Gobernadores Del Rocío - Vudú y Adeptismo Católico

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

1

Gobernadores del Rocío: Perspectiva del hombre negro haitiano. El adeptismo católico
en “Talpa” de Juan Rulfo y el vudú dentro de “Gobernadores del Rocío”
Juan José Tapia Navarro
Electiva IV: Estudios Culturales; grupo-03
Universidad Popular del Cesar

Jacques Roumain. Escritor haitiano y pionero del Partido Comunista de Haití; en sus obras
literarias resalta el toque estético y estilístico surrealista, patriótico, folclórico y político. Roumain
fue uno de los fundadores de la revista Revue Indigène en 1927, y, posteriormente, da pie al
despertar de la conciencia del hombre haitiano y su introspección. Murió en 1944, después de
haber permanecido en el exilio aproximadamente en un lapso de seis años.

El discurso aquí presente irá inscrito en su obra Gobernadores del Rocío, escrito el cual tiene gran
peso en la raza negra haitiana, pero, que al igual que Haití; con el tiempo es desconocida,
intranscendible y desmeritada. Necesita conocerse para el enriquecimiento y reconocimiento
cultural del mundo; su hibrides religiosa, el vudú. Roumain nació en Puerto Príncipe, capital de
Haití, lugar en donde el vudú llegó a tener altas repercusiones a las prácticas culturales haitianas1,
hasta el punto de adherirse en algunas producciones estéticas literarias para relucir los problemas
socio-políticos que afrontaba esta metrópolis, como lo es el caso de Gobernadores del Rocío, pues,
se esclarece una desolación del hombre negro haitiano, que, en consecuencia, se adentra en la
búsqueda de una consolación divina o, mítica.

Buscaremos visibilizar el cómo se presenta o, manifiesta la presencia del hombre negro haitiano,
pero a su vez, pretendemos trazar hilos que permiten hacer hincapié a una hipertextualidad entre
Gobernadores del Rocío y el cuento de Juan Rulfo: talpa; la aguja que nos permitirá hacer dicha
costura, será, focalizar el vudú como un consuelo o una epifanía ante la desolación y degradación
social-política del hombre negro haitiano, mientras que visualizamos el cuento de “Talpa” como un
espacio que se circunscribe en el hombre adepto de los santos católicos, y, que estos, pueden dar
solución a sus desgracias, pero al final, terminan en situaciones catastróficas. Ambas obras
literarias, tanto Gobernadores del Rocío (G.R), como Talpa, puntualizan hacía el foco religioso; las
entidades míticas y animistas, representan, si se puede llamar así, las dos caras de la moneda: el
sosiego del hombre y, abandono de este mismo.

1
Georges Corvington. Port-au-Prince au cours des ans: la ville colonial (Segunda edición 1743-1789). Impresión: Henri
Deschamps. Port-au-Prince, Haití. 1975.

2“Porque la cosa es que a Tanilo Santos entre Natalia y yo lo matamos. Lo llevamos a Talpa para que se muriera. Y se
murió. Sabíamos que no aguantaría tanto camino; pero, así y todo, lo llevamos empujándolo entre los dos, pensando
acabar con él para siempre. Eso hicimos.”
Hombre negro haitiano

Se hace necesario poder hablar del lugar en el cual se da forma a la obra, o, dicho de otro modo,
la ambientización que emplea el escritor; de entrada, G.R nos da un panorama catastrófico: “NOS
MORIREMOS todos […] la vieja Délira Délivrance dice: nos moriremos todos: los animales, las
plantas”. A la par que se ejecuta este hecho, el autor ambienta el espacio describiendo el polvo
que circunda a los alrededores, lo que interpretaremos como la significación de soledad y de lo
mísero. Ese es el lugar donde se ubica el hombre negro haitiano: zonas en condiciones
deplorables, lo que enmarca al hombre negro haitiano en estereotipos canónicos coloniales,
haciendo que ellos mismos también adopten esos estereotipos en sus concepciones: “el hombre
haitiano es un animal”.
“Bienaimé, su marido, fuma su pipa, la silla calada contra el tronco de un
taparo. El humo o su barba algodonada vuela al viento.
—Sí, dice, de verdad el negro es una pobre criatura." (G.R. Pág. 121)
Criatura es el estereotipo en el cual se enmarca al hombre negro, así se categoriza, según la
definición que dan ellos mismos de sí.

Por otro lado, el hombre negro haitiano representa, a grosso-modo la imagen de la picardía,
Covarrubias, citado por Valentín Pérez Venzalá (1999) en su intento de relacionar lo bufón con la
picardía acota que: “en el lema truhán, es «el chocarrero burlón, hombre sin vergüenza y sin
respeto” (Pág.197). La relación de esto se evidencia en la conversación que surge entre dos
hombres que trabajan en el campo: “Decían: gracias, hermano; por pura cortesía, porque un favor
se hace con gusto: hoy, yo trabajo tu campo, tú, mañana, el mío. La ayuda mutua es la amistad de
los desgraciados, ¿no es verdad?” (Pág.124), vemos el relacionismo de un discurso descarado y
sinvergüenza empleado por Jacques Roumain, pues, quiere, en tono burlesco y cercano, hacer una
crítica a la opresión que recibe el hombre del campo haitiano y la explotación laboral de este
mismo a través de un dialogo entre negros.

Vudú y adeptismo católico

G.R y Talpa, crean escenarios en los cuales se evidencian las puntas de ideologías religiosas; en el
caso de la primera obra, el vudú y, de la segunda obra, el catolicismo. La religión comienza a jugar
una importancia entre páginas, pues, de esta misma se desprenden los motivos de las acciones de
3

los personajes y, sus conversaciones. Lo conversacional e introspectivo va de la mano con el


procedimiento estético de ambas obras; reflexiones que nos permiten apuntar hacía dos cosas: el
sosiego de un dios ante tanta incertidumbre, pero, también la desolación y el abandono de una
entidad mítica; acuñando la imagen del hombre a la deriva.

En concordancia con lo antes descrito, haremos la primera mirada a Talpa. Este cuento de Juan
Rulfo va girando alrededor de Tanilo, hombre el cual padece de una enfermedad y por lo tanto
parte a un viaje junto a su esposa Natalia y con su hermano hacía Talpa, donde encontrarían a una
virgen, la virgen de Talpa, quien le ayudaría a curarse y a librarse de la miseria en la cual se
encontraba, pero resulta que, a lo largo de este viaje, él, Tanilo, termina falleciendo antes de
poder llegar a Talpa.

Ahora, se suscita una conversación en particular en donde Tanilo, dice lo siguiente: “Me quedaré
aquí sentado un día o dos y luego me volveré a Zenzontla.” Donde luego de unas cosas, se
presenta lo siguiente:

“Queríamos llegar con él a Talpa, porque a esas alturas, así como estaba, todavía le
sobraba vida. Por eso mientras Natalia le enjuagaba los pies con aguardiente para que se
le deshincharan, le daba ánimos. Le decía que sólo la Virgen de Talpa lo curaría. Ella era la
única que podía hacer que él se aliviara para siempre. Ella nada más. Había otras muchas

Se enmarcarán tres visiones de la religión, la primera de ellas, es la manipulación a través de un


discurso, pues, Natalia incitaba a Tanilo a continuar su viaje hasta Talpa, a pesar de saber que él no

soportaría el viaje y moriría en el transcurso de este mismo2, pero, esto hace que aparezca lo que

nos compete en este caso -la segunda visión de la religión- y, esto es: el sosiego que le permite
una divinidad al hombre. Tanilo por medio del zic-zac de la duda en sí ir o no a Talpa termina
siendo manipulado por su esposa para ir hasta dicho lugar a través de la utilización de una imagen
divina, la virgencita de Talpa, y termina accediendo. Él creía que, con ir hasta dicho lugar, sanaría,
y esa sensación, esa idea e ilusión de ser sanado, le permitía hallar el sosiego. Pero aquí se
enmarcará la tercera visión de la religión, la cual es, el abandono de dicha divinidad.

Abandono que se evidencia con su propia muerte, podríamos decir, solo si así se nos concede,
que la idea de permitírsenos la calma ante la adversidad al creer que la ayuda de una divinidad nos

2“Porque la cosa es que a Tanilo Santos entre Natalia y yo lo matamos. Lo llevamos a Talpa para que se muriera. Y se
murió. Sabíamos que no aguantaría tanto camino; pero, así y todo, lo llevamos empujándolo entre los dos, pensando
acabar con él para siempre. Eso hicimos.”
ayudará, significa a su vez, que esta misma divinidad nos abandone; en el caso de Tanilo, murió de
cansancio antes de poder llegar hasta Talpa y poder curarse.

La imagen del abandono divino también se ve acarreada en GR. Roumain y su uso de los
caracteres romanticistas, como la descripción del paisaje, el ambiente mismo, connotativamente,
nos brinda la posibilidad de identificar la manifestación del vudú: “A la entrada del conuco, el
cráneo de un buey blanqueaba sobre un poste. Medían ahora el trabajo con la mirada: ese
cuadrado de hierbas locas mezcladas con matas rastreras. Pero era tierra buena: la entregarían
tan lisa como la superficie de una mesa recién pulida." (G.R. Página 124) los cráneos son
imaginarios religiosos del vudú dentro de la obra, que, representativamente se inscriben en un
simbolismo de la fertilidad. Luz María Martínez Montel (s.f), afirma que:

“En forma individual, cada persona puede comunicarse con sus ancestros a través de los
sueños o de los sistemas adivinatorios que existen para tal propósito. Se puede averiguar si
son instigadores de las enfermedades que se sufren y a quién debe consagrarse la ofrenda
para obtener el favor deseado.” (Pág. 54)

En acorde con esto, el hombre negro campesino haitiano, busca realizar una comunicación con el
mundo mítico a través de sacrificios -el buey-, que, en ejecución de ruegos, añora la ayuda de sus
antepasados para entregar la siembra, ya que si esta no se cosecha con buenos resultados, se
asume, como costo, las cicatrices en la piel. Esto nos permite ver la crisis socio-política que afronta
Haití en la obra G.R, pues, tener que recurrir a seres que ya no están, para poder entregar una
cosecha para evitar el castigo, demuestra lo maltratada que se encuentra la conciencia y sentires
del hombre negro haitiano.

Vemos así, que estas divinidades, animas, les ayudarán con certeza alguna: “[…] Pero era tierra
buena: la entregarían tan lisa como la superficie de una mesa recién pulida.”.

Habíamos mencionado con anterioridad que el manifiesto de un sosiego divino iba de la mano
también con la desolación y el abandono de este mismo, cosa, la cual no queda exenta en G.R:
“Pero es inútil porque hay tal cantidad muchísima de pobres criaturas que llaman a Dios con todas
sus fuerzas que se siente un gran ruido molestoso y Dios lo oye y grita: ¿Qué carajo es todo ese
ruido? Y se tapa los oídos. Esa es la verdad y el hombre está abandonado.” (Pág. 121)
5

Por último, podemos decir que la desolación y abandono, se debe a las heridas producidas por el
maltrato religioso, que, crea en sí, una transculturación. La transculturación hace surgir a su vez -
en algunos casos-, la pérdida de identidad; la inadecuación, el no saber discernir de cuál dios es el
que se debe adorar. György Lukács (2010) afirma que: “El abandono de dios en que se encuentra el
mundo se manifiesta en la inadecuación de alma” (Pág. 93)

2“Porque la cosa es que a Tanilo Santos entre Natalia y yo lo matamos. Lo llevamos a Talpa para que se muriera. Y se
murió. Sabíamos que no aguantaría tanto camino; pero, así y todo, lo llevamos empujándolo entre los dos, pensando
acabar con él para siempre. Eso hicimos.”
Referencias Bibliográficas
LUKÁCS, G. Teoría de la novela. Un ensayo histórico filosófico sobre las formas de la gran literatura
épica. 2010. 1ª ed. Argentina, Buenos Aires: Ediciones Godot.

MARTÍNEZ MONTEL, L. El exilio de los dioses. Religiones afrohispanas. s.f. s. l.


http://www.larramendi.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1000205

ROUMAIN, J. Gobernadores del rocío y otros textos. Biblioteca Ayacucho, 2004. Venezuela,
Caracas. https://www.biblioteca.org.ar/libros/211568.pdf

VENZALÁ, V. Del bufón al pícaro. El caso de La pícara Justina. 1999. Dicenda, Cuadernos de
Filología Hispánica. Universidad Complutense.

También podría gustarte