Delincuencia Organizada

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DELINCUENCIA ORGANIZADA

En nuestro país, como en otros más de latinoamericana y el resto del mundo el


problema de la delincuencia organizada empezó a cobrar victimas, debido a que
varios grupos quieren tener el control total de una región o regiones. El tema
principal del presente es demostrar que la delincuencia organizada es problema
político, laboral y moral. La problemática de delincuencia organizada en México se
debe a la falta de ética, valor social y al conformismo de la generación actual,
también a diferentes factores como a la desigualdad social y al mal pago de los
salarios a los que son sometidos los mexicanos.

Es correcto afirmar que la mayoría de los delitos graves de alcance internacional,


cometidos con claros fines de lucro forman parte de alguna banda organizada
transnacional. Algunas de las actividades que más comúnmente se asocian a este
ámbito son el tráfico de personas, de drogas y de armas, la adulteración de
productos, el blanqueo de dinero, la venta de animales y, más recientemente, los
ataques a sistemas informáticos de grandes compañías.

Para saber un poco más sobre sus orígenes de esta vamos con su definición
“Delincuencia” (del latín delinquentia) es la cualidad de delincuente (una persona
que comete delitos y, por lo tanto, viola la ley). El término también se utiliza para
nombrar al conjunto de los sujetos que delinquen y mantienen conductas contrarias
al derecho.

Se entiende como delincuencia organizada cuando tres o más personas acuerden


organizarse para realizar, en forma permanente o reiterada, conductas que por sí,
tienen como resultado cometer el delito de operaciones con recursos de
procedencia ilícita, acopio y tráfico de armas; tráfico de indocumentados, tráfico de
órganos, asalto, secuestro, tráfico de menores y robo de vehículos, esto con fin de
poder tener una vida estable y cómoda. (Ramírez, 2003)

Otro término de esta es:

“Organización criminal (delincuencia organizada) como toda organización creada


con la finalidad expresa de obtener y acumular beneficios económicos a través de
su implicación continuada en actividades predominantemente ilícitas y que asegure
su supervivencia en diligencias, funcionamiento y protección mediante el recurso de
la violencia y corrupción o la confusión en empresas legales” (Corte Ibañez, 2010)

La delincuencia organizada, un problema a la alza

Uno de los aspectos más preocupantes de la delincuencia organizada es su


capacidad de mutar para adaptarse a las cambiantes tendencias de los mercados,
como si se tratase de un virus que evita por todos los medios Dado que no responde
a ningún marco legal o moral, este negocio no teme las medidas drásticas, siempre
que le garanticen la continuidad de sus ganancias.

Además del tráfico de drogas, que supera al resto de las actividades en lo que a
beneficios económicos se refiere (se estima que su valor anual ronda los 320 mil
millones de dólares al año), la trata de personas es uno de los delitos más terribles,
ya que consiste en convertir a individuos de todas las edades en productos
orientados a la explotación laboral y sexual.

(MENDIOLA, 2015)

LA DELINCUENCIA ORGANIZADA

La delincuencia organizada en México Las organizaciones criminales mexicanas,


se ajustan a los patrones universales ya señalados para la delincuencia organizada.
Nos encontramos, con un crimen organizado formado en gran parte por las
organizaciones para el narcotráfico, entre las cuales destacan los carteles de
Tijuana, Juárez, del Pacífico y del Golfo. Aún cuando no se cuenta con datos
estadísticos actualizados y realmente confiables, en 1995 se afirmaba, según
estimaciones de la Procuraduría General de la República, que los grupos de
narcotraficantes que operan en México, tuvieron ingresos brutos en 1994 de
alrededor de 30 mil millones de dólares.6 Lo que quiere decir que México, al igual
que muchos otros países POLÍTICA CRIMINAL FRENTE A LA DELINCUENCIA 149
5 Cfr. González Ruiz, Samuel A., et al., Seguridad Pública en México. Problemas,
perspectivas y propuestas, México, Fomento Editorial de la UNAM, 1995, pp. 72 y
ss. 6 Se señalaba en 1995 por el Procurador General de la República que: “El
narcotráfico es la parte de la economía criminal más importante, cuya lógica se
funda en las enormes ganancias que se originan en la siembra, cosecha,
procesamiento, transporte y distribución en los mercados de Este libro forma parte
del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv DR © 2001.
Instituto de Investigaciones Jurídicas - Universidad Nacional Autónoma de México
Libro completo en: https://goo.gl/FCdEpo del mundo, se ha visto amenazada la
salud de sus habitantes ante los embates de un fenómeno de gran magnitud y
complejidad, como es el consumo y tráfico de drogas ilícitas que, además, ponen
en riesgo otros intereses fundamentales, entre los que se mencionan la vida de sus
habitantes y la propia seguridad nacional. En efecto, durante los últimos años los
“ajustes de cuentas” y la disputa entre carteles, para controlar las rutas y el mercado,
han ocasionado una gran cantidad de muertes, entre las que se cuentan no sólo las
de los de otros miembros de organizaciones delictivas, sino también las de
miembros de las corporaciones encargadas de combatirlos. Por otro lado, se han
decomisado grandes arsenales de armas de diferentes calibres, como lo informan
las instancias oficiales.7 Por lo que se refiere a los “ secuestros”, algunos analistas
habían calculado que entre julio de 1988 y abril de 1994, se cometieron cerca de
800 secuestros de empresarios y otras personalidades en todo el territorio nacional.
Por supuesto, los actuales datos reales son mayores, aunque no obren en las
estadísticas oficiales, ya que muchos familiares de las víctimas prefieren no
reportarlos a la policía. En muchos casos, el modo de operación parece responder
a un patrón de comportamiento, cuyo conocimiento podría ser aprovechado para su
detección y combate. Los robos de vehículos y a casas habitación, se presentan
como uno de los hechos más constantes en las grandes urbes de nuestro país. 150
MOISÉS MORENO HERNÁNDEZ consumidores. Su proceso económico implica
ganancias de más de ciento cuarenta veces, desde lo que se invierte en la primera
transacción hasta la venta al menudeo en las ciudades consumidoras”. Cfr.
“Palabras del Procurador General de la República en la Consulta Nacional para el
Combate al Narcotráfico”, Palacio Legislativo de San Lázaro, México, agosto de
1995. Sobre esta misma cuestión económica del narcotráfico véase, Arrieta, Carlos
G., et al., Narcotráfico en Colombia, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1993; Kaplan,
Marcos, Aspectos sociopolíticos del narcotráfico, México, INACIPE, 1989; Neuman,
Elías, Los que viven del delito y los otros, México, Siglo XXI Editores, 1991;
González Ruiz, Samuel A., et al., Seguridad Pública en México, 1995, pp. 74 y ss.,
donde dice: “Para conocer cifras aproximadas en el caso de México, es necesario
hacer los siguientes cálculos. Por un lado, el tráfico de cocaína que transita de
Colombia a los Estados Unidos de América, y que pasa por México, genera un valor
agregado que puede calcularse partiendo de que un kilogramo de cocaína pura
equivale aproximadamente mil dólares, mientras que en la frontera mexicana cuesta
entre 15 y 20 mil dólares. Esto significa que entre las 200 y 450 toneladas que pasan
anualmente por México, generan un valor agregado de entre tres y nueve mil
millones de dólares. Los precios al por mayor de la cocaína en diciembre de 1990,
fueron calculados entre 13 y 40 mil dólares”. A ello habrá que agregar el tráfico de
otras drogas, como la marihuana, la heroína, goma de opio, etcétera. Véase, DEA,
“World Wide Cocaine Situation”, 1990. 7 Informes de las 36 zonas militares
indicaban hasta 1995, que existía un promedio de 60 armas decomisadas en todo
el país, además de los aseguramientos que realiza la Policía Judicial Federal. Este
libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv DR © 2001. Instituto de Investigaciones
Jurídicas - Universidad Nacional Autónoma de México Libro completo en:
https://goo.gl/FCdEpo Es necesario remarcar que el avance de la delincuencia
organizada, o el que no se le combata eficazmente en México, está también muy
relacionado con el problema de “corrupción” de los “cuerpos de seguridad pública”,
a tal grado que, incluso en las tragedias más lamentables de los últimos años, se
han visto involucrados policías o ex policías de diferentes corporaciones.8 Por ello,
la gran necesidad de más adecuados y funcionales medios de control frente a la
delincuencia organizada. 3. Diversas visiones en torno al problema No obstante lo
anterior, en torno al problema de la “delincuencia organizada” no existe uniformidad
de criterios; por el contrario, podemos encontrar diversos discursos o enfoques, que
significan diversas formas o visiones de construir la realidad. Entre esos discursos
o enfoques resaltan, por supuesto, los oficiales y los teóricos o de los académicos,
además de los enfoques de diversos grupos políticos y sociales, cada uno de los
cuales plantea su realidad en torno al problema de la delincuencia organizada y,
particularmente, en torno al problema de tráfico de drogas, que es una de sus
principales manifestaciones, según se hace valer en esos discursos. En el plano
“oficial” es claro el discurso, de que la delincuencia organizada (sobre todo el
narcotráfico y delitos conexos) constituye un problema sumamente grave, que no
sólo afecta intereses individuales o colectivos (como es la salud), sino que pone en
riesgo la propia seguridad de la nación y, por tanto, la vigencia del Estado de
derecho,9 ya que por sus características (de ser más organizada y más violenta, de
poseer un carácter internacional y ser más tecnificada, etcétera) se encuentra
siempre en ventaja, frente a los tradicionales medios de control estatal. Todo

Traer un arma es relativamente sencillo, y no nada más eso, en esta semana me ha


tocado ser testigo de imágenes en las que delincuentes sin empacho disparan sus
pistolas en contra de sus víctimas, en uno de ellos dos asaltantes le tiran a un
conductor que aparentemente los persigue luego de ser víctima de un robo, en otra
imagen vi como un tipo disparaba impunemente contra un tráiler en una de las
carreteras del país mientras era grabado aparentemente desde un celular. Quien
porta un arma de manera ilegal no entra a prisión a menos que el arma se relacione
con algún otro hecho delictivo, lo cual hace crecer la percepción de impunidad y de
baja sanción del delito. Así que empezando por el arma que en algún momento será
utilizada para cometer un homicidio no hay problema. Agregue a ello algunos datos
interesantes, recientemente le dimos a conocer que México era el país con mayor

(HERNÁNDEZ)

DELINCUENCIA ORGANIZADA

De inicio, es importante soslayar las tradicionales y manidas explicaciones; en ese


sentido, se impone, en la presente oportunidad, el recurrir a una inicial revisión, aún
superficial, de seis diferentes estudios, teorías y también referentes que, de una u
otra manera, contribuyan al esclarecimiento de la problemática de la violencia en
general y de la delincuencia organizada en particular. Se trata de indagar, en pocas
palabras, en qué situación se encuentra el estado del arte en los siguientes campos:
1) Estudios psicométricos de riesgo, 2) Estudios psicométricos relativos a la
seguridad, 3) Estudios BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias
Sociales, Nº 14, pp. 59-74, 2012, ISSN: 1575-0825 La lucha actual contra la
delincuencia organizada en México 61 psicométricos relativos a la mediatización, 4)
La teoría del delito, 5) Estudios psicológicos del menoscabo en torno al delito y 6)
Referentes interdisciplinarios sobre la violencia. 1.1. Estudios psicométricos del
riesgo Es sabido que los estudios psicométricos del riesgo tienen como referente y
objetivo las políticas públicas de prevención y atención a desastres naturales así
como catástrofes tecnológicas asociadas a las contingencias ambientales (Slovic,
2003). En este sentido, el Estado es un actor fundamental de la seguridad pública y
la seguridad nacional, orientados a la difusión e intervención de eventos
impredecibles (Luhman, 1992). Por ello, en las sociedades desarrolladas, el llamado
Libro Rojo, es un manual imprescindible para el diseño de políticas y la elaboración
de investigaciones encaminadas a la toma de decisiones, iniciativas y procesos
legislativos que garanticen la seguridad; sin embargo, habrá que decirlo, la
comunicación de riesgos por parte del Estado, no tiene una recepción simétrica por
parte de una amplia mayoría de los grupos vulnerables. Por ejemplo, en el estudio
de Adeola (2007), los mensajes gubernamentales sobre los eventos de riesgo
fueron recibidos asimétricamente por parte de los residentes migrantes, ello en
relación a los habitantes nativos de los Estados Unidos. Incluso, los migrantes se
mostraron escépticos a las advertencias de peligro difundidas en los medios
públicos, ambientalistas, académicos y científicos. Se trata de encuadres (framings)
que tienen un efecto reactivo entre turistas y migrantes. En contraste, los mensajes
parecen ajustarse a la experiencia de los residentes nativos al momento de las
contingencias ambientales. El impacto de los eventos de riesgo sobre la cognición
y conducta de los humanos están mediados por marcos informativos que minimizan
o maximizan la intensidad de una contingencia (García y Real, 2001). Este es el
efecto de la hipermetropía o preocupación ambiental sesgada: cuando los eventos
de riesgo son percibidos como lejanos, las personas tienden a la indecisión e
inacción (Berenguer y Corraliza, 2000). En contraste, una contingencia percibida
como cercana implicaría una mayor responsabilidad en la atención de las
consecuencias del evento, en la salud personal o del grupo de referencia
(Berenguer, Corraliza, Martín y Ocesa, 2001). La hipermetropía subyace al
presentarse una contingencia que activa emociones y creencias determinantes de
un accionar inmediato (García y Guerrero, 2000). Este es el caso de la investigación
realizada por Lee, Lemyre, Mercier, Bouchard y Krewski (2005) quienes
establecieron diferencias significativas por grupos socioeconómicos en torno a las
creencias de afectación a la salud derivadas de eventos de riesgo. Un ejemplo
paradigmático resultó ser, el que se vivió en el país, en la reciente (2010) epidemia
de gripe N1 H1. En efecto, las disposiciones adoptadas por el ejecutivo federal
(Secretaría de Salud), fueron acatadas casi en su totalidad por la población civil de
México. Por otra parte, se advierte que las mujeres tienden a creer más que los
hombres, en torno al impacto de eventos de riesgo en su salud. Estas creencias se
intensifican en función del nivel de estudio ya que quienes sólo terminaron el nivel
básico se muestran más optimistas que quienes adquirieron una formación de
carácter profesional (licenciatura, carrera técnica, etc.). Respecto al ingreso,
quienes perciben menos de 19 mil dólares anuales, se muestran más propensos a
creer que las contingencias de riesgo no afectarán su salud. En cambio, aquellos
cuyos ingresos rebasan los 75 mil dólares por año, se muestran pesimistas ante el
impacto de los eventos en su salud. En situaciones de incertidumbre, las personas
asumen riesgos significativos para obtener ganancias poco BARATARIA. Revista
Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 14, pp. 59-74, 2012, ISSN: 1575-
0825 62 Javier Carreón Guillén y Pedro Isnardo de la Cruz Lugardo probables en
relación a tener pérdidas muy probables o ganancias inferiores a sus expectativas
(Kaheman, 2003). No obstante, Ajzen (1991) estableció otro factor determinante de
la decisión y comportamiento. Se trata de la percepción de control en relación a la
sobrestimación o subestimación del evento de riesgo. Es decir, las personas que
tienen expectativas de influencia sobre el impacto de una contingencia en su salud
son más propensas a asumir riesgos volitivos. El estudio de Nordgren, Pliegt y
Harreveld (2007) demostró una relación directa, positiva y significativa entre la
volición y la percepción de riesgo. A medida que la volición aumenta el riesgo
percibido se incrementa. Los resultados de esta investigación parecen evidenciar la
relevancia de las dimensiones espaciales del riesgo. A partir de los estudios
esgrimidos, el riesgo se define como una contingencia perceptual, valorativa,
actitudinal, motivacional, intencional y conductual. Dicha situación es vivida en
carne propia o a través de canales de comunicación que maximizan o minimizan la
magnitud e impacto del evento en la estabilidad global, regional, local, grupal y
personal. En este sentido, el concepto y fenómeno que se tiene de la seguridad
pública sería una consecuencia de la percepción, valoración, motivación, decisión y
comportamiento en torno a un evento considerado como inconmensurable,
impredecible, incontrolable e inevitable. 1.2. Estudios psicométricos relativos a la
seguridad En principio, la seguridad pública incluye tres componentes principales:
asalto con arma, violación y narcotráfico (Aragonés, Moyano y Talayero, 2008).
Asimismo, se le suman: secuestro, extorsión (pago de “derecho de piso”) y los
homicidios. Tienen, estos componentes, desde luego, un impacto en la calidad de
vida, si para ello se difunden a través de la prensa, lo cual incide directa y
significativamente sobre la percepción de riesgo (Leiserowitz, 2006). En este
sentido, las decisiones de cambio se ven modificadas por las preferencias y los
encuadres de información (Kaheman y Tversky, 1979). Si los receptores perciben
que la información mediatizada mejorará su decisión y comportamiento, entonces
es probable que adopten mayores riesgos. Un incremento en la percepción de
control de la información también se corresponde con un aumento en el riesgo
percibido (Venkatesh, Morris, Davis y Davis, 2003). Este hallazgo precisó el
planteamiento de la utilidad esperada que considera a los eventos de riesgo como
evitables, siempre y cuando, los individuos realicen la mejor elección en sus
preferencias (Tversky y Kaheman, 1981). No obstante, las decisiones y
comportamientos parecen llevarse a cabo a partir de la aversión a los riesgos
((Tversky y Kaheman, 1992). La difusión de un riesgo esta mediada por un factor
de accesibilidad, cuya variación hace emerger juicios intuitivos para la decisión y
acción prospectiva (Kaheman, 2003a; 2003b). En tal sentido, la percepción que se
tenga de la seguridad pública estará asociada con los niveles de criminalidad. Si la
gente percibe que los homicidios o asaltos son muy probables de llevarse a cabo,
entonces sus expectativas de seguridad disminuyen (Loewenstein y Mather, 1990).
Quizá esta sea la razón por la cual en una medición con electroencefalograma, las
ondas alfa y teta se asociaron a la percepción de riesgo personal y ambiental (Qin,
Lee y Han, 2009). De esta suerte, tanto la intensidad, la proximidad del evento como
la accesibilidad a la información que se genera en torno a la contingencia, son
factores vinculados con la percepción de control, utilidad y riesgo, los cuales inciden
en la toma de decisiones y en las acciones mismas. Particularmente, los estudios
psicológicos de la inseguridad se han enfocado en la BARATARIA. Revista
Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 14, pp. 59-74, 2012, ISSN: 1575-
0825 La lucha actual contra la delincuencia organizada en México 63 demostración
de modelos teóricos en los que se incluyen variables asociadas a la percepción y
determinantes tanto de la decisión como de la acción. En el caso de los valores
ambientales, Nordenstedt e Ivanisevic (2010) llevaron a cabo un estudio en el que
la alta intensidad percibida de los eventos terroristas se asoció con los valores de
apertura al cambio y autotrascendencia. Este hallazgo es relevante a la luz de la
seguridad pública dado que los medios de comunicación, al magnificar la seguridad
pública la relacionan con el terrorismo. En el caso de México, el narcotráfico ha sido
oficialmente implicado con la red terrorista Al-Queda. En consecuencia, la seguridad
pública se puede también definir como una situación normativa, perceptual,
valorativa, actitudinal, intencional y conductual. Dicha situación es vivida en carne
propia o bien a través de canales de comunicación que maximizan o bien minimizan
la situación y su influencia en la vida social, grupal o personal. En tal sentido, la
mediatización de la seguridad pública sería la contextualización, encuadramiento,
dirección e intensidad de un evento considerado como mensurable, predecible,
controlable y evitable. En esa virtud, a continuación se impone el revisar, aún de
manera apretada, los efectos, la recepción y la socialización de la mediatización del
fenómeno de la violencia en el ámbito de los medios masivos de comunicación. 1.3.
Estudios psicométricos de la mediatización Se puede establecer que los estudios
de la mediatización se han configurado básicamente en tres tradiciones: los efectos,
la recepción y la socialización de los medios masivos de comunicación (Ibarra, 2001;
Pineda, 2007; Fernández, 2010). Ahora bien, la diversidad de teorías, métodos y
técnicas de investigación permiten la construcción de modelos integrales en los que
se complementan conceptos tales como: los contextos (settings), encuadres
(framings), intensidades y direcciones (primings) de los mensajes (McCombs,
1997). Es decir, los medios de comunicación influyen sobre la opinión pública a
través de la mediatización (Serrano, 1986: 16). Los medios tienden a difundir más
imágenes que conceptos (Sartori, 1997). Se trata de procesos periféricos de
recepción, aceptación, decisión y consumo afectivos más que procesos centrales
racionales (Petty y Cacioppo, 1986a; 1986b). Una representación racional del
entorno y de sí mismo sería el antecedente de la persuasión (Cacioppo, et al., 1986;
Cacioppo y Petty, 1989; Briñol, et al., 2004). Si el impacto de la información sobre
los estilos de vida es indirecto (Gunter, 2008), la mediatización regula el impacto de
los hechos sobre la identidad (Figueras, 2008). Al tergiversar los eventos, manipular
las situaciones o fragmentar los hechos, los medios de comunicación moderan el
impacto de los hechos sobre las decisiones públicas y privadas (Alcoceba, 2004).
Se trata de la mediación social que emerge ante las asimetrías de intereses como
factor de cambio intercultural.

(EN)

SENADO APRUEBA EN LO GENERAL EL DICTAMEN PARA TIPIFICAR LA


DEFRAUDACIÓN FISCAL COMO CRIMEN ORGANIZADO

El pleno de la Cámara de Senadores aprobó en lo general, por 82 votos de Morena,


MC, PVEM, PT, PES y PRD, y 34 del PAN y PRI en contra, las reformas que tipifican
la defraudación fiscal como delito cometido por el crimen organizado, y lo considera
una amenaza a la seguridad nacional, la defraudación fiscal, para el que aplicará la
prisión preventiva oficiosa.

Se anunció que Ricardo Monreal Ávila, coordinador de la fracción parlamentaria


mayoritaria del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), presentará un
paquete de modificaciones de última hora durante la discusión del dictamen en lo
particular.
El dictamen que reforma la Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada, Ley de
Seguridad Nacional, Código Nacional de Procedimientos Penales, Código Fiscal de
la Federación y el Código Penal Federal establece que cuando tres o más personas
se organicen para cometer, en forma permanente o reiterada, delitos tales como
contrabando y su equivalente, o defraudación fiscal y defraudación fiscal
equiparada, por ese solo hecho serán sancionados como miembros de la
delincuencia organizada.

La misma sanción aplicará a quien expida o enajene comprobantes fiscales que


amparen operaciones inexistentes, falsas o actos jurídicos simulados.

Se considerarán “amenazas a la seguridad nacional’’ los “actos ilícitos en contra del


fisco’’, de acuerdo con la enmienda al artículo 5 de la Ley de Seguridad Nacional.

Los cambios al artículo 113 Bis del Código Fiscal de la Federación prevén imponer
sanción de cinco a ocho años de prisión al que por sí mismo o a través de otra
persona compre o adquiera comprobantes fiscales que amparen operaciones
inexistentes, falsas o actos jurídicos simulados.

“Será sancionado con las mismas penas, al que permita o publique a través de
cualquier medio, anuncios para la adquisición o enajenación de comprobantes
fiscales que amparen operaciones inexistentes, falsas o actos jurídicos simulados’’,
completa la propuesta de enmienda.

(Ramos, 2019)
HIPÓTESIS

La doctrina afirma que el crimen organizado se caracteriza por la comisión de delitos


que producen beneficios a través de la provisión de bienes y servicios ilegales
(prostitución forzada, trabajo forzado, drogas ilegales, objetos robados, flora y fauna
protegidos, vehículos robados etc.), y a través del control ilegal de los sectores
económicos legales, actividad muy entroncada con la corrupción y otros
comportamientos que suponen una alteración delictiva de la vida política, social y
económica.

Los datos actuales indican que el panorama criminal está caracterizado por la
proliferación de las asociaciones criminales como forma más habitual de gestación
de los delitos, y que la organización criminal es menos frecuente por la mayor
rigurosidad de sus requisitos conceptuales. Sin embargo, el tratamiento político del
fenómeno delictivo presiona a las instituciones a difuminar los límites entre la simple
asociación criminal y la organización criminal, de modo que las estadísticas
policiales no establecen diferencias entre unas y otras, dando la impresión de que
el crimen organizado se encuentra extendido en nuestro país hasta unos extremos
que, desde luego, son incompatibles con la realidad que el ciudadano percibe en su
vida cotidiana.
QUE TE HACE CAER EN LA DELINCUENCIA ORGANIZADA

Cuando con el transcurso del tiempo la delincuencia "común", llega a tal extremo de
"evolución" o "perfeccionamiento"; cuando rebasa los límites de control
gubernamental; cuando establece líneas especiales de operación basadas en un
sistema complejo, tipo empresarial, bien estructurado en su comisión; cuando
persigue a través de determinadas acciones violentas la búsqueda del poder, ya
sea político, económico o social, es cuando podemos decir, sin lugar a dudas, que
estamos frente a un caso de delincuencia organizada.

El concepto "delincuencia organizada" fue empleado por primera vez por el


criminólogo norteamericano John Ladesco en 1929, para designar a las
operaciones delictivas provenientes de la mafia.

Este tipo de delincuencia fue designada con la palabra "organizada", ya que se


refiere a la "asociación", a la "sociedad", a la "corporación", al "grupo", al "sindicato",
a la "liga", al "gremio", a la "coalición", en sí a la "unión", como forma de conjuntar
esfuerzos en grupo; y con el empleo de la violencia, soborno, intimidación y fuerza,
los delincuentes llevaban a cabo sus actividades ilegales.

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