Ensayo - Análisis de El Club Dumas (FINAL)

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UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO

FACULTAD DE EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN ESPAÑOL Y LITERATURA

LITERATURA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA

ENSAYO: ANÁLISIS DE EL CLUB DUMAS

PRESENTADO POR: JORGE SARMIENTO BETIN

PRESENTADO A: JOAQUÍN ROBLES ZABALA

BARRANQUILLA, ATLÁNTICO, COLOMBIA


A la hora de emprender un estudio crítico-literario, es pertinente y necesario tener
en cuenta ciertas pautas y criterios al momento de establecer un análisis y sacar
conclusiones al respecto. Uno de esto criterios a analizar son los elementos valorativos
o axiológicos que se encuentran inmersos en una determinada obra literaria. En efecto,
todo texto literario posee estos elementos, y es tarea del lector desentrañar estas
axiologías, además de otros elementos significativos en la obra en cuestión.

Se trata, desde un enfoque global, de determinar cómo los valores inmersos en


la obra se mueven alrededor de ella para implementar o aplicar otros valores y
establecerlos en la sociedad. Para ello, existe el héroe épico o novelesco, generalmente
protagonista de la historia y defensor de unos valores ideales o característicos. En el
caso del héroe novelesco este, a diferencia del héroe épico, no busca defender un bien
común o unos valores ideales, sino resolver su propio conflicto en el que está envuelto y
que no le permite desenvolverse en su cotidianidad y en la sociedad en la que se
encuentra.

En el caso de El Club Dumas, los elementos axiológicos no son exclusivos, ya


que claramente se puede definir cuáles son los valores que se mueven alrededor de este
texto. Una de las principales características de esta novela, es que Pérez-Reverte nos
presenta un repertorio brillante de personajes únicos, cuyas perspectivas y valoraciones
de la vida serán de trascendental importancia para el desarrollo y transcurso de la
historia. Uno de ellos, y es en el cual otorgaré especial atención, es Lucas Corso.

Al inicio, Corso se nos presenta como un bibliófilo empedernido; busca no solo


esclarecer los hechos del crimen (o del suicidio) del reconocido coleccionista Enrique
Taillefer, sino también averiguar la verdadera naturaleza de un manuscrito adquirido por
su compañero de tertulias, Flavio La Ponte, llamado El Vino de Anjou, el cual se presume
que sea original de Alejandro Dumas.

A partir de aquí podemos hallar varias axiologías correspondientes a la novela,


en especial en Corso. Este personaje no solo representa una personalidad inquietante,
astuta y misteriosa; sino que además trata de moverse a través de unas axiologías, aún
si eso implica romperlas, desprestigiarlas y tergiversarlas, con tal de hallar la verdad
detrás del texto. A él no le importa realmente la muerte de Taillefer, sino adquirir
reconocimiento y fama con los manuscritos de Dumas, lo que representaría una fuerte
adquisición económica. La codicia y la avaricia impregnan axiológicamente a este
personaje, degradándolo hasta cierto punto en sus visiones y, en especial, a su persona.

Corso también se puede identificar como el típico héroe novelesco por varias
razones. Además de ser el protagonista de la historia, y ser ese punto de inflexión en la
trama y los demás personajes, Corso jamás opta por el bien común de los que le rodean.
En busca del beneficio propio, Corso toma ciertas decisiones para mantener a salvo su
pellejo y sus convicciones, aún si esas decisiones involucren un accionar contundente,
maligno y miserable. En otras palabras, para Corso, el fin justifica los medios.

Corso se distingue también por mantener una estrecha amistad con Flavio La
Ponte; un personaje que comparte sus mismos gustos y visiones de mundo, y por ende,
también se halla impregnado de esos valores presentes también en Lucas Corso. Sin
embargo, La Ponte mantiene una postura más pasiva y es evidentemente menos audaz
que Corso, haciendo que sus decisiones sean menos repercusivas en torno a la novela.

Otros personajes igual de característicos y fundamentales para el desarrollo de


la novela son los excéntricos Varo Borja y Boris Balkan. Borja, un demonólogo experto,
se caracteriza por ser un personaje místico, contemplativo y ascético; su ocultismo
deambula en lo esotérico, en lo misterioso, en lo secreto. Es un coleccionista de libros
apasionado y ensimismado, el cual contrata a Lucas Corso para comprobar la
autenticidad de un libro que pudo ser escrito por el mismísimo diablo. A partir de esta
descripción, se puede dar cuenta de lo enigmático de este personaje y la relación que
sostiene con Corso, cuya correspondencia mutua será trascendental en los hechos que
sucederán después.

Por su parte, Boris Balkan, un escritor de artículos literarios ampliamente


reconocido en toda Europa, tiene su primer contacto con Lucas Corso al momento de
que este solicitó una autenticación de un manuscrito presuntamente escrito por Alejandro
Dumas. A partir de aquí se construirá una relación semi-amistosa entre Balkan y Corso,
cuyas acciones repercutirán enormemente en la trama. Balkan se caracteriza por ser un
personaje muy astuto, inteligente, perspicaz, y audaz; posee un ingenio casi comparable
con el de Corso, solo que Balkan actúa de maneras mucho menos evidentes y es más
sutil, frío y calculador al momento de ejecutar una acción en particular.

La esencia femenina también se hace presente en esta novela en forma de dos


personajes que, si bien comparten el privilegio de ser mujeres, son completamente
ambivalentes. Se trata de Lliana Taillefer e Irene Adler, personajes muy particulares en
cuanto a valores, visiones y perspectivas de mundo, cuya trascendencia en la trama será
vital para el desenvolvimiento del personaje principal, Corso.

Liana Taillefer, viuda del recién fallecido Enrique Taillefer, es reconocida por ser
una dama de toques excéntricos; viuda, cuarentona, guapa y amasadora de una gran
fortuna heredada de su esposo. A pesar de ello, es un personaje bastante dañado y
degradado pues busca someter, a toda costa y sin importar las consecuencias, a Lucas
Corso para que le regrese el libro previamente vendido por Enrique Taillefer, Las Nueve
Puertas del Reino de las Sombras.

Irene Adler, en contraposición a Liana Taillefer, es una mujer de aspecto


angelical cuyas acciones en la novela rayan en lo sobrenatural, lo mágico y lo misterioso.
De origen incierto, su propósito es ayudar, de manera incondicional, a Lucas Corso a
través de las adversidades y los conflictos que se le presenten en la travesía de hallar la
verdad tras el libro encargado por Varo Borja. Consecuencia de la frecuente amistad y
los íntimos momentos que pasan juntos, surge una relación amorosa emergente entre
esta y Lucas Corso.

Es un personaje que, en mi opinión, es bastante interesante e icónico, pues en


una novela rebosante de personajes degradados que buscan perseguir un bien individual
y personal sin importar con qué medios o encima de quiénes obtengan el beneficio
propio, Irene Adler es la excepción de la regla. Ella no busca privilegios sociales ni
restitución monetaria, sino simplemente ayudar a Corso en las oportunidades menos
esperadas. Sí; Irene Adler, así como los otros personajes, también se mueve a través de
unas axiologías, pero no para dañarlas o corromperlas, sino para optimizarlas, mejorarlas
y arreglarlas; modificarlas para bien. En otras palabras, Irene Adler no es del todo una
heroína novelesca sino, más bien, una heroína épica.
Ya para concluir, se puede afirmar que no solo El Club Dumas posee una gama
exclusiva de personajes degradados axiológicamente, sino que la esencia misma de la
novela moderna es exhibir una pequeña parte de la realidad en donde los personajes allí
presentados no son más que un reflejo de la sociedad. Lo que se expone en el libro de
Pérez-Reverte no es más que eso; un pequeño espejo reflexivo en donde los personajes
son un prototipo estereotipado de cómo se comporta realmente la sociedad donde
habitamos.

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