La Guerra Fría en América 1945 Completo
La Guerra Fría en América 1945 Completo
La Guerra Fría en América 1945 Completo
EEUU emergió de la Segunda Guerra Mundial con prestigio y una autoridad muy crecidos. La guerra sacó
de la depresión a su economía y la introdujo en un ingente esfuerzo industrial. A diferencia de Europa o
Japón no había sufrido daños internos; su economía estaba intacta y prosperaba... había construido el
arsenal más importante que el mundo había conocido, culminando con la bomba atómica. La guerra
también le proporcionó una red de alianzas que ofrecía una base de poder fuerte en la política
internacional de posguerra.
... tras 1945, EEUU centró su preocupación en la recuperación de Europa y Japón. La administración
Truman (1945-1953) y el Congreso, junto con algunos perspicaces empresarios, se dieron cuenta de que
era esencial para su prosperidad que Europa tuviera una economía fuerte. El Plan Marshall apeló al
aspecto humanitario y económico de la población estadounidense y ayudó a dirigir la atención
especialmente hacia Europa.
¿Qué pasó con América Latina? Simplemente a los responsables políticos de EEUU no les pareció
importante... la administración Truman parecía dar por sentado que continuaría recibiendo su leal
respaldo casi como fuera de cajón.
La relativa indiferencia se rompió por una amenaza exterior. Cuando las relaciones con la URSS
comenzaron a enfriarse, la administración Truman decidió organizar una ofensiva de Guerra Fría en
América Latina, que adquirió dos aspectos. El primero era conseguir que los gobiernos latinoamericanos
rompieran relaciones con la URSS, lo cual tuvo un éxito notable, ya que todos con excepción de México,
Argentina y Uruguay lo hicieron. El segundo aspecto fue presionar a los gobiernos latinoamericanos para
que proscribieran los partidos comunistas. El éxito de esta campaña demostró lo sensibles que seguían
siendo las elites latinoamericanas a las directrices de EEUU. La Administración Truman también decidió
hacer permanente la alianza miliar creada durante la guerra. En 1945, una reunión especial de los
ministros de Asuntos Exteriores del hemisferio, celebrada en la ciudad de México, convino en la necesidad
de redefinir el sistema panamericano. El primer paso se dio en 1947, cuando las delegaciones aprobaron
un tratado (El Pacto de Río) que definía el ataque a cualquier Estado Americano, desde dentro o desde
fuera del hemisferio, como un ataque a todos y demandaba medidas colectivas para rechazarlo.
El segundo paso se dio en Bogotá, Colombia, en marzo de 1948, con la creación de un organismo: la
Organización de Estados Americanos (OEA)... Los Estados miembros se comprometían a mantener una
solidaridad continental (deseada por EEUU) y una no intervención total (deseada por América Latina),
junto con los principios de democracia, cooperación económica, justicia social y derechos humanos.
En 1951, la Administración Truman y el Congreso decidieron al unísono extender a América Latina su
programa de Seguridad Militar de 1949, que en su origen se había pensado para Europa. De 1952 a 1954
Estados Unidos firmó pactos de ayuda a la defensa mutua con 10 países latinoamericanos: Ecuador, Cuba,
Colombia, Perú, Chile, Brasil, República Dominicana, Uruguay, Nicaragua y Honduras... los acuerdos
comprendían intercambios de equipos y servicios militares, envío de materias primas estratégicas y un
compromiso de restricción de comercio con el bloque soviético.
Con los acuerdos, Washington atrapaba las fuerzas Armadas Latinoamericanas, pues en posesión de
equipo estadounidense, dependían de él para conseguir piezas, recambios y municiones...
El otro país que había logrado un gran prestigio durante la Segunda Guerra Mundial fue la Unión Soviética.
Había perdido mucha más población (20 millones) y soportado mucho más sufrimiento que EEUU.
Numerosos latinoamericanos admiraban la resistencia y fortaleza del pueblo ruso y algo de esta
admiración se transfería a los partidos comunistas de los países respectivos...
Ya desde 1946 comenzó a seguir una línea marcadamente antisoviética en América Latina... los pactos
militares y los programas de entrenamiento le otorgaron el monopolio de los vínculos externos entre los
militares latinoamericanos..
La Administración Truman también expresó su interés en la ayuda técnica y económica a América latina,
como réplica del Plan Marshall, prototipo de su ayuda ultramarina. Pero las situaciones resultaron ser
muy diferentes, el Plan Marshall se dirigió a naciones devastadas por la guerra, pero que seguían
poseyendo el ingrediente económico más importante de todos: fuerza de trabajo calificada y
experimentada... el problema económico de América Latina era más fundamental. Había una industria
pequeña, incluso en los países mayores, existía una gran escasez de mano de obra calificada y
conocimientos técnicos y a menudo se carecía de infraestructura. La administración Truman propuso un
programa de asistencia técnica para ayudar a los países en vías de desarrollo. Era la respuesta parcial a
las quejas latinoamericanas acerca de que EEUU no tenía en cuenta sus problemas económicos y
concentraba su atención en Europa.
En la década del 50 América Latina comenzó a producir sus propios análisis acerca de sus problemas
económicos... en estos años se unió al debate una nueva voz latinoamericana: la Comisión Económica
para América Latina (CEPAL) organismo regional de las Naciones Unidas, creado en 1948. seria una
secretaria de técnicos, especialmente economistas que analizarían de forma sistemática los problemas
económicos de la región latinoamericana y sus países concretos. La CEPAL se instaló en Santiago DE Chile,
como esfuerzo deliberado por distanciarse de la atmósfera dominada por EEUU de la sede central de la
OEA en Washington D.C.
La alternativa Revolucionaria
En 1959 la alternativa revolucionaria llega al poder. Fidel Castro se había mostrado como un reformista
demócrata contra el dictador Batista en Cuba. Sin embargo una vez en la Habana se deslizó firmemente
hacia la izquierda. A comienzos de 1959, Fidel hizo proposiciones a los soviéticos; a finales de año, Cuba
ya recibía ayuda económica desde Moscú. En un año se había dado u cambo total en las relaciones
comerciales: de una dependencia comercial aplastante de los EEUU pasó a una dependencia comercial
aplastante de la URSS. Desde entonces la ayuda militar soviética comenzó a derramarse en Cuba.
Entonces se produjo la reacción estadounidense prevista por Fidel. El intento de desembarco en Bahía de
Cochinos a comienzos de 1961podría haber resultado si el Presidente J.F. Kennedy hubiera ordenado que
la marina estadounidense proporcionara cobertura aérea, pero rehusó a hacerlo... EEUU se vio humillado:
primero por el fracaso de la invasión anticastrista, segundo por la torpe cobertura utilizada para esconder
su participación. El fracaso hizo a Fidel más fuerte que nunca. Probó que EEUU era una amenaza para la
seguridad cubana. Con ello podría aplicar duras medidas contra la oposición interna.
(Desde la revolución cubana) el temor de la penetración soviética en las Américas parecía ser un hecho.
Si los soviéticos estaban dispuestos a abastecer a los cubanos, ¿cuántos otros movimientos guerrilleros
latinoamericanos podrían esperar el mismo respaldo? Esa preocupación acicateó a os responsables
políticos de la época de Kennedy para apresurarse a formular su programa latinoamericano.
Reformistas demócratas y la Alianza para el Progreso
La nueva política, según se anunció en 1961 tenía dos aspectos distintos. El primero era un importante
programa de desarrollo económico y social, bautizado como Alianza para el Progreso. Iba a implicar tanto
un crecimiento económico como reforma social y sería llevado a la práctica por los gobiernos
democráticos... el gobierno norteamericano prometió proporcionar más de 20.0000 millones de dólares
en 10 años. También prometió impulsar las entidades multilaterales de EEUU y Europa para que
aumentaran el flujo de capital a América Latina... EEUU reclamaba para sí el liderazgo de una revolución
social pacífica en América Latina.
El segundo aspecto de la política emprendida por EEUU en 1961, consistía en una intensificación de la
contrainsurgencia, mediante e cual el gobierno estadounidense ayudaría a América Latina a combatir
contra los movimientos guerrilleros. En EEUU se crearon nuevos cuerpos de contrainsurgencia a los que
se les otorgó una boina verde distintiva, su principal tarea seria entrenar a las fueras contrainsurgentes
en América Latina...
A EEUU le interesaba identificar y respaldar a los dirigentes reformistas, proporcionándole ayuda
económica para lograr el crecimiento y al mismo tiempo ofreciéndoles los medios para vencer a los rivales
armados internos que pudieran contar con ayuda soviética o más probablemente cubana. EEUU apostaba
por los reformistas anticomunistas para dirigir la marea histórica latinoamericana y producir naciones más
prósperas, más igualitarias y por ello más fuertes, con intereses compatibles con los suyos. Se detendría
la penetración soviética y se conservaría la esfera de influencia estadounidense.
Durante estos años, la CIA siguió llevando a cabo complots para asesinar a Castro, pero todos fracasaron.
Mientras tanto Fidel fortalecía su dominio del país y consideró extender la revolución a otras partes de
América Latina.
Los soviéticos se envalentonaron por la debilidad estadounidense y decidieron actuar. Durante 1962,
inundaron Cuba de equipo militar que incluía misiles... EEUU consiguió que la OEA aprobara un decreto
contra todos los barcos que transportaran armas a Cuba. Se siguió un alarmante enfrentamiento y los
soviéticos acabaron accediendo a retirar los misiles, siempre y cuando EEUU prometiera levantar el
boqueo y diera seguridades de no invadir Cuba en el futuro.
La crisis de los misiles de octubre de 1962 tuvo grandes implicaciones en las relaciones de América Latina
con EEUU y el mundo. Primero se forzó a los soviéticos mediante la amenaza de ataque directo a desistir
de la ventaja estratégica que trataban de lograr en Cuba. En la practica se ratifico la hegemonía de EEUU
en América Latina, excepto en Cuba. En segundo lugar EEUU prometió no entrometerse en el primer
experimento socialista de América Latina... Cuba se transformó en una plataforma para exportar la
revolución a otros lugares de América latina. Con el respaldo del subsidio soviético Cuba se aboco a dos
tareas: cimentar la revolución en Cuba y exportarla a otros lugares del continente americano...
En 1970 el fracaso de la alianza para el progreso era evidente. Las expectativas habían sido demasiado
elevadas teniendo en cuenta las realidades políticas de la década. Además la meta de fomentar la
democracia chocó con la de impedir más Cubas. Se esperaba que gobiernos electos fomentaran el
crecimiento económico al tiempo que llevaban a cabo una reforma social.
...Nixon fue el primer presidente estadounidense que tuvo que tratar con un jefe de Estado marxista
electo en América Latina. La victoria de Salvador Allende en Chile, fue la prueba de que EEUU,
comprometidos públicamente con la reforma social, no aceptaría movimientos de izquierda. Aunque el
régimen de Allende nunca alcanzó un estado revolucionario, la administración Nixon estuvo determinada
a usar cualquier medio para impedir que Allende tomar posesión o, si fallaba esto, para acelerara su caída
(Hacer chillar la economía fue una de las sugerencias de Nixon al director de la CIA). EEUU desactivó la
inversión privada en Chile, al mismo tiempo que se ordeno a la CIA diseñar un plan para acosar al gobierno
chileno. Se gastaron al menos 10 millones de dólares en subsidio a prensa opositora (en especial dirigidas
a “El Mercurio”). No obstante, considerando todos los problemas de Allende, es muy probable que los
esfuerzos de EEUU tuvieran sólo una importancia marginal. Fueron los militares y las clases medias y altas
los que se levantaron contra la Unidad Popular...
Truman: política de contención y sus implicaciones para América; surgimiento del marcatismo
y sus consecuencias en las políticas internas y exteriores de Estados Unidos; Impacto de la
guerra fría en la sociedad y la cultura
Pese a los esfuerzos conjuntos librados por los aliados para ganar la guerra y fundar un orden
mundial pacífico en la postguerra, basado en la coexistencia y la cooperación de las dos
potencias emergentes de la conflagración bélica, las tensiones pronto afloraron entre Estados
Unidos y la Unión Soviética. En una Europa en ruinas, suma de todas las precariedades
económicas, sociales y de infraestructura, la izquierda ganaba terreno político. En Inglaterra los
laboristas se impusieron en las elecciones parlamentarias de julio de 1945, desplazando su líder
Clement Atlee al conservador Winston Churchill. Paradójicamente el emblemático primer
ministro que encabezó en los años duros la estoica resistencia británica a los terribles y
sincronizados bombardeos de la fuerza aérea alemana. Los laboristas plantearon un programa
de nacionalizaciones -el Banco de Inglaterra, el sistema eléctrico, los combustibles, el carbón, el
hierro, las acerías y el transporte público-, al tiempo de ofertar el pleno empleo y la provisión de
servicios de salud, educación y seguridad social. Churchill trató de asustar al electorado con
imágenes chocantes que identificaban la aplicación de políticas socialistas con una suerte de
Gestapo estatista. Aun así, el laborismo obtuvo 393 escaños frente a 213 de los conservadores
y 12 de los liberales.
En la Europa de postguerra los casos de Francia e Italia son ilustrativos del peso político
alcanzado por la izquierda formada por socialistas y comunistas, cuya gravitación en el sistema
electoral sería duradera. Los comunistas, que habían liderado la resistencia partisana bajo la
ocupación nazi, resultaron validados bajo los liderazgos históricos de Maurice Thorez y Palmiro
Togliatti en las consultas electorales con un legítimo cuarto de la votación, dando paso a su
participación en gobiernos de coalición que integraron a socialistas, católicos o democristianos,
liberales y republicanos. Algo similar a lo sucedido en Bélgica. En Checoslovaquia recibieron más
de un tercio de apoyo electoral, con una participación equivalente en el gabinete de unidad
nacional encabezado por el demócrata liberal Edvard Benes.
El otro componente de esta efervescencia lo aportaba el dominio que ejercía el Ejército Rojo en
los territorios del este y el centro europeo liberados por los soviéticos. En febrero de 1946 el
diplomático norteamericano George F. Kennan -a quien conocí en Washington en The Wilson
Center siendo yo entonces guest scholar de esa institución entre 1977-78- envió desde Moscú
su célebre "Long Telegram" (16 páginas), en el cual alertaba sobre las intenciones expansionistas
de los líderes soviéticos. Poco después el veterano Winston Churchill pronunció el 5 de marzo
su famoso discurso sobre la Cortina de Hierro en Westminster College (Fulton, Missouri),
precedido en la tribuna por el presidente Harry Truman, un egresado de dicho centro. Ante la
audiencia el orador apeló a la urgencia de una alianza anglo-americana para detener el avance
de la Unión Soviética, tras acusarla de trazar una Iron Curtain desde el mar Báltico hasta el
Adriático. Ese año, como parte de la diplomacia cultural, Truman firmó el Acta Fulbright-Hays
promovida por el senador William Fulbright para impulsar el intercambio internacional de
estudiantes y académicos. Un programa seminal que ha permitido en unos 60 años el
perfeccionamiento profesional y el desarrollo académico de casi 300 mil beneficiarios en el
mundo.
El 12 marzo de 1947, con motivo la situación de guerra civil existente en Grecia -cuyas fuerzas
insurgentes apoyadas desde Yugoslavia por Tito debilitaban a un gobierno conservador
respaldado por los ingleses- y ante las presiones soviéticas sobre Turquía, EEUU adoptó la
doctrina Truman, apropiando el Congreso $400 millones de dólares "para apoyar a los pueblos
libres que resisten los intentos de subyugación por parte de minorías armadas o por presiones
externas". Harry Truman planteó la existencia de una confrontación "entre pueblos libres y
regímenes totalitarios", formulando así la política de contención. En mayo, George F. Kennan,
su verdadero ideólogo, amplió el enfoque en una reunión de planificación del Departamento de
Estado. "Las actividades comunistas no eran la raíz de los problemas en Europa, sino que éstos
se originaban en los efectos disruptivos que había tenido la guerra sobre la estructura
económica, social y política". Según Kennan, esas crisis "eran explotadas por los comunistas para
ganar poder".
El propio Kennan divulgó sus ideas sobre la naturaleza del comportamiento soviético en un
artículo publicado en julio de 1947 en la influyente revista Foreign Affairs, calzado con el
enigmático seudónimo X. Una vía escogida por la comunidad de inteligencia para alertar a la
élite del poder y a la opinión pública mundial acerca de los riesgos consignados en el Long
Telegram, cuando el autor era el segundo hombre de la legación diplomática en Moscú que
encabezaba Averell Harriman, a quien conocí en un almuerzo efectuado en Washington en 1964,
tras asistir al congreso de la World Assembly of Youth (WAY) celebrado en Amherts, en el
campus de la Universidad de Massachusetts.
Bajo estas premisas, la doctrina Truman fue complementada a mediados de 1947 con el
Programa de Recuperación Europeo -popularmente conocido como Plan Marshall en alusión al
ex general George C. Marshall, ahora secretario de Estado y cabeza de esta iniciativa, quien lo
anunció el 6 de junio en un discurso pronunciado en Harvard-, orientado a brindar ayuda
económica multimillonaria y asistencia técnica para reconstruir Europa sobre un modelo de
democracia occidental y economía de mercado. Uno de los pivotes fundamentales del
resurgimiento y modernización de las economías europeas más avanzadas, clave en el famoso
"milagro alemán" encabezado por el democristiano Konrad Adenauer en la República Federal. Y
en su versión asiática en la industrialización japonesa. Marshall entendía que el programa
propuesto por Estados Unidos era fundamental y debía requerir la unidad de las naciones
beneficiarias en un esquema de cooperación regional, precedente del actual modelo de
integración representado por la Unión Europea. Era menester "romper el círculo vicioso y
restaurar la confianza de los europeos en el futuro económico de sus países". EEUU debía hacer
"cuanto esté a su alcance para ayudar a devolver la salud económica en el mundo, sin la cual no
cabe estabilidad política ni paz segura". Advertía, "nuestra política no va dirigida contra ningún
país, ni doctrina alguna, sino contra el hambre, la pobreza, la desesperación y el caos". A fin de
crear condiciones para el funcionamiento de "instituciones libres". En su defecto, "los gobiernos,
partidos políticos o grupos que trataren de aprovecharse" de estas circunstancias "encontrarán
la oposición de los Estados Unidos".
Ambos bloques asociados -en términos de tipo ideal ya que en la práctica existieron múltiples y
aberrantes variantes- a regímenes políticos radicalmente distintos. Por un lado la democracia
pluripartidista parlamentaria o presidencialista, con elecciones competitivas periódicas, libertad
de prensa y pluralidad de ideas, derecho de asociación sindical y empresarial, basada en valores
de tolerancia. El "Mundo Libre" (América, Europa Occidental, Japón, Taiwan, Oceanía)
hegemonizado por USA, contó con la aberrante presencia de gobiernos como el de Trujillo, que
al amparo indulgente de la Guerra Fría prolongó su estancia en el poder tras la guerra. La Feria
de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre conmemoró el 25 aniversario de su dictadura
monocorde.
La otra faz de esta Luna maniquea con vigencia de más de cuatro décadas la encarnó el llamado
"modelo soviético", con sus variantes de "democracias populares" en Europa, el "modelo chino"
-que ha evolucionado exitosamente hacia un capitalismo dirigido por el Partido Comunista- y el
terrible "modelo albanés". Sustentado en el monopolio o hegemonía del partido comunista -
"vanguardia organizada del proletariado" que impone en su nombre el socialismo mediante una
"dictadura de clase", realmente del "aparato"-, con elecciones verticales, cooptación de
dirigentes, dominio del aparato sindical y de la prensa, rígido régimen de seguridad del Estado y
prevalencia de una cultura autoritaria. El "Campo Socialista" (Europa Central y del Este, China,
Corea del Norte, Vietnam del Norte, Cuba) fue encabezado hasta 1990 por la Unión Soviética.
Con un Tercer Mundo basculando entre ambos polos, con la India, Indonesia, Egipto, Siria,
Argelia y otros países africanos y asiáticos.
Esta gélida confrontación abarcaría todas las esferas de la vida moderna, en un juego de
competencia y emulación, a ratos sofisticado, en ocasiones rudo. El fin de la Guerra Fría se
produciría con el derrumbe del Muro de Berlín y la desintegración de la URSS en 1990. Desde
entonces, una ola de democratización se ha desplegado a nivel global con el resurgimiento de
la economía de mercado en las antiguas naciones socialistas.
Este discurso tuvo como objetivo conseguir una ayuda de 400 millones de $ a Grecia y Turquía,
países a los que ya no podía seguir ayudando una debilitada Gran Bretaña. En Grecia se
desarrollaba una guerra civil entre un gobierno conservador pro-occidental y guerrillas
comunistas y Turquía había estado bajo la presión soviética.
Tras la Segunda Guerra Mundial, una parte importante de la sociedad estadounidense empezó
a temer que el comunismo se expandiera por Estados Unidos. La consolidación de los dos
bloques durante la guerra fría propició que se iniciara una campaña para eliminar el peligro
comunista.
Durante el período conocido como «caza de brujas» con el objetivo de perseguir la incursión
comunista en Estados Unidos, la gran nación democrática bordeo la tentación fascista, al pasar
por un período inquisitorial durante el cual muchos ciudadanos inocentes sufrieron persecución
por simples sospechas. Esta acción se extendió, tomando la forma de acoso, a cientos de
ciudadanos y a algunos extranjeros.
La Guerra de Corea (1950-1953) fue un conflicto armado que tuvo lugar en la Península Coreana y
dividió al país de forma permanente en Corea del Norte y Corea del Sur.
Ocurrió entre los años 1950 y 1953. Tuvo como telón de fondo la disputa geopolítica entre Estados
Unidos (capitalismo) y la Unión Soviética (socialismo).
Corea del sur influenciada por el Capitalismo Norteamericano y Corea del Norte por el Socialismo de
la Unión Soviética.
Fue el primer conflicto armado de la Guerra Fría (entre Estados Unidos y la Unión Soviética), causando
aprehensión en todo el mundo, pues hubo un riesgo inminente de una guerra nuclear en función de
la implicación directa entre las dos potencias militares de la época.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y Después de la derrota de Japón, estos retiraron las tropas
japonesas de los territorios Coreanos, entonces las 2 potencias vencedoras en la segunda Guerra se
dividieron el País.
El norte pasó a ser aliado de los soviéticos (socialista), mientras que el sur quedó bajo la influencia
norteamericana (capitalista). Esta división generó conflictos entre las dos Coreas, ya que los del Norte
era un amenaza que estados Unidos estuviera Tan cerca y la idea era sacarlo de Corea del Sur.
Con la división, la tensión en la región de la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur es cada vez
más pesada, pues los gobiernos soviético y norteamericano exigen total control del territorio.
Tras varios intentos de derrocar al gobierno surcoreano, Corea del Norte invadió Corea del Sur el 25
de junio de 1950. Las tropas norcoreanas conquistaron Seúl (capital de Corea del Sur), a causa de esta
invasión empezó el conflicto.
Antecedentes de la Guerra
La península de Corea fue el objetivo desde el comienzo del siglo XX de la invasión extranjera,
especialmente los japoneses, que había anexado la península a su territorio en 1910. La ocupación de
Corea por Japón ratificó la firma del Acuerdo de Anexión de Corea-Japón. Este acuerdo inició la
ocupación de Corea por ciudadanos japoneses.
A causa de la violencia de la ocupación japonesa, los coreanos se aliaron al esfuerzo de guerra de los
estadounidenses y a la Unión Soviética contra los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
El gran sueño de los coreanos al expulsar a los invasores japoneses era garantizar la independencia de
Corea, pero lo que los coreanos no esperaban es que las potencias de la guerra tenían otros intereses
para la península.
Con la derrota de los japoneses en la segunda guerra y durante la Conferencia de Potsdam, celebrada
en julio de 1945, estadounidenses y soviéticos determinaron que la península de Corea se dividió en
dos zonas de influencia.
El paralelo 38 sería la División. La parte norte fue entregada a la influencia soviética, y la parte sur fue
entregada a la influencia americana.
Pero en Corea, el fin de la guerra significó también las divisiones del país en dos zonas de ocupación
distintas y separadas por el paralelo 38º: al norte del paralelo 38º se estacionarían las tropas de
ocupación soviéticas y al sur los norteamericanos.
Y en 1948 se fundaron dos países: la República Popular Democrática de Corea, en el norte, liderada
por el Kim Il-sung, abuelo del actual mandatario, y la República de Corea, en el sur, con Syngman Rhee
en el gobierno.
En esos primeros años de Guerra Fría la unificación del país era el fin, que el país quedara bajo un
mismo mandato algo que la URSS buscaba pero Estados Unidos También.
Pero la tensión entre el norte comunista, apoyado por la Unión Soviética, y el sur, auspiciado por
Estados Unidos, Comenzó.
1. El inicio de la Guerra
El inicio de la guerra está marcado por lo que sucedió el 25 de junio de 1950 cuando las fuerzas de
Corea del Norte cruzaron la frontera en la Operación Pokpoong (tormenta) e invadieron el sur, con la
excusa de que habían sido atacados primero por soldados de corea del sur en la frontera. Pero la
realidad es que ofensiva se había estado preparando durante meses.
La invasión tuvo éxito y Corea del Norte se hizo con Seúl capital de los Surcoreanos, aunque Rhee
pudo escapar junto a su gobierno y el resto de sus tropas.
2. El desarrollo de la Guerra
Contra dicha acción, el gobierno de Estados Unidos, a través de la ONU envía tropas para expulsar a
los socialistas de la región del Sur de Corea y devolver el mando de Seúl a los surcoreanos.
Incluso bajo el riesgo inminente de causar una tercera guerra mundial, el socialismo y el capitalismo
están de nuevo en guerra.
Los soldados norteamericanos siguen hacia la costa oeste dominado por los soviéticos y llegan a la
capital Seúl sin mayores dificultades, gracias a su número superior, ciento cuarenta mil
norteamericanos contra sesenta mil soviéticos. Siguiendo el ejemplo de los norcoreanos, el ejército
avanza por el Paralelo 38º haciendo que el ejército soviético retroceda hasta llegar a su capital
Pynogyang, dejando a sus enemigos enfurecidos.
El retroceso de las tropas norcoreanas llevó a las fuerzas surcoreanas y aliadas a sobrepasar la frontera
del paralelo 38 y acorralar a las fuerzas norcoreanas en el norte de la Península. La posibilidad de la
derrota de Corea del Norte dio como resultado el despliegue de tropas por China.
La interferencia china en ese conflicto se produjo por el temor del gobierno chino de que una victoria
de los estadounidenses llevara a una invasión del territorio chino.
China, sin embargo, al sentirse amenazada envía más de trescientos mil soldados en apoyo a Corea
del Norte entrando oficialmente en la guerra. China a ejemplo de los estadounidenses hacen que el
ejército opositor retrocede y conquista nuevamente la capital de Corea del Sur, Seúl, el cuatro de
enero de 1951.
Los norteamericanos avanzan de nuevo haciendo que los soviéticos retrocedan y mantengan el
paralelo 38, manteniendo las fuerzas en un nivel estable y extendiendo el conflicto por los dos años
siguientes.
En julio de 1953, el gobierno norteamericano amenazó con usar armas nucleares contra Corea del
Norte y China si la guerra no fuera finalizada con la rendición norcoreana y firmaran un acuerdo.
Después de la rendición empezaron las negociaciones. Los muchos conflictos en territorio coreano
provocaron la muerte de cerca de cuatro millones de personas, en su mayoría civiles.
La guerra tuvo lugar hasta julio de 1953, cuando se firmó el armisticio a dejar de luchar, después que
el presidente Dwight Eisenhower Estados Unidos amenazó con utilizar armas nucleares.
El acuerdo de Panmujón fue sólo un alto el fuego, pues el tratado de paz hasta hoy no ha sido firmado.
Los combates dejaron más de 3 millones de muertos, y las Coreas fueron divididas oficialmente por
el paralelo 38 ° N, creando una zona desmilitarizada a lo largo de la frontera.
La frontera que divide a Corea del Sur, capitalista, y Corea del Norte, comunista, se mantiene hasta
hoy y, a pesar de su área desmilitarizada, sigue siendo víctima de frecuentes conflictos.
Numerosos documentos robados por activistas al FBI durante la década de 1970 y otros
desclasificados demuestran que el gobierno de Estados Unidos, a través del FBI y otras agencias,
espió, acosó y desestabilizó a un sin número de organizaciones contrarias a la guerra —
incluyendo a sus líderes, militantes destacados y grupos de simpatizantes—, asociaciones a favor
de los derechos civiles y otras organizaciones y personas consideradas disidentes o comunistas.3
Estos años de lucha y demanda social —los movimientos por los derechos civiles y las protestas
anti-belicistas muchas veces confluyeron y unieron fuerzas— vieron el nacimiento de una
contracultura que ponía en cuestión el modo de vida americano. El movimiento hippie fue el
principal abanderado de este cambio social que propugnaba el libertarismo, el pacifismo y el
amor libre.45 Estos grupos también incitaban a la gente a dejar de trabajar en las industrias
bélicas, abandonar el consumismo y en consecuencia el modo en que las personas estructuraban
su vida.
En julio de 1960 los demócratas nominaron candidato presidencial a John Fitzgerald Kennedy,
que derrotó por un estrecho margen al candidato republicano Richard Nixon. Las primeras
propuestas económicas de Kennedy estaban destinadas a contrarrestar los efectos de la
recesión económica para lo cual era necesario aumentar el gasto público. Otras medidas
adoptadas consistieron en ayudar a las regiones más deprimidas económicamente y en
aumentar el salario mínimo de los trabajadores empleados en el comercio interestatal. Sin
embargo, gran parte de su programa de política nacional fue rechazado por el Congreso.
Cuando fue elegido presidente, no tardó en comprender que entre sus principales problemas
internacionales se encontraban Laos y Vietnam. La subversión, que es un tipo de guerra no
masiva, sino una guerra de guerrillas, destinaba a perturbar y a provocar la insurrección y los
asesinatos. En esta lucha, la emboscada sustituía al combate y la infiltración a la agresión.
Kennedy formo el Grupo especial de Contrainsurrección, con la misión de coordinar todas las
actividades desarrolladas en los Estados Unidos a este respecto. Kennedy ordenó que los
contingentes de las fuerzas especiales fueran aumentadas hasta multiplicarlos por cinco, y así
mismo dispuso que los individuos de estas fuerzas lucieran boina verde. Kennedy quería que los
boinas verdes constituyeran un cuerpo selecto de alta calidad y elevada moral, formado por
especialistas preparados para adiestrar a los voluntarios indígenas en la guerra de guerrillas y
también para llevar a cabo una amplia gama de tareas militares y civiles.
Kennedy subrayó el carácter defensivo de estas medidas, insinuó que los Estados Unidos
estaban dispuestos a desplegar sus fuerzas en territorios extranjeros, a fin de contrarrestar la
subversión y cualquier otra amenaza que se produjera a un nivel inferior al de la guerra nuclear.
Esta reacción intervencionista y agresiva ante la guerra revolucionaria se denomina la Doctrina
Kennedy.
A fin de evitar que el resto de América Latina siguiera el ejemplo de la revolución cubana, John
F. Kennedy propuso en 1961 un programa de ayuda económica y social para la región.
Denominado Alianza para el Progreso, éste se propuso mejorar las condiciones sanitarias,
ampliar el acceso a la educación y la vivienda, controlar la inflación e incrementar la
productividad agrícola mediante la reforma agraria. De llevar a cabo su implementación, los
países recibirían un aporte económico desde los Estados Unidos, aporte que finalmente no se
hizo efectivo.
En la Conferencia de Punta del Este (1961), el programa fue aceptado por todos los países de la
Organización de Estados Americanos (OEA), con excepción de Cuba. En cumplimiento de este
programa, que duró hasta 1970, el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez inició una tímida
reforma agraria que, debido a sus cortos alcances, fue conocida como la "reforma del
macetero". La redistribución de tierras recibió un notable impulso durante el gobierno de
Eduardo Frei, mediante la nueva Ley de Reforma Agraria N° 16.640.
La Alianza para el Progreso se integraba en el nuevo enfoque que desde fines de los años 50
Estados Unidos venía dando a sus relaciones con Latinoamérica, en especial a partir del informe
de Milton Eisenhower, que preveía violencia y revueltas sociales en la región. En este contexto
fue creado el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 1960. El 14 de abril de 1961 Kennedy
convocó a los gobiernos hispanoamericanos a una reunión extraordinaria del Consejo
Interamericano Económico y Social de la Organización de Estados Americanos (OEA), para
instituir formalmente la Alianza para el Progreso. En esta reunión, desarrollada en Punta del Este
(Uruguay) en agosto de 1961, se redactó una Carta o plan de acción que recogía los objetivos
generales de la Alianza. Por ella los países signatarios —entre los que no se encontraba Cuba,
aunque sí participó en la conferencia— se comprometían a perfeccionar sus instituciones
democráticas, acelerar su desarrollo económico y social, ejecutar programas de vivienda,
impulsar la reforma agraria, asegurar una justa remuneración a los trabajadores, acabar con el
analfabetismo, desarrollar programas de salubridad e higiene, reformar los impuestos en
sentido progresivo y profundizar en la integración económica de Latinoamérica. La Carta
reconocía la importancia de la «ayuda externa» norteamericana, que se preveía se pudiera
extender por un plazo de hasta cincuenta años. El Congreso estadounidense había otorgado ya
500 millones de dólares, de los que 400 serían destinados al Fondo de Progreso Social,
administrado por el BID, para financiar proyectos de construcción de viviendas, distribución de
agua y explotación de tierras. Se previó igualmente la participación en los fondos de organismos
internacionales de crédito y de fuentes privadas y públicas de Europa y Japón, además de las
inversiones privadas nacionales. Se definió asimismo el papel que la OEA, el BID y la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL) cumplirían en la canalización de los fondos y la
designación de los proyectos. En 1963 fue creada una Comisión Interamericana para la Alianza
para el Progreso, integrada por un representante de Estados Unidos y ocho de países
latinoamericanos.
En el marco de la Guerra Fría, Chile se convirtió en objeto de singular atención para la política
exterior norteamericana. La presencia significativa de fuerzas de izquierda identificadas con un
proyecto revolucionario marxista hizo de Chile un escenario de gran valor simbólico en el
contexto de la competencia ideológica que dio forma a lo que ha venido a conocerse desde hace
algunos años como la Guerra Fría global.1 La política norteamericana hacia Chile ha sido
estudiada en abundancia, fundamentalmente en lo que concierne a las operaciones encubiertas
destinadas a impedir el acceso de la izquierda al poder tanto en 1964 como en 1970 y a las
decisiones y actitudes del Presidente Richard Nixon respecto del gobierno de Salvador Allende
entre 1970 y 1973. Sin embargo, una comprensión más completa de la relación de Estados
Unidos con la política chilena en este período requiere de una mirada más amplia a las
interacciones concretas de los representantes de la política exterior norteamericana en Chile y
sus interlocutores locales. Este camino de investigación es, además de necesario, posible, puesto
que los archivos diplomáticos norteamericanos ofrecen una cantidad enorme de
documentación al respecto. Estos documentos ofrecen información sumamente valiosa para un
conocimiento más completo de la historia política de Chile y sugiere que algunas de las
concepciones más comunes sobre la política norteamericana hacia Chile – particularmente
aquellas que la interpretan como una acción unilateral, hegemónica y orientada exclusivamente
por una visión inflexible del interés nacional de Estados Unidos – deben ser reconsideradas.
Además de sus características particulares, la atención recibida por este tema en círculos
académicos y periodísticos se debe en gran medida al amplio acceso a fuentes documentales
que tienen los investigadores interesados en el tema. Desde la publicación de los hallazgos de la
denominada Comisión Church del Senado estadounidense en 1974 y especialmente tras la
masiva desclasificación de documentos ordenada por el presidente Bill Clinton en 1999 a
propósito de la detención de Augusto Pinochet en Londres, el público interesado ha tenido a
disposición una gran cantidad de documentos que describen de manera muy detallada los
pormenores del proceso de toma de decisiones respecto de Chile por parte de las
administraciones de John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson y Richard Nixon y de las operaciones
encubiertas desplegadas en el país por parte de la CIA.3 Recientemente, además, el
Departamento de Estado publicó una gran cantidad de documentos sobre las relaciones entre
Chile y Estados Unidos durante la administración Nixon como volumen individual de la
colección Foreign Relations of the United States – un testimonio más de la importancia singular
que tuvo la izquierda chilena y el gobierno de Salvador Allende para la política exterior
norteamericana.4 Gracias a la abundancia de información disponible, autores de diversos
orígenes, disciplinas y orientaciones ideológicas han construido un abundante cuerpo literario
acerca del tema de las relaciones entre Chile y Estados Unidos en el período que va desde la
elección presidencial chilena de 1964 hasta el golpe de estado que derrocó a Salvador Allende
en 1973.
Un segundo aspecto sobre el que los documentos norteamericanos arrojan nueva luz es el
interés de importantes actores políticos chilenos en el involucramiento de funcionarios
diplomáticos estadounidenses en asuntos propios de la política interna chilena. Una
aproximación más exhaustiva a la historia de las relaciones entre Chile y Estados Unidos en los
años 1960 y 1970 debe también mensurar de mejor manera el protagonismo de actores de
ambos países en el desarrollo de esas relaciones. Así como la política exterior norteamericana
tenía intereses particulares en Chile y buscó su preservación tanto a través de la diplomacia
tradicional como de las acciones encubiertas por todos conocidas, muchos actores chilenos,
especialmente en la Democracia Cristiana, buscaron el involucramiento de Estados Unidos en
asuntos propios de la política nacional. Un caso ilustrativo en este sentido es el del rol jugado
por la embajada de Estados Unidos en la campaña presidencial de 1964. Descrito en líneas
generales por algunos autores que lo han abordado, este tema puede tratarse de manera mucho
más profunda y detallada gracias a la información que ofrecen los registros del Departamento
de Estado. Algunos funcionarios de la embajada, especialmente el consejero político Joseph
John Jova, desplegaron todos sus esfuerzos por evitar que el Partido Radical aceptara la
propuesta del FRAP de unirse a la coalición de izquierda tras el Naranjazo y por lograr que Julio
Durán mantuviera su candidatura presidencial hasta la elección misma.23 Los reportes de la
embajada sobre estos esfuerzos muestran de manera muy clara tanto la manera en que los
funcionarios norteamericanos desplegaban la diplomacia en terreno como el interés mostrado
por políticos chilenos, entre ellos Eduardo Frei Montalva y Julio Durán, en que la embajada se
involucrara directamente en asuntos de política interna en aquellos ámbitos en que existieran
objetivos convergentes.24 Similar es el caso de la elección presidencial de 1970. Mientras la CIA,
siguiendo las órdenes de Nixon, conspiraba con militares retirados y activos para intentar
producir un golpe que evitara la elección de Allende por parte del Congreso, varios miembros
del gobierno de Frei, incluido el presidente, amagaron provocar una crisis institucional que
impidiera el normal desarrollo del proceso electoral y para ello contactaron, por su propia
iniciativa, al embajador Korry. El embajador, quien estaba tan interesado como los
democratacristianos en evitar la elección de Allende, se mantuvo, sin embargo, en los márgenes
de la intentona, entendiendo que el éxito de la misma dependía de la decisión y determinación
de los actores chilenos y que su rol debía ser tan sólo asistencial.25
Los tratados, que comprometían a que ambos países acordaran en forma amistosa y cooperativa
el proveer de una buena administración, operación y mantenimiento adecuado a tal obra de
ingeniería, están compuestos por:
La guerra fría en Canadá o en un país latinoamericano: motivos por los cuales se adoptaron
determinados políticas exteriores e internas y su aplicación.