Los beneficios y la distribución de la riqueza

(Mill, Principios de Economia ́ Polit́ ica, 1951) expone, al estilo de


Senior, una teoría de la abstinencia, según la cual a la gente, para
inducirla a ahorrar, se le debe remunerar por su sacrificio ya que
absteniéndose del consumo presente se obtiene el capital. Como
él dice (ib., p. 360): “las ganancias del capitalista son
propiamente, según la afortunada expresión del Mr. Senior, la
remuneración de la abstinencia”. También incluyó en los
beneficios los desembolsos para pagos de seguro por el riesgo
asumido al llevar a cabo la producción, y los pagos al personal de
dirección por la habilidad en la gestión de la empresa y el tiempo
y esfuerzo dedicados a la misma. La ganancia bruta consta de
tres partes que remuneran la abstinencia, el riesgo, y el esfuerzo.
Cada una de ellas recibe el nombre de interés, seguro y sueldos
de dirección. En (Mill, Ensayos sobre algunas cuestiones
disputadas en Economía política, 1997)se expone la idea de
que los beneficios pueden ser incrementados, bien rebajando los
salarios o bien reduciendo su coste de producción, es decir, el
valor de la fuerza de trabajo o el valor de los bienes que
consumen los trabajadores. Esta idea llamativa es parecida a la
discusión sobre el plusvalor absoluto y relativo de Marx.

En cuanto a la distribución de la riqueza anota que: “Las leyes y


condiciones de la producción de riqueza participan de la
naturaleza de las verdades físicas. No hay nada opcional ni
arbitrario, en ellas. Esto no ocurre con la distribución de las
riquezas. Éste es un. asunto que concierne exclusivamente a la
instituci6n human a. Una vez que los elementos están
disponibles, el hombre, en forma individual o conjunta, puede
hacer con ellos lo que quiera” (Mill, Principios de Economia ́
Política, 1951). Para Mill el concepto de justicia distributiva era
lockeano en sus orígenes. Aunque esta posici6n lockeana lo
inclin6 hacia la redistribuci6n de bienes y de ganancias, no tiene
una naturaleza igualitaria específica. Mill reconoce abiertamente
el linaje lockeano de su doctrina sobre la propiedad y la justicia
distributiva en su afirmación casi dogmática sobre el fundamento
y los límites de los derechos sobre la propiedad (Gray, 1979)

La Justicia

“La justicia es el nombre de ciertas clases de reglas morales que


se refieren a las condiciones esenciales del bienestar humano de
forma más directa y son, por consiguiente, más absolutamente
obligatorias que ningún otro tipo de reglas que orienten nuestra
vida”.

Como lo dice es su obra (Mill, 1984) ha sido criticado en lo


tocante a si el concepto de justicia tiene o no sitio en la doctrina
utilitarista. Para el autor de El Utilitarismo, la justicia cabe dentro
de su doctrina filosófica; y además tiene sentido en tanto que
conduce a la felicidad general. En El Utilitarismo, Mill trata de
exponernos la doble vertiente entre idea de justicia y sentimiento
de justicia. La idea de justicia supone dos premisas. Por una
parte, una regla de conducta que lo que persigue es la
consecución entre todos del bien común; y, por otra parte, un
sentimiento que sanciona la regla, el cual se explicita en el deseo
de que los que infrinjan la regla sean castigados.

Al hablar de “justo” e “injusto”, estos términos son utilizados por el


individuo en general para etiquetar determinadas acciones o
conductas de la humanidad. Pero esas etiquetas guardan relación
con el sentimiento que provocan dichos términos para el
individuo. La noción de justicia implica una serie de elementos
que Mill apunta: ley, derecho, imparcialidad, igualdad,
conveniencia, lealtad. Todo ello en función de una serie de
consideraciones que Mill repasa sin detenerse en ellas. Todos
esos elementos inciden en la emoción del individuo; y este es el
que termina por calificar una acción conducta de justa o injusta en
función de los mismos. Por ello, para Mill justificar en el universo
de situaciones diversas qué es lo que hace que califiquemos algo
de “justo” o “injusto” pasa por aceptar que de ese quid depende
“esencialmente el sentimiento moral que se vincula al término en
cuestión (Fuentes, 2015).

Karl Marx

“Un ser no-objetivo es un no-ser… un ente irreal, no sensible,


puramente pensado, es decir, puramente imaginario, un ente de
la abstracción.”
Karl Marx (1818-1883) es indivisible. Ello rige tanto para la un i-
dad de la teoría que desarrolló junto con Federico Engels, el
socialismo científico, como para la importancia de Marx y su obra
en cada rincón de nuestro planeta y en la vida de la humanidad.
Es cierto que Marx fue un hijo del pueblo alemán, y sus herederos
en tierra alemana se enorgullecen de ello. Pero desde el
momento en que nació, el marxismo fue — y sigue siendo —
universal e internacional, y ello en más de un sentido. (Gemkow,
1975) dice que es universal porque en la creación de su teoría
Marx y Engels se basaron en los últimos descubrimientos de la
ciencia internacional, en especial la filosofía clásica alemana, la
economía política clásica inglesa y las enseñanzas francesas
sobre
la lucha de clases, el socialismo y el comunismo; y porque
elaboraron en forma crítica las ideas más avanzadas que regían
en todos esos terrenos. Es un i- versal porque Marx y
Engels estudiaron durante toda su vida, y generalizaron, las
experiencias de la clase obrera internacional, la experiencia de
los obreros de cada uno de los países, y lo hicieron con el
máximo cuidado.

Teoría del valor

La teoría del valor-trabajo tienen un valor práctico y regulativo,


pero no teórico por ser indeterminada y por no tener aplicaciones
generales al uso de la moneda, se propone, entonces una
reformulación monetaria como institución que subsane dicha
discrepancia, permitiendo integrar los trabajos privados
(heterogéneos, producción) a trabajos sociales (homogéneos,
circulación), dicho fenómeno es lo que Marx consideró como
“salto mortal de la mercancia ́ ”, se puede postular entonces al
dinero-moneda como lógicamente anterior a la ley del valor, por
ende se puede decir que es una reformulación “heterodoxa” con
base monetaria (Cataño, 2009).

Según Marx (ib., p. 255), es la suma de estos tres componentes:

Vt =c+v+p

De estos componentes c y v son las retribuciones


correspondientes a los costes de producción y la plusvalía (p)
originada por el trabajo, que al apoderarse de ella el empresario
constituye la explotación del obrero. Esta es posible debido a la
propiedad de los medios de producción, al monopolio ejercido
sobre ellos y a las especiales características del mercado laboral,
que el propio sistema capitalista se encarga de configurar.

Según las conclusiones de (Lebeo, 2016), la teoría del valor


trabajo de Marx es un instrumento teórico crítico regulativo de la
división social del trabajo, retomando a Hinkelammert y Mora se
señala la importancia del trabajo concreto y del sujeto de
necesidades, se hace hincapié en la necesidad de avanzar en la
teoría dejando el concepto de equivalente en el intercambio, idea
que se respalda en los ejemplos numéricos presentados, sin
embargo, aunque Hinkelammert y Mora retoman el trabajo
concreto sobre el trabajo abstracto, abandonan la idea de las
formas del valor y su relación con el valor, esto es una limitante
en el avance del ordenamiento en la división social del trabajo
como ellos mismos proponen. Se ha argumentado que la teoría
del valor trabajo con su relación a la forma del valor y por ende a
la moneda, es indeterminada (en el mejor de los casos
ambiguos), y se ha replanteado para poder explicar un sistema de
precios y de intercambios de productos y dinero. Es sorprendente,
que la teoría del valor sea subjetiva u objetiva, hasta hace poco
no haya considerado a la moneda como principio lógico y teórico,
y más bien, haya sido considerada como un elemento externo, en
el cual al final se integra para validar a la teoría del valor. (Benetti,
1990)En dicho sentido este estudio desarrolla una propuesta de
avance en la visión de valor y moneda, para poder explicar el
cómo es que la validación social de las mercancías necesita de la
moneda, o en otras palabras como los trabajos concretos se
convierten en trabajos socialmente.

Teoría de plusvalía y explotación

(Marx, 1867), pp. 237-240) Marx distinguió entre valor de uso y el


de cambio; pero se centró en el segundo que es la proporción por
la que se cambian los diferentes valores de uso. El valor de
cambio depende de la cantidad de trabajo humano incorporado a
las mercancías en su producción. Puesto que hay diversos tipos
de trabajo, se requiere homogeneizar el trabajo mediante una
medida abstracta: “el trabajo socialmente necesario”. Así, el
trabajo especializado se multiplicaría por un coeficiente, según el
tipo de especialidad y el trabajo de la misma especialidad, pero
más o menos eficiente se evaluaría según la desviación respecto
a su media.
(Dobb, 1973) define otras clasificaciones, a saber, la de “trabajo
humano” y “fuerza de trabajo” (El trabajo humano es la cantidad
de horas realmente empleadas por el trabajador (esto es, el
trabajo vivo) y, como se ha dicho, es el fundamento del valor de
cambio de las cosas. La fuerza de trabajo es el número de horas
de trabajo necesario para proporcionar la energía consumida por
el trabajador, equivalente a la materia nutriente que se necesita
para reponer la energía utilizada por el trabajo humano, que, en el
sistema capitalista, se vende en el mercado dando origen al
salario fijado en el mínimo de subsistencia. Ello es así porque en
el sistema capitalista (que se encarga de mantener un ejército de
reserva de mano de obra) la competencia por un puesto laboral
reduce el precio (en este caso el salario), como si se tratara de
cualquier otra mercancía que se compra o se vende, hasta el
mínimo en que se recuperan, si es posible, los costes de
producción; estos, tratándose del obrero, se limitan, “sobre poco
más o menos, al mínimo que necesita para vivir y para perpetuar
su raza” (Marx & Engels, El Manifiesto Comunista, 1848) La tasa
de explotación, e, es definida por Marx (ib., p. 260) como la
relación entre la plusvalía y el capital variable:

E=p/v

Esta relación equivale al beneficio por hora de trabajo retribuida


(o, en otros términos, al beneficio por hombre, ya que un número
determinado de horas de trabajo constituye el salario de un
hombre al día).

La plusvalía que (Marx, El Capital, Tomo I, 1867) designa, es la


diferencia entre el valor del trabajo humano incorporado en la
producción de una mercancía y el valor de la fuerza del trabajo
pagada por esa misma producción. Es decir, es la parte del valor
del trabajo humano que no ha sido remunerada al trabajador.
El valor del producto incorpora el valor del trabajo humano
efectuado durante toda la jornada laboral; pero el salario pagado
al trabajador representa sólo el valor de una parte de esa jornada,
el que permite subsistir al obrero. La diferencia entre ambos, que
se la apropia el empresario, es la plusvalía. Por estos motivos el
sistema capitalista realiza necesariamente una explotación del
trabajador asalariado.

Proceso de acumulación y centralización de capital

Como lo anota (Marx, Contribución a la crítica de la economia ́


polit́ ica, 1859) la primera forma natural de la riqueza es la
superfluidad o excedencia de productos; es la parte de los
productos no requerida inmediatamente como valor de uso, o bien
la posesión de productos cuyo valor de uso está al margen de la
mera necesidad. A1 examinar la transición de la mercancía al
dinero, vimos que precisamente esa superfluidad o excedencia de
productos en una fase poco desarrollada de la producción
constituye la esfera de intercambio de las mercancías. Los
productos superfluos pasan a ser pro- ductos intercambiables o
mercancías. La forma de existencia adecuada de ese producto
superfluo es el oro y la plata, la primera forma en que la riqueza
se fija en cuanto riqueza social abstracta. No sólo se puede
conservar las mercancías en la forma de oro o de plata -es decir,
en el material dinerario-, sino que también el oro y la plata son la
riqueza en una forma cuya conservación se halla asegurada.
(Escartin, Carlos Marx).

La composición orgánica del capital (c.o.c.), k, es un concepto útil


introducido por Marx (ib., pp 331 y 771) para designar la relación
en que se encuentra el capital constante con respecto al variable.
Así es que:

k=c/v

(Lenin, 1914) En su trabajo sobre Marx, entiende la tendencia


histórica de la acumulación capitalista con las famosas palabras
siguientes: “La expropiación del productor directo se lleva a cabo
con el más despiadado vandalismo y bajo el acicate de las
pasiones más infames, más sucias, más mezquinas y más
desenfrenadas La propiedad privada, fruto del propio trabajo [del
campesino y del artesano], y basada, por decirlo así, en la
compenetración del obrero individual e independiente con sus
instrumentos y medios de trabajo, es desplazada por la propiedad
privada capitalista, basada en la explotación de la fuerza de
trabajo ajena, aunque formalmente libre.

Tasa decreciente de beneficio

Marx creyó que, con la industrialización y la predisposición del


empresario a aumentar la composición orgánica del capital, la
tasa de beneficio iría disminuyendo, a menos que paralela y
simultáneamente aumentara la tasa de explotación. Analizó los
elementos que influyen en esta ultima tasa, p y v, y dedujo que
sus posibles variaciones no serían tan significativas como para
elevarla de modo apreciable; al contrario, la tendencia sería que
bajaría la tasa de explotación. Por tanto, mantuvo la tesis de la
tendencia decreciente de la tasa de beneficio. (Escartin, Carlos
Marx).

(Marx, El Capital, Tomo I, 1867) La mayor productividad del


trabajo se traduce en un aumento de la plusvalía relativa, ya que,
sin variar las demás circunstancias, reduce el número de horas de
trabajo necesarias para obtener el valor del salario del trabajador.
Conviene tener en cuenta que precisamente esto último es lo que
ocurre al aumentar la composición orgánica del capital, pues, con
los avances tecnológicos que incorpora, se origina un gran
incremento de la productividad por trabajador empleado y el
empresario puede obtener el importe del pago de los salarios con
menos horas de trabajo del obrero. Es decir, valorándolo en
horas, el trabajo remunerado (v) disminuye, y, por lo tanto, para
una duración dada de la jornada laboral, aumenta el trabajo no
remunerado (o plusvalía (p), que en este caso es relativa, porque
las demás condiciones del trabajador y de la producción no tienen
por qué haber variado). Por consiguiente, la tasa de explotación
crece apreciablemente por ese doble motivo, y, así, no
sería necesariamente inevitable que la tasa de beneficio tuviera
que disminuir.

Marx no quiso valorar la teoría implícita en los conceptos de


plusvalía absoluta y plusvalía relativa, y esta suposición personal
se debe a que de la propia teoría de Marx se puede llegar a
deducir que el capitalismo sobreviviría mucho más allá de la
inmediatez de su derrumbamiento vaticinada por Marx. (Marx, El
Capital, Tomo I, 1867)Y eso es así porque el sistema capitalista
permite el aumento de la tasa de explotación (a través de la
plusvalía relativa), el aumento de la tasa de beneficio (o al menos,
su mantenimiento indefinido) y el aumento del nivel de vida de los
trabajadores.

La tasa de beneficio (r) es el cociente entre la plusvalía y la


totalidad del capital consumido en la producción:

r = p / (c + v)

Origen de la crisis económica

La concepción dialéctica y dinámica de los sistemas económicos


llevó a Marx al estudio de cuantas contradicciones internas
encontraba en el capitalismo. Con la intención de sacar a la luz
los fallos propios del capitalismo, expuso ideas que más tarde
experimentarían desarrollos teóricos, como, por ejemplo, el
subconsumo, la superproducción, los ciclos cortos y los medios, la
fluctuación de la inversión y de los beneficios, así como la
ineptitud de una estructura económica no planificada. Asimismo,
analizó las crisis mercantiles causadas por la disminución de la
tasa de beneficio, las cuales conducían a un estado estacionario
(por falta de estímulo a la inversión) y a una situación de
subconsumo crónico (debido al empobrecimiento de las masas
proletarias). Sin embargo, aunque mencionó las crisis
económicas, no hizo nada por concebir una teoría sobre el ciclo
económico; todo su esfuerzo lo dedicó a mostrar las crisis del
capitalismo como resultado de las tensiones económicas y
sociales con vistas, no a corregirlas, sino a destacar las causas
que provocarían el derrumbe del sistema capitalista y su
sustitución por otro.

(Escartin, Carlos Marx).


La constante sustitución de trabajo por capital llevada a cabo por
los capitalistas era la causa del paro creciente, de la “pobreza y
del restringido consumo de las masas”, lo cual era “siempre la
causa última de todas las crisis reales” (Spiegel, 1987).Estas
crisis irían siendo cada vez más profundas, hasta que los
proletarios, una vez tomada conciencia de su condición, se
unirían y aprovechando una crisis de especial gravedad
acabarían conquistando el poder y destruyendo al capitalismo.

Reflexiones finales

John Stuart Mill es un reformador social de su tiempo. Es también


hijo de su época y ello influye en su percepción de la realidad. La
época en que vive y el lugar en que se desarrolla su vida son las
circunstancias que hacen que Stuart Mill piense acerca del
hombre del modo en que lo hace; también explican la idea que
tiene en torno a la moralidad del ser humano; idéntica situación se
da en torno al progreso social y en derechos.

Podemos entonces darnos cuenta de la enorme influencia que


tuvieron estos pensadores, sobre los paradigmas y las cosas
concepciones económicas, aún en el presente tiempo. Como han
ayudado a moldear pensamiento y la vida, ya que no solose
enfocaron en las ideas económicas, John Stuart Mill y Karl Marx,
fueron seres sociales que intentaron romper las barreras de las
clases, mediante la ayuda y concentración sobre los menos
favorecidos.

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