Piratas y Corsarios en La Poesía de La Coordenada Atlántica: Juan de Castellanos, Bartolomé Cairasco de Figueroa y Silvestre de Balboa

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PIRATAS Y CORSARIOS EN LA POESÍA DE LA

COORDENADA ATLÁNTICA:
JUAN DE CASTELLANOS, BARTOLOMÉ CAIRASCO DE
FIGUEROA Y SILVESTRE DE BALBOA
BELÉN CASTRO MORALES
UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA

E spejo de Paciencia (1608), la única obra conoci-


da del poeta grancanario Silvestre de Balboa, re-
fleja diversos e interesantes aspectos literarios y
mo Sir Francis Drake, en 1595- Ignoramos si Balboa y
Cairasco leyeron el poema de Castellanos en alguna
copia manuscrita, aunque parece acertado pensar que
socio-históricos de la azarosa época en que fue escrito. así pudo ser, a la luz de las coincidencias que analiza-
Desde su mérito más circunstancial y epidérmico, que remos. Y mucho menos arriesgado será afirmar que
consiste en ser el texto fundacional de la literatura cu- Balboa leyó a Cairasco. Habrá que investigar también
bana, hasta otros más recónditos, el poema heroico de hasta qué punto una obra como La Dragontea de Lope
Balboa invita a la relectura y al análisis. Sus octavas de Vega, de 1598 y, por tanto, la primera publicada
reales, tan pintorescas o prosaicas en algunos momen- sobre las andanzas de Drake, pudo servir de inspira-
tos, no dejan de ofrecernos un documento excepcio- ción a los dos poetas canarios'. Pero a través de estos
nal para constatar de qué modo una literatura periférica textos no buscamos la influencia o la fuente con obse-
y doblemente insular (canaria por la procedencia del sión detectivesca, dado que los tres poetas, lectores de
poeta, cubana por el enclave de la escritura, atlántica la tradición literaria en un momento marcado por la
por el espacio cultural común) empieza a tomar cuer- imitatio, son intérpretes del mismo acervo culto, au-
po sobre una urdimbre de doble sentido: el canon de tores del mismo texto cultural donde se perpetúa y se
la literatura culta de la época -particularmente los modifica a la vez la cosmovisión y la escritura de su
modelos épicos, reactivados a raíz de la conquista de época desde un paralelo cultural que empieza a expre-
América y cristalizados en La Araucana, de Alonso de sarse y a definirse en la historia.
Ercilla- y una nueva realidad americana que lucha por Castellanos, Cairasco y Balboa, más allá de algu-
obtener su expresión y por dejar los relieves de su iden- nas insalvables diferencias individuales, coinciden en
tidad en los moldes que la tradición y el gusto del dar soluciones similares a un tema común, el de la
momento imponían a la lengua literaria culta. piratería en el Atlántico y en el Caribe; un tema nuevo
En este trabajo pretendemos ceñirnos a uno de los en esa coordenada histórico-cultural abierta a raíz de
aspectos temáticos menos estudiados de Espejo de Pa- la conquista española de las Canarias y de América. La
ciencia: el de la piratería, encarnado en el corsario fran- novedad del asunto lleva consigo el carácter experi-
cés Gilberto Girón. No nos interesa tanto describir su mental de estos textos que, con viejos tópicos, habla-
acción en el relato heroico de Balboa, como secuestra- rán de unas realidades literariamente inéditas hasta ese
dor del obispo Cabezas Altamirano y desencadenante, momento. En las más recientes fronteras del Imperio,
por tanto, de la trama heroica del poema, sino más separados por un inmenso mar, el mundo se expresa a
bien, determinar de qué modo la persona histórica se través de una escritura que aspira a ser "Alta Literatu-
transfigura en personaje literario, cuáles son las mar- ra", impregnada de una ideología que es la del "Cen-
cas que lo caracterizan y de qué modo éstas se relacio- tro", del que emana también el discurso del poder
nan con la tradición cultural próxima a Balboa. Para imperial. Porque, aunque la realidad americana era más
ello acudiremos a otras obras que, en América y en compleja, la lengua literaria trasplantada a América
Canarias, establecen una relación que trasciende la tiende a fluir por los cauces de esa ortodoxia hispáni-
mera coincidencia temática. Estas obras son el "Dis- ca, severamente preservada por diversos mecanismos
curso de el Capitán Francisco Draque", escrita entre culturales y político-religiosos, que van desde el estu-
1586 y 1587 en Cartagena de Indias por el autor de
las Elegías de Varones Ilustres de Indias, Juan de Caste-
' El discurso ideológico, el uso de la octava real y el tono heroico están
llanos; y dos poemas de Bartolomé Cairasco de ya en la obra de Lope de Vega. También la tendencia a la construcción
Figueroa, donde el poeta grancanario cantó con va- alegórica. Sin embargo, más allá de esos rasgos generales, no creemos posi-
riantes formales la victoria de los isleños sobre el mis- ble establecer profundas relaciones intertextuales. Vid. John Arthur Ray:
Drake dans la poésie espagnole. París, 1906.

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dio de la retórica y de los clásicos hasta la vigilancia na. La Araucana, se actualizan para expresar la impro-
severa de la Inquisición. La nueva realidad queda sola- visada solución de los problemas locales en aquellos
pada bajo lugares comunes de gran prestigio europeo momentos de germinación social. Al mismo tiempo,
(el locus amoenus, la Arcadia pastoril, o la Troya épica) en paralelo, se irá abriendo camino la expresión tam-
y se ve forzada a adaptarse a las viejas pautas. Como ha bién heroica de esa identidad aún inmadura, incom-
dicho el crítico José Promis, pleta, más bien utópica en la época colonial.
La naturaleza aristocrática del concepto moderno
de la escritura artística determina uno de los rasgos Los piratas en el Atlántico: historia y poesía
más notables de ciertos primitivos textos hispanoame-
ricanos. Las normas del lenguaje cortesano no limitan Los propósitos de este trabajo nos obligan a par-
su obligatoriedad al discurso que se escribe dentro de tir, evidentemente, de la realidad histórica de la
los límites europeos del imperio: también cruzan el piratería atlántica en los siglos XVI y XVII, así como
Atlántico en las naves conquistadoras y someten bajo a explorar el plano ideológico que enjuicia al pirata
su dominio al lenguaje fundacional de los primeros extranjero y le confiere negativas marcas morales
cronistas y relatores de los hechos de Indias (...) el idio- respecto al sistema de valores políticos, económi-
ma lo(s) amarra y borra distancias para sumergirlo(s) cos y religiosos de la época. Considerados estos pre-
en dos mundos temporales y espaciales distintos, pero supuestos, podrá analizarse de qué modo el pirata,
que se amalgaman a través del proceso de la palabra condenado a ser vilipendiado antagonista de todas
escrita^. las acciones literarias en que participa, es al mismo
Sin embargo, esa verdadera realidad (maravilla, tiempo el portador de esenciales claves del relato:
exuberancia, alteridad, barbarie) aveces empuja y vio- el peligro, el enfrentamiento, la violencia; en suma,
lenta el manto ajeno que la recubre y oprime. Aflora la aventura, que garantiza la dinámica de estos re-
entonces en excepcionales obras como Espejo de Pa- latos como relatos de "acción".
ciencia, donde se puede apreciar el apasionante proce- La figura del pirata, protagonista de la economía
so de transculturación, sincretismo y osmosis entre lo marginal desde los viejos tiempos de la antigüedad,
ajeno y lo propio, entre lo clásico y lo nuevo. tiene una oscura génesis como personaje literario y un
Las tres visiones que analizaremos son deudoras de difuso tránsito al territorio de la ficción y del relato de
la historia y se acercan a la crónica o a la relación: in- aventuras. En las letras hispanoamericanas es suma-
forman, aclaran, asientan datos, nombres, fechas. Pero mente interesante asistir al desarrollo de un personaje
también, pese a los altibajos de la musa, quieren ser literario en el que se suman sus atributos delictivos,
literatura, palabra fundacional de un espacio y una sus lacras morales y un estilo de vida marginal, libre,
sociedad que emergen de la nebulosa de lo innombrado violento; un personaje, tal vez, secretamente admira-
para convertirse, en virtud de la palabra poética, en do por aquellos mismos escritores que lo construye-
entidad cultural, en materia dignificada, ordenada y ron como ente demoníaco, enemigo de la corona es-
elevada hasta las alturas del mito. pañola, de su economía y de su religión. Sea como
Y nada mejor que la confrontación y la dualidad fuere, al mismo tiempo que se fue identificando un
establecida contra el pirata enemigo para definir una antagonista literario bien tipificado y eficaz dentro de
identidad propia: frente al invasor se organizará en los un esquema maniqueísta del tipo buenos/malos, tam-
textos de los tres autores no una milicia profesional, bién se fue dando ser a uno de los arquetipos viriles
sino todo el complejo social del respectivo lugar ataca- mejor definidos a través de las obras de la imagina-
do. Los cohesiona la defensa de lo propio y los inspira ción, desde el romántico y antisocial corsario
un sistema de valores que fortalece, sin duda, la iden- byroniano, padre del pirata de Espronceda y del sal-
tidad criolla en los primeros momentos ferméntales teador del cubano Heredia, hasta esos otros de la
de su existencia. La dualidad maniqueísta, la oposi- filmografía hoUywoodiense; desde los perversos "pata
ción sin matices entre buenos y malos, será la expre- de palo" de las narraciones de la infancia hasta los
sión de ese sentimiento. hiperbólicos e histriónicos de Polanski.
La construcción de esa identidad es un proceso La historia negra de la piratería inglesa, holandesa
psicológico que puede rastrearse en las grandes epope- y francesa en el Atlántico contiene las acciones
yas de la humanidad, y por ello no parece casual que desestibilizadoras del orden hispánico protagonizadas
los tres autores recurran a viejos modelos épico-heroicos por estos legendarios personajes que, muchas veces
que, reactivados por la primera gran epopeya america- protegidos por sus respectivos gobiernos, castigaban
las poblaciones costeras de la ruta atlántica de las In-
^José Promis: La identidad de Hispanoamérica. Ensayo sobre lite- dias. El más conocido es el caso de Sir Francis Drake
ratura colonial.México, Universidad de Guadalajara, 1987, p. 27.

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(1540-1596), llamado "el Dragón" o simplemente "el ceses se dedicaron a esta fructífera actividad muchas
Francisco" en las numerosas relaciones que dan cuen- veces basada en el simple trueque de esclavos africanos
ta de los constantes saqueos que llevó a cabo por tie- o mercaderías diversas por cueros, salazones o tabaco.
rras españolas, canarias y americanas. Durante su ex- En la medida en que los americanos obtenían mejores
pedición, que entre 1578 y 1580 dio la vuelta al mun- beneficios de estos comerciantes extranjeros, esta prác-
do, aprovechó la debilidad de las fortificaciones y la tica se extendió a la población, mientras oficialmente
insuficiencia de las armas defensivas de Ultramar para contrabandistas, corsarios y piratas se consideraban
atesorar un considerable botín. Como él, muchos otros sinónimos: enemigos de España y competencia ilegal
interceptaban las naves que, cargadas de mercancías contra los intereses de la Monarquía Universal"*.
de Oriente y de América del Sur, hacían escala en el Las Islas Canarias, como las del Caribe, sufrieron
Caribe y se dirigían a España. múltiples ataques de piratas y corsarios de distinta
En el contexto de las guerras reUgiosas que enfren- nacionalidad, desde los primeros protagonizados por
taron a los españoles -papistas- contra los "herejes lu- navegantes portugueses y berberiscos hasta las nume-
teranos" europeos, y en el marco de la competencia rosas acciones a cargo de piratas franceses, ingleses y
internacional de las potencias europeas por beneficiarse holandeses. John Hawkins, Jacques de Sores, Jean de
de las rutas atlánticas abiertas por el comercio espa- Capdeville o William Winter fueron algunos de los
ñol, la piratería y el contrabando empiezan a hostigar que irrumpieron en la calma de los puertos insulares'.
el incipiente equilibrio de la América hispánica. El es- Pero entre ellos destacan el temido Drake o el holan-
píritu de reividicación catóHca emanado del Concilio dés Van Der Does, quienes se hicieron célebres por su
de Trento y expresado en la cerrazón de la Contrarre- agresividad contra las islas.
forma, dan sentido y trascendencia internacional a es-
tas invasiones de navegantes europeos que se ven tan
repelidos por las armas y las estrategias de defensa Juan de Castellanos y su "Discurso de el Capi-
material como por una creciente xenofobia^ contra tán Francisco Drake"
estos enemigos de la fe católica, en quienes se ve coin-
cidir el afán de rapiña y el cultivo de los peores vicios El año 1604, fecha en que se desenvuelven los acon-
morales. Como veremos, las marcas retóricas de ese tecimientos narrados por Silvestre de Balboa en Espejo
rechazo son bien visibles y reaparecen constantemente de Paciencia, coincide con el auge del comercio ilegal
en un limitado número de variantes combinatorias. en la zona del Caribe, así como con el fortalecimiento
El área del Caribe presentó la mayor efervescencia. de la piratería en la zona. Sin embargo, no es éste el
La Habana fue saqueada por hugonotes franceses en primer poema americano sobre la piratería. Un poeta
1555, y once años después John Hawkins empezó a estilísticamente muy cercano a Balboa, también
comerciar ilegalmente en toda la zona, hasta que fue americanizado, el sevillano Juan de Castellanos, ya
definitivamente repelido en 1568. Poco a poco, co- había incluido en su voluminosa Elegía de Varones Ilus-
munidades de piratas de distintas nacionalidades, tres de Indias su "Discurso de el Capitán Francisco
llamados bucaneros o filibusteros, se fueron estable- Draque" (escrito en 1585 ó 1586) que, al pasar por la
ciendo en las islas del Caribe, convirtiéndose en una censura, fue literalmente cortado del manuscrito ori-
amenaza permanente para la flota española y para la ginal. El censor, el navegante Pedro Sarmiento de
conservación del régimen de monopolio, que preten- Gamboa, debió estimar que el contenido de dicho
día centrar toda su actividad comercial en Sevilla. "Discurso" no debía ser divulgado, pues ventilaba da-
Pero, como en el resto del Caribe, y junto al efecto tos elocuentes sobre la endeble defensa de los puertos
violento de los ataques piráticos, en Cuba se produjo americanos, sobre la frágil resistencia del ejército espa-
también la pacífica relación comercial prohibida -pero ñol ante estos ataques y sobre el caos, en definitiva, de
no menos real- del contrabando o comercio de resca- la organización defensiva hispánica en sus territorios
te, que unía por lazos de interés a los mercaderes ex- ultramarinos. En efecto, la obra de Castellanos bien
tranjeros con los habitantes de la isla. Judíos portu- hubiera podido servir de cebo (aun sin proponérselo)
gueses con contactos en los Países Bajos, ingleses y fran- para la "leyenda negra" contra la España imperial.
Por lo demás, la historia de este texto de Castella-
^ "Su resultado más negativo {de la piratería) fue que su brutal actua- nos no deja de ser accidentada. Se conoce la existencia
ción originase pronto en las Indias una fuerte xenofobia, que desde enton-
ces y hasta hoy ha sido el factor quizá más importante en la preservación
de una personalidad cultural e histórica hispanoamericana..." {Guillermo •^Vid. Guillermo Céspedes del Castillo, op. cit.
Céspedes del Castillo, América Hispánica (1492-1898), Tomo IV de ^Vid. Antonio Rumeu de Armas: Canarias y el Atlántico. Piraterías
Historia de España, dirigida por Manuel Tuñón de Lara. Barcelona, La- y ataques navales. {5 tomos) Edición facsímil. Viceconsejería de Cultura
bor, 1988, p. 269). y Deportes, Cabildo de Gran Canaria y Cabildo de Tenerife. Madrid, 1991.

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de dos manuscritos diferentes: uno, el censurado por un asunto antiheroico, ante un poema del fracaso, pero
Sarmiento; y otro, remitido por el propio autor al Dr. que se reviste de grandeza épica para resaltar el heroi-
Melchor Pérez de Arteaga, Abad de Burgo Hondo, con co (e inútil) esfuerzo de estos habitantes de Cartagena
el objeto de que fuera publicado como obra indepen- que ven con sentimiento de orfandad cómo se consu-
diente, pese a que, en realidad, pertenecía a la tercera me su "paciencia" y su hacienda. El heroísmo de esos
parte de la Elegías de Varones Ilustres y figuraba como sufridos ciudadanos se desarrolla en un contexto de
colofón de la historia de Cartagena de Indias. Lo cu- desorganización civil y militar tal, que la responsabili-
rioso es que sólo se reparó en la censura de Sarmiento dad de la monarquía queda en entredicho. Y, al plan-
cuando en 1850 se emprendió la publicación por la tear este problema de fondo, el "Discurso" sobre Drake
Biblioteca de Autores Españoles de Rivadeneyra de la anticipa una situación muy similar a la que, un siglo
edición íntegra de las Elegías. Otra copia manuscrita después, nos relatará en otra narración de piratas, el
(no recortada, sino en folios completos) apareció en mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora. Su relato
Londres a finales del siglo pasado, donde había sido Infortunios de Alonso Ramírez denuncia la misma in-
subastada en dos ocasiones (en 1836 y en 1919, por defensión, la misma desidia y corrupción de los car-
Sotheby). Después de pasar por las bibliotecas de va- gos oficiales, el mismo fracaso del hombre de a pie
rios coleccionistas, su último propietario, el librero que ve su dura existencia signada por la violencia de
Quaritch, la cedió a la Biblioteca del Instituto de Va- los piratas ingleses, adueñados de las costas america-
lencia de Don Juan, donde Ángel González Falencia nas por la negligencia de la corona en materia de de-
prologó y preparó la edición que se publicó, por fin, fensa. Como ha apuntado José Balza, obras de este
en 1921^ tipo marcan el inicio de la "literatura de la violencia"
Se ignora por qué causa Castellanos decidió sepa- tan persistente en las letras hispanoamericanas.
rar del conjunto de su obra este "Discurso" sobre La imagen que nos transmite Castellanos es la de
Drake, pero su lectura muestra su autonomía respecto una zona militarmente desguarnecida, donde la de-
al conjunto de las Elegías, y nos hace pensar que creía fensa debe ser improvisada con muy pobres recursos,
en las posibilidades de su publicación como poema con un grupo que reclama su paga y otro que se deba-
independiente. te entre el miedo y la tentación de huir; y donde el
El "Discurso" está escrito en octavas reales y en ter- mismo cuerpo social está disgregado. Una alarmante
cetos, con un total de 715 estrofas, y con versos que muestra de esa disgregación social, no exenta de una
frecuentemente se malogran por su plano prosaísmo. velada crítica a los procedimientos de la colonización
Narra la campaña de Drake contra dos enclaves anti- española, se lee en la octava que Castellanos pone en
llanos: La Española y, con mayor detalle, Cartagena boca de los indios del Perú, quienes prefieren pasar a
de Indias, donde obtuvo un formidable botín tras una la tutela de los ingleses, traicionando a los hispanos:
dilatada ocupación de la ciudad.
Si algo llama la atención de este poema es el con- "No tienen, dizen, hambre tan canina,
traste o el desajuste entre lo heroico, plasmado en la ni castigan los indios con a(^otes,
esforzada defensa del lugar por sus habitantes, y lo caó-
no quieren oir missa ni doctrina,
tico de la situación narrada. Estos dos planos coexis-
ten y tienden a anularse el uno al otro, del mismo modo ni se confiesan con los sacerdotes;
que el esfuerzo defensivo de los americanos no logra van donde el deseo los inclina,
impedir que Drake se apodere de la ciudad y sólo la ahorreC^en frailescos capirotes;
abandone después de haberla arruinado y destruido. si tales hombres lo sujetan todo,
No existe una victoria de los habitantes de Cartagena, dexarnos han vivir a nuestro modo"
por lo cual es lícito preguntarse a qué viene el tono
(p. 52)
heroico. Tal vez la clave radique en estos significativos
versos que expresan la impotencia de los americanos
Y cuando Drake se retira de Cartagena de Indias,
tras el incendio y destrucción de Santo Domingo: "Allí
Castellanos describe consternado cómo un grupo de
se renovó la desventura/ y se perdió del todo la
esclavos negros, "gente novelera", elige el bando de los
pa(^ien(^ia" (p. 101) Podríamos decir que estamos ante
ingleses:

'Discurso de el Capitán Francisco Draque que compuso Joan de


Castellanos, Beneficiado de Tunja, 1586-7. Edición y prólogo de Ángel
González Falencia. Madrid, Instituto de Valencia de Don Juan, 1921.
Gracias a la colaboración de Catmen Rosa Torrents he podido manejar esa
edición. Todas las noticias sobre la obra y las citas pertenecen a la misma.

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Huyéronse también desta ribera chazaba de plano a todo contrabandista o pirata de


a la parcialidad del enemigo nacionalidad extranjera. Fuertes intereses económicos
por parte de los colonos y criollos, así como el deseo
esclavos negros, gente novelera,
de un trato mejor por parte de indios y negros escla-
pensando de encontrar mejor abrigo, vos, hacen que el denostado pirata sea a estos niveles
y no pocos forceados de galera; un socio o un redentor. La divergencia entre el discur-
y unos y otros llevó consigo so oficial y la práctica real será determinante para com-
con un mestizo tal que sin achaque prender la gestación de Espejo de Paciencia, aunque en
negó los nuestros por Francisco Draque. el poema de Balboa, a diferencia del de Castellanos, la
oposición al corsario francés será unánime y presenta-
rá una sólida cohesión de todos los estratos de la socie-
dexando su cathólico govierno dad cubana.
por ir a los profundos del infierno Sin embargo, el "Discurso" sobre Drake sí anticipa
(p. 215) otros rasgos afines respecto a los poemas de Balboa y
Cairasco de Figueroa. Revisarlos nos llevará a presen-
Aunque no es oportuno abundar en esta cuestión, ciar cómo se arma por primera vez en el espacio hispa-
sí se hace necesario aclarar que muchas relaciones de noamericano la figura literaria del pirata, y cómo en
la época advertían a la corona sobre estas "traiciones" lo ideológico y cultural se contrapone con sus asusta-
de indios, negros y mestizos, pues había corrido la voz dos antagonistas de tierra firme.
de que los invasores extranjeros les daban mejor trato, Lo más notable del tratamiento que Castellanos da
y que, incluso Drake había enterrado con pompas y a Sir Francis Drake es esa ambivalente conceptuación
honores a un mestizo peruano caído en combate. El entre lo admirativo y lo profundamente despectivo. El
propio Sarmiento de Gamboa había redactado un in- perfil de Drake es el de un cortesano de gran habili-
forme haciendo constar que los indios del Perú aplau- dad dialéctica, con gran capacidad para la ironía y para
dían la llegada de los ingleses, y que un grupo de nue- la elocuencia, para la negociación y para el ataque.
ve criollos navegó hasta Inglaterra para animar a Drake 7\hora bien, esa admiración se modifica en un gesticu-
a nuevas correrías por América. En otro documento lante rosario de improperios: su fina ironía es vil cinis-
anónimo, titulado "Advertimiento cerca de la contra- mo, su valentía es atrevimiento transgresor, y todos
tación que tienen los cossarios en algunas partes de
sus potenciales virtudes se truecan en los peores defec-
Indias", fechado en 1579, se atribuye la sucesión de
tos, ya que sirve a la Reina de Inglaterra y a la causa
victorias de los luteranos no a sus potentes embarca-
luterana: a Lucifer. El "ladrón inglés" (p. 53), al man-
ciones y armamento, sino al "favor que tienen de los
do de sus "ministros del infierno" (p. 78) y de esa "dura
vecinos de las dichas partes, ciegos de la cobdicia y
pestilencia" (p. 63), atacará con "furor luciferino" (p.
contratación de los tales"^. También se relata cómo el
88) al "pueblo que romana fee profesa" (p. 72).
corsario John Hawkins era recibido con asados y fes-
Demonizados como "luteranos infernales" (p. 85), la
tejos por oficiales reales, "siendo tiempo de Cuaresma
Reina, Drake y sus hombres quedan definitivamente
y Semana Santa". Esta complicidad entre funciona-
rios de la corona y piratas y contrabandistas fue deter- en el plano del Mal:
minante en el saqueo de Cartagena de Indias. Su go-
bernador, Pedro Fernández de Bustos, fue investigado guiados al fondo del infierno
por tal causa, aunque el extravío de sus informes im- por una bestia falsa desalmada:
pidió su procesamiento. Su sucesor también fue acu- aquel gran charlatán y mostró fiero
sado de connivencia con los ingleses: "En la ciudad se que fué Martin Luder o mal Lutero
decía públicamente que hacía más daño en el gobier- (p. 93)
no que Drake en el saqueo"*
Este estado de cosas, revelado tanto por Juan La doble agresión de los ingleses (económica y reli-
de Castellanos en su poema como por cronistas oficia- giosa) será tratada como asunto patriótico y como
les de su época, es de sumo interés para comprender guerra santa a los infieles, y, del mismo modo que los
una realidad oculta bajo el discurso ortodoxo que re- hombres de Bayamo, a la voz de "Santiago, cierra Es-
paña" se entregan al combate, los de Cartagena de In-
^Documentos aportados por Ángel González Falencia en el Apéndice
dias se verán lanzados a la batalla entre gritos de "Santia-
de su edición del "Discurso de el Capitán Francisco Draque", op. cit. p. go y a ellos". Y aunque la contienda, por otra parte, no
cvin. es la de dos bandos bien definidos, pues los criollos
"ídem, p. CXIV. deben vigilar a los indios y a los que tienen impulsos

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de huir, el tratamiento general de la confrontación será Optimismo, confianza en su buena suerte, valen-
altamente épico. Por eso el espacio asolado por los in- tía y consecución del "provecho" son las bases psicoló-
gleses se compara con otros escenarios de vieja raigam- gicas de Drake en sus alocuciones a sus soldados, y el
bre heroica ("... el estrago/ del troyano rigor o de espíritu de aprovechamiento, en la transcripción de
Carthago", p. 100). En ese mismo tono Castellanos Castellanos, se reviste de cinismo, cuando antes de ata-
nos describe los preparativos para la batalla en car Cartagena, ofrece este premio:
Cartagena de Indias, la dificultosa formación de un
ejército heterogéneo, en el que los indios siembran la que si perseveráis, oy cenaremos
costa de púas venenosas mientras las altas jerarquías dentro de la ciudad a costa suya
preparan estandartes y enseñas, al tiempo que corren (p. 186)
rumores disolventes sobre un encuentro suicida con-
tra los ingleses. Como en los poemas de Cairasco y en Las descripciones de los combates participan tam-
el de Balboa, la composición del ejército es variopinta: bién (excepto las mencionadas flaquezas de ánimo de
"negros y quinientos naturales" (p. 173), "vezinos y algunos) del elevado tono épico, y, al tiempo, introdu-
soldados" (p. 146), "los hombres de las rústicas cen algún que otro esdrújulo de esos que tanto gusta-
haziendas" (p.l48), "chicos y grandes" (p. 170)", "ar- rán a Cairasco: "horrísonos cañones" (p. 87), o "mor-
mados caballeros y peones" (p. 155): "las más eran tíferos rayos" de "cóncavos cañones" (p. 190). Tam-
personas forasteras/ y ningunas pagadas ni contentas" bién con esdrújulos. Castellanos bestializa al enemigo
(p. 149). como "fiera gente brutígena" (p. 102) que cae sobre la
En este sentido las arengas militares vienen a forta- pacífica gente americana. Este procedimiento de
lecer la moral de la dubitativa tropa criolla, librando a animalización de los contendientes aparecerá también
principios como el honor, el espíritu caballeresco o la en Cairasco y en Balboa, evocando escenas violentas
fidelidad al Rey una causa que, en última instancia, es del mundo animal, de antigua tradición en la épica
de Dios, que pagará con el más alto galardón: clásica. Así, en Castellanos, encontramos la compara-
ción del guerrero con el " veloC^e leopardo" (p. 201),
Aquí quien inmortal honra desea o la irrupción del lobo en el rebaño:
camino se le muestra bien abierto
y pues por el honor de Dios pelea, ...aquella destrui^ión y assolamiento
si alguno por ventura fuere muerto, que hizo con su luterana hueste
por paga tiene celestial presea el Capitán Inglés, dicho Francisco,
que es de los galardones el más cierto; en este nuestro rezental aprisco
porque toda cathólica corrida (p.2)
a este galardón ba dirigida
(p. 164) ...y ansí fueron en gran summa los robos
por estar sin sospecha destos lobos
Y, en contraste con este trascendental destino, la (p. 25)
arenga de Drake a los suyos deja ver su frío cálculo
estratégico, así como sus desviaciones morales: mate- En suma, por primera vez el poema de Castellanos
rialismo, avaricia, y, veladamente, metafóricamente, intenta adaptar al tema de la piratería en el Caribe un
violenta lujuria. Así, ante las costas de Santo Domin- molde canónico (el de la épica culta) y una serie de
go, dirá a sus "crueles sayones": motivos heroicos para enunciar la confrontación de
los antiguos colombianos con los piratas. Al margen
...vais a gozar ciudad questá donzella de que Cairasco o Balboa hayan leído o no este poema
de todo vellicoso rompimiento. sobre Drake, es relevante retener cómo un discurso
Pretendo que ninguno salga della marcadamente ideologizado cristaliza en formas y
motivos que encontraremos en estos poetas canarios.
sino con el honrroso vencimiento; Además, dejemos sólo apuntado como precedente el
y como qual su deber haga acriollamiento incipiente de estas formas, que se hace
de gran prosperidad será la paga evidente en la convivencia de indigenismos léxicos (ca-
(p. 70) noas, piraguas) con términos de prestigiosa resonan-
cia clásica (nauta) y con otros de uso popular, que apa-
recen en el poema en forma de dichos, refranes o afo-

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BELÉN C A S T R O M O R A L E S

rismos tradicionales. Esta primera aproximación de un con el fin de dotar a la literatura cubana de un origen
sistema literario culto a la casi innombrada realidad que concordara con la ideología cubanista y
americana, a propósito de la piratería como tema des- antiesclavista de este grupo deciminónico. Un análisis
encadenante, constituye un precedente digno de ser más detallado del poema de Balboa a la luz de Cairasco
tenido en cuenta antes de considerar las obras de y de otros poetas de su momento nos permite deducir
Cairasco y de Balboa. la efectiva pertenencia de sus obras a un ámbito creativo
común, situado cronológicamente en el tránsito del
siglo XVI al XVII. Si Enrique Saínz hubiera podido
Cairasco y Balboa: la forja del mito insular disponer de otros textos de Cairasco, publicados con
posterioridad a su investigación, hubiera podido cons-
La posible conexión entre Silvestre de Balboa y su tatar que más allá de las similitudes de tono y versifi-
contemporáneo, el también grancanario Bartolomé cación, las concomitancias entre ambos poetas son
Cairasco de Figueroa, ha sido rozada por la crítica en profundas y significativas, y nos indican no sólo la
varias ocasiones. Raimundo Lazo, en su Historia de la autenticidad de Espejo de Paciencia, sino también su
Literatura Cubana (1974) hacía alusión a la influencia profunda conexión con la actividad poética de Cana-
de Cairasco sobre Balboa y situaba en Gran Canaria el rias a finales del siglo XVI.
inicio de la formación literaria del autor de Espejo de En otro trabajo anticipé ya la comunidad de la
Paciencia. También Lázaro Santana, en el prólogo a la visión de la realidad insular canaria y la cubana en
primera edición canaria del poema, de 1982, sugiere los respectivos textos de Cairasco y de Balboa".
la posibilidad de este contacto en virtud del cual se Centrándome en la célebre alegoría mitológica de
explica las "originalidades" (sobre todo los localismos Balboa (aquellas náyades y ninfas que ofrecen pro-
léxicos) del poema, pues también se encuentran en la ductos autóctonos al recién liberado obispo; o los
poesía de Cairasco y de Viana. Por su parte, Manuel sátiros, faunos y silvanos que danzan en el festejo
González Sosa, en sus "Breviloquios en torno a Espejo al son de tambores y marugas), pude demostrar que
de paciencia', extiende la conexión al grupo de poetas la alegoría clásica era utilizada para glorificar y
que compusieron los sonetos que anteceden al poema mitificar en el plano poético a la población
de Balboa, considerando que "el grupo de Puerto Prín- autóctona de Cuba, y, en especial a los indígenas.
cipe fue sencillamente una hijuela transmarina de la Algunos textos de Cairasco, donde también apare-
tertulia con pujos de academia renacentista que en los cen los pobladores de Gran Canaria repeliendo el
últimos lustros del siglo XVI reunía Cairasco en su ataque del pirata Drake, sirvieron como "revelado-
casa de Las Palmas"' res" del sentido oculto tras la alegoría manierista
En su libro sobre Silvestre de Balboa, el investiga- de Balboa, pues nos ayudaban a completar el com-
dor cubano Enrique Saínz alude también a la posible plejo proceso poético de sustitución que subyacía
conexión del autor de Espejo de Paciencia con Cairasco en la visión de Balboa. De este modo, cuando
de Figueroa. En su monografía, Saínz acude al paren- Cairasco evoca a los guerreros descendientes de los
tesco intelectual entre ambos poetas, así como a una aborígenes canarios, los compara con "sátiros sal-
experiencia estética común. Al no disponer de la obra vajes", del mismo modo que ve a las naturales de la
de Cairasco, Saínz recurrió a algunos de los versos que isla como "náyades", "dríades", "napeas", "hamadría-
Antonio Rumeu de Armas había reproducido en 1947, des" o "nereidas", huyendo despavoridas del ataque
en su monumental trabajo Canarias y el Atlántico. Pi- del pirata inglés'^. Ello nos permite deducir que la
raterías y ataques navales. La similitud entre Espejo de alegoría de Balboa no es producto de una imagina-
Paciencia y Templo militante, que Saínz hace radicar ción caprichosa y extemporánea que lo condujo a
en "el tono general y el octosílabo"'" es traída a cola- insertar una fantasía extraña, superpuesta como un
ción para demostrar la autenticidad de la obra de collage al espacio cubano de su relato; tampoco cree-
Balboa. Intenta dilucidar así las dudas sembradas por mos que haya trasladado de forma puramente
autores como Carolina Poncet, quien, ante lo "mo-
derno" de las octavas de Balboa sostenía que el poema ""El mito insular en Espejo de Paciencia, de Silvestre de Balboa. La
fue falsificado o parcialmente manipulado en el siglo percepción poética del otro", en Encuentro de escritores canarios, La
XIX por los poetas cubanos Echevarría y Delmonte, Gomera, 1992. Viceconsejería de Cultura y Deportes, 1994.
'^"De las cavernas y cumbres/ bajaron como alemanes/ mil Doramas
y Adargomas, / Maninidras, Bentagaires,/ Chambenegueres valientes,/
^en Homenaje al profesor Sebastián de la Nuez. Universidad de La Autindanas memotables,/ saltando por esos riscos/ como sátiros salvajes"
Laguna, Secretariado de Publicaciones, 1991, p. 98. {Bartolomé Cairasco de Figueroa: Antología Poética, ed. de Alejandro
'"Enrique Saínz, Silvestre de Balboa y la literatura cubana. La Ha- Cioranescu, S/C de Tenerife, Interinsular Canaria, 1984, pp. 97-98) To-
bana, Letras Cubanas, 1982, p. 47 (nota) das las citas de los versos de Cairasco remiten a esta edición.

Espejo de paciencia • 1995 • n ° O 23


PIRATAS Y CORSAMOS EN LA POESÍA D E LA C O O R D E N A D A ATLÁNTICA:
JUAN D E CASTELLANOS, BARTOLOMÉ CAIRASCO D E FIGUEROA Y SILVESTRE D E BALBOA

mimética ese tipo de alegoría que se encuentra en Sálenle a recibir con regocijo
modelos tan notorios como Garcilaso de la Vega'^; De aquellos montes por allí cercanos.
por el contrario, entre los naturales de la isla y esos
Todos los semicapros del cortijo.
sátiros y ninfas hay una analogía implícita que se re-
suelve en la sacralización estética del hombre insular, Los sátiros, los faunos y silvanos
como si él encarnara la belleza salvaje que la imagina-
ción europea inventó''*. Bajaron de los árboles en naguas
Y es que, aunque Balboa, en sus líneas prelimina- Las bellas hamadriades hermosas
res dedicadas "Al lector" explica que para expresar la Con frutas de siguapas y macaguas
alegría por la liberación del obispo situó en el mismo (p. 58)
plano "no sólo los vecinos del Bayamo, sino también
las ninfas de los montes, fuentes y ríos"'^, también hay Esta lectura nos permite deducir la ambivalencia
que tener en cuenta que ese ornamento literario ha de la alegoría utilizada por Balboa, ya que por un lado
cobrado un sentido específico en el contexto cubano se enlaza con la prestigiosa tradición de la poesía culta
del poema. Ahí, sin que la relación analógica esté cla- renacentista, de inspiración clasico-mediterránea, y por
ramente explícita, hay un momento en el que Balboa, otro lado llena esos moldes de la tradición con un con-
antes de describir la fiesta celebrada en honor del obispo tenido autóctono cubano, antes innombrado en la es-
liberado, anticipa: critura colonial. Además nos demuestra no sólo que
Balboa, conocedor de la obra de Cairasco, pudo to-
Al generoso Obispo echan en tierra mar de su influjo próximo un código poético adecua-
Con salva general de los navios. do para elevar a alturas míticas a las gentes de la isla,
Estaba ya la gente de la tierra sino que en ambos se produce un fenómeno literario
de gran importancia y envergadura: la adopción de
Esperando en los árboles sombríos motivos y códigos poéticos de la tradición clasicista
Al bendito Pastor, que ya venia mediterránea para definir en términos estéticos expe-
(p. 56) riencias específicas de una realidad insular nueva que
busca su enunciación literaria en otra coordenada cul-
Parece, por tanto, que la alegoría manierista se tural e histórica: la coordenada atlántica.
enraiza en un enclave local y temporal concreto, y que
Pero las coincidencias entre Cairasco y Balboa van
es posible naturalizar el pasaje del festejo en relación
más allá de esa común exaltación del hombre natural
con los citados versos, cuando cuatro octavas más ade-
de ambas islas con los enunciados poéticos de la bar-
lante, leemos:
barie mitológica, fruto de una percepción admirativa
de la alteridad isleña.
Si nos ceñimos al tema de la piratería que nos ocu-
pa en este trabajo podemos ir viendo hasta qué punto
es significativa no sólo la interpretación ideológica de
" El paralelismo entre la Égloga II de Garcilaso y Espejo de Pacien-
esa realidad histórico-social, sino también, sobre todo,
cia, así como otras tradiciones e influencias, ha sido recientemente anali- el modo en que esa posición encuentra una cristaliza-
zado por Juana Goergen en su libro Literatura fundacional americana: ción poética con rasgos comunes.
El Espejo de Paciencia. Madrid, Pliegos, 1993. En este trabajo se estudia
Bartolomé Cairasco de Figueroa presenció varios
la posición del poema entre la imitación de los modelos (épicos, pasroriles,
eglógicos) y la diferencia y americanización de los mismos. Vid. especial- ataques de piratas a su isla, dejando memoria de uno
mente pp. 37-64. En textos ya americamos, como el citado Elegías de de los más impetuosos, el de Francis Drake en 1595,
Varones Ilustres de Indias, también se encuentra la metáfora que identi- en algunas composiciones. Una de ellas, el "Canto
fica a estos seres fantásticos con los indígenas antillanos; "Muchas ninfas
heroico a la victoria que ganó Canaria de la poderosa
andaban por las aguas/ nadando, los cabellos esparcidos/ E indios en ca-
noas y piraguas". La familiaridad con los términos autóctonos y el bode- armada de Francisco Drake, a 6 de octubre de 1595.--",
gón de frutos locales también aparece en su poema. perteneciente a su Esdrujúlea, ofrece otra versión res-
'"•Podemos relacionar este fenómeno con la primera visión de Améri- pecto a los versos incluidos en una parte de "Grande-
ca transmitida por Cristóbal Colón en su Diario de Navegación, cuando zas de Canaria", de Templo Militante, bajo el epígrafe
cree encontrar en las islas antillanas aquellas amazonas, cíclopes y cinocéfalos
imaginados a partir de sus lecturas. También con el primer perfil del "buen
Cantores .
salvaje", originado en la imaginación de Colón. Pero en el poema de Balboa -y esto debe ser recor-
'^Silvestre de Balboa: Espejo de Paciencia (ed. de Lázaro Santana). dado para una valoración objetiva de la obra- estamos
Biblioteca Básica Canaria. Madrid, Viceconsejería de Cultura y Deportes
del Gobierno de Canarias, 1988; p. 25. Todas las citas del poema corres-
ante un episodio de importancia sólo local, donde no
ponderán a esta edición. se cuenta exactamente la verdad de los hechos aconte-

Espejo de paciencia • 1995 • n " O 24


BELÉN CASTRO MORALES

cides en el puerto de Manzanillo, y donde el oponen- cimientos históricos con un discurso ideológicamente
te no es un pirata en sentido pleno, aunque aparece ortodoxo en el que se utiliza la prestigiosa lengua poé-
tratado como tal. Como ha demostrado el historiador tica, los resplandores de la épica culta, la respetable
cubano César García del Pino, el francés Gilberto octava real, y todos los tópicos de la tradición pastoril
Girón, Señor de la Ponfiera, -llamado en los docu- y eglógica de la metrópoli. Los hechos históricos fal-
mentos Le Ferrier- era un corsario armado para el pi- seados se corresponden con una voz poética induda-
llaje por un mercader de Londres. Al secuestrar al obis- blemente impostada, que le sirve para revistir de una
po este hugonote cometía un doble crimen: atentar paralela ortodoxia literaria la verdadera esencia del
contra una alta jerarquía religiosa de la iglesia católica poema.
y, lo peor: perturbar inesperadamente un sistema de Por lo demás, el colectivismo, el enaltecimiento de
comercio ilegal, pero bien arraigado en Bayamo y sus lo local (hombres, razas, productos de la tierra) resue-
alrededores, que unía por los lazos del interés común a nan entre la falsedad de los hechos con inusitada pu-
los cubanos de esa región con los contrabandistas de janza y autenticidad. "Lo nuestro", "los nuestros", y el
distintas nacionalidades. La obtención de pingües be- espacio insular cubano alcanzan así, con palabras pres-
neficios en esta práctica del comercio de rescate, de la tadas, la primera enunciación literaria y su mitifica-
que muchos se beneficiaban, había sido amenazada en ción.
esos tiempos por dos factores: el primero fue la pre- Después de haber recordado este oscuro origen de
sencia del licenciado Suárez de Poago en Bayamo, en Espejo de Paciencia, donde el profuso ramaje de su es-
1602, encontrando culpable de comercio ilegal a todo tilo pretende disfrazar la verdad de los hechos, pode-
el pueblo; el segundo fue la llegada del obispo Cabe- mos considerar mejor la ironía profunda que subyace
zas Altamirano, que con el pretexto de hacer una lim- en todo el entramado de intertextualidades, en la adop-
pieza en aquellos pagos, cobró diezmos y derechos rea- ción de tópicos y en la asunción de un discurso ideo-
les sobre las cantidades ganadas por los bayameses en lógico que encontró en variadas lecturas, pero, sobre
el contrabando, consiguiendo amasar una sustanciosa todo, en una muy próxima a su coordenada cultural:
fortuna. El obispo, pues, era consentidor del tráfico en la fantasía insular-atlántica de Cairasco de Figueroa,
de rescate, pero al mismo tiempo era un elemento poeta que, por su parte, no era en absoluto sospecho-
molesto entre los contrabandistas de Manzanillo, dado so de irregularidad alguna.
que consumía con sus diezmos los beneficios de los
Aunque no podemos analizar exhaustivamente to-
lugareños. Entonces -como sospecha García del Pino-
dos los casos de posible parentesco textual, nos deten-
es natural que los bayameses y sus socios extranjeros
dremos en algunos de ellos. En primer lugar, y en el
quisieran eliminar de un solo golpe a los dos elemen-
plano ideológico-moral, la tipificación del enemigo es
tos perturbadores de su próspera paz comercial, pac-
presentada como polo opuesto a la de los isleños, fie-
tando con el corsario el secuestro y rescate del obispo,
les a la monarquía católica, dentro de una concepción
y traicionándolo posteriormente hasta el punto de
totalmente dual y maniquea. En "Grandezas de Ca-
matarlo en esa acción "heroica" narrada en el poema:
naria" Cairasco nos presenta a las dos islas (Inglaterra
Que al episodio se le revistiera de epicidad no es de y Gran Canaria) personificadas en dos damas de opues-
extrañar. El escándalo debe haber sido demasiado so- to talante (soberbia/ humildad). Y aunque "de gallar-
nado para que se le pudiera silenciar, pero se podía dos pechos ambas", Inglaterra traicionó su destino ca-
desvirtuar. De ahí las largas relaciones, la versión del tólico, mientras la otra se embelleció gracias a su fe.
combate, el asegurar -una vez más- que han desapare- En otros poemas, como "San Felipe y Felipe 11", don-
cido los rescates y como colofón nuestro primer poe- de se cantan las glorias del monarca español en sus
ma, Espejo de Paciencia^'^ guerras contra las potencias europeas, Cairasco
Varios de los "héroes" que vengan al obispo elimi- demoniza a los países protestantes situándolos bajo el
nando a Girón en el poema son personajes activos y auspicio de Luzbel, al tiempo que por la infidelidad
preponderantes del contrabando: el cabecilla Grego- religiosa sitúa a franceses, alemanes e ingleses a la mis-
rio Ramos, Francisco Puebla, Canónigo de Cuba, los ma altura que "el turco, el indo, el moro" (p. 111), en
extranjeros Jacques y Pompilio, responsables de pac- el conjunto de bárbaros y gentiles ajenos a la "verda-
tar el rescate...Y el mismo Balboa, entonces vinculado dera fe". En este texto, los países europeos enemigos
a Gregorio Ramos. aparecerán aludidos como "sierpe infernal", "fiera har-
Por lo tanto, Balboa enmascaró los oscuros aconte- pía" o "dragón horrendo". Estos calificativos caracte-
rizan genéricamente a los países protestantes, pero el
""César García del Pino; "El Obispo Cabezas, Silvestre de Balboa y los último de ellos ("dragón") será también, por afinidad
contrabandistas de Manzanilla." Revista de ia Biblioteca Nacional José fonética, atribuido específicamente a Drake, quien
Martí, La Habana, Mayo-Agosto, 1975, p. 4 1 .

Espejo i í« 1995 •n°Q 25


PIRATAS Y CORSARIOS EN LA POESÍA DE LA COORDENADA ATLÁNTICA:
JUAN DE CASTELLANOS, BARTOLOMÉ CAIRASCO DE FIGUEROA Y SILVESTRE DE BALBOA

aparece denominado como el "dragón pésimo" (p. 199) caudillos que repelieron en su tiempo a los conquista-
en el "Canto heroico". dores españoles: Doramas, Maninidra, Bentagayre...
Un enfoque muy similar lo vamos a encontrar en Ese mismo colectivismo, enriquecido por la distinta
el poema de Balboa, donde Gilberto Girón personifi- procedencia étnica de sus componentes, aparece como
ca un país enemigo contra el que se baten los "valien- uno de los rasgos más característicos de Espejo de
tes insulanos" que "mostraron contra Francia sus ace- Paciencia:
ros" (p. 44). Y, aunque Balboa respeta las normas de la
épica confiriendo grandeza y valentía al enemigo, para De Canarias, Palacios y Medina
así dar más relevancia a la victoria sobre él, no esca- Pasan armados de machete y dardo,
motea calificativos denigrantes que giran siempre en Juan Gómez, natural, con punta fina,
torno a su desviación religiosa: el "maldito" Girón
mostrará "arrogancia y voz luciferina" (p.47), pues no
Y Rodrigo Martin, indio gallardo;
en vano es "un atrevido luterano, temerario y osado, Cuatro etíopes de color de endrina
de su codicia apasionado" (p. 43), que encabeza un (p.67)
ejército de "infieles" (47), "gente sacrilega y malvada"
(p.49), "heréticos sayones" (p. 52) de "conciencia lar- Balboa se permite, no obstante, abundar en la
ga" (p. 50) "horizontalidad" de ese ejército donde, hombro con
La arenga que Cairasco pone en boca de Drake hombro, van los señores y los esclavos, subrayando
expresa sobradamente el propósito puramente mate- admirativamente ese hecho y culminando con la peti-
rialista del inglés, cifi-ado en su codicia y en su lujuria. ción de la libertad para Salvador Golomón, el negro
El cálculo, el desprecio por el enemigo ("en Canaria que consuma la venganza dando muerte a Girón. El
no hay defensa/ ni saben qué cosa es Marte", p. 99) y retablo donde se inscriben tan variopintos guerreros
la confianza en una rapiña fácil se oponen claramente ha deshecho la jerarquía piramidal-feudal para propo-
al espíritu canario que, mientras repele valientemente ner un conjunto solidario que proyecta la imagen lu-
al enemigo, atribuye su victoria a la tutela divina: minosa de una utopía social y racial regida por la unión
en el valor y en la defensa de lo propio.
y dense las gracias della,
Dentro del modelo épico que inspira a Cairasco y
después de Cristo, a su Madre,
a Balboa en sus respectivos versos, y aparte de la trans-
a Santa Ana y a San Pedro, cripción de las arengas por los jefes de ambos bandos,
de Gran Canaria pilares. encontramos que los dos poetas comparten algunos
(p. 106) recursos muy similares. En primer lugar, la compara-
ción del acontecimiento insular con los grandes espa-
El mismo desprecio por el enemigo cubano expre- cios épicos de la tradición europea: en el "Canto he-
sa Girón en una arenga que, también, celebra positi- roico" Cairasco calificará la batalla como "belo púni-
vamente la "dulce vida regalada" (p.74), mientras que co" (p. 201), a los navegantes ingleses como
Gregorio Ramos pondrá el énfasis en la muerte heroi- "argonautas" y a Drake como "Marte armígero" (p.
ca como antesala de la vida eterna, declarando que "esta 201). En "Grandezas de Canaria" Drake aparece tam-
es causa de Dios" (p. 69). bién como un "fiero Marte" (p. 103), mientras los
En Cairasco, la oposición ideológica entre católi- naturales de la isla se defienden como "Roldanes" (p.
cos y luteranos queda resuelta en el triunfo de los ca- 98). La desproporción se hace más evidente en Espejo
narios, agrupados en un conjunto heterogéneo de gue- de Paciencia cuznAo Balboa afirma que "nuestra Troya
rreros que aparece denominado orguUosamente como es hoy Bayamo" (p. 45), y que hay también en Améri-
"los nuestros". En el "Canto heroico" se nos detalla la ca "muchos Martes" (p. 63). El dios de la guerra en-
extracción multiclasista del improvisado ejército que carna, por ejemplo, en Miguel López, que mata fran-
se une solidariamente frente al enemigo común: "la ceses "con más furor que el iracundo Marte" (p. 71),
nobleza magnífica", la Audiencia, "el gran caudillo mientras que el capitán Gregorio Ramos llevará
eclesiástico", "la Inquisición clarífica" (p. 199). La pi- empalada la cabeza de Girón "representando un Marte
rámide social descrita desde la cúspide hasta su base, fiero, airado" (p. 81). Por su parte, Martín García par-
incluyendo oradores, astrólogos, filósofos y teólogos, ticipa en el desfile "Con su pluma de gallo en el som-
se completa con los rudos hombres del interior, here- brero/ más gallardo que Reinaldos ni Rujero" (p. 65).
deros del arte bélico de los aborígenes guanches, evo- Otros recursos de la tradición literaria aparecen,
cados genéricamente con los nombres de los míticos como en Castellanos, en Cairasco y en Balboa. Uno

Espejo de paciencia • 1995 • n° O 26


BELÉN C A S T R O M O R A L E S

de ellos, muy llamativo, es el de la concurrencia de al lobo (los ingleses) de la proximidad del rebaño. De
otros seres mitológicos que salen de las aguas marinas este modo se representa la forma en que los "diez
para participar en los acontecimientos históricos. En semicapros hórridos" (p. 202) caen sobre los despre-
Espejo dePacienciaNeptuno y otros habitantes del mar, venidos hombres de Drake, que descansaban de la
salen de las aguas para acercarse a la nave donde per- batalla en Arguineguín, haciéndolos abandonar defi-
manece secuestrado el obispo y ofrecerle su ayuda, que nitivamente la isla. En "Grandezas de Canaria", los
es rechazada: ingleses retroceden como "tímidos pollos" del "mila-
no que se abate" (p. 105); las damas se asustan como
Luego por todo el reino de Neptuno palomas ante la amenaza del azor, y los canarios serán
La fama publicó caso tan feo; comparados con arcabuceros contra una bandada de
zorzales:
El cual con Thetis, Palemón, Fortuno ,
Glauco, Atamantes, Doris y Nereo asi diestro arcabucero,
Y las demás deidades de consuno, viendo bandas de zorzales,
Pherco, Salada, Brontes y Proteo, les tira con perdigones
Las focas y nereidas en concierto y unos vuelan y otros caen
Llegaron a la nave de Gilberto. (p. 103)
(p. 55)
La imagen de Balboa, cuando nos describe al "lobo
Cairasco había acudido a la misma alegoría marina Gilberto" secuestrando en la noche al "pastor santo",
en "Grandezas de Canaria", cuando estos habitantes aporta una curiosa variante y amplificación:
del mar Mediterráneo son trasplantados por su inspi-
ración a la costa atlántica de Gran Canaria para ser
O, cual en la Canaria en apañadas
espectadores de la batalla contra Drake con el fin de
laurear al vencedor "de perlas y corales": Acechan cabras ágiles cabreros.
Que en los riscos están y en las aguadas
Acudieron al ruido Despuntando la grama en sus oteros;
las marines deidades. Y estando así paciendo descuidadas
Palemón, Portuno y Forco, Dan de repente en ellas los monteros,
Melicerta y Atamante; Y con el sobresalto que allí influyen.
Unas quedan paradas y otras huyen
acudió Glauco y Nereo (p. 49)
y Proteo el de Cárpate,
Esta imagen, que Balboa construyó evocando su
las focas y las nereidas isla natal, lo conecta con la ancestral práctica de los
con Doris la bella madre. pastores canarios y, además, en virtud de la analogía,
(p. 101) parece tender inconscientemente un puente (verbal,
existencial) entre ambas islas: Gran Canaria (en la
Y por último, nos detendremos brevemente en otro memoria) y Cuba (en la experiencia del momento).
tópico literario muy significativo en ambos poetas, y Cairasco pretendió mediante la escritura poéti-
también utilizado por Castellanos: la adopción de ca la fundación de una identidad insular atlántica,
metáforas y comparaciones tomadas del mundo ani- dotando a las Islas Canarias de un mito literario (la
mal para representar el efecto del ataque bélico sobre selva de Doramas, o los Atlantes como origen del pue-
sus contrincantes. En Cairasco son varios los momen- blo guanche)'^. Esos elementos "espejean", en el poe-
tos en que se recurre a este tradicional motivo épico ma de Balboa, quien, leyendo a Cairasco pudo encon-
que, dicho sea de paso, aparece en La Araucana y que, trar las bases para una construcción poética de la
en prosa, ya tenía una fuerte impregnación ideológica
en los textos de Fray Bartolomé de Las Casas, cuando •' Ángel Sánchez, en su Prólogo a la Antología Poética de Cairasco
representaba a los españoles como fieras hambrientas de Figueroa (Madrid, Biblioteca Básica Canaria, 1989), atribuye a este
poeta la fundación del mito aborigen insular, mediante la inclusión del
que caían sobre los indios, las mansas ovejas.
guanche, descendiente de los Atlantes, en la mitología literaria de Cana-
En "Canto heroico" serán los naturales de Canaria rias. Sobre el mito de la selva de Doramas y el de la princesa Dácii (presen-
los que representen el papel del pastor, ahuyentando te en Antonio de Viana), vid. Andrés Sánchez Robayna: Poetas canarios
de los Siglos de Oro, La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1990.

Espejo de paciencia ' 1995 • n ° O 27


PIRATAS Y CORSARIOS EN LA POESÍA DE LA COORDENADA ATLÁNTICA:
JUAN DE CASTELLANOS, BARTOLOMÉ CAIRASCO DE FIGUEROA Y SILVESTRE DE BALBOA

insularidad cubana y de sus habitantes. Esa verdad de te tan atraída por los grandes modelos del humanismo
SU poema, pese a sus deudas literarias y a las mentiras occidental (y no se concibe entonces la posibilidad de
históricas, parece incuestionable. otros) como necesitada de la expresión de su propia
La lectura de sus respectivas obras, aparte de la ini- identidad, de su peculiaridad, de su diferencia.
cial afinidad temática, con el pirata como eje, y aparte El tema de la piratería, como se ha podido apreciar,
de la similitud de tópicos y recursos tomados de la genera un gran movimiento aglutinante de elementos
tradición heroica y arcádica, revela una concepción del canon literario (sobre todo épicos), pero a la vez ofre-
dialéctica y tensa entre dos polos de difícil concilia- ce a través de la figura del pirata un personaje narrativo
ción: la deuda con la tradición de la alta cultura, im- de gran eficacia, tanto por su comportamiento intrínse-
puesta y reconocida como máximo paradigma con la co, en la dinámica de la acción, como en la reacción ideo-
colonización, y la adaptación de esa lengua literaria a lógica que suscita: una incipiente y problematizada for-
una realidad diferente, periférica y marginal que se sien- mulación de la identidad atlántica.

Espejo de paciencia • 1995 • n° O 28

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