Dietas Mentales. Neville Goddard.
Dietas Mentales. Neville Goddard.
Dietas Mentales. Neville Goddard.
(Neville - 1955)
Un día una muchacha me contó sus dificultades para trabajar con su patrón.
Ella estaba convencida de que él injustificadamente criticaba y rechazaba
sus mejores esfuerzos. Al escuchar su historia, le expliqué que si ella
pensaba que él era injusto, era una señal segura de que ella misma estaba
necesitada de un nuevo tema de conversación. No había ninguna duda de
que ella estaba discutiendo mentalmente con su patrón, pues los demás sólo
se hacen eco de lo que nosotros les susurramos en secreto. Ella confesó que
discutía mentalmente con él durante todo el día. Cuando se dio cuenta de lo
que había estado haciendo, estuvo de acuerdo en cambiar sus
conversaciones internas con su patrón. Ella imaginó que él la había felicitado
por su buen trabajo, y que ella a su vez le había agradecido su elogio y
amabilidad. Para gran deleite suyo, pronto descubrió que su propia actitud
era la causa de todo lo que le acontecía. El comportamiento de su patrón se
invirtió. Se hizo eco, como siempre había hecho, de sus conversaciones
mentales con él.
Yo raramente veo a una sola persona sin preguntarme “¿a qué tema de
conversación está atada? ¿En qué misterioso rastro está caminando?”
Debemos empezar a tomar la vida conscientemente, pues la solución de
todos los problemas reside justamente en esto: el Segundo Hombre, el Señor
del Cielo en todos nosotros, está tratando de hacerse autoconsciente en el
cuerpo, para que él pueda dedicarse a los asuntos de su Padre. ¿Cuáles son
sus labores? Imitar a su Padre, convertirse en dueño del Mundo, en dueño
de su hablar interno, para que pueda moldear este mundo nuestro a
semejanza del Reino de Amor.
El profeta dijo: “Sed imitadores de Dios como hijos queridos.” ¿Cómo imitaría
yo a Dios? Bueno, se nos ha dicho que Dios llama a las cosas que no son
vistas como si fueran vistas, y lo no visto se convierte en visto. Este es el
modo en que la muchacha reclamó elogio y amabilidad de su patrón. Ella
mantuvo una conversación imaginaria con su patrón desde la premisa de que
él había elogiado su trabajo, y él lo hizo.
Ahora comprenderás cuán sabios eran los antiguos cuando nos decían en la
Hermética: “Hay dos regalos que Dios ha otorgado sólo al hombre y a
ninguna otra criatura mortal. Esos dos regalos son la Mente y el Habla, y el
regalo de la Mente y el Habla es equivalente al de la inmortalidad. Si un
hombre utiliza esos dos regalos correctamente, él no se diferenciará en nada
de los inmortales, y cuando él abandone su cuerpo, la Mente y el Habla
serán sus guías, y por ellas será llevado a la legión de los dioses y las almas
que han alcanzado la santidad.”
¿Ves ahí los campos? El sésamo fue sésamo, el maíz fue maíz.
El silencio y la oscuridad sabían. Así es la suerte de un hombre nacido.
Todo en el mundo testimonia el uso o mal uso del hablar interno del hombre.
El hablar interno negativo, particularmente el hablar malévolo y envidioso, es
el caldo de cultivo de los futuros campos de batalla y prisiones del mundo. A
través del hábito, el hombre ha desarrollado una afición secreta por esas
conversaciones internas negativas. A través de ellas justifica el fracaso,
critica a sus vecinos, se deleita en el malestar de los demás y en general
vierte su veneno sobre todo. Tal mal uso de la Palabra perpetúa la violencia
en el mundo.
El gran secreto del éxito es una conversación interna controlada desde las
premisas del deseo cumplido. El único precio que pagas por el éxito es
abandonar tu anterior conversación que pertenece al Hombre Antiguo, al
hombre sin éxito. El tiempo está maduro para que muchos de nosotros nos
encarguemos conscientemente de crear el cielo en la tierra. Usar nuestra
imaginación consciente y voluntariamente, oír interiormente y decir sólo lo
que esté en armonía con nuestro ideal, es traer activamente el cielo a la
tierra. Cada vez que ejercemos nuestra imaginación amorosamente en
nombre de otro, estamos literalmente haciendo de mediador de Dios para
ese otro.
A través de los portales del presente debe pasar la totalidad del tiempo.
Imagina que otra parte es aquí, y que luego es ahora. Inténtalo y velo.
Siempre puedes decir si has conseguido hacer del sueño futuro un hecho
presente observando tu hablar interno. Si estás interiormente diciendo lo que
audiblemente dirías si estuvieras físicamente presente y físicamente
moviéndote por ahí en ese lugar, entonces lo has conseguido. Y puedes
profetizar, desde esas conversaciones internas y desde los estados de ánimo
que ellas despiertan dentro de ti, cuál será tu futuro. Pues sólo un poder hace
a un profeta: la imaginación, la visión divina. Todo lo que encontramos es
nuestra Palabra hecha visible. Y lo que ahora no comprendemos, está
relacionado por afinidad con las fuerzas no reconocidas de nuestras propias
conversaciones internas y los estados de ánimo que ellas despiertan dentro
de nosotros.
Si no nos gusta lo que nos está sucediendo, es una señal segura de que
necesitamos un cambio de dieta mental. Pues el hombre, se nos ha dicho, no
sólo vive de pan, sino de cada Palabra que procede de la boca de Dios. Y
habiendo descubierto que la boca de Dios es la mente del hombre, una
mente que vive de las Palabras o hablar interno, deberíamos alimentar a
nuestra mente sólo de nobles pensamientos amorosos. Pues con las
Palabras o hablar interno construimos nuestro mundo.
Deja que la mano señorial del amor aumente tu hambre y tu sed hacia todo
lo que es noble y de buena relación, y que tu mente pase hambre antes de
levantar tu mano hacia una copa que el amor no llenó o una taza que el amor
no bendijo. Que no puedas nunca tener que decir otra vez: “¿Qué he dicho?
¿Qué he hecho?, Oh todopoderosa Palabra humana?”