Strobel, El Caso de Cristo

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Revisión de

EL CASO DE CRISTO, de Lee Strobel

Lee Strobel, un ex reportero legal del Chicago Tribune que se describe a sí mismo como un "ex
escéptico espiritual", es un pastor. Usando sus habilidades como ex periodista, Strobel se lanzó en
1998 con su libro El Caso de Cristo (o sea El Caso en Favor de Cristo, o La Defensa de Cristo) que
consiste en entrevistas a 13 importantes apologistas evangélicos, incluidos William Lane Craig, el
filósofo Gary Habermas y Bruce Metzger, profesor de Nuevo Testamento, gran experto en griego
antiguo, maestro de Bart Ehrman en el Seminario Teológico de Princeton.

Se supone que el libro es un intento de "determinar si hay evidencia creíble de que Jesús de
Nazaret realmente es el Hijo de Dios". El Caso de Cristo fue avalado por evangélicos de alto perfil
como Phillip Johnson, profesor de derecho y famoso creacionista, y Ravi Zacharias, un mentiroso
colosal y un charlatán.
Strobel también tenía o tiene un programa llamado La Fe Bajo Fuego, en TV cristiana, y dirige un
sitio web de video apologético.
Sobre este libro que vamos a analizar se filmó un largometraje argumental protagonizado por Faye
Dunaway y elenco poco conocido. Hollywood reconoce los negocios cuando los ve; sabe que los
evangélicos van a poner mucho dinero en cualquier cosa que respalde sus creencias y los ayude a
adoctrinar a otros, y por eso hay tantas de estas películas de proselitismo. El film comienza con la
escena clásica de "si Dios no hubiera mandado a su enviada, la niña no se habría salvado”, pero la
escena no considera que si Dios existe, él hizo que el rescate fuese necesario; uno de los personajes
entrevistados dice que se hizo cristiano porque su esposa murió de cáncer: nadie observa que Dios
causó o permitió ese cáncer. La película parece un poco "hecha para TV", aunque con un buen
presupuesto. Básicamente, los ateos son pintados como sabelotodos irritables y arrogantes, mientras
que los cristianos son pacientes y amorosos. Quizás la peor escena es cuando un "psicólogo" dice
que el ateísmo de Strobel se originó en una mala relación con su padre. La moraleja de la película es
que todos los ateos son personas con problemas que necesitan encontrar a Dios para curarse.
Strobel ahora gana millones de dólares vendiendo libros titulados “El Caso de XX", incluidos
cuatro que recibieron Premios al Libro Cristiano: El Caso de la Fe, El Caso de un Creador, El Caso
del Real Jesús, El Caso de la Navidad, El Caso de la Pascua, El Caso de la Gracia, y El Caso de los
Milagros, que viene en 3 sabores: para adultos, para niños y una edición para estudiantes.

Después de años como periodista investigador, Strobel o bien no tiene ni idea de lo que es hacer
periodismo de investigación (posible, pero poco probable), o, lo más probablemente, cuando
empezó este proyecto ya tenía convicciones religiosas fuertes, así que juntó sólo argumentos,
entrevistas e información que respalden esa convicción personal. NO entrevistó a ningún crítico de
la apologética cristiana, a pesar de que aquí los ataca. No hace ningún intento real de
contraargumento, pero igual comercializó deshonestamente el libro como periodismo de
investigación. Si aceptamos su analogía de que el libro es como un proceso legal, entonces sería
como un juicio en el que solo la fiscalía puede presentar evidencia. La evidencia de Strobel sería
totalmente rechazada por cualquier tribunal real.

Después de leer un par de las entrevistas, cualquiera se da cuenta de que el libro es una farsa, una
simulación de escepticismo de confrontación. Por ejemplo, Strobel dedica un capítulo entero a
conversar con un enemigo abierto del Seminario Jesús, pero Strobel nunca entrevistó a un solo
miembro del Seminario. Del mismo modo, critica mucho a Michael Martin, filósofo ateo autor de
El Caso Contra el Cristianismo, pero nunca se molestó en tener las respuestas de Martin a esos
ataques. Además, ignoró objeciones que incluso cristianos pueden aceptar. Por ejemplo, Strobel
defiende la autenticidad parcial del llamado "Testimonium Flavianum" ––la referencia más famosa
a Jesús en los escritos de Josefo. Sin embargo, ni menciona para nada las razones que han llevado a
algunos eruditos, incluso cristianos, a rechazar el Testimonium por completo.
Un pasaje muy ofensivo para los judíos ––y para los que se sientan culpables por el pasado–– es
cuando Strobel escribe: "Sacudí la cabeza, entristecido al pensar en cuántos otros niños judíos han
crecido pensando en los cristianos como sus enemigos". Es como que Strobel no se enteró de los
siglos de persecución y matanza de judíos por los cristianos, que culminaron en el Holocausto.
Argumenta que los judíos no tienen motivos para sospechar de los cristianos, a pesar de que muchos
cristianos los critican por no aceptar la "verdad de Cristo" y los acusan de haberlo crucificado.

Otro error de Strobel es que trata de responder a todo con una respuesta definitiva. El tono que usa
es algo como esto: "¡Ah! ¡Esto es tan simple, ahora que lo ha explicado! ¿Cómo alguien no
entiende?" Pero en el mundo real las cosas no son simples, las explicaciones no bastan y los
cristianos casi siempre terminan usando la fe para apoyar sus creencias, en lugar de una evidencia
que no existe.

Para la pregunta demoledora "Si hay un Dios, ¿por qué permite tanto sufrimiento en este mundo?"
Strobel tiene la respuesta trillada: "Porque Dios nos dio el libre albedrío". Para un libro que se
supone que ayuda a convertir a las personas, esa respuesta no convence a alguien que ya la había
escuchado y conoce sus fallas. El libro no reconoce que los cristianos realmente no saben por qué
hay sufrimiento injusto ––ni que, cada vez más, parece que el Libre Albedrío es una impresión
imaginaria e incorrecta que tenemos.

Strobel también trató de despachar preguntas profundas con anécdotas; por ejemplo: ante el ¿cómo
podrían salvarse los que nunca oyeron hablar de Jesús? al autor se le ocurre que una historia sobre
una niña musulmana en un país musulmán que un día pensó al azar "necesito la ayuda de Jesús" y
se convirtió en cristiana en secreto era respuesta suficiente, porque demuestra que conoceremos a
Jesús en nuestros corazones.

Las falacias son impactantes. En un momento el razonamiento es exactamente así: sabemos que el
Nuevo Testamento es cierto porque los primeros cristianos que lo produjeron eran buenas personas
y, por lo tanto, no habrían mentido. Y sabemos que los primeros cristianos eran buenas personas
porque el Nuevo Testamento lo dice.

Este no es el ámbito para criticar todos los detalles de este libro. Para un análisis más exhaustivo, se
puede consultar el excelente El Caso Contra El Caso de Cristo, de Robert M. Price.

Veamos las tres partes principales del best-seller de Strobel:

Parte 1: "Examinar las evidencias"


En la primera parte de El Caso por Cristo, Strobel defiende la fiabilidad histórica del Nuevo
Testamento sobre la base de cinco líneas de evidencia:

a) Evidencia de testigos presenciales: Strobel entrevista a alguien que reconoce que,


"estrictamente hablando, los evangelios son anónimos", pero que después sugiere que los cuatro
evangelios fueron escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y por lo tanto son testimonios de
testigos directos, todos ellos independientes. Así que desestima que hayan usado la fuente Q, a pesar
de que la evidencia llevó incluso a estudiosos conservadores a aceptar la existencia de Q. Por
supuesto, es cierto que Mateo y Marcos probablemente tenían sus propias fuentes, pero no hay duda
de que los evangelios de Mateo y Marcos no son relatos independientes. La autoría tradicional de
Marcos está abierta a serias dudas. Es poco probable que Juan, hijo de Zebedeo, fuera el autor del
evangelio de Juan, que parece haber sido editado y reelaborado. Strobel no dice nada sobre estas
muy conocidas objeciones.
Pero el experto a quien Strobel entrevista dice: "Si el Nuevo Testamento estuviera lleno de
falsedades o distorsiones los testigos críticos de la época lo habrían atacado". Sin embargo, como
reconoce otro invitado, cuando comienza un movimiento religioso las cosas son conocidas por
pocos, y durante décadas no hay nada escrito para discutir o criticar. Además, ni los romanos ni los
judíos del primer siglo tenían ningun interés en refutar las afirmaciones cristianas, igual que los
escépticos del siglo XX no se molestaban en refutar a los creyentes en Sai Baba o a los seguidores
de Silo.

Incluso autores conservadores admiten que los libros del Nuevo Testamento existieron
originalmente sólo como una tradición oral. Sabemos el alto grado de distorsión en la información
que es transmitida oralmente, y sabemos también que en los tiempos previos a la imprenta, la
precisión de los textos ni siquiera era una preocupación.

(b) Evidencia documental: Strobel entrevista al helenista y académico cristiano Bruce Metzger
sobre la confiabilidad del texto del Nuevo Testamento: ¿Cómo sabemos que "cada documento
copiado era idéntico al original (extraviado)?" Según Metzger, "cuanto más copias se tenga que
estén de acuerdo entre ellas, especialmente si vienen de diferentes áreas geográficas, más se puede
verificarlas para averiguar cómo era el documento original". Suena bien pero, como sabemos, más
copias significan más diferencias: véase el caso del teólogo John Mill quien, antes de imprimir su
Nuevo Testamento en 1707 reunió y compatibilizó unas 100 copias del NT en griego, el idioma
original. Mill cita 30 mil diferencias entre copias, y esas no fueron todas las que encontró.

Strobel también preguntó sobre las acusaciones de que "la Iglesia destruyó documentos legítimos
porque no les gustó la imagen de Jesús que retrataban". La respuesta de Metzger fue que "el Nuevo
Testamento contiene las MEJORES fuentes para la historicidad de Jesús". Y dice que la Iglesia tuvo
3 criterios al seleccionar documentos para meter en el Nuevo Testamento:
(i) ¿El libro fue escrito por un apóstol o por un seguidor de un apóstol?
(ii) ¿El libro se ajusta a lo que los cristianos ya creen?
(iii) ¿El libro ha sido aceptado y usado continuamente por la Iglesia en general?
En otras palabras, Metzger admite que "la Iglesia destruyó documentos legítimos porque no les
gustó la imagen de Jesús que retrataban". Esto excluye a priori el testimonio de historiadores
paganos y libros no cristianos que no se ajustaban a lo que ya creían. Pero si la iglesia está
eliminando libros, no tiene sentido la afirmación de Metzger de que "el Nuevo Testamento contiene
las mejores fuentes para la historicidad de Jesús". Lo que contendrá será solo la Party Line, el
dogma oficial.

(c) Strobel entrevistó a otro experto sobre si hay evidencia extrabíblica que confirme el Nuevo
Testamento. Este experto cree en la autenticidad de las dos referencias de Jesús en Josefo. La
negativa de Strobel a entrevistar a alguien que rechace la autenticidad del pasaje más largo es una
prueba más del sesgo de su postura. Pero, como lo muestra el testigo entrevistado, las alabanzas
desorbitadas del Testimonium ––que los literalistas usan para decir que Jesús era un divino hacedor
de milagros–– son las mismas frases que llevaron a los estudiosos a cuestionar la autenticidad de
todo el pasaje.

Se mencionan otras cinco fuentes antiguas: Tácito, Plinio el Joven, Thallus, el Talmud y los escritos
de los primeros padres de la iglesia, pero estas fuentes son muy discutibles.
* Para empezar, no hay razones para creer que los dos primeros, Tácito y Plinio el Joven, se basaron
en fuentes independientes: los dos autores se carteaban mutuamente.
* En el siglo IX, un escritor bizantino llamado George Syncellus hizo referencia a un historiador
cristiano del siglo III llamado Julius Africanus, quien dijo que un escritor desconocido llamado
Thallus (se sabe que fue del siglo II EC) mencionó la oscuridad en el cielo durante la crucifixión.
El libro de Africanus está perdido, por lo que no sabemos si Thallus realmente se refería a la
crucifixión de Jesús, o si esta fue la interpretación de Africanus sobre un período de oscuridad que
Thallus no había vinculado para nada con Jesús.
* El Talmud no es concluyente porque llega tarde y gran parte de las referencias talmúdicas a Jesús
son una respuesta polémica a afirmaciones cristianas.
* Finalmente, los escritos de los padres de la iglesia no son ninguna confirmación independiente;
llegaron tarde y se basaron en fuentes cristianas anteriores.

(d) Strobel argumenta que la arqueología (la evidencia científica) puede aumentar la credibilidad
del Nuevo Testamento: "si los detalles están correctos, son una indicación de que el testigo es
confiable en su relato general". Y el arqueólogo entrevistado por Strobel dijo que los
descubrimientos arqueológicos han corroborado varios detalles de Lucas, y que la arqueología ha
reforzado la credibilidad de Juan y Marcos.
Sin embargo, muchas historias del evangelio estan siendo criticadas por motivos
arqueológicos:

* El censo mundial. El evangelio de Lucas dice que Augusto hizo un censo mundial de
contribuyentes, pero muchos historiadores rechazan esa idea: entienden que la idea de un impuesto
a todo el imperio es contraria a la práctica romana conocida. El historiador judío Flavio Josefo
menciona ese censo, pero escribe que su alcance se limitó a la provincia donde Quirinius era
gobernador. El invitado de Strobel menciona el Papiro London 904 (fechado 104 EC) como
evidencia de que los censos eran una práctica romana común. Sin embargo, el censo al que se
refiere el Papiro de Londres pide a las personas que regresen a su lugar de residencia actual para
inscribirse; no pide a los ciudadanos que volviesen a su lugar de nacimiento o al lugar de
nacimiento de sus antepasados. (No tiene ningún sentido censar contribuyentes en ciudades donde
no viven, pero es la excusa que Lucas encuentra para hacer nacer a Jesus en Belén: este pequeño
poblado fue ––mil años antes–– el lugar de nacimiento del rey David, y la tradición judía anuncia
que el Mesías será un descendiente de la casa de David.) Finalmente, Lucas dice que el censo
ocurrió "mientras Quirinius era gobernador y durante el reinado de Herodes el Grande", pero hay al
menos 10 años de distancia entre la muerte de Herodes (4 AEC) y el censo de Quirinius (años 6 ó 7
EC).

* La matanza de los Niños de Belén ordenada por Herodes el Grande (y narrada sólo por Mateo)
es poco probable. Josefo, que lo odiaba, informó con entusiasmo muchas otras atrocidades
cometidas por Herodes, pero NO informó ésta. Incluso Strobel admite que es "difícil imaginar" que
ningún otro escritor mencione este evento si la Matanza de los Inocentes realmente sucedió.
Además, evaluemos la situación: Llegan los soldados y empiezan a matar niños. Para detenerlos, los
vecinos, los padres de los chicos ––que en ese pueblito de cien casas vieron la luz de la estrella y la
llegada de los Reyes Magos con regalos–– habrían informado a los soldados dónde es que nació el
futuro rey, y los soldados habrían salido en persecución de la familia de Jesús en lugar de perder
tiempo matando bebés que no tenían nada que ver con el temor de Herodes. En cualquier casio, con
todo esto el nacimiento del Niño Dios habría tomado estado público, el hijo de Herodes habría
seguido con la persecución del rival profetizado, y Jesús no habría podido vivir de incógnito en
Nazareth hasta los 30 años.

* Ningún historiador menciona las tres horas de oscuridad universal durante la crucifixión (ver
Marcos 15:33 et.al.). Algunos cristianos dicen que los escritos de Thallus son una confirmación
independiente de una oscuridad post crucifixión, pero ya vimos que textos inexistentes citados por
una fuente de tercera mano no son evidencia de nada.

* La resurrección de los santos judíos, y su posterior aparición a sus familias en Jerusalén (Mateo
27:52-53): No es admisible que ningún historiador mencione algo tan extraordinario como
muertos que salieron de sus tumbas, deambularon dos dias y dos noches por el cementerio y al
tercero se presentaron a sus familias en Jerusalén.

* Entierro permanente y honorable de Jesús en la tumba de José de Arimatea (personaje real, del
pueblo de Aramathaiam ––Josefo, Antigüedades Judías 13.4.9–– o bien simbólico, derivado del
griego “Aristos-mathetes”, que significa el mejor discípulo, excelente estudiante). Aunque las
tumbas de los profetas y los hombres santos generalmente se veneraban como un santuario, no hay
evidencia de que esto haya sucedido con el lugar de entierro de Jesús. De hecho, la tumba de Jesús
nunca fue localizada. O, como dice Bart Ehrman, puede que NO haya habido una tumba para Jesús,
porque el castigo usual para los crucificados era dejar su cadáver expuesto a los animales carroñeros
y finalmente arrojarlo a una fosa común (como, notablemente también el teólogo cristiano John
Dominic Crossan cree que fue lo ocurrido). El jurista Ulpiano menciona entre sus máximas que el
cadáver del crucificado le debe ser entregado a su familia, pero escribe esto en el siglo III EC y no
sabemos si es una exhortación a que dejen de hacer lo contrario o la descripción de una práctica que
ya existía en el siglo I. En todo caso, si la entrega del cadáver a la familia fuera algo unánime y
establecido no habría sido necesario para Ulpiano poner la exhortación por escrito.

(e) Evidencia de refutación: Como explica Strobel, "evidencia de refutación" es un término legal
para "cualquier prueba que se ofrezca para 'explicar, contrarrestar o refutar' el relato de un
testigo". Strobel clasifica el trabajo y los hallazgos del Seminario Jesús como "evidencia de
refutación" presumiblemente porque el Seminario Jesús desafía muchas afirmaciones tradicionales
sobre el Nuevo Testamento. Por ejemplo, el Seminario sostiene que se puede encontrar información
importante sobre el Jesús histórico fuera del Nuevo Testamento (por ejemplo, en el Evangelio de
Tomás); sostiene que Jesús no dijo el 82% de lo que los evangelios le atribuyen, y que Jesús
probablemente no resucitó de la muerte.

Increíblemente, Strobel no solo no detalló los argumentos del Seminario Jesús sino que no
entrevistó a uno solo de sus miembros. ¿Qué tipo de periodista es? En cambio, eligió entrevistar a
un erudito conservador, enemigo declarado del Seminario. Strobel nos dice que ese erudito debate
a los ateos "por diversión", pero llama a su experto solo para burlarse de las opiniones de teólogos
liberales, y de alguna manera considera que hacer eso es una refutación válida.

Y fue así como salió un capítulo lleno de declaraciones enfáticas pero con pocos argumentos que
respalden esas conclusiones. Por ejemplo, el invitado de Strobel acusa: "El Seminario descarta la
posibilidad de lo sobrenatural desde el principio ". Pero los líderes del Seminario Jesús han dejado
bastante claro que “no descartan la posibilidad de lo sobrenatural". Por ejemplo, Robert Funk,
director del Seminario, escribe que "nada es imposible, a menos que excluyamos imposibilidades
lógicas, como círculos cuadrados". Y el mencionado académico John Dominic Crossan, también del
Seminario, en un debate con William Lane Craig declaró que él creía que en Lourdes realmente
hubo curaciones milagrosas. Crossan puede no aceptar la historicidad de todos los milagros en los
que creen los evangélicos, pero no niega la posibilidad de milagros.

El invitado opina que deberíamos rechazar la hipótesis de que Mateo y Lucas usaron a Marcos
como fuente porque "un número cada vez mayor de académicos están expresando serias reservas
sobre esa teoría” (¿cuáles académicos? No lo dice). Tampoco se aclara porqué deberíamos rechazar
la teoría de que Mateo y Lucas usaron a Marcos.

Parte II: un Análisis de Jesús

(a) En una entrevista con otro invitado, Strobel defiende la opinión de que Jesús dijo ser Dios, y
apoya esa creencia en varios pasajes del Nuevo Testamento. Pero, otra vez, Strobel no entrevista a
ninguno de los eruditos que discrepan con esa idea.

(b) "¿Estaba loco Jesús cuando afirmó ser Dios?" A pesar de que ningún crítico contemporáneo del
cristianismo dice que Jesús estaba loco, esta pregunta fue el tema de la entrevista de Strobel al
psicólogo Gary Collins. Ese tema es una digresión: Supongamos que la evidencia confirma que
Jesús NO estaba loco, ¿esa evidencia aumenta la probabilidad de que Jesús fuera el Hijo de Dios?
¿Cómo hace eso?

El psicólogo Collins cree en los demonios como una causa de angustia psicológica o enfermedad
mental. A ese psicólogo le deberían revocar la licencia.

Juan 10:20 informa que muchos judíos pensaban que Jesús estaba "poseído por el demonio y
furioso"; (y recuérdese que la familia de Jesús, en Marcos, lo va a buscar porque cree que Jesús
estaba "fuera de sí", en el sentido de no estar en sus cabales). Collins rechaza esa creencia,
argumentando que ese "no fue un diagnóstico de un profesional capacitado en salud mental". Es
cierto que ni los judíos ni la familia eran psicólogos, pero Collins usa el Nuevo Testamento para
asegurar que Jesús no estaba loco, a pesar de que los escritores del Nuevo Testamento tampoco
estaban calificados como "profesionales de la salud mental" para informar con precisión las
tendencias psicológicas de Jesús. La premisa del invitado de Strobel es absurda: un psicólogo
simplemente no puede hacer un diagnóstico sobre la cordura de alguien que vivió hace dos mil
años.

(c) Resumiendo una conversación con un teólogo, el argumento de Strobel parece ser que Dios es
omnipresente, omnisciente, omnipotente, eterno, inmutable, todo amor, santo y justo, y que
Jesús es Dios encarnado y por eso "encaja" en ese perfil del Antiguo Testamento. Sin embargo,
cuando vamos a los detalles resulta que Strobel solo presenta un argumento en favor de la idea de
que Jesús fue moralmente perfecto y que perdonó los pecados de la humanidad. No presenta ningún
argumento para que aceptemos que Jesús es omnipresente, omnisciente, omnipotente, eterno,
inmutable y todo amor.
Además, los evangelios mismos nos dan buenas razones para dudar de que Jesús fuera Dios
Encarnado. Por ejemplo, (1) Jesús claramente no era omnipresente. (2) Jesús dijo: "Ni siquiera el
Hijo del Hombre sabe la hora de su regreso", lo que implica que Jesús no lo sabía todo; no era
omnisciente. (3) Los evangelios dicen que Jesús no pudo hacer muchos milagros en su ciudad natal;
o sea no era omnipotente. (4) Otra objeción es que, según los evangelios, Jesús enseñó la doctrina
del infierno. Según esa doctrina, el infierno es eterno e ineludible para los que van a parar allí.
Incluso si los castigados cambiaran sinceramente su comportamiento y actitudes, o si los no
cristianos quisieran convertirse, nunca podrían escapar del Infierno. Es difícil conciliar esta doctrina
con eso de que Jesús, como Dios Encarnado, es todo amor y toda justicia, porque un pecado
limitado no merece un castigo infinito y porque torturar gente ex post facto y sin remisión no sirve a
ningún propósito moral.

No obstante, el invitado sostiene que Jesús fue (y es) Dios Encarnado. Y a la vez dice que Jesús era
completamente humano y que solo "funcionó como Dios cuando su Padre celestial le dio permiso
para hacerlo". Su extraña postura se basa en otra doctrina cristiana cuestionable: la Trinidad. La
Trinidad no está en ninguna parte de la Biblia, y creer en la Trinidad nos lleva a nociones ridículas.
(Alguien observó que si la Trinidad es verdadera, entonces la relación de Jesús con María es MUY
rara. Si Jesus nació de María, ella era su madre. Si ella tuvo un hijo del Espíritu Santo y el Espíritu
Santo es igual a Jesús, entonces ella era la esposa de Jesús. Si Dios es el padre de toda la humanidad
y Jesús es Dios, entonces Jesús es el padre de toda la humanidad... y María sería su hija. Y como
María es la hija de Dios y Jesús es el hijo de Dios, María también tendría que ser la hermana de
Jesús.)
(d) La ultima evidencia de Strobel de que Jesús es Dios es la profecía; otro invitado argumenta que
Jesús (como el Mesías) en realidad fue predicho por los profetas del Antiguo Testamento. Al igual
que el capítulo sobre "evidencia de refutación", este capítulo está hecho de declaraciones enfáticas
pero casi sin ningún argumento de apoyo. Todas las presuntas "profecías" citadas en el libro han
sido respondidas por escépticos, ninguno de los cuales, por supuesto, fue entrevistado por Strobel.

Parte III: "Investigando la Resurrección"


La tercera parte del libro trata la Resurrección. Strobel comienza defendiendo la historicidad de la
crucifixión de Jesús. Nunca consigna expresamente su argumento a favor de la Resurrección, pero
parecería ser éste: la Resurrección es la mejor explicación para supuestos hechos históricos como
la tumba vacía, las apariciones de Jesús resucitado y otras pruebas circunstanciales.

Strobel nunca aborda problemas como ¿Cómo se trae un cuerpo muerto a la vida? ¿Requiere
"magia" sobrenatural, o hay una explicación científica racional?

Strobel escribe: "Fui a los sitios de Internet de organizaciones ateas para ver el tipo de argumentos
que tenían contra la Resurrección". Strobel supone que el ateísmo sería la única alternativa a la
historia de la tumba vacía, así que NO revisó los sitios de Internet de judíos, musulmanes y otros
teístas no cristianos para ver los argumentos que ellos tienen contra la Resurrección. Y después no
menciona las fuentes, otra falla del periodismo de Strobel. Tampoco discute las objeciones
planteadas por Robert Price o por Bart Ehrman a la idea de la tumba vacía.

William Lane Craig, en defensa de la tumba vacía, apela al hecho de que las autoridades judías
nunca mostraron el cuerpo de Jesús. Sin embargo, como Price demostró en su refutación a Craig,
uno de los muchos problemas con ese argumento en particular es el hecho de que los discípulos no
comenzaron a predicar públicamente la resurrección sino siete semanas después de la fecha
atribuida a la resurrección. Incluso si las autoridades judías hubieran querido refutar públicamente
las afirmaciones cristianas (lo cual es dudoso), tras tan larga demora no podrían haberlo hecho de
manera convincente. Desafortunadamente, ni esta objeción ni la respuesta de Craig se discuten en el
resumen de la entrevista de Strobel. Entonces, una vez más, tenemos una instancia de informes
sesgados de Strobel.

Para explicar la tumba vacía, las únicas alternativas que tenemos de Craig y Strobel son éstas: las
mujeres fueron a una tumba equivocada, (2) los discípulos robaron el cuerpo, o (3) Jesús resucitó de
entre los muertos. Pero ni mencionan otras explicaciones: Por ejemplo: José de Arimatea enterró
temporalmente a Jesús en su tumba (en la de Arimatea) antes del sábado y después volvió a enterrar
a Jesús en el cementerio después del sábado. También existe la hipótesis de Bart Ehrman, de que
NO hubo tumba. ¿Es imposible que los discípulos hubiesen inventado lo de la tumba vacía para que
la gente crea lo de la resurrección? No habiendo considerado todas las alternativas, Craig aún no
probó que la resurrección de Jesús sea la mejor explicación para la tumba vacía.

Strobel consulta al filósofo cristiano Gary Habermas, especialista en defender la idea de la


resurrección de Jesús. Para probar una resurrección, nada mejor que contar con "apariciones" post-
mortem que sean indiscutibles. Pero las "apariciones" post-mortem de Jesús no son evidencia
indiscutible de la resurrección. Como fuere, solo con el tiempo los discípulos empezaron a hablar
de una resurrección física.
Otro obstáculo para creer en la resurrección física de Jesús y cinsiderar indiscutibles sus
apariciones es el hecho de que los discípulos varias veces no lo reconocieron:
* Juan 20:15 En la tumba, Jesús le preguntó a María Magdalena: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A
quién buscas?” Pensando que él era el jardinero, ella dijo: "Señor, si se lo ha llevado, dígame
dónde lo ha puesto y lo buscaré".
* Juan 21:4 Temprano en la mañana, Jesús se paró en la orilla, pero los discípulos no se dieron
cuenta de que era Jesús.
* Lucas 24:13-16 Ese día dos de ellos (Cleopas y Simon) iban a Emaús. Hablaban sobre lo
sucedido. Mientras discutían estas cosas entre ellos, Jesús mismo se acercó y caminó con ellos;
pero se les impidió reconocerlo.

Habermas y Strobel solo consideran las siguientes explicaciones: (1) la resurrección es leyenda, (2)
la resurrección fueron alucinaciones y (3) Jesús de verdad resucitó. Pero esas no son las únicas
opciones. Incluso si rechazamos las alternativas de la leyenda y la teoría de la alucinación, hay
explicaciones alternativas además de la resurrección de Jesús: (1) los discípulos vieron a un
impostor; por eso no lo reconocían; (2) Jesús tuvo un gemelo, y (3) los creyentes en los fantasmas
pueden argumentar que Jesús regresó como un fantasma.

La evidencia circunstancial son hechos indirectos de los cuales se pueden extraer conclusiones.
Strobel le preguntó a un filósofo cristiano, quien dió seis evidencias circunstanciales:

(i) La mayoría de los discípulos "fueron ejecutados de maneras crueles" por su creencia de que
"Jesucristo era el Mesías de Dios que murió en una cruz, regresó a la vida y fue visto vivo por
ellos", y la resurrección tiene que ser verdad porque la gente no muere por una mentira. Esto es
cierto, nadie muere por salvar una mentira, pero hubo y hay musulmanes, mormones, budistas,
cuáqueros y rabinos también dispuestos a morir por sus creencias. El hecho de que los discípulos
estuvieran dispuestos a morir por sus creencias aumentaría la probabilidad de la Resurrección solo
si los discípulos estuvieran en condiciones de "estar seguros", en condiciones de SABER, no de
suponer o imaginar. Pero, en ausencia de evidencia, se concluye que las creencias religiosas pueden
ser puramente mentales. Podemos admitir la posibilidad de que los primeros seguidores de Jesús
necesitaban con ansia preservar una doctrina que dio sentido y propósito a sus vidas. El gran trabajo
clásico sobre el fervor religioso es "La Variedad de la Experiencia Religiosa" del psicólogo William
James, hermano del novelista Henry James. Supongo que a los apologistas cristianos no les gusta
James, porque muestra claramente cómo las experiencias espirituales pueden llevar a actos
extremos y estados mentales anormales.
Segundo, Gálatas 6:12 deja en claro que los primeros cristianos fueron perseguidos porque
habían relajado las reglas sobre la circuncisión y la ley mosaica, no por creer en la Resurrección, y
que algunos de los primeros cristianos, frente a la persecución, renunciaron a sus creencias.
Además, muchas veces los cristianos no tuvieron la opción de vivir o morir, de insistir en su fe o
renunciar. Por ejemplo, cuando Nerón los acusó de quemar Roma y los ejecutó sin más trámite.
Strobel argumenta que los apóstoles no podrían haber mentido acerca de la resurrección sin
que el pueblo de Jerusalén los refutara. Bueno, precisamente resulta que la mayoría de la gente de
Jerusalén NO adoptó el cristianismo. Es posible que hubiesen visto a esos cristianos postuladores de
resurrecciones como otros fanáticos que no valía la pena escuchar.

(ii) Otro argumento del libro es que los escépticos no se convertirían si la fe fuera falsa.
Pero lo de las conversiones en masa es muy exagerado. La tasa de crecimiento en el
cristianismo fue muy modesta. El sociólogo Rodney Stark calculó que, si empezó con un puñado de
personas y llegó a 3 millones a comienzos del siglo IV (300 años) el cristianismo creció a razón de
40% por década. Eso es 3% por año. Hoy los mormones crecen a ese ritmo.
Y los casos famosos de conversiones individuales de escépticos no son concluyentes. Un
ejemplo que se cita es Santiago, el hermano de Jesús, quien al principio era escéptico del
cristianismo. Pero hay explicaciones para su conversión a la hora 25: En vida de Jesús, Santiago
era visto como un apéndice del Rey Mesías, una posición incómoda para cualquier hermano
mayor. Uno podría mantenerse distante de un movimiento en el que el líder es otro, pero
incorporarse si se le ofreciera el papel principal.
Se cita también la conversión de Pablo, pero esa conversión viene principalmente de Hechos
de los Apóstoles (que se supone escribió Lucas) y, curiosamente, no de las cartas de Pablo. Por otra
parte, Pablo sólo vio algo que consideró una aparición celestial de Jesús tiempo después de su
resurrección; no fue testigo de nada.
Y existen precedentes de estas espectaculares conversiones en la literatura de la época
(Pentheus, perseguidor de la religión dionisíaca, en Las Bacantes, de Eurípides), y, en la vida
supuestamente real, el caso de Heliodoro, que fue a apoderarse del tesoro del templo de Jerusalén
pero Dios lo convirtió, según 2 Macabeos 3.
Que el cristianismo se hubiese extendido por el Imperio Romano no es prueba de la verdad
de sus afirmaciones, y, para peor, ese crecimiento pasó al mismo tiempo que Roma decaía y caía en
la edad oscura. No es exactamente un argumento a favor del cristianismo.

El invitado usó otros argumentos de evidencia circunstancial:


(iii) hubo cambios en estructuras sociales clave;
(iv) aparecen la comunión y el bautismo;
(v) el surgimiento de la iglesia.
Estos tres hechos ni siquiera son evidencia circunstancial. No aumentan más la probabilidad del
cristianismo que, por ejemplo, el surgimiento de la iglesia musulmana aumenta la probabilidad de
que el Islam sea verdadero.

(vi) las experiencias o emociones religiosas que sienten muchos cristianos serían otra prueba, según
el libro. Sin embargo, si las experiencias religiosas son reales mensajes de un dios y no fenómenos
puramente mentales, sería más probable y razonable que fueran más frecuentes entre los escépticos:
no tenemos más razones para esperar que Dios recompense a quienes lo buscan o que ya lo adoran
apareciendo ante ellos de lo que tenemos razones para esperar que Dios vaya a los que aún no lo
conocen o lo adoran y que, por lo tanto, necesitan más ese encuentro. Por lo tanto, las experiencias
religiosas de los cristianos por sí mismas no hacen que el cristianismo (o la resurrección) sea más
probable que no. Las personas de todas las religiones tienen experiencias similares con sus dioses.

Resumiendo:
El caso de Cristo es una contribución “creativa” a la apologética cristiana. El formato “entrevista”
es una idea astuta, porque le permite a Strobel grabar los dichos de sus entrevistados sin citar
fuentes ni pedirles que las citen.
El autor simula ser un periodista muy inquisitivo y buscador de la verdad, que golpea a sus
entrevistados con ideas escépticas que son impactantes, pero que al final se derrumban ante la
solidez del entrevistado. Cada entrevista tiene el mismo patrón.
1. Presenta al experto.
2. Desarrolla la grandeza del entrevistado tanto en lo profesional como en lo personal ("esperaba un
cascote habitante de una torre de marfil, pero me sorprendió encontrar a un tipo súper inteligente").
3. Presenta una serie de desafíos a la precisión bíblica o la teología cristiana ("¿Se puede confiar
realmente en que los Evangelios son precisos?")
4. Escucha la respuesta del experto, quien hace declaraciones tendenciosas sobre supuesto consenso
entre los eruditos bíblicos, "la mayoría de los eruditos de buena reputación opinan esto y lo otro".
5. Strobel admite que el invitado tiene razón "Está bien, está bien, deje de aplastarme con sus
argumentos imbatibles". "Ahora veo que el peso de la evidencia es abrumador". "No podría discutir
con sus argumentos, sólidos como rocas".
6. Hay mucho mover la silla, tomar café, inclinarse hacia adelante con entusiasmo, fumar la pipa y
sonreir con confianza. Estas descripciones de sus entrevistados parecen agregadas para dar una
sensación de realismo, pero el resultado es una repetición cansadora y un deseo de que el autor vaya
al tema.

Así es El Caso de Cristo, una investigación sobre la fe cristiana con el mismo rigor intelectual de
una Biblia para chicos o un catecismo para adolescentes. Vean como Lee Strobel dice que examina
la evidencia de todos los lados al mismo tiempo que entrevista solamente a cristianos varones y
teológicamente conservadores. Se puede elogiar a Strobel por resumir el trabajo de tantos
apologistas líderes del cristianismo evangélico en un libro compacto y fácil de leer, pero la suya no
es una investigación objetiva. A veces refuta objeciones no hechas por los críticos (por ejemplo, la
afirmación de que Jesús estaba mentalmente loco) y, al contrario, pasa por alto reales objeciones
que sí hacen los críticos (por ejemplo, la posibilidad de una total falsedad del Testimonium
Flavianium).

Strobel concluye, presumiblemente sin que se le mueva un músculo, que si los autores del Nuevo
Testamento pusieron los nombres de las ciudades y los reyes correctos, probablemente todo lo
demás también es verdad.

Tampoco hay evidencia real de que Strobel fuera un ateo real al comienzo de su "viaje espiritual";
sus ateos son descritos de un modo lamentable.

Paródicamente, el libro se puede reducir a: ¿Cómo sabemos que Jesús es Cristo? Porque la Biblia
lo dice. ¿Cómo sabemos que se puede confiar en la Biblia? Porque la Biblia dice que se puede
confiar.

Este libro es para cristianos que quieren escuchar exactamente lo que quieren escuchar: Que todas
las creencias tradicionales y simplistas sobre Jesús que les enseñaron en el catecismo son
verdaderas y probadas. No es un libro para pensadores críticos que buscan una exploración honesta
de estudios y argumentos bien investigados y bien respaldados sobre quién era Jesús.

Quizás este libro sea útil para quienes ya creen en el cristianismo pero no tienen idea de por qué
creen. Tal vez este libro nunca estuvo destinado a convertir a nadie, sino sólo a prevenir la
apostasía. El Caso de Cristo no convencerá a ningún lector objetivo, pero seguramente tranquiliza a
alguien que realmente no está cuestionando mucho pero quiere asegurarse de que haya algún
razonamiento detrás de su religión. Aquellos de nosotros que estamos interesados en la verdad
querríamos escuchar ambos lados de la historia.

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