Monografía Klein

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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

Psicoanálisis: Escuela Inglesa, Cátedra II

Segundo cuatrimestre 2019

KLEIN: UN CAMINO A LA ARTICULACIÓN


Monografía de articulación teórica

Alumno:

Romano Tavaut, Iván Nahuel

Libreta universitaria:

410483650

Fecha:
5/11/19
INTRODUCCIÓN

En este trabajo se pretende articular el material teórico visto en las clases de la


asignatura Psicoanálisis: Escuela Inglesa, Cátedra II, con el material fílmico
propuesto en clase, concretamente con el metraje “Lion: un camino a casa” con el
fin de establecer relaciones entre las teorías de Melanie Klein, Donald Winnicott y
las escenas de la película.

Conceptos a utilizar

Por parte de Klein se usará el concepto de: ”gratificación alucinatoria”, “negación”,


“omnipotencia”, “idealización del objeto”, “ansiedad persecutoria”, “objeto interno”,
“reactivación de duelo”, “reparación obsesiva”, “reparación maníaca”, “reparación
verdadera” y “gratitud”.

En el caso de Winnicott, se utilizarán los conceptos de: “preocupación materna


primaria”, “madre suficientemente buena”, “fases primitivas del desarrollo
emocional”, y “tendencia antisocial”.

Hipótesis

La hipótesis principal que se plantea en este trabajo es que en la película y en el


protagonista, Saroo, se da una transición desde que es pequeño hasta que es
adulto, de las distintas posiciones que un individuo transita al nacer, es decir,
esquizo-paranoide y depresiva, según lo propone la teoría de Melanie Klein. En
concreto, se propone que Saroo, durante la primera mitad del filme que retrata su
niñez presenta una estructura psíquica que comprende la etapa predominante de la
posición esquizo-paranoide, mientras que cuando es adulto predomina la posición
depresiva.

- Hipótesis secundaria

La infancia temprana de Saroo logró formar a un individuo sano, con la


capacidad de penar por sus objetos, mientras que la infancia de Mantosh, al
tener fallas ambientales, constituyó a un individuo destructivo.
DESARROLLO

Klein

Gratificación alucinatoria

En la escena en la que Saroo y Guddu van a intercambiar las rocas que consiguieron
por leche, Saroo le pide a Guddu que le compre yalebis. Guddu le dice que en otro
momento lo hará, que le comprará todos los yalebis que quiera, a lo que Saroo
responde “¡compraremos todo el puesto!”.

En esta frase se pone el juego el mecanismo tanto de la omnipotencia infantil, como


de la gratificación alucinatoria. Ambos mecanismos se dan en el contexto de una
angustia inconsciente que no puede ser controlada bajo ningún medio; es por ello
que el yo implementa formas muy primitivas de defenderse contra ellas: por un lado,
la omnipotencia, que permite al niño pensar que él todo lo puede, que tiene el poder
absoluto, lo que le permite negar esa realidad angustiante. Dice Klein:

“Junto a ello va su tendencia a concebir todo en gran escala, a pensar en


cantidades grandes, todo esto de acuerdo con la magnitud de su omnipotencia,
mediante la cual se defienden contra el miedo a la pérdida de un objeto
irreemplazable”(1) (Klein, 1940, p.354 ). Saroo, por lo tanto, apela a este mecanismo
para defenderse de la frustración que le genera no poder acceder a una satisfacción
inmediata de su deseo.

Gracias a esta omnipotencia es que se genera el mecanismo siguiente, la


gratificación alucinatoria, en la cual por vía de la fantasía el niño obtiene una
satisfacción parcial.

En la escena en la que Saroo fantasea con un reencuentro con la madre, en el que


le ayuda recogiendo una roca grande y luego rocas pequeñas, también se observa
el mecanismo de la gratificación alucinatoria, por cuanto éste permitiría hacer frente
al dolor de la pérdida del objeto amado.
Negación esquizo-paranoide. Omnipotencia.

En la escena en la Guddu sale a buscar trabajo y Saroo lo acompaña, se ve cómo


Guddu rechaza la compañía de Saroo alegando que “no puede cargar peso porque
es demasiado pequeño”. Saroo inmediatamente descarta esta realidad y pretende
demostrar, alzando una bicicleta y una silla, que sí puede cargar peso, que de hecho
puede cargar lo que sea.

A este acto se le conoce como “negación” y está presente tanto en las posiciones
esquizo-paranoide y depresiva; sin embargo, lo que se niega en cada una de ellas
es distinto; en la posición esquizo-paranoide se niega la realidad psíquica dolorosa,
en tanto gracias a la omnipotencia logra desplazarse de la conciencia y ya no formar
parte del yo, negándose una parte del mismo en el proceso.

Asimismo, la negación de esa realidad psíquica no sería posible de no mediar la


omnipotencia infantil, que de hecho, también está presente en la escena, justamente
en la frase descrita anteriormente: “puedo levantar lo que sea”.

Este mecanismo se infiere también en una escena posterior, en la que Saroo es


interrogado por la coordinadora del grupo de trabajo en donde él estaba incluido. Al
momento de preguntarle de dónde era, Saroo responde que es de Calcuta y que es
adoptado. Si bien no niega la realidad acerca de su adopción, sí que lo hace con
respecto a su lugar de origen. Se infiere, por lo tanto, que la verdadera realidad es
demasiado dolorosa para su psiquis, y por lo tanto se ve forzada a desplazarla de
la conciencia, haciendo que otra tome lugar.

Idealización del objeto

Se conoce a la idealización como un mecanismo de defensa que está presente en


ambas posiciones descritas por Klein. Consiste en realzar las cualidades del objeto
bueno, por consiguiente causando que el mismo alcance un lugar de perfección. En
la posición esquizo-paranoide se corresponde a magnificar las capacidades del
“objeto bueno” (tras haber negado la existencia de un “objeto malo” gracias al
mecanismo de escisión, necesario para la formación del yo) tomándolo como un
objeto inagotable, que provee alimento continuo y que logra saciar el apetito por
completo.

Esta idealización se ve en la escena en donde Guddu deja a Saroo en la banca de


la estación de tren, recostado para que descanse, y antes de irse Saroo le pide que
compre 100 yalebis, o 200. Saroo está haciendo frente a la pérdida de un objeto
idealizando sus cualidades, pensando que el objeto amado todo lo puede,
generándose así la ilusión de que, en efecto, Guddu podrá sin duda adquirir tal
cantidad de alimento (pese a que, en la realidad, muy lejos estaba de poder hacerlo,
con lo cual se manifiesta nuevamente la negación como defensa ante esta realidad
dolorosa).

Ansiedad persecutoria

En la escena en la que Noor le presenta a Rama a Saroo, y luego en la posterior


escena en la que Saroo huye del lugar, especialmente en el hecho de la huida, se
infiere que éste experimenta ansiedad persecutoria propia de la posición esquizo-
paranoide, la cual, a grandes rasgos, se caracteriza por el temor al ataque de un
enemigo (encarnado por el objeto introyectado en el cual el niño ha depositado su
sadismo). Así, el niño toma como acción la huida, por temor al ataque. Este “objeto
perseguidor”, según lo denomina Klein, estaría encarnado en las figuras de Rama y
Noor, de quien Saroo siente miedo. Este temor se ve confirmado al momento en
que Noor llama a Saroo y lo persigue para hacerlo regresar.

Objeto interno

En una escena particular a Saroo, en el orfanato, le preguntan cómo se llama su


madre y él contesta “Mamá”. De esta forma Saroo da cuenta de que ha internalizado
a su madre como un objeto (bueno) de su mundo interno, observándola como un
“todo” tal y como ocurre en la posición depresiva, en la cual predomina una
ambivalencia por el objeto y, dominando la culpa por haberlo atacado en la posición
esquizo-paranoide, se intenta repararlo. Sin embargo, lo quizás más significativo en
este apartado es la internalización de un objeto “total”, en cuanto a que el objeto
“bueno” y el “malo” son uno solo. Da cuenta de esto la escena mencionada, en tanto
que Saroo menciona que su mamá es “mamá”, es decir, que la ve como un todo, y
no sólo como un objeto parcial. Esto se infiere asimismo en la escena en la que uno
de sus amigos le pregunta “¿cómo es ella?” a lo que Saroo responde “Es hermosa”.
En esa frase se puede dar cuenta de esa totalidad en la que está constituido su
objeto interno “mamá” puesto que de otra forma, si el objeto estuviese parcializado,
hubiera destacado sólo un aspecto de ella y no todo. Sin embargo, al enunciarlo
como una completud, da cuenta de esta integración del objeto.

Reactivación de duelo

En la escena en la que Saroo, ya adulto, va a la cocina de su amiga a buscar más


bebida para llevar a la mesa y encuentra en una bandeja los yalebis que tanto quería
comer cuando era niño, éstos causan que Saroo tenga recuerdos de su vida en
esos tiempos. Esto se condice con lo que en la teoría kleiniana se conoce como
“reactivación de los duelos”. Esta reactivación provoca que, al sufrir la pérdida de
un objeto amado, el sujeto experimente el dolor y la angustia de todos esos objetos
amados que ha perdido a lo largo de su vida, experimentándolos como si fuera la
primera vez. La autora afirma:

“(…) si bien es verdad que el hecho característico del duelo normal es que el
sujeto instala dentro de sí el objeto amado perdido, no hace esto por primera vez,
sino que, a través de la labor de duelo reinstala el objeto perdido tanto como los
objetos internos amados que sintió que había perdido.”(2) (Klein, 1940, p. 361)

Por consiguiente, el dolor por los objetos perdidos no se vivencia por única vez, sino
que a través de duelos posteriores, las pérdidas se manifiestan tan fuertes y claros
como si se experimentaran por primera vez.

Reparación obsesiva

Saroo se levanta en mitad de la madrugada luego de que sus amigos le sugirieran,


tras revelarles cuál era su origen, realizar una búsqueda de su tierra natal
averiguando el recorrido realizado por él en el tren, midiendo las velocidades de los
trenes en esa época. Al principio, realiza esta tarea dubitativamente, pero luego se
dedica a esta actividad de manera repetitiva en escenas posteriores.
Esta acción es lo que se llama “reparación obsesiva” y forma parte de los
mecanismos de defensa maníacos propios de la posición maníaco-depresiva;
consiste en intentar reparar el objeto dañado (o en este caso, perdido) mediante
acciones repetitivas y estereotipadas, siendo éstas en el caso de Saroo las veces
en las que se levantaba en la madrugada para continuar con la búsqueda en Google
Maps.

Reparación maníaca

La reparación maníaca es aquella en la que una realidad es reemplazada por otra.


Es un mecanismo de defensa específico de la posición depresiva, que puede
observarse en la escena en la que Saroo le cuenta a su pareja que ha “estado
visitando” a su madre y le dice “todas las noches recorro el camino a casa”. En este
sentido es que intenta reparar la ausencia de ese objeto de amor (la madre)
fantaseando en numerosas ocasiones con su reencuentro, o con su regreso al hogar
de su infancia.

La escena en la que la madre adoptiva de Saroo le cuenta la visión que tuvo cuando
era niña luego de decirle que su padre era un alcohólico que abusaba de ella y de
su madre, puede tomarse como un acto de reparación maníaca puesto que intenta
aplacar la angustia que siente ante esas situaciones de abuso adoptando a niños
desvalidos como ella, evitando así que pasen por una situación de violencia,
reemplazando así la realidad infantil angustiante por una que le asegurará la
felicidad.

Reparación verdadera

Finalmente, en la última escena, se da el reencuentro entre Saroo, su madre y su


hermana. En esa misma escena Saroo se entera que su hermano Guddu murió, con
lo cual, además de llorar de alegría por el reencuentro, también llora por su
hermano, a quien hasta ese momento creía vivo.

Se muestra de esta forma un inicio de reparación verdadera en Saroo, puesto que


todos sus intentos de reparación obsesiva y maníaca previos confluyen en el
reencuentro de su madre; por lo tanto, al ocurrir esto Saroo tiene la oportunidad de
reparar verdaderamente al objeto dañado (es decir, aceptar la culpa y el dolor
causado al objeto, y elaborar su debido duelo por él –en caso de Guddu- y reparar
el vacío que dejó la ausencia de su madre).

Gratitud.

Klein define a la gratitud como “uno de los más importantes derivados de la


capacidad para amar”(3) (Klein, 1957, p. 193 ). En ese mismo texto, Klein dice “Con
frecuencia encontramos expresiones de gratitud que resultan estar impulsadas más
especialmente por sentimientos de culpa que por la capacidad de amar.”(4) (Klein,
1957, p.196)

Estas dos vertientes de la gratitud se encuentran en la escena en donde


explícitamente Saroo le dice a la madre adoptiva que no le ha contado que ha estado
buscando a su familia verdadera porque “no quería que ella pensara que era
desagradecido”: Por un lado, la gratitud hacia su madre adoptiva al ocultarle la
verdad para ahorrarle sufrimiento; por otro lado, se pone en juego un sentimiento
de culpa por haber “traicionado” a su madre adoptiva al buscar la verdadera.

Estas dos cuestiones son las que se juegan en esa frase “no quería sonar
desagradecido”.

Winnicott

Preocupación materna primaria

En las escenas en donde Saroo pequeño es cuidado por su madre (cuando se


lastima al ser atropellado por una moto, o bien cuando les da de comer a sus hijos
[rechazando incluso la porción de comida que le ofrece Saroo para que éste termine
de comerla por completo]) y luego, posteriormente, en las escenas con sus padres
adoptivos en donde cuidan de él, lo bañan y juegan, se refleja un concepto
fundamental en la teoría de Winnicott que es el de Preocupación maternal primaria.

Este concepto alude a que la madre, en sus últimos meses de embarazo, se


identifica con el bebé y resigna todos sus deseos y necesidades en función del
bienestar del niño dentro de su vientre; en la película no se cuenta si la madre real
de Saroo posee pasatiempos más allá de trabajar para mantener a su familia. Sin
embargo, gracias al hecho de que tenga que realizar un trabajo tan laborioso como
cargar rocas (presumiblemente todo el día) aunado a que son los hermanos
mayores quienes cuidan a su hermanita pequeña Shakila cuando su madre se va,
hace posible extraer una conclusión: la madre de Saroo no realiza otras actividades
además de trabajar, por lo que se atiene sólo al cuidado de sus hijos.

Madre suficientemente buena

Winnicott postula el concepto de “madre suficientemente buena”, que sostiene que


una madre debe cubrir las necesidades afectivas y nutricias del niño, pero también
debe ser capaz de ilusionarlo (creándole una sensación de omnipotencia) así como
debe ser capaz de desilusionarlo (y por lo tanto alentar, con esta desilusión, que se
despegue de su seno y explore el mundo por sí mismo). En el personaje de Saroo
estas dos cuestiones se visibilizan en su capacidad de explorar un mundo
desconocido para él como lo es una región que el pequeño varón no conoce dan
cuenta del exitoso proceso de desilusión transitado.

Sin embargo, durante la fase en la que el niño todavía es dependiente de la madre


y debe aprender a reaccionar a los ataques del ambiente, si su base de sustento (la
madre) falta, entonces el niño no sólo se sentirá en peligro y frustrado, sino que
tendrá la sensación de estar siendo perseguido, y de que será aniquilado, cuestión
que se pone en juego en la escena de huida de Noor, descrita anteriormente.

Fases primitivas del desarrollo emocional

Este apartado refiere a el postulado acerca de tres momentos en el desarrollo


emocional: momentos en los que el niño pasa de no diferenciarse completamente
de su ambiente (que se relaciona de manera directa con la “fase de dependencia
absoluta” en la que el niño no es capaz de valerse por sí mismo de ninguna forma,
y precisa la ayuda de su madre para sobrevivir); a éste le sigue la diferenciación
parcial del ambiente, de manera que el niño se ve capaz de diferenciarse de él y
ante el cual se genera un “yo” y “no-yo” (lo cual es propio de la “fase de dependencia
relativa”, en la que el niño consigue cierta integración de su yo, y por lo tanto se dan
otros sentimientos como la ambivalencia o la culpa hacia un objeto [o el comienzo
de la posición depresiva según Klein]); por último, se da la independencia total de
la madre con su hijo, quien ha conseguido andar y hablar por sus propios medios,
entre otros logros.

Es gracias a este desarrollo que el niño es capaz de resistir algunos de los ataques
del ambiente sin que el yo se desintegre por completo ni el sujeto pierda su
identidad, y esto, en la película, se muestra en todas aquellas escenas en las que
Saroo, perdido, busca a su madre ya sus hermanos, deseando volver a casa.

Tendencia antisocial

Durante la etapa de dependencia relativa pueden producirse diversas fallas debido


a la mala función de la madre que no protege al niño de los embates ambientales.
Dichas fallas se conocen como “tendencias antisociales de la personalidad”, y se
dividen en: tendencia al robo y tendencia a la destructividad.

Esta segunda vertiente es la que afecta a Mantosh, y puede saberse gracias a la


escena en la que los padres de Saroo y él están hablando sobre que Mantosh “si
tiene dinero, se meterá en problemas de nuevo”. Se infiere que es algo relacionado
con las drogas o robo, aunque no es del todo claro. Lo que sí es cierto es que, sea
lo que sea, Mantosh estaba teniendo conductas destructivas consigo mismo y con
los demás.
CONCLUSIÓN

Gracias a lo planteado en el desarrollo y tras analizar el contenido de éste, las


escenas, y la teoría articulada, puede afirmarse que en efecto se da una transición
gradual (en términos de psiquismo) desde que Saroo es pequeño hasta que llega a
la edad adulta de las diferentes posiciones por las que transita la mente infantil. No
obstante, la teoría de las posiciones no sólo adscribe al periodo infantil del desarrollo
sino que permanece hasta en el psiquismo adulto (como se evidencia, de hecho, en
el filme). A través del desarrollo se pudo ver cómo en la época en la que Saroo era
niño predominaba la posición esquizo-paranoide y luego, ya de adulto y tras
reactivarse el duelo por los objetos perdidos en la infancia, hay un predominio total
de la posición depresiva.

En cuanto a lo que ha sido planteado con respecto a los desarrollos de Donald


Winnicott también fue correcto, puesto que, como se ve en la conducta de Saroo y
Mantosh, tras comparar ambos con los desarrollos del autor mencionado se puede
inferir que Saroo tuvo una infancia en donde su ambiente facilitador permitió que se
desarrollase como un individuo sano, mientras que en el caso de Mantosh una falla
del ambiente provocó, al crecer, que su conducta fuera destructiva para consigo
mismo y los demás.

Puede decirse, entonces, que cuanto más sano sea el ambiente en el que se
desarrolle el niño, mayores serán las probabilidades de crecer como un individuo
capaz de duelar por sus objetos, y también desarrollar capacidades para reparar los
objetos dañados.

Por último, debe decirse que en este trabajo se han excluido desarrollos sobre el
complejo edípico de Klein, concretamente el superyó materno, así como también
los desarrollos sobre un caso de adopción de Winnicott, con el cual podría
establecerse un paralelo entre los personajes de la película y el caso planteado en
ese texto. Sobre el superyó materno puede decirse que se vislumbra un vínculo con
ese concepto, de manera figurativa, en la escena del orfanato y la persecución al
grupo de niños en la calle.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Klein, M. (1952) Algunas conclusiones teóricas sobre la vida emocional del bebé.
En Envidia y Gratitud. Melanie Klein Obras Completas (Vol. III, pp 70-101). Bs. As.:
Paidós.

-- Klein, M. (1940) El duelo y su relación con los estados maníaco–depresivos. En


Amor, Culpa y Reparación. Melanie Klein Obras Completas (Vol. I, pp. 346-371).
Bs. As.: Paidós.

- Klein, M. (1957) Envidia y Gratitud. En Envidia y Gratitud. Melanie Klein Obras


Completas (Vol. III, pp 181-240). Bs. As.: Paidós.

- Klein, M. (1946) Notas sobre algunos mecanismos esquizoides. En Envidia y


Gratitud. Melanie Klein Obras Completas (Vol. III, pp 10-33). Bs. As.: Paidós.

- Winnicott, D (1962) La integración del Yo en el desarrollo del niño. En WInnicott,


D. Los procesos de maduración y el ambiente facilitador (pp73- 82). Buenos Aires:
Paidós.

- Winnicott, D. (1952). Las psicosis y el cuidado de los niños. En Winnicott, D.


Escritos de pediatría y psicoanálisis (pp. 301-312). Barcelona: Laia.

- Winnicott, D. (1956) Preocupación maternal primaria. En Winnicott, D. Escritos de


Pediatría y Psicoanálisis (pp.397-404). Buenos Aires: Paidós.
CITAS BIBLIOGRÁFICAS

(1) (2)- Klein, M. (1940) El duelo y su relación con los estados maníaco–
depresivos. En Amor, Culpa y Reparación. Melanie Klein Obras Completas (Vol. I,
pp. 346-371). Bs. As.: Paidós.
(3) (4)- Klein, M. (1957) Envidia y Gratitud. En Envidia y Gratitud. Melanie Klein
Obras Completas (Vol. III, pp 181-240). Bs. As.: Paidós.

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