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Estudios
2013, sobre
vol. 34, emociones
núm. revividas
3 (septiembre) en Margaret Floy Washburn (1871-1939) Valencia (España). ISSN: 0211-0040
81-102 81
Resumen
En las primeras décadas del siglo xx, la naciente Psicología experimental norteamericana pro-
dujo numerosos estudios sobre la proporción de recuerdos agradables y desagradables en la
memoria. En este contexto, analizaremos las investigaciones sobre emoción y memoria realizadas
por Margaret F. Washburn (1871-1939). Washburn destacó algunas cuestiones que están en
la base de la investigación actual sobre emoción y memoria: a) la función adaptativa de las
emociones, b) cómo afectan las diferencias individuales de temperamento al procesamiento
emocional, c) la alta accesibilidad de los recuerdos positivos y d) la relación entre memoria y
regulación emocional. Finalmente, se discuten posibles motivos por los que tales investigaciones
no pudieron ser integradas en un marco teórico más global y cohesivo, aunque contribuyeron
a completar la teoría motora de la conciencia.
Palabras clave: Memoria, emoción, conciencia, Washburn, Baldwin, Historia.
Abstract
In the first decades of the twentieth century, the nascent American experimental psychology
produced numerous studies on the proportion of pleasant and unpleasant memories in memory.
In this context, we analyze the emotion and memory research conducted by Margaret F. Wash-
burn (1871-1939). Washburn highlighted some issues that are at the basis of current research on
emotion and memory: a) the adaptive function of emotions, b) how the individual differences
in temperament affects emotional processing, c) high accessibility of positive memories and d)
the relationship between memory and emotional regulation. Finally, we discuss possible reasons
for such investigations could not be integrated into a comprehensive and cohesive theoretical
framework, but did contribute to complete the motor theory of consciousness.
Keywords: Memory, Emotion, Consciousness, Washburn, Baldwin, History.
* El presente artículo es una versión ampliada y revisada de una comunicación presentada en el XXVI
Symposium de la SEHP. Valencia, mayo de 2013.
** Correspondencia: Departamento de Psicología Básica. Facultad de Psicología. Universidad de Málaga.
T: 639 91 88 79. Mail: <[email protected]>.
Revista de Historia de la Psicología, 2013, vol. 34, núm. 3 (septiembre)
82 José T. Boyano y Juan A. Mora Mérida
The revivability in memory of the emotions, like that of all the feelings of the lower
senses, is very small. We can remember that we underwent grief or rapture, but
not just how the grief or rapture felt. This difficult ideal revivability is, however,
more than compensated in the case of the emotions by a very easy actual reviv-
ability. That is, we can produce, not remembrances of the old grief or rapture,
but new griefs and raptures, by summoning up a lively thought of their exciting
cause (James, 1890, p.474).
Apoyada por una familia de clase media acomodada, Margaret Floy Washburn
(1871-1939) se graduó en el Vassar College en 1891 y se dirigió a Columbia, donde
Cattell, recién llegado de Leipzig, había establecido un laboratorio de psicología. En
Columbia una mujer sólo podía aspirar a ser oyente, de modo que Washburn tuvo
que realizar una entrevista para ser aceptada. Sus conocimientos sobre los métodos
psicológicos causaron una buena impresión en Cattell, que la tratará a partir de este
momento como si fuera una estudiante regular, asignándole tareas de investigación.
Por consejo de Cattell, se trasladó a Cornell en el otoño de 1892, a la Sage School of
Philosophy, donde un joven Titchener, con 25 años, iniciaba su carrera académica, tras
estancias en Oxford y Leipzig. Bajo la mentoría de Titchener, fue la primera mujer en
EEUU en obtener un doctorado, en 1894. Ese mismo año Mary Whiton Calkins había
logrado superar exámenes y pruebas del doctorado, pero la Universidad de Harvard
se negó a conceder el título.
En sus inicios, Washburn aceptaba las ideas estructuralistas de Titchener, guiada
por tempranas influencias de la química. Con el tiempo, las descripciones cada vez
más analíticas de los estados de conciencia de Titchener llevaron a Washburn a un
alejamiento. Washburn se sentía más atraída por las descripciones holísticas de James
(1890), y leyó con atención la teoría del conocimiento de Münsterberg. Sobre todo
está de acuerdo con Münsterberg en restringir la causalidad a los eventos físicos y con-
siderar los procesos psíquicos como epifenómenos. Esta postura refleja su compromiso
con una psicología experimental rigurosa, firmemente apoyada en datos observables
y medibles, lo que la llevaría a buscar correlatos fisiológicos de los procesos mentales
superiores (memoria, conciencia, atención…). Sus diferencias con el estructuralismo
la llevaron a aproximarse a posturas funcionalistas.
En 1903, después de trabajos en Cornell y Cincinnati, volvió al Vassar como
profesora. En Vassar va a desarrollar su prolífica carrera científica. A partir de su
trabajo experimental con animales, recopila una gran cantidad de información sobre
cognición animal y publica The animal mind: A textbook of comparative psychology
(1908), su obra más conocida, que desde el principió se constituyó como una decla-
ración de principios –desde el mismo título–, y como una referencia fundamental en
Revista de Historia de la Psicología, 2013, vol. 34, núm. 3 (septiembre)
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During the next five years I attempted, with the aid of my students, various
small studies in the difficult field of emotions; also, with the help of a grant from
the American Association for the Advancement of Science, a questionary study
on sources of pleasure, anger, and fear in groups of Italian and Russian Jewish
women in New York and Chicago (Washburn, 1932, p. 352).
Tras esta declaración, Washburn enumera las líneas de investigación que le han
proporcionado tanta gratificación, y cita en último lugar el estudio de «…revived
emotions» (es decir, reactivadas, reavivadas o revividas), después de presentar otra serie
de resultados en forma aislada. Así, se enorgullece de estudios en los que muestra que
los movimientos de la mano izquierda se recuerdan mejor que los de la derecha, o que
la tendencia a sentir el agrado o desagrado se da con mayor intensidad en poetas que
en científicos. En el trabajo de Woodworth (1948) sobre Washburn, los experimentos
sobre la memoria de experiencias emocionales sólo ocupan un pequeño párrafo, que
inicia con la afirmación de que «…fueron de especial interés para sus estudiantes» (p.
279). Sólo algunas voces, como la de Martin (1940), registran el estudio del campo
emocional como una prioridad en el programa inicial de Washburn:
Observó que las respuestas podían ser moduladas por variables individuales. En
sucesivos experimentos (Washburn et al., 1925), propondría utilizar su procedimien-
to como un test para diferenciar entre temperamentos emocionales o flemáticos. En
este tipo de experimentos, clasificaba en primer lugar a los sujetos en emocionales o
flemáticos, o en alegres y depresivos, basándose en autovaloraciones o valoraciones de
sus compañeros. Después, sometía a estos sujetos a la palabra clave y se registraba si
aparecía una idea placentera o desagradable. Utilizaba un galvanómetro para obtener
un correlato fisiológico del estado afectivo de los participantes. A lo largo de este tipo
de experimentos, Washburn describió la relación bidireccional entre la personalidad y
la memoria. En primer lugar, describió el importante papel que la memoria emocional
juega en la regulación del estado de ánimo, delineando el efecto de positividad: las
emociones positivas, como la alegría, eran más accesibles. En segundo lugar, exploró en
qué medida la memoria emocional está modulada por las diferencias de temperamento:
las personas depresivas recuperaban con mayor rapidez recuerdos desagradables, mien-
tras las alegres u optimistas tienden a un acceso más rápido al recuerdo de experiencias
positivas. Sugirió una explicación tentativa basada en la participación del estado de
ánimo como factor mediador:
But there is now sufficient justification for believing that among the activities
involved in the feelings and emotions, the physical commonly influence the
physiological, the sensory commonly influence the visceral, the neurological
commonly influence the chemical, the conscious commonly influence the
verbal, etc.; the whole group of activities presenting such a complicated picture
of the causal interrelation of organic and personal factors that contributions
to the subject of feelings and emotions should be heartily welcomed from any
science that is involved, and research in any closely related field that will add to
the total knowledge of the affectivities should be seriously encouraged (Cason,
1932, p. 91).
At a symposium on the term ‘feeling,’ held at the 1905 meeting of the Association,
I defined feeling as the unanalyzed and unlocalized portion of experience, and
suggested that James’s feelings of ‘but’ and ‘if ’ might be the remnants of ancestral
attitudes. James was present and approved of the idea (Washburn, 1932, p.348).
The points where I have departed most from what is generally recognized as
orthodox psychological doctrine are perhaps the theory regarding the physiological
basis of central excitation, and the attempt to utilize, as actual causal mechanisms,
fuerzas desintegradoras –tal como eran vistas a nivel popular–, sino vectores adaptativos
en sentido darwiniano, que contribuyen a responder con eficacia a los problemas del
entorno, suministrando energía para el pensamiento. Sus ideas sobre la influencia de
la personalidad en la memoria, generando la mayor accesibilidad de determinados
recuerdos, pueden considerarse precursoras de planteamientos actuales que relacio-
nan cierto tipo de personalidad y tendencias a la recuperación selectiva de contenidos
negativos, asociados a procesos de rumiación. En los sucesivos experimentos llegó a
comprobar que distintos tipos de emociones o tipos de hechos se recuperan con mayor
facilidad, contribuyendo a regular el estado afectivo de los individuos e incrementando
su eficacia social. Tales hallazgos alimentaron el corazón profundamente experimen-
talista de Washburn, y así se referiría a ellos con orgullo. Frente a otras concepciones
cuantitativas centradas en la capacidad de la memoria, desde esta línea de investigación
se enfatizaron las cuestiones relacionadas con el funcionamiento de la memoria en la
vida diaria. Así, fueron exploradas las distorsiones de la memoria emocional, conci-
biéndola como sistema flexible que ayuda a los individuos a relacionarse socialmente,
mantener una identidad positiva y guiar la conducta. Así, llegaría a describir de forma
precisa el efecto de positividad y su contribución al equilibrio afectivo y a la mejora
del autoconcepto. Tal sería uno de esos logros brillantes que, como Martin (1940)
señaló apenas un año después de la muerte de Washburn, permanecían «ocultos» en
su amplia obra experimental.
Finalmente, podríamos plantear la cuestión de por qué razón estos experimentos
sobre emociones revividas, ahora recobrados en la literatura científica sobre emoción y
memoria, han ocupado un segundo o tercer plano en la producción de Washburn, tras
su celebrado manual sobre la mente animal o su teoría motora de la conciencia. ¿Por
qué ocuparon apenas unas pocas líneas en sus valoraciones biográficas o autobiográfi-
cas? La respuesta tiene que ver con un fenómeno paralelo. La floreciente investigación
anglosajona sobre emoción y memoria a lo largo de los primeros 30 años del siglo xx,
fue paulatinamente apagándose a partir de los años 40.
Más globalmente, se podría sugerir una explicación del relativo ensombrecimiento
de Washburn. Siguiendo el planteamiento utilizado por Wozniak (2004) con Baldwin,
podemos analizar los factores sociales y sociohistóricos. En el ámbito social, Washburn
logró el aprecio de sus alumnas del Vassar y de sus colegas científicos, cimentado en
su sólido trabajo. Por este lado, su labor se vio recompensada con un volumen reco-
pilatorio en el American Journal of Psychology, después de 33 años de dedicación y
alrededor de 70 artículos publicados (Dallenbach, 1940). Sin embargo, la brillante
carrera de Washburn no se vio recompensada con un puesto académico de prestigio
en una universidad (véase García-Dauder, 2005), con lo que el acceso a un auditorio
más amplio y diverso se vio restringido. De alguna forma, sería vista como una psicó-
loga experimentalista, por lo que sus contribuciones teóricas no recibieron crédito por
Revista de Historia de la Psicología, 2013, vol. 34, núm. 3 (septiembre)
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decir que el relato elegido a mediados del siglo xx, entre los muchos posibles, se apartó
de la categoría de relato sobre la relación entre emoción y cognición, y pronto desa-
parecerían las hipótesis sobre la conciencia. Podemos, en cambio, recuperar sus ideas
a finales del siglo xx y principios del xxi porque el relato –el hilo argumental que es
trenzado por la dimensión teórica del conocimiento actual– vuelve a tratar sobre la
emoción, la memoria o la conciencia.
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