Libro Verdades de La Fe Católica
Libro Verdades de La Fe Católica
Libro Verdades de La Fe Católica
I. JESÚS:
1. ¿QUIÉN ES JESÚS?
2. VIDA DE JESÚS.
3. LA NATURALEZA DIVINA DE JESÚS.
4. LA NATURALEZA HUMANA DE JESÚS.
5. JESÚS EL BUEN PASTOR.
6. JESÚS DE NAZARETH.
7. JESÚS: EL MAESTRO DE GALILEA.
8. LAS FAMILIAS JUDÍAS.
9. LAS MUJERES EN LA VIDA DE JESÚS.
10. EL ISRAEL DE JESÚS.
11. EL JUDAÍSMO EN LA ÉPOCA DEL SEÑOR.
12. APUNTES SOBRE JESÚS Y SU TIEMPO.
13. LOS APÓSTOLES Y DISCÍPULOS DE CRISTO.
14. JESÚS PARA LOS PAGANOS, JUDÍOS Y MUSULMANES.
15. EL VERDADERO ROSTRO DEL HIJO DE DIOS.
16. FRASES CÉLEBRES SOBRE. JESÚS.
17. LA PASIÓN DEL SEÑOR (RELATO BÍBLICO).
18. LA AMARGA PASIÓN DE CRISTO SEGÚN LA BEATA ANA
CATALINA EMMERICH.
19. FRASES CÉLEBRES SOBRE LA PASIÓN DEL SEÑOR.
20. LAS RELIQUIAS DEL SEÑOR.
21. LA SÁBANA SANTA DE TURÍN.
22. EL VELO DE LA VERÓNICA.
23. EL SUDARIO DE OVIEDO.
24. CUANDO NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES OBJETO DE
OFENSA.
25. SACRILEGIOS CONTRA LA CRUZ DE CRISTO.
II. MARÍA:
IV. El PAPA:
1. EL APÓSTOL PEDRO.
2. PEDRO Y PABLO EN ROMA.
3. EL PRIMADO DE PEDRO Y LOS SANTOS PADRES DE LA IGLESIA.
4. EL PRIMADO DE PEDRO Y LOS PROTESTANTES.
5. EL MARTIRIO DE PEDRO EN ROMA EN LA HISTORIA
UNIVERSAL.
6. ¿ES EL PAPA EL ANTICRISTO?
7. HOMENAJE AL PAPA JUAN PABLO II.
8. ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES DEL PAPA JUAN PABLO II.
9. FRASES CÉLEBRES SOBRE EL PAPADO.
10. LA CIUDAD DEL VATICANO.
11. LA GUARDIA SUIZA: LOS SOLDADOS DEL PAPA.
12. EL ÍNDICE DE LOS LIBROS PROHIBIDOS.
V. LA BIBLIA:
1. EL CREDO BÍBLICO.
2. EL MUNDO DE LA BIBLIA.
3. CURIOSIDADES DE LA BIBLIA.
4. LA BIBLIA EN LA HISTORIA UNIVERSAL.
5. LA BIBLIA: EL LIBRO DE INTERPRETACIÓN DIVINA.
6. LA BIBLIA: EL LIBRO MÁS DIVULGADO Y DESCONOCIDO DE LA
HUMANIDAD.
7. LOS PROTESTANTES Y LA BIBLIA.
8. FRASES CÉLEBRES SOBRE LA BIBLIA.
9. EL JARDÍN DEL EDÉN.
10. EL ARCA DE NOÉ.
11. EL ARCA DE LA ALIANZA.
12. EL TEMPLO DEL REY SALOMÓN.
VI. APOLOGÉTICA:
VIII. RELIGIÓN:
1. LA RELIGIÓN EN EL HOMBRE.
2. CUANDO EL HOMBRE LE DA LA ESPALDA A DIOS: DIFERENTES
CORRRIENTES Y PENSAMIENTOS.
3. LA NUEVA ERA: RELIGIÓN NEO PAGANA DEL SIGLO XXI.
4. LA REENCARNACIÓN: VERDAD O MITO.
5. ¿POR QUÉ LA IGLESIA CATÓLICA CONDENA LA BRUJERÍA?
6. CUANDO LA FE EN CRISTO ES PUESTA A PRUEBA.
7. CUANDO EL ISLAM ATACA AL CRISTIANISMO.
IX. SECTAS:
X. LOS SANTOS:
JESÚS
1. ¿QUIÉN ES JESÚS?
2. VIDA DE JESÚS.
3. LA NATURALEZA DIVINA DE JESÚS.
4. LA NATURALEZA HUMANA DE JESÚS.
5. JESÚS EL BUEN PASTOR.
6. JESÚS DE NAZARETH.
7. JESÚS: EL MAESTRO DE GALILEA.
8. LAS FAMILIAS JUDÍAS.
9. LAS MUJERES EN LA VIDA DE JESÚS.
10. EL ISRAEL DE JESÚS.
11. EL JUDAÍSMO EN LA ÉPOCA DEL SEÑOR.
12. APUNTES SOBRE JESÚS Y SU TIEMPO.
13. LOS APÓSTOLES Y DISCÍPULOS DE CRISTO.
14. JESÚS PARA LOS PAGANOS, JUDÍOS Y MUSULMANES.
15. EL VERDADERO ROSTRO DEL HIJO DE DIOS.
16. FRASES CÉLEBRES SOBRE. JESÚS.
17. LA PASIÓN DEL SEÑOR (RELATO BÍBLICO).
18. LA AMARGA PASIÓN DE CRISTO SEGÚN LA BEATA ANA
CATALINA EMMERICH.
19. FRASES CÉLEBRES SOBRE LA PASIÓN DEL SEÑOR.
20. LAS RELIQUIAS DEL SEÑOR.
21. LA SÁBANA SANTA DE TURÍN.
22. EL VELO DE LA VERÓNICA.
23. EL SUDARIO DE OVIEDO.
24. CUANDO NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES OBJETO DE
OFENSA.
25. SACRILEGIOS CONTRA LA CRUZ DE CRISTO.
¿QUIÉN ES JESÚS?
AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
VIDA DE JESÚS
AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
“Jesucristo sin escribir una sola línea, inspiró más sermones, oraciones,
debates, libros, obras de arte y cantos de alabanza que todos los grandes
hombres de la historia juntos”.
Philip Schaff.
Historiador del siglo XIX.
I. CONTEXTO HISTÓRICO
Desde el año 63 a.C., Israel era una de las cincuenta provincias del vasto
imperio romano que abarcaba casi toda Europa, el Norte de África y el
Medio Oriente. Contaba con un sistema político y códigos civiles que
todavía son conocidos hasta nuestros días. Poseía un enorme ejército
bien disciplinado que aplastaba cualquier intento de subversión en sus
territorios conquistados. Contaba con excelentes caminos que unían a
Roma a las tierras más distantes gobernadas por los Césares, y mares
limpios de piratas, facilitando así un rápido movimiento de tropas,
esclavos, mercancía y víveres.
Al reconocer que el pueblo judío era una nación única, y que requería un
trato especial, los romanos le concedieron privilegios excepcionales. Julio
César colocó su religión en la categoría de aquéllas que estaban
permitidas en forma oficial, y en el año 37 a.C., Herodes el Grande,
quien, a pesar de ser idumeo de nacimiento, era judío de religión, fue
nombrado para que gobernara Judea como rey subordinado.
Por ese tiempo, Israel tan sólo contenía un reducido número del grupo
total de hebreos que estaban esparcidos a lo largo de todo el imperio.
Desde la caída de Jerusalén en el año 586 a.C., su dispersión se extendió
por medio de la política colonizadora de Alejandro Magno y los reyes
antioquenos. Se podía encontrar en números considerables en todos los
grandes centros comerciales y puertos marítimos, y donde quiera que
residieran diez cabezas de familia se edificaba por lo general una
sinagoga. En estas escuelas religiosas se reunían el sábado para oír la
lectura de las Escrituras, y esta práctica junto con el rito de la circuncisión
llegó a ser un vínculo de unidad y su distintivo de otras naciones, lo que
aseguró su identidad como “pueblo escogido por Yavé”.
Los judíos vivían una de sus peores crisis en el ámbito político y social, la
clase dominante era regida por los Saduceos (los justos), quienes tenían
el control del Templo de Jerusalén, centro espiritual y de peregrinación
del pueblo hebreo. Estos a su vez rivalizaban doctrinalmente con los
Fariseos (los puros), y Escribas (Doctores de la Ley), encargados de las
Sinagogas, los Saduceos junto con los Fariseos, Escribas y Ancianos
formaban el llamado “Consejo de los Judíos” o “Sanedrín”, que estaba
constituido por setenta y un miembros incluido el Sumo Sacerdote.
Todos ellos vestidos de púrpura real y lino blanco que representaban su
posición favorecida. Del mismo modo, se encontraban los Herodianos que
incluían la corte del rey Herodes el Grande, aliados de los romanos.
También estaban los publicanos quienes recogían los impuestos para el
César. Asimismo, los Zelotes (los celosos), llamados también Sicarios (por
el pequeño puñal o “sica” que utilizaban). Igualmente, con los
Samaritanos se evitaba todo contacto, pues ambos pueblos se habían
distanciado desde la división del reino de Israel y Judá ocho siglos atrás,
y sobre todo por tener una tradición bíblica y una organización religiosa
independiente de la de Jerusalén. Finalmente, los Esenios (Hijos de la
luz), agrupaban comunidades de judíos que vivían aislados de los demás;
éstos no son mencionados en los evangelios.
III. SU MISIÓN REDENTORA
Claro está, que el libro bíblico donde más se hace alusión a la naturaleza
divina de Jesús se encuentra condensado en el evangelio de San Juan;
escrito en la ciudad de Éfeso a finales del siglo I, por petición de los
obispos de Asia, para refutar y aclarar el error teológico que empezaba a
extender un hereje de nombre Cerinto en compañía de los ebionitas, los
cuales negaban esta verdad de Fe. Así lo demuestra el párrafo inicial: “En
el principio era El Verbo (Logos en griego) que quiere decir “la
Palabra”=Jesús], y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios (en
griego The-ós=Dios)” (1,1). Comparar con (1 Juan 1,1-3).
“Nadie ha visto jamás ha Dios, el hijo único, que es Dios y que vive en
íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado ha conocer” (Juan
1,18). Dios quiso habitar en la persona de Cristo (Colosenses 1,19), quien
es de Dios (Juan 9,33; 1 Corintios 3,23) y procede de Dios (Juan 7, 29;
8,42). “Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha
hecho que el Hijo tenga vida en sí mismo” (Juan 5,26); pues la gloria de
Dios brilla en la cara de Jesucristo (2 Corintios 4,6). ” Cristo el que está
por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos” (Romanos
9,5). Por esta razón, los fariseos lo atacaban porque siendo un hombre se
hacía igual a Dios (Juan 5,18; 10,33).
Percatados de esta verdad, Cristo Jesús fue por eso adorado por los
magos de Oriente (Mateo 2, 11), por el ciego de nacimiento al que le dio
la vista (Juan 9,35-38), por las mujeres que se lo encontraron después de
la resurrección (Mateo 28,9), por los apóstoles cuando lo vieron regresar
a la presencia del Padre (Mateo 28,17; Lucas 24,52), por los ángeles del
cielo (Hebreos 1,6) y por los 24 ancianos del Apocalipsis (5,14). Cómo si
fuera poco, el mismo Señor Jesús puso de manifiesto varias veces su
naturaleza divina, pues “nadie conoce al hijo sino el Padre, ni al Padre le
conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el hijo se lo quiera
revelar“(Mateo 11,27), “el que no honra al hijo no honra al Padre que lo
envió” (Juan 5,23), “Yo y el Padre somos una sola cosa” (Juan 10,30), “el
Padre esta en mí y yo en el Padre” (Juan 10,38), “crean en Dios y crean
también en mí” (Juan 14,1), porque “todo lo que tiene el padre es mío”
(Juan 16,15). Por todas estas declaraciones, el Unigénito de Dios puede
decir con autoridad: “Nadie va al Padre sino por mí, si me habéis
conocido a mí, conocéis también a mi Padre, y desde ahora lo conocéis y
lo veis” (Juan 14,7). Asimismo, los milagros de Cristo (Lucas 9,43) y su
transfiguración en el monte Tabor (2 Pedro 1,16-17), revelan la majestad
(megaleiotés) que le viene de Dios Padre.
Por otra parte, tanto San Pablo como San Pedro nombran a Jesucristo en
sus cartas como “Dios y Salvador” (Tito 2,13; 2 Pedro 1,1); título que
también recibe “Dios padre” (Daniel 6, 27,1 Timoteo 2,3; 4,10; Tito 3,4).
Es más, en la resurrección del Mesías, el apóstol Tomás exclama
maravillado y convencido: “¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20,28);
Comparar con (1 Reyes 3,7: Salmo 86,12). Por su parte, San Juan
concluye diciendo: “Vivimos unidos al que es verdadero, es decir, a su
hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna “(1 Juan 5,20),
comparar con (Juan 17,3). Igualmente, hay varios pasajes bíblicos donde
se nombra a Jesús como el Pantokrátor, término griego para
“Todopoderoso”. En un sentido literal implica “Gobernante sobre Todo;
Aquel Que Tiene Todo el Poder”. (Juan 1,3; Mateo 28,18; Apocalipsis
1,8).
A todos los que lo sigue los llama “amigos” (Juan 15,14), es tierno con
los niños que se acercaban a su lado (Marcos 10, 13-16), siente cariño
ante la primera confesión del príncipe de la sinagoga (Marcos 10,20-21),
es paciente y humilde de corazón (Mateo 11,29; Marcos 10,13-16), hasta
el punto que dirigía a Dios su Padre la alabanza y la honra (Marcos 10,17-
18), al igual que sus oraciones (Mateo 11,25). Ama la justicia y odia la
maldad (Hebreos 1,9).
Cuando lo consideró necesario, ilustraba sus predicaciones con ejemplos
o pasajes de las Santas Escrituras (Mateo 12,38-42; 15,1-9; 16,1-4;
21,13; Juan 6,45; 8,17), las citaba y sabía exactamente qué texto usar en
cada situación (Mateo 4,4; 7.10; 12,1-5; Lucas 4,16-21), “y sin parábolas
no les hablaba” (Mateo 13,34). En su predicación Jesús afirmó y sostuvo
la autoridad de la ley (Mateo 5,17-19), y como Dios encarnado la expuso,
quitando las interpretaciones erróneas, dándole su verdadero significado
espiritual (Mateo 7,12), y mostró como su fundamento era el amor
(Mateo 22,34-40). Su exhortación era una ofensa a la gente de su pueblo
(Marcos 6,3), para los fariseos (Mateo 15,12), los judíos (Juan 6,61.66), y
sus discípulos (Marcos 14,27), y por eso las opiniones estaban divididas
con respeto a su persona (Juan 7,12).
Todo esto pasó “porque Cristo mismo sufrió la muerte por nuestros
pecados, una vez para siempre. El era bueno, pero sufrió por los malos,
para llevarlos a ustedes a Dios” (1 Pedro 3,18). “Así que Cristo, a pesar
de ser Hijo, sufriendo aprendió a obedecer” (Hebreos 5,8), y “se humilló
a sí mismo, y por obediencia fue a la muerte, a la vergonzosa muerte de
la cruz” (Filipenses 2,8; Comparar con Hebreos 12,2). El “nos amó, y nos
lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1,5; Comparar con
Gálatas 2,20). Es eternamente misericordioso con los hombres (1 Juan
2,1; Judas 21). Ama intensamente a los apóstoles hasta el final (Juan 13,
1; 15, 9-10), y a toda la humanidad (Efesios 3,19; 5,2). Intercede ante el
tribunal de su Padre por toda la humanidad (Romanos 8,34; 1 Timoteo
2,5; Hebreos 7,25). Por esta razón, “no hay duda de que el secreto
de nuestra religión es muy grande: Cristo se manifestó en su condición
de hombre, triunfó en su condición de espíritu y fue visto por los ángeles.
Fue anunciado a las naciones, creído en el mundo y recibido en la gloria”
(1 Timoteo 3, 16).
San Cipriano, obispo mártir del siglo III, tiene una preciosa oración sobre
Jesús: “Hermanos queridos, son muchos y grandes los beneficios de Dios,
que la bondad generosa y copiosa de Dios Padre y de Cristo ha realizado
y realizará por nuestra salvación; de hecho, para preservarnos, para
darnos una vida y podernos redimir, el Padre mandó al Hijo; el Hijo, que
había sido enviado, quiso ser llamado también Hijo del hombre para
convertirnos en hijos de Dios: se humilló para elevar al pueblo que antes
estaba postrado por tierra, fue herido para curar nuestras heridas, se
convirtió en esclavo para liberarnos a nosotros, que éramos esclavos.
Aceptó la muerte para poder ofrecer a los mortales la inmortalidad. Estos
son los numerosos y grandes dones de la misericordia divina”.
JESÚS EL BUEN PASTOR
I. CONTEXTO HISTÓRICO
Otra de sus tareas era protegerlas del mal tiempo, buscar a las
descarriadas y sanar a las enfermas. Era común que las llamara a cada
una por nombres propios o por medio de un silbido que era reconocido
por ellas, también utilizaban una flauta de caña para tranquilizarlas con
su melodía. (Juan 10,14-16). Aunque los pequeños propietarios de
ganado a veces las cuidaban personalmente o sus hijos, cuando el rebaño
pasaba de cierto límite lo confiaban a un empleado. Este recibía su pago
en dinero o con una parte de la manada. Al ponerse el sol, contaban a
sus ovejas y las examinaban una por una. Su responsabilidad ante el
dueño era detallada, y tenían que restituir los animales perdidos.
II. CAMPO TEOLÓGICO
Caso contrario fue lo que sucedió en el siglo primero de nuestra era, con
los “pastores” o “guías religiosos” del pueblo de Dios. En eso días Roma
como el imperio conquistador y legislador era el que nombraba a los
sumos sacerdotes judíos. El rico José Caifás fue elegido por Valerio
Grato, y ocupó ese puesto más tiempo que todos sus predecesores.
Posiblemente atribuía este hecho a su habilidad como diplomático y a su
amistad personal con Pilatos. El historiador judío Flavio Josefo, especifica
que fue sumo sacerdote del templo de Jerusalén entre los años 18 al 36
de nuestra era.
Por otra parte, el Hijo de Dios llegó a decir: “Yo soy el Buen Pastor” (Juan
10,14). La expresión “El buen Pastor” en griego es “kalos poimen”, y
significa tanto “bueno” como “hermoso y noble”; Cristo Jesús es entonces
el “Pastor bello”. Inicialmente su misión mesiánica estaba destinada “a las
ovejas perdidas del pueblo de Israel” (Mateo 15,24), ya que en los textos
vetero-testamentarios esta nación es llamada varias veces como el
“rebaño de Yahveh” (Ezequiel 34,30). Sin embargo, por la bondad
inmerecida del Padre Eterno que envió a su Unigénito al mundo, su labor
salvífica también abarcaría a los no judíos.
JESÚS DE NAZARETH
AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
I. MARCO HISTÓRICO
Para esa época Israel estaba bajo la dominación de los Césares. Roma
imponía su orden militar, su administración y sus leyes; edificaba
fortalezas, hacia carreteras, construían acueductos, hipódromos y
anfiteatros; y se llevaba materia prima, víveres, esclavos, y dinero de los
altos impuestos. Aquí vivían unos dos millones y medio de judíos, la
población de Jerusalén era de unos 50.000 habitantes; para la pascua
podían llegar más de 180.000 peregrinos. Otros hebreos unos cuatro
millones, vivían en diferentes ciudades conocidas como diásporas, como:
Siria, Asia Menor, Babilonia y Alejandría en Egipto; otros comunidades
más pequeñas habían en Europa como en Roma.
(Versículo 35): Dos denarios era el salario de dos días de trabajo de doce
horas.
Igualmente, los leprosos era tal vez el grupo más representativo de todos
ellos, ya que eran obligados a vivir en los campos solos o muchas veces
en compañía de otros leprosos. Cuando entraban en las ciudades para
pedir limosna lo hacían cubriéndose la cara con un velo, y anunciar su
paso al sonar de una campanilla, gritando ¡tamé! ¡tamé! “inmundo,
inmundo”, como lo ordenaba (Levítico 13,45). En ciudades no
amuralladas podían ingresar a las sinagogas y quedarse en un rincón
aislado del resto de la comunidad por medio de un muro o una rejilla,
siempre y cuando ingresaran de primeros y salieran de últimos. Según
algunos documentos rabínicos, tenían que mantenerse por lo menos a
unos dos metros de la gente. Se dice que al ver a un leproso a lo lejos,
cierto líder religioso le arrojó piedras para que no se acercara.
CONTEXTO GENERAL
En la literatura rabínica de los tiempos del Mesías el término am há-
arets (pueblo de la tierra) tenía unan connotación religioso, refiriéndose
a aquéllos que a causa de su pobreza, distancia de Jerusalén, o simple
descuido, no observaban las leyes rituales de la purificación; se creía que
este tipo de personas estaba fuera del seno de la religión judía. Jesús y
sus discípulos fueron considerados por los fariseos como am há-arets,
debido a que comían con las manos no purificadas (Marcos 7,1-5) y por
arrancar espigas en el día de reposo (Lucas 6,1-5).
EL GRAN MAESTRO
Empezó su vida pública después de los treinta años, que era la edad
mínima requerida para asumir responsabilidades en la comunidad
hebrea.
Enseñaba en las sinagogas, que son los lugares de reunión para los
judíos.
Reúne a un grupo de seguidores en turno suyo divididos en dos
grupos: 12 apóstoles y 72 discípulos.
Conoce las cuestiones que se enseñaban en las escuelas rabínicas,
ya que discute con los otros maestros, utilizando como ellos refranes
y parábolas.
Corrige los desvíos doctrinales de los fariseos y escribas con una
doctrina nueva, demostrando que comprendía a la perfección las
Escrituras Hebreas (ha Ta Nak) que estaban divididas en tres
grupos: la ley (Toráh), los profetas (Nebiím) y otros escritos
(Ketubím).
Aunque los otros rabinos evitaban el trato con los pecadores
públicos, los gentiles, los leprosos, los samaritanos y las mujeres;
Jesús en cambio se juntaba con todos ellos.
Para el Hijo del hombre no existe otro maestro sino Él (Mateo 23,8),
rechazando a los “fariseos” que se auto proclamaban como los puros, y
los “escribas” que eran los doctores de la Ley; ya que ambos grupos han
sabido conservar las enseñanzas de Moisés, pero no la han puesto en
práctica. Del mismo modo, respaldó su labor salvífica con las siguientes
señales: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios,
los sordos oyen, los muertos resucitan, y una Buena Nueva llega a los
pobres” (Mateo 11,5). Por esta razón, sus seguidores ya no lo vieron
como el simple “carpintero” (Marcos 6,3), sino como “el profeta Jesús, de
Nazaret de Galilea” (Mateo 21,11).
EL SEMBLANTE DE CRISTO
Hay que resaltar que este relato no es más que una piadosa leyenda, sin
ningún valor histórico o canónico. La carta fue mencionada por primera
vez en el texto sobre la "Vida de Cristo" por el cartujo Ludolfo de
Sajonia (Colonia, 1474), y en la "Introducción a los trabajos de San
Anselmo" (Nuremberg, 1491). Pero no se puede considerar como obra
de San Anselmo ni de Ludolfo. De acuerdo con el manuscrito de Jena, un
cierto Giacomo Colonna encontró la misiva en 1421 en un antiguo
documento Romano enviado a Roma desde Constantinopla. El escrito
debió haber sido redactado originalmente en griego, y posteriormente
traducido al latín durante los siglos XIII o XIV, finalmente recibió su
forma actual de manos de un humanista del siglo XV o XVI.
CONTEXTO GENERAL
Desde la época de los patriarcas el hombre era dueño absoluto, sacerdote
y maestro en el hogar. Toda la instrucción en el campo de la fe del
pueblo de Israel corría a cargo del padre de familia.
Una hija era una pesada carga económica para algunos padres, porque
tenían que encontrarle cónyuge, y no podían contar con que los cuidaran
en la vejez. Por eso, eran consideradas como bienes que se venden a los
pretendientes que las compran, lo mismo que un esclavo.
EL CAMPO RELIGIOSO
Dice el apóstol San Pablo que “cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a
su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés” (Gálatas
4,4).
(Verso 21): La circuncisión del griego peritome, era un rito que había
sido ordenado por Yahweh Shaddai a Abraham y a sus descendientes
varones, como señal del pacto con Él (Génesis 18; Hechos 7,8; Romanos
4,11). De ahí que los israelitas eran vistos como los “circuncisos”,
mientras que los “gentiles” o “paganos” como “los incircuncisos” (Jueces
15,18; 2 Samuel 1,20), estableciendo la diferencia entre los unos y los
otros; aunque no necesariamente en forma de desprecio (Romanos 2,26;
Efesios 2,11).
El niño hebreo tenía que ser circuncidado a los ocho días de nacido
momento en el cual se le imponía el nombre, esto se hacía en el seno del
hogar pasando por el ancestral ritual del “brit milá” o circuncisión por el
padre de familia (Levítico 12,3).
Mediante la circuncisión, el varón israelita queda incorporado al pueblo de
Dios, se trata de un sello o una marca en la carne. Para las niñas había
que esperar quince días para que se le impusiera el nombre.
(Verso 39-40): Sobre la infancia de los niños judíos era la costumbre que
asistieran desde los seis años a las sinagogas para el aprendizaje de la
torá que se traduce “lo que se enseña”, que son los cinco libros del
pentateuco atribuidos a Moisés; a los 10 el estudio de la mishná, o los
comentarios de los textos veterotestamentarios hechos por los rabinos (o
maestros de las Santas Escrituras), a los 13 eran considerados como
mayores de edad, y por lo tanto responsables del cumplimiento de de los
613 preceptos la religión judía. Según el Talmud, los votos de un varón
de trece años son legales, lo cual es el resultado de ser un "hombre"
como se lo requiere en el libro de los Números 6,2.
Vamos a leer este pasaje del evangelio de Lucas que algunos biblistas
han querido llamar también como la parábola del “padre misericordioso”,
haciendo una exegesis para aproximarnos a la forma como un judío de la
época de Jesús lo entendería.
LUCAS 15,11-32.
(Versos 11-12): La ley de los hebreos preveía que los hijos primogénitos
heredaban el 50% de los bienes del padre, la otra mitad era repartida en
partes iguales entre los otros hermanos. En este caso al hijo mayor le
correspondería dos terceras partes de la herencia paterna (Deuteronomio
21,15-17), y aunque la división de la fortuna se podía hacer en vida, los
hijos no accedían a ella hasta después de la muerte del padre
(Eclesiástico 33,20-24). En este caso se hizo una excepción especial.
(Verso 13): Salir a un país extranjero para juntarse con personas pagana
y politeístas, era dejar la nación santa de Israel y su verdadera religión;
con el agravante de que en este caso fue para llevar una vida de
libertinaje.
(Verso 20): En este caso el hijo menor estaba tomando un riesgo muy
grande, ya que la ley de Moisés contemplaba que todo hijo que llevara
una vida de rebeldía, libertinaje o borracheras; podía ser denunciado por
su padre a los ancianos de la ciudad, para morir apedreado por los
hombres de la comunidad en la plaza pública (Deuteronomio 21,18-21).
La severidad del castigo hace evidente la importancia del mandamiento
de “honrar a los padres de familia”, en una sociedad patriarcal como la
israelita.
(Versos 22-24): Con la actitud del “padre compasivo” que tuvo con el hijo
que llega nuevamente al hogar, hay cuatro aspectos importantes de anotar:
(Verso 28): Ante la posición hostil del hijo mayor, el padre de familia de esta
historia, es quien toma la iniciativa de hablar con su primer descendiente.
(Verso 32): El progenitor justifica su actitud con las dos mismas razones que
dio antes de empezar la fiesta de bienvenida con el hijo prodigo. Además a
diferencia del vástago mayor que se refiere a su hermano de sangre como
“ese hijo tuyo” (30); el padre por el contrario le devuelve su condición de
“hermano” suyo, reintegrándolo nuevamente al seno familiar.
Con este último versículo terminamos esta parábola que ha sido llamada
también como el “evangelio de los evangelios”.
Las mujeres podían estar presentes durante la lectura de las leyes, lo que
les daba mucha oportunidad de aprender (Deuteronomio 31,12;
Nehemías 8,2.8). Algunas probablemente desempeñaban servicios
organizados en el tabernáculo, y otras cantaban en un coro mixto (Éxodo
38,8; 1 Crónicas 25,5-6).
En los territorios de Tiro y Sidón por las fronteras de Galilea, una mujer
sirio-fenicia le suplicó que curase a su hija, que estaba poseída por un
demonio. Al principio, le indicó de tres maneras que no la ayudaría:
primero, se negó a contestarle su súplica; segundo, diciéndole
directamente que Dios no lo había enviado a los paganos, sino a los
suyos, y tercero, estableciendo una comparación que ilustraba con tacto
ese mismo punto. Pero aquella madre fue persistente y dio muestra de
una fe extraordinaria. En vista de este hecho excepcional, actuó
justamente con bondad y sano a su hija (Mateo 15,21-28). El don del
amor celestial no conoce fronteras, pues se trata de una mujer extranjera
con su hija, que son de otra cultura y nación. Cristo Jesús rompe el
paradigma que pesaba en aquél entonces de la supremacía racial de la
sangre judíos. La instauración del reino de Dios tiene que abrirse también
a los gôyim (los no hebreos) que formaran parte del nuevo Israel.
Permite que María se sentara a sus pies a escuchar sus enseñanzas, que
fuera la actitud tradicional del discípulo, sentado a los pies de su maestro.
Las normas rabínicas sobre la formación académica eran exclusivas de los
varones, puesto que se dudaba de la capacidad de la mujer para
aprender la Torá. Ni entre los fariseos ni entre los discípulos de Juan
Bautista había mujeres. Esto también provocó el reproche de su hermana
Marta, porque las mujeres judías recibían instrucción principalmente para
atender las labores domésticas del hogar como: limpiar la casa, preparar
la comida, cuidar a los hijos, entre otras obligaciones (Lucas 10,41-42).
En el libro “La Amarga Pasión de Cristo”, donde se pone por escrito las
revelaciones particulares de la beata estigmatizada Ana Catalina
Emmerich, se narra que: “María al pie de la cruz, sentía en su alma cada
insulto y cada nuevo tormento infligido a su amado Hijo. Los fariseos se
burlaban de Ella y la increpaban” (Véase también Juan 19,25-27).
I. MARCO GEOGRÁFICO.
JUDEA: era una región montañosa con zonas desérticas poco fértiles y
de aspecto pobre, las comunidades campesinas vivían en pequeñas villas
o pueblos. Aquí se encontraba:
Por otra parte, podemos mencionar la importancia del río Jordán, que es
prácticamente el único afluente de agua dulce que riega la tierra de
Israel. En su rivera Juan el Bautista bautizó a Jesús (Mateo 3,13). La
tradición cristiana sitúa este acontecimiento a nueve kilómetros al norte
del Mar Muerto, en Betania de Transjordania, que fue declarado en el
año 2015 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En año 1986 se encontró cerca del mar de Galilea, los restos de una
embarcación judía de los tiempos de Cristo, algunos creen que es la
misma barca de Pedro donde el Primogénito de Dios predicó el evangelio
En año 1986 se encontró cerca del mar de Galilea, los restos de una
embarcación judía de los tiempos de Cristo, algunos creen que es la
misma barca de Pedro donde el Primogénito de Dios predicó el evangelio
(Lucas 5,2-3).
I. CONTEXTO GENERAL
Los casos judiciales más serios, que un juez ordinario no podía resolver,
eran llevados al santuario de Jerusalén, donde un sacerdote dictaba el
“juicio de Dios”. El acusado oraba de antemano al Altísimo suplicándole
justicia y proclamando solemnemente su propia inocencia, para poder
participar nuevamente en el culto divino. Esto lo hacía meditando un
salmo que lo improvisaba el mismo o lo tomaba del formulario que el
sacerdote le ponía a disposición [ejemplo el salmo 25 (26)].
Cuando el rey Jeroboán instituyó con las diez tribus del norte el reino de
Israel, la capital era Samaria, mientras que el reino del sur estaba
conformado por las tribus de Judá y Benjamín, teniendo a Jerusalén como
capital. Ahora bien, después de que Asiria conquistara el territorio del
norte en el año 740 a.C. los israelitas fueron llevados cautivos a sus
dominios, el rey pagano Salmanasar envió a Israel colonos que se
entrelazaron con los pocos hebreos que quedaban. Siendo este el origen
del pueblo mestizo de los samaritanos. Al regresar los judíos del exilio en
Babilonia, los samaritanos trataron de impedir la reconstrucción del
santuario y de las murallas de la ciudad de Jerusalén (Esdras 4,1-23;
Nehemías 4,1-8). En el siglo IV a.C. los samaritanos que adoraban
divinidades gentiles al lado del Dios verdadero, edificaron un templo
sobre el monte Garicín, junto a Siquem, que rivalizaba con el de
Jerusalén. En tiempos de Jesús, el término samaritano se utilizaba, no
tanto para indicar el origen geográfico de alguien, sino para referirse a los
seguidores de la religión que surgió en Samaria. Los samaritanos seguían
rindiendo culto en el monte Garicín, y los judíos los trataban con enorme
desprecio (Juan 4,9.20-22; 8,48).
El precepto bíblico de “ojo por ojo y diente por diente” (Éxodo 21,24;
Levítico 24,20), solo se administraba una vez que el infractor había sido
juzgado por los jueces o sacerdotes, quienes analizaban las circunstancias
y el grado de premeditación de la ofensa, y era conocido como la Ley del
Talión (Lex Talionis) (Deuteronomio 19,15-21). La norma decía que el
castigo debía de ser a la medida del crimen, y era considerada como una
ley de Estado, pero no superarla. En tiempos de Cristo los maestros de la
ley tergiversaron la aplicación de esta norma para justificar sus
resentimientos propios y deseos de venganza personal. A menudo, las
represalias se llevaban hasta el extremo y el mal que se devolvía era muy
superior al que se había recibido, lo cual fue condenado por Jesús (Mateo
5,38-39).
II. PLANO CULTURAL
La Biblia que usaban los judíos de la diáspora era una traducción griega
del Antiguo Testamento conocida como la Septuaginta, o Versión de los
Setenta. Los primeros cristianos emplearon extensamente esta traducción
en sus enseñanzas.
En las culturas antiguas el saludo no era una mera formalidad sino que
envolvía una profunda realidad en su época. Los romanos deseaban la
salud (“salus”), los griegos la alegría de la vida (“xaire”), los judíos la
paz “schalomalechem” (paz a vosotros). Cuando los amigos hebreos
se separaban se bendecían uno a otro a fin de confirmar su amistad
(Génesis 24,60; 31,28.55). De hecho, cuando uno daba paz a otro se
entregaba un verdadero don, y este don añadía a la bendición del otro.
Dado que “salôm” no sólo incluía paz sino que prosperidad y se refería a
toda clase de bienestar material y espiritual, el saludo realmente llegaba a
ser una oración. Por eso en las Sagradas Escrituras es la palabra que más
sale: 239 en el Antiguo Testamento, y 89 en el Nuevo. Más adelante, las
salutaciones llegaron a ser tan complicadas y tediosas y tomaban tanto
tiempo, que Jesús ordenó a sus discípulos que no saludasen a nadie en el
camino por temor de que fueran distraídos de su deber principal, ser los
heraldos de la instauración del reino de Dios en la tierra (Lucas 10,4).
En tiempos bíblicos el aceite de oliva tenía muchos usos, entre ellos como
alimento, cosmético, combustible y medicamento. También era utilizado
con otros ingredientes para producir un fino bálsamo empleado por los
profetas para ungir a los reyes (1 Samuel 10.1). Asimismo, los buenos
anfitriones agasajaban a sus huéspedes untándoles la cabeza con este
preciado perfume (Lucas 7,36-38).
La ley mosaica especificaba los animales que no podían comer los judíos
por considerarlos impuros:
El cerdo y el camello.
Las aves depredadoras.
Los peces que no tengan escamas o aletas.
Los israelitas no debían comer la grasa que rodeaba los intestinos, los
riñones y los lomos de los animales sacrificados, pues “toda esta grasa le
pertenecía al Señor” (Levítico 3,14-16).
De todas las aves que servía de alimento para los judíos pobres, la más
barata en el mercado era el gorrión. Con una moneda de asarion, se
podía obtener dos pajaritos, y por dos monedas cinco gorriones, es decir,
uno más gratis (Mateo 10,29-31; Lucas 12,6-7).
Era un deber del judío varón proteger a sus familiares más cercanos,
como por ejemplo: pagar el precio de un pariente que se había vendido
como esclavo para saldar una deuda, desposar la viuda de un allegado
fallecido para perpetuar su memoria, o vengar la muerte de un
consanguíneo. Tal persona era conocida como un “redentor” o un
“vengador”, que en hebreo es la misma palabra.
La esterilidad era fuente de amargo dolor, pues los hijos permitían que el
nombre de la familia no se perdiera. Por eso, la esterilidad se consideraba
un motivo de gran deshonra y vergüenza (1 Samuel 1,5.11). En cambio,
una abundancia de hijos era signo del favor divino y también una
garantía para la vejez.
Bajo los jueces y los reyes las mujeres ya no podían tener bienes propios,
si poseían una herencia debían casarse dentro de su propia tribu.
Las escuelas donde se formaban los rabinos (teólogos judíos) eran solo
para los hombres. Los escribas (maestro de la Ley) con respeto a las
mujeres alegaban que no tenían “discípulas”, ya que no merece la pena
instruirlas en la ley mosaica, pues sólo están obligadas a cumplirla, ya
que eran consideradas como “poco inteligentes”. En el Talmud
(Enseñanza), libro religioso para los judíos que se empezó a copilar en el
siglo II de nuestra era, se citaba las siguientes palabras de un rabino:
“Todo el que instruye a su hija en la Torá (la Ley) es como si la
instruyera en cosa frívolas”. Otro rabino llegó a decir: “Es mejor quemar
las palabras de la ley antes de dárselas a las mujeres”.
Para muchos líderes religiosos, las mujeres eran una peligrosa fuente de
tentaciones y cualquier contacto con ellas podía llevar a la lujuria.
Lo más apropiado para una mujer era permanecer en casa. Por esto
estaba muy mal visto que una mujer judía estuviese sola en la calle. De
ahí que les prohibieran hablar con hombres en público o salir sin taparse
la cabeza con un velo. Algunas incluso no se descubrían ni siquiera en la
casa.
Las mujeres judías hablaban solamente en arameo, porque estaba mal
visto que tuviesen relaciones con personas de otra raza.
Debían madrugar para preparar el fuego el pan cada día para que su
esposo lo encontrase listo y caliente para comer cuando éste se
levantaba. Tenía que ir a la fuente del pueblo a por agua en un cántaro.
Además de dar de comer a las bestias que tuviese. Era la responsable de
todo lo concerniente al hogar, la comida, el huerto del jardín, comprar en
el mercado, la educación de los hijos.
Las mujeres judías al igual que los varones debían pagar un tributo para
el imperio romano a partir de los 12 años.
Estaban prohibidos los matrimonios con “extranjeros”, para evitar que los
israelitas cayeran en la idolatría de los pueblos paganos (Éxodo 34,14-16;
Deuteronomio 7,3-4), y que sus descendientes no llegaran a conocer el
idioma hebreo (Nehemías 13, 23-24). Igualmente, no se podía contraer
nupcias con hijos “ilegítimos” (Deuteronomio 23,3).
En la parábola que Jesús hace alusión a una mujer pobre que barre toda
la casa y al fin halla la dracma que había extraviado (Lucas 15,8-9). Se
hace referencia a la antigua costumbre en que las mujeres de Israel se
adornaban la cabeza con un tocado lleno de monedas. Estas monedas
pertenecen a la dote de la esposa y representan su propiedad más
querida, tanto que ni siquiera se las quitaban para dormir. La mujer que
habla Cristo debía ser muy pobre, pues diez dracmas eran muy poco en
comparación de los cientos de monedas de oro y plata que llevan hoy en
día algunas mujeres orientales. Además, vivía en una casa pequeña y sin
ventanas, por lo que tuvo que encender un candil para barrerla con
cuidado.
Los hijos varones eran instruidos por sus padres en la ley y en el rezo de
la “Shemá Yisrael” o credo israelita.
Tres veces al día debía rezar el judío la oración de las 18 bendiciones del
Amida y la salmodia del Hallel, y esto de cara a Jerusalén, de pie, con
las manos extendidas y la vista baja.
Los escribas era una clase de eruditos de la ley mosaica. Dado que la ley
tiene que ver en gran parte con el culto, los escribas más antiguos eran
también sacerdotes, como fue el caso de Esdras. No obstante, en el
tiempo intertestamentario la creciente importancia de la torá y la
sinagoga produjo una clase separada de maestros bíblicos laicos. Su
función no sólo era solamente la explicación de la ley a la gente sino
también la trasmisión de decisiones legales de generación en generación.
En tiempos posteriores los escribas tuvieron la responsabilidad adicional
de la preservación del texto sagrado. Al enfrentarse con la amenaza del
helenismo, vinieron a ser los celosos defensores de la ley y ganaron
popularidad e influencia entre el pueblo. La estima en la que eran tenidos
se refleja en la palabra “rabbi”, “mi señor”, con la cual se les llamaba
igualmente como los sabios o hakamin. En el NT se les denominaba
generalmente como “grammateis”, conocedores de las Escrituras
(Mateo 2,4; Marcos 1,22), también se les podía llamar
“nomodidaskaloi” “maestros de la ley” (Lucas 5,17; Hechos 5,34). Se
protegían de cualquier crítica, inculcando la idea de que si subestimaran
sus apreciaciones incurrían en un pecado tan grave como despreciar la
palabra de Dios. N. S. Jesucristo los denuncia por su hipocresía, orgullo y
dureza espiritual, y también porque fueron adaptando ciertas
interpretaciones de la Sagrada Escritura hasta el punto de crear normas
extrañas ajenas a los preceptos mosaicos.
Rabbí viene del hebreo rab que designa un jefe. Se atribuía este título a
los maestros de la ley que tenían discípulos, como pasó con Juan
Bautista (Juan 3,26) y a menudo par Jesús (Marcos 9,5). Solamente en
tiempos posteriores el rabino recibiría una ordenación y reconocimiento
oficial en la comunidad judía.
X. EL DÍA SÁBADO
El sábado o sabbath era el día consagrado a Yahveh. En el
pensamiento hebreo tiene una connotación de “júbilo”, “paz” y “luz”. El
sabbath lo guardaban los judíos dentro y fuera del país. Era descanso
para todos, incluso para los animales, no se puede trabajar o ir a la
guerra en ese día. Ni siquiera les estaba permitido encender fuego en sus
hogares, o preparar los alimentos. (Exodo 20, 10; 35,2-3). Nadie podía
salir de sus localidades (Exodo 16,29). No satisfechos con los preceptos
de la ley, ciertos rabinos legalistas estipularon la distancia máxima que
podía caminarse en ese día, como por ejemplo, para ir a adorar a Dios.
Por lo tanto, el llamado “camino de un sábado” (Hechos 1,12),
corresponde aproximadamente a un kilómetro de distancia.
Con el sábado solía también designarse una semana entera, así por
ejemplo se lee en Lucas (18,22): “ayuno dos veces el sábado”, lo que
quiere decir: “ayunó dos veces en la semana”. Tenían los hebreos
además el “año sabático”, donde cada siete años no se debía sembrar en
los campos, ni cultivar en los jardines.
XI. LAS FIESTAS RELIGIOSAS.
La Pascua era una fiesta familiar. El número de los comensales debía ser
de 10 a 15 personas entre familiares o amigos. En el caso de las familias
pequeñas, podía invitarse a los vecinos a participar de la comida pascual.
Durante la fiesta de la Pascua la ciudad de Dios quedaba atestada, y los
visitantes tenían que alojarse en los pueblos vecinos o acampar en
tiendas. Además de reunirse con sus parientes y amigos, los peregrinos
entraban al templo para adorar al Todopoderoso, ofrecer sacrificios y leer
la Toráh.
Existía la llamada "cátedra de Moisés", que era para enseñar las Sagradas
Escrituras a cargo los escribas y fariseos. Esta cátedra (asiento) no era
solamente una metáfora para hablar del poder (Mateo 23, 1-3; Hechos
15, 21). Verdaderamente había un asiento de piedra frente a la sinagoga
donde el líder con la autoridad (generalmente un escriba) hacia juicios
sobre asuntos doctrinales y legales. Como dice la Mishná Abote
(comentario judío), los judíos entendían que la revelación que Moisés
recibió de Dios fue transmitida por sucesión ininterrumpida desde Josué
pasando por los ancianos, profetas y el Sanedrín.
El servicio religioso comprendía dos partes:
Las sinagogas prestaban a los pobres del lugar una asistencia social
organizada mediante la institución de la “caja” (quppah): todos los
judíos estaban obligados a depositar en la “caja” una cantidad
proporcionada a sus haberes. Cada semana, un comité de tres personas
repartía lo necesario para que los menesterosos pudieran comer dos
veces al día. Ahora bien, los rabinos o presidentes de la sinagoga llegaron
al acuerdo de excluir de esta asistencia a los que confesaran que Jesús
era el Mesías (Juan 9,22), como ocurrió con el ciego de nacimiento (Juan
9,34). Por eso los primeros cristianos montaron su propia organización a
la que le dieron el nombre de “servicio cotidiano” o “servicio a la mesa”
(Hechos 6,1 ss).
En el año 70, los ejércitos romanos del general Tito destruyeron la ciudad
de Jerusalén, incluidos el templo y la sala del sanedrín (consejo de
ancianos judíos). Según algunos escritos, la Ciudad Santa contaba con
400 sinagogas.
Unos siete siglos antes de Cristo, el profeta Isaías había hecho una serie
de declaraciones proféticas y por eso se le llama como el quinto
evangelista. Así por ejemplo, con imágenes vivas había descrito la llegada
de un Redentor que vendrá a Sión predicando las buenas nuevas a los
mansos y a proclamar libertad a los cautivos (60,1-2). “Cuán hermosos
sobre los montes son los pies del que trae buenas nuevas” (52,7). Jesús
mismo vio en estás profecías una descripción de su propia misión
mesiánica (Lucas 4,18-21; 7,22). Es por eso que el evangelista Marcos
pudo escribir que Jesucristo vino de Galilea “anunciado el evaggelion de
Dios” (1,14).
Otros profetas del Antiguo Testamento, habían presagiado hechos
importantes en la vida del Mesías, es así como Miqueas, 730 años antes
de que naciera, dijo que sería en Belén; el mismo Isaías, pronosticó 734
años antes, que nacería de una virgen; y Zacarías, 800 años atrás,
anunció que el Galileo sería vendido por 30 monedas. En total existen
más de cien profecías de los textos veterotestamentarios que se cumplen
en la persona de Jesucristo.
El nacimiento de Cristo.
El eclipse solar cuando murió en la cruz.
La resurrección de los muertos.
El día del juicio final.
El nombre de Jesús, era bastante común entre los judíos de los tiempos
antiguos. El historiador judío Flavio Josefo menciona a unas doce
personas llamadas así, aparte de las que figuran en el registro bíblico.
En los años del Mesías hubo cuatro gobernantes que llevaron el nombre
de Herodes:
Nuestro Señor Jesucristo realizó en su vida pública una triple acción que
está constatada en los evangelios (Mateo 4,23; 9,35), que es:
Enseñar (Didáskein).
Predicar (keryssein).
Curar (Therapévein).
Los sitios donde dio a conocer la Buena Nueva fueron (Marcos 6,53-56;
Lucas 5,1-3; 13,26):
Las sinagogas.
El Templo de Jerusalén.
Aldeas y campos.
En las casas.
A orillas del mar subido en una barca.
En las laderas de las colinas.
En las calles y mercados.
1. La ley de Moisés
2. El día sagrado del sábado
3. El templo de Jerusalén como centro del culto religioso.
Fueron cuatro las veces que sus enemigos intentaron fallidamente acabar
con su vida:
En la fiesta de la Dedicación.
Entre los judíos era común creer que las desgracias personales, las
catástrofes o las enfermedades eran efecto del castigo de Dios por los
pecados cometidos (Lucas 13,1-5), es por eso que en los evangelios
sobresale en la vida de Cristo Jesús la “misericordia”, vocablo que viene
del griego splancnizomai, que traduce ser movido en las entrañas de
uno (splagcna), estar dispuesto a la “compasión” hacía el ser que está
en desgracia o que por su condición espiritual no merece ningún favor.
Uno de los títulos que más utilizaba Jesús para referirse así mismo, era el
de “Hijo del hombre” (Mateo 8,20). Con esta expresión que aparece más
de sesenta veces e los Evangelios, no solo se aclara que El era un ser
humano en el sentido pleno de la palabra, sino también que reconocía su
misión mesiánica para salvar a su pueblo (Daniel 7,3-14). La tradición
judía conocía bien este apelativo en su literatura desde el siglo II a.C., y
servía para designar al Ungido de Dios.
El Nuevo Testamento se emplea el término paradeisos tres veces: para
señalar el lugar de bendición prometido al ladrón (Lucas 23,43), el tercer
cielo (2 Corintios 12,4), y la ubicación del árbol de la vida prometida
(Apocalipsis 2,7). Puesto que el paraíso del Edén era el lugar de
bienaventuranza que el hombre había perdido, la literatura rabínica usaba
el término para describir el lugar de bendición para el justo que había
muerto, en contraste se presentaba a la Gehenna, el lugar de tormento.
De aquí se deducían descripciones elaboradas y altamente imaginativas.
Pilato era un hombre bajo las órdenes de Sejano, el prefecto del pretorio
de Roma. Cuando cayó su superior, Pilato fue cesado y llamado a la
capital del imperio donde tuvo que dar cuenta de muchos de sus
atropellos como la famosa masacre de los samaritanos y demás
asesinatos en masa. Se le condenó por sus actos y murió poco después.
Otros antiguos relatos afirman que en el año 36, Pilato fue llamado desde
Roma por el emperador Tiberio reprochándole la muerte del Nazareno,
cuando llegó a la Ciudad Eterna, Tiberio Había muerto, y su sucesor
Calígula, no le ofreció ningún puesto, por lo que murió amargado en una
villa que había construido entre Roma y Baias.
Con respecto a la leyenda del “judío errante”, existen dos versiones; una
occidental y otra oriental, considerándose más antigua la primera de
ellas:
Sobre el eclipse solar que se produjo el viernes santo (Lucas 23, 44-45),
fue predicho por el profeta Amos (8,9); y testificado por los historiadores
profanos como Thallus Liberto, en el reinado del emperador Tiberio;
quien dice que en ese tiempo “Una horrible Oscuridad cubrió el universo
entero”. Flegón, liberto por el emperador Adriano, escribió cien años
después “que hubo en esa época un eclipse de sol tan completo, como
nadie lo vio semejante”.
En julio del 2008, científicos israelíes analizaron una losa de piedra de 100
centímetros de altura con 87 líneas en hebreo. La placa fue encontrada
cerca del Mar Muerto, y describe la pasión y muerte del futuro Mesías. En
uno de sus apartes se lee: “en tres días sabrán que el mal será derrotado
por la Justicia”. En la línea 80 dice el arcángel Gabriel: “en tres días
vivirás, príncipe de los príncipes”.
A María Magdalena.
A las otras piadosas mujeres.
A los dos discípulos de Emaús.
Al apóstol Pedro.
A los apóstoles en ausencia de Tomás.
A todos los apóstoles en compañía de Tomás.
A muchos discípulos a orillas del lago de Tiberíades.
De nuevo a los apóstoles en las montañas de Galilea.
Al apóstol Santiago el Menor.
A todos los apóstoles en el Monte de los Olivos en el momento de
subir al cielo.
Los tres auxilios espirituales que el Señor Jesús dejó a la Iglesia Católica
son:
El número de diez varones judíos bastaba para formar una sinagoga, y las
primeras asambleas cristianas fueron simplemente sinagogas cristianas,
con la diferencia que ya no habían “rabinos” sino “presbíteros” (Santiago
2,2).
I. CONTEXTO BÍBLICO
Mateo: Predicó entre los judíos y después en otros pueblos, una antigua
tradición menciona que como jefe misionero no murió mártir; en cambio,
otra fuente menos segura, afirma que fue lapidado, quemado y
decapitado en Etiopía; de donde sus restos fueron conducidos a Paestum,
en el Golfo Salernitavo, y en el siglo X a Salerno donde se encuentra
hasta nuestros días.
Simón: Se cree que con el apóstol Judas Tadeo recorrieron las provincias
del imperio persa. Otro testimonio atestigua que fue a Egipto, Libia y
Manitania; padeció el martirio durante el imperio de Trajano, en el año
107, a la edad de 120 años.
Matías: Eusebio, consigna que fue uno de los setenta discípulos de Jesús:
Los apócrifos le sitúan predicando en Judea y más tarde de Capadocia,
junto al Mar Caspio. Otros lo desplazan hasta Etiopía donde le quemaron
los ojos y fue después decapitado. Sus supuestas reliquias fueron
transportadas de Jerusalén a Roma por la emperatriz Sana Elena, madre
de Constantino el Grande.
Los textos judíos más antiguos que hablan sobre Jesús de Nazaret, se
encuentran en el Talmud (Enseñanza), escrito a finales del siglo I de
nuestra era. En uno de sus apartes habla erróneamente que “colgaron a
Jesús la víspera de la fiesta de Pésaj (la Pascua). Pero el pregonero se
acercó ante él durante cuarenta días [y dijo]: Este sale fuera para ser
lapidado porque practica la hechicería y ha seducido y dividido a Israel.
Todo el que sepa algo en su favor, que venga y abogue por él. Pero no
hallaron nada en su favor y le colgaron la víspera de la fiesta de Pésaj…
Fue un seductor…Simpatizaba con el gobierno (romano). En otro pasaje
agrega: “Nuestro maestros enseñaron: Cinco discípulos tuvo Jesús: Matai,
Nakai, Nezer, Buni y Toda”.
Hacia el año 160, Justino Mártir escribió una obra llamada “Diálogo con
Trifón”, en ella dice: “Ustedes (los judíos) han enviado por todo el mundo
a hombres escogidos y ordenados para proclamar que una herejía impía y
desaforada había procedido de cierto Jesús, un engañador galileo, a
quien crucificamos, pero a quien por la noche sus discípulos robaron de la
tumba donde había sido puesto”. Ahora bien, Trifón era judío, y el
“Diálogo con Trifón” se compuso para defender el cristianismo contra el
judaísmo, con tres temas vitales: la ley mosaica, la cristología y el
verdadero Israel.
I. CONTEXTO GENERAL
A. ANTIGUO TESTAMENTO:
B. NUEVO TESTAMENTO:
En el evangelio de San Lucas nos narra que Jesús empezó su vida pública
cuando era un varón de raza judía, y de unos treinta años de edad
(3,23), tendría también una contextura atlética por sus muchas caminatas
en las provincias de Israel. Asimismo, hay algunas indicaciones sobre su
aspecto fisonómico después de su resurrección. Como cuando se
presenta a los discípulos con las marcas de la crucifixión (Lucas 24,40;
Juan 20, 20.27), pero por tener ya un cuerpo glorioso y divino, tiene la
facultad de aparecerse bajo la apariencia de un jardinero, a María
Magdalena (Juan 20, 14-15), o “bajo otra figura”, a los discípulos camino
a Emaús (Lucas 24,15-16). Su rostro era muy distinto del que les era
familiar a los que le conocían (Lucas 24,31; Juan 20,16; 21,4.7). San
Pablo puede decir entonces que Cristo Jesús es “el hombre celestial” (1
Corintios 15,47).
“El Hijo del Hombre (estaba), vestido de una ropa que llegaba hasta los
pies, y ceñido en el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos
eran blancos como blanca nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus
pies semejantes al bronce bruñido, refulgentes como en un horno; y su
voz como estruendo de muchas aguas. … de su boca salía una espada
aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su
fuerza”. (1,13-16).
“El color de la piel de Jesús, como el de María, era delicado, con una
ligera tonalidad rosada. Por las muchas caminatas y los viajes en los
últimos tres años su cara se había ido volviendo morena. Jesús era de
tórax amplio pero no era velludo, como Juan el Bautista, que lo tenía
cubierto de un pelo rojizo. Sus hombros eran anchos, sus brazos
robustos, sus muslos macizos, sus rodillas fuertes y endurecidas como las
del hombre que ha viajado mucho, los muslos largos y las pantorrillas
musculosas, sus pies eran de bella forma y sólidamente construidos, sus
manos eran hermosas, de dedos largos y finos, y, sin ser delicadas, no
eran como las de un hombre que las emplea en trabajos penosos. Su
cuello no era corto, pero sí robusto, su cabeza, hermosamente
proporcionada, de frente alta y ancha, y un rostro de óvalo puro; el
cabello era de color cobre oscuro, no era muy espeso, y quedaba abierto
naturalmente en lo alto de la frente para luego caer sobre sus hombros;
llevaba barba corta y acabada en punta”.
Entre los Padres de la Iglesia las opiniones sobre el aspecto físico del
Divino Maestro, eran muy diversas:
Tertuliano (siglo III), escribía que “el Señor andaba por el mundo vestido
con toscos paños y era corriente su aspecto y sus modales, la
insignificancia y la pobreza era el aura de su persona”. Eusebio de
Césarea (siglo IV), comenta estas palabras de Tertuliano hablando “de la
insignificancia y oscuridad de Cristo y de la humillación del hombre
exterior y visible”.
San Agustín (siglo V), aclara que “cualquiera que haya sido el rostro
humano de Cristo es único, y sin embargo, cada uno lo imagina y todos
de maneras muy diversas. De hecho no lo conocemos, no sabemos sino
que se hizo hombre”.
Otros santos como Juan Crisóstomo y Jerónimo (siglo IV), Anselmo (Siglo
XII), y Tomás de Aquino (siglo XIII); resaltaban más bien el semblante
torturado de Cristo en su pasión y muerte, basándose en los texto antes
citados del Antiguo Testamento.
Al oír, pues, todo esto acerca de ti, he dado en pensar una de estas dos
cosas: o que tú eres Dios en persona, que has bajado del cielo y obras
estas cosas, o bien que eres el Hijo de Dios y (por eso) realizas estos
portentos. Esta es la causa que me ha impulsado a escribirte, rogándote
al propio tiempo te tomes la molestia de venir hasta mí y curar la dolencia
que me aqueja.
Hay que resaltar que este relato no es más que una piadosa leyenda, sin
ningún valor histórico.
Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que
Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación.
San Pablo (Romanos 10,9).
Cristo no es un bien sólo para nosotros mismos, sino que es el bien más
precioso que tenemos que compartir con los demás.
Papa Benedicto XVI.
Jesús se muestra a todos los hombres pero los deja libres para acogerlo o
rechazarlo, para conocerlo o ignorarlo.
Jean Guiatton.
Todos los imperios de este mundo han sido fundados por la fuerza, el de
Jesucristo ha sido el único que ha sido fundado por el amor.
Napoleón Bonaparte.
INTRODUCCIÓN
1 Pedro 2, 21-24.
Lucas 22,39-53.
Versículo (53): “El poder de las tinieblas”, no es otra cosa que un triunfo
temporal del “príncipe de la oscuridad”, el “Diablo”; así lo podemos
ver en dos textos del mismo evangelio de Lucas:
Juicio religioso.
Rasgar las vestiduras era una forma muy común de los judíos en la
antigüedad. Con este gesto expresaban emociones intensas, como
desesperación, dolor, humillación, ira, tristeza o escándalo. Una
tradición rabínica dictaba que todo el que oyera una ofensa contra el
nombre divino de YAHWEH ELOHIM, estaba obligado a
despedazar su ropa.
El pecado de blasfemia podía ser castigado con la pena de muerte
por lapidación o apedreamiento, como aparece en la ley de Moisés
en el Pentateuco (Levítico 24, 10-16).
Lucas 23,1-25.
Versículos (1-2): Aquí vemos como el Gran Sanedrín que era la corte
suprema de Israel, presidido por el sumo sacerdote y 70 miembros entre
fariseos, saduceos, escribas y ancianos; podían juzgar con pena de
muerte delitos relacionados con los preceptos religiosos del Judaísmo. De
todas maneras, se necesitaban dos sesiones de 24 horas de intervalo. Sin
embargo, no tenían competencias jurídicas civiles, y no podía aplicar
contra Jesús el “ius gladii” (o la pena capital de la crucifixión), y a la vez
no querían lapidarlo por temor a la reacción del pueblo, sobre todo por la
gran cantidad de judíos que estaban en Jerusalén por la proximidad de la
fiesta de la Pascua. Por eso, la solución de Caifás fue acusarlo ante el
procurador romano Poncio Pilatos no de “blasfemo contra la Ley de
Moisés”, sino de tres acusaciones:
Versículos (24-25): Nótese bien que Pilatos lo declaró inocente; aun así,
lo mandó ejecutar.
Hay que tener en cuenta que los juicios de acuerdo al derecho romano
seguían un trámite estricto:
LA CRUCIFIXIÓN DE CRISTO
Marcos 15,16-32.
Versículo (23): El vino agridulce era la bebida de los soldados romanos y
mezclado con la mirra, era una especie de analgésico, pero Jesús lo
rehusó lo que podía calmar su dolor antes de ser clavado a la cruz.
Versículo (32): Vemos bien, que hasta los dos ladrones que estaban
crucificados al lado del Unigénito de Dios también se burlaban de Él. La
tradición cristiana les ha dado los nombres de “Gestas” y “Dimas”. Este
último en un acto de arrepentimiento por sus crímenes, implora el auxilio
espiritual al Mesías, a lo cual N.S. JESUCRISTO le promete el “paraíso
celestial” (Lucas 23,43).
LA MUERTE EN LA CRUZ
CONCLUSIÓN
EL CENÁCULO
Se encontraba del lado sur del monte Sión, no lejos de las ruinas del
castillo de David, antes de la construcción del templo, el arca de la
alianza estuvo depositada allí en el sótano durante un largo Período. Fue
el mismo lugar de residencia del profeta Malaquías, donde escribió su
Libro sobre el santísimo sacramento y el sacrificio de la nueva alianza.
Cuando casi toda Jerusalén fue destruida por los babilonios, esta casa fue
respetada.
Los ángeles bajaron del cielo para mostrarle, todos los sufrimientos que
había de soportar por el perdón de los pecados.
Jesús no había bebido nada desde su agonía en los olivos, pero si lo hizo
en las aguas del Cedrón, repitiendo las palabras proféticas de los Salmos:
“En el camino beberé agua del torrente”.
Repudiaba el divorcio.
En cuanto Caifás sale del tribunal con los ancianos del consejo, los
esbirros habían ido arrancándole puñados del pelo de su barba, lo habían
escupido, dado bofetadas, pegándole además con palos puntiagudos. Le
pusieron sobre la cabeza coronas de paja y de corteza de árbol, y se la
volvían a quitar saludándolo con expresiones insultantes; le quitaron las
vestiduras y le echaron sobre los hombros una capa vieja, le apretaron el
cuello con una cadena, le ataron las manos sobre el pecho, colocaron una
caña entre ellas y le escupieron el rostro. Le taparon los ojos con un
sucio trapo le pegaron, le echaron lodo en la cara. En todo este tiempo
el recinto estaba lleno de figuras diabólicas; pero alrededor del Hijo del
Altísimo, se veía un halo de luz.
JESÚS EN LA CÁRCEL
El Primogénito de Dios fue puesto en un pequeño calabozo bajo la sala de
Caifás, fue atado a un pilar y no le permitieron que se apoyara en él, de
modo que apenas podía sostenerse sobre sus pies, cansados, heridos e
hinchados. El Señor seguía rogando por sus enemigos, y cuando al fin le
dieron un instante de reposo, estaba llegando el amanecer.
Tan pronto como sale el sol el sumo sacerdote Anás y Caifás, y una parte
de los miembros del sanedrín, llevaron a Jesús ante el gobernador
romano Poncio Pilatos, para que legalizara la sentencia De muerte, ya
que sus leyes religiosas no se lo permitían sin su consentimiento.
LA DESESPERACIÓN DE JUDAS
Los enemigos del Hijo de Dios llenos de rabia por toda la pérdida de
tiempo, lo llevan de vuelta por un camino más largo, cayendo varias
veces al suelo y levantándolo con patadas y golpes en la cabeza.
Alrededor de la ocho la comitiva llega al palacio de Pilatos.
LA FLAGELACIÓN
Los dos últimos utilizaron unos látigos con correas que tenían en las
puntas unas bolas de hierro, con las que arrancaron la carne con cada
golpe.
Había en el camino una enorme roca, cuando Jesús llega a este sitio los
verdugos lo empujaron, cayendo por primera vez.
Más adelante, Jesús cae por tercera vez, a poca distancia se encontraba
un pagano llamado Simón el Cirineo acompañado de sus tres hijos, este
fue obligado para que ayudara al Galileo a llevar la cruz. Al principio se
molesta pero el Señor llorando lo mira con tal ternura que se siente
conmovido; el día después de la pascua, fue a ver a los apóstoles y les
pide ser instruido y bautizado por ellos, sus Dos hijos mayores de nombre
Rufo y Alejandro, se unen más adelante a los discípulos del Divino
Maestro. El tercero era más joven y fue también compañero de San
Esteban.
Los esbirros le quitan la túnica de lana blanca sin costura que su Madre le
había confeccionado, lo que provoca que sus heridas que estaban
pegadas se abrieran nuevamente. El Hijo del Hombre temblaba, su
cuerpo estaba cubierto de llagas y manchas negras, azules y coloradas,
sus hombros y su espalda desgarrados hasta los huesos, su rostro
desfigurado por los golpes, los ojos inyectados de sangre, tenía las manos
y los pies hinchados. Le ofrecieron de beber un vaso de vinagre con hiel,
pero El, sin decir nada, voltea la cabeza y no lo toma. Jesús queda
completamente desnudo, pero Un hombre llamado Jonadab, sobrino de
San José, le ofrece un lienzo con el que se cubre.
A continuación, colocan al Mesías sobre la cruz, y extienden su brazo
derecho traspasando la mano con un clavo grueso y largo, su sangre
salpica los brazos de sus verdugos; éstos al ver que la mano izquierda no
llegaba al agujero que habían abierto al madero, ataron entonces unas
cuerdas y jalaron con tanta fuerza que dislocaron su brazo. Asimismo,
con unas cuerdas tiraron sus pies y los clavaron con un solo clavo; la
dislocación fue tan horrible Que se oye crujir su pecho. También
amarraron cuerdas a sus manos, brazos y pies para que no se
desgarraran por el peso del cuerpo en la cruz.
Eran las doce y cuarto cuando el Señor fue crucificado, es ese mismo
momento en el templo resuenan las trompetas que anuncian la
inmolación del cordero pascual.
Los cien soldados romanos fueron relevados por otros cincuenta, éstos
estaban al mando de Abenadar, árabe de nacimiento, bautizado después
con el nombre de Ctesifón. El segundo al mando, que se llamaba Casio y
recibió más adelante el nombre de Longino; todos estos militares
romanos se volvieron luego cristianos.
LA MUERTE DE CRISTO
Con el paso de las horas Jesús se iba poniendo cada vez más pálido, un
sudor frío le bañaba el cuerpo; poco después de las tres de la tarde da un
grito, inclina la cabeza y entrega su espíritu. Su alma sale como una
forma luminosa, penetrando en la tierra al pie de la cruz, con una
multitud de ángeles, entre los que estaba Gabriel.
La tierra tiembla, y se parte el suelo del Calvario entre la cruz del Mesías
y la de Gesmas.
Muchas almas del limbo vuelven a entrar en sus cuerpos mortales, para
dar testimonio de la divinidad de Jesús, entre los habitantes de la ciudad
santa.
A los dos ladrones les rompen con martillos los brazos por debajo y por
encima de los codos, al igual que las piernas por encima y por debajo de
las rodillas. Gesmas daba horribles gritos, y por eso le pegaron tres
golpes sobre el pecho, para acabarlo de matar; Dimas en cambio da un
gemido y muere. Sus cuerpos fueron llevados a un lado del Gólgota para
cubrirlos con tierra.
EL DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ
José de Arimatea pide permiso a Pilatos para depositar el cuerpo del
Señor en un sepulcro nuevo no lejos del Calvario; Nicodemo había
comprado todos los ungüentos y perfumes necesarios para
embalsamarlo, según la costumbre judía.
María, las santas mujeres y Juan, se reúnen con los apóstoles y otros
discípulos en el cenáculo. Por la noche llega también de Betania Lázaro,
Marta, la viuda de Naín, Diva la samaritana, y María la sufanita.
Pilatos por petición de Caifás y los principales judíos, manda a poner una
guardia en el sepulcro al mando de Casio.
El cuerpo del Señor permanece dentro de la tumba rodeado de luz,
mientras los ángeles lo adoraban.
Hacia las once de la noche la Virgen María sale sola del cenáculo, cuando
estaba llegando al Calvario, se encuentra nuevamente con su Hijo, su
cuerpo resplandecía.
Casio fue a cortarle todo lo que había acontecido a Pilatos, pero éste no
cree y piensa que todo era producto de visiones fantasiosas.
Caifás y los sacerdotes del templo, les pagan a los soldados que habían
estado en la tumba, para que afirmaran que los discípulos del nazareno
habían robado su cuerpo. Esta mentira también fue difundida por los
fariseos, los saduceos, los herodianos; y en las sinagogas de la ciudad de
Dios. Sin embargo, después del Pentecostés muchos hebreos adoptaron
la doctrina de Cristo.
La primera causa de la pasión de Jesús, es, que Dios quiere ser más
amado que temido.
Santo Tomás de Aquino.
Aprendo más contemplando el crucifijo que leyendo todos los otros libros.
Santo Tomás de Aquino.
La pasión del Salvador nos extrae del abismo, nos eleva por encima de lo
terreno y nos coloca en lo más alto de los cielos.
San Máximo de Turín.
Viendo todo lo que Jesucristo ha hecho por mí, yo ahora que hago por El.
San Ignacio de Loyola.
Sin cruz no tendrás llave para abrir las puertas del cielo.
San Pedro Poveda.
Dice una antigua tradición que en el camino del huerto de los Olivos a la
casa de Caifás, se ve hoy en día cerca del puente del río Cedrón, una
piedra de inmensas dimensiones en la que Nuestro Señor fue empujado
por sus captures; dejando impresa en ella sus rodillas, pies y manos.
Las más importantes reliquias relacionadas con la pasión del Señor fueron
encontradas por la emperatriz Santa Helena en su viaje de peregrinación
a Tierra Santa hacia el año 326, a la edad de 80 años; así lo constata el
historiador romano Eusebio, y testimonios de San Cirilo de Jerusalén
(+386), y de otros escritores del siglo IV.
La “Vera Cruz” fue identificada de las otras dos de los ladrones, gracias
a la prueba que propuso San Macario; la del Hijo de Dios fue separada
después de haber curado a un enfermo, y volver a la vida a un muerto.
Otros trozos fueron regalados a través de los tiempos por los papas a
diversas iglesias del mundo, como a la catedral de París y otras iglesias
francesas.
El segundo clavo se halla en la corona que era utilizada por los reyes de
Italia, y fue regalada a la catedral de Milán (Italia).
El último está en el asta de una de las “Lanzas de San Longinos”.
Una se halla en San Pedro del Vaticano, esta fue encontrada en 1098 por
los cruzados en Antioquia, luego fue regalada por el sultán Beyazil II al
papa Inocencio VIII en 1492; cuando Jerusalén era ocupada por los
musulmanes.
La “Sábana Santa” es la tela con que fue envuelto el cuerpo del Señor al
ser bajado de la cruz. En el lienzo se observa todas las huellas de la
crucifixión, que quedaron impresas según algunos científicos, por el calor
del cuerpo en el momento de la resurrección. El “Santo Sudario” como
también se le conoce, es una pieza de lino de 1.10 metros de ancho con
4.30 de largo; fue conservada al parecer por el apóstol Pedro (Lucas
24,12). En la actualidad está guardado en un relicario de plata en la
catedral de Turín (Italia). Es la “reliquia de Cristo” que ha sido
mayormente analizada por la ciencia moderna.
I. RECUENTO HISTÓRICO
V. ASOMBROSO DESCUBRIMIENTO
Cuando el arcángel San Gabriel le anuncia a María que Ella había sido
escogida por el Todopoderoso para ser la Madre de su “Único Hijo”, le
dice:“Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo, y Dios
el Señor lo hará rey, como a su antepasado David, para que reine por
siempre en la nación de Israel. Su reinado no tendrá fin”. (Lucas 1,32-
33). Por esta razón, en el libro de las Revelaciones (o Apocalipsis) se le
llama como el “Rey de reyes y Señor de señores” (19,16). Del mismo
modo, en las Sagradas Escrituras encontramos preciosísimos himnos
litúrgicos en su honor (Véanse al respecto Isaías 53, 1-12; Filipenses 2,5-
11; Colosenses 1,15-20; 1 Timoteo 3,16; Hebreos 1,1-13; 1 Pedro 2, 22-
24; Apocalipsis 5,11-12).
Desde mediado del siglo pasado hasta nuestros días se han multiplicado
las representaciones del Salvador del Mundo en diversas formas satíricas,
grotescas, tergiversadas, hasta llegar a la blasfemia (Mateo 10,33; Lucas
12,9). Ante esta afrenta contra el Divino Maestro, la Iglesia Católica a
través de sus jerarcas eclesiásticos, las comunidades religiosas, los
movimientos laicales y seglares del común, han tratado de evitar tal mal;
bien sea por medio de demandas legales ante los tribunales judiciales,
protestas en los medios de comunicación, o campañas y marchas de
desagravio.
A. EL TEATRO:
La obra “El Quinto Evangelio” del director Andrés Rodríguez (1992), tiene
como escenario una plaza pública que recrea el centro donde se congrega
el pueblo judío para pedir la muerte de Cristo. El mismo Señor aparece
acompañado de la esposa de Poncio Pilatos, Claudia Procula, quien en el
montaje figura como su amante, y de Nicodemus. En un nivel superior se
recrea unos baños públicos donde los cuatro evangelistas (Mateo,
Marcos, Lucas y Juan), discuten si deben divulgar que su Maestro no
murió en la cruz, sino que fue salvado por Nicodemus y Claudia Procula.
En la entrada de la sala el gobernador romano decide que debe morir al
notar el interés excesivo de su esposa por él.
D. LA LITERATURA:
En la Cuaresma de 2006 el sacerdote Rainero Cantalamessa dijo frente al
Papa Benedicto XVI y el colegio cardenalicio que “Cristo todavía es
vendido, pero ya no por 30 monedas. Los editores (lo comercializan) por
miles de millones”. Con lo que hacia referencia el predicador de la Casa
Pontificia, al éxito editorial de la polémica novela “El Código Da Vinci”, del
escritor norteamericano Dan Brown. Esto unido a la publicación de los
libros apócrifos como: “El Evangelio de Judas”, el de “Tomás”, el de
“Felipe”, el “Papiro Magdalena”, la colección de los textos gnósticos de
“Nag Hammadi” (todos del siglo II al III), y una serie de obras pseudo-
teológicas que contradicen la verdad sobre “Jesús de Nazaret”, que se
encuentra condensada en los evangelios (Marcos 1,1; Lucas 1.1-4). Entre
las principales incoherencias tenemos:
- No es el Hijo de Dios.
- Fue un simple maestro (o rabí) judío.
- Fue un extraterrestre.
- No fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, sino por la
unión marital de José con María.
- Su infancia y adolescencia la pasó en Egipto aprendiendo la magia y
las ciencias ocultas.
- De joven estuvo en la India y se le conocía como Issa, allí descubrió
las enseñanzas de los textos sagrados Vedas.
- En su juventud huyó al Tibet, donde profundizó la doctrina del
budismo.
- Fue educado por la comunidad esenia del Qumrán, a orillas del Mar
Muerto.
- No fue el Mesías esperado por el pueblo hebreo.
- Fue un gnóstico (o iniciado).
- El Santo Grial no es la copa utilizada por Cristo y los apóstoles en la
Ultima Cena, sino el linaje que proviene de Jesús con María
Magdalena. Además, no murió en la cruz, ya que mientras se
encontraba colgado le dieron de beber posca, una bebida analgésica
y vinagrada muy popular en Palestina, provocándole un estado de
muerte aparente. El supuesto cadáver que no alcanzó a permanecer
ni siquiera un día en el madero, fue reanimado una vez que estuvo
en el sepulcro. Después escapó al sur de Francia con su mujer,
dando origen a la dinastía de los merovingios, y que continúa hasta
nuestros días en el priorato de Sión.
- Sobrevivió a la crucifixión al ser bajado por José de Arimatea. Salió
de Jerusalén con su madre María y el apóstol Tomás hacia la India,
buscando las diez tribus perdidas de Israel. En el camino murió su
madre, y en la región de Cachemira tuvo un hijo con una mujer
llamada Marjan. Llegó hasta la ancianidad y fue enterrado por su
discípulo en la ciudad de Srinagar.
E. LA PINTURA Y LA FOTOGRAFÍA:
En Junio del 2007, la revista SOHO en Colombia, editó unas fotos de una
modelo semidesnuda, simulado varias escenas de la vida de Jesús, como:
la representación de la Ultima Cena, donde aparece en compañía de doce
personajes de la vida nacional, en otra la flagelación y una más sobre la
crucifixión.
F. EL ARTE:
G. LA MÚSICA:
I. INTRODUCCIÓN
El Papa San Juan Pablo II hizo una interesante comparación entre Eva y
María:
I. INTRODUCCIÓN
Los Textos Sagrados tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento,
utilizan también el apelativo de “mujer” para referirse a María, la madre
de Jesús; y es así como después de la desobediencia de Adán y Eva, Dios
Padre hace la siguiente profecía en el llamado proto Evangelio (primer
anuncio de salvación): “Haré que tú (la serpiente) y la mujer sean
enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su
descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón”. (Génesis
3,15). La primera mujer (Eva), había sido el comienzo de la creación y la
madre de toda la humanidad; y la segunda mujer (María), sería el
comienzo de la salvación y la madre de la Iglesia Católica. Ya en los libros
Veterotestamentarios encontramos la misma alusión, en la carta del
apóstol Pablo a los Gálatas (4,4): “Pero cuando se cumplió el tiempo,
Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de
Moisés”. Así como también en el libro del Apocalipsis (12,1-2.5):
“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta en el sol como
en un vestido, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en
la cabeza. La mujer estaba encinta, y gritaba por los dolores del parto,
por el sufrimiento de dar a luz…Y la mujer dio a luz un hijo varón, el cual
ha de gobernar a todas las naciones con centro de hierro” (comparar con
Lucas 1,30-33).
De la vida de María sabemos que era una joven de raza Judía de unos 15
años de edad, descendiente de la estirpe de David (Romanos 1,3), que
vivía en el pequeño pueblo de Nazaret (Israel), y estaba comprometida
en matrimonio con José, (también de la casa de David) (Lucas 1, 26 –
27), hombre justo” o “santo” (Mateo 1,19). Las Escrituras nos aportan
una valiosa información sobre las virtudes en ella, como la confianza
absoluta al mandato de Dios, al responder al ángel: “Hágase en mí según
tu palabra”, y su humildad llamándose así misma como la “esclava Del
señor” (Lucas 1, 38). La concepción del Hijo de Dios, es fruto del Espíritu
Santo y el poder del Dios Altísimo, que descansó sobre Ella como una
nube (Lucas 1,35); tal como sucedía cuando Yahvé descendía en la
Tienda del Encuentro del Santuario, construido por Moisés (Éxodo 40,
35). Por eso, la Virgen María es llamada por los teólogos como el “nuevo
Santuario”.
Las cinco veces en que Nuestra Señora habla en los evangelios, son:
“María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Pues no conozco varón” (Lucas
1,34).
Los siete dolores, llamados también siete eventos de su vida o las siete
espadas que le atraviesan su inmaculado corazón, son:
“El ángel entró en el lugar donde ella estaba, y le dijo: -¡Te saludo,
favorecida de Dios! El Señor está contigo” (Lucas 1,28).
“- ¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha
bendecido a tu hijo!” (Lucas 1,42).
“Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava, y desde
ahora siempre me llamarán bienaventurada todas las generaciones”
(Lucas 1,48).
VENERACIÓN (DULÍA): A los Santos(as). La palabra dulía proviene de
la palabra griega doûlos que significa siervo.
María es la única criatura humana que tiene una estrecha unión con las
tres personas de la Trinidad (Lucas 1,30-35). Ella es:
Una de las más antiguas oraciones que los fieles católicos le tributan a la
Madre de Dios, fue encontrada en un “ostrascon”, es decir, un tiesto de
terracota egipcio del siglo III:
En los designios del Altísimo era necesario que la madre del Salvador,
tuviera un apoyo moral, económico y de protección en la crianza de su
hijo. Este matrimonio sería completamente consagrado al servicio divino,
así lo podemos anotar en los siguientes pasajes bíblicos:
Cuando el ángel San Gabriel le comunica a María que ella sería la madre
del Emmanuel (Dios con nosotros), deja en claro su condición virginal
(Lucas 1,34).
El evangelio de San Lucas (2,41-42), narra que “Los padres de Jesús iban
todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y así, cuando
Jesús cumplió doce años, fueron allá todos ellos”. Nótese Bien, que se
dicen “todos ellos”, ¿Quiénes?, “Los padres de Jesús” y el mismo “Jesús”.
Igualmente, la misma respuesta se saca cuando María después de tres
días encuentra a su hijo perdido en el templo entre los doctores de la ley:
“- Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos
estado buscando llenos de angustia” (Lucas 2,48).
VI. EL TÉRMINO HERMANO EN LA BIBLIA
San Efrén de Siria, hacia el año 333, decía: “Ella dio al mundo a su
Hijo, pero permaneció siempre virgen…Tiene Ella las dos grandes
cualidades: es Virgen y es Madre”.
INTRODUCCIÓN
LA ANUNCIACIÓN Y EL MAGNÍFICAT
San Jerónimo (s. V), la define como “stilla maris”, es decir, “gota
de aquel mar”. Por un error de copista llegará a ser la célebre
“stella maris”, (“estrella del mar”).
Mientras que San Pedro Crisólogo (s. V), obispo de Ravena, la
relaciona como “dómina” (“señora”).
(Verso 29): Son tan importantes estas palabras y tal trascendencia que la
misma María se turbó ante este anuncio, y se preguntaba que significaba
aquel saludo.
(Verso 31): el hijo del Altísim que nacería de Ella sería llamado “Jesús”.
Que equivale a “Yoshua” (en hebreo), “Yeshua” (en arameo) o Iesous (en
griego), los tres idiomas en que se escribieron originalmente los textos
sagrados; y cuyo nombre es una abreviación de “Yahveh salva” o “Dios es
salvación”.
(Verso 38): María ante tal designio celestial no contesta como debería de
haber sido al haberse auto proclamado como la “madre del futuro rey de
Israel” o más bien la “reina madre”, sino que por el contrario, adopta la
condición como la “sierva del Señor”. En otras traducciones de la palabra
de Dios aparece la palabra “esclava”.
“Su nombre es santo”, del griego jagios, que significa que Dios Padre es
absolutamente santo, en su pureza, majestad y gloria; tal cual como es la
misma esencia o título de N.S. Jesucristo; así aparece en las palabras del
ángel Gabriel en la anunciación, como leímos anteriormente: “Por eso el
niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios” (Lucas 1,35).
Más adelante, cuando ya Jesús de doce años sube con sus padres a
Jerusalén para la fiesta de la Pascua, y cuando lo encuentran después de
tres días de búsqueda, se presenta el siguiente diálogo entre la Madre y
el Hijo en Lucas 2,48-49.
(Verso 52): En este último versículo podemos anotar que la única persona
testigo ocular de este acontecimiento es su madre María, ya que estuvo
al lado de su Hijo desde el pesebre en la gruta de Belén hasta la cruz en
el calvario en Jerusalén.
MARÍA EN LA VIDA PÚBLICA DE CRISTO
El mismo Pío XII señaló que el mensaje de la Virgen en Fátima, era una
de las mayores intervenciones de Dios por medio de la Madre de su Hijo
en la historia del cristianismo desde la muerte de los apóstoles. De hecho,
la Unión Soviética dejó de existir cuando los presidentes de Rusia,
Ucrania y Bielorrusia, al final de una reunión, anunciaron formalmente su
disolución. Y esto sucedió el 8 de diciembre de 1991, precisamente en la
fecha de la fiesta de la Inmaculada Concepción, y resulta fácil ligarlo a la
consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María efectuado por el
Papa Juan Pablo II y todos los obispos del mundo, el 25 de marzo de
1984. Asimismo, el signo definitivo que indicaba la derrota del comunismo
ateo se produjo el día en que se quitó la bandera rosa que durante
muchas décadas había sido izada en el Kremlin, y en su lugar se colocó la
bandera nacional rusa. Esto ocurrió el 25 de diciembre de 1991, una de
las fiestas más importantes del calendario litúrgico católico, el Nacimiento
de Jesús por medio de la Virgen María.
A Santa Isabel de Hungría (s. XIII), le fue comunicado que desde el día
que María se ofreció a Dios en el Templo, no cesó de pedir por la pronta
venida del Rey de Israel.
La beata Ana Catalina Emmerich (s. XIX), describe en una visión que la
Niña María era de contextura delicada, de estatura media y con una
cabellera rubia y ondulada; su inteligencia era muy superior a las demás
niñas judías que vivían en el Templo.
A Teresa Neumann (s. XX) y Ana Catalina Emmerich, les fue revelado que
tanto la concepción, el embarazo y el parto de la Virgen María ocurrieron
sin dolor, por estar exenta del pecado original.
Santa Gertrudis (s. XIV), una vez leyendo en La Escrituras que dice que
Jesús es el “hijo primogénito” (Lucas 2,7), no alcanzaba a entender
cómo es posible que si María no tuvo más hijo se utilizara este término.
El Señor le reveló que “Jesucristo había sido primogénito según la carne,
y los demás seres humanos según el espíritu” (Juan 1,12-13; Romanos
8,17; Efesio 1,5).
Según la tradición antigua, autorizada por los patriarcas de Jerusalén, San
Juan Damasceno (s. V), Nicéforo, patriarca de Constantinopla (s. VIII), y
otros Padres de la Iglesia; la muerte de María no fue una muerte con
dolor sino de amor de volver a ver a su amado Hijo. Esto ocurrió al
parecer unos catorce años después de la ascensión del Señor a los cielos.
Cuando los apóstoles la sepultaron cerca del Cenáculo no se encontraba
Tomás, quien llegó tres días más tarde, al destapar nuevamente el
sepulcro solo encontraron los paños con que había sido envuelto su
cuerpo.
Afirma San Pedro Damián, obispo de Ostia (s.XI), que una mujer difunta
llamada Marozia, se apareció a una amiga suya, y le confesó que el día de
la Asunción de la Virgen la sacó del purgatorio con todas las demás
almas, cuyo número superaba al de todos los habitantes del pueblo
romano. Igualmente, San Dionisio Cartujo (s. XV) dice que en la fiesta de
su Natividad y de la Resurrección del Señor, baja la Madre de Dios
acompañada de la celestial milicia, y saca muchas almas para llevarlas al
cielo.
San Juan Damasceno relata en una carta que Santa Pulcheria Augusta,
emperatriz de Bizancio, a comienzos del siglo V, mandó a pedir al
patriarca de Jerusalén, San Cirilo, el sudario con que fue envuelto el
cuerpo de la Santísima Virgen para construirle una basílica.
APUANTES SOBRE LA MADRE DE DIOS I.
María vivió en el santuario sobre el monte Moria hasta los doce años de
edad. Ya que según las reglas bíblicas de la pureza, con la llegada de la
menstruación, lo contaminaría.
Los años pasaron, y aquel infante cuando se hizo hombre, siguiendo los
mismos pasos de su padre, se convirtió en un peligroso delincuente. Un
día el pueblo de Jerusalén lo vio en el monte Calvario clavado de una cruz
al lado derecho de Jesús. En aquella hora de agonía, la gracia divina tocó
el corazón de aquel criminal, quien al reconocer el peso de sus pecados,
le dice al Salvador: “Acuérdate de mí cuando estés en tu reino”. Jesús le
contestó: “En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Cristo expiró, la lanza del soldado romano le atraviesa el corazón. Otro
centurión le había quebrado las piernas al “buen ladrón”. Ya al morir tuvo
la dicha de acompañar al Hijo de Dios a su reino celestial.
Cerca del Cairo, donde José, María y el Niño permanecieron durante el
exilio, se conserva un sicómoro llamado el “árbol de la Virgen”. Cuenta la
tradición que la Sagrada Familia se refugiaba bajo su sombra del
candente sol. Este árbol ha sido objeto de veneración no solo por las
mujeres cristianas sino también por las mahometanas, que dejan atados
al sicómoro pañuelos y cintas como gratitud de algún favor recibido de la
Madre del profeta Jesús. En tanto que todas las fuentes de agua de la
comarca son salobres, cerca del “árbol de la Virgen” brota un manantial
de agua dulce que era utilizado por María.
Más niñas han recibido el nombre de María que el de cualquier otra figura
de la historia de la humanidad.
En el siglo XVI, Albania tenía como patrona a Nuestra Señora del Buen
Consejo. En ese entonces la nación católica fue invadida por las tropas
musulmanas. El día 25 de abril de 1467, en medio de la desolación, el
cuadro de la Virgen salió del lugar donde había permanecido durante
siglos en la ciudad de Scutari, y cruzando el mar Adriático se posó
definitivamente en una pequeña iglesia en la ciudad italiana de
Genazzano, cerca de Roma, donde se encuentra hasta hoy en un
santuario de la Orden de San Agustín.
I. EL RELATO HISTÓRICO
Estaba parada delante del sol, indicando que era superior al dios
azteca del sol, y de pie sobre la luna, que simbolizaba a
Quetzalcoatl, la diosa serpiente.
Es casi imposible que una capa que suele tener una duración máxima de
veinte años, se conserve intacta y con aquella viveza en sus colores
después de más de 470 años.
En el año 1785 se fabricaron don copias de la Virgen Morena, con los
mismos materiales y por los mejores pintores de la época. Sin embargo,
las reproducciones no fueron iguales a la original, y con el tiempo se
fueron descolorando y deshaciéndose.
Llama la atención para los expertos textiles como la manta que estuvo
expuesta directamente al medio ambiente, el polvo, insectos y la intensa
humedad; hubiera creado una especie de protección natural durante al
menos los 116 primeros años de su exposición, posteriormente fue
protegida por una urna de cristal.
Para los científicos lo que más les llamó la atención, han sido las figuras
humanas descubiertas mediante ampliaciones por computadora, en los
ojos de tan sólo cuatro milímetros; en ellos aparecen entre otros el santo
vidente y el obispo Zumárraga. Incluso, si se pasa un haz de luz con un
oftalmoscopio en los ojos negros de la Virgen, se puede apreciar como el
iris brilla y adquiere profundidad; fisiológicamente son perfectos, tal cual
como si estuvieran vivos.
V. LA EMPERATRIZ DE AMÉRICA
“Por lo cual (el ser Madre de Dios), le fueron dados tan ingentes bienes y
tan espléndidos que superan toda comprensión; de aquí dimana todo
honor y felicidad de que en todo el género humano sea la única persona
superior a todos, a quien nadie puede igualarse, por tener en común con
el Padre celestial un Hijo tan glorioso. Llamándola, pues, Madre de Dios
se compendian en esta sola expresión todos los loores, ya que nadie
puede decir de ella o a ella anunciarle cosa más grande, aunque tuviera
tantas lenguas como hierbas y flores la tierra, arenas el mar, estrellas el
firmamento”
"Cerca del lugar donde encontraron refugio, había una iglesia; los
marineros hablaron con la gente, explicaron la historia de la talla de
"Nuestra Señora de Gracia" que llevaban en su buque y dijeron que
quizás la Virgen quería quedarse con ellos". "La gente del lugar estaba
contenta; la talla fue desembarcada y llevada en procesión a la vecina
iglesia; el mar se calmó en seguida y los marineros ingleses pudieron
finalmente reanudar su viaje hacia Nápoles". "Muy pronto, la talla
encontró la devoción de la gente, que continuó invocándola bajo la
advocación de "Our Lady of Grace" traducido al italiano, "Nostra Signora
delle Grazie", devoción que fue aumentando". "En 1854, año de la
proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, el Papa Pío IX la
proclamó patrona de Nettuno. En 1914 se construyó un nuevo gran
santuario y la estatua milagrosa fue colocada en el altar mayor", explica.
A lo largo de los siglos, se han realizado varias investigaciones históricas
y han salido a la luz diversos documentos que demuestran que la estatua
de "Nuestra Señora de Gracia" que se venera en Nettuno es la misma que
se veneraba en Inglaterra hasta 1550. Recientemente, un estudioso ha
encontrado informaciones importantes en algunos manuscritos
conservados en la Biblioteca Vaticana. Además, en la misma estatua hay
vestigios de escritura antigua en lengua inglesa, descubiertos durante una
restauración realizada en 1959, que confirman su origen.
I. EL JUDÍO INCRÉDULO
“Le pido a Gianfranco que no se mueva, luego con los demás me pongo a
revisar el lugar. Para asegurarme de que el más pequeño no se aleje lo
llamo de cuando en cuando, pero, en cierto momento no me responde
más. Entonces, me precipito a ver. Y descubro al niño en la entrada de
una gruta, de rodillas y con las manos juntas. Hablaba con alguien que yo
no veía pero que parecía estar con él, diciéndole: “¡Bella Señora!”. Llamo
a mis otros dos hijos. Nos acercamos los tres a Gianfranco. De pronto,
Isola se arrodilla y junta las manos y exclama: ¡”Bella Señora”!, Carlo
también se arrodilla y mira junto a donde lo hacen sus dos hermanos. Me
lleno de miedo y busco sacudir a los niños, pero parecen de piedra. Los
miro mejor, se han vuelto blanquísimos, casi transparentes. “¡Bella
Señora, sálvanos tú!”, murmuró espontáneamente. Apenas termino la
invocación y me parece sentir dos manos detrás que me empujan y me
quitan un velo de los ojos. En ese instante, la gruta desaparece ante mí,
rodeado de una luz eterna, en medio de la cual veo la figura de una
mujer. Luego la “Bella Señora” habló con voz hermosísima y dijo: “Soy la
Virgen de la Revelación. Tú me persigues, pero ¡basta! Entra en el rebaño
santo”. Bruno se siente invadido de una intensa felicidad, al tiempo que la
cueva –de costumbre maloliente- despide un dulcísimo perfume. La
Madre de Cristo le manda con un mensaje ante el Papa, pastor supremo
de la cristiandad; luego le señala a Bruno la Biblia que aún tiene en la
mano, posteriormente se voltea y se aleja entre las rocas. El gesto de las
Santas Escrituras puede interpretarse como una invitación a buscar allí la
verdad que él estaba combatiendo antes de la aparición (Hebreos 4,12).
Padre e hijos salen del éxtasis, se dirigen hacia su casa y comentan lo
sucedido a su esposa, con los días ambos se confiesan y comulgan, y
vuelven a hacer parte de la comunidad parroquial, de la que hacía tiempo
habían salido. Después de esto, siguen las apariciones en la gruta, y se
convierte en un sitio de peregrinación. El vidente se entrevistó
personalmente con el Papa Pío XII en 1949. Desde 1956, el lugar es
custodiado por los frailes menores franciscanos. Bruno Cornacchiola
fundó una comunidad llamada “Escuadras Ardientes de Cristo rey
Inmortal”, que congrega a fieles que quieren vivir un ideal de conversión,
oración, paz y amor.
I. LA BATALLA DE LEPANTO
Cuando los cañones de las tropas comunistas eran más fuertes, las 1.900
personas tenían que refugiarse en los sótanos. Allí pasaban horas enteras
con poco aire y una escasa luz, sin que ninguna epidemia los llegara a
afectar. Al faltar el agua, hicieron una procesión con la imagen de la
Virgen Bendita, y poco después descubrieron una cisterna profunda que
contenía agua fresca y pura. El alimento era pan con moho y carne de
mula. Las operaciones quirúrgicas a los valerosos “soldados de María”
estaban a cargo de tres médicos que no tenían camillas, anestesia,
elementos para desinfectar el lugar, o luz eléctrica.
Los enemigos pusieron una enorme carga explosiva debajo del Alcázar.
Se abrió una brecha de 100 metros de diámetro. Todos los que se
encontraban rezando cayeron al suelo, pero ninguno quedo herido. A los
72 días de continuo asedio un avión dejaba caer un mensaje del general
Francisco Franco, jefe de la resistencia católica: “Estamos llegando en su
auxilio”. El entusiasmo de los sitiados fue indescriptible, se oyeron gritos
de jubilo, llorando y cantando todos se dirigieron a la estatua de María
Santísima, el propio coronel Moscardo llevaba la bandera, profundamente
conmovido por el inminente rescate tomó en sus manos la sagrada
imagen y entre lágrimas exclamo: “Madre tú nos has salvado, porque no
abandonas nunca a aquellos que en ti confían”.
EL TRASLADO DE LA SAGRADA CASA DE NAZARET
La actual ciudad no está situada en el mismo lugar, pues fue arrasada por
los musulmanes y levantada nuevamente entre los siglos XII y XIII.
En el siglo IV, la emperatriz Santa Helena edificó en torno de la casa
donde vivió María, una basílica que fue sustituida por otra de estilo
bizantino, en el año 420. Luego los cruzados construyeron una tercera en
el año 1100 y se encargó de su custodia a la orden franciscana.
Pero este no fue su lugar definitivo. Allí estuvo sólo ocho meses, pues el
trozo de casa fue colocado por tercera vez una milla más lejos, sobre una
colina perteneciente a los señores nobles de Rainaldi. Un cuarto designio
divino envió la edificación al camino que lleva desde el bosque de
Recanati a las orillas del mar Adriático.
Los dos sacerdotes subieron a la llamada “la colina del ruiseñor”, que se
eleva por encima de la llanura de Efeso. Tras muchos esfuerzos, junto a
una fuente, encontraron las ruinas de una casa, que daba la impresión de
haber sido utilizada como capilla, y que correspondía perfectamente a la
descripta por la Beata. Los cristianos ortodoxos del lugar lo conocían
como el “Monasterio de las tres Puertas, la Toda Santa”, a causa de los
tres arcos de la fachada. Esos cristianos griegos, acudían a este sitio en
peregrinación en la octava de la fiesta de la dormición de Nuestra Señora,
el 15 de agosto. Igualmente, los dos presbíteros hicieron una
investigación entre los habitantes de la comarca y pudieron confirmar la
existencia de una devoción que reconocía en la capilla en ruinas como la
última residencia terrenal de la Madre María. Estudios arqueológicos
realizados entre 1898 y 1899 sacaron a la luz, los restos de una casa del
siglo I de nuestra era, así como los escombros de una pequeña población
que se levantó alrededor de la vivienda a partir del siglo VII.
No hay pues, en lo absoluto, otro medio de recibir a Cristo sino por medio
de María.
Papa San Pío X.
María fue la Mujer que dio leche a aquel que nos dio el pan de vida
eterna.
San Agustín.
María es digna morada de Cristo, no por la belleza física sino por la gracia
original.
San Ildefonso.
Acuérdate OH María Santa que jamás se oyó decir que alguno te haya
implorado sin tu auxilio recibir.
San Bernardo de Claraval.
La salvación del mundo comenzó por medio de María, y por medio de Ella
debe consumarse.
San Luis María Grignon de M.
A quien Dios se propone hacerlo más santo, lo hace más devoto de María.
San Alfonso María de Ligorio.
Ante Dios, los ruegos de los santos son ruegos de amigos, pero los
ruegos de María son ruegos de Madre.
San Alfonso María de Ligorio
Jesucristo, luego de habernos dado todo aquello que podía darnos, nos
hizo incluso herederos de lo más precioso que tenía, es decir a su Santa
Madre.
Santo Cura de Ars.
Yo amo a los que me aman, honro a los que me honran y defiendo a los
que invocan.
Palabras de la Santísima Virgen a San Juan Bosco.
Si son para Mí unos hijos cariñosos Yo seré para vosotros una Madre
misericordiosa.
Palabras de la Santísima Virgen a San Juan Bosco.
Así como Eva fue desobediente e infiel, María fue obediente y creyente.
Eva fue la causa de la ruina, María fue causa de la salvación.
Cardenal Beato John Henry Newman.
Solo María Virgen bella, después de ser más santa; gozo de madre y
honra de doncella.
Lope de Vega.
La Iglesia de Cristo fue vista durante al menos los diez primeros años,
como una “nueva secta” salida del Judaísmo (Hechos 28,22), pero en
realidad era un “nuevo camino” (Hechos 24,14); ya que estaba centrado
en Jesucristo, quien es “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14,6), por
eso eran llamados también como “los nazarenos” (Hechos 24,5). Y a los
hombres y mujeres que se atrevían a seguirlo, eran perseguidos a
muerte, arrestados y encarcelados (Hechos 22,4). No obstante, ellos
estaban unidos en un mismo amor (Colosenses 3,14), como verdaderos
“amigos” (3 Juan 15), compartiendo sus bienes entre sí (Hechos 2,44-
45), y llevando una vida según las enseñanzas del “sermón del monte”,
para conseguir el “reino de los cielos” (Mateo 5,3-12).
I. INTRODUCCIÓN
Fue tal el éxito que en poco tiempo “las iglesias se afirmaban en la fe, y
el número de creyentes aumentaba cada día” (Hechos 16,5); “Las iglesias
tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando
en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el espíritu
Santo” (Hechos 9, 31), (Véase también Hechos 2,47; 6,7; 11,19-21; 1
Pedro 1,1; Apocalipsis 1,11).De hecho, Judíos y gentiles, circuncisos e
incircuncisos; están unidos en un cuerpo de creyentes (Efesios 2,11-12),
y eran dirigidos en cada lugar por los apóstoles, obispos y diáconos
(Hechos 15,4; Filipenses 1,1); todos ellos conformaban: “las iglesias de
Dios en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 2,14); llamada también como las
“iglesias de Dios” (2 Tesalonicenses 1,4), “iglesias de Cristo” (Romanos
16,16), “iglesias de los santos” (1 Corintios 14,33), el “pueblo santo”
(Hechos 9,13), “pueblo de Dios” (Apocalipsis 5,8; 8,3; 19,8); La “casa de
Dios” (Hebreos 3,6), “familia de la fe” (Gálatas 6,10), “familia de Dios”
(Efesios 2,19), o “la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente,
columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3,15).
Del mismo modo, los príncipes de los apóstoles Pedro y Pablo, en sus
cartas pastorales pusieron de manifiesto como debía de ser la vida
ejemplar y recta de los obispos (1 Pedro 5,1-4; 1 Timoteo 3,1-7; 4,16),
presbíteros (Tito 1,6-9; 2,2), diáconos (1 Timoteo 3,8-13); y de todos los
cristianos (Romanos 12,9-21; 13,1-14; 14,1-23; 15,1-6). Sobre el
particular, se conoce una carta de San Ignacio de Antioquía, del año 107,
en la que dice que cada comunidad de creyentes, contaba con un único
episkopos, asistido por los presbyteros y diákonos.
Se conservan además las listas de los obispos católicos de las principales
iglesias como Roma, Jerusalén, Antioquía, Corintio, Alejandría, Efeso;
todas las cuales se remontan hasta los propios apóstoles. Al respecto,
Tertuliano (160-230), confunde a los herejes ya que no pueden presentar
a ningún apóstol como fundador de sus comunidades; en cambio de la
Iglesia Católica, agrega: “Como la Iglesia de Esmirna nos presenta a
Policarpo, colocado por Juan; la de Roma a Clemente, ordenado por
Pedro, y de un modo semejante lo hacen las demás con los que tienen
por propagadores de la semilla apostólica, puestos en el episcopado por
los Apóstoles”.
Por el año 90 d.C. los líderes rabinos creyeron firmemente que debían
excluir de la sinagoga a todos los que ellos consideraban herejes (los
mînîm), incluyendo a los hebreos que se habían convertido al
cristianismo. Desde entonces se presentó un alejamiento de los creyentes
en el Señor con el judaísmo y sus centros de culto, y es por eso que en
junio de 2008, fue descubierta en la localidad de Rihab, en el norte de la
actual Jordania, la “primera iglesia cristiana del mundo”; construida entre
los años 33 y 70 de nuestra era. El templo se encuentra bajo tierra sobre
la iglesia de San Jorge. Según los arqueólogos esta cueva subterránea
sirvió de residencia y lugar de oración para los primeros discípulos,
cuando su religión aún era perseguida. Se cree que no abandonaron la
gruta hasta que los romanos abrazaran la fe católica en el siglo IV.
V. LA IGLESIA EN ROMA
Por haber sido Roma la ciudad donde los gloriosos apóstoles Pedro y
Pablo murieron por el evangelio (67 d.C.), fue tenida desde los albores
del cristianismo como la sede principal de la Iglesia de Jesucristo. Según
el historiador romano Suetonio, para el año 49 ya los cristianos se habían
establecidos en la capital del imperio. Posteriormente hacia el año 95, al
final del reinado de Domiciano, se conserva una carta del papa San
Clemente Romano (tercer sucesor de Pedro), a la comunidad cristiana de
Corintio, cuando aún vivía el apóstol Juan en Efeso. Del mismo modo,
San Ignacio de Antioquia en el año 105 escribió: “A la Iglesia que preside
en la ciudad de la región de los romanos, digna de Dios, digna de honor,
digna de bendición, digna de alabanza, digna de ser escuchada, digna de
castidad y presidente de la fraternidad según la ley de Cristo”. Unos
treinta cinco años después, Hermas, autor de un tratado místico titulado
“El Pastor”, al terminar su obra, confió al obispo de la Ciudad Eterna, San
Pío, el legado de transmitirla a todas las iglesias. Más tarde, un obispo de
frigia, de nombre Abercio, al redactar su propio epitafio antes de morir,
contó que había ido a Roma a visitar a su obispo, llamándolo el “Buen
Pastor”. También Hegesipo, quien expuso en sus Memorias el viaje que
realizó desde Oriente buscando la “verdadera doctrina transmitida por los
apóstoles”. En su primer momento la encontró en Corintio, y luego en
Roma. La ciudad de los dos “príncipes de los apóstoles” también fue
visitada por Policarpo de Esmirna (discípulo de San Juan), el palestino
Hegesippo y el samaritano Justino, como más tarde lo hizo Tertuliano de
Cartago y Orígenes de Egipto.
Hacia el año 189 San Ireneo, obispo de Lyon, afirmó que la Iglesia de
Roma debía tenerse por “la mayor, la más antigua y la más famosa de
todas, la fundada y constituida por los dos gloriosísimos apóstoles Pedro
Y Pablo”. “Porque, efectivamente, con esta Iglesia y a causa de su
elevada preeminencia, es con quien debe de estar de acuerdo toda la
Iglesia, es decir, todos los fieles dispersos por el universo. Pues en ella es
donde los fieles de todos los países han conservado la tradición
apostólica”. San Cipriano de Cartago, en el año 250, ya se refiere al
sucesor de Pedro como “Papa” (palabra griega que significa “padre de los
padres”). El primer Obispo de Roma en usar oficialmente el título de
Papa, fue San Siricio (384-399).
A medida que se iba cumpliendo las palabras del apóstol de los gentiles
que señalaba a Cristo como el “salvador de la iglesia” (Efesios 5,23); el
Diablo, como “león rugiente”, provocaba a la vez persecuciones a los
creyentes en todo el mundo (1 Pedro 5,8-9); el mismo Divino Maestro así
lo había profetizado (Juan 15,20). Los primeros cristianos soportaban con
mucha paciencia varias penalidades (2 Corintios 6,4-5), convirtiéndose en
verdaderos “testigos de Jesús” (Apocalipsis 17,6), para estar con El en su
gloria (Romanos 8,17). En este punto, nuestra iglesia es la que ha dado
más mártires en el cristianismo; se estima que en veintiún siglos han sido
70 millones, entre los que se encuentran papas, obispos, sacerdotes,
religiosos, monjas, misioneros, catequistas, neo-catecúmenos, seglares,
niños y niñas.
En los cuatro primeros siglos durante las represarías del imperio romano,
se estima que fueron cerca de cien mil cristianos; empezando con Nerón
en el año 64. El historiador Suetonio (+120 d.C.), en su obra sobre la
vida de este monarca, escribió al respecto: “los cristianos, clase de
hombres llenos de supersticiones nuevas y peligrosas, fueron entregados
al suplicio”. Después hicieron lo mismo sus predecesores como:
Vespasiano, Domiciano, Marco Aurelio, y especialmente con Diocleciano.
Algo que admiraban los paganos era ver como los cristianos aguantaban
el suplicio con tranquilidad, y morían con una sonrisa en sus rostros.
Todo lo que tenían que hacer evitar la condena era retractarse, y esparcir
una pizca de incienso sobre un altar encendido en la arena, e
inmediatamente se le otorgaba un certificado de sacrificio y ya era libre.
Esta renuncia no significaba que tuviese que adorar al monarca,
simplemente que reconociera el carácter divino de este como cabeza del
estado de Roma. Aun así, muy pocos cristianos aprovechaban esta
oportunidad, y en cambio eran ajusticiados de varias maneras:
Eran condenados “ad bestias” (a las bestias), donde se les colocaba
pieles de animales para ser devorados por leones, osos, hienas y
mastines; en el circo máximo.
En el anfiteatro eran obligados a representar escenas teatrales antes
de ser estrangulados.
Eran atados a los cuernos de un toro que los pisoteaba y destrozaba
contra las rocas.
Eran asesinados por los 'retiari', los gladiadores con redes y
tridentes.
Se les colocaba la llamada “túnica molesta”, que era un saco
embadurnado de pez y azufre, colgándolos después en postes,
donde se les prendía fuego, y alumbraran así por la noche los
jardines del Emperador, donde se realizaban carreras nocturnas de
carros tirados por caballos.
Eran crucificados vivos en masas.
Nótese bien, que la intención del Señor Jesús es que hubiera “un solo
rebaño y un solo pastor” (Juan 10,16), “Porque nadie puede poner otro
fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios
1,11). Por lo tanto, cualquier persona que se declare auténtica seguidora
de las enseñanzas del Hijo de Dios, tiene que pertenecer a la única y
verdadera Iglesia fundada por El mismo hace más de dos mil años atrás
(1 Timoteo 3,15). Con la sola excepción de la Iglesia Ortodoxa que se
separó de la Católica en el siglo XI, en el llamado “Cisma (ruptura) de
Oriente”, pero que conserva el mismo origen histórico desde los apóstoles
(Efesios 2,20); las demás confesiones cristianas fueron originadas por
hombres (Gálatas 1,6-8; 2 Timoteo 4, 3-4), a partir del siglo XVI en
Europa, con la llamada “Reforma Protestante”. Debido a este mismo
hecho, en el siglo XVII, había más de 100 congregaciones distintas, para
el siglo XX, eran 1.600, 34.000 al empezar el siglo XXI. Hoy en día hay
42.000 sectas cristianas.
III. IGLESIAS QUE NACEN CON LA REFORMA PROTESTANTE
La barca de Pedro que es la Iglesia Católica, puede ser arrastrada por las
olas de este mundo, pero de ninguna manera puede sumergirse y
perecer.
Papa San Pío V.
Nadie puede tener a Dios por Padre, sino tiene a la Iglesia Católica por
Madre.
San Cipriano.
En la medida en que cada uno ame a la Iglesia Católica, posee aún más
el Espíritu Santo.
San Agustín.
Jesús sufrió en la cruz los dolores en cuanto la cabeza, faltan los del
cuerpo que es la Iglesia Católica.
San Agustín. (Comparar con Colosenses 1,24).
Los que saben pensar bien, se acercan a la Iglesia Católica; y los que no
saben pensar se alejan de ella.
G.K. Chesterton.
Esta es la Iglesia Católica, rejuvenecida con los siglos, fortalecida con los
cismas y engrandecida con los ataques.
Daniel Rops.
Mientras más se estudie la historia de la Iglesia Católica, más se
convence de la verdad del cristianismo.
Prof. Franco Molinari.
El PAPA
13. EL APÓSTOL PEDRO.
14. PEDRO Y PABLO EN ROMA.
15. EL PRIMADO DE PEDRO Y LOS SANTOS PADRES DE LA
IGLESIA.
16. EL PRIMADO DE PEDRO Y LOS PROTESTANTES.
17. EL MARTIRIO DE PEDRO EN ROMA EN LA HISTORIA
UNIVERSAL.
18. ¿ES EL PAPA EL ANTICRISTO?
19. HOMENAJE AL PAPA JUAN PABLO II.
20. ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES DEL PAPA JUAN PABLO II.
21. FRASES CÉLEBRES SOBRE EL PAPADO.
22. LA CIUDAD DEL VATICANO.
23. LA GUARDIA SUIZA: LOS SOLDADOS DEL PAPA.
24. EL ÍNDICE DE LOS LIBROS PROHIBIDOS.
Era una hombre del pueblo sin educación (Hechos 4,13), fue el primero
en ser llamado al servicio de Dios (Mateo 4,18 s.s.), siempre encabeza la
lista de los doce amigos del Señor (Mateo 10,2; Marcos 3,16; Lucas 6,14;
Hechos 1,13); él mismo se nombra como “siervo y apóstol de Jesucristo”
(2 Pedro 1,1), ”testigo de los sufrimientos de Cristo”(1 Pedro 5,1); su
casa es la residencia del Maestro en Capernaum (Marcos 1,21.29-35);
aparece a veces como el portavoz de los apóstoles (Mateo 15,15; 16,22;
18,21-22; 19,27), A él lo interrogan los que cobraban impuestos para el
templo (Mateo 17,24-27); además Pedro, al lado de Santiago y Juan,
fueron los tres discípulos más cercanos al Salvador, y estuvieron
presentes en la resurrección de la hija de Jairo (Marcos 5,37), en la
transfiguración en el monte Tabor (9,2); Ellos tres con Andrés lo
interrogan en el monte de los Olivos, sobre las señales antes del fin
(13,3-4). Son también Pedro y Juan los encargados de preparar la “Ultima
Cena” (Lucas 22,7-8), y nuevamente los tres son llamados por el Mesías
a permanecer vigilantes, mientras él hace oración en el Getsemaní (Mateo
26,37-38.40). “Por eso, Santiago, Pedro y Juan...eran tenidos como
columnas de la iglesia” (Gálatas 2,9).
Del mismo modo, no era la primera vez que uno de los doce reconocía la
naturaleza y misión divina de Jesucristo; pues al principio de su
ministerio, Natanael (o Bartolomé) también le dijo: “- Maestro ¡tú eres el
Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!” (Juan 1,49). Igual respuesta
encontramos en otra ocasión de los demás discípulos: “! En verdad tú
eres el Hijo de Dios!” (Mateo 14,33), y el mismo Pedro anteriormente
(Juan 6,69). Pero solamente en esta ocasión a Simón Pedro, Cristo Jesús
le dice que su declaración no viene de los hombres sino de Dios Padre
que está en el cielo (Mateo 16,17).
Pedro quien es el único del grupo que niega “tres veces” a su Maestro, en
el patio de la casa del sumo sacerdote (Lucas 22,34. 54-62); Sigue siendo
su elegido, y a pesar de que el Señor conocía de antemano su debilidad
humana (Lucas 5,8), al confirmarle por “tres veces” que él será el “pastor
de sus corderos y de sus ovejas” (Juan 21,15-17).
Treinta años después del martirio del apóstol, el Papa San Anacleto
construyó un oratorio donde los fieles se reunían. También se encuentra
el testimonio del Papa San Clemente Romano [tercer sucesor de San
Pedro. Es probable que el apóstol Pablo identifique en su carta a los
filipenses (4,3), a su colaborador Clemente, con este Papa], quien
escribió una carta contemporánea del evangelio de San Juan (90 d.C.), en
la que narra la muerte gloriosa del pescador de Galilea. En el siglo II, San
Ignacio de Antioquía, San Papías, San Clemente de Alejandría, el obispo
Dionisio de Corintio y el llamado canon moratoriano; confirman el martirio
de los príncipes de la iglesia “Pedro y Pablo” en Roma. Asimismo, durante
el pontificado de Ceferino (198- 217), el presbítero romano Gayo hacia el
año 200, polemiza con los montanistas, y dice: “Pero yo puedo mostrar
los `trofeos´ de los apóstoles (Pedro y Pablo), pues si quieres acercarte
al Vaticano o a la Vía de Ostia, encontrarás allí los `trofeos´ de aquellos
que han fundado esta comunidad”. Tertuliano, el escritor eclesiástico de
Cartago del siglo III, agrega: “Primeramente por Nerón se manchó de
sangre la fe naciente…Pedro se hace semejante a su maestro en el
género de muerte (Crucifixión); en la que Pablo conquista la corona de
Juan (Bautista) por medio de la espada”. De los relatos no cristianos
resalta la crónica de Celso al emperador Adriano (117-138), quien
asegura que el nombre de Pedro gozaba de popularidad en la capital del
imperio.
A principios del siglo III San Ireneo, obispo de Lyon, escribe la lista de los
obispos de la Ciudad Eterna, en la que dice que “Después de los santos
apóstoles (Pedro y Pablo) hubieran fundado la iglesia, pasó a ocupar el
episcopado romano Lino (mencionado por San Pablo en 2 Timoteo 4,21.
La tradición afirma que Lino fue designado personalmente por Pedro
como obispo de los fieles romanos), y después le sucedió Anacleto y tras
éste Clemente (Romano), quien conoció en persona a Pedro”. En el año
251, San Cipriano llama a la iglesia romana como “la silla de Pedro y la
iglesia principal”. Eusebio de Cesarea, basándose en documentos del siglo
II, confirma que “Habiendo Lino gobernado la Iglesia romana por espacio
de doce años, la entregó a Anacleto para que éste la dirigiera”.
Un viejo himno litúrgico del siglo VI, llama a Pedro como “el portero
del cielo”. La religiosidad popular católica ha visto al santo como el
personaje de la corte celestial que tiene a su cargo abrir y cerrar el
portón de las moradas eternas.
“Si todavía crees que está cerrado el cielo, recuerda que el Señor ha
dejado aquí sus llaves a Pedro, y por su medio a la Iglesia”.
Tertuliano de Cartago (siglo III).
“Bendito sea Dios, que ordenó exaltar al apóstol Pedro sobre la Iglesia. Es
digno de honra a este fundamento, por medio del cual es posible escalar
al cielo”.
San Agustín, obispo de Hipona (siglo V).
“No hay un solo testimonio indudable que demuestre con todo rigor que
Pedro estuviera alguna vez en Roma, aunque resulta difícil no admitirlo”.
Gustavo Kruger.
I. INTRODUCCIÓN
Hoy en día la Iglesia Católica está empeñada en buscar un acercamiento
religioso con las demás confesiones cristianas (Ecumenismo). No
obstante, desde los mismos albores de LA REFORMA PROTESTANTE
en el siglo XVI, sus fundadores como hijos rebeldes que un día se
separaron de la Madre (Romanos 16,17-18), han mostrado un odio
abierto por nuestra Iglesia, que no han dudado en tildarla de ser LA
GRAN RAMERA DE LA BIBLIA, llamada en el Apocalipsis como
BABILONIA LA GRANDE (18,2), y donde el PAPA no sería otro que el
ANTICRISTO (13,18). Así por ejemplo, encontramos las siguientes
declaraciones textuales:
Para el apóstol Pablo, el “hombre de pecado” que se hace pasar por Dios,
está por venir (2 Tesalonicenses 2,1-4); (aunque no lo identifica
propiamente con el título del “Anticristo”), pero llegará “con gran poder y
señales y prodigios mentirosos” (9). Porque “el espíritu dice claramente
que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a
espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4,1).
Además, sus vidas y sus actos son propios de “las obras de las tinieblas”
(Romanos 13,12), “siguiendo la corriente de este mundo, conforme al
príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos
de desobediencia” (Efesios 2,2).
Vemos como San Pablo en sus epístolas (redactadas entre los años 45 al
65), quiere resaltar dos cosas:
Por su parte, el apóstol Juan en sus cartas (elaboradas hacia el año 96),
vuelve hacer hincapié en la persona del “Anticristo”:
I. RAZGOS BIBLIOGRÁFICOS
Karol Józeph Wojtyla nació en Waldowice (Polonia), el 18 de mayo de
1.920. Su padre Karol Wojtyla, era un sargento del ejército austro-
húngaro, su madre, Emilia Kaczorowky, murió cuando él tenía doce años,
tuvo además dos hermanos: uno mayor llamado Edmund, que murió
siendo joven y una hermana que falleció a corta edad; su padre dejó este
mundo cuando él contaba con 21 años de edad. Fue bautizado a los
pocos días de nacido en la iglesia de Santa María de Waldowice, estudió
en el colegio de la misma ciudad, a los nueve años hizo la primera
comunión, y a los 18 recibió la confirmación. En 1.938 entró en la
universidad de Cracovia. Durante la ocupación alemana a su país trabajó
en una cantera y después en una fábrica de productos químicos. En 1.942
ingresó clandestinamente al seminario de Cracovia y se licenció en
filosofía. Participó en la resistencia contra el nazismo, organizó un grupo
de teatro y se preocupó por salvar muchas familias judías. Entre estos
testimonios se cuenta el de su viaje a Israel en mayo del año 2.000,
cuando Edith Tzirer una judía polaca de 69 años, relató que 55 años atrás
cuando ella era solo una niña de 14 años, se encontraba enferma de
tuberculosis y sin fuerzas, cuando un joven seminarista Karol Wojtyla, le
dio pan y té caliente, después la transportó sobre su espalda durante tres
kilometras hasta llegar a uno estación de tren.
En el plano del amor al prójimo Juan Pablo II no se quedó atrás, así por
ejemplo en una audiencia en la plaza de San Pedro, recibió a 13.000
jóvenes entre ellos se encontraba Marco, un chico que había perdido a su
padre hacía poco tiempo; él se acercó al Papa y le dijo: ¿Mi padre murió,
Tú desearías ser mi padre? Juan Pablo II limpió las lágrimas de su rostro
y le contestó: “Yo seré tu padre de ahora en adelante”, y desde entonces
Marco lo pudo visitar y llamar por teléfono cada vez que quería. La
caridad con los más necesitados fue otro sello característico suyo, pues
las regalías de los derechos de autor por el libro “Cruzando el Umbral de
la Esperanza” fueron destinadas a obras de caridad. Del mismo modo, el
pontificado consejo de ayuda del Papa “Cor Unum” financió más de
1.200 millones de dólares en los continentes más pobres. El propio Papa
creó dos fundaciones la “Popolorum Progressio” con 2000 micro-
proyectos para comunidades indígenas, mestizas y afro americano con
más de 19 millones de dólares y la “Juan Pablo II” que entregó 5.500
millones de dólares en programas a favor de los recursos naturales en los
países tercermundistas. Esto sin contar el comedor popular y dormitorio
que funciona dentro del Vaticano desde 1.987, para mujeres pobres de
Roma que son atendidas por las hermanas de la caridad de la madre
Teresa de Calcuta. En diciembre del 2004, el Romano Pontífice inauguró
la fundación “El Buen Samaritano”, para ayudar a los enfermos del SIDA.
Su sede se encuentra también en la ciudad del Vaticano.
Cuando era obispo recibió el título del “León de Cracovia”, y en los inicios
de su pontificado fue llamado el “atleta de Dios”.
Fue el papa más joven es ser elegido del siglo XX (58 años). Cuando se
anunció que era él escogido, muchos creyeron que era un cardenal
africano.
Fue el primero que repitió los nombres de dos antecesores: Juan (XXIII)
Pablo (VI) II. El primero en utilizar un nombre compuesto, fue el cardenal
italiano Albino Luciani (Juan Pablo I).
Fue el primer papa en ser herido de un tiro de bala en la calle, ese día
(el 13 de mayo de 1981), llevaba una gruesa medalla de la Virgen de
Fátima bajo el hábito blanco en el momento del atentado; la medalla
desvió una de las balas que pudo haber seccionado la arteria aorta. Este
medallón lo siguió cargando después.
El 13 de mayo de 1981 a las 5,17 p.m. del año 1981, coincide el mismo
día y la misma hora con el inicio de la aparición de la Virgen María a los
pastorcitos de Fátima en el año de 1917.
Fue el primer pontífice católico en ingresar a un hospital público.
Todos los viernes santos iba a confesar a la basílica de San Pedro. Bautizó
en su capilla privada a los hijos de sus amigos o a los de sus más
modestos colaboradores, y casó a una mecanógrafa con un cerrajero.
En 1979, fue el primer pontífice en rezar ante los hornos crematorios del
campo de concentración de Auschwitz (Polonia).
En el año de 1982 se convirtió en el primer obispo de Roma en besar el
suelo de Inglaterra, y orar en la catedral anglicana de Canterbury.
En diciembre de 1982, tuvo un gesto de nobleza y de reconciliación al
visitar a su agresor en la cárcel, el turco Mehmed Alí Agca.
Uno de los hechos más curiosos de sus viajes apostólicos tuvo lugar en
Bangkok el 10 de mayo de 1984, cuando para llegar a la presencia del
líder del budismo tailandés, tuvo que quitarse los zapatos a la entrada de
la pagoda, para encontrarse con un anciano inmóvil de 86 años, sentado
con las piernas cruzadas y envuelto en una túnica de color azafrán.
En agosto de 1985 habló por primera vez en una asamblea islámica en
Casablanca, Marruecos.
Tras el encuentro de Asís, por primera vez después del cisma entre
Oriente y Occidente de 1054, una delegación oficial de la Iglesia Ortodoxa
Griega (la más reacia a Roma junto con el patriarcado de Moscú), fue
recibida por el obispo de Roma en el Vaticano.
En junio del 2003, a sus 83 años de edad, completó su viaje número cien
al llegar a Croacia.
Una montaña del polo sur lleva el nombre del papa Juan Pablo II, como
homenaje a sus 25 años de pontificado.
4 de Marzo del 2004, casi un millón de ejemplares del libro de poemas del
papa “Tríptico Romano”, fueron vendidos en 19 idiomas.
Julio 1 del 2004, Juan Pablo II, regaló la construcción de la iglesia de San
Teodoro en el Palatino, a la comunidad ortodoxa griega, con motivo del
jubileo del año 2000. Fue oficialmente inaugurada en la visita a Roma de
su santidad Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla.
Noviembre 27 del 2004, el papa Juan Pablo II devolvió durante una misa
solemne, las reliquias robadas en Constantinopla, durante la época de las
Cruzadas, en la ceremonia estuvo presente el patriarca ortodoxo
Bartolomeo I. Las reliquias son las de los dos doctores de la Iglesia y
patriarcas de Oriente, Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo, quienes
vivieron en el siglo IV en Capadocia y en Antioquia, en la actual Turquía.
A finales de agosto del año pasado había echo lo mismo con un icono de
la Madre de Dios de Kazan, devuelto al patriarca ruso Alexis II.
Enero 18 de 2005, 160 rabinos fueron recibidos por Juan Pablo II, los
cuales oraron por su labor pastoral, considerado “el gran constructor de
las relaciones entre católicos y judíos”. Esta es la primera vez en la
historia que rabinos de todo el mundo, en representación de todas las
ramas del judaísmo, se reunían con el máximo jerarca de la Iglesia de
Cristo.
En todo su pontificado realizó 104 viajes por 134 países y 613 ciudades,
además de 146 desplazamientos dentro de Italia. Presidió 11.161
audiencias generales en las que participaron 18 millones de personas, y
pronunció 2409 discursos en sus visitas al extranjero, y más de veinte mil
en total.
Su visita más breve fue a San Marino, cinco horas; y la más larga a los
países de Uruguay, Chile y Argentina con 13 días.
Las naciones más visitadas fueron: Polonia (9 veces), EEUU (7), Francia
(6), México (6) y España (5). Países que no pudo ir aunque fueron su
intención son: Irak, Rusia y China.
Su cadáver fue visto durante seis días por más de tres millones de
personas en la Basílica de San Pedro, a sus exequias asistieron 200 jefes
de estado, 300 mil personas en la plaza de San Pedro, 700 mil en la vía
de la conciliación, además de unos cinco millones de fieles y peregrinos
llegados de todo el mundo. Es el funeral más multitudinario en la historia
de la humanidad.
Es el único sumo pontífice que reposa entre dos reinas, Cristina de Suecia
y Carlota de Chipre, enterradas en las Grutas Vaticanas. Al lado de su
sepultura (donde antes estuvo la del beato Juan XXIII), está la de Pablo
VI y enfrente la de Juan Pablo I. Todas, a pocos metros de la del apóstol
Pedro.
El primer día en que fue abierta su tumba al público, fue visitada por
unos 500.000 fieles. En ella se puede apreciar una simple losa de mármol
blanco que dice en latín: “Iohannes Paulus PP II. 16. X.1978 –
2.IV.2005”.
La ciudad del Vaticano cuenta con cerca de cuatro mil habitantes, los
cardenales que gozan de la ciudadanía vaticana hacen parte de la
llamada “curia romana”, conformada además por sacerdotes, teólogos y
canonistas de las diferentes congregaciones, tribunales y oficinas, que se
encargan de ayudarle al Vicario de Cristo en el gobierno temporal de la
Iglesia Católica. Igualmente, se encuentran religiosos, monjas y
empleados laicos que se dedican a otras labores. Ya en cuanto a la
seguridad del Vaticano está conformada por dos grupos: la guardia suiza
fundada en 1506 por Julio II, el llamado “Papa Guerrero”. Es un pelotón
formado por soldados suizos que dependen directamente de la Santa,
incluye 100 hombres divididos en un comandante, un capellán, tres
oficiales, 23 suboficiales, 70 soldados y dos tambores, que visten sus
distintivos uniformes acompañados de alabardas, picas y dagas. Tienen
sus propios cuarteles y viviendas, residen en la Ciudad del Vaticano y su
idioma oficial es el alemán, están encargados de la custodia particular de
la persona del romano pontífice, del Palacio Apostólico y vigilan los
accesos externos del Vaticano. Gozan del reconocimiento de ser el cuerpo
militar más antiguo que haya servido de una manera continua. El
segundo grupo, es la policía vaticana o gendarmería que es la vigilancia
privada del Papa en todos sus desplazamientos, custodian las diferentes
partes del Vaticano, realizando funciones de orden público durante las
audiencias, de control de la basílica y de todo el territorio vaticano. Entre
los dos grupos conforman un total de 350 hombres.
Tienen una vida disciplinada que incluye no estar por fuera de sus
instalaciones después de la media noche. Las únicas actividades de
recreación son los juegos de cartas, los partidos de fútbol que participan
en el año en diferentes torneos y otros deportes, pueden visitar la ciudad
de Roma sin abandonar sus límites, ser parte de la banda de músicos del
mismo regimiento que normalmente actúa durante los actos solemnes, y
aprender italiano.
Una obra podía ser incluida en el Índice por mandato de una constitución
o en virtud de un decreto de la Congregación del Santo Oficio.
Otro dato para mencionar fue que la Inquisición Española, tuvo su propio
Índice independiente de la autoridad papal en Roma.
Actualmente el catálogo de la Biblioteca Vaticana, tiene unos cuatro mil
volúmenes que en el pasado figuraron entre los libros prohibidos. Este
listado tuvo en total 40 ediciones entre 1559 y 1948, 11 de estos e el
siglo XX. El Índice fue eliminado por Pablo VI en 1966.
LA BIBLIA
1. EL CREDO BÍBLICO.
2. EL MUNDO DE LA BIBLIA.
3. CURIOSIDADES DE LA BIBLIA.
4. LA BIBLIA EN LA HISTORIA UNIVERSAL.
5. LA BIBLIA: EL LIBRO DE INTERPRETACIÓN DIVINA.
6. LA BIBLIA: EL LIBRO MÁS DIVULGADO Y DESCONOCIDO DE LA
HUMANIDAD.
7. LOS PROTESTANTES Y LA BIBLIA.
8. FRASES CÉLEBRES SOBRE LA BIBLIA.
9. EL JARDÍN DEL EDÉN.
10. EL ARCA DE NOÉ.
11. EL ARCA DE LA ALIANZA.
12. EL TEMPLO DEL REY SALOMÓN.
EL CREDO BÍBLICO
SU ÚNICO HIJO. “Pues Dios amo tanto al mundo, que dio a su Hijo
Único, para que todo aquel que crea en él no muera, sino que tenga vida
eterna” (Juan 3,16).
I. APUNTES VARIOS
En Los escritos del Nuevo Testamento está presente setenta y seis veces
Los judíos clasificaban las Escrituras (ha Ta Nak) en tres grupos: la ley
(Toráh), los profetas (Neviim) y otros escritos (Ketuvim).
En el período patriarcal e incluso después del Sinaí los judíos debían
comunicar las promesas y mandamientos de Yahveh a sus hijos (Génesis
18,19; Deuteronomio 11,19). En los tiempos del Deuteronomio,
correspondía a los sacerdotes enseñar y explicar la torá. En Israel esta
instrucción privada debía suplementarla por una lectura pública de la ley
de Moisés cada siete años durante la Fiesta de los Tabernáculos
(Deuteronomio 31,9-13). Durante los avivamientos en los reinados de los
monarcas reformadores de Josafat y Josías, los levitas fueron de ciudad
en ciudad en Judea leyendo la ley públicamente (2 crónicas 15,3; 17,7-9;
35,3). Esdras y los que le ayudaban interpretaron la Torá a medida que
leían a los hebreos después del retorno de la cautividad en Babilonia
(Nehemías 8,7-8). En las sinagogas la lectura de porciones de la ley y los
profetas era seguida por interpretaciones hechas por un rabino.
En el año 168 antes de nuestra era, el rey sirio Antíoco IV intentó destruir
todas las copias del Antiguo Testamento que había en Palestina. Una
historia judía comenta: “Rompieron y quemaron todos los rollos de la ley
que encontraron”. “Los oficiales encargados de ejecutar esta orden lo
hicieron con implacable rigor. Poseer un libro sagrado se castigaba con la
muerte”. Pese a tales medidas, sobrevivieron copias de las Escrituras
Hebreas entre los judíos de Palestina y entre los que vivían en otras
regiones.
Narraciones o relatos.
Historias de héroes, eventos importantes o epopeyas.
Leyes sagradas.
Sapienciales o de sabiduría.
Poemas, cantos o himnos religiosos.
Epístolas o cartas.
Profecías que contienen los “oráculos del Señor”.
Revelaciones como el libro de Daniel y el Apocalipsis de San Juan.
Mateo escribió a los judíos, presentando a Jesús como el Rey que ellos
esperaban. Marcos escribió a los romanos y mostró a Cristo como el
Siervo de Dios. Lucas escribió a los que no eran judíos, y describió al
Señor como el Hijo del Hombre. Finalmente, Juan, a quien escribió a
todos en general, señaló a Jesucristo como el Hijo de Dios.
Para los judíos el Muro de los Lamentos, vestigio del templo sagrado
construido por el rey Salomón.
Para los cristianos la basílica del Santo Sepulcro, donde Jesús vence
a la muerte.
Para los musulmanes la Cúpula de la Roca (o mezquita de Omar),
donde Abraham iba a sacrificar a su hijo Ismael, y el lugar de la
ascensión de Mahoma al cielo.
ANTIGUO TESTAMENTO I.
El mismo Yavé.
Un ser angelical.
Jesús que es reconocido como el “Verbo” o la “Palabra” de Dios.
La Biblia tiene varias figuras retóricas para Dios Padre, por un lado se nos
presenta como rey, legislador y guerrero. Pero al mismo tiempo, se le
describe como un pastor, consejero, maestro, padre, sanador y salvador
(Salmo 16,7; 23,1; 32,8; 71,17; 89,26; 103,3; 106,21; Isaías 33,22;
42,13; Juan 6,45).
El relato del diluvio universal era no solamente conocido por los judíos,
sino también por otros pueblos antiguos como los chinos, japoneses,
egipcios, sumerios, hindúes, los pigmeos africanos, los indígenas del
Orinoco venezolano, los de Norteamérica y los incas.
Según el Génesis a partir de los tres hijos de Noé con sus esposas se
volvió a poblar la tierra (Génesis 10, 1-32):
SEM: Se instaló en Asia, y dio origen a la raza amarilla con las tribus
de los asirios, caldeos, hebreos, sirios y algunos clanes árabes.
CAM: Se fue a África, y dio origen a la raza negra con los etíopes,
egipcios, cananeos y algunos clanes africanos y árabes.
JAFET: Se trasladó a Europa, y dio origen a la raza blanca con los
indoeuropeos.
Las tribus de Israel estaban formadas por los descendientes de los hijos
de Jacob. Este patriarca, a quien se le conoció más tarde como Israel,
tuvo doce hijos: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser,
Isacar, Zabulón, José y Benjamín. Cada tribu llevaba el nombre de uno de
los hijos, con la excepción de José. En su caso, se formaron dos tribus
con los nombres de sus dos hijos, Efraín y Manasés, a quienes se les
consideró cabezas tribales de pleno derecho. Del mismo modo se sabe
que los reyes y sacerdotes eran figuras totalmente separadas. Los
monarcas eran de la tribu de Judá y los sacerdotes provenían de la tribu
de Leví, quienes además se les excluyeron del servicio militar para que
pudieran servir en el tabernáculo y posteriormente en el templo de
Jerusalén. A los levitas no se les ubicó en una zona específica de la Tierra
Prometida; más bien, recibieron 48 ciudades distribuidas por todo el País.
Por estas dos razones, la tribu de Leví casi nunca se menciona cuando se
enumeran las tribus de Israel, y por eso suele hablarse de doce tribus y
no de trece.
Moisés fue el primer personaje bíblico que hizo un milagro. Fue profeta
del Altísimo, juez, legislador y líder del antiguo Israel.
Dentro del monasterio ortodoxo griego de Santa Catalina a los pies del
monte de Moisés, se conserva el arbusto de la famosa “Zarza Ardiente”;
desde donde Yahvé le ordena al caudillo judío sacar a su pueblo de la
esclavitud en Egipto.
En el fondo del lecho acuático del Mar Rojo o Mar de los Juncos, lo cual
corresponde a las marismas del Lago Timsah que actualmente forma la
parte del canal del Suez, al norte de los lagos Amargos, a una
profundidad de 100 metros se han hallado restos de ruedas de carros
egipcios, armaduras y esqueletos que corresponde a los ejércitos de la
antigua Egipto faraónica.
En el libro del Éxodo se narra que El Señor entregó a Moisés las dos
tablas de la ley escritas con su propio dedo (Exodo 31,18; 32,15-16).
Los mandamientos de la ley de Dios eran doce, como los de los hebreos.
La Iglesia Católica los resumió a diez según el criterio de San Agustín,
para que la gente los memorizara más fácil, al igual que los dedos de las
manos.
Cuando Moisés bajó del monte Sinaí la tez de su rostro emitía rayos de
luz a causa de haber hablado con Yahvé. Igualmente, cuando este
caudillo salía del tabernáculo después de estar ante la presencia del
Altísimo, se cubría la cara con un velo para que los israelitas no vieran su
cara iluminada (Exodo 34,27-35, 2 Corintios 3,7-16).
En el año 2006, un grupo de investigadores encontraron una réplica en
miniatura en oro, de 3.500 años de antigüedad, del “arca de la alianza”,
que confirmaría la historia bíblica del Exodo.
A. De carácter religioso:
El asesinato.
La desobediencia contra los padres.
Rapto de hombres.
El adulterio.
El homicidio.
La sodomía.
La opresión a los pobres, viudas y huérfanos.
La retención del salario debido a los trabajadores.
David el hijo de Isaí, fue músico, guerrero, poeta, profeta y rey. Es una
de las figuras más importantes del Antiguo Testamento.
Poco después de que David fuera elegido futuro rey de Israel, se enfrentó
a Goliat, uno de los refaím (una raza de gigantes) (1 Samuel 17,4.48-51).
Años más tarde, durante una batalla contra los filisteos, volvió a vérselas
con otro gigante de la misma estirpe de nombre Isbí-benob (2 Samuel
21,16).
En Jerusalén hay una sinagoga donde está la llamada “tumba del rey
David”.
Alrededor del año 168 A.C., el rey griego Antíoco Epífanes, desató una
persecución religiosa contra el pueblo de Israel, que incluía la destrucción
de los rollos de la ley de Dios.
El justo Abel.
El sumo sacerdote Melquisedech.
El sacrificio de Isaac.
José vendido por sus hermanos.
El profeta Jonás.
El cordero pascual.
La serpiente de bronce levantada por Moisés en el desierto.
El maná caído del cielo.
Sobre los “niños inocentes” que fueron asesinados por orden del rey
Herodes el Grande, su número no sería superior a más de una docena.
No obstante, en la liturgia bizantina los hacen llegar a 14.000, el
calendario siríaco afirma que fueron 64.000, y en las tradiciones
populares ascienden a 144.000, en relación a los mártires del Apocalipsis
(14,1-5).
Frases tales como: “Ayúdate que yo (Dios) te ayudaré” o “Entre mil y mil
el fin del mundo”, no aparecen en las Santas Escrituras.
El evangelio de San Juan llegó a Egipto en el año 125, y a partir del 175,
ya circulaban copias por Cartago, Esmirna y Lyon.
En el año 130 d.C.; San Papías (discípulo del apóstol Juan), escribió la
obra Explicaciones de los dichos del Señor, considerada como la primera
exégesis (explicación bíblica) de los Evangelios.
Entre los años 160 al 175, Taciano, discípulo de San Justino Mártir;
compuso su obra “El Diatesarón” (término griego que significa “a través
de los cuatro”), un relato de la vida de N. S. Jesucristo compuesto a partir
de los cuatro evangelios, y al parecer fue escrito en griego o siríaco. De
esta obra San Efrén de Siria (310-373), escribió un comentario sobre esta
obra.
Hacía el año 170, se realizó el primer catálogo de los libros del Nuevo
Testamento; llamado el canon (o lista) de Moratori. Este contenía los
cuatro Evangelios y las 13 cartas de San Pablo.
En los dos primeros siglos del cristianismo se posee poco más de una
decena de manuscritos de los cuatro evangelios canónicos, y únicamente
cuatro de evangelios apócrifos: del evangelio de Tomás, del llamado
Egerton Gospel (un evangelio desconocido que sólo se conoce por este
manuscrito), y de otros dos que algunos atribuyen al evangelio de Pedro.
San Cipriano escribió su libro Testimonia, que data del 248/49, y es una
colección de textos bíblicos donde hace una lectura cristológica del
Antiguo Testamento, y cita algunos dichos de Jesús de los Evangelios.
El mismo apologista Orígenes aseguraba que los cristianos del siglo III,
usaban la versión de los libros del Antiguo Testamento llamada de Los
Setenta, aunque algunos judíos no lo aceptaban.
Para finales del siglo III, entre los cristianos circulaban Evangelios de
bolsillo escritos en pergamino.
San Atanasio en el año 369 da la lista definitiva de los 27 libros del Nuevo
Testamento.
Existen más de 3000 códices (del latín “codex”, que significa “libro
manuscrito”) en pergaminos que contienen copias de casi todos los libros
de la Biblia; entre los más importantes tenemos:
El abad Flavio Aurelio Casiodoro (siglo V), comisionó a los copistas del
monasterio de Vivarium (Calabria), la preparación de al menos tres
ediciones distintas de la Biblia en latín. Una incluía el texto de la Latina
Antigua, de finales del siglo II. La segunda, con la Vulgata latina, y la
tercera, el Códice Mayor. Las dos últimas ediciones reunieron todos los
libros de las Sagradas escrituras en un solo volumen a las que se
llamaron Pandectas. La única copia que queda es un enorme manuscrito
llamado Códice Amaniatino. Es la Biblia latina completa en un solo tomo
más antiguo que existe, y se conserva en la Biblioteca Laurenziana de
Florencia (Italia).
La obra “De Doctrina Christiana”, terminada en el año 426, por el obispo
de Hipona, San Agustín; donde el estudio de las Sagradas Escrituras se
constituye en el fundamento de una verdadera cultura cristiana.
En este mismo siglo, se incorporaron los mosaicos con pasajes bíblicos en
las iglesias, para educar a los feligreses. Siglos después, ocurrió lo mismo
con los vitrales de las grandes catedrales medievales.
En el siglo XVI, Santo Tomás Moro afirmaba que antes de los tiempos del
reformador Wiclef, existía en Inglaterra una versión de la Palabra de Dios
que “era leída con devoción por la gente del común”.
Don Félix Torres Amat, canónigo de Barcelona, dio a la luz otra nueva
versión de la Vulgata latina, hoy muy difundida en Madrid (1823- 1825).
En el año 1907, el papa San Pío X dio origen al instituto pontificio bíblico
a cargo de los jesuitas, para perfeccionar las traducciones de las
Sagradas Escrituras.
Según cifras publicadas por Las Sociedades Bíblicas Unidas, las Sagradas
Escrituras están disponibles completa o en partes en más de 2400
idiomas, frente a las 6500 lenguas que se hablan en el planeta.
Agosto de 2014 - Por primera vez en tres mil años se ilustra toda la Biblia
Católica en su texto entero, libro por libro, capítulo a capítulo y fragmento
a fragmento con más de 40 mil ilustraciones.
LA BIBLIA: EL LIBRO DE INTERPRETACIÓN DIVINA
“Uno de los jefes (de los judíos) le preguntó a Jesús: Buen Maestro,
¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: -
¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. Ya
sabes los mandamientos: ‘No cometas adulterio, no mates, no robes,
no digas mentiras en perjuicio de nadie, y honra a tu padre y a tu
madre.’ El hombre le dijo: -Todo eso lo he cumplido desde joven. Al
oír esto, Jesús le contestó: -Todavía te falta una cosa: vende todo lo
que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo.
Luego ven y sígueme” (Lucas 18,18-22).
Por otra parte, la gran mayoría del pueblo hebreo con sus jefes, debido a
su ceguera espiritual, no quisieron seguir su doctrina; y es así como:
“Jesús fue a Nazaret, el pueblo donde se había criado. En el día de
reposo entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se puso de
pie para leer las Escrituras. Le dieron a leer el libro del profeta
Isaías, y al abrirlo encontró el lugar donde estaba escrito: ‘El espíritu
del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar la
buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a
los presos y dar vista a los ciegos; a poner en libertad a los
oprimidos; a anunciar el año favorable del Señor’. Luego Jesús cerró
el libro, lo dio al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todos los que
estaban allí seguía mirándole. El comenzó a hablar, diciendo: -Hoy
mismo se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes…Al oír esto,
todos los que estaban en la sinagoga se enojaron mucho. Se
levantaron y echaron del pueblo a Jesús, llevándolo a lo alto del
monte sobre el cual el pueblo estaba construido, para arrojarle abajo
desde allí. Pero Jesús pasó por en medio de ellos y se fue” (Lucas
4,16-21.28-30).
I. INTRODUCCIÓN
DATOS EN GENERAL:
Moisés le ordena a los ancianos de Israel que cada siete años durante la
fiesta de las Enramadas, todo el pueblo se reúna “para que escuchen la
lectura de la ley y aprendan a respetar al Señor su Dios, y pongan en
práctica todo lo que se dice en ella” (Deuteronomio 31,9-12).
Todo verdadero discípulo del Hijo de Dios tiene que tener en cuenta que
desde los mismos inicios de la cristiandad existía ya una unidad de la fe,
edificada “sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la
principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio,
bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor”
(Efesios 2,20-21). El ya mencionado San Pablo, considerado como uno de
los dos grandes pilares del cristianismo, exhortaba a los primeros fieles:
“Os ruego, pues, hermanos por el nombre de Nuestro Señor Jesucristo,
que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros
divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y
en un mismo parecer”. (1 Corintios 1,10), teniendo todos “un mismo
sentir según Cristo Jesús” (Romanos 15,5). De hecho, el mismo apóstol
de los gentiles hacía ya la siguiente advertencia: “Mas os ruego,
hermanos, que os fijéis en los que causan división y tropiezos en contra
de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos”
(Romanos 16,17).
Las Biblias protestantes sólo aceptan 66 libros, suprimiendo siete del A.T.
que son llamados como “deuterocanónicos” (es decir, de la segunda
lista); que son: Tobías, Judith, Sabiduría de Salomón, Sirac o Eclesiástico,
Baruc, I y II de Macabeos; y algunas adiciones en griego de Ester y
Daniel.
En 1830, José Smit, escribió el “libro del mormón”, que había recibido
supuestamente por iluminación celestial por el ángel Morón, en el monte
de la ciudad de Palmyra, cerca de Nueva York. Este texto fue agregado a
la Sagrada Biblia por esta secta cristiana (comparar con Gálatas 1,6-9).
Los testigos de Jehová en su Biblia conocida como: “Traducción del
Nuevo Mundo de las Santas Escrituras”, en el prólogo del
evangelio de San Juan (1,1), donde se declara: “En el principio ya
existía la palabra (Jesús); y aquel que era la palabra estaba con
Dios y era Dios”. Mientras que en su versión aparece: “En el
principio era la palabra...y la palabra era un dios”; negando con
esto la divinidad de la segunda persona de la Santísima Trinidad
FRASES CÉLEBRES SOBRE LA BIBLIA
El que lee la Biblia está más cerca de Dios, o sea de la verdad misma.
Papa San Gregorio Magno.
Fuera de los Evangelios no hay otro libro que pueda hablar al alma
humana con tanta luz y verdad.
Papa San Pío XI.
Siendo, pues, Palabra del Señor lo que enseña este libro, será imposible
que su lectura no haga gran provecho a quien lo lea y medite.
E. Muller.
La Biblia es un libro que supera a todos los demás, y contiene todo lo que
atañe al deber del hombre para con Dios y el prójimo.
Pedro el Grande.
La Biblia es el mejor don que Dios jamás haya dado a los hombres. Si no
fuera por Ella, no podríamos distinguir entro lo correcto y lo incorrecto.
Abraham Lincoln.
La Biblia ayuda a realizar las aspiraciones más grandes del alma humana.
Roosvelt.
La existencia de la Biblia, entendida como un libro para el pueblo, es el
mayor beneficio que ha recibido el género humano. Todo intento de
menospreciarla constituye un crimen contra la humanidad.
Immanuel Kant.
La Palabra de Dios, es la clave para resolver todos los problemas.
Carothers.
Estoy convencido de que la Biblia nos resultará más bella cuanto mejor la
comprendamos.
Johann Wolfgang.
La gran ventaja de la Biblia es que, en ella, está la clave para saber cuál
es el pensamiento de Dios y qué opina El sobre los temas más
importantes.
Peale.
I. CONTEXTO GENERAL
El jardín del Edén era una tierra muy bella, rica en minerales, flores,
árboles frutales, suave brisa, y habitada por los animales más hermosos
de la creación. Aquí había un río del que se desprendían cuatro brazos: el
Pisón, que rodea la tierra de Hávila donde hay oro, belio y ónice; el
Gihón, que rodea toda la tierra de Cus; el Tigris, que va al este de Asiría;
y el Eufrates (Génesis 2,8-14).
Las Escrituras dicen que Dios plantó el “jardín del edén, al oriente”
(Génesis 2,8). Su sitio de origen bien pudo haber estado en las cercanías
del Golfo Pérsico entre Siria y Palestina, o más bien entre Irán e Irak,
aunque también se sitúa en las proximidades de la India. De acuerdo al
nombre de los cuatro ríos mencionados en el primer libro de la Biblia, se
puede tener una idea más o menos exacta de su posición geográfica, lo
que en la antigüedad era conocida como la Baja Mesopotamia, donde hay
una rede de afluentes o canales que surcaba esta área. Dos ríos llevan
nombres conocidos: el Tigris que corre enfrente del Asur, y el Eufrates,
célebre en todo Oriente; ambos nacen casi juntos en los montes de
Armenia, desembocando en el Golfo Pérsico. El Pisón pudo haber estado
en las tierras de Arabia del Norte, rica en piedra de ónice; se cree que no
es otro que el río Fasis, que nace en el monte Ararat y muere en el mar
Negro. El Gihón, posiblemente localizado también en Armenia, país
limítrofe con Turquía, en cuyos suelos abundan minerales preciosos como
el oro y el ónice. Por su parte, otros investigadores han relacionado los
cuatro ríos con tres países: Hávila (o Arabia), con el Pisón; la tierra de
Cus (o Etiopía), por el Gihón; Asur (o Asiría), con el Tigris y el Eufrates.
En el siglo III de nuestra era, San Epifanio dice en una carta: “Yo mismo
he visto las aguas del Gihón, las he visto con mis ojos carnales, son
aguas como las del Eufrates que se deja tocar, beber y que no tiene nada
de espiritual”. Cuatro siglos después, Isidoro de Sevilla, último Padre de
la Iglesia, localizaba el Edén bíblico en las Islas Afortunadas (las Canarias
actuales). Del mismo modo, el cardenal Pedro Alianco, en su libro del
Imago Mundi, impreso en Lovaina (Bélgica), entre los años 1480 al 1483;
dijo: “Más allá del Trópico de Capricornio, se encuentra la más bella
estancia, ya que es allí donde está la más noble y la más alta del mundo,
a saber, el Paraíso terrenal”.
En el primer libro del Antiguo Testamento se dice que un río salía del
Edén y se partía en cuatro afluentes, pero no explica si nacía allí. No
obstante, el apóstol amado en las visiones que tuvo en la isla de Patmos,
dice que la fue mostrado “un río limpio de agua de vida, resplandeciente
como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero” (Apocalipsis 22,1).
“Y el que tenga sed, venga; y el que quiere, tome del agua de la vida
gratuitamente” (17). Este nuevo río de “agua viva” no es otro que el
mismo Señor Jesús, acordémonos que a la mujer samaritana le ofrece
“agua viva” para la vida eterna (Juan 4,14). Asimismo, “Si alguno tiene
sed, que venga a mí y beba…, del interior del que cree en mí brotarán
ríos de agua viva” (Juan 7,37-38). En este pasaje San Juan hace alusión,
que, en esta oportunidad, el Divino Maestro se refería al Espíritu Santo.
En Génesis (2,9), dice que “Yahvé Elohim hizo brotar del suelo, todo árbol
grato…y el árbol de la vida”, en el centro del “jardín de Dios” estaba el
“árbol de la vida”, cuyo fruto era apto para conservar la vida del cuerpo
por tiempo indefinido (Génesis 3,22). De hecho, el “árbol de la vida” no
brota exclusivamente en el “paraíso de Yahvé”. Antiguas tradiciones
recopiladas en tablillas para los sumerios, colocaban al oasis maravilloso
donde crecía el “árbol de los dioses” de frutos magníficos en la isla de los
bienaventurados, La tierra de Dilmón, lugar que hoy se identifica con el
archipiélago de las Bahrein, junto a la costa de Arabia oriental, en el Golfo
Pérsico. Los asirios-babilonios conocían a la famosa planta gracias a la
cual el hombre obtenía su suplo de vida. Sobre dibujos sumerios del
tercer milenio se cree son reproducciones del árbol estilizado. En Egipto
se conserva el recuerdo de una planta que destilaba en beneficio de los
dioses, y para los hombres de una bebida de inmortalidad, que crecía al
este del cielo, en la Tierra de Amenti.
A lo largo de la historia han sido muchas las personas que han querido
hallar el “Paraíso perdido”. Hay quienes lo buscaron en Etiopía, aunque
sin éxito. El historiador judío Flavio Josefo (siglo I d. de C.), sitúa el
Paraíso terrenal en la Tierra del Edén, más allá de un Gran Océano. Para
los esenios, lo mismo que para los antiguos griegos, el Paraíso estaba
ubicado en una vasta extensión marina, en un clima agradable, sin
lluvias, sin nieves y sin calores excesivos; bajo una perpetua y suave brisa
marina. Cuenta cierta leyenda piadosa que en el siglo VI, el monje
irlandés, Brendan “el navegante”, lo encontró en una isla del sudoeste en
el océano Atlántico, a la que llamó “Isla de los Bienaventurados”, donde
vivió siete años antes de volver a su patria. En cambio, otras historias
afirman que se oculta en una elevada montaña.
El ya mencionado Cristóbal Colón, en su tercer viaje al Nuevo Mundo
(1498-1500), dijo: “Parece como si esta tierra (El Orinoco) fuese el
Paraíso terrenal, pues se ajusta a la descripción de los santos y sabios
teólogos”. Del mismo modo, Louis Antoine de Bougainville, explorador
francés del siglo XVIII, cuando llegó a la isla de Haití, escribió más tarde:
“Pensé que me hallaba en el jardín del Edén”. Bougainville abandonó la
isla ansioso por dar a conocer al mundo el “Paraíso Perdido”. Cuando
termino su travesía de tres años alrededor de la Tierra, publicó un relato
de sus aventuras. El libro, que fue un éxito de ventas, dio vida
nuevamente al mito de que aquella exótica isla concordaba con la
narración bíblica.
El libro del Génesis (8,4), relata que el arca de Noé se halla sepultada en
los glaciares del monte Ararat, en la república de Armenia. A lo largo de
los siglos, diversas expediciones han intentado recuperarla. Antes con la
fuerza del empeño, hoy con los recursos de la tecnología moderna:
fotografías tomadas por el satélite explorador Erts, desde una altura de
675 kilómetros sobre la montaña, han confirmado la existencia de lo que
parece ser un barco antiguo sepultado por el hielo.
Desde hace siglos, los nativos de la región afirman haber sustraído trozos
de brea o betún que pudo servir de aleación o pegante, y que según el
Génesis (6,14), se utilizó en la construcción del barco. Los trozos
obtenidos sirvieron como reliquias protectoras de todo mal y peligro. Sin
embargo, para otras comunidades del área la montaña es misteriosa y
mágica, debido a que el Ararat absorbe toda el agua de la tierra y de la
que cae de las lluvias, sin dejar una sola gota en el seco territorio que la
rodea. Cada veinte años, más o menos, una oleada de calor intenso barre
la región, y durante este período es cuando se ha observado la presencia
de una barca, sobre todo en los meses más calurosos: agosto y principios
de septiembre.
La primera persona que dijo haber encontrado el “barco bíblico” fue San
Jacobo, monje del monasterio de Ecimiadzin, en el siglo VII. Según su
relato, por inspiración divina halló en medio de la nieve que cubre el
Ararat una tablilla del arca, que aún se conserva dentro de un suntuoso
relicario como uno de los más preciados tesoros del catolicismo armenio.
Hay un curioso relato bíblico narrado en los capítulos 4,5 y 6 del primer
libro de Samuel, cuando los filisteos derrotan a los hebreos en la batalla
de Eben Ezer, capturando el objeto sagrado y lo trasladan a su capital
para ofrecerlo al dios Dagón. Al poco tiempo la estatua de esta deidad es
derribada y destruida por el poder del Arca de Dios, además los filisteos
se ven afectados por tumores malignos. Proceden a trasladar el Cofre
pero la epidemia sigue sus efectos entre estos paganos, por eso deciden
devolverla a sus legítimos dueños sobre un carro guiado únicamente por
dos vacas por el camino de Bet Semes. Allí es localizada por unos
segadores, que se aproximan demasiado al cargamento, y “El Señor los
hirió con gran mortandad”. Setenta hombres murieron hasta que se
hicieron cargo de ella un grupo de levitas que condujeron el Arca hasta
Quiriat-Jearim, a la casa de Abinadad, donde quedó custodiada por un
hijo de éste hasta que el rey David decidió trasladarla a Jerusalén, casi
medio siglo después.
Después del exilio y hasta el presente, las sinagogas judías han venido
teniendo un arca (Aron Kodesh) para guardar los rollos de las Sagradas
Escrituras (La Toráh), usados en su liturgia. El receptáculo está separado
del recinto principal por una cortina, excepto cuando se sacan
solemnemente los rollos para pasearlos alrededor de la congregación y
darles lectura desde el púlpito (Bema). Esta tradición se remonta al velo
del Santuario que era una cortina amplia que separaba el Templo
propiamente dicho del “Santo de los santos”.
EL TEMPLO DEL REY SALOMÓN
I. CONTEXTO HISTÓRICO
1. El atrio (Ulam).
2. La sala principal del santuario o el lugar santo (Hekal).
3. El “Santo de los Santos” (Sancta Sanctorum), era el lugar de
la Shekirá, es decir, de la presencia y de la gloria de Yahvé
(Éxodo 29,43-46; 40, 34-38).
Era además el único santuario que tenían los hebreos en Jerusalén. Los
israelitas frecuentaban el templo todos los días, pero en especial para las
tres grandes celebraciones del calendario judío: la de las Tortas no
Fermentadas, la de las Semanas (después llamada Pentecostés) y la de
las Cabañas (Deuteronomio 16,16-17). En este templo había tanto culto
que cada semana se necesitaban 300 sacerdotes para eso, ayudados por
400 levitas entre sacristanes, músicos, cantores, policías. Los toques de
los cuernos y de las trompetas, acompañado de los clamores de los
salmos daban todo un ambiente de piedad.
APOLOGÉTICA
I. ACLARACIÓN BÍBLICA
Para entender este decreto divino tenemos que saber que en el Antiguo
Testamento escrito en hebreo, existen tres términos con referente a este
tema: “pesel”, que quiere decir “ídolo” que sustituye a Dios, “tselem”,
que traduce “imagen” o “estatua” representativa”, y “pittúach”, es una
“imagen” decorativa”. Del mismo modo, hay que situarnos en el contexto
histórico, geográfico, cultural y religioso; en el momento en que se
escribió este libro del Pentateuco y la epístola de San Pablo, cuando
solamente el pueblo judío, y los cristianos, como herencia de la Antigua
Alianza; rendían tributo al único y verdadero Dios revelado a Moisés en el
monte Horeb (Exodo 20,3). Por el contrario, las otras civilizaciones y
pueblos antiguos que vivían en la región de la Mesopotamia, adoraban
falsos dioses (Josué 24,14). Los egipcios creían que muchos dioses vivían
en la tierra, y eran a menudo mostrados bajo la forma de animales. Al
igual, que muchos ídolos del Canaán (Salmo 106, 38), y de otros pueblo
paganos (Jueces 10,6), como fueron también los árboles o bosques
sagrados, los ejércitos del cielo (2 Reyes 17,16), y los terafines, que eran
dioses caseros de todo tipo (Génesis 31,19; Jueces 17,5).Todos ellos eran
imágenes hechas para adorarlos (Hechos 7, 43).
III. LOS ÍDOLOS EN LAS CULTURAS ANTIGUAS
En el antiguo Oriente Medio, la gente creía que los dioses sólo podían ser
adorados en los territorios que regían.
El principal de todos que rivalizaba con Yahvé, era Baal que significa
“Amo” o “Señor”, dios de los cananeos representado en forma de buey, y
que fue sometido a la prueba del fuego por el profeta Elías En el monte
Carmelo (1 Reyes 18,20-40). Baal era una deidad de la fertilidad, también
conocido como “el jinete de las nubes”, cuyo emblema era un relámpago.
Se le atribuía el poder de la lluvia para regar los cultivos, y las cosechas
abundantes al final de la temporada seca. Es probable que muchos de sus
adoradores le lanzaran besos a una estatua suya o se arrodillaran ante
ella, para incitarlo a que bendijera sus sembrados y sus ganados;
además, acostumbraban hacerse cortes en sus cuerpos hasta sangrar (1
Reyes 18,28). Yavé Sabaot pedía a su pueblo que lo escogiera a él como
su “Baal”, como su “dueño marital” (Isaías 54,5).
Tot, dios de la lluvia y el trueno, era imaginado con cabeza de ibis (ave
zancuda), mono o de perro. Los antiguos egipcios creían que el ibis se
alimentaba de los reptiles que infestaban el País. Igualmente, el búho era
el animal sagrado de la diosa griega Atenea.
Hator, diosa de la antigua casa real egipcia bajo la forma de una vaca
entre cuyos cuernos lucia el disco solar, se mostraba a menudo como una
vaca emergiendo del Nilo, era considerada como la fuente de la fertilidad
acompañada de Jatón, diosa egipcia mujer con cuernos de vaca.
Milcom, dios de los amonitas que tenía una corona de oro de un talento
(1 Crónicas 20,3); Y a quien el rey Salomón edificó un santuario en
Jerusalén (1 Reyes 11,5).
Hay tres razones por las que La Biblia condena este tipo de culto:
Fueron estas las causas por las que el Señor castigó ejemplarmente a
Israel (Jeremías 44, 22-23). Por esta razón, todos los verdaderos profetas
desde Moisés hasta Malaquías predicaron con toda vehemencia y con
todo el poder que tenían para hacer volver al pueblo a la adoración
verdadera. Sin embargo, mientras más los llamaban tanto más se
alejaban del Señor (Oseas 11,2). Israel y luego Judá fueron llevados a un
exilio como el último gran castigo, dado que ellos fueron tras dioses
ajenos (2 Reyes 22,17). Se necesitó este terrible juicio para apartarlos de
la idolatría. Cuando volvieron de la cautividad a sus tierras bajo
Zorobabel, nunca más volvieron a adorar ídolos como nación.
IV. LAS IMÁGENES SAGRADAS EN EL JUDAÍSMO
El mismo Dios del cielo le ordenó a su pueblo construir figuras con fines
curativos, sagrados y decorativos; como:
Mical, la esposa del rey David tenía en su casa de Jerusalén una imagen
de Terafim, un ídolo doméstico que al parecer tenía el tamaño y la forma
de un hombre (1 Samuel 19,12-13). Los hallazgos arqueológicos indican
que en tiempos bíblicos, las tallas de Terafim, no solo se usaban con fines
religiosos, sino también como títulos de propiedad familiar.
Anteriormente, Raquel, esposa de Jacob, había robado un Terafim a su
padre (Génesis 31, 19). Con la reforma religiosa de Josías
desaparecieron, ya que los judíos le habían relacionado con un talismán
para la buena suerte, también tenían amuletos que escondían debajo de
la ropa (2 Reyes 23,24).
V. EL TEMPLO DE JERUSALÉN
Este recinto sagrado construido por el rey Salomón hacia el siglo X a.C.,
era llamado como la “casa del Dios verdadero” (2 Crónicas 24,7), “casa
de oración para todos los pueblos” (Isaías 56,7), “Santo Templo” (Salmo
68,5) o “templo del Señor” (1 Samuel 1,9.24); era considerado como
“una figura del santuario verdadero” (Hebreos 9,24); y estaba adornado
en un principio por “seres alados, palmeras, flores, granadas, frutas,
leones, toros y guirnaldas” (1 Reyes 6, 18.29.32.34-35; 7,19-20,25.
29.36). El ya mencionado rey judío, hizo dos enormes ángeles de madera
de olivo y cubiertos de oro, para que custodiaran el Lugar Santísimo (1
Reyes 6,23. 28-29). Anteriormente, Moisés había dado ordenes a los
artistas para que confeccionaran en el Santuario, diez cortinas de
diferentes colores bordadas con dos seres alados (Éxodo 26,1.31-33;
36,8.35); Y todo esto con la aprobación celestial. Es más, en la visión
que el profeta Ezequiel tuvo del “templo futuro”, aparecen dos imágenes
de un ángel con cara de hombre y otro con cara de león, al lado de más
“seres alados y palmeras” (41, 18-20).
Jesús, el “buen pastor” (Juan 10; 11), aparece en una lápida sepulcral
cristiana de las catacumbas de Domitila, en Roma, de final del siglo III.
Esta figura representa algunas características de Jesucristo, Buen Pastor,
que guía y protege a sus fieles (las ovejas), con su autoridad (el callado),
les atrae con la sinfonía melodiosa de la verdad (la flauta), y les hace
reposar a la sombra del “árbol de la vida” (su cruz redentora que abre las
puertas al Paraíso).
La paloma, signo del Espíritu Santo, aparece por primera vez en el siglo V
en el mosaico del arco triunfal de la basílica de Santa María la Mayor en
Roma.
Los Santos Padres de la Iglesia como san Juan Crisóstomo, San Ambrosio
y San Agustín; puntualizaban que los crucifijos, iconos e imágenes de
Jesús, María, los santos y los ángeles; están hechos no para adorarlas,
sino para veneradas, y dirigir nuestras plegarias al Altísimo (2 Samuel
22,7).
LA CRUZ DE CRISTO
AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
I. CONTEXTO HISTÓRICO
San Pablo hace en sus epístolas toda una “teología al misterio de la cruz”,
porque si la Escritura dice “maldito el que está colgado de un madero”
(Deuteronomio 21,23), Jesús nos liberó de la maldición de la ley (Gálatas
3,13-14). Y si el Cristo crucificado es un escándalo para los judíos y una
locura para los gentiles, para los llamados es “poder y sabiduría de Dios”
(1 Corintios 1,23-24). El mismo apóstol confiesa: “Pero lejos esté de mí
gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el
mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6,14); “por ahí
andan muchos de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo
llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo” (Filipenses 3,18). Su
predicación está centrada en “Jesucristo crucificado” (1 Corintios 1,23;
2,1-2), “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio;
no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los
que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1 Corintios 1,17-
18), ya que el Redentor del mundo “estando en la condición de hombre,
se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz” (Filipenses 2,8).
Santa Helena a la edad de 80 años, descubrió en el año 326 los restos del
santo madero en la colina del Gólgota. Parte de los mismos fue llevada
por la augusta emperatriz a Roma, donde su hijo Constantino mandó a
edificar la “Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén”. Otro tanto del valioso
leño permaneció en la Ciudad de Dios, en la “Basílica del Santo Sepulcro”
en el monte Calvario, dentro de un relicario cubierto de piedras preciosas,
y fue dedicada el 14 de septiembre del 335. Esta fecha se convirtió en la
fiesta litúrgica de la “Exaltación de la Cruz”. Con la invasión de los persas
a manos del rey Mazdeo Cosroes II, en el año 615, fue saqueada y
llevada consigo. En su poder permaneció hasta que el emperador Heraclio
en el 630, tras una campaña militar de seis años, la recuperó y la trajo
nuevamente a Jerusalén.
I. EL CAMPO DE LA TEOLOGÍA
Ya en el Nuevo Testamento San Pablo al hablar del juicio final, dice: “La
obra de cada hombre ha de manifestarse en el día del Señor, el fuego
mostrará cuál sea la obra de cada uno…no obstante, él no dejará de
salvarse, si bien como quien pasa por el fuego” (1 Corintios 3,13-15).
Nótese bien, que el apóstol de los gentiles admite la existencia de un
lugar en donde se purifica con el fuego las obras “imperfectas” de los
hombres para ser dignos de llegar a Dios (Apocalipsis 21,27). Caso
contrario, es la sentencia del mismo Jesús, cuando asegura que los
condenados irán al “fuego eterno” del Infierno en compañía del Diablo y
sus demonios (Mateo 25,41).
III. EL PURGATORIO EN EL JUDAÍSMO
Un comentario del Rabino André Cheoraqui afirmaba que el mundo
Occidental tenía prejuicios contra los fariseos, pero, esta corriente del
Judaísmo era la que más se asemejaba a las creencias cristianas en sus
creencias: cielo, infierno, resurrección, juicio de la carne y purgatorio
entre otras. El rabino afirmaba que tales creencias dentro el cristianismo
son parte de la herencia del Apóstol Pablo, que antes de su conversión al
cristianismo fue un fariseo.
El “concepto” del purgatorio es parte de las creencias judías, pero esto no
significa que ellos definan el purgatorio de la misma forma en que la
Iglesia Católica lo define. Para ellos: “el purgatorio es el lugar a donde
son enviadas las almas de aquellos que pecaron. Existen allí siete niveles
bien definidos, en los cuales se hospedarán las almas de los pecadores,
de acuerdo a la gravedad de las faltas cometidas. Este purgatorio es un
lugar que permite a las almas purificarse, para luego poder ingresar al
Jardín del Edén y disfrutar de las excelencias que allí hay. La cantidad de
tiempo que deberá permanecer el alma en este sito purificador depende
de las faltas cometidas. Algunos deberán quedarse por espacio de treinta
días, otros sesenta, noventa, seis meses, o un año. (Tana Dbei Eliahu 3:
3)”. Purgatorio en hebreo se llama "Gueinom" ò “Gejena”. Según el
centro de estudios judíos “Tora Emet” de acuerdo al Talmud el proceso
de purificación dura a lo más 11 meses. Por esa razón los judíos
acostumbran decir el Kaddish (oración de duelo) por 11 meses, después
de este proceso de purificación el alma se eleva.
IV. TESTIMONIO DE LOS SANTOS PADRES DE LA IGLESIA
Desde los primeros siglos del cristianismo los Santos Padres enseñaban
sobre la existencia de un estado de purificación después de la muerte,
como por ejemplo:
“Más que llorar (por el alma del difunto), hay que ayudarla con oraciones.
No la entristezcas con tus lágrimas, sino encomienda, más bien, a Dios
con oblaciones, su alma”.
San Ambrosio, obispo de Milán (+397).
“Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio,
existe un fuego purificador”.
Papa San Gregorio Magno (+604).
San Juan Macias (siglo XVII), fue un hermano dominico español, que se
santificó siendo portero en el convento de Santa María Magdalena en
Lima (Perú). Su oficio le permitía orar constantemente por las almas de
los difuntos, de modo que un día le confió a su director espiritual: “Por la
misericordia de Dios, con el rezo del rosario he sacado del Purgatorio a
1.400.000 almas”. Por eso se le dio el nombre de “Ladrón del Purgatorio”.
El mismo afirmaba que le parecía escuchar siempre el murmullo de las
ánimas en pena que le pedían oración.
María Simma (Siglo XX), fue una mujer austriaca que escribió un libro de
sus experiencias místicas con las ánimas del purgatorio, que le fue
remitido a su obispo. En uno de sus apartes se cuenta su encuentro con
un sacerdote cuya mano derecha estaba negra, al preguntarle la causa, el
alma del presbítero le contesto: “Yo debía haber bendecido más, di a
todos los sacerdotes con quienes te encuentres que deben bendecir más:
Ellos pueden dar numerosas bendiciones y conjurar las fuerzas del mal”.
La estigmatizada y mística alemana Teresa Neumann (siglo XX), dos
veces en el día, mañana y tarde, visitaba el Purgatorio. Allí observaba las
ánimas con una figura luminosa, pero no eran todavía puras.
Los seis videntes que han recibido mensajes desde el año 1981 de la
Virgen en Medjugorje (ex Yugoslavia), dicen que más almas van al
Purgatorio que al Cielo o al Infierno. En el purgatorio hay diferentes
niveles, algunos cerca de la Morada Celestial y otros cerca del Averno.
Afirman que más almas salen del Purgatorio al Reino de Dios en el día de
Navidad que en cualquier otro día del año.
Uno de los hechos más sorprendentes de encuentros con las ánimas del
Purgatorio se dio en el monasterio de las franciscanas de San Leonardo,
en Monfalco (Italia), cuando a la abadesa de nombre sor María Teresa de
Jesús, entre los años 1918 a 1919, escuchó la voz del alma de un
sacerdote después de hacer sonar la campanilla de la sacristía. El alma
del levita pedía que se celebraran misas por su eterno descanso, dejando
en cada ocasión cierta cantidad de dinero. En total llevó al monasterio
trescientas liras, vino veintiocho veces, y fueron celebradas treinta y ocho
Eucaristías. Acerca de este caso se realizó un proceso canónico por parte
de las autoridades eclesiásticas, que se conserva en la curia arzobispal de
Spoleto.
VI. EL MUSEO CRISTIANO DEL MÁS ALLÁ
Jesús resucita de entre los muertos “el primer día de la semana” (Mateo
28,1; Marcos 16,2; Lucas 24,1; Juan 20,1), las apariciones del Señor
resucitado ocurren también en este día (Juan 20,19), incluyendo a los dos
discípulos de Emaús, que reconocieron que estaban frente al Señor al
“partir el pan” (Lucas 24,13-31). Era aún domingo cuando cincuenta días
después de la resurrección, el Espíritu Santo, bajo la forma de un “viento
impetuoso” y “fuego”, se infunde en los apóstoles reunidos con María en
el Cenáculo (Hechos 2,1-3). “El primer día de la semana”, significa
entonces la nueva creación del hombre, la libertad del poder del mal y de
los demonios. Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días,
la primera de todas las fiestas, el “domingo”. Y por eso se le llamaba
también el octavo día. La palabra domingo viene del latín “Dominucus”
que significa “lo que pertenece al Señor” (Dominus), es entonces el “Día
del Señor” (Dies Domini).
Victoriano en el año 300, dijo: “En el día del Señor acudimos a tomar
nuestro pan dando gracias, para que no se crea que observamos el
sábado con los judíos, lo cual Cristo mismo, el Señor del sábado
abolió en su cuerpo”.
I. LA FE:
III. EL BAUTISMO:
- “Jesús le contestó: -Te aseguro que el que no nace del agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3,5).
- “El que crea y sea bautizado, será salvo” (Marcos 16,16).
- “(Jesús) nos salvó no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración
y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3,5).
IV. LA EUCARISTÍA:
- “-Les aseguro que los que cobran impuestos para Roma, y las
prostitutas, entrarán antes que ustedes en el reino de Dios. Porque
Juan el Bautista vino a enseñarles cómo deben vivir, y ustedes no le
creyeron; en cambio, esos cobradores de impuestos y esas
prostitutas sí le creyeron” (Mateo 21,31-32).
Los Testigos de Jehová por ser también una congregación fatalista, han
anunciado de manera equivocada la segunda llegada del “Hijo de Dios”.
Charles T. Russell (su fundador) afirmó primero que sería en el año
1.874; Después cambió la fecha para 1.914. Por su parte, el llamado juez
Joseph F. Rutherford (su segundo presidente) lo hizo para 1.925; y para
ello, mandó a construir una enorme mansión en San Diego (California),
llamada “la casa de los príncipes” para cuando resucitarán los patriarcas
del Antiguo Testamento, pero al ver que esto no sucedió, se fue él mismo
a vivir allí hasta su muerte ocurrida en el año de 1942. Por último, su
tercer presidente Natahn H. Knorr, le encomendó la misión a su
vicepresidente, Federick W. Franz (quien luego sería el cuarto
presidente); Quien la señaló para el año 1.975.
II. “Y esta buena noticia del reino será anunciada en todo el mundo,
para que todas las naciones la conozcan; entonces vendrá el fin”
(Mateo 24,14). Ahora bien, de los 7.000 millones de habitantes
que tiene aproximadamente la Tierra, 1.300 millones se declaran
ateos, agnósticos o sin religión; 1.200 millones son islámicos;
1.100 millones son católicos, otros 1.000 millones de diferentes
denominaciones cristianas, incluyendo a 350 millones de
ortodoxos y 80 millones de anglicanos; 811 millones de
Hinduistas; 400 millones de budistas; 100 millones de animistas;
100 millones de sintoístas; entre otros. Por lo tanto, hay aún un
largo camino por recorrer antes que la “Buena Nueva del Reino de
Dios” sea proclamada a los hombres “de todas las naciones,
razas, lenguas y pueblos” (Apocalipsis 7,9).
III. “Los que estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: -Señor ¿vas
a restablecer en este momento el reino de Israel? Jesús les
contestó: -No les toca a ustedes saber en qué día o en qué
ocasión hará el Padre las cosas que solamente él tiene autoridad
para hacer” (Hechos 1,6-7). Del mismo modo, el apóstol Pablo
recalca: “Hermanos, quiero que sepan este secreto del plan de
Dios, para que no se crean sabios: los israelitas se han endurecido
en parte, pero sólo hasta que haya entrado todos los que no son
de Israel. Cuando esto suceda, todo Israel alcanzará la salvación”
(Romanos 11,25-26).
A. “Judíos Ortodoxos”.
B. “Judíos Ultra Ortodoxos”.
C. “Judíos Reformados”.
D. “Judíos Conservadores”.
NOTA: Todas las citas bíblicas del presente estudio, fueron tomadas de
la versión protestante reina valera, ediciones de 1967 y 1985.
I. ARGUMENTO BÍBLICO
“Por lo tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. (Mateo 28,19).
“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu
Santo sean con todos vosotros. Amén”. (2 Corintios 13, 14).
“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y
el Espíritu Santo; y estos tres son uno”. (1 Juan 5,7).
“Toda la Iglesia aparece como un pueblo unido por la unidad del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo”.
San Cipriano, obispo de Cartago (+258).
“Todo el bien desciende del Padre, a través del Hijo, y nos alcanza en el
Espíritu Santo”.
San Atanasio, patriarca de Alejandría (+373).
“Es necesario, sin embargo, que la palabra divina [Jesucristo] esté unida
con Dios del Universo; y el Espíritu Santo debe respetar y morar en Dios.
Por tanto la Trinidad Divina debe ser reunida en Una, una cumbre, como
si fuera – quiero decir, el Dios Omnipotente del Universo.”
Carta a Dionisio de Roma a Dionisio de Alejandría (262).
“Tres son las personas verdaderas: La del Padre, la del Hijo y la del
Espíritu Santo, iguales, siempre vivientes, que todo lo contiene, lo visible
y lo invisible, y que todo lo pueden”.
Documento el Tomo del Papa San Dámaso, año 382.
“Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo y no en los nombres de éstos, pues no hay más que un
solo Dios, el Padre Todopoderoso y su Hijo único y el Espíritu Santo: la
Santísima Trinidad”.
Profesión de fe del Papa Virgilio en el año 552.
“La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres
personas: `la Trinidad consubstancial´. Uno es Dios y Padre de quien
procede todas las cosas, uno solo el Señor Jesucristo por el cual son
todas las cosas, y uno el Espíritu Santo en quien son todas las cosas”.
Concilio de Constantinopla II, año 553.
Secta Los Testigos de Jehová, fundada en Estados Unidos por Carlos Tazé
Russell en 1879.
Secta Pentecostal, fundada en Estados Unidos por Carlos Parham en
1901.
I. ARGUMENTO BÍBLICO
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”
(Juan 1,1).
“Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. (Tito 2,13).
“Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna”. (1 Juan 5,20).
II. EL TESTIMONIO DE LOS SANTOS PADRES DE LA IGLESIA
“Hermanos, debemos pensar en Jesús como Dios, como Juez de los vivos
y los muertos”.
San Clemente Romano (+97).
“El Padre del universo tiene un Hijo, que, siendo Verbo y primogénito de
Dios, es también Dios”.
San Justino Mártir (+167).
Para los MORMONES, Era el hermano gemelo del ángel rebelde Luzbel.
San Ignacio de Antioquia, obispo mártir del año 107, decía en su carta a
los romanos: “El pan es la carne de Jesucristo, el vino la sangre”.
San Justino Mártir, en su obra titulada “Apología”, año 155, afirma: “El
pan y el vino de la Eucaristía no son pan y vino corrientes, sino el cuerpo
y la sangre de Cristo”.
San Ireneo, obispo de Lyon, en su obra contra las herejías, año 180,
escribe: “El vino y el pan al recibir las palabras consagratorias se
convierten en el cuerpo y en la sangre de Cristo”.
San Juan Crisóstomo, patriarca de Constantinopla (+407), declara: “No es
el hombre quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en cuerpo y
sangre de Cristo, sino Cristo mismo que fue crucificado por nosotros”.
I. ARGUMENTO BÍBLICO
“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y
tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que
os apartéis de ellos” (Romanos 16,17).
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean
judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio de beber de
un mismo Espíritu” (1 Corintios 12,13).
“Un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4,5).
II. EL PLANO TEOLÓGICO
Es importante saber que hubo diversos credos o formas rudimentarias de
confesión de la fe cristiana en los tiempos de la iglesia apostólica (Hechos
8,36 -37; Romanos 10,9; 1 Corintios 12,3). No obstante, el llamado
“Símbolo de los Apóstoles”, es considerado como el más antiguo
catecismo, enumeraba doce artículos que representan a los doce
Apóstoles de Jesús. La forma que tiene hoy parece que se empleó por
primera vez en el año 450. Se le conocía como el Symposium por una
leyenda que circulaba a fines del siglo IV, según la cual los apóstoles se
reunieron alrededor de una mesa para redactarlo, y cada uno añadió una
frase. Los catecúmenos antes de recibir el bautismo, recitaban una
fórmula de fe en la Trinidad y en Cristo, cuya substancia se remonta
hasta los orígenes del cristianismo, símbolo que fue recibiendo poco a
poco varias adicciones, conforme aparecían nuevas herejías que era
necesario condenar.
“Es el Símbolo que guarda la Iglesia Romana, la que fue sede de Pedro,
el primero de los Apóstoles, y a la cual él llevó la doctrina común”.
San Ambrosio, obispo de Milán (+397).
I. ARGUMENTO BÍBLICO
“Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del
Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los
cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo
que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16,18).
“Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para
zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y
tú una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22,32).
“Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de
Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor, tú sabes que te
amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez:
Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor, tú sabes
que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón,
hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera
vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te
amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas” (Juan 21,15-17).
A principios del siglo III San Ireneo, obispo de Lyon, escribe la lista de los
obispos de la Ciudad Eterna, en la que dice que “Después de los santos
apóstoles (Pedro y Pablo) hubieran fundado la Iglesia, pasó a ocupar el
episcopado romano Lino, y después le sucedió Anacleto y tras éste
Clemente (Romano), quien conoció en persona a Pedro…”.
V. DECLARACIONES DE HISTORIADORES, PASTORES Y
TEÓLOGOS PROTESTANTES
“No hay un solo testimonio indudable que demuestre con todo rigor que
Pedro estuviera alguna vez en Roma, aunque resulta difícil no admitirlo”.
Gustavo Kruger.
I. ARGUMENTO BÍBLICO
“¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las
mujeres” (Lucas 1,28).
“Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre” (Lucas
1,42).
“Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las
generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso” (Lucas
1,48-49).
II. LA IGLESIA PRIMITIVA
En la llamada “Carta de los Apóstoles”, escrito apócrifo del siglo II-III,
encontramos el siguiente Credo que se utilizó contra las primeras
herejías: “Creemos en Cristo Señor, Hijo de Dios, palabra que tomó carne
de la Santa Virgen María, carne suscitada en su seno por el Espíritu
Santo”.
“Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1,16).
“El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2,17).
“En cuanto a los mártires, los amamos como discípulos e imitadores del
Señor, y es justo, a causa de su devoción incomparable hacia su rey y
maestro; que podamos nosotros, también nosotros, ser sus compañeros y
sus condiscípulos”.
San Policarpo, obispo de Esmirna (+155).
I. ARGUMENTO BÍBLICO
“Tú no debes romper lo que fue colocado en las iglesias no para ser
adorado sino simplemente para ser venerado. Una cosa es adorar una
imagen, otra es aprender, mediante esta imagen, a quién se dirigen las
preces. Lo que la Escritura es para aquellos que saben leer, la imagen lo
es para los sencillos e iletrados”.
Fragmento de una carta del Papa San Gregorio Magno al obispo de
Marsella a finales del siglo VI.
“Lo que la Escritura es para los letrados, las imágenes son para el pueblo
su lectura”.
Papa San Gregorio Magno (siglo VII).
IV. LA ICONOCLASTÍA
ÁNGELES Y DEMONIOS
Santo Tomás de Aquino (1225- 1274), enseñaba que los ángeles fueron
creados antes que el hombre, porque un ángel rebelde fue el culpable de
la caída de nuestros primeros padres. Se admite entonces que el Padre
del cielo los creó en un principio, Cuando sacó de la nada el universo
(Concilio de Letrán, 1215); y como agrega San Agustín (siglo V), separó
la luz (los ángeles), de las tinieblas (los demonios).
Su creación.
La prueba de obediencia a que fueron sometidos por Dios.
El premio en el cielo para los ángeles fieles, y el castigo en el
infierno para los ángeles rebeldes.
San Gregorio Magno (540- 604), afirmaba que “casi todas las páginas de
la revelación escrita, dan testimonio de los ángeles”. En la Biblia se
registran cerca de 400 veces; tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento. En la vida del Hijo de Dios, se encuentran desde su
nacimiento en el portal de Belén, hasta su triunfante resurrección en
Jerusalén, y regreso al cielo. Por eso, Cristo Jesús es superior a todos
ellos (Hebreos 1,4), creados por él (Colosenses 1,16); y sometidos bajo
su autoridad y poder (Juan 1,51; 1 Pedro 3,22).
Algunos padres de la iglesia como San Papías (discípulo del apóstol San
Juan), hacia el año 130 d.C., o San Justino mártir (siglo II) y San Ireneo
(135-202), identificaron once misiones angélicas:
San Juan de Dios (1495- 1550), fue ayudado por un ángel cuando iba a
caer al suelo llevando una pesada carga.
10. Interceden por nosotros ante el trono divino (Job 33,23-24; Zacarías
1,12; Tobías 12,12).
11. El día del juicio final los ángeles del Señor serán los encargados de
despertar a los muertos, y separar a los justos de los pecadores (Mateo
13,41; 16,27; 24,31; 25,1ss). Para el Islam, es llamado Israfil, ángel de la
muerte que tocará las trompetas de aquel gran día.
V. LA CORTE ANGELICA
Los principados, que tienen la capacidad de guiar a otros hacia Dios; los
arcángeles, reconocidos individualmente y hechos santos, y los ángeles,
que están más cercanos a los hombres.
El Papa León XIII compuso una oración invocando la protección del santo
arcángel, que fue enviada a todos los obispos en 1886. Esta plegaria
nació después que el Vicario de Cristo al terminar una misa, tuvo una
visión de los espíritus infernales que se juntaban sobre la ciudad eterna
de Roma. La oración es la siguiente:
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla; sé nuestro auxilio contra
las maldades e insidias del Demonio. ¡Te suplicamos que el Señor te lo
ordene! Y tú, príncipe de las milicias celestiales, con el poder recibido de
Dios, arroja en el infierno a Satanás y a todos los demás espíritus
malignos que merodean por el mundo para la perdición de las almas”.
Santa Cecilia (siglo III): En su noche de bodas fue protegida por un ángel
que la santa veía detrás de su esposo, el cual estaba dispuesto a matar al
joven si hubiera osado en hacerla su mujer. Después de la conversión de
su esposo Valeriano, el mismo ser luminoso les ofreció a ambos
guirnaldas como regalo del cielo.
San Isidro Labrador (1086- 1150): Era sustituido en sus faenas agrícolas
mientras asistía a misa, por dos ángeles con figura de robustos peones
que le ayudaban con la yunta de bueyes.
San francisco de Asís: En el año 1124, dos años antes de morir cuando se
encontraba meditando en el monte Alvernia, fue estigmatizado por un
serafín que tenía tres pares de alas resplandecientes, llevaba en sí la
imagen de un Crucificado, que le enviaba rayos de fuego a sus manos, a
sus pies y al costado derecho.
Santa Teresa de Ávila: Hacia el año 1559, tuvo una visión de un querubín
en forma de un pequeño niño alado, que con un dardo de oro largo y con
punta de fuego le traspasaba el corazón varias veces (Transverberación).
San Juan Bosco: En su autobiografía narra que desde los años 1854 a
1883, contó con la protección milagrosa de un enorme perro que él
llamaba “Gris”. Este lo salvaba de los continuos ataques criminales que
era objeto el santo, aparecía y desaparecía súbitamente en diferentes
regiones, nunca se le vio comer o beber agua, ni tampoco envejecer.
La mística suiza Adrienne Von Speyr (1902- 1967), tuvo una visión de la
Madre de Dios rodeada de ángeles, algunos eran tan grandes como ella,
y otros pequeños como niños.
Los libros apócrifos del judaísmo, como (Henoc 53,3), describe a los
demonios como ángeles caídos o como hijos de Dios que descendieron
sobre la cima del monte Hermón para perseguir a las hermosas hijas de
los hombres. Al copular con ellas, los ángeles lujuriosos engendraron
hijos gigantes de voraz apetito a los que se llamó “nefilim” (que significa
“derribadores”), y que finalmente se comen los unos a los otros; esta idea
se conserva aún en (Génesis 6,1-4.11). En estos mismos textos se
nombra a Satanás en compañía de otros demonios como Azazel, Belial,
Belcebú, Mastema, Samael. También en el libro de las Revelaciones, la
ciudad de “Babilonia” la grande (equivalente a la Roma imperial), era
considerada como “vivienda de demonios, guarida de toda clase de
espíritus impuros” (18,2).
Del mismo modo, antiguas tradiciones talmúdicas de los hebreos, se
nombran al ya mencionado Azazel, “el demonio del desierto”; en
recuerdo del rito de expiación en el que el sumo sacerdote cada año en la
mañana del Kipur, durante la época del gran ayuno de octubre, le
imponía las manos sobre la cabeza de un chivo o macho cabrío; así
descargaba todos los pecados de los israelitas. Los asistentes escupían
sobre el animal y lo pinchaban con toda clase de espinas, su cabeza era
cubierta con una venda de lana escarlata, y luego los sacerdotes lo
arrojaban a latigazos fuera del poblado al desierto, donde según su
creencia, habitaba este ser maligno (Levítico 16, 5-10). Allí, después de
haber arrancado la lana de los lomos, que esparcían sobre las zarzas, lo
echaban a un precipicio. Si sobrevivía, nadie le daba de comer, como un
maldito, iba a morir en cualquier agujero. En tiempos de Jesucristo como
los judíos ya no vivían en el desierto, despeñaban el animal por un
barranco distante unos 20 kilómetros de Jerusalén. El desierto es el lugar
de descanso de los “espíritus impuros” (Mateo 12,43; Isaías 34,14); el
arcángel San Rafael encadenó al demonio en la parte más lejana de
Egipto (Tobías 8,3). Siendo este el mismo escenario en que el Mesías
resistió después de cuarenta días de ayuno, las tres tentaciones del
Diablo (Lucas 4, 1-13).
San Agustín enseñaba que “el que se Aparta de Cristo, es presa fácil del
demonio” (Compara con 2 Timoteo 2,26); como ocurrió con “Caín, que
era del maligno” (1 Juan 3,12); el rey David, cuando mandó a censar al
pueblo hebreo sin autorización del Señor (1 Crónicas 21,1); los judíos
cuando hacían sacrificios a los demonios (Salmo 106,37); Judas el
“traidor” (Lucas 22,3; Juan 13, 2-4.27); Ananías (Hechos 5,3); “cierto
mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús (o Elimas), hijo del diablo”
(Hechos 13,6.10); También Himeneo y Alejandro “cayeron en manos de
Satanás”(1 Timoteo 1,18-20); otro seguidor del Tentador fue Simón el
Mago, quien gozaba de los favores de Nerón, se granjeó la enemistad de
San pedro, quien hizo fracasar uno de sus trucos públicos (estaba
levitando),haciendo la seña de la cruz.
Para los musulmanes es Iblis, el diablo que Mahoma sacó del Talmud
judío a las páginas del Corán; aquí se describe que su caída se debió por
no haber querido rendir homenaje al primer hombre, desobedeciendo de
esta forma el mandato divino. Ibis, es el “espíritu del mal” que induce al
hombre al pecado. El Corán también lo considera como el más importante
Jinn, seres que viven generalmente en las montañas de Kaf que rodean al
mundo. Adoptan diferentes formas, se asemejan a diablos y se opusieron
a los ángeles. En el día de juicio final; será aniquilado por el triunfo del
Islam, y proclamado por el profeta Jesús.
Por otra parte, los escritores bíblicos identificaron a Baal, dios de Fenicia
y Caldea; Nergal según los asirios y babilonios, cuyo culto fue introducido
en Samaria por los habitantes de Cuta (2 Reyes 17,30); Zeus (para los
griegos) o Júpiter (para los romanos), como verdaderos ídolos del
demonio (1 Corintios 10,20; 2 Corintios 6,16; Apocalipsis 9,20).
Asimismo, Corriente heréticas condenadas por la Iglesia Romana como
los Gnósticos, Maniqueos, Priscilianos, Cátaros y Bogomilos; limitaban el
poder del Altísimo por el del Diablo, hasta hacer de él un dios. Incluso, los
Andrónicos fue una secta heterodoxa que enseñaba que la parte superior
del cuerpo humano era obra de Dios, y la parte inferior (incluyendo los
genitales) era de Satanás.
LA CORTE INFERNAL
Los judíos enemigos del Mesías, creían que “tenía un demonio” (Juan
7,20; 8,48; 10,20); No obstante, “El Hijo de Dios se ha manifestado para
deshacer la obra del diablo” (1 Juan 3,8; 4,4). Satanás no puede impedir
la edificación del Reino de Dios en la tierra, porque “será expulsado el
que manda en este mundo” (Juan 12,31). Los demonios saben que hay
un Dios y tiemblan de miedo (Santiago 2,19); además, Cristo Jesús “a los
Espíritus impuros da órdenes, y le obedecen” (Marcos 1,27). Ellos
reconocen que es “el Santo de Dios” (Marcos 1,24), “el Hijo de Dios”
(Lucas 4,41), “Hijo del Dios Altísimo” (Marcos 5,7). Incluso, el Señor
“expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran,
porque ellos le conocían” (Marcos 1,34). La liberación de espíritus malos
por el Hijo del hombre, era una prueba de que el reino de Dios, había
llegado (Mateo 12,28; Marcos 3,26), y a los fariseos que fueron a
prevenirlo sobre la amenaza de muerte del rey Herodes, les responde:
“Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago
curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra” (Lucas 13,32).
El Señor Jesús les confiere este poder a los apóstoles y discípulos (Mateo
10,1.8; Marcos 6,7.12-13; Hechos 5,16; 8,6-7); para que lo hagan en su
nombre (Lucas 10,17); también fue hecho por uno que no pertenecía al
grupo de los doce (Marcos 9,38-39); por el apóstol Pedro (Hechos 5,16);
por el diácono Felipe (Hechos 8,6-7); y por el apóstol Pablo (Hechos
16,16-18). Esta será una de las señales dadas a los que creen (Marcos
16,17); pero a los que no seguían sus mandatos, no tenía efecto (Hechos
19, 13-16).
LIBERACIONES Y EXORCISMOS
I. CONTEXTO GENERAL
La Iglesia Católica define el rito del “exorcismo” (de la palabra griega “ex
-orkismo”, que literalmente significa “lanzar fuera o conjurar”), como la
acción de expulsar a los malos espíritus introducidos en un individuo
(posesión diabólica), por medio la intercesión de la Iglesia, y llenar ese
vacío con las gracias del Espíritu Santo (Gálatas 5,22-23; Romanos 8,14).
Este sacramental (signo sagrado que obtiene efectos espirituales), está
estructurado de modo que hay una introducción, una parte inicial, la
lectura de la palabra de Dios y una serie de oraciones que incluye aquella
en la que el exorcista pide al demonio salir de la persona en el nombre de
Cristo. Es importante resaltar, que la persona poseída no está
necesariamente en pecado mortal, porque Satanás puede poseer el
cuerpo pero no el alma.
Los judíos del imperio persa usaban encantamientos con unas vasijas que
contenían sus fórmulas entre las que se encontraban varios nombres del
Dios de Israel, otras divinidades, ángeles, del rey Salomón y el de un
ilustre rabino (Josué ben Peraya) considerado potente contra los espíritus
malignos.
“Tened en cuenta que toda la autoridad y poder que tenemos sobre estos
espíritus es nuestra mención del nombre de Cristo…temiendo a Cristo
como Dios y sabiendo que Dios está en Cristo, se sujetan a los siervos de
Dios y de Cristo”.Tertuliano (s. III).
El actual canon 1172 del Código de Derecho Canónico, establece que este
ministerio de la pastoral de los enfermos sea realizado exclusivamente
por los obispos. Sólo ellos pueden ejercerlo o nombrar de una manera
estable o para un caso especial, a un presbítero designado por el
ordinario. Los sacerdotes exorcistas hacen una oración de liberación y los
laicos pueden ayudar con oraciones de intercesión, siendo este es un
signo tangible de que toda la comunidad de creyentes reza por nuestros
hermanos 'demonopáticos'. El sacerdote no exorcista oficial puede hacer
el exorcismo menor, auxiliado a su vez por los familiares del enfermo,
grupos parroquiales de oración o movimientos como la Renovación
Católica Carismática en el Espíritu Santo. Los fieles seglares (después del
siglo III) no pueden ser exorcistas ni hacer oración de liberación. Hay, de
todos modos, en la historia de la Iglesia excepciones, por ejemplo: santa
Catalina de Siena tenía el poder de liberar de los demonios, que le fue
concedido por el Señor.
A. Señales físicas:
B. Señales psíquicas:
Entre las normas que debe observar los exorcistas y el rito del exorcismo,
conviene recordar las siguientes:
Las mejores armas contra las fuerzas del infierno son: El sacramento del
bautismo, que nos incorpora al cuerpo místico de Cristo, y nos protege
contra el diablo; al igual que la confesión y la eucaristía. La oración del
Padre Nuestro, cuando Cristo nos invita a repetir: “No nos expongas a la
tentación, sino líbranos del maligno” (Mateo 6,13). Los exorcistas tienen
que recurrir a la fe en Jesús (Mateo 17,19-20), la plegaria (y el ayuno)
(Marcos 9,29).
El otro caso que cuenta el mismo jesuita ocurrió en París (Francia), quien
junto a otro exorcista se enfrentaron a una posesa de dieciocho años.
Cuando los clérigos le hablaron del poder de Jesús y la Virgen sobre los
ángeles caídos, la muchacha alterada empezó a pasearse de un lado a
otro, de repente empezó a subirse por la pared, como si anduviera por el
suelo sin que la falda que llevaba y su cabellera le cayeran hacia abajo.
La vida de la chica era normal hasta cuando cumplió los 14 años y sufrió
un sorpresivo ataque que la arrojó al suelo, provocándole convulsiones,
gritos, espuma en la boca y otros síntomas que en un principio fueron
identificados como epilépticos. La muchacha cayó en una postración total,
con alucinaciones y visiones de seres que ella calificaba como
demoníacos. Fue entonces cuando sus familiares decidieron buscar la
ayuda de este sacerdote que le practicó no más de medio centenar de
exorcismos en medio de vómitos, gritos y grabaciones de voces macabras
que son reproducidas en la cinta. Tanto el sacerdote como sus padres
fueron condenados a la cárcel por seis meses porque en todo momento
rechazaron la ayuda que un hospital local les ofreció. Con el paso del
tiempo la tumba de Anneliese se ha convertido en centro de
peregrinación de muchos creyentes que la consideran una santa.
En junio del 2005, la religiosa Maricica Irina Cornici, murió a causa de los
ritos de exorcismo de un sacerdote y cuatro monjas en un convento
cristiano ortodoxo en Rumania. La joven de 23 años, que conoció en su
corta vida el orfanato y el claustro del monasterio, fue amordazada,
amarrada con cadenas a una cruz de madera y no recibió alimento por
seis días. Su deceso ocurrió en el monasterio Santa Trinidad, de la
localidad de Tanacu (Rumania). El sacerdote Daniel Corogeanu, y cuatro
monjas retuvieron a la joven el 10 de junio, le ataron las manos y las
piernas y le metieron una toalla en la boca. El clérigo ortodoxo sostuvo
que sor Irina estaba poseída por Satanás y los malos espíritus; que era
violenta, echaba espuma por la boca, rechazaba el agua bendita, y
lanzaba insultos en la iglesia durante la misa celebrada el 15 de junio
para su salvación; por lo tanto, tuvieron que inmovilizarla. Agregó que
cuando la monja se calmó la desataron, le dieron té con pan, después se
desmayó y sufrió un infarto. El sacerdote aseguró además que toda la
comunidad religiosa de Santa Trinidad decidió no apelar a la medicina
moderna y tratar de curarla mediante la oración. Los médicos forenses
precisaron que la muerte de la mujer se debió a una violencia física muy
grave.
En marzo del 2006, en una región rural del departamento del Tolima
(Colombia), cuatro hombres asesinaron a su hermano menor para sacarle
el Demonio. Según los parricidas dicho espíritu infernal que se había
posesionado del cuerpo de Rafael Cuéllar Vargas, tenía cabeza de dragón,
se llamaba “La Cola de Satanás”, y terminó siendo abatido a punta de
golpes con un garrote por parte de los hermanos mayores de la victima.
Decía San Antonio de Padua que al invocar con fe los nombres de “Jesús
y María”, se abre la tierra y caen precipitados los ángeles del mal.
Afirma el Beato Tomás de Kempis, que de tal manera los espíritus de las
tinieblas temen a la Reina del Cielo, que al pronunciar su nombre huyen
como un fuego que abrasa.
En una visión San Juan Bosco increpó al Príncipe del Mal: “¿Cuáles son las
armar que lo derrotan?” Y respondió: “los que me derrotan son los que se
confiesan y comulgan con fervor, y los que son devotos de la Virgen
María”.
Santa Brígida tenía un hijo muy rebelde, ella rezaba a la Virgen cada día
para que su alma no se fuera a condenar. De pronto el muchacho decide
irse para el ejército, y en la guerra pierde la vida. Una noche la santa
tuvo un sueño. Vio que ante el trono de Dios llegaban los ángeles de la
oscuridad a protestar: “Venimos a quejarnos: porque nosotros tenemos
permiso de acercarnos a los moribundos a llevarles tentaciones de
desesperación. Pero hace unos días murió el hijo de Brígida, y cuando él
estaba herido agonizado, llegó María, La Madre de Jesús y nos alejó a
todos de allí” –Jesucristo se volvió hacia su Madre, y Ella contestó: “Hijo:
la madre de este joven me había rogado tanto por él, que yo consideré
como un gran deber acompañarlo en la hora de su muerte, y como no
había sacerdote cercano, le inspiré que hiciera un acto de contrición y
muriera rezando con mucho fervor”. Entonces el Divino Juez le dijo a los
demonios: “Lo que mi Madre hace está bien echo, alejaos vosotros de
aquí”. Después de este sueño tan consolador, la santa no volvió a
angustiarse por la suerte eterna de su hijo.
El es mi Creador y es mi Hijo
Soy su Criatura y le soy Madre;
Fue prodigio divino el ser mi Hijo
Un Dios eterno, que me tiene por Madre.
San Antonio Abad (S. IV), fue seducido por Lilith (demonio en forma de
mujer para los judíos), que recibe también el nombre de súcubo.
San Pacomio (s. IV), vio el Diablo como una doncella de raza negra; el
santo expulsó a la diablesa de un golpe de su mano, después, el hedor
quedó impregnado durante dos años.
San Nicolás de Mira (s. IV), se le apareció en su monasterio un “ángel
luminoso” pero con una gran cola (comparar con 2 Corintios 11,14).
Rufino, amigo de San Jerónimo (s. IV), llegó a visitarlo con el aspecto de
Jesús.
San Macario de Alejandría (s. V), fue hostigado por una chusma de
demonios negros.
San Eligio (s. VII), muchas pinturas lo representan agarrando con unas
tenazas la nariz de una provocadora joven, cuya apariencia el santo
obispo adivinó la presencia del Tentador.
San Isidro Labrador (s. XII), cuando era niño estaba oyendo misa y vio al
Diablo en forma de un niño negro que transcribía en un pergamino las
conversaciones de las mujeres chismosas.
San Gerardo Mayela (s. XVIII), en una noche de tormenta una diabólica
figura le cerró el paso, pero el santo invocando el nombre de la Santísima
Trinidad lo obligó a que tomara las riendas de su caballo y lo llevara sano
y salvo al pueblo de Lacedonia (Italia).
San Juan María Vianney (s. XIX), el célebre “cura de Ars” sufría
continuamente los ataques del espíritu del mal en la forma de un perro
negro que el llamaba el “zarpas”.
Santa Faustina Kowalska (s. XX), una noche después de la hora santa,
mientras caminaba hacia su celda, fue rodeada por una jauría de
enormes perros negros que se levantaron y ladraban como si quisieran
despedazarla. La santa vidente al darse cuenta que eran demonios,
invocó la protección del Altísimo, y al instante se esfumaron como un
torbellino de polvo en la calle.
Las Sagradas Escrituras dicen que al rey Saúl, “un espíritu maligno,
enviado por el Señor, lo atormentaba” (1 Samuel 16,14).
A San Hilario (siglo IV), el Diablo saltó Sobre sus espaldas para azotarlo.
I. CONTEXTO GENERAL
Algunos hombres dedicados al mal han llegado hacer trato con el Ángel
rebelde. Según una “revelación personal” a la mística y estigmatizada
Martha Robin, Adolfo Hitler firmó un pacto satánico, que incluía esta
clausura: “Dame al pueblo judío y yo te daré poderío”; hay que anotar
que más de seis millones de judíos murieron en los campos de
exterminio nazi. Ahora bien, el pacto duró al parecer más de diez años.
Fue quebrado, el 8 de diciembre de 1942, cuando el papa Pío XII
consagró el género humano al Corazón Inmaculado de María. La fecha
coincide, aproximadamente, con la derrota alemana en Stalingrado, dos
meses más tarde, en febrero de 1943.
Para San Pablo, el “hombre malvado” que se hace pasar por Dios, está
por Venir (2 Tesalonicenses 2,3-4); “llegará con mucho poder, y con
señales y milagros” (9; Apocalipsis 13,11-18); Con la sabiduría “del diablo
mismo” (Santiago 3,15). Porque “el espíritu dice claramente que en los
últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, siguiendo a espíritus
engañadores y enseñanzas que vienen de los demonios” (1 Timoteo 4,1).
San Hilario (+367): “El Anticristo enseñará que Cristo era un impostor y
que no era el verdadero Hijo de Dios”.
San Juan Crisóstomo (+407): “El mundo será infiel y degenerado después
del nacimiento del Anticristo. El Anticristo será poseído por Satanás y será
hijo ilegítimo de una mujer judía del Oriente”.
San Juan Damasceno (+750): “Se conocerá como Anticristo a aquél que
vendrá cerca del fin del mundo. Su madre proclamará que le dio a luz
manteniéndose virgen. Reinará de Océano a Océano. El Anticristo será un
niño ilegítimo, bajo el poder completo de Satanás”.
Santa Hidelgard (+1179): “El hijo de la corrupción y la ruina aparecerá y
reinará sólo un corto tiempo, hacia el fin de los días de la duración del
mundo…No será el mismo Satanás, sino un ser humano igual y parecido
al demonio por su horripilante atrocidad. Su madre, una mujer
depravada, poseída por el demonio, vivirá como prostituta en el
desierto…Sostendrá que Dios le presentó su hijo de manera sobrenatural,
como el Niño de la Santísima Virgen. Entonces, será venerada como santa
por aquéllos que se dejan engañar”.
V. LA TEOLOGÍA CATÓLICA
Cuando por castigo de su primer pecado, cayó del cielo como un rayo
(Lucas 10,18).
Es tanta la crueldad del Demonio por los hombres, que nos mataría de
una sola dentellada, sino nos defendiera la providencia divina.
San Buenaventura.
Una vida en gracia de Dios es una vida libre de ataduras del Demonio.
P. Gabriel Amorth.
Como el perro huye del palo con el que se la pegado, así el Demonio
aborrece la cruz de Cristo.
Tireo.
Los sacerdotes casi nunca usan su poder de exorcistas, porque les falta
fe, y temen disgustar al Demonio.
León Bloy.
RELIGIÓN
1. LA RELIGIÓN EN EL HOMBRE.
2. CUANDO EL HOMBRE LE DA LA ESPALDA A DIOS: DIFERENTES
CORRRIENTES Y PENSAMIENTOS.
3. LA NUEVA ERA: RELIGIÓN NEO PAGANA DEL SIGLO XXI.
4. LA REENCARNACIÓN: VERDAD O MITO.
5. ¿POR QUÉ LA IGLESIA CATÓLICA CONDENA LA BRUJERÍA?
6. CUANDO LA FE EN CRISTO ES PUESTA A PRUEBA.
7. CUANDO EL ISLAM ATACA AL CRISTIANISMO.
LA RELIGIÓN EN EL HOMBRE
I. CONTEXTO GENERAL
Para que se cumpla una religión en un plano general, son necesarias tres
instancias:
Cada religión llama a sus deidades con nombres propios como en el caso
de la trinidad hindú, que son: Brahma (dios creador), Visnú (dios del
amor) y Shiva (diosa de la guerra); Mazda (dios del bien) y Arimán (dios
del mal) en el Zoroastrismo; o Buda (el iluminado) para el budismo. Ya
en cuanto a las monoteístas los judíos en la antigua alianza le daban el
nombre de Yahvé (El que es) (Éxodo 3, 14); los cristianos en la nueva
alianza le dicen Abba (Padre Nuestro) (Mateo 6,9); y los islámicos lo
invocan con el nombre de Alá (el Misericordioso). Del mismo modo, todas
tienen un fundador, enviado o profeta como Krisna en el hinduismo;
Zaratustra en el Zoroastrismo; el príncipe Shidarta para el budismo; el
emperador del Japón (llamado como el hijo del sol), en el Sintoísmo;
Abraham y Moisés en el judaísmo; Jesucristo para el cristianismo; y
Mahoma en el Islam. También tienen un libro sagrado como los textos
Vedas (conocimiento) en el hinduismo; el Avesta, del zoroastrismo; el
Mantra (herramienta para la meditación) en el budismo; la Torá (ley
mosaica) y el Talmud (ley escrita) para los judíos; la Biblia (palabra de
Dios) para los cristianos; y el Corán (versos sagrados) en el Islam. Hay
lugares de culto para las religiones monoteístas como: las sinagogas para
los judíos, iglesias o templos para los cristianos y mezquitas para los
musulmanes. También tienen un día sagrado: el viernes para los
musulmanes, el sábado para los judíos y el domingo para los cristianos.
Además de sus propios calendarios, mandamientos, santuarios, ritos,
normas y fiestas religiosas.
Hay que anotar que el cristianismo que tiene a Jesús como cabeza
(Colosenses 1,18); su cuerpo conformado por los hombres, ha sido
fracturado con el transcurso de los siglos (1 Corintios 11, 19). Es así
como en el siglo VI a raíz de la declaración del concilio de Calcedonia,
varias iglesias cristianas de oriente como la Sirio-Jacobita, la Armenia, la
copta y los abisinios se alejaron de la Iglesia Romana. Posteriormente, se
separó la Iglesia Ortodoxa (considerada como hermana de la católica), en
Constantinopla (Turquía) en el siglo XI, por cuestiones tanto políticas
como teológicas. Más tarde, en el siglo XVI en Europa con la reforma
protestante, Martín Lutero en Alemania formó la Iglesia Evangélica, Juan
Calvino en Suiza a los calvinistas o presbiterianos, y el rey Enrique VIII
la Iglesia Anglicana de Inglaterra y la Episcopal en Estados Unidos. De
estas tres iglesias se han multiplicado las diversas congregaciones como
los metodistas, bautistas, mormones, adventistas, testigos de Jehová,
asamblea de Dios, pentecostales y demás. En total se estima que existen
unas treinta mil confesiones cristianas cada una interpretando la Biblia
de una manera distinta; cumpliéndose así las palabras de san Agustín:
“La división de los cristianos es el triunfo de Satanás”. Mientras que la
católica acepta a un solo Señor (Jesucristo), una sola fe (en la oración del
Credo), y un solo bautismo (Efesios 4.5), siendo la misma doctrina “que
ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3).
VII. LA SALVACIÓN UNIVERSAL
La Iglesia Católica como madre y maestra enseña que todas las criaturas
humanas incluyendo a los no cristianos y ateos de buen corazón, están
llamadas al plan divino por caminos que el Padre Eterno conoce; pues
“Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean
perdonados, y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo” (1 Juan
2,2).
I. EL ATEÍSMO
La palabra “ateísmo” viene del griego “a” (sin) y “theo” (Dios), por lo
tanto equivale a decir “sin Dios”. Al respecto, las Sagradas Escrituras nos
precisan que “los necios piensan que no hay Dios” (Salmo 14,1; 53,1).
Desde el punto de vista de la moral cristiana, el “ateísmo” le quita al ser
humano toda esperanza de una vida eterna que trascienda después de la
muerte.
II. EL AGNOSTICISMO
En 1863 escribió que no veía ninguna prueba de que exista un Dios que
“nos ama y nos cuida, como dicen los cristianos”. Para los agnósticos
todo lo que la razón humana no puede entender escapa de la realidad
misma; y como Dios es algo que no tiene ni “principio” ni “fin”, por lo
tanto, no existe. Sobre el particular, otro de los inspiradores del
agnosticismo, Herbert Spencer (1820-1903), llegó a decir que “Dios viene
a ser, una realidad desconocida”. De igual manera, un agnóstico no está
seguro sobre la inmortalidad del alma humana, la existencia del cielo y
del infierno, además no acepta la Biblia como libro de inspiración divina.
Generalmente, creen que una persona debe encontrar las respuestas a
estos interrogantes por si sola.
III. EL MATERIALISMO
V. EL PLANO FILOSÓFICO
Una parte de la humanidad no cree que Dios existe, y la otra parte, que
El los ama”
Beato. Juan Pablo II.
“Cristo no, Dios sí”. En esta fase se llega por medio de la enseñanza en
un nuevo dios cósmico
Uno de los pilares para lograr tal fin, es cambiar el concepto teológico de
un Dios “creador” y “omnipotente” por un dios “energía” o “fuerza”; quien
se manifiesta en todo el universo como conjunto (panteísmo), siendo
además incapaz de intervenir en los asuntos humanos. El hombre
contemporáneo puede llegar a conectarse con este “nuevo dios”, no por
la gracia divina, sino por su propio poder interior. Se niega la existencia
del bien y del mal, al igual que el pecado y la virtud. En este sentido
reconocen el principio de las religiones orientales que admiten que todas
las almas son divinas y forman una sola alma universal (Nirvana budista),
además al no existir un Dios supremo toda persona es su propio juez.
Incluso, cada individuo de acuerdo con su Comportamiento terrenal
determinará su próxima reencarnación (Karma hinduista). Comparar con
(Salmo 68,28; Proverbios 15,3; Isaías 40,28-29; Hebreos 4,13).
Ante todo este panorama tan variado y peligroso para la fe del creyente,
lo único que nos resta; es pedir con fervor la misma súplica que hiciera
siglos atrás el salmista: “Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tus
senderos;...encamíname en tu verdad” (Salmo 25,4-5).
Para la religión de los “mil dioses” los méritos propios de cada persona,
pueden tener su recompensa con el renacimiento de Alguna de sus
divinidades, como es el caso de Shankara, filósofo, místico y poeta hindú;
quien por su grado de santidad se le veía como la personificación viva de
la diosa Shiva. Igualmente, en el Ramayana, poema épico de la literatura
india, se narra que su héroe el príncipe Rama, era la reencarnación del
dios Visnú.
Por otra parte, para las religiones monoteístas como el judaísmo, las
ofrendas a favor de los muertos son base de su fe; como lo constata la
lectura del Machsor, libro de oraciones para los días sagrados del Yom
Kipuer (La fiesta del perdón). También las iglesias primitivas cristianas, a
la cabeza con la Católica, los Ortodoxos Griegos y Rusos, los Arrianos,
Nestorianos y Eutiquianos; conservaron en sus liturgias la costumbre de
pedir por las almas de los fieles difuntos. Mientras que para el Islam esta
práctica esta consignada en el libro del Corán.
La Revelación Divina también nos dice que “está establecido que los
hombres mueran una sola vez” (Hebreos 9,27); “De manera que cada
uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí “(Romanos 14,12). Con la
muerte, “el polvo (o poéticamente ‘el cuerpo’) vuelve a la tierra como
vino de ella, y el espíritu a Dios, que lo ha dado” (Eclesiastés 12,7). “Sólo
aquel que peque morirá. Ni el hijo ha de pagar por los pecados del padre,
ni el padre por los pecados del hijo” (Ezequiel 18,20). “Porque todos
tienen que presentarnos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno
reciba lo que le corresponde, según lo bueno y lo malo que haya hecho
mientras estaba en el cuerpo” (2 Corintios 5,10); además la resurrección
del Salvador, y las realizadas por él, son La prueba de que cada alma fue
creada para un cuerpo humano ((1 Corintios 15,12-57). El apóstol Pablo
agrega que al final de los tiempos habrá resurrección tanto de “buenos”
como de “malos” (Hechos 24,15); que serán juzgados ante el tribunal
supremo del Hijo de Dios (Mateo 25,31-46; Juan 6,40; Hechos 17,31;
Apocalipsis 20,11-15).
Por otra parte, la Iglesia Católica desde sus raíces históricas siempre negó
la reencarnación como un hecho real, y con la sola excepción de Orígenes
(s. III), quien dudó si sería posible que se admitiera en el cristianismo;
los demás Padres de la Iglesia como San Agustín, Tertuliano o San
Jerónimo; la rechazaron tajantemente. Además el emperador Justiniano I
fue uno de los principales enemigos de la misma, en el II concilio de
Constantinopla en el siglo VI. La reencarnación fue definitivamente
condenada por el magisterio eclesiástico en 1917, bajo el pontificado de
Benedicto XV.
Para muchos expertos este método tiene la misma fiabilidad que los
sueños, ya que ambos son elaborados por nuestras fantasías, mezcladas
con imágenes de momentos reales, de deseos y temores del
subconsciente; que constituye un depósito de Información mucho mayor
del que podamos pensar. Es más, si las reencarnaciones sucesivas del
alma humana fueran ciertas; nuestra memoria, que junto con la
inteligencia y la libre voluntad, son facultades propias del individuo; sería
correcto creer, que todas las personas en estado de normalidad síquica,
sin recurrir a la hipnosis, deberían recordar perfectamente ciertos
instantes de sus anteriores vidas.
Durante los primeros años del siglo IV, en el llamado período de las
“persecuciones romanas”, en la ciudad de Sebastes, en Armenia, y por
orden del emperador Licinio; fueron encarcelados cuarenta soldados
cristianos que se habían negado a ofrecer sacrificios a los ídolos falsos. El
gobernador Agricoloa, después de atormentarlos cruelmente, los mandó a
arrojar a un estanque de agua fría, en lo más crudo del invierno, para
que allí murieran congelados. Esa noche junto al estanque helado había
un baño de agua tibia, al que podía pasar los que renegaran de su fe
católica. Todos los soldados perseveraban animándose mutuamente, pero
uno de ellos se acobardó y se pasó al baño caliente, donde murió en el
acto. Un centinela que presenciaba el suplicio, vio que bajaban del cielo
ángeles portando cuarenta resplandecientes coronas, y al ver que
sobraba una, fue tocado por la gracia divina y no dudó en ocupar el lugar
del apóstata, entregando así su vida con sus compañeros de martirio. De
estos “soldados de Cristo”, dice Las Santas Escrituras: “Dichoso el hombre
que soporta la prueba con fortaleza, porque al salir aprobado recibirá
como premio la vida, que es la corona que Dios ha prometido a los que le
aman”. (Santiago 1,12).
I. INTRODUCCIÓN
La osadía del Islam ha sido tal que en 1453, Mahoma II, sultán de los
turcos, se había apoderado de la capital de Constantinopla, y en el centro
de la cúpula de la Basílica de Santa Sofía lanzó el grito ritual del nuevo
culto: “Alá es la luz del cielo y de la tierra”. Además se propuso acabar
con todo el cristianismo, prometido dar de comer a su caballo en el altar
mayor de la Basílica de San Pedro del Vaticano, epicentro de la Iglesia
Universal.
Tres años más tarde, las noticias que llegaban de Serbia, nación invadida
por los mahometanos, eran impresionantes. Crueldades contra los que no
quisieron renegar de la fe en Cristo, y destrucción de todo lo que fuera
católico. Por esta razón, San Juan de Capistrano, gran predicador
franciscano, decidió trasladarse a la vecina Hungría, incitando al pueblo a
salir en defensa de su santa religión, formándose un ejército de
creyentes. Los musulmanes llegaron cerca de la ciudad de Belgrado con
200 cañones, una gran flota de barcos de guerra por el río Danubio, y
50.000 jinetes. Los jefes católicos pensaron en retirarse porque eran
inferiores en número. El mismo santo recorría el campo de combate
animando a las tropas cristianas, armado con una cruz de madera, y con
una voz fuerte decía: “Invoquen el nombre de Jesús. ¡En él está la
salvación¡”, entonces los católicos dieron el asalto final y derrotaron
totalmente a los enemigos que tuvieron que abandonar aquella región.
Mientras los católicos luchaban con las armas en Hungría, el Sumo
Pontífice con los fieles rezaban en la ciudad de Roma el Ángelus pidiendo
la protección de la Madre de Dios. Sucedió que la cantidad de muertos
en aquella contienda fue tan grande, que los cadáveres dispersados por
el campo llenaron el aire de putrefacción y se desató una epidemia de
tifo. San Juan Capistrano había ofrecido a Dios su vida con tal de
conseguir la victoria contra los hijos de la media luna islámica, y el Señor
le aceptó su petición. El santo franciscano se contagio de este mal, y
murió el 23 de octubre de 1456.
Por esta misma época, las hordas turcas penetraron también en los
territorios del imperio austrohúngaro. El archiduque Matías escogió como
capellán de sus tropas a San Lorenzo de Brindis. El enfrentamiento se
llevó a cabo en la región de Albarreal. Se dice que eran 60.000 islámicos
contra 18.000 cristianos comandados por Felipe Emmanuel de Lorena.
San Lorenzo y sus religiosos capuchinos recorrían el campo de guerra con
la cruz en alto cada uno, gritando a los soldados católicos: ¡Ánimo
estamos defendiendo nuestra santa religión!”. Y la victoria fue completa.
Una leyenda cuenta que fray Lorenzo no fue herido, pero que en sus
cabellos y en su barba fueron encontrados varios fragmentos de balas.
Les está prohibido llevar la cruz, leer la Biblia en público, tampoco son
aceptadas las publicaciones religiosas que fomenten el cristianismo.
Inventa tus propias doctrinas, las apoyas en la Biblia, y las tienes por
divinas.
Weremfelds.
I. ARGUMENTO BÍBLICO
“Hijitos, ésta es la hora última. Ustedes han oído de uno que viene y que
es enemigo de Cristo; pues bien, ahora han aparecido muchos enemigos
de Cristo…Ellos salieron de entre nosotros; pero en realidad no eran de
los nuestros, porque si lo hubieran sido se habrían quedado con nosotros.
Pero sucedió así para que se viera claramente que no todos son de los
nuestros” (1 Juan 2,18-19).
Ya entre la mitad del siglo XIX y principios del XX, en Estados Unidos se
da inicio a las sectas cristianas más fundamentalistas y de mayor
expansión en el continente americano, como son: los mormones,
adventistas del séptimo día, testigos de Jehová, asamblea de Dios y los
pentecostales.
PROTESTANTES CATÓLICOS
Jesucristo. Jesucristo, María y los santos.
La Biblia. La Biblia y la Tradición Cristiana.
La fe. La fe y las obras.
La gracia. La gracia y el mérito personal.
4. Son los únicos que poseen la “verdad absoluta”, y todas las demás
religiones serán “condenadas” o pasarán a la “extinción”.
En los siglos XII y XIII, se forma en Albí, ciudad al sur de Francia la secta
herética de los Albigenses o Cátaros (puros); al igual que los Valdenses
llamados los “pobres de Lyón” (Francia), quienes deben su origen a
Lyonés Valdo. Hoy en día existen pequeñas comunidad de ambas sectas
en Europa.
Secta Los Niños de Dios, fundada en Estados Unidos por David Berg en
1968.
Secta Creciendo en Gracia, fundada en Estados Unidos por José Luis de
Jesús Miranda en 1973.
I. FUNDAMENTO BÍBLICO
Las Sagradas Escrituras nos dan una serie de doce características que
sirven para identificar a los “impostores de la fe”.
Sus fieles tienen además una “Madre”, que es la cuarta esposa del
líder, esta fue las “Bodas del Cordero” (en 1960). La Señora Young
Oon Kim pasó a ser entonces la “Eva de la Nueva Humanidad”. Los
dos son los “Verdaderos Padres de la Humanidad”. A sus hijos los
llaman “Hijos sin Pecado” cuya sangre no está manchada por Satán,
y los adeptos son “miembros de la familia Moon”.
I. INTRODUCCIÓN
Sin lugar a dudas la Iglesia Católica continúa siendo hasta nuestros días
la entidad religiosa más importante de Latinoamérica. De hecho, el
Venerable Papa Juan Pablo II, el “Grande”, llegó a decir que América
Latina era “el continente de la esperanza”, por estar aquí unos 501
millones de fieles. Es decir, el 40% de los 1.229 millones de católicos en
todo el mundo. Sin embargo, este gran fortín de creyentes se ha visto
amenazado en los últimos tiempos, especialmente por la gran avalancha
de “sectas protestantes” que con un celo rabioso y radical contra nuestra
Iglesia, han ido ganando cada vez más adeptos a sus filas. Ahora bien,
para analizar esta preocupante situación, el siguiente informe contiene
una serie de datos sobre diferentes aspectos para formarse una idea
general sobre el particular.
II. CONTEXTO BÍBLICO Y TEOLÓGICO
V. EL PLANO PASTORAL
a. “Los testigos de Jehová creemos que Jesús tiene un origen divino, pero
que no es un Dios” (La Atalaya, Pág 21; 1 de diciembre de 2002).
b. “El apóstol Pablo escribió que Jesús ‘existía en la forma de Dios’ antes
de venir a la Tierra” (La Atalaya, pág 7; 1 de enero de 2005).
Para tener una clara idea del odio que sienten por nuestra religión,
encontramos la siguiente descripción textual:
10. En el plano médico los Testigos de Jehová han sido noticias muchas
veces cuando alguno de sus integrantes o familiares, incluyendo
pequeños niños han muerto por no suministrares una transfusión
sanguínea para salvarles la vida. Hay que aclarar que este tratamiento
médico, es producto de los avances científicos del médico obstetra inglés,
James Blundell, en el siglo XX (¡Despertad¡ Pág 4; del 8 de enero de
2000); y no era conocido en la época de los inicios del cristianismo.
Erróneamente han querido relacionar este tema con la amonestación que
hace el apologista Tertuliano (Siglo II), a los moradores paganos de
Roma, que no tenían reparo en beber la sangre de los gladiadores
degollados en el circo, por ver en ello un buen remedio par las afecciones
del corazón. De hecho, también se acusó falsamente a los primeros
cristianos de ingerir la sangre de niños sacrificados en horrendos
banquetes.
Según ellos, la sangre es sagrada y no hay que usarla para ningún
propósito humano (La Atalaya, Págs 29-31; del 15 de junio y del 15 de
octubre, págs 30-31; del año 2000), y para ello, demuestran tal
prohibición argumentando dos citas bíblicas (Levítico 17,11; Hechos
15,28-29). Se olvidan los Testigos de Jehová que en el contexto histórico,
cultural y religioso sobre el tema de la sangre en la “Antigua Alianza”,
hace es alusión a la prohibición en los primeros años de la Iglesia
Apostólica de comer animales sin degollar para no ofender a los neófitos
hebreos (Romanos 14, 14-23), lo que fue prontamente superado; y a
utilizar la sangre de los mismo como ritual de sacrificio contrario a ley
judía, ya que los israelitas “se mezclaron con las naciones, y aprendieron
sus obras, y sirvieron a sus ídolos, los cuales fueron causa de su ruina.
Sacrificaron a sus hijos y sus hijas a los demonios, y derramaron la
sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que ofrecieron en
sacrificio a los ídolos de Canaán, y la tierra fue contaminada con sangre”
(Salmo 106, 35-38).
Inventa tus propias doctrinas, las apoyas en la Biblia, y las tienes por
divinas.
Weremfelds.
Por esta razón, y para darle una respuesta católica a tal agravio, se ha
hecho el siguiente informe que ha sido extraído de lo que ellos llaman “El
Evangelio Eterno”, que comprende las 13 cartas de Pablo, más la
epístola a los Hebreos; además se tomará como referencia el libro de los
Hechos de los Apóstoles, por dos razones: -Porque fue escrito por Lucas,
discípulo de Pablo; y porque de los 28 capítulos que trae este texto, 20
son dedicados casi exclusivamente a este apóstol. También utilizaremos
la Biblia Protestante versión Reina Valera, edición de 1985.
1. Los seguidores de Creciendo en Gracias, creen que en su “líder (al que
también le llamanban apóstol), habitaba el espíritu divino de Jesús”. No
obstante, esta es una gran mentira pues el autor de la carta a los
Hebreos (que ellos le atribuyen a Pablo, pero que al parecer fue escrita
por Bernabé), dice claramente: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por
los siglos”. (13,8). Solo en el nombre de Jesús encontramos la salvación
eterna (Hechos 2,21; Romanos 10,9). El es el único mediador entre el
Altísimo y los hombres (Romanos 8,34; 1 Timoteo 2,5; Hebreos 7,25;
9,24). Incluso, si tomáramos también el tema de la “segunda venida del
Hijo de Dios”, Parusía (que significa presencia), Pablo dice al respecto:
“Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de
nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2,13). ¡Quien vendrá no en
forma de un hombre para fundar una nueva iglesia cristiana en el siglo
XX¡ Sino que su llegada será “con voz de mando, con voz de arcángel, y
con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1
Tesalonicenses 4,16-17).
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra
las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes…Sobre todo, tomad el escudo de la fe,
con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Efesios
6,11-12.16).
Escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2
Timoteo 2,26).
“Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro; Sea
Pablo, sea Apolos, sea Cefas (Pedro), sea el mundo, sea la vida, sea la
muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de
Cristo, y Cristo de Dios” (1 Corintios 3, 21-23).
Finalmente, qué bueno sería que los seguidores de esta “falso Cristo”
JOSÉ LUÍS DE JESÚS MIRANDA, dejara tanta prepotencia y reconociera
con humildad lo que realmente era, un simple hombre mortal que tuvo
que darle cuenta al verdadero “JESUCRISTO”, sobre su tremenda
osadía (2 Corintios 11,4). Ojalá que reflexionara profundamente sobre el
incidente que les sucedió a Bernabé y Pablo, cuando “predicaban el
evangelio. Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los
pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar de
Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser
sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó y
anduvo. Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz,
diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han
descendido a nosotros. Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo,
Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. Y el sacerdote de
Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas
delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer
sacrificios. Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus
ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces y diciendo: Varones
¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a
vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios
vivo” (Hechos 14,7-15).
I. EL LLAMADO A LA SANTIDAD
Cuántas veces los hermanos separados nos han acusado a los católicos
de acudir a los santos para pedir un favor o milagro del cielo, sin tener en
cuenta que solamente Jesucristo es el único mediador ante el Padre (1
Timoteo 2,5), al igual que el Espíritu Santo (Romanos 8,26-27). En
hebreo el término qadôs, “santo” y qodes, “santidad”, aparece más de
830 veces. La palabra en el NT es griego es hagios “santo”. En el
lenguaje religioso expresa la idea de separación, y consagración:
separación de lo que es común o inmundo, consagración a lo que es
divino, sagrado y puro.
La palabra de Dios nos dice que todos los creyentes están llamadas a la
santidad (Levítico 19,2; 1 Corintios 1,2; 1 Tesalonicenses 4,7; 5,23), a la
perfección cristiana (Mateo 5,48; 2 Corintios 13,11; Hebreos 12,23), y
reciben el nombre de los “santos del Altísimo” (Daniel 7,22). “Al hombre
bueno se le recuerda con bendiciones” (Proverbios 10,7), Dios siempre
está al lado de los hombres justos (Génesis 26,23-24; 28,15;
Deuteronomio 31;6.8; Josué 1,5; Jeremías 1,7-8; Proverbios 3,32), “la luz
brilla para el hombre bueno” (Salmo 97,11), “la senda de los justos es
como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es
perfecto” (Proverbios 4,18), “Porque el Señor conoce el camino de los
justos” (Salmo 1,6), ”que el bueno siga haciendo el bien, y...el hombre
consagrado a Dios le siga siendo fiel" (Apocalipsis 22,11), ya que “el
Altísimo cuida de ellos” (Sabiduría 5,15).
Del mismo modo, “Sin la santidad, nadie podrá ver al Señor” (Hebreos
12,14), “el hombre recto mirará su rostro” (Salmo 11,7); los santos irán
al cielo (Hechos 26,18; Efesios 1,18), “los justos se alegrarán, se gozarán
delante de Dios” (Salmo 68,3). “Regocíjense los santos por su gloria”
(Salmo 149,5), “Porque “El que hace la voluntad de Dios permanece para
siempre” (1 Juan 2,17). “Lo que Dios quiere es que ustedes vivan
consagrados a él” (1 Tesalonicenses 4,3) véase también (2 Timoteo 1,9),
con una “santa y piadosa manera de vivir” (2 Pedro 3,11),
“perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7,1), para
que “El Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos” (1
Tesalonicenses 5,23). Los cristianos estamos llamados a ser “santos y sin
mancha” delante de Jesús (Colosenses 1,22; Efesio 1,4), y a “Vivir de una
manera completamente santa, porque Dios, que los llamó es santo, pues
la escritura dice: Sean ustedes santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1,
15-16), El es además el “Rey de los santos” (Apocalipsis 15,3).
Estos “siervos santos” tenían una relación tan estrecha con el Altísimo
que en las Escrituras se decía que El era su Dios, como por ejemplo: “el
Dios de Abrahán, Isaac y Jacob” (Génesis 15,6; Éxodo 3,6), “el Dios de
David” (2 Reyes 20,5) o “el Dios de Elías” (2 Reyes 2,14).
Los “Santos apóstoles” (Efesios 3,5), como Juan “el discípulo amado”
(19,26); Natanael, “verdadero israelita en quien no había engaño” (Juan
1,47). Pablo “siervo de Cristo” (Gálatas 1,10). El discípulo “José, llamado
Barsabás, y llamado también justo” (Hechos 1,23). El evangelista Lucas
“el médico amado” (Colosenses 4,14). El diácono Esteban, “hombre lleno
de fe y del espíritu Santo” (Hechos 6,5), su rostro era como el “de un
ángel” (15). José, de Arimatea, miembro del concilio de Jerusalén, “varón
bueno y justo” (Lucas 23,50). Tabita “esta mujer pasaba su vida haciendo
el bien Y ayudando a los necesitados” (Hechos 9,36). El capitán Cornelio,
un hombre justo, que adoraba a Dios (Hechos 10,22). “Cierta mujer
llamada Lidia, temerosa de Dios” (Hechos 16,14). El discípulo “Justo,
temeroso de Dios” (Hechos 18,7). Apolo, hombre de “espíritu fervoroso”
(Hechos 18,25). Ananías, “piadoso y obediente a la Ley de Moisés”
(Hechos 22,12). Epafras “un fiel ministro de Cristo” (Colosenses 1,7); al
lado de Tíquico, “amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor”
(Colosense 4,7). Entre muchos otros personajes (Hechos 20,4; Romanos
16,1-15. 21-23; Colosenses 4,7-14; Hebreos 11,1-38).
En la vida pública de Cristo, una mujer que desde hacía doce años estaba
enferma con derrames de sangre, se curó instantáneamente al tocarle el
borde de su túnica (Mateo 9,20-22), también sucedió lo mismo con los
enfermos de Genesaret (Mateo 14,34-36). Igualmente, “Dios hacía
grandes milagros por medio de Pablo, tanto que hasta los pañuelos o las
ropas que habían sido tocados por sus cuerpo eran llevados a los
enfermos, y éstos se curaban de sus enfermedades, y los espíritus
malignos salían de ellos” (Hechos 19,11-12).
SAN JOSÉ: PATRONO DE LA IGLESIA CATÓLICA
I. CONTEXTO BÍBLICO
San José, cuyo nombre quiere decir “Dios me ayuda”, ha sido llamado
como el “santo del silencio” por no encontrarse ninguna palabra suya en
los evangelios. Las pocas referencias propias a su persona, las
encontramos en primer lugar, en el texto de San Mateo, allí nos dice
relatando la genealogía de Nuestro Señor que “Jacob fue padre de José,
el marido de María, y ella fue madre de Jesús, al que llamamos Mesías”
(1,16). Algunos versos más adelante, y antes de que un mensajero
celestial se le presentara en sueños para explicarle que lo concebido en
María Santísima había sido obra del Espíritu Santo, el mismo autor
sagrado lo define como “un hombre justo” (19). En los versos 24 al 25
agrega el apóstol: “Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel
del Señor le había mandado, y tomó a María por esposa. Pero no vivieron
como esposos hasta que ella dio a luz a su hijo, al que José puso por
nombre Jesús”.
En la vida pública del Señor que la inicia a los 30 años de edad (Lucas
3,23), ya no se habla de José, pero si se hace hincapié de cómo su padre
adoptivo le había enseñado un oficio a fin de que pudiera valerse por sí
mismo, de modo que sus paisanos no solo lo conocían como el
“carpintero” de Nazaret (Marcos 6,3).
II. SAN JOSÉ EN LA IGLESIA CATÓLICA
En noviembre del año 1993 salió en cartelera de los cines la película “”Por
amor, sólo por amor”, del director italiano Giovanni Veronesi, basada en
el libro de Pasquale Festa Campanile, escrito en 1983, y cuya obra ganó
uno de los premios literarios más prestigiosos de Italia, el “Campiello”. En
el filme se hace una paradoja satírica de la “Sagrada Familia”. El actor
que interpreta a San José fue el cómico italiano Diego Abatantuono, quien
como esposo de María le cuesta mucho vivir en castidad, porque ella es la
madre del hijo de Dios.
CONTEXTO GENERAL
San José ha sido llamado como el “santo del silencio” por no encontrarse
ninguna palabra suya en los evangelios. Las pocas referencias propias a
su persona y su misión en la historia de la salvación, lo encontramos en el
texto de Mateo 1,18-25, y lo vamos hacer explicando cada versículo
desde la exegesis bíblica.
Versos (24-25): A raíz del matrimonio que era la segunda etapa conocida
como nissu’in (nupcias), “José” la llevó a su casa, con lo que “María”
dependería legalmente de él. Era el acto ritual llamado “reunión” de
ambos, es decir, el principio de la vida conyugal propiamente dicho.
En aquella época los artesanos talaban los árboles, cargaban troncos y los
ponían a secar. Con la madera que obtenían construían casas, barcos y
pequeños puentes, o fabricaban carretas, ruedas, yugos para el arado, y
todo tipo de utensilios de labranza. Era un oficio que exigía gran esfuerzo
físico. Estos trabajadores ejercían su ocupación cerca de la entrada de su
hogar o en un taller contiguo a la casa. También debían ir a los pueblos
cercanos a laborar en grandes construcciones, tal vez en la vecina ciudad
de Séforis, la residencia de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y Perea
entre los años 4-39 d.C, quien había hecho de esta capital de aquel
territorio grandes obras públicas y fortificaciones, para lo que había sido
preciso contratar a cientos de obreros, carpinteros y artesanos. A esto se
añade que Séforis se encuentra a sólo 5 Km. de Nazaret, es decir, a una
hora a pie.
LA ESCALERA DE SAN JOSÉ
Hay una hermosa leyenda relacionada con San José en la ciudad de Santa
Fe, Nuevo México (EE.UU.). Todo ocurrió en el año de 1872 cuando se
construyó una capilla para el convento de la ciudad con el nombre
de Nuestra Señora de la Luz, a cargo de las Hermanas de la Orden de
Loreto.
El coro de reducidas dimensiones precisaba de una escalera de mano
para acceder al mismo. Pero el arquitecto murió repentinamente dejando
la obra inconclusa. Necesitando alguien calificado para construir esa
escalera, las religiosas rezaron a San José, una novena. El último día de
la misma apareció en la capilla un señor canoso montado en un borrico a
la puerta del convento. Traía un baúl con herramientas y se ofreció a
construirla, pero precisaba de total privacidad durante tres meses. La
identidad de ese carpintero desconocido no pudo ser constatada, pues en
cuanto terminó se marchó sin recibir pago alguno por la obra.
La escalinata originalmente carecía de una baranda de protección, la que
fue agregada en 1887. La escalera mide 22 pies de alto, da dos giros
completos de 360º, tiene 33 escalones, según varios ingenieros y
arquitectos no tiene un centro definido con un punto de equilibro. El
carpintero no usó clavos, ni pegamento alguno, solo ensambló piezas de
madera. Nadie ha sido capaz de identificar el tipo de madera utilizada en
la obra. Tampoco existe documentación alguna sobre su construcción.
En 1971 el convento fue vendido, y en la actualidad es un museo privado
donde celebran bodas, y no está vinculada a la Iglesia Católica.
SAN JOSÉ EN LA IGLESIA CATÓLICA
La devoción a este vir justus (o varón justo), empezó a partir del siglo
XI, y lentamente se fue extendiendo hasta llegar hacer declarado como el
patrono de la Iglesia Católica en 1870, por el papa Pío IX.
LOS TRES REYES MAGOS
En el Salmo (72,10), dice que los Reyes (Magos) venían de Tarsis, Sabá y
de Seba.
El evangelio de San Mateo no relata que fueron tres los magos venidos
de Oriente. Simplemente se deduce este número por los regalos que le
obsequiaron al Niño Dios: oro, incienso y mirra.
En 1999 se descubrió a orillas del río Jordán una cueva bajo las ruinas de
una iglesia bizantina del siglo IV, los arqueólogos la identificaron como el
sitio donde vivía Juan el Bautista. Las ruinas de Otras tres iglesias fueron
halladas cerca de esta gruta, demostrando el carácter sagrado del lugar.
I. SU HISTORIA
Santiago (llamado también Jacobo), nació en Betsaida, hermano de Juan,
ambos hijos de Zebedeo y Salomé, pescadores de Cafarnaúm. Se
encontraban entre los primeros discípulos de Jesús, quienes por su
temperamento y firmeza les dio el título de “Hijos del Trueno” (Marcos
3,17).
II. SU SEPULCRO
Las reliquias del apóstol, se ocultaron durante trescientos años por juzgar
que corrían peligro, y no fueron devueltas hasta 1879. Después fueron
autentificadas por la bula Deus Omnipotens en 1884, bajo el pontificado
de León XIII.
III. PEREGRINAJE
Hay crónicas que relatan que el insigne capitán celeste protegió a los
católicos portugueses en Goa, mientras en América se conoce el relato
del inca Gracilazo de la Vega (historiador indígena), peruano, quien narra
que doscientos conquistadores fueron cercados en Cuzco por doscientos
mil nativos durante ocho meses. En el último asalto, el santo patrón de
España apareció montado en su caballo blanco y portando en su mano
derecha una espada que parecía un relámpago. Con esta visión los
aborígenes se replegaron llenos de terror. Sobre el particular hay una
lápida en la capilla del triunfo, en esta misma ciudad Latinoamericana.
V. BASÍLICA COMPOSTELIANA
Preguntando una vez San Bernardo (s. XII), Doctor de la Iglesia nacido
en Francia, al Señor en la oración, cuál había sido el mayor dolor físico
que había sufrido en el curso de su calvario; Este respondió: “Yo tuve una
llaga de tres dedos de profundidad que me hizo la cruz llevándola sobre
mi hombro derecho; ésta ha sido la de mayor dolor y pena que todas las
otras”.
Santa Rita de Casia (s. XV), religiosa agustina italiana, meditaba tantas
veces y con tanto fervor en el tercer misterio doloroso: la coronación de
espinas; que se le formó una herida en la frente que le hacía sufrir
mucho, pero le proporcionaba el consuelo de poderse asociar a los
dolores de Cristo en su Sagrada Pasión.
Santa Gemma Galgani, mística laica italiana, en una revelación recibió del
Señor Jesús, en 1899, las cinco llagas de su crucifixión que ella ocultaba
cuidadosamente. Desde entonces, cada semana, desde el jueves en la
noche hasta el viernes en la tarde, aparecía en su cuerpo los latigazos
que recibió Cristo y en la cabeza las marcas de la corona de espinas,
además sentía en el hombro el peso de una gran cruz que le producía
heridas y la hacía encorvarse dolorosamente.
Los católicos romanos no son los únicos que practican el culto a los
personajes sagrados, así por ejemplo:
Los ortodoxos veneran a todos los santos del calendario católico hasta el
cisma en el año 1054, como son los Santos Padres de la Iglesia, los papas
como San Gregorio Magno, San León Magno, San Silvestre, muchos
mártires, entre otros.
II. EL PLANO TEOLÓGICO
Los declarados como tales por el Antiguo Testamento, por los Evangelios
y las Actas de los Apóstoles.
Todo aquel que está en el cielo, ya que participa de la visión beatífica del
Padre Celestial y está confirmado en la gracia (Colosenses 1,12).
En África del Norte, desde el siglo IV, las reliquias de los mártires eran
objeto de culto privado. Los fieles las llevaban sobre sí, encerradas en
relicarios o en cajas de hierro llamadas en griego Teca (lugar en el cual
una cosa es guardada).
Juan Pablo II proclamó más beatos (1338), que en cuatro siglos todos
sus predecesores juntos; y canonizó a más santos (482), de todos los que
se contaban desde el siglo XVI.
El promedio de espera de la mayoría de los santos proclamados bajo el
pontificado de Juan Pablo II fue de 300 a 400 años. Los beatos elevados
a este rango en este mismo periodo no han pasado de 50 a 100 años.
En conjunto los papas venerados como santos por la Iglesia son 78, de
estos solo tres fueron canonizados después de un proceso: Celestino V,
Pío V y Pío X. Los Pontífices beatos son once, incluyendo a los tres
últimos: Pío IX, Juan XXIII y Juan Pablo II. Además, son más de 40
vicarios de Cristo que murieron mártires (hasta el siglo IV), y tres llevan
el título de Grande o Magno: León I, Gregorio I y Nicolás I.
Hay varios candidatos en la Santa Sede para ocupar este mismo lugar en
el Internet, los más opcionales son:
En el mes de julio del 2013 con motivo de los 50 años del Concilio
Vaticano II, el papa Francisco anunció la canonización del beato Juan
XXIII (en compañía de Juan Pablo II), sin que la Congregación para la
causa de los Santos haya comprobado un segundo milagro atribuido al
llamado “papa bueno”.
El papa polaco (Juan Pablo II) en tan solo ocho años después de su
muerte, se convirtió en el protagonista del proceso más rápido de
consagración de un santo en los tiempos modernos.
“Con respecto a los milagros, entre menos los entiendo más los creo”.
Santa Teresa de Ávila.
San Jenaro nació a finales del siglo III. Viajó por toda Italia predicando el
Evangelio. Fue obispo de Benevento. En el año 305, durante la feroz
persecución del emperador romano Diocleciano. Los militares romanos le
ofrecieron renegar a su fe para salvar la vida. Al no lograrlo la tradición
cuenta que le encerraron en un horno del que salió indemne, y tras ser
arrojado a las fieras junto con el diácono y otros cristianos, éstas no les
atacan y se echan a sus pies. Entonces deciden decapitarlos con los
demás cristianos y diáconos en la plaza Vulcana. Según la leyenda
piadosa, una cristiana de nombre Eusebia, que presenció la ejecución del
mártir, recogió reverentemente su sangre en dos ampollas de cristal, y la
legó a sus descendientes.
4. Creer en la gran misericordia que Dios tiene para con el pecador que
quiere ser perdonado.
Me has llamado Señor, aquí estoy; habla Señor que tu siervo escucha
1 Samuel 3,10.
Todo lo que hagamos, hay que hacerlo de corazón, como para el Señor y
no para los hombres.
San Pablo (Colosenses 3,23).
El gran mal del hombre moderno es haber perdido el sentido del pecado.
Papa Beato Pablo VI.
Cuando sientas que ya no sirves para nada, todavía puedes ser santo.
San Agustín.
Nada es más dulce que una conciencia limpia, nada más seguro que la
pureza del alma.
San Columbano.
Por donde quiera que pasen los santos, dejan la huella de Dios.
Santo cura de Ars.
Los siervos de Dios tienen que hablar poco, trabajar mucho, y soportarlo
todo.
San Gaspar del Búfalo.
El acercar un alma a Dios, tiene más valor que regalar un altar de oro a la
Iglesia.
San Juan Bosco.
Desde que descubrí que Dios existe, entendí que el único sentido de mi
vida, era vivir para El.
Beato Charles de Foucold.
Un hombre santo, perfecto y virtuoso, hace más bien a las almas, que
una multitud de otros de mayor instrucción y de mejores dotes.
Santa Teresa de Ávila.
No puede ser un medio santo, tiene que ser todo santo o nada santo.
Santa Teresita del Niño Jesús.
Voy a creer en el Dios de los cristianos, el día que ellos tengan cara de
Santos.
Federick Nietzche.
LITURGIA Y SACRAMENTOS
I. INTRODUCCIÓN
V. MILAGROS EUCARÍSTICOS
EJEMPLOS VARIOS
Santa Imelda Lambertini, era hija de los condes de Bolonia (Italia), y vivió
en el siglo XIII. Era tal su arduo deseo de recibir al Señor en la
Eucaristía, pero por su edad, 13 años, no le era permitido por las
autoridades eclesiásticas de aquel entonces, sin antes haber cumplido los
14 años. Sin embargo, en la solemnísima festividad de la Ascensión del
Señor a los cielos, en la capilla del convento de las dominicas de Val di
Pietra, donde ella se encontraba interna. El capellán después de haber
repartido la comunión a las religiosas, y mientras se disponía a guardar el
copón en el sagrario, milagrosamente una Santa Hostia salió del copón y
se elevó por los aires. La Sagrada Forma flotando se detuvo hasta la
presencia de la santa adolescente que se encontraba arrodillada en un
éxtasis, el sacerdote intuyendo que aquello era una señal divina, se
aproximó a la Hostia, que se depositó en la patena, luego la tomó y se la
dio a Imelda, quien después de recibirla permaneció inmóvil en su sitio
por un largo rato en acción de gracias. Al cabo de unas horas y al notar
su ausencia, las hermanas fueron a buscarla, y la encontraron en la
capilla donde la habían dejado, pero esta vez estaba sin vida; había
muerto por amor a Jesús Sacramentado.
San Camilo de Sezze, un fraile franciscano italiano del siglo XVII, un día
cuando entró en un templo, donde se celebraba la Misa, sintió que desde
la Sagrada Hostia que sostenía el sacerdote en sus manos, partía un
afilado rayo de luz que hirió su corazón profundamente. El santo explica
en su autobiografía que sintió como un hierro candente que penetraba en
él. Aquella sensación de dolor y dulzura le duró varios meses.
Igualmente, varios santos místicos como Santa Catalina de Génova, Santa
Teresa de Avila, San Juan de la Cruz, Santa Gemma Galgani y Santa
Verónica Guliani. Cuando recibían la comunión, sentían que un rayo de
amor traspasaba hondamente sus corazones (Este fenómeno místico es
conocido como Transverberación).
Santa María Francisca de las Cinco Llagas (1715-1791), una vez mientras
el sacerdote decía: “Este es el Cordero de Dios”, la Hostia que el tenía en
la mano salió volando y fue a colocarse en la boca de la santa. En otra
ocasión voló desde el copón, y en una última oportunidad, al partir el
celebrante la Hostia Grande, un pedazo de ella se desplazó por el aire
hacía la fervorosa mística que estaba aguardando turno para comulgar.
SANTOS Y MÍSTICAS QUE VIVIERON DE LA EUCARISTÍA
I. INTRODUCCIÓN
La Iglesia Católica ha definido la Misa como “la Inmolación Incruenta
(sin dolor) del Cuerpo y la Sangre de Cristo. En el Calvario tuvo lugar el
Sacrificio Cruento (con dolor) de Cristo. La Misa es, en esencia, la
Renovación del Sacrificio Salvador de la Cruz. No hay figura retórica, ni
metáfora, ni exageración. La Misa nos aporta la presencia del Hijo de Dios
en el altar para que sea ofrecido en oblación a Dios Padre”.
San Estanislao (siglo XI), mientras oficiaba la Santa Misa, el rey Boleslao
subió al altar y con sus propias manos lo mató, encolerizado porque el
santo obispo de Cracovia (Polonia) le había recriminado su adulterio. Era
el año de 1079.
Santa Teresa de Ávila (siglo XVI), cuenta en una oportunidad, que al abrir
las puertas de una iglesia donde se había celebrado una Misa, salía de los
feligreses una luz tan resplandeciente que la cegó por unos momentos.
MORAL CRISTIANA
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que “la vida humana debe
ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la
concepción” (Art. 2270).
A los veinte días en el feto (que en latín quiere decir “el pequeño”)
se forma los ojos, el sistema nervioso y empieza a latir el corazón.
A los tres meses mueve los ojos, aparecen las uñas y respira líquido
amniótico.
EL MÉDICO SANTO
"'¿Por qué no me preguntas quiénes son estos niños? Son los que
mataste con tus abortos'”, le dijo Tomás. Adasevic despertó,
impresionado, y decidió no practicar más intervenciones quirúrgicas de
este tipo. Ese mismo día vino a su hospital un primo con su novia,
embarazada de cuatro meses, para hacerse su noveno legrado, algo
bastante frecuente en las naciones del Bloque Soviético. El doctor
accedió. En vez de extraer el feto miembro a miembro, decidió
machacarlo y sacarlo como una masa. Sin embargo, el corazón del bebé
salió aún latiendo. Adasevic se dio cuenta de que había matado a un ser
humano.