Analisis Obras
Analisis Obras
Una de las piezas artísticas más antiguas y más famosas que existen.
Es francamente sorprendente que una pieza tan antigua pueda acaparar tanta habilidad,
belleza y significación. Un objeto que habla por sí solo. Porque fue confeccionado con
el objetivo de representar una idea, una cultura, un modo de pensar.
El grupo o personas que la elaboraron y la ostentaron no se referirían a esta pieza
como Venus. Este nombre se le otorgó en relación a la diosa romana con el mismo
nombre. Al ser descubierta, se le relacionó con la deidad del amor y la belleza y de ahí
el paralelismo.
Características
Su dimensión permitía llevarla consigo allá donde se fuese. Un buen objeto para
transportar en los lugares donde se asentaban estas sociedades paleolíticas nómadas.
Una pequeña venus con mucho significado.
Lo que se quiere resaltar de la figura son sus atributos femeninos. Aquellos que
dan la vida. Algunas de estas partes conservan todavía parte del color ocre que tenía la
figura en su origen.
Al contrario que estas partes más destacadas, el resto del cuerpo está elaborado con
mucho menos detalle. Incluso la cabeza no cuenta con los rasgos faciales sino que se
representa con una especie de gorro que tapa la cara casi al completo.
La escasa atención mostrada en el resto del cuerpo hace pensar a los investigadores
que no se quería representar una persona en concreto sino una imagen de los
órganos reproductores femeninos. No una mujer sino a la mujer en general, como
generadora de vida. Por eso siempre se ha relacionado a la Venus de Willendorf con la
fertilidad y de ahí la creencia de que se trata de un exvoto a la diosa de la fertilidad o a
la mujer en sí.
“Las personas que hicieron esta figura vivían en el ambiente hostil de la edad de hielo,
donde las características de gordura y fertilidad habrían sido muy
deseables”, explica PBS.
“Entonces, en términos de personas paleolíticas, las partes que más importaban tenían
que ver con una reproducción exitosa: los senos y la región pélvica. Por lo tanto, estas
partes fueron aisladas y amplificadas por el cerebro del artista”.
Él pensaba que para que los niños potencien el desarrollo de sus habilidades de manera
óptima había que proporcionarles un ambiente educativo apropiado, estimulándolos
con amor, aprecio, dejar que se relacionen con otros niños de su misma edad, y que
crezcan en una familia considerada “indivisible”.
Para Froebel a través del juego-trabajo, la educación tendrá como resultado gente
activa, con ideales y comprometida.
Froebel desarrolló una serie de juegos y actividades que llamó: regalos y ocupaciones.
Los regalos llevan al descubrimiento; la ocupación al invento. Los regalos conducen al
entendimiento; la ocupación ofrece poder», escribió.
Cuatro de los regalos de Froebel son una caja que contiene bloques de formas variadas,
precursores de los populares bloques de construcción actuales. Como el resto de
los regalos de Froebel, son sencillos y elegantes. Permiten explorar en profundidad el
razonamiento espacial, el pensamiento analítico y el diseño creativo y pueden ser
disfrutados también por los adultos.
Cuando se levanta la caja por encima de los bloques, el niño ve un cubo. La primera
experiencia del regalo es la percepción de unidad. Cuando el pequeño se da cuenta de
que el cubo está formado por distintos bloques, el deseo natural del niño es desmontar
el cubo. Entonces se encuentra con muchos bloques con distintas formas.
Delacroix nos pinta una barricada humana sobre la que avanza la libertad,
imparable y desnuda, con la ayuda del pueblo francés. Por supuesto, la mujer
enarbola una banderita, que es ese trapito que tanto estimula a los patriotas. Manía de
los románticos, tan nacionalistas ellos, de asociar libertad y nación.
Todo este patriotismo viene por la insurrección parisina de julio de 1830, llamadas
las Tres jornadas gloriosas (Trois Glorieuses), que acabó con el reinado del terror
de Carlos X y puso a Luis Felipe de Orleans en el trono. Por fin Francia le daba algo
de poder real a la burguesía. Esto implicó el comienzo de un ciclo de revoluciones en el
continente europeo contra los gobiernos monárquicos.
Como buen romántico, Delacroix sabía remover emociones, y qué mejor que
mostrando a este conjunto de gente en una lucha épica por conseguir sus ideales.
Se especula que el burgués con sombrero de copa del cuadro La Libertad guiando al
pueblo es un autorretrato del propio Delacroix plasmando su espíritu de lucha.
Representa la clase media alta luchando junto a todos por igual, pero a la derecha de
Libertad. El adolescente con dos pistolas representa a los más jóvenes, o sea, al futuro.
Un obrero que lucha detrás del burgués con una espada representaría la clase
Los caídos en el cuadro La Libertad guiando al pueblo yacen expuestos sobre los
escombros de una explosión. Uno de ellos se arrastra hacia los pies de Libertad dándole
sus últimas fuerzas, pero lleno de esperanza.
Dos jardines de ornamentales se sitúan junto a la fachada trasera: los jardines de verano
y de invierno, orientados convenientemente para ser aprovechados en las dos estaciones
más extremas del año. A continuación se dispone el denominado Jardín Grande, que
presenta inicialmente una plazoleta cuadrada con fuente y en su frente dos
construcciones con grutas situadas a ambos lados de una cascada de agua formada por
delfines.
El agua proviene de la Fuente de los Ríos situados sobre una plataforma. Estos dos
elementos también están presentes en Bagnaia y constituyen la principal aportación de
Vignola al jardín renacentista italiano. Al fondo del eje de la cadena se sitúa el Casino,
que posee una logia en su frente abierta al jardín. A un lado del Casino y en un nivel
inferior se ubica el Jardín Secreto, que tiene planta rectangular, vegetación de setos
recortados, y que está adornado en su perímetro con esculturas de delfines y hermes con
instrumentos musicales, que expresan el carácter lúdico y festivo de este espacio. La
mayoría de estas esculturas salieron de la mano de J. del Duca.
Finalmente por una escalera lateral, adornada con muretes coronados por una cadena de
surtidores, formados por delfines y tazas, se accede a una amplia explanada, adornada
en su centro con la Fuente del Lirio y en un lateral con una gruta, que recuerda también
a la Fuente del Diluvio de Bagnaia.
http://lostonsite.com/2011/07/17/cuando-el-pentagono-encerraba-un-circulo/
(mas data)
Las protagonistas son las prostitutas que se ofrecían a los turistas occidentales en el
mercado de Papeete, haciendo posiblemente una crítica a la situación que estaba
provocando la llegada de occidentales entre los indígenas. A pesar de ser prostitutas, las
presenta con vestidos muy discretos y poses poco insinuantes.
Gauguin se empeña en representar las figuras de manera plana, para asemejarse más al
arte primitivo. Por eso parece que las mujeres están pegadas al paisaje arbolado del
fondo, donde observamos otras dos figuras que parecen sacadas de los jeroglíficos de
una pirámide egipcia.
Pretendió dar una nueva visión del mundo exaltando lo exótico e ingenuo de Tahiti y el
“primitivismo” de Bretaña.
Extiende los colores en amplios campos dentro de gruesas líneas por influencia del arte
medieval y estos colores son fuertes, vivos, puros, colores planos y muchas veces
arbitrarios que no responden a lo que llamamos realidad , pues para ello ya está la
fotografía.
Sin duda es Arearea una de las composiciones más interesantes de las realizadas por
Gauguin en su primera estancia en Tahití. Presenta a dos jóvenes sentadas bajo un árbol,
una de ellas tocando la flauta; en primer plano encontramos un perro rojo y, al fondo,
tres mujeres que adoran a un ídolo. El título, escrito en el lienzo, tiene gran importancia
para los simbolistas con los que Gauguin se relaciona. Como ocurre en múltiples obras
de este periodo, la mujer es la protagonista de la escena, junto al colorido empleado. Las
tonalidades son aplicadas de manera plana, sin dar sensación de profundidad -
influencia de la estampa japonesa que tanto entusiasmaba a los impresionistas - jugando
con verdes, amarillos, naranjas y blancos, que dotan de inmensa alegría a la imagen. El
primitivismo que tanto interesaba al artista se encuentra en las figuras del fondo - que
también están presentes en otras obras como Mahana no atua - así como la pose
hierática de las dos protagonistas, pintadas como si fueran estatuas maoríes. Las líneas
ondulantes que surcan la composición muestran la influencia japonesa. Cuando la obra
fue expuesta en París en el año 1893, el perro rojo causó risas y escándalo, signo
inequívoco de la incomprensión hacia la pintura de Gauguin.
Una escena del paraíso, seres humanos y naturaleza en comunión armoniosa, la música
habita en el paisaje y en el corazón de las personas e incita la curiosidad de un perro
anaranjado que se acerca. Dos mujeres de piel cobriza están sentadas a la sombra de un
frondoso árbol, rodeadas de flores y plantas silvestres; una de ellas toca la flauta y la
otra la escucha mientras nos mira a los ojos con una tenue sonrisa. Más atrás, otras tres
mujeres danzan enfrente de un gran ídolo que parece como si las observara impasible.
Un río teñido de tonos rojos se desplaza a lo largo de todo el cuadro, flanqueado por una
playa arenosa y un claro en el bosque de oscuros árboles. No hay temporalidad,
tampoco drama ni condición alguna que se aparte de una serena paz. Nada amenaza a
este edén.
La construcción de Arearea es muy simple y básica, con las figuras ocupando grandes
porciones del cuadro. Las figuras fueron primeramente trazadas con un color ocre
oscuro, luego se trataron con colores planos, solo los cuerpos de las dos mujeres llevan
ligeras sombras que les otorgan relieve. La vista es frontal y la línea del horizonte se
sitúa a la altura de los ojos de la mujer que lleva vestido blanco, lo que insinúa que
estamos en la posición de alguien que está sentado enfrente de ella. Los colores, densos
y de una amplia gama cromática, fueron realizados con pigmentos mezclados con cera,
lo cual le brinda más brillantez a la pasta. Gauguin aplicó los colores directamente sobre
el grueso tejido de cáñamo, sin aplicar primero una imprimación y esto hace que cuando
se contempla el cuadro se puedan ver gran cantidad de brillos que se reflejan en el
relieve de la tela. En la parte inferior derecha se puede ver el título del cuadro y también
la firma de Gauguin, que luego borró parcialmente.
El tratamiento del paisaje es más complejo, ya que Gauguin ha trabajado los elementos
en forma de superficies coloridas y abstractas y no como la representación objetiva de
un paisaje. Su pretensión era la de generar ideas en la mente del observador solamente a
través de líneas, planos y superficies que no representaban absolutamente nada, pero
que se podían asociar con pensamientos, tal como lo hace la música. Las dos mujeres
protagonistas del cuadro han suscitado muchas preguntas por parte de los
investigadores, sobre todo la que lleva vestido blanco. Está sentada en posición de flor
de Loto y su mano derecha toca la tierra en un gesto simbólico de unión con la tierra.
Esta posición hace que su figura se asemeje a la de algunas esculturas de Buda, sobre
todo una que se encuentra en un relieve del templo de Borobudur en Indonesia, del que
Gauguin tenía una fotografía. Lo que sugiere es que quizás la figura de la mujer
representa la pureza. Por otra parte, el color anaranjado del perro recuerda al color del
hábito de los monjes budistas, lo cual refuerza la anterior hipótesis.
7. La alegría de vivir - Henri Matisse.- 1905–
1906
(Paradoja, otredad)
Trata acerca del mito de la Arcadia, un país imaginario habitado por pastores cuyas
únicas tareas eran tocar instrumentos, cantar, bailar, vaguear tirados en la hierba y
“conocerse bíblicamente” de vez en cuando. Pero mientras que en “Lujo, calma y
voluptuosidad”, Matisse había añadido algunos elementos contemporáneos que
modernizaban la escena, en este caso, pinta una obra absolutamente clásica (si no
tenemos en cuenta la técnica utilizada, claro). El resultado es de una belleza
arrebatadora, con esos árboles sinuosos que se unen en la parte superior para enmarcar
la escena, y los arabescos que forman los cuerpos curvilíneos de las figuras: la chica
amarilla que se está adornando el cuerpo con una guirnalda de flores, la retorcida pareja
de amantes, las dos mujeres (morena y pelirroja) que están tumbadas en el suelo, una de
frente y otra de espaldas, el pastorcillo que toca la flauta… Algunos de estos personajes,
como los que están bailando en corro, los reutilizaría más tarde para otras obras,
como La danza. Aunque el colorido es muy intenso, es tan armónico que resulta más
sensual que violento. Es una obra muy optimista, como casi todas las que pintó Matisse
a lo largo de su carrera. No en vano, era un artista que celebraba todos los días “la
alegría de vivir”.
Su obra magna es la serie de 36 vistas del monte Fuji. Estos grabados de la montaña
sagrada de Japón gozaron de una enorme popularidad en su época, por lo que
posteriormente Hokusai añadió 10 vistas más a la serie. Además, años más tarde el
propio artista inició una serie aún más numerosa, las “100 vistas del monte Fuji”.
La serie incluye tanto vistas cercanas en la que el Monte Fuji es el único protagonista de
la composición (“Fuji rojo” o “Tempestad bajo la cima”) como vistas algo más lejanas
que permiten representar la vida y paisajes de sus alrededores (“La costa de Kamakura”
o “Molino en Onden) e incluso vistas tan lejanas que resulta difícil advertir la presencia
de la montaña sagrada (“Bajo Meguro” o “Lago Suwa en la Provincia de Shinano”). La
obra más famosa de la serie, “La Ola”, fue escogida en 2006 como una de las 50 obras
maestras de la pintura por theartwolf.com.
Todos y cada uno de los grabados son auténticas obras magistrales con identidad propia.
En conjunto, las 36 vistas del monte Fuji representan una de las cumbres de la pintura
de paisajes de cualquier era. Estos grabados fueron enormemente admirados por los
pintores impresionistas y post-impresionistas, desde Claude Monet hasta Vincent van
Gogh.