Mente Universal

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 55

Mente Universal

19 de abril de 2012 a las 14:09

“hay en el universo una fuerza inconmensurable que crea y lo entretiene todo, como no se su
nombre la llamo TAO”- Lao Tse

Lo que se le llama Dios en las diversas religiones, no es una deidad personal a la que se le deba de
alabar, es en realidad el todo, el absoluto. Dios no es un personaje que anda por ahí dictando leyes
y esperando adoración. Dios es el todo autocontenido, el cosmos en si mismo incluyendo los seres
que habitan en este. Dios es la absoluta totalidad de lo existente que llega a experimentarse
así mismo por medio de todos seres. Por lo tanto todos somos Dios. La vida surge por si misma
como una cualidad propia del absoluto y evoluciona para adaptarse al medio donde se desarrolla.

La interconexión entre los seres vivos y el universo como un todo puede ser posible debido al
fenómeno del entrelazamiento cuántico, que se refiere a la habilidad de las partículas para estar
íntimamente conectadas, más allá de sus limitaciones normales de espacio y tiempo. Es por eso que
somos uno con el flujo de conciencia del que se deriva en todo lo existente.

El teorema de Bell demuestra que cualquier modelo de realidad, ya sea ordinario o contextual, debe
estar conectado con influencias que no respeten el límite de la velocidad óptica. Nosotros
experimentamos la realidad material en forma de objetos separados. Sin embargo, la física cuántica
está desarrollando un entendimiento conceptual del universo físico como un todo interconectado.
Antes se presuponía que los objetos físicos estaban separados unos de otros. Con la llegada de la
teoría de la relatividad de Einstein se observó que la realidad física era inseparable de la estructura
espacial. Según el modelo cuántico los electrones, al igual que otras partículas subatómicas, en
realidad no son objetos en absoluto. Además, un electrón puede manifestarse tanto en forma de
onda como de partícula. Es posible excitar un electrón en una pantalla para que revele un diminuto
punto de luz, lo que revela claramente el lado de su naturaleza afín a la partícula. Sin embargo, el
electrón también puede comportarse como una nube difusa de energía. Si se lo estimula frente a
una barrera en la que se hayan practicado dos aberturas, el electrón podrá salir por ambas de
manera simultánea. Es el método de observación lo que determina qué aspecto de la naturaleza de
los electrones se manifestará.

Para nuestra percepción sensorial de la realidad física, es bastante evidente que las cosas tienen
localizaciones específicas. Según la física cuántica, a este nivel, la localización deja de existir. La
observación de una partícula determina instantáneamente el sentido del spin de la otra partícula
independientemente de la distancia que las separe. La no localización simplemente es una
manifestación de la unidad que finalmente subyace a lo que experimentamos como objetos físicos
separados.

En el modelo holográfico, se dice que la información del conjunto está contenida en cada una de
sus partes. La información se distribuye de manera no localizada. También se encontrará que, a nivel
cuántico, todas las partículas también son ondas. Cuando las ondas, en su movimiento, se
entrechocan forman interferencia. Este fenómeno de interferencia es lo que hace posible la
holografía. Por lo tanto, toda la realidad física esencialmente no es más que patrones de
interferencia. La ciencia ha descubierto que, a nivel cuántico, dichas ondas energéticas están
conectadas de manera no localizada. Esto significa que cada porción del patrón está infinitamente
interconectada con cada una de las restantes. Es fundamental recordar que no somos observadores
objetivos de este campo de patrones de frecuencia que se entrecruzan. Somos él.

La física cuántica sugiere la posibilidad de que esta unidad subyacente de la existencia produzca el
mundo físico de la misma manera que una placa holográfica produce un holograma. Cuando
miramos hacia las estrellas, se ve la luz que fue emitida hace millones o quizás miles de millones de
años. Repetimos que no estamos viendo directamente lo que está ahí; estamos viendo un patrón
de estimulación neural creado por nuestra interpretación de la luz. Lo mismo se aplica a todos los
sentidos físicos. En definitiva, lo que se ve, oye, degusta, toca y huele son patrones de estimulación
neuronal que se corresponden en cierto modo con lo que está ahí, pero que sigue sin ser realmente
“eso”. Las frecuencias que se traducen en estimulación neural carecen, por dentro y por fuera, de
color, gusto o textura. Las cualidades que experimentamos a través de la percepción sensorial son
creadas por la mente y representan un orden “explícito” o realidad secundaria.

Nuestra realidad material no es más que una versión filtrada de la unidad final que lo conecta todo.
Esta versión filtrada crea separación porque sólo percibe secuencias de bits y fragmentos del
conjunto. Si nos fuese posible eliminar ese filtro, experimentaríamos la realidad directamente como
un patrón de interferencia en el que toda la información estaría distribuida de manera no localizada.
No hay que olvidar que nosotros somos ese patrón. Nuetros cuerpos, los árboles, nuestro sistema
solar, todo el universo; todo es una aparente extensión de todo lo demás sin solución de
continuidad.

Cualquier cosa que pueda ser experimentada existe sólo en relación a alguna otra. Podemos
experimentar y pensar que el arriba existe de manera independiente; sin embargo, el arriba sólo
puede existir en relación con el abajo. De manera análoga, cuando experimentamos calor, creemos
que el calor es un calor independiente, sin darnos cuenta de que lo caliente sólo puede estar caliente
en relación a lo frío. Lo mismo es cierto para todo lo que experimentamos, en tanto en cuanto
cualquier cosa que experimentemos como algo que existe, sólo puede existir con respecto a algún
otro aspecto de la existencia que no sea ese algo. Esta forma de existencia puede denominarse
existencia relativa: la existencia que es lo que es en relación a algún otro aspecto de la existencia.

La existencia absoluta es el conjunto indiviso a partir del cual surgen los fragmentos de realidad. A
fin de pasar de la no estructura indivisa y carente de vínculos de la existencia absoluta a la
estructuración propia de la existencia relativa, el sistema debe sufrir algún proceso o
transformación. Para que una cosa se convierta en dos, esa cosa debe polarizarse. A partir de este
proceso de dualización, la existencia absoluta constituye una relación consigo misma. La existencia
de esta estructura relativa permite a la existencia formar otras relaciones consigo misma. En otras
palabras, la existencia absoluta no se dualiza una sola vez, sino que lo hace una y otra vez, reiterada
y progresivamente. Esto supone que las realidades relativas producidas por cada nivel de
dualización atraviesan por dicho proceso de dualización, lo que produce la creación de dos nuevas
realidades relativas dentro de cada nivel de existencia relativa precedente. Este proceso de
dualización reiterada y progresiva crea una estructura interconectada de realidades relativas que se
denomina matriz relacional.

Independientemente de las veces que se dualice la existencia, la realidad subyacente siempre será
una realidad de unidad e interconexión. Pese a que experimentemos la realidad como fragmentos
aparentemente separados, la forma de la realidad fundamental en la que aparece la percepción es
la de la unidad, a partir de la cual nada puede separarse de ninguna otra cosa. Cada parte de la
estructura, cada celda de realidad, contiene algo de la existencia de las demás celdas de realidad.
Por lo tanto, cada parte de la estructura es un reflejo del todo. Nuestra mente es la mente universal.

Toda realidad relativa es creada por la conciencia y existe en relación a sí misma. La realidad física
es producto de la conciencia. La conciencia no es un producto de la realidad física. La realidad física
no interactúa consigo misma de alguna manera desconocida para originar que la conciencia llegue
a la existencia. La conciencia, con el proceso de auto-relación reiterada y progresiva, se convierte
en la consciencia de la experiencia, creando así la realidad física.

Dado que toda zona localizada de la existencia tiene la cualidad de existir en alguna parte, una zona
no localizada de la existencia que estuviese en todas partes no existiría en alguna parte
determinada, sino que tendría la cualidad de existir en todas partes y en ninguna. Esta existencia sin
límites en todas partes es la conciencia. La conciencia está en todas partes y, por tanto, en ninguna.
La existencia absoluta, tal como la hemos definido, puede ser considerada como una existencia en
la nada, ya que existe pero carece de los límites que definen a una cosa. Es nada y no está en ninguna
parte, porque está en todas. Esa existencia absoluta es la conciencia. En el nivel “implícito” más
profundo de la realidad, estamos infinitamente conectados con todo lo demás que existe. Estamos
conectados con cualquier otra persona, organismo y átomo del universo; por consiguiente, somos
todas esas cosas.

La imperfección es necesaria para que el flujo de conciencia se experimente así mismo. Es así como
la evolución va acomodando esa imperfección. Siempre que se experimenta algo se evalúa en
relación a otra cosa, para poder experimentar la perfección también hay que conocer la
imperfección.

En la última concepción de la física el universo no está constituido de materia y espacio, está


constituido de energía e información. La energía existe en forma de patrones de onda y
propagaciones de onda en el vacío cuántico que forma el espacio; en sus varias manifestaciones, la
energía es el hardware del universo; el software es la información.

Bajo la concepción de un universo fundamentalmente informático no es del todo difícil concebir


que la conciencia sea lo que genera la materia y no al revés.

Según la teoría del big bounce (el gran rebote), un universo como el nuestro va expandiéndose hasta
que se colapsa y empieza a contraerse hasta una dimensión cuántica, toda la materia del universo
acaba en la cabeza de un alfiler, y entonces la fuerza de expansión es tan fuerte que ocurre una
explosión que crea nuevos universos.La información que se ha generado en este primer universo es
heredada por el segundo, de la misma manera que un cigoto tiene la información de los padres, la
información de toda la imagen está en cualquier punto. Todo está conectado y nada desaparece.

Henry Stapp, físico teórico de la universidad de Berkeley, Jeffrey Schwartz, neuropsiquiatra de la


universidad de california y Mario Beauregard, psicólogo de la universidad de Montreal desarrollaron
la teoría de la “Mente Cuántica”. Ellos plantean que la explicación científica generalmente aceptada
de que “la mente es lo que el cerebro hace” tiene muchas fallas. Sugieren que la postura opuesta
es la verdadera. La mente controla al cerebro. La mente es como una nube de electrones que rodea
el núcleo de un átomo. Hasta que aparezca el observador, los electrones no tienen identidad física
en el mundo. Cuando la mente da una señal, una onda de energía se colapsa y forma un electrón,
dando lugar al pensamiento. Así como el campo cuántico genera partículas reales a partir de
partículas virtuales, la mente genera actividad cerebral real a partir de actividad virtual. Si se
antepone la mente al cerebro y la física cuántica nos plantea de que en realidad no habría separación
entre los objetos se podría concluir que todos compartimos el mismo campo mental. Esto apoyaría
la existencia de una conciencia universal la cual crearía la materia a partir de partículas virtuales en
el vacío.

La mente no procede del cerebro sino que utiliza a este como interface de expresión. El
anestesiólogo y director del "Center for Consciousness Studies" de la universidad de Arizona, Stuart
Hameroff sostiene que a nivel cuántico las señales están siendo recibidas por microestructuras en
el citoesqueleto de nuestro cerebro. La red de microtúbulos podría ser responsable de esta
receptividad , recibiendo, transformando, e interpretando información basándose en la resonancia
de fase conjugada.

Las partículas subatómicas tienen la propiedad de formar estados de entrelazamiento cuántico


entre sí, en los cuales un grupo de partículas forma sistemas de intercambio de información
instantánea, aunque las partículas estén a millones de kilómetros de distancia. Lo que se conoce
como el alma podrían ser sistemas cuánticos holográficos, en el sentido de que cada partícula de
este sistema, podría contener la totalidad de la información del mismo. Al momento de la muerte
física estos sistemas cuánticos dejarían de utilizar al cerebro como interfase de expresión pero estos
siguen existiendo dentro de la "realidad no local", que es la que no ser percibe cuando se produce
el colapso de onda. En los llamados viajes astrales, de alguna manera hacemos esto mismo por un
período indeterminado sin necesidad de que el cuerpo física halla muerto. La reencaranción podría
ser un sistema cuántico específico, que previamente se expresaba en un ser "x", expresándose
nuevamente en otro ser "x". Este sistema cuántico podría tener conciencia de si mismo y al mismo
tiempo ser parte de un flujo de conciencia universal.

Cuando la conciencia desestructurada y carente de límites intenta contemplarse a sí misma, crea


una estructura relativa o marco de referencia que se experimenta como un estado relativo de
conciencia. La conciencia sólo puede experimentarse a sí misma mediante sus creaciones.

Fundamentalmente, nuestro verdadero ser no es sino la indestructible e ilimitada desestructuración


de la conciencia. Dicho de otra manera, somos Dios, todos somos UNO.

La Materia no Existe. Todo es Energía

por Leonardo Boff

El título de este artículo resulta una obviedad para quien entienda mínimamente la teoría de la
relatividad de Einstein, que afirma que materia y energía son equivalentes. La materia es energía
altamente condensada que puede ser liberada, como lo mostró lamentablemente la bomba
atómica. El camino de la ciencia ha hecho más o menos el siguiente recorrido: de la materia llegó al
átomo, del átomo a las partículas subatómicas, de las partículas subatómicas a los "paquetes de
onda" energética, de los paquetes de onda a las supercuerdas vibratorias en once dimensiones o
más, representadas como música y color. Así un electrón vibra más o menos quinientos billones de
veces por segundo. La vibración produce sonido y color. El universo sería, pues, una sinfonía de
sonidos y colores. De las supercuerdas se llegó, finalmente, a la energía de fondo, al vacío cuántico.
En este contexto, recuerdo siempre una frase dicha por W. Heisenberg, uno de los padres de la
mecánica cuántica, en un semestre que dio en la Universidad de Munich en 1968 en el que pude
participar, y que todavía suena en mis oídos: "El universo no está hecho de cosas sino de redes de
energía vibratoria, emergiendo de algo todavía más profundo y sutil". Por lo tanto, la materia perdió
su foco central en favor de la energía que se organiza en campos y redes.

¿Qué es ese "algo más profundo y sutil" de donde emerge todo? Los físicos cuánticos y astrofísicos
lo llaman "energía de fondo" o "vacío cuántico", expresión inadecuada porque dice lo contrario de
lo que la palabra vacío significa. El vacío cuántico representa la plenitud de todas las posibles
energías y sus eventuales densificaciones en los seres. De ahí que hoy se prefiera la expresión
pregnant void "vacío preñado" o la "fuente originaria de todo ser". No es algo que pueda ser
representado en las categorías convencionales de espacio-tiempo, pues es algo anterior a todo lo
que existe, anterior al espacio-tiempo y a las cuatro energías fundamentales, la gravitatoria, la
electromagnética, la nuclear fuerte y la débil.

Algunos astrofísicos lo imaginan como una especie de vasto océano, sin márgenes, ilimitado,
inefable, indescriptible y misterioso en el cual, como en un útero infinito, están hospedadas todas
las posibilidades y virtualidades de ser. De allí emergió, sin que podamos saber cómo ni por qué,
aquel puntito extremadamente lleno de energía, inimaginablemente caliente que después explotó
(big bang) dando origen a nuestro universo. Nada impide que de aquella energía de fondo hayan
surgido otros puntos, gestando también otras singularidades y otros universos paralelos o en otra
dimensión.

Con la aparición del universo, irrumpió simultáneamente el espacio-tiempo. El tiempo es el


movimiento de la fluctuación de las energías y de la expansión de la materia. El espacio no es el
vacío estático dentro del cual todo sucede, sino aquel proceso continuamente abierto que permite
que las redes de energía y los seres se manifiesten. La estabilidad de la materia presupone la
presencia de una poderosísima energía subyacente que la mantiene en este estado. En realidad,
nosotros percibimos la materia como algo sólido porque las vibraciones de la energía son tan rápidas
que no alcanzamos a percibirlas con los sentidos corporales. Pero para eso nos ayuda la física
cuántica, justamente porque se ocupa de las partículas y de las redes de energía, que nos abren esta
visión diferente de la realidad. La energía es y está en todo. Sin energía nada podría subsistir. Como
seres conscientes y espirituales, somos una realización complejísima, sutil y extremadamente
interactiva de energía.

¿Qué es esa de energía de fondo que se manifiesta bajo tantas formas? No hay ninguna teoría
científica que la defina. Además necesitamos de la energía para definir la energía. No hay como
escapar de esta redundancia, observada ya por Max Planck.

Esta Energía tal vez sea la mejor metáfora de lo que significa Dios, cuyos nombres pueden variar,
pero señalan siempre la misma Energía subyacente. Ya el Tao Te Ching (§ 4) decía lo mismo del Tao:
"El Tao es vacío, imposible de colmar, y por eso, inagotable en su acción. En su profundidad reside
el origen de todas las cosas y unifica el mundo".

La singularidad del ser humano es poder entrar en contacto consciente con esta Energía. Él puede
invocarla, acogerla y percibirla en forma de vida, de irradiación y de entusiasmo.
La Mente Global en el Universo Holográfico

por Michael Talbot

Hoy en día casi todo el mundo ha oído hablar de los hologramas, las imágenes tridimensionales
proyectadas espacialmente con la ayuda de un láser. En la actualidad, dos de los pensadores más
eminentes en el mundo -David Bohm, físico de la Universidad de Londres, antiguo protegido de
Einstein y uno de los físicos cuánticos más respetados, así como Karl Pribram, neurofisiólogo de
Stanford y uno de los más influyentes arquitectos de la interpretación del cerebro- creen que el
propio universo bien pudiera no ser otra cosa que un gigantesco holograma, una especie de imagen
o estructura creada (al menos en parte) por la mente humana.

Curiosamente, Bohm y Pribram llegaron a semejante conclusión de modo independiente, a través


del estudio de campos muy diferentes. Bohm se convenció de la naturaleza holográfica del universo
tras muchos años de escepticismo frente a las teorías convencionales, incapaces de explicar
numerosos fenómenos presentes en la física cuántica. Pribram se convenció a su vez ante la
ineficacia de las formulaciones convencionales para resolver determinados enigmas
neurofisiológicos.

Una vez llegados a tales conclusiones, Bohm, Pribram y otros investigadores adheridos a la misma
idea advirtieron que el modelo holográfico servía para explicar gran número de fenómenos, entre
los que se contaban la telepatía, la precognición, la psicoquinesis, los sentimientos místicos de
comunión con el universo, la sincronicidad e, incluso, las experiencias chamánicas y preagónicas. De
hecho, como subrayan sus defensores, el paradigma holográfico ayuda a explicar prácticamente
todos los fenómenos místicos y paranormales.

¿De qué forma llegaron Bohm y Pribram a tan inusual concepción del universo y qué tiene de
extraordinario el modelo holográfico para explicar fenómenos tan sorprendentes y dispares? Para
responder a estas preguntas es preciso examinar brevemente los campos estudiados por Bohm y
Pribram.

EL CEREBRO COMO HOLOGRAMA

Pribram concluyó que el universo es un holograma mientras trataba de solventar la cuestión de


cómo y dónde se almacenan los recuerdos en el cerebro. A lo largo de varias décadas, numerosos
estudios habían probado que los recuerdos no se hallan confinados en una región precisa sino que
se encuentran diseminados por todo el cerebro. En una serie histórica de experimentos efectuados
entre los años veinte y cuarenta del siglo pasado, el neurólogo Karl Lashley comprobó con sorpresa
que la extirpación de sucesivas porciones de cerebro no impedía a una rata efectuar complejas
tareas aprendidas antes de las distintas extracciones quirúrgicas.

Pribram, antiguo discípulo de Lashley, no encontró respuesta al enigma hasta la década de los
sesenta, cuando la lectura de un artículo acerca de la sorprendente y novedosa ciencia holográfica
le proporcionó la explicación que andaba buscando. Una breve disertación sobre la naturaleza de
los hologramas nos ayudará a comprender mejor la reacción de Pribram.

Como ya indicamos, un holograma es una imagen tridimensional confeccionada con la ayuda de un


láser. Para obtener un holograma, el objeto a fotografiar es bañado por la luz de un rayo láser. A
continuación se hace rebotar un segundo láser contra el reflejo luminoso del primero y el patrón de
interferencia resultante (el área donde se cruzan ambos láseres) es capturado de modo fotográfico.
Al ser revelada, la película resultante muestra lo que parece un amasijo caótico de luces y líneas
oscuras. Sin embargo, basta con iluminar la película con un nuevo rayo láser para conseguir una
imagen tridimensional del objeto original.

La tridimensionalidad de tales imágenes no constituye la única característica sorprendente de los


hologramas. Si partimos por la mitad el holograma de una rosa e iluminamos con un láser las dos
mitades resultantes, cada mitad exhibirá la imagen completa de la rosa. Si subdividimos las dos
mitades una y otra vez, cada uno de los fragmentos de película fotográfica seguirá mostrando una
versión completa aunque, eso sí, más pequeña, de la imagen original. A diferencia de las fotografías
convencionales, en el caso de los hologramas cada parte posee la información presente en el todo.

Esta idea del ¨todo en cada parte¨ proporcionó a Pribram la explicación que había buscado
infructuosamente durante tanto tiempo. Los experimentos de Lashley habían demostrado que cada
porción del cerebro parece contener la totalidad de los recuerdos presentes en el cerebro. Ello llevó
a Pribram a concluir que el propio cerebro debía ser una especie de holograma.

¿Cómo se almacenarían los recuerdos en un cerebro de carácter holográfico? Hoy en día Pribram
cree que los recuerdos no se agrupan en neuronas o pequeñas agrupaciones de neuronas, sino en
estructuras de impulsos nerviosos que entrecruzan el cerebro de modo similar a como las
estructuras laserianas entrecruzan un trozo de película fotográfica que contenga una imagen de
naturaleza holográfica.

El almacenamiento de la memoria no es el único enigma neurofisiológico que resulta más fácil de


abordar mediante el modelo holográfico del cerebro propuesto por Pribram. Buena muestra de ello
lo constituye la forma en que el cerebro se las ingenia para traducir la avalancha de frecuencias
recibidas a través de los sentidos (frecuencias luminosas, sonoras etc.) hasta transformarlas en
familiares percepciones sensoriales. La codificación y decodificación de frecuencias es precisamente
la especialidad del holograma.

De hecho, los neurofisiólogos han descubierto que el cerebro emplea para el descifrado de las
percepciones exactamente el mismo lenguaje matemático (conocido como “transformaciones de
Fourier¨) utilizado en la elaboración de hologramas laserianos. Si tenemos en cuenta que la Madre
Naturaleza dispone de incontables lenguajes matemáticos, ello resulta tan peculiar como lo sería
descubrir a un grupo de esquimales que hablaran swahili.

¿Qué significa todo esto? Pribram considera que no sólo se trata de una prueba adicional acerca de
la naturaleza holográfica del cerebro sino que de ello se deduce que el cerebro es, en realidad, una
especie de lente, una máquina transformadora que convierte la cascada de frecuencias que
recibimos a través de los sentidos en el familiar ámbito de nuestras percepciones internas. Dicho de
otro modo, los quásars, las tazas de café y los robles no existen de modo objetivo. Se trata de
hologramas creados en el interior de nuestras mentes, mientras que lo que denominamos “mundo
exterior¨ no sería más que un océano fluyente y caleidoscópico de energía y vibración.

LA REALIDAD SUBATOMICA COMO HOLOGRAMA


El sendero que llevó a Bohm a concluir que el universo es un holograma se inició de manera más
bien tangencial, al estudiar el ámbito de las partículas subatómicas. Poco después de haber sido
establecidos sus principios maestros, la física cuántica (el estudio de las partículas subatómicas) se
reveló capaz de efectuar una predicción de naturaleza sorprendente.

Casi todos hemos oído hablar en alguna ocasión de los casos en que dos hermanos gemelos
comparten similares sensaciones por mucha distancia física que exista entre ambos. De modo
curiosamente semejante, las formulaciones matemáticas de la física cuántica llevaron a predecir
que cierto tipo de procesos subatómicos son capaces de originar partículas esencialmente
“gemelas”, esto es, partículas unidas de modo igualmente misterioso, de tal forma que una de ellas
registrará siempre y de manera instantánea aquello que le suceda a su gemela con independencia
de la distancia existente entre ambas.

Tal predicción, sin embargo, no encaja con la teoría de la relatividad formulada por Einstein. Según
esta teoría, no existe señal o comunicación alguna capaz de trasladarse a mayor velocidad que la
luz. Dado que superar la velocidad de la luz equivale a traspasar la barrera temporal, el propio
Einstein se negó siempre a creer en la existencia de semejante conexión entre partículas.

Cuando la existencia de partículas gemelas fue formulada por primera vez, los físicos no se hallaban
en condiciones de comprobar empíricamente tan sorprendente hipótesis. Como consecuencia,
durante la mayor parte de este siglo, la mayoría de los investigadores se centraron en el estudio de
las predicciones menos problemáticas de la física cuántica. Sin embargo en 1982, un equipo de
investigación de la universidad de París liderado por el físico Alain Aspect descubrió una forma de
comprobar empíricamente la hipótesis y demostrar fehacientemente que las partículas gemelas
pueden registrar efectivamente de modo instantáneo cualquier fenómeno sucedido a su mitad.

Dado que la mayor parte de los físicos se niegan a considerar como inválida la teoría einsteniana de
la relatividad, muchos de ellos se esforzaron en explicar los descubrimientos de Aspect por medio
de tortuosos razonamientos, en un intento de ignorar su verdadera trascendencia. Bohm, sin
embargo, trató de seguir un camino diferente. Inspirado por las extrañas propiedades del
holograma, consiguió formular un modo de explicar los hallazgos de Aspect sin abandonar el veto
impuesto por la teoría de la relatividad a la posibilidad de una comunicación más rápida que la luz.

Bohm prescinde de misteriosas señales de comunicación y sostiene que las partículas subatómicas
pueden registrar de modo instantáneo lo sucedido a sus semejantes con el argumento de que la
supuesta lejanía entre ellas no es más que una ilusión. Su hipótesis afirma que, en algún plano más
profundo de la realidad, dichas partículas no constituyen entidades diferenciadas sino que son una
extensión del mismo todo fundamental.

Bohm nos ofrece un ejemplo para visualizar mejor su teoría. Imaginemos un acuario en cuyo interior
nada un pez. Imaginemos asimismo que uno es incapaz de observar el acuario de modo directo y
que el único conocimiento de él y su contenido proviene de dos cámaras de televisión, una enfocada
a la parte frontal del acuario y otra enfocada a su lado. Al contemplar sus dos respectivos monitores
de televisión uno podría creer que el pez representado en las pantallas constituye dos entidades
diferenciadas. El engaño provendría del distinto ángulo de las cámaras, susceptible de proporcionar
dos imágenes diferentes. Sin embargo, la contemplación más prolongada de los peces nos revelará
la existencia de cierta relación entre ambos. Cuando uno de ellos se gire, su compañero efectuará
un giro simultáneo aunque ligeramente distinto; cuando uno se sitúe frontalmente, el otro siempre
aparecerá ladeado. Si uno no acaba de comprender la naturaleza real de la situación, podría acabar
concluyendo que los dos peces mantienen algún tipo de comunicación instantánea, circunstancia
que, evidentemente, no hace al caso. Según Bohm, ello es precisamente lo que sucede entre las
partículas subatómicas según el experimento de Aspect.

En términos holográficos, del mismo modo que cada parte del holograma contiene la información
relativa al todo, cada miembro de una pareja de partículas gemelas contiene la información relativa
a la pareja completa. De acuerdo con Bohm, la aparente conexión más rápida que la luz existente
entre partículas subatómicas no es otra cosa que la expresión de un nivel más profundo de la
realidad todavía desconocido para nosotros, un nivel holográfico análogo al ejemplificado en el caso
del acuario. El hecho de que veamos las partículas subatómicas como entes diferenciados se explica
porque no nos apercibimos de la proverbial porción de cósmica película holográfica en que se hallan
inscritas. Tan sólo vemos la trémula imagen ilusoria proyectada por la película.

EL COSMOS COMO HOLOGRAMA

Considerados al unísono, los descubrimientos paralelos de Bohm y Pribram -que nuestro cerebro
parece estar programado para descifrar estructuras holográficas y que la propia textura de la
realidad está estructurada de modo holográfico- parecen algo más que una sorprendente
coincidencia y llevan a pensar que el universo entero acaso no sea más que una especie de
holograma gigantesco. Ello no quiere decir que esté formado por rayos láser, sino que posee las
propiedades de un holograma. Tal proposición ha sido recibida con escepticismo por numerosos
científicos pero asimismo ha galvanizado a muchos otros, entre los que comienza a cundir la
sospecha de que quizá se trate del modelo de realidad más aproximado al que la ciencia ha llegado
hasta la fecha.

Como ya mencionamos, una razón para tomar la hipótesis holográfica en serio estriba en que ofrece
una explicación que resuelve la práctica totalidad de los fenómenos parapsicológicos. En un universo
en el que los cerebros individuales constituirían partes indivisibles de un mismo holograma
primordial y en el que todo se hallaría conectado de manera holográfica, la telepatía podría ser,
simplemente, la puerta de acceso al nivel holográfico.

Dicho con otras palabras, en un universo que es un holograma, nuestro cerebro, y de hecho cada
neurona y cada átomo de nuestro cerebro, de algún modo contiene el universo entero, al mismo
tiempo que todos formamos parte de una mente global. La frase del poeta William Blake relativa a
que el universo puede ser descubierto en un simple grano de arena se convertiría en una verdad
literal. Por consiguiente, la capacidad de un cerebro de acceder a la información de otro cerebro no
sería ya un problema, puesto que cada cerebro contendría ya la totalidad de los restantes cerebros.

Bohm y Pribram asimismo han apuntado que numerosas experiencias religiosas y/o místicas tales
como los sentimientos de comunión trascendental con el universo pueden tener su origen en el
acceso al ámbito holográfico. Como estos dos científicos subrayan, las descripciones de los grandes
místicos relativas a experimentar una sensación de unidad cósmica con el todo pueden deberse a
que estos místicos lograron irrumpir en aquéllas regiones de su mente en las que todo posee
efectivamente una cósmica unidad.
Michael Talbot, autor de esta nota, nació en Grand Rapids, Michigan, en 1953. Publicó siete libros:
Mysticism and the New Physics, Beyond the Quantum, Your Past Lives: A Reincarnation Handbook,
The Holographic Universe, The Delicate Dependency, The Bog, Night Things.Asimismo publicó
artículos en New York Times Book Review, the Village Voice, Ellery Queen’s Mystery Magazine, y en
la revista Omni. Falleció en 1992.

Metafísica es Física Pura

por Barbara Brennan

El punto de vista científico de la realidad apoya la idea de que estamos compuestos por campos
energéticos y va, de hecho, mucho más allá, hasta alcanzar reinos que justamente estamos
empezando a experimentar, es decir, nos lleva a una visión holográfica del universo. En este
universo todas las cosas están interconectadas.

La Física Newtoniana.

Se extendió al siglo XIX para describir un universo compuesto fundamentalmente por bloques
denominados átomos, a su vez, estaban formados por objetos sólidos, un núcleo de neutrones y
protones, con los electrones girando en torno a dicho núcleo en forma muy parecida al
desplazamiento de la tierra alrededor del sol. Todavía no se conocían las interacciones energía-
materia, como sucede cuando la radio interpreta música en respuesta a ondas invisibles.

La perspectiva Newtoniana resulta reconfortante para quienes prefieren considerar el mundo como
algo sólido y en gran medida inmutable, con una serie de reglas bien definidas que regulan su
funcionamiento. Gran parte de nuestras vidas se siguen rigiendo por la mecánica newtoniana.

Es fácil considerarnos a nosotros mismos como elementos mecánicos e ignorar la experiencia


humana interna, más profunda.

La Teoría del Campo.

El descubrimiento e investigación de los fenómenos electromagnéticos condujeron al concepto del


campo. Se define éste como la condición en el espacio que tiene potencialidad para producir una
fuerza. Cada carga crea una “alteración” o una “condición” en el espacio circundante de manera que
la otra carga, cuando está presente, siente una fuerza. Así nació la concepción de un universo lleno
de campos que crean fuerzas mutuamente interactivas. Se contaba por fin con un marco científico
con el que podía empezar a explicar nuestra capacidad para afectarnos mutuamente a distancia por
medios que no sean la palabra o la vista.

Estamos empezando a admitir que nosotros mismos estamos formados por campos. Notamos la
presencia de otras personas en una habitación sin oírlas ni verlas (interacción de campos); hablamos
de buenas o malas vibraciones, de enviar energía a otros o de leer los pensamientos de terceros.

Ese “saber” se puede explicar por la presencia o ausencia de armonía en nuestras interacciones de
campo. Este es el principio por el cual se logrará formar la “masa crítica”.
La Relatividad.

Albert Einstein, según su teoría de la relatividad, el espacio no es tridimensional y el tiempo tampoco


es una entidad aparte, sino que ambos están íntimamente conectados y forman un continuo
tetradimensional, el “espacio-tiempo”. Por tanto nunca podemos hablar de espacio sin tiempo, y
viceversa. Además no existe flujo universal de tiempo, no es lineal ni absoluto. El tiempo es relativo.

Ello significa que dos observadores ordenarán los acontecimientos en el tiempo de forma distinta si
se mueven con velocidades diferentes en relación con los acontecimientos observados. Por tanto,
todas las mediciones que impliquen espacio y tiempo pierden su importancia absoluta. Tanto
tiempo como espacio se convierten simplemente en elementos para describir los fenómenos.

Según la teoría de la relatividad de Einstein, en determinadas condiciones, dos observadores


pueden, incluso, ver dos acontecimientos en tiempos inversos.

Todavía no hemos integrado esta parte de la relatividad de Einstein en nuestra vida, por ejemplo,
cuando captamos una señal psíquica de un amigo que se haya en dificultades, comprobamos la hora
y llamamos a dicha persona para ver si está bien. Cuando nos dice que no ha sucedido nada,
llegamos a la conclusión de que la imaginación nos ha hecho una mala pasada e invalidamos nuestra
experiencia. Esta es la filosofía Newtoniana.

Lo que vimos fue una experiencia real. Como el tiempo no es lineal, puede haber sucedido ya, o
estaba ocurriendo en el momento en que lo vimos, o quizá se produzca en el futuro.

Pero el hecho de que no haya sucedido en el tiempo en el que tratamos de relacionarlo, no


demuestra en modo alguno, que nuestro discernimiento sobre la posibilidad estuviera equivocado.
Nuestro tiempo varía con los cambios de humor o con la experiencia por la que estemos pasando.

El continuo espacio-tiempo de Einstein indica que la aparente linealidad de los acontecimientos


depende del observador. Casi todos estamos plenamente dispuestos a aceptar las vidas pasadas
como vidas físicas literales que han sucedido en el pasado en un escenario físico como éste. Nuestras
vidas pasadas pueden estar sucediendo ahora mismo en un continuo espacio-tiempo diferente.
Muchos hemos experimentado vidas pasadas y sentimos sus efectos como si hiciera poco tiempo
que han transcurrido.

Otra consecuencia importante de la relatividad de Einstein es la comprensión del hecho de que la


materia y energía son intercambiables. La masa no es más que una masa de energía. La materia es
simplemente energía que ha perdido velocidad o se ha cristalizado. Nuestros cuerpos son energía.

Los físicos comprendieron que la paradoja forma parte de la naturaleza intrínseca del mundo
subatómico sobre el que se funda toda nuestra realidad física. Por ejemplo, se puede realizar un
experimento que demuestre que la luz es una partícula, pero si se introduce en él un pequeño
cambio se demostrará que la luz es una onda. De este modo pasamos a un universo basado en la
dualidad de conceptos (Ley de la dualidad). Los físicos lo denominan complementariedad.

Teoría de los Quantos.

Max Planck descubrió que la energía de la radiación térmica (como la de un radiador casero) no es
de emisión continua, sino que se presenta en forma de discretos “paquetes de energía”
denominados quanta. Einstein postuló que todas las formas de radiación electromagnética
aparecen no sólo en forma de ondas sino también como cuantos. Estos cuantos luminosos o
paquetes de energía, han sido aceptados como auténticas partículas. Llegados a este punto, una
partícula, que es la definición más afín a la de una “cosa” ¡es un paquete de energía!

La búsqueda de los bloques fundamentales de la materia hubo de ser abandonada cuando los físicos
encontraron un gran número de partículas elementales que apenas podían calificarse como cuerpos
materiales. Han descubierto que la materia es totalmente mutable y que a nivel subatómico no hay
certidumbre de que la materia exista en lugares definidos, sino que más bien muestra cierta
“tendencia” a existir.

Todas las partículas se pueden transmutar en otras. Se pueden crear a partir de la energía y
convertirse en otras partículas.

Más allá del Dualismo: El Holograma.

Los físicos han descubierto que las partículas pueden ser simultáneamente ondas, ya que no son
ondas físicas reales, como las del sonido o el agua, sino más bien fenómenos ondulatorios de
probabilidad. Las ondas de probabilidad no representan las probabilidades de las cosas, sino más
bien probabilidades de interconexión. No existe lo que llamamos cosa”. Lo que solíamos llamar
“cosas” son en realidad “sucesos” o procesos que podrían convertirse es sucesos.

Nuestro viejo mundo de objetos sólidos y leyes deterministas se han disuelto ya en un mundo de
pautas de interconexiones ondulantes. El universo entero se nos presenta como una trama de
pautas energéticas inseparables. Así, definimos el universo como un todo dinámico que incluye
siempre de forma esencial al observador. Por lo tanto no somos partes separadas de un todo, somos
un todo.

David Bohm ha escrito acerca de un “orden plegado implícito” que existe en estado no-manifiesto
y que constituye la base sobre la que descansa toda realidad manifiesta. A esta última la denomina
el “orden desplegado explícito”. “Se considera que las partes presentan una conexión inmediata, en
la que sus relaciones dinámicas dependen irreductiblemente del estado de todo el sistema... Así,
somos conducidos a una nueva noción de integridad no fragmentada que niega la idea clásica de la
analizabilidad del mundo en partes existentes de forma separada e independiente”.

El doctor Bohm afirma que el punto holográfico del universo es el trampolín que facilita la
comprensión de los órdenes plegado implícito y desplegado explícito.

El concepto de holograma especifica que cada pieza es una representación exacta del todo y se
puede utilizar para reconstruir el holograma completo.

En 1971, Dennis Gabor recibió el premio Nobel por la formación del primer holograma. Era una
fotografía captada sin objetivo en la que se registró un campo de luz dispersa por un objeto, en
forma de pauta de interferencia sobre una placa.

Cuando se sitúa el holograma o registro fotográfico en un haz de láser o de luz coherente, la pauta
de onda original se regenera para formar una imagen tridimensional. Cada pieza del holograma es
una representación exacta del todo y reconstruirá la imagen completa.
La estructura profunda del cerebro es esencialmente holográfica. Las estructuras cerebrales ven,
oyen, gusta, huelen y tocan holográficamente. Seguidamente, la información es distribuida por todo
el sistema de manera que cada fragmento puede producir el informe completo. El cerebro emplea
un proceso holográfico para extractar información de un campo holográfico que trasciende el
tiempo y el espacio.

Los parapsicólogos han investigado las energías susceptibles de generar telepatía, psicocinesis y
curación. Desde el punto de vista de un universo holográfico, estos efectos surgen de frecuencias
que trascienden el tiempo y el espacio; no tienen que ser transmitidas. Son potencialmente
simultaneas y están en todas partes.

Desde el marco holográfico de la realidad, cada parte del aura no sólo representa el todo sino que
además lo contiene. No somos una simple pauta de dicha pauta, somos la pauta. Ella es nosotros y
nosotros somos ella; sólo que ahora es preciso abandonar el término “ella” y sustituirlo por algún
otro más apropiado, para derribar el bloqueo que experimentamos en nuestro cerebro cuando
tratamos de comunicarnos. Los científicos han utilizado términos como “probabilidades de
interconexión” o “trama dinámica de pautas energéticas inseparables”.

Toda experiencia está interconectada. Por tanto, si tomamos conciencia de ello y acogemos esa
interconectividad en nuestros procesos cognitivos, podemos ser concientes de todos los
acontecimientos con independencia del tiempo. Pero tan pronto como decimos “nosotros”, hemos
vuelto a caer en el dualismo.

Es difícil experimentar esta interconectividad cuando nuestra experiencia más importante de la vida
es dualista. La conciencia holística (supra-conciencia) estará fuera del tiempo lineal y del espacio
tridimensional y, por tanto no será reconocida fácilmente. Hemos de practicar la experiencia
holística para ser capaces de reconocerla. La meditación es una forma de trascender los límites de
la mente lineal y permite que la interconectividad se convierta en una realidad experimental.

Conectabilidad Superluminal.

En 1964, el físico J. S. Bell dio a conocer una prueba matemática denominada teorema de Bell. El
teorema apoya matemáticamente le concepto de que las “partículas” están conectadas según
principios que trascienden el tiempo y el espacio. De manera que cualquier cosa que le suceda a
una partícula afecta a las demás. Este efecto es inmediato y no necesita tiempo para transmitirse.

Según el teorema de Bell, los efectos pueden ser superluminales, es decir, más rápidos que la
velocidad de la luz. Estamos tratando de dar un paso hacia adelante respecto a la dualidad onda /
partícula.

Si los físicos aprenden la forma en que actúa esta conectabilidad instantánea, cabe pensar que
aprenderíamos a captar concientemente nuestras conexiones instantáneas con el mundo y entre
nosotros.

La conexión instantánea podría aportarnos la capacidad de leer el pensamiento de los demás cada
vez que lo deseáramos. Podríamos saber qué nos pasa a cada uno y tratar de entendernos más
profundamente. Además podríamos ver con mayor claridad cómo y en qué medida afectan al
mundo, mucho más de lo que habíamos pensado antes, nuestros pensamientos, sentimientos
(campos energéticos) y acciones.

Campos Morfogenéticos.

Rupert Sheldrake afirma que todos los sistemas están regulados no sólo por los factores energéticos
y materiales conocidos, sino también por campos invisibles de organización. Estos campos generan
elementos causativos, toda vez que sirven de patrones para la forma y el comportamiento. Carecen
de energía, en el sentido normal del término porque su efecto va más allá de las barreras del tiempo
y espacio que normalmente se aplican a la energía. Es decir, su efecto tiene una misma fuerza a
larga y a corta distancia.

Según esta hipótesis, cuando un miembro de determinada especie aprende algún comportamiento
nuevo, se cambia el campo causativo de dicha especie. Si repite el comportamiento durante el
tiempo suficiente, su “resonancia mórfica” afecta a toda la especie. Sheldrake denominó a esta
matriz invisible “campo morfogenético”. La acción de este campo implica “acción a distancia”, tanto
en espacio como en tiempo.

Los cambios morfogenéticos se pueden propagar a través del espacio y el tiempo y los
acontecimientos pasados pueden influir sobre otros sucesos en cualquier otro lugar. Ese mismo
efecto es aplicable a la física cuántica.

El experimento de Einstein-Podolsky-Rosen, demostró la posibilidad de conexiones no locales, es


decir, sutiles conexiones de partículas distantes. En consecuencia, la integración del sistema sería
tal que no se podría atribuir el campo formativo exclusivamente a una partícula sino al total. Así,
algo que les suceda a partículas distantes, puede afectar al campo formativo de otras.

La “noción” de las leyes intemporales que regulan el universo, no parece sostenerse, porque el
tiempo en sí mismo es parte de la necesidad que desarrolló.

Por tanto, el proceso creativo que provoca el nuevo pensamiento, a través del cual se realizan
nuevas entidades globales, es similar, en ese sentido, a la realidad creativa que da lugar a los nuevos
entes totales en el proceso evolucionista. Se podría considerar que el proceso creativo es un
desarrollo sucesivo de totalidades más complejas y en mayor nivel, a través de cosas previamente
separadas que se conectan entre sí.

Realidad Multidimensional.

Jack Sarfatti sugiere que la forma en la que puede existir la interconectividad superluminal se
relaciona con un plano más elevado de la realidad. Sugiere que las “cosas” están más conectadas, o
los acontecimientos más correlacionados” en un plano de realidad situado por encima del nuestro
y que las “cosas” de dicho plano se encuentran conectadas a través de otro plano todavía más alto.
Así, al llegar a un nivel superior, podremos entender la instantaneidad con la que opera la
conectividad.

Conclusión.
Los físicos dicen que no existen entidades esenciales que constituyen la materia, pues el universo
es un todo inseparable, una vasta trama de posibilidades que se entretejen. El universo manifiesto
surge del todo.

En tanto que somos partes inseparables de ese todo podemos entrar en un estado holístico de ser,
convertirnos en un todo y penetrar en los niveles creativos del universo para curar
instantáneamente a cualquiera, en cualquier sitio.

Una vez que nos hayamos asociados con los campos energéticos, la conciencia superior se
relacionará con una frecuencia más elevada y con un mayor grado de coherencia.

Nuestros cuerpos más elevados (frecuencias aurales más altas) son de un orden superior y están
más conectados con los cuerpos superiores de otros que nuestros cuerpos físicos.

A medida que progresa nuestra conciencia hacia frecuencias y cuerpos más elevados, nos vamos
conectando cada vez más, hasta que llega el momento en que somos uno con el universo.

La experiencia meditativa puede ser definitiva, por tanto, como la elevación de nuestra conciencia
a una frecuencia más alta de manera que pueda entonces experimentar la realidad de nuestros
cuerpos más elevados, de nuestra conciencia más alta y de los mundos más altos en los que
existimos.

Conforme vayan avanzando los descubrimientos, sobre todo los relacionados con la física cuántica
y la astronomía, entre otras, caeremos en la cuenta de que todas las leyes cósmicas, leyes
herméticas, el manejo de las energías, la curación cuántica, la transformación del cuerpo físico en
cuerpo de arco iris, la tan esperada masa crítica, la ascensión del planeta etc. tendrán sólidos
fundamentos científicos, y aquellos que ahora se refieren a nuestras creencias como “la Utopía de
la Nueva Era”, abrirán su conciencia facilitando y acelerando nuestro trabajo de LUZ.

Aceptar la Derrota: La Neurociencia en Equivocarse

por Jonah Lehrer (tomado de la revista Wired)


(Traducción de Santiago Mariño)

Todo comenzó con el sonido de la estática. En mayo de 1964, dos astrónomos en Bell Labs, Arno
Penzias y Robert Wilson, estaban usando un radio telescopio en los suburbios de Nueva Jersey para
escudriñar el fondo del espacio. Su intención era hacer una detallada encuesta de la radiación en la
Vía Láctea, lo que les permitiría mapear esos vastos trayectos del universo, ausentes de estrellas
brillantes. Esto significaba que Penzias y Wilson necesitaban un receptor exquisitamente sensible,
capaz de escuchar la más pequeña vibración en esa inmensidad. Así pues, habían modificado un
viejo radio telecopio, instalándole amplificadores y un sistema que permitía a las señales
provenientes del espacio hacerse un poco más fuertes.

Pero habían hecho su aparato demasiado sensible. Cada vez que Penzias y Wilson apuntaban su
plato al cielo, captaban un persistente sonido de fondo, una estática que interfería con todas sus
observaciones. Era un problema técnico increíblemente molesto, como pretender escuchar una
emisora de radio que a todo momento se interrumpe.
Al principio, habían asumido que el sonido tenía origen humano, una emanación de la cercana
ciudad de Nueva York. Pero cuando apuntaban su telescopio directo a Manhattan, la estática no
aumentaba. Otra posibilidad era que el sonido fuera resultado de partículas radioactivas de unas
pruebas hechas con bombas nucleares recientemente en la alta atmósfera. Pero esto tampoco hacía
sentido, puesto que el nivel de interferencia permanecía constante, incluso cuando las partículas
radioactivas se disipaban. Y también estaban las palomas: un par de aves estaban haciendo nido en
la parte estrecha del receptor, dejando una traza de lo que ellos posteriormente llamarían “material
dieléctrico blanco”. Los científicos expulsaron las palomas y limpiaron su suciedad, pero la estática
permanecía, tan fuerte como siempre.

Durante el siguiente año, Penzias y Wilson intentaron ignorar el ruido, concentrándose en


observaciones que no requerían silencio cósmico o precisión perfecta. Pusieron cinta de aluminio
sobre las juntas de metal, mantuvieron el receptor tan limpio como les fue posible, y esperaron que
un cambio en el clima pudiera aclarar la interferencia. Esperaron a que pasaran las estaciones, y a
que pasaran nuevamente, pero el sonido siempre permanecía, haciendo imposible encontrar los
débiles ecos de radio que estaban buscando. Su telescopio era un fiasco.

Kevin Dunbar es un investigador que estudia cómo los científicos estudian las cosas –cómo fallan y
cómo tienen éxito. En los primeros años 90, comenzó un proyecto de investigación sin precedentes:
observar cuatro laboratorios de bioquímica en la Universidad de Stanford. Los filósofos habían
teorizado durante largo tiempo acerca de cómo sucede la ciencia, pero Dunbar quería ir más allá de
la teoría. No estaba satisfecho con los modelos abstractos del método científico –ese proceso de
siete pasos que enseñamos a los niños de colegio antes de la feria de ciencias- o con la fe dogmática
que los científicos ponen en la lógica y la objetividad. Dunbar sabía que los científicos
frecuentemente no piensan de la forma en que los libros de texto indican que se supone deben
hacerlo. Él sospechaba que todos esos filósofos de la ciencia –desde Aristóteles a Karl Popper-
habían pasado por alto algo importante acerca de lo que ocurre en un laboratorio. (Como las
palabras famosas de Richard Feynman, “La filosofía de la ciencia es tan útil a los científicos como la
ornitología lo es para las aves.”) Así pues, Dunbar decidió lanzar una investigación “en vivo”,
intentando aprender del desorden de experimentos reales.

Terminó gastando el siguiente año observando reportes y tubos de ensayo: Los investigadores eran
sus aves, y él era el ornitólogo. Dunbar llevó grabadoras a las salas de reunión y se paseó por los
corredores; leyó grandes propuestas así como borradores de documentos; husmeó en cuadernos
de notas, asistió a reuniones de laboratorio, y grabó en video entrevista tras entrevista. Se pasó
cuatro años analizando los datos. “No estoy seguro que me gustara en lo que me estaba metiendo,”
dice Dunbar. “Pedí acceso total, y lo obtuve. Pero había demasiadas cosas a las que hacer
seguimiento.”

Dunbar salió de sus estudios en vivo con una visión interior bastante desalentadora: La ciencia es
una búsqueda profundamente frustrante. Aún cuando los investigadores estaban usando más que
todo técnicas establecidas, más del 50% de sus datos eran inesperados. (En algunos laboratorios,
esta figura excedía al 75%). “Los científicos tenían estas teorías elaboradas de lo que se supone
debía pasar,” dice Dunbar. “Pero los resultados constantemente contradecían sus teorías. No era
poco común que alguien pasara un mes en un proyecto y luego desechara todos sus datos porque
estos no tenían sentido.” Quizá esperaban ver una proteína específica pero no la hallaban. O quizá
su muestra de ADN mostraba la presencia de un gen aberrante. Los detalles siempre cambiaban,
pero la historia era la misma: Los científicos estaban buscando a X pero encontraban a Y.

Dunbar estaba fascinado con estas estadísticas. El proceso científico, después de todo, se supone
debe ser una ordenada búsqueda de la verdad, llena de elegantes hipótesis y variables de control.
(En el siglo XX el filósofo de la ciencia Thomas Kuhn, por ejemplo, definía a la ciencia normal como
el tipo de investigación en la cual “todo excepto el más esotérico detalle se conoce con
anticipación”.) Sin embargo, cuando los experimentos se observaban de cerca –y Dunbar había
entrevistado a los científicos acerca de los más triviales detalles- esta versión idealizada del
laboratorio caía, y era reemplazada por una interminable lista de sorpresas defraudantes. Había
modelos que no funcionaban y datos que no podían ser replicados y los estudios más simples se
enredaban en anomalías. “No era gente desordenada,” dice Dunbar. “Estaban trabajando en unos
de los mejores laboratorios del mundo. Pero los experimentos rara vez nos dicen lo que nosotros
creemos que nos van a decir. Ese es el oscuro secreto de la ciencia.”

¿Cómo podían los investigadores lidiar con todos estos datos inesperados? ¿Cómo podían lidiar con
tanto fracaso? Dunbar se dio cuenta que la gran mayoría de la gente en el laboratorio seguía la
misma estrategia básica. Primero, culpaban al método. El hallazgo sorpresivo era catalogado como
un mero error; quizá la máquina funcionó mal o una enzima no estaba fresca. “Los científicos
estaban tratando de explicar lo que no entendían,” dice Dunbar. “Es como si no quisieran creerlo.”

Luego el experimento sería repetido cuidadosamente. Algunas veces el extraño punto desaparecía,
en cuyo caso el problema estaba resuelto. Pero la rareza usualmente permanecía, una anomalía que
no se iba.

Luego es cuando las cosas se ponen interesantes. De acuerdo con Dunbar, incluso luego de que los
científicos habían generado su “error” múltiples veces –era una inconsistencia consistente- podían
dejar de hacerle seguimiento. “Dada la cantidad de datos inesperados en la ciencia, no es viable
observarlo todo,” dice Dunbar. “La gente tiene que escoger qué es interesante y qué no, pero
usualmente escoge mal.” Y así el resultado era dejado de lado, registrado en un cuaderno del que
pronto nadie se acordaba. Los científicos habían descubierto un nuevo hecho, pero lo consideraban
una falla.

La razón por la que nos resistimos a aceptar información anómala –la verdadera razón por la cual
los investigadores automáticamente asumen que todo resultado inesperado es un error estúpido-
está enraizada en la forma en que funciona el cerebro humano. En las últimas décadas, los
psicólogos han desmantelado el mito de la objetividad. El hecho es que nosotros cuidadosamente
editamos nuestra realidad, buscando evidencia que confirme lo que ya creemos. Aunque
pretendemos ser empíricos –nuestra visión dictada solo por los hechos- de hecho estamos con los
ojos entrecerrados, especialmente en lo que tiene que ver con información que contradice nuestras
teorías. El problema con la ciencia, entonces, no es que la mayoría de los experimentos fallen –es
que la mayoría de las fallas son ignoradas.

A medida que intentaba comprender más a fondo cómo la gente lidia con datos disonantes, Dunbar
condujo algunos experimentos propios. En un estudio de 2003, puso a alumnos del colegio
Dartmouth a ver un par de videos cortos de dos bolas de diferente tamaño cayendo. El primer clip
mostraba a las dos bolas cayendo a la misma rata. El segundo video mostraba a la bola más grande
cayendo más rápido. Los videos eran una reconstrucción del famoso (y probablemente apócrifo)
experimento llevado a cabo por Galileo, en el cual dejaba caer de la torre de Pisa balas de cañón de
diferente tamaño. Las balas metálicas de Galileo aterrizaron al tiempo –una refutación a Aristóteles,
quien decía que los objetos más pesados caían más rápido.

Mientras los alumnos observaban los videos, Dunbar les pidió que escogieran el que fuera la
representación más exacta de la gravedad. No sorpresivamente, los alumnos, sin un antecedente
en estudios de física, no estuvieron de acuerdo con Galileo. (Intuitivamente, todos somos
Aristotelianos). A ellos les pareció que las dos bolas cayendo a la misma rata era algo irreal, sin
contar que de hecho así es como los objetos realmente se comportan. Luego, cuando Dunbar
monitoreó los sujetos en una máquina de resonancia magnética (fMRI), encontró que el mostrarle
a los alumnos el video correcto detonaba un particular patrón de activación cerebral: Había un
chorro de sangre hacia el cortex singular anterior, un collar de tejido localizado en el centro del
cerebro. Este ACC está típicamente asociado con la percepción de errores y contradicciones –los
neurocientíficos usualmente se refieren a este como parte del circuito “¡Ay, mierda!”- así que hace
sentido que se active cuando vemos un video de algo que nos parece un error.

Hasta ahora, muy obvio: La mayoría de los alumnos de colegio son científicamente iletrados. Pero
Dunbar también condujo el experimento con estudiantes de física. Como era de esperarse, su
educación les permitió ver el error, y para ellos fue el video incorrecto el que detonó el ACC.

Pero hay otra región cerebral que puede activarse a medida que editamos la realidad. Se llama el
cortex prefrontal dorsolateral, o DLPFC (n.del t.: en inglés). Se localiza justo atrás de la frente y es
una de las últimas áreas del cerebro en desarrollarse en adultos jóvenes. Juega un papel crucial en
suprimir las llamadas representaciones indeseadas, en deshacerse de esos pensamientos que no
cuadran con nuestros preconceptos. Para los científicos, esto es un problema.

Cuando los estudiantes de física vieron el video Aristoteliano con las bolas aberrantes, sus DLPFCs
saltaron de inmediato y rápidamente eliminaron esa imagen de sus conciencias. En la mayoría de
los contextos, este acto de editar es una habilidad cognitiva esencial. (Cuando el DLPFC está dañado,
la gente usualmente tiene problemas para mantener la atención, puesto que no pueden filtrar
estímulos irrelevantes del exterior). Sin embargo, cuando se trata de notar anomalías, un cortex
prefrontal eficiente de hecho puede ser un serio hándicap. Si la ACC es el circuito “¡Ay, mierda!”, el
DLPFC es la tecla Suprimir. Cuando la ACC y el DLPFC “se encienden al mismo tiempo, la gente no
solo nota que algo no se ve correcto,” dice Dunbar. “También están inhibiendo esa información.”

La lección es que no todos los datos se crean iguales ante los ojos de la mente: cuando se trata de
interpretar nuestros experimentos, vemos lo que queremos ver e ignoramos el resto. Los
estudiantes de física, por ejemplo, no vieron el video y se preguntaron si Galileo podría haber estado
equivocado. En lugar de eso, pusieron su confianza en la teoría, eliminando cualquier cosa que esta
no pudiera explicar. La creencia, en otras palabras, es un tipo de ceguera.

++++++

Cómo Aprender del Fracaso


Muy frecuentemente, asumimos que un experimento fallido es un esfuerzo perdido. Pero no todas
las anomalías son inútiles. Aquí vemos cómo sacar lo mejor de estas: -J.L.

1. Revise lo que está asumiendo


Pregúntese por qué este resultado se siente somo una falla. ¿Cuál teoría contradice? Quizá lo que
falló fue la hipótesis, no el experimento.

2. Busque a los ignorantes


Hable con gente que no esté familiarizada con su experimento. Explicar su trabajo en términos
simples puede ayudarle a ver en este una nueva luz.

3. Fomente la Diversidad
Si todos los que trabajan en un problema hablan el mismo idioma, todos asumirán las mismas
cosas.

4. Cuídese de la “ceguera de falla”


Es normal filtrar información que contradice nuestros preconceptos. La única forma de evitar esta
tendencia es estar pendiente de ella.

++++++

Pero esta investigación deja una pregunta obvia: Si los humanos –científicos incluidos- son aptos
para aferrarse a sus creencias, ¿por qué la ciencia es tan exitosa? ¿Cómo podrían nuestras teorías
alguna vez cambiar? ¿Cómo aprendemos a reinterpretar la falla de forma que podamos ver la
respuesta?

Este era el reto que encaraban Penzias y Wilson a medida que cacharreaban con su radio telescopio.
Su sonido de fondo era inexplicable, pero cada vez era más difícil de ignorar, tan solo porque
siempre estaba ahí. Luego de un año de intentar eliminar la estática, luego de asumir que era tan
solo una falla mecánica, un artefacto irrelevante, o guano de paloma, Penzias y Wilson comenzaron
a explorar la posibilidad de que quizá era real. Quizá estaba por todos lados por una razón.

En 1918, el sociólogo Thorstein Veblen fue comisionado por una popular revista dedicada al
judaísmo americano, para escribir un ensayo acerca de cómo la “productividad intelectual” judía
podría cambiar si a los judíos les fuera dada una patria. En ese tiempo, el sionismo estaba
volviéndose un movimiento político potente, y el editor de la revista asumió que Veblen haría el
argumento obvio: un estado judío llevaría a un florecimiento intelectual, pues los judíos ya no
estarían retenidos por el antisemitismo institucional. Pero Veblen, siempre un provocador, le volteó
sus premisas. Argumentó en cambio que los logros científicos de los judíos –en ese momento Albert
Einstein estaba próximo a ganar el premio Nobel y Sigmund Freud era un autor de best-sellers- eran
debidos en gran medida a su estado de marginación. En otras palabras, la persecución no estaba
reteniendo a la comunidad judía, la estaba empujando hacia adelante.

La razón, según Veblen, era que los judíos eran perpetuos extranjeros, lo que los llenaba de un
“ánimo escéptico”. Puesto que no tenían intereses en “las líneas extranjeras de lo que afirman los
gentiles”, ellos podían cuestionar todo, incluso las más queridas asunciones. Solo miren a Einstein,
quien hizo mucho de su más radical trabajo siendo un simple funcionario de patentes en Berna,
Suiza. De acuerdo con la lógica de Veblen, si Einstein hubiera obtenido patrocinio temprano en una
universidad alemana de élite, se hubiera convertido en tan solo otro profesor de física con un interés
en el status-quo del espacio-tiempo. Nunca habría notado las anomalías que lo llevaron a desarrollar
la teoría de la relatividad.

Predeciblemente, el ensayo de Veblen era potencialmente controversial, y no solo porque él fuera


un luterano de Wisconsin. El editor de la revista evidentemente no estaba feliz; Veblen podía ser
visto como un apologista para el antisemitismo. Pero su punto general es crucial: Hay ventajas en
pensar al margen. Cuando vemos un problema desde el exterior, es más probable notar lo que no
está funcionando. En vez de suprimir lo inesperado, empujándolo al lado con nuestro circuito “¡Ay,
mierda!” y nuestra tecla Suprimir, podemos tomar el error seriamente. Una nueva teoría surge de
las cenizas de nuestra sorpresa.

La ciencia moderna está poblada por locales expertos, educados en disciplinas estrechas. Los
investigadores han estudiado todos sobre los mismos libros de texto, lo que hace que el mundo de
los hechos parezca establecido. Esto llevó a Kuhn, el filósofo de la ciencia, a argumentar que los
únicos científicos capaces de reconocer las anomalías –y por lo tanto cambiar paradigmas y
comenzar revoluciones- eran “o muy jóvenes o muy nuevos en el campo”. En otras palabras,
extranjeros clásicos, ingenuos y sin sentido de pertenencia. No están inhibidos para notar las fallas
que apuntan hacia nuevas posibilidades.

Pero Dunbar, que pasó todos esos años observando a los científicos de Stanford luchar y fallar, se
dio cuenta que la narrativa romántica del brillante y perceptivo recién llegado dejaba algo por fuera.
Después de todo, la mayoría del cambio científico no es abrupto y dramático; las revoluciones son
raras. Más bien, las epifanías de la ciencia moderna tienden a ser sutiles y oscuras, y frecuentemente
llegan de investigadores refugiados en el interior. “Estas no son figuras tipo Einstein, trabajando
desde fuera,” dice Dunbar. “Estos son tipos con carnés del Instituto Nacional de Salud”. ¿Cómo
pueden sobreponerse a la ceguera de falla?

Aunque el proceso científico es un proceso típicamente visto como una búsqueda solitaria –los
investigadores resuelven los problemas solos- Dunbar encontró que la mayoría de las nuevas ideas
científicas surgían de reuniones de laboratorio, esas sesiones semanales en donde la gente presenta
en público sus datos. Muy interesante era que el elemento más importante de la reunión de
laboratorio no era la presentación –era el debate que seguía. Dunbar observó que las preguntas
escépticas (y a veces fuertes) hechas durante una sesión de grupo frecuentemente abrían brechas,
y los científicos eran forzados a reconsiderar datos que previamente habían ignorado. La nueva
teoría era producto de la conversación espontánea, no de la soledad; una simple pregunta
estimulante era suficiente para volver a los científicos extranjeros temporales, capaces de mirar con
nuevos ojos a su propio trabajo.

Pero no toda reunión de laboratorio era igual de efectiva. Dunbar cuenta la historia de dos
laboratorios que cayeron ambos en el mismo problema experimental: las proteínas que intentaban
medir se quedaban pegadas a un filtro, haciendo imposible analizar los datos. “Uno de los
laboratorios estaba lleno de gente con diferentes antecedentes,” dice Dunbar. “Tenían bioquímicos,
biólogos moleculares, genetistas y estudiantes en colegio médico.” El otro laboratorio, en contraste,
estaba compuesto por expertos en E.coli. “Ellos sabían más de la E.coli que cualquier otra persona,
pero era todo lo que sabían,” dice. Dunbar observó cómo cada uno de estos laboratorios lidió con
el problema de la proteína. El grupo E.coli tomó una aproximación de fuerza bruta, usando varias
semanas probando metódicamente varios arreglos. “Fue en extremo ineficiente,” dice Dunbar.
“Eventualmente lo resolvieron, pero desperdiciaron una gran cantidad de tiempo valioso.”

El laboratorio diverso, en contraste, rumió el problema en una reunión de grupo. Ninguno de los
científicos era experto en proteínas, así que comenzaron una discusión de amplio rango sobre las
posibles soluciones. Al principio, la conversación parecía más bien inútil. Pero luego, a medida que
los químicos intercambiaban ideas con los biólogos y los biólogos rebotaban las ideas a los
estudiantes de medicina, las respuestas potenciales comenzaron a emerger. “Luego de otros 10
minutos de charla, el problema de la proteína estaba resuelto,” dice Dunbar. “Lo hicieron ver como
algo muy fácil.”

Cuando Dunbar revisó las memorias de la reunión, notó que la mezcla intelectual generaba un tipo
distinto de interacción en la cual los científicos eran forzados a apoyarse en metáforas y analogías
para expresarse. (Esto es porque, a diferencia del grupo E.coli, el segundo laboratorio carecía de un
lenguaje especializado que todos entendieran.) Estas abstracciones probaron ser esenciales para la
resolución del problema, pues fomentaba que los científicos reconsideraran sus asunciones. El tener
que explicar el problema a otra persona los forzaba a pensar, aunque fuera por un momento, como
un intelectual al margen, lleno de auto-escepticismo.

Por esto es que las otras personas son de tanta ayuda: nos sacan de nuestra caja cognitiva. “Vi
suceder esto todo el tiempo,” dice Dunbar. “Un científico trataría de describir su aproximación, y
ellos se pondrían un poco a la defensiva, y luego ellos tendrían esa expresión de examen en sus
caras. Era como si finalmente hubieran entendido lo importante.”

Lo que resultaba ser tan importante era, por supuesto, el resultado inesperado, el error
experimental que se sentía como una falla. La respuesta había estado ahí todo el tiempo –solo
estaba oscurecida por la teoría imperfecta, haciéndola invisible para nuestro cerebro y su pequeña
mente. No es sino hasta que hablamos con un colega o traducimos nuestra idea a una analogía que
damos un vistazo a nuestro error. Bob Dylan, en otras palabras, tenía razón: No hay un éxito como
el fracaso.

Para los radio astrónomos, la brecha era el resultado de una conversación casual con un extranjero.
Penzias había sido referido por un colega hacia Robert Dicke, un científico de Princeton cuyo
entrenamiento no había sido en astrofísica sino en física nuclear. Era sobre todo conocido por su
trabajo en sistemas de radar durante la segunda guerra mundial. Dicke desde entonces se había
interesado en aplicar su tecnología de radar en astronomía; estaba especialmente atraído a una,
para ese entonces extraña, teoría llamada el Big Bang, que postulaba que el cosmos había
comenzado con una explosión primordial. Semejante estallido habría sido tan masivo, argumentaba
Dicke, que habría llenado el universo de metralla cósmica, el residuo radioactivo del génesis. (Esta
propuesta fue primero hecha en 1948 por los físicos George Gamow, Ralph Alpher y Robert Herman,
aunque había sido grandemente olvidada por la comunidad astronómica.) El problema para Dicke
era que no podía encontrar este residuo usando telescopios estándar, así que planeaba construir su
propio plato a menos de una hora en carro al sur del de Bell Labs.

Luego, a inicios de 1965, Penzias tomó el teléfono y llamó a Dicke. Quería saber si el renombrado
experto en radares y radiotelescopios podía explicar el persistente sonido que los acosaba. ¿A lo
mejor sabría de dónde venía? La reacción de Dicke fue instantánea: “¡Muchachos, nos quitaron la
primicia!” dijo. Alguien más había encontrado aquello que él había estado buscando: la radiación
que quedó del inicio del universo. Había sido un proceso increíblemente frustrante para Penzias y
Wilson. Habían estado consumidos por el problema técnico y habían gastado demasiado tiempo
limpiando excremento de paloma –pero finalmente tenían una explicación para la estática. Su
fracaso era la respuesta a una pregunta diferente.

Y toda esta frustración pagó finalmente: en 1978 recibieron el premio Nobel de física.

Paradigma Holográfico

por Anónimo

En 1982 Alain Aspect [físico de la universidad de París] y su equipo descubren que sometiendo bajo
ciertas condiciones a partículas subatómicas como los electrones, ellas son capaces de comunicarse
instantáneamente unas con otras independientemente de la distancia que las separa, sea ésta de
10 metros o 10 mil millones de kilómetros. Es como si cada partícula individual supiera exactamente
que cosa están haciendo todas las demás. Este fenómeno viola la teoría de Einstein que excluye la
posibilidad de comunicaciones más veloces a la luz. Esto ha impulsado que otros científicos traten
de explicar los descubrimientos de Aspect.

La hipótesis más acreditada es de David Bohm, conocido físico de la universidad de Londres, ya


fallecido, que opinó que los descubrimientos de Aspect implican que la realidad objetiva no existe.
A pesar de su aparente solidez, el universo es en realidad un fantasma, un holograma gigantesco y
espléndidamente detallado.

Un holograma es una fotografía tridimensional producida con la ayuda de un láser. Para crear un
holograma el objeto a fotografiar está bañado en la luz de un rayo láser, luego se le hace rebotar a
un segundo rayo láser sobre la luz reflejada del primero y el esquema resultante de la zona de
interferencia dónde los dos rayos se encuentran es impreso sobre una película fotográfica. Cuando
la película es revelada resulta visible sólo un enredo de líneas claras y oscuras, pero, al iluminarla
con otro rayo láser aparece la imagen tridimensional del objeto original.

La tridimensionalidad de tales imágenes no es la única característica interesante de los hologramas.


En efecto, si el holograma de una rosa es cortado a medias y luego iluminado por un láser, se
descubrirá que cada mitad todavía contiene la imagen entera de la rosa. Si seguimos dividiendo las
dos mitades, veremos que cada minúsculo fragmento de película siempre contendrá una versión
más pequeña, pero intacta, de la misma imagen. A diferencia de las fotografías normales, cada parte
de un holograma contiene todas las informaciones poseídas por el holograma íntegro. Esta
característica de los hologramas nos provee una manera totalmente nueva de comprender los
conceptos de organización y orden.

En casi todo su historia, la ciencia occidental ha actuado bajo el prejuicio de que el mejor modo de
entender un fenómeno físico, trátese de una rana o de un átomo, es seccionándolo y estudiando
sus respectivas partes. Los hologramas nos enseñan que algunos fenómenos del universo pueden
no encajar en este método.
La intuición le sugirió a Bohm una dirección diferente para así poder comprender el descubrimiento
del doctor Aspect. El creyó que el motivo por el cual las partículas subatómicas quedan en contacto,
independientemente de la distancia que las separa, reside en el hecho de que su separación es una
ilusión. En un cierto nivel de realidad más profunda, tales partículas no son entidades individuales
sino extensiones de un mismo "algo" fundamental.

Para explicar su teoría Bohm utilizó este ejemplo: imaginen un acuario conteniendo a un pez.
También imaginen que el acuario no es directamente visible, que sólo se lo ve por dos telecámaras,
una situada frontalmente y la otra lateralmente. Mientras miramos los dos monitores televisivos
podemos pensar que los peces visibles sobre los monitores son dos entidades separadas, la
diferente posición de las telecámaras nos dará en efecto dos imágenes levemente diferentes. Pero,
siguiendo con la observación de los dos peces, al final nos percataremos que hay cierta unión entre
ellos: cuando uno se vuelve, también el otro se volverá; cuando uno mira frente a si, el otro mirará
lateralmente. Si nos quedáramos con el objetivo real del experimento, podríamos llegar a creer que
los dos peces se estén comunicando entre sí, instantánea y misteriosamente, pero éste no es el
caso.

Esto, dijo Bohm, es precisamente lo que ocurre con las partículas subatómicas del experimento de
Aspect. La aparente conexión entre las partículas subatómicas más rápida que la luz está realmente
diciéndonos que hay un nivel más profundo de realidad al que no tenemos acceso, una dimensión
mas compleja más allá de nosotros, que es análoga al acuario.

Si las partículas subatómicas nos aparecen separadas es porque somos capaces de sólo ver una
porción de su realidad, ellas no son "partes" separadas, sino facetas de una unidad más profunda y
básica, que resulta al fin tan holográfica e indivisible como el holograma de la rosa. Y ya que cada
cosa en la realidad física es constituida por estas "imágenes", el universo en si mismo es una
proyección, un holograma.

Si la separación entre las partículas subatómicas es solo aparente, eso significa que, a un nivel más
profundo, todas las cosas están conectadas infinitamente. Los electrones de un átomo de carbono
del cerebro humano están conectados a las partículas subatómicas que se encuentran en cada
salmón que nada, cada corazón que late y en cada estrella que brilla en el cielo.

Cada subdivisión necesariamente resulta artificial y toda la naturaleza no es otra cosa que una
inmensa red interminable. En un universo holográfico hasta el tiempo y el espacio no serían más
que principios fundamentales, ya que conceptos como la localidad (ubicación) son quebrantados en
un universo donde nada está realmente separado del resto: también el tiempo y el espacio
tridimensionales como así también las imágenes del pez sobre los monitores de TV, debería ser
interpretados como simples proyecciones de un sistema mucho más complejo. A un nivel más
profundo, la realidad no es otra que un tipo de super-holograma, dónde el pasado, el presente y el
futuro coexisten simultáneamente; ésto implica que, teniendo los instrumentos apropiados, un día
podríamos entrar en aquel nivel de la realidad y recoger las escenas de nuestro pasado por largo
tiempo olvidado. Que otra cosa podría contener el super-holograma queda como una pregunta sin
respuesta. Hipotéticamente, admitiendo que ello exista, debería de contener cada partícula
individual subatómica que sea, que haya sido y que será, además de cada posible configuración de
materia y energía: desde copos de nieve a estrellas, de ballenas grises a los rayos gama. Deberíamos
imaginarlo como un tipo de almacén cósmico de Todo lo que Existe.
Si el mundo concreto no es otro que una realidad secundaria y, lo que existe no es otra cosa que un
torbellino holográfico de frecuencias y, si el cerebro sólo es un holograma que selecciona algunas
de estas frecuencias, transformándolas en percepciones sensoriales, ¿qué cosa seria la realidad
objetiva? En otras palabras: no existe. El mundo material es una ilusión. Nosotros mismos creemos
ser entidades físicas que se mueven en un mundo físico; pero todo esto es parte del campo de la
pura ilusión. En realidad somos un tipo de "receptores" que flotan en un calidoscópico mar de
frecuencias y lo que extraemos de ello lo transformamos mágicamente en realidad física: uno de los
mil millones de "mundos" existentes en el super-holograma. Este impresionante nuevo concepto de
la realidad ha sido bautizado "paradigma holográfico" y aunque muchos científicos lo hayan acogido
con escepticismo, ha entusiasmado a muchos otros. Un pequeño, pero creciente, grupo de
investigadores está convencido de que se han liberado del modelo de realidad hasta ahora
alcanzado por la ciencia, dónde los asi llamados estados "alterados de conciencia" podrían ser
sencillamente el paso a un nivel holográfico más elevado.

También la medicina y todo lo que conocemos sobre el proceso de curación, serían transformados
por el paradigma holográfico. En efecto, si la aparente estructura física del cuerpo no es otra cosa
que una proyección holográfica de la conciencia, resulta claro que cada uno de nosotros es mucho
más responsable de la misma salud de lo que reconozcan los actuales conocimientos en el campo
de la medicina. Las que nosotros ahora consideramos curaciones milagrosas podrían ser en realidad
debidas a un cambio del estado de conciencia que provoca cambios en el holograma corpóreo. Del
mismo modo, podría darse que algunas controvertidas técnicas de curación alternativa como la
"visualización" resulten eficaces, porque en el dominio holográfico del pensamiento las imágenes
son reales. El mundo concreto es una tela blanca que espera ser pintada. Quizás estemos todos de
acuerdo que, exista o no exista, lo que consideramos "realidad consensual" ha sido formulada y
ratificada a un nivel de conciencia humana en el que todas las mentes están ilimitadamente unidas
entre sí. La más profunda e importante de todas las consecuencias conexas al paradigma holográfico
implicaría que, los milagros no son más habituales por el mero hecho de no haber programado
nuestras mentes con las convicciones adecuadas para que se produzcan. En un universo holográfico
no hay límites a los cambios que podemos aportar a la sustancia de la realidad, porque lo que
percibimos como realidad es solamente una tela en espera a que se la pinte con cualquier imagen
que queramos.

Todo es posible, desde el doblar cucharas con el poder de la mente, a los fantasmagóricos
acontecimientos vividos por Carlos Castaneda durante sus encuentros con don Juan, el chaman
Yaqui descrito en sus libros. Todo esto no será, ni más ni menos milagroso que la capacidad que
tenemos de plasmar la realidad a nuestro agrado durante los sueños.

¿Qué son las Dimensiones?

por Anónimo
(tomado de www.VidaPositiva.com.)

Existen siete dimensiones perceptuales que se corresponden a la octava dimensional donde se


encuentra la Tierra en estos momentos.

Las dimensiones son los diferentes estados de la existencia que experimentamos durante el camino
hacia el Ser Único. Es decir son los pasos evolutivos que el Ser decidió experimentar para regresar a
la fuente divina. Todos los niveles dimensionales se encuentran en el aquí y el ahora, la diferencia
es la longitud de su onda o frecuencia. Las dimensiones son frecuencias dentro de la cual vibramos,
también podríamos decir que son niveles de conciencia, son algo parecido a las bandas de radio con
sus frecuencias y estaciones. Existen siete dimensiones perceptuales que se corresponden a la
octava dimensional donde se encuentra la Tierra en estos momentos. Igualmente existen otras
dimensiones que se corresponden a otras octavas vibratorias que se encuentran actualmente fuera
de nuestra comprensión humana. Cada dimensión está regida por un conjunto de leyes y principios
específicos para funcionar en sintonía con la frecuencia de esa dimensión.

Cambiar de dimensión significa expandir nuestra conciencia, es famosa la historia del personaje
animado que vivía en un papel y cuyo mundo era totalmente bidimensional o plano, asi su cerebro
había aprendido que asi era su realidad formada por puntos y líneas sobre un inmenso plano blanco.
Era Inconcebible para el pensar en objetos con volumen o tridimensionales. Asi es para nosotros un
imposible desde nuestras creencias, pensar el realidades que no sean la conocida, ya que nuestro
cerebro esta entrenado a percibir de una manera determinada. Entonces, cambiar de dimensión es
expander nuestra forma de percibir la realidad, de ver las cosas. Ahora nos encontramos pasando a
una realidad mas energetica, que se parece mas al mundo de los sueños y la imaginación.

La Primera dimensión es la encargada de convertir a la energía en materia, es la frecuencia basica


de los átomos y las moléculas, por lo tanto es la dimension del microcosmos, es la frecuencia
vibratoria de activacion del ADN . Se puede decir que maneja un nivel de consciencia elemental
referido al cumplimiento de funciones, o sea una consciencia puntual, sabe como dirigirse de un
punto a otro. Los minerales y el agua vibran en esta frecuencia, los minerales son el aspecto
cristalino de la misma, el agua el aspecto liquido de la misma. Se encuentra en los fluidos y las
corrientes electricas del cuerpo humano, activa el código génetico e impulsa energéticamente el
sistema celular. Si tomaramos como metafora al ser humano para describir las dimensiones,
podriamos decir que la primera dimensión la experimentamos en la etapa prefetal, donde somos
un conjunto de potencialidades con un programa de division celular y mantenimiento de funciones.
Todas las dimensiones funcionan a todas las escalas y las de esta octava son las mismas en todo el
universo.

La Segunda dimensión es la frecuencia donde existen la mayoría de los animales y las plantas. Es
tambien física e impulsa la identidad biológica. Es la vibración que mantiene la unión entre las
especies, lo que se ha llamado el inconciente colectivo de las especies, es decir es la forma como se
reconocen los animales de una misma especie para cumplir con sus funciones reproductoras. No
posee diferenciación individual, ni autoreconocimiento. En este nivel de conciencia no hay
referencia temporal espacial. La conciencia es lineal o bidimensional. A nivel geométrico se
corresponde con las formas planas como el círculo, el cuadrado etc. Es la responsable de la variedad
biológica y de todas las energías que se encargan de propiciarla como las fuerzas elementales de la
naturaleza. Podemos tomar como ejemplo las bandadas de pájaros que actúan cordinandamente
como un todo, o los cardúmenes de sardinas, ambos han sido objeto de estudio y se ha comprobado
que actúan como un cuerpo conciente donde cada uno de los miembros mantiene una distancia
matemática entre ellos y que solamente rompen la formación cuando son atacados. Siguiendo la
metáfora del ser humano, la segunda dimensión se podría compara con la etapa fetal, flotamos
siendo uno con el entorno, en un estado no egóico, sin referencia temporal/espacial.
La Tercera dimensión es donde existimos los seres humanos, también es física y el tipo de conciencia
de esta vibración es volumétrica o tridimensional, a nivel geométrico se perciben formas como el
cubo y la esfera y los sólidos platónicos. Hay una percepción lineal del tiempo y el espacio, con la
capacidad de recordar el pasado y proyectar el futuro estando en el presente. Se basa en la polaridad
y la ilusión de separación, en el desarrollo de la identidad individual y la perdida del sentido grupal.
Esta es la frecuencia donde nos hacemos conscientes de nosotros mismos, desarrollamos el ego y
creemos que estamos separados del todo. Es en esta dimensión donde nos percibimos más
separados del todo que en ninguna otra, por lo tanto es aquí donde al Ser Único se le presentan mas
retos de integración y crecimiento. En el ser humano comienza a partir del segundo año de vida,
cuando el niño empieza a diferenciarse del entorno como individuo, a expresar sus deseos, a formar
su ego. Es una etapa de aprendizaje muy importante, donde comienza la fragmentación. En tercera
dimensión experimentamos un proceso de división del Ser que produce lo que llamamos
personalidad. Es parte del trabajo de evolución el recoger y juntar todas las partes.

La Cuarta dimensión es la frecuencia donde regresamos a la conciencia de integración grupal, sin


pérdida de la individualidad. Esta frecuencia ha sido llamada zona arquetipal o inconsciente
colectivo, es el lugar donde residen los sentimientos, las emociones y los sueños. En esta dimensión
percibimos el tiempo en oleadas cíclicas o en forma de espiral. Existe en un campo cuántico donde
se presentan simultáneamente todas las alternativas y posibilidades. Es la frecuencia de la
sincronicidad, la empatía y la telepatía. Es la ultima dimensión donde experimentamos con el cuerpo
físico como vehículo de aprendizaje. En esta frecuencia percibimos la multidimensionalidad y nos
damos cuenta de nuestra responsabilidad, al hacemos consciente que cada una de nuestras
acciones afecta el todo.

En estos momentos nos encontramos despertando a la conciencia de cuarta dimensión y la sentimos


sobrepuesta sobre la tercera, por eso a nivel humano estamos pasando por la necesidad de
compartir con grupos, revisar nuestras relaciones, buscar sanación y crecimiento con terapias.
También es la causa del desmoronamiento de estructuras físicas, económicas y políticas por mucho
tiempo establecidas, que ya no se corresponden con esta nueva vibración. Y cada vez vamos a ver
más cambios a todos los niveles de aquello que no se corresponda con la nueva energía.

El cambio dimensional es a todas las escalas, no solo lo estamos experimentando los seres humanos
sino también la Madre Tierra y a una escala mayor toda la galaxia. El cambio dimensional no sucede
de un día para otro sino por capas paulatinas de conciencia. Una vez que estemos alertas en la cuarta
dimensión se abrirán suavemente las puertas a quinta y sexta. Aceptar la conciencia de cuarta
dimensión es lo que se ha llamado el salto cuántico y es el paso más difícil del cambio dimensional
ya que este implica un profundo cambio de creencias. La cuarta dimensión es el portal hacia la
conciencia Crística. La conciencia Crística es aquella conciencia colectiva que se reconoce a si misma
como Unidad.

La quinta dimensión es la frecuencia de la sabiduría y es totalmente pura energía. Es donde se


encuentran los Maestros Ascendidos y los espíritus guías. En quinta experimentamos el fundirnos
con el grupo de almas al cual pertenecemos vibracionalmente y al Ser superior o Multidimensional.
Es la dimensión donde recordamos quienes somos y despertando nuestra sabiduría interna. Es en
esta dimensión donde se experimenta la conciencia grupal que forma un solo Ser de mayores
dimensiones. Es una frecuencia energética, no física. El tiempo es un continuo, solo existe el ahora
eterno. Muchos de los seres que están en esa dimensión al contactarse con su sabiduría, escogen
ser los guías espirituales de los que estamos en la dimensión física, como parte de su servicio en el
proceso de evolución. Muchos de los seres canalizados hoy en día que se presentan como una
conciencia de grupo están en quinta dimensión, así mismo cuando hacemos contacto con nuestro
Yo Superior estamos viviendo una experiencia de quinta. Como es una dimensión de luz percibimos
holográficamente y en formas lumínicas de una gran intensidad, muchas veces geométricas.

La diferencia entre quinta y sexta así como entre sexta y séptima no es tan evidente como la de
cuarta y tercera, a partir de quinta las dimensiones se encuentran solapadas o fundidas y sus
fronteras son difusas, esto es debido a que estamos hablando de energía y no de materia.

La sexta dimensión es la frecuencia que se ha llamado Crística o Búdica, porque es allí donde se llega
el estado de remembranza total, donde se toma responsabilidad por el todo y se es el todo. Es un
estado de conciencia compasiva, la famosa iluminación. Es el regreso a casa, al Ser Único. En sexta
el proceso de evolución del Ser y el Todo se experimentan como Uno, es el lugar de la conciencia
ilimitada y unificada. Esta frecuencia se manifiesta como individual y colectiva simultáneamente. La
sexta dimensión es la creadora de las matrices morfogénicas que se manifiestan en otras
dimensiones como tercera, segunda y primera. Estas matrices son las formas geométricas y las redes
que llamamos geometría sagrada, son los patrones geométricos de luz creadores de vida y
responsables de su materialización.

La séptima dimensión es la frecuencia de la integración total, ya no quedan partes dispersas, la


conciencia se experimenta multidimensionalmente, es decir se tiene conocimiento de las partes que
alguna vez estuvieron desmembradas en el pasado con una nueva perspectiva de integración. Allí
se encuentran los seres que están y son puro amor. Es una dimensión energética donde no existe la
forma. Es la dimensión del reino angélico y las conciencias de luz pura.

¿Qué es la Energía?

Fuente: Un Manual para la Ascensión, por Serapis (Toth, Hermes Trismegisto)


Canalizado por: Tony Stubbs

Cada uno de ustedes posee un número de cuerpos. Ustedes están bien familiarizados con uno de
ellos, el cuerpo físico, pero mucho menos con el cuerpo emocional, con el mental y con el espiritual.
Todos estos cuerpos están compuestos de energía, pero esa energía no pertenece al espectro
electromagnético con el cual están familiarizados, como la luz, las ondas de radio y los rayos X. Hablo
de la energía que subyace, que se encuentra detrás, de esta energía que te es familiar; y detrás de
lo que llamas la materia. No puede ser detectada por los instrumentos de tus científicos porque esos
instrumentos también están hechos de materia y ningún instrumento puede detectar frecuencias
más elevadas que aquellas de las cuales está hecho.

La energía de frecuencia más elevada es la energía de la Fuente. Es la energía, a partir de la cual, se


deriva la energía de la tercera dimensión, como la luz, por ejemplo. Pero toda energía es un continuo
y, para fines de nuestra discusión, podemos pensar en ella bajo la forma de infinitas cantidades de
"unidades", cada una consciente, a su propia manera. Estas unidades de energía acuerdan participar
en esquemas de consciencia de un orden muy elevado, tales como yo mismo o como las células de
tu cuerpo. La energía forma lo que tú y yo somos; y su estado de alerta constituye, a su vez, la base
de la consciencia que tenemos acerca de nosotros mismos. Es de lo que estamos hechos. En retorno,
nuestro sentido de ser organiza las unidades de energía y provee de una estructura sicológica para
ellas, mediante la cual las unidades se pueden expresar a sí mismas.

El universo está organizado para permitir que unos estados de ser de energía, tales como yo mismo,
puedan desempeñar una función. Cualquier nombre que usemos hace referencia a la función que
estemos desempeñando cuando nos estamos comunicando con ustedes y ninguno de ellos implica
que haya identidad alguna dentro del ESPÍRITU. Cualquier nombre que usemos tiene apenas el único
propósito de ser conveniente para la comunicación con tu mente consciente. A pesar de que soy
consciente de ser energía pura del ESPÍRITU, no me considero a mí mismo como poseedor de
ninguna otra identidad distinta a la función que desempeño. Soy la energía que constituye el estado
de ser denominado la función de Serapis, en este momento; pero esta energía se está elevando y
cambiando constantemente.

Ustedes pueden imaginarse, para esta explicación, que la energía está dividida en octavas,
ocupando la Fuente la octava más elevada y el plano físico, la más baja. Yo, y otros niveles de tu ser,
existimos y desempeñamos nuestras funciones en estas octavas. Imagínatelas como si fueran las
varias bandas de tu radio de FM y como si cada ser, tal y como yo, fuera una estación en particular.
Cada banda capta un rango diferente de frecuencias; pero cada uno de nosotros operamos en todas
las bandas. Ocupamos la misma posición relativa, en el dial, en cada banda, elevando
progresivamente la frecuencia. O para usar la analogía del teclado de un piano, uno está hecho de
la misma nota relativa en cada octava del teclado, siete en este caso. Si tus notas individuales, dentro
de cada una de las siete octavas, fueran tocadas simultáneamente, el sonido resultante sería la
totalidad de tu ser: un sonido muy hermoso.

Recuerden que estas analogías ni siquiera se acercan a poderles transmitir la verdadera historia.
Hay muchas bandas y un número infinito de notas en cada una. También, en estos niveles, se la
pasan ustedes permanentemente mezclándose con otras energías para realizar ciertas funciones.

No sólo mi ser está compuesto de energía, sino que cualquier cosa que concibo se manifiesta través
de la ulterior organización de unidades de energía. Cuando voy a crear algo, desde un átomo hasta
una galaxia, primero proyecto un campo receptivo, análogo al espacio, y luego irradio unidades de
energía en su interior, organizadas de acuerdo con mi intención o con mis formas de pensamiento.

La única manera de crear algo es organizando este suministro ilimitado de unidades de energía, de
acuerdo con la intención. Así pues, el ser que conozco como yo mismo, más todo aquello que creo
o destruyo, está compuesto de energía. De nuevo, está energía no es ni el calor ni la luz que ustedes
conocen, sino una energía mucho más sutil, más parecida a la energía de uno de sus pensamientos.

Esto genera muchas preguntas interesantes acerca de las dimensiones de la energía, como la
naturaleza del espacio y del tiempo.

EL ESPACIO

Dije que proyectaba un campo receptivo, análogo al espacio, en cuyo interior yo irradiaba unidades
de energía de acuerdo con mi intención. Este es un orden de espacio mucho más elevado que el
espacio físico y, en términos de ustedes, no se necesitaría ningún espacio en absoluto. Pero él sería,
sin embargo, igualmente real para mí, hasta en el último detalle, tal y como las dimensiones de un
cuarto lo son para ti. Yo proyecto, o me imagino, este espacio, y es igual a como otros, como yo,
están proyectando el espacio tridimensional en el cual viven ustedes.

Ustedes pueden haber escuchado que el espacio físico no es más que una forma de pensamiento o
la construcción de una idea. Esto levantaría la pregunta de ¿quién es el que tiene este pensamiento?
Tranquilícense. Hay entidades inmensas "pensando", de manera muy diligente, el espacio
tridimensional de ustedes, manteniéndolo, con una claridad y un enfoque que no pueden ser
descritos. Para muchos de ustedes, otros niveles de ustedes mismos, son parte de esto.

El espacio que concebimos es susceptible, o conducente, para la energía, al igual que una carretera
es más "conducente" a los vehículos que el terreno subyacente; o que un alambre conduce mejor
la electricidad que el aire que nos rodea. El espacio, por lo tanto, es un campo creado para conducir
la energía. En los planos más elevados, creamos nuestro propio espacio; en el plano físico, otros
niveles del propio ser de ustedes crean el espacio físico en el cual ustedes viven. Y es a la vez un
campo unificador y uno separador: unificador, en el sentido de que permite que lo que irradiemos
adentro de él pueda interactuar; y separador, en el sentido de que está organizado para que las
radiaciones no se sobrepongan. Imagínense yuxtaponer unos objetos, por ejemplo, dos apoyos para
libros, de biblioteca. No se mezclan el uno con el otro debido a que el tipo de energía que
proyectamos mantiene sus campos separados.

Física Cuántica: El Reino de la Creación

por Cuauhtli Arau

La ciencia moderna es la nueva religión del mundo. En la mente madura del hombre la evidencia
nos conduce al camino de la verdad. La ciencia no inventa las cosas, simplemente las descubre y
describe, de esta manera la ciencia no inventó la fotosíntesis por ejemplo, simplemente la descubrió
y la describió. Ciencia y religión convergen porque ambas son descripciones de la realidad, esta
realidad a la que podemos llamar universo o Dios indiscriminadamente sin cometer fallo alguno.

Hasta hace alrededor de un siglo, la ciencia tenía su terreno donde todo le era claro. A través de la
química, la biología y la física un científico puede predecir prácticamente cualquier suceso y
describirlo sin rango de error, pero este estudio se limita siempre al mundo material. La religión
entonces tomaba todo lo que quedaba fuera: Espiritualidad, sentido de la vida, supervivencia del
alma a la muerte, etc. En 1900 el físico Max Planck cambió este modelo para siempre. Tratando de
resolver un problema de radiación, expuso una teoría que decía que la energía al igual que la materia
está formada por pequeñas unidades llamadas “quantos” en vez de ser un continuo energético
como de había pensado con anterioridad.

El estudio de la física cuántica cambia todo nuestro entendimiento sobre los fundamentos básicos
del universo conocido. Con ella, la ciencia ingresó sin proponérselo a este campo que
tradicionalmente había sido terreno religioso llamado “mundo espiritual”.

En primer lugar la física cuántica ha demostrado en sus intentos por comprender las leyes que rigen
el mundo de las partículas subatómicas que el observador de la materia, es decir la conciencia, altera
el mundo subatómico cuando éste es observado. Esto nos ha llevado a muchísimas conclusiones
científicas, morales y espirituales. En otras palabras, la física cuántica ha demostrado que somos co-
creadores del universo junto con Dios, que si vemos un árbol en vez de un cúmulo de moléculas en
acción es porque la conciencia humana concede a la realidad estas características particulares.

Y ahora sí, cuando recordamos ese antiguo Coan Zen que nos pregunta “Si un árbol cae en el bosque
y no hay nadie presente, ¿éste hace ruido?” desde el punto de vista de la física newtoniana la
respuesta era “sí, por supuesto que hace ruido, porque el sonido son ondas que se generan como
resultado del choque de la materia con la materia”, pero desde el punto de vista quántico la
respuesta es otra. El árbol no hace ruido a menos que una conciencia lo configure de esta manera,
en ausencia de una conciencia las partículas que componen el árbol así como las partículas con las
que choca simplemente reaccionan de maneras impredecibles y no generan sonidos porque las
partículas subatómicas no son ni partículas ni ondas. Son ambas cosas al mismo tiempo.

A la luz de estos descubrimientos ciertas cosas que tradicionalmente han sido clasificadas como
espirituales toman un sentido más bien científico. La plegaria, la afirmación metafísica, la
meditación y la visualización creativa son funciones elevadas de la conciencia humana, y estas
funciones interactúan con la realidad de manera específica en el mundo quántico que es la matriz
del mundo material, ya que es aquí donde la energía se convierte en materia.

El segundo aspecto que podemos conectar con lo espiritual es la descripción de estas partículas
subatómicas que son los ladrillos de los que está formada la realidad. Estos ladrillos están formados
en su 99,999 por ciento de vacío y solamente en un 0.001 por ciento de algo que ni siquiera es sólido,
pero al menos tiene propiedades medibles. La realidad materialista que percibimos cambia
radicalmente entonces. El universo conocido está principalmente formado por infinitos cúmulos de
nada, de vacíos lo cual ya había sido descrito por las tradiciones antiguas de pensamiento, incluso
por la masonería que inicia sus rituales diarios con una orden “Silencio Hermanos Míos”, dándonos
a entender que lo primero que existe es el silencio, el vació, la luz obscura del judaísmo, o el AUM
budista que se dice fue lo que antecedió a toda creación.

Este trabajo no puede ser tan extenso como para hablar de todos los descubrimientos de la física
cuántica ni de sus implicaciones científicas, morales y espirituales, pero sí puedo decir que el
descubrimiento de este nivel de la realidad es el descubrimiento del nivel de la generación divina y
nuestra. Este es el mundo del alma y aunque las escuelas esotéricas promulgan la creencia en la
generación y la inmortalidad del alma, la física cuántica nos lo demuestra y en eso radica su virtud.
Termino este trabajo con un breve listado de características de los tres mundos que componen
nuestro universo y de los cuales dos ya han sido descubiertos y descritos por la ciencia, estos datos
provienen del libro de “Conocer a Dios” del Dr. Deepak Chopra.

Características del mundo material o Universo visible:


• Los acontecimientos están definidos
• Los objetos tienen límites fijos
• La materia domina sobre la energía
• Es tridimensional
• Perceptible por los cinco sentidos
• El tiempo fluye en línea recta
• Cambiable
• Sujeto a decadencia
• Los organismos nacen y mueren
• Es predecible
• Causas y efecto son fijos

Características del Universo quántico:


• Se manifiesta la creación
• Existe la energía
• Empieza el tiempo
• El espacio se expande desde su origen
• Los hechos son inciertos
• Ondas y partículas se alternan unas con otras
• Sólo pueden medirse probabilidades
• Causa y efecto son fluidas, no se distinguen
• Nacimiento y muerte suceden a la velocidad de la luz
• La información esta inmersa en energía

Universo espiritual:
• Sin energía
• Sin tiempo
• Ilimitado, cada punto del espacio es cada uno de los otros puntos
• El todo existe en cada punto
• Silencio infinito
• Dinamismo infinito
• Correlación infinita
• Poder infinito de organización
• Potencial creativo infinito
• Eterno Inconmensurable Inmortal, mas allá de la vida o la muerte
• No causal

Cuántica, Mística y Campos Mentales

por Miguel Paz Bonells

"Las partículas materiales aisladas son abstracciones, ya que sus propiedades sólo son definibles y
observables mediante su interacción con otros sistemas".
Niels Bohr (1934)

"[Para el budista] el mundo externo y su mundo interior son sólo dos lados de la misma tela, en la
cual los hilos de todas las fuerzas y de todos los acontecimientos, de todas las formas de consciencia
y de sus objetos, están entretejidos en una red inseparable de relaciones interminables y
recíprocamente condicionadas".

"Estas palabras de Govinda destacan otra característica que tiene fundamental importancia tanto
en la física moderna como en el misticismo oriental: la universal conexión recíproca de la
naturaleza incluye siempre y de manera esencial al observador humano y a su consciencia. En la
teoría cuántica los «objetos» observados sólo se pueden entender en función de la interacción
entre los procesos de preparación y medición, y el término de esta cadena de procesos se
encuentra siempre en la consciencia del observador humano. La característica más importante de
la teoría cuántica es que el observador humano no sólo es necesario para observar las
propiedades de un objeto, sino que es necesario incluso para definir tales propiedades".
Fritjof Capra

∗∗∗∗∗
Mucho antes de que se desarrollara, en los albores del Siglo XX, la Teoría de los Cuanta, ya los
místicos sabían que eso que denominamos "la realidad", no sólo está muy lejos de ser como la
percibimos con nuestros sentidos ordinarios, sino que su determinación implica lo que podríamos
denominar un proceso de cocreación…

Cuando decimos los místicos, queremos significar una categoría de seres humanos que han
aprendido a experienciar el espacio interno, buscando eso que es Dios a su manera, buceando en
su propia interioridad; eso que es Dios representa la Conciencia del Universo, Conciencia que
evoluciona en nosotros y en toda la vida… por cierto las partículas subatómicas y los átomos son
parte fundamental para que esa vida y la conciencia evolutiva subyacente que esa vida manifiesta
cuando logra medios apropiados para expresarse, como el cerebro humano, puedan existir y
desarrollarse en este mundo… y como parte de esa vida, los átomos, agrupados, potencian, a su vez,
la Conciencia del Universo en la interioridad del alma humana, permitiéndole experimentar Algo
que los místicos denominan la Unidad, la Totalidad.

Los dogmáticos que utilizaron la noción de Dios para dominar, nos separaron de esa gran realidad
que es la Conciencia subyacente en la vida; por lo menos bloquearon esa posibilidad, vendiéndonos
en su lugar un universo "creado de la nada" y un Dios distinto al Ser más profundo del hombre,
separado de nosotros; también los científicos del establecimiento lo han hecho, a su vez, en el
sentido contrario… el resultado está a la vista: que el ser humano común y corriente se debate en
una especie de aislamiento, que lo ha hecho centrarse en la mente y el pensamiento, lo cual agrava
aún más su falsa percepción de separatidad a través del proceso existencial… y como a más
separatidad, más conflicto, más egoísmo, el conjunto social se halla gravemente perturbado, no sólo
en lo que respecta a lo humano, sino también en lo que atañe al entorno ecológico; la mente no
puede comprender la Totalidad; el pensamiento, como tal, no puede vivenciar la Unidad; el
verdadero místico lo logra, por lo tanto, en el más profundo silencio de la mente, o desde la no-
mente, como lo afirma Osho.

Ciertos experimentos propuestos por los físicos que estudian el micromundo a la luz de la teoría de
los cuanta, tienden a demostrar que la conciencia humana participa, de alguna manera, en la
determinación de eso que denominamos "la realidad".

Jane Roberts, la dama estadounidense que canalizó a una Entidad que se autopresentó como Seth,
publicó un libro denominado "Habla Seth" (Editorial Luciérnaga, Barcelona, 1998), en el cual la
Entidad afirma que la realidad física es multidimensional y que existen coincidencias entre las
dimensiones superiores y la nuestra, que contienen ciertos puntos comunes que denomina "puntos
de doble realidad". Por nuestra parte nosotros ya manejábamos esos puntos como elementos
dentro de una hipótesis que denominamos "La Paranormalidad en Diagramas de Venn" (consultarla
en esta misma Página), pero habíamos visualizado dichos puntos como existiendo dentro de una
especie de intersección… Seth discrimina entre "Puntos de Coordenadas Principales,
matemáticamente puros" y "Puntos Subordinados", todos portadores de un gran potencial
energético… pero su referencia a ciertos "Puntos de Coordenadas absolutas que interceptan todas
las realidades", nos ha parecido de lo más interesante, no sólo porque amplía lo que habíamos
imaginado, de una manera muy elemental, dentro de un intento de "explicar" al menos ciertos
fenómenos paranormales, utilizando la figura de una perturbación entre diferentes "niveles de
realidad", sino porque refiere nuestro mundo de tres dimensiones geométricas como una
cocreación, lo cual implica aspectos de la relación entre el pensamiento/la conciencia y la realidad,
vista como una macro ordenación del conjunto de las partículas que integran el micromundo de la
Física Cuántica.

Dentro de nuestra hipótesis eso que es la realidad en cuanto "un mundo", aceptando la proposición
que Wheeler denominó "Universo Participatorio", sería el producto o podría representarse
mediante la intersección de tres conjuntos cuyos elementos funcionan perfectamente integrados
en lo que podríamos llamar el proceso de cocreación: EL CONSCIENTE, EL INCONSCIENTE Y LO REAL,
conteniendo LO REAL un Universo de partículas, o de concentraciones de energía que se perciben
como partículas, mientras los dos conjuntos restantes constituirían factores de energía
determinante.

Es bueno señalar, de paso, que la existencia real de esas partículas determinadas por la ciencia ya
ha sido implícitamente cuestionada, entre otras, por la teoría de Supercuerdas, pero nos queremos
referir, por ahora, a la posible relación o interacción entre la conciencia humana y ese mundo de lo
infinitamente pequeño, objeto de la Teoría de los Cuanta, desde el punto de vista de un posible
proceso de cocreación de la "realidad" por parte del hombre, en el cual la mente y la conciencia
jugarían un importante papel protagónico.

Nos parece interesante – de paso – que para Seth, el factor emocional representa un componente
altamente determinante, junto con la mente y la Conciencia, dentro de este proceso de cocreación.
Después de referirse a los mencionados puntos, Seth inicia un ejercicio de imaginación, en el cual
compara la creación del lenguaje con la creación de "realidad" física, afirmando que, así como la
información que las palabras trasmiten no son atributo de las letras, los objetos físicos son también
símbolos que representan una realidad cuyo significado trasmiten los objetos. Dicho de otra
manera, "la verdadera información no está en los objetos, al igual que el pensamiento tampoco está
en las letras ni en las palabras: así como estas últimas son un medio de expresión, los objetos físicos
también lo son, pero en un medio diferente"… Seth insiste en ello apelando al hecho contundente
de nuestro desconocimiento en relación a cómo operan los mecanismos de la percepción y del
lenguaje, ya que ignoramos a nivel consciente cómo pensamos y de qué manera las ideas se
convierten en palabras. "Si los mecanismos del habla normal os son tampoco conocidos a nivel
consciente – agrega – no resulta sorprendente que seáis igualmente inconscientes de otras tareas
mucho más complicadas que también realizáis, tales como la constante creación de vuestro entorno
físico como método de comunicación y expresión: sólo desde ese punto de vista se puede entender
la verdadera naturaleza de la materia física".

Revisemos ahora la misma idea pero en los labios de un físico de altas energías, M. Y. Han,
catedrático de la Universidad de Duke, donde demostró que sus enseñanzas pueden ser un puente
sobre el gap que existe entre las complicadas teorías de las partículas fundamentales y los conceptos
de la Física.
En "La Vida Secreta de los Cuantos" (McGraw Hill de España, 1992), Han, hablando de los átomos
en cuanto componentes básicos del universo, juega también con la reveladora analogía entre el
lenguaje y la materia.

Los átomos se combinan para formar moléculas – explica –, algunas de las cuales contienen
solamente unos pocos átomos, como las de oxígeno, agua o nitrógeno, mientras que otras, como
las llamadas polímeros, corresponden a tiras de unos cien átomos cada una… otras, por su parte,
contienen decenas de miles de átomos, como ocurre en los genes DNA: en algún momento durante
la formación de los dos ramales enrollados en forma de doble hélice, a partir de unos compuestos
inanimados de nitrógeno llamados bases, surge la vida dentro de un conglomerado de moléculas.
Otras moléculas forman cristales, líquidos y sólidos, los cuales, a su vez, forman rocas, océanos y la
tierra.

Y a continuación afirma: los átomos son para el universo lo que las letras de un alfabeto son para
un idioma, digamos el inglés. Las letras se combinan para formar palabras, que equivaldrían a las
"moléculas" de la lengua inglesa. Algunas palabras contienen sólo algunas letras, por ejemplo "it"
que en la analogía vendría a ser como una molécula de dos átomos, mientras que otras palabras
contienen hasta 27 letras… las palabras forman sentencias, párrafos y capítulos, los cuales, a su vez,
forman libros, bibliotecas, etc. Ni siquiera un libro sobre alta tecnología puede escapar a este
proceso de formación!

Pero Seth va un poco más allá en la analogía, cuando afirma que la información que contiene todo
libro es invisible. "En cuanto libro es sólo tinta y papel, pero es un portador de información, aunque,
básicamente hablando, cada uno de vosotros crea el libro que tiene en sus manos, así como la
totalidad de vuestro entorno físico brota tan naturalmente de vuestra mente interna, como brotan
las palabras de vuestros labios: el hombre forma los objetos físicos tan inconsciente y
automáticamente como produce su respiración".

El Dr. John Gribbin, de Cambridge, ex redactor de la revista Nature, cierra el círculo que se inicia en
el cristal para resultar en la molécula viviente, cuando afirma que La teoría cuántica no está
restringida al mundo de la física, ni siquiera al mundo de las ciencias naturales, pues toda la química
se entiende hoy en términos de las leyes fundamentales cuánticas, y la química es la ciencia de las
moléculas más que de los átomos individuales, por lo que incluye a las moléculas más importantes
para la vida humana: las moléculas vivientes…

∗∗∗∗
Finalmente vamos a transcribir un interesantísimo experimento adelantado por el Departamento
de "Ingeniería de Anomalías" de la Universidad de Princeton, que tiende a demostrar la posible
existencia de una especie de "Campo" correlacionable con la mente colectiva, que ellos han dado
en denominar "campo de Conciencia Global".

Científicos de esta Universidad, después de comprobar todos sus datos para descartar errores de
interpretación, se han atrevido a declarar públicamente que podría existir algo parecido a una
conciencia planetaria incipiente (cabría mejor el término mente global). Sus investigaciones parecen
demostrar que determinados sucesos capaces de producir reacciones emocionales intensas en un
gran número de personas, desencadenan un fenómeno con características de coherencia y
resonancia psíquicas que tiene efectos objetivos, detectables y mensurables.
Quisiéramos añadir, para extender en algo las hipótesis que se manejan, asociando estas
características con el golpe de estado mediático del 11 de Abril de 2002 en Venezuela, ya que el
mismo tal vez fue posible debido a que los dueños de prácticamente la totalidad de los medios de
comunicación, tanto los de prensa como los de la televisión, pero fundamentalmente los de la
televisión, se encartelaron y, utilizando técnicas de guerra psicológica intensa, arengaron y
virtualmente hipnotizaron la masa humana que ellos mismos lanzaron sobre el Palacio Presidencial,
con los resultados conocidos. La intervención, evidentemente estudiada, de los locutores – tanto de
los políticos como los profesionales – que actuaron sincronizada y simultáneamente, aumentaron
la violencia de su arenga hasta lograr que ese material disponible, representado por la masa humana
en la calle, alcanzara su destino. Pero intentemos aplicar los términos Coherencia y Resonancia a la
"conciencia humana", como tal vez dirían, insistiendo en el nombre, los estudiosos de Princeton:

Coherencia: Tenemos que tomar prestada de la física la definición del término, para extrapolarlo, a
través de un enfoque del psiquismo como onda. Digamos que dos ondas son coherentes cuando sus
máximos y mínimos coinciden en el tiempo… lo más importante de este hecho se traduce en que
las coincidencias resultan en una sumatoria de intensidades. Como la ciencia desconoce
actualmente la verdadera naturaleza de los campos de energía relacionables con el psiquismo, es
prudente no especular como si se tratara de campos electromagnéticos, por ejemplo.

Resonancia: De hecho es pedagógicamente más fácil explicar la resonancia en términos propios del
psiquismo, porque la resonancia es un efecto comprobado, no sólo en la electrónica y la mecánica
sino –indirectamente– en la psicología misma, al menos en lo que respecta a ciertas respuestas de
la mente, como en los casos de la llamada "afinidad" entre personas. Desde el punto de vista físico,
se trata de la respuesta en forma de vibraciones de gran amplitud de un objeto o sistema cuando se
le aplican impulsos cuya longitud de onda se acerca a su frecuencia natural pero, volviendo a la
mente, es importante tener en cuenta que su frecuencia "natural" (determinada por su estado
psicológico) puede ser inducida a través de imágenes y discursos cuidadosamente estudiados y
repetidos: una vez que la "idea" ha sido inducida y "aceptada", la mente comenzará a responder de
una manera automática.

La Universidad de Princeton viene adelantando, desde los años noventa, un proyecto de


investigación que ha denominado "Proyecto de Conciencia Global" o GCP en Inglés, que parte de la
hipótesis de que los límites de la mente humana no han sido aún definidos por la ciencia, sugiriendo
la posibilidad de que exista una especie de campo de energía que permitiría la disposición de
"mutuos enlaces comunicacionales directos" y que "la intencionalidad humana podría tener efectos
en el mundo sin considerar ninguna barrera de separación física". Esto implica, según lo declaran
los investigadores, la evidencia de que existen correlaciones que la ciencia no está en capacidad de
explicar. "La conciencia -sostienen- puede, a veces, aparentemente generar algo que, por lo menos
metafóricamente, se parece a un campo no local de información significativa".

En nuestra opinión no se debería hablar de conciencia sino de mente, ya que según la generalidad
de los textos que tratan la materia, la conciencia se relaciona con el estado de vigilia (el "consciente"
de los psicólogos) que nos permite percibir el entorno y la propia subjetividad, una facultad
inherente al desarrollo del conocimiento, que faculta al sujeto para percibir la realidad en
profundidad, situándolo en perspectivas de reflexión y valoración moral, etc.
El verdadero perceptor, cualidad íntima del espíritu humano para reconocerse en sus atributos
esenciales, mientras que la mente, sede del pensamiento que existe gracias al código del lenguaje,
puede explicarse como una herramienta de enfoque y procesamiento en el campo de la
percepción/representación y demás funciones del psiquismo. Es decir, que la conciencia sería
menos asociable a procesos acríticos de mecanización que la mente, dentro de un tratamiento, por
supuesto más profundo.

"El Proyecto de Conciencia Global de la Universidad de Princeton, (GCP) parte de esta posibilidad
hacia especulaciones en el sentido de que tales campos, generados por la conciencia individual,
interactuarían y se combinarían, mostrando, en último término, una presencia global. Puesto que
vivimos ocupados (concentrados) en nuestras existencias, queda poco espacio para generar
estructura en dicho campo, de manera que se vuelve aleatorio e indetectable. PERO,
OCASIONALMENTE, SE DAN EVENTOS A ESCALA GLOBAL (espontáneos o inducidos) QUE NOS
HACEN CONVERGER EN UN FOCO COMÚN Y EN UNA COHERENCIA INUSUAL DE PENSAMIENTOS Y
SENTIMIENTOS.

"Para estudiar el efecto de una posible conciencia global, los investigadores de Princeton han creado
una red expandida por todo el mundo de aparatos que censan o responden a la coherencia y a la
resonancia en el dominio mental, llamados GNA (Generadores Numéricos Aleatorios), los cuales
consisten, básicamente, en un contador binario que se detiene al azar en cualquier fase del conteo,
informando, vía Internet. Una corriente continua de datos es recibida, vía Internet, archivada y
correlacionada con eventos capaces de evocar globalmente dicha "conciencia": sucesos como
desastres, concentraciones ante llamados pacíficos o violentos, bombardeos, actos terroristas,
meditaciones mundiales, la caída de las torres el 11S"… insistimos en que no es apropiado
denominar conciencia tal estado psíquico deliberada o inconscientemente inducido, sino que es
preferible denominarlo mente global.

"El proyecto GCP comenzó a registrar información (datos) en agosto de 1998. Hoy abarca más de 50
sitios (estaciones) alrededor del mundo, cada uno de ellos enviando información segundo a
segundo. Aquí describimos todos los aspectos y liberamos el acceso a ellos", afirman en Princeton.

Si este experimento demuestra que el "Campo de Conciencia Global" descubierto, o como quiera
que se denomine, en cuanto campo tiende a abolir la indeterminación, por lo menos en la
funcionalidad del detector o, si se quiere, la probabilidad que rige la secuencia de las detenciones
(ver nota 1 al final), que "es una de las características fundamentales de la realidad atómica que rige
todos los procesos, incluyendo la existencia de la materia" según Capra, entonces estamos en
presencia de una relación causa-efecto entre dicho campo y – por lo menos – las cargas/partículas
eléctricas que hacen funcionar básicamente al contador… Capra, más adelante, cita a Henry Stapp
(1971) sosteniendo que "estas tendencias o probabilidades no son probabilidades de «cosas», sino
más bien probabilidades de interconexiones".

Antes de que se instrumentara la Red Mundial o INTERNET, era prácticamente imposible


comprender estas palabras de McLuhan: "…o la humanidad controla los medios de difusión masiva
o ellos terminarán destruyéndola"… no lo dijo exactamente así, aunque así lo interpretamos en lo
mejor de nuestro conocimiento, pero ¿cómo podrían los medios destruir una sociedad? Para
entenderlo habría que investigar exhaustivamente lo que hemos denominado "El Caso Venezuela".
Existen, por supuesto, otros casos de manipulación mediática en la historia del Siglo XX, no sólo
vinculables a la televisión sino también al cine, muy bien utilizado, este último, por la industria
cinematográfica norteamericana como productora/mantenedora de ideología, y a la prensa escrita
y hablada, en los cuales la llamada "satanización" es la clave fundamental.

El trabajo que citamos a contnuación in extenso, clarifica, en alguna medida, en qué consiste el
Generador de Números Aleatorios. Todos los subrayados son del transcriptor.

INDICIOS DE UNA POSIBLE RELACION ENTRE EL MUNDO FISICO Y LA CONSCIENCIA

Las reacciones aleatorias se alteran cuando ocurre algo importante para la sociedad.

El artículo que sigue, titulado "Indicios de una posible relación entre el mundo físico y la
conciencia", fue tomado del sitiohttp://www.tendencias21.net/Indicios-de-una-posible-relacion-
entre-el-mundo-fisico-y-la-conciencia_a548.html y fue escrito por Eduardo Martínez.

Un experimento iniciado en 1970 y presente en 65 países devela una sorprendente relación entre
los acontecimientos importantes para la sociedad humana y las reacciones físicas ¹ aleatorias. No
sólo se desvían de sus valores habituales cuando ocurre algo significativo en la sociedad, sino que la
alteración puede producirse incluso antes de que el acontecimiento relevante tenga lugar. Ocurrió
horas antes del 11 de septiembre y en vísperas del tsunami asiático. La investigación, aunque ya
tiene 35 años, está todavía en sus primeros pasos y no puede considerarse concluyente, si bien
sugiere que una relación todavía desconocida para la ciencia existe entre el mundo físico y el mundo
de la conciencia.

Por Eduardo Martínez.

Una red mundial de sensores - generadores de números aleatorios muestra anomalías de


funcionamiento cuando se producen acontecimientos que afectan a millones de personas, según un
experimento iniciado en 1998 y que hoy tiene presencia en países de todos los continentes.

La red se llama The Global Consciousness Project (GCP) y representa el primer esfuerzo internacional
para explorar si la atención social que comparten millones de personas cuando ocurren
determinados acontecimientos relevantes, puede ser medida y validada científicamente.

La red GCP lleva operando desde hace 35 años y tiene presencia en 65 países, desde Alaska a las
islas Fidji. Funciona en todos los continentes del globo y en todas las franjas horarias. En ella trabajan
75 investigadores, analistas e ingenieros.

Aunque está alojada oficialmente en la Universidad de Princeton y muchos de los investigadores


participantes forman parte del estrato académico, la red GCP no está financiada por subvenciones
universitarias, sino por una serie de patrocinadores. Entre ellos se destacan The Princeton
Engineering Anomalies Research y The Linux Documentation Project.

The Princeton Engineering Anomalies Research (PEAR) fue creado en 1979 por el decano de la
Escuela de Ingeniería y Ciencia Aplicada de la Universidad de Princeton, Robert G. Jahn, con la
finalidad de estudiar científicamente la interacción entre la conciencia humana y los instrumentos
mecánicos y físicos. Entre los artículos explicativos de esta experiencia destaca el publicado por la
revista Foundations of Physics Letters. El texto íntegro ha sido difundido por GCP.

Conciencia y realidad

Robert G. Jahn ha dedicado un equipo de ingenieros, físicos, sicólogos y humanistas a desarrollar


una serie de experimentos y elaborar modelos teóricos que contribuyan a explicar el papel que
juega la conciencia en el establecimiento de la realidad física. La búsqueda de una posible relación
entre la conciencia y la realidad material es una vieja tarea de la física teórica que fue perfectamente
explicada en 1984 por John Wheeler y Wojcieck Zurek, cuando escribieron en su obra Quantum
Theory and Measurement que son necesarios los observadores para dar existencia al mundo (lo que
Wheeler denominó "Universo Participatorio" y que algunos místicos modernos lo asocian con un
proceso de "cocreación de realidad" cuya vigencia normalmente se nos escaparía al común de los
mortales – nota del transcriptor). Al buscar la posible relación entre la conciencia humana y
determinados acontecimientos, el GCP forma parte de esa línea de investigaciones.

El Proyecto GCP funciona mediante una red de generadores numéricos aleatorios (GNA, REN en
inglés). Una vez por segundo, cada GNA experimenta con 200 bits, es decir, con 200 ceros y/o unos,
para determinar cuál de los dos dígitos prevalece. Es como tirar 200 veces una moneda al aire para
determinar cuántas veces cae cara y cuántas cruz. Este es el GNA.

El GNA utiliza la tecnología informática para generar dos números –el 1 y el 0– continuamente, en
una secuencia totalmente aleatoria, emulando así el ejemplo de la moneda arrojada al aire, con dos
posibles resultados: cara o cruz. Las secuencias resultantes se reflejan en gráficos. Las desviaciones
en estas emisiones o en sus resultados provocan la aparición de curvas en los gráficos. ²

Leyes clásicas de cambio y de los Grandes Números

Estas secuencias se rigen por las leyes clásicas de cambio, así como por la ley de los grandes
números. Las leyes clásicas de cambio, como las leyes de Newton sobre la conservación de los
momentos lineales, dictan que los generadores emiten igual cantidad de unos y de ceros en cada
experimento (dada una probabilidad del 50%).

La Ley de los Grandes Números, considerada el primer teorema fundamental de la teoría de la


probabilidad, establece a su vez que la frecuencia relativa de los resultados de un cierto
experimento aleatorio, tienden a estabilizarse en cierto número, que es precisamente la
probabilidad, cuando el experimento se realiza muchas veces.

Según ambas leyes, por tanto, cada segundo del experimento GCP se emite la misma cantidad de
unos y ceros en 65 países diferentes del mundo, al mismo tiempo que las probabilidades de que
predominen unos o ceros tiende a estabilizarse en el tiempo en todos los experimentos,
representando así la probabilidad.

Un programa presente en cada ordenador de la red registra las secuencias aleatorias resultantes de
cada generación de unos y ceros, memoriza esas resultantes y envía los datos, cada cinco minutos,
al servidor central de Princeton, donde son comparados informáticamente con los datos obtenidos
por el mismo procedimiento por el resto de la red.

Impacto social y aleatoriedad


Lo que ha sorprendido a los científicos es que cada vez que ocurre algo que tiene un gran impacto
social, las secuencias de estos generadores numéricos aleatorios se alejan de los valores habituales,
mostrando desviaciones extraordinarias. Han constatado que un fenómeno social impactante
influye en el comportamiento del generador, tal como sugiere la metáfora del gato de
Schrödinger. Por ejemplo, si después de varios años de arrojar monedas al aire se establece que en
un 35% cae cara y un 65% cae cruz, esos valores cambian radicalmente cuando ocurre algo
importante que capta la atención de mucha gente en el mundo, desviándose de los valores
ordinarios.

Estos cambios en los comportamientos aleatorios se han detectado en una serie de episodios, como
el bombardeo de una embajada, el ataque "terrorista" del 11 de septiembre, una catástrofe aérea
o una toma de rehenes. Incluso en el reciente tsunami asiático. Los generadores funcionan
constantemente, generando millones de números y gráficos segundo a segundo, día a día, extraídos
del ruido cuántico. La mayoría del tiempo, el gráfico que refleja los resultados de este juego
aleatorio se mantiene más o menos en una línea plana, que refleja la probabilidad.

Cambio sorprendente

Sin embargo, el 6 de septiembre de 1997, cambió: el gráfico subió hacia arriba, registrando un
cambio repentino. Los científicos lo achacaron a la atención centrada de millones de personas en el
entierro de Diana de Gales en la abadía de Westminster.

En otros momentos del experimento, importantes acontecimientos sucedidos en el mundo hicieron


variar las fluctuaciones aleatorias derivadas de las máquinas GNA: el bombardeo de la OTAN sobre
Yugoslavia, la tragedia submarina de Kursk, las vísperas de año nuevo…

Predicciones de catástrofes

Sin embargo, lo más sorprendente estaba aún por llegar. El 11 de septiembre de 2001, cuatro horas
antes de que las torres gemelas sufrieran el ataque "terrorista" de dos aviones suicidas, los gráficos
comenzaron a trastocarse, como si la conciencia humana previera que algo terrible, impactante e
importante para la comunidad global estuviese a punto de suceder.

Las desviaciones registradas el 11S en las pulsiones aleatorias no pueden atribuirse a alteraciones
electromagnéticas ni a excesivo uso de los móviles, tal como explican los protagonistas de esta
experiencia en el Journal of Scientific Exploration.

Para los científicos, aquellas cuatro horas fueron extrañas: no sabían lo que estaba pasando para
que los números variaran, y se quedaron atónitos cuando descubrieron que quizá lo que había
afectado a los gráficos era un hecho que, para cuando éstos habían comenzado a cambiar, aún no
había ocurrido.

En aquel momento, las transformaciones en el orden numérico parecieron un fruto del mero azar.
Sin embargo, en diciembre de 2004, las máquinas parecieron volverse locas de nuevo. Veinticuatro
horas antes de que sucediera el inmenso terremoto del Océano Índico que tanto afectara al Asia sur
oriental, devastando la costa y matando a 250.000 personas, los gráficos se trastocaron de nuevo.
Algunos científicos insisten en que todo puede ser casualidad, a pesar de que el equipo de Princeton
señala que es muy difícil cambiar el orden aleatorio de los números que se están generando
precisamente al azar, sin que haya una causa de peso para ello.

Relación desconocida

El doctor Nelson, miembro del equipo de Princeton, en declaraciones a RedNova, señala - sin
embargo - que la importancia de los resultados registrados en los gráficos radicaría en que, a pesar
de que todos funcionemos como individuos, pareciera que hay algo superior, un elemento común
en nuestras conciencias, un elemento global, si bien cuando se habla de conciencia global se trata
únicamente de una metáfora.

La investigación, aunque ya tiene 35 años, está todavía en sus primeros pasos y no puede
considerarse concluyente, si bien sugiere que una relación todavía desconocida para la ciencia
existe entre el mundo físico y el mundo de la conciencia.

Domingo 20 Febrero 2005


Eduardo Martínez

Notas

1.- ¿Por qué "reacciones físicas? ¿Acaso una reacción física podría hacer que un contador binario
diseñado para que se detenga aleatoriamente, lo haga de una manera determinada sólo porque la
gente se emociona? Pongamos el ejemplo de un dado que es lanzado sucesivamente, mostrando en
cada tiro caras distintas al azar… ¿podrían ir cayendo series iguales de números alternadamente
hasta repetir, de manera indefinida, sólo un número determinado, sólo porque ocurrió un tsunami,
por decir algo, y se generalizó un estado de pánico? El experimento insinúa que las series se irían
volviendo cada vez menos aleatorias en función directa del grado de emoción colectiva, sea esta
positiva o negativa: ¿De qué manera influye la alteración de la normalidad emocional con el azar?...
A decir verdad sólo podemos asociar esta relación de dependencia con la teoría del Campo Neuronal
de Grinberg o teoría de la Sintergia, la cual plantea que las neuronas pueden generar un campo de
fuerza en capacidad de alterar la realidad, en este caso las cargas del contador binario.

2.- No deja de llamar la atención el hecho de que el campo mental bajo estudio comienza a
detectarse justamente cuando la energía del inconsciente, actuando extracerebralmente, altera, de
alguna manera, como resultado de la coherencia creciente, "algo" que antes de dispararse el
fenómeno, se comportaba aleatoriamente, es decir, que jugaba al azar, para después comportarse
determinísticamente.

El Universo Holográfico - ¿Existe la Realidad Objetiva?

Por: Brian Steensma

En 1982 tuvo lugar un acontecimiento notable. En la Universidad de Paris, un equipo de


investigación dirigido por el físico Alain Aspect realizó el que podría ser uno de los experimentos
más importantes del siglo XX. Ustedes no oyeron hablar de ello en las noticias de la noche. De hecho,
a menos que tengan la costumbre de leer prensa científica probablemente no habrán oído
mencionar a Aspect, pese a que muchos creen que su descubrimiento podría cambiar la faz de la
ciencia.
Aspect y su equipo descubrieron que, bajo ciertas circunstancias, partículas subatómicas como los
electrones son capaces de comunicarse instantáneamente entre sí independientemente de la
distancia que las separe. No importa si se están separados 10 pies o 10 mil millones de millas.

De alguna manera, una partícula parece saber siempre lo que está haciendo la otra. El problema
que hay con este hecho es que viola el principio de Einstein tanto tiempo mantenido de que ninguna
comunicación puede viajar más rápido que la velocidad de la luz. Como viajar más deprisa que la
velocidad de la luz equivale a romper la barrera del tiempo, tan intimidante panorama ha originado
que algunos físicos intenten salirle al paso con elaboradas maneras de explicar algunos de los
hallazgos de Aspect. Pero ha inspirado a otros a ofrecer explicaciones aún más radicales.

El físico de la Universidad de Londres David Bohm, por ejemplo, cree que los hallazgos de Aspect
implican que la realidad objetiva no existe y que, a pesar de su aparente solidez, el universo es un
fantasma de corazón, un holograma gigante espléndidamente detallado.

Para comprender por qué Bohm hace tan sorprendente aseveración, primero hay que saber un poco
de hologramas. Un holograma es una fotografía tridimensional hecha con la ayuda de un láser.

Para hacer un holograma, el objeto a fotografiar primero es bañado por la luz de un haz láser.
Después, se hace rebotar un segundo haz láser reflejando la luz del primero y el patrón de
interferencia resultante (la zona en la que confluyen ambos haces láser) es captado sobre una
película.

Cuando se revela la película, parece una maraña de luz y líneas oscuras desprovista de significado.
Pero tan pronto como se ilumina la película revelada mediante otro haz láser, aparece una imagen
tridimensional del objeto original.

La tridimensionalidad de tales imágenes no es la única característica notable de los hologramas. Si


se corta por la mitad el holograma de una rosa y después se lo ilumina con un láser, se observa que
cada una de las mitades sigue conteniendo la imagen entera de la rosa.

Además se observa que, aunque se vuelvan a dividir esas mitades, cada fragmento de la película
siempre contendrá una versión más pequeña pero intacta de la imagen original. A diferencia de las
fotografías convencionales, cada parte de un holograma contiene toda la información que posee el
todo.

Esa naturaleza del “todo en cada parte” del holograma nos proporciona una manera completamente
nueva de entender la organización y el orden. Durante la mayor parte de su historia, la ciencia
occidental ha trabajado bajo el condicionamiento de que la mejor manera de entender un
fenómeno físico, ya se trate de un átomo o de una rana, es diseccionarlo y estudiar sus partes
respectivas.

El holograma nos enseña que algunas cosas del universo posiblemente no permiten ese enfoque. Si
intentamos dividir algo construido holográficamente, no obtendremos las piezas de las que se
compone, sólo obtendremos “todos” más pequeños.

Este convencimiento indicó a Bohm otra manera de entender el descubrimiento de Aspect. Bohm
cree que la razón por las que las partículas subatómicas son capaces de permanecer interconectadas
independientemente de la distancia que las separe no se debe a que se emita y reciba alguna clase
de misteriosa señal, sino a que su separación es una ilusión. Alega que, en algún nivel más profundo
de la realidad, tales partículas no son entidades individuales, sino que en realidad son extensiones
del mismo “algo” fundamental.

Para permitir que se visualice mejor lo que quiere decir, Bohm brinda la siguiente explicación.

Imagínense un acuario que contuviese un pez. Imaginen que, además, son incapaces de ver el
acuario directamente, por lo que su conocimiento acerca de él proviene de dos cámaras de
televisión, una situada de frente al acuario y la otra tomándolo de costado.

Como atienden a dos pantallas de televisión, podrían asumir que los peces que ven en cada pantalla
son dos entidades separadas. Después de todo, como las cámaras están colocadas en ángulos
diferentes, cada una de las imágenes será ligeramente diferente. Pero si siguen observando los dos
peces, terminarán por darse cuenta de que hay cierta relación entre ambos.

Cuando uno se da vuelta, el otro a su vez también hace algo levemente distinto, pero que se
corresponde; cuando uno mira de frente, el otro siempre mira de costado. Aunque no se perciba
todo el panorama de la situación, se podría llegar a concluir que los peces deben estar
comunicándose instantáneamente, pero está claro que no es el caso.

Según Bohm, esto es precisamente lo que pasa entre las partículas subatómicas del experimento de
Aspect. Lo que nos está señalando la conexión entre partículas subatómicas, aparentemente más
rápida que la velocidad de la luz, es que hay un nivel de realidad más profundo del que no estamos
exentos, una dimensión más compleja que la nuestra, análoga al acuario. Además, consideramos
separados a objetos como las partículas subatómicas porque sólo estamos observando una porción
de su realidad.

Estas partículas no son “partes” separadas sino facetas de una unidad más profunda y fundamental
que, en última instancia, es tan holográfica e indivisible como la rosa antes mencionada. Además,
dado que todo lo que hay en la realidad física está compuesto por estos “espectros”, el propio
universo en sí mismo es una proyección, un holograma.

Además de esa naturaleza espectral, un universo como ese poseería otros rasgos más que
perturbadores. Que la aparente separación entre las partículas subatómicas sea ilusoria supone que,
en un nivel más profundo de la realidad, todas las cosas que hay en el universo están infinitamente
interconectadas.

Los electrones de un átomo de carbono de cualquier cerebro humano están conectados con las
partículas subatómicas que componen cada salmón que nada, cada corazón que late y cada estrella
que centellea en el cielo.

Todo lo interpenetra todo y, pese a que la naturaleza humana pueda pretender categorizar,
caracterizar y subdividir los diversos fenómenos del universo, todas las clasificaciones son
necesariamente artificiales porque al final lo único que existe en la naturaleza es un red sin fisuras.

En un universo holográfico ni siquiera el tiempo o el espacio pueden seguir siendo considerados


como algo básico. En un universo en el que, en realidad, nada está separado de ninguna otra cosa,
conceptos tales como la localización se quiebran; el tiempo y el espacio tridimensional, al igual que
las imágenes del pez en las pantallas de TV, también deberían ser considerados proyecciones de un
orden más profundo.

En su nivel más profundo, la realidad es una especie de superholograma en el que tanto pasado
como presente y futuro coexisten simultáneamente. Esto sugiere que, contando con las
herramientas adecuadas, debería ser posible incluso que algún día se accediese a un nivel
superholográfico de la realidad del que se obtuviesen escenas de un pasado remoto.

La pregunta de qué más contiene el superholograma tiene un final abierto. Admitido en interés del
argumento que el superholograma sea la matriz de la que ha surgido todo lo que existe en nuestro
universo, y que, por lo menos, contendrá a todas las partículas subatómicas que hayan existido o
existirán, contendrá todas las configuraciones posibles de materia y energía, desde los copos de
nieve a los quásares, desde las ballenas azules a los rayos gamma. Debe ser considerado como una
especie de almacén cósmico de “Todo Lo Que Es”.

Pese a que Bohm concede que no tenemos manera de saber qué más pueda yacer oculto en el
superholograma, se aventura a decir que no tenemos razón alguna para asumir que no contenga
todavía más. O, como propone, quizás el nivel superholográfico de la realidad sea una “mera fase”
más allá de la cual subyacería “una infinidad de desarrollo ulterior”.

Bohm no fue el único investigador que encontró evidencia de que el universo es un holograma.
Trabajando de manera independiente en el campo de la investigación cerebral, el neurofisiólogo de
Stanford Karl Pribram también está convencido de la naturaleza holográfica de la realidad.

Pribram fue atraído al modelo holográfico por el enigma de cómo y dónde se almacenan los
recuerdos en el cerebro. Durante décadas, numerosos estudios han venido demostrando que los
recuerdos, más que estar confinados en una localización especifica, se encuentran dispersos por
todo el cerebro.

En una serie de experimentos realizados en los años 20 del siglo XX que marcaron hitos en esta
investigación, el científico del cerebro Karl Lashley descubrió que, independientemente de qué
parte del cerebro de una rata extirpase, le era imposible impedir que ésta recordase cómo realizar
tareas complejas que había aprendido con anterioridad a la cirugía. El único problema era que nadie
podía presentar un mecanismo capaz de explicar esta curiosa naturaleza del almacenamiento de
memoria del “todo en cada parte”.

Ya en los 60, Pribram descubrió la holografía y se dio cuenta de que había encontrado la explicación
que los científicos del cerebro habían estado buscando. Pribram cree que los recuerdos no están
codificados en las neuronas ni en pequeñas agrupaciones de éstas, sino en patrones de impulsos
nerviosos que van entrecruzándose por todo el cerebro de la misma manera que la interferencia de
los patrones de luz láser van entrecruzándose por toda la superficie de un fotograma que contenga
una imagen holográfica. En otras palabras, Pribram cree que el propio cerebro es un holograma.

La teoría de Pribram también explica que el cerebro humano pueda almacenar tantos recuerdos en
tan poco espacio. Se estima que el cerebro humano tiene la capacidad de memorizar del orden de
10 mil millones de bits de información durante una vida humana promedio (lo que equivale a la
cantidad de información contenida en cinco colecciones completas de la Enciclopedia Británica).
En la misma línea se ha descubierto que, aparte de sus restantes propiedades, los hologramas
poseen una asombrosa capacidad para almacenar información; simplemente con cambiar el ángulo
con el que chocan dos láseres en un fotograma de película fotográfica, es posible grabar muchas
imágenes diferentes sobre la misma superficie. Está demostrado que un centímetro cúbico de
película puede contener aproximadamente 10 mil millones de bits de información.

Nuestra habilidad prodigiosa para recuperar con rapidez cualquier información que nos haga falta
del gigantesco almacén de nuestros recuerdos sería más comprensible si el cerebro funcionase
según principios holográficos. Si un amigo te pide que le digas lo que te venga a la mente cuando
dice la palabra “cebra”, no necesitas transitar por intrincados atajos para recorrer algún tipo de
gigantesco archivo alfabético cerebral a fin de llegar a una conclusión. En lugar de esto, saltan a tu
mente de manera instantánea asociaciones como “rayas”, “equino” o “animal nativo de África".

Verdaderamente una de las cosas más asombrosas relativas al proceso del pensamiento humano es
que cada fragmento de información parece establecer de manera instantánea una correlación con
algún otro (es decir, con todos los demás fragmentos de información), en lo que constituye otro
rasgo intrínseco del holograma. Esto se debe a que cada parte de un holograma está infinitamente
interconectada con cualquier otra parte del mismo, en lo que quizás sea el ejemplo supremo de la
naturaleza de un sistema correlativo.

El almacenamiento de memoria no es el único enigma neurofisiológico que se hace más abordable


a la luz del modelo holográfico del cerebro de Pribram. Otro es cómo es capaz el cerebro de traducir
la avalancha de frecuencias que recibe a través de los sentidos (frecuencias de luz, de sonido, etc.)
en el mundo concreto de nuestras percepciones. Precisamente lo que mejor hace un holograma es
codificar y decodificar frecuencias. De la misma manera en que el holograma funciona como una
especie de lente, un dispositivo de traducción capaz de convertir un borrón de frecuencias, en
apariencia carente de significado, en una imagen coherente, Pribram cree que el cerebro también
contiene una lente y que utiliza principios holográficos para convertir matemáticamente las
frecuencias que recibe a través de los sentidos en el mundo interior de nuestras percepciones.

Un cuerpo de evidencia impresionante respalda el uso por parte del cerebro de principios
holográficos para realizar sus operaciones. De hecho, la teoría de Pribram ha ido ganando un apoyo
creciente entre los neurofisiólogos.

El investigador ítalo-argentino Zucarelli extendió recientemente el modelo holográfico al mundo de


los fenómenos acústicos. Intrigado por el hecho de que los humanos sean capaces de localizar la
fuente de los sonidos sin mover la cabeza, aunque sólo tengan un oído, Zucarelli descubrió que los
principios holográficos pueden explicar esta habilidad.

Zucarelli también ha desarrollado la tecnología del sonido holofónico, técnica de grabación capaz
de reproducir situaciones acústicas con un realismo sobrecogedor.

La creencia de Pribram de que nuestros cerebros construyen una realidad matemáticamente


“sólida” porque confían en los impulsos procedentes de un dominio de frecuencias dado también
ha recibido una importante cantidad de apoyo experimental.

Se ha descubierto que cada uno de nuestros sentidos es sensible a un rango de frecuencias mucho
más amplio de lo que previamente se sospechaba.
Los investigadores han descubierto, por ejemplo, que nuestros sistemas visuales son sensibles a las
frecuencias de sonido, que nuestro sentido del olfato es una parte dependiente de lo que ahora se
denominan “frecuencias cósmicas”, y que hasta las células de nuestro cuerpo son sensibles a un
amplio rango de frecuencias. Tales hallazgos apuntan a que sólo en el dominio holográfico de la
conciencia tales frecuencias son fragmentadas y clasificadas en percepciones convencionales.

Pero el aspecto del modelo holográfico del cerebro de Pribram que más nos hace hervir la mente es
lo que sucede cuando se lo conjuga con la teoría de Bohm. Porque si la concreción del mundo no es
sino una realidad secundaria y en realidad lo que está “ahí” es un borrón holográfico de frecuencia
y, si el cerebro también es un holograma que selecciona y extrae de ese borrón sólo algunas de esas
frecuencias, transformándolas matemáticamente en percepciones sensoriales, ¿en qué se convierte
la realidad objetiva?

Por decirlo con sencillez, deja de existir. Como han señalado tradicionalmente las religiones
orientales, el mundo material es Maya, una ilusión y, pese a que podamos pensar que somos seres
físicos que se mueven por un mundo físico, esto también es una ilusión.

En realidad somos “receptores” que van flotando por un mar caleidoscópico de frecuencias y lo que
extraemos de ese mar y transcribimos como realidad física no es sino un canal más de los muchos
extraíbles del superholograma.

Esta nueva y chocante imagen de la realidad, síntesis de las perspectivas de Bohm y Pribram,
constituye lo que se ha dado en llamar el paradigma holográfico y, pese a que muchos científicos lo
hayan recibido con escepticismo, ha galvanizado a otros. Un grupo pequeño pero creciente de
investigadores creen que este modelo de la realidad podría ser más exacto que el que hasta ahora
nos ha aportado la ciencia. Es más, algunos creen que podría resolver algunos misterios que nunca
antes pudieron ser explicados por la ciencia, instituyendo incluso lo paranormal como parte de la
naturaleza.

Numerosos investigadores, incluyendo a Bohm y a Pribram, han reparado en que numerosos


fenómenos parapsicológicos resultan mucho menos incomprensibles bajo los términos del
paradigma holográfico.

En un universo en el que los cerebros individuales en realidad son partes indivisibles de un


holograma superior y en el que todo está infinitamente interconectado, la telepatía consiste
sencillamente en acceder al nivel holográfico.

Obviamente así es mucho más fácil entender cómo puede viajar la información desde la mente de
un individuo “A” a la de otro individuo “B” que esté en un punto muy distante y ayuda a comprender
numerosos enigmas de la psicología pendientes de resolución. En particular, Grof opina que el
paradigma holográfico brinda un modelo para entender muchos de los fenómenos más
sorprendentes que experimentan los individuos durante los estados alterados de conciencia.

La Realidad Holográfica - La Mente Universal No Localizada

Por: Brian Steensma ([email protected] /www.gaianxaos.com)


Traducción: Paloma Fernández Fernández ([email protected])

El principal propósito de este texto es explorar los conceptos de mente y universo en el contexto
del nuevo paradigma de cambio de la conciencia humana. El origen del título viene dado por lo
fácil que es entender las conexiones que se van a hacer entre la teoría cuántica, la no localización,
el teorema de Bell y los hologramas. Su objetivo es abrir nuevas vías a la comprensión de lo
relativo a la interconexión entre todas las cosas en el sentido más amplio posible. Utilizando
nuevos trabajos científicos acerca de la no localización y la holodinámica, seremos capaces de
quebrar la aparente separatividad que impregna las observaciones experimentales humanas. Los
conceptos clave incluirán la idea de que cada parte de cualquier cosa contiene en esencia al todo,
y de que cualquier cosa está embebida en los niveles subyacentes de interconexión.

“El teorema de Bell demuestra que cualquier modelo de realidad, ya sea ordinario o contextual,
debe estar conectado con influencias que no respetan el límite de la velocidad óptica. Si el
teorema de Bell es válido, vivimos en una realidad superluminal (que rebasa la velocidad de la
luz). El descubrimiento de Bell de la necesaria no-localización de la realidad profunda es el logro
más importante en la investigación de la realidad desde la formulación de la teoría cuántica.”
-Nick Herbert en Reality Quantum

Nosotros experimentamos la realidad material en forma de objetos separados. Sin embargo, la


física moderna está desarrollando un entendimiento conceptual del universo físico como un todo
interconectado. Estos nuevos puntos de vista científicos, que se refieren a la naturaleza de la
realidad en relación con la teoría cuántica, están empezando a producir una nueva comprensión
en la que nada está separado de ninguna otra cosa. Estamos empezando a encontrarnos con que,
pese a que esta separación entre objetos materiales se experimente como algo real,
definitivamente no lo es.

Cristalizaciones Cuánticas de la Mente Universal No localizada

Empezaremos con un error de concepto clásico, remitiéndonos al supuesto fundamental de la


física newtoniana. En un sentido muy general, se creía que la ciencia iba a poder ser utilizada para
levantar el velo de la ignorancia humana al objeto de revelar la realidad final, que sería algo
externo. Se presuponía que los objetos físicos estaban separados unos de otros. También se
consideraba que los objetos tenían una existencia separada del espacio. El clásico error de
concepto acerca de la relación entre la realidad física y el espacio es que considera que dicha
relación es análoga a la que se establece entre las bolas de una mesa de billar. El comportamiento
de la realidad física fue descrito como las interacciones entre las bolas de billar. La propia mesa era
considerada como algo completamente separado de lo que ocurriese en ella. De esta manera, la
física clásica consideraba al espacio exclusivamente como un terreno de juego en el que tenían
lugar las interacciones entre los objetos físicos.

Con la llegada de la teoría de la relatividad de Einstein, se tomaron en consideración nuevas


relaciones. Específicamente, se observó que la realidad física era inseparable de la estructura
espacial. En la física relativista, la realidad material todavía se describía en términos de objetos
existentes de manera separada que interactuaban como bolas de billar. Sin embargo, ya se hizo
una conexión entre la estructura de las bolas de billar y la de la mesa en la que se jugaba.
Finalmente el tiempo y el espacio, que previamente eran considerados como mutuamente
independientes, pasaron a ser considerados relativos o mutuamente relacionados a través de la
estructura espacial subyacente del continuo espacio-tiempo.

No pasó mucho tiempo desde el descubrimiento de Einstein acerca de la interconectividad entre


espacio y tiempo para que comenzara a surgir una nueva ciencia a la que llamamos física cuántica.
Esta extraña ciencia nueva, con la que los físicos se encontraban cuando examinaban con una
profundidad cada vez mayor la estructura del átomo, reveló una realidad que era cualquier cosa
excepto coherente con el sentido común. Con esto quiero decir que las predicciones que realiza
esta teoría acerca de la naturaleza de la realidad no se corresponden con nuestra percepción
sensorial corriente de la realidad física. Sin embargo, la teoría cuántica es el método más preciso
que tienen los físicos para predecir el comportamiento de la realidad física.

Un rasgo sorprendente del modelo cuántico es que en él los electrones, al igual que otras
partículas subatómicas, en realidad no son objetos en absoluto. Además, un electrón puede
manifestarse tanto en forma de onda como de partícula. Es posible excitar un electrón en una
pantalla para que revele un diminuto punto de luz, lo que revela claramente el lado de su
naturaleza afín a la partícula. Sin embargo, el electrón también puede comportarse como una
nube difusa de energía. Si se lo estimula frente a una barrera en la que se hayan practicado dos
aberturas, el electrón podrá salir por ambas de manera simultánea (1).

Una interpretación popular de la evidencia propone que el electrón se manifiesta como partícula
sólo cuando está siendo observado. Por ejemplo, cuando un electrón no está siendo observado,
los hallazgos experimentales sugieren que siempre es una onda. En otra interpretación
ligeramente diferente, es el método de observación lo que determina qué aspecto de la naturaleza
de los electrones se manifestará. Teóricamente, podría decirse que lo que experimentamos como
realidad física no existe en un estado definido o definitivo previo al acto de observación. De
manera similar, el propio acto de la observación es el que define de alguna manera el estado de la
realidad física. Esta línea de pensamiento representa una ruptura radical con la física clásica dado
que para ésta no queda ninguna otra realidad externa que debamos esforzarnos por descubrir, ya
que se supone que no hay interacción alguna que podamos realizar que sea capaz de afectar a lo
que intentamos observar.

La teoría cuántica predice también otro fenómeno fascinante al que se conoce como no
localización. Para nuestra percepción sensorial de la realidad física, es bastante evidente que las
cosas tienen localizaciones específicas. Sin embargo David Bohm, uno de los discípulos favoritos de
Einstein y uno de los físicos cuánticos más respetados del mundo, sostuvo su punto de vista de
que, a nivel cuántico, la localización deja de existir. En otras palabras, todos los puntos del espacio
se hacen iguales a todos los demás, por lo que deja de tener sentido hablar de cualquier cosa
como si estuviese separada de cualquier otra. Una interacción no local vincula una localización con
otra sin atravesar espacio alguno, sin debilitarse y sin retrasarse. Dicho de manera sencilla, la
interacción no local no se ve mitigada y es directa e inmediata (2).

La concepción de Bohm de la no localización le permitió brindar una explicación de lo que se


conoce como la paradoja Einstein-Podolsky-Rosen o paradoja EPR. En resumen, la paradoja
describe el problema de cómo es posible que dos partículas sean capaces de comunicarse entre sí
de manera aparentemente instantánea. El problema es que, según la teoría de la relatividad de
Einstein, nada puede viajar más deprisa que la velocidad de la luz, mucho menos de manera
instantánea. La interpretación de Bohm de la paradoja EPR es que las partículas gemelas no están
separadas, sino conectadas de manera no localizada (3).

En 1964, un físico teórico llamado John Stewart Bell describió una demostración matemática
elegante y sencilla que mostraba cómo podría verificarse experimentalmente la no localización.
Dicha demostración se conoce como teorema de Bell. El único problema era que para probar este
teorema se requería un nivel de precisión tecnológica que entonces todavía no estaba disponible
(4). No fue sino en 1982 cuando los físicos Alain Aspect, Jean Dalibard y Gerard Roger, del Instituto
de Óptica de la Universidad de Paris, consiguieron verificar la demostración de la partícula gemela
anteriormente descrita por Bell.

En los llamados experimentos de Aspect, el efecto no local quedó demostrado produciendo una
serie de partículas gemelas a las que se dejaba viajar en direcciones opuestas, para después medir
algunas de sus características. Las partículas cuánticas, al ser observadas, exhiben lo que se conoce
como giro sobre sí mismas o spin. En general, esta característica se produce por pares
complementarios, tal como un spin ascendente o descendente. Para entender el tipo de
experimentos practicados por Aspect y su equipo, consideremos la siguiente variación simple.
Imaginemos dos partículas que, al sumarse, tienen un spin neto cero. Ello se debe a que cada una
tiene un spin opuesto con respecto a la otra, por lo que, al combinarse, ambos sentidos de giro se
compensan. Sin embargo, según la teoría cuántica, el estado preciso del sentido del spin de cada
partícula permanece indefinido hasta que es observado. Dado que ambas partículas deben tener
sentidos de spin opuestos, al determinarse el spin de una de las partículas mediante la
observación, queda determinado también el spin de la otra (5).

En la teoría cuántica, el spin no sólo existe para que nos sea revelado mediante la observación. De
alguna manera, el spin es el producto de la observación. Por lo tanto, la observación y
determinación de un spin es lo que confiere otro spin a la otra partícula. Con anterioridad a la
observación inicial, cada partícula no tiene sino un estado potencial de spin que, al ser
determinado, tiene que ser opuesto al otro. En los experimentos dirigidos por Aspect, las
partículas se separan a la velocidad de la luz y se las permite viajar una distancia relativamente
grande. Después se hace una primera medición para determinar el spin de una de las partículas.
Una vez realizada esta medición, se mide el spin de la segunda partícula, que siempre se observó
que era opuesto al primero. Para una explicación más rigurosa de la manera en la que se realizó
este experimento, recurran por favor al texto Quantum Dynamics of Morphing Psy ~ Trance ~
Formations.
Lo asombroso es que la observación de una partícula determina instantáneamente el sentido del
spin de la otra partícula independientemente de la distancia que las separe. No importa si están
separadas diez pies o diez billones de millas. La pregunta que cabe hacerse es ¿cómo se transfiere
la información entre dos partículas aparentemente separadas con más rapidez que la velocidad de
la luz? Han surgido numerosas teorías que tratan de considerar variables ocultas que, de alguna
manera, faciliten la relación inédita de causa y efecto en virtud de la cual una partícula afecta a la
otra. Sin embargo, dichas teorías llevan a la conclusión más obvia, la que de la separación
aparente entre las partículas es una ilusión en sí misma. La separación no es genuinamente real. La
no localización simplemente es una manifestación de la unidad que finalmente subyace a lo que
experimentamos como objetos físicos separados.

Interferencia Holográfica Mental

Como se puede apreciar, estas ideas concuerdan muy bien con conceptos que describen al
universo en términos de conceptos holográficos. Antes de que sigamos avanzando en nuestra
investigación de la unidad, es necesario comprender algunas nociones básicas sobre los
hologramas. Un holograma se produce cuando un único haz láser es dividido en dos haces
separados. El primero rebota sobre el objeto cuya imagen va a ser grabada. El segundo es
reflejado por un espejo que lo lleva a colisionar contra la luz reflejada por el primero de los haces.
Cuando sucede esto, ambas partes del haz crean un patrón de interferencia que queda grabado en
un fragmento de película llamada placa holográfica (6).

Este fenómeno de interferencia es lo que hace posible la holografía. La Interferencia no es más


que un patrón que se genera cuando las ondas, en su movimiento, se entrechocan. Pensemos en
lo que sucede cuando se arrojan dos guijarros a un estanque. Cada piedra producirá un conjunto
de ondas que forman círculos concéntricos que se irradian hacia el exterior a partir del punto de
impacto. Las ondas procedentes de cada uno de los guijarros se expanden hasta que chocan en
algún punto, y el patrón resultante es conocido como patrón de interferencia.

Modelo de Interferencia de Ondas

Almacenamiento Holográfico de Información

(LASER: Láser / BEAM SPLITTER: Prisma difractor del haz / MIRROR: Espejo /
OBJECT BEAM: Haz del objeto / REFERENCE BEAM: Haz de referencia /
LIGHT WAVE INTERFERENCE: Interferencia de la onda lumínica /
EVENTOBJECT: AcontecimientoObjeto / HOLOGRAPHIC FILM PLATE: Placa holográfica)

El patrón que queda grabado en la placa holográfica no se parece absolutamente nada al objeto
que se usó para realizar la grabación. Básicamente parece un ovillo de remolinos caóticos y anillos
concéntricos. Sin embargo, al usar otro haz láser para iluminar la película, reaparece una imagen
tridimensional del objeto original. Se puede caminar alrededor de la imagen y contemplarla desde
ángulos diferentes, pero cuando se la intenta agarrar, se ve que en realidad allí no hay nada.

La propiedad más insólita de los hologramas es que la imagen entera está contenida en cada parte
de la película. Si se toma la placa original sobre la que se grabó el patrón de interferencia y se la
corta por la mitad, se verá que puede proyectarse la imagen entera iluminando sólo la mitad del
conjunto. De hecho, se puede cortar la placa holográfica en tantos fragmentos como se quiera,
que siempre se encontrará que cualquiera de los pedazos, al ser iluminado, produce versiones más
pequeñas de la imagen entera (7).

A partir de aquí, podemos empezar a inferir algunas conexiones muy interesantes entre los
conceptos a los que nos hemos venido refiriendo. En el modelo holográfico, se dice que la
información del conjunto está contenida en cada una de sus partes. Es lo mismo que decir que la
información se distribuye de manera no localizada. También se encontrará que, a nivel cuántico,
todas las partículas también son ondas. Por lo tanto, toda la realidad física esencialmente no es
más que patrones de interferencia.

Podría ser una buena idea que, por un momento, considerásemos el significado de esta última
afirmación. Imaginemos una red infinita de patrones energéticos. La ciencia ha descubierto que, a
nivel cuántico, dichas ondas energéticas están conectadas de manera no localizada. Esto significa
que cada porción del patrón está infinitamente interconectada con cada una de las restantes. Es
fundamental recordar que no somos observadores objetivos de este campo de patrones de
frecuencia que se entrecruzan. Somos él.

David Bohm sugiere la posibilidad de que esta unidad subyacente de la existencia produzca el
mundo físico de la misma manera que una placa holográfica produce un holograma. ¿Será que
nuestra percepción experimental de la separación no sea nada más que una ilusión holográfica?
Bohm describe el nivel de realidad más profundo como el orden “implicado” o implícito. Al nivel
de realidad de nuestra experiencia cotidiana lo denomina orden “explicado” o explícito (8). Esto
no quiere decir que nuestra existencia física sea irreal. Sin embargo, es útil entenderla
simplemente como una realidad secundaria.

Consideremos lo que estamos observando realmente cuando percibimos un objeto físico.


Consideremos el documento que están leyendo y las palabras que hay en la página. Lo que están
viendo desde el exterior no es lo que existe directamente ni está donde parece. Están percibiendo
un borrón holográfico de patrones de frecuencias que están siendo traducidos a un patrón de
estimulación neural que, a su vez, es experimentado como el objeto externo. De hecho, el proceso
de determinar que el objeto existe exteriormente sólo se produce en la interpretación que hace la
mente de la estimulación neural. Cuando miramos hacia las estrellas, se ve la luz que fue emitida
hace millones o quizás miles de millones de años. Repetimos que no estamos viendo directamente
lo que está ahí; estamos viendo un patrón de estimulación neural creado por nuestra
interpretación de la luz. Lo mismo se aplica a todos los sentidos físicos.

En definitiva, lo que se ve, oye, degusta, toca y huele son patrones de estimulación neuronal que
se corresponden en cierto modo con lo que está ahí, pero que sigue sin ser realmente “eso” (9).
Las frecuencias que se traducen en estimulación neural carecen, por dentro y por fuera, de color,
gusto o textura. Las cualidades que experimentamos a través de la percepción sensorial son
creadas por la mente y representan un orden “explícito” o realidad secundaria.

Nuestra realidad material no es más que una versión filtrada de la unidad final que lo conecta
todo. Esta versión filtrada crea separación porque sólo percibe secuencias de bits y fragmentos del
conjunto. Si nos fuese posible eliminar ese filtro, experimentaríamos la realidad directamente
como un patrón de interferencia en el que toda la información estaría distribuida de manera no
localizada. Reiteramos que no hay que olvidar que nosotros somos ese patrón. Sus manos, este
documento, los árboles que se ven por la ventana, nuestro sistema solar, todo el universo; todo es
una aparente extensión de todo lo demás sin solución de continuidad. Es una sola cosa. Si esto es
cierto, no puede existir la realidad objetiva porque el observador, el proceso de observar y lo
observado se convierten en la misma cosa.

Morfogénesis y Relatividad Dinámica

Observemos y consideremos el modo en el que la totalidad fundamental indivisa de la realidad


entera se convierte en la realidad diferenciada de nuestra experiencia. Empezaremos por
presentar primeramente el concepto de existencia absoluta. La existencia absoluta es el conjunto
indiviso a partir del cual surgen los fragmentos de realidad. Conceptualmente, la existencia
absoluta es una existencia indefinida y carente de límites. Como veremos, la existencia absoluta
equivale a la existencia de la nada. Nada no significa no existencia. Simplemente significa que lo
que existe no es definible como una cosa u otra, por lo que no es ninguna cosa. La existencia
absoluta carece de estructura y, por consiguiente, no contiene las delimitaciones que permitirían
definir el aquí en relación con un allá. “La realidad física es la realidad de los objetos, la realidad de
las cosas. Nosotros escuchamos cosas, vemos cosas, sentimos cosas, degustamos cosas, olemos
cosas. A lo largo de la vida vamos asumiendo que todas las cosas existen como cosas definidas
independientemente de nuestra experiencia acerca de ellas como tales cosas” (10). Sin embargo,
como se puso de manifiesto en nuestra exposición de la teoría cuántica, la ciencia ha descubierto
que este podría no ser el caso. La cualidad de cosa definida que tienen las cosas que
experimentamos puede no existir salvo en relación con nuestra experiencia de ellas.

De hecho, cualquier cosa que pueda ser experimentada existe sólo en relación a alguna otra.
Podemos experimentar y pensar que el arriba existe de manera independiente; sin embargo, el
arriba sólo puede existir en relación con el abajo. De manera análoga, cuando experimentamos
calor, creemos que el calor es un calor independiente, sin darnos cuenta de que lo caliente sólo
puede estar caliente en relación a lo frío. “Lo mismo es cierto para todo lo que experimentamos,
en tanto en cuanto cualquier cosa que experimentemos como algo que existe, sólo puede existir
con respecto a algún otro aspecto de la existencia que no sea ese algo” (11). Esta forma de
existencia puede denominarse existencia relativa: la existencia que es lo que es en relación a algún
otro aspecto de la existencia.

(absolute existence: existencia absoluta / (dualization)-(self-relation): (dualización)-(autorelación) /


relative reality: realidad relativa / no structure: sin estructura / the process: el proceso /
structure (primary structural synergy): estructura (sinergia estructural primaria) )

Mientras que la absoluta existencia carece de estructura, la existencia relativa tiene estructura. A
fin de pasar de la no estructura indivisa y carente de vínculos de la existencia absoluta a la
estructuración propia de la existencia relativa, el sistema debe sufrir algún proceso o
transformación. Para que una cosa se convierta en dos, esa cosa debe polarizarse. A partir de este
proceso de dualización, la existencia absoluta constituye una relación consigo misma. Por
consiguiente, una existencia relacional se define en función de otra. “Una vez que existen realidades
relativas, existe un nivel de estructura en la existencia. La existencia de esta estructura relativa
permite a la existencia formar otras relaciones consigo misma” (12). En otras palabras, la existencia
absoluta no se dualiza una sola vez, sino que lo hace una y otra vez, reiterada y progresivamente.
Esto supone que las realidades relativas producidas por cada nivel de dualización atraviesan por
dicho proceso de dualización, lo que produce la creación de dos nuevas realidades relativas dentro
de cada nivel de existencia relativa precedente. Este proceso de dualización reiterada y progresiva
crea una estructura interconectada de realidades relativas que se denomina matriz relacional.

(absolute existence: existencia absoluta /


reality cells: celdas de realidad (realidades relativas) /
relational matrix: matriz relacional )

Independientemente de las veces que se dualice la existencia, la realidad subyacente siempre será
una realidad de unidad e interconexión. Pese a que experimentemos la realidad como fragmentos
aparentemente separados, la forma de la realidad fundamental en la que aparece la percepción es
la de la unidad, a partir de la cual nada puede separarse de ninguna otra cosa. Cada parte de la
estructura, cada celda de realidad, contiene algo de la existencia de las demás celdas de realidad.
Por lo tanto, cada parte de la estructura es un reflejo del todo.

Dado que toda zona localizada de la existencia tiene la cualidad de existir en alguna parte, una
zona no localizada de la existencia que estuviese en todas partes no existiría en alguna parte
determinada, sino que tendría la cualidad de existir en todas partes y en ninguna. Esta existencia
sin límites en todas partes es la conciencia. La conciencia está en todas partes y, por tanto, en
ninguna. La existencia absoluta, tal como la hemos definido, puede ser considerada como una
existencia en la nada, ya que existe pero carece de los límites que definen a una cosa. Es nada y no
está en ninguna parte, porque está en todas. Esa existencia absoluta es la conciencia.

Puede parecer que todos los intentos de trascender la dualidad de la existencia inherente a
nuestra experiencia están destinados al fracaso, hasta que nos damos cuenta de que son parte
inseparable de cualquier cosa que exista. Por lo tanto, podemos acceder directamente a cualquier
cosa que exista debido al hecho ineluctable de que nosotros somos ella (13). En el nivel “implícito”
más profundo de la realidad, estamos infinitamente conectados con todo lo demás que existe.
Estamos conectados con cualquier otra persona, organismo y átomo del universo; por
consiguiente, somos todas esas cosas. De manera similar, nuestros pensamientos están
infinitamente conectados con todos los pensamientos. Como la imagen del conjunto está
contenida en cada parte, todo el universo está dentro de ti. La información del conjunto está
distribuida de manera no localizada y, por esta razón, tienes acceso a todo lo que hay en él. Tu
mente es la Mente Universal.

Toda realidad relativa es creada por la conciencia y existe en relación a sí misma. “Nosotros somos
esa conciencia. Nosotros somos esa conciencia que existe en relación a sí misma e interactúa
consigo misma.” No hay nada más. Ninguna de las cosas que percibimos como separadas tiene
una existencia independiente, porque todas ellas son, en realidad, extensiones relacionales de la
unidad de conciencia subyacente. “La realidad física es producto de la conciencia. La conciencia no
es un producto de la realidad física. La realidad física no interactúa consigo misma de alguna
manera desconocida para originar que la conciencia llegue a la existencia. La conciencia, con el
proceso de auto-relación reiterada y progresiva, se convierte en la consciencia de la experiencia,
creando así la realidad física” (14).

Hemos visto que no podemos experimentar directamente la verdadera textura de la realidad


cuántica porque todo lo que miramos se cristaliza en materia. Por la misma razón, nunca podemos
experimentar la conciencia como conciencia. Cuando la conciencia desestructurada y carente de
límites intenta contemplarse a sí misma, crea una estructura relativa o marco de referencia que se
experimenta como un estado relativo de consciencia. La conciencia sólo puede experimentarse a sí
misma mediante sus creaciones. Esto es algo maravilloso porque aquí estamos, armados con el
conocimiento de que nada es verdaderamente separable de ninguna otra cosa,
experimentándonos a nosotros mismos como todo lo que es. La separatividad es una ilusión.
Fundamentalmente, tu verdadero ser no es sino la indestructible e ilimitada desestructuración de
la conciencia. Dicho de otra manera, eres Dios. El Universo es tu cuerpo. La comprensión de esta
verdad abre paso a la experiencia del AMOR incondicional por todas las frecuencias, porque todas
ellas existen dentro de ti.

http://www.gaianxaos.com/holographic_reality_of_being.htm

Notas:

1 Talbot, Michael. p. 33
2 Ibid. p. 41
3 Ibid. p. 37
4 Ibid. p. 43
5 Kaufman, Steven E.
6 Talbot, Michael. p. 14
7 Ibid. p. 16
8 Ibid. p. 46
9 Kaufman, Steven E.
10 Ibid.
11 Ibid.
12 Ibid.
13 Ibid.
14 Ibid.

Imágenes de grabación holográfica y de patrones de ondas de interferencia gracias a Debby West.


Holographic Communication Theory.

Imágenes del modelo de realidad relacional e ilustración de cubierta gracias a Steven E. Kaufman.
Unified Reality Theory: The Evolution of Existence Into Experience.

Fuentes:

Combs, Allan. The Radiance of Being. Floris Books. 1995.


Corwin, Thomas Michael. The Universe: From Chaos to Consciousness. Harcourt Brace
Jovanovich Publishers. 1989.
Kafatos, Menas, edt by. Bell’s Theorem, Quantum Theory and Conceptions of the Universe.
Kluwer Academic Publishers. 1989.
McKenna, Terence. The Invisible Landscape: Mind, Hallucinogens, and the I Ching.
Harper San Francisco. 1975.
Talbot, Michael. The Holographic Universe. Harper Collins Publishers. 1991.
Mystic Fire Audio; Sound Horizons Audio/Video Incorporated. Chopra, Deepak. Quantum Healing
Workshop.
http://www.unifiedreality.com Kaufman, Steven E. Unified Reality Theory: The Evolution of
Existence Into Experience. copyright 1997-99.
http://www2.eu.spiritweb.org/Spirit/article-937253335.html Navid. The Holographic Universe and
Islam. Septiembre, 1999.

También podría gustarte