Dignidad Humana

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ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN. ................................................................................................................... 1

2. DEFINICIÓN DE DIGNIDAD. ............................................................................................... 2

3. FUENTES Y RECONOCIMIENTO LEGAL DE LA DIGNIDAD. .................................... 3

4. DIGNIDAD HUMANA Y VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS ................... 4

5. LA DIGNIDAD HUMANA, VALOR FUNDAMENTAL DE LA SOCIEDAD.................. 5

6. LA DIGNIDAD HUMANA COMO FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS: ................. 6

6.1. EL VALOR VIDA, .................................................................................................................... 6

6.2. EL VALOR LIBERTAD. ............................................................................................................ 7

6.3. EL VALOR IGUALDAD. ........................................................................................................... 8

6.4. EL VALOR SEGURIDAD........................................................................................................... 9

7. INTERPRETACIÓN DE LA DIGNIDAD HUMANA CONFORME A LOS DERECHOS

FUNDAMENTALES .................................................................................................................. 10

7.1. TEORÍA LIBERAL. .......................................................................................................... 10

7.2. TEORÍA DEMOCRÁTICO-FUNCIONAL. ..................................................................... 11

7.3. TEORÍA INSTITUCIONAL. ............................................................................................. 11

7.4. TEORÍA AXIOLÓGICA. .................................................................................................. 11

7.5. TEORÍA SOCIOESTATAL. ............................................................................................. 11

8. LA IDEA DE DIGNIDAD HUMANA COMO RESTRICCIÓN MORAL ....................... 12

9. CONCLUSIONES................................................................................................................... 18
10. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ................................................................................ 18
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1. INTRODUCCIÓN.

La dignidad humana no es un derecho del hombre, es el fundamento de los derechos que se

conceden al hombre, por ello las constituciones provinciales, nacionales y

los tratados internacionales se refieren a ella, sobre su carácter de justificación última existe una

suerte de consenso universal, que se traduce en todos los textos legales. En el presente estudio se

realiza un acercamiento profundo sobre dicho concepto, su significado, contenido, importancia y

la vinculación con los distintos derechos.

Por la confusión de los terminología jurídica en cuanto a dignidad, Derechos Humanos, Derechos

de la Persona y Derechos Fundamentales, es claro definirlos y diferenciarlos, la dignidad es un

atributo de toda la colectividad y el fundamento de los derechos reconocidos a todos los seres

humanos, cuyo conjunto se expresa en el Estado o la Nación, en cambio el medio de su

reconocimiento y garantía son los Derechos Humanos, positivizados en la carta fundamental

del Estado y en normas internacionales.


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2. DEFINICIÓN DE DIGNIDAD.

La dignidad es un concepto complejo. Por un lado, entendemos por ella a un valor intrínseco del

ser humano, que no le otorga nadie sino que posee por el mero hecho de serlo, por nacer, por estar

provisto de racionalidad y libertad, sin distingo de sexo, raza, religión, orientación sexual ni otros

condicionantes.

Esta dignidad humana va de la mano con los derechos humanos universales, es decir, con aquellas

condiciones mínimas de existencia que se merecen todos los seres humanos de manera automática

y que no están sometidos a debate o discusión por ningún juzgado.

Esto, claro, no siempre se ha cumplido y es un producto de la modernidad humana, ya que

antiguamente hubo legislaciones que permitían los esclavos, personas desprovistas de

esta dignidad ontológica (“del ser”).

Existe sin embargo otra acepción de dignidad que está emparentada con el honor, la honra, el

orgullo, es decir, con la pertenencia (real, simbólica o imaginaria) a un grupo humano que merece

y exige el respeto de los demás. Esta noción proviene de las épocas antiguas y se vinculaba con

las decisiones tomadas, con la fidelidad a los ideales o a los mandatos divinos, por los cuales era

decente morir antes que retractarse o traicionarlos.

Los héroes trágicos, por ejemplo, protagonistas de las épicas antiguas, eran capaces de sacrificarse

por salvaguardar el honor, lo cual equivalía a “morir dignamente” en lugar de vivir

“deshonrosamente”. Este concepto luego fue universalizado por el cristianismo, cuya filosofía

daba al pecado una concepción más o menos similar al deshonor antiguo, con la diferencia que no

se podía “limpiar” con la muerte (como sí hacía hasta no hace mucho la cultura japonesa, mediante
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el suicidio ritual o harakiri) sino que atormentaría al alma en su camino hacia el más allá (el

infierno, purgatorio o paraíso).

En la actualidad, sin embargo, gracias al Humanismo y a las escuelas filosóficas de la Era

Moderna y Contemporánea, se entiende la dignidad del ser humano como algo mucho más secular

(laico) y vinculado con las condiciones en que vive su vida. Las formas dignas de vivir implican

una serie de conceptos objetivos y subjetivos, como la libertad, la autonomía, la pertenencia, la

identidad, la plenitud de derechos y la autodeterminación.

3. FUENTES Y RECONOCIMIENTO LEGAL DE LA DIGNIDAD.

Desde una perspectiva filosófica y religiosa, el concepto de dignidad humana posee una larga

trayectoria histórica. No obstante, desde un punto de vista jurídico, la dignidad es un concepto

nuevo, que surge luego de la Segunda Guerra Mundial, en tanto los textos que la mencionan son

de la historia reciente. Así, la dignidad de la persona humana aparece como núcleo central en

importantes documentos internacionales (la expresión dignidad se encuentra en la Conferencia de

San Francisco (1945) («a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en

la dignidad y el valor de la persona humana; la Declaración Universal de los Derechos

Humanos (1948) ("la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento

de la dignidad intrínseca de todos los miembros de la familia humana". «La fe de las Naciones

Unidas en la dignidad y el valor de la persona humana; el Pacto Internacional de Derechos Civiles

y Políticos (1966) cuyo preámbulo expresa que la libertad y la justicia y la paz en el mundo, tienen

por base el reconocimiento de la dignidad humana inherente a todos los miembros de la familia

humana y de sus derechos iguales e inalienables que conforme a los principios enunciados en

la Carta de las Naciones Unidas, la libertad, la justicia y la paz del mundo tienen por base
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la dignidad inherente a todos los miembros de la familia humana; el Pacto Internacional de

Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966) («La educación debe orientarse hacia el pleno

desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad»); la Convención Americana

sobre Derechos Humanos (1969) («Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al

reconocimiento de su dignidad»).

También en la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos (2005), dice que el

respeto a la dignidad humana emerge del reconocimiento que todas las personas poseen un valor

intrínseco, dado que todos tenemos la capacidad de determinar nuestro propio destino moral. El

desprecio de la dignidad humana podrá conducir a la instrumentalización de la persona humana.

La Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos (1997),

la Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos (2003), la Convención de

Derechos Humanos y Biomedicina (o Convención de Oviedo) del Consejo de Europa (1997), entre

otras declaraciones, también mencionan a la dignidad.

Además, en constituciones del siglo XX de diferentes países, es enumerada entre los «nuevos»

derechos fundamentales.

En el texto histórico de nuestra Carta Magna la dignidad no se encontraba mencionada, ni como

derecho ni como principio, pero nadie duda que esté incluida dentro de las previsiones del artículo

33 de la Constitución Nacional (CN).

4. DIGNIDAD HUMANA Y VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

La dignidad humana es un valor inherente a nuestra condición de seres humanos que supone ser

reconocidos como iguales por parte de las instituciones y por parte de todos los integrantes de la

sociedad, sean éstos allegados o no. Supone ser respetados y valorados íntegramente en sociedad
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sin distinción de color de piel, género, origen étnico, condición social u orientación sexual.

Autonomía, libertad y responsabilidad son los valores inalienables que sustentan nuestra dignidad

humana y, por ello, ésta no es ni transferible, ni vendible, ni negociable; constituye nuestro valor

más íntimo y nuestro legado más originario para las generaciones presentes y futuras.

Existen en nuestras sociedades prácticas discriminatorias, torturas, vejaciones y delitos que atentan

contra los Derechos Humanos porque agreden deliberadamente la dignidad de las personas y

socavan sus derechos a construir su vida en paz, armonía y libertad. Hablamos de los delitos contra

los menores de edad, delitos de violencia de género contra la mujer con todas sus variantes y

especificaciones; delitos que en sus múltiples y oscuras formas se perpetran contra todos aquellos

seres humanos que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad social. Los problemas de

desigualdad social en nuestras sociedades y el descalabro de una ética social universalista que nos

cohesione como ciudadanos han traído como consecuencia que sectores -separados y relegados

del espíritu demócrata de nuestra época- se sientan con la fuerza de poder atropellar a los más

vulnerables.

5. LA DIGNIDAD HUMANA, VALOR FUNDAMENTAL DE LA SOCIEDAD.

Sin duda, el ser humano se ha caracterizado porque su vida gira en torno a un ámbito social, por

lo que debe establecerse un orden normativo, económico y social que esté al servicio del mismo y

que le permita a cada hombre cultivar su propia dignidad. Por eso, la dignidad humana requiere

que el hombre actúe según su conciencia y su libre elección; por lo que los hombres siendo más

conscientes de su propia dignidad, podrán respetarse unos a otros.


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Así, la dignidad humana, en la modernidad, aparece en un contexto intelectual que ha superado los

avatares históricos, ubicándose en un proceso de humanización y de racionalización que acompaña

a la persona y a la sociedad. Para lo cual, cuando se hace la reflexión de la dignidad dentro de un

ámbito que corresponde a una sociedad bien ordenada, no se describe la realidad, sino el deber ser

de la misma. De ahí que la dignidad humana sirva como un referente inicial, un punto de partida y

también un horizonte final, un punto de llegada, por lo que podría llamarse un derecho positivo

justo.

6. LA DIGNIDAD HUMANA COMO FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS:

Considero que de la dignidad de la persona como valor central, emanan la justicia, la vida, la

libertad, la igualdad, la seguridad y la solidaridad, que son dimensiones básicas de la persona, que

en cuanto tales se convierten en valores y determinan la existencia y legitimidad de todos los

Derechos.

Por otra parte esos valores -justicia, vida, libertad, igualdad, seguridad- están indisolublemente

unidos por su raíz y fundamento: el valor de la dignidad de la persona humana. De ahí que la

legitimidad y fundamento de un concreto derecho humano.

Si del valor dignidad derivábamos el valor justicia, del valor justicia podemos ahora, a su vez,

inferir otros cuatro valores; pues si la definición clásica de justicia connotaba "dar a cada cual lo

suyo", he aquí cuatro dimensiones que son "lo suyo" para todo persona humana: vida, igualdad,

libertad y seguridad:

6.1. El valor vida,

Además de la perspectiva biológica, común a la de los otros animales y las plantas, posee otra

dimensión específica de la vida humana, que tiene el calificativo de racional, social, histórica,
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espiritual, etc., y en ella radican los demás valores: libertad, seguridad, etc. Es decir, mientras los

demás seres vivientes a lo sumo llegan a un determinado nivel de conciencia, el ser humano al ser

capaz de autoconciencia, auto posesión o autodominio, puede acceder a los demás valores citados:

seguridad, igualdad, libertad, etc. Valores que, en cuanto inspiran acciones concretas, dignifican a

quienes pretenden alcanzarlos.

Actuales cuestiones estas, que llevan a los juristas a replantearse teorías estructuradas,

relacionadas con, la vida humana artificialmente producida, (procreación artificial), la naturaleza

y el sentido del sufrimiento y la muerte; y también lo que es "vida digna".

6.2. El valor libertad.

Es quizá sobre el que más se ha insistido por parte de filósofos, poetas, profetas y políticos. La

libertad puede ser definida, en términos muy amplios, como la exención de una necesidad para el

cumplimiento de un fin. La libertad puede ser contemplada desde dos perspectivas diferentes:

negativa una, positiva la otra. Desde una perspectiva negativa se habla de la libertad negativa, que

consiste en la ausencia de coacción. Supone la existencia de un ámbito para poder actuar sin que

existe en el mismo la interferencia ni de otros sujetos ni del Estado. Su antivalor es la coacción,

que supone la interferencia grave y deliberada por parte de otra persona, ya física, ya jurídica, por

virtud del cual el sujeto no puede actuar cuándo y cómo desea. La dimensión positiva de la libertad

significa la posibilidad de participación de forma racional y libre en la vida social.

La libertad tiene sustancialmente tres manifestaciones que juegan siempre en toda afirmación

concreta de una libertad:


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a) Exención o independencia o autonomía, por la que se constituye una esfera de autonomía

privada, de decisión personal o colectiva protegida frente a presiones que puedan

determinarla.

b) Poder hacer, esto es, capacidad positiva, para llevar a cabo esas decisiones y actuar

eficazmente en la vida social.

c) Libertad de elección, entre hacer o no hacer, o entre varios "haceres" posibles.

6.3. El valor igualdad.

Tiene su antivalor en la discriminación, es el principio inspirador de todos los derechos

económicos, sociales y culturales. Suele ser considerado como una "metanorma", o una norma que

establece un criterio por el que todas las demás normas se relacionen con los sujetos del derecho.

Sintéticamente podría formularse así: para toda persona, si reúne las condiciones de aplicabilidad

de una norma, debe aplicarse ésta siempre de idéntica manera. Salvo que circunstancias relevantes

justifiquen un tratamiento normativo diferente, en beneficio del sujeto afectado por tales

circunstancias. Por ejemplo, respecto al derecho al sufragio (art. 30 de la Const. Prov.) la diferencia

de sexo es irrelevante actualmente, pero la diferencia de edad -caso de un niño sin uso de razón-

es relevante para un tratamiento normativo no idéntico.

En otros casos, las normas pueden propender a enmendar una desigualdad real generada por

razones históricas, en estos casos se hablará de unadiscriminación inversa, que asume el principio

igualitario aunque proponga un tratamiento normativo diferencial. Por ejemplo, las leyes que

disponen que un porcentaje de empleados de una empresa han de ser discapacitados, favorece para

que personas con discapacidades puedan ser admitidos como trabajadores en las mismas; con ello

se tiende a que una situación de desigualdad real entre los candidatos a un empleo, se revierta
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logrando que se admita que un discapacitado físico puede ser igualmente competente para

desarrollar tareas específicas que no afecten a su discapacidad.

Si bien se afirma que la historia del hombre es la historia de la lucha por su libertad, cuando no la

tiene para conseguirla, cuando la tiene para conservarla y cuando la ha perdido para recuperarla;

siempre me pareció que el concepto de igualdad es una idea que se encuentra muy arraigada en

todos los seres humanos, como el principal criterio de justicia.

Así, aún en los casos de hombres que se encuentran privados de su libertad, en condición de

esclavos, reducidos a la categoría de cosas; aún en ellos, la idea de igualdad sigue siendo el criterio

de justicia, al punto que aunque pueda admitir o aceptar su condición de esclavos, no les es posible

admitir o aceptar que entre ellos se hagan diferencias, que se castigue más a uno que a otro o se

premie más a uno que a otro.

Considero que es un valor consustancial con la dignidad humana, y por lo tanto, merecedor de una

declamación y protección legal.

Dicho valor igualdad se encuentra expresamente reconocido como un derecho del hombre, en

nuestra carta magna en el artículo séptimo.

6.4. El valor seguridad.

Tiene diversas implicancias, así la seguridad que implica el respeto a su integridad física y

espiritual, la cual encuentra su recepción normativa en el art. 4 de la Constitución, y su respectivo

correlato en distintas disposiciones infra-constitucionales.

En nuestros tiempos no podemos dejar de reconocer que el hombre tiene en virtud de su dignidad

innata, un derecho no solo a su protección física, sino a la protección de aquellos actos, hechos o
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situaciones que le produzcan un perjuicio moral, o que afecten sus convicciones religiosas, o

creencias íntimas.

La seguridad implica el continuo respeto al hombre, por parte de los demás hombres y del Estado,

con la finalidad de garantizar al mismo el desenvolvimiento en forma libre, pacífica y tranquila de

su existir.

También podemos sostener que el concepto de seguridad, se encuentra relacionado íntimamente

con el Estado de Derecho, o sea aquel estado que se encuentra subordinado a leyes y no por encima

de ellas o con el poder desconocerlas, de esta forma la persona, encuentra un alto grado de certeza

en el mantenimiento de ciertas reglas jurídicas básicas, en que las mismas se aplican de una forma

predeterminada, bajo ciertos requisitos expresa y previamente establecidos, lo cual conocemos

como seguridad jurídica.

7. INTERPRETACIÓN DE LA DIGNIDAD HUMANA CONFORME A LOS DERECHOS

FUNDAMENTALES

Podemos distinguir modelos teóricos de interpretación de los derechos fundamentales y son:

7.1. TEORÍA LIBERAL.

Esta teoría sostiene que la dignidad de la persona debe quedar en lo sustancial al margen de la

acción estatal. Los derechos fundamentales son concebidos, preferentemente, como derechos

a la libertad, considerándolos en principio como derechos ilimitados. La intervención del

Estado en el ámbito de la libertad debe ser la menor posible. Esta teoría no toca el tema de las

condiciones sociales de los derechos fundamentales.


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7.2. TEORÍA DEMOCRÁTICO-FUNCIONAL.

De acuerdo con esta teoría, los derechos fundamentales se entienden en un sentido

estrictamente funcional respecto del sistema sociopolítico. Interesa a este enfoque más

la función que el contenido de los derechos, especialmente relacionando tal función con el

desarrollo político y económico del orden social.

7.3. TEORÍA INSTITUCIONAL.

Dicha teoría sostiene que los individuos, como asimismo, las instituciones son factores

condicionantes de la realidad jurídica. Así, esta concepción considera que la libertad, la

igualdad y la participación del individuo no pueden realizarse de manera aislada, sino que a

través de las diversas instituciones sociales.

7.4. TEORÍA AXIOLÓGICA.

Esta teoría considera que los derechos esenciales son la expresión de opciones axiológicas que

constituyen los principios fundamentales de la Constitución, trascendiendo los derechos

públicos subjetivos de la parte jurídica fundamental y los principios del orden

jurídico objetivo.

7.5. TEORÍA SOCIOESTATAL.

Para esta concepción, deben acentuarse los principios de igualdad, participación y realización

de los derechos sociales, debiendo el Estado crear las condiciones sociales para la garantía de

los derechos fundamentales.


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8. LA IDEA DE DIGNIDAD HUMANA COMO RESTRICCIÓN MORAL

En la idea de dignidad descansan la gran mayoría de los derechos que nos protegen y

algunos proyectos políticos como los Estados sociales de Derecho. Así, pensar el derecho a la vida

como el más elemental de los derechos exige que lo amparemos en una categoría como esa o en

otra semejante. No tendría sentido no hacerlo así: ¿desde qué otro argumento, si vale la pena insistir

en los argumentos, podemos reclamarnos un derecho a la vida para los seres humanos?

Empédocles, en el siglo V a. c. insistió en la idea de que no podemos comer "carne animal"; dicha

restricción abarcaba, por supuesto, el consumo de carne humana desde la escueta afirmación de

que eso está mal. La nota importante de esta propuesta es que los animales y los seres humanos

tienen derecho a vivir pero el sentido de esta afirmación realmente es que tienen el derecho a no

ser comidos por un ser humano porque las restricciones morales, hasta donde se conoce, son

exclusivamente humanas. La idea de dignidad, además, ampara otros derechos como lo es el

derecho a la libertad de pensamiento, libertad de desarrollo personal, etc. Desde esta perspectiva

la idea de dignidad opera como el fundamento de todo proyecto moral y obliga a un tratamiento

especial para todos los seres humanos posibilitando que tengan esas potestades.

La teorización acerca de la dignidad humana es relativamente nueva. En la antigua Grecia no existe

una menor aproximación a tal consideración. Hubo un consenso generalizado en torno a la idea de

que el hombre poseía un alma racional y que debía comportarse como tal. Se trataba, más bien, de

una exhortación permanente a que cada cual no se comportara como un "bárbaro" o como un

"animal" pero en ningún momento se recurrió a la idea de que el ser humano era un ser que poseía

una dignidad que obligara a que lo tratáramos de la mejor manera posible. Las aproximaciones al

concepto de dignidad tal como la abordaron filósofos como Platón o Aristóteles se referían a

"dignidad" social: nobleza, alcurnia. Sin embargo, esto no impide que la sentencia pronunciada
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por Empédocles en el sentido de que no se podía comer carne llevará el respaldo significativo de

que hay algo que moralmente, así no estuviera definido claramente, impidiera que se consumiera

lícitamente carne humana.

La idea de dignidad humana tiene su inicio en el cristianismo y los argumentos a su favor tomaron

forma con el escolasticismo. Si bien es cierto que la idea de dignidad humana, en el sentido

inicialmente señalado, sólo es presentada por Inmanuel Kant es Santo Tomás de Aquino quien le

dio un carácterpolítico y jurídico a la noción de persona, a su dignidad y con ella afloró la idea de

que tenemos unos derechos naturales como lo es el derecho a la vida y a la integridad física para

mencionar solamente el derecho base de nuestra discusión. En el Tratado de la justicia, Tomás de

Aquino al referirse al dominio que ejercen los padres sobre los hijos y los señores sobre los siervos

dice lo siguiente: "al hijo, en cuanto hijo, es algo del padre; igualmente el siervo, en cuanto siervo

es del señor. Sin embargo, todos ellos, considerados como hombres, son algo subsistentes en sí

mismos, y distintos de los demás". Ser subsistente en sí mismo y distinto de los demás quiere decir

que tiene prerrogativas propias, que es un fin en sí mismo.

El surgimiento del concepto de dignidad humana es paralelo al de los derechos naturales y es

connatural al hombre. Quizás por esta razón sí fue posible que los filósofos medievales pudieran

pensarla.

La noción de derecho natural ha desempeñado un papel muy importante en el desarrollo de la idea

de ser humano que hoy tenemos. Por un lado, la idea de derecho natural sugiere que por

disposición de la naturaleza los seres humanos podemos vivir, movilizarnos, respirar, procrear,

hablar, pensar, etc. Por otro, crea obligaciones morales para con el ser humano porque si bien los

derechos naturales representan las funciones orgánicas naturales del ser humano sin las cuáles no

es posible vivir, tal representación está amparada en un dispositivo metafísico que promueve la
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idea de que ningún gobierno, de la calidad que fuera, los puede quitar, excepto en castigos

por delitos extremos, y si tal acción traía un magno beneficio para la sociedad, previa

reglamentación ajustada al Derecho.

La idea de derecho natural, dentro de una lógica de lo viviente, reconoce una identidad entre todos

los animales superiores incluyendo al hombre. Pero su sentido está orientado a señalar

categóricamente que hay disposiciones del gobernante que son imposibles de cumplir o que sería

irresponsable cumplirlas: "nadie" puede ordenarle a un ser humano no respirar o no comer sin

cometer una infamia; tampoco se le puede ordenar no pensar –pensar es condición natural del

hombre. Se trata de una posición de proyección inmanentista frente a la vida humana; desde esta

perspectiva nadie puede autodestruirse sin contravenir la ley natural que lo obliga a perseverar en

su ser. Pero hablar de la naturaleza, en sentido de las meras funciones fisiológicas no es suficiente,

detrás de ella se mueve la idea de que el ser humano es un ser superior de la naturaleza argumentado

en la idea de ser subsistente en sí mismo con carácter de absoluto. Lo justo, tal como lo pensó

Santo Tomás de Aquino está asociado a corresponder a ese doble sentido de la vida humana: el

natural y el social. Aquí lo absoluto significa que no es potestad de cualquiera quitar o reducir esa

característica fundamental. Aquí se logra apreciar bien la relación entre la construcción teórico–

metafísica y la teoría política.

El imperativo categórico kantiano enuncia en criterios de tratamiento cómo es posible realizar la

dignidad humana: "trata a tu propia persona y a la persona de otro no sólo como medio sino como

fin al mismo tiempo". Requerimos de muchas cosas para vivir y a ellas se las reconoce como

medios. La palabra clave que resuelve el verdadero sentido de la dignidad en sentido pragmático

está al final del enunciado: trata a todo ser humano como un fin. Ello se debe a que al hacer la

construcción teórico–metafísica se ha considerado que cada ser humano posee una voluntad
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suficiente para auto determinar la dirección intelectual, moral y estética de su vida: él es un fin en

sí mismo. Al pensarlo de esa manera se lo aparta de todos los demás seres de la naturaleza que aun

teniendo vestigios de voluntad no dan muestras de que podrían auto determinarse, esto es que

toman decisiones razonadas y comprometidas con lo que él mismo ha determinado. Un ser humano

íntegro sí puede hacerlo porque además de voluntad posee una razón que le permite prever las

consecuencias de sus acciones y le faculta o lo inhibe para muchas otras.

Kant destaca que somos lo que somos porque manifestamos la posesión de una voluntad activa

que se apoya en una razón que elige libremente. He aquí, pues, el verdadero sentido de la dignidad:

la posesión de una voluntad pero al estar orientada por un deber ser –proyección moral– ella

aparece como una voluntad comprometida asociada a una razón operante, en ejercicio. Esto

significa, en términos generales, que el ejercicio de una verdadera voluntad sólo se puede realizar

cuando una persona delibera en torno a las opciones que la vida y las circunstancias le presentan

y elige, conscientemente, una de esas opciones y asume responsablemente todas las consecuencias

que su acción provoca. Esto hace la diferencia entre voluntad animal y humana. El verdadero

sentido de la dignidad reposa en la obligación moral de que las personas obren autónomamente,

no instintivamente ni automáticamente.

Para filósofos como Kant somos libres porque no obramos al amparo exclusivo de las necesidades

físicas lo cual implica una superación de los estados naturales. Se considera que la verdadera

libertad, aquella que puede llamarse propia de seres humanos en el pleno ejercicio de su dignidad,

corresponde a obrar de acuerdo a un plan o fin trazado por ellos mismos y especialmente en

sociedad. Esto es muy humano. Peter Singer para extender los derechos humanos a los de los

animales dice que todos los animales superiores poseen voluntad, por tanto, derechos lo cual los

hace merecedores de obligaciones morales. Dice que la voluntad es una sola para todo ser vivo
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animal, y aproxima la moralidad a la voluntad considerando que toda voluntad es la manifestación

de acciones interesadas o la manifestación de decisiones en las que se aprecia la existencia de

preferencias.

No creo pertinente hacer consideraciones a la dignidad desde el reconocimiento de la existencia

de intereses o preferencias; epistemológicamente tal universalización no puede ser válida porque

la noción de dignidad es discriminatoria y, además, porque se mueve desde las poco confiables

analogías. Una cosa es que un animal tenga que alimentarse con algo que le sea instintivamente

propio –¿una "preferencia" específica?– y otra es estar interesado en comer algo preciso porque su

gusto de apetente así lo plantea y para lograrlo inicia procesos para su consecución tal cual lo ha

deseado. Ante eso bien puede uno hacerse al menos estas preguntas: ¿Podría un león "preferir"

sinceramente ser vegetariano? ¿Estaría un león interesado en comerse un cervatillo en lugar de un

búfalo viejo? ¿En caso de encontrarse con los dos ‘platos’ elegiría el más tierno por tierno, por

ejemplo? El verdadero interés es una capacidad exclusivamente humana.

Otra opción que deja Singer para extender los derechos humanos a los animales hace referencia a

un una forma de expresión de lo viviente animal y es la existencia evidente de dolor o cualquier

forma de sufrimiento. Para sustentar su propuesta como no exótica, Singer hace eco de un pasaje

de Jeremy Bentham, quien abre una brecha para extender los derechos humanos a las otras especies

animales: "Puede llegar el día –dice Bentham- en que el resto de la creación animal adquiera esos

derechos que nunca se le pudo haber negado de no ser por la acción de la tiranía. Los franceses

han descubierto ya que la negrura de la piel no es razón para abandonar sin remedio a un ser

humano al capricho de quien le atormenta. Puede que llegue un día en que el número de piernas,

la vellosidad de la piel, o la terminación de los sacrum sean razones igualmente insuficientes para

abandonar a un ser sensible al mismo destino. ¿Qué otra cosa hay que pudiera trazar la línea
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infranqueable? ¿Es la facultad de la razón, o acaso la facultad del discurso? Más un caballo o un

perro adulto es sin comparación un animal más racional, y también más sociable, que una criatura

de un día, una semana o incluso un mes. Pero, aun suponiendo que no fuera así, ¿qué nos

esclarecería? No debemos preguntarnos: ¿pueden razonar?, ni tampoco: ¿pueden hablar?, sino:

¿pueden sufrir?". Argumentos que no son del todo despreciables.


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9. CONCLUSIONES.

 Que, la dignidad es un atributo de toda persona sea individual o colectiva, y la Constitución considera

a la dignidad humana, como algo natural de todo hombre, y en virtud de ello es que se encarga de

destacar que su finalidad es exaltar la dignidad de la persona, reconociéndola como algo propio y

natural de él -no otorgado por el estado-, y limitándose a garantizarla, estableciendo para ello su

carácter de inviolable. Es condición previa para el reconocimiento de los derechos humanos la

dignidad.

 Que, a pesar de que es un mal signo para los derechos, y con mayor razón para los fundamentales

como los derivados de la dignidad del hombre, que necesiten ser solemnemente declarados, pues tal

declaración supone que ellos son desconocidos o avasallados en la vida real y con una cierta

generalidad.

10. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 https://concepto.de/dignidad-3/#ixzz69yXEslZc

 http://www.salud.gob.ar/dels/entradas/la-dignidad-humana

 http://entreparentesis.org/la-dignidad-humana/

 http://www.unla.mx/iusunla28/reflexion/La%20Dignidad%20Humana.htm

 https://www.monografias.com/trabajos42/dignidad/dignidad2.shtml#valor

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