Consagracion A La Trinidad Por María PDF

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RETIRO DE CONSAGRACIÓN

A LA SMA. TRINIDAD
POR MARÍA

COMUNIÓN
MARÍA REINA DE LA PAZ
RETIRO DE CONSAGRACIÓN
A LA SMA. TRINIDAD
POR MARÍA

COMUNIÓN
MARÍA REINA DE LA PAZ

3ra. Edición Argentina


INDICE
Dulzura – Dolor – Fervor ................................................................. 11
Algunos consejos prácticos .............................................................. 14
La fuerza de la consagración ............................................................ 16

ESPOSA DE JOSÉ ............................................................................. 19


Una semana en Nazaret ................................................................ 21
1er día: Consagración de los bienes exteriores ......................... 21
2do día: Consagración de nuestros sentidos ............................. 25
3er día: Consagración de los bienes interiores .......................... 30
4to día: Consagración de las relaciones humanas ..................... 34
5to día: Consagración del alma .................................................. 39
6to día: Consagración de las relaciones afectivas ...................... 44
7mo día: Consagración del corazón por el mundo ................... 48

ESPOSA DEL PADRE ....................................................................... 53


Una semana en el seno del Padre .................................................. 55
1er día: Consagración de nuestros orígenes .............................. 55
2do día: Consagración de los inocentes .................................... 59
3er día: Consagración de quienes ejercen un poder ................. 65
4to día: Consagración de nuestra intimidad con Dios .............. 70
5to día: Consagración de nuestras capacidades de amar .......... 75
6to día: Consagración en el espíritu de la infancia espiritual .. 80
7mo día: Consagración de nuestros compromisos con Dios .... 84

ESPOSA DEL HIJO ........................................................................... 89


Una semana en el Corazón de Jesús .............................................. 91
1er día: Consagración de nuestras acciones .............................. 91
2do día: Consagración de nuestros pensamientos y palabras .. 95
3er día: Consagración de las ausencias sensibles de Dios ........ 100
4to día: Consagración de los sufrimientos ................................. 107
5to día: Consagración de nuestra soledad ................................. 112
6to día: Renovación de las promesas bautismales .................... 117
7mo día: Consagración de todo el amor del mundo ................ 122
ESPOSA DEL ESPÍRITU ................................................................... 129
Una semana a la sombra del Espíritu ............................................ 131
1er día: Consagración de nuestras adhesiones al Espíritu ........ 131
2do día: Consagración de las virtudes teologales ...................... 137
3er día: Consagración de los carismas y dones ......................... 142
4to día: Consagración a la Consoladora de los afligidos .......... 146
5to día: Consagración a la mediación de María ......................... 151
6to día: Consagración de todo aquello que en nosotros
todavía no ha sido consagrado ..................................... 156
7mo día: Consagración en la milicia de la Inmaculada ............ 160

ESPOSA DE LA TRINIDAD ............................................................. 165


En el seno de la Trinidad ............................................................... 167
1er día: María en el seno de la Trinidad .................................... 167
2do día: Consagración a María Reina ......................................... 173
3er día: Consagración por la unidad de la Iglesia ..................... 177
4to día: Consagración a María Reina de la Paz .......................... 182
5to día: Consagración de todo nuestro ser ................................ 188

Oraciones ad libitum ........................................................................ 197

CARTA DE LA COMUNIÓN MARIA REINA DE LA PAZ .............. 224

Consigna: Dulzura – Dolor – Fervor ................................................ 231

Usted acaba de terminar su retiro de 33 días .................................. 241

Bibliografía ........................................................................................ 247

Dónde adquirir este libro en diferentes idiomas – Centros Nacionales


de la Comunión María Reina de la Paz ........................................... 248
Este fascículo está destinado a aquellos que desean entrar a la
Comunión María Reina de la Paz en una consagración total a María.
Está editado con la mención:

“Pro Manuscripto”

Esto significa que no está en venta en el comercio y por tanto no le


ha sido atribuído un precio.

Se puede adquirir en Francia (para el extranjero ver en la última


página), escribiendo a:

Communion Marie Reine de la Paix


BP 24
53170 Saint Denis du Maine
o a:
“Centre International”
Communion Marie Reine de la Paix
Regina Pacis
Bijakovici
88266 MEDJUGORJE

Para adquirir libros en otros idiomas, ver pág. 244

La participación a los gastos de impresión, de expedición y de


secretariado de la Communión es libre para que cada uno pueda
dar según su corazón. Su generosidad permitirá una mayor difusión
en los países menos favorecidos, en particular en Europa del Este,
Asia, Africa y América Latina.

Textos: introducción, oraciones de consagración y carta del hermano Efraim. Se


terminó el 25 de marzo de 1994, día del décimo aniversario de la Consagración
del mundo y de Rusia al Corazón Inmaculado de María por el papa Juan Pablo II.

1ra. Ediciión Argentina, Junio 1997


2da. Edición Argentina, Abril 1998
3er. Edición Argentina,
10
Dulzura-Dolor-Fervor
CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO Y DEL MUNDO
AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA,
REINA DE LA PAZ,
REINA DEL UNIVERSO,
REINA DE LOS CORAZONES,
Y POR ELLA A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

La finalidad de la consagración son los desposorios místicos, la


alianza de las dos naturalezas divina y humana en el corazón de
Dios, por medio del corazón humano, pero inmaculado de la Virgen
María.

La unión con María ofrece a los más pobres los frutos de la unión
mística que sólo encontramos en las séptimas moradas: la infancia
espiritual, la intimidad con la vida trinitaria, el deseo intenso de
sufrir en unión con la pasión redentora de Cristo, el total abandono
a la voluntad de Dios y gracias de intimidad casi constantes.
Tradicionalmente la vida de unión con María, unida a Dios, se
manifiesta como una luz que Dios concede al final de la noche del
espíritu, como un grado suplementario y más íntimo de la unión.
Por la consagración al Corazón Inmaculado de María, el más sencillo
de hijos de la Virgen goza de las ternuras y de los auxilios reservados
habitualmente al novio o al esposo.
Consagrar y sacrificar significan etimológicamente lo mismo: hacer
sagrado por medio de una ofrenda a Dios. La finalidad de la
consagración es la de sacrificarse totalmente por amor, pero en el
Corazón de María, esto es, de la manera más dulce y tierna. Todo
aquello que no podemos cargar nosotros mismos se lo ofrecemos
a ella, para que al igual que en el sacrificio de la Misa, por la
consagración, el amargo pan de la miseria se convierta en dulce
pan de ángeles. Cuando se comprende este principio redentor,
concebido por la Sabiduría divina, se tiene ansias de colaborar con
la Virgen en la consagración de sí mismo y del mundo como lo ha

Dulzura – Dolor – Fervor 11


hecho de manera tan explícita Juan Pablo II al retirarse de
Czestochowa:
“Madre de la Iglesia, nuevamente me consagro a ti, a tu maternal
esclavitud de amor: ¡Totus tuus! ¡Soy todo tuyo! ¡Te consagro toda
la Iglesia, donde quiera que esté, hasta las extremidades de la tierra!
Te consagro la humanidad; te consagro todos los seres humanos,
mis hermanos; todos los pueblos y todas las naciones. Te consagro
Europa y todos los continentes. Te consagro Roma y Polonia unidas
a través de tu servidor por un nuevo lazo de amor, ¡Oh Madre,
dígnate aceptar esta consagración! ¡Oh Madre, no nos abandones!
¡Oh Madre, guíanos!”

Esta consagración es la condición para adherirse a la Comunión


María Reina de la Paz, cuyos miembros quieren entregarse totalmente
a María para ser invulnerables a los dardos inflamados del Príncipe
de este mundo, que quiere devorar a los hijos de la Mujer revestida
de sol.
La palabra de Jesús debe interpelarnos de una manera imperiosa:
al final de los tiempos el amor de un gran número se enfriará (Mt
24,12). La finalidad de la consagración es que seamos capaces,
entregándonos al Corazón de María, de llegar a amar con un amor
divino. La Eucaristía, sacramento del amor extremo, nos ayudará
de manera cotidiana y deberá acompañar este retiro. En esta nueva
milicia de la Inmaculada que es la Comunión María Reina de la Paz
debemos lograr el reino de María en los corazones y entre los
corazones. El sacramento de la reconciliación es también un medio
privilegiado para restablecer el reino de la Virgen en y entre nuestros
corazones.

María, por su Asunción y su Coronación en el Cielo permanece en


el corazón de la Trinidad, allí donde su Hijo nos ha preparado un
lugar. María que habita en la Trinidad, quiere también hacer su
morada en el corazón del hombre. Presente en el Cielo, no lo está
menos en la tierra, estableciendo así un puente sobre el abismo
que nos parecía infranqueable. Orando con estas páginas, se
procurará penetrar, por medio de la oración, la meditación y la
adoración, en el corazón mismo del misterio trinitario.

12 Introducción
Este retiro de consagración está llamado a cambiar nuestra vida
cada vez que lo hagamos. Por ello, con mucha seriedad y asiduidad,
le consagraremos parte de nuestro tiempo cada día; levantándonos
más temprano o velando al anochecer. El retiro ha sido concebido
para que cada uno, cualquiera sea su “nivel” espiritual, pueda
encontrar en él un alimento que lo fortifique en su teología mariana
y en su vida teologal. Podrá ser un retiro cerrado con un guía
espiritual o igualmente un retiro predicado.

Cada día se encontrará uno de los mensajes dados por la Virgen


María en Medjugorje;* en los que podremos detenernos pues, a
pesar de su aparente simplicidad, constituyen un verdadero método
educativo en la vida espiritual.
Además de la Biblia y el Catecismo de la Iglesia Católica, los dos
libros indispensables para la formación de un cristiano para los
tiempos que se avecinan, además de la Biblia son, sin ninguna
duda, el Tratado de la verdadera devoción a María de san Luis
María Grignion de Montfort (que será citado en el retiro bajo las
siglas VD o SM para el Secreto de María), e Historia de un Alma de
santa Teresita del Niño Jesús, proclamada doctora de la Iglesia el
19 de octubre de 1979. Teresita viene a completar las enseñanzas
de Grignion de Montfort mostrando que el caminito por el cual
triunfa la misericordia forma parte del secreto de Dios para los
últimos tiempos.

Este retiro deberá ser clausurado con la consagración a María en el


curso de una Eucaristía.

* No pretendemos anticipar el juicio de la Iglesia respecto de las apariciones


de Medjugorje, así pues, nos someteremos a él tan pronto como se pronuncie.
Publicamos los mensajes con un fin informativo, como lo permite la Iglesia,
desde que el papa Pablo VI abolió el canon 1399 (5) que prohibía las
publicaciones a propósito de nuevas apariciones (14-10-1966).

Dulzura – Dolor – Fervor 13


Algunos consejos prácticos

Este libro de retiro de consagración sirve de medio para vivir un


momento privilegiado en la historia de su vida con Dios por medio
de María. Es un tiempo de conversión para dejarse visitar por el
Espíritu Santo; un tiempo para dejarse curar y reconciliar.

“¿Es imprescindible hacer los 33 días corridos?”


Primero es importante precisar que cada jornada propuesta debe
ser vista como un solaz y no como un deber que debe ser cumplido.
Muy a menudo los consagrados nos confiesan sus escrúpulos por
no haber tenido tiempo para orar con el corazón en tal o cual día,
que se sintieron bloqueados en tal parte, etc... Es bueno tener
siempre presente que todo lo que realizamos lo hacemos en el
Espíritu. Aplicado al retiro de consagración, esto significa que lo
que cuenta realmente es el corazón y el amor que entregamos
como ofrenda. No existe ninguna regla estricta: si tan sólo hiciéramos
la oración de consagración en un acto de total abandono y confianza
en la infinita acción del Espíritu Santo es indudable que grandes
gracias estarían ya obrando en nosotros!
Los 33 días quieren ser etapas. Si en un momento dado no podemos
hacer tal o cual día de consagración, vivamos en nuestro corazón
la consagración del día anterior. Conocemos consagrados que hacen
un solo día de consagración por semana, para dejarse penetrar por
la gracia y permitirle a su memoria una re-evangelización. Esto no
tiene importancia alguna. Cada uno obre con libertad. Lo que
importa es que respetemos nuestro propio ritmo y que perseveremos
hasta el fin.

“No logro ayunar, vivir la Eucaristía o rezar el Rosario. ¿puedo


hacer el retiro en estas condiciones?”
No confundamos la meta a alcanzar con los medios que nos son
ofrecidos. La meta es la unión con Dios que es Amor.
Los medios: la oración, el ayuno, los sacramentos... Lo que importa
es que intentemos servirnos de todos los medios a nuestro alcance

14 Introducción
según la gracia para poder estar cada vez más en comunión con
Dios y por El, ser amor en medio del mundo. Seamos
misericordiosos con nosotros mismos.

“En casa no tengo un lugar para rezar tranquilo”


“Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la
puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en
lo secreto, te recompensará” (Mt 6,6) Si todavía no tiene uno,
acondicione un pequeño oratorio familiar: una Biblia, un crucifijo,
un ramito de flores, un ícono, un rosario, una vela, ¡es sencillo!
También puede ir a una capilla o iglesia vecina.
Sepa finalmente establecer un oratorio en su propio corazón, para
que, esté dónde se encuentre, siempre pueda con sólo cerrar los
ojos, entrar en presencia de Dios, de su paz y de su luz.

“¿Puedo consagrarme por otra persona?


Es importante comprender que este retiro es ante todo un asunto
de orden personal. Sin embargo este “ponerse en camino” implica
por la misma ocasión, una consagración total de su pasado, de su
presente y de su futuro. Por ello, toda su historia familiar es colocada
en el Corazón de Dios por medio del Corazón Inmaculado de
María.
Por esta poderosa intercesión, todo su entorno se encuentra
“llevado” por la gracia y quizás sea testigo de frutos durante esta
consagración alrededor suyo. De todas formas, esta ofrenda lleva
en sí frutos para toda la eternidad.
Una vez que usted ha finalizado su consagración personal, puede
si lo desea volver a reiniciar la consagración “en nombre” de alguien
que no puede hacerla. Ore, para que esa persona pueda consagrarse
personalmente algún día.
Desaconsejamos regalar el libro a alguien sin antes haberle hablado
de él. Es preferible presentar el libro y proponerle a la persona que
nos pida realizar el retiro. Esto es ya un primer paso importante.
Puede hacerse el retiro en familia, en un grupo de oración o a
nivel parroquial, pero aconsejamos tener siempre un tiempo de
oración personal.

Dulzura – Dolor – Fervor 15


LA FUERZA DE LA CONSAGRACIÓN

El retiro es un magnífico trampolín para llegar a vivir la consagración


diaria imitando a la Sagrada Familia y poder decir, con san Pablo:
“No soy más yo, es Cristo que vive en mí”.

He aquí un testimonio vivido en la Ciudad de la Inmaculada


(Francia):
Cada mañana desde hace varios años al recitar la consagración
durante la oración de la mañana intentábamos ubicarnos en la
imitación de Jesús y de María a lo largo de toda la jornada que
teníamos por delante.
Así, consagramos nuestras palabras, nuestras miradas, nuestros
gestos y pensamientos... sólo por hoy (como lo dice santa Teresita
del Niño Jesús) Vivir así el día bajo la mirada de Dios, tratando de
hacer su voluntad en nuestros encuentros, en nuestros actos...
Pidiéndole nos ayude.

Sin embargo, “trabajar” todos los días sobre todo nuestro cuerpo,
nuestro espíritu y nuestra alma es difícil. Entonces, cada día, cada
uno en el secreto de su corazón toma una buena resolución para
esa jornada en un aspecto en particular. Por ejemplo: Hoy, sólo
diré palabras de bendición, o bien, hoy transmitiré alegría y amor,
sonreiré, u hoy haré tal o cual pedido de perdón.

De esta manera, nos dimos cuenta que nuestros malos hábitos, por
esta consagración cotidiana y por la gracia de Dios podían
desaparecer por completo. Por ejemplo: curación de tics, de malos
hábitos... ¡ y muchas cosas más ! Esta curación, es nuestra conversión.

El Señor nos ofrece hoy por medio de su Madre la consagración


diaria como medio poderoso y simple de conversión, para
acercarnos a su Corazón ardiente de amor, para encontrar la paz,
la luz que provienen de El y para ser instrumentos de Vida para el
mundo.

16 Introducción
Hemos imaginado una continuación o un complemento concreto
para este libro de retiro de consagración, un medio práctico para
dejar que la gracia de Dios nos invada y nos siga transformando
día a día a imagen de Jesucristo: confeccionar un kit de buenos
propósitos: elegir un pequeño cesto y colocar allí papelitos con
buenas resoluciones que pueden irse completando. Así,
cotidianamente, antes de la plegaria de consagración de la mañana
y el ofrecimiento de su jornada, después de haber invocado al
Espíritu Santo, podrá elegir un papelito donde le será propuesta la
buena resolución para la jornada, el punto concreto a trabajar por
decisión y gracia de Dios.

Dulzura – Dolor – Fervor 17


18
Esposa de José
“Es cierto, en efecto, que esta oración y la figura misma de José han
supuesto un renuevo de actualidad para la Iglesia de nuestro tiempo,
en relación con el próximo milenio cristiano”
(Juan Pablo II, Redemptoris Custos, 15 de agosto de 1989)

19
20 Esposa de José
Una semana en Nazaret
1er día de la semana en Nazaret:
La subida a Nazaret

Abandonar el espíritu del mundo


Consagración de los bienes exteriores

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Ven Espíritu Santo,


ven, alegría eterna.
Ven, tú, a quien ha deseado y desea mi alma,
ven, tú el Solo, al solo,
tú lo ves, estoy solo.
Ven, tú que me has separado de todo,
dejándome solo en este mundo.
Ven, tú mismo hecho deseo en mí,
me has hecho desearte, a ti el inaccesible.
Ven, aliento mío y vida mía,
ven, consuelo de mi alma.
Ven, alegría mía, gloria mía y delicia mía sin fin.
Ven Espíritu, me has hecho desearte,
a ti el inaccesible,
te has hecho tú mismo, deseo en mí.
(Simeón, el nuevo teólogo)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje el 25 de agosto


de 1992

Una Semana en Nazaret 21


Queridos hijos, hoy deseo decirles que los amo. Los amo con
todo mi amor maternal y los invito a abrirse completamente
a mí para que yo pueda, por medio de ustedes, convertir y
salvar al mundo donde abundan tanto pecado y tantas
maldades. Por lo tanto, queridos hijitos míos, ábranse
completamente a mí para que pueda, cada vez más, guiarlos
a todos hacia el inefable amor de Dios Creador, que se revela
a ustedes día tras día. Estoy con ustedes y deseo mostrarles al
Dios que los ama. Gracias por haber respondido a mi llamado.

MEDITACIÓN

(VD 81) Para vaciarnos de nosotros mismos, necesitamos morir a


nosotros mismos todos los días; es decir, es preciso renunciar a las
operaciones de las facultades de nuestra alma y a los sentimientos
de nuestro cuerpo; ver como si no viéramos, oír como si no
oyéramos, servirse de las cosas de este mundo como si no nos
sirviéramos de ellas (1 Cor. 7, 31), a lo que san Pablo llama morir
todos los días (1 Cor. 15, 31). Si el grano de trigo que cae en tierra
no muere, permanece en la tierra y no produce fruto alguno (Jn
12, 24). Si no morimos a nosotros mismos, y si nuestras devociones
más santas no nos llevan a esta muerte necesaria y fecunda, no
produciremos frutos que valgan la pena y nuestras devociones
serán inútiles; todas nuestras justicias quedarán manchadas por
nuestro amor propio y nuestra voluntad propia, y esto hará que
Dios tenga por abominación los más grandes sacrificios y las mejores
acciones que podamos hacer, y la hora de nuestra muerte nos
encontrará con las manos vacías de virtudes y méritos; y no
tendremos ni una chispa de ese amor puro que sólo se comunica
a las almas que han muerto a sí mismas y cuya vida está escondida
con Jesucristo en Dios (Col. 3, 3)
(San Luis María Grignion de Montfort)

22 Esposa de José
El Padre de las misericordias quiso que la Encarnación estuviese
precedida por una aceptación de parte de esta Madre predestinada,
de tal manera que habiendo contribuido a la obra de la muerte una
mujer, también una mujer contribuyera a la vida.

Ella misma le da esta respuesta al mensajero celestial: “Yo soy la


servidora del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38). Así,
María, abrazando de corazón la voluntad divina de la salvación, se
entrega totalmente como servidora del Señor a la persona y a la
obra de su Hijo, bajo su dependencia y con él, por medio de la
gracia del Dios todopoderoso para servir al misterio de la Redención.
Eso justifica el hecho de que los santos Padres consideren que
María participa a la salvación de los hombres no solamente
aportando la cooperación de un instrumento pasivo en las manos
de Dios, sino también la libertad de su fe y de su obediencia.
(Concilio Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia, 1964, n° 56)

CONSAGRACIÓN

María, tú que has proclamado que Dios despide a los ricos


con las manos vacías, deseo decirte que tu Hijo, el fruto de
tus entrañas, es el único tesoro que anhelo sobre la tierra
para que donde esté mi tesoro -tu tesoro- , esté también mi
corazón. Te consagro mis bienes, todas mis posesiones
materiales, dispón de ellas en vista de la venida del Reino.
Tú que nos diste el Pan de Vida, recibe el fruto de mi trabajo,
para que sea compartido y multiplicado. La palabra de tu Hijo,
que nos ha dicho que nadie puede servir a dos señores al
mismo tiempo, me sobrecoge y te confieso que sólo deseo
servir al único Señor que es Dios y a su humilde sierva que es
mi Reina.
María, te consagro mi trabajo, el fruto de mis esfuerzos físicos
e intelectuales, pongo a tu disposición mis bienes materiales,
puedes disponer de ellos según tu agrado.

Una Semana en Nazaret 23


Antífona

Sagrada Familia de Nazaret,


pequeña trinidad en la tierra.
Jesús, Dios en la tierra,
María, esposa del Espíritu,
José, sombra del Padre,
hágannos semejantes a ustedes.

Pequeña trinidad en la tierra,


José, que muere de amor por María,
María, que muere de amor por Jesús,
Jesús, que muere de amor por el mundo,
hágannos semejantes a ustedes.
(Hno. Efraim)

Salmo 131 (130)

Señor, mi corazón no es orgulloso,


ni altanera mi mirada.
No he tomado un camino de grandezas
ni de prodigios que me superan.

No, mantengo mi alma en paz y silencio.


como un niño recién amamantado en el regazo de su madre,
así está mi alma dentro de mí.

¡Pon tu esperanza, Israel, en el Señor


desde ahora y para siempre!

Oración ad libitum (que se podrá escoger en el anexo pág. 193,


por ejemplo, las letanías de la Santísima Virgen, el Acordaos ...)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

24 Esposa de José
2do día de la semana en Nazaret:
Para entrar en la casa de la Sagrada Familia

Consagración de nuestros sentidos

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Espíritu Santo,
tu sabor me es dulce,
mucho más dulce que panal de miel
y que toda dulzura que se pueda gustar.
Hambre y deseo permanecen siempre en mí
pues consumirte no puedo.

¿Soy yo quien te come?


¿Eres tú quien me come?
No lo sé yo;
porque en lo más hondo de mí,
ambos me parecen verdad.

Me reclamas que esté contigo,


y eso me causa gran pena,
pues no quiero dejar mi ocupación
para ir a descansar entre tus brazos.

Necesito rendirte gracias,


alabanza y honor,
porque allí está mi vida eterna.
Impaciencia siento en mí,
y no puedo saber por qué.

Si yo pudiera adquirir la unidad con Dios,


permaneciendo por siempre en mis obras,
acallaría todos mis lamentos.

Una Semana en Nazaret 25


Dios, que conoce toda necesidad,
haga de mí todo lo que quiera.
y permanezco así, vigoroso, en todo sufrimiento.
(Jan van Ruysbroeck)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje el 25 de abril


de 1993
Queridos hijos, hoy los invito a que despierten sus corazones
al amor. Contemplen la naturaleza. Vean cómo ella se
despierta y esto les ayudará a que abran sus corazones al amor
de Dios Creador. Deseo que reaviven el amor en sus familias
a fin de que allí donde haya odio y falta de amor, reine el
amor. Y cuando haya amor en sus corazones, también habrá
oración. Y no olviden, hijos queridos, que yo estoy con ustedes
y los asisto con mi oración para que el Señor les dé la fuerza
para amar. Los bendigo y los amo con mi amor maternal.
Gracias por haber respondido a mi llamado.

MEDITACIÓN

(VD 124) Una persona que está voluntariamente consagrada y


sacrificada a Jesucristo por María, ya no puede disponer del valor
de ninguna de sus buenas acciones: todo lo que sufre, lo que
piensa, dice y hace de bueno, pertenece a María, quien puede
disponer de ello según la voluntad y mayor gloria de su Hijo. Esta
dependencia, sin embargo, no perjudica en manera alguna las
obligaciones de estado presente o futuro en que se encuentre la
persona.
(San Luis María Grignion de Montfort)

26 Esposa de José
Es necesario que los cristianos profundicen en sí mismos y en cada
una de sus comunidades aquella “obediencia de la fe” de la cual
María es el primer y más claro ejemplo. Ellos deben resolver
discrepancias de doctrina.

¿Por qué, pues, no mirar hacia ella todos juntos como a nuestra
Madre común, que reza por la unidad de la familia de Dios y que
precede a todos al frente del largo séquito de los testigos de la fe
en el único Señor, Hijo de Dios, concebido en su seno virginal por
obra del Espíritu Santo?

El ícono de la virgen del cenáculo, en oración con los apóstoles a


la espera del Espíritu: ¿no podría ser como un signo de esperanza
para todos aquellos que, en el diálogo fraterno, quieren profundizar
su obediencia de la fe?
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater, n° 29-33)

En la vida mariana se vuelve a encontrar la pureza, la simplicidad,


la profundidad de todos los sentidos naturales liberados de toda
impureza.
El amor virginal de María se irradia desde el interior de su ser a
todo su cuerpo y su vida física, envolviéndolos de una especie de
pureza luminosa e íntima (...) El amor virginal de María toma de su
interior todas las capacidades y todas las fuerzas de la vida del
hombre, aún las más profundas y escondidas y las santifica
unificándolas interiormente, atrayéndolas y uniéndolas a Dios. El
ha santificado en primer lugar, las relaciones físicas de la
pequeñísima María con su madre Ana, haciendo de esas relaciones
naturales como un sacramento del amor divino (...)
María ha permanecido siempre en el primer amor del recién nacido,
ha mantenido durante toda su vida, tanto en el comer como en el
beber y en toda su compostura, esa simplicidad y profundidad del
pequeñito (...) Para ella, los alimentos son comida animada por el
soplo de vida que viene inmediatamente de Dios. Su amor descubre
en ellos un perfume de Dios, un gusto de Dios, que el Espíritu ha

Una Semana en Nazaret 27


dispuesto como un vestigio que nos recuerda su amor, habiendo
creado todo en provecho del hombre y de su unión con él.
(Padre Thomas Philippe O.P., La vida escondida de María)

CONSAGRACIÓN

Virgen María, de quien Jesús tomó carne, te consagro mis


sentidos para que alejados de sus burdos disfrutes me sirvan
para gustar el verdadero sabor de las cosas bellas y buenas
que el Creador nos ha destinado y para conocer la alegría de
reinar en la creación según la sabiduría de Dios. El Hijo del
hombre cuando vino al mundo comía y bebía. A ejemplo suyo,
quiero que todas mis facultades concurran a una mayor
vivencia de la caridad. María te consagro mis cinco sentidos
para que los purifiques, y así purificados por tu mediación,
me dispongan a regocijarme de la vida y me ayuden a percibir
las realidades de los bienes futuros.

Antífona

Yo sé que en Nazaret, Madre llena de gracia,


viviste muy pobremente, sin desear nada más.
Ni arrobamientos, ni éxtasis o milagros
hacían más hermosa tu vida,
¡oh Reina de los elegidos!

Es muy grande en la tierra


el número de los pequeños,
que pueden sin temblar elevar los ojos hacia ti.
Por el camino común, incomparable Madre,
te complace caminar con ellos
para guiarlos al Cielo.
(Santa Teresita del Niño Jesús, Poesía “Por qué te amo, oh María)

28 Esposa de José
Salmo 122 (121)

¡Qué alegría cuando me dijeron:


“Vamos a la casa del Señor”!
¡Ya estamos, ya se posan nuestros pies
en tus umbrales, Jerusalén!

Jerusalén, que fuiste construida


como ciudad bien compacta y armoniosa,
a donde suben las tribus,
las tribus del Señor, la asamblea de Israel,
para alabar el Nombre del Señor.

Porque allí están los tronos de justicia,


los tronos de la casa de David.

¡Auguren la paz a Jerusalén:


paz a aquellos que te aman!
¡Haya paz entre tus muros
y seguridad en tus palacios!

Por amor a mis hermanos y amigos,


quiero decir: ¡La paz contigo!
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,
ruego por tu felicidad.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en Nazaret 29


3er día de la semana en Nazaret:

Pobreza en el Espíritu
La pobreza espiritual

Consagración de los bienes interiores

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Ven, Espíritu Santo,


ven, Fuego de amor,
ven, Padre de los pobres,
prendado de mis heridas.
Ven, Espíritu Santo,
ven a nuestros corazones
y envía desde el cielo
un rayo de tu luz.
Ven a nosotros, Padre de los pobres,
ven, dispensador de los dones,
ven, luz de nuestros corazones.

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje el 25 de


noviembre de 1990
Queridos hijos, hoy los invito a hacer obras de misericordia
con amor y por amor hacia mí y a sus hermanos y hermanas,
que también son hijos míos. Queridos hijos, todo lo que hagan
a los demás, háganlo con gran alegría y humildad ante Dios.
Estoy con ustedes y día tras día, ofrezco sus oraciones y

30 Esposa de José
sacrificios a Dios para la salvación del mundo. Gracias por
haber respondido a mi llamado.

MEDITACIÓN

(VD139) Este buen Maestro no desdeñó encerrarse en el seno de la


Santísima Virgen cual cautivo y amoroso esclavo, ni vivir sometido
y obediente a ella durante 30 años. Ante esto, lo repito, la razón
humana se anonada cuando reflexiona seriamente en la conducta
de la Sabiduría encarnada, que no quiso –aunque hubiera podido
hacerlo– entregarse directamente a los hombres, sino que prefirió
hacerlo a través de la Santísima Virgen; tampoco quiso venir al
mundo a la edad del hombre perfecto, independiente de los
cuidados y la asistencia de su Santísima Madre. Esta Sabiduría infinita,
inmensamente deseosa de glorificar a Dios, su Padre y de salvar a
los hombres, no encontró medio más perfecto ni más corto que el
de someterse en todo a la Santísima Virgen.
(San Luis María Grignion de Montfort)

María, movida por la caridad, se dirige a la casa de su pariente.


Cuando entra, Isabel, responde a su saludo y siente saltar de gozo
al niño en su seno, “llena de Espíritu Santo”, saluda a María en alta
voz: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”
(Lc 1, 40-42). Esta exclamación, o aclamación de Isabel entraría en
el Avemaría, a continuación del saludo del ángel, convirtiéndose
así en una de las plegarias más frecuentes de la Iglesia... En el
saludo de Isabel, cada palabra está llena de sentido y, sin embargo,
parece ser de importancia fundamental lo que dice al final: “¡Feliz
de ti por haber creído que se cumpliría lo que te fue anunciado de
parte del Señor!” (Lc 1, 45) Estas palabras se pueden poner junto al
apelativo “llena de gracia” del saludo del ángel. En ambos textos
se revela un contenido mariológico esencial, es decir “la verdad
sobre María, que ha llegado a estar realmente presente en el misterio
de Cristo precisamente porque “ha creído”. La plenitud de gracia
anunciada por ángel, significa el don de Dios mismo; la fe de

Una Semana en Nazaret 31


María proclamada por Isabel en la visitación, indica cómo la Virgen
de Nazaret ha respondido a este don.
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater n° 12)

CONSAGRACIÓN

María, elegida de Dios, pobre y pequeñita, despojada de toda


mirada sobre ti misma y rica en esperanza de los bienes del
Reino: te consagro mi inteligencia, mi voluntad, mis
pensamientos, sobre todo aquellos que me parecen más
elevados y más bellos; pues ningún pensamiento puede
concebir el reino que Dios engendra en los pobres, en ti la
primera, obra maestra de la creación.
Te consagro todo don, todo bien espiritual, para que nunca
pueda atribuirme su autoría; que pueda gritar contigo que
Dios exalta a los pobres y resiste a los orgullosos. María,
tómame en tu escuela de dulzura y de humildad de corazón.

Antífona

Mi alma canta la grandeza del Señor,


y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su sierva.
Desde ahora todas las generaciones me llamarán feliz,
porque ha hecho en mí maravillas el Todopoderoso,
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
(Lc 1, 46-50)

Salmo 113 (112)

Alaben, servidores del Señor,


alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre.

32 Esposa de José
Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.

El Señor está sobre todas las naciones,


su gloria se eleva sobre el cielo.
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar
el cielo y la tierra?

El levanta del polvo al desvalido,


alza al pobre de su miseria,
para hacerlo sentar entre los nobles,
entre los nobles de su pueblo;
él honra a la mujer estéril en su hogar,
haciendo de ella una madre feliz.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en Nazaret 33


4to día de la semana en Nazaret:
Dulzura y deseo de la vida en común

Consagración de las relaciones humanas

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

¡Oh Fuego del Espíritu Paráclito,


vida de la vida de toda criatura,
tú eres santo, tú que vivificas las formas!
Tú eres santo,
tú que cubres de bálsamo las peligrosas fracturas;
tú eres santo, tú que curas las fétidas heridas!

¡Oh soplo de santidad, oh fuego de caridad,


oh dulce sabor en los corazones,
y lluvia en las almas, fragante de virtudes!

¡Oh purísimo manantial


donde Dios congrega a los extranjeros
y busca a los extraviados!

¡Oh coraza de la vida,


esperanza de unión entre todos los hombres,
secreto de toda belleza,
salva a la humanidad!

¡Cuida de los encarcelados por el enemigo,


libera a los que están encadenados,
a los que el divino poder quiere salvar!

¡Oh segurísimo camino que pasas por doquier,


por las cimas, las llanuras, los abismos,
para reunir y reconciliar a todos los seres!

34 Esposa de José
Por ti se desplazan las nubes, el aire sopla,
las piedras se recubren de humedad,
las aguas se transforman en arroyos
y la tierra transpira revitalizante savia.

Eres tú mismo que siempre conduce


a los sabios y los colmas de alegría
por la inspiración de tu sabiduría.

Así pues, alabanza a ti,


que haces resonar las alabanzas y alegras la vida,
a ti, esperanza, honor y fuerza,
a ti que nos traes la luz.

(santa Hidelgarda)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje el 25 de julio


de 1992

“Queridos hijos, hoy los invito nuevamente a la oración, a


una oración llena de gozo, de modo que en estos días de dolor,
ninguno sienta tristeza en la oración sino que ella sea un
encuentro gozoso con Dios su Creador. Oren, hijitos, para
que puedan estar más cerca de mí y sentir, a través de la
oración, qué es lo que deseo de ustedes. Estoy con ustedes y
todos los días los bendigo con mi bendición maternal, para
que el Señor pueda llenarlos con la abundancia de su gracia
en su vida cotidiana. Agradezcan a Dios el don de mi presencia
entre ustedes, porque les digo: “Es una gran gracia”. Gracias
por haber respondido a mi llamado.”

Una Semana en Nazaret 35


MEDITACIÓN

(VD144) La Santísima Virgen es Madre de dulzura y misericordia y


no se deja vencer jamás en amor y liberalidad. Cuando ve que uno
se entrega totalmente a ella para honrarla y servirla, despojándose
de lo más querido para adornarla, se da también toda entera y de
manera inefable, a quien todo le da. Lo hace sumergirse en el
abismo de sus gracias, lo adorna de sus méritos; lo sostiene con su
poder, lo ilumina con su luz; lo rodea de su amor; le comunica sus
virtudes: su humildad, su fuerza, etc.; se constituye en su fiadora,
su suplemento y su todo ante Jesús. Por último, como esta persona
consagrada es toda de María, también María es toda suya; de suerte
que puede decirse de este perfecto servidor e hijo de María, lo que
el evangelista san Juan dice de sí mismo: que él tomó a la Santísima
Virgen a cambio de todos sus bienes.
(san Luis María Grignion de Montfort)

La Santísima Virgen que estará presente lo largo de toda la fase


preparatoria (del jubileo del año 2000) de una manera transversal,
por así decirlo, será contemplada e invocada en este primer año,
sobre todo, en el misterio de su Maternidad divina. ¡En su seno el
Verbo se hizo carne! La afirmación del lugar central de Cristo no
puede, pues, disociarse del reconocimiento del papel jugado por
su Santísima Madre. Su culto, si es bien entendido, no podrá de
ninguna manera atentar contra “la dignidad y eficacia del único
Mediador, Cristo”. María, en efecto, nos muestra constantemente a
su divino Hijo, y lo propone a todos los creyentes como modelo
de la fe vivida. “Recogiéndose con piedad en el pensamiento de
María, contemplándola a la luz del Verbo hecho hombre, la Iglesia
penetra en el misterio supremo de la Encarnación y se hace sin
cesar más conforme a su Esposo” (Vaticano II, Lumen Gentium,
n° 62)
(Juan Pablo II, En la proximidad del tercer milenio, n°4)

36 Esposa de José
CONSAGRACIÓN

Dulcísima Virgen María, Madre de Misericordia, tú que sin


cesar perdonas las ofensas de los hombres y su rechazo al
Dios del Amor, ruega para que en mi corazón no brote
ninguna raíz de amargura o de resentimiento. Te consagro
todas mis relaciones humanas, para que ellas lleguen a ser
motivo de manifestación de la dulzura de Cristo. Te consagro
mis relaciones afectivas, para que busque siempre más dar
que recibir; persiga el interés de Dios y el de mis hermanos
antes que el mío. Te consagro toda relación familiar, para
que buscando sólo el crecimiento en el amor, ponga la unión
y la ternura allí donde haya dureza y discordia.

Antífona

Sagrada Familia de Nazaret,


pequeña trinidad en la tierra,
Jesús, Dios en la tierra,
María, esposa del Espíritu,
José, sombra del Padre,
hágannos semejantes a ustedes.

Pequeña trinidad en la tierra,


José, que muere de amor por María,
María, que muere de amor por Jesús,
Jesús, que muere de amor por el mundo,
hágannos semejantes a ustedes.
(Hno. Efraim)

Salmo 133 (132)

¡Qué bueno y agradable


es convivir juntos los hermanos!

Es cual exquisito ungüento sobre la cabeza,


que desciende hasta la barba

Una Semana en Nazaret 37


– la barba de Aarón –,
hasta el borde de sus vestiduras.

Como el rocío del Hermón,


que desciende sobre los montes de Sión,
pues allí envía el Señor la bendición,
la vida eterna.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

38 Esposa de José
5to día de la semana en Nazaret:
Entrar en la cámara nupcial
José esposo del secreto de María

Consagración del alma

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

¡Espíritu Santo! ¡Amor! ¡Amor! Dime qué camino conduce a tan


deliciosa morada, dónde está el sendero de la vida que lleva a esas
praderas fecundadas de rocío divino, donde apagan su sed los
corazones sedientos.
¡Oh Amor! Sólo tú conoces ese camino que conduce a la vida y a la
verdad. En ti se realiza la alianza llena de delicias que une entre sí
a las Personas divinas de la Santa Trinidad. Por ti, oh Espíritu Santo,
fluyen en nosotros los más preciosos dones. De ti proceden las
semillas fecundas que producen frutos de vida. De ti emana tan
dulce miel de delicias que sólo se encuentran en Dios. Por ti
descienden sobre nosotros fértiles aguas de bendiciones divinas,
preciosos dones del Espíritu.
(santa Gertrudis)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje el 25 de julio


de 1988.

“Queridos hijos, hoy los invito al abandono total a Dios. Todo


lo que hagan y todo lo que posean entréguenselo a Dios para
que Él pueda reinar en sus vidas como rey de todo. No tengan

Una Semana en Nazaret 39


miedo porque estoy con ustedes aún cuando piensen que no
hay camino de salida y que Satanás reina. Les traigo la paz,
soy su Madre y la Reina de la Paz. Los bendigo con la bendición
del gozo a fin de que Dios sea todo para ustedes en la vida.
Sólo así el Señor podrá guiarlos a través mío hacia las
profundidades de la vida espiritual. Gracias por haber
respondido a mi llamado.”

MEDITACIÓN

(SM 47) Hay que hacerlo todo por María, es decir, irse
acostumbrando poco a poco a recogerse dentro de sí mismo para
hacerse una pequeña idea o imagen espiritual de la Santísima Virgen.
Ella será para el alma el oratorio desde el cual pueda hacer sus
oraciones a Dios, sin temor a ser rechazada; la torre de David
donde ponerse a salvo de sus enemigos; la lámpara encendida que
ilumine todo su interior y la haga arder de amor divino; el altar
sagrado donde verá a Dios con ella; en fin, su único Todo ante
Dios, su recurso universal. Si ora, será en María; si recibe a Jesús
en la santa comunión, lo pondrá en María para que se complazca
en ella. Haga lo que haga será siempre en María: en todas partes y
en todo, producirá actos de renuncia de sí misma.
(San Luis María Grignion de Montfort)

La acción de la Iglesia en el mundo es como la prolongación de la


solicitud de María: en efecto, el amor diligente de la Virgen en
Nazaret, en la casa de Isabel, en Caná de Galilea o en el Gólgota,
momentos de salvación de un inmenso valor eclesial, se prolonga
en la preocupación maternal de la Iglesia por que todos los hombres
lleguen al conocimiento de la verdad, en su dedicación por los
humildes, los pobres y los débiles, en su compromiso contínuo
por la paz y la concordia social, en su celo para que todos los
hombres tengan parte en la salvación que les ha sido merecida por
la muerte de Cristo. De este modo, el amor a la Iglesia se traducirá
en amor a María, y viceversa; porque el uno no puede subsistir sin

40 Esposa de José
el otro, como lo hace observar con perspicacia san Cromacio de
Aquilea: “La Iglesia se reunía en el aposento alto con María, la
Madre de Jesús, y sus hermanos”. Así pues, no se puede hablar de
la Iglesia si María, la Madre del Señor, no está con sus hermanos.
(Pablo VI, El culto mariano, 1974, n°28)

CONSAGRACIÓN

Oh María, jardín secreto donde el Verbo creció en silencio, te


abro las puertas del santuario de mi alma, ese lugar oculto de
mi espíritu que sólo es visitado por el Espíritu del Dios Vivo,
la cámara nupcial de la que sólo el Esposo posee la llave.
Manantial sellado cuyas aguas están reservadas a los que
aceptan vivir el misterio de la transformación del agua
bautismal en la sangre del martirio, ven cual reina a mi cámara
real y adórnala con tu amor infinito, oh hija de Jerusalén. Te
consagro ese lugar tan profundo que sólo he presentido y
que sólo conoceré plenamente a la luz de tu presencia.

Antífona

Esperando el Cielo, oh querida Madre mía,


quiero vivir contigo, seguirte día a día.
Al contemplarte Madre,
me sumerjo embelesada,
descubriendo en tu corazón los abismos del amor.

Tu maternal mirada desvanece mis temores,


me enseña a llorar,
y me enseña a gozar.
En lugar de despreciar
las alegrías santas y puras
quieres compartirlas,
y te dignas bendecirlas.
(santa Teresita del Niño Jesús, Poesía “Por qué te amo, oh María)

Una Semana en Nazaret 41


Salmo 85 (84)

Señor, qué bueno has sido con tu tierra,


has hecho volver a los cautivos de Jacob;
perdonaste las faltas de tu pueblo
y le pusiste un velo a sus pecados;
has retirado todo tu furor,
has desistido del ardor de tu cólera.

¡Haznos volver, Dios de nuestra salvación,


cesa en tu resentimiento contra nosotros!
¿Vas a estar enojado para siempre?
¿Vas a prolongar tu cólera de generación en generación?

¿No volverás a darnos la vida,


para que tu pueblo se regocije en ti?
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y dános tu salvación!

Voy a proclamar lo que dice el Señor:


el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón.
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra.

El Amor y la Verdad se encontrarán,


la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el Cielo.

El mismo Señor nos dará sus bienes


y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, irá siguiendo sus pisadas.

42 Esposa de José
Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en Nazaret 43


6to día de la semana en Nazaret:
Amor de caridad

Consagración de las relaciones afectivas y espirituales

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Ven, Padre de las luces,


ven Dios de Caridad,
da forma a mi plegaria,
muéstrame la verdad,
haz descender a mi alma
una brasa de tu fuego
que la consuma por dentro
y la llene de Dios.

Ven, Santo Espíritu, que moldeas


a los mártires, a los confesores,
los apóstoles y los profetas;
a los grandes héroes y a los grandes corazones.
Sólo tu conducción
mi Salvador siguió;
para que yo lo imite,
condúceme como a él.
(San Luis María Grignion de Montfort)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje el 25 de


diciembre de 1987.

44 Esposa de José
“Queridos hijos, alégrense conmigo: mi corazón se regocija
por Jesús, y hoy, quiero regalarles a Jesús. Deseo, queridos
hijos, que cada uno le abra su corazón y yo se los daré con
amor. Deseo, queridos hijos, que Jesús los transforme, los
instruya y los proteja. Hoy oro por cada uno de ustedes de
manera especial y los presento al Señor para que El se revele
a ustedes. Los invito a la oración sincera del corazón a fin de
que su oración sea un encuentro con el Señor. Pongan al Señor
en el primer lugar en su trabajo y en la vida de todos los días.
Hoy los invito seriamente a obedecerme y hacer todo lo que
les digo. Gracias por haber respondido a mi llamado.”

MEDITACIÓN

(VD 63) Me dirijo ahora un momento hacia ti, oh mi amable Jesús,


para quejarme amorosamente ante tu divina Majestad de que la
mayor parte de los cristianos, aún los más instruidos, ignoran la
estrechísima unión que existe entre ti y tu Santísima Madre.
Estás, Señor, siempre con María y María está siempre contigo: no
puede estar sin ti, de otro modo, dejaría de ser lo que ella es; ella
está de tal manera transformada en ti por la gracia, que ya no vive
ni existe: sólo tú, Jesús mío, vives y reinas en ella, más perfectamente
que en todos los ángeles y los bienaventurados. ¡Ah! Si se conociese
la gloria y el amor que recibes de esta admirable criatura, ¡se tendrían
sentimientos muy diferentes hacia ti y hacia ella de los que se
tienen ahora!
Ella está tan íntimamente unida a ti que sería más fácil separar la
luz del sol, el calor del fuego, más aún sería más fácil separar a
todos los ángeles y santos de ti que de la divina María: porque ella
te ama más ardientemente y te glorifica con mayor perfección que
todas las demás creaturas juntas.
(san Luis María Grignion de Montfort)

¡Oh Corazón de Jesús que vives en María y por María! ¡Oh Corazón
de María que vives en Jesús y para Jesús! ¡Oh delicioso lazo que

Una Semana en Nazaret 45


une a estos dos corazones!
¡Bendito sea el Dios del amor y de la unidad que los unió! ¡Que él
una nuestro corazón a estos dos corazones, y haga que los tres
vivan unidos en honor de la unidad sagrada que existe en las tres
Personas divinas.
(Berulle)

A lo largo de la vida oculta de Jesús en la casa de Nazaret, también


la vida de María estuvo “oculta con Cristo en Dios” (cf Col 3,3), por
medio de la fe. Pues la fe es un contacto con el misterio de Dios.
María constante y diariamente está en contacto con el misterio
inefable de Dios que se ha hecho hombre, misterio que supera
todo lo que ha sido revelado en la Antigua Alianza. Desde el
momento de la Anunciación, el espíritu de la Virgen-Madre ha sido
introducido en la radical “novedad” de la autorevelación de Dios y
ha tomado conciencia del misterio. Es la primera de aquellos
“pequeños” de los que Jesús dirá: “Padre... has ocultado estas cosas
a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños”
(Mt 11,25)
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater, n° 17)

CONSAGRACIÓN

Oh Corazón de María, en el que ha latido el Corazón de Dios,


le diste a José la plenitud de la bienaventuranza de los
corazones puros. El, que a través de tu Corazón, de tu seno y
de tus manos, pudo ver a Dios, tocarlo , cubrirlo de besos y
recibir de él el más tierno de los amores, el más humano y el
más divino.
Oh María, cuyo Corazón Inmaculado veía al Padre Eterno,
comunicaste a José el don de la paternidad verdadera y le
diste un Hijo para ejercerla.
Esposa de José, Madre de Dios, te consagro mi corazón y todos
sus movimientos, te consagro todos mis afectos humanos y
espirituales, para que compartiendo conmigo los privilegios

46 Esposa de José
que te son debidos por tu concepción inmaculada, divinices
todas mis relaciones.

Antífona

Oh Jesús, que vives en María,


ven y vive en tu servidor.
Oh Jesús, que vives en María,
domina toda potencia adversa.
Oh Jesús, que vives en María,
por tu espíritu para gloria del Padre.
(Jean Jacques Olier)

Himno a la Caridad (1 Cor 13, 1-8)

Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los


ángeles, si no tengo caridad soy como bronce que suena o címbalo
que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos
los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como
para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque
repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si
no tengo caridad, de nada me sirve.
La caridad es paciente, servicial; la caridad no es envidiosa, no es
jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se
irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se
alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera.
Todo lo soporta.
La caridad no acaba nunca.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en Nazaret 47


7mo día de la semana en Nazaret:
Atracción de la Cruz y muerte de amor

Consagración del corazón por el mundo

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Ven, Espíritu Santo,


y envía desde el cielo,
un rayo de tu luz.

Ven, padre de los pobres


ven a darnos tus dones,
ven a darnos tu luz.

Consolador lleno de bondad,


dulce huésped del alma,
dulce refrigerio.

Descanso en el trabajo,
en el ardor tranquilidad,
consuelo en el llanto.

¡Oh luz santísima


llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles.

Sin tu ayuda divina


nada hay en el hombre,
nada que sea inocente.

Lava lo que está manchado,


riega lo que es árido,
cura lo que está enfermo.

48 Esposa de José
Doblega lo que es rígido,
calienta lo que es frío,
dirige lo que está extraviado.

Concede a tus fieles,


que en Ti confían,
tus siete sagrados dones.

Dales el mérito de la virtud,


dales el puerto de la salvación,
dales el eterno gozo.
(Secuencia de Pentecostés, extracto)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje el 25 de marzo


de 1991

“Queridos hijos, hoy los invito a vivir la Pasión de Jesús en


oración y unidos a él. Decídanse a dedicarle más tiempo a
Dios, que les ha concedido estos días de gracia. Por lo tanto,
hijos queridos, oren y de manera especial renueven en sus
corazones el amor por Jesús. Estoy con ustedes y los
acompaño con mi bendición y mis oraciones. Gracias por
haber respondido a mi llamado.”

MEDITACIÓN

Para la Inmaculada, ¿el cuerpo no le ofrece acaso la posibilidad de


un doble martirio? Un martirio cruento bajo la presión exterior de
los enemigos de Dios y un martirio de amor, que es una nueva
muerte de amor; no tanto por la dulzura y el reposo del
recogimiento, sino por la violencia de sus inflamados ardores,

Una Semana en Nazaret 49


demasiado fuertes para el cuerpo y que hacen estallar el corazón.
(Padre Thomas Philippe O.P., La vida escondida en María)

“Feliz la que ha creído”. Esta bendición alcanza su pleno significado


cuando María está junto a la cruz de su Hijo (cf Jn 19,25). El Concilio
afirma que esto sucedió “no sin un designio divino”: “se condolió
vehementemente con su Unigénito y se asoció con corazón maternal
a su sacrificio, consintiendo con amor en la inmolación de la víctima
engendrada por ella misma”; de este modo María “mantuvo fielmente
la unión con su Hijo hasta la Cruz” (Lumen Gentium, n° 58): la
unión por medio de la fe, la misma fe con la que había acogido la
revelación del ángel en el momento de la Anunciación...
Por medio de esta fe María está unida perfectamente a Cristo en su
despojamiento.
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater, n° 18)

CONSAGRACIÓN

María, Madre de Cristo, por la muerte del Mesías sufriente,


que por su muerte ha vencido la muerte, ruega por mí ahora
y en la hora de mi muerte, para que sea una muerte de amor,
una consumación total de mi vida, en la que día tras día muera
de amor por el mundo que rehusa vivir de amor. María, tú
que morías por no poder morir con tu Hijo y que fuiste
traspasada por la espada, te consagro mi cuerpo y mi corazón
para que en el cuerpo de Cristo yo sea ese corazón que
infinitamente muere e infinitamente vive triturado, dando
amor en lugar de odio, dulzura en lugar de amargura,
bendición en lugar de injuria.

Antífona

Oh Madre Santa,
dígnate, pues, grabar las llagas del Crucificado,
profundamente en mi corazón.

50 Esposa de José
Tu Hijo, que se dignó sufrir por mí;
no era más que heridas.
Concédeme participar en sus sufrimientos,
y estar contigo junto a la Cruz,

No ser más que uno contigo,


es el voto de mi dolor.
(Secuencia litúrgica de Nuestra Señora de los Dolores)

Salmo 116 (114-115)

¡Aleluya!
Amo al Señor, porque escucha
el clamor de mi suplica,
porque inclina su oído hacia mí,
cuando yo lo invoco.

Los lazos de la muerte me envolvieron,


me alcanzaron las redes del Abismo,
en angustia y tristeza me encontraba,
entonces, invoqué al Señor:
“¡Por favor, sálvame la vida!”

Tierno es el Señor y justo,


compasivo nuestro Dios;
el Señor defiende a los pequeños,
estaba yo sin fuerza y me salvó.

Vuelve, alma mía, a tu reposo,


porque el Señor ha sido bueno contigo.
El libró mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas y mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor,


en la tierra de los vivientes.

Una Semana en Nazaret 51


Tenía fe, aún cuando dije:
¡“Muy desdichado soy”!
Llegué a decir en mi turbación:
“¡Todo hombre es mentiroso!”

¿Con qué pagaré al Señor


todo el bien que me hizo?

Alzaré la copa de la salvación


e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo.

¡Qué penosa es para el Señor


la muerte de sus amigos!
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
tú has soltado mis cadenas!

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,


e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo,
en los atrios de la Casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

¡Aleluya!

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

52 Esposa de José
Esposa del Padre
Porque sólo Dios Padre puede enviar y dar la persona de su Hijo e
imprimirlo en la humanidad y quiere que, en el misterio de la
Encarnación, María sea su única y verdadera esposa, puesto que la
destina con él, a ser principio de la generación temporal del Verbo,
y a hacer con él en la Encarnación, aquello que sólo él hace en la
eternidad.
(J.J. Olier)

Desde entonces, ¡oh Virgen!, como compartiendo con el Padre


Eterno, tenías por indiviso a aquel mismo Hijo que tiene a Dios
por su Padre. Digo por indiviso, pues el Espíritu Santo, que es Dios
como el Hijo y Dios como el Padre, no tiene la misma cualidad de
Padre en cuanto te considera y te honra como a su Madre. Oh
Virgen santa, Oh Madre sagrada, oh esposa del Padre, oh hija, oh
sierva, oh Madre de Dios, ¡todo al mismo tiempo!
En ese humilde y secreto estado de Jesús, naciendo de ti, por su
nacimiento primero e interior en ti, posees a Jesús y eres poseída
por Jesús. Digo más, eres la única en la tierra poseída por Jesús y
la única que lo posee. Eres la única que posee el amor del Padre,
el tesoro del Espíritu Santo, el secreto del cielo.
(Berulle)

Una Semana en Nazaret 53


54 Esposa del Padre
Una semana en el seno del Padre
1er día de la semana en el seno del Padre:
La unión del Padre y de María
(8° día)

Consagración de nuestros orígenes

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Espíritu de Santidad, sé el Maestro


de mi corazón para amar,
de mi espíritu para conocer,
de mi lengua para encantar,
de mis sentidos y mis potencias
para obrar o para sufrir;
de mis bienes, de mis sufrimientos
y de todo para servirte.

Haz de mi corazón un templo,


de mi lengua un instrumento:
para que hable a todos con el ejemplo,
para que hable a todos con elocuencia.
Por Jesús y por María,
reina poderosamente en mí,
para que por todo ello,
sólo glorifique a Dios eternamente.
(San Luis María Grignion de Montfort)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Una Semana en el seno del Padre 55


Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje del 11 de julio
de 1993

“Oh hijos, quiero que vivan cada nuevo día en el amor y en la


paz. Deseo que sean portadores de paz y de amor. La gente
tiene tanta necesidad de estas gracias de paz y amor pero las
han perdido porque no oran. Hagan surgir una oración
contínua en sus corazones porque solamente así serán
capaces de ser recipientes aptos para Dios. Por la oración,
Dios Padre los moldeará cual vasijas, según su deseo. Para
ello, abandónense enteramente a Él. Gracias por haber
respondido a mi llamado.

MEDITACIÓN

Si en el designio de Dios, la esposa debía ser dada al esposo como


ayuda semejante a él, no era solamente para que contribuyera al
nacimiento de los hijos; sino también para que participase con su
maternal solicitud, su ternura, su bondad, y la sabiduría de sus
consejos en su educación y crecimiento.
Sin duda al predestinarnos a ser los miembros de su Hijo; Dios
Padre nos ha llamado según el decreto de su voluntad y por puro
efecto de su gracia, que nos concedió en Jesucristo antes de todos los
siglos; nos había ya como creado en él, habiendo preparado las
obras santas que él deseaba que realizáramos para gloria suya (...)
Y es por esto que, en la plenitud de los tiempos, cuando le haya
dado el ser a su santa esposa, le mostrará la economía de sus
designios sobre cada alma.
(J.J. Olier, La Vida Interior de María, TI, p. 63)

Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que


considera que la Santísima Virgen María fue, desde el primer instante
de su concepción, por privilegio y una gracia singular de Dios, y
en vista de los méritos de Jesucristo Salvador del género humano,

56 Esposa del Padre


preservada de toda mancha del pecado original, es una doctrina
revelada por Dios y que como tal ella deber ser creída firme y
constantemente por todos los fieles.
(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

Esta “resplandeciente santidad del todo singular” de la que ella fue


“enriquecida desde el primer instante de su concepción” (LG 56),
le viene toda entera de Cristo: ella es “redimida de la manera más
sublime en atención a los méritos de su Hijo” (LG 53). El Padre la
ha “bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los
cielos, en Cristo” (Ef 1,3). más que a ninguna otra persona creada.
El la ha “elegido en él, antes de la creación del mundo, para ser
santa e inmaculada en su presencia, en el amor” (Ef 1, 4).
Los padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios “la
Toda Santa” (“Panagia”), la celebran “como inmune de toda mancha
de pecado y como plasmada por el Espíritu Santo y hecha una
nueva criatura”. (LG 56). Por la gracia de Dios, María ha permanecido
pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida.
(Catecismo de la Iglesia Católica, 1992, n° 490-493)

CONSAGRACIÓN

María, tú que vives en el pensamiento del Padre, María, esposa


de los designios del Padre, recuérdame en el calor de tu
presencia maternal, que he sido creado con sabiduría y por
amor, para que pueda decir, lleno de reconocimiento hacia
el Padre, tan infinitamente bueno: “Te doy gracias, Señor, por
la maravilla que soy”.
María, visita el instante de mi concepción, te lo consagro. Te
consagro a mi padre y a mi madre de la tierra, te consagro su
unión. Te consagro todas las uniones de la tierra para que a
imagen de Dios, el hombre dé la vida con sabiduría y por
amor.

Una Semana en el seno del Padre 57


Antífona

¡Oh Jesús nuestro, nuestro querido esposo,


nuestro Dios, nuestro hermano!
Ven, ven a nacer en nosotros
por tu santa Madre,
para que podamos ir a tu Padre
por medio de ti.
(San Luis María Grignion de Montfort)

Salmo 127 (126)

Si el Señor no edifica la casa,


en vano se fatigan los obreros;
si el Señor no custodia la ciudad
en vano vigila el centinela.

Es inútil levantarse antes del alba,


es inútil velar hasta muy tarde
fatigarse por el pan que nos sustenta,
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

Son los hijos regalo del Señor,


el es fruto del vientre premio suyo;
como flechas en mano de un guerrero
son los hijos de la juventud.

¡Feliz el hombre
que llena con ellos su aljaba!
No quedará derrotado cuando litigue
con sus enemigos en la plaza.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

58 Esposa del Padre


2do día de la semana en el seno del Padre:
Esposa de los designios de Dios
(9° día)

Consagración de los Inocentes

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Ven, Padre de las luces,


dame tu sabiduría,
ese gusto por la verdad,
esa caridad que apremia
sin forzar la voluntad,
esa gracia tan fecunda,
esa inclinación arrebatadora,
esa paz santa y profunda
y ese socorro poderosísimo.

Tú no quieres contradecir
mi mala voluntad.
Es por eso que siento temor
de mi propia libertad.
A los encantos de tu gracia
muy a menudo me he resistido.
Me rindo, toma tu lugar
con total autoridad.
(San Luis María Grignion de Montfort)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Una Semana en el seno del Padre 59


Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje del 25 de
diciembre de 1992

“Queridos hijos, deseo ponerlos a todos bajo mi manto y


protegerlos de los ataques satánicos. Hoy es el día de la Paz,
pero en el mundo entero hay mucha falta de paz. Por eso los
invito a construir conmigo – por medio de la oración – un
nuevo mundo de paz. Sin ustedes, yo no puedo hacerlo, y es
por eso que los invito a todos con mi amor maternal a que
me ayuden, y el resto lo hará Dios. Por lo tanto, ábranse a los
planes de Dios y a sus proyectos para poder colaborar con Él
por la paz y el bien. Y no olviden que sus vidas no les
pertenecen sino que son un don con el que deben llevar
alegría a los otros y guiarlos hacia la vida eterna. Queridos
hijos, que la ternura de mi pequeño Jesús los acompañe
siempre. Gracias por haber respondido a mi llamado.”

MEDITACIÓN

La esposa, que goza de las prerrogativas y de los derechos propios


de las esposas ordinarias, entra en posesión de su esposo, que
llega a ser suyo; y de inmediato, en comunidad perfecta de todos
los bienes que él posee. Ella entra en unidad de corazón y de
alma; en unidad de espíritu, de pensamientos, de voluntad y no
viene a ser más que uno, en todo, con su esposo; de allí se deriva,
que ella tenga parte en sus designios, en sus mandamientos, en sus
obras. Así, Dios Padre, como un santo y fiel esposo, quiere poner
a la Santísima Virgen en unión y en perfecta posesión de su persona,
de todos sus bienes, de sus tesoros y de su gloria, y disponer con
ella de todos sus proyectos.
(J.J. Olier, La Vida Interior de María, TI, pág. 60)

En el libro del Apocalipsis la “gran señal” de la “Mujer” (Ap 12,1) es


acompañada por “otra señal en el cielo”: se trata de “un gran Dragón
rojo” (Ap 12,3), que simboliza a Satanás, potencia personal maléfica,

60 Esposa del Padre


y al mismo tiempo a todas las fuerzas del mal que intervienen en la
historia y dificultan la misión de la Iglesia.
También en esto María ilumina a la Comunidad de los creyentes.
En efecto, la hostilidad de las fuerzas del mal es una oposición
encubierta que, antes de afectar a los discípulos de Jesús, va contra
su Madre. Para salvar la vida del Hijo de cuantos lo temen como
una amenaza peligrosa, María debe huir con José y el Niño a Egipto
(cf Mt 2, 13-15).
María ayuda así a la Iglesia a tomar conciencia de que la vida está
siempre en el centro de una gran lucha entre el bien y el mal, entre
la luz y las tinieblas. El Dragón quiere devorar al niño recién nacido
(cf Ap 12, 4), figura de Cristo, al que María engendra en la “plenitud
de los tiempos” (Gal 4,4) y que la Iglesia debe presentar
continuamente a los hombres de las diversas épocas de la historia.
Pero en cierto modo es también figura de cada hombre, de cada
niño, especialmente de cada criatura débil y amenazada, porque
como recuerda el Concilio – “el Hijo de Dios, con su Encarnación,
se ha unido, en cierto modo, con todo hombre” (GS n° 22).
Precisamente en la “carne” de cada hombre, Cristo continúa
revelándose y entrando en comunión con nosotros, de modo que
el rechazo de la vida del hombre, en sus diversas formas, es
realmente rechazo de Cristo. Esta es la verdad fascinante, y al mismo
tiempo exigente, que Cristo nos descubre y que su Iglesia continúa
presentando incansablemente: “El que reciba a un niño como éste
en mi nombre, a mí me recibe” (Mt 18,5). “En verdad os digo que
cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí
me lo hicisteis” (Mt 25, 40)
(Juan Pablo II, Evangelio de la Vida, 1995, n° 104)

CONSAGRACIÓN

María, Madre de misericordia, pequeña esposa del Padre de


las misericordias, eres las entrañas del Padre y su amor
maternal para con su Hijo y la multitud de sus hermanos.
María, cuyo corazón ha sido traspasado por la maltad de los
hombres cuando Herodes tomó conocimiento del designio

Una Semana en el seno del Padre 61


de Dios para su pueblo, te consagro el seno de todas las
madres de la tierra. María, la nueva Eva; María, la viviente y
Madre de la Vida, te consagro todos los embriones del mundo;
muy especialmente aquellos que vendrán al mundo en las
circunstancias más abyectas, aquellos cuya vida ha sido
arrancada antes que el misterio de la vida creciera en ellos.
Te consagro todas las almas inocentes, cuyos cuerpos han
sido masacrados en el seno de sus madres.

Antífona

Oh María, tú has llegado a ser el Libro donde está escrita nuestra


Ley. Hoy ha sido escrita en ti la sabiduría del Padre Eterno. Hoy se
manifiesta en ti la fuerza y la libertad del hombre.
(santa Catalina de Siena)

Salmo 147 (146-147)

¡Aleluya!

Alaben al Señor,
que es bueno salmodiar a nuestro Dios,
que es dulce la alabanza.

El Señor reconstruye a Jerusalén


y congrega a los deportados de Israel;
sana los corazones destrozados
y venda sus heridas.

El cuenta el número de las estrellas


y llama a cada una por su nombre;
grande es nuestro Señor y poderoso,
y su inteligencia es inenarrable

El Señor sostiene a los humildes,


y humilla a los impíos hasta el polvo.

62 Esposa del Padre


Canten al Señor en acción de gracias,
salmodien con la cítara para nuestro Dios,
porque Él viste los cielos con sus nubes
y prepara las lluvias de la tierra,
hace brotar el pasto de los cerros
y las plantas que al hombre dan sustento,
él entrega a las bestias su alimento
y a las crías del cuervo cuando chillan.

No le agrada el brío de los caballos


ni se complace en los músculos del hombre.
El Señor ama a los que lo temen
y a los que esperan en su misericordia.

¡Glorifica al Señor, Jerusalén,


alaba a tu Dios, Sión!

El reforzó los cerrojos de tus puertas


y bendijo a tus hijos dentro de ti;
él asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo.

Envía su mensaje a la tierra,


su palabra corre velozmente;
Reparte la nieve como lana
y esparce la escarcha como ceniza.

El arroja su hielo como migas,


y las aguas se congelan por el frío;
da una orden y se derriten,
sopla su viento y corren las aguas.

Revela su palabra a Jacob,


sus preceptos y mandatos a Israel:
a ningún otro pueblo trató así
ni ha confiado a otros sus proyectos.

Una Semana en el seno del Padre 63


Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

64 Esposa del Padre


3er día de la semana en el seno del Padre:
Reina del Universo
(10° día)

Consagración de todos los que ejercen un poder

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Ven, Creador, Espíritu Amoroso,


ven y visita el alma que a ti clama
y con tu soberana gracia inflama
los corazones que creaste poderoso.

Tú que abogado fiel eres llamado,


del Altísimo don, perenne fuente
de vida eterna, caridad ferviente,
espiritual unción, fuego sagrado.

Tú te infundes al alma en siete dones,


fiel promesa del Padre soberano;
tú eres el dedo de su diestra mano,
tú nos dictas palabras y razones.

Ilustra con tu luz nuestros sentidos,


del corazón ahuyenta la tibieza,
haznos vencer la corporal flaqueza,
con tu eterna virtud fortalecidos.

Por ti, nuestro enemigo desterrado,


gocemos de paz santa duradera,
y, siendo nuestro guía en la carrera,
todo daño evitemos y pecado.

Una Semana en el seno del Padre 65


Por ti al eterno Padre conozcamos,
y al Hijo, soberano omnipotente,
y a ti, Espíritu de ambos procedente,
con viva fe y amor siempre creamos. Amén.
(Veni Creator, Tradicional)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje del 25 de


noviembre de 1992

Queridos hijos, hoy como nunca antes los invito a orar. Que
toda su vida se vuelva oración. Sin amor no pueden orar, por
eso los invito ante todo a amar a Dios, el Creador de sus vidas;
luego reconocerán y amarán a Dios en todos, tal como El los
ama. Queridos hijos, es una gracia que yo pueda estar con
ustedes. Por lo tanto, acepten y vivan mis mensajes por su
propio bien. Los amo y por eso estoy con ustedes para
enseñarles y guiarlos hacia una vida nueva, la de la renuncia
y la conversión. Solamente así descubrirán a Dios y todo lo
que ahora está lejos de ustedes. Por eso, queridos hijitos,
¡oren! Gracias por haber respondido a mi llamado.

MEDITACIÓN

La tierra estaba también destinada a servir de morada pasajera a la


Santísima Virgen y a todos los miembros de Jesucristo; a la Iglesia
que debía expandirse por todas partes y establecer así el reino de
Dios. Ahora bien, según la disposición que había fijado al universo,
Dios Padre también tenía presente la ayuda que se había escogido
para la formación de su familia y preparaba con ella la morada
temporal de esta misma esposa y aquella de su Hijo y la de todos
sus hijos adoptivos, como lo hace un esposo cuando construye

66 Esposa del Padre


una casa, o hace preparar una tierra con la participación y el
consentimiento de su bienamada esposa. ¡Conciban esta dignidad
augusta de la esposa del Padre Eterno! La eminencia y la grandeza
de María no son, pues, del todo conocidas ya que se puede decir,
en verdad, que ella es el seno universal donde han sido concebidos
el mundo y la Iglesia; que ella ha llevado en sí, toda la obra de
Dios, siendo partícipe de su poder, de su sabiduría, de su amor, de
su fecundidad, en una palabra, de todas sus divinas perfecciones.
(J.J. Olier, La vida interior de la santa Virgen)

En todo este conjunto de preocupaciones, la Santísima Virgen María,


hija elegida por el Padre, se presenta a consideración de los fieles
como ejemplo perfecto de amor a Dios y al prójimo. Como ella
misma lo proclama en el cántico del Magnificat, el Todopoderoso,
cuyo nombre es Santo, hizo en ella maravillas (Lc 1, 49). El Padre
escogió a María para una misión única en la historia de la salvación:
ser la Madre del Salvador esperado. La Virgen respondió al llamado
de Dios con entera disponibilidad: “He aquí la esclava del Señor”
(Lc 1, 38). Su maternidad comenzada en Nazaret y vivida de un
modo supremo en Jerusalén al pie de la Cruz, será reconocida este
año por todos los hijos de Dios como una invitación cariñosa y
apremiante para hacernos volver a la casa del Padre, al escuchar
su maternal voz: “Hagan lo que Cristo les diga” (Jn 2, 5)
(Juan Pablo II, En la proximidad del Tercer Milenio, n° 54)

CONSAGRACIÓN

María, tú que en el seno del Padre asistías a la creación de los


ejércitos celestiales y a la creación del mundo y veías que
todo lo que hacía era bueno y hermoso; te consagro todo lo
que ha sido creado esperando la restauración final de todas
las cosas.
María, Reina Inmaculada del universo, triunfa y reina en mi
corazón y en el mundo; triunfa sobre todos los poderes de
los aires, sobre los tronos y dominaciones; sobre las esferas

Una Semana en el seno del Padre 67


angélicas. Madre de Aquel que nos ha mostrado el rostro del
Padre, Rey de reyes, Rey pobre y mendigo de nuestro amor,
te consagro a todos aquellos que ejercen algún poder en la
Iglesia, a todos aquellos que reinan en tu nombre o para su
propia gloria, para que se sometan al mandamiento de Jesús
y se hagan servidores de todos.

Antífona

El seno de María ha invertido los roles:


Aquel que todo lo creó ha entrado a su bien
y pobre ha morado allí;
el Altísimo vino con su esplendor,
y humildemente entró en ella
revestido de miserables apariencias.
¡A ti, Señor, sean dirigidas nuestras alabanzas,
a ti, que lo haces todo tan sencillamente,
a ti, el Señor de todos!

Proverbios 8, 22-31

El Señor me creó, primicia de su camino,


antes que sus obras más antiguas.

Desde la eternidad fui formada,


desde el principio, antes que la tierra.

Cuando no existían los abismos fui engendrada,


cuando no había fuentes de aguas caudalosas.

Antes que fueran cimentadas las montañas,


antes que las colinas, fui engendrada.

No había hecho aún la tierra ni los campos,


ni el polvo primordial del orbe.

68 Esposa del Padre


Cuando asentó los cielos, allí estaba yo,
cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo,
cuando fijaba su límite al mar
para que las aguas no rebasaran la orilla.

Cuando afirmaba los cimientos de la tierra,


yo estaba a su lado como un hijo querido
y lo deleitaba día tras día,
retozando en su presencia en todo tiempo,
retozando sobe la faz de la tierra,
y mis delicias era estar con los hijos de los hombres.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en el seno del Padre 69


4to día de la semana en el seno del Padre:
La esposa que revela al Padre Eterno
(11° día)

Consagración de nuestra intimidad con Dios

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Espíritu Santo, que tu gracia nos asista,


que ella venga y habite en nuestros corazones
después de haber desterrado todos sus vicios.

Espíritu bienhechor, luz de los hombres,


libera nuestra alma de sus mortales tinieblas.

Espíritu Santo, tú que siempre amas


los pensamientos justos,
por tu bondad, derrama tu unción
en todos nuestros sentimientos.

Espíritu que purificas toda mancha,


purifica la mirada de nuestro hombre interior,
para que así podamos ver al Padre Supremo,
al que sólo pueden contemplar
las miradas de un corazón puro.

Tú inspiraste a los profetas,


para que cantasen por anticipado
las alabanzas de Cristo.
Tú fortaleciste a los apóstoles
para que anunciasen al mundo entero
el triunfo de Cristo.

70 Esposa del Padre


Cuando Dios, con su Verbo,
creaba el edificio del cielo,
de la tierra y de los mares,
eras tú quien extendías tu poder
sobre las aguas para cobijarlas.

Eres tú quien fecundas las aguas


para que ellas den vida a las almas.
Eres tú, que con tu aliento
creas hombres espirituales.

Eres tú, Señor, quien ha unido al mundo,


dividido por sus lenguas y sus religiones;
tú, el mejor de los maestros,
haz volver a los idólatras al culto de Dios.

Atiende pues, nuestras súplicas,


Espíritu Santo, pues sin ti
todas las plegarias son juzgadas impotentes,
indignas de alcanzar los oídos divinos.

Tú, que enseñaste a los santos de todos los siglos,


envolviéndolos con tu impulso poderoso,
tú mismo eres quien hizo glorioso este día
colmando hoy a los apóstoles de Cristo
con una gracia sin precedentes
desconocida por todos los siglos.
(Humberto de Roman)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje del 18 de marzo


de 1993

Una Semana en el seno del Padre 71


“Queridos hijos, éste es mi deseo: denme la mano, y así podré
conducirlos, como una madre, por el justo camino, así podré
conducirlos hacia su Padre. Abran su corazón y déjenme
entrar. Oren, porque yo estoy con ustedes en la oración. Oren
y así los podré guiar. Los conduciré hacia la paz y la felicidad.
Gracias por haber respondido a mi llamado.

MEDITACIÓN

El matrimonio no es otra cosa que la expresión santa del Padre


Eterno, quien engendra y lleva en sí a su Verbo y hace solo por su
persona, lo que el marido y la mujer manifiestan al exterior,
procreando juntos un hijo, como meta de su generación; uno
engendrando el fruto, la otra llevándolo. Pero, dado que Dios Padre
engendra a su Verbo en una fecunda virginidad, él la quiere expresar
sólo en su santa esposa, y mostrar hacia fuera esta fecundidad
virgen y sin corrupción.
(J.J. Olier, La Vida Interior de María, TI, pág 58)

María nos impulsa en primer lugar a creer.


A creer en el amor de Dios Padre que nos envuelve constantemente:
no somos nosotros los que hemos amado a Dios, es Él quien nos
ha amado primero.
A creer en el poder de Cristo manifestado en la Redención. El es el
Dios Salvador, presentido por Isaías. El es la fuente de vida
sobreabundante. El es la verdad de Dios y la verdad de nuestra
pobre existencia. Es el camino de Dios y el camino del hombre, el
único hombre plenamente conforme a su vocación.
A creer en el Espíritu Santo que María ha acogido sin reservas y
que también nos ha sido dado a nosotros.
Estamos seguros de este amor del Dios trino; y abriéndonos a Él
por la fe, seremos felices con María, y recibiremos, a nuestra vez,
el gozo y la fuerza de amar.
(Juan Pablo II, Lourdes, 15 de agosto de 1983)

72 Esposa del Padre


CONSAGRACIÓN

María, esposa del Espíritu, en quien el Verbo se encarnó; en


ti el Padre continúa engendrando al Hijo. La única actividad
del Padre es este engendramiento de amor, y de cuyo amor
común con el Espíritu desborda la obra de la creación.
Oh María, te consagro todo lo que en mí aspira a la unión
con Dios; te consagro todo lo que en mí anhela al noviazgo y
al matrimonio con mi Creador y mi Dios. Sólo en ti mi cuerpo
encontrará la castidad perfecta que requiere una tal intimidad;
sólo en ti mi alma y mi espíritu serán virginizados por el
abrazo divino, sólo en ti mi abandono será total y nunca más
tendré miedo de tomar, en lo más íntimo de mi mismo, a la
esposa sin mancha del Esposo de fuego. Sólo en ti, zarza
ardiente, no temeré el ser consumido por los besos de su
boca.

Antífona

Oh María, carroza de fuego, tú has llevado el fuego escondido y


velado bajo la ceniza de tu humanidad. Oh María, vaso de humildad,
en ti se mantiene brillante la luz de la verdadera ciencia, con la
cual, elevándote sobre ti misma, has cautivado al Padre Eterno:
pero también él te ha extasiado y te ha atraído con un amor único,
pues la luz y el fuego de tu caridad es el óleo de tu humildad que
ha atraído su divinidad y lo ha inclinado a venir a ti; aunque ya el
ardor extremo de tu caridad sin medida le urgía a venir a nosotros.
(santa Catalina de Siena)

Eclesiástico 24, 9-22

Antes de los siglos, desde el principio, me creó,


y por los siglos subsistiré.
Ante él, ejercí el ministerio en la Morada santa,
y así me he establecido en Sión;
él me hizo reposar asimismo en la Ciudad predilecta,
y en Jerusalén se ejerce mi autoridad.

Una Semana en el seno del Padre 73


Yo eché raíces en un Pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su herencia.
Crecí como un cedro en el Líbano
y como un ciprés en los montes del Hermón.
Como palmera me he elevado en Engadí,
y como los rosales en Jericó;
como un hermoso olivo en el valle,
y como un plátano, me elevé hacia lo alto.
Cual cinamomo y aspálato aromático
he dado fragancia,
cual mirra exquisita he dado buen olor,
como gálbano, ónice y estacte,
como nube de incienso en la Tienda.
Cual terebinto he alargado mis ramas,
y mis ramas son ramas de gloria y de gracia.
Como la vid hice germinar la gracia,
y mis flores son frutos de gloria y riqueza.
¡Vengan a mí, los que me desean,
y sáciense de mis productos!
Porque mi recuerdo es más dulce que la miel
y mi herencia, más dulce que un panal.
Los que me coman, tendrán hambre todavía,
los que me beban, tendrán más sed.
El que me obedezca, no se avergonzar
y los que me sirvan, no pecarán.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

74 Esposa del Padre


5to día de la semana en el seno del Padre:
Inmaculada Concepción
Formando el Corazón de María
(12° día)

Consagración de nuestras capacidades de amar

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Te doy gracias, Señor, por haberte hecho un solo espíritu conmigo,


sin confusión, sin mutación, sin transformación; tú, el Dios que
está por encima de todo, y haber llegado a ser para mí, todo en
todo: alimento inefable y perfectamente gratuito, vestido
deslumbrante, purificación que me baña en lágrimas imperecederas
y santas que tu presencia trae a quien tú visitas. Te doy gracias por
haber llegado a ser para mí luz que no se apaga, sol sin ocaso;
pues no tienes donde esconderte, ya que con tu gloria llenas el
universo.
No, jamás te has escondido de nadie, somos nosotros quienes
siempre nos escondemos de ti, rehusando ir a ti. ¿Por qué te
esconderías, si no te alejas de ninguna de tus criaturas, ni rechazas
a nadie?
Ven entonces, oh Maestro, erige hoy en mí tu tienda; haz tu casa y
mora continuamente en mí, tu servidor, inseparablemente, hasta
el fin.
(San Simeón, el nuevo teólogo)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Oración dictada a Jelena, el 28 de noviembre de 1983

Una Semana en el seno del Padre 75


Oh Corazón Inmaculado de María,
desbordante de bondad,
muestra tu amor por nosotros.
Que la llama de tu corazón, oh María,
descienda sobre todos los pueblos.
Te amamos inmensamente.
Imprime en nuestros corazones
un verdadero amor.
Que nuestro corazón languidezca por ti.
Oh María, dulce y humilde de corazón,
acuérdate de nosotros
cuando caemos en el pecado.
Tú sabes que nosotros, los hombres,
somos pecadores;
con tu santísimo y maternal Corazón,
sánanos de toda enfermedad espiritual.
Haznos capaces de considerar
la bondad de tu maternal Corazón,
para que así nos convirtamos
a la llama de tu Corazón.
Amén.

MEDITACIÓN

Pues bien, queriendo Dios engendrar a la Madre de su Hijo en el


más perfecto estado de santidad al que puede ser elevada una
simple criatura, se infunde en ella, en el momento mismo en que
es concebida. Así, desde su concepción, María es para las Personas
de la Santísima Trinidad, el primer objeto de su felicidad sustancial,
que una vez más fue manifestado al mundo; la única persona de
su amorosa complacencia en la tierra desde Adán. (...) Así, en el
momento de su concepción, Dios preserva a María de todo mal.
Santifica su carne para que todos sus sentidos y sus movimientos o
pasiones no tiendan sino única y directamente a Dios y no miren
más que a él, en todas las cosas.

76 Esposa del Padre


En virtud de esta santificación, su odio será hacia toda forma de
pecado; su deseo, la gloria de Dios; su temor, todo lo que pueda
desagradar a Dios y contradecir sus designios; su alegría será la de
poseer a Dios y verle honrado; su esperanza, la de verse un día
plenamente consumada en su gloria.
(J. J. Olier, La Vida Interior de María, TI, pág 86, 89)

En el lenguaje bíblico “gracia” significa un don especial que, según


el Nuevo Testamento, tiene la propia fuente en la vida trinitaria de
Dios mismo, de Dios que es amor (cf 1 Jn 4,8). Fruto de este amor
es la elección de la que habla la Carta a los Efesios. Por parte de
Dios esta elección es la eterna voluntad de salvar al hombre a
través de la participación de su misma vida en Cristo (cf 2 P 1, 4):
es la salvación en la participación de la vida sobrenatural. El efecto
de este don eterno, de esta gracia de la elección del hombre, es
como un germen de santidad, o como una fuente que brota en el
alma como don de Dios mismo, que mediante la gracia vivifica y
santifica a los elegidos...
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater, n° 8)

CONSAGRACIÓN

María, ¡pecador me concibió mi madre! ¿Puede un hombre


volver al vientre de su madre para nacer de nuevo? En tu
seno, María, me consagro totalmente desde el momento de
mi concepción hasta este día, para que el hombre nuevo,
concebido por el bautismo, pueda crecer en el calor de tu
amor inmaculado.
Puesto que en ti, María, todas las leyes de la naturaleza han
sido renovadas, quiero permanecer en ti, para que la nueva
ley actúe en mis miembros y que el amor virginal me impulse
a practicar el bien que quiero hacer y rechazar el mal que no
quiero hacer. Cuanto más horrible es el pecado, tanto más
bella eres tú María, y nuestro Rey se ha prendado de tu belleza.
Me consagro a ti sin reservas, Madre del Amor hermoso,

Una Semana en el seno del Padre 77


espejo de angélica pureza, para que mi alma renovada agrade
a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Antífona

¡Oh gozo único! Causa de nuestra alegría, oh flor de Galilea, de


suave perfume, atraénos a todos junto a ti, Inmaculada.
(Martha Robin)

Sabiduría 7, 22-30 – 8, 1

Hay en la Sabiduría un espíritu inteligente, santo,


único, multiforme, sutil,
ágil, perspicaz, sin mancha,
diáfano, inalterable, amante del bien, agudo,
libre, bienhechor, amigo de los hombres,
firme, seguro, sereno,
que todo lo puede, lo observa todo
y penetra en todos los espíritus:
en los inteligentes, los puros y hasta los más sutiles.
La Sabiduría es más ágil que cualquier movimiento;
a causa de su pureza, lo atraviesa y penetra todo.
Ella es exhalación del poder de Dios,
una emanación pura de la gloria del Todopoderoso:
por eso, nada manchado puede alcanzarla.
Ella es el resplandor de la luz eterna,
un espejo sin mancha de la actividad de Dios
y una imagen de su bondad.
Aunque es una sola, lo puede todo;
permaneciendo en sí misma, renueva el universo;
de generación en generación, entra en las almas santas,
para hacer amigos de Dios y profetas.
Porque Dios ama únicamente
a los que conviven con la Sabiduría.
Ella en efecto es más radiante que el sol
y supera a todas las constelaciones;
es más luminosa que la misma luz,

78 Esposa del Padre


ya que la luz cede su lugar a la noche,
pero contra la Sabiduría no prevalece el mal.

Ella despliega su fuerza de un extremo hasta el otro,


y todo lo administra de la mejor manera.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en el seno del Padre 79


6to día de la semana en el seno del Padre:
Infancia de María
(13° día)

Consagración en el espíritu de la infancia espiritual

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Dénse prisa, pues, por recibir al Espíritu


que viene de Dios, el Espíritu divino,
para ser herederos del Reino celestial
por todos los siglos.
Pero si desde aquí abajo,
no llegan a ser celestiales,
¿cómo podrán pretender
habitar con Cristo en los cielos?
Corran entonces con ardor, corramos todos,
para que seamos juzgados dignos
de encontrarnos en el Reino de los Cielos
y de reinar con Cristo, el Señor de todo,
a quien se debe toda gloria,
con el Padre y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos,
Amén.

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 5 de agosto de 1984

La Virgen les dijo a Vicka, María y a Jelena que el verdadero

80 Esposa del Padre


día de su nacimiento era el 5 de agosto. Durante los 3 días
anteriores a la celebración del segundo milenio del
nacimiento de María, se hizo oración y ayuno continuos;
setenta sacerdotes confesaron sin interrupción; y se
convirtieron un gran número de personas.
“Jamás en mi vida, lloré de dolor, como lloro esta tarde de
alegría. ¡Gracias! Estoy muy feliz, continúen, continúen
orando y ayunando”.

MEDITACIÓN

María se abandona a nosotros sin reserva, para que nosotros también


nos abandonemos a ella. No pudiendo acercarnos a María debido
a su nobleza, que sin embargo, es la que se nos ha prometido; ella
nos es propuesta bajo su expresión más humilde, la más pequeñita
que hayamos podido imaginar: en su cuna. Del mismo modo, no
pudiendo contemplarla en la hermosura de la plenitud de su
femineidad (“La Santísima Virgen es tan bella, que querríamos morir
para poder verla” dijo santa Bernardita de Lourdes), se nos concede
el maravillarnos ante la gracia de su infancia.

Jean Jacques Olier invita a la devoción a María niña: “Me parece


que puede hacerse en espíritu una visita muy dulce a santa Ana y
san Joaquín, para pedirles que nos dejen entrar en su santa morada,
y acercarnos a la cuna de su santa hija, de quien son los guardianes
y los ángeles visibles. Después de haberlos saludado con la oración
hecha en su honor, nos dirigiremos hacia su cuna y allí, de rodillas,
con todo recogimiento y piedad, nos uniremos a los santos ángeles
para reverenciar y alabar con ellos, las grandezas desconocidas de
María; y por la fe nos difundiremos al interior de todos aquellos
espíritus celestes, para participar en la diversidad de honores y
amorosos sentimientos que le tributan a esta obra maestra del amor
y de la sabiduría divina”.

A lo largo de toda la Antigua Alianza, la misión de María fue


preparada por la misión de algunas santas mujeres. Al principio de

Una Semana en el seno del Padre 81


todo, Eva: a pesar de su desobediencia, recibe la promesa de una
descendencia que será vencedora del Maligno (cf Gn 3, 15) y la de
ser la Madre de todos los vivientes (cf Gn 3, 20).
En virtud de esta promesa, Sara concibe un hijo a pesar de su edad
avanzada (cf Gn 18, 10-14; 21, 1-2). Contra toda expectativa humana,
Dios acoge lo que era tenido por impotente y débil (cf 1 Cor 1,27)
para mostrar la fidelidad a su promesa: Ana, la madre de Samuel
(cf 1 Sam 1). Débora, Rut, Judit y Ester, y muchas otras mujeres.
María “sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, que
esperan de él la salvación y la acogen con confianza. Finalmente
con ella, excelsa Hija de Sión, después de la larga espera de la
promesa, se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan de
salvación” (LG n° 55)
(Catecismo de la Iglesia Católica, n° 489)

CONSAGRACIÓN

Oh María, me consagro a tu infancia. Acojo en ella, la mirada


maravillada del Padre y todo su amor, su inocente amor, su
fe en una niña pequeñita que concentra en sí misma toda la
esperanza del mundo. En ti me consagro al insospechable
amor del Padre. En ti, María, me consagro a la esperanza,
para comunicar la deslumbrante felicidad futura en la familia
de Dios.
Oh María, me consagro a tu infancia en la que encuentro el
valor de tomarte en mis brazos, de ponerte en mi corazón,
llegando a ser así el más íntimo de la Reina de los cielos.

Antífona

Alégrate, resplandor de la alegría,


Alégrate, por quien el mal desaparece,
Alégrate, tú que levantas a Adán de su caída,
Alégrate, por ti Eva ya no llora más.
(Himno Acatistós)

82 Esposa del Padre


Salmo 8

¡Oh Señor, nuestro Dios


qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!

Quiero adorar tu majestad sobre el cielo:


con la alabanza de los niños
y de los más pequeños,
erigiste una fortaleza contra tus adversarios
para reprimir al enemigo y al rebelde.

Al contemplar el cielo, obra de tus manos,


la luna y las estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que cuides de él?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,


lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies:

todos los rebaños y ganados,


y hasta los animales salvajes;
las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas.

¡Oh Señor, nuestro Dios


qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en el seno del Padre 83


7mo día de la semana en el seno del Padre:
María consagrada en el Templo
(14° día)

Consagración de nuestros compromisos con respecto a


Dios
(Votos, promesas hechas a Dios)

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Ven, Espíritu Santo,


tú que me has elegido, apartado de este mundo
y establecido ante la faz de tu gloria,
de la misma forma, ahora, consérvame
dispuesto por siempre, inconmovible,
en tu morada dentro de mí:
para que viéndote perpetuamente,
yo, el muerto, viva; poseyéndote,
yo, el pobre, sea siempre rico;
que al comerte y beberte,
y revestirme de ti a cada instante,
vaya de delicia en delicia
recibiendo indecibles bienes:
porque tú eres todo bien y toda gloria
y toda delicia
y a ti pertenece la gloria santa,
consubstancial y vivificante Trinidad,
a ti, a quien todos los fieles veneran,
confiesan, adoran y sirven en el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo,
ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
(San Simeón, el nuevo teólogo)

84 Esposa del Padre


Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 16 de mayo de 1987

“¡Oh hijos! Recuerden que para ustedes, la única manera de


estar siempre conmigo y de conocer la voluntad del Padre es
orando. Por eso, los llamo hoy una vez más. No dejen de
responder a mis llamados. Continúen orando pese a todo y
así comprenderán la voluntad del Padre y su amor.
Queridos hijos, es verdaderamente algo muy grande cuando
Dios llama a los hombres. Piensen qué triste sería dejar pasar
esas ocasiones que Dios les concede ¡sin aprovecharlas! No
esperen a mañana o a pasado mañana. Díganle sí a Jesús ahora
mismo. Y que ese “sí” sea para siempre. Gracias por haber
respondido a mi llamado.”

MEDITACIÓN

Separada así de la casa de sus padres a una edad tan tierna, esta
santísima niña, entrando al templo se abandona a Dios en total
olvido del mundo y muerte a sí misma; con un fervor y un celo
que no podían ser comprendidos. Renueva entonces sus votos de
hostia y de sierva, con un amor más grande aún; más puro, más
excelente, más admirable que cuando lo había hecho en el templo
sagrado de las entrañas de santa Ana. Este amor iba creciendo
momento a momento, sin interrupción ni tregua y la hacían inmensa.
Toda consumida por este amor, no quiere tener vida ni movimiento,
ni libertad, ni espíritu, ni cuerpo, absolutamente nada que no sea
en Dios. La donación que hace de ella misma es tan viva, tan
ardiente, y tan apremiante, que su alma está en disposición actual
y perpetua de entregarse a Dios sin cesar, y estar siempre más y
más en él, creyendo, por así decirlo, que nunca es suficiente, y
queriendo entregarse aún más, si ello fuera posible.
En una palabra, ofreciéndose como una hostia viva y consagrada a

Una Semana en el seno del Padre 85


Dios toda ella, y en todo lo que sería un día, renueva la consagración
de toda la Iglesia, que ya había hecho a Dios, en el momento de su
concepción; y especialmente la de aquellas almas que a ejemplo
suyo, se consagrarían a su divino servicio en tantas comunidades
santas.
(J. J. Olier, La Vida Interior de la Santísima Virgen, TI, p. 131-132)

María da su consentimiento a la elección de Dios, para ser la Madre


de su Hijo por obra del Espíritu Santo. Puede decirse que este
consentimiento suyo para la maternidad es sobre todo fruto de la
donación total a Dios en la virginidad. María aceptó la elección
para ser Madre del Hijo de Dios, guiada por el amor esponsal, que
“consagra” totalmente una persona humana a Dios. En virtud de
este amor, María deseaba estar siempre y en todo “consagrada a
Dios”, viviendo la virginidad. Las palabras “he aquí la esclava del
Señor” expresan el hecho de que desde el principio ella acogió y
entendió la propia maternidad como donación total de sí, de su
persona, al servicio de los designios salvíficos del Altísimo. Y toda
su participación materna en la vida de Jesucristo, su Hijo, la vivió
hasta el final de acuerdo con su vocación a la virginidad.
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater n° 39)

CONSAGRACIÓN

¡Oh María! Tú que vas a llevar al Templo en tu seno, vienes al


templo a consagrar tu virginidad para preservarte, para que
como hija de David, des a Dios una morada más vasta que el
mundo. Concédeme comprender la inmensa fecundidad de
un amor que se da enteramente. Concédeme poder entrar al
Templo del cuerpo de tu Hijo, que es la Iglesia, y consagrarme
a él, haciendo de mi vida una consagración siempre renovada
y cada vez más grande en el amor.

María, me consagro en tu castidad, oh espejo de angélica


pureza. Me consagro en tu pobreza, a ti, que colmada por

86 Esposa del Padre


Dios en el orden de la naturaleza y en el de la gracia, te ofreces
incondicionalmente, no reteniendo nada para ti, ni siquiera
una mirada. Me consagro en tu obediencia, a ti, que te
sometiste a la ley de nuestros padres para conformarte
totalmente a la voluntad del Padre.

Antífona

Escucha, Virgen María, la voz de tu Señor, corre ante tu Bienamado,


hija de Jerusalén: en lo secreto de sus designios, él te ha escogido
para que habites por siempre en su casa.
(Liturgia de A. Gouzes)

Salmo 48 (47)

Grande es el Señor y digno de alabanza,


en la Ciudad de nuestro Dios.
Su santa Montaña, la altura más hermosa,
es la alegría de toda la tierra.

La Montaña de Sión, la Morada de Dios,


es la Ciudad del gran Rey:
el Señor se manifestó como un baluarte
en medio de sus palacios.

Porque los reyes se aliaron


y avanzaron unidos contra ella;
pero apenas la vieron quedaron pasmados
y huyeron despavoridos.

Allí se apoderó de ellos el terror


y dolores como los del parto,
como cuando el viento del desierto
destroza las naves de Tarsis.

Lo que habíamos oído lo hemos visto


en la ciudad del Señor del Universo,

Una Semana en el seno del Padre 87


en la ciudad de nuestro Dios,
que Dios afianzó para siempre.

Evocamos, oh Dios, tu misericordia


en medio de tu Templo;
¡como tu nombre, oh Dios, tu alabanza
se extienda hasta los confines de la tierra!

Nos colmas de tu salvación con tu diestra,


el monte Sión se regocija,
exultan las hijas de Judá
a causa de tu victoria.

Den una vuelta alrededor de Sión


y cuenten sus torreones;
observen sus baluartes y miren sus palacios,
para contar a la generación venidera,
que así es el Señor,
nuestro Dios por los siglos de los siglos,
¡aquel que nos conduce más allá de la muerte!

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

88 Esposa del Padre


Esposa del Hijo
(VD 61) Jesucristo, Salvador del mundo, verdadero Dios y verdadero
hombre, debe ser el fin último de todas nuestras devociones, de lo
contrario, éstas serían falsas y engañosas. Jesucristo es el alfa y la
omega, el principio y el fin de todas las cosas. Nosotros trabajamos,
como dice el apóstol, para lograr que todo hombre sea perfecto en
Jesucristo, porque sólo en él habita toda plenitud de gracias, virtudes
y perfecciones. Sólo en Cristo hemos sido bendecidos con toda
clase de bendiciones espirituales; porque El es el único Maestro
que debe enseñarnos, el único Señor de quien debemos depender,
la única Cabeza a la que debemos estar unidos, el único Modelo a
quien debemos conformarnos, el único Médico que debe sanarnos,
el único Pastor que debe apacentarnos, el único Camino que debe
conducirnos, la única Verdad que debemos creer, la única Vida
que debe vivificarnos y el único Todo en que todo debe bastarnos.

(San Luis María Grignion de Montfort)

Una Semana en el seno del Padre 89


90 Esposa del Hijo
Una semana en el Corazón de Jesús
1er día de la semana en el Corazón de Jesús:
Unión con la humanidad de Cristo
(15° día)

Consagración de nuestras acciones

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Dios mío, eterno Paráclito, te adoro a ti que eres luz y vida del
alma mía. Hubieras podido contentarte con enviándome desde fuera
buenos pensamientos, la gracia inspiradora y el socorro. Así,
hubieras podido conducirme en la vida y purificarme solamente
gracias a tu virtud interior. Pero, en tu infinita compasión, entraste
en mi alma desde el principio, tomaste posesión de ella y has
hecho tu templo en ella. Habitas en mí de manera inefable por
medio de tu gracia, por tu eterna substancia, y es como si yo
estuviera en cierto modo, aquí abajo, absorbido en Dios, sin perder
mi propia individualidad. Y al haber tomado posesión de mi cuerpo,
de este miserable y terrenal tabernáculo de carne, mi cuerpo mismo
es también tu Templo, ¡oh asombrosa, oh terrible verdad! Yo lo
creo, yo lo sé ¡Oh Dios mío!
(cardenal Newman)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 25 de mayo de 1991

“Queridos hijos, (...) Son muchos los que piensan que hacen

Una Semana en el Corazón de Jesús 91


mucho hablando de mis mensajes, pero no los viven. Los
invito, hijos queridos, a la vida y a que cambien todo lo que
es negativo en ustedes, para que sea transformado en positivo
y en vida. Queridos hijos, estoy con ustedes y deseo ayudarlos
a cada uno a vivir y a que den testimonio con sus vidas de la
Buena Nueva. Estoy aquí, queridos hijos, para ayudarlos y
conducirlos al Cielo. En el Cielo hay alegría, y través de la
alegría pueden ya, desde ahora, vivir el Cielo. Gracias por
haber respondido a mi llamado.

MEDITACIÓN

La amable Madre profesaba un afecto tierno y maternal a su Hijo.


Le acariciaba, le cubría de besos, le tomaba en sus brazos. Y el
Niño Jesús hacía lo mismo, obrando conforme a su naturaleza de
niño pequeñito, mamando la leche de su madre, dejándose arrullar
en sus brazos y dejándose mimar. Era en todo semejante a un
niñito inocente, siendo él, la Sabiduría del Padre. ¡Ah!, quién nos
diera siempre el usar de las criaturas a ejemplo suyo, únicamente
en espíritu y en Dios.
(María de Santa Teresa)

En la expresión “feliz la que ha creído” podemos encontrar una


clave que nos abre a la realidad íntima de María, a quien el ángel
saluda como “llena de gracia”. Si como “llena de gracia” ha estado
presente eternamente en el misterio de Cristo, por la fe se convierte
en partícipe en toda la extensión de su itinerario terreno: “avanzó
en la peregrinación de la fe” y al mismo tiempo, de modo discreto
pero directo y eficaz, hacía presente a los hombres el misterio de
Cristo. Y sigue haciéndolo todavía. Y por el misterio de Cristo está
presente entre los hombres. Así, mediante el misterio del Hijo, se
aclara también el misterio de la Madre.
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater, n° 19)

92 Esposa del Hijo


CONSAGRACIÓN

Oh María, tu Hijo tomó carne de tu carne para que cesaran


las ofrendas de animales, y que el hombre, convertido por el
bautismo en hombre perfecto, sin mancha ni defecto, se
ofreciera él mismo como una ofrenda y un sacrificio de buen
olor. María, tú que en tus manos has tenido la primer hostia
del mundo y no te has hecho sino una sola carne con ella, te
consagro mi humanidad y la humanidad entera, para que
ella llegue a ser una nación santa, un sacerdocio real.
Concédeme por esta consagración santificar, a través de mis
pensamientos y mis acciones, el templo de mi cuerpo, para
que la Trinidad venga a él y more en él como moraba en ti,
jamás entristecida por el pecado, los malos pensamientos, la
pereza y los actos indignos de un hijo de Dios.

Antífona

Cuando María te llevaba a ti, la gran montaña;


aligerabas el peso.
Cuando te alimentaba,
saciabas tú su hambre.
Cuando te amamantaba,
tú querías tener sed.
Cuando ella te mimaba a ti, la brasa ardiente,
su seno no ardía.
(san Efrén)

Salmo 1

¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que su gozo está en la ley del Señor
y la susurra en su corazón de día y de noche.

Una Semana en el Corazón de Jesús 93


El es como un árbol plantado
junto a corrientes de agua viva,
y cuyo follaje nunca se marchita,
que produce fruto a su debido tiempo,
todo lo que emprende sale bien.

No sucede así con los malvados:


ellos son como paja que se lleva el viento.
Por eso, no triunfarán los malvados en el juicio,
ni los pecadores en la asamblea de los justos;
porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

94 Esposa del Hijo


2do día de la semana en el Corazón de Jesús:
Madre del Verbo
Conversación con María
(16° día)

Consagración de nuestros pensamientos y de nuestras


palabras

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

¡Oh Espíritu Santo, divino Paráclito, Padre de los pobres, Consolador


de los afligidos, santificador de las almas, heme aquí, postrado
ante tu presencia. Te adoro con la más profunda sumisión, y repito
mil veces con los serafines que están ante tu trono: ¡Santo! ¡Santo!
¡Santo!
Tú, que has llenado de inmensas gracias el alma de María e
inflamado de santo celo los corazones de los apóstoles, dígnate
también abrasar mi corazón con tu amor. Tú eres un espíritu divino,
fortifícame contra los malos espíritus; tú eres fuego, enciende en
mí el fuego de tu amor, tú eres luz, ilumíname, hazme conocer las
verdades eternas; tú eres una paloma, dame costumbres puras;
eres un soplo lleno de dulzura, disipa las tempestades que levantan
en mí las pasiones; eres una nube, cúbreme con la sombra de tu
protección; en fin, a ti que eres el autor de todos los dones celestes:
¡ah! te suplico, vivifícame con la gracia, santifícame con tu caridad,
gobiérname con tu sabiduría, adóptame como tu hijo por tu bondad,
y sálvame por tu infinita misericordia, para que no cese jamás de
bendecirte, de alabarte y de amarte; primero en la tierra durante mi
vida, y luego en el cielo durante toda la eternidad.
(san Alfonso María de Ligorio)

Una Semana en el Corazón de Jesús 95


Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 25 de febrero de 1989

“Queridos hijos, hoy los invito a la oración del corazón.


Durante este tiempo de gracia deseo que cada uno de ustedes
se una a Jesús. Sin la oración incesante no pueden sentir la
belleza y la grandeza que Dios les ofrece. Por eso, hijitos,
llenen siempre sus corazones aún con las más pequeñas
oraciones. Estoy con ustedes y velo constantemente por cada
corazón que se entrega a mí. Gracias por haber respondido a
mi llamado.

MEDITACIÓN

¿Qué hay de más íntimo y de más unido al hijo que la madre, y al


Hijo de Dios que la Madre de Dios, que lo concibe en su seno, lo
lleva en sus entrañas, lo encierra y lo abarca en sí misma, como
parte y parte tan noble de sí; aún la más noble de sí misma. Pues el
estado natural de la madre tiene ese privilegio, de tener y de llevar
doble espíritu, doble corazón, doble vida en un mismo cuerpo. Y
el estado de la Madre de Dios concede a la Virgen el privilegio, por
naturaleza y por gracia, de tener a Jesús en sí misma, y de tenerlo
como parte noble de sí, y de tener el espíritu, el corazón y la vida
de Jesús, tan íntimos, tan unidos a su espíritu, a su corazón y a su
vida; que es el espíritu de su espíritu, el corazón de su corazón y la
vida de su vida.
Das vida a Jesús, porque es tu Hijo. Recibes vida de Jesús, porque
es tu Dios. Y estás así, dando y recibiendo vida, todo a la vez. Así
como el Verbo divino está recibiendo y dando al mismo tiempo,
ser, vida y gloria en la eternidad, recibiéndolos del Padre, dándolos
al Espíritu Santo; así tú, oh Virgen Santa, que tienes el honor de ser
la Madre del Verbo encarnado, tú, digo yo, a ejemplo e imitación
suya, estás recibiendo y dando vida al mismo tiempo; estás dando

96 Esposa del Hijo


vida a Jesús y recibiendo vida de Jesús; das vida a Jesús animando
con tu corazón y con tu espíritu el corazón y el espíritu de Jesús, y
recibes del corazón y del cuerpo de Jesús que vive y reside en vos,
vida en tu corazón, en tu cuerpo y en tu espíritu, todo junto.
(Berulle)

Pero la Iglesia, inspirada por el Espíritu y enriquecida con la


experiencia secular, reconoce que la piedad hacia la Virgen,
subordinada a la piedad hacia el divino Salvador y unida a ella,
tiene igualmente una gran eficacia pastoral, y constituye una fuerza
para la renovación de la vida cristiana. La razón de tal eficacia es
fácilmente perceptible. En efecto, la múltiple misión de María con
respecto al pueblo de Dios es una realidad sobrenatural operante
y fecunda en el organismo eclesial. Es gozoso considerar los aspectos
particulares de una tal misión y ver como se orientan cada uno de
ellos, con su propia eficacia, hacia el mismo fin: reproducir en sus
hijos los rasgos espirituales de su Hijo primogénito. Queremos decir
con ello que la maternal intercesión de la Virgen, su santidad
ejemplar, la gracia divina que está en ella, llegan a ser para el
género humano motivo de esperanza.
(Paulo VI, El Culto Mariano Hoy, 1974, n° 57)

CONSAGRACIÓN

María, Madre del Verbo, te consagro mi corazón intelectual y


espiritual, ese lugar donde pueden nacer tanto los malos
pensamientos que mancillan al hombre, como las palabras
que consuelan y edifican. María, que del tesoro de mi corazón
sólo salgan cosas buenas, así como salió de tu Corazón el
Tesoro que vino para enriquecer al mundo entero. Oh Madre
del Verbo, presérvame de la vana habladuría, que mi palabra
sea oración, que de mi palabra nazca el Verbo en los
corazones.
María, te consagro mi lengua. Tú que eres la boca silenciosa
de los apóstoles, vigila la puerta de mis labios y coloca un

Una Semana en el Corazón de Jesús 97


angelical centinela a mi boca, y sobre todo, haz nacer en mí
al Verbo, para que mi corazón desborde de palabras bellas.

Antífona

Veamos en el seno de María


ese corazón que es sólo fuego,
que lleno del Espíritu Santo exclama:
Amor, Amor, Amor de Dios.
(san Luis María Grignion de Montfort)

Prólogo Jn 1, 1-18

En el principio existía el Verbo


y el Verbo estaba con Dios,
y el Verbo era Dios.
El estaba en el principio con Dios.
Todo se hizo por él
y sin él no se hizo nada de cuanto existe.
En él estaba la vida
y la vida era la luz de los hombres,
y la luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no pudieron apagarla.

Apareció un hombre, enviado por Dios,


que se llamaba Juan.
Vino como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz,
sino el testigo de la luz.

El Verbo era la luz verdadera


que, al venir a este mundo,
ilumina a todo hombre.
Estaba en el mundo,
y el mundo fue hecho por medio de él,

98 Esposa del Hijo


y el mundo no lo conoció.
Vino a los suyos,
y los suyos no lo recibieron.
Pero a todos los que lo recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre,
ni por obra de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino que fueron engendrados por Dios.

Y el Verbo se hizo carne


y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos visto su gloria,
la gloria que recibe del Padre, como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él, al declarar:


“He aquí aquel de quien yo dije:
El que viene después de mí
me ha precedido,
porque existía antes que yo.”

De su plenitud, todos nosotros hemos participado


y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios;
el que lo ha revelado es el Hijo único,
que está en el seno del Padre.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en el Corazón de Jesús 99


3er día de la semana en el Corazón de Jesús:
Hallazgo de Jesús en el Templo
(17° día)

Consagración de nuestras ausencias sensibles de Dios, de


nuestras sequedades

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Espíritu Santo, por el fuego que has encendido en nosotros, oramos,


meditamos, hacemos penitencia. Nuestras almas, si tú las abandonas,
no podrían seguir viviendo, al igual que nuestros cuerpos, si el sol
se extinguiera.
Mi santísimo Señor y santificador, todo bien que existe en mí es
tuyo...
Si no me parezco a tus santos, es porque no pido tan ardientemente
tu gracia, ni siquiera una gracia suficientemente grande y porque
no aprovecho con diligencia aquella que me has dado.
Aumenta en mí la gracia del amor, a pesar de toda mi indignidad.
Es más preciosa que todo el mundo. La acepto a cambio de todo lo
que el mundo pueda darme. ¡Oh, dámela! ¡Ella es mi vida!
(cardenal Newman)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 25 de marzo de 1992

“Queridos hijos, hoy como nunca antes, los invito a vivir


y poner en práctica mis mensajes en sus vidas. He venido
hasta ustedes para ayudarlos, y es por eso que hoy los
invito a que cambien de vida, porque han tomado el camino

100 Esposa del Hijo


de la desdicha y de la ruina. Cuando les dije: “Conviértanse,
oren, ayunen, reconcíliense”, ustedes acogieron esos
mensajes superficialmente. Comenzaron a vivirlos y luego
dejaron de hacerlo porque les resultaban difíciles. Sepan,
hijos queridos, que cuando algo es bueno deben perseverar
en el bien y no pensar: “Dios no me ve, no me escucha, no
me ayuda”. De esa manera – por causa de sus desdichados
intereses – se han apartado de Dios y de mí. Yo quería hacer
de ustedes un Oasis de Paz, Amor y Bondad. Dios quería
que ustedes, con el amor y Su Ayuda hicieran milagros y
dieran el ejemplo. Por eso les digo: Satanás está jugando
con ustedes y con sus almas y no puedo ayudarlos porque
están lejos de mi corazón. Por lo tanto, oren, vivan mis
mensajes y entonces verán los milagros del amor de Dios
en sus vidas cotidianas. Gracias por haber respondido a
mi llamado.”

MEDITACIÓN

La Virgen expresa un dolor muy amargo cuando dice: “He aquí


que tu padre y yo te buscábamos angustiados” (Lc 2,48).
Místicamente, en efecto, ese gusto es afligente, amargo y ejercitante,
edificante para el despliegue del alma en una separación del amado
y en la pérdida del Bienamado que vuela alto. Por ese gusto amargo,
el alma entera, dependiente de él, ya no puede encontrar reposo,
siempre por amor, celosa para no separarse de él por falta suya. En
consecuencia, corre por todas partes buscando a su Bienamado y
reclamando ayuda a toda criatura, para descubrir a Aquel a quien
su corazón ama. Esta Madre nos muestra que el dolor ha sido muy
virtuoso para ella... Si la Santísima Virgen, a pesar de estar
enteramente llena del Espíritu Santo desde el instante de su
concepción, no se libró de ser ejercitada en tales ocasiones, fue
para que María nos sirviera de ejemplo. Jesús lo hizo razonablemente
deseando que María nos muestre así, místicamente cuánto progresa
el alma en tal experiencia de dolor, por la ausencia del Bienamado
y por su inquietante búsqueda. En efecto, el Bienamado volverá al

Una Semana en el Corazón de Jesús 101


alma con renovada dulzura siempre más abundante, si ninguna
falta de negligencia suya la volviera indigna.
(san Bernardino de Siena, citado por Efraim en María Intima, p 145)

¡Oh, ese “por qué” de niño! El traspasar el Corazón de María es


propio de un anciano, de un sacerdote. ¡Pero de un niño, de su
niño! No olvidemos que ese niño era sacerdote, mucho más de lo
que Simeón podía serlo, en cierto sentido el único sacerdote; en
todo caso el único que lo ha sido desde siempre, que lo es por
necesidad de su ser (...) “¿Por qué me buscaban?” dice Jesús a su
Madre “¿Por qué me has abandonado?”, le dice al Padre sobre el
altar de la Cruz. Ese grito del Calvario es tan espantoso, que los
evangelistas vacilaron al traducirlo. Nos lo han dejado en toda la
aspereza de las sílabas semíticas: Lamma sabactani. Los dos “por
qué” se corresponden, tanto el uno como el otro tienen algo de
insondable, de incomprensible... Ese Jesús que veía a Dios, que
gozaba de la visión beatífica más que todos los santos y todos los
ángeles juntos, es tan sólo el Hombre de dolor ¡y de qué dolor! Sin
embargo, me pregunto si el “por qué” del niño, no es igualmente
espantoso, sobre todo para nosotros.
(padre Dehau, Eva y María)

El anuncio del ángel a María está contenido en estas pacificadoras


palabras: “No temas, María... porque nada es imposible para Dios”.
En verdad, toda la existencia de la Virgen María está envuelta en la
certeza de que Dios está cerca suyo y la acompaña con su tierna
providencia. Al igual que con la Iglesia, que encuentra “un refugio”
(Ap 12,6) preparado por Dios en el desierto, lugar de la prueba
pero también de la manifestación del amor de Dios a su pueblo.
María es la única palabra de consolación para la Iglesia en su lucha
contra la muerte. Mostrándonos a su Hijo, nos asegura que en él
las fuerzas de la muerte han sido vencidas: “La muerte y la vida se
enfrentaron en un duelo prodigioso. El Señor de la vida murió,
pero vivo reina” (Misal romano, secuencia de Pascua)
(Juan Pablo II, El Evangelio de la Vida, n° 105)

102 Esposa del Hijo


CONSAGRACIÓN

Oh Virgen, te consagro todos los momentos en que pierdo a


Dios de una manera visible, sensible; en los cuales el sacrificio
de tu Hijo me resulta extraño. Me consagro en tu fe y en tu
esperanza, para que no tropiece y no me detenga en el
camino. Te consagro mis sequedades, mis noches espirituales,
los momentos en los cuales ya no sé discernir el Cuerpo de
tu Hijo, ni en los sacramentos, ni en mis hermanos y muy
particularmente en los más pobres.
Oh María, Nuestra Señora del Espanto, te consagro mis angustias
y mis dudas, mis pánicos y mis pequeñas muertes, te consagro
la hora de mi agonía. Mi vida y mi muerte, te pertenecen, para
que por ellas, honres a tu Hijo y glorifiques a Dios.
Te consagro la vida y la muerte de mis padres, de mis seres
queridos y de mis amigos.

Antífona

Puesto que el Rey de los cielos


deseó que su Madre
fuera sumergida en la noche,
en la angustia del corazón;
María, ¿es acaso un bien sufrir en la tierra?
¡Oh, sí! ¡Sufrir amando es la dicha más pura!
Todo lo que me ha dado,
Jesús puede tomarlo de nuevo.
Dile que nunca se moleste conmigo...
Puede muy bien esconderse;
consiento en esperarlo,
hasta el día sin ocaso
en el que se apagará mi fe.
(santa Teresita del Niño Jesús, Poesía “Por qué te amo, oh María)

Una Semana en el Corazón de Jesús 103


Salmo 22 (21)

Dios mío, Dios mío,


¿por qué me has abandonado?
¿por qué estás lejos de mi clamor y mis gemidos?
Te invoco de día, y no respondes,
de noche, y no encuentro descanso;
y sin embargo, tú eres el Santo,
que reinas entre las alabanzas de Israel.

En ti confiaron nuestros padres:


confiaron y tú los libraste;
clamaron a ti y fueron salvados,
confiaron en ti y no quedaron defraudados.

Pero yo soy un gusano y no un hombre;


asco del vulgo, desprecio del pueblo.
Todos los que me ven, se burlan de mí,
tuercen los labios, menean la cabeza:
“Confió en el Señor, que él lo libre;
que lo salve, si lo quiere tanto”.

Tú, Señor, me sacaste del seno materno,


me confiaste al regazo de mi madre;
a ti fui entregado desde mi nacimiento,
desde el seno de mi madre, tú eres mi Dios.
¡No te alejes de mí, que la angustia se me acerca
y no hay socorro para mí!

Me rodea una manada de novillos,


me acorralan toros de Basán;
ávidos abren sus fauces contra mí
como leones que desgarran y rugen.

Como el agua me derramo,


y todos mis huesos se dislocan,
mi corazón se vuelve como cera,

104 Esposa del Hijo


se me derrite entre mis entrañas.
Está seco mi paladar como una teja
y mi lengua pegada a mi garganta;
tú me sumes en el polvo de la muerte.

Perros innumerables me rodean,


una banda de malvados me acorrala;
taladran mis manos y mis pies
¡Puedo contar todos mis huesos!
Ellos me miran con aire de triunfo,
se reparten entre sí mis vestiduras
y echan a suerte mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos:


tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme.
¡Libra mi cuello de la espada
y mi vida de las garras del perro.
Sálvame de las fauces del león,
y mi pobre ser de los cuernos del búfalo!

Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos,


te alabaré en medio de la asamblea:
“Alábenlo, los que temen al Señor;
glorifíquenlo, descendientes de Jacob;
témanlo, descendientes de Israel”.

Porque no desprecia,
ni rechaza la humillación del pobre,
no le oculta su rostro
y escucha su grito cuando le invoca.

Por eso te alabaré en la gran asamblea


y cumpliré mis votos delante de los fieles:
los pobres comerán hasta saciarse
y los que buscan al Señor lo alabarán.
¡Que sus corazones vivan para siempre!

Una Semana en el Corazón de Jesús 105


Todos los confines de la tierra
se acordarán y volverán al Señor;
todas las familias de los pueblos
se postrarán en su presencia.
Porque sólo el Señor es rey
y él gobierna a las naciones.

Todos los que duermen en el sepulcro


se postrarán en su presencia;
todos los que bajaron a la tierra
doblarán la rodilla ante él,
y los que no tienen vida
glorificarán su poder.

Una descendencia le servirá,


ella hablará del Señor a la generación venidera.
Vendrá y contará su justicia al pueblo naciente:
porque esta es la obra del Señor.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

106 Esposa del Hijo


4to día de la semana en el Corazón de Jesús:
Corredención, Esposo de Sangre
(18° día)

Consagración de los sufrimientos

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Fuego y luz
que resplandecen en la faz de Cristo,
Fuego cuya venida es la palabra,
Fuego cuyo silencio es luz,
Fuego que estableces los corazones
en la acción de gracias,
te magnificamos.

Tú que reposas en Cristo,


Espíritu de sabiduría y de inteligencia,
Espíritu de consejo y de fuerza,
Espíritu de ciencia y de temor de Dios,
te magnificamos.

Tú que escrutas las profundidades de Dios,


Tú que iluminas los ojos de nuestro corazón,
Tú que te unes a nuestro espíritu,
Tú por quien reflejamos la gloria del Señor,
te magnificamos.
(san Efrén)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje dado a Vicka en marzo del 1991

Una Semana en el Corazón de Jesús 107


“Cuando tengan un problema, un sufrimiento, una
enfermedad, no digan: “¡Oh, por qué me ha sucedido esto a
mí y no a cualquier otro!” No, queridos hijos, digan más bien:
“Señor, te doy gracias por el regalo que me haces”. Pues el
sufrimiento, cuando es ofrecido, es fuente de gracias para
ustedes y para los demás.
Cuando están enfermos, muchos de ustedes oran repitiendo
incesantemente: “¡Sáname, sáname!” No, queridos hijos, eso
no está bien; pues así sus corazones no están abiertos a Dios.
Cierran sus corazones en la enfermedad y no están abiertos
ni a la voluntad de Dios, ni a las gracias que él les quiere dar.
Oren más bien así: “Señor, hágase en mí tu voluntad”.
Solamente entonces Dios podrá comunicarles sus gracias,
según sus verdaderas necesidades, la que él conoce mejor
que ustedes. Estas pueden ser gracias de sanación, de una
fuerza nueva, de luz, de alegría... Basta con que abran sus
corazones a Dios. Gracias por haber respondido a mi
llamado.”

MEDITACIÓN

Según san Efrén, por medio de María, la redención se extiende a


los pecadores, hasta las almas que están a las puertas del infierno.
¿No escuchó santa Brígida dulces promesas de la boca del Señor a
este propósito? Leemos en el libro de sus Revelaciones que un día
esta santa escuchó a Jesús que conversando con María le decía:
“Madre mía, pídeme lo que quieras, nunca rechazaré uno solo de
tus pedidos” Y añadió: “Prometo que quienes en tu nombre me
pidan cualquier gracia la obtendrán, aún siendo pecadores, a
condición de que quieran convertirse”.
Santa Gertrudis tuvo la misma revelación: escuchó a nuestro
Redentor que le decía a María que en su omnipotencia, le había
concedido hacer uso de su compasión, como ella lo entendiera, a
favor de aquellos pecadores que recurrieran a ella.
(san Alfonso María de Ligorio, Glorias de María)

108 Esposa del Hijo


¡Oh María, María, Templo de la Trinidad, oh María, portadora de
fuego, María dispensadora de misericordia. ¡María, que haces
germinar el Fruto divino! ¡María, redentora, en cierto modo, del
género humano! (El sufrimiento de tu carne, en el Verbo, ¿no ha
salvado al mundo?) Cristo fue redentor por su pasión; tú, por el
dolor del cuerpo y del alma.
(santa Catalina de Siena)

La Cruz es el único sacrificio de Cristo “único mediador entre Dios


y los hombres” (1 Tm 2,5). Pero, porque en su Persona divina
encarnada, “se ha unido en cierto modo con todo hombre” (GS
22,2 ), El “ofrece a todos la posibilidad de que, en forma sólo por
Dios conocida, se asocien a este misterio pascual” (GS 22, 5). El
llama a sus discípulos a “tomar su cruz y a seguirle” (Mt 16, 24)
porque El “sufrió por nosotros dejándonos ejemplo para que sigamos
sus huellas” (1 P 2, 21). El quiere, en efecto, asociar a su sacrificio
redentor a aquellos mismos que son sus primeros beneficiarios (cf
Mc 10, 39; Jn 21, 18.19; Col 1,24). Eso lo realiza en forma excelsa
en su Madre, asociada más íntimamente que nadie al misterio de
su sufrimiento redentor (cf Lc 2, 35): “Fuera de la Cruz no hay
escala por donde subir al cielo” (santa Rosa de Lima, vida)
(Catecismo de la Iglesia Católica, n° 618)

CONSAGRACIÓN

¡Oh María, de pie, al pie de la cruz, te consagro todo


sufrimiento, oh Madre de dolores. Sabiendo que ningún ser
en el mundo ha sufrido, sufre o sufrirá tanto como tú, y
viéndote bañada en lágrimas y llena de dulzura, no abatida,
sino de pie, atraes a tu corazón todos los sufrimientos de este
mundo, para unirlos al Corazón de Jesús y hacer de ellos una
ofrenda, una Eucaristía contínua.
Madre de los siete dolores, Corazón traspasado de María, el
Corazón de Jesús ha muerto por nosotros y ya no siente
ningún dolor en la cruz. En tu corazón se opera el sufrimiento

Una Semana en el Corazón de Jesús 109


redentor. En esta pasión que durará hasta el fin del mundo,
tú eres la compasión, también te ofrezco todos los
sufrimientos que no son ofrecidos. Oh Madre, que éstos no
se pierdan, sino que sirvan para la redención de los cuerpos
y de las almas; oh María, mediadora y redentora por la
voluntad de amor de tu Hijo.

Antífona

“Toda vida es una misa y toda alma es una hostia”


(Martha Robin)

Magnificat (Lc 1, 46-55)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,


se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,


porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:


dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,


acordándose de su misericordia
– como lo había prometido a nuestros padres –
a favor de Abraham y su descendencia por siempre.

110 Esposa del Hijo


Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en el Corazón de Jesús 111


5to día de la semana en el Corazón de Jesús:
La Soledad de María
(19° día)

Consagración de nuestra soledad

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Oh Santísimo y adorabilísimo Espíritu,


hazme oir tu dulce y amable voz.
Quiero ser ante ti como una pluma ligera,
para que tu soplo me lleve donde quiera
y que no le oponga jamás la menor resistencia.
(venerable Libermann)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 25 de junio de 1988

“Queridos hijos, hoy los invito al amor sumiso y agradable a


Dios. Hijitos, el amor lo acepta todo, aún lo que es amargo y
difícil, por causa de Jesús, que es Amor. Por eso, queridos
hijos, oren a Dios para que El venga en su ayuda, pero no
según sus deseos sino según Su Amor. Abandónense a Dios
para que El pueda sanarlos, consolarlos y perdonarlos por
todo aquello que está en ustedes y les impide avanzar en el
camino del amor. Así Dios podrá modelar sus vidas y ustedes
crecerán en el amor. Glorifiquen a Dios con el canto de
alabanza del amor, para que el amor de Dios pueda crecer en
ustedes día a día hasta alcanzar su plenitud. Gracias por haber
respondido a mi llamado.”

112 Esposa del Hijo


MEDITACIÓN

Aceptar una soledad humana total para unirse a María. Entre la


muerte y la resurrección de su Hijo, ella es la única que conserva la
fe, la esperanza y la caridad. La respuesta de la humanidad al
sacrificio de Cristo está centrada sólo en ella. Del mismo modo, en
estos tiempos que nos separan de la resurrección final, sólo en ella
encontramos todas las virtudes para esperar, creer y amar, y ver,
desde el fondo de nuestro valle de lágrimas, el triunfo de Cristo.
“María está siempre con Jesús... incluso en el sepulcro, donde ella
que está viva, no puede entrar. No busca al que vive entre los
muertos, porque él está vivo en su Corazón; y el espíritu de Jesús,
separado de su cuerpo, reposa en el espíritu y en el corazón de
María, mientras su cuerpo descansa en la tumba”.
(Berulle)

Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu Madre”. Y desde aquella


hora el discípulo la acogió en su casa”. (Jn 19, 25-27).
Sin lugar a dudas se percibe en este hecho una expresión de
particular atención del Hijo por la Madre, a quien dejaba con tan
grande dolor. Sin embargo, el testamento de la Cruz de Cristo dice
aún más sobre el significado de esta atención. Jesús ponía en
evidencia un nuevo vínculo entre Madre e Hijo, confirmando
solemnemente toda su verdad y realidad. Se puede decir que, si la
maternidad de María respecto de los hombres ya había sido
delineada precedentemente, ahora es precisada y establecida
claramente; ella emerge de la definitiva maduración del misterio
pascual del Redentor. La Madre de Cristo, encontrándose en el
campo directo del misterio que abarca al hombre – a cada uno y a
todos –, es entregada al hombre – a cada uno y a todos – como
Madre.
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater n° 23)

Una Semana en el Corazón de Jesús 113


CONSAGRACIÓN

María, Madre del Amor Hermoso, te consagro todo


sentimiento de soledad en mí, te consagro todo deseo humano
de romper con la soledad. Como está escrito: no es bueno
que el hombre esté solo, también está dicho que Dios formó
del costado del hombre una ayuda semejante a él. María, del
costado del nuevo Adán, mientras el Hijo del hombre se
dormía sobre la cruz, por el golpe de la lanza, ha nacido del
agua, la sangre y el fuego de su Corazón, la nueva Eva que es
la Iglesia.
María, consigue para mí el amor a la soledad pues, solamente
en ella, a solas con el Solo, se anula la soledad profunda y el
hombre encuentra a su Dios. María, te consagro a todos
aquellos que sufren de soledad física y soledad psicológica,
que ellos te encuentren, oh Madre, oh hermana, oh amiga,
oh bienamada de nuestros corazones.

Antífona

“Toda vida es una misa y toda alma, una hostia”


(Martha Robin)

Salmo 27 (26)

El Señor es mi luz y mi salvación,


¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

Cuando se acercan contra mí los malvados


para devorar mi carne,
son ellos, mis adversarios y enemigos,
los que tropiezan y sucumben.

Aunque acampe contra mí un ejército,


mi corazón no temerá;

114 Esposa del Hijo


aunque estalle una guerra contra mí,
no perderé la confianza.

Una sola cosa pido al Señor,


y es la que busco:
habitar en la Casa del Señor,
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo.

Sí, él me cobijará en su Tienda de campaña


en el momento del peligro:
me ocultará al amparo de su Carpa
y me afirmará sobre una roca.

Por eso tengo erguida mi cabeza


frente al enemigo que me hostiga;
ofreceré en su Carpa sacrificios jubilosos,
y cantaré himnos al Señor.

¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz,


apiádate de mí y respóndeme!

Dice de ti mi corazón:
“Busca su rostro”.
Sí, Señor, tu rostro busco;
no me escondas tu rostro.
No apartes con cólera a tu siervo;
tú eres mi auxilio.

No me dejes, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me acogerá.

Enséñame tu camino, Señor,


condúceme por la senda recta

Una Semana en el Corazón de Jesús 115


porque tengo muchos enemigos.
No me entregues a la furia de mis adversarios
porque se levantan contra mí testigos falsos,
hombres que respiran violencia.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor


en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

116 Esposa del Hijo


6to día de la semana en el Corazón de Jesús:
Los desposorios con el Verbo en el doble traspasamiento
(20° día)

Renovación de las promesas del Bautismo

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Espíritu Santo, abrázame,


Fuego de Dios, consúmeme,
Espíritu Santo, abrázame,
al verdadero camino condúceme.
Espíritu Santo, purifícame,
Fuego de amor, inflámame,
Espíritu Santo, purifícame,
en Jesús, despósame.

Espíritu Santo, fortifícame,


Amor de Dios, sáname,
Espíritu Santo, fortifícame,
Espíritu, renuévame.
Espíritu Santo, inspírame,
Amor del Hijo, cólmame,
Espíritu Santo, inspírame,
la verdadera felicidad, concédeme.
(beata Miriam de Belén)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 25 de noviembre de 1991

Una Semana en el Corazón de Jesús 117


“Queridos hijos, también en este tiempo los llamo a la oración.
Oren para que sean capaces de comprender lo que Dios desea
decirles a través de mi presencia y de los mensajes que les
estoy dando. Deseo acercarlos cada vez más a Jesús y a su
Corazón herido para que puedan comprender el inmenso
amor con el que Él se ha entregado por cada uno de ustedes.
Por eso, hijos queridos, oren para que desde sus corazones
pueda brotar una fuente de amor hacia cada persona, incluso
hacia quienes los odian y los que los desprecian; así, con el
amor de Jesús, serán capaces de vencer todas las miserias de
este mundo lleno de sufrimientos, que no tiene esperanza
para quienes no conocen a Jesús. Gracias por todos sus
sacrificios y oraciones. Oren para que pueda ayudarlos aún
más. Necesito sus oraciones. Gracias por haber respondido a
mi llamado.”

MEDITACIÓN

La inmersión del Bautismo es un entierro con Jesús. Y esa tumba


mística es el Corazón de María. Allí, verdaderamente, morimos del
todo a nosotros mismos, puesto que renunciamos a todo acto, por
muy hermoso que nos parezca, para perdernos en María, ya que
ella obrará, vivirá y amará por nosotros. Comprendamos bien que
allí está el renunciamiento que Dios nos impone para renacer en
nuestra Madre. Este renunciamiento es una renovación total que
exige la renuncia completa de lo que somos: es ciertamente la
noche de la que habla san Juan de la Cruz, la noche del pequeñito
encerrado en el seno materno. Entreguémonos así, por la fe, a
María; es el secreto de una gran santidad. “Hemos muerto y nuestra
vida está escondida con Jesús en María...” (María, el cielo divino).
Tal es la ternura divina que, para facilitarnos la muerte, Dios nos
ha enterrado en un corazón de Madre.
(padre Gabriel Jacquier, La Vida Mariana, Los Libritos Negros)

118 Esposa del Hijo


Aquello explica cómo nuestro corazón arde con tal ardor en este
amor y por qué, –sobre todo en las festividades marianas– se
experimente, casi sin interrupción cierto calor divino en la región
del corazón, dentro del pecho, –un calor tan diferente a aquel de
orden natural...
De allí viene que yo me pierda en ella por Amor, que me derrita en
ella y esté como consumida.
(María de Santa Teresa, La Unión Mística con María)

El amor de Cristo es asimismo, una flecha de elección. Esta flecha


no solamente atravesó el alma de María, sino que la traspasa de
par en par para no dejar vacía de amor ninguna región de ese
Corazón virginal, y para que la Virgen pudiese amar con todo su
corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas y fuese llena de
gracia. Puede ser también que la haya traspasado para llegar hasta
nosotros; para que tengamos nuestra parte en esta plenitud, para
que María llegase a ser Madre del amor, Madre de este Amor, cuyo
Dios-Amor es el Padre.
(san Bernardo)

Por el Bautismo, la Confirmación, el sacramento de la Reconciliación,


la Eucaristía y muchos otros gestos comunitarios de la Iglesia, Cristo
viene a nosotros, sin mérito de nuestra parte, algunas veces sin
que lo hayamos reconocido primero.
Que María nos ayude a acoger con un corazón simple el anuncio
del amor de Dios. A creerlo a pesar de las dudas que la sociedad y
nuestro propio espíritu susciten en nuestro corazón. ¡No temamos!
Si esas dificultades permanecen, oremos para progresar en la fe, a
pesar de ellas o mejor dicho, gracias a ellas, pues es allí donde son
puestas a prueba nuestra confianza, nuestra fidelidad. Nutramos
nuestra fe mediante el estudio profundo de la Palabra de Dios y la
reflexión ininterrumpida de la Iglesia y de la Tradición viva.
Busquemos que nuestra vida sea auténtica, para llegar a la luz.
Ojalá tuviéramos la fe límpida y empapada de Bernardita; desde la
aurora de sus quince años, segura del mensaje transmitido por

Una Semana en el Corazón de Jesús 119


María, tuvo el coraje tenaz de afrontar las sospechas del mundo
adulto para ser fiel a lo que había recibido y testimoniado.
(Juan Pablo II, Lourdes 1983)

CONSAGRACIÓN

Oh Madre, Dios ha renovado por ti todas las leyes de la


creación, puesto que tú eres Madre de Dios y llevas en tu
seno a Aquel que nada puede contener. Desde su concepción
la cruz está inscrita en tus entrañas y por estas bodas de sangre
la divinidad desposa la humanidad. En ti se reconcilian los
contrarios, el fuego infinitamente ardiente del cual ha salido
el mundo ha descendido a las aguas de la maternidad.
Oh María, tú que has permanecido virgen después del parto
eres el signo permanente de que la divinidad puede desposar
la carne del hombre. Te consagro todo lo que en el mundo es
núbil y carente de unión. Te consagro mi ser para que sea el
lugar donde se renueve el misterio de las bodas de sangre, de
agua y de fuego. Tu Esposo es tu Creador, y es tu Hijo y tu
Esposo para siempre.

Antífona

Oh María, dulcísimo amor, en ti está inscrito el Verbo que nos da la


doctrina de vida; tú eres la tablilla en la que está grabada esta
doctrina. Tan pronto como se imprimió en ti, el Verbo comienza a
portar la cruz del deseo santo que está como injertado en él. Apenas
concebido, lo consume el deseo de morir por la salvación de los
hombres, a favor de quienes se encarna.
(santa Catalina de Siena)

Cántico Ap 19

¡Aleluya, Aleluya!
La salvación, la gloria y el poder,

120 Esposa del Hijo


el honor y la alabanza a nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos.

Alaben a nuestro Dios, servidores del Señor,


los que lo temen, pequeños y grandes.
Porque reina nuestro Dios, el Señor Todopoderoso,
¡exultemos llenos de alegría y démosle gloria! Porque han
llegado las bodas del Cordero,
y su Esposo, por él, ¡se ha engalanado!
¡Aleluya, Aleluya!

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en el Corazón de Jesús 121


7mo día de la semana en el Corazón de Jesús:
La realeza del Corazón de Jesús
por el reino del Corazón de María
(21° día)

Consagración de todo el amor del mundo

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Oh Jesús, sabemos que eres manso,


que has hado tu corazón por nosotros
y has sido coronado de espinas
por nuestros pecados.

Sabemos que áun hoy,


oras por nosotros,
para que no nos perdamos.

Jesús, acuérdate de nosotros,


cuando caemos en el pecado.
Por tu santísimo Corazón,
haz que nos amemos todos,
unos a otros.

Haz que desaparezca el odio entre los hombres.


Muéstranos tu amor. Todos te amamos,
y deseamos que nos protejas,
con tu Corazón de Buen Pastor.

¡Entra en cada corazón, Jesús!


Toca a la puerta de nuestros corazones.
Sé paciente y tenaz con nosotros.

122 Esposa del Hijo


Aún estamos encerrados en nosotros mismos,
porque no hemos comprendido tu voluntad.

Toca sin descanso, oh Jesús,


haz que nuestros corazones se abran a ti,
siquiera acordándonos de la pasión
que has sufrido por nosotros. Amén.
(Oración dictada a Jelena el 28 de noviembre de 1983)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 25 de setiembre de 1991

“Queridos hijos, los invito especialmente a todos a la oración


y a la renuncia porque ahora, como nunca antes, Satanás
quiere mostrar al mundo su rostro vergonzoso con el cual
quiere seducir a la mayor cantidad posible de personas y
llevarlas por el camino de la muerte y del pecado. Por eso,
queridos hijos, ayuden a que mi Corazón Inmaculado triunfe
en este mundo de pecado. A todos les pido que ofrezcan
oraciones y sacrificios por mis intenciones, para que yo pueda
ofrecerlas a Dios por lo que es más necesario. Olviden sus
deseos y oren, hijos queridos, por aquello que Dios quiere y
no por lo que ustedes desean. Gracias por haber respondido
a mi llamado.”

MEDITACIÓN

Cristo dijo en la cruz: “Mujer, he aquí a tu hijo”. Con estas palabras


abrió, de una manera nueva, el Corazón de su Madre. Poco después
la lanza del soldado romano traspasó el costado del Crucificado.
Ese Corazón traspasado ha llegado a ser el signo de la redención
que el Cordero de Dios cumplió por su muerte.

Una Semana en el Corazón de Jesús 123


El Corazón Inmaculado de María, abierto por la palabra, “Mujer, he
aquí a tu hijo”, alcanza espiritualmente el Corazón de su Hijo,
abierto por la lanza del soldado. El Corazón de María abierto por
amor al hombre y al mundo, y en el cual Cristo ha amado al hombre
y al mundo, ofreciéndose él mismo por ellos en la cruz, hasta
recibir el golpe de lanza del soldado.
Confiar el mundo al Corazón Inmaculado de María significa
acercarnos, gracias a la intercesión de la Madre, a la fuente misma
de la vida que ha brotado en el Gólgota. De esta fuente brota sin
interrupción la redención y la gracia. En ella se opera continuamente
la reparación de los pecados del mundo. Es incesante fuente de
vida nueva y santidad.
(Juan Pablo II, Portugal, Mayo 1982)

Consideren que después del Corazón adorable de Jesús, supremo


Monarca de cielos y tierra, el Corazón augusto de la Reina de los
Angeles y Madre de Rey de reyes, es el Rey de todos los corazones
que han sido creados para amar a Dios.
(san Juan Eudes)

(VD 38) María es la Reina del Cielo y de la Tierra por gracia, como
Jesús es su Rey por naturaleza y por conquista. Ahora bien, así
como el reino de Jesucristo concierne principalmente el corazón o
el interior del hombre, según estas palabras: “El Reino de Dios está
en ustedes” (Lc 17,21), del mismo modo el reino de la Santísima
Virgen se encuentra principalmente en el interior del hombre, es
decir, en su alma. Ella es glorificada sobre todo en las almas
juntamente con su Hijo más que en todas las creaturas visibles, de
modo que podemos llamarla con los santos: Reina de los corazones.
(san Luis Grignion de Montfort)

Siendo Cristo, Rey y Maestro, la Madre que lo engendró debe ser


considerada como verdadera Reina y Maestra.
(san Atanasio, Serm de B.M.V.)

124 Esposa del Hijo


La Reina del Corazón, la Reina del Corazón de nuestro Dios, la
Reina de nuestros corazones. Madre de la Iglesia, de la cual es
también corazón. Una Madre no es más que corazón. Este “no” no
es negativo, puesto que todo en ella ha emigrado hacia el corazón
para un don total.
(hno. Efraim, María Intima)

Pues bien, en razón de esta voluntad, yo, el Hijo de Dios, fui


hecho hombre en la Santísima Virgen, cuyo Corazón era como si
fuera mi Corazón; y por lo tanto, puedo decir que mi Madre y yo
hemos salvado al hombre casi siendo un solo Corazón, yo
padeciendo de corazón y en mi carne, y ella, por el dolor del
corazón y el amor.
(santa Brígida, Revelaciones, T IV)

CONSAGRACIÓN

María, puesto que el amor cubre una multitud de pecados, tu


amor infinito por los hijos que el Padre te ha dado, cubre
hasta las profundidades de nuestro ser pecador.
Oh causa de nuestra alegría, no estando ya ocupados en las
obras del pecado ni paralizados por el remordimiento de
Adán, nos entregas enteramente a la ocupación del amor, al
dulce solaz en tu jardín secreto. Que venga el reino de amor
del dulce y humilde Corazón de Jesús, por nuestra unión con
el tuyo, y que tu reino de amor venga por la unión de todos
los corazones entre sí.
María, Reina de nuestros corazones, Señora nuestra, reina
en nuestro corazón.
Te consagro todo lo que en el mundo es capaz de amor, aunque
más no sea una ínfima gotita, para que hagas con ella un
jardín de delicias que destierre para siempre la amargura que
ha saturado el Corazón de tu Hijo.

Una Semana en el Corazón de Jesús 125


Antífona

Oh Corazón humano de Cristo,


donde el Corazón divino del Padre
se abre para siempre.
Oh sufrimiento extremo del amor infinito
donde el Corazón de María
se une al Corazón de Jesús,
donde la humanidad y la divinidad,
en el silencio del Espíritu
se estrechan en una eternidad
de delicia y de alegría.
Oh Corazón único donde se unen
aquellos que hieren
y aquellos que son heridos.
(hno. Efraim)

Salmo 63 (62)

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios,


te busco desde la aurora,
¡mi alma tiene sed de ti!,
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario


viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida
te alabarán mis labios.

Quiero bendecirte a lo largo de mi vida;


¡levantar mis manos invocando tu nombre!
Tú eres como un festín que sacia mi alma,
¡alegría en mis labios, alabanza en mi boca!

Cuando en la noche me acuerdo de ti,


y que en ti medito durante mis vigilias,

126 Esposa del Hijo


Señor, tú vienes a socorrerme.
Y yo grito de alegría a la sombra de tus alas,
junto a ti me acurruco
y tu diestra me sostiene.

Que caigan en lo más profundo de la tierra


los que buscan mi perdición:
que sean pasados al filo de la espada
y arrojados como presa a los chacales.

¡Pero el rey se alegrará en el Señor!


El que invoque su nombre se gloriará,
cuando se haga callar a los traidores.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana en el Corazón de Jesús 127


128
Esposa del Espíritu
(SM13) El Espíritu Santo, habiendo desposado a María, y habiendo
plasmado en ella, por ella y de ella a Jesucristo, esa Obra Maestra,
el Verbo Encarnado, al no haberla nunca repudiado, continúa
plasmando continuamente en ella y por ella, de manera misteriosa
pero verdadera, a los predestinados.
(san Luis María Grignion de Montfort)

129
130 Esposa del Espíritu
Una semana a la sombra del Espíritu
1er día de la semana a la sombra del Espíritu:
Anunciación, el abrazo del Espíritu
(22° día)

Consagración de nuestros actos de adhesión al Espíritu

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Oh fuego consumidor, Espíritu de Amor,


ven a mí para que se haga en mi alma
como una encarnación del Verbo;
que yo sea para él una humanidad sobreañadida,
en la que renueve todo su misterio.
Y tú, oh Padre,
inclínate hacia tu pobre y pequeña criatura,
cúbrela con tu sombra,
no veas en ella más que al Bienamado,
en quien has puesto
todas tus complacencias.
(beata Isabel de la Trinidad)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 25 de octubre de 1987

“Queridos hijos, hoy deseo invitarlos a que cada uno de


ustedes se decida por el Paraíso. El camino es difícil para
todos aquellos que no se han decidido por Dios. Queridos

Una Semana a la sombra del Espíritu 131


hijos, decídanse y crean que Dios se ofrece a ustedes en toda
su plenitud. Ustedes están invitados y es necesario que
respondan al Padre que los invita a través mío. Oren, porque
en la oración cada uno de ustedes puede alcanzar la plenitud
del amor. Los bendigo y deseo ayudarlos para que cada uno
de ustedes esté bajo mi manto. Gracias por haber respondido
a mi llamado.”

MEDITACIÓN

El Espíritu Santo, por su invisible intervención, hace don a María


del Verbo encarnado, no en la luz, sino en el fuego del amor. En
amor y por amor el Espíritu Santo realiza en María la concepción
virginal de Jesús. El Espíritu Santo se da a ella en un nuevo amor.

Bajo la pasividad misma del amor de María, el Espíritu Santo viene


a actualizar las capacidades misteriosas que están en ella. Viene a
dar un nuevo modo al amor de María, que hace de este amor un
amor operante. Jesús es el fruto bendito de su seno. Su amor es
entonces productor, fecundo, no es solamente pasivo. Jesús es
concebido en ella y aparece como el ardor de otro amor, también
él interior, infinitamente más ardiente que el suyo, que le viene a
revelar la presencia de una nueva persona, una persona divina
infinitamente más pequeña que ella.
(Padre Thomas, La Vida Escondida de María)

Esta Madre lleva el nombre de María. La Iglesia la venera de un


modo particular. El culto que le rinde sobrepasa al de todos los
santos (hiperdulia). Se la venera así precisamente porque ella ha
sido la Madre; porque ha sido escogida para ser Madre del Hijo de
Dios; porque a ese Hijo, que es el Verbo eterno, ella le dio en el
tiempo “el cuerpo”, en un momento de la historia, “la humanidad”.
La Iglesia venera en modo particular a la Madre de Dios durante
todo el ciclo del año litúrgico durante el cual, en la fiesta de la
Anunciación el 25 de marzo, nueve meses antes de Navidad, se

132 Esposa del Espíritu


recuerda de una manera discreta, sin embargo muy solemne, el
momento de la concepción humana del Hijo de Dios. Se puede
decir que, durante todo este período que va del 25 de marzo al 25
de diciembre, la Iglesia camina con María que, como cada madre,
espera el momento del nacimiento, el día de Navidad. Y también,
durante ese tiempo, María “camina” con la Iglesia. La espera de su
maternidad está inscrita cada año, de un modo discreto en la vida
de la Iglesia. Todo lo que pasó entre Nazaret, Ain-Karim y Belén,
constituye para la vida de la Iglesia el tema de su liturgia, de su
oración – especialmente la oración del rosario – y su contemplación.
(Juan Pablo II, El sentido de la maternidad en la sociedad
y la familia, n° 2 y 3, audiencia general del 10 de enero de 1979)

CONSAGRACIÓN

Oh María, amada por el Padre antes de todos los siglos,


concédeme esperar el abrazo del Espíritu para vivir en
plenitud y morir como Moisés en un beso de Dios. Me
consagro a ti, que me enseñas el abandono al amor
crucificante, a la luz que ciega para que podamos, después de
haber visto la faz de Dios, seguir viviendo. Introdúceme en el
intenso silencio de la nube que cubre para revelar mejor.
Oh María, que concibes a Dios en el abrazo de fuego, María,
paloma acurrucada en la hondura de la roca, me consagro a
tu silencio, a todo lo que en ti sea capaz de desposar a Dios.
Oh María, al pie de la cruz, me consagro a tu compasivo
amor, para que el serafín que tiene la cruz, traspase mi
corazón y mis miembros y que por ti, esposa del Espíritu,
yo sea todo de Jesús.

Antífona

Oh llena de gracia, ilumina mi inteligencia y desata mi lengua,


para que cante tus alabanzas y sobre todo el cántico angélico tan
digno de ti: ¡Dios te salve, oh paz, oh alegría, oh salvación y consuelo
de todo el universo! ¡Dios te salve, oh milagro más grande que

Una Semana a la sombra del Espíritu 133


jamás haya sido hecho en el mundo, paraíso de delicias, puerto
seguro de toda alma en peligro, mediadora de Dios y de los
hombres, Dios te salve!
(san Efrén)

Salmo 40 (39)

Esperé confiadamente en el Señor,


él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
Me sacó de la fosa fatal,
del fango cenagoso;
afianzó mis pies sobre la roca,
y afirmó mis pasos.

Puso en mi boca un canto nuevo,


una alabanza a nuestro Dios.
Muchos, al ver esto, temerán
y confiarán en el Señor.
¡Feliz el que pone en el Señor
toda su confianza,
y no se vuelve hacia los rebeldes
que se extravían tras la mentira!

¡Cuántas maravillas has realizado,


Señor, Dios mío
y qué de proyectos a favor nuestro!
¡No hay comparable a ti!
Yo quisiera publicarlos, pregonarlos,
mas su número excede toda cuenta.

Tú no quisiste víctima ni oblación:


pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: “Aquí estoy”

134 Esposa del Espíritu


En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón”.

Proclamé gozosamente tu justicia


en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
tú lo sabes, Señor.

No escondí tu justicia dentro de mí,


proclamé tu fidelidad y tu salvación,
y no oculté a la gran asamblea
tu amor y tu fidelidad.

Y tú, Señor, no te niegues


a tener compasión de mí;
que tu amor y tu fidelidad
me protejan sin cesar.

Porque estoy rodeado de tantos males,


que es imposible contarlos.
Las culpas me tienen atrapado
y ya no alcanzo a ver:
son más que los cabellos de mi cabeza,
y me faltan las fuerzas.

Líbrame, Señor, por favor;


¡Señor, ven pronto a socorrerme!
Que se avergüencen y sean humillados
los que quieren acabar con mi vida.

Que retrocedan confundidos


los que desean mi ruina:
queden pasmados de vergüenza
los que se ríen de mí.

Una Semana a la sombra del Espíritu 135


Que se alegren y se regocijen en ti
todos los que te buscan,
y digan siempre los que desean tu victoria:
“¡Qué grande es el Señor!”

Yo soy pobre y miserable,


pero el Señor piensa en mí;
tú eres mi ayuda y mi libertador,
¡no tardes, Dios mío!

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

136 Esposa del Espíritu


2do día de la semana a la sombra del Espíritu:
Peregrinación de fe
(23° día)

Consagración de las virtudes teologales

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Habla, Espíritu Santo, y forma


un manantial en mi corazón
cuya agua pura y saludable
salve al más grande pecador,
al más incurable lo sane
abriéndole los ojos,
y perdone al más culpable
reabriéndole los cielos.

Más que a la Magdalena,


que a Lázaro en la tumba
y que a la Samaritana,
te pido de esta agua.
Beberla quiero, te lo pido,
sé que es un don precioso.
Cuánto más grande sea este favor,
más glorioso serás.

Sostén mi impotencia,
soy caña viviente.
Detén mi inconstancia,
pues cambio más que el viento.
Disipa mi ignorancia,
soy ciego de nacimiento.
(san Luis María Grignion de Montfort)

Una Semana a la sombra del Espíritu 137


Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 2 de febrero de 1990

“Estoy con ustedes desde hace nueve años, y desde hace nueve
años quiero decirles que Dios, el Padre de ustedes, es el único
camino, la única verdad y la verdadera vida. Quiero mostrarles
el camino hacia la vida eterna. Quiero ser su lazo para lograr
una fe profunda.
Tomen el rosario, reúnan a sus hijos, a su familia entorno a
ustedes. Este es el camino para llegar a la salvación. Den buen
ejemplo a sus hijos: den buen ejemplo a aquellos que no creen.
(...) Vengo a pedirles su ayuda: únanse a mí para orar por
aquellos que no creen. Ustedes me ayudan muy poco. Tienen
poca caridad o poco amor por sus allegados; y Dios les ha
dado amor, les ha mostrado cómo deben perdonar a los demás
y cómo deben amarlos. Por esta razón, reconcíliense y
purifiquen sus almas. Tomen el rosario y recen. Acepten
pacientemente sus sufrimientos. Recuerden que Jesús sufrió
con paciencia por ustedes.
Déjenme ser la madre de ustedes, su vínculo con Dios y con
la vida eterna. No impongan su fe a aquellos que no creen.
Muéstrensela con su ejemplo y oren por ellos. Hijos míos
¡oren! Gracias por haber respondido a mi llamado.”

MEDITACIÓN

Sin embargo las palabras de Isabel: “Feliz la que ha creído”, no se


aplican únicamente a aquel momento concreto de la Anunciación.
Ciertamente la Anunciación representa el momento culminante de
la fe en María en su espera de Cristo, pero es además el punto de
partida, el comienzo de todo su “itinerario hacia Dios”, de todo su
camino de fe. Y sobre esta vía, de modo eminente y realmente
heroico – y más, con un heroísmo de fe cada vez mayor – se

138 Esposa del Espíritu


efectuará la “obediencia de la fe” por parte de María a lo largo de
todo su camino tendrá analogías sorprendentes con la fe de
Abraham. (...) Creer quiere decir “abandonarse” en la verdad misma
de la palabra del Dios viviente, sabiendo y reconociendo
humildemente “¡cuán insondables son sus designios e inescrutables
sus caminos!” (Rom 11,33). María, que por eterna voluntad del
Altísimo se ha encontrado, puede decirse en el centro mismo de
aquellos “inescrutables caminos” y de los “insondables designios”
de Dios, se conforma a ellos en la penumbra de la fe, aceptando
plenamente y con un corazón abierto todo lo que está dispuesto
en el plan divino.
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater n°14)

CONSAGRACIÓN

Oh María, tú que has visto a Dios, tú que lo has llevado en tu


seno, tú que has tocado y gustado al Verbo de Vida, tú
permaneciste sola para sostener en tus brazos a un Dios
muerto, tú permaneciste sola para concentrar toda la fe del
mundo, en la noche terrible en la que tu Hijo descendió a los
infiernos. Madre de todas las noches de la fe, me consagro a
tu corazón que ha creído con la misma intensidad con la que
ha amado. Concédeme evocar y conservar todas tus palabras
y todas tus promesas en mi corazón, para que por la fe se
realice de manera tangible aquello que todavía no es visible a
nuestros ojos de carne: tu presencia entre nosotros, la venida
de tu Hijo en gloria y el restablecimiento de todas las cosas.
Así como sólo tú creíste por el mundo entero en aquello que
prometían las Escrituras y en las palabras del ángel,
concédeme creer por todos aquellos que no creen en tu
misión de estos últimos tiempos. Me consagro en tu fe, en tu
esperanza y en tu caridad y en todas las virtudes que el Espíritu
ha impreso en tu alma desde tu concepción.

Una Semana a la sombra del Espíritu 139


Antífona

María dijo: Vayan a beber al manantial y lávense.


María nos dice: Vayan a beber al manantial y lávense.

Cántico de Ana (1 Sam 2, 1-10)

Mi corazón exulta en el Señor,


mi gloria se eleva en Dios,
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque tu salvación me ha llenado de alegría.

No hay Santo como el Señor,


porque no hay nadie fuera de ti,
y no hay Roca como nuestro Dios.

No multipliquen palabras altaneras,


que la arrogancia no les brote de la boca,
porque el Señor es el Dios que lo sabe todo,
y él es quien juzga las acciones.

El arco de los valientes se ha quebrado,


y los vacilantes se ciñen de vigor;
los satisfechos se contratan por un pedazo de pan,
y los hambrientos dejan de fatigarse;
la mujer estéril da a luz siete veces,
y la madre de muchos se marchita.

El Señor da la muerte y la vida,


hunde en el Abismo y levanta de él.
El Señor enriquece y empobrece;
abate y ensalza.

Levanta del polvo al débil,


y del muladar alza al indigente
para hacerle sentar junto a los nobles,
y asignarle en heredad un trono de gloria;

140 Esposa del Espíritu


Pues del Señor son los pilares de la tierra,
y sobre ellos ha asentado el universo.
Guarda los pasos de sus fieles,
y los malvados perecen en tinieblas,
pues no por la fuerza triunfa el hombre.

Los enemigos del Señor son quebrantados,


el Altísimo truena desde los cielos.
El Señor juzga los confines de la tierra,
él fortalece a su rey,
exalta la frente de su Ungido.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana a la sombra del Espíritu 141


3er día de la semana a la sombra del Espíritu:
María, seno donde se renace del Espíritu
(24° día)

Consagración de los carismas y de los dones del Espíritu

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Espíritu Santo, acuérdate de crear y formar a los hijos de Dios


con tu divina y fiel esposa María. Tú has formado la Cabeza de
los predestinados con ella y en ella; y es con ella y en ella que
debes formar a todos sus miembros. Tú no engendras a ninguna
Persona divina en la divinidad; pero eres Tú sólo quien formas a
todas las Personas divinas fuera de la divinidad. Todos los que
han sido y serán santos hasta el fin del mundo, son, por tanto
obra de tu amor unido a María.
(san Luis María Grignion de Montfort)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 23 de mayo de 1985

“Queridos hijos, particularmente en estos días, les pido que


abran sus corazones al Espíritu Santo. El Espíritu Santo,
sobre todo ahora, actúa a través de ustedes. Abran sus
corazones y abandónense a Jesús, para que él obre a través
de sus corazones y que refuerce su fe. Gracias por haber
respondido a mi llamado.

142 Esposa del Espíritu


MEDITACIÓN

(SM 17) María es el gran molde de Dios hecho por el Espíritu Santo
para formar al natural al Hombre Dios, por la unión hipostática, y
para formar al Hombre Dios, por la gracia. No le falta a ese molde
ningún rasgo de la divinidad; quien sea echado en ese molde y se
deje moldear, recibirá también todos los rasgos de Jesucristo,
verdadero Dios, de una manera suave y proporcionada a la debilidad
humana, sin muchas agonías y trabajos; de una manera segura, sin
temor de ilusión, porque el demonio no ha tenido ni tendrá jamás
punto de acceso en María, Santa e Inmaculada, sin sobra de la más
mínima mancha de pecado.
(san Luis María Grignion de Montfort)

María, que concibió al Verbo encarnado por el Espíritu Santo y que


luego se dejó conducir toda su vida por la acción interior del Espíritu,
será contemplada e imitada en el curso de este año, sobre todo,
como la Mujer fiel a la voz del Espíritu, la Mujer del silencio y de la
escucha, la Mujer de la esperanza, que supo acoger como Abraham
la voluntad de Dios, “esperando contra toda esperanza” (Rom 4,18).
Ella ha llevado a su plenitud la aspiración de los pobres del Señor,
modelo radiante para aquellos que ponen de todo corazón, su
confianza en las promesas de Dios.
(Juan Pablo II, En la proximidad del tercer milenio, n° 48)

CONSAGRACIÓN

María, belleza perfecta, bella por fuera de la belleza del más


bello de los hijos de los hombres. María, formada en el seno
de Ana por el amor, el amor más perfecto. María, paloma
mía, mi perfecta, en la que no hay mancha, ni egoísmo
ninguno, ni retorno sobre ti misma. María, bella por dentro
porque fuiste conformada a la Sabiduría que se hizo un trono
de tu Corazón, de tus entrañas, de toda tu alma de Madre; oh
belleza, te he encontrado y no te dejaré hasta que tú me

Una Semana a la sombra del Espíritu 143


encierres de tal manera en ti, que nazca a la perfección, a la
forma perfecta de Cristo.
Por el abrazo del Espíritu a la esposa del Espíritu, que se
imprima en mí de una manera definitiva la semejanza
perfecta, y que todos los carismas y los dones del Padre de
los pobres me devuelvan la semejanza primera hasta los
desposorios.

Antífona

María, oh Maravilla:
el Señor vino a ella para hacerse servidor;
el Verbo vino a ella para callarse en su seno;
el rayo vino a ella para no hacer ningún ruido;
el Pastor vino a ella y helo aquí, Cordero.
(san Efrén)

Salmo 84 (83)

¡Qué amables tus moradas,


oh Señor, Dios del Universo!

Mi alma se consume de deseos


por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne gritan de alegría.

Hasta el gorrión encontró un refugio,


y la golondrina un nido halló
donde poner sus pichones.
Oh Señor, Dios del Universo,
oh Dios mío y Rey mío.

¡Felices los que habitan en tu casa


y alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti,
al emprender la peregrinación!

144 Esposa del Espíritu


Cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones.
Caminan de altura en altura
hasta ver a Dios en Sión.

Señor del universo, oye mi plegaria,


escucha, Dios de Jacob;
protege, Dios a nuestro Escudo
y mira el rostro de tu Ungido.

Vale más un día en tus atrios


que mil en otra parte;
yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios
antes que vivir entre malvados.

Porque el Señor es sol y escudo;


el Señor da la gracia y la gloria,
y no niega sus bienes
a los que proceden con rectitud.

¡Señor del universo,


feliz el hombre que pone en ti toda su confianza!

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana a la sombra del Espíritu 145


4to día de la semana a la sombra del Espíritu:
María Consoladora, esposa del Consolador
(25° día)

Consagración a la Consoladora de los afligidos

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Rey del Cielo, Consolador,


Espíritu de Verdad,
Tú que estás presente en todas partes,
y que lo llenas todo.
Tesoro de bondad y Dador de Vida,
ven y mora en nosotros;
purifícanos de toda mancha
y salva nuestras almas,
Tú que eres la Bondad.
(Liturgia bizantina)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen


María

Mensaje del 25 de febrero de 1991

“Queridos hijos, hoy los invito a que se decidan por Dios


porque el alejamiento de Dios da como fruto la falta de
paz en sus corazones. ¡Sólo Dios es la Paz! Por eso,
acérquense a Dios por medio de la oración personal y

146 Esposa del Espíritu


entonces vivirán la paz en sus corazones. Y así la paz
podrá correr como un río desde sus corazones hacia
todo el mundo. No hablen de paz, practíquenla. Los
bendigo a cada uno de ustedes y a cada una de sus buenas
decisiones. Gracias por haber respondido a mi llamado.

MEDITACIÓN

¡Tú que me has engendrado, ten misericordia de mí!


Toda vez que constatemos muy profundamente nuestra miseria:
después de una falta, en la enfermedad o en la impotencia,
cuando todo nos falte y todo nos amenace, elevemos los ojos
llenos de lágrimas de “desesperanza” hacia nuestra Madre: “¡Tu
que me has engendrado, ten misericordia de mí!” y esperemos
con seguridad su intervención todopoderosa. Jamás una madre
resiste a los gritos y a las lágrimas de su pequeño, por muy
ingrato que haya sido anteriormente.
Llamémosla, sobre todo para que nos enseñe a amar al Amor.
Con esta confianza, mantendremos siempre nuestra calma en
medio de las vicisitudes, y esta calma glorificará a nuestra Madre:
“Cálmate, hijo mío, tendrás penas, ¡pero yo estoy aquí!...”
La causa profunda de la pasión de Cristo, fue el juicio humano
sublevándose contra la Sabiduría encarnada... La Virgen asistió a
ese drama. Su Hijo y su Dios ¡blanco de contradicción! Ella llevó
durante toda su vida el peso de esta contradicción, incluso en la
alegría de la Resurrección.
Quien ingresa valerosamente a la escuela de la Sabiduría es el
verdadero consolador de Jesús y de María, pues en lo que
concierne, cesa la contradicción. Y la pasión de Cristo se
transforma en profunda alegría para él, para su divino Maestro,
y para su Madre, feliz de amar y de inmolarse por Aquel que es
el Amor.
(Padre Gabriel Jacquier, La Vida Mariana, Los Libritos Negros)

Una Semana a la sombra del Espíritu 147


La misión materna de la Virgen, impulsa al pueblo de Dios a volverse
con una confianza filial hacia aquella que siempre ha estado
dispuesta a escucharle con afecto de Madre, brindándole un socorro
eficaz de auxiliadora. Así pues, el pueblo de Dios ha tomado el
hábito de invocarla como Consoladora de los afligidos, Salud de
los enfermos, Refugio de los pecadores, para obtener en las
tribulaciones el consuelo; en la enfermedad, el alivio; en la falta, la
fuerza liberadora; porque ella, libre de pecado, conduce a sus hijos
a vencer el pecado con enérgica resolución. Y esta liberación del
pecado y del mal, lo volvemos a afirmar, es la primer etapa necesaria
de toda renovación de la vida cristiana.
(Pablo VI, El Culto Mariano Hoy, 1974, n° 57)

CONSAGRACIÓN

María, Madre de todos los dolores, pues los has conocido


todos, tu alma estaba muy unida la de tu Hijo cuando lloraba
por Lázaro, cuya carne estaba ya corrompida a causa de la
caída de Adán. María, tú que te afligías con todas las hijas de
Jerusalén por el templo y por los hijos de tu pueblo. María,
tú que vertiste lágrimas de sangre en tu corazón a la hora de
la agonía, vertías también lágrimas de fuego del Espíritu
durante el primer Pentecostés y conociste la plenitud de la
consolación. Me consagro a tu Corazón Inmaculado que
irradia la dulce luz de todas las consolaciones del Espíritu.
Oh Consoladora, esposa del Consolador, me consagro a tu
infinita ternura. Oh abogada mía, la que me defiende de todas
las acusaciones del demonio, justificadas por la multitud de
mis pecados; oh Madre, cuyo amor concede siempre la razón
a sus hijos, me consagro a tu tiernísimo Corazón para llegar
a ser otro consolador, un hijo a semejanza de su Madre.

Antífona

Para que un hijo pueda querer a su Madre


es preciso que ella llore con él

148 Esposa del Espíritu


y comparta sus dolores.
Oh Madre mía querida
en la ribera extranjera
para atraerme a ti
¡cuántas lagrimas has vertido!
Meditando tu vida
en el santo Evangelio
me atrevo yo a mirarte
y acercarme a ti.
No me es difícil creer que soy tu hija
cuando eres mortal y sufres como yo.
(santa Teresita del Niño Jesús, Poesía “Por qué te amo, oh María)

Salmo 46 (45)

El Señor es nuestro refugio y fortaleza


una ayuda siempre pronta en los peligros.
Por eso no tememos, aunque la tierra se conmueva
y las montañas se desplomen hasta el fondo del mar;
Aunque bramen y se agiten sus olas,
y con su ímpetu sacudan las montañas.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,


nuestro baluarte es el Dios de Jacob.

¡Un río! Sus brazos recrean la ciudad de Dios,


santificando las moradas del Altísimo.
Dios está en medio de ella, no será conmovida,
Dios la socorre al despuntar la aurora.
Tiemblan las naciones, se tambalean los reinos:
él hace oír su voz y la tierra se derrite.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,


nuestro baluarte es el Dios de Jacob.

Vengan a contemplar las obras del Señor,


él hace cosas admirables en la tierra:

Una Semana a la sombra del Espíritu 149


elimina la guerra hasta los extremos del mundo;
rompe el arco, quiebra la lanza
y prende fuego a los escudos.

Ríndanse y reconozcan que yo soy Dios:


yo estoy por encima de las naciones,
por encima de toda la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,


nuestro baluarte es el Dios de Jacob.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

150
5to día de la semana a la sombra del Espíritu:
Mediación Universal
(26° día)

Consagración a la mediación de María

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Espíritu Santo, Espíritu consolador, que el día de Pentecostés


descendiste sobre los apóstoles para llenar sus corazones de gracias,
de caridad y de sabiduría; en nombre de esta liberalidad y de esta
misericordia infinitas, llena también mi alma de tu gracia, y haz
que sienta en mis entrañas la dulzura inefable de tu amor. Ven,
Espíritu Santo, y de lo alto del cielo haz descender sobre nosotros
un rayo de tu luz; ven, Padre de los pobres, ven, distribuidor de los
dones celestes; ven, luz de los corazones.
¡Oh nuestro único consolador! Dulce Esposo de nuestras almas,
nuestra paz y nuestra alegría, ven. Ven, tú que quitas los pecados
del mundo, tú que sanas nuestras enfermedades. Fuerza de los
fuertes, soporte de los débiles, maestro de los humildes, terror de
los soberbios. Ven, gloria de los vivientes, esperanza y salvación
de los que han muerto. Ven, ven, ¡oh Dios mío! e infunde los
tesoros de tus dones y de tus misericordias en mi corazón. Dame
el don de sabiduría, para que me embriague de tu amor; el don de
inteligencia, para ser iluminado con la luz de lo alto; el don de
consejo, para que no me aleje de tus mandamientos; el don de
fortaleza, para que combata con valor; el don de ciencia, para que
aprenda a conocer tus santas verdades; el don de piedad, para que
mi corazón ceda a las impresiones de tu gracia; el don de temor,
para que mi alma tema tus juicios. ¡Oh dulcísimo amante de las
almas puras!, quema y abrasa mi corazón con la dulcísima y
preciosísima llama de tu amor; para que así, ardiente y abrasada,
se eleve hacia ti, tú que eres mi único fin y abismo de todo bien.
Dulcísimo amante de las almas castas e inocentes, tú que conoces

151
mi extrema debilidad, ¡ah! por favor, extiende sobre mí tu mano
misericordiosa y hazme salir de mí mismo, para ir a abismarme en
ti. Derriba, destruye, aniquila; haz desaparecer de mí todo lo que
no te agrade, de modo que sea tal como tú me deseas; que mi vida
sea un sacrificio digno de ti y que yo sea enteramente consumido
de amor. ¡Oh, quién me alcanzará un tal favor! ¡dígnate mirar a tu
pobre criatura que suspira día y noche ante ti. “Mi alma está sedienta
de Dios, del Dios Vivo” ¿Cuándo estaré ante la faz donde residen
todas las gracias? ¿Cuándo caminaré hacia el tabernáculo del Señor?
¿Cuándo entraré a la casa de mi Dios? ¿Cuándo seré saciado de la
gloria de tu presencia? ¿Cuándo seré librado de los ataques de la
tentación? ¿Cuándo atravesaré el muro de esta triste mortalidad?
¡Oh morada de resplandores eternos!, hazme entrar en el abismo
de donde salí, y que allí, yo te conozca como tú me conoces, te
ame como tú me amas, y contemple eternamente tu faz en compañía
de los elegidos. Amén.
(Luis de Granada)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 25 de abril de 1991

“Queridos hijos, hoy invito a todos a que la oración sea


oración del corazón. Que cada uno encuentre tiempo para la
oración, para poder descubrir en ella a Dios. No quiero que
hablen de oración sino que oren. Que todos y cada uno de
sus días esté lleno de oración de agradecimiento a Dios por
la vida y por todo lo que tienen. No quiero que sus vidas
transcurran en palabras sino que glorifiquen a Dios con obras.
Estoy con ustedes y agradezco a Dios por cada momento que
paso con ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado.

152 Esposa del Espíritu


MEDITACIÓN

Ahora, oh Madre de misericordia, en nombre de la ternura misma


de tu Corazón purísimo, la Luna, - es decir la Iglesia, - postrada
yaciente a tus pies, te acosa con apremiantes súplicas, a ti, la
mediadora establecida por ella ante el Sol de Justicia, para obtener
por tu intervención que en tu luz, ella vea la luz, para merecer por
tu mediación grandes gracias de ese Sol que verdaderamente te
amó más que a todos, que te hizo tan bella adornándote con su
manto de gloria y colocando en tu frente ¡la más bella de las
coronas!... María fue llena de gracia, mucho más por nosotros, que
por ella: Dios la eligió para que sea en todo y por todas partes,
nuestra providencia. La voluntad de Dios es que tengamos todo
por María...

¿A quién fue anunciado que el Espíritu Santo descendería en ella?


¿Y por qué? ¿Si no es para poseerla y llenarla, para que ese divino
Espíritu, viniendo donde él ya abundaba, se hiciese en María una
sobreabundancia que refluyera sobre nosotros?...
Señor, María es nuestra mediadora, por ella hemos recibido tu
misericordia y por ella recibimos al Señor Jesucristo en nuestras
casas.
(san Bernardo)

Con la muerte redentora de su Hijo la mediación materna de la


Sierva del Señor alcanzó una dimensión universal, porque la obra
de la Redención incluye a todos los hombres. Así se manifiesta de
manera singular la eficiencia de la mediación única y universal de
Cristo “entre Dios y los hombres”. La cooperación de María participa,
por su carácter subordinado, de la universalidad de la mediación
del Redentor, único mediador...
María, por su mediación subordinada a aquella del Redentor,
contribuye de manera especial a la unión de la Iglesia peregrina en
la tierra con la realidad escatológica y celestial de la comunión de
los santos, puesto que ella ha sido ya elevada a los cielos.
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater n° 40-41)

Una Semana a la sombra del Espíritu 153


CONSAGRACIÓN

Oh María, en el momento en que la justicia divina estaba toda


absorbida por el más maternal de los amores, Dios te confió
todo el orden de la misericordia y el único Mediador ha
querido hacer de ti la suprema dispensadora de todas las
gracias, para que su Cuerpo místico viva del amor del Esposo
por la esposa.
María, me consagro a ti para que mi corazón y mis
pensamientos sean transparencia pura en tu mediación y que
yo reciba a Dios todo, a través de ti, que eres toda de él. Me
hago todo tuyo, para que yo también llegue a ser mediador
de la mediadora, que todo en mí hable de ti y te honre, diga
de tu belleza y de la belleza de Dios que te concibió tan
admirable.

Antífona

Oh María, tú iluminas nuestra noche. Aquel que sigue tus huellas,


no marcha en tinieblas, pues tiene la luz de la vida.
(san Bernardo)

Judit 13, 18-20

Que el Dios Altísimo te bendiga, hija mía,


más que a todas las mujeres de la tierra;
y bendito sea el Señor Dios,
creador del cielo y de la tierra,
que te ha guiado para cortar la cabeza
del jefe de nuestros enemigos.
Nunca olvidarán los hombres
la confianza que has demostrado
y siempre recordarán el poder de Dios.
Que Dios te exalte para siempre,
favoreciéndote con sus bienes.
Porque no vacilaste en exponer tu vida,
al ver la humillación de nuestro pueblo,

154 Esposa del Espíritu


sino que has conjurado nuestra ruina,
procediendo resueltamente
delante de nuestro Dios.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana a la sombra del Espíritu 155


6to día de la semana a la sombra del Espíritu:
He aquí a tu Madre
Acoge a María, y ella te acogerá
(27° día)

Consagración de todo aquello que en nosotros todavía


no ha sido consagrado

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Aquel que habló por los profetas


y que fue anunciado por la ley
a hombres imperfectos,
el Paráclito, Dios verdadero, se revela hoy
a los servidores y a los testigos del Verbo.
Sello y huella del Dios vivo,
el Espíritu fue recibido por los apóstoles en el fuego.
Y se revela en el don de lenguas,
porque él es la fuerza que procede del Padre.
Rey de reyes, Único del Único, oh Verbo,
tú que naces eternamente del Padre inengendrado,
en tu amor hiciste brillar
tu Espíritu todopoderoso sobre tus Apóstoles.
Tú que has regenerado nuestra naturaleza
herida por la muerte,
oh Verbo de Dios, tú nos inundas con el torrente
salido de tu costado inmaculado y traspasado,
marcándonos con el sello fervoroso del Espíritu.
(Laudes del Lunes de Pentecostés, Oración de las Iglesias
Orientales, T II)

156 Esposa del Espíritu


Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 25 de febrero de 1992

“Queridos hijos, hoy los invito a que – a través de la oración


– se acerquen aún más a Dios. Sólo así podré ayudarlos y
protegerlos de cualquier ataque de Satanás. Estoy con ustedes
e intercedo ante Dios por ustedes para que El los proteja.
Pero tengo necesidad de sus oraciones y de sus “sí”. Ustedes
se pierden fácilmente en las cosas materiales y humanas y
olvidan que Dios es su mejor amigo. Por eso, queridos hijitos
míos, acérquense a Dios para que Él pueda protegerlos y
preservarlos de todo mal. Gracias por haber respondido a
mi llamado.

MEDITACIÓN

Así pues, Juan toma primero a María. Es necesario precisar que,


evidentemente, Dios es quien toma primero todo. Pero desde el
punto de vista de lo que nosotros debemos hacer, nos es necesario
tomar primero a María con esa santa violencia que les he mostrado
y de la que María no se quejará jamás. “El Reino de los Cielos sufre
violencia, y sólo los violentos lo arrebatan” (Mt 11, 12)...
María nos dice: “Tómame entonces, tú no me has tomado
suficientemente. Tómame como me has prometido a menudo,
mantén tu palabra. Me has prometido muy a menudo no sólo ser
todo mío enteramente, sino tomarme de tal manera, que yo sea
toda tuya enteramente. Me lo has repetido tantas veces y de distintas
formas. ¡Y bien, ahora: “Tómame según tu palabra” Y sobre todo:
“No me defraudes en mi espera; hace mucho tiempo que espero,
mucho tiempo que deseo ver llegar esa hora, ese momento, a
partir del cual, tú me tomarás en todas tus intimidades!”
Juan respondió plenamente a esa espera de María al pie de la Cruz.
(Padre Dehau, Eva y María)

Una Semana a la sombra del Espíritu 157


La dimensión mariana de la vida de un discípulo de Cristo se
manifiesta de modo especial precisamente mediante esta entrega
filial respecto a la Madre de Dios, iniciada con el testamento del
Redentor en el Gólgota. Entregándose filialmente a María, el
cristiano, como el apóstol Juan, “acoge entre sus propios bienes” a
la Madre de Cristo y la introduce en todo el espacio de su vida
interior, es decir, en su “yo” humano y cristiano: “La acogió en su
casa”. Así el cristiano, trata de entrar en la irradiación del “amor
materno” con la que la Madre del Redentor “cuida de los hermanos
de su Hijo”, “a cuya generación y educación coopera” (LG n° 62-
63) según la medida del don, propia de cada uno por la virtud del
Espíritu de Cristo. Así se manifiesta también aquella maternidad
según el Espíritu, que ha llegado a ser función de María al pie de la
Cruz y en el Cenáculo.
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater, n° 45)

CONSAGRACIÓN

María, te consagro todo lo que aún no te ha sido consagrado,


aquello que todavía no he sabido darte, tómalo, te lo suplico
Madre mía, paloma mía, amiga mía, mi toda bella. Lo que
ignoro en mí y que todavía te teme, tócalo, purifícalo,
invádelo.
Quiero llevarte conmigo, en la más profunda intimidad de
mi ser. Penetra en el aposento nupcial de mi alma, ese lugar
profundo que no puedo visitar sin ti. Esposa de Dios
despósame. Mi toda pura, prepara en lo secreto de mi noche
el baldaquín de bodas para las que el Altísimo me creó.
Cúbreme de ti como el Espíritu te cubrió con su sombra.

Antífona

Bajo el amparo de tu misericordia, nos refugiamos, Santa Madre de


Dios.
(Sub Tuum)

158 Esposa del Espíritu


Isaías 27, 2-5

En aquel día se dirá:


Canten a la viña deliciosa;
Yo el Señor, soy su guardián,
yo la riego a cada momento,
para que no falte su follaje
yo la cuido noche y día
sin enojo.
¿Quién me ha convertido en espinos y abrojos?
¡Yo les haré la guerra,
los quemaré todos a una!
¡Oh, que se acojan a mi amparo,
que hagan la paz conmigo,
hagan conmigo la paz!

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

Una Semana a la sombra del Espíritu 159


7mo día de la semana a la sombra del Espíritu:
Pentecostés de Amor
(28° día)

Consagración en la milicia de la Inmaculada

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Señor, envía tu Espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de


la tierra.
Señor, renueva tu primer Pentecostés. Concede, Jesús, a todos tus
bienamados sacerdotes, la gracia del discernimiento de espíritu,
cólmalos de tus dones, aumenta su amor, haz de todos ellos
valerosos apóstoles y verdaderos santos entre los hombres.
Espíritu Santo, Dios de Amor, ven como un viento poderoso a
nuestras catedrales, a nuestras iglesias, a nuestras capillas, a nuestros
cenáculos; tanto a las más lujosas mansiones como a las más
humildes moradas. Llena la tierra entera de tus luces, de tus
consolaciones y de tu amor.
Ven, Espíritu de amor, trae al mundo la frescura de tu soplo
santificante. ¡Envuelve a todos los hombres en el resplandor de tu
gracia! Lleva a todos a los esplendores de tu gloria. Ven, reconfórtalos
en el presente, aún tan cargado de angustia, ilumina el futuro incierto
de muchos, reafirma a aquellos que vacilan todavía en las sendas
divinas.
Espíritu de luz, disipa todas las tinieblas de la tierra, guía a todas
las ovejas errantes al divino redil, abre las nubes de tus misteriosas
claridades. Revélate a los hombres y que ese día sea el anuncio de
una nueva aurora. Llena todos los corazones de tus múltiples y
preciosos dones, fruto divino de la inmolación del Calvario, prenda
magnífica de las promesas de Cristo.

Divino Espíritu, Fuego de amor, gozo que sobrepasa toda plenitud,


luz que pone en fuga las más lamentables oscuridades; inspirador

160 Esposa del Espíritu


de toda alabanza; Espíritu de verdad, establece a todas las almas
en el gozo de las cosas santas.
Hazlas penetrar en las profundas hermosuras de tus moradas
misteriosas. Que ellas entren al reino secreto de los misterios divinos
según la promesa del Verbo; y sus vidas, plenamente transformadas,
transfiguradas, divinizadas en Cristo, alcanzarán un poder infinito
por el valor mismo de tus divinas riquezas.

Divino Consolador de nuestras penas, encanto precioso de fecundas


soledades, causa de todas nuestras alegrías, germen sagrado de
toda vida espiritual, extiende en todo el universo tu inmensidad.
Llena el mundo de tu plenitud. Absorbe nuestra substancia humana
en el misterio de tu divina unidad; imprime en los corazones el
sello de las promesas del Padre; borra de nuestras frentes toda
sombra; pon en los labios la embriaguez del cáliz de Jesús, y muy
pronto toda una cosecha de santos se elevará a la luz.
(Martha Robin, 26 de mayo de 1939)

Creo en Dios...

Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María

Mensaje del 25 de mayo de 1993

“Queridos hijos, los invito a abrirse a Dios por medio de la


oración para que el Espíritu Santo comience a obrar milagros
en ustedes y a través de ustedes. Yo estoy con ustedes e
intercedo ante Dios por cada uno porque, hijos queridos, cada
uno de ustedes es importante en el plan de salvación. Los
invito a que sean portadores de bien y de paz. Dios puede
darles la paz sólo si se convierten y oran. Por lo tanto, hijitos
míos queridos, oren, oren, oren, y hagan todo lo que el
Espíritu Santo les inspire. Gracias por haber respondido a
mi llamado.

Una Semana a la sombra del Espíritu 161


MEDITACIÓN

Entretanto, el Padre concede todavía un tiempo al mundo. Hay, en


este fin del mundo marcado por el advenimiento de Jesús, como
un intervalo de misericordia dejado a los hombres, a los hombres
de buena voluntad, a los pequeños, a los pobres, a todos aquellos
que quieren imitar a María y seguir a Jesús. El Espíritu Santo se les
ha dado para que puedan revivir todo el misterio de amor vivido
por Jesús con su Madre aquí abajo.
(Padre Thomas, La Vida Escondida con María)

Maximiliano Kolbe, como otros pocos, estaba impregnado del


misterio de la elección divina de María. Su corazón y su pensamiento
se concentraron de un modo particular alrededor de ese “nuevo
principio” que fue, en la historia de la humanidad – por obra del
Redentor – la Inmaculada Concepción de la Madre de su
Encarnación terrestre...

Maximiliano Kolbe, ha penetrado ese misterio de una manera


particularmente profunda, particularmente sintética: no en lo
abstracto, sino a través del contexto vivo del Dios-Trinidad que es
Padre, Hijo y Espíritu Santo, y a través del contexto vivo de los
designios salvadores de Dios respecto al mundo.

He aquí de nuevo sus palabras: “Tratemos de permanecer siempre


más cerca, cada día, de la Inmaculada, así, de hecho, nos
acercaremos aún más al Corazón de Jesús, de Dios Padre , de toda
la Santísima Trinidad, porque ninguna criatura está más cerca de la
divinidad que la Inmaculada. Y de esta manera, también acercaremos
a la Inmaculada y al buen Dios, a todos aquellos que están cerca
de nuestro corazón”. (M. Kolbe, carta de Nagazaki, 6 de abril de
1934)
(Juan Pablo II, Segundo viaje a Polonia, junio de 1983)

162 Esposa del Espíritu


CONSAGRACIÓN

María, eres un ejército alineado en orden de batalla cuya única


arma ofensiva es el amor de misericordia y tu sólo escudo, tu
pureza inalterable. Oh Virgen Madre, quiero comprometerme
en cuerpo y alma con ese ejército que formas para librar la
última batalla contra la bestia devoradora de los hijos de los
hombres.
Estás de pie en medio de tus pobrecitos que son los apóstoles
de los últimos tiempos, en un cenáculo vasto como el mundo,
y yo expongo todo mi ser a las llamas del amor divino en el
gran Pentecostés de amor prometido a la humanidad, a punto
de ser devorada por el diluvio de fuego.

Antífona

El Espíritu y la Esposa dicen:


¡Ven!
Que venga tu gracia,
que este mundo pase,
y tú serás todo en todos.

Apocalipsis 4-5

Tú eres digno, Señor y Dios nuestro,


de recibir la gloria, el honor y el poder.
Porque has creado el universo
por tu voluntad,
no existía y fue creado.

Eres digno, Cristo y Señor


de tomar el libro y romper sus sellos.
Porque fuiste inmolado, rescatando para Dios
con tu sangre
hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación.

Una Semana a la sombra del Espíritu 163


Tú has hecho de ellos
un Reino sacerdotal
para nuestro Dios
y ellos reinarán sobre la tierra.

Digno es el Cordero inmolado


de recibir el poder y la riqueza,
la sabiduría y la fuerza,
el honor, la gloria y la alabanza.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

164 Esposa del Espíritu


Esposa de la Trinidad
“María, que abrasa el Corazón del Padre,
María, abrasada por el corazón del Hijo,
Oh María, abrasada por el Espíritu”
(hno. Efraim)

Una Semana a la sombra del Espíritu 165


166 Esposa de la Trinidad
En el seno de la Trinidad
1er día en el seno de la Trinidad:
La Coronación de la Virgen
(29° día)

María en el seno de la Trinidad

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Oh Amor, Espíritu Santo, tú que eres en la Santísima Trinidad ese


beso inefable que vincula poderosamente al Padre y al Hijo…
Oh Jesús mío, por el soplo de tu Espíritu, atráeme y absórbeme
en ti. Hazme desaparecer en tu divina esencia, en el eterno beso
de la unión sin fin y entonces déjame verte, poseerte, disfrutar
de ti para siempre.
Por ti, languidece mi corazón, tiene sed de ti… ¿Hasta cuándo
esperaré, oh mi bienamado, el momento de gozar de ti?
¡Oh! Date prisa, arráncame de este exilio, mi más ardiente anhelo
es el de conocerte en ti mismo y de amarte con ardor…
¡Oh mi Bienamado, tú conoces el deseo de mi corazón!...
¡Oh Amor, apresúrate en satisfacer mi deseo!
(santa Gertrudis, Ejercicios)

Creo en Dios…

Una decena del rosario por las intenciones de la Santísima


Virgen…

Locución interior del 21 de abril de 1984

“Alcen las manos, anhelen a Jesús, porque en su resurrección

En el seno de la Trinidad 167


quiere colmarlos de gracias. Sean entusiastas de la
resurrección.
En el Cielo todos somos felices, pero necesitamos que sus
corazones estén alegres. Este es el don que mi Hijo y yo les
hacemos: serán aliviados en sus pruebas, éstas serán más
fáciles porque estaremos cerca de ustedes. Si nos escuchan,
les mostraremos cómo superarlas.
Oren mucho mañana.
Que Jesús resucite verdaderamente en sus familias. Que allí
donde hay guerra, se establezca la paz. Yo deseo que un nuevo
ser nazca en sus corazones.
Hijos míos, les agradezco. Continúen suscitando la
Resurrección de Jesús en todos los hombres”.

MEDITACIÓN

Si el hijo es rey, es justo que su madre sea tenida por reina, y lleve
ese título. Desde el instante en que María consintió en ser la Madre
del Verbo eterno, mereció ser la Reina del mundo y de todas las
criaturas. Si María está tan estrechamente unida a Jesús por la carne;
¿cómo podría estar esta Madre separada de la dignidad real del
Hijo? Así pues, es necesario admitirlo, no solamente la Madre y el
Hijo poseen esa realeza, sino que ambos la comparten.
Y si Jesús es Rey del universo, María también lo es. Todas las
criaturas que sirven a Dios, deben también servir a María. Los
ángeles, los hombres y todas las cosas que están en el cielo y en la
tierra, sometidos como están al imperio de Dios, lo están igualmente
al dominio de la Virgen. “Continúa pues, María, continúa reinando
en paz; dispón muy libremente de los bienes de tu hijo como
reina, madre y esposa del Rey. Tú eres Reina; te pertenecen la
realeza y el poder sobre todas las criaturas”.
(san Alfonso María de Ligorio, Las Glorias de María)

El tercer aspecto (de la Asunción), está expresado por las palabras


del salmo responsorial, y el lenguaje poético de ese salmo lo expresa:

168 Esposa de la Trinidad


la hija del rey, vestida de brocados preciosos entra para ocupar su
lugar al lado del trono del rey. “Tu trono, oh Dios, subsistirá por
siempre jamás, cetro de equidad es el cetro de tu reino” (Salmo 45
(44), 7). En la redención se renueva el reino de Dios, comenzado
en la creación misma y lacerado luego en el corazón del hombre
por el pecado.
María, Madre del Redentor, es la primera en participar de ese reino
de gloria y de unión con Dios en la eternidad. Su nacimiento en el
cielo es el comienzo definitivo de la gloria que los hijos y las hijas
de esta tierra deben alcanzar en Dios mismo, en virtud de la
Redención de Cristo.
En efecto, la Redención es el fundamento de la transformación de
la historia del cosmos en el reino de Dios. María es la primera de
los redimidos. También en ella ha comenzado ya la transformación
del cosmos en el reino de Dios. Esto es lo que expresa el misterio
de su Asunción al cielo: el nacimiento en el cielo, con su alma y su
cuerpo.
(Juan Pablo II, Lourdes, Homilía del 15 de agosto de 1983)

CONSAGRACIÓN

Oh María, que vives en el pensamiento del Padre,


Oh María, que vives en el cuerpo de Cristo,
Oh María, que vives en las lágrimas del Espíritu.

Oh Madre de todos los vivientes,


en el Corazón de la Santísima Trinidad,
me consagro a ti.

Oh María, que vives en el seno Padre,


Oh María, que vives en el Corazón del Hijo,
Oh María, que vives en la efusión del Espíritu.

Oh Madre de los vivientes,


en el Corazón de la Santísima Trinidad,
me consagro a ti.

En el seno de la Trinidad 169


Oh María, coronada por la ternura del Padre,
Oh María, coronada por la mano traspasada del Hijo,
Oh María, coronada por el ardor del Espíritu Santo.

Oh Madre de los vivientes,


en el Corazón de la Santísima Trinidad,
me consagro a ti.

Antífona

María, llena de gracia,


que resplandeciente de la belleza de Dios
avanzas a su encuentro,
como una esposa adornada de su amor.
(Liturgia de A. Gouzes)

Salmo 45 (44)

Me brota del corazón un canto de amor,


cantaré mis poemas en honor de mi Rey,
mi lengua vibra como ágil pluma de escribano.

Eres hermoso, el más hermoso


de los hijos de los hombres,
ilumina la gracia la palabra de tus labios.
Por eso, el Señor te bendijo desde siempre.

¡Cíñete la espada como un guerrero,


en el esplendor de tu gloria cabalga,
sube al combate,
defiende la verdad, salva a los pobres, hazles justicia!

¡Tensa la cuerda en el arco, que hace proezas tu diestra!


¡Bajo el impacto de tus flechas, se rinden los pueblos,
hieres el corazón de tus enemigos, ¡oh mi rey!

170 Esposa de la Trinidad


Tu trono, oh mi Señor, permanece para siempre;
el cetro de tu reino es cetro de equidad.
Amas la justicia y odias la iniquidad.

Por eso el Señor tu Dios te ha consagrado,


con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
La mirra y el áloe perfuman tus vestidos,
desde los palacios de marfil
las harpas tocan para deleitarte.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,


de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.

Escucha, hija mía: inclina el oído,


olvida tu pueblo y la casa paterna.
Prendado está el rey de tu belleza,
El es tu Señor, ¡póstrate ante él!

La ciudad de Tiro vendrá con regalos


y los grandes del pueblo buscarán tu favor.

Radiante de hermosura avanza la hija del rey,


espléndidamente vestida de perlas y brocado.
La conducen ante el rey con séquito de vírgenes,
doncellas la siguen, compañeras suyas.

Entre alegría y algazara el séquito avanza


al entrar en el palacio del rey.
En lugar de tus padres, tendrás hijos;
príncipes los harás por toda la tierra.

Quiero hacer memorable tu nombre


por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.

En el seno de la Trinidad 171


Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

172 Esposa de la Trinidad


2do día en el seno de la Trinidad:
María Reina de los corazones
(30° día)

Consagración a María Reina

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

¡Oh Espíritu Santo, Dios Amor, vínculo de la Santísima Trinidad en


el amor, tú reposas y te deleitas entre los hijos de los hombres en
la santa castidad que, por la influencia de tu fuerza y de tus encantos,
florece aquí abajo como rosa entre espinas.
¡Espíritu Santo! ¡Amor! ¡Amor! Dime cuál es el camino que conduce
a tan deliciosa estancia, dónde está el sendero de la vida que lleva
a esas praderas fecundadas de rocío divino, donde apagan su sed
los corazones sedientos. ¡Oh Amor, sólo tú conoces ese camino
que lleva a la vida y a la verdad! En ti se cumple la alianza llena de
delicias que une a las divinas Personas de la Santa Trinidad entre
sí. Por ti, oh Espíritu Santo, se esparcen en nosotros los más preciosos
dones. De ti proceden semillas fecundas que producen frutos de
vida. De ti emana tan dulce miel de delicias que sólo se encuentran
en Dios. Por ti descienden sobre nosotros las aguas fértiles de
bendiciones divinas, los dones tan preciosos del Espíritu, pero poco
frecuentes, ¡lamentablemente! en nuestra región.
(santa Gertrudis)

Creo en Dios…

Una decena del rosario por las intenciones de la Santísima


Virgen…

Mensaje de noviembre de 1991

En el seno de la Trinidad 173


“En la oración cotidiana, día a día, comenzarán a escuchar a
Dios que le habla a sus corazones. Necesitan aprender a
escuchar la voz de Dios en sus corazones. Dios siempre desea
hablarles, la oración es una conversación con él. Siempre
desea mostrarles lo que espera de ustedes y hacerles conocer
su voluntad. Por eso, oren, oren cada día con el corazón. Si
no oran, no podrán conocer su vocación.”

MEDITACIÓN

Así pues, cuando el Padre Eterno envía a nuestros corazones el


Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba, Padre!, cuando obramos y
cuando no obramos, es decir cuando él nos confiere ternura y
amor de hijo hacia el Padre del Cielo, entonces el mismo Espíritu
de Hijo nos hace tiernos y amantes hijos de esta dulce e infinitamente
amable Madre. Y en ese sentido, el Padre Eterno envía también a
nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Madre, Madre!
Porque es un solo y mismo Espíritu – el Espíritu de Cristo – que
suscita en las almas ese amor filial y esa vida en María, así como
suscita un amor filial y una vida en Dios; y todo aquello según el
modo en que fue realizado en nuestro Señor Jesús. Esto contiene
misterios, y yo callo guardando un santo silencio.
Pero cada uno puede tener experiencia de ello de acuerdo a la
medida de su amor.
(María de Santa Teresa, La unión mística en María)

Al anunciar el Año Mariano precisaba además que su clausura tendría


lugar el año próximo en la solemnidad de la Asunción de la Santísima
Virgen de los cielos, para resaltar así “la señal grandiosa en el
cielo”, de la que habla el Apocalipsis. De este modo queremos
cumplir también la exhortación del Concilio, que se vuelve hacia
María, “signo de esperanza segura y de consuelo para el pueblo de
Dios peregrinante”.

174 Esposa de la Trinidad


Esta exhortación la expresa el Concilio con las siguientes palabras:
“Ofrezcan los fieles súplicas insistentes a la Madre de Dios y Madre
de los hombres, para que ella, que estuvo presente en las primeras
oraciones de la Iglesia, ahora también, ensalzada en el Cielo sobre
todos los bienaventurados y los ángeles, en la comunión de todos
los santos, interceda ante su Hijo, para que las familias de todos los
pueblos, tanto los que se honran con el nombre de cristianos como
los que aún ignoran al Salvador, sean felizmente congregados con
paz y concordia en un solo Pueblo de Dios, para gloria de la
santísima e indivisible Trinidad. (LG nº69).
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater nº50)

CONSAGRACIÓN

Oh María, al consagrarme a ti me entrego al Amor, a su caricia


en la brisa del Espíritu pero también a su fuego devorador.
Me entrego a todos los misterios de la redención del mundo,
me entrego al amor incondicional del Padre por el mundo,
al crucificante amor del Hijo, al consumidor amor del Espíritu;
me entrego a los siete dolores de tu Corazón y a sus siete
gozos, me entrego a todo lo que tu amor espera de mí. Oh
María, te hago don de mi corazón para que lo unas al tuyo, al
de tu Hijo, al del Padre, para que lo unas a los corazones que
están en el tuyo. Dispón de mi corazón, oh Reina mía, para
que no te rehuse nada, para que no rehuse nada al amor que
lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.

Antífona

¡Oh Reina del Paraíso! Madre del Amor santo, puesto que tú eres la
más amable, la más preciosa a Dios entre todas las criaturas, y su
privilegiada amante, recibe el amor del más miserable pecador
que está prendado de amor por ti.

En el seno de la Trinidad 175


Salmo 23 (22)

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.


Por prados de hierba fresca me apacienta,
hacia las aguas de reposo me conduce
y reconforta mi alma.

Me guía por senderos de justicia


por el amor de su Nombre.
aunque pase por un valle de tinieblas,
no temo ningún mal, porque tú vas conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Tú preparas ante mí una mesa


frente a mis enemigos;
unges con perfume mi cabeza
y mi copa rebosa.

Irán conmigo la dicha y tu favor


mientras dure mi vida,
mi mansión será la casa del Señor
por largos, largos días.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

176 Esposa de la Trinidad


3er día en el seno de la Trinidad:
María Reina de la Unidad
(31° día)

Consagración por la unidad de la Iglesia

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Dando tu vida por nosotros,


entregas tu Espíritu al Padre,
reúnes a la humanidad salvada:
¡y fluyen de tu seno ríos de agua viva!

Venimos a ti, todos los que estamos sedientos.


El Espíritu reposaba en ti
cuando del cielo una voz se oyó:
“Tú eres mi Hijo muy amado,
tienes todo mi favor”.

Hijos de Dios, sí, nosotros también lo somos


puesto que en nuestros corazones tu Espíritu clama:
”¡Abba, Padre!”
El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven!
Aquel que escuche, diga: ¡Ven!
(Oración de las Iglesias Orientales, Vigilia de Pentecostés, T II)

Creo en Dios…

Una decena del rosario por las intenciones de la Santísima


Virgen…

Mensaje del 25 de abril de 1988

En el seno de la Trinidad 177


“Queridos hijos, Dios desea hacerlos santos y es por eso que
los invita a través mío al abandono total. ¡Que la Santa Misa
sea vida para ustedes! Dénse cuenta que la Iglesia es la Casa
de Dios, el lugar donde los reúno y deseo mostrarles el camino
que conduce a Dios. ¡Vengan y oren! No estén mirando a los
demás ni los critiquen. Que sus vidas sean, en cambio, un
testimonio en el camino de la santidad. Las iglesias son dignas
de respeto y están consagradas porque Dios –que se hizo
hombre- vive en ellas día y noche. Por lo tanto, hijitos, crean
y oren para que el Padre les acreciente la fe y luego pidan lo
que necesiten. Estoy con ustedes y me regocijo por sus
conversiones. Los protejo con mi manto materno. Gracias
por haber respondido a mi llamado.

MEDITACIÓN

Los cristianos saben que no encontrarán la unidad sino cuando


ésta esté fundada en la unidad de su fe. Deben superar los
desacuerdos doctrinales no desdeñables con respecto al misterio y
al ministerio de la Iglesia y también algunas veces, sobre el lugar
de María en la obra de la salvación…
Profundizando lo uno y lo otro, iluminados unos por otros, los
cristianos deseosos de hacer lo que Jesús les dice, - como lo
recomienda su Madre – podrán progresar juntos en el “peregrinar
de la fe”, en el que María es siempre el ejemplo y que debe
conducirlos a la unidad querida por su único Señor y tan deseada
por aquellos que están muy atentos a la escucha de lo que hoy “el
Espíritu dice a las Iglesias” (Ap 2, 7. 11, 17).

Es ya un buen augurio que aquellas Iglesias y aquellas comunidades


eclesiales se unan a la Iglesia católica en los puntos fundamentales
de la fe cristiana, igualmente en lo que concierne a la Virgen María.
En efecto, la reconocen como Madre del Señor y estiman que aquello
forma parte de nuestra fe en Cristo, verdadero Dios y verdadero
hombre. La contemplan al pie de la Cruz, recibiendo a su hijo, el
discípulo amado, quien a su vez la recibe como Madre. Entonces,

178 Esposa de la Trinidad


¿por qué no considerarla como nuestra Madre común, que ora por
la unidad de la familia de Dios, y que nos “precede” a todos a la
cabeza del gran cortejo de testigos de la fe en el único Señor, el
Hijo de Dios, concebido en su seno virginal por el Espíritu Santo?
(Juan Pablo II)

CONSAGRACIÓN

Adán y Eva en el paraíso, reinaban sobre la creación en una


perfecta unidad y en armonía. María, tú eres la nueva Eva y
tu Hijo amado el nuevo Adán; por la unión de sus Corazones
en la alegría, el sufrimiento y la gloria, reinan en la armonía
de la nueva creación que es la Iglesia, inmaculada en su
misterio, nacida del Costado abierto de Jesús y del infinito
dolor de tu Corazón. Oh María, yo quiero decir con Teresita:
“En el corazón de mi Madre, la Iglesia, seré el amor”.
Me consagro totalmente a ti, Madre perfecta de un cuerpo
perfecto, para que la Iglesia aparezca sin mancha ni arruga
el día de la venida del Esposo; María, Madre de la Iglesia, Madre
de la unidad de todos sus miembros.

Antífona

Si por la falta de Adán


la muerte reinó en el mundo,
por la muerte de un solo Justo
la gracia sobreabunda para todos;
en ti, Virgen purísima,
resplandece la aurora de la salvación,
más joven que nuestro pecado,
eres la primera de los salvados.
(Liturgia de A. Gouzes)

En el seno de la Trinidad 179


Oración sacerdotal Jn 17, 1-3.17-26

Padre, ha llegado la hora:


glorifica a tu Hijo,
para que tu Hijo te glorifique a ti.

Y que según el poder que le has concedido


sobre toda carne,
dé también vida eterna
a todos los que tú les has dado.
Esta es la vida eterna:
que te conozcan a ti,
el único Dios verdadero,
y al que tú has enviado, Jesucristo.

Conságralos en la verdad:
tu Palabra es la verdad.
Como tú me has enviado al mundo,
yo también los envío al mundo.

Por ellos me consagro,


para que también ellos
sean consagrados en la verdad.

No ruego solamente por ellos,


sino también por los que,
gracias a su palabra
creerán en mí.

Que todos sean uno:


como tú, Padre, estás en mí
y yo en ti,
que también ellos estén en nosotros,
para que el mundo crea
que tú me enviaste.

180 Esposa de la Trinidad


Yo les he dado la gloria
que tú me diste,
para que sean uno,
como nosotros somos uno
- yo en ellos y tú en mí -
para que sean perfectamente uno
y el mundo conozca que tú me has enviado
y que los has amado como me amaste a mí.

Padre, quiero que los que tú me diste


estén conmigo donde yo esté,
para que contemplen la gloria que me has dado,
porque me amabas
antes de la creación del mundo.

Padre justo, el mundo no te ha conocido,


pero yo te conocí y ellos reconocieron
que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre
y se los seguiré dando a conocer,
para que el amor con que tú me amaste esté en ellos,
y yo también esté en ellos.

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

En el seno de la Trinidad 181


4to día en el seno de la Trinidad:
María Reina de la Paz
(32° día)

Consagración a María, Reina de la Paz

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Oh Espíritu de Dios, Espíritu de luz y de verdad,


mora constantemente en mi alma
por tu divina gracia.
Que tu soplo disipe las tinieblas
y que en tu luz
las buenas acciones se multipliquen.

Oh Espíritu de Dios,
Espíritu de Amor y de Misericordia
que viertes en mi corazón el bálsamo de la confianza,
que tu gracia confirme mi alma en el bien
y le dé una fuerza invencible: la constancia.

Oh Espíritu de Dios, Espíritu de paz y de alegría,


que reconfortas mi corazón sediento,
vierte en él la fuente viva del Amor divino
y hazlo intrépido en la lucha.
Oh Espíritu de Dios, amabilísimo huésped de mi alma,
anhelo por mi parte guardarte fidelidad,
tanto en los días alegres
como en las horas de sufrimiento;
ansío, Espíritu de Dios,
vivir siempre en tu presencia.

Oh Espíritu de Dios, que impregnas mi ser


haciéndome conocer tu vida divina y trinitaria

182 Esposa de la Trinidad


y me inicias en tu Ser divino;
así, unida a ti, mi vida ya es eterna.
(sor Faustina)

Creo en Dios…

Una decena del rosario por las intenciones de la Santísima


Virgen…

Mensaje del 25 de setiembre de 1986


“Queridos hijos les pido que, a través de sus vidas, hagan ver
a los demás qué es la paz, para que ellos también comiencen
a buscarla de verdad. Ustedes, queridos hijos, viven en la paz
y no pueden comprender lo que significa no tenerla. Por eso,
los invito a ayudar con su oración y con sus vidas, a destruir
lo que hay de malo en el ser humano, a desenmascarar el
engaño del que se sirve Satanás. Oren para que la verdad
prevalezca en todos los corazones. Gracias por haber
respondido a mi llamado”.

MEDITACIÓN

María, estrella del mar, que resplandece sobre toda la tierra,


reanimando a las almas más que a los cuerpos. Ella es aquella
espléndida estrella que se eleva sobre la inmensidad del mar,
brillando por sus méritos, iluminando con su ejemplo.
¡Oh! Tú que te sientes lejos de tierra firme, a la deriva en este
mundo, en medio de tormentas y tempestades, no quites los ojos
de la luz de este astro si no quieres zozobrar. Si el viento de las
tentaciones se levanta, si el escollo de las tribulaciones se alza ante
tu ruta, mira la estrella, invoca a María. Si te encuentras envuelto
en la marea del orgullo, de la ambición, de la murmuración, de la
envidia, mira la estrella, llama a María. Si la cólera, la avaricia, los
deseos impuros sacuden la navecilla de tu alma, mira hacia María.
Si turbado por la enormidad de tus crímenes, avergonzado por la
liviandad de tu conciencia, espantado por el temor del juicio,

En el seno de la Trinidad 183


comienzas a dejarte llevar por la tristeza, a deslizarte en la
desesperación, piensa en María. En los peligros, las angustias, las
dudas, piensa en María, invoca a María.

Que su nombre no se aleje nunca de tus labios ni de tu corazón. Y


para obtener el socorro de su oración, no desprecies el ejemplo de
su vida. Siguiéndola estás seguro de no desviarte; suplicándole, de
no desesperarte; consultándole, de no equivocarte.
(san Bernardo)

El Cordero Inmolado vive llevando las señales de la Pasión en el


esplendor de la Resurrección. Sólo él domina todos los
acontecimientos de la historia: rompe los “sellos” y en el tiempo y
más allá del tiempo proclama el poder de la vida sobre la muerte.
En la “Nueva Jerusalén”, es decir, en el nuevo mundo, hacia donde
tiende la historia de los hombres, “no habrá ya muerte, ni llanto, ni
gritos, ni fatigas porque el viejo mundo pasará” (Ap 21,4).
Y mientras, como pueblo peregrino, pueblo de vida y para la vida,
caminamos confiados hacia “un cielo nuevo y una tierra nueva”
(Ap 21,1), dirigimos la mirada a aquella que es para nosotros “señal
de esperanza cierta y de consuelo”.
Oh María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes, a ti
confiamos la causa de la vida: mira, oh Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se les
hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de la violencia
inhumana; de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad. Haz que quienes creen en tu Hijo sepan
anunciar a los hombres de nuestro tiempo, con firmeza y con amor,
el Evangelio de la vida. Alcánzales la gracia de acogerlo como don
siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda
su existencia y la valentía de testimoniarlo con activa tenacidad,
para construir junto con todos los hombres de buena voluntad, la
civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios
Creador y amante de la vida.
(Juan Pablo II, El Evangelio de la vida, nº 105)

184 Esposa de la Trinidad


CONSAGRACIÓN

María, Flor de Galilea, Hija de David, eres el templo que tu


padre no pudo construir a pesar del ingenio del profeta Natán:
“El Señor está contigo”. Eres el velo del templo y el lugar
sagrado, el arca y la puerta que conduce al corazón del
santuario. Eres Jerusalén, la ciudad Santa, cuyos miembros
forman un cuerpo, “Ciudad que ve la paz”, esposa del Mesías,
Príncipe de la paz, eres la Reina de la Paz y nos das a Aquel
que da la paz no como la da el mundo, sino como sólo Dios
puede establecerla.
¡Oh María!, me consagro totalmente a ti para ser un artesano
de paz, artesano de la presencia divina que salva y restablece
la alianza del hombre con el mundo, del hombre con Dios.

Antífona

¡Oh María! Mar sereno, dispensadora de paz, María, ¡tierra fecunda!


Eres el árbol nuevo que llevaste en tu seno la Flor fragante del
Verbo, Hijo único de Dios. En ti, tierra fecunda, fue sembrado el
Verbo. Eres al mismo tiempo tierra y árbol.

Salmo 72 (71)

Concede, Señor, tu juicio al rey


y al hijo de reyes tu justicia,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pequeños con equidad.

Que las montañas traigan al pueblo la paz


y las colinas, la justicia.
El hará justicia a los humildes del pueblo,
salvará a los hijos de los pobres,
aplastará a sus verdugos.

Que dure tanto como el sol y la luna,


a lo largo de las generaciones;

En el seno de la Trinidad 185


que sea como lluvia que cae sobre el césped
y como rocío que humedece la tierra.

Que en sus días florezca la justicia


y abunde la paz, mientras dure la luna:
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra.

Ante él se doblará la bestia,


sus enemigos morderán el polvo;
los reyes de Tarsis y las islas le rendirán tributo.
Los reyes de Saba y de Seba le ofrecerán sus dones,
todos los reyes se postrarán ante él,
le servirán todas las naciones.

Porque él librará al pobre que suplica


y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre
y salvará la vida de los indigentes.
De la opresión, de la violencia, rescatará su alma,
su sangre será preciosa ante sus ojos.

Se rogará por él sin cesar,


todo el día se le bendecirá.
¡Abundancia de trigo habrá en la tierra,
hasta la cima de las montañas!
¡Como el Líbano al despertar sus frutos!
¡Floración como la hierba de la tierra!

¡Sea su nombre bendito para siempre,


que dure tanto como el sol!
¡Que él sea la bendición de todos los pueblos,
y todas las naciones lo proclamen feliz!

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,


el único que hace maravillas.
Sea bendito eternamente su Nombre glorioso

186 Esposa de la Trinidad


y que su gloria llene toda la tierra.
¡Amén! ¡Amén!

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)

Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el


mundo entero. (3 veces)

En el seno de la Trinidad 187


5to día en el seno de la Trinidad:
María, Madre de la Iglesia
(33° día)

Consagración de todo nuestro ser

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

INVOCACIÓN

Oh mi Dios, Trinidad que adoro,


ayúdame a olvidarme enteramente
para establecerme en vos,
inmóvil y apacible,
como si ya mi alma
estuviera en la eternidad.
Que nada pueda turbar mi paz,
ni me haga salir de vos,
oh mi Inmutable,
sino que cada minuto
me lleve más lejos
en la profundidad de tu misterio.

Pacifica mi alma,
haz de ella tu cielo,
tu mansión amada
y el lugar de tu reposo.
Que no te deje solo jamás,
sino que esté allí,
toda entera,
toda despierta en mi fe,
toda adoradora,
toda entregada
a tu acción creadora.

188 Esposa de la Trinidad


¡Oh mi Cristo amado,
crucificado por amor,
quisiera ser una esposa
para tu Corazón,
quisiera cubrirte de gloria,
quisiera amarte…
hasta morir!
Pero siento mi impotencia
y te pido me revistas de ti mismo,
que identifiques mi alma
con todos los movimientos de la tuya,
me sumerjas,
me invadas,
te substituyas en mí,
para que mi vida
no sea más que una irradiación de la tuya.
Ven a mí como Adorador,
como Reparador,
y como Salvador.

Oh Verbo eterno,
Palabra de mi Dios,
quiero pasar mi vida
escuchántote,
quiero hacerme toda enseñable,
para aprenderlo todo de ti.
Después, a través de todas las noches,
de todos los vacíos,
de todas las impotencias,
quiero afianzarme siempre en ti
y permanecer bajo tu gran luz.
Oh mi amado Astro
fascíname,
para que no pueda salir más
de tu resplandor.

En el seno de la Trinidad 189


¡Oh Fuego consumidor,
Espíritu de Amor,
”sobreven a mí”
para que se haga en mi alma
como una encarnación del Verbo:
que yo sea para él una humanidad sobreañadida
en la que él renueve todo su misterio.
Y tú, oh Padre,
inclínate hacia tu pobre y pequeña criatura,
”cúbrela con tu sombra”,
no veas en ella sino al “Bienamado”
a Aquel en quien has puesto
todas tus complacencias.

¡Oh mis Tres,


mi Todo,
mi Felicidad,
Soledad infinita,
inmensidad en que me pierdo,
me entrego a ti como una presa.
Sepúltate en mí,
para que yo me sepulte en ti,
esperando ir a contemplar
en tu luz
el abismo de tus grandezas.
(Isabel de la Trinidad)

Creo en Dios…

Una decena del rosario por las intenciones de la Santísima


Virgen…

Mensaje del 25 de febrero de 1993


“Queridos hijos, hoy los bendigo con mi bendición maternal
y los invito a todos a la conversión. Deseo que cada uno de
ustedes se decida a cambiar de vida y que cada uno trabaje

190 Esposa de la Trinidad


más en la Iglesia, no con palabras o con pensamientos sino
con el ejemplo, para que sus vidas sean un alegre testimonio
de Jesús. Ustedes no pueden decir que están convertidos,
porque su vida es una conversión diaria. Para entender qué
deben hacer, hijitos, oren y Dios les hará comprender
concretamente qué necesitan hacer y en qué necesitan
cambiar. Estoy con ustedes y los pongo a todos bajo mi manto.
Gracias por haber respondido a mi llamado.

MEDITACIÓN

Comprendamos bien que el cielo es la perfección de todo el ser, de


tal modo que la Santísima Virgen es más que nunca conferens omnia
verba haec in corde suo (aquella que guarda todas las cosas en su
corazón) y comulgar con su Corazón es responder a todo el amor.
Además, la comunión con el Corazón de María nos une a todos sus
deseos por todas las necesidades actuales de la Iglesia. No nos
toca a nosotros, pequeños como somos, el precisarlo. Comulguemos
con el Corazón de nuestra Madre, con aquella que se hace cargo
de todas las preocupaciones, y ella nos llevará al seno de la gloria
verdadera de Dios y de las necesidades reales de la Santa Iglesia.
Entreguémonos, entonces, a esta comunión sin condiciones de parte
nuestra, pero de tal modo abandonados a su acción, que pueda
llevarnos hacia tal misterio o hacernos orar por tal intención. Pero
a decir verdad, la comunión en la noche de la fe, abstracción hecha
de todo concepto personal y de todo deseo, comprende todo y
nos permite realizar nuestra misión de amor ante Dios y frente a
nuestros hermanos. Aprovechemos del contacto con tal miseria
para comulgar con la inmensa plegaria de María por eso y por todo.
Entreguémonos a María para procurarle la alegría maternal de
hacernos el bien, comunicándonos amor, y así llevarnos a amar a
su divino Hijo y a sus demás hijos, nuestros hermanos.
El Corazón de María es el hogar del amor. Sólo depende de nosotros
mantenernos en él por la fe y la confianza. De este modo seremos
abrazados.
(Padre Gabriel Jacquier, La Vida Mariana, Los Libritos Negros)

En el seno de la Trinidad 191


El acto (de consagración) habla de la “esclavitud” y contiene una
paradoja semejante a aquellas palabras del Evangelio, según las
cuales es necesario perder su vida para encontrarla (Mt 10,39). El
amor, en efecto, constituye la realización de la libertad, pero al
mismo tiempo de la pertenencia, es decir, el hecho de no ser libre
forma parte de su esencia. Sin embargo, el hecho “de no ser libre”
en el amor no es percibido como una esclavitud, más bien como
una afirmación de libertad y como su realización. El acto de
consagración en la esclavitud indica, entonces, una dependencia
singular y una confianza sin límites. En ese sentido, la esclavitud
(la no-libertad), expresa la plenitud de la libertad, como el Evangelio
habla de la necesidad de perder su vida para encontrarla en su
plenitud.
(Juan Pablo II, viaje a Jasna Gora en Polonia, 4 de junio de 1979)

CONSAGRACIÓN

Me consagro hoy en la Comunión María Reina de la Paz a la


muy Santa Trinidad por medio de María, mi Madre.
Me entrego y consagro totalmente a su Corazón Inmaculado,
para ir guiada de su mano a la morada del Corazón humano
y divino de Jesús.
En espíritu de reparación y de adoración, me hago servidor
de la humilde sierva del Señor para ser todo de El por Ella,
con Ella y en Ella, ya que el Señor quiso confiarle a Ella todo
el orden de la misericordia.
Por ello me comprometo a hacer lo que mi Reina y mi Madre
nos ha pedido en Fátima y en Medjugorje, a saber: el ayuno y
el rezo del santo rosario, a tener una vida intensamente
sacramental y a leer amorosamente la Palabra de Dios, a
ofrecerle pequeños sacrificios y a consagrar mi vida al triunfo
de su Corazón Inmaculado. Amén.

192 Esposa de la Trinidad


CANTO DE CONSAGRACIÓN

Oh María que vives en el pensamiento del Padre


Oh María que vives en el cuerpo de Cristo,
Oh María que vives en las lágrimas del Espíritu,

Madre de todos los vivientes,


en el Corazón de la muy santa Trinidad,
me consagro a ti, oh María.

Oh María que vives en el seno del Padre,


Oh María que vives en el Corazón del Hijo,
Oh María que vives en la efusión del Espíritu,

Madre de todos los vivientes,


en el Corazón de la muy santa Trinidad,
me consagro a ti, oh María.

Oh María coronada por la ternura del Padre,


Oh María coronada por la mano traspasada del Hijo,
Oh María coronada por el ardor del Espíritu Santo,

Madre de todos los vivientes,


en el Corazón de la muy santa Trinidad,
me consagro a ti, oh María.
(hno. Efraim)

‡ Ha llegado el momento solemne donde cada uno personalmente


y por escrito va a comprometerse, en el curso de una Eucaristía a
vivir esta consagración.

A continuación encontrarán un modelo del Acto de Consagración


individual.
Agradecemos nos hagan llegar copia del mismo o de los datos de las
personas consagradas:

En el seno de la Trinidad 193


Comunión María Reina de la Paz
Casilla de Correo 18 Suc. 12 (B)
1412 Buenos Aries
e-mail: [email protected]

194 Esposa de la Trinidad


ACTO DE CONSAGRACIÓN
En este día de gracia, en presencia de la Iglesia Celestial y
humana renuevo solemnemente mi consagración bautismal
y la del mundo a Dios, mi Creador y Salvador, Padre, Hijo y
Espíritu Santo por el Corazón Inmaculado de María, mi madre.

Renuncio definitivamente a Satanás y toda forma


de mal.

Me entrego íntegramente y para siempre a la muy Santa


Trinidad. Decido hoy, con el auxilio de la gracia de Dios,
abandonarme totalmente en la hora de mi muerte en el
Corazón de Jesús mi Salvador.

Me coloco bajo la protección de la Sagrada Familia de


Nazaret, para vivir en su amor por el Camino, la Verdad y la
Vida que conducen a la Luz Eterna.
Amen.

Firma: Fecha:

Nombre y Apellido:
Dirección:
Localidad:
Teléfono:
E-mail:

En el seno de la Trinidad 195


196
Oraciones Ad Libitum

197
198 Oraciones Ad Libitum
Oración de abandono a María

María, como Jesús niño, me abandono en tus brazos al calor de tu


corazón amante, a la seguridad que procura la dulzura de tu mirada
maternal.

Yo sé que tú me amas con un amor de preferencia y que sin


considerar mis pecados, me has elevado a la dicha de reposar en
tu Corazón Inmaculado.

Acepto morar sin fuerza en la paja de la pobreza y la indigencia ya


que tú me has revestido con la más cálida de las ternuras.

Oh María, eco de Dios, tu voz me tranquiliza, es efusión del Espíritu


que te abrazó con su sombra, y en tu regazo, trono de la sabiduría,
abandono toda preocupación.

Oh Madre mía, amante hasta el transpasamiento, como Jesús


descendido de la cruz, me entrego en tus brazos, y en la noche del
mundo yo sé que mi felicidad es fruto de tus lágrimas.

Es muy sencillo estar unido a ti y disfrutar de la unión perfecta que


te une a Aquel de quien se dice: mi Amado es para mí y yo soy
para mi Amado.

María, mi paloma acurrucada en la grieta de la roca que nos salva,


tú que cantas el cántico del dolor y de la alegría en la llaga del
Corazón de tu Hijo y me arrebatas con una dulzura y una embriaguez
más dulce que la del vino por una de tus miradas, permanezco
suspendido en la Cruz, y allí me quedo todo extasiado, en ti
dormido, fijado al árbol del Paraíso restituido.

(hno. Efraim)

Oraciones Ad Libitum 199


Acto de Ofrenda y de Consagración del mundo al
Corazón Inmaculado de María, Juan-Pablo II
(Anunciación 1984)

1. Bajo el amparo de tu misericordia, nos refugiamos, ¡Santa Madre


de Dios!

Al pronunciar las palabras de esta antífona con la cual la Iglesia de


Cristo ora desde hace siglos, nos encontramos hoy ante ti, oh Madre,
en el año jubilar de la Redención.
Estamos unidos a los pastores de la Iglesia con un lazo particular,
constituyendo un cuerpo y un colegio, de la misma manera que,
según la voluntad de Cristo, los Apóstoles constituyeron con Pedro
un cuerpo y un colegio.
En el vínculo de esta unidad pronunciamos las palabras de este
acto, en el cual deseamos reunir una vez más las esperanzas y las
angustias de la Iglesia en el mundo de hoy.
Hace cuarenta años – y nuevamente después, diez años más tarde
– tu servidor el papa Pío XII, teniendo ante sus ojos las dolorosas
experiencias de la familia humana, confió y consagró a tu Corazón
Inmaculado el mundo entero, y especialmente los pueblos que,
por su situación, son de una manera particular, el objeto de tu
amor y tu solicitud.

¡Ese mundo de los hombres y de las naciones, lo tenemos también


hoy ante nuestros ojos: el mundo del segundo milenio que va a
terminar, el mundo contemporáneo, nuestro mundo! Recordando
las palabras del Señor: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean
mis discípulos … Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del
mundo” (Mt. 28, 19-20), la Iglesia ha reavivado en el Concilio
Vaticano II, la conciencia de su misión en este mundo.

Por eso, oh Madre de los hombres y de los pueblos, tú que conoces


todos sus sufrimientos y sus esperanzas, tú que sientes de un modo
maternal todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las
tinieblas, que sacuden el mundo contemporáneo, recibe el llamado
que por impulso del Espíritu Santo, dirigimos a tu mismo Corazón,

200 Oraciones Ad Libitum


y con tu amor de Madre y de Sierva del Señor, abraza nuestro
mundo humano que te ofrecemos y consagramos, llenos de
inquietud por el destino terrestre y eterno de los hombres y de los
pueblos.

Te ofrecemos y consagramos de una manera especial a los hombres


y las naciones que tienen particularmente necesidad de esta ofrenda
y esta consagración. “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre
de Dios. No desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras
necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro”.

2. Ante ti, Madre de Cristo, ante tu Corazón Inmaculado queremos


hoy, con toda la Iglesia, unirnos a la consagración que tu Hijo hizo
de él mismo al Padre por amor a nosotros: “Por ellos – dijo él – me
consagro a mí mismo, para que ellos sean consagrados en la verdad”
(Jn 17,19). En esta consagración por el mundo queremos unirnos a
nuestro Redentor, pues en su Corazón divino, ella tiene poder para
alcanzar el perdón y procurar la reparación.
El poder de la consagración permanece a través del tiempo, abraza
a todos los hombres, pueblos y naciones, supera todo mal que el
espíritu de las tinieblas es capaz de despertar en el corazón del
hombre y en su historia y que, de hecho, él ha despertado en
nuestra época.

¡Cuán profundamente sentimos la necesidad de esta consagración


para la humanidad y para el mundo contemporáneo, en la unidad
de Cristo mismo! En efecto, el mundo debe participar en la obra
redentora de Cristo a través de la Iglesia.
Es lo que manifiesta el presente Año de la Redención, Jubileo
extraordinario de toda la Iglesia.

En este año santo, ¡bendita seas!, por encima de toda criatura, tú la


Sierva del Señor, que obedeciste plenamente al llamado divino!
¡Te saludamos a ti que estuviste enteramente unida a la consagración
redentora de tu Hijo!
¡Madre de la Iglesia! ¡Enseña al pueblo de Dios los caminos de la
fe, de la esperanza y de la caridad! ¡Ayúdanos a vivir en la verdad

Oraciones Ad Libitum 201


de la consagración de Cristo por toda la familia humana del mundo
contemporáneo!

3. Confiándote, oh Madre, a todos los hombres, todos los pueblos


y el mundo, te confiamos también la consagración misma del mundo
y la ponemos en tu Corazón materno.

¡Oh Corazón Inmaculado! ¡Ayúdanos a vencer la amenaza del mal


que se enraiza tan fácilmente en el corazón de los hombres de hoy
y que, con sus inconmensurables efectos, pesa ya en la vida actual
y parece cerrar los caminos hacia el porvenir!

Del hambre y de la guerra, ¡líbranos!


De la guerra nuclear, de una incalculable autodestrucción, de toda
clase de guerras, ¡líbranos!
De los pecados contra la vida del hombre desde sus primeros
momentos, ¡líbranos!
Del odio y de la degradación de la dignidad de los hijos de Dios,
¡líbranos!
De la facilidad con que pisoteamos los mandamientos de Dios,
¡líbranos!
De la tentativa de apagar en los corazones humanos la verdad
misma de Dios, ¡líbranos!
De la pérdida de la conciencia del bien y del mal, ¡líbranos!
De los pecados contra el Espíritu Santo, ¡líbranos!

¡Escucha, oh Madre de Cristo, ese grito cargado del sufrimiento de


todos los hombres! ¡Cargado del sufrimiento de sociedades enteras!

Ayúdanos, por el poder del Espíritu Santo, a vencer el pecado del


hombre y el “pecado del mundo”, el pecado bajo todas sus formas.
Que se levante una vez más en la historia del mundo el infinito
poder salvífico de la Redención, el poder del ¡Amor Misericordioso!
¡Que él detenga el mal! ¡Que él transforme las conciencias! ¡Que en
tu Corazón Inmaculado se manifieste para todos la luz de la
esperanza!
(Juan Pablo II)

202 Oraciones Ad Libitum


Letanías de la Santísima Virgen

Señor, ten piedad de nosotros


Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros

Santa María, ruega por nosotros


Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre sin mancha,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de Sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Templo del Espíritu Santo,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,

Oraciones Ad Libitum 203


Vaso insigne de devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los ángeles,
Reina de los patriarcas,
Reina de los profetas,
Reina de los apóstoles,
Reina de los mártires,
Reina de los confesores,
Reina de las vírgenes,
Reina de todos los santos,
Reina concebida sin mancha de pecado original,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la paz,

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos


Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos
Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,


para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro
Señor Jesucristo. Amén.

204 Oraciones Ad Libitum


Letanías del Purísimo Corazón de María

Señor, ten piedad de nosotros


Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros

Corazón de María, ruega por nosotros.


Corazón de María, objeto de las complacencias del Corazón de
Dios,
Corazón de María, unido al Corazón de Jesús,
Corazón de María, voz del Espíritu Santo,
Corazón de María, santuario de la adorable Trinidad,
Corazón de María, tabernáculo del Verbo encarnado,
Corazón de María, preservado de la mancha del pecado original,
Corazón de María, tesoro inmenso de gracia
Corazón de María, bendito entre todos los corazones,
Corazón de María, trono resplandeciente de gloria,
Corazón de María, abismo de humildad,
Corazón de María, holocausto perfecto del amor divino,
Corazón de María, atado a la Cruz con Jesucristo,
Corazón de María, fuente de consuelo para los afligidos,
Corazón de María, refugio seguro de los pecadores,
Corazón de María, esperanza de los agonizantes,
Corazón de María, sede de misericordia.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos


Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos
Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros.

Oraciones Ad Libitum 205


V/ María, Virgen sin mancha, dulce y humilde de corazón,
R/ Haz mi corazón semejante al Corazón de Jesús.

Himno Acatistós

Alégrate, resplandor de gozo,


Alégrate, por ti el mal desaparece,
Alégrate, tú que levantas a Adán de su caída,
Alégrate, tú que rescatas el llanto de Eva.

Alégrate, montaña inaccesible al pensamiento del hombre,


Alégrate, milagro proclamado por los ángeles,
Alégrate, eres de veras trono y palacio del Rey,
Alégrate, llevas en ti al que lo sostiene todo.

Alégrate, Madre del Cordero y del Pastor,


Alégrate, aprisco del único rebaño.
Alégrate, misterio de la Sabiduría divina,
Alégrate, Madre de la Luz sin ocaso.

Alégrate, tú que inspiras la palabra de los apóstoles,


Alégrate, pues tu enseñanza supera toda ciencia,
Alégrate, tú que iluminas el espíritu de los creyentes,
Alégrate, fuerza de los testigos de Cristo.
Alégrate, plegaria ante el Juez justo y bueno,
Alégrate, perdón del que tuerce el sendero,
Alégrate, atavío que cubre al desnudo,
Alégrate, suprema ternura de todo amor.

Alégrate, tú que nos libras de la muerte y del sepulcro,


Alégrate, por quien el Paraíso se entreabre nuevamente,
Alégrate, llave del Reino de Cristo,
Alégrate, esperanza de los bienes eternos.

Alégrate, templo de toda la inmensidad de Dios,


Alégrate, joya de la Sabiduría divina,

206 Oraciones Ad Libitum


Alégrate, oh tierra de la promesa,
Alégrate, tabernáculo del Dios Viviente.

Alégrate, Arca dorada por el Espíritu,


Alégrate, tesoro inagotable de vida,
Alégrate, tú que nos das al Dios de Amor,
Alégrate, tú que nos abres las puertas del Paraíso.

Alégrate, jardín del Señor, amigo de los hombres,


Alégrate, tú que alumbras al Sembrador de nuestra vida,
Alégrate, escala por la cual Dios descendió del cielo,
Alégrate, gozo de todas las generaciones.

Alégrate, regazo nupcial del Verbo de Dios,


Alégrate, unión de los fieles en Cristo,
Alégrate, sierva del festín de Bodas,
Alégrate, resplandeciente puerta de la luz.

Alégrate, lucero que el Sol nos anuncia,


Alégrate, por ti Dios se hace niño pequeño,
Alégrate, pues renuevas a toda criatura,
Alégrate, en ti adoramos al Creador.

Alégrate, inicio de las maravillas de Cristo,


Alégrate, tú que nos abres al inefable secreto,
Alégrate, fe de quienes oran en silencio,
Alégrate, abismo impenetrable a los ángeles.

Alégrate, resplandor del Sol verdadero,


Alégrate, destello de la Luz sin ocaso,
Alégrate, tú que llevaste en el seno la Luz inaccesible,
Alégrate, fulgor que iluminas nuestros corazones.

Alégrate, tú que al nacer hiciste brotar sobre el mundo raudales


de agua viva,
Alégrate, viva imagen del agua del bautismo,
Alégrate, copa donde bebemos alegría,

Oraciones Ad Libitum 207


Alégrate, fuente inagotable de alborozo.

Alégrate, por ti el infierno es despojado,


Alégrate, tú que conoces el esplendor de la gracia,
Alégrate, tú que haces inquebrantable nuestra fe,
Alégrate, tú que nos revistes de gloria.

Alégrate, resplandor de la Resurrección,


Alégrate, árbol cuyo fruto misterioso nutre a los fieles,
Alégrate, bosque frondoso y fresco que a todos cobija,
Alégrate, clemencia de Dios para con los pecadores.

Alégrate, por ti la tierra se alegra con los cielos,


Alégrate, por ti con los cielos exulta la tierra,
Alégrate, aurora del día sin ocaso,
Alégrate, columna de fuego que nos guía en las tinieblas.

Alégrate, Virgen escogida por el Padre desde siempre,


Alégrate, Madre del Hijo que vino a salvar a los hombres,
Alégrate, morada del Espíritu Santo,
Alégrate, por ti damos gracias a la Trinidad Santa.

Magnificat

Proclama mi alma la grandeza del Señor,


exulta mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,


porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:


dispersa a los soberbios de corazón,

208 Oraciones Ad Libitum


derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,


acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros Padres-
a favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Sub Tuum

Bajo tu amparo nos acogemos,


Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
Virgen gloriosa y bendita.
(Texto del siglo III)

Ave Maris Stella

Salve, estrella del mar,


santa Madre de Dios,
Madre siempre Virgen,
dichosa puerta del cielo.

Tú, que fuiste saludada


por el ángel Gabriel,
Madre de los vivientes, nueva Eva,
concédenos la paz.

Oraciones Ad Libitum 209


Rompe los lazos de los pecadores,
da luz a los ciegos,
aléjanos del mal,
alcánzanos de Dios el gozo.

Muestra siempre que eres Madre:


que reciba de ti nuestras oraciones,
aquel que se hizo tu Hijo,
aquel que por nosotros se hizo carne.

Oh Virgen sin igual,


Virgen dulce entre todas,
alcánzanos el perdón,
danos un corazón humilde y puro.

Haz santa nuestra vida,


haz segura nuestra ruta
para que, contemplando a Jesús,
compartamos sin fin tu alegría.

Alabanza a Dios Padre,


gloria a Cristo soberano,
como al Espíritu Santo,
a los Tres el mismo honor.

Stabat Mater

De pie, la Madre dolorosa


junto a la cruz en lágrimas estaba
ante su Hijo suspendido.

En su alma que gemía,


toda rota, adolorida,
estaba la espada hundida.

210 Oraciones Ad Libitum


¡Qué triste y afligida estaba,
la Madre entre todas bendita,
la Madre del Hijo único!

¡Cómo le dolía, cómo sufría,


la tierna Madre, contemplando
a su divino Hijo atormentado!

¿Quién es aquel que sin llorar


podría ver a la Madre de Cristo
en un tal suplicio?

¿Quién podría sin sufrir como ella,


contemplar a la Madre de Cristo
dolorosa con su Hijo?

Por los pecados de todo su pueblo


ella lo vio en sus tormentos,
sufriendo los golpes de los latigazos.

Ella vio a su queridísimo hijo


morir en la desolación
mientras entregaba el espíritu.

Dígnate, oh Madre, manantial de amor,


hacerme probar tus sufrimientos
para que yo contigo llore.

Haz que en mi corazón arda un gran fuego,


para mejor amar a Cristo mi Dios
y que yo pueda agradarle.

Oh Santa Madre, dígnate pues,


grabar profundamente en mi corazón
las llagas del Crucificado.

Oraciones Ad Libitum 211


Tu hijo no es más que heridas,
él, que se digna sufrir por mí;
dame parte en sus penas.

¡Como buen hijo, que yo llore contigo,


que yo sufra con Cristo en la cruz,
cada día de mi vida!

Estar contigo junto a la cruz


y hacerme uno contigo,
es el deseo de mi dolor.

Virgen bendita entre las vírgenes,


no seas conmigo muy severa
y haz que contigo sufra.

¡Que lleve yo la muerte de Cristo,


que a su Pasión esté unido,
que en sus llagas medite!

¡Que de sus llagas sea herido,


que de la cruz me embriague
y de la sangre de tu Hijo!

Para no ser quemado entre las llamas,


toma mi defensa, Virgen María,
en el día del gran juicio.

Cristo, cuando parta yo de aquí,


haz que a través de tu Madre obtenga
la palma de la victoria.

En el momento en que mi cuerpo muera,


haz que a mi alma le sea concedida
la gloria del Paraíso.
(Jacobo de Todi, siglo XIII)

212 Oraciones Ad Libitum


Acuérdate

Acuérdate oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir


que ninguna de los que han recurrido a tu protección, implorado
tu asistencia y reclamado tu socorro, hayan sido desamparado de ti.
Animado por esta confianza, recurro a ti, oh Virgen de las vírgenes,
oh Madre nuestra y, gimiendo bajo el peso de mis pecados, me
atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. Oh Madre de
Dios, no desprecies mis súplicas, antes bien, dígnate acogerlas y
atenderlas benignamente. Amén.
(san Bernardo)

Salve Regina

Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve. A ti llamamos
los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos,
gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros
esos tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!

V/ Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.


R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro
Señor Jesucristo. Amén.

Oraciones Ad Libitum 213


Acto de consagración a la Inmaculada

Dígnate recibir mi alabanza,


oh Virgen bendita,
Inmaculada Concepción,
Reina del cielo y de la tierra,
refugio de los pecadores y madre amantísima
a quien Dios quiso confiar
todo el orden de la misericordia.
Heme aquí a tus pies,
yo,..........…, pobre pecador.
Te suplico, acepta mi ser todo entero
como tu bien y propiedad.
Obra en mí según tu voluntad,
en mi alma y mi cuerpo,
en mi vida, mi muerte y mi eternidad.
Dispón de mí ante todo, como tú lo desees
para que se realice en fin lo que se ha dicho de ti:
“La mujer aplastará la cabeza de la serpiente”
y también: “Tú sola vencerás las herejías
en el mundo entero.”
Que en tus inmaculadas manos
tan ricas en misericordia,
llegue a ser un instrumento de tu amor
capaz de reanimar y dilatar plenamente
tantas almas tibias y extraviadas.
Así se extenderá sin fin
el reino del Corazón divino de Jesús.
Verdaderamente, tu sola presencia atrae las gracias
que convierten y santifican a las almas,
puesto que la gracia brota del Corazón divino de Jesús
sobre todos nosotros
pasando por tus manos maternales.
(san Maximiliano María Kolbe)

214 Oraciones Ad Libitum


Acto de abandono y de consagración a la Virgen María de la
Comunidad de las Bienaventuranzas.

María, Madre de las siete bienaventuranzas y de los siete dolores


del Espíritu Santo. María, hermana y amiga nuestra, Reina y Madre
nuestra. Madre del Cuerpo cuya Cabeza es Cristo, y en el que tú
has dado a luz a los miembros por los siete dolores de tu Corazón:
venimos a consagrarnos a ti en este día, Madre de la misericordia
infinita, Madre del Amor hermoso, para vivir en tu seno la
Encarnación del Verbo y en tus manos todos los misterios de Cristo
y de su abandono total al pie de la Cruz.
Madre de todas nuestras casas y de cada uno de nosotros, te
entregamos nuestras acciones, todo lo que emprendamos en el
nombre de Jesús. Te entregamos nuestras miserias y pobrezas, oh
refugio nuestro, para que las suframos por el mundo y que se
complete en el cuerpo comunitario lo que falta aún a la Pasión de
Cristo por su Cuerpo que es la Iglesia.
Hija de Sión, nos entregamos al Amor abandonándonos a ti y
ofrecemos nuestro cuerpo y nuestro corazón para que finalmente
se realice la Unidad entre todos los hijos de la misma Madre y que
la savia suba entre todas las raíces y las ramas del olivo.
María, tú que te has levantado para permanecer con nosotros en la
última efusión del Espíritu sobre el mundo, mediadora de todas las
gracias, nos consagramos a ti, para apresurar el Pentecostés de
Amor y el advenimiento de Cristo en Gloria. Amén.
(hno. Efraim)

Acto de consagración

Te escojo hoy, oh María,


en presencia de toda la corte celestial,
por Madre y Reina mía.
Te entrego y consagro
con toda sumisión y amor
mi cuerpo y mi alma,
mis bienes interiores y exteriores

Oraciones Ad Libitum 215


y hasta el valor de mis buenas acciones
pasadas, presentes y futuras,
dejándote entero y pleno derecho
de disponer de mí
y de todo cuanto me pertenece
sin excepción,
según tu agrado,
para mayor gloria de Dios
en el tiempo y la eternidad.
Amén
(san Luis María Grignion de Montfort)

Acto de ofrenda al amor misericordioso

¡Oh Dios mío, Trinidad bienaventurada! Deseo amarte y hacerte


amar, trabajar por la glorificación de la Santa Iglesia salvando a las
almas que están en la tierra y liberando aquellas que sufren en el
Purgatorio. Deseo cumplir perfectamente tu voluntad y llegar al
grado de gloria que me has preparado en tu reino. En una palabra,
deseo ser santa, pero siento mi impotencia y te pido, ¡oh Dios
mío!, que seas tú mismo mi santidad.

Puesto que me has amado hasta darme a tu único Hijo para que
fuera mi Salvador y mi Esposo, los tesoros infinitos de sus méritos
me pertenecen, te los ofrezco gustosa y te suplico que sólo me
mires a través de la Faz de Jesús y de su Corazón abrasado de
amor.

Te ofrezco también todos los méritos de los santos, sus actos de


amor y los de los ángeles. Finalmente te ofrezco, ¡oh bienaventurada
Trinidad! el amor y los méritos de la Santísima Virgen, mi Madre
querida. A ella le confío mi ofrenda y le ruego que te la presente.
Su divino Hijo, mi Esposo amadísimo, en los días de su vida mortal
nos dijo: “¡Todo lo que pidan al Padre en mi nombre se lo
concederá!” Estoy, por tanto segura de que escucharás mis deseos.
Lo sé bien, ¡oh Dios mío! cuánto más nos quieres dar, más nos

216 Oraciones Ad Libitum


haces desear. Siento deseos infinitos en mi corazón, y te pido
confiadamente que vengas a tomar posesión de mi alma. ¡Ah! No
puedo recibir la sagrada Comunión con la frecuencia que deseo;
pero, Señor ¿no eres acaso todopoderoso? Permanece en mí como
en el Tabernáculo, no te alejes nunca de tu pequeña hostia…

Quisiera consolarte de la ingratitud de los malvados, y te suplico


que me quites la libertad de disgustarte. Si por debilidad caigo
alguna vez, que tu mirada divina purifique de inmediato mi alma,
consumiendo todas mis imperfecciones, como el fuego que lo
transforma todo en sí mismo.

Te agradezco ¡oh Dios mío! Por todas las gracias que me has
concedido, especialmente por la de haberme hecho pasar por el
crisol del sufrimiento. En el último día te contemplaré gozosa,
llevando el cetro de la cruz. Puesto que te haz dignado regalarme
esta cruz tan preciosa, espero asemejarme a ti en el cielo y ver brillar
sobre mi cuerpo glorificado los sagrados estigmas de tu pasión.
Después de este destierro espero ir a gozar de ti en la Patria, pero
no quiero acumular tesoros para el Cielo; deseo trabajar tan sólo
por tu amor, con el único fin de complacerte, de consolar tu Sagrado
Corazón y de salvar almas que te amen eternamente.
En el ocaso de esta vida, compareceré ante ti con las manos vacías,
pues no te pido, Señor, que lleves cuenta de mis obras. Todas nuestras
justicias están manchadas a tus ojos. Quiero, por tanto, revestirme de
tu propia justicia, y recibir de tu amor la posesión eterna de ti mismo.
No deseo otro trono ni otra corona que tú mismo, ¡oh Amado mío!

A tus ojos, el tiempo es nada, un solo día es como mil años; puedes
en un instante prepararme para comparecer ante ti.

A fin de vivir en un acto de perfecto amor, me ofrezco como Víctima


de Holocausto a tu Amor Misericordioso, suplicándote me consumas
sin cesar, dejando que desborden en mi alma las oleadas de infinita
ternura que están encerradas en ti, para que así llegue a ser mártir
de tu amor, ¡oh mi Dios! Que este martirio, luego de haberme
preparado para comparecer ante ti, me haga finalmente morir y

Oraciones Ad Libitum 217


que mi alma se lance sin demora en el eterno abrazo de tu
misericordioso amor…

Deseo, ¡oh Amado mío!, renovarte esta ofrenda con cada latido de
mi corazón, un número infinito de veces, hasta que las sombras se
desvanezcan y que pueda repetirte mi amor en un cara a cara
eterno.
(santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz)

Acto de abandono y de ofrenda al amor


y a la voluntad de Dios

¡Dios eterno, Amor infinito! ¡Oh, Padre mío! Tú que le has pedido
todo a tu pequeña víctima, toma pues y recíbelo todo… En este
día, me entrego y me consagro a ti, por entero y sin retorno.

Dios mío, toma mi memoria y todos mis recuerdos, toma mi corazón


y todos sus afectos… toma mi inteligencia y todas sus facultades;
haz que sólo sirvan para mayor gloria tuya… toma toda mi
voluntad… por siempre la anonado en la tuya. ¡Ya no más lo que
yo quiera, oh mi muy dulce Jesús, sino siempre lo que quieras tú!
Tómame… recíbeme… dirígeme… guíame… Me entrego y me
abandono a ti… Me entrego a ti como una pequeña hostia de
amor, de alabanza, de acción de gracias, para la gloria de tu santo
Nombre, para el gozo de tu amor, el triunfo de tu Sagrado Corazón
y para el perfecto cumplimiento de todos tus designios para conmigo
y mi entorno.

¡Oh Dios mío, todo mi pobre ser es para ti!

Nada más mío… por mí… para mí… Renuncio por siempre a mí
misma y a todo, y me consagro por entero a la oración, al
sufrimiento, al amor.

218 Oraciones Ad Libitum


María, oh Madre mía querida, entrégame tú misma a Jesús, ofrécele
tú misma a Dios esta pequeña hostia. Que Él se digne venir a
habitar en ella, y reposar en su corazón como lo hace en su
tabernáculo. Para posarse, lamentablemente, sólo tendrá mi miseria;
pero encontrará al menos allí amor, agradecimiento, fidelidad,
generosidad, abandono, humilde y gozosa confianza que
desagravien, consuelen, regocigen, glorifiquen su Sagrado Corazón
y le den almas, en unión contigo, oh mi Madre muy querida.
(Martha Robin, 15 de octubre de 1925)

Consagración al Padre Eterno

Padre eterno, Dios de ternura y de fuerza, me consagro a ti por el


Espíritu de piedad filial que nos has enviado y por tu Hijo bienamado
que nos ha mostrado tu rostro de Padre de misericordia.

Todo lo que hay dentro mío suspira y gime Abba, te alaba, te


adora y te suplica que hagas volver el corazón de los hombres
hacia tu corazón de Padre, que te reconozcan y se reconcilien
contigo, que encuentren paz y consolación al reposar en tu seno.

Me consagro a ti que eres un Dios dispuesto al perdón, compasivo


y misericordioso, lento al enojo y de gran bondad, que no abandonas
a tus hijos. Me consagro a ti por medio del Corazón Inmaculado de
María que estaba en tu pensamiento desde siempre para venir a
morar en medio nuestro, por el Corazón traspasado de Jesús en
quien has puesto todo tu amor por la humanidad sufriente.

Oh Padre eterno engendra en mí a tu Hijo en el gozo del Espíritu


para que acceda a la plenitud de la luz bienaventurada donde
moras. Amén.
(hno. Efraim)

Oraciones Ad Libitum 219


Consagración del mundo y del tercer milenio
al Corazón Inmaculado de María
Por Juan-Pablo II

1. “Mujer, aquí tienes a tu Hijo!” (Jn 19,26)


Mientras llegamos al término del Año Jubilar, en el curso del cual
Tú, oh Madre, nos has regalado nuevamente a Jesús, el fruto bendito
de tu muy puro vientre, el Verbo hecho carne, el Redentor del
mundo, las palabras: “¡Mujer, aquí tienes a tu Hijo! adquieren una
dulzura especial, estas palabras nos remiten a ti, transformándote
en Madre nuestra. Al confiarte el apóstol Juan, y con él a los hijos
de la Iglesia, y aún a todos los hombres, Cristo, lejos de atenuar su
papel exclusivo de Salvador del mundo, lo confirmaba. Tú eres el
esplendor que no quita nada a la luz de Cristo, pues existes en Él
y por Él. En ti, todo es “fiat”: tú eres la Inmaculada, eres transparencia
y plenitud de gracia. He aquí a tus hijos reunidos en torno a ti, en
los albores de este nuevo milenio. Hoy, por la voz del sucesor de
Pedro, al cual se unen numerosos pastores congregados aquí
venidos de todas partes del mundo, la Iglesia desea refugiarse bajo
tu protección maternal e implora confiada tu intercesión frente a
los desafíos del porvenir.

2. En este año de gracia, muchas personas vivieron y actualmente


viven, superabundancia de alegría por la misericordia del Padre
que nos ha sido dada en Cristo. En las Iglesias particulares dispersas
a través del mundo, y aún más aquí en el centro de la cristiandad,
personas de las más diversas categorías han acogido este don.
Aquí, se sintió vibrar el entusiasmo de los jóvenes, aquí se elevó el
grito implorante de los enfermos. Aquí han venido sacerdotes y
religiosos, artistas, periodistas, trabajadores, hombres de ciencia,
niños, adultos, y todos han reconocido en tu Hijo bienamado al
Verbo de Dios hecho carne en tu seno. Obtén para nosotros, oh
Madre, por tu intercesión, que los frutos de este Año no se pierdan,
y que los gérmenes de gracia se desarrollen hasta llegar a la plenitud
de santidad a la que todos estamos llamados.

220 Oraciones Ad Libitum


3. Hoy, queremos confiarte el porvenir que nos espera, te pedimos
que nos acompañes por el camino. Somos los hombres y las mujeres
de una época extraordinaria, exultante y rica en contradicciones.
Hoy, la humanidad posee medios de potencia inaudita: puede hacer
de este mundo un vergel o reducirlo a un montículo de cenizas.
Ha adquirido capacidades extraordinarias de intervención en las
fuentes mismas de la vida: puede hacer uso de ellas para el bien,
en el marco de la ley moral, o dejar lugar al orgullo ciego de una
ciencia que no reconoce limitación alguna, al punto de pisotear el
respeto debido a todo ser humano. Hoy más que nunca, la
humanidad se encuentra frente a una encrucijada. Y una vez más, la
salvación está sólo y por completo, oh Virgen Santa, en tu Hijo Jesús.

4. Por eso, Oh Madre, como el Apóstol Juan, queremos recibirte en


casa (cf Jn 19,27), para que nos enseñes a formarnos a imagen de
tu Hijo. “Mujer, aquí tienes a tus hijos!” Estamos aquí, ante ti, para
confiar a tus cuidados maternales a nosotros mismos, a la Iglesia,
al mundo entero. Implora por nosotros a tu Hijo bienamado, para
que nos otorgue el Espíritu Santo en abundancia, Espíritu de verdad
que es fuente de vida. Acógelo por nosotros y con nosotros, como
lo hiciste en la primer comunidad de Jerusalén, reunida alrededor
tuyo el día de Pentecostés (cf Ac 1,14). Que el Espíritu abra los
corazones a la justicia y al amor, que conduzca las personas y las
naciones a la comprensión recíproca y a un firme deseo de paz. Te
confiamos todos los hombres, comenzando por los más débiles:
los niños por nacer y aquellos que nacieron en condiciones de
indigencia y de sufrimiento, los jóvenes en búsqueda del sentido
de sus vidas, las personas privadas de trabajo, aquellas probadas
por el hambre o la enfermedad. Te confiamos las familias desunidas,
las personas privadas de asistencia y todos aquellos que están solos
y desesperanzados.

5. Oh Madre, tú que conoces los sufrimientos y las esperanzas de


la Iglesia y del mundo, asiste a tus hijos en las pruebas cotidianas
que la vida reserva a cada uno y haz que, gracias a los esfuerzos de
todos, las tinieblas no prevalezcan sobre la luz. A ti, aurora de la
salvación, te confiamos nuestro caminar por el nuevo milenio, para

Oraciones Ad Libitum 221


que, bajo tu conducción, todos los hombres descubran a Cristo,
luz del mundo y único Salvador, que reina con el Padre y el Espíritu
Santo por los siglos de los siglos. Amen.

222 Oraciones Ad Libitum


Oraciones Ad Libitum 223
CARTA DE LA
COMUNIÓN MARIA REINA
DE LA PAZ

224 Carta de la Comunión


DULZURA – DOLOR – FERVOR

HACERLO TODO, SERLO TODO,


OFRECERLO TODO
POR LAS INTENCIONES DE LA VIRGEN

No pedir nada para sí mismo,


no negarle nada a María, buscar la santidad,
amando sin volverse sobre sí mismo,
sino dando y dándose,
con la certeza de que Dios
tiene necesidad de nosotros
para lograr la conversión de los no-creyentes,
la paz en el mundo y la unidad de la Iglesia.

(1) Una comunión en el espíritu de las Bienaventuranzas y nacida


de los acontecimientos de Medjugorje, primordialmente laica, en la
que todos los miembros consagrados a los Corazones de Jesús y
de María se reconozcan como niños pequeños, infinitamente amados
por la Virgen para hacer todo lo que ella nos dirá, todo lo que nos
ha dicho y todo lo que nos diga de parte del Padre de las
misericordias.

(2) Comunidad de vida como Juan y María en Efeso o comunidad


en el espíritu, como la primera Iglesia de Jerusalén, en la que todos
los miembros no eran más que un solo corazón, expresión del
Corazón único de nuestro Dios.
Para tomarlo con seriedad y realizar lo que ella nos ha dicho a
través de san Luis María Grignion de Montfort, heredero de Jean
Jacques Olier y de Agnes de Langeac, lo que nos ha dicho por
medio de san Maximiliano María Kolbe, lo que nos dice hoy en
Medjugorje casi en la intimidad del corazón y nos seguirá
manifestando en el futuro a través de sus apóstoles.

(3) Comunidades que se entregan, cualquiera sea el grado de


compromiso comunitario de sus miembros, utilizando todos los

Carta de la Comunión 225


medios que sirvan para propagar las invitaciones de la Madre de
todas las gracias y para adelantar la venida del Reino sobre la
tierra. Los pueblos, comunidades barriales y grupos de solidaridad
pondrán gran empeño en realizar la visión profética del Padre Kolbe:

”En lo que concierne a la causa de la Misión de la Inmaculada, yo


creo que en cada nación deberá surgir una “Ciudad de la
Inmaculada” que le permita obrar a través de todos los medios,
incluso los más modernos; pues los descubrimientos deberán, en
primer lugar, ser empleados para servirla, ya sea en el comercio, la
industria, el deporte, etc., y aún la radio, el cine; en una palabra,
¡todo lo que podamos descubrir y que podría iluminar los espíritus
e inflamar los corazones!
Pero la característica que debe impregnar toda nuestra actividad
será “a través de la Inmaculada, siendo nuestro fin la conquista
del mundo entero y de cada alma, en especial para la Inmaculada
y a través de ella para el Sacratísimo Corazón de Jesús.
Así, la Inmaculada irá tomando cotidianamente mayor posesión
de cada una de las almas que le están consagradas y a través nuestro
obrará en ellas para purificarlas, embellecerlas y presentarlas a
Jesús”.

Cada “consagrado” tendrá por misión encontrar nuevas almas para


María.

Imitación de la Virgen

(4) Comunión que sea una escuela de amor donde la Virgen nos
enseñe el camino de unión con Dios. La Virgen nos guiará en esta
vocación nupcial, en su calidad de esposa del Padre Eterno, que la
tiene en su pensamiento desde siempre, esposa del Espíritu por la
Encarnación del Verbo, esposa de Jesús por el doble traspasamiento
al pie de la cruz y esposa de la Trinidad Santa que habita en ella.
Es el modelo de la nueva humanidad a quien le ha sido profetizado:
“Tu Creador es tu Esposo” (Is 54, 5). Es Madre de misericordia,
debilidad de Dios para la humanidad, entrañas maternales del Padre.

226 Carta de la Comunión


Es la encarnación del caminito del cual habla Teresita, teóloga de nuestro
tiempo, “porque es pequeñita, ha agradado al Altísimo” (antífona de Vísperas
de la maternidad de la Santísima Virgen). Por su Inmaculada Concepción,
la gracia de los pequeñitos, de los únicos que pueden entrar en el Reino,
la ha acompañado siempre. Permaneciendo apaciblemente en ella,
totalmente entregados abandonados como niños destetados en el regazo
de su madre (Sal 131, 2) seguiremos siendo pequeñitos y estaremos más
cerca de la Trinidad Santa.

A ejemplo del pobrecillo de Asís, consideraremos a la Reina de los


Cielos como a nuestra Poverella, la pobre pequeñita, modelo de
pobreza de Espíritu, a quien le es prometida la posesión del Reino.
En esta tierra, ella será nuestro modelo y formadora para prepararnos
a los grandes combates, la Mujer que se opone al dragón que
quiere devorar al hijo de su seno: a la Iglesia. Si en el cuerpo
místico María es el cuello por el cual pasa el soplo del Espíritu y las
órdenes de la Cabeza que es Cristo, María en sus pobres servidores
es también el talón, como lo dice Grignion de Montfort: “Satanás
asechará el talón de María, es decir, a sus humildes esclavos, a sus
pobres hijitos que ella suscitará para hacerle la guerra. Serán pobres
y pequeños según el mundo, humillados y perseguidos como lo es
el talón con respecto al resto de los miembros del cuerpo”. Los
apóstoles de los últimos tiempos no son, según la expresión de san
Pablo, “super apóstoles”, sino pobres y despojados por el Espíritu.

Consagración y espiritualidad del Corazón

(5) “Exhortamos a todos los hijos de la Iglesia a consagrarse


nuevamente, cada uno, al Corazón Inmaculado de la Madre de la
Iglesia, a someterse siempre más a la voluntad divina, haciendo
vida este acto de piedad tan noble a fin de servir a Dios
piadosamente como hijos, conforme al ejemplo de su celestial Reina
(Paulo VI, Signum Magnum, 13 de mayo de 1967)
“Ella es en efecto, más bella que el sol, supera a todas las
constelaciones; comparada con la luz, sale vencedora… Yo la amé
y la pretendí desde mi juventud; me esforcé por hacerla mi esposa

Carta de la Comunión 227


y llegué a ser un apasionado de su hermosura. Realza su nobleza
por su convivencia con Dios, pues el Señor del universo la amó”.
(Sb. 7, 29 – 8,2)
(6) Laicos que consagren el mundo según el sacerdocio bautismal.
Esta función indispensable del pueblo de Dios ha sido precisada
en la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II: “Por
eso, los laicos consagrados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo
son, de un modo admirable, llamados y equipados para que el
Espíritu produzca en ellos frutos cada vez más abundantes. Todas
sus obras, sus oraciones y sus empresas apostólicas, su vida conyugal
y familiar, su trabajo de cada día, su esparcimiento y aún las penas
de la vida, pacientemente soportadas, llegan a ser “dones
espirituales, ofrecidos a Dios por Jesucristo (1 Pe 2,5), que en la
celebración de la Eucaristía son ofrecidos piadosamente al Padre
junto con la ofrenda del Cuerpo del Señor. Así los laicos, obrando
santamente en todas partes como adoradores, consagran a Dios el
mundo mismo” (LG 34)

Escatología

(7) Reconocemos que ha llegado la hora de un nuevo Caná, un


tiempo de bodas en el cual la Madre de la Iglesia que es la Esposa,
nos invita a beber el vino que fue reservado para el final, una
nueva efusión del Espíritu Santo. El rol de nuestra Madre en los
últimos tiempos, preparada por los dogmas de la Asunción y de la
Inmaculada Concepción, no tiene precedentes. Por eso, trataremos
de descubrir y poner en práctica los medios de salvación que la
Mediadora de todas las gracias nos propone.
Esta renovación de la actividad de la Virgen, unida al segundo
advenimiento de Cristo, es anunciada por el papa más mariano de
la historia, en estos términos: “Por consiguiente, si los años que
nos acercan a la conclusión del segundo milenio después de Cristo
y al comienzo del tercero se refieren a aquella antigua espera
histórica del Salvador, es plenamente comprensible que en este
período deseemos dirigirnos de modo particular a la que, en la
“noche” de la espera del Adviento, comenzó a resplandecer como

228 Carta de la Comunión


una verdadera “estrella de la mañana” (Stella matutina). En efecto,
igual que esta estrella precede la salida del sol junto con la “aurora”
precede la salida del sol, así María desde su concepción inmaculada
ha precedido la venida del Salvador, el advenimiento del “Sol de
Justicia” en la historia del género humano”.
(Juan Pablo II, Redemptoris Mater)

La intuición del Santo Padre, ¿no hace eco a la voz de Grignion de


Montfort? Sus profecías sobre los últimos tiempos comienzan a
tomar una actualidad sorprendente:
“Por María comenzó la salvación del mundo y por María debe
consumarse…”

Dios quiere pues, revelar y señalar a María como la más perfecta


de obra de sus manos, en estos últimos tiempos:
1º Porque ella se ha escondido en este mundo, colocándose más
bajo que el polvo por su profunda humildad, habiendo alcanzado
de Dios, de sus apóstoles y de sus evangelistas el no ser conocida.
2º Porque siendo la más perfecta obra de Dios, tanto acá abajo por
la gracia, como en el cielo por la gloria, el mismo Dios quiere que
sea glorificada y ensalzada en la tierra por los hombres.
3º Como ella es la aurora que precede y descubre al Sol de Justicia
que es Jesucristo, debe ser conocida y manifestada, a fin de que lo
sea su divino Hijo.
4º Siendo el camino por el cual Jesucristo vino a nosotros por
primera vez, ella lo será también cuando venga por segunda vez,
aunque no del mismo modo.
5º Siendo el medio seguro y el camino recto e inmaculado para ir
a Jesucristo y hallarlo perfectamente, es por ella que las almas que
deben resplandecer en santidad deben buscarlo. Quien encuentre
a María, alcanzará la vida, es decir, a Jesucristo, que es el camino,
la verdad y la vida (…)
6º María debe resplandecer más que nunca en misericordia, en
poder y en gracia, en estos últimos tiempos (…)
(san Luis Grignion de Montfort – Tratado de la Verdadera
Devoción a María, p. 50)

Carta de la Comunión 229


(8) María, hija de Sión resume en su persona a todo Israel, pueblo
puesto a parte, consagrado a Dios y destinado a desposar a su
Creador. Ella es la tierra prometida en quien “serán bendecidas
todas las naciones de la tierra” (Gn 12,3). La Hija de David, la
Madre del Retoño de Jesé se levanta para consolar a Raquel que
llora a sus hijos y para gemir con el Espíritu: ¡Maranathá, ven Señor
Jesús! Ella es quien reconciliará a su hijo primogénito con el hijo
menor. Nosotros seremos su corazón y sus labios para cantar:
“Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como
había prometido a nuestros padres, a favor de Abraham y de su
descendencia por siempre” (Lc 1, 54-55) y acoger a nuestros
hermanos judíos. La Gospa, según los videntes de Medjugorje, ora
algunas veces en su lengua materna.
Oraremos por la iluminación de Israel, sabiendo que ese misterio,
como nos lo enseña san Pablo, está en el corazón del misterio de
la Iglesia. (Cf Rm 9, 14-18)

230 Carta de la Comunión


Consigna

Dulzura – Dolor – Fervor


(Recibida en el Krizevac en Medjugorje por el hno. Efraim)

Dulzura
(9) Dulzura. Bienaventuranza de los mansos, pues la tierra nueva
de la que manan la leche de las consolaciones y la miel del más
tierno de los amores, el paraíso restaurado que es el seno de la
Virgen, la tierra prometida, les pertenece como prenda y primicias
de la bienaventuranza eterna.

(10) Dulzura. Una relación única, privilegiada, una inefable


consolación prometida por Dios: “Serán alimentados, serán llevados
en brazos y acariciados sobre las rodillas. Como uno a quien su
madre consuela, así yo los consolaré” (Is 66, 12-13). En Jerusalén,
María ha conocido la desolación más grande que una criatura pueda
conocer. Ahora bien, la desolación ha abundado en ella para que
la consolación desborde en nosotros. Esta intimidad con ella la
viviremos como un secreto que nos abre día y noche, a cada instante
del día y de la noche, a la unión con la Santísima Trinidad.

(11) Dulzura. Entregarse a María esposa del Espíritu y seno donde


renacemos de lo alto, dejarse conformar en el abandono de la
oración contemplativa a imagen perfecta de Cristo, primogénito de
una multitud de hermanos. Entregarse a la Madre de misericordia,
abismo de pureza, atraída por el abismo del corazón humano y de
sus ofensas al amor. Veremos en los más pobres, los menos amables
a los ojos de los hombres, el objeto de la predilección de Dios.
Con María, nuestro corazón los buscará, como la novia busca a su
prometido.

(11a) Dulzura. “¡Oh, qué bueno, qué dulce, habitar los hermanos
todos juntos! (Sal 132). En estos tiempos la Santísima Virgen quiere
que reproduzcamos de manera aún más perfecta el milagro de la
comunidad primitiva, consolidando los corazones de sus pequeñitos

Carta de la Comunión 231


así como su Corazón Inmaculado está unido al Corazón de Jesús
en dulzura, dolor y fervor.

Dolor

(12) Dolor. María nos enseña el sentido del verdadero sacrificio.


Por su Corazón Inmaculado tenemos acceso al Corazón traspasado
de Jesús.
“El amor hacia la Inmaculada no consiste solamente en un acto
de consagración, aún cuando sea recitado con gran fervor, sino
en el hecho de sufrir muchas privaciones y de trabajar por ella
sin tregua”
(san Maximiliano Kolbe)

(13) Dolor. Como lo dijo Teresita (declaración de sor María de la


Trinidad): “Ofrecerse al amor como víctima es ofrecerse al
sufrimiento, pues el amor vive sólo de sacrificios y cuando uno se
entrega totalmente al amor es necesario estar dispuesta a ser
sacrificada sin reserva”. No nos engañemos por la aparente
monotonía del sacrificio, que consiste en un ardor que lentamente
consume todo y que es la consumación del amor en la tierra, la
única y verdadera felicidad, la alegría que nos enseña aquella que
es a la vez, alegría de las alegrías y la Madre de dolores.
Dios tan sólo se complace en el sacrificio originado en el amor al
Amor. El único sacrificio es el de Jesús, que entrando al mundo
dijo: “Tú me has dado un cuerpo, entonces yo digo: Heme aquí”.
María, unida de modo especial al sacerdocio de Cristo, también
dice: “Heme aquí” y ofrece su cuerpo, su corazón y su espíritu
para ser el altar y la víctima. Ella fue la primera que pudo unirse al
único sacrificio eucarístico, diciendo de Aquel que tomó carne de
su carne: “Esto es mi carne, Esta es mi sangre”. María nos enseña
con su vida el sentido del sacrificio, que llega hasta la muerte de
amor. Ella responde a las cinco condiciones exigidas por la ley de
Moisés para ofrecer un sacrificio perfecto (Cf Padre de Condren, La
idea del sacerdocio y del sacrificio de Jesús):

232 Carta de la Comunión


1) santificación y consagración de la víctima por su concepción
inmaculada
2) oblación de la víctima por su fiat: que se haga en mí según tu
palabra,
3) inmolación y muerte, una espada te atravesará el corazón,
4) la inflamación y la consumación por su muerte de amor y su
asunción,
5) la comunión: Jesús mismo nos la da en comunión: “He ahí a tu
madre”. Su Corazón Inmaculado unido al Corazón de Jesús es
ofrecido a todos los miembros del cuerpo místico. Como dice santa
Teresita: “El tesoro de la Madre pertenece al hijo” (Por qué te amo,
oh María, 5), ella nos enseña a ser hijos de Dios en la santificación
y la oblación, en el amar divinamente, es decir, ofreciéndose
totalmente, sacrificándole todo. Por eso Gregorio de Niza ha podido
decir: “La Eucaristía es el misterio de la Virgen; siendo María, el
sujeto principal por el cual el poder divino hizo cosas tan grandes
en este misterio” (citado por Bernardino de París en La comunión
de María, 1658).

(14) María, nuestra madre de lágrimas, rosa en medio de espinas,


nos concede la contrición de corazón, la tristeza que conduce
al arrepentimiento. Ella se descubre a nosotros a través de un
camino de dolores. Reina de la reconciliación y consoladora
nuestra: “Cuando atormentado por la enormidad de tus faltas,
avergonzado por la negrura de tu conciencia, aterrado por el
pensamiento del juicio de Dios, te dejas atrapar por el precipicio
de la tristeza y el abismo de la desesperanza; ¡piensa en María,
invoca a María!” (san Bernardo)
Animados por María recurriremos al sacramento de la
Reconciliación “Hagan la paz con Dios y entre ustedes. Para
ello, es necesario creer, orar, ayunar y confesarse (Mensaje del
26-6-81)
En efecto, por su penitencia, por su sangre, por su muerte
Jesucristo debe engendrar a los hijos de Dios y como lo propio
del matrimonio es poner a los esposos en perfecta unión de
sentimientos y disposiciones, María recibe el dolor , como toda
dote y toda participación, del Esposo que le es dado en el

Carta de la Comunión 233


Calvario, como hombre de dolores, como esposo de sangre”
(J.J. Olier, Vida Interior de la Virgen María, T II)

Compasión hacia María

(15) En Belén, María no sufrió ningún efecto del decreto


pronunciado contra las madres de los pecadores (los dolores del
alumbramiento), por ser la Madre del Justo. Pero en el Calvario,
donde es hecha Madre de los pecadores, de los criminales, da a
luz con dolor y en medio de angustias, llegando a ser Madre de
san Juan, el primogénito de adopción, figura y símbolo de todos
los hijos de la Iglesia (J.J. Olier, idem)
La esposa comparte los sentimientos del Esposo. En la cruz, María
siente los mismos dolores de su Hijo y cualquiera que una su
corazón al Corazón de María, siente los mismos dolores de la
Redención.
San Alfonso María de Ligorio cita estas palabras de Jesús a Verónica
de Binasco: “Hija mía, son muy agradables para mí las lágrimas
que se vierten por mis sufrimientos, pero, a causa del inmenso
amor que tengo a mi Madre, la meditación del martirio que ella
padeció al pie de la Cruz, me es todavía mucho más agradable”.

(16) Cuando se puso fin al martirio de sangre en la Iglesia, los


hombres sedientos de ver a Dios, empezaron a vivir una nueva
forma de martirio en la vida monástica: la muerte de amor, el martirio
del corazón, del cual es ejemplo María. Castidad, pobreza y
obediencia tanto en la vida familiar de Nazaret como en su retiro
en Efeso. Todos, laicos casados o no, estamos llamados a vivir la
castidad del Corazón de la Virgen. Castidad que el padre Molinié
describe admirablemente en uno de sus cuadernos sobre la vida
espiritual.
“En una naturaleza íntegra, especialmente en María, la vida sexual
es asumida inmediatamente por la gracia por el fuego de la caridad
que la consume y la cauteriza. Esta concesión que Dios le hace a
María, es experimentada por ella a la vez como un gozo excesivo
y una especie de muerte – diría yo, una muerte por exceso de vida,

234 Carta de la Comunión


en otras palabras, una superación, una metamorfosis… un holocausto.
Este holocausto terminará al pie de la Cruz. Comienza, en efecto,
en la Inmaculada Concepción y se va haciendo consciente a medida
que despierta el psiquismo de María; todavía no es un
funcionamiento glorioso de la sensibilidad sexual; es, sin embargo,
un funcionamiento (o un ejercicio, o un esparcimiento)
perfectamente casto y sin conflicto… y no una ausencia de ejercicio
o de funcionamiento. No es un disimulo o un rechazo de las fuerzas
sexuales en sí mismas: es una renuncia perpetua a su realización
humana, en provecho de su desarrollo sobrenatural (desgarrador,
pero santificante), holocausto que el Espíritu propone
constantemente a María.
En esto consiste la castidad. Podemos definirla en general, como
un esparcimiento de la vida sexual, que permanece transparente
con respecto al Infinito o al Soberano bien. La castidad puede ser
natural (simple oblación a Dios de toda la vida sexual) o
sobrenatural”.

Fervor

(17) Fervor. Utilizar todos los medios para unirnos al corazón


doloroso e inmaculado de María y realizarlo todo en él.
Permaneciendo la oración como la palabra clave de nuestra vida
espiritual, adaptando nuestro modo de vida a lo que María pide en
Medjugorje, añadiremos a nuestras prácticas habituales: el ayuno
dos veces por semana, rosario cotidiano, misa como centro de
nuestra vida y confesión mensual.

(18) Ayuno. En Medjugorje, María, en su pedagogía maternal nos


enseña la importancia del ayuno y la manera de practicarlo.
“El mejor ayuno es a pan y agua. Con el ayuno y las oraciones
pueden detener las guerras o suspender las leyes de la naturaleza.
La caridad no puede ser reemplazada por el ayuno. Aquellos que
no pueden ayunar, pueden sin embargo, reemplazarlo con la
oración, la caridad y una confesión; pero todos, salvo los enfermos,
están llamados al ayuno”. (Mensaje del 21 de julio de 1982)

Carta de la Comunión 235


Habiéndonos enseñado que “el hombre no vive solamente de pan,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4, 4), el
Señor quiere mostrarnos que hay otro hambre: hambre de justicia,
de caridad, de santidad. “Bienaventurados los que tienen hambre y
sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mt 5, 6). El ayuno
despierta en nosotros el hambre que atrae la bienaventuranza y
nos transforma profundamente, que cambia nuestros apetitos
humanos en apetito divino. Comprenderemos entonces el sentido
de la palabra de Jesús: “Yo tengo para comer un alimento que
ustedes no conocen” (Jn 4, 32). Ese pan es la voluntad de Dios,
que desea salvar a todos los hombres. Por eso, quiere que
descubramos el hambre redentor, la sed de redimir al mundo.

(19) María es Nuestra Señora del Rosario. “Los invito a todos a la


oración. Con el rosario, pueden vencer todas las dificultades que
Satanás quiere imponer a la Iglesia Católica. Sacerdotes, ¡recen el
rosario! ¡Tómense el tiempo necesario para rezarlo!” “Todas sus
oraciones me conmueven mucho, sobre todo su rosario cotidiano”.
“¡Aduéñense del rosario! Un simple rosario puede hacer milagros
en el mundo y en sus vidas”.
A quienes lo practican, ella les promete compartir su realeza: “Yo
quiero que los devotos de mi rosario tengan la gracia y la bendición
de mi Hijo durante su vida, a la hora de su muerte y después de
ella; que sean librados de toda clase de esclavitudes; que sean
reyes, que lleven la corona, el cetro y la gloria eterna”. (La Santísima
Virgen al Bienaventurado Alain de la Roche). El rosario es un arma
en el combate de la oración solitaria, pero la Virgen nos pide recitarlo
muy a menudo con otros hermanos:
“De todas las formas de recitar el santo rosario, la que rinde más
gloria a Dios, la más saludable al alma y la más terrible para el
demonio es la de salmodiarlo o recitarlo públicamente a dos coros.
Dios ama las asambleas (…) Nuestro Señor ha aconsejado
expresamente la práctica de orar juntos a sus apóstoles y discípulos
y les ha prometido que él estaría en medio de ellos, cada vez que
dos o más se congregaran para orar en su nombre (…) Por eso los
primeros cristianos se reunían muy a menudo para orar juntos, a
pesar de la persecución de los emperadores que les prohibían

236 Carta de la Comunión


congregarse. Ellos preferían exponerse a la muerte antes que faltar
a la asamblea, para estar en compañía de Jesucristo” (L.M. Grignion
de Montfort, El Secreto Admirable del Santísimo Rosario)

(20) Fervor. Orar lo más naturalmente posible tres horas durante el


día, tanto en los tiempos libres durante el horario de trabajo, como
en la Iglesia o en cualquier otro lugar, aspirando al don sobrenatural
de la oración continua y poder vivir el mandamiento que san Pablo
nos ha transmitido: oren sin cesar.

(21) Fervor. Sobrecogidos por la urgencia de los tiempos, hacer


que el mundo conozca el Corazón de María y se consagre a él,
presentarle a todos los malhechores, los países en guerra y todos
los crímenes contra la paz y la vida.

(22) María es el primer tabernáculo del mundo, la nueva Arca de la


Alianza que contiene el Pan bajado del cielo, es la presencia
envolvente del más grande y más frágil de los misterios: el Verbo
hecho carne. El Emanuel, Dios con nosotros, ocupará el lugar de
honor en nuestras casas y en nuestros hogares.
En este tiempo en que nos encontramos en muchos lugares con
templos cerrados, familias que se destruyen, tenemos la certeza de
que, como una nueva visitación, María nos entrega a Jesús oculto
bajo las especies eucarísticas para que venga a morar en el corazón
de las familias que lo adoren, y que desde allí irradie al mundo.
“¿Quién gusta, ve y toca ese sacramento? Los sentidos del alma.
¿Con qué ojos? Con los ojos de la inteligencia, si éstos están provistos
de la pupila de la fe. El ojo, bajo esa blancura, ve a Dios en su
totalidad, su naturaleza divina unida a la naturaleza humana, el
cuerpo, el alma, la sangre de Cristo; el alma unida al cuerpo, el
cuerpo y el alma unidos a la naturaleza divina, sin que ella se
separe de mí” (Santa Catalina de Siena, Diálogos T II)

Carta de la Comunión 237


Contemplación del misterio trinitario a través de María

(23) “María, como Madre de Dios Hijo es, bajo diferentes aspectos,
la Esposa de Dios Padre y del Espíritu Santo: títulos gloriosos que
la tradición cristiana le reconoce. Como Madre de Dios y como
Esposa de Dios, María, y sólo ella entre las simples criaturas,
pertenece a la familia de Dios”.
“En efecto, entre la Virgen-Madre y Dios Trino existen las relaciones
más estrechas, más conscientes, más profundas que pueden
concebirse entre el Creador y su creatura”. (Enciclopedia Mariana,
María TI)

(24) Fervor al abandonarse en los brazos de aquella que ha creído.


Fe activa cuya única preocupación es permanecer en la caridad y
esperar contra toda esperanza. Confianza en María por quien el
Señor hizo grandes cosas, renovando las leyes del universo. La
Virgen está encinta, ella que no podía concebir, nos ha dado un
Hijo: el Salvador del mundo. Abandonando toda preocupación
material o espiritual, los miembros de la Comunión pondrán su fe
en la Providencia. Como hijos de la Virgen, confiados en San José,
saben que Dios da lo que ordena y que una obra divina no se
construye con medios humanos.
Ofreciendo todo por las intenciones de la Virgen, sabemos que ella
ora por todas las nuestras y por nada del mundo querríamos ofenderla
por nuestra falta de confianza, ocupándonos de nuestra vida.

Resumen
Constitución de una Comunión de comunidades, pueblos de pobres,
grupos de oración, familias; todos adoradores de Dios,
consagradores de sus vidas y del mundo, ofreciendo todo por las
intenciones de la Virgen.

Resumen de los mensajes


“Lean los mensajes a diario y háganlos vida”
“Lo único que deseo decirles: ¡conviértanse!”

238 Carta de la Comunión


María nos invita a abandonarnos totalmente entre sus manos, a
confiarnos en su acción, consagrando todo nuestro ser a su Corazón
Inmaculado. Nos invita incesantemente a decidirnos por Dios.
Quiere darnos a cada uno el don de la santidad, para que el mundo
sea salvado por la santidad. “Decídanse a amar, ardan de amor,
ustedes no saben escuchar amorosamente las palabras que les doy”.
Por eso, es necesario orar, orar, orar, sin descanso. La oración puede
transformar las leyes naturales. Recen el rosario (completo),
aprendan a rezarlo con el corazón; oren al Espíritu Santo. “Es
importante orar al Espíritu Santo para que descienda sobre nosotros.
Cuando poseemos el Espíritu Santo, lo poseemos todo”.
Es necesario orar, ofrecer sacrificios, alabar a Jesús para que el
mundo se convierta a Jesús.

Lo fundamental en la oración es tener un gran deseo de Dios y de


salvar almas.

María nos propone cinco armas:


1) la oración: “Ustedes no comprenden el valor de la oración”.
2) el ayuno: “Los invito a que comiencen a ayunar de corazón”
(20-9-84)
3) la lectura de la Biblia: “Les pido que lean la Biblia cada día en
sus casas. Colóquenla en un lugar de preferencia que los invite a
leerla y a orar” (18-10-84)
4) la confesión: “Hagan la paz con Dios y entre ustedes. Para eso
es necesario creer, orar, ayunar y confesarse” (26-6-81)
“Abandónense a Dios para que él pueda sanarlos, consolarlos y
perdonar lo que en ustedes bloquea el amor”. (25-6-88)
5) la Eucaristía: “Que la santa Misa sea vida para ustedes” (25-4-88)

María nos invita a vivir todo esto en una amplísima libertad, con
alegría, convirtiéndonos así en hijos de la luz, de la belleza: “Cuando
oran, ¡son tan hermosos!” “Tienen todas las gracias a alcance de su
mano, sólo depende de ustedes que las conquisten. Por eso, se los
vuelvo a repetir: ¡Oren!”

Carta de la Comunión 239


240
Usted acaba de terminar
su retiro de 33 días

Lo invitamos ahora a vivir y a renovar diariamente su consagración a la


Santísima Trinidad por medio del Corazón Inmaculado de María, para que
poco a poco Cristo viva en usted de la forma en que vive en María.

También puede volverse a realizar este retiro de 33 días cuantas


veces lo desee.

IMPORTANTE:

La Comunión María Reina de la Paz nuclea a un “ejército” de amor


sobre la tierra para apresurar el Triunfo del Corazón Inmaculado
de María, puerta abierta para el Advenimiento de Cristo en la Gloria.

No estar más sólo, sino en comunión. Para ello, para


conservar nuestro corazón unido en Dios por María, los
invitamos a hacernos llegar sus datos por e-mail a:

[email protected]

También puede hacerlo por correo a:

Comunión María Reina de la Paz


Casilla de Correo 18 - Suc. 12 (B)
1412 Buenos Aires

(La comunicación por e-mail es siempre más rápida y económica.


En cualquier locutorio puede obtener una casilla de correo gratuita)

241
A usted, que se ha consagrado:

Vayan por el mundo y proclamen el Evangelio


a toda la creación
(Mc 16:15)

Todos los miembros de la Comunión María Reina de la


Paz acogen a María como su Madre y viven unidos a
ella. Se saben infinitamente amados y desean responder
a todo lo que María les pide de parte del Padre de las
Misericordias, comprometiéndose a poner en práctica lo
que la Santísima Virgen nos pide:

✔ Vivir con gran amor todas las enseñanzas del Santo Padre
y de la Iglesia
✔ Vivir de la Palabra de Dios
✔ Vivir de los sacramentos de la Iglesia
✔ Vivir lo que María nos enseña a través de los santos
✔ Vivir lo que nos pide por medio de sus mensajes en los
lugares de apariciones reconocidos

Concretamente, ¿qué debo hacer?

Convertirse en un instrumento de amor en su medio


habitual, para todos cuantos tengan trato con usted.

Ahora usted forma parte de la gran “familia” de la Comunión María


Reina de la Paz. Usted se ha consagrado a la muy Santa Trinidad
por medio del Corazón Inmaculado de María, y cada consagrado
tiene por misión acercar nuevas almas a María.

Miles y miles de personas, ya sea individualmente o en familia, han


encontrado plenitud y gozo en Dios como fruto de su retiro de 33
días.

242
Conviértase en instrumento de amor para su entorno:

✔ ¿Quién está solo?


✔ ¿Quién tiene problemas, preocupaciones?
✔ ¿Quién necesita un verdadero camino de sanación interior?

Su Misión:

✔ Dar testimonio de los frutos de su retiro de consagración


✔ Encontrar nuevas almas (amigos, familiares, gente de su
Parroquia, colegas de oficia, etc.) que deseen igualmente
consagrarse a la Sma. Trinidad por medio de María.
✔ Difundir estampas, rosarios, medallas ...
✔ Difundir los mensajes de María
✔ Participar y organizar jornadas marianas, de acuerdo a sus
posibilidades
✔ Colaborar con su Parroquia.
✔ Formar pequeñas comunidades fraternas con otros hermanos
que se hayan consagrado a la Sma. Trinidad por medio de
María en su pueblo o ciudad.

María en Medjugorje nos dice en su mensaje del 25 de febrero


de 1997:

Queridos hijos, hoy también los invito de manera particular a abrirse


a Dios Creador y a volverse activos. En este tiempo, hijitos, los
invito a que vean quién tiene necesidad de su ayuda espiritual
o material. A través de sus ejemplos, hijitos, ustedes serán las manos
tendidas de Dios, que la humanidad busca. Sólo así comprenderán
que son llamados a dar testimonio y a transformarse en alegres
portadores de la palabra y del amor de Dios. Gracias por haber
respondido a mi llamado.

243
y en su mensaje del 25 de octubre del 2003 nos recuerda:

¡Queridos hijos! Los llamo de nuevo a consagrarse a mi corazón


y al corazón de mi Hijo Jesús. Deseo, hijitos, llevarlos a todos por
el camino de la conversión y de la santidad. Únicamente así, a
través de ustedes, podemos llevar muchísimas almas por el camino
de la salvación. No tarden, hijitos, sino digan con todo su corazón:
deseo ayudar a Jesús y a María para que muchísimos hermanos
y hermanas conozcan el camino de la santidad. Así se sentirán
complacidos de ser amigos de Jesús. ¡Gracias por haber respondido
a mi llamado!

Llevamos en nuestras oraciones cotidianas


a cada miembro de la Comunión María Reina de la Paz,
servidor precioso del plan de Dios
y de las intenciones de la Santísima Virgen.

Los hermanos y hermanas de la


Comunión María Reina de la Paz

Cité de l’Immaculée 53170 Saint Denis du Maine (France)


Tel 00 332 43 64 23 25 – Fax 00 332 43 64 23 26
e-mail: cite.immaculé[email protected]
sitio web: www.mariereine.com

Para toda información contactarse en Argentina con:


Comunión María Reina de la Paz
Casilla de Correo 18 Suc. 12 (B)
1412 Buenos Aries
e-mail: [email protected]

Háganos llegar los siguientes datos personales por e-mail o


carta a:
Comunión María Reina de la Paz
Casilla de Correo 18 Suc. 12 (B)
1412 Buenos Aires
e-mail: [email protected]

244
Para fotocopiar y enviar:

Nombre y Apellido:
.............................................................................................................

Dirección:
.............................................................................................................

Localidad: ..........................................Código Postal: ........................

Provincia: ...........................................................................................

Dirección e-mail:
.............................................................................................................

Teléfono:
..............................................................................................................

Parroquia a la que pertenece:


..............................................................................................................

Fundador
Hermano Efraim, diácono
Fundador de la Comunidad de las Bienaventuranzas

Padrinazgo
Padre Slavko Barbaric O.F.M. (nacido al cielo el 24 de noviembre
de 2000)

245
246
Bibliografía

La Vida Escondida de María


Padre Thomas Philippe

La Vida Interior de la Santa


Virgen
Jean-Jacques Olier

La Vida Mariana, los Cuadernos


Negros
Padre Gabriel Jacquier

La Unión Mística a María


María de Santa Teresa

Las Glorias de María


San Alfonso de Ligorio
(Ed. San Pablo)

El Libro de Oro
San Luis María Grignion de
Montfort
(Nouvelle Cité)

Palabras del Cielo


Cyrille Auboyneau
(Ed. Béatitudes)

María Intima
Hermano Efrain
(Ed. Béatitudes)

247
Dónde adquirir este libro en distintos idiomas:
Centros Nacionales de la Comunión María Reina

EUROPA

• Inglaterra:
Comunion Queen of Peace, Mary R. Hackett, Cherry
Orchard Farm, Siston Hill – Warmley Bristol BS 15.5LT
(libro disponible en inglés)

• Alemania:
Maria Königin des Friedens, Sichtigvor-Mülheim,
Ordensritterweg 1, D-59581 Warstein
(libro disponible en alemán)

• Austria:
Maria Königin des Friedens,
Ganneshoffer Christian et Petra – Hermanskystrasse 20/4/3
A-1140 Wien

• Bélgica:
Rue Lairesse 121 (Quartier Longdoz)
B-4020 Liège

• Bosnia Herzegovina :
Regina Pacis, Bijakovici, 88266 Medjugorje
(coordinación internacional de la Comunión María Reina
libro disponible en varios idiomas)

• España:
Comunión María Reina de la Paz,
Apartado de Correos 2027, Distrito “La Orden”
21080 Huelva
(libro disponible en español y en catalán)

248
• Francia:
Cité de l’Immaculée, B.P. 24 – 53170 Saint Denis du Maine
(libro disponible en francés y en inglés)

• Holanda :
Vereniging Maria Koningin van de Vrede, Kommel 29,
6211 NX Maastricht
(libro disponible en holandés)

• Italia:
Communione Maria Regina della Pace,
Via Risorgimento, 66 – 98051 – Barcellona P.G. (Messina)
(Libro disponible en italiano)

• País de Gales
Comunion Queen of Peace
Rhydgarnwen
SA43 3nW – Cardigan

• Suiza:
Communion Maire Reine de la Paix,
Rachel TORNAY La Grande Maison, MORCLES
CH-1890 Lavey-Village
(libro disponible en francés y en italiano)

Clara-Schwestern, Kloster « Unsere Liebe Frau »,


CH-6106 Werthenstein LU
(libro disponible en alemán)

249
PAISES DEL ESTE

(Coordinación de los países del Este: Soeur Tamara, Association


Notre Dame de Fatima B.P. 24, 53170 La Cropte (France)

• Hungría:
Mària Béke Kinàlynoje Szövetség,
H – 877 – Homokkomàrom – Adj E.4.2
(libro disponible en húngaro)

• Polonia:
”Nazareth” Couvent des Dominicains, Ul. Stolarska 12,
31-043 Krakow
(libro disponible en polaco)

• Rumania :
Cobzaru Ianus, STR Energiei N R 26, Loc Sabaoni,
Jud Neamid – Cod 5590
(libro disponible en rumano)

• Rusia:
Lena Biroukowa, 117526 Moskva,
prospekt Vernadskogo 99-1-110
(libro disponible en ruso)

• Eslovaquia:
Dvorecka Otilia, Pie cmianska 3, Bratislava
(libro disponible en eslovaco)

AFRICA

• Benin:
Communion Marie Reine de la Paix
Irma Adotevi – 06 BP 2294 – Cotonou

250
• Burkina Faso :
Communion Marie Reine de la Paix
BP 35 – Evéché de Diébougou – Diébougou

• Africa Central :
Monastère Marie Mère du Verbe,
B.P. 857 Bangui (République Centrafricaine)

• Costa de Marfil :
B.P. 1341, Abidjan 06 (République de Côte d’Ivoire)

• Congo :
Communion Marie Reine de la Paix
Saint Joseph Espérance des malades
Kabinda – R.D.C.

• Gabon :
Monastère Marie Reine, B.P. 1068 Libreville (Gabon)

• Isla Mauricio :
Fraternité de l’Arche d’Alliance, 30A rue du Couvent de
Lorettes,
Curepipe Road (Ile Maurice)

• Marruecos :
Père Jean-Pierre Michau, Cathédrale Saint-Pierre,
Place du Golan, Rabbat (Maroc)

• Madagascar :
Communion Marie Reine de la Paix,
Monique et Joseph Rahasa – Lot IVN 29 – Ankaditapako
Maintsoririnina

• Mali :
Communauté des Béatitudes, Mission Catholique,
B.P. 298, Bamako

251
AMERICA DEL NORTE

• Canada :
C.P. 62024, La Pérade, Sainte Foy, Qc-Canada-G1W 4Z2

CENTROAMÉRICA

• Haití:
Communion Marie Reine de la Paix
Nicole Desrosiers Carré – Polyclinique Sacré-Cœur
124 avenue Jean-Paul II – Turgeau – Port au Prince (W.I)

• México :
Comunión María Reina de la Paz, Apartado Postal nº 37
CP 74750 Atilxco, Puebla – México

AMÉRICA DEL SUR

• Argentina:
Comunión María Reina de la Paz
CC 18 – Sucursal 12 B, 1412 Buenos Aires

• Bolivia:
Comunión María Reina de la Paz – José Luis Nuñez,
Apartado Postal 11454 – La Paz

• Brasil:
Comunion Maria de la Paz – Maria Porta do Céu
Caixa Postal 5524, CEP 13091 – 970 Campinas, SP

• Chile:
Comunión María Reina de la Paz, Hna Paulina de Cristo,
Hermanitas de la Virgen Reina de la Paz, Casilla 107 –
Linares

252
• Perú:
Comunión María Reina de la Paz, La Gloria de Dios
Casilla Postal 01-123, Callao 1

ASIA

• China:
Communion Mary Queen of Peace – Sr. Teresa Delai
Ave Gov Albano de Oliveira
Jardin Hipodroma B 14 Anda 6-D, Taipa, Macao

• Corea:
Rev. Anton Trauner, Blue Army, Korea Branche, 125 U
Am-2Dong,
Busan
(libro disponible en coreano)

• Japón:
Communion Mary Queen of Peace – Francis Xavier Kuniso
Mori
I-20 – 27 Muromi Sawara – ku Fukuoka-shi 814-0015 Japan

MEDIO ORIENTE

• Israel:
Communion Marie Reine de la Paix, Maison Emmaüs,
Nicopolis, B.P. 638, 72100 Ramlé

• Líbano :
Monastère de la Croix Glorieuse, Mayrouba, B.P. 1897
Jouneih – Liban
(libro disponible en árabe)

253
DOM – TOM

• Isla de la Reunión:
Communion Marie Reine de la Paix,
Marie Claire Hiblot
3, rue des Arums
97434 – Saint Gilles-Les-Bains

• Nueva Caledonia
Communion Marie Reine de la Paix,
Jean-Pierre et Marie Thérèse Gallois
B.P. 2111
98846 Nouméa Cedex

Idiomas en curso de traducción:


croata – checo – vietnamita – bieloruso - indonesio

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