Informe de Practica de Campo 2. Terminado y Corregido.

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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

ESCUELA DE HISTORIA
ÁREA DE ARQUEOLOGÍA

PROYECTO DE RECONOCIMIENTO ARQUEOLÓGICO EN


CIUDAD UNIVERSITARIA

INFORME DE PRÁCTICA DE CAMPO No. 2

CIUDAD DE GUATEMALA, TEMPORADA NOVIEMBRE, 2018

ASESOR: DR. EDGAR HUMBERTO CARPIO REZZIO

ISAAC ERNESTO MARTÍNEZ RAMÍREZ


CARNÉ 201480013

NUEVA GUATEMALA DE LA ASUNCIÓN, FEBRERO DE 2019


1
ÍNDICE

ÍNDICE DE FIGURAS ............................................................................................. 3

INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 5

MARCO GEOGRÁFICO .......................................................................................... 6

MARCO HISTÓRICO ............................................................................................ 10

El valle de Guatemala y Kaminaljuyu……………………………………………….10

Historia de la Universidad de San Carlos……………………………………………14

ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN .............................................................. 15


OBJETIVOS.........………………………………………………………………………..21
METODOLOGÍA………………………………………………………………………….22

DESARROLLO DE LA PRÁCTICA………………………………….………………....24

Reconocimiento de superficie en la Ciudad Universitaria…………………………24

Laboratorio Móvil………………………………………………………………………36

Registro fotográfico de artefactos en el laboratorio de materiales…………….….42

Visita y breve recorrido de otros sitios arqueológicos del Valle de Guatemala.…46

CONCLUSIONES….. ……………………………………………………………………54

BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………………………..56

2
ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1 Mapa de Kaminaljuyu……………………………………………………….…..7


Figura 2 Figurilla de mono araña de Kaminaljuyu……………………..…………..……8
Figura 3 Yacimientos y talleres de jade en el área del río Motagua…….……………..9
Figura 4 Montículo del sitio Naranjo……………………………….……………………10
Figura 5 Plano de Kaminaljuyu elaborado por Alfred Maudslay en 1882…………...11
Figura 6 Vista parcial de la Acrópolis de Kaminaljuyu......….………………………...13
Figura 7 La primera sede de la USAC en la Nueva Guatemala de la Asunción…....14
Figura 8 Plano de Shook con los sitios cercanos a El Mulato. ………….….………..15
Figura 9 Planta general de los hallazgos en el montículo USAC….…………...….…17
Figura 10 Esquema de las relaciones entre Kaminaljuyu y sitios periféricos......…..18
Figura 11 Fragmento de navajilla prismática de obsidiana….…………………….…19
Figura 12 Fragmento de figurilla………….......……………….……..…………………20
Figura 13 Parte de los instrumentos del laboratorio móvil.………………..………….23
Figura 14 Los compañeros practicantes, Elmer y Camilo…………………………...23
Figura 15 Navaja prismática de obsidiana en la plaza hundida de El Mulato…..…...24
Figura 16 Dron del arqueólogo Christopher Martínez……………….......….………..25
Figura 17 Fragmento de mano de moler …….………………………………………...26
Figura 18 Vegetación del Bosque de las Ardillas………….……………………...…..27
Figura 19 Barranco al final del Bosque de las Ardillas.………………………………28
Figura 20 Árbol frondoso al límite del Bosque de las Ardillas……………………....28
Figura 21 Tiestos de cerámica y fragmentos de navajas prismáticas de
obsidiana……………………………………………………………………………….…29
Figura 22 Restos de antiguo automóvil en el CEDA ………………….....……………30
Figura 23 Nódulo de obsidiana…………………………………………..……………..31
Figura 24 Lado este del Estadio Revolución al fondo...…………………………...….32
Figura 25 Tiestos de cerámica y fragmento de obsidiana…………………………….33
Figura 26 Plano de la USAC con la distribución aproximada de las áreas de
concentración de materiales arqueológicos……………………………………..…….34

3
Figura 27 Vista agrandada del sector sur del Plano de la USAC…………………….35
Figura 28 Vista agrandada del sector norte del Plano de la USAC……..….….……35
Figura 29 Artefactos 1 y 2 en mini balanza digital………………………….………...36
Figura 30 Terreno sembrado con lechuga, con alta densidad de materiales
arqueológicos…………………………………………………………………………….37
Figura 31 Mano de moler de piedra báltica con forma rectangular in situ…………...38
Figura 32 Navaja irregular de obsidiana in situ……………………………………..…39
Figura 33 Área de Cultivo conocida como Grupo 10 de las granjas de Veterinaria y
Zootecnia………………………………………………………………………………….40
Figura 34 Artefactos de obsidiana 5, 6, 7, 8 y 9……………………………………..…41
Figura 35 Cuenta de jade y lasca tipo raspador de obsidiana…………………….….42
Figura 36 Hachita de piedra verde y navaja prismática de obsidiana……………….43
Figura 37 Macronavaja de obsidiana………………………………………………..…44
Figura 38 Lascas y navajas irregulares de obsidiana…………………………………44
Figura 39 Segmento de mano de moler de basalto…………………………………...45
Figura 40 Tiestos de cerámica en superficie sobre uno de los montículos de Cerritos
del Cementerio General…………………………………………………………………46
Figura 41 Mano de moler recolectada………………………………………………….47
Figura 42 Mano de moler en corte de montículo……………………………………...47
Figura 43 Segmento de metate de piedra sobre uno de los montículos…………….48
Figura 44 Columnas basálticas naturales de Naranjo………………………………...49
Figura 45 Vista 1 del montículo El Chay………………………………………………..50
Figura 46 Vista 2 del montículo El Chay…………………………..……………………50
Figura 47 Estado actual de un mascarón de El Chay…………………………………51
Figura 48 Mascarón de El Chay en la década de los 80………………………………51
Figura 49 La Acrópolis del sitio arqueológico Mejicanos……………………………..52
Figura 50 Petrograbado “Hombre del Monte Sión” en Mejicanos……………………53

4
INTRODUCCIÓN

La ubicación del sitio arqueológico El Mulato en la Ciudad Universitaria, debería


volverlo objeto de interés para investigación de la comunidad de arqueólogos, o de
protección para la comunidad universitaria. Que la mayoría de los estudiantes de la
USAC desconozcan sobre el mismo, es solo una muestra del grado en que se halla
la divulgación cultural en Guatemala. La antigüedad de su ocupación y la particular
forma que posee uno de sus componentes (la plaza hundida), debería bastar para
brindarle la protección adecuada, pero esto no ha sido de esta manera durante
muchos años, ya que ha carecido de dicha protección y uno de sus montículos ha
padecido modificaciones sustanciales a causa del uso de máquinas para la
agricultura, aunque quizá existan perspectivas de cambio en el futuro.

Constituyendo parte del pensum de la carrera de arqueología de la Escuela de


Historia de la USAC, la presenta práctica fue desarrollada desde el día 6 hasta el
28 de Noviembre del año 2018, y consistió en un conjunto de actividades
enmarcadas dentro de la cuarta temporada del Programa de Prácticas en la Ciudad
Universitaria coordinado por el Dr. Edgar Humberto Carpio Rezzio.

Los capítulos que forman el presente informe atañen a la descripción del medio
geográfico del valle de Guatemala (en el cual se ubica El Mulato), la historia
prehispánica de este mismo valle (con énfasis en la trayectoria social de
Kaminaljuyu) y una brevísima síntesis histórica de la USAC, los antecedentes de
investigación del sitio arqueológico El Mulato y los objetivos de esta práctica de
campo, la metodología utilizada, el desarrollo de la práctica (dividido en cuatro
apartados: reconocimiento de superficie en la Ciudad Universitaria, laboratorio
móvil, registro fotográfico de artefactos en el laboratorio de materiales, y visita y
breve recorrido de otros sitios arqueológicos del valle de Guatemala), y se clausura
con las conclusiones y la bibliografía usada para la elaboración de este informe.

5
MARCO GEOGRÁFICO

El valle de Guatemala presenta un conjunto de características que han contribuido


a que poblaciones humanas se asienten sobre el mismo desde tiempos antiguos,
por lo que la ocupación humana tiene una larga historia. Según Hatch (2017), el
paisaje del valle con el que se encontraron quienes fueron sus primeros habitantes,
destacaba por la existencia de varios lagos y lagunas, siendo uno de los más
grandes (y que tendría un peso en extremo relevante para la subsistencia de los
pobladores de Kaminaljuyu) el conocido como el sistema lacustre o lago Miraflores.
La extensión geográfica del valle es de aproximadamente 1200 kilómetros
cuadrados, poseyendo un clima de carácter templado, y situándose a una altitud de
alrededor de 1500 metros sobre el nivel del mar (Carpio, 1999). Alvarado (2012)
apunta que por sus dimensiones, es uno de los más grandes del altiplano
guatemalteco, además, se encuentra cruzado por barrancos de gran profundidad,
cuyo ambiente era anteriormente más húmedo que en la actualidad (Serech, 2017).

Los ríos Motagua, Las Vacas y Villalobos son los sistemas hidrográficos que se
hallan en las cercanías de Kaminaljuyu, el primero se sitúa aproximadamente a 25
kilómetros de distancia del sitio, en tanto que el segundo se encuentra a alrededor
de 6 kilómetros de Kaminaljuyu (Carpio, 1999). La importancia del abastecimiento
del agua como factor de desarrollo de la ciudad de Kaminaljuyu (Fig. 1), ha sido
resaltada por distintos investigadores, especialmente Arroyo (2017) y su equipo de
trabajo del proyecto arqueológico Kaminaljuyu, apuntando que el lago Miraflores
cumplió un papel vital al proporcionar agua para el consumo humano y para la
irrigación de cultivos alimenticios, mediante la construcción de canales (Barrientos,
1997). Sobre la formación del lago Miraflores, Hatch (2017: 31) indica que este
probablemente se formó como consecuencia de una falla tectónica, “la que produjo
una enorme depresión que acumulaba agua de lluvia y de manantiales debajo de la
superficie”.

6
Figura 1. Mapa de Kaminaljuyu y de la extensión del lago Miraflores en el preclásico (Tomado de Arroyo,
2017: 16).

La vegetación del valle antiguamente estuvo caracterizada por pinos y encino


(Serech, 2017), y fue reemplazada debido a procesos ligados a la agricultura y más
recientemente por el explosivo crecimiento urbano de la ciudad de Guatemala
(Carpio, 1999). Serech (2017) señala que la diversidad faunística del valle de
Guatemala en la antigüedad, quedó plasmada en las esculturas de piedra y las
figurillas de barro elaboradas por los habitantes de Kaminaljuyu, en las cuales se
representó a una amplia variedad de especies animales tales como pecaríes,
jaguares, conejos, pizotes, monos (Fig. 2), etc. Por su parte, Carpio (1999)
menciona que estudios paleobotánicos llevados a cabo en el área San Jorge de
Kaminaljuyu, identificaron la presencia de cultivos alimenticios como maíz,
aguacate, etc.

7
Figura 2. Figurilla de mono araña de Kaminaljuyu (Tomado de Serech, 2017: 74).

De los recursos naturales que fueron explotados por las poblaciones prehispánicas
del valle de Guatemala, sobresalen la obsidiana procedente del sistema de
yacimientos de El Chayal (uno de los más importantes de Mesoamérica), la jadeíta
proveniente de yacimientos situados en el área del Motagua (Fig. 3), siendo estos
los únicos yacimientos de jade descubiertos hasta el momento en Mesoamérica y
que proporcionaron la materia prima para la confección de innumerables objetos
suntuarios de las elites mesoamericanas, y abundantes yacimientos de arcilla para
la elaboración de cerámica (Ibíd.). Arroyo y Méndez (2015) consideran que el control
de bienes de prestigio y exóticos, como el jade, le dio gran poder a Kaminaljuyu.

8
Figura 3. Yacimientos y talleres de jade en el área del río Motagua (Tomado de Filloy, 2015: 33).

9
MARCO HISTÓRICO

El valle de Guatemala y Kaminaljuyu.

Los primeros asentamientos humanos en el valle de Guatemala, datan del 1200 a


1000 A.C. aproximadamente, correspondiendo al periodo Preclásico Temprano
(Alvarado, 2012), y de la procedencia de sus pobladores no se sabe mucho, aunque
se especula que pudieron provenir de la costa del Pacífico (Arroyo, 2017). Arroyo y
Méndez (2015), exponen que durante el Preclásico Medio, Naranjo (Fig. 4) fue un
centro de poder, y que se necesitó de una fuerte cantidad de mano de obra para
nivelar la superficie (en un inicio irregular) y formar de esta manera una amplia plaza.
Las excavaciones dirigidas por Arroyo, también aportaron información valiosa
referida a la vida cotidiana de la gente común, conociéndose que habitaban en
pequeñas plataformas de barro con materiales perecederos que las cubrían y que
usaban cerámica bastante sencilla (ibíd.). La principal ocupación de Naranjo
comienza en el 850 A. C. y finaliza de forma abrupta hacia el 400 A. C. (ibíd.).

Figura 4. Montículo del sitio Naranjo (Fotografía por Isaac Martínez).

10
El abandono de Naranjo en el 400 A. C. parece estar ligado al hecho de su dominio
por parte de Kaminaljuyu (ibíd.). Schávelzon y Rivera (1984) indican que el plano
más antiguo de Kaminaljuyu (Fig. 5) fue elaborado por Alfred Maudslay en 1882, y
que en un plano posterior de 1943 aparecían un total de 228 montículos mientras
que otro plano del año 1983 (con información verificada in situ) contabilizaba
únicamente 60 montículos del sitio arqueológico. En la actualidad la cantidad de
estructuras existentes es aún más reducida, pues según Arroyo y Méndez (2015)
solo quedan 32. El desinterés del Estado de Guatemala ante la destrucción del
Patrimonio Cultural y el enorme crecimiento de la ciudad Capital desde la segunda
mitad del siglo XX han convergido para plasmar este desolador panorama de
destrucción arqueológica.

Figura 5. Plano de Kaminaljuyu elaborado por Alfred Maudslay en 1882 (Tomado de Schávelzon y Rivera,
1984:18).

11
Arroyo (2017) refiere que el primer gran auge de la ciudad prehispánica del altiplano
central guatemalteco, puede fecharse para el 300 y el 200 a. C. en el preclásico
tardío, incrementándose fuertemente la población en el valle y extendiéndose el
asentamiento hasta llegar a tener ocho kilómetros cuadrados (Arroyo y Méndez,
2015). También la construcción del montículo de mayor altura de Kaminaljuyu, se
produce en este periodo (Arroyo, 2017). Dicho montículo, el E-III-3, alcanzó una
altura de más de 20 metros y tuvo una base de 70 x 90 metros, componiéndose de
siete estructuras que incorporaron algunas remodelaciones constructivas, estando
su funcionalidad ligada al aspecto funerario, inferencia motivada por el
descubrimiento de dos tumbas (en la década de los 40) ricamente dotadas con
ofrendas funerarias y que acogieron los restos de dos sendos personajes,
gobernantes de Kaminaljuyu (Estrada, 2017).

Hacia finales del Preclásico Tardío, entre 100 a 200 d. C., las investigaciones sobre
paleaoambiente evidencian una disminución drástica del nivel del Lago Miraflores
(Hatch, 2017; Serech, 2017) como producto de una intensa sequía que abarcó a
varias regiones de Mesoamérica y que incidió gravemente en la producción de
alimentos, especialmente en el área Maya (Arroyo y Méndez, 2015). Rodríguez
(2017) explica que, rituales de terminación en los que se depositaba cantidades
masivas de objetos cerámicos rotos, y artefactos de piedra verde, obsidiana y
figurillas de barro, estuvieron asociados con estos procesos de crisis a fines del
Preclásico Tardío. Arroyo y Méndez (2015) han comentado, basándose en Hatch,
que alrededor del 200 d. C, se genera la intrusión por parte de un grupo de población
foránea (proveniente del Altiplano de Chiapas) que se hace con el control de
Kaminaljuyu, y que es conocido como la Tradición Solano.

El segundo apogeo de la ciudad se sitúa en el Clásico Temprano, entre 350 a 550


d. C. (Arroyo, 2017), si bien no se alcanzan los niveles del Preclásico Tardío (Arroyo
y Méndez, 2015). De este periodo data el elemento arquitectónico del talud-tablero
en varias edificaciones de Kaminaljuyu así como artefactos de obsidiana verde (de
la Sierra de las Navajas) y cerámica anaranjado delgado, objetos y rasgos que
distintos autores en el pasado han interpretado como la “influencia de Teotihuacán”

12
en Kaminaljuyu, que Carpio (1999) ha criticado en su tesis de maestría, señalando
los contextos restringidos de elite en que se han encontrado estos artefactos e
igualmente indicando la distribución geográfica del talud-tablero en toda
Mesoamérica (viniendo a ser en realidad un rasgo panmesoamericano), existiendo
por lo tanto una interacción a nivel de las elites de ambas urbes mesoamericanas,
de carácter político y económico, sin que haya habido dominio de una sobre la otra.

Ajú (2017) anota que en el Clásico Temprano se sucedió la construcción de muchos


edificios en la Acrópolis de Kaminaljuyu (Fig. 6), caracterizándose este espacio
arquitectónico por su acceso restringido y por contener los palacios de los
gobernantes, mientras que el conjunto arquitectónico de La Palangana continuo
siendo utilizado para la realización de actividades ceremoniales.

En el 600 d. C., Arroyo (2017) plantea que los habitantes destruyeron parcialmente
los edificios que mostraban el rasgo arquitectónico del talud-tablero, y finalmente la
urbe fue abandonada hacia el 900 d. C., estableciéndose la población en la parte
alta de los cerros ubicados afuera del valle.

Figura 6. Vista parcial de la Acrópolis de Kaminaljuyu (Tomado de Alvarado, 2012: 111).

13
Historia de la Universidad de San Carlos.

Se considera importante efectuar algunas acotaciones históricas respecto a la


Universidad de San Carlos de Guatemala, pues es la institución de educación
superior que actualmente, posee los vestigios arqueológicos a que nos referimos en
este informe.

La Universidad de San Carlos es fundada por Real Cédula del rey Carlos II de
España, promulgada el 31 de Enero de 1676, constituyendo por ello la cuarta
Universidad en ser fundada en la América Española (Sagastume, 2013). Su primer
establecimiento estuvo ubicado en la ciudad de Santiago de los Caballeros (hoy
Antigua Guatemala) iniciándose sus actividades universitarias hasta el 3 de Febrero
de 1681 (ibíd.). Tras los terremotos acaecidos en 1773 en la ciudad de Santiago de
los Caballeros y que provocaron una gigantesca destrucción, la Universidad de San
Carlos se trasladó al valle de la Ermita en el año 1777, en la entidad urbana que se
conoce como la Nueva Guatemala de la Asunción (Fig. 7), hoy la moderna Ciudad
de Guatemala (ibíd.). Las vicisitudes de su historia estarán estrechamente
relacionadas con los procesos económicos y políticos de Guatemala.

Figura 7. La primera sede de la USAC en la Nueva Guatemala de la Asunción (Tomado de Sagastume, 2013:
14).

14
ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN

El sitio periférico El Mulato (actualmente ubicado en la Ciudad Universitaria de la


zona 12 de la Ciudad de Guatemala) fue reportado por vez primera por Edwin Shook
en 1952, a partir de un reconocimiento realizado en diversos lugares del valle de
Guatemala, en el que también se reportaron otros sitios cercanos (Fig. 8),
nombrados como Portillo, Charcas y Reformita, que desaparecieron debido al fuerte
crecimiento experimentado por la capital en la segunda mitad del siglo XX (Carpio,
2018). Shook describió a El Mulato como una plaza hundida en forma de polígono
(forma arquitectónica extremadamente poco común en el área maya, y que
ejemplifica la excepcionalidad de dicho sitio arqueológico) circundada por
montículos de poca altura y que por los rasgos de la cerámica fechó su ocupación
para el periodo Preclásico Tardío (ibíd.).

Figura 8. Plano de Shook con los sitios cercanos a El Mulato (Tomado de Carpio, 2018: 1).

Tras el reconocimiento arqueológico de Shook, no será hasta la segunda mitad de


la década de 1990 que se continúen las investigaciones arqueológicas en El Mulato,
15
bajo la dirección del arqueólogo Gustavo Martínez, quien conducirá varias
excavaciones en los montículos del sitio en los años 1996 y 1997 (Martínez y
Cabrera, 1997; Martínez, Cabrera e Ixcot, 1998). Los arqueólogos involucrados en
estos proyectos de investigación, han subrayado la importancia de la obra de Edwin
Shook, al señalar que las aseveraciones vertidas por este han constituido la base
teórica para el estudio de los sitios periféricos (aseveraciones sobre la funcionalidad
-administrativa o de producción agrícola- que pudieron cumplir estos) de
Kaminaljuyu en el valle de Guatemala, (ibíd.). Las investigaciones de Martínez y
colaboradores, tuvieron como resultado un conocimiento más preciso sobre la
cronología de ocupación de El Mulato (especialmente mediante el análisis de los
objetos de cerámica descubiertos) y de las características de los montículos del
mismo.

Un aspecto notorio de estos proyectos, es que se desarrollaron excavaciones en un


montículo, que fue bautizado como montículo USAC por Gustavo Martínez, que no
había sido reportado por Shook, y cuya ubicación se halla en el CEDA de la facultad
de agronomía (Martínez y Cabrera, 1997). Las excavaciones arqueológicas
produjeron los hallazgos (Fig. 9) de las distintas ocupaciones del montículo así como
de varios entierros (ocho en total) con sus respectivas ofrendas funerarias
(Martínez, Cabrera e Ixcot, 1998; Martínez y Cabrera, 1999). De los entierros los
más importantes fueron el Entierro 5 y el Entierro 2, compuesto el primero de ellos
por una osamenta completa en regular estado de preservación con diez vasijas
fragmentadas e incompletas (cinco alrededor del cráneo y cinco en la extremidad
inferior derecha), dos navajas de obsidiana completas en su pierna izquierda y
cuatro fragmentos de jadeíta, en tanto que el segundo, se hallaba conformado de
ocho huesos asociados a quince vasijas fragmentadas, rajadas y semi-completas
(ibíd.).

Por los artefactos del Entierro 5, los investigadores (ibíd.) infieren la existencia de
una elite ligada con el poder local que controlaba el sitio periferico de El Mulato.

16
Figura 9. Planta general de los hallazgos en el montículo USAC (Tomado de Martínez, Cabrera e Ixcot, 1998:
557).

Una propuesta que alcanzan a formular Martínez y Cabrera (1999) sobre la


vinculación entre centro rector y periferia (Fig. 10), basándose en los datos de las
excavaciones, es el de un esquema en el que existen relaciones directas e
indirectas entre los sitios periféricos y el sitio mayor de Kaminaljuyu. La relación
directa en palabras de estos autores (1999: 452): “Es en esta relación donde el sitio
periférico y el sitio mayor muestran una relación directa que desarrolló culturalmente
ambos extremos del esquema”. Mientras que “la relación indirecta se da de uno de
los extremos al otro, ya sea del centro mayor al menor o viceversa” (ibíd.). La
relación directa se expresaría, según estos autores (ibíd.), en la producción agrícola
que absorbería Kaminaljuyu de sitios periféricos como El Mulato, y que serviría para
la manutención de la población de este centro rector. La imposición del poder
centralizado del sitio mayor hacia el sitio menor sería un ejemplo de relación
indirecta (ibíd.).

17
Figura 10. Esquema de las relaciones entre Kaminaljuyu y sitios periféricos (Tomado de Martínez y Cabrera
1999: 452).

Carpio (2018) comunica que hasta el año 2010 se volvieron a desarrollar


investigaciones arqueológicas en la Ciudad Universitaria, a cargo de Christopher
Martínez, que dirigió dos proyectos de rescate y encontró escasa evidencia
arqueológica, aunque esto último ayudo a reafirmar lo escrito por Gustavo Martínez.

Los antecedentes más recientes de investigación arqueológica en El Mulato


proceden del Programa de Prácticas en la Ciudad Universitaria coordinado por el
Doctor Edgar Humberto Carpio, que ha tenido ya varias temporadas (ibíd.): la
primera que se desenvolvió entre los meses de Abril y Mayo de 2016 (en la cual
participo quien escribe, y otros dos estudiantes más: Aldo Alemán como practicante
y Cesar Enríquez como voluntario), la segunda en Noviembre de ese mismo (y que
contó con la participación de seis estudiantes practicantes), y la tercera en el mes
de Noviembre de 2017 (donde participaron cinco estudiantes practicantes). La
primera de estas temporadas se concentró en el reconocimiento de vestigios

18
arqueológicos de la Ciudad Universitaria y en la recolección de materiales en
superficie (sobre todo obsidiana y tiestos de cerámica).

Durante la segunda temporada en Noviembre de 2016, Carpio (ibíd.) anota que se


llevaron a cabo reconocimientos por medio de las técnicas de transectos y cuerda
de perro con la finalidad de establecer que áreas cercanas al montículo del CEDA,
contaban con mayor concentración y densidad de materiales arqueológicos en
superficie (Fig. 11), igualmente se realizó registro fotográfico y de dibujo, y se
recolectaron materiales diagnósticos que fueron trasladados al Laboratorio de
Materiales de la Escuela de Historia para su posterior análisis y almacenaje, y
finalmente se visitaron otros sitios arqueológicos, entre ellos Kaminaljuyu, Cerritos
del Cementerio General y Naranjo.

Figura 11. Fragmento de navajilla prismática de obsidiana (Tomado de Almira, 2017: 74).

En la temporada de Noviembre de 2017, se efectuaron transectos y se recolectaron


materiales en superficie en el montículo del CEDA, de los materiales arqueológicos
recolectados, Carpio (ibíd.) indica que descollaron fragmentos de manos de moler,

19
macronavajas y navajas prismáticas de obsidiana, una cuenta de piedra verde y
fragmentos de figurillas (Fig. 12).

Fig. 12. Fragmento de figurilla (Tomado de Carpio, 2018: 12).

A partir de la temporada de 2017, Carpio (ibíd.) informa que se tomaron mediciones


arqueométricas in situ de determinados materiales mediante la implementación del
laboratorio móvil, esto con el fin de tornar mínimas las recolecciones de superficie y
obtener información de estos materiales arqueológicos. Los antecedentes de
investigación que se han presentado, son una breve muestra de los avances en el
conocimiento arqueológico del sitio El Mulato ubicado en la Ciudad Universitaria.
Los materiales arqueológicos que se han recolectado de la superficie en las distintas
temporadas no han sido objeto de un estudio detallado a pesar de la abundancia de
los mismos, por lo que bien se podría hacer una aportación clave en el conocimiento
de los antiguos pobladores de este sitio periférico, investigando estos materiales en
el laboratorio.
20
OBJETIVOS DE LA PRÁCTICA

- Ubicar nuevas áreas potenciales para la investigación arqueológica en el


campus universitario.
- Obtener datos arqueométricos de objetos arqueológicos representativos
situados en superficie, mediante la implementación de la modalidad del
laboratorio móvil.
- Llevar a cabo visitas didácticas a distintos sitios arqueológicos del valle de
Guatemala para comprender su papel en la dinámica en dicho marco
geográfico.
- Evaluar el estado actual de determinados rasgos de los sitios arqueológicos
visitados.

21
METODOLOGÍA

Entre los días 6 y 28 de Noviembre del año 2018, se realizó la práctica de campo
bajo la coordinación del Doctor Edgar Humberto Carpio, enmarcada en el Programa
de Prácticas en la Ciudad Universitaria. En estas tres semanas, se desenvolvieron
diversas actividades desde recorridos y reconocimiento superficial de áreas de la
USAC (en las que ya se había realizado y otras que no se habían reconocido),
observación de materiales arqueológicos recolectados en anteriores temporadas
(así como registro fotográfico de algunos ellos, y mediciones de masa de algunos
artefactos distintivos en buen estado de conservación), hasta visitas a otros sitios
arqueológicos de interés (Cerritos del Cementerio General, montículos aislados de
Kaminaljuyu, Naranjo, la pintura mural del Diablo Rojo y Mejicanos en Amatitlán), lo
último con el propósito de tener información sobre su situación actual y de conocer
sobre su rol en el pasado prehispánico. Entre las áreas que se recorrieron y
reconocieron, se halla el Bosque de las Ardillas.

Lo más notable fue la implementación de la metodología del laboratorio móvil, que


posibilitó la toma de datos arqueométricos in situ de varios materiales diagnósticos
a través de instrumentos (Fig. 13) como el vernier, mini balanza digital y cinta
métrica, con el apoyo necesario de la brújula y una pequeña escala; primero se
fotografiaba al artefacto (utilizándose en ocasiones la cinta métrica para conocer su
distancia con respecto a otro artefacto), luego se le recogía para ponerlo en la mini
balanza digital y determinar su masa, después se utilizaba el vernier para conocer
sus diferentes medidas, y finalmente se le colocaba cuidadosamente en la superficie
donde se situaba previamente. En esta interesante actividad se tuvo la participación
de quien escribe y de otros compañeros practicantes (Fig. 14).

22
Figura 13. Parte de los instrumentos del laboratorio móvil (Fotografía por Isaac Martínez).

Figura 14. Los compañeros practicantes, Elmer (izquierda) y Camilo (derecha) en las mesitas del CEDA
(Fotografía por Isaac Martínez).

23
DESARROLLO DE LA PRÁCTICA

Reconocimiento de superficie en la Ciudad Universitaria.

El día 7 de Noviembre se comenzó a recorrer la plaza hundida octogonal de El


Mulato con la finalidad de observar el estado actual de la misma (se constató la
presencia de vegetación de pequeños arbustos que cubrían una buena parte de la
superficie de la plaza), y si se encontraban materiales arqueológicos en superficie
que sirvieran para ilustrar que clase de artefactos contiene el sitio. De los materiales
que se observaron ese día, los más destacados fueron un asa de cerámica
semienterrada y varias navajas prismáticas de obsidiana (Fig. 15).

Figura 15. Navaja prismática de obsidiana en la plaza hundida de El Mulato (Fotografía por Isaac Martínez).

24
El día 8 de Noviembre, se dio una reunión con el arqueólogo Christopher Martínez
en las inmediaciones del montículo USAC del CEDA de agronomía, en la que este
explico sobre el uso del dron (Fig. 16) en la disciplina arqueológica (utilizándose
básicamente en fotogrametría), los componentes del aparato (aeronavegador,
sensor de retroceso, batería, cuatro hélices, cámara) la capacidad de
almacenamiento de la memoria, los programas de computadora para controlarlo. La
capacidad de altura de vuelo del dron llegaba hasta los 680 metros, la batería da
media hora de vuelo. Otra características de los drones, es que tienen autonomía,
pudiendo regresar al lugar de donde se elevaron, y que graban información en tres
partes distintas.

Figura 16. Dron del arqueólogo Christopher Martínez (Fotografía por Isaac Martínez).

25
También se reconoció brevemente el área cercana al montículo del CEDA, y se
observó un fragmento de mano de moler (Fig. 17) del cual se tomó registro
fotográfico.

Figura 17. Fragmento de mano de moler, que fue localizado en las inmediaciones del montículo USAC
(Fotografía por Isaac Martínez).

El día 12 de noviembre se procedió a recorrer el área del Bosque de las Ardillas, en


el que nunca se había hecho dicha tarea, y donde el crecimiento de una gran
cantidad de árboles, arbustos y enredaderas (Fig. 18) daba como resultado una

26
mala visibilidad de la superficie, por lo que se observaron bajísimas cantidades de
materiales arqueológicos consistentes en tiestos de cerámica y obsidiana.

Figura 18. Vegetación del Bosque de las Ardillas (Fotografía por Isaac Martínez).

El recorrido en el Bosque de las Ardillas, condujo hasta la zona donde este termina
abruptamente en un barranco (Fig. 19), en cuyo nivel de suelo discurre el río Las
Vacas convertido en un auténtico río de aguas negras por los desechos que se
vierten diariamente en él, producto de la mala planificación urbana y de la extensión
desmedida de la ciudad de Guatemala. Un frondoso árbol (Fig. 20) con largas ramas
y raíces, se ubicaba en la escarpada topografía entre el Bosque de las Ardillas y el
barranco.

27
Figura 19. Barranco al final del Bosque de las Ardillas (Fotografía por Isaac Martínez).

Figura 20. Árbol frondoso al límite del Bosque de las Ardillas (Fotografía Isaac Martínez).

28
El día 13 de Noviembre, se reconoció extensivamente el área del CEDA,
localizándose tiestos de cerámica y fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana
(Fig. 21) en un lugar emplazado a corta distancia del barranco (que parte en dos los
terrenos del CEDA) y alejada del montículo USAC.

Figura 21. Tiestos de cerámica y fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana en área aledaña a un
barranco (Fotografía por Isaac Martínez).

El reconocimiento se extendió hasta alcanzar los límites de los terrenos del CEDA:
al este un muro separa varias colonias residenciales de este último, al sur el muro
de un cementerio y una alambrada marcan el lindero, y al oeste una cerca de
alambre constituye la línea divisoria entre el CEDA y las granjas de la facultad de
veterinaria y zootecnia. La abundante vegetación en varios sectores del CEDA

29
dificultó la tarea de localizar áreas de concentración de materiales arqueológicos en
superficie, aparte del área ya señalada. Un dato importante, es que los vestigios de
la era industrial reportados en temporadas previas, se hallaban reducidos a una
mínima cantidad de objetos, entre ellos los restos de un antiguo automóvil (Fig. 22).

Figura 22. Restos de antiguo automóvil en el CEDA (Fotografía por Isaac Martínez).

Se verificó que en las inmediaciones de los invernaderos del CEDA, la


concentración de materiales arqueológicos en superficie, es elevada. Un núcleo de
obsidiana al que se tomó registro fotográfico (Fig. 23), es una muestra de la
abundancia de artefactos líticos, en esta área de concentración de materiales.

30
Figura 23. Núcleo de obsidiana (Fotografía por Isaac Martínez).

31
El día 14 de Noviembre, el reconocimiento se concentró en el Polideportivo de la
USAC, en el Estadio Revolución, en el EFPEM (Escuela de Formación de
Profesores de Enseñanza Media de la USAC) y en el Instituto Dr. Carlos Martínez
Durán. En el Polideportivo se encontró exigua evidencia arqueológica conformada
por pocos fragmentos de obsidiana. En el lado este del Estadio Revolución (Fig. 24),
se ubicaron más materiales arqueológicos que en el Polideportivo.

Figura 24. Lado este del Estadio Revolución al fondo (Fotografía por Isaac Martínez).

En el EFPEM la presencia de materiales arqueológicos fue nula (probablemente con


un reconocimiento intensivo se logre este cometido), mientras que en el Instituto Dr.
Carlos Martínez Durán, se localizaron en su término sur, tiestos de cerámica y
obsidiana (Fig. 25).

32
Figura 25. Tiestos de cerámica y fragmento de obsidiana, que se situaban al límite sur del Instituto Dr. Carlos
Martínez Durán (Fotografía por Isaac Martínez).

33
Los resultados del reconocimiento en la USAC, se sintetizan en la distribución de
áreas de concentración de materiales arqueológicos que se expone en el plano (Fig.
26) que se presenta a continuación y en sus derivados (Figs. 27 y 28).

Figura 26. Plano de la USAC con la distribución aproximada de las áreas de concentración de materiales
arqueológicos (en pequeños círculos y señalizadas con línea negra) producto del reconocimiento (Plano
elaborado por el Departamento de Servicios e Infraestructura de la USAC, modificado por Isaac Martínez).

34
Figura 27. Vista agrandada del sector sur del Plano de la USAC.

Figura 28. Vista agrandada del sector norte del Plano de la USAC.

35
Laboratorio Móvil.

En los días 19 y 20 de Noviembre se implementó la modalidad del laboratorio móvil


en los terrenos del CEDA y de las granjas de la Facultad de Veterinaria y Zootecnia,
obteniéndose datos arqueométricos relativos a nueve artefactos diagnósticos, que
fueron clasificados por número según el orden en que se fueron descubriendo y que
como se ha escrito en las páginas anteriores, no se recolectaron. El artefacto 1 (Fig.
29), situado en un terreno del CEDA sembrado con lechuga, corresponde a un
segmento medial de navaja prismática de obsidiana con desgaste en los bordes
(motivado probablemente por su uso en el pasado) y con retoque, que posee 2.6
gramos de masa, 3.0 centímetros de largo y 2.1 de ancho. El artefacto 2 (Fig. 29),
es un segmento proximal de navaja prismática de obsidiana con poco uso, cuenta
con una masa de 1.7 gramos, 2.9 centímetros de largo y 2.0 centímetros de ancho.

Figura 29. Artefactos 1 (izquierda) y 2 (derecha) en mini balanza digital (Fotografía por Isaac Martínez).

36
El terreno sembrado con lechuga (Fig. 30) presenta una alta densidad de materiales
arqueológicos en superficie (tiestos de cerámica y obsidiana).

Figura 30. Terreno sembrado con lechuga con alta densidad de materiales arqueológicos (Fotografía por Isaac
Martínez).

37
El artefacto 3 es una mano de moler de piedra basáltica con forma rectangular (Fig.
31), encontrada hacia el oeste de los invernaderos del CEDA, que posee 12
centímetros de largo, 9 de ancho y un grosor de 4 centímetros. Su masa no se
determinó por los límites de capacidad de la mini balanza. Se halla gastada por el
uso (la molienda de granos), y deteriorada probablemente por un fuerte golpe. La
elaboración de este instrumento, expresa el aprovechamiento de la materia prima
local por las poblaciones prehispánicas del valle de Guatemala.

Figura 31. Mano de moler de piedra báltica con forma rectangular in situ (Fotografía por Isaac Martínez).

38
El artefacto 4 es una navaja irregular o tipo cuchillo de obsidiana (Fig. 32), que se
situó a 1.9 metros de distancia de la mano de moler. Tiene una masa de 22.9 gramos
y una longitud de 8.7 centímetros y 3.6 centímetros de ancho.

Figura 32. Navaja irregular de obsidiana in situ (Fotografía por Isaac Martínez).

39
En el área de cultivo llamada como grupo 10 (Fig. 33) de las granjas de Veterinaria
y Zootecnia, se localizaron los artefactos 5, 6, 7, 8 y 9 (Fig. 34), todos ellos de
obsidiana, junto con varios tiestos de cerámica.

Figura 33. Área de Cultivo conocida como Grupo 10 de las granjas de Veterinaria y Zootecnia, donde se
encontraron los artefactos 5, 6, 7, 8 y 9 junto con tiestos de cerámica (Fotografía por Isaac Martínez).

40
Figura 34. Artefactos de obsidiana 5, 6, 7, 8 y 9 (Fotografía por Isaac Martínez).

El artefacto 5 es un segmento medial de navaja prismática, que posee huellas de


uso y retoque en los bordes, su longitud es de 2.7 centímetros y su ancho máximo
de 2.1 centímetros, y posee una masa de 2.5 gramos. Los artefactos 6, 7 y 8 son
igualmente segmentos mediales de navajas prismáticas, el artefacto 6 tiene una
masa de 3.5 gramos, 2.1 centímetros de largo y 0.8 centímetros de ancho máximo,
el artefacto 7 cuenta con una masa de 1.7 gramos, 1.6 centímetros de largo y 0.5
de ancho máximo, y el artefacto 8 posee una masa de 1.3 gramos, una longitud de
0.8 centímetros y 1.0 centímetros de ancho máximo. Tanto el artefacto 6 como el 8
muestran huellas de uso. El artefacto 9 es una lasca con una masa 7.8 gramos, con
1.7 centímetros de largo y 1.2 de ancho.

41
Registro fotográfico de artefactos en el laboratorio de materiales.

El día 22 de Noviembre se procedió a observar y tomar registro fotográfico de


ciertos artefactos arqueológicos recolectados en antiguas temporadas de campo y
resguardados en el laboratorio de materiales arqueológicos de la Escuela de
Historia. De los artefactos destacaban una pequeña cuenta de jade y una lasca tipo
raspador de obsidiana (Fig. 35), que fueron recolectados en la tercera temporada
de campo el 14 de Noviembre de 2017, en un terreno que había sido arado, cercano
a la lechería de las granjas de Veterinaria. Se determinó que la materia prima con
que fue elaborada la cuenta, era jade, mediante la utilización de un microscopio
portátil Led, que permitió la observación detallada de la estructura cristalina y su
intenso brillo.

Figura 35. Cuenta de jade y lasca tipo raspador de obsidiana (Fotografía por Isaac Martínez).

42
Otros artefactos de esta tercera temporada, que sobresalían por sus rasgos, fueron
una hachita de piedra verde de forma rectangular y una navaja prismática de
obsidiana (Fig. 36), y una macronavaja de esta misma roca (Fig. 37), descubiertas
en la plaza hundida octogonal de El Mulato.

Figura. 36. Hachita de piedra verde y navaja prismática de obsidiana (Fotografía por Isaac Martínez).

43
Figura 37. Macronavaja de obsidiana (Fotografía por Isaac Martínez).

De la segunda temporada de campo realizada Noviembre de 2016, se fotografiaron


5 lascas y dos navajas irregulares de obsidiana (Fig. 38). A las navajas irregulares
se les registro su masa, teniendo la más grande 25.5 gramos mientras que la otra
12.1 gramos. Todos los artefactos fueron recolectados de las granjas de Veterinaria.

Figura 38. Lascas (izquierda) y navajas irregulares (derecha) de obsidiana (Fotografía por Isaac Martínez).

44
Un segmento de mano de moler de basalto (Figura 39), hallado en El Mulato, fue la
última pieza fotografiada.

Figura 39. Segmento de mano de moler de basalto (Fotografía por Isaac Martínez).

45
Visita y breve recorrido de otros sitios arqueológicos del Valle de Guatemala.

Los días 26, 27 y 28 estuvieron reservados para la visita y sucinto recorrido de varios
sitios arqueológicos del valle de Guatemala: Cerritos del Cementerio General,
Naranjo, montículos aislados de Kaminaljuyu, la pintura mural del Diablo Rojo y
Mejicanos. Cerritos del Cementerio General, es un sitio periférico de Kaminaljuyu,
constituido por diversos montículos que exhiben altas densidades de materiales
arqueológicos en superficie (Fig. 40) y graves modificaciones ligadas a la
construcción de tumbas sobre los mismos.

Figura 40. Tiestos de cerámica en superficie sobre uno de los montículos de Cerritos del Cementerio General
(Fotografía por Isaac Martínez).

Durante el recorrido además de la gran cantidad de fragmentos de obsidiana y de


tiestos de cerámica, se observaron dos manos de moler (Figs. 41 y 42), una de las
cuales se recolectó mientras la otra se halló en el corte de un montículo, y un
segmento de metate de piedra (Fig. 43).

46
Figura 41. Mano de moler recolectada (Fotografía por Isaac Martínez).

Figura 42. Mano de moler en corte de montículo (Fotografía por Isaac Martínez).

47
Figura 43. Segmento de metate de piedra sobre uno de los montículos (Fotografía por Isaac Martínez).

Las modificaciones que ya han padecido los montículos podrían dar paso a su
destrucción total sino se toman las medidas pertinentes en el futuro, para la
protección de Cerritos del Cementerio General. Una investigación arqueológica con
excavaciones estratigráficas en cada uno de los montículos, aún hace falta por ser
realizada para comprender la funcionalidad de los mismos y aspectos básicos de la
vida cotidiana de quienes fueron sus constructores.

El día 27 de Noviembre se visitaron los sitios de Naranjo y dos montículos aislados


de Kaminaljuyu. En Naranjo las excavaciones arqueológicas bajo la dirección
Bárbara Arroyo, identificaron fogones en los montículos de Naranjo, y descubrieron
48
así mismo grandes cantidades de cerámica y lítica. El montículo 1 es el de mayor
altura Naranjo, contando con seis o siete metros en su parte más elevada. Las
columnas basálticas naturales (Fig. 44), son un componente del paisaje del sitio, y
debieron ser transportadas desde una cantera distante (Arroyo y Méndez, 2015).

Figura 44. Columnas basálticas naturales de Naranjo (Fotografía por Isaac Martínez).

El mismo día se visitó el montículo de El Chay (Figs. 45 y 46), estructura D-III-1,


cuya datación es del Preclásico Tardío, y que se caracteriza por ser una plataforma
alargada construida de barro (característica de la arquitectura de Tierras Altas) que
presenta mascarones e incrustaciones de obsidiana como elementos decorativos,
conformando por esto último, un caso excepcional dentro de la arquitectura del área
maya. El estado actual de conservación de los mascarones (Fig. 46) plantea serios

49
problemas de deterioro si se le compara con una imagen de hace varias décadas
(Fig. 47).

Figura 45. Vista 1 del montículo El Chay (Fotografía por Isaac Martínez).

Figura 46. Vista 2 del montículo El Chay (Fotografía por Isaac Martínez).

50
Figura 47. Estado actual de un mascarón de El Chay (Fotografía por Isaac Martínez).

Figura 48. Mascarón de El Chay en la década de los 80 (Tomado de Schávelzon y Rivera, 1984: 49).

51
El día 28 de Noviembre, se visitaron la pintura mural del Diablo Rojo y el sitio
arqueológico Mejicanos en Amatitlán (Figs. 49 y 50).

Figura 49. La Acrópolis del sitio arqueológico Mejicanos (Fotografía por Isaac Martínez).

52
Figura 50. Petrograbado “Hombre del Monte Sión” en Mejicanos (Fotografía por Isaac Martínez).

53
CONCLUSIONES

La ciudad prehispánica de Kaminaljuyu, exigió necesariamente la producción de


excedentes alimenticios para el consumo de su creciente población, y estos
excedentes quizás los proporcionaron los distintos sitios periféricos del Valle de
Guatemala, formando parte de ellos El Mulato. La verificación de tal hecho, exigiría
un estudio arqueológico serio de las áreas actividad y las unidades domésticas de
El Mulato, que conllevaría una serie de excavaciones estratigráficas extensivas y
distintos tipos de análisis arqueológico, como análisis de flotación para la
identificación de macrorrestos botánicos (semillas), análisis químicos de
paleosuelos (para determinar la modificaciones que los antiguos suelos tuvieron
como producto de actividades agrícolas de las sociedades prehispánicas) y de los
instrumentos líticos de molienda que se encuentren en contextos arqueológicos con
una estratigrafía rigurosa.

La existencia de manos de moler en El Mulato, puede indicar quizás áreas de


actividad de preparación de alimentos, pero al encontrarse estos artefactos de
molienda fuera de contexto arqueológico, resulta difícil esclarecer rigurosamente
este aspecto. El hallazgo de materiales exóticos y de prestigio como los es la cuenta
de jade, mencionada páginas atrás, se convierte en otro punto de apoyo, de lo
sustentado por Gustavo Martínez y colaboradores sobre la presencia de una elite
local que dirigía El Mulato, recordando que ellos ya habían hecho el descubrimiento
de varios fragmentos de jadeíta en sus excavaciones de la década de los 90. Los
procesos implicados en la producción de objetos suntuarios de jade, nos remiten a
una inversión de tiempo de trabajo considerable por una mano de obra hasta cierto
grado especializada, debido a la dureza de este mineral precioso.

El reconocimiento arqueológico del año 2018, ha podido determinar la presencia de


otras áreas de concentración de materiales arqueológicos, como la ubicada en el
límite sur del Instituto Dr. Carlos Martínez Durán, y también la distribución de gran
cantidad de material arqueológico hacia el oeste del montículo USAC del CEDA.

54
La fuente de todos los artefactos de obsidiana de los que se tomaron datos
arqueométricos durante el laboratorio móvil, es el Chayal. Esta elaboración de
instrumentos de obsidiana, pudo corresponder a una producción desarrollada por
las unidades domésticas. Cabe preguntarse si el abastecimiento de la materia
prima, la obsidiana, se hallaba bajo las manos de la elite, controlando de esta forma
la redistribución y teniendo por ello un papel fundamental en los procesos
económicos, que sería una de las bases del ejercicio del poder sobre los
productores directos.

La evaluación del estado actual de conservación del montículo El Chay, permite


expresar, que ha sufrido un importante deterioro con el transcurrir de las décadas,
reflejado claramente en sus elementos decorativos, los mascarones, ya que han
perdido sus materiales constitutivos probablemente por la erosión producto de la
lluvia, a tal punto que se halla desfigurado el rostro que alguna vez resulto fácilmente
identificable.

55
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