Escritura Literaria en Contextos de Encierro, Manuel Vilchez
Escritura Literaria en Contextos de Encierro, Manuel Vilchez
Escritura Literaria en Contextos de Encierro, Manuel Vilchez
Manuel Vilchez.
Conde de Lautréamont.
César González
¿Puede la poesía nacer en cautiverio? César González escribe La venganza del cordero
atado, editado por Ediciones Continente en 2010, durante el período de su vida en que
un joven preso comienza a convertirse en poeta: “Un año y medio en el instituto Agote
(mediados 2007 a fines 2008)” (119). A continuación, una lista con los títulos de
cronológico, se mencionan el resto de los textos que conforman el libro. Cabe resaltar el
dividido según el lapso que dura la detención y el sitio en el cual se halla preso el
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La presente ponencia busca indagar en las marcas textuales en que se destaca la
figura de poeta, con lo cual juega con los límites entre auto-ficción y discurso
marco de la privación de libertad: “La realidad es que estoy preso, en una cárcel.” (48).
mencionado, allí afirma que este poema fue escrito durante su estadía de “Cinco meses
distintivas con respecto a la imagen tradicional del espacio de escritura del trabajo
Sin embargo, los versos continúan: “Lo real es que soy libre demasiado libre”. (53)
dominante (en este caso asociado al concepto de “realidad”) le impone al sujeto y lo que
piensa y crea desde su propia subjetividad: una libertad superlativa. Entonces, la prisión
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El tópico del encierro configura un territorio propicio para la emergencia de la
los tímpanos”:
¡puros rectángulos!
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espera el “oído” de un lector futuro para proyectarse. El ser humano, en tanto ser social,
puerta fría y vieja” (66). Desde la asociación de las ideas de encierro y soledad, se
rechaza la limitación del espacio que cercena las posibilidades de movimiento y acción.
Inclusive llega al extremo de emplear a la cárcel como metáfora del cuerpo individual,
solitario: “(…) vuelve el invierno a mi vida, / Vuelvo a ser encierro, este inmenso y
cruel encierro.” (15) Más adelante, en otro poema reaparece el tópico: “Mañana soleada:
lo más duro es ser muro, lo más bello / saltarlo.” (40) En ambos casos, juega con las
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imágenes sensoriales: por un lado, el encierro se presenta como un territorio congelado.
Aunque, como vemos en la segunda cita, la luminosidad y el calor del sol implican la
(15)
Una “poética de liberación” se inscribe en las tradiciones de los poetas malditos y las
vanguardias literarias, ya que no sigue las “normas” del campo literario, sino que se
de la cultura negada (su recuperación para una clase social despojada) introduce el
desvío y conforma una cosmovisión distintiva. De este modo, genera una hibridación
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En “Poemas candados” manifiesta: “El chamuyo con los pibes, hoy mi única alegría.
(…) Verdugueadas de la yuta, como el sol de cada día.” (81). La mirada del yo lírico
sitúa al lector junto al “delincuente”. De esta manera, permite vivenciar desde adentro
la intensa experiencia del pasaje por la cárcel, con el consecuente contacto con las
personas que ocupan los papeles del binomio que organiza jerárquicamente la
institución total: guardias y detenidos (Goffman 1970). Esta perspectiva interna del
mundo del preso se potencia con la inclusión de un léxico propio de la jerga tumbera.
Por lo planteado hasta aquí, podemos decir que las cicatrices que deja la cárcel en los
cuerpos de los sujetos se traspasan al papel como marcas imborrables, en cada trazo y
control y castigo está presente como contenido y como forma en la escritura en contexto
de encierro.
entramado carcelario en los textos. Cabe señalar que estas irrupciones textuales están
relacionadas entre sí formando un tejido intertextual que supera y potencia cada texto
individual.
Por un lado, la representación del espacio material del encierro en tanto destino
“Panóptico” leemos:
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que adelante mira un paredón,
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En cuanto al trabajo formal, la circularidad del texto (que concluye con la imagen del
como destino.
vuelve objeto de la visión ajena, receptor pasivo de una jerarquía de la cual es el eslabón
el paradigma de su rol en el sistema. No sólo es visto pero no ve, sino que lo paradójico
en la sociedad, es un paria, una mancha sin explicación, y debe ser borrado, olvidado,
apartado de la vista. Así, la ubicación geográfica de las prisiones las localiza a una
del individuo-isla.
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Nervios. Ganas de fumar. Desesperación. Odio.
(113)
Su propia existencia es la prueba que sustenta sus palabras: puede hablar porque ha
desempeñar mansamente el papel del “maligno” que se le asigna en la farsa social. Así,
producto artístico.
tanto “poeta” que va delineando una visión del mundo alternativa, cuestionadora del
Entonces, el proceso de escritura implica, para este joven preso, una posibilidad de
invariable, con obstáculos concretos para las actividades físicas que limitan las
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impuesta por la condena de la privación de la libertad, la detención voluntaria, la
dedicado a las tareas socialmente “útiles”. Pero el tiempo “libre” no implica la negación
durante dicho período: una “obra fabricada contra el tiempo” (119). Esta libertad
cautiverio.
prohibida, cuando ese secuestro atenta no sólo contra la vida de un hombre, sino
censores y los jueces que pretenden encerrar a Sade no están al servicio del mismo
Sade, no realizan los votos más vivos de su libertinaje, el que siempre aspiró a la
reclusa. Sade, de diez maneras, formuló esa idea, la de que los más grandes
inviolable de una celda. Ahora bien, cosa extraña, son los guardianes de la moral
(11)
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Entonces, según el crítico literario, Sade encuentra en la reclusión un espacio aislado del
desarrollo pleno de su creatividad. Una literatura escandalosa, marcada por los excesos
y las rupturas extremas con la moralidad burguesa, se escribe en el secreto oculto por la
prisión.
Paralelamente, la literatura que aquí analizamos expresa una visión del mundo
el espacio del encierro, allí donde se castigan precisamente las conductas “anti-
sociales”.
extremo, entre la opresión del sistema totalitario de la prisión y las resistencias a través
del arte. Tensión que se replica al nivel del discurso entre lo dominante que silencia al
Bibliografía
Blajaquis, Camilo (2010). La venganza del cordero atado. Buenos Aires: Ediciones
Continente.
Blanchot, Maurice (2016). Lautréamont y Sade. México: Fondo de Cultura
Económica.
Derridá, Jacques (2015). La diseminación. Madrid: Editorial Fundamentos.
Foucault, Michel (2012). Vigilar y Castigar. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
Goffman, Erving (1970). Internados. Ensayos sobre la situación social de los
enfermos mentales. Buenos Aires: Amorrortu.