Sala Constitucional Sentencia 446 15-05-2014
Sala Constitucional Sentencia 446 15-05-2014
Sala Constitucional Sentencia 446 15-05-2014
II
DE LA SENTENCIA CUYA REVISIÓN SE SOLICITA
Mediante sentencia siglas y número AVC.000752 dictada y publicada el 9 de
diciembre de 2013, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia declaró
inadmisible el avocamiento “sobrevenido” solicitado por la representación del ahora
solicitante en revisión; procedente el avocamiento pedido por los apoderados de Carmen
Leonor Santaella de Vargas; nula la decisión dictada el 13 de mayo de 2013 por el Juzgado
Vigésimo de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas,
que declaró disuelto el vínculo matrimonial de los prenombrados ciudadanos y, en
consecuencia, dio por terminado el sustanciado ante el referido juzgado de municipio y
ordenó el archivo del expediente. Esta decisión se fundamentó en las siguientes
consideraciones:
III
DE LA COMPETENCIA
“(…) 10. Revisar las sentencias definitivamente firmes que sean dictadas por los
tribunales de la República, cuando hayan desconocido algún precedente dictado
por la Sala Constitucional; efectuado una indebida aplicación de una norma o
principio constitucional; o producido un error grave en su interpretación; o por
falta de aplicación de algún principio o normas constitucionales.
11. Revisar las sentencias dictadas por las otras Salas que se subsuman en los
supuestos que señala el numeral anterior, así como la violación de principios
jurídicos fundamentales que estén contenidos en la Constitución de la
República, tratados, pactos o convenios internacionales suscritos y ratificados
válidamente por la República, o cuando incurran en violaciones de derechos
constitucionales.
12. Revisar las sentencias definitivamente firmes en las que se haya ejercido el
control difuso de la constitucionalidad de las leyes u otras normas jurídicas, que
sean dictadas por las demás Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás
tribunales de la República (…)”. (Negrillas del presente fallo).
IV
MOTIVACIONES PARA DECIDIR
Llevado a cabo el estudio individual del expediente, la Sala pasa a decidir y, en tal
sentido, observa lo siguiente:
Ahora bien, procede entonces esta Sala Constitucional a decidir sobre la solicitud de
revisión constitucional planteada por el ciudadano Víctor José de Jesús Vargas Irausquín,
de la sentencia identificada como AVC.000752, dictada y publicada por la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia el 9 de diciembre de 2013.
Ello así, debe verificar esta Sala si la presente solicitud de revisión constitucional es
admisible conforme lo dispone el artículo 133 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia. En tal sentido, de la revisión de las actas procesales que integran el expediente, se
observa que la parte solicitante consignó el correspondiente instrumento poder especial, así
como copia certificada del fallo cuya revisión se solicita; además, no se configura ninguna
de las causales de inadmisibilidad que se refiere la norma antes referida; y así se declara.
Ahora, en lo que respecta a los alcances de la potestad de la revisión constitucional,
esta Sala ha considerado que la misma “…se asemeja al ‘writ of certiorari’ propio del
sistema anglosajón en cuanto le interesa el conocimiento de aquellos casos de relevancia
constitucional, por lo que en procura del fin antes advertido, la cosa juzgada de aquellos
fallos sometidos a revisión puede verse afectada con el propósito final de reafirmar los
valores supremos del Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que proclama
el artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y lograr la
justicia positiva en el caso concreto”. (Sentencia n.° 365/10.05.2010, caso: Fernando
Pérez Amado).
Así entonces, la revisión constitucional no constituye una tercera instancia ni un
recurso ordinario concebido como medio de defensa ante las violaciones o injusticias
sufridas a raíz de determinados fallos, sino una potestad extraordinaria y excepcional de
esta Sala Constitucional cuya finalidad es mantener la uniformidad de los criterios
constitucionales en resguardo de la garantía de la supremacía y efectividad de las normas y
principios constitucionales, lo cual reafirma otro valor como lo es la seguridad jurídica
(sentencia n.° 1725/23.06.2003, caso: Carmen Bartola Guerra); por lo tanto, no hay
ninguna duda sobre el carácter eminentemente discrecional de la revisión y con
componentes de prudencia jurídica, estando por tanto destinada a valorar y razonar normas
sobre hechos concretos a fin de crear una situación jurídica única e irrepetible.
Por ende, dada la naturaleza extraordinaria y excepcional de las solicitudes de
revisión constitucional, esta Sala fijó claros supuestos de procedencia (sentencia n.°
93/06.02.2001, caso: “Corpoturismo”), lo cuales fueron recogidos en la vigente Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia (artículo 25, numerales 10 y 11), con el
propósito de orientar su uso prudente, con fundamento en el solo interés del
restablecimiento de la situación jurídica subjetiva supuestamente lesionada.
Es pertinente precisar que esta Sala está obligada a guardar la máxima prudencia en
cuanto a la admisión y procedencia de peticiones que pretendan la revisión de actos de
juzgamiento que han adquirido el carácter de cosa juzgada al momento de ejecutar su
potestad de revisión constitucional. Ello de acuerdo con una interpretación uniforme de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en consideración a la mencionada
garantía; de allí que esta Sala tenga facultad para la desestimación de cualquier
requerimiento como el de autos, sin que medie ningún tipo de motivación y cuando en su
criterio se verifique que lo que se pretende en nada contribuye con la uniformidad de la
interpretación de normas y principios constitucionales, dado el carácter excepcional y
limitado que ostenta la revisión constitucional.
En esta oportunidad esta Sala conoce de la petición de revisión constitucional
respecto de una sentencia que fue dictada en ejercicio de una potestad excepcional que
tienen confiadas todas las Salas que integran este Tribunal Supremo de Justicia, a saber,
avocar causas en materias que les sean “afines”, lo que supone que una Sala –cúspide en su
específica competencia jurisdiccional– resuelva excepcionalmente el fondo de una
controversia –que ordinariamente no le corresponde– tal y como si se tratase de un tribunal
de instancia, por los motivos de mérito, oportunidad y conveniencia preestablecidos por el
legislador.
En el presente caso la Sala pasa a ejercer su potestad revisora y de máximo
intérprete de la Constitución, contemplada en los artículos 334, 335 y 336 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así como en el artículo 25.11 de la
Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia y, en tal sentido, debe examinar tanto la
sentencia dictada por la Sala de Casación Civil objeto de revisión como la decisión del
juzgado de municipio objeto de apelación, bajo una interpretación constitucionalizante del
artículo 185-A del Código Civil, en los siguientes términos:
‘Para el divorcio por separación de cuerpos de hecho (…) el mismo 185-A trae
un procedimiento especial, de naturaleza contenciosa, en nuestra opinión: los
cónyuges tienen intereses contrapuestos, han de actuar en el procedimiento y
no basta lo que ellos exterioricen como acordado (aunque así no sea
realmente), sino que es menester la intervención del Ministerio Público y, tanto
en el divorcio solicitado como en las incidencias que puedan surgir, se requiere
la decisión judicial (…)’.
Asimismo, tomando en cuenta el carácter de orden público que rige los juicios de
divorcio, señala:
‘Nada obsta para que el Juez ciñéndose al Código de Procedimiento Civil, dicte
un auto para mejor proveer. Esto y todo proceder de oficio – incluso para
rechazar el divorcio – lo impone el orden público y es más factible cuando el
Juez, por conocer a los cónyuges y saber de su vida matrimonial, observa que
el 185-A se ha invocado indebidamente – con distorsión, con fraude’.
Tal como señala el autor José Ángel Balzán en su libro ‘Lecciones de Derecho
Procesal’, en la jurisdicción voluntaria no hay contraposición de intereses, ni
conflicto, por lo cual los actos emanados del órgano judicial no tienen la fuerza ni
la autoridad que dimana de la cosa juzgada. En la jurisdicción contenciosa, por el
contrario, el Juez, después del enfrentamiento jurídico entre las partes procede a
fijar la realidad, lo cual justifica la existencia de la cosa juzgada formal y material
que trae consigo la sentencia.
Por lo tanto, desde este punto de vista, resulta jurídicamente imposible afirmar
que el proceso de divorcio seguido por el artículo 185-A es un procedimiento de
naturaleza voluntaria. De ser así, tal afirmación equivaldría a aceptar que la
disolución de un vínculo de tal importancia, como lo es el matrimonio, mediante
este procedimiento no adquiere en ningún momento fuerza de cosa juzgada. Para
apoyar este criterio, el autor Emilio Calvo Baca, en su Código Civil Venezolano
comentado señala que, a pesar de ser un procedimiento esencialmente de
naturaleza no contenciosa, aunque la ley no lo diga en forma expresa, dentro del
proceso del 185-A existe una carga probatoria para las partes, en el siguiente
sentido: a) de que existe el matrimonio; b) de que la separación fáctica tiene más
de 5 años y c) de que dentro de este lapso no ha habido reconciliación. Tal como
en cualquier procedimiento de divorcio, al ser alegada la reconciliación, no basta
con sólo alegar la causal de separación fáctica de cuerpos por más de 5 años para
que la demanda de divorcio proceda, sino que se hace necesario aportar al proceso
las pruebas que demuestran la existencia de tal causal.
(…)
La primera parte del artículo 185-A del Código Civil de Venezuela es sumamente
clara, transcurridos 5 años separados de hecho, cualquiera de los cónyuges puede
solicitar y obtener el divorcio. Esta norma no somete la realización de la
consecuencia jurídica que contiene a condición o supuesto alguno que no sea la
propia separación por más de cinco (5) años y la solicitud de uno de los cónyuges.
Sin embargo, el verdadero problema que presenta esta norma tiene que ver con el
procedimiento que consagra para la tramitación de esta solicitud de divorcio. El
procedimiento, entre otras características, dispone que una de las partes podría
privar a la otra de obtener la declaratoria de disolución del vínculo matrimonial al
permitir que, por su sola voluntad, se extinga el procedimiento.
Desde la entrada en vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela de 1999, no puede tolerarse la existencia de un procedimiento en el
cual una de las partes no pueda obtener que se tutelen judicialmente sus derechos,
alegar y probar en su favor cuando la otra parte haya contradicho los hechos
alegados en su petición y obtener una decisión judicial, que con fuerza de cosa
juzgada, dirima la controversia planteada.
(…)
‘Debe esta Sala, con miras a unificar la interpretación sobre el artículo 331 de
la vigente Constitución, y con carácter vinculante, señalar en qué consiste el
control difuso, y en qué consiste el control concentrado de la Constitución.
(…).
Consecuencia de dicha norma es que corresponde a todos los jueces (incluso
los de jurisdicción alternativa), asegurar la integridad de la Constitución, lo
cual adelantan mediante el llamado control difuso.
Dicho control se ejerce cuando en una causa de cualquier clase que está
conociendo el juez, éste reconoce que una norma jurídica de cualquier
categoría (legal, sublegal), es incompatible con la Constitución. Caso en que el
Juez del proceso, actuando a instancia de parte o de oficio, la desaplica (la
suspende) para el caso concreto que está conociendo, dejando sin efecto la
norma en dicha causa (y sólo en relación a ella), haciendo prevalecer la norma
constitucional que la contraría. (…)
Ahora bien, el juez al aplicar el derecho adjetivo, debe hacerlo ceñido a la
Constitución, adaptándose en sus actuaciones a lo constitucional, y por ello
sin que se trate de un control difuso, sino de aplicación de la ley, puede
anular los actos procesales que contraríen a la Constitución, y sus
principios. Este actuar amoldado a la Constitución es parte de su
obligación de asegurar la integridad constitucional y, dentro de la misma,
el juez debe rechazar en su actividad todo lo que choque con la
Constitución”. (Negrita y subrayado de este Tribunal).
(…)
Siendo así, este Juzgador, como director del proceso, en aras de garantizar el
debido proceso, el derecho a la defensa y la tutela judicial efectiva de las partes
involucradas y, siguiendo los principios y fundamentos constitucionales
establecidos en nuestra Carta Magna, ampliamente explicados en el presente fallo,
a fin de obtener la verdad material que se encuentra consagrada como el objetivos
de cualquier proceso judicial a la luz del Estado de Derecho y de Justicia
consagrado en el artículo 2° de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela y, vistas las pruebas aportadas por las partes en el presente juicio, se
aparta de la opinión expresada por la Fiscal Centésima Octava del Ministerio
Público de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, Asiul
Haití Agostini Purroy, y considera procedente la solicitud de divorcio interpuesta
por el ciudadano VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUÍN, conforme a
lo establecido en el artículo 185-A del Código Civil, y ASÍ SE ESTABLECE”.
“Cuando los cónyuges han permanecido separados de hecho por más de cinco (5)
años, cualquiera de ellos podrá solicitar el divorcio, alegando ruptura prolongada
de la vida en común.
Con la solicitud deberá acompañar copia certificada de la partida de matrimonio.
En caso de que la solicitud sea presentada por un extranjero que hubiere contraído
matrimonio en el exterior, deberá acreditar constancia de residencia de diez (10)
años en el país.
Admitida la solicitud, el Juez librará sendas boletas de citación al otro cónyuge y
al Fiscal del Ministerio Público, enviándoles además, copia de la solicitud.
El otro cónyuge deberá comparecer personalmente ante el Juez en la tercera
audiencia después de citado. Si reconociere el hecho y si el Fiscal del Ministerio
Público no hiciere oposición dentro de las diez audiencias siguientes, el Juez
declarará el divorcio en la duodécima audiencia siguiente a la comparecencia de
los interesados.
Si el otro cónyuge no compareciere personalmente o si al comparecer negare el
hecho, o si el Fiscal del Ministerio Público lo objetare, se declarará terminado el
procedimiento y se ordenará el archivo del expediente”.
La norma en cuestión regula lo referido a la figura del divorcio, bajo el especial
supuesto según el cual, producto de la ruptura de la “vida en común” se genera la
separación de hecho alegada por alguno de los cónyuges por más de (5) años, procediendo
la declaratoria del mismo, siempre y cuando el otro cónyuge convenga en ello y no exista
negativa del mismo u objeción por parte del Ministerio Público.
Ahora bien, en el asunto planteado la sentencia del Juzgado de Municipio bajo una
interpretación de la Constitución de 1999, se abstuvo de aplicar la parte in fine del artículo
185-A del Código Civil, es decir, la consecuencia jurídica prevista en el dispositivo y dar
por terminado el proceso, y en su lugar, habilitó la aplicabilidad del artículo 607 del
Código de Procedimiento Civil en el curso del proceso de divorcio regulado en dicha
norma del Código Civil y, con ello, permitir la promoción y evacuación de pruebas por vía
de articulación, a fin de clarificar y resolver la situación que se presenta cuando el cónyuge
citado niega la separación de hecho o la ruptura fáctica respecto al otro cónyuge por más
de cinco (5) años.
Así, el tema de fondo versa sobre la interpretación constitucional del artículo 185-A
del Código Civil y la ponderación de derechos y garantías constitucionales, como los
contenidos en los artículos 75 y 77 constitucionales, los relacionados con las libertades del
ser humano y el acceso a la justicia y la tutela judicial efectiva, cuya importancia –vale
resaltar– no se limita al orden público vinculado con la protección de la familia y el
matrimonio; sino también comprende los derechos al debido proceso y a la defensa en
procedimientos donde el control probatorio de los hechos deviene en fundamental y en los
cuales las conductas procesales individuales no pueden condicionar el desarrollo y final
resolución del iter procesal, esto es, en el que una de las partes pueda unilateralmente poner
fin a un proceso instado por la otra. Es por ello que la Sala al revisar la ratio de la decisión
cuestionada en revisión y de la decisión apelada, requiere hacer una interpretación
“conforme a la Constitución” del mencionado artículo 185-A, de cara al orden público,
vinculado al estado y capacidad de las personas (p.ej.: la familia y el matrimonio), así como
respecto a los efectos procesales vinculados a las acciones judiciales orientadas a su
declaración o extinción, de allí la presencia del orden público constitucional que esta Sala
debe tutelar en el ámbito procesal o adjetivo.
Por ende, el examen acerca de la constitucionalidad, habrá de ser efectuado por
parte de esta Sala desde un plano constitucional tanto sustantivo como adjetivo,
considerando para ello las normas contentivas de derechos fundamentales íntimamente
vinculadas a la materia, previstas en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, como son el derecho a la tutela judicial efectiva (artículo 26); los derechos al
debido proceso y a la prueba (artículo 49); así como el derecho a la protección de la familia
(artículo 77).
Por lo tanto, debe entonces analizarse los elementos que convergen en el proceso de
divorcio regulado en el artículo 185-A del Código Civil, todo lo cual conducirá a dilucidar
su carácter y naturaleza jurídica, cuestión que finalmente permitirá a esta Sala determinar
si resultaba correcto que el juez de primera instancia habilitara la apertura de una
articulación probatoria, como consecuencia de la interpretación comentada, o bien estuvo a
ajustada la aplicación literal del mencionado artículo a través del fallo de la Sala de
Casación Civil, sujeto a la potestad revisora de esta Sala Constitucional.
El mencionado artículo 185-A del Código Civil incluye una causal de divorcio
adicional que no está contenida en las enumeradas en el artículo 185 eiusdem. Este último
artículo dispone:
Los procedimientos para ventilar los juicios de divorcio fundados en las causales
del artículo 185 del Código Civil, están establecidos en los artículos 754 a 761 y 765 del
Código de Procedimiento Civil, normas ubicadas en el Título “De los procedimientos
relativos a los derechos de familia y al estado de las personas”.
Planteada así la situación, no hay razón alguna, salvo una estrictamente formal,
para sostener que en casos de que se invoque el abandono voluntario para solicitar el
divorcio (artículo 185.2 del Código Civil) o que se pida la conversión en divorcio de la
separación de cuerpos por mutuo consentimiento decretada judicialmente (artículo 185 del
Código Civil), se pruebe en el procedimiento de divorcio que el abandono existió, o que no
hubo reconciliación (artículos 759 y 765 del Código de Procedimiento Civil), mientras que
para el caso de que en base al artículo 185-A del Código Civil, se pida que se declare el
divorcio por existir una separación de hecho permanente por más de cinco años, no se
ventile judicialmente la existencia real de tal situación por el solo hecho de que uno de los
cónyuges (el citado) no concurriere a la citación, o no reconociere el hecho, o el Ministerio
Público simplemente se opusiere. Sostener esta última solución, a juicio de esta Sala
Constitucional crea una discriminación ante una situación de naturaleza idéntica en los
mencionados casos de suspensión de la vida en común, suspensión que denota que un
presupuesto constitucional del matrimonio: el libre consentimiento para mantenerlo de al
menos uno de los esposos, ha dejado de existir.
Ante la negativa del hecho de la separación por parte del cónyuge demandado
prevista en el artículo 185-A del Código Civil, el juez que conoce la pretensión debe abrir
una articulación probatoria para constatar si es cierto lo que señala el solicitante, la cual
será la del artículo 607 del Código de Procedimiento Civil, ya que ante un caso de igual
naturaleza: la petición de conversión de la separación de cuerpos por mutuo
consentimiento en divorcio, el Código de Procedimiento Civil en su artículo 765 prevé que
si citado el cónyuge que no solicitó la conversión, éste alegare reconciliación, se abrirá la
articulación probatoria del artículo 607 del Código de Procedimiento Civil para que se
pruebe la reconciliación, habiendo quedado ya probada la suspensión de la vida en común
con el decreto judicial que autoriza la separación de cuerpos.
Por ello, no encuentra esta Sala ninguna razón para que una articulación probatoria
similar no sea ordenada, para probar la separación de hecho, si al aplicarse el artículo 185-
A del Código Civil, el cónyuge demandado (quien no solicitó el divorcio) no
compareciere, o se limite a negar los hechos, o el Ministerio Público objete la solicitud. La
diferencia es que en el caso de la conversión de la separación de cuerpos en divorcio, la
carga de la prueba de la reconciliación la tiene quien la invocó, y en el caso del
mencionado artículo 185-A, la carga de la prueba de la separación de hecho prolongada la
tiene quien solicita el divorcio. Debe advertir la Sala, que la interpretación del artículo 185-
A del Código Civil, en razón de la actual Constitución (artículo 77), del desarrollo de la
personalidad, de la expresión del libre consentimiento, que se ha manifestado por aquel
(cónyuge) quien suspendió la vida conyugal por un tiempo que el legislador lo consideró
suficiente, no puede ser otra que ante la no comparecencia del otro cónyuge o la negativa
por éste de los hechos, o la objeción del Ministerio Público, por tratarse de una negativa u
objeción a los hechos (negativa que está involucrada en la no comparecencia del cónyuge
de quien solicitó el divorcio), resulta absurdo interpretar que los hechos afirmados no los
puede probar quien los alega. Es un principio de derecho que cuando se alegan hechos,
ellos tienen que ser objeto de prueba, ya que ésta tiene como fin primordial y material
constatarlos; y el artículo 185-A, plantea la negativa del hecho alegado por el solicitante
del divorcio, quien, ante tal negativa, debe probar que no existe tal separación.
Adicionalmente, se observa que dentro de los elementos integradores de todo
proceso judicial destaca la existencia de las partes y del juez, que en su conjunto
conforman la trilogía clásica a través de la cual se conduce el ejercicio del derecho de
acción (que corresponde en igualdad de condiciones a las partes en conflicto), colocando
en movimiento el aparato jurisdiccional del Estado, con la finalidad de administrar e
impartir justicia en un conflicto previamente existente.
En el caso del artículo 185-A del Código Civil, ciertamente el derecho a la acción
desde el punto de vista activo viene delimitado por la presentación de la solicitud de
divorcio ante el juez competente, quien una vez recibida la misma, cita al otro cónyuge a
fin de que comparezca personalmente y, en un acto procesal respectivo, proceda a: i)
convenir en el hecho de la separación fáctica que se haya prolongado por el lapso de
tiempo indicado en la norma o, en su defecto, ii) negar al aludido hecho.
Así, por una parte se observa la presencia del elemento decisor que recae en el juez,
quien constituye el tercero frente al cual se desarrolla el conocimiento y sustanciación del
proceso de divorcio y, por la otra, se encuentra el elemento de las partes, dado que la
solicitud de divorcio en el contexto del artículo 185-A, es presentada por el cónyuge
solicitante, siendo dirigida contra el otro al cual se llama a juicio para oír sus razones –
reconozca el hecho que sustenta la solicitud o bien lo niegue–.
En ese orden, destaca también el aspecto de la citación, dado que el curso normal
del proceso implica el emplazamiento del cónyuge que no da lugar a la misma, ello con la
finalidad de que, frente a la pretensión del cónyuge solicitante, aquél dé lugar a la
exposición de las razones fundadas (de hecho o de derecho) que habiliten o no a la
declaratoria del divorcio; donde como bien es sabido, puede existir el rechazo del cónyuge
contra el cual va dirigida la misma.
Lo anterior descansa sobre un pilar fundamental, que es la comprobación de la
ruptura fáctica del deber de vida en común de los cónyuges por un lapso mayor a cinco (5)
años, aspecto que corresponde ser dilucidado de forma sumaria a través del cauce
procedimental contenido en el mismo y en la forma que mejor convenga a los intereses del
proceso, asegurando la consecución de la justicia material. Ello es lo que permite así
calificar el carácter potencialmente contencioso del proceso estatuido en el artículo 185-A
del Código Civil, a través del cual se declara el divorcio cuando es solicitado por uno de
los cónyuges aduciendo la ruptura fáctica del deber de vida en común por un lapso mayor a
cinco (5) años; pues como ya se ha dicho, puede surgir la situación según la cual, el
cónyuge que no propuso la solicitud, en ejercicio del derecho de acción (desde el punto de
vista pasivo, por haber sido citado y llamado a contestar la solicitud contra él dirigida),
puede perfectamente oponer, negar y contradecir los hechos sostenidos por el solicitante.
Ahora bien, este carácter potencialmente contencioso del proceso de divorcio
consagrado en la norma contenida en el artículo 185-A del Código Civil, se erige sobre la
base según la cual, cada parte tiene la carga de probar sus respectivas afirmaciones de
hecho, razón por la cual, adquieren importancia las manifestaciones del derecho
constitucional a la prueba que informa a todo proceso judicial, cuyos alcances ha tenido
oportunidad de ser desarrollados por esta Sala Constitucional, a través de una
jurisprudencia prolífica y diuturna.
En ese sentido, destaca entre muchas, la decisión de esta Sala del 14 de abril de
2005, caso: Jesús Hurtado Power y otros; en el sentido siguiente:
Es por ello que el proceso de divorcio contemplado en el artículo 185-A del Código
Civil, tal como concluyó el Juzgado Vigésimo de Municipio de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas –en la sentencia recurrida de la cual conoció por
avocamiento la Sala de Casación Civil–, ciertamente es un proceso judicial de carácter
contencioso y lógicamente admite la posibilidad de que el solicitante tenga derecho a
comprobar a través de cualquier mecanismo y/o medio de prueba, los hechos, alegaciones
y oposiciones que se presenten a través del mismo. Admitir lo contrario, no solamente
implicaría dejar en poder de una de las partes la posibilidad de poner fin a un proceso por
su simple voluntad en perjuicio del peticionante de tutela judicial, sino además implica
ceder ante el anacronismo de una norma anterior a la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, texto supremo que propugna la progresividad de los derechos
constitucionales, más aún respecto de aquellos vinculados con aspectos sociales, la
institución de la familia, el estado y capacidad de las personas, así como el debido proceso
y la tutela judicial efectiva.
Además, la calificación del procedimiento como contencioso o de jurisdicción
voluntaria no está sujeta a la existencia o no de una articulación probatoria. Así, el artículo
11, aparte único, del Código de Procedimiento Civil, prevé que en los asuntos no
contenciosos, en los cuales se pida alguna resolución, los jueces deben obrar con
conocimiento de causa y, al efecto, pueden exigir que se amplíe la prueba sobre los puntos
en que la encuentren deficiente y aún requerir otras pruebas que juzguen indispensables,
todo sin necesidad de la tramitación de la causa por vía de procedimiento judicial
ordinario. Para tal fin, el mecanismo idóneo debe ser la articulación probatoria prevista en
el artículo 607 del Código de Procedimiento Civil.
En efecto, sobre la aplicación material e inmediata de los principios y derechos
constitucionales como consecuencia de su interpretación progresiva, la Sala ha resuelto
numerosos casos, a través de una prolífica jurisprudencia, en donde destacan entre otras las
siguientes sentencias: n.° 85/24.01.2002 (caso: ASODEVIPRILARA) –aplicación material e
inmediata de los principios que integran al Estado Social de Derecho y de Justicia para
resolver problemas concretos–; n.° 471/10.03.2006 (caso: Gaetano Minuta Arena y otros) –
aplicación práctica del principio de soberanía agroalimentaria–; n.° 1.942/15.07.2003 –
rango constitucional de las normas internacionales más favorables en materia de Derechos
Humanos–; n.º 1.277/13.08.2008 –contenido del derecho constitucional a la libertad de
religión y de culto–; n.° 1.682/15.07.2005 –protección constitucional a las uniones estables
de hecho y al concubinato, como hechos sociales–; n° 1.542/17.10.2008 –responsabilidad
patrimonial del Estado como garantía en favor de los ciudadanos–; n.° 1.456/27.07.2006 –
principios sobre bioética, fecundación artificial y derecho a procrear–; n.°
1.541/17.10.2008 –carácter constitucional de los medios alternativos para la resolución de
conflictos y su relación de asistencia y auxilio con el sistema de justicia–; n°
190/28.02.2008 (caso Asociación Civil Unión Afirmativa de Venezuela) –ausencia de
discriminación a las uniones del mismo sexo y la inexistencia de una protección
“reforzada” para tales uniones–; y la n° 1.431/14 .08.2008 –que definió la labor del juez
constitucional ante casos que involucran disputa entre derechos de igual rango (el derecho a
la libertad de culto y el derecho a la vida)–.
En el presente caso, advierte esta Sala que la sentencia dictada por el Juzgado
Vigésimo de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas el
13 de mayo de 2013, a los fines de determinar la comprobación de la veracidad de lo
sostenido por la ciudadana Carmen Leonor Santaella de Vargas en la oportunidad de ser
citada y exponer lo conducente sobre la solicitud de divorcio presentada por el ciudadano
Víctor José de Jesús Vargas Irausquín, se sustentó en la apertura de la articulación
probatoria acordada en su oportunidad por la referida instancia, contenida ésta en el artículo
607 del Código de Procedimiento Civil, con la finalidad de dilucidar el aspecto medular de
su defensa en fase de contestación de la solicitud de divorcio, como lo fue negación de la
ruptura fáctica del deber de vida en común de los cónyuges por un lapso mayor a cinco (5)
años.
Ahora bien, esta Sala Constitucional en su sentencia n.° 175 del 8 de marzo de
2005, caso “Banco Industrial de Venezuela”, se pronunció acerca del contenido y alcance
de la antedicha norma regulatoria de la mencionada articulación probatoria, expresando que
todo tipo de pruebas resultan admisibles para la comprobación de hechos y solución de
incidencias que surjan en el marco de los procesos judiciales; conforme a lo siguiente:
Por su parte, y más recientemente, esta Sala a través de la sentencia n.° 523 del 25
de abril de 2012 (caso: Valores Abezur, C.A.), tuvo oportunidad de advertir sobre la
pertinencia y oportunidad de la articulación probatoria in commento, cuando expresó que:
“(…) el procedimiento incidental a que hace referencia el artículo trascrito, tiene por
finalidad dilucidar cualquier asunto que en el transcurso del juicio se presente y carezca
de un procedimiento determinado para su resolución. Lógicamente, es imposible efectuar
un catálogo de las numerosas incidencias que se pudieran presentar en juicio, pero en
aras de la seguridad jurídica, se previó la manera de sustanciarlas”. (Negrillas de
la presente decisión).
Es claro entonces concluir para esta Sala que la interpretación efectuada por el ya
mencionado Juzgado de Municipio sobre el elemento de la articulación probatoria
adelantada en el comentado proceso de divorcio, resultó conforme al Texto Fundamental
puesto que su oportunidad y pertinencia estuvo motivada por la necesidad de comprobar la
situación de la ruptura fáctica del deber de vida en común de los cónyuges por un lapso
mayor a cinco (5) años.
Con lo cual, no podía el juez de instancia declarar la extinción del vínculo
matrimonial o, en su defecto, extinguir la causa y archivar el expediente por el solo dicho
de uno de los cónyuges, sin antes haber atendido a los principios que integran la garantía
del debido proceso como lo son la libertad y control de la prueba y la inmediación del juez,
mediante la comprobación de los hechos y alegaciones de ambas partes.
Lo anterior, reviste importancia no sólo bajo el prisma de un análisis orientado a
salvaguardar la garantía constitucional del debido proceso –exigible aún en los juicios más
cotidianos y que en apariencia no revisten ninguna complejidad, como lo sería un divorcio
de acuerdo al artículo 185-A del Código Civil– sino también por la naturaleza
consensual que se exige tanto al nacimiento del vínculo matrimonial (cuando se contraen
nupcias) como también para su extinción a consecuencia de una ruptura libre, espontánea y
bilateral cuya prolongación supere los cinco (5) años. Así, cuando el cónyuge citado o
emplazado niegue, rechace o contradiga (en un juicio de divorcio conforme al artículo 185-
A), que no ha habido la ruptura en forma libre, espontánea y bilateral, ese mismo carácter
consensual se controvierte e impone un deber al juez de buscar la verdad sobre las
afirmaciones efectuadas, tanto por quien ha iniciado el proceso en condición de accionante,
como también de aquel que ha comparecido en calidad de emplazado o citado.
“Si se alegare la reconciliación [lo que supone “vida en común”] por alguno de
los cónyuges, la incidencia se resolverá conforme a lo establecido en el artículo
607 (que prevé una articulación probatoria) de este Código.” (Negrillas y entre
corchetes de esta decisión).
De la simple lectura de esa disposición (concatenada con los artículos 762, 763, y
764 eiusdem que le preceden) pueden extraerse los siguientes elementos:
(i) La separación de cuerpos por “mutuo acuerdo” supone, en principio, al igual que
el divorcio ex artículo 185-A, un juicio de aparente “jurisdicción voluntaria” por
la circunstancia que ambos cónyuges de forma libre y espontánea,
peticionan “ante el juez que ejerza la jurisdicción ordinaria en primera instancia”
(véase artículo 762 del Código de Procedimiento Civil), la ruptura de la vida en
común;
(ii) Una vez acordada la separación, los cónyuges pueden de “mutuo acuerdo” y sin
contención alguna, solicitar la conversión de la aludida separación en divorcio;
(iii) No obstante, si una vez efectuada la anterior solicitud de conversión por uno
solo de los cónyuges, el otro “alegare” la “reconciliación”, esto es, afirmase que
se han restablecido los atributos y deberes del matrimonio que incluyen, pero no
exclusivamente, la “vida en común”, el juez (en aparente jurisdicción
“voluntaria”), resolverá ese controvertido o debate, a través de la articulación
probatoria a que se refiere el artículo 607 del CPC.
De la norma bajo análisis (artículo 765 del Código de Procedimiento Civil) destaca
el empleo de diversos vocablos por parte del legislador, tales como: i) “alegare”, pues
supone una afirmación que se formula en “oposición,” para asistir una “postura,”
conllevando una “invocación,” “réplica,” o “confrontación” de ideas o
argumentos; ii) “reconciliación”, que supone, en un vínculo matrimonial, no menos que la
interrupción o extinción de la “separación” y un cúmulo de hechos y circunstancias fácticas
que incluyen el restablecimiento de la “vida en común” o cohabitación, entre otros
factores; iii) “incidencia” que alude a la ocurrencia en el proceso (de aparente “jurisdicción
voluntaria”) de un hecho sobrevenido que implica proveer sobre un controvertido entre las
partes, generando así la necesidad de desarrollar una etapa, fase o iter que no estaba
inicialmente previsto, de allí la “ocurrencia de una incidencia”; y iv) “resolverá” lo que
supone una sentencia que hará un juicio de mérito y valor respecto de lo “alegado” y
“probado” (porque se evacuarán pruebas conforme a la articulación prevista en el artículo
607 eiusdem).
En ese mismo contexto, destaca la Sala que el procedimiento judicial que se ha
previsto en el artículo 185-A del Código Civil –bajo análisis– debe adaptarse a las garantías
procedimentales consagradas en el constitucionalismo moderno –recogidas en la
Constitución de 1999– que exigen la existencia de un debate probatorio en donde las partes
puedan, no solo comprobar los hechos que le asisten, sino también controlar las pruebas
evacuadas en oposición a sus posturas.
Prueba de ello se encuentra, precisamente, en el procedimiento de separación de
cuerpos por mutuo consentimiento –antes analizado- que, a pesar de estar incluido por el
Código de Procedimiento Civil dentro de los “Procedimientos Especiales Contenciosos” y
de suponer un consenso entre los cónyuges para “manifestar” ante el juez su deseo de
separarse, puede generar una “incidencia” que sólo será “resuelta” mediante una sentencia
que haya antes desarrollado una incidencia probatoria a tenor de lo previsto en el artículo
607 eiusdem.
Razones todas estas que generan certeza y convicción en esta Sala, que una
interpretación del artículo 185-A del Código Civil conforme con la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, debe ser aquella que admita la apertura de una
articulación probatoria para el supuesto que cualquiera de los cónyuges cuestione la
verificación de la ruptura de la vida en común por un tiempo superior a cinco (5) años.
Constata esta Sala a través de las sentencias cuyo examen de la constitucionalidad
vía revisión aquí se analiza, que el fundamento a través del cual el ya identificado Juzgado
de Municipio habilitó la apertura de la mencionada articulación probatoria, radicó en que la
cónyuge citada en el proceso de divorcio negó el hecho principal objeto del proceso (es
decir, negó la ruptura fáctica del deber de vida en común de los cónyuges, por un lapso
mayor a cinco años). Pues bien, situaciones como las aquí analizadas donde se
formulan afirmaciones negativas de hechos definidos y concretos, no escapan igualmente
de la necesaria actividad probatoria, puesto que la sola circunstancia de ser un hecho
negativo, no dispensa de su prueba a quien lo alega; en otras palabras, al encontrarnos en
presencia de alegaciones negativas definidas, su prueba es perfectamente factible.
En tal sentido, esta Sala Constitucional, en ejercicio de su facultad de garante y
último intérprete de los derechos y garantías constitucionales, fija con carácter vinculante la
interpretación constitucional del artículo 185-A del Código Civil que ha sido efectuada en
la presente decisión a partir de la publicación del presente fallo en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela. Además, se ordena publicar la siguiente decisión en la
Gaceta Judicial y la página web de este Máximo Tribunal, con el siguiente sumario: “Si el
otro cónyuge no compareciere o si al comparecer negare el hecho, o si el Fiscal del
Ministerio Público lo objetare, el juez abrirá una articulación probatoria, de conformidad
con lo establecido en el artículo 607 del Código de Procedimiento Civil, y si de la misma
no resultare negado el hecho de la separación se decretará el divorcio; en caso contrario,
se declarará terminado el procedimiento y se ordenará el archivo del expediente”. Así se
declara.
Esta Sala Constitucional considera innecesaria la apertura de un procedimiento
judicial orientado al ejercicio del control concentrado de la constitucionalidad de la norma
ya analizada; todo de conformidad con lo previsto en el artículo 34 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, que habilita a esta Sala Constitucional a ponderar cuándo y
en qué casos tal apertura resultaría necesaria para salvaguardar la interpretación uniforme
de los principios y garantías constitucionales.
Adicionalmente esta Sala observa que, de la decisión cuya revisión se solicita se
advierte que la Sala de Casación Civil, en ejercicio de sus competencias legales (artículo
31.1 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia), tramitó y decidió un
avocamiento que le fuere solicitado respecto de un proceso de divorcio, con la especial
particularidad de que en el contexto de dicho asunto, subyacía el ejercicio previo del
mecanismo de control difuso del artículo 185-A del Código Civil por parte de un juzgado
de municipio, que conoció y decidió primigeniamente un proceso de divorcio, cuyo fallo
de primera instancia fue objeto de anulación por esa Sala, actuando extraordinariamente
como segunda instancia, con base en las razones que guardan estrecha vinculación con la
norma cuya desaplicación resultó efectuada.
A tales efectos, se cita un extracto de lo decidido sobre este particular por la
sentencia de la Sala de Casación Civil cuya revisión constitucional aquí se peticiona:
Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley
declara:
PRIMERO: Se declara COMPETENTE para conocer de la presente solicitud de
revisión.
SEGUNDO: Que HA LUGAR la revisión de la sentencia siglas y números
AVC.000752 dictada y publicada el 9 de diciembre de 2013 por la Sala de Casación Civil
del Tribunal Supremo de Justicia, planteada por los apoderados judiciales del
ciudadano VICTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUÍN; sentencia que
se ANULA, al igual que los actos posteriores realizados en consecución de la misma.
TERCERO: Se fija con carácter vinculante el criterio contenido en el presente fallo
respecto al artículo 185-A del Código Civil y, en consecuencia, se ORDENA la
publicación íntegra del presente fallo en la página web de este Tribunal Supremo de
Justicia, así como en la Gaceta Judicial y la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela, en cuyo sumario deberá indicarse lo siguiente: “Si el otro cónyuge no
compareciere o si al comparecer negare el hecho, o si el Fiscal del Ministerio Público lo
objetare, el juez abrirá una articulación probatoria, de conformidad con lo establecido en
el artículo 607 del Código de Procedimiento Civil, y si de la misma no resultare negado el
hecho de la separación se decretará el divorcio; en caso contrario, se declarará terminado
el procedimiento y se ordenará el archivo del expediente”.
CUARTO: Declara SIN LUGAR el recurso de apelación intentado por la
representación judicial de la prenombrada ciudadana contra el referido fallo del Juzgado
Vigésimo de Municipio y, en consecuencia, definitivamente FIRME dicha sentencia, que
declaró con lugar la demanda de divorcio que interpuso el ciudadano Víctor José de Jesús
Vargas Irausquín contra la ciudadana Carmen Leonor Santaella de Vargas. Vista la anterior
declaratoria se condena en costas a la parte apelante, de conformidad con lo previsto en el
artículo 274 del Código de Procedimiento Civil.
QUINTO: Se ORDENA remitir copia certificada de la presente decisión a la
Inspectoría General de Tribunales y al Ministerio Público a fin de que pongan fin a la
investigación ordenada en la sentencia AVC.000752 dictada y publicada el 9 de diciembre
de 2013 por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en virtud de la
declaratoria de nulidad de dicho fallo.
La Presidenta,
El Vicepresidente,
…trados,
ADR.-
Expediente n.° 14-0094
Al respecto, quien aquí concurre debe advertir que la Sala desde el punto de vista
procedimental, debió conocer en primer lugar de la desaplicación del control difuso de la
parte in fine del artículo 185-A del Código Civil, que hiciera el Juzgado Vigésimo de
Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, y a partir de
tales consideraciones, fijar el criterio vinculante respecto de la interpretación del artículo
185-A del Código Civil, por constituir una cuestión de orden público constitucional.
La Presidenta de la Sala,
El Vicepresidente,
Los Magistrados,
LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO
Magistrada Concurrente
Ponente
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO
Exp. N° 14-0094
LEML