Viveros de Que Consta El Amor

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DE QU CONSTA EL AMOR?

MESTIZAJE, SEDUCCIN CARIBE Y BLANQUITUD


(Texto en construccin.
Por favor: no citar y no compartir con nadie)

Quin no tiene una pertenencia mltiple?


Mara Viveros Vigoya

De los espaoles, fue la respuesta contundente que me dio la abuelita


Ceci la que piensa que mi trabajo sobre mujeres asesinas versa sobre la
educacin de la mujer cuando le pregunt de dnde venamos. Para ella
no existe asomo de duda de que la genealoga familiar, su linaje, comienza
en algn lugar cruzando el Atlntico. Por lo tanto, es imposible cuestionar
su blanquitud y, por extensin, la ma. No obstante, quin no tiene una
pertenencia mltiple? Ciertamente, en los relatos familiares aparece un
personaje cuya vida y obra se esfumaba en el silencio. Un silencio que no
est dado por la falta de informacin o registros, sino por una conciencia
de querer extirparlo, de querer borrar toda relacin, todo vnculo con l.
Como un fantasma, el negro inmundo fue parte de lo que escuch de
nia, siempre quise preguntar y no me atrev, hasta ahora. Entonces, como
adulta, una tarde lluviosa de un diciembre no tan lejano, en Bogot, ped a
la abuelita Ceci que me contara la historia.
El hecho se remonta dos generaciones atrs, con mi bisabuela Pato.
Patrocinia, madre de Cecilia, viaj siendo muy joven y soltera a la ciudad
de Santa Marta, capital del departamento de Magdalena, en la costa caribe.
Su reumatismo le impeda vivir en clima fro y por consejo mdico decidi
migrar. Ella era blanca, de cabellos azabache y ojos miel. Yo la recuerdo
como esa viejita de cabello blanco, demasiado largo, arreglado siempre en
dos trenzas, con quien sola dormir las noches de navidad. Abuelita Pato,
la llamaba con algo de temor. No se sabe en qu tiempo, ni por cules
motivos, la bisabuela Pato se enamora de un hombre negro en Santa

Marta y se va a vivir con l. Se enamora? Si se cas o no, si alguien le


eligi esa pareja o no, si su familia estuvo de acuerdo o no, sern preguntas
que queden sin contestacin. El hecho es que ese hombre la encerr, en un
pequeo cuartucho, pues mi bisabuela, afirmaba l, era hermosa como
ninguna mujer que haya pisado esas tierras. La imagino all, confinada
bajo llave, con un vestido ligero, su cabello suelto, su piel hmeda de
sudor, su mirada perdida a travs de ese pequeo hueco que la madera del
cuartucho no pudo cerrar del todo, puedes ver la mar, abuelita Pato?
El negro inmundo: Manuel Bohrquez. Treinta y seis aos despus de
mi nacimiento y no s cuntos preguntando en silencio, la abuelita Ceci
me da un nombre: Manuel Bohrquez. Ese fue el primer esposo de la
bisabuelita Pato. Segn me cuenta la abuelita Ceci, a la bisabuela la
conden su belleza, su tez blanca. Tambin afirma que de la desafortunada
unin no quedaron hijos. Pero al pensarlo mejor, duda y no sabe a cul
semen atribuirle la gestacin de su hermano mayor. No es una historia
nica ni original; en efecto, es una de las muchas historias que constituyen
la violencia de nuestros orgenes, su complejidad, sus contradicciones, su
filigrana, sus silencios, sus olvidos aqu, en la Abya Yala. Frente a esto, se
trata, considero yo, de indagar a profundidad y desde todas sus aristas una
historia que tambin me cruza a m en tanto heredera de un proceso sociohistrico y un relato que otorga identidad llamado mestizaje: la unin de
dos cuerpos racializados y el mundo que nace de all. Porque si bien soy
identificada como blanca, tambin s que en mis orgenes, en mi
genealoga familiar, en mi linaje, el nombre de Manuel Bohrquez cuenta.
As las cosas, apelo a la historia de este fragmento de la vida de la
bisabuela Pato, porque ella permite introducir la pregunta que gua este
ltimo paso de mi caminar. Qu es el mestizaje? Con el propsito de
indagar en ello, aqu exploro la primera novela de la escritora
sanandresana Hazel Robinson Abrahams: No vive up, maan! No te rindas!
(2002/2010). All, se narra la historia de amor entre un mulato y una
inglesa blanca, a mediados del siglo XIX, en el archipilago de San
Andrs, cuando fue abolida la esclavitud en Colombia. La novela:

Narra una historia de amor que trasciende el plano individual para volverse smbolo
del mestizaje como camino y representacin colectiva de una regin. Por ello ha sido
considerada por la crtica como una novela fundacional. Cuenta historias a la manera
clsica, siguiendo un orden lineal con narrador omnisciente y una preocupacin: no
dejar que el inters del lector decaiga. El mismo ttulo de la novela es una expresin
que condensa la actitud de resistencia de los raizales: "No give up!, No te
rindas!" (Banco de la Repblica, en red. El subrayado es mo).

A Hazel Robinson Abrahams la descubr por accidente. Me encontraba en


el departamento de un amigo, quien fue el corrector de estilo de la
Biblioteca de Literatura Afrocolombiana, proyecto liderado por el Grupo
de Literatura y la Direccin de Poblaciones del Ministerio de Cultura, que
se enmarca dentro de la conmemoracin del Bicentenario de las
Independencias, en Colombia, en el ao 2010. Mi amigo tena en su poder,
como es obvio, toda la coleccin. Cuando me la mostr le pregunt si
haba una mujer en ella y me respondi: S. Entonces, tom No give up,
maan! No te rindas! con curiosidad y me quede explorndola, pues nunca
haba tenido entre mis manos una novela escrita por una mujer
afrocolombiana y menos sanandresana. Cuando la noche de copas termin
y me cercior de que mis compaeros de fiesta tenan suficiente alcohol en
sus cuerpos, deslice la novela en mi mochila y me la llev. Al fin y al cabo,
de todos ellos yo soy la especialista en literatura escrita por mujeres.
Con un estilo sencillo en su estructura: narrador omnisciente, orden
cronolgico en los acontecimientos y un tema ms que comn el amor y
sin ser una gran novela en trminos estilsticos, elijo a No give up, maan!
No te rindas! para cuestionar la opinin que la poca crtica literaria que ha
trabajado esta novela, en la regin, ha instaurado como nica: es una
novela que habla del mestizaje como camino y representacin colectiva
de una regin. La anterior afirmacin es cierta; no obstante, lo
problemtico es que al hablar de mestizaje como camino y
representacin se oculta la complejidad de ese proceso y su violencia. En
otras palabras: la novela no slo habla del mestizaje como efecto del
trfico de una mujer blanca construida desde la heterosexual hacia un
mulato, blanco y negro a la vez, convertido en smbolo de todo un

colectivo, sino que narra las complejidades y violencias que ello implica,
pero sobre todo sus contradicciones, imposibilidades y objetivos ltimos,
porque el mestizaje aqu tambin es un discurso que encumbre la difcil
relacin entre democracia racial y racismo, entre amor y violacin, entre
blanqueamiento y oscurecimiento, entre un camino posible y la
repeticin de la historia bajo otras condiciones, donde la apuesta no es por
la mezcla, sino por un blanqueamiento en otros trminos.
En efecto, con No give up, maan! No te rindas! no puedo mostrar al
mestizaje como un proceso desestructurador de la blanquitud, como su
resistencia, en una tierra que no es baja ni alta, sino que la expongo
como una estrategia intrincada para mantener el privilegio de lo blanco,
siguiendo la lgica de las novelas anteriores, pero tambin alejndose de
ella.
Mi clave de lectura aqu es que la historia de amor, que se supone instaura
el mestizaje como un nuevo comienzo, para una isla destruida por un
huracn y que se enfrenta a profundos cambios sociales dados por la
abolicin de la esclavitud y la prdida de la cosecha de algodn que da
sostn a su economa, expone la actualizacin de un discurso
decimonnico colombiano, donde el mestizaje es til como un tropo de la
nacin, pero nunca como un ideal para los cuerpos, aunque termine
implicndolos. Aqu no est en juego la gentica, sino los valores
racializados de cada pueblo y la necesidad de contar una historia diferente,
en otros trminos, sobre la colonizacin y sus secuelas, en la cual las
cualidades negativas de lo negro, en este caso en particular, se limpian,
aunque ello cueste un lvido oscurecimiento de la blanquitud. As pues,
aqu se juega una blanquitud color crema, en tanto la pureza racial y la
aspiracin a no reflejar colores es imposible, pues de todas formas, y a
diferencia de las novelas anteriores, la nacin imaginada en esta novela
concede el hecho de no somos en absoluto Europa, por lo tanto una
identidad perfecta con el tronco hispano tampoco es funcional para un
proyecto que busca unidad y el establecimiento de diferencias controlables
y jerarquizadas a la vez.

En lo que sigue, expongo mis argumentos de la siguiente manera. En el


primer apartado hablo de la autora. En el segundo aparatado contextualizo
la historia del archipilago de San Andrs y Providencia. En el tercer
apartado debato sobre el mestizaje. En el cuarto aparatado hablo de
George, el personaje mulato de la historia. En el quinto apartado hablo de
Elizabeth, la migrante inglesa de quien George se enamora. En el sexto
hablo de Hatse, la amante negra de George. En el sptimo aparatado hago
un cierre.

5.1 NO GIVE UP, GIIIRL!


Hazel Robinson Abrahams naci en San Andrs en 1935 y desde muy
joven decidi recopilar sus vivencias en la isla, pensando inicialmente que
seran un legado para sus cuatro hijos. No obstante,en 1959, cuando a raz
de unos artculos que se publicaron en el peridico El Espectador, ella
sealaque esos textos no reflejaban la realidad sanandresana, es invitada a
escribir relatos sobre cmo es realmente el archipilago:
Trabajando entonces en la Caja Agraria llegaban 60 ediciones de El Espectador,
peridico al cual estaba suscrita y me gustaba leer a Gonzalo Gonzlez GOG. En una
pregunta que los lectores hacan alguien pregunt por San Andrs y respondi muy
corto, ante lo cual me dije: oye, pero esta gente no conoce San Andrs, lo que dicen
ac no es San Andrs. No conoca ms que el nombre de El Espectador, no saba
quines eran, slo saba que era uno de los peridicos de Bogot en el que me gustaba
leer la seccin de GOG y de vez en cuando las pginas sociales. Entonces decid
escribirle al peridico y rectificar lo escrito. Aclarar que eso que haban dicho no era
San Andrs...pues imagnate que en esa poca colocaban las islas en el mapa por los
lados de Leticia, de modo que lo primero que les hice entender era dnde estaban
ubicadas las islas (Entrevista Cepsca, en red).

No obstante, una aclaracin:


Nosotros tampoco sabamos la historia nuestra; porque hablbamos un ingls
arcaico con influencia de trminos marinos y nuestros apellidos eran de
pronunciacin anglosajona y alguien en alguna ocasin nos debi declarar ingleses.
Sumado a que las iglesias protestantes con dirigentes anglos no escatimaron el trabajo

de erradicar de los esclavos y sus descendientes cualquier vestigio de su origen.


ramos descendientes de Inglaterra, porque de frica jams hablbamos. Ni el ms
negro de San Andrs hablaba de frica pues tambin se consideraba descendiente de
ingleses blancos. La historia de San Andrs, que yo tampoco saba a Leticia es una
ciudad ubicada en el extremo sur de Colombia. Es la capital del Departamento de
Amazonas y constituye un nexo comercial importante por su ubicacin limtrofe
sobre el ro Amazonas. Al estar ubicada al sur del pas, Leticia se encuentra a
kilmetros de distancia en sentido opuesto a San Andrs. A cabalidad, haba que
investigarla y as haba que hacrsela saber a El Espectador. Poco despus de eso
lleg un avin y alguien me dijo: oye, escribiste un artculo en El Espectador, pero
yo no tena ni idea de eso, solo me percat cuando vi mi nombre ah (Entrevista
Cepsca, en red).

De all surgi la columna "Meridiano 81", la cual apareci entre 1959 y


1960, unas treinta veces. En dicha columna, Hazel Robinson da a conocer,
en el continente, donde se publica el peridico, su versin de la vida de las
islas. Esto es claro en ttulos como "Los tres Livingston", "San Andrs
Holiday", "Beetle, el insecto sagrado de las islas", "Wednesday,
weddingday, Mircoles, el da de casarse en San Andrs", "Cmo se hace
una casa en San Andrs, se construye de arriba para abajo". Por otro lado,
igualmente, insina las tensiones que se desatan en esa vida cotidiana de
las islas a partir del puerto libre, que se anuncian en textos como: "San
Luis y Luisito. El afn de comprar en puerto libre", "De la goleta al avin,
pero an nos falta el servicio de energa", "Aqu debi ser el paraso. Pero
hoy se consume en el olvido", "Dnde es que queda San Andrs? En una
esquina y un cuadrito del mapa".
Desde la publicacin de su columna, Hazel Robinson Abrahams no para de
investigar y escribir sobre las islas, especialmente entre 1982 y 1983, en
Maryland, Estados Unidos, cuando se sienta a trabajar todos los das
mientras espera la llegada de sus hijos de la escuela. Para contar sus
historias, Hazel Robinson usa tcnicas y procedimientos narrativos de la
novela romntica al describir el sentimiento de los protagonistas como una
fuerza todo poderosa llena de obstculos para la consumacin de su amor,
como lo hiciera la novela latinoamericana del siglo XIX. Por otra parte,
dedicar espacios al color local, que servirn de marco referencial para

presentar a los personajes y la circunstancia social y geogrfica donde sus


obras nacen. Tambin, en su narrativa existe una pulsin por confirmar los
tres grandes mitos civilizadores en el proceso de formacin de la nacin
latinoamericana: el paisaje, el mestizaje y el hroe, "el sujeto necesario,
deseado, configurador de los grandes ideales y encarnacin,
reconocimiento e identificacin individual y superior" (Romero, 2011, p.
134).
A partir de los recuerdos de la niez, los cuentos que escuchaba a los
mayores y los relatos de los marineros, as como de datos recogidos para
sus artculos de prensa, escribe su primera novela: No give up, maan! No
te rindas! (2002/2010). Aqu, Hazel Robinson Abrahams propone una
novela ambientada en San Andrs, entre 1851 y 1852, aos en los que se
decret la libertad de los esclavos en Colombia, pero tambin corresponde
al periodo en el cual los huracanes fueron ms activos en las costas
colombianas. Y es justo con un huracn que azota la isla donde comienza
esta historia de amor, al parecer imposible, entre un mulato y una blanca:
Elizabeth, joven inglesa que llega a la isla proveniente de un naufragio, y
George, una mezcla de blanco y negro, de quien se enamora. Luego, el
final estar marcado por la orden del gobierno colombiano de liberar a los
esclavos e integrar a la isla al gobierno de la Nueva Granada.
Las historias de amor imposibles, por diferencias de raza o clase, son un
motivo reiterado en la narrativa de Hazel Robinson Abrahams. En su libro
Sailahoy! Vela a la vista! (2004), la autora presenta un detallado retrato
de la vida de los marineros de las goletas, nico medio de transporte entre
el continente y la isla. En ese contexto, surge el amor entre la hermana
Mara Jos, una monja colombiana blanca, de ojos claros, educada en
Austria y Estados Unidos, y Henley, oriundo de la isla de Providencia, de
ascendencia escocesa y norteamericana, pelirrojo y con nacionalidad
estadounidense. Sin embargo, pese a los nobles sentimientos, para los
padres de ella, l no es ms que un isleo, negro e inculto (Robinson,
2004, p.70). Pero Henley no ser el nico rechazado por la sociedad, Mara
Jos tambin vive la experiencia: en Austria me faltaba alcurnia para ser
aceptada en ciertos crculos. En Colombia tena demasiada historia y clase

detrs de mis apellidos, y con los norteamericanos mis genes indios no son
aceptados (Robinson, 2004, p.176). En El prncipe de St. Katherine
(2009), Hazel Robinson Abrahams retomar el relato que haba presentado
en su libro anterior Sailahoy! sobre la vida de un misterioso hombre
alemn que se hace llamar Henry W. Timgen, quien llega a Providencia en
1903, se instala en la isla y se desempea como mdico por casi treinta
aos. El misterioso alemn se enamora de Mary Cristina, joven partera de
San Andrs, pero su amor est prohibido no slo por la diferencia racial y
de clase, tambin porque ella est casada. sta es la nica historia de amor
que queda inconclusa en la obra de Hazel Robinson.
Por qu elegir este molde narrativo romntico hoy en da para contar una
historia? Es fcil entrever una posible justificacin latente para elegir este
cdigo inscrito en un contexto tan especfico: lo que est en juego es la
polmica sobre el colonialismo colombiano hacia el archipilago, el cual
involucra y reactiva las mismas dificultades y discusiones que suscitaba la
independencia de los pases latinoamericanos respecto a Espaa durante el
siglo XIX. Ya Doris Sommer ha demostrado cmo se fundaron las
naciones literarias, en Latinoamrica, en el siglo XIX, a travs del
romanticismo (2004). Pues bien, este intento de Hazel Robinson Abrahams
recoge esa herencia y la hace funcionar desde abajo: ya no se trata de las
elites imaginando a la comunidad imaginada, sino de las mrgenes
preguntando por su configuracin ms ntima y sus relaciones de poder
excluyentes en un contexto donde lo "negro" era todo aquello circunscrito
a la poblacin de Cartagena de Indias, pero no al territorio de ultramar.

5.2 DNDE ES QUE QUEDA SAN ANDRS? EN UNA ESQUINA Y


UN CUADRITO DEL MAPA

El archipilago de San Andrs, Providencia y Santa Catalina (nico


departamento de ultramar de Colombia) se encuentra localizado en el mar
Caribe, unos 191 kilmetros al este de Nicaragua y al noreste de Costa
Rica y 775 kilmetros al noroeste de la costa de Colombia. Los 26 km2 de
superficie de San Andrs la convierten en la isla ms grande del
archipilago. Providencia, la isla que le sigue en tamao, se encuentra a 80
km al noreste. Por su ubicacin, historia y cultura, el archipilago
comparte con otras islas del gran caribe varios rasgos decisivos para
situarlo en un marco no del todo colombiano (Valencia, 1989). De hecho,
el archipilago ha sido objeto de disputa internacional, patrocinada por
Nicaragua, con relacin a cul pas puede ejercer soberana sobre l. Hacia
1630, fue colonizada por puritanos ingleses, venidos de Jamaica, cuyos
esclavos cultivaron algodn y tabaco. Entre los siglos XVI y XVIII recibi
visitantes europeos, desde comerciantes hasta piratas, incluido el famoso
Morgan, que dej leyendas y huellas en la toponimia de las islas (la cabeza
de Morgan). En 1822, con todos sus habitantes ingleses y sus esclavos, las
islas pasaron a manos de la Nueva Granada, lo cual implic la libertad de
los esclavos. Hazel Robinson Abrahams ofrece una descripcin del
episodio abolicionista cargada de potica:
Aquella fue la tarde ms triste de la isla. Les haba llegado a los esclavos el permiso
de vivir, pero las cicatrices de la esclavitud en sus sentimientos haban llegado tan
hondas, petrificadas como el coral que formaba la isla misma, que desconocan el
sentimiento que corresponda a la noticia recibida (Robinson, 2010, p.185).

Posteriormente, en 1953, una de las islas del archipilago: San Andrs,


adquiri el estatuto de puerto libre de Colombia, es decir, obtiene estatus
de puerto y, por lo tanto, se dinamiza el intercambio comercial auspiciado
por el no cobro de impuestos en la mercanca adquirida all, transformando
al archipilago en un paraso fiscal, cultural y comercial. A partir de ah
la vida cotidiana, cultural y econmica de las islas sufre un cambio
dramtico, cuyas consecuencias son el eje principal de los debates hoy en
da:

En 1972, Nicaragua emite su primera protesta por la interpretacin desventajosa


para dicho pas que le daba Colombia al Tratado Esguerra-Brcenas, donde se
establece que la soberana sobre el archipilago es colombiana. En 1980, el
presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, denuncia dicho tratado y anuncia que llevar
el caso ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya para probar que el
archipilago corresponda a la soberana de su pas, ya que la negociacin real de
dicho acuerdo se dio entre Estados Unidos y Colombia, forzando en cierta manera a
Nicaragua a suscribir dicho tratado debido a la ocupacin militar estadounidense
sobre el pas centroamericano en aquel entonces. El 13 de diciembre de 2007, la
Corte Internacional de Justicia dict sentencia sobre las excepciones preliminares de
Colombia. En dicha resolucin, la Corte estableci que el Tratado de 1928 y el
Protocolo de 1930 eran vlidos y que por lo tanto la soberana de Colombia sobre las
islas de San Andrs, Providencia y Santa Catalina eran incuestionables, porque la
situacin haba sido resuelta. Sin embargo, la Corte estableci que en cambio s est
abierta la cuestin relativa a la soberana de los Cayos Roncador, Serrana y
Quitasueo, los cuales no estn incluidos en el Tratado de 1928, por haber estado
entonces en disputa entre Colombia y Estados Unidos y, asimismo, dej abierto el
tema sobre la delimitacin de reas marinas y submarinas entre los dos
pases (Gaviria, 2003).

Al respecto, de forma sarcstica, la autora pone en labios de uno de sus


personajes la siguiente afirmacin: Bienvenida a Henrietta. Est usted en
una isla que pertenece a la Nueva Granada, pero yo personalmente he
llegado a la conclusin de que ellos desconocen o han traspapelado su
existencia (2010, p.95). Gracias a las columnas [las escritas por Robinson
en El Espectador], el lector se entera de los hitos principales de la historia
de la isla, cuyo nombre indgena era Abacoa, probablemente descubierta
por Cristbal Coln en 1510, denominada Henrietta por los ingleses en
1619, en honor a la reina de Inglaterra. En 1929, en la vspera de Navidad,
arribaron los puritanos; en 1633 llegaron los primeros esclavos a
Providencia; en 1822 las islas pasan a la Repblica de Colombia,
incorporadas a la Provincia de Cartagena; en 1823 comienza la vinculacin
con los Estados Unidos iniciada por la firma Cotheal Bros., de Nueva
York, merced a la compra y transporte de algodn; en 1843 se establece la
Iglesia Bautista organizada por la American Baptist Board of Home
Missions; en 1853 queda abolida la esclavitud; en 1912 se aprueba el

proyecto de crear la intendencia; y en 1953, al ser declarado puerto libre,


el pas abre los ojos a la existencia de San Andrs, y con la construccin en
1956 del aeropuerto, comienza para el archipilago una actividad
desconocida hasta entonces (Castillo Mier, 2010, p.13).
De las pocas de colonizacin inglesa, el archipilago ha heredado una
arquitectura tpica de la cultura puritana, a la que hoy se suma la
construccin en cemento, un predominio del protestantismo con algunos
amagues catlicos, la presencia de ritmos musicales como el calipso y el
reggae. Junto a eso est la migracin de gente venida del continente,
adems de los turistas, y la convivencia forzada del ingls, el creole de
base inglesa y el espaol. Tras la constitucin de 1991 en Colombia, que
reconoci a las minoras tnicas y les dio impulso para defender su
autonoma y sus derechos, los habitantes del archipilago han logrado
manifestar (en peridicos, cenculos polticos, peticiones legales con miras
a defender lo que consideran sus derechos) su malestar con respecto a la
negacin de la Colombia continental de reconocer, en todo sentido, al
archipilago como parte de la "nacin", desde procesos que no
necesariamente incluyan: Paquetes tursticos o especiales televisados sobre
la isla. Y, sobre todo, re- inventar su identidad como raizales, como lo
expresa con inconformidad Hazel Robinson Abrahams:
Sinceramente los isleos empiezan a hablar de negros, de frica y de
afrodescendencia despus de la Constitucin del 91. Para nosotros lo negro no era un
color, era una condicin social que dependa del comportamiento y estado
econmico, inclusive el lugar en la jerarqua de la iglesia protestante dependa de
ello. Pero mira una cosa: los isleos, y yo no estoy de acuerdo con eso, no quisieron
denominarse afrocolombianos sino raizales. Pero qu es raizal... raizales somos
todos! Ellos no se quisieron denominar como afrocolombianos ni como afrocaribeos sino como raizales, pero t puedes ser raizal de donde sea. Ahora, puede
que lo afrocolombiano no se rechace de tajo, pero es porque les conviene (Entrevista
Cepsca, en red).

En Colombia, despus de la constitucin de 1991, es posible observar la


emergencia de identidades, muchas veces estratgicas (Fuss, 1989), usadas
por ciertos grupos minoritarios para garantizar el ejercicio de sus derechos,

entre uno de los ms importantes: la devolucin de tierras de herencia


ancestral o propiedad comunitaria. Este es el escenario propicio para la
configuracin de la discusin sobre lo afro, lo negro, lo palenque y lo
raizal, todas identidades tnicas diferentes (Arocha, 1992; Cunnin, 1999,
2002, 2003, 2004a, 2004b;Delgado, 2002; Duley, 2002; Helg, 2004;
Mosquera, 2002; Pardo y Hoffmann, 2002; Restrepo 2002, 2004a,
2004b,Wade, 1993, 1994a, 1994b,1995,2002 ). Raizal, en especfico, hace
mencin y define la cultural propia del archipilago y no se remite
necesariamente a la negritud, pues en los ltimos tiempos se ha ido
incorporando un discurso sobre lo indgena con miras a lograr mayores
posibilidades de defensa cultural frente al Estado y frente a la comunidad
internacional. As pues, raizal hace mencin a aquellas personas
originarias de las islas cuya identidad se basa en la historia,
manifestaciones culturales, lengua y genealogas propias del archipilago,
con una fuerte relacin con pueblos antillanos como Jamaica y Hait. Por
su parte, sanandresano, corresponde a un gentilicio ms amplio que
nombra a diversas personas incluyendo a los inmigrantes que han llegado a
instalarse all durante el siglo XX. De acuerdo a los datos del
Departamento Administrativo Nacional de Estadsticas de Colombia del
2012, los raizales suman 40.201 personas en el departamento conformando
el 56.98% de la poblacin total (en red).
En concordancia con lo anterior, en la actualidad, se han emprendido
varias tareas en el plano de la reconstruccin de memoria, la reivindicacin
de la identidad islea y la defensa del creole, asuntos que muy a menudo
se canalizan o se anudan en los proyectos de etnoeducacin. La literatura
empieza a jugar aqu su papel, principalmente en la forma de narraciones
orales (a veces incluso en las letras de las canciones). Ciertamente, la ms
reciente incorporacin de la isla a los relatos de nacin ocurre en el
registro literario, donde ha entrado a formar parte del canon literario
afrocolombiano. Si bien los proyectos de etnoeducacin en la isla han
luchado por fomentar la circulacin y escritura de los cuentos de Anansi y
otras narraciones orales, en creole, el resultado de estos esfuerzos,
traducidos en libros y/o materiales escolares, no circula en el continente

como material de lectura corriente. Tampoco son conocidos ni comentados


en el mbito literario los escritos de isleos o de continentales que viven
en la isla (salvo en alguna medida en la costa norte colombiana, de donde
son oriundos algunos de ellos).
Es cierto que la literatura en la isla es bastante joven. Muy probablemente
hay escritos de los primeros colonos, escritos que terminaran en
Inglaterra, Panam, Costa Rica, Nicaragua o Estados Unidos, pases que
conforman el equiltero de intercambios de la isla (o pases con los que el
archipilago ha tenido sus contactos e intercambios de todo tipo desde el
siglo XVII). Por otro lado, es sabido que muchos de los isleos escriben,
pero no publican, sino que hacen circular sus textos muy veladamente, de
mano en mano, entre amigos. Y desde 1912, ao en que se fund en la isla
el primer peridico, The Search light, han sido escritos crnicas, o poemas,
publicados en ese medio. Hay, as mismo, autores que publican sus libros
de propio bolsillo y es ste un fenmeno ms reciente. Finalmente,
tambin hay isleos fuera de la isla que empiezan a publicar.
Sea en ingls, en creole, o en espaol, es en la dcada de 1990 cuando se
empiezan a vislumbrar los libros de los isleos en la isla. Con el empuje o
la fuerza dada a las minoras, por la reforma constitucional, aparecieron en
el panorama literario colombiano tres escritores de San Andrs o de
Providencia: Lolia Pomare- Marcia Dittmann explica que los cuentos de
Anansi: Se encuentran extendidas por todo el Caribe anglfono e
incluyen toda una gama de cuentos afro-anglo-caribeos. Sin embargo,
gran parte de estas historias tienen como protagonista a la araa Anansi de
la tradicin cultural Ashanti y de otras culturas de frica Occidental.
Anansi es un personaje pequeo y astuto que casi siempre logra vencer a
sus amigos, animales ms grandes o poderosos que l, por medio de su
astucia hace trampa, miente y roba para ganarle a sus vecinos: Tigre, Mico,
Chivo y los otros animales, quienes generalmente confan en l y se dejan
enredar en sus mentiras. Solamente su hijo Takuma, una araa ms
pequea, lo conoce de verdad y no se deja engaar por l. En: http://
www.lenguasdecolombia.gov.co/bitacoras/?p=57

Myles, muy conocida en la isla como narradora oral, quien gan una beca
de creacin por el trabajo conjunto que hizo con Marcia Dittmann:
Nacimiento, vida y muerte de un sanandresano. Public tambin: Vendaval
de ilusiones. Lenito Robinson Bent, de Providencia, quien haba publicado
en 1984 el libro de cuentos: De nupcias y ausencias y otros relatos. A esto
se suma el libro de cuentos: Baha sonora (1976) de Fanny Buitrago y las
novelas: Los paamantes (1979) de Fanny Buitrago y Entre rfagas de
viento (2006) de Claudine Bancelin. Y, finalmente, Hazel Robinson
Abrahams, quien en el lapso de siete aos, entre el 2002 y el 2009, ha
publicado tres novelas.
5.3 MESTIZAJE: LA VIOLACIN ORIGINARIA
En Colombia, el mestizaje emergi durante el siglo XIX como una figura
central de la nacin. Como lo explica Arias Vanegas (2005, p.45), en
principio se podra argumentar que desde mediados del siglo XVIII la
poblacin mestiza se hizo tan numerosa que fue imposible ignorarla o
mantener un orden socio-racial rgido. Sin embargo, las cosas son mucho
ms complicadas, pues se tiende a ignorar los datos reales, como lo he
venido mostrando, y se hace una apuesta ideolgica y simblica, al punto
que lo mestizo fue ubicado en la ltima escala de la pirmide racial, en
tanto cuerpo, pero empieza a posicionarse como tropo de la nacin que, en
un movimiento doble, debe crear a su elite, pero tambin a su pueblo, para
controlarlo y entenderlo bajo una lgica de jerarquas.
As pues, como se vio en el captulo tres y cuatro, para el desarrollo
capitalista y la modernizacin del pas, se debi resemantizar las tierras
bajas y, en cierto sentido, a sus pobladores, con miras a poderlas volver
productivas y establecer comunicaciones en todo el pas. Entonces, se
celebra que:
Jafet, Sem y Chan se han dado el abrazo fraternal en el Nuevo Mundo, tendiendo a
reconstruir la unidad de la especie humana; mas no la unidad estancadora de la
uniformidad, sino esa unidad progresiva y cristiana que se traduce en este fenmeno

admirable y sublime: la armona de la diversidad! (Samper, 1861, pg.76 citado por


Arias Vanegas, 2005, p. 24)

Ahora, el mestizaje tambin fue un recurso retrico que ayud, en cierto


sentido, a limpiar el pasado colonial y afirmar lo nuevo de la nacin
frente a ste, pero de manera diferenciada. Es decir, blancos, indios y
negros colaboran en la construccin del Nuevo Mundo pero sin dejar el
lugar que ocupan. Entonces, el cuerpo de la nacin es pensado de la
siguiente manera. La cabeza la dominan quienes heredaron lo caucsico,
por ser ste un elemento espiritual; la sangre es de los indgenas, por ser
su generosidad fuente de vida y los msculos son los negros, por su
fuerza natural. En esta nacin, evidentemente, unos estn arriba, otros en
el medio y otros abajo (Samper, 1861, p.299 citado por Arias Vanegas,
2005, p.46). As pues, el mestizaje empieza a ser un exterior constitutivo
de la blanquitud que a veces es necesario y otras veces simplemente se
repudia.
En un marco de prosperidad y civilizacin, el mestizaje ayuda a imaginar a
la poblacin, a veces degenerada, pero susceptible a ser moldeada.
Una poblacin dividida en razas con una apariencia somtica similar pero,
sobre todo, con una historia moral y de civilizacin especfica, en las
cuales lo que se mezcla no es un material gentico, pues eso no exista en
la poca, sino cualidades y valores racializados, los cuales, siendo
similares a los valores blancos (laboriosidad, ilustracin, civilizacin,
moralidad), terminarn forjando las bases de la nacin. Indudablemente, en
la Abya Yala, la ideologa del mestizaje defiende la idea de que la nacin
latinoamericana encuentra su fundamento en la mezcla que se dio despus
de la poca de la ocupacin entre africanos, indgenas y europeos.
Ciertamente,
Desde Simn Bolvar, a Sarmiento, a Mart, la produccin del sueo americanista se
aliment de la idea de una nueva raza mestiza superadora, por una parte, de la
barbarie de los pueblos originarios del continente y de negros trados de frica, y
por otra, de los horrores de la colonizacin de los blancos llegados desde Europa.
Desde las guerras de independencia hasta ahora el mito del mestizaje, o encuentro de
las tres culturas la blanca, la india y la negra- se instal con tal eficacia en nuestras

instituciones que ha sido la semilla fecunda para la produccin de Latinoamrica


como paisaje natural e histrico (Espinosa, en red).

Dicha mezcla permitira, adems de aprehender los valores blancos


hechos cuerpo a travs de imgenes que relacionan cuerpos blancos con
actividades laboriosas, vigorosas, que implican movimiento, la
construccin de una comunidad cada vez ms homognea, logrando as la
ruptura de las ideas esencialistas de la identidad y, por lo tanto, la fractura
de las relaciones jerrquicas que sostienen y perpetan tales identidades:
Lo que importaba, pues, era favorecer el cruzamiento de la raza europea
con las indgenas, obteniendo as una sociedad mestiza de buen carcter:
blanca, fuerte, benigna, inteligente (Samper, 1861, p.48 citado por Arias
Vanegas, 2005, p.48) En Brasil y Mxico, esta versin se adapt muy bien,
ya sea como una propuesta de comunidad imaginada o como una forma de
defensa frente a otras naciones, como Estados Unidos, donde la mezcla
racial era un tab y el racismo contra las poblaciones negras e indgenas
notorio. As pues, celebrar el mestizaje se converta en una aseveracin de
la supuesta democracia racial latinoamericana cuya consigna sera la
defensa de la raza csmica, segn la llamara Jos Vasconcelos en 1925
(Wade, 2003).
No obstante, an se tiene el problema de lo brbaro. La barbarie fue uno
de los motivos ms importantes de la escritura decimonnica. Al parecer,
los brbaros poblaban todos los espacios de la nacin, acechaban dentro de
las ciudades como en Bogot de las nubes. En efecto, como el otro/
diferente que construye lo civilizado, el brbaro apareca por doquier.
Ahora, por medio de la escritura y de prcticas como la higiene y, en cierto
sentido, la urbanidad, lo brbaro se fue reduciendo. Tambin, como se
pens a principios del siglo XX, la tacha moral de lo brbaro podra
eliminarse parcialmente por medio de polticas eugensicas de
inmigracin, por ejemplo. En especial, naciones del cono sur, como
Colombia, Argentina, Chile, Uruguay, tienen una larga historia al respecto.
En Colombia, por los aos veinte del siglo pasado, como se rese en el
tercer captulo, se dio una discusin intelectual, entre mdicos y abogados,
que gir en torno al destino anatmico y racial de la poblacin. Laureano

Gmez (presidente desde 1950 hasta 1951), por ejemplo, tena una visin
pesimista del progreso de la nacin colombiana, a causa de sus orgenes
mestizos, y propona como nica alternativa apelar al espritu espaol
para guiar la nacin. Por su parte, Luis Lpez de Mesa (cientfico)
escriba, en su ensayo De cmo se ha formado la nacin colombiana
(1934), que los obstculos que derivaban del mestizaje podan ser
superados y que la mezcla no causaba grave perturbacin
espiritual (Wade, 1997). Sin embargo, mostraba una cara diferente en un
texto destinado a circular entre un comit especial de expertos, en el que
habl de los errores fatales que representaban algunos tipos de mezcla
racial (Wade, 2002). Despus de todo:
Lo que los pueblos originarios de Amrica y el esclavo africano estaban en
capacidad de aportar a la fusin no era, de acuerdo a esta ideologa, del mismo valor
que lo que estaba en capacidad de aportar la herencia europea. En el imaginario de las
clases dominantes e intelectuales, Amrica y frica nunca fueron algo ms que
paisaje exuberante a ser explotado por la razn. Tierra balda, desierto, territorio
amplio, abierto y disponible para la mano civilizadora, fue el icono que construy en
Argentina la ideologa independentista dominante. El dilema al que se enfrent la
razn nacionalista fue al de civilizacin o barbarie, donde siempre fue claro qu lugar
ocupaba cada herencia, y con ello, cada grupo que la compona. Si para la ideologa
del mestizaje Latinoamrica fue vista como lugar de nacimiento de una nueva raza
fusin de otras, nunca dej al mismo tiempo de proclamar la necesaria
preponderancia de los aportes europeos, considerados como superiores en muchos
aspectos. Para esta ideologa el mestizaje no fue ms que el medio para lograr la
superacin de la barbarie heredada de los pueblos originarios y africanos, y nunca fue
puesto en duda que el proyecto occidental europeo era la nica va posible para hacer
de los nuevos estados- nacin proyectos viables (Espinosa, en red).

En sintona con las palabras de Yuderkys Espinosa citadas arriba, existe


una asociacin fuerte entre el mestizaje y el racismo. Como bien lo resea
Peter Wade (2003), Stutzman lo defini en 1981 como la ideologa todo
inclusiva de la exclusin. Es decir, parece ser inclusivo y las elites
nacionalistas la representan como tal, pero en realidad es exclusiva
porque el mestizaje se entiende como un proceso mediante el cual se
eliminan paulatinamente las poblaciones negras e indgenas, mientras se

blanquea la poblacin nacional. Desde este punto de vista, el mestizaje,


como ideologa nacionalista, generalmente se mira como un proceso ms o
menos disfrazado de blanqueamiento, tanto en trminos fsicos como
culturales. Un ejemplo cmo funciona lo anterior, en mi pas, es la
eleccin, en el ao 2001, de Vanessa Mendoza como reina nacional de
belleza. Parece un ejemplo banal, pero que explica perfectamente lo
anterior.
Vanessa, oriunda de una de las regiones negras ms empobrecidas de
Colombia: Choc, y de tez oscura, fue seleccionada como la ganadora del
certamen de belleza nacional, el cual en Colombia tiene gran importancia
por la cantidad de recursos econmicos y de distincin que moviliza
(Bolvar, 2007). La prensa cubri la eleccin llamando la atencin sobre el
hecho que una mujer negra sea la representante de la belleza de un pas
que se narra blanco. Sin embargo, varios crticos del certamen hicieron
notar que la belleza de Vanessa es una belleza, por decirlo de algn modo,
blanqueada (Lobo, 2005). En efecto, los rasgos fenotpicos del cuerpo de
Vanessa respondan, en virtud de un sinnmero de operaciones plsticas
refutadas por la concursante, a un paradigma de belleza blanco: cabello
lizo, ojos claros, nariz respingada, labios delineados, delgada, etctera. La
Barbie negra la llamaron. As pues, lo que muestra esta ancdota no es
tanto que una mujer negra no pueda representar la belleza de la
colombiana sino que su diferencia racial debe ser neutralizada para
hacerlo. Vale la pena sealar que nunca, en este certamen, ha participado
una mujer indgena.
Entonces, la ideologa del mestizaje ha dado fuerza a la teora de que
detrs de la percepcin de la sociedad como producto del mestizaje existe
un fenmeno enmascarado de racismo y exclusin, pues se niega el
racismo afirmando la "democracia racial" ya que todas somos producto de
los mismos procesos de racializacin, por lo que la existencia de "razas"
distintas es un imposible (Ariel Dulitzky en Montaez,1993; Guimaraes,
1996). No obstante, y aunque este tipo de planteamiento sobre la
convivencia entre democracia racial y racismo tiene mucha fuerza, segn
los diferentes procesos de mezcla, hoy se entiende que estamos ante un

problema mucho ms complejo que el simple enmascaramiento o


exclusin disfrazada. As pues, no voy a desechar la idea del
enmascaramiento del racismo, pues la novela que analizo lo expresa en
cada palabra; en ese sentido, creo que sigue siendo un tema a discutir. Lo
que propongo aqu es usar este insumo y complejizarlo, porque el
mestizaje tiene un componente que pocas veces hace parte de la reflexin:
hablamos de un intercambio sexual que, por lo general, involucra a un
hombre blanco o ms claro y una mujer indgena o negra, enmarcado en
relaciones de dominio, heterosexualidad y poder patriarcal.
Indudablemente, al hablar de mestizaje no se puede eludir el hecho de que
tal historia slo fue posible por la "violacin originaria". S, el mestizaje
no es una historia de amor y su producto no es un "mestizo", sino un
"bastardo" (Galindo, 2013). Ciertamente, la idea romntica del encuentro
entre culturas, que deviene democracia racial, oculta la violencia sexual
de la cual nace el bastardo y que ha sido una de las verdades mejor
ignoradas cuanto ms conocida:
El relato del hombre blanco enamorado de la esclava indgena o africana, oculta la
verdad del encuentro sexual obligatorio, de la produccin de un cuerpo femenino al
servicio de la empresa colonial y patriarcal. La naturalizacin de la mujer nativa o
esclava como parte del paisaje conquistado es un efecto no slo de la razn
colonizadora sino de la razn patriarcal y heteronormativa. Es pues que ambas
razones ms que articuladas han sido parte de lo mismo, son parte de la misma trama
de dominio. No es posible pensar una sin la otra: la historia de la invasin europea a
estas tierras tambin ha sido la historia de la invasin del cuerpo violable de las
mujeres originarias (Espinosa, en red).

George, el protagonista de la novela, quien no tiene un apellido, es


producto de estos intercambios sexuales violentos. Hijo de una mujer
muda, esclava, trada de frica, quien antes de llegar a la isla era
mantenida en una goleta para el servicio sexual del capitn y sus amigos y
que queda embarazada a causa de una de las mltiples violaciones
ocurridas en esa embarcacin, perpetrada esta vez por el cocinero blanco
de la misma:

Cun lejos estaban ya los ltimos gritos que, segn tante, se escucharon por das
durante la travesa [...] Cuando el massa Richard Bennet y l abordaron la goleta para
el viaje a Henrietta [San Andrs], el capitn ofreci a massa su camarote. Cuando l
fue a dejar el bal, la vio por primera vez. Acurrucada en una esquina de la cabina
dando gritos como en serie y ni siquiera se volte para mirarlo. Cualquier da dej de
gritar. Y en ms de treinta aos no ha vuelto a gritar. Ni siquiera grit durante el parto
de anduboy [George]; resisti sin una lgrima un parto de tres das con sus noches;
como haban resistido todos ellos este otro parto de la isla, en que casi todos se
quedan igual que ella: mudos del miedo (Robinson, 2010, p. 81-82. El subrayado es
mo).

George es un bastardo cuyo destino es aumentar en cinco por ao los


esclavos de la plantacin. Asociado ms con lo negro, George funciona
como smbolo de la violacin originaria: Sabes, George, cuando tomas
aire de sabio, te detesto. No lo olvides nunca. No eres ms que nosotros.
Despus de todo, solo la mitad de tu semilla es nuestra (Robinson, p.85).
Ciertamente, George puede ubicarse en mejores lugares para movilizar
relaciones de poder, pues es un hombre mitad blanco y como tal hace parte
de los innumerable arreglos a los que llegaron los colonizadores y los
colonizados para articular los diferentes patriarcados, sacando
colonizadores y colonizados ventaja de ello (Paredes, 2010). Si, No give
up, maan! No te rindas! es una novela fundacional que habla del
mestizaje como camino, entonces es posible deducir que la figura
masculina originaria es George. En Colombia, el padre de la nacin es
Simn Bolvar, un caballero moreno, pero representado como blanco, que
naci en Caracas, en un potrero lleno de vacas, las unas gordas, las otras
flacas y las otras llenas de garrapatas (canto popular). Bolvar es un
hombre letrado a quien, segn Gabriel Garca Mrquez, en su novela El
general en su laberinto (1989), se le ampollaba la cola al no estar
acostumbrado a cabalgar (Garzn, 2014). Pese a ello, es un hroe. Qu
tipo de relato de nacin se puede construir desde George? Es un relato
que viene desde abajo? Y ese desde abajo incluye hacer parte de un
entronque patriarcal? En tanto hombre con ciertos privilegios, pues su
parte blanca sigue siendo parte de l, qu juego de poder y resistencia se

puede entablar? Y el abandono a Hatse, su amante negra, cmo se puede


interpretar?
Elizabeth Mayson, joven inglesa de quien se enamora George, en cambio,
es hija de una madre espaola y un padre ingls, cuya unin legal
constituye una institucin: el matrimonio. No afirmo que dentro del
matrimonio no exista la violacin, digo que en el caso de Elizabeth no hay
indicios de que ella sea producto de la violencia y al estar inscrita en la
institucin es una hija legtima. Si No give up, maan! No te rindas! es una
novela fundacional que habla del mestizaje como camino, entonces es
posible deducir que la figura femenina originaria es Elizabeth. En
Colombia no es usual reconocer a alguna figura femenina como la
Malinche (aunque s existe una figura indgena representativa de la
resistencia: La cacica Gaitana, indgena Timan) o una Mama grande de
origen afro (como en Venezuela segn lo describe en su narrativa Teresa de
la Parra). En cambio, y como contrapeso, si tenemos una memoria muy
fuerte de Manuelita Senz, pero siempre bajo la sombra del libertador,
como la "libertadora del libertador": una mujer blanca, de clase alta,
casada y, bueno, obstinada y con ansias de libertad, pero siempre definida
por lo que hizo o dej de hacer con respecto a la vida de Simn Bolvar.
Puede ser Elizabeth una Manuelita? Y si es as, cul es su relacin con
Hatse, la amante negra abandonada por George, en el relato de nacin?
Por qu Elizabeth no conoce a Hatse? Y si lo hiciera, no sera posible
excluir a George e intentar un mestizaje lsbico, una nacin no
heterosexual?
5.5 ANDUBOY: SIN CUENTOS QUE CONTAR
El encuentro salvaje del cielo y la mar, maldiciones en una lengua que slo
ellos entienden, era un mes de octubre de algn ao hace ya varios siglos,
durante semanas haba prevalecido ese tiempo opresivo y caliente que
destruy la cosecha de algodn, pero ahora todo empeoraba. La choza, una
representacin de ese calabozo donde la mayora de ellas y ellos arribaron
en cautiverio, vol por los cielos y les oblig a buscar refugio, junto a
cerdos y gallinas, debajo de la casa grande. Ben, el esclavo jefe, nunca

antes en sus treinta y cinco aos en el caribe haba visto desatar la furia de
la naturaleza. Es el huracn que representa el fin de una poca y el
principio de otra:
El viento les silbaba alrededor, y para ellos era el intento del monstruo en su afn de
sacarlos de su nica guarida. Eran como las seis y treinta de la tarde pero estaban en
medio de una oscuridad completa, que agravaba la situacin. Ben, el esclavo jefe, con
el miedo que senta por lo que estaba ocurriendo, decidi hacer un conteo para saber
si todos haban logrado escapar. Elevando la voz por encima del ruido de los rboles
al caer, de los silbidos del viento, de la cada del torrencial aguacero, grit el nmero
1 y los dems siguieron respondiendo hasta completar el nmero 47. Todos estaban
ah, completos y aparentemente seguros por el momento (Robinson, 2010, p. 40).

George, quien posibilita esa transformacin, no obstante, no est ah. Su


refugio ha sido la iglesia, junto al reverendo Joseph, quien hace las veces
de padre, y tante Friday, la empleada de servicio de la Misin y nica
mujer negra que cuenta con el privilegio de salvaguardar su vida all. Esta
imagen, con la cual inicia la novela, anticipa lo que es la vida de George:
ni negro, ni blanco, ni mestizo, sino anduboy, expresin creole para
designar a los "sin hogar":
El anduboy era un hombre sin tribu; no era de los blancos y tampoco de los negros.
Buscaba a Hatse, pero no haban engendrado hijos. l sospechaba la razn. Haba dos
caminos para andar en la vida de George: uno oscuro y amargo, el otro prohibido y
desconocido Los que haban llegado al mundo como l llegaban sin cuentos que
contar (Robinson, 2010, p.60).

S, en una isla, ms crcel que casa, donde habitan cinco plantadores de


algodn acompaados tres de ellos por sus esposas blancas, doscientos
esclavos entre negros trados de frica y otros nacidos en el nuevo
territorio y un reverendo, George no vive como negro, pero tampoco
como blanco. Tiene privilegios, pero tambin restricciones. George es
criado por el reverendo del lugar, por lo tanto, es educado casi como un
blanco: sabe leer y toca el piano. Pero tambin participa de las
celebraciones negras, cotidianamente est entre los esclavos y ha asumido
varias de sus tradiciones:

Y t, George, cmo aprendiste a hablar como ellos [los negros]?


Lo mismo que aprend a respirar.
Bah! dijo Birmington. George vivi con ellos nicamente hasta los diez aos,
pero se pierde diariamente entre ellos, y lejos de corregirlos, los imita (Robinson,
2010, p.106)

Desde lo blanco, George es una semilla de disidencia que puede llevar a


una sublevacin de los esclavos, pues est de acuerdo con su liberacin y,
alguna manera, la promueve entre ellos. Desde lo negro, George es un
traidor, pues cuenta con privilegios que ellos no tienen. Para George no
existe problema en su deambular, aunque el mismo causa siempre la
desconfianza de la comunidad negra y el recelo de los blancos. Pero pese a
esta doble camino, George es consiente que est ms cerca de lo negro,
representado por una madre violada que se establece en la isla rechazando
el logos del padre y reemplazndolo con la cancin silenciosa de la
madre, y ms lejos de lo blanco, representado por un padre violador que
se va en una goleta. Por lo tanto, y pese a su rebelda y ganas de defender
su igualdad y libertad, no deja de ser un esclavo: uno que sabe leer y tocar
piano, ostentando valores blancos, pero que fuera de la proteccin del
reverendo correr la misma suerte que cualquier negro:
-George, t te consideras negro?
-No- y aadi sonriendo-, segn ellos yo soy and
-Y qu significa ese nombre?
-Eso lo aprendieron de los indios de la costa de Talamanca, es una madera roja, muy
dura y un pjaro africano americanizado. Elizabeth: yo estoy muy a gusto y en paz
con mi mezcla, he asimilado las costumbres blancas, pero tambin he hecho con
lagunas tradiciones negras. Podra convivir con cualquiera de los grupos, pero ellos
no saben, no han descubierto la forma de aceptarme.
-Y cmo te sientes respecto a tu rechazo?
-No es exactamente un rechazo de parte de los negros, es un sentimiento de traicin.
Me divierte que se preocupen ellos.
-Y los blancos? Qu crees que sienten ellos?
-Desprecio, consecuencia de su ignorancia o ms bien estupidez, de su falsa
seguridad (Robinson, 2010, p.154)

Aqu, evidentemente, lo negro no se refiere a un color de piel, ni a un


linaje o una sangre, sino como bien lo afirm la propia Hazel Robinson
Abrahams a una condicin social, unos valores, un capital econmico:
Para nosotros lo negro no era un color, era una condicin social que
dependa del comportamiento y estado econmico, inclusive el lugar en la
jerarqua de la iglesia protestante dependa de ello (en red). En
consecuencia, no hablamos de un fenotipo convertido en raza, sino de una
ubicacin social producto del proceso histrico de ocupacin transformada
en raza, en donde se busca marcar, matizar, reinterpretar una diferencia
heredada. As pues, la negritud de George parece ser una metfora de su
origen y su consecuente lugar en la sociedad, pues ella no est del todo
presente en su fsico: un hombre fuerte, joven, atractivo, de tez morena, de
buenos modales, altanero y deseoso de cambio quien, segn lo expresa
Elizabeth, puede ser representado como blanco si no se ha visto su piel:
Bueno dijo ella con una mezcla de impulso de juventud y naturalidad infantil, en
las pocas ocasiones en que escuch su voz, mientras estaba en la habitacin, lo asoci
automticamente con un hombre blanco.
No se necesita valor para escuchar lo que pensaste y tampoco implica estrechez de
imaginacin; denota sinceridad de tu parte para expresarlo y madurez para
comprenderlo. No te preocupes por eso, pensaste como los ciegos. Como sabes, para
ellos todos somos del mismo color dijo George con amplia sonrisa y mirndola
fijamente. Y aadi:
Y segn el reverendo Birmington, para Dios tambin. Aunque yo, de este ltimo, no
estoy muy seguro []" (Robinson, 2010, p.92).

Entonces, la existencia de George cuestiona el estatus de lo negro y


muestra su relevancia en los proceso de mestizaje, pues el negro no
desapareci con la abolicin de la esclavitud y la independencia. Si bien
es cierto que las lgicas de pertenencia poltica y de ciudadana
prevalecieron sobre las lgicas de (auto)identificacin racial a principio
del siglo XIX, este cambio solo es una de las numerosas transformaciones
del estatuto del negro (Cunin, 2010), que se mueve entre la
estigmatizacin (Fanon, 1952) y fascinacin (Lhamon, 1998), hacia l y
hacia las otras, como lo expresa la novela.

Desde la estigmatizacin, George mantiene una relacin amorosa con


Hatse, durante ms de quince aos, pero no se establece ni la deja preada,
pues no tiene deseo de procrear ms esclavos, puesto que sus hijos no
tendran ya su estatus de mulato, sino seran catalogados como saltatrs,
es decir, sufriran un proceso de oscurecimiento a consecuencia de Hatse.
Proceso slo funcional para mantener la relacin poblacin-amo, como el
nico propsito secular que importa, terminando la primera fase de
expansin de Europa occidental en la Abya Yala (Wynter, 1990). Hatse
entonces representa el pasado, pero tambin la posibilidad del uso del
cuerpo de la esclava. En efecto, como han mostrado diferentes autoras,
para el caso de la Abya Yala pero tambin de frica (Viveros, 2013;
McClintock, 1995), las mujeres negras son percibidas como sexualmente
disponibles, como objetos sexuales por excelencia, lo cual no se desliga
del grado de esclavitud. Indudablemente, la esclavitud no slo fue un
sistema de trabajo forzado, sino tambin una organizacin social y una
dispositivo de disciplinamiento de clase y raza (Viveros, 2008). Las
mujeres negras han sido vctimas del doble aspecto, sexual y conyugal, del
estereotipo que existe sobre ellas y que es complementario del de "violador
negro" (Davis, 2004), con la idea de un desenfreno sexual natural que
nunca implica vnculos afectivos de mayor duracin como lo propone el
matrimonio. De hecho, en la novela, Hatse, la amante de George, slo
aparece en la narracin cuando ste decide romper su relacin con ella,
para iniciar una con Elizabeth.
Por el contrario, desde la fascinacin, George encuentra a Elizabeth bella e
inteligente, una par suya: pero ms ciego fui yo, si te contara que a pesar
de cargarte por ms de dos horas, tenerte casi de compaera de habitacin
por diez das y escuchar las descripciones de tante, pens que eras una
mujer vieja, arrugada, incapaz de despertar ms que un fingido respeto y
odiosa como las otras tres que tenemos en la isla (Robinson, 2010, p.93).
En efecto, George nunca haba visto a una blanca joven en su vida.
Elizabeth, por su parte, lo encuentra ms que atractivo y llega a
obsesionarse con l:

Ella de reojo lo segua observando, y se preguntaba qu tena este hombre que la


inquietaba. S, no poda negar que haba fuerza, compasin, inteligencia, ternura y
determinacin en sus ojos que la intrigaban. Lo mir al bajar de la verja y lo observ
sin recato a todo l, desde la punta de la nariz bien dibujada, el contorno de su boca
tan atrevida en la forma como en las palabras. No pudo evitar una sonrisa a sus
observaciones. l pareca ajeno completamente a ella, hasta olvidarse por completo
que ella estaba ah (Robinson, 2010, p.114).

Bajo estas circunstancias, nace el romance, aunque George siempre se


muestra inseguro y se pregunta si no estar deslumbrado por una mujer
bella y blanca o tal vez se engaa a s mismo y lo que siente es lstima por
una desamparada. Claro, el romance debe estar de por medio en esta
unin, de otra manera el imaginario del "violador negro" recaera sobre l
necesariamente, porque aunque a veces pasa por blanco frente a los
negros, frente a los blancos George es ms un negro y un negro que se
acerca a una blanca es un potencial violador. Ciertamente, cuando los
hombres blancos de la isla se interesan por Elizabeth y la descubren joven
y hermosa, la nombran como: la mxima tentacin al santo y al negro y
leen la intenciones de George como la bsqueda de sexo ertico,
pecaminoso y prohibido, pues no pueden concebir que una mujer blanca y
hermosa se enamore del hijo de una esclava. Junto a George, Elizabeth
corre peligro. No obstante, sin lugar a dudas, y as titube todo el tiempo,
George tiene una ventaja blanca: puede acceder a una mujer negra (Hatse)
y tambin a una mujer blanca (Elizabeth). Indudablemente, George ha
estado con Hatse porque las condiciones lo han llevado a mantener esa
relacin, pero ama a Elizabeth y el amor se impone sobre la costumbre o,
sea mejor decir, el uso del cuerpo de Hatse.
Ahora bien, como lo muestra Mara Viveros (2008), en el caso de las
parejas estables compuestas por un hombre negro y una mujer blanca se
presume siempre la existencia del lazo amatorio, pues la eleccin de pareja
se funda en la lgica del don, en trminos de Gayle Rubin (1985), y no
de inters, ya que la mujer blanca, al unirse con un hombre negro, pierde
estatus, se devala socialmente y moralmente al romper el tab sobre el
mestizaje. Por tal motivo siempre existe la incertidumbre:

No pongo en duda tus sentimientos hacia Elizabeth, te felicito. Es la mujer que


cualquiera de nosotros tomara como esposa. Pero es sincera? Cmo ser Elizabeth
cuando las ilusiones, la novedad, lo desconocido, tomen el camino del recuerdo?
Encontrars en ella la compaera que buscas? Muy poco ha sido mi trato con ella, es
verdad... pero me da la impresin de ser una mujer dominante y muy independiente, y
quin sabe si su indiferencia respecto a tu origen sea para disfrazar algn plan. Ten
cuidado, George, te aconsejo permitir que ella tenga la oportunidad de escoger, debes
dejar abierta la posibilidad de que retorne a su mundo. Si decide quedarse, que sea
libre de toda influencia o presin de tu parte (Robinson, 2010, p.179).

Y s, al unirse a George Elizabeth queda devaluada en la comunidad de


colonizadores y es aislada de la misma, por ello frente al embate del
segundo huracn que golpea la isla, ella debe refugiarse en una cueva y no
en iglesia, como era natural. Aqu juega otro elemento: Elizabeth no
encuentra en la isla un hombre blanco que pueda ser su pareja, bien porque
ellos ya estn unidos a otras mujeres o bien porque son muy mayores o
bien porque no se comparten visiones de la vida. Con George hay una
lgica del don, pero tambin de la compensacin. George gana estatus,
al fin y al cabo, la "nia ngel" se enamora de l y decide quedarse en la
isla sin importar que l no tenga medios econmicos para sostener la
relacin, que l no tenga tierra donde construir una casa y que l no tenga
un apellido que la ligue a un linaje. Y Elizabeth gana al hombre ms
sobresaliente de la isla por su fsico, educacin y juventud.
Elizabeth, completamente indignada, logr decir calmadamente.
No es de su incumbencia mi vida privada, Mr. Chapman, pero si de veras quiere
saber qu opino de George, con quien he compartido muchos das y horas muy gratas,
es un caballero seguro de sus decisiones, fuerte, sincero y muy buen mozo.
Harry la miraba incrdulo mientras deca:
Un negro que te utilizar como peldao, como instrumento para sus propsitos,
pero qu no te has dado cuenta de lo que se propone ese negro?
Harry Chapman, no he descubierto en George ninguna mezquindad, lo cual no sera
extrao con el ejemplo reinante, pero me he dado cuenta, eso s, del espritu sin
caridad que usted hered y los sentimientos perversos que exhibe a toda
hora (Robinson, 2010, p.183).

No obstante, George duda todo el tiempo frente a la posibilidad de elegir a


Elizabeth como pareja, pues no estoy preparado para la crtica de los
negros (Robinson, 2010, p.176). Y, claro, todava existe un nudo
dramtico en la historia: Es mentira que la isla de Henrietta base su
economa y, por lo tanto, su sobrevivencia al comercio de algodn o cocos.
Henrietta vive de las riquezas que traen consigo las goletas encalladas. As
pues, la historia que marc la isla de piratera y robo no termina con la
ocupacin inglesa. Cuando los esclavos gritan: Vela a la vista!, la
esperanza de un porvenir mejor aparece. En consecuencia, la tragedia de
unos es la suerte de otros. Elizabeth, como nica sobreviviente, es la
heredera legtima de las riquezas de su goleta, pero ella no las acepta. En
ese sentido, George no se beneficiara de la tragedia de Elizabeth. Sin
embargo, Elizabeth, en tanto nia ngel, es ya una mercanca preciosa y
deseable, como se ver ms adelante, por la promesa que encarna su
cuerpo, tal y como les pas a Dora, Catalina y Beatriz, en Diciembre
llegaban las brisas. Aqu el don que permite hacer de Elizabeth un
objeto de trfico, bajo lgica de la heterosexualidad como sistema poltica
disfrazada de amor romntico, funciona de nuevo, pues George logra usar
a Elizabeth como objeto de intercambio matrimonial sellando un contrato
con los que sern los nuevos colonizadores de la isla: los criollos
ilustrados.
Con esto, y sumado a que al final de la novela la esclavitud se prohbe, el
mundo de George se abre hacia toda posibilidad: ahora puede hacerse a un
terreno, sembrar con las semillas que puede comprar con el nico dinero
que Elizabeth reclam y llevar su apellido. Si la negritud de George est
dada, en gran medida, por la posicin social que ocupaba en la isla es
posible preguntar si George se "blanquea" al unirse a Elizabeth y considero
que la respuesta es positiva, puesto que de anduboy, George se transforma
en George Mayson: un hombre libre que ha cambiado de situacin de
esclavo a dueo de una pequea plantacin. Elizabeth es un buen negocio,
sin duda.

5.6 ELIZABETH O LA PROMESA DE LO IRREALIZABLE


Es un huracn, como ninguno otro que haya azotado a la isla. El futuro
econmico est en juego, pues los campos de algodn han sido devastados.
La nica opcin es reconstruir la isla y sembrar coco, la oferta de un mejor
futuro. Seran siete aos de espera para recoger los primeros frutos. Pero,
en una isla desolada por el encuentro del cielo y el mar, es posible
aguardar tanto tiempo? Existe otra posibilidad: el huracn ha trado
consigo esa posibilidad: Massa Bennet, manda decir massa Mosses:
muertos. Cien (Robinson, 2010, p.55). Es un milagro que Elizabeth, la
nia ngel, quien se embarc en la goleta accidentada en busca de una
mejor vida, haya sobrevivido:
A la entrada de la baha, a pocos pasos del lugar donde haba vomitado su preciosa
carga, la nave yaca sobre un costado con la popa dirigida a un frustrado rumbo al sur.
Nada en ella indicaba que pudo haber navegado alguna vez. Tena el aspecto de haber
sido puesta cuidadosamente ah, como elemento decorativo del escenario, como todo
a su alrededor (Robinson, 2010, p.64)

George es quien encuentra ese cuerpo yaciente, en medio de las ruinas y lo


lleva a la Misin. En un principio, George no se percata de la belleza de
esa mujer, ni de su juventud, ni de su blancura. Tampoco le interesa, la
cree una muy similar a las otras blancas que habitan la isla: mujeres al
servicio de una empresa imperial que, de todas formas, les dota de
privilegios a cambio de entregar su vida a la isla. Ellas quieren escapar,
navegar hacia el continente, pero no pueden. El miedo a que sus maridos
se acuesten con negras les puede ms y, sin embargo, es un hecho en ese
juego de concubinaje y matrimonios, son ellas las que han perdido la
partida mucho tiempo atrs, porque la infidelidad no es el problema, el
problema son los frutos de esa infidelidad y el hecho de que el hombre
tiene la posibilidad de mezclarse sin poner en peligro su estatus social ni
su vida domstica; en cambio, la mujer que se mezcla en estas relaciones
corre el riesgo de verse desprestigiada, de perder su honor y de tener el
madresolterismo como nica opcin (McClintock, 1995):

La noticia cay como un latigazo de esclavo.


Pero es blanca deca la mujer de Hoag Cmo se te ocurre aprobar un matrimonio
con ese negro, con ese esclavo?
Las tres mujeres estaban histricas. Emma, la mujer de Hoag, deca:
Es porque no tienes hijos, ni los tendrs; por eso no te importa sentar ese precedente
en la isla: unir a una blanca con ese bastardo, con ese hijo de nadie. Nadie sabe cul
de las hijas de perra de la goleta lo engendr, pero tiene que estar loco,
Bennet (Robinson, 2010, p.210).

No obstante, pese a ello, como Gala Urbina, en Bogot de las nubes, estas
mujeres prefieren la muerte al abandono de sus maridos y lo que ellos
representan, porque una cosa es cierta: en esta novela ser blanco es bueno.
Indisputablemente, en una isla donde se persigue desesperadamente el
desarrollo econmico como nico garante de la vida all, lo blanco,
representando por sus habitantes ingleses, implica progreso. Un progreso
de hombres, porque son los nicos dueos de la tierra, ya que ellos
asumieron la aventura de colonizar y se quedaron all, varados, atrapados,
encerrados, atados a la vana ilusin de poder prosperar a punta de algodn,
cuando son los piratas los nicos que asoman sus narices por all. Sus
mujeres llegaron despus, slo tres de ellas se quedaron. Tal vez, y pese a
tener sus bales listos para zarpar en cualquier momento, el hbito es ms
fuerte, tal vez reciben algn tipo de privilegio o ganancia, tal vez la vida en
la isla no es tan mala, tal vez siguen afincadas en la idea de que el
matrimonio heterosexual es el nico destino. Ninguna de ellas es madre.
Elizabeth llega a esta isla como un personaje completamente extrao, pese
a venir de la misma regin de los colonos blancos. Ninguna curiosidad
despierta en las esposas de los plantadores ni en ellos mismos, hasta el
momento en que circula el rumor sobre su belleza:
George, quien se encontraba leyendo en la bodega, cerr los ojos cuando recibi el
mensaje. Se levant dispuesto a explicar a tante por milsima vez que no le gustaba
su forma de gritar su nombre cuando lo necesitaba. Camin hasta la casa, entr en el
comedor y la sala y luego el balcn en busca de la anciana; la encontr al lado de la
criatura ms bella de cuantas le haban descrito los libros ledos. Y pensar que l
aceptaba como exageracin y fantasa de los autores la descripcin de tanta belleza!

Elizabeth era una mujer de una juventud que l no haba conocido en una blanca. Y
tante tena razn, pareca un ngel (Robinson, 2010, p. 91)

Elizabeth es la "nia ngel", la criatura ms bella de toda la isla. Extranjera


rica, sobreviviente de un naufragio, virtual migrante-colonizadora de
Inglaterra que, venida de Europa, no quiere regresar a ella y, como el
propio huracn, turbia el orden de la isla con su belleza, con su libertad y
con sus opiniones. Al no aceptar ni la esclavitud ni la discriminacin por el
color de la piel, al criticar la doble moral y su falta de caridad y tolerancia,
decide permanecer en la isla, en busca de una vida mejor. Elizabeth
empieza a ser visible y deseada, bajo la luz del progreso, cuando se
descubre en ella la posibilidad de la maternidad. La cuestin biopolitica es
sencilla: Y si se puebla a la isla con una mujer joven, blanca y hermosa?
En suma, mientras se aguarda por la cosecha de cocos se puede repoblar la
isla no con gentes que han llegado, sino con personas que han nacido all.
Lo que no slo garantiza la blanquitud de la poblacin de lite, sino la
posibilidad de ejercer el derecho de propiedad de un territorio que a todas
luces va a reclamar el nuevo gobierno de la Nueva Granada.
Elizabeth encarna la apuesta por lo blanco, la cual se organiza en una
lgica triangular. El vrtice de lo blanco, como se ha dicho, est asociado
con el poder, la riqueza, la civilizacin, la creacin, las buenas maneras y,
en contextos coloniales, con la reproduccin. Elizabeth puede ser madre,
adems es hermosa, una "nia ngel", y para colmo ha heredado todo lo
que se logr salvar de la zozobra de su nave. Los otros dos vrtices, lo
indgena y lo negro, son vistos como primitivos y dependientes. Sus
estructuras familiares, se dice, son "anormales", pues estn compuestas por
padres irresponsables, borrachos y ausentes. Sus idiomas y prcticas
culturales son inteligibles y pertenecen al mundo demoniaco. Estas
imgenes son una consecuencia del hecho de que el orden racial triangular
presentado se superpone a un orden de clase que, empezando con el
colonialismo, la esclavitud y la explotacin de mano indgena, ha
estructurado la raza de esta manera jerrquica (Mendoza, 2002).

En ese sentido, es crucial que lo blanco est a la cabeza. La jerarqua es


fundamental no slo para el respectivo ordenamiento de lo blanco, lo
negro y lo indgena, sino tambin para el mismo proceso de mestizaje.
Objetivamente, en esta novela, el mestizaje es un proceso de
oscurecimiento como de blanqueamiento, pero la jerarqua real que
interviene en l significa que los movimientos de mayor valor son los que
avanzan hacia arriba, lejos de lo indgena o lo negro. El mestizaje toma
connotaciones morales importantes: no es un simple movimiento neutral,
sino jerrquico. As pues, el valor potencial del blanqueamiento parece ser
evidente por s mismo. Si se va a reconstruir la isla despus del huracn, la
participacin activa de Elizabeth es fundamental.
No obstante, los planes de Elizabeth son otros. Ella no desea regresar al
continente, pero tampoco desea perpetuar la hegemona de lo blanco.
Elizabeth no desea ser la "madre" de la nacin. Cuando decide casarse con
George, que no es otra cosa que consumir sexualmente su amor, Elizabeth
se transforma en la promesa de lo irrealizable:
George inclin su cabeza hasta la espesa cabellera y sigui sin decir nada.
George?
Qu?
Quieres casarte conmigo?
Se qued atnito. La pregunta que no se haba atrevido a repetir la haba hecho ella,
en el estrecho cubculo del campanario a ms de seiscientos pies sobre el nivel del
mar, a donde no llegaba ms que el romper lejano y constante de las olas en los
arrecifes y el lamento de los esclavos en las plantaciones de Hoag (Robinson, 2010,
p. 189).

Una vez ms, la blanquitud es posible solo como aspiracin, pues si


George se blanquea, Elizabeth se oscurece. Ahora, las mujeres blancas
pueden saltarse normas de gnero y autorizarse comportamientos
excntricos con un interlocutor devaluado socialmente. Obviamente,
este tipo de atraccin sexual de las mujeres blancas frente a hombres
negros supone la construccin de un imaginario sexual sobre la base de
una dominacin social especfica (Viveros, 2008). Establecer una relacin

ertica afectiva cuando se es blanca con un hombre subordinado es,


tambin, ejercer el privilegio de lo blanco. Elizabeth lo hace, desde su
ingenuidad. El primer encuentro de George con Elizabeth es narrado desde
el estereotipo del romanticismo ms rampln: l la halla casi muerta en los
restos de la nave que naufraga, la toma en brazos y, haciendo un camino
imposible por estar lleno de obstculos, la lleva hasta la casa parroquial,
mientras ella esconde su rostro entre el cuerpo de l y deja desvanecer su
cuerpo: Cuando la alz la sinti completamente desgonzada en sus
brazos, sin el menor lamento o gemido, y su nica seal de vida, su nico
movimiento fue esconder su rostro entre el antebrazo y el cuerpo de
George (Robinson, 2010, p. 74).
Como he dicho ya, George no percibe la belleza de la "nia ngel" en un
principio, pero ella si recuerda sus brazos fuertes. Los brazos que le
devolvieron la vida. La seduccin caribe se ha hecho presente y tiene
efectos. Es el tinte del romanticismo, pero impregnado por la sexualidad.
Elizabeth desea a George y su deseo para ser el "natural" por un hombre
lleno de atributos, joven y fsicamente muy atractivo. Es una exotizacin
erotizante. Una vez ms, la blanca construyendo su fetiche que, aqu, no
supone repudio sino distancia y miedo (quin es ese hombre?) y cercana
y deseo (amor): tratando de no dejarse conocer, sinti miedo de lo
descubierto
Elizabeth llega a ser consciente de su "oscurecimiento", en el momento en
que pierde los vnculos con los blancos, se asla, retorna a ellos de manera
diferente y, en cierto punto, adopta los requerimientos de gnero del
entorno de elite, pero a su manera: no se casa pero se nombra como
casada, por ejemplo. Juega a un extraamiento, pero tambin
necesariamente a un reconocimiento. Elizabeth tiene que vivir de forma
ambivalente para poder ser en el escenario del intercambio racial que
produce ansiedad entre los blancos, pero tambin en George. Ciertamente,
aqu, Elizabeth no slo pierde estatus social sino prestigio como mujer,
pues su relacin con George la inviste de connotaciones sexuales
indeseables para una mujer blanca como, por ejemplo, aquella que tiene

relaciones sexuales sin casarse, como Elizabeth lo hace: "esa se revuelca


con cualquiera", se suele decir:
Esto es una locura, qu opinar el reverendo Birmington?
Sin (Pecado!)
Ella nada dijo, pero George fue de nuevo en su busca y mantenindola con la espalda
hacia l, baj la cabeza para acariciarla mientras deca:
La nave ha entrado felizmente y pronto tendremos espectadores en casa. Ella
sonri y busc de nuevo sus labios. Cuando la solt para que entrara en su habitacin,
le dijo:
De algo estoy seguro, hay que cambiar el nombre que tante Toa te ha dado... y
devolviendo la ltima caricia de Elizabeth, dijo:
Nia diabla, vete a dormir, si puedes (Robinson, 2010, p.127).

Sin embargo, al mismo tiempo, esta unin puede representar una


posibilidad para desencajar las representaciones que han connotado su
sexualidad como, justamente, mujer blanca: "esa se revuelca con
cualquiera porque le da la gana". No obstante, la pregunta eterna, siempre
ser: por qu con un negro? Tal vez porque su mpetu rebelde la lleva a
oscurecerse, echando a perder su blancura y convirtindose, de este modo,
en la promesa de lo irrealizable: Nosotros iniciaremos en la isla una
sociedad capaz de distinguir algo ms de lo que mira. George, estoy
completamente feliz con el mundo que me ayudaste a descubrir, por el
respeto que nos profesamos, la sublime visin que sueo que ser la vida a
tu lado en esta isla (Robinson, 2010, p. 197).

5.7 LO QUE DEBEMOS A HATSE


A todos ellos que en una poca llegaron a contra su voluntad a estas islas y se fueron
sin poder contar su historia
Hazel Robinson Abrahams

Hatse es una mujer negra, de la misma edad de George, ha sido su amante


durante diez aos, pero l nunca quiso formalizar esa unin a travs de un
matrimonio, ni siquiera cuando el supuesto padre de ella se la ha dado
como su propiedad:
Quiero saber por qu abandonaste a Hatse por la mujer blanca.
George no demostr sorpresa por la pregunta. Con toda calma respondi: Primero
quiero saber yo por qu te crees t con derecho a preguntarme eso, Ben. Acaso
Hatse es tu hija? No tienes que responder, la respuesta la he sabido siempre, pero si
de veras crees tener derecho a la pregunta, Hatse y yo hemos hecho lo mismo que
todos ustedes hacen cuando piensan que no existe razn para estar unidos, vivir en la
misma choza. Adems, ustedes nunca me vieron como nada distinto a un hbrido, un
and, a pesar de todo lo que hice para sacarlos de su ignorancia. Ben, ella acept la
separacin, incluso creo que la estaba preparando.
Pero yo te la entregu, ella es tuya deca el viejo con nfasis.
No, Ben, nadie posee a otro ser humano, no ser ni quiero esclavos. Ben, t me
entiendes, hemos reconocido que ya no existe la razn que nos uni, que se ha ido y
no resucitar (Robinson, 2010, p.207).

No obstante, para Hatse, como para los dems, George es un extrao,


aunque representa la posibilidad de salir de una vida como esclava que no
se describe en la novela. De hecho, aunque hay un captulo titulado:
Hatse de ella no sabemos nada ms all que es una gran bailarina, tiene
alrededor de veinticinco aos y posiblemente es hija del esclavo lder Ben:
La anciana se sent y a la mitad del crculo sali una mujer joven, alta, encima de su
cabeza llevaba un bulto y repiti con lujo de detalles los mismos pasos, recibiendo
una ovacin unnime de los congregados. George no miraba, aquella espigada figura
era Hatse: la mujer con quien haba compartido quince aos de su vida. Ms esta

noche, con Elizabeth recostada inocentemente y confiada contra su cuerpo


acomodada por la cintura por sus brazos, y ella confirmando el placer del
acercamiento con sus brazos encima de los de l, sus dedos entrelazados un poco
tensos; aquella mujer con sus movimientos a veces sensuales, pareca una extraa,
ajena a sus sentimientos, y sinti pena, mucha pena (Robinson, 2010, p.156).

Cuando George la abandona, se afirma que, por orgullo, ella solo


responde: tratar de dar ms de m al prximo para que no vuelva suceder
esto. A diferencia de las palabras de George, en la novela no hay ningn
indicio de que Hatse haya pensado en la posibilidad de terminar la relacin
o que sienta que ya no hay razn para estar unidos. Es ms, se deduce que
Hatse conoce de la existencia de Elizabeth, pero nada opina al respecto.
Hatse es puro silencio y cuando se habla sobre ella con relacin a George
siempre lo hace una tercera persona, por lo que no es nunca su versin. En
efecto, las mujeres negras parecen estar programadas para definirse en
funcin de las exigencias de los hombres y para competir entre ellas, as
que si George decide abandonar a Hatse, a ella slo le queda obedecer el
abandono en silencio y pensar que vendr otro ms que tampoco le va a
garantizar nada.
Y aqu vale la pena retomar la pregunta que plantea Aim Csaire, y que es
retomada por Sylvia Winter (1990), sobre la ausencia ms importante de
todas, aquella de la mujer de Calibn, en la Tempestad. En ninguna parte
de la obra de Shakespeare y en su sistema de fabricacin de imagen, que
puede ser esencial en el surgimiento de la primera forma de un sistema
mundial secular, nuestro sistema mundial occidental actual, aparece la
compaera de Calibn como alternativa al modelo ertico-sexual de deseo
como fuente alternativa de un sistema alternativo de significados. Si no
ms bien, all en la isla del Nuevo Mundo, Miranda, de cabello liso y
labios finos, est canonizada como el objeto de deseo, como el cuerpo
potencial de un mudo superior de vida humana, aquella de buena
naturaleza. As pues, la falta de deseo de Calibn por su propia
compaera, sugiere una funcin bsica de la pirmide social de la
colonialidad, es decir, Miranda representa el futuro, lo deseable, otras

mujeres simplemente son un pasado que no se puede limpiar y que no


tiene que ver con lo humano.
En efecto, en el sistema mundo moderno las hembras racializadas como
seres inferiores pasaron de ser concebidas como animales a ser concebidas
como smiles de mujer en tantas versiones de mujer como fueron
necesarias para los procesos del capitalismo global. Por tanto, la violacin
heterosexual de mujeres indias o de esclavas africanas coexisti con el
concubinato como, as tambin, con la imposicin del entendimiento
heterosexual de las relaciones de gnero entre los colonizados. Sin
embargo, recordemos que Lugones han dejado en claro que el estatus de
las mujeres blancas no se extendi a las mujeres colonizadas an cuando
estas ltimas fueron convertidas en smiles de las mujeres blancas
burguesas (Lugones, 2008, p.23). Smil evidente cuando uno de los
hombres blancos de la isla interroga a Elizabeth, ubicndola en el mismo
lugar de Hatse en trminos de la competencia por el amor de George. Un
lugar que, por supuesto, no es horizontal, sino vertical en tanto para
Elizabeth la pregunta es irrelevante:
Elizabeth, conoces a la que fue mujer de George?
No respondi ella indiferente.
No te da lstima dejarla sin su hombre?
No creo en la esclavitud de los hombres, ni en el trabajo ni en el amor y supongo
que ella tampoco, con mayor razn (Robinson, 2010, p.183).

Entonces, si Elizabeth decidi quedarse en una isla sin futuro y


recolonizada por la Nueva Granada, George sube de estatus y se vuelve
propietario y dueo de su destino, pero Hatse, qu modificacin radical
sufri su existencia con la llegada de la nia ngel a la isla? Podr en
algn momento por lo menos convertirse en un real smil de Elizabeth?
De dnde saca Elizabeth que Hatse no cree en la esclavitud? Elizabeth
habla por Hatse? Es evidente que como afirma Robinson al principio de la
novela hablando de los esclavos, Hatse naci en la isla y tal vez la
abandone sin poder contar su historia.

En efecto, Hatse pasa, literalmente, de moverse en la danza a moverse para


desplazarse fuera de la mirada de George. Ese es el final de su historia.
Qu significa ese borrarse? Al igual que para muchas mujeres blancas de
las historias que he tejido aqu, a Hatse la apuesta por la blanquitud
tambin le cuesta la vida, pues aunque no la extingue corporalmente si la
borra del relato y con ello de la historia de nacin que la novela propone.
Entonces, mientras Elizabeth triunfa en el amor, Hatse es un fantasma: no
se ve, pero sin su presencia nada en esta historia sera posible, pues su
esclavitud, su sufrimiento, su silencio son la condicin de posibilidad de
Elizabeth y una extensin de la triste vida de la madre de George y de la
sirvienta tante. No obstante, es falso que Elizabeth se libere. Si se mira
bien, como afirma Lorde (1984), como mujer blanca, no ser libre
mientras otra mujer no lo sea, aun cuando sus grilletes sean muy diferentes
a los suyos propios. As, ninguna mujer ser libre mientras otra
permanezca encadenada: Ni tampoco lo es ninguna de vosotras (p.48)
Siguiendo esta lgica, Elizabeth no es libre pues sobre su libertad pesa la
esclavitud de Hatse, su condicin de posibilidad como blanca libertaria es
la negra esclava. Al final, slo resta volver a reiterar esa pregunta a la cual
debemos responder: cmo ha sido posible hacer surgir una bella historia
de amor de semejante horror? (Espinosa, en red).

5.8 UN FINAL MESTIZO?


En un momento donde se pregunta por la configuracin de la nacin,
naciente siglo XIX, lo mestizo privilegiado fue aquello que estuvo siempre
ms cerca de lo claro, una versin de elite del mestizaje (Viveros, 2013).
Por lo tanto, al mismo tiempo que se intenta una mediacin democrtica en
la mezcla, se da un intento de blanqueamiento de la nacin. Es a lo que me
refera cuando hablaba de la convivencia del mito de la democracia racial
y el racismo: "las ideas acerca de la nacionalidad y mezcla de razas tienen
entonces dos caras. Una, democrtica, que encubre la diferencia,
pretendiendo que sta no existe. La otra, jerrquica, que realza la
diferencia, pretendiendo privilegiar lo blanco" (Wade, 2007: 50). En este

sentido, como escenario que articula democracia racial y racismo, el


mestizaje difcilmente puede devenir en una versin subalterna o radical de
ese mismo proceso que logren separarse de las versiones hegemnicas de
lo blanco, pero tambin de lo negro y lo indgena. Ciertamente, aqu quien
habla es George o Elizabeth, aquellas que pudieron dar otra versin estn
mudas, como la madre de George, no hablan como Hatse o hablan un
lenguaje ininteligible como Friday la esclava al servicio del prroco.
Ahora, vale la pena pensar que todo proceso de blanqueamiento es un
proceso de ennegrecimiento, lo que en ltimas vuelve a comprometer la
materializacin del blanqueamiento. As, entonces, el "mito del mestizaje",
como lo llama Breny Mendoza (2004), opera de una manera extraa y
ambivalente: por un lado, niega la mezcla, pero por el otro, la aora.
Ciertamente, todo proceso de mestizaje en busca de blanqueamiento
tambin es un proceso de mestizaje que oscurece y viceversa (Wade,
1997). Por lo tanto, aqu no se debe limitar a la pregunta sobre qu gana
George con su blanqueamiento, sino que puede ganar tambin Elizabeth
con su oscurecimiento y cmo esta historia de amor no slo encubre la
difcil relacin entre el mestizaje como camino de todo un colectivo y
racismo, sino de violaciones y bastardas. Por ello, yo no hablo de
mestizaje sino de bastarda y no veo en la historia de amor una historia de
amor sino de blanqueamiento, donde se hace una operacin de
recolonizacin, en otros trminos, para consolidar un privilegio blanco que
ya no viene de los ingleses, sino que en el ahora de la novela, de los
criollos de la Nueva Granada.
En efecto, cuando George y Elizabeth hacen pblica su relacin y decisin
de contraer matrimonio, se escucha el grito de: "Sail ahoy!" !Vela a la
vista!, dando cuenta de la llegada de una nave, con veinte esclavos libres
y tres funcionarios de la Nueva Granada, entre quienes viene el nuevo
prefecto del archipilago, para declarar la libertad de los esclavos y tomar
posesin de las islas. Esa nave, piensan los opositores del amor entre
George y Elizabeth, es la posibilidad de mantener las cosas en la isla como
siempre han sido porque all pueden encerrar a Elizabeth y devolverla al

continente y, sin embargo, la nave, al igual que el huracn y la siembra de


cocos, representan el fin de una era, de un orden, de una sociedad.
Elizabeth, la nica que entiende el espaol, traduce los mandatos del
nuevo gobierno y toma un lugar como secretaria. Por su parte, Birmington,
el cura, para quien la abolicin de la esclavitud supone el quiebre de todo
en lo que cree y para quien si no es una vida al estilo europeo, con valores
europeos, entonces no es vida, sube las escaleras del campanario de su
iglesia, hace sonar las campanas que nunca se haban escuchado replicar y
se deja caer, para morir diciendo lo que siempre le dice su empleada negra,
Friday: "No give up!", como dicindose a s mismo que su mpetu
colonizar no se puede rendir, pese a su muerte. As, nos enfrentamos a una
historia en la que se develan tres sociedades la blanca, la negra y la
mestiza y dos proyectos de nacin distintos la de los colonos y la de los
esclavos libertos, el de los cocos o el del algodn en una regin donde se
anhelaba libertad y prosperidad, la cual al encontrarse en el agua no
pertenece ni a las tierras altas ni a las tierras bajas.
Ahora bien, transformacin no es sinnimo de bienestar. La novela,
aunque termina afirmando que la "verdad" triunf, no deja clara a cul
verdad se refiere: al definitivo blanqueamiento de George, al
oscurecimiento de Elizabeth, la posibilidad de una sociedad mestiza
equitativa o simplemente a la imposibilidad de todo ello:
Porque, por definicin, cualquier blanqueamiento debe ser tambin un
oscurecimiento, y si el oscurecimiento es evitado por gente ms clara discriminando
contra el ms oscuro, entonces es imposible algn progreso final hacia una nacin
totalmente mestiza, y menos an es posible una nacin mestiza blanqueada. Esta
posibilidad de ver en un discurso nacionalista sobre la mezcla de razas tanto una
glorificacin de lo mezclado como una discriminacin contra negros e indgenas es
una caracterstica de la existencia contradictoria del mestizaje y la discriminacin en
la sociedad colombiana (Wade, 2007, p.51).

Claro, Elizabeth se ennegrece al verse seducida por George y aunque sea


una traidora no deja de ser un objeto de deseo, en tanto "nia ngel", y un
botn de guerra, en tanto naufraga, en una isla cuya sobrevivencia

econmica depende de las pocas riquezas que les brinda esa baha
engaosa donde suelen encallar los barcos. Elizabeth, a diferencia de todas
las dems mujeres de mi historia, s tiene la capacidad de perpetuar la
blanquitud. Una blanquitud que olvida cuales fueron las circunstancias del
engendramiento de George (violacin de la esclava por el hombre blanco)
y cules son las consecuencias para Hatee de su abandono. No cabe duda
que aqu, la liberacin de Elizabeth, representada en asumir una vida
independiente, implica la esclavitud de Hatse, quien no tiene otra
posibilidad de vida que la que ha tenido siempre, slo que ahora lo debe
asumir sola.
Desafortunadamente, mi bisabuelita Pato, aunque escap del gobierno
del negro inmundo, no tuvo la misma suerte de Elizabeth. Ella regres a
las tierras altas y empez otra vida con un nuevo marido. Si fue feliz, si
cuando al salir de aquella choza de madera donde fue encerrada se sinti
libre, si la reconfort ver la grandeza de la mar, son preguntas que hasta
ahora me hago y que, como muchas de las cuestiones sugeridas a lo largo
de este recorrido, tal vez no tengan respuesta. Ahora que s que mi abuelita
Ceci est por partir, me reconforta el hecho que por efectos de la prdida
de memoria propia de su edad, o tal vez como una de las muchas formas
de resistencia que ha hecho funcionar en su vida, ha dejado de hablar del
negro inmundo y empieza hablar de mi negrito lindo, para referirse a
ese nio que lleva el sol en su cuerpo y vino a curar lo que el Prozac no
pudo, ese mismo que no lleva nombre de cristiano al haber sido nombrado
desde el quechua, ese mismo del que no entiende por qu siendo su madre
y su padre tan blancos l sali negrito. Ese nio que tal vez, slo tal vez,
lleg a reconciliarnos a muchas con la vida y que tambin es mi negrito
lindo, mi rey sol, Inti.

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