Psiquiatria Católica
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Psiquiatria Católica
Joaquín García-Alandete
[…] por la propia naturaleza de la creación, todas las cosas están dotadas
de consistencia, verdad y bondad propias y de un propio orden regulado,
que el hombre debe respetar con el reconocimiento de la metodología par-
ticular de cada ciencia o arte. Por ello, la investigación metódica en todos
los campos del saber, si está realizada de una forma auténticamente cien-
tífica y conforme a las normas morales, nunca será en realidad contraria
a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe tienen su origen en un
mismo Dios. Más aún, quien con perseverancia y humildad se esfuerza por
penetrar en los secretos de la realidad, está llevado, aun sin saberlo, como
por la mano de Dios, quien, sosteniendo todas las cosas, da a todas ellas el
ser. (n. 36)
51
Las cursivas, como en el original.
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pues “no es posible el cumplimiento pleno del orden natural sin su restau-
ración a partir del orden sobrenatural, y por tanto, que es imposible una
terapia sobre la base de un método natural, y menos único, que produzca por sí
misma la salud psíquica sin el auxilio de la gracia, y por tanto de la inserción
en la vida de la comunidad eclesial por parte de la persona en dificultad52”
(Andereggen, 2015, 65). Una psicología meramente naturalista no pue-
de recomponer íntegramente a la persona, pues en la raíz de toda perturba-
ción anímica se halla el pecado. En definitiva, es necesaria una psicología
católica (Cf. Andereggen et al., 2005).
52
La cursiva, como en el original.
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En este discurso, toda vez que Pío XII reconoce la importancia y la auto-
nomía de la investigación psicológica, advierte que es necesario que en ésta,
tanto a nivel teórico como práctico, no se ignoren “las verdades establecidas
por la razón y por la fe, ni los preceptos obligatorios de la moral” (n. 2).
Asimismo, tiene como objetivo fundamental nada más y nada menos que,
tomando como referencia lo que enseñó en CIHSN, “indicar la actitud
fundamental que se le impone al psicólogo y al psicoterapeuta cristianos”
(n. 3), la cual queda sintetizada en que “la psicoterapia y la psicología clí-
nica deben considerar siempre al hombre: 1) como unidad y totalidad psí-
quica; 2) como unidad estructurada en sí misma; 3) como unidad social; 4)
como unidad trascendente, es decir, con tendencia hacia Dios” (n. 3). Estas
notas de la persona las recordará el pontífice en su discurso a las enfermeras
profesionales reunidas con motivo de su encuentro nacional el 30 de sep-
tiembre de 1953 (ENEP, §9).
El hombre es, además de una realidad personal, una realidad social, que
está en contacto y entabla comunicación con otros. Por lo que atañe a la psi-
cología, particularmente a la psicoterapia, debe procederse con suma cau-
tela ante el hecho de que el paciente revele secretos personales y dinámicas
afectivas, con el fin de no llevar a cabo interpretaciones incorrectas y que
puedan, incluso, tener efectos bien morales −intromisión en la intimidad
espiritual− o iatrógenos −provocar en el paciente pensamientos y/o afectos
negativos innecesarios, escrúpulos, obsesiones, etc.−. Esto parece particu-
larmente importante en el caso de terapias que podríamos denominar “in-
vasivas de la intimidad espiritual personal”, como es el caso del psicoanálisis
−con el que el sumo pontífice es particularmente crítico−, al que Pío XII
hace explícita referencia en el documento: “Respecto a la moralidad, y al
bien común, en primer lugar, nunca se ponderará bastante el principio de la
discreción en la utilización del psicoanálisis. Se trata, evidentemente, ante
todo, no ya de la discreción del psicoanalista, sino de la del paciente, el cual
muchas veces no tiene en modo alguno derecho a disponer de sus secretos”
(n. 13).
Se advierte que la discreción no es norma sólo para el psicoterapeuta,
sino que lo es también para el paciente. ¿Qué hacer en el caso de que el
paciente no sepa discernir qué aspectos de su persona o vivencias han de
mantenerse “ocultas a ojos ajenos”, y cuándo pueden ser reveladas? En tales
casos debe ser el terapeuta el que, con recto juicio moral, preparación y sen-
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VII. Conclusiones
Joaquín García-Alandete
Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir
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Referencias bibliográficas
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impartida en la XXXIX Semana Tomista. Vida virtuosa y política. Sociedad Tomista
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Andereggen, I. - Seligmann, Z. (1999). La psicología ante la gracia. Buenos
Aires: EDUCA.
Psicología y Psicoterapia en el Magisterio de Pío XII 515