Presa de Vajont

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Año CXII JU L l O 1964 Núm.

2'191

MEDITACIONES SOBRE LA CATASTROFE DEL


VAIONT
Con /crenci a pro,urn ciad a, el J ia 24 Je abril de 1964. en el Ce11 tro Je
Estudíc>s J-f¡J,·ogri.íficos Je la Direcáón Gmua l de Obras H ulrá ulica s

Por JOSE M:' VALDES Y DlAZ-CANEJA


Dr. Ingeniero de Cominos, Canales y ?uortos. Presidente
de lo Asesoría Geo16gico de\,,; bros Públicos.

S, · t ru11scTilw a w11t :,wacicin h1 co11fa<'11cia e¡ ,u· e! auu» ¡1ron •111cieí d r/iu 21 el ·


([ÍJril ult inio, rn el Centro d« l:.studios l/idrogrúficos. de· la Dir,·cci<Í11 Cenera! de·
()Jm1s Hidráulicas, sohrc d tema mcncunuulc: La irsciu: de acucila catástrofe se·
luuc más cic a C()II I'! recuerdo ele 1111a risita ant criot a la /J1'1'Sll !] cem los ;ugnso . .
cmucnt aríos sobre 1111(1 sC'ric de i11t1Tc'sa11tisinws fotogmfías obtcnulas en clisti11/as
t:JJPcas. Del cst ud u, coniunto clc·ducc el c<l11fcn·11ciw1/l' c·n11s,·cw·11cius /r1111scc·11clt'l1-
us <'11 cuanto al conociuurn t» prci.i» cid terreno y a la anwi11icr1 rcl(l<'itÍ11 cut n
las fa . . ·1·s <i<' 1111a olnu. E11 rl uul ic: <f¡· mcdit ucinncs 1¡11r· d caso .,·11ginc. s, destaca
la 'i!'!' dcsarrol!a cs/1ulim1do. co11 caráct cr g1·11cTal. d /c·111a di: las l'l's¡w11sal1ilicl<l<l<'s.
la cid fu/uro dl's/ino cid Cí'glulo 1'11il1<1ls<' y la 'l'"' sig11ifirn cs¡)(lra11::.a <l,· 'i'!!' rstu
,.,.,1 de· f tu nsiriun 1¡11<· riri11w.,· s<·a ¡mílo,!!,o <fr 1/11 ¡1orrr·11ir brill aut,'

l. Prólogo.

Han transen rrido varios meses desde que la catástrofe del \ - aiont titió de luto
los ak•gres cielos de Italia v sus ecos. saltando ,·c'l'tiginosamente todas las fronte-
ras, res'onaron con fuerza en. el corazón y en la concie~cia de cp1ic11es sentimos corno
propias las desgracias ele los demás.
\luy si11gularrne11te, tuvo aquel hecho fortísima repercusión en el campo profr-
sional y todos los que. ele más cerca o de más lejos. estamos dedicados al proble-
ma hidráulico o al geológico, nos hemos sentido dircctamcn te afectados por un s11·
ceso que desborda los linderos de la escala normal :· aparece con insólitas caructc-
risticas.
En el tiempo transcurrido, desde aquel fatídico 9 de octubre. se ha completa-
do. hasta ci erto punto. la información, se han depurado noticias y datos, se ha se-
renado el juicio y, sin embargo, quizá es aún pronto para elaborar una historia
crítica, bien fundamentada, ele lo ocurrido v. sobre todo. para formular conclusio-
nes definitivas.

·• 1· l. l O t 1) 6 ./
Pero no es el silencio el mejor aliado de la verdad. Creernos más prudent. i:-
desbrozando el camino, asentar, con la exactitud posible, las bases comprobadas lt·'.
suceso, con datos numéricos contrastados, dibujar las líneas generales del pan( ·a.
ma y plantear los términos <lel problema en forma objetiva, procurando no ir 1 .ú,
all[t de lo c1uc pueda razonahlernentc esperarse que no tenga rectificación.
Por otra parte. demorar más cualquier estudio ele este caso, significaría qu.1;;
aplazar con exceso la ocasión <1ue los desastres históricos prestan, de vez en ve; ;:
la enseñanza de la vida profesional.
El haber consegnido disponer de unas interesantes fotografías, de toda solv. n-
cía, que muestran, con bastante detalle, el proceso de lo ocurrido, es uno de los 11 :u-
tivos determinantes para la redacción del presente trabajo, cuya línea principal s.r.. el
comentario sohre los citados documentos gráficos, hien expresivos, y deducir de su
examen algunas consecuencias, que quizú puedan contribuir a conocer mejor el
desarrollo del lamentable acontecimiento.

II. Ligera reseña de la obra.

El valle del Vaiont se desarrolla en el ámbito de rocas secundarias, cretácica-


y jurásicas, c011 un gran predominio del material calcáreo. La garganta del estrecho
propiamente dicho, se ubre c11 una gran formación del Dogger. J urásico medio. en
bancos casi horizontales, de regular potencia ~- mu:' tectomizaclos.
Inferionnentc. en el substratum de toda la zona, se encuentra el Lías, en ban-
cos delgados de caliza gris, alternando con capas e.le marga rojiza.
Por encima. en cambio, predominan las formaciones titánicas del Jura superior
con estratos ele muy poca potencia, rojizos y blancos, hojosos, entre los que abun
dan in tcrcalaciones arcillosas.
En todos estos terrenos, se acusan destacados efectos de disolución, que produ
cen oquedades, despegues de estratos :', en junto, condiciones propicias a la degra
elación de la roca.
Sobre los tramos jurásicos, e11 la parte más alta de la ladera, aparecen los ere
tácicos; el inferior, con estratos blancos ele roca caliza :· el superior, representad
por el tramo senonense, con bancos ele margas que alternan con otros de caliza rojiz
Todas estas formaciones abundan en materiales arcillosos, va e11 entre lecho
ya rellenando, total o parcialmente, grietas y díaclasas que rompen la continuidad d
la roca y crean en ella circunstancias propicias al deslizamiento relativo.
Hay que agregar a tal carácter, la facilidad que presenta el terreno para la im
bibición, a través de las grietas y fisuras originadas por los esfuerzos tectónicos, o p
acciones mecánicas independientes, y tambien corno último resultado del proceso
disolución de las arcillas, margas y calizas que integran el conjunto.
En representación de los terrenos modernos, se encuentran los restos de morr
nas glaciares que después, en los corrimientos, aparecieron mezclados, con profusión
entre los derrubios procedentes de formaciones antiguas.
En un trabajo anterior, escrito a los pocos días de haber ocurrido la catástrr
del Vaiont (1), dimos una primera referencia del suceso, con los datos numéricos q
en aquella fecha se pudieron reunir, y expusimos algunas consideraciones que l
vahan a resultados no improvisados, no nuevos, puesto que nos confirmaban en tr
rías y enseñanzas mantenidas desde hace muchos años.
830 REFISTA DE OBRAS PUBLIC.~
Aunque no Y ..unos a repetir aquí datos :· cifras ya conocidos, ni relatos plurales
que no alteran la esencia del problema, sí parece conveniente recordar algunos nú-
meros, algunas características que sirvan de rápidas pinceladas como bosquejo del
cuadro, para fijar los términos del caso Y su ambiente inicial.
Se trata. como es sabido, de una presa bóveda de 262 metros de altura, que for-
ma parte del sistema hidroeléctrico del río Pian', perteneciente a la Sociedad Adriá-
tica de Electricidad. La garganta del torrente Vuíont, afluente de aquel río, por su
margen izquierda, es una escotadura impresionante, por la que el torrente se despe-
ña y cine se quiso aprovechar como lugar adecuado para crear un em balso de cie-
rre económico, que habriu de realizarse con una presa ele gran altura, ya que, aun así. el
vaso que se consiguiera no disponía de amplias dimensiones horizontales.
La mencionada abertura, en la que se encaja la gran presa, tiene disposición
algo irregular que ohligó a cierta disimetría en la obra, hábilmente compensada, apa-
reciendo todo aquel conjunto montañoso cruzado por sistemas ele planos ele fractura
que determinan la existencia de grandes bloques interdcpendientes.
El proyecto :· el cálculo de la presa se realizaron con gran meticulosidad, po-
niernlo en ello la ciencia de los mejores ing<'nicrns italianos ~- la experiencia de los
más acreditados laborutorios.
Sucesivamente. se fueron comprolumdo diversos modelos, que comenzaron con
altura de 190 metros, en un estudio efectuado en 19-10, para ir incrementándose des-
pués aquélla. hasta que en 1957, se aceptó la sección de fin itiva, ya con la al tura
actual de :26:2 metros.
Al alcanzar a la cota que corresponde a esa altura, el vaso que la presa cerra- ba
resultaba excesivo para la posible aportación de agua ele la cuenca propia del to- rrente
Vaiont, que allí sólo miele 62 kilómetros cuadrados y, por otra parte, ht con- ducción
de agua procedente del embalse de Pieve di Cadore, en el río Piave, pieza esencial del
complejo hidroeléctrico, cruza aquel torrente a cota mucho más baja qne la de
máximo embalse así originado: tocio lo cual motivó que para obtener el me- jor rendimiento
de este último. se recurriera a dotarlo con nuevas aportaciones de agua, las ele los
torren tes \ lae :· Boite, afluentes del Piave por su margen derecha.
Fueron también estas obras de gran envergadura, baste advertir, que para lograr
un embalse de 10 millones de metros cúbicos en el Mue, se construyó en 1956 la pre-
sa bóveda de Pontesei, ele 9:3 metros de altura y que en el arroyo Boite se obtuvo un
embalse de solamente un millón y medio de metros cúbicos con la presa bóveda de
Vodo, de 42 metros, construida en 1960.
La presa del Vaiont se construyó entre los años 19.57 y 1960~ y, aparte de su al-
tura, es de gran interés señalar que el muro tiene un espesor mínimo de 3,40 m. y
un máximo de 22,11 m., mientras el desarrollo de la coronación mide 190 m. y su
cuerda 158 m.
El volumen útil conseguido en el embalse era de unos 1.50 millones de metros
cúbicos.
Aspecto muy importante en todas las presas de· embalse, es el de conocer los
medios de que están dotadas para evacuar las aguas de las crecidas.
La presa del Vaiont, para tales efectos, dispone de los elementos siguientes:
Un vertedero de superficie, sobre la coronación de la presa, formado por 16 va-

(1) Lecciones de una gran tragedia. "Diario Y:1." de los días 1 y 3 de noviembre de 1963.

831
11os de lámina libre, de 6,60 m. de luz cada uno: un puente sobre este vertedero
mata la presa. cuya coronación queda así 3 metros por encima de la máxima e
de embalse. Por ese vertedero, con la altura de 1,60 m., para la lámina de agu:1
puede evacuar un caudal de 3.S.S metros cúbicos por segundo,
El desagüe ele fondo, situado en la ladera izquierda. con la solera ele su co
puerta a .::;1 metros de altura sobre la hase ele la presa, puede evacuar 80 metros
oicos por segundo, a plena Cén-ga.
Dos desagües intermedios, a distintas alturas. provistos cada uno de dos compu
tas, son capaces. con máximo embalse. para caudales de 1:32 y ()9 metros cúh
por segundo, rcspcct ivamente.
Todo ello. además de las tomas de agtn para la central hidroeléctrica.
La presa está, pues, bien dotada de mecanismos de desagúe para un embalse
sus características.
Prescindiendo del vertedero de superficie que, en el momento en que el eml
desciende 1,60 metros, desde su máximo, ya no puede funcionar, los tres desagües
carga mencionados suman una capacidad máxima de evacuación de 280 metros
hícos por segundo, lo que significa una posibilidad de aligerarnie11to máximo del
balse de unos 2-1 millones de metros cúbicos en un día.
Como nota típica ele esta presa de altura extraordinaria, anotaremos que e
desagües de carga a que nos hemos referido antes. la velocidad de salida del
puede llegar a 5:3 metros por segundo en el desagüe intermedio y a 63 en el de fo
En la presa del Vaiont, existía una completísima red de instrumentos de me y
de control, cn;:as observaciones (más de 500 diarias en 300 aparatos) se cent zaban
en un despacho, preciosamente dispuesto para esa trascendental misión d coger
con sensibilidad extraordinaria: cuantas noticias podían ser de interés e vida de
la presa.

III. Recuerdo ele una visita a la presa.

De todas las grandes obras del Norte de Italia. excepcional muestrario de


y depurada técnica, quizá la que más atraía al protesional, e11 los interesantís
· recorridos hechos con ocasión del VII Cortgreso Internacional de Grandes Presas
le hrado en Roma, en el verano de 196), era la famosa presa del Vaiont, por su ra
record, por la arrogante esbeltez de su perfil, por el prestigio de sus autores.
Todo ello, acuciaba a nuestro ánimo cuando emprendíamos, desde el pinto
pueblo de Longai-one, hoy sumido en el dolor, la impresionante ascensión hac
embalse, por el camino que se abría difícil paso en aquellos ásperos paredone
roca caliza, profunda brecha, cerrada por la presa y que, sobre cornisas estric
a veces atacando en túnel, escalaba con ágil trayectoria.
Una vez arriba, sentimos la emoción de haber culminado la visita a un monu
to ejemplar y nos dispusimos a saciar nuestra profesional inquietud acerca de aq
obra cumbre.
Nos sorprendió ver que el embalse estaba aparentemente casi vacío, a uno
metros por debajo de su cota máxima, conteniendo apenas el diez por ciento
volumen total, y nos sorprendió más aún e1 saber que se había vaciado a cau
que, al llenarse por primera vez, se produjo un fuerte corrimiento en la. lade
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- -- • - - • •
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••r -
quierda. cayendo al embalse una masa .u cillosa de uno o dos millones de metros cú-
la coronación de la presa SL' upreciaha pcrfcctamcutc, a po-
'ricos. En efecto, desde
cos centenares de metros de distancia. la traza lllll' el dcslizamie n lo había ,lej,tdo.
La preocupación que este accidente produjo en el (mimo ele los tl'cn icos. estaba
acentuada por la experiencia de un corrimiento anúlogo. sucedido no mucho tiempo
antes. en el cercano embalse del \ lae, .Y el cual había oriv~iuaclo fuerte onda dl' re-

Rujo que hizo verter una lámina de agua de varios metros de espesor sobre la co-
ronación ele la presa, también bóveda, de 9:3 metros de altura.
Por otra parte, el estudio de b ladera del vaso del \ 'aiout. hacía temer un nuc-
vo clesprendirnien to de la masa l}lll' todavia amenazaba y que estimaban los tccuicox
podría lanzar aún sobre el embalse hasta :20 o :3~1 millones de metros cúhicos mus.
Todo esto. impuso la adopción ele precauciones, la limitación del cmhnl«: :· la
mayor insistencia en el estudio del problema que. al pareeer de modo iusospccha-
do, levantaba serio obstáculo ante la 1101 mal explotación dl' una ohm de relieve ta:1
singular.
Esta enojosa circunstancia hizo que entonces nuestra atención aun se dirigiera
con ma~ or interés al terreno que a la propia presa y a los trabajos de consolidación
0

que se efectuaban en la roca del estribo izquierdo.


Al despedirnos de los técnicos. manifestarnos vivo deseo de recibir informes di-
rectos acerca del comportamiento de aquella peligrosa ladera. cuando nuevamente se
llenara el embalse. Nos los prometieron.
Regresamos a Longarone, el camino de bajuela se recorrió en silencio. Quedaba
nuestro pensamiento prendido en el infortunio de una bellísima presa, digna de me-
jor suerte.
Aquella noche, coincidimos en la Plaza de San Marcos cuantos habíamos visita-
do la presa; un ambiente de desencanto, como de ilusión truncada. puso en la re-
unión un tono triste.
Nuestro espíritu estaba más propicio a la meditación que a lu charla.

IV. Esquema de lo ocurrido.

Descritos ya en numerosos trabajos y publicaciones los términos en que se des-


arrolló el doloroso suceso. nos limitaremos a recoger los datos informativos necesa-
rios para una cierta composición de lugar que nos ayude a reflexionar sobre este caso,
desgraciado, pero aleccionador. Intentamos con ello adquirir enseñanzas y enrique-
cer nuestra experiencia.
Es conveniente consignar, primeramente, que toda aquella región es. por sus
condiciones esenciales, propensa al corrimíento ele terrenos y, prescindiendo de un
gran cataclismo geológico que en su día desvió el curso del Piave, río principal, del
que es afluente el Vaiont, se pueden señalar varios desprendimientos de importan-
cia que demuestran aquella afirmación.
En tiempos prehistóricos, en la zona del poblado de Pineda, en la margen izquier-
da del torrente, y a unos 3 kilómetros agua arriba del lugar de la presa actual, se pro-
dujo un gran corrimiento de muy parecidas características al que ahora ocasionó la
catástrofe. Se rellenó el cauce y el río tuvo que volver a abrirse paso~ lo que induda-
blemente consiguió con relativa facilidad, pues no tan sólo correrían caudales ma-
yores que los de hoy, sino que la potencia erosiva ele las aguas sería mucho más efi-

't,LJO 1964 833


caz, disponiendo de un gradiente más fuerte, ya que no existía la presa de 262 ::ie- /~
tros sobre el cauce.
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En época histórica, hubo otro deslizamiento, junto al pueblo de Caso; éste, en
la ladera derecha del Valle.
En 1959, ocurrió el de la ladera del arroyo Mae, al cual nos hemos referido er: el
anterior capítulo, y en 1960 el del torrente del Vaiont que, como sabernos, motivo el
vaciado provisional de este último embalse.
. Estamos, pues, en una zona en la que el terreno carece de equilibrio establo.
bien por su naturaleza propia, bien por las circunstancias que concurren en un lugar
y en un tiempo determinado.
Como es natural, una obra de tal importancia y en un terreno de semejantes ca.
racteristicas, fué objeto ele numerosos estudios de especialistas de varios países. Puc
de decirse que, desde el año 1913, se sucedieron los informes y en ellos se dibuja·
ban dos tendencias, según el mayor o menor optimismo con que enjuiciaban el pro·
blema.
Se decidió la construcción v en la excavación de los cimientos se acusaron de-
fectos en la roca que obligaron. a adoptar soluciones especiales.
Se trataba de un valle glaciar, en el que, después, la acción fluvial había abierto
una profunda escotadura de :300 metros de profundidad, cuyas paredes revelaban
por una parte, esfuerzos tectónicos considerables y, por otra, efectos muy claros de
descompresión que originaban sistemas de diaclasas paralelas al paramento de lagar·
ganta; todo lo cual motivó que se proyectase una consolidación y estabilización dl'
los estribos, mediante anclajes e inyecciones. Estos trabajos estaban todavía en eje·
cución cuando visitamos la presa en el verano de 1961.
Como consecuencia del referido importante corrimieuto que se produjo en d
embalse del Vaiont en 1960, se multiplicaron las previsiones, los estudios y los rcco-
nocimientos que tendían a conocer el origen :y el posible alcance del problema
planteado.
Se construyó por la ladera derecha un túnel de 2 kilómetros de longitud :-· 3
metros de diámetro, para asegurar que, en el caso de que un corrimiento de tierras
cortase el embalse, se pudiera dar salida al agua de la parte alta de aquél. Sondeos
de reconocimiento se practicaron en la zona superior del deslizamiento de 1960:
estos sondeos se fueron cerrando len tarnente, demostrándose con ello la ínestabih-
dad del terreno, pero, aunque alcanzaron profu.ndidades de 90 metros, no habian
llegado tales sondeos al plano principal del deslízamiento.
Otra previsión muy importante foé el establecimiento de una gnm red geock·
sica de observación, sobre pilares de hormigón, abarcando 4 kilómetros de ladera.
Además, numerosos expertos realizaron reconocimientos minuciosos y extensos
estudios que fueron objeto de informes de gran interés; se comprobó un movímíen
to del terreno de amplia extensión, y que, a veces, era acompañado por mícrosis
mos. Sin embargo, fué opinión bastante compartida la de que se trataba de moví-
mientos de bloques sueltos y no de una gran masa de amplia. área.

~ 4 ~

Esta hipótesis no se confirmó; el movimiento se generalizaba; los despegues, <!es·


prendimientos y corrimientos del terreno se sucecliero.n, probablemente en cascad
con velocidad creciente, hasta de 20 ó 30 metros por segundo, y una enorme él Va
lancha de mole rocosa heterogénea, arcillosa en fuerte proporción, invadió vio!en
834 REVISTA DE OBRAS PUBLZCA

.
tisimamente el embalse, levantando una inmensa ola que, después de azotar la la-
dera derecha, arrasando cuanto alcanzó, se revolvió contra la opuesta )' repitiéndo-
se estos movimientos alternativos, desbordó la coronación de la presa con embola-
das de hasta 30 ó 40 metros de altura.
El enorme roción que embistió contra la ladera, llegó a puntos situados a más
de 200 metros sobre la coronación de la presa, ya que, siendo la cota de aquélla i22~
hubo construcciones afectadas cerca de la cota 950.
El desbordamiento de la presa foé el elemento activo de la catástrofe. Unos
30 ó 40 millones de metros cúbicos se volcaron sobre la zona de Longaronc, con vio-
lencia extraordinaria y en caudales instan túneos c1 ue pudieron alcanzar a ser del
orden de 100.000 metros cúbicos por segundo y sembraron por doquier la destruc-
ción v la muerte.
Entre las muchas referencias y descripciones con datos de interés acerca de los
preludios de la gran catástrofe, una de las más completas es la muy documentada
del Profesor de Geología Aplicada en la Universidad de Cornell, Ithaca. N. Y.,
Mr. G. A. Kiersh, quien recogió sobre el terreno noticias y datos ele primera mano.
Según los informes ele este ilustre Profesor, los movimientos acusados por las
estaciones geodésicas en el área del corrimiento, e11 las últimas semanas, eran:
18 al :24 de septiembre . cm. por día.

25 de septiembre al 1 de octubre . 10 a 20 cm. pm día.


:2 al i de octubre . 20 a 40 cm. pm dia.

8 de octubre . 40 cm. por día.


8 de octubre . 80 cm, por d iu.

El S de octubre ya se comprobó que todas las estaciones de observación se mo-


vían conjuntamente, afectando a una gran área.
Es curioso señalar que hacía varios días que los rebaños de ganado que pasta-
ban por aquellas laderas huían presintiendo el peligro.
U na circunstancia meteorológica vino a agravar la situación e indudablemente
precipitó su desenlace.
Hacia el 28 de septiembre, se iniciaron fuertes lluvias que continuaron sin cesar
hasta después del 9 de octubre. El torrente del Vaiont presentaba una gran crecida.
El alcalde de Caso, pueblo en la ladera derecha del embalse, publicó bandos
anunciando que se podía esperar una ola de 20 metros de altura, como consecuen-
cia de un probable corrimiento de tierras. Los técnicos tam bién estimaban en 20
metros la altura de la ola que se produciría, apoyándose para ello en la experiencia
del vecino deslizamiento en el Mae (1959) que desbordó la ¡)resa de Pontesei.
Se empezó a tratar de hacer descender el embalse, que estaba a la cota 690
(29 metros por debajo del máximo), pero la gran avenida del río anulaba los efectos
del desagüe y el embalse siguió subiendo. Hubo también dificultades en el mane-
jo de las compuertas.
El accidente se esperaba que ocurriría hacia el 15 de noviembre. Desgraciada-
mente, activada quizá por las persistentes lluvias, la gran avalancha se precipitó mu-
cho antes: el 9 de octubre, a las veintidós horas cuarenta y un minuto cuarenta se-
gundos; hora de la Europa Central.
En aquel momento, estaba el agua a unos 20 metros por debajo de la máxi-
ma cota del embalse y almacenaba éste unos 135 millones ele metros cúbicos.
El deslizamiento de tan enorme masa de terreno, del orden de 300 millones

835
ele metros cúbicos, produjo un , 'erdadero seismo, qne fué advertido por gran par.
te de los observatorios europeos: se comprobó en ellos técnicamente que el km
blor fué motivado tan sólo por el conuniento y no por un seismo profundo.
Hubo testigos de la catástrofe en la propia presa; 20 [unciouarios :· 60 pers<1:i,¡,
más, adscritos a la obra, estaban allí en aquellos momentos. Todos recibieron la lir1t-
tal sacudida del cataclismo, :\"i nguno sobrevivió.
Es mm· interesante el testimonio de un habitante de Caso, situado a :260 mctnh
de altura sobre el embalse. en s11 ladera derecha; relato del mencionado Prof(',or
G. :\. Kiersh.
Llovía fuer temen te. A las veintidós q II inct: se despertó con un gran ruido. c·o1no de
meas que rodaban. A las veintidós cu .trcnta. un viento fortísimo conmovió h casa
v rompió las ventanas: de pronto. se lcnvunto el techo de la casa y la i 11u. dieron
agua ~- rocas. El ruido era tremendo. A los pocos s<:>gunc.los, el viento c<·:-11 y d valle
(1uedó en calma.
Del pueblo de Longaronc, victima del suceso, dicen que, a las veintidós c11:1.
renta v tres horas, un viento fortísimo rompía las ventanas :· hacía temblar las C'a·
sas, como por un terremoto, cuando por h estrecha garganta ele Vaiont, apancii',
un muro de agua, de 70 metros de altura, que avanzaba a gran velocidad y en po-
cos rnomenos arrasó el pueblo. causando :3.000 victimas.
La inmensa ola, invadiendo el río Piave. se extendió aguas arriba en cerca di·
:3 kilómetros ~· se incorporó velozmente al curso del río.
A las veintidós horas ,. cincuenta v cinco minutos, el valle quec.1ó en silencio.
Se hahía consumado la tr,;gedia.

V, Examen de varias fotografías de la catástrofe del Vaiont,

El estudio detenido ele las fotografías a que nos hemos referido untes, pcr mitv.
en primer tó rmino, orientar las ideas en cuanto a la magnitud de lo sucedido, llt'·
vando a la imaginación la escala del acontecimicu to hasta convencer de que ('Stl'
caso, por coi ncidir en t'l un movimiento en masa de alcance geológico con una obra
ludrúulica de magnitudes desusadas, est6 fuera del orden normal de los uccick-u- tes
registrados en obras ele ingeniería, es decir, que nos hallamos en presencia dl' algo
hasta ahora m11:· pocas veces iguala<l0.
Pero, además de esa consideración de tipo general v de verdadero alcance, '-t
obtienen del examen de las citadas fotografías detalles .:' particularidades de mu
cho interés c11 el análisis del suceso.
Contemplaremos, en primer lugar. las fotografías l :· 2. Ambas presentan la vix-
ta de la presa por el paramento de agua abajo; una antes y otra después del desastre
En la primera, se ven detalladamente los 16 vanos del aliviadero de superficie
con la pasarela superior. En la margen izquierda. la caseta en donde se recoglan lo·
dos los datos de los aparatos de control, con un verdadero alarde de instaluciór.. En e
paramento, se observan cinco pasarelas que lo recorren a distintas alturas :· "e destaca
el acueducto que salva la garganta y soporta el tubo de conducción de ag11a del río
Piave , que formaba partt~ esencial del complejo hidroeléctrico. Una pa~;.1r:- la de
trabajo cruza la garganta, y en el estribo derecho se ve el túnel ele la carrete- ra de
acceso.
La roca de ese estribo tiene alguna vegetación: la del lado izquierdo, es m.ix
desnuda. En ambas, aparece la estratíficu-ión uniforme y con ligera inclinación.

836 Rl?Y!ST.·1 DT:. OBR.·IS PU BU e· ..


·, .. ---~--· :.
. !;-
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.:.:. ;..; ,·

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.:::::-. .

Foto l. -Visto de la preso, desde


aguo obaj o, antes del corrimiento.

:\1 frn,do. el vaso, c<,11 poca ag11a. Crce111os cp1c la fotografía estú hecha c11a11dt1
acababa de terminarse la obra y. por con;,;igui<:'ntc. antes de q11e Sl' prod11jera ,_.¡ pri-
mer conimicn to e11 la ladera izquierda. Ohsi·1yase en las laderas del vaso hast.u 1tl ·
,·cgetaeión. excepto en los corlados de excesiva pendiente. que pueden corresprn1-
der a suce sivus etapas de la degratlaciú11 de la montuúa, una de rn~·as fascs iniciales
puede estar acusada por el hurrunquillo. hi<.'n sc1-1 . iludo c11 la laclcru izquierda.
Si examinamos la fotografía :?., veremos que todo ha cambiado. En la coroi 1a-
ción. se ha dest ruido por completo <'l pucntc-pasarclu sobre el aliviadero: l'I para-
mento de la presa estú limpio. corno luuñido por la acción del ag11a verticnt«. c¡1w
se ha lle\'ado el acueducto por el q11c pasaba el agua del Pian·.

.. ¡ u [ () () J S37
Foto 'Z, - Vista de lo preso, desde
abajo, después del gro n corrimie

El panorama, es otro; no sólo ha desaparecido la vegetación, sino que


vierte claramente que el terreno ha sufrido un enérgico raspado que arrastró
roca todo elemento friable.
Al fondo, el vaso es un paisaje lunar. Todo el terreno que se ve en la
izquierda, es terreno de la invasión.
Hay que hacer sobre estas fotografías dos observaciones de interés.
Si comparamos la línea de sombra proyectada, en ambos casos, por la la
quierda de agua abajo sobre el paramento de la presa, vemos que así com
riormente era una línea sinuosa que correspondía a la sombra de una ladera
geras desigualdades, en la segunda foto, la misma sombra se marca con un
rígida, que demuestra una roca pulimentada, en la que ha desaparecido to
gularidad.

838 REVJST.A DE OBRAS P


Foto 3. - Vista del embalse
antes del gran corrimiento.

Otra ohscrvación. que es c.lt• verdadero interés en este análisis. se refiere a los
daños producidos en la coronación de la presa. Es mucho ma:·or el deterioro en e 1
extremo izquierdo (jllC en el derecho.
En aquél. 110 solamente ha desaparecido, hasta en sus cimientos. la caseta <le
control, sino qne también lu violer.tisima erosión se ha llevado la parte de muro que
hacía de estribo del puente-pasarela y no queda ni señales del vano núm. lG de·l
aliviadero, mientras en el extremo derecho permanece intacto el muro estribo c<>-
rrespondíente, en P1 que incluso se conserva la impostilla de coronación.
Esto indica. ele modo claro, que la p:1··te principal del agua vertiente pasó sobre
la zona ele la izquierda ele la presa. o bien cayó sobre ella en tromba ele efectos mis
violentos.
En la fotografía :3, con vista del embalse antes del gran corrimiento, aparece' el
terreno, más o menos, corno estaba cuando nuestra visita del a110 196L pero con mis
agua. Se había originado ya el desprendimiento de uno o dos millones de metros
cúbicos de la ladera izquierda, a unos :300 metros ele distancia de la presa.
Se advierte en la foto perfectamente el corte que entonces se produjo en el te-
rreno; la plataforma subhorizontal que limitó el desprendimiento, es característica
de aquel relieve topográfico que. en su conjunto, deja entrever condiciones de fú-
ciles corrimientos del terreno.
Vale la pe11a detenerse un momento ante la fotografía 4, que nos da una visión
panorámica de la ladera izquierda del valle, extendiéndola Iiasta los al tos montes
que limitan la cuenca por ese lado. Se puede contemplar en toda su extensión la la-
dera del famoso monte Toe, origen de estas desgracias.
La fotografía está tomada antes de la catástrofe y, corno se advierte en la pre-
sa, con el embalse casi vacío, pero ya ha ocurrido el primer desprendimiento y en
JULIO r964 839
l'l cmtc· r¡11c· l1~1ca11sad() 1·11 l:1 ladr-ra \e· advierte la heterogeneidad y fragmentación
dc·l tr-rrtuo movido.
:\1 rc-rnit irnos <'Sta fr,tografí;1, 11a11 dib11jado. corno elemento ele información, una
iíll(·a <¡1w, de 111odD aprnxillla<I(). si~t!(' <·1 h:mlc de la gran diaclusa con qne el terre-
110 se corti',. ¡wrlllilic·11do <¡tH' tilla <·11()1T11(· n1as:1, calc:neo-arcillosa, se pusiera en
111arcl1a act·lcrada (·11 din"Cc:i r'n I al (·11d ):ti S( ·. c11 .u ¡ clo 1'·1.,lC' se cncontruhu prácticamen-
t,· 11('110.
:\11JJ<¡rn· <¡i1izú en los dDs <·xln·11His de dict1ct lí1ll'a cst{ algo exagerado su al-
c:a11c:c·. st· aj11st,1 c·n lo principal a la r<'aliclad ~-· ClJ:1l1·1JJphu1do esta imagen ~; rela-
c'Ío11i'u1dola c011 la presa c¡rw l(~11c·mos a b d1·1Tc:k1 ,lr.· L~ fotografía :· qne se dispo-
111· a soportar las co11s<·c·11cncias de~ scrnc·jallk caLL('lis1w>. -.e p11cdc formar clar,1 idl'.t
d1· l,t 111ag11it11d dC'I s11c<·sD y c·xplicars(' (JIH' <·1 \·(;]11n1<·11 d{·l krr<·110 la1mu1o haya sido
11111y s1qwrior al del crubulsr- d<'l Vaiont.
P<·r<i :-:i C'sta foto~ralía c·s impresionante :· 111i d:1d1i ('t1 c:dific:ti-la de doc11111c11lo
hisl órico. 110 h· va <·11 zaga la .S, de tremendo n-a lixruo.
Se· ha producido ya en ella e) trastorno q11c· <·11 la .u u r-riur '>(' iiidical,a cD·n 111rn
lí11('a. S<· nrny l iicn los planos de rotura y se a(h-inlt-
n11 Li ('Jl!:,r1 11· ;t1i1plit1:d dc1
d1·sliza1ni<·11lo de Ja 111011tafia q11c, con hasta11te pr~TÍSÍ{,))!. \(• !1:t ',('J-1:tLtdu f')I \;t ro-
lografía autorior.
!,a luclcru d<"l runnto Toe so 11a dcsprcnrliclo ~- <h-sc:ic11cl(' > d., ;ui/:l ]1;wi:t <·1 ('ll1-
l1alsc· el('] Vuiout con colosal empuje, sería difícil calc11br la 111;t~!1iL11:l d,, 1:.1 ('1,vr-
gía <¡11<· podría desarrollar en su caída tal masa. q11i·1.ú cou \()1111:,(·ii <!(· : ;rni :11ill()-
11cs de· urr-Irox c1'1hicos, pero la apreciación irnagi11ativa ele las di11w11si(,i1,'" q1:1• (·1!-
t r.m c·11 j11C'go, y . 1 pc-rmitc suponer q11c la <'.ncrgía potcnc:i;)I pudría s;n (;(.] ,,:d,·11 d1·
l ;')() hillour-s de kilogrúrnctros.
La marchu hacia el crnbulsc <.h·l Vuiout de la enorme: 111asa así <ks¡m·i?l'.:d:1, ·1;:.-
hr:'1 sido 11110 d<· lo:-; frnúnwnos mús grandiosos qm: s,· ha, 1 prcsc'l ll'i :id\) \1 i xl (;:; -
c:1111e11l<'.
La l inc-a ck- avance tendría mús de 2.000 metros ele longitud:· <'l t·spt·d:·:l·¡¡¡,¡
d:111lt'sco de·! corrimiento estú perfectamente recogido en la fotogralh S <¡11\' t·1:11:·.·1:
t.unos, en b q11<' se V(' el frente amcuazador, simulando gi~antesco t·scuadn'rn d, · ·.'l(' ·
fa11tes t'11f1m•ddos, qrn\ <'11 fila aprctudu, irrumpía violentamente <'H el l'lnhalsc, li:1',-

ta originar la ex p11ls ión ch· casi todo s11 contenido lle ag11a.
Podría la1nhii·n i1naginarsc una erupción volcánica, enya colada ;.11T .. 1sah:1 tDt11L
o hic-n n ~ran glaciar, 1mcsto on marcha, que avanzase llevando
11 en s11 morro: r: t

frrn1tal los c-uormcs cantos que 110 dejaban nada en pie.


La fotografía cs. como decimos, tan expresiva que refleja bien el ambiente del
s11cx·so :· pc-rmit« sentir su magnitud excepcional,
Volvamos a cc-hur una ojeada sobre la fotografía 4, aquella panorámica ante-
rior al cnrrimir-nto ~·. nhora que ya hemos contemplado su dimensión y alcance. dcmo-
nos cuenta dt• que lo que cerrubu el valle y tenía que soportar todo lo que por <'.·
l legar,1. soliclo o liquido, era aquella esbelt isima presa, ele dimensiones mínimas,
< l'H' vcmox c11 el extremo derecho de la fotografía y que, en relación con las fuer-
:r.as n;.1turales qut' tenia enfrente. aparece como algo extremadamente endeble })ar
l;.t fi mci<)n resisten te que hahia. de superar.
Y. sin emhar~o, d frnómem se produjo y en las condiciones más desfavorables
:· la presa soportó la butal cmh~sticla. y qnedó enhiesta, arrogante, mostrando tan
sdo los qur·hrantos sufridos en la designal batalla (foto 2).
Los que s<.'ntimos estas singulares obras, esta endiabla.da conjunción de t)hra

REVISTA DE OBRAS PUBLlCAS


Foto 4 ..... Viste de la ladera del monte Toe, antes del gran corrimiento. t
.Se señalo le iíneade rotura del terreno).
Foto 5. - Vista de le ladera del monte Toe, inmediatamente
t después del gran corrimiento

: . •
·: 'li,. ...

, l'fi~~;¿~~~Y;/} ~c.f .
Foto 6. - Vista de la ladera izquierdo del embalse,
desde agua abajo, después de I gran corrimiento.

agua y montaña, que son las grandes prc~a.s, corno algo verdaderamente vivo y no
como 1111a mole i ncrtc, 110 podemos desprender de nuestro ánimo la emoción ante
pruebas tan terribles como ésta a que a las veces se encuentran sometidas.
Porque sabernos lo que esas obras significan; porque conocemos que en ellas
hay aci unuladas intensas horas de preocupación, largas veladas de estudio, y tum-
hi{·n nervios rotos, ansias de triunfo. mucho trabajo intelectual y físico, responsabi-
lidad . iccptucln _\' asimismo copia de amarguras y no pocas decepciones.
Porque ha:· c¡11izú algunas vidas cntreg.1clas. tributo amargo de las obras humanas.
Por eso. no vernos en la presa una sustanci ..1 muerta, sino una expresión espiri-
tual dl·l esfuerzo inteligcnt<' del hombre, en su marcha hacia la consecución de
1 mu mcln gloriosa.
Por todas esas razones. suluclnmos con emoción y respeto a la heroica presa del
Vuiout. lnilluntc ('j<'mplo del marg<'n de resistencia que puede ofrecer una presa hó-

/ f ( 1 l '! (1 .: 841
veda bien apoyada y dedicamos 1111 rendido 1rnrncnaje a lu memoria del gran In¡:r- 1
nicro Sernenza, que la provecto. ·,.~
Si estas cinco fotografías (p1e hemos comentado, nos dan una impresión gene/ .: ~E
hicn clara de lo sucedido. las cinco restan les nos aclaran algunos conceptos. ~
Espe<:ialn1<.·nte. la fotografía G tinw a:-;¡wctDs de gran intercs,

Se \'(' clara mente en el la, por el plano o planos de corte de la ladera del mon. .

te Toe: y por las zonas de n:getación q11c se conservan. a pes,tr del desplazamient, ·:
del terreno, que el deslizamiento tuvo dos prit icipalcs zonas de origen, de las quepa.
ticron violentamente sene.las masas c-noruu-s <¡1w avanzuron hacia el embalse, no IT
la misma dirección, sino en direccimH·s co11c11ne11ks c¡n<·. al reunirse en las proxin.i
eludes de aquó], dejaron detrás, al pie de la m on tuúa. 1 mu depresión muy marcada.
que probablemente la misma ola del rociún l ll'11Ú de agua :· se formó así un pequeño
lago de cota más alta que la actual dc-l ( I11btlsc, pero que. a causa de la permeabí.
0

Iidad del terreno, se quedó vacio el :2-i d<' octt thr«.


Se llelinea 11111\· bien en la fotografía el lin ii«: de la invasión del terreno en avu-
lancha y puede disti11g11irse clar,u{w11tc cntd <'S la roca que :·a existía, fonnanclo 1·l
vaso del embalse :· hasta donde llcgú la cit1d;..1 invasiun, que, por fortuna, no alean
zc'J a la presa en su totalidad, pues, en otro caso, hahriu sido dcstrn idu.
También [lu ma la utc ncióu. c-n la misma fotografía f,. la serie de hoves cónicos.
de gnm tamaño. que aparecc11 formados en t•I liordc ck la masa caída, n{uv cerca <ll' b
presa.
Ya dijimos antes q11c c-l agua del cmhalsl.'. impulsada violentamente por la brusca
invasión del terreno, alcanzó enorme altura en la margen clcr<'cha, para caer de nuc-
vo, v hemos visto tamhic n corno l'~ vero ,Í111il q11t.· la rna~,or parte de esa agua haya

Foto 7. - Visto de la coronccro n de lo presa,


desde agua a bojo, después del gran corrimiento.
Foto 8. - Vista del embalse, inmediatamente agua
arriba de la presa, después del gran corrimiento.

salido hacia h margen izquierda y así en oleadas altcrnntivas que. ~·a en violenta
riada ascendente que arrasaría cuanto tocara, ya en inmensos chorros cayendo des-
de gran altura, originaron fuerte erosión en un terreno recién movido y, por tanto.
desagregado, dando lugar a las profundas dcntcl l.ulus <jl1l' muestra en esa zona y a
esos grandes hoyos cp1c recuerdan a los embudos de un bombardeo acreo.
Hay que considerar cómo el terreno movido estaba predispuesto a tales for-
mas de erosión. Grandes bloques independientes se habían aglomerado con mate-
riales menudos del corrimiento, arrastrados (lcsprn'•s parcialmente por el agua, de
modo que era fácil la formación ele grandes .. torc ..is" ante la acción contundente clt'
la caída ele la ola.
En la fotografía 7, tamhión se aprecia con detalle el mayor deterioro causado
por el agua en la parte izquierda de la prt'sa: allL el arrasamiento foé total.
En ese estribo, están bien patentes las muestras del intenso trabajo de consoli-
dación y refuerzo de la luclera, que se estaba afcctuando. ya en 1961. Será de gran
interés el análisis del efecto producido por la violencia ele las aguas sohre la cstruc-
tura de aquella roca.
Ese refuerzo, con sistema de inyecciones y anclajes, lo habiu proyectado c·l Pro-
fesor L. ~ 1 üller de Salzhurgo y es taha mot ivudo por la serie de diaclasns que :.1pare-
cíeron en los estribos, paralelas a las paredes del cañón, consecuencia de la dccom-
presión de la roca.

JULIO 196.¡ S-13


.}\>~·
. ·;.·;".:~.1 .·


'

.~~{~
1 umccliat.uncnk- ag11a..; arrih.t. se advierte el liorcl c alcanzado por el terreno d, ;:¡
prendido, que 110 llegú a toc-nr v·1 la presa. en s11 parte alta, deteniéndose a unos ci· !
cuenta metros de ella. '.~
En la fotografía :,, se .iprcciuu los mismos d'cctos que e11 la anterior ~-, con ui }{
cktalle, c-n la laclcra izq11ienla: en la derecha, evidentes muestras del arrasnmicnto. ·}
Un Iiclicóptcro ,·,wla sohrt' el embalse. cuya cota ele agna. en la porción rcm :1 ·;'·{

nen te, <¡t iccla a unos 15 metros por dchajo de la coronación. <}
Obtenida la foto 9 desde la margen derecha, a la altura aproximada ele did. )~
coronación. se cl('stac:an nu mc-rosos impactos en el paramento ele agua arriba de : ··,
pn·sa: <1\g11no de l'llos. co11 climcnsióu hasta de un metro. }
La roca dl' la h1dcra ;1pa r<'C<' den ud;·da ~· raída por la acción de las aguas.
En la rinconada d<'l 1wq11e1-10 crnhals,, (llll' sulisist«, se ven restos flotantes.
La fotografía 1 O, 1'iltima d<' la serir-. dehc examinarse tnmhién con utcncio:
Se ve- ¡wrfec:ta11w11k <'l a\'~llltT cl<' la masa del terreno desprendido que, según ac.
liarnos ele decir. ll<·gt'> por la rnarg<'ll izq11it•rda. corno 1111a ola que rompiese a 11m
cl<'ccnas el<' metros de la pr<'sa.
En la ladera dcn·d1a. Sl' crnnpnicha corno el agt1a alcanzó en tromba a zonas d
gran altura sohrc la «orou.u-iou :- dejó sc1-1alcs de su paso devastador. más claras si
hn· la \'l'gl'laciún. q1w pare('<' nrrustr.ulu por la ola clcsccuclcntc.
Tiene, por úllim». esta fotografí:t el interé·s de mostrar la limitada supcrrkic q11·
qtH'(l<'> con agua en la parte próxima a la pn":,a. \l(ts hucia ;nriha. comienza c'l tram
intermedio, c:('gado e11l<'ramc·11t(' por el tc··1T·,10 desprendido.
El uivc] del <'mha]q, innu-diuto a la presa clcsccndia <'11 los primeros días de~

Foto 9. -Vista de la coronación de la presa,


desde agua arriba, después del gran corrimiento.

~-. -~·,. · ·; ·~ -
~ •. ~ ~ : .":"""'--·-
Foto 10. - Vista de la presa y del terreno de ambas la-
deras, desde agua arriba, después del gran corrimiento.

pu{·s del corrimiento. de 50 a SO cm. por jornada~ a causa de las fugas naturales a
través de tubos o compuertas rotos en la presa y también por ir el agua rellenan-
do huecos del terreno.
En cambio, la parte del embalse de agua arriba, alimentada por la crecida del
torrente, aumentaba de nivel 1:3 metros en clos semanas.

VI. Comportamiento mecánico ele la presa.

Al imaginarnos el paso del agua por la garganta del Vaiont, con la fuerza bru- tal
de tan forrnidahle catarata, que se estrellaría mil veces en las formas irregulares de las
paredes calcáreas, pensarnos en las consecuencias <le tal paso, en los cf cctos de erosión
q ne pueden haberse predireído en la presa y en sus apoyos y cimientos; en la posible
acción de las suhprcsioncs y, en definitiva, en las consecuencias de que aquel conjunto,
presa-terreno, tan bien adaptado a la cerrada, haya estado sometido, siquiera por breve
espacio de tiempo, a esfuerzos y a situaciones que jamás habían sido previstas en el
cálculo y de los cuales la presa., como estructura, ha salido \·ic- toriosa. U nicamente,
parece que, aparte ele los destrozos en coronación, quizú se observa cierto desencaje
<le algún arco respecto del estribo; llcro, esencialmente, se
mantiene.

·uuo 1964 845


'1
\~

Corno es lógico, el estudio técnico de las condiciones en que la presa ha quedad ;


después del suceso, se ha considerado con toda minuciosidad ~· por varios equipo ]
de expertos italianos. Parece c1uc al aplicar el calculo en las condiciones extremas , -;
que la presa se sometió en los momentos úlgidos, se dedujo que la carga unitari, j
soportada en algunos puntos, alcanzó valores e.le unos -!00 kilogramos por ccntimen.
cuadrado.
No hay duda de que la presa sufrió situaciones extraordinarias, mucho más gr;:-
\'CS cp1c todas las previstas y es evidente c1uc la presa las resistió. Ahora Iiicn: com
en el mundo físico los sucesos extraordinarios hay t111c explicarlos con razones ele fun-
<lamentos ordinarios, considerarnos necesario e xuminar el caso atendiendo a muv va.
rios aspectos, alguno de los cuales ~-a lo habíamos apuntado y que segurament~, ha1
sido tomados en cuenta e11 aquel cálculo.
En primer término, está la cualicbd de la estructura de presa-bóveda que tien-
de a acomodarse a una más uniforme distrihucion de cargas, aceptando deformacio-
nes que alivian y reducen la coucentrución de tensiones, ele manera que, por tal me-
canismo automático, pueden haberse reducido. ('11 proporción considerable, las cr.
otro caso máximas tensiones puntuales.
Pero, ¿,basta esta cualidad de acomodación para que la presa, calculada para un..
máxima sobrcelevación del embalse de l,GD metros. soporte que vierta sobre ella una
lúmina de 30 ó 40 metros e.le altura. en rc'gimcn de torbellino que indudablemente
oriaíuaría
b
acciones secundarias muv. diversas?
Buscando alguna circunstancia reductora del sistema ele fuerzas que actuaron so
bre la presa en los momentos de mayor peligro y considerando el supuesto que he
mos descrito al comentar las fotografías, advertimos la importancia que en ese es
quema de fuerzas pudo tener la ola de expulsión provocada en el agua del embal-
se al ser éste violentamen te invadido por el terreno de 1 corrimiento.
Al precipitarse este terreno en el embalse. se protl ujo el movimiento rápido e
una banda vertical ele agua, que se interpuso entre la musa rocosa que avanza ha
el paramento ele la presa, banda c1 uc llegaría a tener mus de :300 metros de altura
desde el fondo del embalse hasta el punto al to de la ola vertiente. Esta masa e
agua, de 40 ó 50 millones ele metros cúbicos. lanzada a gran velocidad. pudo así a
tuar de defensa eficaz en el primero y más violento impacto, librando quizá a
presa de ser destruida y, al mismo tiempo= la energía cíuótica. representada por
rápido movimiento de ese manto de agua, aligeraría necesariamente la carga hor
zontal que, de otro modo, se habría producido sobre el paramento de la presa, si
viendo, por el doble moti Yo indicado. ele elemento sal vador de la obra, hasta qu
va decrecida la ola, la masa de 1 terreno iba sustituv. endo al a~cua d
I)oco después, -

primer tramo del embalse, y lo dejaba casi cegado por completo, salvo un pequ
ño charco de pocos metros de profundidad al lado de la presa.
La nueva situación del embalse, dividido en dos tramos independientes por
enorme relleno del terreno del corrimiento. planteó una situación delicada, ya q
la presa quedaba soportando el empuje del terreno. que rellena, como queda dich
la mayor parte de la altura del embalse y cuya mayor o menor permeabilidad
Huirá en la magnitud de la carga. En previsión, se han adoptado, y se siguen ado
tanclo, meclidas de seguridad, como es dar salida al agua remanente en el emba
junto a la presa e igualmente a la parte de embalse que quedó agua arriba del
rrimiento.
En cuanto a peligro de nuevos movimientos del terreno, no sería extraño que
produjera alguno de menor cuantía, ya que, como queda .lícho, aquella zona tie
846 REVISTA DE OBRAS PUBLIC
probada predisposición para ello y con rna~·or motivo si la presencia del agua lo fa-
vorece.
A los pocos días de haber ocurrido la catástrofe del Vuiont. cxpu simos uucstru
opinión de que esta presa no podría ser ya aprovechable. ~i la presa. ni d embalse
pueden regenerarse. Así p,.u-ece que lo ha acordado ya el Gobierno italiano, decla-
rando esta obra fuera de servicio, aunque quizá se estudie un modo de apron'-
char el embalse que queda en la parte alta del Vuiont, cnlazúnc.lola con el río Ce-
llina.

VII. Transcendencia cbl estudio del terreno.

El Ingeniero lucha por aprovechar la~ Fuerzas de la :\alurakza: unas veces, las
utiliza sin contrariarlas: otras. modifica. con más o menos violencia, el dispositivo
natural, para conseguir mejor rendimiento, :· en ese caso están. generalmente. las
presas que se construyen para crear los pantanos.
En tales obras, existe un problema estrictamente ingenieril. que es la presa :·
el estudio hidráulico del río, y un problcmu geológico. <111e es el estudio del krn·-
110, de todo el terreno que pueda afectar al pantano. o hicn <¡lle pueda ser al'l -ctu-
clo por éste.
Y de ahí viene la necesidad de enlazar, de coordinar .unlos estudios. del mis-
mo modo <1ue se han ele enlazar y coordinar terreno :· presa.
Hemos repetido desde hace mue hos años, <_1ue el c-studio previo del terreno es
de tanta o más categoría :·, a veces, de nn:·c>r dificultad que el de la prl'sa.
Las razones de tal afirmación están hov generalmente aceptadas, pero l'S lH'C<'-
sario que, además de la conformidad con la idea. se practique l··sta :· q 11e para ello Sl'
venza mucha inercia y prejuicios mu:· arraigados en amplios sectores.
Propugnamos ya hace veinte años la formación de 1ngenicros geólogos, cp1l'.
consagrados a la conjugación de ambas técnicas, sobre temas vuriudisimo-, de obras y
terrenos, llegne11 a disponer de un vcrdndcro archivo dC' casos reales y vivos. con el
historial ele su comportamiento :· puedan aprovechar esa múltiple expcrienC"ia para
juzgar con mejor acierto.
Mientras que las alturas ele las presas 110 excedían de cierta dimcns ion :· en tan- to
que se iban construyendo en las mejores ubicaciones existentes. los problemas se
dominaban con relativa facilidad, aunque ya, alguna vez. los gran's accidentes ocu-
rridos habian venido a demostrar que no se podía independizar el estudio dl.' lu pn·-
su ele aquél que requería el terreno.
Pero, esta necesidad de armonizar ambos conceptos, <1nedó más patente c11a11-
do las presas empezaron a desbordar la altura ele 100 metros. ~- ello por razón bien
clara.
Al formar la presa, de más de 100 metros, un embalse ). originar con ello una
situación nueva para el terreno que constituye el vaso, aquel se encuentra directa y
profundamente afectado por cargas ele agua que le someten a presiones intersticia-
les de más de 10 Kg. por centímetro cuadrado, que. para algunos terrenos. es :·a im-
portante y más con la circunstancia de que el embalse puede ser pernicioso. por crear
tensiones no contrarrestadas y facilitar los deslizamientos.
Pero abundan los casos en que tal situación está agran1da. pues hov se ha ex-
cedido ya, con mucho, en las presas, la altura de 200 metros y se está en los alrede-
dores de la de 300 metros, por lo que hay que pensar en cargas de .2.5 y 30 Kg. por

s-n
centímetro cuadrado, que muchos terrenos no soportan sin desagregarse y sin pr
vacar las consecuencias a que antes aludimos.
Sin embargo, ¿se conocen a fondo los efectos de tales cargas en el terrt'n/
Hasta hace pocos años, el mecanismo y hasta el concepto de la presión interstic:i!
estaban en nebulosa.
Y mm hoy, sabiendo que la subpresión elemental es la componente vertical t
un punto del gradiente de las presiones intersticiales, ¿se tiene visión clara del co
portamicnto de un terreno heterogéneo en tales condiciones?
Se comprende, no obstante, que si es poco coherente y discontinuo, sometí
a esas presiones, con valores muy variables, sufre serios trastornos.
Si el terreno está cuarteado por díaclasas, fisuras, fallas o sencillamente plan
de sedimentación mal soldados, la subpresión puede originar en ellos un despegn
más peligroso porque aquella fuerza 110 es una simple acción mecánica, sino que
hidráulica ~, el agua actúa sobre el terreno utilizando las más variadas armas, qt:
en definitiva, reducen las condiciones de resistencia y ele estabilidad ele aquél.
Creemos que, en este caso, la causa inmediata <lel corrimiento, partiendo de u1
condiciones iniciales propicias, fué un aumento ele la tensión interna del terrcn
combinada con un exceso de agua, procedente del embalse y de las lluvias pe
naces, que favoreció la hinchazón de las arcillas de entrelechos y redujo la resiste
cia al deslizamiento en un conjunto rocoso profundamente cuarteado por efec
tectónicos.
Pero el hombre tiene su mundo interno y construye las imágenes a su esc
por otra ¡rnrte, las obras que realiza, en el creciente avance dimensional de las q
ahora consideramos, van alcanzado términos que ya tropiezan con la geología ~:
requiere, por tanto, un mejor conocimiento de ésta para la debida compenetraci
con la obra,. ~va que una ~v otra invaden muchas veces sus respectivos ámbitos.

Sin embargo, aunque los ámbitos se confundan, los tiempos son dispares y el
tendimicnto del hombre no es aún, de ordinario, capaz ele abarcar ni de perci
claramente el ritmo, el pulso geológico, ni, hasta cierto punto, las reacciones ge
gicas transcendentes "en cadena", consecuencia de motivaciones puntuales.
Su imaginación crea bellas teorías que no han llegado a formar sustancia
conciencia y no puede, sino de un modo vago, sentir los períodos geológicos, las
taciones telúricas, los procesos tectónicos. El hombre se encuentra desfasado con
les movimientos que, con frecuencia, se le representan como sucesos esporádi
sin normas 11i leyes concretas, y en los que, incluso a veces, acepta que intervi
la casualidad.
De estas consideraciones y de la experiencia adquirida en numerosos casos.
diferentes modalidades, uno de los cuales es el que nos ocupa del Vaiont, llega
a concluir que al plantear una presa que, por sus características, tenga señalada
portancía, es absolutamente necesario el estudio competente y meticuloso del te
no, pero no ya tan sólo en cuanto hace a los cimientos y estribos que han de se
de apoyo a la presa, ni siquiera al que forme el vaso y que vaya, por lo tanto, a
invadido alternativamente })Or las aguas, sino que la exploración detenida, el con
miento, producto de un concienzudo estudio, habrá de extenderse a todo el ter
que constituye el cuenco vertiente al vaso y, más en general, a toda la región
en distintos aspectos, puede actuar o de algún modo interferir el funcionamiento
embalse.
La zona en que se desarrolló la tragedia del Vaiont, reúne todas las caract
ticas que cooperan a reforzar estas afirmaciones, porque es un ejemplo de c

S4S REVISTA DE OBRAS PUBLI


un conjunto ele rocas, relativa y generalmente aceptables, puede pasar a ser enor-
memente peligroso en determinadas circunstancias.
Nunca debe subestimarse la acción del tiempo sobre los terrenos. La evolución
de sus trances tectónicos, con las secuelas de grietas, oquedades, diaclasas y fallas
puede originar profundos cambios en la estructura y si a esto se añaden los temibles
efectos de la degradación, la metamorfosis y la decornpresíón, el cuadro tensional
puede complicarse excesivamente.
Por todo ello, así corno hace ya años que al estudio geológico general. debe
acompañar el de la Mecánica del Suelo, ciencia moderna, pero ya hoy inseparable del
Ingeniero que trata con el teneno, ha llegado el momento en que exige también su
puesto la Mecánica de las Rocas, en su nueva rama específica, sin la cual podría-
mos hoy decir que no queda completo el conocimiento de un terreno frente a la obra
que ha de colaborar con él, porque es indispensable el profundo estudio ele la es-
tructura de la roca, en su masa completa, con sus discontinuidades. con sus distin-
tas características mecánicas y elásticas, con el proceso tensional que en ella se crea
a través del tiempo.

VIII. Cinco fases distintas en la creación ele una gran presa ele embalse.

En la creación de una gran presa, es necesario destacar cinco fases o etapas,


perfectamente diferenciadas, que, aunque distintas entre sí, han de enlazarse tan
fuertemente que constituyan el verdadero entramado de una sola idea: la propia
obra.
Son esas etapas: el estudio, el provecto, la construcción, el ensayo y la explo-
tación.
Tiene que haber entre todas ellas la misma armonía y análoga conexión que
las que deben existir entre los varios tiempos de una sinfonía, y así como en ésta
alienta una idea que es la que la motiva y cuyo sentido fluye a través ele sus va-
riados ternas, del mismo modo en todas y en cada una de las etapas que componen la
obra de la presa, debe imprimirse la huella profunda de la unidad de destino: se-
ñal indeleble de que en cualquiera de aquellas fases están reflejadas las demás, ase-
gurándose así el feliz proceso del conjunto.
Antes de nada, al iniciarse el programa, hay que afrontar el estudio; en él se
reunirán toda la información ~· todos los elementos de juicio necesarios para el JJTO-
uecto; y ese estudio debe realizarse de modo serio y prolijo, llevando a él los cono-
cimientos y avances de la técnica y teniendo presente que ha ele constituir el ger-
men del futuro proyecto y de las etapas sucesivas.
De manera análoga, ha de procederse en el proyecto y en la constrncción, cui-
dando de muy especial modo la implantación de un sistema completo de control de
la presa y del terreno, que esté en condiciones de proporcionar datos eficaces, des-
de el momento origen de las cargas en aquélla y en éste.
Una vez construida la presa y antes de ponerla en cxplotacián, hay que des-
tacar ese período, el en.sayo, sobre el que hemos llamado la atención en varias oca·
siones; es la puesta a punto de la o l)ra.
Para el Ingeniero que, ante una gran presa, siente la grave y honrosa carga
de la responsabilidad ele su función y se identifica con ella, atraído por el espíritu
profesional, esa fase de extraordinaria importancia de la primera puesta en carga,

19 6 ~ 849
dt·hc ser la vcrdudcru piedra de toque, el acontecimiento máximo que culminará ,:,
labor.
La s('g11irú, pues, pa"io a paso. la [levará con lentitud. con asimiento, con <k
cacinn 11111;; personal, sin perder uno solo ele los mil detalles en que será bien r,· .
la 1111c,·a nc-omodación ele los tres elementos que por primera vez colaboran JL
formar 11 na sola estructura: presa, terreno y agua.
Y xolumcntc cuando se colme esta fase y todos los puntos del sistema de r
xcrvacion v control acusen satisfactoria conformidad, se podrá dar paso libre a lu
tima etap,-l, la explotacic,11, sobre la qne se provectarú toda la historia de la P'"
Cuunrlo de ese modo se lleven armonizadas, en sucesión congruente, las m
ciouudus etapa..;, se alcauzarú el final de la obra con la certeza plena de que las
sillilidadl's humanas se han cumplido y de que. por consiguiente, la presa, co
pieza lograda, ha llegado f elizmcnte a su objetivo.
C, 1alq II icr fallo, en cam bio, que se produzca en ese proceso, repercutid r11
µ/111 dckcto, m.is o menos grave, que, en el mejor ele los casos, no satisfará a
conciencia profesional, ni a la justa exigencia del deber.

IX. Responsabilidades.

C:11a11: lo oc111Te una ck estas grandes catástrofes v en ellas ha habido victim


L •

<'S casi i1•(',·itahk<¡\l(' la reacción inmediata y rnny humana sea lanzarse a invcstij
responsabilidades. Tal ha ocurrido, naturalmente. en Vaiont y no hemos ele rnani
lar opinión c·n contra ele c111e así sea. Si ha habido rcsponsuliilidadcs, es lógico
se husquc-n ~; <'S justo qm.' s,· sancionen.
Ahora hic·n: existe un grave peligro ele confusión y de error en ese instin
deseo. en ese· movimiento primario y justiciero.
!\ada m.is lejos ele nuestro ánimo q11e conducir este tema por canees [urid
nos moveremos por avezados senderos, por los que nos lleve ele la mano el deseo
acertar, guiados por la luz, tenue, pero fiel. del conocimiento básico ele! tema.
Creemos, en principio, que para que haya plena responsabilidad, tiene q11c
her libertad plena :· así se ji 1zga de lu comisión de los actos humanos.
Cuando existe un imperativo de ejecutar determinado acto y precisamente
determinado grupo ele personas, al condicionarse la libertad, queda ig·1almentc
los mismos tórminos, limitada la rcsponsnbilidad,
Es evidente la necesidad de que la técnica se aplique en obras útiles; de
modo, no existiría progreso. 11i se lograría dotar a la Humanidad de ventajas y
ru-x cnorrncmcn te satisfactorios, indispensables.
Tenernos, por tanto, que una agrupación determinada ele técnicos está obli
a cjcC'11tar obras necesarias v altamente convenientes. No es la satisfacción de un
pri~·ho: no es un acto espontáneo de libre voluntad; es tan sólo el estricto cur
miento ele un deber profesional, en el que no hay opción para hacer o no hace
nhra. sino ohligación ele ajustarse a la buena técnica, dentro de las normas ac
das. en cadn tiempo, por la ciencia especial de que se trate.
I ndncluhlcmcn te, existe un riesgo . Al afrontar una de esas obras que sab
son 11<.·cesarias, :· mucho más si ello exige modificar cualquier situación natura
corre un riesgo. Pero el mayor de todos puede consistir precisamente en no e
tur la obra.
Si no hiciéramos embalses de regulación, muros de defensa, canales para ri

HE.VI STA DE OB!<.·lS Pl..:BL


das de transporte. túneles. aprovechamientos eléctricos. puertos. saneamientos, ¡qui'
pobreza. que' malestar, cuántas victimas, cuánta desgracia en permanecer en el
atraso. c11 el q uictismo!
Puede decirse que todas las actividades están sujetas a un riesgo. el cual pro-
viene de la limitada capacidad del hombre, tp1c plH.'~le dar lugar a errores de jui-
cio, de cálculo, o de actuación.
:\'o se limitan estos defectos a las obras materiales: surgen. ~- muchas veces con
peores cousccucncias. en las 1 ides dd pcusamien to.
Y no son las obras de gramles presas las que corren riesgos mayores. Los hav
tambión en la aviación. en el ferrocarril. )~1 l'l automóvil, en el barco v. sin cmbar-
go, cada día se utilizan más estos medios de transporte :· posiblemente; en ellos con
un más hajo coeficiente de segmicLd.
Huv riesgo en la construcción urbana. en el deporte. en el _juego, en las relacio-
nes sociales: lo ha:· c11 la mcclicación. en ·;}\ quirófano. c=.Qué más? La vida toda es un
riesgo, con fracaso mortal, a plazo cstaclisticamcntc conocido.

C) C) C)

La ejecución ele una ol)ra ck gran importune! . 1 :· transcendencia. plantea nume-


rosos :· delicados prolilcmas. ~:. en este caso de las graneles presas, las dificultudcs
van siendo cada H'Z mayores, pues si bien b tócnica dispone progrcsiY,1mc1ltc ele
medios nuis perfectos. q11iz(t y;,111 mús ele prisa los inconvenientes a que antes he-
mos al11diclo. ele liahcrsC' ido agntamlo las l mcnus ubicaciones tk presas y. sobre
todo, de que la m'ccsiclac1 e-reciente de aprovechar hasta el máximo el agua y la
C'nergía, ohliga ;,1 Iu iscur la posihk reg11lac:iún ele los ríos y a construir para ello
presas cada \TZ d<' mayores dimcnsio: 1cs. Con el lo. se ha ido a un cambio ele es-
cala irupn-siouuntc, c¡11c hace :·a a l.is presas comparables a los accidentes topogr(1-
ficos: b altura ele 1111a presa alcanza a snperar la ele una importante colina: el vo-
lumen de un cmh1lsl' c's a veces tlcl mismo orden que el tk una montuña.
Antes bastaba. en general, con preocuparse ele la acción que la presa ejercía
sobre el terreno. Hov, se ha visto que es tan necesario conocer la del terreno so-
bre la obra.
Cuando se afrontan estos complejos problemas, cuya solución está impuesta para
atender a las apremiantes ucccsidndcs de abastecimiento. de riego. de energía, de
rcgulac:ión, las variables q11c intervienen son numerosas :· no sólo ele índole tócni-
ca, sino económica, social y política, y casi todas ellas juegan al mismo nivel, por
lo que los técnicos directores han ele tener capacidad para una acertada visión de
conjunto, que requiere amplia [ormución cultural. juicio equilibrado y experiencia
eficaz.
No siempre avanzan al mismo ritmo los conocimientos técnicos y las dificnl-
tadcs q11c delx-n superarse, :· así ha ocurrido a veces que precisamente 1111 desastre'
es el que ha permitido arrancar a la Naturaleza alguno ele los secretos que ésta ce-
losamcutc guarda y perezosamente dcju descubrir. con Jo que, al incorporarlo el
hombre al acervo ele sus conocimientos, se co11siguc un ,~,·anee en la tócuica.
\ [ uchas uovcdadcs se han implantado a consecuencia ele catástrofes: así, los
desastres de los barcos "Libcrtv", las explosiones del avión ele tipo Comer, los gra-
ves corrimientos del terreno en· los ferrocarriles suecos, las catástrofes de presas de
embalse, fueron otros puntos de partida para introducir modificaciones en la cons-

I 9 6 ./ 851
~

trucción, para crear nuevas técnicas o para ampliar los conceptos <le temas en l\
tudio, incorporando con ello frrtilcs parcelas al área del saber humano.
o o o

Es cierto que los técnicos que proyectan, que construyen o que dirigen la e1
plotación de una presa, de u na obra, en general, son responsables de su actuació
Pero, ¿,sólo ellos?
Aquí, hav que detenerse un momento a meditar. No puede ser sólo un hon
hrc el que ha de resolver todos los problemas que plantee una obra de gran a\ca
ce, ni siquiera será un equipo el único responsable, aunque verdad es que debo
en vanguardia, con su dedicación, con su estudio, con [mimo de espíritu colecrí»
lleno de ansias ele superación.
Un técu ico al frente de su obra, no es un elemento· aislado e independienn
Gran parte de su valor moral. de su alcance tccnico, de su crédito, de su prestigif
se fomenta ~, realza por una comunicación espiritual que recibe de los que en otr
trabajos, en otros lugares, cultivan también su vocación profesional, y es, por el]
el trabajo de todos, el impulso moral ele todos, el que debe sostener y acuciar el
fuerzo que aporte cada uno.
Pero, además, estas importantes obras que .son las presas de embalse, ofrec
dos características peculiares en el aspecto que estamos considerando.
Por una parte, son obras que esencialmente tienden a perturbar los dispositiv
naturales, geo1ógicos e hidrúu licos, el 1ya ri·plica hav que prever y dominar; por ot
lado, con ellas se comprometen, en cierto modo, inmensos valores morales y riqu
zas materiales cuantiosisimas, que les son ajenas ~: que, a veces, 11i se benefici
directamente ele dichas obras: todo lo cual ohliz,,a a considerarlas con el mav.,, or
mero y a dotarlas con el más amplio margen en sus condiciones de seguridad
para ello, la más alta técnica de esta especialidad investiga y trabaja de modo co
tanto en todos los países, deri\·únclosc de tales estudios y experiencias las dir
trices que en estos temas deben scgt1irse.
Precisamente, en el próximo mes de mayo. se reumr a en Edimhurgo el V
Congreso Internacional de Graneles Presas y allí se tratarán, en un ambiente
universal cooperación cicntíí ica, estos problemas, y es seguro que de las múltip
aportaciones :· consiguiente controversia se obtendrá un positivo avance.
Realmente creemos que en estas reuniones magnas de técnicos especialista
debe preocupar, en primer término, c1 conseguir las mejores condiciones de seg
dad para las grandes presas y dar, a los técnicos que han de enfrentarse directarncu
te con esas obras, las orientaciones más en consonancia con el estado actual de
ciencia.
Partiendo de esa gran fuente de doctrina y de caudalosa experiencia, que
forma y se renueva en las grandes reuniones internacionales, siguen después
publicaciones, las enseñanzas que proliferan y los intercambios que permiten
pliar el área de conocimientos de cada técnico.
Son eslabones de la gran cadena que asegura una fuerte trabazón en la
nica profesional, a través de sus diversos grados y misiones.
Es. pues, una responsabilidad colectiva la que se dibuja y somos todos los que
nemos que cooperar, conscientes ele que sin esa cooperación estaríamos incursos
la responsabilidad de no entregar en cada puesto de trabajo toda el alma en F
ele que la misión conjunta se cumpla.
Ahora bien; hay que ir más allá.
S52 REVISTA DE OBRAS PUBLI
El Ingeniero, el técnico, individual o colectivo, es, en definitiva. un producto
de la Sociedad, de toda la Sociedad: de ella sale, ella lo forma. Ella lo ampara o
lo abandona.
La Sociedad, en su más amplio sentido, no puede inhibirse ele la responsabili-
dad. Ella da o quita facilidades para que el técnico se capacite par~l cumplir su
empeño: lo auxilia ~; anima en los trances difíciles. o bien se desentiende Lle el en
los casos ele apuro.
En suma, el técnico se apoya en la Sociedad y de ella depende.
Si los responsables de la política. si los clirigentC's de la Sociedad. si sus distin-
tas fuerzas representativas no cooperan. en primer término. para lograr la formación
más esmerada, completa y profunda de los técnicos que havan de enfrentarse con
el problema: si no ponen en manos ele ellos los medios económicos ~- sociales que
su labor requiere: si lejos de rodearlos de prestigio. trata de menoscabarlo. rostún-
dolos alicientes \' fuerza moral: si. en definitiva. se les forma un umhicutc hostil o
indiferente. que. aminora o limita su capacidad de accióu, con todo ello se lcx res-
ta posibilidad de conocimiento :· de entusiasmo, cosas ambas indispcusuhlcs para
resolver airosamente las situaciones difíciles.
Examínense. pues. a sí mismos, todos y cada uno de los elementos sociales en
acción y vean si han cooperado para facilitar la formación de excelentes tt.'·cnicos,
para dotarlos de medios materiales. para no imponerles trabas inuccesuriux en su
función profesional, para ~ligerar su espíritu de preocupaciones que no sC'a11 la
obra misma, a la cual deben supeditarse intereses ele más limitarlo alca11c..T.
El tema de las rcspousabilidades es muy complejo en este tipo de prolilcmus. ~-
en las consideraciones expuestas quiz(1 se encuentren motivos o razones para apar-
tar cualquier solución simplista. c¡nc podría ser tan injusta como desacertada.

X. Museo y lugar ele estudio.

Lo que ha ocurrido en el Vaiont señala un hito singular en la historia de las


ohrus hidráulicas, Por tanto, como sucede con los acontecimientos impares, no dc-
hcmos cerrar los ojos ante ellos, sino utilizarlos en toda su eficacia ejemplar: "acer-
tar. en suma, a convivir con la desgracia'', según frase reciente.
Ya hemos dicho antes que el gobierno italiano 11..1 dispuesto que esta prl'sa
quede fuera de servicio, por no ser económicamente posible la regeneración dc-l em-
balse.
Pues bien; una de las ideas que nacen en nosotros al contemplar el tremendo
suceso y catalogarlo en el cuadro de contingencias extraordinarias que pueden sur-
gir en las obras de ingeniería, es la de considerar la gran utilidad que se deduciría
de mantener este complejo de] Vaiont como un aleccionador centro de meditación
v de estudio.
Proponernos que, puesto que allí ocurrió una catástrofe, en desgraciado mari-
daje ele hecatombe geológica con dispositivo hidráulico, ambos a gran escala, S(' or-
ganice y conserve aquel conjunto corno un Museo ele geología aplicada, como un
santuario a donde podrían ir a aprender y a reflexionar seriamente los ingenirros
proyectistas. los constructores, los geólogos~ los geógrafos; en fin, cuantos tuvieran
interés en deducir útiles consecuencias de estas lecciones trágicas con que la Na-
turaleza nos hace recordar, de vez en cuando, que también ella tiene que ser con-
sultada cuando tratamos de interrumpir su modo de ser y de estar.

L:LIO 1964 813


¡Qué magnífica lección práctica para los alumnos de geología ingenieril dt
todo el mundo, la qlle recibieran visitando, con profesor documentado, este luga
en el que se presenta, a escala natural, un proyecto de los hombres, producto ck
una buena técnica y desbaratado por un fenómeno geológico!
¡Cómo aprenderían que los corrimientos, los deslizamientos de los terreno
que las fracturas <le las rocas, que las diaclasas, que el coeficiente ele rozamiento
que los efectos de la subpresión. no son simples definiciones, o temas teóricos, q11i
muchas veces se explican en una excursión de geología, refiriéndose a remotas cir
cunstancias o a sucesos ocurridos hace cientos o miles de siglos!
Pero también los geólogos y los ingenieros experimentados adquirirían mayo
seguridad en sus ideas sobre la relación que debe haber entre el estudio del pro~:eél
de la obra y el conocimiento del terreno, así como en cuanto a la extensión de aqm a
todo el úmhito del cuenco que vierte al río.
Tanto corno el aspecto geológico fundamental, tendría interés el problema h
drúulico creado por el corrimiento y que, en gigantesco modelo, indicaría la rna~
nitud, el curso y los efectos de la enorme y violentísima avenida, de pocos min
tos, pero de grandes y tristísimos efectos.
i Qué expresiva lección demostrativa de las virtudes mecánicas de una presa b
veda bien apoyada y, al mismo tiempo, qué ejemplo patente de que también lo
previsible. lo insólito, puede acaecer, abrumándonos con su tremenda realidad!
Italia, maestra en la organización, podría disponer con su buen sentido insup
rublo. ese inmenso Museo Hidrogcológico, para la visita Iácil y eficaz, que resultan
de honda impresión y provechosa enseñanza para todos.
Creemos sinceramente que estos estudios allí realizados por personas conscie
tes y en el ambiente profesional, serían de magníficos efectos, no solamente en
orden técnico, llevando al ánimo un deseo de perfección en el conocimiento, xi
también por lo que pudiera significar ele homenaje respetuoso a las víctimas ele la
tústrofc y como impacto espiritual que, al representar a cada uno las circunstanc
profesionales en que habrá de encontrarse en la vida, contribuiría a reafirmar
sentido de auténtica responsabilidad ante sí mismo, y el de la conciencia prolcs
nal colectiva, a través ele la cual ha de mantenerse el técnico enlazado c011 cuant
deben responder <le sus obras ante la Sociedad, objetivo final de todos nuestros t
bajos y afanes.

XI. Era de transición.

Después de las consideraciones anteriores, sobre un acontecimiento trascend


te, c1ue, aparte de las consecuencias trágicas habidas, presenta facetas de extrao
nario interés técnico y profesional, queda en el ánimo una zozobra, un dcscont
to por el limitado alcance de las posibilidades humanas, un trance, a la vez resig
do y ansioso, una inquietud espiritual, como intento de desasirse de alguna tr
que impidiera el vuelo, que frenara la aspiración suprema de perfección.
El hornhre evoluciona incesantemente, es verdad; pero con gran lentitud. A
sur de los avances conseguidos, todavía está, sin duda, en la infancia de su desa
llo intelectual.
Creemos francamente que, mientras existan sobre el área terrestre zonas inm
sas en las que habitan cientos de millones de seres humanos hambrientos y m
tras que haya todavía en ella multitud de tribus absolutamente salvajes, tene
854 REVISTA DE OBRAS PUBU
que admitir que el hombre que se llama civilizado no ha recorrido aún muy largo
trecho en el camino del progreso, ya que carece del signo de hermandad univer-
sal que debía distinguirle.
~o nos asombremos, si todavía apenas conoce el suelo que pisa. Hasta hace
poco, ni le importaba; hoy, empieza a interesarle, pero en tanto que descubra su
verducleru esencia y pueda atisbar sus movimientos, pasarán quizá decenas ele cen-
turias.
El inmenso horizonte que al hombre se ofrece para la investigación, en todos los
aspectos que presenta la Naturaleza, ni aun con el ritmo actual de los avances téc-
nicos se alcanzará. sino después de muchas generaciones. Y esto, a pesar de que
dispone en sí mismo del instrumento capaz de despejar todas sus incógnitas.
Cuando logre el dominio de aquel horizonte luminoso, ¿_qué pensará el hombre
acerca ele los "cerebros electrónicos" que hoy pcrgeüa y que pueden llegar a estar
arrinconados corno trastos viejos, tan pronto consiga mejorar algún tanto el rendi-
miento de la portentosa, casi milagrosa, máquina cerebral ele que está dotado?
Está bien a la vista, por otra parte, que vivimos una era ele transición, una épo-
ca en que se están rompiendo, con violentos chasquidos, las amarras de enlace con
el pasado y se avizora algo muy superior que el porvenir ofrece a la Humanidad.
No hay, pues. que extrañarse por los nuevos conceptos. por la extrapolación de
casos insólitos, por la agitada ebullición de las mentes creadoras. No procede medir
los movimientos ideológicos con el antiguo rasero.
Se acusará, quizá, algún desajuste, sorpresas ele desacomodación, pero eso es
lo natural en una etapa que está a caballo entre dos edades.
Dejemos sin pena la luz macilenta, amortiguada quizá por el desaliento y la ru-
tina, y recibamos. con gesto alegre y optimista, la promesa de un mundo renovado,
en el que una teoría de generaciones debe desarrollar magno programa, del qne ya
advertimos se perfila con nitidez un audaz prólogo, cuyo plan es nada menos que
definir al homhre en todos sus valores, colmar las apetencias ele su espíritu y ensc-
fiarle a gozar el mundo del que Dios le ha concedido el cetro.
Lo que ahora nos compete es disponernos a ser merecedores ele alzar en nues-
tras manos la nueva antorcha de ese futuro brillante, que clehe traer a los hombres
prosperidad y alientos para muy altas empresas.

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