Linares Jorge Enrique - Etica Y Mundo Tecnologico PDF
Linares Jorge Enrique - Etica Y Mundo Tecnologico PDF
Linares Jorge Enrique - Etica Y Mundo Tecnologico PDF
ÉTICA Y MUNDO
TECNOLÓGICO
Diseño de portada:
Imagen de la portada: Diana Salazar, Puente,
técnica mixta/tela/madera 80 x 100 cm, 2007
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
AMBROSIO VELASCO GÓMEZ
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Primera parte
LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
Segunda parte
HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
Epílogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 495
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 505
Definitivamente desencadenado, Prometeo, al que
la ciencia proporciona fuerzas nunca antes cono-
cidas y la economía un infatigable impulso, es-
tá pidiendo una ética que evite mediante frenos
voluntarios que su poder lleve a los hombres al
desastre.
1
Günther Anders llamó a esta discrepancia el “desfase prometeico”, véase
el capítulo correspondiente.
19
20 INTRODUCCIÓN
2
A lo largo de este trabajo utilizaré el término “técnica” (y derivados como
actividad técnica o fenómeno técnico) para referirme en general a la actividad
humana de transformación de la naturaleza; usaré “tecnología” o “actividad
tecnológica” para referirme específicamente a la técnica moderna que incorpo-
ra conocimiento científico y distinguirla así de la técnica premoderna. Cuando
sea preciso, emplearé el concepto de “tecnociencia” para referirme al complejo
ciencia-tecnología que constituye el motor de desarrollo y expansión del fenó-
meno técnico contemporáneo. Por último, usaré siempre “mundo tecnológico”
para nombrar la modalidad actual predominante de relación del ser humano
con la naturaleza, que condiciona las formas en que éste actúa e interviene en la
naturaleza y en el entorno social.
INTRODUCCIÓN 21
LA “FILOSOFÍA DE LA SOSPECHA”
SOBRE EL MUNDO TECNOLÓGICO
3
En la filosofía de la tecnología convergen (y divergen) al menos dos tra-
diciones principales: por un lado, la que proviene de la filosofía analítica de la
ciencia y de la ingeniería misma, y por otro, la que deriva de la tradición feno-
menológica, la crítica humanística y la teoría social heredera de la Escuela de
Frankfurt. [Véase Mitcham, Carl, Thinking through Technology. The path between
Engineering and Philosophy, The University of Chicago Press, Chicago, 1994]. La
tradición analítica (“ingenieril”, en la clasificación de Carl Mitcham) tiene una
perspectiva internalista, puesto que ha efectuado principalmente análisis intra-
sistémicos de la técnica moderna y ha dilucidado cuestiones epistemológicas,
en cuanto al diseño y realización de los sistemas técnicos. Desde esta perspecti-
va internalista se concibe a la tecnología como un modo de conocimiento y de
intervención en el mundo. Tiende a una cierta concepción nominalista que afir-
ma la realidad concreta de los sistemas técnicos empíricamente verificables, y
rechaza los juicios de valor generalizados o la concepción de la técnica como
una totalidad sistémica. Para esta tradición, en general, los juicios de valor pue-
den hacerse sólo sobre los sistemas técnicos en concreto, y no sobre la tecno-
logía en su conjunto. La tradición analítica de la filosofía de la técnica ha soste-
nido a menudo una concepción “antropocéntrica” e “instrumentalista” de la
técnica y ha elaborado distintas teorías que intentan describir los componentes
fundamentales de su racionalidad instrumental. Esta línea de pensamiento so-
lía considerar que la técnica era éticamente neutra e intrínsecamente benéfica,
pues hacía abstracción de su contexto social, y no tomaba muy en cuenta que
las innovaciones tecnológicas han implicado modificaciones de los modos de
22 INTRODUCCIÓN
4
Véase Pinch, Trevor / Bijker, Wiebe, “The social construction of facts and
artifacts” en Scharff, Robert / Dusek, Val (eds.), Philosophy of Technology,
Blackwell, USA/UK, 2003.
INTRODUCCIÓN 27
5
Véase Broncano, Fernando, Mundos artificiales. Filosofía del cambio tecnológi-
co, Paidós/UNAM, México, 2000, cap. 1.
28 INTRODUCCIÓN
ders señala el craso error que significa seguir pensando que la bom-
ba atómica es igual que cualquier arma convencional, sea una pisto-
la, una metralleta o incluso un proyectil. El carácter específicamente
inusual de la bomba atómica (es decir, su carácter no-instrumen-
tal) sitúa a este artefacto en una dimensión distinta por su enorme
potencial destructivo: deja de ser una herramienta que se puede
manipular a voluntad, deja de estar sujeta a la intencionalidad del
sujeto. Impone nuevas condiciones sociales (desde su fabricación
misma), y su mera presencia ha transformado radicalmente la na-
turaleza de la acción de empuñar un arma y amenazar con ella,
porque la amenaza abarca potencialmente a toda la humanidad.
Esta característica no es exclusiva sólo de algunos artefactos (prin-
cipalmente, de los que tienen fines destructivos), sino también de
los macrosistemas tecnológicos complejos que no están “a la mano”,
que no se pueden controlar fácilmente a voluntad, como las centra-
les nucleares, los sistemas de generación y conducción de energía,
los sistemas de misiles intercontinentales, pero también los siste-
mas financieros, comerciales, de telecomunicaciones, educativos,
sanitarios, etcétera, que han alcanzado una dimensión global y/o
de alta complejidad estructural material (artefactual), sociopolítica
y ambiental. Una vez construidos, una vez materializados, estos
sistemas tecnológicos de alta complejidad imponen a los agentes
humanos sus propias condiciones y reglas, y sólo permiten limita-
das elecciones de uso.
Así pues, la tesis de la tecnología autónoma no niega que sigan
existiendo una multiplicidad de instrumentos y herramientas que
usamos a voluntad, que controlamos y cuya finalidad nosotros de-
cidimos. Pero lo distintivo de la tecnología contemporánea es su
carácter sistémico, el constituirse como un entramado o engranaje
planetario de sistema imbricados de artefactos, en el que los usua-
rios tienen pocas posibilidades de elección y de orientación del de-
sarrollo del sistema mismo.
Por consiguiente, la tesis de la autonomización de la tecnología
no se aplica a los artefactos y operaciones técnicas en particular, a
las herramientas e instrumentos, sino a la totalidad de sus relacio-
30 INTRODUCCIÓN
6
La actitud escéptica y de subvaloración de la técnica durante la Antigüe-
dad fue una derivación de la preeminencia de la actividad teórico-contemplativa,
a partir de los sistemas filosóficos de Platón y Aristóteles. Dado que el ideal
ético de los filósofos griegos clásicos fue el de la “vida contemplativa”, la anti-
güedad filosófica consideró que la técnica tenía un rango menor que el saber
teórico puro, tanto en sentido epistémico como moral. Esta actitud ejerció una
indeclinable influencia que se prolongó durante la Edad Media y los inicios de
la Modernidad. Así pues, predominó en la tradición filosófica, principalmente
durante la Antigüedad, una concepción escéptica que no valoraba positivamen-
te el conocimiento y la actividad técnicos, y que veía en sus afanes un peligro de
hybris y de degradación de las virtudes morales y políticas. Además, la técnica
no constituyó un problema filosófico de primer orden por la sencilla razón de
que ella no tuvo hasta el siglo XX consecuencias negativas de alcance mayor
sobre el medio ambiente y la sociedad.
32 INTRODUCCIÓN
7
Véase el capítulo sobre Ellul.
INTRODUCCIÓN 33
8
Nicol interpretó este cambio histórico como una crisis de los fines existen-
ciales de ciencia y la razón teorética. Véase Nicol, E., La reforma de la filosofía,
FCE, México, 1980, cap. 1.
34 INTRODUCCIÓN
9
Véase en la segunda parte de este libro la explicación del concepto de tec-
nociencia.
INTRODUCCIÓN 35
***
LOS ANUNCIADORES
DEL RIESGO MAYOR
MARTIN HEIDEGGER: AL ENCUENTRO
CON LA ESENCIA DE LA TÉCNICA
1
En este capítulo nos referiremos al mundo tecnológico con la expresión
que Heidegger utiliza: “técnica moderna”.
43
44 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
EL CONTEXTO HISTÓRICO-POLÍTICO
DE LA FILOSOFÍA HEIDEGGERIANA DE LA TÉCNICA
2
Cf. Michael Zimmerman, Heidegger’s Confrontation with Modernity, Techno-
logy, Politics, Art, caps. 1-7.
MARTIN HEIDEGGER 45
3
El conservadurismo alemán de principios del siglo XX veía en la “moder-
nidad” tecnológica e industrial un peligro para el Geist germánico. La moderni-
dad levantaba suspicacias por la ruptura cultural que implicaba la revolución
tecnológica e industrial, el cientificismo racionalista y el positivismo, así como
por las consecuencias políticas y sociales de la “modernización”: individualis-
mo y sentido materialista de la vida, la democracia representativa y el libre
comercio. Muchos intelectuales alemanes conservadores veían en esos fenóme-
nos “fuerzas oscuras” que destruirían los “valores” del pueblo alemán. Para
ellos, tan peligroso era para el espíritu germánico tanto el capitalismo indus-
trial cuanto el bolchevismo. Algunos creyeron, Heidegger entre ellos, que el nacio-
nalsocialismo podría haber sido una tercera vía que fundara un “nuevo comien-
zo” de la civilización germánica (europea) al reencontrar sus orígenes espiri-
tuales. Este nuevo comienzo cuasi mítico habría liberado al pueblo alemán de
la enajenación del trabajo y de las decadentes estructuras propias de la socie-
dad tecnológica industrial.
4
Véase M. Zimmerman, op. cit., caps. 4-6.
5
Idem.
46 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
6
Martin Heidegger, Introducción a la metafísica, pp. 42-43.
M. Heidegger, La autoafirmación de la universidad alemana. El rectorado 1933-
7
8
Según el testimonio de Karl Jaspers, quien entregó después de la guerra un
informe decisivo para la inhabilitación académica de Heidegger, éste no com-
partió el antisemitismo brutal y agresivo del régimen, pero nunca lo combatió;
asumió pasivamente todas las políticas discriminatorias que ordenaba el Esta-
do no sólo en las universidades (cuando fue rector y después), sino en todos los
ámbitos civiles. No le causaba ningún problema que los judíos fueran exclui-
dos de la academia y de la vida social. Dejó de visitar a Husserl y evitó el
contacto con profesores y alumnos judíos. A pesar de esta indiferencia moral (o
indolencia) e incapacidad total de crítica a un régimen totalitario, no se le puede
imputar a Heidegger el no haber visto con anticipación el carácter criminal del
nazismo ni mucho menos responsabilizarlo como un colaborador en el genoci-
dio de judíos y otras minorías, así como en el asesinato y persecución de todos
los opositores al régimen nazi. Véase Rüdiger Safranski, Un maestro en Alema-
nia. Martin Heidegger y su tiempo, cap. 14.
9
Safranski apunta: “Lo que sucedió con la conquista de poder por parte de
los nacionalsocialistas significaba para Heidegger una revolución; era mucho
más que política, era un nuevo acto de la historia del ser, un cambio de época.
Para él, con Hitler comienza una época nueva”. Heidegger interpretó la revolu-
ción nacionalsocialista a partir de su visión filosófica del mundo. Comprome-
50 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
si hubiera sido en realidad una forma sui generis de resistencia. Las investiga-
ciones posteriores de los biógrafos como Otto Pöggler, Safranski o Hugo Ott
han desmentido por completo esa versión.
12
De acuerdo con Safranski, y según el discurso de apertura del propio
Frank, esta comisión tenía el encargo de poner nuevas bases para el derecho
alemán con los valores de “raza, Estado, caudillo, sangre, autoridad, fe, suelo,
defensa, idealismo” propios del nacionalsocialismo. (R. Safranski, op. cit., p. 330).
13
En algunos pasajes de su libro sobre Nietzsche, Heidegger critica la meta-
física de racismo y del biologismo y, veladamente, su utilización en la política
racista del Tercer Reich.
52 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
14
¿Qué habría sido del Tercer Reich sin el extraordinario aparato tecnológi-
co que poseía? En gran medida, en el régimen nazi se manifestó por primera
vez, de manera asombrosa y temible, la expansión del poder totalizador no
sólo en las tecnologías y la industria bélicas, sino en los aparatos del Estado y
sus instituciones políticas, judiciales, policiales, sanitarias, educativas, propa-
gandísticas, etc. La política nazi se revistió de una cara tecnocrática como justi-
ficación ideológica. Por ejemplo, el programa de “eutanasia” T4, antecedente y
experimento de la solución final, se concibió como una tarea técnica de higiene
pública para eliminar a todos los indeseables (enfermos mentales y gente con
discapacidades). Y el genocidio de judíos, gitanos y otras minorías se planteó
cínicamente como una solución técnica de limpieza étnica de los territorios ocu-
pados. Para muchos de los administradores y ejecutores de esos programas,
sus funciones no eran más que tareas técnicas incluso rutinarias. El asesinato
masivo se rigió por criterios de eficacia y eficiencia productiva; la participación
de la industria alemana no sólo se redujo a beneficiarse con el trabajo judío
esclavizado, sino también en el diseño y construcción de las cámaras de gas, los
crematorios, los sistemas de registro y control, de comunicaciones, el sistema
ferroviario, etc. No hacía falta que todos los participantes en el genocidio estu-
vieran convencidos ideológicamente o que sintieran intensamente un odio
antisemita para participar en los crímenes nazis, bastaba con que cumplieran
sus tareas “técnicas” asignadas.
MARTIN HEIDEGGER 53
PRIMERA FACETA.
EL ANÁLISIS DEL OBJETO TÉCNICO (ÚTIL) EN SER Y TIEMPO
El estar-en-el-mundo y la instrumentalidad
15
Utilizo la expresión “estar-en-el-mundo” de la traducción de Ser y tiempo
a cargo de Jorge Eduardo Rivera (Ser y tiempo, trad. de Jorge Eduardo Rivera),
en lugar de la fórmula de la traducción de Gaos (FCE, México, 1985): “ser-en-
el-mundo”, pues la primera es más adecuada para la comprensión de este con-
cepto. El “estar” es el acto de ser: la forma propia del Dasein. Éste no es una
esencia, es una “estancia”, ex-sistencia abierta al ser. Todas las citas de Ser y
tiempo provienen de esa nueva traducción, con algunas variantes de la traduc-
ción clásica de Gaos que indicaré entre corchetes. Todas las citas se cotejaron
con el original en alemán.
16
Heidegger advierte la equivocidad del concepto “mundo”. Este término
puede significar: a) la totalidad de entes que están dentro del mundo; b) la re-
gión ontológica que comprende a una clase de entes intramundanos, por ejem-
plo, “mundo de la ciencia”, “mundo de la música”, “mundo de la política”, los
cuales designan el conjunto posible de entes comprendidos en un ámbito de la
actividad humana; c) puede significar también el ámbito propio “en el que vive”
el ser humano (distinto del “mundo de entes”): mundo circundante, mundo
doméstico, mundo propio y cercano; d) designa, por último, la “mundanidad”
como a priori del mundo en general, de todo mundo posible. Heidegger utiliza
el tercero y el cuarto sentidos y, por ello, emprende el análisis de la mundanidad
como el ámbito más inmediato del Dasein.
MARTIN HEIDEGGER 57
17
M. Heidegger, Ser y tiempo, p. 83.
MARTIN HEIDEGGER 59
El útil y la utilidad
18
Ibid., p. 88.
60 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
19
Zeug designaría “cosa” en general, Heidegger a veces precisa: “Schreib-
zeug”: útil para escribir, “Werkzeug”: herramienta; lo que hace a una “cosa”
un útil es la pragmaticidad (Zeughaftigkeit), es decir, la cualidad de ser útil.
20
M. Heidegger, Ser y tiempo, p. 96.
MARTIN HEIDEGGER 61
21
Ibid., p. 97.
62 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
22
Idem.
23
En esta idea idea de la incorporación del objeto técnico sigo en la interpre-
tación de los textos heideggerianos que hace Don Ihde, quien tiene el mérito de
recuperar desde una perspectiva fenomenológica, la filosofía heideggeriana
de la técnica en varios de sus escritos. Véase, Don Ihde, Technics and Praxis.
24
Muchos ejemplos pueden darse de este fenómeno: los anteojos que se
“encarnan” y dejan de ser un medio “a través” del cual alguien puede ver: ojos
y anteojos forman (para el miope) una unidad mundana de acción. En cambio,
un objeto que altera la visión ordinaria, como un telescopio o un microscopio,
mantienen su carácter objetivo y “abstracto”; no se incorporan a la acción mun-
dana del ver, pues el ver a través del microscopio no es un “ver en torno”, sino
un observar “teórico” que requiere una mediación intelectual. Todavía más, el
ver “a través” de un radiotelescopio ya ni siquiera es un ver “con los ojos”, sino
un observar de orden distinto que requiere conocimientos específicos para po-
der interpretar los datos que se obtienen con dicho dispositivo. Heidegger ha
mostrado una particularidad del “modo de existencia de los objetos técnicos”:
la capacidad de los objetos técnicos para ser incorporados (a veces, casi encarna-
dos) e integrados a la actividad técnica del ser humano.
MARTIN HEIDEGGER 63
25
En El origen de la obra de arte, Heidegger toma como ejemplo un par de bo-
tas campesinas plasmadas en un cuadro de Van Gogh. La imagen de las botas
nos muestra la finalidad inherente de estos objetos: la utilidad. Sólo en el uso
las botas son útiles que sirven-para. Y esta finalidad es tanto más plena cuan-
to menos son contempladas por el usuario como objetos “a la vista”; mientras
menos presentes están para el usuario, y más incorporados a su actividad coti-
diana: “Lo son tanto más cuanto menos piensa la labradora en sus botas duran-
te el trabajo, cuando ni siquiera las mira y las siente” (M. Heidegger, “El origen
de la obra de arte”, en Caminos de bosque, p. 23).
26
Si observamos, en cambio, cómo se enfrenta alguien a un objeto técnico
que desconoce y no domina (sea un instrumento musical, una herramienta o
una computadora) será evidente la “tosca” objetividad material del útil ante el
sujeto. Lo mismo sucede con el útil descompuesto; mejor, “indispuesto”. El útil
puede estar deformado, averiado o semidestruido, pero, en todo caso, sigue
estando a la mano. La “inempleabilidad” del útil no se descubre por una mira-
da contemplativa que analiza sus componentes o su forma, sino por la circuns-
pección pragmática del trato cotidiano con las cosas. Al descubrir la
“inempleabilidad” del útil, su no-disponibilidad remite negativamente a su fi-
nalidad pragmática.
27
M. Heidegger, Ser y tiempo, p. 98.
64 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
28
Ibid., 103.
29
Günther Anders criticaba duramente a Heidegger por los anacronismos
de los análisis de Ser y tiempo: “su ‘mundo instrumental’, su Zeugwelt es un
mundo de artesanos de aldea, un mundo de talleres de manufactura. Con ra-
zón llamó Scheler a la filosofía de Heidegger una ‘ontología de zapatero’. Las
fábricas no existen todavía en Ser y tiempo; sus análisis no sólo no son marxis-
tas [...], sino que son premarxistas, precapitalistas incluso” (véase Günther An-
ders, Llámese cobardía a esa esperanza, p. 52).
66 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
30
Véase Edmund Husserl, La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología
trascendental.
MARTIN HEIDEGGER 67
31
M. Heidegger, “La época de la imagen del mundo”, en Caminos de bosque,
p. 72.
32
“Objeto [Gegenstand] en el sentido de ob-jeto sólo se da allí donde el hom-
bre se convierte en sujeto, donde el sujeto se convierte en yo, y el yo en ego cogito”
(M. Heidegger, “Superación de la metafísica”, en Conferencias y artículos, p. 75).
68 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
33
M. Heidegger, “¿Y para qué poetas?”, en Caminos de bosque, p. 214.
34
M. Heidegger, “La época de la imagen del mundo”, en op. cit., p. 74.
MARTIN HEIDEGGER 69
libre voluntad, una posición como ente cognoscente capaz para com-
prender y abarcar la imagen total del mundo. En tal decisión, el
sujeto toma el puesto del “representante del ser”. Por ello, el proce-
so por el cual el mundo se convierte en imagen es el mismo por el
que el ser humano se convierte en subjectum de todo lo ente.
35
M. Heidegger, “¿Y para qué poetas?”, en op. cit., p. 215.
70 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
38
Ibid., p. 219.
72 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
39
M. Heidegger, “Carta sobre el humanismo”, en Hitos, p. 281.
MARTIN HEIDEGGER 73
40
Ibid., p. 272.
41
En “De la esencia de la verdad” (1930), Heidegger argumenta que dicha
esencia es la libertad, entendida como el “dejar ser [sein-lassen] a lo ente”. Este
dejar ser al ser es un comprometerse [sich einlassen] con el ente: “Dejar ser —
esto es, dejar ser a lo ente como eso ente que es— significa meterse en lo abierto
y en su apertura, una apertura dentro de la cual se encuentra todo ente [...] Este
ámbito abierto fue concebido en sus inicios por el pensar occidental como lo no
oculto”. La £l»deia significa entonces “desocultamiento” de lo ente. Pero, ad-
vierte Heidegger, comprometerse en el desocultamiento del ser no es “perder-
se” en él, sino permitir que éste se manifieste tal como es. Véase M. Heidegger,
“De la esencia de la verdad”, en Hitos, pp. 159-160.
42
M. Heidegger, “Carta sobre el humanismo”, en op. cit., p. 280.
74 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
43
M. Heidegger, “Superación de la metafísica”, en op. cit., p. 72.
MARTIN HEIDEGGER 75
SEGUNDA FACETA.
EL DESCUBRIMIENTO DE LA ESENCIA DE LA TÉCNICA
44
Heidegger pronunció en Bremen, en diciembre de 1949 y en marzo de
1950, bajo el título “Einblick in das was ist” (Observación sobre lo que es) cua-
tro conferencias: Das Ding (La cosa), Das Gestell, Die Gefahr (El peligro) y Die
Kehre (La vuelta). La segunda conferencia es el origen de lo que expuso en 1953
en un curso de la Academia Bávara de Bellas Artes, titulado “Las artes en la era
de la técnica”, texto que después se convirtió en La pregunta por la técnica (Die
Frage nach der Technik). La primera conferencia es la base del texto homónimo
que se recoge en Ensayos y Conferencias (1954) y la cuarta conferencia dio origen
al texto publicado en 1962: Die Kehre (La vuelta).
45
Heidegger no habría aceptado que su crítica tiene un sentido ético. El filóso-
fo alemán pretendía exponer las consecuencias negativas para el ser humano,
que se derivan del influjo de la esencia de la técnica moderna. Así, él expone un
problema ontológico y no un problema ético. Sin embargo, si consideramos, como
Heidegger lo hace en la Carta sobre el humanismo, que la ontología es una “ética
original”, y si el problema que se plantea tiene que ver con el ser del hombre, la
relación que éste establece con la técnica moderna no puede ser más que un
problema para una ética “radical” que se piense desde las estructuras ontológicas
que definen lo humano. Lo que se pone en juego es lo más preciado del ser del
hombre: la libertad. Si la libertad está en juego, entonces estamos ante un pro-
blema ético.
76 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
46
“La representación común de la técnica, según la cual ella es un medio y
una actividad humana, puede ser llamada la concepción instrumental y antro-
pológica de la técnica” (M. Heidegger, “La pregunta por la técnica”, en Confe-
rencias y artículos, p. 10). Heidegger sostiene que son cinco las tesis que delimi-
tan la concepción habitual de la técnica: 1. La técnica es un medio inventado y
producido por el hombre. 2. La técnica moderna es, en tanto que instrumento,
la aplicación práctica de la ciencia moderna de la naturaleza. 3. La técnica in-
dustrial es un campo particular de la civilización moderna. 4. La técnica mo-
derna es la continuación progresiva y gradualmente perfeccionada, de la vieja
técnica artesanal. 5. La técnica moderna exige, en tanto que instrumento huma-
no, estar bajo el control del hombre. Éste debe asegurarse de su dominio así
como de su propia fabricación. Véase M. Heidegger, Langue de tradition et langue
technique, pp. 14-15).
MARTIN HEIDEGGER 77
47
M. Heidegger, “La pregunta por la técnica”, en op. cit., p. 11. Las citas se
cotejaron con el original.
48
Sigamos el ejemplo que da Heidegger: un objeto producido, una copa de
plata. Preguntemos por sus causas. 1. Causa material, la plata; 2. Causa formal,
copa; 3. Causa final, copa sacrificial, por ejemplo; 4. Causa eficiente: el orfebre.
Heidegger reinterpreta el sentido griego de la causa [ait …a]. Ésta significa aque-
llo que responde por otra cosa, lo que es “culpable” o responsable de otra cosa.
Las cuatro causas son, en este sentido, los modos relacionados entre sí del acto
que responde por algo producido. Las cuatro causas son co-responsables del
objeto producido. El orfebre hace que aparezca algo que estaba latente en la
materia, pero oculto; hace surgir una nueva forma del ser de la plata, una for-
ma inédita que surge desocultándose en la reunión de las cuatro causas. El
trabajo es el proceso por el cual se hace aparecer el producto y en donde las
otras tres causas co-responden por la nueva forma de ser.
78 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
portancia decisiva. El filósofo alemán aborda este tema desde Ser y tiempo (pa-
rágrafo 44); hay además otros dos textos: De la esencia de la verdad y Aléthéia,
éste último sobre el fragmento 16 de Heráclito.
MARTIN HEIDEGGER 79
51
El desocultar de la técnica moderna transforma, por ejemplo, una peque-
ña cantidad de materia (uranio enriquecido) y la “revela” como un enorme
quantum de energía. Lo mismo podríamos decir al comparar la utilización de
dos vehículos: una carreta y un avión. La carreta se mantiene ligada a la Tierra,
la gravedad y la inercia restringen su movimiento; ella se mueve en su “lugar
natural”, como habría dicho Aristóteles. En cambio, el avión rompe ese “lu-
gar natural” y desafía las fuerzas gravitacionales. La carreta es un objeto técni-
co “natural”; el avión, “artificial”. La carreta se integra en el paisaje y no per-
turba el orden natural; el avión, por el contrario, irrumpe en los cielos y se
anuncia con su estruendo. La carreta puede armonizar en un retrato artístico
del paisaje natural, digamos, de la Selva Negra. El avión rompe el orden natural de
ese paisaje y le quitaría el sentido artístico al retrato. En el ejemplo que da Hei-
degger sobre el emplazamiento del Rin como fuente de energía hidráulica, el
río es “obligado” a quedar apresado para aprovechar su fuerza cinética en la
generación de energía eléctrica. Ya no es más objeto de contemplación estética
o religiosa, y el hombre ya no habita junto al río armonizando con su entorno,
sino que “emplaza” al río como un objeto técnico.
52
M. Heidegger, “La pregunta por la técnica”, en op. cit., p. 17.
MARTIN HEIDEGGER 81
53
Ibid., p. 17.
82 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
54
Como cuando se habla de las “existencias” en un almacén. Esta palabra
designa un modo estable y disponible de un conjunto de entes que han sido
producidos, empacados, transportados, almacenados y emplazados por la téc-
nica moderna.
55
M. Heidegger, op. cit., p. 22.
MARTIN HEIDEGGER 83
56
El término “Gestell” significa marco, estantería, estructura, soporte, ar-
mazón, chasis. El verbo stellen significa habitualmente poner, colocar, presen-
tar o poner a disposición. Heidegger usa Ge-stell, así separado con el guión, lo
cual expresa el cambio del sentido habitual de esta palabra. Lo Ge-stell quiere
decir para Heidegger la estructura que dis-pone, im-pone y pre-dispone al hom-
bre a desocultar la realidad natural en el modo de la provocación concibiéndo-
la sólo como fondo de reserva (Bestand). En castellano podemos jugar con nues-
tros verbos “poner” y “disponer” siguiendo la idea del stellen alemán, para
poder entender el significado del Ge-stell. La esencia de la técnica proviene de
esa dis-posición que pone-desde el mundo tecnológico los entes producidos y
pre-dispone e im-pone al hombre el imperativo de extraer de la naturaleza toda
la energía y materia necesarias. La traducción de Eustaquio Barjau me parece
muy poco expresiva: “estructura de emplazamiento”. Ciertamente lo Ge-stell
es un a priori, pero la noción de “estructura” parece conferirle un sentido mate-
rial. En francés lo Ge-stell se ha traducido como “arraisonement” o “dis-positif”.
En inglés: “enframing”.
57
M. Heidegger, “La pregunta por la técnica”, en op. cit., p. 22.
84 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
derna. Por ello, Heidegger sostiene que “la teoría física de la natu-
raleza, en la época moderna es la que prepara el camino no sólo de
la técnica sino de la esencia de la técnica moderna”. Y agrega: “La
física de la época moderna es el heraldo, desconocido aún en cuanto
a su origen, de lo Ge-stell”. Esto es así porque la esencia de la técnica
moderna se ha ocultado en el uso habitual de los objetos técnicos
del mundo tecnológico.
58
M. Heidegger, “La vuelta”, en Filosofía, ciencia y técnica, p. 184.
MARTIN HEIDEGGER 85
59
M. Heidegger, “La cosa”, en Conferencias y artículos, p. 143.
Günther Anders reelaborará estas tesis en su exposición del mundo fan-
60
61
M. Heidegger, “La vuelta”, en op. cit., p. 187.
62
Ibid., p. 188.
63
M. Heidegger, “Construir, habitar, pensar”, en Conferencias y artículos,
p. 129.
88 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
sólo en la medida en que está al cuidado del ser. Así, cultivar, cui-
dar, abrigar y construir son formas del habitar. Heidegger distin-
gue entre el construir como “cultivo” del ser y el mero construir
como edificar y producir cosas. “Los dos modos de construir —cons-
truir como cuidar, en latín collere, cultura; y construir como levantar
edificios, aedificare— están incluidos en el propio construir, habitar.
El construir como el habitar, [...] estar en la Tierra, para la experien-
cia cotidiana del ser humano es desde siempre [...] lo ‘habitual’”.64
La modalidad auténtica del habitar (wohnen) es el cultivar la
apertura a la verdad del ser por medio del pensar o el poetizar. El
modo inauténtico es el mero construir (bauen), en el sentido de le-
vantar edificaciones y de construcción técnico-material. El construir
típico de la vida moderna produce edificaciones para “estar de paso”
sin que la vida pueda arraigar. Los espacios urbanos del mundo
tecnológico se caracterizan por ser impersonales, y porque los indi-
viduos no se encuentran en un ambiente propicio para habitar: la
fábrica, la oficina, el centro comercial, la calle misma.65 El sentido
propio del construir ha caído también en el “olvido” y, por ello, ni el
construir ni el habitar que dominan en la era técnica posibilitan la
permanencia de la mundanidad propiamente humana.
Ahora bien, ¿en qué consiste la esencia del habitar? Según
Heidegger, el rasgo primordial del habitar es el proteger o cuidar. En
estos textos Heidegger expone una concepción casi “mítica” del
habitar. En esta idea de la habitación, el mundo circundante ya no
aparece como en la mundanidad de lo “a la mano”, ahora se mues-
tra como mundo-naturaleza, mundo-cosmos.66 La unidad de esta
nueva forma de mundanidad (más propia del mundo premoderno
y de las culturas tradicionales que del mundo tecnológico) se cons-
64
Idem.
65
“Para el camionero la autopista es su casa, pero no tiene allí su alojamien-
to; para una obrera de una fábrica [...], ésta es su casa, pero no tiene allí su
vivienda; el ingeniero que dirige una central energética está allí en casa, sin
embargo no habita allí” (ibid., p. 127).
66
Al contrastar estos dos contextos de la mundanidad, se revela que el Dasein
existe en y con la naturaleza, aunque su mundanidad instrumental se haya con-
vertido en un mundo artificial separado del mundo natural.
MARTIN HEIDEGGER 89
67
M. Heidegger, “Construir, habitar, pensar”, en op. cit., p. 132.
90 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
68
Ibid., p. 137.
69
Ibid., p. 142.
MARTIN HEIDEGGER 91
70
Günther Anders desarrollará ampliamente estas intuiciones, véase infra.
92 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
71
M. Heidegger, Serenidad, pp. 24-25.
72
Ibid., p. 27.
MARTIN HEIDEGGER 93
73
No se trataría de mistificar o fetichizar los objetos técnicos, pues esta ac-
titud es propia de la comprensión instrumental sometida al influjo de la esen-
cia de la técnica, sino más bien de contemplar con reverencia y con respeto el
poder del ser que se manifiesta en la técnica, no como obra nuestra.
74
Ibid., p. 29.
94 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
75
En “El final de la filosofía y la tarea del pensar” Heidegger señala: “No
hace falta ser profeta para saber que las ciencias que se van estableciendo, esta-
rán dentro de poco determinadas y dirigidas por la nueva ciencia fundamental,
que se llama cibernética. Ésta corresponde al destino del hombre como ser acti-
vo y social, pues es la teoría para dirigir la posible planificación y organización
96 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
77
M. Heidegger, “El principio de identidad”, en Identidad y diferencia, p. 83.
98 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
Lo [Ge-Stell] tiene más ser [...] que toda la energía atómica y todas
las máquinas, más ser que el peso de la organización, información
y automatización. [...] Lo [Ge-Stell] resulta ante todo extraño por-
que no es una dimensión última, sino la primera en procurarnos,
incluso a nosotros, lo que rige propiamente en la constelación de
ser y hombre.79
78
Idem.
79
M. Heidegger, “El principio de identidad”, en op. cit., p. 85.
80
Ereignis, como indican los traductores de la versión castellana, significa
“acontecimiento” o “evento”. Heidegger interpreta la Ereignis a partir de la
combinación entre el verbo ereignen (acontecer) y del adjetivo eigen (propio)
para significar “apropiación”: “ereignen es pues un ‘apropiarse con la vista’. El
sentido que resalta Heidegger es el de la “apropiación”, más que el de mero
“acontecimiento”. Se trata del acontecimiento por el cual el ser humano y el ser
se apropian el uno del otro.
81
M. Heidegger, “El principio de identidad”, en op. cit., p. 87.
MARTIN HEIDEGGER 99
LA ESENCIA DE LA TÉCNICA
COMO DESTINO Y PELIGRO
82
Ibid., p. 93.
100 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
que es; y establece además una diferenciación clara entre las cuali-
dades y alcances de la tecnología contemporánea y la técnica
premoderna. Pero, simultáneamente, planteó un enigma nuevo: ¿de
qué índole es el poder tecnológico que hemos descubierto en la
modernidad y al que nos hemos entregado por completo?
Como hemos visto, aunque el ser humano es el ejecutor de im-
perativo técnico, el fundamento de la provocación de la naturaleza
no es humano. La actividad tecnológica de nuestros días remite a
un hecho sobre el que el sujeto no puede disponer porque no de-
pende de su hacer técnico; la posibilidad originaria del desocul-
tamiento proviene del ser mismo, pues la acción técnica “provo-
cadora” presupone que el mundo natural se revele como materia
transformable. Lo Ge-stell es, digámoslo así, el presupuesto ontoló-
gico que se interpone entre el hombre y la realidad, y que lo deter-
mina como el existente que realiza esta dis-posición provocadora
sobre la naturaleza.
Ahora bien, ¿qué significa que la esencia de la técnica no sea
nada técnico, es decir, que no sea reductible a un artefacto, que no
sea objeto técnico? El desocultar de la técnica acontece en el obrar
humano, mas no de modo decisivo por él. Parece que si el sujeto
está emplazado por la esencia de la técnica moderna, y ahora su
entera existencia está dominada por el “solicitar” provocador, el
ser humano no puede establecer —por el momento— una relación
libre y una distancia ontológica que le permita salir de este emplaza-
miento. Por eso Heidegger afirma que la esencia de la técnica mo-
derna se revela como un “destino” (Geschick) epocal. Para el filóso-
fo alemán la técnica es el “destino de Occidente”. La misión del
hombre consistiría en saber atender ese destino, en recibir pruden-
temente la posibilidad de la transformación del mundo para prepa-
rar una relación libre y consciente con la esencia de la técnica mo-
derna, que domina ya todos los ámbitos de la actividad.
Así pues, Heidegger muestra que la libertad del ser humano
ante la técnica moderna está limitada e incluso amenazada. La hu-
manidad no puede desatender el llamado provocador de la técnica
porque ya ha configurado un destino epocal y se ha convertido en
MARTIN HEIDEGGER 101
83
Ibid., p. 27.
84
Idem.
85
Ibid., p. 34.
102 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
86
Ibid., p. 29.
MARTIN HEIDEGGER 105
87
Véase M. Heidegger, Ser y tiempo, parágrafo 4. Heidegger cita estas pala-
bras de Aristóteles: “El ama es en cierto sentido todos los entes”. La preemi-
nencia del Dasein sobre todos los entes no tiene que ver con la reducción antro-
pocéntrica y subjetivista de la metafísica moderna, sino con el hecho de que el
Dasein lleva en sí mismo la posibilidad de la pregunta por el sentido del ser.
106 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
88
Véase infra, capítulo sobre Hans Jonas.
MARTIN HEIDEGGER 107
89
M. Heidegger, “La pregunta por la técnica”, en op. cit., p. 29.
90
La concepción heideggeriana del arte como modo de desocultamiento
puede verse en “El origen de la obra de arte”, en Caminos de bosque y “Hölderlin
y la esencia de la poesía”.
108 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
91
M. Heidegger, “La pregunta por la técnica”, en op. cit., p. 37.
MARTIN HEIDEGGER 109
1
Además de las tres obras principales, el estudio del fenómeno técnico con-
temporáneo se extiende en otras obras de Ellul: Propagandes (1962), en donde
analiza los medios técnicos que sirven para modificar y dirigir la opinión públi-
ca; L’illusion politique (1965), la descripción de la decadencia de la política en la
sociedad técnica; Métamorphose du bourgeois (1967), en el que examina la diná-
mica de las clases sociales y el auge de la tecnocracia; Autopsie de la révolution
(1969) y Révolution et révoltes (1972), análisis de las revueltas del 68 en el que
afirma que las revoluciones parecen haber terminado en el mundo técnico, y,
110
JACQUES ELLUL 111
sin embargo, una transformación social radical aún es necesaria para limitar al
sistema técnico; Les nouveaux poseedés (1973), en el que se cuestiona qué queda
de la religión cristiana y del sentido de lo sagrado en el mundo técnico; L’empire
du non-sens. L’art et la société technicienne (1980), es el estudio de la subordina-
ción del arte al mundo técnico; La parole humiliée (1981), el estudio de la decli-
nación del lenguaje a favor de la imagen y la información en el mundo técnico.
Para más referencias véanse las obras de Porquet y de Chastenet citadas en la
bibliografía.
2
Apud Jean-Luc Porquet, Jacques Ellul: l’homme qui avait presque tout prévu,
pp. 33-34.
112 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
3
Charbonneau (1910-1996) formuló la tesis de que el desarrollo tecnológico
moderno ha provocado una “gran mutación” en la historia. Al igual que Jünger,
plantea que vivimos una nueva era en la que la guerra (armada con tecnologías
devastadoras) se ha vuelto total, subordinando a toda la sociedad a los impera-
tivos de la producción industrial y movilizando a toda la sociedad y los recur-
sos de una nación. La gran guerra (la Primera Guerra Mundial) fue para
Charbonneau la revelación de esta gran mutación en la que la técnica avanza de
modo autónomo acelerando su propio desarrollo. Por ello, los seres humanos
ya no controlan el progreso tecnológico. La consecuencia inevitable es una
114 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
4
Patrick Chastenet, Entretiens avec Jacques Ellul, p. 182.
116 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
5
El concepto de “Técnica” elluliano no designa, pues, a los objetos y opera-
ciones técnicos, sino a la racionalidad instrumental que ordena y dispone los obje-
tos técnicos, agentes humanos y sistemas sociales para una única finalidad, que
reside en la búsqueda de la mayor eficacia posible en cualquier ámbito de la
praxis. En lo sucesivo utilizaremos este concepto en mayúscula para denotar el
significado sustancial que Ellul le confiere, y distinguirlo así de las técnicas en
particular.
6
Jacques Ellul, La Technique ou l’enjeu du siècle, p. 117. [Las citas se han basa-
do en la siguiente traducción, cotejadas con el original: El siglo XX y la técnica:
análisis de las conquistas y peligros de la técnica de nuestro tiempo, Labor, Barcelona,
1960. La paginación corresponde a la edición original en francés].
JACQUES ELLUL 117
7
Véase Evandro Agazzi, El bien, el mal y la ciencia. Las dimensiones éticas de la
empresa científico-tecnológica, pp. 138-143.
118 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
8
J. Ellul, La Technique ou l’enjeu du siècle, p. 389.
120 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
9
J. Ellul, Le bluff technologique, p. 64.
JACQUES ELLUL 121
10
El ludismo decimonónico representó un movimiento de crítica a la idea
del progreso tecnológico y de resistencia a la transformación industrial de la
sociedad, pero careció de la capacidad para generar un amplio debate social,
por lo que se le recuerda más por sus acciones violentas que por su capacidad
crítica. Se ha señalado recientemente a Ellul como el precursor de un neoludismo,
intransigente y violento como el original, en movimientos como el de los agri-
cultores franceses contra los transgénicos, liderado por el sindicalista bordolés
José Bové. Sin embargo, en los textos ellulianos no se encuentra ninguna incita-
ción a la violencia, todo lo contrario. Ellul pregona una ética de la no-violencia
que se oponga al poder técnico. Ellul no plantea que el “mal” resida en los arte-
factos, sino en la ideología tecnocrática que permite la expansión ilimitada del
poder técnico. El ludita contemporáneo más famosos ha sido Theodor Kaczinsky,
el Unabomber, profesor de matemáticas en Berkeley, quien decidió iniciar una
delirante lucha personal contra la sociedad industrial enviando bombas por
correo a sus propios ex colegas. Kaczinsky tenía entre sus libros favoritos La
tecnique… de Ellul. El Unabomber mantuvo sus ataques hasta que el New York
Times publicó su Manifiesto contra la sociedad industrial, en el que se pueden en-
contrar argumentos racionales contra la dominación tecnológica. Véase E. Ma-
rino y Patricia García, “El neoludismo: una forma de participación en el contex-
to de la ciencia post-normal”, en Andoni Ibarra y José Antonio López Cerezo,
eds., Desafíos y tensiones actuales en ciencia, tecnología y sociedad. Dominique
Lecourt, Humain post humain.
124 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
11
J. Ellul, La Technique ou l’enjeu du siècle, p. 4.
JACQUES ELLUL 125
12
Langdon Winner en su Tecnología autónoma, comenta acerca de este tema
que plantea Ellul: “Aunque el mundo de la técnica total se estaba formando
durante el Renacimiento y la revolución científica, ni el siglo XVI ni el XVII fue-
ron capaces de llevar el movimiento a la victoria. Quedaban todavía unas pocas
barreras, especialmente el Humanismo de la época, que afirmaba la supremacía
del hombre sobre los medios. [...] La sociedad estaba en una encrucijada. Se
sentía cada vez más la necesidad de crear nuevos medios; incluso la estructura
que debían tomar se percibía claramente. Pero el marco de la sociedad, las ideas
de la época y las actitudes intelectuales no eran favorables a su realización. Fue
necesario emplear medios técnicos en un marco extraño a los mismos” (L.
Winner, Tecnología autónoma, p. 125).
13
J. Ellul, La Technique ou l’enjeu du siècle, p. 44.
14
Véase Donald Cardwell, Historia de la tecnología.
128 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
15
J. Ellul, La Technique ou l’enjeu du siècle, p. 47.
JACQUES ELLUL 131
16
Como lo demostró Marx, el aumento de la tasa de ganancia de la burgue-
sía industrial y comercial resultaba del aumento del plusvalor relativo; esto es,
del mayor rendimiento del trabajo humano gracias a la nueva organización téc-
nica y no sólo al empleo de máquinas para la producción.
17
J. Ellul, La Technique ou l’enjeu du siècle, p. 50.
132 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
18
Ellul anota con respecto a esta ironía: “esta reconciliación de las masas con
la técnica, obra de Marx, es decisiva en la historia del mundo. Pero hubiese sido
insuficiente para desembocar en esta conciencia del objetivo técnico, en este
consensus omnium, si no hubiera llegado justamente en el momento en que lo
que se llama beneficios de la técnica alcanzaban también al pueblo. Bienestar,
disminución progresiva de la jornada de trabajo, facilidades para los transpor-
tes y para la medicina, posibilidades de hacer fortuna [...] A pesar de la lentitud
de sus progresos de 1850 a 1914, se produce un cambio prodigioso, que conven-
ce a todo el mundo de la excelencia del movimiento técnico, origen de tantas
maravillas y que, al mismo tiempo, cambia la vida de los hombres” (ibid., p. 51).
JACQUES ELLUL 133
LA VICTORIA DE LA TÉCNICA
SOBRE LA SOCIEDAD MODERNA
19
Véase una descripción muy aguda del ambiente histórico que rodeaba al
espíritu del progreso técnico que hace Lewis Mumford en Técnica y civilización.
20
El futurismo, movimiento artístico fundado por Marinetti y que tomó auge
en la Italia fascista, expresa de forma explícita esta euforia por el progreso y la
aceleración que derivan de la expansión del poder técnico. En 1910, Humberto
Boccioni publica el Manifiesto futurista, en el que se expresa el culto a las máqui-
nas, la velocidad y la fuerza que provienen del poder técnico. No es menor la
134 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
22
J. Ellul, La Technique ou l’enjeu du siècle, p. 51.
136 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
25
Ibid., p. 72
26
Ibid., p. 73.
JACQUES ELLUL 139
27
J. Ellul, Le système technicien, p. 44.
28
Ibid., p. 45.
140 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
29
Ibid., p. 49.
JACQUES ELLUL 141
30
Ibid., p. 28.
31
Ibid., p. 88.
144 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
32
Ibid., p. 104.
JACQUES ELLUL 147
33
Ibid., p. 122.
JACQUES ELLUL 149
más que una provocación, una solicitación para que nuevas técni-
cas, nuevas organizaciones, nuevos procedimientos se pongan en
marcha, integrando cada vez un número más grande de datos
(en cantidad ilimitada gracias a la computadora). Y esto se efectúa
no contra el hombre y para poseerlo o dominarlo, el sistema no
tiene ninguna intención ni ningún objetivo; se desarrolla como tal
simplemente. Y quienes le sirven están bien convencidos de que
trabajan para el bien de los hombres. Son animados por las mejo-
res intenciones. Lo que hace que el sistema técnico sea cada vez
más humanizado. Pero por la absorción de lo humano dentro de
la Técnica. Un proceso distinto es impensable.34
34
Ibid., p. 129.
150 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
35
Ibid., p. 131.
36
Ibid., p. 133.
JACQUES ELLUL 151
Autonomía
37
Ibid., p. 134.
38
Ibid., p. 137.
152 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
sobre los seres humanos (construida por los propios seres huma-
nos), pero no se trata sólo del poder institucionalizado que unos
ejercen sobre otros, sino del poder del imperio de la necesidad so-
bre la libertad de todos los individuos. Ello implica que no hay
autonomía posible del individuo frente al sistema técnico, pues en
éste se ha realizado la integración total de lo humano a lo técnico.
Según Ellul, la autonomía de la Técnica y la del hombre son incom-
patibles, no pueden coexistir, una de las dos tendrá que desaparecer.
La Técnica es una fuerza que no puede ser controlada, orientada
o desviada hacia una finalidad ajena a su propio encadenamiento
sistemático. “Usar la Técnica” significa aceptar y estar subordina-
do a la especificidad y autonomía de sus fines —los cuales son ade-
más imprevistos—, la totalidad de sus reglas y sus imperativos.
Los individuos pueden tomar decisiones (usar o no usar, modificar
e innovar) con respecto al uso de herramientas e instrumentos, pero
no pueden decidir estar fuera de las determinaciones del sistema
técnico (la necesidad pragmática), a menos que éste mismo los ex-
cluya como parias sociales o marginados del desarrollo material.
La Técnica es autónoma respecto a la economía, aunque de-
penda del crecimiento capitalista. No obstante, el crecimiento econó-
mico depende de la innovación técnica, que sigue su propia lógica
de desarrollo. También es autónoma con respecto a la política, aun-
que parezca que las decisiones políticas subordinen el desarrollo
técnico. Según Ellul, son los criterios técnicos (eficacia y concentra-
ción del poder) los que determinan las decisiones que deben tomar
los políticos. El Estado se rige cada vez más por decisiones
tecnocráticas en las que quedan fuera los ciudadanos y sus repre-
sentantes parlamentarios; los propios políticos que toman las deci-
siones de gobierno lo hacen por razones de fuerza mayor. Finalmen-
te, la Técnica es autónoma frente a la ética, pues no está impulsada
por ningún valor que no sea técnico: no es su objetivo lograr la
justicia social o proteger los derechos de los individuos, ni preser-
var el medio ambiente. Sólo se desarrolla en función de las posibi-
lidades materiales existentes, la factibilidad económica y su propia
fuerza de autocrecimiento y expansión.
JACQUES ELLUL 153
39
Ellul comenta al respecto: “La emisora de radio es un misterio inexpli-
cable, un milagro evidente y que se renueva; no es menos sorprendente que las
más elevadas manifestaciones mágicas, y es adorada como un ídolo [...] to-
dos experimentan el sentido de lo sagrado: no vale la pena vivir si no se tienen
JACQUES ELLUL 155
esos poderes en casa (autos, motocicletas, aparatos eléctricos, etc.)” (La Technique
où l’enjeu du siècle, p. 131).
40
J. Ellul, La Technique où l’enjeu du siècle, pp. 132-133.
156 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
41
J. Ellul, Le système technicien, pp. 167-168.
42
Ibid., p. 169.
JACQUES ELLUL 157
Universalidad
43
J. Ellul, Le système technicien, p. 207.
44
Ellul comenta: “[...] Civilización técnica significa que nuestra cultura es
construida por la técnica (forma parte de la civilización únicamente lo que es
objeto de la técnica), que ella es construida para la técnica (todo lo que existe en
esta civilización debe servir a un fin técnico), que es exclusivamente técnica
(excluye todo lo que no lo es o lo reduce a su forma técnica)” (La Technique où
l’enjeu du siècle, p. 116).
160 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
Autocrecimiento
45
J. Ellul, La Technique où l’enjeu du siècle, pp. 83 y 88.
162 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
46
Ibid., p. 78.
JACQUES ELLUL 163
Ambivalencia
47
Ibid., p. 79.
164 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
48
J. Ellul, Le bluff technologique, p. 96.
JACQUES ELLUL 165
Imprevisibilidad
49
Ibid., p. 154.
50
Ibid., p. 156.
JACQUES ELLUL 167
51
Ibid., p. 198.
168 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
52
Ibid., p. 199.
JACQUES ELLUL 169
53
Cf. Jean-Luc Porquet, op. cit.
170 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
54
J. Ellul, La Technique où l’enjeu du siècle, p. 10.
172 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
55
J. Ellul, Le bluff technologique, p. 715.
56
Véase capítulo sobre Jonas, última parte.
57
J. Ellul, Le système technicien, p. 352.
JACQUES ELLUL 173
58
Ibid., p. 347.
174 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
59
Ibid., p. 360.
JACQUES ELLUL 175
60
Apud Chastenet del libro J. Ellu
178 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
1
Günther Anders, Llámese cobardía a esta esperanza, p. 59.
182 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
que la Office for War Information preparaba para lanzar sobre Ale-
mania. Pero al poco tiempo, Anders renunció a este codiciado em-
pleo entre los inmigrados porque le pareció que algunos textos es-
taban marcados por prejuicios raciales contra los japoneses, y
explicó a sus atónitos jefes que “no había venido a América huyen-
do del nazismo para producir panfletos fascistas destinados a Ale-
mania o a Japón”.
Sólo en 1948 consiguió dar unas clases de filosofía del arte en
la New Scholl for Social Research. En ese mismo año publicó el
ensayo “On the Pseudo-Concreteness of Heidegger’s Philosophy”
en la prestigiosa revista Philosophy and Phenomenological Research,
en el que formuló sus primeras críticas a las mistificaciones y oscu-
ridades de la ontología heideggeriana. Hacia 1950 regresó a Euro-
pa y se instaló en Viena con su segunda esposa (nunca quiso regre-
sar a Alemania y rechazó la invitación de varias universidades), en
donde trabajó para la radio cultural. A partir de estos años, en los
que Anders comienza a escribir sobre los dos acontecimientos de
ruptura ética en la historia reciente: Auschwitz e Hiroshima, se da
a la tarea de sistematizar sus reflexiones sobre la era tecnológica y
sus consecuencias éticas para la vida humana. Así, en 1956 aparece
el primer tomo de su Die Antiquiertheit des Menschen (La obsolescencia
del hombre), núcleo de su filosofía. Conmovido por el efecto devas-
tador de las masacres industrializadas de la guerra moderna, co-
menzó a formar grupos de protesta antinucleares, convirtiéndose
así en una de las figuras más prominentes del movimiento pacifista
antinuclear en todo el mundo. También formó parte del movimien-
to contra la Guerra de Vietnam y participó, a invitación de Sir Ber-
trand Russell, como jurado en el tribunal para los crímenes de esa
guerra. Murió en Viena en 1992.2
Die Antiquiertheit des Menschen (1956) es su obra más importan-
te; de hecho constituye la primera de dos partes de un diagnóstico
de la existencia humana en la era tecnológica. En 1980, se publicó
2
Para más detalles biográficos de Anders, véase la entrevista “¿Si estoy
desesperado a mí qué me importa?”, en Llámese cobardía a esta esperanza.
GÜNTHER ANDERS 183
LA DISOLUCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD
EN EL MUNDO TECNOLÓGICO
3
G. Anders, Llámese cobardía a esa esperanza, p. 84.
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen 2. Über die Zerstörung des Lebens
4
5
Ibid., p. 22.
6
G. Anders, Llámese cobardía a esa esperanza, p. 78.
7
Ibid., p. 79.
8
Véase el capítulo sobre Anders en Enzo Traverso, La historia desgarrada.
Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales.
186 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
Así pues, si estos días en los que volvemos a saber de las atroci-
dades que tuvieron lugar hace casi veinte años me acuerdo de ti,
es porque tú, Claude, eres la figura opuesta a Eichmann, la única
persona que puede consolarnos de aquel horror. Cuando tú, en
tanto que “pieza de aquella máquina” hiciste lo que se te encar-
gó, no sabías lo que hacías. Pero cuando te diste cuenta de lo que
habías hecho, te rebelaste, dijiste “no”. Tú no has intentado dis-
culparte diciendo: “Pero yo sólo fui una pieza de aquella máqui-
na, por lo tanto no soy culpable”, sino que, muy al contrario, has
afirmado: “Si podemos volvernos tan inmensamente culpables ac-
tuando como piezas de una máquina, entonces debemos negar-
nos a seguir siendo piezas de esa máquina”. Eichmann y tú sois
las dos figuras paradigmáticas de nuestra época. Y si no te tuvié-
semos a ti como contraposición a él, en esta época de Eichmann
sólo cabría la desesperación.10
9
G. Anders, Más allá de los límites de la conciencia. Correspondencia entre el
piloto de Hiroshima Claude Eatherly y Günther Anders.
10
Ibid., p. 207.
GÜNTHER ANDERS 191
11
Idem.
GÜNTHER ANDERS 193
12
Anders concentró sus análisis en la bomba atómica; pero en nuestros días,
además del peligro nuclear se han agregado otras modalidades de armas de
destrucción masiva: químicas y biológicas, que son igualmente terroríficas y
que muestran, del mismo modo, el carácter omniabarcante del “macroaparato”
al que se refiere Anders. Aunque el fin de la Guerra Fría distrajo la atención
mundial sobre el problema de los arsenales nucleares, hay que recordar que el
potencial atómico para destruir la vida humana sigue estando presente y que
un mayor número de países posee arsenales nucleares.
13
Anders comenta al respecto: “durante años fue extraordinariamente difí-
cil hacer entender a mis congéneres que una bomba atómica no es simplemente
un proyectil de artillería de mayor tamaño, sino un arma sui generis, un arma
que ya ni se puede —ni se debe— llamar “arma”. Cuando se emplean las armas
GÜNTHER ANDERS 195
LA HEURÍSTICA ANDERSIANA
para alcanzar unos objetivos determinados, pero de tal manera que esos objeti-
vos queden destruidos también, entonces la expresión “arma” queda a su vez
reducida al absurdo” (G. Anders, Llámese cobardía a esa esperanza, p. 97).
196 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
14
A lo largo de este capítulo se podrán entrever algunas ideas que desarro-
llará más tarde Hans Jonas en su Principio de responsabilidad (1979), como se com-
probará en el capítulo correspondiente. Anders y Jonas se conocieron en sus años
estudiantiles y mantuvieron una buena amistad, tanto en Alemania como en sus
exilios en Estados Unidos. Jonas fue además uno de los mejores amigos de
Hannah Arendt, quien estuvo casada con Anders de 1929 a 1936. No me ha sido
posible encontrar, en los datos biográficos o en las Memorias de Jonas, qué tanto
intercambio de ideas hubo entre ambos, y si las obras de Anders influyeron en
las de Jonas. Sin embargo, existen similitudes que nos permitirían especular que
Jonas reelaboró algunos de los geniales análisis “filosófico-periodísticos” de
Anders (como éste mismo gustaba considerarlos), o que al menos compartían
temas de reflexión: la referencia a la figura de Prometeo como símbolo de la
civilización tecnológica, el “desfase” o desnivel entre lo que el hombre puede
producir y lo que es capaz de comprender, el nihilismo (igualación de todos los
valores) como problema moral del presente, la búsqueda de una nueva base de
“sentimientos morales” (como el miedo) ante el posible Apocalipsis y de nuevos
imperativos morales, la heurística como método para pensar nuestra civiliza-
ción actual, o el concepto de la técnica como una totalidad sistémica que ya no
es un instrumento bajo el control del ser humano; todas estas referencias comu-
nes supondrían una continuidad de pensamiento entre los dos autores.
GÜNTHER ANDERS 197
15
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen. Über die Seele im Zeitalter der
zweiten industriellen Revolution, p. 15. [L’obsolescence de l’homme. Sur l’âme à l’époque
de la deuxième révolution industrielle, p. 30]. Citaré siempre en este orden. Las
traducciones de las citas están basadas en la edición francesa, pero cotejadas y
corregidas a partir del original.
198 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
EL DESFASE PROMETEICO
16
La referencia del “Gefälle” andersiano hacia el “Verfallen des Daseins”
heideggeriano es inevitable. En muchos pasajes y en diversos sentidos, Anders
juega con referencias explícitas e implícitas a la filosofía heideggeriana; en al-
gunos casos estas referencias son críticas e irónicas, pues Anders intenta con-
traponerse al carácter “abstracto”, “desmundanizado” de la ontología heidegge-
riana. Las categorías andersianas pretenden situarse también en un plano “onto-
lógico”, y no meramente “óntico”, pero sin que ello implique una abstracción
de las condiciones vitales del hombre. Por ejemplo, Anders interpretó el famo-
so “ser-para-la-muerte” (Sein zum Tode) heideggeriano como una mistificación
y una abstracción de un fenómeno epocal que ponía al ser humano, por prime-
ra vez en la historia, ante la posibilidad de la aniquilación total. El existenciario
del “ser para la muerte” no tiene fundamento ya en una mera muerte natural y
en una supuesta autenticidad para enfrentarla, como parecería implicarse en la
ontología heideggerina, sino que, en opinión de Anders, el verdadero trasfon-
do histórico de este concepto surge de una nueva modalidad de muerte que ha
dejado de ser natural, es ahora muerte “fabricada masivamente”, obra del po-
der técnico y militar de nuestro tiempo. La “autenticidad” habría consistido,
para Anders, en enfrentar un peligro de muerte que amenaza a toda la humani-
dad por el incremento del poderío tecnológico, y no sólo en confrontar la pro-
pia muerte “natural”, de un modo egocéntrico y mistificado. En esa mistificación
ve Anders una concepción individualista de la condición humana y, de alguna
manera, un resabio de idealismo subjetivista. En opinión de Anders, Heidegger
“oculta” la situación histórica de peligro ante la guerra mundial y la violencia
genocida mediante el enfrentamiento del Dasein ante su propia muerte. Según
Anders, si aplicáramos los existenciarios heideggerianos a la situación actual,
convertiríamos a la catástrofe apocalíptica en algo positivo: si el modo propio
del hombre es “el ser para la muerte”, entonces la aniquilación sería una posibi-
lidad de encontrarse con una “existencia auténtica”. Véase G. Anders, Die
Antiquiertheit des Menschen, nota de la p. 243 [L’obsolescence de l’homme, p. 270].
17
Ibid., p. 16 [p. 31].
GÜNTHER ANDERS 199
18
Véase Henri Bergson, “Mécanique et mystique”, en Les deux sources de la
morale et de la religion.
19
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 16 [L’obsolescence de l’homme,
p. 31].
200 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
20
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen. Über die Zerstörung des Lebens
im Zeitalter der dritten industriellen Revolution, Band II, pp. 18-19.
GÜNTHER ANDERS 201
LA VERGÜENZA PROMETEICA
21
Véase G. Anders, “Die Antiquiertheit der Geschichte”, en ibid., pp. 279-280.
22
Esta tensión entre la producción técnica y la reproducción natural se ha acre-
centado ahora ante las posibilidades biotecnológicas de transformación de la
condición humana. El hombre siente hoy con mayor intensidad esa vergüenza
por sus carencias, sus enfermedades, su condición precaria y finita, por la re-
vocabilidad de su ser, y por ello, quiere convertirse a sí mismo en un artefacto
202 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
nética que modificara la naturaleza misma del cuerpo humano (como sí lo hace
en el segundo volumen de 1980), muestra ya que una perspectiva futura de
esta ingeniería será la transformación de las condiciones biológicas del cuerpo
humano. Hoy, los análisis andersianos son más vigentes que nunca, pues esta-
mos en la antesala de una nueva fase de “ingeniería” de lo humano: la adapta-
ción de nuestra dotación genética al nuevo mundo tecnobiofísico.
GÜNTHER ANDERS 205
26
Esta “hibridación” tecnológica ya está en maroha con la manipulación de
organismos vivos, animales y plantas, para diversos fines pragmáticos.
27
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 47 [L’obsolescence de l’homme,
p. 65].
28
Ibid., p. 48 [p. 66].
206 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
29
Ibid., p. 52 [pp. 70-71].
GÜNTHER ANDERS 207
30
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen. Über die Zerstörung des Lebens
im Zeitalter der dritten industriellen Revolution, Band II, p. 24.
208 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
31
Aunque Anders hable de “imágenes” (Bilder), pues escribe antes de la re-
volución digital, y se refiere específicamente a la imagen televisiva; no obstan-
te, podemos extrapolar sus intuiciones al mundo de la globalidad informacional
contemporánea. La base ontológica es, creo, la misma: la capacidad tecnoló-
gica para reproducir y recrear el mundo, al mismo tiempo que para reducirlo
informacionalmente. A fin de cuentas, no importa el soporte material o el for-
mato tecnológico, el mundo de los medios y de la información es un mundo
espectral cuya sustancia consiste en una multiplicidad de imágenes (visuales,
auditivas, audiovisuales), que cobran sentido sólo para los sujetos humanos
capaces de percibir y consumir vorazmente dicho cúmulo de imágenes. La con-
sistencia de la imagen, en general, presenta una dualidad: es material y refleja
una parte de lo real, sin duda, pero al mismo tiempo, oculta, esconde o aleja la
experiencia de la realidad, es un mensajero o transmisor de un contenido de la
realidad que lo representa y lo ausenta al mismo tiempo. En la imagen siempre
hay algo ausente y presente. Esta dialéctica inevitable permite a Anders re-
flexionar sobre las consecuencias de un nuevo mundo revestido por la imagen
producida y reproducida técnicamente.
GÜNTHER ANDERS 209
32
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 57 [L’obsolescence de l’homme,
p. 76].
33
Sin duda, el análisis crítico que Anders realiza de la radio y la televisión
tienen como contexto el uso de la primera como medio de propaganda y de
control político en los regímenes fascistas. La guerra y el nacionalsocialismo
están presentes, aquí también, como trasfondo de los peligros que ve Anders
en estos nuevos medios tecnológicos: su principal efecto es la conversión del
mundo real en un mundo virtual (“fantasmal”, le llama Anders), que es ahora
la matriz o el modelo de comportamiento y que determina lo que los indivi-
duos pueden percibir, sentir y pensar del mundo real.
210 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
34
Muy similares a los de la Escuela de Frankfurt; véase Max Horkheimer y
Theodor Adorno, Dialéctica de la Ilustración.
GÜNTHER ANDERS 211
40
Ibid., p. 112 [p. 132].
El término es de difícil traducción pues tiene varios matices: bieder adjetiva
41
en el uso coloquial, entre otros significados, lo que es propio de las personas es-
trechas de “miras”, de la pequeña burguesía conservadora cuyo mundo se ha
cerrado sobre sí misma, en el que todo parece estar bien dispuesto, según las
“buenas costumbres”. Biedermann significa, al mismo tiempo, hombre honesto
y recto. Asimismo, en la literatura del siglo XIX existía un personaje popular,
Gottlieb Biedermeier, que representaba el prototipo de ese pequeñoburgués.
También forman parte del horizonte de sentido de la Verbiederung, el estilo
decimonónico Biedermeier (en arquitectura, pintura y artes decorativas), que se
consideraba típico de la clase media alemana y de un cierto modo de vida con-
servador, pues se caracterizaba por la sobriedad y regularidad de formas, colo-
res y decorados del mobiliario doméstico. Así pues, la Verbiederung [el reducir
el mundo desde una perspectiva bieder] significa hacer del mundo “entregado
a domicilio” por los medios de telecomunicación un elemento más de este esti-
lo de vida que no aspira a más, que resulta monótono, poco animado y de muy
GÜNTHER ANDERS 215
cortas miras, en el que toda está dispuesto según un mismo patrón. Anders
expresa que se ha producido una “pseudofamiliarización” con el mundo: todo
se ve cercano y familiar, pero al mismo tiempo, ha sido reducido por el trata-
miento mediático de las imágenes, pues impide una verdadera apertura a la
diversidad de formas de existencia. La Verbiederung implica, por ello, un senti-
do de banalización del mundo, ya que trivializa el sentido de los acontecimien-
tos. La “pseudofamilizarización” es, además, una forma de ensimismamiento
del mundo vivido, que favorece una visión conservadora y poco tolerante, a la
vez que ciega para ver más allá de sus propios moldes; por eso, Anders señala
que el mundo fantasmal se convierte en una matriz del pensamiento y de la acti-
vidad en la sociedad moderna.
42
En este sentido, los planteamientos de la primera película de Matrix se
aproximan mucho a la idea andersiana del mundo mediático como una matriz
que suplanta nuestra experiencia del mundo y que determina por completo
lo que pensamos, lo que vemos y lo que juzgamos.
216 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
43
Cf. Thierry Simonelli, Günther Anders. De la désuétude de l’homme, pp. 68-70.
GÜNTHER ANDERS 217
44
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 179 [L’obsolescence de l’homme,
p. 205].
220 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
45
En dicho pasaje se cuenta la historia de un anillo que daba el poder de la
invisibilidad, y de cómo Giges, un humilde pastor, prudente y benévolo, cae en
la tentación de usar el anillo que llega a sus manos para, entre otras fechorías,
entrar al palacio real, seducir a la reina, matar al rey y usurpar el poder. Glaucón,
el interlocutor de Sócrates en ese pasaje, da el ejemplo de este fantástico poder
para demostrar que todos los seres humanos harían el mal si tuviesen el poder de
salir impunes, siendo invisibles y anónimos. Esta relación entre impunidad e
invisibilidad es absolutamente esencial. En alguna época la gente temía al “ojo
de Dios” que todo lo veía, lo cual significaba que ningún crimen podía ser
invisible, al menos para la divinidad. Platón no se hubiera imaginado que en
nuestros días muchos han encontrado el anillo de Giges informático en los pode-
res especiales que confiere el “conectarse” a la red de redes, y que al parecer,
las afirmaciones de Glaucón se confirman en el actual cibermundo.
222 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
46
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 239 [L’obsolescence de l’homme,
p. 266].
GÜNTHER ANDERS 223
47
Ibid., p. 243 [p. 270].
48
Hans Jonas retomará la existencia misma de la humanidad como un nue-
vo imperativo categórico. Véase infra capítulo sobre Jonas.
224 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
49
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 238 [L’obsolescence de l’homme,
p. 264].
50
G. Anders, La menace nucléaire, p. 147.
GÜNTHER ANDERS 225
51
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 256 [L’obsolescence de l’homme,
p. 285]. La expresión “morituri” se refiere al saludo que los gladiadores que
entraban a la arena hacían al César en la Roma antigua: ¡Ave Caesar morituri te
salutan! (¡Ave, César, los que van morir te saludan!)
226 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
52
Anders comenta: “antes se hablaba de ‘estímulos subliminales’, es decir,
de estímulos que son demasiado pequeños como para poderlos registrar cons-
cientemente. Análogamente hemos de hablar hoy de ‘estímulos supraliminales’,
o sea, de acontecimientos que son tan enormemente grandes que no llegamos a
estar a su altura, que no podemos registrarlos ni tomar conciencia de ellos” (G.
Anders, Llámese cobardía a esa esperanza, p. 99).
GÜNTHER ANDERS 227
53
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 267 [L’obsolescence de l’homme,
p. 298].
54
En los análisis sobre el “trabajo instrumentalizado” en la Obsolescencia del
hombre se revelan indicios de discusiones germinales de lo que Hannah Arendt
desarrollaría más tarde acerca de la “banalidad del mal”. Véase H. Arendt,
Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal.
55
En una entrevista señalaba el filósofo judío-alemán: “creo que la inmorali-
dad o la culpa de hoy en día no consisten en la sensualidad ni en la infidelidad
ni en la improbidad ni en la relajación de las costumbres, ni siquiera en la ex-
plotación, sino en la falta de imaginación. […] el primer postulado de hoy es:
amplía tu capacidad de imaginación para que sepas qué estás haciendo. Ade-
más, esto es tanto más necesario en cuanto la percepción tampoco está a al
altura de lo que producimos. […] Necesitamos movilizar la imaginación preci-
samente para seguir estando a la altura de la experiencia […] la imaginación es
la ‘percepción’ de hoy” (G. Anders, Llámese cobardía a esa esperanza, p. 80).
228 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
56
G. Anders, La menace nucléaire, p. 149.
GÜNTHER ANDERS 229
57
Fue Walter Benjamin quien vio en el Angelus Novus de Klee una represen-
tación de la doble cara del “progreso”, vale la pena recordar la famosa tesis 9
de su filosofía de la historia: “En él se representa a un ángel que parece como si
estuviera a punto de alejarse de algo que lo tiene pasmado. Sus ojos están des-
mesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y este deberá ser
el aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a
nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que
amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien
quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado.
Pero desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es
tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán lo empuja irreteni-
blemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de
ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos
progreso” (Véase W. Benjamin, “Tesis sobre filosofía de la historia”, en Discur-
sos Interrumpidos).
58
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 283 [L’obsolescence de l’homme,
p. 315].
230 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
59
Ibid., pp. 283-284 [p. 316].
Klaus Eichmann nunca le respondió. Véase G. Anders, Nosotros, los hijos
60
de Eichmann.
GÜNTHER ANDERS 231
61
Ibid., p. 29.
62
Ibid., p. 37.
232 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
63
Ibid., p. 52.
Heidegger llama a este mismo principio lo “Ge-stell”: la estructura de em-
64
65
G. Anders, Nosotros, los hijos de Eichmann, p. 57.
66
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 298 [L’obsolescence de l’homme,
p. 331]. Este imperativo será reformulado por Jonas. Véase infra capítulo dedi-
cado a dicho autor.
234 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
67
G. Anders, Die Antiquiertheit des Menschen, p. 304 [L’obsolescence de l’homme,
p. 338].
GÜNTHER ANDERS 235
68
Ibid., p. 308 [p. 343].
69
Véase L. Lütkehaus, Schwarze Ontologie.
236 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
1
Tres libros son básicos para comprender el alcance de esta revolución: Los
principios de la ciencia (1965), Metafísica de la expresión (1957, 1974) y Crítica de
la razón simbólica (1982), además de la introducción a la segunda versión de La
idea del hombre (1977).
2
Estos últimos temas son el núcleo de la trilogía formada por El porvenir de
la filosofía (1972), La reforma de la filosofía (1980) y Crítica de la razón simbólica
(1982).
237
238 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
3
Eduardo Nicol, La agonía de Proteo, p. 5.
EDUARDO NICOL 239
4
“Eduard Nicol, pensador catalán. Diálogo con Xavier Rubert de Ventós”
en Eduardo Nicol. La filosofía como razón simbólica. Barcelona, Revista Anthropos,
extra núm. 3, 1998, p. 19.
240 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
5
En La agonía de Proteo, Nicol apunta sobre la historicidad esencial del ser
humano: “El hombre forma su mundo formándose a sí mismo. La formalidad
de hombre y mundo es correlativa y dinámica. Historia es el nombre que da-
mos a ese proceso de una novedad ininterrumpida: hombre y mundo co-ope-
rando en integración formal” (p. 6).
244 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
6
E. Nicol, El porvenir de la filosofía, p. 44.
EDUARDO NICOL 245
7
Ibid., p. 8.
246 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
Ibid., p. 9.
8
9
Véase E. Nicol, Los principios de la ciencia, 2a. parte; Metafísica de la expre-
sión, 2a. parte, La reforma de la filosofía, caps. VI, VII y IX, y Crítica de la razón
simbólica, 3a. y 4a. partes.
EDUARDO NICOL 247
10
Véase la segunda parte de este libro para la discusión del concepto de
tecnociencia.
11
E. Nicol, El porvenir de la filosofía, p. 19.
248 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
12
Véase Max Horkheimer, Crítica de la razón instrumental, cap. 3.
13
E. Nicol, El porvenir de la filosofía, p. 23.
EDUARDO NICOL 249
14
El concepto nicoliano de idea del hombre debe entenderse en dos sentidos
esenciales: “idea” significa tanto el proceso y el resultado de pensar o concebir
algo (concepto, ideación), como la forma de ser de algo, manifiesta a la vista y
a la razón, en el sentido platónico. Nicol utiliza ambos sentidos: la idea del
hombre no sólo significa la forma en que éste se concibe a sí mismo en distintos
momentos de la historia, sino también la forma ontológica que adquiere al auto-
concebirse, pues su autoconciencia es parte esencial de su propio ser. Además,
la conciencia o la idea que el hombre forma de sí mismo implica no sólo una
visión actual y presente, sino también una proyección futura por realizarse o
un “ideal”, incluso si es imposible o ficticia, pero que determina en gran medi-
da la praxis y la forma actual del ser humano. Por ello el ser del hombre es una
proyección histórica constante, es una pretensión de realidad que no culmina
de una vez y para siempre, sino que busca prolongarse en nuevas formas recu-
perando la unidad de todas las anteriores. Véase E. Nicol, La idea del hombre,
1977, introducción.
250 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
15
E. Nicol, El provenir de la filosofía, p. 21.
252 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
16
Véase E. Nicol, La primera teoría de la praxis.
17
Véase Hannah Arendt, La condición humana, Paidós.
254 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
Por otro lado, uno de los rasgos más preocupantes que Nicol
encuentra en el mundo de la nueva razón es el predominio de la
guerra extendida y la violencia generalizada. En el mundo de la
razón de fuerza mayor reina la hybris porque se ha perdido el equi-
librio que la humanidad mantenía con la naturaleza entera. Auna-
das a la guerra y la violencia, se evidencian múltiples privaciones
que ha sufrido el individuo en diferentes circunstancias sociales y
políticas de los tiempos recientes: la privación de su tierra (el des-
arraigo, la dificultad para habitar el mundo con el pensar, como sos-
tenía Heidegger), de su lengua viva como vínculo comunicativo,
de su condición y derechos como persona, quizá de la integridad de
su corporalidad; rasgos sacrificados en aras de una uniformidad
imperiosa para cumplir con los fines restrictivos de la superviven-
cia, que ahora están en el primer sitio de las prioridades sociales.
Desde la perspectiva nicoliana, son precisamente la privación, la
enajenación, la pérdida de identidad y la uniformidad de la exis-
tencia, los síntomas sociales más graves de la crisis de nuestro mun-
do. Ante estas deprivaciones sólo queda a los individuos el recurso
de la revuelta social, a veces violenta, que Nicol interpreta como
una reacción casi biológica ante la imposición de la necesidad sobre
la libertad.
Nicol señala que la historia parecería haber llegado a un desen-
lace inesperado: lo único que le sería posible al individuo en el nue-
vo régimen es asegurar su supervivencia, valiéndose de los medios
más sofisticados de la técnica moderna, poniendo todas sus fuerzas
en favor de los fines pragmáticos. Con ello, se haría literalmente
imposible toda forma de vida o actividad libre que no se destine a la
utilidad pragmática.
18
E. Nicol, El porvenir de la filosofía, pp. 38-39.
EDUARDO NICOL 255
19
E. Nicol, El problema de la filosofía hispánica, p. 158.
256 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
otro lado, Nicol señala que en nuestra época de ilusión por el pro-
greso técnico, la sabiduría de un pueblo no depende de su avance
en el dominio de las ciencias y la técnica. Según Nicol, los países
que no están a la vanguardia de la carrera tecnológica —como los
hispanoamericanos— tienen una función particular que cumplir
—aquí sí— con su tradición cultural histórica, resistiendo la deshu-
manización creciente del mundo tecnológico de nuestro tiempo. La
misión particular que Nicol asigna a la filosofía de los países hispa-
noamericanos es civilizar a los más poderosos que están sujetos a la
dinámica irrefrenable del progreso técnico. Para Nicol, nuestro pen-
samiento debe averiguar si la inercia del poder y las formas de la
técnica moderna no impiden que los poderosos ejerzan además de
su liderazgo técnico, una función cultural directiva. De esta mane-
ra, los países que aún conservan una sociedad no tecnificada por
completo podrían tomar la vanguardia de una resistencia humanís-
tica. Así pues, Hispanoamérica tiene el reto de hacer una filosofía
universal como ciencia rigurosa, pero apoyada en el fortalecimien-
to de su tradición cultural y su identidad histórica, para realizar la
crítica del mundo técnico actual, demostrando, al hacer filosofía,
la posibilidad de una praxis libre y desinteresada que fuese capaz
de criticar el imperativo tecnológico-pragmático que se cierne so-
bre todo el mundo.
En “El régimen de la verdad y la razón pragmática” (1970),20
ensayo que antecede a El porvenir de la filosofía (1972) en el plantea-
miento central del riesgo mayor, Nicol delimita por primera vez la
oposición entre el régimen de la verdad y lo que denomina ahí toda-
vía como régimen de la razón pragmática, y que más tarde será la ra-
zón de fuerza mayor.
Como se ha visto, para Nicol la racionalidad teorética tiene una
significación fundamental. Este tipo de racionalidad predominante
en la historia hasta los últimos años, que la filosofía y las ciencias
conformaron, creó un régimen de vida o una base de convivencia y
20
Este texto apareció en Diánoia, año XVI, núm 16, 1970, y está recopilado en
E. Nicol, Ideas de vario linaje.
EDUARDO NICOL 257
21
Véase E. Nicol, La reforma de la filosofía, cap. VII. La filosofía instaura la
verdad como régimen, de otro modo la comunidad humana se basaba en otros
principios: la obligación, la creencia, el interés pragmático. “La verdad se pre-
sentó como una relación coordinada con el ser y con el otro. […] La apelación al
ser común es universal en tanto principio de reciprocidad comunitaria” (p. 224).
258 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
22
E. Nicol, La reforma de la filosofía. p. 227.
260 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
23
E. Nicol, “El régimen de la verdad y la razón pragmática”, en Ideas de vario
linaje, p. 255.
262 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
24
Ibid., p. 253.
25
E. Nicol, La reforma de la filosofía, p. 274.
26
E. Nicol, “El régimen de la verdad y la razón pragmática”, en op. cit.,
p. 254.
264 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
27
Ibid., p. 255.
EDUARDO NICOL 265
28
Ibid., p. 251.
266 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
29
El concepto de vocación es en Nicol la clave para entender su idea del
hombre. La vocación es un llamado que responde a un diálogo constante con la
comunidad. El ser humano debe elegir entre diversas posibilidades existenciales.
La vocación es un impulso interior que responde al llamado de la comunidad
histórica. El llamado es posible porque el ser del hombre no está dado con una
limitación final, sino con una limitación inicial que lo impulsa a proyectar su
vida en función de una idea autoconsciente: “La realidad no se ofrece frente a
nosotros como esa variedad de cosas, siempre extrañas, en cualquier orden,
sino precisamente como un mundo, como realidad habitada, como un tejido com-
plejo de rutas vitales y recorridas. Cada forma de vida consagrada por una
EDUARDO NICOL 267
existencia anterior es para nosotros como una voz que nos llama, cuyo llamado
atendemos [...]” (Ideas de vario linaje, pp. 288-289).
30
E. Nicol, El porvenir de la filosofía, p. 20.
268 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
31
E. Nicol, La agonía de Proteo, p. 104.
270 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
32
E. Nicol, El porvenir de la filosofía, p. 82.
274 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
33
Ibid., p. 59.
EDUARDO NICOL 275
34
Véase E. Nicol, El porvenir de la filosofía, caps. 8, 11, 24 y 26.
276 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
35
Ibid., p. 50.
EDUARDO NICOL 277
36
Ibid., p. 63.
EDUARDO NICOL 279
37
E. Nicol, El porvenir de la filosofía, p. 71.
280 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
38
Ibid., p. 131.
EDUARDO NICOL 281
39
E. Nicol, La reforma de la filosofía, pp. 250-251.
40
Cf. ibid., cap. VIII, parágrafos 28 y 29.
EDUARDO NICOL 283
41
Ibid., p. 275.
42
Ibid., p. 277.
284 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
43
Ibid., p. 293.
286 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
44
Ibid., p. 282.
288 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
45
E. Nicol, La agonía de Proteo, p. 116.
290 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
46
E. Nicol, El porvenir de la filosofía, pp. 334-335.
EDUARDO NICOL 291
47
Ibid., p. 171.
HANS JONAS: UNA ÉTICA
PARA EL MODERNO PROMETEO
Hans Jonas
1
Hans Jonas, Más cerca del perverso fin y otros diálogos y ensayos, p. 81.
Puede leerse el manifiesto, además de muchos detalles biográficos en H.
2
Jonas, Souvenirs.
HANS JONAS 295
3
H. Jonas, “Ciencia como vivencia personal”, en Más cerca del perverso fin y
otros diálogos y ensayos, pp. 145 y 148.
296 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
4
Ibid., p. 152.
HANS JONAS 297
5
Jonas plantea, al igual que Ellul o Anders, que la tecnología contemporá-
nea se caracteriza por una dinámica formal y una transformación sustancial
que la distinguen de la técnica premoderna. La tecnología es más un proceso o
empresa colectiva que un estado o posesión, un impulso universalizado en pro-
greso incesante e ilimitado que ha roto los límites antropocéntricos en los que se
situaba la técnica anterior. Para Jonas, la tecnología contemporánea se ha con-
vertido en objeto de la ética por sus rasgos emergentes más riesgosos: la
ambivalencia de sus efectos, la automaticidad de su progreso y aplicación o
aceptación social, la dimensión global de sus efectos, tanto en el espacio como
en el tiempo, y la ruptura de los límites antropocéntricos (cognitivos y prácti-
cos). Véase H. Jonas, Técnica, medicina y ética, cap. 2.
298 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
que el hombre hostigue año tras año a la tierra con su arado, la tierra permanece
inalterable e inagotable; el hombre puede y tiene que confiar en la infinita pacien-
cia de la tierra y ha de adaptarse a sus ciclos. Igualmente inalterable es el mar.
Ningún expolio de sus frutos puede consumir su abundancia, ningún surcarlo
con naves hacerle daño, nada que se lance a sus profundidades mancillarlo. Y
HANS JONAS 299
por numerosas que sean las enfermedades a las que el hombre halle remedio, la
muerte no se somete a sus artimañas” (H. Jonas, El principio de responsabilidad.
Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, p. 27).
8
La filosofía había dado por descontada la presencia del hombre en el mun-
do, pero ahora esa presencia es más que vulnerable. Jonas cree que el
antropocentrismo que caracteriza a la ética tradicional es un obstáculo para plan-
tear el problema del deber-ser del hombre desde un fundamento ontológico: “las
posibilidades apocalípticas que hay en la tecnología moderna nos han enseña-
do que el exclusivismo antropocéntrico podría ser un prejuicio y que, al menos,
precisaría una revisión” (ibid., p. 91).
300 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
9
H. Jonas, El principio de responsabilidad..., p. 56. Todas las citas de esta tra-
ducción se han cotejado con el original.
HANS JONAS 301
10
Por ello, la fundamentación metafísica que Jonas intenta de la responsa-
bilidad humana desemboca en una filosofía de la naturaleza de carácter teleoló-
gico. En ella, propone una continuidad en el proceso evolutivo de la vida, es
decir, la continuidad del espíritu con el organismo biológico y de éste con la
naturaleza, reconociendo que la vida es esencialmente libertad de acción, y que
302 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
14
H. Jonas, Más cerca del perverso fin y otros ensayos, p. 38.
HANS JONAS 305
15
H. Jonas, El principio de responsabilidad..., p. 29.
16
Ibid., p. 33.
306 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
17
Ibid., p. 34.
HANS JONAS 307
18
Ibid., p. 38.
“Handle so, daß die Wirkungen deiner Handlung verträglich sind mit der
19
so, daß die Wirkungen deiner Handlung nicht zerstörerisch sind für die künftige
Möglichkeit solchen Lebens”.
20
H. Jonas, El principio de responsabilidad..., p. 40. Jonas da otras dos versio-
nes: “No pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la
humanidad en la Tierra” o “Incluye en tu elección presente, como objeto de tu
voluntad, la futura integridad del hombre”.
21
Jonas señala que la dimensión del futuro también perteneció a otros mode-
los éticos anteriores, por ejemplo, la ética cristiana con vistas a la salvación eter-
na del alma, la ética del legislador y del gobernante por el bien común o la ética
de la utopía tecnológica moderna, en particular la del marxismo como una es-
pecie de escatología secularizada. En ésta última ve Jonas un ejemplo de una
ética orientada al futuro de amplio alcance, en tanto que preveía como objeto de
transformación a toda la humanidad. Componente esencial de la utopía mar-
xista era el despliegue del poder tecnológico sobre la naturaleza. Pero el poder
tecnológico ha sobrepasado los objetivos humanizadores del marxismo y de los
socialismos “realmente existentes”, pues esta utopía se sustentaba en la posibi-
lidad de controlar y dirigir la técnica como un simple instrumento. La ética de
la responsabilidad de Jonas tiene una aguda visión crítica de la escatología
secularizada del marxismo porque muestra que la tecnología contemporánea no
puede ser controlada a voluntad ni puede ya sostenerse en una utopía basada
en el progreso material ilimitado.
HANS JONAS 309
22
H. Jonas, Más cerca del perverso fin…, p. 119.
23
Günther Anders sostenía que el hombre ya no es capaz de representarse o
imaginarse los efectos de su poder tecnológico, y por ello ya no es capaz de
temer por las consecuencias. Véase supra capítulo sobre Anders.
310 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
24
En una entrevista Jonas comenta: “en auxilio de la buena voluntad nece-
saria podría acudir algo muy involuntario […]: el shock ante catástrofes reales y
repetidas de menor magnitud que nos infunda el terror pertinente frente a la
gran catástrofe, con la que el desenfreno tecnológico nos amenaza en un futuro.
Chernobil y la muerte de los bosques han hecho más para la mayoría que toda
la predicación de previsiones abstractas. […] No es halagador para el hombre
que tenga necesidad de ello, pero para mí forma parte de una modesta esperan-
za. […] Con todo […] mi esperanza está depositada en la razón humana […]
Desesperar de ella sería irresponsable y una traición a nosotros mismos” (H.
Jonas, Más cerca del perverso fin…, pp. 131-132).
HANS JONAS 311
25
H. Jonas, “La fundamentación ontológica de una ética cara al futuro”, en
Pensar sobre Dios y otros ensayos, p. 150.
HANS JONAS 313
Para fundar una ética que se hace cargo del futuro de la humani-
dad es necesario el cumplimiento de dos requisitos: a) maximizar
el conocimiento de las consecuencias de las acciones tecnológicas,
con el fin de determinar si alguna de ellas pone en peligro la esen-
cia o la existencia de la humanidad y su medio ambiente; b) con
base en estos conocimientos y en previsiones sobre riesgos inmanen-
tes, determinar criterios éticos para validar dichas acciones; es de-
cir, determinar qué es admisible y qué es lo que se debe evitar. En
gran medida, el criterio de validez ético se determinaría de manera
negativa: podemos establecer, como una representación general,
qué es lo que no debe ser y que ahora aparece por primera vez en la
historia como algo posible. Necesitamos, por tanto, un concepto
límite para poder determinar cuáles son las posibilidades tecno-
lógicas más viables, y cuáles serían aquellas que no deben ser rea-
lizadas porque pondrían en peligro las condiciones de vida de la
humanidad.
Ahora bien, Jonas argumenta que para conocer cuáles podrían
ser las condiciones mínimas para preservar la existencia y la esencia
de la humanidad, tal como la hemos conocido y reconocido hasta
ahora, sería menester apelar a la historia y a la metafísica. Según
Jonas, todo lo que el ser humano puede ser ya lo ha sido en la histo-
ria. En ella están los motivos por los que la humanidad es mere-
cedora del porvenir. Por eso es objetable toda visión utópica que
proponga una humanidad plenamente realizada en un “reino ab-
soluto de la libertad”. Una visión utópica de la historia puede de-
sembocar en la ilusión de una humanidad perfecta (un superhombre
a la manera nietzscheana, un ·”hombre nuevo”, según los regíme-
26
H. Jonas, Más cerca del perverso fin…, p. 40.
316 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
nes comunistas, el reinado del hombre ario, según los nazis), tra-
tando de realizar sueños político-antropológicos que sólo han con-
ducido a millones de seres humanos a la desgracia y a la muerte,
como ocurrió en los diversos regímenes totalitarios del siglo XX.
La ética de la responsabilidad es, pues, antiutópica; se constitu-
ye como una crítica radical a la razón utópica y al principio de espe-
ranza;27 el ser humano no puede ser superado, todo futuro trans-
humano resulta una ilusión peligrosa, pues nuestro ser es posible
gracias a su ambigüedad y a su finitud, a su capacidad de ser subli-
me o de ser abyecto; posee la doble condición de la que ya hablaba
Pascal: miseria y grandeza del hombre. La ética de Jonas parte de la
convicción de que el carácter finito y ambiguo de la naturaleza mo-
ral humana es una condición esencial de la libertad y de la respon-
sabilidad. Intentar crear una humanidad todopoderosa, perfecta y
unívoca es un despropósito muy peligroso, sea que se intente por
medio de la política o a través de la eugenesia biotecnológica. Ni la
política ni la biotécnica pueden ser capaces de “crear” al hombre
nuevo. El hombre no necesita transmutarse porque él es siempre el
ser de la posibilidad, porque puede renovarse a sí mismo, porque es
libre, por lo que su constitución natural es digna de preservarse
para el porvenir.
Ahora bien, según Jonas, sólo la metafísica puede decirnos por
qué el ser humano debe-ser, es decir, por qué no debe permitirse su
desaparición o su transmutación radical, ya que nada nos asegura
que la humanidad tenga que seguir existiendo tal como ha sido.
Jonas buscará un fundamento que prohíba el suicidio físico o meta-
físico de nuestra especie. Esta prohibición moral se revela como un
imperativo ontológico y no sólo ético: el hombre debe seguir exis-
tiendo (tal como es ahora) por los dos principios, responsabilidad
y precaución: tiene el deber de preservarse a sí mismo como único
agente moral, y por ende, no debe intentar modificar la base bioló-
gico-material que le ha permitido el desarrollo de su conciencia
27
Jonas dedica todo un capítulo de El principio de responsabilidad a la crítica
de El principio de esperanza de Ernst Bloch.
HANS JONAS 317
LA RESPONSABILIDAD ONTOLÓGICA
POR LA “IMAGEN DEL HOMBRE” (MENSCHENBILD)
28
H. Jonas, El principio de responsabilidad..., p. 80.
29
El célebre “argumento ontológico” sobre la existencia de Dios intentó pro-
bar a priori la necesidad de su existencia a partir de su concepto. La tradición
del argumento ontológico (que va de san Anselmo, su inventor original, a Des-
cartes, Spinoza o Leibniz) no puede servir como modelo para fundamentar a
priori que el hombre debe ser, justamente porque el hombre es finito y contingen-
318 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
Para poder justificar por qué debe ser el hombre, Jonas se aventura
en una fundamentación metafísica. Tal fundamento lo encuentra
en la preeminencia del ser sobre el no-ser: “Yo afirmo que, si no se
reconoce una preeminencia absoluta del ser sobre el no-ser [Nichts],
éste puede ser elegido en lugar de cualquier alternativa del ser”.33
32
Ibid., p. 231.
33
Ibid., p. 93.
320 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
34
Ibid., p. 95.
HANS JONAS 321
35
Ibid., p. 96.
36
Véase Eduardo Nicol, Crítica de la razón simbólica, cap. VIII y IX.
322 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
37
Platón, al refutar la idea parménidea de la identidad del ser en el Sofista,
ya había esclarecido el sentido correlativo y concreto con el que debe entender-
se el no-ser como ser-otro siempre en relación con una existencia dada. El no-ser
absoluto que planteaba Parménides no tiene sentido.
HANS JONAS 323
38
H. Jonas, El principio vida. Hacia una biología filosófica, p. 17.
324 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
se perdiera algo del ser sin que ello implicara su aniquilación total.
Sin una humanidad capaz de responsabilidad ética no habría valo-
res, habría puro ser sin dimensión axiológica. La existencia de la
humanidad es valiosa precisamente porque es posible su no-exis-
tencia; es preferible su presencia pues constituye la condición de
posibilidad de todo valor; es decir, la realización de un mundo en
el que las cosas valen. Por tanto, es el hombre el único ente capaz de
valorar y de asumir responsabilidad, el único que asegura la dife-
renciación axiológica de lo que es.
Ahora bien, la argumentación ontológica de la existencia del
hombre implica preguntarse: ¿por qué es valiosa la existencia hu-
mana? Jonas cree encontrar en la evolución de la vida, cuyo telos
sería la actividad intencional, libre y consciente, que es propia del
ser humano.39 “En la capacidad de tener fines podemos ver un bien
que en sí mismo es intuitivamente seguro y que es infinitamente
superior a toda carencia de finalidad del ser”. Es en definitiva el
sentido teleológico de la existencia humana lo que para Jonas funda
su valor inconmensurable. Así, la especie humana sería el fin últi-
mo de la naturaleza y, por ello, el ente natural con mayor valor.
No obstante, si aceptamos ese razonamiento entonces el valor
de la humanidad no radicaría en su singularidad intencional y auto-
39
La relación entre fines y organicidad natural es una de las vías que explora
Jonas para completar la “fundamentación ontológica” del deber-ser del hombre.
Jonas intenta mostrar la presencia de fines intrínsecos en los diferentes niveles
evolutivos de la vida para conferirle un sustento “objetivo” al valor. Los ensa-
yos reunidos en El principio vida desarrollan estas hipótesis. Desde mi punto de
vista, constituyen vías interesantes para replantear los problemas de una filoso-
fía de la naturaleza, pero, como el propio Jonas parece reconocerlo, las cualida-
des generales de la vida natural no son el fundamento adecuado para los valo-
res. Este fundamento está más bien en las propiedades singulares de la vida
espiritual, de la vida consciente, cuyas diferencias con el resto de las formas
vivientes representa un problema —hasta el momento aporético— para toda
filosofía de la vida. Es decir, si la continuidad de la vida y el espíritu no puede
ser aclarada, no es posible fundar en la naturaleza viviente el sentido del valor.
Por ello, Jonas recurrirá más bien a una fundamentación fenomenológica que
parte del hecho de la presencia de los valores en la vida humana, y no recurrirá
más a la continuidad teleológica del orden natural.
HANS JONAS 325
40
Sigo, en lo fundamental, varios de los planteamientos críticos de Hottois,
aunque con matizaciones. Véanse de Gilbert Hottois, ed.: Hans Jonas. Nature et
responsabilité y Aux fondements d’une étique contemporaine. H. Jonas et H.T.
Engelhardt.
326 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
LA FUNDAMENTACIÓN DEONTOLÓGICA
DE LA RESPONSABILIDAD
41
H. Jonas, “La fundamentación ontológica de una ética cara al futuro”, en
Pensar sobre Dios y otros ensayos, p. 138.
42
Al final de El principio de la responsabilidad, Jonas la define de este modo:
“responsabilidad es el cuidado, reconocido como deber, por otro ser, cuidado
que, dada la amenaza de su vulnerabilidad, se convierte en “preocupación”.
HANS JONAS 327
43
H. Jonas, Pensar sobre Dios y otros ensayo, p. 139.
44
Ibid., p. 145.
328 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
Jonas señala. Por un lado, sabemos mucho más acerca del futuro
del mundo que todas las sociedades anteriores y, por otro, mucho
menos. Más, porque el saber de las ciencias es más preciso y tiene
mayor alcance en la previsión de las consecuencias de los efectos
que hemos provocado en la naturaleza; pero sabemos menos por-
que el mundo en el que vivimos es mucho más complejo y dinámi-
co, y el efecto de nuestras intervenciones tecnológicas puede dar
lugar a modificaciones radicales, irreversibles y que alteren rápi-
damente las condiciones de los ecosistemas y, por tanto, de la vida
humana. En cambio, las sociedades premodernas se representaban
un mundo inalterable, al menos en lo que a los efectos exacerbados
por el hombre se refería. Jonas señala que la sociedad premoderna
pudo conformar una idea del mundo más estable, pues tanto en la
naturaleza como en la cultura lo distintivo en la antigüedad fue
la casi ausencia de dinamismo histórico.45 En cambio, las proyeccio-
nes actuales tendrán, por tanto, que hacerse sobre un gran margen
de incertidumbre. La responsabilidad colectiva actual tiene una ex-
tensión temporal indefinida.
[…] Con la toma del poder por la tecnología (ésta es una nueva
revolución no planeada por nadie, totalmente anónima e inconte-
nible) el dinamismo ha adquirido aspectos que no se hallaban con-
templados en ninguna noción suya anterior ni podían ser previs-
tos por ninguna teoría […]; ha tomado un rumbo que podría
conducirnos, en vez de a una culminación, a una catástrofe uni-
versal, y ha adquirido un ritmo cuya impetuosa aceleración
exponencial, percibida con espanto, amenaza con escapar a todo
control. Lo que es seguro es que ya no podemos confiar más en
ninguna inmanente “razón de la historia” y que sería una absolu-
ta imprudencia hablar de un “sentido” del acontecer que se reali-
za a sí mismo; que, por tanto, careciendo de una meta consciente,
45
Ibid., p. 200.
334 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
46
Jonas comenta: “Nosotros sabemos —y tal vez es lo único que sabemos—
que la mayoría de las cosas serán distintas. Es la diferencia entre una situación
estática y una dinámica. El dinamismo es el signo de la modernidad. No es algo
accidental, sino una propiedad inmanente de la época y, por lo pronto, nuestro
destino. Significa que hemos de contar siempre con la novedad, pero que no
podemos calcularla; que el cambio es seguro, pero que no es seguro lo que ven-
drá” (ibid., pp. 211-212).
47
El nihilismo es, para Jonas, la neutralización de los valores intrínsecos que
por sí mismos poseen el orden natural y la existencia humana. La ciencia mo-
derna comenzó el proceso de desvaloración de la naturaleza y después de la
HANS JONAS 335
Pero ¿de dónde puede provenir ese poder de tercer grado? Jonas se
pregunta qué tipo de orden político podría ser capaz de autolimitar
y controlar el dominio tecnológico sobre el mundo, lo cual reque-
rirá algunas restricciones sobre el consumo y las libertades indivi-
duales. ¿Será posible mantener el ideal liberal y al mismo tiempo
controlar el poder tecnológico? Jonas sostiene que sólo una “disci-
plina social” tremendamente rígida será eficaz para subordinar los
intereses individuales al fin mayor de asegurar la preservación de
las condiciones medioambientales de la vida humana. Pero esta
tesis desemboca en un cuestionamiento de algunos de los funda-
mentos éticos de las sociedades democráticas liberales.
Para Jonas, el poder tecnológico debe ser regulado por la ra-
zón ética. El problema es que el poder tecnológico está globalizado;
el control sobre él debería ser de la misma magnitud. Sólo se le
puede oponer un poder político global. Pero no poseemos las institu-
ciones políticas adecuadas para lograr, por ejemplo, acuerdos de
orden internacional sobre la reducción de los gases que causan el
efecto invernadero, la disminución de sustancias contaminantes, el
control del crecimiento poblacional y el aseguramiento de niveles
adecuados de bienestar. Necesitaremos sustituir las políticas más
arriesgadas y las economías de crecimiento continuo por un mode-
lo económico “sustentable”, una economía cíclica para recuperar
el equilibrio entre el mundo humano y el entorno natural.
48
H. Jonas, El principio de responsabilidad..., p. 235.
HANS JONAS 337
Esta fe nos permite esperar con razón que —mientras sean seres
humanos los que sobreviven— con ellos también sobrevivirá la ima-
gen de Dios, esperando en secreto su nueva hora. En función de la
salvación física esta esperanza —que aquí tiene prioridad sobre el
miedo— permite que nos conformemos, si fuera necesario, inclu-
so con una pausa en la libertad en cuanto a los asuntos exteriores
de la humanidad […] Uno de los deberes más nobles y autoim-
puestos del principio de responsabilidad es, en efecto, prevenir la
futura necesidad de una privación de la libertad con actuaciones
plenamente libres en el presente.49
52
Ibid., p. 129.
340 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
53
H. Jonas, H., Pensar sobre Dios y otros ensayo, p. 148.
54
Jonas comenta: “Nosotros, los del llamado “Occidente” hemos creado el
HANS JONAS 341
REPERCUSIONES POLÍTICAS
DE LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD
56
Jonas intenta superar la regla empírica de la “heurística del miedo” me-
diante un juicio que sea independiente de los cálculos de los posibles efectos
negativos del poder tecnológico, y que pueda resolver si un efecto —sin impor-
tar su grado cuantitativo— no debe suceder. Por ejemplo, Jonas declara que el
jugar con el genoma del ser humano sería en sí mismo un “sacrilegio” de la
imagen del hombre, por lo que bastaría un único intento (sin tener que esperar
el resultado de muchos experimentos) para establecer que no podría permitirse
la realización de tales modificaciones y ni siquiera proponérselo como un me-
dio para la investigación.
HANS JONAS 343
Así pues, se nos concederá [...] que en todos los ámbitos de la acti-
vidad humana un sistema de libertad, mientras sea capaz de pro-
tegerse de sus propios excesos, es moralmente preferible a un sis-
tema sin libertad [...] Un Estado de derecho es mejor que uno
arbitrario; la igualdad ante la ley es mejor que la desigualdad; el
derecho del mérito es mejor que el derecho de nacimiento; el libre
acceso a las cosas es mejor que el dispuesto según privilegios; la
decisión sobre los asuntos propios y el voto en los asuntos públi-
cos son mejores que su permanente abandono a la tutela oficial; la
diversidad de los individuos es mejor que la homogeneidad colec-
57
Los ciudadanos de los Estados liberales pugnan por tener libre acceso a los
bienes tecnológicos y al consumo ilimitado para alcanzar sus propios intereses
vitales. Hasta ahora el acceso a los bienes tecnológicos no ha sido equitativo y
depende de condiciones socioeconómicas. Los estados industrializados defien-
den su “derecho” al crecimiento económico (que implica el “derecho” a conta-
minar el planeta y seguir derrochando recursos naturales) como medio para
alcanzar la mayor equidad en la distribución de la riqueza, mientras que los
países pobres luchan por alcanzar niveles similares de producción industrial
que mejoren la calidad de vida (en general precaria) de la mayoría de sus ciuda-
danos. La brecha de desarrollo se ha acrecentado en la medida en que el poder
tecnológico progresa. Por ello, Jonas vaticina que la “lucha de clases” que prego-
naba el marxismo se convertirá en “lucha entre naciones” por obtener los bene-
ficios tecnológicos a corto plazo, lo cual incrementaría el efecto negativo del
modelo tecnológico-industrial en la naturaleza ambiente. La rebelión de “los
condenados de la Tierra” contra los países ricos por la lucha económica provo-
caría una violencia internacional de incalculables y funestas consecuencias.
58
Jonas señala, a propósito de los regímenes socialistas de la época, que éstos
podrían ser más “eficientes” para evitar una catástrofe ecológica mundial. Las
“ventajas” de estos regímenes —si se propusieran como objetivo primordial la
protección de la naturaleza y el control de los efectos de la tecnología— serían la
“disciplina social” (de facto, la restricción de las libertades individuales), el
“igualitarismo” y la buena disposición por la austeridad. Sin embargo, como
344 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
Jonas mismo lo corrobora, los Estados socialistas nunca utilizaron estos recursos
políticos para reducir los efectos negativos del poder tecnológico. Por el contra-
rio, lo alentaron y lo convirtieron en objeto de “culto”, y en sustento de poderío
económico y militar, como parte de un rígido y despiadado control social. Fue
claro que esos socialismos “reales” sucumbieron también ante el ideal utópico
del progreso tecnológico, pues cayeron en la trampa de sus propias ficciones
ideológicas, y acabaron creyendo en la ilusoria posibilidad de un dominio total
sobre la naturaleza y la sociedad a través del poder tecnológico, controlado y
dirigido por un Estado autoritario. Las consecuencias de ese “experimento” social-
ideológico han sido demasiado desastrosas, tanto en lo político como en ecológico.
59
H. Jonas, El principio de responsabilidad..., pp. 279-280.
60
Ibid., p. 265.
HANS JONAS 345
61
Ibid., p. 266.
346 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
62
Jonas observa: “puede lamentarse la invención de una bomba atómica de
capacidad destructiva aún mayor y considerar negativo su valor, pero la queja
es precisamente que esa bomba es técnicamente ‘mejor’ y, en este sentido, su
invención, desgraciadamente, un progreso” (ibid., p. 271).
HANS JONAS 347
LA TRANSFORMACIÓN EUGENÉSICA
DE LA NATURALEZA HUMANA
63
Ibid., p. 352.
64
Entre otras posibilidades biotecnológicas para un futuro “transhumano”
están la ingeniería de “enriquecimiento” genético (mediante la adición de genes
exógenos a nuestra especie), el diagnóstico de preimplantación para seleccio-
nar caracteres genéticos en los embriones, la clonación con fines reproductivos,
la nanotecnología que crearía nuevos materiales que sinteticen lo electrónico y lo
biológico, las prótesis biónicas, los neurofármacos, la inteligencia artificial, y
quizá también la realidad virtual y otras tecnologías informáticas que alterarían
radicalmente las funciones cognitivas principales (percibir, imaginar y pensar).
348 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
65
Los objetivos de las tecnologías transhumanas serían: a) en primer lugar,
la extensión de duración de la vida. b) Ampliación y potenciación de las capaci-
dades intelectuales. c) Modificación y potenciación de las funciones y habilida-
des corporales. d) La modificación y el control de las emociones internas. e) La
ampliación de las capacidades de percepción del entorno, así como la extensión
de las capacidades sensoriales. El resultado de estas intervenciones alteraría la
esencial “ambigüedad de la libertad humana” (como decía Jonas), pues quizá
podría llegar a “programarse” la conducta, las sensaciones y los estados de
conciencia. Muchos fenómenos de la experiencia sensible dejarían de tener el
sentido actual, pues carecería de espontaneidad y novedad, podrían ser pro-
gramados. ¿Que pasaría con las relaciones entre emociones y sentimientos éti-
cos? ¿Podríamos programar que los individuos sintieran solidaridad, compa-
sión, fraternidad? O, por el contrario, ¿programarlos para no sentirse vinculados
emotivamente y poder atacar y matar con mayor eficacia?
HANS JONAS 349
66
Véase Nick Bostrom, “In defense of transhumanism dignity” en www.
nickbostrom.com (2003).
67
Francis Fukuyama sintentiza en El fin del hombre. Consecuencias de la revo-
lución biotecnológica (p. 141) estas reservas que, sin duda, Jonas compartiría:
“Actualmente no tenemos la capacidad de alterar la naturaleza humana en nin-
gún aspecto significativo, y puede que la humanidad jamás llegue a tenerla.
Pero conviene dejar en claro dos cosas. En primer lugar, y aunque la ingeniería
genética nuca se materialice, las tres primeras fases del desarrollo biotecnológico
—la ampliación de los conocimientos sobre la causalidad genética, la neurofar-
macología y la prolongación de la vida tendrán importantes consecuencias en
350 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
la política del siglo XXI. Estos adelantos serán tremendamente polémicos por-
que desafiarán nociones tan apreciadas como la igualdad humana y la capaci-
dad de elección moral; proporcionarán a las sociedades nuevas técnicas para
controlar el comportamiento de sus ciudadanos; cambiarán nuestra compren-
sión de la personalidad y la identidad humanas; subvertirán las jerarquías so-
ciales existentes; influirán en el ritmo de los avances políticos, materiales e inte-
lectuales; y afectarán la naturaleza de la política global. […] la naturaleza humana
desempeña un papel esencial en nuestro modo de entender la justicia, la mora-
lidad y la calidad de vida, y todos estos conceptos experimentarán un cambio si
esta tecnología se generaliza”.
HANS JONAS 351
68
Peter Sloterdijk había sostenido, en un famoso ensayo, la obsolescencia de
la ética y la política para formar al individuo y la emergencia de este nuevo
poder tecnológico para cumplir los fines humanistas: una verdadera “mora-
lización” del individuo y la sociedad mediante el control de las pasiones y los
sentimientos morales. Véase P. Sloterdijk, Règles pour le parc humain. Une lettre
en réponse à la Lettre sur l’humanisme de Heidegger.
352 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
70
Los principales bioconservacionistas son: G. Anders, Die Antiquierheit des
Menschen; H. Jonas, Técnica, ética y medicina y Pensar sobre Dios y otros ensayos;
J. Habermas, El futuro de la naturaleza humana. ¿Hacia una eugenesia liberal? y
La constelación posnacional. Ensayos políticos; Francis Fukuyama, El fin del hombre.
Consecuencias de la revolución biotecnológica, y Bill McKibben, Enough. Staying
Human in an Engineered Age. Entre los partidarios de una eugenesia liberal: Lee
Silver, Vuelta al Edén. Más allá de la clonación en un mundo feliz; H. Tristram En-
gelhardt, Los fundamentos de la bioética; Dominique Lecourt, Humain post humain;
Nicholas Agar, Liberal Eugenics: In defense of Human Enhancement,, y G. Hottois,
Essais de philosophie bioéthique et biopolitique. Véase también los artículos de Nick
HANS JONAS 355
72
Véase H. Jonas, El principio vida. Hacia una biología filosófica.
Hottois comenta: “Jonas articula humanidad y evolución de una manera
73
profundamente ambigua […] Por una parte hace del hombre un producto in-
manente de y en la evolución, el producto más acabado, valorado como tal por
el proceso final que lo ha engendrado. Pero al mismo tiempo, absolutiza este
valor, lo hace trascendente, es decir, lo arranca del proceso evolutivo del que la
humanidad no podría tomar parte, incluso cuando ella comienza a darse los
medios para hacerlo” (G. Hottois, “Le néo-finalisme dan las philosophie de
Jonas”, en Hans Jonas. Nature et responsabilité, p. 30.
HANS JONAS 357
74
G. Hottois, op. cit., p. 32.
HANS JONAS 359
EL PORVENIR DE LA HUMANITAS
75
C. Wiese, “Epílogo”, en H. Jonas, Souvenirs, pp. 303-304.
360 LOS ANUNCIADORES DEL RIESGO MAYOR
76
H. Jonas, Más cerca del perverso fin…, p. 75.
SEGUNDA PARTE
1
Me apoyo aquí en la definición, ya clásica, de “sistema técnico” de Miguel
Ángel Quintanilla. Véase su libro Tecnología: un enfoque filosófico.
2
Las técnicas tradicionales son sistemas de acciones socialmente estructu-
radas y, en ocasiones, institucionalizadas, pero se desarrollaron previamente a
la vinculación entre ciencia y tecnología, o bien han permanecido un tanto al
margen del desarrollo científico y tecnológico-industrial. Subsisten muchas téc-
nicas tradicionales no científicas, como las que operan sobre la corporalidad
(como la meditación o las artes marciales), técnicas artísticas, técnicas de fabri-
cación artesanal o técnicas productivas como las agropecuarias, etc. Algunas de
ellas se combinan con tecnologías y con conocimientos científicos, por ejemplo,
las técnicas vitivinícolas.
3
Dada esta estrecha colaboración, es frecuente la confusión entre los fines
de una y otra, no sólo para el común de la sociedad, también para los propios
368 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
4
Javier Echeverría sitúa alrededor de los años cuarentas el surgimiento de la
tecnociencia. El informe de Vannevar Bush de 1945 (Science, the Endless Frontier)
sobre la política científica que debía adoptar el gobierno estadounidense para
ganar la guerra y preservar la hegemonía política y militar de Estados Unidos,
habría sido el principal modelo impulsor de la Big Science o macrociencia, ante-
cedente inmediato de la tecnociencia. Como lo indica Echeverría, la tecnociencia
no surgió de un cambio epistémico, teórico o metodológico en las ciencias, sino
de una alteración de los fines intrínsecos de la actividad científica al subor-
dinarse a los fines pragmáticos de proyectos y empresas tecnológicos. Por eso,
el prototipo de tecnociencia puede encontrarse en el Proyecto Manhattan para
diseñar y construir la primera bomba atómica. Bush argumentaba que el pro-
greso científico (tecnocientífico) era indispensable para asegurar el bienestar de
la nación, y que había que dirigir esfuerzos coordinados por el Estado para
el desarrollo de innovaciones que promovieran el “bien público” en los ám-
bitos de la investigación biomédica, el crecimiento económico-industrial y la
seguridad nacional. Bush abogó por la creación de una “National Research
Foundation”, mediante la cual el gobierno debería asumir su responsabilidad
para promover el desarrollo del conocimiento científico. Este proyecto se mate-
rializó en la creación en 1950 de la National Science Foundation, creando un
modelo de desarrollo e investigación tecnocientífico que se extendió posterior-
mente en todo el mundo industrializado. Véase Javier Echeverría, La revolución
tecnocientífica, cap. 1.
370 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
5
Véase Bruno Latour, Nous n’avons jamais été modernes. Essai d’anthropologie
symétrique..
6
Por ejemplo, la industria química produce materiales sintéticos que no exis-
ten en estado natural; en biología, gracias al desarrollo de la genética, estamos
en el umbral de una producción sintética de objetos naturales: plantas y ani-
males transgénicos; en las ciencias cognitivas: la inteligencia artificial; en la in-
formática: la realidad virtual, la robótica y las aplicaciones cibernéticas; en la
nanotecnología, la posible modificación atómica de prácticamente de cualquier
material, orgánico o inerte.
EL MUNDO TECNOLÓGICO COMO SISTEMA GLOBAL 371
7
J. Echeverría, op. cit., p. 47.
372 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
8
G. Hottois, “La technoscience: de l’origine du mot à son usage actuel”, en J.
Y. Goffi, coord., Regards sur les technosciences. Véase también la entrada “tech-
noscience” en la Encyclopedia of Science, Technology and Ethics, vol. 4, editada por
Carl Mitcham; así como la misma entrada en la Nouvelle Encyclopédie de Bioéthique
editada por el propio Hottois.
9
Véase la entrada “technoscience” en la Encyclopedia of Science, Technology
and Ethics, vol. 3.
EL MUNDO TECNOLÓGICO COMO SISTEMA GLOBAL 373
10
Este “discurso tecnocientífico” suele expresarse en slogans de impulso a la
productividad y crecimiento económico, la importancia vital del desarrollo y
la innovación tecnológicas, la competencia internacional, el “subirse al tren del
progreso”, etc., y se ha vuelto predominante gracias a la fusión entre la ciencia
(que ya era un discurso de poder social) y la tecnología, que posee la capacidad
de convencer con sus realizaciones materiales.
374 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
11
Cf. J. Echeverría, op. cit., cap. 2.
EL MUNDO TECNOLÓGICO COMO SISTEMA GLOBAL 375
ware, etc.) tienen una finalidad mercantil; y una vez que en-
tran en el mercado, generan una cadena de otras inno-
vaciones y aplicaciones que favorece el incremento de la
ganancia comercial y la demanda de más investigación y
desarrollo tecnocientífico. La tecnociencia se rige por los va-
lores económicos de la rentabilidad, la explotación de pa-
tentes, el secreto industrial y la competitividad, y ya no sólo
por los valores epistémicos de la ciencia.
4. Interconexión telemática entre centros de investigación y desa-
rrollo. Ninguna tecnociencia sería posible sin la Internet y
las tecnologías de la información y la telecomunicación. La
interacción de equipos tecnocientíficos en distintas partes
del mundo es una condición para potenciar la investigación
y reducir el tiempo necesario para obtener resultados prag-
máticos. Los productos tecnocientíficos ya no son la inven-
ción genial de unos cuantos, sino el resultado de investiga-
ciones multidisciplinarias de equipos que trabajan en varias
partes del mundo de manera coordinada.
5. Vinculación con proyectos militares. La tecnociencia misma na-
ció en proyectos de orden militar como el Proyecto Manhattan
o el de la Arpanet. Los departamentos de defensa de los paí-
ses más poderosos desarrollan tecnociencias en estrecha co-
laboración con empresas privadas y centros de investigación
científica en campos como biotecnología, energía, nanotec-
nología, aeronáutica, telecomunicaciones, astronáutica. En
estos proyectos, la información y el conocimiento generados
no son sólo privados sino secretos de Estado que los cientí-
ficos y tecnólogos se obligan a guardar. Esto implica que la
sociedad conoce muy poco de dichos proyectos y, por tanto,
ignora los riesgos que están implicados en ellos. El riesgo y el
secreto se hacen extremos en el caso de las tecnociencias cuya
finalidad explícita es producir artefactos bélicos (bombas ató-
micas, termonucleares, químicas o bacteriológicas).
6. Pluralidad de agentes sociales involucrados en el desarrollo tecno-
científico. A diferencia de la ciencia y la tecnología conven-
376 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
12
Ibid., p. 83.
EL MUNDO TECNOLÓGICO COMO SISTEMA GLOBAL 377
13
De la clasificación de Echeverría se derivan algunos ejemplos: Tecnomate-
máticas: informática, cibernética, robótica, inteligencia artificial. Aplicaciones:
Proyecto ENIAC (integradora numeral y calculadora electrónica); Internet, com-
putadora personal y supercomputadoras, realidad virtual, robots, criptología y
seguridad informacional, lenguajes de programación y software de múltiples
aplicaciones.
Tecnofísica: tecnociencias nucleares, aeronáutica, aeronáutica espacial,
nanotecnología, microelectrónica. Aplicaciones: Proyecto Manhattan para la fa-
bricación de la primera bomba atómica, plantas de energía atómica, múltiples
aplicaciones del láser, chips, microprocesadores y superconductores, satélites y
naves espaciales, telescopio espacial, nanopartículas y nanofibras usadas en la
industria textil, de cosméticos y en la microelectrónica.
Tecnoquímica: química de materiales sintéticos, química farmacológica. Apli-
caciones: diseño y fabricación de materiales sintéticos: plásticos, polímeros, nylon,
neopreno, rayón, aleaciones de metales, nanotecnología.
Tecnomedicina: medicina nuclear, medicina genómica, investigación biomédi-
ca y farmacológica, reproducción asistida, farmacogenética. Aplicaciones: píldora
anticonceptiva, antibióticos, inmunodepresores, neurofármacos, diagnós-
tico con resonancia magnética, cirugía láser y con rayos gamma (Gammaknife),
microcirugía, insulina artificial; transplantes de órganos, corazón artificial, fe-
cundación in vitro, diagnóstico genético preimplantatorio (antes de la gestación
de un embrión).
Tecnobiología: biotecnología e ingeniería genética, ciencias genómicas, nano-
biotecnología. Aplicaciones: Proyecto Genoma Humano, transgénicos, clonación
reproductiva y terapéutica.
378 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
14
Un ejemplo muy claro de la dinámica tecnocientífica ha sido el Proyecto
Genoma Humano: si el fin en principio era de interés epistémico, los fines prag-
EL MUNDO TECNOLÓGICO COMO SISTEMA GLOBAL 379
estar siempre haciendo algo para sostenerse en ella. La técnica está ligada, ne-
cesariamente, a esta realidad inmediata. Véase José Ortega y Gasset, Meditación
de la técnica y otros ensayos sobre ciencia y filosofía.
19
Así aparece, pongamos por caso un ejemplo muy simple, el martillo, los
clavos y la madera disponibles para que alguien los utilice para diseñar y cons-
truir un artefacto que sea útil. Intercambiemos madera, clavos y martillo por
genes, ADN recombinante, vectores y laboratorios de biotecnología y tenemos
una tecnociencia de vanguardia, la denominada ingeniería genética.
382 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
20
Por “artefacto” entiendo un objeto artificial o fabricado mediante la trans-
formación de materiales y procesos naturales. Los artefactos pueden ser objetos
materiales o informáticos, lo decisivo es que son producidos y tienen una finalidad
pragmática: se usan para producir otros artefactos, para intervenir en el mundo y
para transformarlo. Un martillo, un automóvil, una computadora son artefactos,
pero también lo son los transgénicos, los softwares, los sistemas de administra-
ción, una fábrica entera, un hospital o el sistema educativo de un país.
21
El “imperativo tecnológico” es un concepto que aparece, con diferentes de-
nominaciones, en la filosofía la tecnología. Este término designa la estructu-
ra de acción que conmina al hombre a desarrollar los medios tecnológicos y a
apreciar los fines pragmáticos por encima de otros fines vitales. Lo paradójico de
este imperativo es que, si bien depende de la acción intencional, no emana de la
autonomía y de una libre elección racional; al contrario, es un imperativo de ac-
ción que socava la autonomía ética de la humanidad, que reduce la razón a cálcu-
lo de los medios e instrumentos para fines que surgen del encadenamiento de las
tecnologías. No es un imperativo que la razón se da a sí misma, a la manera
kantiana, es un imperativo que ha instrumentalizado a la razón práctica.
EL MUNDO TECNOLÓGICO COMO SISTEMA GLOBAL 383
22
Véase capítulo sobre Ellul.
Véase capítulo sobre Nicol.
23
24
Véase George Basalla, La evolución de la tecnología; F. Broncano, Mundos
artificiales. Filosofía del cambio tecnológico; Jon Elster, El cambio tecnológico. Investi-
gación sobre la racionalidad y la transformación social.
25
Véase J. Elster, op. cit.
EL MUNDO TECNOLÓGICO COMO SISTEMA GLOBAL 385
26
García Bacca desarrolla la idea de la “explosividad” de la naturaleza como
fundamento de la técnica moderna. Véase J. David García Bacca, Elogio de la
técnica. El descubrimiento de la disponibilidad de la naturaleza para ser objeto
de transformación se ha producido en la época histórica en que los paradig-
mas de la ciencia han entrado en crisis: la realidad natural no puede ser expli-
cada cabalmente y de manera consistente por la ciencia, y sin embargo, la socie-
dad contemporánea descubre y constata con cada innovación que esa realidad
incomprensible e inexplicable “se deja” fácilmente manipular, transformar y
reconfigurar. La vocación teorética de la razón humana parece ensombrecer-
se ante la tentación pragmática de alterar esa realidad compleja, multiforme y
dinámica.
27
Véase la explicación sobre objetivismo cientificista en Edmund Husserl,
La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental, cap. II.
386 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
28
Como se vio en el capítulo correspondiente, Heidegger descubrió que el
ser humano no puede concebirse a sí mismo como el “amo y señor” de la natu-
raleza creyendo que controla ese impulso tecnológico, pues dicha voluntad de
poder lo ha convertido a él en su principal objeto.
29
Véase al respecto el capítulo sobre Ellul.
30
Podríamos encontrar varios ejemplos de tecnologías que no evolucionan
rápidamente o que están condicionadas por factores culturales, a tal punto que
las innovaciones tecnológicas hayan sido rechazadas por alguna comunidad
por razones no técnicas. Pero estos ejemplos son las excepciones que confirman
la tendencia general del progreso tecnológico.
EL MUNDO TECNOLÓGICO COMO SISTEMA GLOBAL 387
Por otro lado, los rasgos generales que hemos señalado: la efica-
cia operativa como fin constituyente, el progreso ilimitado y la vo-
luntad de poder tecnológico sobre el mundo, se han realizado y vincu-
lado gracias a un proceso de creciente autonomía de la actividad
tecnológica con respecto al resto de los sistemas sociales, la cultura y
los valores ético-políticos de la sociedad contemporánea, así como a
un paralelo declive de su conciencia y responsabilidad colectiva.
El triunfo de la racionalidad tecnocientífica como paradigma
predominante ha significado la creciente autonomización del poder
tecnológico. Ello ha sido posible a lo largo de un proceso por el
cual el conjunto de la sociedad ha concedido el puesto de mayor
relevancia a la actividad tecnológica y tecnocientífica. Desde la Mo-
dernidad inició la revaloración de la técnica como transformación
de la naturaleza, en el ideal baconiano de la fusión entre conoci-
miento y poder para el beneficio de la humanidad. Posteriormente,
esta revaloración se convirtió en un verdadero programa de acción
que acabó consolidándose con la subordinación del conocimiento
científico al desarrollo tecnológico. La tecnología conquistó la cul-
tura contemporánea gracias a que demuestra su capacidad operativa
y ostenta su poder.
Por otro lado, como lo ha postulado Ramón Queraltó,31 el triun-
fo definitivo de la racionalidad tecnocientífica en nuestra civiliza-
ción se ha debido también al fracaso del propio proyecto de la ra-
zón científica moderna, que buscaba construir una imagen racional
de la realidad completamente abarcadora. Ese proyecto no se ha
realizado y ahora tenemos una visión fragmentaria del mundo. La
racionalidad tecnológica ganó la batalla ideológica al derrumbarse
la confianza del sujeto moderno en los alcances epistémicos del
conocimiento científico. El fracaso de este gran proyecto de saber
teorético-científico reforzó el creciente interés de la sociedad mo-
derna por el poder tecnológico; en otras palabras: si no éramos capa-
ces de comprender cabalmente el mundo mediante nuestras teo-
31
Véase Ramón Queraltó, Ética, tecnología y valores en la sociedad global. El
caballo de Troya al revés, cap. III.
EL MUNDO TECNOLÓGICO COMO SISTEMA GLOBAL 389
32
Ibid., pp. 151-153.
390 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
33
Las acciones técnicas básicas son: inventar, diseñar, simular o modelar,
construir o fabricar, manufacturar, operar, mantener, supervisar o monitorear,
reparar, corregir, controlar, etcétera. Lo distintivo del fenómeno tecnológico
contemporáneo es el predominio de las formas técnicas de actividad en todos
los campos de la acción humana, que están orientadas por los fines de eficiencia
y control.
34
Sobre esta distinción de las formas de manifestación de la tecnología, véa-
se Carl Mitcham, Thinking through Technology. The Path between Engineering and
Philosophy.
RASGOS ESENCIALES DEL MUNDO TECNOLÓGICO 391
35
La comprensión habitual del mundo tecnológico no suele pasar de la con-
cepción “instrumental”. Trasladamos este primer entorno familiar de los ins-
trumentos y lo extendemos al mundo entero de los complejos macrosistemas
tecnológicos creyendo, como sostiene Langdon Winner, que las tecnologías com-
plejas se “empuñan” como cualquier herramienta, como si, por ejemplo, usar
taladros y espadas fuera lo mismo que usar demoledoras y misiles. Por su com-
plejidad sistémica, la tecnología contemporánea no es un objeto que se empuña
para usarse, tal como usamos el objeto técnico “a-la-mano”. Cf. Langdon Winner,
Tecnología autónoma: la técnica incontrolada como objeto del pensamiento político.
392 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
36
Por objeto técnico entiendo un artefacto o producto artificial. Los objetos
técnicos son muy diversos: herramientas, utensilios, instrumentos, vehículos y
máquinas (simples, complejas y automáticas); aparatos y estructuras, edifica-
ciones, ropa, accesorios, juguetes, etcétera; también son artefactos semiartificiales
los organismos modificados genéticamente, los posibles cyborgs u organismos
biónicos, así como los embriones que se usan para investigación. Asimismo,
son objetos técnicos (no materiales) los sistemas sociales conectados con los ar-
tefactos. Incluso algunos objetos naturales son artefactuales: por ejemplo, los
jardines y parques que “adornan” las ciudades, en los que habitan especies ve-
getales que no coexisten en un hábitat natural. Los productos de las acciones
tecnológicas también son artefactuales, pues resultan ser sucesos o fenómenos
artificiales (aunque estén implicados en fenómenos naturales), o bien pueden
constituir nuevos artefactos concretos o modificaciones de las relaciones en un
sistema dado (la sociedad entera, el ambiente, el sistema de salud, el sistema
económico-financiero, laboral, político, científico, etcétera).
RASGOS ESENCIALES DEL MUNDO TECNOLÓGICO 393
37
Empleo el concepto de “sistema técnico” que ha sido desarrollado por M.
Á. Quintanilla en Tecnología: un enfoque filosófico.
38
Los dispositivos técnicos son conjuntos integrados de artefactos cuya
interacción con el entorno se da como una unidad y no por cada parte por sepa-
rado. Por ejemplo, en un nivel simple, el dispositivo formado por una compu-
tadora y sus periféricos (impresora, escáner, cámara digital, etcétera), confi-
gurado de acuerdo con los fines a que está destinada, o bien un dispositivo muy
complejo como el que conforman la industria automotriz, la industria petrole-
ra y petroquímica, las aseguradoras, los servicios urbanos, la policía, las clíni-
cas de rehabilitación por traumatismos, etc., es decir, toda una red de subsistemas
tecnológicos que hacen posible que un automóvil sea un artefacto útil.
394 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
39
Véase Don Ihde, Technics and Praxis y Technology and the Lifeworld: from
Garden to Earth.
40
Cf. capítulo sobre Heidegger.
RASGOS ESENCIALES DEL MUNDO TECNOLÓGICO 395
41
Un ejemplo de la diferencia entre los dos niveles podría ser la que existe
entre manejar una bicicleta y pilotar un avión. En el primer caso, el usuario
experto puede controlar y dominar el artefacto hasta incorporarlo como si fuera
una extensión de su cuerpo. En cambio, el más experto de los pilotos puede
dominar el avión, pero no puede controlar todos los factores que intervienen en
su uso, no puede “incorporarlo”, pues sobrepasa las dimensiones de su cor-
poralidad. La capacidad de control y de modificación de los resultados de la
acción es limitada, ésta es la razón obvia de por qué el riesgo potencial es mu-
cho mayor al pilotar un avión que al montar en bicicleta. Sin embargo, para
pilotar se requiere mucho entrenamiento y un cúmulo mucho mayor de conoci-
mientos, mientras que conducir una bicicleta no precisa de tantas previsiones,
y por ello, en la práctica podría ser más seguro pilotar un avión que conducir
una bicicleta, sobre todo si atendemos a las circunstancias en las que se operan
estos dos vehículos. No obstante, de producirse un accidente con estos artefac-
tos es obvio que no hay comparación entre los daños y el peligro de muerte de
uno y otro dispositivo técnico.
42
Piénsese, otra vez, en la diferencia que existe entre conducir una bicicleta
y pilotar un avión. El primer caso es el ejemplo típico de la “incorporación”, a
veces, literal encarnación del objeto técnico en el sujeto; éste y la bicicleta se
funden en una unidad de acción. En el segundo caso, pilotar un avión requiere
de una complicada interpretación y lectura de la instrumentación del aparato,
conocimientos para descifrar los datos abstractos que el tablero del avión pre-
senta, así como una serie de conocimientos científicos para “leer” el contexto en
396 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
43
Por sistema entiendo, con base en las definiciones clásicas, una totalidad
compuesta por elementos y las interacciones y relaciones entre éstos, en la que
dichas relaciones son más determinantes que los elementos por separado para
la cohesión y la unidad del sistema. Así, la totalidad sistémica es irreductible a la
suma de sus elementos. Las relaciones de interdependencia entre los elementos
y entre éstos y el sistema se rigen por una racionalidad común.
44
Las tecnologías de la información, las de telecomunicaciones, realidad vir-
tual, las neurociencias, la farmacología que están modificando las relaciones
sociales, la comunicación, el significado de la salud, la enfermedad, la muerte,
la reproducción, el bienestar o el placer, y las características de las capacidades
cognitivas y afectivas de los individuos. Véase Norbert Bilbeny, La revolución en
la ética. Hábitos y creencias en la sociedad digital; Manuel Castells, La era de la infor-
mación, y J. Echeverría, Telépolis.
398 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
45
En el mundo tecnológico la naturaleza ha quedado subsumida como un
componente, es “naturaleza artificializada” porque no existe ya prácticamente
402 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
48
Los sistemas cibernéticos pueden ya dirigir de manera automatizada a
muchos otros conjuntos de artefactos. La revolución informática a cargo de las
nuevas tecnociencias: robótica, mecatrónica, telemática, inteligencia artificial y
realidad virtual producirá probablemente nuevas generaciones de “infomá-
quinas” integradas en circuitos cibernéticos, quizá de orden global.
404 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
49
Gilbert Simondon formuló en su obra más importante, Du mode d’existence
des objets techniques (1958), una fenomenología de los objetos técnicos y una teo-
ría de la evolución de la técnica. Este filósofo francés intentaba integrar la reali-
dad técnica en la cultura humanística tradicional, fundando una tecno-logía
(technologie), que fuera capaz de dar razón de la evolución de los objetos técni-
cos y de su nivel de integración en el mundo humano. Pero dicha tecno-logía
debía investigar primeramente la naturaleza del objeto técnico para definir la
génesis de la individualidad y especificidad de los objetos técnicos en el mundo
actual. Simondon descubre que los objetos técnicos han evolucionado de ser
conjuntos abstractos con poca interacción en el mundo hasta convertirse en ob-
jetos concretos individualizados y con nexos relacionales complejos, casi simi-
lares a los organismos vivos. El grado de concreción de los objetos técnicos es lo
que Simondon denomina “tecnicidad”, y es lo que les confiere la capacidad de
integrarse en la cultura como mediaciones pragmáticas entre el ser humano y
su medio. Simondon planteaba que era necesario incorporar en nuestra cultura
una filosofía de la técnica que permitiera a la sociedad contemporánea com-
prender la especificidad, la concreción y el grado de integración de los objetos
técnicos en el mundo, para equilibrar la vieja cultura humanística literaria y la
nueva cultura tecnocientífica. Aunque no me concentraré en analizar sus plan-
teamientos, debo decir que muchas de las concepciones sobre la técnica que
aquí se exponen son deudoras de los agudos análisis de este autor.
RASGOS ESENCIALES DEL MUNDO TECNOLÓGICO 405
50
La cibernética, inaugurada por Wiener, preconizaba la fabricación y utili-
zación de artefactos capaces de procesar información del medio para intervenir
en él, simulando las acciones propias de los seres vivos con sistemas nerviosos.
406 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
deviene cada vez más semejante al objeto natural. Este objeto te-
nía necesidad, al principio, de un medio regular externo, el labo-
ratorio o el taller, a veces, la fábrica; poco a poco, en la medida en
que gana en concretización, deviene capaz de sobrepasar el me-
dio artificial, dado que su coherencia interna aumenta y su sis-
tematicidad funcional se completa al organizarse […]51
Ibid., p. 49. Esto valdría también para los objetos semiartificiales como los
52
transgénicos.
RASGOS ESENCIALES DEL MUNDO TECNOLÓGICO 407
53
Véase capítulo sobre Jacques Ellul.
54
Véase L. Winner, op. cit., cap. VI.
408 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
Sistematicidad
55
Idem.
410 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
56
Paul Virilio ha hablado, con cierto tono dramático, de la posible emergen-
cia de una “bomba informática”. Véase P. Virilio, El cibermundo, la política de lo
peor y La bomba informática.
57
Los grandes riesgos inminentes en las tecnologías nucleares, químicas o
genéticas tienen ahora un alcance potencial global que se extendería en el tiem-
po, por lo cual no son compensables en términos económicos. No habría prima
de seguro que cubra la destrucción que provocarían esas tecnologías, si llega-
ran a fallar. Véase Ulrich Beck, La sociedad del riesgo.
LA EVALUACIÓN ÉTICA DEL MUNDO TECNOLÓGICO 411
Autonomía relativa
58
Véase J. Echeverría, La revolución tecnocientífica, cap. 5
59
Echeverría reduce el significado de valor “moral” sólo a aquellos que tie-
nen que ver con una dimensión convencional de relación interpersonal, valores
como honestidad, benevolencia o fidelidad, etcétera. Ésta es una concepción
“moralista” de la dimensión ética de la praxis tecnocientífica. Los valores que
forman parte de una ética del mundo tecnológico no se reducen a tan estrecha
concepción del ámbito de la moralidad, también incluyen los que Echeverría
sitúa dentro de los ámbitos ecológico, social, jurídico y político.
60
Es evidente, como sostiene Echeverría, que habría tecnociencias en las
que los valores éticos tendrían una incidencia mayor: tecnomedicina, ingenie-
ría genética, farmacología, tecnologías de la información y de telecomunicacio-
nes, tecnociencias modificadoras de la conducta y de las capacidades cogniti-
vas, tecnologías de generación de energía (nuclear, por ejemplo). En cambio, en
otras tecnociencias, como las tecnomatemáticas o la tecnoastronomía los valo-
res éticos tendrán poca incidencia. Sin embargo, si los valores “éticos” se en-
tienden en un amplio sentido, son aplicables a cualesquiera de las consecuen-
cias potenciales y reales de las tecnociencias.
414 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
61
Un ejemplo paradigmático de este choque de valores es el debate sobre las
regulaciones globales de bioseguridad sobre los organismos genéticamente
modificados o transgénicos.
LA EVALUACIÓN ÉTICA DEL MUNDO TECNOLÓGICO 415
62
Javier Echeverría propone que una acción o artefacto tecnocientífico es bue-
no si: a) se basa en conocimientos científicos validados, b) es útil, innovador, efi-
caz, eficiente; c) es barato, rentable o costeable; d) se adecua a valores ecológicos;
e) satisface valores humanos, políticos y sociales (privacidad, autonomía, seguri-
dad, etc.); f) respeta y fomenta valores morales como la dignidad, tolerancia, etc.;
g) si se trata de un artefacto bélico, no destruye las restantes condiciones. Como
se puede observar, sólo los tres primeros rubros de valores son intrínsecos a la
racionalidad tecnológica. Por eso es necesario complementar la evaluación de
cualquier tecnociencia desde una perspectiva ético-político-ecológica.
416 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
63
Véase la Declaración de Budapest de la conferencia mundial organizada
por la UNESCO en 1999 “La ciencia para el siglo XXI: un nuevo compromiso”:
<http://www.oei.org.co/cts/budapestdec.htm>.
EL VACÍO ÉTICO 417
EL VACÍO ÉTICO
Los diagnósticos de los anunciadores del riesgo mayor que hemos ex-
plorado en la primera parte revelaron que la fuente de los proble-
mas éticos del mundo tecnológico reside en el desequilibrio entre
el poder tecnológico (que aumenta progresivamente) y la respon-
sabilidad humana (que se ha diluido y rezagado con respecto a ese
progreso incesante).
La sociedad moderna identificó el desarrollo tecnocientífico
—poderoso y autónomo con respecto a los valores éticos o políti-
cos— como el motor principal del progreso. El mito del progreso se
sostenía en la esperanza de que dicho desarrollo condujera a la hu-
manidad a una sociedad más racional y con más oportunidades de
alcanzar el bienestar. Sin embargo, la utopía tecnológica parece ha-
ber comenzado a perder fuerza. Pero no tuvimos que esperar a que
ningún filósofo nos despertara del “sueño tecnológico”. Las sos-
pechas sobre las bondades del desarrollo tecnológico autónomo e
incontrolado provinieron de la constatación empírica de los efectos
colaterales a los grandes beneficios que nos ha reportado. Han sido
418 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
67
El proyecto genocida del régimen nazi fue posible porque se conformó
mediante un gran aparato político-tecnológico: desde los medios de registro y
control poblacional, la propaganda como técnica de control político, los “expe-
rimentos” en seres humanos y la destrucción “industrializada” de sus víctimas.
Un autor que ha explorado el carácter del nazismo como precursor de un pro-
yecto totalitario de “gestión” tecnológica del planeta y de la especie humana es
Carl Amery. Véase Auschwitz, ¿comienza el siglo XXI? Hitler como precursor.
68
Véase D. Meadows et al., Más allá de los límites del crecimiento.
420 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
69
La causa principal de esos problemas ecológicos reside en fenómenos natu-
rales de gran alcance en los que la acción humana participa como un factor
EL VACÍO ÉTICO 421
70
Charles Perrow, Normal accidents. Living with High-Risk Technologies.
EL VACÍO ÉTICO 423
71
U. Beck, La sociedad del riesgo global.
424 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
Una visión filosófica del riesgo implica que deben tomarse en se-
rio, como sostenía Hans Jonas, los pronósticos negativos; creer que
lo catastrófico es posible y actuar prudencialmente para evitar un
acontecimiento negativo que parece improbable. Es decir, ejercer
una razón prospectiva capaz de diseñar escenarios posibles para
desactivar la posibilidad de lo catastrófico.
Los riesgos, como señala Beck, no son daños ya producidos,
sino la amenaza de destrucción. La percepción social de un riesgo
comienza donde termina nuestra confianza en la seguridad tecno-
lógico-industrial, y se exacerba cuando irrumpe la catástrofe. El
EL VACÍO ÉTICO 425
72
Cf. ibid., p. 215.
426 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
Accidente cognoscitivo
Accidente de la materia
73
P. Virilio, Ce qui arrive.
EL VACÍO ÉTICO 427
74
J. P. Dupuy, Petite métaphysique des tsunamis.
EL VACÍO ÉTICO 429
75
Algunos estiman, como Rudolph Rummel (Death by Government), que la
violencia bélica o política ha causado en el siglo XX entre 180 y 200 millones de
muertos de civiles indefensos y no combatientes. Sólo la violencia política (ge-
nocidio y otros crímenes de lesa humanidad) habrían acabado con la vida de
cerca de 130 millones de civiles.
76
Aristóteles estudia la categoría del ser per accidens en el libro VI de la Me-
tafísica. Para el Estagirita, lo accidental (to symbebekós: lo que adviene o sucede)
430 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
es próximo a lo que no es; por eso del accidente no hay ciencia (determinista)
puesto que lo accidental es lo que “no siempre ni la mayoría de las veces suce-
de” (Véase Metafísica, 1026b). Sin embargo, el accidente es una forma en que se
revelan las potencias de una sustancia, como si fuera la punta del iceberg que di-
visamos desde el trasatlántico que está a punto de estrellarse con él. Aristóteles
pensaba que de los accidentes tampoco puede haber una techné o potencia na-
tural determinada que los produzca. Sin embargo, lo accidental es una de las
formas en que el ser se manifiesta, por eso siempre hay que contar con él. Sos-
tiene que la techné y lo azaroso están próximas: “la techné ama el azar, y el azar
ama la techné ”. El filósofo griego descubre la indisoluble conexión entre lo téc-
nico y lo azaroso: ambos son causa y efecto de lo accidental: de lo que no siem-
pre sucede, pero sucede. Ahora bien, la concepción aristotélica de lo accidental
corresponde a un mundo sin complejidad artificial, un mundo en el que las
acciones tecnológicas no producían efectos remotos, tanto en el espacio como el
tiempo, y en el que los individuos no formaban parte de macrosistemas técni-
cos de acciones encadenadas.
EL VACÍO ÉTICO 431
81
La objetividad del riesgo se plasma en estadística y cálculo de probabili-
dades, mientras que la intersubjetividad del riesgo se basa en la experiencia de
vivir el desastre, la percepción del daño ya vivido en carne propia.
82
J. A. López Cerezo y J. L. Luján, op. cit., p. 86.
434 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
Noé, desesperado porque nadie hacía caso del anuncio del dilu-
vio que había recibido, decide vestirse de luto y pasearse por la
plaza central del pueblo. Los curiosos comienzan a preguntarle
quién se ha muerto. Noé les replica que muchos han muerto y que
entre los que lo escuchan están los fallecidos. La concurrencia está
ahora intrigada y le pregunta: “¿y cuándo ha tenido lugar tal ca-
tástrofe?, Noé”. Él responde: “mañana”. Entre la confusión y el
bullicio por la respuesta, Noé agrega: “pasado mañana, el diluvio
83
U. Beck, op. cit., p. 110.
EL VACÍO ÉTICO 435
será algo que habrá sido. Y cuando el diluvio haya sido, todo lo que
es no habrá existido jamás. Cuando el diluvio se haya llevado todo
lo que es, todo lo que habrá sido, será demasiado tarde para recor-
dar, pues ya no quedará ninguna persona. Así pues, no habrá ya
diferencia entre los muertos y los que les lloran. Si he venido ante
ustedes, es para invertir el tiempo, es para llorar ahora los muertos
de mañana. Pasado mañana, será demasiado tarde.84
84
G. Anders, La menace nucléaire. Considérations radicales sûr l’âge atomique,
pp. 29-30.
85
Véase capítulo sobre Hans Jonas.
436 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
86
Véase Jorge Riechmann, Un mundo vulnerable. Ensayos sobre ecología, ética y
tecnociencia, cap. XI.
87
Paul Virilio ha explorado el carácter ampliado de los “accidentes” tecnológi-
cos contemporáneos.Y señala que el peligro aumenta merced al incremento de la
“velocidad” en la sociedad tecnológica. Ahora, los accidentes tecnológicos ten-
drían alcances globales y requerirían de enormes recursos técnicos y económi-
cos para remediar los daños. Así, el incremento de poder catastrófico del acci-
dente técnico se muestra si comparamos, por un lado, los efectos del naufragio
del Titanic, el “crack” bursátil de 1929, y por otro, los desastres ecológicos cau-
sados por derrames petroleros o fugas radiactivas, o los posibles efectos que
ocasionaría una “bomba” informática o genética.
EL VACÍO ÉTICO 437
una tecnología que se encadena éxito tras éxito en una línea irre-
versible, y cuyo error o fracaso significaría una catástrofe, nos ex-
pone a un peligro que se acrecienta en la medida en que se
diversifican y se hacen más complejos los sistemas tecnológicos.
En suma, el creciente y expansivo poder tecnológico ha con-
vertido en objeto de responsabilidad colectiva a la naturaleza te-
rrestre y, en particular, al futuro mismo de la naturaleza humana.
La conciencia extendida de esta nueva situación no habría sido po-
sible, en gran medida, sin los diagnósticos como los que hicieron
los anunciadores del riesgo mayor.
Como una conclusión provisional del análisis que hemos efec-
tuado de los diagnósticos de los anunciadores, se puede plantear
una hipótesis para una investigación futura. Es necesario reintentar
la formulación de principios éticos universales, pero no sobre la
base de una concepción moral sustancial o una deontología abs-
tracta, sino reconociendo y respetando la pluralidad histórico-cul-
tural de concepciones y prácticas morales habidas hasta ahora. Y
ello es posible si se aprovechan las características sistémicas y de
alcances extendidos de las acciones en el mundo tecnológico. Por
primera vez en la historia, las culturas coexisten en un mundo
interconectado, tanto por las telecomunicaciones, el comercio, la
política, como por los problemas ambientales, los desastres natura-
les o sociales. Los rasgos negativos que los críticos del mundo tec-
nológico identificaron, como la fragmentación de la vida social, el
declive de la razón dialógica, el aplanamiento temporal de la expe-
riencia mundana, etcétera, pueden ser revertidos pues las redes
materiales de interconexión del mundo tecnológico; la misma uni-
formidad de la vida social contiene la potencialidad para soportar
un conjunto de valores universales que posean eficacia práctica, en
vistas de los objetivos cruciales de preservación y de reducción de
riesgos tecnológicos. Tales valores universales (precaución, res-
ponsabilidad, justicia, autonomía individual y social, preservación,
conservación, remediación, deliberación pública y democrática) no
tienen por qué ser contrarios a la diversidad social y cultural ni
amenazar a las comunidades tradicionales.
438 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
88
Conferencia Mundial “La ciencia para el siglo XXI: un nuevo compromi-
so”, reunidos en Budapest, Hungría, del 26 de junio al 1 de julio de 1999, con los
auspicios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (UNESCO) y el Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU): <http://
www.oei.org.co/cts/budapestdec.htm>.
440 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
tal, sino una reforma de sus principios y una revisión del alcance
de sus concepciones.
Algunos rasgos son imprescindibles para la formación de una
ética global para el mundo tecnológico. Requerimos una ética fundada
en principios con contenido universal que atienda a los problemas
globales y que contribuya a resolver las controversias sobre el pro-
greso tecnológico, respondiendo a las necesidades sociales y a los
intereses de desarrollo autónomo de las personas. Pero los princi-
pios de la ética no pueden ser meramente formales, requieren un
contenido axiológico que exprese los intereses mínimos y más uni-
versales de la humanidad. La ética del mundo tecnológico se apo-
yará en el principio de protección de la autonomía y en el de justi-
cia distributiva, para que los beneficios y los riesgos del desarrollo
tecnológico se distribuyan equitativamente entre las naciones y
entre los individuos, y para que la tecnología sirva a la satisfacción
de las necesidades básicas y de desarrollo de toda la humanidad,
sin que ello repercuta negativamente en la naturaleza ambiente y
en el hábitat de otras especies.
Asimismo, es necesaria en la situación actual una ética que cues-
tione y corrija el antropocentrismo moral de nuestra civilización,
puesto que los intereses de los seres humanos no son los únicos
que tienen validez para una comunidad de agentes morales racio-
nales. Fundada en los principios de precaución y de responsabili-
dad, la ética debe abrirse a la consideración moral de los intereses
de la comunidad de vida que habita en la Tierra, para hacerse car-
go de los riesgos y posibles daños que la expansión del poder tec-
nológico ocasiona. La humanidad conserva el puesto de único agente
moral en el mundo; pero ahora debe ser un agente capaz de respon-
sabilidad extendida: somos nosotros los que debemos proteger a
los demás seres vivos y su hábitat porque están ahora a nuestro
cuidado. La ética para el mundo tecnológico combinará un antro-
pocentrismo moderado con un biocentrismo acotado: el ser huma-
no debe asumir responsabilidad de las consecuencias de su domi-
nio sobre la naturaleza, para lo cual debe emprender la protección
de otras especies; pero no puede basarse en un igualitarismo eco-
EL VACÍO ÉTICO 441
89
Estos principios están basados en los que se han formulado como base de
la bioética. Véase Tristram Engelhardt, Los fundamentos de la bioética, y Tom
Beauchamp y James Childress, Principios de ética biomédica. En tanto principios,
sólo representan el marco general para orientar las discusiones en el intento de
resolver las controversias tecnocientíficas.
442 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
90
Estos problemas han sido analizados de manera más amplia y sistemática
por autores iberoamericanos. Véase León Olivé, La ciencia y la tecnología en la
sociedad del conimiento y F. Broncano, Entre ingenieros y ciudadanos.
91
Científicos y tecnólogos, agentes del gobierno, representantes populares,
organismos civiles no gubernamentales, personas directamente afectadas, y
cualquier ciudadano con la información básica y dispuesto a confrontar razo-
nes y evidencias para alcanzar una solución de consenso mayoritario.
444 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
92
Recientes formas de participación social como las conferencias de consen-
so, páneles deliberativos o los jurados ciudadanos pueden ser útiles para eva-
luar las consecuencias de nuevas tecnologías (sociales, ambientales, económi-
cas y políticas) o problemas derivados del uso de tecnologías ya existentes y
difundidas (contaminación, problemas de salud, daño ambiental, etcétera). En
particular, las conferencias de consenso en Dinamarca, bajo supervisión de
su parlamento, se han convertido en un modelo mundial. En este tipo de deli-
beración ciudadana es posible que se genere en un periodo de tiempo razona-
ble un debate público centrado en argumentos sobre pros y contras a partir de
información y datos verificados, reduciendo así la influencia de la propaganda
política o de la manipulación social de la información para sesgarla y beneficiar
a una determinada posición o interés en el caso que se discute. Sin embargo, la
participación ciudadana no puede suplir a los órganos e instancias de decisión
establecidos en las constituciones políticas de las naciones, como los parlamen-
tos, congresos o cortes de justicia. La participación ciudadana directa en la toma
de decisiones puede darse en aquellos sistemas políticos en los que existe legal-
mente el referéndum o el plebiscito. Estos mecanismos de decisión se someten
a reglas específicas y debieran estar acompañados, en cualquier caso, de con-
sultas, foros de deliberación o conferencias de consenso, pues mientras mejor y
mayor información tengan los ciudadanos, serán capaces de contribuir a tomar
mejores decisiones para la comunidad y para el planeta entero.
EL VACÍO ÉTICO 445
Principio de responsabilidad
Principio de justicia
Principio de responsabilidad
93
No sólo existe la responsabilidad para compensar los daños sufridos por
millones de trabajadores en actividades riesgosas que en el pasado se realizaron
sin ninguna precaución; por ejemplo, todos aquellos que trabajaron con asbesto
y padecieron enfermedades respiratorias y cáncer. En este campo de la repara-
ción o compensación por el daño pasado entrarían también demandas sociales
sobre muchas modalidades de explotación laboral, malas e inseguras condicio-
nes, daños directos a la salud, tanto a trabajadores como a los consumidores, así
como demandas comunitarias por daños ambientales a sus territorios.
EL VACÍO ÉTICO 447
94
Mucho se ha discutido sobre que la protección ambiental será inútil e
ineficaz en los países subdesarrollados, si a la par no se resuelven las necesida-
des básicas de los más pobres.
95
Por eso carece de validez ética la defensa que algunas naciones (Estados
Unidos, principalmente) hacen de sus intereses económicos para no suscribir
los acuerdos mundiales de reducción de emisiones contaminantes.
450 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
98
Véase el epílogo “los viejos cacharros nunca mueren”, en F.Broncano,
Mundos artificiales. Filosofía del cambio tecnológico.
452 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
Principio de precaución
99
La plausibilidad, a diferencia de la probabilidad, no indica que una hipó-
tesis plausible es más probable, sino que es más atendible porque comprende
una posibilidad de consecuencias más serias que otras. Cuando no es posible
determinar el grado de probabilidad de un daño es menester atender aquellas
458 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
hipótesis que implican un riesgo mayor, es decir, las más plausibles, para esta-
blecer medidas precautorias. Véase COMEST, The Precautionary Principle, p. 15.
100
Ibid., pp. 13-16.
101
El artículo 15 de la Declaración de Río afirma: “[…] cuando existe la ame-
naza de serios o irreversibles daños, la falta de certeza científica plena no debe
ser usada como razón para posponer medidas efectivas para prevenir la degra-
dación ambiental”.
102
Cf. COMEST, op. cit., p. 14.
EL VACÍO ÉTICO 459
103
Como hemos dicho en el capítulo tres de esta segunda parte del libro, los
sistemas tecnológicos están encadenados de formas que a veces son imprevis-
tas. Cualquier decisión social de consenso sobre un sistema tecnológico podría
acarrear consecuencias sorpresivas sobre los demás sistemas con los que, de
hecho, está relacionado causalmente.
104
Véase L. Winner, La ballena y el reactor, cap. I.
466 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
105
Sin embargo, hay que analizar cuidadosamente los posibles riesgos (am-
bientales y sociales) del uso intensivo de biocombustibles, pues tienen impacto
en el aumento de los precios de productos agrícolas y concentrarían la produc-
ción en estos fines, y no en los alimentarios. Como en todos los casos, la mo-
nopolización o dominio de un solo modelo tecnológico acarrea consecuencias
problemáticas. En el mundo tecnológico los sistemas están encadenados a ve-
ces de formas totalmente inesperadas o accidentales. Como hemos venido in-
sistiendo, la complejidad multicausal en el mundo tecnológico es una de las
fuentes principales de los riesgos mayores.
EL VACÍO ÉTICO 467
106
Este tipo de problemas surge, por ejemplo, cuando se discute sobre los
beneficios y riesgos sociales de las biotecnologías eugenésicas que se están pro-
yectando. Algunos están dispuestos a correr esos riesgos y alegan su derecho
individual a proveer lo mejor para sus hijos, gastando si es necesario todos sus
recursos en ello, sin embargo, estas decisiones autónomas en aras de dar una
mejor herencia a los hijos, deja de ser una decisión privada pues pueden impli-
car repercusiones insospechadas de orden social, ambiental y genético.
EL VACÍO ÉTICO 469
107
Estos medios son, por ejemplo, las tecnologías médicas de diagnóstico y
tratamiento más indispensables, los fármacos más básicos (antibióticos,
retrovirales, anticonceptivos, etcétera), las tecnologías hidrosanitarias, la ener-
gía eléctrica, las tecnologías de la información y la comunicación, los transpor-
tes y las vías de comunicación, etcétera.
EL VACÍO ÉTICO 473
108
Podemos distinguir, siguiendo a Miguel Ángel Quintanilla, por un lado,
la cultura técnica incorporada, que yo llamaría cultura técnica en sentido objetivo,
que consiste en la información acerca de los artefactos, procedimientos y siste-
mas técnicos que un grupo humano ha sido capaz de construir o asimilar para
operar en el mundo. Por otro lado, la cultura técnica en sentido lato (Quintanilla),
o en sentido subjetivo, que es el conjunto de rasgos culturales (valores, reglas,
ideales, costumbres y creencias) relacionados actualmente con los sistemas tec-
nocientíficos.
109
La cultura tecnocientífica se ha adaptado muy bien (o ha adoptado) valo-
res y actitudes típicos del capitalismo: el afán de innovación, la ambición de
474 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
La pregunta esencial que suscita este principio es: ¿cómo debe ser
la gobernación de la tecnociencia en una sociedad justa? En una
sociedad justa la tecnociencia debe maximizar la utilidad o el bien-
estar social, pero también preservar las libertades y derechos indi-
viduales y comunitarios, así como reducir las desigualdades, los
EL VACÍO ÉTICO 477
110
Véase John Rawls, La teoría de la justicia.
478 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
más ser una justicia cosmopolita para proteger a todos los seres
humanos y a todas las naciones, respetando las diferencias y la plu-
ralidad multicultural; y debe también ser una justicia intergene-
racional que vele por los derechos de las generaciones venideras.
Ahora bien, la justicia en el mundo tecnológico no tiene com-
promisos “metafísicos” para normar las políticas públicas. Esto es,
no parte de la idea de un “orden natural justo” que debe permane-
cer inmutable, ni de una idea rígida de la naturaleza humana. Así, el
debate sobre la construcción de entidades híbridas (mitad artificia-
les y mitad naturales) como los transgénicos o los clones, no debe
basarse en una idea de “justicia natural” o de respeto irrestricto a
la “dignidad” de las entidades naturales. La experiencia variable y
diversa en el campo de la sexualidad y de la identidad de género es
una muestra de que las sociedades contemporáneas están encon-
trando nuevas formas de realización de la autonomía individual
que modifican estructuras tradicionales de la familia, la crianza de
los hijos, las relaciones conyugales, los roles de género y la identi-
dad sexual que antes estaban determinados naturalmente (es de-
cir, sin una intervención técnica esencial). Pero la interacción entre
la tecnociencia y la naturaleza se ha vuelto esencialmente
transgresora de un supuesto “orden natural” de las cosas, sobre
todo en lo que se refiere a las relaciones sociales. En ello hay ries-
gos que debemos prevenir y analizar cuidadosamente, pero no exis-
ten límites rígidos y apriorísticos.
Por consiguiente, el debate sobre la fabricación y construcción
de “mundos artificiales” con entidades híbridas111 debe partir del
reconocimiento de la capacidad humana para traspasar y transgre-
111
Imaginemos un mundo tecnológico de entidades compuestas de partes
naturales y orgánicas, alteradas o modificadas, más partes electrónicas, biónicas
o mecánicas. El viejo sueño de la construcción de cyborgs o robots inteligentes
que se confundan con humanos “naturales” es posible. De hacerse realidad,
nos enfrentaremos, sin duda, a muy agudos problemas ético-políticos para de-
terminar nuestras obligaciones y responsabilidades con todas estas entidades
híbridas, mitad naturaleza y mitad artificio técnico, así como para establecer
sus derechos propios equivalentes a los de otras entidades vivas.
EL VACÍO ÉTICO 479
112
Véase I. Kant, La paz perpetua.
482 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
113
Véase Paul Kennedy, El parlamento de la humanidad. La historia de las Na-
ciones Unidas y P. Singer, Un solo mundo. Ética de la gloalización.
EL VACÍO ÉTICO 483
114
Dicho contrapoder ha comenzado a surgir en una multitud de organis-
mos ciudadanos no gubernamentales (ONG) que establecen también redes y
alianzas de cooperación global. A pesar de que no poseen un poder equiparable
al de los organismos multilaterales o intergubernamentales como la OCDE o el
grupo de los ocho países más industrializados, los organismos ciudadanos
mundiales se han convertido en un actor decisivo en los debates sobre los pro-
blemas globales y en agentes de transformaciones éticas y políticas, mediante la
difusión de información y diversas actividades sociales más vinculadas directa-
mente con las necesidades de las personas y las comunidades.
484 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
115
Tanto Inglaterra como Estados Unidos destacaron como potencias por su
capacidad de impulsar y concentrar el desarrollo tecnológico-industrial. Las
potencias emergentes que les disputaron el poder imitaron las mismas políticas
de Estado para el impulso de la ciencia y la tecnología. Después de la Segunda
Guerra Mundial, dos superpotencias compitieron por la hegemonía y, en gran
medida, se neutralizaron una a la otra. Pero después de la caída del imperio
comunista soviético, el equilibrio político mundial volvió a tambalearse. Véase
Eric Hobsbawm, Guerra y paz en el siglo XXI.
116
Estados Unidos, principalmente durante sus administraciones más con-
servadoras y cortas de miras, se ha negado insistentemente a sujetarse a los
acuerdos mundiales y ha actuado tratando de imponer su propio interés, por
ejemplo en la lucha contra el terrorismo mundial. Practica una política interna-
cional unilateral y desafiante de la cooperación internacional: el rechazo a los
pactos que limitan la proliferación de armas de destrucción masiva y las prue-
bas nucleares, su reticencia a pagar sus deudas con la ONU, su negativa a firmar
el Protocolo de Kyoto y a ratificar el Estatuto de la Corte Penal Internacional, su
influencia decisiva en organismos internacionales (FMI, BM, OMC) para proteger
sus propios intereses, así como la invasión a Irak y la destrucción de su sistema
EL VACÍO ÉTICO 485
cho a veto o con más miembros permanentes) y con nuevas reglas del juego que
den lugar a un nuevo equilibrio mundial del poder, no sólo basado en lo militar
y económico, sino en la importancia demográfica, potencial productivo y esta-
bilidad de sus instituciones políticas.
118
El derecho cosmopolita implica, pues, la formación de nuevas instituciones
y normas para regular y regir las relaciones internacionales. Tiene actualmente
tres campos esenciales: la protección de los derechos humanos, las normas y
reglas de la guerra (que incluye la sanción de los crímenes de guerra), y la pre-
vención y sanción de los crímenes de lesa humanidad. Existen ya las bases
ético-jurídicas para la consolidación del derecho cosmopolita: la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, La Convención para la Prevención y San-
ción del Delito de Genocidio, el estatuto de la Corte Penal Internacional. Un
NECESIDAD Y POSIBILIDAD DE UNA TRANSFORMACIÓN 487
NECESIDAD Y POSIBILIDAD
DE UNA TRANSFORMACIÓN ÉTICA EN EL MUNDO TECNOLÓGICO
119
Cf. Ésta es una idea original de Peter Singer que Jorge Riechmann desa-
rrolla en su libro Un mundo vulnerable, y también Robin Attfield, “El ámbito de
la moralidad”, en José Gómez-Heras, coord., Ética del medio ambiente. Problemas,
perspectivas, historia.
NECESIDAD Y POSIBILIDAD DE UNA TRANSFORMACIÓN 491
120
La ética de la “liberación animal”, en la formulación de Singer, se asemeja
al modelo bergsoniano de la moral de la “aspiración”, de inspiración más bien
religiosa, y que se centra en individuos de singular virtud (el héroe, el sabio o el
492 HACIA UNA ÉTICA PARA EL MUNDO TECNOLÓGICO
***
***
DE LOS ANUNCIADORES
ANDERS, Günther:
Die Antiquiertheit des Menschen 1. Über die Seele im Zeitalter der zweiten
industriellen Revolution, München, Beck, 1956. [L’obsolescence de
l’homme. Sur l’âme à l’époque de la deuxième révolution industrielle.
París, Encyclopédie des Nuisances, 2002].
Die Antiquiertheit des Menschen 2. Über die Zerstörung des Lebens im
Zeitalter der dritten industriellen Revolution. Munich, Beck, 1980.
Nosotros, los hijos de Eichmann. Barcelona, Paidós, 2001.
Llámese cobardía a esa esperanza. Bilbao, Besatari, 1995.
Más allá de los límites de la conciencia. Correspondencia entre el piloto de
Hiroshima Claude Eatherly y Günther Anders. Barcelona, Paidós,
2003.
“On the Pseudo-Concreteness of Heidegger’s Philosophy”, en Phi-
losophy and Phenomenological Research. Nueva York, Univer-
sidad de Búfalo, vol. VIII, núm. 3, marzo de 1948.
La Menace nucléaire. Considérations radicales sûr l’âge atomique. Mó-
naco, Rocher, 2006.
Le temps de la fin. París, L´Herne, 2007.
Filosofía de la situación [antología]. Madrid, Libros de la Catarata,
2007.
ELLUL, Jacques:
La Technique ou l’enjeu du siècle. París, Armand Colin, 1954. [El siglo
XX y la técnica. Barcelona, Labor, 1960; La edad de la técnica. Bar-
celona, Octaedro, 2003].
Le système technicien. París, Calmann-Lévy, 1977.
Le bluff technologique. París, Hachette, 1988.
505
506 BIBLIOGRAFÍA
HEIDEGGER, Martin:
Sein und Zeit. Tübingen, Max Niemeyer, 2001. [Ser y tiempo. Trad.
de Jorge Eduardo Rivera. Santiago de Chile, Editorial Univer-
sitaria, 1998] [El ser y el tiempo. Trad. de José Gaos. México, FCE,
1985].
Introducción a la metafísica. Barcelona, Gedisa, 1993.
Wegmarken. Fráncfort del Meno, Klostermann, 1967. [“De la esen-
cia de la verdad”, “Carta sobre el humanismo”, en Hitos. Ma-
drid, Alianza, 2000].
Vorträge un Aufsätze. Pfulligen, Neske, 1967. [“La pregunta por la
técnica”, “Ciencia y meditación”, “Superación de la metafísi-
ca”, “Construir, habitar, pensar”, “La cosa”, en Conferencias y
artículos. Barcelona, Ediciones del Serbal, 1994].
Gelassenheit. Pfulligen, Neske, 1959. [Serenidad. Barcelona, Edicio-
nes del Serbal, 1989].
Holzwege, Fráncfort del Meno, Klostermann, 1950. [“El origen de la
obra de arte”, “La época de la imagen del mundo”, “¿Y para
qué poetas?”, en Caminos de bosque. Madrid, Alianza, 1996].
Die Technik und die Kehre. Pfullingen, Neske, 1962.
“La cosa”, “La vuelta (Die Kehre)”, “¿A qué se llama pensar?”, en
Filosofía, ciencia y técnica. 3a. ed. Santiago de Chile, Editorial
Universitaria, 1997.
“El principio de identidad”, en Identidad y diferencia. Barcelona,
Ánthropos, 1990 (ed. bilingüe).
“Tiempo y ser”, “El final de la filosofía y la tarea del pensar”, en
Tiempo y ser. Madrid, Tecnos, 1999.
“Hölderling y la esencia de la poesía”, en Arte y poesía. México, FCE,
1992.
Nietzsche II. Barcelona, Destino, 2000.
Langue de tradition et langue technique. Bruselas, Lebeer-Hossmann,
1990.
La autoafirmación de la Universidad alemana. El Rectorado 1933-34.
Entrevista del Spiegel. Madrid, Tecnos, 1989.
BIBLIOGRAFÍA 507
JONAS, Hans:
Das Prinzip Verantwortung. Versuch einer Ethik für die technologische
Zivilisation, Fráncfort del Meno, Suhrkamp, 1979. [El principio
de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnoló-
gica. Barcelona, Herder, 1995].
Técnica, medicina y ética. Barcelona, Paidós, 1997.
Pensar sobre Dios y otros ensayos. Barcelona, Herder, 1998.
El principio vida. Hacia una biología filosófica. Madrid, Trotta, 2000.
Une éthique pour la nature. París, Desclée de Brouwer, 2000. [Más
cerca del perverso fin y otros diálogos y ensayos. Madrid, Libros de
la Catarata, 2001].
Pour une étique du futur. París, Payot & Rivages, 1998.
“Toward a Philosophy or Technology”, en Robert Scharff y Val
Dusek, eds., Philosophy of Technology. Oxford, Blackwell, 2003.
Souvenirs. París, Payot & Rivages, 2005. [Memorias. Madrid, Losada,
2005].
NICOL, Eduardo:
El porvenir de la filosofía. México, FCE, 1972.
La idea del hombre. [Segunda versión]. México, FCE, 1977.
La primera teoría de la praxis. México, UNAM, IIFL,1978.
La reforma de la filosofía. México, FCE, 1980.
La agonía de Proteo. México, UNAM, IIFL, 1981.
Crítica de la razón simbólica. México, FCE, 1982.
Ideas de vario linaje. México, UNAM, FFyL, 1990.
GENERAL