Mujer, He Ahí A Tu Hijo
Mujer, He Ahí A Tu Hijo
Mujer, He Ahí A Tu Hijo
circunstancia les confiere su valor más alto. En efecto, el evangelista, después de las
expresiones de Jesús a su madre, añade un inciso significativo: "sabiendo Jesús que
ya todo estaba cumplido" (Jn 19, 28), como si quisiera subrayar que había culminado
su sacrificio al encomendar su madre a Juan y, en él, a todos los hombres, de los que
ella se convierte en Madre en la obra de la salvación.
Con miras a esa misión, a la Madre se le pide el sacrificio, para ella muy doloroso, de
aceptar la muerte de su Unigénito. Las palabras de Jesús: "Mujer, he ahí a tu hijo",
permiten a María intuir la nueva relación materna que prolongaría y ampliaría la
anterior. Su "sí" a ese proyecto constituye, por consiguiente, una aceptación del
sacrificio de Cristo, que ella generosamente acoge, adhiriéndose a la voluntad divina.
Aunque en el designio de Dios la maternidad de María estaba destinada desde el
inicio a extenderse a toda la humanidad, sólo en el Calvario, en virtud del sacrificio de
Cristo, se manifiesta en su dimensión universal.
Las palabras de Jesús: "He ahí a tu hijo", realizan lo que expresan, constituyendo a
María madre de Juan y de todos los discípulos destinados a recibir el don de la gracia
divina.
Ojalá que cada uno de nosotros, precisamente por esta maternidad universal concreta
de María, reconozca plenamente en ella a su madre, encomendándose con confianza a
su amor materno.
http://catholic-church.org/iglesia/maria/textos/970423.htm 2/3
21/5/2018 «Mujer, he ahí a tu hijo»
http://catholic-church.org/iglesia/maria/textos/970423.htm 3/3