Dossier Revista La Jiribilla N 52 - Sartre en Cuba
Dossier Revista La Jiribilla N 52 - Sartre en Cuba
Dossier Revista La Jiribilla N 52 - Sartre en Cuba
cu
Jean
Paul
Sartre: tenario
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Rec
NI LA MENOR IDEA,
un cuento de
Daniel Chavarría
Mirar el Festival
de Teatro
Motivos de Son:
Nico, el Guillao
Ilustración: Darien
3 La nueva vulgata planetaria
PIERRE BOURDIEU
La crónica
5 Películas con sabor a menta
AMADO DEL PINO
6 Sartre en Cuba
Dossier
JAIME SARUSKY
8 Sartre y Fidel
LISANDRO OTERO
El otoño de 1604 lo pasó Cervantes 9 Existencialismo en primer plano
aguardando la aparición de las aventu- JOEL DEL RÍO
5
10 Jean Paul Sartre que estás en los infiernos
ras de su caballero. No era fácil hacer ALFONSO SASTRE
aparecer un libro en la católica España 11 Tener las manos sucias
ABEL GONZÁLEZ MELO
de Felipe III. Se necesitaban varias licen- 12 La modernidad socialista
JULIO PINO
cias y permisos. El 10 de diciembre con- 13 Cuba por Sartre
cedieron la tasa, y no se sabe qué día del JEAN PAUL SARTRE
mes de enero, ni siquiera si fue en ene- 14 Los infinitos destinos de Wichy, El Rojo
ro, llegó hasta las manos de su autor el ERNESTO SIERRA
Encuentro con...
primer ejemplar del libro glorioso. 16 Antón Arrufat: el eterno principiante 12
¿Cómo lo recibió Miguel? ¿No era que MAGDA RESIK AGUIRRE
Poesía
le llegaba a las manos un hijo lozano y 19 Plaza de San Juan de Dios. Camagüey / JESÚS DAVID CURBELO
fuerte, capaz de librarlo de la necesidad Naturaleza muerta / LUIS LORENTE
Aprende
28 1+3= El Guayabero
BLADIMIR ZAMORA CÉSPEDES
etcétera.
rdie
pesos, con rapidez, pero sin perder el hilo del argumento que lo
conmovió hace unos días. Yo regreso y al morder la menta se
y se dispone a disfrutar una cinta alemana de fama mundial.
Jaime
Sarusky
ara mí, lo primero y más sobresaliente en la perso- aspectos singulares que lo caracterizaban y lo distinguían. Basta de una revolución sin ideología. Parecía ser así en el momento de
nalidad de Jean Paul Sartre era su brillante inteli- recordar sus apreciaciones o leer nuevamente sus declaraciones a su visita, particularmente la primera de ellas, que se prolongó
gencia y con ella la dialéctica de su pensamiento; la la televisión y a la prensa cubanas, el reportaje «Huracán sobre el desde fines de febrero hasta el 22 de marzo. A fuerza de estricta
capacidad para vincular los más disímiles y contra- azúcar», que primero publicó en el semanario L’Express a su regre- objetividad, es necesario situarla en el contexto exacto y tomar en
puestos elementos; la coherencia de sus ideas, de so a Francia, su ensayo «Ideología y Revolución», ambos reunidos consideración la coyuntura en que se produce su viaje. No era
las cuales daba incesantes muestras en todo momento y un increí- en un libro con el título de aquel, para corroborar que la de ellos igual en absoluto febrero-marzo de 1960, fecha en que llegan a
ble poder de síntesis. Del mismo modo que no lo vi reír con fre- fue una entrega porque cada instante lo experimentaron inten- la Isla, que agosto de ese mismo año en que se nacionalizan las
cuencia, tampoco dio signos nunca de frivolidad o ligereza. Diríase sa y apasionadamente, metidos de lleno, ellos también, en la grandes compañías y los centrales azucareros norteamericanos o
que la lucidez primaba en cada reflexión, en cada movimiento de su atmósfera de efervescencia popular que sacudía al país. Que mediados de octubre —justo una semana antes de la llegada de
existencia. Daba la impresión de que para él la vida era inobjeta- años más tarde hayan manifestado críticas contra las medidas ambos a La Habana en el segundo viaje procedentes de Brasil
blemente una aventura intelectual, al punto de que no había per- tomadas en el manejo del caso de un escritor, no es de ningún adonde habían sido invitados por el novelista Jorge Amado—,
sona, acontecimiento u obra de cualquier índole que no analizara modo como para borrar toda referencia a sus viajes a Cuba. Lo cuando igualmente se nacionalizan las industrias y el comercio
minuciosamente y cuestionara hasta desmenuzarlos sin contem- que escribió Sartre sobre la Revolución y en apoyo a Cuba cubanos. El hostigamiento era constante, pero todavía no se había
placiones. frente a su poderoso enemigo, escrito está y forma parte indi- producido la agresión militar en Girón, que tendría lugar justo un
Fui testigo de excepción de no pocos de sus juicios, valoracio- visible de su obra y de la historia de este país y, lejos de olvidar año más tarde, ocasión en que se define públicamente el carácter
nes y comentarios al servir en varias ocasiones como intérprete o censurar sus palabras, sus escritos y su nombre, pienso que socialista del régimen y, meses más tarde, la adhesión al marxis-
suyo y de su amiga, la gran escritora Simone de Beauvoir, durante es obsoleto entregar los valores que solo pertenecen al patri- mo-leninismo como su ideología. De todos modos, la amenaza
las visitas que ambos hicieron a Cuba en febrero-marzo y a fines de monio cultural de la Isla; tales «obsequios» son propios de de invasión era una realidad, tal como se lo expresara Fidel a Sartre
octubre de 1960 invitados por el periódico Revolución. posturas y mentalidades hijas de la intolerancia. y a Simone de Beauvoir en la losa del aeropuerto adonde hubo de
La pugna del gobierno norteamericano contra Los días cubanos del filósofo y la escritora fueron de exalta- llevarlos y despedirlos. Mientras la tripulación de la nave aérea
Cuba se recrudecía y desde su arribo a la Isla se intere- ción. Quizás uno de los aspectos que más llamó su atención, y había retardado su salida en espera de que terminara el diálogo
saron vivamente en el proceso revolucionario y en los que él analizó detenidamente, fue el de considerar que se trataba que tenía lugar cerca de la escalerilla, Fidel les informaba que en
Guatemala ya estaba concentrada una tropa de contrarrevolucio- para ellos en el Hotel Casagranda, nunca imaginó que les vería en
narios y que se tenían noticias fidedignas de que la agresión era los rostros la expresión de desagrado. A juzgar por tal reacción,
inminente. Recuerdo que descendíamos en el ascensor del Hotel deseaban compartir la misma pieza. Pero ella, respetuosa y delica-
Nacional y, cuando se abrió la puerta, allí estaba Fidel; luego, en la da, al no conocer con precisión el status de la pareja —como no lo
ruta hacia el aeropuerto, quiso mostrarles a los invitados el centro conocía nadie, salvo ellos y sus íntimos, a decir verdad— sabia y
escolar de Ciudad Libertad construido donde antes estuviera el cubanamente optó por separar dos habitaciones. Se sabía que
campamento militar de Columbia y que había sido inaugurado formaban una pareja unida desde hacía muchísimo tiempo, pero
semanas antes. nada más. Y esa pareja, como otras no menos conocidas en la
Pero en la estrategia que hasta entonces se seguía, que a su historia de la literatura, pudo haber sido estrictamente intelectual
vez era táctica, es decir, la de la riposta cubana a cada medida y nada más. Estaba claro que probablemente aplicaban con fide-
hostil de Washington, ¿quién hubiera podido negar el manifies- lidad algunas ideas muy propias sobre la libertad en las formas de
to nacionalismo y la poderosa corriente antimperialista que sus- relación de la pareja. Menos mal que la tormenta solo duró un
tentaban sus más connotados dirigentes? instante.
A fines de la década de los 40 y en la de los 50, Sartre era uno En la visita al Morro de Santiago de Cuba les sirvió de guía el En el curso de su segundo viaje, que tuvo lugar, si mal no
de los intelectuales más influyentes de la época. No solo por su profesor Prats Puig. A la salida el calor era tan sofocante que los recuerdo, entre el 22 y el 28 de octubre, Sartre observó —por la vía
obra filosófica, por sus novelas y por su exitosa trayectoria como invitamos a beber algo que refrescara en un café situado frente a tan sencilla y transparente de escuchar y conversar con la gente—
dramaturgo, sino, sobre todo, por su postura política y ética. Hombre esa fortaleza que domina la bahía. Había allí una victrola Wurlitzer, que en la Isla se habían producido, de marzo a esa fecha, cambios
de izquierda, su actitud crítica lo hizo coincidir, en ocasiones, con y Korda seleccionó un número bailable y movidito, introdujo la muy serios y muy importantes.
organizaciones también de izquierda; pero en otras discrepaba moneda, presionó el botón y se acercó al grupo dando pasillos de Una mañana viajamos al central Amistad con los Pueblos en la
abiertamente desde las publicaciones del mismo signo o desde bailarín cubano, extendió la mano hacia la Beauvoir invitándola a región de Güines, el cual había pertenecido en el pasado al magna-
las páginas de Les Temps Modernes, revista que fundó y dirigió bailar. Esa mujer, tan seria siempre, empezó a recular y a recular y te Gómez Mena y que fue nacionalizado. Conversó con los obreros
durante muchos años. Aún es tema recurrente su teoría del com- a huirle a Korda, como al diablo, que con inaudito desenfado y los dirigentes políticos, administrativos y sindicales de esa indus-
promiso del intelectural con la sociedad y con su tiempo. seguía invitándola: «Vamos, vamos, que te voy a enseñar bailes tria. Al regreso a La Habana, en el auto, explicó el proceso de
Yo no lo conocía personalmente cuando vino a Cuba, pero sí cubanos». Ella seguía reculando hasta el mostrador y nos miraba radicalización que había observado tan solo de escuchar a sus
había leído algunas de sus obras y había visto en París, en salitas del espantada a Sartre, a las hermanas Ruiz Bravo, a Juan Francisco interlocutores y los términos que utilizaban. Describió las dos va-
Barrio Latino, dos de sus piezas de teatro. Seguí su trayectoria y leí Ibarra, a Lisandro Otero y a mí que los acompañábamos, como riantes del optimismo que él calificaba como el optimismo blando
sus polémicas, como miles de jóvenes atentos al movimiento de las pidiendo auxilio. Korda llegó hasta ponerle la mano en la cintura y el optimismo duro. El blando era el de la exégesis, el de la admi-
ideas avanzadas en aquel tiempo marcado también por el macartis- tratando de incitarla a bailar, pero se dio cuenta de que la mujer sión o el de la imposición de consignas o lemas que tienen una
mo, el estalinismo y la confrontación este-oeste. Incluso, en mi estaba aterrada. Después, como siempre, la broma criolla suavizó base y un fundamento más escolástico que revolucionario. El opti-
novela La búsqueda, el exergo de las dos primeras ediciones, de el ambiente tan grato en que se desenvolvía la visita. mismo duro es el de quien asume la justeza de la causa y de los
1961 y 1962, lo había tomado de La náusea, una de las novelas Alguien le preguntó a Sartre si podría escribir sistemáticamente objetivos a alcanzar, pero, a su vez, está plenamente consciente de
de Sartre, y rezaba así: «érase un pobre tipo que se había equivo- en un país con un clima tan caluroso como el de Cuba. «Por supues- que a pesar del cúmulo de dificultades, accidentes y luchas por
cado de mundo». Veinte años después, en 1982, en la tercera to que sí», respondió. Ello no influiría para nada. Sus palabras las enfrentar, con espíritu crítico, fuerte y lúcido, en algún momento, a
edición, todavía seguía planeando alguna bruja rezagada del tiempo hacía realidad muchas noches, por no decir casi todas, ya que decli- corto o a largo plazo, se logrará una victoria que generará nuevos
gris y había que cazarla porque el editor o alguien, demasiado celoso de naba invitaciones de toda especie que no le aportaran al trabajo empeños y nuevos enfrentamientos, y otra victoria a su vez... porque
sus atribuciones, simple y llanamente lo suprimió y, con él, por que ya se había propuesto: escribir sobre Cuba. Se retiraba, enton- ese es el destino de todo revolucionario. Sartre escribiría, quizás pen-
supuesto, el nombre del autor. Bastaría detenerse en el recorrido ces, a su habitación, a escribir las notas de las observaciones y sando en revoluciones como la Francesa, la Rusa y la Mexicana, que
que hicieron Sartre y la Beauvoir por casi toda la Isla para darse reflexiones sobre lo ocurrido ese día. «la exterminación (en una revolución) del adversario y de algunos
cuenta de que su interés fundamental era verse atrapados y atrapar Sin embargo, no se privó de conocer algunos de los lugares aliados no es inevitable, pero es prudente prepararse para ella.
ellos también el significado de la tromba revolucionaria. que habían contribuido a mitificar a La Habana de noche en aque- Después de eso, nada garantiza que el nuevo orden no será aplas-
En La Habana y en provincias, todo el tiempo nos acompañó llos tiempos, como, por ejemplo, irse de madrugada a tomar sopa tado en el huevo por el enemigo de adentro y de afuera ni que el
Korda, que logró acumular un rico testimonio gráfico de la presen- china y a comer arroz frito en el Mercado Único. Excepto, claro movimiento, si es vencedor, no será desviado por sus combates y
cia de ambos en nuestro país. No olvido que estábamos en la está, su entrevista con el Che que tuvo lugar justo a medianoche por su propia victoria».
tribuna donde hablaría Fidel en la inauguración de la ciudad esco- en el inmenso salón de la Presidencia del Banco Nacional de Cuba Una mañana de domingo fueron invitados a compartir con
lar Oscar Lucero, de Holguín, donde se vivieron momentos de ver- en La Habana Vieja. El Che les brindó café y le ofreció un tabaco a un grupo de escritores y artistas. El encuentro se produjo en la
dadera tensión porque había sido avistada una avioneta no Sartre, que él mismo tuvo la amabilidad de encerderle. Recuerdo terraza y más tarde a la sombra de una arboleda cercana a la que
identificada. Al parecer se dieron cuenta de que algo anormal esta- que agarraba el tabaco con timidez, por no decir con temor, como fuera la casona de descanso del pintor Luis Martínez Pedro, en lo
ba ocurriendo y, a petición suya, hube de traducir los comentarios si intentara adaptarse a esa nueva experiencia, muy diferente de la alto de la loma que domina la playa de Jibacoa. Como en la mayo-
en ese sentido, pero Sartre y la Beauvoir, que saboreaban un helado de fumar cigarros, que más que tomar entre los dedos daba la ría de sus conversaciones, los temas predominantes eran la
de mango en su barquillo, impertérritos, no dieron señal alguna de sensación de que los abracaba. Esa vez no tuve necesidad de política y también la cultura. Contemplado en la perspecti-
inquietud. Al terminar el discurso fueron presentados a Fidel con traducir porque el Che hablaba un francés correcto. Durante casi va del tiempo me llama la atención que Simone de Beauvoir, en
quien sostendrían varias entrevistas en ambos viajes. dos horas conversaron sobre asuntos de muy diversa índole, términos generales, fue excesivamente discreta en esas reunio-
También estuvieron en la tribuna durante el sepelio de las aunque se centró en las relaciones de Cuba con los EE.UU. y las nes. Imagino que prefería dejar que fuera Sartre quien se ma-
víctimas de la explosión de La Coubre. Muy próximo a ellos estaba medidas y contramedidas que en aquellos momentos las caldea- nifestara, a pesar de ser ella una de las grandes escritoras del
el Che, precisamente en el instante en que Korda lo fotografió y ban. No recuerdo si esa misma noche o días más tarde, Sartre siglo XX.
esa imagen, después de su caída en Bolivia, se convertiría en la aseveró y posteriormente escribió que «si los EE.UU. no existieran, Cada pregunta que se le formulaba a Sartre, salvo raras excep-
foto más famosa y difundida de la historia. quizás la Revolución Cubana los inventaría: son ellos los que le ciones, estaba relacionada con la candente realidad cubana. En
Eran días en que se multiplicaban los golpes y contragolpes conservan su frescura y su originalidad». algún momento se refirió a un experimento reciente del que había
políticos, económicos y el asedio a Cuba no daba tregua, los Transcurridos varios días de estancia en Cuba, quienes los sido testigo: el de campesinos franceses que manifestaban sus
acontecimientos se precipitaban. Sartre lo escribiría en el famoso atendíamos habíamos observado en ellos tal seriedad y rigor en vivencias personales y sociales y sus preocupaciones a través de
reportaje sobre su viaje: «era imposible vivir en aquella Isla sin su trabajo que nos preguntábamos si realmente podía intere- actuaciones teatrales. Momento en el que se habló de los inten-
participar en la tensión unánime». sarles o entusiasmarles asistir a Tropicana a presenciar su archi- tos para organizar en Cuba un movimiento de aficionados que, a
No sé si lo descubrieron en ese viaje o en otro anterior que famoso espectáculo, convertido ya en un mito internacional. En juzgar por los métodos que se usaron en su implementación y por
hizo Sartre a La Habana en 1949, lo cierto es que en medio de los aquellos momentos lo montaba y dirigía todavía el famoso coreó- los resultados, estos distaron mucho de los argumentos que se
calores de aquellos días, los dos bebían a veces el refrescante grafo Rodney, nombre artístico de Roderico Neira. En el show, esgrimieron esa mañana. Quizás los voceros de tales proyectos
daiquirí. Sin embargo, hubo de impactarle el hecho, y así lo diría, como característica que perdura aún en estos tiempos, sobresalía estaban pensando ingenuamente en suplantar a los auténticos
del alto índice de abstinencia alcohólica entre los cubanos, con- la hermosura de las despampanantes modelos de un espectáculo creadores, como si los artistas, los escritores o la cultura de un país
trariamente a lo que estaba ocurriendo en Francia donde crecía a todas luces influenciado por las grandes producciones musica- se pudiera improvisar tan caprichosa como festinadamente.
aceleradamente el consumo de vino y su terrible secuela. les de Broadway, sin desestimar el toque hollywoodense. Una vez En esos días presenció una función de «Mulato», de Ramiro
En otras ocasiones, él prefería que le sirvieran jugo de naranja, que callaron los tambores y las trompetas y las bailarinas, bailari- Guerra, por el Conjunto de Danza Moderna y, en varias ocasiones,
tal como lo vi en el agradable entorno del patio de la casona de la nes y modelos regresaron a los camerinos, se disipó el humo que insistió en que el folclor en Cuba podía ser recuperado por los
familia Ruiz Bravo en Estrada Palma (hoy Félix Pena) número 357, los envolvía, el filósofo nos dio una disertación acerca del progra- jóvenes y fundirse con la cultura moderna sin que perdiera su carác-
en Santiago de Cuba. Toda la familia, el doctor Ruiz Velasco, su ma que habíamos visto, acerca del cabaret como institución y, ter. Aunque el empeño era difícil, sobre todo en Cuba por la rique-
esposa Esperanza Bravo y los 11 hijos habían tenido una extraor- sobre todo, hizo una muy seria reflexión a propósito de la auten- za de su folclor, valía la pena intentarlo. También insistió en que en
dinaria participación durante la insurrección. Haydée Santamaría ticidad o no del espectáculo. Para ello fue analizando, describiendo lo referente al teatro había que crear mitos y que estos surgirían de
había llamado desde La Habana rogándole a la familia que aten- y cuestionando cada uno de los componentes, el asunto, la pro- la propia vida. Subrayaba que era necesario huir de la inmediatez y
diera a los connotados intelectuales franceses. Creo que esa fue yección, las partes y los protagonistas principales de aquel burbu- que había que ir al mito, que era lo más profundo y perdurable. Los
la ocasión en que a todos se nos hizo evidente lo que es la real jeante musical que, sin discusión, seguía un patrón ya reiterado tres caminos para llegar a él, según puntualizara en entrevista que
hospitalidad porque pocas veces he visto mayor dedicación e hasta el cansancio. Era muy sugestivo, intelectualmente hablan- le hizo Humberto Arenal para Revolución, eran a través de la histo-
interés de toda una familia para que sus ilustres huéspedes do, su método y el flujo de su pensamiento capaz de des- ria de la Revolución, a través de la cultura y por un análisis de la vida
se sintieran como en casa. Desde la llegada hasta la despedi- montar un fenómeno como aquel que podía parecer tan cotidiana. De todos modos, para él la cultura no podía desintere-
da en el aeropuerto, pasando por las conversaciones en ese patio trivial. sarse del mundo en que estaba inmersa, por lo tanto, debía desem-
donde Esperanza Bravo dialogaba con ellos en un francés muy peñarse activamente exponiendo los problemas y los conflictos de
fluido; sus visitas a la tumba de Martí en Santa lfigenia, al barrio su tiempo, seguramente una de las formas más profundas y efica-
marginal de San Pedrito y al reparto Nuevo Vista Alegre que se ces de enriquecer espiritualmente esa realidad.
estaba edificando para sus moradores, que hubo de conmover- Porque —como escribiría— «si consideramos que el hombre
los fuertemente, o los encuentros que tuvieron con algunos pro- es la superación constante de las contradicciones, entonces po-
fesores de la Universidad de Oriente. Todo estaba regido por el demos llegar a ser optimistas».
propósito de la familia Ruiz Bravo de hacer lo más grata posible su Revolución y Cultura, No. 5/97. Año 36.
estancia en esa ciudad.
Jaime Sarusky: Escritor y periodista. Autor de las novelas Rebelión
A esto se sumaron algunos detalles técnicos, pintorescos e ines- en la octava casa y Un hombre providencial. Premio Nacional de
perados. Resulta que al reservar Margarita Ruiz dos habitaciones Literatura 2004.
de su entorno, al calor, los mosquitos, las incomodidades de su Sartre entró, entonces, en un difícil tema. Todas las revolucio-
cama, el zarandeo de los transportes rústicos, las largas y fatigan- nes, tarde o temprano, habían devorado a sus hijos, incurrieron
tes jornadas. en el terror como manera de sobrevivencia. Robespierre, Saint
Ya en la noche nos refugiamos en otra barraca, dispuesta para Just, Maquiavelo, Trotski, señalaron la violencia como un recurso
comedor, y hablamos hasta la madrugada. Durante nuestra excur- para conservar el poder cuando este comienza a debilitarse como
sión previa, en cada parada se le había solicitado algo a Fidel consecuencia de las acciones contrarrevolucionarias y de la acción
Lisandro Castro, más tierras, tractores, subsidios, escuelas, viviendas. Era pendular de la opinión pública. ¿Cómo podía evitarse en Cuba?
evidente: las demandas excedían la capacidad del Estado para Fidel le respondió su rechazo a los procedimientos coactivos y
Otero satisfacerlas. La Revolución había despertado las necesidades la- su fe en los persuasivos. La mejor manera de entenderse con el
tentes desde mucho tiempo antes, pero no disponía de recursos pueblo era usando la razón y la lógica. Eso explicaba sus largos
para calmar tanto apetito. discursos, minuciosos y didácticos, de aquellos tiempos. Fidel con-
l nacimiento de Jean Paul Sartre cumplió su primer Fidel Castro dijo que se ofrecería a las mayorías populares be- fiaba en un aumento de la cultura popular, con el cursar de los
centenario el pasado 21 de junio. Con ese motivo neficios inmediatos. Las Leyes Revolucionarias, dictadas una tras años, y con ello crecería la capacidad de comprensión de las
se realizaron numerosas conferencias y charlas en otra, conquistaron de entrada el enorme apoyo popular, del cual masas, así se lograrían mejores resultados de los objetivos plan-
todo el mundo. Uno de los hechos rememorados entonces disponía la Revolución. «¿Y si le pidieran la luna?», pre- teados por la Revolución sin recurrir a imposiciones. Sartre se
fue la entrevista que sostuviera con Fidel durante la guntó Sartre a Fidel, quien hizo una pausa, miró por la ventana mostró complacido con la respuesta: no debía sacrificarse una
visita que realizara a Cuba en 1960. abierta hacia la neblina en la laguna y le respondió: «Si me pidieran generación por otra.
El encuentro tuvo lugar en una laguna, denominada del Teso- la luna es que estaban necesitándola y habría que dársela. Todo lo Tras aquellos días Sartre publicó una serie de artículos en el
ro, en medio de la Ciénaga de Zapata, al sur de Cuba. Allí existían que piden, sea lo que sea, tienen derecho a obtenerlo». Sartre diario France Soir, entonces el de mayor circulación en Francia, y
unas rústicas instalaciones en un sitio de descanso, dispuesto concluyó: «el único humanismo posible se basa en la necesidad». los recogió en un libro que tituló Huracán sobre el azúcar. Allí
entre lodazales y cocodrilos. Los acompañé en esa histórica entre- Sartre indagó sobre las condiciones determinantes en la de- acuñó su fórmula de la «democracia directa» como una expli-
vista y por eso puedo referir ahora su contenido. rrota del ejército de Batista. Fidel le explicó cómo rechazó la idea cación de lo que entonces estaba sucediendo en Cuba. Su
Dormíamos hacinados en una barraca amueblada con literas de algunos revolucionarios de conspirar con las fuerzas armadas. visita dejó un saldo provechoso de solidaridad y conquistó
militares. Era más cuartel que villa de descanso, pero Sartre se La lectura de La técnica del golpe de Estado, de Curzio Malaparte, simpatías en un momento en que los más siniestros peligros
puso a escribir apenas llegamos, en un rincón de uno de los dijo, aparte de ser un texto históricamente falso, hizo mucho comenzaban a erguirse contra la naciente Revolución.
cobertizos. Nunca he olvidado su disposición para el trabajo inte- daño entre los insurgentes cubanos. Lisandro Otero: Novelista, diplomático y periodista. Editorialista de la
lectual. Pese al calor agobiante del día, al sudor mezclado con En Cuba se creía en las confabulaciones con o sin el ejército, Organización Editorial Mexicana. Autor de novelas como
cieno que nos cubría, a la fatiga de las jornadas interminables, pero nunca contra el ejército. Con el concurso de los institutos La situación, Árbol de la Vida y Charada. Pre-
mio Nacional de Literatura 2002.
Sartre abría un largo libro de contable, con hojas cuadriculadas, armados, estimaba Fidel, no podía hacerse una revolución pro-
donde anotaba sus impresiones del día, sin quitarse siquiera su funda, por eso él fue muy cuidadoso para evitar un golpe de
negra chaqueta de sepulturero. Estado. De haberse consolidado la conspiración del general
Observé, con estupor, su camisa blanca, enrojecida de fango Cantillo, quien había propuesto una especie de golpe de Esta-
reseco, y su corbata anudada con el esmero de quien se dispone do para asegurar la continuidad del batistato sin
a asistir a un banquete oficial. Más parecía un minero en faena Batista, habría sido necesario con-
que un intelectual. Mientras,todos los demás nos quedábamos tinuar la lucha.
en ropa holgada, intentábamos sacudir el agotamiento genera-
do por nuestro itinerario, Sartre escribía como si se
hallase en la Biblioteca Nacional de Francia.
Se mostró indiferente a las
adversidades
algunos críticos vieron cual evidente toma de distancia respec-
to a la euforia izquierdista que recorrió Europa, en el momento
inmediato al fin de la Segunda Guerra Mundial. De todos
modos, en el guión se percibe el lamento típico sartreano de
que Francia había perdido la oportunidad de hacer su revolución
proletaria alrededor del año 1945.
Con todo y estos apuntes de sesgo político, La suerte
está echada cuenta el romance, con ribetes fantásticos, entre
una dama de sociedad y un obrero izquierdista, justo antes
de que mueran. Los burócratas del cielo deciden regalarles
una segunda oportunidad a los enamorados y así continúa
la trama, muy similar a la de un filme norteamericano lige-
ramente anterior titulado Heaven can Wait (1943), dirigido
por el mago de la comedia mundana, el alemán Ernst
Lubitsch, y a otros filmes más contemporáneos y popu-
lares, relacionados con la vida después de la muerte,
como Always, de Steven Spielberg; Fantasma, con Demi
Moore y Patrick Swayze; Meet Joe Black, con Brad Pitt «per-
sonificando» a la muerte; y Lo que traen los sueños, con
Robin Williams rescatando a su amada de entre los muertos.
A pesar de que el filme escrito por Sartre padecía las rigide-
ces academicistas típicas del cine francés de esta época
—que muy pronto provocó los desbordes de la nueva
ola—, se destacaba el diseño escenográfico, de fuerte inspi-
ración cubista, para presentar el segmento correspondiente
al paraíso.
La segunda de las adaptaciones al cine del mundo sar-
treano fue La P... Respectueuse (La ramera respetuosa, Francia,
1952) que también contó con el célebre escritor en plan de
guionista. Codirigida por Marcel Pagliero y Charles Brabant, el
filme se resentía por tres factores fundamentales: la falsedad
que implicaba reconstruir los bajos fondos sureños de Nor-
teamérica —donde se desarrolla la acción— en los estu-
Joel del Río dios de Courbevoie; las estólidas actuaciones de un reparto
ineficaz —particularmente Barbara Laage como la ramera que
menciona el título—, y el demasiado obvio empeño de los rea-
lizadores en denunciar y criticar un mundo racista y sombrío, de
gente pasiva y resignada.
En el cuento de Sartre titulado «L’Amour Redempteur»,
se inspiró el equipo de talentosos guionistas integrado por
Jean Aurenche, Pierre Bost y Jean Clouzot, para realizar una
adaptación al cine en combinación con el director del filme,
ras el eclipse cultural que sig- el eficaz Yves Allegret. La titularon Les Orgueilleux (Los
nificó la Segunda Guerra orgullosos, Francia, 1953) y, ahora sí, se incluía un buen
Mundial para ciudades como presupuesto, rodaje en espléndidos paisajes mexicanos divi-
Berlín, Viena y Praga, la capi- namente fotografiados —las imágenes corrieron a cargo de
tal francesa recuperó su pri- Alex Phillips, que había trabajado con asiduidad en México—
macía en los universos culturales de la moda, la además de la plana mayor de los profesionales del cine galo en
literatura de vanguardia y el teatro mundial. Uno de aquel momento. Gerard Philipe y Michele Morgan eran el
los más poderosos movimientos filosóficos y literarios centro romántico de una historia que intentó reforzar la
de la posguerra surgió precisamente en París, fue capita- atmósfera exótica, y subrayar el tema del crecimiento moral
neado por Jean Paul Sartre y se conoció con el nombre de ante las dificultades. Una turista francesa se ve atrapada en
existencialismo. Consagrado novelista con La náusea, y con el México semiselvático, y allí encuentra a un doctor alcoho-
el ciclo de relatos titulados Los caminos de la libertad, teorizó lizado, quien se ve redimido por la compulsión del romance
en los ensayos «El ser y la nada», y en «Crítica de la razón y por la urgencia de luchar contra una epidemia que azota
dialéctica», sobre un surtido de conceptos que integraron el el lugar.
llamado existencialismo materialista. Viciada por la extrema teatralidad que la puesta en pan-
Sus obras de ficción, para narraciones literarias y el teatro, talla no supo evitar, Huis Clos (Sin salida, Francia, 1954) fue
trasmitían sus doctrinas mediante la sicología fenomenológi- una adaptación de Pierre Laroche, a partir de la obra de teatro
ca, siempre signada por el realismo extremo, chocante, en una escrita por Sartre, que protagonizaron la célebre Arletty, Frank
suerte de naturalismo quintaesenciado, discernible sobre todo Villard y Gaby Silva. Dirigida por Jacqueline Audry, esta versión
por la manera de hablar de sus personajes —común, colo- cinematográfica presenta un grupo de personas confinadas
quial, incluso marginal—, y por las acciones chocantes que en una suerte de sombrío hotel, metáfora de la antesala del
ellos emprenden, acciones propias de personas colocadas en infierno. La limitación del espacio es lo que provoca esa
el límite de la razón y la locura, gestos que solo buscan confir- sensación de encierro escénico que no supieron ni quisie-
mar la esencia humana cada vez más desfigurada y en fuga. En ron ocultar los realizadores. Uno de los personajes confina-
las obras teatrales A puerta cerrada, Las manos sucias y El diablo dos es una madre que asesinó a su propio hijo, el otro es un
y el buen Dios, el autor propone, mediante personajes-tesis, la revolucionario que traicionó a sus camaradas, más allá apa-
importancia o la imposibilidad, del compromiso con la acción, rece una lesbiana con tendencias suicidas... todos están con-
en medio de agudas parálisis sicológicas o contradicciones denados a compartir este espacio a lo largo de la eternidad,
políticas y sociales. Los personajes sartreanos con frecuencia sin remisión ni paliativos.
poseen la dolorosa certeza de saber que el mundo debe ser Este tipo de filmes, que emplea como coartada dramatúrgica la
cambiado, pero muchas veces también están seguros de que coexistencia forzosa de un buen grupo de personajes diversos y
tal vez no valga la pena. opuestos, aportaría luego una serie de cintas memorables entre las
Harto difícil fue llevar a la pantalla narraciones afincadas cuales se encuentran algunas de filiación sartreana más o menos
en héroes que suelen reflexionar sobre sí mismos y sobre su evidente y, por cierto, bien ubicadas entre las más importantes de
interioridad espiritual, a partir de uno de los fundamentos del sus respectivas épocas: Doce hombres en pugna, El ángel extermi-
filósofo: la realidad y la existencia humana son reductibles a la nador, Baile de ilusiones, Pieza inconclusa para piano mecánico, La
nada, aunque esa misma existencia sea capaz de romper los estrategia del caracol y muchas otras donde, a la manera de Sartre,
atavismos de la realidad y afirmarse con absoluta potencia. La salta a la vista el más agrio de los pesimismo respecto a toda posi-
filosofía de Sartre potencia la libertad absoluta del individuo, ble redención del ser humano, y a veces, en sordina, se deja escapar
más allá de todo prejuicio o rienda, y exalta la autonomía para un dejo de esperanza para quienes intentan materializar la utopía
elegir el modo de vivir, hasta ese mismo punto donde se di- de un mundo menos inclinado a las miserias amordazantes, las
suelve y anula toda necesidad. El impacto de tales ideas no lesiones al prójimo y los valladares a la inteligencia. El legado del
tardó en verificarse en la gran pantalla, aunque el academicis- extraordinario escritor al cine trasciende con mucho el puñado de
mo del cine francés de finales de los años 40 y principios de los filmes inspirados directamente en sus obras. Sus ideas no solo
50 no se manifestó demasiado apto para trasmitir las sutilezas contribuyeron a cambiar los manuales de filosofía, sino que logra-
filosóficas del escritor. ron el milagro de que muchos seres humanos pensaran su exis-
El propio Sartre escribió el guión de Le Jeux son faits (La tencia con mayor detenimiento y profundidad.
suerte está echada, Francia, 1947) que dirigió el reconocido y
formalista Jean Delannoy, con el protagonismo de Marcel Pagliero Joel del Río: Periodista y crítico de cine. En La Jiribilla redacta la
y Micheline Presle, en un tono entre poético y pesimista, que columna La Butaca.
La anécdota de un Sartre
emergente a las luces de un
escenario nos hace pensar en la
posibilidad de la emergencia, desde
los infiernos, rompiendo las
barreras de las actuales represiones,
de las bases de un pensamiento
nuevo que acompañaría las nuevas
prácticas sociales y políticas
contra el capitalismo.
Proyecto pendiente
Este proyecto, del que solo fue una caricatura y una falsifi-
cación aquel «socialismo de rostro humano» —que llevaba en
su vientre el monstruo de la restauración del capitalismo que,
por fin, han dado a luz las repúblicas del «socialismo real»,
gran responsable histórico del fracaso del gran sueño de octu-
bre—, sigue siendo el gran proyecto pendiente de la especie
humana, que lo retomará a su debido tiempo en formas y por
medios de combate hoy imprevisibles. Para entonces, obras de
pensamiento, como la de Sartre, serán reencendidas y ayuda-
rán con sus luces en la iluminación de los nuevos caminos.
También estarán en esos momentos, y volverán a ser leídas con
nueva pasión, las obras de los maestros del pensamiento liber-
tario. Así, pues, la línea que fue abandonada y que, en la guerra
de España, dio aun algunos luminosos frutos, también será
na compañía de teatro decide, en Madrid, sacar a una fuerte referencia del nuevo pensamiento militante.
Jean Paul Sartre de los infiernos y, por cierto,
con una de sus obras más infernales, A puerta Pensamiento débil
cerrada (Huisclos). ¿Y ello por qué? Aunque también Es esta una herencia que, hoy por hoy, se encuentra des-
podríamos preguntarnos por qué fue conducido mantelada y recluida en zonas infernales de oscuridad, igno-
allá, a su muerte, por sus enterradores. En realidad fue un rancia y desprecio por un sistema que exalta como valor
signo de lo que estaba ocurriendo —y siguió durante los años supremo las glorias y las delicias, los beneficios —¿para
siguientes, hasta hoy— en el campo de la cultura. Desde los quién?— del mercado. Esta herencia permanece oculta y cus-
nuevos puntos de vista —que se nombraron posmoder- todiada por los canes cerberos del hedonismo y del pensa-
nos y que asumieron formas de un «pensamiento débil», al miento débil, de una presunta posmodernidad en el marco
ideológico de un, también presunto, final de la Historia; nociones (o esa condición que la libera de la fugacidad propia del consu- de nuevo en un comienzo de camino. Es otra vez el momento de
que yo estimo que ya fueron antiguallas desde su propio origen y mo). Hay obras que ya se nos imponen como clásicas desde el la náusea que nos asalta ante el sinsentido de la vida. ¿Habrá que
manipulado, y que solo se mantienen en pie, con estas u otras primer día de su presencia en el mundo. A Miguel Narros —que repetir con aquel primer Sartre que el hombre está «de más»
palabras, por la fuerza bruta de las exigencias del neoliberalismo me pidió mi versión de este texto insigne— le sobran razones —o de sobra— en el mundo?
económico reinante, sobre una base de lacerante miseria y de para responder a mi pregunta: ¿Por qué? Porque es un clásico, y
tragedias sociales en cantidad y calidad aterradoras. los clásicos dicen cosas para todos los tiempos. Pero además, en Los rostros de la ira
La anécdota de un Sartre emergente a las luces de un escena- este caso, la proximidad del texto y la precisión de su forma —es No, habrá que tener cuidado con esa fotografía del vacío y
rio nos hace pensar en la posibilidad de la emergencia, desde los difícil imaginar una mayor intensidad con menos medios retóri- tantear los siguientes pasos; para ello, el Sartre que anduvo hacia
infiernos, rompiendo las barreras de las actuales represiones, de cos— hacen indeseable cualquier tipo de tratamiento «dramatúr- adelante nos puede servir de ayuda. Habrá que estar atentos a lo
las bases de un pensamiento nuevo que acompañaría las nuevas gico» (que, sin embargo, reclaman grandes autores como que puede suceder cuando ese mundo de los condenados de la
prácticas sociales y políticas contra el capitalismo. El teatro es poca Strindberg, pariente mayor de este Sartre de A puerta cerrada). He Tierra vuelva a mostrarnos los rostros de su ira.
cosa desde un punto de vista político, pero a veces anuncia y aquí a Sartre «desnudo como un gusano», y he aquí una batalla Hay regresos de los infiernos que se producen como un ven-
profetiza, en los azares y zozobras de su vida, situaciones que han humana inolvidable. daval de furia. La tragedia griega (Eurípides) nos cuenta la aventu-
de venir y, por ejemplo, trae a Sartre desde el infierno y nos lo Todo eso está bien. Es teatro y es hablar de teatro. Pero el ra posinfernal, e infernal ella misma, del regreso de Herakles desde
coloca ahí para contarnos, precisamente, la verdadera sustancia teatro se hace también —y quizá sobre todo— para hablar de las tinieblas, sus momentos de ciega e insensata cólera. En reali-
del infierno. Porque A puerta cerrada es precisamente eso: una otras cosas que el teatro, con sus propios medios (que no son los dad, aquella furia es un castigo más de los dioses por el héroe no
imagen de la vida humana en un mundo en el que la solidaridad de la filosofía ni los de la ciencia), ilumina. Y el Sartre que ahora va haber obedecido la orden de estar muerto.
es, a lo más, un viejo sueño olvidado o ni siquiera eso: «entonces a salir, en un teatro de Madrid, de los infiernos del olvido, va a A puerta cerrada no es un recuerdo del pasado. Sartre nos
los demás son el infierno». Parecería que Jean Paul Sartre escribió ejercer de nuevo su acción contra la banalidad y la trivialización en enseña el mundo de hoy y pone el ejemplo de su vida y de su obra
su obra sobre y para el mundo de hoy. ¿O será que no ha pasado que, en general, se mueve el mundo del espectáculo. Estos otros para prohibirnos una sola cosa: que nos recostemos a morir en la
el tiempo? —o yo prefiero decir: estos «demás»— que son el infierno en una resignación.
sociedad que ha perdido sus ejes morales y sus proyectos utópi-
Un clásico cos, se constituyen hoy en una «puerta cerrada» para la esperan- Alfonso Sastre: Escritor y dramaturgo español. En el 2003 recibió el Premio Max de
Estas son las grandes virtualidades que nos hacen decir de za. Sartre partió en su momento de esta misma realidad Honor de las Artes Escénicas, a la obra de la vida, que otorga la Sociedad General
de Autores y Editores de España (SGAE). Se publicó en Cuba por la editorial
una obra que es «un clásico». No hace falta que transcurra un inmisericorde y emprendió, con coraje sin fin, el camino de la Ciencias Sociales La batalla de los intelectuales, compilación de ensayos.
tiempo —¿y cuánto?— para que una obra adquiera esa naturaleza solidaridad con los condenados de la Tierra. Hoy nos encontramos
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obre la piel de un escritor dentro de una situación concreta de poder, la utilización del poder, el anquilosamien- sesos por advertir el móvil que lo condujo a
vive siempre el miedo por guerra. Hugo Barine, quien ha abandona- to de las ideologías y los sistemas dictatoriales y tomar la pistola y disparar, ese acto confuso y
su historia. Quizás no exac- do a su familia burguesa para entregarse la felicidad. Lo único absolutamente radical en determinante, por más que se haya pregunta-
tamente esa entidad global a la causa de su país en beligerancia, pide esta obra es la decisión última de Hugo Barine do, no lo sabe.
y a menudo generalizado- ser removido de su cargo de redactor de de no ser recuperable para la causa, decisión Las manos sucias es la búsqueda por evi-
ra que es la historia de un país, sino la un periódico para ejecutar una acción tomada tras el relato teatral, compendio de lo denciar el develamiento paulatino de los re-
historia personal (que tributa a aquella), realmente importante. La misión que el ocurrido, que sirve para visualizar el campo de sortes. Es, asimismo, la convicción de que tal
asida a estamentos de clara especifici- Partido le asigna consiste en infiltrarse como acción. Y Hugo lo decide porque, como en la conocimiento es, a la postre, inexacto, pues
dad, desde la cual un escritor gesta una secretario en casa de un tal Hoederer, mili- vida, nunca se dibujan las cosas totalmente nítidas, en la mente se manifiestan muy personales
epopeya de permanencia y a la par de tar que «juega en los dos bandos» y tiene y por más que en prisión él se haya devanado los procedimientos que obligan a reacciones equí-
particularidad. Toda la literatura de Jean en sus manos la posibilidad de aliarse con vocas y excepcionales. Y es, al final, también la
Paul Sartre nace de esa inmanencia cog- el Regente, y desde allí Hugo debe impe- exposición de la tesis de que esas reacciones,
nitiva de los procesos históricos leídos a dir contactos y negociaciones hasta que más que las acciones que las engendran, arman
través de los mecanismos de los ficcio- un matón acabe con Hoederer. Pero Hugo el cariz social del hombre, tan
nales, mixturados unos y otros núcleos no quiere «ser carnero», apuesta por la po- exclusivo como su sangre.
en una obra que condensa los extremos sibilidad de cumplir la tarea
de la realidad, como halándolos hacia completa y matar él mismo al
Abel González Melo: Teatrólogo
centros de debate sintético y tajante, por hombre. No obstante, con el y escritor. Editor de la revista Tablas.
encima de las formas, estilos o influen- curso de los días, mudado Autor de Ubú sin cuernos, Premios
cias apreciables en sus textos puntuales. ya el muchacho para casa José Jacinto Milanés y Dador.
La escritura de Las manos sucias per- del militar, su relación con
tenece a las postrimerías de los años 40. él va enfriando los ánimos
Resulta una obra extraña dentro de la pro- primeros y en la mente de
ducción de Sartre, al menos si se la compa- Hugo se torna menos clara
ra con sus clásicos para el teatro. No es la real culpa de Hoederer
el cuadro súbito de La ramera respetuo- cuyos argumentos sobre
sa ni el ámbito de absurdidad de Sin sa- cambiar o conservar el régi-
lida ni la aguda traslación de la Orestíada men establecido, no son tan
(impresionante como pocas relecturas) ácidos o negativos como el
que conocemos por Las moscas. Y, sin Partido intuye ni el Partido es tan lumi-
embargo, hay en ella una marcada in- noso cuando empiezan a entreverse sus
tención por ubicar al hombre en el centro grietas. Tal vez Hugo hubiera demorado
del mundo, con su poder objetivo en para siempre el homicidio pactado si no
lucha con la instancia subjetiva que todo fuera porque sorprende a su mujer en los
el tiempo impulsa sus acciones, algo que brazos de Hoederer y le dispara a él. El ase-
la une a los ejemplos mencionados, aquí sinato político tiene el recubrimiento de
incluso con las fuerzas adicionales que un crimen pasional y como tal nace a la
entrega el carácter cuasi documental y luz pública, Hugo es encarcelado y solo
naturalista de Las manos sucias. Mas, si tras tres años en prisión puede sopesar, a
en La ramera… o Sin salida se hace nota- su salida, en diálogo con una colega del
ble la instancia filosófica de la reflexión, Partido que pretende «recuperarlo para
en Las manos… ese sentido se filtra por la causa» (aun cuando Hugo se ha con-
las venas de los personajes que devie- vertido ahora en un peligro potencial, en
nen, gracias a ello, seres caracterizados «alguien que puede hablar y decir cosas
en la densidad de sus paisajes interiores escondidas»), las motivaciones verdade-
y en la verticalidad con que asumen sus ras de sus actos, el alcance de los hechos
Abel G
mera obra filosófica de Sartre, el autor allá de la rudeza con que descarna los
niega lo útil de la religión, la sociedad y polos de un universo político ante los ojos
la moral ante el ser humano en el momento inexpertos de un muchacho de 20 años (la
de responsabilizarse con sus propias acciones edad de Hugo Barine al proponerse como
y oponerse al poder autoritario. Si hay un ma- espía y al cometer el asesinato), se encuentra
Melo
terial que muestra, para decirlo con palabras en el modo en que el protagonista, al salir de
del francés, «cómo el hombre tiene siempre la la cárcel, recompone en flash back los escena-
posibilidad de rebelarse y disentir con lo im- rios del relato total. Así, teniéndolos todos a
puesto, de esforzarse continuamente por ad- él por testigo, estos escenarios acogen los
vertir el valor y el sentido de la vida», ese abruptos y para nada definitivos cambios ideo-
material es Las manos sucias. A lo largo de lógicos en la mente de Hugo, tejidos a partir
100 cuartillas, seccionadas en siete cuadros, de temperaturas que suben y bajan en la reflexión
el dramaturgo se convierte en tomógrafo real de los intereses del hombre con respecto al
l llegar a la última línea de su libro sobre Cuba, las cuales, y en buena medida, ha venido a conformarse, en su
Huracán sobre el azúcar (1960), nacido de una sentido europeo, el significado y la proyección de lo que hoy
agitada y productiva visita a la Isla donde de- entendemos como la civilización de Occidente.
partió ampliamente con los líderes de la joven Decía Carlos Marx que un modo de producción económico
Revolución, Jean Paul Sartre (París, 1905-1980), encarna siempre de una manera imperfecta en una sociedad. Es
uno de los pensadores europeos más importantes de su tiempo, decir, su relación con la sociedad no es simétrica ni puramente
colocado con sus ideas en el seno de una específica tradición refleja, reviste, por el contrario, un carácter variado y complejo. El
ideológica de Occidente, el Existencialismo, aventuró para la estilo de vida romano, como el estilo de vida germano, no son
historia del pensamiento político de la izquierda de Francia y otra cosa que manifestaciones contextualizadas de dos realida-
Europa la siguiente frase: «Los cubanos deben triunfar en su des socioculturales en las que se hicieron patentes las respectivas
empeño o lo perderemos todo, hasta la esperanza...» problemáticas históricas y económicas de esos pueblos.
Una pregunta asoma luego de la lectura de este primer La Revolución Francesa quiso ser la contrapartida ideológi-
párrafo: ¿Qué puede haber de socioculturalmente irresuelto ca frente a la servidumbre y el racismo medieval. En un corto
en lo occidental europeo para que uno de sus más altos repre- período de profundos y traumáticos cambios —de 1789 a
sentantes intelectuales haya realizado ese planteamiento tan 1793—, los revolucionarios de esa época sintetizaron el nuevo
significativo, en el que, explícitamente, relaciona el contenido Julio Pino ideal de la modernidad tal como ellos la entendían: La recons-
de la esperanza política de Europa, con la posible victoria del trucción, por medio de la violencia, de una sociedad civil que
empeño socialista y revolucionario en una Isla tercermundista, inédita por los revolucionarios de entonces? Contra las tres sim- tuviera como fundamentos la propiedad privada y la libre con-
afrohispana y latinoamericana del lejano mar Caribe? bólicas cabezas de la Hidra de Lerna del sistema feudal todavía currencia económica. No les bastaba a esos revolucionarios
Nuestro Alejo Carpentier al escribir El siglo de las luces donde vigente en toda Europa: La teocracia ideológica. La rígida estruc- intentar abolir para siempre el concepto religioso de servi-
trata el tema de la repercusión en América de la Revolución Fran- tura social clasista-estamentaria. Y la sociedad racial. dumbre, sino que era imprescindible, además, una reinterpre-
cesa, pero desde un ámbito hispano y caribeño, colocó como Los líderes de la Revolución Francesa interpretaron con rigor tación cívica y filosófica de la condición humana y de su
exergo de esa novela unas palabras tomadas del Zohar o Libro del su papel de actores de un apasionante drama histórico, imi- significado social.
esplendor que la tradición atribuye al judío español de fines del tando conscientemente el estilo de los antiguos tribunos y los Ese tema, sin duda importantísimo, irresuelto hasta hoy, se
siglo XIII, Moisés León: «Las palabras no caen en el vacío». antiguos Césares de la Roma republicana e imperial. Aunque puede condensar en un solo nombre: el hombre mismo; no aten-
Hay una historia de las ideas. Es imposible pensar que no si el renacimiento de una República revolucionaria, supuso el diendo exclusivamente a su significado filosófico o al valor en
exista una continuidad ideológica, una continuidad de los pro- regreso al ideal político de la antigua romanidad, el desarrollo términos axiológicos del humanismo, tal como hace uso de él
nunciamientos políticos, que si bien no se encuentran colocados en sí del modo de producción capitalista estaba más a tono desde hace tiempo el pensamiento especulativo, sino a la com-
al margen de los accidentes históricos y la imperativa realidad de con las nuevas concepciones religiosas que marcan el resurgi- pleta humanización de su situación política y social. Esa es, en mi
la socioeconomía, poseen su propio hilo conductivo; una especí- miento del mundo germano en el siglo XVI. opinión, la gran empresa de nuestra presente modernidad: Dejar
fica forma de existencia, y, sobre todo, su propio significado Me refiero a la Reforma religiosa propuesta por el monje al hombre convenientemente instalado en la historia.
como un lenguaje cargado de sentido. Como un lenguaje cons- alemán Martín Lutero (Turingia, 1483-1546) frente a una ro- El hombre no es, como afirma el pensador francés Michel
truido desde la crítica, elaborado y concebido para ser dicho en manidad católica, pero con graves consecuencias para el des- Foucault en Las palabras y las cosas (1966), una especie de
un momento decisivo de la historia de un pueblo. tino en pleno de la comunidad occidental, no solamente en un postulado de las ideologías, aparecido en fecha relativamente
El pensamiento teórico burgués de nuestra época intenta sentido religioso o político, sino socioeconómico. Podría de- reciente en Europa, y en vías de disolverse una vez que las
medir mediante un pragmático funcionalismo, el valor y el al- cirse que el modo de producción capitalista ha ido implicando doctrinas que le dieron cabida en el pensamiento occidental
cance histórico de los procesos revolucionarios, solamente por una readaptación del espíritu de la modernidad a unas nuevas desaparezcan de la faz del planeta. El hombre es el más impor-
lo que estos han aportado en términos de desarrollismo econó- circunstancias históricas, que le entregaron al modelo de so- tante resultado del desarrollo histórico que pugna, desde mi-
mico. Este planteamiento pretende ignorar que una revolución, ciedad germánica el liderazgo sociocultural de Occidente. El lenios, por su concreta realización aquí en la Tierra y por la
aunque tenga como premisas inexcusables la justicia social y la modo de producción capitalista, desde la época del despuntar completa clarificación de su significado humano.
superación de la miseria económica, no surge jamás como una tardo medieval de las sociedades mercantiles nórdicas, ha ve- El tema de la ubicación y sentido social de la condición
ley pasiva del desarrollo histórico, a la manera en que son nido implicando, además, a una romanidad o latinidad en humana sigue siendo el gran tema de nuestro tiempo. (…) La
introducidas nuevas técnicas industriales o el pensamiento retirada. marcada irresolución del proyecto sociopolítico de la moderni-
científico accede a nuevas realidades del conocimiento natu- (…) dad —la libertad, la igualdad y la fraternidad humanas—, pa-
ral. Por el contrario, el severo carácter irruptor de las ideas Ampliando el marco del pensamiento teológico de la rece hoy configurar su naturaleza misma.
revolucionarias no atañe a las esferas puras de la economía ni Reforma, existe la teoría, elaborada por el predicador Juan Pero, ¿cuál es la nueva situación histórica que convierte a la
de las ciencias ni de las tecnologías aplicadas, porque es pro- Calvino (Francia,1509-Ginebra,1564), de que nacemos predes- modernidad en la destinada a resolver los problemas básicos
minentemente una empresa social que implica esencialmente tinados y que la salvación de nuestras almas, si nos llega, nos del hombre y que esa solución no sea pospuesta?
a los modos en que se organiza la sociedad, al material humano llega desde arriba, por decreto inescrutable de la Divinidad, sin La característica más radical de nuestra modernidad es que
y a la compleja esfera de las ideas. Una verdadera Revolución que medie para ello ningún esfuerzo personal, suprimiendo ha colocado de un modo ya definitivo, a todas las clases y
posee una fundamentación histórica de raíz cívico moral, que con esto en el hombre la conciencia de su libertad en un sen- estratos sociales en la situación de ser partes de un proyecto
alude al tema sempiterno de la libertad y la verdad humanas. tido moral y de su responsabilidad en un sentido social. Es el general de libertad, igualdad y redención. O sea, ha implicado
Existe un manifiesto grado de inconclusividad en el ideario encontronazo del hombre de la modernidad, que prolifera en dentro del programa general de la libertad y la redención hu-
cívico de todas las revoluciones burguesas, que alcanza a los las sociedades protestantes, con el momento puro de su sub- manas lo que la civitas griega ni siquiera implicó como posibi-
propios países donde puede radicar hoy en día el capitalismo jetividad colocada en situación de conflicto ante una sociedad lidad teórica: al sector estrictamente trabajador de la sociedad.
más avanzado. Victor Hugo, el célebre escritor e intelectual, que se le va volviendo ajena, unas instituciones en las que El mismo concepto de sociedad, en su sentido moderno, y
activo contemporáneo del proceso revolucionario que vivió en desconfía cada vez más, una libertad que se le hace filosóficamente como macrodefinición genérica, contiene una superación ra-
la Francia del siglo XIX, resumió en el exergo de su más ambi- imposible y lo condena a su estricta individualidad ante un dical de la vida en estamentos y de la determinación genealó-
ciosa obra literaria, Los Miserables, el breve manifiesto que, orden y una razón humanas que le resultan extraños, pues el gica del poder y la riqueza. Con la modernidad los conceptos
según él, sintetizaba el credo moral de los revolucionarios fran- mundo en que vive ha sido desconectado del antiguo signifi- de sociedad, democracia y estado cobran un nuevo significado
ceses reunidos a lo largo del siglo en asamblea extraordinaria: cado teológico de la gracia. Quedando así, el hombre germa- y una amplitud completamente inéditos. Es que de hecho las
«Votamos por el fin de la infancia desvalida.» «Votamos por el no, luterano o calvinista, desimplicado socialmente para quedar relaciones humanas en tiempos de la modernidad, incluyen-
fin de la prostitución de la mujer.» «Votamos por el fin de la a merced de la absoluta gratuidad de su conciencia, donde es do en ellas al modo capitalista de producción, alcanzan un
esclavitud del trabajador.» inquirido por los anatemas morales de un tipo de predicación nivel nunca visto de socialización.
Ninguno de estos principios, elaborado por la madre de las religiosa que se place más en inculcarle los futuros horrores Al decir de Federico Engels, la herejía de las ciudades fue la
revoluciones burguesas, ha sido hasta hoy resuelto ni se en- del infierno que los placeres del paraíso. gran herejía de la Edad Media. La herejía del nuevo hombre de
cuentra en vías de resolverse, en los EE.UU. No pertenece siquie- ¿Qué le queda como respuesta a ese estado de conciencia tan los burgos contra el orden clerical reinante. Aunque fue el
ra a la plataforma electoral de ningún político norteamericano. típico del individuo burgués que habita en las sociedades germa- amplio sector de la sociedad desclasada, representada por cam-
Es, por tanto, a los revolucionarios de nuestra época, a quienes nas? Tomar como esencial aquello que hasta ese momento, desde pesinos y plebeyos, la que sería el antecedente histórico inme-
parece corresponder esa tarea: la realización del ideario cívico el seno de la tradición medieval y mediterránea, había sido conside- diato de la gran protagonista del nuevo drama histórico de la
moral pronunciado en su momento por los revolucionarios rado relativo: el valor en estricto del individuo, de su subjetividad modernidad: el proletariado.
burgueses. moral y de su interés particular. Sobre esa fórmula el hombre de la Todo esto crea una situación única para el humanismo puesto
No se dirá nunca lo suficiente hasta qué punto la modernidad sociedad calvinista devendrá modelo del «hombre económico» que lo promueve, contemporáneamente hablando, como postu-
fue la estremecedora fuerza liberadora, que teniendo a la Revolución enteramente preocupado, en términos sociales, por crear un siste- lado de la conciencia social. El humanismo antes de devenir pos-
Francesa en su pináculo más elevado, se dedicó a aniquilar, con el ma de compra-venta que garantice, primero, su enriquecimiento tulado de la conciencia social, poseyó una situación bastante
concurso del nuevo pensamiento filosófico de la Ilustración, la personal; segundo, la sacralidad de su espacio privado, de su opi- peculiar dentro del desarrollo histórico de Occidente, en el que
inestimable ayuda de las armas y el aporte decisivo de las masas nión personal; y tercero, desde estas premisas, reorganizar el siste- fue expresado primero bajo la forma de un ideal cultural, artístico
enfebrecidas por siglos de ignominia, a un orden feudal erigido ma social a imagen y semejanza de una psicología como la suya que y filosófico y luego como un ideal eminentemente religioso, en
sobre el canon racial, el cual sobre la base de los exclusivistas es, desde luego, el resultado histórico de un nuevo sistema de tiempos del modelo cristiano de sociedad medieval. Este ideal
privilegios económicos y políticos de las castas, organizadas según producción, pero, además de una particular percepción de las rela- apareció primeramente en la historia de Occidente bajo el tipo de
estrictas leyes de consanguinidad, había dejado estructurada la ciones del individuo con el mundo, nacida dentro de un contexto organización social de la ciudad-estado griega. Después reapare-
más rígida, opresiva y menos aireada sociedad de clases que haya religioso. Sobre la piedra angular del interés privado se hará ahora ció dentro de los marcos de la vida comunal religiosa y la doctrina
conocido jamás la historia de Occidente. economía, derecho, política, instituciones y religión. social de la Iglesia. Es a ese primer paradigma, el modelo civil de
¿Dónde está, en mi opinión, la verdad ideológica más original El llamado mundo románico, representado en principio por el la sociedad griega y mediterránea, al que las sociedades occiden-
de la Revolución Francesa? En su proclamación misma, escrita Imperio Romano de Occidente hasta su caída en el siglo V, como tales invocan periódicamente a la hora de buscar legitimar su
indeleble con pólvora y sangre por el extraordinario pueblo sociedad eminentemente mediterránea, guarda una estrecha re- nueva situación histórica.
francés: «¡Libertad! ¡Igualdad! ¡Fraternidad!». Como debe no- lación de intercambio con los pueblos que comprenden el centro De una muy particular relación con la tradición, es que
tarse, las tres proclamaciones componen una unidad en estricto: y norte de Europa a los que se vincula, en parte, por su origen surge la necesidad cíclica de un proceso de revisión, decanta-
Libertad política y económica. Igualdad y representativi- étnico y cultural la propia Inglaterra. ción y ajuste de cuentas que tienen las viejas sociedades consi-
dad jurídicas. Y Fraternidad entre todos los hombres. Lo germánico y lo románico constituyen de esta manera go mismas.
¿Contra qué apunta directamente esta trinidad dos fenómenos históricos en constante interacción, llenos de En los escasos siglos que configuran al período moderno
ideológica, esgrimida de una manera absolutamente riqueza, plagados de mutuas experiencias interculturales, desde —siglos XVII al XXI...—, se ha manifestado un nivel tan alto de
contradicciones —nacimiento y caída de por lo menos tres grandes ser dado llegar a conciliar sus grandes contradicciones, como la Cuando Sartre llegó a Cuba en compañía de su mujer, la
imperialismos, varias revoluciones y dos guerras mundiales, por solo ingente tarea que tiene por delante el hombre de alcanzar, de un escritora Simone de Beauvoir, ambos se convirtieron de hecho en
mencionar algunos hechos—, que quizás esto explique por qué modo acaso definitivo, la humana contemporaneidad social de asombrados contemporáneos de algo que hasta ese momento
el proclamado término de postmodernidad tenga un contenido su existencia. habían solo conocido por los libros: Una sociedad completamen-
político tan evasivo: El de pretender huir a toda costa de la moder- En un conocido texto, El existencialismo es un humanismo, te inmersa en una revolución. Y reconocieron en ella, por un
nidad, puesto que en ella la dialéctica histórica de la confronta- Jean Paul Sartre explicó a su modo aquello que el pensador momento, sus propios signos. La huella humana que la sociedad
ción se ha vuelto intensamente dramática, y resultaría mejor danés Soren Kierkegaard llamó «La angustia de Abraham...» de su tiempo ya casi no encontraba.
intentar salir por la puerta falsa que brinda una solución estrictamen- La anécdota bíblica se puede encontrar en Génesis 22-2: Un Había en la Isla una pletórica del sentido, una abisal presencia
te académica, que intentar realmente resolverla desde adentro, en ángel se le aparece a Abraham y le pide una prueba absoluta de los significados. La sociedad capitalista se percibía en lonta-
términos socialmente revolucionarios. de su fe. Luego de un intenso debate con su conciencia Abraham nanza como la vieja sociedad superada de los vínculos de las
El debate que nos propone nuestra irresuelta modernidad se vuelve decide aceptar la prueba. entidades muertas. El socialismo se les aparecía así, a la interesan-
así en el debate por el hombre. Mientras que la salida que propone la Si vivimos en un mundo en el que creemos que los signos te pareja de escritores franceses, como una postulación de la
postmodernidad puede devenir —al margen de otras consideraciones nos engañan, y ya no nos es posible reconocer su profundo conciencia moral y también como el mundo nuevo, donde era
teóricas que pueden ser muy respetadas—, absurda pretensión de que, significado y el verdadero sentido de las cosas que nos rodean, posible vivificar los significados y desde ellos llegar a comprender
renunciando a los acuciantes conflictos de la época, la época se resuelve. mucho menos el significado y el sentido de la vida, ¿cuál es el valor de la vida como plenitud.
Pero, parto de las siguientes argumentaciones optimistas: Primero, entonces el valor de la existencia humana? ¿Para qué vivimos y Era la antigua angustia de Abraham trasmutada en compro-
pienso que nuestra época debe resolverse todavía en términos de mo- por qué luchamos? miso.
dernidad. Segundo, que la modernidad no es otra cosa que una especí- Paradójicamente la metáfora bíblica citada por Sartre para El socialismo es el lugar donde los signos de nuestra moder-
fica situación histórica en la que la humanidad puede lograr un temporal argumentar a favor de la falta de sentido de la existencia humana, na existencia podrán al fin ser puestos en orden. Es en él donde se
asentamiento. Y tercero, que esa situación histórica llamada moderni- creo que busca comunicarnos lo contrario. En realidad la angustia conoce la utilidad de la pasión y hasta los mismos poetas llegan
dad es la que ha despejado el camino para que en ella se resuelva el de Abraham duró solo lo suficiente para que él reconociera los a tener patria. Al poema, al poeta, a la poesía como interpretado-
destino social del hombre como la especial solución de su conflicto. Y significados y dejara de contemplar la vida como una entidad ra de señales en medio de la más hermosa noche del mundo,
esa modernidad tendría desde luego un nombre: La modernidad socia- desvalorizada, despojada de signos y señales o, por el contrario, como ordenadora del Génesis en la pesadilla del caos moral del
lista. como una entidad anárquica, plagada de signos que de tanto capitalismo, solo le quedarían poder repetir, algún día, estos in-
El humanismo actual tiene la posibilidad de enriquecerse no decir ya no nos dicen, y donde el hombre se extravía en la senda flamados versos de Federico Hôlderlin: «A mi hogar regreso,
solo con el postulado cívico y filosófico de la sociedad clásica, sino de los símbolos sin sentido, en las señas ajenas a su verdadera pleno,/en busca del dorado vino».
con el postulado ético-comunal de la sociedad religiosa cristiana. naturaleza. Abraham optó por el camino de la fe.
Es en tiempos de nuestra modernidad altamente socializada Sartre, el polémico creador de una doctrina existencialista que Julio Pino: Narrador cubano residente en Miami. Autor de la novela breve Oración
donde radica la posibilidad de reactivar, bajo nuevas formas, ambas plantea que nuestra cultura humana carece de signos, como una por el tiempo de las amigas, las narraciones «Habaneros», el libro Ensayos acerca
de un texto imposible y los poemarios Poema del perfecto idiota latinoamericano y
fuentes originales de la civilización occidental. Y es solamente abrumadora presencia muerta, encontró, entre nosotros los cu- Días enteros en Agrigento. En 1995 fundó en Miami la revista literaria Los Conju-
dentro de sus marcos históricos, que a la modernidad le puede banos, el valor del significado. rados, ahora en versión digital. www.losconjurados.com
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Volviéndome, vi a los siete campesinos en — ¿Del petróleo? —me respondió—. ¿Por qué
el automóvil. no? Hace ya mucho tiempo que investigaciones
—Es como una cacería —dijo Castro— y eso serias han señalado capas de gas en esta región.
los divierte. De todos modos, es domingo... Iba a proseguir cuando nos detuvieron.
En el mismo instante, nuestro auto fue dete- Esta vez era un negro solo, gigantesco y furio-
nido y capturado una vez más por una muche- so, que salió de una pared cuando cruzábamos
dumbre. Se trataba de una nueva comunidad, de una pequeña población de casas bajas y se arro-
otra cooperativa. Esta no pedía nada: miraba y jó sobre nosotros, golpeando violentamente
aplaudía. Sin embargo, se apartaron y empujaron con la palma de la mano el capó del auto.
a la primera fila, hasta la portezuela, a un sacerdote —¡Imprudente! —le dijo con cólera a Fidel—.
l con sotana blanca, muy intimidado. ¡Protege tu vida, que es nuestra y no tuya! ¿Qué
u — ¡Háblele! —dijeron algunas voces—. Es haces sentado en la delantera del auto? ¡Tú sabes
Pa su oportunidad. No la deje escapar… perfectamente que se puede disparar contra ti o
e an re El sacerdote llamaba a Castro «Fidel» como hacerte chocar con un camión! Ve a sentarte atrás
J rt todos los demás y habló con gran rapidez: tenía con Celia y hazme el favor de sentar delante a toda
Sa que exponer la idea de su vida y el tiempo esa gente que está en el fondo.
apremiaba. —Son invitados míos —dijo Fidel sonriendo.
Su aspecto era semejante al de sus feligre- El negro se encogió de hombros:
Yo los mira- ses, pero su voz afable parecía indicar verda- —¿Y qué? Llévalos de paseo todo lo que
ba mejor y acaba- dera cultura. Había explorado la región quieras, pero si alguien debe morir, vale más
ba por descubrir en —dijo— desde hacía veinte años con geólo- que sean ellos.
ellos la primera huella gos y expertos alemanes cuyos nombres citó y Algunos chiquillos acudían corriendo. El
de la garra de la Revolución. que, según parece, son autoridades en el asun- negro lo advirtió y, elegantemente, se apartó:
Cobres y níqueles brillaban, to, y tenía la certeza de que el subsuelo de —Vete —dijo—: tienes prisa. No seré yo
pero resultaban un tanto atrasados: aquellos lugares contenía importantes yaci- quien te detenga.
los más nuevos tenían por lo menos cator- mientos de petróleo que se podían explotar Fidel sonrió ampliamente y el negro le devol-
ce meses, quizá dieciocho. En Chicago o enseguida, porque él había perfeccionado para vió la sonrisa, pero amenazándolo con un dedo.
Milwaukee, ya sus hermanos gemelos habían la extracción nuevos aparatos y nuevas técni- El auto reanudó la marcha.
sido enviados a los cementerios de autos. cas menos costosos y más apropiados a la con- Veinte veces asfixiados y veinte veces libera-
En suma, ya Cuba no estaba en la carre- figuración del terreno. Retuve los términos dos por milagro, Simone de Beauvoir y yo vimos
ra: el gobierno supo lo que hacía cuando exactos de su petición: con inquietud que el sol, tomate sangriento,
gravó tan pesadamente las importaciones —Estoy seguro de lo que digo, Fidel: si me descendía sobre las nuevas plantas de tomate.
de lujo. Los dueños de autos ya no podían crees, dame un millón. Si dentro de dos años —¿No regresamos esta noche? —le pregunté
mantener el ritmo de EE.UU. no he hecho a Cuba ganar el doble, puedes a Arcocha.
Siguiendo con los ojos el incesante desfi- mandar que me fusilen. —Vamos hacia Varadero —me explicó—.
le que tanto me sorprendía todavía la víspera, Castro sonríe. Celia toma nota. Los siete cam- Dormiremos allí.
me dije que veía muertos: la Revolución los había pesinos salieron de su auto y quisieron reanu- —Pero yo tengo compromisos para mañana
resucitado y obligaba a tratarlos con considera- dar la controversia interrumpida, pero aquella por la mañana.
ción: era preciso que sirvieran. comunidad se interesaba más por su sacerdote Se encogió de hombros:
Aquellos automóviles cubanos de adop- que por sus dificultades y desistieron al no sentir- —¡Bah! —dijo filosóficamente—. Cuando
ción servirían todavía largos años a Cuba: al se apoyados. Cuando partimos, regresaron a su sepan que usted está con Fidel…
cabo de diez o veinte reparaciones, permiti- cooperativa, pero debo señalar aquí algo que A pesar de eso, logré que telefoneara para
adillacs muertos rían conservar en la Isla diez, veinte veces más me llamó la atención: ni una sola vez Castro les excusarme con las personas con quienes debía
Cada vez que las grúas del puerto millones que los que costaron. En ese sector, prohibió que le siguieran. reunirme.
depositaban en el piso de los por lo menos, la hemorragia estaba detenida. Por lo demás, aquella disminución de nuestra
muelles un auto nuevo de marca escolta casi no se advirtió: el cruel camionero Tomado de Sastre visita a Cuba. Literatura 1961, Ediciones R.
norteamericana, la sangre corría Petróleo en la parroquia había dado la alerta a toda la región. Al dejar al Jean Paul Sartre: (1905 -1980) Filósofo, escritor, dramaturgo
más fuerte y más rápida. Me habían dicho: «Esos Celia miró el retrovisor. sacerdote, le pregunté a Castro: y periodista francés. Autor de El ser y la nada, Crítica de la
—¡Todavía nos siguen! —exclamó. razón dialéctica, La Naúsea y Las palabras.
autos nos cuestan millones cada año». — ¿Qué piensa usted de lo que ha dicho?
n cierta ocasión explicaba Luis Rogelio Nogueras cómo los senderos que se bifurcan con Masacre en el Senado y a
a su amigo, el poeta Guillermo Rodríguez Rivera, le Scotland Yard con la PNR.
Ernesto parecían excesivas las 15 mil vidas del caminante para Están, también, su incursión en el cine como guionista y
un libro tan pequeño. Quizás tuviera razón. Sin embar- sus amagos periodísticos en El Caimán Barbudo, Cuba Interna-
Sierra go, la anécdota nos hace pensar hoy, a más de 20 años cional, Juventud Rebelde y otras publicaciones; las labores de
de su muerte, si la cifra es suficiente para enumerar los miembros edición en el Instituto Cubano del Libro y la redacción de la
de la cofradía de lectores apasionados con la estela vital y literaria revista Cine Cubano.
que nos legara el poeta de cabello color de fuego. Su búsqueda en la vida se tradujo en ese transitar incesan-
Y es que resultan inseparables su literatura y su anecdota- te por los diferentes géneros literarios y en la lucha sin tregua
rio. Al menos así lo hemos heredado. El joven inquieto de la por arrancarle voz a la palabra escrita:
Facultad de Letras, el Don Juan de aire tropical, l’enfant terrible «El gigaenteco legrado littlerario de peste alabardeado escre-
que propinaba epitafios a sus contemporáneos de la Unión de tor ha sido comprarado con el Diantre, ¡el burdo hunanista flore-
Escritores; el de las salidas ágiles, la ironía al hombro y el humor timo que inmoralizó en su más célibre líbrido a Beretriz,
al alcance de la lengua. Luis Rogelio, Wichy, El Rojo. inmaenculada niña, cama su cebestial guía en el Pajadizo!.» (A la
Esa inquietud, esa voracidad de vida y experiencias las llevó hora señalada, Colección Centro, Guadalajara, 1988, pág.11).
a su literatura y dieron como resultado —digámoslo con pala- No son gratuitas su pasión por el poeta portugués Fernando
bras de sus contemporáneos— «la sorprendente madurez» Pessoa, por los heterónimos, por la multiplicidad de personali-
(como si la poesía tuviera edad) de Cabeza de Zanahoria, poe- dades y sus puntos de contacto con una zona de la prosa y el
mario escrito hacia sus 20 años, en el que adelantaba ya los espíritu innovador de Julio Cortázar y con el tono poético de
rasgos esenciales y definitorios de su poética: el verso breve, Roque Dalton. Más allá del ingenio, el humor y la búsqueda
las profusas referencias culturales, el diálogo intrapoético con formal, el notable juego con los apócrifos y los heterónimos
otros autores y textos, la poetización de la poesía, la fineza del que sublimara en la tercera parte de Imitación..., ilustra la inquie-
humor y la ironía, la batalla campal con las palabras. tud del escritor que necesita pasar las fronteras reales de la
Diez años después llegaría Las quince mil vidas del cami- insularidad y las más vastas y difusas de la cultura para incor-
nante. En 1981 el premio Casa de las Américas por Imitación a porarse al diálogo de la cultura universal.
la vida, premio merecidísimo como los tan merecidos y elogio- Además de su revolución poética nos dejó su revolución
sos comentarios que recibió el libro. Hoy no nos sorprenden; ideológica. Fue un revolucionario estético y social. También
los rasgos que delataban al poeta en Cabeza de Zanahoria se aquí estampó su sello y supo cantar a la Revolución Cubana y
convertirían en acusación tácita aquí. Wichy demostró ser un a otras causas nobles, sin adhesiones oportunistas ni loas fáci-
poeta de fidelidades y constancias literarias. De Cabeza... a les. Fue un hombre de su tiempo e interpretó su realidad con
Imitación... no habría grandes rupturas. Aparecen, nuevamen- honestidad y valor.
te, temas e ideas fijas sobre sus sujetos poéticos, pero esta vez Son esas actitudes esenciales las que buscan los jóvenes en
tocados por la vara de un poeta que había afinado prover- su obra. La irreverencia, la inconformidad, el brillo del ingenio,
bialmente su sensibilidad, perspicacia y oído musical. La reafir- la indagación incesante que, ligadas a un talento natural,
mación de motivos recurrentes en su mundo poético dieron como fruto una literatura cargada de autenticidad y
manifestaba que había conseguido una meta difícil: su propio valores indiscutibles.
estilo. La madurez poética se patentizaba en lo logrado del Luis Rogelio Nogueras ya entró en la Literatura y en ella
experimento con las formas, en la captura del vocablo preciso crece. Su original voluntad estética y su espíritu neovanguar-
y en el alcance de un ritmo musical poco común en el verso dista ayudaron a sacudir ciertos rasgos esquemáticos de la
libre. La agudización del ingenio y genio humorísticos asoma- literatura cubana de sus días. Hoy se reconoce este gesto que
ron las orejas en la airosa prueba de versatilidad estilística que lo engrandece. Con su muerte consumió uno solo de sus des-
se impuso en Antología Apócrifa. tinos, entre los miles que atesora en cada lector que se acerca
La cima tocada en Imitación... anunciaba la ruptu- a su obra para deslumbrarse. Debemos pensar que desde
ra y exploración de nuevos caminos. Luego vendrían el paraíso poético donde debe estar persiguiendo musas
El último caso del inspector, Nada del otro con fines imaginables, Luis Rogelio, Wichy, El Rojo, está
mundo, La forma de las cosas que vendrán. pidiéndonos menos homenajes y más reimpresiones,
Su gnomo creador le susurró cómo escri- o quizás, ambas cosas. Nunca se sabe cuando se
bir novelas, de espionaje, policíacas a dos trata con un poeta tan presumido.
manos y, por no dejar de correr aventuras lite-
rarias, dejó inconclusa una de piratas. En este Ernesto Sierra: Escritor. Ha publicado los libros de ensayo La doble
aventura de Adán Buenosayres y Aprendiz de América.
terreno sembró también su buena semilla. Supo
dinamitar los géneros puros y dotó sus novelas
de intrigas policiales con variados registros dis-
cursivos y modalidades literarias. Con acierto
—y no menos esfuerzo— supo hacer confluir a
Chesterton con Frederick Forsyth; a El jardín de
Ilustraciones: Raupa
POEMA SIN TÍTULO
O POR JULIO
O CARTA A CORTÁZAR (PARA ANTES)
O A UN FALSO INMORTAL
O EL TÍTULO ES TAN LARGO QUE MEJOR LO DEJAMOS AQUÍ
Fragmento de Encicloferia, novela inédita de Luis Rogelio Nogueras, que aparecerá próximamente por la Editorial Letras Cubanas.
para alzar una Fantástica frente a la Logica
cosa que harían después. El reino de este mundo Pedro Páramo
Confabulario Historia de cronopios y de famas Paradiso
Cien años de soledad
yo me pregunto Julio
Magda
Resik
Aguirre
materia. El escritor saborea nuestro idioma, pero, hubo una restauración de lo que era realmente con los otros; en la cual uno da una opinión y esa ¿Cuándo adquirió conciencia de ese que
a pesar de su sapiencia, leerlo es fácil y entrete- la cultura artística cubana: el poeta Milanés, La opinión corre con una velocidad que no se sabe por usted llama destino como escritor?
nido que no sencillo y poco enjundioso. Avellaneda, Joaquín Lorenzo Luaces, José qué medios, qué lenguas la van transmitiendo. Es No hablo del destino en el sentido de los
Autor de una literatura sólida y de la tena- María Heredia… aunque Heredia se había como una trocha. Cuando uno llega a su casa sabe griegos antiguos, como algo con lo cual hay
cidad, Arrufat se regodea en temas universa- convertido ya en una figura de carácter un poco perfectamente lo que la otra persona ha dicho y se que cumplir: Edipo tiene que saltarse los ojos,
les de alta trascendencia humana como la político, como José Martí. Pero a nosotros nos sabe también lo que uno ha dicho de esa persona. Antígona tiene que llevarlo porque eso está es-
muerte, la pasión, el amor, la creación artísti- empezaron a interesar como escritores. Como es una ciudad chiquita hay que tener cuida- crito, como se diría después en el catolicismo.
ca… con el desenfado de quien nada tiene Dentro de esa tradición yo me coloco un do porque se producen verdaderos encontronazos. Hablo de un destino elegido.
que ocultar, ni siquiera el desgarramiento o el poco, para negarla, para combatirla, como ha Indudablemente, el escritor responde a un
abandono. Tan honesto es su lustre creati- sido siempre mi hábito de escritor. Lezama lo describió como «un temperamento llamado y a una vocación. Puede renunciar a
vo, que resulta ejemplarizante y desata hermo- crítico» y usted mismo, al recibir el Premio Nacional ello, como es el caso de (Arthur) Rimbaud que
sas definiciones como la de su colega Lisandro Mencionó a Virgilio Piñera, pero no como de Literatura, en una reflexión consigo mismo se dijo: «no escribo más, ya no me interesa». Claro,
Otero, quien considera que toda la existencia a alguien de quien heredó para su literatura. decía: «Nunca te gustó ni concuerda con tu natura- no sé las noches de angustia que lo llevaron a
de Antón «ha sido una refriega para ser ad- ¿Solo un amigo que no influyó en su modo de leza el ser admitido.» ¿Y ahora que Antón es admi- tomar esa decisión.
mitido y después de haberlo alcanzado se escribir? tido de sobra? Lo cierto es que cuando uno escucha ese
pregunta ahora si hay parte alguna a donde Algunos malvados y algunas malvadas de No me lo creo. llamado del destino debe iniciarse. Creo que
llegar». otras épocas decían que yo era un discípulo yo lo oí como a los 11 años. Estaba el cura en
de Piñera y que era su sombra. Me imagino ¿No es hora de moderar ese temperamento crí- la clase explicando la huida de alguien a Egipto
Usted ha dicho: «ignoro si los pájaros here- que el tiempo ha venido a demostrar que nos tico? y de pronto empecé a escribir, primero algu-
dan sus nidos y las fieras sus madrigueras, pero parecemos muy poco. Sería como empezar a morir. El escritor debe nos poemas y después una novela…
nosotros heredamos siempre. Habitar una tradi- Nos parecemos en algo muy importante, recibir los premios,
ción es inexorable». ¿Cuál es la tradición literaria que aprendí de él y también ¿La que nunca apareció?
que ha habitado y habita Antón Arrufat? de José Lezama Hizo bien en perderse porque debe haber
En gran parte la tradición se hereda sin Lima, sido un horror. Y sentí ese llamado, podía
darnos cuenta, como cuando los padres le haberlo dejado porque mucha gente ha
enseñan a uno a bajar la escalera o después, escrito en su adolescencia
a escondidas, uno aprende a fumar.
Es decir, es una herencia no deli-
berada.
A mí me interesa, tras re-
conocer que uno está en una
tradición, combatir esa tradi-
ción. No me interesa seguir-
la; me interesa negarla y, por
tanto, saber a cuál de esas tra-
diciones pertenezco.
Creo que soy, entre
los escritores cubanos,
el que más literatura
algunos poemas de amor, para enamorar a alarma y después la mía. Virgilio y yo había-
alguien o llevar un diario, pero eso no es ser mos gastado algún dinero, que no teníamos,
un escritor. en la escenografía y por eso queríamos cobrar
Si esa persona continúa, y empieza a com- la entrada. Pero aquellas damas del Lyceum,
plicar ese destino, lo elige para sí mismo y lo tan elegantes, de la alta burguesía cubana,
va haciendo obligatorio, entonces ya no puede que defendían su institución gratuita para la
abandonarlo sin verdaderas torturas, sin sufrir gente porque se sostenía con donaciones y
enormemente, como debe haber sufrido Juan con inscritos, no permitían que se cobrara.
Rulfo cuando ya no pudo escribir más; porque Entonces Virgilio y yo nos metíamos en el
lo que nos hace escribir también se acaba. jardín y cuando pasaba alguien salíamos de detrás
de las matas, les sacábamos una pequeña tarje-
¿En su casa de la infancia encontró funda- ta y les pedíamos un peso por entrar. Recuerdo
mentos para su resistencia literaria? que José Antonio Portuondo me descubrió en
En mi casa nadie leía, y mi abuela era anal- ese juego y me dijo: «toma un peso, maldito
fabeta. A mi padre le gustaba el teatro y me santiaguero». Él también era santiaguero, aunque
llevó mucho a ver zarzuelas españolas, pero menos maldito que yo.
mi madre no leyó nunca un libro. Me regaló La obra fue muy atacada por la prensa, por
uno un día de mi cumpleaños. el periodista Luis Amado Blanco y por Rine
Soy huérfano desde los 17 años y anduve Leal. Se publicó en la revista Ciclón y yo seguí
solo por ahí, de trashumante, cargando con escribiendo otras de inmediato.
esta vocación pesada, aburrida y al mismo tiempo Después del triunfo de la Revolución, en 1959,
espléndida. Me acercaba a la gente que leía. Tuve en todos los teatros de este país se puso mu-
un amigo que tenía un puesto de libros en la chísimo esa obra y todo el mundo iba a
fábrica de tabacos Gener, en Monte y Cárdenas. verla, aplaudían, gritaban y se diver-
Sobre una mesa ponía los libros, casi todos de tían, y yo me decía: «mira qué bien,
la colección Tornos, que se vendían a 20 cen- ya no somos los mismos». Parece
tavos. Estaba estudiando lo que en aquella que el gusto del público se fue
época se llamaba el bachillerato, en el Institu- adiestrando.
to de La Habana. Mi amigo halaba como un Debo haber escrito unas 15 obras
cajón de bacalao para mí —él tenía el suyo— y de teatro. Ahora mismo estoy escri-
allí nos sentábamos tranquilamente a conver- biendo una, pero como nadie las
sar sobre libros. Al frente había un prostíbulo, pone yo me divierto mucho escribién-
adonde iban algunas personas distinguidas. dolas, colocando todo lo que se me
Y era muy simpático, porque cuando los ocurre, y una nota diciendo que el direc-
hombres iban a entrar, se sentaban en un tor puede cortar lo que quiera.
cajón y se tomaban una cerveza Cabeza de
perro, que era muy vitalizadora y entraban al ¿Le gustaría verlas representadas?
prostíbulo. Entonces, cuando las putas termi- ¡Cómo no! Algunos amigos para que no
naban, venían y se sentaban en el mismo lugar me sienta tan triste al no ponerlas, han hecho
a conversar. Las mujeres con las mujeres son muy lecturas en voz alta con actores y esas cosas. El
desenfadadas y contaban todo lo que habían teatro se escribió un poco para ponerlo, pero
hecho con el tipo con el que nosotros había- también para no ponerlo. Uno lo escribe porque
mos conversado antes. tiene deseos de dialogar, conflictos que ubicar
en varios personajes y distintas maneras de
Un escenario teatral. ver las cosas.
Sí, era como una obra porque tenía su
preámbulo y su acto. Recordó a Rine Leal, quien decía que
usted no hacía otra cosa que burlarse de
¿Estarían allí los primeros indicios de su los vivos cuando escribía…
destino como dramaturgo? Y también me puedo burlar de los muertos.
Mi padre me llevó mucho al teatro y mi Rine y yo fuimos muy amigos después de ese
tío, que era periodista de la crónica social en percance de El caso se investiga. Fue el que ensayo. En mi archivo,
Santiago de Cuba, se encargaba de llevarme inició la rectificación crítica de esa pieza y la ahora cuando saqué al-
a las compañías españolas que venían a La incluyó en una antología que se publicó en gunos materiales para
Habana. Yo iba de mirón, porque él me de- Ediciones R en aquella época. En la introduc- publicar El hombre discur-
jaba pasar sin pago alguno, simplemente me ción ya se hace su haraquiri y confiesa: «no es sivo, hay decenas de ensayos.
sentaba allí. tan mala como habíamos dicho». Puedo publicar como cinco o
Creo que esas oportunidades despertaron seis libros con todos los ensa-
en mí cierto interés por el teatro, aparte de las La capacidad de fabulación de Gregorio, yos que he escrito rompiéndo-
representaciones en el colegio. Allí decía los el personaje central de su novela La caja está me la cabeza y dándome golpes
poemas religiosos, me vestía de Papa y me cerrada, ¿tendrá que ver con el adolescente contra la pared.
paseaba los días de Navidad sobre un burro que ha evocado? Me siento más inclinado y es
con unas guirnaldas y unas ramas sagradas. Eso lo niego rotundamente. Lo que escribo más estimulante para mí la ficción,
Era un individuo teatral. tiene muy poca relación conmigo, al menos tengo donde puedo recrearme a mi antojo.
esa ilusión. Mi obra es como un invento, una En el ensayo debo rectificar que una cita
No es usted un dramaturgo cuyas obras maquinaria, un artefacto que he creado. sea correcta, que un nombre esté bien escri-
suban frecuentemente al escenario. El no ver to y las ideas deben tener cierta afluencia y
sus piezas consumadas, ¿ha confinado la pers- No estoy muy de acuerdo con eso… orden.
pectiva del teatro que escribe? Me gusta que al fin estemos en desacuerdo. Para mí, el ensayo no tiene la importancia
l
va
Empecé a escribir teatro porque un direc- Aunque niego la posibilidad de que mi que una obra de creación. El ensayo es poste-
No
tor que estaba en La Habana y que ya no vive obra tenga una relación conmigo, induda-
or
aquí, que se llama Julio Matta —el primero blemente alguna relación tendrá. En el caso
s:
en adaptar las obras del teatro del absurdo en de La caja está cerrada puede asociarse con
Fo
Cuba— me pidió una pieza. Como yo siempre que viví en Santiago de Cuba hasta los 12 cribir para Hamlet. Me interesa colocarme en
estaba al lado de Virgilio Piñera, él le dijo: «Te años, cuando mi familia se trasladó a La Habana, el Hamlet, como escritor contemporáneo, porque
voy a estrenar Falsa alarma» —una obra que Virgilio y la novela recrea esa época. Shakespeare no escribió nunca ensayos, aunque
escribió en 1948 y publicó después en la revista Está Gregorio y otros personajes que no en su teatro muchos personajes opinan sobre
Orígenes—, y me preguntó a mí: «¿Quieres es- tienen esa capacidad de fabulación… Sí, lo la literatura y el modo en que se debe escribir.
cribir una obra?», y yo respondí: «¡Ay!, yo sí». Un amigo mío, a quien siempre le gusta
que todo escritor hace, al final, es autobiográ-
Me fui a la casa y escribí una obra de teatro en polemizar, me dijo al respecto que por ese
fico, pero yo me esfuerzo en que no lo sea.
tres días, porque el teatro lo escribo con gran camino (Michel de) Montaigne queda como
rapidez. Creo que se le nota, ¿no? Se llama El un escritor secundario. Y como Montagine estoy delante de la computadora escribiendo.
Casi siempre sus ensayos parten de una
caso se investiga. Se puso en el Lyceum junto es un gran escritor, me quedé pensando porque Pero de todas maneras eso me permite acercar-
reflexión muy personal, incluso, de narrar las
con Falsa alarma y fue un fracaso rotundo. él escribía sus ensayos de la manera en la cual me a una mezcla, a la cual soy muy aficionado,
circunstancias en las que inicia la escritura y
yo he querido escribirlos. de ficción con pensamiento.
proponernos el recorrido por su estado emo-
¿Y cómo fue que no desistió del teatro? cional. ¿El no respetar la fórmula ensayística Mis ensayos están separados de la disquisi- En el epílogo de mi libro El hombre discur-
Los fracasos no me hacen desistir, al con- de corte académico indica un cierto desdén ción académica, de la cita organizada a pie de sivo, se dice que es un pensar narrando, una
trario ¡me estimulan de una manera! A mí me por el género? página, de las enormes bibliografías al final. Están manera de organizar el pensamiento con estructu-
encanta darle en la cabeza a la gente. Como se diría en otra época cuando éra- organizados como una persona que opina, que ras de la narración y con efectos na-
Fue muy curioso porque esa obra la puse mos más freudianos, tengo una especie de es un yo inventado. No soy el que está asomado en rrativos. En ese sentido, el ensayista
en el Lyceum con actrices de cierto renombre trauma con el ensayo. He vivido del ensa- ese momento a la ventana o tumbado en la cama, está parado en un lugar y siempre
durante dos días. Primero subía a escena Falsa yo, me he ganado el pan con el artículo y el como puede leerse, porque en ese momento en La Habana.
¿Qué necesidad tiene usted de competir ¿Suele divertirse escribiendo, jugando con
en un premio literario como el Julio Cortázar, el idioma?
si ya su obra se ha asentado en el universo En el caso de «El envés de la trama» suce-
literario de nuestro país y es reconocida en dió algo particular. Yo no escribía en compu-
el mundo? tadora. Lo hacía en una máquina de escribir
Esa pregunta me la han hecho algunos que colocaba encima de un archivo, y escribía
con mala intención. de pie, no como Ernest Hemingway, sino como
Víctor Hugo. Me fui acercando lentamente a
Yo tengo la mejor de las intenciones… la computadora. Mis amigos escritores me
No creo que tú seas el caso. Y algunos me decían que era magnífica y yo me decía que
la han hecho con la ilusión de que no vaya a no eran mejores escritores por utilizarla. Em-
participar más. Creerse la situación que ya pecé un día pasando este cuento que había
uno tiene, comienza a marchitarlo a uno, te comenzado a mano y lo terminé en la com-
convierte en un ser que no se atreve a muchas putadora; un cuento que tiene unas 30 pági-
cosas porque tiene una posición. ¡Cómo es- nas, pero se me borró cuando puse la última
cribir esto, cómo hacer esta concesión si soy palabra.
tan importante! ¿Qué pensarán de mí?, y
¿A qué se debe que en su novela La noche Creo que Cuba es uno de los grandes países todos esos pensamientos son mutiladores, ¿Regresó a la máquina de escribir?
del Aguafiestas las reflexiones, citas y descrip- del mundo. Leía yo en Guillermo Cabrera empiezan a reducir la imprudencia que debe Regresé a la furia porque se me borró. Me
ciones se regodeen en temas relacionados con Infante, en el prólogo a Cuba y sus sones, tener la literatura, a cualquier edad. dije: ¿cómo esta máquina puede hacerme eso?
la culinaria? que escribió Natalio Galán con el cual yo ¿Competir fue entonces un acto de impru- Llamé a los técnicos, buscaron en el reciclaje,
Conozco muchísimo de cocina aunque no hice una ópera, que hay tres grandes países dencia? en todas partes y no apareció. Parece que al
sé cocinar. Cuando vivía solo en los EE.UU. dentro de la música en América Latina: Brasil, Fue un acto de juventud, de una juventud final yo estaba un poco dormido, toqué sin
podía hacerlo, pero al regresar a La Habana se EE.UU. y Cuba, de eso no le quepa a nadie renovada. Competir fue un acto de vanidad, de querer una tecla y lo borré. Pero el aparato no
me olvidó todo lo que había aprendido allí. En la menor duda. decirles, oigan señores, todavía soy un peligro. me iba a vencer, de ningún modo. Entonces
primer lugar por haraganería. Leí en Carlos Fuentes, en una entrevista me tiré en el suelo, que es donde recuerdo
Me interesa mucho el tema como una expre- muy reciente, que es prodigioso que en un ¿Cuál es la propuesta del relato ganador con mucha eficacia, cogí una libreta y un lápiz
sión de la cultura más elevada. Elaborar un plato país como Cuba, tan pequeño, haya tantos este 2005, «El envés de la trama», escrito por y reproduje ese cuento durante varios días, de
es una obra de imaginación, sobre todo, cuando artistas, compositores, pintores, buenos, un hombre tan peligroso? memoria.
la gente tiene muchas cosas para cocinar y malos, regulares, pero hay montones. Hay para Es un relato muy largo, pero cuando lo Fui a la computadora y le dije, ahora yo te
cuando no tiene ninguna. Cuando tienes exportar y hemos exportado una cantidad in- empiezas a leer ya no lo puedes abandonar. domino, e hice una copia para que no me
muchas eliges y ahí está el arte, y cuando no mensa de artistas que viven fuera, en esta sucediera lo mismo, pues ya me lo habían
tienes ninguna empiezas a inventar, como de- época y en todas las épocas. Y todavía ¿Por qué? advertido.
cimos aquí, y a crear distintos platos. quedan y quedarán muchos con nosotros. Porque es uno de mis cuentos más apasio- Lo maravilloso es que aprendí a manejar la
La cocina cubana no es una cocina com- Alguien que forma parte del chamanismo me nantes. Un crítico que admira mucho a un viejo computadora como un acto de imposición
pleja, como puede serlo la mexicana, ni es una dijo, es que hay una confluencia de energías escritor al cual no ha podido conocer y hace lo sobre el aparato, que es lo que a mí me gusta.
obra de creación tan importante como puede que todas van al centro de la Isla. Esas ener- posible por acercarse a él. Ese escritor lleva Si el hombre se deja llevar por los aparatos va
ser el son u otra música en la cual nos hemos gías contribuyen a que este sea un país donde una vida misteriosa, es recoleto, no da entre- perdiendo parte de su vitalidad. Creo que el
distinguido. Siempre, en el plato más sencillo a la gente le da por escribir y por pintar en vistas, no habla por la televisión, no responde cuento premiado quedó mejor porque era una
se da el acto de la creación; en una dosifica- profusión, y eso es sorprendente. al teléfono, y a este crítico esas cosas lo atraen segunda versión.
ción exacta: un punto de sal, un punto de azúcar,
las cosas han sido lavadas de alguna manera… ¿Tendrán estos versos escritos hace tiempo
Todo eso forma parte un poco de un estado por usted, una relación cercana con la actuali-
de liberación que mucho se emparienta con la dad de su vida?
creación. Estos son poemas dialogados. Se trata de
un viejo escritor que va a morir y entonces re-
El acto de comer como un espacio litera- cibe la visita del médico que le corrobora la
rio para la reflexión, es un recurso que utili- noticia. Después viene el marinero y le habla a
zó José Lezama Lima. ¿Es cierto que La noche ese escritor y después vienen los discípulos y
del Aguafiestas es una suerte de homenaje al le hablan a ese escritor que confiesa: «No me
autor de Paradiso? asusta la muerte / La he tratado en mis versos /
Antes de La noche del Aguafiestas publi- Lo que me da miedo es pensar / Que la vida me
qué un libro previo que se llama De las peque- ofreció pocas cosas / Ardo al final y estoy insa-
ñas cosas. Allí, uno o dos capítulos están tisfecho / Gasté mi tiempo en unas estrofas y
dedicados a la herencia romana en la cocina tal vez / Las disperse el futuro / La vida hubiera
contemporánea. También se da esa especie de Como le soy de fiel a este país, le he sido mucho. Quiere escribir un ensayo que lo haga sido más cierta».
pensar narrando en el cual un amigo va a ver a fiel a Virgilio Piñera, quien antes de morir me famoso a él sobre ese escritor. Surgen entonces
una excelente mujer, que es muy buena coci- pidió: «cuida mi obra» y me la entregó. La he pasiones de diferente carácter. Él empieza a NOTAS:
nera. Ella está metida en la cocina, haciéndole ido publicando hasta donde he podido, y a él rodar por la vida literaria habanera, va a una Entrevista realizada en el espacio de promoción literaria
Encuentro con..., del Centro Cultural Dulce María Loynaz.
un plato y él empieza a contarle cómo Eça de lo he defendido hasta donde he podido, para tertulia de una poeta famosa que da una fiesta
Queiroz describió la cocina romana. La escena que él tenga el lugar que le corresponde en la —eso está contado con cierto carácter carica- Magda Resik Aguirre: Periodista. Conductora de los progra-
es en El Vedado, está cayendo la noche y todos historia literaria de este país. turesco, humorístico. Le han dicho que este mas televisivos Espectador Crítico y Entre libros.
son elementos sensuales que van dando una autor va a ir a esa casa. Claro, él no va y lo que
situación y, al mismo tiempo, se ofrece una ¿Cómo nos explica el interés manifiesto hace es convencer a esta poeta para que le dé
meditación sobre la cocina y sobre el hecho de en toda su literatura por develarnos las atadu- el teléfono, porque ella ha sido amante del
cocinar. Tal vez, algunas personas me lo han ras del ser humano a los objetos y a la mate- novelista. Hay escenas eróticas entre la poeta
dicho, ese interés culinario tenga algo que rialidad que nos rodea? y el crítico
ver con las grandes comidas que hay en Soy un escritor de la mirada. Es uno de Por fin se encuentran, el novelista y el críti-
Paradiso, pero también tiene que ver con la los sentidos que más aparecen en toda mi co y tienen una conversación. El novelista le
gran comida de Cecilia Valdés o de las pelí- obra. Creo que el ser humano está unido a da al crítico como una especie de clave de su
culas de Ingmar Bergman. Las comidas son sus objetos, que no es nada sin ellos, por obra que es el envés de la trama, porque la
como un acompañamiento de la conversa- eso los ha construido, y al construirlos los trama es la relación con la poeta y el envés lo
ción y son el excelente escenario para hablar. En ha dotado de un sentido, de una significa- que después el novelista le va a contar de esa
La noche del Aguafiestas se habla mucho, y ción. Una silla tiene un sentido tanto cuando relación con la poeta. Así vemos la historia,
mover las manos, los pies, que entre el ca- una persona la ocupa como cuando está primero de un modo y después de otro.
marero y se coloque y describa un plato, vacía en un salón. A mí los objetos me hacen
son pequeños recursos que permiten al señales, me dicen aquí estamos. Puedo des-
libro avanzar. cribir un salón vacío de personas, con cosas
que pueden tener una vitalidad y un dina-
En un poema suyo, titulado «Túmulo del mismo. No confundo a los objetos con las
devoto» puede leerse: «He sido fiel, decidlo,/ personas ni creo que son sustitutos de ellas. No
constante hasta en el último plazo de la tiendo a eso que se llama antropomorfismo,
muerte./» ¿A qué le ha sido fiel Antón? a convertir las cosas en una manifestación
Le he sido fiel a algunos amores, a algunas del hombre.
personas, a algunas ideas como las que te ex- Las cosas, los objetos, aunque son crea-
presé sobre la literatura, ¡qué mayor fidelidad dos por nosotros, después son independien-
que cumplir con un destino! tes de nosotros. Por eso me atraen mucho,
Le he sido fiel, y no lo digo con sentido pa- porque creo firmemente en las apariencias.
triótico, a este país; no al sistema de El mundo es aparencial y detrás de él no hay
este país con el cual tengo una rela- más que apariencias. El principio de la sabi-
ción afectuosa y crítica a la vez, sino a duría y de las ciencias es, por tanto, la inves-
lo que todo este país representa. tigación de las apariencias.
Jesús David Curbelo Luis Lorente
(Camagüey, 1965) (Matanzas, 1948)
Mientras caía el muro de Berlín, mis amigos y yo Desayuno el pan y las naranjas que olvidaron mis padres
soñábamos con alcanzar el éxito. /en la mesa
Rafael quería obtener el Premio Nobel, Gustavo hacer de su apacible mundo, sin tormentas, donde moraron
un filme con la esencia abisal de La Poesía, /siempre los placeres
Daniel tener un auto y publicar en Plaza, Néstor delicados y parcos de la carne; en esta misma silla de madera
actuar en Viena, que el tiempo ha lapidado con vehemencia mientras
Jesús poseer lo eterno, Oneyda aprisionar lo que /entreteníamos los ojos
escapaba; en los cuadros de Amelia y en el mediodía
yo adquirir un reposo donde el alma y el cuerpo se /en la playa.
hermanasen. El colibrí libaba en pechos de mujer y en la floresta donde
Nos íbamos de noche hasta la plaza a reemprender el /aparecían
juego de querernos. los símbolos tardíos del invierno como un suceso más
Había ateos, santeros, comunistas, católicos, y las /para la poesía
conversaciones discurrían acerca del poder y de la gloria, que era un consentimiento de Dios, un gesto suyo
de la necesidad y de la libertad, de la importancia de /de benevolencia
la conversión para salvar al mundo. como una corona de laureles que a diario te dotaba
Amanecíamos siempre, al amparo de un mal alcohol /de tristeza para ir
casero, recorriendo baldíos y calles que sufrían como yo estoicamente
creyéndonos los amos de La Historia y los /la atroz
reformadores del destino del hombre. demanda, el dibujo imperioso, proclama de la muerte.
Las reyertas de entonces parecían no pasar de torvos Sirvo a su alteza. Viajo a las decisivas cumbres del poniente.
simulacros. Vuelve la lividez y vuelvo a verme. Estoy semidesnudo,
Después, mientras crecían el hambre y la inconstancia, entre cuatro paredes, donde se representa un drama
mis amigos y yo trocamos las palabras y confundimos que nunca me ha llegado a ser ajeno.
éxito y exilio. Brisa nocturna que alzas la frente. Lumbre insignificante,
Daniel se marchó a Miami, Jesús se fue a La Habana, /y ademanes
Néstor se escapó a Suecia, Rafael a su escéptico que vienen, con sus guantes de seda, a tocar en mi puerta,
ostracismo, no se lleven consigo estas migas,
Gustavo a sus películas, Oneyda a sus temores, estas cáscaras dulces de naranjas que quedan.
yo, al fondo de mis propias inmundicias.
Tomado de Esta tarde llegando la noche.
Hoy, mientras se alza el muro de Internet y crecen el Ediciones Casa de las Américas. La Habana 2004.
cinismo y la ausencia de diálogo, Premio de la Crítica.
a lucidez ha acompañado siempre el con amplitud y libertad las manifestaciones aporte intelectual que nos legó el Che, yo res- las ciencias de la historia se nos presentan como
ejercicio investigativo y ensayístico de que afloran en la búsqueda legítima de al- pondería que es la comprensión de que la terrenos incuestionables, si a la ramificación de
Aurelio Alonso (La Habana, ternativas. No voy a seguir con un inventario nueva sociedad hay que edificarla con un defi- las disciplinas es a lo que has llamado zonas.
1939). Conocido por sus reflexio- de consideraciones. El hecho es que el éxito nido espíritu crítico, una voluntad crítica sin Pero, ¿qué podría decirse del compromiso que
nes filosóficas y sociológicas, restricciones, como no sean las que te puedan puede entrañar el saber del geógrafo, del de-
de la primera experiencia nos compromete,
siempre vinculadas a problemas acuciantes de la mógrafo, del agrónomo…? Y no veo necesidad
no solo a la continuidad, sino al perfeccio- alejar del horizonte de lo que llamaría la uto-
realidad cubana y el devenir internacional, Alonso de seguir. Pensar a contracorriente es preci-
namiento —por usar una palabra de moda, pía revolucionaria. Precisamente la primera
encarna el compromiso intelectual de un pensa- samente el reto del pensamiento que toca a
que implica también la autocrítica—. No me edición de este concurso nos demostró cuánto
miento orientado a la emancipación humana. nuestro siglo XXI. El término «contracorriente»
gustan los clichés: lo que quiero decir, hablan- queda por decir y cuánta necesidad de expre-
alude, de manera directa y clara, a las dinámicas
En su producción ensayística figuran los do en plata, es que estamos en la obligación sión y de debate tiene el pensamiento de hoy;
dominantes del orden social actual, forjadas
libros La economía cubana: ajustes con socia- de tomarnos muy en serio este concurso, que ese pensamiento que, utilizando palabras en la lógica del capital, que han distorsionado
lismo (1994, en coautoría con Julio Carranza), merece consolidarse como una columna de manidas, calificaríamos de «progresista» o globalmente el sentido de la vida y de la huma-
e Iglesia y política en Cuba revolucionaria (1998). lo que, sin pretensiones de santificar con- «de izquierda», para no limitar su espectro al nidad. Alude, igualmente, a la devastación pro-
Ante la tercera convocatoria del Concurso ceptos, se ha llamado la «globalización de marxismo explícitamente asumido ni al radi- gresiva del medio ambiente que amenaza con la
Internacional de Ensayo Pensar a Contracorrien- las resistencias». calismo propio de un proyecto revoluciona- subsistencia misma del grupo zoológico
te, La Jiribilla propuso este diálogo con Alonso, rio integral. humano. Pero yo quiero ver más cuando habla-
a fin de abordar diversas aristas de uno de los ¿Cuando se habla de pensamiento crítico mos de «pensar a contracorriente»: veo el lla-
más notables empeños por potenciar las ideas también se está hablando de un pensamiento A tu juicio, ¿en qué zonas del pensamien- mado a no dejarnos entrampar tampoco en el
que el mundo necesita para encauzar su rumbo. orientado a la transformación revolucionaria? to contemporáneo observas aportes sustan- inmovilismo de las fórmulas fracasadas. En
¿Cómo enfocas ese problema? ciales que puedan calificarse, para no renunciar cuanto a las carencias e insuficiencias de hoy
¿En qué medida estimas que el concurso Tú sabes que los conceptos de «pensa- al apelativo del concurso, contracorriente? A solo me atrevería a decir que afloran en diversos
Pensar a Contracorriente pueda contribuir, o miento crítico» y «pensamiento revoluciona- su vez me gustaría saber dónde se registran ámbitos. Si bien es cierto que hoy se nos presen-
quizás lo está haciendo ya, a fomentar los aná- rio» no son coextensivos, como dirían los las mayores carencias e insuficiencias. ta como un desfase la elaboración de un modelo
lisis y las reflexiones que se necesitan para lingüistas —o sea, que no quieren decir exac- Me parece evidente que la llamada crisis de revolucionario radical, no es menos cierto que
encarar las realidades y los desafíos del mundo tamente lo mismo—. Pero, siguiendo con los paradigmas de transformación que predominó incluso propuestas de reformas de incuestiona-
de hoy? lingüistas, existe una estrecha relación entre en los 90, a partir del derrumbe del socialismo ble legitimidad pueden implicar escenarios tan
Mi primera reacción ante tu pregunta es ellos, que se podría definir más bien como soviético, y la consolidación del esquema esta- contradictorios como la restauración de un «capi-
que Pensar a Contracorriente es aún una ini- incluyente. El pensamiento revolucionario es dounidense de dominación mundial, comienza talismo con rostro humano» —para usar otro térmi-
ciativa muy joven, y que resulta temprano invariablemente pensamiento crítico, aunque a despejarse con el aporte de un impresionante no manido— o, desde otra visión, la perspectiva
para ponderar la magnitud de su contribución. no toda reflexión crítica pueda definirse como caudal creativo, en el marco del cual la herencia poscapitalista de una sociedad de justicia y equi-
No obstante, a juzgar por la impresionante revolucionaria; aun cuando la crítica constitu- del descubrimiento marxista y las experiencias dad incompatibles, a la larga, con el imperio del
recepción que tuvo, internacionalmente, la ye un ingrediente inseparable de todo pensa- revolucionarias del siglo XX tienen un peso muy mercado y con la obsesión de la ganancia. Son
primera convocatoria, debemos sentirnos miento creador. Quiero decir, a partir de aquí, significativo. Esta creatividad responde, por su- los desafíos de nuestro tiempo, que no deben
optimistas. Optimistas y comprometidos que lo primero que puede deslegitimar al pen- puesto, a un arco muy amplio de propuestas, asustarnos, pero ante los cuales la ingenuidad
porque ese torrente de casi 250 obras presen- samiento revolucionario es la ausencia de la donde nos encontramos también con una diver- sería un peligro mayor. Estamos en un tiempo
tadas, que presumo haya dislocado la tranqui- dimensión crítica. Tanto del pensamiento re- sidad de lecturas. El proverbio maoísta que re- en el cual tanto el inmovilismo como la in-
lidad y el sueño de los jurados, es demostrativo volucionario cuando se produce desde situa- clamaba «que florezcan cien flores y compitan genuidad se pagan a un precio político muy
de muchas cosas. La primera es la necesidad ciones contestatarias, orientado a la prioridad cien escuelas de pensamiento» se hace hoy más elevado.
de espacios que permitan poner en circula- de una radical transformación de las relaciones vigente que nunca. Nos encontramos en un es-
ción la apreciable proliferación de reflexión cenario donde no solo la crítica, sino el ingenio, Siempre me he preguntado, y aprovecho
sociales, como del pensamiento revolucionario
lúcida que se desarrolla en el marco de la esta entrevista para presentarte esta interro-
victorioso, comprometido y empeñado en la la urgencia polémica, la recuperación de la mira-
gante, cómo un científico social cubano, que
resistencia al orden mundial dominante edificación de una nueva sociedad: la de justi- da utópica, la revalorización del aparato concep- vive la experiencia específica de una sociedad
—el orden imperialista actual, para cali- cia y equidad que tanto proclamamos. Es tual y, por supuesto, un realismo revolucionario como la nuestra, articula las necesidades de
ficarlo sin rodeos. La segunda es el decir, que me cuento entre los que piensan mucho más flexible para responder a las circuns- pensar el mundo que nos rodea y, a su vez,
reconocimiento del escenario cu- que la edificación de lo nuevo también requie- tancias actuales se imponen. Ninguna esfera del pensar en las realidades de la Isla.
bano, por todo lo que nuestra re, en esencia, de un fuerte componente críti- saber social escapa a esto. El conocimiento econó- Lo primero es tomar en cuenta que, aunque
Revolución significa, para expresar co. Si a mí me preguntaran cuál es el mayor mico, político y sociológico, la reflexión filosófica, la realidad social cubana transite por senderos
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BASES
zán
Lau
ión:
t rac
Ilus
on esa actitud imperturbable, un tanto expandir sus modos de manera desenfadada
sigilosa, en la que uno no alcanza a sin reparar en la conveniencia de los espacios,
definir muy bien si hay humildad o sino, por el contrario, intentan reconcentrarse
presunción, reverencia o suspicacia, en ellos, resumirse, manipular incluso la exis-
José Omar Torres me invitó hace ape- tencia de ciertos vacíos, ciertas oquedades, en
nas unos días a su estudio en El Vedado para aras de exaltar una determinada significación
mostrarme las primeras pinturas de esta expo- visual.
sición que hoy inauguramos. Sobre su mesa Sin duda, asistimos a la emergencia de un
de trabajo habrían unos 10 ó 12 lienzos de paisaje singular, donde el regodeo lírico, hedo-
mediano y gran formatos en los que la figura- nista, va cediendo terreno a lo insinuado, a lo
ción comenzaba a sintetizarse hasta límites entrevisto, donde empieza a cobrar una di-
insospechados, y la supremacía de colores es- mensión algo más alegórica la relación entre
plendentes como el azul, el verde y el rojo, las impresiones físicas que presume la arqui-
característicos en sus grabados y pinturas, se tectura citadina y el ambiente real, virtual o aní-
iba atenuando ante la aparición de tonalida- mico, en el que estas se insertan según sea el
des sepias y grises o ante la asimilación desinhi- caso. Tal parece como si el autor nos convidara
bida del blanco. a sondear nuevas profundidades, a ubicarnos
En aquel instante me percaté muy rápido en otros ángulos, otras perspectivas, y como
—y hoy lo reafirmo con un poco más de sosie- resultado de ello poder advertir entonces un
go y la evaluación de otras piezas— que las sentido de retención y fuga, de exaltación y
obras incluidas en el conjunto no solo consti- forcejeo en semejantes correspondencias.
tuyen el preámbulo de una nueva y, con toda El despliegue del color sepia y sus grada-
seguridad, larga serie dentro de la creación ciones es lo que se presenta, a mi juicio, como
pictórica de José Omar, sino que también ma- uno de los recursos más novedosos dentro de
terializan una apertura hacia alternativas de las obras recientes de José Omar, el cual actúa
representación en las que se renuevan con como catalizador del impacto estético que
bastante tino algunas ideas y procedimientos. ahora ostentan y de la efectividad de su gestión
Las composiciones, por ejemplo, todavía sublimadora; pero, sobre todo, comienza a
imbuidas de efectos que parecen recapitular infiltrar en las escenas una especie de año-
sus experiencias de impresión en la piedra o el ranza, de levedad que, más que coartar, enri-
metal, se conciben a partir del empleo de un quecen las posibilidades interpretativas de las
dibujo mucho más condensado, dispuesto la piezas y cargan de nuevas sugestividades a sus
mayoría de las veces en una porción vertical u ya reconocidas visiones habaneras.
horizontal del cuadro, combinado con una
atmósfera en la que predominan pinceladas David Mateo: Escritor y crítico. Colaborador de revistas cultu-
en extremo gestuales y se percibe el desarrollo rales como Arte Cubano, La Gaceta de Cuba y El Caimán
Barbudo.
de un dripping más equilibrado, proporcio-
nal. Los perfiles que conforman ese dibujo ya
no pretenden, como en sus obras anteriores,
Ilustración: Raupa
David Mateo
amos a imaginar que un domingo de 1930 poesía es musitada al oído por alguien que no conocemos, toda la desconfianza sobre el origen de sus versos. Y guardó
usted compra el Diario de la Marina en La que ni siquiera sospechamos. Los temas nos buscan, nos eli- en silencio la anécdota durante largo tiempo.
Habana y encuentra en una página algunos gen y nos inspiran. Luego, nadie escribe nada por sí mismo, Si Guillén hubiese contado esta historia a voz pública en
poemas breves con el dibujito de un negro al todo forma parte de lo innombrable. Pero Borges y Guillén 1930, el choteo habría sido generalizado. Nico, el Guillao, el
centro tocando bongó. Y vamos a imaginar que no se conocían. Así que ni las ideas de Borges podían conso- inventor desatinado de tantos versitos, se hubiese convertido,
se interesa y comienza a leer: «Con tanto inglé que tú sabía, lar la incertidumbre del cubano. además, en el personaje perfecto para hablar del ocultismo en
Bito Manué, con tanto inglé, no sabe ahora desí ye». Negro bembón, negro bembón, negro bembón... toda la Cuba. El Guillao, fiel al espiritismo negro, habría tergiversado la
Desconcierto absoluto. Probablemente usted lance una noche aquellas palabras rondándole en la cabeza a Guillén. esencia inspiradora, propuesta por Borges, y la esencia onírica,
limpia carcajada. Solo después usted nota que los poemas No pudo dormir, en definitiva, y al amanecer de un tirón se propuesta por Guillén, para convertirla en asunto indudable del
son de un tal Guillén y que aparecen bajo el título Motivos puso a escribir el primer verso de Motivos de Son: «¿Po qué te más allá, de muertos, velas y ofrendas. El choteo cubano desba-
de Son, que los publica la sección Ideales de una raza, y pone tan brabo, cuando te disen negro bembón, si tiene la ratando lo que Nicolás Guillén, seguramente, entrevió como
que el del dibujo no es un negro cualquiera, sino un «negro boca santa, negro bembón?». La única explicación razonable uno de los momentos más especiales en su vida de escritor.
cubista». Pero qué va, usted no puede imaginar, no puede, que encontró Guillén fue que el Negro bembón había salido
porque esta poesía ya es resabida, la conoce de memoria, «del misterio del subconsciente». De esta forma logró apartar Anett Ríos Jáuregui: Periodista. Colabora en revistas y publicaciones cubanas.
ahora Guillén es el Poeta Nacional de Cuba, Bito Manué es
lo más normal del mundo y el año 1930 está definitivamen-
te demasiado lejos.
Estamos hablando del tiempo en que la prensa cubana
tenía una sección dedicada a los negros, punto y aparte, los
de la otra especie y, a pesar de su connotación racista, re-
presentaba un logro peculiar. Era el tiempo en que Guillén
tenía 28 años y no era todavía ese señor de espejuelos y
guayabera que presidía la UNEAC. Era el tiempo en que iba
publicando los primeros versos en un periódico importante.
Era aun el tiempo de la ingenuidad, tanto que Guillén esta-
ba muy serio, casi tieso, sorprendido con sus propios versos
en las páginas del Diario...
Ese domingo, la ciudad leyó por vez primera aquello del
negro bembón. Algunos amigos de Guillén ya habían teni-
do los versos entre sus manos y estaban de lo más entusias-
mados. Gustavo Urrutia, periodista, fundador de la sección
Ideales de una raza, había recibido tres semanas antes
los manuscritos de Motivos de Son que Guillén destinara
para la sección. Urrutia, sin previo aviso, los había publica-
do. Entre otras cosas, era esa una de las razones por las que
Guillén estaba casi nervioso. Nadie le había avisado a tiempo
que sus poemas saldrían. Y, en este caso, solo quedaba sen-
tarse a ver qué sucedía con los poemitas. Sí, porque no eran
simples sonetos a la luna (Guillén los aborrecía). Era una
poesía diferente. Habría que esperar.
Un periodista muy popular en aquel momento escribió
rápidamente unas notas críticas para el diario habanero El
País. Baste decir que en carta privada a Guillén declaraba lo
siguiente: «...Nicolás Guillén, poeta de estro bien enfrena-
do, debe huir de las cosas fáciles, pasajeras y sin trascen-
dencia. De eso no quedará nada, salvo un pretexto para
dictar veredictos de ineptitud». En cambio, Regino Boti opi-
nó todo lo contrario al leer los versos y alentó mucho a
Guillén, al igual que Jorge Mañach, cuyo parecer ya enton-
ces resultaba tan importante. Paradójicamente, las dos so-
ciedades rectoras de la población negra en el país, el Club
Atenas y la Unión Fraternal, protestaron contra la poesía de
Guillén, lo que él se explicó como «un evidente complejo de
inferioridad determinado por la transmisión de la cultura
europea».
Este tipo de polémicas, a todas luces, fue saludable para
el poeta. No pasó Guillén sin penas ni glorias por la vida
cultural cubana. No tenía que esperar años, quizás décadas,
para que los giros del tiempo desempolvaran su trabajo de
una lapidaria indiferencia. Si de algo vale la polémica (entre
muchas otras cosas), es para brindar popularidad. Nicolás
se convirtió en un hombre popular, conocido, y, con la po-
pularidad, le llegó el choteo.
Ya lo había dicho el mismo Mañach en aquella resonante
conferencia del año 1928: el choteo no toma en serio nada
de lo que generalmente se tiene por serio. El cubano medio,
según Mañach, lo diría así: «el choteo lo tira todo al relajo».
Todo puede ser motivo de burla o de chiste, para no ofender
tanto. Hasta la poesía puede ser una víctima, la inefable
poesía. Hasta Nicolás Guillén, y su tremenda poesía.
Los Motivos de Son, tan desenfadados, sirvieron para
todo tipo de chistes. La prensa humorística de la época se
aprovechó al instante. Nicolás Guillén quedó reducido a un
personaje llamado Nico, el Guillao. El Guillao firmaba dis-
parates en los periódicos, sones y sonetos que los humoris-
tas inventaron durante largo tiempo a costa del pobre
Nicolás. «Se dieron banquete conmigo», recordaría 50 años
después. Sin embargo, los humoristas desconocían algunos
detalles que les hubieran servido para semanas y semanas
de nuevos chistes con el Guillao.
Cuando aquel domingo de abril el Diario de la Marina
publicó Motivos de Son, una extraña idea atormentaba a
Guillén. Se sentía preocupado, ya dijimos que casi tieso, Anett
nervioso. El poeta no estaba seguro de que los versos Ríos
publicados le pertenecieran realmente. «¿Y si no son
míos?», se preguntaba. La inspiración para los poemas
Jáuregui
de Motivos... le había llegado a Guillén de un modo sor-
prendente. Entre el sueño y la vigilia, una noche calurosa, Ilustración: Gus
cierta voz había dicho claramente a su oído dos palabras:
negro bembón.
Ante un caso así, Jorge Luis Borges, hubiera sido el hombre
más feliz del mundo. Según el escritor argentino, la verdadera
La exacerbación del pathos —un término que, al
decir de Northrop Frye, guarda estrecha relación
con el reflejo sensacional de las lágrimas— re-
sulta hasta cierto punto carnavalesca. Todo el
aparato metafórico de la novela está concebido
desde la complicidad. Es extravagante, colorido,
escalonado, y no desaprovecha ni los nombres
propios ni los títulos de cada capítulo. Por otra
parte, la insistencia de Orfilio Catá en infligirnos
sus argumentos nos avisa sobre sus pretensio-
nes a significar más de lo que le está asignado.
Ese y otros detalles lo convierten en un narrador
deficiente con todo propósito. De modo que los
n esos pequeños mundos que jalo- personajes principales de Charada vendrían a ser
nan la literatura en una especie de un fantasma y una especie de impostor que se
juego al microcosmos hay, por lo ge- empeña en que veamos lo que en el contexto de
neral, una tendencia a exagerar las Mabuya solo alcanza a ser escuchado.
peculiaridades identitarias. Un grupo El más lúcido de todos los que andan por
mínimo de mortales simboliza al universo. Su Charada es, sin embargo, el detective, pero este,
comportamiento es, de entrada, alegórico y como los entes de las radionovelas, no tiene cuerpo,
hasta cierto punto apocalíptico. Macondo (Gabriel solo voz. De hecho, el detective parece más un in-
García Márquez), Yoknapatawpha (William termediario que alguien involucrado en la vida
Faulkner), Comala (Juan Rulfo), pueden todos del pueblo. Quedaría reducido a un simple recur-
ser vistos como enclaves autosuficientes que so narratológico, de no ser por una especie de
plegaria mordaz que se dedica a sí mismo al final
de la novela. En el estilo de las preguntas que
formula a los habitantes de Mabuya durante todo
Rogelio Mabuya parece un pueblo empotrado en el libro es posible vislumbrar igualmente un co-
Riverón
un plano alterno, y sus referencias nocido recurso: el detective adopta una neutrali-
dad artificial, se hace el muerto, pero no quiere
cronotópicas acaso acentúan el carácter entierro. Parece, repito, un escéptico, pero su ob-
jetivo al interrogar es que «nosotros» creamos.
ambivalente de Charada, la más reciente A estas alturas, confieso que me gusta la
forma derivada en que Lisandro Otero ha redac-
novela de Lisandro Otero. Como en el tado su novela, esa incertidumbre, por demás
también prosopopéyica, ese sí pero no, con que
Egipto de los faraones, donde se vivía al se divierte camino a la alegoría, camino a insi-
nuar que, por ejemplo, Lidia Aparicio pudiera
ritmo de las crecidas del Nilo, en Mabuya ser, en última instancia, una obsesión, un arque-
tipo, de igual manera en que, algo más cerca de
se vive al ritmo de las novelas radiales. la obviedad, lo es Mabuya. Del pueblo nos pro-
pone una definición el propio Orfilio Catá,
«¿Qué es Mabuya?», se pregunta a mitad de la
postulan la fatalidad y, de varias maneras, la vio- novela, y se responde: «Sí, tradiciones, historia,
lencia. El quid de su autenticidad radica en una lo sabido, pero hay algo más que eso, una cierta
bien diseñada desconexión con el resto del levedad del aire, una tirantez de la piel cuando el
mundo —una desconexión flexible, por así de- sol de la mañana inaugura tu ebullición, un
cirlo, irónica por necesidad. Hay casos menos embate en tu cerebro cuando los hervores del
arquetípicos, menos dramáticos, pero no mediodía te aseguran una cocción lenta…»
menos singulares. Uno es, por ejemplo, la pin- Como se ve, hay muy poco de concreto en esta
toresca aldea de Anocheceres en Dikanka, de proclama. Son frases aplicables a cualquier sitio,
Nikolai Vasílievich Gogol. Allí, como se recorda- por más apego que le finjamos a uno en particu-
rá, se insiste en la suerte de vivir del cuento, del lar y, por si fuera poco, insisten en un cierto em-
gran cuento primordial. Los habitantes del case- botamiento, en alguna dislocación de la
río han pactado un ritual que los enaltece y los conciencia. Mabuya es tan improbable como lo
diferencia: los aísla. Pasan el día preparándose que pasa en las radionovelas de las que se cansó
para el momento de la ilusión. Sus vidas, como Lidia Aparicio. En todo caso, es una idea a caba-
se dice, giran en torno a ella, la ilusión los llo entre Comala y Dikanka, precisamente en esa
vuelve apacibles. dirección: hacia Dikanka.
Mabuya parece un pueblo empotrado en un Charada resulta, si se me permite la petulante
plano alterno, y sus referencias cronotópicas aca- asociación, una especie de tiovivo que hace pasar
so acentúan el carácter ambivalente de Charada, ante nosotros un mundo basado en la estriden-
la más reciente novela de Lisandro Otero. Como cia de las convenciones. En su girar incesante se
en el Egipto de los faraones, donde se vivía al va desdibujando toda la tipología del melodra-
ritmo de las crecidas del Nilo, en Mabuya se vive ma, puesto que, al tiempo que se mueve el tiovi-
al ritmo de las novelas radiales. En consecuencia, vo, nos obliga también a movernos. Son los
será un escritor radial quien nos ponga al tanto mismos artefactos de invocar el éxito y la caída,
de la desaparición de la estrella de sus culebro- historias de la tradición oral recontextualizadas
nes y, de paso, del correr de la vida en Mabuya. con sarcasmo, con fatalidad y costumbrismo, los
En un tiempo que no alcanza el encuadre de la que pasan y se (nos) deforman en un viaje que,
novela, Lidia Aparicio vive del éxito que le pro- aunque circular, va de lo grave a lo (casi seguro)
porcionan los libretos de Orfilio Catá, pero ese imprescindible.
éxito probablemente la neurotiza. El detective A Lisandro Otero se le estima sobre todo por
que llega al pueblo a rastrearla viva o muerta, sus novelas épicas, por intentar la historia de la
tiene en realidad la misión de hacer que sus Historia en vastas ficciones de tono modera-
habitantes re-creen a Lidia Aparicio. damente solemne (La situación, En ciudad se-
Situada en el plano subcultural de las nove- mejante, Árbol de la vida). Esa deferencia con los
las radiales, Charada se apropia de un tono am- grandes temas es visible también, en distinto
puloso y juega a sumirse en los clásicos extremos grado, en escritores como José Soler Puig, Alejo
del melodrama: la maldad y la virtud moral. Pero Carpentier o Jesús Díaz, para quedarnos en un
en ese juego hace una inquietante recurrencia a coto referencial bien estrecho, pero no debiéra-
la indeterminación. Lo único cierto en Mabuya mos admitir con tanta facilidad que cuando
es la ilusión, diría quien adoptara el tono extra- Otero condesciende a libros como Bolero, Pasión
vagante de la novela, auxiliado por dos hechos de Urbino o Charada, lo hace con el único fin de
de viva singularidad: a) Toda la historia está pes- estirar el brazo: a una escala que roce la descor-
punteada de argumentos melodramáticos, que tesía, sería como postular que, por ejemplo, Graham
serían los de las novelas de Orfilio Catá; b) Lidia Greene es irremediablemente un novelista de se-
Aparicio es, por así decirlo, un personaje «diferido»: gunda, comparado con Alexei Tolstoi.
no existe más y, sin embargo, lleva en sí buena
parte del simbolismo de Charada; por si fuera Rogelio Riverón: Poeta, narrador y crítico. Publicó en el 2004,
poco, está conformado exclusivamente a partir Llena eres de gracia y en el 2005, Mi mujer manchada de
rojo. Mención del Premio Casa de las Américas, 2000.
Ilustración: David del testimonio de los habitantes del pueblo.
Así, pues, aunque fuera de la otrora capital oriental, el trabajo La condición de ser alguien nacido y formado en Santiago,
de la mayoría de estas figuras ha tenido poca repercusión, queda al influjo de la conga y de la trova tradicional, en todo momen-
claro que Vivanco no es un electrón aislado, sino que forma parte to se percibe en la obra de Vivanco, en la que también se da la
de una interesantísima corriente que se ha dado en Santiago, al propensión hacia lo apropiativo que ha cualificado lo mejor
margen de los espacios llamados a legitimar las propuestas artís- del quehacer sonoro cubano de los últimos tiempos. Es una
ticas. Todo ese ambiente que él vivió en su tierra natal se recogerá, visión que consigue hacernos cómplices de sus sueños, anhe-
de uno u otro modo, en su cancionística. los, inconformidades y buenas venturas; siempre buscando en
Con una poética muy personal, los textos de las composi- sus raíces, canción tras canción, sin dejar a un lado ese sello
ciones de William nos adentran en el actual decursar de la vida que han logrado el trovar en la ciudad de Pepe Sánchez y Miguel
en Santiago de Cuba, sin duda alguna, la más caribeña de Matamoros.
nuestras ciudades. Son letras que tienen que ver con el hombre Semejante atmósfera se plasma en su primera produc-
en sentido general, pero de forma especial con el ciudadano de ción discográfica, el álbum Lo tengo to’ pensa’o, el cual
a pie. Por estos temas desfilan imágenes de los distintos estra- demuestra la naturaleza de que su protagonista, también se
tos sociales santiagueros. Véase, si no, lo interesante que re- da la propensión hacia lo apropiativo que ha cualificado lo
sulta el texto de «Barrio barroco»: mejor del quehacer sonoro cubano de los últimos tiempos.
Este es un barrio de adoquines nena / aquí los negros Es una visión que consigue hacernos cómplices de sus sueños,
rayan un tambor / los caracoles te hablarán / la hierba es una anhelos, inconformidades y buenas venturas. Con razón,
ciencia / la rumba baile de salón / y en esa esquina universal / Fernando J. León Jacomino ha escrito unas palabras que
se hace el cigarro y el amor. / Que se acompaña de collar y me resultan muy esclarecedoras para comprender por dónde
vela / de parloteo y conga clásica / se juega gallo en el solar / va la propuesta del novel creador:
y si te quieres cultivar / los pregoneros hacen ópera / y cada «Más promisorio que perfecto, este disco pretende recom-
día hay que alegrar / con marginales hábitos. / Yo soy de un poner la realidad desde la poesía o viceversa; resumiendo, en
barrio barroco / que tiene tanto sabor / y tan real, que a flor buena medida, las principales preocupaciones de una genera-
de piel / lleva su madera, su folclor. / Yo soy de un barrio ción en pugna por mostrarse en toda su complejidad, en cir-
barroco / que tiene tanto que andar / con la bondad, con el cunstancias promocionales en las que, al menos para la canción
dolor / lleva de bandera, de maldad. / Hay buenos corazones de autor, será cada vez más necesario tener, si no todo, la
y de guerra / la fauna que no cambió con los años / están los mayoría de lo que se pretende muy bien pensa’o.»
Ilustración: Nelson Ponce
ávidos de bar / el viejo cuervo, el Don Juan, / un millonario / Otra peculiaridad que distingue el modo de hacer de
y todo sigue en su lugar / los adoquines y el pasado / en este este santiaguero es su notoria facilidad para el canto. Se
mundo desigual / que jode al que está más abajo. / Yo soy de sabe que no resulta esa una característica habitual de los
un barrio barroco / que tiene tanto sabor… / Yo soy de un barrio trovadores. Sin embargo, William posee una voz que mane-
barroco / que tiene tanto que andar… / Yo soy de un barrio barroco / ja a su antojo. Cuando quiere, puede rajarla de una manera
que tiene de espiritual / barroco sol, barroco mar / vive como puede natural, impostarla para utilizar un estupendo falsete o ape-
y como está. lar al manejo de recursos como los melismas. Esto brinda un
ciudad.
Nuestra patria es el mundo, buscar hasta el final». El artista chileno estudió culturales—, nos demuestra que lo que sucedía de eso, se distinguen y uno encuentra valores y
nuestra ley es la libertad. Arquitectura en la Universidad católica de entonces no difiere mucho de las vivencias del aspectos muy positivos, y negativos también, como en
Solamente tenemos un pensamiento:
la revolución en nuestro corazón.
Valparaíso; desde 1978 vive en Bremen, Alemania, presente. Los autores, Francesca de Martin y Feruccio todas partes del mundo, pero en el momento en
DARÍO FO donde trabaja como director teatral, diseñador Cainero, crearon una conexión directa con el que me subo al escenario a encontrarme con los
gráfico y músico. Viajó a Cuba en el 2001 re- pasado. Francesca es muy política en su manera cubanos comienzo a vibrar internamente; vibro
Calla el golpeteo del corazón de Ibéricus presentando al Goethe Institut de Alemania. de pensar, escribe las obras que ella misma porque hay una apertura tan grande en las per-
acompasado con el eco de las cuerdas de una En Ibéricus..., en medio de un variado y actúa y todo el tiempo está relacionando la sonas y una inteligencia tan fértil que no deja de
guitarra; desaparece lentamente, entre la oscu- convincente despliegue escénico, pleno de realidad de aquella época con la de hoy. Ese es conmoverme, hay tanto conocimiento, y la
ridad, el Coliseo Romano; queda el silencio y, energía y fuerza, Solar comunica, gestualiza, su propósito. Esas asociaciones que uno lleva gente está tan preparada… Todo ello me intere-
luego, despiertan presurosos cientos de latidos, canta, llora, ríe, golpea, ama, se asombra, susu- en la cabeza funcionaron con mucha fuerza aquí sa, me gusta y me asombra. Es una de las pocas
aplausos y vítores. En la arena, quiero decir, en rra, nos avisa del futuro e interpreta, mediante en Cuba». posibilidades en el mundo de tener un encuentro
las tablas, Álvaro Solar, ya no Ibéricus, pero también, sonidos ejecutados con distintas partes de su Las preocupaciones de Álvaro Solar y sus re- tan fuerte. En Latinoamérica, Cuba es algo muy
todavía Ibéricus, alza su mano alcanzándonos, cuerpo, diversos instrumentos. Genera ritmos, flexiones sobre la vida y el hombre, el bien y el especial, eso es indudable».
llevando tras de sí la plena identificación de un mezcla efectos que graba en vivo integrándolos mal, el fracaso o el éxito fueron llevadas a la obra: Aquellos que disfrutamos de este extraordi-
auditorio inteligente y hermoso: «Mi impre- armónicamente hasta lograr una atmósfera casi «Todo lo que digo en el escenario es personal. nario contador de historias durante el XII Festival
sión desde el comienzo fue que el público en- real donde nos imbuimos todos. No solo se de- Por eso insisto en que escriban las obras para mí. Internacional de Teatro de La Habana —que le
tendía todo, absolutamente todo lo que le estaba tiene en las formas, va hacia las esencias, justo lo Cuando vi la de Darío Fo me dije: ‘yo soy este encontramos en su cita anterior, del 2002, duran-
pasando a este personaje, incluso, a medida que que le interesa y motiva al subir a escena: «Res- personaje’ y todo lo que está diciendo él soy yo. te la puesta de Johan Padan descubre América,
avanzaba la historia, yo iba descubriendo en peto todas las corrientes, todas las formas de No puedo trabajar de otra manera. En el escena- de Darío Fo—, quedamos desnudos frente a la
el escenario las interpretaciones que hacían hacer teatro; pero creo que existe teatro bueno y rio me interesa hablar de cosas que creo y pienso, sensibilidad con que la verdad de nuestros días
de la historia. Cuba es una Isla muy especial, teatro malo, igual que en la música y en todas y plantear interrogantes sobre todo, no se trata fue llevada a escena: «como en la Roma de Ibéricus,
por ello me daba la impresión de que cada uno las demás artes. La conclusión para mí es en blanco de dar información y dar respuestas, me interesa el Imperio atenta contra la diversidad cultural y sus
tenía su comprensión propia de la obra. A su y negro. Hay teatro político, agitatorio, abstracto, preguntar y preguntarme todo el tiempo. Soy de formas de dominación imponen modelos».
Nirma Acosta
& R. A. Hernández
vez, la conciencia colectiva reaccionaba con imá- absurdo…, pero lo más importante es la cali- la opinión de que ningún sistema ha logrado hacer En Ibéricus: No todos los caminos condu-
genes que ni siquiera me había imaginado así. dad. El tipo de teatro no me importa. Si es capaz feliz al hombre; claro, hay sistemas que lo inten- cen a Roma, puesta de Meter Kämpfe, subya-
En Cuba pareciera que las cosas tienen como de llevarme, si me hace sentir, si me transporta, si tan más que otros y tienen más posibilidades, ce la reflexión sobre la búsqueda que muchos
otra dimensión en la cabeza del espectador». veo nítidamente las imágenes expuestas, si estoy más respuestas para el ser humano, pero el hacen fuera de sí mismos, para llegar, a través
Con gran capacidad narrativa e histriónica dentro, si me siento feliz como espectador, el teatro hombre es tan contradictorio, tiene tantos pro- del arte, al interior de un «yo» necesario, cada
nos muestra en Ibéricus: No todos los caminos es bueno y me interesa; si no es así, es malo y se blemas, que para mí no existe el sistema que haya vez mejor y más humano: «El arte se convierte
conducen a Roma, una multiplicidad de roles, acabó». logrado nuestra definitiva felicidad, al menos no en una forma de vivir, es el modo de buscar
bien llevados por su versatilidad musical, domi- Se vislumbra, entre intertextos, la realidad lo hemos creado hasta el día de hoy. El único soluciones, la manera de hacernos preguntas
nio de gestos y sonidos corporales. Nos cuenta incorporada a una historia del pasado, descubre camino es buscarlo». y encontrar respuestas. Tiene que ver con mi
la historia de un juglar de Hispania cuyo sueño el noticiero de todos los días, comprende la Cada actuación es un reto, no solo para Solar, posición respecto a la existencia, a lo polí-
de alcanzar la fama en la Roma del 80 d.C. le importancia de reconocer nuestra propia cultura también para el publico que interactúa con él tico, lo psicológico del ser humano.
lleva a un viaje a su interior, donde reconoce su consciente de la similitud entre una barbarie de durante toda la narración escénica.«Vengo a «Soy los personajes que interpreto, sus du-
principal esencia: preservar su identidad. Bús- hace siglos y esta de nuestro tiempo: «Eso lo Cuba a encontrarme con el público cubano, ase- das, sus reflexiones; cuanto pasa en el escenario
queda que refleja en sí mismo el propio artista pensaron los autores cuando pedí que me escri- gura. Eso es lo más importante. Puedo ir a Japón, siempre soy yo».
nacido en Talca, Chile, en 1955: «Soy una perso- bieran una obra así: un espectáculo, una histo- Bélgica o cualquier otro sitio, pero Cuba es realmen-
na que he vivido siempre en otro mundo, emi- ria sobre el Imperio Romano que se va repitiendo te un lugar distinto, con una situación particu-
gré de Chile en 1978, anduve siempre girando. hoy. Ibéricus —este hispano capaz de vender lar, también por el aislamiento en que viven.
Allá viví cinco años durante la dictadura de Pinochet hasta su alma por ser un artista, víctima del comer- Son una Isla, tienen dificultades terribles, los
y me tuve que ir. Siempre estoy en esa búsqueda de cio de esclavos, de la explotación, la guerra, de una norteamericanos les han bloqueado durante
preservar lo que soy; es como la vida: hay que relación de amor incomprendida por diferencias años, cargan con escaseces económicas y, a pesar
a señorita María de los Ángeles Saura, maestra del DE ARISTÓFANES DE BIZANCIO, DE CALÍMACO, DE ARISTARCO,
quinto grado de primaria en San Juan de Abril, Y DE TODOS LOS SABIOS E INSIGNES BIBLIOTECARIOS QUE
encomendó a Rafaelito, alumno de 11 años, TRABAJARON EN ALEJANDRÍA, TE MALDIGO Y HAGO VOTOS
la tarea de ir a la Biblioteca Provincial, pedir POR QUE TU ALMA, LLEVADA POR EL VIENTO PESTÍFERO DE
los Comentarios a la guerra de las Galias y Daniel LOS INFIERNOS PASADOS Y FUTUROS, VAGUE ERRANTE HASTA
elaborar un dossier sobre Cayo Julio César. Cada uno EL FIN DE LOS SIGLOS, Y QUE JUNTO CON LA TUYA VAGUE
de sus educandos recibió un encargo similar, con di- Chavarría TAMBIÉN, SIN TREGUA, LA DE CESÁREO FERNÁNDEZ, TU
ferentes personajes históricos. Partidaria de una osada ÉMULO, EL MISERABLE SEMENTAL QUE HA HECHO SU CARRERA
pedagogía experimental, la maestra se proponía fami- POLÍTICA DE VAGINA EN VAGINA, Y QUE POR SATISFACER SU
liarizar a sus alumnos con las bibliotecas y los libros. CODICIA DE PODER Y LOS CAPRICHOS DE SUS TESTÍCULOS,
Como primera medida, la señorita Saura se había asegu- SE HA CONVERTIDO EN EL PRINCIPAL ENEMIGO DE LOS LIBROS
rado de que todos aprendieran el alfabeto en ambos senti- EN SAN JUAN DE ABRIL, D E C U YA BIBLIOTECA ORDENÓ
dos y fueran capaces de encontrar rápidamente cualquier TRASLADAR A SU DESPACHO, LAS TRES COMPUTADORAS ASIG-
artículo en un diccionario. Luego les hizo practicar las bús- NADAS A LA SALA DE REFERENCIAS, PARA PONERLAS A DIS-
quedas en tarjeteros, y todo ello como un juego, con premios POSICION EXCLUSIVA DE SUS SECRETARIAS Y CONCUBINAS.
para los más rápidos y diversos estímulos que entusiasmaron En dos días de búsquedas, Tito Negro detectó en la Bi-
a los niños. Por último, llevó a clase boletas de solicitud, de blioteca Provincial, 69 invectivas contra César y Cesáreo,
las que se empleaban en la Biblioteca Provincial, y los niños de las que sacó numerosas fotocopias.
aprendieron a llenarlas con los datos requeridos. Su artículo, publicado una semana después en LA
Esa misma tarde, Rafaelito llenó la suya en la sala de VOZ DE SAN JUAN DE ABRIL, exactamente un mes
lectura, anotó el título de la obra, el nombre del autor, su antes de la primera ronda electoral para la renova-
propio nombre y en la casilla de profesión, puso «escolar», ción de las cámaras, reproducía las más venenosas
tal como la maestra indicara. de las diatribas. Arteramente, Tito había utilizado el
Diez minutos después hojeaba La guerra de las Galias sin pretexto de lamentar aquel acto de barbarie, y alerta-
descubrir, por supuesto, nada que le permitiera saber quién ba al director de la Biblioteca Provincial, con la su-
era Cayo Julio César. Por fin, en una de las solapas se en- gerencia de establecer una más cuidadosa vigilancia
contró una brevísima biografía del autor, donde se exaltaba para que semejantes actos, sin duda perpetrados por
su genio militar, político y literario, y al pie, una nota ma- algún maníaco, no volvieran a repetirse; pero tuvo buen
nuscrita, en caracteres de imprenta, donde decía: ESTE RE- cuidado de reproducir en el artículo, las notas más
SUMEN OMITE QUE CAYO JULIO CÉSAR FUE EL PRINCIPAL infamantes contra Cesáreo.
CAUSANTE DEL INCENDIO QUE DESTRUYERA LA BIBLIOTECA DE
ALEJANDRÍA; Y CESÁREO FERNÁNDEZ, OPORTUNISTA IGNARO II
Y HOMÓNIMO DEL VÁSTAGO DE CÉSAR Y CLEOPATRA, BIEN El Rengo Alberto había sido la indiscutida estrella de la
PODRÍA SERLO DE VERDAD POR SU NEFASTA GESTIÓN COMO Biblioteca Nacional. En el país, ningún especialista conocía
DELEGADO PROVINCIAL DE CULTURA. mejor que él las distintas colecciones, incluidos los libros
raros y los fondos de circulación limitada. Los estudiantes
Rafaelito, que nada sabía de oportunistas ignaros ni de de la carrera de Bibliotecología, que hacían sus prácticas
nefastas gestiones, y los supuso términos muy positivos, en la Sala de Servicios Generales, detectaban de inmediato
copió para su tarea no solo el texto de la solapa, sino que nadie como el Rengo conocía los lenguajes de indiza-
también la diatriba manuscrita. ción. Su pericia omnisciente les simplificaba también
Cuando la maestra tuvo en sus manos el trabajo de Rafaelito, las tareas de almacenamiento y recuperación de do-
estalló en carcajadas y se lo leyó a Tito Negro, su marido, un perio- cumentos, que muchos jóvenes detestaban por
dista virulento, enemigo político de Cesáreo, a quien se le monótonas. En 1990, la Asociación Nacional de
ocurrió una virulenta idea. Localizó a Rafaelito, averiguó cuál Bibliotecarios le había otorgado la distinción «Isidoro
era el ejemplar que había consultado, fue a la Biblioteca Pro- de Sevilla» por su novedoso aporte de un
vincial y comprobó la existencia de la coletilla manuscrita. sistema automatizado para la formación de
Luego buscó un Larousse ilustrado y en Cayo Julio César archivos temáticos o colecciones verticales.
detectó, al borde de la página, otro agregado en Investigadores de muy diversas ramas, y todos
idénticos caracteres donde decía: AL QUEMAR LA los funcionarios de la biblioteca, habían contado
BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA, CÉSAR MATÓ SIETE siempre con el Rengo para la organización de sus
SIGLOS DE SABER ANTIGUO; Y CESÁREO FERNÁNDEZ, proyectos. Al título de licenciado que obtuviera en
EN SIETE MESES DE GESTIÓN AL FRENTE DE LA la Facultad de Bibliotecología, había añadido un Doc-
DELEGACION DE CULTURA, YA HA LOGRADO torado en Ciencias de la Información por la Universidad
QUE LA BIBLIOTECA PROVINCIAL MEREZCA de Pittsburg. Pero al Dr. Alberto Alberti no le entusiasma-
OTRO INCENDIO, PORQUE LA HA CONVERTI- ban tanto sus títulos académicos como el ejercicio prác-
DO EN UNA RUINA INOPERANTE, HUÉRFANA tico de referencista, al que había consagrado toda su
DE RECURSOS. pasión y talento. Durante los 12 años en que dirigie-
En la Encyclopaedia Britannica, al texto en ra la Sala de Referencias, sobre su mesa podía leer-
inglés se sumaba otra nota en español: ESTA se, yuxtapuesto a la placa con su nombre y título,
ENCICLOPEDIA, POR LA LIGEREZA CON QUE un cartelito con la severa divisa que se impusie-
TRATA EL INCENDIO DE LA BIBLIOTECA DE ra a sí mismo: «No tengo que saberlo todo,
ALEJANDRÍA, ES CÓMPLICE DEL SILENCIO QUE pero sí saber cómo encontrarlo».
HACE YA DOS MIL AÑOS IMPUSIERA AL MUNDO Sus búsquedas bibliográficas eran lujuria y
LA RALEA PIRÓMANA DE LA DINASTÍA JULIO- aventura, amor y zozobra. Era el orgasmo espi-
C L A U D I A . Y CESÁREO FERNÁNDEZ, QUE ritual de hallar un dato tras el terror al fracaso.
AHORA SE CANDIDATEA PARA DIPUTADO A Es seguro que en la historia bibliófila de la
LA ASAMBLEA NACIONAL, NO LE VA EN ZAGA República nadie se había entregado con tal perti-
COMO INCENDIARIO, POR SER EL PRINCIPAL nacia al desafío cotidiano de hallar o no hallar. Pero
RESPONSABLE DE LA QUEMA DE LOS LIBROS el Rengo Alberto siempre había hallado o demostra-
RAROS, EL ÚNICO FONDO VALIOSO EN LA BI- do a los usuarios que lo buscado no existía; ya fuese un
BLIOTECA DE SAN JUAN DE ABRIL, QUE ÉL HABÍA documento, un afiche, una foto, un párrafo, una palabra, el
ORDENADO TRASLADAR AL MUSEO, SO PRETEXTO mínimo dato requerido en la Sala de Referencias. A veces lo
DE COBRAR LAS CONSULTAS Y ASÍ HACERLOS obtenía mediante diestros manejos de microfilmes y computa-
RENTABLES. doras, pero otras, en tozudos mano a mano con libros desven-
En la Enciclopedia Italiana, el anónimo es- cijados, con revistas empalidecidas por el olvido o periódicos
criba había insertado un vehemente alegato: Y jamás consultados que el Rengo desplegaba sobre las mesas
YO, EN NOMBRE DE SOTER I, DE TOLOMEO de la hemeroteca con el ardiente temor de quien desflora a una
FILADELFO, DE LOS 70 SABIOS JUDÍOS, Ilustraciones: Idania virgen amada. Con frecuencia se lo veía cojeando tenazmente
DE DEMETRIO FALÉREO, DE ZENÓDOTO, DE por los pasillos de los sombríos almacenes o encaramado en lo
APOLONIO DE RODAS, DE ERATÓSTENES,
alto de una escalerilla de tijera, hurgando ceñudo en los es-
tantes, con hábiles manipulaciones de los volúmenes.
A pesar de su cojera, de su pequeña estatura y extrema
delgadez, el Rengo Alberto no carecía de atractivos. Tenía unos
ojos negros de mirada impaciente, adivinatoria, labios gruesos
y muy rojos, una dentadura perfecta, y un perfil griego con
cabello de grandes rizos castaños.
Cuando lo nombraron director de la Biblioteca Provincial
de San Juan de Abril, la subdirectora era Estela Romano. Y de ella
se enamoró el Rengo a primera vista. Hasta entonces, en sus
45 años, nunca se había enamorado. Y nunca tuvo el valor de
declararle su amor. Durante un año y medio, la adoró en silen-
cio. La adoró hasta el día de su muerte; su muerte de ella.
Estela se había suicidado dos meses antes de que apa-
recieran las anónimas invectivas contra César y Cesáreo.
III
A los dos días de difundirse el artículo de Tito Negro, Cesáreo
Fernández destituyó al Rengo y ordenó retirar todos los libros
donde aparecían las diatribas contra su persona y la de Cayo
Julio César. Y otros dos días después, cuando solo faltaban
tres semanas para las elecciones, Negro publicaba un nuevo
artículo, firmado por el Dr. Alberto Alberti, con el siguiente
texto:
QUOUSQUE TANDEM...?