Las Oligarquias en Las Colonias
Las Oligarquias en Las Colonias
Las Oligarquias en Las Colonias
El período que se extiende entre marzo de 1847 hasta marzo de 1858, corresponde
según José Gil Fortoul al lapso en el que la llamada «Oligarquía Liberal» dominó el
escenario político venezolano de mediados del siglo XIX. Durante este tiempo
ocuparon la Presidencia de la República, José Tadeo Monagas (1848-1851), José
Gregorio Monagas (1851-1855) y de nuevo José Tadeo Monagas (1855-1858).
Aunque los hermanos Monagas (en especial José Tadeo Monagas durante su
primera Presidencia) tuvieron el apoyo del Partido Liberal o de prominentes
miembros del mismo, no fue este partido el que gobernó durante la denominada
Oligarquía Conservadora.
La Neocolonizacion
El neocolonialismo, es un término aplicado al fenómeno sucedido a fines del
siglo XIX que se refiere al control que ejercen los Estados hegemónicos sobre
los territorios subdesarrollados.
Potencias como Gran Bretaña, Francia, España y EE.UU extendieron sus
EL REPARTO DE AFRICA
El 15 de noviembre se cumplieron 130 años desde que, frívolamente,
representantes de 14 Estados (en su mayoría, europeos) decidieran la suerte del
continente africano en la denominada Conferencia de Berlín. De modo que en una
confortable y espaciosa sala de reuniones de la residencia oficial del canciller
alemán Otto Von Bismarck, ubicada en la calle Wilhelmstrasse, un grupo de
caballeros decidió la suerte y las fronteras de un continente de algo más de 30
millones de kilómetros cuadrados, casi del tamaño de la suma de todos los países
participantes en el evento. Ningún soberano africano fue invitado al mismo. No fue
una falla: para la época, los pueblos no europeos tenían el derecho a guardar el más
disciplinado silencio, siendo considerados los africanos como niños en el marco del
derecho europeo. Si en 1879 el 90% del continente estuvo gobernado por africanos,
en 1900, salvo una diminuta fracción, se encontraba bajo la órbita de unas pocas
metrópolis europeas.
El avance imperial sobre África por parte de siete países europeos (Francia, Gran
Bretaña, Alemania, Portugal, España, Italia y Bélgica) no fue un hecho aislado. El
imperialismo obligaba al reparto completo del globo en tiempos de la “Paz Armada”
en el Viejo Mundo, donde los caballeros deliberaban como tales mientras los
conflictos se resolvían de puerta de casa para afuera. La violencia y la ocupación se
plasmaron en regiones distantes desde antes a la convocatoria en Berlín. Por
ejemplo, en 1858 los británicos, tras reprimir un duro levantamiento popular que
llevó más de un año, anexionaron casi la totalidad del subcontinente indio al dominio
de su gloriosa Corona que formaba uno de los imperios coloniales más vastos. Los
franceses dieron pasos similares con la incorporación de Argelia en 1830 como un
departamento más de la Francia metropolitana y no se detuvieron. China por poco
sucumbe a la presión del colonialismo occidental bien a finales del siglo XIX. En
suma, el advenimiento de la centuria posterior mostró que no quedaba punto del
planeta sin repartir entre un puñado de países, los más poderosos del orbe.
Si bien el llamado a la Conferencia tuvo una pantalla formal que disimuló el apetito
voraz por repartirse el botín, las motivaciones de los países intervinientes en el
reparto fueron múltiples, pero, fueran cuales fueran estas últimas, en esta
verdadera “carrera por África” nadie quiso perder su boleto. La consigna fue que
los reclamos debían ser notificados a los demás participantes y que las zonas
ocupadas debían tener algún grado de injerencia y autoridad previa por parte del
ocupante. No obstante, Alemania rompió esta norma. Junto a Italia, Estados de
reciente creación, quisieron demostrar que pisaban fuerte en el escenario
internacional. En efecto, Bismarck, el hombre fuerte de la Conferencia y su
anfitrión, fue quien la convocó, y a cuyos gobernados les tocó la suerte de recibir
territorios apenas explorados. Los italianos tuvieron interés por Libia, la cual
ocuparon tras vencer la resistencia local en 1911, si bien fracasaron en el intento
de anexionarse Etiopía frente a una resistencia heroica, en 1896. Portugal tuvo la
idea de unir sus dos posesiones hasta el momento ocupadas en forma precaria,
Angola y Mozambique, aunque los planes británicos se interpusieron como asimismo
las intenciones de los demás partícipes en el sentido de bloquear la iniciativa de
Londres de conectar África de norte a sur por medio de la construcción de un
tendido ferroviario que uniera El Cairo con El Cabo. Además, sus adquisiciones en
África occidental fueron menos de las esperadas frente a Francia. Entre tantas de
las pretensiones boicoteadas entre los participantes, una vez más al designio inglés
de unir de punta a punta se antepuso la ambición personal del rey Leopoldo II de
Bélgica, soberano de un pequeño Estado creado hacía poco más de medio siglo y que
quiso dejar su impronta como un grande más, lográndolo.
Para concluir, lo más llamativo de todo es que este hecho, tan desgraciado para los
africanos, puesto que marcó el inicio del colonialismo por aproximadamente ocho
décadas siendo su principal consecuencia la pérdida absoluta de soberanía, en la
política europea haya sido marginal y de muy poca relevancia, además de breve en
extensión temporal. Si bien para los africanos también pudo haber resultado no
muy prolongado, no obstante incidió sobremanera. Estos son quienes todavía pagan
en muchos sentidos las consecuencias de la inequidades del colonialismo
De la oligarquía a la dictadura