Ángeles y Verdugos
Ángeles y Verdugos
Ángeles y Verdugos
El microrrelato “La vida es sueño”, por su parte, en sus dos líneas que
casi son un dístico a la manera de los de don Juan Manuel en el Conde
Lucanor, es interesante por cuanto potencia uno de los mecanismos
nucleares, básicos, de la composición de los micros, esto es, la dualidad de
los planos: “El hombre duerme. Sueña que vuela./ El hombre despierta.
Cae al vacío”. Diego Muñoz a través de su narrador convoca a la
competencia lectora de quien lee, al apropiarse retóricamente del título
de Calderón de la Barca para designar su texto que juega discursivamente
en ese pequeño espacio de lenguaje con los planos del sueño y la vigilia.
Otro relato antológico en este sentido (entre paréntesis, que también es
uno de los cien micros de Epple) es “Amor cibernauta”. En este texto,
Diego Muñoz trabaja a fondo con la idea de la cultura interactiva también
sobre la base del juego de los planos, en este caso el juego entre lo real y
lo virtual. Dos protagonistas que se conocen a través del correo
electrónico; “fue un primer amor al primer intercambio de mensajes”, dice
el narrador, pero que nunca concretizan su relación, por cuanto ambos se
engañan mutuamente mediante una realidad imaginaria sostenida sólo en
la virtualidad del medio. En un espacio discursivo breve, el autor hace
interactuar los opuestos magistralmente.