Catequesis Mistagógica Bautismal Breve

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CATEQUESIS MISTAGÓGICA

SACRAMENTO DEL BAUTISMO

1. Ritos iniciales
La Iglesia, queridos hermanos, procura, desde los primeros años, reunirse en el día
del Señor [Hch 27,7], no como un capricho personal de olvidar el sábado, sino como
una manifestación de fe en Jesucristo que resucitó en este día [Mt 28,1; Mc 16,2; Lc
24,1; Jn 20,1]. Por ello es muy recomendable que la celebración del nacimiento a la
nueva vida de los neófitos sea en este día, del que todos recibimos «gracia sobre
gracia» [Jn 1,16].
Ahora bien, quienes deben presentar al niño en el templo [hablado del bautismo de
los niños], son los papás, quienes han recibido de Dios el regalo tan grande de
cooperar con Él en la generación de los hijos. A ejemplo de María y José que llevan
al niño Jesús al templo [Lc 2,22-24] y como en muchos pasajes del Antiguo
Testamento.
«El bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de toda la vida
en el Espíritu, la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos» [CEC 1213].
El hecho de ser recibidos por el sacerdote en la puerta del templo es un signo de la
bienvenida que la Iglesia brinda a estos nuevos miembros. Los que se preparan para
el bautismo, y en analogía los niños, deben caminar por una senda de preparación a la
recepción de los sacramentos, especialmente el bautismo que es la fuente y la puerta
a los demás sacramentos.
Es muy conveniente que la recepción se haga en la puerta del Templo para
significar mejor este punto, la bienvenida que la Iglesia da a los nuevos miembros.
Inmediatamente después de la bienvenida, el sacerdote, hace un interrogatorio a los
que presentan al niño, no es un examen exhaustivo sino intencional, la primera
pregunta gira en torno al nombre: «¿qué nombre quieren darle ustedes a su hijo?»
pregunta de suma importancia porque va a la esencia de la identidad del niño, en
efecto, el nombre de una persona es lo que, a primera instancia, lo diferencia de los
demás.
Después de nacer, o incluso antes, nuestros papás piensan en un nombre adecuado
para nosotros, y esto implica una manifestación, aunque en ocasiones inconsciente,
de la realidad personal. Por ejemplo, en la actualidad es muy común llamar a los niños
como el personaje de una serie televisiva, o un futbolista famoso, y aunque a
simplemente parezca un dato sin importancia, nos habla de la secularización de
nuestro mundo, que ha considerado como pasado de moda u obsoleto buscar un
nombre cristiano para los niños. «en el bautismo, el niño recibe su nombre en la Iglesia
[…] procuren los padres, los padrinos y el párroco que no se imponga un nombre
ajeno al sentir cristiano» [CEC 2156; CIC c. 855]
La segunda pegunta que se le hace a los papás es sobre su petición «¿qué le piden
a la Iglesia de Dios para el niño? Esta pregunta es importante porque refleja el deseo
profundo de formar parte de la familia de Dios. De tal suerte que se prevén algunas
respuestas alternas, como «la fe», «la gracia de Cristo», «la entrada en la Iglesia», «la
vida eterna»1.
Y una vez que los papás y padrinos se han comprometido a cuidar de la fe de estos
niños, son signados en la frente con la señal de la cruz, para señalar que en adelante
es pertenencia de Dios, y significa la gracia de la redención que Cristo nos ha
adquirido con su cruz [CEC 1235]. Con esta signación se concluye la primera parte,
llamada Ritos iniciales.

1
Cfr. Ritual para el bautismo de los niños, 62
2. Liturgia de la Palabra.
Tiene lugar, después la lectura y meditación de la Palabra de Dios, que ilumina con
la Verdad revelada a los candidatos y a la asamblea y suscita la respuesta de la fe
[CEC 1236].
Por la Palabra de Dios Revelada conocemos todos expeditamente y sin error a Dios,
pues es su misma Vida que se nos entrega2.
La Iglesia ha venerado siempre la Sagrada Escritura como regla suprema de la fe.
Es necesario que la predicación esté regida siempre por la Sagrada Escritura, en la que
está depositada la vida misma de Dios3.
Además, la Palabra de Dios en nuestra vida es como el GPS que utilizamos para
encontrar algún sitio. Basta poner el lugar de destino para que el sistema satelital nos
diga por dónde es más seguro y más rápido llegar. Así la Palabra de Dios nos enseña
el camino más seguro y más rápido para llegar al Reino preparado desde la creación
del mundo [Mt 25,34]. Más aun, cuando hemos perdido el rumbo, o ignoramos su
voz, traza un camino nuevo, con la única finalidad es hacer que lleguemos a buen
destino.
Después de la proclamación de la Palabra de Dios viene la oración de los fieles en
donde ponemos delante de Dios nuestras necesidades y pedimos especialmente por
los que están siendo bautizados. Tal es la preocupación de la Iglesia por los neófitos
que, después de la oración de los fieles, se invoca a los santos, para suplicar su ayuda,
mediante la intercesión y su ejemplo. De ahí lo que decíamos antes sobre la
importancia de un nombre cristiano, un santo patrono que siempre vaya de camino
con el recién bautizado.
«Puesto que el Bautismo significa la liberación del pecado y de su instigador el
diablo, se pronuncian uno o varios exorcismos sobre el candidato y es ungido con el
óleo de los catecúmenos» [CEC 1237] así como los atletas se fortificaban con aceite,

2
Cfr. DV. 5
3
Cfr. DV 21
ahora, los neófitos son ungidos con óleo para, así preparados, puedan confesar la fe
de la Iglesia, a la cual será confiado por el Bautismo.
Este es uno de los ritos que más sorprende a todos, aunque no es lo más importante,
por el morbo que contraé hablar de «exorcismo», pero es necesario que se comprenda
bien que se trata de un signo de protección y preparación para el nuevo miembro de
la Iglesia.

3. Liturgia del Sacramento


Esta es la parte esencial del sacramento, e inicia con la bendición especial del agua
bautismal, en la que se recuerdan los principales acontecimientos en la historia de
salvación en donde el elemento del agua juega un papel importante.
Así por ejemplo en la bendición se plantean los siguientes elementos:
 El Espíritu que aleteaba sobre las aguas en el principio [Gn 1,2]
 El agua del diluvio que da fin al pecado y origen a la virtud [Gn 6,17ss]
 El paso del pueblo de Israel por el mar rojo, como liberación del pecado y
de la esclavitud con respecto a Egipto [Ex 14; Jdt 5,13; 1Mac 4,9; Sb 10,18;
19,7; Hch 7,36; Hb 11,29]
 El bautismo de Jesús en el Jordán [Mt 3,13-17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22; Jn
1,29-34] y el agua que brotó del costado de Cristo [Jn 19,34]

La oración de epíclesis sobre el agua suplica a Dios que recordando todo ello, haga
descender su espíritu sobre el agua «a fin de que los que reciban el Bautismo, sean
sepultados con Cristo en su muerte y resuciten con Él a la vida nueva».

Ralizado esto, se renueva la fe y se procede al rito esencial del Bautismo.


Cumpliendo así el mandato de Cristo de hacer discípulos y bautizarlos en el nombre
del Padre y del Hijo y del espíritu Santo. En este signo se realiza eficazmente la muerte
al pecado y la entrada en la vida de la Santísima Trinidad a través de la configuración
con el misterio Pascual de Cristo [CEC 1239].

La formula del bautismo es:


[Nombre del niño (a)] YO TE BAUTIZO EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y
DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Y la comunidad entera, aclama una acción de gracias por «habernos elegido en


Cristo» [Ef 1,4]. Ésta no es una festividad personal o privada, sino que se debe rescatar
siempre la necesidad de la comunidad que da la bienvenida a un nuevo miembro.

Como Hijos nuevos de Dios, los recién bautizados reciben la unción con el Santo
Crisma en la cabeza, mismo que los constituye miembros de Cristo Sacerdote, Profeta
y Rey. Esta unción es tan especial que solo se podrá recibir una vez más en el
sacramento de la Confirmación, y en el caso de algunos varones, en la ordenación
sacerdotal.

Los ritos a continuación son ilustrativos, pero con un significado grande.

La imposición de la vestidura blanca, como la misma oración dice, es símbolo de


la nueva dignidad de cristiano, que con la ayuda, consejos y ejemplo de los familiares
se debe guardar sin mancha hasta la vida eterna.

La luz del cirio que se recibe es signo de la luz de Cristo que nos invita a vivir
siempre como hijo de la luz. Y participar algún día de la dicha de los santos, al final
de los tiempos.

Como nuevos hijos de Dios, ahora los bautizados, por primera vez, serán capaces
de pronunciar el Padre Nuestro, es una grandeza inmensurable poder decir esta
oración, aunque ya nos hayamos acostumbrado, conviene no perder de vista que es un
privilegio, poder llamar a Dios Padre.

El rito termina con una bendición especial, primero a la Madre, después al Padre y
por último a toda la comunidad, quienes acompañarán al bautizado en su caminar por
la fe, cuya meta siempre es el cielo.
SEMINARIO DE SEÑOR SAN JOSÉ DE LA ARQUIDIÓCESIS
DE GUADALAJARA

INSTITUTO DE TEOLOGÍA
“SAN CRISTOBAL MAGALLANES”

AFILIADO A LA FACULTAD DE TEOLOGÍA


DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD LATERANENSE

CATEQUESIS MISTAGÓGICA SOBRE EL


SACRAMENTO DEL BAUTISMO.

Profesor: Pbro. Lic. Juan Carlos Saldaña


Alumno: Antonio de Jesús Rodríguez López

Guadalajara, Jalisco, México. 20 de enero de 2020

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