Permeabilidad Intestinal y Patologías Autoinmunes

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PERMEABILIDAD

INTESTINAL Y
PATOLOGÍAS
AUTOINMUNES
María del Carmen Franco García
Grado en Farmacia, Facultad de
Farmacia, Universidad de Sevilla

Trabajo Fin de Grado


Septiembre 2016

Facultad de Farmacia

Trabajo de Fin de Grado

Título del trabajo: Permeabilidad Intestinal y Enfermedades Autoinmunes.

Autor: María del Carmen Franco García

Fecha: En Sevilla, a 19 de Septiembre de 2016.

Lugar de presentación: Sala de Juntas

Grado en Farmacia

Departamento de Fisiología

Tutora: Dra. Ana Ilundáin Larrañeta

Tipología del Trabajo de Fin de Grado: Revisión Bibliográfica


ÍNDICE
RESUMEN ...............................................................................................................3
INTRODUCCIÓN....................................................................................................4
SISTEMA DE DEFENSA ADQUIRIDO ...........................................................5
Sistema inmune secretor de IgA .........................................................................5
SISTEMA DE DEFENSA INNATO ...................................................................6
El epitelio intestinal .............................................................................................6
Estructura del epitelio ......................................................................................6
El moco .............................................................................................................7
Proteínas y péptidos antimicrobianos ...............................................................7
Receptores PPRs ...............................................................................................8
LAS UNIONES OCLUYENTES O TIGHT JUNCTIONS (TJs) ...................8
La zonulina ...........................................................................................................10
Estructura de zonulina ......................................................................................11
Mecanismo de acción intestinal de la zonulina ................................................11
PATOLOGÍAS AUTOINMUNES ......................................................................12
La enfermedad celíaca (celiac disease o CD) ...................................................12
Diabetes Mellitus .................................................................................................13
Asma .....................................................................................................................14
Esclerosis múltiple (MS) .....................................................................................14
OBJETIVOS del TFG ..............................................................................................15
METODOLOGÍA.....................................................................................................16
RESULTADOS Y DISCUSIÓN...............................................................................17
Efecto de las bacterias sobre la producción de zonulina ..................................17
La zonulina y la enfermedad celíaca ..................................................................18
La zonulina y la diabetes tipo 1 ..........................................................................21
La zonulina y el asma ..........................................................................................22
La zonulina y la esclerosis múltiple (ME) .........................................................23
CONCLUSIONES ....................................................................................................26
BIBLIOGRAFÍA ......................................................................................................27
Bibliografía consultada no referenciada en el texto .........................................29

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RESUMEN

El epitelio intestinal separa el interior y el exterior del organismo. Supone una barrera
que limita el paso a agentes patógenos que pueden comprometer la salud del individuo,
pero a su vez debe permitir la absorción de nutrientes y sustancias necesarias o
beneficiosas para el mismo. 

El moco que recubre todo el epitelio intestinal, la IgA secretada por el epitelio y
retenida en el moco, las sustancias antimicrobianas secretadas por las Células Paneth y
otras células epiteliales constituyen la primera barrera físico-química. Una vez superada,
los microorganismos deben atravesar el epitelio, bien a través de las células o bien a
través de los espacios que dejan entre ellas. Las uniones ocluyentes sellan los espacios
entre células adyacentes y dotan al epitelio de una permeabilidad paracelular,
impidiendo la penetración de microorganismos y moléculas patógenas. Si estas
estructuras se alteran, pueden acceder al interior estas especies e iniciar una respuesta
autoinmune en el organismo.

El único regulador fisiológico de las uniones ocluyentes conocido es la zonulina,


secretada por el epitelio intestinal en respuesta a microorganismos y el gluten. Actúa en
el epitelio intestinal abriendo dichas uniones y provocando un aumento de
permeabilidad intestinal. Exceso de zonulina puede suponer una permeabilidad
intestinal excesiva que posibilitaría el paso de moléculas patógenas hacia el interior y
activaría el sistema inmune del individuo. En el presente trabajo hemos hecho una
revisión bibliográfica y hemos observado una relación entre la concentración de
zonulina en plasma y el desarrollo de patologías autoinmunes como la enfermedad
celíaca, la diabetes, el asma o la esclerosis múltiple

Concluimos que la zonulina puede suponer un marcador y/o una diana tanto para
el diagnóstico, como para el tratamiento o la prevención de este tipo de enfermedades.

Palabras clave: zonulina - permeabilidad intestinal - uniones ocluyentes-


enfermedad autoinmune 


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INTRODUCCIÓN

La mucosa intestinal está formada por el epitelio y la lámina propia, que a su vez está
formada por tejido conjuntivo laxo. La mucosa intestinal representa una importante
barrera frente a la invasión de microorganismos y al paso de macromoléculas patógenas
hacia el interior del organismo a nivel del tracto gastrointestinal. El sistema de defensa
de la mucosa podemos dividirlo en sistema innato (respuesta inmediata) y el sistema
adquirido (respuesta mediada por células B y T que tardan entre 3-5 días en responder)
(Figura 1).


Figura 1. Sistema de defensa de la mucosa intestinal.

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SISTEMA DE DEFENSA ADQUIRIDO

El sistema adquirido se corresponde con el sistema inmune adquirido del que destaca el
sistema inmune secretor de IgA.

Figura 2. Estructura del epitelio intestinal (Tomada de Lance y cols., 2014).

Sistema inmune secretor de IgA

La IgA está inmersa en la capa de moco e impide la adherencia y penetración de


bacterias hacia los tejidos inertes del organismo. En humanos, la mayoría de las células
secretoras de IgA se encuentran en la mucosa intestinal. Las células plasmáticas que se
acumulan en la lámina propia secretan IgA en su forma polimérica (pIgA) (Zhang Q y
cols., 2015) la cual debe ser transportada hacia el lumen intestinal a través de las células
epiteliales (en la sangre la IgA predomina en su forma monomérica). Este proceso está
mediado por el receptor pIgR presente en la membrana basolateral de las células
epiteliales. En mamíferos, la expresión de este receptor esta mediada por múltiples
citocinas profinflamatorias, como interferon-gamma, TNF o IL-3 (Zhang Q y cols.,
2015). La microbiota, a su vez, puede regular directamente, o a través de sus productos
de fermentación, la actividad de esta barrera.

De esta manera, cuando el antígeno de un microorganismo es reconocido en los

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folículos linfáticos de la mucosa, ya sean individuales o congregados en lo que se
denomina “Placa de Peyer”, se activan las células B y T de la Placa de Peyer que migran
a la sangre y de aquí, ya transformadas en células plasmáticas, a la lámina propia
(Elphick DA, Mahida YR., 2005). Una vez allí, la lámina propia se llena de células
plasmáticas secretoras de IgA que actúan contra los microorganismos.

SISTEMA DE DEFENSA INNATO


El epitelio intestinal

El epitelio intestinal está compuesto por una capa simple de células que forman una
barrera entre el exterior y el interior de nuestro organismo, la cual está en constante
contacto con diferentes nutrientes y microorganismos presentes en nuestro tracto
gastrointestinal (Zhang K y cols., 2015). Esta barrera debe discernir entre aquellos
agentes perjudiciales para la integridad del individuo y aquellos pertenecientes a la flora
intestinal, así como permitir el paso de aquellas sustancias necesarias (nutrientes) y/o
ventajosas para el organismo. Para mantener este complejo equilibrio, el epitelio
intestinal cuenta con una serie de barreras físicas y químicas decisivas para la integridad
del organismo.

Estructura del epitelio

El epitelio intestinal se renueva totalmente cada 3-4 días mediante una secuencia bien
organizada en el espacio y en el tiempo de proliferación, diferenciación, muerte y
descamación celular. La continua renovación celular se abastece mediante células madre
multipotentes, localizadas en las criptas, que generan cuatro líneas celulares: las Paneth,
los enterocitos, las Globet y las enteroendocrinas (Figura 3). Más recientemente se han
descrito otros dos tipos celulares: las células M (Miller y cols., 2007) y las brush
(Sbarbati y Osculati, 2005).

La proliferación celular cesa en la unión cripta-vellosidad y la vellosidad


constituye el compartimento de diferenciación y funcionalidad celular. Las nuevas
células, o bien descienden y se sitúan en la parte más profunda de las criptas (células
Paneth), o migran a lo largo del eje cripta-vellosidad diferenciándose morfológica y
funcionalmente en las diferentes células antes mencionadas. Una vez alcanzada la punta
de la vellosidad, las células entran en apoptosis o sufren anoikis, y se exfolian a la luz
del intestino (ver revisión de van der Flier y Clevers, 2009).

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Figura 3. Células del epitelio intestinal. (Esquema adaptado de
Gerbe y cols., 2011).

El moco

La primera línea de defensa es el moco que recubre toda la capa de células epiteliales.
El moco es producido por las células Globet y está compuesto mayoritariamente por una
glicoproteína llamada mucina 2 (MUC 2) (Zhang Q y cols., 2015) y por factores
“trébol”, entre otros. Estudios en ratones señalan que una disminución de mucina se
relaciona con un aumento de la permeabilidad intestinal, con la colitis y con otras
alteraciones a nivel intestinal.

Proteínas y péptidos antimicrobianos

La inmunidad innata cuenta con proteínas y péptidos antimicrobianos que actúan sobre
la pared de los patógenos, atrapándolos en el moco y permitiendo su eliminación a
través del peristaltismo intestinal.

En la secreción de estas sustancias tienen especial importancia las células
Paneth, localizadas en el fondo de las “criptas de Lieberkühn”. Estas células responden
a la estimulación bacteriana liberando proteínas y péptidos antimicrobianos. Ejemplos
importantes son la lisozima, las defensinas y la fosfolipasa A2 (Elphick DA, Mahida
YR., 2005).

La lisozima es una proteína que actúa frente a bacterias Gram (+), y lo hace
rompiendo enlaces glicosídicos del peptidoglicano y comprometiendo la integridad de
la pared bacteriana. Las defensinas son pequeños péptidos catiónicos que se sintetizan
como precursores polipeptídicos y que, en su forma activa forman un poro en la

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membrana del microorganismo provocando la lisis del mismo. La fosfolipasa A posee
actividad bactericida contra Salmonella typhimurium y Listeria monocytogenes.

Receptores PPRs

Por otro lado, a nivel del epitelio intestinal, existen los llamados PRRs (pattern
recognition receptors) que reconocen lo que se denominan PAMPs (pathogen associated
molecular patterns), moléculas características de un gran número de microorganismos
patógenos (p.e. lipopolisacáridos o peptidoglicanos) pero no de aquellos propios de la
microbiota. Se trata de receptores inespecíficos que reconocen a un gran número de
agentes patógenos.

En mamíferos, TLRs (toll-like receptors) y NOD (nucleotid binding
oligomerisation domain) son dos tipos de PRRs (Elphick DA, Mahida YR., 2005). El
primero es un receptor transmembrana, que reconoce a los patógenos que entran en
contacto con la mucosa e inicia en el interior celular una cascada de señalización para
generar una respuesta frente al patógeno. El segundo es una proteína citosólica que
reconoce a aquellos antígenos que ya han invadido el interior celular. El NOD2, por
ejemplo, está expresado en las Células Paneth (Elphick DA, Mahida YR., 2005).

LAS UNIONES OCLUYENTES O TIGHT JUNCTIONS (TJs)

Además de toda esta compleja barrera contra agentes patógenos, es muy importante que
el epitelio intestinal permita el paso de agua y moléculas hacia el interior y evite el paso
de los patógenos. Esto se consigue sellando los espacios entre las células adyacentes y
dotando al epitelio intestinal de permeabilidad (figura 4).


Figura 4. El epitelio intestinal regula el paso


de moléculas y líquidos a través de las células
(permeabilidad transcelular) y los espacios
entre ellas (permeabilidad paracelular).

Las células que componen el epitelio están fijadas a la membrana basal mediante
las uniones focales (integrinas que se concentran en zonas de la membrana basal

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formando uniones con la matriz extracelular), y a su vez se unen entre ellas mediante
uniones intercelulares. En el epitelio intestinal las uniones intercelulares que lo forman
son de barrera (uniones ocluyentes o estrechas) y de conexión (adherentes y
desmosomas) (Figura 5). Las uniones ocluyentes forman una especie de cinturón
alrededor de las células, mientras que las adherentes y los desmosomas son uniones
puntuales. Estas tres uniones están formadas por proteínas transmembrana cuyos
extremos extracelulares contactan (células ocluyentes o TJ) o se solapan (células
adherentes y desmosomas) con las proteínas contiguas y por su extremo citosólico se
unen al citoesqueleto. Las uniones ocluyentes y adherentes contactan con los filamentos
de actina del citoesqueleto, mientras que los desmosomas lo hacen a los filamentos
intermedios. No se trata de estructuras estáticas, sino que representan micro-dominios
altamente dinámicos que responden a señales tanto intra- como extra-celulares
modificando su función. El ensamblaje de estas uniones es esencial para la integridad
estructural del epitelio intestinal y su alteración puede tener graves consecuencias como
diarrea, edema e infección, o desarrollo de patologías intestinales y autoinmunes.
(Capaldo. y cols., 2014).


Figura 5. Esquema de las uniones


intercelulares de la membrana lateral
del epitelio intestinal (esquema
adaptado por Laukoetter y cols.,
2008)

Las funciones más estudiadas de las uniones ocluyentes son el establecimiento y


mantenimiento de la polaridad celular y la regulación de la permeabilidad paracelular.
Así, las uniones ocluyentes controlan el paso de sustancias por carga y tamaño
limitando el paso de macromoléculas al interior del organismo. Al mismo tiempo
mantienen la polaridad celular al evitar la difusión intermembrana entre dominios de la
membrana apical y basolateral de las células (Shin y cols., 2006). Sus proteínas

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transmembrana son: ocludinas, claudinas, moléculas de adhesión intercelular (JAM) y
tricelulinas (Figura 6). Éstas últimas las encontramos allí donde contactan tres células.
El extremo citosólico de las proteínas transmembrana se une al citoesqueleto de actina a
través de las proteínas ZO (zonula occludens) 1, 2 y 3, entre otras. A su vez, otros
filamentos de actina están unidos a filamentos de miosina que cuando se activan
desencadenan la contracción y apertura de la vía paracelular. Las claudinas son las
responsables de determinar y regular la permeabilidad paracelular a sustratos y agua, y
las ocludinas de mantener la polaridad epitelial. Diversos factores pueden afectar a la
integridad y funcionamiento de estas uniones, entre ellos las citocinas inflamatorias
TNF o interleucinas. Estos factores inducen la fosforilación de la cadena ligera de
miosina (Miosyn Light Chain o MLC) por la MLCK (Miosyn Light Chain Kinase), el
citoesqueleto de actina se contrae y se abren las vías paracelulares y se produce un
aumento de la permeabilidad (Lee, 2015). Participan también en la regulación de los
procesos de proliferación y diferenciación celular (Shin y cols., 2016)

Figura 6. Proteínas de las TJs. La proteína transmembrana occludin, las


claudins y JAM-1 constituyen la barrera formada por las TJs sellando los
espacios paracelulares. (Tomado de Förster, 2008).

La zonulina

A día de hoy, la zonulina es el único regulador fisiológico de las TJs conocido. Se


descubrió que una enterotoxina producida por Vibrio cholerae (toxina zonula occludens
o Zot) abría reversiblemente las TJs (Fasano, 2012). A pesar de que la estructura de las
TJs es bien sabida, el papel fisiológico del sistema de zonulina está aun por establecer.
Es probable que este sistema esté implicado en varias funciones, incluyendo la

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regulación de las TJs responsable del movimiento de fluidos, macromoléuclas y
leucocitos entre los compartimentos del cuerpo (Fasano, 2008) separados por el epitelio
intestinal.

Estructura de zonulina

La zonulina ha sido identificada como una pre-haptoglobina (Pre-HP) 2 o precursor


inactivo de HP2, que es una de las dos variantes gentéticas conocidas (junto con HP1)
en humanos. Las HPs humanas son glicoproteínas plasmáticas heterodiméricas: poseen
una cadena alfa, de la que existen dos formas (α1 y α2), y un polipéptido β constante.
Según la presencia de una u otra cadena, surgen tres fenotipos distintos:
✤ HP1-1 homocigótico
✤ HP2-1 heterocigótico
✤ HP2-2 homocigótico

La única función conocida de las HPs es evitar el daño tisular oxidativo


formando complejos con la hemoglobina (HP-Hb). Se secretan de manera inusual y se
procesan proteolíticamente en el retículo endoplasmático.

Mecanismo de acción intestinal de la zonulina

La zonulina se detecta en forma no escindida en el suero humano regulando la


permeabilidad intestinal por trans-activación del receptor EGFR (Epithelial Growth
Factor Receptor) a través de PAR2 (Rittirsch D y cols., 2013) y abriendo las TJs. El
mecanismo por el cual la zonulina modifica la permeabilidad intestinal se muestra en la
figura 7.


Figura 7. Mecanismo de acción


propuesto para zonulina en el intestino
(modificada de Fasano, 2011).

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Una posible función fisiológica de la zonulina es la protección contra la
colonización de microorganismos (Fasano, 2008) a través de la apertura de las TJs y la
secreción masiva de agua para eliminar los patógenos de la luz intestinal por “lavado”.
Sin embargo, el aumento de los niveles de zonulina y la apertura de las TJs, además de
la secreción de agua al la luz intestinal, puede permitir el paso de moléculas hacia
interior del organismo que pueden ser reconocidas por parte del organismo como
antígenos. La similitud estructural de algunas de estas moléculas con moléculas propias
del organismo puede confundir a éste y los anticuerpos liberados por el sistema inmune
pueden atacar tanto a los antígenos como a células propias del individuo ocasionando la
patología autoinmune.

PATOLOGÍAS AUTOINMUNES

La función del sistema inmune es proteger al organismo de infecciones y otras


enfermedades, pero cuando el sistema inmune se convierte en el agresor, ataca a las
células del propio organismo destruyendo tejidos y órganos. Son enfermedades
autoinmunes la celiaquía, la diabetes, el asma o la esclerosis múltiple entre otras.

La enfermedad celíaca (celiac disease o CD)

Es una enfermedad enteropática crónica y sus manifestaciones son muy distintas según
el individuo. Esta enfermedad está ligada a un gen (gen HLA) que determina el riesgo
de padecer la enfermedad.

Algunos individuos predispuestos reconocen una glucoproteína (gliadina) del


gluten proveniente del trigo como un antígeno (puede ocurrir también con proteínas que
son similares, como la de la cebada o el centeno). El gluten está formado por gliadina y
gluteninas y existen al menos 50 epítopos diferentes en péptidos del gluten que son
tóxicos para los celíacos y que pueden actuar como citotóxicos, inmunomoduladores o
pro-inflamatorios (Fasano, 2012) provocando cambios en las vellosidades del intestino.
Cuando la gliadina atraviesa el epitelio y llega a los macrófagos de la submucosa
intestinal se inicia la respuesta por parte del organismo que induce la expresión génica
de moléculas pro-inflamatorias (citocinas) que provocan inflamación intestinal y
aumento de la permeabilidad (Thomas, 2006). Las vellosidades del epitelio se dañan y
se pierde la función de la barrera intestinal. Hasta hace unos años se desconocía cómo
los péptidos del gluten atraviesan el epitelio intestinal. Actualmente, el único

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tratamiento para los pacientes con CD es eliminar el gluten de la dieta ya que la
respuesta intestinal disminuye e incluso acaba por desaparecer. El estudio de los
mecanismos por el cual el organismo responde a la exposición de gliadina es clave a la
hora de buscar alternativas para un posible tratamiento de la CD.

Diabetes Mellitus

Se trata de una enfermedad crónica que puede deberse bien a una incapacidad del
organismo de sintetizar insulina o bien por la aparición de una resistencia a la insulina.
La insulina es una hormona polipeptídica que se sintetiza y se secreta por las células
beta de los islotes de Langerhans del páncreas. Se libera en situación post-pandrial y
permite que la glucosa que ingerimos en la dieta se acumule en las células en forma de
glucógeno, grasas y proteínas. Los pacientes que sufren esta enfermedad padecen
hiperglucemia. Existen varios tipos de diabetes, entre los que destacan la diabetes tipo 1
y tipo 2.

En la diabetes tipo 1 o diabetes juvenil se produce una respuesta inmune del


organismo que ataca a las células beta del páncreas encargadas de la síntesis de insulina.
Por ello, los pacientes que sufren este tipo de diabetes no tienen (o tienen muy poca)
insulina. Se les llama también insulino-dependientes: deben inyectarse insulina cada día
para controlar sus niveles de glucemia en sangre. Otro tipo de diabetes es la tipo 2 o
diabetes no insulino-dependiente. Puede darse a cualquier edad y suele estar relacionada
con la obesidad. Se caracteriza por una resistencia a la insulina y, como respuesta, el
organismo aumenta la síntesis de ésta. La continua estimulación de las células beta-
pancreáticas llega a destruirlas y terminan por ser insulino-dependientes.

La obesidad es un factor que afecta directamente al metabolismo y al sistema
inmune. Una hiperlipidemia induce al organismo a aumentar la captación de ácidos
grasos en el músculo, y se producen metabolitos que estimulan la inflamación. El TNF-
alfa es una citocina pro-inflamatoria que en pacientes con obesidad está sobreexpresada
en el tejido adiposo. Una inflamación crónica, aunque sea de bajo grado, puede producir
una resistencia a la insulina porque las señales intracelulares que se activan en la
inflamación inhiben las vías de señalización de la insulina (Miranda, 2008). Aunque se
sabe que la obesidad y la inflamación están relacionadas se desconoce aún la relación
causa-efecto entre ambas y conocerla es objeto de estudio ya que podría suponer un

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gran avance a la hora de conocer la fisiopatología de la diabetes y mejorar el modo en el
que se trata.

Asma

Se trata de una enfermedad crónica en la que se produce una inflamación de las vías
respiratorias que disminuye el diámetro de éstas. Produce una limitación (aguda o
crónica) del flujo de aire hacia los alvéolos como resultado de una bronco-constricción,
edema y exceso de secreción de mucosa. Es una enfermedad multifactorial en la cual
existe una interacción entre el sistema inmune y el sistema nervioso autónomo (Río-
Navarro y cols., 2009).

Esclerosis múltiple (MS)

Es una enfermedad crónica en la que se afecta la vaina de mielina o materia blanca del
sistema nervioso central. Con el progreso de la enfermedad se producen placas
escleróticas en el sistema nervioso que impiden el normal funcionamiento de las fibras
nerviosas. Las diversas manifestaciones de esta enfermedad tienen que ver con la parte
del cerebro que se ve afectada, es decir, el lugar donde se forman las placas escleróticas.
Además existen varios tipos diferentes de esclerosis múltiple según el desarrollo de la
enfermedad entre las que destacan la esclerosis múltiple remitente-recurrente (RRMS) y
la esclerosis primaria progresiva (PPMS). La RRMS es la más frecuente y tras un brote,
aunque no se llega a alcanzar el estado inicial, existe una mejoría. En la PPMS no
existen brotes y tampoco hay mejoría: el paciente va perdiendo capacidad neuronal de
manera continua.

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OBJETIVOS del TFG

Los objetivos a alcanzar en esta revisión bibliográfica son conocer:

1. La relación entre la zonulina y la permeabilidad intestinal.

2. La relación entre la zonulina y patologías autoinmunes.


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METODOLOGÍA

Se ha realizado una revisión bibliográfica sobre la barrera intestinal y patologías


autoinmunes. Para la localización de los documentos bibliográficos que se han utilizado
en dicha revisión se ha acudido a bases de datos “on-line”. La búsqueda de artículos se
realizó entre los meses enero y junio de 2016 en “PubMed” y “Mendeley”. Se
emplearon las palabras clave: permeabilidad intestinal, uniones ocluyentes, zonulina y
enfermedad autoinmune.


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RESULTADOS Y DISCUSIÓN

A continuación vamos a describir una serie de experimentos que relacionan las


bacterias entéricas y algunas patologías autoinmunes con un aumento en la
permeabilidad intestinal inducida por zonulina.

Efecto de las bacterias sobre la producción de zonulina

Para determinar si las bacterias afectaban a la producción de zonulina por el epitelio


intestinal de mamíferos y a la permeabilidad paracelular del epitelio, se realizaron
experimentos in vitro empleando monocapas de células intestinales. Éstas fueron
expuestas a enterobacterias patógenas y no patógenas. 

Los resultados se representan en la Figura 10 y muestran un aumento en la
secreción de zonulina, independiente del tipo de bacteria (patógena o inocua). El
aumento de zonulina fue seguida por una disminución en la resistencia eléctrica epitelial
(Transepithelial Electrical Resistance o TEER), que es una medida de la permeabilidad
paracelular.

Figura 10. (A) Variaciones en la TEER en el


intestino delgado de conejos que fueron expuestos
durante 3 horas a Escherichia coli 6.1, (no
patógena), E.coli 21-13 (patógena) o Salmonella
typhimurium. Se muestra un grupo control sin
infectar para la comparación. (B) Concentración
media de zonulina recogida del intestino delgado
de los conejos expuestos durante tres horas a
Escherichia coli 6.1, (no patógena), E.coli 21-13
(patógena) o Salmonella typhimurium. Se
muestran tejidos no infectados como grupo control
para la comparación. (Tomada de El Asmar y cols.,
2003)

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La zonulina y la enfermedad celíaca

Para demostrar que existe una relación entre la celiquía y la zonulina, se realizó un
estudio con técnicas de inmunofluorescencia para detectar el receptor de gliadina
(CXCR3) usando como muestras células humanas del intestino delgado procedentes de
pacientes celíacos y no celíacos. En la Figura 12A pueden observarse los resultados de
los cuales podemos concluir que en individuos celíacos los receptores de gliadina se
expresan en mayor cantidad que en individuos sanos.

Estos resultados fueron confirmados usando una PCR para medir


cuantitativamente y en tiempo real la expresión de los genes que codifican para CXCR3.
La PCR, además de confirmar que en pacientes celíacos la expresión del receptor
CXCR3 está aumentada, reveló que tras eliminar el gluten de la dieta, la expresión de
estos receptores disminuía (Figura 12B).

Figura 12A. Microscopía de inmunofluorescencia de CXCR3 en pequeñas biopsias intestinales


humanas obtenidas a partir de un individuo celíaco y un individuo no celíaco (control). Figura 12B.
Resultados cuantitativos de la expresión del receptor CXCR3 mediante PCR ( Tomada de Fasano,
2011).

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Para confirmar una relación entre la gliadina y la estructura de las uniones
ocluyentes fueron observadas células humanas del intestino delgado: control, expuestas
a gliadina y expuestas a caseína (la caseína es una proteína derivada de alimentos que se
usó como control negativo). Se marcó con fluorescencia la proteína ZO-1, componente
de las uniones ocluyentes, y se observaron por microscopía. Los resultados se muestran
en la Figura 13 y podemos observar cómo el grupo control muestra la típica localización
de ZO-1 en la periferia de las células. Sin embargo, las células expuestas a gliadina
mostraron una distribución diferente de ZO-1, con áreas del borde de la célula que
perdieron o vieron reducida la tinción de ZO-1 y áreas donde no se detectaron cambios
significativos. En el grupo expuesto caseína no se detectaron cambios en la localización
de ZO-1 (Drago, 2006). Estas observaciones indican que la gliadina desestructura las
uniones ocluyentes.


Figura 13. Efectos de gliadina sobre la distribución


de ZO-1 en células CaCO2 (Tomada de Drago,
2006).

También se realizaron experimentos para determinar si los celíacos presentan


altas concentraciones de zonulina y aumentada la permeabilidad paracelular. Se
emplearon biopsias duodenales de humanos, que se obtuvieron durante endoscopias
rutinarias de diagnóstico tanto en pacientes celíacos en remisión como en pacientes no
celíacos. Se monotorizó la TEER basal en ambos tipos de tejidos, así como los niveles
de zonulina. Seguidamente ambas fueron expuestas a gliadina y a controles negativos y
se volvió a medir la TEER y los niveles de zonulina. Los resultados pueden verse en la
Figura 14 donde se puede observar una disminución significativa en la TEER en tejidos
procedentes de pacientes celíacos tras la exposición a gliadina, y un aumento de la
concentración de zonulina. 


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Figura 14. Variaciones en los niveles de
zonulina y en la resistencia eléctrica
transepitelial (TEER) en biopsias intestinales
obtenidas de pacientes celíacos (CD),
pacientes en remisión y pacientes no celíacos
expuestas a gliadina. A.Variaciones de
zonulina. Tras la exposición a gliadina, los
tejidos obtenidos de pacientes celíacos
mostraron un aumento en los niveles de
zonulina en el lumen (cuadrado), pero no
serológico (rombo). Por otro lado, las biopsias
de pacientes no celíacos mostraron un aumento
transitorio en la mucosa (triángulo) pero no en
suero (círculo) B.Cambios en la TEER. Los
tejidos obtenido de pacientes celíacos en
remisión y pacientes no celíacos mostraron una
disminución temporal de la TEER (triángulo)
comparada con la TEER basal (círculo)
asociado al aumento en los niveles de
zonulina. En tejidos procedentes de pacientes
celíacos se observó un descenso significante de
la TEER (cuadrado) comparado con su TEER
basal (rombo) tras 15 minutos desde la
exposición a gliadina (Tomada de Drago,
2006).

Estos y otros estudios han llevado a proponer el siguiente mecanismo de acción por el
cual la gliadina induce cambios en la estructura del epitelio intestinal (Figura 15).


Figura 15. Mecanismo de


acción de gliadina (Tomada de
Fasano, 2011)

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La zonulina y la diabetes tipo 1

Para verificar la asociación entre los niveles de zonulina y el aumento de permeabilidad


intestinal en pacientes con DT1 se han realizado estudios retrospectivos para determinar
la relación temporal entre el aumento de concentración de zonulina y la aparición de
diabetes tipo 1. Se emplearon muestras serológicas de pacientes con riesgo de padecer la
enfermedad (con antecedentes familiares y que presentaban el HLA compatible con la
enfermedad). Los muestras se clasificaron según su origen en tres grupos: 

1. Muestras de pacientes ya diagnosticados.

2. Muestras de pacientes con riesgo de padecer la enfermedad y con expresión de
anticuerpos específicos.

3. Muestras de pacientes con riesgo pero sin expresión de anticuerpos específicos.

Figura 16. Niveles de zonulina en muestras de pacientes con diabetes tipo 1(DT1;
n=339), pacientes familiares de primer grado (N=89) y pacientes control de edad y sexo
(n=97). (Tomada de Sapone y cols., 2006)

En la Figura 16 se observan los resultados y podemos señalar una diferencia


significativa entre los niveles de zonulina en pacientes con TD1 y los niveles de
zonulina en sus familiares y el grupo control. Además de observar que en pacientes con
DT1 los niveles séricos de zonulina están aumentados con respecto a los otros grupos,
no se establece ninguna correlación con la edad de diagnóstico ni con el sexo.

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Para comprobar la existencia de modificaciones en la permeabilidad intestinal en
pacientes con diabetes tipo 1, se midió mediante PCR la expresión de los genes que
codifican para proteínas de las TJs. Se utilizaron muestras de tejido intestinal
procedentes de pacientes con TD1 (n=5), de sus familiares (n=3) y de un grupo control
(n=5). Los resultados que se muestran en la figura 17 hacen referencia a los resultados
del grupo que padece TD1 en comparación con el grupo control y no revelan grandes
cambios en los niveles de ZO-1 o de occludina. Sin embargo se aprecia un aumento de
la expresión de claudina-1 y miosina de aproximadamente el doble, y una disminución
de la expresión de claudina-2. Aunque podemos a priori pensar que en pacientes con
TD1 la expresión de dichas proteínas está incrementada, este estudio se ve limitado por
la pequeña dimensión de las muestas que impide la obtención de resultados
estadísticamente significativos.

Figura 17. Expresión de genes


que codifican para las proteínas
de membrana de las TJs
occludina, claudina-1 (CLDN-1)
y claudina-2 (CLDN-2), y para
zonulina (ZO-1) y miosina
(Myo-IXB. (Tomada de Sapone
y cols., 2006).

La zonulina y el asma

Aunque los mecanismo exactos que provocan la inflamación y obstrucción de los


bronquios no es bien conocida, se sabe que en la inflamación intervienen células del
sistema inmune, concretamente linfocitos T. La incidencia de inflamación intestinal en
pacientes asmáticos induce a pensar en una posible relación entre el sistema inmune de
la mucosa intestinal y la inflamación de los bronquios, pudiéndose dar la migración de
linfocitos T de un sitio a otro (Hijazi y cols., 2004). Se piensa que un aumento en la
permeabilidad intestinal en los asmáticos puede contribuir a la suceptibilidad a los
alérgenos ambientales, proporcionando una ruta alternativa para la entrada de los
antígenos a través de las TJs de la mucosa (Fasano, 2012).

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Con el fin de conocer la incidencia de un aumento en la permeabilidad intestinal
en pacientes con asma, se realizó un estudio en niños con asma diagnosticados en no
menos de un año antes del estudio. Se excluyeron del estudio niños con evidencias de
enfermedades digestivas, alergias a alimentos u otros condicionantes que pudieran
asociarse con una inflamación intestinal. Además, se escogió un grupo control sometido
a los mismos criterios de exclusión. A ambos grupos se le administró una solución de 10
ml con 1 gramo de lactulosa (molécula de alto PM que no es absorbida por el intestino)
y 1 gramo de manitol (molécula de bajo PM absorbida por el intestino). A las cinco
horas se tomaron muestras de orina y se analizaron las cantidades de los diferentes
azúcares que fueron absorbidos. Los resultados se presentan en la Tabla 1 y muestran
que el porcentaje de manitol excretado en orina es prácticamente similar en los dos
grupos experimentales, pero existe un mayor porcentaje de lactulosa excretada en orina
en el grupo con asma respecto al grupo control. Esto indica un aumento de la
permeabilidad intestinal en los pacientes con asma ya que, en condiciones fisiológicas,
la lactulosa no es absorbida por el intestino. Sólo si la integridad de éste se ve afectada y
se aumenta la permeabilidad se posibilita la absorción de moléculas de mayor peso
molecular como la lactulosa.

Tabla 1. Porcentaje de lactulosa y manitol recogidos en orina y relación lactulosa/manitol (Tomada


de Hijazi Z y cols., 2004)

La zonulina y la esclerosis múltiple (ME)

Se sospecha que un virus, probablemente el virus de Epstein-Barr (VEB) u otro


antígeno es el desencadenante de una respuesta inmune contra el sistema nervioso del
propio individuo. La permeabilidad de la barrera hematoencefálica (BHE) se ve
aumentada para permitir el paso de linfocitos que atacan y destruyen la mielina que

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recubre los axones neuronales. Por ello se piensa que pacientes con MS podrían también
experimentar un aumento de la permeabilidad intestinal (Fasano, 2011).

Para probar esta hipótesis se midieron los niveles de zonulina en pacientes con
distintos subtipos de SM. En la Figura 18 se representan los resultados obtenidos
comparando los niveles de zonulina en pacientes con MS con respecto a un grupo
control y los niveles de zonulina en pacientes con MS en remisión con respecto a
pacientes con brotes de MS.


Figura 18. Niveles séricos de zonulina


en pacientes con distintos tipos de
esclerósis múltiple: pacientes con
esclerosis múltiple remitente-
recurrente (RPMS) durante la
exacerbación de la enfermedad (n=30)
y durante la remisión (RPMS en
remisión) (n=14), pacientes con
esclerósis múltiple secundaria
progresiva (SPMS) (n=18) y controles
sanos (n=171). Los datos se presentan
en comparación con los controles (*) y
en comparación con RPMS (**)
(Tomada de Fasano, 2011).

Cabe señalar el aumento de los niveles séricos de zonulina en pacientes que


están desarrollando la enfermedad, así como los niveles normales de zonulina en
pacientes con SM en remisión.

Todos estos resultados ponen de manifiesto la importancia de mantener una


barrera intestinal en condiciones óptimas de manera que las nuevas hipótesis
relacionadas con las enfermedades autoinmunes establecen tres principios necesarios
para que se de la enfermedad:

1. Una falta de comunicación entre el sistema inmune innato y el adquirido, es decir,


una predisposición genética.

2. La presencia de un agente externo. En las primeras teorías lo consideraban tan solo


un desencadenante de la enfermedad, pero con las nuevas hipótesis es considerado

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un hecho necesario, por lo cual la eliminación del agente externo puede conllevar a
la desaparición de la enfermedad.

3. Además del factor genético y ambiental, el tercer principio que debe existir es una
pérdida de la función de la defensa de la mucosa gastrointestinal.

Mientras que la predisposición genética es dependiente de cada individuo


concreto y el agente externo varía entre las diferentes enfermedades autoinmunes, la
pérdida de función de la barrera intestinal parece ser un punto común en el desarrollo de
estas patologías. Esto nos lleva a pensar en la barrera intestinal como un elemento clave
para el estudio de nuevas técnicas terapéuticas. El desarrollo de mecanismos que
impidan la secreción anormal de zonulina por parte del organismo podría suponer un
gran avance en la calidad de vida de los pacientes que sufren estas enfermedades.


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CONCLUSIONES

1. Las bacterias y la gliadina estimulan la producción de zonulina por la mucosa


intestinal.

2. Un aumento de la producción de zonulina se acompaña de un aumento en la


permeabilidad paracelular del epitelio intestinal.

3. Diversas patologías autoinmunes tienen en común que se acompañan de un aumento


en la concentración de zonulina y permeabilidad paracelular.

4. El mantenimiento de la barrera intestinal es esencial para la homeostasis del


organismo.

5. La zonulina puede ser un marcador y/o una diana tanto para el diagnóstico, como
para el tratamiento o la prevención de enfermedades.

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