Evolucion Historica Del Estado
Evolucion Historica Del Estado
Evolucion Historica Del Estado
introdujo la palabra Estado en su célebre obra El Príncipe: usando el término de la lengua italiana
«Stato», evolución de la palabra «Status» del idioma latín.
Si bien puede considerarse que el deseo de mandar es innato, el ser humano ha civilizado el
instinto de dominación, transformándolo en la autoridad. Y ha creado el Estado para legitimarla.
Las sociedades humanas, desde que se tiene noticia, se han organizado políticamente. Tal
organización puede llamarse Estado, en tanto y en cuanto corresponde a la agregación de
personas y territorio en torno a una autoridad, no siendo, sin embargo, acertado entender la
noción de estado como única y permanente a través de la historia.
De una manera general, entonces, puede definírsele como la organización en la que confluyen tres
elementos, la autoridad, la población y el territorio. Pero, esta noción ambigua obliga a dejar
constancia de que si bien el Estado ha existido desde la antigüedad, sólo puede ser definido con
precisión teniendo en cuenta el momento histórico.
Del estado de la Antigüedad no es predicable la noción de legitimidad, por cuanto surgía del hecho
de que un determinado jefe (rey, tirano, príncipe) se apoderase de cierto territorio, muchas veces
mal determinado, sin importar el sentimiento de vinculación de la población, generalmente
invocando una investidura divina y contando con la lealtad de jefes y jefezuelos regionales. Así
fueron los imperios de la antigüedad, el egipcio y el persa, entre ellos.
La civilización griega aportó una nueva noción de estado. Dado que la forma de organización
política que la caracterizó correspondía a la ciudad, la polis, se acordaba a la población una
participación vinculante, más allá del sentimiento religioso y sin poderes señoriales intermedios.
Además, estando cada ciudad dotada de un pequeño territorio, su defensa concernía a todos los
ciudadanos, que se ocupaban de lo que hoy se llama el interés nacional.
Pero, este estado moderno, surgido de la aspiración de los reyes a desembarazarse de los lazos
feudales y de la jerarquía eclesiástica, el estado – nación, la unión de un poder central, un
territorio y una población alrededor del concepto revolucionario de la soberanía, habría de
conocer dos formas, dos definiciones diferentes, la primera, el estado principesco y la segunda, el
estado democrático.
Sea que se practique la democracia o sólo se adhiera verbalmente a ella, el proceso histórico
descrito ha llevado a la extensión del estado - nación como forma política. Los principios
desarrollados en Europa y Norteamérica se propagaron con la descolonización producida durante
el siglo XX y así, tal como afirma Huntzinger, se “ha llegado a universalizar el modelo de estado –
nación de tal modo que el planeta, ahora, se encuentra poblado de estados.”