Historia de Isla de Pascua
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La historia de Rapa Nui es la historia referente a la isla Rapa Nui (conocida como Isla de Pascua) y
sus habitantes originarios, los rapanui.
Índice
1 Población de la isla
2 Historia previa
5 Redescubrimiento y expediciones
6 Siglo XIX
9 Véase también
10 Referencias y notas
10.1 Notas
10.2 Bibliografía
11 Enlaces externos
Población de la isla
Según la génesis de la tradición oral rapanui, los primeros habitantes de la isla Rapa nui (isla de
Pascua) llegaron huyendo del hundimiento de un mítico continente o isla llamado Hiva (aún sin
identificar); siendo Hotu Matu'a su primer Ariki Henua (rey) aproximadamente hacia el siglo VI.1
Aunque existen teorías que fechan su llegada en torno al siglo XIII,2 pero siendo la fecha más
aceptada alguna fecha antes o durante el siglo X.3
Poblamiento polinésico: la teoría más difundida y aceptada (apoyada por la arqueología, proviene
de la tradición oral y la genética), según la cual el poblamiento de la isla provendría de los viajes de
habitantes de la isla Hiva (posiblemente una de las islas de las actuales islas Marquesas),1 en la
Polinesia Francesa, que distan 3.641 km de la isla de Pascua. La leyenda narra que un nativo (Hau-
Maka) soñó con un lugar lejano en busca de un hogar para el Ariki Hotu Matu'a. Ese lugar se
llamaba “Te Pito O Te Kainga A Hau Maka” (o sea, “El pequeño pedazo de pista de Hau Maka”).
Estudios señalan que la llegada de los polinesios ocurrió entre los siglos IV o V d. C.
Esta teoría ha sido puesta en duda por los análisis de ADN de los isleños, que indican que son
indudablemente polinesios (de la Polinesia central y oriental), quienes a su vez tendrían más en
común con los asiáticos que con los sudamericanos, refutándose así la hipótesis del origen de la
población a partir de las costas americanas. Sin embargo, esto no ha bastado para convencer a
algunos actuales partidarios de las teorías de Heyerdahl, que explican la preponderancia del ADN
polinésico a través de una hipotética segunda oleada inmigratoria proveniente de dicho lugar que
erradicó a la mayor parte de los primeros pobladores que, según esta hipótesis, habrían sido
provenientes de Sudamérica. Hecho que, según ellos, estaría respaldado por las tradiciones orales
de la mayoría de las islas de la Polinesia. Empero, la tradición más antigua registrada, proveniente
del “Manuscrito E”, cuenta que ambos grupos provenían de Hiva, y que en aquel lugar a causa de
inundaciones, los Hanau Momoko (orejas cortas) habrían corrido sus límites hacia territorio Hanau
Eepe (orejas largas), produciéndose enfrentamientos. Posteriormente, los Hanau Momoko habrían
sido derrotados y llevados a Te Pito o te Kainga como prisioneros del ariki Hotu A Matu’a, quien en
la nueva tierra les habría asignado la meseta del Poike. Así destaca que, aparte de todos los
argumentos científicos, estos dichos de Púa Ara Hoa son un nuevo elemento que niega la tesis de
Heyerdahl sobre la llegada a la isla de un segundo grupo étnico, los Hanau Eepe (orejas largas),
esta vez desde América, y que igualmente no existen pruebas de ADN fósil que indiquen un extinto
pueblo de origen americano. Así, la hipótesis más aceptada de contacto polinesio-americano es la
de que los polinésicos pudieron navegar a Sudamérica y volver a Polinesia, y no la de que
navegantes sudamericanos viajando hacia la Polinesia. Cabe hacer mención que el idioma
simbólico originario de la Isla de Pascua es en similitud con el idioma que se hablaba antiguamente
en el Valle de Indo ubicado en la zona de Afganistán y Pakistán. También podemos observar que
en las islas cercanas como la tribu maorí la palabra RA significa el sol y el día y en egipcio RA es el
dios solar y, a la vez, la unión lingüística con el idioma Quechua o Quichua y otras lenguas
sudamericanas como los Onas, tehuelches y mapuches, también en su fisionomía asiática más
cercana a la China.
Historia previa
La sociedad rapanui, gobernada por el ariki, que según sus tradiciones, tenía ascendencia directa
de los dioses, estaba dividida en diez clanes (mata) y cada uno recibió un territorio (kainga) con
una faja costera. Se organizaron en dos «confederaciones»: Ko tu'u Aro al norte y Ko tu'u Hotu Iti
al sur, ambas supervisadas por el ariki y con una marcada gradación de clases (guerreros,
sacerdotes, escultores, artesanos, pescadores, campesinos, constructores). La mayor parte de la
población vivía hacia el interior, junto a las áreas de cultivo. En el litoral establecían centros
religiosos, políticos y ceremoniales (Anakena, Akahanga) y rendían culto a los ancestros casi
deificados representados por los moáis. También fueron levantados 300 ahu, altares ceremoniales
de mampostería. Los kohau rongo rongo (tablillas parlantes) eran escrituras jeroglíficas que aún no
han sido descifradas.
Con el tiempo la población creció y los bosques fueron talados para la agricultura, el fuego, balsas
y la construcción de moáis. Entre los años 1200 y 1500, la cultura rapanui alcanzó su máximo
desarrollo.5
A finales del siglo XV vivían en la isla 60006 a 10 0001 personas (algunos estiman que hasta 15 000
o 30 000)6 lo que ejercía una presión demográfica sobre la isla que llevó al colapso de su sociedad
debido a la destrucción de su medio ambiente.1
Teoría de una visita inca a la Polinesia
A partir de las crónicas realizadas por cronistas españoles Pedro Sarmiento de Gamboa,7nota 2
Martín de Murúa y Miguel Cabello Valboa durante la conquista recogieron un relato sobre que,
Túpac Yupanqui, estando en la costa norte (En las islas Puná) habría tenido conocimiento de unas
islas lejanas, decidiendo ir en pos de ellas. Alistado una gran flota de balsas,nota 3 habría zarpado
con 20.000 hombres, llegando a unas islas llamadas Ninachumbinota 4 y Auachumbi;nota 5
algunos historiadores postularían como hipótesis de que estas islas serían verdaderas y estarían
ubicadas en la Polinesia.8nota 6Esta crónica dio pie, al historiador José Antonio del Busto, para la
formulación de una teoría sobre que esas dos islas serían Mangareva 23°8′3.13″S 134°58′25.25″O
y Rapa Nui, basándose en treinta pruebas que considera haber descubierto, entre ellas el hecho
que en Mangareva existe una leyenda sobre un rey Tupa, que vino del este en balsas con velas,
trayendo orfebrería, cerámica y textilería y del que hasta hoy existe una danza. Un relato similar
existiría en las islas Marquesas. Igualmente destaca la presencia de la totora en los cráteres de la
isla, lo cual apoyaría esta hipótesis.
Según la tesis de Jean Hervé,9 la construcción del Ahu Vinapu es de arquitectura idéntica a la de
un Chulpa de Sillustani, cerca del Lago Titicaca en los Andes, hasta las pequeñas piedras en el
centro es el mismo. Según la tesis de Jean Hervé Daude, el acompañamiento de Orejón Túpac Inca
Yupanqui son la causa de los monumentos y los ritos religiosos del hombre-pájaro y en
makemake10 Además, agrega que el Ahu Vinapú, en Rapa Nui, está construido en forma similar a
las construcciones incaicas del Cusco, y que el rey tupa en Rapa Nui habría tomado el nombre de
Mahuna-te Ra'á, traducido como "hijo del sol" sobre la base de una leyenda rapa nui.11 Retornó a
los dos años trayendo consigo gente negra, sillas de latón, pellejos y quijadas de caballos que
fueron conservadas en la fortaleza de Sacsayhuamán. Esta hipótesis es apoyada por la travesía que
hizo el explorador noruego Thor Heyerdahl, denominada Kon-tiki en honor al dios de los incas,
Wiracocha, el creador del universo, pues Kon-tiki es una advocación del mismo.12
"andando Topa Inga Yupanqui conquistando la costa de Manta y la isla de la Puná y Túmbez,
aportaron allí unos mercaderes que habían venido por la mar de hacia el poniente en balsas,
navegando a la vela. De los cuales se informó de la tierra de donde venían, que eran unas islas,
llamadas una Auachumbi y otra Niñachumbi, adonde había mucha gente y oro. Y como Topa Inga
era de ánimos y pensamientos altos y no se contentaba con lo que en tierra había conquistado,
determinó tentar la feliz ventura que le ayudaba por la mar... y... se determinó ir allá. Y para esto
hizo una numerosísima cantidad de balsas, en que embarcó más de veinte mil soldados
escogidos". Y concluye la crónica: "Navegó Topa Inga y fue y descubrió las islas Auachumbi y
Niñachumbi, y volvió de allá, de donde trajo gente negra y mucho oro y una silla de latón y un
pellejo y quijadas de caballo...". El hecho es tan inusitado que Sarmiento se ve obligado a explicar:
"Hago instancia en esto, porque a los que supieren algo de Indias les parecerá una caso extraño y
dificultoso de creer".
El cabo Te Manga y los islotes Motu Nui, Iti y Kao kao, escenario del ceremonial del hombre pájaro
Se estima que la población de la Isla de Pascua sufrió una crisis social, que se ha atribuido a la
sobre población y devastación del ecosistema en los siglos XVI a XVIII.13 La tala de los bosques y la
sobre explotación agrícola disminuyó la producción de cultivos, les impidió construir balsas para la
pesca en alta mar y el conseguir leña para el fuego.14 A esto se le sumó el agotamiento de
recursos marítimos costeros y de los huevos de las aves marinas que anidaban en la isla.115
Según la tradición ocurrió una guerra civil y los Hanau Momoko (Orejas Cortas), el pueblo común,
se levantaron contra la clase dominante, los Hanau Eepe (Orejas largas), con la consiguiente
destrucción de los altares ceremoniales y el abandono de las canteras en que se tallaban los
moais. Los nativos comenzaron a vivir en cuevas para defenderse de los ataques, algunos estudios
indican que se llegó incluso al canibalismo para sobrevivir.135
Surgió un nuevo rito ceremonial, el Tangata manu (Hombre-pájaro), quien primero recogía el
primer huevo de manu tara (el gaviotín pascuense) era líder por un año el cual se llevó a cabo
hasta 1866. La escasez de alimentos y aislamientos los haría también más vulnerables a las
enfermedades traídas por los europeos en los siglos XVIII y XIX.5
Redescubrimiento y expediciones
Poco se conoce de las tradiciones y costumbres rapanui, básicamente por los relatos de las
diferentes expediciones realizadas en el pasado. Aparentemente el pirata británico Edward Davis
avistó la isla en 1686, consignándola como "Tierra de Davis".16 El documento más antiguo sobre la
población de la isla corresponde al holandés Jakob Roggeveen, que redescubrió la isla el domingo
5 de abril de 1722, el día de Pascua de Resurrección: de ahí su actual nombre.13 Roggeveen
permaneció durante una semana en la isla, estimando su población en torno a los 2.000 o 3.000
habitantes.
El mapa de la Isla de Pascua (renombrada como "Isla de San Carlos") de la expedición de González
Ahedo en 1770.
En 1770, el Virrey del Perú Manuel Amat y Juniet organizó una expedición buscando la llamada
"Tierra de Davis" encargando a Felipe González Ahedo dos naves, el navío San Lorenzo y la fragata
Santa Rosalía, con 546 marinos. Llegó a esta isla el 15 de noviembre del mismo año, tomando
posesión en nombre de la Corona española y nombrándola isla San Carlos, en honor al rey Carlos
III.
En la isla levantaron tres cruces en el monte Polke y el acta de posesión de la isla, leída en tal
ocasión, fue firmada por tres jefes naturales de la isla.17 Durante varios días, Ahedo se dedicó a
cartografiar la isla y a denominar los diferentes accidentes geográficos con nombres españoles, de
los cuales tan sólo se conserva en la actualidad el de Punta Rosalía. En la documentación
elaborada por los españoles durante aquella expedición, aparecen los primeros dibujos conocidos
de los moáis.
Más adelante Rapa Nui fue visitada por varios europeos que utilizaron los mapas españoles, entre
los que se cuentan James Cook (1774) y La Perouse (1786), convirtiéndose en un punto de
recalada hacia Oceanía. Un poco más tarde, en 1804 y 1816, fue visitada por dos navíos rusos, el
Neva, capitaneado por Yuri Lisyansky y el Rurik, bajo el mando de Otto von Kotzebue,
respectivamente.
Siglo XIX
Durante mediados del siglo XIX, la esclavitud a la que fueron sometidos los nativos de la isla, y
posteriores epidemias, diezmaron su población. Desde el 15 de junio de 1862 hasta el 18 de
agosto de 1863, unos 20 barcos esclavistas partían hasta el puerto de El Callao.18 Las naves se
llevaron cerca de 1400 isleños a trabajar como esclavos a las haciendas de Perú y a las
explotaciones de guano en la costa de Tarapacá y las islas de Chincha. Por su parte Eugène Eyraud,
llegado a la isla a principios de enero de 1864, dio noticia por primera vez de la existencia de las
llamadas tablillas rongo-rongo.19
La insistencia del gobierno de Francia permitió el término de las prácticas esclavistas y la
repatriación de una docena de sobrevivientes. Pero estos contagiaron la tuberculosis y viruela a
otros habitantes de Rapa Nui, lo que conllevó nuevas muertes por enfermedad en la isla.20
La llegada de los misioneros a la Isla de Pascua a mediados de 1860, también causó daños
irreparables en la cultura Rapanui. En su afán de convertir a los nativos al cristianismo terminaron
con antiguas creencias y ritos ancestrales, así como con la competencia del Hombre Pájaro. No
obstante, también gracias a esos primeros misioneros, se tienen relatos de lo que fue la forma de
vida en la Isla de Pascua y se salvaron muchos de sus objetos más representativos.21
El 3 de enero de 1872 la fragata Francesa La Flore, recaló en la isla en escala de cuatro días. A su
bordo venía el marino, explorador y escritor Francés Pierre Loti, quién escribió varias obras sobre
sus impresiones en la isla:
« L'île de Pâques: Journal d'un aspirant de La Flore », Ville-d'Avray: Pierre-Olivier Combelles, 1898
Alexander Aiipaea Salmón, quien era el hermano de la reina de Tahití e hijo de un aventurero y
comerciante inglés, y miembro de la dinastía mercantil que había financiado Dutroux-Bornier.
Llegó a la isla en 1878 con algunos compañeros tahitianos, habitando la isla en calidad de
gobernador durante una década.
Así como la producción de lana animó a la fabricación de obras de arte Rapa Nui, un comercio que
se desarrolla en la actualidad. Fue en esta era de paz y de recuperación que se produjo el cambio
lingüístico del idioma Rapa Nui a la moderna lengua Rapa Nui de influencia tahitiana, y algunos
cambios en los mitos de la isla y la cultura para dar cabida a otras influencias polinesias y
cristianas.
Anexión chilena
En 1887 Chile quiso anexar la isla a su territorio, comisionando al capitán de la Armada de Chile
don Policarpo Toro, quien por medio de negociaciones realizó la compra de terrenos en la isla a
petición del obispo de Valparaíso, Salvador Donoso Rodríguez, dueño de 600 hectáreas, junto a los
hermanos Salmon, Dutrou-Bornier y John Brander, de Tahití; esto pese a que, según la tradición,
las tierras no se podían vender.[cita requerida]
A su vez, el texto en rapanui mezclado con tahitiano no habla de cesión de tierras y usa el
concepto mau te hoa kona (traducido como 'amigo del lugar', que estaría relacionado con una
anterior solicitud de protectorado francés) y además indica ia i haka tika i ta ite runga, iraro ina he
kainga kai ta (traducido como 'escribir sobre lo de arriba, lo de abajo no se escribe aquí',
señalando lo que se encuentra en la superficie del terreno).23
La tradición oral rapanui indica que el rey Atamu Tekena tomó un trozo de hierba con tierra
adherida, entregándosela a los emisarios chilenos, quedándose con la tierra (la antropóloga
Paloma Hucke interpreta que con ese acto se otorgaba la soberanía a Chile, pero se reservaba el
derecho sobre sus tierras); asimismo, ante un ofrecimiento de Policarpo Toro de un saco con
monedas, el rey lo rechazó diciendo «[...] lleva tu plata, que yo, ni ningún kanaka, hemos vendido
terreno alguno [...]». Días más tarde, al izar Pedro Pablo Toro la bandera chilena en la isla, el rey le
dijo: «Al levantar tu bandera no quedas dueño de la isla porque nada hemos vendido: sabemos
que el señor Obispo puso a la isla bajo el protectorado de Chile, pero no se ha vendido nada».24
La Compañía Explotadora
El gobierno chileno fracasó en promover la colonización y optó en 1895 por dar en alquiler las
tierras de la isla a Enrique Merlet, nuevo dueño de los derechos de John Brader. Los hermanos
Enrique y Numa Merlet compraron los derechos de Brander y se asociaron con la compañía
británica Willamson, Balfour & Co. para conformar la Compañía Explotadora de Isla de Pascua,
cuya actividad principal era la producción de lana en una gran hacienda ovejera.
La compañía sometió a los nativos al trabajo servil obligatorio, los redujo al área de mil hectáreas
en lo que es actualmente Hanga Roa, que fue encerrada por un muro de piedra, fuera del cual no
podían sembrar, así como cazar o pescar, sin su autorización.
En 1914 se produjo un levantamiento de los nativos inspirado por la anciana María Angata Veri
Veri y dirigido por Daniel María Teave. Los isleños distribuyeron carne de ovejas y de vacas y
sitiaron al personal de la compañía hasta que fueron sometidos por un buque de la armada, cuyos
oficiales a pesar de llevarse preso al principal líder, pusieron de presente que el levantamiento fue
provocado por "los actos brutales y salvajes" cometidos por Merlet y los administradores de la
compañía y solicitaron una investigación.
En 1933, el Consejo de Defensa del Estado de Chile requirió la inscripción de isla a nombre del
Estado, fundado en el artículo 590 del Código Civil -que dispone que son bienes del Estado "las
tierras que estando situadas dentro de los límites territoriales carece de otro dueño"-, siéndole
concedida; inscripción se verificó en el Conservador de Bienes Raíces de Valparaíso.
Las frecuentes denuncias contra la Compañía y el interés del estado chileno en las islas causaron el
término del contrato de arrendamiento y en 1952 con la designación del primer Gobernador
Marítimo y Jefe Militar del la Isla, CF (DC) Comandante Luis E. Orellana Lillo, el control pleno de la
isla pasó a la Armada.
Esta institución continuó la explotación ganadera reactivando desde ese año el Consejo de
Ancianos, e introduciendo notables mejoras en el estilo de vida del leprosario, entre otras medidas
administrativas y haciendo justicia entre los isleños. El número de hogares nativos registrados con
parcela asignada llegó a 241.
A inicios de 1964 se produjo un nuevo levantamiento nativo, liderado por Alfonso Rapu, profesor
de la escuela de la isla, para denunciar los abusos cometidos por los gobernadores marítimos, para
oponerse a la prohibición de hablar la lengua originaria, exigir libertad de movimiento, servicios
públicos, derecho al voto y no ser obligados a cantar. El gobierno envió un buque para controlar la
situación.
El gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva aceptó buena parte de las demandas de los
isleños, lográndose la aprobación en el Congreso de la Ley Nº 16.441 (conocida como "Ley
Pascua"). Esta integró la isla a la organización territorial chilena de entonces, creando el
departamento de Isla de Pascua, dependiente de la provincia de Valparaíso.
En abril de 1967 comenzaron a aterrizar vuelos de LAN Chile y la isla comenzó a orientarse hacia el
turismo cultural. Desde entonces las preocupaciones principales para los nativos fueron fortalecer
cooperativas de producción y mercadeo, que recibieron apoyo estatal y recuperar sus tierras
comunales.
Dictadura militar y la propiedad individual de las tierras
La dictadura militar promulgó en 1979 el Decreto Ley Nº 2885, para entregar títulos de propiedad
individual sobre la tierra a los poseedores regulares.26
En 1988, tras años de protestas infructuosas, el Consejo de Ancianos, con la firma de 700 nativos
adultos -la población total de la isla era de poco más de 1700 habitantes- presentó una demanda
judicial contra el Estado chileno, solicitando la anulación de la inscripción de propiedad del año
1933.
El juicio contra el Estado Chileno iniciado en 1988 finalmente fue abandonado, llegándose a una
solución política, que se tradujo en una ley especial: la Ley Indígena promulgada en 1993 que,
entre otras medidas, creó la Comisión de Desarrollo de la Isla de Pascua -integrada por
funcionarios públicos y representantes rapanui- y dio reconocimiento legal al Consejo de Ancianos
Rapa Nui, al incluir a su presidente como miembro de la dicha comisión.
La Ley Indígena, como ocurrió con el DL de 1979, dividió a la comunidad isleña, teniendo
defensores y detractores. Solo en 1999 se eligieron los representantes rapanui de la Comisión de
Desarrollo y comenzaron las primeras entregas de parcelas individuales a familias de la isla.
Pedro Edmunds Paoa, el alcalde de la isla, expresó al diario El Mercurio el mismo año 2003, en
relación a la conmemoración del 18 de septiembre en Chile, que "para los Rapa Nui no tiene gran
significado la conmemoración de la Independencia de Chile, salvo como una imposición [...]
nuestra cultura milenaria, que posee un idioma propio, unas tradiciones ancestrales y una
idiosincrasia que le ha permitido perpetuarse por siglos", precisando que han adaptado las
costumbres chilenas a su propia cultura.27 Por otro lado, algunos han criticado al estado de Chile,
por un supuesto aislamiento que sufriría la isla, debido a que las conexiones a ella son solo
efectuadas por la Armada chilena, la Fuerza Aérea y la aerolínea LATAM; ninguna otra empresa
aeronáutica está autorizada para realizar operaciones en el Aeropuerto Internacional Mataveri.28
Hace varios años la Polinesia Francesa incluyó la isla de Pascua en estampillas como territorio
francés, lo que generó un roce diplomático con Chile.
El 17 de noviembre de 2003, el Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las
libertades fundamentales de los indígenas en Chile, realizó la siguiente recomendación: "(57). El
Relator Especial hace un llamado al Congreso de Chile para que apruebe a la brevedad posible la
iniciativa de reforma constitucional en materia indígena [...] (61). El proyectado estatuto de
autonomía de la Isla de Pascua (Rapa Nui) deberá contener garantías de protección de los
derechos del pueblo originario Rapa Nui sobre sus tierras, recursos y el respeto a su organización
social y vida cultural".29
Los deseos de autonomía llevaron a que, en 2005, el presidente de la República Ricardo Lagos
enviara al Congreso Nacional un proyecto de ley de reforma constitucional para dar un
tratamiento administrativo especial a la isla (y al Archipiélago Juan Fernández). El 2 de mayo de
2006, el Senado chileno aprobó dicho proyecto en primer trámite constitucional. Este proyecto
busca que la isla de Pascua y el archipiélago Juan Fernández sean considerados territorios
especiales, de manera que el gobierno y administración de estos territorios serán regidos por los
estatutos especiales que establezcan las leyes orgánicas constitucionales respectivas.
En julio de 2006, ante una propuesta de instalación de un casino en el poblado de Hanga Roa, que
de haberse concretado dejaría de lado la participación de los pascuenses en el negocio, el alcalde
de Isla de Pascua "amenazó" al gobierno de Chile con la "total independencia". El Gobierno de
Chile a solicitud de la mayoría pascuense y en vista de la incongruencia que representaba un
proyecto de semejantes características para la cultura local, impidió la concreción de la propuesta,
siendo tal proyecto totalmente descartado por considerarse que atentaba contra el patrimonio
autóctono. La obtención de autonomía, habría advertido el alcalde Pedro Edmunds Paoa, es una
condición indispensable para no hacer un "llamado internacional a las Naciones Unidas para
proclamar la independencia de la Isla", como lo hiciera Timor Oriental.28
En mayo de 2007, el documental "Being Rapa Nui", dirigido por Susan HitoShapiro y Santi
Hitorangi fue presentado en la Comisión Permanente sobre Asuntos Indígenas de la ONU. Santi
Hitorangi expresó que "Nosotros hablamos Rapa Nui, nuestra sangre es Rapa Nui, nuestros
ancestros son Rapa Nui, nuestra isla se llama Rapa Nui, nuestros monumentos son Rapa Nui,
nuestro destino será siempre Rapa Nui"30
La isla del fin del mundo (L'île au bout du monde), (1999), director: Henri Herré
Véase también
Joan Maristany
Túpac Yupanqui
Referencias y notas
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118, edición por Daniel Torras & Carlos Sampayo, dirección Carlos Gispert, 2001, Barcelona,
España, ISBN 84-494-1076-2.
Diamond, pp. 77
Diamond, pp. 78
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ISBN 956-7892-04-0.
«Transcripción del documento escrito en una mezcla de rapanui y tahitiano antiguo» (HTML).
www.serindigena.org. s/f. Consultado el 29 de abril de 2015.
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Notas
Allí existe, caso oculto, el templo de Vinapú, de innegable arquitectura incaica, la imperante en la
época de Túpac Inca. Es la prueba irrefutable de la presencia incaica en la isla. Nos recuerda, en
pequeño, Ollantaytambo y Sacsahuamán. No es lo único. También está la evidencia de un filón de
raza andina entre la población nativa de la ínsula. Es un bolsón andino que, si atendemos escritos
posteriores, hablaba el quechua o runa simi. Finalmente, como nota romántica y nostálgica, se
recuerda la leyenda de la dulce Uho, doncella raptada por un grupo de tortugas marinas que la
llevó, navegando, al país donde nace el astro rey. Este país, cosa notable, estaba protegido por un
banco de neblina. Por eso la doncella Uho se alarma, se asusta y teme adentrarse en una creciente
oscuridad. Y le dice a su amado, un "príncipe" amo de la tortuga mayor, entiéndase de la balsa real
con su caseta, pues las tortugas viajan como las balsas, con su casa a cuestas: "Es oscura como la
noche esta tierra, esposo mío, Mahuna-te-Ra’a. Mi tierra es luminosa y clara, por eso mis ojos la
buscan con anhelo, esposo mío, Mahuna-te-Ra’a..." El "príncipe", quien está llamado a ser
monarca en su país, no se llama Tupa o Túpac, pero se nombra Mahuna-te-Ra’a, nombre exótico
que para sorpresa nuestra se traduce Hijo del Sol. La leyenda hace a Uho reina al lado de su regio
esposo, pero es del caso entender que nunca llegó a Coya, pues se destino sería ser Pihui, esposa
secundaria, si no Shipacoya, concubina... Hoy en la isla de Pascua, acaso desde entonces, se
denomina "tupa" a las torrecillas de piedra desde las cuales se espera y avista la llegada anual de
las tortugas. El príncipe regresó a su país con los vientos sures, en otras palabras, por la ruta del
noreste primero y del noroeste después. De este modo atravesó la Corriente de Humboldt –
verdadero río antártico que produce, por evaporación, la "camanchaca" o gran neblina que asustó
a la bella Uho- y siguió por una costa orillada de pinnípedos hasta el reino del Gran Chimú. Allí
reparó en un trono de metal, "una silla de latón" a decir de los cronistas. También recogió oro,
mucho oro. Luego, siempre dejándose llevar por los vientos y las corrientes, arribó a su punto de
partida, Manta, en la región manabita. El gran periplo, el mayor y más importante viaje marítimo
de la antigüedad peruana, había terminado. Lo último fue el desfile de la victoria, el ingreso
triunfal de los expedicionarios al Cusco. La crónica es parca, explicará que hubo fiestas y sólo nos
va a decir que el príncipe entró a la Ciudad Sagrada llevando a su padre –aparte de oro, mucho
oro- tres trofeos, verdaderas novedades: hombres negros (melanesios de Mangareva y Pascua),
huesos y pellejos de unos animales que parecían caballos (los pinnípedos o lobos marinos del
litoral) y un trono de reluciente metal (la gran silla de "tumbaga", logro de la metalistería chimú).
El pueblo se admiraría, el Hatun Auqui estaría feliz, se decrépito padre felicísimo. Sin embargo,
para todos regía una verdad oculta, incluso para el afortunado príncipe cusqueño. En efecto,
nunca supo Túpac Yupanqui –igual que Colón respecto a América- que había descubierto Oceanía.
El cronista Pedro Sarmiento de Gamboa es uno de los cuales registra el suceso para lo cual me
permito que el mismo nos ilustre “y andando topa ynga Yupanqui conquistando la costa de Manta,
la isla de la Puna (Ecuador) y Tumbes (Perú), abordaron ahí unos mercaderes que habían venido
por la mar de hacia el poniente en balsas, navegando en vela. De los cuales se informo de la tierra
de donde venían, que eran unas islas, llamadas auachumbi y la otra ninachumbi, adonde había
mucha gente y oro y como topa ynga era de animo y pensamientos altos y no se contentaba con lo
que en tierra Había conquistado, determino tentar la feliz ventura que le andaba por la mar”
Después de atisbar de cómo Túpac Yupanqui se entero de la existencia de unas islas auachumbi y
ninachumbi, esto avisado y confirmado por un mercader llamado Autarqui.
Agustín de Zárate en su “historia del descubrimiento y conquista del Perú” nos cuenta de cómo se
dio la expedición se dio en “balsas construidas de palos largas y livianas atadas sobre dos palos y
siempre los de encima son nones comúnmente cinco y algunas veces siete o nueve” eran balsas en
donde entraban hasta 50 tripulantes.
Pascua seria Ninachumbi, isla de fuego llamada así por las muchas llamas encandiladas que
presenta en la noche por sus habitantes y por los volcanes apagados . En la isla de la Pascua como
prueba del arribo de Yupanqui existe las construcciones arquitectónicas de carácter religioso como
las de Vinapú, esta construcción dice el Busto es similar al de Sacsaywaman, pero esta en menor
relevancia. En la isla de Pascua se halla la leyenda de Uho, esta cuenta que existió una doncella de
Rapa Nui llamado Uho quien cuenta haber sido “desposada por un príncipe que le ha hecho reina,
pero que vive triste por la nostalgia de volver a su isla” el nombre del príncipe soberano es
Mahuna – Tera´á el cual significa hijos del sol. “pero el final es dramático el cual cuenta, en que
una muchacha regresa a la isla y es amorosamente recogida por sus padres que preparaban una
fiesta de bienvenida” Las pruebas son verosímiles, del Busto nos muestra que no solo fue Túpac
Yupanqui quien descubrió Oceanía sino que más bien existen otros peruanos quienes llegaron y
dieron a conocer al mundo sobre los países que integran Oceanía.
Túpac Yupanqui salio de manta junto con su hueste, el alimento se baso en pescado, charqui,
carne seca de auquénido, camote, maíz tostado o cancha y animales marinos los cuales fueron
extraídas en pleno viaje, al igual que el agua que fue en gran proporción agua marina mezclada
con agua dulce llevadas en mates o cañas huecas y muchas veces asidas de la precipitación. Túpac
Yupanqui y sus hombres también chaccharon la coca para poder neutralizar el hambre y la sed.
Yupanqui primero llego a Nuku Hiva en donde existen vestigios de la presencia de Yupanqui como
la leyenda del caudillo tupa quien llego con su armadilla y muchos hombres, la construcción
arquitectónica de Aátupa, posteriormente llega a Mangareva en donde existe una danza
conmemorativa al rey tupa, dado esto en alusión a la llegada de Túpac Yupanqui, también existe el
gran estrecho de tupa en el atolón de Timoe en Mangareva.
Llegar a Oceanía por balsa desde las costas del Perú en el Pacífico Sudeste es una empresa colosal.
La leyenda dice que un Inca del Tawntinsuyo peruano lo hizo alrededor del año 1489. En 1947
Thor Heyerdahl replicó la travesía en su balsa Kon Tiki. El inca Túpac Yupanqui aparece como un
conquistador buscando expansión para su imperio allende los mares; según los registros orales,
partió al frente de una flota de 400 embarcaciones en un viaje marítimo que lo habría llevado
hasta la Polinesia. Del Busto explora las dos posibilidades del itinerario de la flota incaica que,
según la tradición, halló las islas de Poniente, Auachumbi y Ninachumbi. La primera opción que
revisa es la de la tesis de que habría navegado por el Océano Pacífico, dentro del ámbito de
América, a las Islas Galápagos. En este caso, sería probable que la Isabela, la mayor del
archipiélago de las Galápagos haya sido Ninachumbi, visitada en primer lugar. Al no encontrar en
las Galápagos -islas de aspecto rocoso, seco y volcánico- nada preciado ni curioso como digno
trofeo que mostrar a su retorno, habría centrado sus esperanzas en Auachumbi, la otra Isla que,
en este caso habría sido Terarequí, la mayor de las islas de las Perlas en la bahía de Panamá.
Examina luego la segunda posibilidad: la travesía a Oceanía, cuyo derrotero habría sido muy largo.
Siguiendo la Corriente Ecuatorial Sur, habría navegado al oeste, hacia la Polinesia. Llega a la
conclusión de que la Isla de Pascua podría ser Ninachumbi; también que Túpac Yupanqui habría
llegado primero a Mangareva –Auachumbi- y que habría avistado Pascua después. En el epílogo,
después de considerar las dos hipótesis, la americana y la de Oceanía, manifiesta que se inclina
por la última, señalándola como la más plausible, más real y más evidente. Expone veinte motivos
que la fundamentan, entre ellas, las leyendas polinésicas sobre el rey Tupa y su armadilla de balsas
a vela en la isla Tangareva, procedentes de un país situado donde nacía el Sol; y la leyenda de Uho,
que habla de una doncella isleña y del príncipe Mahauna Te Ra’a, cuyo nombre se traduce “Hijo
del Sol”.
Bibliografía
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Hotus, Alberto (1998) "Histórica violación de derechos humanos del pueblo Rapa Nui" (1998).
La Gaceta de Isla de Pascua Año IV Nº8 Verano/Otoño 1999. La historia según Púa Ara Hoa & S.
Riroroko.
Jared Diamond (2006) [2005]. Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen.
Traducción de Ricardo García Pérez. Editorial Debate, Barcelona. ISBN 84-8306-648-3.