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Escritura, cerebro y Estilos de aprendizaje.

Posibilidades de uso en la escuela.

D. José Carlos MONTALABAN


[email protected]

“Porque fue mi maestro quien me enseñó no solamente cuan poco


sabía, sino también que cualquiera que fuese el tipo de sabiduría a la
que yo pudiese aspirar jamás, no podría consistir en otra cosa que en
percatarme más plenamente de la infinitud de mi ignorancia (….)
aprender a leer y, en menor grado, a escribir son, sin duda, los
mayores acontecimientos en el desarrollo intelectual de una persona”
(Karl Raimund Popper, filósofo del S XX)

Introducción

Los autores del estudio, docentes y pedagogos, leen cotidianamente textos manuscritos
de alumnos. La escritura personal es un canal de información, pero también de
comunicación de la personalidad y puede servir para detectar problemas que dificulten
los procesos de enseñanza-aprendizaje. En estas páginas, se revisan estudios sobre
neurociencia y estilos de aprendizaje, y se ofrecen líneas de investigación que coadyuven
a la detección y solución de algunos de esos problemas en el ámbito educativo.

Numerosos estudiosos relacionados con la neurociencia y la educación investigan si el


cambio adaptativo propiciado por la omnipresencia tecnológica de la era digital está
causando transformaciones en el cerebro de las nuevas generaciones. La educación y la
escuela no pueden vivir al margen de estos cambios, puesto que toda transformación en
el individuo y en la sociedad demanda también una “renovación” en los procesos de
enseñanza-aprendizaje.

A lo largo de la historia, nuestro cerebro ha ido evolucionando y coadyuvado a la


adaptación del ser humano a su medio vital y los aprendizajes han ido favoreciendo la
capacidad de respuesta a los retos personales y sociales que se presentan en cada
momento. A esta evolución y a este desarrollo neurológico y adaptativo ha contribuido
la escritura “con lápiz y papel”, y ésta ha sido fundamental y ha mediatizado nuestros
modos y nuestros “estilo” de aprendizaje.

La evolución: Razón de peso

El problema ser humano, la comprensión de sus capacidades o su evolución son un tema


complejo y poliédrico estudiado hoy en diversos campos del saber. La primacía actual
del ser humano sobre el resto de especies animales superiores parece ser el fruto de un
largo proceso evolutivo.
La postura erguida le sirvió para adelantarse al horizonte de sucesos, quedando sus
manos libres para el uso de herramientas y la transformación de su entorno, sus hábitos
cambiaron y su alimentación permitió un consumo proteínico que impulsó todavía más
su cerebro privilegiando, su tamaño y complejidad.

En este desarrollo evolutivo, la pinza de precisión jugó asimismo un papel destacado; la


posición diferente del dedo pulgar (en relación a los primates fundamentalmente)
contribuyó decisivamente a la manipulación de objetos, a la creación de herramientas o a
la realización de múltiples tareas. Un hecho, aparentemente tan simple, propició el
desarrollo de múltiples interconexiones nerviosas que -a su vez- hicieron posible la
realización de otras actividades de mayor complejidad hasta evolucionar en nuestras
manos actuales que contienen más partes móviles controladas, y por más músculos, que
ninguna otra parte de nuestro cuerpo1

Unido a las manos no podemos dejar de hablar de escritura, del hecho de escribir, acto
que también nos resulta especialmente familiar. Todos tenemos cerca un útil (lápiz,
bolígrafo, pluma, pincel, rotulador, puntero para PD, para tableta,…) y todos hemos
usado alguno de esos útiles de escritura sobre alguna superficie donde hemos dejado
constancia de nuestra actividad gráfica.

La escritura es el resultado de un movimiento muscular, a partir de una integración


neuromuscular y de una coordinación visomotora, que fija signos convencionales en un
soporte, con la ayuda de un útil y con una finalidad de comunicación.

Si nos fijamos en las expresiones gráficas de las que tenemos constancia, también
podríamos contemplar el arte, la arquitectura o los avances científicos y tecnológicos. O
atendiendo a la expresión gráfica, podríamos quedarnos en algo tan fundamental como la
escritura en sí misma, en lo que supuso de adelanto y de revolución para el desarrollo de
los seres humanos, también a nivel neurológico.

No vamos a dejar de lado, ni mucho menos, al elemento de la “escritura” como tal, pero
parémonos a reflexionar qué es lo que hacemos y qué es lo que sucede cuando
escribimos, máxime porque decimos que es una forma de expresión. Las letras, las
palabras y los párrafos son ideas que vamos enlazando para comunicar algo que
pensamos o que sentimos y lo hacemos mediante una serie de signos-códigos aceptados
convencionalmente y que deben conocer emisor y receptor para que se dé la
comunicación.

No basta con conocer el vocabulario (signos, código), hay que atenerse y respetar una
serie normas establecidas de gramática, ortografía, sintaxis, giros, licencias, expresiones
coloquiales, etc., que van a dar contenido o, mejor, van a cargar de significado a esas
expresiones que llamamos escritos.

1
Habría que poner en valor el sentido del tacto, en la piel en general y en las manos con particular relevancia.
Por tanto, será la actividad de esas redes neuronales distribuidas por toda la extensión
del cerebro (hablando de él en general) las responsables de que seamos capaces de leer,
de escuchar, de decodificar los sonidos y de escribir. En el lóbulo occipital del cerebro
está radicada el área visual, en el área temporal inferior se localizaría la auditiva,
asociadas, lógicamente, a las redes responsables de la motricidad.

El acto de escribir

Estamos tan acostumbrados a escribir que se olvidamos que es el cerebro quien ordena y
la mano la que ejecuta, es el cerebro quien decide y quien hace que se muevan los dedos,
la mano, la muñeca, el brazo o que se acomode el resto del cuerpo.

Aunque no siempre haya escritura2 o intencionalidad comunicativa, siempre se da un


mecanismo neuromuscular o proceso grafomotor. Cada escrito que realiza una persona
lleva su “firma”, su “huella”, es algo “exclusivo”, “único”.

Los neurofisiólogos, mediante técnicas modernas de exploración, siguen buscando


clarificar y determinar cuáles son los circuitos cerebrales, las sinapsis que se establecen
durante el aprendizaje (en este caso, aprender a escribir) hasta llegar a convertir ese acto
en un automatismo, con lo que ello supone. Somos capaces de pensar en lo que hacemos,
sea por un instante: hay un antes consciente de qué es lo que pretendemos expresar, unos
inicios del acto más consciente y, durante la actividad, unos movimientos cada vez más
automatizados con una componente cada vez más inconsciente.

Al adquirir y consolidar el modo escritural, la persona da respuesta a sus inclinaciones,


impulsos y tendencias, situación anímica y física, por lo cual, la mayor parte de su
producción escrita, tendrá una génesis no totalmente consciente como se ha apuntado
anteriormente. Sus orígenes no están siempre en la esfera “consciente”, lógica y
racional, sino en ese terreno más sutil de lo involuntario, de lo automático, de las
emociones y los estados anímicos (afectivos-emocionales), lo que también nos permitirá
obtener indicios, nos dará señales fiables de la existencia de anomalías o disfunciones
orgánicas que puedan generar o puedan estar producidas por problemas psicológicos
(somatizaciones).

La escritura es como un encefalograma que refleja la actividad cerebral y que es recogida


sobre la hoja de papel (o cualquier otro soporte) y que va a poner de manifiesto cómo
somos al quedar plasmada en una serie de gestos gráficos, más o menos conscientes o
involuntarios que, como se ha apuntado ya varias veces, son fruto de esas órdenes
cerebrales que llegan a la mano a través de la compleja red del SN y que serán, por

2
Por ejemplo en los garabatos de los niños en etapas pre escriturales. Dependerá de la edad el considerar la intención
comunicativa.
tanto, un claro reflejo de esas tendencias conscientes e inconscientes, de la psiquis de las
persona y que se van a poner de manifiesto en las expresiones gráficas.

R. Luria explica que “la escritura es un acto voluntario, aunque automatizado, que surge
como consecuencia de una actividad cerebral que abarca unas determinadas funciones
interrelacionadas estrechamente”. Esto presupone una actividad cerebral localizada en
zonas concretas y determinadas en los hemisferios que posibilitan la integración de las
imágenes que son percibidas por los sentidos y la posibilidad de reproducirlas.

Juan L. Allende, de una forma didáctica expresa “el acto de escribir como un acto
humano, por lo tanto implica un pensamiento consciente e inconsciente, en el sentido de
que su contenido se va a reflejar en la escritura de una manera simbólica. Desde el
punto de vista del pensamiento: el elemento mínimo del pensamiento es la idea, el
elemento mínimo de la escritura es la letra. Cada letra es por lo tanto la manifestación
simbólica inconsciente de una idea. La unión de dos ideas forman un juicio; la unión de
dos letras y su conexión simbolizan inconscientemente un juicio. La unión de varios
juicios dan lugar a un razonamiento y la unión o desunión de varias letras, nos van a
mostrar nuestra forma de razonar”.3

El Dr. Villalaín, Profesor de la Cátedra de Medicina Legal de la Universidad


Complutense y encargado, entonces, de la Sección de Investigación Criminológica de
Madrid, apuntaba al respecto que “La escritura es un acto muy complejo, resultado de
un largo aprendizaje por parte del Sistema Nervioso íntegro y estructurado al más alto
nivel. Para conseguir una correcta escritura o firma se necesita entender lo que se oye
y entender lo que se ve, elaborar y programar el lenguaje a expresar, programar los
movimientos precisos y elaborar los signos gráficos correspondientes. Todo ello supone
la unidad de conocimiento e implica la integridad neurológica”.4

Si hablamos de que cada persona expresa una buena parte de lo es en su producción


gráfica, no deja de ser menos cierto que cada individuo es diferente a los demás, que su
cerebro se estructura y funciona de un modo distinto5 y por lo tanto va a aprender de una
forma dispar, puesto que coexisten varios estilos de aprendizaje.

Las diferencias en el modo de aprender también van a provocar que nos sintamos más
cómodos aprendiendo con un determinado estilo de enseñanza y con las estrategias que
se lleven a cabo para desarrollar determinados objetivos.

Muchos autores hablan del “cerebro”, de “hemisferios cerebrales”, de “cerebros” (3 o


4)… la neuropedagogía tiene mucho que decir en cuanto a qué partes del cerebro quedan

3
ALLENDE DEL CAMPO, J.:"Apuntes de Grafopsicología” Ed. Asociación Grafopsicológica. Madrid 1985.
4
MEYNEL A.: “Tratado de Grafocrítica” Ed. Trivium. Madrid 1992.
5
Incluso funciona de modo diferente en hombres y mujeres, las interconexiones de los hemisferios van a ser distintas,
etc.
estimuladas o son más sensibles a los modos de recibir información, de procesarla, de
retenerla y, lógicamente, a las maneras de aprender y de trabajar.

La grafología es una ciencia cada vez más usada en las empresas. El análisis y la consulta
a expertos grafólogos puede ayudar también en la educación para detectar, entre otros
asuntos, la personalidad y las competencias más desarrolladas en los estudiantes.
Partiendo de sus conclusiones, los educadores pueden conocer mejor a sus alumnos y
diseñar estrategias educativas que promuevan el desarrollo de sus estilos de aprendizaje.

Estilos de aprendizaje

Siguiendo las indicaciones de la UNESCO, las orientaciones que los ministerios de


Educación de diferentes países pretenden implementar, se orientan hacia el aprendizaje y
en la consecución de competencias, de ahí que haya que “aprender a” conocer, aprender,
convivir, etc. y todos esos aprendizajes se completan con el aprendizaje a lo largo de la
vida.

Los procesos de enseñanza-aprendizaje según eso deberían plantearse en clave de


“diversidad”, contemplando la peculiaridad de cada uno de los alumnos e intentando
adecuar los contenidos para que, mediante acciones planificadas y favoreciendo el
autoaprendizaje, lleven al alumno a aceptar de un modo crítico los conocimientos que
vaya adquiriendo.

Es una responsabilidad que ahora compete no solo al docente que presenta los
contenidos, sino al alumno que ha de procesarlos, asumirlos; ha de construir
conocimiento con ellos, desarrollarlos y transformarlos en nuevos conocimientos y todo
ello presentado con nuevos entornos de enseñanza aprendizaje tecnológicos o no,
síncronos o no, ubicuos o no y con un enfoque compartido también con los iguales en
tareas colaborativas en la que cada cual pone en funcionamiento sus potencialidades, sus
conocimientos, su bagaje experiencial. Esto obligará a replanteamientos didácticos y
cambios de metodologías y estrategias6 para adecuarse lo más posible al estilo de
aprendizaje de cada “usuario”.

De acuerdo con Alonso y otros (1994), Guild y Garger (1998), Riding y Rayner (1999a),
Lozano (2000) y García Cué (2006) al hablar de Estilo de Aprendizaje hablaríamos de
un conjunto de aptitudes, preferencias, tendencias y actitudes que tiene una persona para
hacer algo y que se manifiesta a través de un patrón conductual y de distintas destrezas
que lo hacen distinguirse de las demás personas bajo una sola etiqueta en la manera en
que se conduce, viste, habla, piensa, aprende7, conoce y enseña e incluso disfruta de su
ocio.

6
Esta forma de trabajar planteará también formación permanente del docente.
7
Citado por Gutiérrez M. Cué y Melaré en
http://www.uned.es/revistaestilosdeaprendizaje/numero_10/articulos/Articulo05.pdf (pág. 3)
En suma, el término “estilo de aprendizaje” hace referencia al modo en que cada cual
aprende, al método y estrategia que emplea, a sus preferencias, a sus modos de
interacción con otros, compañeros o docentes y a su realidad personal, que en el caso de
los niños incluye los ambientes familiares (afectivo-emocionales), escolares,
socioeconómicos en los que se desenvuelven, culturales e incluso medioambientales.

Modelos de Estilos de Aprendizaje

A lo largo de los años, diferentes investigadores han ido desarrollando propuestas


teóricas “marcos conceptuales” y modelos diversos de EA, aunque no se puede decir que
sean “diferentes” o que no estén interrelacionados, con el objetivo de intentar explicar
cómo aprenden los niños (alumnos en general) en el aula y por ende, cómo han de
presentar los aprendizajes los docentes para lograr ser eficientes y eficaces8.

1) Modelo de los cuadrantes cerebrales de Herrmann


2) Modelo de Felder y Silverman
3) Modelo de Kolb, Alonso, Gallego y Honey
4) Modelo de los Hemisferios Cerebrales
5) Modelo de PNL de Bandler y Grinder (VAK)

La posibilidad de relacionar el funcionamiento del cerebro con la escritura y los estilos


de aprendizaje es una tentación seria para comenzar una investigación que tuviera sus
repercusiones en la escuela, y más en concreto en la escuela primaria.

Estilos de aprendizaje en la escuela primaria

Son varias las opciones que podemos utilizar para enlazar los EA con la escritura y de
entre ellas, al aplicarlas al aula en general y a Primaria en particular, podemos excluir
algunos modelos, no porque no se puedan aplicar todos los modelos, pero quizás como
explicación de lo que se presenta, sería más fácil reducirlos a dos modelos: el de los
hemisferios cerebrales y el VAK.

Modelo: Hemisferios cerebrales

El modelo de los hemisferios cerebrales parte de una realidad conocida, la de que el


cerebro del ser humano tiene dos hemisferios, el derecho y el izquierdo y, como es
sabido, la parte derecha del cerebro coordina y controla la parte izquierda del cuerpo y
viceversa, la parte izquierda controlaría la parte derecha.

8
No son recetas, son “herramientas”
De todos es conocido que hay zonas específicas en cada hemisferio que van a ser las
responsables de algunas de las actividades que desarrollamos entre otras la escritura.
Cada hemisferio, podríamos decir que es especialista o que está especializado “más
específicamente” en algunas de las cosas que somos capaces de realizar. Podría
concretarse en que:

El hemisferio izquierdo sería el responsable de la cuestión simbológica o, lo que


es lo mismo: lenguaje, matemáticas-cálculo, lectura, escritura, símbolos químicos,
música, planos, etc. Va de las partes al todo, realiza el análisis, es el hemisferio
de la lógica desarrollando mediante ella ideas diferentes, convergentes, etc.

El hemisferio derecho es más el responsable de la percepción espacial-global,


holístico, va del todo a las partes, es el responsable del pensamiento divergente,
diversifica ideas y posibilidades, es lo intuitivo, la imaginación, lo emocional, etc.

Esto va a suponer, por la misma razón, que uno de los hemisferios es más activo, el
dominante. Nuestras habilidades y destrezas van a depender de qué hemisferio sea el
dominante y de nuestras preferencias de pensamiento sin olvidar que ambos hemisferios
son complementarios9. La dominancia o el uso “diferencial”10 va a tener su reflejo en el
modo en que los alumnos procesan la información y adquieren los conocimientos y va a
tener su reflejo en la escritura que a la vez es un reflejo de la forma de pensar, actuar y
elaborar la información de esa persona.. y nos hace ser diestros o zurdos y por eso,
escribir con la diestra o la “siniestra”.11

El modelo basado en los sentidos: Modelo de PNL de Bandler y Grinder

Dicho así como de gran complejidad para llevarlo al aula de primaria. Vamos a intentar
explicar por qué nos hemos decidido por este modelo en detrimento de otros. Este
modelo es también conocido como VAK aunque el nombre oficial sea el de PNL =
Programación Neuro Lingüística, un modelo formal y dinámico para explicar cómo
funciona la mente humana, cómo percibimos, procesamos tanto la información como las
experiencias. Con esas premisas identificar las estrategias internas que utilizamos es
factible también y con esos registros detectados programar u organizar estrategias de
enseñanza-aprendizaje encaminadas a la mejora de resultados y a la solución de los
problemas de aprendizaje, de los problemas de relación y la solución de conflictos,
mayor eficacia, etc. es posible.

¿Por qué se le denomina VAK?

9
Exactamente igual sucede con los estilos de enseñanza.
10
Todos somos conscientes de que siempre utilizamos el cerebro, no solo una parte.
11
Por oposición a diestro = derecho lo sinestro es lo que no es bueno, que es oscuro,… por eso la tendencia era la de
obligar a los niños a aprender a escribir con la derecha (zurdos contrariados).
Serían las tres letras iniciales de Visual, Auditivo y Kinestésico (cenestésico o
cinestésico)12 que responden a la formas de representación mental de las
informaciones que recibimos (input): vista, oído y el cuerpo (en sí mismo). Podemos
concretarlo del siguiente modo:

a) La V = visual: El sistema de representación visual es el que propicia aprender


mediante el recuerdo “imágenes abstractas” relacionadas con letras y números.
b) La A = Auditivo: El sistema de representación auditivo es el que propicia aprender
mediante el reconocimiento de sonidos, voces, melodías musicales.
c) La K = Kinestésico. El sistema de representación kinestésico es el que propicia
aprender mediante el recuerdo de las sensaciones que nuestros sentidos han dejado
memorizados en nuestro cuerpo (un olor, un sabor, algo que tocamos….).
Como en cualquier otro aspecto de la vida, se desarrolla lo que se cultiva; cada uno tiene
sus preferencias y desarrollamos más un sistema que otro, lo que no quiere decir que no
utilicemos también los demás. Por lógica, a medida que desarrollamos uno de estos
sistemas estamos dejando de desarrollar los otros, uno de los sistemas crece mientras
desarrollamos menos las demás, sin que eso necesariamente sea que uno es mejor que
otro.

Los alumnos V = Visuales: prefieren leer a la hora de aprender, prefieren escribir


(tomar apuntes). Como aprenden usando lo visual pueden absorber bastante información
y hacerlo con rapidez, favorece la capacidad de relacionar los conceptos al asociar
imagen a representación mental, por tanto la abstracción es grande en este tipo de
alumnos así como la planificación y, por ser visuales, el que cada cosa esté donde debe
estar es importante. Por el contrario, a los alumnos visuales les costará recordar lo que
oyen.

Los alumnos A = Auditivos: Una de las características que hacen diferente a los
Auditivos es que los recuerdos – los procesos van organizados de forma secuencial según
un orden. Son más cerebrales por decirlo de algún modo. Cuando se les explica algo
prefieren la forma oral y lo rememoran de la misma manera (hablando – repitiéndolo
mentalmente). El menor error en la secuencia es un problema para los auditivos13. Son
capaces de escuchar y de explicarse, de contar, pero al tener que ir de forma secuencial
le faltará la visión global.

Los alumnos K = Kinestésicos: Cuando algo se aprende a través del uso “del cuerpo”14
se aprende de una forma duradera porque la memoria podría decirse que es “muscular”
(ver definición de kinestésico o cenestésico). Aquello que no se puede “experimentar” les
cuesta mucho aprenderlo. Es más lenta que los otros dos sistemas de representación lo
que no es sinónimo de menos inteligentes. Se encuentran muy cómodos en un

12
RAE.es:” Sensación general de la existencia y del estado del propio cuerpo, independiente de los sentidos externos, y
resultante de la síntesis de las sensaciones, simultáneas y sin localizar, de los diferentes órganos y singularmente los
abdominales y torácicos.”
13
Por eso estos alumnos suelen tener más facilidad para la música, para hablar idiomas, …
14
“quien aprendió a montar en bicicleta nunca lo olvida” solemos decir.
laboratorio, en actividades que precisen movimiento, son alumnos “movidos” en el aula,
con facilidad para relacionarse con los demás.

Conclusión

Pensar en la escuela primaria (e incluso en Infantil) supone pensar en niños que han de
ir aprendiendo a desenvolverse, a adquirir conocimientos, a aprender, pero procurando
que cada día sea mayor su autonomía, que cada vez sean mayores los automatismos de
modo que el desarrollo cerebral sea el adecuado.

Si pensamos en los EA, vemos que dan la razón a esta propuesta puesto que la escritura
exige una coordinación visomotora unida, salvo problemas auditivos, a una audición
necesaria, con lo cual se está favoreciendo un trabajo de los tres sistemas de
representación: escuchar, interpretar, y mediante el movimiento, plasmar en un espacio
aquello que se escucha, que se entiende, que se interpreta controlado por la vista.

En este trabajo se propone hacer hincapié y poner un especial cuidado en la enseñanza de


la escritura manual por lo que supone de desarrollo cerebral que va a traducirse en un
desarrollo de la motricidad fina, por tanto potenciando ambos hemisferios cerebrales.
FUENTES DOCUMENTALES

 Allende, J. (2008) Espacio, movimiento y energía. Buenos Aires: Ed. Lasra.


 Alonso, C.M., Gallego, D.J. y Honey, P. (2004) Los Estilos de aprendizaje.
Procedimientos de diagnóstico y mejora. Bilbao: Mensajero.
 De la Parra, E. (2204) Herencia de vida para tus hijos. Crecimiento integral con
técnicas PNL. México: Ed. Grijalbo
 Frade, L. (2007) Inteligencia Educativa. México: Mediación de la calidad.
 Garnett, S. (2009) Cómo usar el cerebro en las aulas. Madrid: Narcea
 Lucas y Claxton (2014) Nuevas inteligencias nuevos aprendizajes. Madrid: Narcea
 Mª Carmen Láje (2001) Grafología Infantojuvenil. Buenos Aires: Ed. Lasra
 Ortiz, T (2009) Neurociencia y educación. Madrid: Alianza Editorial y Comunidad
de Madrid
 Vels, A. (1991) Escritura y personalidad. Ed. Herder: Barcelona.
 Zamora, Mª.L, Reglero y Calvo, G. (2006) Arte, creatividad y Grafología.
Castellón: Lasra / Kraicron
 Vídeo sobre Grafología. Consultado el 31/01/2014 en
http://etv.xiptv.cat/linia-de-serveis/capitol/7-gener-2014-3a-part#.UvDtbzi-
Cs0.gmail
 García-Cué, J.L. (s/f). Estilos de aprendizaje. Web docente. Consultada el
28/03/2010 en http://www.jlgcue.es/estilosaprendizaje.htm
 Marreno, M. (2007). Estilos de aprendizaje y su impacto en el proceso enseñanza-
aprendizaje en el curso TEOC. Aplicación de Terapia Ocupacional en disfunción.
Consultado el 28/03/2010 en
http://www.uprh.edu/~ideas/Paginas_htm_espanol/marrero.pdf
 Montalbán, J.C. (2009). “Grafología y aprendizaje: Posibilidad de detección de la
forma de aprender a través de la escritura”. Revista Estilos de Aprendizaje. Vol. 2,
Nº 2. Consultado el 28/02/2014 en
http://www.uned.es/revistaestilosdeaprendizaje/numero_2/artigos/lsr2_j_c.pdf
 Montalbán, J.C. (2010). Estilos de aprendizaje: Simbolismo espacial. Consultado
el 16/02/2014 en http://www.cm.colpos.mx/revistaisei/memoria/EA_IV_2010.pdf

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