Comentario de Texto CMC Resuelto

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Textos literarios de la Edad Media Tutoría Aula Gregorio Marañón

COMENTARIO DE TEXTO

Comente el siguiente texto respondiendo a las preguntas que se formulan (espacio


máximo: cuatro caras de folio):

a) Resuma el texto, explique su estructura y su métrica (1 punto)


b) Señale a qué obra pertenece y sitúe razonadamente el fragmento dentro de su
trama (1 punto)
c) Identifique los rasgos estilísticos más destacados del texto y explique su función
precisa en el mismo (1 punto)
d) Relacione el contenido del fragmento con la caracterización de los personajes
principales de la obra (concretamente, los que aparecen en este texto) y con el
mundo social de la misma (1 punto)

1 En Valençia seyé1 mio Çid con todos sus vassallos,


con él amos sus yernos, los ifantes de Carrión.
Yaziés2' en un escaño, durmié el Campeador,
mala sobrevienta3, sabed, que les cuntió4,
5 saliós' de la red5 e desatós' el león.
En grant miedo se vieron por medio de la cort6,
enbraçan los mantos los del Campeador,
e çercan el escaño e fincan sobre7 so señor.
Ferrán Gonçález non vio allí dós'alçasse8, nin cámara abierta nin torre,
10 metiós' so'l escaño, tanto ovo el pavor,
Diego Gonçález por la puerta salió,
diziendo de la boca, -¡Non veré Carrión!-
Tras una viga lagar9 metiós' con grant pavor,
el manto e el brial10 todo suzio lo sacó.
15 En esto despertó el que en buen ora naçió,
vio çercado el escaño de sus buenos varones,
-¿Qué's esto, mesnadas, o qué queredes vós?-
-¡Ya señor ondrado, rebata11 nos dio el león!-
Mio Çid fincó el cobdo, en pie se levantó,

1
seyé: estaba.
2
Yaziés: yacía, estaba echado.
3
sobrevienta: susto.
4
cuntió: ocurrió.
5
red: jaula.
6
cort: sala.
7
sobre: alrededor de.
8
dós'alçasse: dónde esconderse.
9
viga lagar: viga con la que se prensa la uva (una pieza del lagar).
10
brial: túnica.
11
rebata: sobresalto.

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20 el manto trae al cuello e adeliñó pora'l león.


El león, quando lo vió, assí envergonçó,
ante mio Çid la cabeça premió12 e el rostro fincó.
Mio Çid don Rodrigo al cuello lo tomó,
e liévalo adestrando13, en la red le metió.
25 A maravilla lo han quantos que í son
e tornáronse al palaçio pora la cort.
Mio Çid por sos yernos demandó e no los falló,
maguer14 los están llamando, ninguno non responde.
Quando los fallaron e ellos vinieron, assí vinieron sin color,
30 non viestes tal juego15 commo iva por la cort,
mandólo vedar mio Çid el Campeador.
Muchos' tovieron por enbaídos16 los ifantes de Carrión,
fiera cosa les pesa d'esto que les cuntió.

12
premió: bajó.
13
adestrando: llevando con la mano derecha.
14
maguer: aunque.
15
juego: burla.
16
enbaídos: injuriados.

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OBSERVACIONES:

- Es posible (y recomendable) redactar el comentario sin distinguir apartados, pero


siempre refiriéndose a las preguntas concretas que se han formulado.
- Cabe responder a las cuestiones en un orden diferente del propuesto.
- En el examen, el comentario ha de ser menos extenso que el siguiente ejemplo,
contando con los límites de tiempo y espacio.

a) Resuma el texto, explique su estructura y su métrica

Este texto narra la emergencia que tiene lugar una noche en la corte valencia del
Cid, cuando un león se escapa de su jaula. Los primeros en darse cuenta del peligro son
los vasallos de Rodrigo. La mayoría de ellos, aunque aterrorizados, procuran proteger a
su señor; pero los infantes de Carrión huyen despavoridos. El Cid despierta y, con total
serenidad, con la sola fuerza de su carisma, somete a la fiera y la devuelve a su jaula.
Los infantes de Carrión continúan escondidos. Cuando por fin aparecen, su cobardía es
objeto de burla, por lo cual se sienten ofendidos.

Cabe estructurar este fragmento en cuatro partes:

- Versos 1-5. Presentación de la escena y del motivo de conflicto.

- Versos 6-14. Reacciones de los vasallos del Cid ante la amenaza del león (por un
lado, la conducta de los servidores fieles; por otro lado, la de los infantes de
Carrión).

- Versos 15-26. Intervención del Cid y solución del problema: el león queda de
nuevo enjaulado.

- Versos 27-33. Búsqueda y aparición de los yernos del Cid. Hilaridad que causa
su cobardía. Resentimiento de los infantes.

Desde el punto de vista métrico, estos treinta y tres versos forman parte de una
única tirada, con rima asonante en -ó. Únicamente alteran esa rima los versos 9 y 28,
que acaban en -ó-e (puesto que la última vocal es átona, esta rima sigue siendo afín a las
demás). Como es propio de la tradición épica, estos veros de arte mayor presentan una
cesura medial, que los divide en dos hemistiquios. En los versos 8, 15, 19, 20, 21, 22, 23
y 24 hay sendas dialefas para separar los dos hemistiquios (por ejemplo, v. 19: “cobdo,
en”). También se cumple aquí el anisosilabismo que es característico de la poesía épica:
la mayoría de los versos de este pasaje oscilan entre las trece y las dieciséis sílabas
(8+7, 7+8, 7+7, 6+7, 7+8, etc.). Llama la atención el verso 9, que destaca por su
extensión considerablemente mayor que la de los demás.

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b) Señale a qué obra pertenece y sitúe razonadamente el fragmento dentro de su trama

El fragmento que nos ocupa pertenece al Cantar de Mio Cid, el único poema de la
épica castellana que hemos conservado casi completo. Actualmente la mayoría de los
especialistas fechan esta obra a comienzos del siglo XIII. La autoría de esta pieza
literaria ha sido muy discutida: Ramón Menéndez Pidal la atribuye a dos juglares (uno
de San Esteban de Gormaz y otro de Medinaceli), mientras que otros investigadores,
como Colin Smith, piensan que el autor es Per Abbat, el escritor que “firma” el único
manuscrito del que disponemos para esta obra.

Este pasaje constituye el comienzo del tercer cantar del poema, que se conoce con
el título de “La afrenta de Corpes”. Al final del segundo cantar hemos asistido a las
bodas de las hijas del Cid con los infantes de Carrión. Entre dichas nupcias y el episodio
del león han pasado dos años, en los que el Cid y sus allegados han vivido en paz en el
reino recién conquistado de Valencia.

La escena de la escapada del león marca un punto señalado dentro de la estructura


narrativa del Cantar de Mio Cid. En ella por primera vez se pone de manifiesto la
cobardía de los yernos del Cid, y por lo tanto se hace claro que los recelos de este hacia
el casamiento de sus hijas con aquellos eran perfectamente fundados. Inmediatamente
después de este episodio, los infantes volverán a dar muestras de su pusilanimidad al no
atreverse a luchar contra el rey Búcar. Ambos acontecimientos disparan el curso de todo
el resto del poema: la afrenta de Corpes, las cortes de Toledo, el duelo y el final feliz
con el nuevo desposamiento de las hijas del Cid.

c) Identifique los rasgos estilísticos más destacados del texto y explique su función
precisa en el mismo

En el fragmento que nos ocupa encontramos muchos de los rasgos estilísticos que
caracterizan al Cantar de Mio Cid. Para empezar, el narrador se hace a sí mismo
presente en su relato, mediante el uso de apelaciones directas a su auditorio (v. 5:
“sabed”; v. 30: “non viestes tal juego”). Con tal recurso se pretende despertar el interés
del público e implicarlo en la narración. Téngase en cuenta que, con toda probabilidad,
este poema se compuso para ser transmitido oralmente (recitado, cantado o
salmodiado), en el contexto de un espectáculo popular a cargo de un juglar. Otro
aspecto muy representativo de la poesía épica es la presencia de formulismos o
expresiones estereotipadas. Según los mentores de la llamada “tesis oralista”, la dicción
formular facilitaba la memorización de un cantar de gesta por parte de sus recitadores,
que utilizaban estos elementos fijos como soporte de sus improvisaciones. En este texto
se dan cita unos cuantos epítetos épicos, clichés expresivos que se aplican en este caso a
la figura del Cid (v. 15: “el que en buen ora naçió”; v. 31: “mio Çid el Campeador”; v.
18: “señor ondrado”). Otras muestras de dicho lenguaje estereotipado se hallan en el
adverbio “tanto” (v. 10: “tanto ovo el pavor”) y en el pleonasmo “diziendo de la boca”
(v. 12), ambos procedentes de la tradición épica francesa. Los dos recursos tienen como
fin intensificar la expresión. Además, es típico del Cantar de Mio Cid el empleo de la

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interjección árabe “ya”, inmediatamente seguida de un vocativo (v. 18: “¡Ya señor
ondrado, rebata nos dio el león!”).

Más allá de dichos formulismos, otros aspectos de este texto indican


inequívocamente que nos hallamos ante un pasaje del único poema épico conservado
casi íntegro en lengua castellana. Así, en el Poema de Mio Cid abundan las estructuras
bimembres, en las que se reitera un contenido semántico semejante con diferentes
palabras (v. 9: “nin cámara abierta nin torre”; v. 14: “el manto e el brial”). Tal y como
ocurre en el v. 22 (“la cabeça premió e el rostro fincó”), a veces semejantes
composiciones bimembres repiten exactamente la misma estructura sintáctica. Todas
estas bimenbraciones contribuyen a dotar al lenguaje de una elaboración “literaria” o
“estilizada”: por un lado, añaden riqueza y colorido a la expresión y, por otro lado,
producen un efecto rítmico. También los paralelismos, frecuentes en la obra que
tenemos entre manos, acentúan el ritmo de un discurso destinado a la recitación o al
canto. En el pasaje que estamos analizando, se observa un paralelismo provocado por la
repetición del mismo tiempo verbal al comienzo de cada hemistiquio (v. 5: “saliós’ de la
red e desatós’ el león), y otro formado por la repetición anafórica de una misma palabra
al comienzo de cada hemistiquio (v. 17: “¿Qué’s esto, mesnadas, o qué queredes vos?”).

Por otra parte, es propia del Cantar de Mio Cid la combinación de diferentes
tiempos verbales en una misma frase, de un modo que puede parecer un tanto caótico.
En este fragmento dominan los tiempos de pasado, pero a menudo el pretérito perfecto
simple aparece unido mediante conjunción copulativa con un presente de indicativo (vv.
6-7: “En grant miedo se vieron por medio de la cort,/ enbraçan los mantos los del
Campeador,/ e çercan el escaño e fincan sobre so señor”; vv. 23-24: “Mio Çid don
Rodrigo al cuello lo tomó,/ e liévalo adestrando, en la red le metió”; vv. 27-28: “Mio
Çid por sos yernos demandó e no los falló,/ maguer los están llamando, ninguno non
responde”). Con tal irrupción del presente en medio de una narración construida en
tiempos de pasado, se logra actualizar los hechos relatados y lograr una apariencia de
proximidad e inmediatez.

En la narración vertida en el fragmento que tenemos entre manos, domina el


discurso indirecto. Sólo en dos ocasiones se reproducen directamente las palabras de los
personajes: en el v. 12 oímos hablar a Diego González, uno de los infantes de Carrión
(“¡Non veré Carrión!”); y en los versos 17-18 se expresan el Cid y sus vasallos fieles
(“¿Qué’s esto, mesnadas, o qué queredes vos?/ ¡Ya señor ondrado, rebata nos dio el
león!”). Ambas intervenciones resultan ser muy expresivas: en el primer caso, para
insistir en el carácter pusilánime de los yernos del Cid; en el segundo caso, para
escenificar la protección que los vasallos esperan de su señor. A lo largo del Cantar de
Mio Cid, la narración en tercera persona a menudo se ve interrumpida por el discurso
directo de los personajes; con ello se consigue un efecto teatral, que seguramente era
explotado al máximo en las escenificaciones de los juglares. La reproducción de las
palabras exactas de un personaje da vivacidad a la narración, además de generar en los
oyentes una sensación de cercanía frente a las gestas relatadas.

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En cuanto a la sintaxis de este texto, aquí dominan las yuxtaposiciones, es decir,


la ausencia de conjunciones o asíndeton (v. 3: “Yaziés en un escaño, durmié el
Campeador”; v. 10: “metiós’ so’l escaño, tanto ovo el pavor”; v. 19: “Mio Çid fincó el
cobdo, en pie se levantó”; v. 24: “e liévalo adestrando, en la red le metió”). Se trata de
una estructura sintáctica muy frecuente en todo el Cantar de Mio Çid, con la que su
autor probablemente quiso agilizar la expresión de un texto destinado a la comunicación
oral. Además, en este fragmento no hay ningún encabalgamiento; por el contrario, cada
verso, e incluso cada hemistiquio, coinciden con una unidad sintáctica y de sentido
completas. Esta versificación mediante esticomitia es igualmente característica del
conjunto de la obra que nos ocupa.

Desde el punto de vista léxico, encontramos en este pasaje abundantes verbos de


movimiento (“çercan”, “metiós”, “salió”, “levantó”, “adeliñó”, tornáronse”…), que
expresan el ajetreo de los personajes ante una situación de emergencia. La mayoría de
los sustantivos son de carácter concreto (“red”, “escaño”, “cámara”, “torre”, “viga”…),
junto a unos pocos sustantivos abstractos relativos al sentimiento de temor (“miedo”,
“pavor”). Y los adjetivos son escasos, al igual que en el conjunto del Poema de Mio
Cid.

Por último, cabe advertir que este fragmento transgrede, en cierta medida, la
estética realista que es propia del Cantar de Mio Cid. En efecto, el máximo monumento
de la épica castellana se caracteriza por mantener siempre la verosimilitud de los hechos
narrados, ya reproduzcan estos con fidelidad un sustrato histórico o no. Sin embargo,
esta escena del león resulta un tanto inverosímil: no parece creíble que un animal feroz
obedezca tan dócilmente a una persona, incluso aunque esta sea el mismísimo Cid
Campeador.

d) Relacione el contenido del fragmento con la caracterización de los personajes


principales de la obra (concretamente, los que aparecen en este texto) y con el mundo
social de la misma

Si dejamos de lado el papel del león (que, a primera vista, se presenta como el
centro de esta escena, pero, en el fondo, sólo constituye un pretexto para plasmar los
comportamientos humanos), en este pasaje conviven tres personajes o conjuntos de
personajes: el Cid, sus vasallos fieles y los infantes de Carrión. Tales personajes
aparecen distribuidos, de forma bastante maniquea, en el grupo de los “buenos” y el de
los “malos”. Al primero pertenece, en primera instancia, el Cid; y junto a él sus
mesnadas. El segundo está integrado por los infantes de Carrión. El objetivo principal
de este episodio consiste en ensalzar las virtudes del primer grupo y vituperar los
defectos del segundo. El Cid es presentado como alguien capaz de mantener la calma
aun en medio de una situación de extremo peligro; además, enseguida consigue
domeñar al león, probando así la capacidad de socorrer a sus vasallos. También estos
vasallos aparecen dibujados con tintes positivos, pues, a pesar de su miedo, se atreven a
proteger a su señor. En el lado opuesto, el narrador se esfuerza por caracterizar a los

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infantes de Carrión como unos absolutos cobardes: ante la presencia de la fiera, corren a
esconderse, y por ello se convierten en el hazmerreír de toda la corte.

La contraposición entre la excelencia del Cid y la bajeza de los infantes de


Carrión constituye el leit motiv del segundo y tercer cantar del Poema de Mio Çid.
Apoyándose en esta circunstancia, se ha pensado que una de las claves interpretativas
del poema podría cifrase en la lucha que tuvo lugar durante los siglos XII y XIII entre el
estamento de los caballeros y el de la nobleza hereditaria. Rodrigo Díaz de Vivar
constituiría el paradigma del caballero: un simple infanzón que, gracias a sus
habilidades en la guerra, logra amasar una importante fortuna y por tanto medrar
considerablemente en la escala social. Efectivamente, este ascenso económico y social
del Cid es precisamente lo que narra el poema desde su comienzo hasta su fin. Y los
infantes de Carrión representarían a la nobleza de sangre. En el curso del poema, estos
personajes experimentan una progresiva devaluación, que es inversamente proporcional
al encumbramiento del Cid. El autor del Cantar de Mio Cid habría tomado partido a
favor de los caballeros y en contra de la nobleza hereditaria, lo cual se reflejaría en la
contraposición maniquea entre el Cid y sus antagonistas.

Al margen de esta línea interpretativa, el fragmento que nos ocupa da buena


muestra de la importancia que tienen las estructuras feudales en el poema. El Cid se nos
presenta como el perfecto señor, que sabe proteger a sus súbditos en todo momento,
cumpliendo así el pacto que le liga a ellos. También los súbditos de Rodrigo (excepción
hecha de sus yernos) cumplen voluntariosamente sus obligaciones como siervos,
procurando salvaguardar a su señor frente a la fiera. Incluso el león parece haber
firmado un secreto acuerdo de vasallaje con el Cid: sólo esto explicaría que el animal
experimente vergüenza ante la presencia de su señor y se someta a él con tan solo
percatarse de la superioridad del mismo. En el conjunto del Cantar de Mio Cid, destaca
la relación de pleitesía que Rodrigo rinde al rey Alfonso VI. Aun cuando el rey ha
desterrado al Cid injustamente, su vasallo se esfuerza por recuperar el favor del
monarca; aun cuando el Cid desconfía de los infantes de Carrión, accede a casar a sus
hijas con ellos para obedecer la propuesta de su rey.

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