Visión Urbana de La Preservación Del Patrimonio Cultura

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DIVISIÓN DE CIENCIAS Y ARTES PARA EL DISEÑO

PROGRAMA DE ESPECIALIZACIÓN, MAESTRÍA Y DOCTORADO EN DISEÑO

VISIÓN URBANA DE LA PRESERVACIÓN


DEL PATRIMONIO CULTURAL:
EL DIAGNÓSTICO EN LOS PLANES DE
CONSERVACIÓN DE CENTROS HISTÓRICOS

Alberto González Pozo

Tesis para optar al Grado de Doctor en Diseño


Línea de Investigación: Restauración y Conservación del Patrimonio Construido

México, D.F., 24 de julio de 2001

APROBADO POR EL JURADO

Director de Tesis:
Dr. Salvador Díaz-Berrio Fernández, División CYAD-UAM Xochimilco

Miembros del Jurado:


Dr. Luis Fernando Guerrero Baca, División CYAD-UAM Azcapotzalco
Dr. Peter Krieger, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM
Dr. Manuel Rodríguez Viqueira, División CYAD-UAM Azcapotzalco
Dr. Álvaro Sánchez González, Facultad de Arquitectura, UNAM
ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS 3

SINOPSIS 4

INTRODUCCIÓN 6

1. MARCO DE REFERENCIA 11
1.1. CULTURA Y PATRIMONIO 11
1.2. CONSERVACIÓN URBANA 16
1.3. PROCESOS DE PLANEACIÓN DEL DESARROLLO Y LA CONSERVACIÓN 20
1.4. LOS PLANES PARCIALES DE CONSERVACIÓN 24
1.5. LA ETAPA DE ANTECEDENTES Y DIAGNÓSTICO-PRONÓSTICO 29

2. LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y SUS HUELLAS 31

3. EL MEDIO NATURAL Y SU INFLUENCIA EN LOS CONJUNTOS HISTÓRICOS 42


3.1.LOS ASPECTOS CLIMATOLÓGICOS 43
a) Clima: macroclima, mesoclima, microclima 43
b) Asoleamiento y temperatura: fuentes de vida, medios de realce y agentes
deterioro 45
c) Precipitación pluvial y humedad relativa: fuentes de vida y agentes deterioro 46
d) Régimen eólico: el viento como modificador de la temperatura y la humedad y
como agente de deterioro 47
3.2. LOS ASPECTOS OROGRÁFICOS E HIDROGRÁFICOS 50
a) Relieve y topografía. Pendientes. 50
b) Geología y tectónica 55
c) Hidrografía 58
3.3. LOS ASPECTOS BIÓTICOS 62
a) Componente botánica 62
b) Componente zoológica 65
3.4. LA NATURALEZA QUE ES PATRIMONIO 65
3.5. LAS ALTERACIONES Y DESEQUILIBRIOS DEL MEDIO AMBIENTE 69

4. LOS HABITANTES Y LOS RASGOS SOCIOECONÓMICOS


4.1. EL COMPORTAMIENTO DEMOGRÁFICO
4.2. LA POBLACIÓN ACTIVA, SUS ACTIVIDADES Y SUS INGRESOS
4.3. OTROS INDICADORES SOCIALES
4.4. EL PATRIMONIO CULTURAL INTANGIBLE.

5. UBICACIÓN REGIONAL Y TRAMA BÁSICA


5.1. SITUACIÓN REGIONAL Y UBICACIÓN URBANA
5.2. SUPERFICIE Y TRAZA URBANAS: LA TRAMA BÁSICA DEL TEJIDO URBANO.

6. PATRIMONIO CONSTRUIDO
6.1. CARACTERIZACIÓN GENERAL
6.2. IDENTIFICACIÓN Y CATALOGACIÓN DE COMPONENTES
6.3. UBICACIÓN Y DELIMITACIÓN POR ZONAS
6.4. ÉPOCAS DE CONSTRUCCIÓN
6.5. TIPOLOGÍAS, RASGOS Y VALORES.
6.6. DENSIDAD PATRIMONIAL
6.7. MATERIALES Y SISTEMAS CONSTRUCTIVOS PREDOMINANTES
6.8. ESTADO DE CONSERVACIÓN
6.9. ELEMENTOS NO-PATRIMONIALES INTEGRADOS O DISCORDANTES
6.10. PERCEPCIÓN DE LA IMAGEN URBANA

7. USO DEL SUELO


7.1. TIPOS DE USO
7.2. INTENSIDADES DE USO
7.3. PARCELACIÓN
7.4. TENENCIA
7.5. VALORES

8. LAS EDIFICACIONES: VIVIENDA Y EQUIPAMIENTOS


8.6. VIVIENDA: IMPORTANCIA PROPORCIONAL, TIPOLOGÍAS Y
PROBLEMÁTICA
8.7. EQUIPAMIENTOS

9. LAS INFRAESTRUCTURAS Y LOS SERVICIOS URBANOS


9.1. INFRAESTRUCTURAS
a) Sistema vial
b) Sistema hidrosanitario
c) Sistema de energía y alumbrado
d) Otras infraestructuras
9.2. SERVICIOS URBANOS
a) Transporte
b) Recolección de desechos sólidos

10. RIESGOS Y VULNERABILIDAD: LA AMENAZA LATENTE

11. ADMINISTRACIÓN URBANA: ORGANIZACIÓN, FACULTADES Y RECURSOS

12. SÍNTESIS DEL DIAGNÓSTICO-PRONÓSTICO


12.1. RESUMEN DE PROBLEMAS Y OPORTUNIDADES
12.2. RESUMEN DE TENDENCIAS Y CONSTRUCCIÓN DE ESCENARIOS
12.3. SÍNTESIS POR ZONAS HOMOGÉNEAS

13. CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA
LISTA DE CUADROS
LISTA DE ILUSTRACIONES

CURRÍCULUM VITAE
AGRADECIMIENTOS
Va mi agradecimiento para Jorge Sánchez de Antuñano y Saúl Alcántara Onofre, quienes me
invitaron hace más de un lustro a reingresar en la UAM-Azcapotzalco y me alentaron a inscribirme
en el Programa de Doctorado que ahora pretendo concluir. Sin el ambiente propicio que encontré
estos años en la División de Ciencias y Artes para el Diseño, en sus autoridades y su personal
docente difícilmente me habría animado a emprender esta tarea.

También valoro la paciencia de Salvador Díaz-Berrio Fernández, quien orientó este trabajo con su
reconocida experiencia en el campo de la conservación del patrimonio cultural y me ha ayudado a
llevar a buen puerto este trayecto indagatorio. Fue él quien me acercó a este campo invitándome a
impartir cursos con esta misma temática a diecisiete generaciones de alumnos de la Maestría de
Restauración Arquitectónica en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía
“Manuel del Casillo Negrete” del INAH en Churubusco entre 1974 y 1998, así que me parece justo
reconocerle no solamente su asesoría en este asunto sino en general su presencia amistosa, su apoyo
capaz y su consejo experimentado siempre que se los he pedido en las últimas tres décadas.

También agradezco las valiosas observaciones de Peter Krieger y Manuel Rodríguez Viqueira a la
penúltima versión de esta tesis. Me han permitido darle más coherencia a este documento final.

Asimismo, estoy en deuda con quienes, en distintas épocas, me acercaron a las oportunidades de
hacer planes de conservación de centros históricos, me proporcionaron información valiosa, me
orientaron o me auxiliaron en alguna etapa de ese proceso. Por orden alfabético son: Salvador
Aceves García , Alfredo Acosta Rodriguez, Araceli Alday García, Ricardo Arenas Leetch, Arturo
Balandrano Campos, Pablo Colunga, Sergio Bautista Orzuna, Ernesto Becerril Miró, Alejandra
Caballero Cervantes, Yolanda Cano, Luis Javier Castro y Castro, Julio García Coll, Marco Antonio
Garfias de los Santos, Rosa María Hernández Martínez, Emilio Lara Ruiz, Francisco López
Morales, Sergio Luna, Miguel Messmacher, Rafael Montejano Aguinaga, Margarita Nolasco, Olga
Orive Bellinger, Luis Ortega Zúñiga, Jorge Luis Ortiz Vázquez, Marcela Pérez Cruz, José Luis Pier
Cantón, Luis Sánchez de Carmona, Javier Villalobos Jaramillo y Sergio Zaldívar Guerra.

A todos, muchas, muchas gracias por su ayuda y su generosidad.

3
SINOPSIS
El presente trabajo se inicia con una introducción en la que explico las razones por las que
escogí el tema de la conservación urbana para esta tesis: mi deseo de reflexionar sobre las
experiencias que he vivido en ese campo en las últimas tres décadas, de sistematizarlas
metodológicamente y de transmitirlas a quienes se interesen en este campo.

El capítulo 1 funciona como marco de referencia para aproximarse al tema, partiendo de


algunas definiciones y conceptos básicos sobre cultura y patrimonio cultural, sobre
principios de conservación en el medio urbano y sobre procesos de planeación del
desarrollo en general (y del desarrollo urbano en particular) aplicados al campo de la
conservación. En cada uno se analiza la evolución de estos conceptos y las teorías y las
prácticas que generaron en los últimos dos siglos y medio hasta llegar a la época actual.
Luego paso a revisar el estado que guardan las teorías y las metodologías con las que se
elaboran actualmente los Planes Parciales de Conservación de Centros Históricos tanto en
México como en otras partes del mundo y cierro el capítulo con una reflexión sobre la
importancia que tiene la etapa de diagnóstico-pronóstico en este tipo de trabajos,
incluyendo el contenido sintético de la misma.

Los capítulos 2 a 11 son la parte medular de la tesis, ya que describen con suficiente detalle
las cuestiones que surgen en la etapa de diagnóstico-pronóstico donde se identifican los
problemas y las oportunidades a que se enfrentan las tareas de conservación del medio
urbano. Así, el capítulo 2 analiza la importancia que tienen los antecedentes históricos de
un conjunto urbano; el capítulo 3 aborda los componentes para analizar el medio natural
incluyendo a las partes de la naturaleza que también son patrimonio que debe conservarse;
y el capítulo 4 bosqueja los principales aspectos del contexto social, económico y cultural
que deben analizarse en un centro histórico. Los capítulos 5 a 10 analizan los componentes
sectoriales de la estructura urbana comenzando por la relación de los centros históricos con
el resto del contexto urbano y regional, así como la importancia de la trama o traza básica y
de su emplazamiento, que se ven en el capítulo 5. Por su parte, el capítulo 6 aborda en
detalle la composición del patrimonio cultural en un centro histórico y las maneras de
analizarlo, mientras que el capítulo 7 analiza la importancia que tiene el uso del suelo en
sus distintas modalidades; el 8 contempla al total edificado de viviendas y equipamientos

4
según su función urbana; en el 9 se examinan las infraestructuras y los servicios urbanos
que tienen lugar en la vía pública de los centros históricos; y en el 10 se hace una reflexión
sobre la vulnerabilidad de éstos últimos ante eventuales situaciones de riesgo.

El capítulo 11 se refiere, más bien, a la administración urbana en los centros históricos y a


su importancia en las labores de salvaguardia y conservación del patrimonio cultural en su
interior.

En el capítulo 12 se intenta un resumen de todo el proceso de diagnóstico-pronóstico, punto


de partida para las siguientes etapas del proceso de planeación.

Finalmente, en el capítulo 13 se exponen las conclusiones del trabajo y su aplicación a los


campos de la investigación, de la docencia y de la práctica profesional.

Al final se despliegan la bibliografía de las fuentes que alimentaron este trabajo, una lista
de cuadros y otra de figuras. De acuerdo con las normas de este tipo de trabajos en la UAM,
el documento concluye con una ficha biográfica del autor.

5
INTRODUCCIÓN

Pretendo mostrar y analizar los problemas más frecuentes que surgen al elaborar un plan
parcial de conservación de un centro histórico y los métodos que pueden emplearse para
racionalizar y optimizar esa tarea. Por razones de extensión, me limito a analizar la primera
de las cinco etapas que integran los planes de esa naturaleza: la que se refiere a los
antecedentes y el diagnóstico-pronóstico. Aunque es sólo una etapa, normalmente
representa más de la mitad del esfuerzo que se invierte en la totalidad de un trabajo de esa
índole. Su importancia es definitiva para fundamentar el resto de las acciones del proceso
de planeación.

México tiene la suerte de contar con cientos de poblados, barrios y centros históricos
provistos de un patrimonio cultural susceptible de conservar. Casi medio centenar entre
ellos cuentan con una Declaratoria que los convierte en Zonas de Monumentos Históricos y
se aproximan a la decena los que ya tienen el rango de Patrimonio Cultural de la
Humanidad.

Todos esos asentamientos poseen un número de inmuebles y espacios públicos cuyo valor
es apreciado por la comunidad o incluso identificado, catalogado, registrado y por lo tanto
protegido por las autoridades que se ocupan de tutelar o promover la conservación del
patrimonio cultural. Mucho se ha avanzado en las tareas de su catalogación y registro,
aunque todavía falte mucho por hacer. Crece también el número de intervenciones
individuales de los inmuebles históricos, aunque se trate sólo de una minoría.

En esas saludables tendencias han influido varios factores: en primer lugar, la existencia de
un marco jurídico e institucional para conservar el patrimonio que es todavía un ejemplo
en el ámbito latinoamericano; en segundo, el incremento en la conciencia de la sociedad
respecto a los bienes culturales, la riqueza que representan, la pérdida irreparable que
implicaría su desaparición y la conveniencia de conservarlos; por último, está el
incremento paralelo en el número de profesionales de la conservación que ya pueden
hacerse cargo de estas tareas. Algunas de las intervenciones de conservación, restauración o
rehabilitación de monumentos históricos llevadas a cabo en las últimas dos décadas en
nuestro país muestran ya una capacidad acumulada notable para enfrentar este tipo de

6
problemas. Es algo con lo que antes no se contaba, ya que hasta 1970 los pocos
especialistas que había en conservación arquitectónica se habían preparado en el extranjero
y se concentraban casi todos en la Ciudad de México. Ahora hay cerca de una decena de
instituciones mexicanas de educación superior que preparan posgraduados en ese campo y,
aunque muchos sigan actuando en o desde la región centro del país, el número de los que
trabajan en las capitales de los estados ya es apreciable y sigue creciendo. Deben andar ya
por encima de un centenar.

Pero por más relevantes que sean las acciones puntuales que puedan emprenderse en
inmuebles de valor patrimonial de un centro histórico, la conservación de éste último en su
conjunto depende de otra visión, necesariamente urbanística, que no substituye pero sí
apoya a los proyectos individuales, los posibilita mejor, les da coherencia.

Ahora bien, la elaboración de planes de desarrollo urbano en México está muy influida por
una herramienta metodológica 1 que fue concebida a principios de los años ochenta por la
extinta Secretaria de Asentamientos Humanos y Obras Públicas (SAHOP) como guía para
los cientos de planes de desarrollo que requería el país como resultado de la promulgación,
en 1976, de la Ley General de Asentamientos Humanos, misma que se establecía la
necesidad de elaborar ese tipo de estudios para ordenar el desarrollo urbano de los
poblados, villas, ciudades y metrópolis del país.

Esa metodología mejoró, ciertamente, la forma en que venían haciéndose los anteriores
esfuerzos de planeación urbana que desembocaban en los llamados Planos Reguladores de
las ciudades, ya que estableció una secuencia lógica de operaciones que parte del análisis
de los problemas y oportunidades a que se enfrenta el asentamiento, identifica su evolución
y tendencias previsibles, toma en cuenta el marco jurídico y normativo vigente, establece
objetivos asequibles de desarrollo, plantea estrategias para alcanzar dichos objetivos, las
desagrega en programas y subprogramas identificando metas y responsables y finalmente,
propone instrumentos administrativos, jurídicos, financieros y de participación social para
facilitar la etapa de ejecución de las medidas propuestas. El corazón, el centro mismo de
este proceso se encuentra en el establecimiento de objetivos y en la propuesta de

1
SAHOP, Manual para la elaboración de planes de desarrollo urbano para centros de población.. México, 1981

7
estrategias, lo que guarda relación con las denominaciones alternativas que recibe este tipo
de planeación: planeación por objetivos o planeación estratégica. Sin duda, la metodología
en cuestión fué un avance respecto a las maneras anteriores de trabajar en el campo del
urbanismo, que se concebían más bien como operaciones amplificadas de diseño urbano.

Muy pronto se trató de adaptar la misma herramienta de trabajo a los casos particulares, a
las modalidades que toma el desarrollo urbano ya sea en sus facetas de crecimiento, de
mejoramiento o de conservación. Con ese propósito se preparó otro manual adicional que
serviría de guía para la elaboración de los llamados Planes Parciales de Conservación,
Mejoramiento o Conservación de sólo aquella parte del asentamiento en la que es necesario
atender a esas políticas. 2 Desgraciadamente, quienes elaboraron dicho manual veían con
claridad los problemas de crecimiento y quizás los de mejoramiento, pero seguramente
tenían poca experiencia en resolver los problemas que se refieren a la conservación. Por
consiguiente, ese otro manual atiende, sí, a cuestiones urbanísticas que correlacionan las
características naturales del sitio, la realidad socioeconómica y cultural de sus habitantes y
los principales rasgos de la estructura urbana tales como uso del suelo, infraestructura,
equipamiento y servicios urbanos, vivienda y vulnerabilidad ante desastres, pero que no le
dan el valor que le corresponde precisamente a aquello que se pretende conservar: el
patrimonio cultural de una comunidad.

En una visión así, el patrimonio cultural y su salvaguardia quedan reducidos a un mero


componente de lo que se denomina “imagen urbana”, y no como la principal razón de ser
de un plan de conservación. Como resultado de este vacío, a la vez epistemológico y
metodológico, se siguen elaborando Planes Parciales de Conservación muy inapropiados
para alcanzar el objetivo principal que se tuvo al promoverlos. Como esos estudios no
logran caracterizar bien ni lo que constituye el patrimonio cultural de un asentamiento, ni
los deterioros o transformaciones que lo ponen en riesgo de desaparición, tampoco son
capaces de proponer objetivos, estrategias, programas o normas para su conservación y
rehabilitación.

2
SAHOP, Manual para la elaboración de planes parciales de desarrollo urbano, México, s/f (alrededor de 1982)

8
En cambio, si está bien fundamentado y estructurado, el plan de conservación de un centro
o un barrio histórico puede ser una de las herramientas más eficaces y poderosas para
conducir los esfuerzos de preservación del patrimonio cultural. No substituye a las
operaciones puntuales de conservación que se hacen inmueble por inmueble, pero sirve de
plataforma, de punto de partida a todas ellas porque no deja de ver al bosque del patrimonio
en su conjunto. Esa es la hipótesis inicial con la que me he animado a desarrollar esta
investigación y a tratar de resumir mis propias experiencias en ese campo.

He elaborado ya seis Planes Parciales de Conservación para otros tantos centros históricos
mexicanos. 3 En ese proceso, tuve primero que adaptar las indicaciones del manual de
SAHOP para la elaboración de Planes Parciales a las necesidades de una verdadera visión
urbanística de la conservación. Pero poco a poco fui sistematizando los resultados hasta
construir una metodología propia que, sin embargo, sigue respondiendo a la estructura
válida de un sistema de planeación estratégica.

En efecto, el presente trabajo implica una reflexión, una visión crítica y retrospectiva sobre
el conjunto de operaciones efectuadas por el autor en las etapas de diagnóstico de esos seis
planes; busca ponderar y evaluar el tipo de problemas encontrados y las soluciones que
fueron ideadas para enfrentarlos; procura encontrar los comunes denominadores, las
coincidencias y las discrepancias entre unos y otros métodos empleados; y se propone
señalar los hallazgos, las correlaciones más reveladoras, los procedimientos de análisis y
síntesis que resultaron más interesantes. Buscando enriquecer la indagación, no me he
limitado a los centros históricos mexicanos sobre los que he trabajado directamente, sino
que he procurado reflexionar sobre ese mismo tipo de fenómenos en otras partes del país y
del mundo de los que he podido recabar información confiable. La mayoría de esos otros
ejemplos en México, en el resto de Latinoamérica y en Europa los conozco personalmente e
incluso he tenido la suerte, en no pocos de ellos, de conversar con los responsables de su
conservación. Parte del largo tiempo que me ha llevado integrar esta tesis de 1998 a la
fecha se explica precisamente por mi deseo de contrastar mis experiencias con las de otros

3
Se trata de los Planes Parciales de Conservación de Tlaxco (1986), San Luis Potosí (1987), Tehuantepec (1988), San
Miguel de Allende (1997), Tampico (1998) y Real de Catorce (1998).

9
rumbos y latitudes distintos a los que conozco bien. Aprovechando mi asistencia a eventos
académicos nacionales e internacionales a los que he sido invitado (la mayoría
representando a la UAM) he procurado asomarme al problema de la conservación del
patrimonio urbano-arquitectónico en otras ciudades, he recogido fuentes de información
valiosas, he recorrido centros históricos que desconocía y he dialogado con muchos colegas
activos en este campo.

Pero todo tiene un límite y ha llegado el momento de dar a conocer lo que he encontrado. Si
el resultado sirve como ayuda, como orientación, como guía metodológica para aquellos
que desean adentrarse en el campo de la conservación urbana, de su práctica, su
investigación y su docencia, el esfuerzo habrá valido la pena.

10
1. MARCO DE REFERENCIA

Es necesario situar el problema de la conservación en general y de la conservación urbana


en particular en un marco de referencia que permita avanzar con seguridad en los temas que
tendremos que abordar en este trabajo. Por esta razón, el presente capítulo lo divido en
cinco partes: una en la que ubico a la temática del patrimonio cultural como un componente
de un campo más amplio, que es la cultura humana; otra parte en la que me refiero a la
posición teórica y metodológica que con el tiempo ha venido ganando el tema específico de
la conservación urbana dentro del campo de la conservación del patrimonio cultural
inmueble; una más, en la que procuro establecer la vinculación entre los procesos de
planeación del desarrollo en general (y del desarrollo urbano en particular) con las tareas
que desembocan en la conservación urbana propiamente dicha; otra cuarta parte en la que
sintetizo la secuencia metodológica básica para la elaboración de planes parciales de
conservación de un centro histórico; y la quinta y última parte en la que introduzco al lector
en la temática y los componentes básicos de la etapa de antecedentes y diagnóstico-
pronóstico.

1.1. CULTURA Y PATRIMONIO


Considero que el patrimonio y su conservación son, sencillamente, manifestaciones de
cultura, y que por consiguiente es útil partir de algunas definiciones y conceptos aplicables
tanto a la cultura como al patrimonio.

Hace medio siglo, Melville Herskovits publicó una teoría de la cultura que me sigue
pareciendo buen punto de apoyo para cualquier incursión en este terreno. Su enfoque es
muy útil porque desde sus definiciones le da a la cultura dos dimensiones, dos vertientes,
dos realidades como él las llama. En efecto, define la cultura en tanto realidad objetiva
como la parte del ambiente hecha por el hombre, pero también, en tanto realidad
psicológica como la porción aprendida de la conducta humana. (Herskovits 1952, 15 y
38) No encuentro definiciones más concisas y provechosas para servir de base a cualquier
disquisición a ese respecto.

11
El tratado de Herskovits es de antropología cultural, no de arquitectura ni de urbanismo;
mucho menos de conservación del patrimonio 4 . Y sin embargo, se intitula El hombre y sus
obras. A lo largo de varias décadas me he convencido de la justeza de sus aseveraciones,
pensadas para el campo de estudio de las culturas ágrafas, cuando se trasladan al campo
restringido del desarrollo urbano, de la arquitectura, del patrimonio urbano-arquitectónico o
de la conservación de monumentos y sitios.

Al identificar lo que él llama “los universales” es decir, los componentes que se encuentran
en todas las culturas, aun las más remotas y modestas, Herskovits va recorriendo diversos
conceptos tales como la consecución de alimentos, el vestido, los patrones de asentamiento
(donde encontramos a los poblados y las moradas humanas) y el mundo de los objetos de la
vida cotidiana, para pasar luego a los sistemas de parentesco y la organización social, la
vida económica, la conservación de la cultura a través de la educación, el papel del
lenguaje, el conocimiento y la tecnología y otras manifestaciones tales como religión,
sistemas de pensamiento, manifestaciones artesanales y artísticas etc. Siguiendo su
definición, se advierte que cada uno de esos conceptos produce diversos objetos que a su
vez implican patrones de conducta aprendida. En el campo concreto de los asentamientos
humanos y de la arquitectura, las calles, las infraestructuras y los edificios son parte de la
realidad objetiva (o material), mientras que la manera de concebirlos, edificarlos, usarlos y
mantenerlos son parte de la realidad psicológica (o intangible) de la cultura.

Lo mismo se aplica a los monumentos en particular y a la manera como nos comportamos


con ellos. Son realidad objetiva en tanto que objetos edificados, con todas sus
características; pero nuestra actitud hacia ellos identificándolos, apreciándolos,
catalogándolos, protegiéndolos, conservándolos o rehabilitándolos forma parte de la
realidad psicológica de la cultura. Incluso la suma de conductas de quienes prefieren
ignorarlos, abusar de ellos, degradarlos o destruirlos es una actitud cultural, una
contracultura, si así queremos llamarla, que afortunadamente tiende a aminorarse.

Pero comprender estas cuestiones generales no es suficiente. Es necesario sondear un poco


más en las razones que mueven a los humanos a conservar tanto objetos como conductas.

4
Aunque los temas del conservatismo y cambio en la cultura, vistos desde la perspectiva antropológica, sí ocupan un
lugar importante en su obra. (Herskovits 1952, 518-531)

12
No creo necesario traer aquí a colación toda la historia de la conservación del patrimonio:
sus actores, sus razones a veces contradictorias y sus realizaciones más importantes. 5 En
cambio, me apoyo en un pequeño ensayo de teoría de la arquitectura escrito hace tres
décadas (González Pozo 1971) donde me planteé por primera vez una cuestión que ahora
aflora en un campo distinto: el desarrollo urbano en su vertiente de conservación. Al
analizar los siete requerimientos que se ven reflejados en las obras arquitectónicas introduje
uno en el que nadie parecía reparar: el de la durabilidad como atributo variable de las
edificaciones, y la facilidad de mantenimiento y conservación que lleva implícitos.

Dije entonces (y extiendo ahora su aplicabilidad a las ciudades históricas) que las
arquitecturas se construyen para durar un lapso determinado, previsible. Nadie construye
para la eternidad y quienes se lo propusieron (los faraones egipcios o los sacerdotes mayas)
no reconocerían ahora sus obras por los estragos del simple paso de los milenios sobre
ellas. El tiempo y los pulsos de la naturaleza son enemigos de las edificaciones
pretendidamente perdurables. Pero las acciones humanas no se quedan atrás: como las
costumbres van cambiando, los usos originales también se transforman y llega un momento
en que los espacios no se adaptan a las actividades y requerimientos de los usuarios.
Comienza entonces un proceso que en el mejor de los casos significa cambios y
rehabilitaciones mínimas en los edificios (o en las ciudades) y en el peor su destrucción
total para substituirlos por otros. Son conductas que propician la salvaguardia o conspiran
contra la conservación. Incluso la inacción limita la durabilidad de los monumentos porque
la incuria interrumpe las tareas regulares de mantenimiento. ¿Y qué decir de la violencia
armada, de la furia destructiva de los cambios de estilo o de ideología? Ellas son
responsables de la desaparición de muchos monumentos valiosos. Lo que la naturaleza y el
tiempo no lograron en los Budas gigantes de Afganistán lo ha conseguido recientemente,
con ayuda de dinamita, un gobierno teocrático e intolerante, una contracultura como otras
que reaparecen periódicamente en el escenario mundial. 6

No pretendo agotar el tema, sólo señalar mi punto de partida en el campo de la

5
Resúmenes útiles sobre la evolución de teorías y normas de conservación del patrimonio se encuentran en Molina
Montes (1975), Díaz Berrio (1976) y más recientemente en Rivera (1997).
6
Prensa, radio y televisión se ocuparon ampliamente, a principios de marzo de 2001, de la destrucción de los Budas
gigantes en Afganistán por el régimen teocrático talibán que ahí gobierna.

13
conservación del patrimonio cultural en su vertiente urbana. Considero que el campo de la
preservación de los bienes culturales en general y de los monumentos en particular ya tiene
mucho avance teórico, metodológico y normativo que se ha ido acumulando, especialmente
en los últimos 150 años.

Sin embargo, es necesario partir de una definición preliminar del patrimonio cultural sobre
la que podamos apoyarnos para seguir con el tema que nos interesa: su conservación. En
esa perspectiva, el universo de los bienes culturales que denominamos patrimonio aparece
compuesto por dos grandes apartados: el patrimonio tangible, que es la parte de la cultura
material a la que la sociedad le otorga un valor determinado por el que conviene
conservarlo, y el patrimonio intangible, constituido por costumbres y manifestaciones no-
objetuales que también han adquirido un valor social.

Apoyándome en la carta de Venecia (ICOMOS, 1964) y en tres documentos de la


UNESCO (UNESCO 1972, 1976 Y 1978) intenté en un artículo reciente (González Pozo,
2000) la siguiente clasificación de los campos del patrimonio cultural tangible, aplicable a
las épocas de la realidad mexicana, que transcribo a continuación:

BIENES CULTURALES TANGIBLES EN MÉXICO


ÉPOCAS
ÉPOCA
TIPO DE BIENES VIRREINAL Y
PREHISPÁNICA
REPUBLICANA
Conjuntos y asentamientos Å Å
SITIOS Y Å Å
Edificaciones
EDIFICACIONES
Contexto natural y cultural Å Å
Fragmentos no reintegrables Å Å
Objetos de interés antropológico Å Å
Objetos de interés histórico Å Å
MUEBLES Obras de arte y artesanía Å Å
Y OBJETOS Códices y manuscritos Å Å
(INDIVIDUALES Libros e impresos Å
O EN Numismática y filatelia Å
COLECCIONES) Archivos de distintos tipos Å
Mobiliario, trajes e instrumentos Å Å
Especimenes geológicos, botánicos, o Å Å
zoológicos
Momias y restos humanos Å Å

En esta taxonomía, desaparece la distinción entre bienes de valor “histórico” y “artístico”


que considera la legislación mexicana vigente (H. Congreso de la Unión, 1972, 1981 y

14
1986), misma que tiene diversos inconvenientes. Como puede apreciarse, el objeto de
nuestra investigación, el conjunto o asentamiento histórico aparece en primer término
dentro de la categoría de sitios y edificaciones.

La conciencia creciente sobre la necesidad de conservar el patrimonio en algunas partes del


mundo desarrollado se refleja en la proporción de inversión que se destina a las tareas de
conservación, rehabilitación y mantenimiento. Hay estadísticas europeas muy alentadoras
que señalan que en 1991, la relación entre el monto de obra nueva y obra de rehabilitación
en el viejo continente ya era de 40 contra 60%. Es decir, la sociedad gasta más en conservar
el ambiente construido que en erigir nuevos edificios. (Bellincini 1993, 548)

El avance en la conservación de esas categorías del patrimonio en México tampoco puede


desconocerse, sobre todo si se compara con las dificultades en otras partes del mundo que
no cuentan ni con las leyes ni con las instituciones que aquí existen. 7 No es que sean las
mejores. Continuamente nos damos cuenta de sus limitaciones y de la necesidad de
actualizarlas. Pero son preferibles a no tener ni legislación ni agencias responsables de
aplicarla.

Además, siempre podremos recurrir al ámbito internacional para extraer las experiencias de
otros países, adaptándolas a nuestra circunstancia. Me parece que la Carta de Venecia 8 y
otros documentos internacionales como la Carta del Restauro italiana (Marconi, 1988ª) y
muchas declaraciones o recomendaciones internacionales y regionales del Consejo
Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, por sus siglas en inglés), del Centro
Internacional de Estudios para la Conservación y Restauración de los Bienes Culturales en
Roma (ICCROM), del Consejo Internacional de Museos (ICOM) y de la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), nos permiten
no perder de vista las premisas de la conservación de los bienes culturales tangibles.

Veamos ahora el campo específico de la conservación del patrimonio urbano.

7
Ya aludimos en la introducción al carácter ejemplar, dentro del ámbito latinoamericano, del marco jurídico e
institucional sobre conservación el patrimonio cultural en México. Una recopilación bastante completa de las normas
estatales, nacionales e internacionales en la materia se puede consultar en Olivé Negrete y Cottom (1995 y 1997).
8
De todas las versiones publicadas de la Carta de Venecia me parece más útil la comentada por Díaz Berrio (Díaz Berrio
1968)

15
1.2. CONSERVACIÓN URBANA
En esa historia de siglo y medio de construcción de la teoría de la conservación no faltan
quienes se ocuparon de los “ambientes”, los conjuntos y las ciudades históricas.

Sin embargo, el que comenzó a sistematizar las ideas en torno a estos temas parece haber
sido Gustavo Giovannoni hace siete décadas. Fue él quien influyó en la Carta de Atenas
(1931) 9 y en la primera Carta del Restauro italiana del mismo año, que ya contienen
disposiciones urbanísticas (Rivera, 1997). El artículo VII de la Carta de Atenas indica que:

La Conferencia recomienda respetar, al construir edificios, el carácter y la fisonomía


de la ciudad, especialmente en la cercanía de monumentos antiguos, donde el
ambiente debe ser objeto de un cuidado especial. Igualmente se deben respetar
algunas perspectivas particularmente pintorescas. Objeto de estudio pueden ser
también las plantas y las ornamentaciones vegetales adaptada a ciertos monumentos
o grupos de monumentos para conservar el carácter antiguo.(Molina 1975, 82)

Se advierte en este texto la preocupación por la ciudad como imagen urbana y también por
la conservación de jardines históricos. Por esa época se estaban consolidando los
instrumentos legales para la protección del patrimonio cultural en México: las Leyes de
Monumentos de 1930 y 1934. (Olivé y Cottom, 1993)

Una generación más tarde, fueron Roberto Pane, Giovanni Astengo y otros quienes
retomaron la cuestión de la conservación urbana. Ellos fueron sólo las cabezas más visibles

9
Conviene recordar que hay dos “Cartas de Atenas” de naturaleza completamente distinta: la de 1931 publicada con
motivo de la Conferencia Internacional de Restauración de Monumentos (que es la que se cita arriba) y la de 1933,
dada a conocer con motivo del 4º Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM). La primera mostraba la
posición de los restauradores del primer tercio del siglo XX, mientras que la segunda adoptaba la actitud combativa del
Movimiento Moderno en la arquitectura, en el que influían poderosamente Le Corbusier y la vanguardia europea. El
papel que el CIAM asignaba al patrimonio histórico estaba condicionado. Sus valores debían ser salvaguardados
(edificios aislados o conjuntos urbanos)... si son expresión de una cultura anterior y si corresponden al interés
general... pero también se afirmaba que ... Entre los testimonios del pasado, hay que saber reconocer y discriminar
cuáles están aún bien vivientes... llegándose a recomendar que en los casos en que se presenten construcciones
repetidas en numerosos ejemplares, se conservarán algunas como documentación, se abatirán las otras; .... y también
que ... en otros casos, se podrá aislar sólo la parte que constituye un valor real o un recuerdo; el resto se modificará
útilmente. Además, ... la destrucción de covachas alrededor de los monumentos históricos ofrecerá la ocasión de crear
espacios verdes. Todo lo cual coincidía con los criterios que Le Corbusier aplicaba en su Plan Voisin para el centro de
París, según el cual, sólo quedarían en pie algunos monumentos importantes y lo demás sería substituido por torres de
vivienda o servicios sembradas entre extensas áreas verdes.

16
de una pléyade de teóricos europeos de la conservación a quienes les tocó vivir los
escenarios de destrucción-reconstrucción urbana como consecuencia de la Segunda Guerra
Mundial. Así como Giovannoni influyó en su época sobre la Carta de Atenas, Pane y
Astengo influyeron sobre la Carta de Venecia (1964), en cuyo artículo 14 se lee:

Los sitios monumentales deben ser objeto de cuidados especiales con el fin de
salvaguardar su integridad y asegurar su saneamiento, su arreglo y su valorización.
Los trabajos de conservación y de restauración que se efectúen en ellos deben
inspirarse en los principios enunciados en los artículos precedentes. (Díaz Berrio
1968, )

Es decir, se consideraba que los mismos principios aplicables al patrimonio arquitectónico


se podían extender a “los sitios monumentales”, una manera indirecta de referirse a los
conjuntos históricos. Sin embargo, pronto comenzaron a cristalizar las primeras grandes
operaciones de restauración en centros históricos europeos, particularmente en Bolonia,
donde comenzaron a ensayarse teorías y métodos más específicos. Entre estos últimos,
destaca la sistematización tipológica aplicada a varios componentes de la realidad urbano-
arquitectónica: los tipos de edificios asociados a usos del suelo y los tipos de sistemas
constructivos principalmente. (Cervelatti y Scannavini, 1976).

De esa época de incremento en las acciones de conservación urbana en toda Europa hay
varios documentos y recomendaciones importantes (cit. en Díaz Berrio, 1986, 91-126):

• La Carta del restauro italiana de 1972, donde se describen en un capítulo D las


instrucciones para la protección de los Centros Históricos.

• La Resolución de Brujas (ICOMOS) de 1975, en la que entre otras cosas se afirma


que “...la salvaguardia de la ciudad histórica no puede lograrse más que en el marco
de la planeación del territorio y del urbanismo.”

• El Coloquio sobre la conservación de las pequeñas ciudades históricas (ICOMOS)


de 1975 en Rotheburg, que se refiere a los pequeños centros “...que quedaron al
margen de la ola de industrialización y crecimiento urbano del siglo XIX...” y que
“... No se han extendido aún más allá de sus núcleos históricos, que permanecen

17
como elemento dominante en la percepción visual de la ciudad, que en algunos
casos aún conserva sus fortificaciones”. Es un documento de avanzada, ya que en
sus recomendaciones propugna por “...que se mantengan las calidades visuales
específicas de los espacios urbanos, de las calles y las plazas, no solamente en
algunas manzanas tradicionales aisladas sino en todas las partes características de la
ciudad....”

• La Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico y la Declaración de Amsterdam


(1975) muy semejantes entre sí y forjadas en el ámbito de la naciente comunidad
europea, en las que se recogen todas las experiencias anteriores. Ambas
contribuyeron a extender notablemente en Europa la conciencia generalizada sobre
la importancia de la conservación del patrimonio arquitectónico y urbano.

Todo lo anterior preparó el terreno para la Recomendación relativa a la salvaguardia de los


conjuntos históricos y su función en la vida contemporánea (UNESCO, 1976, también
conocida como Recomendación de Nairobi) que se ocupa ampliamente de los principios
que deben orientar las intervenciones de conservación a escala urbana. El documento sigue
siendo válido, pero no tuvo la difusión ni el gran número de adhesiones que caracterizaron
a la Carta de Venecia.

Lo curioso es que por esos mismos años se registró la primera Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Asentamientos Humanos en Vancouver (Secretaría de la Presidencia,1976),
que tuvo repercusiones indudables sobre las prácticas de planeación urbana en todo el
mundo. Sin embargo la Declaración de Vancouver ignoró casi por completo el tema de la
conservación del patrimonio urbano sobre el que la UNESCO se preocupaba en su reunión
de Nairobi de ese mismo año. Sólo hubo un par de débiles referencias al respecto:

16. Un asentamiento humano no es la simple agrupación de gente, vivienda y lugares


de trabajo. Debe respetarse la diversidad de características de los asentamientos
humanos que reflejan valores culturales y estéticos y deben preservarse para la
posteridad las zonas de importancia estética, religiosa o arqueológicas y las zonas
naturales de valor especial....

18
21. Debe prestarse la atención debida a la aplicación de las tecnologías de
conservación y reciclaje.

El término de Habitat se usó no solamente para referirse a esa Conferencia sino que fue el
nombre corto con el que comenzó a conocerse una nueva agencia del sistema de Nacionas
Unidas: el Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (CNUAH). Sin
embargo, la participación de este organismo en proyectos de conservación del patrimonio
urbano se restringió a pocos casos.

Enretanto, en México, la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos,


Artísticos e Históricos (1972) consolidó la acción del Estado en la protección del
patrimonio. Hay que tomar en cuenta, sin embargo, que la parte más débil de esa Ley está
en los procedimientos de tutela de las zonas históricas y sobre todo, de las zonas
artísticas.

Para los años 80, las tareas de conservación urbana habían comenzado a generalizarse en
los cinco continentes. La Carta del restauro italiana se actualizó en 1987, con la novedad
que la sección dedicada a los centros históricos pasó del sitio D al A, y que en su texto se
introdujo una nueva definición del centro histórico como “una agregación habitativa cuyo
significado es insustituible en la historia de un área cultural de la humanidad”. (Marconi et
al., 1987a, 13-15)

Pronto hubo una masa crítica de expertos que comenzaron a trabajar desde el ICOMOS en
la formulación de una puesta al día de un nuevo documento normativo que vió la luz a
finales de esa década: la Carta de la Conservación de las Ciudades Históricas (ICOMOS,
1988). El documento es breve, mucho más breve que la Declaración de Nairobi, y guarda
una estructura parecida a la de la Carta de Venecia, a la que pretende complementar. Sus
principios son plausibles, pero demasiado generales como para tener una utilidad práctica.
Es lo último con lo que se cuenta en este campo, pero no me extrañaría que pronto se haga
un nuevo esfuerzo por revisar esos principios y ponerlos al día de acuerdo con las múltiples
experiencias que ahora se conocen en muchas partes del mundo.

19
1.3. PROCESOS DE PLANEACIÓN DEL DESARROLLO Y LA
CONSERVACIÓN

La historia del diseño urbano, ese ejercicio de imaginación que consiste en anticipar,
imaginar, concebir espacios urbanos que aún no existen o que ya existen pero serán
modificados, tiene una historia antiquísima, como lo atestiguan cientos de ciudades
arqueológicas o históricas que ahora podemos admirar. En cambio, la planeación del
desarrollo urbano tiene una historia más corta, que se desprende del tronco de la planeación
del desarrollo económico y social en general. Esta última, a su vez, tiene un desarrollo
independiente, pero paralelo temporalmente a la teoría de la conservación del patrimonio.

John Friedmann sostiene que el Conde de Saint-Simon es no solamente uno de los


precursores del socialismo utópico en el Siglo de las Luces, sino también el padre de la
planeación en general:

“... es Saint-Simón quien debe ser reconocido con todo derecho como el padre de la
planeación científica. Esta enigmática figura ha sido apropiada desde varias
ciencias sociales como el progenitor de una larga lista de presuntos herederos,
incluyendo la sociología, la ciencia política, la administración pública e incluso el
“socialismo” (aunque no la variante marxista) lo que hasta bien entrados los 1880s
se refería a la intervención del estado en la economía.... En la época en que Saint-
Simon desarrolló sus teorías, no estaba asegurada de ninguna manera la victoria
última de la industrialización. Sus teorías fueron tomadas por la naciente burguesía
como un arma ideológica en su lucha por la dominación. Como clase, obtendrían
gran beneficio de una filosofía en la que la planeación científica sería como la
partera de la liberación humana de su oscuro pasado feudal....”(Friedmann 1987,
51-52. Trad. AGP)

Por su parte, Françoise Choay afirma que los primeros procesos urbanos planeados en la
Francia republicana se remontan al “Plan de los Artistas” preparado para la Convención en
1793, que se hacía separadamente por distritos. (Choay 1969, 16.) Poco más de medio siglo
después, entre 1850 y 1870, el Barón de Haussmann le daría a la planeación un sesgo

20
destructivo para los centros históricos, con sus “grandes obras” de aperturas, “cortes” y
“desventramientos” en el París de Napoleón III. (Kostoff 1992, 266-279).

Por la misma época Ildefonso Cerdá inventaba los términos urbano, urbanizar y
urbanización con su proyecto de “ensanche” de Barcelona de 1855, mismo que se basaba
en una exhaustiva investigación de trazas ortogonales a lo largo de la historia de las
ciudades, incluyendo las trazas de las ciudades hispanoamericanas, por las que sentía
mucha admiración. (Soria y Puig, 1996.) Su proyecto dejaba intacto el viejo núcleo
medieval barcelonés, a pesar de que le parecía un ambiente lejos de las aspiraciones
higienistas de la época.

De ahí en adelante, hasta bien entrado el siglo XX, la planeación en centros históricos y su
cercanía osciló entre la haussmannización y el racionalismo respetuoso de la tradición pero
deseoso de construír un mejor futuro. Urbanistas-arquitectos como el vienés Camilo Sitte,
por ejemplo, veían con nostalgia los ambientes históricos de las ciudades que habían
perdido sus murallas y adquirido a cambio grandes anillos libres para avenidas y espacios
verdes e intentaban conciliar la escala y las perspectivas del pasado con las plazas y
edificios demandados por las nuevas condiciones de vida. (Sitte 2000, 467-477). Según
Choay, después de la guerra franco-prusiana de 1870 el esquema haussmanniano tuvo
como principal exponente al alemán Joseph Stübben, inspirando sus reestructuraciones
totales en Berlín y Colonia o parciales en Dresde y Munich. Sin embargo, agrega

...el creciente énfasis en los estudios arqueológicos e históricos, y en gran medida, la


supervivencia de las tradiciones medievales en las viejas ciudades que habían
pasado sin transición hacia una fase de industrialización bien avanzado el siglo XIX,
daba como resultado la elaboración de sistemas circulatorios y respiratorios con un
gran respeto por las creaciones del pasado. Los viejos elementos tales como las
puertas de la ciudad o secciones de murallas se incorporaban sistemáticamente en
nuevos y significativos conjuntos; y lo que es más importante, las partes nuevas y
antiguas de la ciudad se interrelacionaban sutilmente. (Choay 1969, 20-21. Trad.
AGP)

En el tránsito del siglo XIX al XX, los urbanistas se dedicaron casi por completo a imaginar

21
un nuevo mundo y dejaron de ocuparse de los centros históricos. Ebenezer Howard y Tony
Garnier son las figuras más conocidas a ese respecto. Luego vendrían Le Corbusier y el
Movimiento Moderno, cuyos principios se condensaron en la “otra” Carta de Atenas de
1933 a la que ya nos referimos páginas atrás. Todos ellos son personalidades bastante
conocidas, sin embargo, conviene rescatar a otra figura importante del urbanismo del
primer tercio del siglo XX: Patrick Geddes, porque se trata de alguien que trató de
introducir, al inicio de la Primera Guerra Mundial, verdadero orden y racionalidad en los
métodos de planificación que imperaban por entonces, más vinculados a la inspiración
artística y al mesianismo utópico. Geddes partía de una investigación urbana lo más
minuciosa posible, lo que incluía un conocimiento detallado de la evolución histórica
del lugar. El resto de sus indagaciones cubría con bastante aproximación lo que ahora se
conoce como el diagnóstico-pronóstico de un asentamiento humano. (Geddes 2000, 331-
335)

La rama más joven de la planificación empieza en los años treinta, proviene del tronco
ingenieril de Saint-Simon y Friedmann la denomina “ingeniería de sistemas” con
representantes como Neumann, Morgenstern y Norbert Wiener. La planeación entre 1930 y
1950 pasó por dos experiencias que la marcaron definitivamente. La primera fue la
superación de la Gran Depresión a fines de los años veinte, que obligó al gobierno
norteamericano a intervenir en la economía y en la creación de grandes infraestructuras
regionales como el sistema de más de 30 presas en el Valle del Tennessee, mismo que
requirió una buena dosis de planeación, ya que cubría un territorio equivalente a la mitad
de Inglaterra y Escocia con una población de 6’000,000 de personas. (Lilienthal 1966, 10.)
La segunda fue la experiencia de la Segunda Guerra Mundial y su continuación “la Guerra
Fria”, en las que nació y creció la “planeación estratégica” como una forma de organizar las
fuerzas productivas (y destructivas) para alcanzar los objetivos militares de las grandes
potencias.

Las prácticas de planeación en México tienen, a su vez, varias influencias. Una, ya en los
años 30, muestra el doble influjo norteamericano y de los sistemas soviéticos de
planificación económica quinquenal de los años veinte (Ceccarelli 1970, xxix-xxxii), que
entre nosotros se transforman en planes sexenales. Hay que recordar que la primera ley de

22
Planeación de México (1930) era integral y que por consiguiente perseguía el desarrollo
económico, social y urbano por igual. Pero ni el Plan Sexenal 1932-1940 ni la propuesta del
Plano Regulador para el Distrito Federal de 1933 alcanzaron esa integralidad prevista por la
ley. El enfoque de Carlos Contreras dió como resultado la apertura en esa década de las
avenidas 20 de Noviembre, San Juan de Letrán y Avenida del Ejido en el centro de la
capital mexicana. (Sánchez Ruiz 1999, 26-43.)

Entretanto, los planificadores económicos anglosajones de la segunda postguerra habían


comenzado a rescatar aportaciones de geógrafos y economistas alemanes -como las de
Johann Heinrich von Thünen (1826) sobre agricultura, de Alfred Weber (1909) sobre
industria, de Walter Christaller (1933) sobre centralidad y de August Lösch (1940) sobre
teoría de la locación- aplicándolas a problemas concretos de ubicación industrial y
planeación territorial. (Hall, 2000, 366). Esta alimentación desde varias disciplinas
enriqueció mucho a la planeación territorial y urbana de los años cincuenta en adelante.

Ya en los años 60 se deja sentir el influjo de Churchman y Ackoff (Ackoff, 1962) sobre la
planeación de la investigación científica. Su forma de construír y probar “modelos” tuvo
repercusión en muchos campos incluso en el del desarrollo urbano. Las aplicaciones
modelísticas que siguieron en la etapa prehistórica de las grandes computadoras fueron el
siguiente avance lógico, como los complicados y abstractos modelos de Jay Forrester
aplicados directamente al desarrollo urbano. (Forrester, 1969.)

La Conferencia de Vancouver a la que ya nos hemos referido coincidió con la expedición


en México de la primera Ley General de Asentamientos Humanos en 1976. Fue cuando el
terreno quedó preparado para la vinculación entre la planeación del desarrollo económico y
social con la planeación del desarrollo urbano. Ambas prácticas compartieron secuencias
básicas semejantes, si bien sus métodos fueron distintos.

A partir de ese momento, la planeación urbana tomó el mismo instrumento metodológico


de la planeación del desarrollo económico y social (y de los negocios en general) que ahora
conocemos como Planeación Estratégica, que se adopta en muchas partes del mundo. Sin
embargo, los primeros manuales metodológicos en México a los que nos hemos referido en
la introducción a este trabajo todavía se llevaron casi un sexenio en madurar.

23
1.4. LOS PLANES PARCIALES DE DESARROLLO URBANO

La elaboración de planes de desarrollo urbano en Europa y Estados Unidos se consolidó


finalmente entre 1950 y 1970, y de ahí en adelante se aplicó a cientos de casos en ese
ámbito y en algunas regiones bajo su influencia. La Conferencia de Vancouver de 1976
contribuyó a unificar criterios sobre los principales problemas del desarrollo urbano y a
encontrar métodos de planificación comunes.

En México, la promulgación de la Ley General de Asentamientos Humanos en 1976 (donde


varias disposiciones se referían a la necesidad de proteger el patrimonio cultural urbano-
arquitectónico de los asentamientos humanos) también contribuyó a consolidar normas y
métodos de actuación. Adicionalmente, la propia Ley estableció la necesidad de elaborar
planes específicos o parciales para abordar problemas de crecimiento, consolidación y
conservación, lo que fundamentó la elaboración de este tipo de estudios para las principales
zonas de monumentos históricos.

Los manuales metodológicos de SAHOP a los que ya nos hemos referido y otras normas de
esa dependencia actuaron también en esa misma dirección (SAHOP 1981 y 1982, SEDUE
1984). Pronto comenzaron a elaborarse cientos de planes de desarrollo urbano en todo el
país, pero muy pocos planes parciales en la modalidad de conservación.

Como resultado de lo anterior, los métodos de planeación urbana convergieron


gradualmente hacia contenidos cada vez más semejantes. En un estudio de Naciones
Unidas sobre la planeación urbana en América Latina hacia 1984, se afirmaba que:

En la actualidad, en muy pocos países latinoamericanos se observan esfuerzos


institucionales de planificación circunscritos específicamente a los asentamientos
humanos, y la principal excepción la constituye la SAHOP en México. (UNCHS /
HABITAT 1984, 29.)

El estudio en cuestión resumía el “estado del arte” en materia de planificación del


desarrollo urbano en Latinoamérica en los siguientes términos:

24
En las metodologías de planeación se acude ... a una división en fases o etapas
sucesivas. Se refieren a: i) la etapa de reconocimiento del objeto de estudio o
diagnóstico; ii) las opciones estratégicas, el planteamiento de objetivos y las medidas
de políticas; y iii) la definición de programas y proyectos, ejecución y puesta en
práctica. Con distintas variantes .... la secuencia básica es siempre la de diagnóstico-
estrategia-proyecto.

Se asume aquí esta secuencia clásica, entendiéndose que ella involucra fases del
proceso de planificación que se postulan como completas, que son independientes
entre sí y que no deben considerarse como etapas cerradas. Una de las críticas a la
aproximación metodológica secuencial es que favorece un proceso técnico definido
independientemente de cualquier forma de participación social. Se sostiene aquí que,
especialmente en el ámbito de los problemas de los asentamientos humanos, se puede
y debe avanzar en una concepción crítica que subraya la interdependencia de las
etapas sucesivas, la incorporación de la dimensión sociopolítica en el problema
descrito y la vitalización del desarrollo de estos métodos con mecanismos eficaces de
participación social. (UNCHS/HABITAT 1984, 58.)

El método de planeación urbana adoptado en México desde principios de los años 80 por
SAHOP y sus sucesoras SEDUE y SEDESOL, así como por la gran mayoría de los
gobiernos estatales y municipales es un poco más desagregado que el modelo anterior, ya
que consta de cinco etapas sucesivas que pueden sintetizarse así (SAHOP, 1981):

1. NIVEL DE ANTECEDENTES. Donde se examinan, efectivamente, los


antecedentes del asentamiento y se elabora el diagnóstico-pronóstico de la situación
actual y sus tendencias, procurando identificar los problemas a que se enfrenta el
desarrollo urbano de la unidad territorial analizada .

2. NIVEL NORMATIVO. Donde se toman en cuenta, por un lado, las leyes,


reglamentos y normas que inciden en el desarrollo urbano; por otro se traen a
colación los planes y programas en operación desde otros niveles de planeación; y
por último se formulan los objetivos de desarrollo urbano que darán respuesta a los
problemas identificados en el diagnóstico.

25
3. NIVEL ESTRATÉGICO. Donde se examinan las medidas y acciones concretas que
permitirán alcanzar los objetivos planteados, tanto en lo general como en cada uno
de los sectores del desarrollo urbano.

4. NIVEL PROGRAMÁTICO. Donde las acciones se agrupan y se desagregan


definiendo metas cuantificadas, costos, lapsos de ejecución, responsables y origen
de los recursos necesarios.

5. NIVEL INSTRUMENTAL. Donde se ajustan los dispositivos de apoyo (jurídicos,


administrativos, financieros y de participación social) que aseguren la implantación
de las medidas estratégicas y de los programas.

Como puede observarse, este proceso de cinco etapas es aparentemente más complejo que
el de tres recomendado por HABITAT. No lo es tanto, ya que la segunda etapa
(normatividad y objetivos) es un desdoblamiento que precede a la tercera (estrategias),
como una manera de asegurar primero el establecimiento de objetivos antes de escoger las
estrategias aplicables; y la quinta etapa (instrumentos) puede verse como un
desdoblamiento de la tercera y la cuarta (estrategias y programas) para asegurar la puesta
en práctica de esas medidas. Por último, la secuencia aparentemente lineal desaparece en el
momento en que cada paso sucesivo se concibe con la capacidad de retroalimentar a todos
los anteriores.

Cientos de planes de desarrollo urbano de centros de población se han hecho en México


con esta metodología común. Docenas de ellos se han hecho en la variante de conservación
de centros históricos. Así que saltan de inmediato a la mente cuando menos dos preguntas:
¿ han servido de algo esos trabajos para el desarrollo urbano? y más precisamente ¿ sirven
para proteger el patrimonio urbano-arquitectónico?

Las experiencias obtenidas en varios estudios de este tipo me permiten contestar de


antemano afirmativamente en ambos casos. Sin embargo, el resto de este trabajo puede
fundamentar mejor la respuesta.

26
Fig. 1 Metodología de Planeación del desarrollo urbano, según HABITAT. (UNCHS-HABITAT 1984, 62)

27
Síntesis de la secuencia metodológica para la elaboración de planes de desarrollo urbano en México. (Según SAHOP, 1981)

28
1. 5. LA ETAPA DEL DIAGNÓSTICO-PRONÓSTICO
La parte más importante de esta tesis se centra en la etapa de antecedentes de los planes de
desarrollo urbano en la modalidad de conservación. Es lo que se conoce como el
diagnóstico-pronóstico. Su propósito es identificar y evaluar los problemas y oportunidades
a que se enfrenta el organismo urbano que se analiza. Como la modalidad es de
conservación, los problemas se examinan precisamente desde esta perspectiva.

El contenido de la etapa de diagnóstico se resume de la siguiente manera:


• Se requiere una investigación sobre la evolución histórica del centro histórico y sus huellas en el
propio patrimonio cultural, lo más completa posible. Los enfoques posibles y las principales
cuestiones metodológicas se exponen en el capítulo 2.
• Es necesario analizar el medio natural en el que se ubica el asentamiento histórico, en sus
componentes climatológicos, oro-hidrográficos (incluyendo geología y tecnónica) y bióticos. En esta
indagación se encuentra con frecuencia que muchos elementos del medio natural son también
patrimonio que requiere acciones de preservación y conservación. Termina con una apreciación
sobre los deterioros al medio natural. Estas cuestiones se exponen con detalle en el capítulo 3.
• También se requiere precisar la realidad de los habitantes y los principales rasgos económicos,
sociales y culturales de la ciudad histórica. Es un tipo de indagación socioespacial que recurre a los
métodos de investigación de las ciencias sociales. Hemos dedicado el capítulo 4 al examen de estos
aspectos.
• La parte medular del diagnóstico-pronóstico es la estructura urbana, comenzando por el análisis de
la ubicación regional y trama básica del centro histórico. Los datos del contexto urbano y regional,
y la caracterización inicial del emplazamiento del centro histórico se recogen en el capítulo 5.
• La caracterización del patrimonio construido de la zona estudiada es de capital importancia por el
objetivo general de conservación que persiguen este tipo de estudios. El patrimonio cultural se
analiza en el capítulo 6 no solamente en su dimensión tangible sino en sus manifestaciones
intangibles.
• La comprensión de las principales variables que conforman el uso del suelo es indispensable porque
en su regulación están muchas de las respuestas a los problemas y oportunidades a que se enfrenta la
preservación del patrimonio urbano-arquitectónico. Dedicamos el capítulo 7 a esas cuestiones.
• Las edificaciones: vivienda y equipamientos (o edificios públicos) se analizan en el capítulo 8
desde el punto de vista de sus funciones en la estructura urbana, sean o no parte del patrimonio
cultural.
• Las infraestructuras y los servicios urbanos comparten un elemento en común: la vía pública.
Esta, a su vez, puede o no formar parte del patrimonio identificado, lo que no obsta para que se
analice su eficiencia y su compatibilidad con el contexto histórico. En el capítulo 9 se describen
algunas de estas cuestiones.
• A los riesgos y vulnerabilidad como amenaza latente en todo centro histórico les hemos dedicado
el capítulo 10. El tema se relaciona con la capacidad del sitio para enfrentar desastres súbitos o
inesperados, naturales o causados por el hombre.
• A su vez, el examen sobre las características de la administración urbana abordado en el capítulo
11 arroja mucha luz sobre las limitaciones, oportunidades y recursos que tienen las autoridades
locales, estatales y federales al ejercer sus atribuciones normativas tanto en el campo de la
conservación como en el del desarrollo urbano.

29
• La extensión de los temas abordados en un diagnóstico-pronóstico hace necesario intentar una
síntesis del diagnóstico-pronóstico a la que hemos dedicado el capítulo 12 de este trabajo.

En un trabajo de planeación, la etapa de antecedentes y diagnóstico-pronóstico la que


mayor esfuerzo y mayores recursos requiere. Lo interesante ( y lo que pretendo demostrar
con los demás capítulos de este trabajo) es que si se trabaja con los ajustes y adecuaciones
que propongo para el caso de los centros históricos, un buen diagnóstico puede ser muy
efectivo y muy útil para fundamentar mejor el resto de las etapas de un trabajo de
planeación.

Fig. 3 Componentes y tareas de la etapa de antecedentes y diagnóstico-pronóstico, adaptando la metodología SAHOP al caso de elaboración de
planes de conservación de centros históricos

30
2. LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y SUS HUELLAS
A lo largo de su existencia, las ciudades históricas están sujetas a la interacción continua
con la naturaleza y sus habitantes. Las fluctuaciones atmosféricas y ambientales se
encargan de intemperizar y erosionar gradualmente todo lo edificado; la interacción entre
flora y fauna parásitas y las construcciones también es causa frecuente de deterioros; los
cataclismos tectónicos, hidrológicos o eólicos ponen a prueba la permanencia misma de los
monumentos y la voluntad humana de conservarlos. La labor incesante de los habitantes en
la ciudad histórica abarca tareas que van desde simples operaciones de limpieza y
mantenimiento preventivo hasta modificaciones, cambios, destrucciones sustracciones y
adiciones motivadas por mudanza en la base económica, en la realidad política, en los
valores, las costumbres y los patrones de vida.

Esas acciones combinadas del hombre y de la naturaleza dejan huellas indelebles en el


tejido urbano-arquitectónico. Son huellas que conforman el valor que ahora apreciamos en
las ciudades históricas, marcas que el tiempo ha dejado sobre su rostro. Por eso es
indispensable reconocer lo que aún queda de ese pasado pleno de azares y episodios, de
glorias y de penuria, de cataclismos naturales y sociales, de vocaciones y mentalidades
cambiantes, de mudanzas políticas, religiosas o ideológicas.

En ese contexto, el estudio de la evolución urbana y sus huellas en el asentamiento humano


subsistente se convierte en uno de los componentes básicos de cualquier plan de
conservación de un centro histórico. No pretendo reseñar y mucho menos inventar aquí un
método historiográfico aplicable a la evolución de las ciudades. El “oficio de historiar” -
como lo define Luis González y González (1995) - tiene sus teorías, sus métodos y sus
técnicas aplicados a muy distintos campos. Por eso es necesario contar en el equipo de
planeación con la aportación de historiadores capaces de evocar los hechos del pasado y de
interpretarlos.

La historia urbana, o más precisamente la historia de las formas, los espacios y los
dispositivos urbanos en un sitio concreto no puede desprenderse de visiones más generales
de la historia general, de la historia social y económica, de la historia de las ideas, las
mentalidades y la cultura. Este tipo de interpretaciones corresponden a lo que Colingwood

31
estima que es el principal objetivo de la historia: el autoconocimiento humano a través de la
historia del pensamiento.

Cuando un hombre piensa históricamente, tiene ante sí ciertos documentos o


reliquias del pasado. Su tarea es descubrir cuál fue ese pasado que dejó tras de sí
tales reliquias. Por ejemplo, si las reliquias son ciertas palabras escritas, en ese
sentido tiene que descubrir qué quiso decir con ellas la persona que las escribió.
Esto significa descubrir el pensamiento (en el más amplio sentido del término...) que
quiso expresar con ellas. Para descubrir cuál fue ese pensamiento, el historiador
tiene que pensarlo por sí mismo. (Colingwood 1965, 272. Negritas de AGP)

El reto es igual si las reliquias son vestigios materiales. Hay que “leer” en ellos no
solamente lo que representan desde un punto de vista técnico, funcional o cultural, sino las
intenciones, los pensamientos que los animan. Porque la historia que interesa aquí
pertenece al dominio, más preciso, de las historias regionales y de la historia
material.(Braudel 1973, xii)

En ese contexto, distingo entre tres tipos de acercamiento a la historia de los asentamientos
humanos. Por un lado están autores eminentes que recobran principalmente las conductas
de los ciudadanos y dejan en un segundo término, si acaso como trasfondo, las formas
urbanas. Entre ellos están, por ejemplo, Henri Pirenne (Medieval Cities, 1956), Lewis
Mumford (The city in history, 1961) Arnold Toynbee (Ciudades en Marcha, 1970),
Fernand Braudel (Capitalism and material life, 1967) o Alejandra Moreno Toscano
(Ciudad de México. Ensayo de Construcción de una Historia, 1978). Su lectura es
apasionante, pero deja abiertas preguntas sobre las relaciones entre forma urbana y
estructura socioconómica que debemos buscar en otras fuentes. En el extremo opuesto
encuentro a quienes, como Karl Gruber (Die Gestalt der deutschen Stadt, 1957), Sybil
Moholy-Nagy (Matrix of Man, 1968) o Edmund Bacon (Design of Cities, 1967) ponen en
primer lugar la evolución de las formas mismas y dejan en segundo término muchos de los
detalles de la evolución cultural y social. Consultarlos siempre es útil, pero uno se percata
pronto de que, sin más datos sobre esos hechos históricos, algunas formas son difícilmente
comprensibles.

32
Por eso aparto otro grupo de autores que han escrito sobre historia urbana en regiones,
épocas y ciudades concretas en distintas partes del mundo. El rasgo común en todos ellos es
que logran un equilibrio saludable entre la evolución en las conductas y los hechos sociales,
económicos o tecnológicos por un lado, y por otro la transformación en las formas y los
espacios urbanos. Visiones como las de Giorgio Simoncini sobre las ciudades italianas en
el Renacimiento (Simoncini, 1974), de Spiro Kostoff sobre los patrones y las formas
urbanas en la historia (Kostoff, 1991 y 1992), de John W. Reps sobre la planeación urbana
de los Estados Unidos desde el periodo colonial hasta fines del siglo XIX (Reps, 1965) y
de Ramón Gutiérrez sobre las historia del urbanismo y la arquitectura en Latinoamérica
(Gutiérrez, 1992) pertenecen a este tipo de análisis con equilibrio entre la recreación del
contexto sociocultural y las formas urbanas.

El conocimiento todas las facetas de la historia urbana en un periodo y una región


determinadas es esencial para orientar la tarea monográfica. Oscar Handlin lo pone en
éstos términos:

¿Por qué algunas ciudades fallaron al crecer cuando otras sí lo hicieron; por qué
algunas fueron más exitosas que otras al resolver sus problemas?... Ningún cúmulo
de teorizaciones sobre la naturaleza de la ciudad puede contestar cuestiones como
ésta. Necesitamos menos estudios de la ciudad en la historia que los que se requieren
sobre historia de las ciudades. Por más útil que pueda ser una teoría general de la
ciudad, sólo el seguimiento a detalle de un inmenso rango de variables, en contexto,
iluminará la dinámica de los procesos aquí descritos. Pero cómo se sucedieron esos
desarrollos, cuál fue el nexo causal entre ellos, lo aprenderemos sólo cuando los
hagamos interactuar entre ellos enfocando una ciudad específicamente, en toda su
unicidad. (Handlin 1963, 26)

Lo cual nos lleva al campo de las monografías históricas, que es el que más se consulta al
planear la conservación de un centro histórico. Aún así, sus enfoques, su profundidad, su
extensión y su utilidad varían considerablemente. Basta comparar trabajos como los de
Joseph Rykwert sobre la conformación original de Roma (Rykwert, 1988), de George
Kubler sobre la concepción y materialización del Escorial (Kubler, 1983), de Pedro Rojas
sobre la fundación y desarrollo de Acámbaro (Rojas, 1967), de Román Piña Chan sobre

33
Campeche antes, durante y después de sus fortificaciones (Piña Chan, 1977), de Aercel
Espadas sobre la azarosa historia de Mérida (Espadas, 1993), de Maria Elena Foglia y otros
sobre la evolución urbana colonial e independiente de Córdoba, Argentina (Foglia et al.
1988-94) o de Mauricio de Almeida y las transformaciones de Rio de Janeiro entre los
siglos XIX y XX (De Almeida, 1988) para corroborarlo. Todos ellos me parecen ejemplos
sobresalientes de este género.

Las monografìas pueden referirse sólo a una etapa cronológica o a uno de los aspectos que
interesan en el desarrollo urbano de un centro histórico, sin que por ello pierdan interés. Al
contrario, la misma especialización de sus autores las hace normalmente más ricas e
interesantes. Es el caso, por ejemplo, de los estudios de Loyola Vera sobre las
infraestructuras hidráulicas en el Querétaro virreinal (Loyola Vera, 1999), de Manuel
Sánchez de Carmona sobre la plaza mayor de la Ciudad de México (Sánchez de Carmona,
1989), de Andrés Peñaherrera y de Ana Rita Valero de Lascuráin sobre las primeras trazas
en Quito (Peñaherrera Mateus, 1993) y en México (Valero de Lascuráin, 1991), y de Carlos
Niño sobre la formación regional de las ciudades históricas en Colombia. (Niño Murcia,
1996)

En esa pesquisa, es necesario descender a fuentes que puedan ayudar a reconstruir la


historia de las intervenciones, sin la cual se pierde el hilo de las transformaciones: cómo y
cuando se hicieron, por qué razones, quién las promovió o las hizo. Quien hace hoy día la
historia urbana de Carcassone, por ejemplo, no puede evitar revisar con sumo cuidado las
intervenciones de Viollet-le-Duc en la segunda mitad del siglo XIX en esa vieja ciudad
medieval. (Bruand, 1980)

Si se logra acotar bien el alcance y los propósitos de la investigación histórica en un centro


histórico que está siendo objeto de un plan de conservación, es necesario recordar que se
requiere un modelo general, un hilo conductor de las investigaciones. Braudel sintetiza esta
necesidad imperiosa así:

Una historia ... siempre requiere un modelo general, bueno o malo, contra el cual
puedan interpretarse los acontecimientos. “Sin teoría no hay historia” decía
Sombart... (Braudel 1967, xi)

34
El modelo se revela cuando el cúmulo de fuentes apunta hacia algún eje explicativo del
desarrollo general: político, económico, ideológico u otro. También es necesaria una
periodización acorde con el tema. La periodización, a su vez, transforma lo que sería una
simple cronología sin sentido en un soporte temporal que esclarece y marca inicios, ritmo y
término de los acontecimientos.

Pero la materia prima de la historia urbana, como de cualquier otra historia, está constituida
por los vestigios urbanos y las fuentes. Es cierto que, en el caso de ciudades prehispánicas o
de la remota antigüedad, el saber arqueológico suple con investigaciones de todo tipo la
ausencia de fuentes escritas, de planos o de documentos. Pero la ciudad histórica
propiamente es la que se gestó, nació, creció y decayó entre multitud de testimonios,
impresos, documentales y gráficos que ahora están dispersos en distintos fondos y archivos.

Es aquí donde entra en acción la heurística, término que define la búsqueda o investigación
de documentos o fuentes históricas. La fuente, según Ramón Gutiérrez, es

...todo aquello que da noticia de los acontecimientos históricos, es decir, que nos
permite extraer de un testimonio una información. La fuente encierra pues en sí
misma noticias para quien sepa extraerlas.(Gutiérrez 1997, 173)

Lo que relaciona la búsqueda con el hallazgo y da sentido al vocablo heurística, ya que su


raíz en griego significa inventar, pero también encontrar, descubrir, hallar. El hallazgo es el
fruto sabroso que encuentra el historiador urbano que busca entre el bosque de las fuentes,
sobre todo cuando agrega un nuevo punto de vista, una nueva comprensión a hechos que
parecían firmemente establecidos, incluso cuando subvierte lo que se creía saber sobre la
evolución del asentamiento en cuestión.

Las fuentes a las que recurre el historiador urbano pueden ser editadas (libros, artículos en
revistas o en periódicos) o inéditas (documentos de archivo, mapas, testimonios no
publicados). Las primeras son fuentes bibliohemerográficas que constituyen la primera
aproximación a lo que se sabe de un asunto. Las segundas requieren un trabajo más arduo
de rastreo y búsqueda, de paleografía, de validación y contrastación, de crítica antes de
emplearlas. González y González señala por lo menos cuatro etapas en este proceso:

35
La serie de análisis y comparaciones tendientes a fijar el aguante de los testimonios
recogidos acerca de un asunto, se descompone en cuatro momentos. Para comenzar,
se determina si las fuentes de que se dispone son auténticas o fraguadas. Luego se
averigua sin son confiables o creíbles. En tercer término, se leen e interpretan para
saber lo que dicen, y por último se procede al careo o verificación de los testimonios.
Las cuatro estaciones técnicas de la crítica son duras y a veces infructuosas.
(González y González 1995, 107)

Ya Jorge Hardoy anotaba en uno de sus escritos póstumos la importancia que tienen no sólo
los planos mismos de las ciudades iberoamericanas, sino también sus autores. (Hardoy
1989-91, 13-24). Antes, Manuel Toussaint había señalado lo mismo para los planos
históricos de Veracruz (Toussaint 1984). Muchos documentos escritos y dibujados de
nuestra historia urbana se encuentran en archivos como el General de la Nación en México
(Sánchez Zertuche, 1998; AGN 1979-82) o el De Indias en Sevilla, donde los mapas en
color han sido restaurados y lucen en todo su esplendor (González García, 1995). Sin
embargo, se requiere no solamente conocimiento iconográfico y paleográfico para
consultarlos bien, sino también la comprensión de su léxico. Por eso, autores como Graciela
Viñuales intentan integrar un glosario con los principales términos de construcción, tan solo
en el cono sudamericano (Viñuales 1978, 75-83).

La información iconográfica en forma de grabados, fotografías, cine y video también ayuda


a recomponer el pasado urbano de un centro histórico. Testimonios gráficos como los
publicados por Guillermo Tovar de Teresa para la Ciudad de México (Tovar de Teresa,
1990) o por Alberto Saldarriaga, Ricardo Rivadeneira y Samuel Jaramillo para Bogotá
(Saldarriaga Roa, Rivadeneira Velázquez y Jaramillo 1998) son ejemplos de este tipo de
fuentes.

Pero también puede haber fuentes orales. Nunca falta el sabio local, el anciano que conoce
algunos hechos no consignados en otras fuentes, o el colega experto que vierte una opinión
acerca del asunto. Y desde luego, están a la vista, para quien quiera “leerlos”, los propios
vestigios del patrimonio urbano arquitectónico.

36
Con todos estos materiales se procede a armar una explicación de los hechos, que será no
solamente su realidad física sino las razones que hubo para las decisiones que fueron
conformando a la ciudad. El resultado puede ser previsible, pero también ofrece sorpresas,
sobre todo cuando la investigación documental se combina con una “lectura” cuidadosa del
organismo urbano subsistente.

En el siguiente cuadro se comentan algunos hallazgos en cinco centros históricos, como una
pequeña muestra de que la historia urbana de muchos sitios de sobra conocidos se sigue
construyendo:

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CUADRO 1. HALLAZGOS EN LA EVOLUCIÓN DE CINCO CENTROS HISTÓRICOS MEXICANOS
Centro Histórico Tipo de hallazgo Observaciones
CIUDAD DE MÉXICO
• La noción de que la traza de la ciudad de México, Tipología de No se encuentra ese tipo de manzanas
atribuida a García Bravo es simplemente un manzanas y lotes en ningún otro ejemplo americano
trasplante de normas renacentistas que recobran previo a 1524, o renacentista o romano.
recomendaciones de Vitrubio es insuficiente para Sin embargo Olinto, una ciudad griega
explicar las particularidades de forma y parcelación de de traza hipodámica del siglo IV a.C.,
las manzanas. Estas fueron rectangulares, formadas muestra el mismo tipo de manzanas y
por diez lotes cuadrados de 40 por 40 metros. lotificación, aunque en escala menor.
SAN LUIS POTOSÍ
• Fuentes documentales y cartografía del siglo XVII y Patrón irregular Las manzanas actuales en ese sector
XVIII muestran un sector al poniente de la ciudad de parcelación son de distinto tamaño y forma,
española, próximo a la zanja de desagüe llamada “la en sectores al mientras que las manzanas ortogonales
corriente”, donde hubo haciendas de beneficio de noroeste del de la ciudad española son casi todas de
plata y otros metales. En planos de la época se ven núcleo original 0.55 Has. La irregularidad de la traza
“jales” o amontonamientos de desperdicio del mineral urbanizado. actual en esa zona y la desviación de
y drenes hacia la corriente, asociados a la actividad algunas calles del patrón ortogonal se
de las haciendas. Después, en el siglo XIX, se explica por los obstáculos que debían
urbanizan esas zonas. Ya en el siglo XX, la corriente sortear los cursos de los desagües
se transformó en Av. Reforma. hacia la “corriente”.
SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO.
• Investigación en archivos parroquiales muestra que la Presencia La tradición de indios constructores se
proporción entre españoles y castas entre 1706 y indígena en la prolonga hasta fines del siglo XIX,
1808 era de 1 a 2, y entre españoles e indios de 1 a ciudad virreinal cuando Zeferino Gutiérrez se encarga
8. La riqueza material, reflejada en las construcciones de construír la nueva fachada y torre
virreinales, no era posible sin la participación de un neogótica de la parroquia de San Miguel
nutrido contingente de pobladores indígenas que se y la cúpula neoclásica de la Iglesia de la
ocupaban de muchas tareas constructivas. Concepción.
• Un documento de principios del siglo XIX, del Normas de Las normas serían ejemplo, aún ahora,
Intendente Riaño, contiene normas detalladas para el equipamiento de del creciente papel del Estado como
funcionamiento del mesón de San Miguel. la Colonia regulador de la actividad económica.
TAMPICO, TAMPS.
• Fotografías y cartografía de principios del siglo XX Antiguo frente En la actualidad, el lado norte de la calle
indican que el límite sur de la ciudad se abría al urbano hacia el Ribera muestra tramos discontinuos de
puerto fluvial, que era un islote entre el antiguo canal puerto fluvial portales, que correspondían a negocios
de desagüe de la Laguna del Chairel y el río Pánuco, que hacían transacciones con el puerto
donde ahora están la terminal ferroviaria y el puerto. y que ahora han perdido esa función.
• Siempre se había creído que los primeros edificios Primeros En Tampico hay bastantes edificios de
altos del país aparecieron en la Ciudad de México al edificios altos del más de 4 pisos de la primera mitad del
finalizar la década de los veinte. país siglo XX. Uno, de 1919, muestra 9
niveles. Estas edificaciones surgieron
durante el auge de las compañías
petroleras extranjeras.
REAL DE CATORCE,SLP.
• Fuente ubicada por Díaz Berrio muestra un proyecto Oportunidad de Díaz Berrio comenta que la reubicación
para reubicar la ciudad en 1780 (poco después de su reubicación hubiera asegurado un mejor desarrollo
primera fundación alrededor de 1772) en un sitio desperdiciada del asentamiento, incluso ahora.
topográficamente más propicio.
Fuentes: Para la lotificación en la Ciudad de México véase González Pozo (1997a), así como Sánchez de
Carmona (1989) y Valero de García Lascuráin (1991), el caso de Olinto se describe en detalle en Martin
(1956). Para San Luis Potosí: González Pozo, Alberto (1987b). Para San Miguel Allende, González Pozo,
(1985) T.I, Anexos 3 y 4. Para Tampico: González Pozo, Alberto (1998b). Para Real de Catorce: Díaz Berrio
(1976)

38
Fig.4. Ciudad de México, 1527. Manzanas típicas. Fig.5. Olinto, siglo IV a. C. Manzanas típicas.
( Según Valero de García Lascurain, 1991). (Según Sánchez de Carmona, 1989)

Fig. 6. San Luis Potosí , 1748. Haciendas de beneficio al sur de la ciudad. (Según De la Maza 1969)

Fig.7. San Luis Potosí . Misma área actualmente. (Según González Pozo 1997c)

39
Fig.8. Tampico, margen sur siglo XX.( Según SEPANAL , 1975)

Fig.9. Tampico, misma área actualmente. (Según González Pozo, 19998b)

Fig.10. Tampico. Edificio de 9 pisos de 1919

40
Fig.11. Real de Catorce. Proyecto de reubicación, 1780, no materializado. ( Según Diaz Berrio 1976).

Fig.12.- Real de Catorce. Planta actual a misma escala.


Según González Pozo, 1998a).

41
3. EL MEDIO NATURAL Y SU INFLUENCIA EN LOS
CONJUNTOS HISTÓRICOS

En la fase de diagnóstico-pronóstico, el análisis sobre el medio natural en el que surgen y se


desarrollan las ciudades y barrios históricos busca analizar, identificar y evaluar todos
aquellos componentes de la naturaleza que interactuan con el patrimonio urbano-
arquitectónico, tanto los que han acotado o limitado su desarrollo como aquellos que lo han
propiciado y enriquecido. Este tipo de análisis requiere la participación, en el equipo de
planeación, de expertos en muy diversos campos de la ciencia y las ingenierías: geógrafos,
topógrafos y fotogrametristas; climatólogos, geólogos y sismólogos; hidrólogos, biólogos,
edafólogos y agrónomos.

La gama de situaciones susceptibles de analizar abarcan desde las que simplemente


explican una situación favorable o desfavorable al desarrollo urbano y a la conservación del
patrimonio cultural hasta casos en los que uno o varios componentes del medio natural
conforman un patrimonio paralelo, tan digno de ser conservado como los edificios y
monumentos. La asociación entre patrimonio natural y cultural es más frecuente de lo que
se piensa a primera vista. Por eso, en las conclusiones de la mesa de trabajo sobre ciudades
históricas en el Congreso de ICOMOS 1999 en Morelia se afirmó lo siguiente:

La noción de desarrollo sustentable, acuñada en la lucha por encontrar un equilibrio


entre el crecimiento económico y la preservación del ambiente se puede trasladar al
campo de la conservación del patrimonio urbano. La conservación de patrimonio y
ambiente pueden apoyarse mutuamente, sobre todo en casos en que el desarrollo
inadecuado amenaza a naturaleza y cultura por igual. (ICOMOS 1999)

El estudio del medio natural en la ciudad histórica no es distinto al que se hace en cualquier
otra realidad urbana. Lo importante es destacar su pertinencia para propósitos de un
diagnóstico que busca analizar el estado que guarda el patrimonio urbano-arquitectónico y
más adelante, para objetivos y políticas de mejoramiento de la calidad de vida y de la
conservación de los bienes culturales en zonas de monumentos.

42
3.1. LOS ASPECTOS CLIMATOLÓGICOS
Las variables climáticas forman parte substancial de la atmósfera. La latitud geográfica,
combinada con la inclinación del eje de rotación del globo terrestre, determinan la
presencia del sol en lapsos diurnos y las variables estacionales del asoleamiento. Además,
el agua en los océanos y el vapor en la atmósfera, combinados con las corrientes eólicas,
agregan otros componentes: la nubosidad, la precipitación pluvial, la humedad relativa, la
temperatura y la velocidad del viento. Los contextos topográfico, hidrológico y biótico
también aportan lo suyo y modifican las condiciones de temperatura, humedad y corrientes
eólicas. Y desde luego, la presencia humana, es capaz de modelar, para bien o para mal,
todo lo anterior.

a) Clima: macroclima, mesoclima, microclima


El macroclima es el que se establece para una región determinada a partir de los datos que
arrojan periódicamente las estaciones de observación y medición meteorológica. Es una
forma de sintetizar los resultados de lecturas diversas que se refieren al asoleamiento, la
nubosidad, la temperatura, la humedad, el viento y la precipitación pluvial (Goulding,
Lewis y Steemers 1992,17), tomando en cuenta también la altitud, ya que su magnitud es
inversamente proporcional a la de la temperatura prevaleciente.

La convención más empleada para establecer y representar cinco zonas y catorce tipos
climáticos es la establecida por Koeppen en 1936, en la que las zonas A, B, C, D y E
corresponden a climas tropicales, secos o templados y los tipos Af, Am y Aw; BS y BW;
Cf, Cw, Cs y Cx'; Df y Dw; y finalmente ET, EF y EB asocian características de lluvia (o
nieve) y vegetación predominantes (Sánchez Cervón et al. 1996, 242-245).

En México, sin embargo, es posible recurrir a dos sistemas de clasificación climática mejor
adaptados a las peculiaridades de nuestro ambiente, ambos se describen en el siguiente
cuadro:

43
CUADRO 2. DOS CLASIFICACIONES CLIMÁTICAS PARA EL MEDIO MEXICANO.
Köppen modificado, según Enriqueta García Agrupación climática de ciudades, según Aníbal Figueroa
y Victor Fuentes
A. TROPICAL LLUVIOSO PRECIPITACIONES MENORES DE 650 mm
Af con lluvias todo el año Frio seco (Bs o Cw), como Zacatecas o Pachuca
Am húmedo con lluvias en verano Templado seco (Bs), como Durango, León o Saltillo
Aw subhúmedo con lluvias en verano Cálido seco (Bw y Bs), como monterrey, Torreón, La Paz

B. SECO PRECIPITACIONES DE 650 A 1000 mm


Bw desértico Frio (Cw), como Toluca, Apizaco, Chalco
Bs estepario Templado (Cw o (A) C), como Guadalajara o Guanajuato
Cálido (Aw o (A) C), como Colima, Mérida, Tuxtla Gutz.
C. TEMPLADO LLUVIOSO
Cf húmedo con lluvias todo el año PRECIPITACIONES MAYORES A 1000 mm
Frio húmedo (Cw o Cf), como San Cristóbal las Casas
Cm húmedo con lluvias en verano
Templado húmedo (Cfm o A (C) o (A) C), como Orizaba
Cw subhúmedo con lluvias en verano
Cálido húmedo (Af, Am o Aw), como Campeche o Tampico
AC TRANSICIÓN
A (C) semicálido del grupo A
(C) A semicálido del grupo C
Fuente: (Rodríguez Viqueira 2001, 24-25)

Pero el medio natural que rodea a los asentamientos rara vez es uniforme. Presenta
variables que obligan a analizar datos ambientales que configuran mesoclimas, es decir:
modificaciones respecto al clima general imperante debidas a las características del relieve,
presencia de cuerpos de agua; y a la superficie, tipo, altura promedio y densidad de especies
vegetales. No es igual la temperatura ambiente en los bordes altos o bajos de poblaciones
como Real de Catorce, donde los diferenciales de altitud son superiores a los 150 mts.
Tampoco es igual la humedad relativa, en el centro de una ciudad histórica como
Salvatierra, Guanajuato, que en las partes cercanas a la ribera del Lerma.

Los diversos microclimas dentro de un mesoclima también pueden relacionarse con


particularidades locales del contexto topográfico, hidrológico y biótico; sin embargo,
obedecen más frecuentemente a las modificaciones al ambiente introducidas por las
sociedades humanas. Eso quiere decir que la ciudad histórica misma constituye un
microclima (o varios), causado por la absorción o reflexión que las superficies edificadas o
pavimentadas de la ciudad hacen de la energía solar que reciben ya sea por la densidad de
ocupación del suelo (incluyendo la altura de las edificaciones), por el carácter calado o
cerrado de los paramentos de fachada, por el consumo doméstico o industrial de otros tipos
de energía y, nuevamente, por las superficies arboladas o jardinadas y por los cuerpos de
agua (fuentes, canales, espejos) en espacios exteriores. Desde luego, la arquitectura misma
y todos los espacios cubiertos forman diversos microclimas en su interior.

44
En general, el análisis de las diferencias entre macro- meso- y microclima explica la
distancia que separa a las condiciones climáticas del campo de las de la ciudad, permite
comprender algunas de las razones de emplazamiento de un sitio habitado y ayuda a
identificar mejor el esfuerzo de acondicionamiento bioclimático que representa un
asentamiento. Sin embargo, para ello es necesario descender a algunos de los detalles que
siguen a continuación.

b) Asoleamiento y temperatura: fuentes de vida, medios de realce plástico,


agentes de deterioro.

El régimen de asoleamiento determina la temperatura, uno de los componentes más


importantes a favor o en contra del bienestar y el desarrollo humano. Por eso conviene
analizar, por ejemplo, la influencia que la altura o la proximidad entre sí de las
edificaciones tienen sobre ese disfrute de la luz natural. La luz solar no solamente calienta a
la tierra y a las ciudades sino que es condición indispensable para que los demás actores del
medio natural interactúen entre sí.

La temperatura ambiente oscila cotidianamente entre el día y la noche, y también


estacionalmente. Pero nos conviene saber dentro de qué parámetros se da esa oscilación,
porque en la medida que va más allá de un rango de confortabilidad para los humanos
establecido arbitrariamente en 20ºC mas o menos 5ºC, la ciudad, sus construcciones y sus
ocupantes tienen que redoblar sus dispositivos de adaptación. Por eso es necesario tener a la
mano esas tabulaciones y analizarlas: nos darán temperatura promedio y los extremos
máximo y mínimo, anual y mensualmente.

Por otro lado, la luz solar revela, realza y modela en un sentido figurado las obras humanas,
incluyendo a la ciudad y sus arquitecturas. Mucha de la riqueza plástica que percibimos en
las ciudades históricas (y que no siempre encontramos en los asentamientos
contemporáneos) no resaltaría sin la presencia del astro solar. Recordemos que Le
Corbusier, al definir la arquitectura, dice eso precisamente:

45
La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes reunidos
bajo la luz. 9 (Espinosa 1986, 228)

Lo que no quiere decir que un sol matizado por nubosidad la demerite. El claroscuro será
menos contrastante, pero eso no quiere decir que no se pueda apreciar la suavidad de un
modelado o los detalles decorativos de los paramentos. Por eso conviene saber de antemano
cuántos días al año, en promedio, serán nubosos. Su presencia influirá en el tipo de
percepción que tengamos sobre el entorno edificado .

Finalmente, la insolación y la temperatura son responsables, también, de algunos procesos


de deterioro. Cualquier cuerpo pétreo o terráqueo sometido a contracción y dilatación por
variaciones en la temperatura termina por fisurarse o agrietarse, aunque sea en el largo
plazo, y las edificaciones e infraestructuras visibles están en esa situación. Por otra parte,
hoy sabemos que los templos egipcios, babilonios y griegos y la mayoría de las pirámides
mesoamericanas, por ejemplo, mostraron alguna vez sus fachadas exteriores llenas de
policromía. Pero la misma luz que reveló esa riqueza plástica se encargó, con el tiempo, de
desvanecerla.

c) Precipitación pluvial y humedad relativa: Insumos de vida y agentes de


deterioro.

La precipitación pluvial define el volumen de agua que la atmósfera dejará caer sobre el
asentamiento. Se mide en milímetros por unidad de tiempo, pero cuando su presencia se
deja sentir en tempestades pensamos que se trata de decímetros. Como el sol, el agua es
otro agente importante para la vida en general y para la vida humana en particular. Sin ella,
difícilmente hay vegetación y riqueza zoológica, irrigación, higiene, alimentación
equilibrada y recreación acuática. Pero igual que el sol, el agua también puede ser agente de
deterioro. Lo es sin remedio cuando sobrepasa súbitamente los rangos habituales de
precipitación, satura las facilidades para evacuarla y eleva más allá de lo esperado los
niveles de las corrientes o cuerpos de agua, como veremos más adelante. Pero también lo es

9
Hay que recordar, también, que Le Corbusier y todos los integrantes del Movimiento Moderno partían de concepciones
higienistas del siglo XIX que le daban al asoleamiento de los espacios habitables un valor sobresaliente.

46
a largo plazo porque interactúa con los materiales de las edificaciones: los penetra, los
satura, reacciona químicamente con ellos y forma sales o propicia la aparición de flora o
fauna parásitas. Necesita tiempo, pero es inexorable. Si el agua ha logrado formar cañones
impresionantes en la naturaleza ¿qué no podrá hacer, a la larga, con las obras humanas?

No toda el agua en la atmósfera se precipita. Una parte permanece en forma de vapor de


agua, ingrediente básico de la humedad relativa. Los rangos deseables para la vida humana
y la de las edificaciones oscilan entre un mínimo de 20% para evitar el excesivo
resecamiento de membranas como la piel y mucosas) y un máximo de 80% para evitar la
formación inevitable de moho y hongos. ( Goulding, Lewis y Steemers 1992, 113)

d) Régimen eólico: El viento como modificador de temperatura y humedad y


como agente de deterioro.

El viento es un modificador de la temperatura y de la humedad relativa. En todas las


culturas antiguas lo representó un dios importante: Eolo, Ehécatl y otros más. Esa deidad
sopladora actúa en la naturaleza de varias maneras, pero siempre desde regiones de alta
presión hacia zonas de baja presión atmosférica. La mayoría de las veces se mueve
horizontalmente (movimientos de advección), pero también con movimientos ascendentes o
descendentes (de convección), y en una gama de doce velocidades que dependen de la
diferencia de presiones entre las zonas que recorren (Sánchez Cervón et al., 230-236). Su
flujo moderado en climas cálidos y húmedos extiende el rango de confortabilidad más allá
de los 25º , pero su presencia en climas frescos o fríos los vuelve más inhóspitos. Y al
contrario, si el macroclima es seco, la presencia del viento sobre un cuerpo de agua vecino
al asentamiento lo hace más habitable. Cuando se trata de vientos de circulación regional
como los ciclones tropicales, originan lo mismo lluvias benéficas que desastres.

El rumbo hacia donde sopla el viento tiende a seguir patrones estacionales que es necesario
identificar, porque tienen influencia indudable sobre el bienestar de los asentamientos
humanos. Desde Hipodamos (Martin 1956, 97-126) y Vitrubio 10 , siempre existió entre los

10
Vitrubio se refiere a una especie de “rosa de los vientos” con direcciones cada 22º 30’, cada una identificada con alguna
corriente propicia o evitable, que se puede tomar como punto de partida para establecer una traza radial o para orientar
una traza ortogonal. SIMONCINI (1974)

47
urbanistas del Mediterráneo una fascinación respecto a los efectos ventajosos o
desventajosos del viento, porque en las estaciones de altas temperatura y humedad relativa
es una bendición si se hace coincidir su dirección dominante con uno de los rumbos de la
traza urbana ortogonal, de tal manera que la brisa penetre y ventile benéficamente a la
ciudad. En cambio en ciudades romanas norafricanas en un entorno desértico con largos
periodos de calor y escasa humedad relativa, la traza se hacía con calles angostas para
propiciar la sombra sobre la mayor parte de las calles y se evitaba que sus rumbos
coincidieran con los del viento abrasador que venía del Sahara. 11 Alberti no retomó la los
principios vitrubianos de orientación pero dejó advertencias sobre la conveniencia de alejar
las ciudades del mar cuando menos 10 millas para evitar los efectos de la salinidad en la
atmósfera, y para alejarla de los bajos y las zonas pantanosas o insalubres. (Alberti 1986, 3-
5) La “rosa” de los vientos propuesta por Vitrubio la retomaron Fra Giocondo da Verona,
Gianbatista Caporali y Daniele Barbaro entre otros urbanistas del Renacimiento como
modelo para orientar sus propios proyectos (Simoncini 1974, 98,99,115 y 137) procurando
una orientación y un rumbo para propiciar (o evitar) tanto el asoleamiento como la
ventilación cruzada en la ciudad. Más tarde, las Ordenanzas de Felipe II retomaron esa
preocupación, simplificándola y sistematizándola, de manera que la gran mayoría de los
asentamientos del Nuevo Mundo adoptaron el patrón de traza ortogonal orientada a los
cuatro puntos cardinales, con pequeñas variantes.

11
Lo curioso es que la mayor parte de las trazas griegas y romanas al norte y al sur del Mediterráneo muestran una
orientación con desviaciones entre 20º y 45º respecto a los puntos cardinales. Véanse los casos de Verona (Italia),
Augusta Praetoria Salassorum (Aosta) Alba Fucens (Alba, Italia), Pompeya y Herculano (Italia), (Miauri 1960,179-
196). También los que se refieren a Mileto (Turquía), Augusta Trevenorum (Trier, Alemania), Aventicum (Avenches,
Suiza), Lutecia (Paris, Francia), Vesunna (Perigueux, Francia), Cartago (Túnez), Alejandría (Egipto), Timgad
(Noráfrica), Gerasa (Jordania) y Dura Europos (Siria), (Stier et al. 1956, 21, 26, 32 y 43). El caso de Lutecia (hoy
Paris, Francia) también responde a ese patrón, pero además introduce diagonales en la traza, rasgo atípico en las
ciudades romanas. (Sin Autor, "Lutèce" 1937).

48
Fig.13. Mileto, ciudad hipodámica S. V a.C. (Según Martin 1966) Fig.14. Verona romana. (Según Miauri 1960)

Fig.15. Ciudad vitruviana según Fra Giocondo. Fig.16 y 17. Arriba trazo giego de Nápoles. Abajo rosa
(Según Simocini 1974) vitruviana aplicada por Fra Giocondo a su proyecto de
reorganización urbana. (Según Simoncini 1974)

49
Pero en América se dan todos los climas imaginables, y lo que entre los siglos XVI al
XVIII se convirtió en cuestión normativa estandarizada respecto al ancho y rumbo de las
trazas de nuestras actuales ciudades históricas no necesariamente responde a las variaciones
locales de temperatura y humedad relativa ni a los tipos de entorno, acuático o desértico
que hacen deseable o indeseable el paso susurrante de Ehécatl por la ciudad. Por eso
conviene revisar cada caso en función de las condiciones imperantes y su relación con el
rumbo y anchura de las calles de la traza.

Aparte de sus efectos benéficos o nocivos para los humanos, el viento también es un agente
que propicia el deterioro o la conservación de los monumentos. Ayuda a conservarlos
cuando seca los paramentos o las cubiertas húmedas en la estación pluvial, pero también
puede erosionar los materiales constitutivos, sobre todo cuando acarrea partículas de sal o
arena que actúan como abrasivos en las fachadas y en las decoraciones. El ejemplo clásico
en ese sentido lo ofrece la Columna Trajana en Roma: mientras la cara orientada hacia
Ostia y el Mar Tirreno muestra un grado de erosión notable en las figuras labradas en el
mármol de ese monumento, en la cara opuesta se conserva casi intacto el relieve original.

3.2. ASPECTOS OROHIDROGRÁFICOS Y GEOLÓGICOS


Al analizar el medio natural, hay que caracterizar bien los aspectos físicos de la tierra y el
agua, porque sobre ellos se apoya la vida propiamente dicha y las obras humanas. En este
apartado sólo destacamos los principales aspectos a considerar en centros históricos:

a) Relieve y topografía. Pendientes.

Es la forma de la corteza terrestre en el emplazamiento urbano. Trátese de una planicie


costera, de un valle, de un pie de monte o una loma , de una meseta o de una ubicación
francamente montañosa, interesa saber los detalles de esos planos, de esos pliegues, de esas
cañadas, de esas pendientes y esos promontorios, porque su influencia sobre el tejido
urbano histórico es indudable.

50
Los levantamientos aerofotogramétricos son ahora más accesibles gracias a los progresos
en la aviación, en la fotografía y en los instrumentos digitales de medición,
posicionamiento satelital y restitución. También son más rápidos. Sin embargo, la
observación en campo es invaluable y permite verificar, precisar y aún corregir errores que
pueden producirse con todo y alta tecnología. Las torres, cúpulas o azoteas de los edificios
más altos siempre permiten establecer alineamientos visuales entre distintos hitos urbanos
que más tarde se pueden corroborar en el plano.

Una vez establecida la planimetría y altimetría del terreno en que se ubica la ciudad
histórica, conviene caracterizar a grandes rasgos de qué tipo de emplazamiento se trata,
tomando en cuenta que los más planos, con pendientes menores al 1% pueden dar lugar a
zonas con riesgo de inundación en precipitaciones pluviales, mientras que aquellos con
pendientes superiores al 25% son de difícil acceso y ocupación, además de costosos y
difíciles de mantener y riesgosos en caso de derrumbes, desprendimientos o
escurrimientos súbitos desde más arriba.

Un buen análisis morfológico y de pendientes permite comprender muchas de las razones


que tuvieron los constructores de los centros históricos al escoger el sitio, establecer sus
límites, definir su traza y ubicar sobre ella a los principales edificios públicos. Por eso
conviene identificar mesetas, lomos, parteaguas, bordes con pendientes y otros rasgos que
permiten establecer algunas correlaciones importantes entre el relieve topográfico y las
formas urbanas.

51
CUADRO 3. MORFOLOGÍA Y PENDIENTES DEL TERRENO EN CUATRO CENTROS HISTÓRICOS
Centro Histórico Pendiente (%) Observaciones
SAN LUIS POTOSÍ
• Terreno casi plano, las escasas pendientes Menos de 2 Correlación entre las cotas bajas sobre ese
actuales reconocen al antiguo cauce de la antiguo cauce y la frecuencia de inundaciones
“corriente” , hoy entubada bajo la Avenida en aguaceros extraordinarios sobre su trayecto.
Reforma, donde se ubican las cotas más bajas.
TAMPICO
• Parte plana entre la Laguna del Carpintero y los Menos de 2 Vulnerable a inundaciones.
perímetros A y B del Centro Histórico.
• Corta pendiente desciende de la Plaza a los De 5 a 10 El borde superior de la pendiente señala la
patios de la estación de FC y el puerto, posición que tuvieron los portales a la orilla del
ubicados sobre la ribera propiamente dicha Pánuco.
• Pendientes regulares y apreciables en loma de De 5 a 20 Zona con buena calidad de equipamientos y
5 a 30 mts. de elevación donde se sitúan la vivienda en lo general. Las colonias petroleras
mayor parte del Centro Histórico y los de la primera mitad del siglo XX escogieron esta
monumentos identificados fuera de éste. zona para sus desarrollos. La vialidad principal
recorre el parteaguas de la duna.
SAN MIGUEL DE ALLENDE
• Meseta principal entre dos arroyos, con De 5 a 20 Edificios principales como la Parroquia, la casa
pendientes suaves hacia los mismos. De La Canal, y las iglesias de La Concepción y
de San Juan de Dios están sobre el parteaguas.
• Zona norte con pendiente mayor hacia la loma Más de 20 La pendiente en algunas calles de esta zona
que separa a la ciudad de la cañada del sólo permite el tránsito peatonal.
Atascadero.
REAL DE CATORCE
• Pequeña planicie. Salida del túnel de Ogarrio Menos de 5 Resultado de relleno reciente. Poca capacidad
de carga
• Franja en forma de arco entre el centro y el De 5 a 15 Ofrece posibilidades de densificación y
panteón, con pendientes moderadas. crecimiento
• Zona central, con el grupo principal de viviendas De 15 a 25 La mayor parte de los edificios públicos se
y de equipamientos, ubicada en una “meseta encuentra en esta zona.
inclinada” entre los 2,580 y 2,615 m.s.n.m. La pendiente en algunas calles sólo permite el
Pendientes en el límite de accesibilidad. tránsito peatonal.
• Bordes del poblado hacia el norte, el sur y el Más de 25 Acceso vehicular muy limitado o imposible.
poniente, así como asentamientos del otro lado Riesgo de desprendimientos o avenidas.
del arroyo Catorce.
Fuentes: González Pozo (1987b, 1997c, 1998b y 1998c)

52
Fig.18. Tampico. Topografía. ( Según González Pozo 1998b)

Fig.19. San Miguel de Allende. Topografía y parteaguas. (Según González Pozo 1997c)

53
Fig. 20. Real de Catorce. Ubicación en la sierra. ( Según González Pozo 1998a)

Fig.21. Real de Catorce. Pendientes. ( Según González Pozo, 1998a)

54
b) Geología y tectónica

La constitución de la corteza terrestre es objeto de estudios especializados en los que


también se apoya el análisis de un centro histórico. Son estructuras que se formaron hace
millones de años como resultado de la dinámica de las placas continentales, de su
plegamiento o ruptura como consecuencia de fuerzas orogénicas sostenidas de compresión
o de tensión, y de procesos morfogenéticos de intemperismo y meteorización (mecánica,
química o biológica), erosión (eólica, pluvial, fluvial, glacial, kárstica y marina) y
sedimentación que fueron conformando cañones, valles y planicies (Sánchez Cervón et al.,
1996) . La actividad magmática en las capas más profundas también emerge, forma conos y
se desparrama en pedregales y capas de ceniza. En esa larga historia, lo que hoy es altiplano
pudo haber sido fondo marino en otra época lejana y viceversa, como se muestra en el
siguiente cuadro que ejemplifica el caso de Real de Catorce:

CUADRO 4. ANTECEDENTES GEOLÓGICOS DE REAL DE CATORCE, SEGÚN BARBOZA GUDIÑO.


Centro Histórico Rasgo Observaciones
geológico
REAL DE CATORCE
• Antecedentes remotos Antiguo lecho
Entre 280 y 235 millones de años atrás,
marino la actual Sierra de Catorce estaba
sumergida bajo las aguas de un mar
continental que se comunicaba con el
Golfo de México.
• Formación de la sierra Sierra de Luego de emerger y volver a sumergirse
Catorce entre 160 y 160 millones de años atrás,
la actual sierra emerge plegándose de
manera definitiva hace 65 millones de
años, a principios del periodo Terciario.
Las gigantescas presiones de estos
movimientos orogénicos, combinadas
con altas temperaturas de rocas que
emergen desde capas magmáticas, dan
lugar a la formación de rocas
metamórficas. Entre ellas, vetas de
metales preciosos.
• Formación geológica del "pilar" o meseta donde se Dos fallas La meseta inclinada sobre la que se
asienta la ciudad flanqueando la asienta la ciudad emerge como pilar a
parte principal mediados del periodo Terciario entre las
del fallas, y define el único sitio posible para
asentamiento ubicar un asentamiento de pequeña
dimensión en esta parte de la sierra.
Fuente: Barbosa Gudiño, 1989.

55
Fig.22. Real de Catorce. Fallas entre las que surge el " pilar" donde se asienta el poblado. (Según González
Pozo 1998ª, basado en Barboza1989)

56
Las partes que conservan más actividad, como las fallas gigantes entre las placas, las fallas
superficiales en tensión y los volcanes activos tienen particular interés porque son fuente de
riesgo sísmico y eruptivo que debe tomarse en cuenta en los planes de conservación, como
se verá más adelante. Las fallas pueden tener funesta influencia en caso de sismos, como se
demostró en el sismo de 1972 que semidestruyó a Managua, cruzada diagonalmente por
siete grandes fallas, una sola de las cuales -la falla Tiscapa- pudo haber originado el sismo.
Las zonas más vulnerables demostraron ser precisamente las que se ubicaban encima o
inmediatas a cada falla (Mooser y Riva Palacio 1973, Apéndice 1).

En regiones expuestas a la actividad tectónica, la identificación clara de los componentes:


placas continentales y sus bordes, fallas, ejes volcánicos y otras manifestaciones no solo
permiten comprender la naturaleza de los eventos destructivos recurrentes (como en
México, Morelia, Puebla o Oaxaca, todas ellas ciudades históricas en la Lista del
Patrimonio Mundial) sino también sus consecuencias prácticas e incluso benéficas: la
formación de capas de ceniza que enriquecen al suelo o la de campos de lava que después
resultan fuente inagotable de material constructivo. La fisonomía de algunos poblados en
las faldas de conos volcánicos como el Popocatépetl o La Malinche y la del propio Centro
Histórico de la Ciudad de México serían muy distintas si no se hubiera empleado
masivamente en su construcción la brasa y el tezontle característicos del Eje Neovolcánico.

57
c) Hidrografía

La relación entre los asentamientos humanos y las corrientes y cuerpos de agua superficial
o subterránea es en primer término de sobrevivencia: sin el líquido no hay vida ni
desarrollo sustentables. Pero su presencia también contribuye a atemperar los contrastes
climáticos, ofrece un medio de protección o de comunicación, es un insumo aprovechable
para la producción, y su valor es grande para propósitos recreativos e inapreciable como
ingrediente del paisaje natural y cultural. En ocasiones, acompaña inseparablemente a los
sitios y monumentos: en los fosos frente a las murallas de las ciudades medievales,
renacentistas o barrocas; en los estanques y fuentes de la arquitectura islámica; en los
aljibes, canales y molinos hidráulicos de las haciendas de beneficio; en los canales de
Venecia o en las calles inundables de Mexcaltitlán; en las riberas del Tíber en Roma, en las
del Papaloapan en Tlacotalpan o en las del Pánuco en Tampico, pero también en las
tranquilas olas del Adriático frente a Spalato, donde Diocleciano construyó su lugar de
retiro, en las del Atlántico frente a Salvador de Bahía, en las del Caribe frente a Tulum o
Cartagena de Indias, en las del Golfo de México, encrespadas en torno a San Juan de Ulúa
o apenas perceptibles frente a Campeche y en las Pacífico frente al casco histórico de
Mazatlán.

Fuente de vida y líquido disfrutable de muchas maneras, pero también amenaza latente que
puede afectar la integridad del patrimonio, inundarlo, erosionarlo con su paso incesante,
golpearlo incansablemente con su oleaje. Todo eso representa el agua para el legado
urbano- arquitectónico.

Al analizar la presencia del agua se sigue la pista de las lluvias y su recolección en distintas
cuencas y subcuencas en la superficie terrestre. Este tipo de análisis parte del
reconocimiento del relieve orográfico, ya que los cursos de agua se localizan fácilmente en
el fondo de los valles y cañadas. Importa, desde luego, establecer la importancia de cada
corriente: su ancho, su longitud, su profundidad, su sección y su jerarquía, su estacionalidad
y el volumen y velocidad promedio de su caudal así como los volúmenes extraordinarios
que puede acarrear. Cambios abruptos en su curso como angostamientos, mayores
inclinaciones o escalonamientos acelerarán su paso o formarán torrentes, caídas y cascadas,

58
mientras que los ensanches y disminución del gradiente volverán su paso más lento.
Cuando llega a bordos, vasos, lagunas o lagos también deben establecerse sus dimensiones
y el volumen que almacenan. Luego, cuando desciende a bajos o deltas donde la vemos
como agua con escaso movimiento, que parece estancada, temporal o permanentemente en
pantanos, marismas o zonas indudables. Y está, desde luego, el mar, que ocupa más de la
mitad de la superficie del globo terráqueo y baña las costas donde se ubican muchas
ciudades históricas.

Pero el agua también reposa o fluye bajo la tierra. Se infiltra en las laderas y los pies de las
montañas, en los valles, en los pedregales y bajo los lechos de los ríos. Forma corrientes o
depósitos subterráneos y sale de nuevo a la superficie en los lugares más inesperados en
forma de ojos de agua o manantiales, a veces muy lejanos del sitio donde se infiltró al
subsuelo. Cuando no emerge, forma espejos o napas que la guardan durante milenios. En
otras ocasiones, se almacena incluso en tiros de minas abandonados o clausurados o bien en
cenotes calcáreos como en la península yucateca.

Al caracterizar estas realidades hidrológicas el equipo de planeación buscará relacionarlas


con las características de la zona de monumentos. En la siguiente tabla se aprecian distintos
tipos de correlación encontrados en diversos asentamientos:

59
CUADRO 5. RASGOS HIDROLÓGICOS SOBRESALIENTES EN CUATRO SITIOS HISTÓRICOS
Sitio o Centro Histórico Rasgo Observaciones
Hidrológico
MEZCALTITÁN, NAY.
• Asentamiento pesquero de probable origen Río Las fluctuaciones anuales del caudal del
prehispánico, ubicado como islote en la Laguna Grande río inundan parcialmente las calles,
de Mezcaltitán, en la cuenca del río San Pedro. convirtiéndolas temporalmente en
canales. La altura de las banquetas
toma en cuenta esta recurrencia como
un fenómeno natural, para el que la
ciudad se prepara año con año.
TAMPICO, TAMPS.
• Uno de los primeros asentamientos del México Río Hasta principios de siglo, hubo una
independiente (1823). Se erigió cerca de la relación estrecha entre el asentamiento
desembocadura del río Pánuco como alternativa y el río, pero la construcción de patios
portuaria al puerto de Veracruz. El río tiene un caudal de estación del ferrocarril y el control de
de 300 m. de ancho y profundidad suficiente para la la zona portuaria debilitaron mucho esa
navegación de barcos de gran calado hasta el puerto. relación.
• Laguna del Carpintero y otras cubetas de decantación Lagunas La Laguna del Carpintero limitó el
del sistema lagunar. La laguna del Carpintero tiene crecimiento de Tampico hacia el norte,
actualmente una extensión de 55 hectáreas (de 130 que pero ya en la primera mitad del siglo XX
tenía a principios de siglo) y una profundidad máxima la ciudad ganó terreno a la laguna y la
de 3 metros. El conjunto del sistema lagunar, que rodeó por todos lados. Las otras
incluye a las lagunas de El Chairel, La Escondida, lagunas del sistema lagunar siguen
Toncol, La Cuesta funcionan como vasos de contención siendo barreras al desarrollo urbano.
de azolves.
• Canal de la Cortadura. Longitud de 2,280 m. ancho Canal Puede incrementar su vocación como
promedio de 15 m. y profundidad de 1 a 6 metros. medio de comunicación y espacio
Abierto en 1832 para conectar la Laguna del Carpintero recreativo, pero requiere adaptaciones.
con el Rio Pánuco. Reconstruido o rehabilitado en
varias ocasiones.
SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO
• Núcleo principal de la zona de monumentos flanqueado Arroyos La primera refundación de San Miguel
por los arroyos del Atascadero y del Valle. La parte alta (luego del asentamiento de San Miguel
de ambos cauces es abierta, mientras que los tramos el Viejo) fue en torno al manantial de El
bajos han sido canalizados o convertidos en galerías Chorro. El centro cambió a fines del
subterráneas susceptibles de desbordarse. (Ver 5.3.5) siglo XVI y en los inicios del siglo XVII a
otras ubicaciones. (Ver5.5.3)

REAL DE CATORCE, S.L.P.


• El arroyo Catorce delimita al núcleo principal del Arroyos El arroyo Catorce sólo presenta
poblado por el lado sur, se reúne con el arroyo San escurrimientos estacionales, mientras
Agustín. Este último sigue su trayecto cañada abajo. que el arroyo San Agustín tiene
escurrimientos todo el año. Sus aguas
son de pH de 7.4, esto es, ligeramente
alcalino pero tolerable.
• Cuatro de las minas abandonadas (La Concepción, El Agua De la mina de San Agustín mana un
Compromiso, Los Barones y San Agustín) se subterránea en caudal de unos 5 lts/min. que se
encuentran actualmente inundadas por infiltraciones de minas aprovecha también para
agua subterránea. abastecimiento.

Fuentes: González Pozo (1998b, 1997c y 1998a) Datos de Real de 14 obtenidos por el Biol. Sergio Luna.

60
Fig.23. Tampico. Aspectos hidrológicos. ( Según González Pozo 1998b)

Fig.24. San Miguel de Allende. Aspectos Hidrológicos. (Según González Pozo, 1997c)

61
3.3. LOS ASPECTOS BIÓTICOS (VEGETACIÓN, ESPECIES
ZOOLÓGICAS)
a) La componente botánica.

La vegetación original de un sitio antes de que surgiera en él un asentamiento humano, la


que subsiste luego de su establecimiento, y las especies vegetales inducidas o domesticadas
que se agregan forman parte de esta parte del análisis. Hay sitios en la lista del Patrimonio
Mundial, como los Santuarios Shintoistas de Ise en Nara, Japón, cuya importancia estriba
no solamente en la admirable arquitectura de madera que ahí surgió desde hace más de dos
milenios, sino también en el denso medio boscoso natural que los rodea (Yoshida 1952). En
el otro extremo, los huertos y los jardines en los conventos de las órdenes mendicantes del
siglo XVI en México fueron espacios inseparables de la arquitectura, verdaderas
arquitecturas de paisaje constituidas por especies que con frecuencia eran originarias de
Europa: flores, arbustos, plantas medicinales y de uso doméstico, o árboles frutales como el
naranjo o el olivo. En otros casos, particularmente en pequeñas zonas de monumentos en el
medio rural, se destacará la presencia de áreas cultivadas: cañaverales en torno a los
antiguos ingenios; magueyales o henequenales en las haciendas pulqueras o henequeneras,
extensiones cerealeras en otras haciendas tradicionales. Al igual que las chinampas en
Xochimilco, forman asociaciones de plantas y suelo (y agua en algunas ocasiones)
propiciadas por la acción humana y por lo tanto son paisajes culturales en toda la acepción
del término.

La presencia de un botánico en el equipo de planeación ayudará a identificar con mayor


eficacia las especies en el entorno o en el interior de un centro histórico; a navegar entre
taxonomías en latín, en español o en la terminología local; a identificar cuáles especies son
endémicas y cuáles no.

Lo que interesa es destacar en qué medida la vegetación nativa o inducida acompaña al


tejido urbano de la zona de monumentos, cómo se agrupa y en qué estado de conservación
se encuentra ella misma.

Algunos ejemplos de análisis en el siguiente cuadro permiten asomarse a este tipo de


reflexiones:

62
CUADRO 6. MEDIO VEGETAL EN CINCO SITIOS O CENTROS HISTÓRICOS
Centro Histórico Especies Observaciones
SANTA MARIA ACUEXCOMAC, PUE.
• Como consecuencia del manantial que fluye en el Ahuehuete o El árbol da sombra al manantial, al
centro del poblado, subsiste un ahuehuete de grandes sabino lavadero que ahí existe y a otras
proporciones. mexicano actividades comunitarias.
Constituye un hito regional que se
distingue desde varios kilómetros a la
redonda.
CHINAMPERÍAS DE XOCHIMILCO Y TLÁHUAC, DF
• Asociación de andenes artificiales de tierra vegetal Ahuejotes y El follaje alargado de los ahuejotes
(chinampas), canales y vegetación inducida (diversos diversos proyecta poca sombra sobre los
cultivos y ahuejotes en los bordes de las chinampas). cultivos: maíz, cultivos, mientras que sus raíces
Rasgo cultural de origen prehispánico que permite una vegetales, y "anclan" el suelo artificial en los bordes
productividad intensiva al suelo, con varias cosechas al flores de la chinampa al fondo somero de la
año. Constituyó la mayor parte de la superficie del principalmente. zona lagunar. Estos y otros rasgos
asentamiento de la antigua Tenochtitlan. propiciaron su Inscripción en la Lista del
Patrimonio Mundial
SAN LUIS POTOSÍ
• Fuentes históricas del siglo XVI se refieren al valle Nopal y otras Ambas especies subsisten en el interior
donde después surgió San Luis Potosí como "el gran xerófitas. de algunos "corazones de manzanas",
tunal" Mezquite principalmente en los barrios indígenas
que eran huertos de la ciudad.
• El huerto del convento del Carmen fue espacio verde Fresnos, El sitio se conserva arbolado, pero
importante de la ciudad virreinal, de acceso restringido eucaliptos y algunas especies inducidas no son las
a los carmelitas. Se convertió en área pública municipal otras especies. más adecuadas.
en la segunda mitad del siglo XIX,
SAN MIGUEL DE ALLENDE
• En las inmediaciones del manantial de El Chorro se Árboles de Sigue prestando importante servicio
propicia un agrupamiento importante de árboles con hoja decidua y como área de esparcimiento público.
carácter de sitio público. perenne.
• La plaza mayor de la ciudad está profusamente Laurel o Ficus Como en muchas otras ciudades del
arbolada Bajío, los laureles están podados
geométricamente y forman un
sombreado contínuo sobre las zonas en
que pasean o descansan los
transeuntes.
REAL DE CATORCE
• Fuentes históricas indican que la sierra de Catorce Encino Subsisten algunos pocos ejemplares en
estuvo cubierta hasta el siglo XVIII por bosques de el interior del poblado, en las haciendas
encino y cedro. Pero la madera necesaria como de beneficio circunvecinas y dispersos
combustible y para el apuntalamiento de túneles causó en la sierra.
la desaparición de los bosques ya a principios del siglo
XIX.
• En la sierra sólo crecen algunas plantas xerófitas, pero Peyote No sólo el área de recolección sino
el cerro del Venado y sus inmediaciones (cerca de la toda la ruta de peregrinación huichol en
ciudad) es sitio tradicional de recolección de el estado está protegida por un decreto
aluginógenos para la etnia wirrarika o huichol. del gobierno estatal. (Ver 5.3.4 y 5.4.4)
Fuentes: Observaciones de campo del autor en Acuexcómac en 1967; Xochimilco en González, Javier (1992); el resto de
ejemplos González Pozo (1987b, 1997c y 1998b)

63
Fig.25. Sta. María Acuexcómac, Pue. Aspecto del poblado 1967. Fig.26. Sta. María Acuexcómac, Pue. Ahuehuete
(Foto AGP) y manantial 1967. ( Foto AGP)

Fig.27. San Miguel de Allende. Vegetación. ( Según González Pozo, 1997a)

Fig. 28. San Miguel de Allende. Laureles en plaza San Francisco, recortados geométricamente.
(Según González Pozo, 1985)

64
b) La componente zoológica
La asociación entre especies zoológicas y zonas monumentales también tiene su
importancia, no sólo en sitios en Mesoamérica, China, India o Cambodia donde la presencia
de esculturas de guacamayas, serpientes, leones, dromedarios, elefantes, monos y otras
especies en pirámides, templos, santuarios y monumentos funerarios denota la importancia
que éstas tuvieron para las culturas antiguas, sino también en otras correlaciones que se
reflejan en aspectos funcionales (corrales, palomares, estanques de cría, etc.) así como en
temas menos productivos y agradables como el de la fauna que puede infestar los
monumentos y poner en peligro su conservación. Es el caso de los roedores, las termitas,
la polilla y otras especies nocivas. También aquí podrá distinguirse entre especies silvestres
y endémicas de aquellas que son inducidas, domésticas o parásitas.

3.4. LA NATURALEZA QUE ES PATRIMONIO.


Toda la naturaleza es patrimonio común, pero es indudable que hay regiones, zonas o sitios
puntuales donde se concentran valores ambientales o estéticos que incrementan las razones
por las que la sociedad querría conservarlos.

Cuando una zona natural poco alterada por la presencia humana reúne suficientes valores
de ese tipo ya sea porque su conformación topográfica, hidrológica, geológica o biótica
muestra rasgos de gran interés, porque da cuenta de una etapa de la evolución del planeta, o
porque constituye el habitat de especies apreciadas o en proceso de extinción, es posible
protegerla mediante consensos, leyes o decretos que la incorporan a algún sistema de
protección.

En México, el primer sitio expropiado en 1876 con fines de protección fue el Desierto de
los Leones, mismo que se convirtió en parque nacional en 1917 (Vázquez Conde 1999,
135). Otro sitio pionero fue el Bosque Nacional del Monte Vedado, Mineral del Chico,
Hgo., declarado en 1896. Luego, durante la administración de Presidente Cárdenas (1934-
40) se decreta la creación de 40 Parques Nacionales, 34 Zonas Protectoras Forestales y 8
Reservas Forestales (Ordóñez Díaz y Flores Villela s/f, 12). Con la expedición en 1988 de

65
la primera Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA,
reformada en 1996), el antiguo sistema de parques nacionales pasó a formar un nuevo
Sistema Nacional de Areas Protegidas (SINAP), que en 1999 contaba ya con 22 Reservas
de la Biósfera, 13 Reservas Especiales de la Biósfera, 45 Parques Nacionales, 6 Parques
Marinos Nacionales, 9 Áreas de Protección de Flora y Fauna Silvestres y Acuáticas y 3
Monumentos Naturales. El conjunto de 98 sitios mexicanos protegidos representa una
superficie cercana a los 12 y medio millones de hectáreas (Vázquez Conde 1999, 136), es
decir, más del 5% del territorio nacional. No es una proporción despreciable, ya que es la
misma que protege Canadá, si bien no alcanza el 8 al 10% que recomienda la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), organización no-
gubernamental asesora de la UNESCO. (Enkerlin et al. 2000, 127)

Cuando los valores de esas áreas protegidas son sobresalientes, de importancia mundial, el
país puede proponer su inscripción como sitio natural en la Lista del Patrimonio Mundial
de la UNESCO. La Convención para la Protección del Patrimonio Mundial , Cultural y
Natural considera como “patrimonio natural” a:

• los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y


biológicas o por grupos de esas formaciones que tengan un valor universal
excepcional desde el punto de vista estético o científico,

• las formaciones geológicas o fisiográficas y las zonas estrictamente


delimitadas que constituyen el habitat de especies animal y vegetal
amenazadas, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de
vista estético o científico, y

• los lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas, que


tengan un valor excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la
conservación o de la belleza natural. (UNESCO, 1972)

Bajo esos supestos, México ha inscrito ya varios sitios en la lista, como las Reservas de la
biósfera de Sian Ka’an y del Vizcaíno.

66
Los valores del paisaje son muy apreciados, pero tienen distintas formas de salvaguarda
según si son áreas naturales con escasa densidad de presencia humana, o bien si se trata de
paisajes antropizados, es decir, paisajes culturales resultado de la interacción entre el
hombre y la naturaleza. En el primer caso, se protegen con las mismas leyes del medio
ambiente, mientras que en el segundo son las leyes de conservación del patrimonio cultural
las que deberían tomar a su cargo esa tutela.

La UNESCO creó hasta hace relativamente poco tiempo (menos de una década) los
términos de paisajes e itinerarios culturales que normalmente transcurren en un contexto
mixto, a la vez natural y cultural. Son otras dos categorías que deben identificarse cuando
se analiza un centro histórico y su contexto paisajístico con métodos ya disponibles
(Jeschke, 1995). Como ejemplo positivo en ese sentido, está la delimitación que el gobierno
del Estado de San Luis Potosí hizo de un área de “patrimonio ecológico-histórico-cultural”
en las inmediaciones de la Sierra de Catorce de uso preferencial para las peregrinaciones
anuales que celebra la etnia wirrarika o huichol que consta de:

• una Area Núcleo, dentro de la cual los wirrarika practican sus rituales y
recolectan los materiales de la región (peyote) dividida en 7 sitios con
superficies variables entre 140 y 1,800 m2, y

• una Área Intermedia, delimitada por un polígono de 9 vértices con una


superficie aproximada de 73,689 hectáreas, misma que considera los espacios
que rodean y unen a cada una de las áreas núcleo sobre la ruta de la
peregrinación, tres de las cuales se ubican dentro del municipio de Catorce.
(González Pozo 1998a)

Aunque este decreto Estatal es un avance, falta mucho para llegar a una legislación federal
que proteja a los paisajes culturales, si bien hay disposiciones secundarias (como normas de
imagen urbana ) que intentan hacerlo con pocos resultados. Es un campo en el que todavía
hay mucho que hacer, antes de que el "desarrollo" mal entendido acabe con ese tipo de
patrimonio.

67
Fig.29. Sistema Nacional de Áreas Protegidas. ( Según Ordóñez Díaz y Flores Villela,. s/f.)

Fig.30. Polígono estatal de protección de las peregrinaciones wirrarika o huichol en San Luis Potosí.
(Según Gobierno de San Luis Potosí y González Pozo, 1998a)

68
3.5. LAS ALTERACIONES Y DESEQUILIBRIOS DEL MEDIO
AMBIENTE.
Conviene agrupar por separado las alteraciones al medio ambiente tales como
deforestación, erosión, polución atmosférica e hídrica. Al reunirlas es más fácil percatarse
de que no sólo disminuyen la calidad de vida en los asentamiento sino también afectan a los
monumentos y su conservación. Los deterioros que ocurren con más fecuencia son:

• La deforestación es particularmente dañina en ambientes cercanos a ciudades


históricas. Modifica negativamente el régimen climático, acelera la erosión e
incluso interrumpe el disfrute productivo del bosque dentro de límites razonables.
Poblados como Tlaxco, por ejemplo, que antaño mostraban un buen número de
construcciones con cubierta de tejamanil (teja de madera) ya no pueden reponer con
facilidad ese material que antes se obtenía del bosque y lo descartan. Aparte de eso,
la simple pérdida de áreas forestadas o con vegetación devalúa el contexto de la
ciudad histórica.

• La polución atmosférica es nociva, ya que los gases producto de la combustión


incompleta de combustibles como el petróleo, la gasolina o el carbón, suben a la
atmósfera y asocian moléculas con elementos como azufre con agua, lo que produce
partículas de ácido sulfúrico que bajan con la lluvia y corroen gradualmente la
superficie de piedras blandas con las que se ejecutaron muchos ornamentos de la
arquitectura. Es un fenómeno mundial (más notorio en áreas metropolitanas) que
mantiene preocupados a los que se ocupan de restauración.

• Las agresiones al medio geológico y edafológico también tienen sus consecuencias:


una erosión incontrolada, o cortes o rellenos mal concebidos y estabilizados , alteran
la capacidad de soporte del suelo o el subsuelo y ponen en riesgo tanto a las
antiguas edificaciones como a las nuevas construcciones. También exponen al
asentamiento –cuando está en emplazamientos de gran pendiente o en sus
inmediaciones- a deslizamientos, derrumbes y caída de piedras sueltas de gran
tamaño.

69
• Las alteraciones a los cuerpos de agua y a las fuentes de su abastecimiento también
tienen sus consecuencias. Los casos de Venecia o de la Ciudad de México
(levantada sobre la antigua ciudad lacustre de Tenochtitlan), son sólo los más
notorios, pero no los únicos.

Desde luego, otras alteraciones al medio ambiente también afectan la calidad de vida y la
integridad del patrimonio cultural. Deben evaluarse con un criterio ecológico y de
sustentabilidad que no debe ya desaparecer de las preocupaciones del siglo XXI.

El siguiente cuadro señala algunas de estas alteraciones en tres sitios históricos:

CUADRO 7. PRINCIPALES ALTERACIONES RECIENTES AL MEDIO NATURAL EN 3 SITIOS


HISTÓRICOS.
Centro Histórico Tipo de Observaciones
desequilibrio
CIUDAD DE MÉXICO
• La extracción de agua en la cuenca del Valle de Hidrológico El desequilibrio produce la desecación y
México es mayor que la recarga acuífera. compactación del subsuelo, con hundimientos
desiguales debidos a las variaciones de la
estratigrafía, lo cual afecta a todas las
edificaciones, incluyendo a los monumentos
históricos, especialmente los de mayor magnitud
como la Catedral, el Palacio Nacional y la Basílica
de Guadalupe.
El neblumo contiene rastros de óxido de azufre y
• La combustión incompleta de fuentes de Atmosférico otros componentes que reaccionan
energía produce emanaciones que al químicamente con la precipitación pluvial y da
combinarse con la temperatura y el origen a lluvia ácida, que erosiona las superficies
estancamiento del aire en una cuenca cerrada pétreas más finas y débiles, particularmente
causan neblumo. esculturas y relieves en los monumentos.
SAN MIGUEL DE ALLENDE
• Los arroyos del Atascadero y del Valle reciben Hidrológico La contaminación produce emanaciones
descargas de drenaje sanitario, particularmente deletéreas en las márgenes de los tramos bajos,
en los tramos canalizados o convertidos en y las inutiliza para propósitos recreativos o de
galerías subterráneas. Además, las márgenes esparcimiento. El azolvamiento por desechos da
de los tramos abiertos se azolvan por la lugar a inundaciones cuando ocurren
presencia de desechos sólidos. precipitaciones extraordinarias.
REAL DE CATORCE
• La deforestación concluida hace casi dos siglos Erosivo El proceso de erosión, combinado con las
propició la erosión del suelo orgánico en toda la precipitaciones pluviales, causa fractura y arrastre
región serrrana. de piedras, gravas o arenas que tienden a
acumularse en las márgenes altas del
asentamiento, con riesgo para edificaciones y
personas en esas zonas.
Fuentes: Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, SEDESOL, (s/f alrededor de 1990) ;
González Pozo (1997c y 1998a).

70
Fig. 31. Cd. de México. Hundimiento regional del subsuelo en la Alameda y Bellas Artes. (Según Santoyo et al. 1998)

Fig. 32. Cd. de México. Asentamiento regional y diferencial en la Catedral Metropolitana. (Según Tamez et al., 1995)

71
4. LOS HABITANTES Y LOS RASGOS SOCIOECONÓMICOS

Los habitantes son los destinatarios del plan de conservación de un centro histórico. Ellos
viven y disfrutan directamente el patrimonio cultural, sufren sus deterioros o se ven
beneficiados con la conservación y la rehabilitación de sus espacios. Su calidad de vida está
estrechamente vinculada a la conservación de los valores culturales. Al analizar su realidad,
es deseable contar con la participación, en el equipo de planeación, de especialistas en los
campos de la sociología y economía urbanas, de la antropología cultural y social, de la
demografía y del trabajo social.

4.1. EL COMPORTAMIENTO DEMOGRÁFICO.

El comportamiento demográfico de los asentamientos humanos está sujeto a cambios y


variaciones en su dinámica que conviene precisar, no sólo en general sino también en el
caso particular de los centros históricos. La mayoría de los centros históricos en México y
en otras partes del mundo han pasado por etapas de crecimiento acelerado y saturación por
inmigración (coincidentes con el auge económico de una capital o de un centro regional
como proveedor de bienes y servicios) y por episodios de decaimiento poblacional y
expulsión de habitantes a las nuevas periferias. Las razones de esas saturaciones seguidas
de deserción son casi siempre de tipo económico, pero van acompañadas por altas y bajas
tanto en la calidad de vida del centro histórico como en sus niveles de mantenimiento y
conservación.

La información demográfica básica se obtiene con los datos de los Censos Generales de
Población, que en México se levantan cada diez años. Como en ese lapso pueden ocurrir
eventos o cambios importantes, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática (INEGI) realiza desde la década pasada el llamado Conteo a mitad del decenio,
que es muy útil para registrar oportunamente esas tendencias. Tanto en los Censos
Generales como en los Conteos, el INEGI parte de unidades territoriales mínimas, las Áreas
Geoestadísticas Básicas (o AGEBs) que permiten distinguir entre distintas áreas urbanas
cuando se trata de asentamientos medianos o mayores.

72
Los datos numéricos son útiles, pero no suplen una buena interpretación que trascienda la
insensibilidad social con que se suelen abordar este tipo de indagaciones. Los datos
empíricos de las encuestas y la observación directa pueden ayudar a precisar mejor el
panorama.

Los datos básicos que se examinan en un estudio de esta naturaleza son:

• Evolución del volumen demográfico del área de estudio en las últimas décadas, total
y por AGEBs. (Con resultados de conteo intercensal cuando existan)

• Mismos datos (sin análisis por AGEBs) para la totalidad del centro de población,
para el municipio, para el estado y para el país.

Lo que permite comparar el comportamiento del centro histórico con el de su contexto


urbano y el del territorio regional y nacional.

Los incrementos o decrementos poblacionales reflejan las variaciones en las tasas de


crecimiento natural (influidas a su vez por las tasas de fecundidad y otros factores) o en las
de emigración o inmigración. El balance entre estas dos últimas arroja lo que se conoce
como Saldo Neto Migratorio, que se ha empleado sobre todo en estudios regionales o
urbano-regionales. Sin embargo, es una categoría que permite formarse una idea más clara
sobre estos movimientos en los centros históricos, ya que distingue entre los siguientes
niveles de atracción o repulsión poblacional: muy alta atracción, alta atracción, atracción,
equilibrio, repulsión, alta expulsión y muy alta expulsión.

Sin olvidar que los puntos de origen y destino de los movimientos migratorios pueden ser
de otra parte del mismo asentamiento, del municipio, de la entidad federativa, de otra
entidad o de otro país.

Si el panorama demográfico de los centros históricos en la primera mitad del siglo XX fue
de incremento espectacular y de densificación, a fines del mismo siglo se aprecia una
tendencia acelerada de despoblamiento que amenaza dejarlos sin habitantes en pocas
décadas. Valgan los ejemplos de San Miguel Allende y de Tampico que se muestran en el
cuadro 8 más adelante para ilustrar esa dinámica.

73
Estos datos coinciden con otros que señalan el mismo proceso de despoblamiento en
ciudades como México o Puebla, donde ocurre otro tanto, por lo que conviene preguntarse:
¿a qué se deben estos descensos demográficos? Como veremos en otras partes de este
trabajo, se trata de una dinámica implacable: el despoblamiento de los centros históricos es
proporcional al incremento de actividades de comercio y servicios. Es ese incremento el
que transforma los espacios habitacionales en espacios para actividades terciarias,
expulsando así a sus moradores. Algo así ya ocurrió en el Viejo Continente a fines del siglo
pasado y principios del presente. América Latina está viviendo ahora una historia similar.

Entre los datos demográficos básicos también conviene precisar la composición de la


población por sexo y grupos de edad, representándolos en las llamadas pirámides cuya
interpretación visual permite reconocer con facilidad cuando la población está formada por
una mayoría de jóvenes y niños (pirámide de base ancha) o por población
predominantemente adulta (base angosta ), que es lo que se registra con frecuencia en los
centros históricos. El área central de Tampico ilustra este fenómeno, tal como se presenta
(sin pirámide) al final del siguiente cuadro:

CUADRO 8. DESCENSO DEMOGRÁFICO EN DOS CENTROS HISTÓRICOS Y PROCESO DE


ENVEJECIMIENTO POBLACIONAL EN ÁREAS CENTRALES DE UNO DE ELLOS (1990-1995)
Centro Histórico Aspecto Observaciones
SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO.
• Los 4 AGEBs asociados al Centro Histórico ( 009-1, Población en No se trata de un error del Conteo,
012-3, 007-2 y 008-7) arrojan en el Censo de 1990 un AGEBs porque el centro de población de San
total de 22,841 habitantes centrales Miguel de Allende y el Municipio de
• En el Conteo de 1995, los mismos 4 AGEBs tenían ya Allende registran incrementos en el
solamente 19,951 habitantes, es decir, un 10% menos. mismo lapso de 8.23 y 7.91%,
respectivamente.
TAMPICO, TAMPS.
• Los 25 AGEBs asociados a la zona central estudiada Población en No se trata de un error del Conteo,
arrojan en el censo de 1990 un total de 85,596 AGEBs porque la el Municipio de Tampico y la
habitantes centrales Zona Conurbada de Tampico-Ciudad
• En el Conteo de 1995, los mismos 25 AGEBs tenían ya Madero registran incrementos en el
solamente 71,427 habitantes, es decir, un 16.55 % mismo lapso de 2.28 y 9.35%
menos. respectivamente.
• La población de 0 a 14 años de edad en los 25 AGEBs Dos rasgos La base de la pirámide de edades se
del área central de Tampico disminuyó su proporción en de envejeci- angosta sensiblemente, mientras que la
2.60% entre 1990 y 1995 miento pobla-
cúspide se amplía, si bien
• La población de 65 años y más en los 25 AGEBs del cional
imperceptiblemente.
área central de Tampico incrementó su proporción
0.82% entre 1990 y 1995
Fuentes: González Pozo (1997c y 1998b), basados en datos de INEGI.

74
4.2. LA POBLACIÓN, SUS ACTIVIDADES Y SUS INGRESOS.

La actividad económica depende de la fuerza de trabajo activa. La población


económicamente activa (PEA) es por ello uno de los indicadores básicos en estudios de este
tipo y se expresa como porcentaje con relación a la población total. También se puede
desagregar por sectores de actividad (primaria, secundaria, terciaria) y establecer así en
cuales de esos sectores están activos los habitantes.

Los niveles o estratos de ingreso son otro indicador socioeconómico que es necesario
determinar, a pesar de su escasa confiabilidad, por la elusiva respuesta humana ante ese tipo
de pregunta. Aun así, resulta útil caracterizar los estratos de ingreso, si es posible, por
AGEB, y compararlos con observaciones de campo o encuestas que permitan precisarlos.
La pobreza, la medianía y la riqueza son difíciles de ocultar en el trabajo de campo, sobre
todo si el investigador escudriña todos los aspectos que denotan el nivel de bienestar: el
tamaño y la calidad de las viviendas, la dosificación y jerarquía de infraestructuras,
equipamientos y servicios, y la existencia de deterioros en el patrimonio y su conservación.

Desde luego, hay otros indicadores útiles, como los niveles de desempleo y subempleo y la
tasa de carga, que es el número de integrantes en una familia que dependen de cada
persona económicamente activa, ya que cada vez es mayor el número de hogares donde dos
o más miembros soportan el gasto familiar. Se trata, en resumen, de establecer entre
cuantas personas y con qué ingreso se repartirá la toda o buena parte de la carga de la
conservación y el mejoramiento urbanos.

Los niveles de empleo, a su vez, tienen relación con los sectores de la producción antes
mencionados, pero también dependen del volumen de la inversión en estos sectores. Lo
ideal es establecer una correlación entre la inversión en cada giro y el número de empleos
directos que éste genera, aunque no siempre es posible llegar a este detalle. El dato es de
utilidad sobre todo para pronósticos y previsiones a futuro, porque permite saber el nivel de
inversión que se requiere para fomentar empleos para las nuevas generaciones.

75
4.3. OTROS INDICADORES SOCIALES.

El perfil de los habitantes del centro histórico se complementa con otros indicadores que
reflejan aspectos económicos y sociales tales como índices de mortalidad y morbilidad,
alfabetismo y escolaridad. Las causas de muerte o de enfermedad mostrarán no solamente
las áreas críticas que deben atender los sistemas de atención a la salud, sino otros aspectos
del medio urbano que inciden sobre el bienestar físico de los habitantes como la
disponibilidad de agua potable y drenaje sanitario en la vivienda. Por su parte, los datos
sobre alfabetismo y escolaridad también arrojan luz sobre demandas frecuentemente
insatisfechas en ese campo, pero también sobre patrones de conducta predecibles.

En el tránsito de los siglos XX a XXI y como resultado del descenso en la actividad


económica y en el nivel de concentración del ingreso se han agravado los problemas de
delincuencia, drogadicción y franca criminalidad en las zonas urbanas, por lo que también
es necesario consignar esas conductas, mostrar su presencia zonal o puntual y caracterizar
sus componentes, su causalidad y sus efectos. El patrimonio urbano que no puede
disfrutarse en paz difícilmente juega el papel positivo que debe tener en el desarrollo
cultural. Pero tampoco es un fenómeno nuevo. Más bien, reaparece cuando se acentúan los
contrastes sociales, como lo muestran diversos estudios sobre la difícil convivencia entre
pobres y privilegiados en la ciudad de México durante el porfiriato y el lapso
revolucionario. (Piccato, 1997)

Las formas de organización y participación social tienen una importancia capital tanto en la
formación del patrimonio como en su conservación. Fueron grupos sociales organizados los
que planificaron y erigieron, las más de las veces, los asentamientos que hoy subsisten. El
grado de conciencia y cohesión quienes los habitan actualmente es lo que permite
defenderlos y recuperarlos. La defensa que en la última década han hecho los habitantes de
Tepotzotlán, Morelos de su patrimonio cultural y natural es un ejemplo notable en ese
sentido, ya que han logrado salvarlo de sucesivos embates de la “modernidad”,
representada por las iniciativas para construir un teleférico, una nueva línea de ferrocarril y
un desarrollo privado residencial, campestre y deportivo. El cuadro a continuación muestra
de otra manera la influencia de este factor en el caso de Tampico:

76
CUADRO 9. INFLUENCIA DE LA ORGANIZACIÓN Y LA PARTICIPACIÓN SOCIAL EN LA FORMACIÓN Y
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL DE UN CENTRO HISTÓRICO.
Centro Histórico Aspecto Observaciones
SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO
• La presencia de residentes extranjeros que alquilan o Organización Los conciertos se llevan a cabo en
poseen viviendas en el Centro Histórico y la afluencia local para monumentos históricos como el Teatro
de visitantes tanto mexicanos como extranjeros, promover Ángela Peralta, el exclaustro de La
muchos de ellos melómanos, propició en la década de actividades Concepción y otros espacios, dándoles
los 90 la organización de festivales anuales de música culturales un uso social muy apropiado y
de cámara por parte de asociaciones culturales locales. garantizando su conservación.
TAMPICO, TAMPS
• La vocación portuaria de Tampico y el clima posterior a Influencia de la Entre los principales edificios de oficinas
la Revolución Mexicana propiciaron la constitución de organización y del primer cuarto del siglo XX está el de
un gremio de estibadores o alijadores que cobró gran participación la Unión de Alijadores; subsiste
importancia en la vida de la ciudad social razonablemente bien conservado.
• El auge de las explotaciones petroleras que se inicia a La influencia del sindicato petrolero está
fines del siglo XIX, propiciará gradualmente la presente todavía en muchas actividades
organización e influencia del sindicalismo de ese sector, económicas y sociales que repercuten
sobre todo después de la expropiación en 1938. sobre el uso del patrimonio cultural.
• El auge de Tampico en la segunda mitad del siglo XX Con la participación de Colegios y
como centro regional de servicios en la costa noroeste Cámaras se constituye en las
del país ha propiciado la consolidación de Cámaras de postrimerías del siglo XX el Fideicomiso
Comercio e Industria y Colegios de Profesionales, que del Centro Histórico de Tampico
se interesan por organizar acciones de mejoramiento y (FICETAM) actualmente uno de los
conservación urbana. promotores más activos de acciones de
conservación.
Fuente: González Pozo (1998b).

4.4. EL PATRIMONIO CULTURAL INTANGIBLE


La lengua es un indicador cultural básico, especialmente en países como el nuestro donde
persiste una minoría de hablantes indígenas. El panorama al respecto en el interior de los
centros históricos es muy variado, y va desde la presencia marginal de indígenas en los
centros históricos de México, Puebla o San Miguel de Allende, hasta la supervivencia del
zapoteco, el maya o el náhuatl en Oaxaca, Mérida o Cholula, respectivamente. En el caso
de Real de Catorce, tenemos dos grupos que casi no interactúan entre sí: la población
indomestiza que reside en la zona de monumentos y los huicholes que culminan sus
peregrinaciones anuales en sus proximidades, a los que ya nos hemos referido.

La cultura urbana se vive diversamente. Está en la vestimenta y en las costumbres


alimenticias (que hacen de algunos centros históricos destinos gastronómicos importantes),
en la música y la danza populares y en otras manifestaciones públicas asociadas a prácticas
religiosas, políticas o simplemente celebratorias. El calendario de fiestas anuales es una de
las realidades culturales más presentes en la vida de los centros históricos.

77
Fig.33. Tampico. Sede del Sindicato de Alijadores. (Foto AGP)

Fig.34. Tampico. Edificio contemporáneo propiedad del Sindicato de Alijadores. (Foto AGP)

78
Como muchas de estas actividades se vinculan con la antigüedad de la zona de
monumentos, conviene destacarlas como parte del Patrimonio Cultural Intangible. La
conciencia sobre la necesidad de proteger ese tipo de patrimonio es más reciente que la que
procura conservar el patrimonio tangible, constituido por conjuntos, edificios y objetos
muebles. Sin embargo, la estrecha relación entre los objetos y las conductas de la cultura
enriquece a unos y otras. Es lo que se expresa la primera de las conclusiones de la mesa de
trabajo sobre ciudades históricas efectuada en Morelia durante el Congreso Mundial de
ICOMOS en 1999:

1. El concepto de lo que es patrimonio urbano, así como los métodos y


procedimientos empleados para identificarlo y protegerlo adecuadamente, están
evolucionando.

La relación estrecha entre patrimonio tangible e intangible se entiende cada vez


mejor tanto en el espacio urbano público como en el interior de las edificaciones.

Entre los trabajos que fundamentaron esta conclusión, destaca el caso analizado por Riita
Salastie en algunos barrios antiguos de Kyoto, en los que no solamente subsisten patrones
de vivienda japonesa tradicionales sino también patrones de comportamiento como las
procesiones anuales Gion, con carros alegóricos, que se desarrollan en esa ciudad desde el
siglo IX de nuestra era. Como complemento al uso festivo de la vía pública, las casas abren
esos pocos días sus amplias ventanas y muestran a los paseantes lo mejor de su menaje,
principalmente biombos decorados y vestimentas. (Salastie, 1999)

79
Fig.35. Kioto. Barrio donde transcurre el festival Gion, mostrando Fig.36. Kioto. Desfile del festival Gion. (Salastie, 1999)
proporción de casa de madera. ( Según Salastie, 1999)

Fig.37. Kioto. Una de las casa con exposición de biombos Fig.38. Kioto. Aspecto interior de una casa con biombos y objetos expuestos.
abierta al público. (Salastie, 1999) (Salastie, 1999).

80
Así, los patrimonios tangible e intangible se enriquecen mutuamente y vale la pena
protegerlos por igual. En el siguiente cuadro se presentan algunas consideraciones a este
respecto en tres centros históricos mexicanos:

CUADRO 10. PATRIMONIO CULTURAL INTANGIBLE EN TRES CENTROS HISTÓRICOS MEXICANOS


Centro Histórico Aspecto Observaciones
SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P.
• La tradición de la “visita de las siete casas” el jueves de Procesiones Este rasgo fundamentó posteriormente
la Semana Mayor se remonta a la época virreinal y tradicionales la propuesta de peatonalización de las
forma un recorrido aproximadamente cuadrangular que vialidades que coinciden con el circuito
va pasando por las principales iglesias del Centro cuadrangular.
Histórico.
REAL DE CATORCE, S.L.P.
• Las fiestas anuales de San Francisco congregan en el Festividades Ni el escaso equipamiento turístico, ni
poblado a un volumen extraordinario de visitantes que religiosas dos albergues parroquiales son
acuden de una extensa región de influencia. Algunos anuales suficientes para alojar al exceso de
incluso proceden de la Unión Americana. Las visitantes y obligan a muchos a
festividades mantienen ocupada a la población desde pernoctar en la vía pública en esas
fines de septiembre hasta mediados de octubre. semanas.
• Las peregrinaciones anuales de la etnia wirrarika o Recolección Consecuencias sobre las medidas de
huichol, en las que los indígenas se aprovisionan de ritual de peyote conservación ecológica.
peyote, culminan en la cumbre del cerro El Quemado, a
escasos 2.3 kms. de Real de Catorce. El tramo de la
ruta dentro del Estado de San Luis Potosí se inicia en el
sitio Tatei-Matineri, a 55 ks. al suroeste de su
culminación, y cruza por los territorios municipales de
Villa de Ramos, Charcas y Catorce.
Sin embargo, las actividades de los indígenas se
mantienen al margen de la vida de la ciudad.

SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO.


• Fuentes del siglo XIX describen las primeras fiestas de Presencia Los festejos de Independencia siguen
Independencia en 1821 con profusión de desfiles, indígena en las congregando a danzantes. San Miguel
carros alegóricos y complementados por grupos de celebraciones es todavía un centro regional de grupos
danzantes indígenas (concheros). de la de concheros.
Independencia
Fuentes: González Pozo (1987b y 1997c), el dato de San Miguel proviene de un impreso anónimo de 1822
consignado por González Pozo (1988a).

81
5. SITUACIÓN REGIONAL, EMPLAZAMIENTO Y TRAMA BÁSICA

5.1. UBICACIÓN URBANO-REGIONAL.


En la mayoría de los casos, el contexto de la ciudad histórica es un organismo urbano mayor, varias o
muchas veces más grande que la zona de monumentos. Esto ocurre particularmente en capitales
federales, estatales o regionales que normalmente tienen una magnitud desde varias decenas de miles
hasta varios millones de habitantes. En esa situación, la suerte del centro histórico está vinculada
estrechamente a la del asentamiento mayor que lo contiene y, por consiguiente, es necesario describir a
grandes rasgos esa realidad y la problemática que plantea, poniendo énfasis en las interacciones entre
ambos. Este tipo de consideraciones tiene tres escalas o niveles de análisis:

• El contexto urbano inmediato al centro histórico, con todos los componentes del diagnóstico,
expuestos de manera sintética. Este recurso es útil para trabajar en aquellos casos donde el
análisis sobre el asentamiento completo es muy extenso, o donde es suficiente referirse al contexto
inmediato para caracterizar la situación.
• El contexto referido a la totalidad del asentamiento, con el mismo tipo de componentes, pero
descritos de manera sucinta. Este tipo de aproximación conviene cuando se conoce bien la realidad
del poblado en cuestión (por ejemplo, si se ha hecho un plan de desarrollo urbano reciente o
simultáneamente).
• El contexto microregional o regional, que abarca las zonas no urbanizadas y otros asentamientos
circunvecinos (algunos de los cuales también pueden tener valor patrimonial), donde la
presentación de aspectos del diagnóstico se hace a grandes trazos descriptivos. Será microregional
el contexto más próximo (donde las interacciones con el centro histórico son muy intensas o
estrechas), mientras que el ámbito regional puede referirse a una zona más amplia donde las
interacciones, si bien importantes, son más esporádicas.

Sin embargo, también puede ocurrir que la ciudad histórica o el pequeño poblado histórico no haya
crecido mucho más allá de sus límites originales, en cuyo caso el análisis del contexto se limita al del
ámbito microregional y/o regional.

En este tipo de análisis interesa destacar sobre todo las interacciones, los vínculos, las
interdependencias, las relaciones de supeditación entre el centro histórico y su contexto o viceversa,
tomando en cuenta que, en realidad, es la totalidad del tejido urbanizado la que sigue una dinámica
propicia o desventajosa para la conservación del patrimonio urbano-arquitectónico.

En el siguiente cuadro se muestran algunos ejemplos con los resultados más relevantes del análisis del
contexto.

82
CUADRO 11. CONTEXTO REGIONAL DE 4 CENTROS HISTÓRICOS Y UNA MICROREGION.
Centro Histórico Rasgo del contexto Observaciones
CHOLULA
• La importancia de Cholula como centro regional de Centro de servicios El número de vías regionales que
servicios desde la época prehispánica se mantiene regional, análogo a convergían sobre Cholula en 1967 era
hasta nuestros días. En eso compite con Puebla, un sistema solar y casi el doble que las que llegaban a
aunque su población actual es mucho menor y los planetario. Puebla. Las primeras alcanzan
servicios que ofrece mucho menos especializados. distancias entre 10 y 40 Kms., mientras
que las segundas son principalmente
enlaces estatales y nacionales a
mayores distancias.
• Parte de ese fenómeno se explica por el Persistencia de El autor es testigo, en 1967, de la visita
funcionamiento de Cholula ( y del Santuario de Los relaciones de de un Presidente Municipal de un
Remedios sobre la pirámide) como centro de dependencia poblado circunvecino a su homólogo de
peregrinaciones tradicionales de la región anteriores al San Pedro Cholula "para pedir su visto
circundante. sistema municipal bueno" para realizar alguna obra, sin
que ello fuera necesario.
TULA
• El núcleo histórico y la zona arqueológica de Tula Asentamiento en Se identifican otros diez asentamientos
forman dos tipos de patrimonio cultural contiguos, una región policén- de rango semejante o menor, cada uno
pero estrechamente ligados a su contexto trica de gran dina- con patrimonio urbano-arquitectónico de
microregional. El establecimiento en el siglo XX de mismo demográfi- buena calidad, mismo que ahora se ve
una refinería, una termoelécrica y varias co y ocupacional amenazado por la rápida urbanización
cementeras subrayan, por contraste, esa riqueza de esta microregión.
patrimonial.
TAMPICO
• La consolidación de un puerto fluvial creado en Puerto fluvial con Los contactos de Tampico con destinos
1824 en la desembocadura del Pánuco como enlaces continen- lejanos y la llegada de técnicos
alternativa a Veracruz fue lenta al principio, pero tales y ultramari- extranjeros dejó huella en parte de su
cobró auge como salida de exportaciones nos que es, al mis- patrimonio: edificios de oficinas, casas
internacionales de una promisoria región petrolera a mo tiempo, encla- obreras de madera en sus alrededores
principios de este siglo. ve de explotación y chalets en la periferia noroeste. Ese
petrolera. patrimonio con influencias exógenas le
da una atmósfera distinta a la de otros
centros históricos mexicanos.
SAN MIGUEL DE ALLENDE
• Los enlaces tradicionales con el sur del Bajío y con Cambio significa- Al cobrar mayor importancia el acceso
el centro del país fueron a través de Comonfort y tivo en los enlaces por la nueva carretera, las interacciones
Celaya. La nueva carretera que conduce desde con la región entre el centro histórico y la parte
1990 hacia el nor-oriente (eje San Luis-Querétaro) nororiente del asentamiento propician
modifica los accesos principales al Centro Histórico. un crecimiento urbano y de servicios en
esa dirección que debe tomarse en
cuenta al visualizar el problema.
REAL DE CATORCE
• La cañada de Catorce desciende hacia el poniente Relación con Este acceso ha perdido casi totalmente
hasta la parte plana de la planicie potosina por Estación Catorce su función porque el servicio ferroviario
donde pasa la vía férrea. se ha suspendido. Las interacciones
hacia el poniente son ahora casi nulas.
• En el trayecto del camino actual de Cedral hacia Importancia estra- Real de Catorce no tiene en este
Real de Catorce, en buen estado, se encuentran tégica de Potrero momento necesidad de áreas de
Potrero y otros pequeños asentamientos hacia el crecimiento puesto que le sobran áreas
oriente, a unos cuantos kilómetros y con índices de subocupadas y por redensificar. Sin
ocupación muy bajos. embargo, en un futuro, Potrero tiene
potencial para recibir población
adicional si Real llegara a saturarse.
Fuentes: González Pozo (1968, 1986b, 1998b, 1997c y 1998a)

83
Fig. 39. Mapa de Cholula. Plano de la zona en 1967. Contraste entre áreas densamente
urbanizadas y otras de uso agrícola. (Según González Pozo, 1967)

Fig.40. Cholula. Santuario de los Remedios. (Foto AGP)

84
5.2. SUPERFICIE Y TRAZA URBANAS: TRAMA DEL TEJIDO URBANO

El área delimitada según lo examinado en 5.1 tiene una forma (definida por la traza o retícula de
calles) y una extensión determinadas, cuya representación constituye el plano base sobre el cual se irán
desplegando todos los demás atributos urbanos analizados en este capítulo, no solamente los que
corresponden a la estructura urbana, sino también aquellos que se refieren al medio natural o a las
características socioculturales del lugar.

Sólo estos dos rasgos, forma y extensión de la traza, son motivo de análisis en muchos estudios
urbanísticos de carácter histórico, así que también deben ser objeto de atención en un estudio como el
que venimos tratando de explicar (Cortés, 1999). La regularidad o irregularidad de la traza, su
ortogonalidad o radialidad y otros aspectos formales saltan de inmediato a la vista de un plano base. Sin
embargo, es más conveniente adentrarse en los demás detalles de la estructura urbana antes de
caracterizar las peculiaridades de la traza. Después se puede volver al análisis morfológico y tipológico
de los espacios urbanos.

Hablando del plano base sobre el que se vierten posteriormente los datos del análisis conviene señalar
la variedad de representaciones que pueden hacerse, desde el croquis y el dibujo manual hasta el plano
digitalizado. Cada uno tiene su pertinencia: el croquis (incluso sin escala) para fijar observaciones o
criterio, o para trabajos de campo; el plano dibujado manualmente se usa cada vez menos, pero fue
durante siglos la herramienta para el diseño urbano y la planificación; el plano digitalizado es muy
conveniente cuando proviene de levantamientos aerofotogramétricos que emplean tecnología digital
para situar puntos de control terrestre por medio de geoposicionadores satelitales, y que aceleran la
restitución con equipos computarizados. Y también existen otros métodos simplificados de restitución
tanto horizontal como vertical (Ursúa Cocke, 1995).En otras ocasiones, se opta por digitalizar
directamente levantamientos confiables dibujados a mano. Cualquiera que sea el método de
representación empleado, el plano base deberá mostrar claramente la traza y los confines del área de
estudio y, cuando es posible, las curvas de igual nivel que definen la altimetría del sitio. Si además se
cuenta con el desplante de cada una de las edificaciones, se tienen todas las herramientas para
representar lo necesario en planos subsecuentes.

85
6. PATRIMONIO CONSTRUIDO.

Como el patrimonio urbano-arquitectónico es objeto de la conservación que pretende un plan para un


centro histórico, es esencial analizar sus características más relevantes desde un punto de vista
urbanístico, es decir, viendo el conjunto y no cada uno de los inmuebles en detalle.

Por ello revisamos las siguientes categorías: caracterización general, identificación y catalogación,
tipologías y valores, densidades, estado de conservación y percepción de la imagen urbana.

6.1. CARACTERIZACIÓN GENERAL


El primer objeto de una caracterización es la ciudad misma, vista como una totalidad. Spiro Kostoff ha
hecho trabajos de este tipo, pero son válidos para las ciudades históricas europeas, principalmente.
(Kostoff, 1991 y 1992.) Fernando Chueca Goitia, por su parte, propone caracterizar a las ciudades
hispanoamericanas dentro de cuatro grandes tipos atendiendo principalmente a la regularidad de su
trazado y a la presencia de fortificaciones (Cueca Goitia 1968, 130-134):

a) Ciudades irregulares, sin plan preestablecido o con accidentada topografía como Guanajuato
o Potosí en Bolivia.
b) Ciudades semi-regulares, muy numerosas, donde el rigor geométrico de la traza se adaptó a
las condiciones del sitio como Santiago de Cuba, Cartagena o Veracruz
c) Ciudades regulares, la inmensa mayoría, que definen al urbanismo hispanoamericano como
tal
d) Ciudades fortificadas de trazo regular, como Trujillo o Portobelo
e) Casos singulares, como Panamá o Santa Clara en Cuba.

Los cinco tipos que propone Chueca Goitia forman un corsé demasiado estrecho para caracterizar
la riqueza del urbanismo hispanoamericano. 11 Quizá por eso, otros autores, como Javier Aguilera
Rojas y Luis J. Moreno Rexach (citados por Salcedo Salcedo, 1996, 219-221) propusieron entre
1973 y 1976 un sistema de clasificación para las ciudades durante el dominio español en América
a partir de siete categorías :

11
Por ejemplo, Potosí no es tan irregular como Guanajuato; y ni Panamá Vieja (1519) ni Panamá Nueva (1678) son tan singulares como
se pretende.

86
a) Por fecha de fundación -Mineras
-Primera época (1492-1540) -Defensa
-Segunda época (1570-1700) -Administrativas
-Tercera época (1700-1810) e) Función dentro de la red urbana
b) Por la forma de su traza -De paso/conexión
-Regulares -Origen /destino
-Semiregulares f) Modos de crecimiento
-Irregulares - Unidireccional
c) Por su localización -Multidireccional
-Marítimas -Mixto
-Semimarítimas g) Defensas
-Interiores -Fortificadas
d) Por sus actividades características -No fortificadas
-Comerciales
La propuesta es interesante y cubre muchas variables, pero precisamente por eso se complica. Además,
deja fuera el periodo republicano que tuvo también sus fundaciones, como Tampico.

Quizá por ello, Salvador Díaz Berrio, al caracterizar un total de 75 ciudades históricas en México con
propósitos de conservación y su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial emplea una mezcla de
categorías que toman en cuenta emplazamiento, función en algunos casos, traza y magnitud, de la
siguiente manera (Diaz Berrio 1999, 35):

Costeras (Trazo mixto), que pueden ser:


-fortificadas (como Campeche)
-puertos (como Tampico o Tlacotalpan)
-lacustres (como México o Mezcaltitán)
Mineras (Trazo irregular) que pueden ser:
-centros principales (Guanajuato, Taxco)
-medios (como Real de Catorce o Pozos)
Montaña (Trazo mixto) que pueden ser:
-centros principales ( Xalapa o San Cristóbal)
-medios (como Cuetzalan o Comitán)
Valle (agríc.comerc., de trazo mixto o regular)
-centros principales (San Luis Potosí o Puebla)
-medios (Cholula o San Miguel de Allende)
-pequeños (como Tlaxco o Salvatierra)

Resulta difícil optar por una de las clasificaciones sin perder alguna de las categorías de las otras dos.
Lo importante, en todo caso, sería adaptarlas al caso que se estudia. Incluso, no sería tan importante
construir otra taxonomía si la caracterización está completa. Al final de este capítulo expongo en forma
tabular la caracterización de los Centros Históricos en los que me ha tocado intervenir.

87
6.2. IDENTIFICACIÓN O CATALOGACIÓN DE COMPONENTES

Se requiere identificar a todos y cada uno de los componentes que conforman el patrimonio construido.
No solamente edificios sino vestigios de infraestructuras y equipamientos en la vía pública. Vale la
pena preguntarse sobre el sentido que tiene esta tarea.

Tanto la identificación inicial como la catalogación propiamente dicha implican un principio de


valoración, de juicio que hacemos sobre el objeto que estamos estudiando. En ese sentido, forman parte
de una actitud frente al patrimonio. Lo valoramos y en consecuencia, queremos conservarlo.

En nuestro país, es el Instituto Nacional de Antropología e Historia quien se ocupa de estas tareas
dentro de sus atribuciones, particularmente en zonas de monumentos históricos. Pero también aparecen,
ocasionalmente otras instancias federales, estatales o incluso municipales que participan en esta
labor 12 . Una vez identificados, se elabora una cédula donde se consignan datos sobre la historia del
inmueble, sobre los periodos documentados o reconocibles de su edificación, sobre su uso original y
actual, sus materiales constitutivos y su estado de conservación. La cédula o ficha deja espacios en el
anverso y el reverso para agregar algún croquis de ubicación, una planta general y varias fotografías del
monumento. La mayoría de los ejemplos de arquitectura doméstica requieren normalmente una hoja
llena por ambos lados con esa información. Sin embargo, los monumentos importantes pueden requerir
varias hojas.

12
Tratándose de monumentos artísticos, es decir, aquellos edificios de la primera mitad del siglo XX con valor patrimonial, interviene la
Dirección de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes a quien se deben catálogos sueltos (INBA, 1980); la Dirección General
de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de CONACULTA tiene millares de cédulas de inventario de bienes inmuebles, casi
todos de valor histórico; en el nivel estatal y municipal destacan los catálogos de Monumentos Artísticos en el Centro Histórico de la
Ciudad de México , elaborados por el IDAU por encargo del Departamento del Distrito Federal (IDAU, 1990), así como el catálogo
del Centro Histórico de Guadalajara (Vázquez Ceceña, 1988). La dualidad y superposición de tantas agencias públicas que catalogan en
distintos niveles plantea ya la necesidad de contar con un Catálogo Nacional de Monumentos Histórico-Artísticos.

88
Fig. 41. Potosí., Bolivia. Ficha de catálogo. Anverso. (Según Gisbert y Prado, 1990)

Fig. 42. Potosí., Bolivia. Ficha de catálogo. Reverso. (Según Gisbert y Prado, 1990)

89
El manejo sistemático de la información en bases de datos computarizadas permite integrar los datos
recabados de manera que se puedan consultar todos los monumentos de una manzana, de un sector, de
una ciudad, un municipio, un estado o todo el país. También pueden agruparse según alguna o varias de
las categorías analizadas.

Las variantes a este procedimiento en otros países son pequeñas, si acaso, lo que cambia es el criterio
con el que se identifica a los inmuebles con algún valor patrimonial. Catálogos relativamente recientes
en algunas ciudades latinoamericanas como Potosí, Bolivia, muestran ya consistencia metodológica
que debe emularse (Gisbert y Prado, 1990). Incluso en México los criterios han venido evolucionando,
lo cual explica que zonas de monumentos ya catalogadas muestren un porcentaje nada despreciable de
ejemplos de valor patrimonial no catalogados previamente pero fácilmente identificables.

Aun si ya existen estos estudios, se requiere un trabajo de campo para verificar si “están todos los que
son y son todos los que están” en el catálogo. Con sus resultados, se procede a revisar los límites de la
zona de monumentos.

¿Por qué insistimos en una herramienta de conocimiento que finalmente analiza individualmente los
ejemplos arquitectónicos si lo que pretendemos es trabajar con el conjunto urbano? Porque las
arquitecturas que componen la ciudad son equiparables a las células de un organismo. Si no las
conocemos, si no establecemos las constantes, las invariantes y también las excepciones en ese
universo de edificios se corre el peligro de simplificar lo que de suyo es complejo.

Nuestra finalidad es actuar sobre el conjunto, pero no lo lograremos si no nos adentramos en sus
particularidades.

6.3. UBICACIÓN Y DELIMITACIÓN POR ZONAS.


Una vez identificados y evaluados todos los inmuebles de valor patrimonial, se procede a verificar si
los límites originalmente asignados a la zona de estudio son los más adecuados, o si es necesario
recortarlos o ampliarlos. La representación planimétrica facilita esta revisión y permite corroborar o
rectificar los límites inicialmente asignados. También puede dar origen a la creación de una o varias
nuevas zonas o subzonas que deben incluirse.

90
El propósito de estas delimitaciones es doble: en primer lugar, identifica la zona (o las zonas)
central(es) donde la densidad y la importancia intrínseca de los monumentos fundamenta la declaratoria
oficial de un centro histórico. Las zonas en torno pueden ser de menor densidad, donde las
disposiciones de tutela pueden ser más flexibles. También pueden definir zonas de “amortiguamiento”,
en las que las normas influyan sobre las principales características de la nueva arquitectura de ese
contexto, o sobre el tipo de anuncios permisibles. Finalmente, también se pueden delimitar zonas
todavía más extensas, carentes ya de monumentos pero donde la percepción del paisaje natural está
estrechamente asociada a la del centro histórico, como en Guanajuato. Los estudios de Salvador Díaz
Berrio y Olga Orive en la década de los 70 en muchos centros históricos mexicanos son pioneros en ese
sentido, aunque no siempre se hayan tomado en cuenta sus propuestas al hacer las declaratorias
oficiales. (Díaz Berrio, 1986)

6.4. ÉPOCAS DE CONSTRUCCIÓN


La investigación histórica y los datos individuales de los monumentos, así como la verificación de
campo, permiten representar en un plano los inmuebles según las épocas en las que fueron construidos.
En realidad, se representa la época más representativa de todas aquellas por las que ha pasado cada
inmueble, porque es difícil encontrar alguno que conserve intactos todos los atributos de su
construcción original. Este tipo de análisis puede mostrar simplemente que hay muchas partes del
centro histórico donde varias épocas coexisten, pero también puede dar como resultado sectores donde
predomina una época sobre otras. Las épocas coincidirán con la periodización que se haya obtenido en
la investigación histórica. La periodización por siglos, ampliamente utilizada por los historiadores del
arte para el último medio milenio, también puede utilizarse en este caso. Pero también puede intentarse
otra que refleje mejor los periodos socioculturales, como la que emplea Esperanza Ramírez Romero
para los monumentos de Morelia (Ramírez Romero 1985, 20), tomando en cuenta que la ciudad se
fundó en 1541:

• Nueva España (1541 -1810)


• Independencia (1810-1856)
• República (1856-1910)
• Revolución (1910 en adelante)

En mis propios estudios, sigo varios criterios: el periodo virreinal lo organizo en tres etapas, que
corresponden sólo a grandes rasgos con los siglos XVI, XVII y XVIII, ya que evito deliberadamente

91
algunos parteaguas de cambio de siglo. Así, la primera corresponde al periodo 1521-1630, porque la
gran inundación de 1629 trajo consigo destrucción y cambios importantes en la manera de construir. 13
La segunda ocupa el resto del siglo XVII, y la tercera incluye todo el siglo XVIII hasta 1821. A partir
de esta última fecha se inicia el periodo republicano hasta 1920, que es cuando dejan de utilizarse los
sistemas tradicionales de construcción y se abre paso el panorama del siglo XX.

Lo cual nos acerca a otra manera de periodizar: hacerlo por estilos. Las categorías de Renacimiento,
Manierismo, Barroco Rico, Estípite, Académico y Republicano (algunas de las cuales son válidas sólo
para el ámbito nacional), los Neoestilos del siglo XIX (Neoclásico, Neorománico, Neogótico, etc.), el
Art-Nouveau, Neoestilos del siglo XX (Eclecticismo, Neocolonial, Neomorisco), el Art-Decó y el
Movimiento Moderno (en varias etapas) tienen la ventaja de que se refieren a referentes formales e
incluso constructivos más claramente identificables. Cada estilo tiene, por ejemplo, una relación
distinta entre vanos y macizos en las fachadas. Si esto no se entiende, se corre el riesgo de hacer
ejercicios inútiles con objeto de concluir, por ejemplo en supuestas reglamentaciones que preconizan
“el predominio de paramentos sobre vanos”, principio totalmente inaplicable a edificios de uso
comercial y de servicio construidos en los albores del siglo XX en el Centro Histórico de San Luis
Potosí, por ejemplo. Sin embargo, los estilos también se superponen y coexisten, de manera que la
periodización siempre será una abstracción de la realidad.

6.5. TIPOLOGÍAS, RASGOS Y VALORES


Conviene separar por grandes géneros el universo catalogado y representarlo así en los planos.

Una primera clasificación por grandes géneros, aplicada a la mayoría de los centros históricos
latinoamericanos podría ser la siguiente:

• Inmuebles religiosos (Iglesias, conventos e instituciones atendidas por religiosos o religiosas)


• Otros edificios públicos de valor patrimonial (Palacios de gobierno, cabildos, cárceles,
alhóndigas, teatros, palenques, plazas de toros)
• Arquitectura industrial (Ingenios, haciendas de beneficio, fábricas)
• Arquitectura doméstica tradicional (urbana y rural)
• Infraestructuras (Murallas, calles, paseos, acueductos, cajas de agua, puentes, túneles)

Desde luego, cada género puede generar tipologías más específicas. Alberto Saldarriaga propone para
la arquitectura doméstica tradicional colombiana varios enfoques tomando en cuenta la forma de los

13
En Puebla ocurre algo semejante, porque las últimas obras en los grandes conventos de las órdenes masculinas concluyen alrededor de
1620.

92
lotes, el número y posición de los patios, la existencia de uno o más niveles, etc. (Saldarriaga Roa
1990, 77-92) Pero esto implica contar con una cartografía donde no solamente se indique la división
predial sino también el área ocupada por las construcciones.

El análisis tipológico permite tender un puente entre las peculiaridades de cientos o miles de ejemplos
en un centro histórico y los principales rasgos de su realidad espacial y constructiva. Es la herramienta
que sustenta las metodologías más sobresalientes de conservación de centros históricos en la segunda
mitad del siglo XX. Ejemplos como el de Bologna, al que ya nos hemos referido, utilizan
predominantemente este tipo de análisis para sustentar sus propuestas de intervención (Cervellati y
Scannavini, 1976).

Por eso, en un universo de docenas o cientos de inmuebles de valor patrimonial, conviene establecer
los principales rasgos de cada uno de los géneros o tipos detectados tales como alturas, tipo de
cubiertas y remates, posición de vanos y otros, como lo hace Carmen Priego Medina en un estudio
reciente sobre Tlacotalpan (Priego Medina, 1999). El análisis se facilita cuando es posible dibujar
larguillos o secciones longitudinales por las vías públicas que muestran la suma de levantamientos de
fachadas a lo largo de una calle (Ajroldi, 1987). Con los mismos datos de superficies construidas y
alturas es posible obtener visiones axonométricas de manzanas o conjuntos que representan al conjunto
14
edificado. Al analizar las tipologías de vivienda en el Centro histórico de Guadalajara, Alfredo
Varela Torres, va más allá y propone representaciones en desarrollo de cada uno de los envolventes
tanto en espacios abiertos como locales cerrados en las edificaciones estudiadas (Varela Torres 1999,
203-230). El grado de detalle en estos aspectos dependerá del tiempo y los recursos disponibles. Sin
embargo, siempre es deseable registrar al máximo todos estos rasgos, o bien, construír una base de
datos de acceso público que pueda ser actualizada con las pequeñas operaciones cotidianas, la “labor de
hormiga” que va transformando a la ciudad.

La suma de elementos de análisis debe arrojar una valoración preliminar del universo estudiado. El
juicio de valor no se refiere tanto al que tiene cada uno de los inmuebles catalogados sino al de los
conjuntos o asociaciones entre varios monumentos, particularmente en torno a plazas o puntos focales
del asentamiento.

14
Tal como lo hace Cesare Ajroldi en sus propuestas de intervención para tres áreas en la pequeña ciudad siciliana de Caltagirone.
(Ajroldi 1987, 83-99).

93
Fig. 43. Tipologías de templos y edificios públicos en Bologna. ( Según Cervelatti y Scannavini, 1976)

Fig.44. Tipologías de vivienda en Bologna. ( Según Comune di Bologna, 1979)

94
Fig. 45. Análisis tipológico de Mompox, Colombia. (Según Saldarriaga 1997)

Fig. 46. Caltagirone, Italia. Larguillo de los departamentos que flanquean una calle. (Según Ajroldi, 1987)

Fig. 47. Guadalajara, Jal. Larguillo de dos frentes de manzana. (Según Vázquez Ceceña, 1988).

95
6.6. DENSIDAD PATRIMONIAL

La distribución del patrimonio edificado no es uniforme. Hay que establecer su densidad y


representarla. Este tipo de análisis es relativamente sencillo cuando se trabaja con cartografía
digitalizada, pero también puede hacerse en forma manual, incluso con apreciación visual aproximada.
La unidad de análisis puede ser la manzana, y lo que puede obtenerse son dos tipos de porcentaje:

• Densidad bruta: se obtiene con la proporción de predios ocupados por edificaciones de valor
patrimonial respecto a la superficie total urbana.

• Densidad neta: es la proporción de superficie los monumentos en planta baja respecto a la


superficie de la manzana, excluyendo las superficies de vialidades. (Esta densidad también
puede relacionarse con el valor COS analizado más adelante como indicador de intensidad de
uso del suelo).

El resultado de este tipo de análisis permite identificar las zonas donde la densidad patrimonial es muy
intensa, que bien pueden ser analizadas a mayor detalle posteriormente, por ejemplo, mostrando las
plantas del interior de las edificaciones.

6.7. MATERIALES Y SISTEMAS CONSTRUCTIVOS PREDOMINANTES.

No se puede ignorar la realidad material de la que están hechos los monumentos en un centro histórico.
Sin embargo, como tampoco se trata de tener a la vista los detalles constructivos de todos los
inmuebles, es necesario extender el análisis tipológico a los principales materiales y sistemas
constructivos presentes en el tejido urbano, no solamente en las edificaciones sino también en las
infraestructuras.

Para ello se requiere la información de estudios previos, principalmente de tipo arqueológico y


estratigráfico, que permitan establecer tipos predominantes en el transcurso de distintas épocas. Su
comprensión es indispensable para caracterizar las tipologías constructivas para cada uno de los
principales tipos de monumentos: religiosos, civiles y domésticos, distiguiendo entre:

96
• Sistemas de cimentación predominantes
• Sistemas de apoyos aislados (pilares y columnas) o continuos (muros), incluyendo apertura
de vanos y cerramientos
• Sistemas de cobertura (entrepisos y cubiertas)
• Sistemas de circulaciones verticales (escaleras y rampas),
• Sistemas de cierre de vanos
• Sistemas de acabados
• Sistemas de desagües e instalaciones

En cada caso, es necesario distinguir entre los materiales y sistemas propiamente estructurales y
aquellos que desempeñan una función protectora (contra la intemperie o la humedad) o simplemente
decorativa. Análisis como los hechos por Luis Silva Ruelas para los muros y las rejas de Morelia serían
magníficos ejemplos de este tipo, ya que precisamente parten de datos estratigráficos y de una sana
comprensión de los sistemas y materiales constructivos que florecieron en esa ciudad a lo largo de
distintas épocas (Silva Ruelas 1991a y 1991b). Ello sin olvidar que los métodos arqueológicos no son
un fin en si mismos sino medios para alcanzar los fines de la conservación. El catalán Antoni González
resume así esta cuestión:

Desde hace bastantes años, la arqueología entendida como análisis estratigráfico de todo el
monumento –cubiertas, espacios cerrados, alzados o paramentos, etc.-, y el conjunto de
ciencias concurrentes (paleografía, estudio de fuentes documentales, ceramología, antropología
física, palinología, numismática, dendrocronología, etc.) ha alcanzado un elevado grado de
eficacia en cuanto al conocimiento del monumento que se persigue en la primera fase de la
restauración monumental.

Los riesgos, en este caso, no están en la propia ciencia, sino en su práctica. En primer lugar,
porque aunque la arqueología sea una ciencia con grado de fiabilidad muy alto, no tienen por
que serlo –como ocurre en todas las disciplinas- todos los profesionales que la ejercen....

En segundo lugar, porque el propio prestigio de la disciplina ha inducido en ocasiones a


convertir los trabajos arqueológicos en sí mismos como objetivo de la restauración, más que en
medio o mecanismo de ésta. (González Moreno-Navarro 1995, 59,60)

Las tipologías de esta naturaleza, basadas en la realidad observada, han dado lugar, en Italia, a la
producción de Manuales para los principales centros históricos en los que se consignan con todo detalle

97
las soluciones típicas de materiales y sistemas constructivos en cada uno de los sistemas de
cimentación, apoyo, cobertura, circulaciones verticales y acabados. (Comune di Roma, 1989) Como
consignan fielmente las soluciones típicas, permiten conocer los recursos materiales y la tecnología
empleada, hoy en desuso.

La pregunta que nos hicimos al comentar las tipologías espaciales surge de nuevo y tiene la misma
respuesta: ¿por qué habría que descender a detalles constructivos si lo que se está planteando es una
visión urbanística de conjunto?, pues, porque una tipología sobre estos aspectos no desciende a la
realidad de todos los casos sino solamente a un número limitado de ejemplos representativos que nos
permiten comprender la realidad material de que está constituida la totalidad que nos interesa.

Pero igual que las tipologías espaciales, las tipologías constructivas tienen otra aplicación, porque
pueden fundamentar normas de actuación dentro de parámetros apegados a la tradición construtiva,
sobre todo cuando ésta sigue viva. Por eso, en Italia, desembocan en manuales. Son mínimos de
orientación que permiten a los arquitectos y constructores orientar las soluciones individuales. También
permiten detectar las carencias actuales y las necesidades de adiestramiento de mano de obra
especializada, porque algunos de los sistemas que describen ya no cuentan con artesanos capaces de
ejecutarlos.

6.8. ESTADO DE CONSERVACIÓN


Tomando los datos de catálogo o de la investigación de campo, se representan en un plano los tipos y el
nivel de gravedad de daños, alteraciones y deterioros más frecuentes en el patrimonio urbano-
arquitectónico. Esta caracterización tipológica del estado de conservación es indispensable para
formular el diagnóstico. Uno de los criterios para construir esta tipología puede ser el de gravedad de
las alteraciones con tres a cinco graduaciones por ejemplo:

• Edificaciones tan dañadas o alteradas, que están en serio peligro de desaparición


• Edificaciones muy dañadas o alteradas
• Edificaciones con deterioros o alteraciones regulares
• Edificaciones con deterioros o alteraciones menores
• Edificaciones en buen estado de conservación y mantenimiento

98
Figs. 48 a 54. Morelia. Diversos detalles constructivos en arquitectura doméstica. ( Según Silva Ruelas, 1991 a y b)

99
Figs. 55 a 59. Roma. Detalles constructivos típicos en arquitectura monumental. (Según Comune di Roma, 1989)

100
La representación planimétrica y el correspondiente análisis pueden arrojar luz sobre las áreas urbanas
donde los deterioros tienden a ser mayores y, en contrapartida, aquellas áreas donde predominan las
edificaciones en buen estado.

Señalar las degradaciones o alteraciones sin referirse a las causas que las originan limitaría la
profundidad del diagnóstico. Por eso es necesario referirse, en cada caso, a su origen intrínseco (fallas,
insuficiencias o errores de las etapas constructivas originales ) o extrínseco de las mismas (daños
causados por la exposición prolongada a los elementos naturales tales como sol, lluvia, viento, etc.;
desastres súbitos tales como terremotos, incendios, inundaciones o huracanes o acciones humanas; y
alteraciones motivadas por cambios de uso abusivos). 15 En esta identificación de agentes causales, las
acciones humanas son más difíciles de rastrear en toda su complejidad ya que obedecen a intereses y
valores de todo tipo, económicos, políticos, ideológicos y puramente personales.

6.9. ELEMENTOS NO-PATRIMONIALES INTEGRADOS O DISCORDANTES


Muchos elementos edificados de construcción reciente que no fueron identificados como patrimonio
cultural tienen atributos que les permiten convivir, integrados, con los inmuebles de valor patrimonial.
Se trata de edificios o infraestructuras que no contrastan excesivamente con la arquitectura que se
pretende conservar y que armonizan con ella aunque sea parcialmente (por su altura, sus proporciones,
su ritmo o su volumetría). Por otra parte, también hay edificaciones, infraestructura (por ejemplo líneas
aéreas) y mobiliario urbano (como anuncios) que son francamente discordantes, que demeritan los
valores que se trata de proteger. Es indispensable registrarlos puntualmente desde la etapa de
diagnóstico porque generarán necesariamente objetivos, estrategias y programas apropiados. Los
criterios para considerar integrado o discordante a un elemento deben ser explícitos, y de preferencia,
discutidos y probados antes de aplicarlos. Más adelante se hacen consideraciones específicas a este
respecto.

15
Bonfil (1971, 71-83) hace un recuento útil de todas estas causas del que se puede partir para elaborar las tipologías correspondientes.

101
6.10. PERCEPCIÓN DE LA IMAGEN URBANA

Esta parte del análisis cubre el conjunto que forman tanto las edificaciones de valor patrimonial como
las que no teniendo ese atributo están dentro de la zona de estudio. Se refiere a la forma en que los
habitantes y visitantes al centro histórico perciben ese conjunto de espacios y volúmenes edificados.

Siendo la vista el principal sentido que facilita esa percepción, casi todas las metodologías al respecto
parten de los aspectos visuales. En ese contexto, la identificación de los puntos de vista y los trayectos
más importantes es indispensable para al análisis.

Los puntos de vista fijos son aquellos desde donde mejor se aprecia la totalidad o una parte de interés
del asentamiento. Se encuentran en miradores, espacios abiertos, plazas o descampados dentro o fuera
del centro histórico desde donde puede apreciarse una panorámica importante. No son necesariamente
los más conocidos, concurridos o accesibles, así que es conveniente identificar esas características para
considerar más adelante su promoción o accesibilidad.

La imagen fotográfica es razonablemente suficiente para el análisis en gabinete de este tipo de


panoramas con un punto de vista fijo. Conviene identificarlo en planos, con la dirección y ángulo de
cobertura de la toma. Sin embargo, si se cuenta con una planimetría confiable y datos sobre la
topografía y el número de pisos y tipo de cubiertas en cada inmueble, es posible hacer esquemas
axonométricos o de perspectiva cónica, manuales o digitalizados, donde los componentes volumétricos
del conjunto se destacan con más nitidez. 16

La percepción del espacio urbano es, sobre todo dinámica. Se percibe a la ciudad en movimiento.
Kevin Lynch sintetizó algunos principios al respecto para propósitos de análisis y diseño de espacios
urbanos desde hace más de cuatro décadas. 17 Ello no obsta para recobrar las experiencias de otros,
particularmente en el campo de las ciudades históricas. Es el caso de Martienssen y su análisis de lo

16
Cf. Ajroldi, op. cit., quien presenta perspectivas axonométricas a línea para su plan de conservación de Caltagirone, Sicilia. Por su
parte, Sánchez Arquitectos (1981), elaboraron croquis perspectivos panorámicos con las principales vistas de Xalapa sumamente
convincentes para resumir lo esencial de la imagen urbana de esa ciudad, incluido el núcleo histórico.
17
Lynch (1960). Establece los términos de sendas, bordes, barrios, nodos y mojones (o hitos) para designar los componentes de análisis
de la imagen urbana. Su metodología tuvo una aceptación generalizada en los círculos de diseñadores urbanos y arquitectos de paisaje.
Muchos se limitan a interpretar mecánicamente estos principios, pocos profundizan en su aplicación y no todos están de acuerdo con
esos principios.

102
que denomina visión dinámica para comprender mejor los principios del urbanismo griego18 , o de la
demostración de Edmund Bacon sobre la percepción de los trayectos en Pekin, la Roma renacentista y
Bath. 19

Por eso tienen mucha aceptación los larguillos a que nos referimos anteriormente. Permiten representar
el perfil urbano y su utilidad crece cuando las secciones longitudinales corren por calles con pendiente.
Además, pueden ser la base para representar en ellos los colores predominantes de la ciudad. Son
indispensables cuando se trata de calles angostas y relativamente oscuras o sombreadas, donde la
fotografía sólo capta la realidad en escorzo.

Sin embargo, la representación por medio de larguillos no deja de ser una abstracción, porque la
realidad visual de los recorridos es la de la perspectiva cónica que nos dan los dibujos, las fotografías y
las secuencias cinematográficas o videográficas. Por eso, autores como Michael Trieb se apoyan en los
dos sistemas: el frontal de los larguillos y el perspectivo para sus análisis de percepción urbana. 20 Otro
método, más empleado por su relativa sencillez consiste en emplear imágenes fotográficas de archivo
para mostrar los elementos originales de la percepción del espacio urbano, comparándolos con fotos
recientes que muestran la situación actual e incluso con croquis perspectivos para describir las
propuestas de intervención, como lo hacen Monica Trochym-Zynke y otros en sus proyectos para la
pequeña ciudad de Chęciny en Polonia. 21

18
Martienssen (1958) explica la posición y acceso a los templos en varias ciudades griegas como resultado de trayectos de aproximación
en los que se prepara al visitante a descubrir finalmente al templo, evitando la imagen frontal y propiciando la visión en escorzo del
conjunto. Gruber (1952) también le daba importancia a la rica secuencia de visuales hacia la catedral o parroquia en ciudades
medievales. Es una concepción diametralmente opuesta a la de los urbanistas del Renacimiento. Este tipo de análisis puede extrapolarse
con provecho a muchos otros casos, incluyendo las ciudades históricas en Latinoamérica,.
19
Bacon (1967).
20
Trieb (1979). Particularmente en sus análisis sobre la imagen urbana de la ciudad histórica de Lübeck, Alemania.
21
Trochym-Zynke, Monika et al. (1978)

103
Fig. 60. Caltagirone, Italia. Representación axonométrica Fig. 61. Xalapa. Perspectiva de imagen urbana. (Según Sánchez Asociados, 1981)
de un sector urbano. (Según Ajroldi, 1987)

Figs. 62 a 64. Hitos en trayectos y en plazas. (SegúnLynch, 1984)

Fig. 65. Trayectos visuales en Florencia. (Según Bacon, 1967)

104
Figs. 66 y 67. Schwäbisch Hall, Alemania. Vista exterior y larguillo de un lado de la plaza del mercado. (Según Trieb et al, 1979)

Figs. 68 a 70. Checiny, Polonia. Panorámica exterior ciudad y burgo. Calle Lokieka., foto de principios de siglo y croquis de análisis.(Según Trochym-Zynke et al, 1978)

105
Lo que se percibe visualmente no son solo formas delineadas, sino formas iluminadas con textura y
color que son atributos de la zona de monumentos. Ello obliga a detenerse en esas calidades para
sistematizar el análisis, no solamente en los edificios sino en las infraestructuras. A nadie escapa que
las calles empedradas o embaldosadas con aparejos simples o complejos vibran visualmente y
enriquecen la imagen urbana. Se requiere registrar, consignar esas texturas y establecer su importancia
como parte de la imagen urbana.

La luz, por otra parte, devela la cromática de la ciudad, que no es necesariamente la actual. Ésta
también ha evolucionado, porque los recubrimientos de las edificaciones se renuevan constantemente. 22
En este aspecto, como en el resto de los recubrimientos, es necesario hacer exploraciones o calas para
descubrir la estratigrafía de los materiales constitutivos de las bases y los de la piel de la arquitectura,
incluyendo los colores. Estudios de este tipo como los de Luis Silva Ruelas para la ciudad de Morelia 23
son indispensables para entender que son muy contados los casos en los que los materiales de la base se
dejaron a la vista, y que lo que predominó, más bien, fueron los enlucidos sobre las mamposterías e
incluso las lechadas aguadas para proteger la cantera labrada. Los datos arqueológicos de la
arquitectura mesoamericana muestran esencialmente lo mismo.

Una síntesis de todos los componentes del análisis sobre el patrimonio cultural construido es
indispensable para fundamentar esta parte del diagnóstico. En el siguiente cuadro se muestran algunos
de los elementos más significativos al respecto en cuatro centros históricos.

22
Quincerot (1985). Muestra que en el caso del núcleo histórico de Ginebra predominaba el monocromatismo de blancos y grises entre
1945 y 1970, pero que entre 1970 y 1983 recomenzó el gusto, quizá excesivo, por los colores. La siguiente etapa, a partir de 1983,
conserva el cromatismo pero trata de fundamentarlo con gamas de colores armónicos o complementarios.
23
Silva Ruelas (1991 a) p. 129 caracteriza la pérdida de los recubrimientos calcáreos de los muros de Morelia en los siguientes términos:
La eliminación de los materiales que cubrieron los muros de las edificaciones ... puede desglosarse en tres acciones... 1. Desaparecen
elementos de pintura y decoración que fueron partes integrantes de los edificios.... No se respeta la substancia antigua y se altera el
entorno tradicional... 2. Se dañan los materiales básicos de los muros y piezas ornamentales de cantera... 3. Se despoja a los
materiales de un efectivo escudo de protección contra las agresiones del medio ambiente. Con ello, se acelera la degradación de las
edificaciones y se reduce su vida útil.

106
CUADRO 12. PATRIMONIO URBANO-ARQUITECTÓNICO EN CUATRO CENTROS HISTÓRICOS .
Centro Histórico Rasgo Observaciones
analizado
SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P.
• Fundación en 1593, al término de la Guerra Chichimeca Antecedentes La fundación inicial de la ciudad española ya incluía
un barrio indígena de tlaxcaltecas. En el siglo XVII
se avecindaron otros cinco barrios de distintas
etnias (otomíes, nahuas, etc)
• Extensión: 476 has. sobre 425 manzanas (en 1987). El carácter asistemático de la traza en los barrios
Traza: Regularidad y continuidad en el núcleo original Extensión y indígenas se refleja en distintas proporciones y
de la ciudad española; cierta irregularidad y Traza dimensiones para las manzanas
discontinuidad en los antiguos barrios indígenas; predominantemente cuadrangulares.
irregularidades en zonas donde hubo haciendas de
beneficio y jales.
• Cuatro etapas reconocibles: 1. siglo XVII; 2. siglo XVIII; Periodización En las primeras dos etapas hay una arquitectura
3. siglo XIX hasta 1920; 4. etapa final de 1920 hasta virreinal notable; en la tercera surge una
nuestros días. arquitectura republicana muy vigorosa.

• 2147 inmuebles de valor patrimonial Universo El catálogo hasta 1987 no incluía inmuebles
catalogado
interesantes en estilos art-decó, neocolonial y
funcionalista.
• Zona estudiada formada por perímetros A y B, según Delimitación y En 1991, la Zona de Monumentos decretada redujo
proyecto vigente en ese entonces. subdivisión ambos perímetros.
• Tres categorías: I. Principales monumentos religiosos y En los principales edificios civiles hay gran riqueza
civiles; II. Construcciones domésticas importantes a Tipologías de manifestaciones: un palacio de gobierno, un
conservar; III. Construcciones domésticas de valor palacio municipal, una alhóndiga, una casa de
ambiental moneda, dos teatros y varios más. En las
construcciones de valor ambiental hay bastantes
vecindades.

• La mitad de las manzanas del perímetro A tiene una Densidad Densidades muy bajas en áreas afectadas por
densidad entre 50 y 75%; sólo la séptima parte de las patrimonial proliferación de comercios o por instalaciones
manzanas del perímetro B tiene esa proporción. ferrocarrileras y sus anexos.

• Muros de mampostería aparente o revocados (excepto Materiales y Sin embargo, en antiguos barrios indígenas también
en portadas, esquinas, enmarcamientos y otros sistemas hay muros de adobe aplanados a la cal.
elementos simbólicos donde hay cantera labrada) y constructivos
entrepisos o cubiertas de viguería y terrado en general. predominantes
Parte de las construcciones del siglo XIX hasta 1920
son de muros de tabique y bóvedas catalanas de ladrillo
y riel.
• Parte del perímetro A y ambos lados de la Av. Juárez Estado de Los inmuebles propiedad federal están
hasta el Santuario de Guadalupe en estado aceptable. conservación razonablemente conservados. Sufren más los de
Deterioros regulares y graves en los antiguos barrios y propiedad privada por falta de mantenimiento, con
en los alrededores del Mercado Hidalgo. fecuencia intencional.
• Algunos edificios (oficinas y hoteles) de más de 4 Muchos anuncios espectaculares y comerciales
niveles en el núcleo central. La mayoría de las Elementos (hasta 1987). Algunos elementos razonablemente
construcciones de la última etapa (1920 en adelante) discordantes integrados (Vgr: estacionamiento en Independencia
son discordantes. e Iturbide).
• Pocas vistas del conjunto desde el exterior por la
topografía plana y por estar rodeado por la zona Imagen urbana
Los patios e instalaciones del F.C. y el puente
metropolitana. Secuencias visuales más importantes en
elevado que los salva constituyen una barrera visual
calles que desembocan o rematan en plazas o
hacia el oriente.
principales edificios religiosos y civiles.

107
Fig.71. Traza fundacional de la ciudad española en 1593. Barrio taxcalteca ya presente. (Según de la Maza, 1969)

Fig. 72. Proyecto de perímetros A y B de la Zona de Monumentos en 1987, según INAH.

108
Fig. 73. Catedral Fig. 74. Parroquia de San Miguelito.

Fig. 75. Casa de Moneda. Fig. 76. Alhóndiga. Fig. 77. Teatro de la Paz.

San Luis Potosí. Selección representativa de monumentos religiosos y civiles. (Fotos AGP)

Fig. 78 Palacio de Gobierno, de Miguel Constanzó (1808). Fig. 79. Teatro Alarcón, de Tresguerras (1827), primer teatro
republicano. (Según De la Maza y Katzman.

San Luis Potosí. Otros monumentos civiles de importancia.

109
Figs. 80 a 83 San Luis Potosí. Edificios mixtos: Comercio y oficinas, de principios del siglo XX;
Dos ejemplos de comercio y vivienda; Casa céntrica. (Fotos AGP)

110
SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO. Antecedentes Hay desplazamientos sucesivos del centro hacia el
• Primera fundación en San Miguel El Viejo en 1542. norte (Plaza de la Soledad) y el sur (actual Plaza
Refundación en torno al manantial El Chorro en 1555. En Mayor) entre fines del S. XVI y principios del S.
la villa se incubó la revolución de Independencia. XVIII.

Extensión y Perímetro C para ubicar patrimonio identificado.


• Zona de Monumentos Históricos decretada en 1982, con Traza Traza predominantemente regular pero con
dos perímetros A y B que dan un total de 75 Has. en 68 manzanas pequeñas al centro y grandes en la
manzanas. Perímetro C adicional con 18 manzanas y 46 periferia.
Has. Total 121 Has. Periodización Elementos neoclásicos y neogóticos en el periodo 3.
• Cuatro etapas reconocibles: 1. Siglo XVII; 2. Siglo XVIII La mayor parte de inmuebles del S. XIX en bordes
hasta 1820; 3. Resto del Siglo XIX hasta 1930; 4. 1930 de perímetro A y en perímetros B y C.
hasta nuestros días Los 346 inmuebles adicionales son principalmente
Universo de arquitectura de valor contextual o ambiental,
• 235 monumentos catalogados por el INAH en perímetros catalogado principalmente en los perímetros B y C.
A y B, más otros 346 identificados en campo; en total 581
inmuebles en los perímetros A, B y C. Delimitación y
• En perímetro A se encuentra el mayor número de subdivisión
monumentos catalogados por el INAH. El perímetro B son
dos fracciones periféricas a A. El perímetro C se divide en
Tipologías La gran mayoría de monumentos religiosos en
otras 3 fracciones periféricas.
perímetro A.
• 3 categorías: 1. Monum. religiosos catalogados; 2.
Monum. civiles y domésticos catalogados; 3. Arquitectura
doméstica de valor ambiental. Densidad Rangos entre 10 y 50% en perímetro B. Rangos
• Densidad patrimonial entre 75% y 100% en manzanas en patrimonial muy variables entre 5% y 50% en perímetro C.
parte central del perímetro A. Desciende a rangos entre 50
y 75% en bordes del mismo perímetro. Materiales y Frecuente intrusión moderna de elementos de
• Predomina mampostería de piedra y entrepisos y sistemas concreto armado en castillos, dalas y losas.
cubiertas de viguería y terrados. En este siglo se emplean constructivos
más muros de tabique. Escasa presencia de muros de predominantes
adobe. Estado de En cambio, las capillas de los Dolores y de la
• Monumentos religiosos y civiles razonablemente conservación Piedad están en estado ruinoso, y la de Loreto está
conservados. Deterioros diversos en arquitectura mal acompañada.
doméstica. Elementos
• Algunas construcciones son ejemplo de falsos históricos. discordantes Control municipal reciente sobre anuncios y letreros.
Otras son equipamientos contemporáneos mal integrados.
• Vistas propicias desde la llegada de Querétaro, con la Imagen urbana Parte importante de la imagen urbana son las calles
parroquia, la iglesia de la Concepción y la alameda del de empedrado tradicional.
Chorro como hitos o áreas principales. Trayectos visuales
importantes a lo largo de las calles de Umarán y Correo, y
otras que desembocan o rematan en plazas o
monumentos.

111
Fig. 84. San Miguel de Allende. Patrimonio de la época virreinal. (Según González Pozo, 1997c)

Fig. 85. San Miguel de Allende. Patrimonio de los siglos XIX y XX. (Según González Pozo, 1997c)

112
Fig. 86. Delimitación de los perímetros A, B y C, mostrando principales edificios religiosos y civiles, así como arquitectura de valor
contextual. (Según González Pozo, 1997c)

Parroquia de San Miguel


La
Fig. 87. San Miguel de Allende. Densidad del patrimonio. (González Pozo, 1997c)

113
Fig. 88. Delimitación de los perímetros A, B y C, mostrando principales edificios religiosos y civiles, así como arquitectura de valor
contextual. (Según González Pozo, 1997c)

Fig. 89. Parroquia de San Miguel Fig. 90. La Concepción


Arcángel

Fig. 91. Templo y Convento de San Fig. 92. Templo de San Francisco desde la plaza
Francisco. cívica Ignacio Allende.

San Miguel de Allende. Principales inmuebles deteriorados. (González Pozo 1997c)

114
REAL DE CATORCE, S.L.P.
• Fundación definitiva en 1782; hay noticias sobre actividad Antecedentes En la actualidad tiene 1,000 habitantes y sus minas
minera y fundación previa. Volumen demográfico máximo cerraron hace poco.
de 20,895 habitantes en 1790, 14,000 en 1905 y sólo 250
en 1920.
• 64.10 Has. con 103 manzanas, a ambos lados del arroyo Extensión y Manzanas muy pequeñas (prom. 0.18 Ha) en el
Catorce. Traza predominantemente regular con Traza centro y algo mayores (0.22 Ha) en la periferia.
discontinuidades.
• 2 periodos reconocibles: 1. Siglo XIX hasta 1910; 2. Resto Periodización Los principales monumentos son de la primera
del siglo XX hasta nuestros días. mitad del siglo XIX.
• 84 monumentos catalogados por INAH más otros 30 Universo La mayor parte de los 30 adicionales están en
propuestos dentro de perímetros A y B. catalogado ruinas.
• Delimitación del INAH en perímetro A (9.10 Has.) y Delimitación y La mayor parte de los monumentos en ruinas están
perímero B (55 Has.) subdivisión en el perímetro B.
• Cinco categorías: 1. Edificios religiosos; 2. Edificios civiles; Tipologías 2 monumentos religiosos. Los civiles son: palacio
3. Arquitectura doméstica tradicional; 5. Infraestructuras
municipal, casa de moneda, alhóndiga, palenque,
históricas; 5. Haciendas de beneficio
plaza de toros, hospital. Hay 6 puentes y un túnel. 3
haciendas de beneficio están en las inmediaciones
y otras más en la rmicroregión.

Las bajas densidades se deben a que muchas


• Altas densidades en el perímetro A. Bajas en perímetro B. Densidad
patrimonial ruinas no se catalogaron.

Sin embargo, un número considerable de cubiertas


• Predominio de muros de mampostería, muchos aparentes, Materiales y
sistemas han sido substituidas por losas de concreto o por
y entrepisos y cubiertas de viguería y terrado.
constructivos láminas de zinc.
predominantes
• Sólo 4% de inmuebles están en buen estado; 18% en
Estado de Entre los inmuebles en mal estado están la capilla
regular estado; 33% en mal estado y 45% ruinosos del panteón, la antigua casa de moneda, la
conservación
presidencia municipal y muchas de las principales
casas del centro. Entre los ruinosos se encuentran
la alhóndiga, el palenque y el hospital antiguo.
• Principalmente los techos de lámina o de concreto que Elementos También presencia de desechos sólidos en partes
destacan en visuales desde partes altas y algún discordantes bajas.
equipamiento reciente como el Centro de Salud.
• Visuales privilegiadas desde partes altas de ambos lados Imagen urbana El túnel de Ogarrio forma una especie de “túnel del
de la cañada de Catorce, desde el Calvario y desde la ruta tiempo” por el que el visitante tiene la sensación de
al “Pueblo Fantasma”. Principales trayectos de poniente a llegar a una ciudad detenida en el pasado.
oriente desde el tunel de Ogarrio hasta la capilla del
panteón. Los puentes son hitos importantes en los cruces
sobre los arroyos.

115
116
Fig. 95. Panorámica de Real de Catorce, 1898. Cubiertas completas.

Fig. 96. Panorámica de la ciudad en la actualidad. Foto Biol. Sergio Luna.

117
Fig. 97. Parroquia. Fig. 98. Capilla de Guadalupe.

Fig. 99. Palacio Municipal. Fig. 100. Antigua Casa de Moneda.

Fig. 101. Puente. Fig. 102. Túnel de Ogarrio.

Real de Catorce. Selección de monumentos religiosos, civiles, domésticos e industriales. ( Según González Pozo 1998a)

118
Figs. 103 a 105. Real de Catorce. Ejemplo de inmuebles ruinosos y Antigua Hacienda de Beneficio de San Bruno.

Figs. 106 y 107. Real de Catorce. Ejemplo de elementos discordantes: reconstrucción de cubiertas con concreto y lámina

119
TAMPICO, TAMPS.
• Se funda en 1823 como Santa Anna de Tampico. Antecedentes Expasión desde fines del siglo XIX hacia el norte y
el noroeste.
• Area de estudio completa sobre 21 AGEB’s. Centro Extensión y Traza fundacional de 18 cuadras de 100 varas por
Histórico con 48.5 Has. Traza regular y contínua en el Traza lado y calles de 15 varas de ancho. Traza10 veces
centro. Predominantemente regular en las colonias mayor en 1890.
petroleras al noroeste.
• Se perciben tres periodos: 1. Siglo XIX hasta 1890; 2. Periodización Subsiste poco del periodo 1. Periodo 2 muy variado
1890-1940; 3. 1940 hasta la fecha. tanto en géneros como en estilos, la mayoría de
influencia exógena ( portales y bal-cones de hierro
influencia de Nueva Orleans)
• El INAH identifica en planos 235 inmuebles en el área de Universo La mayoría de los inmuebles no considerados por el
estudio. Las fichas de catálogo disponibles sólo se catalogado INAH corresponden a ejemplos entre 1930 y 1950,
refieren a 129 casos. Se identificaron en campo otros 137 algunos relevantes. Zona arqueológica al NO.
inmuebles no considerados por el INAH que tienen valor
intrínseco o ambiental.
• Zona Patrimonial delimitada por el Gobierno del Estado Delimitación y La zona de estudio abarca 3 áreas: Centro Histórico
con dos perímetros. Perímetro A entre calles de Altamira, subdivisión (A y B), zonas hacia la Laguna del Carpintero y
López de Lara, Madero, San Martín, Héroes de Nacozari y zonas que flanquean al corredor de Av. Hidalgo
Colón. Perímetro B coincide en San Martín y Nacozari con (antiguas colonias Águila y Altamira).
el anterior y se amplía hasta Sor Juana Inés de la Cruz y
Obregón.
• Cinco categorías: 1. Edificios religiosos (3 ejemplos, 2 de Tipologías En el grupo 2 hay una gran variedad de géneros y
ellos protestantes); 2. Edificios civiles públicos y privados; estilos. En los grupos 3 y 4 hay bastantes
3. Arquitectura doméstica de mampostería; 4. Arquitectura soluciones plurifamiliares.
doméstica de madera; 5. Arquitectura industrial y géneros
conexos (almacenamiento y comunicaciones).
• Densidades heterogéneas en el Centro Histórico. Densidad Zonas contiguas a la laguna del Carpintero y el
Manzanas con gran riqueza patrimonial entre 75 y 50% y patrimonial canal de la Cortadura carecen de patrimonio casi
otras “erosionadas” entre 50 y 25% o aún menos. En las por completo. En cambio, disfrutan del ambiente
colonias Águila y Altavista la densidad es menor, del lagunar.
orden del 15 % o menos.
• Pocos mamposterías y tejados (rasgo del siglo XIX). Materiales y La mayoría de muros de mampostería o de tabique
Predominan muros de tabique recocido, entrepisos y sistemas se revisten con aplanados de cal y arena. Subsisten
cubiertas de riel y bóvedas catalanas o de concreto constructivos muchas puertas y ventanas de madera en edificios
armado; y algunos ejemplos notables de arquitectura de predominantes erigidos hasta 1930-40.
muros de madera y cubiertas de lámina de zinc con
influencia norteamericana. En la arquitectura industrial:
armaduras de madera o metálicas.
• El estado de conservación de los elementos del Estado En general, las vecindades y los edificios de
de
patrimonio depende, más que de su edad o de su sistema conservación departamentos son los que se encuentran en peor
constructivo, de las condiciones de mantenimiento a que estado de conservación.
ha estado sujeto. Hay casas de madera perfectamente
bien conservadas y edificios de concreto casi en ruinas.
• Arquitectura especulativa de la segunda mitad del siglo XX Elementos También malas “restauraciones”, especialmente en
y profusión de anuncios espectaculares y letreros sin discordantes la Plaza Libertad. Los Mercados Juárez e Hidalgo,
control municipal alguno. Algunos pasan incluso encima además de discordantes, son insalubres.
de vías públicas.
• Pérdida de las visuales desde el rio Pánuco por la Imagen urbana El trayecto por las calles de Ribera y Héroe del
obstrucción de la terminal ferrocarrilera y las instalaciones Cañonero de Tampico aún conserva tramos del
aduanales y portuarias. Plazas de la Constitución y portal que existía en el borde sur de la ciudad hacia
Libertad con buenas perspectivas. Trayectos interesantes el río Pánuco a principios del siglo XX.
por las calles de Matienzo, Sor Juana, Colón, 20 de
Noviembre, Juárez, López de Lara y Alfaro.
Fuentes: GONZÁLEZ POZO, Alberto (1987c, 1998b, 1997c y 1998a)

120
Fig. 108. Tampico. Identificación de monumentos. ( Según SEPANAL, 1975)

Fig. 109. Delimitación de la zona de estudio y zona de monumentos, con inmuebles identificados en negro por el INAH, y en gris por AGP.
(Según González Pozo, 1998b)

121
Fig. 110. Catedral. (Según SEPANAL). Fig. 111. Aduana del puerto ca. 1900.

Fig. 112 Edificios de departamentos, primer cuarto del siglo XX. Fig. 113. Edificio Art - Deco, mixto para comercios
y departamentos ca. 1940.

Fig. 114. Casa del siglo XIX. Fig. 115. Residencia deteriorada en Colonia Águila, en proceso
de rehabilitación.

Tampico. Selección de inmuebles de valor patrimonial.

122
Fig. 116. Residencia de mampostería con deterioros evidentes. Fig. 117. Casa obrera de madera, bien conservada.

Fig. 118. Vecindad en ruinas Fig. 119. Residencia chalet en la colonia petrolera.

Tampico. Estado de conservación de vivienda. (Fotos AGP)

Fig. 120. Proliferación de anuncios y señalización Fig. 121. Conjunto de mercados entre Fig. 122. Falsas herrerías tradicionales en la
en calles céntricas. la ciudad y el puerto. Plaza Libertad.

Tampico. Elementos discordantes: (Fotos AGP)

123
Fig. 132. Continuidad de portales hacia el malecón de la Habana.

Figs. 123 a 131. Tampico. Imagen urbana reconocible de un período urbano anterior. Secuencia sobre las calles Ribera y Héroe del Cañonero
de Tampico, donde se muestran fragmentos del portal corrido que marcaba el borde de la ciudad hacia el puerto hasta principios del siglo XX.

124
7. USO DEL SUELO

El término uso del suelo se aplica a diversos atributos de un asentamiento humano que
reflejan las modalidades de ocupación del territorio. Al analizar estos aspectos lo que sale a
relucir son no solamente los patrones de conducta y de comportamiento de los habitantes
sino también la permanencia o la mudanza de sus valores y sus aspiraciones reflejados en
espacios acondicionados, apropiados para las actividades humanas.

Stuart Chapin analiza estas cuestiones en un texto de los años 60 que mantiene su vigencia:

USO DEL SUELO URBANO es un término utilizado al menos de tres maneras en la


literatura contemporánea sobre planeación. En algunos escritos, significa la
distribución espacial de las funciones de la ciudad (sus áreas residenciales, sus
distritos industriales, comerciales y de negocios al menudeo, y los espacios que se
reservan para las funciones institucionales y de uso del tiempo libre). En otros textos,
significa un marco de referencia dual para visualizar las áreas urbanas: primero en
términos de patrones de actividad de la gente en el escenario urbano y de sus
instituciones, en la medida que ellas requieren espacio (por ejemplo, actividades
relacionadas con ganarse la vida, ir de compras, perseguir intereses recreativos), y
segundo, en términos de facilidades físicas o mejoras al suelo en el contexto urbano
que se hacen para alojar estos patrones de actividad (es decir, los patrones de uso
funcionales identificados arriba). Más aún, en otras partes de la literatura del
género, el uso del suelo incluye todavía otro nivel de exploración y estudio.
Adicionalmente al enfoque sobre las relaciones actividad-uso involucradas en el
marco dual de referencia, la atención se pone también sobre el papel que juegan los
sistemas de valores de la gente en tanto que regulan actividades consumidoras de
espacio y por consiguiente los patrones de uso que de ellas emergen. (Chapin 1965,
3. Trad. AGP)

El mismo autor explica más adelante la influencia que tienen los sistemas de valores de la
gente sobre la dinámica de uso del suelo urbano en los siguientes términos:

125
...el suelo comienza a usarse como consecuencia de una multitud de acciones
individuales y de grupo. Motivados por valores, ideales y actividades articuladas
resultantes mantenidas por diversos segmentos organizados y desorganizados de la
población urbana, estas acciones siguen una secuencia de comportamiento definida
que culmina con cambios en el uso del suelo. (Op. cit., 53, Trad. AGP)

Porque efectivamente, el dinamismo del uso del suelo lo hace sufrir cambios tan rápidos
como las mudanzas en la conducta y en los valores humanos. Justamente por eso es un
componente del desarrollo urbano que está, o debiera estar, sujeto a controles. Para
explicar la importancia de esta cuestión, Chapin cita a Charles Abrams de la siguiente
manera:

....Abrams identifica cinco propósitos públicos para los que se emplean controles de
uso del suelo en beneficio del interés público:

1. Conducir el uso del suelo para promover el desarrollo ventajoso de la comunidad


(por ejemplo, protegiendo mediante un plan maestro los sitios para industria,
residencias, comercios, áreas verdes, estacionamientos y otros)

2. Evitar el mal uso del suelo de manera que no afecte dañinamente los intereses de
la comunidad (por ejemplo, prevención de construcciones deficientes o de
desarrollo innecesariamente intenso)

3. Prevenir el abuso del suelo (por ejemplo, prevención de subdivisiones


inapropiadas o excesivo fraccionamiento).

4. Regular el no-uso o desuso del suelo (por ejemplo, impuestos para forzar
desarrollo, desamortizar títulos de propiedad no comercializables, segregar suelo
del desarrollo, o impedir a propietarios viviendas ocupadas que cambien su
uso).

5. Conducir el reuso del suelo para propósitos más adecuados (por ejemplo,
rehabilitación urbana, eliminación de ciudades perdidas y refuncionalización de
vivienda) (Op. cit. 200. Trad. AGP)

Las citas anteriores provienen de un texto no especializado en problemas de conservación

126
del patrimonio cultural, pero encajan de lleno en muchos de los problemas de uso del suelo
que se diagnostican en los centros históricos. Yo mismo he empleado, sin recordar estas
citas que ahora rescato, los términos de uso, mal uso, abuso, desuso y reuso en artículos y
debates para oponerme a intensidades excesivas y usos inadecuados en el Paseo de la
Reforma y Av. Juárez en la Ciudad de México. (González Pozo 1994b y c, 1997b).

Antes de comenzar al análisis de estos temas conviene aclarar que el término genérico uso
del suelo tiene un sentido más restringido en México, ya que la Ley General de
Asentamientos Humanos (H. Congreso de la Unión, 1993) distingue entre usos
propiamente dichos, reservándolos para las propiedades privadas, destinos cuando se trata
de predios y áreas públicos y reservas cuando se refiere a territorio sin uso o destino actual
que puede dedicarse a futuros crecimientos. En un trabajo académico como éste prefiero
emplear el término general tal como se usa en otras partes, ya que las modalidades de
tenencia entre suelo público y privado de todos modos hay que analizarlas en uno de los
componentes de este apartado.

En efecto, en cualquier análisis de uso del suelo en el término amplio que acabamos de
aclarar, salta a la vista que el fenómeno muestra varios componentes, como son:

• Los tipos de uso


• Las intensidades de uso
• Los patrones de parcelación o subdivisión
• Los tipos de tenencia, y
• Los valores del suelo

El análisis de cada uno de estos componentes es esencial en cualquier estudio de planeación


para un asentamiento humano, pero lo es más cuando se trata de un centro histórico, como
veremos a continuación.

127
7.1. TIPOS DE USO
Los tipos de uso se refieren a los grandes grupos de géneros que se asientan sobre el
territorio. Su clasificación varía entre unos y otros autores. Como los edificios son una de
las modalidades de ocupación del suelo, los Congresos Internacionales de Arquitectura
Moderna de los años 40 y 50 sostenían que tanto los edificios como las ciudades estaban
ahí para cubrir las funciones que los grupos humanos necesitan para habitar, trabajar,
recrearse o circular. Sin embargo, la mayoría de los geógrafos y planificadores concuerda
en cuando menos las siguientes categorías:

1. Suelo no urbanizado (con distintos usos no urbano que no viene aquí al caso detallar).
Esta categoría no interesa
2. Suelo urbanizado
Habitacional
Comercial y de servicios
Mixto (combinación de usos comerciales y/o de servicios con uso habitacional)
Industrial
Baldíos o en desuso
Vía pública

Desde luego, se puede establecer una taxonomía más desagregada (por ejemplo, separando
comercio de servicios) pero difícilmente mejora la efectividad del análisis.

El trabajo de campo permite precisar cuáles de los usos arriba enumerados están presentes
en el caso que se trata. La representación en planos ofrece algunas dificultades cuando se
trabaja predio por predio, sobre todo cuando el terreno está muy fraccionado, en cuyo caso
puede requerirse una escala de mayor detalle. Para simplificar un poco estos aspectos,
puede optarse por un criterio de franca mayoría de un uso sobre otros también presentes
identificando zonas con usos predominantemente habitacionales, de servicio, mixtos u otra
categoría.

Como veíamos en el apartado 4.1. (Comportamiento demográfico) una de las causas del
despoblamiento de los centros históricos es el triunfo de los intereses de los propietarios de
los predios por encima del de los habitantes, ya que los primeros optan por un mayor
rendimiento inmobiliario de los monumentos si los dedican a locales de comercio y

128
servicios en vez de mantenerlos con uso habitacional. Y ya se sabe que un centro
deshabitado deja de vivir durante horas y días de descanso y se convierte en un sitio
desangelado, inhóspito.

Los usos industriales estuvieron asociados en otra época a los principales centros históricos.
Buena parte de las pequeñas y medianas industrias nacieron no muy lejos del centro de la
ciudad, como ocurre en las zonas de monumentos de las ciudades de México o de Puebla.
Sin embargo, la mayoría emigraron más tarde a otras partes más amplias y propicias de las
periferias urbanas, de manera que la industria no ofrece ya muchos problemas de
compatibilidad con un centro histórico. Algunas de las incompatibilidades de uso que sería
importante identificar en la etapa de diagnóstico en una zona de Monumentos serían las
siguientes:

• Gasolineras
• Mediana industria e industria pesada
• Centros de abasto y rastros
• Almacenamiento de diversos productos inflamables o explosivos

Las incompatibilidades crecen cuando se alojan en monumentos que a todas luces no


pueden recibirlos sin sufrir transformaciones que los deforman. Es lo que pasa con los
comercios y servicios de mediana y gran magnitud, ya que con frecuencia optan por
substituír muros de carga por apoyos y trabes en plantas bajas para adaptar grandes
espacios libres de obstáculos a sus necesidades. En estos casos, vale el aserto de que el uso
debe adaptarse a las condiciones del monumento y no a la inversa.

7.2. INTENSIDADES DE USO


La densidad de población es un índice de intensidad de uso y se obtiene con datos censales,
muestreos u otro tipo de investigaciones que puedan precisar la relación entre número de
habitantes y unidades de superficie. Como la manzana es la unidad ideal para análisis
urbanístico, es necesario interpolar o calcular el número de habitantes en cada una a partir
del dato censal, donde la mínima unidad es la AGEB a la que ya nos hemos referido. Un
método sencillo para deducir por investigación de campo el número de viviendas, y por

129
consiguiente el de familias y de habitantes manzana por manzana es contar viviendas
unifamiliares y medidores de luz en los ingresos o vestíbulos de edificios plurifamiliares y
vecindades. La suma de ambos se multiplica por el promedio censal de habitantes por
vivienda y se obtiene el total de habitantes. Desde luego, el método no ayuda mucho en
asentamientos irregulares y ciudades perdidas con conexiones clandestinas a la red de
alimentación.

Los resultados de este análisis se expresan en número de habitantes por hectárea y las
densidades se representan en el plano base con una simbología apropiada.

Cualquiera que haya trabajado en el campo del urbanismo sabe lo que estas densidades
significan: el indicador nos dice ya mucho sobre el tipo de asentamiento y sus
características. Tratándose de la realidad mexicana, puede usarse la siguiente tabla de
referencia:

CUADRO 13. RANGOS DE DENSIDAD DE POBLACIÓN BRUTA Y TIPOS DE ASENTAMIENTO A QUE


ESTÁN ASOCIADOS NORMALMENTE.
Rango (Habs/Ha) Tipo de asentamiento a que está asociado normalmente
Menos de 10 Semirural. Caserío disperso.
10 a 20 Semiurbano. Vivienda suburbana muy dispersa.
20 a 40 Semiurbano. Pequeños poblados. Zonas periféricas urbanas; zonas residenciales dispersas
40 a 60 Urbano. Centros históricos de pequeña magnitud. Zonas residenciales unifamiliares.
60 a 100 Urbano. Centros históricos de regular magnitud. Zonas residenciales mixtas unif. y multif.
100 a 300 Urbano. Centros históricos de gran magnitud. Zonas de habitación media y popular.
300 a 600 Urbano. Barrios históricos congestionados. Zonas de habitación plurifamiliar.
600 a 1,000 Urbano. Zonas de habitación plurifamiliar en edificios medios y altos.
Más de 1,000 Urbano. Zonas de habitación de muy alta densidad.

Las otras intensidades se refieren al volumen de construcciones en un asentamiento humano


y se miden con los Coeficientes de Ocupación del Suelo y de Utilización del Suelo. El
primero (COS) expresa la superficie de terreno en la manzana (que sigue siendo la unidad
de medida) que está cubierta por edificios en planta baja, mientras que el segundo (CUS) se
refiere a la relación entre la superficie total construida en todos los pisos y la superficie de
la manzana. El COS no rebasa nunca la unidad, mientras que el CUS puede alcanzar
valores de varias unidades. Para obtenerlos hay que hacer fatigosos cálculos para saber en
primer lugar cuál es la superficie cubierta por construcciones y en segundo cuántos pisos
hay en cada una.

130
En un sistema de información geográfica, estos datos deben ser parte de la información
catastral y por lo tanto estar en la base de datos del propio catastro. Sin embargo, esto
todavía no es una realidad en nuestro país, así que es necesario hacer los cálculos. Como el
tiempo y el costo de los estudios se incrementarían mucho si se hace este tipo de cálculo
predio por predio (aún si se emplean las ventajas que ofrecen los polígonos en programas
de dibujo computarizado, capaces de calcular automáticamente las superficies, se puede
recurrir a procedimientos de simplificación en los que interviene la apreciación visual
debidamente adiestrada del analista. Valga el siguiente ejemplo en una manzana hipotética
de 100 por 100 metros, lotificada también en forma hipotética:

Fig. 133. Método de aproximación visual para obtener el Coeficiente


de Ocupación del Suelo (COS)

El análisis visual permite ir simplificando las envolventes en uno o dos pasos hasta llegar a
formas muy simples de medir y calcular.

131
Para obtener el número de pisos promedio se procede en forma similar: las superficies de
altura semejante se agrupan por etapas hasta formar superficies fáciles de medir y calcular y
obtener el promedio de pisos.

Fig. 134. Método de aproximación visual para obtener el


Coeficiente de Uso del Suelo (CUS)

El margen de error en este procedimiento inexacto pero suficiente para obtener


conclusiones válidas se mantiene en rangos mínimos y puede acelerar el análisis.

Como el resultado del análisis de intensidades de uso del suelo es esencialmente


cuantitativo, es muy conveniente construir una tabla que integre los resultados por
manzana, por sector y totales de con el siguiente formato:

132
CUADRO 14. FORMATO PARA CONCENTRAR DATOS SOBRE INTENSIDADES DE USO EN
ASENTAMIENTOS HUMANOS
1 2 4 5 3 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Manz. Sup Sup % Sup % Sup COS No. CUS No. Prom Habi- Dens. Dens
Total Vial Neta Const Prom. Vivien Hab/ tantes Hab/ Hab/
(Ha) (Ha) (Ha) en PB Pisos das Viv Ha Ha
(Ha) Bruta Neta
1
2
3
4
N
Sector A

5
4
7
8
N
Sector B

Etc
Etc
Total

Las operaciones para construír la tabla pueden seguir el siguiente orden: (Atención: la secuencia de las operaciones
sigue la numeración de las columnas, no su secuencia natural.)
1. Es el número de identificación de cada manzana
2. Es la superficie total de cada manzana, medida a ejes de las calles que la delimitan (en cualquier programa de
dibujo computarizado es una operación simple) expresada en hectáreas.
3. Es la superficie neta de la manzana (en cualquier programa de dibujo computarizado es una operación simple)
en hectáreas.
4. Es la superficie vial que queda al hacer la resta 3-2. En hectáreas.
5. Es la división 4/2, expresada en porcentaje.
6. Es la división 3/2, expresada en porcentaje. También se obtiene restando 100 – el resultado en la columna 5.
7. Es la suma de superficies construídas en planta baja en cada manzana en hectáreas.
8. Es la división 7/3, expresada como coeficiente (siempre será menor que 1)
9. Es el número promedio de pisos en cada manzana
10. Es la multiplicación 8 x 9, expresada en como coeficiente (puede o no ser mayor que 1)
11. Es el número de viviendas en cada manzana
12. Es el promedio de habitantes por vivienda según censo para el AGEB
13. Es la multiplicación 11 x 12. El resultado es el número total de habitantes por manzana
14. Es la división 13/2 expresada en habitantes por hectárea
15. Es la división 13/3 expresada en habitantes por hectárea

De esta manera, se pueden obtener resultados manzana por manzana, sector por sector y el
total de la zona estudiada. El empleo de este método permite dimensionar muchos de los
problemas de intensidad de uso del suelo en centros históricos con bastante precisión como
para un diagnóstico válido. Como ocurre con todas las operaciones numéricas, puede
parecer muy tedioso. Sin embargo, arroja datos muy útiles para comprender las siguientes
relaciones:

133
• Los porcentajes de superficie vial respecto al total del asentamiento, que oscilan
entre un 15 y un 50%, son inversamente proporcionales al tamaño promedio de las
manzanas.

• Los coeficientes de ocupación del suelo COS tienen rangos que comienzan desde
0.15 en barrios periféricos o en centros suburbanos y se rebasan .9 en centros
históricos muy congestionados. Es la proporción que escandalizaba a Le Corbusier al
constatar la alta la densidad del tejido urbano de París en las áreas centrales.

• Los coeficientes de utilización del suelo CUS oscilan entre menos de 1 hasta cerca
de 2 en centros históricos, según el promedio de pisos imperante en cada zona. Cuando
se analiza una zona con muchos inmuebles de 4 a 6 pisos, el coeficiente aumenta a 3 y
4. Para alcanzar coeficientes de 5 a 7 y mayores se necesita hablar de edificios
definitivamente más altos. Una de las razones que en su oportunidad esgrimí contra la
construcción del Edificio Aguila en Reforma es que alcanzaba un CUS de 30, que
superaba cualquier coeficiente autorizado en esa época.

7.3. PARCELACIÓN

Esta parte del estudio depende todavía más que la anterior de una buena base catastral y de
los planos respectivos (de preferencia digitalizados), porque se trata de analizar los patrones
de subdivisión del suelo urbano a lo largo de toda la historia del asentamiento. La
subdivisión de manzanas en lotes individuales es el rasgo principal que se analiza. Algunos
o muchos de los predios pueden ser todavía los de la parcelación fundacional del centro
histórico, mientras que otros han pasado por etapas de subdivisiones y fusiones que ya no
permiten reconocer la repartición original.

Desde luego, la forma, proporción y dimensiones de las manzanas influyen mucho en los
patrones de lotificación, porque marcan los límites dentro de los cuales ocurren las
subdivisiones. En otros casos, la evolución urbana propició aperturas de calles en manzanas
grandes que se convierten en otras de menor tamaño y se relotifican.

134
Todas estas cuestiones se analizan procurando establecer tipologías de predios para
distintas épocas de desarrollo del asentamiento, las cuales se enlazan con las tipologías de
las edificaciones ya mencionadas en 5.5.3. Así, el universo de predios, que puede ser de
varios cientos o miles según el tamaño del centro histórico se reduce a los tipos más
representativos.

Una vez establecida, la tipología permite detectar anomalías con mayor facilidad, así como
subdivisiones que afectan la integridad de los monumentos. La falta de controles en este
sentido ha permitido, en la mayor parte de los centros históricos mexicanos, subdivisiones
prediales que cruzan por los monumentos mismos sin ninguna consideración,
materializados con bardas que dividen en dos o mas partes patios, vestíbulos y otros
espacios esenciales. Como ocurre en el siguiente ejemplo del núcleo histórico de
Miahuatlán, Oaxaca:

Figs. 135 y 136. Miahuat´lan, Oax. , 1994. Casa hacia la plaza mayor en regular estado de conservación. Pero si se da la vuelta a la
esquina se aprecia que ya comenzaron las subdivisiones, afectando en este caso un zaguán, un vestíbulo y un patio que quedan
difvididos en dos además del cambio de color que pidió el nuevo propietario de la fracción menor (Foto AGP)

Es evidente que este tipo de problema es uno de los problemas más frecuentes y menos
atendidos en los centros históricos. Su origen está en el número creciente de subdivisiones
generadas por sucesiones testamentarias o por facilidad de venta. Por consiguiente, su
identificación y cuantificación en el diagnóstico debe propiciar, en el resto del proceso de
planeación, la búsqueda de soluciones que probablemente se encuentran en el campo de la
tenencia, que es el motivo del siguiente apartado.

135
7.4. TENENCIA

La tenencia es el sustento jurídico que ampara el uso del suelo. No solamente implica el
tipo de propiedad (privada o pública) sino las condiciones de ocupación a que está sujeta la
propiedad inmobiliaria, ya sea por contratos de comodato o arrendamiento, por
restricciones municipales, estatales o federales o por cualquier otra disposición que regule
el disfrute del suelo urbano incluyendo reglamentos urbanos de distinto tipo.

También aquí ha habido muchos cambios en la evolución histórica de México, muy


semejante a la del resto de Latinoamérica: los sistemas de propiedad comunal en la época
prehispánica que pasaron parcialmente a la época colonial, los episodios de traspaso de
propiedades del clero regular al secular a fines del siglo XVI, el episodio de la expulsión de
los Jesuitas a fines del siglo XVIII y la asignación de sus bienes a otras órdenes o a la
Corona, la desamortización de los bienes del clero en la segunda mitad del siglo XIX y
finalmente, todos los episodios de expropiaciones y reparticiones de tierras y propiedad raíz
como consecuencia de la Revolución Mexicana y de la Constitución que ésta produjo,
particularmente el artículo 27 y las Ley Federal de la Reforma Agraria y la Ley General de
Bienes Inmuebles. Todo esto, sin duda, dejó su huella en el legado monumental del país y
dio lugar a la formación de instituciones relacionadas con la administración de la tenencia.

El análisis de estos aspectos debe identificar territorialmente las formas de tenencia y de


agentes o titulares de ésta. Una tipología de formas de tenencia podría ser la siguiente:

a. Propiedad privada

Ocupada por propietarios (únicos, copropietarios o condóminos)


Ocupada por inquilinos
Ocupada irregularmente o en proceso de litigio (invasiones, etc.)

b. Propiedad social (ejidos, comunidades)

Ocupada por titulares


Ocupada por avecindados
Ocupada irregularmente o en proceso de regularización (invasiones, etc.)

136
c. Propiedad pública (federal, estatal, municipal)

Vía pública y otros espacios de uso común


Derechos de vía y zonas federales
Bienes inmuebles individualizados

Así, cualquier pedazo del territorio urbano está siendo ocupado y usado en alguna de estas
modalidades, por lo que hay que representarlo debidamente en los planos y cuantificarlo o
establecer la proporción que ocupa cada uno. Cuando esto último se hace, normalmente hay
sorpresas y cuestiones sobre las que se debe reflexionar. Por ejemplo, como la vía pública
ocupa normalmente entre el 12 y el 35% de un centro o un barrio histórico (dependiendo
del tamaño de las manzanas y del ancho de las calles), si a este gran espacio de propiedad
municipal se agregan todos los de los inmuebles federales (incluyendo a las construcciones
religiosas) así como los de propiedad estatal o municipal, puede ocurrir que casi la mitad de
la superficie total del centro histórico sea de propiedad pública. Visto así, las razones que se
esgrimen para afirmar que la conservación de un centro histórico son “de orden público y
de interés social” crecen considerablemente.

7.5. VALOR DEL SUELO


El valor de la tierra urbana es el último de los indicadores del uso del suelo y el que resume
a todos los demás. En esta parte del estudio intervienen los conocimientos de valuadores
inmobiliarios que deben investigar en campo los precios del suelo en la zona. Con esa
investigación se procede a unir puntos de igual valor con curvas que van dando como
resultado un plano muy parecido a una visión altimétrica de la topografía. Sólo que las
curvas no representan alturas iguales sino valores iguales. Los diferenciales de valor
normalmente obedecen a diferenciales de oportunidades de desarrollo en función del tipo e
intensidad de uso; del tamaño de la manzana y de las tipologías de lotes predominantes; del
régimen de tenencia y desde luego, de la calidad y estado de conservación de las
edificaciones. Es notable cómo la presencia o ausencia de acciones de mantenimiento y
conservación elevan o deprimen los valores del suelo en las zonas de monumentos.

Este análisis es indispensable si se quiere arribar, en las etapas de estrategias, programación


e instrumentación del plan, a mecanismos que tomen en cuenta el valor de las propiedades

137
como fuente de muchas de las operaciones de financiamiento y las garantías inherentes.

Como corolario a esta parte del análisis relativo al uso del suelo y sus modalidades,
presentamos a continuación un cuadro con los elementos más relevantes a ese respecto
encontrados en cuatro centros históricos:

CUADRO 15. CARACTERÍSTICAS DE USO DEL SUELO EN TRES CENTROS HISTÓRICOS


Centro Histórico Aspecto Observaciones

SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P.


• Predominio de usos comerciales y de servicio en zona Tipos de uso La presencia de comercio y servicios ha
norte del perímetro A. Resto del perímetro B oscila despoblado este sector.
entre usos mixtos (habitación-comercio-servicios) y
usos predominantemente habitacionales al sur. En los
brazos del perímetro B hay usos predominantemente ‹ Exceptuando la extensa zona de la
habitacionales con algunas zonas aisladas de uso mixto terminal ferrocarrilera, que es de uso
de habitaciones con comercio, servicios o industria. exclusivo para comunicaciones
• Densidad de población baja de menos de 100 habs/ha Intensidad de Las mayores densidades se registran
en el núcleo central del perímetro A y alta, entre 100 y uso en manzanas pequeñas en torno a las
300 habs/ha en los bordes poniente y sur; en los brazos capillas de barrio.
del perímetro B hay densidades variables entre 50 y
200 habs/ha. El coeficiente de ocupación del suelo
(COS) en perímetro A es 0.75 y más, mientras que en
los brazos del perímetro B oscila entre 0.30 y 0.70. El ‹ CUS bajo donde el promedio de
coeficiente de ocupación del suelo (CUS) es cercano a edificaciones es entre 1 y 2 niveles. Alto
3.0 en el núcleo del perímetro A, mientras que en los en el centro donde hay muchos edificios
brazos del perímetro B oscila entre 0.4 y 1.0. entre 3, 4 y más niveles.
• 157 manzanas chicas, (predominantemente regulares) Parcelación Patrones de lotificación heterogéneos:
menores de 0.55 has.; 73% en perímetro A. Promedios de 400 m2 (rangos entre 48
190 manz. (predom. regulares) entre 0.55 y 1.50 has.; y 1520 m2) en perímetro A. Subsisten
42% en perímetro A. algunos lotes de la traza original.
89 manz. (predom. regulares) mayores de 1.5 has. en Rangos muy variables, entre 30 y 5,900
bordes del perímetro A. Sólo 25% en márgenes del m2. en perímetro B. Algunos de los
perímetro A, resto en perímetro B. predios más grandes son “corazones de
manzana” con poco o ningún uso.
• Predominio de propiedad privada. Sin embargo, las 55 Tenencia En 1987, cuando se hizo el estudio, ya
has. de la terminal ferrrocarrilera, sumadas al 14% de se especulaba sobre el futuro de la
vía pública y los equipamientos públicos hacen ya una terminal ferrocarrilera, puesto que su
proporción apreciable de suelo propiedad pública. eventual reubicación a una posición
más periférica abría la posibilidad de
contar con una importante “reserva”
territorial estratégica para el desarrollo
del centro de la ciudad.
• 45 VSMD/m2 en núcleo central y sobre Av. V. Carranza Valores 1 VSMD (veces el salario mínimo diario)
hacia Tequisquiapan; entre 20 y 45 VSMD/m2 en el (Comerciales) era $2024.00 en 1987. Se escogió esa
resto del perímetro A , en Tequisquiapan y hacia el unidad para mantener la comprensión
Santuario de Guadalupe; menos de 20 VSMD/m2 en el de las cifras en una época de inflación
resto del perímetro B. contínua.

138
SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO.
• Principalmente usos mixtos (habitación-comercio- Tipos de uso Casi la totalidad de servicios aparece
servicios) y usos predominantemente comerciales y de ligado directa o indirectamente a la
servicios en perímetro A. Uso predominantemente afluencia turística.
habitacional en perímetros B y C.
• Superficie total de 123 has. (perímetros A, B y C). CUS Intensidad de Las mayores densidades de población
en perímetro A entre 0.7 y 0.9 (esto último en la franja uso no se encuentran ni en las manzanas
de 7 manzanas entre Correo y Umarán). CUS en B y C centrales ni en los perímetros B y C sino
entre 0.3 y 0.4 en un anillo de manzanas intermedias
dentro del perímetro A.
• 76 Manzanas de muy diversos rangos, desde 0.2 hasta Parcelación “Banderas” o “corazones de manzana”
3.2 has, con un promedio de 1.38 has, divididas entre en áreas que fueron huertos. Uno de
un total de 2434 lotes con un promedio de 0.04 has, es ellos está ocupado por la plaza de toros.
decir, 400 m2.
• 15% de la superficie es vía pública. Si se agregan otras Tenencia
superficies federales, estatales, municipales y
paraestatales se acerca al 20% de superficies.
• Superiores a 20 VSMD/m2 en áreas centrales, entre 10 Valores El mercado inmobiliario es muy activo,
y 20 VSMD/m2 en gran parte de perímetros B y C. (catastrales) con operaciones en dólares. Los
valores comerciales son más altos.

REAL DE CATORCE, S.L.P.


• Usos predominantemente mixtos (habitación-comercio- Tipos de uso Uso cotidiano de vía pública para
servicios) sólo en manzanas centrales y en el acceso al puestos semifijos en el principal acceso
panteón. El resto es predominantemente habitacional. al centro.
65 has. en la periferia del asentamiento y del otro lado Las áreas en desuso son
del arroyo Catorce están en ruinas, sin uso actual. potencialmente reutilizables.
• Superficie total analizada en perímetros A y B es de Intensidad de Como la población total era de aprox.
269.71 Has. COS en perímetro A es de 0.71, en B es de uso 1,000 habitantes en 1998, la densidad
0.21; CUS en perímetro A es de 1.06 (con 1.49 niveles de habitación resultante era sumamente
promedio) y en B es de 0.22 (1.04 niv. Prom.) baja, de 3.7 habs/ha,
• Muchas variaciones de forma y tamaño entre Parcelación Llaman mucho la atención las pequeñas
manzanas. En perímetro A los rangos son entre 0.03 y dimensiones de las manzanas. En
0.46 has/manz, con un promedio de 0.17 has/manz. En consecuencia, hay pocos lotes por
perímetro B oscilan entre 0.02 y 2.4 has/manz con manzana y una mayor proporción de
promedio de 0.23 ha/manz. Lotes en tres rangos: lotes en esquina. Puede ser un rasgo de
menos de 200, entre 200 y 700 y más de 700 m2. mejor acondicionamiento bioclimático.
• Superposición de tres regímenes de tenencia que no Tenencia En ese contexto, las partes hoy
han logrado regularizar los conflictos entre ellos: 1. abandonadas son consideradas por el
Toda la ciudad y sus inmediaciones son territorio Ejido como territorio de la dotación
concesionado a empresas mineras (incluyendo el túnel confirmada en 1917, de 14,128 has.
de Ogarrio y sus plazas de embarque); 2. Parte del
poblado está constituido como propiedad privada; 3. El
Ejido Catorce (con documentos de legitimidad desde el
siglo XVI) también ejerce derechos ejidales sobre gran
parte del poblado.
• Oscilan entre $100/m2 en la parte céntrica del poblado,
$60 a $80/m2 en las márgenes del perímetro A y Valores
valores aún menores en el perímetro B.
Fuente: González Pozo (1987b, 1997c1998a)

139
Figs. 137 a 139. San Luis Potosí. Concentración excesiva de comercios y servicios al centro y norte
del perímetro A. Edificio de oficinas frente a El Carmen; Mercado Hidalgo ca. 1945;
Cine años 50. (Fotos AGP)

140
Fig. 140. San Luis Potosí. Tipos e intensidad de uso en perímetro A. (Según González Pozo 1987c)

Fig. 141. San Luis Potosí. Coeficientes de ocupación del suelo (COS), perímetros A y B. ( Según González Pozo 1987c)

Fig. 142. San Luis Potosí. Intensidades de Uso en perímetro B. (Según González Pozo 1987c)

141
Fig. 143. San Luis Potosí. Tipología de Manzanas y Lotes. (Según González Pozo 1987c)

Fig. 144. San Luis Potosí . Tenencia del suelo. En negro la suma de partes estatales, federales y municipales. Achurada la terminal
ferrocarrilera. (Según González Pozo 1987c)

142
Fig. 145. San Luis Potosí. Valores comerciales en 1987. Según González Pozo 1987c)

143
B
B
Simbología
B

B
B

B B
B

B
B

B
B

B
B
B B

B
B

B B
B
B
B

B
B

Fig. 146. San Miguel de Allende. Tipos de uso. (Según González Pozo 1997c)

Figs. 147 y 148. Real de Catorce. Tipos de uso: vía pública utilizada para comercio informal, semifijo. (Fotos AGP)

144
145
8. LAS EDIFICACIONES DE VIVIENDA Y EQUIPAMIENTO
No todas las edificaciones de la ciudad histórica son monumentos. Todas, en cambio,
cumplen con una función en la vida de la ciudad. En este capítulo se revisa el papel
funcional de las viviendas y los edificios (o equipamientos) públicos, que constituyen el
grueso de la superficie urbanizada

8.1. VIVIENDA: IMPORTANCIA PROPORCIONAL, TIPOLOGÍAS Y


PROBLEMÁTICA

La vivienda es el género edificatorio por excelencia, el que proporciona un beneficio


directo a las familias en un asentamiento. Por esa razón, entre 80 y 95% de los monumentos
catalogados en centros históricos fueron originalmente o siguen siendo viviendas.

También es el género donde se da un mayor número de deterioros y alteraciones a los


monumentos. Muchas son indispensables, sobre todo núcleos de baños, cocinas o
circulaciones para mejorar las condiciones de vida, seguridad e higiene contemporáneas.

En este caso, como en el de equipamientos, se hacen consideraciones que son generales


para todos los inmuebles y especiales para los monumentos históricos: hay que atender en
primer lugar a su tipología según época de construcción, según sus características
espaciales y distributivas, según sus materiales y sistemas constructivos, según el tipo y
gravedad de daños o deterioros que presentan, según el régimen de ocupación
(unifamiliares o plurifamiliares) y finalmente según sus sistemas de tenencia (privada,
arrendada, condominial, etc.) Se agrupan los tipos y se obtienen comunes denominadores
para ese universo de ejemplos representativos.

Pueden obtenerse casos representativos de análisis individuales, como hace Alfredo Varela
Torres para una vivienda típica del siglo XIX en Guadalajara (Varela Torres, 1999),
empleando una técnica interesante para representar plantas y alzados de pisos, muros y
techos envolventes de cada habitación con objeto de ubicar los daños con precisión.

146
Fig. 151. San Luis Potosí. Áreas de vivienda inadecuada por tamaño o estado de conservación. (Según González Pozo 1987c)

Figs. 152 y 153. San Luis Potosí. Vivienda residencial y popular. (Fotos AGP)

147
Figs. 154 a 156. San Luis Potosí. Vecindades y vivienda tradicional deteriorada. (Fotos AGP)

148
Otra técnica interesante es la empleada por Maria Elena Quesada y Magaly Roselló para
caracterizar los deterioros en la vivienda colonial de Camagüey, Cuba. Ellas analizan un
universo de 9,000 edificaciones en ese centro histórico, de las cuales el 45% tienen valor
histórico, ambiental, arquitectónico o típico, pero también el 90.6% corresponden a
viviendas, lo cual confirma lo que afirmamos al principio de este apartado. Una vez
establecido el universo, seleccionaron una muestra representativa de 178 ejemplos que
corresponden tanto a edificios con valor patrimonial como a los que carecen de esa
designación, procurando mostrar los principales tipos distributivos y constructivos según 5
épocas de construcción.

Con ese universo reducido, proceden a la investigación de campo y obtienen matrices como
la que se muestra en el siguiente cuadro:

CUADRO 16. RESUMEN DE CARACTERÍSTICAS DE VIVIENDA EN 178 CASOS REPRESENTATIVOS DEL


CENTRO HISTÓRICO DE CAMAGÜEY, CUBA . SEGÚN QUESADA Y ROSELLÓ.
Periodo Edificio Edificios con Edificio Cambio de Edificaciones en buen estado
fachadas deterioros en uso
No. (%) estado Con valor Sin valor
muy arquitectónico arquitectónico
crítico
Formativo 6 6 100.00 1
Representativo A 19 89.5 2
Representativo B 58 47 81.00 1 8 3
Tránsito 29 22 76.0’0 5 6 1
Cambio 66 50 76.00 4 16
Total 178 142 1 10 30 6
Fuente: Quesada y Roselló, 1998.

Como los sismos de 1985 en México obligaron a rehabilitar o reconstruir más de 90,000
viviendas entre 1996 y 1998, la mayoría en las áreas centrales de la capital del país, se tiene
un experiencia acumulada muy valiosa en cuanto a las principales características que
guardaban las viviendas afectadas antes de los programas de reconstrucción Renovación
Habitacional Popular, Fase I y Fase II. (IDAU, 1987; Ortiz Lajous, González Pozo y
Álvarez Icaza, 1988) Rara vez había una correspondencia entre el tamaño de las viviendas
en vecindades (algunas de ellas monumentos de los siglos XVIII y XIX) y el tamaño de las
familias ocupantes. Los casos más frecuentes, por supuesto, eran los de familias de 5 y más
miembros hacinadas en una habitación de uno o dos ambientes, lo que daba índices de
menos de 5 m2 de vivienda por persona; pero también se daba el caso de familias muy

149
pequeñas, formadas por ancianos o por parejas, que ocupaban viviendas de 4 o más piezas,
con índices de más de 20m2/pers.

Como resultado de la actuación de los programas de reconstrucción mencionados, se logró


uniformar la dotación de espacio en vivienda para las familias beneficiadas con un índice
entre 9 y 10m2/pers. Estos y otros logros, así como la demostración de que era posible
rehabilitar viviendas con valor patrimonial en el Centro Histórico de la Ciudad de México,
representaron un avance en el enfoque sobre la vivienda en áreas centrales metropolitanas.

8.2. EQUIPAMIENTOS

En una analogía anatómica, si la vivienda puede equipararse con los músculos del cuerpo
urbano y la infraestructura al esqueleto y al sistema circulatorio y digestivo, el
equipamiento es análogo a los órganos vitales, donde ocurren las principales funciones,
transformaciones e intercambios del organismo.

Lo primero que se diagnostica en esta parte del diagnóstico es la dosificación y la locación.


Para analizar este aspecto desde un punto de vista cuantitativo, existe un instrumento
normativo que seguramente requiere actualizarse pero es el único con el que se cuenta de
momento: las Normas Básicas de Equipamiento Urbano (SEDUE, 1984) suministran los
parámetros de dotación que se requieren para más de 30 géneros distintos. Es una
experiencia que puede aprovecharse, o tomarse simplemente como punto de referencia para
saber si el número, la capacidad y el radio de influencia de cada uno de los subsistemas de
equipamiento muestra carencias no resueltas con los edificios públicos actuales o si el
problema más bien es de oferta subutilizada.

Esto último es lo que ocurre con mayor frecuencia precisamente en los antiguos centros
urbanos, en primer lugar porque los primeros equipamientos, que llamaremos “históricos”,
se dieron, se concentraron e incluso crecieron en su territorio; y en segundo término porque
el proceso de despoblamiento gradual que ahora aqueja a esas áreas centrales como
consecuencia de la explosión de actividades de comercio y servicios va dejando a sus
edificios públicos cada vez con menos usuarios.

150
El segundo problema consiste en verificar la compatibilidad del equipamiento con otros
usos del suelo, analizando el contexto en el que se ubica cada equipamiento. Las
incompatibilidades también se indican en el Manual que hemos mencionado.

El tercer tipo de problema consiste en examinar la situación específica de los


equipamientos ubicados en monumentos catalogados o identificados. El Manual
mencionado no dice nada al respecto, y es necesario recurrir a criterios generales, como los
que ofrecen la Carta de Venecia, las Recomendaciones de Nairobi o la Carta Internacional
de las Ciudades Históricas ya mencionadas.

Por un lado, se presenta el caso de aquellos equipamientos que son monumentos y que
conservan su uso original o uno semejante (como muchas iglesias, por ejemplo); por otro,
la de aquellos monumentos (principalmente viviendas, pero también fábricas) que no eran
originalmente equipamientos y cambiaron su uso original por uno de servicio al público. El
problema aquí es que no es tan fácil hacer las adaptaciones necesarias por las limitaciones
que imponen los claros libres o las alturas disponibles al nuevo uso. Es lo que sucede con
muchas construcciones domésticas convertidas en tiendas, bancos u oficinas.

Lo que se analiza, en suma, es la compatibilidad o incompatibilidad entre la forma, la


estructura y la función social. Las primeras son menos flexibles que la tercera, mucho más
dinámica y demandante. Las tareas de adaptación requieren una labor paciente y minuciosa.

El siguiente cuadro ilustra el tipo de problemas específicos sobre equipamiento


diagnosticados en el Plan Parcial de Conservación de San Luis Potosí en 1987.

CUADRO 17. DIAGNÓSTICO DE EQUIPAMIENTOS EN UN CENTRO HISTÓRICO


Centro Histórico Aspecto Observaciones
SAN LUIS POTOSÍ (1987)
• Los equipamientos sociales (educación y salud) se Equipamientos En cambio, en los barrios hacen falta
concentran en el perímetro A, que está sobredosificado. sociales jardines de niños.
• La concentración del equipamiento es todavía más Equipamientos
notoria tratándose de inmuebles con comercio o comerciales
servicios.
Equipamientos En cambio, hacen falta áreas verdes y
• Los equipamientos sociales y recreativos se concentran
deportivos y espacio s recreativos.
formando una franja a lo largo del eje oriente poniente
recreativos
que desemboca en loba. Venustiano Carranca.
Fuente: González Pozo (1987b)

151
9. LAS INFRAESTRUCTURAS Y LOS SERVICIOS
URBANOS

9.1. INFRAESTRUCTURAS

Las infraestructuras urbanas son la suma de sistemas de acondicionamiento que posibilitan


la circulación, la higiene y la disponibilidad de agua, energía y alumbrado en los
asentamientos humanos. Estos sistemas son premisas de habitabilidad sin las cuales los
edificios no podrían cumplir con su cometido. En ese sentido son esenciales para el
bienestar de los habitantes y han evolucionado notablemente a lo largo del tiempo, si bien
su escenario sigue siendo el mismo: la vía pública. Al evaluar la situación de estos sistemas
en los centros históricos se puede seguir el siguiente orden:

• Sistema vial
• Sistema hidrosanitario
• Sistema de fuerza y alumbrado
• Otras infraestructuras

La presencia de ingenieros civiles, de expertos en vialidad, de ingenieros mecánicos o


hidráulicos e ingenieros electricistas en el equipo de planeación permite abordar estos
temas con efectividad, sobre todo si no se pierde de vista que el objetivo principal es la
protección del patrimonio cultural. De otra manera, se corre el riesgo de que las
infraestructuras se conviertan en amenaza para el patrimonio, como ocurre con frecuencia.
Veamos cómo pueden abordarse estos problemas en el contexto de los centros históricos:

a) Sistema vial

Comenzamos por la infraestructura vial porque es ella la que define la vía pública por
donde corren todos los demás sistemas. En este tipo de análisis se parte de los estudios que
analizan los movimientos externos e internos de personas, bienes y servicios hacia y dentro
del espacio urbano. La jerarquía del asentamiento en el sistema regional , nacional o
internacional de ciudades define el volumen y tipo de movimientos que ingresan al centro
histórico o salen del mismo. A su vez, las interacciones entre zonas habitacionales,
industriales y de servicios definen la cantidad y tipo de movimientos internos.

152
El problema en un centro histórico es que muchos de esos movimientos se originan en un
ámbito que rebasa con mucho sus límites. Por eso no se puede eludir una recapitulación de
las principales premisas de los sistemas viales de aproximación y penetración a los centros
históricos.

Lo primero que se hace es identificar las jerarquías de los componentes del sistema vial,
distinguiendo entre vialidades de aproximación o libramiento, y vías primarias,
secundarias, terciarias y peatonales en la zona de monumentos propiamente dicha. Cuando
se habla de la vialidad de una ciudad contemporánea se da por hecho de que se está
hablando de vialidad vehicular. Sin embargo, conviene reflexionar cuando se trata de un
centro histórico hasta qué punto son compatibles con su conservación los accesos y los
cruces indiscriminados de vehículos por ese ámbito. A ese respecto, es pertinente recordar
lo que dice al respecto la Recomendación Relativa a la Salvaguardia de los Conjuntos
Históricosy y su Función en la Vida Contemporánea emitidas en la 19ª. Reunión de la
UNESCO en Nairobi :

32. Dado el conflicto que existe en la mayor parte de los conjuntos históricos entre el
tránsito automóvil por una parte, la densidad de la trama urbana y las cualidades
arquitectónicas, por otra, los Estados Miembros deberían incitar y ayudar a las
autoridades locales a buscar medios de resolver este problema. Para lograrlo y para
favorecer el tránsito de los peatones, convendría estudiar con sumo cuidado el
emplazamiento y el acceso de los parques de estacionamiento periféricos, e incluso
centrales, y establecer redes de transporte que facilitaran al mismo tiempo la
circulación de los peatones y los servicios de transportes públicos.... (UNESCO,
1976)

Es decir, en vez de alentar, hay que desalentar las razones por las que todos quieren entrar o
cruzar a bordo de un vehículo individual por el centro histórico. Lo de construir grandes
estacionamientos subterráneos en las partes centrales de las ciudades históricas no es tan
recomendable, porque si bien el estacionamiento mismo no competirá visualmente con la
zona de monumentos atraerá un flujo mayor de autos al centro, que es lo que debe evitarse.
El caso es que muchos centros históricos, de todos modos, dejan abiertas las válvulas,
compuertas y obstáculos que es posible poner como barrera al tránsito ilimitado de

153
vehículos. El objeto de diagnóstico será, entonces, cuantificar y calificar esa realidad con
miras a revertir la situación con propuestas de mejora de transporte público, por ejemplo.

Lo que se evalúa, por un lado, es el flujo vehicular (No. de vehículos por hora), la
velocidad promedio de crucero (en Kms/hora) y se comparan esos datos con las secciones
viales (1, 2 o más carriles en uno o ambos sentidos) de acuerdo con la jerarquía vial de que
se trate. También hay que tomar en cuenta el tipo de vehículos y las especificaciones de las
bases y las superficies de rodamiento. Por último, hay que identificar los sitios donde los
conflictos viales (entre vehículos o entre éstos y los peatones) se repiten una y otra vez,
para identificar las causas y proponer más adelante soluciones. Y sí, hay que contabilizar,
también, el número de cajones de estacionamiento disponibles tanto en vías públicas como
en predios o edificios ex-profeso.

El problema surge casi de inmediato, cuando las secciones son insuficientes para los flujos
que existen o se pretenden, porque no tarda en plantearse un razonamiento meramente
técnico pero sin tomar en cuenta la conservación del patrimonio: si las secciones son
insuficientes...¡hay que ampliarlas! Con este argumento se ampliaron muchas calles en
centros históricos mexicanos durante toda la primera mitad del siglo XX, lo que dio lugar a
muchas demoliciones de monumentos y las consecuentes protestas de los ciudadanos. Hoy,
ya nadie se acuerda de las “aperturas” de Cinco de Mayo, Gante, San Juan de Letrán , 20 de
Noviembre o Pino Suárez en el Centro Histórico de México, como tampoco se evoca la
conversión de calles simples en anchas avenidas en el centro histórico de Guadalajara en
los años 40. Ahora existe una mayor conciencia al respecto y la tentación de ampliar calles
en los centros históricos ha cedido en buena medida. Un fallido intento importante, el
insensato proyecto de ampliación de la calle de Tacuba a fines de los años 50, señaló por
primera vez que la sociedad civil ya estaba madura para defender el patrimonio urbano que
sería destruido por esa pretendida “mejora” al sistema viario.

El otro problema frecuente se refiere a las decisiones técnicas que se toman respecto a las
superficies de rodamiento. Como los ingenieros en tránsito y transporte desearían siempre
una superficie más lisa para no afectar las velocidades ideales de desplazamiento, tratan de
introducir a los centros históricos especificaciones para carpetas asfálticas o de concreto, o
una mezcla de ambos materiales para sustituir antiguos empedrados, embaldosados, o

154
simples pisos de tierra. No se medita que obligar a los vehículos a disminuir su velocidad
en un centro histórico es una virtud y no un defecto. Es una ventaja, en último extremo,
para los transeúntes. Y sobre todo, es otra manera de proteger el legado urbano, ya que las
calles tradicionalmente empedradas o embaldosadas también son patrimonio cultural.

Por eso se requiere que el experto en el equipo de conservación recorra esas calles y detecte
lo que aún queda de su construcción original, o de otra etapa válida del desarrollo histórico.
Lo mismo ocurre con puentes, terraplenes y otros vestigios de sistemas viales históricos. 24
Son parte del patrimonio y hay que tratarlas con el mismo cuidado que a los edificios.

Las vialidades para automotores no son las únicas. Puede haber vías férreas y también
canales formando vialidades acuáticas, como en Xochimilco o en la antigua Tenochtitlan.
Todo ello debe analizarse distinguiendo entre los aspectos patrimoniales y los aspectos
meramente funcionales de cada sistema.

Como los centros históricos son espacios de disfrute para los paseantes, es necesario revisar
también la vialidad peatonal. Que haya aceras en las calles no quiere decir que sean
suficientes para el número de transeúntes ni para sus actividades. Las calles, igual que las
plazas, también son lugar de encuentro y de esparcimiento. Cuando hay vías que por su
escasa sección transversal o por su empinada cuesta no son accesibles a los vehículos, son
los peatones quienes se encargan de hacerlas vivir.

El siguiente cuadro muestra estas cuestiones en tres centros históricos mexicanos:

24
Me viene a la mente un episodio de mediados de los años 90 en la población de Chimalhuacán-Chalco, Estado de
México, en las faldas del volcán Popocatépetl, donde el escaso y tal vez humilde patrimonio cultural consta, además de
un pequeño conjunto iglesia-convento del primer tercio del siglo XVI y otras pocas construcciones de valor, de un
armonioso sistema de huertos delimitados por tecorrales y un sistema vial de calles de tierra. Rasgo característico en
zonas de piedemonte en el altiplano mexicano (desde Calpan hasta Tepoztlán) son las huertas terraceadas y las calles
de tierra que en vez de seguir simplemente la pendiente se van escalonando (como las huertas) cada 20 o 50 mts. con
guarniciones de piedra basáltica. Este rasgo perfectamente tolerable para peatones y para bestias de carga no lo era para
los choferes de “combis” colectivas que pronto acudieron a la autoridad municipal con dos peticiones: que ampliara las
calles (demoliendo los tecorrales) y que uniformizara su sección longitudinal, eliminando los escalonamientos. Un
grupo de vecinos conscientes del valor de su patrimonio logró detener la acción. No sé si sigan resistiendo los embates
de la modernidad, porque por aquella época los pueblos circunvecinos comenzaron a construir vialidades de concreto
con los recursos en especie (consistentes en bultos de cemento) del programa Solidaridad.

155
CUADRO 18. PRINCIPALES ASPECTOS DE VIALIDAD DIAGNOSTICADOS EN TRES CENTROS
HISTÓRICOS MEXICANOS
Centro Histórico Aspecto Observaciones
SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P.
• En 1987, muchos movimientos de oriente a Patrón general de La limitada sección de las calles
poniente y viceversa en la zona metropolitana movimientos y sec- provocaba lentitud en los cruces y
cruzaban por el centro. Otros vehículos acudían al ciones de calles. congestionamientos. Los peatones
centro, que concentraba excesivamente actividades competían desventajosamente con los
comerciales y de servicio sin descentralizarlas. autos la superficie vial.
• Las instalaciones de dos terminales ferroviarias Barrera vial Los patios deben salvarse con puentes
establecen una barrera infranqueable para las o pasos a desnivel.
interacciones del centro histórico con el oriente de la
zona metropolitana.
• Algunos gobiernos municipales han tratado de Calidad patrimonial Francisco de la Maza narra uno de esos
sustituir los pavimentos de baldosas de piedra sobre de la vialidad episodios, ocurrido en 1962, en el que
cama de arena por otros de asfalto o concreto, pero embaldosada con intervino evitando el desaguisado. (De
han encontrado oposición. piedra. La Maza1963, 557-562)
SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO.
• Aunque hay un libramiento que lo evita, muchos Patrón de mo- Se causan congestionamientos inne-
cruces de las salidas a Celaya, a Dolores y a vimientos y cesarios en horas-pico.
Querétaro prefieren pasar por el centro histórico. secciones viales.
• Por presión de las uniones de taxistas y Cambio de
colectiveros, que alegaban daños a sus vehículos, superficies Sin embargo, hay tramos de empe-
el gobierno municipal comenzó a sustituir tradicionales en la drados en muy buen estado que
empedrados tradicionales por embaldosados de red vial muestran su idoneidad, aun para
piedra. vehículos.
• Hay algunos tramos discontinuos y empinados, Vialidad peatonal
En las calles céntricas, los peatones
inapropiados para transito vehicular pero propicios compiten desventajosamente la vía
para estimular trayectos peatonales. pública con los vehículos.
SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO.
• Muy escasa gama de movimientos en virtud de la Patrón de mo- A pesar de sus reducidas secciones, las
exigua población. Los principales movimientos son vimientos y calles son suficientes para los movi-
del túnel de Ogarrio hacia el centro y de éste al secciones viales. mientos. Pero la invasión de puestos
panteón. La distancia entre ambos puntos extremos semifijos entre el túnel de Ogarrio y la
es de apenas 700m. parroquia dificulta el acceso vehicular.
• Sólo unas cuantas calles en sentido norte-sur o Esta desventaja para los vehículos es
transversales a las curvas de nivel son accesibles al una ventaja para los peatones y para el
tránsito vehicular patrimonio y plantea límites definitivos al
tránsito vehicular
• El túnel de Ogarrio, de 2.3 Km, las calles Calidad patrimonial Hay 15 tipos de aparejos en pavimentos
cuidadosamente empedradas con piedras de la red vial y sus y banquetas, casi todos geométricos. La
marmoleadas, las banquetas y los puentes forman nodos (los única desventaja es que son muy
un conjunto patrimonial de primer orden, puentes) resbalosos cuando la pendiente rebasa
comparable a otros en otras partes del mundo el 15% o el piso está mojado. Algunos
puentes son excelentes.
Fuente: González Pozo (1987b, 1997c y1998a)

156
Fig.157. San Luis Potosí. Funcionamiento vial en 1987, con cruces metropolitanos por el centro histórico. (Según González Pozo 1987c)

Fig. 158. San Luis Potosí. Detalle de aforos y puntos de conflicto vial Fig. 159. San Luis Potosí . Pavimento de baldosas de cantera. Detalle. (Foto AGP)
en perímetro A. (Según González Pozo 1987c)

157
158
159
Fig. 164. Real de Catorce. Tipología de empedrados en calles y banquetas. Fig. 165. Erice, Sicilia. detalle de pavimento empedrado con guías
Detalle. (Foto AGP) de baldosa. (Foto AGP)

Figs. 166 y 167. Real de Catorce. Puente de Jesús y Puente La Purísima. (Fotos AGP)

160
b) Sistema hidrosanitario

Los sistemas hidráulico y sanitario integran la parte subterránea, relativamente invisible de


la infraestructura urbana. No siempre fue así, como lo atestiguan los acueductos, las cajas
de agua, los canales de aprovisionamiento o desagüe a cielo abierto y otros vestigios de
infraestructura histórica que todavía pueden verse en algunos centros históricos. El
subsistema de aprovisionamiento de agua es básico para la alimentación, la preparación de
alimentos, la higiene así como insumo para algunos procesos artesanales e industriales. El
subsistema de drenaje y evacuación de aguas pluviales, combinado o separado en dos partes
independientes evita la acumulación de excretas dentro del asentamiento y evita las
inundaciones. Como se ve, ambos sistemas son esenciales para la subsistencia y la
seguridad humanas.

Los parámetros de evaluación técnica pueden consultarse en la normatividad de la antigua


SEDUE que no ha sido actualizada y por lo tanto sigue vigente. El equipo de planeación
debe asegurarse, en todo caso, que el experto en ingeniería hidráulica verifique las
condiciones de funcionamiento y eficiencia tanto del sistema de agua como del de
disposición de excretas, aguas servidas y aguas pluviales. En ese contexto, sería posible
establecer si todos los barrios o sectores urbanos tienen las mismas oportunidades de
acceder al líquido, si la calidad y la presión del agua son adecuadas, si el servicio es
continuo o se interrumpe por escasez y si el costo de servicio es razonable.

Para eso hay que identificar primero las fuentes de abastecimiento, los sitios de captación ,
bombeo, tratamiento y regularización de la presión y ver si el gasto en la fuente es
suficiente para las necesidades diarias de los habitantes y para eventos extraordinarios.
También se requiere indagar sobre el trayecto y funcionamiento de las redes que llevan el
agua a cada uno de los sectores y verificar su funcionamiento hidráulico. Con el sistema de
drenajes se opera al revés: se comienza por los sitios de descarga o las superficies de
vertido y se sigue el trayecto hasta la evacuación final, considerando que en el caso de las
aguas negras ya es mandatorio el empleo de plantas de tratamiento.

161
162
Muchos sistemas hidráulicos y sanitarios en funciones fueron rehabilitados totalmente
durante el siglo XX. Como corren ocultos bajo la vía pública y no cuentan visualmente, no
nos preocupamos por saber si partes de ellos son más antiguos de lo que creemos. Pero no
siempre es así: uno de los edificios más conspicuos del centro de Buenos Aires, el “Palacio
de las Aguas Corrientes” es en realidad un gigantesco depósito de agua en gigantescos
tanques de acero de donde se surte la red municipal, provisto de una fachada de palacio
neorrenacentista de principios de este siglo. (Aguas Argentinas, 1996)

c) Sistemas de fuerza y alumbrado

La energía eléctrica y la iluminación artificial nocturna se encuentran, sin duda, entre los
símbolos del progreso urbano en el siglo XX. Ambos subsistemas, energía y alumbrado,
brindan condiciones de comodidad y seguridad de las que no se disponía en siglos
anteriores. Sin embargo, su presencia indiscriminada en forma de postes de madera, metal o
concreto, de transformadores y otros dispositivos al aire libre, de luminarias y tipos de luz
no necesariamente integrados a su contexto actúan en contra de la apreciación y la
conservación del patrimonio.

Las instalaciones aéreas fueron las primeras en conocerse en todo el mundo a principios del
siglo pasado, antes de que comenzaran a emplearse sistemas subterráneos de distribución.
En cambio, en países en vías de desarrollo se han seguido empleando los sistemas aéreos,
principalmente por razones de su menor costo. Así, su presencia incompatible con la
apreciación del patrimonio no es definitiva y puede planearse su cambio a sistemas
subterráneos cuando existan los recursos para ello. Ello no obsta para identificar postes y
luminarias de buena calidad de la primera época de la electrificación e iluminación urbana
que pueden seguir formando parte del mobiliario urbano alimentándolos subterráneamente.

d) Otros sistemas.

Otros sistemas de comunicaciones como los teléfonos están en la misma situación que los
sistemas de energía eléctrica. Si son aéreos demeritan al patrimonio, pero a la larga, con
recursos adicionales pueden canalizarse por ductos subterráneos y controlarse su aspecto.

163
Fig. 170. Cholula. Acequia antigua en una de las vialidades de la ciudad. Fig. 171. San Luis Potosí. Caja de agua atribuida
(Foto AGP) a Tresguerras, 1931

Fig. 172. San Luis Potosí. Instalaciones aéreas inadecuadas


para el patrimonio. (Foto AGP)

164
9.2. SERVICIOS URBANOS

Examinamos sólo dos principales, el transporte público y la recolección de desechos


sólidos.

a) Transporte público

Bien planeado, el transporte público puede jugar un papel decisivo en la conservación de un


centro histórico, tanto si es masivo y subterráneo (como el Metro o el Tren Subterráneo)
como si se lleva a cabo a bordo de unidades de superficie. En el primer caso, hay que
atender y mitigar el problema de cambio de uso del suelo que provoca una estación de
Metro en sus inmediaciones, con equipamientos comerciales no siempre compatibles con
monumentos. En el segundo, el tamaño de las unidades que transitan puede ser decisivo.

También está la cuestión de los trayectos y los puntos de ascenso y descenso. Nuevamente
se presenta aquí un problema de tipo “histórico”: como el núcleo central del asentamiento
era el punto de destino de muchos de los viajes no sólo desde el ámbito urbano sino desde
un radio de influencia regional, las diferentes líneas de transporte tienden a sumarse en la
última parte del trayecto y coinciden en los mismos paraderos, lo cual también importa por
la atracción que ejercen estos puntos sobre determinados usos en su proximidad.

La pregunta aquí es la misma que ya nos hacíamos al analizar la vialidad: ¿es indispensable
que todos los movimientos vehiculares ingresen hasta el centro mismo o es preferible que
lleguen a un circuito de aproximación desde el cual se termina de ingresar al centro a pie o
incluso en un vehículo todavía más pequeño, cuyo tránsito sea compatible con las vías
peatonales?

Dos ejemplos me vienen a la mente: por un lado, el circuito de varias busetas (más
pequeñas que un microbús, un poco más grandes que una camioneta) que giran
permanentemente de 8 de la mañana a 10 de la noche en torno a Erice, Sicilia, con unas 8
paradas, que en promedio no están a más de 250 metros de la plaza mayor. Es un
servicio gratuito operado por la municipalidad, gustosamente utilizado por habitantes y

165
visitantes, que son muy numerosos en temporadas de vacaciones y cubren con su consumo
las contribuciones que los dueños de negocios y hoteles hacen al municipio para su
mantenimiento. El otro ejemplo refleja más la realidad socioeconómica de nuestro país pero
me parece igualmente interesante: en Tehuantepec, en la década de los 80, los autobuses de
tránsito regional y distante no penetraban al centro de la ciudad sino que se aproximaban
hasta paraderos cerca del centro. Para los trayectos en el área central se ideó un sistema de
“triciclos” motorizados, pequeñas plataformas de redilas de escasa altura jaladas por
bicimotos en las que no era raro ver de pie a enhiestas tehuanas vistosamente ataviadas con
sus canastas o jícaras repletas de frutas o verduras sobre la cabeza dirigiéndose o
regresando del mercado.

b) Disposición de desechos sólidos

La limpieza de las vías públicas y la recolección de desechos sólidos que se generan en el


ámbito urbano crece en la medida que también se incrementa la cultura del consumo que
caracteriza a nuestro tiempo. Es indudable que los promedios de desechos orgánicos e
inorgánicos producidos por habitante ha venido incrementándose a lo largo del siglo XX, lo
cual sólo permite constatar los excesos de una cultura consumista.

El siguiente cuadro muestra algunos detalles que permiten ejemplificar algo de lo dicho
arriba en dos centros históricos.

CUADRO 19. PROBLEMAS DE RECOLECCIÓN DE DESECHOS SÓLIDOS EN DOS CENTROS


HISTÓRICOS.
Centro Histórico Aspecto Observaciones
SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P.
• La ciudad cuenta con buenos sistemas de barrido y Sistemas de No obstante, todavía hay algunos sitios
recolección de desechos sólidos. recolección de en vía pública donde aparecen los
basura desechos abandonados, especialmente
en las inmediaciones de los patios de la
terminal ferrocarrilera.
SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO.
• La ciudad cuenta con buenos sistemas de barrido Tiraderos La basura acumulada puede azolvar los
y recolección de desechos sólidos. Sin embargo, clandestinos cauces y agravar el riesgo de
los cauces de arroyos que la rodean por el norte, el de basura en inundación, cosa que ya ocurrió en
sur y el poniente están contaminados por tiraderos cauces de 1998.
clandestinos. arroyos
Fuente: González Pozo) 1987b y 1997c)

166
Fig. 173. San Luis Potosí. Recorridos de camiones de limpia y zonas de concentraciones de desechos en vía pública.
(Según González Pozo 1987c)

Figs. 174 y 175. Erice, Sicilia. Barrido cotidiano de calles y camiones recolectores. (Fotos AGP)

167
10. RIESGOS Y VULNERABILIDAD: LA AMENAZA
LATENTE.

Como ya se comentó en el apartado sobre geología y tectónica, la actividad de las capas


intermedias del globo terráqueo y de la corteza terrestre están siempre amenazando la
seguridad de vidas, bienes y medio ambiente, sobre todo en aquellas partes del mundo
como México, donde convergen varias placas continentales y los movimientos entre ellas
da lugar a movimientos telúricos. En este apartado retomamos esa cuestión, pero no
limitada solamente a los terremotos sino a otras causas de desastre súbito causado por la
naturaleza o por el hombre. La presencia de sismólogos e ingenieros sísmicos puede
asegurar un mejor análisis de estas cuestiones. Los objetivos mínimos a desarrollar en un
plan de conservación son las siguientes, según Habitat:

• Definir los distintos tipos de eventos que pueden causar un desastre súbito. Según el
Centro Habitat de Naciones Unidas, hay que tomar en cuenta las categorías de
Terremotos, Erupciones Volcánicas, Deslizamientos de Tierra, Inundaciones, Aludes,
Tornados, Tsunamis, Ciclones Tropicales y otros, que bien pueden ser la combinación
de dos categorías, como erupciones con deslizamientos o aludes.

• Definir el grado de peligro, esto es, la probabilidad de que se produzca en un periodo


deerminado y en una zona dada, un fenómeno natural potencialmente nocivo. En los
sismos, por ejemplo, se hacen estudios sobre las probabilidades de retorno de un
macrosismo en un determinado periodo. Los periodos cortos (de 20 a 50 años) dan
probabilidades bajas y para magnitudes críticas pero no graves, mientras que periodos
mayores, de uno o varios siglos, incrementan notablemente la posibilidad de que
sobrevenga un evento muy destructivo. La pregunta inmediata sería: ¿ y por qué
pensar en plazos tan largos si ninguna vida normal alcanzaría para ver esas
predicciones? La respuesta nos la da la misma edad del patrimonio histórico: en
México tenemos edificaciones con varios siglos e incluso varios miles de años de
antigüedad, de manera que están sujetos a esa eventualidad y de hecho ya han pasado
varias veces por duras pruebas que han dejado en ellos su huella.

168
Fig. 176. Vecindad destruída en la Ciudad
de México, 1985. (Foto AGP)

Fig. 177. Área dañada en la Ciudad de México, 1985.

Fig. 178. Campamentos de damnificados en la Ciudad de Fig. 179. Centro Social destruido en Manjil,
México 1985 - 1988. Irán, 1990. (Foto AGP)

169
• Definir el grado de vulnerabilidad, esto es, la probabilidad de que vidas humanas y
bienes (entre ellos los bienes culturales) puedan resultar destruidos, dañados o
perdidos.

• Definir y evaluar el riesgo que es la suma de pérdidas y daños totales que podrían
sufrirse a raíz de un peligro natural: personas muertas o heridas, daños a la
propiedad, perturbación de la actividad socioeconómica, etc.

• Definir las medidas de mitigación que deben tomarse antes, durante y después de la
aparición de un evento destructivo con objeto de aminorar o disminuir el grado de
riesgo y de vulnerabilidad. (CNUAH, 1983, 12-13. Trad. AGP. )

Esto último, aplicado a la protección de monumentos y zonas de monumentos ha movido al


Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) a elaborar un manual de
manejo de estas situaciones con el concepto de “preparación para el riesgo” , que preconiza
las siguientes recomendaciones útiles para la fase de diagnóstico-pronóstico:

• La clave para la efectiva protección del patrimonio cultural en riesgo es la


planeación anticipada y el estado de alerta.

• La planeación anticipada relativa a los bienes del patrimonio cultural debe ser
concebida en términos de la totalidad de bienes y proveer una preocupación
integral por sus edificios y sus estructuras, así como sus contenidos y sus paisajes
asociados.

• La planeación anticipada para la protección del patrimonio cultural ante desastres


debe incorporar consideraciones sobre el patrimonio relevante dentro de una
estrategia general de protección de bienes.

• Deben lograrse los requerimientos de alerta en los edificios patrimoniales con


medios que tengan el menor impacto posible en los valores del patrimonio

170
• Los bienes patrimoniales, sus atributos significativos y su historial de respuesta
ante los desastres deben ser claramente documentados como base para una
planeación ante el desastre.... (Stovel, 1998, 20)

Sobre estas bases, se puede organizar mejor la fase de diagnóstico en estos aspectos.

171
11. ADMINISTRACIÓN URBANA: ORGANIZACIÓN,
FACULTADES Y RECURSOS
Lo que se analiza en este apartado es la capacidad real de la administración municipal y la
de las otras entidades estatales y federales que intervienen en el proceso de protección al
patrimonio. Esta parte del estudio puede requerir un experto en administración pública, ya
que es necesario identificar y evaluar los recursos humanos, materiales y técnicos con los
que cuenta el Municipio en el campo del desarrollo urbano en general y en el de la
protección del patrimonio en particular.

Esto implica establecer el organigrama funcional del organismo en sus áreas de desarrollo
urbano y/o de obras públicas, donde podría encontrarse, en un caso ideal, al responsable o
responsables del área de conservación. Sabemos de antemano que esto no ocurre en la
mayoría de los municipios mexicanos. Sin embargo, en ciudades de mediana y gran
magnitud no es difícil encontrarlo. En otros casos las atribuciones pueden estar radicadas en
el gobierno del estado. Y finalmente, debe revisarse la presencia del gobierno federal a
través de las delegaciones del INAH. La cuestión de la tramitología para intervenciones de
conservación también debe revisarse, estableciendo el flujograma con los lapsos mínimos y
máximos que requieren permisos, licencias y autorizaciones en la zona de monumentos.

La presencia de una oficina especializada en la protección del patrimonio municipal, con


expertos en ese campo indica un avance, ya que a partir de ahí se puede ir formando un
equipo capaz de dirigir cada vez mejor sus esfuerzos.

En un estudio de esta naturaleza, también es necesario esclarecer, por un lado, las partidas
presupuestales de gasto corriente e inversión que se destinan a tareas de mantenimiento y
conservación urbana, y por otro, los ingresos de la o las dependencias y su origen. El gasto
corriente define el costo del personal y los gastos de operación de las dependencias
involucradas, mientras que la inversión se refiere al monto de los contratos de estudios,
proyectos y obras. Los ingresos provienen de asignaciones federales o estatales, o bien de
fuentes propias (impuesto predial y otros ingresos locales).

172
12. SÍNTESIS DEL DIAGNOSTICO PRONÓSTICO

Provistos de toda la información del diagnóstico, se procede a hacer un ejercicio de síntesis


y comprensión de la suma de problemas y oportunidades encontradas en cada uno de los
apartados que hemos visto hasta aquí. Para facilitar esa síntesis, la se puede descomponer
esa tarea en tres etapas.

12.1. RESUMEN DE PROBLEMAS Y OPORTUNIDADES.

Es una recapitulación donde se rescata lo mejor y lo más significativo de la etapa del


diagnóstico, entendiéndolo como corte en el momento actual. Las oportunidades
aprovechadas o aprovechables o “fortalezas”, como ahora se dice, se enumeran sin
triunfalismos y los problemas o “debilidades” se presentan con todo su peso crítico.
Importa la veracidad y la contundencia de su formulación, pero sobre todo, la integración
de los resultados, correlacionando aspectos que en el análisis sectorial se abordaron
separadamente, por ejemplo:

• causas de deterioro físico con aspectos ambientales o sociales,


• usos del suelo con funcionamiento del tránsito y transporte,
• problemas habitacionales con la realidad de la tenencia del suelo
• éxodo habitacional con incremento de actividades terciarias y consecuencias
sobre los monumentos
• fluctuaciones en la actividad económica con incremento en el comercio en
vía pública
• alteraciones graves a los monumentos con ausencia de controles a
mecanismos de subdivisión-fusión de lotes
• altas intensidades de uso del suelo con incremento en riesgos y
vulnerabilidad
• “deterioros hormiga” en el Centro Histórico con insuficiencias de la
administración pública.

173
La capacidad de comprensión de los problemas y las oportunidades, de relacionar unos
aspectos con otros, de sacar conclusiones y de sintetizar el resultado es crucial en esta fase
del trabajo ya que permita destacar o deslucir todo lo avanzado.

12. 2. RESUMEN DE TENDENCIAS Y CONSTRUCCIÓN DE


ESCENARIOS.

Lo ideal es que cada uno de los aspectos analizados ya contenga los pronósticos o
predicciones sobre lo que ocurrirá de seguir las cosas como están. Para ello, es necesario
obtener las tendencias (por ejemplo, en gráficas de crecimiento) y proyectarlas hacia el
futuro. Pero como este tipo de suposiciones depende de una serie de variables que es
imposible controlar del todo en un futuro, las tendencias mismas se establecen con rangos
de probabilidad mínimos, intermedios o máximos.

Cuando se agrupan estas variables en situaciones lógicas o previsibles se entra en la


construcción de “escenarios” en los que se pueden prever, por ejemplo, variaciones
debidas al rumbo general de la economía o de la situación política o de las tendencias
demográficas. Muchas de las predicciones más pesimistas de crecimiento total y urbano
que se hacían hace varios lustros, por ejemplo, no tomaron en cuenta el escenario de control
al menos parcial de la natalidad que ha hecho descender las tasas de crecimiento en forma
apreciable en el tránsito del siglo XX al XXI. Y lo curioso es que las medidas que hicieron
posible esa realidad ya estaban en práctica cuando se hicieron esas sombrías predicciones.

12.3. SÍNTESIS POR ZONAS HOMOGÉNEAS.

La zonificación es una de las herramientas que se ha utilizado con mayor frecuencia como
herramienta de comprensión de los problemas. Es, también, una variante del método
tipológico, ya que agrupa variables en tipos semejantes para definir unos territorios de
otros. Ha sido también uno de los rasgos más criticados desde el postmodernismo, sobre
todo por su rigidez cuando se utiliza en propuestas de ordenación territorial que excluyen la
diversidad.

174
Son críticas válidas y hay que tomarlas en cuenta para no caer en abstracciones que
pretenden explicar la realidad sin lograrlo en absoluto. Pero la zonificación es también un
método de trabajo muy valioso que puede seguir siendo útil si se tiene conciencia de sus
límites de aplicación.

En este caso, lo que se procura es zonificar los resultados del diagnóstico-pronóstico en


unidades territoriales con el mismo tipo de problemas y oportunidades, cosa nada fácil
porque se trata de problemas complejos, siempre distintos a primera vista.

No obstante, hay que intentarlo. El resultado puede mostrar en forma contundente el fondo
de la cuestión que se investiga.

En las siguientes páginas presento los resultados de un resumen de este tipo en los estudios
que hice para San Luis Potosí en 1987 y para Real de Catorce en 1998. Lo de San Luis
sirvió para fundamentar estudios posteriores y acciones que cambiaron positivamente
muchas cosas en ese Centro Histórico desde mediados de la década de los 90. Lo de Real
de Catorce también fundamenta las siguientes etapas del estudio correspondiente. Sus
programas aún no se han implementado.

175
I. Núcleo principal, con máxima
densidad de monumentos.
(Hasta santuario de Guadalupe
II. Máxima erosión del patrimonio por
presencia de giros comerciales
III. Barrio de San Sebastián
IV. Barrio de San Miguelito
V. Barrio de Tlaxcala y Santiago

Apéndices con densidad de monumentos muy baja

a. San Cristobal
b. Entorno santuario de Guadalupe
c. Barrio de Tequisquiapan

Fig. 180. San Luis Potosí. Zonas Homogéneas, 1987. (Según González Pozo, 1987c)

176
177
13. CONCLUSIONES

Con lo expuesto hasta aquí, pueden formularse las siguientes conclusiones:

Sobre el marco teórico de la conservación de bienes y las bases teóricas de la


conservación urbana

• El desarrollo de la conservación del patrimonio durante más de dos siglos de


práctica y siglo de construcción teórico-metodológica lleva un avance ya muy
consolidado en la preservación de inmuebles aislados. Sin embargo, las bases
conceptuales de la conservación urbana tienen una historia más corta, que no rebasa los
últimos tres cuartos de siglo, y se encuentran todavía en proceso de consolidación.

• Conviene no perder de vista la visión holística, integral de la conservación del


patrimonio urbano-arquitectónico, de la arquitectura misma de los bienes culturales en
general, como apenas una parte del extenso campo de la cultura humanan a la que
pertenecen. Es la teoría de la cultura la que debe buscar la integración de los campos
particulares de cada una de as disciplinas que convergen en ella.

• La teoría de planeación aplicada a los procesos premeditados de modificación de la


realidad (entre ellos, el desarrollo urbano) tiene una historia paralela en el tiempo a la
teoría de la conservación. Sin embargo, a pesar de que ambos campos convergen en el de
la conservación del patrimonio urbano, apenas están comenzando a unir su potencial en la
elaboración de estudios de planeación dirigidos hacia la conservación de centros
históricos.

• El marco teórico de la planeación urbana se consolidó en otros países desde a


mediados del siglo XX y en el nuestro a partir de la década de los 80, cuando la entonces
SAHOP publico manuales y normas que establecieron constantes metodológicas que
siguen empleándose ampliamente sin que quienes los utilizan se percaten de sus
limitaciones. Es necesario esos principios con la sana tendencia a incrementar
mecanismos de mayor participación social que se advierten en otras latitudes y en nuestro
propio país.

178
• Los campos de la conservación del patrimonio cultural y de la planeación del
desarrollo urbano propician, más que otros, el trabajo interdisciplinar. En el campo
particular de la conservación del patrimonio urbano esta peculiaridad se potencia, ya que
en el convergen historiadores, geógrafos urbanos, ecologistas y científicos de la
naturaleza, antropólogos, sociólogos y economistas, arquitectos, ingenieros y urbanistas;
restauradores, museólogos y administradores públicos. A medida que se avanza en el
estudio y realizaciones de conservación de centros históricos, la necesidad de aplicar
conocimientos cada vez mas especializados da lugar ala integración de equipos
interdisciplinares para este tipo de tareas.

Sobre la elaboración de planes de conservación de centros históricos.

• Existe un campo metodológico insuficientemente explorado en la elaboración de


estudios de diagnóstico-pronóstico con los que se fundamentan los planes de desarrollo
urbano en la modalidad de conservación para un centro histórico. Es necesario actualizar
la metodología, ya que no responde a las necesidades específicas del campo de la
conservación del patrimonio cultural. Sin embargo, es posible conservar la secuencia
básica del proceso y muchos de sus componentes particulares.

• La actualización consiste en imprimir otra tónica y un contenido más específico


relacionado con el patrimonio cultural y con su conservación a la mayoría de las etapas
del diagnóstico-pronóstico, así como otro énfasis en el análisis de la realidad urbana,
avanzando a un primer término a los temas sobre el patrimonio urbano, su historia y su
problemática de conservación, que en otros estudios urbanos que persiguen la fundación
o el crecimiento de asentamientos humanos permanecen en un segundo plano.

• El cambio de tónica o de énfasis en la etapa de análisis del medio natural consiste


no solamente en identificar los problemas y las oportunidades para conservar el
patrimonio cultura en su contexto natural, sino considerar al propio medio natural como
posible patrimonio cuando reúne las características necesarias. La defensa conjunta del
patrimonio natural y cultural interesa por igual a la sociedad.

179
• El concepto de sustentabilidad, aplicado actualmente solo al desarrollo compatible
con la conservación de la naturaleza y sus recursos puede extender su sentido a la
sustentabilidad cultural, si se considera a los bienes culturales como recursos no
renovable cuya perdida empobrece a la humanidad.

• El cambio de énfasis en la etapa de análisis del medio socioeconómico consiste no


solamente en identificar los principales rasgos sociales, económicos y culturales de los
habitantes y visitantes de los centros históricos, sino en considerar algunas de sus
costumbres y tradiciones como posible patrimonio cultural intangible cuando reúne las
condiciones apropiadas. La defensa conjunta del patrimonio cultural tangible e intangible
interesa por igual a la sociedad.

• El papel del conociendo historico en los planes de conservación urbana es mayor


que otros campos del desarrollo urbano, ya que la “lectura” del patrimonio construido es
indisociable de la totalidad de las etapas evolutivas que han dejado su huella en los
centros históricos.

• Los cambio de tónica o énfasis en la etapa de diagnóstico pronóstico de la estructura


urbana consiste no solamente identificar los principales rasgos sectoriales del desarrollo
urbano sino en relacionar a todos ellos con el tema de al conservación del patrimonio.

• El método tipológico es esencial para avanzar con agilidad en la caracterización de


los problemas que se van identificando en la etapa de diagnóstico-pronóstico.

• El análisis de uso de suelo y sus componentes es una herramienta útil para


comprender los mecanismos de deterioro del ambiente construido. Las categorías
complementarias de mal uso, desuso y abuso ayudan a explicar mejor algunas
distorsiones en el tipo y la intensidad de uso de suelo en los centros históricos.

• La mayoría de los centros históricos sufre despoblamiento acelerado y crecientes


explosivo de comercio y servicios en su interior. Esto pone en grave riesgo su viabilidad

180
como asentamientos y obliga a encontrar fórmulas para conservar al menos una
proporción de viviendas ocupadas.

• La introducción de infraestructuras permite elevar la calidad de vida en los


asentamientos. Sin embargo, en los centros debe compatibilizarse con las peculiaridades
de la vía pública y los monumentos. En particular, las soluciones viales deben limitar el
acceso indiscriminado de vehículos individuales, procurando en cambio alentar sistemas
de trasporte público de tamaño apropiado y con accesibilidad económica y práctica.

• Los planes de conservación de centros históricos deben incluir medidas apropiadas


de mitigación de la vulnerabilidad de las edificaciones ante desastres naturales o causados
por el hombre para proteger vidas y bienes en general y bienes culturales en particular.

• El análisis de la capacidad administrativa de las instituciones locales encargadas de


tutelar el patrimonio urbano es indispensable para proponer dentro de los planes de
desarrollo instrumentos adecuados para su conservación.

• La construcción de escenarios es crucial para avanzar en la etapa de pronóstico y da


sentido a las alternativas de proyección que normalmente se presentan en esta etapa.

Sobre las aplicaciones a la docencia y la investigación.

• Las consecuencias de todo lo anterior sobre la formación de expertos y


profesionales trae como consecuencia la revisión de planes y programas de estudio,
incluyendo los de las carreras de arquitectura y asentamientos humanos y los posgrados
de todas las disciplinas participantes en el proceso. Un fortalecimiento de las áreas
teórica, histórica, metodológica y técnica en este campo es impostergable.

• Finalmente, es necesario constituir líneas de investigación en esta especialidad en


diversas instituciones de educación superior que tienen abiertos programas de
conservación del patrimonio, propiciando la ínterdisciplina y un enriquecimiento de
teorías y metodologías sobre estos conceptos, así como análisis sobre casos particulares.

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207
ÍNDICE DE CUADROS

Página

1. Hallazgos en la evolución de cinco centros históricos mexicanos. 38


2. Dos clasificaciones climáticas para el medio mexicano. 44
3. Morfología y pendientes del terreno en cuatro centros históricos. 52
4. Antecedentes geológicos de Real de Catorce, según Barboza Gudiño. 55
5. Rasgos hidrológicos sobresalientes en cuatro sitios históricos. 60
6. Medio vegetal en cinco sitios o centro históricos. 63
7. Principales alteraciones recientes al medio natural en 3 sitios históricos. 70
8. Descenso demográfico en dos centros históricos y proceso de envejecimiento poblacional en 74
áreas centrales de uno de ellos. (1990-1995)
9. Influencia de la organización y la participación social en la formación y conservación del 77
patrimonio cultural de un centro histórico.
10. Patrimonio cultural intangible en y tres centros históricos mexicanos. 81
11. Contexto regional de cuatro centros históricos y una microregión. 83
12. Patrimonio urbano-arquitectónico en cuatro centros históricos. 107
13. Rangos de densidad de población bruta y tipos de asentamientos a que están asociados 130
normalmente.
14. Formato para concentrar datos sobre intensidades de uso en asentamiento humanos. 133
15. Características de uso del suelo en tres centros históricos. 138
16. Resumen de características de vivienda en 178 casos representativos del centro histórico de 149
Camagüey, Cuba. Según Quesada y Roselló.
17. Diagnóstico de equipamiento en un centro histórico. 151
18. Principales aspectos de vialidad diagnosticados en tres centro históricos mexicanos. 156
19. Problemas de recolección de desechos sólidos en dos centros históricos. 166

208
ÍNDICE DE FIGURAS

Página

1. Metodología de Planeación del desarrollo urbano, según HABITAT. (UNCHS-HABITAT 1984, 27


62)
2. Síntesis de la secuencia metodológica para la elaboración de planes de desarrollo urbano en 28
México. (Según SAHOP, 1981)
3. Componentes y tareas de la etapa de antecedentes y diagnóstico-pronóstico, adaptando la 30
metodología SAHOP al caso de elaboración de planes de conservación de centros históricos.
4. Ciudad de México, 1527. Manzanas típicas (Según Valero de García Lascurain, 1991) 39
5. Olinto, siglo IV a.c. Manzanas típicas. (Según Sánchez de Carmona, 1989) 39
6. San Luis Potosí, 1748. Haciendas del Beneficio al sur de la ciudad (Según De la Maza, 1969) 39
7. San Luis Potosí. Misma área actualmente. (Según González Pozo, 1997c) 39
8. Tampico margen sur siglo XX. (Según SEPANAL, 1975) 40
9. Tampico. Misma área actualmente. (Según González Pozo, 1998b) 40
10. Tampico Edifico de 9 pisos de 1919 40
11. Real de Catorce. Proyecto de reubicación, 1780, no materializado. (Según Díaz Berrio, 1976) 41
12. Real de Catorce. Planta actual a misma escala. (Según González Pozo, 1998a) 41
13. Mileto, ciudad hipodámica S.V. a.c. (Según, Martín, 1966) 49
14. Verona romana. (Según Miauri, 1960) 49
15. Ciudad vituviana según Fra Gicondo (Según Simoncini, 1974) 49
16. Trazo griego de Nápoles. (Según Simoncini, 1974) 49
17. Rosa vitruviana aplicada por Fra Giocondo a su proyecto de reorganización urbana. (Según 49
Simoncini, 1974)
18. Tampico. Topografía. (Según González Pozo, 1998b) 53
19. San Miguel de Allende. Topografía y parteaguas. (Según González Pozo, 1997c) 53
20. Real de Catorce. Ubicación en la Sierra. (Según González Pozo, 1998a) 54
21. Real de Catorce. Pendientes. (Según González Pozo, 1998a) 54
22. Real de Catorce. Fallas entre las que surge el “pilar” donde se asienta el poblado. (según 56
González Pozo 1998a)
23. Tampico. Aspectos hidrológicos. (Según González Pozo 1998b) 61
24. San Miguel de Allende. Aspectos hidrológicos. (Según González Pozo 1997c) 61
25. Santa María Acuexcomac, Puebla. Aspecto del poblado, 1967. (Foto AGP) 64
26. Santa María Acuexcomac, Puebla. Ahuehuete y manantial, 1967. (Foto AGP) 64
27. San Miguel de Allende. Vegetación. (Según González Pozo, 1997c) 64
28. San Miguel de Allende. Laureles en la plaza de San Francisco, recortados geométricamente. 64
(Según González Pozo, 1985)
29. Sistema Nacional de área Protegidas. (según Ordoñez y Flores Villela, s/f) 68
30. Polígono estatal de protección de las peregrinaciones wirrarika o huichol en san Luis Potosí. 68
(Según Gobierno de San Luis Potosí y González Pozo, 1998a)
31. Cd. de México. Hundimiento regional del subsuelo en la Alameda y Bellas Artes. (Según 71
Santoyo et al, 1998)
32. Cd. De México. Asentamiento regional y diferencial en la Catedral Metropolitana. (Según 71
Tamez et al. 1995)
33. Tampico. Sede del Sindicato de Alijadores. (Foto AGP) 78
34. Tampico. Edificio contemporáneo propiedad del Sindicato de Alijadores. (Foto AGP) 78
35. Kioto. Barrio donde transcurre el festival Gion, mostrando proporción de casa de madera. 80
(Según Salaastie, 1999)
36. Kioto. Desfile del festival Gion. (Salaastie, 1999) 80
37. Kioto. Una de las casas con exposición de biombos abierta al público. (Salaastie, 1999) 80
38. Kioto. Aspecto interior de una casa con biombos y objetos expuestos. (Salaastie, 1999) 80
39. Mapa de Cholula. Plano de la zona en 1967. Contraste entre áreas densamente urbanizadas y 84

209
otras de uso agrícola. (Según González Pozo, 1967)
40. Cholula Santuario de los Remedios. (Foto AGP) 84
41. Potosí, Bolivia. Ficha de catálogo. Anverso. (Según Gisbert y Prado, 1990) 89
42. Potosí, Bolivia. Ficha de catálogo. Reverso. (Según Gisbert y Prado, 1990) 89
43. Tipologías de templos y edificios públicos en Bologna. (según Cervelatti y Scannavini, 1976) 94
44. Tipologías de viviendas en Bologna. (Según Comune di Bologna, 1979) 94
45. Análisis tipológico de Mompox, Colombia. (según Saldarriaga, 1997) 95
46. Caltagirone, Italia. Larguillo de los departamentos que flanquean una calle. (Según Ajroldi, 95
1987)
47. Guadalajara, Jalisco. Larguillo de dos frentes de manzana. (Según Vázquez Ceceña, 1988) 95
48-54. Morelia. Diversos detalles constructivos en arquitectura doméstica. (según Silva Ruelas, 99
1991 a y b)
55–59. Roma. Detalles constructivos típicos en arquitectura monumental. (Según Comune di Roma. 100
(1989)
60 Caltagirone, Italia. Representación axonométrica de un sector urbano. (Según Ajroldi, 1987) 104
61. Xalapa. Perspectiva de imagen urbana. (Según Sánchez Asociados, 1981) 104
62 – 64. Hitos en trayectos y en plazas. (según Lynch, 1984) 104
65 Trayectos visuales en Florencia. (Según Bacon, 1967) 104
66 Schwäbisch Hall, Alemania. Vista exterior de un lado de la plaza del mercado. (Según Trieb et 105
al, 1979)
67 Schwäbisch Hall, Alemania. Larguilo de un lado de la plaza del mercado. (Según Trieb et al, 105
1979)
68 Checiny, Polonia. Panorámica exterior ciudad y burgo. (Según Trochym-Zynke et al, 1978) 105
69 Checiny, Polonia. Calle Lokieka, foto de principios de siglo (Según Trochym-Zynke et al, 1978) 105
70 Checiny, Polonia. Croquis de análisis. (Según Trochym-Zynke et al, 1978) 105
71 Traza fundacional de la ciudad española en 1593. Barrio tlaxcalteca ya presente. (Según De la 108
Maza, 1969)
72 Proyecto de perímetros A y B de la zona de monumentos en 1987, según INAH 108
73 San Luis Potosí. Catedral 109
74 San Luis Potosí. Parroquia de San Miguelito 109
75 San Luis Potosí. Casa de Moneda 109
76 San Luis Potosí. Alhóndiga (Fotos AGP) 109
77 San Luis Potosí. Teatro de la Paz. (Fotos AGP) 109
78 San Luis Potosí. Palacio de Gobierno, de Miguel Constanzó (1808) (Según De la Maza y 109
Katzman)
79 San Luis Potosí. Teatro Alarcón, de Tresguerras (1827), primero republicano. (Según De la 109
Maza y Katzman)
80 – 83. San Luis Potosí. Edificios mixtos: Comercio y oficinas, de principios del siglo XX; 110
Dos ejemplos de comercio. (Foto AGP)
84. San Miguel de Allende. Patrimonio de la época virreinal. (Según González Pozo, 1997c) 112
85. San Miguel de Allende. Patrimonio de los siglos XIX y XX. (Según González Pozo, 1997c) 112
86. San Miguel de Allende. Delimitación de los perímetros A y B, mostrando principales edificios 113
religiosos y civiles, así como arquitectura de valor contextual. (Según González Pozo, 1997c)
87. San Miguel de Allende. Densidad de patrimonio. (González Pozo, 1997c) 113
88. San Miguel de Allende. Ubicación de los principales monumentos deteriorados. (Según 114
González Pozo, 1997c)
89. Parroquia de San Miguel Arcángel 114
90. La Concepción 114
91. Templo y Convento de San Francisco 114
92. Templo de San Francisco desde la Plaza cívica Ignacio Allende 114
93. Real de Catorce Perímetros A y B. (Según González Pozo 1998 a) 116
94. Real de Catorce. Estado de conservación de monumentos. (Según González Pozo 1998 a) 116
95. Panorámica de Real de Catorce, 1898. Cubiertas completas 117
96. Panorámica de la ciudad en la actualidad. Foto Biol. Sergio Luna 117
97. Real de Catorce. Parroquia. (Según González Pozo 1998a) 118

210
98. Real de Catorce. Capilla de Guadalupe. (Según González Pozo 1998a) 118
99. Real de Catorce. Palacio Municipal (Según González Pozo 1998a) 118
100. Real de Catorce. Antigua Casa de Moneda (Según González Pozo 1998a) 118
101. Real de Catorce. Puente (Según González Pozo 1998a) 118
102. Real de Catorce. Túnel de Ogarrio (Según González Pozo 1998a) 118
103 – 104. Real de Catorce. Ejemplos de inmuebles ruinosos 119
105. Real de Catorce. Antigua Hacienda del Beneficio de san Bruno. 119
106 – 107. Real de Catorce. Reconstrucción de elementos discordantes: reconstrucción de cubiertas 119
con concreto y lámina
108. Tampico. Identificación de monumentos. (Según SEPANAL, 1975) 121
109. Tampico. Delimitación de la zona de monumentos, con inmuebles identificados en negro por el 121
INAH y en gris por AGP. (Según González Pozo, 1998b)
110. Tampico. Catedral (Según SEPANAL) 122
111. Tampico. Aduana del puerto ca. 1900 (Foto AGP) 122
112. Tampico. Edificios de departamentos, primer cuarto del siglo XX (Foto AGP) 122
113. Tampico. Edificio Art-Deco, mixto para comercio y departamentos ca. 1940 (Foto AGP) 122
114. Tampico. Casa del siglo XIX. (Foto AGP) 122
115. Tampico. Residencia deteriorada en colonia Águila, en proceso de rehabilitación. (Foto AGP) 122
116. Tampico. Residencia de mampostería con deterioros evidentes. (Foto AGP) 123
117. Tampico. Casa obrera de madera, bien conservada. (Foto AGP) 123
118. Tampico. Vecindad en ruinas. (Foto AGP) 123
119. Tampico. Residencia chalet en la colonia petrolera. (Foto AGP) 123
120. Tampico. Proliferación de anuncios y señalización en calles céntricas. (Foto AGP) 123
121. Tampico. Conjunto de mercados entre la ciudad y el puerto. (Foto AGP) 123
122. Tampico. Falsas herrerías tradicionales en la Plaza de la Libertad. (Foto AGP) 123
123. - 131. Tampico. Imagen urbana reconocible un período urbano anterior. Secuencia sobre las 124
calles Ribera y Héroe del Cañonero de Tampico, donde se muestran fragmentos del
portal corrido que marcaba el borde de la ciudad hacia el puerto hasta principios del siglo
XX.
132. Continuidad de portales hacia el malecón de la Habana 124
133. Método de aproximación visual para obtener el Coeficiente de Ocupación del Suelo (COS) 131
134. Método de aproximación visual para obtener el Coeficiente de Uso del Suelo (CUS)
135 – 136. Miahuatlán, Oax. 1994. (Foto AGP) 135
137 – 139. San Luis Potosí. Concentración excesiva de comercios y servicios al centro y norte del 140
Perímetro A. Edificio de oficinas frente a El Carmen; Mercado Hidalgo ca. 1945;
Cine años 50 (Fotos AGP)
140. San Luis Potosí. Tipos e intensidad de uso en perímetros A. (Según González Pozo 1987c) 141
141. San Luis Potosí. Coeficientes de ocupación del suelo (COS), perímetros A y B. (Según González 141
Pozo 1987c)
142. San Luis Potosí. Intensidades de Uso en perímetro B. (Según González Pozo 1987c) 141
143. San Luis Potosí. Tipologías de Manzanas y Lotes. (Según González Pozo 1987c) 142
144. San Luis Potosí. Tenencia del suelo. En negro la suma de partes estatales, federales y 142
municipales. Achurada la terminal ferrocarrilera. (Según González Pozo 1987c)
145. San Luis Potosí. Valores comerciales en 1987. (Según González Pozo 1987c) 143
146. San Miguel de Allende. Tipos de uso. (Según González Pozo 1997c) 144
147 - 148. Real de Catorce. Tipos de uso: vía pública utilizada para comercio informal, semifijo. 144
(Fotos AGP)
149. Real de Catorce. Coeficientes de ocupación del suelo (COS). (González Pozo 1998 a) 145
150. Real de Catorce. Las fracciones de compañías mineras comparten su territorio con el poblado. 145
(González Pozo, 1998a)
151. San Luis Potosí. Áreas de vivienda inadecuada por tamaño o estado de conservación. (Según 147
González Pozo, 1987c)
152 – 153. San Luis Potosí. Vivienda residencial y popular. (Fotos AGP) 147
154 – 156. San Luis Potosí. Vecindades y vivienda tradicional deteriorada. (Fotos AGP) 148
157. San Luis Potosí. Funcionamiento vial en 1987, con cruces metropolitanos por el centro histórico. 157

211
(Según González Pozo, 1987c)
158. San Luis Potosí. Detalle de aforos y puntos de conflicto vial en perímetro A. (Según González 157
Pozo, 1987c)
159. San Luis Potosí. Pavimento de baldosas de cantera. Detalle. (Foto AGP) 157
160. San Miguel de Allende. Funcionamiento vial. (Según González Pozo, 1997c) 158
161. San Miguel de Allende. Pavimentos. (Según González Pozo, 1997c) 158
162. Real de Catorce. Funcionamiento vial. (Según González Pozo, 1998 a) 159
163. Real de Catorce. Tipología de empedrados de calles y banquetas. Levantamiento de Marcela 159
Pérez Arq. (Según González Pozo, 1998 a)
164. Real de Catorce. Tipología de empedrados en calles y banquetas. Detalle. (Foto AGP) 160
165. Erice, Sicilia. Detalle de pavimento empedrado con guías de baldosa. (Foto AGP) 160
166 – 167. Real de Catorce. Puente de Jesús y Puente la Purísima. (Fotos AGP) 160
168. San Miguel de Allende. Alimentaciones de energía subterránea. Obra realizada en 1990.
169. Real de Catorce. Sistema de drenaje combinado, sanitario y pluvial. Detalle de drenaje 162
rudimentario integrado al pavimento.
170. Cholula. Acequia antigua en una de las vialidades de la ciudad. (Foto AGP) 164
171. San Luis Potosí. Caja de agua atribuida a Tresguerras. 1931 164
172. San Luis Potosí. Instalaciones aéreas inadecuadas para el patrimonio. (foto AGP) 164
173. San Luis Potosí. Recorrido de camiones de limpia y zonas de concentraciones de desechos en 167
vía pública. (Según González Pozo, 1987c)
174 – 175. Erice, Sicilia. Barrido cotidiano de calles y camiones recolectores. (Fotos AGP) 167
176. Vecindad destruida en la Ciudad de México, 1985. (Foto AGP) 169
177. Área dañada en la ciudad de México, 1985 169
178. Campamentos de damnificados en la ciudad de México, 1985 – 1988. 169
179. Centro Social destruida en Manjil, Irán, 1990. (Foto AGP) 169
180. San Luis Potosí. Zonas homogéneas, 1987. (Según González Pozo, 1987c) 176
181. Real de Catorce. Zonas homogéneas. (González Pozo, 1998 a) 177

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