A Antiguo Testamento

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ÍNDICE.

Introducción.

Capítulo I. La Biblia en su esencia y definición.

Al acercarnos a la Palabra.
La Biblia definición.

¿Qué es la Biblia?

En otras palabras.

La Biblia definición Etimológica.


La Biblia reconocida con diferentes nombres.

División de la Santa Biblia.


División General de la Santa Biblia.

División Numérica de la Santa Biblia.

División Temática de la Santa Biblia.

La Biblia narra la historia de La Salvación.


Capítulo II. Raíces desde el Antiguo Testamento.
Autor de la Biblia.

Autor Principal.
Autor Secundario.

Inspiración, revelación e iluminación.

Inspiración.

Revelación.
Iluminación.
El Tema central de La Biblia.
El pueblo de La Biblia.

Israel.

Los gentiles, bienvenidos al Antiguo Testamento.

Los gentiles, bienvenidos a la Iglesia de Cristo (Católica).


El futuro de Israel.

Las Tribus de Israel.

Surgimiento de las Tribus de Israel.

Las Tribus de Israel y la tierra prometida.


José fallece en Egipto.

Las Tribus y la división del Reino de Israel.


Descendencia y registro de las Tribus de Israel.

La importancia de las Tribus Israelitas hoy.

El Tabernáculo.

Definición.
Descripción del Tabernáculo.
Funciones del Tabernáculo.

Los objetos y ritos del Tabernáculo eran figura de Cristo.


El Arca de la Alianza.

El Pueblo de Dios vía a la tierra de Canaán.

Desde Abrahán hasta Josué.

Desde Josué hasta Roboam.


Desde Roboam hasta la Conquista de Roma.
En la época de Jesús.
Lenguas en que se escribió La Biblia.

Hebreo.

Arameo.

Griego.
Los primeros manuscritos de la biblia.

El Papiro.

El Pergamino.

El Rollo.
Las versiones de La Biblia.

Biblia Hebrea (Los primeros escritos).


La Septuaginta, Lxx o versión de los 70.

El Canon de Jamnia.

La Vetus Latina.

La Vulgata Latina.
La Neovulgata.
Fiesta judías.

Fiesta Pascual Antiguo Testamento.


Fiestas judías (Continuación).

El Shabat

Shauvot

Tishá Be Av
RoshHashaná
YomKipur
Sucot y Simjat Torá

Janucá
Purim y LagBaomer

El Canon.

Definición.
Los libros canónicos.

Cánones oficiales de la Biblia.

Un poco de historia.

La Traducción de los Setenta (Septuagésima).

Los judíos establecen un nuevo canon después de Cristo.

Dos cánones judíos en el Antiguo Testamento.


Manuscritos y Códices Bíblicos.

Manuscrito definición.

Códice definición.
El Códice Vaticano.
El Códice Sinaítico.

El Códice Alejandrino

Codex Ephraemi Rescriptus.

El Papiro Bodmer o P66.

Manuscritos de Qumrán.

Papiro Fouad 266.

Papiro Nash.
Papiro P75.
Papiros Bíblicos Chester Beatty.
CAPÍTULO I

LA BIBLIA EN SU ESENCIA Y DEFINICIÓN.


AL ACERCARNOS A LA PALABRA.

Cuando tengamos enfrente la Santa Biblia debemos tener el mismo


respeto que tendríamos ante el Sagrario. Ésta no es la presencia real
de Cristo, pero es su misma PALABRA, hablándonos al corazón de un
modo permanente.

Esta Palabra del Señor es una semilla esparcida en la tierra fértil de


nuestra vida.

No es un libro como los de auto superación que te sirven para superar


complejos o fortalecer virtudes, no es un libro de sabiduría china con
simples máximas; es el libro en el que está escrito el mensaje de
SALVACIÓN, y esto lo hace único.

Podemos distinguir:
Un mensaje personal. Es Dios mismo hablándole a mi vida es un
mensaje a mí como creación directa de Él; todo su amor vertido en mí
para darme a conocer su plan conmigo. (Is 49,Ib -3). La vida del ser
humano ha sido estudiada por la filosofía, la antropología pero sólo en
Cristo encuentra su verdadera plenitud. Como dice Juan en una de
sus cartas: "Este es el testimonio: que Dios nos ha dado la vida eterna,
y dicha vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que
no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Jn 5,11-12)

Un mensaje comunitario. Teniendo en cuenta el mensaje personal


que Dios le da a cada uno, también hay un mensaje comunitario. Es el
plan de Dios para la humanidad. Este plan fue prefigurado con el
pueblo de Israel y cumplido con la Iglesia como el verdadero pueblo de
Dios. (Is 66, 18-24), (1 Pe 3-6). Dios nos ha hecho partícipes de su
plan divino al revelarnos la forma en que procederá en nuestra vida y
eternidad a través de Cristo:

"Ustedes están en Cristo Jesús, y todos son hijos de Dios gracias a la


fe. Todos se han revestido de Cristo, pues todos fueron entregados a
Cristo por el Bautismo. Ya no hay diferencia entre judío y griego, entre
esclavo y hombre libre; no se hace diferencia entre hombre o mujer,
pues todos son uno sólo en Cristo Jesús" (Gal 3, 26-28)
LA BIBLIA DEFINICIÓN.
¿QUÉ ES LA BIBLIA?

Es la palabra de Dios escrita por la mano del hombre bajo inspiración


divina.

Es una colección de Libros Sagrados escritos por la mano del hombre


bajo inspiración del Espíritu Santo, conteniendo las doctrinas que
orientan el comportamiento del hombre ante Dios y la humanidad.
EN OTRAS PALABRAS.

Es el conjunto de libros inspirados que forman la Palabra de Dios.

Es la Palabra de Dios puesta en palabras humanas.


Es donde Dios Todopoderoso se revela poco a poco a la humanidad
con sus acciones y palabras.
Es en la Biblia donde el Padre que está en el Cielo sale
amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos.

Es la colección de libros los cuales relatan la historia de la salvación


del hombre por parte de Dios.

Es la palabra donde la Iglesia entera encuentra su alimento y su


fuerza.

LA BIBLIA DEFINICIÓN ETIMOLÓGICA.


La palabra Biblia en griego βιβλία proviene de la terminología de esta
misma lengua:

Biblion (βιβλίον) que significa libro, papiro o rollo.

En plural conformado por Biblos (τà βιβλία) que se desglosa como:


Los libros o rollo de papiro.

De allí nace la expresión griega ta biblía ta hágia(τὰ βιβλία τὰἅγια),


traduciéndose como Los Libros Sagrados.

En la traducción de Las Escrituras del Griego al Latín este vocablo


pasa al latín con la palabra (Biblia/Bibliorum) utilizándose este nombre
desde aquel momento en las diferentes traducciones a que ha sido
escrita las Sagradas Escrituras hasta nuestros días.

LA BIBLIA ES RECONOCIDA CON DIFERENTES NOMBRES.

A través de las diferentes generaciones, del Antiguo y Nuevo


Testamento, la Biblia ha sido reconocida con diferentes nombres, los
cuales describimos a continuación:

La Escritura, Las Escrituras, Biblia, Santa Biblia, La Palabra, Palabra


de Dios, Libros Sagrados, Libros Santos, Sagrada Escritura, Libros
Inspirados.
DIVISIÓN DE LA SANTA BIBLIA.

División General de la Santa Biblia.


División numérica de la Santa Biblia.

División temática de la Santa Biblia.


DIVISIÓN GENERAL DE LA SANTA BIBLIA.

La biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes:


Antiguo Testamento.
Nuevo Testamento.
La palabra española Testamento viene de La palabra latina
Testamentum, la cual fue empleada al principio de la era cristiana,
para traducir la voz griega: Diatheké, que literalmente significaba
disposición, contrato, en la actualidad la conocemos más por alianza,
acuerdo o contrato.

El Antiguo Testamento El Antiguo Testamento comprende lo


sucedido desde la creación del mundo, hasta que llegó el tiempo de la
venida del Hijo de Dios, y contiene los pactos o testamentos que hizo
Dios con los primeros padres, con los patriarcas (Noé, Abraham,
Moisés), con los profetas y con el pueblo de Dios. Narra también los
éxitos que obtuvieron quienes cumplieron estos pactos o testamentos,
y los fracasos que sufrieron quienes no los cumplieron.
El Nuevo Testamento El Nuevo Testamento contiene lo que sucedió
desde el nacimiento del Hijo de Dios en Belén, sus enseñanzas, su
vida, su Pasión, su Muerte, Resurrección y Ascensión a los cielos. Y,
además, la historia de los apóstoles, las cartas de algunos de ellos, y
el libro de Apocalipsis. El primer pacto que hizo Dios fue con Moisés.
El segundo pacto o Nueva Alianza lo hizo a través de Jesucristo, su
Hijo. El antiguo Pueblo de Israel viene ahora sustituido con un nuevo
Pueblo: La Iglesia, por Él fundada.

El Antiguo y Nuevo Testamento se complementan mutuamente. Sólo a


la luz del Antiguo Testamento se alcanza a comprender el primero; y
sólo a la luz del Nuevo Testamento, nos damos cuenta de lo que el
Antiguo quiso decir.
Con razón, Cristo les decía a sus oyentes: "Investigad las Escrituras y
así comprobarán que Moisés habla de mí" (Jn 5, 39-45). Y san Lucas,
relatando el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, dice que
Jesús "empezando por Moisés y continuando por todos los profetas,
les explicó todo lo que había sobre Él en las Escrituras" (Lc 24, 25-27).
De igual manera, san Mateo en sus tres primeros capítulos.
DIVISIÓN NUMÉRICA DE LA SANTA BIBLIA.

Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia:


La Judía y la Cristiana.

Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros llamamos


Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes partes: "La Ley, los
Profetas y otros escritos sagrados". Está compuesta por 39 libros.

Los Cristianos, integrados por católicos, ortodoxos y protestantes de


diferentes denominaciones, lamentablemente estamos divididos en
cuanto a la aceptación del número de libros:

Para los católicos, la Biblia, Antiguo y Nuevo Testamento, está


formada por 73 libros: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo
Testamento.

Los Ortodoxos admiten la misma lista de libros Bíblicos que los


Católicos.
Los protestantes de las principales denominaciones, sólo aceptan una
lista Bíblica de 66 libros: 39 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo.
DIVISIÓN TEMÁTICA DE LA SANTA BIBLIA.

Teniendo en cuenta los distintos temas que nos ofrece la Biblia,


podemos dividirlos en varios grupos:
Antiguo Testamento.

El Pentateuco o la Ley.

Libros históricos.

Libros Sapienciales o didácticos.


Libros proféticos.

El Pentateuco o la Ley:
Estos 5 libros son:

Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio

Libros históricos:
Son 16, a saber:

Josué Jueces Rut I Samuel

II Samuel I Reyes II Reyes I Crónicas

II Crónicas Esdras Nehemías Tobías

Judit Ester I Macabeos II Macabeos

Libros Sapienciales o didácticos:


Son 7:
Job Salmos Proverbios

Eclesiastés Cantar de los Cantares Sabiduría

Eclesiástico

Libros proféticos:

Son 18:

Profetas mayores

Isaías Jeremías Baruc Lamentaciones Ezequiel Daniel

Profetas menores

Oseas Joel Amós Abdías Jonás Miqueas

Nahum Habacuc Sofonías Ageo Zacarías Malaquías

Nuevo Testamento.

Los 27 libros del Nuevo Testamento pueden distribuirse en tres


grandes grupos:
Históricos,

Didácticos,

Proféticos.
Libros Históricos:

Evangelio de San Mateo Evangelio de San Juan


Evangelio de San Lucas Hechos de los Apóstoles

Evangelio de San Marcos

Libros Didácticos:

Pertenecen a este grupo 21 Epístolas:

Carta a los Romanos I a los Corintios II a los Corintios

Carta a los Gálatas A los Efesios A los Filipenses

Carta a los Colosenses I a los Tesalonicenses II a los Tesalonicenses

I carta a Timoteo II carta a Timoteo Carta a Tito

Carta a Filemón Carta a los Hebreos I carta de Santiago

I de Pedro II de Pedro I carta de Juan

II carta de Juan III carta de Juan Carta de Judas

Libro Profético.

Solamente hay uno:

El Apocalipsis o Revelación de San Juan.

LA BIBLIA NARRA LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN.


HISTORIA DE LA SALVACIÓN.

Es el relato de los acontecimientos que han sucedido desde cuando


Dios dispuso intervenir directamente en favor de la persona humana
para librarla del pecado del maligno y llevarla a la santidad por medio
de una religión santa.

El resumen de la Historia de la Salvación, narrada en la Santa


Biblia, es el siguiente: tiene 25 etapas.

1°.- Adán hace fracasar el plan de Dios. Se le antoja que lo que vale
es lo que él piensa y opina y no lo que Dios dice que debe hacerse. Y
así reemplaza con su capricho y egoísmo la Voluntad de Dios. Peca y
es castigado.

2°.- Dios hace una gran promesa a Adán y Eva antes de echarlos del
paraíso: Esa promesa es: un hijo de una mujer, pisará la cabeza de
Satanás (Gn. 3).

3°.- Los hombres se apartan de Dios y el Señor los destruye con un


Diluvio Universal, pero salva a Noé que es bueno, y a sus hijos.
(Génesis 6)

4°.- Dios dispone fundar una gran religión y escoge a Abraham.


Le pide que abandone a su tierra, y él lo hace. Le pide que le
sacrifique a su Único Hijo, y él se dispone a hacerlo. Entonces Dios le
promete que su familia nunca se acabará y que de la familia de
Abraham nacerá el Hijo de Dios (6.12)

5°.- Dios liberta a su pueblo esclavizado en Egipto. Se vale de


Moisés quien por mandatos del Señor obra prodigios inmensos, el
mayor de todos, el paso del Mar Rojo. (Éxodo 7 al 14).

6°.- Por cuarenta años santifica al pueblo en el desierto a base de


instrucción, oración, sufrimiento y pobreza. Durante este tiempo Israel
se olvida de los vicios de los pueblos vecinos y se vuelve un pueblo
religioso y capaz de sufrir con paciencia. (Números 11s).

7°.- Les regala la tierra prometida, pero hace que les cueste mucho
el conquistarla. 150 años de lucha para poseerla. Así los hace fuertes
(Libro de Josué).
8°.- Cuando ellos lo abandonan, Él también los abandona, y viene
los enemigos y los saquean y les hacen la vida imposible, pero
apenas vuelven Dios, ÉL corre a ayudarlos, y les envía jefes
valientes que los libran de los enemigos (Libro de los Jueces).

9°.- Les piden un rey y se los da. Se llama Saúl. Y Dios le concede a
este rey grandes victorias contra los filisteos. Pero Saúl se aparta de
Dios, y Dios aparta de él sus bendiciones y las pasa a otro, que es
David. (Libros de Samuel).

10°.- Viene David el más grande amigo de Dios, después de


Abraham y Moisés. Dios lo acompaña en grandes triunfos. Hace de
todo el país un sólo reino con Jerusalén por capital. Peca David y Dios
lo castiga tremendamente. Pero pide perdón humillado y Dios vuelve a
hacer su amigo y lo ayuda. Le promete que el Mesías o el Hijo de Dios
será de la familia de David (2 Samuel).

11°.- Salomón muy sabio pero muy pecador, y Dios se aparta de


Él. Les tenía prohibido casarse con personas de otras religiones.
Salomón desobedeció y sus esposas de otras religiones lo hicieron
adorar ídolos. En castigo, Dios permite que la mayoría del pueblo se
revolucione contra la familia de Salomón (1 Reyes 11).

12°.- El Reino se divide y se corrompe. En tiempos del Hijo de


Salomón se divide en dos pequeños reinos: el del norte y el del sur
que se combaten sin cesar y sus reyes son cada vez más corrompidos
y apartados de Dios. El Señor les avisa por medio de profetas
acerca de los castigos que le van a venir si siguen en sus maldades,
pero el pueblo y sus gobernantes no hacen caso a los anuncios de los
profetas. (1 y 2 de Reyes).

13°.- Dios permite que llegue el enemigo y los domine. El rey de


Asiria. Nabucodonosor destruye a Jerusalén, mata a muchos, y a los
demás se los lleva prisioneros y desterrados a Babilonia. (Libro de
Jeremías).

14°.- En el destierro encuentran a Dios. Dejan sus ídolos. Empiezan


a cumplir los mandamientos. Hacen caso a los profetas. Santifican el
día del Señor, y empiezan a dar gran importancia a todo lo que Dios
en su Santo Libro les enseña.

15°.- Dios los vuelve a su patria, por orden del rey Ciro, después de
70 años de destierro. Por medio de grandes profetas y jefes religiosos
los guía y defiende, y vuelven a ser nación. (Libros de Esdras y
Nehemías).

16°.- Los instruye por boca de grandes sabios. (Libros de Tobías,


Sabiduría, Eclesiástico, Proverbios, Job, Salmos, etc.) Y los defiende
por medio de grandes héroes: Por ejemplo: Los hermanos
Macabeos que defiende hasta su muerte la verdadera religión, ante el
peligro de perder la fe que traen las costumbres de ciertos
gobernantes muy mundanos y relajados. (Libro de los Macabeos).

17°.- Cuando ya todo está perfectamente preparado, envía Dios a


su propio Hijo, el cual se hace hombre para salvarnos a todos. (San
Juan 1, Lucas 2)

18°.- Jesús predica la más admirable doctrina del mundo. (Mateo


5-6-7). Hace los milagros más espectaculares que se conocen en la
historia. (Marcos 1. Lucas 4. Mateo 8. Juan 11). Narra las Parábolas
más hermosas que han escuchado oídos humanos, por ejemplo:
(Lucas 15 y 16) y anuncia el futuro con perfecta precisión. (Mateo
24,25).

19°.- Forma un grupo de discípulos y los prepara para difundir su


religión y sus enseñanzas por todo el mundo. Para eso les da el poder
de hacer milagros y les promete estar junto a ellos hasta el final de los
siglos. (Marcos 16).

20°.- Por envidia lo condenan a muerte y sufre el más espantoso


suplicio, el de la cruz. Pero allí da a todos un ejemplo nunca visto de
valor, paciencia y santidad. (Mt 27).

21°.- Resucita al tercer día. Se aparece a los apóstoles, y a más de


quinientos discípulos por cuarenta días, y los instruye completamente
acerca de cómo deben propagar el Evangelio. (San Juan 20 y 21,
Lucas 24).

22°.- Sube al Cielo y desde allí les envía el Espíritu Santo, el cual
los ilumina y los llena de valor y de amor por Dios y por el prójimo.
(Hechos 1 y 2).

23°.- Los Apóstoles, especialmente Pedro y Pablo, predican por


todas partes el Evangelio, y acompañan su predicación con
admirables milagros y prodigios de santidad. Miles y miles de
personas aceptan la religión de Cristo en muchos países. (Libro de los
Hechos).

24°.- San Pablo escribe las cartas más hermosas del mundo, sus
catorce epístolas, para instruir a los cristianos acerca de lo que cada
uno tiene que hacer y evitar si quiere tener contento a Dios.

25°.- Estalla la persecución. Mueren martirizados los Apóstoles y


millones de cristianos, y el último Apóstol, San Juan, escribe el
libro del gran triunfo que espera a los amigos de Jesús, El
Apocalipsis. Allí, en escenas escalofriantes, se describen los grandes
éxitos que vendrán a los que sufren por amor a Cristo, y los horrores
que han de sobrevenir a los que luchan contra Dios o su religión.
CAPÍTULOS II

RAÍCES DESDE EL ANTIGUO TESTAMENTO.


AUTOR DE LA BIBLIA.
AUTOR PRINCIPAL Vs SECUNDARIO.

AUTOR PRINCIPAL.

La Biblia es el Libro Sagrado de los Cristianos porque es verdadera


Palabra de Dios. “Toda Escritura es Inspirada por Dios” (2 Tim 3, 16).
Es Dios mismo el autor principal que nos transmite su Revelación de
Amor; pero no podemos pensar que la Biblia la escribiera Dios mismo,
sino que, a través de personas especiales, Dios lleva su mensaje de
amor a toda creatura humana.

AUTOR SECUNDARIO.

La Biblia fue escrita por más de 40 autores diferentes, en un periodo


de casi 1500 años que abarca desde el año 1400 a.C hasta el 98 d.C.

Dios se revela así a la humanidad, por medio de los escritos


inspirados que dio a conocer a sus hagiógrafos en distintas épocas,
teniendo en cuenta:

Sus capacidades naturales

Sus capacidades literarias

Sus capacidades espirituales

Época de redacción del texto

Estos hombres no sabían que eran inspirados por Dios, ellos


escribieron narrando los acontecimientos que vivieron según el
lenguaje de su época y anunciando acontecimientos que eran
trascendentales, pero en este acto, Dios mismo los impulsaba a
consignar una verdad divina. “Él les revela o sugiere librándoles de
error, moviendo por la inspiración su voluntad, pero respetando su
cultura, ambiente, temperamento, estado psicológico en que se
encuentran”. Miremos por ejemplo a Lucas cuando empieza a escribir
su evangelio (Lc 1, 1-2) o al autor del segundo libro de Macabeos (2
Mac 15, 38). Notemos que ellos no se sienten que estén inspirados
para escribir lo que escriben.
De todos modos encontramos en la Biblia libros con un contenido más
profundo que otros, sin embargo todos son inspirados. Esto quiere
decir que la inspiración no es uniforme en todos los autores.

También podemos encontrar libros no inspirados como las cartas de


Ignacio de Antioquia en el año 105 D.C, mucho más edificantes que
por ejemplo la carta de Filemón o la de Judas, aun siendo inspiradas;
y esto no les resta su papel dentro del plan de la Revelación.

La Iglesia establece que es el Espíritu Santo quien infunde la


inspiración en los autores sagrados. Teniendo en cuenta que en el
proceso de formación de un libro participan varias personas: el autor
primario, el transcriptor y hasta el redactor final, en todas estas partes
participa el Espíritu Santo iluminando.

INSPIRACIÓN, REVELACIÓN E ILUMINACIÓN.

Dios sale al encuentro de los hombres con infinito amor, pero lo hace
de modo progresivo, revelándose primero a Moisés, después a los
Profetas y después por su Hijo y por los Apóstoles. Al querer Dios que
su divina Palabra quedase por escrito, tenía que intervenir
eficazmente, y lo hizo escogiendo a unos hombres, a quienes les
iluminó su inteligencia y movió su voluntad. Además de estos hombres
que nos dieron a conocer, el mensaje de Dios por las Escrituras o la
Tradición, Dios sigue abriendo la mente del hombre para que pueda
leer, estudiar, comprender, aceptar y enseñar el Mensaje que Dios nos
quiere hacer llegar para la Salvación Eterna.

La Inspiración Bíblica. Es una gracia específica que concede el


Espíritu Santo, por la cual el escritor sagrado es movido a poner por
escrito las cosas que Dios quiere comunicar a los demás hombres.

La Revelación Bíblica. Es la manifestación que Dios ha hecho a los


hombres de Sí mismo, y de aquellas otras verdades necesarias o
convenientes, para la salvación eterna. Se encuentra en las Sagradas
Escrituras y en la Tradición Oral.

La iluminación Bíblica. Es la actividad propia del Espíritu Santo que


complementa la Inspiración a través de la Revelación. Es ejercida en
los lectores de las Escrituras de modo que puedan entender y aceptar
el Mensaje Bíblico procedente de Dios.
INSPIRACIÓN.

La inspiración bíblica es una gracia específica que concede el Espíritu


Santo, por la cual el escritor sagrado es movido a poner por escrito las
cosas que Dios quiere comunicar a los demás hombres. También
podemos decir que es el influjo sobrenatural de Dios sobre la
inteligencia y voluntad de cada uno de los escritores sagrados.

Dios no sólo hizo y habló, sino que quiso que sus palabras llegaran
frescas y vivas a sus hijos de todos los tiempos y para ello inspiró a
unos hombres santos, llamados “escritores sagrados”, para que
escribieran su mensaje de salvación. Todo este mensaje de Dios se
contiene en la Biblia. Por tanto, la Biblia tiene como autor principal a
Dios Espíritu Santo, pero se sirvió de unos autores a quienes inspiró,
iluminándoles el entendimiento para que comprendieran lo que Dios
quería decirles, moviéndoles la voluntad para que escribieran todo y
sólo lo que Dios quería decirles y cuidándoles para que no se
equivocaran, en lo concerniente al conocimiento de Dios y a nuestra
salvación eterna.
Podemos decir, entonces, que la Biblia tiene dos autores: el autor
principal que es el Espíritu Santo, y los autores secundarios
comprendidos por aquellos hombres de quienes Dios se sirvió para
escribir cada uno de los 73 libros de la Biblia. Por eso decimos que los
libros de la Biblia son “inspirados”.
El Espíritu Santo ejerce con los autores sagrados tres acciones:
 Los ilumina el entendimiento, para que comprendan lo que Dios
quería decirles.

 Les mueve la voluntad, para que escriban todo y sólo lo que Dios
quiere.

 Les cuida para que no se equivoquen en nada de lo concerniente a


la salvación.

Este hecho de la inspiración nos lleva a hacer unas reflexiones


importantes que hay que tener en cuenta a la hora de comprender el
mensaje bíblico:
a. Dios habla en la Biblia por medio de los hombres, con un
lenguaje humano. Así lo dice la Dei Verbum: “Dios habla en la
Escritura por medio de hombre y en lenguaje humano” ((DV, 12).
Sólo la palabra humana puede dar cuerpo y forma a la palabra
divina. La mediación es un requisito absolutamente necesario para
que la palabra de Dios llegue a oídos humanos e influya
eficazmente en su vida, con eficacia salvífica. ¿Qué es lo que hace
posible esta mediación de la revelación divina? La presencia activa,
dinámica del Espíritu de Dios en los mediadores. Esta misma fuerza
divina actúa sobre los oyentes o lectores, de modo que la palabra
humana, al entrar en los oídos y en el corazón de los hombres,
sufra, bajo la acción del Espíritu, el desnudamiento del lenguaje
humano y llegue a la intimidad del alma como Palabra de Dios.
Ahora se entiende por qué el mensaje de Dios ha sido escrito con la
mentalidad y cultura de cada tiempo y de cada lugar. Este lenguaje,
de un país y de un tiempo tan antiguo, es lejano a nosotros en un
primer momento, y exige una preparación adecuada para poderlo
entender aquí y ahora, para nosotros. Por eso, la Iglesia invita a los
cristianos a desconfiar de una interpretación individual[2] y a
atenerse a la interpretación de la misma Iglesia, a quien ha sido
confiada la verdad de la Palabra de Dios[3].

b. La mayor parte de los autores que escribieron el Antiguo


Testamento son desconocidos. Cosa muy comprensible dado
que, antiguamente, especialmente entre los pueblos orientales, no
tenían el sentido de propiedad que tenemos hoy. Nosotros
componemos una poesía o un libro y lo primero que aparece es el
autor. En cambio, los antepasados, no. Los escritos, más que al
individuo, pertenecían a la comunidad y no ponían por lo general su
firma.

2. Consecuencias de la Inspiración

a. La primera es la Revelación: es decir, que Dios se abre, se revela,


se manifiesta a cuantos abren la Biblia y la leen con fe.

b. Otro efecto es la Unidad de toda la Biblia: aunque haya sido escrita


en un largo tiempo, y por diversos autores sagrados, es producto de
la sabiduría de Dios, un solo autor, que quiere revelar al hombre un
mensaje central: “El misterio de Dios, preparado en el pueblo de
Israel y manifestado en Cristo Jesús”.
c. Sacramentalidad de la Biblia: es decir, la Biblia es un signo visible
de Dios y ofrece la oportunidad de encontrarse con Dios en Cristo.

d. Inerrancia de la Biblia, es decir, la ausencia de todo error. Esto


conlleva dos verdades: que siendo toda la Biblia inspirada por Dios,
toda su doctrina es Palabra de Dios y en ella no puede haber error o
falsedad en lo concerniente a la salvación; que entre la Biblia y las
ciencias naturales no puede haber oposición, porque tienen al
mismo Dios como autor y creador[4].
REVELACIÓN.

La revelación es la manifestación que Dios ha hecho a los hombres de


Sí mismo y de aquellas otras verdades necesarias o convenientes
para la salvación eterna. Es también llamada Doctrina cristiana o
Depósito de la fe, se encuentra en la Sagrada Escritura y en la
Tradición.

Literalmente revelación quiere decir quitar el velo que oculta algo.


Entre estas verdades está la verdad profunda de la Creación, la
verdad de la Santísima Trinidad, las relaciones entre Dios y el hombre
a través de la gracia que nos capacita para hablar con Dios y entrar en
diálogo amoroso con Él, Dios como Padre lleno de misericordia, el
destino del hombre a unirse a Dios en el cielo, las postrimerías o
novísimos[6].

Existen tres clases de “revelación”:


1. La Revelación General: En esta clase de revelación Dios se ha
revelado al hombre por las cosas naturales, por todo lo que
existe, por su “Creación”, que es, la obra de Dios.

2. La Revelación Especial: Que es la Palabra escrita. “Estas cosas


os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios,
para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el
nombre del Hijo de Dios. (1Juan 5:13).

3. Revelación Especialísima:
Suministrada en la persona de Cristo que nació a su debido
tiempo:
4. Gálatas 4:4 “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo,
Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley”
Dios se ha revelado, ha hablado para que lo conozcamos. Y el único
motivo ha sido el amor a nosotros, el querer compartir con nosotros su
vida divina y trinitaria.

Si la Revelación es la manifestación de Dios mismo y de su amor,


nosotros, los hombres, no podemos quedar indiferentes; hemos de
acoger a Dios, recibirlo, abrirle las puertas de nuestro corazón,
corresponder a su amor. Como expresa san Agustín: “Para que,
escuchando, crea, y creyendo espere, y esperando ame”. Sólo
conociendo y creyendo en la Sagrada Escritura como Revelación
divina, tendrá nuestra lectura bíblica un verdadero sentido y sólo así
podremos escuchar con fe el mensaje que hoy Dios nos quiere decir a
cada uno de nosotros.
La Revelación tiene su plenitud en Jesucristo, el Hijo de Dios, hecho
hombre que nos ha comunicado toda la verdad. Ya no habrá más
revelaciones. Con Cristo se cerró la revelación. Él es la última palabra
del Padre.
Resumamos el significado de revelación:

¿Qué es?

La Revelación es la manifestación de Dios mismo, de su intimidad.


¿Cómo se revela?

Con palabras y hechos progresivos.


¿Por qué se revela?
Por amor.

¿A quién se revela?

Al hombre. Primero, al pueblo de Israel y después a todos.

¿Para qué se revela?


Para invitarnos y recibirnos en su compañía, ofreciéndonos la
salvación.
¿A través de quienes se revela?
A través de los autores sagrados, a quienes les inspiró que
escribiesen su mensaje de salvación. Ahora bien, la palabra divina
pasa por la palabra humana, pero no se identifica con ella, como la
gracia pasa por los sacramentos. En ella pone Dios su morada y
desde ella dialoga y entabla el encuentro de salvación con los
hombres. En su mensaje, revelado en la Biblia, no hay ningún error
concerniente a nuestra salvación, aunque haya imprecisiones de
carácter histórico o científico, pues los autores sagrados no eran
historiadores, ni querían hacer historia en el sentido del positivismo
moderno.
ILUMINACIÓN.

Definición teológica: Es la actividad propia del Espíritu Santo que


complementa la inspiración y que es ejercida en los lectores de las
Escrituras de modo que puedan entender y aceptar el mensaje bíblico
procedente de Dios.
La iluminación es necesaria para comprender y creer de corazón la
verdad bíblica. En el caso de los inconversos por no tener el Espíritu
Santo no pueden hacerlo.

1 Corintios 1:18 “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se


pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de
Dios.” 2:14 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender,
porque se han de discernir espiritualmente.
En relación con el creyente, es completamente diferente:

2 Corintios 2:10-12 “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el


Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de
Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino
el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las
cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido
el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que
sepamos lo que Dios nos ha concedido.
La iluminación de la Biblia:

La “Revelación” y la “Inspiración” no incluye necesariamente la


comprensión. A fin de comprender y aplicar lo que Dios ha
comunicado, necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para que ilumine
el mensaje. Sin la iluminación que Él da, somos como el hombre que
describe Pablo: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son
del Espíritu de Dios, porque para él son locura y no las puede
entender” (Corintios 2:14)

¿De qué modo difiere la “Iluminación” de la “Revelación” y la


“Inspiración”?

Una vez que una verdad ha sido revelada y escrita en las Escrituras,
no hay necesidad de que sea revelada nuevamente. Sin embargo, el
hecho de que Dios haya revelado la verdad no significa que todos la
comprendan.

Aun cuando la Escritura es clara, la mente natural no percibe y


reconoce las cosas del Espíritu de Dios. 1 Corintios 2:14, por
consiguiente, Dios nos ha dado su Espíritu a los que hemos abierto
nuestro corazón para recibirle, de modo que podamos conocer las
cosas de Dios.
La “Revelación” y la “Inspiración” fueron absolutamente esenciales
para la producción de las Sagradas Escrituras. Fue dada solamente a
hombres selectos, en cambio, la “Iluminación” está disposición de
todos los creyentes. Es significativo entonces que todos los creyentes
necesitemos la iluminación.
TEMA CENTRAL DE LA BIBLIA.

El tema central de la Biblia es Jesucristo, el Hijo de Dios,


nuestro Salvador. En el Antiguo Testamento, como promesa y
esperanza; y en el Nuevo Testamento como realidad visible: Perfecto
Dios y Perfecto Hombre.

Texto de oro: Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia


de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero
éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. Jn. 20:30-31

Prefacio. Nuestro texto de oro describe a la perfección el propósito de


la Biblia, se ha escrito para que creamos que Jesús es el Cristo, que él
es el único Hijo de Dios que puede darnos vida. La Biblia es la historia
de una promesa, nos describe su origen y propósito, nos presenta una
amplia gama de profecías que la confirman, nos narra paso a paso su
cumplimiento y sus efectos en el alma humana, esa promesa es
Jesucristo, como ya hemos dicho antes, destinado desde antes de la
fundación del mundo para ser nuestro rescatador del reino de tinieblas
en que se convirtió este mundo.

Desde el principio. Jesucristo, el Libertador, está profetizado desde


que el hombre cayó en pecado. Dios no nos abandonó, aunque quizás
esto era lo más sencillo; pero él escogió rescatar a la estirpe humana
de la servidumbre a la que nos redujo Satanás al hacernos caer en
desobediencia. La primera referencia de su venida es Génesis 3:15.
La ocasión es cuando Dios maldice a la serpiente que en este hecho
representa a Satanás, Dios le dice: “Haré que tú y la mujer sean
enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su
descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón”.
Jesucristo es la descendencia de la mujer que ha aplastado la cabeza
de la serpiente antigua.
La Biblia profetiza su venida, su nacimiento, su perfección, su obra, su
muerte, su resurrección, su glorificación y su segunda venida. A lo
largo de los libros de la Biblia se habla de él y se invita a todos los
hombres a cobijarse bajo su poder salvador. Lo mejor que ha sucedido
en el mundo es que Jesucristo vino ya, y ha hecho posible el rescate
de todo aquel que le cree, del dominio de Satanás.

Nadie como él. Juan 5:39-40; 1 Pedro 1:10-11; 2 Pedro 1:16-17.


Jesucristo es el único que ha tenido un nacimiento milagroso, el único
que ha enseñado algo verdaderamente nuevo a la humanidad, el
único que ha hecho respetable al género humano, el único que ha
dominado la naturaleza con su palabra, él único que ha proclamado a
un Dios dispuesto a perdonar a todo aquel que le busque de todo
corazón.

Nadie sino él ha afirmado ser el Hijo de Dios, nadie ha confirmado su


dicho con grandes milagros, él es el único del que se testifica que
nunca cometió pecado, nadie ha resucitado de entre los muertos por
su propio poder, nadie ha trasformado el mundo como él lo hizo, nadie
ha rescatado a millones del vacío y la vanidad de la vida sino sólo él y
su mensaje. Él es único e incomparable.
Todo en la Escritura apunta hacia él. Muchos eventos son una
prefiguración de lo que él sería. Él es el centro del mensaje de la
Biblia, todos los profetas hablaron de él y el testimonio de todos es
que solo en él hay salvación. Solo en él hay perdón de pecados y sin
él todo hombre está perdido. Hechos 4:12; 1 Juan 5:12; Juan 3:36.

El vive hoy. Hechos 10:37-43; 1 Corintios 15:3-8; Hebreos 13:8.


Sin embargo lo más asombroso que se dice acerca de él es que está
vivo. La Escritura afirma su resurrección a través de múltiples testigos,
no como una fábula, sino como una realidad. Él vive hoy y está
llamando a todos al arrepentimiento para dar vida eterna a todo aquel
que le reciba, está transformando vidas sin esperanza y llenas de
vanidad y corrupción en vidas nuevas, orientadas a la justicia, al amor
y la verdad (2 Corintios 5:15-17). Él entra al corazón de todo aquel que
le invoca y le entrega su vida (Gálatas 2:20; Apocalipsis 3:20) y le da
la seguridad de la vida eterna (Romanos 8:1).
EL PUEBLO DE LA BIBLIA.
ISRAEL.

Las Escrituras son muy claras al mostrar que entre todas las naciones,
Dios escogió a Israel como la nación con la cual Él trabajaría. Ésta fue
la nación que Dios libertó de la esclavitud en Egipto, la nación a la cual
Dios le dio la tierra de Canaán, la nación a través de la cual vendría
Jesús, el Mesías. ¿Hubo algo especial en estas personas que los
diferenciaba de otros?

Dios mismo contestó esta pregunta. Al dirigirse a los antiguos


israelitas, Él les dijo: “Porque tú eres pueblo santo para el Eterno tu
Dios; el Eterno tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial,
más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser
vosotros más que todos los pueblos os ha querido el Eterno y os ha
escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los
pueblos; sino por cuanto el Eterno os amó, y quiso guardar el
juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado el Eterno con
mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de
Faraón rey de Egipto” (Deuteronomio 7:6-8, énfasis agregado).

Entonces, ¿por qué escogió Dios a Israel? Dios escogió a los


antiguos israelitas porque Él le había prometido a Abraham que sus
descendientes llegarían a ser una gran nación y ocuparían la tierra de
Canaán (Génesis 12:3, 7; 17:4, 7-8; 22:17). Dios bendijo a Abraham y
a sus descendientes debido a la fe de Abraham, una fe viviente por la
cual Abraham obedeció diligentemente las instrucciones y la ley de
Dios (Génesis 26:3-5). Esta promesa fue repetida al hijo de Abraham,
Isaac, y al nieto de Abraham, Jacob (Génesis 17:21; 26:24; 28:1-4,
13).

El propósito de Dios al escoger a Israel además de la promesa a


Abraham de una gran nación, de la tierra prometida, del surgimiento
de un Mesías, era que ellos fueran una nación modelo a las otras
naciones y que a través de ellos “todas las familias de la tierra” serían
bendecidas (Génesis 12:3). Él quiso que Israel fuera “un reino de
sacerdotes y una nación santa” (Éxodo 19:6). Un pueblo diferente, una
nación de gente que señalara a otros el camino hacia Dios, pero Israel
no cumple el compromiso de esta Alianza y Dios en su amor a su
pueblo, hace renacer una Nueva Alianza, un Mesías, Dios en persona
a través de su hijo.

Dios eligió a la nación de Israel para ser el pueblo a través del cual
Jesucristo nacería, el Salvador del pecado y la muerte (Juan 3:16).
Dios primeramente prometió el Mesías después de que Adán y Eva
cayeron en pecado (Génesis capítulo 3). Más tarde, Dios confirmó que
el Mesías vendría del linaje de Abraham, Isaac y Jacob (Génesis 12:1-
3). Jesucristo es la razón fundamental por la que Dios eligió a Israel
para ser su pueblo especial. Dios no tenía por qué tener un “pueblo
elegido”, pero Él decidió hacerlo de esa manera. Jesús habría de venir
de alguna nación o pueblo, y Dios eligió a Israel.
LOS GENTILES, BIENVENIDOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

La palabra gentil se refiere a la persona no judía, pagano o


extranjero, en otras palabras, personas de otras naciones. En las
épocas de paz se del Antiguo Testamento se acordaba un tratamiento
amable a los gentiles bajo la ley del A.T.Aparece en el N.T y

Hay que recordar que Dios trató también con los gentiles durante el
tiempo de la Ley aunque no estaban bajo la ley de Moisés porque ésta
era únicamente para Israel.
Aunque Dios escogió trabajar con la antigua nación de Israel, esta
decisión no excluyó a la gente de otras naciones de llegar a entender
a Dios y servirle. Dios instruyó a los antiguos israelitas, sobre todo en
épocas de paz, que ellos debían respetar a las personas de otras
nacionalidades que llegaran a vivir con ellos. También en el Nuevo
Testamento se siguió esta regla del trato afable hacia la persona de
otra identidad que no fuera israelita.

En cuanto a observar la Pascua , una de las celebraciones ordenadas


por Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos, Dios dijo:
“Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua
para el Eterno, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará,
y será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá
de ella” (Éxodo 12:48). Siendo imparcial con todos, Dios continuó: “La
misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre
vosotros” (v. 49). Más tarde, Dios agregó: “Y al extranjero no
engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la
tierra de Egipto” (Éxodo 22:21).

Un buen ejemplo de la aceptación de Dios de los gentiles en


el Antiguo Testamento se encuentra en la vida de Rut. Aunque era
moabita por nacimiento (Rut 1:1-4), ella llegó a respetar y seguir a
Dios. Como Rut le dijo a Nohemí, su suegra israelita, después de la
muerte prematura de su esposo: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios
mi Dios” (v. 16). Entonces Rut se casó con un hombre israelita llamado
Booz y llegó a ser parte del linaje de familia de la cual vendría Jesús
(Mateo 1:1-16).

Otro ejemplo, fue el Profeta Jonás, enviado a los asirios. Cuando los
asirios se arrepintieron por fe en la Palabra de Dios, Dios reconoció su
fe arrepentida como una conversión de su mal camino (Jonás 3:10) y
no los castigó.

LOS GENTILES, BIENVENIDOS A LA IGLESIA DE CRISTO (CATÓLICA).

Cuando el Espíritu Santo fue dado a los seguidores de Jesús y la


Iglesia del Nuevo Testamento fue establecida en el Día de
Pentecostés, las personas en esta congregación inicial eran judíos
(Hechos 2:5), una de las 12 tribus que constituían la antigua Israel.
Debido a que Dios había escogido y trabajado específicamente con
sus ancestros y ahora continuaba haciéndolo, ellos se consideraron a
sí mismos como parte de “la ciudadanía de Israel”, lo cual les dio
acceso a los “pactos de la promesa” (Efesios 2:12).

Estos judíos que fueron los primeros cristianos no entendían


completamente que Dios también iba a traer a los gentiles a formar
parte de la Iglesia. Cuando Dios le concedió milagrosamente el
Espíritu Santo a un gentil llamado Cornelio y a su casa, así como lo
había hecho previamente con los judíos en el Día de Pentecostés,
Pedro y los miembros de la Iglesia del Nuevo Testamento pudieron
llegar a entender que Dios ahora estaba llamando también a los
gentiles.

EL FUTURO DE ISRAEL.

Los antiguos israelitas fueron llevados cautivos por sus pecados y


perdieron su prominencia nacional, lo cual llevó a muchos a
preguntarse, ¿por qué escogió Dios a Israel? A pesar de todo, hay un
futuro brillante para estas personas. Cuando Cristo regrese a esta
tierra y establezca el Reino de Dios, Él restaurará a Israel a su
posición de liderazgo en el mundo (Isaías 11:12; 14:1-2). Un pueblo
obediente y humilde cumplirá entonces el papel que Dios se propuso
para ellos.

LAS TRIBUS DE ISRAEL.


SURGIMIENTO DE LAS TRIBUS DE ISRAEL.

Según la Biblia, Abraham engendró a Isaac, que a su vez fue padre


de Jacob (Israel), quien tuvo doce hijos, más los dos hijos de José,
fueron los fundadores de las tribus. Ellos fueron todos reconocidos
como descendientes de los patriarcas y formaron las doce tribus de
Israel entre las que Josué repartió la Tierra Prometida, es decir, la
tierra de Canaán, tras el regreso de Egipto.

Las doce tribus de Israel vinieron de los doce hijos de Israel. "Israel" es
el nombre que Dios le dio a Jacob (Génesis 32:28). Sus doce hijos son
Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón,
José y Benjamín (Génesis 35:23-26; Éxodo 1:1-4; 1 Crónicas 2:1-2).
LAS TRIBUS DE ISRAEL Y LA TIERRA PROMETIDA.
Cuando las tribus heredaron la tierra prometida, los descendientes de
Leví no recibieron un territorio propio (Josué 13:14). En su lugar, ellos
se convirtieron en sacerdotes y tenían varias ciudades esparcidas por
todo el territorio de Israel. La tribu de José se dividió en dos; Jacob
había adoptado a Efraín y Manasés que eran los dos hijos de José,
básicamente dándole a José una doble porción por su fidelidad al
salvar a la familia del hambre (Génesis 47:11-12). Esto significa que
las tribus que recibieron territorio en la tierra prometida fueron: Rubén,
Simeón, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, Benjamín,
Efraín y Manasés. En algunos lugares de la escritura, a la tribu de
Efraín se le llama la tribu de José (Números 1:32-33).
JOSÉ FALLECE EN EGIPTO.

Recordemos que José falleció cuando tenía ciento diez años de edad.
Su cuerpo recibió embalsamamiento y puesto en sarcófago, es decir,
un trato para altos dignatarios. Posteriormente, cuando el pueblo
hebreo inició el Éxodo, y salió de Sucot, Egipto, Moisés ordenó
llevarse los huesos de José con ellos. (Exodo 13:19) Josué más
adelante inhumó los huesos de José en Siquem, en la heredad de
Jacob y fue enterrado junto a su padre.(Josué 24:32)
LAS TRIBUS Y LA DIVISIÓN DEL REINO DE ISRAEL.

Después de que murió el rey Salomón, Israel se dividió en dos reinos.


Judá, al sur, incluyendo Judá, Simeón y Benjamín. Las demás tribus
se combinaron para hacer el reino de Israel en el norte. Israel fue
destruida por los asirios, y la mayoría de los israelitas fueron muertos
o deportados; los israelitas que permanecieron, lo más posible es que
se hayan integrado con el reino de Judá.
DESCENDENCIA Y REGISTRO DE LAS TRIBUS DE ISRAEL.

Jesucristo era de la tribu de Judá, Pablo era de la tribu de Benjamín, y


Juan el Bautista era un levita, pero desde la diáspora en el año 70 d.C,
es un poco difícil identificar la tribu de un judío moderno. Eso no
significa que las divisiones tribales son irrelevantes. Durante la
tribulación, cuando la mayoría del mundo haya abandonado a Dios, y
esté siguiendo al anticristo, 144,000 judíos serán sellados por Dios.
Este número incluye 12,000 de cada tribu. Por lo tanto, incluso si no
sabemos quién pertenece a cuál tribu, Dios mantiene un registro. Las
tribus se mencionan de nuevo en Apocalipsis 7:5-8, pero éstas no son
las mismas tribus que recibieron tierras en el libro de Josué. Manasés
está allí, al igual que Efraín (bajo el nombre de José). Pero en lugar de
Dan, se incluye a Leví. No se da ninguna explicación del por qué.
LA IMPORTANCIA DE LAS TRIBUS ISRAELITAS HOY.

La historia de los israelitas es significativa tanto para las tradiciones


religiosas judías y cristianas, como para la historia en general. La
mayoría de las promesas hechas en la Biblia les son dadas, y se dice
que la adopción de los gentiles en la fe cristiana es como resultado de
su dispersión. Actualmente, después del establecimiento de la Nación
de Israel después de la Segunda Guerra Mundial, los israelitas se
están reuniendo en su tierra ancestral y están en proceso de
reconstrucción, que muchos ven como un cumplimiento moderno de
las promesas de Dios para ellos.

EL TABÉRNÁCULO.
DEFINICIÓN.

Es llamado en hebreo ‘morada’ o ‘residencia’; pero es un término


que proviene de la palabra latina tabernaculum que quiere decir
tienda de campaña. Por tanto en el tabernáculo Dios moraba como
rey de su pueblo y recibía el culto que merecía, aunque también era
un hecho profético que después se cumplió en Jesucristo.

El Tabernáculo era donde se preservaba el Arca de la Alianza


(conocida también como "Arca del Pacto") en el Arca de la Alianza se
custodiaban las reliquias del Éxodo, es decir, las Tablas de la Ley, la
Vara de Aarón y el Maná.
DESCRIPCIÓN DEL TABERNÁCULO.

El tabernáculo era una especie de templo o santuario móvil y fue


hecho de manera práctica ya que resultaba fácil desarmarlo y
transportarlo durante la travesía en el desierto o el éxodo. Un aspecto
a considerar era que el tabernáculo se ubicaba en el centro de las
doce tribus de Israel.

Era el lugar donde adoraban a Dios durante su viaje desde Egipto a


Canaán. Cada vez que acampaban, los levitas levantaban el
tabernáculo. Se alzaba en el centro del campamento, rodeado de las
tiendas de los levitas por los cuatro lados. Detrás de ellas estaban las
tiendas de las doce tribus de Israel, tres tribus a cada lado. El
tabernáculo era el centro de la vida religiosa de Israel y clara señal de
que Dios estaba con ellos. Al tabernáculo se le llama el lugar del
encuentro entre Dios y el hombre y la morada de Dios. Hoy ocurre
igual en nuestras parroquias e iglesias con El Sagrario.Este lugar
sagrado tenía varios nombres: tienda del encuentro, el tabernáculo de
reunión, la tienda del testimonio.

El tabernáculo fue construido por el pueblo de Israel según las


instrucciones dadas por Dios por medio de Moisés (Éxodo cap 25).
Cuando se terminó la construcción del mismo, la gloria de Dios lleno
aquel lugar y la nube que los guiaba descanso sobre el tabernáculo,
tanto así que la gloria y la nube eran tan fuertes en aquel lugar (Éxodo,
40).
Por tanto la gloria del tabernáculo no se encontraba en los materiales
finos y delicados que se emplearon para su construcción sino en la
Gloria del Señor en el Tabernáculo; sin Su Gloria todo lo demás
estaría vacío.
El tabernáculo cumplió su función hasta que Israel se consolidó en la
tierra prometida. El rey David expresó el deseo de construir un templo,
pero la tarea finalmente la llevó a cabo el rey Salomón construyendo el
templo de Jerusalén. La disposición de éste templo era igual a la del
tabernáculo.
FUNCIONES DEL TABERNÁCULO:

1. – El tabernáculo enfatizaba el hecho que Dios era el


centro principal del pueblo de Israel, ya que el tabernáculo se ubicaba
en el medio del campamento. “Luego irá el Tabernáculo de reunión,
con el campamento de los levitas, en medio de los campamentos. En
el orden en que acamparon, así marchará cada uno junto a su
bandera” (Números 2, 17).

2.– Morar con su pueblo y hablar con su siervo Moisés. “Cuando


entraba Moisés en el Tabernáculo de reunión para hablar con Dios,
oía la voz que le hablaba de encima del propiciatorio que estaba sobre
el Arca del testimonio, de entre los dos querubines. Así hablaba con
él” (Números 7, 89).
LOS OBJETOS Y RITOS DEL TABERNÁCULO ERAN FIGURA DE CRISTO.

“Este es el punto capital de cuanto venimos diciendo, que tenemos un


Sumo Sacerdote tal, que se sentó a la diestra del trono de la Majestad
en los cielos, al servicio del santuario y de la Tienda verdadera, erigida
por el Señor, no por un hombre” (Hebreos 8, 1-2).

La idea central del tabernáculo era que Dios habitaba entre su


pueblo y su plena realización se encuentra en la encarnación de
Cristo. (Juan 1,14). Literalmente Dios hizo su tabernáculo entre
nosotros.
En Cristo se cumplieron muchas de las ceremonias del tabernáculo: la
manifestación de la gloria divina, la expiación, la reconciliación del
hombre con Dios y la presencia de Dios entre su pueblo redimido.

EL ARCA DE LA ALIANZA.
En el Antiguo Testamento, el Arca de la Alianza (Éxodo 25,2 Samuel
6), era el lugar de la presencia de Dios.
Según la tradición judía y cristiana, el Arca de la Alianza “lugar de la
presencia de Dios en medio de su pueblo”, era un cofre sagrado
ubicado en el Lugar Santísimo del Tabernáculo, que más tarde se
colocó en el Templo de Jerusalén construido por Salomón. Se hizo por
mandato de Dios y según su diseño. Narra el Libro del Éxodo que
dicho cofre contenía las Tablas de la Ley “tablas de piedra en las
cuales figuraban inscritos los Diez Mandamientos que Dios entregó
a Moisés en el monte Sinaí”. Estos Diez Mandamientos eran los
términos de la alianza que Dios había establecido con su pueblo
Israel, en el Sinaí, como respuesta a todo lo que Dios había hecho por
él.
El Arca de la Alianza era una especie de cofre que medía dos codos
y medio de largo, codo y medio de ancho y medio codo de alto (N.
de la T.: codo: medida de longitud equivalente a 45 cms., uno y
medio pie). Estaba hecha de madera de acacia, revestida por dentro
y por fuera con el oro más puro y tenía a su alrededor una moldura o
reborde de oro. Para transportarla tenía en las cuatro esquinas,
probablemente en el borde superior, cuatro anillas doradas, a través
de las cuales se pasaban dos varales de madera de acacia
revestidos de oro, los cuales debían permanecer siempre en las
anillas, aun cuando el Arca fuese colocada en
el Templo de Salomón. La tapa del Arca, llamada “propiciatorio” (la
palabra hebrea correspondiente significa tanto “cubrir” como “hacer
la expiación”), era también del oro más puro (Ex. 25,10-17).

Sobre el propiciatorio se colocaron dos querubines de oro macizo,


uno de cara al otro, con las alas extendidas de modo que cubrieran
ambos lados del propiciatorio.
Al principio el Arca estaba destinada a contener el testimonio, es
decir, las Tablas de la Ley (Ex. 40,20; Deut. 10,5). Luego se le
ordenó a Moisés colocar en el tabernáculo, cerca del Arca, una
vasija dorada conteniendo un gomor de maná (Ex. 16,34), y la vara
de Aarón que había florecido (Núm. 17,23). Según el autor de
la Epístola a los Hebreos (9,4) y las tradiciones judías, éstas fueron
puestas dentro del Arca misma. Algunos comentadores, con Calmet,
afirman que el libro de la Ley escrito por Moisés había sido
asimismo incluido en el Arca; pero el texto dice sólo que el
susodicho libro estaba colocado “al lado del Arca” (Deut. 31,26);
además, no está claro cómo se debe interpretar este libro, si era
el Pentateuco completo, o el Deuteronomio, o parte de él, aunque el
contexto parece favorecer las últimas interpretaciones. Como quiera
que sea, sabemos por 1 Reyes 8,9, que cuando el Arca fue
colocada en el Templo de Salomón, contenía sólo las Tablas de la
Ley.

La parte más sagrada del Arca parece haber sido el oráculo, es


decir, el lugar desde donde Yahveh hacía sus prescripciones a
Israel. “Allí”, el Señor le había dicho a Moisés, “me encontraré
contigo, desde encima del propiciatorio, de en medio de los dos
querubines colocados sobre el arca del Testimonio, te comunicaré
todo lo que haya de ordenarte para los israelitas. (Ex. 25,22). Y de
hecho leemos en Números 7,89 que Moisés “entraba a la Tienda del
Encuentro para hablar con Él, oía la voz que le hablaba de lo alto
del propiciatorio que está sobre el arca del Testimonio, de entre los
dos querubines.”
Yahveh solía hablar a su siervo en una nube sobre el oráculo
(Levítico 16,2). Probablemente, ese era también el modo en que se
comunicaba con Josué después de la muerte del primer líder de
Israel (cf. Josué 7,6-11). El oráculo era, por así decirlo, el corazón
mismo del santuario, el lugar de la morada de Dios; de ahí que
leemos en algunos pasajes del Antiguo Testamento que Yahveh “se
sentaba sobre (o más bien, por) el querubín”.

En los últimos años de la historia de Israel los rabinos judíos, con


motivo de la reverencia a la santidad de Dios, evitaban pronunciar
cualesquiera de los nombres que designaban a la Divinidad en el
lenguaje hebreo, tales como El, Elohim, etc., y mucho
menos Yahveh , el nombre inefable, es decir, un nombre
impronunciable para ninguna lengua humana; en lugar de éstos,
ellos usaban metáforas o expresiones que hacían referencia a
los atributos divinos. Entre éstos, se volvió muy popular la
palabra shekinah, la cual significaba la presencia divina
(de shakhan, habitar), de ahí la gloria divina, y había sido sugerida
por la creencia en la presencia de Dios en una nube sobre el
propiciatorio. El Arca no sólo significaba la presencia en medio de su
pueblo, sino que también indicaba las empresas belicosas de Israel;
en consecuencia, no podía caer un mayor mal sobre la nación que
la captura del Arca por sus enemigos como vemos que sucedió
hacia el final del período de los Jueces y quizás también en la toma
de Jerusalén por el ejército babilonio en 587 a.C.
EL PUEBLO DE DIOS VÍA A LA TIERRA DE CANAÁN.

Para poder estudiar con mayor facilidad el relato bíblico es pieza


importante conocer la región geográfica en donde se desarrollan estos
acontecimientos.

Podemos estudiar esta región por partes:

DESDE ABRAHÁN HASTA JOSUÉ. Esta región siempre estuvo habitada


por cananitas. Sabiendo que Canaán es un descendiente de Cam
(quien es el hijo maldecido por Noe) se representarán sus hijos como
los habitantes de esta tierra: Sidón, Jebuseo, heteo, gergueseo,
araceo, jeveo (Gen 10, 15-18). Esta región que es descrita como la
que mana leche y miel tiene una flora muy diversa. Tiene zonas muy
ricas para cultivo, otras muy desérticas, montes, ríos, etc.

Cuando Josué entra en la tierra ya hay ciudades establecidas allí


como por ejemplo: Jericó, Hai, Jerusalén, Hebrón, Jasor, Laquish.
Estos pueblos pelearán contra Josué y todos serán vencidos. Cada
tribu tomará una porción de tierra específica, la cual deberán ir
conquistando gradualmente.

Al este del Jordán quedarán tres tribus: Manases Oriental, Gad y


Rubén. Al Oeste quedarán las otras nueve tribus y la parte occidental
de Manases.

DESDE JOSUÉ HASTA ROBOAM. Con la muerte de Josué surgen los


Jueces que deberán afianzar la conquista sobre todo Canaán. Y su
lucha será entonces contra los filisteos, a los cuales derrota David.
David tiene como capital del Imperio a Hebrón, donde reina por siete
años. Conquista Jerusalén convirtiéndola en su capital. Por la
desobediencia de Salomón, Yahvé divide el reino en dos partes: diez
tribus conformaron el Reino del Norte (Israel) teniendo como líder a
Jeroboam; y dos tribus: Judá y Benjamín, formaron el Reino del Sur.
DESDE ROBOAM HASTA LA CONQUISTA DE ROMA.

La capital del Reino del Norte es Samaria y la capital del Reino del Sur
es Judá. El culto lo concentra Judá en Jerusalén. Se desarrolla la
enemistad entre estos dos pueblos.

Con la conquista de Roma, dividen el Reino según los gobernadores.


Ya Israel se divide en tres regiones: Galilea, Samaría, Judea. Aun
cuando con la muerte de Herodes el Grande, sus hijos se dividen el
reino en tres partes: Arquéalo, Antipas, Filipo (hijos de Herodes).
EN LA ÉPOCA DE JESÚS.

Son muchos los sitios que recorrió Jesús por todo Israel, incluso en
regiones como Tiro y Sidón. Vamos a dividirlos por regiones: Galilea,
Samaría, Judea, Fenicia.
Existen otros lugares como: Cesárea de Filipo (Mt 16, 1); Jope (Hch
10, 8). Y muchos lugares visitados por Pablo como Antioquía, Efeso,
Roma, Tesalónica, los cuales serán explicados en el módulo de Nuevo
Testamento.
LENGUAS EN QUE SE ESCRIBIO LA BIBLIA.

Otro aspecto importante en los conceptos introductorios de la Biblia se


refiere a las lenguas en que fueron escritos los libros de La Escritura.
Debido a que cada lengua es el reflejo de una vivencia de la historia
de Israel, es importante conocer el desarrollo que tuvo la escritura en
todo el Oriente Medio antiguo.
Los primeros registros que se tienen de escritura en el Oriente Medio
corresponden a los pueblos que habitaron la Mesopotamia.
Llamaremos a estos pueblos los semitas orientales.

En este orden encontramos a los sumerios, pueblo semita que habitó


la región septentrional de Mesopotamia. Este pueblo que tuvo su auge
entre el 2800 y 2360 A.C dejó registros escritos en lo que se conoce
como escritura cuneiforme. Tiene el nombre de cuneiforme, porque
viene del latín”cuneus”=cuña, ya que los caracteres son semejantes a
cuñas, y se quedaban impresos en las tablitas de arcilla, a través de
un estilete u otro instrumento punzante.

Consideraremos los semitas occidentales a los pueblos que


habitaron al oeste del río Eufrates. Los hallazgos más antiguos de las
lenguas semitas occidentales las hallamos en la ciudad de Ebla, pero
los textos más antiguos de la lengua pre-hebrea se han encontrado en
la ciudad cananea de Ugarit. En Ugarit utilizaron un sistema
cuneiforme alfabético que fueron una preparación para el sistema
alfabético fenicio.

Los fenicios fueron los gestores del alfabeto por lo que de ellos
tomaron el hebreo y el arameo su estructura.
Teniendo ya una idea de los registros de escritura en el oriente medio
para aquel entonces vemos que para la composición de la Biblia se
emplearon tres lenguas originales: la hebrea, la aramea y la griega.
HEBREO.
El hebreo se empieza a gestar en la época patriarcal hacia el siglo XX
A.C, pero se pone por escrito cuando sale de Egipto y entra a Canaán
hacia el 1250 A.C. La lengua hebrea tiene una característica: “las
raíces verbales son muy importantes. Por eso, las consonantes son
las principales, las vocales sólo expresan variación en torno al mismo
significado fundamental.” En hebreo, las mismas consonantes nos
ayudan a formar palabras con significados que tienen una base
común.
Los libros más antiguos se escribieron en hebreo con caracteres
fenicios; más tarde se empezó a utilizar la escritura cuadrada, propia
de los arameos. En estos caracteres se encuentra escrita la mayor
parte de la Biblia Hebrea o antiguo testamento.”
ARAMEO.

La lengua aramea también procede como el hebreo del alfabeto


fenicio. A partir del siglo VII a.de.C, el arameo es utilizado en todo el
imperio Asirio. Razón por la cual se constituyó en la lengua oficial del
Imperio. Cuando Babilonia se expande por todo el Oriente Medio
abraza esta lengua logrando ser la lengua dominante en todas sus
colonias. Como es sabido, el pueblo judío fue deportado a Babilonia
en el año 587 a.de.C. Debido a esto, los judíos empezaron a utilizar el
arameo como lengua popular. “Pero después de que los judíos
volvieran del exilio en Babilonia comenzaron a usar la escritura
cuadrada de la lengua aramea, que era la lengua oficial del Imperio
Persa”

Esta lengua tomó tanta fuerza, que llegó a suplantar a la lengua


hebrea. Incluso Jesús hablaba con el pueblo en uno de los dialectos
arameos.En arameo se escribieron:Tobías, Judit, fragmentos de
Esdras, Daniel, Jeremías y del Génesis y el original de San Mateo
GRIEGO.

Con la llegada del imperio helenístico en mando de Alejandro Magno


en el año 332 a.de.C, la expansión griega se hace por toda Asia. Con
esto el griego empieza a incursionar como lengua popular. Así
encontramos que en la época de Jesús se habla arameo, se escribe
en escritura cuadrada y se utiliza el griego como lengua oficial del
Imperio.
Este griego no era un griego clásico, como era por ejemplo el de
Demóstenes, sino un griego popular, vulgar y corriente, llamado Koiné,
es decir, común, que usaba el hombre de la calle.

Fueron escritos en esta lengua algunos libros del Antiguo Testamento,


como el de la Sabiduría, 2 Macabeos, Eclesiástico, parte de los libros
de Ester y Daniel, más todos los del Nuevo Testamento excepto el
Evangelio de san Mateo. Se generalizó después de la conquista en
Grecia por Alejandro Magno.

Entre el Griego y el Hebreo encontramos un choque de dos culturas;


por un lado el griego representa una cultura muy analítica, que se
maravilla ante el cosmos y el espacio, buscando aquí el sentido del
hombre. El hebreo en cambio, representa una cultura que se detiene
observando el tiempo y la manera como Dios ha ido actuando y como
su voluntad enmarca el destino del hombre.
PRIMEROS MANUSCRITOS DE LA BIBLIA.
En la antigüedad, para escribir algunas cosas se usaban las tablillas
de arcilla, las ostraka o pedazos de cerámica rota, las piedras, los
cilindros y las estelas.

Para copiar un libro de la Biblia o toda ella, este material no se


utilizaba, pues sólo podía aprovecharse para textos breves. El material
empleado para la copia de la Biblia fue de dos tipos: El Papiro y el
Pergamino.

EL PAPIRO. Usado en Egipto desde el año 3,000 antes de Cristo. Es


una planta acuática, caña o junco. Esta caña crecía en los lugares
poco profundos de los ríos y sedaba sobre todo en el Delta del Nilo.

Para su preparación se abría primero el tallo de la planta y luego se


prensaba; las láminas así obtenidas se entrecruzaban, se aplastaban y
se secaban. Era el material más común, pero a la vez el más frágil.
Por lo regular se escribía sólo por la parte interior. Se han conservado
muchos papiros de Egipto gracias a su clima seco y constituyen el
testimonio más antiguo en el ámbito de manuscritos bíblicos.

EL PERGAMINO. Se utiliza desde más de 1500 a. C. Su nombre deriva


de Pérgamociudad griega. Es un material muy duradero, que lo
utilizaron los pueblos antiguos para escribir en ellos textos sagrados y
literarios.

Para su tratamiento se utilizaba un proceso que consistía en ellavado


de la piel, sumergiéndola en una solución con cal que le quitaba el
pelo. Luego se raspaba hasta dejar ambos lados iguales. Por último,
se estiraba por un largo período de tiempo aplicándole polvos de
piedra pómez.

Alrededor del año 200 a. C., el pergamino fue sustituyendo poco a


poco al papiro. Luego el pergamino fue reemplazado entre los años
1200 y 1400, por el papel.
EL ROLLO. Es una larga tira de papiro o piel, reforzada en las
extremidades con dos varas que servían para enrollarla (Cfr. Lc 4, 16-
20; Jr 36). Aún en nuestros tiempos, los judíos utilizan los rollos. El
códice o libro ordinario (más común en pergaminos) fue empleado por
los cristianos desde el siglo II; pero por los judíos, más tarde, parece
que a partir del siglo VII.
LAS VERSIONES DE LA BIBLIA.
BIBLIA HEBREA (LOS PRIMEROS ESCRITOS).

No sabemos con certeza cuándo comenzaron los judíos a reunir los


Libros Sagrados en colecciones. Pero sí sabemos con plena seguridad
que los judíos poseían libros que consideraban como sagrados y los
rodeaban de gran veneración. Teniendo así para el Siglo I de nuestra
era una colección de libros Sagrados, que consideraban inspirados por
Dios, conteniendo a la vez la revelación de la voluntad divina hecha a
los hombres.

La formación del canon del Antiguo Testamento era aceptado por


todos los judíos. Según mismos testimonios bíblicos, dan a conocer
que la formación del canon tuvo la siguiente evolución.
Antes del destierro existen muchos lugares en la Sagrada Escritura
que demuestran que los hebreos tuvieron especial cuidado en
conservar ciertos libros escritos por Moisés, Josué, Samuel y otros
grandes hombres del pueblo israelítico. En diversas ocasiones Dios
manda a Moisés que ponga por escrito las leyes, tanto civiles como
cultuales (cf. Ex 17,14; 34,27; Núm 33,2; Deut 31,9-14). También
escribió el libro de la alianza (Ex 24,4; Deut 27,8; cf. Ex 20,22-23,19).
La Ley mosaica, dada por el gran legislador al pueblo elegido, fue
posteriormente aumentada con nuevas leyes y adaptada a las
necesidades de los tiempos. Esta Ley, designada por los hebreos con
el nombre de “Torah”, gozó siempre de gran autoridad entre ellos.
Josué, el sucesor de Moisés, añadió nuevas leyes y ordenaciones,
“escribiéndolas en el libro de la Ley de Dios” (Jos 24,25). Samuel,
profeta, “escribió el derecho real en un libro, que depositó ante Yahvé”
(1 Sam 10,25). Ezequías, rey, mandó coleccionar las sentencias de
Salomón (Prov 25,1).

Pero es sobre todo en la época de Josías, rey (640-608 a.C.), cuando


se comienza a hacer recurso a la autoridad de un texto escrito, cuyo
carácter de código sagrado parece que había sido reconocido
oficialmente. Antes del reinado de Josías no consta que la Ley
mosaica haya gozado de una autoridad “canónica” universalmente
reconocida. Según el testimonio de la Sagrada Escritura, antes de la
reforma de Josías existían muchas prácticas de culto que no eran
conformes con las prescripciones del Levítico (cf. 2 Re 23,4-15). Sin
embargo, después que el sumo sacerdote Helcías encontró en el
templo de Yahvé “el libro de la Ley” (cf. 2 Re 22-23; 2 Crón 34,35), las
cosas cambiaron radicalmente. No se sabe si el libro encontrado ha de
ser identificado con el Pentateuco entero, o más bien con sólo el
Deuteronomio. Pero el hecho es que, a partir de este momento, “el
libro de la Ley” fue considerado como algo muy sagrado y como la
colección de las leyes dadas por Dios a Israel. En los libros de los
Reyes encontramos ya las primeras citas explícitas de “la Ley de
Moisés” (cf. 1 Re 2,3 = Deut 29,8; 2 Re 14,6 = Deut 24,26).

Los profetas Isaías (Is 30,8; 34,16) y Jeremías (Jer 36, 2-4.27-32)
escribieron sus profecías. Y la obra del profeta Jeremías está
inspirada indudablemente en el espíritu de la reforma de Josías. Este
mismo profeta tiene citaciones de profetas anteriores (Jer 26,18s;
49,14-16 = Miq 3,12; Abd 1.4), lo cual parece indicar que ya existían
colecciones de profecías.

Después del destierro tenemos testimonios escriturísticos importantes,


de los cuales podemos deducir que casi todos los libros
protocanónicos estaban ya reunidos en colecciones y eran
considerados como canónicos. Los textos bíblicos de esta época nos
dan a conocer tres clases de Libros Sagrados: la Ley (Torah), los
Profetas (Nebi’im) y los Escritos o Hagiógrafa (Ketubim).

El primer testimonio en este sentido es el del libro de Nehemías (c. 8-


9). En él se narra que Esdras, sacerdote y escriba, leyó y explicó
la Ley de Moisés delante del pueblo (444 a.C.). Y, después de
escuchar su lectura, el pueblo prometió con juramento observarla, lo
cual parece indicar que reconocían autoridad canónica al Pentateuco.
LA SEPTUAGINTA, LXX O VERSIÓN DE LOS 70.

Es la primera traducción del Antiguo Testamento (hebreo) al griego.

Su elaboración se dio entre los siglos III y I antes de nuestra era,


siendo destinada a los judíos de la Diáspora o de la dispersión, es
decir, para el culto de las comunidades judías que vivían en el mundo
grecorromano, especialmente de Alejandría y que ya habían olvidado
la lengua hebrea.

Habiendo crecido el número de judíos que habitaban en Alejandría


(Egipto), que no conocían la lengua hebrea y, por tanto, no podían leer
sus Sagradas Escrituras, el benevolente Ptolomeo III (rey de Egipto)
pidió al Sumo Sacerdote que enviara hombres sabios, conocedores de
ambas lenguas (hebreo y griego) para traducir las Escrituras. El Sumo
Sacerdote termina enviando 72 hombres (seis por cada tribu de
Israel), quienes se encerraron en cuartos separados para trabajar en
todos los libros y, al cabo de 70 días, salieron milagrosamente con la
misma traducción.
La Septuaginta era el AT que usaban los primeros cristianos, ya que
para finales del siglo primero eran en su mayoría gentiles y de habla
griega, y muchas de los versículos del AT que tenemos en el Nuevo
Testamento, fueron textualmente citados desde esta versión. Era
también usada por los judíos de habla griega pero, conforme el
cristianismo fue creciendo en el antiguo Imperio Romano y, siendo la
Versión de los Setenta su Escritura, los judíos se fueron apegando
más y más a la idea de usar la Biblia Hebrea o AT en Hebreo
alegando que la traducción en griego cambiaba el sentido del texto
original para poder conectar las profecías del AT con Cristo, y
coronarlo como Mesías. Así ha sido hasta nuestros días.
Difiere de la Biblia Hebrea principalmente en el número de libros y en
su orden.
EL CANON DE JAMNIA.

Al final del primer siglo de la era cristiana, una escuela judía hizo un
nuevo canon hebreo en la ciudad de Jamnia, en Palestina. Ellos
querían cerrar el período de revelación siglos antes de la venida de
Jesús, buscando así distanciarse del cristianismo. Por eso cerraron el
canon con los profetas Esdras (458 a.C.), Nehemías (445 a.C.), y
Malaquías (433 a.C.). Por lo tanto dejaron fuera del canon los últimos
siete libros reconocidos por el canon de alejandrino.
LA VETUS LATINA.

No sabemos con exactitud dónde, ni cuándo, ni cómo, fue realizada


esta versión. Por las citas bíblicas en latín de los más antiguos
escritores cristianos podemos concluir que los datos que poseemos
hoy señalan a Roma como el origen de la primera traducción latina de
la Biblia; traducción que se remonta, a más tardar, a la mitad del s. II.
Es una traducción hecha sobre el texto griego de los Setenta al latín.
El latín utilizado en esta versión es el vulgar; los traductores se
preocuparon, sobre todo, de hacer comprensible el texto bíblico al
pueblo.

Si bien el paso definitivo al latín se efectuó a mediados del s. IV, su


uso comenzó en Occidente mucho antes. En la segunda mitad del s. II
se utiliza ya el latín en escritos teológicos, y se hacen traducciones de
importantes escritos como el Pastor de Hermas y la Epístola de S.
Clemente. Los Papas del s. III mantenían correspondencia en griego
con obispos orientales y en latín con los de África (cfr. G.
Bardy). Tertuliano escribió casi todas sus obras en latín y editó en latín
algunas compuestas en griego. El bilingüismo era corriente en los
ambientes cultos cristianos; no cabe, sin embargo, afirmar lo mismo
para grandes sectores de la población cristiana de Occidente ya
durante el s. II, y menos durante el s. III. De aquí que la necesidad de
una traducción de la Biblia al latín tuvo que sentirse muy pronto.

Los primeros intentos de traducción de la Biblia al latín son del s.


II. Tertuliano (160-220) atestigua ya la existencia de un texto latino.
Las Actas de los Mártires de Scillium, en África del Norte, indican que
dicho grupo de cristianos poseía libri et epistulae Pauli viriiusti; eran
gentes rústicas y con toda seguridad no conocían el griego. Hasta
hace poco se consideraban los escritos de S. Cipriano de Cartago (m.
258) como el más antiguo testimonio de un texto bíblico latino fijo y
uniforme; es seguro que Cipriano utiliza una versión latina ya tipificada
de la Biblia. Estos datos, que convergen todos en África del Norte,
hicieron pensar que la primera versión latina de la biblia provenía de
África.

Estudios más recientes, sin embargo, han mostrado que en la misma


época de S. Cipriano se usaba en Roma un texto latino de la Biblia
que no coincide exactamente con el del Norte de África, es el texto
bíblico contenido en los escritos de Novaciano. La traducción de la
Epístola de S. Clemente Romano, hecha probablemente en la primera
mitad del s. II, muestra indicios de una traducción latina del A.T. Estos
hechos ponen de manifiesto algunos puntos importantes: no es exacto
que el latín cristiano se originara en África, Roma ha jugado un papel
más importante que ninguna otra parte del Imperio en el proceso de
latinización del cristianismo; los datos que poseemos hoy señalan a
Roma como el origen de la primera traducción latina de la Biblia;
traducción que se remonta, a más tardar, a la mitad del s. II.

No hay, sin embargo, que pensar en una traducción uniforme de la


Biblia desde el primer momento; probablemente se emprendió de
forma anárquica; S. Agustín y S. Jerónimo se lamentan de la
multiplicidad de formas con que han sido traducidos los textos
bíblicos.No se trata, de un único texto, sino de varios, con muchas
divergencias entre ellos, aunque no necesariamente importantes, y a
menudo apenas tangenciales.

Esta antigua versión latina no tuvo larga vida. La aparición de la


Vulgata de S. Jerónimo señaló el principio de su ocaso. El cambio de
texto en las iglesias de Occidente fue, sin embargo, lento; todavía en
la época de S. Gregorio Magno (m. 604) se usaban ambos textos de
forma más o menos parecida. Puede decirse que la Vetus Latina dejó
de usarse en el s. IX.
LA VULGATA LATINA.

Fue el Papa del siglo IV Dámaso I, quién encomendó en el año 382


una versión al latín vulgar de la Biblia al monje Jerónimo de Estridón,
ciudad de la provincia romana de Dalmacia (probablemente Croacia o
Eslovenia).

El trabajo de san Jerónimo, comenzado el año 382 en Roma y


concluido hacia el 404/406 en Belén, fue doble: de revisión y de
traducción.

Jerónimo era un personaje inteligente, cultivado, viajero y políglota,


que en esos momentos vivía en Roma.

Inmediatamente se puso manos a la obra y sometió a revisión todas


las antiguas versiones latinas que circulaban, con el objetivo de
unificarlas y, por supuesto de mejorarlas.
A la muerte del Papa Dámaso I se trasladó a Belén y allí terminó
revisando todo el Antiguo Testamento latino, teniendo presente el
texto hebreo del mismo, esencialmente idéntico al posterior texto
masorético establecido en esta lengua en los siglos IX y X en
Tiberíades, por dos familias de eruditos: las escuelas de Ben Aser y
Ben Neftalí; así como la Versión de los Setenta.
Para la traducción del Nuevo Testamento utilizó como base un texto
griego muy parecido al Códice Vaticano y la misma Vetus Latina, que
era una gran colección de libros bíblicos traducidos al latín, anteriores
a San Jerónimo. Ya en el año 405 tenía concluido su trabajo que es la
base de la Vulgata.
La IV sesión del Concilio de Trento celebrada en 1546 declaró la
Vulgata latina como la Biblia oficial de la Iglesia Católica, pero no obvió
la necesidad de fijar un texto definitivo para el futuro, que fuese lo más
fiel posible a los originales.

En 1590 se editó bajo el pontificado de Sixto V, la versión que llevaba


su nombre: la Vulgata Sixtina, la cual fue insuficiente.

A finales del siglo XVI, volvió a ser revisada, siendo Papa Clemente
VIII, por lo que se le denominó: Vulgata Clementina, y ésta fue, de
momento, la que quedó en Vigor.

Pio X, en el siglo XX, encomienda un nuevo análisis de la Vulgata a la


Orden Benedictina.
Incluso el Concilio Vaticano II dio un nuevo impulso a su revisión. Tal
como la conocemos hoy, se le denomina Neo Vulgata y fue aprobada
en 1979 por Juan Pablo II. Su contenido es casi idéntico a la Vulgata
Clementina; lo que cambió fue los nombres de algunos libros, y la
posición de pocos versículos, que se adaptaron para un mejor
entendimiento, pero nunca cambió el texto.
LA NEOVULGATA.

Una obra diferente, que, sin embargo, puede ser considerada como
una puesta al día de la Vulgata, es la Neovulgata. Esta versión nació
por un deseo expreso de Pablo VI, que instituyó la Comisión Pontificia
para la Neovulgata el 29-XI-1965, diez días antes de la clausura del
Concilio Vaticano II.

El proyecto actual de la Neovulgata de conformar el texto latino con los


textos originales estuvo también presente en tiempos de León XIII y
San Pío X. Como se ve por todo lo expuesto, el interés por la Vulgata
no ha decaído a lo largo de los años; y el deseo de Pablo VI de
actualizar la Vulgata se inserta de alguna manera en esta tradición
revisionista que concierne al texto latino adoptado como oficial por la
Iglesia. Los nuevos esfuerzos no están por lo tanto desligados de lo
que se había venido haciendo a lo largo de muchos siglos.
Su finalidad era dotar a la Iglesia de una edición latina de la Biblia que,
conservando sustancialmente la versión de san Jerónimo, la corrigiese
en los puntos en que se separaba de los textos originales, utilizando
los progresos de las ciencias bíblicas. La edición debía utilizar el
lenguaje de la latinitas bíblicacristiana. Su uso debía extenderse, en
primer lugar, a la liturgia, que podría gozar así de un texto unitario,
científicamente válido, coherente con la Tradición, con la hermenéutica
y con el lenguaje cristiano. Debía servir, además, como base segura
para los estudios bíblicos, especialmente donde no existiese la
posibilidad de disponer de bibliotecas más especializadas.
La Neovulgatafue promulgada por Juan Pablo II con la Constitución
Apostólica ScripturarumThesaurus (1979), pasando a ser la Biblia
oficial para la Iglesia católica romana. Desde el punto de vista
científico, la edición fue realizada teniendo en cuenta las mejores
ediciones críticas existentes tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento.
De todos modos la situación y el trabajo a realizar, según el mismo
“Proemium” del Nuevo Testamento de la Neovulgata, es comparable al
que motivó a San Jerónimo la revisión de los textos latinos de
entonces por deseo del Papa San Dámaso I. Y lo mismo que en aquel
tiempo se reconoció y enmendó el texto latino de los Evangelios según
los códices griegos, que eran antiquísimos y dignos de fe, del mismo
modo la Pontificia Comisión para la Neovulgata acomodó el texto de
San Jerónimo a las exigencias actuales de la crítica textual de los
textos originales hebreos y griegos. Y si los trabajos del monje de
Belén comportaron no menos de 3.500 correcciones, no es de
extrañar que los retoques introducidos en la nueva versión sean no
menos de 2.000, en su mayoría de pequeña entidad.
Otra cosa que se desprende de todo esto que estamos diciendo es
que la Neovulgata es un empeño loable en esa línea que
apuntábamos de revisión y corrección de errores, aunque como es
lógico se trata de una tentativa inacabada todavía y que habrá de
superar la prueba del tiempo para que, lo mismo que la versión
jeronimiana, llegue a ser realmente “vulgata”. No olvidemos que
cuando San Jerónimo da a la luz su revisión, era la versión de los LXX
la llamada por todos “Vulgata”, y que sólo después de siglos se aplica
tan honorífico título a la versión latina que hoy tenemos.
FIESTAS JUDÍAS.

Las fiestas judías se refieren a la conmemoración de uno o más días


observados por el pueblo judío, tanto para fiestas religiosas como
laicas, para el recuerdo de un acontecimiento importante en la
historia judía.

FIESTA PASCUAL ANTIGUO TESTAMENTO.

Para la religión judía, la Pascua, también conocida como Pésaj por su


nombre en hebreo, es una festividad solemne que celebra la libertad
del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto, relatada en el libro del
Éxodo, en el Antiguo Testamento de la Biblia.

La pascua judía o Pésaj comienza durante el mes de Nisá (abril-mayo)


y coincide con el inicio de la primavera. En estas fechas se celebra el
aniversario de la liberación judía de la esclavitud en Egipto.
La celebración de la pascua es uno de los eventos más significativos
en la historia bíblica. Al recordarlo, los creyentes celebramos visible y
activamente la obra redentora de Dios por su pueblo a lo largo de las
Escrituras.
Sin embargo, muchos cristianos a veces no comprendemos de qué se
trata esta celebración. Para identificar, analizar, y meditar en los
aspectos fundamentales de la pascua, necesitamos considerar la
historia de la redención. Por eso, a continuación, buscamos ofrecer
una breve teología bíblica elemental de la pascua que informe y
transforme nuestra predicación y adoración.

La pascua en el Antiguo Testamento: Redención divina y


memorial perpetuo
De acuerdo al Nuevo diccionario ilustrado de la Biblia, la palabra
pascua “viene del vocablo hebreo pesaj, que literalmente significa
‘pasar por alto’ o ‘encima’, y figuradamente ‘preservar’, ‘mostrar
misericordia’”. Su primer uso en las Escrituras se encuentra en Éxodo
12, y nos ofrece todos los elementos esenciales que serán
considerados en el resto de la Biblia:

En la tierra de Egipto el Señor habló a Moisés y a Aarón y les dijo:


“Este mes será para ustedes el principio de los meses. Será el primer
mes del año para ustedes. Hablen a toda la congregación de Israel y
digan: ‘El día diez de este mes cada uno tomará para sí un cordero,
según sus casas paternas; un cordero para cada casa. Pero si la casa
es muy pequeña para un cordero, entonces él y el vecino más cercano
a su casa tomarán uno según el número de personas. Conforme a lo
que cada persona coma, dividirán ustedes el cordero. El cordero será
un macho sin defecto, de un año. Lo apartarán de entre las ovejas o
de entre las cabras. Y lo guardarán hasta el día catorce del mismo
mes. Entonces toda la asamblea de la congregación de Israel lo
matará al anochecer. Ellos tomarán parte de la sangre y la pondrán en
los dos postes y en el dintel de las casas donde lo coman.

Comerán la carne esa misma noche, asada al fuego, y la comerán con


pan sin levadura y con hierbas amargas. Ustedes no comerán nada de
él crudo ni hervido en agua, sino asado al fuego, tanto su cabeza
como sus patas y sus entrañas. No dejarán nada de él para la
mañana, sino que lo que quede de él para la mañana lo quemarán en
el fuego. De esta manera lo comerán: ceñidas sus cinturas, las
sandalias en sus pies y el cayado en su mano, lo comerán
apresuradamente. Es la Pascua del Señor.

Porque esa noche pasaré por la tierra de Egipto, y heriré a todo


primogénito en la tierra de Egipto, tanto de hombre como de animal.
Ejecutaré juicios contra todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor. La
sangre les será a ustedes por señal en las casas donde estén. Cuando
Yo vea la sangre pasaré de largo, y ninguna plaga vendrá sobre
ustedes para destruirlos cuando Yo hiera la tierra de Egipto. Y este día
será memorable para ustedes y lo celebrarán como fiesta al Señor. Lo
celebrarán por todas sus generaciones como ordenanza
perpetua’”, Éxodo 12:1-14.
Luego de leer ese pasaje, hay varias cosas que resaltan:

1. Dios es el personaje central de esta historia


Al observar el texto bíblico, todo texto bíblico, Dios (Padre, Hijo, y
Espíritu Santo) es siempre la palabra más importante. Nuestra primera
tarea al estudiar la Biblia debe ser descubrir la voz de Dios y su obra
en la historia.

En nuestras celebraciones y servicios de adoración, hemos de


asegurarnos que nada llegue a ser más visible o admirable que Dios
mismo y su obra gloriosa de redención.
En el caso de la pascua, es evidente que se trata de una institución
divina. Fue idea de Dios (Éx. 12:1-2, 11). No pasemos por alto ni
olvidemos que la pascua es “la pascua del Señor”. Su propósito y valor
están eternamente ligados a la obra de Dios por medio de ella. En
nuestras celebraciones y servicios de adoración, aun hasta este día,
hemos de asegurarnos que nada llegue a ser más visible o admirable
que Dios mismo y su obra gloriosa de redención.

También podemos ver en el pasaje que la pascua es una expresión


del amor de Dios manifestado en la redención de su pueblo y el juicio
de sus enemigos, en fidelidad a su pacto (Éx. 12:7-13). En la pascua,
Dios recuerda su pacto y actúa con amor fiel hacia su pueblo. El amor
y la misericordia del Señor se ofrecen a su pueblo mediante el
sacrificio y la sangre de un cordero inocente (Éx. 12:13).
2. En el Antiguo Testamento la pascua es en esencia una
celebración que mira hacia el pasado

Ella marca el día de independencia de Israel y el nacimiento de la


nación (Éx. 12:1-2).
Posterior al evento histórico de la primera pascua, el propósito de la
celebración era que el pueblo recordara, una vez al año, con sus cinco
sentidos, los detalles específicos de la obra maravillosa de redención
que Dios había realizado a su favor en Egipto (Éx. 12:14; 42, 50-
51; 23:15; Dt. 16:3).

En la pascua, Dios derramó sangre, la sangre de los primogénitos de


Egipto. Pero al mismo tiempo pasó por alto (heb. pesaj) los hogares de
aquellos israelitas quienes, con fe obediente, cubrieron los dinteles de
sus casas con la sangre del cordero sin defecto que habían inmolado
con sus propias manos.
3. Celebrar la pascua motivaba al pueblo a recordar
constantemente para vivir fielmente
Para Israel, recordar los detalles específicos de la obra redentora de
Dios en Egipto era importantísimo por una razón sencilla: En la Biblia,
el olvido del pueblo de Dios está intrínsecamente ligado a la apostasía.
Al mismo tiempo, la Biblia testifica repetidamente la fidelidad de Dios
para recordar sus promesas. Observe los siguientes pasajes en
Deuteronomio 4:

(4) Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no te
olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu
corazón todos los días de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos
y a tus nietos. (9) Tengan cuidado, pues, no sea que olviden el pacto
que el Señor su Dios hizo con ustedes, y se hagan imagen tallada en
forma de cualquier cosa que el Señor tu Dios te ha prohibido. (30) En
los postreros días, cuando estés angustiado y todas esas cosas te
sobrevengan, volverás al Señor tu Dios y escucharás Su voz. (31)
Pues el Señor tu Dios es Dios compasivo; no te abandonará, ni te
destruirá, ni olvidará el pacto que Él juró a tus padres.

El contraste que se observa en éstos y otros muchos pasajes es


evidente. En relación a Dios, las Escrituras nos muestran que Él no se
olvida su pacto y sus promesas (Dt. 4:31; 26:13). Dios es fiel. Pero en
relación al pueblo de Dios, constantemente vemos que, cuando el
pueblo olvida las obras de Dios, inevitablemente se vuelve a la
idolatría (Dt. 4:9; 2 R. 17:38).

En otras palabras, al instituir la celebración memorial de la pascua,


Dios proveía a su pueblo un medio de gracia que les permitiría
perseverar en la fe y la obediencia al pacto al recordar “todos los días
de su vida” la maravillosa obra de redención de Dios (Dt. 16:1-3).

De la misma manera que olvidar nos conduce a apostatar, recordar


bíblicamente nos mueve a adorar.

FIESTAS JUDÍAS (Continuación).


El Shabat

Shabat es una voz hebrea que significa “descanso”. Comienza el


viernes a la caída del sol y concluye al anochecer del sábado.

Este día los judíos han de abstenerse de ejecutar cualquier trabajo, tal
como sembrar, arar, hornear, coser, encender o extinguir fuego y
generar cualquier tipo de electricidad.

El sábado se destina al estudio y a la instrucción religiosa, con el fin de


satisfacer las necesidades espirituales. Por esta razón, el shabat es un
acto profundo que representa la liberación de las preocupaciones
rutinarias, la tranquilidad, la alegría y la elevación espiritual.

Shauvot
En la fiesta se Shauvot o Pentecostés que se celebra durante los
meses de mayo y junio, se recuerda la entrega de los Diez
Mandamientos al pie del Monte Sinaí, así como el agradecimiento por
la producción agrícola.

Tishá Be Av
Es uno de los días tristes del calendario, debido a que permanecen en
la memoria la destrucción de los dos Templos de Jerusalén.

RoshHashaná
Tishei (Septiembre-Octubre) es el mes en el que inicia el año judio y
se indica el comienzo de la creación divina. En ese periodo se festeja
RoshHashaná, o año Nuevo judío y es un momento dedicado a la
reflexión.

YomKipur
YomKipur se celebra en el mes Tishei (Septiembre-Octubre); es una
de las fechas más sagradas del calendario judío, ya que celebra el Día
del Perdón, de la penitencia y de la purificación espiritual.

Sucot y Simjat Torá

La recolección de los frutos en el desierto se evoca también en el mes


Tishrei, en la fiesta de los tabernáculos o Sucot. Ocho días después,
se completa el ciclo anual de la lectura del Torá; este festejo es
llamado Simjat Torá y significa “alegría” o “regocijo de la Torá” ambas
fechas también son celebradas con alegría reverente.

Janucá
En el mes de Kislev (Noviembre-Diciembre), Janucá conmemora la
emancipación de los judíos frente al rey Antíoco que intentaba destruir
su religión y forzarlos a adoptar la fe griega.

Purim y LagBaomer

Purim se presenta en el mes de Adar (Febrero-Marzo), y es una fiesta


de regocijo en al que se expresa alegría por el rescate de los judíos en
Persia. En el último mes, Iyar (Marzo-Abril), LagBaomer se relaciona
con el inicio de la primavera y la Pésaj.

EL CANON.
DEFINICIÓN.

La palabra canon viene del griego κανών (kanon = vara, regla).


Originalmente, kanon era una vara de medición. Luego esa palabra
fue usada para denotar una medida o sea “regla”.

Así pues, se conoce por canon bíblico el conjunto de todos los


escritos que forman la Biblia, y que, por su origen divino,
constituyen su regla de fe y costumbres, es decir, el catálogo completo
de los escritos inspirados.
LOS LIBROS CANÓNICOS.
Es el catálogo o lista de los libros considerados inspirados por Dios.
Estos libros se dividen en protocanónicos y deuterocanonicos.

a. Protocanónicos: son aquellos libros que fueron y son considerados


inspirados, sea por la religión judía, sea por la católica, como
también por las Iglesias protestantes. Es decir, que su inspiración no
ha sido puesta en duda por ninguna Iglesia.

b. Deuterocanónicos: son aquellos libros de la Biblia de cuya


inspiración se dudó algún tiempo o por alguna Iglesia en particular.

Son siete libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento.: Tobías,


Judit, Sabiduría, Eclesiastés, Baruc, 1 y 2 Macabeos; y algunos
fragmentos de Daniel y Esther. Los protestantes no aceptan estos
libros.
También son siete deuterocanónicos del Nuevo Testamento.: Carta a
los Hebreos, carta de Santiago, 2 de Pedro, 2 y 3 de Juan;
Apocalipsis; más algunos versículos de los evangelios: Mc 16, 9-20; Lc
22, 43; Jn 8, 1-11.
CÁNONES OFICIALES DE LA BIBLIA.

Hay cuatro cánones o listas oficiales de libros de la Biblia:


 El canon de los judíos: Ellos sólo aceptan 39 libros del Antiguo
Testamento. No aceptan ningún libro del Nuevo Testamento.
 El canon de los protestantes: Ellos aceptan 39 libros del Antiguo
Testamento y 27 del Nuevo. Total: 66 libros.
 El canon de los católicos: Aceptamos los 46 libros del Antiguo
Testamento y los 27 libros del Nuevo Testamento. En total: 73.

 El canon de los ortodoxos: Aceptan, como los católicos, todos los 73


libros de la Biblia.
UN POCO DE HISTORIA...

Por el año 605 Antes de Cristo, el Pueblo de Israel sufrió una


dispersión o, como se le conoce bíblicamente, una "diáspora". El rey
Nabucodonosor conquistó Jerusalén y llevó a los israelitas cautivos a
Babilonia, comenzando la "Cautividad de Babilonia” (cf. 2 Reyes 24,12
y 2 Reyes 25,1).

Pero no todos los israelitas fueron llevados cautivos, un "resto" quedó


en Israel (cf. 2 Reyes 25,12; 2 Reyes 25,22; Jeremías 40,11; Ezequiel
33,27). También un número de Israelitas no fueron cautivos a
Babilonia sino que fueron a Egipto (cf. 2 Reyes 25,26; Jeremías 42,14;
Jeremías 43,7).

El rey Ciro de Persia conquistó Babilonia (cf. 2 Crónicas 36,20; 2


Crónicas 36,23) y dio la libertad a los israelitas de regresar a Israel,
terminando así su esclavitud. Algunos regresaron
a Palestina (cf. Esdras 1,5; 7,28 y Nehemías 2,11) pero otros se
fueron a Egipto, estableciéndose, en su mayoría, en la ciudad
de Alejandría (fundada por Alejandro Magno en el 322 a.C, que
contaba con la biblioteca más importante del mundo en esa época).
Así que los judíos estaban disgregados aun después del fin del
cautiverio, unos en Palestina y otros en la diáspora, sobre todo en
Alejandría. En el tiempo de los Macabeos había más judíos en
Alejandría que en la misma Palestina (cf. 1 Macabeos 1,1)
LA TRADUCCIÓN DE LOS SETENTA (SEPTUAGÉSIMA).

En el siglo III antes de Cristo, la lengua principal de Alejandría, como


en la mayor parte del mundo civilizado, era el griego. El hebreo cada
vez se hablaba menos, aun entre los judíos (Jesús y sus
contemporáneos en Palestina hablaban arameo). Por eso había una
gran necesidad de una traducción griega de las Sagradas Escrituras.

La historia relata que Demetrio de Faleron, el bibliotecario de


Plotomeo II (285-246 a.C.), quería unas copias de la Ley Judía para la
Biblioteca de Alejandría. La traducción se realizó a inicios del siglo
tercero a.C. y se llamó la Traducción de los Setenta. Comenzando
con la Torá, tradujeron todas las Sagradas Escrituras, es decir todo lo
que es hoy conocido por los católicos como el Antiguo Testamento.
Introdujeron también una nueva organización e incluyeron Libros
Sagrados que, por ser más recientes, no estaban en los antiguos
cánones pero eran generalmente reconocidos como sagrados por los
judíos. Se trata de siete libros, llamados hoy deuterocanónicos.
El canon de los Setenta (Septuagésima) contiene los textos originales
de algunos de los deuterocanónicos (Sabiduría y 2 Macabeos) y la
base canónica de otros, ya sea en parte (Ester, Daniel) o
completamente (Tobit, Judit, Baruc y 1 Macabeos).

El canon Alejandrino, con los siete libros deuterocanónicos, era el más


usado por los judíos en la era Apostólica. Este canon es el utilizado
por Cristo y los escritores del Nuevo Testamento. 300 de las 350
referencias al Antiguo Testamento que se hacen en el Nuevo
Testamento son tomadas de la versión alejandrina. Por eso no hay
duda de que la Iglesia apostólica del primer siglo aceptó los libros
deuterocanónicos como parte de su canon (libros reconocidos como
Palabra de Dios).
LOS JUDÍOS ESTABLECEN UN NUEVO CANON DESPUÉS DE CRISTO.

Al final del primer siglo de la era cristiana, una escuela judía hizo un
nuevo canon hebreo en la ciudad de Jamnia, en Palestina. Ellos
querían cerrar el período de revelación siglos antes de la venida de
Jesús, buscando así distanciarse del cristianismo. Por eso cerraron el
canon con los profetas Esdras (458 a.C.), Nehemías (445 a.C.), y
Malaquías (433 a.C.). Por lo tanto dejaron fuera del canon los últimos
siete libros reconocidos por el canon de Alejandrino. Pero en realidad
no hubo un "silencio bíblico" (una ausencia de Revelación) en los
siglos precedentes al nacimiento de Jesús. Aquella era la última etapa
de revelación antes de la venida del Mesías. Los judíos reconocían el
canon alejandrino en tiempo de Jesús. Por eso la Iglesia siguió
reconociéndolo.
DOS CÁNONES JUDÍOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

Surgen de esta forma dos principales cánones judíos del Antiguo


Testamento:

1: El canon Alejandrino: Reconocido por los judíos en la traducción


de los Setenta al griego. Este canon es el más utilizado por los judíos
de tiempo de Cristo y por los autores del Nuevo Testamento. Este
canon contiene los libros "deuterocanónicos" y es el reconocido por la
Iglesia Católica.
2: El canon de Jamnia: Establecido por judíos que rechazaron el
cristianismo y por lo tanto quisieron distanciar el período de revelación
del tiempo de Jesús. Por eso rechazaron los últimos 7 libros
reconocidos por el canon alejandrino. XV siglos después de Cristo,
Lutero rechaza el canon establecido por la Iglesia primitiva y adopta el
canon de Jamnia. Este es el canon que aceptan los protestantes.

CÓDICES Y MANUSCRITOS BÍBLICOS.


MANUSCRITO DEFINICIÓN.

Copia escrita a mano de una porción de un texto de la Biblia. Viene del


latín manu (mano) y scriptum (escrito).
CÓDICE DEFINICIÓN.

Conjunto de hojas rectangulares de pergamino o papiro (o alternando


varios materiales) que se doblan formando cuadernillos para escribir
sobre ellos. Dichos cuadernillos, al unirse por medio de la costura,
llegan a constituir el Códice completo.
Entre los Manuscritos y Códices más famosos que hoy se
conservan, tenemos empezando por los más importantes:
EL CÓDICE VATICANO (CODEX VATICANUS)

Es uno de los más antiguos manuscritos conservados de la Biblia,


anterior al Códice Sinaítico, y probablemente copiado, como aquél,
durante el siglo IV. Está escrito en griego, en pergamino, con letras
unciales, y se conserva en la Biblioteca Vaticana. Se llama Códice
Vaticano por el lugar en que se conserva.
Contenía originalmente una copia completa de la Biblia de los Setenta
y del Nuevo Testamento, pero las páginas 1519 – 1536 (desde
Hebreos 9:14 hasta el Apocalipsis) se perdieron y fueron
reemplazadas por un minúsculo suplemento del siglo XV. Consta de
759 hojas. Faltan una parte importante del Génesis y algunos Salmos.

El estilo de la escritura es sencillo y elegante. El pergamino es muy


fino y delgado; posiblemente se realizó en piel de antílope.
EL CÓDICE SINAÍTICO (CODEX SINAITICUS).

Una Biblia antigua que data del Siglo V, descubierta por Constantino
Tischendorf en el Monte Sinaí, Monasterio de Santa Catalina. En
1844, Tischendorf estaba visitando el Monasterio, cuando lo encontró
en un basurero, alertó a los monjes de la importancia del material y
regresó a Europa, al volver de nuevo, no encontró más que unas
pocas hojas, después de un tiempo y de más descubrimientos en el
Monasterio de Santa Catalina (Pertenecinete a la Iglesia Ortodoxa
Rusa) el Códice Sinaítico fue compuesto y quedó como el actual.

El Códice Sinaítico para admiración de los protestantes posee los


libros deuterocanonicos en el Nuevo Testamento, tiene "la epístola de
Bernabe" y el "Pastor de Hermas". Junto con el Vaticanus es uno de
los códices empleados por la crítica textual.
EL CÓDICE ALEJANDRINO (CODEX ALEXANDRINUS).

Es un manuscrito del siglo V de la Biblia Griega, conteniendo la mayor


parte de la Septuaginta y del Nuevo Testamento. Junto con el Códice
Sinaítico y el Códice Vaticano, es uno de los primeros y más
completos manuscritos de la Biblia. Deriva su nombre de la ciudad
de Alejandría, donde fue elaborado.

Está escrito con letras correspondientes a la llamada caligrafía uncial.


El texto está escrito en dos columnas. Las líneas iníciales de cada
libro fueron escritas en tinta roja. Secciones en el libro están marcadas
con una letra más grande puestas en el margen.

Cirilo Lucar lo llevó en 1621 de Alejandría a Constantinopla cuando fue


nombrado patriarca de esta ciudad. Siete años más tarde lo obsequió
al rey Carlos I de Inglaterra. En 1757 Jorge II lo depositó en el Museo
Británico.
CODEX EPHRAEMI RESCRIPTUS.

Conocido también por Códice Ephraemi Syri Rescriptus. Es un


manuscrito uncial del siglo V. Junto con los códice:
Vaticano, Alejandrino y Sinaítico, forma el grupo de los cuatro
manuscritos unciales de la Biblia Griega.

Este códice recibe su nombre de los tratados, 38 sermones, de San


Efren el Sirio (traducido al griego) que se sobreescribieron (rescriptus)
al texto original durante el siglo XII, eliminando parcialmente la
escritura anterior, lo que formó un documento palimpsesto.
En el siglo XVII se descubrió que debajo de los sermones de Efrén de
Siria había una escritura bíblica. El descifrado fue una tarea difícil al
añadirse al hecho de que los textos estaba superpuestos que la tinta
del original era muy tenue y las hojas estaban en mal estado.

Se cree que originalmente el códice se trataba de una biblia completa,


aunque hasta nuestros días solo sobreviven únicamente 64 hojas
del Antiguo Testamento, escrituras hebreas, (parte del Eclesiastés y el
libro de la Sabiduría, algunos fragmentos de los Proverbios y
los Cánticos) y 145 hojas del Nuevo Testamento, escrituras griegas,
pero sin encontrarse ningún libro completo.

Tras la caída de Constantinopla, el manuscrito fue llevado a Florencia,


donde Catalina de Médicis lo tomó, llevándolo a París, donde
posteriormente pasó a formar parte de la colección de la Biblioteca
Nacional de Francia.
EL PAPIRO BODMER O P66

Es un códice casi completo del Evangelio de Juan, hallado en Egipto,


que forma parte de la colección de papiros conocida como los papiros
Bodmer.
El P66 es uno de los manuscritos conocidos más antiguos que existen
del Nuevo Testamento, con su escritura fechada de alrededor del año
200.

El nivel de preservación del P66 sorprendió a los eruditos, porque las


primeras 26 páginas estaban intactas casi en su totalidad. Hasta se
mantuvo la costura en las uniones.
Actualmente se encuentra en la Biblioteca Bodmeriana de Cologny-
Ginebra, Suiza.
MANUSCRITOS DE QUMRÁN.

El año 1947 en el Wadi Qumrán, junto al Mar Muerto, aparecieron en


diversas cuevas, once en total, unas jarras de barro que contenían un
buen número de documentos escritos en hebreo, arameo y griego. Se
sabe que fueron escritos entre el s. II a.C. y el año 70 d.C., en que
tuvo lugar la destrucción de Jerusalén.
En estos manuscritos hay fragmentos de todos los libros del Antiguo
Testamento, excepto de Ester, de muchos libros judíos no canónicos
ya conocidos e incluso de otros hasta entonces desconocidos.
Hasta el descubrimiento de los textos de Qumrán, los manuscritos en
hebreo más antiguos que poseíamos eran de los siglos IX-X d.C. por
lo que cabía sospechar que en ellos se habrían mutilado, añadido o
modificado palabras o frases incómodas de los originales. Con los
nuevos descubrimientos se ha comprobado que los textos
encontrados coinciden con los medievales, aunque son casi mil años
anteriores, y que las pocas variantes que presentan coinciden en gran
parte con algunas ya atestiguadas por la versión griega llamada de los
Setenta.
PAPIRO FOUAD 266

Es una copia del Pentateuco en una versión en griego de la biblia


hebrea conocida como la Septuaginta. Es un manuscrito en papiro en
forma de rollo y ha sobrevivido en una condición muy fragmentada.

El manuscrito ha sido asignado al siglo I o II a. E.C. Es el segundo


manuscrito más antiguo de la Septuaginta. La edad del fragmento le
da un interés especial.
Fue descubierto en 1939 en Fayún, en donde había dos Sinagogas
judías y desde 1943 se almacena en El Cairo.
PAPIRO NASH

Es un conjunto de cuatro fragmentos de un manuscrito escrito


en papiro, data entre el 150-100 a. E.C.

Consiste en veinticuatro líneas largas, con unas cuantas letras


perdidas en cada margen, que contiene los Diez Mandamientos en
hebreo.
Se consideró como el fragmento manuscrito en hebreo más antiguo
conocido en la fecha, antes del descubrimiento de los Rollos del Mar
Muerto en 1947.
PAPIRO P75

Este papiro está datado en el siglo III. Es uno de los papiros más
importantes.
El papiro P75 contiene la copia más antigua del Evangelio de Lucas y
probablemente la segunda en antigüedad de Juan. Este papiro es, por
lo tanto, de inestimable valor. Estos manuscritos muestran que el tipo
alejandrino de texto existía ya por el año 200 d. C.
PAPIROS BÍBLICOS CHESTER BEATTY.

También llamados Papiros Chester Beatty se refieren a un grupo


de manuscritos en papiro de textos bíblicos. Los manuscritos están
en griego y son de origen cristiano. Hay once manuscritos en el grupo,
siete de ellos consisten en libros del Antiguo Testamento, tres son
del Nuevo Testamento, y una parte conteniendo el libro de Enoc y
de liturgia cristiana no identificada. La mayor parte están fechados en
el siglo III y se conservan en la Biblioteca Chester Beatty y otra parte
en la Universidad de Míchigan.

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