2001-Libro Endocrinologia Inf FC

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 579

A.

Muñoz Hoyos
J. M. Fernández García
J. Uberos Fernández
C. Ruiz Cosano

ENDOCRINOLOGÍA INFANTIL
VOLUMEN 4

3
Endocrinología Infantil

DEPARTAMENTO DE PEDIATRÍA
UNIVERSIDAD DE GRANADA

FORMACIÓN CONTINUADA EN PEDIATRÍA


serie monográfica
DIRECTORES DE LA COLECCIÓN
J.A. Molina Font
A. Muñoz Hoyos
A. Molina Carballo

EDITORES
G. Galdó Muñoz
E. Narbona López
A. Valenzuela Ruiz

SECRETARIOS DE REDACCIÓN
J.Uberos Fernández
C. Ruiz Cosano

VOLUMEN 4º
ENDOCRINOLOGÍA INFANTIL

COORDINADORES DE LA MONOGRAFÍA
A. Muñoz Hoyos
J.M. Fernández García
J. Uberos Fernández
C. Ruiz Cosano
© Editorial: FORMACIÓN ALCALÁ.
C/ Ramón y Cajal, 20. Apdo. 130
23680 ALCALÁ LA REAL (JAÉN)
Telfs. 953 58 53 30 (4 líneas) - 902 108 801 - Fax 953 58 53 31
E-mail:[email protected] - Web:www.asociacionalcala.com
Portal:www.zonadesalud.org
ISBN: 84-95658-25-9 D.L.- J-346-2001
Julio 2001
Diseño de portada: Marta Narbona Galdó
Imp.: Artgrafic. S.C.A. 953 58 43 94

Los derechos de autor serán destinados a sufragar fondos de investigación


(GRUPO DE INVESTIGACIÓN CTS - 190. PLAN ANDALUZ DE INVESTIGACIÓN)

4
PRÓLOGO

La Endocrinología comprende una gran cantidad de información relacio-


nada con diversos aspectos de casi todas las funciones corporales. Precisamente
por la amplitud de conocimientos a los que se refiere, una gran parte de la infor-
mación en Endocrinología es descriptiva y no hay un conocimiento exacto de los
mecanismos que median el efecto hormonal. Claro está, al hablar de Endocrino-
logía tenemos que hablar de hormonas, los mediadores químicos, generalmente
proteínas, péptidos o esteroides, que ejercen en las células del organismo los efec-
tos reguladores correspondientes.
Desde el punto de vista de la Endocrinología clásica, una hormona es un
compuesto químico que se produce en una glándula específica, la glándula endo-
crina, se libera a la circulación sanguínea, y alcanza el órgano diana donde ejerce
sus efectos. Los efectos de una hormona en la célula diana se realizan por su
interacción con un receptor específico que activa a determinados mediadores
intracelulares, los segundos mensajeros, para realizar su acción. Con el descubri-
miento del AMPc como un importante segundo mensajero de la acción hormonal,
se planteó un problema: ¿cómo pueden realizar diferentes hormonas funciones
distintas si comparten el mismo segundo mensajero? La respuesta vendría dada
porque la especificidad de la acción de una hormona va a depender de la localiza-
ción de sus receptores. Es decir, aunque compartan un mismo segundo mensajero,
la ausencia de receptores a una determinada hormona en un órgano específico
hace que esa hormona no actúe allí. ¿Dónde actúan las hormonas? También clási-
camente, se ha dicho que las hormonas peptídicas actúan mediante receptores de
membrana, mientras que las esteroideas lo hacen a través de receptores nuclea-
res. Algunas hormonas, como las tiroideas, que derivan del aminoácido tirosina,
tienen receptores nucleares. Una vez que las hormonas han realizado su efecto,
y para evitar que sigan actuando indefinidamente, muchas hormonas se inactivan
por diferentes procesos metabólicos.
Esta visión clásica de las hormonas está cambiando rápidamente. En
primer lugar, muchas hormonas pueden producirse en diversos lugares del orga-

5
Endocrinología Infantil

nismo, no sólo en aquellas glándulas endocrinas en las que fueron descubiertas,


y ser liberadas a la circulación. En segundo lugar, no existe esa separación entre
tipo de hormona y tipo de receptor. Desde que se descubrió el receptor de mem-
brana para la aldosterona, una hormona esteroidea, la dualidad de receptores de
membrana y nucleares para una misma hormona se hizo más evidente. Los avan-
ces en biología molecular nos hacen más clara la posibilidad de colaboración
entre los efectos de membrana y nucleares de las hormonas, lo que a su vez hace
más complejo el mecanismo de acción hormonal y su regulación. En tercer lugar,
algunos metabolitos de las hormonas, considerados como productos catabólicos
hormonalmente inactivos y de deshecho, no son tales, y ejercen notables influen-
cias endocrinas, muchas veces con efectos diferentes pero complementarios a los
de las hormonas de las que derivan. Tal es el caso conocido del metabolito de
la testosterona, la dihidrotestosterona y, muy recientemente, de la diiodotironina,
molécula producida por desiodación de la triiodotironina, con efectos importan-
tes en la mitocondria. Por último, algunas hormonas ejercen sus funciones en
muchos sitios y no sólo en un órgano o tejido diana; incluso algunas ejercen sus
efectos en todas las células del organismo. Tal es el caso de la melatonina, que
además de presentar receptores de membrana y nucleares, ejerce gran parte de sus
actiones a través de mecanismos que no requieren un receptor, al ser un antioxi-
dante muy potente.
Este manual de Endocrinología recoge una puesta a punto actualizada de la Endo-
crinología en sus aspectos básicos o fisiológicos, pero con un especial énfasis en
la fisiopatología. Ya que, como antes decía, gran parte de la información de la
que se dispone es descriptiva, se ha evitado una revisión enciclopédida del tema,
que ni es apropiada para este manual y para los fines que persigue, ni es posible
por el rápido avance de esta parte de la ciencia. La exposición de cada capítulo
se ha sistematizado al máximo, ofreciendo una continuidad en el texto que no se
rompe por los apartados que en cada capítulo se incluyen. Se ha querido eliminar,
y considero que se ha conseguido, todo aquello superfluo e innecesario, desta-
cando los puntos esenciales sobre las acciones y sus alteraciones de cada hor-
mona. El resultado es una visión de conjunto fácilmente asimilable por el lector
o estudiante.
El texto está organizado en catorce capítulos que cubren los diversos aspectos
de la Endocrinología. Comienza con una visión sobre el crecimiento y desarro-
llo, con los factores que lo regulan desde el proceso de transformación del óvulo
fecundado hasta el individuo adulto, para continuar con las alteraciones del cre-
cimiento, incluyendo una revisión sobre las causas no órgánicas del retraso de

6
crecimiento, de gran impacto médico y social. A continuación se hace un balance
de la neuroendocrinología, con la exposición de la fisiología y fisiopatología
de la adenohipófisis y neurohipófisis. Se siguen varios capítulos sobre los ejes
neuroendocrinos (tiroides, suparrenales, gónadas) y las paratoroides. Es de des-
tacar el capítulo dedicado a los errores congénitos del metabolismo, ya que en
muchos casos un conocimiento adecuado de ellos permite, mediante un diagnós-
tico precoz, evitar las secuelas que de ellos se derivan. Además del capítulo dedi-
cado a la diabetes, mención especial hay que hacer también a la presentación
como capítulos independientes el dedicado a los lípidos y a la obesidad. Ambos
son de gran impacto en la actualidad por los cambios en los hábitos alimenti-
cios. Lo mismo cabe decir del capítulo dedicado a la anorexia, una alteración
en aumento por diversos condicionantes entre los que las presiones psicosociales
son muy importantes. Por último, y como un claro indicativo de que los autores
de este libro han querido presentar una visión actualizada de la Endocrinología,
se habla también en el último capítulo de la glándula pineal. Esta glándula, que
ha intrigado a generaciones de filósofos y científicos, empieza a conocerse en
profundidad. Pero sobre todo, se conoce mucho mejor todavía la melatonina, la
principal hormona producida por esa glándula, pero que también se produce en
muchos otros lugares del organismo, que influye de forma notable sobre la fisio-
logía celular, y se encarga de coordinar las funciones supracelulares actuando
como un sincronizador interno que favorece la adaptación del organismo al
medio ambiente.
Cuando un científico empieza a leer un trabajo científico, da por sentado que
dicho trabajo podrá ser mejor o peor, pero se incluirá en él una larga serie de
datos, cifras, referencias a otros trabajos, y un largo etcétera al que estamos acos-
tumbrados. Pero a veces, ese científico empieza a leer un trabajo científico dis-
tinto, en el que ve que prima lo fundamental sin exagerar números ni citas, que se
termina de leer y conscientemente se ha actualizado con una serie de conocimien-
tos, los fundamentales, que le permiten empezar a ser ya crítico con ese tema en
concreto. Puesto que la característica del estudiante es conseguir una capacidad
crítica, y la del médico el serlo, este manual de Endocrinología consigue, desde
mi punto de vista, que uno empiece a ver las cosas con claridad, saber diferenciar
signos y síntomas y por tanto acercarse a ese saber crítico, constructivo, objetivo
y meta del médico.

Darío Acuña Castroviejo


Catedrático de Fisiología
Julio 2001

7
Endocrinología Infantil

8
ÍNDICE GENERAL

ENDOCRINOLOGÍA INFANTIL
Iª Parte. Temas de Endocrinología Infantil

Capítulo 1 El crecimiento y sus trastornos


J.M. Fernández, M. Molina, J. Uberos, A. Muñoz

Capítulo 2 Retraso de crecimiento no orgánico


A. Muñoz, G. Galdó, C. Ruiz, A. Molina, J.M. Fernández,
J.A. Molina

Capítulo 3 Adenohipófisis
J. Uberos, M. Molina, J.M. Fernández, A. Muñoz

Capítulo 4 Neurohipófisis
A. Muñoz, M. Molina, J.M. Fernández, J. Uberos

Capítulo 5 Tiroides
J.M. Fernández, M. Molina, J. Uberos, A. Muñoz

Capítulo 6 Paratiroides
J.P. López Siguero, J.A. Moreno Molina

Capítulo 7 Suprarrenales
J. Del Valle, A.L. Gómez Gila

Capítulo 8 Gónadas y patología relacionada


L. López-Canti, J.M. Fernández

Capítulo 9 Errores congénitos del metabolismo


J. Uberos, E. Blanca, C. Ruiz, A. Valenzuela, E. Narbona

Capítulo 10 Hiperlipidemias
J. Uberos, A. Muñoz, A. Molina, J. Maldonado

9
Endocrinología Infantil

Capítulo 11 Obesidad
J. M. Fernández, J. Murcia, J. Gómez-Vida, M. Sánchez,
G. Escames Rosa

Capítulo 12 Diabetes mellitus


M. Sánchez, A. Muñoz, J.M. Fernández, F. Moreno, J.
Gómez-Vida

Capítulo 13 Trastornos del comportamiento alimentario


J.L. Lechuga, M.T. Guerra Pérez, F.J. Caro Contreras

Capítulo 14 Glándula pineal


A. Muñoz, A. Molina, J.M. Fernández, J. Uberos, C. Ruiz

IIª Parte. Presentación de casos clínicos


R. Ávila Villegas, R. Santana Delgado, A. Peinado Garrido

Caso 1º Esfingolipidosis (Enfermedad de Tay-Sachs)

Caso 2º Tumor ovárico (Pseudopubertad precoz)

Caso 3º Síndrome de Turner

Caso 4º Glucogenosis

Caso 5º Tiroiditis linfocitaria crónica

Caso 6º Hipertiroidismo

Caso 7º Diabetes neonatal

Caso 8º Cetoacidosis diabética

IIIª Parte. Autoevaluación en Endocrinología Infantil


V. Ramos Ramos, A. Garach Gómez, F. Contreras Chova

Preguntas con respuestas múltiples

Respuestas y comentarios al cuestionario


10
Autores y Centros

AUTORES Y CENTROS

J. Uberos Fernández Hospital Universitario. Granada.


Servicio de Pediatría.
Pediatra.

A. Muñoz Hoyos Universidad de Granada.


Departamento de Pediatría.
Profesor Titular de Pediatría.

J. Maldonado Lozano Universidad de Granada.


Departamento de Pediatría.
Profesor Titular de Pediatría.

J.A. Molina Font Universidad de Granada.


Departamento de Pediatría.
Catedrático de Pediatría.

G. Galdó Muñoz Universidad de Granada.


Departamento de Pediatría.
Catedrático de Pediatría.

A. Valenzuela Ruiz Universidad de Granada.


Departamento de Pediatría.
Profesor Titular de Pediatría.

E. Narbona López Universidad de Granada.


Departamento de Pediatría.
Profesor Titular de Pediatría.

C. Ruiz Cosano Universidad de Granada.


Departamento de Pediatría.
Catedrático de Enfermería Infantil.

11
Endocrinología Infantil

Autores y Centros

A. Molina Carballo Universidad de Granada.


Departamento de Pediatría.
Profesor Asociado de Pediatría

E. Blanca Jover Hospital Universitario. Granada.


Servicio de Pediatría.
Pediatra.

J.M. Fernández García Hospital Universitario. Granada.


Unidad de Endocrinología Infantil.
Profesor Asociado de Pediatría.

M. Molina Oya Hospital Universitario. Granada.


Servicio de Pediatría.
Pediatra.

J.P. López Siguero Hospital Materno-Infantil. Málaga.


Unidad de Endocrinología Infantil.
Profesor Asociado de Pediatría.

Jorge Del Valle Hospital Universitario.


Virgen del Rocío. Sevilla.
Unidad de Endocrinología Infantil.
Profesor Asociado de Pediatría.

J. Murcia García Hospital Universitario. Granada.


Servicio de Pediatría.
Pediatra.

J. Gómez-Vida Hospital Comarcal Santa Ana.


Motril (Granada).
Servicio de Pediatría.
Pediatra.

12
Autores y Centros

M. Sánchez Forte Hospital Comarcal. Baza (Granada)


Servicio de Pediatría.
Pediatra.

F. Moreno Madrid Hospital Comarcal. Baza (Granada)


Servicio de Pediatría.
Pediatra.

J.L. Lechuga Campoy Universidad de Cádiz.


Departamento de Pediatría.
Unidad de Endocrinología Infantil.
Profesor Titular de Pediatría.

V. Ramos Ramos Hospital Clínico Universitario.


Unidad de Endocrinología Infantil.
Granada.

A. Garach Gómez Hospital Clínico Universitario.


Unidad de Endocrinología Infantil.
Granada.

J. A. Moreno Molina Hospital Materno Infantil. Málaga.


Unidad de Endocrinología Infantil.
Pediatra.

A. L. Gómez Gila Hospital Universitario Virgen


del Rocío. Sevilla.
Unidad de Endocrinología Infantil.
Pediatra.

M. T. Guerra Pérez Universidad de Cádiz.


Departamento de Pediatría.
Unidad de Endocrinología Infantil.
Pediatra

13
Endocrinología Infantil

Autores y Centros

F. J. Cano Contreras Universidad de Cádiz.


Departamento de Pediatría.
Unidad de Endocrinología Infantil.
Pediatra.

F. Contreras Chova Hospital Clínico Universitario.


Unidad de Endocrinología Infantil.
Granada.

R. Ávila Villegas Hospital Clínico Universitario.


Departamento de Pediatría.
Granada.

R. Santana Delgado Hospital Clínico Universitario.


Departamento de Pediatría.
Granada.

A. Peinado Garrido Hospital Clínico Universitario.


Departamento de Pediatría.
Granada.

G. Escames Rosa Profesora Ayudante


Departamento de Fisiología.
Universidad de Granada.

14
PRIMERA PARTE

Temas de
Endocrinología Infantil

15
Endocrinología Infantil

16
El crecimiento y sus trastornos

CAPÍTULO I
EL CRECIMIENTO Y SUS TRASTORNOS
J.M. Fernández, M. Molina, J. Uberos, A. Muñoz

Introducción
El crecimiento se puede definir como un complejo proceso biológico a
través del cual los seres vivos aumentan su masa corporal y maduran morfoló-
gicamente adquiriendo al final del proceso un desarrollo completo de su capaci-
dad funcional. El crecimiento en los seres pluricelulares requiere la existencia
de factores reguladores, es decir del equilibrio en el medio interno entre factores
estimulantes o auxinas y factores inhibidores. Por el contrario en los organismos
filogenéticamente mas simples, como las células procariotas, la regulación del
crecimiento la efectúa el propio medio interno a través de la disponibilidad de
nutrientes; además el crecimiento en estos organismos hace referencia sólo a un
fenómeno de hiperplasia, es decir aumento del número de células.
El crecimiento y el desarrollo se refieren tanto al proceso de transforma-
ción del óvulo fecundado hasta un individuo adulto por el aumento del número
de células (fenómeno de hiperplasia), como a un aumento en el tamaño de las
mismas (fenómeno de hipertrofia). El crecimiento en la especie humana sigue
un ritmo muy lento, que desde la concepción va en desaceleración, ya que cada
vez es menos rápido. El término crecimiento es cuantitativo, indica aumento de
tamaño, mientras que el de desarrollo es cualitativo e indica diferenciación y
maduración de órganos.
Entre los factores que influyen en el crecimiento y desarrollo cabe citar:
a) Factores genéticos: Se incluyen aquí factores familiares, sexo, raza.
b) Circunstancias gestacionales.
- Madres añosas o jóvenes (talla más pequeña).
- Primogénitos.

17
Endocrinología Infantil

c) Factores reguladores (hormonas):


- GH/ Somatomedina.
- Hormona tiroidea (hormona permisiva).
- Insulina.
- Hormonas sexuales (sobre todo estimula el desarrollo óseo).
- Parathormona.
d) Influencias estacionales: a mas horas de sol mayor ritmo de creci-
miento.
e) Circunstancias económicas y sociales: a mayor nivel socioeconómico
mayor ritmo de crecimiento.
f) Alimentación.
g) La normalidad psicofísica: la carencia afectiva y alguna enfermedad
médica crónica, pueden afectar al crecimiento.

Tabla 1.1. Familias de factores de crecimiento*

18
El crecimiento y sus trastornos

h) Crecimiento secular: las mejoras higiénicas, sanitarias, nutricionales


y socieconómicas han permitido en los últimos años una aceleración del creci-
miento y una talla adulta mayor. La aceleración del desarrollo ha llevado a una
adolescencia más temprana y a una conclusión más precoz del crecimiento. Es
muy significativo que la menarquia se viene adelantando tres meses cada 10 años,
mientras que la talla aumenta aproximadamente un centímetro. Este crecimiento
secular parece haber cesado en países desarrollados en esta última década. Los
factores genéticos son determinantes, las hormonas regulan este proceso y son
necesarios factores permisivos como la alimentación, circunstancias socioeconó-
micas favorables, influencias estacionales y normalidad psicofísica. Además se
han identificado otros supuestos factores de crecimiento, los cuales han sido cla-
sificados en familias según su estructura y función (Tabla 1.1)

Crecimiento en las distintas etapas de la vida


El crecimiento humano atraviesa por distintas etapas (Fig.-1.1) (Fig.-1.2),
tanto en lo referente a su ritmo de crecimiento como a la diferente participación
de la hiperplasia e hipertrofia celular. Desde el momento de la concepción pueden

Fig. 1.1.

19
Endocrinología Infantil

Fig. 1.2.
distinguirse cuatro periodos de crecimiento claramente diferenciados: a) Un
primer periodo o prenatal en el que ocurre la transformación de una célula
pluripotente (zigoto) en un organismo pluricelular diferenciado (recién nacido),
durante este periodo la regulación es autocrina y paracrina, siendo tanto el aporte
de nutrientes a través de la placenta como la secreción de insulina, factores regu-
ladores de primer orden. El ritmo de crecimiento es muy intenso, alcanza su
máximo a las 16 semanas para la longitud y las 30 semanas para el peso y la cir-
cunferencia del cráneo. Este crecimiento es fundamentalmente a expensas de la
multiplicación celular. b) Desde el momento del nacimiento y hasta los 2 años, se
sigue un periodo de crecimiento en desaceleración exponencial y que se reco-
noce como la primera infancia, el modelo matemático que mejor se ajusta a este
tipo de crecimiento es una función exponencial. La talla del nacimiento es de
50 cm (+/- 2DE) y aumenta un 50% al final del primer año, lográndose en ese
momento una talla de unos 75 cm. En el segundo año la talla aumenta 12 cm.
Por su parte, el peso durante el primer semestre aumenta unos 20 gramos/día
y durante el segundo semestre aumenta 15 gramos/día, duplicándose el peso al
nacimiento hacia el quinto mes y triplicándose al año. En el segundo año se
aumenta 2,5kg (disminuye también el incremento ponderal). El perímetro cefá-
lico al nacimiento es de unos 34 cm (+/- 2DE) y aumenta 12 cm el primer año
y 2,5 cm el segundo. c) La siguiente fase de crecimiento denominada segunda
infancia o prepuberal, esta comprendida entre los 3 años y el inicio de la puber-
tad. El modelo matemático que mejor la define es una función polinómica de
segundo grado, se trata de un periodo de crecimiento lento y uniforme, única-
mente hacia los 7-8 años se observa un ligero aumento de la velocidad de creci-
miento. La talla aumenta de 6 a 8 cm/año, el aumento de peso es de 2 kg/año. d)

20
El crecimiento y sus trastornos

La etapa final de crecimiento corresponde a la pubertad y se ajusta a una función


matemática de tipo logístico. Esta etapa se caracteriza por profundos cambios
somáticos y emocionales que coinciden con la maduración sexual y culminan con
la consecución de la talla adulta. El rasgo mas característico del crecimiento en
esta etapa es la presencia del denominado estirón puberal, que consiste en una
aceleración brusca del crecimiento en longitud que afecta de manera desigual a
las diferentes estructuras corporales, apreciándose mayor crecimiento del tronco
que de los miembros. Desde el comienzo de la etapa puberal hasta el final del
crecimiento los niños ganan unos 28 cm y las niñas unos 25 cm. Desde el final de
la pubertad hasta los 30 años el crecimiento es a expensas del raquis con varia-
ciones inferiores al 2%.
Existen diferentes patrones de crecimiento para los diferentes órganos y
tejidos del organismo (Fig.-1.3), el tipo general que es el seguido por testículos,
próstata y útero, muestran un mínimo incremento en los primeros años de vida.
Otros órganos como cerebro y estructuras relacionadas muestran un rápido incre-
mento en su tasa de crecimiento en los primeros años de vida y muy lento pos-

Fig. 1.3.

21
Endocrinología Infantil

teriormente. El crecimiento linfoide es distinto a los comentados hasta aquí, al


presentar un pico de máximo crecimiento hacia los 10 años de edad, con regre-
sión posterior. El tejido adiposo por su parte muestra una curva de crecimiento
bimodal con dos picos, uno hacia los nueve meses y otro al llegar a la pubertad.

Métodos para la valoración del crecimiento y desarrollo


Para la valoración del crecimiento y desarrollo se sigue un procedimiento
en el que se distinguen tres fases distintas; recogida de datos, comparación con
los estándares de referencia y finalmente el análisis de los resultados

1) Crecimiento somático. Los parámetros somatométricos son fundamen-


tales en Pediatría para valorar el estado de salud del niño. Se conocen más de
1.000 medidas diferentes, si bien en la práctica su utilidad se limita a un grupo
muy reducido. Siguiendo la directriz de esta monografía vamos a describir some-
ramente las de mayor empleo en la clínica como son:
a) Longitud y talla. Refleja la máxima distancia entre el vértex y el talón.
Es el mejor parámetro para valorar el crecimiento del esqueleto. Durante los dos
primeros años de edad es de elección medir al niño en decúbito supino. A partir
de los dos años se talla al niño en posición vertical. En las (Tablas 1.2) y (Tabla

Tabla 1.2.

22
El crecimiento y sus trastornos

Fig. 1.3.

1.3) se recogen estándares de referencia para este parámetro somatométrico.


b) Peso. Aunque su medición es sencilla su utilidad es limitada al ser la
suma de una serie de parámetros. De todas formas es un buen indicador del
estado de crecimiento y nutrición. En los lactantes se ha de hacer en el pesabebés
estando éste desnudo. En las (Tablas 1.4) y (Tabla 1.5) se representan estándares
de referencia.
c) Valoración de la morfología corporal: se realizan una serie de medicio-
nes para comprobar si el crecimiento es armónico.
- Segmento superior. Distancias vértex-coxis
- Segmento inferior. Distancia pubis-suelo.
- Perímetro cefálico. Máxima circunferencia craneal sirviendo como refe-
rencia la glabela y los bordes supraorbitarios.
- Talla sentado. De gran utilidad para contrastar las proporciones entre
tronco y extremidades.
d) Probablemente por su aspecto dinámico y gran utilidad clínica deba
considerarse de forma especial la velocidad de crecimiento, puesto que aporta
una información más real del crecimiento en un periodo de tiempo determinado.
Para su determinación basta con disponer de dos mediciones de la talla y cono-
cer el tiempo transcurrido entre ambas. Se expresa en centímetros /año e incluso

23
Endocrinología Infantil

Tabla 1.4.

Tabla 1.5.

24
El crecimiento y sus trastornos

en centímetros/mes. Para obtener una mejor referencia del fenómeno que se


esta evaluando es recomendable que exista entre ambas mediciones u intervalo
mínimo de seis meses. A diferencia de otras mediciones corporales la velocidad
de crecimiento no sigue una función lineal, sino que esta sometida a variaciones
importantes a lo largo de la vida del niño. Para su valoración son útiles las gráfi-
cas de referencia, ya que entre otras ventajas permite obtener información de la
evolución del crecimiento en relación a la población de igual edad y sexo en un
momento determinado. (Tabla 1.6) y (Tabla 1.7).

Tabla 1.6.

25
Endocrinología Infantil

Tabla 1.7.

2) Estado nutricional.
a) Relación peso/talla. Llamado también índice nutricional (IN). Rela-
ciona el peso y la talla del paciente con la media para su edad y sexo. Si el IN
es <90, indica malnutrición. Si encontramos valores comprendidos entre 90-110,
se considerará normal. Si sus cifras son entre 110-120, indica sobrepeso. Valo-
res >120, reflejan una situación clara de obesidad. Para su cálculo se emplea la
siguiente expresión:

Peso actual
Talla actual
I.N.=-----------------x 100
Peso medio
Talla media

26
El crecimiento y sus trastornos

b) Indice de masa corporal (IQ) o de Quetelet. En la actualidad es consi-


derado un excelente indicador del estado nutricional del niño. Refleja la fase del
desarrollo del tejido adiposo en el niño. Existe aumento rápido durante el primer
año, disminución entre 1-6 años y nuevo incremento a partir de esa edad. En las
curvas del IQ los valores comprendidos entre el percentil 25 y 75 son indicativos
de normalidad; por encima del percentil 75 indican sobrepeso y por encima del
percentil 90 obesidad. Su cálculo viene definido por la siguiente expresión:

Peso
I.Q.=--------------
Talla2

c) Pliegues cutáneos. Es la medida antropométrica más precisa para valo-


rar el estado nutricional del niño. Para su determinación se pinza la piel y el tejido
celular subcutáneo entre los dedos pulgar e índice, con una mano, aplicando el
calibrador con la otra y nos dará el espesor del pliegue cutáneo en milímetros.
Debe repetirse para comprobar una correcta medición. Los más utilizados son los
pliegues tricipital y el subescapular. El primero estima la obesidad generalizada
o periférica, mientras que el segundo mide la obesidad troncular (predictor de
la obesidad adulta).La relación entre pliegue subescapular y pliegue tricipipal se
correlaciona positivamente con las fracciones lipídicas aterogénicas.
d) Perímetros. La medición de determinados perímetros corporales cons-
tituyen igualmente excelentes indicadores del estado nutricional del niño. Desta-
cando entre ellos por su mayor interés:
- Perímetro braquial. Depende del compartimento graso y muscular utili-
zándolo conjuntamente junto al pliegue tricipital se puede calcular el área mus-
cular y la grasa del brazo.
- Índice adiposo nuscular. Relaciona el área grasa con el área muscular.
- Cociente adiposo-muscular o relación entre pliegue del triceps y el perí-
metro braquial.
- Relación perímetro de cintura/ perímetro del muslo. Estima la obesidad
troncular o androide y tiene valor como predictor de la obesidad adulta y de
riesgo coronario.

3) Maduración. Como antes se describía los fenómenos de maduración


hacen referencia a la adquisición de funciones. En el niño, se trata de aspectos
muy dinámicos, los cuales van a ofrecer patrones muy distintos en función del

27
Endocrinología Infantil

aspecto madurativo que se evalúe y de la edad en la que éste se mida. Probable-


mente en la clínica general el aspecto de mayor trascendencia sea el desarrollo
psicomotor, pero en el contexto de esta monografía quizás sean de mayor interés
los siguientes:
a) Maduración sexual. Consiste en la aparición de los caracteres sexuales
secundarios, desarrollo de gónadas y aparato genital hasta conseguir la capacidad
reproductora. Para su valoración son de gran utilidad las referencias de Tanner
(Fig.-1.4), el cual clasifica el grado de desarrollo sexual en distintos estadios,
tanto para el varón como para la mujer.

Fig. 1.4.

b) Maduración ósea. La maduración ósea guarda una estrecha relación


con el crecimiento lineal, de tal manera que en sentido estricto el concepto de
maduración ósea se refiere a la transformación de tejido cartilaginoso en óseo.
Desde las primeras aportaciones de Prior, es conocido que la maduración ósea es
un fenómeno uniforme en todo el esqueleto, y que el orden de aparición de los
núcleos de osificación viene genéticamente determinado. Para su valoración se

28
El crecimiento y sus trastornos

emplea la radiografía de mano y muñeca izquierda a partir de los dos años y de


pie y tobillo en menores de esta edad. Existen dos métodos de valoración:
- Método de atlas. Mediante el cual se compara la radiografía del carpo del
enfermo con una serie de radiografías estándar obtenidas en niños sanos, corres-
pondiendo la edad ósea del paciente con la del modelo que más se parezca a la
radiografía problema. Es el método más utilizado aunque es impreciso. El atlas
de Greulich y Pyle es el que más se emplea en la práctica.
- Método numérico. Con este procedimiento a cada hueso se le concede
una puntuación de acuerdo con la fase de desarrollo. Se van sumando las puntua-
ciones de todos los huesos y la puntuación obtenida se compara con las de un
grupo estándar. El método más utilizado es el de Tanner- Witehouse (Rus-TW2)
c) Maduración dental. Se trata de un proceso madurativo que en gran
medida es paralelo a la maduración ósea. De todas formas es un concepto evo-
lutivo de interés porque en ocasiones un retraso en la aparición dentaria puede
ser expresión de un trastorno metabólico o endocrino. A partir del sexto mes se
inicia la erupción de los dientes caducos, y a partir de los seis años la dentición es
definitiva. La cronología general se aproxima a los siguientes datos:

Primera dentición: - Incisivos medios: 6-8 mes.


- Incisivos laterales. 10-12 mes.
- Primeros molares: 13-14 meses.
- Caninos: 18-24 meses.
- Segundos molares: 24-30 meses.

Dentición definitiva: - Primeros molares: 6-7 años.


- Incisivos medios: 7-8 años.
- Incisivos laterales: 8-9 años.
- Primeros premolares: 10-11 años.
- Caninos: 11-12 años.
- Segundos premolares: 12-13 años.
- Segundos molares: 12-14 años.
- Terceros molares: 18-30 años

Predicción de la talla adulta


Especialmente destacados han sido los intentos por desarrollar fórmulas
que permitan hacer un pronóstico de la talla adulta en el niño. Tarea difícil porque
en su desarrollo intervienen factores difícilmente controlables. De todas formas

29
Endocrinología Infantil

el mejor pronóstico en cuanto a la talla final se obtiene cuando; no existe una gran
discordancia entre la edad ósea del paciente y la edad cronológica, ni tampoco
entre la talla de los padres, además es bastante más segura si la edad del paciente
es superior a los seis años. Entre los métodos que se aplican en la actualidad los
más interesantes son los siguientes:

- Predicción de talla adulta según la talla del niño a una determinada


edad. El coeficiente de correlación entre la longitud del recién nacido y su talla
adulta es 0,30. Esta correlación va subiendo y alcanza su máximo a los 3 años,
momento en el que el coeficiente es de 0,80, y se mantendrá así hasta la pubertad
para de nuevo disminuir. Así entre los 2-10 años de edad se puede asignar la
talla final que corresponda al percentil en el que se encuentre el niño. El niño a
los 2 años de edad suele tener la mitad de la talla de adulto en centímetros. Otra
fórmula propuesta por Tanner a los tres años es la siguiente:
Talla adulta (niños) = 1.27 x Talla a los 3 años + 54.9
Talla adulta (niñas) = 1.29 x Talla a los 3 años + 42.3
- Predicción de talla adulta según la talla de los padres. Entre los 2 y 9
años de edad existe un cociente de correlación de 0,75 entre la talla media de los
padres y la de los hijos. La talla definitiva del niño se calcula a partir de la talla
media de los padres. Si la talla calculada del paciente se sitúa entre +/- 5 cm de
la talla calculada en función de la talla de los padres se considera adecuada para
su familia.
Talla padre + Talla madre + 13
Niños = ---------------------------------------------
2

Talla padre + Talla madre - 13


Niñas = ---------------------------------------------
2

- Otros métodos de predicción de talla que emplean la edad ósea para el


pronóstico de talla adulta:
1.- Método de Bayley - Pinneau; Utiliza unas tablas a partir de la edad ósea
obtenida por el atlas de Greulich y Pyle que se basan en el porcentaje de creci-
miento total según la edad ósea esté adelantada, atrasada o corresponda a la edad
cronológica. Se utiliza en mayores de seis años.
2.- Método de Roche - Wainer – Thissen. Utiliza una ecuación con coefi-

30
El crecimiento y sus trastornos

ciente de correlación de las distintas edades, entre la talla final y la altura en decú-
bito, peso, talla media de los padres y edad ósea según el atlas de Greulich y Pyle.
3.- Método de Tanner - Whitehouse (TW-2). Se basa en una ecuación de
regresión que relaciona altura, edad cronología, edad ósea según el método RUS -
TW2, los incrementos de talla, la edad de la menarquia y la talla definitiva. Final-
mente decir que el Prof. M. Hernández y cols. han publicado un grupo de pro-
gramas informáticos “ PREDICTA “ para el cálculo de la talla diana por los tres
métodos anteriores, pero utilizando estándares de maduración ósea en la pobla-
ción española, lo que disminuye el probable error.

Hipocrecimiento
Se define el hipocrecimiento como una talla en un momento dado inferior
a 2 desviaciones estándar (DE) respecto a su edad y sexo. Ante una situación de
este tipo debería hablarse de talla baja, en lugar de emplear el término “nanismo”
por las connotaciones despectivas que el mismo conlleva. Procediéndose en cada
caso a realizar, una minuciosa historia clínica y examen físico, y en función
de las características del paciente y su historia personal y familiar los siguientes
estudios: a) Talla de los padres. b) Edad ósea. c) Talla sentado. d) Medición
de los pliegues cutáneos. e) Medición de los miembros inferiores. f) Valoración
del desarrollo sexual. g) Cariotipo. h) Puebas de función tiroidea. i) Determina-
ción de cortisol. j) Determinación de hormona de crecimiento. k) Radiografía de
cráneo. l) Radiografía del esqueleto completo. m) Morfología y funcionalismo
renal. n) Estudio de función digestiva. Estudios que en cada caso se valora de
forma individualizada y permite como consecuencia de la información que se va
obteniendo proseguir el estudio en un caso concreto. En la (Fig.- 1.5), se presenta
un algoritmo con la secuencia de pasos a seguir (Argemí)

Clasificación de los hipocrecimientos

I. Variantes normales de talla baja (80%)

1. Retraso constitucional del crecimiento


Es la forma más frecuente. Suele haber antecedentes similares en la fami-
lia. El peso y la talla al nacimiento son normales. La velocidad de crecimiento
disminuye entre los 12 meses y los 4 años, y en los años previos a la pubertad.
Fuera de estos periodos la velocidad de crecimiento es normal. La edad ósea está
retrasada respecto a la edad cronológica y se corresponde con la edad estatural, y

31
Endocrinología Infantil

Fig. 1.5.

aunque el percentil de crecimiento está por debajo de – 2 DE al tener una puber-


tad tardía y mayor tiempo de crecimiento la talla final es normal y siempre acorde
con la talla familiar. La exploración física es normal al igual que las pruebas de
laboratorio y técnicas de imagen. Suelen asociarse a déficit parcial de GH en el
periodo prepuberal; que se normaliza tras el aumento de hormonas sexuales.

32
El crecimiento y sus trastornos

2. Talla baja familiar.


Hay antecedentes familiares de talla baja. El peso observado suele ser el
esperado para la talla, la velocidad de crecimiento disminuye entre los 12 meses
y 4 años siendo normal fuera de este periodo. La curva de crecimiento se sitúa
por debajo del percentil 3. La edad ósea se corresponde a la esperada para la edad
cronológica. La pubertad se inicia a una edad normal. El resultado final es una
talla baja pero acorde con la talla familiar.
3. Retraso constitucional del crecimiento en talla baja familiar.
Es la suma de las dos situaciones anteriores. Los niños crecen por debajo
del percentil 3, velocidad de crecimiento baja y edad ósea retrasada. La talla final
siempre será baja.

II. Hipocrecimientos patológicos

1. Armónicos
A.- De comienzo prenatal (Tabla 1.8)

Tabla 1.8.

33
Endocrinología Infantil

I. Retraso del crecimiento intrauterino (CIR). Con éste término se


define a todo recién nacido con un peso inferior al percentil 10 para su edad ges-
tacional. Tiene una incidencia de 4-10% de todos los recién nacidos. Aproxima-
damente el 50% de los CIR tienen un potencial genético adecuado de talla, en
los que no se alcanza la talla adecuada su velocidad de crecimiento es lenta y la
edad ósea adecuada a la cronológica, situándose siempre por debajo del percentil
3, con lo que la talla final es baja.
2. Síndromes dismórficos asociados a talla baja. Enumeramos los más
frecuentes en la (Tabla 1.9).

Síndromes dismórficos asociados a talla baja.


- Síndrome Aarskg - Síndrome Francois-Hallermann-Streiff
- Síndrome Bloom - Síndrome Gilford o progeria
- Síndrome Cockaine - Síndrome Noonan
- Síndrome Coffin-Lowny - Síndrome Rothmund-Thomson
- Síndrome Coffin-Siris - Síndrome Rubistein-Taybi
- Síndrome Cornelia Lange - Síndrome Seckel (perfil de pájaro)
- Síndrome Donohue - Síndrome Smith-Lemli-Optiz
- Síndrome Dubowitz - Síndrome Wilians

Tabla 1.9.

3. Cromosomopatías. Destacan el Síndrome Turner y el Síndrome Down.


4. Debemos incluir embriopatías y fetopatías: como pueden ser el sín-
drome alcohólico-fetal, el síndrome hidantoínico-fetal o infecciones maternas
con repercusión fetal.
B.- De comienzo postnatal
Destacan en este apartado la malnutrición, enfermedades crónicas, causas
psicosociales y endocrinas. Tienen las siguientes características comunes:
- El retraso de crecimiento es variable según la etiología y el tiempo de
actuación de la noxa (será más acusado si actúa en época prenatal y lactancia).
- El hipocrecimiento es un síntoma más dentro de un cuadro clínico florido,
aunque a veces puede ser el único síntoma.
- La curva de crecimiento se enlentece en el momento en que actúa la noxa,
recuperándose cuando ésta ha sido eliminada.
- Hay un descenso del peso asociado, llegando a situaciones de desnutrición.
- La edad ósea es paralela a la estatural.
- La maduración sexual estará retrasada en los procesos prolongados y que

34
El crecimiento y sus trastornos

llegan a la edad puberal.


Destacaremos como representantes más conocidos los siguientes cuadros:
1. Hipocrecimiento hipocalórico. Por malnutrición crónica; forma más
frecuente en países subdesarrollados.
2. Hipocrecimiento intestinal. Síndrome de malabsorción como la celia-
quía, el megacolon congénito y la enfermedad intestinal crónica (enfermedad de
Crohn y la colitis ulcerosa).
3. Hipocrecimiento de origen pancreático: Referido a la fibrosis quística
del páncreas.
4. Hipocrecimiento secundario a afecciones hepáticas. En hepatopatías
crónicas graves como la cirrosis y otras, el hipocrecimiento es secundario a la
hipoproteinemia, a la malabsorción por falta de bilis y a los fenómenos hemorrá-
gicos que con frecuencia padecen estos enfermos.
5. Hipocrecimientos por metabolopatías. La diabetes, la glucogenosis
tipo Von Gierke, la fenilcetonuria y enfermedades por acúmulo como la enfer-
medad de Gaucher, pueden por diversos mecanismos cursa con retraso del creci-
miento
6. Hipocrecimiento en; infecciones crónicas, situaciones de inmunodefi-
ciencia y en infecciones de repetición.
7. Retraso de crecimiento en; cardiopatías congénitas, asma crónico, dis-
plasia broncopulmonar, anemias crónicas (talasemias, esferocitosis hereditarias,
anemias aplásicas) que tienen en común la hipoxia a nivel tisular.
8. Retraso de crecimiento asociado a; fallo renal crónico y a enfermeda-
des del sistema nervioso central generalmente niños encefalópatas.
9. Hipocrecimiento de origen psicosocial; situación cada vez más fre-
cuente y a la que se dedicará el segundo capítulo de la monografía.
10. Causas endocrinas; no son las más frecuentes en la clínica, aunque su
importancia radica en que tienen un tratamiento eficaz.
a) Las hormonas tiroideas tienen influencia sobre el crecimiento, recordar
que el hipotiroidismo congénito se asocia a talla baja sobre todo de extremidades
y la importancia del screening neonatal para su detección al asociarse a retraso psico-
motor. Las hipotiroidismos adquiridos cursan también con retraso en el crecimiento.
b) El hipoparatiroidismo provoca también talla baja, seguramente mediada
por alteración ósea directa, aunque es excepcional en cuanto a su frecuencia. Es
un enanismo dismórfico con braquimetacarpofalangia, engrosamiento de bóveda
craneal, retraso mental con calcificaciones cerebrales, cataratas y signos de hipo-
calcemia.

35
Endocrinología Infantil

c) Son raros los problemas del crecimiento asociados al síndrome de Cus-


hing primario, no así por yatrogenia en pacientes sometidos a terapia corticoi-
dea prolongada. El síndrome adrenogenital congénito produce hipocrecimiento al
haber una aceleración de la edad ósea.
d) El exceso de hormonas sexuales especialmente los andrógenos condi-
cionan una aceleración de la talla, pero mas aún de la maduración ósea con cierre
precoz de la epífisis. Es lo que ocurre en las pubertades precoces. Por otro lado,
el defecto de los esteroides sexuales afecta al crecimiento sólo en la fase puberal,
se enlentece la velocidad de crecimiento pero también está retrasado el cierre de
las epífisis.
e) Hipocrecimiento de origen hipofisario: es el debido a la secreción redu-
cida o alterada de hormona de crecimiento activa o por alteraciones en su acción
periférica. En este capítulo nos referimos a las formas clínicas dejando para el
capítulo de la adenohipófisis los aspectos relacionados con la GH, que tienen
actual interés ya que el tratamiento sustitutivo es eficaz.
* Déficit clásico de GH- Congénito o adquirido. En su mayoría esporádi-
cos, aunque hay casos familiares ligados a alteraciones en el gen productor
de GH. Es frecuente encontrar partos distócicos, SFA o partos instrumen-
tales. Este retraso del crecimiento se evidencia desde el primer año de
vida, de tipo armónico, edad ósea retrasada. La GH tiene acción antiinsu-
línica, así su déficit se asocia a hipoglucemias de ayuno. Estos niños tienen
además acúmulo de grasa en cintura pélvica y escapular teniendo pesos
superiores a lo que se corresponde a su talla. Su aspecto fenotípico es de
aspecto de “muñeca”, con voz aguda y chillona y dentición retrasada. En
los varones es frecuente el micropene y la criptorquidia, así como defectos
en la línea media como con el labio leporino o el paladar hendido. El déficit
puede ser total o parcial. El déficit parcial se considera cuando la respuesta
a dos test farmacológicos de estimulación de GH está entre 5-10 ng/ml,
mientras que se trata de un déficit total, cuando es inferior a 5 ngr/ml.
* Disfunción neurosecretora de la GH: Son niños de talla baja, velocidad
de crecimiento disminuida, edad ósea retrasada, respuesta normal a los test
farmacológicos de estimulación de GH, disminución de la secreción espon-
tánea de GH y niveles bajos de IGF-1.
* Síndromes de resistencia a la GH. Presentan talla baja, velocidad de cre-
cimiento disminuida, fenotípicamente parece un déficit congénito GH, pero
con niveles elevados de GH. Destacamos:
- Síndrome Laron. Enfermedad autosómica-recesivas, en la que existe

36
El crecimiento y sus trastornos

un defecto a nivel de receptor de GH. Presenta niveles basales elevados de


GH, IGF-I disminuidos y respuesta nula al tratamiento con GH exógena.
- Síndrome de la GH biológicamente inactiva. Los niveles de GH son
elevados , los de IGF- 1 bajos y hay una buena respuesta al tratamiento
con GH exógena.
* Defectos secundarios de GH. El déficit de GH es por una lesión orgánica
en el área hipotálamo-hipofisaria. Las causas pueden ser tumorales siendo
el proceso más típico el craneofaringioma, la radioterapia (que es dosis
dependiente, por encima de 30 Gy hay déficit de GH, y entre 18-24 Gy
hay un patrón de disfunción neurosecretora de GH), de lesiones postrau-
máticas, postinfecciosas, infiltrativas como la histiocitosis X y tratamiento
quimioterápico.

2. Disarmónicos
A este grupo pertenecen las displasias óseas. Son anomalías primarias del
hueso y cartílago. Se clasifican en tres grupos:
a) Defectos de huesos tubulares y columna vertebral. En este grupo des-
taca la acondroplasia, la displasia diastrófica, la displasia espondiloepifisaria con-
génita, los raquitismos y la osteogénesis imperfecta, entre otros.
b) Desarrollo desorganizado del cartílago y componentes fibrosos del
esqueleto.
c) Osteolisis idiopática.

Hipercrecimientos
Se considera hipercrecimiento a la existencia de una talla en un individuo
por encima de +2DE o por encima del percentil 97, respecto a la media para su
edad y sexo. Se trata de un trastorno mucho menos frecuente que el hipocreci-
miento. Es importante diferenciar las tallas altas que son variantes de la normali-
dad de las tallas altas patológicas. Los gigantismos, como también se les conoce,
se asocian a síndromes malformativos, neoplasias y alteraciones sistémicas. El
crecimiento desproporcionado de una parte del cuerpo se denomina gigantismo
parcial o hipercrecimiento dismórfico. En la (Fig.- 1.6) mostramos un algoritmo
útil para estudiar de una forma secuencial los pasos a seguir en un caso determi-
nado (Argemí). Seguidamente vamos a describir los estados de hipercrecimientos
más importantes en el niño:

37
Endocrinología Infantil

Fig. 1.6.

Hipercrecimientos fisiológicos o variantes normales de talla alta


1. Talla alta familiar. Representa el límite superior de la distribución
normal de la talla. Tienen antecedentes familiares de talla alta, la maduración
ósea es equivalente a su edad, la pubertad se inicia a una edad normal siendo su
carril de crecimiento siempre superior a +2DE por encima de la media. No está
indicada ninguna acción terapéutica. Solamente si hay una afectación psicológica
severa se puede acelerar la madurez ósea utilizando testosterona en niños y estró-
genos en niñas. Este tratamiento se inicia entre los 11-13 años. Se han referido
niveles altos de IGF-1 junto a niveles bajos de la proteína fijadora de IGF-1.

38
El crecimiento y sus trastornos

2. Maduración acelerada. Es un cuadro familiar caracterizado por una


velocidad de crecimiento situada por encima de la media, que se acompaña de
aceleración de la maduración ósea y del desarrollo puberal. El crecimiento fina-
liza a una edad temprana y la talla adulta es normal. El percentil de crecimiento
está siempre dentro de los límites normales.

Hipercrecimientos patológicos
1. Por alteración factores determinantes
Pueden deberse a una alteración de los factores determinantes o factores
genéticos. Pueden transmitirse siguiendo una herencia poligénica o multifactorial
o una herencia mendeliana o no ser hereditarias y transmitirse al azar. Si excep-
tuamos la obesidad idiopática familiar todos los demás son dismórficos y suelen
tener riesgo de neoplasias asociadas. Distinguimos los siguientes grupos:
- Obesidad idiopática familiar. Hay obesidad moderada con talla superior
a la media, a diferencia de las obesidades de origen neuroendocrino que
cursan con talla baja. En la edad prepuberal muestran una aceleración de la
velocidad de crecimiento y de la maduración ósea y sexual aunque al final
la talla es normal. Presenta un patrón de herencia poligénico.
- Síndromes dismórficos con hipercrecimiento. El crecimiento excesivo
se asocia a rasgos dismórficos y aceleración de la maduración ósea. Las
causas de origen genético más importantes se enumeran en la (Tabla 1.10)
- Cromosomopatías que cursan con hipercrecimiento:
- Síndrome de Klinefelter: Se debe al exceso de uno de los cromosomas
X en el varón. La fórmula genética habitual es 47XXY. Presenta una
incidencia 1/1000 varones recién nacidos. Se suelen diagnosticar en
la pubertad ya que en la infancia sólo se evidencia retraso mental y
alteraciones en el comportamiento. Fenotípicamente al llegar la puber-
tad se caracterizan por tratarse de niños altos, delgados, hábito eunu-
coide, miembros inferiores largos, testículos hipoplásicos, ginecomastia
y esterilidad. Son además anomalías frecuentes la criptorquidia, hipos-
padias y pene corto. Si el número de cromosomas X es superior a dos el
cuadro clínico es más pronunciado.
- Varones XYY. Tienen la misma incidencia que el Klinefelter, y son
fenotípicamente parecidos. Esta alteración se ha relacionado frecuente-
mente con manifestaciones agresivas, impulsivas y antisociales.
- Cromosoma X frágil. Asocia retraso mental, macrogenitalismo y ano-
malías faciales como pabellones auriculares amplios.

39
Endocrinología Infantil

Tabla 1.10. Síndromes dismóficos que cursan con hipercrecimiento.

2. Por alteración de los factores permisivos


Se incluyen los cuadros originados por alteración de los órganos responsa-
bles de mantener un adecuado intercambio energético y un metabolismo celular
normal. El crecimiento excesivo afecta a una parte del cuerpo dando lugar a los
gigantismos parciales que no tienen repercusión sobre la talla. Enumeramos los
principales cuadros:
- Hemihipertrofia congénita. Se desarrolla más en un hemicuerpo. Se
asocia a anomalías cardiovasculares, genitourinarias, hamartomas y
tumores malignos de hígado y riñón.
- Displasia epifisaria hemimélica o enfermedad de Trevor. Es el gigan-
tismo parcial más frecuente que afecta al varón. Afecta a uno de los
miembros inferiores produciéndose un crecimiento exuberante de las
epífisis distales de fémur y tibia mostrando dicha epífisis un aspecto
irregular con fragmentación.
- Síndrome de Klippel-Trenaunay. Se caracteriza por hemihipertrofia
completa o segmentaria, angiomas cutáneos y anastómosis arteriovenosas.
- Síndrome de Sturge-Weber. Tanto la hipertrofia como el angioma
quedan limitados a la cara, acompañándose de angiomas cerebrales.
- Neurofibromatosis de Von Recklinhausen: Es una facomatosis que
puede dar lugar a crecimientos dismórficos de distintas partes del orga-
nismo.
- Linfedema congénito. Se localiza en miembros inferiores, dan lugar a
elefantiasis o gigantismo marcado de las extremidades.

40
El crecimiento y sus trastornos

o Síndrome de Maffuci: Existen angiomas y encondromas que motivan


fracturas frecuentes y tendencia a la degeneración sarcomatosa.

3. Por alteración de los factores realizadores


Comprenden un conjunto de enfermedades del tejido conjuntivo y de
estructuras derivadas de los que intervienen como órganos efectores en la reali-
zación del patrón de crecimiento. Estos trastornos tienen un fenotipo denominado
hábito marfanoide caracterizado por talla alta, facies alargada, dedos largos y
finos y miembros gráciles (Tabla 1.11).

Síndrome de Marfan

Enfermedad autosómica-dominante, caracterizada por talla alta, dolicocefalia, aracno-


dactilia, pectus excavatum, luxación del cristalino y predisposición a padecer aneu-
risma disecante de aorta así como insuficiencia aórtica y mitral. El tratamiento debe
dirigirse a controlar las complicaciones oculares y cardiovasculares.

Síndrome de Achard

Se diferencia del anterior por la presencia de disóstosis facial, braquicefalia, micromag-


natia junto a ausencia de anomalías oculares y cardiovasculares.

Síndrome de Lupian (recesivo ligado al X)

- Retraso mental - Macrocefalia - Agenesia del cuerpo calloso - Hábito marfanoide


Otros síndromes con hábito marfanoide y aracnodactilia:
- Síndrome Behmel - Homocistinuria - Síndrome Mirhosseini - Síndrome Beals
- Síndrome Walker

Tabla 1.11. Síndromes relacionados con alteración de los factores efectores del patrón
de crecimiento.

4. Por alteración de los factores reguladores


Son los denominados gigantismos neuroendocrinos. Enumeramos los
siguientes:
a) Gigantismo cerebral o Síndrome de Sotos. Presenta herencia autosó-
mica-dominante aunque puede haber casos esporádicos. Hay talla alta, dis-
morfia facial y retraso mental. Al nacimiento son niños grandes con talla
y peso por encima del percentil 97. El ritmo de crecimiento y la edad ósea
están acelerados. No se ha demostrado elevación de GH. Es constante una

41
Endocrinología Infantil

dilatación ventricular cerebral (TC) que apoya la teoría de que la causa


sean alteraciones subcorticales hipotalámicas.
b) Gigantismo hipofisario. Se debe a un adenoma secretor de GH secun-
dario a una prolongada estimulación por GRH desde hipotálamo. Se mani-
fiesta clínicamente por un hipercrecimiento armónico que comienza en la
pubertad y prosigue hasta los 30 años, dato que lo diferencia del gigan-
tismo cerebral. Poco a poco aparecen rasgos acromegálicos; aumenta el
perímetro craneal, agrandamiento de nariz, lengua y mandíbula, rasgos
faciales toscos y crecimiento desproporcionado de manos y pies. La silla
turca está agrandada y pueden aparecer déficit de las restantes hormonas
hipofisarias. Suele asociar hiperprolactinemia e intolerancia a la glucosa.
La confirmación se establecerá mediante la elevación en plasma de IGF-I,
así como la dosificación de GH en ayunas o tras alguna prueba de estimu-
lación. Niveles basales elevados de GH, tras la sobrecarga oral de glucosa.
El tratamiento ante un microadenoma hipofisario es quirúrgico, si esto no
es posible la radioterapia junto a la bromocriptina y el octeótrido.
c) Hipertiroidismo, hipercortisolismo y pubertad precoz. Se acelera la
maduración ósea por lo que el crecimiento se acorta y al final la talla es
baja, aunque en algún momento la talla del niño es superior a la media.

42
El crecimiento y sus trastornos

Bibliografía
Cruz Hernández, M. Tratado de Pediatría . Ediciones Ergon. Madrid. 1994.
Berhman RE, Vaunghan VC, Nelson N. Nelson: Tratado de Pediatría.
14ª Edición. Interamericina. Mc. Graw-Hill, Madrid, 1992.
Crespo Hernández M. Manual del Residente de Pediatría y sus áreas específicas.
Madrid, 1997.
Casado de Frías E, Nogales Espert A. Pediatría. Madrid, 1991.
Muñoz Hoyos A, Molina Carballo A. Autoevaluación en Pediatría y Puericultura.
Granada, 1995.
Argente J, Pozo Y, Hernández M. Indicaciones terapéuticas de la hormona de
crecimiento en la infancia. An Esp Pediatr 1992; 36 (Supl. 50): 125-133.
Garagorri JM. Hipocrecimiento. Metodología diagnóstica. An Esp Pediatr 1992,
36 (Supl. 50), 135-153.
Hernández M. Patología del crecimiento. En: Hernández Rodríguez M. (ed).
Pediatría 2ª, ed. Díaz de Santos. Madrid, 1994: 24-38.
Rosenfeld RG, Wilson DH. Nuevas perspectivas en el diagnóstico y tratamiento
del fallo del crecimiento. En: Mazzafeni EL, Bar RS, Kreisberg RA (eds). Avan-
ces en endocrinología y metabolismo. Ancora. Barcelona, 1991: 101-137.
Hernández M. Estudio del crecimiento en Pediatría. En: Pediatría práctica. Anon-
ymous. Barcelona. Prous Science, 1999, p. 3-37.
Galdó A, Cruz M. Tratado de exploración clínica en Pediatría. Ed. Masson. Bar-
celona. 1995

43
Endocrinología Infantil

44
Retraso de crecimiento no orgánico

CAPÍTULO II
RETRASO DE CRECIMIENTO NO ORGÁNICO
A. Muñoz, G. Galdó, C. Ruiz, A. Molina, J.M. Fernández, J.A Molina

Introducción
Bajo los términos de Retraso de Crecimiento de Causa no Organica
(RCNO) se incluyen una serie de trastornos que afectan fundamentalmente al cre-
cimiento, desarrollo y comportamiento infantil. En la literatura ha recibido nom-
bres tan dispares como: síndrome de carencia afectiva, deprivación emocional,
deprivación materna, fracaso de crecimiento ambiental, nanismo por depriva-
ción, hiposomatotropismo reversible, hipopituitarismo transitorio, nanismo psi-
cosomático, nanismo por abuso, retraso de crecimiento de origen psicosocial,
hospitalismo, mas recientemente síndrome de Kaspar Hauser, asi como diversas
combinaciones entre ellos. Esta diversidad terminológica se debe al momento en
que cada autor describe sus experiencias, área de conocimiento en que ejerce
su actividad, edad del niño, frecuencia y duración de la separación materna,
presencia o no de una sustituta materna y la existencia de contactos parentales o
ausencia total de estos, así como a la inexistencia de un criterio ecléctico que base
la descripción de los trastornos en un concepto integral del niño, capaz de aunar
la esfera biológica, psicológica y social. Actualmente el término mas utilizado es
el de Retraso de Crecimiento Psicosocial, término que engloba todos los casos
en los que la existencia de una estatura baja o un retraso de la pubertad durante
la infancia y en la adolescencia se asocian con una carencia afectiva y/o abuso
psicosocial, y para el cual no existe otra explicación posible. Es también de uso
común el término anglosajón “Failure to thrive” que, si bien incluye los retra-
sos de crecimiento tanto de causa no orgánica como orgánica, en la práctica se
aplica a los casos de naturaleza no orgánica. Es frecuente la distinción por parte
de muchos autores entre este término y el de nanismo psicosocial para referirse,

45
Endocrinología Infantil

con el primero, a la época de la lactancia y primera infancia y, con el segundo,


al fallo de crecimiento en niños mayores de esa edad. Wilcox hace una revisión
amplia del tema mostrando la falta de unificación de criterios respecto a una defi-
nición exacta y científicamente aceptable tanto en términos cualitativos como
cuantitativos, atribuyendo estos hechos entre otras razones a la naturaleza diná-
mica de este síndrome. De cualquier forma los términos que describen con mas
acierto los acontecimientos de la enfermedad deberían ser “Retraso de creci-
miento y desarrollo de causa no orgánica”, ya que los problemas que se deri-
van de los déficits funcionales son de mayor rango, por sus repercusiones, en el
ámbito de la Pediatría Clínica, Social, Preventiva y del Desarrollo.
La comprensión de las causas, evolución y pronóstico de los retrasos de
crecimiento durante la infancia ha cambiado durante los últimos años, y en la
actualidad, se acepta que la mayoría de los niños no padecen patología orgánica
La frecuencia de las causas orgánicas frente a los retrasos de crecimiento de causa
no orgánica (RCNO) varía entre los diferentes estudios, pero siempre predomina
la etiología no orgánica; se cree que puede llegar a representar hasta un 5% de
los ingresos hospitalarios y es aún más común en el medio extrahospitalario. Así
lo muestran por ejemplo, los estudios realizados entre 1970-1978 por Hannaway ,
Barness y Sill y los mas recientes de Becwick, Morice-Trejos, Drotar y Powell .
Por otro lado, el síndrome de RCNO tiene una incidencia cada vez mas alta en la
población general, con una prevalencia de un 9.6% en EE.UU. según ha referido
Elice en determinado tipo de hospitales.

Factores predisponentes
Al tratarse de un proceso complejo en el que participan variables diversas
e incontroladas, es difícil delimitar
bien las causas del mismo, pero,
con fines didácticos si es intere-
sante describir una serie de fac-
tores, relacionados entre si, que
han sido citados de alguna manera
en el desarrollo de la enfermedad.
(Fig.-2.1).

Fig. 2.1. Relaciones entre los factores


predisponentes, mecanismos patogé-
nicos y el retraso de crecimiento no
orgánico.

46
Retraso de crecimiento no orgánico

a) Factores sociales. En la publicación del Centro Internacional de la


Infancia El niño y su ambiente psico-social, se describe con claridad y suficiencia
la importancia que adquiere para el niño la existencia de determinados factores
sociales y económicos para lograr un adecuado crecimiento y desarrollo, como
son una correcta alimentación y nutrición, un nivel sanitario que le permita pre-
venir y tratar las enfermedades mas frecuentes de la infancia, un nivel ecónomico
suficiente, etc.
b) Factores familiares. La familia constituye el núcleo esencial en el que
el niño debe recibir la atención, cuidados y afectos necesarios para que su creci-
miento y desarrollo sean normales. Desde hace tiempo se sabe que los niños que
crecen en el seno de familias con problemas tienen más dificultades que el resto.
Los problemas familiares pueden ser de índole económica, sanitaria o de relacio-
nes entre sus miembros. Cuando esto sucede aparecen tensiones y conflictos que
deterioran la armonía familiar y el niño frecuentemente pasa a ocupar un lugar
secundario que le privará de la atención y cuidados necesarios. Evans describe
tres tipos de familias en niños con RCNO.
1) El primero se corresponde con lo que Solnit y Green llamaron El
síndrome del niño vulnerable, en las que se pueden reconocer las siguientes
características: a) Adecuado nivel de vida, b) Atención y cuidados adecuados,
c) Depresión materna importante de aparición reciente, d) Relación madre-hijo
mala, e) La madre vive un mundo imaginario en el que piensa que el niño esta
mal y teme por su vida, f) Cuando el niño ha de ser ingresado, tras varios meses
la madre tiene una vivencia en la que cree que ya ha perdido a su hijo, g) Gene-
ralmente cuando transcurre el tiempo las cosas vuelven a su sitio.
2) En el segundo grupo de familias las cosas están más estructuradas, ha
habido una cierta cronificación de la situación y la depresión materna se muestra
mas estable. En él se pueden advertir las siguientes características: a) Peores con-
diciones de vida, b) El niño no es bien atendido y carece incluso de medios mate-
riales suficientes, c) La madre muestra un estado psicológico que se corresponde
con una grave depresión, en la que no es posible transmitir afectos positivos a
su hijo, d) En consecuencia la relación madre-hijo, es inestable, insegura y con
escasos lazos afectivos, e) La madre esta convencida de que su hijo es enfermo
o esta retrasado en sus adquisiciones de una forma permanente y definitiva. f) El
pronóstico de la situación es malo, y sólo podrá variar si se producen importantes
cambios en la vida y actitudes de la familia.
3) En un tercer grupo de familias existe un grave deterioro de la situación
familiar, con historias de abusos que conlleva un pronóstico bastante malo. Son

47
Endocrinología Infantil

características las siguientes situaciones: a) Existencia de unas condiciones de


vida, en general, bastante buenas, b)El niño no sólo no es cuidado, sino que fácil-
mente esta sometido a situaciones de peligro o clara desatención, c) La madre
muestra hacia el niño una clara repulsa y no hay lazos afectivos positivos, d) La
relación madre-hijo es de total rechazo, e) La madre describe a su hijo como un
ser esencialmente malo, y tiene la creencia de que hace tiempo perdió su control
g) El pronóstico es muy malo, y la única vía posible de mejora es la adopción por
parte de una nueva familia.
c) Factores afectivos. Entre todos los factores descritos ha sido el factor
afectivo el que mas atención ha recibido en la literatura y probablemente el que
juegue un papel mas importante, siempre presente, en el RCNO. En este grupo
es preciso hacer una distinción entre tres aspectos distintos: perfil psicológico y
emocional de la madre, situación de carencia afectiva, y lo que se ha venido en
llamar privación encubierta, factor este último mas importante de lo que a priori
pudiera parecer:
1.-Perfil psicológico y emocional de la madre. Kanner afirma que para
ejercer como madre sólo hace falta actuar con naturalidad ofreciendo al niño
cariño y afectos sinceros. La capacidad de la madre para satisfacer estas necesi-
dades afectivas puede verse alterada por la propia psicología materna y en con-
secuencia el niño no recibirá de su madre el afecto y cariño suficiente. Esta
incapacidad materna puede darse en la práctica por diversas razones: a) Por
tratarse de una madre con un desequilibrio emocional, y tendencia a adoptar
una actitud pasiva ante los acontecimientos que le rodean, con fuertes sentimien-
tos de culpa y ansiedad, que le impiden ocuparse adecuadamente de su hijo, y
comienza a establecer unas relaciones muy pobres, de las que no obtiene además
ninguna satisfacción. b) Por la existencia de conflictos previos sin resolver. c) Por
presentar dificultades del momento que se oponen al normal desempeño de sus
funciones maternales. d) Por la presencia de problemas derivados de las relacio-
nes matrimoniales, etc. Parece ser que la calidad de las relaciones recíprocas o
el ambiente afectivo como denominó Rank es más importante para el desarrollo
afectivo normal que cualquier técnica de crianza. Frecuentemente además el niño
no fue deseado y oye frases de rechazo que van creando un desapego y distan-
ciamiento cada vez mayor. Esta situación ha sido descrita incluso como síndrome
de incompetencia materna por su incapacidad para ofrecer al niño los cuidados
necesarios.
2.- Privación afectiva. La privación de los cuidados maternos ha sido
referida en la literatura de muy diversa manera, y aunque con matices diferencia-

48
Retraso de crecimiento no orgánico

dores por parte de cada autor, en el fondo todos pretenden expresar lo mismo.
De hecho en la línea psicoanálitica Freud define la pérdida del objeto amoroso
durante las primeras etapas de la vida, que puede conducir a trastornos emo-
cionales que se caracterizan por un estado de ánimo profundamente doloroso,
cese del interés por el mundo exterior, pérdida de la capacidad de amar, inhibi-
ción de todas las funciones y una importante disminución del amor propio. En
cambio Ajurriaguerra llama a esta situación como desaferentización de afectos,
definiendo las aferencias como el conjunto de estímulos que vienen del exterior y
son capaces de enriquecernos y permitir la formación, organización y desarrollo
de la personalidad. Estas situaciones de privación, desaferentización o carencia
afectiva, se dan igualmente en otras especies animales, como han demostrado
Harlow y Lorenz . Seva refiere que la díada materno-filial forma un círculo con
mutua interacción, en el que el recién nacido actúa sobre la madre modificando el
afecto que ella misma le dirige. De todos los trabajos revisados , es el de Bowlby
el más completo y revolucionario. En su obra Los cuidados maternos y la salud
mental, resume sus conclusiones afirmando que: Existe una relación específica
entre privación durante los primeros años de la existencia y el desarrollo de un
carácter psicopático y antiafectivo inclinado a la delincuencia habitual y extre-
madamente dificil de tratar. A pesar de la advertencia del propio Bowlby, ha
habido autores que han exagerado la situación afirmando que cualquier separa-
ción entre el niño pequeño y la madre da lugar necesariamente a una grave priva-
ción afectiva. Los trabajos de Lewis, Goldfarb y Fisher demuestran que algunos
niños pueden superar estos inconvenientes en el desarrollo de su personalidad.
3.- La privación encubierta. Ya fué claramente referido por Mead la
importancia que tiene la dinámica afectiva del niño en su entorno. Heuyer habla
del “hospitalismo intrafamiliar” para designar el cuadro que presentan niños pri-
vados de la presencia y afecto cotidiano dentro de su propia familia. Se podría
considerar -en algunos casos- carencia afectiva legal, la situación vivida por algu-
nos niños cuando la madre trabajadora ha de dejarlos solos a partir del tercer
mes , por tener que incorporarse a sus obligaciones laborales. Lo mismo sucede
cuando existe o se produce una separación matrimonial. El propio Bowlby ya
mencionó la existencia de una especial situación que llamó privación parcial
para definir la existencia de niños que vivían en sus hogares con sus padres, pero
las relaciones de afecto eran insuficientes. Hay autores como Bakwin y Glaser
que llaman la atención sobre el deletéreo papel que tiene la existencia de unas
malas relaciones padre-hijo sobre el desarrollo afectivo del niño, pudiendo en
algunos casos alcanzar la importancia de la gran deprivación maternal señalada

49
Endocrinología Infantil

por Bowlby. En el núcleo familiar además pueden darse situaciones claras de pri-
vación enmascarada o privación encubierta por razones muy diversas como el
trabajo materno, determinados hábitos familiares, el tipo de relaciones existente
entre los padres, excesiva dedicación a la televisión, etc, las cuales pueden des-
encadenar en los niños cuadros clínicos tan importantes como los desarrollados
por la privación afectiva. Además como han descrito varios autores puede pre-
sentarse igualmente un “síndrome de retraso ambiental” en niños que viven
en hogares íntegros, y que parece estar relacionado con una ternura maternal
insuficiente, o una escasez de estímulos por parte de la madre hacia el niño, lo
cual puede traducirse según estos autores en un cuadro parecido al del retraso
mental sin lesión cerebral evidenciable no atribuible a ninguna otra causa apa-
rente. En estos casos, si se modifica la relación y esta pasa a ser satisfactoria, con
una madre sustituta o su propia madre, las manifestaciones pueden desaparecer.
En definitiva este tipo de privación mas encubierta y de mas difícil detección y
atención, es merecedora de una mayor atención en todos los sentidos.
Prugh y Horlow indican que existen al menos dos formas de percibir
al niño y relacionarse con él. En la primera, el niño tiene para el progenitor un
significado específico pero anómalo, que da lugar a una relación en la que el
niño no esta considerado como una individualidad integra por derecho propio,
sino mas bien como la respuesta a las necesidades, deseos y sentimientos de los
padres, con la consiguiente insatisfacción de las necesidades afectivas de aquél;
esta situación recibe el nombre de relación anómala. Pueden servir como ejem-
plos de este concepto las siguientes situaciones teóricas: 1) La madre o el padre
pueden ser incapaces de percibir al niño como un ser independiente de sí mismos
y tratarle en consecuencia con escasa consideración - o sin atención ninguna- a
sus necesidades. En casos extremos el progenitor puede llegar a una confusión
absoluta sobre la identidad del niño y éste llega a estar esencialmente indiferen-
ciado de aquél. Casos menos graves, pero aún muy patológicos, se presentan
cuando existe una relación según la cual las necesidades de los padres no pueden
quedar satisfechas mas que a través de la satisfacción de las del hijo y viceversa,
lo que da lugar a la llamada relación simbiótica o complementaria. 2) En otros
casos, aunque percibe al niño como persona independiente, el progenitor reac-
ciona según sus propias necesidades. Los padres pueden percibir al niño de una
manera irracional y deformada, no sólo por el fenómeno de la identificación,
sino por determinadas actitudes básicas, valores o normas adquiridos o por otros
aspectos de sus experiencias previas. Hay una segunda forma de percepción del
niño por los padres, susceptible de conducir a desarrollos patológicos, en la que

50
Retraso de crecimiento no orgánico

el niño carece de una significación específica para sus padres, éstos están tan abs-
traidos en sus preocupaciones- transitorias o duraderas- que no pueden dar a su
hijo el afecto necesario, o expresado de otra manera, no pueden desempeñar su
misión como padres; a este segundo caso se le llama relación insuficiente. Cons-
tituyen ejemplos de este tipo de relación: 1) Situaciones en las que los padres en
razón de perturbaciones temperamentales o de tendencias psicóticas o neuróticas
profundas, son incapaces de crear una relación íntima con el niño, independien-
temente de las cualidades de este, la madre puede tener una personalidad fría y
retraída, con escasa o ninguna capacidad de entregarse afectivamente al niño. Los
padres pueden estar tan ocupados en sus necesidades narcisistas o en sus placeres
que quede excluida cualquier intimidad afectiva con el niño, incluso en el caso
de que se le prodiguen los cuidados físicos necesarios. Otras veces, los factores
dependientes de la situación y relacionados con los problemas reales de cada
día pueden producir trastornos psicológicos en los padres, que a su vez influyen
negativamente sobre el desarrollo del niño.
En cada caso en concreto intervienen múltiples factores y la privación encu-
bierta sólo será uno mas de los factores adversos que rodean al niño. Pero en
conjunto se pone nuevamente de manifiesto que aunque pueda existir una buena
atención física, unas deficientes relaciones padres-hijo pueden dar lugar a diversos
cuadros clínicos entre ellos el denominado por Bowlby como “carácter inafectivo”
En situaciones de privación encubierta sobre todo las que aparecen como consecuen-
cia de un contacto insuficiente entre madre-hijo, otra mujer de la familia e incluso el
propio padre pueden proporcionar unas relaciones sustitutivas adecuadas.
d) Factores individuales. Es evidente que no todos los niños son igua-
les, y la propia individualidad se va a expresar igualmente en su capacidad para
afrontar situaciones adversas . Klein afirma que la forma de reaccionar del niño
en el momento de la privación está estrechamente relacionada en el futuro con la
actitud ante la privación de una persona querida. En la relación de afecto mutuo,
por parte del niño pueden existir diferencias innatas o adquiridas en su capacidad
de reacción , que influyen en la recompensa o satisfacción que reciba la madre.
La forma en que el niño vive la experiencia de privación esta a su vez condicio-
nada por la edad del niño. En este sentido han sido referidas las siguientes parti-
cularidades: a) La mayoría de los trabajos aceptan que la separación de la madre
durante los 2 ó 3 primeros meses, si al niño se le proporciona una madre sustituta
adecuada rara vez trastornará la dinámica del niño. b) Posteriormente, segundo
trimestre del primer año, cuando el niño está en condiciones de establecer una
relación objetiva definida con la madre, puede ser mas nociva y producir tras-

51
Endocrinología Infantil

tornos como los descritos por Spitz y Wolf como depresión anaclítica. c) Un
periodo especialmente vulnerable parece ser el segundo semestre del primer año
de vida, cuando el niño empieza a diferenciarse de la madre y a formar una
imagen corporal primitiva, aunque dentro de unas relaciones de gran dependen-
cia. Algunos estudios indican que pueden ser consecuencias de este periodo : el
retraso de crecimiento, retraso mental, dificultad para establecer relaciones obje-
tivas íntimas, incapacidad para conseguir la diferenciación del yo. d) La separa-
ción que se produce entre el primer y cuarto año, produce efectos nocivos sobre
todo en la capacidad para establecer relaciones objetivas íntimas y en circunstan-
cias especialmente desfavorables puede aparecer una importante regresión, difi-
cultad para contener los impulsos, retraso o anomalías en el desarrollo del ego,
etc. e) La separación después de los cuatro años parece ser menos nociva, el niño
posee una mayor independencia, sus excursiones a la realidad son mas acertadas
y su capacidad para formar relaciones objetivas esta mas solidamente establecida.
Probablemente porque en un gran número las causas de ingreso en la institución
son múltiples y estos a su vez representan vivencias familiares no deseables para
la vida del niño (Tabla 2.1)
e) La institucionalización. Un apartado especial merece la instituciona-
lización como etapa final de una situación negativa vivida por el niño en alguno
de los aspectos que hasta ahora se han venido considerando. Se sabe desde prin-

Circunstancias Nº de casos Porcentajes (%)

Abandono 12/23 52.1


Alcoholismo 6/23 26
Drogadicción 3/23 13
Malos tratos 11/23 47.8
Prostitución 5/23 21.7
Abuse sexual 2/23 8.68
Separación/Divorcio 1/23 4.34
Encarcelamiento 3/23 13
Pobreza 4/23 17.36
Déficit mental 2/23 17.36

Tabla 2.1. Causas de ingreso en la institución.

52
Retraso de crecimiento no orgánico

cipios de siglo que el internamiento de un niño en una institución de acogida


durante los primeros años de su vida puede tener efectos desfavorables sobre su
desarrollo afectivo. Estos hechos eran conocidos desde hace tiempo como así
fueron recogidos en la obra de Bronte , pero fueron las publicaciones pediátricas
las primeras en recoger de una forma sistematizada este concepto, destacando
entre ellas las aportaciones de Chapin el cual refería ya en 1908 como aparecían
ciertas atrofias en niños que habían permanecido durante mucho tiempo en insti-
tuciones. Posteriormente surgieron nuevas aportaciones que fueron definiendo
con mayor amplitud la idea inicial como se recoge en los trabajos de Theis en
1924 y Aichhorn un año mas tarde. Pero no fue hasta la década comprendida
entre los años 1930-40 cuando empezaron a aparecer informes amplios y contun-
dentes matizándose de una forma científica los aspectos psicológicos y psiquiá-
tricos de los niños recluidos en instituciones. Se deben mencionar los trabajos
de Powdermaker, Lowrey, Bender, Goldfarb, Bowlby y Levy los cuales fueron
avanzando en la descripción de los efectos del ingreso precoz en instituciones;
todos coinciden en señalar que los niños que habían sufrido la experiencia de
privación habían perdido la capacidad para establecer relaciones íntimas y dura-
deras.
A partir de 1940 los trabajos de Burlinham y Edelston y sobre todo la
minuciosa obra de Spitz y Wolf aportan una documentación directa, organizada
y rigurosa acerca de los amplios y a veces aparentemente irreversibles efectos
psicológicos nocivos que produce el internamiento durante el primer año de vida
en instituciones desprovistas de una madre sustituta adecuada. En los niños que
sufrían una privación continua, aparecía un embotamiento o una grave alteración
de su desarrollo intelectual, afectivo, social y físico y en los que quedaban sepa-
rados de sus madres durante el final del segundo semestre de la vida aparecían
graves depresiones. Otros autores , especialmente Bowlby y Bender pusieron
de manifiesto que en los niños que habían sido víctimas de deprivaciones graves
e internados en instituciones, aparecían tardíamente importantes trastornos del
carácter, que fácilmente se iban a manifestar como una conducta delictiva. Más
recientemente las aportaciones de Roudinesco y Fisher sobre niños pequeños en
espera de adopción vienen a apoyar la hipótesis de que en estos casos es probable
el desarrollo de reacciones patológicas establecidas.
Desde un punto de vista estrictamente pediátrico, las observaciones de
Bakwin que vinieron a ampliar las ya referidas de Chapin y Brenneman seña-
laron que durante este periodo, la privación afectiva completa tiene efectos noci-
vos tanto sobre el desarrollo físico como sobre el psicológico. Este autor dio gran
importancia a la posibilidad de presentación de marasmo así como a un impor-

53
Endocrinología Infantil

tante aumento de la mortalidad y morbilidad por enfermedades infecciosas en


niños pequeños sujetos a prolongadas hospitalizaciones. Hay que destacar que
este trabajo como el de Beverly fueron realizados en niños pequeños y lactantes
con enfermedades orgánicas crónicas, y por tanto constituyen grupos distintos a
los niños sanos que han de ser internados por dificultades en su hogar, aunque los
propios Spitz y Wolf observaron similares hallazgos en niños sanos internados.
Otras aportaciones hacen referencia a los efectos de separaciones transi-
torias y breves en instituciones, sobre todo ingresos en hospitales, las cuales
han contribuido notablemente al conocimiento de los efectos de la separación e
ingreso en instituciones, definiendo nuevos enfoques y procedimientos metodo-
lógicos derivados de la psiquiatría, enfermería, psicología y pediatría. En general
los trabajos en este campo han puesto de manifiesto la uniformidad en las reac-
ciones de tipo depresivo, regresivo o de angustia. En la mayoría de los casos
estas reacciones a una separación breve parecen ser transitorias , salvo en los
niños de menos de cuatro años o los que previamente presentaban alguna anor-
malidad y tenían relaciones poco satisfactorias con los padres que pueden sufrir
un trastorno mas duradero de su desarrollo afectivo. Actualmente se admite que
las consecuencias de la hospitalización son variables: algunos niños muestran
sólo una ligera regresión, otros al darles de alta se muestran distintos de cuando
ingresaron, otros por último, pueden incluso mostrar un progreso considerable
como consecuencia de las malas condiciones de vida anterior. La diversidad de
las consecuencias de la hospitalización se debe sin duda a varios factores; condi-
ciones del hospital y especialmente la actitud de las enfermeras respecto al niño,
características de la vida familiar previa, características personales de cada niño
e incluso su aspecto físico (un niño atractivo e inteligente, puede ser en ocasiones
mejor atendido y recibir mas afecto que otro de peor aspecto).
Spitz en diversas aportaciones sobre el tema ha descrito con claridad los
efectos adversos que podían producir la institucionalización en el niño, defi-
niendo una situación especial a la que llama síndromes psicotóxicos, que no es
mas que una somatización derivada de frustaciones afectivas precoces experimen-
tadas en distintos momentos. Como es lógico no todos los autores comparten estos
términos y como indicó Heuyer antes de atribuir estos trastornos a causas exclusi-
vamente afectivas es necesario descartar la existencia de causas orgánicas.
Actualmente la vida de los niños en los internados ha cambiado sustancial-
mente, pasándose de una situación peligrosa para la integridad del niño a una
intermedia y otra final, correspondiente a nuestros días, en los que las institucio-
nes infantiles tanto de acogida como sanitarias han cambiado de una forma espec-

54
Retraso de crecimiento no orgánico

tacular en todos los órdenes; nutricionales, espacios físico, atención sanitaria,


profesionalización del personal, etc. Aunque, evidentemente aún queda en este
terreno mucho por hacer. Estamos plenamente convencidos que en la mayoría de
las instituciones casi todos los niños pasan por ellas sin que se deteriore más la
situación que ya presentaban antes de su ingreso. (Fig.-2.2) y (Fig.-2.3).

Mecanismos patogénicos
Hasta el momento no ha sido posible explicar mediante mecanismos fisio-
patológicos convincentes como se pasa de una situación , en principio psicoló-

Fig. 2.2. y Fig. 2.3. Análisis comparativo tras el paso de una década en niños acogidos
en los mismos centros, se puede apreciar como los indicadores nutricionales, antropo-
métricos y del desarrollo experimentaron una considerable mejoría.

55
Endocrinología Infantil

gica, hasta las graves alteraciones que estos niños pueden llegar a manifestar.
Una posible explicación a esta carencia se puede relacionar con : 1) La aceptación
de que diferentes tipos de deprivación (perceptiva, social, biológica y psicoló-
gica) tienden a acompañarse mutuamente. 2) El reconocimiento de que las expe-
riencias comprendidas bajo el término de “deprivación materna” son complejas,
y se ha tendido a considerar, tanto a éstas como a sus consecuencias, como un
síndrome que cabe examinar en conjunto .3) La ausencia de estudios longitudi-
nales con una selección de variables psicológicas, sociales, biológicas y clínicas
bien definidas y grupos de trabajo mas homogéneos. 4) El tratarse de un problema
ciertamente complejo tanto en su estudio como en su interpretación.
Como ya subrayó Yarrow , no es probable que se registren grandes progre-
sos hasta que se diferencien las variables básicas, indiscriminadamente combina-
das bajo el término de “deprivación materna” y se determinen los efectos por
separado. Entre las aportaciones realizadas hasta el momento se pueden destacar
diversos mecanismos que probablemente participen de forma desigual en cada
caso y pueden en el inicio del cuadro o en su desarrollo estar presentes con mayor
o menor protagonismo.
a) Hipótesis nutricional. Esta hipótesis se fundamenta en la creencia de
que la falta adecuada de nutrientes es el elemento inicial capaz de desencadenar
todos los trastornos que se describen en estos niños. Esta situación puede haber
sido en determinados casos el factor primario- al que se unirían otros-, de todas
formas en casos concretos y en otras épocas probablemente la falta de aporte
nutricional, junto a la falta de actividad física, inapetencia etc, que presentaban
estos niños debió jugar un importante papel en el desarrollo de la enfermedad.
Pero el transcurrir de los tiempos ha venido a demostrar que este factor , ni es el
único presente ni justifica por si mismo las consecuencias del cuadro. Concepto
que esta muy en consonancia con las afirmaciones de Clements al señalar que
la nutrición del niño es un acontecimiento complejo de factores culturales, emo-
cionales y bioquímicos. Así como las de -Bychkow que relaciona estrechamente
factores nutricionales con el estrés emocional o psicoafectivo. Quizás el ele-
mento clave de esta hipótesis radique en la valoración que se haga en cada caso
en función de la edad del niño, puesto que es conocido que, la existencia de un
bajo peso para la talla se encuentra en sólo un 60 % de los casos cuando el niño
es mayor, mientras que en la época de la lactancia éste va a ser el parámetro más
afectado, y el crecimiento lineal se deteriorará si los factores causales se prolon-
gan.
La controversia sobre el papel de la nutrición en el desarrollo del RCNO

56
Retraso de crecimiento no orgánico

puede provenir, en parte, de las diferencias existentes entre las poblaciones de


pacientes estudiados por los distintos autores. Los investigadores que atribuyen
la malnutrición como causa del fracaso del crecimiento lo hacen basándose en
estudios sobre lactantes, que no son comparables en edad ni en peso a los niños
mayores. Apoyan esta idea los trabajos de Powell y Braser en niños mayores
bien alimentados e incluso en exceso, como indican los autores, con los lactantes
estudiados por Krieger y Whitten con un retraso ponderal mucho mas marcado
y evidencias claras de restricciones alimenticias. Experiencias de nuestro grupo,
muestran como la mayoría de los indicadores nutricionales estudiados están alte-
rados (Tabla 2.2) y (Tabla 2.3), pero ninguno de ellos por separado, ni valorados
en conjunto son suficientes para justificar el RCNO. De hecho en el trabajo que
estamos aludiendo, la dieta fue confeccionada por nosotros mismos atendiendo
a las recomendaciones y requerimientos nutricionales del niño, la calidad de los
alimentos era aceptable y el apetito de los niños excelente. En definitiva y recor-
dando la vieja afirmación de que el hambre y la falta de crecimiento van juntas
creemos que el factor nutritivo deberá ser considerado como factor patogénico
en determinados casos, sobre todo en menores de dos años, pero por sí solo no
explica otros cambios que experimenta el niño con RCNO
b) Hipótesis malabsortiva. Esta hipótesis se fundamenta en la conocida
relación existente entre los aspectos psíquicos del individuo, el sistema nervioso
central y la funcionalidad gastrointestinal. En los niños con deprivación afectiva

Indicadores G-Control G-Problema t p

Pliegues:
Subescapular 53.53+/-24.71 43.37+/-29.81 2.63 0.01
Tricipital 59.37+/-19.48 31.63+/-26.59 8.48 0.001
Bicipital 42.49+/-22.36 27.70+/-25.25 4.41 0.001
Suprailíaco 41.83+/-21.54 21.50+/-24.41 6.29 0.001

Suma pliegues 46.67+/-24.43 27.91+/28.14 5.07 0.001

Densidad 1.0487+/-0.064 1.0616+/-0.010 10.75 0.001

% Grasa 21.63+/-3.56 16.31+/-4.66 9.17 0.001

Tabla 2.2. Indicadores nutricionales.

57
Endocrinología Infantil

Indicadores G-Control G-Problema t p

Peso (P100) 59.30+/-30 20.75+/-21.40 12.23 0.001


Talla (P100) 66.40+/-30 30.50+/-26.40 8.69 0.001
Peso/Talla 23.10+/-5.1 18.70+/-4.20 6.47 0.001
I.M.C. 17.20+/-2.6 14.20+/-2.20 8.82 0.001
Peso/Talla3 13.20+/-2.50 12.10+/-1.80 3.54 0.001
I. Ponderal 42.90+/-2.20 44.10+/-1.80 4.13 0.001

Tabla 2.3. Antropometría e índices antropométricos.

existiría una disminución de la motilidad gastrointestinal y una dificultad para


la absorción de nutrientes que en última instancia darían lugar a los cambios cor-
porales propios de la enfermedad. Si bien es verdad que en determinados casos
estos mecanismos están presentes, no pueden justificar por si solos el conjunto
de modificaciones que se describen. Aunque se ha querido dar un cierto protago-
nismo a los fenómenos malabsortivos, en reiteradas ocasiones los resultados de
los análisis y estudios funcionales realizados han sido negativos. La normaliza-
ción inmediata, cuando se somete a los niños a unos cuidados y a una alimen-
tación normales, constituye la más palpable demostración (mejor que cualquier
otra prueba de laboratorio) de que no existe malabsorción. La alimentación irre-
gular es una causa frecuente que explica la poca ganancia de peso en niños peque-
ños, cuyas madres no les han sometido a privación, sino que simplemente son
incompetentes.
c) Hipótesis endocrino-metabólica. Esta hipótesis mediante la participa-
ción de factores hormonales trata de explicar cómo los trastornos emocionales de
la importancia de los observados en los niños con privación afectiva, ejercen una
acción sobre el metabolismo intermedio y procesos anabólicos, hasta el punto de
modificar el crecimiento orgánico y finalmente el desarrollo. Esto podría hacerse
mediante vías córtico-hipotálamo-hipofisarias que implicarían sistemas endocri-
nos o neurohormonales no bien conocidos todavía. La producción y liberación
de hormonas hipofisarias (FSH, LH, ACTH, PRL) están influidas por los centros
hipotalámicos, también sería posible que ciertas influencias neurales más directas
sobre el metabolismo intermedio tuvieran importancia sobre la determinación de
las tasas del crecimiento. Estudios recientes muestran como modificaciones en
la dieta varían las tasas plasmáticas de triptófano y de su biodisponibilidad al
SNC, modificándose la concentración de serotonina cerebral, de acción modula-

58
Retraso de crecimiento no orgánico

dora conductual probada. El estrés emocional, por otro lado, se ha demostrado


causante de un aumento de la movilización de ácidos grasos libres a partir de sus
depósitos.
Las dos hipótesis más repetidas acerca del RCNO son las que aluden a
un déficit nutricional, o a un trastorno endocrino. Este debate se origina porque
son muchos los estudios que recogen una nutrición adecuada en los niños, por
la tendencia a igualar el RCNO en niños mayores con la falta de medro en los
más pequeños y por la extrapolación de los datos hormonales de la malnutrición
severa a niños con este síndrome. De hecho, el estado hormonal es distinto en el
RCNO del niño mayor al hallado en niños pequeños, aunque en estos últimos
los estudios realizados son escasos. Con respecto a la hormona del crecimiento
en cuyo estudio se ha enfatizado bastante, los resultados han sido variables, los
niveles normales encontrados en los más pequeños contrastan con los niveles
descendidos en muchos niños de mayor edad y las concentraciones elevadas de
la misma que se hallan en la malnutrición. En el estudio realizado por Thomp-
son se encontraron valores anormales para la misma en un 54 % de los casos
(25 pacientes con RCNO), valores similares fueron registrados por Parra , no así
ocurrió con la revisión realizada por Greene en 1984 , en la que los niveles de
GH fueron normales, tanto los basales como tras estímulo farmacológico. Los
datos de secreción integrada de GH son muy limitados, los estudios de Howse
y Blizzard muestran en ambos casos picos de GH bajos, pero se requieren más
trabajos para llegar a una conclusión sobre las características de la secreción de
GH en el RCNO .
d) Hipótesis psiconeuroendocrina. Como se puede deducir de lo expuesto
anteriormente, el problema dista mucho de ser conocido con precisión, pero
quizás, una explicación integradora, con una base psiconeuroendocrina en
íntima conexión con las actuales y prevalentes teorías indoleamínica y catecola-
mínicas de los trastornos afectivos, puede ser a nuestro entender la teoría mas
convincente, o al menos la que permita conocer y relacionar mejor los aconte-
cimientos fisiopatológicos que ocurren en este proceso. (Fig.-2.4). El punto de
partida de esta hipótesis radica en la definición propugnada por Ader de una
nueva disciplina llamada Psiconeuroendocrinoinmunología basada en la demos-
trada interconexión de estos sistemas entre si. La neuroendocrinología es cada
vez más importante tanto para la clínica como para la investigación en el campo
de la psicopatología ya que los cambios en la producción hormonal afectan, no
sólo a los órganos periféricos y sus receptores, sino también a los receptores cen-
trales y los mismos neurotransmisores monoamínicos implicados en los trastor-

59
Endocrinología Infantil

nos del carácter están involucrados en la regulación neuroendocrina. Varios son


los argumentos hasta ahora conocidos que fundamentan esta hipótesis:
a) Un punto de partida común en estos niños, como es la vivencia de un
conflicto de tipo afectivo, prolongado en el tiempo.
b) La existencia de un estrés psicológico mantenido. La respuesta fisioló-

Fig. 2.4. Teoría indoleamínica de los trastornos afectivos. Base bioquímica.

gica frente al estrés es extraordinariamente compleja e implica numerosas vías


interconectadas y mecanismos de retroalimentación, que impactan prácticamente
en todos los sistemas del organismo. La diversidad de acontecimientos desenca-
denados por el estrés, así como el papel que desempeñan en la iniciación de la
enfermedad, dan cuenta de su importancia como estímulo fisiológico. En este
orden de ideas se conocen datos bioquímicos claros como son; los estudios del
eje hipófiso-adrenal que se corresponden con una respuesta propia de un estrés
crónico en el niño con RCNO (Fig.- 2.5). Además como se puede apreciar en la
(Fig.-2.6), los datos de la experimentación animal avalan estas afirmaciones.
c) La clara relación existente entre las teorías indoleamínicas de los tras-
tornos afectivos y los hallazgos bioquímicos encontrados en estos niños (con
significativas variaciones de los niveles circulantes y tasas de elimiunación de
importantes indoleaminas como : serotonina y melatonina) (Fig.-2.7) y catecola-
minas (Fig.-2.8). Como consecuencia del estrés mantenido se produciría una
inhibición de los mecanismos de respuesta y se pasaría a una situación en la que
predominarían los mecanismos inhibitorios propios de los cuadros depresivos.

60
Retraso de crecimiento no orgánico

Fig. 2.5. Respuesta neuroendocrina a una situación de estrés mantenido: niños con
síndrome de carencia afectiva (derecha), niños normales (izquierda) y con retraso de
crecimiento no orgánico (parte central. Muñoz-Hoyos A, Molina A, Ruiz C, J.M. Fer-
nández, Galdó G y Molina J.A. Síndrome of affective disorders and non organic failure
to thrive. Psychopathological and neuroendocrinological considerations.

Fig. 2.6. Concentraciones de ACTH en suero de ratas recién nacidas a los 10 y 18 días
de vida tras la separación de las madres (Pihoker C, et al. Psyconeuroendoology 18:
485-492.1993.

61
Endocrinología Infantil

Fig. 2.7. Perfil secretor de 5-HT en niños con síndrome de carencia afectiva (derecha),
niños normales (izquierda) y con retraso de crecimiento de causa no orgánica (parte
central). Agustín Sainz. Tesis Doctoral. Universidad de Granada.

Fig. 2.8. Excreción urinaria de catecolaminas en niños con síndrome de carencia afec-
tiva en relación a un grupo de referencia. Agustín Sainz. Tesis Doctoral. Universidad
de Granada.

d) Mecanismos a los que habría que unir las recientes aportaciones de


Moncada y Higgs (Fig.-2.9) ( Fig.-2.10), en las que igualmente relaciona el
oxido nítrico tanto con la respuesta neuronal a distancia como con los fenómenos
de citostasis y citotoxicidad. Mecanismos que sin duda ayudarán a comprender
mejor algunas de las manifestaciones clínicas que se encuentran en estos pacien-
tes.

62
Retraso de crecimiento no orgánico

Fig. 2.9. Mecanismos de citotaxis y citotoxicidad inducidos por óxido nítrico. Moncada
S and Higgs A.: Mechanisma of disease. N Engl J Med 27:2002-2012.1994.

Fig. 2.10. Papel del óxido nítrico sobre la potenciación a distancia de la actividad
neuronal. Moncada S and Higgs A.: Mechanisma of disease. N Engl J Med
27:2002-2012.1994.

A pesar de estos argumentos, la distinción entre desordenes afectivos pri-


marios y trastornos endocrinos primarios es difícil. La primera manifestación de
algunos disturbios endocrinos son las alteraciones del carácter y por otra parte
la depresión endógena se asocia con disrregulación neuroendocrina, de tal forma
que se usan test endocrinos como marcadores de la enfermedad depresiva. De
todas formas, si recordamos los modelos de sinapsis dopaminérgica, noradrenér-

63
Endocrinología Infantil

gica y serotoninérgica (Fig.-2.11) (Fig.-2.12) y (Fig.-2.13), las relaciones ana-


tómicas y funcionales de ciertas áreas hipotalámicas y la producción de GH
(Fig.-2.14), así como las relaciones demostradas entre bajos niveles de GH y
otros trastornos afectivos más propios del adulto tras un estímulo con clonidina
(Fig.-2.15), probablemente estemos en disposición de admitir que estamos ante
un complejo proceso, en el que los aspectos psicológicos y afectivos son el sus-
trato de otros acontecimientos neuroendocrinos, los cuales finalmente se van a
traducir en modificaciones somáticas y conductuales (mala nutrición, retraso de
crecimiento, trastornos inmunitarios, retraso en el desarrollo, etc.)

Manifestaciones clínicas
Las consecuencias del proceso se pueden manifestar a distintos niveles,
dependiendo la mayor o menor expresión clínica de diversos factores como ; la
edad del niño, la duración del conflicto afectivo, el nivel económico y cultural de
la familia, la relación madre/niño, características psíquicas de la madre y tempe-
ramento del niño. En la Clasificación Internacional de Enfermedades C.I.E. de

Fig. 2.11. Modelo esquemático de una sinapsis dopaminérgica.


Fig. 2.12. Modelo esquemático de una sinapsis noradrenérgica.

64
Retraso de crecimiento no orgánico

Fig. 2.13. Modelo esquemático de una sinapsis serotoninérgica.

Fig. 2.14. Eje funcional NE-Hipotálamo-GH. Uhde, T.: Clin Psychiatry 55:6(S).1994.

65
Endocrinología Infantil

Fig. 2.15. Respuesta de la hormona de crecimiento a clonidina. Posible índice funcio-


nal del receptor noradrenérgico. Uhde, T.: J. Clin Psychiatry 55:6(S).1994

la O.M.S. se hace referencia en sus números 313 y 315 a como pueden presen-
tarse secundariamente a una deprivación afectiva y sin que medie causa orgánica:
ansiedad y miedo, sentimientos de inferioridad y tristeza, perturbaciones de las
emociones de la niñez y adolescencia, hipersensibilidad, timidez, retraimiento
social, retraso del desarrollo, retraso selectivo de la lectura, retraso selectivo en el
cálculo arítmético, dificultades para el aprendizaje, y retraso motor (Fig.-2.16).
Trastornos que como vamos a señalar se han ampliado a un rico cortejo clínico
con una clara expresión sobre la esfera orgánica.

Fig. 2.16. Aspecto general de un niño con retraso de crecimiento no orgánico.


(Patton y Gardner)

a) Repercusiones sobre el crecimiento. El crecimiento se verá siempre


afectado, dependiendo su mayor o menor intensidad de los factores anteriormente
citados. La talla en los casos plenamente establecidos es inferior al percentil tres,

66
Retraso de crecimiento no orgánico

en realidad suele haber un retraso pondo-estatural, aunque la talla se afecta menos


y más tardíamente que el peso. Los estudios realizados en este sentido demues-
tran que en la mayoría de los casos los niños presentan una talla uno o más años
por debajo de su edad cronológica , aunque pueden observarse todos los grados
de retraso, incluso similar al de los nanismos hipofisarios no tratados. Un aspecto
característico del retraso de talla es su recuperación una vez que desaparecen las
condiciones adversas que la motivaron, experimentando el niño una vuelta a sus
percentiles tras un cierto tiempo, variable en función de la edad y del tiempo que
dure la carencia (Fig.-2.17) y (Fig.-2.18). En relación a las proporciones corpora-
les existen opiniones contradictorias. La velocidad de crecimiento esta afectada,
en mayor grado en los niños de menor edad, sobre todo si entre los factores pre-
disponentes esta presente una falta de aportes nutricionales.
b) Repercusiones sobre el estado nutritivo. El peso sufre un retraso sig-
nificativo, ofreciendo igualmente grados muy variables. Actualmente es difícil
llegar a ver las situaciones casi “marasmáticas” que fueron descritas en otras
épocas en los internados. Igualmente se pueden encontrar otros indicadores nutri-
cionales claramente por debajo de los valores correspondientes para su edad,

Fig. 2.17. y Fig. 2.18. Evolución de peso y talla en tres hermanos tras la adopción,
gráficas correspondientes a dos niños y a una niña.

67
Endocrinología Infantil

como sucede con el perímetro braquial, la medición de los pliegues cutáneos, e


índices antropométricos y nutricionales conocidos. En la (Tabla 2.3 ) y (Tabla
2.4) presentamos los valores medios de los indicadores nutricionales y somato-
métricos estudiados en un grupo de niños normales y otro institucionalizado .
c) Repercusiones sobre el desarrollo. Se afirma que los niños acogidos en
instituciones, presentan un retraso del desarrollo intelectual en comparación con
los niños mantenidos en ambientes familiares adecuados, aunque no se aprecian
signos de deficiencia neurológica. a) Desde el nacimiento hasta la edad preesco-
lar. En los niños institucionalizados antes de los 2 años de edad, la disminución
del cociente de desarrollo se manifiesta sobre todo en el aspecto motor, debido a
que el niño permanece en la cuna la mayor parte del tiempo. Buhler, en cambio,
constató que la carencia del entorno afecta más a la adquisición del lenguaje, que
al despertar de la inteligencia y al desarrollo sensoromotriz. En lineas generales,
en las instituciones la conducta motriz está relativamente menos retrasada que la
verbal, la adaptativa y otros aspectos del desarrollo. b) Desde los 4 años hasta
la adolescencia. La carencia afectiva prolongada y continua retrasa progresiva-
mente el desarrollo intelectual, afectando especialmente a algunos sectores. Las
funciones más seriamente afectadas son el lenguaje y las relaciones sociales junto
a la función de abstracción que está insuficientemente desarrollada. El niño que
tiene un déficit debido a una experiencia de deprivación afectiva, es menos capaz
de aprovechar evolutivamente los niveles nuevos y más adelantados de la estimu-
lación ambiental. En consecuencia, independientemente de que todos los demás
factores, tanto endógenos como exógenos sean posteriormente adecuados, su
déficit tiende a aumentar de forma acumulativa y a provocar un retardo per-
manente. Por otra parte, niños criados en ambientes que carecen de asistencia
materna personal, pero que sin embargo les proporcionan experiencias que son
adecuadas en otros aspectos, logran por lo común unos niveles aproximadamente
normales en distintos parámetros del desarrollo. Existen claras muestras de que
las continuidades en las relaciones familiares no tienen en el desarrollo intelec-
tual el papel central que desempeñan en el desarrollo social. Los estudios de
Caldwell, Clarke y otros muestran como se encuentran relacionadas las medidas
de estimulación en el hogar o institución, con los CI alcanzados por los niños, o
como éstos experimentan considerables incrementos intelectuales al modificar la
calidad del estímulo ambiental. En la (Tabla 2.4) se representan datos obtenidos
tras la aplicación de distintos test a niños normales y niños institucionalizados y
como en todos los casos fueron encontradas diferencias significativas.
e) Repercusiones psicoafectivas. Las necesidades fisiológicas y afecti-

68
Retraso de crecimiento no orgánico

Test aplicado G-Control G-Problema t p

Boehm 64.15+/-27.80 22.00+/-20.10 12.00 0.001


EMM
(Columbia) 70.50+/-26.50 15.50+/-14.50 17.70 0.001
Raven 52.60+/-19.50 9.60+/-13.80 17.50 0.001
T.E.I. 70.10+/-21.50 5.20+/-6.60 28.20 0.001
Tabla 2.4. Puntuación en centiles.

vas son distintas según la edad y los caracteres tipológicos de los sujetos, los
cuales necesitarán estímulos más o menos importantes, o de diversas caracterís-
ticas, para mantener un cierto equilibrio emocional. De hecho algunos estímulos
pueden ser insuficientes pero compensados por la recepción de otros, también
pueden ser suficientes en cantidad pero no en calidad, y pueden ser aparente-
mente válidos cualitativa y cuantitativamente, pero inadecuados en relación con
el momento en que son recibidos. Cuanto menor es la edad del niño, menos
fijada tiene la organización de su personalidad y mayor es la posibilidad de pro-
ducir trastornos reaccionales, y mayor la influencia de los acontecimientos y
su entorno. En el “sindrome de abandono afectivo” se fija de forma precoz un
comportamiento reactivo ante una realidad que impide la estructuración de la
personalidad por las vías normales del crecimiento armónico, esta fijación des-
encadena un comportamiento en el que se dan cita dependencias exageradas,
agresividad latente, así como repliegue sobre sí mismo. La incapacidad para la
respuesta afectiva, no sólo se detecta en niños que carecieron de atención materna
desde su nacimiento, sino también en niños que recibieron cuidados durante los
dos primeros años y fueron adoptados al finalizar el segundo año de vida. La
ruptura de la armonía a esta edad puede hacer difícil o aún imposible la respuesta
afectiva posterior. Una carencia afectiva más tardía, cuando el niño ya se ha bene-
ficiado de los efectos de la comunicación y ha creado las bases de su evolución,
puede producir fenómenos regresivos o esquemas deformados de organización.
Spitz considera que los primeros 8 meses de vida son decisivos, de tal
forma que si el niño no goza durante esta etapa de una figura materna permanente
(madre real o sustituta), se produce un desequilibrio psíquico y emocional que
puede incluso conducirle a la muerte. El niño inicialmente es incapaz de diferen-
ciarse del medio ambiente. Esto junto a la existencia de un umbral de percepción
muy elevado protegen al niño de los estímulos externos. Spitz denominaría a esta
situación “estado preobjetal”. Hacia el segundo o tercer mes aparece la sonrisa

69
Endocrinología Infantil

como reacción ante una señal y no como reacción ante una persona. Es el “estado
del objeto precursor”, siendo a partir de este momento primordial la presencia
de la madre, para un satisfactorio desarrollo posterior. Seguidamente las capaci-
dades de percepción se perfeccionan, el niño es capaz de distinguir a las perso-
nas conocidas de las desconocidas, reaccionando negativamente ante las últimas;
esto constituye para Spitz la primera manifestación de angustia, “angustia de
los 8 meses” Estos hallazgos condujeron al autor a la descripción de la llamada
“depresión anaclítica” en lactantes separados de su madre, siendo condición
indispensable una buena relación previa con ella. Una vez separados de ella estos
niños presentan un cuadro progresivo, cuyo grado está en relación con el tiempo
de separación. Al mes de separación hay un retraso global del cociente de desa-
rrollo, con excepción del sector “relación social”; son llorones, exigentes y se
abrazan al observador. A los 2 meses presentan signos de huida del ambiente,
angustia ante la proximidad de cualquier persona, pérdida de apetito, disminu-
ción de peso y detención del cociente de desarrollo. A los 3 meses la detención se
convierte en regresión, con retroceso del cociente de desarrollo, rechazo de todo
contacto humano, insomnio, disminución de la motilidad, disminución grave
del peso y disminución de la inmunidad (distrofia y disergia). En el caso de
que el niño retorne con su madre entre los 3 y 5 meses de separación, los trastor-
nos sufridos regresan rápidamente. A partir de los 5 meses de separación, el pro-
ceso se hace irreversible, llegando el niño a permanecer en posición de decúbito
supino durante mucho tiempo, facies rígida e inexpresiva, coordinación ocular
defectuosa, aparición de espasmos y movimientos atetoideos, siendo en esta fase
la mortalidad muy elevada por procesos infecciosos.
Bowlby por su parte refiere que a partir de los 6-9 meses de vida la priva-
ción prolongada o aguda del cuidado materno o la separación brusca de la figura
materna habitual y durante los 3 primeros años tiene, a menudo, pero no necesa-
riamente, consecuencias muy graves sobre el desarrollo del niño. La observación
de niños en un marco institucional ofreció las bases para establecer la siguiente
secuencia de respuestas 1.- De protesta, que caracteriza la ansiedad de separa-
ción. 2.- De desesperación, consecuencia de la aflicción y dolor por la pérdida del
ser querido. 3.-De desapego, como respuesta final del niño como medida defen-
siva. Sus observaciones le llevaron a postular su tesis: “El estado de seguridad,
ansiedad o zozobra de un niño o adulto es determinado, en gran medida, por la
accesibilidad de su principal figura de afecto”.
d) Efectos sobre la personalidad y sociabilidad. La misma carencia afec-
tiva no tiene iguales efectos en distintos niños, lo que para uno puede suponer un

70
Retraso de crecimiento no orgánico

intenso trauma capaz de detener su desarrollo, para otro puede acelerar su capa-
cidad de adaptación y podrá incluso superarlo y adaptarse. Si no ha habido cohe-
rencia y afecto en la forma en que han sido presentados al niño gratificaciones y
frustraciones por quienes le rodean en sus primeros años, el desarrollo exitoso de
su personalidad se verá comprometido.
El comportamiento social es una extensión de la función mental hacia sis-
temas organizados de relaciones humanas, sea en el círculo familiar, o en grupos
más amplios, cualquier alteración de esta función mental repercutirá en la sociali-
zación. El niño institucionalizado se ve en la necesidad de adaptarse a los objetos
usuales y a desenvolverse solo, por ello se repliega sobre sí mismo.
En cualquier edad la falta de cariño, seguridad o protección, produce alte-
raciones emocionales que incluyen dificultad para establecer comunicación con
los demás, depresión, apatía y retraso del desarrollo. Estos niños son sensibles
al rechazo y tienden a retraerse o a pelear. La carencia afectiva hace que se
rechaze todo lo que suponga expresividad de lo afectivo, y que se refugie en la
soledad, por lo que refuerza el primitivo estado o sentimiento de abandono. El
comportamiento de estos niños oscila desde la fanfarronería a la timidez, pero
siempre presentan incapacidad para la respuesta afectiva. Un elemento orientador
del diagnóstico del sujeto carencial es la triada sintomática: angustia, agresividad
y falta de autoestima.
Consecutivas a la privación de afecto son las alteraciones psicorreactivas.
Las reacciones simples más precoces son de naturaleza afectiva, el niño muestra
apatía, distanciamiento, tristeza, se hace lloroso o muestra oposición activa. Si se
mantiene la situación, los niños activos se hacen obstinados, se escapan y caen
finalmente en el abandono; los niños más pasivos se tornan deprimidos y cohibi-
dos, retrayéndose en sí mismos. Las situaciones de tristeza, apatía y depresión
son mucho más negativas para el niño que la rebelión porque este último modo
de reaccionar implica lucha e intento de sobrevivir. Las mentiras son frecuentes
en estos niños, debido al sentimiento básico de inseguridad que albergan y a la
necesidad de ser aceptados y queridos.
En el manual de diagnóstico de los trastornos mentales de la Asociación
Americana de Psiquiatría se refleja como la carencia de afecto es capaz de con-
ducir, sin que medie causa orgánica, retraso mental o autismo; llanto débil, sueño
excesivo, falta de interés por el ambiente, hipomotilidad, mediano tono muscular,
respuesta de aislamiento, débil coordinación, pérdida de peso, pérdida de talla,
escasa participación en los juegos y poca capacidad para la respuesta social.
A menudo forman parte del cuadro clínico las conductas anormales en la

71
Endocrinología Infantil

alimentación como la rumiación, polidipsia, bulimia e ingestión de alimentos y


bebidas extrañas.
f) Otras repercusiones. Junto a las manifestaciones mayores y más fre-
cuentes descritas con anterioridad, han sido reconocidas otras como pueden ser:
La presencia de un cabello frágil y enfermizo, acompañado frecuente-
mente de una piel reseca y áspera, con mala perfusión periférica, manos y pies
fríos, perniosis, heridas mal cicatrizadas, uñas quebradizas, incluso en ocasiones
secuelas propias de haber padecido maltrato físico.
Retraso en la edad ósea, dato no muy frecuente y del que no se conoce con
exactitud el mecanismo patogénico.
Trastornos del sueño derivados de la tensión, angustia e inseguridad que
permanentemente viven estos niños, al no percibir figuras de afecto, habiéndose
descrito: dificultades para conciliar el sueño, terrores nocturnos, sonambulismo,
miedo a la oscuridad, etc.
Aunque el control de esfínteres tiene un valor predictivo limitado como
índice de desarrollo, se ha visto que estos niños presentan un retardo en el
control voluntario de los mismos. Graves perturbaciones afectivas pueden provo-
car retención de la orina y otras disfunciones urinarias, que si bien comienzan
durante el primer año de vida, habitualmente son percibidas más tarde.

Formas clínicas
En función de la edad del niño varios autores han reconocido dos situa-
ciones diferentes, tanto por sus repercusiones clínicas y futuras, como por la pre-
sencia de diferencias en los estudios realizados. Una, a la que llaman Tipo I, se
presenta en niños menores de dos años y presentan evidencias claras de un déficit
nutricional y baja talla, muy en consonancia con la denominación de síndrome
de falta de medro. En estos casos no han sido demostrados déficit en la secreción
de GH y suelen recuperarse bien cuando reciben suficientes aportes calóricos.
El perfil psicológico de la madre suele ser complejo, con frecuentes historias de
conflictos afectivos o familiares. Y otro al que llaman Tipo II, que se presenta en
niños de mayor edad, en ellos hay un mayor protagonismo del componente psi-
cológico derivado de unas malas relaciones familiares, a veces incluso son objeto
de abusos y malos tratos. En este tipo hay autores que han referido déficit de GH
en algunos niños.
Por otra parte, no debemos olvidar que las condiciones de vida actuales
están permitiendo que determinados niños vivan en un mundo excesivamente
limitado, en el que sus posibilidades de relación se limitan en primer lugar a la

72
Retraso de crecimiento no orgánico

familia, en la que existe una gran incomunicación y evidente falta de atención


y afecto hacia la figura del niño, en estas familias concurren frecuentemente
alguna de las siguientes circunstancias; trabajo de los padres y permanencia
fuera del hogar excesivas horas del día, malas relaciones entre la pareja, adicción
a la televisión y pasatiempos pasivos, etc., que dan lugar a claras situaciones
de privación encubierta y en segundo lugar la escuela, donde el niño con proble-
mas afectivos se integrará con mas dificultades. En otras ocasiones los problemas
familiares (psiquiátricos, económicos, drogadicción, prostitución, etc) son igual-
mente responsables de la situación del niño. Y nos encontramos con niños que
paradógicamente mejoran cuando son institucionalizados o apartados del hogar
por cualquier motivo. Recientemente Skuse y col. han publicado en Lancet una
nueva enfermedad en la que se asocia retraso de crecimiento no orgánico con
hiperfagia e insuficiencia reversible de hormona de crecimientro. Bajo nuestro
punto de vista creemos que se trata del mismo complejo patogénico, en el que
se ponen de manifiesto de forma más relevante determinados comportamientos.
(Fig.-2.19)

Fig. 2.19. Distribución de los síntomas hiperfágicos totales en grupos de niños remi-
tidos al hospital (de hogares de acogida) y otros seleccionados en la comunidad con
baja talla sin causa conocida. Skuse D. Et. al.: A new stress-related síndrome of growth
failure and hyperphagia in children, associated with reversibility of growth-hormone.
Lancet 348: 353-358.1996.

73
Endocrinología Infantil

Diagnóstico
La valoración completa de un niño que presenta una situación de depriva-
ción afectiva es un tanto compleja, puesto que va a requerir analizar cada una de
las facetas que se fueron describiendo en el apartado de manifestaciones clínicas,
en cambio parece relativamente asequible establecer el diagnóstico de RCNO
cuando la evolución y repercusiones del proceso ya han dado lugar a las manifes-
taciones mas relevantes. En este sentido, deben considerarse en las etapas inicia-
les otras causas de retrasos de crecimiento, las cuales se descartarán con relativa
facilidad , por los diferentes patrones de crecimiento con algunas causas, como
las que figuran en la (Fig.- 2.20), o mediante la aplicación del algoritmo diag-
nóstico de los hipocrecimientos presentado en el capítulo 1. Finalmente y ante
la sospecha de un RCNO deberán tenerse en cuanta las siguientes considera-
ciones: 1.-Valoración somatométrica: Talla, Peso o ambos inferior al percentil
tres. 2.-Ausencia de enfermedad sistémica o causa orgánica que justifique la
situación. 3.-Presencia de signos clínicos de deprivación; aspecto corporal, com-
portamiento, sociabilidad, etc. 4.-Presencia de unas condiciones sociales des-

Fig. 2.20. Curvas de crecimiento en niños con retraso de crecimiento no orgánico,


orgánico y prematuros. Adaptado de Hamill PVV et al.

74
Retraso de crecimiento no orgánico

favorables, sobre todo las descritas entre los factores predisponentes. Ante la
conjunción de estos factores, se puede establecer el diagnóstico de RCNO, pero
este es un diagnóstico de presunción puesto que no existe ninguna manifestación
o examen complementario que permita establecerlo de una forma definitiva. La
confirmación sólo es posible realizarla en aquellos casos en los que se produce
una adopción o un cambio en las condiciones familiares o afectivas del niño,
cuando desaparecen los factores desfavorables se va a experimentar una recu-
peración paulatina de las manifestaciones que se han descrito, si bien hay que
advertir que determinados aspectos de la privación (repercusiones sobre la esfera
psico-afectiva, personalidad y sociabilidad) pueden dejar a estos niveles secuelas
a largo plazo de difícil valoración.

Exámenes complementarios
En la búsqueda de explicaciones que justifiquen las manifestaciones clíni-
cas descritas, se han realizado numerosos estudios, deduciéndose del conjunto
de los mismos que ninguna prueba o dato analítico es específico y las variaciones
que se han encontrado no sólo no son constantes, sino que algunas de ellas se han
descrito sólo en casos aislados. Recogiéndose diversos grados de anemias ferro-
pénicas, probablemente en relación con el estado nutritivo del niño y otros facto-
res digestivos e inmunitarios. Green y col han referido un déficit en la secreción
de GH tras estímulo farmacológico en el 50% de sus casos, circunstancia no
corroborada por otros autores, este mismo autor ha constatado una frecuente dis-
minución de la Somatomedina-C. En algún caso aislado ha sido referida una
discreta hipofunción tiroidea, pero en la mayoría de los casos los niveles de
tiroxina son normales. Ha sido comunicado así mismo un déficit en la secreción
de ACTH y cortisol seguramente relacionado con el patrón de respuesta a una
situación de estrés mantenido, posibilidad en la que debe participar la disminu-
ción de las Beta-endorfinas. En algunos casos en los que se produce un retraso
en el desarrollo puberal, se puede encontrar paralelamente una disminución en el
nivel de las gonadotrofinas circulantes. Además ha sido encontrada una dismi-
nución de ciertos metabolitos del triptófano muy relacionados con la depresión
y la teoría indoleamínica de los trastornos afectivos, como sucede con los bajos
niveles circulantes de serotonina y melatonina.

Pronóstico
En general, el pronóstico de un niño diagnosticado de un RCNO debe ser
en principio reservado , debiéndose considerar como factores de mal pronóstico:

75
Endocrinología Infantil

a)Una duración muy prolongada de la situación. b) La intensidad de las manifes-


taciones clínicas c) El grado de participación de los factores predisponentes. d)
La edad del niño. e) La posibilidad de actuación en cada caso en concreto y f) La
coexistencia de maltrato físico.
En general se acepta que tanto el peso como la talla se recuperan fácil
y rápidamente en cuanto se restituye la situación y desaparecen los aspectos
negativos del entorno. La recuperación del coeficiente intelectual, si no existen
otros condicionantes orgánicos, puede ser igualmente reversible, pero la mayor o
menor recuperación al parecer esta relacionada con la edad del niño, si desapare-
cen pronto las condiciones desfavorables (< 5 años) la recuperación será mucho
mayor.
Desde un punto de vista afectivo y del comportamiento las matizaciones
pronósticas son más comprometidas, considerándose que estos niños y mucho
más si además fueron sometidos a malos tratos físicos, van a presentar en la
etapa de adulto fácilmente desequilibrios emocionales y comportamientos de una
intensidad relacionada con los factores de mal pronóstico descritos con anteriori-
dad.

Tratamiento
Con independencia de algunas actuaciones puntuales en casos concretos,
el único tratamiento efectivo debe ser la creación de un entorno y ambiente afec-
tivo adecuado al niño, lo que conlleva serias deficultades, pero para lograrlo es
necesario observar al niño bajo una óptica bio-psico-social, debiéndose organizar
una intervención adecuada a cada caso en la que se consideren: a) Un buen diag-
nóstico de la situación , las circunstancias que le rodean y las consecuencias de
la misma. En ello deben participar pediatras, psicólogos, pedagogos, enfermeras,
abogados y trabajadores sociales. b) Lograr una definición precisa de la situación
legal del menor, evaluándose las posibilidades de cambio de entorno o adopción,
las cuales en estos casos deben adquirir una mayor prioridad. c) Establecer un
plan de actuación sanitaria en el que se corrijan los déficits detectados tras un
correcto examen clínico y de laboratorio, prestándose especial atención a la situa-
ción nutritiva, existencia de anemias, carencias vitamínicas, nivel de inmuniza-
ciones, etc.d) Diseñar una terapia psicológica que defina los trastornos afectivos
y del comportamiento y sirva de base para afrontar las dificultades presentes y
futuras. e) Valorar el grado de instrucción y adaptación escolar para crear una
infraestructura de apoyo específico que le permita adquirir la formación propia
de su edad.

76
Retraso de crecimiento no orgánico

Bibliografía
Blizzard RM, BulatovicA. Psychosocial short stature:asyndrome with many
variables.Baillieres Clin Endocrinol Metab 1992; 6: 687-712
Lobo ML, Barnard KE, Coombs JB. Failure to thrive: a parent-infant interaction
perspective. J Pediatr Nurs 1992; 7: 251-261
Wilcox WD, Nieburg P, Miller DS. Failure to thrive. A continuing problem of
definition. Clin Pediatr 1989; 28: 391-394
Cupoli MD, Hallock JA, Barness LA. Retraso de crecimiento psicoso-cial.
Current problems in pediatrics (ed esp) 1982: 2-4
Greene WH, Campbell M, David R. Psychosocial dwarfism: A critical review of
the evidence. J Am Acad Child Psychiatry 1984; 23: 39-48
Hannanway PJ. Failure to thrive. A study of 100 infants and chil-dren. Clin
Pediatr 1970; 58: 325-329
Barness LA. Failure to thrive. Med J Dallas 1972;58:325-327
Sill RH. Failure to thrive. Am J Dis Child 1978; 132: 967-969
Berwick DM, Levy JC, Klrinerman R. Failure to thrive: diagnostic yield of hos-
pitalisation. Arch Dis Child 1982; 57: 347-351
Morice-Trejos AC, Fernandez-Zeledon R, Fonseca-Fallas R. Etiology of growth
retardation(failure to thrive). Bol Med Hosp Infant Mex 1989; 46: 158-162
Drotar D. The family context of nonorganic failure to thrive. Am J Orthopsychia-
try 1991; 61: 23-24
Powell GF, Braser JA, Blizzard RM. Emotional deprivation and growth retarda-
tion simulating idiopathic hypopituitarism. Clinical evaluation of the syndrome.
N Engl J Med 1967; 276: 1271-1278
Elice CE, Fields HW. Failure to thrive: Review of the literature, case reports, and
implications for dental treatment. Pediatr Dent 1990; 12: 185-189
Centro Internacional de la Infancia. El niño y su ambiente psico-social. L’enfant
en milieu tropical. París. CIE, 1979
Evans SL, Reinhart JB, Succop RA. Failute to thrive. A study of 45 children with
their families. 22 Annual Meetin of ther American Asosciation of Psychiatric Ser-
vices for children. Filadelfia, 1970
Solnit AJ, Green M. Reactions to the threatened loss of child: A vulnerable child
syndrome III. Pediatrics, 1964, 58 (July)
Rank B, Putnam M and Rochlin G. The significance of the Aemotional climate@
in early feeding difficulties. Psychosom. Med 1948;10:279
Frontera Izquierdo P, Pedro-Gil J. Síndrome de incompetencia materna. An Esp

77
Endocrinología Infantil

Pediatr 1978;11:233
Freud S. Obras completas. Biblioteca Nueva. Madrid 1975
Ajuriaguerra J. Manual de psiquiatría infantil. Barcelona. Toray-Masson. 1980
Harlow HF. The nature of love. American psychologist 1958;673-685
Lorenz K. El comportamiento animal y humano. Plaza y Janés. Barcelona 1976
Seva Diaz A. Psiquiatría clínica. Espaxs. Barcelona. 1979
Bowlby J. Los cuidados maternos y la salud mental. O.M.S. Washington. Serie
Monográfica N1 2.
Lewis H. Deprived children. A social and clinical study. London. Oxford Univer-
sity Press. 1954
Goldfarb W. Emotional and intellectual consequences of spychologic depriva-
tion in infancy: a reevaluation. In: Hoch P and Zubin J eds. Psychopat hology of
childhood. New York. Grune and Stratton 1955
Fisher LK. Hospitalism in six month old infant. Am J Orthopsychiat 1952;
22:522
Mead K. Privación de los cuidados maternos. Ed. Ginebra, 1963
Heuyer G. Introducción a la psiquiatría infantil. Luis Mirada. Barcelona, 1952
Bakwin H. Emotional deprivation in infants J Pediat 1949;35:512
Glaser K and Eisemberg L.: Maternal deprivation. Pediatrcs 1956;18:626
Klein M. El sentimiento de soledad. Ed Horme. Buenos Aires, 1977
Bergmann P, Escalona S. Unusual sensitivities in very young children. In: Psy-
choanalitic study of the child. New York. International Universities Press. 1949;
3-4:333
Fries ME. Some psychosomatic relationships between mother and infant. Psy-
chosomat. Med. 1944;6:159
Spitz R, Wolf KM. Anaclitic depression. In: Psychoanalitic study of the child.
New York. International Universities Press. 1946;2:313
Spitz R. Hospitalism. In: Psychoanalitic study of the child. New York. Interna-
tional Universities Press. 1945;1:53
Clarke ADB. And Clarke AM. Recovery from the effects of deprivation. Acta
Psychol. 1959;16:137
Bronte C. Jane Eyre. London. Smith. Elder.1847
Chapin HD. A plan for dealing with atrophic infants and children. Arch Pediat
1908;25:491
Theis SVS. How foster children turn out. New York. States Charities Aid Asso-
ciation N1 165
Aichhorn A. Wayward youth. New York. Viking Press. 1951 (Edition revised)

78
Retraso de crecimiento no orgánico

Powdermarker F, Levis HT and Touraine S. Psychopathology and treatment of


delinquent girls. Amer J Orthopsychiat. 1937;7:58
Lowrey LG. Personality distortion and early institutional care. Amer J Orthop-
sychiat. 1940;10:576
Bender L, Yarnell H. An observation nursery. Amer J Psychiat 1941;97:1158
Goldfarb W. Infant rearing and problem behavior. Amer J Orthopsychiat.
1943;13:249
Bowlby J. The influence of early environment in the development of neurosis and
neurotic character. Int J Psycho Anal 1940;21:154
Levy D. Primary affect hunger. Amer J Psychiat. 1937;94:643
Burlingham D, Freud A. Infants without families. 1944; London. Allen and
Unwin.
Muñoz A, Masegosa MC, Ruiz C, Molina A, Galdó G y Molina J.A. Influencia
de la institucionalización sobre el crecimiento y desarrollo infantil. Bienestar y
Protección Infantil.3:333-352.1997
Molina Font JA, Muñoz Hoyos A. Retraso de crecimiento no orgánico o psicoso-
cial. En.: Niños maltratados. 145-159. Edit. Díaz de Santos. Madrid 1997
Morandeira I. Nanismo psicosocial: nuevas consideraciones patogénicas. Tesis
Doctoral. Universidad de Granada. 2.000
Jiménez Masegosa M.C. Aspectos evolutivos del retraso de crecimiento de causa
no orgánica:análisis comparativo entre distintos sistemas institucionales. Tesis
Doctoral. Universidad de Granada.1997
Contreras Alemán G. Contribución al conocimiento patogénico del retraso de cre-
cimiento de causa no orgánica. Tesis Doctoral. Universidad de Granada. 1997.
Saiz de Marco A. Aspectos preventivos, clínicos y catecolaminérgicos en el sín-
drome de carencia afectiva. Tesis Doctoral. Universidad de Granada. 1999.
Edelston H. Separation anxiety in young children: study of hospital cases. Genet
Psychol Monogr. 1943;28:3
Roudinesco D, David M, Nicholas J. Responses of young children to separation
from their mothers. Courrier, 1952;2:N1-2, 66
Bakwin H. Loneliness in infants. Amer J Dis Child. 1942;63:30
Brenneman J. The infant ward. Amer J Dis Child. 1932;43:577
Beverly BI.Effect of illness on emotional development J Pediat 1936;8:533
Bowlby J. Some pathological processes set in train by early mother chlid sepa-
ration. J Ment Sci 1953;99:265
Levy D. Psychic trauma of operations in children and a note on combat neurosis.
Amer J Dis Child 1945;69:7

79
Endocrinología Infantil

Moncrieff A. Social pediatrics. Courrier 1951;1:(3),3


Schaffer HR. Objective observations of personality development in early infancy.
Brit J Med Psychol 1958;31:174
Spitz RA. La premiére année de la vie de l´enfant. Paris. Presses Universitaires
de France. 1959
Heuyer G. L´hospitalisme. Bull Psychol 1952;6:87
Yarrow LJ. Maternal deprivation:towards and empirical and conceptual re-eva-
luation. Psychol Bull 1961;58:459-90
Clements F. Nutrition in maternal and infant feeding proceeding of the 5th Inter-
national Congress of Nutrition. Fed Proc 1961;20:165
Bychkow VP, Mosiakina LJ, Khokova OS. Importance of a nutritional factor in
the changes in carbohydrate and lipid in a human under neuroemotional stress.
Kosm Biol Anakosm Med 1988;22:7-13
Krieger I. The energy metabolism in infants with growth failure due to maternal
deprivation undernutrition, or causes unknow. Metabolic rate calculated from the
insensible loss of weight 1966;38:63-76
Witten CF, Pettit MG, Fischhoff J. Evidence that growth failure from maternal
deprivation is secondary to undereating. JAMA, 1969; 209: 1675-1682.
Thompson RG, Parra A. Endocrine evaluation in patients with psychosocial
dwarfism. Am Ped Clin Res 1969; 17: 592 (Abstr).
Parra A. Discussion of psychosocial dwarfism. In: Gardner LI, Amacher: Endo-
crine Aspects of Malnutrition: Marasmus, Kwashiorkor and Psychosocial Depri-
vation. Kroc Foundation, Santa Ynez, 1973: 155.
Howse PM, Rayner PHW, Williams JM et al. Nyctohemeral secretion of growth
hormone in normal children of short stature and in children with hypopituitarism
and intrauterine growth retardation. Clinical Endocrinology. 1977;6:347-359
Blizzard RM. Psychosocial short stature . In: F. Lifsnitz (ed.) Pediatric Endocri-
nology. A Clinical Guide. 1990; New York. Marcel- Dekker. 87-107
Evans DL, Burnett GB, Nemoroff CB, The dexamethasone supression test in the
clinical setting. Am J Psychiatry 1983;140;586-89
Holsboer F, Liebl R, Hofschuster E. Repeated dexamethasone supression test
during depressive illness:normalization of test result compared with clinical
improvement. J Affective Disord 1982;4:93-101
Clasificación Internacional de Enfermedades 90 Revisión. Organización Mun-
dial de la Salud.
Buhler K. Crisis de la psicología. Madrid. Morata, 1966

80
Retraso de crecimiento no orgánico

Caldwell BM. The effects of psychosocial deprivation on human development in


infancy. Merrill Palmer Q 1970; 16: 260-277.
Clarke-Stewart KA. Interactions between mothers and their young children: cha-
racteristics and consequences. Soc Res Child Devel 1978; 38: 153
Manual Diagnóstico y Estadístico de las enfermedades mentales. Asociación
Americana de Psiquiatría. Masson. Barcelona. 1983
Blizzard RM, Bulatovic A. Psycosocial short stature: a syndrome with many varia-
bles.. Bailliere´s Clinical Endocrinology and Metabolism 1992;6:N1-3;687-712
Green WH. A theoretical model for classical psychosocial dwarfism (psycholo-
gically determined short stature). In Holmes Cs (ed). Psychoneuroen docrino-
logy: Brain, Behavior and Hormonal Interaction. 1990; New York. Springer-
Verlag. 92-112
Muñoz A, Acuña D, Martin E and Molina A.Pituitary neuropeptides ACTH
and Beta-endorphin in the failure to thrive syndrome. J Endocrinol Invest
1989;12:(S2-5)102
Muñoz A, Aguilar MJ, Ruiz C, Molina A, Uberos J and Molina JA. Affective
deprivation syndrome and the indoleamine theory of depression: Possible corre-
lation. Eur J of Clinical Invest 1995;25:(S) A20
Moreno F, Martin E, Muñoz A, Molina A, Palmero G.Assesment of pineal
function in the non organic failure to thrive syndrome. J Endocrinol
Invest.1991;14:(S-9):200

81
Endocrinología Infantil

82
Adenohipófisis

CAPÍTULO III
ADENOHIPÓFISIS
J. Uberos, M. Molina, J.M. Fernández, A. Muñoz

La adenohipófisis o hipófisis anterior es un órgano intermedio entre el


hipotálamo y los órganos diana (Fig.- 3.1.). Sus células constituyen el 80 % del
peso de la glándula, proceden del ectodermo, sintetizan y liberan varias hormonas
proteicas que son necesarias para un crecimiento y desarrollo normales, y estimu-
lan, además, la actividad de varias glándulas diana.

Fig. 3.1. Situación y relaciones anatómicas de la glándula hipofisaria.

83
Endocrinología Infantil

La hipófisis (glándula pituitaria) a través de los impulsos procedentes del


hipotálamo, a su vez influido por impulsos procedentes de casi todo el SNC,
dirige toda la información nerviosa final disponible (Fig.-3.2). Acción que se rea-
liza a través de la regulación ejercida sobre los lóbulos anterior y posterior de
la hipófisis de dos formas distintas. Por una parte el hipotálamo sintetiza neuro-
hormonas, que regulan la síntesis y la secreción de las seis principales hormonas
peptídicas de la adenohipófisis, y que llegan directamente hasta la adenohipófisis
mediante un sistema vascular portal altamente especializado. Por otra, las hormo-
nas hipofisarias son responsables de la regulación del crecimiento, la lactación y
la función de las glándulas endocrinas periféricas (tiroides, suprarrenales y góna-
das).

Fig. 3.2. Conexiones neurales y vasculares de la adenohipófisis.

Por otra parte, la neurohipófisis (hipófisis posterior) recibe terminales ner-


viosas de los cuerpos de las neuronas hipotalámicas. Estos axones sirven como
lugares de depósito de las dos hormonas peptídicas que son sintetizadas en el
hipotálamo y actúan regulando el equilibrio hídrico del organismo, la producción
de leche y la contracción uterina. El lóbulo intermedio de la hipófisis situado
entre los lóbulos anterior y posterior es en el ser humano básicamente un tejido

84
Adenohipófisis

residual sin funciones neuroendocrinas establecidas. En la (Tabla 3.1). se recogen


las principales hormonas de origen hipotalámico.

Neurohormona Estructura química Hormonas afectadas Efectos

TRH Péptido de 3 aminoácidosTSH Estimulación


PRL Estimulación
GnRH Péptido de 10 aminoácidos LH Estimulación *
FSH Estimulación *
PRL Estimulación
Dopamina Amina biógena PRL Inhibición
LH Inhibición
FSH Inhibición
TSH Inhibición
CRH Péptido de 41 aminoácidos ACTH Estimulación
GRH Péptido de 40-44 aminoácidos GH Estimulación
Somatostatina Péptido de 14 aminoácidos GH Inhibición
TSH Inhibición

Tabla 3.1. Principales neurohormonas de origen hipotalámico. * En condiciones fisiológicas


y al administrarse dosis exógenas en forma intermitente. TRH = Hormona liberadora de tirotropina. GnRh
= Hormona liberadora de gonadotropina. CRH = Hormona liberadora de corticotropina. GRH = Hormona
liberadora de hormona de crecimiento.

Casi todas las hormonas de origen hipotálamo-hipofisario son secretadas


en forma pulsátil, alternando períodos de secreción con períodos de inactividad,
y otras como la hormona adenocorticotropa [ACTH], la hormona de crecimiento
[GH] y la prolactina [PRL]) poseen un ritmo circadiano muy específico, con
aumento de la secreción durante unas horas concretas del día.
Las hormonas liberadoras e inhibidoras secretadas por el hipotálamo se
fijan a receptores específicos de la membrana celular e inician las secuencias
metabólicas cuyo resultado final es la estimulación o la inhibición de la liberación
de hormonas hipofisarias hacia la circulación sistémica. Se han identificado seis
neurohormonas hipotalámicas distintas, que en su mayoría son péptidos de bajo
peso molecular. La regulación de la síntesis de la mayoría de las hormonas hipo-
fisarias se basa en impulsos estimulantes procedentes del hipotálamo, tan sólo la
PRL posee una regulación esencialmente de tipo inhibidor.
La hormona liberadora de tirotropina TRH estimula la síntesis y la secre-
ción tanto de la hormona estimulante del tiroides TSH, como de la PRL. En situa-
ciones patológicas, la TRH puede también estimular la producción y la liberación
de la GH. La TSH regula la estructura y la función de la glándula tiroides y esti-

85
Endocrinología Infantil

mula la síntesis y la liberación de las hormonas tiroideas, que a su vez ejercen


retroacción negativa sobre los niveles de TSH.
La hormona liberadora de gonadotropinas GnRH, denominada también
hormona liberadora de la hormona luteinizante LHRH , estimula de forma pul-
satil la secreción de LH y FSH. Se están utilizando eficazmente análogos de la
GnRH para inhibir la secreción de esteroides gonadales en la pubertad precoz
verdadera. Tanto la LH como la FSH están elevadas en el momento del naci-
miento pero descienden hasta niveles bajos al cabo de algunos meses, mantenién-
dose bajos a lo largo de los años prepuberales. Los niveles séricos de FSH suelen
ser algo más elevados que los de LH en el lactante. El eje hipotálamo-hipófisis
parece ser muy sensible a niveles extremadamente bajos de esteroides circulan-
tes y predominan las influencias de la retroacción negativa. Al principio de la
pubertad hay un descenso de la sensibilidad del hipotálamo a los esteroides gona-
dales, produciéndose un aumento de la secreción de las gonadotropinas hipofisa-
rias, estimulación de la producción de esteroides gonadales y el desarrollo de las
características sexuales secundarias. Al principio, el incremento en la secreción
de LH y FSH se produce sólo durante el sueño y se asocia a un aumento de la
secreción de esteroides gonadales. Posteriormente, la secreción de LH y FSH
aumenta durante todo el día. Los patrones de incremento de los niveles basales
de LH y FSH son diferentes para los niños y las niñas, pero, en ambos casos, los
incrementos de los niveles basales de LH son superiores a los de FSH. La FSH
actúa sobre las células de Sertoli (su presencia es esencial para la espermatogé-
nesis), y la LH actúa sobre las células de Leydig del testículo para estimular la
biosíntesis de la testosterona.
La somatostatina ejerce un control negativo sobre la síntesis y la secreción
de la GH y TSH. La liberación de GH es inhibida por la somatostatina y estimu-
lada por la hormona liberadora de la hormona de crecimiento (GRH); el resultado
final en cuanto a producción de GH depende de la potencia relativa de estos dos
estímulos. La GH humana es un polipéptido de cadena sencilla muy parecido
estructuralmente a la somatomamotropina coriónica humana (una hormona pla-
centaria). Hay varias formas moleculares de GH, la predominante es un péptido
de 191 aminoácidos conocido como isohormona beta. Las principales acciones
de la GH son la estimulación del crecimiento somático y la regulación del meta-
bolismo. El crecimiento está influido en gran parte por sus efectos sobre la soma-
tomedina C (también denominada factor de crecimiento de tipo insulínico I o
IGF-I). Aunque el IGF-I está presente en muchos tejidos, su principal origen es
el hígado. Los efectos de la GH son inicialmente parecidos a los de la insulina

86
Adenohipófisis

(aumento de la captación de glucosa en el músculo y la grasa, estimulación de


la captación de aminoácidos y de la síntesis proteica en hígado y músculo e inhi-
bición de la lipólisis en el tejido adiposo); algunas horas después estos efectos
desaparecen y, en su lugar, se aprecian los efectos metabólicos más acusados y
propios de la GH que son de tipo antiinsulínico, con inhibición de la captación y
utilización de la glucosa, lo que provoca hiperglucemia, aumento de la lipólisis
y, elevación del nivel plasmático de ácidos grasos libres. La GH aumenta durante
los períodos de ayuno.
La GRH se estimula por estímulos ß-adrenérgicos (propranolol), serotoni-
nérgicos (sueño), dopaminérgicos (apomorfina) y -adrenérgicos (hipoglucemias,
aminoácidos, estrés, ejercicio). La GH es secretada de forma pulsátil y su vida
media en plasma es de unos 10-15 minutos. La mayor parte se libera durante la
noche. En la pubertad la GH aumenta su producción presentando picos nocturnos
más amplios y altos. La GH tiene acción directa sobre el cartílago de crecimiento
o indirectamente a través de la somatomedina C (IGF-1) y la somatomedina A
(IGF-2). Existe un control retroactivo ó mecanismo de feed-back sobre la secre-
ción de la GH. En ausencia de GH tendremos un hipocrecimiento hipofisario
hiposomatotrópico. Si existe una resistencia periférica a la GH y no se forma
IGF-1 estaremos frente a un hipocrecimiento de tipo Laron. Otras funciones de
la GH son:
- Acción anabolizante: favorece el paso de aminoácidos al interior celular,
aumenta la síntesis de ácidos nucléicos y de proteínas.
- Acción diabetógena: inhibe la utilización periférica de la glucosa y dis-
minuye la sensibilidad a la insulina.
- Estimula la lipólisis: moviliza las grasas produciendo ácidos grasos e
inhibiendo la lipogénesis.
- Balance positivo de fósforo y de calcio, así como de sodio y de agua.
La hormona liberadora de corticotropina (CRH) estimula la liberación
hipofisaria de ACTH. La ACTH es un polipéptido de cadena simple de 39 ami-
noácidos, cuya actividad biológica radica en los 20 aminoácidos del extremo
N-terminal. La ACTH estimula la secreción de cortisol y de varios andrógenos
débiles en la corteza suprarrenal. En la respuesta al estrés, el eje CRH-ACTH-
cortisol desempeña un papel muy importante. En ausencia de ACTH, la corteza
suprarrenal se atrofia y se interrumpe casi por completo la secreción de cortisol.
Existen varias hormonas peptídicas derivadas de un precursor común, la proo-
piomelanocorticotropina (POMC), origen de la ACTH, la ß-lipotropina (ß-LPH),
la hormona estimulante de los melanocitos (MSH) (a y b), las encefalinas y las

87
Endocrinología Infantil

endorfinas. La POMC se encuentra tanto en el hipotálamo como en los lóbulos


anterior e intermedio de la hipófisis, la formación de la POMC en el seno del
lóbulo intermedio de la hipófisis está regulada sobre todo por la dopamina y la
serotonina, mientras que la regulación en el lóbulo anterior se debe esencialmente
a la CRH. Tanto la POMC como la MSH producen a veces hiperpigmentación
cutánea, de importancia sólo en enfermedades que cursan con niveles de ACTH
muy elevados (enfermedad de Addison y síndrome de Nelson). Las encefalinas y
endorfinas son consideradas opioides endógenos, que se fijan y activan los recep-
tores opioides distribuidos en todo el SNC.
La dopamina inhibe tanto la síntesis como la liberación de la PRL. Cuando
se secciona el tallo hipofisario (que conecta la hipófisis con el hipotálamo), la
secreción de PRL aumenta, mientras que la secreción de todas las demás hormo-
nas hipofisarias disminuye. Las células productoras de PRL constituyen alrede-
dor del 30 % de las células de la adenohipófisis. La función principal de la PRL
es la regulación de la producción de leche, observándose también una liberación
de PRL con el estrés y la actividad sexual. La PRL es la hormona que se produce
con mayor frecuencia en los tumores de la hipófisis.
Muchos trastornos hipotalámicos (neoplasias, encefalitis y otras lesiones
inflamatorias), pueden alterar la secreción de las neurohormonas hipotalámicas
y, en consecuencia, la función hipofisaria. El síndrome de Kallmann sirve de
ejemplo a esta observación, ya que la deficiencia hipotalámica de GnRH provoca
hipogonadismo. El carácter difuso de la mayoría de las lesiones hipotalámicas
puede ser responsable de una disminución generalizada de todas las hormonas
hipotalámicas, produciendo un panhipopituitarismo secundario que en el adulto
se manifestaría típicamente con hiperprolactinemia y galactorrea (por disminu-
ción de la liberación de dopamina). En el niño estas lesiones pueden ser res-
ponsables mas frecuentemente de una hipersecreción de neurohormonas, lo que
podría explicar algunos casos de pubertad precoz y de síndromes de Cushing.

Hipocrecimiento hipofisario
Debido a la posibilidad de un tratamiento hormonal sustitutivo, este tipo de
trastornos, han adquirido en la actualidad un gran interés. Se deben a una secre-
ción reducida o alterada de GH o por alteraciones a nivel periférico (receptores).
La GH induce en los condrocitos del cartílago, en los fibroblastos y en otros tipos
celulares la síntesis de factores de crecimiento insulin-like (IGFS) (Fig.-3.3). Los
IGFS circulan en plasma unidas a proteínas específicas y no hay formas libres
circulantes. Sus niveles plasmáticos dependen de la edad, nutrición y de la GH.

88
Adenohipófisis

Fig. 3.3. Mecanismo de acción de la GH en el cartílago de conjunción epifisario


(Isaksson)

Aumentan lentamente durante la infancia y más rápidamente durante la pubertad


para ir descendiendo después progresivamente y sobre todo a partir de los 50
años. En la desnutrición los niveles de IGF-1 son bajos, mientras que en la obe-
sidad tienden a estar elevados. Los IGFS-2 son bajos en el hipopituitarismo, pero
no se elevan en la acromegalia y su concentración es muy constante durante toda
la vida.
El déficit de la GH puede ser de causa hipofisaria - primario - , suprahipo-
fisario - secundario - o por resistencia periférica a la GH o IGFS. Así en los
déficit primarios, la liberación de GH está reducida cuantitativamente o alterada
cualitativamente ya sea de forma espontánea o tras estimulación con distintos
agentes estimuladores. En los déficit secundarios la liberación de la GH de forma
espontánea es anormal pero puede ser normal tras estimulación farmacológica.
En los trastornos periféricos la producción de GH es normal o incluso elevada
pero, o no se sintetizan IGFS por alteración a nivel de receptor (hipocrecimiento
tipo Laron) o hay una alteración a nivel postreceptor (raza pigmea), o hay una
resistencia periférica a los IGFS. El déficit de GH puede ser total o parcial; si tras
estímulo el pico de GH es inferior a 5 ngr/ml el déficit es total y si el pico de
secreción está entre 5-10 ngr/ml el déficit será parcial.

89
Endocrinología Infantil

El déficit clásico se debe a una falta de respuesta tras dos pruebas de esti-
mulación de GH. Hay formas transitorias de déficit de GH como ocurre en el
retraso constitucional del crecimiento relacionado con una secreción retrasada de
hormonas sexuales.

Etiología del defecto de GH


La etiología de este tipo de hipocrecimientos es diversa, como se detalla
en la (Tabla 3.2); en la mayoría de los niños con una talla baja no es posible
identificar un trastorno hipofisario específico y aunque las alteraciones endocri-
nas constituyen una minoría entre las causas de baja talla, es importante tratar de
identificarlas porque son susceptibles de tratamiento. Los niños con hipopituita-
rismo lo más probable es que presenten un tumor hipofisario (generalmente un
1) Idiopática
2) Formas congénitas
Trastornos genéticos
a) Déficit aislado de GH
Tipo I: autosómico recesivo ( es el más frecuente)
IA: se debe a deleción del gen GH con producción de GH nula.
- Aparecen anticuerpos tras administrar GH exógena.
- Conocido como enanismo tipo A de Prader.
IB: el déficit de GH es parcial y no aparecen anticuerpos.
Tipo 2: autosómico dominante.
Tipo 3: recesivo ligado al sexo.
b) Déficit múltiples hipotalámicos-hipofisarios.
Tipo 1: autosómico recesivo.
Tipo 2: recesivo ligado al sexo.
Malformaciones del SNC
a) Ausencia o disgenesia hipofisaria.
b) Alteraciones de la linea media: displasia septo óptica, labio leporino y/o fisura
palatina, incisivo central único, arrinencefalia...
c) Síndrome de la silla turca vacía.
Infecciones prenatales: rubeola, toxoplasma...
Síndromes malformativos múltiples: los más frecuentes son el síndrome de
Turner y el síndrome de Down.
Alteraciones de la estructura ó del metabolismo de la GH:
a) GH biologicamente inactiva.
b) Resistencia periférica a la GH: a nivel de receptor tendremos el enanismo de
Laron y a nivel postreceptor la raza pigmeos.
c) Resistencia a las IGFS.

90
Adenohipófisis

3. Formas adquiridas
Tumores del SNC: craneofaringioma, disgerminoma, hamartoma, astroci-
toma, glioma, ependimoma y meduloblastoma entre los más frecuentes.
Tratamiento de tumores extracerebrales: leucemias, linfomas y tumores sóli-
dos. Sobre todo si la dosis de radioterapia es superior a 1500 Gy y la edad
inferior a 4 años.
Traumatismos craneales.
Infecciones del SNC.
Enfermedades granulomatosas. Histiocitosis. Malformaciones vasculares.
4. Alteraciones funcionales de la secreción de la GH.
Obesidad. Cushing. Hipotiroidismo.
Diabetes mellitus. Celiaquía. Insuficiencia renal.
Anorexia nerviosa. Síndrome de carencia afectiva.

Tabla 3.2. Causas de déficit de GH.

craneofaringioma), o bien una etiología no demostrable (hipopituitarismo idio-


pático). La deficiencia aislada de hormona del crecimiento (GH) puede aparecer
asociada a defectos fenotípicos de la línea media, como fisura palatina o ausencia
del septum pellucidum. La deficiencia de GH, tanto aislada como asociada a otras
anomalías, es hereditaria en el 10 % de los casos.

Clínica
La característica principal del hipopituitarismo en la infancia es el retraso
del crecimiento con proporciones corporales normales; mas adelante se harán
patentes otras alteraciones como fallo en el comienzo del desarrollo puberal. En
la valoración de los problemas del crecimiento es importante la determinación de
la edad ósea mediante radiografías de la mano izquierda del niño, al igual que el
cuidadoso registro de la talla y el peso. También esta indicada la valoración de
la silla turca mediante TC o RNM para descartar la presencia de calcificaciones
y tumores. En el 10-20 % de los niños con deficiencia hipofisaria de GH la silla
turca es anormalmente pequeña. De todas formas en algunas formas clínicas se
pueden encontrar algunos matices clínicos diferenciadores:
1) Hipocrecimiento hipofisario por déficit aislado idiopático o heredita-
rio de GH
El niño nace con un peso y longitud normales pero la velocidad de cre-
cimiento es muy lenta (menos de 7 cm/año) en los tres primeros años y menos
de 4,5 cm/año desde esa edad hasta la pubertad). El percentil de crecimiento es
inferior al percentil 3. Fenotípicamente presenta aumento de grasa en abdomen

91
Endocrinología Infantil

y pectorales, extremidades delgadas, facies más infantil de lo que corresponde a


su edad, manos y pies pequeños, voz aguda y chillona y frecuentemente micro-
pene y criptorquidia o hipoplasia de clítoris y de labios menores. La maduración
ósea está retrasada así como el desarrollo puberal. No existe retraso mental. Son
frecuentes las crisis de hipoglucemia durante la época de lactante que pueden
lesionar el SNC.
2) Hipocrecimiento hipofisario por trastorno orgánico
El niño sigue una curva normal de crecimiento hasta que comienza a apla-
narse, a esto se deben añadir las manifestaciones relacionadas con la enfermedad
de base. Así, en los procesos tumorales de origen cerebral, encontraremos cefa-
lea, convulsiones, papiledema y alteraciones del campo visual. Pueden asociarse
déficit de otras hormonas hipofisarias (tireotropa, corticotropa y de gonadotrofi-
nas), e incluso de la hipófisis posterior apareciendo diabetes insípida y constitu-
yendo el cuadro clínico de panhipopituitarismo; o asociarse con signos clínicos
de alteración hipotalámica (alteraciones del apetito, alteraciones de la termorre-
gulación y alteraciones del tono vascular entre otros).

Diagnóstico
1) Hipocrecimiento hipofisario idiopatico o hereditario por déficit de
GH
La determinación basal de GH tiene escaso valor, sólo si es mayor de 10
ngr/ml descarta el origen hipofisario del hipocrecimiento. Son necesarias prue-
bas de estímulo de liberación de GH, utilizándose estímulos fisiológicos como el
sueño, ejercicio, alimentación proteica, o estímulos farmacológicos como insu-
lina, arginina, glucagón, clonidina y l-dopa. El diagnóstico de déficit de GH
exige realizar dos de estas pruebas , a excepción del período neonatal en el que
sólo es suficiente una. En los niños en estadio puberal, si la primera prueba pre-
senta escasa respuesta de GH se recomienda dar hormonas sexuales (testosterona
en varones y estrógenos en mujeres durante tres días) y valorar la respuesta de
secreción de GH. Importante valor tiene la monitorización durante 24 horas de
los picos de GH; en condiciones normales el número de picos es de 6-8 y se debe
valorar la amplitud de los mismos. Pero los picos varían de un día a otro y esta
técnica está resultando menos útil de lo que se creía.
La prueba de selección suele ser el ejercicio físico. Se determina la GH tras
20 minutos de ejercicio físico. Como alternativa puede hacerse la del propra-
nolol asociado a ejercicio físico. Consiste en administrar 2 horas antes del
ejercicio propranolol y tras el ejercicio valorar niveles de GH. La prueba de con-

92
Adenohipófisis

firmación puede hacerse con el test de la insulina. Se administra insulina a una


dosis de 0,1 U.I./kg intravenosa y se determina posteriormente la GH.En la dis-
función neurosecretora hay liberación normal de GH al menos a un estímulo
secretorio.
2) Hipocrecimiento por lesión orgánica
Debe buscarse la causa etiológica siendo de gran ayuda la TC y la RMN.
Debe pensarse en alteraciones de los distintos ejes y valorar el eje tiroideo, supra-
rrenal, así como el estudio de la secreción de gonadotrofinas, valoración de la
prolactina y de la ADH.
La deprivación emocional extrema puede retrasar el crecimiento, aparen-
temente por la inhibición hipotalámica de la liberación de la hormona liberadora
de GH (GRH). El ambiente familiar malo y desordenado conlleva que el niño
pueda ser objeto de abandono, aislamiento y malos tratos.
Los pacientes con hipocrecimiento del tipo Laron presentan un grave
retraso del crecimiento proporcionado, niveles elevados de GH y niveles bajos de
IFG-I. Tras la administración de GH exógena no se observa un incremento de los
niveles de IGF-I ni de la velocidad del crecimiento, ya que el defecto radica en
una disminución de los receptores de GH.
En el síndrome de Turner, la talla baja se confunde a menudo con el hipo-
crecimiento hipofisario. Se debe sospechar con la presencia de un síndrome de
Turner ante la presencia de estigmas característicos como talla baja con ameno-
rrea primaria, pterigium colli, implantación baja del cabello en la nuca, presencia
de un cuarto metacarpiano o metatarsiano corto, tórax en escudo con una amplia
separación de los pezones y anomalías cardíacas (coartación aórtica) todo ello
acompañado de una monosomía del cromoma X. Por lo tanto, el estudio cromo-
sómico debe formar parte de la valoración de las niñas de talla baja que no pre-
sentan una causa evidente de su retraso del crecimiento. Diversas enfermedades
congénitas y hereditarias del esqueleto, fácilmente reconocidas por la presencia
de un crecimiento desproporcionado deben entrar a formar parte del diagnóstico
diferencial de los hipocrecimientos.
También deben considerarse como diagnósticos diferenciales del hipocre-
cimiento las enfermedades inflamatorias crónicas ocultas. Los niños con artritis
reumatoide juvenil, fiebre reumática y enfermedad intestinal inflamatoria, pre-
sentan frecuentemente retraso del crecimiento. Algunas enfermedades renales,
como la insuficiencia renal crónica, la acidosis tubular renal y el síndrome de
Bartter, también se asocian a un retraso del crecimiento. Por otro lado, los niños
con cardiopatía congénita grave y aquellos con retraso mental asociado a una

93
Endocrinología Infantil

enfermedad del SNC también pueden presentar un retraso del crecimiento.

Tratamiento
1) Déficit aislado idiopatico o hereditario de GH
Se basa en la administración precoz de GH biosintética. La dosis utilizada
es de 0,5-0,7 UI/Kg/semana en el prepúber y 0,7-1 UI/Kg/semana en el púber.
La dosis debe ser diaria, subcutánea y nocturna. A los tres meses se estudia la
función tiroidea pues este tratamiento puede ser causa de un hipotiroidismo sub-
clínico. Cada seis meses se realiza un control de hemograma, bioquímica, sedi-
mento, determinación de anticuerpos anti-GH y de IGF-1. Así como valoración
de la respuesta al tratamiento mediante velocidad de crecimiento, maduración
ósea y pronóstico de talla. El tratamiento debe mantenerse hasta el cierre del car-
tílago epifisario que se corresponde con una edad ósea de 15 años en las niñas y
de 16 años en los niños. El tratamienmto se abandonará si se observa que el pro-
nóstico de talla no mejora o si la velocidad de crecimiento no se incrementa más
de 2 cm/año respecto a la velocidad previa. Si el tratamiento no es tardío cabe una
talla final no muy alterada. Si no hay respuesta debe valorarse la posibilidad de
diagnóstico erróneo, déficit de otras hormonas hipofisarias, hipocrecimiento tipo
A, o hipocrecimientos periféricos.
2) Déficit de GH asociado, idiopatico o hereditario
Al tratamiento con GH deben añadirse las otras hormonas hipofisarias
deficitarias. Es preferible administrar ACTH a corticoides. Si éstos se usan, será
a dosis mínima (hidrocortisona a 10 mgr/m2/día) si existiera deficiencia corticoi-
dea. Los andrógenos están indicados en varones con edad ósea de 12-13 años
y déficit múltiple, y los estrógenos en chicas con edad ósea de 10.5 años. La
hormona tiroidea se usa a dosis de 4 microgramos/Kg/día.
3) Déficit por lesión hipotálamo-hipofisaria
Se debe hacer el tratamiento etiológico y secundariamente la terapia susti-
tutiva.

Pubertad precoz verdadera


La pubertad precoz es la aparición de caracteres sexuales secundarios o
primarios con anterioridad a la época en la que éstos deben hacerse patentes. Es
decir, antes de los 9 años en el varón y antes de los 8 años en la niña.
La pubertad precoz verdadera consiste en la activación del eje hipotálamo-
hipofisogonadal, con el consiguiente aumento de tamaño y maduración de las
gónadas, junto con el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, niveles

94
Adenohipófisis

en suero de esteroides gonadales propios del adulto y aparición de espermatogé-


nesis u oogénesis. La pubertad precoz verdadera es producida por esteroides que
proceden de gónadas normales estimuladas precozmente por gonadotrofinas. Es
isosexual y puede llegar a ser completa alcanzando la plena capacidad reproduc-
tora a una edad inusual. En la seudopubertad precoz se desarrollan los caracteres
sexuales secundarios a causa de niveles circulantes de andrógenos o estrógenos
elevados, sin que exista activación previa del eje hipotalamo-hipofisario gonadal,
en consecuencia las gónadas permanecen inmaduras y con ausencia de esperma-
togénesis u oogénesis. Las causas de seudopubertad precoz en los varones son
los tumores secretantes de gonadotropina coriónica humana (HCG) (hepatoblas-
tomas o los tumores de la glándula pineal); en tanto en las niñas, las causas
de seudopubertad precoz incluyen los quistes foliculares del ovario, tumores de
la granulosa y/o las células tecales y, en raras ocasiones, tumores suprarrenales
feminizantes.

Etiología
La pubertad precoz es más frecuente en niñas que en niños (2-5:1) y la
lesión causante suele ser benigna en niñas de mas de 6 años, no detectándose
causa orgánica que la justifique en el 80% de los casos; las pacientes con edad
inferior a 4 años frecuentemente asocian lesiones del SNC (hamartomas). En el
60 % de los casos registrados en varones se halla una enfermedad orgánica sub-
yacente. Podemos distinguir las siguientes causas:
1.- Idiopática. 70%. Esporádica. Familiar.
2.- Lesiones del SNC.
- Tumores.
- Postinflamatoria.
- Posttraumática.
- Postradiación.
- Enfermedades degenerativas (atrofia cerebral difusa, esclerosis tube-
rosa, síndrome de McCune-Albright).
La pubertad precoz asociada a la displasia fibrosa poliostótica y la pig-
mentación café con leche conforman la tríada clásica de la niña que presenta el
síndrome de McCune-Albright; en estas pacientes el eje hipotálamo-hipofisario
suele presentar un estadio prepuberal, explicándose la maduración sexual por los
quistes de ovario.

Clínica

95
Endocrinología Infantil

La pubarquia precoz hace referencia a la aparición aislada de vello pubiano


antes de los 8 años de edad en una niña y de los 10 años en un niño. La telarquia
precoz, por su parte se refiere a la aparición del desarrollo mamario en una niña
antes de los 8 años de edad. Estas alteraciones pueden anunciar la aparición de
una pubertad precoz o ser fenómenos aislados sin mayor trascendencia; de ser
así, la edad ósea es normal o bien ligeramente adelantada y no se produce progre-
sión a la pubertad.Tanto en la pubertad precoz verdadera como en la seudopuber-
tad precoz, los varones presentan vello facial, axilar y pubiano, crecimiento del
pene y una mayor masculinidad. Las mujeres desarrollan las mamas y el vello
pubiano y axilar, aunque el inicio de la menarquia ocurre con mayor frecuencia
en la pubertad precoz verdadera. El crecimiento lineal es inicialmente rápido en
ambos sexos, si bien la talla adulta se halla reducida por el cierre prematuro de
las epífisis. El crecimiento testicular u ovárico, que aparece en la pubertad precoz
verdadera, suele faltar en la seudopubertad precoz.
Los cambios puberales suelen seguir la secuencia habitual aunque de
forma más rápida que en la pubertad normal. El desarrollo somático y la madu-
ración ósea están acelerados pero menos que el desarrollo sexual. Se produce un
cierre precoz de las metáfisis y niños que habían sido altos durante la infancia
quedan con una talla final baja. El desarrollo psíquico guarda relación con la edad
cronológica, por lo que pueden ser objeto de abusos sexuales.

Diagnóstico
Se basará en la exploración física buscando los signos puberales. En los
varones el aumento de los testes y en las niñas el aumento de las mamas y
la pubarquia. Se realizará exploración neurológica buscando sintomatología de
lesiones del SNC. La radiografía de la muñeca valorará la edad ósea, la radiogra-
fía de cráneo valorará la situación de la silla turca. Asimismo son útiles la TC y
la RMN cerebral. Para finalizar se procederá al estudio hormonal:
1. Gonadotrofinas: en la SPPV los valores son normales ó ligeramente ele-
vados.
2. Test de GnRH: en la PPV proporciona una respuesta de tipo puberal ó
aumentada.
3. Esteroides gonadales: están aumentados.
La evaluación de laboratorio debe incluir la b-HCG y las concentraciones
séricas de estradiol, testosterona, sulfato de deshidroepiandrosterona, 17-hidroxi-
progesterona, hormona luteinizante (LH), hormona foliculostimulante (FSH) y
prolactina. Los estudios de diagnóstico por la imagen deben incluir una radiogra-

96
Adenohipófisis

fía de la mano y la muñeca izquierdas para determinar la edad ósea, así como una
ecografía pélvica y suprarrenal. En todos los casos de precocidad están indicadas
la RNM o la TC del cerebro. La pubertad precoz independiente de gonadotropina
puede demostrarse al establecer unas respuestas prepuberales a la administración
exógena de GnRH. Una respuesta puberal a la prueba de estimulación con GnRH
es útil para evitar la laparotomía exploradora en las niñas con grandes quistes de
ovario.

Tratamiento
1) Pubertad precoz verdadera. Se usan distintos tipos de fármacos.
a) Progestágenos: acetato de medroxiprogesterona. A dosis de 100-300
mgr/ 2 semanas (IV). Produce regresión de los signos puberales pero su acción
sobre la maduración ósea y desarrollo somático es escasa.
b)Antiandrógenos: acetato de ciproterona. A dosis de 70-150 mgr/m2/día
(VO).
c) Agonistas GnRH: actualmente de elección. Al cabo de una o dos sema-
nas reducen la FSH/LH, anulan la respuesta a la estimulación con GnRH, dismi-
nuyen los esteroides gonadales, disminuye la GH y las somatomedinas aunque
suelen conservar la talla final. Dosis: 1) Análogo triptorelina- 60 microgr/Kg/
mes. 2) Análogo leuprorelina- 300 microgr/Kg/mes.
Es siempre necesario un tratamiento psicoterápico, evitando bajo vigilan-
cia los abusos sexuales y posibles embarazos en niñas.
2) Pubertad precoz independiente de gonadotropinas. Los antagonistas
androgénicos (p. ej., espironolactona, 1,5 mg/kg/d fraccionados en 3 tomas (VO),
o acetato de ciproterona, 75-100 mg/m2 fraccionados en 3 dosis) mejoran los
efectos del exceso de andrógenos. El agente antifúngico ketoconazol, 30 mg/kg/d
p.o. fraccionados en 2-3 tomas, reducirá la testosterona en los varones con un
funcionamiento de la célula de Leydig independiente de gonadotropina. La tes-
tolactona, un inhibidor de la aromatasa, a dosis de 20-40 m/kg/día (en 4 dosis),
reducirá el estradiol sérico y tratará eficazmente a las niñas afectas del síndrome
de McCune-Albright. La exéresis de los tumores productores de hormonas, espe-
cialmente de los tumores celulares de la granulosa en las niñas, que es la neopla-
sia ovárica más frecuente, es curativa. Sin embargo, es necesario un seguimiento
prolongado para detectar la recidiva en el ovario contralateral. La exéresis es tam-
bién una opción para las diversas neoplasias que provocan pubertad seudoprecoz
en los varones, aunque por desgracia suelen asociarse a elevadas tasas de morta-
lidad.

97
Endocrinología Infantil

Pubertad retrasada
Se considera que existe pubertad retrasada ante la presencia de un adoles-
cente varón que no presenta un aumento del tamaño testicular hacia los 13.5 años
o bien cuando transcurren más de 5 años entre el inicio del crecimiento de los
genitales y su desarrollo completo. En las mujeres, hablamos de pubertad retra-
sada ante la ausencia de desarrollo mamario a los 13 años o bien un intervalo de
tiempo mayor de 5 años entre el inicio del crecimiento de las mamas y la menar-
quia.

Etiología
Las principales causas de pubertad retrasada son el retraso constitucional,
que se presenta en adolescentes con antecedentes familiares del mismo proceso;
los trastornos congénitos, que incluyen los trastornos genéticos (como el sín-
drome de Turner en las mujeres y el síndrome de Klinefelter en los varones) y los
defectos asociados a síndromes como el síndrome de Kallman, Laurence-Moon-
Biedl, Prader-Willi, entre otros; los procesos patológicos del SNC, en especial de
la hipófisis, con la consiguiente disminución de gonadotropina; y las enfermedades
crónicas, como diabetes mellitus, insuficiencia renal crónica y mucoviscidosis.

Clínica
Al llegar a la pubertad se aprecian síntomas de hipogonadismo. En algunos
varones veremos criptorquidia bilateral, micropene y en las niñas hipoplasia de
labios menores. Pasada la edad puberal el paciente toma proporciones eunocoi-
des. A estas alteraciones debe añadirse, en los casos de panhipopituitarismo, la
clínica por déficit de otras hormonas hipofisarias. En los exámenes complemen-
tarios destacan los niveles bajos de gonadotropinas, sin respuesta al estímulo con
GnRH. Tras estímulo con hGC hay una respuesta inferior a la esperada, por parte
del testículo, pero mayor que en los hipogonadismos de origen gonadal. El diag-
nóstico diferencial se plantea siempre con el retraso constitucional de la puber-
tad.

Tratamiento
Se utilizan diversos fármacos:
1. GnRH- en hipogonadismos hipotalámicos.
2. hGC, HMG, FSH- en hipogonadismos hipofisarios.
3. Esteroides gonadales- desarrollan los signos puberales pero no consi-

98
Adenohipófisis

guen fertilidad.
Patología tumoral hipofisaria

1) Craneofaringioma
No es un tumor de la hipófisis, pero se incluye en este grupo por su locali-
zación (silla turca) y su origen en remanentes embrionarios relacionados con la
formación de la hipófisis (restos celulares de la bolsa de Rathke). Se considera
como un tumor benigno de crecimiento expansivo. Es el tumor más frecuente de
la región supraselar en niños. No metastatizan ni infiltran el tejido vecino. Tienen
un crecimiento lento.
La sintomatología clínica es secundaria a la lesión de estructuras próximas:
tercer ventrículo (hidrocefalia), quiasma y tractos ópticos (afectación visual),
hipotálamo (diabetes insípida). La cefalea y vómitos son derivados de la hiper-
tensión intracraneal, que son los primeros síntomas. Los trastornos visuales que
se producen por compresión del nervio y quiasma óptico, disminuyen la agudeza
visual y el campo visual; siendo lo más frecuente la hemianopsia bitemporal. Los
trastornos endocrinos incluyen disminución de la GH, TSH, FSH/LH, ACTH y la
ADH. Pueden observarse además síntomas diversos de disfunción hipotalámica
que afectan tanto a termorregulación como los centros de la saciedad.
Las terapias para el tratamiento de craneofaringioma incluyen cirugía y
radioterapia convencional externa, y en determinados casos, radiocirugía estero-
táxica o irradiación intracavitaria. En general, cada una de estas modalidades ya
sea sola o en combinación, tiene la capacidad de lograr una tasa alta de control
de la enfermedad a largo plazo en la mayoría de los pacientes. El debate se centra
en la morbilidad relativa de cirugía versus radioterapia. También se ha informado
del tratamiento de tumores císticos con quimioterapia intracavitaria.

2) Adenoma hipofisario
Comprenden alrededor del 10% de los tumores intracraneales y predomi-
nan ligeramente en adultos jóvenes y en varones. Los adenomas pueden dividirse
en secretores (funcionantes) o no secretores (no funcionantes). Las hormonas
que pueden secretar son GH (gigantismo o acromegalia), ACTH (síndrome de
Cushing), TSH (hipertiroidismo), PRL (Síndrome de Forbes-Albright: adenoma
hipofisario + galactorrea + amenorrea), FSH y LH. Pueden comprimir estructuras
adyacentes ocasionando hipopituitarismo secundario o pérdida de campo visual
por lesión del quiasma óptico. En algunas ocasiones forman parte del síndrome
de adenomatosis endocrina múltiple, que asocia otros tumores en glándulas como

99
Endocrinología Infantil

tiroides, paratiroides, páncreas y suprarrenales. El tratamiento de elección es la


cirugía (estereotáxica), seguida de radioterapia en caso de ser incompleta.

3) Carcinoma hipofisario
Raros tumores con capacidad de metastatizar. Pueden ser no funcionantes
o funcionantes (sobretodo de ACTH). El tratamiento requiere la combinación de
cirugía, radioterpia y quimioterapia.

100
Adenohipófisis

Bibliografía
Cruz Hernández M. Tratado de Pediatría. Ediciones Ergon. Madrid.2001.
Behrman RE, Vaunghan VC, Nelson W. En: Nelson. Tratado de Pediatría.14ª Edi-
ción Interamericana. Mc Graw-Hill, Madrid, 1992.
Crespo Hernández M. Manual del Residente de Pediatría y sus áreas específicas
. Madrid, 1997.
Casado de Frías E, Nogales Espert A. Pediatría . Madrid, 1991.
Muñoz Hoyos A, Molina Carballo A. Autoevaluación en Pediatría y Puericultura
. Ed. Comares. Granada, 1995.
Esparza J. Tumores cerebrales en la infancia y adolescencia . M.D.P. Monogra-
fías de Pediatría. Nº 73. Editores Jarpyo, 1991 (23-36).
Styne DM. Puberty and its disorders in boys . Endocrinol Metab Clin. North Am
1991; 20: 43-69.
Rosenfeld RG, Wilson DN. Nuevas perspectivas en el diagnóstico y tratamiento
del fallo del crecimiento . En: Mazzafem EL, Endocrinología y metabolismo.
Ancora. Barcelona, 1991: 101-137.
Pombo Arias M. Tratado de Endocrinología Pediátrica. 2ª Edición. Diaz de
Santos. Madrid.
Argente Oliver J, et al. Tratado de Endocrinología Pediátrica. Editores Médicos.
Madrid.1995
Fernández-Tresguerres J.A. Fisiología endocrina. Eudema S.A. Madrid.1989

101
Endocrinología Infantil

102
Neurohipófisis

CAPÍTULO IV
NEUROHIPÓFISIS
A. Muñoz, M. Molina, J.M. Fernández, J. Uberos

La neurohipófisis o hipófisis posterior (Fig.- 4.1) secreta hormona antidiu-


rética (ADH o vasopresina) y oxitocina. Ambas hormonas están formadas por
nueve aminoácidos y se sintetizan de forma separada en células de los núcleos
supraóptico y paraventricular del hipotálamo. Cada péptido se sintetiza como
parte de un precursor proteico y permanece fijado a una porción de este último
(neurofisina), para ser finalmente transportados conjuntamente por los axones en
dirección descendente, hasta almacenarse en los gránulos secretores de las termi-
naciones nerviosas de la neurohipófisis.

Fig. 4.1. Situación, relaciones anatómicas y vascularización de la neurohipófisis.

103
Endocrinología Infantil

La principal acción de la ADH es facilitar la conservación del agua en el


riñón. A concentraciones elevadas, provoca también vasoconstricción. La ADH
se libera en función de cambios en la osmolaridad plasmática, cambios que son
captados por osmorreceptores hipotalámicos. En menor medida se libera por
alteraciones en la volemia y en la tensión arterial, apreciada por los barorrecep-
tores situados en la aurícula izquierda, las venas pulmonares, el seno carotídeo
y el arco aórtico, y transmitida al SNC por los nervios vago y glosofaríngeo.
Otros estímulos como miedo, cólera, ira, dolor, emociones, hipoglucemias y fár-
macos (nicotina, carbamacepina,etc.) pueden inducir así mismo la liberación de
ADH por su efecto agonista colinérgico y ß-adrenérgico. La angiotensina y los
glucocorticoides (entre muchos otros), provocan una inhibición de la secreción
de ADH. Su función es reabsorber agua libre a nivel del tubo colector renal.
Si hay ADH, se reabsorberá agua del intersticio renal y se concentrará la orina
y si no hay ADH la orina será diluida y aumentará su volumen. Esta acción es
independiente del sodio plasmático a diferencia de la acción de la aldosterona
que actúa a nivel del túbulo contorneado distal. Así ante una osmolaridad plas-
mática menor de 280 mOsm/kg la secreción de ADH es baja y la dilución urinaria
máxima. Si aumenta la osmolaridad plasmática por encima de ese umbral la libe-
ración de ADH aumenta rápidamente. Para actuar la ADH se une a un receptor
de membrana y estimula la adenilciclasa, la cual estimula al AMPc que a su vez
actúa sobre una proteinquinasa formando una proteína que aumenta la permeabi-
lidad de la célula al agua. Una fosfatasa de membrana destruye a esta proteína y
reaparece la impermeabilidad para el agua.
Las principales células diana de la oxitocina son las células mioepiteliales
de la mama y las células musculares lisas del útero. La oxitocina que se estimula
por el reflejo mecánico de succión, induce la contracción de las células mioepite-
liales de la mama, iniciando así la secreción de leche desde los alveolos a senos
de mayor tamaño. La oxitocina estimula la contracción de las células musculares
lisas del útero, aunque el papel que desempeña la oxitocina en el inicio del parto
es incierto.
Bajo una perspectiva estrictamente anatómica, la región glandular que
estamos estudiando es subsidiaria de una patología amplia y secundaria a trastor-
nos muy diversos (tumores, traumatismos, radiaciones, procesoso degenerativos,
etc. Pero en la práctica pediátrica los trastornos más importantes van a ser la dia-
betes insípida y el síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética.

104
Neurohipófisis

Diabetes insípida

La diabetes insípida es un trastorno temporal o crónico debido a un defecto


en la síntesis, liberación (diabetes insípida central) o acción de la ADH (diabetes
insípida nefrogénica) caracterizados clínicamente por poliuria y polidipsia. La
diabetes insípida puede ser parcial, completa, permanente o temporal.
1) Diabetes insípida central o neurogénica. La diabetes insípida puede ser
primaria (idiopática), con disminución de los núcleos hipotalámicos del sistema
neurohipofisario, o secundaria (adquirida), como consecuencia de diversas lesio-
nes anatomopatológicas. Entre sus causas se citan:
a) Tumores: entre los más frecuentes citaremos al craneofaringioma, dis-
germinomas y glioma del nervio óptico.
b) Enfermedades infiltrativas: histiocitosis de células de Langerhans. Habi-
tualmente esta infiltración granulomatosa histiocitaria produce DI junto a exof-
talmos, defecto lítico en los huesos del cráneo, hepatoesplenomegalia formando
el síndrome de Hand-Schüller-Christian.
c)Leucosis.
d) Traumatismos craneales, tanto los espontáneos como por intervención
quirúrgica de la zona. Esta diabetes insípida postquirúrgica puede ser reversible
en unas semanas.
e) Autoimmunes: se encuentran anticuerpos circulantes frente a la ADH.
f) Familiares: menores al 1%. Son autosómicas dominantes o recesivas
ligadas al X.
g) Idiopáticas: son las más frecuentes, mayores al 50%. Debe buscarse
un tumor craneal ante una forma idiopática mediante técnicas de imagen. Y en el
recién nacido se debe valorar la presencia de sepsis, hemorragia intraventricular,
listeriosis con coagulopatía de consumo y tratamiento materno durante el emba-
razo con litio.
2) Diabetes insípida nefrogénica. Se debe a un defecto en la respuesta
renal a la ADH. Entre sus causas se citan:
a) Idiopática: esporádica o familiar (autosómica-dominante ó recesiva
ligada al X).
b) Secundaria a cuadros de insuficiencia renal. Es la forma más frecuente.

Clínica
La diabetes insípida se caracteriza por la tríada poliuria, polidipsia e
hipostenúria. El cuadro comienza bruscamente y frecuentemente es progresivo.

105
Endocrinología Infantil

El niño elimina gran cantidad de orina tanto durante el día como en la noche
sin diferencias circadianas. Aparece polaquiuria, nicturia y enuresis. Puede haber
signos de deshidratación. La orina es acuosa, incolora y con una densidad entre
1001-1005. No hay pérdida de electrólitos y la diuresis puede ser mayor de 3
L/m2/día.
En consecuencia hay de manera secundaria una gran polidipsia (más de
4 litros/día), estos pacientes beben tanto de día como de noche para mantener
la homeostasis del medio interno. Así, el dato guía es la sed intensa. Si dejaran
de beber se produciría un cuadro de deshidratación intracelular grave que puede
llegar al éxitus.
Si la diabetes insípida es de causa central puede haber sintomatología
acompañante, pudiendo aparecer clínica de déficit de hormonas hipofisarias.
En las formas neonatales ante todo niño con pérdida de peso y deshidrata-
ción hipertónica sin causa aparente debe pensarse en esta etiología para evitar el
retraso psicomotor secundario a la deshidratación grave.

Diagnóstico
El diagnóstico de la diabetes insípida tiene una doble vertiente. Por un
lado el diagnóstico diferencial con otros síndromes poliúricos-polidípsicos y en
segundo lugar un diagnóstico etiológico.
1) Diagnóstico diferencial de los síndromes poliúricos-polidípsicos. Se
basa en la medición de la densidad de la orina, en la prueba de la sed ó del suero
salino hipertónico y en la prueba de la vasopresina.
a) La densidad de la orina baja es orientativa de los siguientes procesos:
diabetes insípida central, la diabetes insípida nefrogénica ó la diabetes insípida
psicógena. Si la densidad de la orina es alta pensaremos en diabetes mellitus ó
hipercalcemia.
b) La prueba de la sed o del suero salino hipertónico es útil para diagnos-
ticar una diabetes insípida central o nefrogénica, en estos casos no observamos
el típico aumento de densidad urinaria tras la prueba. Si por el contrario la orina
aumenta su densidad podríamos hablar de diabetes insípida psicógena o potoma-
nía. La prueba de la perfusión salina hipertónica no es útil en pacientes que no
toleran una sobrecarga salina, por lo que apenas se utiliza en la actualidad.
En la prueba de la sed debe medirse la natremia, la osmolaridad plasmá-
tica, la diuresis minuto y la densidad de la orina. Si la natremia es superior a 148
mEq/l queda excluida la polidipsia primaria o potomanía y no debe realizarse
esta prueba, sino la prueba de la ADH.

106
Neurohipófisis

La prueba se realiza suprimiendo la ingesta de agua, cada hora se pesa al


paciente. En orina se mide la densidad, osmolaridad y el volumen. En plasma
ionograma, osmolaridad, hemoglobina y hematocrito durante seis horas. Debe
interrumpirse la prueba si aparecen:
- Pérdida del peso corporal mayor al 5% respecto al peso inicial.
- Natremia en sangre mayor a 148 mEq/l.
- Osmolaridad plasmática mayor a 305 mOsm/kg
- Osmolaridad urinaria estacionaria o asciende menos de 30 mOsm/kg nos
indica que el riñón no es capaz de concentrar la orina.
Se considera que la respuesta es normal cuando la osmolalidad urinaria
máxima después de la deshidratación (a menudo mayor de 1,020 de densidad o
700 mOsm/L) supera la osmolalidad plasmática y no aumenta más de un 5 %
adicional tras la inyección de vasopresina. Los pacientes con diabetes insípida no
son capaces de concentrar la orina hasta una osmolalidad superior a la del plasma
y presentan un aumento de la osmolalidad urinaria mayor del 50 % tras la admi-
nistración de vasopresina. Los pacientes con diabetes insípida parcial pueden
concentrar la orina por encima de la osmolalidad plasmática, pero presentan un
aumento de la osmolalidad urinaria mayor del 9 % tras la administración de vaso-
presina.
c) La prueba de la ADH es útil para diferenciar una diabetes insípida cen-
tral de una nefrogénica. En los casos de diabetes insípida central se observará
respuesta al aporte exógeno de vasopresina, apreciándose una normalización de
la osmolaridad plasmática y urinaria; circunstancia que no observaremos en la
diabetes insípida nefrogénica.
Antes de iniciarla es necesario hidratar bien al paciente, debe beber 20
ml de agua por kg de peso. Se mide diuresis, densidad y osmolaridad urinaria
cada 30 minutos durante tres horas. Debe administrarse vía endovenosa 1 unidad
de lisina-vasopresina/m2.
Hablamos de prueba positiva si la diuresis disminuye y aumenta la osmo-
laridad en orina. Tenemos la DI central. Hablamos de prueba negativa si no se
modifican ni la diuresis ni la osmolaridad urinaria. Estamos ante una diabetes
insípida nefrogénica.

Tratamiento
Diabetes insípida central: es subsidiaria de tratamiento hormonal sustitu-
tivo. El fármaco de elección es la desmopresina ( 1-desamino-8-D-arginina vaso-
presina ) vía nasal de 2,5-5 microgramos (1-2 veces al día). Se puede usar durante

107
Endocrinología Infantil

el embarazo y su uso puede provocar rinitis crónicas. Las dosis deben ajustarse
individualmente ya que hay bastantes variaciones individuales. Deben vigilarse
las posibles intoxicaciones acuosas.
En la diabetes insípida central parcial podemos usar la clorpropamida a
dosis de 4 mg/Kg/día cada 12 horas. Aumenta la secreción de ADH y su res-
puesta renal aunque produce hipoglucemias sobre todo si se asocia a insuficiencia
de la hipófisis anterior. También se puede usar el clofibrato y la carbamacepina
que pueden estimular la liberación hipofisaria de ADH, aunque presentan efectos
secundarios que limitan su uso. Entre estos fármacos puede haber sinergismo.
Diabetes insípida renal: debe prestarse especial atención a mantener la
ingesta de agua que evite la deshidratación. La dieta debe ser hipoproteica e hipo-
sódica. Están indicados los diuréticos de asa y ahorradores de potasio, que por
efecto paradójico producen mayor reabsorción de agua libre. Los inhibidores de
la síntesis de prostaglandinas, al inhibir la activación de la adenil-ciclasa por la
ADH, potencian la acción de la ADH. Además los corticoides y dosis suprafisio-
lógicas de ADH exógena pueden ser útiles en ocasiones.

Secreción inadecuada de ADH

La secreción inadecuada de ADH (SIADH) es un síndrome clínico que se


caracteriza más que por un exceso de ADH, por un nivel inadecuado para la
osmolaridad plasmática. Se caracteriza por la retención de agua con hiponatremia
e hipoosmolaridad plasmática junto a un aumento de la natriuresis.
Se libera pues ADH por parte de la neurohipófisis en cantidad excesiva
para la osmolaridad plasmática provocándose una hipoosmolaridad celular con
edema celular.

Etiología
Cabe distinguir las siguientes posibilidades etiológicas:
A) Agresiones al SNC que por estímulo hipotalámico aumentarían la
ADH:
- Meningitis.
- Encefalitis.
- Hipoxia-isquemia.
- Hemorragias.
- Traumatismos.
- Síndrome de Guillain-Barré.

108
Neurohipófisis

B) Lesiones pulmonares que por variaciones de la volemia aumentarían la


ADH:
- Neumonías.
- TBC.
- Tumores (“oats-cells”).
- Ventilación mecánica prolongada.
C) Cirugía: sobre todo abdominal.
D) Fármacos: hipoglucemiantes, antineoplásicos, diuréticos...
E) Patología endocrino-metabólica:
- Hipotiroidismo.
- Hipocorticismo.
- Hipopituitarismo.
- Porfiria aguda intermitente.

Clínica
Depende fundamentalmente de dos factores. Por un lado de la intensidad
de la retención acuosa y por otro por la rapidez con la que se instaura. Se tolera
peor si la instauración es rápida.
Los síntomas son inespecíficos destacando desde el comienzo la anorexia,
apatía y la hipotonía muscular. Posteriormente aparecerán náuseas, vómitos y
distensión abdominal. Por último, alteraciones neurológicas más severas como
irritabilidad, alteraciones de la conducta, alteraciones de los reflejos osteotendi-
nosos y finalmente convulsiones, coma pudiendo llegar al éxitus. Puede haber
aumento de peso, aunque es típica la inexistencia de edema.
Toda la sintomatología depende de la intensidad de la hiponatremia, siendo
habitual que se solapen los síntomas de la enfermedad de base.

Diagnóstico
Se debe hacer el diagnóstico diferencial con todos los cuadros de hipona-
tremia que a continuación exponemos en la (Tabla 4.1). La osmolaridad, sodio,
urea y potasio en plasma y orina dan las claves diagnósticas en cada caso.
Los criterios diagnósticos de SIADH los podemos resumir en los siguien-
tes puntos:
1) Síndrome de retención hídrica y perdida salina.
2) Hiponatremia e hipoosmolaridad plasmática
3) Hipernatriuria
4) Función renal, adrenal y tiroidea normal

109
Endocrinología Infantil

- Gastroenteritis aguda.
- Nefropatía con pérdida salina.
- Defecto de mineralcorticoides.
- Diuréticos.
- Aporte dietético inadecuado de sodio.

Tabla 4.1. Cuadros que cursan con hiponatremia.

Tratamiento
Hay que buscar la causa etiológica y tratar la hiponatremia. Por ello es
necesario una restricción hídrica del orden de 40 ml/Kg/día en lactantes y de
30-40 ml/kg/día en niños mayores.
Por tanto han de procurarse siempre balances hídricos negativos; recupe-
rándose lentamente la natremia. Es útil a veces el uso de diuréticos de asa (furo-
semida), y una solución de suero salino 1/3 que aporte 40 mEq/L de sodio.

110
Neurohipófisis

Bibliografía
Cruz Hernández M. Tratado de Pediatría . Ediciones Ergon. Madrid. 2001
Berhman RE, Vaughan VC, Nelson N. Nelson: Tratado de Pediatría 14ª Edición.
Interamericina. MC. Graw-Hill, Madrid, 1992.
Crespo Hernández M. Manual del Residente de Pediatría y sus áreas específicas.
Madrid, 1997.
Casado de Frías E, Nogales Espert A. Pediatría . Madrid, 1991.
Muñoz Hoyos A, Molina Carballo A. Autoevaluación en Pediatría y Puericultura.
Granada, 1995.
Cortinez A. Síndrome poliúrico. En Manual de Endocrinología Pediátrica . Beas
F. Capítulo 15. Santiago de Chile, 1993. (171-180).
Muglia. L J, Majzoub J A. Diabetes Insipidus. En Current Pediatric Therapy.
Gellis and Kagans. Editorial Saunders. ( 14ª edición 1993. (318-319).

111
Endocrinología Infantil

112
Patología de la glándula tiroides

CAPÍTULO V
PATOLOGÍA DE LA GLÁNDULA TIROIDES
J.M. Fernández, M. Molina, J. Uberos, A. Muñoz

La glándula tiroides capta el yodo vehiculizado por la sangre concentrán-


dolo en su interior y oxidándolo por medio de las peroxidasas. La siguiente etapa
consiste en la organificación del yodo que da pie a que se desarrolle una compleja
molécula, la tiroglobulina, donde el yodo se une a la tirosina dando lugar a la
monoyodotirosina (MIT) y diyodotirosina (DIT). A continuación la unión MIT
con DIT dará lugar a la T3, mientras que si son dos DIT se formará tiroxina (T4)
que es la hormona tiroidea propiamente dicha.
Ante una exigencia de hormona tiroidea la molécula de tiroglobulina se
fragmenta por acción de proteasas liberándose las sustancias que antes hemos
referido. Aunque sólo la T3 y T4 alcanzan el torrente sanguíneo. La MIT y la DIT
no abandonan la glándula tiroides sufriendo en ésta un proceso de deshalogena-
ción que dejará ión libre y tirosina iniciándose así un nuevo ciclo. Este proceso es
regulado por la TSH y la TRH. La TSH estimula al tiroides produciendo:
a) Aumento de la captación de ión negativo por parte de la glándula tiroides.
b) Estimula la liberación a sangre de T4 y T3.
c) Hipertrofia e hiperplasia la glándula tiroides.
Hay un fenómeno de “feed-back” consistente en que el aumento de T4
inhibe el eje hipotálamo-hipofisario. En sangre periférica la T4 está en un 99%
unida a la tiroglobulina, prealbumina y albumina. Hay menos de un 1% de T4
libre que es la forma hormonal activa. La mayor parte de T3 circulante deriva de
la conversión periférica de T4 a T3, esta T3 está ligada a la tiroglobulina y preal-
búmina aunque la relación T3 libre y T3 total, es diez veces superior a la existente
entre T4 libre y T4 total.

113
Endocrinología Infantil

Hipotiroidismo congénito

Se trata de un enfermedad que tanto por su frecuencia (1/3500 recién


nacidos), como por su gravedad, es del máximo interés pediátrico, ocasionando
un importante retraso psicomotor cuando no es detectada durante los primeros
meses de la vida. Por ello, su detección precoz resulta fundamental para evitar las
secuelas irreversibles del proceso, habiéndose incluido en la actualidad entre los
métodos de screening neonatales en funcionamiento en todos los países desarro-
llados.

Etiología
Las posibles causas implicadas en el desarrollo del hipotiroidismo congé-
nito son:
a) Disgenesia tiroidea (80-85%). Más frecuente en niñas que en varones
(2/1). De etiología desconocida. Representada por malformaciones congénitas
del tiroides, destacando la agenesia, ectopia e hipoplasia de la glándula.
b) Dishormonogénesis: consiste en un grupo de defectos enzimáticos en
la vía de síntesis de las hormonas tiroideas. Son trastornos hereditarios autosómi-
cos recesivos. Suele haber consanguinidad y no hay preferencia por un sexo. La
producción defectuosa de hormona tiroidea aumenta la TSH apareciendo bocio
(hipotiroidismo bocioso familiar). Distinguimos los siguientes trastornos:
- Alteración de la respuesta tiroidea a la TSH.
- Alteración de la captación de yoduros por el tiroides.
- Alteración en la organificación del yoduro, más frecuente. El síndrome de
Pendred asocia sordera, bocio e hipotiroidismo como resultado de un defecto a
nivel de la organificación intratiroidea del yodo.
- Alteración del mecanismo de acoplamiento.
- Trastorno en la síntesis, metabolismo o transporte de la tiroglobulina.
- Alteración de la desyodación de la yodotirosina.
c) Hipotiroidismo hipotálamo-hipofisario. La causa es una lesión anató-
mica o funcional hipotálamo-hipofisaria. Este defecto hormonal puede ser aislado
o múltiple afectando a otras hormonas hipofisarias.
d) Resistencia periférica a las hormonas tiroideas. Cursa con niveles ele-
vados de hormonas tiroideas aunque con niveles hormonales elevados de TSH,
cursando con bocio. Es un defecto del receptor.
e) Hipotiroidismo congénito primario transitorio más frecuente en prema-
turos.

114
Patología de la glándula tiroides

- Por administración a la gestante de sustancias bociógenas: antitiroideos,


compuestos iodados.
- Administración al recién nacido de compuestos yodados. A tener en
cuenta la antisepsia del cordón con povidona yodada que da lugar al efecto Wolf-
Chaicof o inhibición de la síntesis de hormonas tiroideas por aumento del iodo en
plasma.
- Paso de anticuerpos bloqueantes del receptor de TSH de la madre con
tiroiditis autoinmune al feto.

Clínica
Los recién nacidos muestran muy poca sintomatología. Revisando histo-
rias clínicas se comprueba que en niños no sometidos a screening, la sintomato-
logía fue tan escasa que no se llegó al diagnóstico hasta pasados unos meses.
En la época neonatal pueden hacerse evidentes somnolencia, problemas
de alimentación, estreñimiento, inactividad, ictericia, hipotonía, hernia umbilical,
macroglosia, piel moteada y seca, fontanela posterior amplia, hipotermia, bradi-
cardia con aspecto general tosco.
En el lactante y escolar destacan dos síntomas, el retraso del crecimiento
y la afectación psíquica y neurológica. Aparece un enanismo disarmónico con
miembros cortos. Es llamativo el retraso en la dentición. El retraso psíquico es
precoz de tal forma que si el tratamiento sustitutivo no es precoz, la deficiencia
mental es obligada, de ahí la importancia del screening neonatal. La intensidad de
los síntomas depende de la intensidad del déficit y de la tardanza en la instaura-
ción del tratamiento. Los síntomas aparecen paulatinamente si no hay tratamiento
sustitutivo, si el tratamiento es tardío revierte la clínica a excepción del retraso
psicomotor.

Signos radiológicos
Las alteraciones radiológicas que podemos encontrar son múltiples, deri-
vadas de la disgenesia hipofisaria y del retraso de maduración ósea. Este dato es
importante en el recién nacido. El recién nacido viene al mundo con el núcleo de
osificación distal del fémur, con el proximal de la tibia y con el del hueso cuboi-
des; el recién nacido con hipotiroidismo congénito carece a menudo de todos
ellos. En las radiografías de cráneo observamos fontanela abierta en niños a cuya
edad debiera estar cerrada, con suturas también abiertas, la base del cráneo mues-
tra una gran densidad y la silla turca está agrandada. En la radiografía de columna
vertebral observamos dobles contornos de los cuerpos vertebrales, muescas en el

115
Endocrinología Infantil

borde anterior de los mismos, forma redondeada de las vértebras preferentemente


en las de localización lumbar.
En las extremidades observamos una tardía aparición de los núcleos de
osificación junto a la disgenesia epifisaria de Wilkines, consistente en la falta de
homogeneidad del núcleo femoral, que aparece con aspecto de mora alternando
zonas de mayor densidad con otras de menor. Por último aparece en los huesos
largos una línea densa a nivel metafisario.

Diagnostico del hipotiroidismo congénito


Se basa fundamentalmente en el screening neonatal que es obligado en
todo recién nacido, y otros exámenes complementarios (Tabla 5.1). En el año de
1963 Guthrie y Susi reportaron los resultados del diagnóstico de errores congé-
nitos de metabolismo en la etapa perinatal utilizando un método rápido. Desde
entonces, tomó interés la implementación de las pruebas de tamizaje neonatal
para detectar alteraciones congénitas del metabolismo, cuyas consecuencias se
pueden evitar si se establece un diagnóstico y un tratamiento en las primeras
semanas de vida del recién nacido con hipotiroidismo congénito o fenilcetonu-
ria que son enfermedades cuya principal consecuencia es el retardo mental. El
procedimiento para la prueba de tamiz consiste en la punción del talón de uno
de los pies del recién nacido mediante una lanceta estéril previa antisepsia de la
región con una torunda alcoholada. La primera gota de sangre se elimina y las
siguientes 6 gotas son recolectadas en una tarjeta de papel filtro, dejando que éste
se impregne completamente con la sangre y evitando que la piel toque la tarjeta.
En la norma mencionada se establece que toda unidad que atienda partos y recién
nacidos debe efectuar el examen de tamiz neonatal mediante la determinación
de la tirotropina en sangre por ensayo inmunoenzimático entre las 48 horas y la
2ª semana de vida. Se recomienda que sea después de las 48 horas porque poco
después del nacimiento la concentración sérica de TSH aumenta y alcanza una

T4 Antitiroglobulina, antimicrosomales
TSH y bloqueantes (a la madre y el niño)
Tiroglobulina
Anticuerpos antitiroideos
Ecografía y gammagrafía tiroidea
Radiografía de rodilla y pie
Estimulación con la TRH de la TSH

Tabla 5.1. Exámenes complementarios para el diagnóstico de hipotiroidismo congénito

116
Patología de la glándula tiroides

espiga a los 30 minutos, lo cual estimula el aumento de T4 y T3, que alcanzan un


pico a las 24 horas de edad. Los niveles séricos de TSH al nacimiento disminuyen
en las 24-48 horas de vida (Fig.-5.1). La muestra de sangre debe remitirse a un
laboratorio de referencia. El valor del corte utilizado para separar los casos nor-
males de los sospechosos es de 30 microUI/ml. La tasa de incidencia de hipotiroi-
dismo congénito detectado por tamiz neonatal es alrededor de 1:1797 con límites
de confianza al 95% de 1:1797 a 1:2315. Debiendo observarse las siguientes con-
sideraciones en torno a los resultados:

Fig. 5.1. Evolución de los valores de TSH, T3 y T4 en el recién nacido.


a) Si T4 baja y TSH elevada (>60 microU/ml): hipotiroidismo primario,
pruebas complementarias y tratamiento precoz. A los dos años se hace la confir-
mación, se diagnostica, para ello se interrumpe el tratamiento con T4, durante 5
semanas; durante las tres primeras se administra T3 ( 25 microgramos al día) y las
dos últimas semanas se deja al niño sin ningún tratamiento y se realiza un estudio
completo de la función tiroidea incluyendo gammagrafía. Si la T4 disminuye y
la TSH aumenta el diagnóstico queda confirmado y requerirá tratamiento de por
vida.
b) Si T4 baja y TSH moderadamente elevada (20-40 microU/ml): hipotiroi-
dismo transitorio primario.
c) Si T4 y TSH no elevada (< 20microU/ml): hipotiroidismo central (secun-
dario o terciario). El diagnóstico se hace tras una prueba de TRH, aunque la
existencia de micropene en varones o de hipoglucemia en ambos sexos son sos-
pechosos de su padecimiento.
d) Si T4 normal y TSH elevada: hipotiroidismo compensado típico en algu-
nas disgenesias tiroideas y en los trastornos de la hormonosíntesis.
e) Si T4 alta y TSH indetectable: hipertiroidismo neonatal.

117
Endocrinología Infantil

Tratamiento
El fármaco de elección es la levo-tiroxina sódica vía oral cuya dosis variará
en función de la edad y el peso, como media serán necesarios 50 mc/día. La dosis
se ajustará mediante un análisis periódico de la T4 circulante debiendo estar sus
niveles en el límite alto de la normalidad para la edad del niño. (Tabla 5.2).

Edad Dosis (microgramos/Kg/día)

0-6 meses 8-10


6-12 meses 6-8
1-3 años 4-6
3-10 años 4-5
> 10 años 3-4

Tabla 5.2. Dosis recomendadas de L-tiroxina en el tratamiento del hipotiroidismo congénito

Hipotiroidismo adquirido

A diferencia del hipotiroidismo congénito, el hipotiroidismo adquirido no


ocasiona retraso mental y puede aparecer a cualquier edad.

Etiología
El hipotiroidismo adquirido puede aparecer como consecuencia de cual-
quiera de los siguientes procesos.
a) Lesión de la glándula tiroidea: ablación, infiltración por tumores, espe-
cialmente la histiocitosis X, radioterapia. Pero sobre todo destaca por su frecuen-
cia, la tiroiditis de Hashimoto.
b) Trastornos hipotálamo-hipofisario: infecciones, tumores, traumatismos,
accidentes vasculares, radioterapia.
c) Sustancias bociógenas: fármacos o alimentos que inhiben los pasos
metabólicos para la biosíntesis de las hormonas tiroideas. Si la producción de
estas hormonas es insuficiente aparece un bocio compensador que puede ser insu-
ficiente y aparecerá un hipotiroidismo. Entre estas sustancias tenemos antitiroi-
deos, AINE, hipoglucemiantes y alimentos como coles, nabos, zanahorias.
d) Carencia de yodo: Da lugar al bocio endémico: En ocasiones es fre-
cuente el eutiroidismo, en cuyo caso sólo dará lugar a problemas estéticos, o sin-
tomatología por compresión de tráquea o esófago.

118
Patología de la glándula tiroides

e) Disgenesia tiroidea y defecto de la biosíntesis de hormona tiroidea com-


pensadas.

Clínica
Los pacientes con hipotiroidismo leve pueden no tener ningún síntoma.
Los síntomas se hacen más importantes a medida que la enfermedad empeora, y
generalmente se relacionan con una disminución del metabolismo corporal. Sín-
tomas frecuentes son; cansancio, debilidad, intolerancia al frío, y estreñimiento.
Otros síntomas de hipotiroidismo incluyen somnolencia, aumento de peso, pér-
dida de pelo, torpor mental, depresión, y aumento de los niveles de colesterol.
Aparece fundamentalmente retraso del crecimiento, obesidad y torpeza mental.
La maduración ósea se detiene. El aumento de peso se debe al mixedema. El
desarrollo sexual se suele retrasar aunque a veces hay signos de pubertad precoz.

Diagnóstico
Para la valoración diagnóstica son importantes observar las siguientes
consideraciones:
a) Si la T4 disminuye y la TSH aumenta: se trata de un hipotiroidismo
primario
b) Si la T4 disminuye y la TSH disminuye: se trata de un hipotiroidismo
secundario o terciario.
Los anticuerpos autoinmune son positivos en la tiroiditis autoinmune y la
gamma-grafia diagnosticará las disgenesias tiroideas así como los trastornos en
las síntesis de hormonas tiroideas. En la anamnesis se puede revelar la ingesta de
sustancias bociógenas.

Tratamiento
Consiste en la administración de L-tiroxina tras la cual se acelera la veloci-
dad del crecimiento, desapareciendo el mixedema y el niño recupera la actividad
física y mental. El hipotiroidismo se puede tratar con éxito, y debe tratarse, ya que
si no se trata, puede llevar a enfermedades graves como cardiomiopatía o insu-
ficiencia cardiaca, así como a una situación gravísima de coma mixedematoso,
que suele desencadenarse por stress, enfermedades concomitantes o cirugía en un
hipotiroideo severo previo, y que hay que tratar hospitalariamente con hormonas
tiroideas intravenosas. Por lo demás, el tratamiento del hipotiroidismo consiste
en la reposición de las hormonas tiroideas con la hormona sintética levotiroxina
(Levothroid®). La cantidad diaria necesaria suele estar en 100-150 microgramos

119
Endocrinología Infantil

(0.1 a 0.15 miligramos). Tras seis semanas de tratamiento, se miden los niveles
hormonas tiroideas y de TSH. El objetivo del tratamiento no es tanto mantener
un nivel normal de hormonas tiroideas, como mantener un nivel normal de TSH,
que es lo prioritario.

Hipertiroidismo

En pediatría es mucho menos frecuente que el hipotiroidismo. Apenas un


5% de los casos tienen edades inferiores a los dieciséis años. En menores de 5
años es muy raro a excepción de los casos que se presentan en el periodo neo-
natal. Predomina en el sexo femenino. En la (Tabla 5.3), se recogen las causas
importantes.

a) Hipertiroidismo congénito
b) Hipertiroidismo adquirido
- Bocio tóxico difuso (Enfermedad de Graves).
- Bocio multinodular tóxico.
- Tiroiditis en fase hipertiroidea.
- Carcinoma tiroideo hiperfuncionante.
- Hipertiriodismo tiroideo por Yodo.
- Hipertiriodismo tiroideo por TSH.
- Tumor hipofisario productor de TSH.
- Síndrome resistencia a las hormonas tiroideas.
- Síndrome McCune - Albrigth
- Hipertiroidismo facticio.
Tabla 5.3. Etiología del hipertiroidismo

Enfermedad de Graves – Basedow


Es la causa más común de hipertiroidismo. Es más frecuente en niñas
(6-8/1), sobre todo en adolescentes. Es una enfermedad de tipo autoinmune
producida por anticuerpos circulantes contra antígenos presentes en el tiroides,
dermis y tejidos oculares. Los anticuerpos circulantes “TRAB”, inmunoglobuli-
nas del tipo IgG, tienen capacidad para unirse al receptor para la TSH y estimular
la síntesis de AMPC de las células tiroideas foliculares activando la producción
y liberación de hormonas tiroideas. Un porcentaje elevado de pacientes tienen
antecedentes familiares de enfermedad tiroidea. Se asocia en la raza blanca al
HLA B8 y HLA DR5 teniendo estos pacientes mayor probabilidad de tener otras
enfermedades autoinmunes.

120
Patología de la glándula tiroides

Al inicio del cuadro clínico suele ser insidioso. Desde el comienzo de la


clínica el diagnóstico tarda de 6-12 meses en hacerse. Aparece precozmente la
labilidad emocional, llanto fácil, irritabilidad, temblor y progresivamente todo
el cortejo sintomático expresado en la (Tabla 5.4). Es típica la triada de ; bocio
difuso, exoftalmos y dermopatía.

SÍNTOMAS SIGNOS

- Nerviosismo - Aumentos de frecuencia cardíaca


- Irritabilidad - Aumento de la T.A. sistólica
- Alteraciones del sueño - Temblor
- Problemas escolares - Piel tibia y húmeda
- Intolerancia al calor - Oftalmopatía
- Hiperhidrosis - Aceleraciones del crecimiento
- Disminución de peso - ROT exaltados
- Polifagia - Debilidad muscular
- Palpitaciones
- Fatiga
- Alteraciones intestinales
- Enuresis
- Alteraciones menstruales
Tabla 5.4. Clínica de la enfermedad de Graves-Basedow.

Diagnóstico
La glándula tiroides presenta un aumento difuso de tamaño como puede
apreciarse en la (Fig.-5.2). El corte histológico a bajo aumento presenta folícu-
los tiroideos de tamaño variable, unos muy pequeños sin coloide; otros grandes,
de contorno irregular, revestidos por epitelio cilíndrico, con coloide pálidamente

Fig. 5.2. Aspecto macroscópico de un paciente con bocio difuso en el


síndrome de Graves Basedow.

121
Endocrinología Infantil

acidófilo (tinción de Van Gieson), (Fig.- 5.3). Los datos analíticos son confirma-
torios: a) Si existe clínica sugestiva junto a T3 y T4 altas y TSH indetectable
confirman el hipertiroidismo. b) Los anticuerpos antitiroideos son positivos y
específicamente elevados los anticuerpos antitiroglobulina. c) La gammagrafía
muestra un aumento de captación con un tiroides agrandado. d) El tiroides es
insensible a la TSH - TRH.

Fig. 5.3. Corte histológico a bajo aumento. Folículos tiroideos de tamaño variable,
unos muy pequeños sin coloide; otros grandes, de contorno irregular, revestidos por
epitelio cilíndrico, con coloide pálidamente acidófilo (tinción de Van Gieson).

Tratamiento
Existen tres opciones:
1) Los tireostáticos constituyen el método electivo inicial, los más utiliza-
dos se recogen en la (Tabla 5.5). Consiste en conseguir un eutiroidismo y mante-
ner este tratamiento, hasta que el proceso autoinmune entre en remisión.
Habitualmente el tratamiento antitiroideo se mantiene 1 ó 2 años hasta que
se suprime la función tiroidea y conjuntamente se administra L-tiroxina sustitu-
tiva para evitar hipotiroidismo.

Dosis supresión Mantenimiento

Propiltiouracilo 5-15 1/4 dosis


Carbimazol No comercializado en Europa
Metimazol 0,5-1,5 1/4 dosis

Tabla 5.5. Tireostáticos más utilizados. Dosis aproximadas de supresión


y de mantenimiento en mg/kg/día

122
Patología de la glándula tiroides

Los efectos secundarios incluyen: prurito, fiebre, rash cutáneo, artralgias,


hepatitis, ictericia , síndrome Lúpico-like y sobre todo por su gravedad la agranu-
locitosis, que aparece en el 2/1000 de los pacientes a las 6-8 semanas de iniciado
el tratamiento médico, si se presenta debe suspenderse el tratamiento antitiroideo.
Inicialmente puede también administrarse Beta-bloqueantes. Este tratamiento se
mantiene mientras sean positivas las determinaciones de anticuerpos antireceptor
TSH ya que su desaparición indican remisión. Otro problema con los antitiroi-
deos es la recidiva que aparece entre 40-70% de los casos.
2) Tiroidectomia subtotal de elección en recidivas o en toxicidad de los
antitiroideos, o falta de tratamiento médico. Posee menor % de recidivas 5-10%
y suele dejar secuelas de hipotiroidismo.
3) El Iodo131 no esta indicado en niños. El tratamiento de la crisis tiroidea
se basa en la administración precoz de dosis altas de propiltiuracilo a 300-600
mgr/día en 4 dosis, aporte de I oral o en forma de ioduro sódico (1-2 g). Perfusión
continua de propranolol a dosis de 0,5-1mgr/minuto. Así como tratamiento sinto-
mático con antipiréticos, rehidratación y vitamina B.
Seguimiento: el primer control al 1,5 mes, posteriormente cada 3 meses.

Hipertiroidismo neonatal

Se atribuye al paso de anticuerpo antirreceptor TSH (TRAB) de la madre


al feto a través de la placenta. Incluso madres tireoidectomizadas el nivel de Ac
estimulantes del tiroides perduran bastante tiempo tras la intervención y pueden
ser causa de hipertiroidismo fetal. Aunque sólo en un 1% de madres con TRAB se
observa paso placentario. Otra posibilidad es que la madre este tomando anitiroi-
deos que pasan la placenta ocasionando en el feto hipotiroidismo fetal con bocio
por estímulo de la TSH fetal. Tras el parto se produce un efecto rebote, al desapa-
recer los antitiroideos maternos, la TSH fetal aumentada produce hipertiroidismo
en el feto. Las hormonas tiroideas maternas atraviesan muy mal la placenta por
lo que no da hipertiroidismo fetal. La enfermedades de Graves neonatal, es una
rareza clínica de alta gravedad.

Clínica
La enfermedad es generalmente transitoria con una evolución clínica que
dura entre 3 y 12 semanas. Afecta a ambos sexos por igual, se asocia a prematu-
ridad y CIR. Pasadas estas semanas y eliminados los anticuerpos se resuelve la
clínica. En formas graves la mortalidad puede llegar al 25%. Las manifestaciones

123
Endocrinología Infantil

del cuadro se recogen en la (Tabla 5.6).

Síntomas oculares Exoftalmos


Edemas periorbitarios

Síntomas nerviosos Nerviosismo, Intranquilidad


Hiperreactividad, Temblores
Síntomas cardiovasculares Aumento F.C. Cardiomegalia Soplos,
Hepatomegalia, Disnea, Cianosis
Síntomas digestivos Hambre voraz, Disminución de peso,
No ganar peso, Vómitos, Diarrea
Otros Sudoración, Hipoglucemia, Fiebre
Poliglobulia, Aceleración maduración
ósea, Sinostosis cerebral, Trombopenia,
Icteria

Tabla 5.6. Síntomas de hipertiroidismo neonatal

Diagnóstico
El diagnóstico comienza con la vigilancia de la frecuencia cardiaca fetal en
embarazos de riesgos. En el recién nacido son útiles:
1) Historia familiar positiva: todo recién nacido hipertiroideo es hijo de
madre hipertiroidea (activa o no activa, tratada o no).
2) Clínica.
3) Estudio hormonal: Aumenta T3, aumenta T4, disminuye TSH (indetec-
table)
4) Inmunológico: + TRAB en madre e hijo.

Tratamiento
Debe iniciarse en época prenatal administrando a la madre antitiroideos
para mantener la FCF < 160 látidos/minutos. (Tabla 5.7).
En el periodo neonatal pueden utilizarse:
- Lugol: Es una solución de Ioduro potásico (126 mgr I/ml). Se comienza
con la solución de lugol y un antitiroideo, Si en 24-36 horas no hay respuesta al
tratamiento se aumenta la dosis un 50%. Puede ser necesaria la digitalización y
el uso de corticoides así como la sedación del niño.
Actualmente se están utilizando el iodato sódico y el ácido iodopanoico
que disminuye la conversión periférica de T4-T3 y la secreción tiroidea de T4 y T3.
La dosis del ácido iodopanoico es de 500 mgr/72 horas. No es tóxico, no da hipoti-
roidismo y disminuye rápidamente los niveles en sangre de hormonas tiroideas.

124
Patología de la glándula tiroides

Solución lugol Una gota cada 8 horas


Propranolol 2 mgr/kg/día
Propiltiouracilo 5-10 mgr/kg/día cada 8 horas
Carbimazol 2,5 mgr/kg/día cada 8 horas
Digital Si insuficiencia cardíaca
Corticoides Formas muy graves
Diacepan o fenobarbital Si agitación

Mantener una buena hidratación

Tabla 5.7. Tratamiento del hipertiroidismo neonatal en sus formas graves.

Bocio

Es el aumento de volumen de tiroides. Tenemos distintos grados:


O- Sin bocio
I- Tiroides palpable
IA - No visible con cuello en extensión
IB - Visible con cuello en extensión (incluye módulos)
II- Visible en posición normal
III-Muy grande visible a distancia
Predomina en el sexo femenino, en edad infantil, tiene una incidencia del
6%. Hablamos de bocio endémico, si aparece en más del 10% de la población.
Puede ser congénito (fundamentalmente en la dishormonogénesis) y adquirido
(déficit de iodo, tiroiditis sobre todo). Aunque con fines prácticos es de interés
conocer otras clasificaciones, como la etiológica (Tabla 5.8) o la morfológica
(Tabla 5.9). ). Los pacientes pueden estar asintomáticos, o bien presentar clínica
de hipotiroidismo o hipertiroidismo, pudiendo presentar además manifestaciones
locales de tipo mecánico (ronquera, disfagia).(Tabla 5.10).

BOCIO IDIOPÁTICO BOCIO SIMPLE

Autoinmune Tiroiditis linfocitaria


Enfermedades graves
Infeccioso Tiroiditis supurada aguda
Tiroiditis subaguda (viral)
Ingreso bociógeno Alimentos, drogas

Neoplásico Adenoma, carcinoma, infiltración tumoral


(leucemia...)

125
Endocrinología Infantil

BOCIO IDIOPÁTICO BOCIO SIMPLE

Dishormonogénesis

Resistencia periférica a las


hormonas tiroideas
Carencia de yoduros

Alteraciones anatómicas Tiroides ectópico


Hemiagenesia del tiroides
Tabla 5.8. Clasificación del bocio según etiología

BOCIO DIFUSO BOCIO NODULAR

Autoinmune (Enfermedad de Tiroiditis autoinmune


Graves, tiroiditis autoinmune) Quistes
Dishormonogénesis familiar Bocio multinodular
Bocio simple Tumores (adenomas, carcinomas)
Tiroiditis aguda y subaguda
Adenoma secretor de TSH
Síndrome de resistencia a
hormonas tiroideas
Ingesta de sustancias bociógenas

Tabla 5.9. Clasificación del bocio según morfología.

BOCIO Y BOCIO E BOCIO E


EUTIROIDISMO HIPOTIROIDISMO HIPERTIROIDISMO

- Bocio simple - Tiroiditis linfocitaria - Enfermedades graves


- Tiroiditis linfocitaria - Dishormonosíntesis - Adenoma nodular tóxico
- Bocio nodular - Resistencia periférica a nodular
- Cáncer tiroideo hormona tiroideas - Tiroiditis linfocitaria (fase
- Formas compensadas de: - Carencia exógena de yodo inicial)
dishormonosíntesis - Toma antitiroideos
- Carencia exógena de iodo

Tabla 5.10. Etiología del bocio según su función tiroidea.

126
Patología de la glándula tiroides

Diagnóstico
Se basará en una buena anamnesis investigando antecedentes familiares,
ingesta de sustancias bociógenas.
- Estudio de la función tiroidea
- Ac antiriroideos
- Ecografía tiroidea
- Gamma- grafía tiroidea con Tc99
- PAAF
- Biopsia del tejido tiroideo
- Estudios enzimáticos
- Test del perclorato

Tratamiento
- Debe ser siempre etiológico, se debe tratar el hipotiroidismo o hipertiroi-
dismo.
- El tratamiento quirúrgico queda reservado a tumores, bocio multinodular,
si fracasa el tratamiento médico o por compresión a nivel local.
- Siempre ante los nódulos tiroideos debe descartarse la presencia de neo-
plasias por PAAF y biopsia.

Cáncer de tiroides

Excepcionalmente en pediatría, predispone la radioterapia en áreas próxi-


mas así como haber padecido la tiroiditis de Hashimoto. El carcinoma medular
también puede formar parte de las neoplasias endocrinas múltiples (MEN tipo IIa
y IIb).

Clínica
Presencia de nódulos tiroideo en un paciente eutiroideo con buen estado
general. El nódulo es duro e indoloro y suele acompañarse de adenopatías loca-
les. La ronquera y la parálisis de la laringe son manifestaciones tardías. Son de
crecimiento lento.

Diagnóstico
- Gammagrafía: nódulos frío o hipocaptantes, si el nódulo es caliente
excepcional que sea tumoral.
- Si el nódulo es frío: PAAF, biopsia, que permitirá conocer la anatomía

127
Endocrinología Infantil

patológica del proceso (Tabla 5.11).

Tumores del epitelio folicular Bocio simple

- Carcinoma papilar - Carcinoma medular


- Carcinoma folicular - Metástasis
- Carcinoma anaplásico - Teratomas, linfomas

Tabla 5.11. Anatomía patológica del cáncer de tiroides.

Tratamiento
El tratamiento es quirúrgico si están muy localizados, tiroidectomía subto-
tal. Posteriormente irradiación y L-tiroxina a dosis de 4 mc/Kg/día. La quimiote-
rapia es exclusiva del carcinoma anaplásico.

Tiroiditis

Es la inflamación de la glándula tiroidea con infiltrados linfoplasmocitarios


y ocasionalmente polimorfonucleares.

Etiología
- Es más frecuente la forma autoinmune o de Hashimoto.
- Otras etiologías son:
a) Tiroiditis supurada aguda que suele ir precedida de infecciones respira-
torias y cursa con hinchazón, eritema, disfagia e hipersensibilidad local, produ-
cida por gérmenes anaerobios y puede abscesificarse.
b) Tiroiditis subaguda no supurada (Enfermedad de Quervain). Forma
parte de otros procesos como TBC, sarcoidosis, parotiditis o enfermedad por ara-
ñazo de gato.

Tiroiditis de Hashimoto
Es la causa más frecuente de hipotiroidismo adquirido y de bocio no endé-
mico en pediatría. Afecta al 1% de los escolares en la adolescencia y sexo feme-
nino se asocia al HLA DR3 y a enfermedades tiroideas (Enfermedad Graves)
como a otras enfermedades autoinmunes. También en Síndrome de Down y Sín-
drome Turner.

128
Patología de la glándula tiroides

Clínica
El tiroides está aumentando de tamaño de forma simétrica y difusa. El
corte histológico a bajo aumento de tiroides muestra folículos tiroideos peque-
ños, con escaso coloide y células epiteliales foliculares de citoplasma rosado,
abundante. Infiltración linfocitaria intersticial difusa, con formación de folículos
linfoides en los que se reconoce centro germinal (Fig.-5.4). Al inicio del cuadro
puede haber hipertiroidismo para posteriormente instaurarse un hipotiroidismo.
Aunque lo más habitual es un eutiroidismo compensado. Es frecuente la posibi-
lidad de remisión.

Fig. 5.4. Corte histológico a bajo aumento de tiroides con tiroiditis de Hashimoto, se
aprecian folículos tiroideos pequeños, con escaso coloide y células epiteliales folicula-
res de citoplasma rosado, abundante. Infiltración linfocitaria intersticial difusa, con
formación de folículos linfoides en los que se reconoce centro germinal.

Diagnóstico.
Se aprecian la existencia de bocio (80-90%), gammagrafia con patrón tanto
de hiper como hipocaptación. Los anticuerpos antitiroideos (antimicrosomiales)
son positivos. La prueba del perclorato es positiva. La TSH esta aumentada y
existe respuesta aumentada a la TRH.

Tratamiento
Si el pacientes esta eutiroideo no requiere tratamiento. Si existe bocio o
hipotiroidismo esta indicada la administración de L-tiroxina (3,5-4 mc/Kg/día)
unos 6 meses y posteriormente intentar retirarlo.

Quiste del conducto tirogloso

La persistencia del conducto tirogloso no es rara, suele aparecer un quiste


o fístula en la línea media anterior del cuello a nivel del hueso hioides fundamen-

129
Endocrinología Infantil

talmente (Fig.- 5.5). La edad media del diagnóstico está aproximadamente a los
5 años de vida. Este quiste suele infectarse por Estafilococo aureus y Haemoph-
ilus influenzae. Debe hacerse el diagnóstico diferencial con la ectopia del tiroides
para evitar el hipotiroidismo si se plantease la cirugía. Son más frecuentes las
recidivas.

Fig. 5.5. Corte histológico a bajo aumento de un quiste de la línea media del cuello. Se
observa tejido conectivo fibroso; en el cuadrante inferior izquierdo, un islote de tejido
tiroideo. En la porción central de la mitad superior, una cavidad revestida por epitelio
cilíndrico ciliado.

130
Patología de la glándula tiroides

Bibliografía
Cruz Hernández M. Tratado de Pediatría . Ediciones Ergon. Madrid. 2001
Behrman RE, Vaughan VC, Nelson N. En: Nelson. Tratado de Pediatría . 14ª
Edición. Interamericana. Mc. Graw- Hill, Madrid, 1992.
Crespo Hernández M. Manual del Residente de Pediatría y sus áreas específicas.
Madrid, 1997.
Casado de Frías E, Nogales Espert A. Pediatría . Madrid, 1991.
Muñoz Hoyos A, Molina Carballo A. Autoevaluación en Pediatría y Puericul-
tura. Granada, 1995.
Fisher D. Management of congenital hypothyroidism. J Clin Metab 1991; 72, 3:
523-529.
Ruibal JL, Bueno G, Villamor E, Reverte F, Casado de Frías E. Estudio clínico-
analítico, crecimiento y maduración ósea en niños hipertiroideos . An Esp Pediatr
1994; 41: 163-170.
Prieto J. Tiroiditis de Hashimoto. En: Endocrinología Pediátrica y del Adoles-
cente, R Gracia Bouthelier. Tesitex, Salamanca 1994; 481-486.

131
Endocrinología Infantil

132
Paratiroides y metabolismo del calcio

CAPÍTULO VI
PARATIROIDES Y METABOLISMO DEL CALCIO
J.P. López-Siguero, J.A. Moreno Molina

La importancia del metabolismo fosfo-cálcico radica en que diversos pro-


cesos biológicos vitales dependen de su biodisponibilidad y de la existencia de
concentraciones adecuadas en los espacios intra y extracelular. Por lo tanto, estas
concentraciones son reguladas dentro de unos límites estrechos y estables a través
de un complejo sistema hormonal.

Fisiología del calcio


El 99% del calcio corporal total se encuentra en el esqueleto como cristales
de hidroxiapatita. El 1% restante comprende la fracción biológicamente activa,
es el calcio iónico, que modifica la permeabilidad de las membranas celulares.
El calcio corporal total en el recién nacido a término es aproximadamente 30
gramos. El depósito entre la lactancia y la edad de diez años aumenta de 80 a
150 mg/día y es de aproximadamente 520 mg/día durante el brote de crecimiento
puberal, alcanzando el adulto medio de 70 Kg de peso un calcio corporal total de
1.200 gramos. En la (Tabla 6.1) se muestran las recomendaciones de aporte diario
de calcio.
CALCIO Lactantes 60 mg/kg
Niños 800 mg/día
Adolescentes 1.200 mg/día
FÓSFORO Lactantes 60 mg/kg
Niños 800 mg/día
Adolescentes 1.200 mg/día
VITAMINA D 400 UI/día
Tabla 6.1. Ingesta diaria recomendada de calcio, fósforo y vitamina D.

133
Endocrinología Infantil

Absorción intestinal. La principal fuente dietética de calcio es la leche y


sus derivados. Se absorbe, fundamentalmente en duodeno y yeyuno proximal,
por mecanismos de transporte activo en los que participan proteínas transporta-
doras de calcio (caldibindinas), las fosfatasas alcalinas intestinales y una ATP-
asa dependiente de calcio y magnesio. Estos sistemas son regulados a través de la
síntesis de calcitriol (1,25(OH)2 D). El 5-10% del calcio se absorbe por difusión
pasiva. Otros factores que influyen en su absorción son el contenido en la dieta
de calcio (al disminuir el aporte aumenta la fracción absorbida), contenido de lac-
tosa y otros azúcares (incrementan su absorción), el contendido de fibra, fosfato,
fitato y oxalato (disminuyen la absorción) y la edad (adulto menos de 50%, niños
hasta 75%).
Eliminación urinaria. La calciuria aumenta durante la infancia hasta 80
mg/día al inicio de la pubertad, incrementándose rápidamente durante la misma
hasta alcanzar los valores del adulto (160-250 mg/día). La hormona paratiroidea
(PTH) incrementa la reabsorción tubular de calcio, hasta el 97% del calcio fil-
trado. La calciuria se considera patológica, en orina de 24 horas, por encima de
4 mg/Kg/día. En muestra aislada de orina se puede determinar el cociente calcio/
creatinina como estudio preliminar o para el seguimiento en diversos trastornos.
Sus valores normales se muestran en la (Tabla 6.2).

EDAD MEDIANA PERCENTIL 95

< 7 meses 0.29 0.86


7-18 meses 0.21 0.60
19 meses - 3 años 0.12 0.42
Adultos 0.11 0.22

Tabla 6.2. Indice calcio/creatinina urinarios.

El déficit de calcio provoca antes que un hiperparatiroidismo, un aumento


en la absorción intestinal de calcio y su liberación desde el tejido óseo a través
de un aumento en la síntesis de 1,25(OH)2 D. Cuando a pesar de ésto existe una
deprivación severa y prolongada de calcio aparece la hipocalcemia que estimula
la producción de PTH y provoca un hiperparatiroidismo secundario que norma-
liza la calcemia (Fig.-6.1). Si la situación se mantiene surgen alteraciones en la
mineralización ósea, agravadas por la fosfaturia y la hipofosforemia inducidos
por la PTH.

134
Paratiroides y metabolismo del calcio

Fisiología del fósforo


El 85% del fósforo del organismo se encuentra en los cristales de hidroxia-
patita del esqueleto. Las concentraciones sanguíneas de fósforo varían durante el
crecimiento, con diferencias entre cada sexo y según el nivel de actividad física
y el aporte nutricional. Se necesita un balance positivo diario de fósforo de 90
a 100 mg para pasar de los 17 gramos en el recién nacido a término a los 700
gramos de fósforo corporal total en el adulto. En la (Tabla 6.1) se muestran las
recomendaciones de aporte diario de fósforo.
Absorción intestinal. La principal fuente dietética de fósforo es la leche y
sus derivados. Se absorbe un 60-70% del aporte; fundamentalmente en yeyuno,
por mecanismos de transporte activo regulados por la vitamina 1,25(OH)2 D y
por difusión pasiva. Disminuye su absorción la presencia de fitatos o la unión
con sales minerales o calcio. Al disminuir la fosforemia aumenta su absorción
intestinal a través de incrementar la síntesis de 1,25(OH)2 D.
Eliminación urinaria. La reabsorción tubular de fósforo (RTP) es del
80-95% sobre el fósforo filtrado, con una relación directa con la PTH que dis-
minuye la reabsorción aumentando al fosfaturia. La vitamina D también regula
parcialmente la fosfaturia, probablemente favoreciendo la reabsorción tubular de
fosfato. La carga dietética de fósforo provoca fosfaturia, y la restricción de fós-
foro induce una rápida reducción de la misma,
El déficit de fósforo provoca una disminución de la fosfaturia y un aumento
de 1,25(OH)2 D que incrementa la absorción intestinal y la liberación desde
el tejido óseo de calcio y fósforo, lo que provoca un aumento de la calciuria.
Cuando la situación se perpetúa la hipofosforemia tiene consecuencias negativas
sobre la mineralización ósea.
El TmP/GFR indica la concentración plasmática de fósforo a la que se
produce el mayor transporte tubular del mismo en relación a la tasa de filtrado
glomerular. Se calcula conociendo la fosforemia y la RTP que son llevados a un
normograma. Sus valores normales en niños están entre 4,5 y 7 mg/dl.

Factores reguladores del metabolismo fosfo-cálcico

Vitamina D
Se usa el término de vitamina D o calciferol para un grupo de sustancias
liposolubles que tienen la propiedad de prevenir y curar el raquitismo. Existen
dos grupos de sustancias, unas de origen animal y otras de origen vegetal que
se denominan respectivamente, vitamina D3 (colecalciferol) que proviene del

135
Endocrinología Infantil

7-dehidrocolesterol, el cual es sintetizado en el intestino a partir del colesterol;


y vitamina D2 (ergocalciferol) que procede del ergosterol de las plantas. Ambas
tienen un metabolismo prácticamente idéntico, y sólo se diferencian en la estruc-
tura de su cadena lateral.
Fuentes. Se obtiene vitamina D a través de la dieta y de una fuente endó-
gena, mucho más importante, por síntesis cutánea. En la síntesis endógena el
7-dehidrocolesterol se transforma en previtamina D3 en la epidermis por acción
de la radiación ultravioleta, que a temperatura corporal se transforma lentamente
en vitamina D3. En la (Tabla 6.1) se indican los aportes recomendados de vita-
mina D si la exposición solar es limitada.
Metabolismo. Tanto la vitamina D sintetizada en la epidermis como la
ingerida (se absorbe en un 60-90% en intestino delgado) se unen a una proteína
específica de transporte, la transcalciferina. La vitamina D3 o calciol sufre unas
transformaciones bioquímicas hasta alcanzar la actividad biológica. En el hígado
sufre una primera hidroxilación para formar 25(OH) D3 ó 25-hidroxicolecalcife-
rol o calcidiol, que posteriormente precisa una “-hidroxilación que tiene lugar en
las células del túbulo renal proximal originando el metabolito activo o 1,25-dihi-
droxicolecalciferol (1,25(OH)2 D3) o calcitriol. En el riñón se producen además
la 24,25(OH)2 D3 y la 25,26(OH)2 D3, de menor actividad. La disminución de
la calcemia aumenta la secreción de PTH y la actividad 1-”-hidroxilasa renal
aumentando la formación de 1,25(OH)2 D3, mientras que el aumento de la calce-
mia disminuye la PTH y la actividad 1-”-hidroxilasa renal predominando la sín-
tesis de 24,25(OH)2 D3. La fosforemia actúa de la misma manera pero de forma
directa, sin intervención de la PTH. En la (Tabla 6.3) se muestran los valores
normales de vitamina D y sus metabolitos.
Intervalo normal

Vitamina D 0.3 - 2 ng/ml


25 (OH) D 10 - 38 ng/ml
24,25 (OH)2 D 1.5 - 4.5 ng/ml
1,25 (OH)2 D 30 - 60 pg/ml

Tabla 6.3 Valores normales de vitamina D y sus metabolitos.

Acciones biológicas. El 1,25(OH)2 D3 es considerado actualmente una


auténtica hormona, formada en el riñón y que ejerce sus acciones a distancia
en los tejidos diana a través de la interacción con un receptor específico. El
receptor ha sido cuantificado en polimorfonucleares periféricos y se encuentran

136
Paratiroides y metabolismo del calcio

niveles anormalmente bajos en el raquitismo resistente a vitamina D y en el raqui-


tismo hipofosfatémico ligado al cromosoma X. En el intestino el 1,25(OH)2 D3
aumenta la absorción de calcio y fósforo. Ni la PTH ni la calcitonina actúan direc-
tamente sobre la absorción intestinal de calcio (Fig.- 6.1). En el hueso promueve
la calcificación por un lado y por otro estimula la liberación de calcio y fósforo
de la matriz ósea mineralizada para mantener los niveles plasmáticos de calcio y
fósforo. Los efectos sobre el riñón no han sido del todo aclarados. El efecto más
importante del 1,25(OH)2 D3 parece ser la inhibición de su propia síntesis. Parece
tener efectos variables sobre la reabsorción tubular de calcio, disminuyendo la
calciuria a dosis fisiológicas. También aumenta la reabsorción tubular de fósforo.
El 1,25(OH)2 D3 actúa sobre las glándulas paratiroides disminuyendo la síntesis
y secreción de PTH. El descubrimiento de receptores específicos en diferentes
tejidos hace pensar que puede tener un papel en gran variedad de procesos bioló-
gicos.

Hormona paratiroidea
Las glándulas paratiroides se sitúan en la cara posterolateral de los lóbulos
tiroideos, generalmente dos a cada lado, por encima y por debajo de las arterias
tiroideas inferiores. Contienen dos tipos de células secretoras epiteliales, las célu-
las principales, el tipo predominante y responsable de la formación de la PTH y
una proteína secretora paratiroidea de función desconocida (SP-I); y las células
oxifílicas que podrían representar una forma degenerativa de las anteriores.
La PTH esta formada por una cadena polipeptídica simple de 84 aminoá-
cidos, cuyo tercio amino terminal (residuos 1 a 34) es de vital importancia para
la unión al receptor específico. El gen que la codifica se encuentra en el brazo
corto del cromosoma 11 y sintetiza una molécula precursora de 115 aminoáci-
dos (la pre-pro-PTH) que en el retículo endoplásmico origina la pro-PTH de 90
aminoácidos y sin actividad biológica. A partir de aquí se forma la PTH madura
de 84 aminoácidos que se almacena en los gránulos de las células principales y
se secreta intacta, fundamentalmente ante el descenso del calcio iónico de una
forma muy rápida. El déficit de magnesio disminuye la secreción de PTH, mien-
tras que el 1,25(OH)2 D3 inhibe la transcripción del gen de PTH disminuyendo
así su secreción. En sangre circulante, además de la PTH intacta, se pueden detec-
tar el fragmento carboxi terminal y el fragmento amino terminal, este último con
actividad biológica. Los valores normales de PTH intacta son 15-60 ng/ml.
Acciones biológicas. En el riñón de forma rápida disminuye la reabsorción
tubular de fósforo aumentando la fosfaturia y disminuyendo secundariamente la

137
Endocrinología Infantil

fosforemia, que es el efecto principal de la PTH sobre el fósforo. Sin embargo


tiene a la vez un efecto de aumento de la fosforemia a través del estímulo de
la reabsorción ósea, que puede ser el efecto dominante en caso de deterioro de
la función renal. Además produce un aumento de la reabsorción de calcio en el
túbulo distal que, junto con la movilización del calcio óseo, produce un aumento
de la calcemia. De esta forma se entiende que en un primer momento la PTH
provoque una disminución de la calciuria, que sin embargo aumenta más tarde
debido al aumento del calcio sérico. La PTH estimula la hidroxilación renal del
25(OH) D3, aumentando indirectamente la absorción intestinal de calcio . El
AMPc urinario proviene en un 50% del plasma (no se reabsorbe) y la otra mitad
es generado por el riñón (AMPc nefrogénico) básicamente por la acción de la
PTH. Sus valores, que conviene expresarlos en función de la creatinina o el fil-
trado glomerular, están aumentados en el hiperparatiroidismo y disminuidos si la
secreción o acción de la PTH está descendida.
En el hueso actúa sobre el sistema de homeostasis mineral, formado por
los osteocitos superficiales y de los espacios lacunares como un sistema de acción
inmediata para la movilización de calcio y fósforo; y sobre el sistema de remode-
lado óseo formado por osteoclastos y osteoblastos que reabsorben y reemplazan
respectivamente el tejido óseo. La PTH estimula tanto los procesos de formación
como de reabsorción ósea.
Existe un péptido relacionado con la PTH (PTHrP) producido normal-
mente en el organismo (paratiroides, suprarrenal, osteoblastos, mama lactante,
gónadas, músculo liso, queratinocitos, placenta y varios tejidos fetales) del que
se desconoce su papel fisiológico, pero podría tener una importante función en
el metabolismo fosfo-cálcico durante el embarazo y la lactancia. Las acciones
biológicas son iguales a las de la PTH, salvo que no estimula la formación ósea.
El gen de la PTHrP se encuentra en el brazo corto del cromosoma 12. Es un poli-
péptido más largo que la PTH (141 aminoácidos) y en la región amino terminal 8
de los primeros 13 aminoácidos son idénticos en ambas moléculas. Actúan sobre
el mismo receptor.

Calcitonina
Es un polipéptido de 32 aminoácidos, con un puente disulfuro, formado en
las células C del tiroides. El gen que codifica su síntesis se encuentra en el brazo
corto del cromosoma 11. Es una hormona hipocalcemiante que actúa sobre recep-
tores de membrana ligados al sistema de la adenilciclasa presentes en numerosos
tejidos, pero fundamentalmente en riñón y hueso. Su secreción se ve estimulada

138
Paratiroides y metabolismo del calcio

por el aumento de la calcemia y por diversas hormonas gastrointestinales (gas-


trina, colecistoquinina, glucagón) en respuesta a una dieta rica en calcio.
Acciones biológicas. El efecto principal se produce en el hueso inhibiendo
la actividad reabsortiva inducida por la PTH y el 1,25(OH)2 D3, así como la
actividad reabsortiva espontánea de los osteoclastos, traduciéndose en un efecto
hipocalcemiante e hipofosforemiante. En el intestino se considera una hormona
facilitadora de la absorción del calcio dietético. En el riñón aumenta la calciuria
y la fosfaturia así como la producción de 1,25(OH)2 D3.

Otros factores
Otras hormonas como las tiroideas, esteroides gonadales, glucocorticoi-
des y hormona de crecimiento tienen importantes efectos sobre el crecimiento y
mineralización del tejido óseo.

Metodología diagnóstica del metabolismo fosfo-cálcico

Marcadores biológicos del metabolismo óseo


1. Calcemia y calcio iónico.
El calcio en plasma se encuentra en tres formas que mantienen entre sí un
equilibrio dinámico (unido a proteínas, libre o ionizado y formando complejos
con el citrato y fosfato). La concentración normal de calcio sérico total en niños
se encuentra entre 8,8 y 10,2 mg/dl. La cifra de calcemia se ve influida por la
hipoproteinemia (disminuye 0,8 mg/dl por cada g/dl que disminuye la albumine-
mia) y por el pH sanguíneo (disminuyendo con la alcalosis) sin que se vea afec-
tado el calcio iónico, que es la fracción biológicamente activa. El calcio iónico
representa el 40-50% de la calcemia total y su valor normal está entre 4,1 y 4,9
mg/dl
2. Fósforo inorgánico.
Disminuye tras la primera semana de vida, para mantenerse a partir de
entonces en 3,4 – 6,2 mg/dl. En su mayor parte circula libre en sangre (85%), por
lo que su concentración está poco influida por la proteinemia.
3. Fosfatasa alcalina sérica.
Es un buen marcador de formación ósea, en ausencia de otros procesos
patológicos ya que existen seis isoenzimas. En condiciones normales las que con-
tribuyen a la actividad total de la fosfatasa alcalina son la ósea, la hepática y, en
menor grado, la intestinal. Se pueden determinar las distintas isoenzimas. Los
valores disminuyen desde la primera infancia hasta la pubertad, donde aumentan

139
Endocrinología Infantil

por el brote de crecimiento puberal y descienden tras la adolescencia. En ausencia


de enfermedad hepática su aumento indica incremento en la actividad osteoblás-
tica.
4. Osteocalcina.
Proteína no colágena sintetizada por los osteoblastos, que representa el
10-20% de las proteínas no colágenas del hueso. Una pequeña fracción pasa a
sangre donde puede determinarse. Se correlaciona positivamente con la veloci-
dad de crecimiento óseo y aumenta cuando se eleva la actividad de remodelado
óseo.
5. Péptido carboxiterminal del procolágeno tipo I (PICP).
Sintetizado por el osteoblasto se encuentra libre en sangre y se considera
un buen índice de formación ósea, incluso en situación de insuficiencia renal cró-
nica ya que es catabolizado por el hígado.
6. Hidroxiprolina y piridinolina urinarias.
La hidroxiprolina es el aminoácido más abundante en el colágeno y, dado
que cuando es liberada de la matriz ósea no se reutiliza en la síntesis de colágeno,
su eliminación urinaria es un buen índice de reabsorción ósea.
La piridinolina y la lisil-piridinolina confieren estabilidad a la molécula
de colágeno y su eliminación urinaria aumenta en estados de reabsorción ósea
incrementada.
7. Fosfatasa ácida tartratorresistente sérica (FATR).
La fosfatasa ácida está presente en hueso, próstata, bazo, plaquetas y
hematíes. La isoenzima de origen óseo se conoce como FATR por ser resistente
a la acción del tartrato. Es un buen marcador de la reabsorción ósea y se correla-
ciona negativamente con el contenido mineral óseo.

Estudio de la mineralización ósea


1. Radiología convencional.
Es un método subjetivo y poco sensible, ya que es necesaria una pérdida de
al menos el 30% de la masa ósea para que sea detectable, pero permite estudiar
la naturaleza y extensión de la enfermedad ósea. La radiogrametría consiste en la
medida del espesor de la cortical con una lupa graduada. Puede ser útil en estu-
dios longitudinales, aunque es poco reproducible y no valora el hueso trabecular,
que es el más afectado en las enfermedades metabólicas óseas.
2. Densitometría ósea.
a) Estudios de densitometría gammagráfica.
Análisis de activación neutrónica.

140
Paratiroides y metabolismo del calcio

Aunque es muy preciso no tiene aplicación clínica actual por su elevada


dosis de radiación. Permite medir el contenido corporal total de calcio.
Absorciometría fotónica simple.
Es una técnica sencilla, con una alta reproductibilidad, que proporciona
una dosis mínima de radiación. El método valora la atenuación que sufre un haz
monocromático de fotones colimados al atravesar una estructura ósea. La masa
de hueso mineral es directamente proporcional a la cantidad de energía fotónica
absorbida. Se correlaciona bien con el contenido mineral total del esqueleto. El
inconveniente es que sólo es aplicable en huesos recubiertos por poco tejido
blando (epífisis distal del radio), cuya medida se correlaciona escasamente con el
contenido mineral óseo del esqueleto axial, de mayor interés clínico.
Absorciometría fotónica dual.
Surge como una modificación de la anterior obviando sus limitaciones y la
dosis de radiación es similar. Permite el estudio de las estructuras del esqueleto
axial donde predomina el hueso trabecular, que es el que sufre el mayor impacto
en la pérdida de masa ósea. Requiere un tiempo de exploración prolongado.
b) Estudios de densitometría radiológica.
Tomografía axial computorizada.
Puede ser un método útil, permitiendo calcular el hueso trabecular en los
cuerpos vertebrales de forma aislada. Sus inconvenientes son la gran dosis de
radiación que proporciona y que puede cometer un error de hasta el 25% debido
a la riqueza en grasa de la médula ósea.
Densitometría radiológica de doble energía (DEXA).
Es una técnica muy precisa con una elevada reproductibilidad. Su principio
es similar al de la absorciometría fotónica dual sustituyendo la fuente emisora de
radioisótopos por una fuente de rayos X de doble energía. Sus principales venta-
jas son la mínima dosis de radiación que provoca y la reducción significativa del
tiempo necesario para la exploración. Ambos aspectos hacen que sea especial-
mente útil en la población pediátrica.
3. Métodos ultrasonográficos.
Estima la densidad ósea valorando la atenuación de las señales de ultraso-
nidos al atravesar el hueso. Permite valorar tanto la densidad como la organiza-
ción estructural del hueso. Es un método de reciente introducción que actualmente
se encuentra en fase de desarrollo y de investigación de su posible aplicabilidad.
Varios estudios han mostrado una buena correlación de sus resultados con la den-
sitometría radiológica y gammagráfica.
4. Estudios histológicos.

141
Endocrinología Infantil

El análisis de la biopsia ósea casi se limita al estudio de las lesiones loca-


lizadas y al terreno de la investigación.

Hipoparatiroidismo

El hipoparatiroidismo es el resultado de una disminución de la función


paratiroidea o de la acción periférica de la misma, teniendo como consecuencia
una hipocalcemia y una hiperfosforemia. En la infancia es mucho más frecuente
que el hiperparatiroidismo. El HP se puede clasificar de manera sencilla en: defi-
ciente y resistente a la PTH. Para una clasificación más clara ver la (Tabla 6.4).

1) Déficit de síntesis y secreción de PTH.


a) Hipoparatiroidismo neonatal
Transitorio
Permanente
b) Hipoparatiroidismo familiar
Autosómico dominante
Autosómico recesivo
Ligado a X
c) Hipoparatiroidismo autoinmune
Aislado
Síndrome pluriglandular tipo I
d) Hipoparatiroidismo idiopático
e) Hipoparatiroidismo secundario
Postquirúrgico
Postinfiltrativo: hierro, cobre, amiloide, tumores...
Secundario a radioterapia
Hipomagnesemia
2) PTH biológicamente inactiva
3) Resistencia periférica a la PTH:
a) Pseudoparatiroidismo tipo 1a.
b) Pseudopseudohipoparatiroidismo
c) Pseudohiparatiroidismo tipo 1b
c) Pseudohiparatiroidismo tipo II
e) Pseudohiparatiroidismo con osteitis fibroquística

Tabla 6.4. Causas de hipoparatiroidismo.

142
Paratiroides y metabolismo del calcio

Hipoparatiroidismo deficiente
1) Hipoparatiroidismo no familiar:
Hipoparatiroidismo neonatal. Puede ser transitorio (hasta las 8 semanas de
vida), generalmente por inmadurez glandular y permanente, como resultado de
una defectuosa morfogénesis. El síndrome de DiGeorge pertenece a este último
grupo y asocia: aplasia o hipoplasia de timo, defectos cardíacos, HP y fenotipo
peculiar (micrognatia, fisura labial y/o palatina, alteraciones de las orejas, hiper-
telorismo y retraso del crecimiento).
Hipoparatiroidismo post neonatal. Más raro y generalmente autoinmune,
idiopático o secundario a otras lesiones (cirugía, radiación, infiltración maligna).
2) Hipoparatiroidismo familiar:
Hipoparatiroidismo familiar aislado. Muy infrecuente. Diversos tipos de
herencia.
Hipoparatiroidismo familiar asociado a otras anomalías.
3) Hipoparatiroidismo autoinmune:
Suele heredarse de forma autosómica recesiva. Forma parte de la enfer-
medad poliendocrina tipo 1, que asocia: alteraciones glandulares (paratiroides,
corteza suprarrenal, gónadas, etc ), candidiasis mucocutánea crónica y distrofia
ectodérmica (esmalte dental, uñas, pelo, piel). Se suele iniciar con la candidiasis
seguida por el hipoparatiroidismo.

Hipoparatiroidismo resistente
1) Pseudohipoparatiroidismo
Causado por defectos en los receptores a la PTH, especialmente en el
túbulo renal. Se clasifica en:
Pseudohipoparatiroidismo tipo 1. Defecto de producción de AMPc tras
PTH. Estos pacientes se pueden encuadrar en la denominada osteodistrofia de
Albright , que incluye: talla baja, facies redondeada con cuello corto, discreta
obesidad, calcificaciones subcutáneas, acortamiento de los metacarpianos (espe-
cialmente del cuarto), leve retraso mental, calcificación de los ganglios basales y
cataratas lenticulares. Estos niños suelen tener hipocalcemia sintomática alrede-
dor de los 8-10 años.

-Pseudohipoparatiroidismo tipo 1a. Con disminución de la proteína Gs (o


Ns). Normalmente presentan fenotipo de osteodistrofia de Albright y tienen aso-
ciadas otros defectos hormonales (hipotiroidismo, hipogonadismo, resistencia a
la ADH,...), ya que el déficit de proteína Gs es generalizado. La herencia es auto-

143
Endocrinología Infantil

sómica dominante y constituye el 60% del total e pseudohipoparatiroidismo tipo


1.
- Pseudohipoparatiroidismo tipo 1b. Cursa con actividad normal de pro-
teína Gs y la mayor parte de los pacientes con osteodistrofia de Albright no tienen
asociados otros defectos hormonales.
- Pseudo-pseudo-hipoparatiroidismo. Individuos con aspecto de osteodis-
trofia de Albright pero sin alteraciones bioquímicas.
Pseudohipoparatiroidismo tipo 2. El defecto está mas allá del AMPc, pro-
vocando una pérdida de fosfato. No hay signos clínicos de osteodistrofia de
Albright. Hay actividad normal de la proteína Gs.
2) Otras causas de hipoparatiroidismo resistente
Como la hipomagnesemia, alteraciones del metabolismo de la vitamina D,
osteodistrofia renal.

Manifestaciones clínicas
Alteraciones neuromusculares: tetania (con espasmos carpopedales, larin-
goespasmo , etc.). Signos de Trousseau (induciendo espasmo carpopedal compri-
miendo el brazo) y de Chvostek (al percutir el nervio facial)
Alteraciones cerebrales: irritabilidad, ansiedad, disminución del rendi-
miento escolar, convulsiones. A veces se observa edema de papila (pseudotumor
cerebri).
Alteraciones cardíacas: prolongación del intervalo Q-T.
Manifestaciones oculares: cataratas, queratoconjuntivitis.
Alteraciones ectodérmicas: piel seca y descamada, pelo quebradizo, uñas
frágiles, hipoplasia del esmalte.

Diagnóstico
Bioquímica: hipocalcemia (< 7 mg). Hiperfosfatemia (> 7-12 mg%).
Hormonas: PTH baja (hipoparatiroidismo), o normal (pseudohipoparati-
roidismo). Administración de PTH exógena (test de Ellsworth-Howard) para
observar aumento o no de AMPc.
Radiología: aumento de la densidad en metáfisis, calcificaciones intracra-
neales.
Electrocardiograma: prolongación del espacio Q-T.

Tratamiento
Agudo: hipocalcemia, gluconato cálcico 10% 9-18 mg/Kg (0,5-1 cc) cada

144
Paratiroides y metabolismo del calcio

6 horas. La inyección debe ser lenta, control de frecuencia cardíaca.


Crónico: suplementos de calcio oral (0,5-1 g al día), calcitriol (0,01-0,1
mcg/Kg/día) hasta un máximo de 1-2 mg/día, empezando por 0,25 mg.

Hiperparatiroidismo

El hiperparatiroidismo se debe a una producción excesiva de PTH, bien


con origen primario (hiperplasia o adenoma) o bien secundario a una hipocalce-
mia. El funcionalismo autónomo de las glándulas paratiroides después de un largo
período de hiperparatiroidismo secundario lleva a una situación denominada hiper-
paratiroidismo terciario. Se puede considerar la siguiente clasificación:

Hiperparatiroidismo primario
Es una situación muy rara en la infancia y se puede clasificar según la edad
de comienzo:
1) Hiperparatiroidismo primario neonatal:
En general ocasionado por una hiperplasia paratiroidea y puede deberse a
dos tipos de causas:
- Síndrome de hipercalcemia hipocalciúrica familiar o hipercalcemia
familiar benigna. Herencia autosómica dominante. Existe una insensibilidad al
calcio, tanto en paratiroides como renal. Generalmente es subclínica y de curso
benigno.
- Otras causas: hiperplasia paratiroidea congénita autosómica recesiva,
hiperparatiroidismo neonatal esporádico, adenoma paratiroideo.
Si la situación produce una sintomatología grave se debe realizar una para-
tiroidectomía, seguida de autotrasplante parcial de dichas glándulas.
2) Hiperparatiroidismo primario de la niñez:
Suelen comenzar a partir de los 10 años y es mas frecuente que el neonatal.
Se pueden clasificar en:
- Hiperparatiroidismo familiar. Puede deberse a su vez a: neoplasias endo-
crinas múltiples (NEM): tipo I (páncreas, hipófisis (PRL) y paratiroides), autosó-
mica dominante con gen localizado en el cromosoma 11 (q11.13) y tipo IIa, que
asocia un HP a un carcinoma medular de tiroides (100%) y a un feocromocitoma
(50%). Herencia autosómica dominante.
- Hipercalcemia hipocalciúrica familiar: ya comentada anteriormente.
Hiperparatiroidismo primario con hipercalciuria autosómico dominante: entidad
excepcional.

145
Endocrinología Infantil

- Hiperparatiroidismo esporádico. La causa más frecuente es el adenoma.


La producción ectópica de PTH por tumores malignos origina también una hiper-
calcemia, aunque en la mayoría de los casos, no es PTH sino un péptido afín.
Los síntomas se deben a hipercalcemia crónica: anorexia, náuseas, vómi-
tos, dolor abdominal (pancreatitis), estreñimiento, debilidad muscular, polidip-
sia, poliuria y pérdida de peso. Pueden ocurrir dolores óseos con fracturas y
posibilidad de deformidades. Son características la litiasis renal y en ocasiones
la insuficiencia renal crónica por nefrocalcinosis. También es posible observar
hipertensión arterial y úlcera péptica. Cuando la calcemia es superior a 15 mg%
pueden ocurrir situaciones graves como: insuficiencia renal, arritmias y alteracio-
nes neurológicas como disminución del nivel de conciencia y coma.
El diagnóstico se puede realizar mediante pruebas de laboratorio: hipercal-
cemia (> a 10,8 mg%), hipofosfatemia (< 3 mg%), aumento de AMPc y aminoá-
cidos urinarios. Fosfatasa alcalina elevada. Calciuria variable. PTH elevada en
relación con la calcemia y pruebas radiológicas: aumento de la reabsorción sub-
perióstica con posterior pérdida de masa ósea, fracturas patológicas y deformida-
des.
El tratamiento de la hipercalcemia aguda estará dirigido al control de las
arritmias, corrección hidroelectrolítica y administración de fármacos: corticoi-
des, furosemida y mitramicina. El tratamiento del hiperparatiroidismo se resume
en la localización del adenoma paratiroideo o de las glándulas en el caso de la
hiperplasia, y a continuación resección total o parcial.

Hiperparatiroidismo secundario
Puede existir en los casos de: insuficiencia renal crónica, raquitismo, sín-
dromes de malabsorción, síndrome de Fanconi y acidosis tubular renal.
1) Insuficiencia renal crónica
La hipocalcemia se debe a varias causas, aumento de fosfatos, disminución
de la hidroxilación de la 25(OH) D, resistencia esquelética a la PTH, alteraciones
nutricionales, etc.
En la insuficiencia renal crónica hay diversas alteraciones esqueléticas
(osteodistrofia renal): osteítis fibrosa quística (producida por exceso de PTH),
defecto de mineralización ósea (raquitismo u osteomalacia, según la edad) y una
enfermedad mixta.
El signo más precoz de estas alteraciones óseas es el hipocrecimiento,
acompañado de dolores óseos, deformidades, debilidad muscular, etc.
El tratamiento de la osteodistrofia renal debe ir dirigido al control de: alte-

146
Paratiroides y metabolismo del calcio

raciones de la hipocalcemia e hiperfosforemia, hiperparatiroidismo secundario y


de la enfermedad ósea.
2) Raquitismo por déficit de vitamina D
Se puede observar en: déficit de aporte de vitamina D, reducción de la
formación del 25(OH) D (hepatopatía, terapia crónica con anticonvulsivantes),
reducción de la formación de 1,25(OH)2 D (problemas renales, raquitismo vita-
mina D dependiente) y resistencia a la 1,25(OH)2 D (raquitismo vitamina D
dependiente tipo II).
3) Raquitismo hipofosfatémico familiar ligado al cromosoma X
Defecto en la reabsorción tubular renal proximal de fosfato. Denominado
previamente como raquitismo vitamina D resistente. Se presenta entre el segundo
y tercer año de vida, con deformidad en X de las extremidades inferiores. En la
bioquímica encontramos: hipofosfatemia, aumento de la fosfatasa alcalina y nor-
mocalcemia. Se encuentra siempre una disminución de la reabsorción tubular de
fosfatos (por debajo del 70%).
El tratamiento se centra en la administración de fósforo y de 1,25 (OH)2
D, tratando de evitar las complicaciones del mismo: hipervitaminosis D (hiper-
calcemia e hipercalciuria), hiperparatiroidismo (determinar PTH rutinariamente)
y calcificaciones de tejidos blandos (nefrocalcinosis).

147
Endocrinología Infantil

Bibliografía
COMMITTEE ON DIETARY ALLOWANCES, FOOD AND NUTRITION BOARD,
NATIONAL RESEARCH COUNCIL. RECOMMENDED DIETARY ALLOWAN-
CES. 9th ed. Washington, DC: National Academy of Sciences, 1980: 23.
Sargent J, Stukee T, Kresel J et al. Normal values for random urinary calcium to
creatinine ratios in infancy. J Pediatr 1993; 123: 393-397.
Moya M, Ballester I, Campello MJ et al. Measurement of 1,25 dihydroxyvitamin
D receptors (VDR) in term babies cord peripheral mononuclear cells (PMN). Ped
Res 1994; 30A.
Walters MR. Newly identified actions of the vitamin D endocrine system. Endo-
crine Rev 1992; 13: 719-764.
Yeste D, Carrascosa A, Audi L. Fisiopatología del metabolismo calcio-fósforo.
En: Argente J, Carrascosa A, Gracia R, Rodriguez F (eds). Tratado de Endocrino-
logía Pediátrica y de la Adolescencia. Madrid: EDIMSA. 1995; 34: 551-566.
Magnusson P, Hager A, Larsson L. Serum osteocalcin and bone and liver alka-
line phosfatase isoforme in healthy children and adolescents. Ped Res 1995; 38:
955-961.
Carrascosa A, Yeste D, Gussinyé M. Osteopenia. En: Argente J, Carrascosa A,
Gracia R, Rodriguez F (eds). Tratado de Endocrinología Pediátrica y de la Ado-
lescencia. Madrid: EDIMSA. 1995; 36: 577-593.
Gluer C, Steiger P, Selvidge R et al. Comparative assesment of dual photon
absortiometry and dual energy radiography. Radiology 1990; 174: 223-228.
Moya M, Juste M, Cortes E. Exploraciones complementarias y funcionales del
metabolismo calciofosfórico. En: Pombo M (ed). Tratado de Endocrinología
Pediátrica. Madrid: Díaz de Santos. 1997; 40: 627-634.
Guise TA, Mundy GR. Clinical review 69: evaluation of hypocalcemia in chil-
dren and adults. J Clin Endocrinol Metab 1995; 80:1473-1478.
Damiani D, Aguiar CH, Bueno VS et al. Primary hyperparathyroidism in chil-
dren: patient report and review of the literature. J Ped Endocrinol Metab 1998;
11: 83-86.
Root AW, Diamomd FB, Mimouni FB. Parathyroid and vitamin D-related disor-
ders in children and adolescents. En: Sperling MA (ed) Pediatric Endocrinology.
Phyladelphia PA: WB Saunders Company 1996; 477-507.
Carpenter TO. New perspectives on the biology and treatment of X-linked hipo-
phosphatemic rickets. En: Styne DM . Pediatric Endocrinology. Pediatr Clin N
Am, 1997: 443-466.

148
Patología suprarrenal

CAPÍTULO VII
PATOLOGÍA SUPRARRENAL
C.J. del Valle Núñez, A. L. Gómez Gila

Consideraciones fisiológicas
La glándula suprarrenal consta de dos partes diferenciadas. Una interna, la
médula, y otra externa, la corteza. En la primera se sintetizan adrenalina y nora-
drenalina que son almacenadas en forma de gránulos y liberadas por exocitosis al
torrente sanguíneo. Las células cromafines que constituyen la médula suprarrenal
están bajo control neural, estableciendo sinapsis con las fibras nerviosas, por lo
que pueden ser consideradas neuronas postganglionares sin axones. Ambas hor-
monas son vasoactivas e intervienen en la homeostasis de la glucosa a través de
la glucogenolisis y neoglucogénesis.
La corteza está compuesta de tres tipos de células claramente diferenciadas
y cada una tiene una función distinta. La capa más externa o zona glomerular,
sintetiza aldosterona y su función está regulada principalmente por el sistema
renina-angiotensina, además de por los niveles plasmáticos de K+. La aldoste-
rona, el más potente mineralocorticoide producido por la suprarrenal, está impli-
cada, junto con otras hormonas y el sistema neural, en la regulación del balance
de sodio y de la presión sanguínea. Los otros dos tipos de células constituyen
las zonas fascicular y reticular que producen cortisol y andrógenos respectiva-
mente.
La hipófisis, a través de la secreción de ACTH, controla la actividad de
ambas zonas. Áquella interactúa con la proteína G ligada a los receptores de
superficie de la célula y estimula la producción de cortisol incrementando la esci-
sión de la cadena lateral del colesterol para sintetizar pregnenolona, primer esla-
bón en la síntesis del cortisol. Éste es el producto final de la acción de la ACTH
y ejerce una acción inhibidora directa a nivel hipotálamo-hipofisario para supri-

149
Endocrinología Infantil

Fig. 7.1. Regulación de la función de la corteza suprarrenal.

mir la secreción de la hormona estimulante de la ACTH (CRH) y de la ACTH


(feed-back negativo) (Fig.- 7.1). La secreción de CRH también es estimulada
en situaciones de estrés. Existe un ritmo circadiano de la actividad hipotálamo-
hipofisaria operativo durante el ciclo sueño/vigilia y, como consecuencia de ello,
la concentración de cortisol en plasma en humanos es mínima alrededor de la
medianoche y aumenta al máximo entre las 6 y las 8 de la mañana.
Los andrógenos se sintetizan fundamentalmente en la zona reticular, siendo
la dehidroepiandrosterona sulfato (DHEA-S) uno de los principales andrógenos
suprarrenales. Se ha sugerido la existencia de una hormona hipofisaria (AASH)
bajo cuyo control estaría la síntesis de los andrógenos suprarrenales, sin embargo,
aún no ha sido identificada.
Antes del inicio puberal la secreción de DHEA-S aumenta bruscamente,
coincidiendo con la maduración de la zona reticular, conociéndose este hecho
con el nombre de adrenarquia. Es responsable de la moderada aceleración del
crecimiento que tiene lugar hacia la mediación de la infancia. A veces conlleva el

150
Patología suprarrenal

desarrollo del vello púbico y axilar y la aparición de una perspiración de tipo adulto.

Patología de la corteza suprarrenal

Los trastornos clínicos ocasionados por patología de la corteza suprarrenal


pueden ser consecuencia de una hiperproducción de esteroides suprarrenales, de
una producción insuficiente de los mismos o de la resistencia de los órganos diana
a la acción hormonal.

1) Hiperadrenocorticismo
Los cuadros clínicos originados por una hiperproducción de esteroides
suprarrenales son de cuatro tipos dependiendo del esteroide que, predominan-
temente, es producido en exceso: hipercortisolismo, síndrome adrenogenital
secundario a la hiperproducción de andrógenos, síndrome feminizante por hiper-
producción de estrógenos e hiperaldosteronismo.
a) Hipercortisolismo. Este es un trastorno raro durante la infancia, excep-
ción hecha del originado por la administración exógena de glucocorticoides, a
dosis suprafisiológica y prolongada.
El término de enfermedad de Cushing se reserva para designar el hipercor-
tisolismo de origen hipofisario por hiperproducción de ACTH, que fue el primer
cuadro descrito por Harvey Cushing, secundario a un adenoma basófilo de la
hipófisis. Por el contrario, el término de síndrome de Cushing es aplicado, de una
manera más amplia, a todo cuadro clínico característico causado por una exposi-
ción excesiva a glucocorticoides, bien de origen endógeno o exógeno. El exceso
de secreción endógena de cortisol puede ser debido a una producción ectópica de
ACTH, a una hiperplasia adrenal bilateral nodular o a un tumor adrenal funcio-
nante. También se han descrito tumores productores de CRH que, a través de una
aumentada secreción de ACTH, originarían hipercortisolismo.
Los efectos del exceso de cortisol están resumidos en la (Tabla 7.1). La
obesidad central, la piel fina y frágil con estrías y aparición de equímosis y
hematomas ante mínimos traumatismos por fragilidad capilar, son consecuencia
directa de la hiperproducción de cortisol. En la infancia, el retraso del creci-
miento es un hallazgo característico siendo, junto con la ganancia de peso, el sín-
toma más frecuente y precede con bastante antelación a la obesidad.
Cuando el hipercortisolismo es causado por una elevada secreción de
ACTH se produce, simultáneamente, un incremento en la producción de andróge-
nos y, en este caso, el paciente presenta signos de hiperandrogenismo. También es

151
Endocrinología Infantil

Acción básica Efecto del exceso

Incremento de la neuglocogénesis Diabetes mellitus; debilidad muscular;


y del catabolismo proteico. piel fina y frágil; osteoporosis.

Incremento y redistribución Obesidad central; “cara de luna llena”;


de la grasa corporal. miembros delgados.

Evolución del tejido linfático y Susceptibilidad a la infección.


del timo y reducida respuesta
inflamatoria.

Secreción aumentada Predisposición a úlceras gástricas


de ác. gástricos. (más frecuente en adultos).

Supresión de la liberación de ACTH suprimida persistentemente


ACTH (excepto en ACTH ectópica).
(Excepto en ACTH ectópica)

Retención de Na+; redistribución Hipertensión.


de los líquidos corporales
Tabla 7.1. Efectos de la incrementada actividad de los glucocorticoides.

característico del hipercortisolismo la inestabilidad emocional que alterna entre


la depresión y la euforia.
Ante un cuadro clínico sugestivo de hipercortisolismo, se debe proceder
a la demostración de la presencia del mismo. Para ello, lo más seguro es la reco-
gida de orina de 24 horas para cuantificar el cortisol libre urinario. Un valor por
debajo de 75 µg/m2/24 h. descarta el hipercortisolismo. Por lo que respecta al
cortisol plasmático, lo más característico es la pérdida del ritmo circadiano.
Una vez confirmado el hipercortisolismo se debe proceder a la identifica-
ción de la etiología del trastorno. Niveles basales de ACTH plasmático elevados
o en un rango normal-alto orientan el cuadro a un trastorno hipofisario. Por el
contrario, si el origen primario del cuadro es suprarrenal, la secreción hipofisa-
ria de ACTH estará suprimida y los niveles de la misma estarán constantemente
bajos. Los tumores productores de ACTH ectópica, habitualmente, se acompañan
de niveles muy elevados de ACTH (> 200 pg/ml).
El test de desmopresina o de CRH, si se dispone de ella, junto a un test
largo de supresión con dexametasona (3.75 mg/m2/24 h; durante 2 días) pueden
ser útiles para delimitar el origen del hipercortisolismo. Así, una evidente res-

152
Patología suprarrenal

puesta de ACTH a la desmopresina o a la CRH y la supresión con dexametasona


sugieren un origen hipofisario, mientras que la falta de respuesta orienta podero-
samente la etiología hacia un tumor suprarrenal o a un tumor productor de ACTH
ectópica.
Las imágenes de resonancia magnética (RMN) pueden demostrar la pre-
sencia de un adenoma hipofisario, aunque éste puede ser de muy reducido tamaño
y no ser visualizado. Así mismo, los tumores suprarrenales, de un centímetro
de diámetro o la hiperplasia suprarrenal bilateral por hipersecreción de ACTH,
pueden ser observados con esta técnica o mediante tomografía axial computeri-
zada (TC).
El cateterismo de los senos petrosos es una exploración que se utiliza
para localizar los microadenomas hipofisarios no identificados con la RMN. La
toma de muestras venosas simultáneas desde el seno petroso inferior derecho e
izquierdo, antes y después de la estimulación con desmopresina o con CRH, per-
mitirá encontrar un gradiente de secreción de ACTH entre ambos senos lo que
ayudará a localizar el tumor en uno u otro lado de la hipófisis.
El tratamiento del hipercortisolismo viene impuesto por la etiología del
mismo. En la enfermedad de Cushing la microcirugía transesfenoidal es la téc-
nica neuroquirúrgica de elección, conllevando una remisión en el 85%-95% de
los casos, tanto en adultos como en niños. La irradiación de la silla turca también
ha sido utilizada con un elevado porcentaje de éxito, pero tiene el riesgo de causar
hipopituitarismo y, consiguientemente, fallo del crecimiento durante la infancia.
En el síndrome de Cushing el tratamiento irá dirigido a la extirpación del
tumor causante del cuadro o a la retirada de la dosis suprafisiológica de glucocor-
ticoides cuando el síndrome sea de origen iatrogénico.
Se dispone de algunos agentes farmacológicos que pueden ser adminis-
trados en situaciones en que no es posible resolver el hipercortisolismo por vía
quirúrgica. Así, se utilizan fármacos que interfieren con los neurotransmisores
que regulan la secreción de ACTH (ciproheptadina, bromocriptina), si bien con
resultados poco alentadores. Otras veces, ante tumores malignos inextirpables o
con metástasis, se puede recurrir a un agente adrenolítico como el mitotane (o,p’-
DDD). Para el control de los síntomas clínicos secundarios al hipercortisolismo,
previo al tratamiento quirúrgico de la enfermedad de Cushing o del síndrome de
Cushing dependiente de ACTH, se recomienda el uso de drogas que inhiben la
biosíntesis de cortisol. Para ello se han usado metopirona, aminoglutetimida y,
sobre todo, ketoconazol, si bien deben ser usados con precaución por los efectos
secundarios que pueden conllevar.

153
Endocrinología Infantil

b) Síndrome adrenogenital. Se caracteriza por una secreción anormal-


mente elevada de andrógenos de origen suprarrenal.
La hiperproducción de andrógenos suprarrenales puede ser debida a una
hiperplasia suprarrenal congénita, fundamentalmente, por déficit de 21-hidroxi-
lasa y 11ß-hidroxilasa en la forma virilizante, que será tratada en otro apartado; o
a tumores suprarrenales virilizantes que son raros durante la infancia. La mayoría
de las veces son carcinomas cuyo grado de malignidad no suele ser alto, aunque
en ocasiones son adenomas. No obstante, es difícil establecer el pronóstico. Así,
en tumores bien encapsulados suele ser bueno, si bien, la excesiva secreción con-
comitante de cortisol por parte del tumor suele ensombrecerlo.
Originan un cuadro de hiperandrogenismo prepuberal. En los niños se pre-
senta bajo la forma de una pseudopubertad precoz en la que los testes permanecen
con un volumen prepuberal, y en las niñas con la aparición de vello púbico y
axilar y clitorimegalia. Simultáneamente, en ambos sexos, se produce una acele-
ración del crecimiento y de la edad ósea.
Los elevados niveles de andrógenos suprarrenales, entre los que la DHEA
y DHEA-S son los típicos marcadores del tumor virilizante suprarrenal, pueden
ser demostrados tanto en orina como en plasma. También se produce un incre-
mento en la secreción de androstendiona. El test de supresión con dexametasona,
al contrario que en la HSC, no consigue reducir la hipersecreción de andrógenos.
La exploración radiológica (TC, RMN) es esencial para localizar el tumor.
Se procederá a la extirpación del tumor en bloque evitando dañar la cáp-
sula. En caso de metástasis se puede hacer uso de la radioterapia o quimiotera-
pia (o,p’-DDD). Ante la posibilidad de que el tumor también segregue cortisol y,
como consecuencia de ello, la glándula contralateral esté suprimida, se instaurará
tratamiento sustitutivo con glucocorticoides durante la intervención y después de
la misma.
c) Síndrome feminizante. Es el resultado de la hiperproducción de estró-
genos por tumores suprarrenales. Estos son extremadamente raros durante la
infancia y, en muchas ocasiones, suelen producir andrógenos y estrógenos simul-
táneamente.
En los niños el motivo de consulta es la aparición de ginecomastia. Los
genitales externos son normales pero, en relación con la concomitante secreción
de andrógenos, pueden estar aumentados de tamaño y ser evidente el vello
púbico. En las niñas se manifiesta con un cuadro de pseudopubertad precoz en el
que el desarrollo mamario es el principal signo orientador. La aparición de vello
púbico y de sangrado vaginal también pueden acompañar al cuadro. En ambos

154
Patología suprarrenal

sexos se produce una rápida aceleración de la velocidad de crecimiento y de la


maduración ósea.
Los elevados niveles de estrógenos, tanto en orina como en plasma, res-
paldarán el diagnóstico. En numerosas ocasiones, la excesiva producción de
andrógenos por el tumor origina un aumento de los mismos en orina (17-cetos-
teroides) y en plasma (DHEA, DHEA-S, androstendiona). Los elevados niveles
de esteroides suprarrenales no son suprimibles con dexametasona. Las imágenes
obtenidas con TAC y/o IRM establecen el diagnóstico definitivo.
La extirpación del tumor debe realizarse inmediatamente después de esta-
blecido el diagnóstico.
d) Hiperaldosteronismo. Los síndromes de exceso de mineralocorticoide,
listados en la (Tabla 7.2), son raros durante la infancia. Se pueden dividir en dos
grupos: los originados por niveles elevados de aldosterona y los que muestran
hallazgos clínicos de hiperaldosteronismo sin aumento de aldosterona.

Hiperaldosteronismo verdadero
1. Hiperaldosteronismo primario:
- Tumor suprarrenal
- Hiperplasia nodular bilateral
2. Hiperaldosteronismo secundario:
- Respuesta fisiológica ante distintas
situaciones patológicas
3. Hiperaldosteronismo hiperreninémico:
- Isquemia renal
- Tumor del aparato yuxtaglomerular
4. Síndrome de Bartter
5. Hiperaldosterismo suprimible con dexametasona
Hiperaldosteronismo aparente
1. Déficit de 11-ß-dehidrogenasa
2. Inhibición de la actividad de la 11-ß-dehidrogenasa

Tabla 7.2. Síndromes de exceso de mineralcorticoide.

Hiperaldosteronismo primario. Es el resultado de una hipersecreción


adrenocortical autónoma de aldosterona. El origen de la misma puede ser un
tumor (adenoma o carcinoma), o la existencia de una hiperplasia suprarrenal
nodular bilateral (hiperaldosteronismo idiopático), en la que la glándula muestra
una hiperplasia focal de la zona glomerular.

155
Endocrinología Infantil

La clínica está directamente relacionada con el hiperaldosteronismo. La


incrementada pérdida de potasio se traduce en hipokaliemia y, como consecuen-
cia de ello, el paciente presenta debilidad muscular con parestesias y parálisis
periódica, así como poliuria que deriva en polidipsia. Simultáneamente se pro-
duce una retención de sodio que conlleva retención de agua e hipertensión.
Los altos niveles de aldosterona y bajos de actividad de renina plasmática
(ARP) son típicos del hiperaldosteronismo. La TC o la RMN pueden poner de
manifiesto la masa tumoral. Cuando ésta es de tan reducido tamaño, que no per-
mite ser visualizada con técnicas de imagen, la cateterización selectiva de las
venas renales para medir los niveles de aldosterona, puede poner de manifiesto la
hipersecreción en uno de los lados.
Si la causa es un tumor se procederá a su extirpación. En la hiperplasia
nodular bilateral la administración de un inhibidor de la síntesis de aldosterona
(espironolactona) es el tratamiento de elección para controlar la hipersecreción
de la misma.
Hiperaldosteronismo secundario. Ante distintas situaciones patológicas
(diarrea o sudoración excesiva, edemas por síndrome nefrótico, ascitis por cirro-
sis, nefritis con pérdida salina, etc.) se produce un incremento de la ARP con
aumento de aldosterona, mecanismo fisiológico del organismo para intentar man-
tener las concentraciones electrolíticas y el volumen de fluidos. Esta situación se
conoce con el nombre de hiperaldosteronismo secundario.
Hiperreninemia primaria. El hiperaldosteronismo, en este caso, es secun-
dario a una excesiva producción de renina, siendo la causa más frecuente la
isquemia renal, bien unilateral o bilateral. Excepcionalmente se han descrito
tumores benignos del aparato yuxtaglomerular como causa del exceso de renina.
Síndrome de Bartter. Es un trastorno relacionado con una defectuosa reab-
sorción tubular de cloruro que origina una pérdida pasiva de sodio, lo que a su vez
activa el sistema renina-angiotensina-aldosterona. El resultado es una alcalosis
metabólica hipoclorémica con hipokaliemia y, habitualmente, un sodio plasmá-
tico normal.
No tiene tratamiento específico, salvo corregir los desequilibrios electrolí-
ticos. Algunos pacientes se benefician del tratamiento con inhibidores de la sín-
tesis de prostaglandinas (indometacina, salicilatos).
Hiperaldosteronismo suprimible con dexametasona. Es una forma fami-
liar que se hereda con carácter autosómico dominante. La clínica es similar a la
descrita en el hiperaldosteronismo primario pero con la particularidad de que el
cuadro se normaliza tras la administración de dexametasona.

156
Patología suprarrenal

El fundamento patogénico de este proceso es la presencia en estos pacien-


tes de un gen híbrido entre el CYP11B2 y el CYP11B1 que se expresa en las tres
zonas de la corteza suprarrenal. Es estimulado por la ACTH y tiene la capacidad
de codificar una proteína con actividad 18-hidroxilasa y 18-oxidasa, dando lugar
a una producción ectópica de aldosterona bajo control de la ACTH.
El tratamiento de elección consiste en administrar dexametasona u otro
glucocorticoide para frenar la ACTH.
Déficit de 11ß-hidroxiesteroide dehidrogenasa (11ß-HSD). Es un tras-
torno congénito y familiar que se caracteriza por un cuadro de aparente exceso de
mineralocorticoide, es decir, clínica de hiperaldosteronismo con niveles plasmá-
ticos de aldosterona y ARP bajos.
Se han descrito dos isoenzimas de la 11ß-HSD. La tipo I cataliza la conver-
sión del cortisol en su metabolito inactivo, cortisona, y la reacción inversa; la tipo
II, presente principalmente en el riñón, interviene exclusivamente en la conver-
sión del cortisol en cortisona. El déficit del isoenzima tipo II conlleva un aumento
de cortisol y éste, al tener igual afinidad que la aldosterona por los receptores de
los mineralocorticoides, se une a ellos y desencadena el cuadro clínico de exceso
de mineralocorticoide. La hipertensión de este proceso suele ser resistente a cual-
quier tratamiento.
La ingestión prolongada de regaliz puede ocasionar un cuadro similar
como consecuencia de la inhibición de la enzima 11ß-HSD a través del metabo-
lito, ácido glicirritínico, de su componente activo, el ácido glicirrícico.

2) Hipoadrenocorticismo.
La insuficiencia suprarrenal puede ser consecuencia de una anomalía de
las glándulas suprarrenales (insuficiencia suprarrenal primaria) o de una defi-
ciente secreción de ACTH o CRH (insuficiencia suprarrenal central o secunda-
ria). Ambas formas pueden ser debidas a causas congénitas o adquiridas. La
incapacidad de los órganos diana para responder a los esteroides suprarrenales
puede, en raras ocasiones, ser también causa de insuficiencia suprarrenal.
a) Insuficiencia suprarrenal primaria (ISP). Son muchas las causas que
pueden dar lugar a un fallo en el funcionamiento de la corteza suprarrenal (Tabla 7.3).
Formas congénitas. Entre ellas cabe citar en primer lugar las relaciona-
das con un fallo en la diferenciación de la glándula que da lugar a una aplasia o
hipoplasia suprarrenal congénita (HipoSC) de la que se han descrito dos formas:
la hipoplasia de tipo miniatura, con herencia autosómica recesiva, en la que las
glándulas conservan su estructura normal pero son de tamaño muy reducido, y la

157
Endocrinología Infantil

hipoplasia citomegálica, ligada al cromosoma X y que, habitualmente, se asocia


a otras enfermedades dada la contigüidad de los genes implicados en cada una de
ellas. El gen de la HipoSC se ha localizado en el cromosoma Xp21, habiéndose
identificado con el gen DAX-1.

A) Insuficiencia suprarrenal primaria.


1. Formas congénitas:
- Hipoplasia suprarrenal ligada al cromosoma X
- Insensibilidad suprarrenal a la ACTH
- Hiperplasia suprarrenal congénita
- Adrenoleucodistrofia/adrenomieloneuropatía
- Enfermedad de Wolman
- Déficit aislado de mineralcorticoides (CMO I o II)
- Déficit aislado de andrógenos (17-20 hidroxilasa)
2. Formas adquiridas:
- Insuficiencia suprarrenal crónica
(autoinmune, enfermedades infecciosas invasivas)
- Traumatismos
- Enfermedades hemorrágicas
B) Insuficiencia suprarrenal secundaria
- Aplasia
- Tumores
- Traumatismos
- Hipofisitis autoinmune
- Cese de glucocorticoterapia
C) Insensibilidad periférica
- Resistencia al cortisol
- Resistencia a la aldosterona

Tabla 7.3. Clasificación de los síndromes de hipoadrenocorticismo.

Otra forma congénita es la originada por la insensibilidad de la glándula


suprarrenal a la ACTH como consecuencia de una anomalía genética en el recep-
tor de la misma; es un trastorno hereditario de transmisión recesiva autosómica.
Estos pacientes suelen presentar precozmente síntomas clásicos de insuficiencia
suprarrenal pero sin sintomatología de déficit de mineralocorticoides. En oca-
siones se asocia con achalasia, alacrimia y neuropatía autonómica motora (auto-
nomic motor neuropathy) por lo que se le conoce con el nombre de síndrome
de triple A o de Allgrove, por ser este autor el primero que la describió. Curio-
samente, en esta forma sindrómica no se ha encontrado anomalía alguna en el
receptor por lo que la etiología todavía no se conoce.

158
Patología suprarrenal

Otras causas de ISP son las ocasionadas por anomalías en la biosíntesis del
cortisol o HSC que serán tratadas aparte, o por anomalías en la disponibilidad
de colesterol, del que derivan todos los esteroides suprarrenales. Dentro de estas
anomalías existe un trastorno familiar, también ligado al cromosoma X, conocido
como adrenoleucodistrofia (ALD). Es una enfermedad progresiva que se mani-
fiesta, habitualmente, al final de la primera década de la vida con desmieliniza-
ción de la sustancia blanca, ceguera, sordera, demencia, tetraparesia y finalmente
la muerte. Es el tipo más frecuente de las enfermedades peroxisomales. En oca-
siones la insuficiencia suprarrenal puede ser la única manifestación de la enfer-
medad. El trastorno bioquímico básico consiste en un incremento, en plasma y
algunos tejidos, de ácidos grasos de cadena muy larga (C24, C25 y C26) causado
por un defecto en la ß-oxidación de estos lípidos a nivel peroxisomal.
Se han descrito otras dos forma clínicas de ALD. Bajo el término de adre-
nomieloneuropatía se distingue una forma menos grave con afectación nerviosa
periférica de tipo polineurítico que debuta en la adolescencia o en el adulto joven,
mientras que la forma de ALD neonatal es una entidad distinta que se hereda con
carácter recesivo autosómico y que se presenta durante el primer año de la vida
con hipotonía, importante retraso en el desarrollo psicomotor y convulsiones. Las
tres formas descritas pueden observarse en el seno de una misma familia.
Otra anomalía que limita la disponibilidad de colesterol es la enfermedad
de Wolman. Es una enfermedad muy rara, de las primeras semanas de la vida,
que se transmite con carácter recesivo autosómico. En ella se produce un acú-
mulo lisosomal de lípidos esterificados como consecuencia de un déficit de lipasa
ácida, una estearasa que hidroliza los ésteres del colesterol y los triglicéridos. Se
manifiesta como una insuficiencia suprarrenal grave con xantomatosis cutánea y
calcificaciones suprarrenales.
Por último, entre las formas congénitas, hay que citar los trastornos origi-
nados por un déficit aislado de mineralocorticoides o de esteroides sexuales.
El primero es causado por un déficit de la enzima aldosintetasa como con-
secuencia de una mutación del gen CYP11B2 que la codifica. Aquella lleva a
cabo la conversión de la deoxicorticosterona (DOC) en aldosterona en tres etapas
enzimáticas: la 11ß-hidroxilación de la DOC para sintetizar corticosterona, una
18-hidroxilación (actividad enzimática también denominada corticosterona meti-
loxidasa tipo I) y, por último, una 18-dehidrogenación (actividad enzimática tam-
bién denominada corticosterona metiloxidasa tipo II) para formar aldosterona. El
debut de la enfermedad puede ser precoz en un lactante que presenta un cuadro
de insuficiencia aislada de mineralocorticoide, siendo los niveles plasmáticos de

159
Endocrinología Infantil

aldosterona bajos y, concomitantemente, resultan elevados los de ARP y del este-


roide y sus metabolitos, previos al bloqueo enzimático.
El déficit aislado de esteroides sexuales, en realidad un trastorno muy raro,
es originado por un déficit de la enzima 17-hidroxilasa en su actividad 17-20 des-
molasa. Este déficit afecta por igual a las suprarrenales y gonadas. En el niño el
déficit da lugar a ambigüedad sexual, mientras que en la niña se manifiesta por un
retraso en el desarrollo puberal.
Formas adquiridas. En la vida postnatal las suprarrenales pueden ser des-
truidas por factores extrínsecos que no tienen porqué limitarse a la corteza sino
que, a menudo, dan lugar a un déficit grave de las funciones de la médula.
El prototipo de ISP adquirida es la enfermedad de Addison. Muchos de
los casos son el resultado de la evolución de un proceso autoinmune (adrenalitis
autoinmune) o son idiopáticos; con frecuencia aparece asociada con enfermeda-
des autoinmunes de otras glándulas dando lugar a síndromes pluriglandulares.
En otras ocasiones son enfermedades invasivas, como la tuberculosis o las mico-
sis, hoy día excepcionales, o las causadas por enfermedades víricas como la del
síndrome de inmunodeficiencia adquirida, las que pueden conducir a una insufi-
ciencia suprarrenal. También las hemorragias suprarrenales, de tipo traumático
o por enfermedad hemorrágica (enfermedad hemorrágica del recién nacido, púr-
pura fulminante) pueden ocasionar el cuadro.
b) Insuficiencia suprarrenal central o secundaria (ISS). Los defectos
congénitos de la hipófisis y/o del hipotálamo, pueden dar lugar a la ISS. Estos
pueden asociarse con anomalías del cráneo y del cerebro y es frecuente que exis-
tan otros déficit hormonales del hipotálamo o de la hipófisis. En otras ocasiones
son formas adquiridas como consecuencia de un proceso autoinmune (hipofisi-
tis), tumores o traumatismos. La causa más frecuencia de ISS es la administra-
ción de dosis suprafisiológica de glucocorticoides. Todo niño expuesto durante
más de 7-10 días a dosis suprafisiológica de glucocorticoides tiene riesgo de
desarrollar ISS.
Clínica de la insuficiencia suprarrenal. Las manifestaciones clínicas
(Tabla 7.4) pueden tener un inicio súbito o gradual. La crisis suprarrenal puede
ser la presentación inicial en un niño con una hipoplasia o HSC o en un recién
nacido con hemorragia suprarrenal; asimismo, puede presentarse en un niño con
insuficiencia suprarrenal conocida que sufre una enfermedad intercurrente o que
hace un tratamiento sustitutivo insuficiente. La presentación tardía puede ser con-
secuencia de un deterioro gradual de la función adrenocortical en pacientes con
signos larvados precoces que han pasado desapercibidos.

160
Patología suprarrenal

Deficiencia de glucocorticoides.
- Hipoglucemia de ayuno
- Sensibilidad aumentada a la insulina
- Disminución de la acidez gástrica
- Síntomas gastrointestinales (náuseas, vómitos)
- Cansancio
Deficiencia de mineralcorticoides.
- Debilidad muscular
- Pérdida de peso
- Astenia
- Anorexia, náuseas y vómitos
- Ansia de sal
- Hipotensión
- Hiperkaliemia, hiponatremia, acidosis
Deficiencia de andrógenos.
- Disminución del vello púbico y axilar
- Disminución de la libido
Incremento de MSH
- Hiperpigmentación

Tabla 7.4. Signos y síntomas de la insuficiencia suprarrenal

En el examen físico, el hallazgo más llamativo puede ser la anormal hiper-


pigmentación de la piel y mucosas, ausente en la ISS. La presión sanguínea puede
estar por debajo de lo normal dependiendo del estadio de la deficiencia y, así
mismo, la talla también puede estar por debajo del promedio en el momento del
diagnóstico, pero el crecimiento y el desarrollo puberal son habitualmente nor-
males en niños con enfermedad de Addison bien tratados. Deben ser investigados
otros signos y síntomas de posibles anomalías endocrinas asociadas, como ocurre
en los síndromes pluriglandulares de origen autoinmune.
Diagnóstico de la insuficiencia suprarrenal. Los exámenes complemen-
tarios pueden poner de manifiesto hiperpotasemia, hiponatremia e hipoglucemia,
así como neutropenia con linfocitosis y eosinofilia; si bien este cortejo biológico
no posee en sí mismo valor diagnóstico, sí puede hacer sospechar la insuficiencia
suprarrenal.
La medida de los niveles plasmáticos basales de ACTH permitirá orientar
el diagnóstico hacia una ISP o ISS. En la primera los niveles de ACTH estarán
elevados, habitualmente >200 pg/ml, mientras que en la segunda los niveles esta-
rán bajos, a pesar de que los valores de cortisol también estarán descendidos. Un
test corto de ACTH (0.250 mg de Synacthen IV) es muy sensible para valorar la

161
Endocrinología Infantil

reserva suprarrenal y sirve para asegurar el diagnóstico. La respuesta dependerá


del grado de destrucción de las suprarrenales, pero una respuesta de cortisol <18
µg/dl a los 60’ confirma la insuficiencia. En ocasiones, la respuesta puede ser baja
como consecuencia de una ISS prolongada por lo que se precisará un test largo de
ACTH (1 mg/m2 de ACTH retard IM cada 12 horas durante 3 días) para obtener
una suficiente elevación del cortisol plasmático.
El test de desmopresina o de CRH se han usado para el diagnóstico y loca-
lización del déficit causante de la insuficiencia suprarrenal. En la ISP los niveles
de cortisol suelen estar bajos y los de ACTH elevados y éstos aumentan tras
desmopresina o CRH. En la ISS el nivel basal de ACTH podría estar bajo y no
aumentar tras el estímulo. Si el déficit fuera primariamente de CRH, los bajos
niveles de ACTH pueden experimentar una respuesta exagerada tanto en intensi-
dad como en la duración de la misma.
La determinación de la ARP permite evaluar la amplitud de la depleción
sódica no evidenciable por el ionograma. Tasas elevadas orientan el diagnóstico
hacia una forma completa de ISP.
Las imágenes obtenidas con TC o RMN pueden demostrar unas glándulas
suprarrenales agrandadas o con calcificaciones. En la forma autoinmune habitual-
mente no son visibles.
Tratamiento de la insuficiencia suprarrenal. Consiste en la administra-
ción de las hormonas de la corteza que han dejado de sintetizarse a la dosis más
fisiológica posible. La sustitución de los glucocorticoides se hace con hidrocorti-
sona oral a la dosis de 15-20 mg/m2/día, dividida en tres tomas y evitando que
una dosis excesiva interfiera con el crecimiento normal.
El tratamiento con mineralocorticoides se recomienda en todas las formas
de ISP para compensar el déficit de mineralocorticoides. Se usa 9-fluorhidrocor-
tisona a dosis de 0.05-0.1 mg/día por boca.
Ante situaciones de estrés se debe reajustar la dosis de glucocorticoides
duplicando o triplicando la misma. La dosis del mineralocorticoide no precisa
ser aumentada. Si el paciente vomita y no tolera la ingesta de líquidos debe ser
hospitalizado para instaurar tratamiento por vía endovenosa.
El tratamiento de la insuficiencia suprarrenal aguda no admite demora y
consiste en la administración de fluidos (solución salina fisiológica con dextrosa
al 5%) y glucocorticoides. El volumen de líquidos requeridos es de unos 3000
ml/m2/día. Si el paciente está en shock se debe comenzar con expansores del
plasma durante la primera hora. El glucocorticoide a usar es un éster del cortisol
(hemisuccinato o fosfato) en forma de un bolo inicial (50-100 mg) y seguir con

162
Patología suprarrenal

100 mg/m2/día. Una vez que mejore la situación clínica del paciente, la dosis se
reducirá gradualmente hasta alcanzar la de mantenimiento en pocos días. Cuando
la dosis diaria de glucocorticoides sea <100 mg se deberá añadir mineralocorti-
coide al tratamiento.
3) Insensibilidad de los órganos diana. Las anomalías a nivel del recep-
tor pueden causar resistencia a los esteroides suprarrenales.
a) Resistencia al cortisol. Se caracteriza por una marcada elevación de los
niveles plasmáticos de cortisol con ausencia de signos cushingoides. Como con-
secuencia de la resistencia de los órganos diana, el cortisol no ejerce su acción de
retrocontrol sobre la ACTH que se encuentra también elevada. Por ello, las vías
de los andrógenos y de los mineralocorticoides que están activadas contribuyen a
ampliar el cortejo sintomático del cuadro.
La hiperproducción de andrógenos es responsable de una pseudopubertad
precoz en el niño, sin apenas repercusión en el varón adulto, y de un hiperandro-
genismo en la niña y mujer adulta. En la vía de los mineralocorticoides se pro-
duce un incremento de los precursores de la aldosterona, DOC y corticosterona,
responsables de la hipertensión, hipokaliemia y alcalosis metabólica. La enfer-
medad es familiar y se transmite de forma autosómica dominante.
Dada que la resistencia suele ser parcial, la administración de altas dosis de
dexametasona puede contribuir a controlar el cuadro clínico, si bien a veces, tam-
bién hay que hacer uso de antiandrógenos y/o antagonistas de los mineralocorti-
coides.
b) Resistencia a la aldosterona. Posiblemente se trata de un grupo hete-
rogéneo de trastornos que clínicamente se manifiestan como una insensibilidad
del riñón a la aldosterona. En la forma descrita originariamente, el cuadro clínico
consistía en un síndrome de pérdida salina con tasas muy elevadas de aldosterona
y ARP, que se corregía con el aporte suplementario de cloruro sódico; después de
los primeros años de vida disminuyen, paulatinamente, las necesidades de sal que
puede llegar a no ser necesaria en algunos pacientes.
Se han descrito dos tipos de transmisión hereditaria: autosómica domi-
nante y autosómica recesiva.
4) Hiperplasia suprarrenal congénita (HSC). Con el término de HSC
se identifica a un grupo de enfermedades hereditarias cuya causa es un trastorno
de la esteroidogénesis suprarrenal. Cada enfermedad es el resultado del déficit de
una de las cinco enzimas necesarias para la síntesis normal del cortisol desde la
molécula precursora, el colesterol (Fig.- 7.2).
La deficiente producción de cortisol, como consecuencia del bloqueo enzi-

163
Endocrinología Infantil

Fig. 7.2. Biosíntesis de los esteroides suprarrenales.

mático, da lugar a un aumento crónico de la secreción de ACTH. Esta es respon-


sable de las alteraciones histológicas (hiperplasia) de la corteza suprarrenal que
dan nombre a este grupo de enfermedades. Además, la hiperproducción de ACTH
origina un aumento de todos los esteroides que tengan expedita su vía de síntesis
y, a su vez, ocasiona un acúmulo de aquellos otros previos al bloqueo enzimático
(Figura 7.3).

Fig. 7.3. Esquema fisiopatológico de la hiperplasia suprarrenal congénita

164
Patología suprarrenal

La sintomatología de las diferentes formas de HSC será consecuencia de


las hormonas producidas en exceso, así como de las que se sintetizan deficitaria-
mente.
Se han descrito los siguientes defectos con los consiguientes síndromes
clínicos asociados: déficit de 21-hidroxilasa (citocromo P450c21); déficit de
11ß-hidroxilasa (citocromo P450c11); déficit de colesterol-desmolasa (citocromo
P450scc); déficit de 3ß-hidroxiesteroide dehidrogenasa (3ß-HSD); y déficit de
17-hidroxilasa (citocromo P450c17). Todos se transmiten con herencia recesiva
autosómica.
Déficit de 21-hidroxilasa. Es el más frecuentemente descrito represen-
tando hasta el 95% de los casos y, por ello, el más estudiado.
Formas clínicas. La manifestación clínica del déficit de 21-hidroxilasa es
muy variable dando lugar a un amplio espectro de expresión fenotípica. Hoy día
se establecen dos grandes categorías según que la enfermedad se manifieste clí-
nicamente en el recién nacido (forma clásica) o más tardíamente (forma no clá-
sica); la forma clásica, a su vez, puede manifestarse únicamente como un cuadro
virilizante (forma virilizante simple) o acompañarse, además, de un síndrome de
pérdida salina.
Forma virilizante simple. Se caracteriza por la progresiva virilización
junto con la aceleración del desarrollo somático. La anomalía en el desarrollo
de los genitales es evidente en la niña recién nacida; se manifiesta con un grado
variable de ambigüedad sexual como consecuencia de los altos niveles de andró-
genos detectados desde la 8ª semana de gestación. En el recién nacido varón se
expresa en forma de macrogenitosomía que, sin embargo, puede pasar desaper-
cibida hasta que otros signos de hiperandrogenismo sean más evidentes (creci-
miento acelerado, vello púbico).
Forma pierde sal. En el 75% de los casos, la forma virilizante se acompaña
de un síndrome de pérdida salina en las primeras semanas de vida ocasionado
por la deficiente síntesis de aldosterona (hiponatremia, hiperkaliemia, deshidra-
tación), a la que se añade la acción natriurética de algunos de los precursores al
bloqueo enzimático producidos en exceso. El cuadro puede mejorar con la edad.
Los niveles de aldosterona plasmática estarán descendidos y los de ARP eleva-
dos. La monitorización de ésta permitirá el ajuste de la ingesta de sal y de la dosis
sustitutiva de mineralocorticoide.
Forma no clásica. También llamada forma tardía, atenuada o críptica, fue
inicialmente sospechada y tratada empíricamente con glucocorticoides por gine-
cólogos que eran consultados por mujeres con signos de hiperandrogenismo.

165
Endocrinología Infantil

Hasta la década de los años 70 no fue posible disponer de un radioinmunoanáli-


sis, lo suficientemente sensible, para detectar los elevados niveles de 17-hidroxi-
progesterona (17-OHP), precursor del bloqueo enzimático.
La expresión clínica es variable y puede presentarse a cualquier edad.
Incluye pubarquia precoz, aceleración de la edad ósea y de la velocidad de
crecimiento; en la mujer puede acompañarse, con mucha frecuencia, de trastor-
nos menstruales, síndrome de ovario poliquístico, infertilidad, hirsutismo, acné
rebelde o calvicie de tipo masculino.
El test corto de ACTH es el método de elección para hacer el diagnóstico.
Conlleva la medición de los niveles de 17-OHP antes y a los 60’ de la administra-
ción IV de 0.250 mg de ACTH sintética. Los pacientes con la forma clásica tienen
unos niveles de 17-OHP, basales y tras estímulo, muy elevados; en la forma no
clásica, los pacientes muestran unos valores basales intermedios pero elevados
tras la estimulación; los sujetos no afectados, pero que son heterocigotos para
la enfermedad, tienen unos niveles basales normales o normales-altos y una res-
puesta intermedia.
En el genoma humano existen dos genes que codifican para la enzima cito-
cromo P450c21. Están localizados en una extensión de unos 50 kb en el brazo
corto del cromosoma 6 dentro del locus HLA. El gen más cercano al extremo 3’
(CYP21A2B o gen CYP21B) codifica una enzima activa, funcionante, mientras
que el más distante (CYP21A2A o gen CYP21A) es un pseudogen y codifica
una proteína no funcionante. La homología entre la secuencia de nucleótidos de
ambos genes alcanza hasta un 98%, pero el CYP21A2A contiene varias mutacio-
nes que evitan la síntesis de una enzima funcional.
Aproximadamente el 25% de las formas clásicas de déficit de 21-hidroxi-
lasa son el resultado de una delección del gen CYP21; el 75% restante son con-
secuencia de pequeñas mutaciones puntuales, muchas de las cuales son idénticas
a las presentes en el pseudogen, lo que lleva a pensar que en la mayoría de los
casos está implicado un mecanismo de microconversión génica.
Los programas de screening han puesto de manifiesto que la forma clásica
del déficit de 21-hidroxilasa es un trastorno muy frecuente, del orden de 1:14.000
nacidos vivos. La forma no clásica tiene una incidencia aún mayor; se ha esti-
mado en 1:1.000 en la población blanca en general, aunque es todavía más ele-
vada en los hispánicos y en los judíos askenazis.
El tratamiento médico es sustitutivo, siendo imprescindible en las formas
severas para la supervivencia del niño. Los objetivos del mismo son conseguir
frenar la hiperproducción de andrógenos, corregir el déficit de mineralocorticoi-

166
Patología suprarrenal

des, y asegurar un crecimiento y un desarrollo puberal, normales.


La dosis habitual de hidrocortisona es de 10-20 mg/m2/día repartida en
dos o tres tomas, y la de 9-fluorhidrocortisona de 0.05-0.1 mg/día administrada
en una sola vez. Los parámetros hormonales (17-OHP, androstendiona, ARP) y
clínicos (talla, edad ósea) son indispensables para el seguimiento y control de la
enfermedad.
En las niñas es necesario llevar a cabo la corrección quirúrgica de las mal-
formaciones de los genitales externos lo antes posible, con objeto de adaptar el
aspecto de los mismos al sexo femenino.
Con objeto de prevenir la ambigüedad sexual en las niñas y las consecuen-
cias que de ello derivan, se ha establecido un protocolo para el diagnóstico y
tratamiento prenatal de las formas clásicas. Dado que los primeros signos de
ambigüedad sexual se presentan antes de la 9ª semana de gestación, la madre que
previamente haya tenido un hijo afecto debe comenzar el tratamiento (dexameta-
sona: 20 µg/kg/día en tres tomas) desde el momento en que se confirma el emba-
razo. El tratamiento se mantiene hasta que los resultados de la biopsia obtenida
de las vellosidades coriales o de la amniocentesis estén disponibles. Si éstos con-
firman que el sexo genético del feto es masculino o, aún siendo femenino, no son
diagnósticos de que el feto femenino esté afectado, se suspende el tratamiento.
Déficit de 11ß-hidroxilasa. Es la segunda causa más frecuente de HSC;
sin embargo, no representa más del 5-8% de los defectos en la esteroidogénesis
suprarrenal. Su incidencia es mayor en los judíos de origen norteafricano.
La manifestación clínica del déficit de 11ß-hidroxilasa es, al igual que
ocurre en el déficit de 21-hidroxilasa, variable, dando lugar a un amplio espectro
de expresión fenotípica. Existen formas clásicas, de presentación durante el
periodo neonatal, y formas no clásicas, más raras, con manifestación clínica
tardía. La sintomatología no difiere de la del déficit de 21-hidroxilasa, salvo en
el hecho de que, como consecuencia de un acúmulo de DOC y sus metabolitos
con efecto mineralocorticoide, no se produce pérdida salina, sino que, por el con-
trario, estos pacientes desarrollan hipertensión en un 50% de los casos unos años
después del nacimiento, acompañada de alcalosis con hipokaliemia.
El diagnóstico se establece mediante un test corto de ACTH. Las tasas
plasmáticas, basales y/o tras estímulo, de 11-desoxicortisol estarán elevadas. Lo
mismo ocurre con los niveles de DOC, mientras que la ARP suele estar supri-
mida.
En el genoma humano existen dos genes CYP11B que codifican dos isoen-
zimas mitocondriales que aseguran la última etapa de la biosíntesis del cortisol

167
Endocrinología Infantil

(CYP11B1) y de la aldosterona (CYP11B2), situados en el cromosoma 8q21-22.


Se han descrito numerosas mutaciones a nivel del gen CYP11B1 que dan lugar a
un déficit de la enzima 11ß-hidroxilasa causante de este tipo de HSC.
El tratamiento médico y quirúrgico será el mismo que en el déficit de
21-hidroxilasa, salvo que en este caso los pacientes no necesitan mineralocorti-
coide.
Otros déficit. Existen otros tres déficit enzimáticos que interfieren en la
síntesis del cortisol y que, como consecuencia de ello, originan un cuadro de
HSC, si bien su incidencia es muy escasa.
1. Déficit de colesterol-desmolasa. El bloqueo enzimático es muy precoz
en la vía de la esteroidogénesis impidiendo la síntesis de pregnenolona, lo que
ocasiona un déficit de las tres clases de esteroides sintetizados en la corteza supra-
rrenal.
Estos pacientes suelen presentar al nacer un cuadro muy grave de insufi-
ciencia suprarrenal y un fenotipo femenino en ambos sexos. Desde el punto de
vista biológico mostrarán unas tasas indetectables de todos los esteroides supra-
rrenales y gonadales, junto con unos niveles elevados de ACTH, LH y ARP.
No se han detectado anomalías en el gen CYP11A que codifica el cito-
cromo P450scc del que existe una única copia en el genoma humano (cromosoma
15q24-25). Recientemente se ha demostrado que el gen, cuya anomalía puede ser
el responsable de este déficit, codifica una proteína denominada StAR necesaria
para el transporte del colesterol al interior de la mitocondria donde tendría lugar
su conversión en pregnenolona.
2. Déficit de 3ß-HSD. La enzima 3ß-HSD interviene en la conversión de
los esteroides 3ß5 en 3ß-, y su déficit también ocasiona un bloqueo en la síntesis
de los tres tipos de esteroides suprarrenales.
Se ha descrito una forma severa en las primeras semanas de vida (forma
clásica) en la que el paciente presenta un síndrome de pérdida salina que pone
en peligro su vida, y una forma tardía o atenuada (forma no clásica) que no se
diferencia clínicamente de la forma no clásica de los déficit de 21-hidroxilasa o
11ß-hidroxilasa. En la forma severa el paciente presenta también genitales ambi-
guos en ambos sexos, ya que los altos niveles de DHEA no son suficientes para
virilizar completamente al varón, pero sí para producir cierto grado de viriliza-
ción en la mujer (hipertrofia de clítoris). Los niveles basales y tras ACTH de
todos los precursores. (pregnenolona, 17-hidroxipregnenolona, DHEA) sirven
para establecer el diagnóstico de este trastorno enzimático.
El diagnóstico biológico del déficit de 3ß-HSD debe ser confirmado

168
Patología suprarrenal

mediante biología molecular. Se han aislado dos genes (tipo I y II) en el cromo-
soma 1p13 que tienen la misma estructura, si bien los estudios de ambos genes en
casos de déficit de 3ß-HSD permiten afirmar que éste es debido a una mutación
del gen tipo II, que se expresa específicamente en suprarrenales y gonadas. La
ausencia de anomalías en el gen tipo I, que se expresa sobre todo en la placenta y
tejidos periféricos, explicaría las particularidades clínicas y biológicas encontra-
das en las formas clásicas.
3. Déficit de 17-hidroxilasa. El citocromo P450c17 tiene dos actividades
enzimáticas distintas compartidas por las suprarrenales y gonadas: la 17-hidroxi-
lasa cuyo déficit origina una deficiencia en cortisol y esteroides sexuales y, a la
vez, un exceso de mineralocorticoides, y la 17,20-desmolasa cuyo déficit produce
sólo una deficiencia aislada de esteroides sexuales y, por consiguiente, no oca-
siona HSC.
El déficit de 17-hidroxilasa da lugar a que los genitales externos muestren
un fenotipo femenino en ambos sexos, ausencia de desarrollo puberal e hiperten-
sión arterial. El diagnóstico se confirma por la marcada elevación sérica de DOC
y corticosterona. La producción de aldosterona no está bloqueada pero está des-
cendida secundariamente a la supresión de la ARP por el exceso de DOC. La LH
también está muy elevada en ambos sexos por la ausencia de esteroides sexua-
les.
El citocromo P450c17 es codificado por el gen CYP17 localizado en el cro-
mosoma 10q24-25. Los estudios de las mutaciones de este gen parecen indicar
que la expresión fenotípica es proporcional a la gravedad de la afectación enzi-
mática.
Estos tres déficit enzimáticos necesitan siempre tratamiento sustitutivo con
glucocorticoides. Será necesario administrar mineralocorticoides en los casos en
que exista déficit de los mismos (déficit de P450scc y 3ß-HSD). Los esteroides
sexuales se administrarán, para inducir el desarrollo puberal, en aquellos casos en
que estén deficitarios (déficit de P450scc y P450c17).
La reconstrucción de los genitales externos, siempre que sea necesaria, se
hará de acuerdo con el sexo asignado. La mayoría de las veces será en el sentido
femenino, excepto en aquellos casos de déficit de 3ß-HSD con sexo genético XY
en los que fuera posible la reconstrucción de los genitales masculinos.

169
Endocrinología Infantil

Patología de la médula suprarrenal

Las enfermedades causadas por disfunción de la médula suprarrenal


pueden ser debidas a una insuficiencia o a una hiperfunción de la misma.
1) Insuficiencia de la médula suprarrenal. Los trastornos derivados de
una deficiente función de la médula suprarrenal son muy poco frecuentes. Se ha
comunicado algún caso de déficit de epinefrina en niños con hipoglucemia, pero
es muy probable que la causa sea otra ya que la médula suprarrenal no es nece-
saria para el mantenimiento de la normoglucemia. El hecho de que los pacientes
con suprarrenalectomía bilateral tengan una respuesta a la hipoglucemia insulí-
nica muy similar a la de los sujetos controles lo avala.
2) Hiperfunción de la médula suprarrenal. Los principales trastornos de
la médula suprarrenal durante la infancia son los causados por tumores secreto-
res de catecolaminas. El neuroblastoma, derivado del tejido nervioso simpático
extra o intra adrenal, es un tumor maligno que aparece principalmente durante
la infancia. El feocromocitoma, pocas veces maligno, puede aparecer a cualquier
edad.

Feocromocitoma. Es un tumor muy raro durante la infancia y adolescen-


cia. Derivado de las células cromafines, frecuentemente asienta en la médula
suprarrenal aunque lo puede hacer en cualquier otro sitio de la cadena simpática.
Suele ser esporádico pero también puede tener una incidencia familiar y aparecer
asociado a otras neoplasias endocrinas.
La clínica es muy variable. Los síntomas pueden estar ausentes o pasar
desapercibidos en la primera fase de la enfermedad, lo que explica que muchos
sean identificados en la necropsia. En la infancia el síntoma más frecuente es
la cefalea, seguido de la sudoración en dos tercios de las ocasiones y náuseas y
vómitos en la mitad de los pacientes. El signo guía suele ser la hipertensión que
siempre está presente, habitualmente de manera constante y, a veces, en forma de
crisis hipertensivas por la liberación intermitente de catecolaminas por el tumor.
El diagnóstico se establece por la comprobación de la secreción aumentada
de catecolaminas en orina de 24 horas. En otros tiempos, los test farmacológicos
fueron muy usados como ayuda al diagnóstico, sin embargo, hoy día, rara vez
están indicados. Aunque los test de estimulación son innecesarios y pueden ser
peligrosos, el de supresión con clonidina es seguro y un método preciso para con-
firmar la presencia del feocromocitoma. Las técnicas de imagen (TC, RMN) son
muy útiles para la localización del feocromocitoma y la gammagrafía con I125 o

170
Patología suprarrenal

I131 MIBG (metaiodobencilguanidina) es muy específica para este tipo de tumor.


El tratamiento requiere la extirpación quirúrgica del tumor con la colabo-
ración de un anestesista experimentado y la previa y cuidadosa preparación del
paciente con drogas que bloqueen los efectos de las catecolaminas.

171
Endocrinología Infantil

Bibliografía
Cruz Hernández M. Tratado de Pediatría . Ediciones Ergon. Madrid.2001
Berhman RE, Vaunghan VC, Nelson N. En: Nelson.Tratado de Pediatría”.
14ª Edición. Interamericina. Mc. Graw-Hill, Madrid, 1992.
Crespo Hernández M. Manual del Residente de Pediatría y sus áreas específicas.
Madrid, 1997.
Casado de Frías E, Nogales Espert A. Pediatría . Madrid, 1991.
Galdó A, Cruz M. Tratado de exploración clínica en Pediatría. Ed. Masson. Bar-
celona. 1995
Hubert GD, Carson SA. Adrenarche Adolesc Pediatr Gynecol 1990;3:3-14
Hume DM. Pheochromocytoma in the adult and child. Am J Surg
1960;99:458-496
Kennedy JD, Dinwiddie R, Daman-Williams C. et al. Pseudo-Bartter´s syndrome
in cystic fibrosis. Arch Dis Child 1990;65:786-787
Miller WI, Morel Y. The molecular genetics of 21-hydroxilase deficiency. Annu
Rev Genet 1989;23:371-393
Pepe GJ, Albretch ED. Regulation of the primate adrenal cortex. Endocrinol Rev
1990;11:151-176
Quinn SJ, Williams GH. Regulation of aldosterone secretion. Ann Rev Physiol
1988;50:409-426

172
Gónadas y patología relacionada

CAPÍTULO VIII
GÓNADAS Y PATOLOGÍA RELACIONADA
L. López-Canti, J.M. Fernández García

Disgenesia gonadal y genitales ambiguos


El término disgenesia gonadal hace referencia a un grupo de afecciones
que tienen en común el desarrollo anormal de la gónada fetal, asociada algunas
veces a alteraciones del desarrollo de los genitales externos, lo que conlleva, si
ésto se produce, a estados de ambigüedad sexual. La ambigüedad genital consti-
tuye una urgencia neonatal, por lo que es preciso conocer la etiología, las carac-
terísticas anatómicas y la capacidad funcional que en el futuro van a tener los
genitales de determinado recién nacido, y ello es debido a que algunas de las
causas etiológicas requieren un tratamiento urgente e inmediato y a que las
características anatómicas y la capacidad futura de los genitales son los dos
parámetros en que se basa la asignación de un determinado sexo para el recién
nacido.
La orientación actual del estudio de los genitales ambiguos se basa en el
estudio de la genética molecular, mediante la cual se ha identificado la hormona
antimülleriana, los genes que codifican el factor de determinación testicular, SRY
(sex determining region Y), el receptor de los andrógenos, la 5alfa-reductasa y la
mayoría de los enzimas de la esteroidogénesis gonadal, lo que ha permitido un
mejor conocimiento de las ambigüedades sexuales.
En la (Tabla 8.1), se relacionan los criterios que definen el sexo. Cuando
entre éstos se establece una discordancia, estamos ante un estado intersexual y
cuando el aspecto de los genitales externos es inespecífico y por tanto no permite
la asignación de sexo masculino o femenino de forma inequívoca, ante una ambi-
güedad genital.

173
Endocrinología Infantil

Sexo Masculino Femenino

Cromosómico XY XX
Cromatínico Masa X (-), masa Y (+) Masa X (+), masa Y (-)
Génico Genes diferenciación tes. (-)
Gonadal Teste Ovario
Gamético Espermatozoides Ovulos
Genital Pene, bolsas, cordón... Trompas, útero, vagina...
Hormonal Testosterona Estrógenos
Somático Sexuales secundarios Sexuales secundarios
Psíquico Conducta viril Conducta femenina
Social Aceptación social Aceptación social
Civil Según Registro Civil Según Registro Civil

Tabla 8.1. Criterios que definen el sexo masculino y femenino.

Dependiendo de la gónada, los trastornos de la diferenciación sexual se


clasifican en tres categorías:
I) Anomalías de la determinación de la gónada. Se incluyen las disge-
nesias gonadales, término que se aplica exclusivamente a los casos que cursan
con la presencia de tejido fibroso que sustituye a la gónada; los agonadismos y el
hermafroditismo verdadero (Tabla 8.2)

A) Diferenciación anormal del ovario


1. Síndrome de Turner
2. Disgenesia ovárica XX
B) Diferenciación anormal del testículo
1. Disgenesia de los túbulos seminíferos
1.1 Síndrome de Klinefelter
1.2. Polisomía X del varón
1.3. Varones XX
2. Disgenesia gonadal pura XY
3. Disgenesia gonadal parcial XY
4. Disgenesia gonadal parcial XY asociada a malformaciones múltiples
5. Síndromes de regresión testicular
5.1. Anorquía congénita
5.2. Síndrome de testículos rudimentarios
5.3. Agonadismo
C) Presencia de tejido testicular y ovárico
1. Hermafroditismo verdadero

Tabla 8.2. Anomalías de la determinación de la gónada.

174
Gónadas y patología relacionada

2) Pseudohermafroditismo femenino. La gónada es un ovario normal,


los genitales externos han sido virilizados en mayor o menor grado, abarcando
todos los estadios de Prader y el sexo cromosómico es 46,XX. Es con mucho, la
causa más frecuente de genitales ambiguos
3) Pseudohermafroditismo masculino. En esta patología el cariotipo es
46,XY y los individuos presentan gónadas masculinas completamente normales,
aunque los genitales externos no están completamente virilizados.

Síndrome de Turner y sus variantes


En 1930 Otto Ullrich, describió una serie de signos físicos que presentaba
una niña de 8 años tales como cuello ancho, cubitus valgus, edema linfangiectá-
sico congénito, micrognatia, orejas displásicas, ptosis palpebral, displasia ungueal
y mamilas separadas e hipoplásicas. Años más tarde, en 1938, Henry H. Turner los
observó en una mujer joven, con infantilismo sexual y disgenesia gonadal, tomando
el cuadro el nombre de síndrome de Ullrich-Turner. Posteriormente, en 1959 Ford
encontró en una niña que presentaba el mismo cuadro un número de 45 cromoso-
mas con una fórmula de 45,X. En la actualidad se reserva el término síndrome de
Turner para las pacientes que presentan monosomía total o parcial del gonosoma
X, disgenesia gonadal y diversos rasgos físicos que configuran el llamado fenotipo
Turner, junto con retraso de crecimiento e infantilismo sexual.
La frecuencia del cuadro es elevada, 1/2000-2500 mujeres recién nacidas,
existiendo una elevada mortalidad neonatal que contrasta con la larga supervi-
vencia postnatal.
El síndrome de Turner se debe a la ausencia total o parcial de uno de los
dos cromosomas X en algunas o en todas las células del cuerpo. Las alteracio-
nes en el cariotipo pueden incluir: a) Ausencia completa de un cromosoma X. El
cariotipo es 45,X y está presente en el 50 % de las pacientes, ocurriendo esta pér-
dida del cromosoma X durante la meiosis de la gametogénesis o en las primeras
divisiones mitóticas del zigoto. b) Alteraciones estructurales de un cromosoma
X. Pueden ser de distinto tipo, tales como delecciones mayores, isocromosomas,
cromosoma X en anillo y delecciones menores. Alrededor del 20 % de las pacien-
tes con síndrome de Turner presentan esta causa. c) Mosaicismos. En estos casos
el cariotipo es muy variado y se deben a alteraciones en la disyunción en las pri-
meras divisiones mitóticas del zigoto. Estas pacientes, que representan el 20%,
tienen dos o más líneas celulares derivadas del mismo zigoto.
Hay diferentes hipótesis que intentan relacionar el cuadro clínico con un
determinado gen, pero este no está todavía identificado. De los diferentes trabajos

175
Endocrinología Infantil

que relacionan el cariotipo con el fenotipo se deduce que debe tratarse de un gen
o genes ligados a los cromosomas X e Y, debido a que su presencia en condicio-
nes normales impide la muerte del embrión y la aparición de las manifestaciones
clínicas del síndrome.
Disgenesia gonadal del síndrome de Turner
Los ovarios se desarrollan con normalidad durante las 12-14 primeras
semanas de la gestación; más tarde, los oocitos degeneran rápidamente y se trans-
forman en tejido conectivo de modo que en el nacimiento o poco después los
ovarios se han transformado en cintillas de tejido fibroso carente de células endo-
crinas y de células germinales.
Fenotipo del síndrome de Turner
Ningún signo ni síntoma, salvo el hipocrecimiento, es constante, pero en
general el conjunto de ellos confieren a la paciente un fenotipo muy caracterís-
tico, que en los casos típicos es suficiente para realizar el diagnóstico. (Tabla
8.3)
Ojos. Muestran a menudo cambios en la posición y la forma de la fisura
palpebral, epicantus, no afectando ello a la función visual; también se presenta
ptosis palpebral, miopía e hipermetropía.
Oídos. La forma de las orejas puede estar afectada con el borde menos
desarrollado de lo normal o las orejas deformadas, sin afectación de la audición,

Retraso de crecimiento 100 %


Disgenesia ovárica / amenorrea 100 %
Tórax ancho /mamilas separadas 80 %
Orejas grandes /displásicas 80 %
Cuello corto 80 %
Paladar estrecho / elevado 70 %
Micrognatia 70 %
Cubitus valgo 70 %
Uñas hiperconvexas / estrechas 70 %
Malformaciones renales 60 %
Higroma quístico /pterigium colli 50 %
Cuarto metacarpiano / metatarsiano corto 50 %
Nevus cutáneos 50 %
Trastornos de la audición 50 %
Linfedemas dorso de manos / pies 40 %
Defectos cardiovasculares 30 %

Tabla 8.3. Características fenotípicas del S. de Turner según frecuencia

176
Gónadas y patología relacionada

aunque se han descrito sorderas congénitas laberínticas pero la relación entre ésta
y la enfermedad inicial no ha sido confirmada.
Boca y mandíbula. El paladar muestra típicamente una deformación ojival,
dando lugar a una maloclusión dental.
Piel y apéndices cutáneos. Una característica marcada, especialmente en la
recién nacida y que puede ayudar al diagnóstico, es la inflamación en el dorso de
las manos y de los pies, secundarias al linfedema. Esta inflamación es la secuela
de un trastorno más marcado del drenaje linfático, probablemente secundario a
un mal desarrollo de la unión de la vena cava superior y el ducto linfático princi-
pal. Parece que otras características tales como el pterigium colli y las malforma-
ciones en la región de la aorta, pueden ser el resultado de un mal desarrollo de los
vasos linfáticos. El linfedema tiene tendencia a remitir después del nacimiento.
Algunas pacientes presentan un gran número de nevus pigmentados en el
cuerpo, los cuales son generalmente benignos, pero mostrando a menudo una ten-
dencia a crecer durante la pubertad.
A veces hay un mayor crecimiento del vello corporal, hipertricosis, espe-
cialmente en la superficie extensora del antebrazo, y en contraste con ello puede
haber una alopecia del cuero cabelludo. Las uñas de los pies y en menor grado las
de las manos, son típicamente planas o convexas, en lugar de ser cóncavas.
Región cervical. A menudo el cuello se presenta corto y grueso, impresión
más evidente si hay pterigium colli, característica particularmente típica del sín-
drome de Turner. El pelo tiene una línea de implantación más baja de lo normal,
y los pelos se alinean inicialmente en dirección a la cabeza.
Región torácica. El tórax es más ancho de lo normal. Los pezones están
situados hacia los extremos del tórax, lo que debido a la anchura aumentada del
pecho, da la impresión de una distancia mayor entre las mamilas. Ocasionalmente
se observan pezones invertidos, que puede desaparecer con el crecimiento de las
glándulas mamarias.
Esqueleto. Estas pacientes presentan una reducción del tejido óseo, pre-
sentando en las densitometrías una disminución del contenido mineral óseo espe-
cialmente desde el tiempo previsto de la pubertad, que no ocurre, en adelante.
Hay alteraciones de la longitud de los dedos por el acortamiento de los metacar-
pianos o braquimetacarpia; con frecuencia el 4º o 5º metacarpianos son cortos,
con falanges distales algo más gruesas. Otras manifestaciones frecuentes de la
displasia ósea son la clinodactilia del 5º dedo, la deformidad de Madelung , que
da a la muñeca aspecto en bayoneta, y el genu valgo.
Retraso de crecimiento. Este signo es constante y ya antes del nacimiento

177
Endocrinología Infantil

la velocidad de crecimiento es inferior a la normal, siendo niñas al nacer que


presentan una talla inferior a la normalidad. Durante los dos o tres primeros años
de la vida, estas pacientes crecen con una velocidad de crecimiento normal pero
posteriormente, ésta decrece de tal forma que la talla media se va alejando pro-
gresivamente de la talla media de la población general. El estirón de crecimiento
propio de la época puberal no se produce, ya que están ausentes los estímulos de
los esteroides gonadales, por lo que la talla se aleja en esta edad aún más del per-
centil 3, haciéndose el hipocrecimiento mucho más intenso. El cierre más tardío
de los cartílagos de crecimiento que presentan estas pacientes, 19 o más años, no
compensa el hipocrecimiento existente.
Las proporciones del cuerpo se ven alteradas de manera que la relación
de la talla sentada con la longitud de la parte inferior de la pierna (talla total -
talla sentada) se ve incrementada en comparación con la normal. Esto se nota
particularmente durante la infancia, y es menos marcada en la edad adulta. Con la
edad, el peso aumenta en relación con la altura, principalmente como resultado de
un aumento en el tejido adiposo subcutáneo. El perímetro craneal se corresponde
con la distribución encontrada en la población general.
En la patogenia del hipocrecimiento intervienen factores tales como la dis-
plasia ósea, evidente en los estudios radiológicos, las alteraciones hormonales y la
alteración de la mitosis a nivel celular puesta de manifiesto en cultivos de tejidos.
Gónadas y órganos sexuales. Los ovarios se desarrollan normalmente en
las primeras 14-16 semanas de gestación. Después, los oocitos se pierden rápi-
damente y se transforman en tejido conectivo. Finalmente, los elementos de este
tejido, de aproximadamente 1 por 3 cm, llamados cintillas ováricas sustituyen a
los ovarios. Un proceso similar se lleva a cabo en mujeres normales durante déca-
das, pero en las niñas afectas de síndrome de Turner, este proceso ya se encuentra
en estado avanzado en el momento del nacimiento y se completa generalmente al
final del primer año de vida. Sin embargo, hay una amplia variación, de manera
que del 5 al 10 % de las pacientes presentan una función ovárica suficiente para
que la pubertad comience espontáneamente, aunque de manera incompleta. Sólo
en pocos casos aparece una menstruación espontánea, y en éstos sólo persiste
durante un periodo corto de tiempo. En general se debe considerar a estas pacien-
tes como estériles.
La estructura del útero, vagina y genitales externos es normal. Su tamaño
depende de influencias hormonales y puesto que la función ovárica en el sín-
drome de Turner es inadecuada o no existe en cuanto a la producción de hor-
monas sexuales, la estructura genital permanece, aunque femenina, pequeña

178
Gónadas y patología relacionada

o hipoplásica, como en la infancia, sin embargo, con un tratamiento de sustitu-


ción hormonal adecuado, el desarrollo permite una vida sexual completamente
normal. Igualmente, el desarrollo de las mamas depende de la producción hor-
monal ovárica, y puede ser del todo normal si se administra la terapia hormonal
apropiada.
Patología asociada. Pueden coexistir con el síndrome de Turner: a) Mal-
formaciones cardiovasculares: válvula aórtica bicúspide, coartación de aorta,
prolapso de la válvula mitral y aneurisma disecante de la aorta. b) Malformacio-
nes renales: Riñón en herradura, malrotación, hipoplasia renal, agenesia, hidro-
nefrosis, bifidez piélica. c) Enfermedades de tipo autoinmune, como tiroiditis de
Hashimoto, hipertiroidismo, diabetes mellitus, enfermedad de Addison, alopecia,
vitíligo, enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.
El diagnóstico se inicia con los datos clínicos, pero se completa con los
radiológicos y hormonales y se confirma mediante estudios citogenéticos.
a) Examen radiológico. El estudio de la radiografía de mano y muñeca
izquierda, examen solicitado en el estudio de cualquier hipocrecimiento, es en
esta patología muy demostrativo. Los hallazgos característicos se citan en la
(Tabla 8.4).

- Cuarto y/o quinto metacarpiano corto


- Osteoporosis y aspecto reticular grosero
- Disminución del ángulo carpal
- Deformación de Madelung
- Ensanchamiento de las epífisis distales de la tercera falange
- Retraso de la maduración ósea

Tabla 8.4. Principales alteraciones radiológicas en la mano y muñeca en el síndrome de


Turner
b) Exámenes hormonales. Las alteraciones hormonales derivan principal-
mente de los trastornos de la función ovárica. Indirectamente, el déficit de las
hormonas ováricas también tiene repercusiones sobre otros sistemas hormonales.
Hacia los 9-10 años se elevan los niveles de gonadotrofinas permaneciendo bajos
los de estradiol, expresión de un hipogonadismo primario. Lo mismo ocurre en
los 2-3 primeros años de edad. En estas edades, los niveles basales de gonadotro-
finas y de estradiol son bajos. En muchas pacientes se ha comprobado también
que la secreción de GH, tanto la espontánea como la que obedece a estímulos
farmacológicos es inferior a la normal.
c) Estudios citogenéticos. Mediante ellos se muestra la fórmula cromosó-
mica exacta, viéndose si se trata de una monosomía total o parcial y si existe o no

179
Endocrinología Infantil

un mosaicismo. Si existe sospecha clínica de un síndrome de Turner y el cariotipo


en sangre periférica es normal, se hará en fibroblastos de piel.
El tratamiento abarca fundamentalmente el del infantilismo sexual, del
retraso de crecimiento, de las malformaciones y enfermedades asociadas y el
apoyo psicológico.
a) Tratamiento del infantilismo sexual. Al llegar la pubertad se debe ini-
ciar tratamiento hormonal sustitutivo, aunque a veces se retrasa hasta los 15 años
por el temor existente al cierre precoz de los cartílagos de crecimiento. Se darán
estrógenos a dosis progresivas y al cabo de 1-2 años se pasa a un tratamiento con
estrógenos y progestágenos. Cuando el desarrollo mamario es adecuado, se hace
un tratamiento con anovulatorios a bajas dosis de estrógenos. Este tratamiento se
continua hasta la edad de la menopausia para prevenir la patología que se asocia
a esta como la osteoporosis y la ateroesclerosis y para mantener el desarrollo
mamario y de los genitales externos.
b) Tratamiento del retraso de crecimiento. La administración de anaboli-
zantes aceleraran el crecimiento pero se acelera también la maduración ósea por
lo que los efectos definitivos no sean buenos y en todo caso la mejoría de la talla
final no es significativa. La administración de estrógenos a dosis bajas es aconse-
jada por algunos autores, ya que mejora el crecimiento sin acelerar el cierre del
cartílago. Recientes trabajos han señalado que la administración de dosis supra-
fisiológicas de hormona de crecimiento sola o asociada a estrógenos o a andró-
genos, mejoran la velocidad de crecimiento inicial y también la talla final de las
niñas con este síndrome.
c) Tratamiento de las alteraciones asociadas. Las alteraciones externas
requieren tratamiento solo si éstas presentan una deformidad o si afectan adversa-
mente al funcionamiento de un órgano. Las demás alteraciones deben ser tratadas
dependiendo de la patología que provoquen.
d) Tratamiento psicológico. Deben atenderse a las repercusiones familiares
e individuales que tiene esta patología crónica.

Disgenesia ovárica XX
Las pacientes tienen los ovarios sustituidos por cintillas de tejido fibroso,
al igual que en el síndrome de Turner, pero a diferencia de este, no hay fenotipo
asociado, su crecimiento prepuberal es normal, así como el cariotipo. Los genita-
les son femeninos sin presentar anomalías, aunque en la pubertad la ausencia de
gónadas ocasiona infantilismo sexual y no se presenta el estirón de crecimiento
puberal.

180
Gónadas y patología relacionada

La incidencia es de 1/80.000 mujeres recién nacidas. Puede estar asociada


a otras alteraciones, como el síndrome de Perrault que conlleva talla baja y algu-
nos estigmas turnerianos además de sordera y disgenesia ovárica. Otras veces
puede estar asociada a hiperplasia suprarrenal, hipertensión, insuficiencia renal y
sordera.
En su diagnóstico, el estudio hormonal muestra la existencia de un hipogo-
nadismo hipergonadotropo. Es necesario confirmar la disgenesia por ecografía,
laparoscopia o mediante resonancia magnética nuclear.
El tratamiento es el del infantilismo sexual de igual forma al que se realiza
en el síndrome de Turner.

Síndrome de Klinefelter
En 1942 fue descrito por Klinefelter en nueve pacientes que presentaban
ginecomastia, atrofia testicular, hialinización de los tubos seminíferos, azoosper-
mia, ausencia de caracteres sexuales secundarios y aumento de la secreción uri-
naria de gonadotrofinas. Mas tarde, otros grupos de investigación encontraron
que una gran proporción de pacientes con esta clínica eran cromatín-X positivos
y que su cariotipo era 47 XXY, aunque pueden darse múltiples combinaciones
habiéndose descrito más de 20 formas diferentes de mosaicismo.
Es la cromosomopatía más frecuente después de la del síndrome de Down,
con una frecuencia estimada en 1 de cada 400 - 600 varones. Es debido a errores
de la separación de los cromosomas durante la división celular. Se le ha relacio-
nado en parte con la edad materna, de forma similar a lo que ocurre en el sín-
drome de Down.
Antes de la pubertad puede manifestarse sin sintomatología alguna. Puede
ser sospechado por el fenotipo eunucoide y la talla alta. Puede aparecer también
enmarcado en un cuadro de hiperactividad en niños con alteraciones del compor-
tamiento y la conducta, con retraso en el lenguaje y con un cociente intelectual
ligeramente inferior al normal. Como forma menos frecuente, puede manifestarse
con alteraciones de los genitales externos, que hace indicar el estudio genético.
Una vez iniciada la pubertad se presenta un hipogonadismo primario como
expresión constante del síndrome. Los testículos son pequeños, no existen esper-
matozoides en el semen y la producción de testosterona es inferior a la normal.
Hay atrofia testicular con esclerosis de los tubos seminíferos con pérdida de epi-
telio germinal de las células de Sertoli con aumento de las de Leydig.
Es una de las pocas cromosopatías en las que la talla es alta, si bien esto no
puede ser atribuible exclusivamente a la falta de producción de testosterona.

181
Endocrinología Infantil

Se puede asociar a cierto grado de obesidad, así como a alteraciones geni-


tales, del esqueleto y a otros síntomas como debilidad muscular. Es posible que
ciertas enfermedades como cáncer de mama y tumores mediastínicos se presen-
ten con mayor frecuencia en estos pacientes que en la población general.
El diagnóstico se hace mediante cariotipo. Durante los primeros años de la
vida su diagnóstico es escaso por los pocos signos clínicos que presenta. Durante
la pubertad, la presencia de ginecomastia, asociada a una talla alta y proporcio-
nes eunucoides y a veces unida a un cierto grado de retraso mental es muy orien-
tativa. Después de la pubertad es la infertilidad o la hipoplasia de testículos el
motivo de la consulta; en este periodo hay niveles alterados de gonadotrofinas,
los de FSH están elevados a diferencia de los de LH que pueden ser normales. La
testosterona se encuentra en el límite inferior de la normalidad y los estrógenos
están elevados.
Si la producción de testosterona es baja es aconsejable un tratamiento sus-
titutivo para conseguir una adecuada presencia de signos sexuales secundarios
puberales y un crecimiento menos acelerado. Algunos pacientes deben someterse
a tratamiento quirúrgico de la ginecomastia o de las alteraciones genitales acom-
pañantes como la criptorquidia o el hipospadias.

Polisomias X del varón


Se consideran variantes del síndrome de Klinefelter y se deben, al igual
que este a una no disyunción de los cromosomas. Existen variedades con dos cro-
mosomas X, además del propio, 48,XXXY y con tres cromosomas X, cariotipo
49, XXXXY, caracterizándose el primero por atrofia testicular ya en las primeras
etapas de la vida, ambigüedad genital y retraso mental importante, y el segundo por
añadir a lo anterior dismorfia craneofacial, malformaciones óseas y viscerales.

Varones XX
Este síndrome, cuyo cuadro clínico es similar al del síndrome de Klinefel-
ter, se incluye en las disgenesias gonadales debido a la alteración histológica de
las gónadas.
Los pacientes con esta patología presentan hipogonadismo, ginecomastia,
con menor número y tamaño de túbulos seminíferos. La talla puede ser normal o
alta, pero las proporciones son eunucoides.
El diagnóstico se hace por cariotipo ante pacientes que consultan por mal-
formaciones genitales e incluso por ambigüedad genital y en épocas posteriores
a la pubertad por hipogonadismo o esterilidad.

182
Gónadas y patología relacionada

Disgenesia gonadal XY pura o síndrome de Swyer


Descrito por Swyer en 1955, estos pacientes presentan un fenotipo feme-
nino normal sin mosaicismo, existiendo cintillas fibrosas en lugar de gónadas
siendo los genitales internos y externos femeninos.
En su etiopatogenia se han propuesto mecanismos tales como ausencia
o mutaciones del gen determinante testicular SRY y mutaciones o pérdidas de
genes necesarios para la función del gen SRY, no conociéndose aún la localiza-
ción exacta de los genes responsables de la inversión del sexo pero siendo proba-
ble que uno de estos genes se encuentre en el brazo corto del cromosoma X.
Estos pacientes tienen fenotipo femenino normal por lo que es poco común
el diagnóstico antes de la edad puberal. Al llegar ésta presentan ausencia de
caracteres sexuales secundarios, que suele ser el motivo de consulta acompañado
a veces de amenorrea primaria.
Debe hacerse tratamiento hormonal sustitutivo a partir de la pubertad. La
posibilidad de aparición de tumores en las cintillas gonadales hace precisa una
gonadectomía precoz.

Disgenesia gonadal parcial XY


Se caracteriza por un cariotipo variable en el que existe al menos una línea
celular con cromosoma Y aunque con frecuencia se encuentra un mosaicismo
45,X/46,XY.
Las gónadas tiene algunas células de Sertoli con una capacidad secretoria
variable por lo que la virilización también lo es, lo que hace que sea posible todos
los grados de ambigüedad de genitales externos e internos.
En estos pacientes también está indicada la gonadectomía preventiva ya
que presentan riesgo de tumores gonadales. Dependiendo de que sean educados
como mujeres o como hombres se deben administrar en el primer caso estrógenos
y progestágenos y en el segundo, testosterona.

Disgenesia asociada a malformaciones múltiples


Existen diversos síndromes como:
* Síndrome de WAGR, en el que se asocia tumor de Wilms, aniridia, dis-
genesia gonadal, ambigüedad genital y retraso mental.
* Síndrome de Denys-Drash, cuyas características son disgenesia gonadal,
insuficiencia renal, tumor de Wilms y genitales ambiguos.
* Síndrome de Frasier, en el que se presenta disgenesia gonadal XY, insuficiencia
renal crónica y genitales ambiguos. Es parecido al anterior, pero sin tumor de Wilms.

183
Endocrinología Infantil

Anorquia congénita
Presentan unos genitales externos que son normales aunque el pene es
pequeño y la bolsa escrotal está vacía

Síndrome de testículos rudimentarios


Con un fenotipo masculino, presentan testes pequeños y a veces en posi-
ción intraabdominal.

Agonadismo
Se debe a una involución muy precoz de la gónada que hace que los geni-
tales externos, a veces, sean femeninos y otras exista un cuadro de ambigüedad
sexual.

Hermafroditismo verdadero
Es un trastorno en la diferenciación sexual cuya etiología no es bien
conocida y está definido por la presencia en una misma persona de tejido tes-
ticular y ovárico. Su cariotipo más frecuente es 46,XX (70% de casos) obser-
vándose con menor frecuencia mosaicismos como 46,XX/46,XY; 45,X/46,XY;
46XX/47XXY.
En los hermafroditas 46,XX la presencia de tejido testicular podría ser
explicada por algunos de estos mecanismos:
- Presencia oculta del gen SRY.
- Mutación del cromosoma X o de genes autosómicos que permiten la
determinación testicular incompleta aún en ausencia del gen SRY.
- Existencia de una línea celular que lleve parte del cromosoma Y.
La clínica es variable y carece de signos específicos por lo que no hay
criterios que permitan el diagnóstico. Habitualmente el motivo que produce la
consulta es un recién nacido que presenta una ambigüedad genital, en la que el
órgano masculino parece un clítoris hipertrófico o bien un pene hipoplásico con
el orificio uretral en su base.
A veces, puede ocurrir que los genitales externos sean en apariencia feme-
ninos o masculinos pero la presencia de una hipertrofia de clítoris o de hipos-
padias, criptorquidia o micropene hacen pensar en la existencia de un estado
intersexual. Los genitales internos consisten en derivados de ambos conductos
genitales, presentando una o dos trompas y un útero y un deferente y epidídimo
uni o bilateral.
La exploración del eje hipotálamo-hipófiso-gonadal que incluya el nivel

184
Gónadas y patología relacionada

de secreción de gonadotrofinas LH y FSH, la capacidad secretora de las gónadas


presentes y tipo de esteroides secretados, es obligada en el estudio de los herma-
froditismos. Si el cariotipo de un recién nacido con ambigüedad genital es 46,XX
y los niveles de 17-OH progesterona y andrógenos suprarrenales son normales, es
probable que el diagnóstico sea el de un hermafroditismo. Es necesario biopsiar
la gónada para diferenciar la presencia de ambos tejidos gonadales para diferen-
ciar el hermafroditismo verdadero de la disgenesia gonadal parcial.
Es quirúrgico y hormonal; el primero depende del sexo civil asignado. El
aspecto y las posibilidades de reconstrucción masculina de los genitales externos
es, en la mayoría de los casos el factor determinante de que se adjudique el sexo
femenino, porque la reconstrucción feminizante siempre es posible. Con el trata-
miento hormonal se pretende lograr un desarrollo normal de los caracteres sexua-
les secundarios y se instaura al llegar la pubertad.

Pseudohermafroditismo femenino
Es la causa más frecuente de genitales ambiguos y lo presentan aquellos
pacientes que tienen ovarios bien diferenciados pero cuyos genitales externos
tienen un grado variable de diferenciación masculina. Prader, describió cinco
tipos diferentes de anomalías de los genitales externos dependiendo del grado de
diferenciación de los genitales externos femeninos, que se exponen en la (Tabla
8.5.)

Grado I Hipertrofia de clítoris

Grado II Hipertrofia de clítoris y fusión de labios mayores

Grado III Los conductos uretral y vaginal en un conducto común,


el seno, que se abre al exterior.

Grado IV El seno se abre en la base de un clítoris hipertrófico.

Grado V El seno o conducto urogenital se prolonga hasta la punta


de un clítoris muy hipertrófico, que se convierte en una
uretra peneana.

Tabla 8.5. Estadios de virilización en el pseudohermafroditismo femenino

185
Endocrinología Infantil

El cariotipo de estos pacientes es siempre 46,XX y en la mayoría de los


casos es consecuencia de la exposición a hormonas masculina intraútero.
Existen varios tipos dependiendo que la virilización sea por andrógenos
fetales o maternos y de que la etiología sea por factores teratógenos o por déficit
de aromatasa (Tabla 8.6).

Andrógenos de origen fetal:


Hiperplasia suprarrenal congénita:
* Déficit de P-450c21 (21-hidroxilasa)
* Déficit de P-450c11 (11-hidroxilasa)
* Déficit de 3-beta-HSD
Andrógenos de origen materno:
* Ingestión de andrógenos o progestágenos
* Tumor virilizante
* Hiperplasia suprarrenal no tratada
Otras causas:
* Factores teratógenos
* Déficit de P-450 (aromatasa)
* Idiopático

Tabla 8.6. Causas de pseudohermafroditismo femenino

Pseudohermafroditismo masculino
Este término se aplica en un sentido más amplio y está definido por la pre-
sencia de genitales externos ambiguos o femeninos normales pero en pacientes
con un sexo cromosómico masculino XY y testículos normales o displásicos; hay,
por tanto, una masculinización incompleta de los genitales internos y externos
de un feto masculino 46,XY producido por la alteración de uno o varios de los
pasos necesarios para la diferenciación en sentido masculino o para la existencia
de estructuras müllerianas.
La definición de pseudohermafroditismo masculino abarca dos circuns-
tancias diferentes, por un lado, cuando éste presenta testículos histológicamente
normales, en los que el defecto de masculinización deriva de una producción
inadecuada de testosterona o de anomalías en la receptividad periférica a los
andrógenos, y por otro las disgenesias testiculares bilaterales, que suelen ser con-
secuencia de anomalías en la diferenciación testicular, (Tabla 8.7), sujetos en los
que está aumentada la prevalencia de tumores malignos de origen gonadal.

Conducta general a seguir ante un niño con genitales ambiguos


Como ha quedado dicho en la introducción, la ambigüedad genital es una

186
Gónadas y patología relacionada

urgencia neonatal que abarca el conocimiento de la etiología, de las característi-


cas anatómica, y de la capacidad funcional futura de los genitales; por otra parte
la legalidad obliga en los primeros días de vida a asignar un determinado sexo,
masculino o femenino, a todos los recién nacidos. La investigación y los procedi-
mientos a seguir deben ser guiados por un equipo multidisciplinar en el que inter-
vienen neonatólogos, endocrinólogos pediatras, genetistas, cirujanos pediátricos
y psicólogos.
a) Valoración física. Debe iniciarse con la realización de una detallada y
exhaustiva historia familiar y de la gestación, que debe recoger la ingestión de
fármacos durante el embarazo, así como la existencia de antecedentes familiares
de genitales ambiguos o cualquier tipo de patología relacionada, como micro-
pene, hipospadias, historia familiar de talla baja, así como la existencia de muer-
tes súbitas en las primeras semanas de la vida o de fallecimientos inexplicados en
el periodo neonatal.
El examen físico, que debe ser lo más amplio y sistematizado posible, debe
recoger la medición de la formación fálica, tanto en longitud como en grosor; se
debe hacer una valoración del grado de fusión labioescrotal o del rafe medio, de
la posición del meato urinario, de la persistencia de un seno o conducto uroge-
nital, así como de la existencia de pigmentación de las mamilas o del escroto o
la existencia de signos de deshidratación. La presencia de gónadas palpables en
el escroto o en el conducto inguinal y su posible nivel de descenso permiten la
descripción del grado de ambigüedad de acuerdo con los estadios descrito por
Prader. La palpación de gónadas permite descartar un pseudohermafroditismo
femenino, orientando el diagnóstico hacia las disgenesias gonadales 46,XY, o
mixtas, o hacia un pseudohermafroditismo masculino. Hay que buscar malforma-
ciones asociadas, lo que nos inducirá a pensar en la posibilidad de una alteración
cromosómica.
b). Información a los padres. Esta será acorde al nivel cultural de los
mismos pero en cualquier caso deben ser cuidadosamente tratados en las explica-
ciones que se les proporciones, evitando términos que contribuyan a incrementar
más dudas y angustias, evitando especulaciones sobre el sexo del recién nacido.
c) Investigación rápida. Siendo la causa más frecuente de genitales ambi-
guos la hiperplasia suprarrenal por déficit de P450c21, se determinará la 17 OH
progesterona y se realizará un cariotipo. Si la primera es normal y el cariotipo
es 46,XX hay que pensar en otros defectos enzimáticos menos frecuentes (Tablas
8.6 y 8.7). Los niveles de electrolitos así como el equilibrio ácido-base deben
ser controlados hasta la confirmación del diagnóstico, ya que estos, junto con las

187
Endocrinología Infantil

Producción inadecuada de testosterona:


a) Defectos en la biosíntesis de testosterona:
* Déficit de P-450scc (20,22-desmolasa)
* Déficit de 3 beta-HSD
* Déficit de P-450c17 (17,20-desmolasa)
* Déficit de 17-cetoreductasa
b) Agenesia o hipoplasia de las células de Leydig
Resistencia periférica a los andrógenos:
a) Déficit de 5-alfa-reductasa.
b) Déficit en el número o función de los receptores:
* Déficit completo
* Déficit parcial
Otras causas:
* Persistencia del conducto de Müller
* Formas no catalogables de PHMM

Tabla 8.7. Causas de pseudohermafroditismo masculino

cifras de la presión arterial suelen estar afectados en algunos casos, poco frecuen-
tes, de bloqueo enzimático.
La orientación hacia un hermafroditismo verdadero vendrá dada por la
exclusión de una hiperplasia suprarrenal cuando el cariotipo del recién nacido sea
46,XX; en este caso la práctica de una ecografía servirá para confirmar la exis-
tencia de dualidad de estructuras genitales internas y para localizar las gónadas.
Si el cariotipo fuera 46,XY el diagnóstico estará dirigido hacia un herma-
froditismo verdadero, siendo necesario diferenciar un defecto en la síntesis de
testosterona o de resistencia periférica a los andrógenos.
Para evaluar la capacidad de los testículos de sintetizar testosterona es útil
el test de hCG. La falta de respuesta de testosterona a la hCG es característica de
la hipoplasia o agenesia de células de Leydig en la que la LH estará elevada.
La laparoscopia o laparatomía pueden ser necesarias para descartar malfor-
maciones o para visualizar las gónadas así como para biopsiarlas para el mejor
conocimiento de su histología y para efectuar la exéresis de los genitales internos
contrarios al sexo que se va a asignar.
d) Asignación de sexo. Implica gran responsabilidad y experiencia. Ante
un recién nacido con genitales ambiguos la correcta asignación del sexo civil
femenino es muy rápida en el pseudohermafroditismo femenino. Pero en los
demás casos suelen ser necesarios algunos meses para poder establecer el diag-
nóstico etiológico completo, por lo que la decisión, aunque tardía, no debe demo-

188
Gónadas y patología relacionada

rarse más allá del tiempo imprescindible para disponer de los datos que el caso
precise.
La decisión a tomar en cuanto a la elección del sexo se tomará depen-
diendo del diagnóstico etiológico que condiciona las posibilidades de funciona-
miento sexual posterior y de las condiciones locales anatómicas que determinan
las posibilidades técnicas quirúrgicas de la genitoplastia. Si el sexo cromosómico
y el sexo gonadal son compatibles con la fertilidad, se hace la asignación del sexo
para preservarla si lo permite el fenotipo externo. Cuando esta no sea posible
o no se pueda preservar, la asignación del sexo y la educación en el mismo se
guiará por el fenotipo externo y las posibilidades de reconstrucción que permitan
un adecuado funcionamiento sexual posterior.
d) Reconstrucción quirúrgica. Se debe adecuar lo más precozmente posible
el fenotipo de estos pacientes con el sexo asignado.
En caso de orientación femenina, se practicará la clitoridoplastia, vagino-
plastia y reconstrucción de los labios entre los tres y seis meses de edad o se
adelantará a las primeras semanas de vida si la situación social lo justifica, reali-
zándose en varios tiempos según la edad y la existencia o no de genitales internos
femeninos. En pacientes con pseudohermafroditismo masculino, en los que no se
aprecia vagina, ésta se reconstruirá bien entrada la pubertad.
La reconstrucción de los genitales masculinos precisa de un tamaño
mínimo de los cuerpos cavernosos. Es necesario descender a bolsas escrotales
las gónadas masculinas que se quieran conservar. Los casos que desarrollen una
ginecomastia a partir de la pubertad pueden requerir la mastectomía quirúrgica.

189
Endocrinología Infantil

Bibliografía

Rodríguez Hierro F, Ballesta F. Síndromes de ambigüedad sexual. Estados inter-


sexuales. En: Cruz M, editor. Tratado de Pediatría.7ª edición. Barcelona, Espaxs
1993, 925-936.
Ullrich O. Uber typische kombinationsbilder multipler abartungen, Z. Kindeer-
heilkd 1930;49:271-276.
Turner HH. Asyndrome of infantilism, congenytal webbed neck and cubitus
valgus. Endocrinology 1938; 23:566-574.
Ford CE, Jones KW, Polani PE, Almeida JC, De Briggs JH. A sex chromosome
anomaly in a case of gonadal dysgenesis. Lancet 1959; 1:711-713.
Ogata T, Matsuelo N. Turner syndrome and female sex chromosome aberrations:
deduction of the principal factors involved on the developmen of clinical fetau-
res. Hum Genet 1995; 95:607-629.
Zabransky S, Von Petrikowski K. Das Ullrich-Turner Syndrom. Extracta Paeddiatr
1986; 10:197-207.
Smith MA, Wilson J, Pproce WH. Bone demineralisation in patiens with Turner`s
syndrome. J Med Genet 1982;19: 100-103.
Brook CGD, Mursett G, Zachmenn M, Prader A. Growth in children with 45,X ,
Turner´s syndrome. Arch Dis Child 1974; 49:789-795.
Hughes PCR, Ribeiro J, Hughes IA. Body proportions in Turner´s syndrome.
Arch Dis Child 1986; 61:506-517.
Ranke MB. Spontanes Wachstum beim Turner Syndrom. Kinderartz 1985;
16:1205-1207.
Ranier-Pope CR, Cunningham RD, Nadas AS, Crigler JF Jr. Cardiovascular mal-
formations in Turner´s syndrome. Pediatrics 1964; 33:919-925.
Reveno JS, Palubinskas AJ. Congenital renal abnormalities in gonadal dysgene-
sis. Radiology 1966; 86:49-51.
Burge DM, Middleton AW, Kamath R, Fasher BJ. Intestinal haemorrage in
Turner´s syndrome. Arch Dis Child 1981; 56:557-558.
Necis C S, Grant DB. Diagnostic value of hand -X rays in Turner´s syndrome.
Acta Paediatr Scand 1978; 67:309-312.
Ranke MB. Turner syndrome: demography, auxology and growth during growth
hormone therapy in the Kabi international growth study. En: Progress in growth
homone therapy, 5 years of Kigs. Ranke MB, Gunnarson R editores Manheim JJ
Verlarg, 1994:190-205.

190
Gónadas y patología relacionada

Jacobs PA, Strong JA. A case of human intersexuality having a possible XXY sex
determining mechanism. Nature 1959; 183:302-303.
Battin J, Malpuech G, Nivelon JL, Garendau P, Ffreycon F, Sultan C, et al. Le
syndrome de Klinefelter en 1993. Resultats dúne enquete multicentrique sur cin-
quante-huit cas et revue de la literature. Ann Pediatr (Paris) 1993; 40: 432-437.
Hasle H, Jacobsen BB, Asschenfeldt P, Andersen K. Mediastinal germ cell tumor
associated with Klinefelter syndrome . A report of a case and review of the lite-
rature. Eur J Pediatr 1992; 151:735-739.
Fraccaro M, Kayser K, Lindsten J. A child with 49 chromosomes. Lancet 1960;
2:899.
Swyer GJM. Male pseudohermaphroditism: A hitherto undescribed form. Br Med
J 1955; 2:709-712.
Chryssikopoulos A, Grigoriu O. The etiology in 77 primary amenorrhea patients.
Int J Fert 1987: 32:245-249.
Olsen MM, Caldmone AA, Jackson CL, Zinn A. Gonadoblastoma in infancy:
indication for early gonadectomy in 46 XY gonadal disgenesis. J Pediatr Surg
1988; 23:270-271.
Mueller RF. The Denys-Drash syndrome. J Med Genet 1994; 31:471-477.
Mc Elreavery K, Rappaport R, Vilain E. A minority of 46 XX true hermaphro-
dites are positive for Y DNA sequence including SRY. Human Genet 1992;
90:121-125.
Skordis NA, Stetka DG, Mac Gillvray MH, Greenfield SP. Familial 46,XX males
coexisting with 46,XX hermaphrodites in the same pedigree. J Pediatr 1987;
110:244-248.
Starcesky PJ, Siieber WK, Lee PA. Fertility in true hermaphrodism. Adolesc
Pediatr Gynecol 1988; 1:55-56.
Hadjiathanasiou CG, Brauner R, Lortat Jacob S, Nivot S Jauvert F, Fellous M,
et al. True hermaphroditism: Genetic variants and clinical management. J Pediatr
1994; 125:738-744.
Prader A. Der genitalbefund beim pseudohermaphroditismus femininus des kon-
genitalen adrenogenitalen syndroms: morphologie, kaüfigkeit, entwicklung and
vererbung der verschiedenen genital-fomen. Helv Pediatr Acta 1954; 9:231-248.
Slaughenhoupt BL. Diagnostic evaluation and management of the child with
ambiguous genitalia. J Ky Assoc 1997; 95:135-141.

191
Endocrinología Infantil

192
Errores innatos del metabolismo

CAPÍTULO IX
ERRORES INNATOS DEL METABOLISMO
J. Uberos, E. Blanca, C. Ruiz, A. Valenzuela, E. Narbona

Los errores innatos del metabolismo (EIM) abarcarían una amplia serie de
trastornos de muy baja incidencia (en la inmensa mayoría de los casos inferior
a 1/500 recién nacidos vivos). Con la finalidad de evitar lesiones irreversible su
diagnóstico ha de hacerse lo más precozmente posible, instaurándose por tanto
un tratamiento adecuado que permita evitar/retrasar secuelas ó salvar la vida
del paciente. La mayoría de las veces, el diagnóstico se sustenta en la sospecha
clínica, ya que el screening neonatal se realiza sólo en alguno de estos trastor-
nos. Estas enfermedades son debidas a alteraciones genéticas (mutaciones en el
ADN) que se traducen en una síntesis de proteínas defectuosas. Muchos de estos
procesos son susceptibles de ser diagnosticados en época prenatal (en primer
o segundo trimestre de embarazo; se analizan líquido amniótico, vellosidades
coriónicas o hígado fetal); procesos como las acidemias orgánicas, alteraciones
del ciclo de la urea, tirosinemia, galactosemia y otras pueden beneficiarse de un
diagnóstico en este periodo. Debido al carácter de la herencia, que en muchos
casos suele ser autosómica recesiva se explica la baja frecuencia de estas enfer-
medades. La heterogeneidad genética nuclear o mitocondrial aclararía la gran
variabilidad en la expresión clínica existente en estos pacientes.
En líneas generales, la mutación genómica provoca alteraciones estructu-
rales o cuantitativas en la síntesis de una proteína; que puede ser un enzima,
afectándose el metabolismo general o de un ciclo (lípidos, hidratos de carbono,
aminoácidos, urea, grupo hem) receptor, vehículo de transporte, bomba de trans-
porte o parte de una organela celular (lisosomas, peroxisomas).
Atendiendo al apartado anterior, tenemos un producto que no se fabrica y
un sustrato no modificado que se acumula. Dicho producto no fabricado tendrá

193
Endocrinología Infantil

consecuencias mayores o menores según lo importante que sea para nuestro orga-
nismo. El sustrato no transformado tendrá traducción fisiopatológica según su
toxicidad (por la sustancia propiamente dicha o por metabolitos alternativos) o su
grado de acúmulo.
En el siguiente esquema veremos algunas consecuencias fisiopatológicas
según el nivel de la alteración dentro de la célula que nos podría servir para el
tratamiento (Fig.-9.1).

Fig. 9.1. Fisiopatología básica de los errores innatos del metabolismo

Desde otro punto de vista, usando como base a Saudubray podemos dis-
tinguir tres grandes grupos:
1.-Enfermedades en que se altera la síntesis o el catabolismo de moléculas
complejas. Dan síntomas progresivos, permanentes, que no se afectan por proce-
sos intercurrentes y sin relación alguna con la ingesta de alimentos. Aquí situaría-
mos trastornos tales como las enfermedades peroxisomales, lisosomales, déficit
de a-1-antitripsina y de glicoproteína deficiente del carbohidrato.
2.-Enfermedades que provocan intoxicación aguda y progresiva por acú-
mulo de compuestos tóxicos próximos a donde se ha producido el bloqueo meta-
bólico. Aquí incluiríamos las aminoacidopatías (fenilcetonuria, tirosinemia, etc.),
la mayoría de acidemias orgánicas (metilmalónica, propiónica, isovalérica, etc.)
defectos del ciclo de la urea e intolerancia a azúcares. Todos ellos tienen un rasgo
común que consiste en un intervalo libre de síntomas hasta aparición de signos de
intoxicación agudos (vómitos, coma letargia, insuficiencia hepática...) o crónicos
(retraso en el desarrollo, miocardiopatía, etc.). Se suelen acompañar de alteracio-
nes bioquímicas agudas tales como la acidosis, cetosis, hiperamoniemia o hipo-
glucemia. Se pueden diagnosticar de manera relativamente fácil determinando

194
Errores innatos del metabolismo

aminoácidos o ácidos orgánicos cromatográficamente en sangre y orina.


3.-Enfermedades por déficit en la producción o utilización de energía,
como ocurre en las glucogenosis, defectos en la neoglucogénesis y oxidación de
los ácidos grasos, acidemias lácticas congénitas, trastornos en la cadena respira-
toria mitocondrial. Su sintomatología se debe al acumulo de compuestos tóxicos
y déficit en la producción de energía; entre ellas destacamos la hipoglucemia,
hiperlactacidemia, hipotonía, cardiomiopatía, miopatía, fallo de medro, colapso
circulatorio, muerte súbita del lactante o malformaciones.

Clínica
Cronológicamente podemos dividir en dos grandes periodos la clínica:
A.- Neonatal o inicial
Principios generales:
- Como paradigma nos serviría la idea del “niño que no va bien”. Los sín-
tomas son indistinguibles de los que pueden suceder en un cuadro séptico; lo
más frecuente es la existencia de un intervalo libre de alteraciones en un recién
nacido aparentemente normal (en las enfermedades por déficit energético a veces
no existe este lapso de tiempo).
- Los tratamientos habituales no mejoran al niño.
- Progresión semiológica habiendo descartado procesos tales como cua-
dros sépticos, cardiorrespiratorios o enfermedades del SNC.
- La aparición de la clínica tendrá un paréntesis más corto cuanto mayor
sea la magnitud y el tipo de bloqueo metabólico.
- En la percepción de la misma también influye el ambiente sociofamiliar.
- Haremos hincapié en la no prematuridad de los casos, aunque como
excepción a la regla podríamos describir la hiperamoniemia transitoria del pre-
maturo.
Después tendríamos una serie de manifestaciones “índice” que nos podrían
poner sobre una pista concreta; las desglosaremos en grandes grupos:
Síntomas neurológicos. Tras un periodo de tiempo el niño succiona débil-
mente, entrando en coma posteriormente (los ácidos orgánicos, así como el
amonio son sustancias tóxicas del SNC, pudiendo provocar a este nivel un cuadro
de edema cerebral). La hipotonía no es muy frecuente, si es más frecuente la
fluctuación con la hipertonía o esta última sola. También son poco frecuentes las
convulsiones (salvo sí son sintomáticas por un coma o hipoglucemia).
Con esta clínica debemos hacer diagnóstico diferencial entre alteraciones
del ciclo de la urea, acidemias orgánicas, hipofosfatasia y alteraciones peroxisó-

195
Endocrinología Infantil

micas (como síndrome cerebrohepatorenal de Zellweger o adrenoleucodistrofia


neonatal).
Clínica hepática. Podríamos diferenciar tres grandes grupos; uno primero
sería aquel que cursa con hepatomegalia, hipoglucemia y además convulsiones.
Incluiríamos las glucogenosis (I y III) y defectos de la gluconeogénesis. El
segundo grupo cursaría con alteraciones de fallo hepático (hemorragias, hipoglu-
cemia, ascitis, edemas, hipertransaminemia, hiperamoniemia e ictericia); tendría-
mos la tirosinemia tipo 1, hemocromatosis neonatal, galactosemia, fructosemia
y enfermedades mitocondriales (v.g. déficit de citocromo oxidasa); sin ictericia
(como síndrome de Reye-like) tendríamos los defectos de la oxidación de los
ácidos grasos y las alteraciones del ciclo de la urea. El tercer grupo abarca aque-
llos síndromes con ictericia colestática predominante, como el déficit de a-a-
1-antitripsina, las enfermedades peroxisomales, errores del metabolismo de los
ácidos biliares y enfermedad de Nieman-Pick tipo C.
Clínica cardíaca. Podemos observarla como miocardiopatía (hipertrófica o
dilatada) e insuficiencia cardíaca en enfermedades mitocondriales, glucogenosis
tipo IX, galactosemia y déficit de carnitina.
Facies dismórfica. Característica de algunos procesos como las enferme-
dades peroxisómicas o lisosómicas. Los vómitos son un signo muy frecuente e
inespecífico. Otros hallazgos clínicos pueden ser el olor anormal de la orina, ano-
malías de piel, cabello, ojos y articulaciones.

B.- Tardío o postneonatal


En general, suele tratarse de formas leves de la enfermedad, de comienzo
más insidioso. La presentación suele ser en crisis, en el contexto de procesos
intercurrentes (pensar en cualquier proceso que pueda provocar estrés orgánico,
como por ejemplo ocurre muchas veces ante infecciones) sobre una base de nor-
malidad. Debe sospecharse enfermedad metabólica ante:
- Retraso mental / déficits motores o convulsiones (principal causa de sos-
pecha clínica de metabolopatía en niño mayor).
- Olor peculiar.
- Episodios intermitentes de vómitos, acidosis, deterioro mental o coma.
- Hepatomegalia.
- Litiasis renal.

Diagnóstico
Es axiomática la premura en la actuación; sobre todo en época neonatal

196
Errores innatos del metabolismo

conviene actuar rápidamente iniciando las investigaciones de laboratorio, ya que


en algunos casos existe la posibilidad de la intervención terapéutica evitando la
muerte en algunos casos. Igualmente, aún sospechando la inminente muerte de
nuestro paciente debemos continuar nuestra investigación diagnóstica debido a la
importancia del consejo genético a la familia (ya que el estudio postmorten suele
ser inútil).
a) Antecedentes familiares. Hemos de investigar la existencia de consan-
guinidad o una historia de muertes inexplicables en la familia. Al ser la mayoría
de las veces la herencia autosómico recesiva, o con carácter esporádico la histo-
ria familiar suele ser poco informativa.
b) Clínica. Resumiremos la historia natural en un recién nacido a término
de gestación y parto normales que en un intervalo de tiempo (1-7 días) desarrolla
una sintomatología neurológica o hepática inesperada y progresiva.
c) Bioquímica. Inicialmente con algunos datos analíticos de laboratorio
podemos orientar el proceso diagnóstico. Primeramente podríamos medir el
amonio en sangre (en tubo de heparina y litio) y realizar una gasometría preferi-
blemente arterial. El amonio alto en sangre sugiere alteraciones del ciclo de la
urea, si el pH y bicarbonato son normales. Si además de encontrar hiperamonie-
mia existe acidosis debemos pensar en acidemias orgánicas. Si son los tres valo-
res medidos anteriormente son normales es posible que nuestro paciente padezca
otras aminoacidopatías (como la hiperglicemia) o galactosemia.
Otras pruebas a realizar en la investigación inicial incluyen la determina-
ción de olor de la orina; la anormalidad de esta característica puede ir asociada
con alteraciones del metabolismo de los aminoácidos. Cetonuria: la podemos
medir mediante una tira reactiva (Combur test® ); es un signo importante de
metabolopatía. Detección de azúcares reductores en orina, mediante el empleo
de Clinitest®. En un tubo se mezclan unas 5 gotas de orina y10 gotas de agua.
A continuación le agregamos la tableta. Cuando la prueba da negativa el color
es azul (no presencia de sustancias reductoras de hidratos de carbono, o algunos
aminoácidos). Esta especialmente indicado su realización ante la sospecha de
galactosemia o intolerancia a la fructosa, donde la eliminación urinaria de estos
azúcares se manifiesta como existencia de cuerpos reductores en orina. El test de
dinitrofenilhidracina (DNPH) se realiza mezclando 10 gotas de reactivo con 1 ml
de orina; la formación de precipitados de color blanco amarillentos se debe a la
existencia de alfa cetoácidos, hallazgo muy sugerente de enfermedad de la orina
en jarabe de arce.
Las determinaciones en sangre deben incluir glucosa y calcio. El ácido

197
Endocrinología Infantil

láctico se determina evitando el éstasis venoso, descartando antes la existencia


de una sepsis o hipoxia tisular. Suele haber elevación del ácido láctico en las
acidemias orgánicas y en las hiperamoniemias, en estas últimas el pH sanguíneo
generalmente es normal. El anion gap se obtiene mediante la siguiente fórmula:
Na sangre – (Cl + CO3H) = 8-16 mEq/l (valores normales). El aumento de ácidos
endógenos observado en las acidemias tiene como resultado una elevación de los
valores de anión gap (el cloro es normal aquí, no así en procesos renales o gas-
trointestinales donde se pierde bicarbonato y aumenta el cloro dando como resul-
tado normalidad en los valores). Las pruebas hepáticas incluyen la determinación
de transaminasas, fosfatasa alcalina, bilirrubina, albúmina. Resultan también de
utilidad la determinación de ácido pirúvico, acetoacetato y betahidroxibutirato
(viendo los cocientes láctico/pirúvico valoramos el estado de oxido-reducción
citoplásmico y con el 3-betahidroxibutirato/acetoacetato el mitocondrial).
Otras determinaciones de interés en el diagnóstico específico de EIM en
niños muy graves incluyen: guardar orina congelada a –20ºC. antes del trata-
miento y una parte proporcional en las 24 horas tras iniciarlo. Es importante reco-
gerla también en los momentos de crisis. Sangre heparinizada, centrifugada y
separado el plasma (que congelaremos a –20ºC) y eritrocitos (a 4ºC). También
recogeremos muestra de sangre sobre papel cromatográfico (usaremos el de
detección mediante screening de hipotiroidismo congénito y fenilcetonuria).
Líquido cefalorraquídeo, 0.5-1 ml congelado a-20ºC.

Defectos del metabolismo de los hidratos de carbono

Galactosemia
La galactosa es un monosacárido presente en muchos principios alimen-
tarios, la fuente mas frecuente es la lactosa. Trastorno del metabolismo de los
hidratos de carbono debido a un defecto de alguna de las tres siguientes enzi-
mas: galactosa-1-fosfato-uridil-transferasa, este defecto se localiza en el locus
9p13; galactoquinasa y UDP-dalactosa-4-epimerasa (Fig.- 9.2). El defecto de
galactosa-1-fosfato (galactosemia clásica) se presenta a los pocos días de vida, se
acumula galactosa-1-fosfato y resultando hipergalactosemia y galactosuria (cuer-
pos reductores en orina).
El déficit clásico de la enfermedad o galactosemia tipo 1 tiene una inci-
dencia de 1/60.000 recién nacidos y una herencia recesiva autosómica. Su clí-
nica puede resumirse en tres aspectos fundamentales: hepatomegalia, cataratas y
retraso mental. Los vómitos y diarrea se presentan a los pocos días de instaurarse

198
Errores innatos del metabolismo

Fig. 9.2. Vía metabólica de la galactosa

una dieta láctea en el recién nacido; siendo junto con la ictericia y la hipogluce-
mia las manifestaciones clínicas mas precoces. La hepatopatía se manifiesta ini-
cialmente como ictericia y evoluciona lentamente hacia la cirrosis con ascitis y
esplenomegalia. Las cataratas pueden apreciarse precozmente y es raro que este
sea el único síntoma presente, de forma mas infrecuente se han descrito hemo-
rragia vitrea en esta enfermedad. Las manifestaciones neurológicas incluyen ini-
cialmente irritabilidad y convulsiones que evolucionan lentamente hacia retraso
mental. Es frecuente el desarrollo de una sepsis por E. Coli durante el periodo
neonatal. Otros hallazgos clínicos incluyen la afectación renal tubular que se
manifiesta como un síndrome de Fanconi.
La galactosemia tipo 2 ó déficit de galactoquinasa se manifiesta exclusiva-
mente por alteraciones oculares del tipo de cataratas que se deben al acúmulo de
galactosa, alguna de la cual es convertida en galactitos, responsable de la forma-
ción de las cataratas. Al igual que la galactosemia tipo 1 su herencia es autosó-
mica recesiva.

199
Endocrinología Infantil

La galactosemia tipo 3 se debe al defecto de difosfogalactosa-4-epimerasa


que cataliza la conversión de galactosa-1-fosfato en galactosa-1-fosfato. Según la
intensidad del defecto enzimático en los tejidos existen dos formas clínicas; una
forma asintomática en los defectos parciales y una forma grave en los defectos
totales del enzima (<10%) que es clínicamente superponible a la forma clásica de
la enfermedad.
Para su diagnóstico no debemos hacer nunca test de provocación. Podemos
sospechar el proceso tras detectar cuerpos reductores en orina (clinitest); la con-
firmación de la enfermedad pasa por detectar el déficit enzimático y el producto
tóxico acumulado en hematíes hemolizados o cultivo de fibroblastos.
El tratamiento fundamental es la exclusión dietética de la galactosa, lo que
se consigue evitando los aportes de lactosa de la dieta.

Intolerancia hereditaria a la fructosa


Es una alteración metabólica en la utilización de la fructosa debido a la
ausencia de fosfofructoaldolasa que se ha ubicado en el locus 9q22.3. De carác-
ter autosómico recesivo tiene una incidencia de 1/20.000 nacimientos, se carac-
teriza por un acúmulo de fructosa-1-fosfato que inhibe la gluogenolisis y la
gluconeogénesis. Su aparición es más típica en lactantes que al destetarse y probar
productos provistos de fructosa, tales como sacarosa (glucosa y fructosa), desenca-
denan la aparición de hipoglucemia mas o menos intensa. La ingestión continuada
de fructosa origina como manifestaciones clínicas habituales la presentación de un
síndrome de acidosis tubular proximal, cirrosis hepática y retraso mental.
Su diagnóstico podemos sospecharlo tras la demostración de la existencia
de cuerpos reductores en orina (fructosuria) y confirmarlo cuantificando la acti-
vidad de fructosa-1-fosfato-aldolasa por biopsia a nivel hepático. Los test de
provocación consistentes en la demostración de una caída de la glucemia 5 a
40 minutos después de la administración de 250 mg/kg de fructosa por vía i.v.,
seguida de la administración de glucosa i.v. tan pronto como se haya comprobado
el descenso de la glucemia; no parece una prueba aconsejable en la actualidad
debido a los riesgos que tal técnica conlleva. El tratamiento requiere la exclusión
dietética de fructosa de la dieta.

Defectos del metabolismo de los aminoácidos

La hidrólisis de las proteínas naturales produce invariablemente 20 ami-


noácidos, con un claro predominio por las formas isoméricas L. Los aminoácidos

200
Errores innatos del metabolismo

se pueden agrupar en las siguientes familias:


Aminoácidos alifáticos o neutros. Se caracterizan por tener una cadena
lateral constituida por un grupo alifático o hidrocarbonado, que convierten al
aminoácido en fuertemente hidrofóbico. Se incluyen en este grupo glicina, ala-
nina, valina, leucina e isoleucina. De ellos, valina, leucina e isoleucina se consi-
deran aminoácidos esenciales.
Aminoácidos aromáticos. Se incluyen en este grupo fenilalanina, tirosina
y triptófano y se caracterizan por poseer en su estructura un grupo fenol, son
altamente hidrofóbicos y absorben fuertemente la luz en el rango ultravioleta
próximo (280 nm).
Tioaminoácidos. Así denominados por contener azufre. Son dos, cisteína y
metionina. La cisteína es fuertemente polar y no es esencial. La metionina tiene
carácter hidrofóbico y es esencial.
Iminoácidos. Este grupo esta integrado por la prolina, de carácter hidrofó-
bico y no esencial.
Hidroxiaminoácidos. Estos aminoácidos contienen una función alcohol; se
incluyen en este grupo la serina y treonina.
Aminoácidos dicarboxílicos. Se incluyen en este grupo el ácido aspártico,
ácido glutámico, asparragina y glutamina, todos ellos de carácter polar.
Aminoácidos catiónicos. A pH fisiológfico presentan carga positiva. Son
tres: lisina, arginina e histidina.

Fenilcetonuria
Con esta denominación se incluyen aquellos procesos que cursan con un
aumento de fenilalanina en sangre. Podemos distinguir las siguientes causas de
hiperfenilalaninemias:
- Déficit de fenilalaninahidroxilasa.
- Déficit de dihidropteridin-reductasa.
- Alteración de la síntesis de las biopterinas.
- Alteración en el metabolismo de la tirosina.
- Recién nacidos de madres con fenilcetonuria.
- Enfermedades sistémicas como insuficiencia renal o hepática.
La incidencia de la fenilcetonuria es en España de alrededor de 1:10.000
recién nacidos para la forma clásica, 1:12.000 para las formas atípicas y 1:6.500
para las formas transitorias.
La fenilcetonuria clásica se debe al defecto de fenilalaninahidroxilasa blo-
queándose la conversión de fenilalanina en tirosina y acumulándose fenilalanina

201
Endocrinología Infantil

en líquidos orgánicos. La excreción de ácido fenilpirúvico en orina se produce


cuando las concentraciones de fenilalanina en sangre excede los 15 mg/dl. Los
efectos de la hiperfenilalaninemia se deben a la inhibición competitiva de la tiro-
sinasa con disminución de la producción de melanina y de las concentraciones
plasmáticas de adrenalina y noradrenalina. Sin tratamiento durante el primer año
la enfermedad se caracteriza por progresión lenta del retraso psicomotor, hiper-
tonía, hiperreflexia y temblor. Frecuentemente se observa microcefalia y des-
calcificación de huesos largos; así como piel clara y eczema. El diagnóstico de
fenilcetonuria clásica se establece en base a un nivel de fenilalanina mayor de
20 mg/dl, un nivel de tirosina normal o ligeramente descendido, aumento de los
metabolitos urinarios de la fenilalanina (fenilpirúvico y ortohidroxifenilacético) e
intolerancia frente a una sobrecarga oral de fenilalanina. Los defectos del cofactor
de la tetrahidrobiopterina presentan unas manifestaciones clínicas similares a la
forma clásica, con la salvedad de que la restricción de fenilalanina en la dieta no
logra controlar la enfermedad, en estos casos se indica el tratamiento sustitutivo
con precursores de los neurotransmisores deficientes; se utilizan el 5-hidroxitrip-
tófano a dosis de 4-8 mg/Kg (precursor de la serotonina) y la L-DOPA a dosis
de 7-10 mg/Kg (precursor de la dopamina). Los hijos de madres con fenilceto-
nuria que mostraron durante la gestación valores de fenilalanina superiores a 15
mg/dl presentan una incidencia elevada de retraso del crecimiento intrauterino y
microcefalia; se recomienda por tanto en estas mujeres el tratamiento dietético de
restricción durante todo el embarazo e incluso antes de la concepción.
El cribado metabólico se realiza mediante la técnica de Guthrie, descrita
en 1963 por este autor. Consiste en la detección de fenilalanina mediante la inhi-
bición que el metabolito beta 2 tienialanina, derivado de la fenilalanina, produce
sobre el crecimiento del Bacillus subtilis (cepa ATCC 60.51). En la (Tabla 9.1)
se puede ver la actuación a seguir, en función de las cifras de fenilalanina. No
toda elevación de la fenilalanina sanguínea se debe a una fenilcetonuria. Existen
formas debidas a inmadurez enzimática. En algunos casos la inmadurez enzimá-
tica da lugar a cifras de fenilalanina de 5 a 10 mg/dl y otras, tras una sobrecarga
oral. Si existe una deficiencia en el sistema de los cofactores, las cifras de feni-
lalanina pueden ser superiores a 15 mg/dl. En los casos de elevaciones modera-
das estará indicado el test de sobrecarga oral de fenilalanina con 100 mg/Kg/día
durante 5 días: cifras de 4-10 mg/dl de fenilalanina indicarán hiperfenilalanine-
mia transitoria, de 10 a 20 mg/dl la forma atípica de fenilcetonuria, y fenilalanina
> 20 mg/dl, la fenilcetonuria clásica. En los casos de deficiencia de biopterina, la
administración de la misma tras la sobrecarga oral de fenilalanina producirá un

202
Errores innatos del metabolismo

Fenilalaninemia (mg/dl) Actitud

<4 - Normalidad

4 - 12* - Valorar posible hiperfenilanalinemia transitoria


- Investigar tirosina y cofactores
- Valorar test de sobrecarga oral de FA
- Si FA > 6 mg/dl, valorar dieta pobre en FA

> 12 - Dieta pobre en FA


- Investigar tirosina y cofactores
- Probable FC clásica
* Al menos en dos determinaciones

Tabla 9.1. Cribado neonatal de la fenilcetonuria (Test de Guthrie).

descenso de los niveles de la misma. El diagnóstico de la fenilcetonuria reside en


la demostración del déficit enzimático intraeritrocitario. El test de cribado tiene
una sensibilidad y una especificidad cercanas al 99%.

Tirosinemia
Se denominan así a aquellos procesos que cursan con niveles elevados de
tirosina en sangre, por lo general por encima de 2 mg/dl (habitualmente entre
10-20 mg/dl). Se trata de un defecto de herencia autosómica recesiva que se ubica
en el locus 15q23-q25. Además de los valores de tirosina, suelen encontrarse ele-
vados los niveles de metionina en plasma. Existen formas secundarias y prima-
rias; entre las primeras son de destacar todos aquellos procesos que cursan con
enfermedad hepática grave como la galactosemia y la intolerancia hereditaria a la
fructosa. Entre las formas primarias se reconocen en la actualidad varias formas
clínicas como la forma aguda o clásica, la forma neonatal y la forma crónica.
La tirosinemia aguda o clásica se debe a un defecto en el enzima p-OH-
fenilpirúvico-oxidasa, responsable tanto de la forma neonatal transitoria como de
la forma crónica. La tirosinemia neonatal transitoria se observa preferentemente
asociada a la prematuridad y tiene una respuesta excelente a la restricción pro-
teica y administración de vitamina C. Por el contrario la forma crónica de presen-
tación mas tardía, alrededor del primer año de vida, evoluciona lentamente hacia
la cirrosis y el desarrollo de un raquitismo vitamina D resistente.
Las manifestaciones clínicas de la tirosinemia consisten en somnolencia,
vómitos, anorexia, diarrea y distensión abdominal, que se manifiestan ya en los

203
Endocrinología Infantil

primeros meses de vida; posteriormente se hace patente la afectación hepática


que se manifiesta inicialmente con ictericia, pero que evoluciona hacia la instau-
ración de cirrosis con hepatoesplenomegalia. Existen signos hemorrágicos debi-
dos a la alteración de la síntesis de factores de la coagulación dependientes del
hígado.
Otras formas clínicas de tirosinemia son el síndrome de Richner-Hanhart,
descrito en 1942 por estos autores, que asocia además hiperqueratosis palmoplan-
tar y úlceras corneales herpetiformes, se debe a un defecto del enzima tirosina
aminotransferasa y niveles normales de p-OH-fenilpirúvico-oxidasa.

Enfermedad de la orina con olor a jarabe de arce


Los aminoácidos de cadena ramificada son la leucina, isoluecina y valina;
ambos son aminoácidos esenciales y en el organismo sufren inicialmente una
transaminación que los convierte en cetoácidos, posteriormente una decarboxila-
ción que los convierte en acil-coenzima A y por último se produce una deshidro-
genación de los grupos acil-CoA. El defecto de la decarboxilación oxidativa de
los cetoácidos origina un aumento de cetoácidos en sangre, manifestación funda-
mental de la enfermedad de orina en jarabe de arce (EOJA) que se debe a una
alteración en el locus 19q13.1-q13.2; que se transmite con una herencia autosó-
mica recesiva y tiene una incidencia de 1/225.000 recién nacidos vivos. Se han
descrito cuatro formas clínicas de la enfermedad: forma clásica o severa, intermi-
tente, forma intermedia y forma con respuesta a la tiamina.
La EOJA clásica (tipo IA) es la forma mas frecuente y se manifiesta por
regla general al final de la primera semana de vida con clínica de mala tolerancia
digestiva, alteraciones de la conciencia (hasta el coma), convulsiones y fluctua-
ciones del tono muscular. Las formas intermitentes o intermedias se caracterizan
por un inicio mas tardío, por lo general al final del primer año de vida, coinci-
diendo con una infección respiratoria o una vacunación; su presentación habi-
tual consiste en irritabilidad, inestabilidad en la marcha y ataxia progresiva. Las
formas sensibles a la tiamina son clínicamente similares a las hasta aquí descritas
con la excepción de que responden a dosis altas de tiamina (40 mg/día)
El diagnóstico de sospecha se puede establecer por la percepción del olor
de la orina, la acidosis metabólica (por los cetoácidos) y la cetonuria. Se con-
firma ante el hallazgo aumentado de estos cetoácidos en los fluidos orgánicos o
por confirmación del defecto enzimático, mas que sobre leucocitos, sobre cultivo
de fibroblastos. La cuantificación de la actividad enzimática tiene interés ya que
los pacientes que conservan hasta un 8% de actividad enzimática pueden tolerar

204
Errores innatos del metabolismo

1-5 g/Kg/día de estas proteínas sin problemas.


Para su tratamiento deben tenerse en cuenta los siguientes aspectos: por un
lado debe prestarse especial atención a restricción de estos aminoácidos ramifi-
cados en la dieta, restricción que dado su carácter esencial no debe ser completa,
por lo general se considera que la leucina a una dosis media de 200-400 mg/día
puede ser bien tolerada con una tasa sanguínea de 2-5 mg/dl; por otro lado, en
las situaciones urgentes deben eliminarse los cetoácidos acumulados en exceso
para ello pueden ser útil la diálisis peritoneal, mantener una buena hidratación y
el ensayo terapéutico con tiamina a dosis altas (50 mg/día).

Homocistinuria
Los aminoácidos azufrados incluyen la cisteína, cistina y metionina, a dife-
rencia de los otros aminoácidos poseen una vía metabólica propia que requiere de
transulfuración, siendo las alteraciones en esta vía metabólica las responsables de
las alteraciones que seguidamente trataremos.
Como su nombre indica se produce una excreción de grandes cantidades
de homocistina por orina. Su herencia es de tipo autosómica recesiva y su inci-
dencia se estima en 1/130.000 recién nacidos vivos. Se han descrito 2 formas
clínicas de la enfermedad el defecto de cistationina-beta-sintetasa y el defecto de
N-5-metil-tetrahidrofolato-metiltransferasa.
La cistationina-beta-sintetasa cataliza el paso de homocisteina a cistatio-
nina mediante la incorporación de serina a esta última; la alteración de esta
enzima se debe a una modificación de su locus en 21q22.3. La actividad enzi-
mática puede variar de un sujeto a otro y en portadores se estima en un 50%.
La enfermedad se manifiesta a lo largo de la infancia generalmente las manifes-
taciones son oculares, esqueléticas, neurológicas y vasculares. La luxación del
cristalino es por lo general la primera manifestación clínica y la mas frecuente de
las manifestaciones oculares; pueden observarse también miopía, atrofia óptica y
desprendimiento de retina. La escoliosis es la manifestación esquelética habitual.
Las trombosis arteriales y/o venosas son la causa de las lesiones neurológicas
descritas en estos pacientes y del retraso mental que se observa en la mayoría
de los casos; hasta en un 10% de los pacientes e observan episodios convulsi-
vos. El diagnóstico puede aproximarse por la realización del test del cianuro-
nitroprusiato (test de Brand) en orina, que demuestra la existencia de homocistina
en orina que toma una coloración rojiza al añadir el reactivo. La cuantificación
de metionina y homocistina elevados en suero permiten sospechar igualmente
el diagnóstico. La confirmación de la enfermedad requiere la cuantificación de

205
Endocrinología Infantil

la actividad del enzima cistationina-beta-sintetasa. El tratamiento requiere la


restricción de metionina con aporte de suplementos de L-cistina y piridoxina
(100-500 mg/día).
El defecto de N-5-metil-tetrahidrofolato-metiltransferasa se caracteriza por
presentar clínica similar a la descrita en el defecto anterior y unos niveles de
metionina normales

Cistationuria
Se debe a una deficiencia de cistationinasa, que cataliza el paso de cistatio-
nina a cisteína; el trastorno se hereda de forma autosómico recesiva. Este defecto
origina acúmulo de cistationinina en sangre y orina, responsable de las manifes-
taciones clínicas del trastorno: convulsiones, trombocitopenia y retraso mental.

Hiperglicinemia no cetósica
Este trastorno de herencia autosómica recesiva se localiza en el locus 9p22
y se debe a un defecto del enzima glicina-formiminotransferasa. Las características
clínicas de la enfermedad incluyen retraso mental severo, convulsiones y espastici-
dad. El tratamiento va dirigido a disminuir los niveles de glicina en suero.

Cistinuria
En este trastorno congénito están alterados el transporte renal e intestinal
de aminoácidos básicos (ornitina, lisina y arginina) y de cistina. Su herencia
es autosómica recesiva y se localiza en el locus 2p16.3. La eliminación renal
aumentada de cistina es responsable de la formación de cálculos de cistina. El
tratamiento va orientado a conseguir una dieta pobre en metionina y cistina, ade-
cuada hidratación y alcalinización de la orina.

Enfermedad de Hartnup
Es un trastorno autosómico recesivo localizado en el locus 11q13, en el
que existe un defecto en la absorción tubular e intestinal de aminoácidos mono-
carboxílicos como alanina, serina, treonina, asparragina, glutamina, valina, leu-
cina, isoleucina, fenilalanina, tirosina, triptófano histidina y citrulina, que están
elevados en orina. Los metabolitos derivados del triptófano (kinurenina y ácido
nicotínico) están disminuidos. El defecto plasmático de triptófano, esencial para
la síntesis de nicotinamida es responsable de la fotosensibilidad de tipo pelagra
observada en estos pacientes. Otras manifestaciones clínicas incluyen ataxia
cerebelosa, cefaleas y trastornos psiquiátricos.

206
Errores innatos del metabolismo

Acidemias orgánicas (propiónica, metilmalónica, isovalérica y otras)


Son trastornos del metabolismo de los aminoácidos ramificados (leucina,
isoleucina y valina). Hay una gran variedad de trastornos pero los tres menciona-
dos son los más frecuentes. Su herencia también es autosómica recesiva.
Clínicamente, hay varias formas de presentación según la magnitud del
déficit enzimático; la más frecuente es la forma severa neonatal que constituiría
hasta un 80% de los casos; cursa con vómitos, rechazo de la toma, alteraciones
de la conciencia que llevan al coma, alteraciones del tono y convulsiones y en la
acidemia isovalérica a veces existe el olor a “pies sudados”; las otras dos formas,
menos frecuentes, serían la recurrente y la lentamente progresiva.
Bioquímicamente podemos destacar como hallazgos mas característicos la
acidosis metabólica con elevación del anion gap, hiperamoniemia (cuya inten-
sidad suele guardar relación con la gravedad de la enfermedad) y pancitopenia
(sobre todo neutropenia). Puede haber aumento de glicina en plasma y orina. Pero
el diagnóstico de certeza lo obtendremos mediante el hallazgo de metabolitos
específicos en los fluidos orgánicos (hay varios en cada enfermedad, siendo los
más importantes metilcitrato y 3-hidroxipropionato en la acidemia propiónica;
metilmalonato y metilcitrato en la acidemia metilmalónica; isovalerilglicina en
la forma isovalérica.
El tratamiento será expuesto más adelante, pero sin olvidar restringir los
aminoácidos para los cuales hay problemas en su metabolización (hay preparados
alimenticios especiales; en la acidemia isovalérica disminuiremos la ingesta de
leucina a 75-100 mg/kg/día el primer año; en las otras dos formas, valina a 40-50
mg/kg/día el primer año, luego aportaremos sólo de 300-500 mg/día, cantidad
similar a la que daremos de isoleucina, metionina y treonina). La carnitina (CAR-
NICOR“ ), la podemos utilizar en acidemia propiónica, metilmalónica e isovále-
rica. Libera CoA de dichos ácidos, permitiendo la síntesis de ATP. Lo tenemos
en presentación intravenosa (1 g/ 5 ml ), de elección en procesos agudos y oral (
solución al 30% -1 g / 3·3 ml- , o viales bebibles –1 g/10 ml - ). No presenta
toxicidad. La dosis es de 100-200 mg/kg/ día. Podemos utilizar también el metro-
nidazol a dosis de 20 mg/kg/día para disminuir la producción de propionato bac-
teriano intestinal. En la acidemia metilmalónica podemos usar la glicina (250
mg/kg/día en 3 dosis), que libera CoA del isovalerato; no debemos olvidar que a
veces puede tener mala tolerancia.

Síndromes hiperamoniémicos
El amonio es producido en el catabolismo aminoacídico. Es muy tóxica

207
Endocrinología Infantil

a nivel neurológico central eliminándolo nuestro organismo en forma de urea


mediante una serie de pasos enzimodependientes conocidos como ciclo de la
urea. Necesita seis enzimas esta ruta metabólica y su alteración congénita es
la causa más frecuente de hiperamoniemia grave (sobre todo dos déficit en este
apartado, CPS –carbamilfosfato sintetasa- y OTC –ornitina transcarbamilasa-).
También pueden darla las acidemias orgánicas, hiperamoniemia transitoria del
recién nacido y otros trastornos hepáticos adquiridos (cirrosis, síndrome de Reye,
insuficiencia hepática), pero a diferencia de las acidemias orgánicas, en los sín-
dromes hiperamoniémicos por trastornos del ciclo de la urea, no existe acidosis.
La clínica es predominantemente neurológica; en el ámbito neonatal pre-
senta vómitos, taquipnea, alteraciones de la conciencia que desembocan en coma
rápidamente y convulsiones. En edades posteriores hay manifestaciones atáxicas;
y disminución de conciencia que alterna con periodos de confusión.
El amonio es un neurotóxico directo. Son significativos valores en plasma
mayores de 150 mmol/l neonatalmente y más de 80 mmol/l posteriormente. Es
una urgencia médica y con cifras superiores a 300 mmol/l emergencia médica,
en la cual debemos actuar rápida y agresivamente para evitar daño cerebral irre-
versible. Medidas para su disminución sérica consisten en disminuir su absorción
intestinal; mediante la administración de lactulosa (DUPHALAC“), vía oral –
polvo o solución – o en enema preparando 300 ml en 700 ml de agua; también
podemos usar antibióticos como la neomicina.
Administración de benzoato sódico y/o fenilbutirato sódico. Ambos forman
con el amonio compuestos de fácil depuración renal. Un mol de benzoato eli-
mina 1 mol de amoniaco en forma de glicina, mientras que 1 de fenilbutirato
2 del mismo en forma de glutamina. Pueden administrarse de manera conjunta
o como sustancias únicas; asimismo a su vez se pueden administrar por sonda
nasogástrica o por vía endovenosa (se preparan con suero glucosado al 5-10%).
La dosis de los dos principios son de 250-500 mg/kg/día. No existen preparados
comerciales en España (en nuestro hospital es facilitado por nuestro servicio de
farmacia). Hay una serie de particularidades a tener en cuenta:
- Parece que el fenilbutirato es mejor tolerado.
- Debido a la gran cantidad de sodio administrado con esta, debemos con-
siderar que con la medicación se aportan las necesidades diarias de sodio.
- Hemos de tener en cuenta el riesgo de hiperbilirrubinemia en neonatos
(desplazan a la bilirrubina de la albúmina).
Aunque lo desarrollaremos más adelante, debemos suspender el aporte
proteico hasta la normalización de cifras séricas de amonio por debajo de

208
Errores innatos del metabolismo

100mmol/l empezando después a 0.5 g/kg/día y con controles de amoniemia


diaria.

Hiperglicinemia no cetósica
Es una enfermedad de aparición muy precoz y de alta mortalidad pese al
tratamiento. Se manifiesta con dificultad para la alimentación, letargia y coma;
las convulsiones (mioclónicas) son frecuentes, así como las crisis de hipo. La
glicina está aumentada en sangre, LCR y orina (hay un aumento del cociente de la
glicina en LCR/plasma; además, no hay cetosis ni acidosis para diferenciarlas de
las acidemias propiónicas, metilmalónica e isovalérica donde también se encuen-
tra elevado este aminoácido).
No existe hasta el presente ningún tratamiento eficaz. Se han usado varios
fármacos como el diazepam, la estricnina o dextrometorfano, así como la restric-
ción dietética de la glicina, todo ello con resultados pobres.

209
Endocrinología Infantil

Bibliografía
Ruiz Pons M, Santana Vega C. Enfoque práctico para el diagnostico de los errores
innatos del metabolismo. Acta pediátrica española,1998; vol.56, nº1:39-52.
Sanjurjo Crespo P. Del síntoma clínico al diagnóstico molecular. Errores innatos
del metabolismo: bases para un pediatra general. Barcelona. Themis Farma, S.L
1997
Pampols T. Del cromosoma al gen. Ed. Diputación de Barcelona, 1998:173-201.
Nelson. Tratado de pediatría. Volumen 1. McGraw-Hill Interamericana de España,
1997: 411-447.
Pintos G, Briones MP, Marchante C, Sanjurjo P, Vilaseca MA. Protocolo para
el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los trastornos del ciclo de la urea.
Ponencia del primer congreso de errores congénitos del metabolismo de la
A.E.P.(1996).Supl. de Anales Españoles de Pediatría, Febrero 1997:1-8.
Campistol J, Boveda MC, Couce ML, Lluch MD, Mernero B. Protocolo de
diagnóstico y tratamiento de la acidemia propiónica, metilmalónica e isovalé-
rica. Ponencia del primer congreso de errores congénitos del metabolismo de
la A.E.P.(1996). Suplemento de Anales Españoles de Pediatría, Febrero 1997:
9-15.
Odiévre M. Tratamiento dietético de los errores innatos del metabolismo. En
nutrición clínica en la infancia, volumen I. Nestec S.A y Raven press Ltd..1991:
349-360.
Fernández Sáchez A, Dalmau Serra J, García Gómez AM, Cabello Tomás ML,
Martinez Pardo M. Protocolo de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de
jarabe de arce. Suplemento de Anales Españoles de Pediatría. Junio 1998 : 9-13.
Gomella C. Neonatología. Editorial Médica Panamericana. 1997 : 415-424.

210
Hiperlipidemias

CAPÍTULO X
HIPERLIPIDEMIAS
J. Uberos, A. Muñoz, A. Molina, J. Maldonado

Generalidades del metabolismo lipídico


Desde una perspectiva histórica, el consumo de grandes cantidades de
grasa por la población es un hecho reciente, ya que en la antigüedad la mayor
parte del aporte calórico de la dieta era suministrado por los hidratos de carbono.
Los lípidos son sustancias de muy diversa composición química que tienen en
común sus características físicas: solubles en solventes orgánicos (acetona, alco-
hol, etc.) y relativamente insolubles en agua. Este grupo de sustancias incluye
los triacilgliceroles (triglicéridos, grasa neutra), los fosfolípidos y los esteroides,
junto con los productos de su metabolismo como son los ácidos grasos de cadena
larga, glicerol y cuerpos cetónicos.
En los organismos superiores los lípidos constituyen el principal aporte
energético de la dieta ya que suministran habitualmente entre el 35-50% de las
calorías totales diarias; además constituyen un importante almacén energético
que ocupa poco espacio, sirve de aislante térmico corporal y suministra un aporte
calórico considerable. Se sabe que cada gramo de lípidos equivale a 9 calorías,
mientras que otros principios inmediatos como hidratos de carbono o proteínas
suminstran sólo 4 calorías por gramo. Los carbohidratos suministrados en la
dieta en exceso son convertidos y almacenados como lípidos. Los lípidos tienen
además una función plástica y biocatalizadora, en concreto y como ejemplo de la
función plástica, contribuyen a mantener la estructura corporal al formar parte de
las membranas celulares y nucleares, como ejemplo de función biocatalizadora
forman parte de diversas hormonas, especialmente las de origen suprarrenal y
gonadal (Fig.-10.1).

211
Endocrinología Infantil

Fig. 10.1. Esteroidogénesis

El suero humano posee cuatro grandes grupos lipídicos: ácidos grasos


libres (AGL), triglicéridos (Tg), colesterol (C) y fosfolípidos (FL).
Desde un punto de vista biológico los lípidos se pueden clasificar en un
grupo con estructura relacionada con los ácidos grasos, y otro no relacionados
con ellos. Entre los primeros, relacionados estructuralmente con los ácidos
grasos, se incluyen:
- Los propios ácidos grasos (alifáticos y cíclicos, saturados e insaturados,
de cadena corta, media o larga).
- Las prostaglandinas y las prostaciclinas, derivados de ellos las grasas y
los lipoides.
- Las grasas o triglicéridos -ésteres del glicerol-.
- Los lipoides -lípidos complejos- grupo formado por los fosfolípidos y los
glicolípidos.
El segundo grupo, no relacionado con los ácidos grasos, está constituido
por los isoprenoides, que se dividen en esteroides y terpenoides. Los esteroides
son sustancias de gran interés biológico por su ubicuidad, incluyen el colesterol,

212
Hiperlipidemias

los ácidos y sales biliares, así como las hormonas gonadales y suprarrenales. Los
terpenoides incluyen las vitaminas: E, A, K, carotinoides y retinol.

Digestión, absorción y metabolismo de los lípidos


Como es bien conocido las grasas son insolubles en agua y precisan de
unos pasos previos para transformarse, ser digeridas y absorbidas. El primero de
estos pasos consiste en la emulsión de las grasas en cuyo proceso intervienen los
siguientes factores: masticación, peristaltismo gástrico, fosfolípidos de la dieta,
presencia de sales biliares, lecitina y posteriormente monoglicéridos.
A nivel gástrico, las grasas se encuentran con la lipasa lingual responsable
de la hidrólisis del 10-20% de los triglicéridos totales, tras la hidrólisis surgen los
diglicéridos (DG), monoglicéridos (MG) y ácidos grasos libres (AGL). La lipasa
lingual se estimula mediante la ingestión de alimentos ricos en grasas e inicia su
acción de hidrólisis en el estómago a un pH entre 3 y 5.5 Posteriormente, ya en
el intestino delgado, sigue hidrolizando todos los enlaces de las moléculas de los
Tg, no precisando para ello de ningún cofactor y no inhibiéndose por la presencia
de sales biliares.
Además de la lipasa lingual, otras enzimas lipolíticas están involucradas en
la hidrólisis de los triglicéridos, como son: lipasa pancreática, colipasa, esterasa
pancreática, fosfolipasa A2, lipasa de la leche, colesterol-esterasa pancreática. La
hidrólisis de los lípidos se favorece por acción de la colecistoquinina (CCK), que
se libera del epitelio duodenal en respuesta a las grasas y proteínas de la dieta,
esta enzima estimula la secreción pancreática, la contractura de la vesícula biliar
y la relajación del esfínter de Oddi. La lipasa pancreática es la principal enzima
lipolítica, actuando a un pH óptimo entre 6 y 6.5 en el intestino delgado, preci-
sando para actuar la presencia de la colipasa o cofactor pancreático; su efecto
consiste en hidrolizar enlaces entre los carbonos 1 y 3 de la cadena formando dos
monoglicéridos y un AGL. Las fosfolipasa A2 y colipasa pancreática hidrolizan
los FL de la dieta sobre todo la lecitina, produciendo un AGL y una molécula de
1-acil-lisolecitina. La enzima colesterol-esterasa se forma también en el páncreas
y su función es hidrolizar el colesterol esterificado formando una molécula de
colesterol libre y un AGL, que se absorbe por difusión, en tanto el colesterol no
esterificado se absorbe en el íleon pero de forma incompleta; ésta enzima precisa
para su activación de la presencia de sales biliares. Los ácidos biliares (derivados
del metabolismo del colesterol) juegan un papel importante en la emulsión de
los lípidos y son indispensables para conseguir su completa solubilidad a nivel
digestivo.

213
Endocrinología Infantil

La digestión intraluminal de las grasas empieza en el estómago con la acti-


vidad de la lipasa lingual, una vez en el intestino delgado, la acción combinada de
las sales biliares y de la lipasa pancreática influyen para alcanzar la emulsión lipí-
dica, formando las micelas (complejos macromoleculares formados por ácidos
grasos, monoglicéridos y sales biliares). En el intestino hay otros compuestos
lipídicos como FL, colesterol y otros esteroles. La mayor parte de los FL intra-
luminales, en su mayoría fosfatidilcolina, proceden de la bilis, son hidrolizados
por acción de la fosfolipasa-A2 pancreática a lisofosfatidilcolina y ácidos grasos.
Entre los esteroles el más importante es el colesterol que pasa a colesterol libre
(facilmente absorbible) debido a la acción del enzima colesterol-esterasa pan-
creática. Los diferentes compuestos lipídicos se absorben de forma pasiva como
monómeros. Los ácidos grasos de cadena media no precisan ser metabolizados en
el enterocito y pueden pasar directamente a la vena porta. Un tercio de los trigli-
céridos de cadena media pueden absorberse directamente, pero el resto de ellos
precisan de la acción conjunta de la lipasa y de las sales biliares para favorecer su
absorción una vez conseguida la hidrólisis. La absorción se realiza sobre todo a
nivel del yeyuno proximal, a través de las microvellosidades, pudiendo realizarse
la absorción incluso a nivel del íleon si la dieta es rica en grasas. El transporte de
los Tg a través de la mucosa intestinal se realiza por difusión simple, pasando al
retículo endoplásmico del enterocito, posteriormente los monoglicéridos se rees-
terifican en triglicéridos, acumulándose como gotas de grasa.
La proporción de colesterol absorbido es tanto mayor cuanto más grande
es el pool de ácidos biliares. El colesterol, al entrar en el enterocito, pasa al pool
del colesterol libre que está integrado por el colesterol exógeno y el endógeno. La
absorción del colesterol posee un dintel de saturación que permite la absorción de
sólo un 30-35% del aportado en la dieta. Una vez en el enterocito, los AGL, gli-
cerol y monoglicéridos, vuelven a ensamblarse para formar de nuevo triglicéri-
dos a los que se les unen cierta cantidad de colesterol absorbido en la dieta, que ha
sido esterificado. Ambos, triglicéridos y colesterol, son recubiertos por una fina
capa de FL y apoproteínas, fundamentalmente Apo-B48 y en menor cantidad las
Apo-AI y Apo-AII constituyendo lo que conocemos por quilomicrones. Los qui-
lomicrones nacientes salen a la circulación linfática intestinal y a través del con-
ducto torácico entran en la circulación sanguínea donde contactan con las HDL3,
con las que intercambian apoproteínas A-I y A-II por apoproteínas C y E, confor-
mándose así como quilomicrones maduros que al ir circulando por los capilares
tisulares van liberando su contenido de triglicéridos por efecto de la lipoproteinli-
pasa (LPL). La LPL es un enzima de gran tamaño presente en el espacio vascular

214
Hiperlipidemias

en gran cantidad, anclada a los endotelios capilares por una cadena de glicosa-
minglicano, susceptible de ser lisada por acción de la heparina. Esta enzima, se
une a los quilomicrones en presencia de la Apo-CII, que actúa como cofactor en
dicha unión. El tamaño de las partículas grasas que se forman, está condicionado
por varios factores, entre los que cabe destacar:
- La cantidad de grasa ingeridas con la dieta.
- El momento del proceso absortivo, ya que los quilomicrones llegan a
alcanzar su máximo tamaño durante el pico del periodo absortivo postprandial (3
a 5 horas postingesta).
- El tipo de ácidos grasos presentes en la dieta, ya que se ha podido com-
probar que los quilomicrones alcanzan un mayor tamaño cuando la dieta contiene
mayor cantidad de ácidos grasos insaturados que cuando los contiene saturados.
- La intensidad y/o velocidad de la síntesis de las proteínas, la inhibición de
la síntesis de estas da lugar a la formación de quilomicrones de mayor tamaño.
Los quilomicrones tras perder Tg y Apo-A y Apo-C se transforman en unas
partículas más pequeñas que tienen Apo-E en su envoltura y ésteres del coleste-
rol, que se denominan quilomicrones remanentes o residuales que son los encar-
gados de transportar el colesterol procedente de la dieta hasta el hígado. De esta
forma, el colesterol que se ingiere con la dieta se deposita inicialmente en el
hígado y una parte de él vuelve a ser secretado con otras lipoproteínas o a la
bilis. Los quilomicrones, que están ausentes del plasma de una persona sana en
ayunas, aparecen tras una comida rica en grasas, alcanzando el nivel máximo a
las 3-5 horas, para disminuir luego rápidamente. La persistencia postprandial de
quilomicrones por espacio superior a 12-16 horas indica defecto de degradación
de los triglicéridos.
Los triglicéridos, sintetizados en el hígado y envueltos en VLDL, junto con
apoproteínas sobre todo Apo-B100 y Apo-E (Fig.-10. 2). Una vez que se secreta
la VLDL a la circulación adquiere Apo-CII de las HDL. Los triglicéridos son
hidrolizados de manera subsecuente por la LPL, produciéndose restos de VLDL
que serán reabsorbidos por el hígado y desintegrados a IDL.
En este proceso se transfieren ciertos lípidos de la HDL. Algunas IDL son
captadas directamente por el hígado; pero otras, por disociación de la ApoE se
transforman a LDL que contienen casi exclusivamente ésteres de colesterol y
Apo-B100. Una vez en el interior de las células la LDL se separa de su receptor,
liberando los ésteres del colesterol que son utilizados en la síntesis de la mem-
brana celular, hormonas esteroideas y ácidos biliares. El receptor es liberado de
las LDL en el interior de las células regresando a la membrana plasmática pero

215
Endocrinología Infantil

Fig. 10.2. Representación esquemática del metabolismo de la lipoproteína. Vía endó-


gena del transporte de lípidos. PTEC, proteína de transferencia de ésteres de colesterol;
LH, lipasa pancreática; A-I, apolipoproteína A-I; CL, colesterol libre; EC, ésteres de
colesterol; TG, triglicéridos
al parecer, el número de receptores celulares se halla regulado por el nivel intra-
celular de colesterol. Por esta vía son degradadas de forma fisiológica él 70% de
las LDL, sin embargo el 30% restante se deposita en los macrófagos, mediante
unos receptores de membrana, no regulados por el contenido de colesterol en la
célula; por lo tanto, los macrófagos se van cargando de colesterol transformándose
en células espumosas y por ello estos receptores “scavenger” (basureros) desempe-
ñan un papel muy importante en aquellas circunstancias en las que existen niveles
elevados de LDL o ausencia-defecto de los receptores Apo-B100. La captación de
Lp(a) por los macrófagos se ve favorecida por los receptores del plasminógeno.
Las HDL constituyen un grupo de lipoproteínas con dos grandes subgru-
pos: HDL2 y HDL3, representando la primera una mayor concentración de
colesterol y habiéndose relacionado con el riesgo de cardiopatía isquémica. Ini-
cialmente aparecen en el plasma en forma de precursores (HDLn) constituidos
por FL y ApoA con una pequeña cantidad de colesterol. Esta formas nacientes se
convierten en formas maduras por acción de la lecitín-colesterol-aciltransferasa
(LCAT), que da lugar a los ésteres del colesterol, los cuales se disponen en el
core de la partícula, HDL madura; el defecto de LCAT y el aumento en plasma
de colesterol no esterificado se ha relacionado con la aparición en plasma de una
lipoproteína de características electroforéticas anormales, la lipoproteína X.

216
Hiperlipidemias

El origen de las HDL es doble: HDLn secretadas por hígado e intestino y


HDL provenientes de la superficie de las lipoproteínas ricas en triglicéridos, que
son liberados en la lipólisis. La función más importante de las HDL parece ser
el transporte de colesterol desde los tejidos periféricos al hígado. Las HDL son
aceptores muy eficaces del colesterol debido a la baja relación C/FL existente en
su revestimiento externo. De esta forma, se establece un gradiente de concentra-
ción entre la membrana celular y las partículas de HDL, este gradiente se man-
tiene en acción por la acción de dos factores:
- La acción de la LCAT que esterifica el colesterol de la superficie de la
HDL, desplazándolo al interior de la misma.
- La proteína de transferencia de ésteres de colesterol, que transfiere ésteres
de colesterol desde la HDL hacia las VLDL y LDL.
El mecanismo por el cual el colesterol abandona las células para incorpo-
rarse a las partículas de HDL parece depender de la existencia en la membrana
celular de un receptor específico para las HDL, que probablemente reconoce a la
Apo-AI de la misma. El transporte de los ésteres del colesterol hasta el hígado
podría realizarse a través de dos vías: a través del mismo receptor HDL presente
en la célula hepática, además los ésteres del colesterol al ser transferidos a la
VLDL y LDL, serían metabolizados en el hígado a través de la vía del receptor
LDL y receptor de remanentes (Fig.-10. 3).

Fig. 10.3. Representación esquemática del “pool” de lipoproteínas en el organismo.

217
Endocrinología Infantil

Ácidos grasos (AGL)


Se producen para almacenar la energía generada por los hidratos de car-
bono. Su síntesis se inicia a partir de los fragmentos de 2 átomos de carbono, a
nivel de la mitocondria, originándose el acetil-CoA a partir del piruvato. La car-
boxilación del acetil-CoA produce malonil CoA, interviniendo en éste proceso
una carboxilasa. Los grupos acetilo y malonil son transferidos a las proteínas
transportadoras liberándose en este proceso CoA. Posteriormente, se produce la
unión entre los grupos acetilo y malonil para formar un compuesto de 4 carbonos
que ligado a una proteína forma butiril-proteína, y uniéndose a una nueva molé-
cula de malonil-proteína da lugar a una cadena de ácidos grasos de 6 átomos de
carbono. El crecimiento de estas cadenas se verifica por la incorporación suce-
siva de 2 unidades de carbono cada vez (acetil-CoA). Sólo al final del proceso
se libera la proteína transportadora, quedando el ácido graso en condiciones de
almacenamiento. El catabolismo es fundamentalmente inverso a la síntesis pro-
duciéndose la liberación de 2 átomos de carbono cada vez, denominándose este
proceso beta oxidación (Fig.-10. 4), porque en cada una de las etapas de decar-

Fig. 10.4. Esquema de la beta-oxidación de los ácidos grasos (Tomado de: H. A.


Harper. Manual de química fisiológica., México: El Manual Moderno S.A., 1976).

218
Hiperlipidemias

boxilación se afecta el carbono en posición beta. Los átomos de hidrogeno libe-


rados son transferidos hasta la unión con los átomos de oxigeno y la formación de
agua. Este proceso oxidativo produce energía que se acumula en forma de ATP.
Los ácidos grasos que circulan en sangre tienen las siguientes propiedades
químicas: son alifáticos, su cadena es única y termina por un grupo carboxilo.
Cuando el número de átomos de carbono es de 12 o más se denominan “ácidos
grasos de cadena larga”; si tienen entre 8 y 11 carbonos, son “ácidos grasos de
cadena media”; y con menos de 8 átomos son “ácidos grasos de cadena corta”.
Los ácidos grasos de cadena larga predominan en la composición de la grasa
animal, sobre todo los de 16 y 18 átomos de carbono. Los ácidos grasos de
cadena media son parte fundamental de las grasas vegetales.
Otra forma de clasificar los ácidos grasos se realiza atendiendo a su con-
tenido en dobles enlaces entre los átomos de carbono de sus moléculas. Se habla
de ácidos grasos saturados (AGS) cuando su molécula no tiene dobles enlaces,
(ácido palmítico: 16C, ácido esteárico: 18C), estos ácidos grasos pueden sinte-
tizarse en el organismo, desde el acetato. Los ácidos grasos en cuya molécula
sólo hay un doble enlace son los ácidos grasos monoinsaturados (AGMI) (ácido
oleico: 18C), pueden formar parte de las grasas animales y no son esenciales.
Finalmente, existe un grupo de ácidos grasos en cuya molécula hay mayor
número de dobles enlaces, ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) también llama-
dos ácidos grasos esenciales, ya que su aporte debe ser exógeno, por ser el orga-
nismo incapaz de sintetizarlos, encontrándose en la composición de pescados,
crustáceos (Ω3), vegetales (Ω6). Los ácidos grasos de los mamíferos adoptan
en general la forma “cis”. La hidrogenación de tales ácidos puede llevarlos a la
forma “trans”. Los ácidos grasos se pueden clasificar en:
A) Esenciales (Linoleico, Linolénico y Araquidónico): No pueden ser sin-
tetizados por el organismo por lo que al faltar en la dieta ocasionan estados caren-
ciales que provocan alteraciones en las estructuras de membrana. Sin olvidar que
son los precursores de las prostaglandinas. Los síndromes de deficiencia de estos
ácidos grasos incluyen: incapacidad para aumento de peso, polidipsia, lesiones
cutáneas, esterilidad, anemia, diarrea, hematuria, etc.
B) No esenciales: al contrario que los anteriores, sí pueden sintetizarse en
el organismo.
Los ácidos grasos se transportan desde la zona de almacenamiento en el
tejido adiposo, a las zonas de utilización en el hígado y en el músculo, en forma
de ácidos grasos libres. Los ácidos grasos se almacenan en el tejido adiposo
como Tg, especialmente los ácidos palmítico, oleico y linoleico. La enzima limi-

219
Endocrinología Infantil

tante de la movilización de los Tg es una lipasa cuya actividad se ve promovida


por la noradrenalina y los glucocorticoides. Por lo tanto, la lipolísis que da lugar
a la liberación de ácidos grasos libres y glicerol en el plasma, se activa con el
estrés agudo, el ayuno prolongado y el déficit de insulina.

Triglicéridos (Tg)
Son utilizados como fuente de energía, sobre todo en los periodos de
ayuno. Los triglicéridos se sintetizan en las mitocondrias. El glicerol debe ser
activado por la presencia de fosfatos previamente a la adición de los radicales
ácidos. Hoy día se admiten dos posibilidades de formación del glicerol-fosfato
(Fig.-10.5): fosforilación del glicerol por acción de una gliceroquinasa (en pre-
sencia de ATP) que se localiza sobre todo en el hígado y riñón en grandes cantida-
des, mientras que en el intestino se encuentra en cantidades moderadas, a través

Fig. 10.4. Esquema de la biosíntesis de triglicéridos y fosfolípidos (Tomado de: H. A.


Harper. Manual de química fisiológica. México: El Manual Moderno S.A., 1976)

220
Hiperlipidemias

del ciclo de Embden-Meyerhof. Esta vía es usada preferentemente por los tejidos
que tienen poca gliceroquinasa como puede ser el tejido adiposo y el múscular.
El glicerol, activado por el fosfato se esterifica con dos radicales de AGL previa-
mente activados por la unión con el CoA, formándose así un diglicérido fosfatado
que se llama ácido fosfatídico. La separación del resto de fosfato permite luego
la introducción del tercer grupo ácido en la molécula del glicerol.
La síntesis de los triglicéridos varía según los tejidos en que se produce,
en el hígado, el glicerolfosfato se origina a partir del glicerol sanguíneo, mientras
que en el tejido adiposo el glicerolfosfato se origina principalmente a partir del
catabolismo glucídico, y en el intestino se origina por esterificación de los mono-
glicéridos que se absorben en la luz intestinal. El catabolismo de los triglicéridos
se realiza por la acción de una lipasa, enzima localizada en distintos lugares del
organismo. En el tejido adiposo la lipasa cataliza la hidrólisis de los triglicéridos
originando diglicéridos y AGL, es una enzima hormosensible, ya que es activada
por distintas hormonas (epinefrina, norepinefrina, glucagón, ACTH, tireotropa,
HGH) y se inhibe por la insulina.
El organismo utiliza los Tg como fuente de energía, sobre todo en los
periodos de ayuno. La esterificación de los tres grupos alcohólicos del glicerol
con moléculas de AG origina los Tg que generalmente contienen una mezcla de
dos o tres AG diferentes. Se ha demostrado mediante técnicas estereoscópicas
que el ácido palmítico ocupa preferentemente la posición 1 en la molécula de
Tg, mientras que el ácido linoleico y el ácido oleico, ocupan las posiciones 2 y 3
respectivamente de estas moléculas.

Fosfolípidos o Fosfátidos (FL)


Los fosfolípidos incluyen en su molécula ácido fosfórico, unos forman
ésteres con el glicerol y entre ellos figuran la lecitina y cefalina, y otros se esteri-
fican con la esfingosina -esfingolípidos, como la mielina (esfingomielina)-. Los
glicolípidos llevan esfingosina, pero no ácido fosfórico. Estos dos grupos son la
parte integrante más importante de los lípidos del sistema nervioso -cerebrósidos
y gangliósidos-. La síntesis de los FL tiene lugar en casi todos los tejidos, aunque
los FL plasmáticos proceden fundamentalmente del hígado.

Colesterol (C)
Es un esterol, con 27 átomos de carbono, que posee un núcleo esteroideo
formado por un anillo de cuatro lados con una cola formada por un grupo
hidroxilo. Es uno de los alcoholes cíclicos de alto peso molecular que se encuen-

221
Endocrinología Infantil

tra en todos los organismos vivos. Fue estudiado por Chevreul en 1916, quien lo
denominó colesterina por su procedencia biliar.
Se encuentra, como forma libre en todas las células animales siendo muy
abundante en la corteza suprarrenal y en el tejido nervioso. Sus funciones especí-
ficas se relacionan con las glándulas endocrinas: suprarrenales, ovarios y testícu-
los, donde se constituye en precursor de las hormonas esteroideas y en el hígado
donde da origen a los ácidos biliares. Puede encontrarse en el suero en forma
libre o esterificada con ácidos grasos. Su presencia en suero es debida al trans-
porte desde los sitios de síntesis a los lugares de utilización.
El mevalonato pasa por una serie de etapas hasta llegar al escualeno, pasa
a lanosterol por ciclización, y a partir de aquí se puede llegar a colesterol por dos
vías: una incluye la conversión en demosterol por el camino de la serie insatu-
rada y la otra a 7-colestanol o lanosterol a través de la serie saturada (Fig.-10.6).
Dos moléculas de acetil-CoA se transforman en acetato-acetil CoA por una ceto-
lasa, la acetato-acetil-CoA sirve de intermediaria para la síntesis de ácidos grasos,
cuerpos cetónicos y colesterol. La acetato-acetil-CoA condensa a otra molécula
para formar hidroxi-metilglutaril-CoA (HMG-CoA) que puede ser convertida
tanto en cuerpo cetónico como en colesterol. La conversión del HMG-CoA en
ácido mevalónico, por la HMG-CoA reductasa, constituye el paso irreversible de
la biosíntesis del colesterol, siendo los pasos siguientes casi específicos para la
síntesis estólica.

Fig. 10.6. Esquema de la biosíntesis de colesterol.

222
Hiperlipidemias

La síntesis del colesterol parece estar regulada por un mecanismo de retro-


control (feed-back negativo) influenciado por la dieta, así cuando la ingesta de
colesterol es de 3-4 g/día se inhibe la síntesis hepática del mismo, que se carac-
teriza por un ritmo circadiano de gran amplitud. El catabolismo del colesterol
se realiza fundamentalmente a nivel hepático, siendo las sales biliares el resul-
tado de este catabolismo. Aproximadamente un 50% se encuentra en la forma de
ácidos biliares, el otro 50% es convertido en coprostanol mediante las bacterias
intestinales. Del colesterol eliminado en forma de ácidos biliares es reabsorbido
el 95-98% por el íleon, la pequeña fracción que se escapa y que es excretada
determina la pérdida actual de colesterol, determinando el balance corporal del
mismo.
El tipo de lactancia que reciben los recién nacidos es uno de los principales
factores que determinan el nivel de colesterol sérico. Se ha demostrado la exis-
tencia de una diferencia significativa en las cifras séricas de colesterol durante
los tres primeros meses de vida en niños alimentados con lactancia materna. Los
niveles de colesterol plamáticos de los lactantes amamantados pueden modifi-
carse ante cambios dietéticos de sus madres. El menor contenido de colesterol y
la relación ácidos grasos poliinsaturados/saturados más elevada que se encuentra
en las fórmulas lácteas en comparación con la leche materna, explica los niveles
de colesterol sérico más bajos que se encuentran en los lactantes que son alimen-
tados con lactancia artificial. En los primeros años de vida se produce un aumento
considerable del colesterol, llegando a duplicar los niveles del nacimiento y apa-
reciendo una disminución importante de los niveles de triglicéridos.
El colesterol unido a las HDL y a las LDL se eleva en los tres primeros
años de vida, manteniéndose después en unos niveles estables durante toda la
infancia. Por el contrario, el colesterol unido a las VLDL, al igual que los trigli-
céridos, disminuye en los primeros años y se mantiene en cifras bajas hasta la
pubertad, momento en el que inicia un ligero incremento.
Existen en el organismo dos grandes compartimientos metabólicos para
el colesterol: el hepático y el sérico, estando en permanente interrelación. El
hígado provee de continuo colesterol al compartimiento sérico y fabrica al mismo
tiempo, ácidos biliares que es la vía de eliminación del esterol del organismo
más importante. El compartimiento sérico recibe permanentemente el aporte de
colesterol proveniente de la destrucción celular, de la reabsorción del colesterol
biliar a través de la circulación entero-hepática y de la reabsorción del contenido
de la dieta.

223
Endocrinología Infantil

El exceso de colesterol se almacena dentro de la células en forma de éste-


res. Alrededor del 60 % del colesterol en los seres humanos, se sintetiza por el
organismo y el 30% restante se aporta con la dieta siendo importante resaltar que
los niveles plasmáticos no se elevan de forma brusca tras la ingesta de comida
rica en grasas, sino que sólo se absorben del 25-50% en las siguientes 24 horas.

Lipoproteínas
Al ser los lípidos generalmente insolubles en agua y para poder circular, en
el plasma, deben unirse a proteínas que los solubilicen, constituyendo así com-
plejos macromoleculares llamados lipoproteínas. Todas las proteínas involucra-
das en este transporte son globulinas, con excepción de las que participan en
el transporte de los ácidos grasos (albúmina). Las lipoproteínas son complejos
hidrosolubles de alto peso molecular compuestas por lípidos (C, Tg, FL) y una o
más proteínas específicas, llamadas apoproteínas. Las lipoproteínas constan de
un núcleo central no polar formado por los lípidos insolubles en agua (C esteri-
ficado y Tg) y de una zona periférica formada por los elementos polares (FL, C
libre) y proteínas (apoproteínas), éstas últimas son las encargadas de hacer las
grasas hidrosolubles.
Según su densidad y movilidad electroforética las lipoproteínas plasmáti-
cas se han clasificado en cuatro grupos principales:
- Quilomicrones (QM). Son las lipoproteínas de mayor tamaño molecular
(750-10000 A) y las de menor densidad, inferior a 0,95 g/ml. Se originan en el
intestino y tienen poca movilidad electroforética, localizándose en el origen de
la columna. Poseen una función de transporte de los triglicéridos exógenos. Su
contenido proteico inicial es Apo B-48, A-I, A-II, A-IV (2 %). Su contenido en
triglicéridos se sitúa entre un 80-95 %, con predominio del colesterol libre (2.5
%). De entre los fosfolípidos (5.5 %): fosfatidilcolina. Contienen el 98 % de lípi-
dos (90% de triglicéridos, 5% FL y 3% colesterol y ésteres de colesterol) y el
resto (2%) son proteínas (Apo A-I, Apo A-II y Apo-B). El quilomicrón naciente
comienza a madurar recibiendo Apo-C y Apo-E de las HDL y cediendo a estas
ApoA-I y ApoA-IV; cuando estos quilomicrones ya no son degradables por haber
cedido gran parte de su contenido de Apo-C, se forman remanentes que son eli-
minados en el hígado por receptores para la Apo-E. La lipoproteinlipasa (LpL)
es importante para la captación en tejido adiposo y músculo de triglicéridos,
con posterior lipólisis. La actividad de la LpL aumenta durante y después de las
comidas. Se requiere insulina para mantener niveles de LpL adecuados en tejido
adiposo. La ApoC-II actúa como cofactor de la LpL, una vez hidrolizados los

224
Hiperlipidemias

triglicéridos, la ApoC-II es captada por la HDL. La ApoC-III actúa como trans-


portador de los triglicéridos.
- Lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL, pre-). Son proteínas de den-
sidad inferior a 1,006 g/ml. Poseen una movilidad electroforética pre-beta, su
tamaño oscila entre 300-800 A. y se producen en el higado. Su principal función
es el transporte de los triglicéridos endógenos.
Están formadas por 91% de lípidos sintetizados en el hígado (60-70% Tg,
10-15% FL y C) y 9% de proteínas (30-35% Apo-B, 50% Apo-C y 15-20%
Apo-E). La HDL aporta la ApoC-II necesaria para que por medio de la LpL los
triglicéridos sean degradados hacia ácidos grasos, que se dirigen principalmente
a músculo y tejido adiposo. Cuando la ApoC-II desciende, las VLDL ya no son
degradables, constituyendo el VLDL remanente o IDL que tienen un doble des-
tino: una pequeña porción se cataliza en el hígado por medio de los receptores para
la ApoB100 y ApoE y el resto origina la mayor parte de las LDL, por medio de la
triglicéridolipasa hepática. La síntesis de VLDL en enterocito y hepatocito se ve
regulada por la concentración intracelular de ácidos grasos de origen endógeno.
- Lipoproteínas de baja densidad (LDL). Su densidad se encuentra entre
1.019-1.063 g/ml. Tienen una movilidad electroforética: beta, con un tamaño
de 200-220 A. Su función es el transporte de colesterol a las células extrahepáti-
cas. Están formadas en un 75-81% de lípidos (ésteres del colesterol y en menor
proporción por FL, Tg y C libre) y en un 19-25% de proteínas (Apo-B100). Su
catabolismo tiene lugar en el hígado y tejidos periféricos por medio de receptores
para la ApoB100, y por endocitosis de los macrófagos.
- Lipoproteínas de alta densidad (HDL). Son las proteínas de más alta den-
sidad, oscilan entre 1.063-1.21 g/ml., su tamaño es de 75-100 A. y su movilidad
electroforética es alfa. Están compuestas por un 50% de lípidos y un 50% de
proteínas (Apoproteínas A-I, A-II, C-I y C-II). Su origen es el hígado (3/4), qui-
lomicrones y VLDL (1/4). Su función es el transporte de colesterol de las células
extrahepáticas al hígado. Las concentraciones de HDL aumentan con: ejercicio,
alcohol en pequeñas cantidades y estrógenos. Las HDL se unen a la LCAT (leci-
tincolesterolaciltransferasa) eliminando un ácido graso de la lecitina y transfirién-
dolo al colesterol, originando un ester de colesterol y lisolecitina. La LCAT unida
a la ApoD y HDL, con quien forma un complejo, precisa de ApoA-I para acti-
varse. Por lo que la disminución de la ApoA-I es mejor indicador del riesgo de
coronariopatia que la HDL.
- Lipoproteína (a). Es una lipoproteína con mucha analogía con la LDL.
Se piensa que es la encargada de aportar el colesterol para la síntesis rápida de

225
Endocrinología Infantil

membrana en los procesos inflamatorios. Tiene una Apo-B, idéntica a las de la


VLDL o LDL y una Apo-A con mucha analogía con el plasminógeno. Su interés
radica en la relación directa existente entre sus niveles y la incidencia de cardio-
patía isquémica en el adulto.

Apoproteínas
Estas proteínas son esenciales para el normal ensamblaje, secreción y
metabolismo de las lipoproteínas. Ayudan a la solubilidad de los lípidos en el
plasma, sirven también como cofactores para enzimas en el metabolismo de los
lípidos y como ligaduras para los receptores de membrana que reconocen a las
lipoproteínas.
Apo-A. Con un peso molecular que oscila entre 17.000-28.300, se descri-
ben las variedades: A1, A2 y A3 de las HDL. La Apo-A1 se encuentra en una pro-
porción del 65-70% y la Apo-A2 del 20-25%.
Apo-B. Cuyo peso molecular varía desde 241.000-512.000. Constituye
más del 95% de las proteínas de la LDL, cerca del 40% de las VLDL y el 5-20%
de los quilomicrones. El papel biológico de esta apoproteína parece estar vincu-
lado con el transporte de los Tg fuera de la célula donde se han sintetizado. Es
conocida la existencia de dos Apo-B: la Apo-B100, considerada como un ligando
para el receptor de la LDL; la Apo B48, que representa la porción terminal de la
Apo-B100, estando sólo presente en los quilomicrones. La Apo B48 se sintetiza
exclusivamente en el enterocito. En su ausencia no se forman quilomicrones. Los
quilomicrones nacientes toman ApoE y ApoC-II de la HDL.
Apo-C. Con un peso molecular entre 6.631 y 8.764. Constituye el 40-80%
de las apoproteínas de las VLDL y el 70-90% de las apoproteínas de los quilomi-
crones plasmáticos. Tiene un importante papel fisiológico en el transporte de sus-
tancias grasas y además actúa como cofactor de la enzima lipoproteinlipasa. Está
constituida por tres apoproteínas distintas: Apo-C1, Apo-C2, Apo-C3. La ApoC2
actúa como cofactor de la LpL, una vez hidrolizados los triglicéridos, la ApoC2
es captada por la HDL. La Apo-C3 actúa como transportador de los triglicéridos.
Apo-E. Su peso molecular es de 34.000. Existe en tres isoformas mayores
que se diferencian por la presencia de arginina en lugar de cisteina en la posición
112 (E-3), 112 y 158 (E-2), en tanto la apo E-4 no contiene cisteina. Participa en
el reconocimiento por el hígado de las partículas residuales de los quilomicrones
y VLDL. Constituye un 13-15% de la VLDL y un 4-5% de los quilomicrones y
1% de las HDL y LDL. Es sintetizada en una amplia variedad de células inclu-
yendo riñón, hígado, cerebro y macrófagos.

226
Hiperlipidemias

Apo-D. Sólo está presente en la HDL y en una cantidad mínima, un 5%, su


función es desconocida.

Defectos hereditarios del metabolismo lipídico

Este grupo de trastornos también conocidos como hiperlipoproteinemias


primarias pueden definirse como aquellas situaciones en las que las concentra-
ciones de colesterol y triglicéridos plasmáticos exceden del límite considerado
como normal para la edad y sexo, que arbitrariamente se ha considerado como el
percentil 95 en una población clínicamente sana.
La clasificación de las dislipemias fue realizada por primera vez por Fre-
drickson, modificada posteriormente por la OMS (Tabla 10.1), estableciendo 5
tipos de hiperlipoproteinemias según las lipoproteínas que se encuentren eleva-

Tipo Herencia Lipoproteína Lípido Lesión Manifestaciones


acumulada acumulado bioquímica clínicas

I Autosómica Quilomicrones Triglicéridos Defecto de Pancreatitis


recesiva. lipoproteinlipasa. Xantomas eruptivos.
Defecto de Lipemia retinalis.
apolipoproteína CII
IIa Autosómica LDL Colesterol Defecto del receptor Xantomas tendinosos
dominante para LDL (apo B100)
(1/500)
Poligénica.
IIb Autosómica LDL Colesterol Síntesis de Apo B Cardiopatía isquémica
dominante VLDL Triglicéridos aumentada. Xantomas eruptivos
III Poligénica IDL Colesterol Defecto de Xantomas palmares
(2/10.000) Triglicéridos conversión de VLDL Cardiopatía isquémica
endógena
IV Autosómico VLDL Triglicéridos Aumento de la Dolor abdominal
dominante Colesterol síntesis de VLDL Pancreatitis
endógena. Xantomas eruptivos
V Poligénica Quilomicrones Triglicéridos Similar al tipo IV Dolor abdominal
VLDL Colesterol Pancreatitis
Xantomas eruptivos
Hepatoesplenomegalia

Tabla 10.1. Clasificación de Fredrickson de las hiperlipemias

227
Endocrinología Infantil

das en el plasma. Como toda enfermedad hereditaria, las dislipemias primarias


son enfermedades presentes desde el nacimiento, aunque sus manifestaciones clí-
nicas se pongan de manifiesto al inicio de la edad adulta.

Hiperquilomicronemia familiar (Tipo I)


En este defecto poco frecuente, de herencia autosómica recesiva existe una
alteración a nivel de la aclaración de la VLDL y/o quilomicrones del plasma,
existe un aumento de triglicéridos en plasma que le confiere un aspecto quiloso;
se debe a una disminución de la enzima normalmente encargada de la lipólisis
de los triglicéridos, la lipoproteínlipasa o de su cofactor la apo CII. Las manifes-
taciones clínicas aparecen precozmente y derivan del acumulo de triglicéridos
en diversos tejidos, encontramos así: hepatoesplenomegalia, xantomas eruptivos,
lipemia retinalis, pancreatitis y crisis de dolor abdominal. El objetivo del trata-
miento es reducir los niveles de triglicéridos hasta valores próximos a la normali-
dad, lo que se consigue instaurando una dieta pobre en grasas y la suplementación
con triglicéridos de cadena media, que al pasar directamente desde el intestino a
la porta, disminuyen la formación de quilomicrones. Como agentes farmacoló-
gicos pueden resultar efectivos los fibratos y el ácido nicotínico.

Hipercolesterolemia familiar (Tipo IIa)


Es una enfermedad de herencia autosómica dominante (en una minoría
de casos de tipo poligénica) que se debe a una disminución de receptores para
la apoB y E de las LDL, de forma parcial (heterocigotos) o total (monocigotos);
el resultado es un incremento de los valores de LDL en plasma, principal trans-
portador del colesterol, que se ve de esta forma también incrementado. La forma
heterocigota de la enfermedad se manifiesta por presentar niveles de colesterol
2-3 veces mayores que los observados en la población general, la relación entre
hipercolesterolemia y cardiopatía isquémica es un hecho contrastado, habiéndose
observado un adelanto de 20 años en la presencia de infarto de miocardio sobre
la edad esperada de presentación en los individuos normales. El mecanismo de la
relación entre aterosclerosis e hipercolesterolemia, esta en la actualidad perfecta-
mente establecido e incluye inicialmente el depósito de los ésteres de colesterol
sobre la pared arterial, que en lugar de ser metabolizados a nivel hepático son eli-
minados de la circulación por los macrófagos, que se convierten a sí en el germen
de la reacción inflamatoria de la placa de ateroma. Además de la aterosclerosis
se pueden presentar manifestaciones xantomatosas debidas a la infiltración de la
piel y los tendones por LDL. La localización típica de los xantomas tendinosos

228
Hiperlipidemias

es el tendón de Aquiles, patelar, olecraniano y extensores de las manos. Los xan-


tomas tuberosos, que también pueden estar presentes, se localizan en los pliegues
interdigitales y en los párpados como xantelasmas. El arco corneal prematuro
es una manifestación de las formas homocigotas. A diferencia de lo que ocurre
en las hipertrigliceridemias familiares la asociación con obesidad o diabetes es
menos prevalente. Para su tratamiento se debe instaurar una dieta de bajo conte-
nido en colesterol, teniendo en cuenta las apreciaciones que mas adelante vere-
mos.

Hiperlipidemia familiar combinada (Tipo IIb)


La expresión de este proceso, que en origen puede ser de herencia poli-
génica o autosómica dominante, se caracteriza por un aumento de los niveles
de colesterol plasmáticos y de triglicéridos, que se modifica según el perfil de
ingesta de grasas de cada individuo. Se han descrito tanto un incremento en la
síntesis hepática de apo B que se traduce en aumento de las VLDL circulantes
que además contienen mayor cantidad de apo B que las VLDL de sujetos sanos.
La síntesis hepática de triglicéridos no esta aumentada y la hipertrigliceridemia
observada en plasma obedece exclusivamente al aumento de VLDL. Las mani-
festaciones clínicas incluyen xantomas eruptivos y ateromatosis con una inci-
dencia de cardiopatía isquémica incrementada hasta un 30% sobre la población
general. La obesidad, el hiperinsulinismo y la diabetes son patologías frecuente-
mente asociadas. Como en las otras formas de hiperlipemias, el control dietético
es fundamental para su manejo.

Disbetalipoproteinemia (Tipo III)


Este defecto de herencia poligénica se debe a un defecto en el procesa-
miento de las VLDL hacia LDL, se produce en consecuencia un acúmulo de lipo-
proteínas de densidad intermedia que electroforéticamente se manifiestan como
una banda b ancha. El proceso parece deberse a un defecto de apo E que hace a
la molécula de VLDL menos reconocible para sus receptores. Las manifestacio-
nes clínicas incluyen xantomas palmares, tendinosos y tuberosos, la incidencia
de ateromatosis se encuentra incrementada, siendo la claudicación intermitente y
la cardiopatía isquémica manifestaciones habituales de la enfermedad. Los valo-
res plasmáticos de colesterol total y triglicéridos se hallan elevados, aunque los
niveles de colesterol contenidos en la LDL circulante se encuentran por debajo
de lo habitual. Entre las patologías frecuentemente asociadas a este proceso se
citan: gota, diabetes mellitus e hipotiroidismo. Al ser una enfermedad con alto

229
Endocrinología Infantil

riesgo aterogénico, es importante iniciar un control dietético precoz y tratamiento


farmacológico con fibratos.

Hipertrigliceridemia familiar (Tipo IV)


Este defecto incluye un grupo de trastornos frecuentes con una herencia
de tipo autosómica dominante, aunque de baja penetrancia, lo que explica que en
la gran mayoría de los casos las manifestaciones clínicas sean tardías. Entre los
mecanismos responsables se ha descrito un incremento de la síntesis de VLDL en
el hígado, así como una disminución de su aclaración en los tejidos periféricos; el
efecto global es un aumento de los triglicéridos endógenos con niveles de coles-
terol en plasma normales o sólo ligeramente elevados. Las manifestaciones clíni-
cas incluyen depósitos corneales de lípidos, xantomas eruptivos y ligero aumento
del riesgo de cardiopatía isquémica, que se ha centrado en torno a un 2-5%.
El aumento de triglicéridos puede asociarse igualmente a un hiperinsulinismo
secundario por resistencia periférica a la insulina, que por lo general revierte al
normalizarse las cifras de triglicéridos plasmáticos. Los puntos principales para
su tratamiento incluyen: adelgazamiento (en los casos que lo precisen), y reduc-
ción de la ingesta de grasas de origen animal. Se obtienen efectos beneficiosos
con el uso de fibratos, ácido nicotínico y ácidos grasos poliinsaturados.

Hipertrigliceridemia con hiperquilomicronemia (Tipo V)


Esta enfermedad de inicio tardío se debe muy posiblemente a una com-
binación de múltiples defectos bioquímicos que se traducen en un incremento
de triglicéridos exógenos y endógenos; por tanto encontramos aumentados en
plasma los quilomicrones y las VLDL. Existen datos para afirmar que el defecto
genético sea heterogéneo, pues en algunas familias la actividad de la lipopro-
teinlipasa es normal, en tanto en otras esta descendida. Clínicamente los rasgos
característicos del proceso incluyen: xantomas eruptivos profusos, dolor abdo-
minal recurrente, pancreatitis, lipemia retinalis y aterosclerosis. La hiperlipemia
tipo V, a diferencia de la tipo I de Fredrickson muestra un aspecto del suero opa-
lino, en lugar de lechoso característico del tipo I; y existe una marcada asociación
con obesidad. Como comentamos para el tipo IV, la asociación con hiperinsuli-
nismo por resistencia periférica a la insulina, es una razón más para intentar el
control del peso corporal en los límites ideales y reducir el aporte exógeno de
grasas en la dieta; medicamentos como fibratos o ácido nicotínico pueden resultar
de utilidad.

230
Hiperlipidemias

Hiperlipidemias secundarias

Dentro de este apartado se incluyen aquellas hiperlipidemias que apare-


cen a consecuencia de ciertas enfermedades o procesos que no afectan de forma
primaria el metabolismo lipídico, por tanto el mecanismo patogénico es muy
variado y depende de la enfermedad que origina el defecto. Por tanto, su diag-
nóstico se basa en la coexistencia de una alteración del metabolismo y una enfer-
medad de base que puede, al menos en potencia, alterar el metabolismo lipídico.
Según el tipo de patologías que pueden ocasionar estos trastornos se clasifican en
alteraciones endocrino-metabólicos, tóxicos, renales y digestivas entre otras.

Hiperlipidemias secundarias a trastornos endocrino-metabólicos


Se incluyen en este apartado la obesidad que se asocia con mas frecuen-
cia con hipertrigliceridemia con aumento de VLDL y disminución de las lipo-
proteínas de alta densidad (HDL); en los pacientes obesos se ha comprobado un
aumento de la síntesis hepática de VLDL junto con un aclaración hacia LDL
no aumentado, estos cambios son reversibles cuando el obeso es sometido al
ayuno. Se ha demostrado que los niveles de triglicéridos en plasma del sujeto
obeso se relacionan de forma lineal con los niveles de insulina, este parece ser el
mecanismo patogénico mas frecuente en el paciente obeso. El incremento de los
niveles de HDL descritos en el paciente obeso es independiente de las cifras de
triglicéridos, esta alteración contribuye al aumento del riesgo cardiovascular del
paciente obeso. Al igual que ocurre con los triglicéridos el ayuno y la instauración
de una dieta hidrocarbonada normal se sigue de una normalización de los niveles
de HDL.
La hiperuricemia y la gota es otro grupo de trastornos metabólicos que
se asocian a hiperlipoproteinemia con aumento de las VLDL por mecanismo no
completamente conocido, además de con hiperlipidemia la gota se asocia con
obesidad e hipertensión que serían dos factores más de riesgo coronario.
El hipotiroidismo se asocia con hiperlipoproteinemia hasta en el 80% de
los casos, habiéndose demostrado la presencia de aumento de LDL e IDL. En
estos pacientes la VLDL tienen una concentración normal, aunque son cualitati-
vas anormales, siendo ricas en colesterol y apo E; las IDL que estan aumentadas
presentan una composición anormal con una relación colesterol/triglicéridos alta,
sin embargo la composición de las LDL es normal. Todas estas alteraciones pare-
cen deberse a una disminución de la actividad de la lipoproteinlipasa y de los
receptores de LDL; estas alteraciones se normalizan al normalizarse las hormo-

231
Endocrinología Infantil

nas tiroideas circulantes, que debe ser el tratamiento de elección; el tratamiento


de la hipercolesterolemia con inhibidores de la reductasa no es aconsejable en
estos pacientes por la alta incidencia de miopatías que provoca.
El síndrome de Cushing se asocia con hiperlipoproteinemia, fundamental-
mente aumento del colesterol plasmático. Entre los mecanismos implicados se
citan la tendencia de los corticoides a inducir resistencia a la insulina y aumento
de la síntesis hepática de VLDL y triglicéridos. Otro efecto de los corticoides
consiste en el estímulo postheparínico de la lipasa endotelial que conduce a una
aclaración de las VLDL y aumento de las LDL.
En los pacientes con diabetes mellitus no insulindependiente las alteracio-
nes lipídicas descritas guardan relación con la existencia de hiperinsulinismo y
resistencia periférica a la acción de la insulina, en consecuencia el fenotipo lipo-
proteico descrito es en su mayor parte IV en la clasificación de Fredricson. En los
pacientes con diabtes mellitus insulindependiente no existe una correlación entre
hipertrigliceridemia previa al tratamiento insulínico y el grado de cetoacidosis o
de hiperglucemia. La obesidad que frecuentemente se asocia a la diabetes melli-
tus contribuye a la hiperlipidemia del paciente con diabetes mellitus.

Hiperlipidemias secundarias a fármacos o tóxicos


Todas aquellas sustancias capaces de lesionar el hígado pueden alterar el
metabolismo de los lípidos, por ser este órgano fundamental en su metabolismo.
El etanol altera el metabolismo lipídico por dos mecanismos diferentes: por alte-
raciones metabólicas secundarias al catabolismo del etanol y por acción directa
sobre el hígado. El consumo de alcohol ocasiona cambios en el sistema micro-
somal oxidativo del etanol relacionados con la proliferación del sistema reticu-
loendotelial liso que se relaciona a su vez con los enzimas implicados en el
metabolismo lipídico. El etanol puede inducir reducción de los niveles de ácidos
grasos libres debido a un aumento de la producción de acetato que inhibe la lipó-
lisis en el tejido adiposo. Además el alcohol incrementa las lipoproteínas encar-
gadas del transporte de triglicéridos (hiperlipidemia tipos IV y V de Fredrickson).
El colesterol total también se incrementa, así como el colesterol transportado por
las LDL y las HDL

Hiperlipidemias secundarias a trastornos renales


En la insuficiencia renal crónica se han descrito alteraciones del perfil lipo-
proteico consistentes en aumento de los triglicéridos contenidos en la VLDL, IDL
y LDL con valores normales de colesterol. El HDL colesterol se encuentra dismi-

232
Hiperlipidemias

nuido a expensas de la fracción HDL2, lo mismo que la apo A, otras alteraciones


descritas comprenden el descenso de la apo C-II y aumento de la apo C-III y apo
E. el nivel de fosfolípidos no se modifica. La causa de todas estas modificaciones
parece estar ligada a una disminución de la lipasa hepática y de la lipoproteinli-
pasa, así como la alteración del metabolismo de los hidratos de carbono con into-
lerancia hidrocarbonada y resistencia periférica a la insulina.
El síndrome nefrótico se caracteriza por hipoalbuminemia, proteinuria de
mas de 40 mg/m2 s.c./día e hiperlipoproteinemia. La hiperlipoproteinemia detec-
tada en este síndrome es inversamente proporcional a la cifra de albúmina sérica,
siendo constante el hallazgo de hipercolesterolemia, aumento de fosfolípidos y de
la síntesis hepática de hiperlipoproteínas. Valores de albúmina de 2-3 g/dl incre-
mentan la síntesis hepática de albúmina y LDL; una respuesta también obser-
vada, aunque menos intensa es el aumento de las VLDL. Otros defectos también
descritos son defectos en la actividad de CLAT y déficit del contenido de apo C-II
de las VLDL. El síndrome nefrótico se asocia igualmente a lipiduria, lo que se
encuentra en relación con la proteinuria, no con los valores plasmáticos de lípi-
dos.
Los pacientes con trasplante renal desarrollan hiperlipoproteinemias de
fenotipo IIa, IIb y IV; entre los mecanismos implicados debe señalarse el trata-
miento esteroideo e inmunosupresor a que se someten estos pacientes, estos fár-
macos actuan sobre el hígado disminuyendo la síntesis de lipasa hepática, lo que
explica el aumento de los triglicéridos por disminución de su catabolismo; por su
parte los corticoides ocasionan intolerancia hidrocarbonada, aumento de la secre-
ción de insulina, lo que supone un estímulo para la secreción hepática de triglicé-
ridos y VLDL; otro efecto conocido de los corticoides es el incremento de ácidos
grasos libres.

Hiperlipidemias secundarias a trastornos digestivos


El conocimiento del papel del hígado en el metabolismo de las lipoproteí-
nas crean las bases para conocer las alteraciones lipoproteicas en los pacientes
con patología hepatobiliar. Así, los pacientes con insuficiencia hepática presentan
una síntesis muy disminuida de VLDL, que a su vez será origen de una disminu-
ción de las lipoproteínas de baja densidad (LDL); la capacidad de aclaración de
triglicéridos exógenos esta disminuida cuando hay una sobrecarga de los mismos.
El incremento del colesterol plasmático se origina a expensas de la fracción este-
rificada con un incremento de la porción no esterificada, todo ello debido a la
disminución de la CLAT, que condiciona cambios cuantitativos y cualitativos en

233
Endocrinología Infantil

las HDL. La disminución de HDL maduras se acompaña de una disminución de


apo A, al igual que el colesterol contenido en las HDL. La hipertrigliceridemia
que se observa en algunos pacientes con hepatitis aguda podría ser debida a la
presencia de remanentes procedentes del catabolismo de las VLDL y quilomicro-
nes.
A diferencia de los pacientes con insuficiencia hepática los pacientes con
colestasis presentan un aumento de la concentración plasmática de colesterol a
expensas de la fracción no esterificada. La actividad de la lipoproteinlipasa se
encuentra disminuida. En estos pacientes se ha descrito un aumento de LDL de
características electroforéticas anormales, lo que se debe a la existencia de una
lipoproteína anormal, conocida como lipoproteína X; esta lipoproteína se caracte-
riza por su elevado contenido en fosfolípidos (fosfatidilcolina), los componentes
proteicos de la molécula corresponden a albúmina (40%) y apoproteína X (60%).
La lipoproteína X se encuentra también en pacientes con deficiencia familiar de
LCAT, obliga a pensar que la lipoproteína X se forma para transportar el exceso
de colesterol no esterificado.

Tratamiento dietético de las hiperlipemias


Dentro de las distintas posibilidades terapéuticas, que existen hoy día, el
control dietético constituye la base del manejo de este tipo de enfermedades, e
incluso en aquellas ocasiones en que sea preciso recurrir al apoyo farmacoló-
gico, el mantenimiento de una dieta adecuada resulta un factor imprescindible.
La implantación de un tratamiento dietético en los niños que lo precisan, supone
una problemática sujeta a consideraciones de índole socio-económica y cultural,
ya que nos vamos a encontrar frecuentemente con alguna de la siguiente proble-
mática:
- Necesidad de efectuar modificaciones dietéticas respecto a las costum-
bres alimentarias adquiridas y que tales cambios se mantengan sin interrupción
durante el resto de la vida.
- Presiones del consumo de la industria alimentaria a través de los medios
de comunicación, con impacto mucho mayor que las recomendaciones sanita-
rias.
- El cambio producido en la alimentación de la última década: diversi-
ficación de los lugares en que ésta se lleva a cabo (comedores escolares, de
empresa..), tiempo cada vez más reducido en la elaboración doméstica de los ali-
mentos y empleo cada vez mayor de los aperitivos en sustitución de las comidas
“típicas”.

234
Hiperlipidemias

- La dificultad de conocer la composición exacta de muchos alimentos pre-


fabricados de uso común en la infancia, con marcado abuso de colorantes y con-
servantes
En nuestro país y como resultado de diversas encuestas nutricionales
encontramos que cualitativamente existe en la alimentación de nuestros niños
exceso de nutrientes ricos en colesterol, grasas saturadas, sal y azúcares refi-
nados y defecto en el consumo de fibra vegetal: verduras, legumbres y frutas;
además, cuantitativamente encontramos alto consumo de calorías vacías (alimen-
tos “basura”). Es importante señalar que las dietas no deben consistir en menús
rígidos y predeterminados, teniendo en cuenta que los cambios de los hábitos
alimenticios son difíciles, por lo que estas modificaciones se deben introducir
progresivamente durante meses o años. Siempre que se establecen regímenes die-
téticos hay que tener en cuenta otros factores externos como son: actividad física
del niño, funciones endocrinas, clima y determinantes genéticos individuales, por lo
que cada dieta debe ser adaptada a las necesidades particulares de cada individuo.
El intento de implantar una dieta normocalórica es una de las bases del
tratamiento en las distintas hiperlipoproteinemias, ya que el aumento del total
calórico incrementa la producción de VLDL, triglicéridos y subsiguientemente
de LDL, con disminución de HDL. La recomendación más extendida para el con-
trol de las hipercolesterolemias es que la grasa total de la dieta no sobrepase el
30% del total calórico necesario. En nuestro país, la población infantil ingiere
actualmente cifras cercanas al 40% lo que nos da una idea del riesgo de enferme-
dad aterosclerótica en un futuro. La relación positiva entre la ingesta de grasa
total y colesterolemia se conoce desde hace tiempo. El tipo de grasa ingerida
parece tener una influencia definitiva, tanto sobre el colesterol total como sobre
las distintas lipoproteínas plasmáticas. Si se reemplazan en la dieta, isocaló-
ricamente, los ácidos grasos saturados por los poliinsaturados, se obtiene una
disminuci¢n del colesterol plasmático; por lo que en estos casos la sustitución de
las grasas de origen animal por aquellas de origen vegetal o aceite de pescado,
respetando un aporte de grasas del 30% del total clórico parece especialmente
beneficioso.
Aunque sometida a grandes controversias existe la idea de que una ade-
cuada ingesta de colesterol durante el período de crecimiento es importante para
el propio metabolismo del colesterol a lo largo de la vida, para la mielinización
del sistema nervioso, así como para la formación de ácidos biliares y hormonas;
no se recomienda, por tanto realizar cambios dietéticos en la alimentación de
niños menores de 2 años. Además se ha establecido que el colesterol de la dieta

235
Endocrinología Infantil

es menos hipercolesterolemiante que los ácidos grasos saturadas de la misma, por


lo que los intentos dietéticos irán dirigidos a disminuir la ingesta de ácidos grasos
saturados.
No todos los ácidos grasos saturados se encuentran igualmente implica-
dos en la elevación de los niveles plasmáticos de colesterol, de forma que los
ácidos grasos de hasta 10 carbonos no afectan a los niveles lipídicos, siendo el
láurico, mirístico y palmítico (presentes en grasa animal, aceite de coco, palma,
avellana..) los máximos responsables de la elevación de los niveles de los lípidos.
Los efectos hipercolesterolemiantes de los ácidos grasos saturados y del coleste-
rol de la dieta parece ser debido a la supresión de los receptores de LDL, tanto en
los linfocitos como en el hígado que es donde se cataboliza.
Los ácidos grasos poliinsaturados son ácidos grasos esenciales para el
organismo, presentes en la dieta en unas concentraciones diarias del 2% de las
calorías totales. El efecto fundamental de las grasas poliinsaturadas es la dismi-
nución del colesterol plasmático, disminuyendo tanto el colesterol vehiculizado
por las LDL como por las HDL. Los ácidos grasos piliinsaturados de cadena
larga, como los procedentes de aceites de pescado, tienen un potente efecto sobre
los triglicéridos plasmáticos, produciendo un descenso que oscila entre un 15
y 47%. Existen dos importantes familias de ácidos grasos poliinsaturados: -6
y -3. La familia de ácidos grasos -6 representada fundamentalmente por los
ácidos linoléico y araquidónico, presentes en los aceites de semillas vegetales,
originan un aumento de la eliminación de esteroles y sales biliares por las heces,
cambio en la composición de las LDL, descenso de la síntesis hepática de VLDL
y HDL y descenso de la síntesis y aumento del catabolismo de Apo-A. La familia
de ácidos grasos -3, está representada por los ácidos linolénico, eicosapenta-
noico y decosahexanoico, presentes fundamentalmente en la grasa del pescado
azul; son competidores metabólicamente con los ácidos grasos de la serie -6;
tienen acción preferentemente sobre los triglicéridos tanto en sujetos normales
como en hipertrigliceridémicos, su acción sobre la LDL parece deberse a la dis-
minución del tamaño de las LDL. El efecto sobre le colesterol parece dosis-
dependiente, desciende el colesterol a dosis moderadas o bajas, pudiéndose elevar
paradójicamente a dosis elevadas. Además se comportan como antitrombótico
por su acción inhibitoria del tromboxano A y leucotrieno B. No se recomienda la
ingesta de aceite de pescado a la población normolipémica. El empleo de canti-
dades elevadas de grasa poliinsaturada procedente del pescado azul no está justi-
ficado en la edad pediátrica, aunque su consumo moderado (25g/día o 100 g dos
veces/semana) puede tener ventajas como aporte proteico y mineral.

236
Hiperlipidemias

Las grasas monoinsaturadas representadas fundamentalmente por el ácido


oleico, se ha comprobado que disminuye los niveles de colesterol total y la frac-
ción LDL y eleva la fracción HDL. Una dieta que contenga un 40% de las calorías
en forma de grasas monoinsaturadas, principalmente como oleatos, disminuye
el LDL con similar intensidad que una dieta que contenga esa misma cantidad
de calorías en forma de grasas poliinsaturadas, sin los efectos indeseables de la
disminución del HDL que acompaña a estas últimas.
Las recomendaciones diarias para el consumo de fibra oscilan entre 25-50
g/día, plantea problemas en cuanto a tolerancia y aceptación. Dentro de los dife-
rentes tipos de fibra son las fibras solubles las de mayor poder hipocolesterole-
miante, las insolubles no afectan a los niveles de colesterol. El efecto benéfico de
la fibra se obtendría por los siguientes mecanismos: quelación intestinal de los
ácidos y sales biliares. Inhibición de la síntesis endógena del colesterol mediante
metabolitos cólicos de putrefacción. Entre los alimentos ricos en fibra cabe des-
tacar a las legumbres que proporcionan la mayor cantidad de fibra soluble, pero
que debe ser complementada con cereales, verdura y fruta de mayor contenido en
pectina.
El aporte energético aportado por las proteínas debe ser entre 8 y 10%, lo
que permite un crecimiento pondoestatural normal. Algunas proteínas como las
de soja, han demostrado capacidad para descender el colesterol sérico, disminu-
yendo el LDL.
Cuando los niveles de colesterol permanecen elevados se procede a la fase
de intervención dietética, que se hace en dos fases como se describe a continua-
ción:
Fase de sustitución: Denominada también como fase 1 o intervención die-
tética-1, su finalidad es disminuir el consumo de alimentos ricos en colesterol y
grasas saturadas. Para ello se elimina de la alimentación la yema de huevo, la
grasa visible de la carne y la piel de las aves. Se evitarán los embutidos y vís-
ceras que se sustituirán por alimentos alternativos que pueden reemplazar a los
que contienen cantidades importantes de colesterol y grasas saturadas. También
conviene cambiar los hábitos culinarios, por ejemplo evitando la utilización de
huevo entero en la elaboración de flanes, galletas..., etc.
Fase de reducción: el objetivo de esta fase 2 o intervención dietética-2, es
la disminución del consumo de grasas no visibles. Se debe sustituir los alimen-
tos fritos por alimentos cocidos, o preparados a la plancha o al horno. Conviene
favorecer la elaboración de platos de pescado, cereales, legumbres, verduras y
frutas.

237
Endocrinología Infantil

Los controles analíticos durante el tratamiento dietético derivan de una


doble necesidad: comprobar la eficacia de la dieta y comprobar que no se produce
ningún efecto secundario. En los controles de seguimiento, trimestrales o semes-
trales, según la gravedad del proceso, se efectuarán analíticas de colesterol y sus
fracciones (triglicéridos, lipoproteínas y apoproteínas). Se precisa determinación
de hematometría, proteínas totales, urea, ácido úrico, transaminasas y oligoele-
mentos (calcio, hierro, zinc). Siendo de gran interés las determinaciones de la
ApoB para el seguimiento y comprobación de un correcto seguimiento del trata-
miento tanto dietético como medicamentoso.

Fig. 10.7. Clasificación de los pacientes en base a cLDL (Tomado de:


C. Soler-Argilaga. Hiperlipidemias. Madrid: IDEPSA, 1990).

238
Hiperlipidemias

Fig. 10.8. Directrices de la dieta hipocolesterolemiante (Tomado de:


C. Soler-Argilaga. Hiperlipidemias. Madrid: IDEPSA, 1990)

El objetivo del tratamiento de las hipercolesterolemias en los niños y ado-


lescentes no puede ser otro que mejorar los niveles séricos de LDL y HDL para
evitar la aparición, atenuar la evolución e incluso facilitar la regresión de las
lesiones arterioescleróticas. La meta a alcanzar con el tratamiento sería una con-
centración ideal de LDL inferior a 110 mg/dl y siempre a 160 mg/dl (Fig.-10.7)
(Fig.-10.8).

239
Endocrinología Infantil

Hay dos motivos que explican la resistencia de algunos facultativos al


empleo de fármacos en las hipercolesterolemias infantiles: la lenta evolución que
suelen tener en éstos la arteriosclerosis y la escasa información acerca de la ino-
cuidad del empleo prolongado de hipolipemiantes por el efecto que pudiera tener
en el crecimiento. Si a esto se añade que la medicación debe durar toda la vida,
se entiende que la indicación deba ser cuidadosamente valorada. Se sugiere el
empleo de fármacos cuando fracasan las medidas dietéticas, que deben mante-
nerse inicialmente entre 6 meses y 1 año, y la LDL es mayor de 175 mg/dl y
colesterol total mayor de 250 mg/dl; o cuando LDL sea mayor de 160 mg/dl o el
colesterol total sea mayor de 230 mg/dl y se asocie algún factor de riesgo como
obesidad, tabaquismo, hipertensión arterial, antecedentes familiares de infarto de
miocardio o HDL inferior a 40 mg/dl. El objetivo del tratamiento es mantener
niveles de LDL por debajo de 130 mg/dl. El fármaco de elección en niños y ado-
lescentes son las resinas quelantes de los ácidos biliares como la colestiramina; el
probucol ha sido utilizado con muy buenos resultados, con un descenso del 20%
en las cifras de colesterol y 21% en las cifras de LDL.
Las resinas de intercambio aniónico (colestiramina y colestipol) actúan
combinándose con los ácidos biliares e incrementando la actividad de los recep-
tores LDL. Su efecto principal es un descenso de LDL, aumentando ligeramente
la HDL. Como efectos colaterales pueden aparecer molestias abdominales, défi-
cit de vitaminas liposolubles y de ácido fólico. La dosis diaria es de 150-350
mg/kg, aunque algunos autores relacionan la dosis diaria, más que con el peso,
con los niveles postdietéticos de LDL.
Inhibidores de la HMG CoA-reductasa. (lovastatina, pravastatina, simvas-
tatina): Producen una inhibición de la síntesis de colesterol y aumento de la
actividad de los receptores LDL, cuyo efecto principal consiste en un descenso
de LDL y discreto aumento de la HDL. Entre sus efectos colaterales cabe desta-
car: miopatía y molestias digestivas. La dosis diaria de lovastatina es de 0.5-1.5
mg/kg; debe instaurarse de forma progresiva a partir de una dosis única nocturna
hasta alcanzar la dosis máxima, que se repartirá en dos dosis en el tercer mes.
El probucol. Es probable antioxidante de las LDL, produciendo un des-
censo tanto de la LDL como de la HDL. Es un fármaco que se puede utilizar
cuando las resinas no puedan emplearse. Puede presentar como efectos colatera-
les, alteraciones gastrointestinales y alargamiento de QT. La dosis diaria es de
10-20 mg/kg.
El ácido nicotínico produce una disminución de la lipolisis en el tejido adi-
poso y de la síntesis hepática de VLDL, condicionando un descenso de VLDL y

240
Hiperlipidemias

LDL y triglicéridos con aumento de HDL, y disminución de lp(a) hasta un 20%.


Sus efectos colaterales son vasodilatación, sensación de calor y prurito, alteracio-
nes de la función hepática o hiperglucemias. La dosis diaria de 50-100 mg/kg,
fraccionada en tres tomas.
Los fibratos (bezafibrato, fenofibrato, gemfibrozil) producen un efecto de
la actividad de la lipoprotein-lipasa, con un descenso de VLDL, LDL, y triglicé-
ridos y elevación de HDL. Sus efectos colaterales pueden consistir en molestias
digestivas, miopatías, elevación de la CPK; su seguridad a largo plazo no ha sido
probada en niños. La dosis diaria a administrar es de 10-20 mg/kg.
En casos de hipercolesterolemias severas puede no ser suficiente la admi-
nistración de un solo fármaco, precisando la asociación de dos de ellos: resina
más fibratos; resina más ácido nicotínico, resina más inhibidores de la HMG CoA
reductasa.

241
Endocrinología Infantil

Bibliografía
Carmena R. Hiperlipoproteinemias., Barcelona:Doyma, 1990.
Harper HA. Manual de química fisiológica., Mexico:El Manual Moderno S.A.,
1976.
Galton G, Krone W. Hyperlipidaemia in practice., London (UK):Gower Medical
Publishing, 1991.
Soler-Arguilaga C. Hiperlipidemias., Madrid:IDEPSA, 1990.
Steiner G, Shafrir E. Primary Hyperlipoproteinemias., NY:McGraw-Hill, 1999.
Comisión de lípidos de la Sociedad Española de Endocrinolog¡a. Pediátrica. Pro-
tocolo de diagnóstico y tratamiento de las hiperlipoproteinemias en la infancia y
adolescencia. Ed. Ergón, S.A. Madrid. 1.993
Godfrey M. The hyperlipidaemia handbook. Ed. Kluwer Academic Publishers.
London. 1.990
López D, Plaza I, Muñoz MT, y cols. Estudio de Fuenlabrada: Lípidos y lipopro-
teinas en niños y adolescentes. An Esp Pediatr 1989;31:342-349.
Muñoz MT. Hiperlipidemia en Pediatr¡a. Conducta a seguir An Esp Pediatr
1991;35 (supl.45):11-21
National Cholesterol Education Program: “Report of the expert panel on blood cho-
lesterol levels in children and adolescents.” Pediatrics. 1992;89(supl):525-584
Sarria A, Ramos FJ,Bueno G,Puzo J, Giner A, y Bueno M. Relaciones entre
las tasas plasmáticas de colesterol total y parámetros nutricionales, antropomé-
tricos, bioquímicos y hematológicos en escolares aragoneses. Rev Esp Pediatr
1988;44:241-247
American Heart Association. Diagnosis and treatment of primary hyperlipidemia
in childhood. Circulation. 1986;74:1181A-8A
International Collaborative Study Group. Metabolic epidemiology of plasma
Cholesterol. Lancet. 1986;2:991-996
Sarria A, Lázaro M, Mur M. Niveles óptimos de colesterol en niños. Act Pediatr
Esp 1989;47:307-311

242
Obesidad

CAPÍTULO XI
OBESIDAD
J.M. Fernández, J. Murcia, J. Gómez-Vida, M. Sánchez, G. Escames Rosa

La obesidad constituye la forma más común de malnutrición en las países


desarrollados, constituyendo un serio problema físico, estético y psicológico que
puede tener importantes repercusiones en el niño, y que también va a tener impor-
tante influencia en la edad adulta (Tabla 11.1).

Causas endocrinas
- Síndrome de Cushing.
- Hipotiroidismo.
- Hiperinsulinemia.
- Déficit de hormona del crecimiento.
- Alteración de la función hipotalámica.
- Síndrome de Prader-Willi.
- Síndrome de Stein-Leventhal (ovario poliquístico).
- Pseudohipoparatiroidismo de tipo I.
Síndromes genéticos
- Síndrome de Turner.
- Síndrome de Laurence-Moon-Bield.
- Síndrome de Alstrom-Hallgren.
Otros síndromes
- Síndrome de Cohen.
- Síndrome de Carpenter.

Tabla 11.1. Diagnóstico diferencial de la obesidad

243
Endocrinología Infantil

La pediatría preventiva tiene la importante labor de identificar la obesidad


y el sobrepeso para prevenir sus consecuencias, con una labor muy importante de
promoción de la salud. Se ha comprobado que sólo una minoría de niños obesos
serán adultos obesos (10-30%). La obesidad se caracteriza por una acumulación
generalizada y excesiva de grasa en el tejido subcutáneo y otros tejidos como
mesenterio y retroperitoneo, en relación con la masa corporal exenta de grasa,
con un aumento considerable del peso corporal. Por tanto, se define la obesidad
como un exceso de masa corporal y no sólo como un exceso de peso. Cuantitati-
vamente hablando se entiende por “sobrepeso” un aumento del peso que excede
del 8-10% del que le corresponde a su talla, edad y sexo, mientras que si el peso
supera al 20% se habla de obesidad. Otras definiciones consideran un índice de
Quetelet (peso/talla2) superior al percentil 90 según su edad, o también un índice
nutricional superior a 120:

Peso actual
Talla actual
Indice nutricional = x 100
Peso medio
Talla media

Los mismos factores desencadenantes de la obesidad implican un aumento


de la masa total del organismo (músculos, huesos, agua, etc.), teniendo una inci-
dencia especial en el tejido graso. Este incremento del tejido adiposo puede
deberse a aumento del tamaño de los adipocitos o a un incremento del tamaño de
ellos, aunque estudios experimentales demuestran que la obesidad es consecuen-
cia de hiperplasia e hipertrofia de adipocitos.
La mayoría de niños obesos (95-99%), lo son como consecuencia de una
ingesta energética excesiva, o de un gasto reducido. Esta es la obesidad nutricio-
nal. El resto de casos (5%), constituye la obesidad morbosa y puede ser de origen
endocrinológico (3%) o formar parte de síndromes polimalformativos (2%).

Epidemiología
En los últimos años está aumentando el interés por el problema de la obe-
sidad en la infancia. En estudios realizados en países industrializados se pone de
manifiesto que en el último siglo ha aumentado el peso y altura con respecto a
generaciones anteriores. Mientras la malnutrición y el hambre son las principales
causas de morbimortalidad en zonas deprimidas del mundo, la obesidad se está

244
Obesidad

convirtiendo en un creciente problema de las sociedades desarrolladas.


La incidencia en nuestro medio se calcula del 6% para ambos sexos en
edad prepuberal y un 8,8% en varones y 9,6% en hembras en edad puberal. Sin
embargo, estos datos van a depender de la definición de obesidad y de los crite-
rios de medición de la adiposidad. Adoptando como indicativo de obesidad en
niños prepúberes un grosor del pliegue tricipital izquierdo superior al percentil
95 (en adolescentes el límite se sitúa en el percentil 85), en un estudio nutricional
PAIDOS’84 se ha encontrado una prevalencia de obesidad nutricional en España
del 4,9% en niños de ambos sexos de entre 6 y 12 años.
Se ha comprobado que la lactancia materna tiene un efecto protector frente
a la obesidad (probablemente porque los niños alimentados al pecho tienen en
los primeros meses de vida menor ganancia de peso que los alimentados con fór-
mulas infantiles). La incidencia de obesidad en la infancia está relacionada con
variables familiares como la obesidad de los padres (si ambos progenitores son
obesos, el riesgo para la descendencia es del 80%, o del 40% , si lo es uno sólo),
el mayor poder adquisitivo de los padres, o el mayor grado educativo de ellos, el
menor número de integrantes de la familia y los patrones familiares de actividad.
Los hijos de padres muy activos tienden a ser más delgados. También se relaciona
con la obesidad el tiempo que se pasa frente al televisor (tanto por lo sedentario
de la actividad en sí como por las ideas sobre alimentación que se inducen con
los anuncios televisivos).

Fisiopatología
La obesidad se produce como un resultado de un “balance energético posi-
tivo”, resultado de una ingesta excesiva para el gasto calórico del niño, acu-
mulándose en forma de depósitos grasos. El cuerpo humano no escapa a los
principios de la termodinámica: si se ingieren más calorías de las que se consu-
men, el excedente se almacena en forma de grasa, conduciendo a la obesidad. Sin
embargo, no siempre se demuestra un exceso de ingesta calórica en obesos.
Los mamíferos almacenan la energía en forma de depósitos grasos. El acú-
mulo de grasa tiene lugar en el citoplasma de los adipocitos en forma de triacil-
glicéridos que luego serán liberados a la sangre según las necesidades.
El metabolismo lipídico es el resultado del equilibrio entre lipogénesis y
lipolisis. Según Shapiro, este proceso puede esquematizarse en tres etapas:
1)Lipogénesis: las lipoproteinlipasas desdoblan los triglicéridos (proce-
dentes de la digestión intestinal) en ácidos grasos libres y glicéridos parciales, los
cuales son captados por la célula adiposa. Esta vía es estimulada por la insulina,

245
Endocrinología Infantil

un aporte aumentado de energía y la glucosa. Inhiben este proceso el ayuno y la


hormona de crecimiento. Se ha propuesto el cociente insulina/GH como determi-
nante del peso corporal. Otra fuente de grasa es su síntesis intracelular a partir de
la glucosa.
2)Resintetización intracelular: depositándose nuevamente en forma de
triglicéridos.
3)Lipolisis: se produce la liberación de triglicéridos a la sangre, mediante
la intervención de endolipasas celulares, transformándose en ácidos grasos libres.
Este es un proceso bastante complejo, pues la lipolisis se produce por un
aumento de AMPc y Adenil-ciclasa, que tienen diversos factores favorecedores
(catecolaminas, ACTH, glucagón, GH, TSH, T3-T4) e inhibidores (Insulina, glu-
cosa y PGE2).
Por tanto en función de lo anterior se puede considerar la obesidad simple
como una consecuencia de la ingesta excesiva de energía mantenida y/o hiperin-
sulinismo; además este último inhibe la lipolisis y ambos fenómenos, originarían
el depósito de grasas en el interior de los adipocitos.
El acúmulo de grasa durante los períodos de desarrollo dará lugar a un
aumento del número de adipocitos (obesidad hiperplásica), mientras que en los
períodos subcríticos se produciría un aumento del tamaño celular (obesidad
hipertrófica). La hiperplasia adiposa suele ocurrir en la infancia antes de los 2
años de edad, mientras la hipertrofia (agrandamiento de los depósitos grasos por
sobrealimentación) ocurre en edades posteriores. Los adipocitos formados persis-
ten toda la vida. Cuando son necesarios depósitos grasos y los adipocitos están
llenos, se formarán más adipoblastos, que se convertirán en preadipocitos que se
rellenan de triglicéridos y forman adipocitos naturales.
Se ha comprobado en experimentación animal (Fig.-10.1) que la lesión del
núcleo ventro-mediano del hipotálamo produce un aumento de la hiperfagia por
pérdida de la saciedad. Además aumenta la sensibilidad de las células pancreáti-
cas a una carga glucémica, con aumento de lipoproteinlipasa e hiperinsulinismo,
teniendo todo ello como consecuencia un aumento de peso.
Además, una sobrecarga de peso de un 15-20% hace que aparezca una
insulino-resistencia, instaurándose un circulo vicioso que conduce a la diabetes
mellitus tipo 2. También en los obesos disminuye el gasto termogenético. Los
obesos tienen menor actividad física, gastando menos energía. Friedman, des-
cubrió en ratas que el adipocito es la zona donde se genera la hormona leptina
(leptos=delgado), proteína de 167 aminoácidos que es producida por el gen de
la obesidad “Ob” que se encuentra en el cromosoma 8. La leptina a través de la

246
Obesidad

Fig. 11.1 Aspectos fisiopatológicos de la obesidad

corriente sanguínea llega a los receptores hipotalámicos y regula con su mensaje


el peso corporal. Cuando se acumula grasa en el organismo, se fabrica más lep-
tina, de forma que se reduce el apetito y se ajusta el metabolismo para mantener el
peso normal. Coleman, realizó el siguiente experimento: conectó el sistema san-
guíneo de un ratón obeso con una mutación en el gen “Ob”, con el de otro ratón
normal. El resultado fue que el ratón obeso adelgazó. Podría pensarse por estos
resultados que la obesidad se debería a una producción insuficiente de leptina.
Sin embargo se ha demostrado que los obesos fabrican enormes cantidades de
leptina, por lo que se cree que el defecto estaría en los receptores de la leptina que
según Tartaglia se encuentran en el tejido renal, pulmonar, y sobre todo en una

247
Endocrinología Infantil

zona del cerebro :”plexo coroideo”, por lo que no se transmite la señal de sacie-
dad al hipotálamo. La obesidad podría ser causada por una mutación en el gen
“Ob”, lo mismo que ocurre en ratones, ya que este gen del ratón se corresponde
con el humano en un 90%. Experimentalmente se ha conseguido clonar el “gen
Ob” (Friedman), fabricando por ingeniería genética la leptina. Con una inyección
diaria de esta a ratones obesos que tenían el gen defectuoso se consiguió reducir
el peso en casi un 40% en apenas un mes, pues la leptina aceleró el metabolismo
y la actividad física de los ratones, aumentando el consumo de grasas superfluas,
disminuyendo el apetito, sin afectar el tejido muscular, y sin efectos tóxicos, y
además favoreció la desaparición de la diabetes. Además, en los últimos años se
ha identificado una proteína que controla el apetito; se trata de un neuropéptido,
conocido como NP-Y, que actúa sobre los receptores “Y5”, aumentando el ape-
tito y disminuyendo la termogénesis. (Fig.-11.2)

Fig. 11.2. Causas de la obesidad. La leptina producida por el tejido adiposo es regulada
por varios factores, que incluyen la alimentación y el ayuno. Por otra parte, el receptor
de leptina en el hipotálamo influye en el consumo de alimentos, la temperatura y el
ayuno. (Schonfeld-Warden and Warden)

Clasificación de la obesidad
En el estudio de este importante trastorno se han venido distinguiendo
varias clasificaciones, cada una de ellas, con enfoque y matizaciones diferentes.
Una clasificación general permite distinguir entre dos tipos principales:
Obesidad esencial o constitucional, o primaria, de etiología descono-
cida.

248
Obesidad

Obesidad secundaria o sintomática de algún otro proceso.


Cuando se consideran fundamentalmente factores alimentarios o constitu-
cionales, se habla de: obesidad exógena, en la que predomina el aporte alimenta-
rio, y la obesidad endógena atribuible a factores intrínsecos (fundamentalmente
endocrinos).
En cambio, cuando se consideran fundamentalmente aspectos histopatoló-
gicos se distinguen otros dos tipos bien diferenciados: obesidad hiperplásica, en
la que hay un aumento del número de adipositos y obesidad hipertrófica, en la
que encontraremos aumento del tamaño de los adipocitos. La primera se inicia
en las primeras épocas de la vida y el aumento del número de células haría de
ella una obesidad rebelde al tratamiento, ya que la posterior restricción calórica
disminuye el tamaño pero no el número de adipocitos, el cual al persistir elevado
favorecería las recaídas y perpetuaría la obesidad.
En la infancia se distinguen dos tipos de obesidades bien diferenciadas
en la edad adulta, clasificación que hace referencia al aspecto morfológico del
individuo: obesidad androide: (1/3 de los casos) tipo “manzana”, también lla-
mada superior, central o troncular. Tienen mayor riesgo de enfermedad cardíaca,
cerebrovascular, hipertensión y diabetes. Tienden a perder con mayor facilidad el
exceso de grasa. Obesidad ginoide: (2/3 de casos), rubeniana, pálida o de tipo
“pera”, de predominio inferior, periférica o de extremidades (distribución grasa
de predominio en caderas). Tienen mayor dificultad para perder peso, pero tienen
menos predisposición a las complicaciones graves de la obesidad.

Etiología de la obesidad
Es multifactorial y compleja. Intervienen factores genéticos, ambientales,
nutritivos, metabólicos, endocrinos, neurológicos y psicológicos. No está demos-
trado que destaque ninguno de estos factores en la etiología.
Como se ha destacado antes, la mayoría de los niños obesos lo son por
ingesta calórica excesiva y continuada, combinada con un gasto reducido de la
misma. Se calcula que menos de un 5% de éstos niños padecen enfermedades
causantes de obesidad. Según esto podemos hablar en general de:
a) Obesidad nutricional, simple o exógena: constituye el 95-99% de los
casos, tratándose de un proceso multifactorial en el que están implicados varios
factores:
- Factores genéticos: Se ha comprobado concordancia entre gemelos con
adiposidad normal y excesiva. El riesgo de ser obeso según los progenitores lo
sean o no es del 80% si ambos lo son, del 40% si sólo uno lo es y del 3-7%

249
Endocrinología Infantil

si ninguno lo es. Hay que tener en cuenta que los hábitos familiares comunes
(alimentación, sedentarismo) también coinciden con la adiposidad familiar. En
algunos estudios se ha puesto de manifiesto que las influencias genéticas son más
importantes que las ambientales como determinantes de obesidad familiar.
- Factores ambientales: hiperalimentación (importante factor en las fases
críticas del desarrollo como se ha mencionado antes), sedentarismo (se agrava
a veces por el rechazo social del obeso), factores socioeconómicos, culturales o
educacionales y por último, factores psicológicos (a veces la obesidad se debe a
una ingesta excesiva como reacción inadecuada a situaciones ambientales, lo que
a veces perpetúa la inactividad y la bulimia, lo que es más frecuente en adoles-
centes).
- Factores endocrinos: efecto yatrogénico del uso de esteroides, e incluso
medicamentos como hidracidas, valproato, fenotiazinas, insulina, corticoides,
ciproheptadina, ketotifeno y otros antihistamínicos, otros anticomiciales y antide-
presivos. Además se ha comprobado hiperinsulinemia en la obesidad, a la vez que
una disminución de los receptores de membrana para la insulina en las células
diana.
b) Obesidad endógena o morbosa (1-5%):
- De origen genético: predisposición hereditaria a la obesidad, síndromes
genéticos (Sindrome de Lawrence, enfermedad de Von Gierke, síndrome de Pra-
der-Willi, síndrome Alström-Wolfram, síndrome de Cohen, síndrome de Carpenter,
síndrome de Morgagni-Morrell, síndrome de Pickwick, síndrome de Mauriac, sín-
drome de Down, Pseudohipoparatiroidismo y obesidad ligada al cromosoma X.
- De origen neurológico: tumores, inflamación (meningoencefalitis), trau-
matismos, lesiones quirúrgicas, hidrocefalia.
- De origen endocrinológico: disfunción hipotalámica, síndrome de Cus-
hing, hipotiroidismo, ovario poliquístico, hipogonadismo primario y secundario,
nanismo hipofisario, síndrome de Frölich, insulinoma e hiperinsulinismo.
- De origen psicógeno: neurosis, bulimia, oligofrenia.
c) Mixtas: factores exógenos y endógenos.

Clínica de la obesidad
La obesidad puede ponerse de manifiesto a cualquier edad, pero parece ser
más frecuente en el primer año de vida, a los 5-6 años y en la adolescencia. La
sintomatología se reduce al aumento de peso corporal que puede ser muy variable
y que da la imagen corporal típica del niño obeso. Para la valoración deberemos
realizar una historia clínica completa (personal y familiar), y exploración física

250
Obesidad

que después analizaremos.


El niño obeso por aporte calórico excesivo, no sólo pesa más que los de
su edad sino que generalmente tienen una talla más alta (superior al percentil 50)
y maduración ósea acelerada, mientras los obesos endógenos suelen tener tallas
inferiores al percentil 5 y maduración ósea retardada. En el niño obeso la puber-
tad puede presentarse precozmente, de forma que la altura final puede ser inferior
que la de los de su edad que han madurado más despacio. Suelen tener rasgos
faciales delicados. La adiposidad suele ser generalizada, de predominio troncular
en un tercio de los casos. Esto conlleva adiposidad en la región mamaria (pseu-
doginecomastia), con sensación de que le van a salir mamas lo que puede ser
embarazoso para el niño. Además, el acúmulo de grasa suprapúbica puede hacer
parecer que los genitales externos son muy pequeños, aunque en realidad son de
tamaño medio en la mayor parte de casos; el pene suele estar hundido en la grasa
pubiana. El abdomen tiende a estar péndulo, con estrías blancas o purpúricas, que
también se visualizan en tórax y caderas (planteando en casos intensos el diag-
nóstico diferencial con síndrome de Cushing). A veces hay acúmulos de grasa
en determinados sitios (obesidad parcial). Es más frecuente el acúmulo de grasa
en caderas (obesidad ginoide o tipo pera). El desarrollo de genitales externos es
normal en la mayoría de niñas, no soliendo retrasarse la menarquia que si puede
adelantarse. La obesidad en extremidades suele ser mayor en parte superior de
brazo y muslo. Las manos son relativamente pequeñas y los dedos estrechos. Es
frecuente el genu valgo.
Junto con el aumento de peso y las consecuencias antes mencionadas
existen una serie de síntomas colaterales relacionados y ligados a la sobrecarga
funcional que conlleva el aumento de tejido adiposo en los distintos órganos,
principalmente sitema locomotor, cardiovascular y respiratorio. Son frecuentes
los problemas ortopédicos como epifisiolisis, pie plano, escoliosis. También a
veces es frecuente la aparición precoz de otros procesos como hipertensión arte-
rial (por aumento del lecho vascular debido a la riqueza de vasos sanguíneos del
tejido adiposo), insuficiencia cardiaca, arterioesclerosis, enfermedad coronaria,
diabetes, gota, artrosis, cálculos hepáticos y renales, etc; todo ello va a reducir las
espectativas de vida. Son poco habituales las alteraciones de la función respirato-
ria, conociéndose algunos casos del síndrome de Pickwick (obesidad, hipoventi-
lación alveolar, retención de CO2 y somnolencia).
También pueden producirse alteraciones metabólicas y hormonales, encon-
trándose “hiperinsulinismo reaccional en los obesos” (por sobrecarga de glu-
cosa), acompañado de resistencia a la insulina y disminución de la hormona de

251
Endocrinología Infantil

crecimiento. Si estas alteraciones se prolongan en el tiempo darán lugar a una


alteración de la tolerancia hidrocarbonada, diabetes química primero y diabetes
manifiesta después. Además, se ha encontrado en obesos hipertrigliceridemia,
aumento de colesterolemia y de la fosfolipidemia. La función tiroidea se encuentra
deprimida en un 22% de obesos, recuperándose con la pérdidad de peso. Además,
se encuentra aumentado el metabolismo basal, la protidemia y la glucemia.
Los niños con obesidad o sobrepeso experimentan estrés y dificultados
sociales y psicológicas ya que la sociedad actual tiene elevados prejuicios cultu-
rales contra la obesidad, siendo esta considerada como un defecto estético, limi-
tador de la actividad física o de atractivo sexual. Son frecuentes los problemas en
el colegio, en el trabajo y el ambiente social en el que se mueve. Los escolares
se ven excluidos de determinadas actividades, siendo tratados por los profesores
también de forma diferente. Los niños suelen tener labilidad afectiva, con una
baja tolerancia a la frustración y a la ansiedad. Las niñas obesas presentan mayor
estabilidad afectiva, carácter más responsable y equilibrado y mayor tolerancia a
la adversidad ambiental, aunque tienen más tendencia a la depresión. En defini-
tiva, el niño obeso que es rechazado por la sociedad se refugia en el alimento,
aumentando su retraimiento social y disminuyendo su actividad física, de forma
que se perpetúa esta situación como un círculo vicioso.

Diagnóstico
El enfoque diagnóstico de un niño obeso, requiere poner en práctica los
siguientes procedimientos:
Realizar una anamnesis meticulosa tanto personal como familiar. Interesa
conocer muy especialmente el peso y talla al nacer, tipo de lactancia, momento de
introducción de alimentación complementaria, historia médico-quirúrgica, acti-
vidades físicas desarrolladas desde la infancia y relaciones sociales. También se
indagará en la historia familiar, teniendo en cuenta el peso de hermanos y padres,
así como árbol genealógico familiar en cuanto a padecimiento de diabetes, hiper-
tensión, gota, obesidad y enfermedades cardiovasculares. Además son útiles los
hábitos dietéticos familiares. No debe faltar una encuesta dietética o nutricional
(de 24 horas y semanal).
Antropometría nutricional. La valoración de la obesidad se realiza
mediante la medición del peso. Pero la valoración del peso es algo muy inespecí-
fico ya que la báscula también mide grasa y además músculo, huesos, vísceras,
etc. por lo que sería necesario valorar la masa grasa. Existen métodos complica-
dos de medición de la masa corporal (densitometría, isótopos), los cuales no son

252
Obesidad

útiles en la práctica clínica, por lo que habitualmente se utilizan métodos indi-


rectos de fácil aplicación. En un principio en la exploración del niño obeso son
importantes, además del peso, la talla y la edad ósea. Si éstos son normales o
superiores a la normalidad y no existe tendencia a una disminución de la veloci-
dad de crecimiento, probablemente pueden excluirse de entrada causas endóge-
nas de obesidad.
El peso, talla, perímetro craneal, perímetro del brazo y determinación de
los pliegues del grosor cutáneo se ha demostrado son los datos antropométricos
más útiles para valorar el estado nutricional.
a) La determinación del panículo adiposo subcutáneo se puede estimar
por inspección (“de visu”), por pellizcamiento, por medición del perímetro bra-
quial o por imagen (radiología, ecografía de partes blandas). La medición del
pliegue cutáneo constituye un método fiel para detectar obesidad incipiente o
pequeña (la inspección nos la hace sospechar aunque el peso aún es normal),
midiendo la grasa subcutánea (que se estima es del 50% de la grasa corporal).
Un método sencillo es el de Mayer que consiste en medir el grosor del plie-
gue cutáneo tricipital, bicipital, subescapular y suprailíaco en el lado izquierdo el
cuerpo, mediante una pinza (plicómetro). Se ha comprobado que esta medición se
correlaciona bastante fielmente con la cantidad de grasa que se mide con métodos
más exactos. En diferentes estudios se han elaborado tablas patrones percentila-
das de los distintos pliegues cutáneos.
La medición del espesor del pliegue cutáneo se realiza con el compás de
espesor (el más utilizado es el (Holtain Skinfold Caliper). Se pinza la piel y el
tejido celular subcutáneo entre los dedos pulgar e índice con una mano, aplicando
el calibrador con la otra. Se realizará la lectura cuando la aguja del calibrador
esté estabilizada en la escala, y nos dará el espesor en milímetros. Debe realizar
la medición un personal entrenado y en tres ocasiones. Convencionalmente se
mide el hemicuerpo izquierdo. Se recomienda tomar una medida de extremidad
y una de tronco como mínimo para tener una idea de la distribución de la grasa.
El pliegue tricipital se mide con el niño de pie, de espaldas al explorador con
el brazo relajado y la palma mirando hacia el muslo, tomándose la medición en
el punto medio de la línea que une el acromion y el olécranon. El pliegue subesca-
pular se mide inmediatamente por debajo de la vertical del ángulo inferior de la
escápula (se consideran obesos los niños con valores por encima del percentil 90).
Los más utilizados son el pliegue del tríceps (mide obesidad generalizada
o periférica) y el subescapular (estima la obesidad troncular, predictor de la obe-
sidad adulta). Se ha demostrado que los pliegues suprailíaco y subescapular son

253
Endocrinología Infantil

mejores predictores de la obesidad adulta que los de extremidades. Se ha com-


probado que el cociente pliegue subescapular/pliegue tricipital se correlaciona
significativamente y de forma positiva con las fracciones lipídicas aterogénicas
asociadas al riesgo cardiovascular.

pliegue tricipital + subescapular


% grasa subcutánea = 0.153 x +5.783
suprailiaco + abdominal

Brook ha elaborado un índice que pretende representar el valor de la grasa


total del organismo. Para ello utilizó el valor de los cuatro pliegues cutáneos:
b) Otra manera de valorar la obesidad es mediante las relaciones entre
peso y talla. Esta relación es útil, aunque no discrimina entre los distintos com-
partimentos corporales (esquelético, adiposo y muscular):
1.- Gráficas de peso/talla: sólo aplicables entre 2 años y el comienzo de la
pubertad (en estas edades la relación peso/talla es independiente de la edad). No
valorables con tallas extremas. Se considera en ellas un niño es obeso cuando se
encuentra su cociente por encima del P50.
2.- Índice de Quetelet: es el cociente entre el peso y la talla elevada al cua-
drado (P/T2).Tiene también el inconveniente de no discriminar los distintos com-
partimentos corporales (esquelético, adiposo y muscular). Puede sobreestimarse
la adiposidad en adultos, y lo contrario en la hipotrofia muscular. Es un buen pre-
dictor de obesidad adulta (mejor cuanto mayor sea el niño). Sin embargo, es el
índice que mejor representa el peso relativo durante la infancia (exceptuando el
comienzo de la pubertad en que sería más preciso el índice peso/talla3. Refleja
este índice las fases del desarrollo del tejido adiposo en el niño: aumento rápido
en el primer año, disminución de 1-6 años y nuevo incremento a partir de esta
edad. Este índice se correlaciona también positivamente con la concentración de
LDL-colesterol y negativamente con la HDL-colesterol, así como con la hiper-
tensión arterial. Por tanto, es un predictor de riesgo coronario. Se considera que
el percentil 25 marca la frontera de la delgadez y el percentil 75 el de sobrepeso,
mientras el percentil 90 es el límite inferior de la obesidad.
3.- Índice nutricional: se calcula comparando el peso y la talla del paciente
con el peso y la talla madia para su edad y sexo. Este índice distingue entre valo-
res normales (90-110), sobrepeso (110-120) u obesidad (superior a 120).
4. Índice de Masa Corporal (IMC): se basa en la relación del peso y la
talla real del niño con el peso y talla medios para su edad y sexo:

254
Obesidad

Peso
Talla2
IMC = x 100
Peso (p50)
Talla (p50)
Según este índice: IMC 90-110% (niño normal), IMC 110-120% (niño con
sobrepeso), IMC superior a 120% (niño obeso). De este último hay varios grados
de intensidad: grado I (120-140%), grado II (140-160%) y grado III (> 160). Si el
sobrepeso es del 200% sobre el ideal, se habla de obesidad mórbida.
c) Perímetros:
1.- Perímetro braquial: el perímetro braquial es el más interesante para
la valoración nutricional. Se mide con una cinta métrica inextensible en el brazo
izquierdo, en el punto medio entre acromion y olécranon, sin deprimir la piel del
niño. El valor de este perímetro comprende el compartimento graso y el muscu-
lar, habiéndose ideado fórmulas para que utilizando conjuntamente el pliegue del
triceps (PT) y el perímetro braquial se pueda calcular el área muscular y el área
grasa. Se considera que el área muscular mide la reserva proteica y el área grasa
la reserva energética.
2.- Otros perímetros: de la cintura, cadera y muslo. Interesante la relación
entre el perímetro de la cintura y el del muslo, que estima la obesidad troncular o
androide, habiéndose demostrado que tienen un mayor valor como predictora de
obesidad adulta y de riesgo coronario que la relación entre el de la cintura y el de
la cadera.
Exploración física: es importante como se ha comentado antes para des-
cartar otras posibilidades diagnósticas (síndromes de origen genético). Medición
de la tensión arterial, del desarrollo sexual.
Valoración psicológica: se deberá hacer un examen psicológico al niño.
Estudios complementarios:
1) Análisis sistemático de sangre y orina: glucemia, proteinemia, proteino-
grama, lipidograma, LDL-colesterol, HDL-colesterol, triglicéridos, insulinemia,
función tiroidea, y otras opcionales (hormona de crecimiento, etc).
2) Exploración radiológica: estimación de la edad ósea mediante radiogra-
fía de mano y muñeca izquierda en niños mayores de 2 años y una lateral de tobi-
llo izquierdo si es menor. Como se ha referido antes en la obesidad se encuentra
adelantada la edad ósea. Se pueden hacer estudios de la composición corporal
para determinar los compartimentos graso y muscular en el brazo principalmente.
Se utiliza habitualmente la radiología convencional, la TC y la RMN.

255
Endocrinología Infantil

3) Estudios para el establecimiento de la composición compartimental:


se hacen estudios densitométricos e isotópicos (agua corporal con deuterio o el
potasio corporal total). Estos métodos se basan en el concepto dual de la com-
posición corporal (grasa y no grasa). En la actualidad se habla de 4 comparti-
mentos constituyentes del organismo (agua, proteínas, mineral óseo y grasa),
hablándose en algunos estudios de un quinto componente (glucógeno). Teniendo
en cuenta ésto se han introducido métodos para determinar los distintos compo-
nentes: impedancia bioeléctrica, la absorciometría dual de rayos X (DEXA) y la
conductividad eléctrica total (TOBEC).
Por otra parte y con fines prácticos son útiles los algoritmos que se presen-
tan en las (Fig.-11.3) y (Fig.-11.4), en las que se ofrecen esquemas de actuación
con fines genéticos y endocrinológicos.

Fig. 11.3. Métodos para detectar las causas de la obesidad, se pueden considerar dos
enfoques básicos, el fisiológico y el genético. (Schonfeld-Warden and Warden)

256
Obesidad

Fig. 11.4. Algorritmo diagnóstico de la obesidad (M. Bueno et al.)

Diagnóstico diferencial
En los niños con obesidad se debe hacer el diagnóstico diferencial con
aquellos procesos que pueden asociarse médicamente a obesidad. Estos trastor-
nos son infrecuentes en general, y suelen diferenciarse de la obesidad simple por
la talla baja, el retraso de la edad ósea y el retraso en el desarrollo de los caracte-
res sexuales secundarios. Estos trastornos (Tabla 11.1) constituye menos del 1%
de las causas de obesidad.

Pronóstico
Es difícil relacionar la obesidad adquirida en el primer año de vida y su
prevalencia en años posteriores de la infancia. La sobrealimentación en el primer
año de vida, parece tener poca influencia en el peso y talla a los 6 años. No obs-
tante, el peso alcanzado en el primer año parece mantener una relación con el
que se alcanza en la vida adulta. Más aún, los lactantes y niños obesos presentan

257
Endocrinología Infantil

un riesgo moderadamente mayor de convertirse en adultos obesos. Además este


riesgo mayor se asocia con una obesidad más pronunciada durante la infancia,
con un intervalo menor hasta la edad adulta y con un mayor número de obesos
en la familia. La probabilidad de persistencia de la obesidad en la vida adulta
aumenta con la edad. Hay una asociación entre obesidad infantil y los factores de
riesgo cardiovascular. Además es bién conocida la influencia de la obesidad en la
morbilidad y mortalidad de los adultos.
La tendencia a la obesidad persiste durante toda la vida, existiendo recai-
das después de adecuados tratamientos El individuo obeso es más frágil que el
normal, y además tienen disminuidas las expectativas de vida.
Se considera curación si a los 3 años de iniciado el tratamiento el IMC está
por debajo de 110%.

Complicaciones
Las complicaciones más frecuentes (Tabla 11.2),(Tabla 11.3) son los pro-
blemas ortopédicos (genu varo, epifisiolisis de la cabeza femoral, pie plano,
etc), respiratorias, dermatológicas, hormonales (aumento de insulina, disminu-
ción de GH) y metabólicos (hiperlipemia, hipertrigliceridemia, hipercolesterole-
mia, aumento de LDL-colesterol y disminución de HDL-colesterol) .Todo esto
provoca alteraciones cardiovasculares, depósitos ateromatosos y mayor riesgo
cardiovascular en adultos jóvenes.

Psicosociales: Discriminación con los compañeros, menor


aceptación escolar, aislamiento, reducción en la promoción
social*.
Síndromes genéticos: Edad ósea avanzada, incremento de la
talla, menarquia precoz.
SNC: Pseudotumor cerebral.
Respiratorias: Apnea del sueño, Síndrome de Pickwick,
infecciones.
Cardiovasculares: Hipertensión, hipertrofia cardíaca*, muerte
súbita*.
Ortopédicas: Epifisiolisis de la cabeza femoral, enf, de
Blount.
Metabólicas: Resistencia a la insulina, diabetes tipo II, hiper-
triglicerinemia, hipercolesterolemia, gota*, esteatosis hepá-
tica*, enfermedad ovárica poliquística.

Tabla 11.2. Complicaciones de la obesidad en la infancia

258
Obesidad

Cardiovasculares:
- Hipertensión arterial.
- Aumento del colesterol total.
- Aumento de triglicéridos séricos.
- Aumento de las LDL.
- Aumento de las VLDL.
- Descenso del HDL.
Hiperinsulinismo
Colelitiasis
Deslizamiento y aplanamiento de la epífisis femoral capital
Pseudotumor cerebral
Pulmonares
- Síndrome de Pickwick.
- Pruebas de función pulmonar alteradas.

Tabla 11.2. Complicaciones de la obesidad

Se deberán hacer controles en el niño obeso de peso, perímetro braquial,


pliegues cutáneos en lado izquierdo, cetonuria, electrolitos, calcio, fósforo, mag-
nesio, transferrina y albúmina.

Profilaxis de la obesidad
La mejor manera de tratar la obesidad es evitar que se produzca. Los fac-
tores más importantes para la prevención de la obesidad infantil son un desarro-
llo psicológico normal, ejercicio físico adecuado y alimentación correcta que
consista en una dieta equilibrada que cubra las necesidades calóricas necesarias,
mediante una educación alimentaria y un régimen dietético adecuado, de forma
que ya en la lactancia se debe intentar modificar algunas conductas (alimentando
al niño cuando lo pida al poco de nacer, aportándole alimentos sólo cuando tenga
hambre durante el primer año, evitar callarle enseñándole alimentos atractivos o
someterle a un estricto régimen horario, enseñándole a comer sólo cuando tenga
hambre).

Tratamiento
La mayoría de los métodos de tratamiento de la obesidad son ineficaces. El
tratamiento es desalentador, consiguiéndose una pérdida de peso inicial, pero se
vuelve a ganar el peso perdido, convirtiéndose en un círculo vicioso.
El tratamiento ideal de la obesidad debería reunir las siguientes caracterís-
ticas:

259
Endocrinología Infantil

- Pérdidad gradual y constante de peso.


- Nulo riesgo metabólico.
- No producir sensación de hambre.
- Preserve la masa magra.
- No desencadene reacciones psicológicas.
- No modifique el crecimiento normal.
- Permita una actividad normal.
- Sea fácil de seguir.
- Sea capaz de desarrollar nuevos hábitos dietéticos.
- Que prevenga la posible obesidad posterior.
Una vez establecida la obesidad infantil, es difícil llevar a cabo un plan
terapéutico eficaz de adelgazamiento y mantenimiento del mismo sin la partici-
pación activa y la motivación del niño y la familia. En la (Fig.-11.5)se propone
un esquema general (M. Bueno) del tratamiento de la obesidad.
El tratamiento debe estar dirigido a modificar el contenido dietético y caló-
rico, definir y utilizar un programa de ejercicios adecuado, modificar la conducta
del niño y promover la participación familiar. Además, es básico que el problema
de la obesidad sea plenamente comprendido y aceptado, para que el tratamiento
se realice adecuadamente (adhesión). En una fase de mantenimiento se deben
mantener las condiciones para evitar volver a la situación inicial.

1) Restricción calórica. Es muy difícil aportar un régimen para adelgazar


aplicable a todos los niños obesos, ni siquiera a los de la misma edad. Esto es así
por la variabilidad de requerimientos energéticos, posibilidad de actividad física
y velocidad de crecimiento. La restricción dietética necesaria se debe evaluar
independientemente en cada niño (la mayoría de niños pierden peso con dietas de
800-1200 Kcal/día). Según Barness se cubren las necesidades nutricionales con
1000-1200 Kcal / día.
La dieta es la base del tratamiento, que debe ser hipocalórica y equilibrada
en principios inmediatos (necesidades de proteínas de 1g/kg/día) moderada en
hidrocarbonados ricos en almidones, restringiendo drásticamente los azúcares
refinados, aportando verduras, vegetales y frutas, siendo pobre en grasas, prohi-
biendo los alimentos ricos en colesterol y ácidos grasos saturados. Se deben apor-
tar suplementos de calcio, minerales y vitaminas.
La dieta debe ser variada, se deben incorporar fibras (pan integral, frutas
frescas con cáscara, verduras, cereales no refinados) y masticar y comer lenta-
mente. Deben excluirse fritos, patatas y mantequillas. Se pueden tomar zumos y

260
Obesidad

Fig. 11.5. Enfoque general del tratamiento de la obesidad (M. Bueno et al.)

bebidas gaseosas sin azúcar.


Se harán tres comidas al día, comidas poco sazonadas, pobres en sal,
bebiendo poco líquido, no comer nada entre horas, comiendo con lentitud y sin
reposo tras la comida.
Conseguida la pérdida de peso, la vuelta a una dieta normal debe ser de
forma prudente y lenta en unos 6-12 meses.

2) Ejercicio físico. Es una parte importante del tratamiento. Debe ser man-
tenido, regular (marcha, subir escaleras, tenis, natación), estimulándose al mismo
tiempo actividades fuera de casa, evitando así el sedentarismo televisivo y la
ingesta por aburrimiento.

3) Motivación y psicoterapia. Es muy importante. Se debe combatir la


sensación de rechazo y mejorar la imagen de si mismo, aumentando la autoes-
tima. Motivarlo con premios y gratificaciones, con apoyo familiar y educacio-
nal.

261
Endocrinología Infantil

4) Medicamentos. No se dispone de drogas anorexígenas exentas de ries-


gos para niños, ni está justificada la terapia hormonal en obesidades no endóge-
nas. La medicación anorexígena, lipolítica o diurética es de uso excepcional en
pediatría.

5) Cirugía. No suele estar indicada en pediatría salvo casos excepciona-


les de obesidad mórbida (By-pass intestinal, gastroplastias, vagotonía, fijación
dental, lipectomía, estereoatasia y liposucción). Recientemente se está utilizando
la acupuntura e hipnosis en algunos países.

6) Tratamiento etiológico. Se hará en los casos de obesidad secundaria.

262
Obesidad

Bibliografía
Borrajo E., Gutierrez E. Consideraciones clínicas sobre la obesidad infantil.
Actualidad nutricional Nº14:11-18,1993.
Bueno M., Sarriá. A. Obesidad en la infancia. Pediátrika. Vol I, 257. 6/1981.
Fleta Zaragozano J., Adán Pérez M. Aspectos actuales en el tratamiento de la
obesidad nutricional infantil. An Esp Pediatr Octubre.1990
Sánchez Gonzalez E. y Cols. Examen clínico y antropométrico en la valoración
del estado nutricional infantil. Actualidad nutricional 1991: 6:8-16.
Bueno M. Obesidad. Tratado de Pediatría. Cruz M. (7ª Edición). Barcelona.
España.1994:719-730.
Barnes LA. Nutrición y trastornos nutricionales. Tratado de Pediatría, Nelson W
E, Behrman RE. (14ª Edición). Madrid. Interamericana. 1997.208-212.
Bueno M, Sarriá A, Pérez-Gonzalez JM. Nutrición en Pediatría. Ed. Ergon.
Madrid.1999
Schonfeld-Warden M and Warden C.H. Obesidad en niños. En: Clin Pediatr N
Am. Vol. 2.1997

263
Endocrinología Infantil

264
Diabetes mellitus

CAPÍTULO XII
DIABETES MELLITUS
M. Sánchez, A. Muñoz, J.M. Fernández, F. Moreno, J. Gómez-Vida

La diabetes mellitus es la endocrinopatía más frecuente en la infancia y


adolescencia. Se debe a un déficit de insulina que provoca un metabolismo anor-
mal de los tres principios inmediatos, principalmente de los hidratos de carbono.
En la infancia, salvo casos excepcionales, el tipo más frecuente es la diabetes
mellitus insulindependiente o tipo 1.

Diabetes mellitus Tipo 1 Destrucción de células beta


Normalmente con deficiencia absoluta de insulina

Diabetes mellitus Tipo 2 Predominantemente con insulin-resistencia y


relativa insulin-deficiencia

Diabetes mellitus gestacional

Otros tipos específicos de diabetes:


Defectos genéticos de la función de las células beta
Enfermedades del páncreas endocrino
Infecciones
Inducción por drogas o tóxicos
Defectos genéticos en la acción de la insulina
Endocrinopatías
Formas desconocidas de mecanismo inmune
Otros síndromes genéticos asociados con diabetes
Tabla 12.1. Clasificación etiológica de la diabetes (Asociación Americana para la Diabetes
y Comité de Expertos para la Diabetes. OMS)

265
Endocrinología Infantil

TIPO 1 TIPO 2

Edad de comienzo Infancia y juventud, pero Por encima de los 35 años,


puede acontecer a cualquier pero puede aparecer a cual-
edad. quier edad.
Edad de mayor incidencia Entre 12 y 16 años. Alrededor de los 60 años
Tendencia estacional
de inicio Otoño-Invierno No existe
Tipo de aparición Aguda o subaguda Insidiosa
Susceptibilidad genética HL4 DR3, DR4, otros No relacionado con HLA,
herencia dominante
Factores relacionados Virus, toxinas, autoinmunidad Obesidad, nutrición

Anticuerpos antiislote Presente No observados


Secreción de Insulina
endógena Reducida Variable
Nº de células beta (inicio) Reducido Variable
Insulitis (inicio) Frecuente No existe
Estado nutricional Delgado por consumo Obeso o normal
metabólico
Concordancia entre
gemelos univitelinos < 50% > 90%
Síntomas Poliuria, polidipsia, polifagia Ninguno o moderados
fatiga
Cetosis Aparece durante la deficien- Ausente, excepto durante
cia de insulina infecciones, estrés.
Control metabólico Dificil, con fluctuaciones de Estable: la dieta ayuda a
la glucosa regularla
Dieta Esencial Esencial, puede ser suficiente

Insulina Necesaria siempre Necesaria en 20-30%


Sulfonilurea No eficaz Eficaz
Complicaciones vasculares Se presenta un porcentaje alto Frecuentes
después de 5 años o más de
evolución

Tabla 12.2. Características diferenciales de la diabetes tipo 1 y 2

266
Diabetes mellitus

Normalidad
GP(1) en ayunas < 130 mg/dl y < 140 mg a las 2 horas del TTOG (2).
Diabetes
- Si existen síntomas típicos: GP en ayunas > 140 mg/dl o GP al azar > 200 mg/dl
- Si no existen síntomas: GP en ayunas > 140 mg/dl y GP > 200 mg/dl a las 2 horas
del TTOG, en más de una ocasión y sin factores precipitantes. La NDDG (3) exige
además una glucemia > 200 mg/dl en cualquiera de los puntos de la curva hechos a los
30, 60 0 90 minutos.
Alteración de la tolerancia a la glucosa
- GP en ayunas < 140 mg/dl y TTOG a las 2 horas de 140 mg/dl. La NDDG exige
además un valor entre el ayuno y las 2 horas > 200 mg/dl.
Diabetes gestacional
- TTOG (100 gr de glucosa) con dos o más valores anormales: ayunas > 105 mg/dl,
60’ > 190 mg/dl, 120’ > 165 mg/dl, 180’ > 145 mg/dl.
Riesgo estadístico aumentado
Alteración previa de tolerancia a la glucosa: TTOG actual normal, pero TTOG
previo normal, hiperglucemia espontánea o diabetes gestacional
Alteración potencial de tolerancia a la glucosa: Progresión a diabetes: gemelos uni-
vitelinos, presencia de anticuerpos antiislotes.
(1) Glucemia en plasma de sangre venosa. (2) Test de tolerancia oral a la glucosa. Se
realiza con una sobrecarga de 1.75 gr/kg de glucosa oral (máximo 75 gr). Está con-
traindicado cuando el paciente tiene una glucemia basal mayor de 200 mg/dl, pues
el diagnóstico de diabetes tipo 1 ya está hecho. (3) National Diabetes Data Group

Tabla 12.3. Criterios de diagnóstico de diabetes mellitus

Diabetes mellitus insulinodependiente

Su incidencia anual (casos nuevos en un año) se encuentra alrededor de


11/100.000 niños menores de 15 años. A nivel mundial parece observarse un
aumento de la incidencia, y la afectación de pacientes cada vez más jóvenes. En
cuanto a la edad de presentación existen dos picos de máxima incidencia, a los
5-7 años y en la pubertad. Prácticamente no existen diferencias de sexo. Su fre-
cuencia presenta variaciones estacionales, siendo mayor en los meses de otoño e
invierno.

Etiopatogenia
La insulina es la principal hormona anabólica del organismo. Su déficit
provoca un estado catabólico permanente en el cual el organismo no puede utili-
zar los substratos energéticos. Secundariamente se producen alteraciones de las

267
Endocrinología Infantil

hormonas del estrés (adrenalina, cortisol, hormona del crecimiento, glucagón),


que aumentan la descompensación metabólica.
La manifestación inicial es la hiperglucemia posprandial. La hipergluce-
mia en ayunas indica una producción excesiva de glucosa endógena, y es una
manifestación tardía que refleja un grave déficit de insulina.
El aumento de producción de glucosa por el hígado y la disminución de
la captación de glucosa por los tejidos periféricos produce hiperglucemia; cuando
ésta supera el umbral renal (180 mg/dl), aparece glucosuria que provoca una diu-
resis osmótica, dando lugar a poliuria, pérdida urinaria de electrolitos, deshidra-
tación y polidipsia.
Se produce un aumento de la lipolisis y una disminución de la lipogénesis.
Todo ello conlleva a la elevación de las concentraciones plasmáticas de coleste-
rol, triglicéridos y ácidos grasos libres. Por otra parte se reduce el aclaramiento
plasmático de las lipoproteínas, aumentando las de muy baja densidad (VLDL) y
los quilomicrones. El metabolismo de los ácidos grasos libres se desvía hacia la
formación de cuerpos cetónicos, su acumulación en el organismo origina acidosis
metabólica, respiración acidótica de Kussmaull, y la acetona da lugar al olor a
manzana del aliento.
El aumento progresivo de la deshidratación, la acidosis y la hiperosmolaridad
provocan alteraciones circulatorias y neurológicas, y finalmente shock y coma.
A nivel del metabolismo de las proteínas, disminuye la captación de ami-
noácidos por las células y aumentan sus niveles plasmáticos. Se reduce la síntesis
de proteínas y aumenta la proteolisis. En definitiva se produce un balance nitro-
genado negativo con aumento en plasma y orina del nitrógeno ureico.

La hipótesis actual más aceptada sobre la etiología de la diabetes mellitus


hace referencia a una predisposición genética sobre la que actúa un factor
desencadenante que pondría en marcha una respuesta autoinmunitaria, con la
consiguiente destrucción de forma progresiva las células beta pancreáticas, pro-
duciendo la consiguiente disminución de la secreción de insulina.
Predisposición genética.
Existe una clara asociación familiar entre los casos de diabetes mellitus.
La DMID se asocia a una mayor frecuencia de los haplotipos del complejo mayor
de histocompatibilidad DR3 y DR4 , también se ha descrito mayor frecuencia de
HLA B8 y BW15. Más llamativa aún es que la ausencia homocigota de ácido
aspártico (no Asp/no Asp) en la posición 57 de la cadena HLA DQ confiere un
riesgo relativo 100 veces mayor de desarrollar diabetes tipo 1, los heterocigotos

268
Diabetes mellitus

(tienen un sólo ácido aspártico) tienen menos riesgo, pero más que los indivi-
duos con dos ácidos aspárticos. Por otra parte, la arginina en la posición 52 de
la cadena DQ también confiere marcada susceptibilidad. Entre el 2 y 5% de los
hermanos de niños diabéticos llegan a padecer la enfermedad. La concordancia
entre gemelos es inferior al 50%.
Factor desencadenante.
El estadio de predisposición genética es de duración imprevisible, depen-
diendo de que actúen o no los factores ambientales que desencadenen el proceso
autoinmune. Se han implicado varios factores desencadenantes de la cascada
inmunitaria. Las infecciones víricas han sido los factores más estudiados. Se han
descrito infecciones por virus de la parotiditis, rubeola, citomegalovirus y, sobre
todo los virus Coxsackie (se ha descrito la aparición brusca de diebetes mellitus
probablemente inducida por Coxsackievirus B4). Otro factor sugerido es la expo-
sición precoz a la leche de vaca, donde estaría implicada una proteína del suero
bovino, provocando una reacción cruzada inmunitaria con la célula beta pancreá-
tica. Se ha sugerido que la alimentación al pecho protege contra la diabetes.
También se han implicado en la aparición de la diabetes los antecedentes
de estrés y la exposición a ciertas toxinas químicas.
Respuesta autoinmunitaria.
La infección viral (u otros factores) desencadenan una respuesta autoin-
mune tanto humoral (anticuerpos) como celular (linfocitos T) contra las células
beta del páncreas, produciéndose la destrucción de éstas. Los anticuerpos más
importantes detectados son:
- Anticuerpos antiislotes (ICA). Preceden a la enfermedad clínica durante
años y después de aparecer ésta, tienden a disminuir. Están presentes en el
80-90% de los pacientes de diagnóstico reciente.
- Anticuerpos antiinsulina (IAA) espontáneos. También suelen encontrarse
antes del comienzo de la enfermedad. Se detectan en el 30-40% de los pacientes.
- Anticuerpos anti ácido glutámico descarboxilasa (GAD). La GAD es una
enzima que convierte el ácido glutámico en GABA, es muy abundante en la iner-
vación de los islotes pancreáticos. Son más precoces, sensibles y específicos. Se
detectan hasta en el 80% de los pacientes.
La destrucción de la masa de células beta pancreáticas lleva consigo una
producción disminuida de insulina. La aparición de manifestaciones clínicas indi-
can una destrucción del 80% de la reserva secretora de insulina (la masa de célu-
las beta queda reducida al 10-20% del total). Este periodo puede tardar meses o
años, aunque en niños pequeños suele ser de semanas.

269
Endocrinología Infantil

La detección de una producción reducida de insulina, midiendo la insulina


directamente o el péptido C, es signo de la lesión de la célula beta e indica que la
reacción inmune está conduciendo a diabetes. La existencia de una pequeña masa
de células beta se puede demostrar por la presencia en plasma de péptido C.

Clinica
La sintomatología previa al diagnóstico suele ser de corta duración, la
mayoría de casos de menos de un mes de evolución. Por eso el diagnóstico oca-
sional en un examen de rutina de diabetes tipo 1 es excepcional, a diferencia de la
diabetes tipo 2, ya que casi siempre transcurre un corto espacio de tiempo entre
la hiperglucemia y las manifestaciones clínicas.
Los síntomas iniciales son la poliuria y polidipsia. En algunos casos, la
aparición de enuresis nocturna en un niño que controlaba previamente es indi-
cativo de poliuria y puede ser clave para la sospecha diagnóstica. Se debe con-
siderar el diagnóstico de DMID en un niño que clínicamente está deshidratado,
pero continúa orinando regularmente. Otro síntoma casi constante es la pérdida
de peso. La polifagia suele estar ausente en el niño, a diferencia del adulto, ya que
la cetosis provoca anorexia. A veces, se encuentran infecciones cutáneas piógenas
y vaginitis moniliásica en niñas mayorcitas.
En el 10-25% de casos la diabetes debuta en foma de coma cetoacidótico,
aunque en los últimos años su frecuencia ha disminuido, debido al diagnóstico
más precoz. Los niños pequeños y los lactantes tienen mayor probabilidad de
debutar clínicamente con cetoacidosis severa.
Tras el debut de la enfermedad e iniciado el tratamiento adecuado, en la
mayoría de los niños se asiste a un período de remisión en el que disminuyen
progresivamente las necesidades de insulina. Es el llamado período de “luna de
miel”, y es debido a la función residual de las células beta pancreáticas. Aproxi-
madamente ocurre en el 75% de los niños. En la mayoría de casos se requieren
dosis pequeñas de insulina (remisión parcial), aunque puede haber casos de remi-
sión completa que no necesiten insulina durante un tiempo (5%). El período
de luna de miel siempre es transitorio, generalmente de algunas semanas o
meses, por lo que transcurrido este tiempo, las necesidades de insulina volverán
a aumentar.

Diagnóstico
En las formas de comienzo con síntomas típicos, existirá hiperglucemia
mayor de 200 mg/dl, glucosuria y cetonuria.

270
Diabetes mellitus

En las formas de comienzo con coma cetoacidótico, la clínica es muy


sugestiva (ver capítulo correspondiente).
Los casos de comienzo asintomático son raros, al detectar una hipergluce-
mia o glucosuria moderados. El descubrimiento de glucosuria con o sin hiperglu-
cemia durante una infección, traumatismo, etc. puede anunciar la existencia de
una diabetes, aunque no es lo habitual. Se debe controlar al paciente posterior-
mente para descartar una diabetes. Puede estar indicado un test de tolerancia oral
a la glucosa.
Si la glucemia en ayunas es mayor de 140 mg/dl o mayor de 200 mg/dl
al azar en más de una ocasión, sin la existencia de factores hiperglucemiantes,
se puede hacer el diagnóstico de DMID. En los casos en los que la glucemia en
ayunas se encuentre entre 120 y 140 mg/dl, y las glucemias al azar entre 150 y
199 mg/dl está indicado realizar un test de tolerancia oral a la glucosa (ver crite-
rios diagnósticos): si la glucemia a las 2 horas es mayor de 200 mg/dl se hace
el diagnóstico de diabetes. Si la glucemia se encuentra entre 140 y 200 mg/dl se
hace el diagnóstico de alteración de la tolerancia a la glucosa.

Tratamiento
Se basa en tres pilares básicos: insulina, dieta y ejercicio.
1) Insulina
En la actualidad se utilizan las insulina humanas, habiendo desplazado a
las insulinas animales. Las insulinas humanas tienen el perfil de acción adelan-
tado con respecto a las de origen animal. Actualmente todos las presentaciones de
insulina son de 100 UI/ml. Se inyecta vía subcutánea. Según su perfil de acción
se distinguen varios tipos de insulina (Tabla 12.4).

CURVA DE ACCIÓN APROXIMADA


TIPO INSULINA Inicio efecto Máxima acción Duración

Rápida 30 minutos 1-3 horas 5-6 horas


Análogos de acción 10 minutos 30-90 minutos 2.5-3 horas
rápida

Intermedia 1-2 horas 3-6 horas 8-10 horas

Lenta 2.5-3 horas 6-12 horas 18-20 horas

Tabla 12.4. Momento de efecto de los diferentes tipos de insulina

271
Endocrinología Infantil

Los llamados análogos de la insulina se consiguen a partir de pequeñas


modificaciones de la cadena de aminoácidos de la insulina. La insulina Lispro (de
acción rápida) reemplaza la lisina B29 por prolina y la prolina B28 por lisina, lo
que modifica su comportamiento farmacocinético al conseguir una gran rapidez
de absorción y una corta duración. Tiene la característica de que remeda mejor
la secreción endógena de insulina. Su pico de acción es más temprano, coinci-
diendo con el pico de glucemia posprandial, por lo que disminuye los valores de
glucemia posprandial. También se ha comprobado que disminuye la frecuencia
de hipoglucemias. Además tiene la ventaja de poder inyectarse inmediatamente
antes de las comidas.
La insulina de acción intermedia se consigue retardando su acción mediante
la asociación de protamina. La de acción lenta mediante la adición de zinc. Las
insulinas de acción larga (ultralenta) contienen mayor cantidad de zinc, en la
actualidad su utilización es excepcional en niños.
Existen mezclas preestablecidas de insulina rápida e intermedia, pero en
principio deben ser utilizadas con precaución en los niños ya que los requeri-
mientos pueden ser muy variables y lo más correcto es que cada paciente realice
sus propias mezclas de acuerdo a sus necesidades diarias.
La absorción de insulina puede ser modificada por diversos factores, entre
otros:
- Lugar de inyección. Suele ser más rápida en el abdomen, y menos en el
glúteo. Las zonas del deltoides y muslo tienen una absorción intermedia.
- Profundidad. Mayor absorción a mayor profundidad de la inyección.
- El calor y el masaje aumentan la absorción. El ejercicio también la
aumenta.
- Dosis y concentración de insulina. Cuanto mayor es el volumen, más
duración tiene su efecto. Las concentraciones de 40 o 100 UI/cc no influyen
demasiado en su absorción, pero con diluciones de 10 UI/cc (niños pequeños) su
absorción puede ser mucho más rápida.
-Tipo de insulina. El perfil de acción de las insulinas humanas es más corto
que el de las insulinas animales.
- Anticuerpos antiinsulina. Con el uso de las insulinas humanas se ha redu-
cido la frecuencia de reacción de estos anticuerpos.
- Lipodistrofias. Por absorción errática de la insulina en las zonas afectas.
Pautas de insulinoterapia. En la fase inicial, tras el diagnóstico, es difícil
establecer la dosis necesaria de insulina, por lo que se inicia con dosis múltiples
de insulina rápida, inicialmente 0.2 U/kg/dosis antes de las 4 comidas. Así calcu-

272
Diabetes mellitus

lamos las necesidades totales diarias de insulina; éstas suelen ser menores si sólo
existe hiperglucemia sin cetosis cuando se hace el diagnóstico.
Una vez calculada la dosis diaria necesaria de insulina, la pauta más utili-
zada en la actualidad es la de dos inyecciones al día, asociando insulina rápida e
intermedia. En principio se reparte un 60% por la mañana y un 40% por la tarde-
noche. Cada dosis consta aproximadamente de 2/3 de insulina intermedia y 1/3
de insulina rápida. Existen regímenes de control intensivo que utilizan múltiples
dosis diarias de insulina rápida; mejoran el control de la glucemia y disminuye
el riesgo de complicaciones microvasculares, aunque suele acompañarse de hipo-
glucemias más frecuentes y severas.
Una vez transcurrido el período de luna de miel, las necesidades de insu-
lina oscilan entre 0.5-1 U/kg/día. Durante la pubertad aumentan las necesidades.
Durante las infecciones también aumentan las necesidades de insulina. En los
pacientes con vómitos se debe seguir administrando insulina (aproximadamente
la mitad de la dosis); si los vómitos continúan y el paciente no tolera líquidos es
aconsejable el ingreso hospitalario.
Varios meses después de iniciar el tratamiento con insulina, casi todos
los pacientes adquieren anticuerpos frente a ella, pero en la mayoría de casos
no interfieren en la respuesta metabólica. A veces pueden producir inestabilidad
al crear un reservorio de insulina. En raras ocasiones los niños con anticuerpos
desarrollan una verdadera resistencia a la insulina y requieren dosis mayores de
2 U/kg/día.
Efecto Somogyi. Es una hiperglucemia reaccional a una hipoglucemia.
Cuando se produce una hipoglucemia nocturna puede pasar desapercibida, a
las 4-5 horas aparecerá hiperglucemia reactiva, glucosuria y cetonuria. Se cree
debido a la acción de las hormonas contrarreguladoras, en respuesta al episodio
de hipoglucemia. El tratamiento consiste en disminuir la dosis de insulina inter-
media de la noche.
Fenómeno del alba. Se denomina así a la elevación de la glucemia entre
las 5 y las 9 horas de la mañana sin hipoglucemia previa. Durante la noche existe
una tendencia a aumentar progresivamente la glucemia, tanto en individuos nor-
males como en diabéticos, lo que conlleva a un aumento de las necesidades de
insulina al amanecer. El tratamiento más adecuado es retrasar el horario de la
inyección de insulina intermedia de la noche, o aumentar su dosis.
Para distinguir la causa de una hiperglucemia matinal se debe realizar una
determinación de glucemia entre las 3 y las 5 de la madrugada:
- Si hay hipoglucemia, se trata de un efecto Somogyi.

273
Endocrinología Infantil

- Si es normal, debe sospecharse el fenómeno del alba.


Si la glucemia ya es elevada a esa hora, es probable que la dosis de insu-
lina intermedia de la noche no sea suficiente, y deberá aumentarse.
2) Tratamiento nutricional
Los requerimientos energéticos del niño diabético son semejantes a los del
niño sano (Tabla 12.5). El aporte calórico diario se calcula en función de la edad:
lactantes: 80-100 Kcal/kg, a partir del primer año hasta los 10-12 años: 1000 +
(años x 100) Kcal., adolescentes: 2000-2500 Kcal.
Es fundamental la regularidad del patrón de alimentación en relación con
la pauta insulínica. Se recomienda la siguiente distribución de los principios
inmediatos: Hidratos de carbono 55%, grasas 30%, proteínas 15%. Gramos total
de hidratos de carbono: Calorías aportadas como hidratos de carbono /4. Número
de raciones: Gramos de H. de C./10. Distribución de las raciones:
- Desayuno: 10% del total de las raciones.
- Almuerzo: 15%
- Comida: 35%
- Merienda: 15%
- Cena: 20%
- Colación nocturna: 5%
Las dietas con gran contenido de fibra mejoran el control glucémico en los
diabéticos, haciendo que el ascenso de la glucemia sea de una forma gradual. Se
deben sustituir las grasas de origen animal por grasas poliinsaturadas de origen vege-

Tabla 12.5. Cantidades de alimentos que componen una ración (10 g de hidratos de carbono.
Verduras Tipo A: Acelgas 300 g Frutas Aguacate 170-447 g
Estas Apio 200 g Albaricoque 100-110 g
cantidades Berenjenas 200 g Albaricoque seco 15 g
se refieren a Cardos 180 g Castaña seca 15 g
verduras cru- Coliflor 200 g Castaña tierna 25-30 g
das y limpias. Champiñón 270 g Cerezas 69 g
Las verduras Escarola 250 g Ciruelas 60-70 g
de tipo A, por Espárragos 200 g Ciruelas pasas 10-14 g
su pobre Espinacas 250 g Chirimoya 50-83 g
contenido Lechuga 350 g Dátiles 14-16 g
en hidratos de Pepino 375 g Fresas 110 g
carbono pue- Lombarda 190 g Guayaba 66 g
den tomarse Rábano 275 g Fresón 190 g
libremente Repollo 190 g Guindas 75-86 g
Tomate 250 g Higos 60-70 g

274
Diabetes mellitus

Verduras Alcachofas 60 g Frutas Higos secos 15 g


Calabaza 150 g Mandarina 100-130 g
Calabacín 130 g Manzana 70-83 g
Cebolla 115 g Melocotón 80-100 g.
Habas crudas 116 g Melocotón seco 16 g
Col 150 g Melón 155-260 g
Col bruselas 120 g Membrillo crudo 90-145 g
Judías verdes 160 g Naranja 95-130 g
Pimientos 135 g Nísperos 45-72 g
Puerros 130 g Peras 60-68 g
Remolacha 95 g Paraguayas 80 g
Zanahorias 115 g Piña 75-130 g
Féculas Patatas cocid 60 g Plátano 45-68 g
Patatas crud. 50 g Sandía 145-280 g
Batata 40 g Uvas blancas 60-65 g
Copos avena 20 g Uvas negras 40-45 g
Habas secas 17 g Uvas pasas 14 g
Copos maíz 15 g Abadejo fresco 75 g
Harina trigo 15 g Carnes Almejas 75-500 g
Maizena 15 g pescados Bacalao fresco 70 g
Pasta sopa 15 g y huevos: Bacalao seco 25 g
Arroz 12 g Boquerón 50-70 g
Tapioca 12 g Besugo 80-143 g
Macarr. crud 13 g Dorada 50-100 g
Macarr. coc. 50 g Gallo 50-100 g
Legumb. Lentejas 15 g Gambas 50-100 g
Garbanzos 15 g Lenguado 55-100 g
Judías blanc. 15 g Lubina 65-100 g
Habas secas 17 g Mejillón 100-400 g
Pan blanco 20 g Merluza 60-65 g
Croissant 20 g Mero 60 g
Bizc. soletilla 20 g Pescadilla 60-65 g
Suizo 20 g Rodaballo 75-100 g
Galletas Mar 4 Rape 60-65 g
Pan tostado 15 g Salmonete 75-100 g
Pan integral 20 g Trucha 50-100 g
Carnes Pollo sin piel 60-85 g Calamar 115 g
Conejo 60-85 g Huevos 2
Magro cerdo 50 g Huevos Jamón York 50 g
Hígado 55 g embut.: Hamburguesas 50 g
Bistec vaca 50 g Queso manchego 50 g
Lácteos Leche 200 ml Queso de bola 50 g
Yogurt 200 g

275
Endocrinología Infantil

tal. Los niños diabéticos no deben ingerir más de 2 g/kg de proteínas. Se ha demos-
trado que la reducción de la ingesta proteica puede reducir la microalbuminuria y la
progresión a insuficiencia renal durante las fases precoces de nefropatía diabética.
3) Ejercicio físico
Posee efectos beneficiosos: mejor control glucémico, mayor sensibilidad a
la insulina, repercusiones favorables sobre el metabolismo lipídico y la tensión
arterial. Para que sea eficaz debe realizarse con regularidad.
Es imprescindible que el niño esté correctamente insulinizado cuando vaya
a hacer ejercicio. Si está sobreinsulinizado el ejercicio determina un riesgo nota-
ble de hipoglucemia. Por el contrario, si está escasamente insulinizado, el ejerci-
cio provoca hiperglucemia y cetonemia.
Una complicación importante del ejercicio es la aparición de una reacción
hipoglucémica durante éste o varias horas después. El principal factor es el
aumento de la velocidad de absorción de insulina a partir del punto de inyección.
Si el ejercicio es prolongado existe riesgo de hipoglucemias tardías.
En situaciones de hiperglucemia y cetosis no se debe realizar ejercicio.
4) Transplante de pancreas como tratamiento de la DMID
El transplante de páncreas mejora la calidad de vida del paciente diabético
eliminando las inyecciones de insulina y las restricciones dietéticas. Debe lle-
varse a cabo en pacientes que han recibido o van a recibir un transplante renal
por fallo renal crónico. Dado que los transplantes de páncreas aislados, sin otro
órgano, requieren tratamiento inmunosupresor de por vida, y los efectos secun-
darios de las drogas pueden ser graves, el transplante aislado sólo se recomienda
en aquellas situaciones en que la frecuencia de hospitalizaciones por descompen-
sación metabólica es tan frecuente que la calidad de vida está comprometida y el
pronóstico, a largo plazo, es reservado.
Otras técnicas utilizadas son el transplante de islotes y el transplante de
células fetales.

Control de la diabetes
En general, se consideran aceptables glucemias preprandiales menores de
140 mg/dl, y postprandiales menores de 180 mg/dl, aunque en la práctica se
pueden ampliar los límites a 60 y 240 mg/dl. La glucemia ideal debe oscilar entre
unos 80 mg/dl en ayunas y 140 mg/dl después de las comidas. El límite inferior
de la glucemia debe ser 60 mg/dl durante el día, y 70 mg/dl durante la noche.
Determinación de la glucemia.
La glucemia capilar es el método idóneo para saber el control metabólico

276
Diabetes mellitus

en un momento determinado. Durante el período estable de la diabetes conviene


realizar controles glucémicos diarios, una determinación en ayunas y una o dos
más a lo largo del día en diferentes horas para obtener un perfil completo a lo
largo de varios días. Una vez por semana se hará un perfil glucémico completo.
Una vez al mes se determinará la glucemia entre las 2 y las 4 de la madrugada. En
un período de descompensación se aumentarán los controles glucémicos diarios.
Siempre que aparezca cetonuria se debe realizar una glucemia.
Determinación de glucosuria.
Su valor es relativo, pero se debe realizar cuando no se determinen gluce-
mias (algunos autores sugieren que el control glucémico se realice dos veces por
semana), y sobre todo al levantarse, para compensar la falta de controles de glu-
cemia durante la noche. El autocontrol de la diabetes se debe realizar en base a
las glucemias y no a las glucosurias.
Determinación de la cetonuria.
Se recomienda la determinación de cuerpos cetónicos en orina cuando la
glucemia sea superior a 300 mg/dl, haya enfermedades intercurrentes, o existan
signos clínicos de descompensación.
Hemoglobina glucosilada.
La hemoglobina glucosilada (Hb A1c) es un índice fiable para el control
de la glucemia a largo plazo. Representa la fracción de hemoglobina a la que se
ha unido de forma no enzimática la glucosa dentro del torrente sanguíneo. Es un
índice de la glucemia promedio durante los 2-3 meses anteriores. Cuanto mayor
sea la concentración de glucosa en sangre y más prolongada la exposición del
hematíe, más alta será la HbA1c.
Aunque existen variaciones según la técnica utilizada y el laboratorio, se
admite que la media normal estaría situada por debajo de 6%. Las recomendacio-
nes del Consenso Europeo proponen como un control metabólico óptimo valores
inferiores a 6.5%, y como aceptable valores entre 6.5 y 7.5%. En los niños muy
pequeños valores inferiores a 8% pueden considerarse como de buen control.

Complicaciones de la diabetes mellitus


1. Complicaciones agudas.
Reacciones hipoglucémicas.
Casi todos los niños diabéticos presentan hipoglucemia en algún momento
de su enfermedad. La hipoglucemia aparece bruscamente o en algunos minutos,
al contrario de la cetoacidosis diabética, que se desarrolla en horas o días. Los
síntomas y signos son debidos a la descarga de catecolaminas (palidez, sudora-

277
Endocrinología Infantil

ción, temblor, taquicardia) y a la glucopenia cerebral (hambre, somnolencia, con-


fusión mental, convulsiones y coma). En sujetos sanos la hipoglucemia se define
como valores de glucosa en sangre inferiores a 60 mg/dl. Sin embargo, en sujetos
diabéticos pueden aparecer síntomas de hipoglucemia en caso de descenso brusco
de la glucemia sin tener que llegar a esos valores.
Para el tratamiento del episodio agudo se tomará una bebida con hidratos
de carbono (zumo). Si el paciente está en coma no se dará nada por boca, y se
administrará una dosis de glucagón, posteriormente, cuando recupere la concien-
cia se darán bebidas azucaradas.
Cetoacidosis diabética. Ver tema correspondiente.
2. Complicaciones tardías.
La supervivencia cada vez más prolongada del niño diabético se acompaña
de un aumento de las complicaciones de la diabetes. Predomina la microangio-
patía (retinopatía, nefropatía, neuropatía), pero también puede desarrollarse la
macroangiopatía (aterosclerosis).
Existe una relación entre el grado de control metabólico y la aparición,
progresión e intensidad de la microangiopatía.
Aunque los niños diabéticos alcanzan finalmente una estatura dentro de los
límites normales del adulto, la estatura final puede ser inferior a la talla diana
familiar. La pubertad suele estar retrasada, durante ésta el control metabólico
suele empeorar.
En los niños diabéticos con un tratamiento correcto no se aprecia un
aumento significativo de las infecciones.
Retinopatía diabética.
Es la complicación crónica más frecuente. Está presente en el 45-60% de
los diabéticos insulindependientes de 20 años de evolución. Las primeras ano-
malías morfológicas que aparecen son los microaneurismas. En la actualidad, la
angiofluoresceingrafía es el método de elección en niños y jóvenes diabéticos
para la detección de los estadios iniciales. En general, el riesgo de desarrollar
microangiopatía aumenta tras la pubertad. La retinopatía es más frecuente en dia-
béticos con enfermedad renal. Para su prevención es necesario un estricto con-
trol metabólico. Se debe realizar una oftalmoscopia anual a todos los pacientes.
Debería utilizarse como técnica de elección la angiofluoresceingrafía.
Nefropatía diabética.
Afecta aproximadamente al 30-40% de los diabéticos. El tiempo medio de
evolución de la enfermedad diabética hasta la aparición de la nefropatía diabética
se situa alrededor de 15 años. Una vez que aparece la progresión a insuficiencia

278
Diabetes mellitus

renal es rápida, entre 2 y 7 años. Aunque se han descrito 5 estadios en la nefropa-


tía diabética, desde el punto de vista clínico se pueden distinguir tres:
1. Microalbuminuria intermitente. Excreción aumentada de albúmina en
orina de 30-300 mg/24 horas.
2. Nefropatía incipiente. Microalbuminuria en 3 muestras de orina separa-
das al menos una semana. La asociación de microalbuminuria con aumento de la
tensión arterial y disminución del filtrado glomerular indican desarrollo posterior
de nefropatía manifiesta.
3.Nefropatía clínica establecida. Proteinuria superior a 300 mg/día. Puede
estar asociada a otras alteraciones de la función renal e hipertensión. Cuando apa-
rece, la mitad de los pacientes evolucionan a insuficiencia renal terminal en los
siguientes años.
Inicialmente se observan cambios histológicos renales, sin manifestacio-
nes clínicas, pudiendo detectarse aumento del filtrado glomerular y microalbu-
minuria. Su aparición tiene relación con la duración de la enfermedad y el grado
de control metabólico. Otro factor de riesgo asociado es la hipertensión arterial. La
coexistencia de microalbuminuria e hipertensión arterial ensombrece el pronóstico.
El tratamiento de la nefropatía diabética, además del estricto control meta-
bólico, consiste en realizar dieta hiposódica y con restricción proteica. Está indi-
cada la administración precoz de antihipertensivos. Los inhibidores del enzima
convertidor de la angiotensina protegen frente al deterioro de la función renal y
son capaces de disminuir la microalbuminuria.
Neuropatía diabética.
La polineuropatía simétrica distal (neuropatía periférica), complicación
frecuente en el adulto, es raro que aparezca en la edad pediátrica, aunque con
métodos electrofisiológicos se puede demostrar una disminución de la velocidad
de conducción nerviosa en ausencia de sintomatología clínica, por lo tanto, en
niños la presentación más habitual es la subclínica. La neuropatía vegetativa
afecta a la inervación autónoma. En el niño y adolescente, la neuropatía debe
ser diagnosticada en los estadios subclínicos (asintomáticos), ya que puede ser
reversible. El único tratamiento efectivo es lograr un buen control metabólico de
la diabetes.
Entre otras complicaciones descritas se encuentra el síndrome de movili-
dad articular limitada, que se asocia con frecuencia a desarrollo precoz de com-
plicaciones microvasculares como retinopatía y nefropatía.
Macroangiopatía diabética.
El proceso de aterosclerosis es más frecuente, precoz e intenso en el diabé-

279
Endocrinología Infantil

tico en comparación con los no diabéticos. En el niño no suele haber clínica, pero
sí anomalías bioquímicas que debemos controlar. La enfermedad cardiovascular
es la principal causa de muerte en los diabéticos adultos. Entre los factores de
riesgo, además de la diabetes por sí misma, destacan la hiperlipemia y la tensión
arterial. El aumento de colesterol y lipoproteína “a” son factores de riesgo vascu-
lar. Las mujeres adolescentes constituyen un grupo especial de riesgo. Las medi-
das a tomar son: buen control metabólico, dieta con restricción de colesterol y
grasas saturadas; y tratamiento farmacológico si las medidas anteriores no son
efectivas.
La hipertensión arterial es un factor de riesgo coronario, además de su
influencia en el desarrollo de la nefropatía diabética. En la actualidad se reco-
mienda tratamiento farmacológico con cifras tensionales en límites altos de la
normalidad. Los fármacos de elección son los inhibidores del enzima convertidor
de angiotensina (Captopril), ya que además del control de la tensión arterial, tiene
un efecto protector renal, como se ha comentado pueden disminuir la microalbu-
minuria.

Prevención de la diabetes insulindependiente


Se han ensayado múltiples estrategias de intervención inmunitaria para
intentar prevenir la aparición de DMID en sujetos de riesgo. Entre ellas destacan
los estudios con ciclosporina, insulina y nicotinamida.
Ciclosporina
La ciclosporina es un fármaco con posibles efectos adversos graves que
incluyen toxicidad en hígado, riñones y páncreas. El hecho de que la ciclosporina
sea tóxica para las células beta sugiere que no es un fármaco idóneo para evitar
la diabetes sino que más bien puede acelerarla y no impedir su aparición. Aunque
en estudios iniciales se obtuvieron resultados esperanzadores, en la actualidad ya
no se utiliza la ciclosporina para evitar la diabetes insulinodependiente.
Insulina
La correlación entre el título de anticuerpos antiinsulina y la aparición de
diabetes ha sugerido que la insulina quizá constituya el antígeno más importante
(teoría del superantígeno) que desencadena la respuesta inmunitaria específica
que culmina en la destrucción de las células beta. En circunstancias normales,
la insulina no aparece como antígeno en la superficie de las células beta, pero
pudiera surgir después de la lesión o durante actividad intensa de tales células.
Se propuso que la insulina exógena tal vez puede inducir el reposo de las células
beta y con ello retrasar o evitar la aparición de diabetes clínica manifiesta. En la

280
Diabetes mellitus

actualidad se encuentra en fase de estudio multicéntrico.


Nicotinamida
Datos preliminares indican que la nicotinamida puede retrasar o evitar la
aparición de DMID en niños. No se ha aclarado el mecanismo de acción, pero
pudiera intervenir la mayor reparación de ácido desoxirribonucleico. En la actua-
lidad se encuentra en fase de estudio multicéntrico.

Cetoacidosis diabética

La cetoacidosis diabética (CAD) constituye la manifestación extrema del


déficit de insulina. Es la forma de presentación inicial en muchos niños diabéti-
cos, alrededor del 25%, aunque en los últimos años se asiste a una disminución
de su incidencia. Su incidencia es máxima en la diabetes mellitus insulindepen-
diente. Es la causa más frecuente de muerte en niños diabéticos, ya que a pesar de
los avances en el tratamiento, la mortalidad permanece elevada (5-10%) y parece
no existir tendencia a bajar en las últimas décadas.
Un paciente tiene una CAD cuando presenta:
- Hiperglucemia > 300 mg/dl. Glucosuria.
- Cuerpos cetónicos en suero superiores a 3 mmol/l, o que sean positivos
en suero a una dilución al 0 sin diluir en orina al utilizar la reacción de nitropru-
siato.
- Acidosis metabólica con pH < 7.30 y bicarbonato < 15 mEq/l.

Factores desencadenantes
La causa más frecuente son las infecciones (50%), y dentro de éstas, las
infecciones leves de vías respiratorias altas son el motivo habitual de descompen-
sación. En la CAD es frecuente la leucocitosis con desviación izquierda, por lo
que no es un buen indicador de infección. Se administrarán antibióticos si existe
sospecha clínica de infección bacteriana. Otras causas incluyen:
- Transgresiones dietéticas: Dietas descompensadas en la relación carbohi-
dratos-grasas que pueden originar un estado de cetosis.
- Vómitos prolongados y diarrea.
- Estrés, tanto psíquico como físico (traumatismos, cirugía).
- Errores en la administración de insulina, con dosis más bajas de las necesarias.
- Yatrogenia: Administración de corticoides.
- Idiopática: Hasta en un 20% aproximadamente no se encuentran las
causas desencadenantes de la CAD.

281
Endocrinología Infantil

Fisiopatología
Cambios hormonales
La homeostasia de la glucosa y de los lípidos dependen de la interacción
de la insulina pancreática, que disminuye la glucemia y las concentraciones de
lípidos, y un grupo de hormonas que reciben el nombre de hormonas contrarregu-
ladoras, cuyas acciones se oponen a las de la insulina. La falta absoluta o relativa
de insulina y el aumento de las hormonas contrarreguladoras da lugar a la CAD.
Insulina
La deficiencia de insulina es la principal alteración endocrina que origina
los trastornos metabólicos de la CAD. Es secretada por las células beta pancreá-
ticas, y es la principal hormona anabólica del organismo. En el hígado aumenta
la captación de glucosa de la sangre portal, estimula la síntesis de glucógeno, e
inhibe la gluconeogénesis y la glucogenólisis. En el músculo aumenta la captación
de glucosa de la sangre, estimula la síntesis de proteínas, e inhibe la proteolisis. En
el tejido adiposo se necesita insulina para la captación de glucosa y lipoproteína
de la sangre, estimula la lipogénesis e inhibe la lipolisis. Solamente el cerebro, la
médula suprarrenal y los elementos formes de la sangre no necesitan la presencia
de insulina para transportar glucosa extracelular al interior de la célula.
Hormonas contrarreguladoras
Las principales hormonas que intervienen en la patogenia de la CAD son:
glucagón, catecolaminas, cortisol y hormona del crecimiento (GH). Su secreción
es estimulada por las situaciones de estrés, y su presencia aumenta las necesida-
des de insulina. Las tres primeras tienen efectos agudos, mientras que la GH tiene
una acción más retrasada.
El glucagón es secretado por las células alfa del páncreas. Aumenta la pro-
ducción hepática de glucosa activando la glucogenolisis y la neoglucogénesis;
además aumenta la producción hepática de cetona y estimula la lipòlisis. En el
paciente diabético con CAD, el glucagón aumenta un 400-500%, y sus efectos
sobre la glucemia no son inhibidos por la insulina.
Las catecolaminas activan la glucogenolisis y la gluconeogénesis, así como
la movilización de ácidos grasos y la cetogénesis secundaria en el hígado. El
resultado es el aumento de la glucemia y la elevación de las concentraciones de
ácidos grasos libres.
El cortisol disminuye la utilización periférica de glucosa, mientras que no
tiene efectos importantes sobre la producción de glucosa o de cetona.
La hormona del crecimiento no tiene efectos agudos sobre el metabolismo,
sin embargo, un aumento crónico acelera la producción hepática de glucosa e

282
Diabetes mellitus

incrementa la lipolisis y los ácidos grasos libres, que sirven de sustrato a la ceto-
génesis hepática.
La ausencia de concentraciones sanguíneas adecuadas de insulina por sí
sola producirá hiperglucemia y cetosis, pero generalmente no desencadenará una
CAD. Para desarrollarla tiene que existir al mismo tiempo una falta relativa de
insulina y una hiperactividad relativa de hormonas contrarreguladoras.
Función renal
En condiciones normales, toda la glucosa filtrada por los glomérulos es
reabsorbida por los túbulos proximales. Cuando la concentración plasmática de
glucosa supera el umbral renal de reabsorción, aparece glucosa en orina. La glu-
cosuria provoca diuresis osmótica, con pérdida de agua, que provoca deshidrata-
ción. La hiperglucemia provoca un gradiente osmótico entre los líquidos extra e
intracelular, produciéndose un desplazamiento de agua intracelular hacia el espa-
cio extracelular, enmascarando la gravedad clínica de la deshidratación al man-
tenerse el volumen intravascular. El paciente con cetoacidosis que vomita o con
alteración de los mecanismos de la sed, no puede beber líquido suficiente para
compensar las pérdidas por la diuresis osmótica. Finalmente se produce dismi-
nución del volumen intravascular y del filtrado glomerular. Una hiperglucemia
intensa, mayor de 600 mg/dl implica una deshidratación severa con gran dis-
minución de la función renal, y explica como la concentración de glucosa en
pacientes con CAD grave puede disminuir hasta unos 300 mg/dl simplemente
con rehidratación, sin insulina.
La diuresis osmótica provoca pérdida pasiva de electrolitos y agua libre,
que suele ser entre 100 y 150 ml/kg según la gravedad y duración de la enferme-
dad. Al contrario de otras formas de diuresis osmótica en los que el cloruro es
el principal anión que se pierde, en la CAD los aniones perdidos en orina más
importantes son el sodio y el potasio. La disminución del volumen intravascular
disminuye la perfusión tisular provocando acidosis láctica, que contribuye a la
acidosis metabólica.
Sodio
Debido a las pérdidas urinarias el sodio corporal total está disminuido. A
pesar de que la pérdida de agua libre es mayor que la de sodio, la concentración
sérica de sodio no suele aumentar, sino disminuir, porque la hipertonía sérica
extrae agua de las células, que pasa al espacio extracelular, donde diluye el sodio.
Cuando se trata la CAD y la glucemia disminuye, el agua regresa al interior de
la célula y el sodio sérico aumenta. En los episodios graves de CAD se produce
hipertrigliceridemia, que puede ser causa de falsas hiponatremias.

283
Endocrinología Infantil

Potasio
Durante la acidosis, el potasio intracelular se desplaza al espacio extrace-
lular, el cual se pierde por la orina debido a la diuresis osmótica y al aumento
de la actividad de la aldosterona estimulada por la deshidratación. A pesar de la
pérdida de potasio, generalmente sus concentraciones plasmáticas son normales
o elevadas durante las primeras etapas del desarrollo de la CAD, debido al des-
plazamiento del potasio intracelular al espacio extracelular y a la disminución de
la función renal. Con el tratamiento con rehidratación e insulina puede producirse
una hipopotasemia grave, con manifestaciones cardiacas.
Fosfato
Durante la CAD, las reservas corporales de fosfato están disminuidas,
aunque sus concentracines séricas suelen ser normales o algo elevadas, al despla-
zarse el fosfato desde el espacio intracelular hacia el plasma. Como ocurre con el
potasio, durante el tratamiento puede producirse una disminución de los valores
séricos de fosfato. La principal consecuencia del déficit de fosfatos es la dismi-
nución en la concentración eritrocitaria de 2,3-difosfoglicerato (DPG) y la consi-
guiente alteración en la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno, desplazando
la curva de disociación de la hemoglobina hacia la izquierda (aumenta la afinidad
por el oxígeno y disminuye su liberación hacia los tejidos). Sin embargo, la aci-
dosis produce una disminución de la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno
(desplazamiento hacia la derecha de la curva de disociación-efecto Bohr); por
tanto, no se produce hipoxia tisular debido a los efectos opuestos de la acidosis
y del déficit de 2,3-DPG. Si se corrige la acidosis sin corregir la hipofosfatemia
se puede producir un desplazamiento de la curva hacia la izquierda con la con-
secuente hipoxia tisular. Sin embargo, se ha visto que los niños normalizan sus
niveles de 2,3-DPG en los hematíes más rápidamente que los adultos, y pueden
no necesitar restitución con fosfato. Una complicación del tratamiento intenso
con fosfato es la hipocalcemia sintomática, con hipomagnesemia.
Bicarbonato
La concentración sérica de bicarbonato siempre está disminuida en los
pacientes con CAD, porque el ión bicarbonato extracelular es el primero y más
importante amortiguador de la acidosis metabólica. Sin embargo, aunque la con-
centración sérica de bicarbonato es baja, se crea un déficit pequeño, porque los
aniones cetoácidos y el ácido láctico son metabolizados por el hígado y los tejidos
periféricos a bicarbonato durante el tratamiento con insulina. En la mayoría de
los pacientes la acidosis metabólica se recupera completamente sin necesidad de
suplementos de bicarbonato.

284
Diabetes mellitus

Cetoacidosis
Durante la CAD se sintetizan en el hígado los cuerpos cetónicos: ácido
beta-hidroxibutírico (BOHB), ácido acetoacético (AcAc) y acetona. El BOHB no
es una cetona y es convertido en AcAc por oxidación. La acetona se forma por
descarboxilación no enzimática de AcAc, y no es un ácido. Normalmente, la pro-
ducción de BOHB/AcAc es de 3:1, pero puede aumentar durante la cetoacidosis.
El método utilizado para medir la concentración de cetonas es la reacción del
nitroprusiato, que sólo mide cetonas, no mide BOHB, que es el cetoácido más
importante durante la CAD. La concentración de cetona en suero puede ser baja
antes del tratamiento de la CAD (BHOB está elevado, pero no se mide), y aumen-
tar durante el tratamiento, cuando el metabolismo oxidativo convierte BOHB
en AcAc, aunque la concentración total de cuerpos cetónicos esté disminuyendo
realmente.
La acidosis metabólica provoca una hipocapnia compensadora por estí-
mulo de la respiración. La hipocapnia produce vasoconstricción cerebral y dis-
minuye el riego sanguíneo al cerebro. La acidosis progresiva causa depresión
circulatoria por disminución del tono del músculo liso arteriolar, y por disminu-
ción de la contractilidad miocárdica.

Clínica
Una de las características típicas de la CAD es el desarrollo gradual y pau-
latino de la sintomatología clínica a lo largo de horas o días. Suele iniciarse con
anorexia, náuseas, vómitos, poliuria, sed intensa y dolor abdominal. Si esta situa-
ción no se trata, el cuadro evoluciona, apareciendo alteración de la conciencia,
llegando hasta el coma profundo. En ocasiones, el dolor abdominal es tan impor-
tante que puede hacernos pensar en una apendicitis aguda.
En la exploración física encontramos una respiración acidótica de Kuss-
maul y signos de depleción de volumen (piel y mucosas secas, ojos hundidos,
cianosis periférica, hipotensión). El aliento tiene un olor característico a acetona.
La existencia de fiebre sugiere la presencia de infección, sin embargo, la hipoter-
mia y la falta de respuesta hiperpirética a la infección son tan frecuentes en la
CAD que la ausencia de fiebre no excluye la posibilidad de infección.

Datos de laboratorio
La CAD cursa con hiperglucemia, hipercetonemia y acidosis. El grado
de hiperglucemia no tiene correlación con el de acidosis, hay casos de acidosis
severa con hiperglucemia mínima. La acidosis de la CAD, descenso de pH por

285
Endocrinología Infantil

debajo de 7.30, con disminución del PCO2 y del bicarbonato plasmático, se


encuentra en el grupo de las acidosis metabólicas con anión gap elevado; el anión
gap se calcula según la fórmula Na-(Cl + CO3H) en mEq/l, sus valores normales
son 12±2.
Datos de laboratorio debidos a la deshidratación son la elevación del hema-
tocrito, la urea, y el aumento de la osmolaridad plasmática.
Las alteraciones electrolíticas ya han sido comentadas anteriormente.
La amilasa suele estar elevada, sin que indique la presencia de pancreatitis,
su origen es fundamentalmente salival. Las transaminasas también pueden estar
elevadas.
Con frecuencia existe una leucocitosis (15.000-20.000/mm3), con predo-
minio de polimorfonucleares, no indicando este hecho por sí solo la presencia de
una infección aguda.
En la (Tabla 12.6) se resumen las principales alteraciones metabólicas que
se producen en la CAD
- Hiperglucemia
- Natremia normal o baja
- Caliemia normal o baja
- Bicarbonato bajo
- BUN normal o alto
- Acetoacetato elevado
- Betahidroxibutírido elevado
- Acidos grasos libres elevados
- Acidos láctivo elevado
- Osmolaridad elevada
- Ph disminuido
- Cociente beta-hidroxibutírico/acetato elevado
Tabla 12.6. Principales alteraciones metabólicas que se produce en la CAD

Tratamiento
El tratamiento básico de la CAD consiste en reponer líquidos y electrolitos,
y administrar insulina.

Reposición de líquidos
La mejor manera de determinar la deshidratación del paciente es comparar
el peso actual con un peso reciente en salud. La mayoría tienen una deshidrata-
ción del 5-10% (50-100 ml/kg) que habrá que añadir a las necesidades basales
(1500 ml/m2/día) y a las pérdidas extraordinarias que se vayan produciendo. La

286
Diabetes mellitus

adecuada perfusión de líquidos por vía endovenosa es de extrema importancia. El


líquido inicial a perfundir debe ser solución salina isotónica (ClNa al 0.9%). Se
recomienda la infusión de 10 ml/kg de suero salino fisiológico durante la primera
hora de tratamiento. Si el pH es < 7.10 o bicarbonato < 5, se utilizará bicarbonato
1/6 molar como líquido de rehidratación incial, hasta un pH de 7.20. La perfusión
de soluciones glucosadas se iniciarán cuando la glucemia se encuentre por debajo
de 300 mg/dl. Si la glucemia ha disminuido hasta 250-300 mg/dl, pero la cetoaci-
dosis no cede al tratamiento, en vez de disminuir la inyección de insulina debe
inyectarse glucosa intravenosa para conservar la glucemia en un valor aceptable.
Aunque existen diversas pautas de reposición de los líquidos, la rehidrata-
ción debe ser lenta, administrando los líquidos calculados (deshidratación + nece-
sidades basales) en 36 horas, y no sobrepasando el ritmo de 4 litros/m2/día por el
peligro del desarrollo de edema cerebral. Generalmente se suele restituir la mitad
del déficit calculado durante las primeras 12 horas.

Insulina
El método de elección es la administración en infusión continua de insu-
lina de acción rápida a dosis bajas. La dosis habitual recomendada es 0.1 U/kg/
hora, modificando la dosis según los niveles de glucemia.
La glucemia debe disminuir a un ritmo de 75-100 mg/dl/hora. En la primera
y segunda hora de tratamiento, el nivel de glucemia disminuye por la expansión del
volumen intravascular producida por los líquidos de la rehidratación inicial.
El nivel de glucemia se normaliza más rápidamente que la acidosis, y es
necesario continuar con la insulina intravenosa hasta mejorar la acidosis. Esto
hace que el tratamiento posterior con insulina subcutánea sea más fácil. Como
se ha comentado, cuando la glucemia se encuentra entre 200-300 mg/dl, se debe
añadir glucosa al líquido de perfusión, para mantener la glucemia alrededor de
250 mg/dl.

Potasio
El tratamiento con insulina y la corrección de la acidosis, hacen que el
potasio se introduzca en la célula, lo que provoca hipokaliemia, que puede ser
mortal. Se deben hacer controles muy cuidadosos de los niveles séricos de K cada
1-2 horas. No se debe agregar potasio a los líquidos de perfusión hasta conocer
los niveles séricos y hasta que el paciente orine. Un electrocardiograma puede
ayudarnos a evaluar si hay hipo- o hiperkaliemia mientras se espera el resultado
de laboratorio.

287
Endocrinología Infantil

Si al comienzo del tratamiento la kalemia es elevada, no se debe agregar


potasio hasta que vuelva a los valores normales.

Sodio
Como se ha comentado, en la CAD existe una pérdida del sodio corporal
total. La mayoría tienen hiponatremia. Durante el tratamiento, se debe controlar
estrechamente el sodio sérico para no provocar o agravar la hiponatremia. La
imposibilidad de aumentar la natremia a medida que disminuye la glucemia
puede indicar un exceso de administración de líquidos, con el consiguiente riesgo
de edema cerebral. El aumento del sodio cuando disminuye la glucemia contri-
buye a prevenir los cambios rápidos de osmolaridad.

Fosfato
El tratamiento con insulina hace que el fosfato se introduzca en la célula,
disminuyendo los niveles en suero. Aunque teóricamente puede ser beneficioso,
en la práctica se ha visto que la administración de fosfato no ofrece ninguna ven-
taja en el tratamiento de la CAD.
La reposición de fosfato está indicada cuando el nivel sérico es muy bajo
(< 2 mEq/l). Se recomienda reponerlo parcialmente utilizando una sal de potasio
(50% de cloruro potásico, 50% de fosfato potásico). Una ventaja es que se admi-
nistra menos cloruro. El fosfato puede provocar hipocalcemia.

Bicarbonato
La administración de bicarbonato para corregir la acidosis en la CAD es
controvertida. Como se ha comentado, el tratamiento con insulina en la CAD,
a diferencia de otras acidosis metabólicas, genera bicarbonato a medida que se
metabolizan los cuerpos cetónicos, corrigiéndose la acidosis de manera gradual.
Por tanto, no es necesaria la administración de bicarbonato en los casos leves o
moderados.
Los riesgos de la administración de bicarbonato son la sobrecorrección, la
alcalosis metabólica y la acidosis paradójica del LCR.
Se administrará en pacientes con acidosis severa que puede afectar las fun-
ciones respiratoria y cardiaca (pH < 7.10 y bicarbonato < 5), y sólo se adminis-
trará para corregir la acidosis parcialmente, hasta un pH de 7.20. No se debe
administrar bicarbonato a pacientes hipokaliémicos hasta que no estén recibiendo
potasio.

288
Diabetes mellitus

Cambio a insulina subcutánea


La transición de la venoclisis a las inyecciones de insulina subcutánea
puede realizarse cuando la glucemia sea menor de 250 mg/dl, el pH mayor de
7.30 y el bicarbonato sérico mayor de 15 mEq/l. Los pacientes con diabetes cono-
cida pueden volver a ponerse las dosis que se ponían anteriormente; en los diabé-
ticos diagnosticados por primera vez, las necesidades de insulina diarias oscilan
entre 0.5-1 Unidad/kg. La perfusión intravenosa continua de insulina no debe
interrumpirse bruscamente cuando se pone la primera dosis de insulina subcutá-
nea, sino que debe disminuirse poco a poco durante algunas horas, para permitir
que sea absorbida la dosis subcutánea.

Complicaciones
Con un tratamiento y monitorización correctos, las complicaciones de la
cetoacidosis diabética son poco frecuentes, entre ellas se encuentran: hipoten-
sión, disfunción renal, aspiración, alteraciones electrolíticas y arritmias, sepsis,
alteraciones del aporte de oxígeno, acidosis hiperclorémica, fenómenos tromboe-
mbólicos. Sin embargo, la complicación más temida en el curso del tratamiento
de la cetoacidosis es el desarrollo de edema cerebral. La presencia de edema cere-
bral subclínico puede ser frecuente. Es imprevisible, y no existen datos que per-
mitan identificar a los pacientes de riesgo. Se hace clínicamente aparente varias
horas después de iniciado el tratamiento, cuando ya se ha reestablecido la circu-
lación, se ha corregido parcialmente la acidosis grave, y está disminuyendo la
glucemia. Se manifiesta por un brusco cambio del estado de conciencia, signos
neurológicos anormales (dilatación pupilar, postura de decorticación o descere-
bración), con rápido avance al coma profundo y parada respiratoria secundaria
a enclavamiento cerebral. La mortalidad es muy alta, hasta de un 90%. Se han
desarrollado varías teorías para explicar su fisiopatología, la más aceptada indica
la existencia de un desequilibrio osmótico entre el sistema nervioso central y
el líquido extracelular durante el tratamiento, que provoca el desplazamiento de
agua siguiendo un gradiente osmótico y penetrando en el cerebro. Las posibles
causas descritas son: el descenso muy rápido y caída a niveles demasiado bajos
de la glucemia, el exceso y la tonicidad de la administración de líquidos intra-
venosos, la falta de aumento de la natremia durante el tratamiento, y la admi-
nistración de bicarbonato. Como se ha comentado anteriormente, se recomienda
no sobrepasar el ritmo de administración de líquidos de 4 litros/m2 /día, ya que
se ha demostrado que aportes superiores están asociados con mayor incidencia
de edema cerebral. La incapacidad de elevar la natremia cuando disminuyen los

289
Endocrinología Infantil

niveles de glucemia puede indicar que se ha administrado excesiva cantidad de


agua libre, y es más frecuente cuando hay complicaciones cerebrales. Es más
frecuente en lactantes, niños pequeños y en pacientes con DMID de comienzo
reciente.
El tratamiento es una urgencia:
- Intubación e hiperventilación para lograr disminuir la presión intracra-
neal mediante la vasoconstricción cerebral.
- Restricción de líquidos.
- Manitol.
- Los corticoides no se han mostrado eficaces en el edema cerebral de la
cetoacidosis diabética, incluso pueden empeorar la patología metabólica.
La mejor medida es prevenir el desarrollo del edema cerebral.

Coma hiperosmolar hiperglucémico no cetósico (CHHNC)

Raro en la infancia. Cursa con glucemias superiores a 600 mg/dl, y osmo-


laridad plasmática superior a 350 mOsm/l. La cetonuria es mínima o no existe y
el bicarbonato es normal o ligeramente disminuido.
En realidad, el CHHNC puede ser una continuidad de diabetes descompen-
sada con CAD en un extremo y éste en el otro.
Puede verse en situaciones diferentes a la diabetes, entre ellas: pacientes
con quemaduras extensas, hipotermia, golpe de calor, infecciones, pancreatitis
aguda, tirotoxicosis o acromegalia, en pacientes sometidos a diálisis peritoneal o
hemodiálisis, y a hiperalimentación intravenosa. También puede presentarse en
pacientes tratados con diversos fármacos (corticoides, diuréticos, fenitoína, pro-
pranolol, diazóxido, cimetidina). Los factores comunes a estas situaciones son
administración excesiva de carbohidratos, decremento de la acción de la insulina
o alteraciones en la secreción de esta hormona.
La patogenia parece basarse en la presencia de una secreción deficiente de
insulina, pero suficiente para evitar la lipólisis (cetosis), junto a una sobrecarga
de glucosa (exógena, o endógena a través de la activación de la neoglucogéne-
sis). La hiperglucemia produce diuresis osmótica, deshidratación, hipernatremia
e hiperosmolaridad extracelular, que favorece la salida de líquido intracelular y
provoca una deshidratación intracelular.
Dado que no hay síntomas de acidosis, la evolución es más prolongada
antes de solicitar atención médica y se produce deshidratación más profunda. Se
produce una pérdida desproporcionadamente mayor de agua que de solutos en

290
Diabetes mellitus

comparación con la CAD, produciendo una hiperosmolaridad grave. Como los


cetoácidos no se excretan por la orina, el anión urinario principal es el cloruro,
produciéndose un déficit mayor de éste que en la CAD. La secreción de potasio
está disminuida, porque no se requiere para producir electroneutralidad de los
cetoácidos en la orina, como sucede en la CAD.
Puede aparecer acidosis metabólica, pero menos grave que en el caso de
CAD. Puede ser debida a varios factores: incremento leve de lactato sérico, insu-
ficiencia renal aguda, descargas de ácidos orgánicos, y quizás acumulación de
ácidos grasos de cadena corta.
A la exploración destacan los signos típicos de deshidratación, junto a la
falta de “fetor” cetósico y respiración acidótica.
Los fundamentos de la terapia hidroelectrolítica son similares al trata-
miento de la CAD; sin embargo la insulina debe administrarse con precaución
para evitar una caida demasiado rápida de la osmolaridad y de la glucemia. Algu-
nos autores utilizan la heparina por la gran tendencia al desarrollo de trombosis
cerebral en estos pacientes. No se debe utilizar bicarbonato, ya que la acidosis, si
existe, suele ser leve.
También el edema cerebral es la principal complicación.

291
Endocrinología Infantil

Bibliografía
Clínicas Pediátricas de Norteamérica, 1997. McGraw-Hill. Interamericana.
Aspectos de etiología, predicción y prevención de la diabetes insulinodepen-
diente en niños. Consecuencias y resultados del Diabetes Control and Complica-
tions Trial. Crecimiento del niño diabético.
Enciclopedia Médico-Quirúrgica (París). Pediatría, 1996. Tratamiento de la dia-
betes en el niño el adolescente.
Nelson. Tratado de Pediatría, 30 Edición, 1997. McGraw-Hill.Interamerican
Delgado A. Pediatría clínica. 1, vol. 4. Diabetes mellitus tipo I.
Pediatría Extrahospitalaria. Manual de diagnóstico y tratamiento. 20 edición,
1994. Ediciones Díaz de Santos, S.A.
Pediatrics in Review, vol 15, N1 4, 1994. Diabetes mellitus insulino-depen-
diente.
Argente Oliver J.Tratado de Endocrinología Pediátrica y de la Adolescencia..
1995. Editores Médicos, S.A.
Pombo Arias M. Tratado de Endocrinología Pediátrica. 20 Edición, 1997. Edicio-
nes Díaz de Santos, S.A.
Cruz Hernandez M. Tratado de Pediatría. Ediciones Ergon. Madrid.2001.

292
Trastornos del comportamiento alimentario

CAPÍTULO XIII
TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO
ALIMENTARIO
J.L. Lechuga Campoy, M.T. Guerra Pérez, F.J. Caro Contreras

En nuestro trabajo diario, al tratar con adolescentes nos enfrentamos con


una doble situación: un estado de personalidad lábil, sobre la que inciden a su
vez varios factores (cambios morfológicos y hormonales para alcanzar el estado
adulto)junto a cambios psicológicos que le llevan a la aceptación en el área
intelectual y psicoafectiva de los cambios somáticos anteriores. En esta época,
de grandes modificaciones físicas y emocionales, existe una alta vulnerabilidad
por los condicionamientos ambientales y sociales. En nuestra sociedad actual se
sobrevalora la figura física, la delgadez, lo que induce en muchos de estos ado-
lescentes a adoptar alteraciones en sus hábitos alimentarios, con el fin de obtener
una determinada imagen corporal.(Fig.-13.1) (Fig.-13.2) Cuando ésto se lleva a
valores extremos, pueden aparecer conductas patológicas, que llegan a constituir
entidades clínicas bien definidas y cada vez más frecuentes en nuestro medio,
como anorexia, bulimia u obesidad.

Anorexia nerviosa

Se trata de un trastorno del coportamiento alimentario que se caracteriza


por una considerable pérdida de peso autoinfringida por el paciente a través de la
restricción voluntaria de la ingesta, rehusando mantener un peso corporal normal
para su talla y edad por un temor fóbico a engordar. Para conseguir esta dismi-
nución ponderal se recurre a la realización de ejercicio físico intenso, uso de
laxantes, diuréticos, anorexígenos y/o incluso provocación del vómito, existiendo
además distorsión de la imagen corporal con dismorfofobia. Esta situación va a
conllevar a un cuadro de malnutrición variable.

293
Endocrinología Infantil

NUESTRA SOCIEDAD

Dieta sana Sobrevalora


Baja en calorías Figura = valor +
Pobre en azúcares y grasa Delgadez valor +
Sin condimentos Adolescentes sobre todo mujeres a dieta
conducta alimentaria patológica

Fig.-13.1.

Debe asumir el papel de adulto


Tomar decisiones
Afrontar riesgos
Abandonar la dependencia paterna

Aumento de peso y talla


Caracteres sexuales secundarios
Cambio marcado en la figura corporal

El individuo ve modificar

Su cuerpo Su relación consigo mismo Su relación con el entorno

Fig.-13.2. Cambios que se producen durante la adolescencia

La anorexia nerviosa se da con mayor frecuencia en el sexo femenino, con


una relación mujer/hombre de 9-17:1, (siendo por tanto el porcentaje de varones de
un 8 %). Este proceso suele aparecer al final del periodo puberal por regla general,
aunque últimamente se comunican casos en periodos cada vez más precoces.

Historia
Richard Morton (1689), describe por primera vez un caso clínico con las
características propias de una anorexia nerviosa que él llama “consunción ner-
viosa”. Casi dos siglos después William Gull (1868), describe un cuadro de
adelgazamiento, amenorrea, estreñimiento, pulso lento y caquexia. Quince años

294
Trastornos del comportamiento alimentario

más tarde Charles Lasegue (1883) lo describe en Francia. Describiéndose nuevos


casos al final del siglo XIX y principios del XX. En la tercera década de este
siglo Berkman (1930), describe una serie de 117 casos. Ya en los años 40-60,
se perfilan aspectos importantes de la patogenia y se aportan importantes datos
epidemiológicos. Feighner (1972), establece los primeros criterios diagnósticos,
consistente en inicio antes de los 25 años, anorexia con pérdida del 25% del peso
ideal, conducta anómala con el peso y la ingesta, ausencia de enfermedad orgá-
nica o psiquiátrica y coexistencia de amenorrea, lanugo, bradicardia, hiperactivi-
dad y/o vómitos autoinducidos. El DSM-III-R (1980), no diferenciaba bien casos
graves y leves; las actuales clasificaciones CIE-10 (1992) y DSM-IV (1994)
incluyen los pacientes que reunían los criterios del DSM-III-R, y un nuevo grupo
con formas de anorexia nerviosa de presentación subclínica, diferenciando dos
tipos distintos: uno, que presenta únicamente una conducta restrictiva respecto a
su alimentación y el segundo, integrado por un número de pacientes que además
de la conducta restrictiva presentan periodos frecuentes de ingesta compulsiva
de alimentos seguidos de vómitos autoinducidos y/o de purgas provocadas (com-
pulsivo-purgativo). En la (Tabla 13.1) se resumen estos criterios diagnósticos.
A) Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal
consideranco la edad y la talla (p. Ej. Pérdida de peso que da lugar a un peso inferior
al 85% del esperado, o fracaso en conseguir el aumento de peso normal durante el
período de crecimiento, dando como resultado un peso corporal inferior al 85% del
peso esperado).
B) Miedo intenso a ganar peso o convertirse en obeso, incluso estando por debajo del
peso esperado)
C) Alteración de la percepción del peso o la silueta corporales, exageración de su
importancia en la autoevaluación o negación del peligro que comporta el bajo peso
corporal.
D) En las mujeres postpuberales, presencia de amenorrea; por ejemplo, ausencia de
al menos tres ciclos menstruales consecutivos. (Se considera que una mujer presenta
amenorrea cuando sus menstruaciones aparecen únicamente con tratamientos hormo-
nales, p. Ej. con la administración de estrógenos).
Especificar el tipo:
Tipo restrictivo: durante el episodio de anorexia nerviosa, el individuo no recurre
regularmente a atracones o a purgas (p. Ej. Provocación del vómito o uso excesivo de
laxantes, diuréticos o enemas).
Tipo compulsivo/purgativo: durante el episodio de anorexia nerviosa, el individuo
recurre regularmente a atracones o purgas (p. Ej. Provocación del vómito o uso exce-
sivo de laxantes, diuréticos o enemas).

Tabla 13.1. Criterios para el diagnóstico de la anorexia nerviosa. DSM-IV

295
Endocrinología Infantil

Se trata de una enfermedad típica de las sociedades desarrolladas, con


especial incidencia en grupos sociales de alto poder adquisitivo, así como en suje-
tos de alto riesgo por su preocupación por la forma corporal (bailarinas 30%,
gimnastas 18%, modelos 13%, atletas y deportistas de elite). En países desarro-
llados se estima entre el 1 y el 4%, pero si consideramos formas subclínicas,
podría llegar hasta el 5% de la población de adolescentes. Morandé, en Madrid en
un estudio realizado entre 1985 y 1987, en sector público y privado, encontró una
incidencias de un 0.31 % de anorexia nerviosa y 1.25% de bulimia nerviosa, en la
población adolescente estudiada, correspondiendo el 10% a varones. La anorexia
nerviosa suele acontecer al final de la etapa puberal (13-14 años), con un pico de
incidencia a los 15-18, cayendo posteriormente. También pueden verse casos de
inicio más temprano. Mientras que sucede al final de la adolescencia y principio
de la edad adulta en el caso de la bulimia nerviosa. El 50% de los pacientes con
bulimia nerviosa presentan antecedentes de anorexia nerviosa, aunque en ambas
situaciones existen rasgos de la personalidad bien diferenciados (Tabla 13.2). En
la población caucasiana y países occidentales se encuentra la mayor incidencia.

Anorexia
- Inmadurez
- Hipersensibilidad
- Baja tolerancia a la frustración
- Inseguridad
- Baja autoestima
- Tendencias obsesivo-compulsivas
Subtipo anoréxico-bulímico
- Personalidad más marcada
- Más extrovertidos
- Dificultades en el control de impulsos
- Abuso de alcohol y drogas
- Trastornos afectivos
- Intentos autolíticos

Tabla 13.2. Diferencias en los rasgos de la personalidad

Etiopatogenia
El desarrollo del cuadro es muy complejo y en la actualidad se puede con-
siderar como el final de un proceso sobre el que interactúan factores genéticos,
biológicos, individuales, familiares y socioculturales.
Factores genéticos: Waters, en 1990, comunica estudios realizados en
gemelos monocigotos, en el que en el 50% de los casos, ambos están afectados,

296
Trastornos del comportamiento alimentario

mientras que en las parejas de dicigotos sólo el 10% tienen doble afectación.
Factores biológicos: en su gran mayoría, las alteraciones presentes en estos
pacientes se consideran como respuesta y adaptación a la nutrición. Reciente-
mente se han hallado alteraciones de los sistemas noradrenérgicos, serotoninér-
gicos, dopaminérgios y leptina-neuropéptido , y a nivel hipotalámico, así como
elevación de endorfinas, todos ellos encontrados en pacientes con anorexia ner-
viosa han sugerido el posible papel de los mismos tanto en la patogenia como en
la autoperpetuación de la enfermedad.
Factores psicológicos individuales: los rasgos de la personalidad van a
actuar como factores predisponentes junto a situaciones de sobrepeso peripube-
ral, historia de depresión o trastorno obsesivo infantil, obesidad familiar, etc.
Todo lo relacionado en la (Tabla 13.3) como acontecimientos vitales estre-
santes, pueden ser considerados, entre otros muchos, como factores precipitantes
de la enfermedad. Existirían también factores de mantenimiento, como satisfac-
ción por el adelgazamiento, aislamiento social, terror a subir de peso, dedicación
obsesiva al estudio, lento vaciamiento gástrico, dificultad para digerir y desapari-
ción del hambre.

Acontecimientos vitales Estresantes


Historia de abuso sexual
Abandono del domicilio paterno
Estancia en el extranjero
Sentimiento de pérdida (duelo, ruptura)

Tabla 13.3. Diferencias en los rasgos de la personalidad

Factores familiares: entre estos señalamos: hostilidad y negativismo de la


familia frente a las necesidades emocionales del paciente. Familias más conflic-
tivas y desintegradas, unidas a una sobreprotección que conlleva menos indepen-
dencia y expresividad emocional.
Factores socioculturales: continuamente los medios de comunicación, de
gran influencia en la personalidad de estos individuos, emiten mensajes sublimi-
nales asociando delgadez con belleza ideal, felicidad y éxito.

Diagnóstico clínico
En la anamnesis de estos adolescentes nos vamos a encontrar en la mayoría
de los casos con la restricción de alimentos de contenido calórico elevado con
la intención de bajar peso. Esta restricción se hace extensiva a la mayoría de los
nutrientes pues no se detienen al llegar al peso ideal sino que continúan con la

297
Endocrinología Infantil

dieta. Los anoréxicos mantienen una serie de rituales con respecto a la conducta
alimentaria como comer de pie, preparar los alimentos siempre por cocción o a
la plancha, los cortan en pequeños trozos, lavan o estrujan alimentos de supuesto
contenido graso, disminuyen la ingesta de agua o líquidos, inician aumento de acti-
vidad física para aumentar el gasto energético, en ocasiones ejercicio compulsivo,
aumento de las horas de estudio y actividades supuestamente útiles, irritabilidad.
En los pacientes con rasgos bulímicos aparece el uso de laxantes, diuréti-
cos y vómitos autoinducidos. Se produce un aislamiento social, no salen con los
amigos y no comen en sociedad. Si el cuadro progresa, se produce pérdida de
peso, amenorrea secundaria, aislamiento y distorsión de la percepción corporal.
Se tiende a la autoperpetuación del cuadro para obtener el control familiar.
En la exploración física, encontramos desde una pérdida de peso del 15%
respecto al percentil 50 para su edad talla, hasta grados extremos de emaciación.
La pérdida se instaura lentamente, con intensidad variable. Se inicia por disminu-
ción de la grasa, primero abdominal, luego de extremidades y tejido celular subcutá-
neo, facial, y por último perivisceral (Fig.-13.3). Si se perpetúa el cuadro, le sigue la
pérdida de masa muscular, pudiendo llegar a la emaciación, cambios en la piel, fane-
ras y alteraciones dentarias. La piel se vuelve seca y descamativa, pudiendo aparecer
lanugo en espalda y extremidades superiores, el pelo es ralo y carencial.
Aparece así mismo, bradicardia, hipotensión, pulso débil e hipotermia

Fig.-13.3. Aspecto de una paciente con anorexia nerviosa (Comerci G.)

acra. También se acompaña de hiporreflexia, debilidad muscular, vaciamiento


gástrico lento, estreñimiento (hipotonía intestinal). A pesar de los episodios de
estreñimiento severo, el tránsito colónico es normal o retorna a la normalidad en
la mayor parte de los pacientes con anorexia nerviosa una vez que ellos están
ganando peso de forma mantenida o siguen una dieta de mantenimiento de peso
durante al menos 3 semanas.

298
Trastornos del comportamiento alimentario

Si la malnutrición es de larga evolución puede incluso observarse un grado


diverso de atrofia cerebral.

Diagnóstico de laboratorio
Será necesario realizar un estudio básico inicial que incluya valores hema-
timétricos, VSG, proteinograma y electrolitos que suelen ser normales, salvo si
hay intensa malnutrición en cuyo caso puede aparecer leucopenia con hipoalbu-
minemia. En algunas ocasiones, en el contexto anoréxico-bulímico con vómitos o
uso de laxantes se pueden observar hipopotasemias que causen arritmias. Se rea-
lizan también otras determinaciones bioquímicas que incluyan un perfil lipídico
y renal, enzimas hepáticas en las que tanto el colesterol como las HDL, y la urea
suelen estar elevadas.
En el eje hipotálamo-hipofisario nos encontramos que la GH puede estar
normal o elevada dependiendo del estado nutricional y de la posible alteración
de los neurotransmisores. Si la pérdida de peso es importante, estarán disminui-
dos así mismo la IGF1 y su proteína transportadora IGFBP3, con aumento de la
IGFBP1. En esa circunstancia la GH estará aumentada aunque resulte ineficaz, su
proteína transportadora, GHBP estará disminuida.
Si el cuadro se instaura antes de la pubertad, se puede producir una merma
importante en el pronóstico de talla adulta; mientras que si ya ha finalizado
el desarrollo puberal, las modificaciones de la IGF-I no tendrán consecuencias
sobre la talla.

Pronóstico
Hay una serie de factores que influyen en el pronóstico, como son el
momento evolutivo, la severidad de riesgo orgánico, el propio paciente y su fami-
lia. A su vez, hablarían a favor de un buen pronóstico una buena adaptación edu-
cativa y educacional, la madurez psicológica, las buenas relaciones del paciente
con sus padres, y la existencia de factores precipitantes del trastorno. Por el con-
trario, hablaríamos de mal pronóstico al encontrar un paciente varón de clase
social baja, con inicio tardío del trastorno, vómitos, abuso de laxantes, episodios
bulímicos, obesidad premórbida y dismorfofobia.
Aproximadamente en la mitad de las series de casos de inicio temprano de
anorexia nerviosa deben esperar dos años al menos para su recuperación. El fun-
cionamiento familiar sano y la ausencia de eventos vitales precipitantes predicen
un buen desarrollo a corto plazo.
Se han descrito cuadros de hipoalimentación infantil por acción de las

299
Endocrinología Infantil

madres, antiguas anoréxicas, que reflejaban su problema de percepción corporal


en sus hijos. La mortalidad puede alcanzar un 20%, pero con las nuevas pautas
han descendido a un 2-8%

Tratamiento
Es multidisciplinario, requiere de la colaboración de pediatra/psiquiatra/
dietista. Sus pilares básicos son corregir la malnutrición y la psicoterapia de cara
a conseguir:
- Restaurar un buen estado nutricional.
- Promover una guía sana acerca de la nutrición y el ejercicio.
- Técnicas de conductas ratificando balance de peso.
- Terapia cognitiva conductas y pensamientos anorexígenos.
- Soporte familiar y educacional.
- Reforzar autonomía, identidad, psicoterapia.
Los criterios de hospitalización de la anorexia nerviosa de exponen en la
(Tabla 13.4)

1) Desnutrición severa: pérdida de peso mayor del 30% durante tres meses; IMC < 17
2) Graves alteraciones del equilibrio hidroelectrolítico.
3) Graves alteraciones en signos vitales (hipotensión, bradicardia, hipotermia) o infec-
ciones intercurrentes en pacientes gravemente desnutridos.
4) Sintomatología depresiva asociada (tristeza, caducidad intensa, ideación autolítica,
etc).
5) Falta de motivación y rechazo al tratamiento
6) Graves alteraciones de la dinámica familiar
7) Situación social muy alterada
8) Fracaso del tratamiento ambulatorio
Tabla 13.4. Criterios para la hospitalización de la anorexia nerviosa. DSM-IV

Primera etapa de la hospitalización:


Explicar la necesidad del ingreso.
- Explicar los fines de la hospitalización: evitar la muerte, corrección de las
alteraciones ligadas a la desnutrición.
- Aprender nuevamente a alimentarse.
- Asegurar al paciente que no hay interés en engordarle sino en subir de
peso. (No se negociará éste con el ni se especificará cantidad de peso a recupe-
rar).
- No se precisarán días de ingreso.

300
Trastornos del comportamiento alimentario

- Explicar que es sólo la primera parte de un tratamiento que se extenderá


cuatro años.
- El tratamiento hospitalario incluye no sólo la recuperación ponderal sino
también el apoyo psicoterapéutico.
Tratamiento nutricional:
Debe ser individualizado. La alimentación por vía oral con aporte calórico
debe ser progresiva y de elección, considerándose útil, los siguientes criterios:
- Inicial: 30-40 kilocalorías/kg/día.
- Progresivas: 70-100 kilocalorías/kg/día.
- Mantenimiento: 40-60 kilocalorías/kg/día.
En general se usa nutrición parenteral en estado crítico con pérdida de peso
extrema (mayor de 40% del peso corporal). Se describe la presentación clínica
del síndrome de realimentación con las graves consecuencias al realizar la reha-
bilitación nutricional demasiado rápida en los pacientes gravemente desnutridos.
Mientras que las complicaciones cardíacas ocurrieron en la primera semana de
la realimentación, el delirio característico de este síndrome ocurrió más tarde
y estuvo más variablemente relacionado a la hipofosforemia. Con los anoréxicos
que tienen menos del 70% del peso ideal se debería tener cuidado, y la prescrip-
ción calórica debería incrementarse gradualmente. Fósforo suplementario se debe-
ría aportar de forma temprana y mantener los niveles séricos alrededor de 3 mg/dl.
La paciente estará en una habitación individual, en pijama, en cama, sin
ningún tipo de privilegio durante al menos 48 horas. Sin leer, sin música, sin tele-
visión, incluso sin habilitarle aseo personal.
Si la evolución es buena, se recupera la actividad recreativa hacia el 51 ó
61 día.
Peso: cada dos días, de espaldas a la báscula, expectativa de ganancia de
peso (120-250 g/día).
Tratamiento psicoterapéutico:
En estrecha y dependiente relación con su terapeuta. Las visitas de su
médico son esperadas con ansiedad, no sólo por la ampliación de privilegios que
solamente él puede aportarle, sino para hacer preguntas. Debe de llevar un diario,
con expresión de experiencias que al inicio será pobre y que luego mejora al ser
estimulado.
Psicofarmacoterapia:
Los fármacos no deberán usarse rutinariamente.
A diferencia de la bulimia nerviosa no hay un fármaco de elección (muy
eficaces los antidepresivos tipo ISRS a dosis elevadas) se han utilizado: antide-

301
Endocrinología Infantil

presivos tricíclicos (150 mg/día) y en menor porcentaje benzodiacepinas y feno-


tiacinas. La fluoxetina no parece añadir un beneficio significativo al tratamiento
de pacientes con anorexia nerviosa.
El papel de los antidepresivos es mejor una vez recuperado un poco de
peso, cuando los efectos psicológicos producidos por la malnutrición han desapa-
recido. Sin embargo su utilización debe tenerse en cuenta cuando persiste la sin-
tomatología depresiva.
En los vomitadores persistentes dar un suplemento de potasio oral.
Segunda etapa de hospitalización:
Fin del aislamiento.
La alimentación debe atenerse a los siguientes puntos:
Principio generales de alimentación:
- Respeto del tiempo para comer.
- El paciente debe entender la relación alimentos con ingesta de energía y
actividad como gasto de energía.
- Alimentos con alta concentración calórica y densidad de nutrientes y
bajo volumen. El sentido distorsionado de la imagen corporal se extiende a la
comida.
- Reposo: 1/2 hora tras el desayuno y la merienda, 1 hora tras la comida y
la cena. Se ha comunicado, que la mayoría de los pacientes perciben el reposo en
cama de forma negativa. El mayor problema no era el castigo o la humillación,
como se presupuso, sino el aislamiento y el aburrimiento. Querían más individua-
lización y distracción y menos restricción durante el reposo en cama.
Peso: cada tres días.
Baño: La ducha todos los días, se prohíbe ir al cuarto de baño tras las comidas.
Diario personal más rico que la fase anterior.
Aula hospitalaria.
Rehabilitación: aumento de la musculación guiada por fisioterapeuta.
Psicoterapia (1 vez/semana).
Consejo nutricional.
Psicoeducación, para mejorar la percepción de la imagen, la autoestima y
madurar la personalidad.
Terapia cognitiva (ideas irracionales del paciente)
Psicoterapia de “insight” (mecanismo de reacción ante la enfermedad, y
reacción ante ella).
Terapia familiar
Grupos de autoayuda y de soporte.

302
Trastornos del comportamiento alimentario

Tercera etapa:
Transición a casa y al colegio: 1-2 semanas.
El paciente ha recuperado una media de 5-6 kg
La vuelta a casa se inicia con permisos de fines de semanas hasta el día
de alta definitivo.
Incorporación al colegio: muy importante la figura del tutor que debe
orientar y fijará prioridades en cuanto a tareas académicas e integración con sus
compañeros.
Comidas:
-Técnicas de conversación mientras comen.
-Educación nutricional planificando el peso y meta. Una vez recuperada la
desnutrición.
-Planificar los menús implantará un plan dietético, equivalencias de ali-
mentos para elegir: tranquiliza al paciente y da mejor resultado que planes de
mayor flexibilidad.
Reposo. Relajación. Grupos de trabajo.

Tratamiento ambulatorio y seguimiento


Se siguen dietas de 2200-2500 calorías/día. Si es necesario, para llegar a
esta ingesta, se suplirán con batidos nutricionales.
Se intenta que no pesen alimentos y que acepten la comida materna sin
entrar en la cocina
Se valoran déficits vitamínicos y, oligoelementos, y calcio si existe ame-
norrea crónica: puede indicar un reemplazo de estrógenos para prevenir pérdidas
de calcio y osteoporosis. Este tratamiento, con terapia secuencial de estrógenos y
progestágenos, se intentará fundamentalmente para revertir la situación de osteo-
penia.
Tras unos meses de tratamiento ambulatorio se orienta a las pacientes y
sus familias a continuar parte de la terapia psicológica en los centros de salud
mental. Durante un tiempo se trabaja en paralelo para más adelante distanciar la
asistencia a los módulos a una vez al mes.

Bulimia

Trastorno de la conducta nutricional caracterizado por episodios com-


pulsivos, que no pueden ser prevenidos ni frenados, de ingesta incontrolada y
exagerada de alimentos en breve espacio de tiempo, asociado a conducta de eli-

303
Endocrinología Infantil

minación de lo ingerido, a través del vómito provocado, al uso de laxantes y diu-


réticos, al ejercicio físico intenso y al ayuno.
Las pacientes puramente bulímicas nunca desarrollan restricción volunta-
ria y mantenida de nutrientes que les lleve a un cuadro de malnutrición (diagnós-
tico diferencial con anorexia con rasgos bulímicos).
Dos tipos, las que usan laxantes, diuréticos y vómitos como medida de
perder lo ingerido, y las que no los usan, sino que se limitan al ayuno o al ejerci-
cio extremo.

Prevalencia
Afecta a individuos de clase acomodada, adolescentes de sexo femenino
en una proporción 10:1, con una incidencia de entre un 1 y un 3% de la población
adolescente manifestándose en adultos jóvenes. En España, se ha encontrado una
incidencia del 1.25%, mientras que para la anorexia nerviosa en la misma pobla-
ción era de un 3%.

Etiología
Dentro de los factores de riesgo para padecer bulimia nerviosa, encontra-
mos el ser mujer con baja autoestima, con insatisfacción de su imagen corporal,
con algún trastorno de la personalidad, posible historia de depresión previa así
como uso o abuso de sustancias, con nivel socioeconómico generalmente alto. No
es raro encontrar historia familiar de desórdenes alimentarios y/o depresivos.

Clínica
Hay episodios compulsivos e incontrolados de ingesta de grandes can-
tidades de alimentos, con conciencia del hecho, desencadenados por cualquier
trastorno emocional, presentándose dos o más veces por semana. Existe una falta
total de control sobre estos impulso, que se sigue de mecanismos defensivos,
en forma de vómitos, que suelen ser postprandiales, por estimulación faríngea,
jarabe de ipecacuana o ingesta crónica de aspirina. Un signo temprano de esta
actividad es la perimimelolisis evidenciada por el odontólogo. También hay
purgas, ayuno y/o ejercicio físico excesivo. A veces se asocia a depresión, uso de
drogas, cleptomanía, impulsividad e hiperactividad sexual.
En la exploración podemos ver signos de vómitos, como petequias,
hemorragia subconjuntival, engrosamiento de glándulas salivares, roces en los
nudillos (por el acto de inducir el vómito y rozar con los dientes), gastritis, eso-
fagitis. Por el uso de enemas y laxantes vemos estreñimiento crónico, prolapso

304
Trastornos del comportamiento alimentario

y sangrado rectal. Estos criterios diagnósticos son los que propone la Asociación
Americana de Psiquiatría reuniéndolos en el denominado DSM-IV (Tabla 13.5).

a) Presencia de atracones recurrentes. Un atracón se caracteriza por:


- Ingesta de alimento en un corto espacio de tiempo (p. Ej. en un periodo de 2 horas)
en cantidad superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período de
tiempoo similar y en las mismas circunstancias.
- Sensación de pérdida de control sobre la ingesta del alimento (p. Ej. sensación de
no poder parar de comer o no poder controlar el tipo o la cantidad de comida que se está
ingiriendo)
b) Conductas compensatorias inapropiadas, de manera repetida, con el fin de no
ganar peso, como son provocación del vómito; uso excesivo de laxantes, diuréticos,
enemas u otros fármacos; ayuno, y ejercicio excesivo.
c) Los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas tienen lugar, como
promedio, al menos dos veces a la semana durante un periodo de 3 meses.
d) La autoevaluación está exageradamente influida por el peso y la silueta
corporal.
e) La alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de la anorexia
nerviosa.
Especificar tipo:
Tipo purgativo: durante un episodio de bulimia nerviosa, el individuo se provoca
regularmente el vómito o usa laxantes o enemas en exceso.
Tipo no purgativo: durante el episodio de bulimia nerviosa, el individuo emplea
otras conductas compensatorias inapropiadas, como el ayuno o el ejercicio intenso, pero
no recurre regularmente a provocarse el vómito ni usa laxantes, diuréticos o enemas en
exceso.
Tabla 13.5. Criterios para el diagnóstico de la bulimia nerviosa. DSM-IV

En pruebas de laboratorio veremos alcalosis hipoclorémica, con hipokalie-


mia que puede provocar arritmias cardíacas. También podemos encontrar hipera-
milasemia de origen salivar.

Diagnóstico diferencial
El más importante debe de ser la anorexia nerviosa tipo compulsivo-
purgativo, cuyas características principales de diagnóstico diferencial se especi-
fican en la (Tabla 13.6).
Hay otras enfermedades en las que se ha observado una conducta ali-
mentaria alterada, pero no una preocupación excesiva por el peso y la silueta cor-
poral, como el síndrome de Kleine-Levine. A su vez debemos hacer diagnóstico
diferencial con el trastorno depresivo mayor con síntomas atípicos, pero estos

305
Endocrinología Infantil

individuos no muestran preocupación excesiva por el peso y la silueta corporal


no recurriendo a medidas compensatorias.

Anorexia nerviosa Bulimia nerviosa

Inicio en edades más tempranas Inicio más tardío


Predominio femenino Predominio femenino
Más demacradas Menos demacradas o aspecto normal, pasan
más desapercibidas (<diagnosticadas)
Variablemente impulsivas Mucho más impulsivas
Miedo a ser BN Deseo de ser AN
Peso previo al diagnóstico bajo Peso cercano al normal
Método de control de peso: Método de control de peso:
restricción alimentaria vómitos, laxantes-diuréticos
Mayor control Mayor descontrol
Mayor hiperactividad Menor hiperactividad
Amenorrea casi en el 100% Menstrúa normalmente o con cierta
frecuencia el 50%
Frecuente hipotensión, bradicardia e Poco frecuentes
hipotermia
No comen Pueden no comer a veces, pero la tendencia
es a vomitarlo
Menor psicopatología asociada Mayor psicopatología asociada de
personalidad, sociopatías, consumo de
tóxicos, cleptomanía, depresiva

Menos conductas autolíticas directas Más frecuentes conductas autolíticas

Conductas bulímicas en el 50-70% Conductas bulímicas en el 100% de los


de los casos casos

Peor respuesta a los antidepresivos Mejor respuesta a los antidepresivos, sobre


todo fluoxetina
Puede evolucionar hacia BN Rara vez evoluciona hacia AN típica, pero
sí previa AN menos severa
Complicaciones muy variadas Complicaciones variadas y algunas deriva-
das de los vómitos o atracones

Tabla 13.6. Diagnóstico diferencial entre anorexia nerviosa y bulimia nerviosa

306
Trastornos del comportamiento alimentario

Tratamiento
Una vez instaurado el cuadro clínico, el tratamiento inicial debe ser psi-
quiátrico, pues se ha demostrado que el uso de antidepresivos de nueva gene-
ración, tipo ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina),
concretamente la fluoxetina, a dosis elevada ha conseguido buenos resultados.
Debido a la recurrencia de los vómitos, la aparición de alcalosis hipocloré-
mica, debe ser especialmente controlada, monitorizando el ionograma y el equi-
librio ácido base, aportando los déficit que se encuentren, fundamentalmente de
potasio.
De cara al tratamiento es esencial que el peso se recupere a niveles nor-
males e incluso estabilizarse en un peso correcto. Para ello hemos de informar
sobre la forma de reeducar en la alimentación, enseñar que los vómitos, el uso de
laxantes y diuréticos, son ineficaces para producir cambios de peso estables, así
como prevenir las recaídas.

Pronóstico y evolución
Difícil de erradicar. En un estudio del año 1997 tras 10 años de segui-
miento, el 50% se habían recuperado totalmente, un 30% se habían recuperado
unos cuatro años, con recaída posterior y un 20 % no se recuperó nunca. La mala
erradicación se basa en la dificultad de un diagnóstico precoz, ya que se oculta la
conducta sistemáticamente.

307
Endocrinología Infantil

Bibliografía
Tappeka KA y cols. Videotape assessment of changes in aberrant mealtime beha-
viours in anorexia nervosa after treatment. Appetite. Apr 1998 30 (2) p171-84.
Pryor T, Wiederman MW, Mc Gilley B. Clinical correlates of anorexia nervosa
subtypes. Int J Eat Disord. 1996: 19; 371-9.
Garfinkel P. Diagnosis and classification. En. The eating disorders. Halmi
KA(ed.). american Psychopathological Association Pres. 1992; 37.
Ketelslegers JM, Maiter D; Maes M. Underwood LE; Thissen JP. Nutritional
regulation of the growth hormone and insulin-like growth factor-binding pro-
teins. Horm Res. 1996; 45: 252-7.
North C y cols. Family functioning and life events in the outcome of adolescent
anorexia nerviosa. Br J Psychiatry. Dec 1997 171 p545-9.
Kohn MR y cols. Cardiac arrest and delirium presentations of the refeeding syn-
drome in severely malnourished adolescents with anorexia nervosa. J Adolesc
Health. Mar 1998 22 (3)p239-43.
Stromber M y Cols. Does adjunctive fluoxetine influence the post-hospital course
of restrictor-type anorexia nervosa? A 24-month prospective, longitudinal follo-
wup and comparison with historical controls. Psychopharmacol Bull. 1997 33(3)
p425-31.
Attia E y Cols. Does fluoxetin augment the inpatient treatment of anorexia ner-
vosa? Am J Psychiatry. Apr 1998 155 (4) p548-51.
Griffiths R y Cols. Perceptions of bed rest by anorexic patients. Int J Eat Disord.
May 1998 23 (4) p443-
Gendall KA y Cols. Food cravings in women with a history of anorexia nervosa.
Int J Eat Disord. Dec 1997. 22 (4) p 403-9.
Gendall KA, Sullimvan PE, Joyce PR, Carter FA, Bulik CM. The nutrient intake
of women with bulimia nervosa. Int J Eat Disord. 1997, 21: 115-27.
Gordon J, RamsaY R, Trasure J. Use of aspirin to facilitate vomiting in young
woman with bulimia nervosa: a case report. Int J Eat Disord. 1997, 21: 201-3.
Walman HB. Is your next young patient pre-anorexic or pre-bulimic? ASDC J
Dent Child. Jan-Feb 1998 65(1) p52-6.

308
Glándula pineal

CAPÍTULO XIV
GLÁNDULA PINEAL
A. Muñoz, A. Molina, J.M. Fernández, J. Uberos, C. Ruiz

La glándula pineal es una formación del cerebro que ha recibido distintas


denominaciones como pueden ser “ojo pineal”, “órgano pineal” y “epífisis” del
cerebro, nombre atribuido a esta prolongación superior del hipotálamo en contra-
posición a la inferior o “hipófisis”.
A lo largo de la historia la glándula pineal ha pasado por distintas concep-
ciones y atribuciones respecto a su función. Se ha pasado desde una concepción
mística hasta su visión actual como estructura neuroendocrina. Para las culturas
orientales, existen una serie de “centros psíquicos superiores” a los que llaman
“chancras”. Ubicándose en la glándula pineal el “séptimo chancra”, al que
también llaman “ojo místico” o “tercer ojo”, gracias al cual se posee “clarivi-
dencia”, cualidad que permite tener conciencia de los acontecimientos pasados,
predecir el futuro y poseer un conocimiento de la esencia de las cosas
Galileo cita a Herófilo de Alejandría, como el primero que describió la
existencia de la glándula pineal en el hombre, como sustrato morfológico que
permitía el paso del espíritu o “pneuma” desde el tercer hasta el cuarto ventrí-
culo. Dio sustento a la primera teoría mecanicista, que atribuía a la glándula
pineal la capacidad de regular la salida del “flujo del pensamiento” al exterior de
los ventrículos laterales del cerebro. Galeno, corrige esta concepción, demuestra
que la glándula pineal está localizada fuera del citado sistema ventricular, y hace
una meticulosa descripción de sus características y relaciones vasculares, atribu-
yéndole una función de “paso” entre cerebro y vasos cerebrales, muy en conso-
nancia con la actual concepción de la función glandular. Vesalio (1514-1564),
contribuyó igualmente a su conocimiento al señalar su situación anatómica en su
conocida obra “De Humanis Corporis Fabrica”.

309
Endocrinología Infantil

La concepción anatómica y funcional se mantendría hasta el siglo XVII


en el que René Descartes le confiere un carácter aún más metafísico llegando a
definir que la glándula pineal es el lugar en el que el alma ejerce su influencia y
en consecuencia es la encrucijada anatómica en la que existe una clara conexión
entre lo corporal y lo espiritual. Para Descartes los estímulos exteriores son
percibidos por los ojos y llevados al cerebro, desde aquí irán a la glándula
pineal que posibilita el paso de los distintos “humores”, que llegarían hasta
los músculos ocasionando así la respuesta. En toda esta pormenorizada descrip-
ción, se puede advertir ya una cierta analogía con la vigente concepción de
la glándula pineal y sus mecanismos básicos de funcionamiento como órgano
neuroendocrino.(Fig.-14.1)

Fig. 14.1. Concepción de René Descartes de la glándula pineal y su funcionamiento

Un hito histórico que haría cambiar sustancialmente la concepción meta-


física hasta el momento reinante, fue la descripción casi simultánea por parte de
Gutzeit (1896) y Otto Heubner (1898) de la asociación de tumor pineal y puber-
tad precoz en dos niños. Desde pincipios de siglo, se describe la naturaleza fun-
damentalmente fotorreceptora de la glándula en los vertebrados inferiores y su
evolución hacia una estructura fundamentalmente secretora en los mamíferos.
Con posterioridad se desarrollan numerosas líneas de investigación encaminadas

310
Glándula pineal

a conocer la relación entre la glándula pineal y su poder inhibitorio sobre las


gónadas. Pero las dificultades metodológicas propias de la época, los resultados
contradictorios ofrecidos por los investigadores así como la existencia de nume-
rosas evidencias que señalaban la calcificación pineal como un proceso natural
y sin trascendencia, condujeron a que imperasen las ideas de los anatomistas de
la época que consideraban que la glándula pineal era una estructura en regre-
sión, atrófica, y por tanto sin una función orgánica definida. Como consecuencia
lógica se produjo un gran abandono de la investigación sobre temas pineales.
(Fig.-14.2)

Fig. 14.2. Imagen de rayos X de dos glándulas pineales humanas aisladas, las áreas
blancas representan calcificaciones glandulares. (Wetteberg L. Journal of Neural
Transmisión 13:389-410.1978)

A pesar de estos hechos y corrientes de pensamiento, en 1917 McCord y


Allen demostraron que la administración de extractos pineales vacunos hacía que
la piel de la rana se volviese mas clara. A lo largo del siglo XX se perfeccionó
el concepto de “secreción interna” aunque esta noción de órgano endocrino no
ha sido suficiente para explicar determinadas respuestas glandulares. El descu-
brimiento más importante fue la descripción de la estructura de su principal hor-
mona por parte de Aaron Lerner y col. en 1958, la N-acetil-5-metoxi-triptamina
o melatonina. La llamó melatonina porque es capaz de aclarar las células que

311
Endocrinología Infantil

producen el pigmento melanina “mela” y “tonina” por ser un derivado metabó-


lico de la serotonina.
El concepto de “neuroendocrinología” se introdujo posteriormente cuando
se aceptó que estímulos procedentes del medio exterior pueden desencadenar
procesos secretores. Esta asunción ofreció nuevas perspectivas y posibilidades al
estudio y conocimiento de la glándula pineal. La sustancia “mensajera” entre el
medio externo y el interno debía tener características tanto neurales como endo-
crinas, estar en disposición de responder a los productos “neuro-humorales” que
son depositados localmente por medio de las terminaciones nerviosas, y tener
un mecanismo nervioso capaz de sintetizar una hormona y trasladarla hasta el
torrente sanguíneo. Integraron inicialmente este nuevo “sistema neuroendocrino”
el hipotálamo-lóbulo posterior hipofisario, hipotálamo-lóbulo anterior hipofisario y
la médula suprarrenal, y posteriormente, tras las aportaciones de Wurtman y Axel-
rod, el denominado “cuarto transmisor neuroendocrino”: la glándula pineal.
Además de ser un órgano endocrino de origen neural, la glándula pineal
posee una población celular única y homogénea “el pinealocito”, elemento neu-
roendocrino que funciona íntimamente relacionado con los cambios de lumi-
nosidad ambiental. En su actividad circadiana está controlada por el núcleo
supraquiasmático del hipotálamo, modulado a su vez por las fibras nerviosas que
le llegan procedentes de la retina. Como resultado funcional la glándula pineal
produce compuestos peptidérgicos y cuatro metoxiindoles, entre ellos la mela-
tonina, considerada una “hormona maestra” capaz de regular (modular) la pro-
ducción de otras logrando así un adecuado engranaje del concierto hormonal.
Los pinealocitos pueden, sin grandes dificultades metodológicas, mantenerse con
facilidad en medios de cultivo, lo que posibilita en gran medida su estudio fun-
cional.
En definitiva estas novedades conceptuales permitieron que el conoci-
miento tanto de los aspectos anatómicos como funcionales de la glándula pineal se
haya visto incrementado de forma exponencial en el transcurso de los últimos años,
todo lo cual hace pensar que esta estructura glandular por sus especiales caracterís-
ticas y por sus relaciones tanto con el medio externo como interno, podría ser la
clave de múltiples mecanismos de regulación endocrino-metabólica.
A finales de los 70 Reiter, tras una serie de experimentos, propuso a la
melatonina como la hormona mediadora de los cambios del eje gonadal del
hámster en relación con el fotoperiodo prevalente, que permiten al animal repro-
ducirse al llegar el periodo estival cuando la abundancia de alimentos eleva las
posibilidades de supervivencia de la cría. Posteriormente y ya de una forma con-

312
Glándula pineal

tinuada han ido describiéndose nuevos aspectos funcionales relacionados con la


melatonina como su relación con los mecanismos que regulan las situaciones de
vigilia-sueño, su participación como hormona del período postictal refractario en
los trastornos convulsivos, su acción como hormona tranquilizadora antagónica
en cierta medida del cortisol y en consecuencia “anti-estrés”, su reciente descrip-
ción como potenciadora del sistema inmune y por tanto relacionada con el cáncer,
su ya clásica participación en los ritmos biológicos admitiéndose en la actualidad
su papel fundamental en la regulación del sueño y su empleo terapéutico en el
desajuste horario que se presenta en los viajes transatlánticos (“jet lag”). La más
reciente entre las acciones atribuídas a la melatonina es el reconocimiento, nue-
vamente por Reiter, de su potencia como antioxidante, acción que en la literatura
ha sido corroborada por más de 800 trabajos internacionales.
En la actualidad la investigación pineal es considerada verdaderamente
como un terreno interdisciplinar, en el que tienen mucho que aportar biólogos,
fisiólogos, endocrinólogos, cronobiólogos, clínicos y desde luego pediatras. Hoy
ya nadie duda de la importancia que la pineal y su neurohormona juegan en
el concierto neuroendocrino, porque estamos ante una sustancia simple que ha
conservado su estructura molecular a lo largo de miles de millones de años.
Debió aparecer como antioxidante en seres unicelulares, para neutralizar la toxi-
cidad del oxígeno, adquiriendo posteriormente funciones hormonales conforme
aumentaba la complejidad del organismo vivo. A lo largo de la evolución ha man-
tenido su perfil circadiano con máxima secreción nocturna, coincidente con el
periodo de descanso de la mayoría de las especies, debiendo participar en conse-
cuencia en los procesos de restauración.

Anatomía pineal y relaciones anatómicas


La pineal humana, tiene forma de piña (Fig.-14.3), descansa sobre la cara
posterior del diencéfalo, entre los tubérculos bigéminos craneales, formando una
depresión conocida como la huella de la epífisis (Fig.-14.4).Se describe una rela-
ción directa entre el tamaño de la pineal y la distancia al ecuador a la que se
encuentra el hábitat de la especie animal considerada.
La pineal humana tiene un peso medio de 130-140 mg con amplias osci-
laciones individuales, que suele aumentar con la edad hasta los 30-50 años, y
después disminuye ligeramente. Tiene forma cónica, color gris oscuro y medi-
das comprendidas entre 7x5x4 mm (longitud-anchura espesor), y 12x8x4 mm
aproximadamente. En la (Fig.-14.5), se representa la imagen obtenida mediante
TC de la pineal humana. Su morfología (similitud a la de una piña, elipse o tronco

313
Endocrinología Infantil

Fig. 14.3. Modelo esquemático de una glándula pineal humana (obsérvese la forma
de piña, a la que los griegos denominaron “conarium”)

Fig. 14.4. Situación anatómica de la glándula pineal

314
Glándula pineal

Fig. 14.5. Imagen obtenida mediante TC en la que se representa el aspecto de la glán-


dula pineal de un niño de 11 años
de cono) nos ha permitido el desarrollo de un modelo teórico para obtener una
aproximación válida de su volumen. Ese modelo se expresa en la fórmula que se
incluye en la (Fig.-14.6). Su tamaño no guarda relación con el peso del cerebro, ni
con la raza, pero es significativamente superior en individuos tratados con corti-
coides que en controles sanos. Conforme aumenta la edad del individuo ocurre un

Fig. 14.6. Aproximación teórica a una forma elipsoidal o tronco cónico, que permite
calcular el volumen glandular. Para ello, se parte de una imagen obtenida mediante
RMN o TAC, en la que es fácil determinar los ejes mayores (a, b y c), y posteriormente,
sustituyendo en la fórmula siguiente (Volumen = 4/3 (π a b c) se puede observar el volu-
men glandular con bastante aproximación. Ramírez F. Tesis Doctoral, Universidad de
Granada, 2000

315
Endocrinología Infantil

ligero aumento de la lobulación, fibrosis y gliosis, y un descenso de la celulari-


dad. En general, las personas que fallecen por enfermedades malignas tienen una
pineal de menor tamaño que las fallecidas por otra causa, con mayor frecuencia
de cavidades en su interior si el tumor era maligno. Incluso han sido descritas
variaciones del tamaño pineal, relacionadas con distintos tumores.
En comparación con otras glándulas y órganos, la pineal recibe un mayor
volumen sanguíneo, el cual además se ve incrementado durante la noche, siendo
únicamente superada por el riñón. Este hecho indujo a los morfologistas de la
primera mitad de siglo a insistir en que la pineal era metabólicamente muy activa
y muy probablemente un órgano de secreción interna.

Inervación
La pineal tiene una doble inervación: post-ganglionar simpática, de origen
periférico, noradrenérgica, e inervación serotoninérgica, de origen central. Ya
en 1904, Ramon y Cajal describió que la glándula pineal está inervada por fibras
postgangliónicas simpáticas que tienen su origen en el ganglio cervical superior
(SCG), (Fig.- 14.7), aunque su significado funcional no se conoció hasta 60 años

Fig. 14.7. Conexiones neurales entre los ojos y la glándula pineal. La información
lumínica detectada por la retina de los mamíferos influye sobre la glándula pineal a
través de un circuito neuronal formado por los sistemas nervioso central y periférico.
Se han identificado sinapsis de esta vía en el SCN hipotalámico en el cordón inter-
mediolateral de C8-T5 y en el ganglio cervical superior. La inervación central está
formada por los axones de neuronas cerebrales que penetran en le glándula pineal.
Modificado de Reiter TJ. The pineal and is indole products: Basic Aspects and clinical
applications. In Cohen MP, Foà PP (eds): The brain as an endocrine organ. Endocri-
nology and Metabolism, vol. 3. Springer-Verlag, New York, 1989:96-149

316
Glándula pineal

después. Las fibras postgangliónicas llegan a la pineal junto a los vasos sanguí-
neos y terminan en los espacios pericapilares y a veces entre las células parenqui-
matosas sin formar sinapsis con éstas. La trascendencia funcional de la integridad
de la vía nerviosa se pone de manifiesto porque la extirpación bilateral del SCG,
su interrupción a cualquier nivel, así como la administración de fármacos ß-blo-
queantes provocan la supresión hormonal. La pineal también dispone de inerva-
ción parasimpática colinérgica.
Las fibras pinealopetales parten del SNC y llegan a la pineal a través del
tallo pineal. La mayoría tienen su origen en células situadas en los núcleos del
rafe y habenular medial y/o lateral. Usan serotonina como neurotransmisor. Tam-
bién se ha indicado la presencia de neuronas y fibras peptidérgicas en la glán-
dula pineal. Algunos estudios atribuyen también a las hormonas hipotalámicas
el papel de neurotransmisores con capacidad reguladora de la función pineal. La
existencia de verdaderas fibras pinealofugales (inervación sensorial de la glán-
dula pineal) no está plenamente establecida.

Control neural de la síntesis de melatonina


La vía nerviosa que determina el ritmo pineal de producción hormonal
comienza en la retina. Los axones de las células retinales penetran en el nervio
óptico y sirven a funciones visuales o a procesos neuroendocrinos. Ambas vías
están anatómicamente separadas: las fibras que vehiculan la información lumí-
nica hacia la pineal caminan por el tracto retino-hipotalámico.
Esta compleja vía polineuronal comienza en la retina, sinapsa en el SNC,
y lo abandona como fibras pregangliónicas que penetran en el SCG. Incluye las
proyecciones retino-hipotalámicas al núcleo supraquiasmático contralateral (2/3
partes), desde aquí al área hipotalámica tuberal medial y posteriormente al hipo-
tálamo lateral dónde de nuevo sinapsa. Desde aquí los axones descienden por la
columna celular intermediolateral de la médula torácica superior, que es el origen
de las terminaciones pregangliónicas que llegan al ganglio cervical superior. En
esta vía polisináptica está incluído el núcleo paraventricular del hipotálamo.
El núcleo supraquiasmático es una pequeña agrupación neuronal, bilate-
ral, situada inmediatamente por encima del quiasma óptico que mantiene una
perioricidad autónoma (esto es, independiente de la variabilidad exógena) de tipo
circadiano en su actividad metabólica y eléctrica. Es la estructura más importante
del complicado mecanismo nervioso generador, regulador y sincronizador de los
diferentes biorritmos, entre ellos la actividad rítmica de la glándula pineal.
El ganglio cervical superior (SCG) suple la inervación simpática de la

317
Endocrinología Infantil

glándula pineal, eminencia media, vasos sanguíneos craneales, plexo coroideo,


neurohipófisis, ojos, glomus carotídeo y las glándulas tiroidea, paratiroideas y
salivares. En consecuencia, su extirpación tiene efectos más amplios que una
simple denervación pineal. Es un “centro neuroendocrino periférico” capaz de
integrar señales hormonales y posee receptores para algunas hormonas.

Regulación de la síntesis de melatonina


La biosíntesis de los metoxi-indoles está controlada por un impulso ner-
vioso simpático que imprime a su secreción un ritmo circadiano. Este patrón de
secreción está sincronizado con el ciclo de luz y modulado por las hormonas cir-
culantes.
La NE (noradrenalina), agonista mixto de los receptores a y b, regula
el ascenso nocturno de la producción de melatonina. La tasa de luz ambiente
modula liberación del neurotransmisor NE, por parte de las terminaciones nervio-
sas simpáticas libres entre los pinealocitos. La escasa liberación de NE durante el
día contrasta con el acusado aumento nocturno, e imprime igual ritmo circadiano
a las enzimas sintetizadoras NAT (N-acetil-transferasa) e HIOMT (hidroxi-indol-
O-metiltrasferasa) y a los productos intermedios HT (serotonina), aHT (acetil-
serotonina) y otros (Fig.-14.8). La exposición durante la noche a la luz suprime la
secreción de melatonina. En los animales diurnos incluido el hombre, que viven
en un ambiente con luz natural intensa, se precisa una mayor intensidad lumínica
nocturna para suprimir la secreción de melatonina.

Fig. 14.8. Vía metabólica de la biosíntesis de melatonina y otros metoxindoles a partir


del aminoácido esencial triptófano

318
Glándula pineal

El mecanismo que estimula la síntesis de melatonina pasa por la estimula-


ción del receptor b seguido de un aumento en la concentración intracelular de
AMPc (adenosin-monofosfato cíclico). La NE liberada inicialmente interactúa
con los b1-receptores que conducen a un rápido aumento en la conversión de
serotonina a melatonina. El ascenso nocturno en la producción de melatonina
puede ser bloqueado por el bloqueante b-adrenérgico propranolol.
La concentración pineal de HT alcanza su pico a mediodía y la concentra-
ción mínima a medianoche, ritmo opuesto al de melatonina. Existe gran similitud
entre los ritmos de NAT y melatonina. La NE es el principal neurotransmisor
implicado en la regulación pineal. Un segundo regulador puede ser el péptido
intestinal vasoactivo: en el tejido pineal abundan los receptores para VIP, su con-
centración sigue un ritmo circadiano y es capaz de estimular la producción de
AMPc y de NAT.
Dos enzimas primordiales son en la interpretación de la señal transmem-
brana mediada por la activación del receptor. Son la adenil-ciclasa y la proteinqui-
nasa calcio-fosfolípido dependiente. El mecanismo implicado en la potenciación
a1 del estímulo b sobre la acumulación de AMPc y GMPc, parece conllevar una
elevación del calcio iónico intracelular y de la actividad fosfolipasa C. La fosfoli-
pasa C aumenta la producción de diacilglicerol, que actuando sinérgicamente con
el calcio iónico activa la protein-kinasa C. Esta enzima aumenta la eficacia de la
activación b sobre la producción de AMPc y GMPc. Los receptores b están aco-
plados a la adenil-ciclasa, mientras los receptores a2 pueden inhibir esta enzima,
en presencia de agonistas adecuados (clonidina). El estímulo de la secreción de
GH mediante clonidina provoca un descenso en la concentración de melatonina.

Receptores de melatonina
En 1994 se publicó la secuencia cDNA del receptor de melatonina. Desde
entonces se han aislado dos secuencias cDNA que codifican dos receptores de
melatonina presentes en la especie humana.
Los efectos de la melatonina están mediados por receptores específicos de
alta afinidad localizados en la membrana plasmática y acoplados a una proteína
unida a GTP. Se han descrito dos proteínas G diferentes acopladas al receptor
de melatonina, una sensible a la toxina pertúsica y la otra sensible a la toxina
colérica. Sobre la base de la estructura molecular, se han descrito tres subtipos
de receptores de melatonina: Mel1A, Mel1B, y Mel1C. Los dos primeros subti-
pos se encuentran en los mamíferos y se pueden distinguir farmacológicamente
mediante antagonistas selectivos. Los receptores de melatonina regulan diversos

319
Endocrinología Infantil

segundos mensajeros: cAMP, cGMP, diacilglicerol, inositol trifosfato, ácido ara-


quidónico y la concentración de Ca2+. En la mayoría de casos su efecto es inhibi-
torio y precisa de la activación previa de la célula por un estímulo. La melatonina
inhibe el acúmulo de cAMP en la mayoría de células examinadas. Además regula
los factores de transcripción, como la fosforilación de un elemento de la proteína
de unión sensible al cAMP y la expresión del c-Fos. Los mecanismos molecula-
res por los que actúa la melatonina están sin aclarar, pero pueden estar implica-
das a la vez dos vías de transducción: una inhibidora de la adenilciclasa y la otra
reguladora del metabolismo fosfolipídico y de la concentración intracelular de
calcio.
Se ha demostrado la presencia de receptores de melatonina en diversas
regiones del cerebro humano, intestino, ovarios y vasos sanguíneos. Se distin-
guen dos tipos de receptores de membrana: a) Mel1 de alta afinidad (picomolar),
de más amplia localización. Se han separado dos subtipos presentes en huma-
nos, los Mel1a localizados en la “pars tuberalis” de la hipófisis y en el núcleo
supraquiasmático, implicados presumiblemente en la regulación de los ritmos
circadianos y la reproducción, y los Mel1b localizados en retina y cerebro e
implicados en la regulación de la función retiniana. También se han encontrado
en el riñón, tracto gastrointestinal y vasos sanguíneos. Un tercer subtipo, los
receptores Mel1c no se ha descrito en mamíferos; b) Mel2 de baja afinidad (nano-
molar) y distribución no determinada.
Asimismo, la melatonina también puede interactuar con receptores intra-
celulares, dada su liposolubidad, en rango nanomolar sugiriendo que pudieran
intervenir en la acción nuclear de la hormona. Recientemente se han acumulado
evidencias de que la melatonina es el ligando natural de la subfamilia RZR/ROR
de receptores hormonales huérfanos presentes en el núcleo celular, contraria-
mente a la creencia generalizada de que la hormona pineal actuaría exclusiva-
mente a través de los receptores de membrana. La unión de melatonina al núcleo
posibilita su control de la transcripción genética, que muy probablemente es res-
ponsable de parte de los efectos fisiológicos de la hormona. El RZR/ROR se une
como un monómero al DNA. Es muy esclarecedor comprobar que el gen de la
5-lipoxigenasa, el primero identificado que responde a RZR/melatonina, no se
expresa en el cerebro y no está implicado en la ritmicidad circadiana, sino que
actúa fundamentalmente en la periferia, sobre todo en las células mieloides, pro-
duciendo una de las enzimas clave en las reacciones alérgicas e inflamatorias. En
consecuencia, la señal nuclear de la melatonina abre una nueva perpectiva en la
compresión de las acciones de la hormona pineal.

320
Glándula pineal

Otro receptor nuclear importante es el COUP-TF. Cuatro sustancias produ-


cidas en respuesta a la activación del RZR/ROR son inducibles por melatonina en
condiciones de actividad baja, constitutiva. También como actividad constitutiva, el
COUP-TF es estimulado por un componente sérico. Esta podría ser la primera pista
para explicar las acciones antimutagénicas y antiproliferativas de la melatonina.
La melatonina se une a sus receptores específicos presentes en la mem-
brana de las células T helper activadas estimulando la producción de interferón
gamma, interleukina-2 y de péptidos opioides, que a su vez incrementan la res-
puesta inmune.

Maduración del sistema generador del ritmo de melatonina


En la embarazada existe un ritmo circadiano normal en la producción de
melatonina que se va a mantener hasta el parto, estando en este momento la con-
centración obtenida en función de la hora del día y del tipo de parto. En sangre de
cordón umbilical existe un ritmo circadiano en la producción de melatonina que
es reflejo del ritmo materno, aseveración que se demuestra al no detectarse dicho
patrón en neonatos con más de 72 horas de vida (Fig.- 14.9), cuando toda la hor-
mona de procedencia materna ha sido aclarada, fundamentalmente vía hepática.
La inmadurez de las vías nerviosas y de los mecanismos hormonales hacen que
el recién nacido no sea capaz de imprimir a su producción de melatonina una
variación circadiana. Aún así, sí es capaz de responder con un incremento de pro-
ducción ante los estímulos que habitualmente la regulan, como se demuestra en el

Fig. 14.9. Mediante el análisis cosinor se demuestra la ausencia de ritmo circadiano


en la secreción de melatonina en recién nacidos de 3 ó más días de vida

321
Endocrinología Infantil

mismo grupo de neonatos que permanecieron con los ojos tapados para evitar el
daño ocular por fototerapia indicada en la ictericia del recién nacido (Fig.-14.10).
Debemos recordar que la luz suprime y la oscuridad incrementa, la producción
de melatonina; y que el momento de presentación de la luz, al amanecer, es el
principal zeitgeber sincronizador de los ritmos circadianos.

Fig. 14.10. Los recién nacidos sometidos a fototerapia, procedimiento mediante el cual
permanecen con los ojos tapados, muestran un incremento de los niveles circulantes
de melatonina, demostrándose que al nacimiento la glándula pineal ya es funcionante.
A la elevada concentración de melatonina contribuye parcialmente la inmadurez hepá-
tica (principal vía metabólica de degradación de la melatonina). Jaldo Alba F, Muñoz
Hoyos A et al. Ligth deprivation increases plasma levels of melatonin during the first
72h of life in human infants. Acta Endocrinol 1993; 129: 442-445

Gupta y cols han demostrado que el incremento en las concentraciones


circulantes y un ritmo tipo adulto de secreción de melatonina se esteblece entre
los 3 y 6 meses de vida. Este momento coincide con la aparición del ritmo
vigilia/sueño y con el freno en la producción pulsátil de la hormona hipotalá-
mica liberadora de gonadotrofinas (GnRH). Respecto al sueño, se modifica de
modo profundo su estructura. Respecto al eje hipotálamo-hipofisario-gonadal, las
secreciones de FSH/LH y en consecuencia de estradiol y testosterona, que esta-
ban en rango adulto desde el nacimiento, disminuyen de modo acusado hasta
situarse en niveles prepuberales. No volveran a aumentar de nuevo hasta que se
inicie la pubertad, y este hecho de nuevo coincide con un brusco descenso de la
concentración circulante nocturna de melatonina (Fig.-14.11).
Cuando el sistema neuroendocrino generador del ritmo de melatonina ha

322
Glándula pineal

Fig. 14.11. Cronología de maduración desde el nacimiento hasta la pubertad del eje
hipotálamo-hipofisario-gonadal

madurado la concentración máxima de la hormona se obtiene en muestras obte-


nidas alrededor de las dos de la mañana. La concentración mínima se obtiene
después del mediodía, sobre las dos de la tarde. Todo proceso que interrumpa
anatómica o funcionalmente la vía nerviosa de producción antes descrita (trauma-
tismos, tumores, neuropatía diabética,etc.) disminuirá la concentración máxima
obtenida en la madrugada. Todo proceso asociado a una modificación de los nive-
les intracerebrales de neurotransmisores (envejecimiento, enfermedades menta-
les, migraña, etc.) es probable que además altere su momento horario de máxima
secreción (acrofase) (Fig.-14.12). Nuestro grupo ha podido demostrar que el
aporte de sus precursores metabólicos (5-hidroxitriptófano) como de vitamina B6
(piridoxina) que interviene como coenzima en su vía metabólica son capaces de
incrementar la producción nocturna de melatonina (Fig.- 14.13).
Como veremos más adelante la máxima producción de melatonina se pro-
duce en el periodo preescolar, con un pico máximo en el segundo año de vida, con
un descenso progresivo posterior tanto por caída en los valores absolutos como
por aplanamiento del ritmo circadiano. El descenso más brusco de la concentra-
ción de melatonina medida en la acrofase ocurre coincidente con la adrenarquia,
esto es aproximadamente dos años antes del inicio de los primeros signos anató-
micos puberales.

323
Endocrinología Infantil

Fig. 14.12. Ritmos de secreción de melatonina. La figura superior recoje un patrón


circadiano normal en niños sin patología. La figura intermedia muestra el incremento
en la concentración y la ausencia de ritmo en pacientes pediátricos que acaban de
experimentar una crisis convulsiva febril. En cambio, en los niños epilépticos tras una
crisis (figura inferior) se mantiene el ritmo circadiano, aunque las concentraciones
medidas son sensiblemente menores. Molina Carballo A, Acuña Castroviejo D, Rodrí-
guez Cabezas T, Muñoz Hoyos A. Effect of febrile and epilectic convulsions on dalily
variation in plasma melatonin concentration in children. J. Pineal Res 1994; 16:1-9

Fig. 14.13. La infusión intravenosa de piridoxina es capaz de provocar un incremento


significativo de la concentración de melatonina sólo cuando es administrada en las
horas nocturnas. Muñoz Hoyos A, Amorós Rodríguez I et al. Pineal response after piri-
doxine test in children. J. Neural Transm 1996; 103:833-842

324
Glándula pineal

Evolución de las concentraciones de melatonina durante los primeros años


de vida
La medición de aMT en arteria y vena umbilical, con muestras procedentes
de recién nacidos normales a término, pone de manifiesto la presencia de un ritmo
diario de aMT tanto en arteria como en vena umbilical, con una correlación lineal
positiva de la concentración hormonal entre ambos vasos, y mayor tasa en vena
umbilical (sangre de procedencia materna) por la significativa contribución de la
pineal materna a la cifra total de aMT.
Los hallazgos en cordón umbilical difieren claramente de los obtenidos en
muestras procedentes de recién nacidos durante las primeras 72 horas de vida,
en las que se hace evidente: 1) La ausencia de fluctuaciones significativas en la
concentración plasmática de aMT, 2) La falta de variación día-noche, esto es, la
desaparición del ritmo diario presente en vasos umbilicales más arriba reseñado,
y 3) No obstante, en el período neonatal precoz y respecto a los valores en vasos
umbilicales el valor absoluto de aMT se incrementa de modo importante, proba-
blemente debido a la inmadurez hepática fisiológica con menor tasa de metaboli-
zación.
De los datos expuestos se extrae la conclusión de que el ritmo diario evi-
denciable en sangre de cordón es de origen materno, y que la pineal del recién
nacido es incapaz de imprimir a su secreción tal periodicidad circadiana.
En otro trabajo de nuestro grupo pudimos demostrar que en recién nacidos
sanos sometidos a fototerapia (por tanto, tenían cubiertos los ojos en el momento
de extracción de la muestra) la pineal, a pesar de no imprimir una variación cir-
cadiana a su secreción, es funcionante y capaz de responder a los cambios en la
tasa de luz ambiente de modo similar al adulto. La tasa media de melatonina en
nuestros recién nacidos en el tercer día de vida fue de 142.61±14.94 pg/ml, que
tras ser sometidos al menos a 24 horas de fototerapia pasó a 239.79±19.61 pg/ml.
A la elevada concentración de aMT durante los primeros días de vida debe con-
tribuir la inmadurez hepática con menor grado de degradación, por mecanismo
similar al demostrado en la cirrosis, que sin embargo podría suponer una pro-
tección del recién nacido frente al brusco incremento del estrés oxidativo que
supone pasar del hipóxico medio intrauterino al extrauterino con una hiperoxia
relativa, si tenemos en cuenta el potencial antioxidante de la aMT.

Variación de la producción de aMT en función de la edad


Los trabajos del grupo de Attanasio y Gupta ponen de manifiesto que el
ritmo circadiano típico de secreción de aMT está presente a partir del 3er mes

325
Endocrinología Infantil

de vida postnatal. En un grupo de nuestros niños entre 3 meses y 11 años hemos


podido demostrar la presencia de un ritmo circadiano típico, con mínimos niveles
diurnos y elevados durante la noche .
Actualmente se acepta de modo unánime que la máxima secreción de aMT
ocurre durante la infancia, con un pico máximo en el segundo año de vida, ini-
ciándose a partir de este momento un descenso, tanto por caída de los valores
absolutos como por aplanamiento de su ritmo circadiano. Este hecho ha llevado
a plantear que la pineal juega su función primordial durante la edad pediátrica
y que su estudio en estos grupos de edad puede ayudarnos a desvelar la función
primordial de la glándula pineal en la especie humana. En la edad adulta la secre-
ción de melatonina sigue un paulatino descenso en función de la edad, dato que
ha sido confirmado por distintos autores y que podría estar en relación con el pro-
ceso de envejecimiento, al que contribuiría el declive progresivo en la probable
protección antioxidante aportada por la hormona pineal.
Gupta y cols. encuentran una relación inversa entre melatonina y madura-
ción esquelética.La menor concentración de la hormona pineal ocurriría en niños
esqueléticamente más maduros (puberales), aunque también demuestran diferen-
cias entre niños prepuberales con diferente nivel de maduración ósea correspon-
diendo la menor concentración de melatonina a los niños con mayor maduración
ósea. Queda patente que durante el desarrollo puberal la magnitud del incremento
nocturno de melatonina disminuye, aunque la caída más marcada y altamente
significativa ocurre en aquellos niños que están unos años antes del inicio de la
pubertad. Para Gupta, con el avance de la maduración esquelética la magnitud del
incremento nocturno de la melatonina emerge como un marcador de maduración
esquelética que implica a otros procesos madurativos. Estos datos se confirman
en los niños con pubertad precoz y edad ósea avanzada, que muestran en la acro-
fase nocturna un pico mucho menor que el observado en el grupo control de la
misma edad. Todos los sujetos estudiados por Gupta con edades óseas menores
tenían incrementos que eran marcadamente mayores que los incrementos vistos
en los controles de la misma edad. Dos niños con retraso puberal constitucional
tenían incrementos día/noche de melatonina que no solo eran mayores que los
esperados a su estado de desarrollo, sino que eran incluso mayores que el incre-
mento medio observado en los niños prepuberales más jóvenes.

Acciones y aspectos de interés clínico de la melatonina


Numerosos trabajos de investigación han conducido a la evidencia actual
de que la melatonina, en condiciones fisiológicas, posee una serie de efectos, los

326
Glándula pineal

cuales empiezan a despertar el interés y la curiosidad para su posible aplicación


a la clínica endocrinológica infantil: 1) Es conocido su papel antigonadal. 2) Así
como su estrecha relación con la pubertad-adolescencia-menopausia. 3) Parti-
cipa de forma importante en la regulación del ciclo circadiano de la temperatura
corporal, así como en otros ritmos biológicos 4) Se ha demostrado una acción
inhibitoria sobre mecanismos excitadores del sistema nervioso central 5) Más
recientemente han sido descritos su papel inmunomodulador sobre el sistema
inmune y su capacidad antioxidante. Acciones que probablemente y a pesar de
su disparidad obedezcan a mecanismos muy básicos. Siguiéndose la directriz de
esta monografía, vamos a describir los aspectos de mayor intrerés en relación a
esta hormona.

Glándula pineal y eje tiroideo


Al igual que sobre la mayoría de órganos y sistemas, la glándula pineal
parece ejercer un efecto modulador inhibitorio sobre el tiroides, aunque los datos
disponibles en la actualidad proceden de la investigación animal, y han de ser
refrendados en el hombre. Parece claro que el estímulo de la función pineal
(como la oscuridad) produce una disminución de la función tiroidea, mientras
que la pinealectomía incrementa el tamaño y la función del tiroides. En ratas pre-
puberales, mantenidas durante 72 días con distintos fotoperiodos, la pinealecto-
mía es capaz de elevar los niveles de TSH. En el hámster el acortamiento del
fotoperiodo produce una reducción de los niveles plasmáticos de T4 y de los índi-
ces de tiroxina libre plasmática.
Ha sido referido que la administración de melatonina inhibe la captación
de iodo por la glándula tiroidea, y que estos cambios guardan relación con el foto-
periodo, dependiendo el efecto obtenido del momento del día en que la hormona
es administrada. En varones jóvenes, estudiados antes y después de una depriva-
ción de sueño, no se encontraron variaciones en los niveles de melatonina, ni el
conocido incremento de los niveles de TSH en el grupo postdeprivación de sueño.
La administración de melatonina incrementa los niveles de TSH en la fase
folicular sin que ocurra modificación alguna de las hormonas tiroideas, que no
ejercen su efecto modulador central negativo sobre la TSH.
El sitio donde la melatonina realiza su acción puede ser el hipotálamo ante-
rior, pero no existen pruebas definitivas. Muchos de los datos que demuestran
efectos moduladores de la melatonina en la glándula tiroidea y en las gónadas
pueden ser explicados asumiendo que la melatonina interfiere con un mecanismo
serotoninérgico involucrado en el control de los factores de liberación hipota-

327
Endocrinología Infantil

lámicos, aunque podría ser prematuro sin embargo, hacer esta generalización
en ausencia de datos críticos. Por otra parte, se ha sugerido que la influencia
moduladora de la glándula pineal en los ejes neuroendocrino gonadal y neu-
roendocrino-tiroideo, provea una vía de sincronización de ritmos metabólicos
endocrino-metabólicos y reproductores con los cambios estacionales de luz y
temperatura.
Un punto de vista diferente sería considerar que la pineal está involucrada
en un mecanismo más general relacionado con la maduración y la liberación
de las hormonas liberadoras hipotalámicas. En hámster machos, esta hipótesis
podría explicar la extensión de la respuesta secretoria hormonal estimulante del
folículo y de la hormona luteinizante pituitaria en respuesta a niveles reducidos
de hormonas esteroideas, como se ha observado después de la castración.
En ratas la glándula pineal influye en la respuesta secretora de TSH a
niveles reducidos de hormonas tiroideas. En nuestra experiencia, la TSH tras un
test de estímulo con clonidina en niños estudiados por baja talla no experimentó
variación significativa al igual que el cociente FSH/LH El a-agonista clonidina en
cambio, sí disminuyó la concentración de melatonina.

Glándula pineal y eje hipofiso-adrenal


La glándula pineal debe ejercer un efecto inhibitorio sobre la función
suprarrenal, ya que la pinealectomía se acompaña de hipertensión arterial leve,
por probable hipersecreción de mineralcorticoides. Asimismo las suprarrenales
experimentan cambios morfológicos tras la pinealectomía, indicativos de una
mayor secreción de glucocorticoides. También sugiere la existencia de una rela-
ción inversa entre los niveles de melatonina y cortisol, la demostración de
una cortisolemia aumentada durante la noche en individuos con deprivación de
sueño.
Varios estudios sugieren que el pico nocturno de melatonina interacciona
con el eje hipotálamo-hipofiso-adrenal (HPA) y si la melatonina tiene un efecto
inhibitorio, estimulante o ninguno sobre este eje, parece depender del momento
circadiano. Nuestro grupo ha referido por primera vez, el descenso simultáneo
de ACTH, cortisol y melatonina tras la administración del agonista alfa2 adrenér-
gico clonidina (Fig.-14.14). El descenso de ACTH y cortisol es de mayor mag-
nitud del esperado como consecuencia de una variación circadiana normal a lo
largo de las primeras horas de la mañana. Otros autores también han referido
una caída de los niveles de cortisol en niños tras la administración de clonidina
durante la mañana. Estos datos sugieren para clonidina la existencia de un efecto

328
Glándula pineal

inhibitorio dosis dependiente de la secreción de ACTH y cortisol, mientras que


el descenso de melatonina indicaría la existencia de receptores adrenérgicos alfa2
en la pineal humana. En adultos se ha demostrado tras la administración de clo-
nidina una reducción dosis dependiente de melatonina.

Fig. 14.14. Perfil de los niveles de ACTH, cortisol, GH y melatonina tras la aplicación
de un test de estímulo con clonidina. Muñoz Hoyos A, Fernández García JM et al.
Effect of clinidine on plasma ACTH, cortisol and melatonin children. J Pineal Res
2000; 29(1):48-53

Otros datos también ponen de manifiesto una interrelación inversa entre


los ejes pineal y adrenal. Múltiples estudios avalan la actividad oncostática o
antitumoral ejercida por la pineal. La existencia de un tumor maligno se suele
acompañar de una disminución en la producción de melatonina y catecolaminas.
Además, la tumorogénesis es mayor en las ratas pinealectomizadas, con o sin
adrenalectomía, y significativamente menor en ratas con extirpación de la pineal
suplementadas con melatonina, lo que sugiere que tanto la pineal como la médula
adrenal tienen una actividad antitumoral que puede ser compensatoria o comple-
mentaria.
Mientras que la interacción entre melatonina y el eje HPA no está clara en
sujetos normales, en pacientes con alguna enfermedad endocrina y/o psiquiátrica,
las relaciones parecen mas evidentes. En la depresión, se asocian altos niveles de
cortisol con bajos de melatonina y ausencia de supresión de cortisol por dexame-

329
Endocrinología Infantil

tasona. En la mejoría del cuadro depresivo la melatonina aumenta y el cortisol


desciende. En niños normales, tras administrar dexametasona aumenta signifi-
cativamente la excreción urinaria nocturna de melatonina, y el cortisol plasmá-
tico desciende. Como en el caso de modelos animales, algunos investigadores
encuentran que en adultos la dexametasona suprime la melatonina nocturna,
mientras que en niños causa un aumento significativo de la melatonina urinaria.
En cambio, otros trabajos no encuentran ninguna alteración en la melatonina en
pacientes que fueron suprarrenalectomizados bilateralmente. En cuadros clínicos
como el síndrome de Cushing, los niveles de melatonina se han encontrado eleva-
dos, disminuídos o sin cambios, mientras que en la deficiencia de 21-hidroxilasa
en niños, el ritmo circadiano de melatonina es normal. En consecuencia, parece
que la relación entre pineal y eje HPA puede estar condicionada por el entorno
hormonal. En situaciones de normalidad no existe una clara relación entre mela-
tonina y eje HPA, pero en situaciones patológicas puede aparecer una interacción
entre ellos.
La producción adrenal de esteroides es consecuencia de la liberación de
ACTH, independientemente del estímulo que aumente dicha hormona. Los ago-
nistas alfa1-adrenérgicos aumentan la secreción de ACTH, mientras que los alfa2
la disminuyen. Sin embargo, no hay correlación entre los valores de ACTH, corti-
sol y melatonina, en respuesta a clonidina (agonista alfa2) indicativa de una inte-
rrelación más compleja entre el descenso de la melatonina y el del eje HPA. Dado
que habitualmente se reseña una relación inversa entre melatonina y cortisol, es
mas probable que el descenso de ambos en la experiencia referida sea debido al
efecto de la clonidina. La interrelación inversa entre los ejes adrenal y pineal, se
refuerza por la observación de que los niveles bajos de melatonina en plasma se
asocian más frecuentemente a aumentos en la secreción de cortisol, y que la inhi-
bición de cortisol por metirapona aumenta la excreción de melatonina en orina.
Por otra parte, aunque no se sabe si la dexametasona o el cortisol actúan sobre
la glándula pineal, los esteroides pueden afectar a la pineal por una acción indi-
recta a través de factores hipotalámicos o hipofisarios induciendo un cambio en
la secreción de melatonina.
En resumen, entre glándula pineal y médula adrenal existen unas relacio-
nes estructurales y funcionales muy complejas. Las relaciones entre melatonina
y el eje hipófiso-adrenal, se podrían resumir en que ante una situación de estrés
agudo ocurre una mayor secreción de melatonina por mayor sensibilidad pineal
a las catecolaminas, que contribuiría a contrarrestar los efectos deletéreos de la
hipersecreción de corticoides.

330
Glándula pineal

En base a experiencias propias podemos distinguir dos modelos de estudio


bien diferenciados: 1) Estrés agudo, en el que incluimos datos de recién nacidos
con sufrimiento fetal agudo, y de niños afectos de convulsiones febriles y epilép-
ticas, pacientes con traumatismo físico o sometidos a distintos tipos cirugía. 2)
Un segundo modelo de estrés crónico, en el que se incluyeron niños con diversos
problemas familiares y sociales, los cuales habían sido recluidos en instituciones
benéficas. Al mismo tiempo se consideró un factor de clasificación en función
del horario (diurno o nocturno) de extracción de las muestras de estudio. Este
diseño experimental hace que los resultados que presentamos sean difícilmente
comparables a otras aportaciones de la literatura (Fig.- 14.15),(Fig.-14.16).
En función de los resultados globales obtenidos y sin tomar en consi-
deración ni el tipo de estímulo ni la intensidad del mismo, se puede afirmar
que la glándula pineal responde a diversos estímulos estresantes, dependiendo
la respuesta obtenida (incremento o supresión hormonal) del tipo de estímulo.
En consonancia con la atribución a la melatonina de una acción reguladora o
moduladora de desequilibrios internos (y en consecuencia una acción anti-estrés),
podemos afirmar que ante una situación de estrés generado por causas diversas
(sufrimiento fetal agudo, convulsión febril, convulsión epiléptica, intervención
quirúrgica, traumatismo intenso) la glándula pineal responde con una mayor pro-
ducción de melatonina. Sin embargo, la prolongación en el tiempo de la situación
estresante (vg: de origen psicoafectivo, como sucede con los niños institucionali-
zados), conduce a una menor secreción de melatonina en base a determinaciones
basales tomadas durante las primeras horas de la mañana.

331
Endocrinología Infantil

Fig. 14.15 y 14.16. Producción de melatonina tras la presencia de una situación de


estrés en el niño, cada grupo de histogramas representan distintos tipos de estrés, a
su vez cada histograma expresa el valor en un grupo de estudio diferente. A) Modelos
de estrés agudo (Estrés neurológico: controles, convulsiones febriles y convulsiones
epilépticas. Estrñes neonatal: recién nacidos normales y con sufrimiento fetal agudo.
Estrés quirúrgico: controles, intervenidos con bajo grado de estrés e intervenidos con
alto grado de estrés. Estrés traumático: controles, traumatismos leves y traumatismos
graves). B) Modelo de estrés crónico (niños con síndrome de carencia afectiva y reclui-
dos durante tiempo en instituciones de acogida). Hernández Gómez MV. Estudio de la
función pineal (Tasas plasmáticas de melatonina) en distintas situaciones de estrés en
el niño. Tesis Doctoral, Universidad de Granada, 1992

Las diferencias encontradas entre los pacientes afectos de un síndrome de


carencia afectiva tomado como ejemplo de estrés mantenido y el resto de los
grupos de estudio, todos ellos con la característica común de padecer un estrés
agudo, sugieren que la glándula pineal, a semejanza de otros órganos y respuestas
neuroendocrinas, decaen en su función ante un estímulo reiterado y dan lugar
a una menor respuesta hormonal ante una situación de estrés mantenido con un
agotamiento o descenso en la respuesta pineal y en consecuencia una mayor sus-
ceptibilidad a múltiples “noxas” o agresiones extrínsecas.

332
Glándula pineal

La respuesta ante una situación de estrés es muy compleja y no una simple


consecuencia de las elevadas cantidades de catecolaminas Según diversas expe-
riencias, las terminaciones simpáticas pineales captarían el exceso de catecola-
minas impidiendo su efecto estimulante sobre el pinealocito y el estímulo sobre la
producción de melatonina. Debemos recordar que la melatonina no se almacena
a nivel pineal y es liberada a medida que se forma.
Durante la noche, un estímulo estresante agudo produce un descenso
brusco de melatonina recuperándose la normalidad a los 15-20 minutos del estí-
mulo. La respuesta pineal no siempre está mediada por mecanismos adrenales, ya
que la extirpación de las suprarrenales no evita de modo uniforme la supresión de
melatonina.
Tras la aplicación de varias dosis de electroshock a pacientes con trastor-
nos depresivos no se alteran los niveles plasmáticos de melatonina, aunque en
esta patología puede estar disminuída la disponibilidad de serotonina como pre-
cursor de la melatonina. La hipoglucemia inducida por insulina tampoco produce
una respuesta pineal evidenciable, mientras que sí ocurre un claro aumento en
las tasas de cortisol, prolactina y hormona de crecimiento. En otras experiencias
se pudo comprobar que tanto el ejercicio intenso en individuos no entrenados,
como un estrés psíquico durante distintos momentos del día en individuos sanos,
se traduce en un aumento significativo en las tasas de cortisol y hormona de cre-
cimiento pero no en la de melatonina.
Como se puede apreciar, las aportaciones referidas son difícilmente com-
parables debido a la diversidad de estímulos y la heterogeneidad de las muestras
estudiadas, lo que permite resumir que entre glándula pineal y médula adrenal
existen unas relaciones estructurales y funcionales más complejas de lo que en
principio se podría pensar. En el diseño de estudios con variables hormonales
es fundamental considerar la variable tiempo, para diferenciar momento horario,
si se quieren obtener conclusiones fiables acerca de las mismas o de sus efectos
biológicos.

Participación de la glándula pineal en el crecimiento y desarrollo


La pubertad-adolescencia, como fase final del crecimiento y desarrollo,
es un proceso muy complejo en el que es fundamental la secreción pulsátil de
la hormona liberadora de gonadotrofinas (GnRH). El generador hipotalámico de
pulsos de GnRH recibe señales neurales y humorales entre las que cabe citar a los
esteroides sexuales, señales metabólicas (v.g.: leptinas) e impulsos ambientales.
Se desconoce si las neuronas de GnRH tienen una pulsatibilidad intrínseca o es

333
Endocrinología Infantil

dependiente de impulsos primarios conducidos a través de neurotransmisores o


neuromoduladores. La aparición de pulsos de GnRH explica el inicio del desa-
rrollo puberal.
La pubertad tiene lugar tardíamente en el ser humano, hecho que no es
debido a una maduración lenta del generador de pulsos de GnRH, que ya está
activo durante la vida fetal y tras el nacimiento hasta los 6 y 12 meses de vida
en niños y niñas, respectivamente. A partir de esta edad y hasta los 8-9 años la
eficiencia de la inhibición intrínseca de GnRH disminuye ocurriendo un incre-
mento en la secreción de gonadotrofinas y esteroides gonadales. El mecanismo
responsable de estas respuestas hipotalámicas, aunque de origen multifactorial,
no es adecuadamente conocido. El periodo que va desde la lactancia tardía hasta
el inicio de la pubertad puede considerarse como un “estado fisiológico de hipo-
gonadismo hipogonadotropo”. El incremento de la secreción pulsátil de GnRH
que inicia la pubertad, es una reactivación del generador de pulsos de GnRH. Y
surgen dos preguntas: 1) ¿Qué lo inactiva? 2) ¿Porqué se reactiva?. En el periodo
neonatal precoz la respuesta hipofisaria a GnRH muestra un marcado dimorfismo
sexual: secreta predominantemente LH en el varón y FSH en la niña. Durante los
primeros seis meses de vida, la amplitud de los picos de FSH y LH es superior
a la observada en cualquier otro periodo de la vida. A partir de este momento
disminuye la respuesta hipofisaria hasta los dos años de vida, aunque la respuesta
de FSH continúa elevada en las niñas.
Con respecto a la acción de la melatonina sobre la secreción de GH, existe
cierta controversia sobre la respuesta obtenida y sobre su mecanismo de produc-
ción. La secreción de GH por la hipófisis anterior es estimulada por el GHRH
e inhibida por la somatostatina. En roedores está bien establecido que la mela-
tonina tiene un importante papel en la regulación del crecimiento observándose
que las ratas ciegas o mantenidas en oscuridad constante y prolongada reducen
su peso y la longitud de la tibia, y su hipófisis contiene menos GH con respecto
a un grupo control. Por el contrario, la pinealectomía en ratas normales produce
aumento del peso corporal.
También existen evidencias de que la melatonina puede modular la secre-
ción de GH en humanos. De hecho, varios autores han encontrado que la admi-
nistración oral de melatonina produce un aumento en la secreción basal de GH
y una reducción importante de la respuesta de GH a la hipoglucemia insulínica.
Por el contrario, otros grupos no encuentran efecto alguno de la melatonina sobre
los niveles plasmáticos de LH, GH, T4, testosterona o cortisol a lo largo de 24
horas en adultos. En niños prepuberales se ha observado una disminución de los

334
Glándula pineal

niveles plasmáticos de GH después de la administración aguda de melatonina;


en cambio, en la mayoría de los niños puberales la melatonina no afecta la res-
puesta de GH, aunque hubo algunos que incrementaron su respuesta de GH tras la
administración de melatonina, sugiriéndose que el efecto de la melatonina sobre
la secreción hormonal hipofisaria cambia con la edad y el grado de desarrollo
sexual, por modificación de la sensibilidad del eje hipotálamo-hipofisario.
Estudios recientes confirman tanto el incremento de GH tras la adminis-
tración oral de melatonina como la menor respuesta de GH a la hipoglucemia
insulínica. Sin embargo, el comportamiento difiere según el tipo de estímulo de
GH: la melatonina es capaz de aumentar la respuesta de GH al GHRH. Estudios
in vitro (cultivos celulares de hipófisis anterior de rata incubados con GHRH o
melatonina) mostraron que no había incremento de GH basal o de la respuesta
de GH al GHRH en las células incubadas con melatonina, lo que evidenciaría
que el efecto de la melatonina es a nivel central y no periférico. Tampoco parece
que la melatonina ejerza su efecto sobre el GHRH, ya que ambas sustancias se
administraron conjuntamente. Lo que parece más probable es que la melatonina
produzca el aumento basal y post-GHRH de la GH a través de la inhibición de la
liberación de somatostatina por el hipotálamo.
Más recientemente, Valcavi y col. han reforzado su hipótesis anterior,
administrando 100 µg de GHRH a los 0 minutos, melatonina o placebo a los 60
minutos y un segundo estímulo con GHRH a los 120 minutos, encontrando que
la melatonina es capaz de recuperar la respuesta de GH al GHRH cuando ésta se
encontraba suprimida por la administración previa del mismo; dato que reafirma
la evidencia de que el estímulo de melatonina sobre GH ocurre por inhibición del
tono somatostatinérgico del hipotálamo.
Se han comparado los efectos de la melatonina y la piridostigmina (ago-
nista colinérgico que inhibe la liberación hipotalámica endógena de somatosta-
tina) sobre la secreción de GH. La piridostigmina tiene un efecto estimulante
mayor sobre la liberación de GH basal o post-GHRH que la melatonina. Cuando
se administraron ambas conjuntamente no se produjo efecto aditivo sobre la libe-
ración de GH, sugiriendo que la melatonina actúa a través de la misma vía que la
piridostigmina, inhibiendo la somatostatina pero con una potencia menor.
Por último, existen pocos datos en referencia al posible efecto de la mela-
tonina sobre los niveles circulantes de IGF-I. Estudios realizados en hámsters
demuestran que la administración diaria de melatonina produce aumento del peso
corporal de estos animales, sin que los niveles circulantes de GH se vean afecta-
dos, hecho que se explicaría por la naturaleza episódica de la secreción de GH y

335
Endocrinología Infantil

por su relativamente corta vida media. Se ha referido el incremento de los niveles


de IGF1 circulante tras la administración de inyecciones de melatonina a háms-
ters machos. La IGF1 o somatomedina C, polipéptido que se encuentra bajo el
control de la GH en animales y humanos, es un buen índice de función de esta
hormona, debido a que presenta una vida media más larga. El incremento de
IGF1 inducido por melatonina se podría explicar por un efecto de la misma sobre
la secreción de GH, pudiendo ser el resultado de un aumento en la frecuencia de
la secreción episódica o de un aumento en el tamaño de los pulsos de GH.
Otras relaciones y datos de interés sobre el tema que nos ocupa han sido
aportadas por nuestro grupo de trabajo, como son: a) La respuesta inversa que
experimentan GH y melatonina tras un estímulo con clonidina. b) Un claro para-
lelismo entre la secreción disminuida de GH (mediante cálculo de la secreción
integrada) y de melatonina en niños afectos de un déficit de GH; y c) Un claro
aumento de las cifras basales de melatonina tanto diurnas como nocturnas a las
7.5 horas de haber administrado ciproheptadina (anti-serotoninérgico) a niños
normales.
En un grupo de 28 niños en los que siguiendo el protocolo de estudio por
retraso de crecimiento se realizó una secreción integrada de hormona de creci-
miento, con determinaciones cada 30 minutos, hemos podido demostrar la exis-
tencia de un ritmo ultradiano de secreción de melatonina (secreción episódica
irregular), (Fig.- 14.17). Más aún, el patrón de secreción se relacionó con la causa
clínica del retraso de crecimiento, aunque la concentración media de melatonina
fue similar en todos ellos. En el déficit de GH se detectó un perfil de secreción
casi normal aunque como grupo mostraron la menor concentración de melatonina
(menor área bajo la curva), mientras que el ritmo era anómalo en los pacientes
con baja talla familiar o retraso constitucional de crecimiento.
En definitiva, los datos disponibles apoyan la existencia de una correlación
entre melatonina y GH: 1) Por inhibición de somatostatina la melatonina estimu-
laría la secreción de GH; 2) Por vía serotoninérgica, la influencia no está bien
documentada hasta el momento. Además, la influencia de la pineal sobre el eje de
GH puede ser de signo distinto dependiendo del grado de desarrollo sexual del
paciente.

Glándula pineal y pubertad


Además de la asociación entre tumores de la región pineal y pubertad
precoz, las primeras aportaciones describiendo el poder inhibitorio de la melato-
nina sobre el desarrollo gonadal, corresponde a Reiter y Hoffman, que demos-

336
Glándula pineal

Fig. 14.17. Se representa en la subfigura A el perfil de secreción nocturna de melato-


nina en muestras obtenidas cada media hora (21:00-09:00) en un total de 28 niños
estudiados por talla baja. Las subfiguras B, C y D representan dicho perfil en los
subgrupos de pacientes diagnosticados de retraso constitucional del crecimiento, baja
talla familiar y déficit parcial de GH, respectivamente. Muñoz Hoyos et al. Characteri-
zation of the nocturnal secretory pattern of melatonin in children with GH-dependent
and independent growth delay. J. Clin Endocrinol Metabol. 2001

traron como la hibernación producía una atrofia testicular en el hámster, que se


podía prevenir si previamente se hacía una pinealectomía.
El concepto más aceptado establece que la pineal ejerce un efecto inhibi-
torio sobre la función reproductora, más evidente durante la etapa prepuberal, en
la que actuaría como un freno sobre la actividad del eje sexual. Sin embargo, es
la situación hormonal previa del individuo la que determina el efecto final que la
melatonina ejerce sobre la función reproductora.
En los primeros meses de vida la elevada secreción de FSH y LH con-

337
Endocrinología Infantil

lleva el incremento de la actividad gonadal y coincide niveles circulantes de aMT


muy bajos. Este medio hormonal es similar al que ocurre en la pubertad, pero
se invierte a partir del 3º-4º mes justo cuando se establece el ritmo circadiano
de secreción típico de la melatonina y el eje hipófiso-gonadal entra en una fase
silente que durará hasta la pubertad. ¿Es sólo una coincidencia en el tiempo o es
la melatonina la hormona responsable de la supresión del eje hipotálamo-hipofi-
sario?.
En los animales de reproducción estacional la glándula pineal y la melato-
nina juegan un papel antigonadal evidente: la pinealectomía ya sea quirúrgica o
funcional mediante exposición a luz continua conlleva que el animal ovule, mien-
tras que la administración de aMT o la oscuridad continua provoca una regresión
gonadal. En el ser humano la participación pineal en el desarrollo puberal está por
demostrar y se ha propuesto que la melatonina es la hormona que a elevadas con-
centraciones mantiene inhibido el generador hipotalámico de pulsos de GnRH,
aunque este extremo está por demostrar. El descenso brusco de la concentración
sérica de melatonina varios años antes del inicio puberal, coincidiendo con la
adrenarquia junto con su descenso mantenido posterior facilitaría la aparición de
la pubertad. La caída prepuberal de aMT, a pesar de coincidir con la adrenarquia
no se ha podido relacionar con los estadios de esta ni con las concentraciones
plasmáticas de sulfato de dehidroepiandrosterona.
La teoría de la catástrofe puberal o teoría de la dilución, se asienta en que:
1) la funcionalidad pineal se mantendría constante a lo largo del tiempo, como
apoya la ausencia de crecimiento pineal durante la infancia, pero 2) el peso cor-
poral del niño va en aumento y se produce una dilución de la melatonina secre-
tada, con el consiguiente descenso de sus concentraciones plasmáticas. Con lo
cual, 3) al situarse de modo continuado la tasa de aMT en su acrofase (aprox.
02.00 horas) por debajo de una concentración crítica (estimada en 120 pg/ml) se
liberaría el centro generador hipotalámico de pulsos de GnRH, hecho que por sí
sólo justifica la aparición de la pubertad. Se habla de “catástrof puberal” porque
la producción constante de aMT junto al incremento del volumen corporal llevan
al organismo a un punto de colisión, de no retorno, con el establecimiento pro-
gresivo de una nueva situación de equilibrio: la madurez sexual.
En humanos se ha propuesto que la aMT podría jugar un papel primordial
en la inhibición prepuberal del generador de pulsos de GnRH. Esta inhibición se
ha comprobado en dos circunstancias: 1) Tratamiento farmacológico: una dosis
oral de 75 mg de aMT, suficiente para lograr una elevada concentración a lo largo
de toda la noche, es eficaz para suprimir los pulsos de GnRH. 2) Situaciones pato-

338
Glándula pineal

lógicas: por ej. en el hipogonadismo hipogonadotrópico asociado a infertilidad


se ha descrito la presencia de elevadas concentraciones de aMT, en un paciente
que además presentaba una glándula pineal hiperplásica. En este caso el desarro-
llo puberal y la fertilidad no ocurrió hasta que descendieron las concentraciones
circulantes de aMT. También en la amenorrea de origen hipotalámico como en
situaciones de déficit de GnRH se ha demostrado la presencia de elevadas con-
centraciones de melatonina.
Como consecuencia de los datos anteriormente expuestos, en el desarrollo
puberal normal el rápido descenso prepuberal de la aMT junto con los niveles
bajos posteriores, podría facilitar el desarrollo puberal, habiéndose demostrado la
coincidencia entre el tiempo de máxima secreción de aMT (pico nocturno) y la
eficacia inhibidora del generador de pulsos hipotalámico de GnRH, que comen-
zaría a ejercerse cuando en el niño se establece un ritmo circadiano típico para
aMT. En el recién nacido la glándula pineal es activa pero no rítmica, comen-
zando el ritmo endógeno de secreción entre los 3-6 meses de vida. Por tanto,
la ausencia de inhibición de GnRH durante los primeros meses de vida podría
depender, al menos parcialmente, de la ausencia de ritmo circadiano de aMT en
esta edad.
Se ha estudiado la relación entre melatonina y desarrollo puberal en niños
de diferente edad y desarrollo puberal (estadios de Tanner), demostrándose que el
pico nocturno de aMT disminuye con la edad y el desarrollo puberal, no encon-
trándose, sin embargo, relación alguna entre melatonina y pubertad cuando se
analizaron los datos usando la edad como una co-variable. No obstante, nuestros
propios datos indican que cuando los datos de aMT son agrupados por sexo, sus
concentraciones plasmáticas covarían con la edad.
Aunque no se detecta ninguna alteración de las concentraciones de aMT
durante el día, cuando se examinan los incrementos netos (valores durante la
noche menos valores durante el día) encuentran un descenso significativo entre
los estadios I y II de Tanner. Mas aún, Attanasio et al. señalan que los incre-
mentos día-noche están relacionados con el grado de maduración, detectándose
incrementos menores en la pubertad precoz que en niños de edad comparable, e
incrementos mayores en la pubetad retrasada hasta alcanzar tasas comparables a
la edad preescolar.
Nuestros datos, a partir de muestras obtenidas a las 09.00 horas, confirman
las observaciones previas, al detectar un significativo descenso de las concentra-
ciones plasmáticas en niños sanos de ambos sexos entre los 6 y 11 años. Entre
los grupos de 11 y 15 años apreciamos un ligero repunte de la tasa de aMT, cuya

339
Endocrinología Infantil

génesis no podemos explicar y que pudiera deberse a un retraso horario del pico
nocturno de melatonina que conllevaría mayores concentraciones a primera hora
de la mañana. En términos de desarrollo puberal (antes vs después de iniciada la
pubertad) se detectaron diferencias significativas en la concentración de aMT.
Para Cavallo el pico nocturno de melatonina sigue una tendencia lineal
descendente tanto con la edad como con el desarrollo puberal, pero al estudiar
mediante un análisis de la covarianza si la concentración de aMT está relacionada
con el estadío puberal independientemente de la edad, no hubo relación entre
melatonina y pubertad con la variable edad como covariante. Muy recientemente
Cavallo y cols. han demostrado cambios significativos en la farmacocinética de
la melatonina entre niños prepuberales y adultos. En adultos se demuestra que las
tasas plasmáticas obtenidas son dependientes de la dosis administrada, que hay
una ausencia de saturación y que la tasa de metabolismo permanece inalterada
con diferentes dosis. En sujetos prepúberes se detecta una mayor tasa de elimina-
ción que en adultos: se metaboliza la aMT mucho más rápido. Este dato unido al
conocido descenso de las concentraciones séricas con la edad lleva a los autores
a concluir que la glándula pineal prepúber tiene una mayor tasa de secreción que
la adulta. Si la producción pineal de aMT permaneciese constante, dado el acele-
rado metabolismo en niños prepuberales y su mayor excreción urinaria, cabría
esperar que sus concentraciones plasmáticas fuesen menores que en el adulto, y
sin embargo múltiples estudios demuestran que la concentración sérica de mela-
tonina decrece con la edad. Según Cavallo y cols, este dato farmacocinético
renueva el interés en investigar las interrelaciones pineal-pubertad en humanos,
que no se han podido clarificar en los últimos veinte años. Son necesarios estu-
dios farmacocinéticos mucho más amplios para cuándo aparece y cuánto dura
la diferente farmacocinética de aMT detectada en niños prepuberales, y si ese
cambio posiblemente “temporal” se relaciona con la adrenarquia.
Como lugar de actuación de la melatonina sobre el sistema reproductivo
se han propuesto el hipotálamo, la hipófisis y las gónadas. La demostración de
receptores para melatonina en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, así
como la capacidad de la melatonina para suprimir tanto la LH como el estradiol
en mujeres normales, favorecen la hipótesis de su actividad a nivel hipotálamo-
hipofisario. Sin embargo, el tratamiento de la pubertad precoz con análogos de
la GnRH (que inhiben la secreción de gonadotrofinas y el desarrollo puberal) no
revierte la concentración de melatonina a valores prepuberales, y hay una ausen-
cia de correlación entre LH y aMT en pacientes con déficit de GnRH (hipogona-
dismo hipogonadotropo, retraso constitucional de la pubertad). Tampoco se halló

340
Glándula pineal

correlación entre melatonina y prolactina, o entre melatonina y cortisol. En con-


secuencia, se ha propuesto la regulación recíproca aMT-gónadas, por intermedio
de los esteroides gonadales, puesto que el tratamiento con testosterona hace des-
cender la concentración de melatonina y se ha demostrado la presencia de recep-
tores para aMT en testes y ovarios, así como de receptores para andrógenos en
pinealocitos de rata. En cambio, en la pars tuberalis humana apenas hay recepto-
res para melatonina.
Tanto en varones como en mujeres con hipogonadismo hipogonadotropo
se han demostrado valores muy elevados de aMT. Sin embargo, el tratamiento
a corto plazo con gonadotropinas en el hipogonadismo primario o secundario
apenas modifica las tasas diurnas de melatonina; así como tampoco el tratamiento
con análogos de la GnRH en la pubertad precoz (que cursa con niveles bajos de
melatonina) incrementa las concentraciones nocturnas de melatonina. La conclu-
sión es que el descenso puberal de la aMT no depende de las gonadotropinas.
En varones con hipogonadismo hipogonadotropo tratados con testosterona se
detecta un ligero descenso de la concentración de aMT en muestras obtenidas a
primera hora de la mañana; en cambio, el descenso de aMT alcanza significación
estadística en muestras durante las horas nocturnas. Por tanto, en varones con
déficit de GnRH, los esteroides sexuales (en mayor grado que la LH que está
descendida), modulan la aMT pineal en sentido inverso. No hay correlación entre
LH y aMT en mediciones simultáneas en el hipogonadismo hipogonadotropo.
En mujeres normales es posible suprimir las secreciones de LH y estradiol
con altas dosis de aMT o aMT+progestina, inhibiéndose la ovulación. Por tanto,
la interacción GnRH-aMT debe ocurrir a nivel hipotalámico. En la amenorrea
por hiperprolactinemia (adenoma hipofisario) hay un descenso en la concentra-
ción plasmática de estradiol y una tendencia al descenso en número y amplitud
de los pulsos de LH, mientras que la melatonina permanece inalterada.

Posible participación de otros indoles en el desarrollo puberal


Aunque la melatonina es la hormona pineal mejor conocida, la glándula
secreta otras hormonas de estructura indólica y péptidos. Tres de los 5-metoxin-
doles sintetizdos por la pineal: melatonina, 5-metoxitriptofol (ML) y 5-metoxi-
triptamina, muestran un ritmo de producción en función del fotoperiodo, y los
dos primeros también circanuales. Si la acrofase de melatonina ocurre sobre las
dos de la madrugada, la de ML parece situarse sobre las 11 de la mañana. Los
efectos endocrinos de ML sobre el eje gonadal son muy similares a los descritos
para melatonina, causando una inhibición gonadal incluso más potente. En deter-

341
Endocrinología Infantil

minaciones paralelas realizadas a las 9 de la mañana en niños y niñas normales,


las concentraciones de ML son aproximadamente un 50% de las de melatonina y
hemos podido demostrar, que a diferencia de esta última hormona, varían en fun-
ción de la edad y el sexo. Al iniciarse la pubertad, la concentración de ML expe-
rimenta cambios muy significativos, aumentando en los niños y descendiendo en
las niñas (Fig.- 14.18). De estos resultados se puede concluir que junto a la mela-
tonina, otros indoles pineales como el ML pueden jugar un papel importante en el
desarrollo puberal, y que el ML puede ser un marcador de la diferente cronobio-
logía del desarrollo puberal en niños y niñas.

Fig. 14.18. Al iniciarse la pubertad, y como se muestra en la figura, el comportamiento


de melatonina y 5-metoxitriptofol es diferente en función de la edad y sexo. Como pre-
viamente han descrito otros autores al iniciarse la pubertad (mayores de 8 años) existe
un importante descenso de las concentraciones de melatonina en ambos sexos. El ML,
en cambio, experimenta un incremento en niños y descenso en las niñas; pudiendo
considerarse un marcador de la diferente evolución del desarrollo sexual entre sexos.
Molina Carballo A, Muñoz Hoyos A et al. 5-methoxytryptophol and melatonin in chil-
dren: Differences due to age and sex. J Pineal Res 1996:21:73-79

342
Glándula pineal

Melatonina y ciclo ovulatorio


En la mujer la concentración mínima de melatonina se obtiene en el
momento de la ovulación. La concentración obtenida va aumentando hasta dupli-
carse en la menstruación. El significado de este cambio no está totalmente acla-
rado, pero es posible que con ello se favorezca el fenómeno ovulatorio. Todo ello
nos lleva a la hipótesis que relaciona determinados tipos de infertilidad femenina
con elevados niveles de melatonina. En atletas de alta competición, en las que es
frecuente la amenorrea, que presentan tasas de melatonina el doble de las obser-
vadas en mujeres que tienen ciclos normales.
En los animales de reproducción estacional (vg: carnero) la concentración
de melatonina es mínima cuando el periodo de luz es más prolongado. Se favo-
rece la ovulación y la hembra tiene crías en el momento del año más adecuado
para garantizarles la supervivencia: el inicio del verano con mejores temperatura
y una gran disponibilidad de alimento. En el ser humano, aunque no se reproduce
estacionalmente, hay evidencias demostradas de una relación entre el comporta-
miento sexual y los ritmos estacionales, como el hecho de que en la zona norte
de Finlandia, ya dentro del casquete polar, en el periodo de verano de unas ocho
semanas en que es de día de forma casi continua, el número de embarazos se
incrementa de forma importante. Y se ha demostrado que la concentración de
melatonina es significativamente mas baja. Lo que conduce en buena lógica a
pensar cómo un fenómeno que parte de un aumento de la luminosidad ambien-
tal, es capaz de disminuir las tasas circulantes de melatonina y en consecuencia
aumentar la fertilidad.
Otro aspecto relacionado con los fenómenos puberales es la ocurrencia
en algunas mujeres de un síndrome clínico poco antes de la menstruación carac-
terizado por manifestaciones tan variadas como cefalea, irritabilidad, insomnio,
etc, síntomas que empeoran con la edad y que al parecer se correlaciona con un
descenso importante de melatonina, habiéndose pautado con éxito un tratamiento
con melatonina.
La melatonina como hormona capaz de inhibir la ovulación se ha empleado
a dosis de 75 mg, en combinación con 0.3 mg de noretisterona. Con esta formu-
lación se ha logrado el primer anticonceptivo exento de estrógenos y en conse-
cuencia carente de la larga lista de efectos secundarios que su empleo conlleva.
También se ha comercializado un producto a base de melatonina y estrógenos (en
cantidades muy pequeñas), para el tratamiento del síndrome postmenopáusico,
que además corregiría los efectos del descenso progresivo de la melatonina al
avanzar la edad. En el varón se ha comprobado que la melatonina no inhibe la

343
Endocrinología Infantil

líbido ni modifica los niveles de testosterona.


En definitiva, parece evidente que también la especie humana ocurre una
interrelación evidente entre melatonina y eje gonadal, aunque aún es difícil obte-
ner conclusiones definitivas y de aplicación práctica para la clínica.

Melatonina y cáncer
La primera sugerencia que relacionó la glándula pineal con el crecimiento
tumoral data de 1929, aunque en realidad los progresos e interés sobre el tema
se han producido en las dos últimas décadas. La mayoría de los trabajos hablan
de una acción oncostática de la pineal, especialmente por su principal hormona
melatonina. Experimentalmente hay evidencias que indican que tanto la pinealec-
tomía favorece y la administración de melatonina frena el crecimiento de tumores
malignos. Hay evidencias de que la melatonina deprime las secreciones hipofisa-
rias y gonadales responsables del crecimiento tumoral.
El papel oncostático de la melatonina puede ser explicado por diversos
mecanismos, destacando como aspectos de mayor interés: a) Un efecto celular
directo, que incluiría: modulación de la vía estrogénica, efectos directos sobre
ciclos celulares, influencia sobre ciertos factores de crecimiento, interacción con
calmodulina y tubulina y aumento de las zonas de comunicación intercelular. b)
Acción indirecta como antioxidante, en este sentido hay suficientes referencias
en este libro que explican esta acción y su potencial papel protector. c) Acción
indirecta a través de una inmunoestimulación, mecanismo que ya ha sido referido
con anterioridad. Junto a estos aspectos de interés se han descrito incluso trastor-
nos en la producción de melatonina en pacientes con cancer, tanto en la secreción
nocturna como en su ritmicidad.
Las células T-helper disponen de un receptor de membrana para melato-
nina acoplado a una proteína G y quizá también posean receptores nucleares. La
activación de estos receptores libera las citokinas propias de la células T helper,
como son el interferon gamma y la interleukina-2, así como citokinas opioides
con reacción inmunológica cruzada con la interleukina-4 y la dinorfina B. Los
monocitos humanos incubados con melatonina producen mayores cantidades de
interleukinas 1, 6 y 12, mediadores que mejoran la defensa antiinfecciosa, favo-
recen la hematopoiesis y ejercen un efecto sinérgico con la interleukina-2 contra
el cáncer.
A nivel clínico se ha demostrado que la melatonina amplía la capacidad
antitumoral de pequeñas dosis de IL-2, con regresión tumoral, mayor tiempo de
remisión y aumento de la vida media. Además, en tejido tumoral mamario se

344
Glándula pineal

han demostrado altas concentraciones de melatonina, en correlación positiva con


marcadores de buen pronóstico como son el nivel de receptores estrogénicos y el
grado nuclear.

Melatonina y sueño
Probablemente entre la diversidad funcional atribuida actualmente a la
melatonina, haya que destacar por sus probados efectos y ampliamente utilizada
en la clínica su papel como “Hormona inductora y reguladora del sueño”. Por
otra parte, una ojeada a la problemática pediátrica mas relevante en los paises
desarrollados nos muestra como el transcurso del tiempo va cambiando sustan-
cialmente el papel que juegan determinadas enfermedades, y es fácil comprobar
la drástica disminución de ciertas enfermedades infecciosas y nutricionales fun-
damentalmente. Junto a este fenómeno aparece paralelamente otro menos impor-
tante como es la entrada en escena de nuevas enfermedades o la concesión de
mayor importancia clínica a cuadros ya conocidos, pero escasamente estudiados,
en este contexto se sitúan plenamente los llamados “Trastornos del sueño en
la infancia”, problemas que a pesar de su importancia, y de existir destacados
grupos de investigadores reclamando nuestra atención, quizás en el terreno pro-
fesional los pediatras no hayamos profundizado suficientemente y dispongamos
de una formación práctica no acorde a las exigencias que la practica diaria nos
reclama. Con estos planteamientos pretendemos en el presente capítulo llamar la
atención acerca de estos trastornos y matizar sobre el posible papel que la mela-
tonina pudiera tener en el futuro en su tratamiento. Para ello vamos a describir el
concepto de sueño y sus fases, los aspectos cronobiológicos de los ciclos sueño-
vigilia, posteriormente se hará una breve síntesis de los mediadores farmacoló-
gicos de estos ciclos, para dar paso a la presentación de los estados de sueño
anormal o patológico y por último se aportarán evidencias que definen el papel
que la melatonina puede jugar y sus posibilidades futuras en este terreno de la
Pediatría.

Consideraciones cronobiológicas del ciclo vigilia-sueño. Conocemos las


estructuras anatómicas responsables del mantenimiento del ciclo vigilia-sueño,
así el sueño esta afectado profundamente por estructuras localizadas a nivel de
hipotálamo y tronco cerebral, siendo el hipotálamo y la sustancia reticular mesen-
cefálica-protuberancial adyacente quienes determinan la regulación circadiana
del ciclo sueño vigilia. Sin embargo, el conocimiento anatómico no aclara la rit-
micidad del funcionamiento de éstas áreas, ni el porqué de sus fluctuaciones. La

345
Endocrinología Infantil

comprensión de los ritmos biológicos es de gran importancia para entender el


proceso nosológico y el mantenimiento de la salud.
La mayoría de los procesos biológicos se encuentran sometidos a la regu-
lación de un reloj interno perfectamente sincronizado con los ciclos día/noche
externos. De esta forma, las secreciones endocrinas, la regulación de la tempera-
tura, los procesos sensoriales o cognitivos, se encuentran sincronizados con los
ciclos de luz/oscuridad de 24 horas. La persistencia de estos ritmos cíclicos aún
cuando el estímulo externo lumínico es transitoriamente inhibido sugiere que las
estructuras reguladoras poseen un ritmo interno de funcionamiento dependiente,
pero autónomo, del estímulo externo.
La ubicación anatómica de estas estructuras pudo realizarse al comprobar
que la lesión de los núcleos ventromediales del hipotálamo origina la supresión
de los ritmos circadianos. Experimentos simultáneos realizados por Stephan y
col, identificaron la estructura responsable como el núcleo supraquiasmático del
hipotálamo. Entre las funciones propuestas para el núcleo supraquiasmático en
humanos estan la secreción de hormona del crecimiento, la excreción de calcio en
orina, el control de la temperatura y la regulación del ciclo sueño vigilia. Diversos
estudios realizados mediante experimentación animal sugieren la existencia de
dos centros reguladores de ritmos circadianos diferentes .
Según estos estudios, los reguladores circadianos se encargarían del con-
trol de la temperatura corporal, regulación del cortisol plasmático, excreción de
potasio en la orina y la regulación del sueño REM. El marcapasos de regulación
de la temperatura corporal tiene un ritmo paralelo al ritmo de sueño vigilia, se
caracteriza por ser extremadamente estable y puede ser considerado como mar-
capasos principal de los ritmos circadianos del humano .
El ritmo circadiano de regulación de la temperatura tiene una duración
estable de 25 horas cuando es desincronizado del ritmo de luz-oscuridad. Otros
ritmos que se ajustarían igualmente a un ritmo estable de 25 horas en ausencia de
estímulo lumínico son la secreción de cortisol o la excreción urinaria de electro-
litos. A diferencia de los periodos rotacionales de la tierra (24 horas), los periodos
de 25 horas se corresponderían con los periodos del día lunar.
El momento en que se consigue una regulación efectiva de los ciclos de
sueño-vigilia esta en relación con el momento en que se consigue una mieliniza-
ción efectiva de las fibras preópticas y una maduración del SNC suficiente para
asumir su control. Clásicamente se ha supuesto que los recién nacidos prematuros
tenían retraso en la adquisición del control del ritmo sueño-vigilia; sin embargo,
estudios recientes han demostrado que no existen diferencias significativas entre

346
Glándula pineal

recién nacidos a término y pretérmino en la regulación del ciclo sueño-vigilia


cuando consideramos la edad postconcepcional corregida para la edad gestacio-
nal; en estos mismos estudios la periodicidad del ritmo sueño-vigilia se observó
en el 50 % de los recién nacidos pretérminos a las 11 semanas de edad postcon-
cepcional, y en el 50 % de los recién nacidos a término a las 5 semanas de edad
postconcepcional.
El momento del día ejerce una influencia fundamental sobre la distribu-
ción de los estadios del sueño, así el sueño REM ocurre preponderantemente
durante las horas matutinas, en tanto el sueño de ondas lentas ocurre asociado a
los periodos de vigilia previos. La sincronización de todos los ritmos circadianos
del organismo parece realizarse a través del ritmo circadiano de luz-oscuridad,
la exposición a la luz, independientemente del momento, tiene un efecto sincro-
nizador de todos los ritmos circadianos del organismo .
Diversos estudios han mostrado como la deprivación de sueño, aunque
sólo sea por una noche tiene un efecto terapéutico, aunque poco duradero sobre
los pacientes con depresión endógena, se ha propuesto que este efecto podría ser
consecuencia de una modificación del ritmo circadiano, ya que diversos estudios
han comprobado que el ritmo sueño-vigilia estaría en los pacientes con depresión
adelantado y que mediante el tratamiento con antidepresivos se retrasaría el ritmo
hasta su posición original. Estos mismos estudios parecen indicar que la melato-
nina exógena puede tener un papel importante en la resincronización del ritmo
circadiano.

Mediadores farmacológicos del ciclo sueño-vigilia. Diversas sustancias


se han relacionado con la facilitación del estado de sueño, bien por su efecto
depresor de las estructuras superiores del SNC o por su facilitación sobre estruc-
turas involucradas en la regulación circadiana del ciclo sueño-vigilia. Así, medi-
camentos de uso habitual como los antiinflamatorios no esteroideos pueden tener
efectos sobre la regulación del ritmo de sueño. La prostaglandina (Pg) D2 se ha
identificado como inductora de sueño, en tanto la PgE2 parece inducir vigilia.
En el SNC la síntesis de Pg ocurre en áreas habitualmente relacionadas con la
regulación del ritmo sueño-vigilia (área preóptica, hipotálamo y glándula pineal).
La síntesis de prostaglandina D2 tiene lugar de forma mayoritaria en la glándula
pineal, mientras que la Pg E2 se produce, aunque en concentraciones muy infe-
riores, en el hipotálamo anterior, áreas que se han relacionado con la regulación
de la temperatura corporal. Uno de los mecanismos por los que la inhibición de la
síntesis de prostaglandinas puede alterar la regulación del ritmo de sueño parece

347
Endocrinología Infantil

relacionarse de forma directa con la inhibición de la síntesis de melatonina; ya


que la prostaglandina D2 actuaría a nivel de la glándula pineal como facilitadora
de la secreción de melatonina .
Aunque existen pocas evidencias de que la temperatura corporal este regu-
lada por la contínua liberación de prostaglandinas, la prostaglandina D2 parece
actuar sobre el área preóptica del hipotálamo y tiene efectos hipotérmicos; en
tanto la prostaglandina E2 se concentra en hipotálamo anterior y parece ser un
mediador primario de la fiebre. Aunque hipotética cabe la posibilidad de que la
regulación de los ritmos del sueño se efectúe a través del ciclo de control de
la temperatura corporal, y que el efecto de las prostaglandinas sobre el ciclo de
regulación sueño-vigilia se lleve a cabo a través de su efecto sobre el ciclo de
regulación de la temperatura, sin duda futuros estudios arrojaran nueva luz sobre
estos hechos.
Como norma general, las alteraciones en el ritmo de secreción endógena de
melatonina, los desórdenes del sueño y el ritmo de regulación de la temperatura
corporal permanecen asociados, de forma que los disturbios del ciclo del sueño
van a traducirse en alteraciones del ritmo de secreción de melatonina y en altera-
ciones del ciclo de temperatura corporal. Diversos trastornos convulsivos como
el síndrome de Lennox-Gastaut presentan de forma característica concentracio-
nes de melatonina disminuidas, alteraciones en el ritmo de secreción endógena
de melatonina y alteraciones en la regulación del sueño. Experimentalmente la
melatonina se ha mostrado como un inhibidor efectivo de la monoaminooxidasa
(MAO), con efecto similar a los antidepresivos del grupo IMAO, además induce
aumentos de las concentraciones de serotonina y norepinefrina, este efecto parece
recíproco, puesto que los antidepresivos tricíclicos y los IMAO originan aumen-
tos de las concentraciones de melatonina en los sujetos tratados. Desde diversos
foros se ha postulado que las alteraciones del ritmo del sueño descritas en los tras-
tornos depresivos se deben fundamentalmente a una disminución de las concen-
traciones de melatonina, de hecho la liberación de melatonina desde la glándula
pineal parece realizarse en pequeños pulsos coincidentes con la fase de sueño
REM, y lesiones del núcleo supraquiasmático inducidas experimentalmente en
animales han originado una disminución significativa del sueño REM .
El efecto hipnótico de la melatonina fue reconocido inicialmente desde
hace casi 4 décadas. A diferencia de los hipnóticos clásicos como benzodiacepi-
nas o barbitúricos, la melatonina induce sueño sin originar modificaciones del
EEG y sin apenas efectos secundarios. Diversos estudios han comunicado un
efecto hipnótico de la melatonina comparable al obtenido por otros hipnóticos

348
Glándula pineal

de uso clínico habitual, en estos mismos estudios se aprecia que dosis altas de
melatonina mantenidas durante varios días originan cambios en la arquitectura
del sueño, habiéndose comunicado aumento en la latencia del sueño REM y esta-
dio 2 del sueño. En general, la melatonina administrada exógenamente durante
el periodo de sueño se ha demostrado útil en el tratamiento del insomnio relacio-
nado con alteraciones cronobiológicas . Existen pocos estudios referentes al uso
de la melatonina como hipnótico, como norma general y en base a la documen-
tación existente se puede concluir que dosis altas de melatonina (50 mg o más)
administradas diariamente tienen un efecto favorecedor del sueño. Sin embargo,
dosis bajas (1 mg) tienen un efecto hipnótico menos demostrable; según algunos
autores dosis bajas y transitorias de melatonina son efectivas frente al insomnio
producido por el fenómeno de “jet-lag” y dosis bajas pero mantenidas podrían ser
efectivas en la regulación de las alteraciones del ciclo sueño-vigilia .

Papel de la melatonina sobre los ritmos sueño-vigilia y posibilidades


futuras. En realidad ya hemos descrito al menos parcialmente la relación y papel
que la melatonina tiene con el sueño y sus trastornos, pero la escasez de trabajos
(experimentales o ensayos clínicos) realizados en niños obliga a replantearse nue-
vamente este tema. De hecho hay que decir que los trastornos del sueño que se
presentan en los niños, son sustancialmente diferentes a los que se presentan en
el adulto, sin embargo han sido, como ya mencionábamos, escasamente estudia-
dos, incluso la Clasificación del los Trastornos del Sueño publicada en 1.990 se
fundamenta en los trastornos de los adultos.
Estas diferencias que aludimos tienen entre otros los siguientes argumen-
tos: a) El neonato pasa prácticamente el 50% del tiempo total de sueño en fase
REM, proporción que conforme va pasando el tiempo irá disminuyendo. b)
Determinados trastornos del sueño van íntimamente ligados a los normales pro-
cesos de desarrollo, en consecuencia alcanzará un significado y protagonismo
especialmente importante durante la infancia, como pueden ser; la enuresis noc-
turna, terrores nocturnos, etc. c) Quizás el acontecimiento de mayor impacto en
este sentido fuese la descripción del síndrome de la muerte súbita, que fueron
atribuidos en 1.973 por Guilleminault, Demont y Monod a apneas que aparecen
durante el sueño.
La primera aportación que relacionó la toma de aMT como posible trata-
miento del insomnio es reciente, en ella se pudo comprobar como pequeñas dosis
de melatonina indujeron el sueño en voluntarios sanos . De todas formas, ya antes
el propio Lerner advirtió como la inyección de melatonina a sus pacientes les

349
Endocrinología Infantil

causaba una clara tendencia al sueño.


Actualmente es aceptado que la producción del sueño es una de las propie-
dades o efectos mas aceptados de la melatonina . Es conocido como los distintos
medicamentos que se han empleado para combatir el insomnio (Antihistamíni-
cos, barbitúricos, benzodiacepinas, etc.) Tienen numerosos y a veces importantes
efectos secundarios como: Taquicardia, sequedad de mucosas, pesadez, amnesia,
distorsión de las fases del sueño, etc., en cambio en diversos trabajos se ha podido
comprobar como la melatonina no posee efectos secundarios reconocibles. En
este sentido, se han realizado diversos experimentos encaminados a descubrir
posibles efectos secundarios de la melatonina, entre los cuales podemos destacar
por su interés los siguientes: a) A pesar de administrarse cantidades muy altas,
no ha sido posible definir la dosis letal 50 (DL50 ) de la aMT, al no advertirse
efectos negativos en animales de laboratorio. b) En un trabajo realizado en ancia-
nos mayores de 80 años se pudo demostrar que dosis tan elevadas como 50 mg
de melatonina no tenían efectos negativos en esferas tan determinantes como:
Memoria, capacidad de concentración y actividad motora c) En un ensayo
doble ciego realizado en voluntarios sanos que tomaron durante dos meses 10
mg/dia (tres a cinco veces la dosis recomendada para inducir sueño) no se
advirtieron efectos secundarios sobre aspectos comportamentales, capacidades,
así como sobre diversos parámetros hematológicos y bioquímicos (Fig.-14.19)
(Fig.-14.20). d) Se ha podido comprobar que con el tiempo dosis terapéuticas (2
mg) no pierden actividad y continúan ejerciendo su acción inductora del sueño
sin ninguna dificultad. e) Sólo han sido referidas además de la somnolencia un
cierto estado de cansancio cuando se han administrado en voluntarios dosis de
240 mg. f) Quizás el dato de mayor interés para su futuro uso pediátrico es que
se ha podido demostrar que como posible fármaco inductor del sueño, funciona
prácticamente igual con dosis altas, dosis normales e incluso con dosis tan peque-
ñas como 0.1-0.3 mg, lo que le convierte desde un punto de vista pediátrico en
un agente especialmente interesante g) Incluso se ha descrito que una dosis de
0.5 mg tomada durante meses por un paciente con desajuste del ritmo circadiano
sueño-vigilia, regula éste e induce un ritmo de aproximadamente 24 horas . En
este orden de ideas, es interesante la lectura del trabajo de Sahelian específica-
mente dedicado al estudio de la melatonina y el sueño, y más aún la revisión
publicada por Jan y col referida al empleo de aMT en los trastornos del sueño en
la infancia.
Por otra parte, y en lo que hasta el momento se conoce, la melatonina se ha
mostrado tan eficaz como cualquiera de los somníferos empleados en el mercado,
lo que no esta totalmente aclarado es el mecanismo íntimo a partir del cual pro-

350
Glándula pineal

Fig. 14.19. Trabajo realizado en nuestro departamento (doble ciego aleatorizado) en


dos grupos de voluntarios sanos antes a los 30 y 60 días de la ingesta de 10 mgr de aMT,
o un placebo (grupo control). Se puede apreciar un ligero aumento de transaminasas
a los dos meses de la ingesta, pero hay que llamar la atención sobre dos matices de
interés: a) En el grupo que toma aMT se parte de niveles ligeramente superiores. b) Los
valores encontrados en la mayoría de los casos son normales. Cara Granados Y. Análi-
sis de posibles modificaciones bioquímicas y hematológicas tras la ingesta prolongada
de N-Acetil-5-Metoxi-Triptamina en voluntarios sanos. Tesis doctoral. Universidad de
Granada. 1997

Fig. 14.20. Representación gráfica de las variables colesterol, proteinas totales y gluce-
mia en el mismo trabajo de la figura anteriores. Cara Granados Y. Análisis de posibles
modificaciones bioquímicas y hematológicas tras la ingesta prolongada de N-Acetil-
5-Metoxi-Triptamina en voluntarios sanos. Tesis doctoral. Universidad de Granada.
1997

351
Endocrinología Infantil

duce esta interesante acción. De todas formas si que hay explicaciones indirectas
de gran interés: a) Es sobradamente conocido como el ritmo natural de tipo cir-
cadiano de la actividad del hombre sueño/vigilia sigue un periodo aproximado
de 24 horas, íntimamente relacionado con la producción de melatonina, de tal
manera que incluso la presencia de luz durante la noche hará que desaparezca
la producción de melatonina y el individuo se despierte. b) Ha sido demostrado
que el descenso de la temperatura corporal crea lo que se llama la “antesala del
sueño” y esta sistemáticamente empieza a descender al caer la noche, actual-
mente se admite que es la melatonina la responsable del descenso de tempera-
tura corporal que facilita la relajación muscular de la denominada “antesala del
sueño”. c) Además en los mecanismos íntimos del sueño se ha involucrado a
determinadas aminas biógenas y péptidos cerebrales, estrechamente relacionados
estructural y funcionalmente con la melatonina.
Teóricamente se podrían definir dos posibles indicaciones para la adminis-
tración terapéutica de melatonina: 1) Cuando exista una escasa producción hor-
monal, que en principio sólo la encontraríamos en pocos niños, y 2) Cuando se
compruebe la existencia de un trastorno en el ritmo de producción, circunstancia
en la que podremos encontrarnos con un importante número de niños, los cuales
pueden presentar a su vez minifestaciones tan variadas como: Trastornos del
sueño normal, cólicos periumbilicales, apneas del sueño, terrores nocturnos, etc.
Como se habrá podido apreciar, existen claras evidencias de la relación
melatonina- sueño, así como un amplio e importante grupo de situaciones que
habitualmente nos encontramos en nuestros pacientes pediátricos, por todo ello
creemos que ante la ausencia demostrada de efectos secundarios, es el momento
de aliviar ciertos padecimientos de nuestros niños, o al menos intentarlo, inicián-
dose tratamientos con aMT, pero para ello, en el momento actual es necesario que
concurran dos factores: 1) La existencia de grupos de trabajo que estén interesa-
dos y 2) La autorización por parte de las autoridades , que en el momento actual
no permiten realizar ensayos clínicos, a pesar de tratarse de un producto de venta
en supermercados en muchos países, que son igualmente rigurosos en el control
de sus productos con efectos farmacológicos.

352
Glándula pineal

Bibliografía
Berga SL, Mortola JF, Yen SSC. Amplification of nocturnal melatonin secretion
in woman with functional hypothalamic amenorrhea. J Clin Endocrinol Metab
1988;66:242-244.
Blask DE. Integration of neuroendocrine-circadian, pineal, adrenocortical and
inmune functions in homeokinesis: implications for host-cancer interactions.
Neuroendocrinol Lett 1993;1-2:117-133.
Brzezinski A. Melatonin in humans. N Engl J Med 1997;336:186-195
Cowen PJ, Fraser S, Sammond R, Green AR. Atenolol reduces plasma melatonin
concentration in man. Br J Clin Pharmac 1983;15:579-580.
Ellis NF, Macgillivray MH, Voorhess ML. Effect of clonidine on plasma cortisol
concentrations. Clin Pharmacol Ther 1986;39:660-663.
Grasby PM, Cowen PJ. The effect of clonidine and bright light on plasma mela-
tonin. Hum Psychopharmacol 1988;3:43-46.
Gupta D. The pineal gland in relation to growth and development in children. J
Neural Transm 1986;Suppl 21:217-232.
Iguchi H, Kato KI, Ibayashi H. Age-dependent reduction in serum melatonin
concentrations in healthy human subjects. J Clin Endocrinol Metab
1982;55(1):27-29.
Jaldo Jiménez, R. Valoración de la secreción pineal de melatonina en niños
de baja talla: Análisis de distintos patrones. Tesis Doctoral. Granada, Febrero,
1997.
Laughlin GA, Louks AB, Yen SSC. Marked augmentations of nocturnal melatonin
secretion in amenorrheic athletes, but not in cycling athletes: unaltered by opio-
dergic or dopominergic blockade. J Clin Endocrinol Metab 1991;73:1321-1326.
Lewy AJ, Siever LJ, Uhde TW, Markey SP. Clonidine reduces plasma melatonin
levels. J Pharm Pharmacol 1986;38:555-556.
Lisoni P, Resenti M, Mauri R, De Medici C, Morabito F, Esposti D. Effect
of an acute injection of melatonin on the basal secretion of hypophyseal hor-
mones in prepuberal and puberal healthy subjects. Acta Endocrinol (Copenh)
1986;111:305-311.
Molina A, Muñoz-Hoyos A, Uberos J, Acuña D, Molina JA. Funcionalismo pineal
(tasas de melatonina) en niños sanos de diferentes edades. Actualidad e interés
del estudio de la glándula pineal en Pediatría. An Esp Pediatr 1996;45:33-44.
Mortola JF, Laughlin GA, Yen SSC. Melatonin rhythms in women with anorexia
nervosa and bulimia nervosa. J Clin Endocrinol Metab 1993;77:1540-1544.

353
Endocrinología Infantil

Molina Carballo A, Acuña Castroviejo D, Rodríguez Cabezas T, Muñoz-Hoyos


A. Effect of febrile and epileptic convulsions on dalily variation in plasma mela-
tonin concentration in children. J Pineal Res 1994; 16:1-9.
Muñoz-Hoyos A, Amorós I, Molina A, Uberos J, Acuña D. Pineal response after
pyridoxine test in children. J Neural Transm 1996;103:833-842.
Muñoz-Hoyos A, Fernandez JM, Acuña D (eds). Aspectos morfofuncionales y
fisiopatológicos de la glándula pineal. Consideraciones de interés pediátrico.
Nuevas Creaciones Médicas, Madrid, 1994.
Muñoz-Hoyos A, Jaldo F, Molina A, Rodriguez T, Acuña D. Absence of plasma
melatonin circadian thythm during the first 72 hours of life in human infants. J
Clin Endocrinol Metab 1993;77:699-703.
Niles LP, Brown G, Grota LJ. Role of the pineal gland in diurnal endocrine secre-
tion and rhythm regulation. Neuroendocrinology 1979;29:14-21.
Reiter RJ. The mammalian pineal gland: structure and function. Am J Anat
1981;162:287-313.
Reiter RJ. The pineal and its hormones inthe control of reproductions in mam-
mals. Endocrine Rev 1980;1:109-131.
Reiter RJ. The pineal and its indole products: Basic Aspects and clinical applica-
tions. In Cohen MP, Foà PP (eds): The brain as an endocrine organ. Endocrino-
logy and Metabolism 3. Springer-Verlag, New York, 1989:96-149.
Reiter RJ. The pineal its indole products: Basic aspects clinical applications. In
MP Cohen PP Foà (eds): The brain as an endocrine organ. Endocrinology Meta-
bolism (vol 3). Springer-Verlag, New York, 1989:97-149.
Silman RE, Leone RM, Hopper RJL, Preece MA. Melatonin, the pineal gland and
human puberty. Nature 1979;282:301-303.
Smythe GA, Lazarus L. Growth hormone response to melatonin in man. Science
1974;134:1373-1374.
Valcavi R, Dieguéz C, Azzarito C, Edwards CA, Dotti C, Page MD. Effect of
oral administration of melatonin on GH response to GRF 1-44 in normal subjects.
Clin Endocrinol 1987;26:453-458.
Valcavi R, Zini M, Maestroni GJ, Conti A, Portioli I. Melatonin stimulates
growth hormone secretion throught pathways other than the growth hormone-
releasing hormone. Clin Endocrinol 1993;39:193-199.
Vaughan GM. Melatonin in humans. Pineal Res Rev 1984;2:141-201
Vriend J. Evidence for pineal gland modulation of the neuroendocrine-thyroid
axis. Neuroendocrinology 1983;36:68-78.

354
Glándula pineal

Waldhauser F, Boepple PA, Schemper M, Mansfield MJ, Crowley WF (Jr). Serum


melatonin in central precocious puberty is loweer than age-majched prepuberal
children. J Clin Endocrinol Metab 1991;73:793-796.
Wetterberg L, Beck-Friis J, Aperia B, Petterson U. Melatonin/cortisol ratio in
depression. Lancet 1979;ii:1361.
Wetterberg L. Melatonin in humans. Physiological clinical studies. J Neural
Transm 1978; suppl 13:289-310.
Wright J, Aldhous C, Franey J, English J, Arendt J. The effects of exogenous
melatonin on endocrine function in man. Clin Endocrinol 1986;24:375-382.
Parmelee HA, Schulz HR, Disbrow MA. Sleep patterns of the newborns. J.
Pediatr. 1961; 58:241.
Hartman E. The functions of sleep. New Haven, Conn, Yale University Press,
1976.
Shimada M, Segawa M, Higurashi M, Akamatsu H. Development of the sleep
and wakefulness rhythm in preterm infants discharged froma neonatal care unit.
Pediatr Res 1993; 33:159-163.
Salin-Pascual RJ, Ortega Soto H, Huerto-Delgadillo,L, Camacho-Arroyo,I, Rol-
dán-Roldán G, Tamarkin L. The effect of total sleep deprivation on plasma mela-
tonin and cortisol in healthy human volunteers. Sleep 1988; 11, 4:362-369.
Badia P, Culpepper J, Myers B, Boecker M, Harsh J. Psychophysiological and
behavioral effects of bright and dim light. Sleep Res 1990; 19:387.
Dawson and Encel DD. Melatonin and sleep in humans. J Pineal Res
1993;15:1-12
Cara Granados Y. Análisis de posibles modificaciones bioquímicas y hematoló-
gicas tras la ingesta oral prolongada de N-Acetil-5-Metoxy-Triptamina en volun-
tarios sanos. Tesis Doctoral. Universidad de Granada. 1997.
Jan JE, O´Donell ME. Use of melatonin in the treatment of paediatric sleep disor-
ders. J Pineal Res 1996;21:193-199

355
Endocrinología Infantil

356
Casos clínicos

R. Ávila Villegas
R. Santana Delgado
A. Peinado Garrido

357
Endocrinología Infantil

358
Casos clínicos

Caso clínico Nº 1

Se trata de un lactante de 14 meses de edad, remitido a una unidad de refe-


rencia para estudio por presentar signos evidentes de retraso psicomotor grave.

Antecedentes familiares
Padres sanos, no consanguíneos. Un hermano de 6 años vive sano. No
antecedentes familiares de enfermedades neuromusculares ni metabólicas.

Antecedentes personales
Embarazo de curso normal. Parto a término, hospitalario, eutócico. Soma-
tometría normal al nacimiento. No patología perinatal. No problemas de alimen-
tación. Control cefálico y sonrisa social a los 4-5 meses. En la actualidad aún
no sedestación, no coge objetos, sólo dice algunos monosílabos. Desarrollo pon-
doestatural normal. Alimentación normal, con succión normal. Refiere la madre
que “se asusta mucho con cualquier ruido”.

Exploración
Buena coloración. Facies inexpresiva, desconexión importante del medio.
No rasgos dismórficos. Escasa fijación de la mirada, nistagmo horizontal
(ceguera). Respuesta de alarma excesiva para el grado de estímulo sonoro. Hipo-
tonía muscular severa: cabeza queda atrás al pasar del decúbito a sentado; en
suspensión ventral, cabeza y extremidades por debajo de la horizontal, no se
mantiene sentado; en decúbito prono no levanta cabeza. Reflejo patelar exaltado,
Babinski positivo bilateral. Fontanela cerrada. ACR: Ventilación simétrica, no
soplos. Abdomen blando, no hepatoesplenomegalia. Genitales normales. Extre-
midades normales. Somatometría: peso 10.3 kg (P100 50-75), talla 76.7 cm
(P100 50), perímetro cefálico 47.5 cm ( P100 50). Posteriormente desarrolla
macrocefalia.

Exámenes complementarios
Hemograma: normal. Bioquímica en sangre: GOT algo elevada (146 U/L),
GPT normal (15 U/L), CPK normal (120 U/L); glucosa, urea, creatinina, lípidos
y electrolitos normales. Gasometría venosa: normal. Serología TORCH: todos
negativos. Hormonas tiroideas: normales. TC craneal: normal. RMN cerebral:
áreas de no mielinización periventricular y en fosa posterior a nivel de pedúncu-
los cerebrales, sistema ventricular de tamaño y morfología normal. Mucopolisa-

359
Endocrinología Infantil

cáridos en orina: normales. Aminoácidos en sangre y orina: normales.


Fondo de ojo: mancha rojo cereza en ambos ojos (Fig.-1).

Fig.- 1. Mancha rojo cereza en la mácula, consecuencia de la sobrecarga de lípidos en las


células ganglionares que predominan en toda el área macular, excepto en la fóvea, por lo
que ésta resalta contrastada en color rojo

Con los datos anteriores, ¿en qué enfermedades pensaría usted?


En un lactante con retraso psicomotor grave y mancha rojo cereza en la
mácula hay que pensar en una enfermedad de depósito de lípidos (esfingolipido-
sis). Cada enfermedad está producida por el déficit de una hidrolasa específica
en la cascada metabólica de los esfingolípidos. El material lipídico se almacena
en los lisosomas, generalmente en forma de glucoesfingolípidos, dando lugar a
la fisiopatología característica del trastorno concreto por depósito de un lípido
determinado. Según el tipo de trastorno, los lípidos se pueden acumular:
1) En los tejidos periféricos y no en el sistema nervioso central, produ-
ciendo hepatoesple-nomegalia (en este caso no habría mancha rojo cereza), como
la enfermedad de Gaucher
2) En el SNC y no en los tejido periféricos. Aparece mancha rojo cereza y
no hay hepatoesplenomegalia. El caso que nos ocupa.
3) Depósito en SNC y tejidos periféricos. El retraso mental junto con la
hepatoesplenome-galia y la mancha rojo cereza son los datos característicos,
como por ejemplo, la enfermedad de Niemann-Pick.

360
Casos clínicos

Las esfingolipidosis que cursan con mancha rojo cereza en la mácula son:
(Tabla I)

Enfermedad Defecto enzimático Afectación visceral

Tay-Sachs Beta-Hexosaminidasa A No visceromegalia


Sandhoff Beta-Hexosaminidasa A y B Hepatoesplenomegalia
Niemann-Pick Esfingomielinasa Hepatoesplenomegalia
Gangliosidosis GM1 Beta-Galactosidasa Hepatoesplenomegalia
Mucolipidosis 1 (Sialidosis) Sialidasa (neuraminidasa) Hepatoesplenomegalia

Como vemos, la enfermedad de Tay-Sachs (Gangliosidosis GM2I) es la única


que cursa sin hepatoesplenomegalia..

Para confirmar el diagnóstico de sospecha, ¿qué pruebas complementarias


solicitaría?
Se confirmó la sospecha clínica mediante análisis enzimático en suero y
cultivo de fibroblastos, detectándose un déficit de b-Hexosaminidasa A.

¿Qué pronóstico le daría usted a los padres?


La enfermedad de Tay-Sachs es la más devastadora de las enfermedades
de depósito de lípidos. Los síntomas aparecen durante los primeros meses de
vida. El pronóstico es infausto, produciéndose el fallecimiento entre los 2 y los
4 años de vida. Por el momento, no existe tratamiento satisfactorio para estos
niños.
En su evolución, nuestro paciente presenta un deterioro neurológico pro-
gresivo con desconexión total del medio, con aparición de cuadro convulsivo
consistente en crisis mioclónicas, retrovulsión ocular, desviación tónica de la
cabeza, sialorrea y relajación de esfinter urinario, en número de 15-20 veces al
día. Se inició tratamiento con Acido Valproico. Tras mejoría transitoria, se con-
trola de nuevo asociando Lamotrigina. En la actualidad se encuentra práctica-
mente en estado vegetativo con 3 años de vida, ingresando con frecuencia por
neumonías.

¿Le podría dar consejo genético a los padres?


La enfermedad de Tay-Sachs se hereda de forma autosómica recesiva: el
riesgo en cada embarazo de tener un hijo afecto es del 25%(1/4), un hijo porta-
dor sin la enfermedad del 50%, y un hijo sano no portador del gen del 25%. Su

361
Endocrinología Infantil

frecuencia es de 1 de cada 3.500-4.000 nacimientos, siendo más frecuente en los


judíos ashkenazi. En la actualidad se puede hacer diagnóstico de portadores y
diagnóstico prenatal.

Bibiliografía

M. Cruz. Tratado de Pediatría. Ediciones Ergon. Madrid. 2001.


Nelson. Tratado de Pediatría. 15ª edición. McGraw-Hill- Interamericana, 1.997.
Neurología Pediátrica, Principios y prácticas. Swaimann. 2ª edición. Mosby/
Doyma Libros, 1996 edición en español.
Tratado de Endocrinología Pediátrica y de la Adolescencia. EDIMSA. Madrid,
1.995.

362
Casos clínicos

Caso clínico 2

Niña de 3 años y medio remitida a nuestra consulta por presentar una telar-
quia precoz.

Antecedentes
Perinatal normal. CVA frecuentes, y otitis en alguna ocasión, no otras
enfermedades a destacar. Desde hace unos 3-4 meses la madre le nota aumento
progresivo de ambas mamas. No antecedentes familiares de pubertad precoz.

Exploración
Buen aspecto general, buena coloración. Desarrollo mamario en estadio 2
de Tanner, no vello pubiano ni axilar, genitales externos normales. Neurológico
normal, sin signos de focalidad. ACR: Ventilación simétrica, no soplos. Abdomen
blando y depresible, en hipogastrio parece palparse masa redondeada, móvil, no
dolorosa. Resto normal.
Peso: 15.5 kg (P100 50), Talla 99.5 cm (P100 75).

Exámenes complementarios
Hemograma y bioquímica general: normales.
Hormonas tiroideas normales (FT4 1.2 ng/dl, TSH basal 3.1 mU/ml).
Edad ósea: 4 años y medio (Greulich-Pyle).
Estradiol elevado (25 pg/ml).
Ecografía abdominal: “Masa sólida, heterogénea, en anejo derecho de 6.3 x 6 x 7
cm, sin calcificaciones. No ascitis”.
TC abdominal: confirma los hallazgos de la ecografía. Capta contraste de forma
homogénea. No ascitis ni afectación ganglionar.
Prolactina normal (9.5 ng/ml), Testosterona normal (1 ng/ml).
Alfa-fetoproteína y Beta-HCG: normales.

Con los datos anteriores, ¿cómo esperaría usted encontrar las gonadotropi-
nas hipofisarias?
La tumoración abdominal productora de estrógenos produce inhibición de
la producción de gonadotropinas hipofisarias.
FSH basal: 0.26 mUI/ml (v.n. 0.5-4), LH basal: < 0.2 mUI/ml (v.n.
0.2-1.4).

363
Endocrinología Infantil

¿Pidió una edad ósea?


En todos los trastornos de la pubertad es esencial la edad ósea, ya que nos
informa de la maduración esquelética del paciente. El aumento de estrógenos
produce un aumento de la maduración ósea. Nuestra paciente tenía una edad ósea
de 5 años.

Si hiciera un test de estímulo de GnRH, ¿qué resultado obtendría?


Una de las diferencias entre la pubertad precoz central y la periférica, es
que en la primera se produce una respuesta de las gonadotropinas hipofisarias tras
el estímulo con GnRH, hecho que no ocurre en la pubertad precoz periférica (ver
texto más adelante). En nuestra paciente no se realizó este test ante el hallazgo de
la tumoración ovárica.

Indique actitud terapéutica


Se realiza intervención quirúrgica. Se observa masa sólida que se origina
en ovario derecho, no afecta a trompa ni útero y parece bien encapsulada. Se
extirpa íntegramente (incluyendo la totalidad del ovario y la trompa). La explo-
ración del resto de la cavidad no revela afectación. Examen histológico: Tumor
de células de la granulosa tipo juvenil. Afectación de líquido peritoneal (estadio
Ic). Se instaura tratamiento con quimioterapia, recibiendo cuatro ciclos con cis-
platino, vinblastina y bleomicina.

¿Cuál sería su diagnóstico final?


Pseudopubertad precoz producida por tumor ovárico (T. de células de
la granulosa juvenil).
En los siguientes meses a la extirpación quirúrigca del tumor, desaparece
progresivamente el aumento de las mamas. Finalizado el régimen de quimiotera-
pia se realiza evaluación no existiendo evidencia de enfermedad. En la actualidad
sigue con controles periódicos (analítica, ecografía abdominal, Rx de tórax) sin
que se evidencia recidiva hasta el momento (2 años). No hay signos puberales, y
los niveles de estrógenos son normales para su edad.

Comentarios
La pubertad precoz se define como la aparición de los caracteres sexuales
secundarios antes de los 8 años en la niña y de los 9 años en el niño. En la niña,
el primer signo de desarrollo puberal es la aparición del botón mamario, que es
seguido por el desarrollo del vello pubiano, del vello axilar y, eventualmente, por

364
Casos clínicos

la menarquia. En el varón, el primer signo de desarrollo puberal corresponde al


crecimiento testicular (4 mililitros), lo que es seguido de la aparición del vello
pubiano.
Dependiendo de la función del eje hipotálamo-hipófiso-gonadal, la puber-
tad precoz se puede clasificar en:

1. Pubertad precoz central o verdadera: cuando el eje está activado.


2. Pubertad precoz periférica o pseudopubertd precoz: cuando hay eleva-
ción de esteroides sexuales sin haber activación del eje.

Ambas entidades pueden coexistir cuando la acción prolongada de los


esteroides sexuales sensibiliza al eje hipotálamo-hipófiso-gonadal y lo activa.

Pubertad precoz central. Etiología (Tabla II).


En la niña la forma más frecuente es la idiopática, mientras que en los varones
predominan las causas orgánicas.
Tabla II (causas de pubertad precoz)

1. Idiopática
esporádica
familiar
2. Tumores intracraneales
hipotalámicos: hamartomas, disgerminomas,
astrocitomas, craneofaringiomas, otros. cerebro/cerebelo
glándula pineal: pinealoma, corioepitelioma
3. Malformaciones del Sistema Nervioso Central
hidrocefalia, microcefalia, craneosinostosis
4. Postinfecciosa
meningitis, encefalitis
5. Infiltrativa
neurofibromatosis, esclerosis tuberosa
6. Traumática
7. Sensibilización secundaria del eje
hiperplasia suprarrenal congénita, síndrome de McCune-
Albright, exposición prolongada a esteroides sexuales
exógenos, tumores gonadales o suprarrenales, pubertad
precoz familiar
8. Otros
hipotioidismo

365
Endocrinología Infantil

El cuadro clínico de la pubertad precoz central se caracteriza por desarrollo


de tejido mamario junto con vello pubiano en la niña y por crecimiento testicular
en el varón antes de la edad normal. La aparición de vello púbico en el niño suele
ocurrir varios meses después del crecimiento testicular. En la niña, el desarrollo
mamario y el vello púbico pueden coexistir. En ambos sexos el desarrollo puberal
prematuro se acompaña de rápido crecimiento pondoestatural y de avance de la
maduración ósea. La progresión del cuadro lleva a la aparición de la menarquia
en la niña, desarrollo muscular en el varón y al cierre prematuro de los cartílagos
de crecimiento en ambos sexos.

Los exámenes complementarios que apoyan el diagnóstico son:


- Niveles basales elevados de gonadotrofinas y, sobre todo, en respuesta
al estímulo con GnRH, donde se demuestra que existe activación del eje
hipotálamo-hipófiso-gonadal.
- Aumento de la concentración de estradiol en niñas y de testosterona
en niños. Sin embargo, los niveles de estas hormonas son muy variables en el
paciente con pubertad incipiente, por lo que suelen ser poco útiles para establecer
el diagnóstico.
- Frotis vaginal en las niñas. Más útil que los niveles de estradiol, ya que
podemos observar los signos de acción de los estrógenos.
- Edad ósea (radiografía de la mano-muñeca izquierda). En la pubertad
precoz la edad ósea está adelantada con respecto a la edad cronológica.
- TC y RMN cerebrales. Ayudan a determinar la etiología de la pubertad
precoz central.
La decisión de indicar tratamiento farmacológico depende de varios fac-
tores: edad de inicio del cuadro clínico, velocidad de progresión de los signos
puberales, avance de la edad ósea, pronóstico de talla final, y de la etiología. En
la actualidad se utilizan los análogos de la GnRH, cuyo mecanismo de acción es
producir una desensibilización de la hipófisis y, consecuentemente, una regresión
de los caracteres sexuales secundarios.

Pubertad precoz periférica. Etiología (Tabla II)


La pubertad precoz periférica se caracteriza por el desarrollo de caracte-
res sexuales secundarios junto con niveles elevados de esteroides sexuales, sin
que exista activación del eje hipotálamo-hipófiso-gonadal. Pueden clasificarse en
isosexuales o heterosexuales dependiendo de si están asociadas a desarrollo con-
cordante con el sexo del paciente o no. Clínicamente, los signos de desarrollo

366
Casos clínicos

puberal no se suceden en la secuencia característica la pubertad fisiológica (lo


que sí ocurre en la pubertad precoz central). En la niña, el primer signo puede
consistir en un período menstrual sin que exista desarrollo mamario previo, ni
crecimiento pondoestatural acelerado; en el varón, puede desarrollarse un cuadro
de virilización sin que exista previamente crecimiento testicular.

Etiología de la pubertad precoz (Tabla II)

I. Mujeres
1. Administración exógena de estrógenos
2. Tumores ováricos
- De la granulosa
- De la teca
- Teratomas
- Disgerminomas
3. Quistes ováricos
4. Hiperplasia suprarrenal (heterosexual)
5. Tumores suprarrenales
- Feminizantes (isosexual)
- Masculinizantes (heterosexual)
6. McCune-Albright

II. Hombres
1. Adminitración exógena de andrógenos
2. Tumores testiculares (células de Leydig)
3. Hiperplasia suprarrenal (isosexual)
4. Tumores suprarrenales
- Masculinizantes (isosexual)
- Feminizantes (heterosexual)
5. Tumores secretores de gonadotrofina coriónica
-Hepatoblastoma
-Teratoma
-Coriocarcinoma
6. Pubertad precoz familiar

Exámenes complementarios:
- Niveles basales de gonadotrofinas prepuberales, que no aumentan tras estímulo
con GnRH.
- Niveles elevados de esteroides sexuales.
Un cuadro que produce pubertad precoz periférica en la niña con cierta

367
Endocrinología Infantil

frecuencia es el quiste folicular ovárico benigno. Clínicamente se caracteriza por


aumento de la producción ovárica de estrógenos, los cuales inducen desarrollo
mamario e hiperplasia endometrial. Posteriormente se puede producir una regre-
sión del tamaño mamario y sangrado genital debido a atresia folicular.
Los tumores ováricos que pueden producir una pubertad precoz periférica
son: los de la granulosa, los de la teca y ocasionalmente los teratomas y disger-
minomas. En la infancia, la neoplasia ovárica más frecuente con manifestacio-
nes estrogénicas es el tumor de células de la granulosa, aunque supone tan sólo
el 9% de todos los tumores ováricos. Casi siempre son unilaterales. Las mamas
aumentan de tamaño y los genitales externos semejan los de una niña normal en
la pubertad, el útero aumenta de tamaño. No suele haber vello pubiano. Puede
haber secreción vaginal y menstruación irregular o cíclica, aunque no se produce
ovulación. En el momento en que la precocidad sexual se hace evidente, es fácil
palpar una masa en la porción inferior del abdomen en la mayoría de las niñas.
Los niveles plasmáticos de estradiol suelen estar muy elevados. Las gonadotro-
pinas plasmáticas están suprimidas y no responden a la estimulación con GnRH.
Los niveles de sustancia mülleriana-inhibidora, inhibina y de alfa-fetoproteína
pueden estar elevados. La edad ósea está moderadamente adelantada. Debe extir-
parse el tumor tan pronto como se haya establecido el diagnóstico. El pronóstico
es excelente; en la infancia son malignos menos del 5% de estos tumores. Es
frecuente la hemorragia vaginal inmediatamente después de la extirpación del
tumor. Los signos de pubertad disminuyen y pueden desaparecer en unos meses
después de la intervención. La secreción de estrógenos se normaliza.

Bibliografía

M. Cruz. Tratado de Pediatría. Ediciones Ergón. Madrid. 2001.


Nelson. Tratado de Pediatría. 15ª edición. McGraw-Hill- Interamericana, 1.997.
J. Argente. Tratado de Endocrinología Pediátrica y de la Adolescencia. EDIMSA.
Madrid, 1.995.
M. Pombo Arias. Tratado de Endocrinología Pediátrica. Díaz de Santos. Madrid,
1.997.

368
Casos clínicos

Caso clínico 3

Paciente de 7 años remitida a consulta de Pediatría para estudio por pre-


sentar una talla baja.

Antecedentes personales:
Embarazo de curso normal, serologías negativas. Cesárea electiva en la
semana 36 de gestación por sospecha de retraso de crecimiento intrauterino con
test de bienestar fetal patológico. Reanimación tipo I, Apgar 9/10. PRN: 2.325
gr (P100 25-50), TRN: 46 cm (p25-50), Perímetro cefálico: 32 cm ( P100
25-50). Sepsis neonatal tardía. Enterocolitis necrotizante. Hipocalcemia sintomá-
tica. Posteriormente desarrollo sin patología importante a destacar, no enferme-
dades crónicas. Enuresis nocturna primaria. Talla a los 5 y 6 años en el P100 3.

Antecedentes familiares.
Sólo destaca una bisabuela con “talla muy baja”. Talla padre: 183 cm, Talla
madre: 159 cm, menarquia a los 14 años.

Exploración.
Buen estado general, buena coloración, estado de nutrición normal.
Pequeña, armónica. Fenotipo turneriano sin signos típicos claros. No signos de
desarrollo puberal. ACR: soplo sistólico inocente. Abdomen sin visceromegalias.
Genitales externos: hipertrofía de clítoris, sin otras alteraciones. Resto de explo-
ración normal. Somatometría: Talla 108.5 cm (P-1003), Peso: 18.3 kg (P-1003).

Exámenes complementarios:
Talla genética: 165 cm (± 5 cm)
Edad ósea: 5 años y medio (Greulich-Pyle). Talla adulta prevista: 148.5 cm (<p3),
no concordante con su talla genética.
Hemograma y bioquímica general en sangre: normales. VSG normal.
Sedimento y bioquímica de orina: normales. Urocultivo: negativo. Parásitos en
heces: negativos.
Gasometría venosa: normal.
Hormonas tiroideas: T4 libre: 1.2 ng/dl, TSH basal: 3.9 mU/ml (normales). IGF-I
(Somatomedina C): 113.2 ng/ml (vn 77-351 ng/ml).
Gonadotrofinas basales: FSH: 3.07 mIU/ml, LH: 2.02 mIU/ml (normales). Tes-
tosterona total: 0.18 ng/ml (normal). DHEA-S: 953 ng/ml (normal). 17-OH-Pro-

369
Endocrinología Infantil

gesterona basal: 1.13 ng/ml (normal).


Anticuerpos antigliadina: negativos.

¿Qué otras pruebas solicitaría usted?


Test de estímulo de la hormona de crecimiento:
- 1. Hipoglucemia insulínica: pico máximo 8.7 ng/ml.
- 2. Propranolol más ejercicio: pico máximo 5.1 ng/ml.
Ecografía ginecológica: Utero de tamaño acorde con su edad, a nivel
anexial se aprecian imágenes anecoicas de pequeño tamaño compatible con la
existencia de tejido gonadal.

¿Solicitó un cariotipo?
En todas las niñas con talla baja patológica se debe solicitar un cariotipo
para descartar un Síndrome de Turner.
Cariotipo: mosaicismo con dos líneas celulares: 45XO/47XYY, con predo-
minio de la línea 47XYY en las células estudiadas.

Sospecha diagnóstica y actuación


El hallazgo de la alteración cromosómica debe hacer pensar en una disge-
nesia gonadal mixta. Se debe extirpar el tejido gonadal por el riesgo de maligni-
zación. En la intervención se aprecia un útero normal, en anejo derecho se aprecia
estructura que parece corresponderse con tejido testicular y en el lado izquierdo
se aprecia una cintilla. Estudio anatomopatológico: Anejo derecho: trompa de
Falopio y tejido testicular junto a restos mesonéfricos. Anejo izquierdo: trompa
de Falopio y tejido fibroso con ausencia de parénquima gonadal.

Diagnósticos: Disgenesia gonadal mixta.


Mosaicismo Turner.
Déficit de hormona de crecimiento.

Actitud terapéutica
Tratamiento con hormona de crecimiento que sigue en la actualidad. Tra-
tamiento hormonal cuando llegue a la pubertad.

Comentarios
La talla se comporta como una variable continua a lo largo de todo el pro-
ceso de crecimiento. Sus valores muestran una “distribución normal”, que puede

370
Casos clínicos

representarse como una campana de Gauss. Es difícil establecer el límite entre


talla normal y patológica, se aceptan como normales las situadas entre ±2DE para
la media. Los criterios utilizados por la mayoría de autores para definir la talla
baja patológica son:
- Talla inferior a -2DE (< percentil 3) y/o
- Velocidad de crecimiento inferior a -1DE (< percentil 25).

Clasificación de los hipocrecimientos (Tabla I)


Las variantes normales de talla baja representan la causa más frecuente
de los hipocrecimientos, alrededor del 80%. Se trata de niños sanos que crecen
normalmente, en los que la talla es la expresión de un potencial de crecimiento
familiar menor que el de la media de la población (TBF) o de un patrón de madu-
ración más tardío (RCCP).
El retraso del crecimiento intrauterino se define como recién nacido
pequeño para su edad gestacional (peso menor del percentil 10 para su EG), o
recién nacido de bajo peso (< 2.500 gr). En la mayoría de los casos se produce
una recuperación postnatal total o parcial durante el primer año de vida. Después
del primer año, las posibilidades de recuperación disminuyen, y pasados los 4
años son casi inexistentes.
Los hipocrecimientos secundarios a patología crónica no endocrina se cal-
cula que representan un 10-15% de las consultas por talla baja. En algunas enfer-
medades, el hipocrecimiento puede ser la única manifestación clínica, como en la
enfermedad celíaca, la enfermedad inflamatoria intestinal, o la acidosis tubular renal.
Los hipocrecimientos secundarios a patología endocrina son relativamente
poco frecuentes, alrededor de un 5%. Las causas más frecuentes son: déficit de
GH, hipotiroidismo, diabetes mellitus tipo 1, síndrome de Cushing, pubertad
precoz, pseudohipoparatidoidismo. En situaciones de hostigamiento psicológico
o deprivación afectiva se puede producir un retraso del crecimiento, provocando
el llamado hipocrecimiento de origen psicosocial. Con un diagnóstico y trata-
miento precoces es posible recuperar totalmente la talla y evitar que el deterioro
intelectual se haga irreversible. La deprivación afectiva debe sospecharse en todo
paciente con hipocrecimiento en el que no se encuentre una causa orgánica que
lo justifique, independientemente del estatus socioeconómico familiar.
El objetivo inicial ante una consulta de un niño por talla baja es dilucidar
si se trata de una variante normal o de un hipocrecimiento patológico.
Como hemos comentado, el diagnóstico de variante de talla baja es el más
frecuente (80%):

371
Endocrinología Infantil

Tabla I. Clasificación de los hipocrecimientos

Variantes normales de talla baja


- Talla baja familiar (TBF)
- Retraso constitucional del crecimiento y la pubertad (RCCP)
- Asociación de TBF y RCCP

Talla baja patológica

Con proporciones corporales armónicas


De inicio prenatal: Retraso de crecimiento intrauterino
- Sin estigmas sindrómicos
- Con mínimos estigmas sindrómicos: infecciones, drogas
- Síndromes dismórficos sin cromosomopatías
- Cromosomopatías

De inicio postnatal
- Malnutrición
- Infecciones recurrentes
- Patología crónica no endocrinológica
- Endocrinopatías
- Iatrógeno: corticoides, citostáticos,...
- Talla baja de origen psicosocial
- Talla baja idiopática

Con proporciones corporales disarmónicas


Osteocondrodisplasias

- Talla próxima al percentil 3


- Hay antecedentes familiares de talla baja o maduración tardía
- Predicción de talla adulta acorde con la talla diana (ver en párrafos
siguientes).
Haremos el diagnóstico provisional de variante normal de talla baja y
vemos la velocidad de crecimiento a los 6-12 meses: si la velocidad de creci-
miento es normal, confirma el diagnóstico; si la velocidad de crecimiento es infe-
rior al percentil 25, se reevalúa y se realizan estudios complementarios.
En hipocremientos severos con talla muy alejada el percentil 3 se iniciará
estudio completo independientemente de los antecedentes familiares. En ocasio-
nes podemos tener alguna orientación inicial:
- Anomalías de la proporción de los segmentos corporales: osteocondro-
displasias. Se realizará un mapa óseo.

372
Casos clínicos

- CIR sin patología materno / placentaria. Valorar cromosomopatía o sín-


drome dismórfico. Se realizará un cariotipo.
- Hipocrecimiento de inicio posnatal. Los más frecuentes son:
1) Patologías orgánicas. Suele haber cierto grado de malnutrición o estan-
camiento de la curva ponderal.
2) Endocrinopatías (déficit de GH, hipotiroidismo, síndrome de Cushing).
No suele disminuir la relación peso/talla, incluso aumenta.

Si tras la evaluación inicial no tenemos un diagnóstico de sospecha y la


magnitud del hipocrecimiento o la velocidad de crecimiento disminuida indican
un hipocrecimiento patológico realizaremos pruebas complementarias (Tabla II)
para descartar patologías que pueden cursar de forma silente o poco expresiva:

Tabla II

Hemograma, VSG
Bioquímica básica (incluido ionograma)
Hierro, ferritina
Gasometría
Anticuerpos para enfermedad celíaca
Hormonas tiroideas
Análisis de orina
Análisis de heces (grasa, sangre, parásitos)
IGF-I (Somatomedina C), IGFBP-3
Edad ósea
Cortisol libre en orina (si obesidad)
Cariotipo (si sexo femenino)

Si todo es normal y el deterioro del crecimiento continúa puede estar indi-


cado el estudio de la secreción de la hormona del crecimiento. En la evaluación
inicial en la consulta de un niño por talla baja se deben valorar, entre otros:
- Edad ósea. Determina la edad real de desarrollo alcanzada. La mayoría
de los trastornos del crecimiento, salvo la talla baja familiar y algunas osteocon-
drodisplasias y síndromes dismórficos, suelen acompañarse de un retraso de la
maduración ósea.
- Talla diana (talla genética). Es la talla esperable para los hijos/as de una
pareja, asumiendo un proceso normal de herencia y unos efectos ambientales
sobre el crecimiento similares en ambas generaciones. Se calcula de la siguiente
forma:

373
Endocrinología Infantil

Niños: Talla padre + Talla madre + 13 cm


2

Niñas: Talla padre + Talla madre - 13 cm


2

- Predicción de talla adulta definitiva. Existen varios métodos que utilizan


para sus cálculos la edad ósea.
Si la predicción de talla adulta de un niño se encuentra entre ±5 cm de la
talla diana, lo más probable es que el hipocrecimiento sea debido a una variante
normal de talla baja; por el contrario, si la diferencia es mayor de 5 cm, las posi-
bilidades de que exista una causa patológica son mayores.
La disgenesia gonadal mixta posee una extrema variabilidad, desde un sín-
drome de tipo Turner hasta un fenotipo masculino. La talla baja es un hallazgo
constante en todas las pacientes. Se pueden delimitar tres fenotipos clínicos:
1) En algunos casos no existen signos de masculinización , presentan un
fenotipo masculino y a menudo los signos somáticos del síndrome de Turner. El
proceso se descubre antes de la pubertad cuando se realizan estudios cromosómi-
cos en niñas de corta estatura, o bien posteriormente, cuando se efectúan debido
a la ausencia de maduración sexual.. Están presentes las trompas de Falopio y
el útero. Las gónadas están constituidas por cintas intraabdominales indiferencia-
das; el estudio cromosómico de la cinta a menudo revela una línea celular XY.
2) Algunas pacientes presentan ligera virilización, manifestada tan solo
por clitorimegalia prepuberal. Existen estructuras müllerianas normales, aunque
en la pubertad se produce virilización. Estas pacientes suelen presentar un tes-
tículo intraabdominal, una gónada acintada contralateral y trompas de Falopio
bilaterales.
3) Muchos casos presentan una ambigüedad franca de los genitales; éste
es el fenotipo más frecuente en la infancia. Se encuentra un testículo y un vaso
deferente en el pliegue labioescrotal de un lado, y una gónada acintada en el lado
contralateral. A pesar de la presencia de un testículo, a menudo existen trompas
de Falopio bilaterales. Suelen estar presentes un útero infantil o rudimentario.
Las pacientes con fenotipo femenino presentan problema en cuanto al sexo
que se le asigna. Aquella con virilización ligera se les suele asignar un sexo feme-
nino antes de establecer el diagnóstico. Las pacientes con ambigüedad de los
genitales son fáciles de confundir con diversos tipos de pseudohermafroditismo
masculino. En casi todos los casos, es preferible considerar a estos pacientes

374
Casos clínicos

como mujeres; la estatura corta, la facilidad de la reconstrucción genital y la pre-


disposición de la gónada a desarrollar enfermedades malignas van en favor de
esta elección.
Aparecen tumores gonadales, por lo general gonadoblastomas, en casi el
25% de estos pacientes, sobre todo en aquellos con fenotipos más femeninos. En
consecuencia, se deben extirpar ambas gónadas en todos los pacientes cataloga-
dos como del sexo femenino, y se debe extirpar la gónada indiferenciada en los
pocos pacientes catalogados como varones.

Bibliografía

M. Cruz. Tratado de Pediatría. Ediciones Ergón. Madrid. 2001.


Nelson. Tratado de Pediatría. 15ª edición. McGraw-Hill- Interamericana, 1.997.
Retrasos del crecimiento. Fisiopatología. Ediciones Díaz de Santos. Madrid,
1.992.
J. Argente. Tratado de Endocrinología Pediátrica y de la Adolescencia. EDIMSA.
Madrid, 1.995.
M. Pombo Arias. Tratado de Endocrinología Pediátrica. Díaz de Santos. Madrid,
1.997.

375
Endocrinología Infantil

Caso clínico 4

Ingresa recién nacida procedente de nidos por haber comenzado a las 48


horas de vida con taquipnea y tiraje intercostal.

Antecedentes.
Padres viven sanos, no consanguíneos. Es su primer hijo. Embarazo de
curso normal, cultivo de frotis vaginal materno: se aisla Candida. No ingestión
de fármacos durante el embarazo. Parto espontáneo, a término (40 semanas), pre-
sentación cefálica, no fiebre materna intraparto, frecuencia cardíaca fetal normal,
líquido amniótico con meconio, varias circulares de cordón al cuello, Apgar 9/9.
Somatometría: Peso 3.720 g, Talla 52.5 cm, Perímetro cefálico 33.5 cm.

Exploración física:
A su ingreso en la unidad presenta mediano estado general, palidez, no
cianosis. Tono muscular y reflejos normales, fontanela normotensa. Taquipnea
(80 resp/min), tiraje intercostal, no aleteo nasal ni quejido. ACR: buena ventila-
ción pulmonar, sin ruidos patológicos, tonos cardíacos rítmicos, no soplos, pulsos
femorales palpables, buena perfusión periférica. Abdomen blando, no se palpan
visceromegalias. Extremidades normales. Genitales externos femeninos, norma-
les. Constantes: FR 80/min, FC 125/min, TA 70/35. Temperatura 35.6º

¿Qué primera medida haría usted?


A su ingreso se inicia tratamiento con oxígeno en cámara de Hood, y se canaliza
vía venosa. Se disminuye progresivamente la fracción inspirada de oxígeno al
mantener saturaciones por encima del 97% (pulsioxímetro), a pesar de lo cual
continúa con taquipnea y tiraje intercostal.

¿Qué pruebas complementarias pediría usted?


Hemograma: normal, leucocitos y fórmula normales.
Radiografía de tórax: normal, no imágenes sugerentes de neumonía infecciosa, o
de aspiración de meconio.
Bioquímica sérica: Glucemia 10 mg/dl, resto normal.
Gasometría venosa: pH 7.17, pCO2 15 mmHg, pO2 45 mmHg, Bicarbonato 5
mmol/l, Defecto de bases -23 mmol/l.
Estudio de función renal: normal.
La hipoglucemia en el recién nacido se define como valores de glucemia

376
Casos clínicos

por debajo de 40 mg/dl. La acidosis metabólica se define como un pH < 7.35


con un valor normal de CO2 y un déficit de bases >5. En nuestro caso el neo-
nato presenta una acidosis metabólica importante, que está tratando de compen-
sar mediante la eliminación de CO2 a través de la respiración. La taquipnea y el
tiraje que presenta no son debidas a una causa respiratoria, sino para compensar
la acidosis metabólica.
Tras varias horas del ingreso presenta un episodio convulsivo de 1 minuto
de duración, coincidiendo con nueva glucemia de 10 mg/dl, a pesar de aportes de
glucosa intravenosa.

Actitud diagnóstica y tratamiento


Con frecuencia, en un recién nacido las causas que producen hipoglucemia
y acidosis metabólica pueden ser las mismas.

Causas de hipoglucemia
A) Disminución de los depósitos de glucógeno: Retraso del crecimiento
intrauterino. Recién nacidos prematuros o postmaduros
B) Aumento de la insulina circulante: hijo de madre diabética. Síndrome
de Beckwith-Wiedemann. Medicaciones maternas (beta-miméticos, clorpropa-
mida). Displasia de las células de los islotes pancreáticos. Tumores productores
de insulina (nesidioblastoma).
C) Administración de cantidad insuficiente de glucosa
D) Trastornos endocrinos: panhipopituitarismo. Deficiencia de hormona
del crecimiento. Hipotiroidismo. Deficiencia de cortisol. Alteraciones del meta-
bolismo de los aminoácidos (enfermedad urinaria por jarabe de arce, acidemia
metilmalónica, tirosinemia hereditaria y propioniacidemia). Alteraciones del
metabolismo de los hidratos de carbono ( galactosemia, intolerancia a la fructosa
y enfermedad de depósito de glucógeno tipo I). Síndrome adrenogenital. Hemo-
rragia suprarrenal.
E) Otras causas: Sepsis. Asfixia. Hipotermia. Policitemia. Shock. Uso
materno de propranolol.

Causas de acidosis metabólica


Frecuentes: sepsis. Enterocolitis necrotizante. Hipotermia o estrés por frío.
Asfixia. Hemorragia periventricular-intraventricular. Conducto arterioso persis-
tente. Shock. Acidosis ficticia (exceso de heparina en la jeringa). Fármacos.
Menos frecuentes: Acidosis tubular renal. Errores congénitos del meta-

377
Endocrinología Infantil

bolismo (galactosemia, deficiencia de fructosa 1,6-difosfatasa, enfermedad de


depósito de glucógeno, enfermedad de la orina en jarabe de arce, acidemia glutá-
rica tipo II, Acidemia piroglutámica, acidemias orgánicas, trastornos del metabo-
lismo del piruvato). Uso materno de salicilatos y acidosis materna. Insuficiencia
renal. Acidosis láctica congénita. Pérdidas gastrointestinales (ej: eliminación fre-
cuente de heces líquidas).
Como primera medida se inició tratamiento con perfusión de glucosa y
bicarbonato para corregir las alteraciones metabólicas, así como calentamiento en
incubadora. Se suspende alimentación oral hasta la estabilización de la paciente.
Por la posibilidad de que se tratara de un cuadro séptico se pauta antibioterapia
intravenosa (ampicilina + cefotaxima) previa extracción de cultivos (sangre,
LCR, orina), que fueron todos negativos. La punción lumbar fue normal. Eco-
grafía transfontanelar normal. Durante varios días persiste acidosis metabólica,
siendo las glucemias normales.
Finalmente se corrigen las alteraciones metabólicas, desaparece la taquip-
nea y se alimenta normal por boca, dándose de alta con 10 días de vida, sin un
diagnóstico definitivo.
Se descartaron causas frecuentes de acidosis metabólica en un recién
nacido: No había cuadro séptico ya que los cultivos bacterianos fueron negativos;
una infección viral puede producir cuadros sépticos en un recién nacido, pero la
evolución posterior de la paciente no sugiere una sepsis viral. La clínica no hace
pensar en una enterocolitis necrotizante; además suele aparecer en recién nacidos
pretérmino con otras patologías. La temperatura cutánea normal del neonato es
de 36-36.5º; la temperatura de 35.5º al ingreso no parece justificar la importante
acidosis metabólica que presentaba, y que persistió varios días a pesar de mante-
ner temperatura corporal normal. El líquido amniótico teñido de meconio y las
circulares de cordón al cuello pueden sugerir un cuadro de asfixia neonatal, pero
la frecuencia cardiaca fetal y el test de Apgar fueron normales. La hemorragia
intracraneal queda descartada mediante la ecografía transfontanelar. La ausculta-
ción cardiaca fue normal, y no había otros datos que sugirieran cardiopatías. No
existía cuadro de shock.

A los 4 meses reingresa por taquipnea (70 r/m). La radiografía de tórax


y la auscultación son normales. Gasometría: pH 7.04, Bicarbonato 3 mmol/L,
Defecto de bases: -26 mmol/L, pCO2 11 mmHg, pO2 normal. Glucemia 55
mg/dl. A la exploración destaca una hepatomegalia de 4 traveses. Durante su
ingreso presenta nuevas hipoglucemias acompañadas de acidosis metabólica que

378
Casos clínicos

precisan corrección con glucosa y bicarbonato intravenosos.

¿En qué patología pensaría usted con la evolución de esta lactante?


La asociación de hipoglucemias y acidosis metabólica, descartadas otras
causas más frecuentes, debe sugerir un error congénito del metabolismo.
Exámenes complementarios
Hemograma: normal. Bioquímica sérica: electrolitos, transminasas, GGT,
CPK, urea, creatinina y colesterol normales. Triglicéridos elevados (762 mg/dl).
Acido úrico elevado (10.5 mg/dl). Función renal normal.

Para investigar metabolopatías ¿qué pruebas podrían ayudarle?


En uno de los episodios de hipoglucemia y acidosis metabólica se realizó:
Amonio normal. Acido láctico elevado. Acido pirúvico elevado. Cuerpos cetó-
nicos en sangre y orina elevados. Insulina normal. Cortisol y ACTH basales
normales. GH basal normal. Catecolaminas urinarias normales. Aminoácidos en
plasma y orina normales. Mucopolisacáridos en orina: normales.
Ecografía abdominal: hepatomegalia. Aumento de tamaño de ambos riñones.

Con estos datos ¿tiene alguna orientación diagnóstica?


La asociación de hipoglucemia, acidosis, hiperlactacidemia, hiperlipemia
e hiperuricemia, junto con la hepatomegalia y aumento de los riñones sugieren
una enfermedad de depósito de glucógeno (glucogenosis).

¿Cuál es la más frecuente?


La enfermedad de depósito de glucógeno tipo I, enfermedad de Von
Gierke, o Glucogenosis hepatorrenal. Se produce por un déficit de glucosa-6-
fosfatasa, última enzima encargada de liberar glucosa desde el glucógeno.

¿Con qué pruebas confirmaría el diagnóstico?


Test del glucagón: Tras una hipoglucemia, la administración de glucagón
no va seguida de un aumento normal de la glucemia, con independencia de que
el paciente haya comido o no recientemente.
Para confirma el diagnóstico se realizó biopsia hepática, donde se demos-
tró ausencia de actividad de la enzima glucosa-6-fosfatasa.

379
Endocrinología Infantil

Bibliografía

M. Cruz. Tratado de Pediatría. Ediciones Ergón. Madrid. 2001.


Nelson. Tratado de Pediatría. 15ª edición. McGraw-Hill- Interamericana, 1.997.
Neonatología. Gomella. Ed. Panamericana. Madrid, 1.997.
J. Argente. Tratado de Endocrinología Pediátrica y de la Adolescencia. EDIMSA.
Madrid, 1.995.

380
Casos clínicos

Caso clínico Nº 5

Se trata de una niña de 11 años y 10 meses remitida a consulta por pre-


sentar una tumoración en la región anterior del cuello, de unas 3-4 semanas de
evolución. Asocia molestias leves en dicha zona, sobre todo durante la deglución,
que han relacionado con un cuadro catarral de vías respiratorias superiores, sin
fiebre, por el que está en tratamiento con amoxicilina desde hace 6 días. No le
han notado cambios de carácter, nerviosismo, taquicardia ni modificaciones del
hábito intestinal. Sí refiere la madre que “desde siempre” presenta una sudoración
fácil.

Antecedentes personales
Embarazo controlado de curso normal. Parto mediante fórceps, a término.
Peso al nacer 3 kg. Ha seguido correctamente el calendario vacunal. Intervenida
a los 2 años de luxación congénita de cadera derecha. Menarquia con 11 años 7
meses.

Antecedentes familiares
Madre 33 años; talla 148.5 cm. Menarquia a los 11 años. Padre 39 años,
presenta secuelas de poliomielitis, sin otras enfermedades actuales. Tiene una
hermana menor con luxación congénita de cadera, y una tía materna con proble-
mas de tiroides.La familia procede de una zona no endémica de bocio.

Exploración
Buen estado general, con buena coloración de piel y mucosas. Talla 147.5
cm (P 50 ); Peso 38.8 kg (P 50); TA 95 / 70 mmHg. A la inspección del cuello se
evidencia un aumento del tamaño del tiroides, correspondiente a un bocio grado
2 de la clasificación de la OMS (visible con el cuello en posición normal). La pal-
pación demuestra una glándula de consistencia elástica, levemente dolorosa a la
presión suave, con mayor aumento del lóbulo derecho y con un nódulo de 2x1 cm
en la zona centro lateral derecha, de similar consistencia que el resto del tiroides.
No hay thrill, soplo local, ni adenopatías cervicales. La auscultación cardíaca es
normal, con una frecuencia de 60 lpm. Auscultación respiratoria: normal. Abdo-
men blando, sin organomegalias. ORL: normal. Genitourinario: pubarquia 2-3;
telarquia 3; existe un incipiente vello axilar. Cicatriz en región trocantérea dere-
cha. Dolor espontáneo a nivel de la tuberosidad tibial anterior en ambas piernas,
de varios meses de evolución, que empeora con el ejercicio y aumenta a la pre-

381
Endocrinología Infantil

sión local.

A la luz del caso que se ha expuesto, responda a las siguientes considera-


ciones:
1.-Exponga la clasificación del bocio de la OMS.
Es una clasificación simple, basada en el tamaño de la glándula, propuesta
por la OMS en 1979. Es de fácil aplicación y no requiere un personal especiali-
zado. Distingue tres grados:
-Grado 0: no hay bocio. (Se considera que el tiroides tiene un tamaño
normal, si cada lóbulo tiroideo es de menor tamaño que la falange distal del
primer dedo del sujeto que se examina).
-Grado 1: tiroides palpable.
1.a: bocio palpable, no visible con el cuello en extensión.
1.b: bocio palpable y visible con el cuello en extensión.
(Se incluyen los nódulos tiroideos, aunque el resto de la glándula sea de
tamaño normal).
-Grado 2: bocio visible con el cuello en posición normal.
-Grado 3: bocio tan grande que es visible a distancia.

2. ¿Qué dato exploratorio podría sugerir una etiología maligna?


La existencia de un nódulo tiroideo. Aunque la naturaleza de los nódulos
puede ser muy variada (tiroiditis, abscesos, quistes, tejido tiroideo ectópico,
hemiagenesia, hematomas, adenomas y carcinomas) su presencia debe hacernos
actuar con precaución pensando en un posible origen tumoral. De hecho, algunos
autores piensan que todo nódulo tiroideo es susceptible de ser una neoplasia y
proponen su extirpación sistemática. Otros, entre quienes nos incluimos, pensa-
mos que la incidencia global de malignidad es demasiado baja como para tomar
esta actitud de forma sistemática. La actitud debe ser estrictamente individuali-
zada. Son datos exploratorios sugerentes de malignidad en sexo masculino, la
existencia de ronquera o disfagia, la presencia de un nódulo único, de crecimiento
rápido, acompañado de adenopatías cervicales.

3. Indique al menos 5 causas de bocio en la infancia, en orden de fre-


cuencia.
La mayoría de las glándulas tiroideas aumentadas de tamaño durante la
infancia tardía y la adolescencia corresponden a tiroiditis linfocitaria crónica,
enfermedad de Graves y bocio coloide, en este orden. En zonas endémicas (aque-

382
Casos clínicos

llas en que el bocio afecta a más de un 10% de la población general) la causa es un


déficit de yodo en la dieta. En el niño no debemos olvidar algunas causas menos
frecuentes de bocio como los defectos en la síntesis de hormonas tiroideas y la
ingesta de bociógenos.
Es útil, al valorar el bocio, establecer dos grandes grupos: bocio nodular
y bocio difuso, lo que nos permitirá una aproximación diagnóstica, aunque hay
enfermedades, como la tiroiditis linfocitaria, que pueden adoptar las dos formas,
incluso en un mismo paciente. La (Tabla I) resume una clasificación del bocio
basada en esta división:

Tabla I. Clasificación del bocio en la infancia.

Bocio difuso:
1.-Enfermedad tiroidea autoinmune:
1a. Tiroiditis crónica linfocítica.
1b. Tirotoxicosis (E. de Graves)

2.-Bocio endémico (déficit nutricional de yodo).


3.-Trastornos enzimáticos (dishormonogénesis tiroidea familiar).
4.-Bocio por aumento de TSH:
- Adenomas hipofisarios.
Resistencia a las hormonas tiroideas
5.-Ingesta de bociógenos
6.-Inflamatoria: tiroiditis aguda y subaguda (viral o bacteriana).
7.-Idiopática: bocio simple o coloide.

Bocio nodular
1.-Tumores tiroideos benignos y quistes.
2.-Tumores tiroideos malignos de origen epitelial.
3.-Tumores tiroideos malignos de origen no epitelial (linfoma...)
4.-Tiroiditis autoinmune de Hashimoto.
5.-Bocio iodiopático.
6.-Hemiagenesia tiroidea.
7.-Masas no tiroideas (quiste tireogloso, linfadenopatía...)

4. Indique qué exploraciones complementarias solicitaría inicialmente


en esta paciente.
El estudio del bocio debe empezar con su palpación, intentado clasificarlo,
como antes indicábamos, en difuso o nodular. A continuación hay que comprobar
el estado de función de la glándula (eutiroideos, hipo o hipertiroideos) teniendo

383
Endocrinología Infantil

en cuenta que en su evolución pueden devenir situaciones cambiantes en cuanto


a su función. La anamnesis orientará sobre dicho estado: la existencia de nervio-
sismo, pérdida de peso, taquicardia y sudoración sugieren hipertiroidismo; mien-
tras que la ganancia ponderal, el estreñimiento, la detención del crecimiento y la
piel fría sugieren hipotiroidismo. El estudio de función incluirá un perfil hormo-
nal con TSH, T3 y T4. Además se debe realizar estudio de anticuerpos antitiroi-
deos, que están presentes en más del 90% de las tiroiditis linfocitarias en algún
momento de su evolución, y una analítica sanguínea (hematimetría y perfil bio-
químico).
La ecografía tiroidea es una prueba rápida, no agresiva y poco costosa,
que permite confirmar la existencia de quistes y, a veces, de nódulos, así como
alteraciones groseras de la estructura glandular.
La gammagrafía tiroidea informará de la forma y la función glandular.
También permite conocer la existencia de nódulos y de su funcionalidad y auto-
nomía: nódulo caliente o funcionante, que capta el isótopo y cuya relación con
un carcinoma tiroideo es mínima. Nódulo frío o hipofuncionante, que no capta el
isótopo y cuyo riesgo de malignidad es de un 50%.
Por existir un nódulo tiroideo único podríamos realizar una Punción-Aspi-
ración con Aguja Fina (PAAF), que para la mayoría de los autores, por su alta
rentabilidad, es la primera exploración a realizar en el diagnóstico diferencial de
un nódulo tiroideo. Sin embargo en el caso que nos ocupa pensamos que esta
exploración puede demorarse hasta tener el resultado de las pruebas y analíticas
previas.
En nuestra paciente también solicitamos un estudio de edad ósea y una
radiografía lateral de rodilla, por las molestias locales que refería.
Exámenes complementarios
- Hemograma : normal.
- Bioquímica general: glucosa, urea, creatinina, calcio, fósforo, sodio, potasio,
proteínas totales, albúmina, inmunoglobulinas, GOT, GPT, LDH, colesterol y tri-
glicéridos normales.
- TSH ultrasensible: 85.9 MU/ml (VN 0.5-6); , T4 libre: 0.5 ng/dl (0.9-2.1)
- Anticuerpos antiperoxidasa: 488 U (VN < 15); anticuerpos antitiroglobulina: 70
U (VN <100).
- Ecografía tiroidea: “Tiroides discretamente aumentado de forma difusa con
alteración de su estructura ecográfica compatible con bocio difuso / tiroiditis”.
- Gammagrafía tiroidea: “Aumento del tamaño tiroideo, sobre todo a expensas
del lóbulo derecho, con irregularidades en la captación del trazador. Zona hiper-

384
Casos clínicos

captante en tercio medio interno del LD compatible con formación nodular a


dicho nivel”. (Fig.-1)
- PAAF: “Material constituido por abundantes grupos de células foliculares sin
atipia y escaso coloide. Infiltración linfocitaria con muy escasos macrófagos”.
- Rx edad ósea: compatible con la edad cronológica (Greulich Pyle).
- Rx lateral de ambas rodillas: “Borrosidad del contorno de ambas tuberosidades
tibiales, compatible con enfermedad de Osgood-Schlatter”.

Comente estos resultados


La paciente tiene un bocio nodular, en situación de hipotiroidismo (TSH
elevada y T4 baja), con anticuerpos antiperoxidasa positivos y antitiroglobulina
negativos. Estos datos son muy sugerentes de una tiroiditis linfocitaria crónica, a
favor de cuyo diagnóstico también orientan la edad y el sexo de la paciente, y los
hallazgos clínicos. La existencia de molestias en el cuello con la deglución no es
un dato típico de esta afección pero tampoco la descarta (aparece hasta en un 10%
de los pacientes en algunas series). Tampoco es infrecuente que los anticuerpos
antitiroglobulina sean negativos.
En la TCL el crecimiento y la maduración óseas apenas sufren modifica-
ciones y la evolución puberal no suele alterarse. Nuestra paciente tenía la menar-
quia desde unos meses antes de presentar el bocio y, aunque a una edad temprana,
estaba en relación con el inicio de la menarquia en la madre. La edad ósea era
normal. Estos datos hablan a favor de un corto tiempo en situación de hipotiroi-
dismo.
Aunque el diagnóstico de certeza sólo lo da la biopsia, la existencia de una
estrecha correlación entre la clínica y los datos de laboratorio con una biopsia
positiva, hacen que este proceder no sea necesario en la mayoría de los casos. En
la (Tabla II) se resumen los parámetros diagnósticos más fiables. Cuando están
presentes dos de estos criterios el diagnóstico de TCL es probable y casi cierto
con 4 de ellos.

Tabla II. Principales criterios clínicos y biológicos de la Tiroiditis Linfocitaria Crónica


Criterios Frecuencia
1. Bocio de consistencia firme 85%
2. Anticuerpos antitiroideos 90%
3. TSH plasmática elevada 60-70%
4. Test del perclorato positivo(descarga de I glandular >10 %) 50%
5. Gammagrafía con distribución irregular de contraste 60%

385
Endocrinología Infantil

En nuestro caso, la existencia de un nódulo único, demostrado caliente en


la gammagrafía, hizo que se decidiera practicar una PAAF que confirmó final-
mente el diagnóstico de tiroiditis crónica linfocitaria.
La concurrencia de una enfermedad de Osgood Schlatter, en principio no
tiene asociación con la tiroiditis, si bien la situación de hipotiroidismo pudiera
agravar sus manifestaciones.

Diagnóstico: Tiroiditis linfocitaria crónica (E. de Hashimoto)


Enfermedad de Osgood-Schlatter

Comentarios
Las tiroiditis se caracterizan por la inflamación de la glándula tiroidea con
infiltrados linfoplasmocitarios. Aunque hay varios tipos, la tiroiditis linfocitaria
crónica (TLC) o enfermedad de Hashimoto, es la causa más frecuente de enfer-
medad tiroidea en los niños y adolescentes. También es la causa más frecuente
de hipotiroidismo adquirido, con o sin bocio.
Su mayor incidencia ocurre durante la adolescencia, siendo excepcional
antes de los cinco años. Es mucho más frecuente en el sexo femenino. Se trata
de una enfermedad autoinmune, específica de órgano, que se desarrolla en indi-
viduos genéticamente predispuestos. Puede acompañarse de otros procesos auto-
inmunes, con más frecuencia de diabetes tipo 1, de tal modo que durante la
evolución de esta enfermedad deben determinarse frecuentemente los anticuer-
pos antitiroieos y la función hormonal tiroidea. También puede presentarse con
enfermedad de Addison. La combinación de esta última enfermedad con diabetes
insulindependiente y/o tiroiditis constituye el síndrome de Schmidt o enfermedad
autoinmune pluriglandular de tipo II.
En el desencadenamiento de la enfermedad intervienen varios autoanti-
cuerpos dirigidos contra distintos antígenos tiroideos. La mayoría de los niños
con TLC tiene anticuerpos antimicrosomales; estos anticuerpos se han identifi-
cado como unas peroxidasas tiroideas (TPO), enzimas que catalizan la yodación
de los residuos de tiroxina que contiene la tiroglobulina. Los anticuerpos antiti-
roglobulina aparecen en menor proporción que los antimicrosomales. También se
escribe la existencia de anticuerpos bloqueantes de TSH que se cree que están
relacionados con la aparición del hipotiroidismo y de la atrofia tiroidea que se
observa en muchos enfermos con tiroiditis.La evolución de la enfermedad es más
benigna que en el adulto . Muchos casos se curan desapareciendo los anticuerpos
circulantes y la infiltración linfocitaria tiroidea. En otros casos el bocio persiste

386
Casos clínicos

sin modificaciones durante años mientras el enferno continúa siendo eutiroideo.


Un porcentaje importante de niños acaba desarrollando hipotiroidismo en el
curso de meses o años de evolución de la enfermedad.

Tratamiento
Aunque la mayoría de los pacientes con bocio secundario a tiroiditis de
Hashimoto permanecen eutiroideos, aproximadamente un 10% de niños acaban
desarrollando un hipotiroidismo. En estos casos se debe realizar un tratamiento
sustitutivo con L-tiroxina (50-150 microgramos/día). Nosotros, al igual que otros
autores, consideramos que también deben ser tratados todos aquellos niños diag-
nosticados de TLC que sin presentar signos clínico-biológicos de hipotiroidismo
tienen la TSH plasmática elevada. El tratamiento logra disminuir algo el tamaño
del bocio, pero este puede persistir durante años.
En nuestra paciente la regresión del bocio fue relativamente rápida, que-
dando en la actualidad en un grado 1 a de la OMS. Con 14 años tiene una talla de
157 cm (P100 25) y un peso: 45.8 kg (P100 10).
En los casos en que no se encuentra ninguna alteración hormonal es con-
veniente realizar una valoración anual de la función tiroidea debido a que durante
la evolución puede desarrollarse un hipotiroidismo.

Bibliografía

Casado de Frías E, Ruibal JL y Bueno G: “Glándula tiroides”. En: Chavarría C.


(Ed): Endocrinología. Temas de Pediatría. Asociación mexicana de pediatría. Pag
59-91. McGraw-Hill Interamericana. México,1998.
Diéguez González C, Pavía Sesma C e Yturriaga R: “Tiroides”. Actualizaciones
en Endocrinología-5. McGraw-Hill-Interamericana. Madrid, 1998.
Cruz M: Tratado de Pediatría. Ediciones Ergón. Madrid. 2001.
Argente J. Tratado de Endocrinología Pediátrica y de la Adolescencia. EDIMSA.
Madrid, 1995.
Pombo M. Tratado de Endocrinología Pediátrica. Díaz de Santos. Madrid, 1997.
Nelson. Tratado de Pediatría. 15ª Ed. McGraw-Hill-Interamericana, 1997.

387
Endocrinología Infantil

Caso clínico Nº 6

Se trata de un varón de 9 años que consulta en el servicio de urgencias


porque en las últimas semanas nota palpitaciones, con sensación de frecuencia
cardíaca rápida, sin dolor en zona anterior del tórax y ansiedad. Los episodios
son autolimitados y ocurren al menos dos o tres veces al día, durando entre 45-60
minutos. No asocia mareo, ni disnea. La exploración física no aportó datos de
interés siendo la auscultación cardíaca normal a una frecuencia de 100 lpm. Se
hizo un ECG compatible con una arritmia sinusal.
Desde urgencias se remite a la consulta para estudio. Se ha informado
a la familia de la posible necesidad de un registro ECG continuo de 24 horas
(Holter)

¿Añadiría alguna exploración o examen complementario en urgencias?


La actuación de urgencias parece suficiente. Se podría añadir la petición de
una radiografía de tórax, pero su rentabilidad en el estudio inicial de una taquia-
rritmia es escasa. Por cierto, dicha radiografía fue solicitada en nuestra consulta y
fue informada así: “ Radiografía de tórax que muestra la existencia de un lóbulo
de la ácigos, sin alteraciones en la silueta cardíaca ni en los campos pulmona-
res”.
La ecocardiografía no estaría indicada en la evaluación urgente de un
paciente con crisis de taquicardia, actualmente en ritmo sinusal, sin compromiso
hemodinámico y con una auscultación cardíaca normal.

¿Qué haría ante dicho informe?


Nada. La existencia de un lóbulo de la ácigos es una variante anatómica
normal, que no implica necesidad de más estudios.

Ya en la consulta se realiza la Historia Clínica completa del paciente:


Aparte de los síntomas cardiovasculares antes señalados la familia ha
observado una discreta pérdida de peso junto a sudoración profusa inexplicada
e hiperactividad en los últimos 3-4 meses. No toma ninguna medicación en este
tiempo.

Antecedentes personales
Embarazo, parto y periodo neonatal, sin incidencias. Peso al nacer 3.800
g No enfermedades reseñables. Desarrollo físico y psicomotor normales. Pauta

388
Casos clínicos

de vacunación correcta. Buen rendimiento escolar, aunque últimamente le cuesta


escribir (empeoramiento de su letra que ha llamado la atención a sus profesores)
Molestias oculares inespecíficas de 2 años de evolución

Antecedentes familiares
Padre de 47 años. Diagnosticado de hipertiroidismo y tratado con iodo
radiactivo en dos ocasiones. Madre 46 años, hipertensa. Una hermana y dos her-
manos, mayores que el paciente, viven sanos. Tía paterna hipertiroidea.

Exploración fisica
Peso 34.3 kg (P100 75) ; Talla: 151.5 cm (P100 97). Buen estado general.
Hábito asténico. Coloración normal de piel y mucosas. Temblor fino en manos.
Bocio palpable y visible a la inspección con el cuello en extensión, de consisten-
cia homogénea. No se ausculta soplo sobre la glándula. No es doloroso a la pal-
pación. 2 ó 3 ganglios pequeños en cadena cervical derecha alta. No exoftalmos.
ACR: latido hiperdinámico con FC 110/min; TA 130/65; Prepúber. Ojos: motili-
dad extrínseca normal; no retracción palpebral; pupilas normales; convergencia
normal. Exoftalmometría 18 mm en ambos ojos (a 105 mm). Sin más datos rese-
ñables

Comentario
La anamnesis ha cambiado el enfoque del paciente: ahora parece más
urgente realizar un perfil de hormonas tiroideas que un registro ECG Holter.

Exámenes complementarios
- Hemograma: normal en sus tres series.
- Glucosa, urea, creatinina, calcio, fósforo, sodio, potasio: normales
- Colesterol total: 154 mg%; triglicéridos 62 mg%
- TSH: 0.01mUI / ml (VN: 0.27-4.2)
- T4 libre: 2.36 ng/dl (VN: 1-1.8)
- Gammagrafía tiroidea: ”Aumento del tamaño tiroideo con captación difusa del
radiotrazador (Tc99 m). Compatible con Bocio difuso grado II”.
Ecografía tiroidea: aumento glandular sin cambios en su ecoestructura.
Anticuerpos antitiroideos (antitiroglobulina y antiperoxidasa): negativos.
Autoanticuerpos estimulantes del tiroides (TSI): 23.5 MU/ml (VN <10
MU/ml).
Edad ósea: varón de 12 años (Greulich - Pyle)

389
Endocrinología Infantil

¿Cuál es su diagnóstico?
El paciente tiene clínica de tirotoxicosis, término que comprende los sínto-
mas y signos que se derivan de la exposición de los diversos órganos y tejidos a
cantidades excesivas de hormonas tiroideas. Cuando dichas hormonas proceden,
como en el caso que nos ocupa, de una hiperproducción por el propio tiroides
hablamos de hipertiroidismo.
Menos de un 5% de los casos de hipertiroidismo acontecen por debajo de
los 16 años y, con pocas excepciones, el hipertiroidismo en la infancia, es debido
a un bocio difuso tóxico (enfermedad de Graves Basedow). Otras posibilidades
etiológicas, pero menos comunes, son: tiroiditis linfocitaria crónica, tiroiditis
aguda supurada, tirotoxicosis ficticia, bocio tóxico micronodular (enfermedad de
Plummer), carcinoma tiroideo funcionante, tiroiditis asociada a displasia fibrosa
poliostótica, de origen hipotálamo-hipofisario asociado o no a un tumor de aque-
lla localización, etc.
La incidencia de la enfermedad de Graves-Basedow, es cinco veces supe-
rior en las niñas que en los niños.

La enfermedad de Graves Basedow (EGB) en la infancia:


Los síntomas y signos más frecuentes de esta enfermedad en la edad pediá-
trica son: bocio, debilidad muscular, hiperkinesia, nerviosismo, tendencia a la
diarrea, pérdida de peso y aceleración de la velocidad de crecimiento y de la
maduración ósea. También es frecuente la aparición de disminución del rendi-
miento escolar, alteraciones en el sueño, palpitaciones, hipertensión sistólica e
hiperreflexia osteotendinosa. Los síntomas y signos oculares son leves en esta
edad y consisten en proptosis, retardo del movimiento del párpado con retracción
del mismo, mirada fija, quemosis, edema periorbitario, lagrimeo excesivo, dolor,
pobre convergencia y diplopia. Las alteraciones dermatológicas son muy poco
frecuentes en niños.

Patogenia
Se trata de un proceso autoinmunitario organoespecífico en el que intervie-
nen factores genéticos, ambientales e inmunológicos. Se han encontrado varios
tipos de autoanticuerpos circulantes dirigidos contra el receptor tiroideo de la
TSH: los denominados TSI (inmunoglobulinas con propiedades estimuladoras
del tiroides). Entre ellos están el anticuerpo estimulante tiroideo de larga duración
(LATS y LATS-P) y la inmunoglobulina inhibidora del enlace TSH (TB2). Éstos
ejercen una acción similar a la de la TSH estimulando la síntesis de AMPc el cual

390
Casos clínicos

activa la producción y liberación de hormonas tiroideas. Parece existir una pre-


disposición genética y asociación a determinados HLA, especialmente al DR3,
que aparece en casi el 50% de los pacientes y al B8.
Tratamiento y evolución
Hay tres posibilidades terapéuticas de abordar la EGB: fármacos antiti-
roideos de síntesis (tionamidas), radioyodo ó cirugía. En la infancia y adoles-
cencia se inicia siempre el tratamiento farmacológico. En España existen dos
preparados: carbimazol y metimazol. En EE UU disponen también de propiltio-
uracilo. El carbimazol se metaboliza a metimazol para ejercer su acción. Todos
ellos bloquean la síntesis de hormonas tiroideas inhibiendo la peroxidasa tiroidea.
Además el propiltiouracilo bloquea la conversión periférica de T4 a T3. A dosis
equivalentes los resultados clínicos son semejantes con cualquiera de dichos fár-
macos.
Las tionamidas tienen además un efecto inmunosupresor que puede modu-
lar los mecanismos locales de la inmunidad intratiroidea al concentrarse dentro
de la glándula..
Tabla I: Dosificación recomendada de los antitiroideos:

Dosis Dosis Intervalo


inicial Mantenimiento de la dosis
(mg/kg/d) (mg/kg/d)

Propiltiouracilo 4-6 1-3 8 h.


Metimazol 0,4-0,6 0,1-0,3 8 ó 12 h.
Carbimazol 0,5-1,5 0,1-0,3 8 h.

En nuestro caso se inició tratamiento con metimazol (0,5 mg/kg/d) y pro-


pranolol (1 mg/kg/d). (Los betabloqueantes disminuyen la conversión de T4 a T3
a nivel periférico, e inhiben la respuesta a los receptores de hormonas tiroideas.
El más utilizado es el propranolol, como betabloqueante no selectivo, a dosis de
0,25-3 mg/kg/d en 3-4 dosis).
La evolución ha sido favorable hasta la fecha, normalizándose progresi-
vamente los valores plasmáticos de T3, T4 libre y TSH. (A los 6 meses de trata-
miento: TSH 4.39; T4 0.97).

¿Cuánto tiempo de tratamiento?


La mayoría de los autores europeos recomiendan un tratamiento inicial
prolongado al menos 1,5-3 años con tireostáticos, en dosis suficientes para

391
Endocrinología Infantil

suprimir completamente la función tiroidea, con administración simultánea de


L-tiroxina a dosis sustitutivas para evitar el hipotiroidismo si fuese preciso.
Las tasas de remisión se relacionan directamente con la duración del tra-
tamiento y con la dosis utilizada. Se han comunicado altos índices de remisión
cuando el tratamiento se prolonga durante años (75% después de 11 años de tra-
tamiento).
Efectos secundarios de los antitiroideos
En aproximadamente un 5% de los casos pueden aparecer exantemas cutá-
neos, artralgias o artritis, y leucopenia. La agranulocitosis, aunque rara (0,5% de
los casos), no suele darse en la infancia, sino en adolescentes y adultos que reci-
ben dosis altas (más de 40 mg/d). Otras reacciones descritas son extremadamente
raras, e incluyen: vasculitis, hepatitis, neuritis, pérdida de audición neurosenso-
rial, pérdida de gusto, trombocitopenia, hipoprotrombinemia y síndrome lupus-
like.

Propuesta de seguimiento
El primer control debe realizarse al 1,5 mes de iniciado el tratamiento.
Luego cada 3 meses, valorando el perfil tiroideo y el hemograma, (por la grave-
dad de una posible agranulocitosis, aunque es muy rara). Al año se controlarán
además TSI y anticuerpos antitiroideos.

Bibliografía

Diéguez González C, Pavía Sesma C e Yturriaga R: “Tiroides”. Actualizaciones


en Endocrinología-5. McGraw-Hill-Interamericana. Madrid, 1998.
Casado de Frías E, Ruibal JL y Bueno G: “Glándula tiroides”. En: Chavarría C.
(Ed): Endocrinología. Temas de Pediatría. Asociación mexicana de pediatría. Pag
59-91. McGraw-Hill Interamericana. México,1998.
Cruz M: Tratado de Pediatría. Ediciones Ergón. Madrid. 2001.
Argente J. Tratado de Endocrinología Pediátrica y de la Adolescencia. EDIMSA.
Madrid, 1995.
Pombo M. Tratado de Endocrinología Pediátrica. Díaz de Santos. Madrid, 1997.
Nelson. Tratado de Pediatría. 15ª Ed. McGraw-Hill-Interamericana, 1997.

392
Casos clínicos

Caso clínico Nº 7

Recién nacido varón que queda en observación en la Unidad Neonatal de


nuestro Servicio por ser hijo de madre diabética tipo 1 (D1 de la clasificación de
White). Ha nacido en la semana 39, mediante cesárea, indicada por presentación
de cara y no progresión del parto. Bolsa rota 6 horas antes, líquido amniótico
claro. APGAR: 7-9. pH arteria umbilical 7.27. Peso: 2790 g; Talla 49 cm; PC 33
cm.
Exploración al ingreso sin hallazgos patológicos.

Antecedentes personales
Embarazo controlado. Diabetes materna con buen control metabólico
durante la gestación: no ha tenido hipoglucemias con clínica y el último control
de hemoglobina glicosilada (Hb A1c) era del 7%.

Antecedentes familiares
Padres no consanguíneos. Padre: 33 años, vive sano. Madre: 22 años. Es
diabética tipo 1 desde el segundo mes de vida. Talla 144 cm. Tía materna (her-
mana de la madre) de 17 años, diabética tipo 1 desde los 13 años. Diabetes tipo 1
y tipo 2 en ascendentes maternos. No constan otras enfermedades autoinmunes.

Comente los datos de la historia expuestos hasta ahora


En cuanto al recién nacido, es un neonato normal, nacido a término, con
peso adecuado a su edad de gestación. La no progresión del parto no se acompaña
de sufrimiento fetal antes de la cesárea, como demuestra el pH de la arteria umbi-
lical (superior a 7.25). El riesgo de este recién nacido, que motiva su observación,
radica en los antecedentes maternos: madre diabética desde una edad extraordi-
nariamente temprana (segundo mes de vida).

Indique la actitud que aconsejaría tomar con este recién nacido


Los recién nacidos de madre diabética muestran con frecuencia hipogluce-
mia (glucosa menor de 40 mg%), que suele ser más intensa en las primeras horas
de vida. Esta alteración puede ser asintomática o ir asociada a hipoactividad,
letargia, agitación, dificultad respiratoria, cianosis y convulsiones. Por ello debe
ser rutinario el control de las glucemias en los recién nacidos de madre diabética
al menos en las primeras 24 horas de vida.

393
Endocrinología Infantil

¿Cuál es la causa de la hipoglucemia en estos niños?


El hiperinsulinismo existente en estos recién nacidos, ocasionado por el
elevado aporte de glucosa vía transplacentaria durante la vida fetal, que se sus-
pende bruscamente en el momento del parto.

Indique otras alteraciones que pueden aparecer en un recién nacido de


madre diabética.
- Enfermedad de membrana hialina (riesgo 6 veces mayor respecto a los hijos de
madre no diabética).
- Poliglobulia.
- Ictericia.
- Hipocalcemia
- Mayor incidencia de malformaciones congénitas...

Exámenes complementarios
- Grupo sanguíneo: A Rh (+); Test de Coombs directo (-)
- Glucemias: desde el primer control (con tira reactiva y en sangre venosa) mayo-
res de 180 mg%
- Gasometría capilar tras el parto: normal.
- Bilirrubina total, sodio, potasio, calcio, hemograma: normales.
- Orina: glucosuria marcada sin cetonuria.

Indique posibles causas de hiperglucemia en el recién nacido.


Puede existir una hipoglucemia transitoria después de un parto muy estre-
sante, en situaciones de sepsis neonatal, durante la administración de alimenta-
ción parenteral en recién nacidos prematuros, en respuesta a la administración de
algunos fármacos. La (Tabla I) resume las causas de hiperglucemia neonatal no
debidas a diabetes neonatal.
Una causa primaria de hiperglucemia en el recién nacido es la Diabetes
Neonatal, entidad sumamente rara cuya incidencia se estima en 1 caso cada
450.000-600.000 recién nacidos.
En el caso que exponemos no existían tratamientos previos, ni enferme-
dades asociadas, ni alteraciones del equilibrio ácido-básico que orientaran a
otro diagnóstico que el de diabetes neonatal. Además la historia de la diabetes
materna, diagnosticada al 2º mes de vida, hacía pensar en la posibilidad de que la
diabetes materna fuese también una diabetes neonatal de diagnostico demorado.

394
Casos clínicos

Tabla I. Causas de hiperglucemia secundaria neonatal (Modificado de Fösel S.


“Transient and permanent neonatal diabetes”. Eur J Pediatr 1996; 154: 944-948)

A) Perfusión de glucosa o lípidos:


Especialmente en niños de poco peso que reciben alimentación parenteral.

B) Hiperglucemia inducida por estrés:


Cirugías, anestesias, sepsis, distrés respiratorio, hipoxia, hemorragia cerebral.

C)Medicación:
Corticoesteroides, cafeína, teofilina.

D) Trastornos metabólicos:
Alaninuria, acidemia metilmalónica.

Diabetes neonatal

Concepto
Por diabetes neonatal entendemos el reducido número de casos de diabetes
tipo 1 que son diagnosticados antes de la 4ª semana de vida. Constituyen un grupo
etiopatogénico diferenciado del resto de este tipo de diabetes.
La incidencia anual de diabetes tipo 1 es de 10-15 casos por 100.000 niños
menores de 15 años en Europa (con diferencias regionales, a veces muy marca-
das). De ellos sólo un 0,5 por 100 la desarrollan en el primer año de vida, y un
mínimo porcentaje en el primer mes de vida.
Parece afectar a varones y mujeres en la misma proporción.
Se han descrito dos formas de diabetes de comienzo neonatal. Una diabetes
neonatal permanente (DNP), que es extremadamente rara, y una forma temporal de
diabetes tipo 1 o diabetes neonatal transitoria (DNT) que engloba a la mayor parte
de estos pacientes. Este tipo suele darse en recién nacidos pequeños para su edad
de gestación, pero no hay ningún dato que permita, a priori, diferenciar una de otra
forma. La necesidad de tratamiento insulínico más allá de los 18 meses constituye
el dato diferenciador que permite el diagnóstico de la forma permanente.
La casuística existente en la literatura médica es muy reducida, y el cono-
cimiento de la fisiopatología de esta alteración tan precoz del metabolismo de los
hidratos de carbono es mal conocido.
¿Qué tratamiento propone en este recién nacido?
Debemos plantear el control de la hiperglucemia y de la deshidratación
hipertónica secundaria como objetivos primarios del tratamiento, siendo esencial

395
Endocrinología Infantil

el correcto balance de fluidos y electrólitos. Nuestro paciente no presentó acido-


sis en ningún momento, ni alteraciones electrolíticas significativas, pensamos que
en relación con lo precoz del inicio del tratamiento insulínico. Este se inició a las
24 horas de vida mediante bomba de perfusión continua. El ritmo de infusión se
adaptaba a los resultados de los frecuentes controles de glucemia, oscilando los
aportes de insulina entre 0.1 y 0.6 unidades / kg / día. Además de los niveles de
glucemia, deberán monitorizarse la natremia, la potasemia y el pH y bicarbonato
séricos. La insulinemia y el péptido C deberían determinarse cuando la glucemia
es aún elevada
En general estos pacientes son muy sensibles al efecto de la insulina, por
lo que pueden presentar fácilmente hipoglucemias. Evitarlas debe ser otro de los
objetivos fundamentales del tratamiento. Además, las peculiaridades fisiológicas
del recién nacido, con la necesidad de realizar tomas frecuentes de alimento,
hacen que el control glucémico exhaustivo sea un objetivo secundario, ya que
obligaría a administrar dosis frecuentes de insulina rápida y numerosos controles
de glucemia. (En general, en el diabético pequeño, evitar las hipoglucemias es tan
importante, o más, que el control exhaustivo de la hiperglucemia).
Superada la fase inicial de vigilancia intensiva, puede optarse por el régi-
men de múltiples inyecciones de insulina de acción rápida o el de 2 dosis de
insulina retardada con suplementos de rápida en caso de hiperglucemia intensa.
Esta segunda opción fue la empleada en nuestro caso. (Hay que señalar que al ser
los requerimientos insulínicos muy reducidos se hace necesario el uso de «dilu-
yentes», facilitados por las compañías comerciales, que permiten administrar de
forma sencilla dosis fraccionadas hasta de 0.5 ó 0.25 U de insulina).
La dificultad añadida que supone el adiestramiento familiar en las técnicas
de inyección subcutánea, en el control domiciliario con glucemias capilares y en
la adaptación de las dosis de insulina y de los aportes de hidratos de carbono
según las glucemias, fue obviada en nuestro caso al ser la madre diabética.
La lactancia materna es siempre la recomendable, aunque no pueda iniciarse
hasta la retirada del tratamiento intravenoso inicial.

Otros exámenes complementarios


- Péptido C: 1.1 ng/ml (VN 0.5-14).
- Ecografía abdominal: sin alteraciones significativas. Área pancreática patente,
de aspecto normal.
A los 3 meses de vida:
- Insulina basal: 0.85 mcU/ml (VN: 2-10) y Péptido C: < 0.5 ng/ml (VN 0.5-14)

396
Casos clínicos

con una glucemia de 288 mg%.


- Hb A1c: 7.5 %
- TSH 4.67 mUI/ml (VN: 0.27-4.2); T4: 1.57 (VN 1-1.8);
- Anticuerpos anti-islote pancreático (ICA), antiinsulina y anti GAD: negativos.
Al quinto mes de vida:
- HbA1c: 6%; TSH 2.04 mUI/ml.

Es necesario descartar en estos niños una hipoplasia o agenesia pancreática


(la existencia de glándula en la ecografía y de péptido-C, aunque en el rango
bajo de la normalidad en el primer control efectuado, descartan la ausencia de la
misma).

Evolución
En la actualidad el paciente tiene 25 meses. Su desarrollo psicomotor y
somático son completamente normales. (Peso: 13.3 kg y Talla 86.5 cm). Ha reci-
bido una dosis máxima de insulina en relación a su peso a los 4 meses de vida
( 3.5 U/día, con un peso de 6.5 kg), y no ha sido posible la supresión del trata-
miento insulínico, por lo que estamos ante una forma de diabetes neonatal per-
manente.

Epidemiología
Al ser una enfermedad de muy escasa prevalencia, son pocos los datos epi-
demiológicos de que disponemos. Fösel ha hecho una reciente revisión retrospec-
tiva de 94 casos de diabetes neonatal (DN). En ellos, hay antecedentes familiares
de diabetes en el 40 por 100 de los casos de DN Permanente (DNP) y en el 31 por
100 de las DN Transitorias (DNT), pero en la mayoría de los artículos originales
no se detallaba si correspondían a diabetes tipo 1 o tipo 2, ni se precisaba el grado
de parentesco que existía con los pacientes. Aproximadamente un 25 por 100 de
los niños con DN tenían un hermano también afecto. La diabetes gestacional se
constató asimismo como un antecedente materno ocasional.

Hipótesis etiológica y patogénica


La diabetes neonatal se debe a la insulinopenia por escasa respuesta de la
célula ß pancreática a la hiperglucemia y otros estímulos. Como en otros pacien-
tes diabéticos, hay glucosuria y la poliuria, pero la acidosis y la cetonuria no son
tan graves como lo que cabría esperar, quizás por la inmadurez de ciertas vías
metabólicas en este momento de la vida.

397
Endocrinología Infantil

La causa final de esta malfunción de la célula ß pancreática es, sin


embargo, desconocida. La teoría autoinmune aceptada para la diabetes mellitus
tipo 1, no parece explicar la etiopatogenia de la diabetes neonatal, pues no se
han detectado autoanticuerpos antiislotes o antiinsulina, ni los haplotipos HLA
característicos de la diabetes tipo 1 en estos pacientes. (Nuestro caso también
carecía de anticuerpos antiinsulares y antiinsulina). Además el periodo intraute-
rino parece demasiado corto para el desarrollo completo del proceso autoinmune
que causa la diabetes tipo 1.
Un dato a tener en cuenta es la relación etiopatogénica con bajo peso
para la edad gestacional, hecho muy frecuente en estos pacientes, sobre todo en
los afectos de DNT. Ocasionalmente la diabetes neonatal aparece acompañando
algunos síndromes polimalformativos, como el S. de Wolcott-Rallison (displasia
epifisaria múltiple, fallo renal y DN) o la trilogía macro-glosia-hernia umbilical-
anemia.
La asociación, relativamente frecuente, de DN y una disfunción pancreá-
tica exocrina, parece apoyar la hipótesis de una alteración global del desarrollo
embriológico de la glándula. Los casos de la agenesia o hipoplasia pancreáticos
o los de ausencia total de islotes de Langerhans apuntan en este mismo sentido y
explicarían al menos un pequeño porcentaje de la etiología de la DN.

Manifestaciones clínicas
La incidencia de la forma transitoria de diabetes neonatal parece ser doble
que la de la permanente. Las manifestaciones clínicas de los casos permanentes y
transitorios de DN son superponibles. La mayoría de los niños presenta bajo peso
para su edad gestacional que, en algunos casos, llega a ser intenso (inferior al
percentil l). Aunque este hallazgo es más frecuente en los casos de DNT (95% de
los casos de este tipo frente a un 80% en los neonatos con DNP), sin embargo, no
existen diferencias respecto del peso al nacer entre los casos de DNT y de DNP.
Los primeros síntomas se presentan antes del 10º día de vida en el 75 por
100 de lo casos. Consisten en una pérdida anormal de peso, poliuria y deshi-
dratación. La hiperglucemia (frecuentemente en rango de 600-1.000 mg/dl) y la
glucosuria confirman el diagnóstico. La acidosis y la cetonuria, como ya se ha
mencionado, son infrecuentes en la DNT, pero pueden detectarse en la DNP en
grado leve. En ninguna ocasión se objetivó la presencia de anticuerpos antiinsu-
lina o antiislotes.
También se han descrito signos y síntomas asociados de disfunción exo-
crina, como esteatorrea o disminución de la producción de quimotripsina y bicar-

398
Casos clínicos

bonato en niños con DNP. En algunas series hasta el 40% de las formas de DNT
experimentan una recurrencia ulterior de los síntomas, oscilando el tiempo de
remisión entre 7 y 20 años. Por este motivo debe considerarse la DNT como un
estado prediabético
El estado incipiente de los estudios genéticos en la DN no permite en la
actualidad una detección «rutinaria» de mutaciones con fines diagnósticos en
estos pacientes, pero sería deseable la obtención y congelación de muestras san-
guíneas del neonato y sus padres para la búsqueda puntual de posibles mutacio-
nes.

Pronóstico
Se han demostrado complicaciones cuando el tiempo de evolución de
la enfermedad es prolongado, entre las que se cuentan las microangiopáticas
(microaneurisma retiniano perimacular en 1 paciente de 15 años con DNP y
microalbuminuria en otro con DNT con recurrencia) y la necrobiosis lipoídica.
Por lo demás, el pronóstico global de salud y el desarrollo intelectual de
estos pacientes es bueno, a excepción de algunos casos sindrómicos (Wolcott-
Rallison, el de hiperactividad de la enzima fosforibosil-ATP fosfatasa), cuya
DN se asocia con un pronóstico nefasto en cuanto a posibilidades de remisión y
supervivencia.

Bibliografía

Moreno Navarro JC. Diabetes neonatal. En: Barrio Castellanos R (Ed): Diabetes
mellitus en la Infancia y la adolescencia. Actualizaciones en endocrinología-4.
Díaz de Santos. Pag: 185-193. Madrid, 1997.
Fösel S. Transient and permanent neonatal diabetes. Eur J Pediatr 1995; 154:
944-948.

399
Endocrinología Infantil

Caso clínico Nª 8

Niña de 21 meses remitida a la urgencia de nuestro Hospital para valorar


por posible abdomen agudo: tiene fiebre moderada de un día y medio de evo-
lución, con mal estado general y decaimiento progresivos. Vómitos frecuentes
y ausencia de deposiciones en los últimos tres días; sin signos de posible foco
infeccioso, salvo discreta defensa a la palpación profunda del abdomen. Está en
tratamiento con azitromicina desde el día anterior. No tiene antecedentes perso-
nales ni familiares de interés.

Exploración clínica al ingreso


Peso: 10.1 kg (P100 10); Talla: 85.5 cm (P100>75); Temperatura 38.4 ºC
rectal. TA 85/45. FR 35 respiraciones/minuto; FC 120 latidos/minuto. Muy mal
estado general con mucosas secas, comportamiento estuporoso, con buena res-
puesta a estímulos verbales, relleno capilar enlentecido. Respiración acidótica.
AR: taquipnea con murmullo vesicular conservado. AC: taquicardia sin ruidos
patológicos. Abdomen blando, depresible, dolorido de forma difusa a la palpa-
ción superficial, sin signos de afectación peritoneal. ORL normal. Leve rigidez
de nuca, sin rigidez espinal. Pupilas isocóricas, reactivas.. No tiene exantemas, ni
petequias.

Indique qué pruebas complementarias solicitaría y qué plan terapéutico ini-


cial propone.
Nos encontramos ante una niña preescolar en situación de shock, con
signos de deshidratación (hipovolemia) y fiebre moderada, lo que sugiere como
causa más probable del mismo la falta de líquidos, justificada por la falta de
ingesta y la presencia de vómitos frecuentes en las últimas 24 horas.
La existencia de rigidez de nuca y fiebre obligan a descartar una etiología
infecciosa (shock distributivo), aunque el tiempo de evolución (más de 36 horas
con fiebre moderada) y la ausencia de exantema petequial no apoyarían el diag-
nóstico de sepsis.
Es urgente comenzar la rehidratación de la paciente en cualquiera de las
circunstancias que hemos señalado. De entrada deben canalizarse una ó dos vías
periféricas, con extracción de analítica sanguínea: gasometría arterial, venosa o
capilar, hemograma, pruebas de coagulación, hemocultivos, bioquímica básica
(glucosa, urea, creatinina, sodio, potasio, calcio, PCR y proteínas totales), uro-
cultivo y sedimento.

400
Casos clínicos

En la exploración se evidencia una “leve rigidez de nuca sin rigidez espi-


nal” y “comportamiento estuporoso”. Con estos datos se podría valorar la reali-
zación inmediata de una punción lumbar, aunque tampoco parece imprudente el
vigilar la evolución de estos hallazgos exploratorios antes de realizarla.
Recordar que si la obtención de una vía venosa es dificultosa se puede
recurrir a la vía intraósea. Hay agujas especiales para esta ubicación, pero tam-
bién puede obtenerse con un trócar de punción lumbar de 16-18 G, que se intro-
duce perpendicularmente a 1-3 cm por debajo de la meseta tibial. Este acceso
permite administrar drogas y líquidos, con una rapidez de acción similar a la de
las vías venosas, si bien debe considerarse como una vía temporal, hasta obtener
otro acceso vascular.
Iniciaremos la perfusión de líquidos antes de tener los resultados analíti-
cos, a una dosis de 20 ml/kg en la primera hora, independientemente del tipo de
solución que administremos (cristaloides: suero salino fisiológico, suero bicarbo-
nato 1/6 molar, ringer lactato... o coloides: seroalbúmina, plasma, coloides artifi-
ciales...).
En nuestro caso se inició una perfusión de bicarbonato 1/6 molar (200 ml en la
primera hora) y se realizó una punción lumbar. Tras ella se asoció Cefotaxima
(150 mg/kg/día) al tratamiento.

Exámenes complementarios

- Gasometría capilar: pH 6.99; exceso de bases -24.9; pCO2 27.5 mmHg; pO2 51
mmHg; bicarbonato 6.3 mmol/L.
- Hemograma: Hemoglobina 15.7 g/dl; hematocrito 46%; hematíes 5.64
millones/mm3; serie blanca y plaquetas normales.
- Glucosa: 549 mg/dl; urea 53 mg/dl; creatinina 0.37 mg/dl; Na 136 mEq/l; K
4.77 mEq/l; PCR 0.8 mg/dl; proteínas totales: 5.8 g/dl.
- Pruebas de Coagulación: Actividad de protrombina 82 %; TPTA 33 segundos
(control 28-35 segundos); PDF y Dímero D negativos.
- LCR: 2-3 leucocitos/mm3; glucosa 307 mg/dl; proteínas 27 mg/dl. A las 48
horas cultivo negativo.
- Orina: sedimento negativo; glucosa 1000 mg/dl; cuerpos cetónicos 150 mg/dl.
- Radiografías de tórax y abdomen: normales.
- Cultivos de sangre y orina negativos a las 48 horas.
- Hb A1c: 10.7 % (VN: 4-6)

401
Endocrinología Infantil

Comente estos resultados


La existencia de una glucemia en 549 mg/dl, con intensa acidosis metabó-
lica y cetonuria con glucosuria dan el diagnóstico inequívoco de cetoacidosis
diabética (CAD). Casi un 40 % de los nuevos casos de diabetes tipo 1 debutan
con esta situación. El National Diabetes Data Group ha estimado su incidencia
anual en 3 a 8 episodios de cetoacidosis por cada 1.000 diabéticos tipo 1. En el
paciente diabético ya conocido la CAD puede seguir a infecciones, traumatismos,
insulinoterapia inadecuada, cirugía o cualquier otro estrés.

Fisiopatología de la CAD
En la patogenia de la cetoacidosis diabética se produce un desequilibrio
hormonal característico: déficit de insulina y exceso de hormonas contrainsulares
(glucagón, cortisol, hormona de crecimiento y catecolaminas), que da lugar, por
un lado, a la hiperglucemia, que conlleva una diuresis osmótica y deshidratación
y, por otra parte, a la hiperproducción de cuerpos cetónicos, responsables ambos
de la situación de acidosis metabólica.
Las consecuencias del déficit de insulina son las que siguen:
1. Metabolismo de los hidratos de carbono: aumenta la producción hepá-
tica de glucosa, por incremento de la gluconeogénesis y de la glucogenolisis.
Periféricamente, se produce una disminución de la utilización de la glucosa. La
suma de ambos factores conduce a la hiperglucemia, provocando una diuresis
osmótica con pérdida de agua fundamentalmente, pero también de electrolitos,
como sodio, potasio, cloro, magnesio y calcio. La hiperglucemia aumenta la
osmolaridad plasmática y, como mecanismo compensador, se produce un paso de
agua y electrolitos desde el interior celular al espacio extracelular, que conduce,
finalmente, a una deshidratación intracelular.
2. Metabolismo de los lípidos: el déficit de insulina parece ser responsable
de la activación de la lipolisis en los tejidos periféricos, liberándose ácidos grasos
libres (AGL) y glicerol; este último será utilizado como substrato de la neogluco-
génesis. El aporte de AGL al hígado y el exceso de glucagón estimulan la cetogé-
nesis hepática (activación de la reacción carnitinaciltransferasa). Esta reacción se
requiere para transferir los AGL dentro de las mitocondrias, donde se produce la
b-oxidación a acetoacetato y b-hidroxibutirato. En la CAD, la hiperproducción de
cuerpos cetónicos supera la capacidad de su utilización por los tejidos periféricos
que, por otra parte, está disminuida por el déficit de insulina. Todo ello genera su
acumulación en sangre, con lo que aumentan los iones H+ y disminuye el bicar-
bonato, dando lugar a la acidosis metabólica.

402
Casos clínicos

3. Metabolismo de las proteínas: hay un aumento del catabolismo pro-


teico, principalmente en el músculo, dando lugar a un incremento de los aminoá-
cidos circulantes, especialmente alanina, que será utilizada como sustrato para la
neoglucogénesis.
4. Metabolismo mineral: la insulina promueve el transporte intracelular de
potasio y fósforo. En su déficit estos electrolitos tienden a migrar al espacio extra-
celular, favoreciendo su deplección por las pérdidas urinarias. (Fig.-1).

Tratamiento
Nuestra paciente ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos. (Se con-
sideran indicaciones absolutas de ingreso en UCI aquellos pacientes con CAD
que presentan: Coma o deterioro del nivel de conciencia, shock o inestabilidad
hemodinámica y/ó acidosis extrema: pH < 7.1 y/o bicarbonato <5 mEq/l).
Tras la primera hora, en que se administró suero bicarbonato 1/6 molar,
y una vez establecido el diagnóstico de CAD, se inició tratamiento con insulina
rápida en perfusión continua a 0.1 U/kg/hora, sin bolo inicial. (Esta dosis permite
obtener unos niveles de insulinemia de 100-200 mcU/ml, rango asociado con el
mayor efecto biológico de supresión de la lipolisis y de producción hepática de
glucosa, lo que contribuye para revertir la hiperglucemia y la acidosis).
En la CAD hay una marcada resistencia de los tejidos periféricos a la
acción de la insulina, por lo que la disminución de glucemia durante el trata-
miento se debe, sobre todo, al aumento de excreción urinaria de glucosa, la dis-
minución de la neoglucogénesis hepática y la dilución por el aporte de líquidos
administrados.
En la segunda hora se continuó la rehidratación con suero salino fisioló-
gico a 10 ml/kg. La gasometría capilar en ese momento fue: pH: 7,19; Exceso de
bases: -20,2; Bicarbonato 7,8; pCO2 25; pO2 64. Por ello se administró bicarbo-
nato 1 Molar, a razón de 30 mEq por cada litro de suero administrado. Glucemia:
327 mg%; Na 137 mEq/l, K 3.65 mEq/l.
En las horas siguientes:
Líquidos: La cantidad total a administrar es la suma de las necesidades
Basales (100 ml/kg/día los primeros 10 kg de peso; 50 ml/kg/día entre los 11
y 20 kg de peso y a partir de 20 kg 20 ml/kg/día), más el porcentaje de déficit
(se estimó del 10% en nuestro caso, lo que supone administrar 100 ml/kg/día),
más las pérdidas mantenidas (poliuria, vómitos, fiebre con aumento de pérdidas
insensibles...), que deberán ser cuantificadas. De esta cantidad restamos lo que ya
ha pasado en las primeras dos horas, y administramos un 50% en las siguientes

403
Endocrinología Infantil

12 horas y el 50% restante en las 24-36 horas posteriores.


Se perfunde suero salino fisiológico hasta que la glucemia sea menor de
250 mg%. En este momento se cambia la perfusión a suero glucosalino (1/5 ó
1/3), sin modificar aún el aporte de insulina, sobre todo si se mantiene una ceto-
sis importante (monitorizar cuerpos cetónicos en orina), pues una disminución
precoz de dicho aporte insulínico puede agravar la acidosis.
Monitorización: tensión arterial, frecuencia cardíaca, frecuencia respirato-
ria y estado de conciencia cada hora; control estricto de diuresis (sondaje vesical),
con balances hidroelectrolíticos cada 4 -6 horas.
Controles bioquímicos: glucemia y equilibrio ácido~base horarios, hasta
su normalización. Ionograma cada 4 horas mientras haya acidosis intensa, con
determinación de calcemia y fosforemia. Es importante la monitorización del
potasio en la CAD, pues siempre hay un déficit absoluto de este ión aunque no
se refleje en las determinaciones iniciales. En nuestra paciente se demostró un K
de 2.76 mEq/l al 2º día de tratamiento. Salvo en los casos en que hay oliguria,
el aporte de K se inicia en la 2ª hora de tratamiento, a razón de 40 mEq/litro de
reposición empleado.
Una vez corregida la acidosis, será necesaria la administración de calcio, a
dosis de 1-2 ml/kg/día, en forma de gluconato cálcico al 10%, intravenoso lento.
El aporte de fosfato en el tratamiento de la CAD es de dudosa eficacia
y puede ocasionar hipocalcemia, por lo que se administrará con precaución. En
caso de emplearse se usa en forma de fosfato potásico, administrando un máximo
del 50 % del aporte de K de esta forma. Esta medida disminuye el aporte de cloro
que puede llevar al mantenimiento de la acidosis.

Evolución
La evolución clínica de la paciente en las primeras horas presentó una
mejoría del estado general con una buena perfusión periférica, normalización de
la tensión arterial, desaparición de la polipnea y de la taquicardia. A las 6 horas
del ingreso la gasometría fue: pH 7,30; Exceso de bases -6.7; Bicarbonato 24,5.
Las glucemias se mantuvieron entre 250 mg/dl y 105 mg/dl, adaptando la perfu-
sión de insulina a estos niveles de glucemia (0,08-0,05 U/kg/hora).
A las 24 horas del ingreso se traslada a la sala de hospitalización, conti-
nuando con la perfusión de insulina y el aporte de líquidos intravenosos anterior-
mente referidos. Se comenzó tolerancia oral, desapareciendo la cetonuria a las 36
horas del ingreso.
Posteriormente, se administró insulina regular subcutánea cada 6 horas, a

404
Casos clínicos

una dosis de 0,1 U/kg/día (3 unidades/6 horas) durante las siguientes 24 horas.
Acto seguido se procedió a la administración de 3 dosis de insulina, antes del
desayuno (mezcla de insulina regular e intermedia), antes de la comida (insulina
regular), y antes de la cena (mezcla de insulina regular e intermedia). Se adminis-
tró una dieta en forma de raciones para paciente diabético. La evolución posterior
de la paciente fue satisfactoria, procediendo a su alta hospitalaria una semana
después de su ingreso, tras completar el periodo de instrucción familiar (consejos
dietéticos, habituación a la realización de mezclas de insulina, extracciones de
sangre capilar para glucemias y administración de inyecciones subcutáneas).

¿Qué complicaciones pueden acontecer en el tratamiento de una CAD?


En los niños tratados correctamente son raras las complicaciones. Los con-
troles periódicos, con ajustes del ritmo y composición de los líquidos y de la
insulina administrada, evitarán los peligros de hipo e hiperpotasemia, y la hipo-
glucemia por exceso de insulina.
La complicación más temida y grave en el niño es el edema cerebral, cuya
aparición ocurre en 1-2% de los pacientes, con una mortalidad superior al 80%.
Debe sospecharse cuando, en el curso del tratamiento, y después de un período
de mejoría clínica y bioquímica, hay un empeoramiento más o menos brusco del
estado de conciencia con cefalea. Su patogenia no está bien establecida, aunque
se consideran probablemente responsables la combinación de los rápidos cam-
bios de osmolaridad plasmática y la alteración del transporte de iones de mem-
brana.

Bibliografía

COMISION DE DIABETES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ENDOCRI-


NOLOGIA PEDIATRICA. «Protocolo de tratamiento de la cetoacidosis diabé-
tica en la infancia». Santander. 1991.
Calvo Macias C, López Siguero JP y Duran I: Cetoacidosis diabética. En: Calvo
Macias C, Ibarra I, Perez Navero J y Tovaruela A (Eds): Emergencias pediátricas.
Fundación EPES. Editorial Ergón. Páginas 127-133.
Ros P: Cetoacidosis diabética. En: Barrio R (Ed): Diabetes mellitus en la infan-
cia y la adolescencia. Editorial Díaz de Santos. Páginas 109-123.

405
Endocrinología Infantil

406
Índice temático

ÍNDICE TEMÁTICO

A Anticuerpo antirreceptor TSH 113,


Acidemias orgánicas 196, Anticuerpos antitiroideos 112, 119,
Acido láctico 188,
Acidos grasos 202, 208, Apoproteinas 216,
Acidosis tubular renal 83, 136, Aprivación encubierta 40,
ACTH 53, 67, 75, 77, 78, 84, Arco aórtico 94,
89, 90, 139, Artritis reumatoide juvenil 83,
Adenohipófisis 73, 74, Atrofia cerebral difusa 85,
Adenoma hipofisario 89,
ADH 89, 93, 94, 95, 98, 99, B
Adrenalina 139, Barorreceptores 94,
Adrenarquia 140, Beta-endorfinas 67,
Adrenoleucodistrofia 149, 186, Bocio 104, 113, 115, 116, 118,
Adrenomieloneuropatía 149, endémico 108, 115,
Agonadismos 164, 174, multinodular difuso 110,
Agonistas GnRH 87, tóxico difuso 110
Albúmina 103, Bulimia 291,
Aldosterona 94, 153, criterios diagnósticos 293,
Ambiente afectivo 40,
Aminoácidos alifáticos o neutros 190, C
Aminoácidos aromáticos 190, Calcio 123, 124, 129,
Aminoácidos catiónicos 191, Calcitonina 127, 128,
Aminoácidos dicarboxílicos 191, Calcitriol 124,
Análogo leuprorelina 87, Carácter inafectivo 43,
Andrógenos 140, Carcinoma hipofisiario 90,
Anemia ferropénica 67, Catecolaminas 160,
Angiotensina 94, Catecolaminas 53,
Anión gap 188, Cetoacidosis diabética 269,
Anorexia nerviosa 281, Ciclo vigilia-sueño 332,
criterios diagnósticos 283, mediadores farmacológicos del,
diagnóstico diferencial con bulimia 334,
294, papel de la melatonina 336,
Anorquia congénita 174, Ciclosporina 268,
Antagonistas androgénicos 87, Cistationuria 196,
Antiandrógenos 87, Cistinuria 196,

407
Endocrinología Infantil

Citostasis 54, prueba de la ADH en 97,


Citotoxicidad 54, prueba de la sed en 96,
Clorpropamida 98, psicógena 96
Colecalciferol 125, Diabetes Mellitus 88, 96, 253,
Colesterol 204, 211, clasificación 253,
Coma mixedematoso 109, como hiperosmolar hiperglucémico
Control de esfínteres 64, no cetósico 278,
Cortisol 77, 142, 153, tratamiento nutricional 262,
Craneofaringioma 89, Disbetalipoproteinemia 219,
Crecimiento 16, Disgenesia epifisaria de Wilkines 106,
crecimiento periodo neonatal 17, Disgenesia gonadal 163, 164,
crecimiento prepuberal 18, Disgenesia gonadal parcial XY 173,
crecimiento primera infancia 17,
crecimiento puberal 18, Disgenesia gonadal XY pura 173,
crecimiento secular 16, Disgenesia hipofisiaria 105,
crecimiento somático 19, Disgenesia ovárica XX 170,
CRH 77, 78, 140, Disgenesia tiroidea 109,
Criptorquidia 88, Disgerminoma 95,
Cromosomopatías 32, 33, Displasia epifisiaria hemimélica 33,
Dopamina 78,
D
Defectos del metabolismo de los E
aminoácidos 190, Edad ósea 81, 86,
Déficit de 11B-hidroxilasa 157, Efecto Somogy 261,
Déficit de 17-hidroxilasa 159, Efecto Wolf-Chaicof 105,
Déficit de 21-hidroxilasa 155, Eje hipófiso-adrenal 52,
Déficit de 3B-HSD 158, Eje hipotálamo-hipofisario 84, 85,
Déficit de colesterol-desmolasa 158, 103,
Déficit en la secreción de GH 67, Encefalinas 77, 78,
Dehidroepiandrosterona sulfato 140, Encefalitis 98,
Densitometría ósea 130, Endorfinas 78,
Depresión anaclítica 44, 62, Enfermedad de Addison 78, 150,
Deprivación afectiva 50, 66, Enfermedad de Cushing 141, 143,
Deprivación materna 47, 48, Enfermedad de Graves neonatal
Desaferentización de afectos 41, 113,
Desarrollo intelectual 60, Enfermedad de Graves-Basedow
Diabetes insípida 95, 110, 118,

408
Índice temático

Enfermedad de Hartnup 196, Fructosa 190,


Enfermedad de la orina con olor a FSH 76, 88, 89,
jarabe de arce 194,
Enfermedad de Quervain 118, G

Enfermedad de Trevor 33, Galactosa 188,


Enfermedad de Wollman 149, Galactosemia 188,
Enfermedad intestinal inflamatoria Genitales ambiguos 163, 177, 178,
83, 179,
Enfermedades inflamatorias crónicas GH 51, 55, 56, 64, 65, 75, 76, 77,
83, 78, 82, 84, 89,
Errores innatos del metabolismo GH biosintética 84,
183, Gigantismo 31,
Esclerosis tuberosa 85, cerebral 35,
Estado del objeto precursor 62, hipofisario 35,
Estado intersexual 163, Glándula suprarrenal 139,
Estado nutricional 21, Glándula tiroides 103,
Estado preobjetal 62, Glándulas paratiroides 127,
Esteroides gonadales 88, Glioma del nervio óptico 95,
Glucagón 270,
F Glucocorticoides 94, 142, 152,
Facomatosis 34, GnRH 76, 78, 88,
Factores de crecimiento 16, Gonadotrofinas 67, 85,
Factores de crecimiento insulin-like Graves-Basedow, enfermedad de,
78, 79, 110,
Falta de medro 50, 64, GRH 76, 77,
Fenilalanina 192, 193,
Fenilcetonuria 106, 191, H
Fenómeno del alba 261, Hamartomas 85,
Feocromocitoma 160, hCG 88,
Fiebre reumática 83, Hemianopsia bitemporal 89,
Fisura palatina 81, Hemihipertrofia congénita 33,
Fosfatasa ácida tartrato resistente Hemoglobina glicosilada 265,
130, Hermafroditismo verdadero 164,
Fosfatasa alcalina 124, 129, 136, 174,
Fosfolipidos o fosfatidos 211, Hidrocortisona 152,
Fósforo 123, 125, 129, Hidroxiaminoácidos 191,

409
Endocrinología Infantil

Hidroxiprolina 130, Hipogonadismo 78, 88,


Hiperadrenocorticismo 141, Hipoparatiroidismo 132,
Hiperaldosteronismo 145, Hipoparatiroidismo 29, 132,
Hipercalcemia 96, Hipopituitarismo 80, 81, 89, 99,
Hipercolesterolemia familiar 218, Hipotálamo 73, 74, 75,
hipercortisolismo 35, 99, 141, Hipotiroidismo 67, 99, 115, 116,
Hipercrecimiento 31, 119,
Hiperglicemia no cetósica 196, 198, adquirido 108,
Hiperlipidemia familiar combinada bocioso familiar 104,
219, congénito 104.
Hiperlipidemias 201, 217, Histiocitosis de células de Langerhans
Hiperlipidemias secundarias 220, 95,
Hiperlipidemias, tratamiento dietetico Histiocitosis X 108,
224, HMG 88,
Hiperparatiroidismo 124, 135, 136, Homocisteinuria 195,
Hiperplasia suprarrenal congénita Hormona estimulante de los melanoci-
144, 153, tos 77,
Hiperplasia Hormonas hipofisiarias 50, 74,
15, 17 Hormonas peptídicas 77,
Hiperquilomicronemia familiar 218, Hormonas sexuales 30,
Hiperreninemia 146, Hormonas tiroideas 29, 75, 103,
Hipertiroidismo 35, 89, 110, 115, 106, 107, 108, 109, 110, 113, 114,
116, 119, Hospitalismo intrafamiliar 41,
neonatal 107, 113,
Hipertrigliceridemia con hiperquilo- I
micronemia 220, IGF-I o factor de crecimiento tipo
Hipertrigliceridemia familiar 220, insulínico 76,
Hipertrofia 15, 17 Iminoácidos 191, Indicadores nutri-
Hipoadrenocorticismo 147, 148, cionales 49,
Hipocalcemia 124, Índice de masa corporal o de Quetelet
Hipocrecimiento 26, 22, 244,
armónico 31, Indice de Quetelet 234,
hipofisario 30, 78, 81, Índice nutricional 21, 234
talla baja, variantes normales 27, Índice nutricional 244,
Hipófisis 73, 74, Indoles 328,
Hipofosforemia 124, Institucionalización 45,
Hipoglucemia 265,

410
Índice temático

Insuficiencia renal crónica 83, 88, control neural de la síntesis de


136, 305,
Insuficiencia suprarrenal 147, 150, evolución de concentraciones de
Insulina 259, 268, 312,
Intolerancia hereditaria a la fructosa maduración del sistema regulador
190, del ritmo de 312,
Isoprenoides 202, receptores de 307,
regulación de la síntesis de 305,
L Menarquia 16,
Leucosis 95, Meningitis 98,
Levo-tiroxina 108, 109, 112, 118, Metabolismo fosfo-cálcico 123,
119, 125, 129,
LH 76, 89, Metabolismo lipídico 201,
LHRH 76, Mineralcorticoide 145, 152,
Linfedema congénito 34, Mineralización ósea 130,
Lípidos, defectos hereditarios de su Mixedema 109,
metabolismo 217, Morfología corporal 20,
Lípidos, digestión, absorción y meta- Mucoviscidosis 88,
bolismo 203, Mutación genómica 183,
Lipoproteínas 214,
Lipotropina 77, N
Lóbulo intermedio de la hipófisis Nanismo psicosocial 37,
74, Nefropatía diabética 266,
Longitud 19, Neoplasias endocrinas múltiples
117,
M Neurofibromatosis de von Recklin-
Macroangiopatía diabética hausen 34,
Maduración 22, Neurofisina 93,
dental 24, Neurohipófisis 74, 93,
ósea 23, Neurohormonas 74, 75,
sexual 23, Neuropatía diabética 267,
Maduración acelerada 32, Nicotinamida 269,
Malabsorción 50, Nódulo tiroideo 117,
Marasmo 46, Noradrenalina 139,
Médula suprarrenal 160, Nutrición 48,
Melatonina 53, 67, 299, 305,
acciones de 314, O

411
Endocrinología Infantil

Obesidad 233, Pseudohermafroditismo masculino


Obesidad idiopática familiar 32, 165, 176,
Osmorreceptores 94, Pseudohipoparatiroidismo 133,
Osteocalcina 130, Pseudo-pseudo-hipoparatirodismo
Óxido nítrico 54, 134,
Oxitocina 93, 94, Psiconeuroendocrinoinmunología
52,
P PTH 124, 127,
Panhipopituitarismo 78, Pubertad precoz 35, 78,
Panículo adiposo, determinación de Pubertad precoz verdadera 84,
243, Pubertad retrasada 88,
Paratiroides 123, Pubertad verdadera 84, 86,
Patrones de crecimiento 19,
Péptido carboxiterminal del procolá- Q
geno tipo I 130, 0 Quiste del conducto tirogloso 119,
Perímetros corporales 22, 59, 245,
Peso 20, R
Pineal, glándula 297, Raquitismo 136,
Piridinolina 130, Raquitismo hipofosfatémico familiar
Pliegues cutáneos 22, 244, ligado al cromosoma X 127, 137,
Polisomías X del varón 172, Raquitismo por déficit de Vitamina D
Porfiria aguda intermitente 99, 137,
Potomanía 96, Raquitismo resistente a la Vitamina D
Prealbúmina 103, 127, 1370
Privación afectiva 40, Relación peso/talla 21,
Privación encubierta 41, 42, 43, Retinopatía diabética 266,
Privación encubierta 65, Retraso constitucional del crecimiento
PRL 75, 78, 89, 27,
Progestágenos 87, Retraso del crecimiento de causa no
Proopiomelanocortina 77, 78, orgánica 37, 38, 39, 40, 48, 50, 51,
Prueba de la perfusión salina hipertó- 52, 65, 66, 67,
nica 96, Retraso del crecimiento intrauterino
Prueba de la sed 96, 97, 28,
Prueba de la vasopresina 96, 97, Retraso del crecimiento psicosocial
Pruebas de tamizaje neonatal 106, 37,
Pseudohermafroditismo femenino Retraso de maduración ósea 105,
165, 175, 176, Retraso mental sin lesión cerebral evi-
denciable 42,

412
Índice temático

Retraso pondoestatural 58, 88,


Ritmo de crecimiento 17, Síndrome de Lupian 34,
Síndrome de Maffuci 34,
S Síndrome de Marfan 34,
Sena carotídeo 94, Síndrome de McCune-Albright 85,
Serotonina 53, 67, 78, 87, 110,
Seudopubertad precoz 85, 86, 87, Síndrome de Nelson 78,
Sinapsis 55, 56, Síndrome de Pendred 104,
Síndrome adrenogenital 143, Síndrome de Prader-Willi 88,
Síndrome cerebrohepatoduodenal de Síndrome de resistencia a las hormo-
Zellweger 186, nas tiroideas 110,
Síndrome de abandono afectivo 61, Síndrome de retraso ambiental 42,
Síndrome de Achard 34, Síndrome de Richner-Hanhart 193,
Síndrome de Bartter 83, 146, Síndrome de secreción inadecuada de
Síndrome de carencia afectiva 37, ADH 94, 98,
Síndrome de Cushing 29, 78, 141, Síndrome de Swyer 173,
143, Síndrome de testículos rudimentarios
Síndrome de Denys-Drash 174, 174,
Síndrome de Down 118, Síndrome de triple A o de Allgrove
Síndrome de Fanconi 136, 148,
Síndrome de Forbes-Albright 89, Síndrome de Turner 83, 88, 118,
Síndrome de Frasier 174, 164, 165, 166, 167, 168, 169, 170,
Síndrome de Guillain-Barré 98, Síndrome de WAGR 173,
Síndrome de Hand-Schuller-Christian Síndrome de Weber 34,
95, Síndrome del niño vulnerable 39,
Síndrome de hipercalcemia hipocal- Síndrome feminizante 144,
ciúrica familiar o hipercalcemia fami- Síndrome Laron 30, 77, 79,
liar benigna 135, Síndrome Sotos 35,
Síndrome de incompetencia materna Síndromes dismórficos con hipercreci-
40, miento 32, 33,
Síndrome de Kallmann 78, 88, Síndromes hiperamoniémicos 197,
Síndrome de Kaspar Hauser 37, Síndromes poliúricos-polidípsicos
Síndrome de Klinefelter 32, 33, 96,
171, Síndromes psicotóxicos 46,
Síndrome de Klinefelter 88, 164, Somatomedinas-C 67, 76, 77,
Síndrome de Klippel-Trenaunay 34,
Síndrome de Larence-Moon-Biedl

413
Endocrinología Infantil

T TSH 75, 76, 89, 103, 104, 105, 107,


Talla 19, 110, 113, 119,
talla adulta, predicción 24, Tumor hipofisario 80, 81, 110,
talla alta familiar 32, Tumores secretantes de HCG 85,
talla baja 26, 80,
talla baja familiar 27, V
talla baja, variantes normales 27, Varones XX 172,
Técnica de Guthrie 192, Vasopresina 93,
Telarquia precoz 86, Velocidad de crecimiento 20, 58,
Test corto de ACTH 151, 156, 157, Vitamina D 123, 125, 129,
Test de Desmopresina 142, 152,
Test de dinitrofenilhidracina 187,
Test de Ellsworth-Howard 134,
Test de supresión con clonidina 160,
Test del cianuro-nitroprusiato o de
Brand 195,
Test largo de ACTH 151,
Test largo de supresión con dexameta-
sona 142, 144,
Testosterona 87,
Tioaminoácidos 191,
Tireoestáticos 112,
Tiroglobulina 103,
Tiroidectomía subtotal 113, 118,
Tiroides 103,
cáncer de 117,
Tiroiditis 110, 118,
tiroiditis de Hashimoto 108,
117, 118, 119,
Tirosina 192,
Tirosina 193,
Tirosinemia 193,
Tiroxina 103,
Trastornos del sueño 64,
TRH 75, 103, 119,
Triglicéridos 210,
Triptófano 50, 51,

414
TERCERA PARTE

AUTOEVALUACIÓN
DE ENDOCRINOLOGÍA INFANTIL

Preguntas

415
Endocrinología Infantil

416
Autoevaluación

1.- ¿En cuál de las siguientes situaciones está siempre indicado el trata-
miento quirúrgico del bocio simple?
a) Cuando se sospeche transformación quística.
b) En todos los casos de bocio multinodular.
c) En todos los casos de bocio multinodular tóxico.
d) Siempre.
e) Cuando se observa un crecimiento rápido y doloroso de alguno de los
nódulos.

2.- ¿En cuál de las siguientes circunstancias no considera indicado el uso del
propranolol en el hipertiroidismo?
a) En todos los casos de hipertiroidismo.
b) En las crisis tirotóxicas.
c) En los casos de hipertiroidismo muy florido.
d) Hiperactividad simpática.
e) Como preparación a la cirugía sólo en casos seleccionados.

3.- ¿Cuál de los siguientes preparados considera de elección en el trata-


miento médico del hipertiroidismo de la enfermedad de Graves-Bassedow si
pretende minimizar las repercusiones hematológicas?
a) Perclorato.
b) Carbimazol.
c) Litio.
d) Tiocianato.
e) Metimazol.

4.- La absorción intestinal de calcio es directamente estimulada por:


a) PTH.
b) Contenido en fosfatos en la dieta.
c) Vitamina D.
d) Calcitonina.
e) a y c son ciertas.

5.- Respecto a la absorción intestinal de calcio, ¿cuál de las siguientes afir-


maciones es falsa?:
a) Se absorbe fundamentalmente en duodeno y yeyuno proximal.
b) El 5 –10 % del calcio se absorbe por difusión pasiva.

417
Endocrinología Infantil

c) La lactosa aumenta su absorción.


d) La fracción de calcio absorbido aumenta con la edad.
e) El contenido en oxalato de la dieta disminuye la absorción de calcio.

6.- Respecto a la fosfaturia, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es falsa?:


a) En condiciones normales se reabsorbe un 60 – 80 % del fósforo fil-
trado.
b) La PTH incrementa la fosfaturia.
c) La ingesta de fósforo tiene más influencia sobre la fosfaturia que la
PTH.
d) La vitamina D disminuye la fosfaturia.
e) a y c son ciertas.

7.- ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es cierta respecto a la vitamina D?:


a) La hidroxilación en posición 25 tiene lugar en la epidermis.
b) El aumento de la calcemia disminuye la actividad de la 1-hidroxilasa
renal.
c) El 1,25(OH)2 D3 estimula la actividad de la 1ahidroxilasa renal.
d) El 1,25(OH)2 D3 estimula la absorción intestinal de calcio e inhibe la de
fósforo.
e) El 1,25(OH)2 D3 estimula la secreción de PTH.

8.- De las siguientes acciones de la PTH, ¿cuál considera incorrecta?:


a) Estimula los procesos de formación ósea.
b) Estimula los procesos de reabsorción ósea.
c) Aumenta la reabsorción tubular de calcio.
d) Estimula directamente la absorción intestinal de calcio.
e) Inhibe la reabsorción tubular de fósforo.

9.- Respecto a la densitometría radiológica de doble energía (DEXA) es falso


que:
a) Tiene una elevada precisión y reproductibilidad.
b) Su principal limitación es el tiempo prolongado de exploración.
c) Emplea una fuente de rayos X de doble energía.
d) Carece de utilidad práctica en pediatría.
e) b y d son ciertas.

418
Autoevaluación

10.- De las siguientes opciones, ¿cuál considera verdadera respecto a la fos-


fatasa alcalina sérica?:
a) El aumento de la fosfatasa alcalina sérica tiene una elevada especificidad
para los trastornos del metabolismo fosfo-cálcico.
b) La isoenzima intestinal es cuantitativamente la más importante.
c) La patología hepática no altera su significado.
d) En ausencia de otra patología es un buen marcador de formación ósea.
e) Sus valores disminuyen a lo largo de la infancia hasta el inicio de la
pubertad .alcanzando en ese momento los valores de adulto.

11.- De los siguientes métodos para el estudio de la mineralización ¿cuál con-


sidera más indicado en pediatría por su baja dosis de radiación y su elevada
precisión?:
a) Radiología convencional.
b) Absorciometría fotónica simple.
c) TAC.
d) DEXA.
e) Ultrasonografía.

12.- El regulador más importante de la secreción de PTH es:


a) Magnesemia.
b) Hipófisis.
c) Calcemia.
d) Vitamina D.
e) Todas son ciertas.

13.- Es falso respecto a la calcitonina que:


a) Inhibe la reabsorción ósea.
b) Posee un efecto hipofosforemiante.
c) Estimula la producción de 1,25(OH)2 D3.
d) Inhibe la absorción intestinal de calcio.
e) Todas son falsas.

14.- La osteodistrofia de Albright incluye:


a) Talla baja.
b) Acortamiento de metacarpianos.
c) Cataratas.

419
Endocrinología Infantil

d) Calcificaciones en los ganglios basales.


e) Todas son ciertas.

15.- De las siguientes anomalías ¿cuál no forma parte del síndrome de Di


George?:
a) Aplasia / Hipoplasia tímica.
b) Hipertelorismo.
c) Defectos cardíacos.
d) Micrognatia.
e) Hiperparatiroidismo.

16.- Respecto al raquitismo hipofosfatémico familiar ligado a X, es cierto


que:
a) Requiere tratamiento con suplementos orales de fosfato y de 1,25(OH)2
D.
b) En su evolución son necesarias las determinaciones seriadas de PTH.
c) La realización regular de ecografía renal permite detectar la posible
nefrocalcinosis.
d) Existe un defecto en la reabsorción tubular de fosfato.
e) Todas son ciertas.

17.- En el hipoparatiroidismo autoinmune, es cierto que:


a) Se asocia con candidiasis mucocutánea crónica.
b) Suele tener una herencia autosómica recesiva.
c) Se asocia con otras alteraciones glandulares.
d) Aparece con alteraciones por distrofia ectodérmica.
e) Todas son ciertas.

18.- ¿Cuál de las siguientes formas de hipoparatiroidismo cursa con dismi-


nución de la proteína Gs?:
a) Hipoparatiroidismo autoinmune.
b) Pseudohipotiroidismo 1a.
c) Pseudohipotiroidismo 1b.
d) Pseudohipotiroidismo 2.
e) Pseudopseudohipotiroidismo .

420
Autoevaluación

19.- El hiperparatiroidismo de la niñez:


a) Es más frecuente que el hiperparatiroidismo neonatal.
b) Comienza en los primeros 5 años de vida.
c) Es menos frecuente que el hiperparatiroidismo neonatal.
d) Suele comenzar a partir de los 10 años.
e) Son ciertas a y d.

20.- El hiperparatiroidismo familiar puede aparecer en:


a) Hipercalcemia hipocalciúrica familiar.
b) MEN 1.
c) MEN 2b.
d) Todas son ciertas.
e) Son ciertas a y b.

21.- La hipocalcemia que aparece en la insuficiencia renal crónica se debe a:


a) Defectos nutricionales.
b) Disminución de la hidroxilación renal de 25(OH) D.
c) Incremento del fosfato sérico.
d) Resistencia esquelética a la acción de la PTH.
e) Todas son ciertas.

22.- El raquitismo por déficit de vitamina D puede aparecer por:


a) Tratamiento crónico con anticonvulsivantes.
b) Enfermedad hepática.
c) Trastornos renales.
d) Escaso aporte de vitamina D.
e) Todas son ciertas.

23.- El hiperparatiroidismo secundario puede deberse a:


a) Insuficiencia renal crónica.
b) Síndrome de malabsorción.
c) Síndrome de Fanconi.
d) Acidosis tubular renal.
e) Todas son ciertas.

24.- Siempre que en un caso diagnosticado de retraso del crecimiento por


defecto de GH no se observe respuesta al tratamiento con esta hormona,

421
Endocrinología Infantil

habrá que pensar en primer lugar en:


a) La dosis es insuficiente.
b) El diagnóstico es erróneo.
c) Existen defectos endocrinos múltiples.
d) Se trata de un déficit aislado de GH resistente al tratamiento con GH.
e) La frecuencia de administración de la dosis es demasiado alta y se pro-
duce un efecto de inhibición.

25.- ¿Qué preparado hormonal es más aconsejable para tratar el déficit


tiroideo en los casos de panhipopituitarismo en la actualidad?
a) TRH.
b) Triyodotironina.
c) Levotiroxina.
d) TSH.
e) Tiroides desecado.

26.- La hipoglucemia que suele observarse en la insuficiencia córticosupra-


rrenal aguda se tratará con:
a) Glucagón.
b) Soluciones glucosadas hipertónicas.
c) Catecolaminas a dosis bajas.
d) Manitol al 20 %
e) Soluciones glucosalinas.

27.- ¿Qué tratamiento a largo plazo aconsejaría en los casos de hiperplasia


suprarrenal congénita por déficit de 21-hidroxilasa de presentación en el
recién nacido o lactante?
a) Hidrocortisona.
b) Fluorhidrocortisona.
c) Cloruro sódico.
d) a y b son ciertas.
e) Son todas correctas.

28.- ¿Qué tratamiento de mantenimiento aconsejaría en los casos de hiper-


plasia suprarrenal congénita por déficit de 21-hidroxilasa a partir de la
segunda infancia hasta la adolescencia?
a) Rehidratación continua.

422
Autoevaluación

b) ACTH.
c) Fluorhidrocortisona.
d) Estradiol.
e) Cloruro sódico.

29.- ¿Cuál es la dosis de GH más adecuada para tratar un retraso del creci-
miento debido a un déficit de hormona del crecimiento?
a) 2-4 U tres veces a la semana.
b) 8-16 U tres veces a la semana.
c) 16-32 U tres veces a la semana.
d) 32-64 U tres veces a la semana.
e) 64-128 U tres veces a la semana.

30.- En los retrasos del crecimiento ¿cómo sabremos, tras la administración


de GH, que se produce una respuesta terapéutica eficaz?
a) Valorando los niveles plasmáticos de somatomedinas.
b) Observando si se produce brote de crecimiento.
c) Cuantificando la disminución de la retención de N.
d) Valorando los niveles plasmáticos de GH.
e) Valorando los niveles plasmáticos de GH tras la estimulación combi-
nada con insulina-arginina.

31.- ¿En cuál de las siguientes circunstancias considera electivo el trata-


miento quirúrgico de la acromegalia?
a) En todos los casos de acromegalia con o sin adenoma hipofisario detectado.
b) Sólo en los casos en que se detecte adenoma a través de las exploracio-
nes complementarias, independientemente de su tamaño.
c) Sólo cuando el tumor sea pequeño.
d) Sólo cuando el tumor sea grande.
e) Sólo cuando el tumor comprometa los fascículos ópticos.

32.- El tratamiento del hipotiroidismo del recién nacido se efectuará:


a) Lo más tempranamente posible tras el nacimiento.
b) Entre los 3 y 6 meses.
c) Nunca antes de los 3 meses.
d) A partir de los 6 meses.
e) A partir del año de edad.

423
Endocrinología Infantil

33.- La dosis de levotiroxina con la que suelen controlarse la mayoría de


pacientes hipotiroideos oscila entre:
a) 25-50 mcg/día.
b) 25-50 mg/día.
c) 100/150 mcg/día.
d) 100-150 mg/día.
e) 50-100 mg/día.

34.- ¿Cuál es el tratamiento de elección del adenoma tóxico?


a) Quirúrgico.
b) Tioderivados.
c) Sales de litio.
d) Radioisotópico.
e) Perclorato.

35.- ¿Cuál de los siguientes diuréticos ha demostrado poseer una gran efi-
cacia tanto en la corrección urgente como mantenida de la hiponatremia
secundaria al síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética?
a) Acido etacrínico.
b) Espironolactona.
c) Furosemida.
d) Hidroclorotiazida.
e) Amilorida

36.- ¿Cuál es el mecanismo de acción de la democlociclina que justifica su


uso en el síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética?
a) Inhibe la acción de la ADH a nivel del túbulo renal.
b) Inhibe la secreción de ADH.
c) Disminuye la sensación de sed y con ello la ingesta de agua.
d) Potencia la acción de los antagonistas de la ADH.
e) Aumenta la secreción de aldosterona.

37.- ¿Cuál de las siguientes alteraciones testiculares no requiere tratamiento


alguno?
a) Testículos abdominales superficiales.
b) Testículos inguinales.

424
Autoevaluación

c) Testículos femorales.
d) Testículos en ascensor.
e) Testículos perineales.

38.- En los casos de insulinoma benigno el tratamiento quirúrgico de elec-


ción (siempre que el tumor se haya localizado) consiste en:
a) La pancreatectomia total.
b) La pancreatectomia parcial.
c) La enucleación simple.
d) La pancreatectomía subtotal.
e) La pancreatectomia casi total.

39.- El agente citostático más efectivo en el tratamiento del insulinoma


maligno es:
a) La bleomicina.
b) La estreptozotocina.
c) La 6-mercaptopurina.
d) La vincristina.
e) La mitomicina C.

40.- Ante un cuadro de gastroenteritis, el paciente addisoniano debe:


a) Mantener el mismo tratamiento por vía oral.
b) Aumentar las dosis de glucocorticoides por vía oral.
c) Disminuir las dosis de glucocorticoides por vía oral.
d) Aumentar las dosis de glucocorticoides y pasar a la vía parenteral.
e) Mantener el mismo tratamiento por vía parenteral.

41.- Para el tratamiento de las crisis hipertensivas que surgen espontánea-


mente o tras maniobras exploratorias durante la fase preoparatoria del feo-
cromocitoma ¿cuál es el fármaco de elección?
a) La furosemida.
b) El propranolol.
c) La fentolamina.
d) La fenoxibenzamina.
e) El diazóxido.

42.- El periodo óptimo de tratamiento de la criptorquidia es el comprendido

425
Endocrinología Infantil

entre los:
a) 2 y 3 años.
b). 3 y 5 años.
c) 1 y 2 años.
d) 5 y 7 años.
e) 7 y 10 años

43.- La medida ambulatoria inicial más imporatante a adoptar ante un


enfermo consciente, con sintomatología clínica sugestiva de hipoglucemia,
es:
a) Valorar la glucosa sanguínea.
b) Suprimir las sufonilureas si lass estaba tomando.
c) Administrar glucosa por vía parenteral.
d) Administrar glucosa por vía oral.
e) Administrar glucagón por vía parenteral.

44.- ¿Cuál es el fármaco de elección para la preparación preoperatoria del


feocromocitoma?
a) La furosemida.
b) El propranolol.
c) La fentolamina.
d) La fenoxibenzamina.
e) La reserpina.

45.- ¿Cuál de los siguientes glucocorticoides considera más idóneo para el


tratamiento de la enfermedada de Addison?
a) 6-metilprednisolona.
b) Cortisona.
c) Betametasona.
d) Triamcinolona.
e) Dexametasona.

46.- Ante la sospecha clínica de insuficiencia corticosuprarrenal aguda ini-


ciaremos el tratamiento hormonal:
a) Una vez, por lo menos, un ionograma.
b) Inmediatamente.
c) Una vez sepamos los valores del cortisol y ACTH plasmáticos.

426
Autoevaluación

d) Inmediatamente, pero habiendo obtenido previamente una muestra de


sangre suficiente para las determinaciones biológicas pertinentes.
c) Una vez corregidos los desequilibrios hidroelectrolíticos que puede pre-
sentar el paciente.

47.- La constatación iterativa de hipertensión en un paciente addisoniano,


aparentemente bien compensado con cortisona y fluocortisona, indica:
a) Que la dosis de cortisona es insuficiente.
b) Que la dosis de fluocortisona es excesiva.
c) Que la dosis de cortisona es excesiva.
d) Que la dosis de fluocortisona es insuficiente.
e) Ninguna de las anteriores.

48.- La dosis de cortisona que suele administrarse en los pacientes con enfer-
medad de Addison oscila entre:
a) 25 y 37,5 mg/dia.
b) 50 y 75 mg/día.
c) 5 y 25 mg/día.
d) 75 y 100 mg/día.
e) 150 y 250 mg/día.

49.- ¿Cuál es el tratamiento de elección en la mayoría de los casos de


feocromocitomas?
a) Médico-sintomático.
b) Quirúrgico.
c) Las radiaciones externas.
d) Citostáticos.
e) Ninguno de los anteriores.

50.- El tratamiento médico de las criptorquídias se lleva a cabo, general-


mente, con:
a) Gonadotropina coriónica humana (HCG).
b) Clomifeno.
c) Testosterona.
d) Gonadotropina menopáusica humana (HMG).
e) Nebulizaciones nasales de LH-RH.

427
Endocrinología Infantil

51.- ¿Cuál deberá ser la conducta terapéutica inicial en la mayoría de los


casos de hiperplasia suprarrenal congénita por déficit de 21-hidroxilasa de
presentación en el recién nacido o lactante?:
a) Rehidratación.
b) Tratamiento sustitutivo con hidrocortisona.
c) Tratamiento sustitutivo con fluorohidrocortisona.
d) Tratamiento sustitutivo con DOCA.
e) Tratamiento sustitutivo con estradiol.

52.- ¿Cuándo se produce el pico máximo de la insulina semilente MC y cuál


es su duración máxima de actuación?:
a) 3 horas y 24 horas.
b) 3 horas y 14 horas.
c) 1 hora y 6 horas.
d) 8 horas y 36 horas.
e) 24 horas y 48 horas.

53.- Al iniciar la tiroidoterapia en el tratamiento del coma mixedematoso


muchos autores consideran obligada la administración simultánea de:
a) Propranolol.
b) Yodo.
c) Corticoides.
d) Vasodilatadores coronarios.
e) Analépticos.

54.- El mecanismo de acción de los tioderivados tiene lugar a través de:


a) Una acción tóxica directa sobre la glándula tiroidea.
b) Una inhibición del proceso de organización.
c) Un bloqueo de los receptores periféricos para la T3.
d) Un bloqueo de la absorción intestinal de yodo.
e) Un aumento de la yodinación de las tirosinas.

55.- ¿Cuál de los siguientes esquemas terapéuticos considera más indicado


en el tratamiento médico del hipertiroidismo de la enfermedad de Graves-
Basedow?
a) Dosis altas de tioderivados durante seis meses.
b) Dosis bajas de tioderivados durante 6 semanas.

428
Autoevaluación

c) Dosis altas de tioderivados hasta el eutiroidismo y prosecución con


dosis bajas indefinidamente.
d) Dosis altas de tioderivados hasta el eutiroidismo y proseguir con dosis
bajas hasta los 12 meses de tratamiento.
e) Iniciar con dosis bajas de tioderivados, aumentar progresivamente hasta
el eutiroidismo y suprimirlos a los 12 meses de tratamiento.

56.- ¿Cuál es la secuela más frecuente que sigue a la tiroidectomía subtotal


en la enfermedad de Graves-Basedow?
a) Parálisis del recurrente.
b) Hipotiroidismo permanente.
c) Hipoparatiroidismo permanente.
d) Recidiva del hipertiroidismo.
e) Muerte súbita.

57.- La adminsitración de T3 está indicada en el tratamiento del:


a) Hipotiroidismo transitorio del adulto.
b) Nunca está indicada.
c) En el coma mixedematoso.
d) En el hipotiroidismo del adulto.
e) En el hipotiroidismo del recién nacido.

58.- Ante un paciente con exoftalmia maligna grave, ¿cuál de los siguientes
tratamientos aconsejaria en primer lugar?
A) Corticoides a dosis altas.
b) Diuréticos.
c) Veinte gotas de guanetidina en cada ojo.
d) Descompresión orbitaria quirúrgica.
e) Tarsorrafia parcial.

59.- El tratamiento de elección del bocio multinodular tóxico es:


a) La tiroidectomía subtotal.
b) La hemitiroidectomía.
c) La tiroidectomía total.
d) Los tioderivados.
e) El I131.

429
Endocrinología Infantil

60.- De todos los fármacos empleados en el tratamiento de la diabetes insí-


pida que a continuación se citan ¿cuál es el que se considera más eficaz?
a) Clorotiazida.
b) Clorpromacina.
c) Tanato de pitresina.
d) Clorfibrato.
e) Carbamacepina.

61.- ¿Cuál de los siguientes grupos de medidas engloba los diversas posibles
terapéuticas a utilizar en el carcinoma medular de tiroides?
a) Tiroidectomía casi total, I131, tiroxina a dosis subtóxicas.
b) Radiaciones externas, poliquimioterapia.
c) Tiroidectomía subtotal, raciaciaones externas, I131.
d) Tiroidectomía total, radiaciones externas, adriamicina.
e) Radiaciones externas, adriamicina.

62.- ¿Cuál de los siguientes medicamentos considera más indicado en el tra-


tamiento farmacológico de la acromegalia?
a) Estrógenos.
b) Clorpromacina.
c) Somatostatina.
d) Acetato de medroxiprogesterona.
e) Bromocriptina.

63.- ¿Qué fármacos se utilizan en el tratamiento de la diabetes insípida


nefrógena?
a) Diuréticos.
b) Antidiabéticos orales.
c) Resinas de intercambio iónico.
d) Antiinflamatorios no esteroides.
e) Esteroides.

64.- Los efectos secundarios de la 1-desamino-8-D-arginina-vasopresina


(DDAVP):
a) Son escasos y poco importantes.
b) Son escasos pero graves.
c) Son muy frecuentes.

430
Autoevaluación

d) Contraindican su uso sistemático.


e) No poseen efectos secundarios.

65.- ¿Cuál de los siguientes métodos considera más adecuado para predecir
que un enfermo acromegálico responderá al tratamiento con bromocrip-
tina?
a) Ensayo terapéutico prolongado.
b) Efecto de una dosis única de 2,5 mg sobre la concentración de GH.
c) Efecto de dos dosis de 2,5 mg sobre la concentración de GH.
d) Respuesta de la GH a la estimulación con TRH.
e) Perfiles diarios de la GH durante la prueba con glucosa oral.

66.- ¿Qué tipo de intervención se aconseja realizar en la cirugía del bocio


simple?
a) Exéresis total.
b) Tiroidectomía subtotal.
c) Hemitiroidectomía.
d) Resección aislada de los nódulos más grandes.
e) Resección individual de cada uno de los nódulos.

67.- ¿En qué tipo anatomoclínico de cáncer de tiroides la cirugía constituye


prácticamente la única opción eficaz de tratamiento?
a) Folicular.
b) Papilar.
c) Medular.
d) Anaplásico.
e) Linfoma maligno.

68.- ¿Qué tipo de intervención adoptaría en el tratamiento quirúrgico de los


carcinomas de tiroides diferenciados?
a) Tiroidectomía subtotal.
b) Tiroidectomía casi total.
c) Hemitiroidectomía del lóbulo afecto.
d) Tiroidectomía total.
e) Exéresis simple del tumor.

431
Endocrinología Infantil

69.- ¿En cuál de las siguientes fases del bocio simple está indicado el trata-
miento médico con hormonas tiroideas?
a) Fase de hipertrofia e hiperplasia de las células epiteliales tiroideas.
b) Fase de bocio coloide.
c) Fase de bocio multinodular.
d) Fase de transformación quístita.
e) En todas las fases señaladas.

70.- La principal complicación de la profilaxis del bocio simple con yodo es:
a) El hipotiroidismo.
b) El hipertiroidismo.
c) El cáncer de tiroides.
d) La aparición temprana de bocio multinodular.
e) No tiene complicaciones.

71.- El hipertiroidismo producido por la tiroidistis de De Quervain:


a) Deber tratarse con tioderivados.
b) Habitualmente no requiere tratamiento alguno.
c) Suele mejorar con la administración de yodo.
d) Requiere bloqueadores beta en todos los casos.
e) Nunca debe tratarse.

72.- ¿Cuál de los siguientes parámetros o marcadores biológicos se utiliza en


el control periódico posquirúrgico del carcinoma medular de tiroides?
a) CEA.
b) Calcitonina.
c) Tiroglobulina.
d) T4.
e) T3.

73.- ¿Cuál de los siguientes preparados considera electivo en el tratamiento


del hipotiroidismo establecido?
a) Tiroides desecado.
b) Tiroglobulina.
c) Levotiroxina.
d) Tryodotironina.
e) Levotiroxina + Triyodotironina.

432
Autoevaluación

74.- ¿Cuál es el estímulo más potente para la producción y liberación de


ADH?
a) Cambios osmóticos.
b) Vasodilatación.
c) Hipotensión por hemorragia.
d) Estímulos colinérgicos y betaadrenérgicos.
e) El fenómeno fisiológico del envejecimiento.

75.- Entre los siguientes agentes farmacológicos, señale el inhibidor de la


liberación de ADH.
a) Nicotina.
b) Ciclofosfamida.
c) Clofibrato.
d) Clorpropamida.
e) Clorpromacina.

76.- Con respecto al test de deshidratación, señale la respuesta falsa.


a) Es útil en el diagnóstico diferencial de los síndromes poliúricos.
b) En la diabetes insípida central, la osmolaridad urinaria aumenta más de
un 9% tras la inyección subcutánea de 5 U de ADH acuosa.
c) La deprivación de agua se mantiene hasta que el individuo ha perdido al
menos 1 kg de peso y la osmolaridad urinaria se mantiene estable al menos
durante 3 horas.
d) En la polidipsia primaria aumenta la osmolaridad de la orina más de
un 9% tras la inyección subcutánea de ADH debido a la insensibilidad del
túbulo renal a dosis fisiológicas de ADH.
e) El test se debe suspender si el paciente presenta deterioro clínico ó
pérdida mayor de 2 kg de peso.

77.- ¿Cuál de los siguientes no es un criterio necesario para el diagnóstico de


SIADH?
a) Función suprarrenal normal.
b) Función tiroidea normal.
c) Sodio en orina mayor de 20 mEq/L en presencia de hipoosmolaridad e
hiponatremia séricas.
d) Descartar estados edematosos con hiponatremia.
e) Sodio sérico menor de 130 mEq/L.

433
Endocrinología Infantil

78.- Un varón de 15 años presenta poliuria y polidipsia. No ha tomado medi-


cación alguna. La deprivación acuosa y el tratamiento con ADH no logran
concentrar la orina. Otros miembros de la familia presentan un problema
similar. Todas las pruebas analíticas, incluidas la glucosa, calcio, potasio
séricos, análisis de orina y hemoglobina son normales. ¿Cuál de los siguien-
tes fármacos puede ser el más eficaz en el tratamiento?
a) Clorpropamida.
b) Carbonato de litio.
c) Nicotina.
d) Hidroclorotiacida.
e) Clofibrato.

79.- ¿Cuál de las siguientes situaciones es menos probable que cause poliuria
relativamente resistente a la ADH ?
a) Hipercalcemia.
b) Hipernatremia.
c) Administración de litio.
d) Hipopotasemia.
e) Anemia de células falciformes.

80.- En la diabetes insípida central (hipotalámica) que requiere tratamiento


con ADH, ¿ cuál de las siguientes formas de ADH constituye la pauta de
elección, en términos de duración de acción, vía de administración y ausen-
cia de efectos secundarios?
a) 1-desamino,8-D-arginina vasopresina ( dDAVP ).
b) Lisina vasopresina.
c) Tanato de vasopresina en aceite..
d) Vasopresina acuosa.
e) Extractos de hipófisis posterior.

81.- Una chica de 14 años sufrió un accidente de motocicleta con trauma-


tismo de la cabeza y pérdida pasajera del conocimiento. Durante su observa-
ción en el hospital presentó poliuria (300 ml/h) y sed excesiva. El ionograma
descubre sodio sérico de 158 mEq/L, osmolaridad sérica de 320 mOsm/kg,
sodio en orina de 2 mEq/L y osmolaridad urinaria de 175 mOsm/kg. ¿Cuál
de los siguientes diagnósticos sugiere la interpretación de estos datos?
a) SIADH.

434
Autoevaluación

b) Hipopituitarismo.
c) Diabetes insípida.
d) Diabetes Mellitus.
e) Hipernatremia esencial.

82.- De los siguientes datos, cuál no suele estar presente en una SIADH.
a) Edemas
b) Hiponatremia dilucional
c) Incapacidad para excretar agua libre.
d) Secreción de renina suprimida.
e) Todo suele estar presente en una SIADH.

83.- El estímulo más fisiológico para segregar ADH es:


a) El aumento de la osmolaridad plasmática..
b) Hipotensión secundaria a hemorragia.
c) El aumento de la concentración de sodio en el túbulo renal.
d) El estímulo alfa-adrenérgico.
e) El estímulo vagal.

84.- De las siguientes afirmaciones sobre la ADH, ¿cuál es falsa?


a) Su principal función es concentrar la orina.
b) La hipotensión causa secreción de ADH aunque la osmolaridad de la
sangre sea baja ó normal.
c) En presencia de ADH el túbulo contorneado distal y colector se hacen
permeables al agua permitiendo el paso de ésta al intersticio hipertónico.
d) Su mecanismo de acción es mediante unión a receptores intracelulares.
e) Es secretada por el lóbulo posterior de la hipófisis.

85.- ¿Cuál de las siguientes afirmaciones respecto a la diabetes insípida es falsa?


a) Puede ser idiopática hasta en un 20% de las ocasiones.
b) Se ha descrito una forma hereditaria con transmisión autosómica-domi-
nante o ligada al X.
c) Es característica la poliuria, polidipsia y la osmolaridad urinaria mayor
a la sanguínea.
d) El fármaco de elección para el tratamiento es la desmopresina.
e) El síndrome de Wolfram asocia DI, DM, sordera neurosensorial y atro-
fia óptica.

435
Endocrinología Infantil

86.- ¿Cuál de las siguientes circunstancias no ocasiona una diabetes insípida


nefrogénica secundaria o seudodiabetes insípida renal?
a) Ingestión excesiva de agua.
b) Enfermedades renales crónicas posteriores a uropatía obstructiva.
c) Tratamiento con litio.
d) Anestesia con metoxifluorano.
e) Deficiencias de potasio por aldosteronismo primario.

87.- La diabetes insípida nefrogénica:


a) Se transmite de forma autosómica-recesiva.
b) Las formas hereditarias no siguen las leyes de Mendel. .
c) No tiene transmisión hereditaria, siempre es secundaria.
d) La transmisión es recesiva ligada a X.
e) La transmisión es dominante ligada a X.

88.- En la SIADH qué es falso:


a) Es un cuadro frecuente y producido por múltiples causas.
b) La osmolaridad urinaria es superior a la plasmática.
c) El aumento de la ADH produce una hipernatremia.
d) Es raro que curse con edema o hipertensión.
e) En su tratamiento es fundamental la restricción hídrica y la suplementa-
ción con ClNa.

89.- ¿Cuál de las siguientes situaciones no cursa con déficit de ADH de causa
central o hipofisaria?
a) Craneofaringioma.
b) Síndrome de Hand-Schüller-Christian.
c) Traumatismo craneoencefálico.
d) Tratamiento con litio.
e) Leucosis.

90.- ¿En qué situaciones se interrumpe la prueba de la sed en el diagnóstico


de los síndromes poliúricos?
a) Pérdida de peso corporal mayor de un 5% respecto al peso inicial.
b) Natremia en sangre superior a 148 mEq/L.
c) Osmolaridad plasmática superior a 3 ó 5 mOsm/kg.
d) Osmolaridad urinaria estacionaria.

436
Autoevaluación

e) En todas las situaciones anteriores debe interrumpirse la prueba.

91.- ¿Qué situaciones clínicas no cursan con SIADH?


a) Síndrome de Guillainn-Barré.
b) Síndromes paraneoplásicos.
c) Sepsis.
d) Cirugía abdominal.
e) Histiocitosis X.

92.- Un prematuro de 30 semanas de edad destacional presenta palidez


terrosa, náuseas, vómitos con distensión abdominal e hipotonía. En el hemo-
grama destaca una leucocitosis de 34 mil, índice de Manroe mayor de 0,2
y PCR mayor de 4. En la bioquímica sanguínea aparece una hiponatremia
junto a hipoosmolaridad plasmática y en análisis de orina una hipernatriu-
ria. ¿Qué cuadro clínico acompaña a esta infección neonatal?
a) Hipotiroidismo.
b) Diabetes insípida central.
c) SIADH.
d) Cushing primario.
e) Hiperaldosteronismo primario.

93.- ¿Qué pruebas diagnósticas son útiles en el diagnóstico diferencial de los


síndromes poliúricos-polidípsicos?
a) Prueba de la sed.
b) Prueba del suero salino hipertónico.
c) Prueba de la ADH.
d) Densidad de la orina.
e) Todas las anteriores.

94.- Indique de los siguientes factores cuál es capaz de estimular la secre-


ción de GH:
a) Clonidina.
b) L-dopa.
c) Hipoglucemia.
d) Sueño.
e) Todo lo anterior.

437
Endocrinología Infantil

95.- Todas, excepto una, son situaciones en las que se describe un hipogona-
dismo hipogonadotropo:
a) Síndrome de Kallman.
b) Anorexia nerviosa.
c) Hemocromatosis.
d) Síndrome pluriglandular autoimmune.
e) Síndrome de Klinefelter.

96.- ¿Cuál de las siguientes entidades es causa de hipogonadismo hipogona-


dotropo?
a) Síndrome de Prader-Willi.
b) Síndrome de Klinefelter.
c) Distrofia miotónica.
d) Disgenesia gonadal.
e) Insensibilidad a los andrógenos.

97.- Se le pide que valore a un varón con 18 años de edad con falta de madu-
ración sexual normal. Es alto y delgado, sin barba ni vello axilar o púbico.
Su pene y testes son pequeños. Como hecho interesante carece de olfato. Es
probable que requiera:
a) Hipofisectomía transesfenoidal.
b) Restitución tiroidea.
c) Restitución de testosterona.
d) Extirpación de sus testículos.
e) Tratamiento con GH.

98.- ¿Cuál de las siguientes constituye la anomalía analítica más frecuente en


pacientes con hipopituitarismo adquirido?
a) GH plasmática inferior a 5 ngr/ml tras una hipoglucemia inducida por
insulina.
b) Prolactina plasmática superior a 50 ngr/ml (N- 5-25).
c) Testosterona sérica inferior a 0,3 microgr/dl en varones o estrógeno
sérico inferior a 0,2 microgr/dl en mujeres.
d) Aumento de la TSH sérica menor a 5 microU/ml tras la administración
de TRH.
e) Cortisol matutino en ayunas inferior a 5 microgr/dl (N- 8-25).

438
Autoevaluación

99.- Las acciones metabólicas de la GH incluyen todas las siguientes


excepto:
a) Osteogénesis y condrogénesis.
b) Producción de somatomedina.
c) Depósitos grasos.
d) Resistencia a la insulina.
e) Retención de nitrógeno.

100.- Una niña de 15 años de edad acude al pediatra por no haber presen-
tado la menarquía y por un desarrollo sexual insuficiente que ha hecho que
rechace los contactos sociales. No presenta desarrollo mamario y está muy
molesta por ello. La exploración física muestra un escaso desarrollo del vello
pubiano así como pequeños islotes de tejido mamario bajo las areolas. El
resto de la exploración no refleja anomalías detectables. ¿Qué debería hacer
a continuación?
a) Cariotipo.
b) Evaluación hipofisaria completa.
c) Ultrasonidos pélvicos con el fin de detectar la presencia de los ovarios.
d) Determinación sérica de gonadotrofinas y estrógenos.
e) Ninguno de los anteriores.

101.- Se considera pubertad precoz cuando algunos de los signos puberales


aparecen antes de:
a) Los 9 años tanto en las niñas como en los niños.
b) Los 9 años en niñas y 8 en niños.
c) Los 8 años en niñas y 9 en niñas.
d) Los 10 años tanto en niños como en niñas.
e) Los 8 años tanto en niños como en niñas.

102.- La pubertad adelantada:


a) Precisa una investigación minuciosa de los posibles factores causales.
b) Se considera un cuadro patológico.
c) Se considera cuando aparecen signos puberales antes de los 8 años en
niñas y 9 en niños.
d) Se considera cuando aparecen signos puberales entre los 9-11 años en
varones y entre los 8-10 años en mujeres.
e) Pubertad precoz y adelantada se consideran como sinónimos.

439
Endocrinología Infantil

103.- En relación a la pubertad precoz verdadera qué es falso:


a) Es siempre isosexual.
b) Es de origen hipofisario.
c) El desarrollo psíquico guarda relación con la edad cronológica.
d) La maduración ósea está retrasada.
e) Tienen una talla final alta.

104.- En relación con los craneofaringiomas, ¿cuál de las siguientes afirma-


ciones es verdadera?
a) Es el tumor más frecuente durante la infancia.
b) Nunca produce hipopituitarismo ni trastornos visuales.
c) En la RX de cráneo se observan zonas de calcificación intra o suprase-
lares.
d) Se origina a nivel de la neurohipófisis.
e) Tiene un crecimiento rápido metastatizando rápidamente a distancia.

105.- Con respecto a la fisiología de la GH, señale que es falso:


a) Es una sustancia producida en la adenohipófisis que estimula el creci-
miento.
b) Su secreción está regulada por dos neurohormonas hipotalámicas, una
estimuladora y otra inhibidora.
c) Tiene una secreción pulsátil con una vida media en plasma de 10-15
minutos.
d) Durante la pubertad presenta picos más amplios y altos.
e) No existe un mecanismo retroactivo o feed-back sobre la secreción de
GH.

106.- En relación al déficit de GH señala lo correcto:


a) Puede ser primario o secundario.
b) En los déficit primarios la liberación de GH está reducida de forma
espontánea o tras las estimulación con agentes estimuladores.
c) En los déficit secundarios la liberación espontánea de GH es anormal
pero puede ser normal tras la estimulación con agentes estimuladores.
d) Puede haber resistencia periférica a la GH a nivel de receptores.
e) Todo lo anterior es cierto.

107.- Acude a su consulta un niño de 3 años de edad con una estatura de 65

440
Autoevaluación

cm (menor del p3) . A la exploración presenta extremidades delgadas, manos


y pies pequeños, voz aguda y chillona, aspecto de muñeca. El desarrollo psi-
comotor es normal. Resto de la exploración sin interés. ¿Qué prueba diag-
nóstica le orientaría el diagnóstico?
a) TC craneal.
b) GH basal.
c) Prueba de estimulación de liberación de GH.
d) TSH en sangre.
e) ACTH en sangre.

108.- Cuál de los siguientes cuadros clínicos no producen alteraciones fun-


cionales en la producción de GH:
a) Celiaquía.
b) Síndrome de carencia afectiva.
c) Anorexia nerviosa.
d) Hipotiroidismo.
e) Todos los anteriores.

109.- Acude a consulta un lactante de 16 meses por retraso pondoestatural.


Peso y talla por debajo del percentil 3. Aspecto de desnutrido. A la explo-
ración destaca gran irritabilidad, fontanela algo deprimida, gran abomba-
miento abdominal. En heces se encuentran mas de 2 g/24 horas de grasa,
siendo las heces pastosas, brillantes y muy fétidas. ¿Qué prueba diagnóstica
pediría en primer lugar?
a) Parásitos en heces.
b) Anticuerpos antigliadina y antiendomisio.
c) Determinación de la somatomedina C.
d) Pruebas estimuladoras de liberación de GH.
e) Edad ósea.

110.- De los siguientes déficit de GH, en cual podríamos esperar una pobre
respuesta al tratamiento:
a) Idiopático.
b) Carencia familiar selectiva de GH tipo IB.
c) Carencia familiar selectiva tipo 1A.
d) Carencia familiar selectiva tipo II.
e) Carencia familiar selectiva tipo III.

441
Endocrinología Infantil

111.- El síndrome de Laron hace referencia a:


a) Hipopituitarismo total
b) Déficit aislado de GH.
c) Presencia de GH biológicamente inactiva.
d) Incapacidad de producción de somatomedinas en respuesta a la GH.
e) Hipercrecimiento por aumento de GH.

112.- La duración del tratamiento con GH exógeno en el déficit de la misma


será:
a) Hasta que se produzca el cierre de la epífisis.
b) El tratamiento durará 3 años.
c) Hasta alcanzar la pubertad.
d) Hasta los 13 años.
e) Hasta los 14 años.

113.- Un niño de 7 años consulta por pérdida de agudeza visual y de la visión


por los lados. En la RX de cráneo aparecen calcificaciones a nivel de la silla
turca. Qué datos analíticos podemos encontrar:
a) TSH baja.
b) GH, tras ejercicio físico <5ngr/ml.
c) FSH baja.
d) ACTH baja.
e) Todos los anteriores .
.
114.- Unas de las siguientes afirmaciones sobre la fisiologia normal de las
hormonas tiroideas es falsa:
a) Aproximadamente el 60% de T4. y el 20% de T3 se liberan por el tiroi-
des, el resto se origina en órganos extratiroideos.
b) Casi un 30% de T4 se transforma en T3 por monodesyodación.
c) T.3 tiene una potencia metabólica aproximadamente 3 veces superior a
T4 .
d) Prácticamente toda la r T3 se logra por monodesyodación de T4.
e) La T3 tiene poca acción metabólica.

115.- Respecto al efecto Wolff-Chaikoff, señala la afirmación correcta:


a) Es un fenómeno de tirotoxicosis que aparece en pacientes con bocio
multinodular tras ingesta excesiva de yoduros.

442
Autoevaluación

b) Es más frecuente en pacientes con enfermedad de Graves, tiroiditis de


Hashimoto o tras la administración de yodo radiactivo.
c) Es un estado de hipotiroidismo transitorio inducido por antitiroideos.
d) Es producido por la administración de litio.
e) Todas son falsas.

116.- El Síndrome Pendred es un defecto congénito en la hormonosíntesis


tiroidea, ¿ A qué nivel se localiza dicho defecto ?
a) Captación tiroidea del yodo (trapping)
b) Organificación intratiroidea del yodo.
c) Acoplamiento de las yodotirosinas (MIT y DIT)
d) Deshalogenación
e) Síntesis y secreción de tiroglobulina

117.- La cantidad mínima de iodo recomendada por la OMS para prevenir


el bocio por déficit de iodo es:
a) 1000 microgramos/día.
b) 500.
c) 200.
d) 100.
e) 50.

118.- Respecto al bocio endémico es falso que:


a) Es aquel que afecta al menos a un 10% de la población de una zona
geográfica determinada.
b) La etiología fundamental es el déficit de yodo en la dieta.
c) El hipertiroidismo es una complicación frecuente a largo plazo.
d) La función tiroidea suele ser normal durante muchos años o toda la
vida.
e) Afecta preferentemente al sexo femenino.

119.- ¿Cuál es la causa más frecuente de hipotiroidismo congénito?


a) Administración de iodo radiactivo a la madre.
b) Disgenesia tiroidea.
c) Insensibilidad a la tirotropina.
d) Insensibilidad a las hormonas tiroideas.
e) Bocio endémico.

443
Endocrinología Infantil

120.- ¿Cuál de los siguientes hallazgos radiológicos no es habitual en el hipo-


tiroidismo?
a) Disgenesia epifisaria.
b) Línea densa metafisaria.
c) Fracturas en tallo verde.
d) Retraso en el cierre de las fontanelas..
e) Deformación picuda de las vértebras D12 y L1-L2.

121.- Son diagnósticos de hipotiroidismo en el RN:


a) Una TSH>20microU/ml y T4 <6microgr/dl.
b) Una TSH>30microU/ml y T4 <6microgr/dl.
c) Una TSH<20microU/ml y T4 >10microgr/dl.
d) Una TSH>20microU/ml y T4 >6microgr/dl.
e) Una TSH>40microU/ml y T4 >10microgr/dl.

122.- Una adolescente con bocio difuso intensamente doloroso, T3 y T4 altas,


TSH suprimido y gammagrafía con mínima captación tiroidea del isótopo.
El diagnóstico más probable es:
1. Enfermedad de Graves.
2. Tiroiditis de Hashimoto.
3. Enfermdedad de Plummer.
4. Tiroiditis subaguda de de Quervain.
5. Tiroiditis silente.

123.- Respecto a la tiroiditis de Hashimoto señale lo incorrecto:


a) Es la causa mas frecuente de hipotiroidismo bocioso en áreas no defici-
tarias de yodo.
b) El diagnóstico se hace siempre por títulos altos de anticuerpos antitiroi-
deos.
c) Se ha visto relación con los HLADR.3, DR.4 y B.8
d) Puede existir en el momento del diagnóstico un hipotiroidismo o hiper-
tiroidismo.
e) La PAAF es útil pero no imprescindible.

124.- Paciente de 14 años que presenta bocio difuso pequeño con aumento de
T3 , aumento de T4 y TSH indetectable. Frecuencia cardíaca basal 110 l/pm.
El tratamiento de elección es:

444
Autoevaluación

a) Propiltiouracilo.
b) Metamizal más Betabloqueantes.
c) Tiroidectomia subtotal .
d) I131.
e) Yoduros.

125.- ¿A cuál de los siguientes se debe la estimulación de la tiroides en la


enfermedad de Graves?
a) TRH.
b) TSH.
c) Una globulina gamma (TRAß).
d) Dopamina.
e) ACTH.

126.- Un varón que se queja de debilidad creciente, fatiga, intolerancia al


frío, edema periorbitario con piel seca, con T4 4,5 mcg/100ml (normal 5 a12)
y TSH 47 mcU/ml (normal 0,5-5). ¿Con cuál de los siguientes regímenes ini-
ciaría el tratamiento médico?
1. Triyodotironina.
2. L-tiroxina.
3. Betabloqueantes.
4. Ioduros.
5. Metamizol

127.- Ante un nódulo hipercaptante que anula el resto de la glándula en la


gammagrafía, T4, T3 aumentan y TSH disminuye. La actitud más adecuada
es:
a) PAAF
b) Tratamiento antitiroideos.
c) Tratamiento supresor con T4.
d) Cirugía.
e) I131.

128.- El caranoma de tiroides se caracteriza por lo siguiente:


a) Forma parte de los Síndrome MEN
b) Es más frecuente en mujeres
c) Puede dar metástasis linfáticas y hematógena.

445
Endocrinología Infantil

d) Puede cursar con ataque de diarrea acuosa.


e) Todo lo anterior es cierto.

129.- ¿Cuál de las siguientes afirmaciones respecto al carcinoma del tiroides


es falsa?
a) Es raro en la infancia.
b) Es más frecuente en mujeres.
c) Un nódulo indoloro en el tiroides con afectación bilateral de los gan-
glios linfáticos, del cuello suele ser su forma de presentación.
d) La radioterapia induce estos tumores.
e) Suelen tener un desarrollo muy rápido y un pronóstico infausto.

130.- Respecto al conducto tirogloso, señale lo falso:


a) Es el cordón celular que une el primordio de glándula tiroides durante
su migración cordal con el suelo de la faringe.
b) La porción más inferior del ducto constituye el lóbulo piramidad de la
glándula.
c) Sufre disolución y regresión alrededor del 7º mes de vida fetal.
d) La falta de regresión completa del conducto puede dar lugar a la apari-
ción de quistes tiroglosos.
e) El tiroides lingual es tejido tiroideo desarrollado a partir del conducto
tirogloso en la base de la lengua.

131.- En la clasificación de la DMS del bocio según su tamaño, un bocio pal-


pable pero visible sólo con el cuello en extensión es un bocio:
a) Grado O.
b Grado IA.
c) Grado IB.
d) Grado II.
e) Grado III.

132.- ¿Cuál de las siguientes afirmaciones acerca de los antitiroideos es falsa?


a) Producen un bloqueo químico de la síntesis hormonal .
b) Su efecto se mantiene sólo mientras el fármaco es administrado.
c) Se puede utilizar el propiltiouracilo.
d) Se puede utilizar el metamizol.
e) El control terapeútico se lleva a cabo vigilando la T3, T4 que deben estar

446
Autoevaluación

en cifras normales y la TSH>6microU/ml.

133.- De las siguientes afirmaciones sobre la gammagrafia tiroidea en los


niños. ¿Cuál es falsa?
a) Esta indicada para detectar tejido tiroideo ectópico.
b) Indicada en la evaluación de los nódulos tiroideos.
c) Indicada para confirmar sospecha de agenesia de tiroides.
d) El I131 es el marcador de elección utilizado.
e) El Tc99 es el marcador de elección.

134.- Una paciente se queja de cefaleas de varios años de duración pero que
han empeorado últimamente. Ha observado mayor sudoración y en el último
mes tuvo que aumentar el diámetro de su anillo. Su piel se ha tornado gruesa
y grasosa. A la exploración presenta características faciales toscas, espacia-
miento amplio de los dientes frontales inferiores y dedos anchos tipo espá-
tula. ¿Cuál de los siguientes diagnósticos sugieren estas alteraciones?
a) Síndrome Cushing.
b) Hipotiroidismo primario.
c) Osteogénesis imperfecta.
d) Acromegalia.
e) Síndrome de la silla turca vacía primario.

135.- Se valora a un varón de 15 años por falta de desarrollo de las caracte-


rísticas sexuales secundarias. Es alto, eunucoide con testículos duros, su tes-
tosterona es baja y la LH alta. El diagnóstico más probable es:
a) Síndrome Turner.
b) Síndrome Klinefelter.
c) Síndrome Down.
d) Síndrome Noonan.
e) Síndrome de Leriche.

136.- El tratamiento sustitutivo con testosterona en un Síndrome Klinefelter


(47 XXY) estarán indicando con el fin de:
a) Mantener la espermatogénesis.
b) Evitar problemas en sus relaciones sociales.
c) Estimular la virilización.
d) Mejorar el déficit intelectual.

447
Endocrinología Infantil

e) Hacer que desaparezca la ginecomastia.

137.- Una niña de 15 años de edad mide 137 cm y tiene una baja implan-
tación del cabello. Presenta cara ancha y manos escasamente desarrolladas
así como amenorrea primaria. Las gonadotropinas se encuentran en el nivel
menopaúsico. Lo más probable es que el cariotipo fuera:
a) 45XO.
b) 47XXX.
c) 47XXY.
d) 45XO/46XX.
e) 46XY.

138.- La acondroplasia está asociada con:


a) Deficiencia mental.
b) Acortamiento de extremidades.
c) Hiperextensibilidad de las articulaciones.
d) Gigantismo.
e) Convulsiones.

139.- Respecto a los factores que influyen en el crecimiento y desarrollo.


Señale que respuesta es falsa.
a) Herencia y constitución son factores determinantes
b) Las hormonas constituyen el grupo de factores reguladores
c) La carencia afectiva no afecta el ritmo de crecimiento
d) La alimentación y las mejoras socioeconómicas constituyen factores
permisivos.
e) El crecimiento secular parece haber cesado en países desarrollados en
esta última década.

140.- Respecto al crecimiento en las distintas etapas de la vida señale que


afirmación es cierta.
a) El crecimiento fetal es muy intenso, alcanza su pico en la semana 16
para la longitud y en la semana 30 para el peso.
b) En el primer año de vida la talla aumenta 25 cm y 12 cm en el segundo año.
c) El preescolar mayor de 3 años, gana 2 Kg por año.
d) En la pubertad se produce una aceleración del crecimiento y durante la
misma se crece unos 25 cm las niñas y 28 cm los niños.

448
Autoevaluación

e) Todo lo anterior es cierto.

141.- Una niña de 10 años de edad consulta por talla baja. El peso y la talla
al nacimiento son normales. Presenta una edad ósea retrasada respecto a la
cronológica. Todas las pruebas de laboratorio, técnicas de imagen y explora-
ción física son normales.
¿Cuál es el diagnóstico más probable ?
a) Retraso constitucional del crecimiento.
b) Talla baja familiar.
c) Síndrome Turner.
d) Síndrome Cornelia Lange.
e) Nanismo tipo Laron.

142.- En la talla baja familiar, indique que enunciado es falso:


a) Hay antecedentes de talla baja.
b) La curva de crecimiento se sitúa por debajo del percentil 3.
c) La pubertad se inicia a una edad normal.
d) La edad ósea y cronológica coinciden.
e) La talla final es normal.

143.- Respecto a los hipocrecimientos secundarios que afirmación es cierta:


a) El hipocrecimiento es un síntoma más dentro de un cuadro clínico más
florido.
b) Hay un descenso de peso asociado que puede llegar a situaciones de
desnutrición.
c) El nanismo hipocalórico es el más frecuente en países subdesarrolla-
dos.
d) La celiaquía puede presentarse como único síntoma en el retraso del
crecimiento.
e) Todo es cierto.

144.- ¿Qué cuadro endocrino cursa con hipocrecimiento?


a) Hipotiroidismo adquirido.
b) Síndrome adrenogenital congénito.
c) Cushing yatrogénico.
d) Pubertad precoz.
e) Todo lo anterior es cierto.

449
Endocrinología Infantil

145.- Un niño de 4 años de edad tiene una talla -2DS para su edad. A la explo-
ración destaca acúmulo de grasa en cintura pélvica y escapular, dentición
retrasada, voz aguda y chillona. La edad ósea está retrasada. Los niveles
basaleas de GH están elevados, la IGF-1 disminuida. ¿Qué diagnóstico es
más probable, sabiendo que tras iniciar el tratamiento GH exógena se ve una
buena respuesta?.
a) Déficit clásico
b) Disfunción neurosecretora de la GH
c) Síndrome de la GH biológicamente inactiva
d) Síndrome Laron
e) Síndrome Noonan.

146.- En la disfunción neurosecretora de la GH indique que afirmación es


falsa:
a) Son niños de talla baja.
b) La velocidad de crecimiento está disminuida.
c) Los tratamientos farmacológicos de la GH tienen una respuesta
normal.
d) Los niveles basales de GH y IGF-1 son bajos.
e) Todo lo anterior es cierto.

147.- Qué afirmación es falsa en la talla alta familiar:


a) Tiene antecedentes familiares de talla alta.
b) La pubertad se inicia a una edad normal.
c) El carril de crecimiento siempre es superior a +2DS por encima de la media.
d) Se puede utilizar testosterona en niños y estrógenos en niñas para acele-
rar la madurez ósea entre los 11-13 años si hay una afectación psicológica
severa.
e) Los niveles de IGF-1 son bajos.

148.- Qué cuadro clínico cursa con hipercrecimiento patológico por altera-
ción de los factores determinantes o factores genéticos.
a) Obesidad idiopática familiar.
b) Síndrome Marfan.
c) Gigantismo cerebral.
d) Gigantismo hipofisario.
e) Síndrome Sturge-Weber.

450
Autoevaluación

149.- Un niño presenta retraso mental, anomalías faciales y macrogenita-


lismo. Presenta talla alta, respecto a los niños de su edad. ¿Qué diagnóstico
pensaremos?.
a) Síndrome Klinefelter.
b) Síndrome Turner.
c) Síndrome Nooman.
d) Síndrome Cromosoma X frágil.
e) Síndrome Down.

150.- Un paciente de 14 años presenta dolicocefalia, aracnodactilia, pectus


excavatun y talla alta. A la exploración destaca soplo diastólico en foco aór-
tico y tres informes oftalmológicos, vemos que presenta luxación del crista-
lino. ¿Qué cuadro clínico estamos describiendo?.
a) Síndrome Sotos.
b) Síndrome Maffuci.
c) Síndrome Marfan.
d) Síndrome Sturge-Weber.
e) Linfedema congénito.

151.- El gigantismo cerebral o síndrome Sotos es un hipercrecimiento por


alteración de los factores reguladores que se caracteriza por :
a) Presenta herencia autosómica - dominante.
b) Cursa con talla alta, dismorfia facial y retraso mental.
c) Al nacimiento la talla está por encima del percentil 97.
d) No se ha demostrado elevación de la GH.
e) Todo lo anterior es cierto.

152.- Respecto al gigantismo hipofisario señala la afirmación falsa:


a) Se debe a un adenoma secretor de GH.
b) El hipercrecimiento es armónico.
c) A partir de la pubertad aparecen rasgos acromegálicos.
d) Cursa con niveles elevados de IGF-1 en plasma.
e) La sobrecarga oral de glucosa produce supresión en los niveles de GH.

153.- Con respecto al hipogonadismo, es falso que:


a) El hipogonadismo es la forma clínica más común de déficit hipotálamo-
hipofisario en el adulto.

451
Endocrinología Infantil

b) El test de clomifeno, valora la integridad del eje hipófisis-gónadas, sin


tener en cuenta el estado funcional del hipotálamo.
c) En el fallo gonadal primario la elevación de FSH y LH es proporcional
al grado de fallo gonadal.
d) Puede ser síntoma inicial en los pacientes con hemocromatosis.
e) El medir los nivels de gonadotropinas es fundamental para saber el
origen del hipogonadismo.

154.- Un varón de 16 años acude a nuestra consulta por presentar fallo en la


maduración sexual. A la exploración presenta: un fenotipo normal, genitales
externos prepuberales sin axilarquia ni pubarquia. En su analítica apare-
cen: testosterona y gonadotropinas bajas. Con estos datos es suficiente para
diagnosticarlo de:
a) Pubertad retrasada constitucional.
b) Hipogonadismo primario.
c) Hipogonadismo hipogonadotropo.
d) Síndrome de feminización testicular.
e) Con los datos dados no podría emitir ningún diagnóstico.

155.- Cuando hablamos del “Síndrome de eunuco fértil” nos referimos a:


a) Un tipo de hipogonadismo primario.
b) Un fallo en la pulsatilidad de GnRH (hormona liberadora de gonadotro-
pinas).
c) A un déficit total en los receptores periféricos de testosterona.
d) A un déficit aislado de LH.
e) A un déficit parcial en los receptores periféricos de testosterona.

156.- De las siguientes causas de hipogonadismo, ¿Cuál cree que será proba-
blemente de causa hipofisaria?
a) Fibrosis quística.
b) Síndrome de Prader-Willi.
c) Hemocromatosis idiopática.
d) Malnutrición severa.
e) Sarcoidosis.

157.- De los siguientes datos, cuál no suele estar presente en un SIADH (Sín-
drome de secreción inadecuada de ADH):

452
Autoevaluación

a) Edemas.
b) Hiponatremia dilucional.
c) Incapacidad para excretar agua libre.
d) Secreción de renina suprimida.
e) Todo suele estar presente en un SIADH.

158.- El estímulo más fisiológico para segregar ADH (Hormona antidiuré-


tica) es:
a) El aumento de la osmolaridad plasmática.
b) La hipotensión secundaria a hemorragia.
c) El aumento de la concentración de sodio en el túbulo renal.
d) El estímulo alfa adrenérgico.
e) El estímulo vagal.

159.- En el síndrome de Silla Turca Vacía, es falso que:


a) Es frecuente en mujeres obesas, hipertensas y multíparas.
b) En la mayoría de los casos existe panhipopituitarismo.
c) Con frecuencia se asocia a hipertensión intracraneal.
d) Puede atribuirse a diafragma selar incompetente.
e) Se asocia a cefaleas y ocasionalmente a defectos del campo visual.

160.- Cuál de las siguientes hormonas hipofisarias es una glucoproteína:


a) TSH.
b) GH.
c) PRL.
d) ACTH.
e) Ninguna es una glucoproteína.

161.- ¿Qué estímulos utilizaría para medir la reserva hipofisaria de PRL?


a) Clonidina o arginina.
b) TRH o clorpromazina.
c) Bromocriptina.
d). Sueño+ ejercicio.
e) Ninguno de los anteriores.

162.- El efecto primario de la aldosterona sobre el epitelio tubular renal con-


siste en:

453
Endocrinología Infantil

a) Estimulación de la retención de sodio.


b) Estimulación de la secreción de potasio.
c) Estimulación de la retención de agua libre.
d) Estimulación de la retención de cloruro.
e) Estimulación de la secreción de hidrogeniones.

163.- El principal factor estimulante de la síntesis y secreción de andrógenos


suprarrenales es:
a) LH.
b) FSH.
c) ACTH.
d) LHRH.
e) Déficit de testosterona.

164.- ¿Cuál es la causa más frecuente de la insuficiencia adrenal secundaria


adquirida?
a) Traumatismo craneal.
b) Supresión crónica del eje hipófiso adrenal por esteroides exógenos.
c) Craneofaringioma.
d) Histiocitosis X.
e) Glioma óptico.

165.- En el déficit de 3-beta-hidroxi-esteroide-dehidrogenasa, se secreta


predominantemente:
a) 17 hidroxi-progesterona.
b) Dehidroepiandrosterona (DHEA).
c) Deoxicorticosterona (DOC).
d) 11 hidroxi-cortisol.
e) Androstendiona.

166.- En un paciente que presentase simultáneamente hipocalcemia e hipo-


fosfatemia ¿cuál de los siguientes sería el diagnóstico más probable?
a) Insuficiencia renal crónica.
b) Hipoparatiroidismo primario hereditario.
c) Pseudohipoparatiroidismo.
d) Déficit de vitamina D.
e) Pseudopseudohipoparatiroidismo.

454
Autoevaluación

167.- ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre el feocromocitoma no es


cierta?
a) Si afecta a ambas suprarrenales es más probable que sea un síndrome
familiar.
b) Si en el TC ambas suprarrenales son morfológicamente normales debe-
ría cuestionarse el diagnóstico basado en los hallazgos bioquímicos.
c) En la mayoría de los casos se encuentra tumor suprarrenal único, que
más frecuentemente afecta a la suprarrenal derecha.
d) La radioterapia externa no es útil para tratar las metástasis hepáticas.
e) La resección completa del tumor no siempre cura la hipertensión arte-
rial.

168.-. ¿Cuál de las siguientes alteraciones no forma parte del síndrome de


Schmidt (síndrome de deficiencia poliglandular autoinmune)?
a) Hipoparatiroidismo.
b) Tiroiditis granulomatosa.
c) Anemia perniciosa.
d) Déficit de IgA.
e) Miastenia gravis.

169.- ¿Cuál de las siguientes endocrinopatías no es causa habitual de osteo-


porosis?
a) Hipertiroidismo.
b) Acromegalia.
c) Hipogonadismmo.
d) Enfermedad de Addison.
e) Todas ellas pueden causar osteoporosis.

170.- ¿Cuál de las siguientes causas de hipercalcemia no es mediada por PTH?


a) MEN tipo I (síndrome de Wermer).
b) Hipercalcemia idiopática de la infancia. (Síndrome de Williams).
c) Hipercalcemia asociada al tratamiento crónico con litio.
d) Todas las anteriores.
e) Ninguna de las anteriores.

171.- Para establecer el diagnóstico diferencial entre los pseudohipoparati-


roidismos I y II, ¿cuál de las siguientes pruebas elegiría?

455
Endocrinología Infantil

a) Test de estimulación con PTH y determinación de AMPc urinario.


b) Determinaciòn de la subunidad estimuladora de la proteína G del recep-
tor de PTH.
c) Determinación de hidroxiprolina urinaria.
d) Determinación de la fracción aminoterminal de PTH.
e) Serie ósea.

172.- ¿Cuál de los siguientes tratamientos empleados en el tratamiento de la


osteoporosis induce neoformación ósea?
a) Fluoruros.
b) Estrógenos.
c) Vitamina D.
d) Calcitonina.
e) Ninguno de los anteriores.

173.- ¿En que caso de los siguientes la hipercalcemia no se ha asociado a


incremento en los niveles plasmáticos de 1,25 (OH)2 D3.
a) Sarcoidosis.
b) Linfoma.
c) Seudohiperparatiroidismo.
d) Hipercalcemia idiopática de la infancia (S. de Williams).
e) En todas ellas existe aumento de 1,25 (OH)2 D3.

174.- ¿Cuál de los siguientes síntomas no es atribuible a hipercalcemia?


a) Poliuria.
b) Depresión.
c) Alteración del nivel de conciencia.
d) Diarrea.
e) Cualquiera de los anteriores es síntoma de hipercalcemia.

175.- ¿En cuál de estas circunstancias no suele aparecer diabetes?


a) Hemocromatosis.
b) Quiste pancreático.
c) Amiloidosis.
d) Pancreatitis hemorrágica.
e) Carcinoma pancreático.

456
Autoevaluación

176.- La hipercolesterolemia puede tratarse con:


a) Restricción dietética.
b) Clofibrato.
c) Hormonas tiroideas.
d) Acido nicotínico.
e) Todos ellos.

177.- ¿Cuál de estas propiedades no pertenecen a la insulina?


a) Aumentar la permeabilidad de algunas células para la glucosa.
b) Estimular la formación de RNA.
c) Promover el desplazamiento del K hacia las células.
d) Promover la síntesis de grasa.
e) Estimular la síntesis de melanina.

178.- La vitamina D aumenta la absorción de:


a) Calcio.
b) Hierro.
c) Vitamina B12.
d) Aminoácidos.
e) Acido fólico.

179.- La vitamina B12 se absorbe preferentemente en:


a) Estómago.
b) Duodeno.
c) Yeyuno.
d) Ileon.
e) Colon.

180.- En el tratamiento dietético de la hemocromatosis debe suprimirse:


a) El alcohol.
b) Los mariscos.
c) Las lentejas.
d) Todos ellos.
e) Ninguno de ellos.

181.- ¿Cuál de estas circunstancias no ocasiona hipoglucemia desencade-


nada por el ayuno?

457
Endocrinología Infantil

a) Tumores de las células beta.


b) Alcohol.
c) Tumores extrapancreáticos.
d) Hipocorticismo.
e) Hipercorticismo.

182.- ¿Cuál de estas circunstancias representa una indicación absoluta para


la nutrición parenteral?
a) Pancreatitis aguda.
b) Pancreatitis crónica.
c) Fístula gastrocólica.
d) Hepatitis subaguda.
e) Gastrectomía.

183.- ¿En qué situación son más elevadas las necesidades calóricas?
a) Infancia.
b) Lactancia.
c) Embarazo.
d) Senectud.
e) Trabajo intelectual.

184.- ¿Cuál es el componente más abundante de los alimentos?


a) Proteínas.
b) Lípidos.
c) Glúcidos.
d) Agua.
e) Vitaminas.

185.- ¿Cuántas calorías aportan por grado 100 ml de alcohol?


a) 2.
b) 5.
c) 7.
d) 10.
e) 15.

458
Autoevaluación

186.- ¿Qué alimento de los señalados es el de menor contenido en hidratos de


carbono?
a) Patata.
b) Fruta.
c) Arroz.
d) Trigo.
e) Avellanas.

187.- ¿Cuál de estos aminoácidos no es un aminoácido esencial?


a) Lisina.
b) Leucina.
c) Alanina.
d) Fenilalanina.
e) Valina.

188.- ¿Cuál de estas diarreas es poco común en la infancia?


a) Diarrea de las farináceas.
b) Déficit de disacaridasas.
c) Diarrea por intolerancia a la célulosa.
d) Enfermedad celíaca.
e) Diarrea por déficit de sales biliares.

189.- En una dieta de eliminación por una alergia alimenticia, ¿cuál de estos
alimentos permitiría inicialmente?
a) Frutos secos.
b) Patatas.
c) Tomate.
d) Pescado.
e) Carne de cerdo.

190.- ¿Qué enfermos con hipertensión arterial se ven más beneficiados de


una dieta hiposódica?
a) Paciente con renina plasmática normal.
b) Paciente con renina plasmática baja.
c) Paciente con renina plasmática elevada.
d) Paciente con hipertensión sistólica.
e) Paciente con feocromocitoma.

459
Endocrinología Infantil

191.- ¿Cuál de estos condimentos puede autorizarse en una dieta hiposódica?


a) Apio.
b) Mostaza.
c) Salsa de tomate.
d) Perejil.
e) Cubitos de consomé.

192.- ¿Qué medidas adoptaría en un paciente cirrótico con malabsorción?


a) Ninguna.
b) Administración de enzimas pancreáticas.
c) Administración de triglicéridos de cadena media.
d) Administración de preparados de sales biliares.
e) Resección intestinal.

193.- ¿Cuáles de estas profesiones no son aconsejables para un diabético


juvenil?
a) Relojero.
b) Empleado de una gasolinera.
c) Verdulero.
d) Carnicero.
e) Viajante de comercio.

194.- Entre los fármacos capaces de estimular la secreción de prolactina no


se encuentra:
a) Clorpromacina.
b) Penicilina.
c) Haloperidol.
d) Metoclopramida.
e) Sulpiride.

195.- El síndrome de hipogonadismo hipogonadotrófico con anosmia recibe


el nombre de:
a) Síndrome de Maestre de San Juan.
b) Síndrome de Kallman.
c) Síndrome de De Morsier.
d) Todos los anteriores.
e) Ninguno de los anteriores.

460
Autoevaluación

196.- El PIF (factor inhibidor de la prolactina) se identifica como:


a) Un tripéptido.
b) Un polipéptido de gran longitud.
c) La dopamina.
d) La noradrenalina.
e) Una alucoproteína.

197.- En el tratamiento de la enfermedad de Basedow, ¿puede ser utilizada


con éxito alguna de estas substancias?
a) Bicarbonato sódico.
b) Perclorato potásico.
c) Silicato de alúmina.
d) Silicilato de magnesio.
e) Cianatos.

198.- ¿Cuál de las siguientes entidades cursa, más frecuentemente, con nive-
les altos de anticuerpos antitiroideos?
a) Tiroiditis de Riedel.
b) Enfermedad de Graves.
c) Tiroidistis de Hashimoto.
d) Tiroiditis de Quervain.
e) Hiperparatiroidismo.

199.- Los quilomicrones son fundamentalmente ricos en:


a) Colesterol.
b) Fosfolípidos.
c) Triglicéridos.
d) Ácidos grasos libres.
e) Nada de lo anterior.

200.- El síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética se


asocia generalmente a:
a) Carcinoma broncógeno.
b) Neoplasias testiculares.
c) Carcinoma gástrico.
d) Paraganglioma.
e) Sarcoma de Ewing.

461
Endocrinología Infantil

201.- ¿Cuál de los siguientes síndrome hormonales ectópicos se observa más


frecuentemente entre la población neoplásica?
a) Secreción ectópica de ACTH.
b) Secreción ectópica de TSH.
c) Secreción ectópica de FSH y LH.
d) Secreción ectópica de gastrina.
e) Secreción ectópica de glucagón.

202.- El tratamiento de elección del adenoma tiroideo tóxico es:


a) Yodo radioactivo.
b) Tiocarbamidas.
c) Cirugía.
d) Perclorato magnésico.
e) Betabloqueadores.

203.- ¿Cuál de los siguientes fármacos constituye la base del tratamiento


médico del hipertiroidismo?
a) Vitamina A.
b) Yodo.
c) Tiocarbamidas.
d) Litio.
e) Perclorato potásico.

204.- ¿Cuál de estas substancias se utiliza en el diagnóstico del feocromocitoma?


a) El sulfato de bario.
b) La bromoergocriptina.
c) La benseracida.
d) Todas las anteriores.
e) Ninguna de las anteriores.

205.- En la exploración de un hipogonadismo masculino deberá prestarse


atención a :
a) El tamaño testicular.
b) Los niveles plasmáticos de FSH y LH.
c) La tasa plasmática de testosterona.
d) Análisis del líquido seminal.
e) Todos ellos.

462
Autoevaluación

206.- Ante un nódulo tiroideo aparecido recientemente, muy doloroso y con


velocidad de sedimentación de 20 a la primera hora, ¿en qué se debe pensar
ante todo?
a) En un carcinoma anaplásico.
b) En una tiroiditis de De Quervain.
c) En una tiroiditis de Hashimoto.
d) En la necrosis de un adenoma paratiroideo.
e) En una hemorragia en el seno de un nódulo preexistente.

207.- La ciproheptadina puede utilizarse con lógica (aunque con efectos


dudosos) en cuál de estos procesos:
a) S. de Cushing.
b) S. de Basedow.
c) La anorexia nerviosa.
d) Todos los anteriores.
e) Sólo A y C son correctas.

208.- Ante un hipocrecimiento armónicamente proporcionado, con cifras


altas de hormona somatotropa y buena respuesta a la hipoglucemia, ¿cuál de
estas determinaciones sería más interesante?
a) Un cariotipo.
b) Determinar somatomedina.
c) Determinar hormonas tiroideas.
d) Determinar cortisol.
e) Determinar catecolaminas.

209.- ¿A qué se llama MEN II?


a) A la asociación de una hipofunción suprarrenal y un hipotiroidismo.
b) A la asociación de diabetes mellitus y diabetes insípida.
c) A la asociación de carcinoma medular de tiroides, feocromocitoma y
adenoma paratiroideo.
d) A la asociación de adenoma hipofisario paratiroideo y pancreático.
e) A ninguna de esas asociaciones.

210.- En el diagnóstico del carcinoma medular del tiroides es útil:


a) Determinación de TSH.
b) La inyección de pentagastrina.

463
Endocrinología Infantil

c) La determinación de estradiol 17 beta.


d) La determinación de T3 y T4 libres.
e) Sólo se diagnostica anatomopatológicamente.

211.- Si le enseñan una determinación de ACTH plasmática con una cifra de


700 pg/ml, Ud. no puede pensar que se trata de:
a) Un S. de Addison.
b) Un síndrome de Nelson.
c) Es un suprarrenalectomizado mal tratado.
d) Un cáncer pulmonar de células en avena.
e) Esa cifra no dice nada, pues está dentro de lo normal.

212.- En los hipogonadismos hipogonadotróficos la lesión no esta localizada:


a) Testículo.
b) Hipófisis.
c) Hipotálamo.
d) hipófisis e hipotálamo.
e) Estructuras suprahipotalámicas.

213.- El síndrome de Lesch-Nyhan es:


a) Una insensibilidad tubular a la aldosterona.
b) Una intoxicación por alcalinos.
c) Se le denomina también síndrome de Bloom.
d) Se le denomina también “silla turca vacía”.
e) Un déficit de hipoxantina-guanina fosforribosil transferasa.

214.- ¿Cuál de estos signos aparece en el síndrome de McCune-Albright?:


a) Pubertad precoz.
b) Pigmentación cutánea.
c) Displasia poliostótica fibrosa.
d) Nada de lo anterior.
e) Todo lo anterior.

215.- En el síndrome de Sertoli-only o aplasia germinal, no existe:


a) Afección predominante de las células de Leydig.
b) Afección predominante de los túbulos seminíferos.
c) Azoospermia.

464
Autoevaluación

d) LH normal y FSH elevada.


e) Secreción normal de testosterona.

216.- Si un adenoma tiroideo tóxico desvía muy intensamente la tráquea al


tiempo que produce un fuerte hipertiroidismo, ¿qué se debe hacer?
a) Operar inmediatamente.
b) Tratar al enfermo con carbimazol.
c) Darle yodo radiactivo.
d) Darle unos dias propolol y operarle luego.
e) Hacer una traqueotomía.

217.- De estos alimentos, ¿cuál prohibiría totalmente a un diabético?


a) Las legumbres.
b) El arroz.
c) Las pastas italianas.
d) Las grasas animales.
e) La leche condensada.

218.- En el hiperaldosteronismo primario hay:


a) Hipotensión.
b) Renina alta.
c) Renina baja.
d) Edemas.
e) Oliguria.

219.- Ante un niño con exceso de peso, que tiene uno de los testículos alto,
pero que desciende cuando se pone al niño en cuclillas, se dice que tiene:
a) Una criptorquídia unilateral.
b) Un testículo en ascensor.
c) Un síndrome de Fröhlich.
d) Una agenesia testicular unilateral.
e) Un hipogonadismo.

220.- En el caso anterior, este niño debe ser tratado con:


a) Gonadotropina coriónica humana.
b) Gonadotropina menopáusica humana.
c) Asociación de las dos gonadotropinas.

465
Endocrinología Infantil

d) Mediante cirugía.
e) No se debe hacer nada pues se soluciona espontáneamente.

221.- Ante un enfermo que tiene poliuria, polidipsia y astenia, se debe pensar
en:
a) Una diabetes mellitus.
b) Una diabetes insípida.
c) Un hiperaldosteronismo primario.
d) Todo lo anterior.
e) Nada de lo anterior.

222.- Durante la fase del desarrollo puberal denominada adrenarquía tiene


lugar:
a) Aumento del desarrollo mamario.
b) Crecimiento del vello axilar y pubiano.
c) El inicio de la pubertad.
d) El final de la pubertad.
e) Todas las respuestas son ciertas.

223.- La enzima encargada de la formación de adrenalina es:


a) La dopa descarboxilasa.
b) La dopamina betahidroxilasa.
c) La feniletanolamina-N-metil-transferasa.
d) La fosforribosil transferasa.
e) La 5-alfa reductasa.

224.- En el tratamiento médico del feocromocitoma se pueden emplear:


a) La bromoergocriptina.
b) La alfa metil paratirosina.
c) La ciproheptadina.
d) Noradrenalina.
e) El mentol.

225.- Las lesiones retinianas en la diabetes mellitus están constituidas por:


a) Hemorragias.
b) Microaneurismas.
c) Exudados.

466
Autoevaluación

d) Todo lo anterior.
e) Nada de lo anterior.

226.- Ante un paciente hipertenso que presenta niveles séricos bajos de pota-
sio y una excreción elevada de este ión, debemos pensar en:
a) Hiperparatiroidismo primario.
b) Feocromocitoma.
c) Síndrome de Cushing.
d) Hiperaldosteronismo primario.
e) Hiperaldosteronismo secundario.

227.- En un hiperaldosteronismo primario distinguiremos la hiperplasia del


adenoma:
a) Determinando la ARP.
b) Tras una sobrecarga oral de sodio.
c) Valorando la aldosteronemia en decúbito y en posición ortostática.
d) Con el test de la espirolactona.
e) Con la prueba de la DOCA.

228.- Una de las principales causas desencadenantes de un cuadro de cetoaci-


dosis diabética es:
a) Ejercicio intenso.
b) Administración pareneral de aminoglucósidos.
c) Infecciones.
d) Administración excesiva de insulina.
e) Administración oral de vitamina A.

229.- A un enfermo en coma diabético se le puede tratar con insulina normal,


administrada:
a) En vena directamente.
b) En un gota a gota con los sueros.
c) Por vía intramuscular.
d) Todo lo anterior.
e) Nada de los anterior.

230.- Para el diagnóstico del hiperaldosteronismo primario son de interés las


siguientes determinaciones:

467
Endocrinología Infantil

a) Potasio plasmático.
b) Renina plasmática.
c) Aldosterona.
d) Sólo b y c.
e) Todos ellos.

231.- Ante un enfermo con cálculos visibles radiológicamente en ambas silue-


tas renales, debemos pensar fundamentalmente en:
a) Gota.
b) Hiperoxaluria familiar.
c) Hiperparatiroidismo primario.
d) Síndrome de la leche y los alcalinos.
e) Insuficiencia suprarrenal.

232.- Ante una enferma con amenorrea primaria y talla baja, de 18 años,
debemos pensar en:
a) Un enanismo tipo Laron.
b) Un síndrome de Turner.
c) Un hipogonadismo hipogonadotrópico.
d) Un síndrome de Stein Leventhal.
e) Una agenesia ovárica.

233.- Ante un enfermo con midriasis, sudoración, temblor e hipertensión,


debemos sospechar:
a) Un hiperparatiroidismo.
b) Un síndrome de Cushing.
c) Una diabetes mellitus.
d) Un feocromocitoma.
e) Una acromegalia.

234.- Si vemos un niño con talla baja, nos interesa conocer:


a) Cuanto ha crecido en el año anterior.
b) Cuanto miden sus padres.
c) Relación talla/edad cronológica.
d) Relación talla/edad ósea.
e) Todos ellos.

468
Autoevaluación

235.- Un enfermo con pH arterial de 7,42, PCO2 de 70 mm Hg y bicarbonato


plasmático de 35 mEq/l se encuentra en:
a) Alcalosis respiratoria.
b) Alcalosis mixta.
c) Alcalosis compensadora de acidosis metabólica.
d) Alcalosis compensadora de acidosis respiratoria.

236.- Un enfermo con pH arterial de 7,19 y PCO2 de 20 mm Hg y bicarbo-


nato plasmático de 10 mEq/l se encuentra en:
a) Acidosis respiratoria.
b) Acidosis metabólica.
c) Acidosis mixta.
d) Alcalosis respiratoria.

237.- ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre la alcalosis metabólica es incorrecta?


a) Hay acidosis intracelular.
b) Suele haber hipocloremia.
c) Suele haber hipercaliemia.
d) La hipocloremia mantiene la alcalosis.

238.- Los enfermos con hipoglucemia funcional reactiva pueden presentar:


a) Lesión permanente irreversible del SNC.
b) Curso progresivo que sólo cede con fenformina.
c) Mejoría con una dieta adecuada y anticolinérgicos.
d) Déficit de glucagón pancreático.

239.- La miocardiopatía por déficit de tiamina cursa con:


a) Gasto cardíaco normal.
b) Gasto cardíaco aumentado.
c) Gasto cardíaco disminuido.
d) Nada de lo indicado.

240.- En el coma diabético hiperosmolar encontramos:


a) Glucemia muy elevada.
b) Hiponatremia.
c) Ausencia de glucosuria.
d) Osmolridad plasmática inferior a 300 mOsm/l.

469
Endocrinología Infantil

241.- Son signos de acidosis láctica diabética:


a) Aumento del ácido láctico plasmático.
b) Aumento de la reserva alcalina.
c) Hiperglucemia.
d) Aumento de peso.
e) Sólo a y c.

242.- De las siguientes endocrinopatías señale aquellas capaces de producir


diabetes:
a) Hipertiroidismo.
b) Síndrome de Cushing.
c) Acromegalia.
d) Aldosteronismo primario.
e) Todas ellas.

243.- Produce una acusada hipertrigliceridemia:


a) Insuficiencia hepatocelular.
b) Déficit de lipoproteín-lipasa.
c) Déficit de glucocorticoides.
d) Terapéutica con antiestrógenos.
e) Sólo b y d.

244.- ¿Cuál de los siguientes factores no se considera aterogénico?


a) Consumo de cigarrillos.
b) Diabetes.
c) Niveles plasmáticos elevados de HDL.
d) Hipertensión arterial.
e) Aumento del colesterol sérico.

245.- La enfermedad de Von Gierke o glucogenosis hepatorrenal obedece a


un déficit de la enzima:
a) Glucosa-6-fosfatasa.
b) Alfa-1,4- glucosidasa.
c) Amilo-1,6 glucosidasa.
d) Fosforilasa.
e) Fructosa 1,6 difosfatoaldolasa.

470
Autoevaluación

246.- No es cierto sobre el clofibrato:


a) Es útil en las hiperlipoproteinemias tipo IIa.
b) Aumenta la incidencia de litiasis biliar.
c) Puede producir mialgias.
d) Es el tratamiento de elección del tipo IV.

247.- Son factores de riesgo cardiovascular:


a) El aumento de las LDL.
b) El aumento de las HDL.
c) Las dietas ricas en ácidos grasos polinsaturados.
d) Las dietas ricas en aminoácidos.
e) El caminar regularmente.

248.- Entre los mecanismos responsable de acumulación de cobre hístico en


la enfermedad de Wilson se citan:
a) Déficit en la sínteis hepática de ceruloplasmina.
b) Defecto de unión cobre-proteina transportada.
c) Falta de excreción biliar de cobre.
d) Todas son correctas.
e) Ninguna es correcta.

249.- Para corregir una hiperpotasemia son eficaces:


a) Administración IV de glucosa e insulina.
b) Resinas de intercambio catiónico.
c) Bicarbonato sódico.
d) Todas son correctas.
e) Ninguna es correcta.

250.- Son causa de hiperpotasemia:


a) Alcalosis respiratoria.
b) Vómitos repetidos.
c) Terapéutica con tiacidas.
d) Hemólisis.
e) Ninguna de las anteriores.

251.- Los requerimientos diarios de hierro aumentan durante:


a) Etapa postmenopáusica.

471
Endocrinología Infantil

b) Embarazo.
c) Lactancia.
d) Todos los anteriores.
e) Sólo b y c.

252.- La absorción de hierro por intestino es favorecida por:


a) Acidosis gástrica.
b) Alimentos ricos en fosfatos.
c) Alimentos ricos en proteínas.
d) Dieta rica en hierro.
e) Sólo a y c.

253.- El depósito de hierro en los parénquimas se ve favorecido en:


a) Alcohólicos.
b) Transfusiones repetidas.
c) Policitemias.
d) Todos los anteriores.
e) Sólo a y b.

254.- El signo más específico en el diagnóstico de la hemocromatosis es:


a) Sideremia aumentada.
b) Núcleos basales.
c) Depósito de hierro en la biopsia hepática.
d) Estudio de la eliminación de hierro tras administrar desferroxiamina.
e) Todas ellas son correctas.

255.- En la hemocromatosis se presentan con una frecuencia mayor del 80 %:


a) Afección hepática.
b) Afección cutánea.
c) Cardiopatía.
d) Artropatía.
e) Nada de lo anterior.

256.- De las siguientes afecciones hepáticas, ¿cuáles pueden ser observadas


en la enfermedad de Wilson?
a) Hepatitis crónica activa.
b) Cirrosis hepática.

472
Autoevaluación

c) Hepatomegalia asintomática.
d) Todos los anteriores.
e) Sólo a y b.
257.- Entre los efectos secundarios de la penicilamina se encuentran:
a) Impotencia.
b) Urticaria.
c) Linfadenopatías.
d) Atrofia macular.
e) Sólo b y c.

258.- ¿Cuál de los siguientes factores no actúa como desencadenante de la


porfiria cutánea tarda?
a) Alcohol.
b) Siderosis.
c) Hexaclorobenceno.
d) Talio.
e) Estrógenos.

259.- ¿Cuál de estos tratamientos resulta eficaz en la porfiria cutánea


tarda?
a) Sangrías repetidas.
b) Cloroquina a pequeñas dosis.
c) Alcalinización de la orina.
d) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.
e) Son correctas las respuestas a,b y c.

260.- Las manifestaciones clínicas de la hipoglucemia aparecen cuando la


glucosa desciende por debajo de:
a) 60 mg/dl.
b) 40 mg/dl.
c) 60 mg/ml.
d) 40 mg/ml.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

261.- La presentación clínica más común de la neuropatía diabética es:


a) La polineuritis.
b) La mononeuritis de extremidades inferiores.

473
Endocrinología Infantil

c) La mononeuritis de pares craneales.


d) Son correctas todas las respuestas anteriores.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.
262.- La primera medida que debe tomarse ante un paciente diabético en
coma del que nadie puede aportar datos de historia clínica es:
a) Extraer una muestra de sangre para que el laboratorio determine la glu-
cemia.
b) Determinar la tensión arterial.
c) Inyectar 10 U de insulina rápida intravenosa.
d) Perfundir por vía intravenosa un frasco de glucosa hipertónica.
e) Hidratar al enfermo.

263.- Clínicamente, la polineuropatía diabética de extremidades inferiores se


caracteriza por ser:
a) Sensorial, distal e insidiosa.
b) Motora, bilateral y simétrica.
c) Distal, asimétrica y bilateral.
d) Sensitiva y de rápida instauración.
e) Proximal, sensitiva y bilateral.

264.- Los barorreceptores se localizan en:


a) El seno carotídeo.
b) El aparato yuxtaglomerular.
c) La cava.
d) Son correctas las respuestas a y b.
e) Son correctas las respuestas a, b y c.

265.- El acetil-CoA se forma a partir de:


a) Acidos grasos, glúcidos y aminoácidos.
b) Esteroides y vitaminas.
c) Hormonas peptídicas.
d) Hormonas sexuales.
e) Péptidos hipotalámicos.

266.- La enfermedad de Gaucher es consecuencia del defecto de:


a) Beta galactocerebrosidasa.
b) Beta glucocerebrosidasa.

474
Autoevaluación

c) Cerebrosilsulfatasa.
d) Esfingomielinasa.
e) Ceramidasa.
267.- La desaparición de la poliuria y de la nicturia en un diabético con glu-
cosurias elevadas se debe a:
a) Insuficiencia renal por microangiopatía.
b) Arteriosclerosis de las arterias renales.
c) Neuropatía autonómica.
d) Mejoría en el control de la enfermedad.
e) Todos los factores anteriores.

268.- ¿Cuál de estos síntomas no está relacionado con la macroangiopatía


diabética?
a) Claudicación intermitente.
b) Diarreas nocturnas.
c) Pies fríos.
d) Trastornos de la sudación.
e) Dolor en extremidades inferiores, incluso en reposo pero sobre todo con
el ejercicio.

269.- La oxidación de los ácidos grasos produce:


a) Acetoacetil-CoD.
b) Acetil-CoA.
c) Malonil-CoA.
d) Hidroximetilglutaril-CoA.
e) Cuerpos cetónicos.

270.- Se cree que la etiopatogenia de la neuropatía diabética:


a) Es multifactorial.
b) Es de origen vascular.
c) Se origina en una alteración primaria de la célula de Schwann.
d) Se origina primariamente a nivel axonal.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

271.- ¿La forma activa de la vitamina D (1,25-dihidroxi-D3) se sintetiza en?:


a) La piel por la acción de los rayos ultravioletas.
b) En el riñón.

475
Endocrinología Infantil

c) En el hígado.
d) En los músculos.
e) En el hueso.
272.- Los pacientes hipoglucémicos con nivel de insulina excesivamente ele-
vado, pero una concentración de péptido C baja o inapreciable, sufren pro-
bablemente:
a) Insulinoma.
b) Hipoglucemia artificial por administración de insulina.
c) Hipoglucemia artificial por administración de sulfonilureas.
d) Hipoglucemia reactiva.
e) Diabetes mellitus tipo II.

273.- La dieta hídrica se aconseja en obesos con sobrepesos superiores al:


a) 30%
b) 40%
c) 60%
d) 20%
e) 10%

274.- De los siguientes alimentos que se citan ¿cuál es el más pobre en coles-
terol?
a) Huevos.
b) Mantequilla.
c) Riñones.
d) Leche.
e) Hígado.

275.- ¿Cuáles son los fármacos de elección en el tratamiento de la hiperlipo-


proteinemia tipo IIa?
a) Clofibrato.
b) Acido nicotinico.
c) Probucol.
d) Colestiramina.
e) Son ciertas c y d.

276.- ¿Cuáles son los fármacos de elección en el tratamiento de la hiperlipo-


proteinemia tipo IV?

476
Autoevaluación

a) Clofibrato.
b) Probucol.
c) Colestiramina.
d) Son ciertas a y b.
e) El tratamiento farmacológico no es efectivo.

277.- ¿Cuál de los siguientes aceites no es útil para conseguir una dieta rica
en ácidos grasos poliinsaturados?
a) Aceite de oliva.
b) Aceite de cacahuete.
c) Aceite de semilla de algodón.
d) Aceite de maiz.
e) Aceite de girasol.

278.- ¿Cuál es el fármaco de elección en el tratamiento de la hiperlipoprotei-


nemia tipo V?
a) Clofibrato.
b) Acido nicotinico.
c) Probucol.
d) Oxandrolona.
e) Colestiramina.

279.- En los casos graves de alcalosis metabólica, suele emplearse para su


corrección:
a) Sales de magnesio.
b) Cloruro de arginina en dextrosa.
c) Cloruro amónico al 9 %.
d) Cloruro potásico.
e) b y c.

280.- El efecto hiperglucémico del diazóxido se reduce o suprime con la


administración de:
a) Hidroclorotiazida.
b) Propranolol.
c) Sales de mercurio.
d) Glucocorticoides.
e) Sales de magnesio.

477
Endocrinología Infantil

281.- ¿Cuál de las siguientes medidas terapéuticas considera de mayor


importancia en el tratamiento de la hipercalcemia?
a) Administración de corticoides.
b) Supresión del aporte de calcio.
c) Administración de EDTA.
d) Rehidratación.
e) Son ciertas b y d.

282.- Si una vez conseguida la normoglucemia (en una crisis hipoglucémica)


pasan más de 60 minutos sin que el paciente recupere la conciencia se acon-
seja administrar:
a) Glucagón.
b) Diazóxido.
c) Antibióticos.
d) Manitol.
e) Clorpromazina.

283. ¿Qué pauta terapéutica indicaría para restablecer la fertilidad de un


varón afecto de panhipopituitarismo?
a) Testosterona de acción prolongada, 100 a 250 mg cada 3 meses.
b) 500 U de HMG, tres veces por semana.
c) 1.500 U de HCG, tres veces por semana.
d) 500 U de HMG y 1.500 de HCG, tres veces por semana.
e) Testosterona de acción prolongada, 100 a 250 mg. cada 3 semanas y 500
U de HMG tres veces por semana.

284.- ¿Cuál de las siguientes proporciones de principio inmediato le parece


más adecuado para una dieta de diabético?
a) 50 % glúcidos, 15 % proteinas, 35 % grasas.
b) 25 % glúcidos, 50 % proteinas, 25 % grasas.
c) 0 % glúcidos, 75 % proteínas, 25 % grasas.
d) 25 % glúcidos, 75 % proteínas, 25 % grasas.
e) 75 % glúcidos, 10 % proteínas, 15 % grasas.

285.- ¿Por qué se utiliza la pectina en el tratamiento de la diabetes mellitus?


a) Retrasa la absorción de glucosa.

478
Autoevaluación

b) Aumenta la secreción de insulina pancreática.


c) Disminuye la resistencia periférica a la acción de la insulina.
d) Potencia la acción de los antidiabéticos orales.
e) Potencia la acción de la insulina.

286.- Todo tratamiento de una hiperlipoproteinemia primaria debe comen-


zar con:
a) Medidas dietéticas.
b) Medidas dietéticas y farmacológicas conjuntamente.
c) Medidas farmacológicas.
d) Medidas quirúrgicas.
e) Otras medias distintas a las anteriores.

287.- Entre las medidas terapéuticas sintomáticas que se emplean en los sín-
dromes de hiperhidratación se encuentra:
a) Restricción de líquidos.
b) Administración de diuréticos.
c) Reposición de sodio.
d) Aporte calórico adecuado.
e) Todas ellas.

288.- La dosis máxima de potasio que se debe administrar en 24 horas no


debe superar, salvo en casos de diarreas coleriformes, los:
a) 300 mEq
b) 150 mEq
c) 50 mEq
d) 600 mEq
e) 1.000 mEq

289.- ¿Cuál es el fármaco de elección en el tratamiento de la hiperlipoprotei-


nemia tipo III?
a) Clofibrato.
b) Acido nicotínico.
c) Probucol.
d) Oxandrolona.
e) Colestiramina.

479
Endocrinología Infantil

290.- ¿Cuál de las siguientes hiperlipoproteinemias tiene un tratamiento


exclusivamente dietético?
a) Tipo I
b) Tipo II
c) Tipo III
d) Tipo IV
e) Tipo V

291.- ¿Cuál de los siguientes diuréticos ha demostrado poseer una gran efi-
cacia tanto en la corrección urgente como mantenida de la hiponatremia
secundaria al síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética?
a) Acido etacrínico.
b) Espironolactona.
c) Furosemida.
d) Hidroclorotiazida.
e) Amilorida.

292.- ¿Cuál de las siguientes medidas terapéuticas destinadas a corregir la


hiponatremia del síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiuré-
tica considera más adecuada y menos peligrosa?
a) Restricción de agua.
b) Administración de manitol.
c) Administración de carbonato de litio.
d) Administración de democlociclina.
e) Ingesta abundante de agua.

293.- Para el tratamiento de la obesidad la composición en principios inme-


diatos de la dieta hipocalórica se aconseja que sea:
a) Rica en proteínas y carente de hidratos de carbono.
b) Líquida, conteniendo sólo proteínas.
c) Equilibrada.
d) Rica en grasas y pobre en hidratos de carbono y proteínas.
e) Rica en hidratos de carbono y carente de grasas y proteínas.

294.- ¿Cuál de los siguientes fármacos posee propiedades orexigenas?


a) Buclicina.
b) Ciproheptadina.

480
Autoevaluación

c) Pizotifeno.
d) Lisina.
e) Todos los anteriores.
295.- El fármaco de elección para prevenir las crisis hipoglucémicas desen-
cadenadas por un insulinoma o por tumores secretores de substancias con
actividad insulinica es:
a) Glucagón.
b) Diazóxido.
c) Dexametasona.
d) Clorpromazina.
e) Difenilhidantoina.

296.- Los esteroides no suelen ser eficaces para reducir la hipercalcemia de:
a) Sarcoidosis.
b) Sobredosis de vitamina D.
c) Hiperparatiroidismo.
d) Addison.
e) Metástasis óseas.

297.- El fenobarbital está especialmente indicado en el tratamiento de las


hipercalcemias secundarias a:
a) Sarcoidosis.
b) Addison.
c) Sobredosis de vitamina D.
d) Neoplasias.
e) Tirotoxicosis.

298.- La mitramicina está especialmente indicada en el tratamiento de las


hipercalcemias secundarias a:
a) Sarcoidosis.
b) Addison.
c) Sobredosis de vitamina D.
d) Neoplasias.
e) Tirotoxicosis.

299.- ¿Cuál de los siguientes fármacos tiene una especial indicación en el tra-
tamiento de las crisis hipercalcémicas?

481
Endocrinología Infantil

a) Calcitonina.
b) Fenobarbital.
c) Mitramicina.
d) Corticoides.
e) Bloqueante beta.

300.- La corrección de las cifras de magnesio sérico constituye una premisa


fundamental para normalizar los niveles séricos disminuidos de:
a) Calcio.
b) Potasio.
c) Sodio.
d) Fósforo.
e) Cobre.

301.- La hipocalcemia aguda sintomática debe ser tratada inmediatamente


con:
a) Vitamina D parenteral.
b) Gluconato cálcico por vía oral.
c) Gluconato cálcio por vía intravenosa.
d) Calcitonina.
e) Infusiones rápidas y continuas de suero fisiológico.

302.- ¿Cuál de las siguientes pautas terapéuticas considera de elección en el


tratamiento de la telarquía temprana?
a) Medroxiprogesterona de acción prolongada por vía parenteral a dosis de
50 a 100 mg/semana.
b) Gonadotrofina coriónica humana, 50 U/día.
c) Acetato de ciproterona por vía oral a dosis de 100 a 200 mg/día.
d) Acetato de ciproterona más etinilestradiol siguiendo un método secun-
cial.
e) Ninguna de las anteriores.

303.- Ante un paciente con un cuadro de deshidratación isotónica y con un


valor hematócrito de 60 (asumimos que el valor normal sea de 45 ), qué can-
tidad de líquido cabe suponer que ha perdido:
a) 1.000 ml.
b) 2.000 ml.

482
Autoevaluación

c) 3.000 ml.
d) 4.000 ml.
e) 5.000 ml.
304.- ¿Qué cantidad aproximada de bicarbonato administraría a un paciente
de 6 kg. de peso que presenta una acidosis metabólica que cursa con un
bicarbonato actual de 13 mEq/l (normal 25 mEq/l)?
a) 10 mEq.
b) 40 mEq.
c) 80 mEq.
d) 120 mEq.
e) 160 mEq.

305.- Entre las medidas terapéuticas más eficaces para corregir la hiperpo-
tasemia se encuentra:
a) La administración de insulina.
b) La administración de glucosa.
c) La administración de insulina y glucosa.
d) La administración de glucagón.
e) La administración de gluconato cálcico.

306.- ¿Qué cantidad de CO3H y de Na contiene un litro de una solución de


bicarbonato 1 M?
a) 658 mEq
b) 1.008 mEq
c) 356 mEq
d) 1.654 mEq
e) 85 mEq

307.- ¿Cuál será el déficit teórico de Na de un paciente de 7 kg con una con-


centración plasmática de este ión de 125 mEq/l?
a) 12 mEq
b) 28 mEq
c) 36 mEq
d) 63 mEq
e) 125 mEq

308.- El tratamiento del beriberi obliga a la administración de:

483
Endocrinología Infantil

a) Tiamina.
b) Riboflavina.
c) Vitamina C.
d) Vitamina E.
e) Niacina.

309.- El tratamiento del escorbuto obliga a la administración de:


a) Tiamina.
b) Riboflavina.
c) Vitamina C.
d) Vitamina E.
e) Niacina.

310.- La administración prolongada de altas dosis de vitamina A:


a) No ofrece peligro alguno.
b) Ocasiona alopecia.
c) Da lugar a xeroftalmía.
d) Puede inhibir el desarrollo óseo en los niños.
e) Da lugar a complicaciones irreversibles en todos los casos.

311.- Entre las medidas dietéticas que deben seguir los pacientes con hiperli-
poproteinemia tipo IV, cobra especial relevancia en determinados casos:
a) La restricción de grasas saturadas.
b) La restricción de alcohol.
c) La restricción de la ingesta de colesterol a menos de 150 mg/día.
d) La restricción proteica.
e) Ninguna de las anteriores.

312.- ¿Cuál es el mecanismo por el que la glucosa oral ejerce una mayor res-
puesta insulínica que la glucosa intravenosa?
a) Estímulo simpático.
b) Por la presencia simultánea de aminoácidos.
c) Por la presencia en los alimentos de ácidos grasos.
d) Por el péptido gastrointestinal.
e) Todas son ciertas.

313.- ¿Cuánto tarda la insulina en retornar a su valor basal tras la ingesta

484
Autoevaluación

de alimentos?
a) Treinta minutos.
b) Sesenta minutos.
c) Dos horas.
d) Tres a cuatro horas.
e) Ninguno de los tiempos indicados.

314.- ¿Cuál de las siguientes pruebas evalúa mejor la integridad del eje
hipotálamo-hipofisario?
a) I131 unido a proteinas de suero.
b) Prueba de captación de T3.
c) T3 y T4 libres.
d) Prueba de supresión tiroidea con T3.
e) Prueba de estimulación con TSH.

315.- En el síndrome XXY no es cierto que:


a) Se ha descrito conducta antisocial con tendencia a la agresividad.
b) Suelen ser pacientes de estatura elevada.
c) los niveles de FSH y LH son normales.
d) Existe una hiperproducción de testosterona.
e) En ocasiones son fértiles.

316.- En el síndrome adrenogenital puede aparecer hipertensión por:


a) Aumento de aldosterona.
b) Hiperproducción de catecolaminas.
c) Aumento del volumen circulante.
d) Aumento en la producción de cortisol.
e) c y d son correctas.

317.- ¿A qué se debe que la concentración de péptido C en plasma, sea supe-


rior a la de insulina?
a) El mecanismo de secreción es distinto.
b) Por cada molécula de insulina se segregan dos de péptido C.
c) La degradación del péptido C es mas lenta.
d) Por todo lo anterior.
e) Por nada de lo anterior.

485
Endocrinología Infantil

318.- El mecanismo de aparición de hipoglucemia en el insulinoma, se fun-


damenta en:
a) El alto consumo periférico de glucosa.
b) Aumento del número de receptores para la insulina.
c) Aumento de la afinidad de los receptores a la insulina.
d) Las tres respuestas son ciertas.
e) Las tres respuestas son falsas.

319.- ¿Cuál de los siguientes síntomas no es debido a la neuroglucopenia en


el insulinoma?
a) Debilidad de concentración.
b) Diplopia.
c) Temblor.
d) Afasia.
e) Convulsiones.

320.- La parathormona tiene un efecto hipercalcemiante fundamentalmente


por su acción sobre:
a) Riñón.
b) Hueso.
c) Intestino.
d) Higado.
e) Grasa.

321.- En relación a la progesterona es cierto que:


a) Se sintetiza durante todo el embarazo por el cuerpo lúteo.
b) La placenta puede producirla a partir del acetato.
c) Se produce en el cuerpo lúteo hasta la 12ª semana de gestación.
d) La placenta la sintetiza a partir del 5º mes.
e) La HCG inhibe su síntesis por el cuerpo lúteo.

322.- ¿Cuántos aminoácidos constituyen la proinsulina?


a) 110.
b) 86.
c) 84.
d) 51.
e) 31.

486
Autoevaluación

323.- ¿Cuál de los siguientes aminoácidos diferencia la insulina humana de


la bovina?.
a) El situado en octavo lugar de la cadena A (treonina).
b) El situado en décimo lugar de la cadena A (isoleucina).
c) El situado en trigésimo lugar de la cadena B (treonina).
d) Todos los anteriores.
e) ninguno de los anteriores.

324.- De forma característica se producen en el escorbuto:


a) Nódulos yuxtaarticulares.
b) Púrpura perifolicular.
c) Pápulas en mejillas.
d) Distrofia ungueal de las uñas de los pies.
e) Máculas hipocrómicas en crestas tibiales.

325.- ¿Cuál de las siguientes hormonas no producen hiperglucemia?


a) Glucagón.
b) Tiroxina.
c) Adrenalina.
d) Cortisol.
e) GH.

326.- ¿Cuál de las siguientes hormonas pancreáticas poseen puentes disul-


furo?
a) Insulina.
b) Glucagón.
c) Somatostatina.
d) a y c son correctas.
e) Todas son correctas.

327.- Con referencia a la enfermedad de Graves-Basedow ¿Cuál de las


siguientes respuestas es falsa?
a) TSH circulante disminuida.
b) PBI aumentado.
c) La prueba de supresión con T3 es siempre positiva.

487
Endocrinología Infantil

d) Hipercaptación uniforme en la gammagrafia tiroidea.


e) Incremento de la excreción urinaria de nitrógeno.

328.- ¿En qué lugares, además de páncreas, se ha demostrado la existencia


de somatostatina?
a) Higado.
b) Pulmón.
c) Riñón.
d) Intestino.
e) Todos los anteriores.

329.- ¿Cuál de las siguientes afirmaciones no es cierta para la maculopatía


diabética?
a) Es la principal causa de pérdida de visión en la retinopatía no prolifera-
tiva.
b) Puede ser debida a isquemia.
c) Puede ser secundaria a edema.
d) Puede ser secundaria a exudados.
e) Esta relacionada básicamente con la diabetes tipo I.

330.- ¿Cuál de las siguientes situaciones no aumenta los requerimientos de


insulina del enfermo diabético?
a) Infección urinaria.
b) Tratamiento con corticoides.
c) Disminución del ejercicio físico.
d) Insuficiencia renal.
e) Ingesta de diuréticos tiazídicos.

331.- Cuando un diabético presenta hiperglucemia por las mañanas y refiere


episodios de mareo con sudoración fría por las noches:
a) Es necesario aumentar la dosis de insulina para controlar la hiperglucemia.
b) Es probable que el paciente no esté siguiendo la dieta.
c) Debe cambiarse el tipo de insulina.
d) Hay que reducir la dosis nocturna de insulina.
e) Conviene determinar el glucagón.

332.- Los enfermos con insuficiencia renal crónica presentan hiponutrición

488
Autoevaluación

vitamínica. ¿Qué vitaminas deben aumentarse en caso de hemodiálisis?


a) Las liposolubles.
b) El ácido fólico, el ácido ascórbico y la piridoxina.
c) La B1, B2, y B12.
d) Son correctas las respuestas a y b.
e) Son correctas las respuestas a y c.

333.- Se considera que un diabético tipo 1 está compensado:


a) Cuando tiene glucemias en ayunas inferiores a 110 mg/dl con hipoglu-
cemias ocasionales.
b) Cuando tiene glucosurias negativas y valores de hemoglobina A1c
mayores del 15% .
c) Cuando tiene glucemias posprandiales nunca superiores a 160 mg/dl,
glucosurias menores del 10 % de los hidratos de la dieta y no presenta
hipoglucemias.
d) Cuando mantiene buen estado general con pérdida de peso.
e) Cuando las glucemias en ayunas se sitúan entre 160 y 200 mg/dl con
triglicéridos normales.

334.- ¿En cuál de estos cuadros no es habitual la hipoglucemia posprandial


o reactiva?
a) Galactosemia.
b) Intolerancia a la fructosa.
c) Sensibilidad a la leucina.
d) Síndrome de Cushing.
e) Obesidad.

335.- ¿Cuál es la función del ciclo de Krebs?


a) Formación de ATP.
b) Suministro de equivalentes de reducción a la cadena transportadora de
electrones.
c) Suministro de substratos para otras reacciones biosintéticas.
d) Son correctas todas las respuestas anteriores.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

336.- La enfermedad con orina de olor a jarabe de arce es una aminoaciduria


debida a una deficiencia de:

489
Endocrinología Infantil

a) Fenilalanina hidroxilasa.
b) El transporte de los aminoácidos.
c) Cetoácido-oxidasas.
d) Tirosín-hidroxilasa.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

337.- El aporte de hidratos de carbono en un diabético:


a) Debe ser muy reducido.
b) Debe evitar completamente los mono y disacáridos.
c) Debe incluir fructosa en lugar de glucosa.
d) Son correctas todas las respuestas anteriores.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

338.- ¿En cuál(es) de esta(s) situación(es) se produce alcalosis metabólica?


a) Vómitos y diarreas.
b) Tratamiento con tiacidas.
c) Fibrosis quística.
d) Son correctas todas las respuestas anteriores.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

339.- La regulación de la glucogenólisis en el músculo está controlada hor-


monalmente. ¿Cuál de las siguientes hormonas tiene importancia decisiva a
este respecto?
a) Adrenalina.
b) Hormona de crecimiento.
c) PRL.
d) Noradrenalina.
e) Eritropoyetina.

340.- ¿Qué hormonas tienen un papel relevante en el proceso de glucogeno-


lisis hepática?
a) Glucagón, adrenalina.
b) STH, somatomedina, somatostatina.
c) Adrenalina, noradrenalina, dopamina.
d) Glucagón, gastrina, calcitonina.
e) Insulina, tiroxina, ACTH.

490
Autoevaluación

341.- ¿Qué enzima es deficitaria en la porfiria cutánea tarda?


a) La ferroquelatasa.
b) La proporfirinógeno descarboxilasa.
c) La uroporfirinógeno descarboxilasa.
d) La protoporfirinógeno oxidasa.
e) La ALA sintetasa.

342.- En la diabetes mellitus tipo II:


a) Los niveles de insulinemia pueden estar elevados.
b) La indicencia es máxima entre jóvenes obesos.
c) No es posible el control únicamente con dieta.
d) Es frecuente el coma cetoacidótico.
e) Nunca aparecen complicaciones tardías de la diabetes.

343.- ¿Cuál es la enzima responsable de la síntesis de glucógeno en el mús-


culo?
a) La glucosa-1,6-fosfato deshidrogenasa.
b) La glucosa sintetasa.
c) La fructuosa- 1,6-fosfato deshidrogenasa.
d) La glucógeno isomerasa.
e) La glucógeno síntetasa.

344.- ¿Cuál es el déficit enzimático de la porfiria aguda intermitente?


a) Uroporfirinógeno descarboxilasa.
b) Uroporfirinógeno I sintetasa.
c) Uroporfirinógeno oxidasa.
d) Coproporfirinógeno oxidasa.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

345.- La necrobiosis lipoidica diabeticorum:


a) Es de origen infeccioso.
b) Es exclusiva de la diabetes.
c) Aparece en más del 70 % de los diabéticos mayores de 50 años.
d) Probablemente tiene un substrato microangiopático.
e) Consiste en una serie de lesiones simétricas con carácter cicatrizal loca-
lizados en el tronco.

491
Endocrinología Infantil

346.- El criterio bioquímico más específico para el diagnóstico de la diabetes es:


a) Glucemia basal entre 120 y 140 mg/100 ml.
b) Glucemia basal mayor de 140 mg/100 ml.
c) Glucosurias elevadas.
d) Acidosis metabólica.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

347.- La principal fuente de ácidos no volátiles es el metabolismo de dos ami-


noácidos de las proteínas de la dieta. ¿Cuáles?
a) Arginina y lisina.
b) Metionina y cistina.
c) Omitina y triptófano.
d) Fenilalanina y lisina.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

348.- No es característico de la hipercolesterolemia familiar heterocigótica:


a) La presencia de xantomas tendinosos.
b) Su inicio en la edad adulta.
c) La detección de alteraciones de las lipoproteínas en el 50 % de los fami-
liares de primer grado.
d) Un colesterol de 300-600 mg/dl.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

349.- ¿Cuál de estas enfermedades no cursa con hipercalcemia?


a) El hiperparatiroidismo.
b) La sarcoidosis.
c) El mieloma múltiple.
d) La pancreatitis aguda.
e) La enfermedad de Paget ósea.

350.- Los rasgos clínicos de la mononeuritis diabética incluyen:


a) Lesiones simétricas de dos o más troncos nerviosos.
b) Dolor difuso del miembro afecto.
c) Trastornos de predominio sensitivo.
d) Pares craneales siempre indemnes.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

492
Autoevaluación

351.- A partir de la glicina y del succinil-CoA se inicia la vía metabólica del


grupo heme. ¿Cuál es el primer producto sintetizado?
a) El porfobilinógeno.
b) El uroporfirinógeno I.
c) El ácido deltaaminolevulínico.
d) El uroporfirinógeno III.
e) La hemoglobina.

352.- Cuando en una determinación basal de glucemia aparecen valores


entre 125 y 140 mg/dl:
a) Se puede asegurar que el enfermo no es diabético.
b) Se puede asegurar que el enfermo es diabético.
c) Se debe realizar una curva de sobrecarga oral de glucosa.
d) Se deben determinar las glucosurias.
e) Son correctas las respuestas B y D.

353.- ¿Cuál de las siguientes afirmaciones no es cierta en relación a las hemo-


globinas glucosiladas?
a) Constituyen el 5-7 % del total de la hemoglobina del adulto.
b) La glucosilación se prolonga durante toda la vida del hematíe.
c) Aumentan en grado proporcional a los niveles de hiperglucemia.
d) Son un índice fidedigno del control de la diabetes en el momento de su
determinación.
e) Tienen mayor afinidad para el oxígeno, con lo que provocan hipoxia
hística.

354.- La complicación más frecuente de la insulinoterapia es :


a) Lipodistrofia insulínica.
b) Resistencia a la insulina.
c) Hipoglucemias.
d) Alergia a la insulina.
e) Alteraciones visuales por edema del cristalino.

355.- ¿Qué fármacos suprimen o dificultan la absorción de vitamina B12?


a) Tetraciclina y amoxicilina.
b) Colchicina y metformina.
c) Colestiramina y antiácidos.

493
Endocrinología Infantil

d) Son correctas las respuestas a, b y c.


e) Son correctas las respuestas b y c.

356.- Las variaciones del pH desencadenan respuestas reguladoras renales.


Así, la acidosis produce:
a) Inhibición de la secreción renal de H+ y disminución de la producción
de amoniaco.
b) Estimulación de la secreción renal de H+ y aumento de la producción de
amoniaco.
c) Inhibición de la secreción renal de H+ y aumento de la producción de
amoniaco.
d) Estimulación de la secreción renal de H+ y disminución de la produc-
ción de amoniaco.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

357.- ¿Cuál de estos compuestos puede utilizarse en la corrección de la alca-


losis metabólica?
a) Espironolactona.
b) Indometacina.
c) Acetazolamida.
d) Cimetidina.
e) Todos ellos.

358.- La característica fundamental de la acidosis respiratoria es:


a) Disminución de la O2.
b) Aumento de la CO2.
c) Disminución del pH.
d) Disminución del bicarbonato.
e) Aumento de los fosfatos.

359. ¿Cuál de estos medicamentos es útil en el tratamiento de las hipercoleste-


rolemias?
a) Metoclopramida.
b) Sulpiride.
c) Dexametasona.
d) Probucol.
e) Ninguno de ellos.

494
Autoevaluación

360.- El tratamiento de la porfiria aguda intermitente está dirigido a inhibir


la actividad de la ALA sintetasa, objetivo que se alcanza con:
a) Glucosa intravenosa.
b) Hematina intravenosa.
c) Prednisona intravenosa.
d) Son correctas las respuestas a y b.
e) Son correctas las respuestas a y c.

361. Cuando en un diabético de larga evolución que mantiene un buen con-


trol de su enfermedad y no presenta enfermedades asociadas, aparecen hipo-
glucemias, debe pensarse:
a) Que padece una neoplasia digestiva.
b) Que ha podido desarrollar una gastroparesia.
c) Que no sigue el tratamiento adecuadamente y come en exceso.
d) Que está deprimido.
e) Que presenta una enfermedad autoinmune asociada.

362.- Después de la acción inmediata de los sistemas tampón, la regulación


ulterior del pH depende del funcionalismo pulmonar y renal. Los sistemas
tampón intracelulares son:
a) Bicarbonato-ácido carbónico.
b) Fosfato.
c) Hemoglobina.
d) Son correctas las respuestas a y b.
e) Son correctas las respuestas b y c.

363.- En relación a la dieta de un diabético, no es cierto que:


a) El número de calorías de la dieta debe depender del peso del paciente.
b) Deba administrarse como mínico 1g de proteínas por kilogramo de peso
ideal.
c) Los hidratos de carbono deban representar el 40-50 % de las calorías de
la dieta.
d) Las grasas deban administrarse en forma de ácidos grasos saturados.
e) Los glucósidos tengan que ser en su mayor parte polisacáridos.

364.- ¿Cuál de estas vitaminas no se encuentra en la leche?


a) La B1.

495
Endocrinología Infantil

b) La B2.
c) La B6.
d) El ácido fólico.
e) La B12.

365.- La hipofosfatemia aparece en:


a) El síndrome de Fanconi.
b) La acidosis tubular renal.
c) El raquitismo resistente a la vitamina D.
d) Todos los procesos anteriores.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

366.- ¿Qué suele indicar una acidosis con un anion gap normal?
a) Que hay un aporte excesivo de ácido.
b) Que hay una pérdida excesiva de CO3H-.
c) Que hay retención de CO3H-.
d) Que no se elimina ácido.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

367.- En la enfermedad de Krabbe o leucodistrofia de células globoides el


déficit enzimático es de:
a) Galactosilceramida betagalactosidasa.
b) Betaglucocerebrosidasa.
c) Cerebrosilsulfatasa.
d) Ceramidasa.
e) Esfingomielinasa.

368.- En la enfermdad de Fabry el déficit enzimático es de:


a) Betagalactocerebrosidasa.
b) Betaglucocerebrosidasa.
c) Trihexosaceramida alfagalactosidasa.
d) Esfingomielinasa.
e) Ceramidasa.

369.- Las manifestaciones neurológicas de la hipocalcemia aparecen cuando


la concentración sérica de calcio desciende por debajo de:
a) 20 nmol/l.

496
Autoevaluación

b) 5 nmol/l.
c) 2 nmol/l.
d) 60 nmol/l.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

370.- ¿Cuál de estas situaciones cursa con anión gap elevado?


a) Ureterosigmoidostomía.
b) Hiperparatiroidismo.
c) Coma hiperosmolar no cetósico.
d) Acidosis dilucional.
e) Ingesta de sulfuro.

371.- No era una característica de la hiperlipemia combinada familiar:


a) Su asociación con obesidad.
b) Su asociación con diabetes.
c) Su asociación con hiperuricemia.
d) La aparición de alteraciones lipoproteicas en los familiares del
enfermo.
e) Su inicio en la infancia.

372. ¿Cuál de estas situaciones no cursa con alcalosis metabólica?


a) Hiperaldosteronismo.
b) Síndrome de Cushing.
c) Síndrome de Bartter.
d) Ingesta de regaliz.
e) Hiperparatiroidismo.

373.- Se considera que una curva de sobrecarga oral de glucosa es diagnóstica:


a) Cuando los niveles de glucemia basal son inferiores a 140 mg/100 ml.
b) Cuando los niveles de glucemia a los 120 minutos oscilan entre 140 y
200 mg/100 ml.
c) Cuando entre la basal y los 120 minutos existe algún pico mayor de 180
mg/100 ml.
d) Son correctas todas las respuestas anteriores.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

497
Endocrinología Infantil

374.- La insulina de acción rápida administrada por vía subcutánea debe


utilizarse cada:
a) 8 horas.
b) 12 horas.
c) 6 horas.
d) 24 horas.
e) No es correcta ninguna de las respuestas anteriores.

375.- ¿Cuál de las siguientes pautas de administración es la más indicada


para la insulina NPH?
a) Cada 24 horas, por vía subcutánea.
b) Cada 12 horas, por vía subcutánea.
c) Cada 24 horas, por vía intramuscular.
d) Cada 12 horas, por vía intravenosa.
e) Ninguna de ellas.

376.- En caso de hipoglucemia, el organismo dispone de mecanismos gluco-


rreguladores controlados hormonalmente. ¿Cuál es el papel del glucagón a
este respecto?
a) Estimula la glucogenolisis.
b) Disminuye la captación de glucosa por el músculo.
c) Activa la secreción de insulina.
d) Estimula la lipogénesis.
e) Son correctas todas las respuestas anteriores.

377.- En el catabolismo de los aminoácidos el primer paso es:


a) La transaminación.
b) La desaminación.
c) La formación de urea.
d) La formación de piruvato.
e) Ninguno de los anteriores.

378.- La enfermedad de Niemann-Pick se caracteriza por un déficit de:


a) Cerebrosulfatasa.
b) Esfingomielinasa.
c) Ceramidasa.
d) Galactosidasa.

498
Autoevaluación

e) Hidrolasa.

379.- Se ha denominado intolerancia hidrocarbonada a:


a) Los hijos de padres diabéticos.
b) Los pacientes con glucemias basales moderadamente altas.
c) Los individuos cuya glucemia a los 120 minutos de la sobrecarga oral
de glucosa oscila entre 120 y 140 mg/100 ml.
d) Los individuos cuya glucemia a los 120 minutos de la sobrecarga oral
de glucosa oscila entre 140 y 200 mg/100 ml.
e) Son correctas las respuestas a y d.

380.- La hipercolesteremia familiar heterocigota corresponde en la clasifica-


ción de Fredickson al:
a) Tipo I.
b) Tipo II-A.
c) Tipo II-B.
d) Tipo IV.
e) Tipo V.

381.- ¿Cuál de estas obesidades no tiene origen hipotalámico?:


a) Craneofaringioma.
b) Síndrome de Prader-Willi.
c) Síndrome de Laurence-Moon-Rozabal-Bardet-Bield.
d) Síndrome de Stein-Leventhal.
e) Encefalitis postradiación.

382.- La determinación de glucosuria:


a) Es positiva cuando la glucemia sobrepasa los 160 mg/100 ml.
b) Es un fiel reflejo de los niveles de glucemia en el momento de su deter-
minación.
c) Refleja los niveles de glucemia en las horas previas a su determinación.
d) No es útil para el control de un diabético.
e) Son correctas las respuestas a y c.

383.- ¿Cuál de estas situaciones no produce acidosis metabólica?:


a) Cetoacidosis.
b) Insuficiencia renal crónica.

499
Endocrinología Infantil

c) Acidosis tubular renal.


d) Diarreas.
e) Tratamiento con furosemida.

384.- ¿Cuál de estas situaciones no se produce por pérdida salina?:


a) Hemoconcentración.
b) Hematocrito elevado.
c) Elevación de la urea.
d) Volumen corpuscular medio disminuido.
e) Sodio disminuido.

385.- Los insulinomas son tumores pancreáticos que cursan con hiperinsuli-
nismo y producen hipoglucemias. Su forma de presentación más habitual es:
a) El adenoma único.
b) El carcinoma.
c) La microadenomatosis múltiple.
d) Asociados a MEN I.
e) Hiperplasia insular.

386.- La somatostatina:
a) Posee 16 aminoacidos.
b) Tiene una vida media de 3 horas.
c) Se produce en el hígado.
d) Posee 14 aminoácidos.
e) Son correctas todas las respuestas anteriores.

387.- Se llama enfermedad de Plummer a:


a) El bocio polinodular que cursa con hiperfunción tiroidea.
b) El bocio polinodular que cursa con normofunción tiroidea.
c) El bocio polinodular que cursa con hipotiroidismo.
d) El bocio endémico con prolongación endotorácica.
e) La presencia de bocio polinodular en jóvenes.

388.- El tratamiento de la hiperplasia suprarrenal congénita requiere:


a) Glucocorticoides hasta la pubertad.
b) Glucocorticoides para toda la vida.
c) Mineralcorticoides exclusivamente.

500
Autoevaluación

d) No es preciso tratamiento pues se trata de un trastorno genético.


e) Antiandrógenos exclusivamente.
389.- El nanismo tipo Laron cursa con:
a) Déficit de GH.
b) Déficit de somatomedinas.
c) Déficit de somatostatinas.
d) Niveles basales bajos de GH con respuesta amplia a los estímulos.
e) Defecto en los receptores para somatomedinas.

390.- En la hiperplasia suprarrenal congénita por déficit de 21-hidroxilasa,


el 11-desoxicortisol:
a) Esta elevado.
b) Es normal.
c) Es normal pero no responde a la ACTH.
d) Esta reducido.
e) Es normal pero muestra una gran respuesta a la ACTH.

391.- El dato más llamativo del hipotiroidismo desarrollado a partir de los 2


años de edad son:
a) Rendimiento escolar limitado.
b) Estreñimiento.
c) Retraso del crecimiento y de la maduración ósea.
d) Retraso de la pubertad.
e) Bocio.

392.- La enfermedad de Graves Basedows se caracteriza por la aparición


indefectible de:
a) Bocio difuso, exoftalmos y síndrome hipertiroideo.
b) Bocio difuso y exoftalmos.
c) Exoftalmos y síndrome hipertiroideo.
d) Bocio nodular y exoftalmos.
e) Nada de lo anterior.

393.- Ante un enfermo con hipertensión, sudación profusa, palpitaciones y


midriasis hay que pensar en:
a) Hipertensión esencial.
b) Síndrome de Cushing.

501
Endocrinología Infantil

c) Hipertensión vasculorrenal.
d) Feocromocitoma.
e) Hipertensión neurógena.

394.- ¿Puede ocurrir hipertrofia de clítoris en la hiperplasia suprarrenal


congénita por déficit de 21-hidroxilasa?
a) No.
b) Si.
c) Depende de los niveles de aldosterona.
d) Si, cuando el defecto aparece después del nacimiento.
e) Sólo en casos de que la madre tome andrógenos durante el embarazo.

395.- En el síndrome de Sheehan existen:


a) Piel de aspecto alabastrino.
b) Disminución del vello axilar y pubiano.
c) Aspecto facial empastado.
d) Disminución del volumen testicular.
e) Todo lo anterior.

396.- La causa fundamental del bocio endémico es:


a) Ingesta de bociógenos.
b) El exceso de calcio en agua.
c) La herencia.
d) El déficit de yodo.
e) Los defectos enzimáticos en la sintesis de las hormonas tiroideas.

397.- La prueba más útil para el diagnóstico diferencial entre diabétes insí-
pida verdadera y diabétes insípida nefrogénica es:
a) La administración de nicotina.
b) La administración de vasopresina.
c) La prueba de la sed.
d) La prueba del cloruro sódico hipertónico.
e) La prueba del litio.

398.- La enzima 21-hidroxilasa se encuentra en:


a) Gónadas.
b) Tejidos periféricos.

502
Autoevaluación

c) Gónadas y cortezas suprarrenal.


d) Corteza y médula suprarrenal.
e) Corteza suprarrenal.

399.- La asociación de desarrollo puberal precoz, osteodistrofia fibrosa y


alteraciones cutáneas recibe el nombre de:
a) Síndrome de Silver.
b) Síndrome de Fanconi.
c) Síndrome de Lichtenstein.
d) Síndrome de Bloom.
e) Síndrome de Albright.

400.-La principal función fisiológica de la vasopresina es:


a) El control de la excreción renal de agua.
b) La acción vasoconstrictora.
c) La estimulación de los pericitos.
d) Modificar el comportamiento.
e) Favorecer la excreción de potasio y su intercambio por sodio.

401.- ¿Cuál es la causa más frecuente de malnutrición en países desarrolla-


dos?:
a) Déficit de ingesta proteica.
b) Déficit de ingesta calórica.
c) Obesidad.
d) Déficit de ingesta vitamínica.
e) a y b por igual.

402.- ¿Cuál de las siguientes no constituye una complicación de la obesidad


en la infancia?:
a) HTA.
b) Colelitiasis.
c) Descenso de las HDL.
d) Hiperinsulinismo.
e) Disminución de la resistencia a la insulina.

403.- Cuál de las siguiente no es una complicación de la obesidad infantil:


a) Edad ósea avanzada.

503
Endocrinología Infantil

b) Menarquia tardía.
c) Pseudotumor Cerebri.
d) Hipertrigliceridemia.
e) Hipercolesterolemia.

404.- La obesidad infantil tipo “androide” se caracteriza por todo lo


siguiente, excepto:
a) Predominio de acúmulo de grasa troncular.
b) Constituye la mayoría de casos (2/3).
c) Los niños tienden a perder peso con mayor facilidad.
d) Tienen mayor riesgo de enfermedad cardíaca.
e) a y c son falsas.

405.- Respecto a la obesidad infantil es falso que:


a) La mayoría de niños obesos serán adultos obesos.
b) La mayoría de niños obesos lo son por ingesta energética excesiva o un
gasto reducido.
c) Histopatológicamente encontramos en obesos hiperplasia e hipertrofia
de adipocitos.
d) La incidencia de obesidad en nuestro medio es del 6% en edad prepu-
beral para ambos sexos.
e) a y b son falsos.

406.- Es característico de la obesidad infantil:


a) Hiperinsulinismo.
b) Histopatológicamente la hiperplasia adipocítica ocurre antes de los 2
años de edad.
c) Histopatológicamente la hipertrofia de los adipocitos ocurre en niños
mayores.
d) b y c son ciertas.
e) Todas son ciertas.

407.- En los obeso se ha comprobado que hay:


a) Disminución de los niveles de leptina.
b) Aumento de los niveles de leptina.
c) Defecto de los receptores de leptina.
d) b y c son correctas.

504
Autoevaluación

e) a y c son correctas.

408.- Respecto a la leptina es falso que:


a) Tiene receptores renales y pulmonares.
b) A través de sus receptores situados en los plexos coroideos cerebrales
disminuye el apetito.
c) Es una proteína de 167 aminoácidos codificada por el gen lep del cro-
mosoma 9.
d) Es producida por el tejido adiposo.
e) En investigaciones se ha encontrado defectuoso el gen productor de
leptina de ratones obesos.

409.- Todas las enfermedades siguientes se asocian a obesidad. ¿Cuál de ellas


no es de origen genético?:
a) Síndrome de Frölich.
b) Síndrome de Lawrence.
c) Síndrome de Prader-Willi.
d) Síndrome de Cohen.
e) Síndrome de Carpenter.

410.- La obesida nutricional se caracteriza clínicamente por todo lo siguiente,


excepto:
a) El niño pesa más de los de su edad.
b) Generalmente tiene el niño una talla más baja que los de su edad.
c) Normalmente el niño tiene una maduración ósea acelerada.
d) En niñas no suele haber retraso de la menarquia.
e) En la mayoría de casos el acúmulo de grasa se produce en las caderas.

411.- Respecto a la obesidad ginoide es cierto que:


a) Afecta al 50% de casos.
b) El acúmulo graso afecta sobre todo tronco.
c) Tiene mayor riesgo de enfermedad cardíaca que el tipo androide.
d) Tienen mayor dificultad para perder peso.
e) Tienen mayor riesgo de enfermedad cerebrovascular.

412.- Para la valoración nutricional de los niños obesos es muy importante y


útil la medición de los pliegues cutáneos. ¿Cuál de los siguientes es el mejor

505
Endocrinología Infantil

predictor de obesidad adulta? :


a) Pliegue bicipital.
b) Pliegue tricipital.
c) Pliegue Suprailíaco.
d) Pliegue subescapular.
e) c y d.

413.- Respecto a la edad ósea es cierto que:


a) Se encontrará retrasada respecto a la cronológica en la malnutrición
crónica.
b) Será igual a la edad cronológica en la malnutrición aguda.
c) Estará adelantada en la obesidad.
d) Todo lo anterior es cierto.
e) Son ciertas b y c.

414.- En la elaboración del índice de Brook para estimar el valor de la masa


grasa total del organismo no interviene:
a) Pliegue tricipital.
b) Pliegue bicipital.
c) Pliegue subescapular.
d) Pliegue suprailíaco.
e) Pliegue abdominal.

415.- Una parámetro bueno para medir la obesidad es el que se obtiene divi-
diendo el peso en Kg por la talla al cuadrado en metros. Éste parámetro se
conoce como:
a) Índice de Brook.
b) Índice Nutricional.
c) Índice de Kanawati.
d) Índice de Quetelet
e) b y c.

416.- Las alteraciones metabólicas y hormonales acompañan a la clínica


típica de la obesidad muy frecuentemente. ¿Cuál de las siguientes no se pre-
senta en la obesidad infantil?:
a) Hiperinsulinismo.
b) Disminución de la hormona del crecimiento.

506
Autoevaluación

c) Hipertrigliceridemia.
d) Disminución de fosfolípidos.
e) Hipercolesterolemia.

417.- La dieta recomendada para un niño obeso debe ser:


a) Hipocalórica.
b) Equilibrada en principios inmediatos.
c) Moderada en hidrocarbonados ricos en almidones.
d) Pobre en colesterol.
e) Rica en ácidos grasos saturados.

418.- Las característias de un tratamiento ideal de la obesidad incluye todas


las siguientes, excepto:
a) La pérdida de peso debe ser gradual y constante.
b) El niño no debe tener sensación de hambre.
c) Se debe intentar disminuir la masa magra.
d) Que se mantenga un crecimiento normal.
e) No hay ninguna falsa.

419.- Son factores de riesgo de desarrollo de obesidad por parte de los niños,
todos los siguientes, excepto:
a) Ser hijo de madre diabética.
b) Tener madre obesa.
c) Que haya obesidad familiar.
d) Lactancia materna.
e) Inicio de la alimentación sólida antes de los 5-6 meses.

420.- Respecto al Índice de Quetelet es falso que:


a) No permite discriminar los distintos compartimentos corporales (esque-
lético, adiposo y muscular).
b) Es un buen predictor de obesidad adulta.
c) Es el índice que mejor representa el peso relativo durante la infancia.
d) Es un predictor de riesgo coronario.
e) Ninguna es falsa.

507
Endocrinología Infantil

508
Autoevaluación

TERCERA PARTE

AUTOEVALUACIÓN
DE ENDOCRINOLOGÍA INFANTIL

Respuestas

509
Endocrinología Infantil

510
Autoevaluación

1. Respuesta C. La compresión de estructuras vecinas y la transformación tóxica


de algunos nódulos son dos claras clínica de malignidad. Sin embargo, la obser-
vación de un crecimiento rápido y doloroso de algún nódulo hace pensar más en
una hemorragia intraquística que en una degeneración maligna, En estos casos,
la punción del nódulo será decisiva en cuanto al diagnóstico y actitud terapéu-
tica.

2. Respuesta A. Debe indicaciones para intervenir el bocio. Lo mismo cabe decir


cuando exista sospecha huirse del tratamiento sistematizado del hipertiroidismo
con propranolol y reservarse para aquellos casos en que es necesario y perentorio
controlar la hiperactividad simpática. En todo caso, no hay que olvidar que su
administración está contraindicada en los asmáticos, cardiópatas y en los diabé-
ticos tratados con insulina, dado el riesgo de que enmascare las manifestaciones
simpáticas secundarias a episodios de hipoglucemia.

3. Respuesta E. El carbimazol y el metimazol son los dos tioderivados más uti-


lizados en nuestro país, mientras que el primero suele asociarse a una menor
incidencia de reacciones de hipersensibilidad cutánea y de trastornos gastrointes-
tinales, el metimazol parece ser menos peligroso sobre la serie blanca que el car-
bimazol. El tratamiento de la enfermedad de Basedow con perclorato, tiocianato
o litio, preconizado en otras épocas, no tiene sentido en la actualidad.

4. Respuesta C. Los fosfatos de la dieta inhiben la absorción de fosfato. La PTH


y la calcitonina aumentan su absorción, pero indirectamente, aumentando la sín-
tesis de 1,25 (OH)2 D3. La vitamina D aumenta directamente la absorción intes-
tinal de calcio.

5. Respuesta D. Con el aumento de edad se produce una disminución en la frac-


ción del calcio dietético absorbido.

6. Respuesta A. En condiciones normales la reabsorción tubular de fósforo


(RTP) es del 80 – 95%. La ingesta de fósforo tiene una influencia directa muy
importante sobre la fosfaturia, aumentando ésta cuando aumenta áquella.

7. Respuesta B. El aumento de la calcemia provoca una disminución en la sín-


tesis de PTH y en la actividad de la hidroxilasa renal, predominando la síntesis de
metabolitos menos activos de la vitamina D. El resto de las afirmaciones son falsas.

511
Endocrinología Infantil

8. Respuesta D. Como hemos comentado en la primera pregunta, la PTH esti-


mula la absorción intestinal de calcio, pero no de forma directa sino a través de la
síntesis de 1,25 (OH)2 D3. Las demás corresponden a acciones de la PTH.

9. Respuesta E. La DEXA, que emplea una fuente de rayos X de doble energía,


tiene una gran utilidad en pediatría por se elevada precisión y reproductibilidad
junto con un escaso tiempo necesario para la exploración.

10. Respuesta D. La fosfatasa alcalina sérica es poco específica de patología


del metabolismo fosfo-cálcico ya que hay seis isoenzimas, predominando la de
origen óseo y hepático. Puede ser un buen marcador de formación ósea en ausen-
cia de otra patología. Sus valores, tras disminuir en la infancia, aumentan durante
el estirón puberal y descienden tras la adolescencia.

11. Respuesta D. Como ya se ha comentado en la pregunta 6 estos requisitos los


cumple la DEXA.

12. Respuesta C. El principal estímulo para la secreción de PTH es el descenso


de la calcemia.

13. Respuesta D. La calcitonina, que inhibe la reabsorción ósea y tiene un


efecto hipofosforemiante, estimula la absorción intestinal de calcio precisamente
aumentando la síntesis de 1,25 (OH)2 D3.

14. Respuesta E. Todos aparecen en la osteodistrofia de Albright.

15. Respuesta E. En el síndrome de Di George aparece un hipoparatiroidismo,


no un hiperparatiroidismo. Las demás opciones forman parte del síndrome.

16. Respuesta E. Todas las opciones son ciertas respecto al raquitismo hipofos-
fatémico familiar ligado a X.

17. Respuesta E. Todas las opciones son ciertas respecto al hipoparatiroidismo


autoinmune.

18. Respuesta B. El Pseudohipoparatiroidismo 1a cursa con disminución de la


proteína Gs.

512
Autoevaluación

19. Respuesta E. El hiperparatiroidismo de la niñez es más frecuente que el


neonatal y suele comenzar a partir de los diez años de edad.

20. Respuesta E. El hiperparatiroidismo familiar puede aparecer en la hipercal-


cemia hipocalciúrica familiar y en el MEN 1.

21. Respuesta E. La hipocalcemia propia de la insuficiencia renal crónica se


debe a la interacción de todos los factores que se enumeran en la pregunta.

22. Respuesta E. El raquitismo por déficit de vitamina D puede aparecer por


cualquiera de las situaciones que se indican.

23. Respuesta E. Todas las opciones que se ofrecen pueden ser causa de un hiper-
paratiroidismo secundario.

24. Respuesta B. Hay que plantearse en primer lugar que el diagnóstico sea
erróneo. Se repetirán en este sentido nuevas pruebas funcionales. En casos
excepcionales el preparado administrado no reúne las condiciones de efectividad
deseadas. Por último, hay que tener en cuenta que la efectividad de la GH dis-
minuye con la edad, siendo inefectiva cuando la edad ósea se halla próxima a la
pubertad.

25. Respuesta C. La levotiroxina sódica a dosis de 0,05-0,1 mg/día constituye


el tratamiento de elección en estos casos. Sin embargo, debido a que sólo está
disponible en algunas farmacias, puede recurrise al tiroides desecado (50 a 100
mg día) a pesar de que la actividad de estos preparados es, en ocasiones, varia-
ble. Las preparaciones de TSH, que constituirían otra alternativa, son de origen
animal y dada su inmunogenicidad pierden con el tiempo eficacia terapeútica.

26. Respuesta E. En las crisis addisonianas por fallo suprarrenal primario, el


grado de hipoglucemia no suele obligar a tomar medidas terapéuticas especiales.
Sin embargo, si los niveles de glucosa son extremadamente bajos, como suele
ocurrir en las crisis addisonianas por fallo suprarrenal secundario, puede hacerse
en forma de sueros glucosalinos o glucosados al 5 %.

27. Respuesta E. Una vez que el niño se haya recuperado de la deshidratación y


admita la vía oral se le administrarán diariamente 20-30 mg/m2de hidrocortisona,

513
Endocrinología Infantil

0,005-0,1 mg de 9-alfa-fluorohidrocortisona y 0.5 g/kg de cloruro sódico repar-


tido en los biberones. El aporte de sal se irá disminuyedo a medida que se intro-
duzca en la dieta del bebe la alimentación salada y se suprimirá completamente
cuando el niño cumpla el año de edad.

28. Respuesta C. A partir de la segunda infancia el tratamiento de la hiperplasia


suprarrenal congénita por déficit de 21-hidroxilasa de mantendrá con hidrocor-
tisona a dosis de 23.8 (DS 8mg/m2) de superficie corporal y con 9-alfa-fluoro-
hidrocortisona a dosis de 0.05-0.2 mg/día, aún en ausencia de sintomatología
clínica de pérdida de sal. Los controles ajustarán, en todo caso, las dosis adecua-
das.

29. Respuesta A. Se administrarán 2 ó 4 U de GH tres veces a la semana de forma


continua. Si como es habitual el individuo responde a la administración de GH,
el tratamiento se proseguirá durante toda la infancia, continuándose durante la
puberta hasta que el individuo haya alcanzado la madurez completa. El desrrollo
de los genitales externos, la soldadura de los núcleos de osificación y la determi-
nación del crecimiento nos servirán de guías en este sentido.

30. Respuesta B. Cuando la velocidad de crecimiento en cm/año es superior a


la que corresponde por la edad cronológica, hablamos de brote de crecimiento,
fenómeno que traduce una correcta respuesta a la terapéutica administrada. La
duración del brote es variable (generalmente perdura 2 ó 3 años) mostrando una
tendencia regresiva paulatina, a la que sucede un período de velocidad de creci-
miento normal para el percentil alcanzado por el niño al final del brote de creci-
miento.

31. Respuesta E. Cuando el tumor posea una notable expansión supraselar que
comprometa los fascículos ópticos, el tratamiento electivo será quirúrgico, siendo
la vía transfrontal la elegida para el abordaje del mismo. Pese a ello, se han
observado reducciones importantes del tamaño del tumor, con mejoría de los
campos visuales, en pacientes tratados exclusivamente con bromocriptina.

32. Respuesta A. Está demostrado que si el tratamiento del hipotiroidismo del


recién nacido se inicia antes de que éste cumpla los 3 meses el desarrollo mental
es correcto en la mayoría de los casos. Sin embargo, si se inicia más tarde de esta
fecha, el número de defectos por secuelas mentales y neurológicas puede superar

514
Autoevaluación

el 80 %. De ahí, que se imponga el diagnóstico temprano y el tratamiento inme-


diato del hipotiroidismo del recién nacido.

33. Respuesta D. Si nos acogemos a las equivalencias entre tiroides disecado


o levotiroxina, y en base a que con 100-150 mg/día del primero se obtiene
un control clínico correcto del hipotiroidismo, cabría esperar que las dosis de
levotiroxina necesarias en este sentido fueran más altas que las señaladas. Sin
embargo, la experiencia ha demostrado que con las dosis señaladas puede obte-
nerse un buen control en la mayor parte de pacientes.

34. Respuesta A. La exéresis quirúrgica del tumor cura definitivamente al


paciente. Se realiza una hemitiroidectomía del lado afecto siempre que el lóbulo
contralateral esté indemne. Aunque el adenoma tóxico puede ser también des-
truido con I131, las dosis a emplear son dos o tres veces mayores que las utiliza-
das en la enfermedad de Graves-Basedow.

35. Respuesta C. En situaciones de urgencia la furosemiada es eficaz para corre-


gir la hiponatremia rápidamente. En estos casos se administra por vía intrave-
nosa a dosis de 1 mg/kg de peso junto a cloruro sódico al 5 %. También puede
administrarse por vía oral, a dosis de 40 mg diarios y junto con cloruro sódico,
facilitando así su utilización de forma prolongada.

36. Respuesta A. La acción de la democlociclina se centra en el túbulo distal


inhibiendo a este nivel la acción de la ADH. Aún cuando su eficacia es notable,
dando lugar en pocos días a un aumento de la natremia y de la diuresis y a una
reducción progresiva de la natriuria y de la osmolaridad urinaria, sus efectos
secundarios (fotosensibilidad y alergia, hepatotoxicidad), de presentación ocasio-
nal, hacen que en la actualidad sea menos utilizada.

37. Respuesta D. Los testículos en ascensor no pueden considerarse testículos


mal descendidos, sino una consecuencia de la hipertonía del músculo cremáster.
Al relajarse este músculo ocupan su posición intraescrotal normal. No requieren
tratamiento alguno.

38. Respuesta C. La cirugía consituye el tramiento de elección del insulinoma.


Cuando se trate de un insulinoma benigno, fácilmente localizable durante el acto
quirúrgico, se aconsejará la enucleación o la resección local simple del tumor o

515
Endocrinología Infantil

tumores. Si no lograra localizarse, puede optarse por la abstención quirúrgica, tra-


tamiento médico y posterior evaluación, o practicar -tal y como defienden algu-
nos autores- una pancreatectomía parcial.

39. Respuesta B. La estreptozotocina es el agente mitótico más eficaz en el tra-


tamiento del insulinoma maligno, debido a su capacidad de inducir una reducción
relativamente selectiva de las células B del páncreas. El 64 % de los pacientes
tratados muestra una respuesta clínica y bioquímica favorable, mientras que el 50
% presenta una reducción objetiva de la masa tumoral.

40. Respuesta D. Ante diversas situaciones de estrés, enfermedades intercurren-


tes o intervenciones quirúrgicas, el enfermo addisoniano debe aumentar la dosis
diaria de glucocorticoide, en mayor o menor cuantía, para adaptarse a la nueva
situación. Si el cuadro sobreañadido cursa además con trastornos absortivos
intestinales e incluso hidroelectrolíticos- como es el caso de la gastroenteritis- al
aumento de la dosis habrá que añadir el paso a la vía parenteral. En estos casos
la administración parenteral de 100 mg diarios de succinato de hidrocortisona en
dos dosis hasta la recuperación suele ser suficiente.

41. Respuesta C. Para el tratamiento de las crisis hipertensivas se suele emplear


la fentolamina, bloqueador alfa de corta duranción (4-6 horas). Se administra por
vía intravenosa a dosis de 0,5 mg. La hipotensión y la taquicardia son sus efectos
secundarios más importantes. Dado que los cuadros de hipotensión pueden ser
graves, debe tenerse a mano noradrenalina o fenilefrina por si fuera necesario.

42. Respuesta A. El período óptimo de tratamiento debe ser considerado entre


los 2 y 3 años. La tendencia actual es la de instaurar el tratamiento de la crip-
torquidia lo más tempranamente posible. La dificultad que la evaluación de las
pruebas endocrinológicas presenta a edades tempranas puede en parte soslayarse
por el uso de la exploración ecográfica. Sin embargo, en la práctica diaria, es poco
frecuente que la consulta por criptorquídia se haga antes de los 5 años de edad,
aumentando en consecuencia el porcentaje de infertilidades debidas a esta causa.

43. Respuesta D. No en todos los casos dispondremos, ambulatoriamente de


soluciones glucosadas hipertónicas o glucagon, por lo que la administración de
glucosa oral, terrones de azucar o zumos bien azucarados, será la primera medida
que adoptaremos y que en la mayoría de ocasiones yugulará adecuadamente la

516
Autoevaluación

crisis hipoglucémica aguda.

44. Respuesta D. La fenoxibenzamida es un bloqueador alfadrenérgico de


acción prolongada. El tratamiento preoperatorio con este fármaco persigue el
control de la hipertensión y la prevención de las crisis hipertensivas. Por lo
general, se consigue entre los 10 días y las dos semanas de tratamiento. Se
recomienda que éste se inicie con 10 mg cada 12 horas y que se aumente progre-
sivamente la dosis cada 1 ó 2 días hasta conseguir los efectos deseados. La última
dosis se administrará el mismo día de la intervención quirúrgica.

45. Respuesta B. La cortisona y el cortisol son dos de los glucocorticoides prefe-


ridos para el tratamiento de la enfermedad de Addison, dados sus efectos mineral-
corticoides superiores al resto de los preparados señalados en las respuestas. Ello
no quiere decir que fármacos como la prednisona u otros derivados no puedan
ser eficaces en el tratamiento de esta enfermedad. De hecho se logran excelentes
compensaciones utilizando prednisona por vía oral a dosis de 5 a 7,5 mg diarios.
En estos casos, sim embargo, habrá que aumentar necesariamente la dosis del
mineralcorticoide que se administre conjuntamente.

46. Respuesta D. La insuficiencia corticosuprarrenal aguda constituye una autén-


tica emergencia médica. De ahí, que sea necesario instarurar, de inmediato,
el tratamiento, independientemente de los resultados biológicos, aun cuando es
obvio que previo al mismo se habrá obtenido una muestra de sangre del paciente
para efectuar, a posteriori, las determinaciones oportunas.

47. Respuesta B. La aparición de edemas o de hipertensión arterial suele indicar


que la dosis del mineralcorticoide empleado es excesiva. En algunos casos este
hecho ha obligado a mantener la compensación únicamente con la administración
del preparado glucocorticoideo. Por el contrario, la persistencia de hipotensión
arterial puede indicar la conveniencia de incrementar la dosis de fluorocortisona.

48. Respuesta A. El déficit glucocorticoideo se subsana mediante la administra-


ción diaria de una dosis total de cortisona por vía oral que suele oscilar entre
25 y 31,5 mg diarios. La dosis total de cortisona se administra de forma fraccio-
nada, intentando remedar el ritmo nictemeral normal de secreción del cortisol.
Aún cuando se han propuesto varias pautas de fraccionamiento, desde un punto
de vista práctico se aconseja administrar los dos tercios de la dosis total con el

517
Endocrinología Infantil

desayuno y el tercio restante con la cena. Aún cuando con esta pauta casi ninguno
de los pacientes addisonianos está compensado, desde un punto de vista de regu-
lación endocrina, la mayoría de ellos suelen gozar de bienestar y sólo en algunos
casos persiste la hiperpigmentación como secuela.

49. Respuesta B. El 90 % de los feocromocitomas son benignos, por lo que, en la


mayoría de los casos, con la exéresis quirúrgica de los mismos se consigue curar
la hipertensión secundaria a su presencia.

50. Respuesta A. La gonadotropina coriónica humana (HCG) se administra a


razón de dos veces por semana durante 5 semanas, variando la dosis total a admi-
nistrar según el estadio madurativo del niño, establecido por la edad ósea. Si ésta
es inferior a 4 años se administra un total de 2.500 U, si está comprendida entre
4 y 6 años, la dosis total será de 5.000 U y si es superior a 6 años, se administrará
un total de 10.000 U. La administración intranasal de LH-RH mediante nebuliza-
dor parece constituir un camino prometedor dentro del tratamiento hormonal de
la criptorquidia. Sin embargo, en la actualidad continúa prefiriéndose y utilizán-
dose en este sentido la gonadotrofina coriónica humana.

51. Respuesta A. En estos casos el enfermo se presenta con un cuadro de deshi-


dratación hipotónica grave. El tratamiento se dirigirá prioritariamente, durante las
primeras 24 horas, a la restitución sódica y de líquidos. A partir del segundo día se ini-
ciará la medicación hormonal a base de fosfato de hidrocortisona y desoxicortisona.

52. Respuesta B. La insulina semilente MC inica su acción a los 30 minutos,


alcanza su pico máximo entre los 2 y 4 h. y tiene una duración media de 14 horas.
La duración de acción de las insulinas Monotard MC y NPH es de 14-24 y 18-24
horas respectivamente. De ahí que mientras que son necesarias dos dosis de I
semilente para lograr una insulinización de 24 horas, en ocasiones basta con una
sola dosis de Monotard y sirve para alcanzar tal objetivo.

53. Respuesta C. Dado que el coma mixedematoso es una situación de emer-


gencia que requiere una inmediata actitud terapéutica, casi siempre anterior a la
evaluación clinicobiológica completa del paciente, y puesto que no puede descar-
tarse el origen hipotalámico o hipofisario del mismo es obligada la administra-
ción de hidrocortisona durante la fase inicial de recuperación para evitar la crisis
suprarrenal aguda.

518
Autoevaluación

54. Respuesta B. Las tionamidas o tioderivados bloquean la síntesis de las hor-


monas tiroideas, inhibiendo el proceso de organización, la yodinación de las tiro-
sinas para formar MIT y DIT y el acoplamiento de las yodotirosinas para formar
T 4 T 3.

55. Respuesta D. Suele inicarse el tratamiento con dosis de 30 a 60 mg/día de


metimazol o carbimazol (o dosis equivalente de otro tioderivado), que se irán dis-
minuyendo progresivamente, una vez alcanzado el eutiroidismo, hasta conseguir
una dosis óptima de mantenimiento, que para el metimazol suele oscilar entre los
5 y 15 mg diarios. La medicación debe mantenerse durante 12 meses; en caso de
recidiva tras la supresión, se reinicia un nuevo ciclo o se opta por un tratamiento
definitivo.

56. Respuesta B. La probabilidad de aparición a largo plazo de un hipotiroidismo


permanente tras la tirodectomía subtotal, oscila según las series entre el 4,5 y el
42 % . Por el contrario, los hipoparatiroidismos permanentes y la parálisis del
recurrente consituyen, en manos expertas, accidentes poco frecuentes. La reci-
diva del hipertiroidismo oscila entre el 2 y el 8 % de los casos.

57. Respuesta C. En la práctica el coma mixedematoso es la única indicación


terapéutica de la T3, administrada como único fármaco, dada la rapidez de su
efecto, y aún así suele asociarse a dosis variables de T4. Aún cuando su adminis-
tración por sonda nasogástrica consigue buenos resultados, la vía de elección, si
se dispone del preparado adecuado es la intravenosa. Las pautas de dosificación
siguen diversos esquemas de acuerdo con otros tantos autores.

58. Respuesta A. Ante una oftalmopatía maligna grave se iniciará, en primer


lugar, tratamiento médico con corticoides a dosis altas. Esta medida suele ser
eficaz en algunos casos. Con la irradiación de los tejidos retroorbitarios se consi-
guen también buenos resultados. Si las medidas médicas fracasan, recurriremos
a técnicas quirúrgicas, siendo la más sencilla la tarsorrafia parcial-cuando el pro-
blema principal estriba en la falta de oclusión palpebral- y las más definitivas son
las técnicas de descompresión orbitaria.

59. Respuesta A. Durante la tiroidectomía subtotal se extirpa toda la glándula


excepto un fragmento de 1,5-2 g en cada lado, junto a la cápsula posterior. Con
este tratamiento se obtiene la curación definitiva del proceso.

519
Endocrinología Infantil

60. Respuesta C. La hormona natural, extraída de la hipófisis de animales en


forma de tanato de pitresina en suspensión oleosa sigue siendo la preparación
más utilizada para el tratamiento de la diabetes insípida. También existen en la
actualidad dos análogos sintéticos de la vasopresina, la lisina-8-vasopresina y
la 1-desamino-8, D-arginina vasopresina (DDAVP)- esta última de introducción
más reciente- que constituyen alternativas válidas al tratamiento con tanato de
pitresina. El tanato de pitresina se administra por vía intramuscular, la lisina-8
vasopresina por vía nasal y el DDAVP puede administrarse por vía intravenosa,
intranasal y sublingual.

61. Respuesta D. La única terapéutica eficaz del carcinoma medular de tiroides


es la tiroidectomía total acompañada, si es preciso, de vaciado ganglionar. Si se
presume que la tiroidectomía ha sido incompleta, se recurrirá a las radiaciones
externas. Agotadas estas medidas y en presencia de recidivas o metástasis puede
ensayarse tratamiento con adriamicina.

62. Respuesta E. La bromocriptina constituye el tratamiento inicial de elección


en la mayoría de los enfermos acromegálicos. Cabe esperar que respondan a la
misma un 75 % de los pacientes Se administra por vía oral a dosis progresiva-
mente crecientes hasta alcanzar la dosis eficaz que suele oscilar entre los 20 y 40
mg/día. La mejoría clínica metabólica es evidente, y en muchos casos, superior
a la que cabría esperar por la disminución de la GH inmunorreactiva total. El
efecto de la bromocriptina es selectivo y no afecta otras hormonas hipofisarias
excepto la prolactina.

63. Respuesta A. Paradógicamente el tratamiento de elección para la diabetes


insípida nefrogénica consiste en la administración de diuréticos tiacídicos. Al
producir una depleción de sodio originan una disminución del filtrado glomerular
que aumenta a su vez la reabsorción de líquidos a nivel del túbulo proximal. A
menos que se limite el ingreso de sodio, los diuréticos tiacídicos dejan de actuar.
La hipopotasemia que pueden producir se corrige con la administración de suple-
mentos de potasio o combinando el diurético tiacídico con triamtereno o con ami-
lorida.

64. Respuesta A. Dada su efectividad, la escasez de efectos secundarios y la


comodidad de su administración mediante nebulizador-dosificador nasal, la
DDAVP resulta ser el método más eficaz y satisfactorio para el tratamiento subs-

520
Autoevaluación

titutivo con vasopresina. La dosis recomendada es de 0,1 a 0,4 ml al día, en una


dosis única (1 de cada 3 ó 4 pacientes) o en dos dosis (la mayoría de pacientes).

65. Respuesta A. Dado que no todos los pacientes acromegálicos responden a la


bromocriptina, se han ideado diversas pruebas para detectar a los respondedores
y no respondedores. Sin embargo, se ha llegado a la conclusión de que ninguna
de ellas es totalmente fiable y de que tan sólo a través del ensayo terapéutico
prolongado se consigue valorar la eficacia del tratamiento.

66. Respuesta B. Practicada la tiroidectomía subtotal, que debe ser realizada


siempre por un cirujano experto en este tipo de cirugía, debe decidirse si el
enfermo tiene que recibir tratamiento con hormonas tiroideas de forma indefinida
para evitar la recidiva. Dado que la recurrencia se ha presentado, en algunas
series, hasta en el 30 % de los casos, es aconsejable hacerlo. No obstante, esta
decisión debe individualizarse y ser discutida previamente con el paciente.

67. Respuesta C. En el carcinoma medular de tiroides deben ser apuradas al


máximo posible todas las posibilidades que ofrece la cirugía en el acto quirúrgico
inicial. Se explorarán todas las cadenas ganglionares cervicales y se extirparán
los ganglios presumiblemente afectos. La tiroidectomía debe ser total.

68. Respuesta B. En los carcinomas folicular y papilar en tiroides se aconseja


efectuar una tiroidectomía casi total acompañada de vaciado ganglionar si existen
adenomegalias. En este tipo de cirugía se respeta tan sólo una mínima cantidad
de tiroides contigua a la parte superior de la cápsula del lóbulo contralateral de
la localización del tumor. Esta precaución disminuye la incidencia de hipopara-
tiroidismos postquirúrgicos.

69. Respuesta A. La base del tratamiento del bocio simple con hormonas tiroi-
deas estriba en la supresión de la secreción de TSH. Su indicación prácticamente
se reduce a los bocios iniciales correspondientes a la fase hiperplásica, siendo
más dudosa la posibilidad de éxito cuando existe transformación coloide. En
los casos más avanzados de transformación nodular la instauración de este trata-
miento es inútil.

70. Respuesta B. La aparición del hipertiroidismo durante las campañas de pro-


filaxis yódica (hipertiroidismo tipo Jod-Basedow), es un hecho probado, aunque

521
Endocrinología Infantil

excepcional. Se ha demostrado que la mayoría de casos inciden en sujetos que


presentan nódulos autónomos o inmunoglobulinas séricas estimulantes del tiroi-
des. El aporte de yodo lo único que hace en estos casos es contribuir al desarro-
llo de formas de hipertiroidismo que no podían manifestarse por la falta de este
elemento.

71. Respuesta B. El hipertiroidismo asociado a la tiroiditis de De Quervain suele


ser leve y fugaz, por lo que habitualmente no requiere tratamiento. En algunos
casos en los que la hiperactividad simpática es más notable y molesta al paciente,
suele ser útil la administración de dosis moderadas de propranolol durante un
corto período de tiempo.

72. Respuesta B. Las determinaciones periódicas de calcitonina son de induda-


ble interés en el control postquirúrgi o del carcinoma medular de tiroides. Como
se sabe, esta neoplasia deriva de las células parafoliculares tipo C, secretoras de
calcitonina. Si la calcitonina persiste elevada tras la exéresis quirúrgica o sufre
un incremento en controles posteriores, cabe pensar en que la resección del tumor
haya sido incompleta o en que exista una metástasis o recidiva local respectiva-
mente.

73. Respuesta C. El tiroides desecado, que se utiliza ampliamente en nuestro


país, dado la falta de un preparado comercial de levotiroxina, plantea el inconve-
niente de que su contenido en T4 y T3 varia ampliamente de un preparado a
otro. Ello hace que en ocasiones se observe cifras elevadas de T3 en enfermos
aparentemente bien tratados con tiroides desecado. De ahí que, en la actualidad,
se considere la levotiroxina como el preparado de elección en el tratamiento del
hipotiroidismo permanente.

74. Respuesta C. El estímulo más potente es la hipotensión por sangrado, se


estimulan los barorreceptores localizados a nivel aórtico y carotídeo. Las demás
situaciones son también estimuladoras de la ADH. En condiciones fisiológicas
los osmorreceptores hipotalámicos son los primeros en estimularse.

75. Respuesta E. La clorpromacina es una sustancia inhibidora. También lo son


el GABA, el etanol y la fenitoína. La ciclofosfamida, el clofibrato y la carbama-
cepina son útiles para el tratamiento de la diabetes insípida neurogénica.

522
Autoevaluación

76. Respuesta D. Todo es cierto salvo la respuesta cuarta. En la polidipsia primaria


tras la inyección de ADH nunca se eleva la osmolaridad urinaria por encima del 9%.

77. Respuesta E. El sodio sérico siempre suele estar descendido a pesar de la


restricción hídrica. Pero no se puede asegurar una cifra, de forma aislada, por
debajo de la cual se pueda confirmar SIADH.

78. Respuesta D. El paciente descrito presenta una DI nefrogénica idiopática


familiar. En esta situación la secreción hipofisaria de ADH está conservada pero
la respuesta tubular renal a la misma está disminuida ó incluso es ausente. La
DI nefrogénica también puede aparecer con hipercalcemia, hipopotasemia, afec-
tación parenquimatosa renal y anemia de células falciformes, así como tras la
exposición a fármacos como el litio. En definitiva son los diuréticos tiacídicos el
tratamiento de elección.

79. Respuesta B. La hipercalcemia y la hipopotasemia producen estados de


refractariedad renal relativa a la ADH, como lo hace la concentración excesiva de
litio en sangre. Estas alteraciones suelen ser reversibles si se normaliza la concen-
tración iónica. La hipernatremia puede deberse a la poliuria y la deshidratación
pero no altera la respuesta renal a la ADH, cosa que si hace la anemia de células
falciformes por daño en parénquima renal.

80. Respuesta A. Puede utilizarse una ó dos veces al día y puede administrarse
por aspiración nasal.

81. Respuesta C. Los traumatismos de la cabeza suelen causar supresión tempo-


ral o permanente de la secreción de ADH que da lugar a diabetes insípida.

82. Respuesta A. La SIADH por si misma se caracteriza por la ausencia de


edema o depleción de volumen. Los signos o síntomas dependen de la intoxica-
ción hídrica, así como de la gravedad y velocidad de instauración de la hipona-
tremia junto a la clínica de la enfermedad de base.

83. Respuesta A. Bajo condiciones normales, la liberación de ADH es regu-


lada primariamente por osmorreceptores hipotalámicos. Sin embargo los grandes
cambios de volumen sanguíneos ( hemorragias) bloquean y superan las influen-
cias osmóticas.

523
Endocrinología Infantil

84. Respuesta D. Su mecanismo de acción es mediante la unión a receptores


de membrana estimulando la adenilciclasa y produciendo AMPc como segundo
mensajero.

85. Respuesta C. Las pruebas de diagnóstico se basan en el aumento de la osmo-


laridad plasmática en tanto que la urinaria es más baja. Lo típico es la incapacidad
para concentrar la orina.

86. Respuesta A. La excesiva ingestión de agua produce poliuria hipotónica que


no se debe a un déficit de ADH ni a falta de acción de ésta sobre el riñón. Todo lo
demás puede originar esto último.

87. Respuesta D. La diabetes insípida nefrogénica tiene una herencia recediva


ligada al cromosoma X.

88. Respuesta C. El aumento en la secreción de ADH produce una hiponatremia


dilucional con una osmolaridad plasmática inferior a la osmolaridad urinaria.

89. Respuesta D. El litio, como la hipopotasemia o todos los cuadros que cursen
con insuficiencia renal crónica producen una DI renal secundaria.

90. Respuesta E. Todas son circunstancias en la que la prueba debe suspenderse.

91. Respuesta E. La histiocitosis X cursa con una DI. Todos los demás cuadros
clínicos son etiologías de la SIADH.

92. Respuesta C. Las sepsis neonatales pueden cursar con una SIADH sobre
todo si cursa con meningitis y/o encefalitis.

93. Respuesta E. En el diagnóstico diferencial de los síndromes polidipsicos-


poliúricos son útiles tanto la prueba de la sed, como la prueba de DH, del suero
salino hipertónico, así como la determinación de la osmolaridad en suero y
orina.

94. Respuesta E. Tanto la clonidina como la L-dopa, la hipoglucemia o el sueño


son estímulos para la secreción de GH.

524
Autoevaluación

95. Respuesta E. El síndrome de Klinefelter es un hipogonadismo hipergonado-


tropo, con testes pequeños e histología testicular característica. El cariotipo es 47
XXY o mosaicismos 46 XY/ 47 XXY.

96. Respuesta A. El síndrome de Prader-Willi es una enfermedad hereditaria


caracterizada por hipogonadismo hipogonadotropo, retraso mental, hipotonía y
obesidad. Junto a la talla baja y diabetes mellitus tipo 2. Las demás situaciones
son causa de hipogonadismo hipergonadotropo.

97. Respuesta C. El Síndrome de Kallman es un trastorno de hipogonadismo


hipotalámico que suele observarse en niños y se acompaña de anosmia. El trata-
miento consiste en restituir la testosterona para desarrollar y conservar las carac-
terísticas sexuales secundarias. Para la fertilidad quizá será necesario el uso de
gonadotrofinas.

98. Respuesta A. El trastorno de la secreción de GH constituye la anomalía más


frecuente observada en el hipopituitarismo adquirido.

99. Respuesta C. La GH induce la formación de somatomedina, la cual se consi-


dera promotora del crecimiento del hueso y del cartílago. Estas acciones anabó-
licas se acompañan de retención de nitrógeno. También produce resistencia a la
acción de la insulina pero no acumula grasas, al contrario las moviliza y produce
cetonas.

100. Respuesta E. A pesar de que tiene una pubertad retrasada existen los prime-
ros signos del inicio de la maduración sexual (vello púbico y desarrollo mamario
incipientes). Por su frecuencia puede tratarse de un retraso constitucional de la
pubertad por lo que la actitud idónea puede ser la observación y seguimiento y si
no hubiera progresión estudiar la función gonadal e hipofisaria.

101. Respuesta C. La aparición de signos puberales en una edad inferior en dos


o más desviaciones estándar de la media de la población normal.

102. Respuesta D. La pubertad adelantada es aquella cuya edad de comienzo sin


caer dentro de lo normal tampoco es patológica y no implica lo obligatoriedad de
buscar factores causales.

525
Endocrinología Infantil

103. Respuesta E. El aumento de la velocidad de la maduración ósea ocasiona


un cierre precoz de los cartílagos de crecimiento con lo que la estatura final será
baja o menor de lo esperado.

104. Respuesta C. El craneofaringioma se origina de los restos fetales de la bolsa


de Rathke con la primitiva cavidad oral. Es la lesión más frecuente en la zona
hipotálamo-hipofisaria y cursa con calcificaciones en la radiografía de cráneo.

105. Respuesta E. Existe un feed-back. La somatomedina C inhibe al factor


hipotalámico responsable de estimular la producción de GH.

106. Respuesta E. El déficit de GH puede ser primario o secundario, en los défi-


cit secundarios la liberación espontánea de GH es anormal pero puede ser normal
tras la estimulación con agentes estimuladores; en tanto en los déficit primarios
la liberación de GH está reducida de forma espontánea o tras las estimulación
con agentes estimuladores. Puede haber resistencia periférica a la GH a nivel de
receptores.

107. Respuesta C. Nos enfrentamos a una talla baja. Fenotípicamente estos


rasgos son típicos del déficit clásico o aislado de GH. La mejor prueba diagnós-
tica son las que utilizan agentes estimuladores de la GH. Si tras el estímulo la GH
es menor a 10 ngr/ml estamos ante un déficit total o parcial de GH.

108. Respuesta E. Diversas situaciones patológicas cursan con secreción redu-


cida de GH. Son trastornos secundarios y reversibles que desaparecen al hacerlo
el factor causal.

109. Respuesta B. Ante el cuadro clínico de desnutrición y malabsorción de


grasa pensaremos en primer lugar en la enfermedad celíaca por lo que pediría
anticuerpos antigliadina y antiendomisio. La celiaquía puede producir déficit
transitorio en la liberación de GH y la talla baja aislada puede ser a veces su
manera de presentación.

110. Respuesta C. El déficit aislado de GH tipo IA que se transmite de forma


autosómica-recesiva y que se debe a una delección del gen de la GH. Al no haber
estado nunca expuestos a la GH desarrollan anticuerpos rápidamente ante la GH
exógena.

526
Autoevaluación

111. Respuesta D. En el nanismo tipo Laron las concentraciones de hormonas de


crecimiento activa están elevadas, las somatomedinas bajas y no aumentan con la
administración de GH exógena.

112. Respuesta A. La hormona tendrá efecto hasta el cierre de las epífisis.

113. Respuesta E. Sospechamos de un craneofaringioma en el que además puede


presentarse datos analíticos y clínicos de panhipopituitarismo.

114. Respuesta A. El tiroides es la única fuente de T4 endógena, en cambio el


tiroides sólo produce un 20% de T3. Todos los demás supuestos son ciertos

115. Respuesta B. El efecto Wolff-Choicoff es el bloqueo en la organificación


intratiroidea de yodo por administración en el agua de grandes dosis de yodo.
La susceptibilidad está aumentada en la Enfermedad de Graves, tratamiento con
radioyodo o propiltiouracilo o en la enfermedad de Hashimoto desarrollándose
un bocio o hipotiroidismo.

116. Respuesta B. El síndrome de Pendred es un defecto congénito en la organi-


ficación del iodo, que cursa con sordera, bocio y puede existir hipotiroidismo.

117. Respuesta D. La cantidad mínima de iodo recomendada por la OMS para


prevenir el bocio por déficit de iodo es de 100 mcg/día.

118. Respuesta C. El bocio endemico suele ser eutiroideo y es excepcional que


aparezca hipertiroidismo. Si aparece se debe a la administración de grandes can-
tidades de yodo de forma aguda (fenómeno Job-Basedow).

119. Respuesta B. El 90% de los lactantes con hipotirodismo congénito tienen


disgenesia tiroidea.

120. Respuesta C. Las fracturas de tallo verde no forman parte del síndrome
radiológico del hipotiroidismo, encontrándose en el raquitismo. Todo lo demás
junto a un retraso de la maduración ósea si es característico.

121. Respuesta A. En el diagnóstico de hipotiroidismo congénito es fundamental el


scrinning, que nos mide TSH y T4, para iniciar rápidamente tratamiento sustitutivo.

527
Endocrinología Infantil

122. Respuesta D. El dolor es el rasgo clínico característico de la tiroiditis


subaguda, pero hay casos de tiroiditis subaguda que cursan sin dolor y que por
los niveles de T3 y T4 puede confundirse con una enfermedad de Grave. En este
caso la gammagrafía es de gran ayuda.

123. Respuesta B. Casi todos los enfermos con tiroiditis de Hashimoto tienen
títulos altos de Ac antitiroideos pero en personas jóvenes pueden existir títulos
bajos sin que ello excluya el diagnóstico.

124. Respuesta B. El cuadro clínico es compatible con enfermedad de Graves.


El tratamiento inicial por la edad y por las características del bocio son los anti-
tiroideos. Para la taquicardia y mientras el antitiroideo surta efecto se usan los
Beta-bloqueantes.

125. Respuesta C. Los Ac que estimulan la glándula tiroides se denomina


TRAb.

126. Respuesta B. Se trata de un hipotiroidismo adquirido y el tratamiento de


elección es la L-tiroxina tras la cual el niño recupera actividad física y mental.

127. Respuesta A. Un nódulo caliente no suele ser maligno pero debe hacerse
PAAF inicialmente. El tratamiento será eutitiroideo, cirugía o I131 dependiendo
de la edad del paciente.

128. Respuesta E. El carcinoma de tiroides puede formar parte de los síndromes


MEN, es más frecuente en mujeres, puede dar metástasis linfáticas y hematógena
y puede cursar con ataque de diarrea acuosa.

129. Respuesta E. Histológicamente pueden ser papilar, folicular, anaplásico y


medular. Predominan los papilares, crecen lentamente y tienen una larga supervi-
vencia.

130. Respuesta C. El conducto tirogloso sufre regresión y disolución completa


alrededor del segundo mes de desarrollo embrionario.

131. Respuesta C.

528
Autoevaluación

132. Respuesta E. La TSH hay que mantenerla por debajo de 6, un aumento


sobre este nivel indica que el tratamiento es excesivo y producirá hipotiroidismo
y bocio.

133. Respuesta D. El Tc99 es captado por el tiroides, no lo organifica y por lo


tanto su Vm es de 6 horas por lo que es el marcador de elección.

134. Respuesta D. Las características clínicas de la acromegalia evolucionan


con lentitud, con tumefacción e hipertrofia de tejidos blandos, engrosamiento del
hueso cortical que dan rasgos fenotípicos característicos.

135. Respuesta B. El síndrome Klinefelter es una anormalidad cromosómica


(XXY o una variante), que origina insuficiencia testicular primaria, retraso
mental, ginecomastia y hábito eunucoide con testículos pequeños.

136. Respuesta C. El tratamiento sustitutivo con testosterona favorece la utiliza-


ción y restablece la potencia sexual de estos enfermos pero no mantiene la esper-
matogénesis ni hace desaparecer la ginecomastia.

137. Respuesta A. Este paciente presenta un síndrome de Turner con un único


cromosoma X.

138. Respuesta B. La acondroplasia forma parte de los nanismos disarmónicos.


Es una displasia y es característico el acortamiento de las extremidades.

139. Respuesta C. La deprivación afectiva constituye el pilar en el fallo de


medro no orgánico. Todas las demás afirmaciones son ciertas.

140. Respuesta E. El crecimiento sufre una desaceleración constante desde el


nacimiento hasta llegar a la pubertad donde hay un nuevo pico de aceleración.

141. Respuesta A. La causa más frecuente de talla baja es el retraso constitucio-


nal del crecimiento. Hay que hacer el diagnóstico diferencial con la talla baja
familiar en la que la edad ósea y cronológica coinciden. En el retraso constitu-
cional la talla final será normal y siempre adecuada a la talla familiar. Los otros
síndromes cursan con talla baja patológica.

529
Endocrinología Infantil

142. Respuesta E. A diferencia del retraso constitucional del crecimiento la talla


final es baja aunque adecuada a la talla familiar.

143. Respuesta E. El hipocrecimiento secundario es de causa variada, destaca


la malnutrición, enfermedades crónicas y causas psicosociales y endocrinas. La
curva de crecimiento presenta una parada mientras actúe la noxa y se recupera
cuando ésta ha sido eliminada.

144. Respuesta E. Los hipocrecimientos por causa endocrina no son los más fre-
cuentes en la clínica, aunque su importancia radica en que tienen un tratamiento
eficaz. El hipotiroidismo, hipoparatiroidismo, el Cushing asociado a terapia cor-
ticoidea prolongada y el exceso de hormonas sexuales asocian retraso en el cre-
cimiento.

145. Respuesta D. El síndrome de Laron es una enfermedad autosómico-rece-


siva en la que existe un defecto a nivel del receptor de GH. Presenta niveles basa-
les elevados de GH, IGF-1 bajo y hay una buena respuesta al tratamiento con GH
exógena.

146. Respuesta E. Debe hacerse el disgnóstico diferencial con el déficit clásico


de GH y con los síndromes de resistencia a la GH.

147. Respuesta E. La talla alta familiar es un cuadro determinado poligénica-


mente que representa el límite superior de la distribución normal de la talla.

148. Respuesta A. En este cuadro hay talla superior a la media, aceleración de la


velocidad de crecimiento y de la maduración ósea y sexual. Aunque la talla final
es normal. Se produce por alteración de los factores determinantes a diferencia de
los restantes hipercrecimientos que se señalan.

149. Respuesta D. Todos los cuadros referidos son cromosomopatías. Entre las
que cursan con talla alta destaca el Klinefelter y el Cromosoma X frágil que tiene
en el enunciado de la pregunta las características más importantes.

150. Respuesta C. El síndrome de Marfan es una enfermedad autosómica-domi-


nante caracterizada por talla alta, aracnodactilia, luxación del cristalino y predis-
posición a padecer aneurisma disecante de aorta así como insuficiencia aórtica e

530
Autoevaluación

insuficiencia mitral. El tratamiento debe dirigirse a controlar las complicaciones


oculares y cardiovasculares.

151. Respuesta E.

152. Respuesta E. La elevación en plasma de IGF-1, la dosificación en ayunas de


GH y la falta de supresión de GH tras sobrecarga oral de glucosa da el diagnóstico
de gigantismo hipofisario por pruebas de laboratorio.

153. Respuesta B. El citrato de clomifeno, un antiestrógeno que bloquea la


retroalimentación ejercida sobre el hipotálamo por los esteroides gonadales.
Valora por tanto la integridad del eje hipotálamo-hipófisis.

154. Respuesta E. Algunos pacientes no muestran el inicio de la pubertad en el


tiempo normal, sino retrasada a 16 años o más. El hallazgo más frecuente en varo-
nes con pubertad ausente es: testosterona y gonadotropinas bajas. En estos pacientes
es necesario distinguir los que tienen pubertad retrasada de los que tienen hipogona-
dismo hipogonadotropo, uno de los problemas más difíciles de la endocrinología.

155. Respuesta D. Una forma menos severa de hipogonadismo hipogonado-


tropo, es el llamado síndrome del eunuco fértil, en el cual está presente la esper-
matogénesis a pesar de haber déficit androgénico. La FSH está en rango normal
y testosterona y LH están bajas.

156. Respuesta C. En la hemocromatosis son frecuentes la pérdida de líbido y


la atrofia testicular. Habitualmente se debe al deterioro de la función hipofisa-
ria, con disminución de la secreción de gonadotropinas, a causa del depósito de
hierro.

157. Respuesta A. El SIADH por sí mismo se caracteriza por la ausencia de


edema o deplección de volumen. Los signos y síntomas dependen de la intoxica-
ción hídrica, así como de la gravedad y velocidad de instauración de la hipona-
tremia asociado esto a la clínica de la enfermedad subyacente.

158. Respuesta A. Bajo condiciones normales, la liberación de ADH es prima-


riamente regulada por osmoreceptores hipotalámicos. Bajo condiciones cotidia-
nas, suelen predominar los factores osmóticos, sin embargo los grandes cambios

531
Endocrinología Infantil

de volumen sanguíneo, tales como los inducidos por la hemorragia, bloquean y


superan las influencias osmóticas.

159. Respuesta B. En el síndrome de la silla turca vacía los síntomas endocrinos


son raros. Ocasionalmente existe hiperprolactinemia debido a compresión del
tallo o a microprolactinomas coincidentes.

160. Respuesta A. Son glucoproteínas. TSH, FSH y LH; son polipéptidos:


ACTH, GH y PRL.

161. Respuesta B. Los radioinmunoensayos de prolactina no distinguen con


facilidad concentraciones normales de bajas. Por lo tanto se precisan tests de
estimulación para diagnosticar la insuficiencia de PRL. Tras la administración
de TRH o clorpromazina, un aumento en la prolactina sérica menor del 200 % es
indicativo de déficit de PRL.

162. Respuesta A. La aldosterona se une a receptores específicos, predominante-


mente en el túbulo contoneado distal, que tienen un efecto directo sobre el trans-
porte de sodio. La resorción de iones de sodio produce salida pasiva de potasio
e hidrogeniones a favor del potencial transmembrana. El agua sigue de forma
pasiva al sodio transportado.

163. Respuesta C. La ACTH, pero no las gonadotropinas, estimulan la libera-


ción de andrógenos suprarrenales. Por tanto, la administración de glucocorticoi-
des exógenos suprime la secreción de andrógenos suprarrenales.

164. Respuesta B. La insuficiencia adrenal secundaria adquirida resulta de cual-


quier proceso que interfiera con la producción o liberación de CRH ó ACTH. La
causa más común es yatrógena, secundaria a la supresión crónica del eje hipotá-
lamo-hipofiso-adrenal por tratamiento crónico con esteroides. Otras causas menos
comunes son craneofaringioma, glioma óptico pinealoma e histiocitosis X.

165. Respuesta B. En el déficit de 3 beta hidroxi-esteroide-dehidrogenasa existe


un bloqueo en la conversión de pregnenolona a progesterona, resultando bloquea-
das las vías metabólicas hacia cortisol y aldosterona, con desviación hacia la
síntesis de andrógenos adrenales, vía 17-alfa- hidroxi-pregnenolona para formar
dehidroepiandrosterona (DHEA).

532
Autoevaluación

166. Respuesta D. En el déficit de PTH (hipoparatiroidismo) o en la resistencia


periférica (pseudohipoparatiroidismo) no hay hipofosfatemia al disminuir la
excreción de P inducida por PTH. En cambio si la hipocalcemia es debida a défi-
cit de vitamina D existe hiperparatiroidismo secundario y aumento de la excre-
ción renal de P, que puede inducir hipofosfatemia. En la insuficiencia renal
crónica también existe hiperparatiroidismo secundario pero no hipofosfatemia,
sino habitualmente hiperfosfatemia, por la alteración de la función renal. En el
pseudopseudohipoparatiroidismo no hay ninguna alteración iónica.

167. Respuesta B. El diagnóstico del feocromocitoma se basa en la detección


de catecolaminas elevdas. El TC es útil para precisar su localización, esta es
suprarrenal en la gran mayoría de los casos, siendo el 80 % unilateral que afecta
más frecuentemente a la suprarrenal derecha. Cuando en el TC ambas suprarre-
nales son normales se debe buscar otra localización, ya que un 10 % de casos
son suprarrenales. Cuando es un síndrome familiar el feocromocitoma proba-
blemente afectará ambas suprarrenales. La resección completa del tumor cura la
hipertensión arterial en un 75 % de casos, en los restantes puede persistir por el
daño vascular producido por las catecolaminas.

168. Respuesta B. El síndrome de Schmidt es de patogenia autoinmune, todas las


alteraciones mencionadas tienen este origen cuando forman parte del síndrome
excepto la tiroiditis granulomatosa, cuya etiología parece ser vital. En cambio sí
puede presentar tiroiditis linfocítica, cuya patogenia es también autoinmune.

169. Respuesta D. El exceso de secreción de glucocorticoides o S. de Cushing es


causa de osteoporosis, no así el defecto de la misma de origen adrenal o enfermedad
de Addison. En lo demás y por causas diferentes, puede aparecer osteoporosis.

170. Respuesta B. En el S. de Williams la hipercalcemia se debe a sensibilidad


anormal a la vitamina D. En el MEN 1 la hipercalcemia es causada por hiperpa-
ratiroidismo primario y al igual que en el tratamiento crónico con litio la hiper-
calcemia es mediada por PTH.

171. Respuesta A. En los pseudohipoparatiroidismos I y II existe resistencia a


la acción de PTH, en el segundo caso esta resistencia es a un nivel posterior a la
producción de AMPc y, por tanto, su producción es anormal, mientras que en el
tipo I no se produce AMPc en respuesta a PTH.

533
Endocrinología Infantil

172. Respuesta A. Los fluoruros producen neoformación ósea, todos los demás
pueden retrasar la resorción, pero no inducen neoformación.

173. Respuesta C. En el pseudohiperparatiroidismo se produce una sustancia


similar a PTH con la que comparte algunas de sus acciones, pero no todas como
se demuestra por el hecho de que coincide con niveles bajos o normales de 1,25
(OH)2 D3. En los demás se han descrito niveles elevados.

174. Respuesta D. La hipercalcemia puede producir estreñimiento, pero la dia-


rrea nunca es síntoma de hipercalcemia. Los demás son síntomas que pueden ser
originados por este trastorno metabólico.

175. Respuesta C. Todas aquellas entidades clínicas que originen una pérdida
del 90 % o más de tejido pancreático funcionante condicionaran la aparición de
una diabetes. Entre las más importantes se incluyen: la pancreatectomía total,
hemocromatosis, pancreatitis crónica y mucoviscidosis. La diabetes secundaria
puede desarrollarse asimismo por un excesivo aumento de las hormonas contra-
insulares, v.g. acromegalía y Cushing entre otras endocrinopatías.

176. Respuesta E. El tratamiento de la hiperlipemia tipo II debe ser siempre


dietético, aconsejándose la administración de medicamentos en los casos que no
responden a la primera pauta. La colestiramina es uno de los fármacos más uti-
lizados en este sentido. Al aumentar la excreción fecal de sales biliares origina
una mayor síntesis de ellas a partir del colesterol, disminuyendo en consecuencia
la concentración plasmática del mismo.

177. Respuesta E. La insulina aumenta la permeabilidad de las células muscu-


lares y adiposas par la glucosa. La entrada de glucosa en el adipocito favores,
por otra parte, la síntesis de triglicéridos. En el metabolismo de las proteínas, la
insulina posee efectos anabólicos estimulando la síntesis proteica. El desplaza-
miento de K+ hacia el interior de la célula, que tiene lugar tras la administración
de insulina, posee interés en el tratamiento de las hipercaliemias.

178. Respuesta A. La vitamina D es una vitamina liposoluble que ingresa en


el organismo a través de la piel-por acción de los rayos ultravioleta- y con la
ingesta. Su principio activo, el 1-25 dihidroxicolecalciferol (1,25-DHCC), inter-
viene activamente en el metabolismo fosfocálcico, favoreciendo especialmente la

534
Autoevaluación

absorción enteral de calcio.

179. Respuesta D. Una vez ligada con el factor intrínseco, la vitamina B12 es
absorbida a nivel del íleon terminal. Esta absorción se efectúa gracias a la pre-
sencia en aquel tramo intestinal de unos receptores específicos, siendo necesarios
por otra parte, un pH óptimo, concentraciones adecuadas de Ca o Mg y jugo pan-
creático.

180. Respuesta A. Es discutible el papel que juega el aporte excesivo de hierro


con la ingesta en la etiopatogenia de la hemocromatosis. Por otra parte, es dificil
alcanzar, en la práctica, una dieta con bajo contenido de hierro. Asimismo las fle-
botomías periódicas consiguen extraer el hierro acumulado de forma eficaz. De
ahí que al enfermo hemocromatósico deba indicársele simplemente la abstinencia
de alcohol, como en toda hepatopatía crónica, aparte de las medidas dietéticas
pertinentes para el control de su diabetes o cardiopatía asociadas.

181. Respuesta E. El insulinoma, tumor de las células beta, constituye una causa
frecuente de hipoglucemia crónica. Distintos tumores (fibrosarcomas retroperito-
neales, neoplasias hepáticas) cursan, asimismo, con niveles bajos de glucosa a
través de un consumo excesivo de glucosa o secreción de substancias insulino-
like. Igual ocurre en la insuficiencia suprarrenal en sus diferentes modalidades
etiológicas y en el etilismo crónico, coincidiendo con períodos de escasa alimen-
tación.

182. Respuesta C. El deterioro del funcionalismo intestinal que acontece en el


íleo paralítico o la discontinuidad de éste por fístulas digestivas, situadas espe-
cialmente en las partes altas del intestino delgado, constituyendo indicaciones
absolutas de la nutrición parenteral. La necesidad de mantener en reposo el intes-
tino, como sucede en distintas enteropatías, o la conveniencia de corregir un
grave déficit nutricional que, a través de un círculo vicioso, agrave el proceso
patológico, son, por el contrario, indicaciones relativas.

183. Respuesta B. En la mujer embarazada es necesario aumentar el aporte caló-


rico especialmente en la segunda mitad. Un incremento del 10 % suele ser sufi-
ciente. Por el contario, durante la lactancia, las necesidades calóricas aumentan
hasta un 30 % .

535
Endocrinología Infantil

184. Respuesta D. El porcentaje de agua contenido en los distintos alimentos es


variable. Las frutas y verduras pueden contenr hasta un 90 % de agua, porcentaje que
disminuye al 60 % en las carnes y mucho más en algunas grasas y frutos secos.

185. Respuesta C. Las bebidas alcohólicas son una importante fuente energética
que deberá considerarse siempre en el tratamiento de la obesidad. Cada 100 cc de
bebida alcohólica aportará siete caloría por grado de alcohol que posea la misma.
Por ejemplo, 100 cc de coñac de 40º originarán (40 x 7) 280 calorías.

186. Respuesta E. Cien gramos de patatas, plátanos, arroz, pan de trigo y avella-
nas contienen 19,23,75, 52 y 15 gramos de hidratos de carbono respectivamente.
El contenido en lípidos de las avellanas y afines es, por el contrario, muy elevado
con lo que el aporte energético es grande.

187. Respuesta C. Aminoácidos esenciales son aquellos que el organismo es


incapaz de sintetizar y que, en consecuencia, deben obtenerse a través de la ali-
mentación. Son ocho: lisina, leucemia, isoleucina, metionina, valina, triptófano,
fenilalanina y treonina.

188. Respuesta E. La intolerancia parcial a la lactosa durante la lactancia, así


como a las harinas, como consecuencia de su administración demasiado precoz
(diarrea de las farináceas) o a la existencia de una enfermedad celíaca, constitu-
yen causas relativamente frecuentes de diarreas crónicas en la infancia. El déficit
de disacaridasas comporta asimismo un cuadro diarreico crónico, por malabsor-
ción de azúcares del tipo de la lactosa y sacarosa.

189. Respuesta B. Los alimentos que habitualmente pueden condicionar un


cuadro de alergia alimentaria son: la leche y derivados, huevos, distintos cereales,
pescados y crustáceos, carnes de vaca o ternera, verduras, frutas y condimentos.
Las dietas de eliminación deben iniciarse, en consecuencia, suprimiendo los ali-
mentos señalados.

190. Respuesta B. Los pacientes hipertensos que presentan cifras de actividad


de renina plasmática baja suelen cursar con un volumen plasmático elevado.
Las dietas hiposódicas disminuirán este volumen al evitar la retención hídrica
que condiciona la sal. En la práctica, la dieta hiposódica se recomienda a todo
enfermo con hipertensión arterial.

536
Autoevaluación

191. Respuesta D. La ingesta de Na suele ser normalmente de 3.000 a 6.000


diarios. Consideramos dieta hiposódica moderada cuando contiene entre 1.500 y
3.000 mg de Na diarios. Estrictas, si contienen entre 600 y 1.500 mg, y extremas,
cuando la ingesta de Na diaria es inferior a 600 mg diarios. El grado y tipo de
hipertensión condicionará el tipo de dieta a seguir. Obviamente, la última de
ellas es difícil de realizar en la práctica durante períodos prolongados.

192. Respuesta C. La esteatorrea que presentan algunos cirróticos alcohólicos


suelen ser secundaria a una pancreatitis crónica concomitante. La administración
de enzimas pancreáticas y/o triglicéridos de cadena media (aceite MCT) puede
corregir este trastorno.

193. Respuesta A. La profesión de relojero, así como todas aquéllas que requie-
ran una correcta y estable agudeza visual no serán aconsejables a un diabético por
el potencial desarrollo, a mayor o menor plazo, de una retinopatía grave. Aque-
llas profesiones que entrañen, asimismo, un riesgo de hipoglucemia (conductores
de autobús, taxi, avión, viajantes de comercio, obreros de la construcción) tam-
poco serán aconsejadas.

194. Respuesta B. Existen gran número de substancias capaz de estimular la


secreción de prolactina: estrógenos, clorpromacina, haloperidol, metoclopramida,
sulpiride, pimocide, serotonina, morfina, etc. Pocas son, por el contrario las subs-
tancias conocidas que posean un efecto inhibidor sobre esta secreción. De entre
ellas cabe destacar la bromocriptina por su indudable interés terapéutico en algu-
nos síndromes hiperprolactinémicos.

195. Respuesta D. En los hipogonadismos hipogonadotrópicos, la lesión residirá


en la hipófisis, hipotálamo o estructuras superiores. El testículo, aunque atrófico,
responderá al estímulo con HCG (produciendo tesstosterona) y FSH (espermato-
génesis). La estimulación con LRH nos permitirá diferenciar una lesión hipofisa-
ria (no habrá respuesta de las gonadotrofinas) de una hipotalámica. El síndrome
de Maestre de San Juan, Kallman o De Morsier, es un ejemplo de hipogonadismo
por lesión hipotalámica.

196. Respuesta C. Tras la interrupción de las conexiones hipotálamo-hipofisarias


excepto la de prolactina, que incluso aumenta. Ello evidencia la existencia de un
factor hipotalámico que en circunstancias habituales inhibe la secreción de prola-

537
Endocrinología Infantil

ctina. Distintas observaciones sugieren que este factor PIF (prolactin-inhibitory-


factor) sea la dopamina.

197. Respuesta B. El perclorato potásico interfiere la captación de yodo por el


tiroides, bloqueando la hormonogénesis. Sus efectos secundarios importantes
(anemia aplásica, lesiones renales) desaconsejan su utilización.

198. Respuesta C. Los anticuerpos antitiroideos (dirigidos contra la tiroglobu-


lina y contra la fracción microsómica de las células tiroideas) se detectan prácti-
camente en todos los casos de tiroiditis de Hashimoto y por lo general a títulos
elevados. No son específicos de esta enfermedad puesto que se detectan en
otras enfermedades autoinmunes órgano específicas, en la propia enfermedad de
Graves y en un porcentaje importante de la población sana. En los dos últimos
casos suelen observarse títulos de anticuerpos bajos.

199. Respuesta C. Los quilomicrones son compuestos lipoproteicos cuyo com-


ponente graso principal son los triglicéridos exógenos. Se encuentran en la
sangre después de comidas grasosas, desapareciendo tras 12 horas de ayuno. Su
aclaramiento plasmático está en relación con la actividad lipoproteinlipasa. Esta
enzima los hidroliza liberando ácidos grasos.

200. Respuesta A. El síndrome de la secreción inadecuada de hormona antidiuré-


tica puede estar originado por distintos procesos patológicos: neoplasias de múl-
tiples orígenes, algunas neumopatías crónicas (tuberculosis, absceso pulmonar) o
ciertas enfermedades del sistema nervioso central (hematoma subdural, meningo-
encefalitis, accidentes vasculares cerebrales). Asimismo, ciertos fármacos como
la clorpropamida o algunos citostáticos, entre otros, pueden desencadenar este
síndrome. La mayoría de las veces y a pesar de lo dicho la causa reside en un
carcinoma pulmonar tipo oat-cell.

201. Respuesta A. El síndrome de Cushing por exceso de ACTH ectópica ha


sido reportado en neoplasias de pulmón, páncreas, timo, ovario, próstata, tiroides,
médula suprarrenal, mama, glándulas salivales, colon y testículo, entre otras. Por
el contrario, son escasas las observaciones de neoplasias asociadas a secreción
ectópica de FSH-LH, TSH, glucagón y gastrina. Alguna de estas últimas obser-
vaciones incluso han sido puestas en duda.

538
Autoevaluación

202. Respuesta C. La cirugía es el tratamiento de elección en el hipertiroidismo


condicionado por un adenoma tiroideo tóxico. Ante pacientes ancianos o en los
que existiera alguna contraindicación para la intervención quirúrgica se preferirá
el yodo radiactivo.

203. Respuesta C. Las tiocarbamidas bloquean la síntesis de hormonas tiroideas


en prácticamente todos sus pasos. Los pincipales compuestos empleados son
el carbimazol, metimazol, metiltiouracilo y el propiltiouracilo. El tratamiento
con estos fármacos se inicia, por lo general, con dosis altas hasta controlar el
cuadro hiperfuncional. Se aconseja segidamente continuar con una dosis más
baja durante un año aproximadamente. Una vez suprimidos deberá valorarse el
riesgo de recidivas.

204. Respuesta E. La secreción exagerada de catecolaminas deberá demostrarse


mediante la detección de niveles urinarios elevados de las mismas así como de
sus principales metabolitos: ácido vanilmandélico, metanefrina y normetanefrina.
Con la determinación de estos últimos se diagnóstican hasta un 97 % de los casos,
tomando las precauciones necesarias previas a su dosificación. Las pruebas diná-
micas tienden a abandonarse, por los efectos secundarios que comportan.

205. Respuesta E. La disminución del tamaño testicular es propia de los hipo-


gonadismos, especialmente en aquellos casos con insuficiencia tubular importan-
tes. Los niveles de testosterona disminuyen en todos los tipos de hipogonadismo,
siempre y cuando exista afección de las células de Leyding. Los niveles de FSH
y LH plasmáticos nos van a permitir calificar el hipogonadismo de hiper o hipo-
gonadotrópico. Por último, el análisis del líquido seminal nos informará sobre el
estado del sistema reproductor (túbulos seminíferos).

206. Respuesta E. Las causas más frecuentes de dolor en la glándula tiroides son
las tiroiditis subaguda y la hemorragia intraquística o intranodular. La etiología
más común de molestia difusa tiroides, por el contrario, es la tiroiditis autoin-
mune. Ocasionalmente, un carcinoma tiroideo puede causar molestias o incluso
dolor.

207. Respuesta C. La terapéutica de la anorexia nerviosa se basa fundamental-


mente en el tratamiento dietético (realimentación) y psiquiátrico. Para iniciar
ambos se recomienda la hospitalización, que puede prolongarse durante dos o tres

539
Endocrinología Infantil

meses y que irá seguida por un control ambulatorio muy frecuente. Como medi-
camento estimulante del apetito puede utilizarse la ciproheptadina, aun cuando
no sule ser muy eficaz en esta enfermedad. Entre sus efectos secundarios más
notables cabe citar: la inhibición que ejerce sobre la hormona del crecimiento y
ACTH.

208. Respuesta B. Fisiopatológicamente, los nanismos hipofisarios obedecen a


una ausencia de hormona del crecimiento (de causa hipotalámica o hipofisaria)
o a una falta de respuesta periférica a la misma. En este último caso la STH
plasmática está elevada, mientras que suelen hallarse niveles de somatomedina
séricos muy bajos. Actualmente se piensa que la mayoría de las acciones de la
STH están mediadas por las somatomedinas, pequeños péptidos sintetizados en
el hígado.

209. Respuesta C. Se denomina MEN tipo I (múltiple-endocrine-neoplasia) a


la asociación de: 1) adenoma de la hipófisis anterior; 2) adenoma paratiroideo;
3) tumores pancreáticos. El MEN tipo 2 A o síndrome de Sipple asocia: 1) car-
cinoma medular de tiroides; 2) feocromocitoma; 3) adenoma paratiroideo. El
MEN tipo 2B presenta: 1) carcinoma medular de tiroides; 2) feocromocitoma; 3)
presencia de neuromas mucosas y hábito marfanoide.

210. Respuesta B. El carcinoma medular de tiroides procede de las células


parafoliculares secretoras de calcitonina. En estos enfermos se pueden detectar
niveles elevados de esta hormona. Tras la infusión de calcio los niveles de tirocal-
citonina aumentan mucho más en los individuos con esta enfermedad que en los
controles sanos. La inyección por vía subcutánea de pentagastrina eleva selecti-
vamente la tirocalcitonina en los enfermos con carcinoma medular de tiroides.

211. Respuesta E. Una insuficiencia suprarrenal primaria (Addison, suprarrena-


lectomía) eleva la ACTH al suprimirse su frenación a través del cortisol. En el
síndrome de Nelson, se eleva la ACTH plasmática de forma desmesurada, en
relación a la existencia y progresivo desarrollo de un tumor hipofisario reactivo.
Tanto el “oat cells” pulmonar, como distintos carcinomas (páncreas, ovario, prós-
tata) pueden cursar con un hipercorticismo por secreción ectópica de ACTH. La
hipersecreción de ACTH por el tumor, o el aumento de su factor liberador CRF,
son los dos mecanismos involucrados en la génesis del mismo.

540
Autoevaluación

212. Respuesta A. En este tipo de hipogonadismo la lesión radica en hipófisis


(ej. síndrome de Frohlinch), hipotálamo (ej. síndrome de Kallman), o es incluso
superior (síndrome de Prader-Willi). La tasa de gonadotrofinas plasmáticas está
disminuida o al menos no elevada y el tetículo responderá al estímulo con HCG
y FSH.

213. Respuesta E. Se trata de un trastorno hereditario transmitido con patrón


recesivo ligado al cromosoma X. El déficit de la enzima citada en la respuesta
conlleva a un aumento en la producción de ácido úrico. Se afectan lactantes y
niños. La clínica está caracterizada por trastornos en la esfera psíquica y neuro-
lógica. Es frecuente asimismo la litiasis úrica. Los niveles séricos de ácido úrico
están constantemente elevados.

214. Respuesta E. El síndrome de Mc Cune-Albright incide en el sexo femenino


y asocia, junto a una pubertad precoz manchas hiperpigmentadas de color “café
con leche” y una displasia fibrosa poliostótica. No se conoce la causa del desa-
rrollo sexual precoz en este síndrome aun cuando se sugiere la existencia de un
trastorno en el control de la secreción de algunas hormonas hipotalámicas.

215. Respuesta A. Por lo general, la patología testícular afecta tanto al sistema


hormonal (células de Leydig) como al reproductor (túbulos seminíferos), pero
existen casos excepcionales en los que la afección es predominantemente tubu-
lar. En ellos se observa azoospermia con producción normal de testosterona.
Entre estos casos se encuentran la aplasia germinal, la insuficiencia seminífera
del adulto, la deficiencia aislada de FSH y la obstrucción ductal.

216. Respuesta D. Los síntomas tirotóxicos mejoran notablemente con la admi-


nistación de betabloqueantes. La acción periférica de las catecolaminas, poten-
ciada por las hormonas periféricas, queda anulada tras la administración de
propranolol en dosis de 10 a 40 mg dos o cuatro veces al día. El tratamiento de
elección del adenoma tóxico es la cirugía, salvo que existan contraindicaciones
formales para la misma. Previa a ella, se prepara al enfermo con antitiroideos y
propranolol.

217. Respuesta E. La distribución de los principios inmediatos en la confección


de la dieta del diabético puede ser la siguiente: hidratos de carbono 55-56 %,
proteínas 15 %, lípidos 20-30 % . En cuanto a los primeros, el aporte se realizará,

541
Endocrinología Infantil

principalmente, con los almidones del arroz, maíz, el pan y la patata (40-50 %
del total hidrocarbonado). El resto se complementará con los mono y disacáridos
que aportarán la fruta, los vegetales y la leche.

218. Respuesta C. La consecuencia inmediata de la secreción de aldosterona por


el tumor es la retención de Na hasta un nivel superior al normal, a partir del cual y
por mecanismos poco conocidos deja de retenerse este ión (escape renal de Na a
la acción de la aldosterona). Esto expande el volumen plasmático justificando la
hipertensión. Obviamente, la actividad autónoma de la suprarrenal y sus conse-
cuencias hidroelectrolíticas suprimen el sistema renina-angiotensina-aldosterona,
por lo que la actividad de la renina plasmática (ARP) está disminuida caracterís-
ticamente.

219. Respuesta B. El testículo en ascensor, por exageración del reflejo cremasté-


rico, debe ser diferenciado de la verdadera criptorquidia, en la que uno o ambos
testículos se hallan detenidos en algún lugar del trayecto del descenso fisiológico.
La anorquía representa una ausencia de testículo. En el síndrome de Fröhlich,
los testículos son pequeños y blandos y algunas veces criptorquídicos. El hipo-
genitalismo asocia, en este síndrome, obesidad y existencia de un tumor hipófiso-
bipotalámico responsable del cuadro.

220. Respuesta E. Si bien el testículo en ascensor no debe ser tratado, sí que


se efectuará tratamiento en la criptorquidia, salvo que el descenso se produzca
espontáneamente (hecho que sucede infrecuentemente pasados los 3 años de
edad). Se administra HCG, 1.500 U en días alternos durante cuatro semanas o
LRH 250 microgramos intramuscular diarios durante 10 días. Ambos tratamien-
tos son igualmente eficaces. Si fracasa esta terapéutica se procederá a la inter-
vención quirúrgica.

221. Respuesta D. La glucemia basal elevada y presencia de glucosa en la orina,


serán , en la mayoría de los casos, criterios suficientes para distinguir la dibetes
mellitus de la ínsipida. En el hiperaldosteronismo primario es frecuente la poliu-
ria y especialmente la nicturia, aun cuando las diuresis son menores que en la
diabetes insípida. En último caso la hipertensión e hipocaliemia, característicos
del hiperaldoteronismo primario, diferenciarán esta última entidad de las dos pri-
meras.

542
Autoevaluación

222. Respuesta B. La pubertad femenina se pone de manifiesto clínicamente por


el brote de crecimiento que empieza hacia los 9 años o con el aumento del tamaño
mamario que se inicia entre los 8 y 13 años. Esta fase recibe el nombre de telar-
quia. Entre los 11 y 14 años aparece el vello axilar y pubiano, resultado de la
maduración de la función adrenal, de ahí que se conozca a esta fase con el nombre
de adrenarquía.

223. Respuesta C. La tiroxina de la dieta o endógena (hidroxilación de la feni-


lalanina) por acción de la tiosina hidroxilasa, origina la DOPA. La acción de la
dopa-descarboxilasa, transforma a su vez, aquella en dopamina. La dopamina
betahidroxilasa origina, a partir de la dopamina, la noradrenalina. Por último,
tras la acción de la feniletanolamina-N- metiltransferasa, se forma adrenalina.

224. Respuesta B. El tratamiento de elección del feocromocitoma es la exé-


resis quirúrgica. En aquellos casos inoperables deberán utilizarse fármacos que
inhiban la síntesis de catecolaminas. La alfametilparatirosina inhibe la tirosina
hidroxilasa. A dosis de 1-4 g/día da lugar a una disminución del 50 al 80 % de la
excreción de catecolaminas y de sus metabolitos. El disulfurán, no tan utilizado,
bloquea el paso de dopamina a noradrenalina inhibiendo la enzima dopamina
betahidroxilasa.

225. Respuesta D. La retinopatía diabética es la complicación ocular más grave


de la diabetes. Es un cuadro progresivo de afección retiniana, desarrollado a
partir de una microangiopatía que cursa con distintos signos oftalmoscópicos,
ninguno específico, pero en conjunto característicos de la enfermedad. Es una
complicación tardía de la diabetes, en relación con los años de evolución de la
misma y sin variaciones aparentes en cuanto a incidencia y gravedad con respecto
al sexo, tipo de diabetes y severidad del trastorno metabólico.

226. Respuesta D. En el diagnóstico diferencial de la hipertensión arterial debe-


rán considerarse siempre el síndrome de Cushing, el feocromocitoma y el hipe-
raldosteronismo primario. Una caliemia persistentemente baja con una excreción
urinaria de este ión superior a 50 mEq/24 horas obligan a descartar con precisión
la última entidad. El test de sobrecarga oral con sodio y las determinaciones de
aldosterona y actividad de renina plasmáticas serán de gran utilidad en este sen-
tido.

543
Endocrinología Infantil

227. Respuesta C. En pacientes con adenomas la concentración plasmática de


aldosterona es máxima entre las 8 y 9 horas, inclusive después de un prolongado
período de decúbito. Tras 4 horas de ortostatismo la aldosteronemia disminuye en
contraposición a lo que ocurre en el sujeto normal o en los pacientes con hiper-
plasia, en los que se observa un aumento en respuesta al incremento de ARP.

228. Respuesta C. Aproximadamente un 50 % de las cetoacidosis diabéticas


están desencadenadas por una infección, en muchas ocasiones banal. Otras causas
desencadenantes son: transgresión dietética, omisión de la dosis de insulina
diaria, estrés metabólico, enfermedades que cursen con intensos vómitos o dia-
rreas, infarto de miocardio y grandes traumatismos etc.

229. Respuesta D. Las bases del tratamiento de la cetoacidosis diabética son: 1)


Corregir las alteraciones del metabolismo hidrocarbonado y lipídico; 2) Combatir
los trastornos hidroelectrolíticos y del equilibrio ácido-base; y 3) Erradicar los
factores desencadenantes. El primer punto se consigue con la adminsitración de
insulina a pequeñas dosis por vía intravenosa, intramuscular o por infusión con-
tinua. Dosis bajas de insulina son suficientes para inhibir la cetogénesis, gluco-
genolisis y gluconeogénesis, así como para mejorar la utilización periférica de
la glucosa. Asimismo, evitamos los peligros inherentes a la administración de
grandes dosis: hipopotasemia grave, caídas del fosfato y magnesio y frecuentes
hipoglucemias.

230. Respuesta E. El K plasmático está característicamente disminudio. La


natremia es normal o elevada. La aldosterona - determinada cuando el paciente
recibe una dieta rica en sal- está elevada. La actividad de la renina plasmática
está disminuida, lo que diferenciará un hiperaldosteronismo primario de uno
secundario. Una sobrecarga oral de sal mantenida durante cuatro días deberá
reducir el potasio sérico, en razón a la incapacidad renal de ahorrar potasio si la
oferta de sodio al túbulo distal es normal o elevada.

231. Respuesta C. Las manifestaciones renales más comunes observadas en


el hiperparatiroidismo primario son la nefrocalcinosis y la litiasis renal. Es asi-
mismo frecuente una disfunción tubular, que afecta principalmente los segmentos
distales de la nefrona, condicionante de la poliuria e intensa sed que presentan
muchos de estos enfermos, remedando la sintomatología propia de la diabetes
insípida.

544
Autoevaluación

232. Respuesta B. Cualquier tipo de patología hipofisaría puede afectar la secre-


ción de gonadotrofinas y originar una hipofunción ovárica. El déficit secretor
puede involucrar a otras hormonas hipofisarias, entre ellas la STH, con lo que
tendríamos un nanismo hipofisrio con amenorrea. El síndrome de Turner es una
alteración de la diferenciación gonadal determinada por una anomalía en el cario-
tipo (XO). La gónada rudimentaria es el substrato anatomopatológico común en
estos pacientes.

233. Respuesta D. La clínica del feocromocitoma deriva de la excesiva secre-


ción de catecolaminas. La hipertensión, paroxística o sostenida, constituye el
signo guía. Si acompaña a la tríada cefalea, sudoración profusa y palpitaciones, el
diagnóstico de feocromocitoma es muy probable. En la crisis paroxística junto a
los síntomas descritos se observa una importante angustia o nerviosismo, que en
ocasiones inducen a diagnósticos erróneos de funcionalidad. No debe olvidarse
por último, que existen casos descritos de feocromocitomas con secreción exclu-
siva de adrenalina, que cursan con cuadros de hipotensión.

234. Respuesta E. La evaluación del crecimiento de un niño se basará funda-


mentalmente en: 1) historia clínica, que tendrá en cuenta los antecedentes fami-
liares (talla de los padres) y nutricionales, 2) talla actual que se relacionará con
los patrones normales establecidos para cada edad en concreto; valoraremos asi-
mismo la velocidad de crecimiento anual, y 3) estudio de la edad ósea, íntima-
mente relacionada con el desarrollo esquelético, del que depende en definitiva la
talla final del individuo.

235. Respuesta D. El pH elevado define la alcalosis. La PCO2 es de 70 mm


Hg denota la existencia de una ventilación pulmonar inefectiva, que inicialmente
debió cursar con un pH bajo. Existe, ahora, una hipercompensación a expensar
probablemente de una alcalosis metabólica de complicación (alcalosis posthiper-
cápnica).

236. Respuesta B. El pH bajo define la acidosis. El intento de amortiguar la


carga ácida a través del bicarbonato origina la disminución plasmática observada
del mismo, mientras que a través de una hiperventilación se elimina todo exceso
de CO2 (XH+CO3 HNa = CO3 H2+XNa; CO3H2= H2O + CO2 -aumenta-).
Esta alcalosis respiratoria no consigue compensar la acidosis metabólica.

545
Endocrinología Infantil

237. Respuesta C. Durante una alcalosis metabólica, el potasio plasmático suele


estar bajo y el ECG mostrará cambios en este sentido. Inversamente las deplec-
ciones importantes de potasio, que cursen con potasio sérico de 2 mEq/L o
menos, pueden originar una alcalosis metabólica.

238. Respuesta C. El tránsito gástrico acelerado condiciona una rápida absorción


de glucosa, origen a su vez de una secreción de insulina exagerada. La concen-
tración de glucosa plasmática cae más rápidamente que la insulina y se genera
la hipoglucemia. Una dieta rica en proteínas y baja en hidratos de carbono, así
como la administración de fármacos que disminuyan el peristaltismo digestivo,
pueden mejorar a estos pacientes.

239. Respuesta B. La deficiencia de tiamina puede originar un síndrome neuro-


lógico y/o un síndrome cardiovascular. Las manifestaciones clínicas en el pri-
mero serán las propias de una neuropatía periférica, encefalopatía de Wernicke o
un síndrome de Korsakoff. El síndrome cardiovascular dependerá básicamente
de la lesión miocárdica biventricular y vasodilatación periférica. La congestión
venosa generalizada dependiente de la primera, se acompañará de signos de gasto
elevado por la disminución de las resistencias vasculares.

240. Respuesta A. El coma hiperosmolar queda definido biológicamente por:


1) glucemia elevada, generalmente superior a 1.000 mg/100ml; 2) osmolaridad
plasmática exagerada, a expensas básicamente de la glucosa donde la concentra-
ción absoluta de Na no suele estar elevada, pero sí la urea, por la deshidratación
acompañante; 3) signos de deshidratación; y 4) ausencia de cetoacidosis. Es una
complicación propia de la diabetes del adulto, con gran incidencia en individuos
ancianos.

241. Respuesta E. Un pH disminuido con una tasa de bicarbonato plasmático


baja y una lactacidemia superior a 12 mM son criterios suficientes para diagnos-
ticar una acidosis láctica. En presencia de cetoacidosis diabética pueden hallarse
niveles de ácido láctico discretamente elevados ( de 3 a 6 mM) aún cuando los
responsables principales de la disminución del pH son los cuerpos cetónicos. En
esta situación no puede hablarse de acidosis láctica.

242. Respuesta E. Distintos mecanismos son los responsables de las hipergluce-


mias basales o curvas patológicas observadas en distintas endocrinopatias. Los

546
Autoevaluación

glucocorticoides estimularían la neoglucogénesis y crearían una resistencia peri-


férica a la acción de la insulina, mecanismo este último que justifica también
la hiperglucemia observada en la acromegalia. La hipocaliemia secundaria al
aldosteronismo podría disminuir la secreción insulínica. En la tirotoxicosis, el
mecanismo es controvertido.

243. Respuesta E. La ausencia de lipoproteín-lipasa origina un bloqueo en el


metabolismo de los quilomicrones. Estos se acumulan en el plasma después de
las comidas grasas, permaneciendo en él durante días ( en un individuo normal
se aclaran del plasma dentro de las primeras 12 horas). Este déficit caracteriza la
hiperlipoproteinemia de tipo 1, heredada con carácter autosómico recesivo. La
administración de contraceptivos orales puede cursar asimismo con una disminu-
ción de la actividad de la lipoproteín-lipasa.

244. Respuesta C. La diabetes, hipercolesterolemia, hipertensión arterial y con-


sumo de cigarrillos excesivo son cuatro de los principales factores de riesgo de
aterosclerosis. Por el contrario, los niveles elevados de HDL (lipoproteína de alta
densidad) parecen disminuir este riesgo. Los estrógenos, el ejercicio y la ingesta
moderada de alcohol elevan los niveles de HDL. Por el contrario, los andrógenos
y el tabaco los disminuyen.

245. Respuesta A. Las glucogenosis son enfermedades por almacenamiento de


glucógeno motivadas por defectos en las vías de síntesis o catabolismos de esta
substancia. La enfermedad de von Gierke, que se inicia en las primeras sema-
nas de la vida y tiene un pronóstico fatal a corto plazo en las formas graves, se
diagnostica al demostrar una diminución o ausencia de glucosa-6-fosfatasa en la
biopsia hepática.

246. Respuesta A. El clofibrato reduce los niveles de triglicéridos plasmáticos,


por lo que su administración puede ser útil en las hiperlipoproteinemias que
cursen con VLDL elevadas (IIb, V y especialmente IV) . Entre sus efectos secun-
darios se incluyen: intolerancia gastrointestinal, miopatía aguda y mayor inciden-
cia de colelitiasis y SIADH Está contraindicado en pacientes con insuficiencia
renal y hepática.

247. Respuesta A. Niveles séricos elevados de colesterol o de LDL se asocian


claramente con un riesgo mayor de padecer cardiopatía isquémica. No está tan

547
Endocrinología Infantil

definida esta asociación en relación con los triglicéridos. Por el contrario, estu-
dios recientes parecen demostrar que los niveles altos de HDL protegen contra la
enfermedad arteriosclerótica.

248. Respuesta D. Si bien es cierto que entre el 90 % y 95 % de los pacientes


con enfermedad de Wilson presentan una disminución de la ceruloplasmina plas-
mática, un 5-10 % de los mismos poseen niveles plasmáticos normales. Distintas
teorías tratan de justificar este pequeño grupo de pacientes. Algunos autores pos-
tulan la existencia de defecto en la unión del cobre o su proteína transportadora.
Otros hablan de anomalías localizadas en el complejo lisosómico del hepatocito
que dificultaría la eliminación de cobre por el canalículo biliar.

249. Respuesta D. La terapéutica urgente de una hiperpotasemia grave se efec-


tuará con infusiones de insulina y glucosa o de bicarbonato sódico en el enfermo
acidótico. Conseguiremos así una rápida transferencia de potasio hacia el interior
de las células, disminuyendo su concentración sérica. Estas medidas paliativas se
reforzarán con aquellas destinadas a disminuir el pool de potasio del organismo;
resinas de intercambio iónico (aumentan las pérdidas intestinales) o diálisis.

250. Respuesta D. La destrucción de cualquier célula comporta una liberación


de potasio hacia el plasma. Hipercaliemias transitorias y de diversa intensidad
pueden constatarse en el síndrome por aplastamiento y en las hemólisis. Con
respecto a esta última, si tiene lugar en el tubo de ensayo que contiene la sangre
destinada a valorar el potasio, pueden origianar una falsa hiperpotasemia. Los
leucocitos y plaquetas liberan potasio, asimismo, cuando la sangre coagula in
vitro. Estos hechos deberán tenerse en cuenta a la hora de valorar la cifra de pota-
sio dada por el laboratorio.

251. Respuesta E. Mientras que en una mujer adulta no menstruante los requeri-
mientos de hiero son de 1 mg/día (1.8 mg para la mujer menstruante), durante la
lactancia aumentan a 2,6 mg/día y a 3,8 mg/día durante el embarazo.

252. Respuesta E. La absorción del Fe a nivel intestinal tiene lugar en forma de


ion ferroso (Fe++). Un pH gástrico inferior a 4 es necesario para que el hierro
de los alimentos, que se halla en estado férrico (Fe+++), pase a estado ferroso.
De ahí el importante papel del ácido clorhídrico contenido en el jugo gástrico.
El tipo de alimentos de la dieta es otro factor incluyente en la absorción del Fe:

548
Autoevaluación

mientras que los prótidos la facilitan, los alimentos ricos en fosfatos, indepen-
dientemente de su contenido en Fe, son malos suministradores de este metal.

253. Respuesta E. Pueden acumularse cantidades excesivas de hierro en el orga-


nismo mediante tres mecanismos: 1) por absorción exagerada (hemocromatosis
idiopática, anemias con actividad eritropoyética aumentada pero ineficaz, enfer-
medades hepáticas, porfiria cutánea tarda); 2) aporte digestivo excesivo (bebidas
tomadas en recipientes de hierro, vino tinto); y 3) aporte extradigestivo (transfu-
siones múltiples). El alcohol favorece la sobrecarga de Fe por: contener hierro
(vino tinto), lesionar el hígado y aumentar la absorción de este metal.

254. Respuesta C. La demostración del aumento de los depósitos de hemosi-


derina (tinción con azul de Prusia) en los órganos diana, especialmente hígado,
constituye el signo más específico para el diagnóstico de hemacromatosis. Otra
serie de pruebas contribuyen al diagnóstico pero no son concluyentes: 1) aumen-
tos del Fe plasmático y saturación de la tranferrina; 2) eliminación urinaria de
Fe superior a los 2mg/24 horas con la prueba de la desferroxiamina; 3) ferritina
sérica (RIA) aumentada.

255. Respuesta A. La afección hepática es en forma de una hepatopatía crónica


que evolucionará, por lo general lentamente, a una cirrosis con los signos y sín-
tomas propios de la insuficiencia hepatocelular. La alteración básica de la piel es
su cambio de coloración característico, condicionado por los depósitos de Fe en
epidermis y corion y por un aumento de los depósitos de melanina.

256. Respuesta D. En los estadios iniciales de la enfermedad, el estudio histoló-


gico hepático puede mostrar cambios similares a los que se observan en la hepa-
titis crónica activa, planteándose el diagnóstico diferencial con esta entidad. En
fases más avanzadas aparecen lesiones propias de cirrosis hepática. La tinción
con ácido rubeánico muestra, específicamente, la presencia de gránulos de cobre
en los distintos cortes.

257. Respuesta E. Con la administración de D-penicilamina (dosis media de 1,5


g/día) se consigue que involucionen los síntomas neurológicos y, mejoren o no
progresen los hepáticos. La dosis del fármaco puede reducirse alcanzada ya esta
remisión y mantenerse ( se aconseja que no sea inferior a 1 g/ día) de forma
indefinida. Unos pocos pacientes presentarán fenómenos de hipersensibilidad al

549
Endocrinología Infantil

fármaco como los señalados en las respuestas. El desarrollo de un LED o de una


aplasia medular son posibles, pero infrecuentes complicaciones graves.

258. Respuesta D. Aunque en la porfiria cutánea tarda existe un mecanismo


hereditario, diversos factores desencadenantes pueden actuar sobre la alteración
metabólica subyacente modificando su expresividad clínica. Así, el alcoholismo
es un antecedente habitual. También los estrógenos y determinados agentes quí-
micos, como el hexaclorobenceno, pueden desencadenar la enfermedad. La side-
rosis es un hallazgo frecuente en el hígado de los pacientes con porfiria cutánea
tarda. Además, la sideremia y la saturación de transferrina suelen estar elevadas,
de ahí el efecto beneficioso de las sangrías repetidas.

259. Respuesta E. La primera medida en el tratamiento de la PCT es la supresión


de los factores desencadenantes. Es fundamental en este sentido la abstinencia
de alcohol. El tratamiento con sangrías repetidas reduce la excreción de uropor-
firias y mejora las lesiones cutáneas. La cloroquina a pequeñas dosis (500 mg dos
veces por semana) se ha demostrado eficaz para la remisión de la enfermedad. La
alcalinización de la orina ha sido cuestionada por algunos autores, aunque al ser
un tratamiento sencillo se ha utilizado en gran cantidad de casos.

260. Respuesta B. La reducción gradual de la glucosa hasta concentraciones de


40 mg/dl puede no dar lugar a síntomas, mientras que una reducción rápida hasta
niveles comparables, inducida por ejemplo por la administración de insulina, los
provoca de forma raramente constante. Aunque los individuos de edad avanzada
pueden presentar signos y síntomas graves de hipoglucemia con disminuciones
discretas de la glucosa, las personas jóvenes a veces permanencen asintomáticas
con niveles inferiores a 40 mg/dl.

261. Respuesta A. Las manifestaciones clínicas de la neuropatía diabética son


múltiples, variando desde cuadros agudos, reversibles y de corta duración a otros
de comienzo insidioso, progresivos e irreversibles. De todos ellos, el más común
es la polineuritis de predominio sensitivo a niveles de las extremidades inferiores y,
en menor grado, a niveles de las superiores. Las mononeuritis no son tan habitua-
les; en ellas, los pares craneales más comúnmente implicados son el III, IV y V.

262. Respuesta D. Cuando un diabético entra en coma sin que disponga de


datos de su evolución ni de las causas que lo han producido, lo más aconsejable

550
Autoevaluación

es administrar glucosa hipertónica por vía intravenosa. Si se trata de un coma


hipoglucémico, esta actitud terapéutica promoverá una respuesta inmediata: el
enfermo despertará y se solucionará el problema, aunque después habrá que
seguir perfundiendo glucosa durante algunas horas. Si no se trata de un coma
hipoglucémico sino, por el contrario, de un coma diabético cetoacidótico, los
inconvenientes de haber optado por esa actitud son mínimos (ligero aumento de
la hiperglucemia ya existente).

263. Respuesta A. La polineuritis diabética es un cuadro bien definido, con una


serie de características clínicas que la distinguen de otros procesos: es bilateral y
simétrica, afecta ambas extremidades por igual, su localización es distal y mues-
tra predominio sensorial. En general, suele incidir sobre las extremidades infe-
riores, afectando las superiores sólo de forma excepcional. El inicio acostumbra
a ser gradual e insidioso, y la evolución es progresiva e irreversible.

264. Respuesta D. En el circuito arterial, tanto los barorreceptores del seno caro-
tídeo como los receptores sensitivos de volumen recogen información sobre los
cambios del volumen arterial y determinan la respuesta renal, reteniendo o elimi-
nando el sodio según los casos. En el aparato yuxtaglomerular del riñón existen
barorreceptores que registran los cambios de presión intravascular, y por tanto de
la presión de perfusión, determinando la consiguiente respuesta efectora por parte
de dicho aparato. Ciertos hallazgos experimentales permiten sospechar la exis-
tencia de receptores de volumen a nivel hepático y en el sistema venoso central,
que intervendrían en la puesta en marcha de mecanismos efectores.

265. Respuesta A. El acetil-CoA desempeña un papel central en el metabolismo


intermediario lipídico. Este metabolito, que se forma a partir de ácidos grasos,
glúcidos y aminoácidos, se utiliza como precursor no sólo de ácidos grasos, este-
roides y prostaglandinas sino también de otros muchos lípidos, como los terpe-
nos, entre los que se encuentra la ubiquinona, y de los cuerpos cetónicos, de
enorme importancia metabólica.

266. Respuesta B. La enfermedad de Gaucher, descubierta por este autor en


1882, es la lipidosis más frecuente en la clínica. Incide sobre todas las razas del
mundo, pero su frecuencia es máxima en la judía. Se transmite con carácter auto-
sómico recesivo. Es consecuencia del déficit de la enzima betaglucocerebrosi-
dasa y se caracteriza por la acumulación en diversos tejidos de un glucolípido, el

551
Endocrinología Infantil

glucocerebrósido o glucosilceramida, que está formado por esfingosina unida a


un ácido graso de cadena larga y a una molécula de glucosa.

267. Respuesta C. Cuando un diabético desarrolla vejiga neurógena, entre los


síntomas tempranos se incluye la pérdida de la sensación vesical sin disminución
de la función motora eferente. En esos momentos, el paciente pierde la sensación
de vejiga llena y aumentan los intervalos entre cada micción, que sin embargo
son incompletas; en consecuencia, desaparece la nicturia y aumenta el volumen
de orina emitida por las mañanas. Así pues, la desaparición de la poliuria y de
la nicturia puede ser signo de confusión, haciendo creer que la enfermedad está
mejor controlada.

268. Respuesta B. Las diarreas nocturnas, que con frecuencia aparecen en dia-
béticos insulinodependdientes mal compensados, con expresión de la neuropatía
autonómica secundaria a microangiopatía, Como consecuencia de la macroan-
giopatía que afecta las extremidades inferiores del paciente diabético, es fre-
cuente encontrar: claudicación intermitente, ausencia de pulsos, pies fríos, dolor
en reposo, isquemia plantar positiva, ausencia de sudoración y, en estadios avan-
zados, ulceraciones, infecciones y gangrena.

269. Respuesta B. La oxidación de los ácidos grasos produce acetil-CoA. com-


puesto que puede seguir distintas vías. Si el acetil-CoA se utiliza en el ciclo de
los ácidos tricarboxílicos, hace falta ADP para el acoplamiento de la fosforilación
oxidativa. Si la concentración celular de ADP es baja por no existir demanda de
ATP, la oxidación de los ácidos grasos no es muy activa. También los niveles de
NADH y FAD tienen influencia, pues al actuar como receptores de electrones en
la Beta-oxidación de los ácidos grasos, su reoxidación en la cadena transporta-
dora de electrones posibilita la continuación de esa vía. Si el organismo necesita
cuerpos cetónicos, el hígado transforma acetil-CoA en cuerpos cetónicos, que se
distribuyen por los tejidos periféricos.

270. Respuesta A. La etiopatogenia de la neuropatía periférica constituye uno de


los puntos más problemáticos en el capítulo de las complicaciones de la diabetes,
y actualmente existen diversas hipótesis para explicarla. Algunos casos de neu-
ropatía periférica, fundamentalmente de mononeuritis, se atribuyen a la microan-
giopatía de los vasa nervorum. También existe una hipótesis metabólica, según la
cual las alteraciones del nervio periférico estarían localizadas a nivel de la célula

552
Autoevaluación

de Schwann o de los axones. No obstante, con los conocimientos actuales no se


puede determinar cuál es la secuencia exacta de acontecimientos que conduce a
esta alteración. Por tanto, hoy en día sólo se puede decir que la etiopatogenia es
de origen multifactorial.

271. Respuesta B. La forma natural de la vitamina D en el reino animal es el


colecalciferol o vitamina D 3. La vitamina D se sintetiza en la capa germinativa
de la piel por efecto de los rayos ultravioletas sobre el precursor 7-deshidroco-
lesterol. Por otra parte, puede ingerirse (productos lácteos enriquecidos, hígado
animal o aceites de pescado) y se absorbe fundamentalmente por el yeyuno. La
vitamina D 3 se convierte en el hígado en 25-hidroxi- D 3, compuesto con cierta
actividad biológica, pero que es fundamentalmente una forma de transporte. Este
compuesto se transforma en el riñón en 1,25-dihidroxi- D 3, que es la forma bio-
lógicamente activa fundamental.

272. Respuesta B. Los pacientes hipoglucémicos con nivel de insulina excesi-


vamente elevado para una concentración de péptido C baja sufren hipoglucemia
artificial por inyección de insulina.

273. Respuesta C. La dieta hidrica-ayuno absoluto con autorización solamente


para beber agua- debe realizarse en medio hospitalario y en enfermos muy selec-
cionados (individuos jóvenes con obesidades importantes y sin problemas médi-
cos asociados). Cuando el sobrepeso excede el 60 % del peso ideal algunos
autores aconsejan, bajo las condiciones antes señaladas, llevarla a cabo. Por lo
general se efectuan ciclos de 3 semanas de ayuno absoluto hospitalario, con un
mes de intervalo ambulatorio bajo una dieta equilibrada de 650 calorias.

274. Respuesta D. Los huevos contienen 600 mg. de colesterol por 100 g de
alimento. La yema del huevo es la parte del mismo más rica en colesterol. Los
riñones y el hígado contienen 400 y 360 mg de colesterol por 100 g de alimento
respectivamente. La mantequilla y la leche completa contienen a su vez 250 y 10
mg de colesterol por 100 g de alimento.

275. Respuesta E. La colestiramina es una resina de intercambio iónico no absor-


bible y que fija los ácidos biliares a nivel intestinal aumentando su excreción
fecal. A los 4-7 dias de haberse iniciado el tratamiento con colestiramina se hace
evidente el descenso de la concentración de LDL, que alcanza su acmé a partir de

553
Endocrinología Infantil

la segunda semana. Se trata de un preparado, sin embargo, desagradable al pala-


dar y que condiciona trastornos digestivos con relativa frecuencia. El probucol
es un agente hipocolesterolemiante bien tolerado y que ha demostrado su eficacia
en este sentido en estudios a largo plazo.

276. Respuesta A. En las hiperlipoproteinemias tipo IV basta muchas veces con


aconsejar una dieta hipocalórica y restringir o prohibir la ingesta de alcohol. Si se
hace necesario recurrir al tratamiento farmacológico se aconsejan el clofibrato y
el ácido nicotínico. El primero favorece el catabolismo de las VLDL y se admi-
nistra a razón de 2g/dia, distribuidos en dos o cuatro tomas. El ácido nicotínico
se administra por vía oral a dosis de 2 a 9 g/dia repartido en tres o cuatro tomas.
Su utilización queda limitada por sus numerosos efectos colaterales indeseable.

277. Respuesta A. Los aceites que contienen mayor proporción de ácidos poliin-
saturados son los de soja, maíz, girasol y cártamo, por este orden.

278. Respuesta B. El ácido nicotínico es el fármaco que se ha mostrado más


eficaz para corregir, junto con las medidas dietéticas adecuadas, este tipo de
hiperlipoproteinemia. Se han mostrado dosis de 3 g suficientes para prevenir las
manifestaciones clínicas derivadas de la misma.

279. Respuesta E. Las alcalosis metabólicas debidas a la ingesta excesiva de


soluciones alcalinas son fácilmente corregibles suprimiendo aquélla. En las
formas más graves y mantenidas coexiste por lo general un cierto grado de deple-
ción de sodio y cloro que obliga al riñón a la resorción de practicamente todo el
filtrado, perpetuando la situación. En la mayoría de estas formas, a través de una
expansión del volumen del líquido extracelular, de la corrección del déficit salino
y de la reposición del potasio perdido, se corrige la alcalosis. En casos excep-
cionales de alcalosis muy graves se recurrirá al cloruro amónico o al cloruro de
arginina, este último si se sospecha la existencia de alteraciones hepáticas.

280. Respuesta B. El propranolol se ha utilizado con cierto éxito en el trata-


miento de la hipoglucemia debida a insulinomas, si bien en algunos casos se
ha observado un empeoramiento del cuadro tras su administración. Nunca debe
asociarse al diazóxido, puesto que reduce o inhibe la acción hiperglucémica de este
último. Igual ocurre con las sales de potasio. De ahí que aún cuando se asocie un diu-
rético al tratamiento con diazóxido deban proscribirse los suplementos de potasio.

554
Autoevaluación

281. Respuesta E. Las medidas generales más importantes en el tratamiento de


la hipercalcemia son la restricción de la ingesta de calcio y la rehidratación. La
excreción renal de calcio aumenta mediante infusiones de suero salino fisioló-
gico, dado que el sodio inhibe de forma competitiva la reabsorción de calcio a
nivel tubular. Se aumenta asimismo la filtración glomerular, a través de la expan-
sión del volumen plasmático, y con ello la filtración de calcio. Como comple-
mento de esta forma de tratamiento suelen emplearse los diuréticos, a dosis que
consigan mantener una diuresis media de 5 a 10 ml/min.

282. Respuesta D. La prolongación del estado de coma, una vez normalizadas


las cifras de glucemia, es probable que se deba a edema cerebral. En estos casos
se aconseja recurrir al uso inmediato de manitol intravenoso al 20 % y de dexa-
metasona a las dosis convencionales.

283. Respuesta D. El restablecimiento de la fertilidad en el varón es difícil. La


asociación de 500 unidades de HMG con 1500 unidades de HCG, administradas
tres veces por semana puede ser útil en este sentido. Cada tres meses se practi-
cará un seminograma para comprobar la eficacia del tratamiento.

284. Respuesta A. En la actualidad no es tan rígida la dieta, en cuanto a la distinta


proporción de principios inmediatos que deben contener la dieta de un diabético.
Incluso algunos autores preconizan las dietas libre. En todo caso el mínimo glu-
cídico, no será inferior a 150 g/día y se evitaran los hidratos de carbono de absor-
ción rápida. El arroz, el pan, las patatas, la harina y la fruta serán los principales
componentes del total glucídico. Las proteínas deben ser de alto valor biológico
(leche, carne, pescado y huevos), y en cuanto a las grasas se eligirán fundamen-
talmente las ricas en ácidos grasos poliinsaturados.

285. Respuesta A. La peptina o goma guar forma un gel con el agua que aumenta
la viscosidad del contenido gastrointestinal y retrasa la absorción de la glucosa,
reduciendo ligeramente la glucemia postprandial, la glucosuria de 24 h y las
necesidades diarias de insulina.

286. Respuesta A. Las medidas dietéticas constituyen el pilar fundamental sobre


el que se debe apoyar el tratamiento de cualquiera de los distintos tipos de hiper-
lipoproteinemias. En algunos casos, por otra parte, ésta es la única medida
eficaz. La consideración de otras medidas terapéuticas se hará, en todos los

555
Endocrinología Infantil

casos, cuando fracasen aquéllas.

287. Respuesta E. Al tiempo que la restricción de líquidos y la administración


de diuréticos contribuyen a la disminución del exceso de agua total, con el aporte
de sodio en forma de sales hipertónicas con el anión adecuado a la situación del
equilibrio ácido-base del enfermo se reponen las pérdidas de este ión y se con-
tribuye al mantenimiento del pH. Se requiere también en estos casos un aporte
calórico adecuado para reducir la producción endógena de agua.

288. Respuesta B. Durante la administración parenteral de potasio se aconseja no


superar un aporte total diario de 150 mEq, o de 300 mEq en tres dias, para evitar
las complicaciones propias de la hiperpotasemia. Es recomendable por el mismo
motivo no administrar soluciones con más de 80 mEq/l. ; de este modo además
evitamos irritaciones de las venas locales. Se aconseja igualmente vehicular el
potasio en soluciones glucosadas.

289. Respuesta A. Los casos de hiperlipoproteinemia tipo III rebeldes al trata-


miento dietético suelen responder muy bien a la administración de clofibrato. El
clofibrato favorece el catabolismo de las VLDL, la regresión de los xantomas y
el aumento del flujo vascular periférico. Se administra por vía oral a razón de 2
g/día. Aún cuando es un fármaco bien tolerado y realmente eficaz en cuanto a
la normalización de la lipemia, la elevada incidencia de colelitiasis y mortalidad
global registrada en pacientes tratados durante 5 años con él, obliga a ser cautos
en relación a su empleo a largo plazo.

290. Respuesta A. El tratamiento de la hiperlipoproteinemia tipo I es exclusiva-


mente dietético. Se reducirá la ingesta de grasa a 25-35 g/día en los pacientes
adultos y a 10-15 gr./día en los niños menores de 12 años. Se trata de una
dieta restrictiva difícil de seguir, dado que en las condiciones citadas, la mayor
parte del aporte calórico debe proceder de los glúcidos. Sin embargo, si se sigue
correctamente mejora de una forma notable la sintomatología clínica que presen-
tan estos enfermos.

291. Respuesta C. En situaciones de urgencia la furosemida es eficaz para corre-


gir la hiponatremia rapidamente. En estos casos se administra por vía intravenosa
a dosis de un mg./kg. junto a cloruro sódico al 5 % , también puede administrarse
por vía oral, a dosis de 40 mg./día y junto a cloruro sódico, facilitando así su

556
Autoevaluación

utilización de forma prolongada.

292. Respuesta A. Dentro de las medidas encaminadas a corregir la hiponatremia


en el síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética, la restricción
de la ingesta de agua es una de las más simples y de notable eficacia en los casos
leves y/o no urgentes. Si el paciente la tolera bien, puede prolongarse indefinida-
mente y constituir en algunos casos la única actitud terapéutica. Se aconseja una
ingesta de agua no superior a los 600 ml al día.

293. Respuesta C. Las dietas hipocalóricas o hiperlipídicas no ofrecen ventajas


sobre las dietas con un contenido equilibrado de los tres principios inmediatos,
y sí algunos inconvenientes. Igual puede decirse de las dietas líquidas que con-
tienen exclusivamente proteínas y un aporte de 600 calorías diarias. Este tipo de
dieta se ha visto asociada a varios casos de muertes por arritmias ventriculares
en obesos sin enfermedades cardíacas previas. Las dietas aconsejables para el
tratamiento de la obesidad siguen siendo las equilibradas, con una adecuada pro-
porción entre los tres principios inmediatos y que aporten el mínimo proteico, así
como los requerimientos básicos de vitaminas, minerales y sales.

294. Respuesta E. La buclicina es un antihistamínico que posee acciones orexí-


genas por mecanismos no bien aclarados. La ciproheptadina y el pizotifeno
poseen acciones antihistamínicas, anticolinérgicas y antiserotonínicas. La lisina
es un aminoácido esencial con cierta capacidad orexígena. Todos ellos se
emplean como estimulantes del apetito junto con una dieta compuesta por ali-
mentos escogidos por el paciente y presentada de tal modo que resulte atractiva
y agradable.

295. Respuesta B. El tratmiento a largo plazo de la hipoglucemia está especial-


mente indicado en los casos de insulinoma y de tumores secretores de substancias
con actividad insulínica, antes de su exéresis quirúrgica -como medida prepara-
toria- o cuando se trate de insulinomas o tumores malignos sin posibilidades de
operar. El diazóxido, dada su capacidad de inhibir directamente la secreción
insulínica de las células B pancreáticas, se considera en estos casos el fármaco
de elección. Su efecto hiperglucemiante se potencia si se asocia a un diurético
tiazídico, al tiempo que se mitigan sus efectos indeseables debido a la retención
hidrosalina que condiciona su administración.

557
Endocrinología Infantil

296. Respuesta C. El uso de esteroides en el tratamiento de la hipercalcemia


tiene una indicacióin tanto diagnóstica como terapéutica. Distinguen el hiperpa-
ratiroidismo, en el que no suelen disminuir los nivles de calcio, de las metástasis
óseas, sarcoidosis , Addison y sobredosis de vitamina D, en cuyas hipercalce-
mias son muy eficaces. Su mecanismo de acción no se conoce con exactitud,
aunque parece ser multifactorial, actuando a nivel intestinal disminuyendo la
absorción de calcio, a nivel óseo reduciendo la reabsorción ósea y a nivel renal
disminuyendo la reabsoricón tubular de calcio. Su efecto terapéutico máximo
suele alcanzarse hacia el cuarto dia de su administración.

297. Respuesta C. Cuando la hipercalcemia es secundaria a una sobredosis de


vitamina D, se pueden emplear terapéuticamente inductores enzimáticos que ace-
leren su catabolismo. En este sentido se ha utilizado con éxito el fenobarbital
a dosis de 300 mg/dia por vía oral. Su eficacia se aprecia en pocos días. Entre
sus efectos secundarios se citan la somnolencia y las reacciones de hipersensibi-
lidad.

298. Respuesta D. La mitramicina es un antibiótico citotóxico empleado en


oncología para el tratamiento de los tumores embrionarios de testículo. Dentro
de sus efectos secundarios figura la hipocalcemia, circunstancia apropiada para
su uso en el tratamiento de las hipercalcemias. Sin embargo, otros de sus efec-
tos secundarios, trombopenia y lesiones hepáticas y renales, han limitado su uso.
Sus indicaciones principales son las hipercalcemias graves asociadas a neoplasias
malignas, la enfermedad de Paget y el hiperparatiroidismo por carcinoma.

299. Respuesta A. La calcitonina es un fármaco de especial utilidad en los casos


de hipercalcemia aguda. Actúa bloqueando la reabsorción ósea. Se administra
por vía parenteral a dosis de 1-5 U MRC/Kg de peso y día. Cuando el grado
de hipercalcemia es muy grave y las medidas instauradas no logran controlar la
clínica ni reducir los nivles de calcio sérico puede recurrirse a la diálisis.

300. Respuesta A. La hipocalcemia constituye en ocasiones una manifestación


biológica más de la hipomagnesemia, siendo muchos de los síntomas observa-
dos en esta entidad secundarios, precisamente, al déficit de calcio. La adminis-
tración de magnesio corrige rápidamente en estos casos el complejo sintomático
condicionado por la hipocalcemia así como los síntomas propiamente debidos a
la hipomagnesemia. Para corregir la hipomagnesemia se usan sales por vía oral,

558
Autoevaluación

como el óxido de magnesio (0,5 g cada 8 h) o parenteralmente, como el sulfato


de magnesio , 750 mg cada 8 horas por vía intravenosa o intramuscular.

301. Respuesta C. La hipocalcemia aguda se corregirá lo más tempranamente


posible con sales de calcio administradas por vía intravenosa. En este sentido son
igualmente útiles el gluconato como el cloruro cálcico. Deben diluirse en solu-
ciones isotónicas, siendo la dosis máxima permitida de 15 mg/kg/hora de calcio
iónico. La administración debe mantenerse hasta la desaparición de la sintoma-
tología clínica y la corrección del intervalo QT electrocardiográfico.

302. Respuesta E. La telarquía o pubarquía tempranas no requieren tipo alguno


de tratamiento, pero sí un control clínico estricto del paciente. La medroxipro-
gesterona de acción prolongada y el acetato de ciproterona se reservan para el
tratamiento de los casos de pubertad precoz idiopática.

303. Respuesta C. Las variaciones del valor hematocrito, si desconocemos el


peso anterior del individuo, nos pueden ser útiles para calcular de una forma
aproximada el líquido total a reponer en un caso de deshidratación isotónica. Por
lo general se calcula que por cada aumento del 1 % del valor hematocrito caben
suponer unas pérdidas de 200 ml. En el caso que hemos puesto como ejemplo
el hematocrito había aumentado 15 puntos, por lo que la cantidad de líquido a
reponer en forma de solución salina isotónica debiera ser de 3.000 ml.

304. Respuesta B. Para calcular de una forma aproximada el déficit total de


bicarbonato que existe en una situación de acidosis metabólica, se multiplica el
volumen de agua total del paciente (que se obtiene multiplicando su peso por 0,6)
por la cifra que resulta de la diferencia entre el bicarbonato plasmático normal
(25 mEq/l) y el CO3- actual. En nuestro caso 6 x 0,6 (25-13) = 43 mEq de
CO3H-.

305. Respuesta C. Con la administración de glucosa hipertónica más insulina


soluble (una unidad por cada 5 g de glucosa administrada ) se consigue que el K
del líquido extracelular pase al interior de la célula. La administración de gluco-
nato cálcico, muy útil en los casos de hiperpotasemia, antagoniza farmacológica-
mente la acción del K sobre la contracción del miocardio, pero no contribuye a
su depuración plasmática.

559
Endocrinología Infantil

306. Respuesta B. Es aconsejable que el médico este familiarizado con algunas


de las soluciones hidroelectrolíticas más corrientes y que siempre utilice las que
mejor conozca, en cuanto a composición y características. En este sentido hay
que saber que la solución de bicarbonato 1 M contiene l.008 mEq de CO3H y de
Na. Como se puede comprobar las cantidades de sodio por litro son realmente
importantes, por lo que el uso de estas soluciones de bicarbonato estará inicial-
mente contraindicado en todas aquellas situaciones que cursen con sobrecarga de
sodio.

307. Respuesta D. Para calcular el déficit global de sodio que se ha producido


durante el curso de una deshidratación isotónica importante, se recurre a la
siguiente fórmula:(concentración de sodio normal-concentración de sodio del
paciente) x agua total= déficit de Na en mEq. El agua total de un individuo se
calcula, a su vez, multiplicando su peso por 0,6. Así en nuestro caso la cantidad
total de sodio a reponer seria: (140-125) x 4.2 = 63 mEq.

308. Respuesta A. La tiamina abunda en la levadura, carne de cerdo, hígado,


riñones y cereales totales. Cuando se diagnostique beriberi en un adulto se admi-
nistrarán dosis de 20-30 mg de vitamina B1 diarios por vía oral o parenteral.

309. Respuesta C. Al diagnóstico de escorbuto debe seguir la administración de


100 mg de vitamina C cinco veces al día por vía oral o parenteral, junto con las
medidas dietéticas adecuadas (ingesta abundante de frutas, hortalizas crudas y
verduras). En los niños se dará la mitad de la dosis y en los lactantes la cuarta
parte.

310. Respuesta D. El tratamiento prolongado con altas dosis de vitamina A (por


ejemplo 100.000 U diarias) conduce generalmente a síntomas de intoxicación
entre los que destacan la anorexia, las alteraciones de la piel y de las mucosas,
los trastornos del sueño y las cefaleas. En los niños se puede inhibir el desarrollo
óseo. Por lo general la sintomatología es reversible.

311. Respuesta B. Muchas de las hipertrigliceridemias que se observan en la


práctica clínica se corrigen totalmente con la restricción absoluta de la ingesta de
bebidas alcohólicas. Si esta medida se acompaña de la prescripción de una dieta
hipocalórica, con un aporte glucídico que no sobrepase al 45 % del total calórico,
una ingesta de colesterol mantenida entre 300 y 500 mg/día y la sustitución parcial

560
Autoevaluación

de grasas saturadas por grasas poliinsaturadas, se corregirán la gran mayoría de


hiperlipoproteinemias tipo IV.

312. Respuesta D. La estimulación del péptido gastrointestinal o inducido por


glucosa (GIP) es el factor que contribuye a estimular la insulina, por lo que la
respuesta insulínica a la glucosa oral es mayor que por vía intravenosa.

313. Respuesta D. La insulinemia se eleva a la hora tras el alimento y retorna a


la línea basal a las 3-4 horas. La concentración se da en unidades y los valores
normales oscilan entre 10 y 50 microunidades/ml siendo en ayunas habitual un
valor inferior a 20.

314. Respuesta D. Cuando se administra T3 a individuos normales se frena la


producción endógena de dicha hormona, por la disminución de TSH. Es, por tanto,
una prueba de gran valor para estudiar la integridad del eje hipotálamo-hipofisario.

315. Respuesta D. Los niveles de testosterona son normales al igual que los de
gonadotropinas.

316. Respuesta E. El aumento en la producción de cortisol conduce a aumento en


el volumen plasmático. El aumento de la aldosterona es la causa de la hiperten-
sión asociada al síndrome de Conn, siendo la hiperproducción de catecolaminas
la situación que conduce a hipertensión en el feocromocitoma.

317. Respuesta C. El péptido C se segrega en cantidades equimoleculares con


la insulina y por el mismo mecanismo al participar de los gránulos de secreción.
Sin embargo, se metaboliza exclusivamente en hígado, frente a la insulina que
también lo hace en riñón.

318. Respuesta A. El mecanismo de apariciónn de hipoglucemia en el insuli-


noma es triple: 1) El alto consumo periférico de glucosa. 2) Reducción de la glu-
coneogénesis. 3) Reducción de la glucógenolisis hepática.

319. Respuesta C. Las manifestaciones propias de la neuroglucopenia son muy


variadas y pueden ser confundidas con facilidad. Algunos casos con afasia, debi-
lidad y temblor, síntoma correspondiente a las descargas adrenérgicas compensa-
doras, pueden ser confundidos con alcoholismo o simulación.

561
Endocrinología Infantil

320. Respuesta B. La parathormona ejerce su acción a nivel de tres órganos:


riñón, hueso e intestino. De ellas, el aumento de la actividad de los osteoclastos a
nivel óseo es la mas importante.

321. Respuesta C. A partir de la 12ª semana es la placenta la principal fuente de


progesterona.

322. Respuesta B. La composición de la cadena polipeptídica que constituye la


proinsulina es de 86 aminoácidos. Procede de la preproinsulina de 110 aminoáci-
dos a nivel del retículo endoplásmico rugoso de las células B del páncreas y se
metaboliza en insulina con 51 aminoácidos y péptido C formado por 31 aminoá-
cidos.

323. Respuesta D. Estos aminoácidos en la insulina bovina estan sustituidos por


alanina, valina y alanina respectivamente.

324. Respuesta B. La asociación de petequias perifoliculares de extremidades


inferiores unida a hematomas en la cara interna de los muslos y hemorragias gin-
givales es casi patognomónico del escorbuto. En estos pacientes, el déficit de
vitamina C impide la formación de colágeno normal, con la consiguiente falta de
apoyo de los vasos dérmicos.

325. Respuesta B. El glucagón, las catecolaminas, el cortisol y la hormona de


crecimiento, así como el lactógeno placentario constituyen el grupo de las llama-
das hormonas hiperglucemiantes. Sus efectos sobre el metabolismo, suelen ser en
parte antagonistas con los de la insulina, que es a su vez un importante inhibidor
de la liberación de glucagón.

326. Respuesta D. La insulina posee dos puentes disulfuro para unir las cadenas
A y B; entre los aminoácidos 7 de ambas cadenas y el 20 de la cadena A con el 19
de la cadena B. Por otra parte, existe un tercer puente entre los aminoácidos 6 y 11
de las cadena A. La somatostatina de 14 aminoácidos posee un puente disulfuro.
El glucagón es un polipéptido lineal.

327. Respuesta C. El incremento de la secreción de hormona tiroidea suprime


o disminuye la producción de TSH. El PBI y el BEI se encuentran aumentados
por la misma hipersecreción hormonal. La prueba de supresión con tiroxina es

562
Autoevaluación

negativa. la glándula capta ávidamente el iodo, por lo que la gammagrafia es


siempre hipercaptadora. Finalmente por incremento del catabolismo, se deter-
mina un aumento en la eliminación urinaria de nitrógeno.

328. Respuesta D. La somatostatina, inicialmente encontrada en estractos hipo-


talámicos, ha sido ulteriormente encontrada en otros órganos, como páncreas,
estómago e intestino. Su función a este nivel consiste en inhibir la secreción de
insulina, glucagón, GIP, secreción ácida y pepsina.

329. Respuesta E. En la retinopatía no proliferativa, la principal causa de pérdida


de la visión es la maculopatía, que puede ser consecutiva a isquemia, edema o
exudados que aparecen e invaden la mácula. Dichas alteraciones se relacionan
fundamentalmente con la diabetes tipo II.

330. Respuesta D. Es un hecho bien conocido que los diabéticos con nefropatía
diabética y/o insuficiencia renal, las necesidades de insulina están reducidas, a
menudo, hasta un 40-50 % de la dosis de insulina previa. No hay explicación
convincente para este hecho, aunque se ha especulado que podría existir una dis-
minución del aclaramiento renal de insulina con lo que los niveles de insulina en
sangre, se mantendrían elevados durante más tiempo.

331. Respuesta D. Las hipoglucemias nocturnas, que el paciente suele referir


como episodios de sudoración fría a medianoche, a menudo asintomáticos, y que
se acompañan de hiperglucemias matutinas suelen ser debidas al llamado efecto
Somogy. este fenómeno resulta de la utilización de dosis de insulina mayores de
las que el enfermo necesita, lo que crea una situación de hipoglucemia y desen-
cadena toda una serie de reacciones secundarias para compensarla, dando lugar
a hiperglucemias reaccionales, que son las que normalmente aparecen por las
mañanas. Mediante un interrogatorio detallado y determinando los niveles de
glucemia entre las 2 y 3 de la madrugada, podrá confirmarse la hipoglucemia. la
actitud terapéutica indicada en estas situaciones es disminuir la dosis nocturna de
insulina.

332. Respuesta B. Los enfermos con insuficiencia renal crónica presentan dismi-
nución de vitaminas. Cuando además están sometidos a hemodiálisis, aumentan
sus necesidades, fundamentalmente de ácido fólico, ácido ascórbico, y piroxina.
Durante la diálisis se producen pérdidas de folato, que incrementan el déficit por

563
Endocrinología Infantil

ingesta insuficiente. Además en la insuficiencia renal crónica el transporte de


membrana de esta vitamina se ve entorpecido por las concentraciones anormal-
mente altas de fosfatos, sobre todo si coexisten deficiencias de cinc. La restric-
ción de frutas y verduras condiciona a la larga una deficiencia de vitamina C. El
déficit de vitamina B6 no es bien conocido aunque se ha señalado la presencia de
inhibidores competitivos circulantes y el aclaramiento metabólico de piridoxal
fosfato

333. Respuesta C. No existen criterios de control totalmente definidos, y en


general los datos que se ofrecen son cifras aisladas que informan sobre la situa-
ción metabólica en un momento determinado, pero no en conjunto. No obstante,
la desaparición de la glucosuria y de la hipoglucemia y de los niveles ideales de
peso, colesterol y triglicéridos, son cotas a las que debemos intentar aproximar-
nos. Cifras de glucemia de 110 mg en ayunas, 150 mg a la primera hora postin-
gesta y 110 mg a las 3 horas con glucosurias negativas (permitiendo hasta un total
del 10 % de los hidratos de carbono ingeridos), y siempre que no haya hipoglu-
cemia, permiten afirmar que el diabético esta bien controlado.

334. Respuesta D. La hipoglucemia postprandial puede ser una manifestación


inicial o temprana de la diabetes mellitus tipo I. La ingesta de fructosa o galactosa
puede producir hipoglucemia en niños con intolerancia hereditaria a la fructosa.
del mismo modo, la ingesta de proteinas con alto contenido en leucina puede pro-
ducir hipoglucemia en niños con sensibilidad congénita a la leucina. Finalmente
se han descrito casos de hipoglucemia postprandial asociada a obesidad y a dis-
tintos déficit endocrinos (hipopituitarismo, enfermedad de Addison e hipotiroi-
dismo).

335. Respuesta D. Dado el carácter anfobólico del ciclo de Krebs, la importancia


de su regulación es obvia, ya que por una parte suministra equivalentes de reduc-
ción a la cadena transportadora de electrones, con la consiguiente formación de
ATP, y por otra, suministra sustratos para numerosas reacciones biosintéticas.

336. Respuesta C. Las cetoácido oxidasas son necesarias para degradar los alfa-
cetoácidos que se forman a partir de los alfaaminoácidos de cadena ramificada
(valina, isoleucina, leucina). Como consecuencia del déficit enzimático, los tres
aminoácidos y sus alfacetoácidos se acumulan en sangre y aparecen en orina.

564
Autoevaluación

337. Respuesta E. Se considera que el aporte de hidratos de carbono a un


paciente diabético, debe constituir el 40-50 % del total de calorías de la dieta. En
la mayor proporción posible han de ser de cadena larga, es decir, pan, patatas,
cereales, verduras, etc., dejando un pequeño porcentaje para disacáridos del tipo
lactosa y evitando en todos los casos los azúcares sencillos.

338. Respuesta D. Se produce alcalosis metabólica en las pérdidas gastrointesti-


nales, en el tratamiento con furosemida, ácido etacrínico y tiacidas, en la correc-
ción de la hipercapnia crónica y en la fibrosis quística, así como, en los excesos
de actividad mineralcorticoidea y en la deplección grave de potasio. Además hay
una serie de alcalosis metabólica sin clasificar, caso de la administración crónica
de alcali, el síndrome de Burnett, la transfusión de sangre citratada y la adminis-
tración de grandes dosis de penicilina o carbenicilina.

339. Respuesta A. La regulación del nivel de glucógeno en el músculo esta bajo


un control hormonal directo, siendo crucial a este respecto el papel de la adrena-
lina. Esta hormona ejerce su acción a través de un proceso de regulación en cas-
cada, un complejo mecanismo que permite integrar señales reguladoras. de forma
fundamental, activa la adenilciclasa, sintetizando AMPc, que activa la proteinci-
nasa y produce glucosa y fosfato a partir de glucógeno.

340. Respuesta A. En el hígado el glucagón produce la activación en cascada


de la glucogenolisis. La insulina parece ejercer un efecto regulador a través de
la glucosa, que favorece el paso de fosforilasa A a fosforilasa B. La adrenalina
activa la glucogenolisis en el hígado a través de un mecanismo no mediado por
el AMPc.

341. Respuesta C. La porfiria cutánea tarda es una porfiria cuya principal anoma-
lía metabólica es un déficit de uroporfirinógeno descarboxilasa. Clínicamente se
manifiesta por un cuadro de fotosensibilidad cutánea y, de forma casi constante,
alteraciones hepáticas de mayor o menor importancia. En general, los síntomas
aparecen entre los 40 y los 60 años, por lo general se la denomina “tarda”. no se
asocia a manifestaciones neurológicas o psiquiátricas ni a dolor abdominal.

342. Respuesta A. En la diabetes tipo II más del 80 % de los pacientes son adul-
tos obesos de más de 40 años. la enfermedad puede controlarse con dieta y/o
antidiabéticos orales, y son excepcionales los casos de cetoacidosis. Son frecuen-

565
Endocrinología Infantil

tes las complicaciones tardías de la diabetes, caso de retinopatía, nefropatía, etc.


aunque su evolución no es tan grave como en los diabéticos tipo I. En general
los niveles de insulinemia están aumentados, fundamentalmente en los obesos,
debido a la resistencia insulínica que presenta por su propia obesidad.

343. Respuesta E. La glucógeno sintetasa es una enzima que interviene en la


formación de glucógeno a partir de glucosa y ATP. Se puede encontrar en dos
formas: independiente de la acción de efectores y dependiente de la acción de
ellos.

344. Respuesta B. El defecto fundamental de la porfiria aguda intermitente es


la disminución de aproximadamente el 50 % de la uroporfirinógeno I sintetasa.
Se trata de un error metabólico congénito, que se transmite según un patrón
autosómico dominante. Clínicamente se caracteriza por ataques esporádicos de
disfunción neurológica, con neuropatía autonómica y periférica, así como mani-
festaciones del SNC. El dolor abdominal es un síntoma cardinal, y en ningún caso
existe afección cutánea.

345. Respuesta D. La necrobiosis lipoidica diabeticorum no es exclusiva de la


diabetes, aunque puede aparecer en el 0.4 % de los diabéticos. Suele presentarse
antes de los 25 años. Consiste en un conjunto de pequeñas lesiones asimétricas
con un centro escleroso y un rodete duro violáceo. Afecta fundamentalmente las
piernas y parece tener un sustrato microangiopático.

346. Respuesta B. La determinación de la glucemia basal es el criterio mas espe-


cífico para el diagnóstico de la diabetes. Efectuando la determinación de sangre
venosa en plasma y habiendo permanecido el paciente en ayunas durante las
10-14 horas previas, la aparición de una glucemia de 140 mg/dl o superior es
un dato definitivamente anormal. Si este resultado se confirma en una segunda
determinación, que debe practicarse siempre para excluir un error de laboratorio
o un incumplimiento del ayuno, el diagnóstico de diabetes queda establecido.

347. Respuesta B. La principal fuente de ácidos no volátiles parece ser el metabolismo


de la metionina y cistina de las proteínas de la dieta, que producen ácido sulfúrico.

348. Respuesta B. La hipercolesterolemia familiar heterocigota presenta como


características fundamentales: su comienzo en la infancia, la presencia de xanto-

566
Autoevaluación

mas tendinosos, niveles de colesterol de 300 a 600 mg/dl y la aparición de alte-


raciones de las lipoproteinas en el 50 % de los familiares en primer grado del
enfermo.

349. Respuesta D. Entre las numerosas causas de hipercalcemia, cabe destacar


el hiperparatiroidismo como la sarcoidosis, las enfermedades malignas, el exceso
de vitamina D, síndrome de leche alcalino, mieloma múltiple y la enfermedad de
Paget ósea. Las pancreatitis agudas suelen cursar con hipocalcemia.

350. Respuesta E. Entre las características clínicas típicas de la mononeuritis


destaca la asimetría, ya que el proceso expresa la afección de un tronco nervioso
aislado. El síntoma inicial es el dolor local, seguido de rápida pérdida de fuerza,
pues estas lesiones son predominantemente motoras. El déficit sensorial es
mínimo. En la mayoría de los casos se produce recuperación espontánea al cabo
de unos meses. Los pares craneales se afectan con gran frecuencia.

351. Respuesta C. La primera fase en la vía metabólica del grupo heme es la sín-
tesis del ácido deltaaminolevulínico (ALA) a partir de glicina y succinil-CoA. La
actividad de la ALA sintetasa, que cataliza esta reacción, es relativamente escasa
en comparación con otras enzimas de la vía metabólica y esta controlada por el
propio grupo heme. A partir del ALA se sintetiza el porfobilinógeno y finalmente
el grupo heme. Los porfobilinógeno, al oxidarse, se transforman en porfirinas,
que son compuestos coloreados y fluorescentes a la luz ultravioleta.

352. Respuesta C. Glucemias basales en el rango de 125 a 140 mg/dl reflejan una
situación intermedia entre la normalidad y la diabetes manifiesta, por tanto, para
llegar al diagnóstico definitivo hay que realizar una curva de sobrecarga oral de
glucosa. Las glucemias superiores a 140 mg/dl son patológicas, en tanto valores
inferiores a 125 mg/dl son normales.

353. Respuesta D. La glucosilación de las proteínas se ha demostrado en la


hemoglobina, albúmina, proteínas de la membrana del hematíe, cristalino, colá-
geno y en las proteínas de la membrana basal. La hemoglobina glucosilada A1
(A1a, A1b, A1c) contituye el 5-7 % del total de la hemoglobina del adulto. La
glucosilación se produce por unión de glucosa al grupo N-terminal del aminoá-
cido valina de la cadena peptídica de la hemoglobina; es una unión no enzimática
que se prolonga durante toda la vida del hematíe. En el diabético la cantidad de

567
Endocrinología Infantil

HbA1 aumenta en grado directamente proporcional a los niveles de hipergluce-


mia y refleja la hiperglucemia media existente durante las últimas semanas, por
lo que constituye un índice fidedigno del grado de control de la diabetes durante
un período previo de varias semanas.

354. Respuesta C. Sin lugar a dudas, las hipoglucemias constituyen la complica-


ción más habitual e importante en los pacientes tratados con insulina. Las causas
son muy diversas, pero entre ellas pueden citarse las dosis excesivas de insulina,
el exceso de ejercicio, los retrasos o disminución de las comidas, la concurren-
cia de cuadros de gastroenteritis con vómitos y diarreas, etc. Las hipoglucemias
pueden presentarse de forma brusca con sensación de mareo, sudoración fría y
obnubilación que progresa a coma, o aparecer solapadamente y manifestarse tan
sólo por trastornos neurológicos que el paciente no reconoce como hipoglucemia,
lo que provocará situaciones de grave deterioro del SNC si no se interviene con
prontitud. El resto de las complicaciones mencionadas son bastante infrecuente.

355. Respuesta E. Cuando se utilizan agentes citotóxicos antineoplásicos y


colchicinas, se altera directamente la mucosa intestinal y se interfiere con la
absorción de vitamina B12. En otros casos, como sucede con la colestiramina,
antiácidos, fármacos tensoactivos y ácido paraaminosalicílico, la absorción de la
vitamina B12 se ve dificultada por la formación de complejos no absorvibles. Así
mismo, se ha observado malabsorción de vitamina B12 en el 30 % de los pacien-
tes diabéticos tratados con metformina.

356. Respuesta B. Las variaciones en el pH de los líquidos corporales guían las


respuestas reguladoras renales. La acidosis estimula la secreción renal de hidro-
geniones e incrementa la producción de amoníaco, lo que permite excretar más
hidrogeniones en forma de amonio.

357. Respuesta E. Las espironolactonas están indicadas en caso de un exceso


de hormonas de acción mineralcorticoidea. La indometacina se utiliza en el sín-
drome de Bartter, pues al inhibir la síntesis de prostaglandinas corrige la hipoca-
liemia y la pérdida de potasio. La acetazolamida es un inhibidor de la anhidrasa
carbónica que provoca un aumento en la excreción renal de bicarbonato y pota-
sio. Por último, la cimetidina, como reductor de la secreción ácida, puede preve-
nir o mejorar la alcalosis metabólica en pacientes con aspiración nasogástrica y
en el síndrome de Zollinger-Ellison.

568
Autoevaluación

358. Respuesta B. La acidosis respiratoria es un trastorno caracterizado por


aumento de la tensión de CO2 (hipercapnia) y, en consecuencia, disminución del
pH sanguíneo, con una elevación variable en la concentración de bicarbonato.

359. Respuesta D. El probucol es un fármaco relativamente nuevo, de estruc-


tura química distinta a las comúnmente utilizadas en este cambo. Tiene una vida
media muy prolongada (varios meses) y se acumula en el tejido adiposo, excre-
tándose fundamentalmente por la bilis, Parece bloquear la síntesis de colesterol
en los pasos iniciales, disminuyendo su absorción intestinal y aumentando la
excreción fecal de ácidos biliares. Por tanto, reduce el colesterol total y es trans-
portado por las LDL y HDL, sin que se observen modificaciones significativas en
los triglicéridos.

360. Respuesta D. La administración de glucosa por vía intravenosa es adecuada


porque inhibe la actividad de la ALA sintetasa. Se ha observado que la adminis-
tración intravenosa de hematina, que también inhibe la ALA sintetasa, es útil en
el tratamiento de las crisis al promover una mejoría evidente en el plazo de 48
horas. Este fármaco aún no está comercializado en nuestro país.

361. Respuesta B. En diabéticos de larga evolución que mantienen ingestas de


alimentos adecuadas, siguen el tratamiento correctamente y sobre todo si existen
manifestaciones de neuropatías asociadas, la aparición de hipoglucemias debe
hacer pensar en una gastroparesia. En este trastorno, al existir atonía gástrica
con retraso en la evacuación de los alimentos, éstos permanecen en el estómago
en lugar de pasar al intestino delgado para su absorción, por lo que puede ser
frecuente la aparición de hipoglucemias.

362. Respuesta E. La respuesta inmediata a los cambios en la acidez de los líqui-


dos orgánicos proviene de los sistemas tampón, que pueden ceder o captar proto-
nes (es decir, actuar como un ácido o una base) instantáneamente según el pH del
medio. De estos sistemas tampón el formado por bicarbonato-ácido carbónico es
el más importante del líquido extracelular. De mucha menor acción tampón son
los sistemas intracelulares, formados por la hemoglobina, el fosfato o las proteí-
nas.

363. Respuesta C. Los alimentos con alto contenido en fibras vegetales, así como
los preparados medicamentosos como el guar y la pectina, son de utilidad en el

569
Endocrinología Infantil

tratamiento dietético de los diabéticos porque retrasan la absorción de los glúci-


dos, evitando en cierta medida los picos de hiperglucemia postprandiales.

365. Respuesta D. La hipofosfatemia es un hallazgo habitual en el raquitismo,


hiperparatiroidismo, síndrome de Fanconi, acidosis tubular renal y raquitismo
resistente a la vitamina D.

366. Respuesta B. Un anión gap normal indica generalmente que la causa de


la acidosis metabólica es más una pérdida excesiva de CO3H- que un excesivo
aporte de ácido. De forma excepcional, puede observarse acidosis orgánica con
anion gap normal si la tasa de eliminación de aniones orgánicos excede a la de
producción de ácido orgánico.

367. Respuesta A. Esta lipidosis forma parte del grupo de las llamadas “neuroli-
pidosis” o lipidosis que afectan primariamente el sistema nervioso. Se transmite
con carácter autosómico recesivo. Es debida al déficit de galactosilceramida beta
galactosidasa, lo que conduce a la acumulación de galactosilceramida en el sis-
tema nervioso. El déficit de la enzima se ha detectado en la sustancia blanca y
gris del sistema nervioso, asi como en el hígado y en el bazo.

368. Respuesta C. La enfermedad de Fabry es un error innato del metabolismo


de los glucoesfingolípidos debido al déficit de trihexosaceramida alfa galactosi-
dasa. Se caracteriza por la acumulación de diversos glucoesfingolípidos, y es de
herencia recesiva ligada al sexo. Los lípidos complejos no son degradados por
falta de la enzima correspondiente y se depositan en múltiples órganos, entre los
que destacan el sistema cardiovascular (pared arterial y miocardio), pared de los
vasos renales, SRE, células del tejido conjuntivo, córnea y sistema nervioso.

369. Respuesta C. Los signos neurológicos de la hipocalcemia aparecen cuando


la concentración sérica de calcio desciende por debajo de 2 nmol/l. Las convul-
siones de cualquier tipo son un dato característico aunque resultan más frecuentes
las de gran mal asociadas a pérdida de conciencia. Las alateaciones mentales
pueden acompañarse o no de convulsiones. Se han descrito excitación, alucina-
ciones, estupor, inquietud y ansiedad. También puede aparecer edema de papila,
pero no se conoce bien su causa.

370. Respuesta C. Algunos enfermos con hiperglucemia y coma hiperosmolar

570
Autoevaluación

presentan una acidosis metabólica grave con anión gap elevado. En muchos
casos este cuadro no está relacionado con un aumento de lactato ni de cuerpos
cetónicos, por lo que se piensa que podría ser debido a la acumulación de otros
ácidos orgánicos.

371. Respuesta E. Son características de la hiperlipemia combinada familiar:


comienzo en la edad adulta, ausencia de xantomas tendinosos, aparición de alte-
raciones lipoproteicas en un 50 % de los familiares en primer grado del enfermo
y asociación a obesidad, diabetes e hiperuricemia.

372. Respuesta E. El exceso de actividad hormonal mineralcorticoidea da lugar


a alcalosis metabólica resistente al cloro, como ocurre en el hiperaldosteronismo,
el síndrome de Cushing, la producción de ACTH-like, el síndrome de Bartter y
la ingesta de regaliz. El hiperparatiroidismo cursa con acidosis metabólica por
pérdida de bicarbonato con anion gap normal.

373. Respuesta E. No se debe realizar una curva de sobrecarga oral de glucosa


cuando los valores de glucemia basal superan los 140 mg/100 ml, ya que por
sí mismos indican la existencia de una diabetes. Se considera que la curva es
patológica cuando la glucemia a los 120 minutos es superior a 200 mg/100 ml y
además existe algún otro valor, a los 30, 60 o 90 minutos, mayor de 200 mg/100
ml.

374. Respuesta C. La duración máxima de la insulina de acción rápida admi-


nistrada por vía subcutánea oscila entre 5 y 7 horas. Si es la única insulina
administrada, debe utilizarse cada 6 horas, ya que con cualquier otra pauta se
sobredosificaría o infradosificaría al enfermo. No obstante, puede utilizarse en
asociación con una insulina de acción intermedia, en cuyo caso variará el régimen
de administración.

375. Respuesta B. La insulina NPH subcutánea empieza a surtir efecto 1-2 horas
después de su administración, alcanza su acción máxima entre las 2 y las 8 horas
y se mantine hasta 12-16 horas. A pesar de que en la primera fase de su uso llegó
a administrarse cada 24 horas, la pauta más aceptada para vía subcutánea es cada
12 horas. Ni la vía intravenosa ni la intramuscular son en absoluto aconsejables,
ya que para que tenga acción prolongada la insulina va combinada, generalmente
formando cristales, con protamina y el cinc.

571
Endocrinología Infantil

376. Respuesta A. La liberación de glucagón es uno de los primeros mecanismos


defensivos ante la hipoglucemia. Actúa como activador de la fosforilación hepá-
tica, estimula la glucogenolisis y aumenta la gluconeogénesis. Además del gluca-
gón, en la prevención de la hipoglucemia intervienen algunas hormonas liberadas
desde la hipófisis, sobre todo la GH, que incrementa la lipolisis e inhibe la utili-
zación muscular de la glucosa, y la ACTH, que estimula la formacióin de cortisol
potenciando la gluconeogénesis. El glucagón también aumenta la formación de
adrenalina por la médula suprarrenal, que inhibe la captación de glucosa por el
tejido muscular, y en parte, la secreción de insulina por el páncreas.

377. Respuesta B. El catabolismo de la mayoría de aminoácidos se inicia por la


desaminación, que da lugar a amoniaco y cetoácidos. El amoniaco se transforma
en un producto no tóxico para su excreción, la urea, mientras que el esquelo car-
bonado, dependiendo del aminoácido en cuestión, puede seguir diversas rutas
degradativas, que tendrán como productos finales piruvato, intermediarios del
ciclo de Krebs, acetil CoA y cuerpos cetónicos.

378. Respuesta B. La enfermedad de Niemann-Pick es debida al déficit de esfin-


gomielinasa, con la consiguientes acumulación de esfingomielina y otros lípidos
en todos los tejidos del organismo. Incide en todas las razas del mundo, pero
preferentemente en la judía. Se hereda con carácter autosómico recesivo. El
depósito lipídico ocasiona en la mayoría de los pacientes organomegalias y acu-
sado retraso mental durante el período neonatal. En otros casos la aparición de los
organomegalias es tardía y la alteración mental leve pero progresiva, llegando a
revestir importancia en las etapas terminales de la vida.

379. Respuesta D. Los individuos con glucemias entre 140 y 200 mg/100 ml a
los 120 minutos de la sobrecarga oral de glucosa se encuentran en una situación
intermedia entre la normalidad y la diabetes franca; a este intervalo se lo conoce
como intolerancia hidrocarbonada. Los individuos con glucemias en este rango
tienen mayor susceptibilidad para el desarrollo de enfermedades vasculares por
arteriosclerosis, y algunos de ellos se convierten a la larga en diabéticos, presen-
tando hiperglucemia en ayunas y microangiopatía.

380. Respuesta B. Los enfermos con hipercolesterolemia familiar heterocigota


presentan elevación del colesterol (270-600 mg/dl) y de las LDL desde el
momento del nacimiento, aunque a diferencia de los homocigotos permanecen

572
Autoevaluación

asintomáticos hasta la edad adulta. La enfermedad se transmite por un sólo gen


autosómico dominante cuya penetrancia se ha estimado en el 90-100 %. El meca-
nismo patogénico de la hipercolesteremia familiar reside en una disminución o
carencia de receptores par las LDL, con grave perturbación en la vía catabólica
de estas lipoproteínas.

381. Respuesta D. Son numerosos los procesos que se acompañan de obesidad


de origen hipotalámico ( por alteración del centro del hambre), y entre ellos
cabe citar la encefalitis postradiación, enfermedades inflamatorias, traumatis-
mos, craneofaringioma, silla turca vacía y síndromes de Prader-Willi y Laurence-
Moon-Rozabal-Bardet-Bield. El síndrome de Stein-Leventhal o síndrome de los
ovarios polimicroquísticos cursa con obesidad considerada como endocrina.

382. Respuesta E. El dintel renal para la glucosa se sitúa entre 160 y 180 mg/100
ml. Cuando la glucemia alcanza o sobrepasa estos niveles, aparece glucosa en
orina, que queda almacenada en la vejiga. Así pues, cuando se determina la glu-
cosuria, el valor constatado no refleja la glucemia de ese momento sino la que
había en las horas previas a la micción.

383. Respuesta E. La acidosis metabólica puede producirse por aumento del


aporte de H+, como es el caso de la cetoacidosis; por disminución de la excreción
renal de ácido, como ocurre en la insuficiencia renal crónica, acidosis tubular
renal e insuficiencia renal aguda, y por pérdida excesiva de bicarbonato, como en
el caso de las diarreas. El tratamiento con furosemida produce alcalosis metabó-
lica.

384. Respuesta D. Desde un punto de vista analítico, en los casos de pérdida


salina se produce hemoconcentración con elevación del hematócrito, urea y pro-
teínas. El volumen corpuscular medio está aumentado y la CHCM disminuida
debido al paso de agua al interior de los hematíes como consecuencia de la
hipoosmolaridad existente en el espacio extracelular, ya que a pesar de la hemo-
concentración la tasa de sodio plasmático está disminuida. Suelen existir altera-
ciones del equilibrio ácido-base, como tendencia a la acidosis metabólica.

385. Respuesta A. Los insulinomas son tumores derivados de las células Beta del
páncreas. En cerca del 70 % de los casos se presentan como adenomas únicos,
en un 10 % como microadenomatosis y en otro 10 % como carcinomas. El resto

573
Endocrinología Infantil

aparece formando parte de neoplasias endocrinas múltiples, como hiperplasias


insulares y en los niños como aumento de la masa insular por formación de célu-
las insulares a partir del epitelio ductal (nesidioblastosis).

386. Respuesta D. La somatostatina tiene 14 aminoácidos y una vida media de


4 minutos; se produce en el cerebro, células D del páncreas, estómago e intestino
superior, y se localiza en todo el sistema nervioso central, preferentemente en el
hipotálamo.

387. Respuesta A. La enfermedad de Plummer se caracteriza por la aparición


de bocio polinodular en edades avanzadas de la vida, hipertiroidismo y ocasio-
nalmente, exoftalmos. Dependiendo de la zona del tiroides responsable del hiper-
tiroidismo, engloba dos cuadros distintos: a) enfemedad de Basedow recurrente
sobre un bocio previo en el que existían nódulos frío (gammagrafía con fondo
caliente y nódulos fríos), y b) diversos nódulos autónomos hiperfuncionantes
sobre un tiroides normal o un bocio difuso previo (gammagrafía con uno o más
nódulos calientes y resto del parénquima tiroideo inhibido).

388. Respuesta B. Puesto que en la hiperplasia suprarrenal congénita existe un


déficit de la formación de cortisol y un aumento consecutivo de ACTH, estos
enfermos deben ser tratados (desde los trabajos de Wilkins) con glucocorticoides,
y para toda la vida, ya que el trastorno en principio no es reversible. No obs-
tante, en algunas formas moderadas se aconseja suspender la medicación tempo-
ralmente para el estudio completo de la función suprarrenal.

389. Respuesta B. Los nanismos tipo Laron (descritos por este autor) se carac-
terizan por la existencia de un fallo en el receptor hepático para la GH y por la
incapacidad del hígado para producir somatomedinas a pesar de mantenerse una
función hipofisaria normal. Cursan con niveles bajos de somatomedinas y eleva-
dos ( a veces normales) de GH, lo que indica un cierto estado de hiperfunción de
las células somatotropas de la hipófisis para compensar el defecto en la acción
periférica de la GH.

390. Respuesta D. En el cuadro de la hiperplasia suprarrenal congénita por défi-


cit de 21-hidroxilasa se observa disminución en la formación de cortisol y de
11-desoxicortisol, por lo que éste estará reducido. En el 30 % de los nacidos con
este defecto también está bloqueada la síntesis de mineralcorticoides a nivel del

574
Autoevaluación

paso de progesterona a DOCA, con lo cual al síndrome clínico se le suma un


síndrome de pérdida salina.

391. Respuesta C. El hipotiroidismo que se establece a partir de los 2 años de


edad (infantil) tiene mucha menor repercusión que el congénito, pues ya se ha
completado el desarrollo cerebral. El cuadro se traduce fundamentalmente en
retraso del crecimiento y de la maduración ósa. El curso suele ser insidioso, con
síntomas genéticos de hipotiroidismo (normalmente poco manifiestos), además
de retraso del crecimiento y de la maduración ósea, que es acusado. Como etio-
logías más frecuentes del proceso se han invocado la tiroiditis de Hashimoto a
partir de los 6 años y, por supuesto, todas las alteraciones de la embriogénesis
tiroidea que, por supuesto, habiendo mantenido una función tiroidea aumentan
con el crecimiento. Aunque no es un hallazgo frecuente, el hipotiroidismo con-
génito puede asociarse a pubertad precoz, galactorrea e hipertrofia muscular.

392. Respuesta E. La enfermedad de Graves-Basedow suele caracterizarse por


la coexistencia de bocio difuso, exoftalmos y síndrome hiperfuncional tiroideo,
pero no es condición obligatoria y la presencia de la tríada completa, pudiendo
faltar alguno de sus componentes. Se han descrito incluso formas monosintomá-
ticas en las que sólo existe uno de estos procesos.

393. Respuesta D. La hipertensión mantenida aparece en más del 60 % de los


casos de feocromocitoma. Clínicamente no se diferencia de la hipertensión de
causa esencial, pudiendo orientar el diagnóstico la presencia de temblor, midria-
sis y sudoración. Es casi patognomónica la aparición de una crisis paroxística en
el curso de la hipertensión, que reviste mayor gravedad que cuando el feocromo-
citoma cursa con tensión arterial normal.

394. Respuesta B. El defecto más característico de este síndrome es la viriliza-


ción. En la mujer aparece ya en el momento del nacimiento y, dependiendo de
la intensidad del defecto, cursa con hipertrofia de clítoris y fusión variable del
labio escrotal. En algunos casos la virilización es tan intensa en el momento del
nacimiento que puede inducir a error en la determinación del sexo. En el varón los
síndromes de virilización no se hacen evidentes hasta los primeros años de vida.

395. Respuesta E. Como consecuencia del déficit plurihormonal característico


del síndrome de Sheehan, se observa una coloración pálido-alabastrina de la piel,

575
Endocrinología Infantil

que es fina por el hipogonadismo pero áspera e infiltrada por el hipotiroidismo,


apareciendo arrugas debidas a la falta de elasticidad ya en las fases iniciales de la
vida. Hay atrofia de las mamas y caída del vello axilar y pubiano. En el varón
cursa con disminución de la barba y del vello corporal, cierta acumulación de
grasa en las caderas y atrofia de los testículos. Las facies es empastada, con un
aspecto abotargado, y con frecuencia existe despoblamiento de las colas de las
cejas.

396. Respuesta D. El déficit de yodo es sin duda el factor más importante en


la etiología del bocio endémico, aunque no el único. hay una fuerte correlación
entre bocio endémico y déficit de yodo, de forma que a mayor déficit o, lo que
es lo mismo, a menor ingesta, mayor incidencia de bocio. En general, las zonas
bociosas tienen características geográficas peculiares (zonas montañosas o llanu-
ras de aluvión). La ingesta de bociógenos y los defectos enzimáticos pueden
aumentar el porcentaje de bocio, y si estas causas son concurrentes (p. ej., défi-
cit de yodo e ingesta de bociógenos, o déficit de yodo y defecto enzimático), la
repercusión será lógicamente mayor, tanto en la incidencia de bocio como en la
capacidad funcional, con una mayor tendencia a la hipofunción tiroidea.

397. Respuesta B. En la mayoría de los enfermos se puede establecer un diag-


nóstico correcto mediante la administración de vasopresina y la prueba de la sed.
La vasopresina se utiliza fundamentalmente para confirmar que se trata de una
diabetes insípida verdadera, puesto que su administración se sigue de la norma-
lización de los parámetros alterados ( es decir, disminuye la diuresis, aumenta
la densidad de la orina, etc.), mientras que en la diabetes insípida nefrogénica
no hay modificaciones debido a la insensibilidad para la vasopresina a nivel del
túbulo renal. La prueba de la sed no sirve para el diagnóstico diferencial entre
estos dos procesos, siendo sin embargo la prueba de elección para diferenciar una
diabetes insípida verdadera de una potomanía.

398. Respuesta E. La 21-hidroxilasa, a diferencia de otras enzimas que intervie-


nen en la esteroidogénesis y que están presentes tanto en la corteza suprarrenal
como en las gónadas, sólo se localiza en la corteza suprarrenal asociada a la
función microsómica.

399. Respuesta E. El síndrome de Albright, proceso de máxima incidencia en


la mujer, está caracterizado por desarrollo puberal precoz asociado a alteracio-

576
Autoevaluación

nes óseas y cutáneas. Las anomalías esqueléticas se concretan en osteodistrofia


fibrosa diseminada y las cutáneas en la aparición de manchas hipercrómicas (café
con leche), planas y de distribución segmentaria.

400. Respuesta A. La principal función de la vasopresina es el control de la


excreción renal de agua al objeto de mantener osmolaridad sérica dentro de lími-
tes normales. Actúa modificando la permeabilidad para el agua de los tubos
colectores. A concentraciones bajas de vasopresina los túbulos son impermeables
y el fluido hipotónico que emerge del túbulo contorneado distal pasa inalterado
a la pelvis renal, dando lugar a la formación de un gran volumen de orina muy
diluida. A concentraciones farmacológicas posee un potente efecto vasoconstric-
tor, habiéndose sugerido que también desempeña un papel modificador del com-
portamiento.

401. Respuesta C. Hoy día la obesidad constituye la causa más frecuente de mal-
nutrición en países desarrollados. Las demás causas son más frecuentes en países
pobres.

402. Respuesta E. En la obesidad por el contrario hay una disminución de la


resistencia a la acción de la insulina con hiperinsulinismo y riesgo de diabetes
tipo II. Las demás son complicaciones de la obesidad con mayor o menor fre-
cuencia en la infancia.

403. Respuesta B. En la obesidad infantil femenina suele haber en muchas oca-


siones menarquia precoz, así como las demás complicaciones señaladas, como
consecuencia de los cambios hormonales que conlleva la obesidad.

404. Respuesta B. La obesidad “tipo androide” (tipo manzana), constituye 1/3


de los casos. También llamada superior, central o troncular. Tiene mayor riesgo
de enfermedad cardíaca, cerebrovascular, hipertensión y de diabetes. Tienden a
perder con mayor facilidad el exceso de grasa, siendo más propensos a padecer
complicaciones graves.

405. Respuesta A. Se ha comprobado que una minoría de obesos (10-30 %) serán


adultos obesos.

406. Respuesta E. En la obesidad como hemos comentado en cuestiones anterio-

577
Endocrinología Infantil

res suele haber hiperinsulinismo. Además la hiperplasia e hipertrofia adipocítica


suelen suceder en edades de menos de 2 años y niños mayores respectivamente..

407. Respuesta D. Se ha demostrado que los obesos producen grandes cantida-


des de leptina, por lo que parecen tener defectos en los receptores que no trans-
miten la señal de saciedad.

408. Respuesta C. La leptina se produce en el adipocito. Es una proteína de 167


aminoácidos que codifica el gen de la obesidad (gen “Ob”), que se encuentra en
el cromosoma 8.

409. Respuesta A. El síndrome de Fröhlich es de origen endocrinometabólico, al


igual que la disfunción hipotalámica, el síndrome de Cushing, el hipotiroidismo,
hipogonadismo primario, ovario poliquístico, insulinoma e hiperinsulinismo.

410. Respuesta B. Habitualmente el obeso simple, exógeno o nutricional tiene


una talla alta (superior al percentil 50) y maduración ósea acelerada, mientras que
los obesos endógenos suelen tener tallas inferiores al percentil 5 y maduración
ósea retardada.

411. Respuesta D. La obesidad ginoide (2/3 de los casos), rubeniana, pálida o


“tipo pera”, es de predominio inferior, periférica o de extremidades (distribución
de grasa de predominio en caderas), con mayor dificultad para perder peso y
menor predisposión a las complicaciones graves de la obesidad.

412. Respuesta E. Se ha demostrado que los pliegues suprailíaco y subescapular


son los mejores predictores de la obesidad adulta que los de extremidades.

413. Respuesta D. Todo lo anterior es cierto. La estimación de la edad ósea se


deberá hacer mediante radiografía de mano y muñeca izquierda en niños mayores
de 2 años y una lateral de tobillo izquierdo si es menor.

414. Respuesta B. Intervienen todos los pliegues señalados menos el bicipital.


Esta fórmula da el % de grasa subcutánea.

415. Respuesta D. Este parámetro se conoce como índice de Quetelet. El índice


de Brook mide el % de grasa subcutánea corporal total teniendo en cuenta los

578
Autoevaluación

pliegues subescapular, suprailíaco, tricipital y abdominal. El índice Kanawati es


el cociente perímetro braquial / cefálico, y valora el estado de desnutrición. El
índice nutricional compara el peso y la talla del paciente con el peso y talla media
para su edad y sexo.

416. Respuesta D. Además de hiperinsulinismo reaccional por sobrecarga de


glucosa, hay aumento de resistencia a la insulina y disminucón de hormona
de crecimiento que a lo largo del tiempo pueden producir intolerancia hidro-
carbonada y diabetes clínica. Además podemos encontrar hipertrigliceridemia y
aumentos de colesterol y fosfolípidos, así como depresión de la función tiroidea
que se recupera con la disminución de la obesidad.

417. Respuesta E. La dieta constituye la base del tratamiento del niño obeso.
Debe ser hipocalórica y equilibrada en principios inmediatos con aporte sufi-
ciente de proteínas de alto valor biológico (1g/kg/día), moderada en hidrocarbo-
nados ricos en almidones, (restringiendo drásticamente los azúcares refinados)
y masticar y comer lentamente ayudan en este sentido. Deben excluirse fritos,
patatas, mantequilla. Se pueden tomar zumos y bebidas gaseosas sin azúcar.

418. Respuesta C. Las características de un tratamiento ideal para la obesidad


son: pérdida gradual y constante de peso, que haya nulo riesgo metabólico, con
ausencia de sensación de hambre, con mantenimiento de la masa magra, ausencia
de reacciones psicológicas, intentando mantener el crecimiento normal y no alte-
rando el estilo de vida normal.

419. Respuesta D. Los niños criados al pecho no ganan peso tan rápidamente
como los criados con biberón, iniciando además más tardiamente la alimentación
sólida. El niño lactado al pecho controla mejor la cantidad de la ingesta, pues se
encuentra antes satisfecho.

420. Respuesta E. El índice de Quetelet cumple todo lo indicado. Además se


correlaciona positivamente con la fracción LDL-colesterol y negativamente con
HDL-colesterol, con elevación de la tensión arterial que ocurre en obesos, es un
predictor de riesgo coronario.

579
Endocrinología Infantil

580
581

También podría gustarte