Análisis de La Obra La Llaga

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viernes, 3 de septiembre de 2010

La Llaga
En ésta novela, La Llaga, escriba por Gabriel Cassacia, se narran dos historias
en un mismo ambiente: la ciudad de Areguá, con su gente, sus costumbres, sus
creencias e ideas, paraguayos que reflejan las vivencias de la época.

En cada capítulo, los personajes y situaciones se van entrelazando que dan una
esencia folklórica que transmite la simplicidad típica del hombre y la mujer
paraguaya.

Los hechos, por un lado, son el reflejo de la situación política por la que
atravesaba el Paraguay, una nación sin libertad, sin derecho a opinar o
manifestar su manera de pensar, oprimida por la represión del régimen
dictatorial capaz de hacer cualquier cosa a fin de mantenerse en el poder. Y por
otra parte, la apasionante historia de madre e hijo, quienes viven en constante
conflicto, debido al complejo de fijación que crece en la mente de Atilio hacia su
madre Constancia, conocida en el pueblo como la ¨ viuda de Cantero¨

El autor impregna de manera simbólica la situación sociopolítica del Paraguay


entre los años 1947 y 1963, creando a la vez una especie de amalgama con la
situación sociológica que protagonizan Constancia y Atilio, ya que en ella,
además de la fijación hacia su madre, habitaba también el deseo imborrable de
descubrir los motivos que llevaron al suicidio de su padre Francisco Cantero.

Atilio, un joven apático, débil, sin poder de decisión, sin una personalidad
definida, vivía con las sospechas que su padre era torturado mentalmente por su
madre y al enterarse que ella era amante de Gilberto Torres, comienza a afianzar
la hipótesis que Francisco había decidido suicidarse por la traición de
Constancia.

Gilberto Torres, profesor de un colegio y pintor de cuadros, a pesar de haber


recibido una educación universitaria, no escondía sus rasgos de campesino de
corazón. Como cualquier persona, el tenía ambiciones, y una de ellas era la de
viajar a Europa para perfeccionar su arte.

Por consiguiente, aconsejado por un amigo decide involucrarse en la revolución


que pretendía destituir del poder al General Raimundo Alsina, ya que si esto se
concretaba, le darían un cargo en el extranjero. Al poco tiempo acepta ocultar en
su casa al jefe de la revolución, el Coronel Balbuena.
Tiempo después, el odio que Atilio sentía hacia Gilberto Torres, lo lleva a revelar
el paradero del Coronel Balbuena, a sabiendas de que éste acto acarrearía el
castigo de Gilberto, separándolo definitivamente de su madre.

Tras la denuncia, Gilberto es encarcelado y días después, exiliado a la


Argentina.

Este hecho le dio a Atilio la satisfacción de tener a su madre solo para sí. No
obstante, no pudo soportar el peso de la culpa. Al poco tiempo, la mente se le
llenó de pensamientos oscuros y en un momento dado, caminando solo, bajo el
sol ardiente, se dirigió al arroyo que le traía recuerdos de su infancia, el cual
utilizaba de refugio luego de las peleas con su madre y portando el arma con el
que su padre se había quitado la vida, decide acabar con la suya también.

Estas dos historias paralelas, vinculadas entre si, destacan en ciertos aspectos
la debilidad del ser humano, la falta de amor propio que lo lleva a sumergirse en
pensamientos pesimistas, de conformismo, de sumisión, a pensar que no hay
salidas o soluciones, y lo conduce a medidas extremas como el suicidio,
olvidando como dice el autor, la fuerza profunda que está en la raíz del ser.

En conclusión resalta la humildad del hombre campesino que valora las cosas
simples de la vida, la felicidad minúscula de lo cotidiano, la posibilidad de soñar
y correr atrás de sus sueños, sobrepasando cada situación que se empeña en
privarlo de esos placeres pequeños que le brindan grandes alegrías,
recordándole que no hay tesoro más valioso que la libertad.

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