Puede Considerarse El Homicidio en El Lugar de Trabajo Como Un Accidente Laboral

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 26

¿Puede considerarse el Homicidio en el lugar

de trabajo como un accidente laboral?


Mediante la Sentencia No. SL2582-2019 del 3 de julio de 2019 la
Corte Suprema de Justicia se pronunció frente a la posibilidad de
que un homicidio presentado en el lugar de trabajo y cuya victima
sea un trabajador pueda ser considerado como un accidente
laboral, en esta sentencia la Corte señaló:
1. La responsabilidad tanto del empleador como de la
Administradora de Riesgos Laborales es objetiva.
Lo anterior significa que el siniestro laboral se presenta bajo la
subordinación del empleador independientemente de si se dio en
el sitio de trabajo o por fuera de este, y sin que exista la necesidad
de probar la culpa del empleador en el hecho.
2. La causalidad que debe existir entre el siniestro y la actividad
laboral contratada puede ser: (i) directa cuando es con causa del
trabajo o (ii) indirecta cuando es con ocasión del trabajo;
situaciones que la Corte define de la siguiente manera:
a. Con causa del trabajo (causalidad directa): Derivada del
desarrollo de la labor contratada y las actividades relacionadas con
la misma.
b. Con ocasión del trabajo (causalidad indirecta): Vínculo de
oportunidad o de circunstancias entre el hecho y las funciones que
desempeña el trabajador.
Ahora bien, la Corte Suprema señala que la causalidad, ya sea
directa o indirecta, no se rompe por un hecho del trabajador, de un
tercero, o por fuerza mayor o caso fortuito, por lo que un homicidio
generado en el ámbito laboral del trabajador puede ser considerado
como accidente de trabajo.
Finalmente, la Corte precisa que pueden existir casos en los que se
den circunstancias externas que pueden desvirtuar el nexo de
causalidad (es decir la relación entre el siniestro y el ámbito laboral),
sin embargo, estas circunstancias deben ser acreditadas durante
un proceso judicial.
Por tal razón, si la Administradora de Riesgos Laborales pretende
exonerarse de responsabilidad en los siniestros generados por un
tercero, por fuerza mayor o caso fortuito que se den con causa o
con ocasión del trabajo, será la administradora quien: (i) debe
demostrar que no existe causalidad entre el siniestro y el ámbito
laboral y (ii) demostrar que existen circunstancias que permiten
desligar el suceso de la prestación del servicio subordinado.
Corte Suprema de Justicia - Sentencia SL2582-2019

Ponente: CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO


Fecha de Resolución: 3 de Julio de 2019
Emisor: Sala de Casación Laboral
Número de Providencia: SL2582-2019
Sentido del Fallo: 71655
Nexo causal. Relación directa del accidente con
el trabajo. Seguros. Responsabilidad objetiva imputable a
la administradora de riesgos laborales.
CLARA C.D.Q.
Magistrada Ponente
SL2582-2019
Radicación n° 71655
Acta 22
Bogotá, D.C., tres (3) de julio de dos mil diecinueve (2019).
Resuelve la Corte el recurso de casación que interpuso
POSITIVA COMPAÑÍA DE SEGUROS S.A. contra la sentencia
que el 21 de abril de 2015 profirió la S. Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Cúcuta, en el proceso que
contra la recurrente y PORVENIR S.A., en calidad de
litisconsorte necesario, adelanta M.E.B.S. en nombre propio y
en representación de sus hijos menores J.F.S.B y D.L.S.B.
I. ANTECEDENTES
La accionante promovió proceso ordinario laboral con el
propósito que se condene a la demandada a reconocerle a
ella y a sus hijos menores, la pensión de sobrevivientes por
la muerte de E.S.B., a partir de la fecha del deceso, el
retroactivo, las mesadas adicionales, la indexación y las
costas del proceso.
En respaldo de sus aspiraciones narró que el empleador del
causante lo afilió a
la administradora de riesgos laborales accionada, a
partir del 1.º de agosto de 2007, y que el 13 de septiembre
de 2007, estando en su puesto de labores, aquel fue
asesinado por desconocidos.
Expuso que contrajo matrimonio con el de cujus el 9 de
noviembre de 2002, de cuya unión nacieron los menores
J.F.S.B y D.L.S.B. y aseveró que tienen derecho al
reconocimiento de la pensión de sobrevivientes, conforme
lo previsto en el artículo 11 de la Ley 776 de 2002.
Asimismo, que el 26 de noviembre de 2009 presentó
reclamación a la demandada, la cual le fue negada bajo el
argumento que el trabajador no tenía cobertura
de riesgos laborales para el momento del mortal
siniestro (f.º 15 a 18 y 38 a 41).
Al contestar la demanda, la convocada a juicio se opuso a
las pretensiones. En cuanto a los hechos que las soportan,
admitió que S.B. estuvo afiliado a dicha entidad, que fue
asesinado por desconocidos el 13 de septiembre de 2007, el
vínculo matrimonial con la accionante, que procreó dos
hijos, la reclamación de la pensión y su respuesta negativa.
Aclaró que la cobertura de riesgos profesionales inició el
11 de agosto de 2007 y que negó la solicitud porque
consideró que el accidente que sufrió el trabajador no fue
de origen profesional, toda vez que no fue agredido por
ninguno de sus compañeros ni se reportaron hurtos o
amenazas originadas en las actividades que desarrollaba,
sino que obedeció a un «asesinato selectivo»; además, que
el hecho no ocurrió en el puesto de trabajo, debido a que
S.B. ejercía labores de control de entrada y salida de
volquetas y el infortunio aconteció en el casino de mineros.
En su defensa, formuló las excepciones de inexistencia del
derecho e inexistencia de la obligación, enriquecimiento sin
causa y prescripción (f.º 84 a 89).
El juzgado de conocimiento vinculó al proceso a BBVA
Horizonte Pensiones y Cesantías S.A. hoy Porvenir S.A., en
calidad de litisconsorte necesario (f.º 126).
Al contestar la demanda, esta entidad se opuso a las
pretensiones. Respecto de los hechos, aceptó que la
demandante tenía la calidad de cónyuge supérstite del
causante, la procreación de dos hijos y que tienen derecho
a la pensión de sobrevivientes contemplada en el artículo
11 de la Ley 776 de 2002; frente a los demás, adujo que no
le constaban y manifestó que el homicidio del trabajador se
produjo cuando estaba desempeñando funciones para su
empleador, esto es, con causa o con ocasión
del trabajo, razón por la cual la muerte tiene origen
profesional y
la administradora de riesgos laborales es la
responsable de asumir las pretensiones deprecadas (f.º 135
a 138).
II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA
Mediante sentencia de 18 de julio de 2013, el Juez Laboral
del Circuito de Cúcuta resolvió (f.º 169 y 170 y CD 3):
1. Condenar a la ARP P. a reconocer a los demandantes la
pensión de sobreviviente de quien en vida se llamó
E.(.S.B. y fue su padre y cónyuge, en una cuantía no
i[n]ferior al salario mínimo legal mensual y repartida
en proporción del 50% a la cónyuge y un 25% a cada
uno de los menores.
2. Declarar no probadas las demás excepciones
propuestas por la parte demandada.
3. Las sumas de dinero reconocidas sea (sic) indexadas.
4. Absolver a BBVA Pensiones y Cesantías S.A. de los
cargos formulados en la demanda.
5. Condenar en costas (…).
III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
Por apelación de P. Compañía de Seguros S.A., a través de
fallo de 21 de abril de 2015, la S. Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Cúcuta confirmó la
decisión del a quo y la condenó en costas (f.º 20 y 21 y CD
5, cuaderno del Tribunal).
En lo que interesa a los fines exclusivos del recurso de
casación, el ad quem determinó que el problema jurídico
que debía resolver se contraía a definir si el fallecimiento
del causante se dio con ocasión al trabajo, así como la
imposición de costas procesales.
En esa dirección, manifestó que quien pretenda
beneficiarse de los efectos jurídicos consagrados en una
norma, tiene el deber procesal de probar los supuestos de
hecho consagrados en ella y no basta con alegarlo, según lo
previsto en el artículo 177 del Código de Procedimiento
Civil y el artículo 145 del Código Procesal del Trabajo y de
la Seguridad Social.
Luego, señaló que el artículo 9.º del Decreto 1295 de
1994 fue declarado inexequible por la Corte Constitucional
mediante sentencia C-858-2006 y que el artículo 3.º de
la Ley 1562 de 2012, que trascribió, define qué se entiende
por accidente de trabajo.
Posteriormente, analizó el material probatorio que se allegó
al proceso y asentó que: (i) E.S.B. prestó servicios a la
cooperativa de trabajo asociado de servicios varios y
especializados S., en el cargo de controlador de volquetas
desde el 1.º de agosto hasta el 13 de septiembre de 2007; (ii)
su jornada laboral era de lunes a viernes de 7:00 a.m. a 5:00
p.m., con una hora de almuerzo y los sábados de 7:00 a.m.
a 11:00 a.m.; (iii) su empleador lo afilió a P.
de Seguros S.A; (iv) tuvo un accidente de trabajo el 13
de septiembre de 2007, que la empresa reportó ese mismo
día, puesto que cuando estaba en su lugar de trabajo y
desarrollando sus funciones, sujetos desconocidos le
propinaron dos disparos que le causaron la muerte; (v) la
empresa reportó tal infortunio, y (vi) en el informe del
levantamiento del cadáver que realizó la inspección de
policía del municipio San Cayetano, se consignó que el
causante se encontraba en el casino de los mineros.
Por otra parte, reiteró que accidente de trabajo es el que
se produce «por un suceso repentino, por causa o por
ocasión del trabajo realizado», que le causa al trabajador
una lesión orgánica, perturbación funcional o la muerte,
incluso, cuando se produce durante la ejecución de una
labor bajo su autoridad fuera de lugar y horas
de trabajo, además del accidente de trabajo in itinere.
Igualmente, explicó que si bien la muerte del trabajador
obedeció a un acto violento durante la jornada laboral y en
el sitio de trabajo, sin que se pudiese establecer cuáles
fueron las razones o motivos por los que se produjo el
homicidio, lo que impedía determinar si dichos hechos
tuvieron relación o no con sus actividades laborales, P.
Compañía de Seguros S.A. omitió acreditar que el accidente
no fue con ocasión de la prestación del servicio, razón por
la cual lo consideró de origen profesional, en los términos
del artículo 9.º del Decreto 1295 de 1994.
Tal decisión se fundamentó en que el siniestro aconteció en
el sitio de trabajo, durante el horario laboral y cuando el
causante se encontraba bajo la subordinación del
empleador, de modo que la causalidad con el ámbito laboral
no se rompió. Igualmente, señaló que existen labores que
no están relacionadas con las obligaciones que
normalmente ejecuta el empleado, pero que este debe
adelantar y, por ello, pueden entenderse vinculadas al
trabajo o que tienen relación de causalidad con él. Agregó
que si la administradora de riesgos profesionales pretendía
librarse de la responsabilidad, debía probar la falta de
causalidad. Para afianzar su postura citó las sentencias CSJ
SL 27924, 12 sep. 2006, CSJ SL 25986, 4 abr. y CSJ SL
36922, 16 mar. 2010, las que trascribió en parte. Sobre el
particular, sostuvo:
El artículo 9º del Decreto 1295 de 1994 que fue declarado
inexequible mediante sentencia C-858 de 2006, definía el
accidente de trabajo. Actualmente lo define la Ley 1562 de
2012 en su artículo 3º de la siguiente forma (…).
Así las cosas, debe recordarse que el accidente de trabajo se
produce por un suceso repentino por causa o por ocasión
del trabajo realizado, que le ocasiona al trabajador una
lesión orgánica, perturbación funcional, una invalidez o
como en el caso bajo estudio la muerte, incluso cuando se
produce durante la ejecución de una labor bajo su autoridad
fuera de lugar y horas de trabajo, además del accidente de
trabajo in itinere.
Dentro del expediente se demuestra que la muerte del señor
E.S.B. obedeció a un acto violento producido por herida
ocasional con arma de fuego, en horario de trabajo y dentro
de las instalaciones de su sitio de trabajo, sin que se pueda
establecer cuáles fueron las razones o motivos por los cuales
se produjo dicho fallecimiento, presentándose con ello
dificultad para determinar si dichos hechos tuvieron
relación o no con su trabajo, pues si bien la demandada
indica que no fue con ocasión de la prestación del servicio,
no demostró que haya sido por una circunstancia personal.
Sin embargo, es claro que tratándose del acto violento (…)
producido al causante durante la ejecución del trabajo, en
ocasión del mismo, esta S. lo considerará como un evento
de accidente de trabajo.
Ahora bien, es cierto que lo que le ocasiona la muerte al
señor B.S. no se encuentra dentro del catálogo de
enfermedades de origen profesional previsto en el Decreto
reglamentario 1832 de fecha 3 de agosto de 1994, aunque sí
debe aplicarse en casos como los aquí analizados, la teoría
de la causalidad. Pues el causante fue objeto de una
situación de hecho en momento en que se encontraba
desarrollando su labor desde el horario de trabajo y el sitio
de trabajo como es aceptado por la misma ARL. Al respecto
ha dicho la S. de Casación Laboral en sentencia referenciada
con el radicado 27924 de fecha 12 de septiembre de 2006
(…).
Por lo tanto, no admite discusión que en ese momento
prestaba sus servicios al empleador, cumplía un horario y
estaba bajo sus órdenes. Esos hechos son indicativos de que
el percance que ocasionó el daño a la víctima, sucedió en el
entorno laboral y no existen circunstancias que permitan
desligarlo de este. Ciertamente no hay en la actuación
ningún elemento que dé claridad sobre las causas de la
tragedia que cobró vida al trabajador, es decir no existe
medio probatorio alguno que pudiera romper la causalidad
de la muerte con su ámbito laboral (…).
En este orden de ideas, resulta palmario que el hecho
ocurrido con ocasión del trabajo (…) constituye accidente
de trabajo en los términos del artículo 9.º del Decreto 1295
de 1994. Aquí resulta oportuno rememorar la
jurisprudencia de esta S. de la Corte donde, en un caso
similar, se trataba también de la muerte de un trabajador a
manos de un tercero desconocido y sin que se conocieran
las causas del hecho, entendió que si este ocurría mientras
la victima cumplía una actividad subordinada, se
configuraba el accidente de trabajo porque habría de
tenerse como sucedido con ocasión del trabajo y si la
entidad de riesgos profesionales pretendía librarse de la
responsabilidad, debía probar la falta de causalidad. Así lo
pronuncio la sala en sentencia del 4 de abril radicado
25986.
Teniendo en cuenta la jurisprudencia transcrita, debió la
ARL probar dentro del proceso la falta de causalidad por
medio de la cual ocurrió el fallecimiento del señor S.B., es
decir debió demostrar que el hecho violento por el cual se
ocasionó su muerte no fue por razones o causas diferentes
del trabajo o sea falta de causalidad, sin que nada tuviera
que ver las funciones desarrolladas, situaciones que no se
encuentra demostrada en el proceso, máxime cuando tanto
el empleador como la misma ARL refieren que el empleado
fallecido se encontraba desarrollando sus funciones con
ocasión del trabajo y la subordinación por la cual fue
contratado y encontró la muerte conforme a lo expuesto.
Para corroborar la anterior, se hace necesario traer al
asunto, sub examine la sentencia proferida por la
Honorable CSJ de Casación Laboral radicado no. 36922 de
fecha 16 de marzo de 2010 (…)
Como lo ha explicado esta S., dentro del ejercicio de la
relación laboral existen ciertas actuaciones que no están
relacionadas con las obligaciones laborales ni pueden
confundirse con las que normalmente ejecuta el trabajador
pero que este debe adelantar, aunque esto no implica el
estricto cumplimiento de funciones ni la ejecución de
órdenes del empleador y, pese a ello, guardan una estrecha
relación con la prestación del servicio y le son inherentes,
de suerte que pueden entenderse vinculadas al trabajo,
tienen relación de causalidad con él. Por esa razón, cuando
el trabajador sufre un accidente ejecutándolas, debe
considerarse que dicho accidente fue por causa del trabajo;
se trata de actividades o comportamientos que no pueden
deslingarse de la ejecución del trabajo porque en unos casos
necesariamente deben darse para que pueda prestarse el
servicio, como el traslado del trabajador desde y hacia
empresa, o hacia el ingreso a ella y en otros eventos
corresponden a la atención de necesidades personales o
físicas del trabajador, así ella se adelante fuera de la
empresa, son constitutivas de un accidente de trabajo, pues
no rompen el nexo de causalidad con el trabajo. (…).
Así lo explicó la Corte, la S. en sentencia de la Sección
Segunda del 20 de septiembre de 1993, radicado 5911 (…).
IV. RECURSO DE CASACIÓN
El recurso extraordinario de casación lo interpuso P.
Compañía de Seguros S.A., lo admitió el Tribunal y lo
concedió la Corte Suprema de Justicia.
V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN
Pretende la recurrente que la Corte «case totalmente» la
sentencia impugnada para que, en sede de instancia,
revoque la decisión del a quo y la absuelva de las
pretensiones de la demanda.
Con tal propósito, por la causal primera de casación laboral,
formula un cargo que fue objeto de réplica por parte de
Porvenir S.A.
VI. CARGO ÚNICO
Acusa la sentencia de segunda instancia de trasgredir
directamente la ley sustancial, en la modalidad de
infracción directa de los artículos 8.º y 12 del Decreto 1295
de 1994 y del literal n) del artículo 1.º de la Decisión 584 de
la Comunidad Andina de Naciones y la aplicación indebida
del artículo 9.º de la primera normativa referida.
La censura relata que el Tribunal estableció que el causante
murió en el lugar y horas laborales, mientras estaba en su
horario de descanso y, por tanto, concluyó que dicho hecho
era constitutivo de accidente de trabajo, por causa o con
ocasión del mismo, y debido a que no existió prueba alguna
que demostrara que el deceso fue por causas personales.
En esa dirección, afirma que si el juez plural hubiera
aplicado las normas acusadas, habría llegado a una
conclusión diferente, pues asevera que utilizó el artículo
9.º del Decreto 1295 de 1994, pese a que no estaba vigente
para la fecha del fallecimiento de S.B., puesto que fue
declarado inexequible por la Corte Constitucional.
Así, expone que debió acudir al literal n) del artículo 1.º de
la Decisión 584 de la Comunidad Andina de Naciones,
precepto del cual se infiere que la teoría del riesgo creado o
del riesgo de la empresa no pueden extenderse para
amparar riesgos propios del Estado en medio de una
situación de violencia generalizada o de conflicto armado.
Explica que, según la teoría del riesgo creado, el empleador
es responsable de los daños que genera la actividad de la
cual obtiene un beneficio y, por tanto, tiene dos
obligaciones esenciales. De un lado, transferir su
responsabilidad al sistema general de riesgos laborales, a
través de la afiliación y, por el otro, realizar todas las
actividades de prevención de los riesgos que crea en el
ejercicio de su actividad económica, de lo cual se deriva el
deber de informar a sus trabajadores sobre los mismos,
según el inciso 1.° del artículo 62 del Decreto Ley 1295 de
1994.
Por otra parte, expone que en el sistema de riesgos
laborales, conforme a la teoría de la responsabilidad
objetiva, no se tiene en cuenta la culpa del trabajador, del
empleador o de un tercero en la ocurrencia de un riesgo
laboral, bien se trate de un accidente laboral o de una
enfermedad profesional, y que, en el primer caso, basta con
demostrar el hecho repentino y la relación de causalidad
adecuada, esto es, el factor de riesgo asociado al trabajo y el
daño del trabajador.
Conforme lo anterior, arguye que el correcto entendimiento
que debe dársele al artículo 9.º del Decreto 1295 de 1994,
que el ad quem aplicó indebidamente, o al literal n) del
artículo 1.º de la Decisión 584 de la Comunidad Andina de
Naciones, el cual infringió directamente, lo constituye la
noción de riesgo creado. Para afianzar su postura refiere
la sentencia C-453-2002 de la Corte Constitucional, la cual
trascribe parcialmente.
Agrega que no basta con que el accidente ocurra en el lugar
o en horas de trabajo, sino que debe tener un nexo de
causalidad con este y que el riesgo haya sido creado por la
empresa. De este modo, asevera que pretender que el
empleador generó el riesgo de violencia y del conflicto
armado en Colombia es un entendimiento equivocado de la
noción del mismo y, por tanto, pese a que el Tribunal aplicó
indebidamente artículo 9.º del Decreto 1295 de 1994,
también lo interpretó de manera errada.
Asegura que el artículo 8.º del Decreto 1295 de 1994 exige
que exista relación directa del accidente con el trabajo, esto
es, el nexo de causalidad. Así, afirma que el juez plural no
encontró probado tal nexo y, por tanto, debió absolver a P.
Compañía de Seguros S.A. de las pretensiones incoadas en
su contra, conforme a este último precepto y a la
hermenéutica correcta del literal n) del artículo 1.º de la
Decisión 584 de la Comunidad Andina de Naciones.
Reitera que el ad quem omitió dar aplicación al artículo
12 del Decreto 1295 de 1994, toda vez que consideró que si
un accidente ocurre en el lugar y horas de trabajo, se
invierte la carga de la prueba, es decir, que se debe probar
que no fue con causa o con ocasión del trabajo, o que lo fue
por causas personales, sin indicar el fundamento normativo
para ello.
Así, expone que justamente tal precepto establece lo
contrario, puesto que en el mismo se consagra una
presunción, consistente en que todo siniestro se considera
de origen común, a menos que se demuestre su origen
laboral.
Por último, arguye que la teoría de la responsabilidad
objetiva no sirve de fundamento para el análisis de la
calificación del accidente o, en otros términos, para
desvirtuar la presunción de origen común de este,
contemplada en el artículo 12 del Decreto Ley 1295 de 1994
porque, para ello, es necesario acudir a la del riesgo creado.
VII. RÉPLICA DE PORVENIR S.A.
La opositora manifiesta que la objeción de P. Compañía de
Seguros S.A., respecto de la aplicación del artículo
9.º del Decreto 1295 de 1994, no es pertinente porque este
caso se regula por la Decisión 584 de la Comunidad Andina
de Naciones.
Afirma que tampoco es procedente la distinción que la
recurrente hace sobre la teoría del riesgo creado y la
responsabilidad objetiva, así como que la primera es la que
sirve para establecer la calificación del accidente conforme
lo previsto en el artículo 12 del Decreto 1295 de 1994,
puesto que en el proceso se acreditó que el causante falleció
por causa o con ocasión de un accidente de trabajo.
Explica que en la contestación de la demanda P.S. admitió
que el trabajador fue asesinado por desconocidos estando
en el puesto de trabajo y si bien afirmó que el hecho
aconteció en el casino de mineros, en todo caso, la muerte
se presentó cuando aquel estaba desempeñando funciones
para su empleador, esto es, por causa o con ocasión del
trabajo y, por tanto, la muerte tiene origen profesional y el
sistema de riesgos laborales debe asumir la prestación
reclamada.
Aduce que, además, en el proceso se demostró que: (i) la
cooperativa de trabajo asociado S. certificó que el
trabajador prestó servicios para I.L.. entre el 1.º de agosto
de 2007 y el 13 de septiembre de 2007, en el cargo de
control de entrada y salida de volquetas (f.º 66) y que
aquellas funciones las estaba realizando en el momento del
siniestro; (ii) el cadáver estaba en el casino de mineros,
según el acta del inspector de policía del municipio de San
Cayetano (f.º 67 a 69) y (iii) en el protocolo de necropsia
que realizó la ESE Hospital Regional Centro del Centro de
Salud de San Cayetano (f.º 70 a 75), no se anotó ningún
aspecto distinto a lo anterior y a la posible causa de la
muerte.
Asevera entonces, que no le asiste razón a la recurrente en
cuanto indica que el accidente no fue por causa o con
ocasión del trabajo, porque se probó que el causante falleció
mientras estaba en su horario de descanso, así este no se
compute en la jornada laboral, puesto que forma parte de la
distribución de las horas de trabajo, según el artículo
167 del Código Sustantivo del Trabajo.
Por otra parte, sostiene que tampoco le asiste razón a la
recurrente al afirmar que la causa de la muerte fue por un
riesgo de Estado, «de una violencia generalizada dentro de
un conflicto armado u obedeció a un asesinato selectivo»,
como lo indicó en la contestación de la demanda, puesto
que se trata de suposiciones sin respaldo probatorio alguno
y, que lo objetivo y claro, es que el causante murió mientras
estaba ejecutando su labor, en la jornada de trabajo y dentro
de las instalaciones de la empresa contratante de la
cooperativa.
Agrega que no tiene asidero legal la «insinuación» que hace
la recurrente en el sentido que la prestación reclamada la
debe asumir el fondo de pensiones, toda vez que el artículo
1.º de la Ley 100 de 1993 tiene por finalidad garantizar los
derechos irrenunciables de la persona y la comunidad, lo
cual se logra mediante la protección de las contingencias
que la afecten. Igualmente, expone que conforme los
artículos 6.º, 8.º y 9.º ibidem, en armonía con el artículo
48 de la Constitución Política, la seguridad social se
organiza a partir de las instituciones y los recursos
necesarios para alcanzar los objetivos que se trazan, cuyas
contingencias se distribuyen a través de entidades
independientes entre sí y, como lo expresa el último
precepto en cita, no se pueden destinar ni utilizar los
recursos de las instituciones de la seguridad social para
fines diferentes a ella.
VIII. CONSIDERACIONES
No se discute en el proceso que: (i) E.S.B. estuvo vinculado
con la cooperativa de trabajo asociado S. y prestó servicios
a I.L.. entre el 1.º de agosto y el 13 de septiembre de 2007,
en el cargo de control de entrada y salida de volquetas; (ii)
que el empleador afilió al trabajador a la administradora de
riesgos laborales P. Compañía de Seguros S.A.; (iii) que el
13 de septiembre de 2007 cuando S.B. se encontraba en el
lugar de trabajo y al servicio de la empresa recibió dos
disparos por parte de desconocidos, cuyas heridas le
causaron la muerte, y (iv) que al trabajador le sobrevivieron
su cónyuge y dos hijos.
De este modo, el problema jurídico que debe dilucidar la
Corte consiste en establecer si el homicidio de que fue
objeto el causante, corresponde o no a un accidente de
trabajo.
Pues bien, el Colegiado de instancia estimó que en el sub
lite, el siniestro que le ocasionó la muerte al trabajador fue
con ocasión del trabajo, puesto que aconteció en el sitio de
prestación del servicio y cuando aquel se encontraba bajo la
subordinación del empleador; además, porque la relación
de causalidad que se dio con el entorno laboral, no fue
desvirtuada por P. Compañía de Seguros S.A. en cuanto
omitió demostrar que existían circunstancias que permitían
desligarlo del mismo. En síntesis, con fundamento en las
sentencias de esta Corporación que mencionó, estimó que
existía responsabilidad objetiva imputable a la
administradora de riesgos laborales accionada.
De entrada advierte la S. que tal razonamiento no es errado.
De hecho, la Corte ha elaborado una profusa línea
jurisprudencial (CSJ SL 17429, 19 feb. 2002, CSJ SL 21629,
29 oct. 2003, CSJ SL 23202, 29 ag. 2005, 25986, 4 abr.
2006, CSJ SL 24924, 12 sep. 2006, CSJ SL 28841, 5 jun.
2007, CSJ SL 29156, 4 jul. 2007, CSJ SL 36922, 16 mar.
2010, CSJ SL351-2013 y CSJ SL417-2018), según la cual, la
responsabilidad que se establece al empleador frente a los
infortunios que ocurren en su esfera, o la administradora de
riesgos laborales que asume ese mismo riesgo, es objetiva;
que la causalidad que debe haber entre el siniestro y la
actividad laboral contratada, puede ser directa (con causa
del trabajo) o indirecta (con ocasión del trabajo), y que no
se rompe por un hecho del trabajador, de un tercero o por
fuerza mayor o caso fortuito.
Es que, precisamente, se considera que existe
responsabilidad objetiva porque el siniestro laboral se
presenta bajo la subordinación del empleador, bien sea en
el sitio de trabajo o por fuera de este, sin que sea necesario
comprobar la culpa de aquel en tal hecho.
De este modo, no tiene sentido la diferencia que hace la
recurrente entre riesgo creado o de la empresa y
responsabilidad objetiva, porque, en esencia, ambas son
objetivas y hacen referencia al riesgo profesional, de modo
que no se trata de discutir cuál de tales teorías prevalece al
momento de calificar el accidente; lo realmente relevante,
es que este se presente en el ámbito laboral.
A., además, que el accidente que ocurre con causa del
trabajo, se refiere a una relación directa derivada del
desarrollo de la labor para la cual se contrató al trabajador
y las actividades relacionadas con la misma; mientras que
con ocasión del trabajo, plantea una causalidad indirecta, es
decir, un vínculo de oportunidad o de circunstancias, entre
el hecho y las funciones que desempeña el empleado.
Ahora, la Corte no desconoce que existen casos en los que
se dan circunstancias externas que pueden romper el nexo
de causalidad que debe establecerse entre el siniestro y el
ámbito laboral, pero estas deben ser acreditadas en el
proceso.
Desde esa perspectiva, la recurrente parte de una premisa
equivocada, en tanto afirma que no basta con que el
accidente ocurra en el lugar o en la jornada laboral, sino que
debe tener un nexo de causalidad con el trabajo que,
precisamente, el Tribunal no encontró probado. Nótese que
dicho juez no desconoció que debe existir tal vínculo y, de
hecho, lo dio por probado, en atención a que el trabajador
se encontraba en el lugar de trabajo y bajo la subordinación
de la empresa, pese a que no se establecieron los móviles del
homicidio.
Y tampoco incurrió en error el juez plural al afirmar que si
P. Compañía de Seguros S.A. quería exonerarse de
responsabilidad, le correspondía demostrar que el
accidente no tuvo relación con el trabajo, puesto que los
demandantes desde el escrito inaugural plantearon que el
siniestro fue laboral, con ocasión del trabajo y le
correspondía a esta entidad acreditar lo contrario.
En un caso similar, la Corporación reiteró que: (i) para que
se presente un accidente laboral, debe existir un nexo causal
entre el hecho dañoso y la prestación del servicio, ya sea de
manera directa o indirecta; (ii) que si la administradora de
riesgos laborales pretende liberarse de su responsabilidad,
debe derruir tal conexidad, y (iii) no todo hecho que ocurra
en el entorno laboral, resulta dable calificarlo siempre como
accidente de trabajo, por cuanto pueden existir
circunstancias que permitan desligarlo de la prestación de
un servicio subordinado (CSJ SL11970-2017).
Pues bien, en ese proceso, a diferencia del presente, la Corte
estableció que no se acreditó la relación de causalidad entre
la muerte del trabajador y la labor que este desempeñaba,
puesto que el siniestro tuvo origen en causas ajenas al
desarrollo de aquella, de modo que la administradora de
riesgos laborales derruyó tal conexidad; y en el sub lite, se
itera, el ad quem arribó a la conclusión que dicha
circunstancia sí estaba probada.
Así las cosas, no incurrió el Colegiado de instancia en la
infracción directa de los artículos 8.º y 12 del Decreto 1295
de 1994, toda vez que, el primer precepto, establece que el
accidente de trabajo debe corresponder a una consecuencia
directa de la labor desempeñada y, como quedó visto, esta
también puede ser indirecta en el caso del siniestro laboral
que se presenta con ocasión del trabajo.
Y en cuanto a la segunda disposición, en la misma se
contempla que todo accidente mientras no haya sido
calificado como de origen profesional, se considera de
origen común, de modo que tal presunción desapareció
cuando el juez, de acuerdo con las reglas de la sana crítica,
como podía hacerlo, lo calificó como laboral (CSJ SL 17429,
19 feb. 2002 y CSJ SL 29156, 4 jul. 2007).
Además, contrario a lo que afirma la censura, el juez plural
no indicó nada sobre tal presunción y tampoco estableció la
concordancia a que se refiere la recurrente; tan solo explicó
que si la demandada, que cubre el riesgo profesional, quería
exonerarse de responsabilidad, debía demostrar que no
había causalidad entre el siniestro y el ámbito laboral.
Ahora, en lo que sí tiene razón la censura es en la acusación
sobre la aplicación indebida del artículo 9.º del Decreto
1295 de 1994, en cuanto el precepto que regula tal situación
fáctica y que debe emplearse, es aquel que se encuentre
vigente al momento de la ocurrencia del siniestro laboral,
esto es, al 13 de septiembre de 2007. Sin embargo,
el artículo 9.° del Decreto 1295 de 1994, que regulaba dicho
asunto, fue declarado inexequible por la Corte
Constitucional a través de la C-858-2006, que difirió sus
efectos al 20 de junio de 2007.
Ante el vacío normativo que se originó en la decisión del
Tribunal constitucional, esta Corporación ha acudido a la
Decisión 584 de 2004 de la Comunidad Andina de Naciones
y al respecto ha tenido dos posturas. La primera, que volvía
a tener vigencia el artículo 200 del Código Sustantivo del
Trabajo (CSJ SL 38070, 24 abr. 2012), puesto que dicha
normativa opera respecto a materias reservadas al derecho
comunitario, pero no en lo que concierne a los temas
materia de regulación contenidas en la misma, de modo que
tal instrumento internacional puede usarse en lo que no se
oponga a lo establecido en el ordenamiento jurídico local y
deben primar las normativas nacionales.
Por su parte, el otro criterio señala que tal disposición
andina tuvo efectos de coadyuvancia regulatoria hasta la
declaratoria de inexequibilidad del artículo 9.º del Decreto
1295 de 1994 y plena fuerza jurídica hasta la expedición de
la Ley 1562 de 2012, toda vez que sus mandatos no eran
contrarios a la reglamentación interna (CSJ SL654-2018).
Como se puede advertir, ambas posiciones doctrinarias no
son contradictorias, en la medida en que la definición de
accidente de trabajo ha sido muy similar desde su
consagración por primera vez en el ordenamiento jurídico
colombiano y en las regulaciones posteriores, incluida la
Decisión 584 en comento, pues básicamente, en todas ellas,
se ha estipulado que es accidente de trabajo todo suceso
repentino por causa o con ocasión del trabajo, que genera al
trabajador una lesión orgánica, perturbación funcional, la
invalidez o la muerte, incluso cuando se produce durante la
ejecución de una labor bajo su autoridad fuera de lugar y
horas de trabajo y en el caso del denominado accidente de
trabajo in itinere.
En ese sentido, no es ajeno a la Corte que el Tribunal se
refirió de manera confusa a la norma aplicable en este caso,
toda vez que, en principio, señaló que el artículo
9.º del Decreto 1295 de 1994 fue declarado inexequible,
pero luego indicó que el siniestro en el que perdió la vida
S.B. era laboral, conforme lo previsto en dicho precepto
que, como se dijo, para entonces estaba derogado.
No obstante, si bien el cargo es parcialmente fundado, lo
cierto es que tal error resulta intrascendente para los fines
que persigue la censura, toda vez que la norma que sí debía
aplicar, esto es la Decisión 584 de 2004 de la Comunidad
Andina de Naciones, regula el accidente de trabajo de
manera idéntica que aquella que consideró definitivamente
el juez plural.
En efecto, nótese que el artículo 9.º del Decreto 1295 de
1995 contemplaba que es accidente de trabajo «todo suceso
repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del
trabajo, y que produzca en el trabajador una lesión
orgánica, una perturbación funcional, una invalidez o la
muerte. Es también accidente de trabajo aquel que se
produce durante la ejecución de órdenes del empleador, o
durante la ejecución de una labor bajo su autoridad, aún
fuera del lugar y horas de trabajo. Igualmente se considera
accidente de trabajo el que se produzca durante el traslado
de los trabajos desde su residencia a los lugares trabajo o
viceversa, cuando el transporte lo suministre el
empleador».
Por su parte, en el instrumento internacional aludido
establece como accidente de trabajo «todo suceso repentino
que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo, y que
produzca en el trabajador una lesión orgánica, una
perturbación funcional, una invalidez o la muerte. Es
también accidente de trabajo aquel que se produce durante
la ejecución de órdenes del empleador, o durante la
ejecución de una labor bajo su autoridad, aun fuera del
lugar y horas de trabajo. Las legislaciones de cada país
podrán definir lo que se considere accidente de trabajo
respecto al que se produzca durante el traslado de los
trabajadores desde su residencia a los lugares de trabajo o
viceversa».
Por último, el ad quem no señaló que la responsabilidad que
se atribuía a la empresa, como equívocamente lo sostiene la
censura, se extendía para amparar riesgos propios del
Estado en medio de una situación de violencia generalizada
o de conflicto armado, tan solo adujo que el hecho fue
violento y, desde esa perspectiva, tampoco le asiste razón a
P. Compañía de Seguros S.A.
En el anterior contexto, el cargo no sale avante.
Sin costas en el recurso extraordinario de casación, puesto
que el mismo es parcialmente fundado, aunque no
prosperó.
IX. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de Justicia, S.
de Casación Laboral, administrando Justicia en nombre de
la República y por autoridad de la Ley, NO CASA la
sentencia que el 21 de abril de 2015 profirió la S. Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cúcuta, en el
proceso ordinario que M.E.B.S., en nombre propio y en
representación de sus hijos menores J.F.S.B y D.L.S.B.,
adelanta contra POSITIVA COMPAÑÍA DE SEGUROS S.A.
y PORVENIR S.A., en calidad de litisconsorte necesario.
Sin costas.
N., publíquese, cúmplase y devuélvase el expediente al
Tribunal de origen.
R.E. BUENO
Presidente de la S.
GERARDO BOTERO ZULUAGA
IMPEDIDO
FERNANDO CASTILLO CADENA
CLARA C.D.Q.
JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

También podría gustarte