Biografia Profetas Menores

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Oseas (norte de Israel, siglo VIII a. C.

) fue un profeta del Antiguo Testamento, hijo de Beeri y el


primero del grupo de los doce profetas menores.Se le atribuye la autoría del llamado Libro de
Oseas, en el que el profeta denuncia la infidelidad del pueblo para con Yahvé y revela el amor
tierno de Dios, comparable al del esposo que perdona a su esposa infiel o al del padre que ama a
su hijo rebelde. El profeta combate las bien conocidas tendencias idolátricas del reino
septentrional y el culto del becerro de oro (una polémica que tendría en Jerusalén sabor arcaico),
llamando a su pueblo a la piedad interior, a la devoción espiritual que lo unirá a Dios en unos
esponsales de amor. La presunta tumba de Oseas se encuentra en el monte que lleva el mismo
nombre, y todavía los beduinos le ofrecen sacrificios.

En idioma hebreo su nombre se escribe ַ‫הֹושע‬


ֵׁ (Hôšēă, ‘salvación de Yahvéh’ o ‘la salvación es
Yahvéh’), en idioma griego su nombre es Ὠσηέ (Ōsēe).

Oseas es el primer profeta menor que nos presenta el canon de los libros inspirados.

Su nombre significa «Yahwéh salva». Era hijo de Berí y pertenece al reino del Norte, cuya historia,
vida política y religiosa conoce perfectamente. Es un hombre apasionado, de alma profunda y
delicada. Tiene una propensión acentuada hacia el amor, denotando una afectividad
extraordinaria.

Hay un hecho en su vida que va a ser parte integrante de su misión, su matrimonio con Gomer, la
prostituta, hija de Diblaim. Es un acontecimiento tan desconcertante que en su interpretación se
dividen los autores.

Es Yahwéh el que le ordena que se case con Gomer. De ella tiene tres hijos a los que el mismo Dios
pone el nombre. El primero se llama Jezrael, nombre siniestro que evoca la llanura donde Jehú
exterminó la dinastía de Acab. Gomer da a luz a una niña a la que se le da el nombre de Lo-Rujamá
(La no-amada). El tercer hijo es llamado Lo-`ammi (No mi-pueblo). Son símbolos del castigo de
Israel y preludios de las desgracias familiares del profeta. Esos mismos nombres cambiarán cuando
Gomer vuelva al amor de su esposo, cuando Israel deje los dioses falsos y se vuelva a su Dios
Yahwéh. Israel volverá a ser entonces el pueblo escogido y llamado «amado» y «pueblo-mío».

Gomer traiciona a su esposo y vuelve a la prostitución sagrada que formaba parte del culto a los
baales. Oseas penetra entonces en el sentido de su vocación. Israel es la esposa querida de
Yahwéh que traiciona al esposo que apasionadamente la había amado; Oseas siente en su propia
carne los celos y el furor de Yahwéh. Todo el vocabulario imaginable en materia de relaciones
amorosas brota encendido y desbordante de los labios y el corazón del profeta; nunca unos
términos semejantes se habían oído al hablar de los sentimientos de Dios; con una audacia
irresistible nos describe a Yahwéh como un esposo amante que es burlado por el amor de su vida.

La amenaza es terrible, el castigo duro e implacable; pero Oseas no puede olvidar a su esposa. Su
terrible castigo es el recurso último que le queda para atraer de nuevo a Gomer... y cuando ella
vuelva al hogar abandonado, él la recibirá gozoso, olvidando el pasado y volviendo a vivir las
ternuras de su primer amor.
El ministerio de Oseas comienza durante el reinado de Jeroboam II (783-742). Es una época de
marcada decadencia. A los tiempos esplendorosos de Jeroboam II sigue un periodo de dificultades
crecientes. Tiglatpileser III (745-727) se hace cada vez más terrible y provoca con su invasión un
tiempo de descomposición política. Los reyes se suceden vertiginosamente, siendo el regicidio casi
la única ley de sucesión.

Todas estas circunstancias enrarecen el ambiente político y religioso. Israel es como «una paloma
acorralada» que se precipita ora hacia Egipto, ora hacia Asiria; la inseguridad, la violencia, la
decadencia moral son signos inequívocos de la ruina que se acerca; la realeza es culpable ya que
ha desconfiado del poder de Yahwéh apoyándose en potencias extranjeras, escandalizando con su
apostasía, mostrándose inepta para mantener el orden y la justicia; Israel ha venido a ser un
pueblo como los otros, volviendo las espaldas a su Dios. El sacerdocio es aún más culpable y Oseas
se muestra muy severo con él; son bandidos rapaces que se aprovechan de la religiosidad de su
pueblo; son ignorantes, adúlteros del monoteísmo yahwístico, idólatras. Baal y Astarté son
adorados con un culto lujurioso en Israel: Betel con su becerro de oro es un reflejo real del estado
íntimo de un pueblo profundamente corrompido. Todo el libro manifiesta esta situación. El
profeta habla en nombre de Yahwéh, el esposo amante y burlado.

Libro de Joel

Autor: El Libro de Joel establece que su autor fue el Profeta Joel (1:1).

Fecha de su Escritura: El Libro de Joel fue escrito probablemente entre el 835 y el 800 a. C.

Propósito de la Escritura: Judá, la escena para el libro, es devastada por una gran horda de
langostas. Esta invasión de langostas destruye todo – los campos de grano, los viñedos, los
jardines, y los árboles. Joel describe simbólicamente a las langostas como la marcha de un ejército
humano, y ve todo esto como el juicio divino viniendo contra la nación por sus pecados. El libro se
destaca por dos grandes eventos. Uno, es la invasión de langostas, y el otro, el derramamiento del
Espíritu. El cumplimiento inicial de esto es citado por Pedro en Hechos 2, habiendo tenido lugar en
Pentecostés.

Amós fue uno de los doce profetas hebreos conocidos como los Profetas menores. Era un pastor y
productor de higos1 en Tecoa, en el límite del desierto de Judá (Amos 1:1). Fue profeta en Israel y
el Reino del Norte durante el reinado de Jeroboam II (783 a. C. - 743 a. C.). Le es atribuido el libro
de la Biblia que lleva su nombre.

Amós, con la rudeza y estilo directo de un pastor e inspirado por la fidelidad a Yahveh, condenó la
corrupción de las élites, la injusticia social y el ritualismo ajeno al compromiso de vida, anunciando
el fin de Israel. Acusado por el sacerdote Amasías de conspirar contra el rey (Amós 7:10-11), fue
expulsado del templo de Betel (Amós 7:12-13). Según el apócrifo Vida de los Profetas fue herido
en la cabeza por un hijo de Amasías, a consecuencia de lo cual murió al llegar a su tierra.2

Según la Biblia (Isaías), el padre del profeta Isaías se llamaba también Amós. Sin más base que el
hecho de tratarse de homónimos que vivieron hacia la misma época, algunos han pensado que se
trata del mismo personaje, pero la mayoría de expertos descartan esa hipótesis, dado el origen
social de Isaías.

Amós fue ganadero y punzaba higos de sicomoro, una clase de higos considerados alimento de
pobres. La práctica de punzar higos tenía por objeto acelerar su maduración y aumentar el tamaño
y la dulzura de la fruta (AM 7:14). Al igual que el pastor David a quien Yahveh llamó para efectuar
servicio público, Dios procedió a tomar a Amós de seguir tras el rebaño y lo convirtió en profeta.
De la soledad del desierto meridional, a Amós se le envió al reino idólatra de diez tribus con su
capital Samaria. Amos comenzó su profecía de Dios dos años antes del gran terremoto que ocurrió
en el reinado de Ozías, rey de Judá. La profecía de Amós queda dentro del periodo de 26 años
entre 829 y 804 a. C. Amós como profeta fue de tal magnitud que Zacarías hizo mención de él unos
300 años después.

El nombre Abdías se deriva del hebreo Obhádhyah, que significa "sirviente, servidor, o adorador
de Yahvé".1 En el Antiguo Testamento hay doce personas con este nombre, de las cuales el más
importante es el profeta Abdías.

Abdías es el cuarto profeta menor y a quien se adjudica el más breve de los libros proféticos del
antiguo testamento (contiene veintiún versículos). El título del libro es dedicado al nombre del
autor. Sin embargo, recientemente algunos académicos consideran que debería ser reconocido
como un apellido, debido a que comúnmente "sirviente de Yahvé" sería adjudicado sólo como
apellido o sobrenombre, por otra parte, no se da ninguna otra distinción informativa acerca del
escritor, quien es identificado como Abdías.

Es cierto que al carecer de información con autoridad, tanto judíos como cristianos han llegado a
suplir libremente esa carencia en términos de autor, pero también queda la evidencia de que "no
se conoce nada de Abdías, en términos de familia, período de vida, lugar de nacimiento, muerte y
otras circunstancias que son desconocidas a nosotros" (Abbé Trochon, Les petits prophètes, 193).
La única información identificable acerca del autor es que pertenecía al reino de Judá. La breve
profecía de Abdías trata casi exclusivamente con el destino de Edom, tal y como es dado a conocer
en las primeras palabras. Dios ha convocado a las naciones contra Edom, que confía en su reacción
rápida y dura, contundente, pero es en vano. Los ladrones la destruirían completamente (1-6). Los
aliados y amigos han dado la espalda (7) y la sabiduría que cree poseer le fallará (8,9). Los castigos
vendrán por la conducta mostrada hacia Judá, será cuando los extraños echen suertes sobre
Jerusalén (10-11). Los resultados surgen a raíz de la conducta indigna (12-14). El "día de Yahvé"
está cerca sobre "todas las naciones", en que donde la ruina espera a Edom y la compartirá unida
a la "casa de Jacob" y "la casa de José" (16-18). En cuanto a Israel, las fronteras se ampliarán en
cada dirección; los "salvadores" aparecerán en el montaje de Sion para "juzgar" el montaje de
Esaú, y la ley de Yahvé será establecida (19-20).

Jonás (en hebreo, ‫יֹונָה‬, pr. Yōnā), que significa "paloma", en latín Ionas, o en árabe ‫"( يونس‬Yūnus"),
fue un profeta de Yahveh, en el Antiguo Testamento, y del Tanaj judío; es el quinto de los profetas
menores del Nevi'im, hijo de Amitai. En el Corán (Corán 37 (As-Saaffat), 139–148), Jonás es
también uno de los profetas del islam
Su misión

Biblia Kennicott, manuscrito miniado sefardí, 1476, fol. 305r: Jonás.

Según la Biblia, el Tanaj y el Corán, Jonás fue profeta.1 En cumplimiento de la palabra de Yahveh,
difundida por boca de Jonás, el rey Jeroboán II de Israel alcanzó un logro positivo al restablecer "el
límite de Israel, desde el punto de entrada de Hamat hasta el mismo mar del Arabá (el mar
Muerto)".2 De modo que al parecer Jonás fue profeta en el reino de diez tribus durante el reinado
de Jeroboán II. Es la misma persona a quien Yahveh comisionó para proclamar juicio contra
Nínive,3 por lo que es considerado el autor del libro bíblico homónimo.

La desobediencia de Jonás

Entonces oró Jonás al Señor su Dios desde el vientre del pez" (Jonás 2:1).4 Estampilla israelí,
diseñada por Jean David, 1963.

En lugar de cumplir con su asignación de predicar a los nínivitas, Jonás decidió huir de ella. En el
puerto de Jope consiguió un pasaje en una nave que se dirigía a Tarsis (que por lo general se
relaciona con España o la península ibérica), a más de 3.500 km al oeste de Nínive.5

Después de embarcar, Jonás se durmió profundamente en las "partes más recónditas" del barco.
Mientras tanto, los marineros se enfrentaron a un viento tempestuoso enviado por Dios que
amenazaba con destrozar la nave. Clamaron a sus dioses por ayuda y arrojaron objetos por la
borda para aligerar la nave. El capitán de la nave despertó a Jonás, instándole a que también
invocase a su "Dios". Finalmente los marineros echaron suertes para determinar por culpa de
quién se había originado la tormenta. Yahveh hizo que la suerte cayera sobre Jonás. Cuando se le
preguntó, confesó que había sido infiel a su comisión y, como no deseaba que otros perecieran
por su culpa, pidió que le arrojasen al mar. Una vez que fracasaron todos los esfuerzos por volver a
tierra, los marineros le hicieron a Jonás según su palabra y el mar detuvo su furia.6 Entonces,
Yahveh dispuso que un gran pez se tragara a Jonás, quien pasó tres días y tres noches en su
interior. Jonás oró a Yahveh glorificándole como salvador y prometiéndole pagar lo que había
prometido anteriormente. Entonces, Yahveh ordenó al pez que vomitara al profeta en tierra
seca.7

Jonás en Nínive

El gran pez expulsa a Jonás en la costa. Cerámica mural en el Hospital de la Caridad de Sevilla.

Cuando se le comisionó por segunda vez para ir a Nínive, Jonás emprendió el largo viaje hacia esa
ciudad. "Finalmente Jonás comenzó a entrar en la ciudad por distancia de un día de camino, y
siguió proclamando y diciendo: Solo cuarenta días más, y Nínive será derribada."8

La Biblia no dice si Jonás conocía el idioma asirio o si se le facultó de forma milagrosa para
hablarlo. Quizás habló en hebreo y alguien que conocía este idioma hizo de intérprete. En tal caso,
es posible que las palabras de Jonás suscitaran gran curiosidad y mucha gente se preguntara qué
decía ese extranjero.

Después de haber pasado cuarenta días sin que le ocurriera nada a Nínive, Jonás estaba muy
disgustado porque Yahveh no había destruido la ciudad. Incluso oró a Dios para que le quitase la
vida. Pero Yahveh le contestó con la pregunta: "¿Es con razón que te has enardecido de cólera?".9
Posteriormente el profeta dejó la ciudad y más tarde se hizo una cabaña. Desde ese lugar, al
oriente de Nínive, vigiló para ver lo que le ocurría a la ciudad.10

La lección

Profeta Jonás, por Aleijadinho, Congoñas, Minas Gerais, 1800-5.

El relato dice que cuando de manera milagrosa creció una calabaza vinatera para proveerle
sombra, el profeta estuvo muy satisfecho, pero su alegría fue efímera. Al día siguiente, muy de
mañana, un gusano hizo que la planta se secase. Privado de su sombra, Jonás quedó expuesto a un
viento abrasador procedente del este y al sol ardiente que batía sobre su cabeza. De nuevo, pidió
morir.11

Por medio de esta calabaza vinatera Dios le enseñó a Jonás una lección de misericordia. Él sentía
lástima por la calabaza vinatera cuando ni la había plantado ni cuidado. De modo que Yahveh le
dijo a Jonás: "Por mi parte, ¿no debería yo sentir lástima por Nínive, la gran ciudad, en la cual
existen más de ciento veinte mil hombres que de ningún modo saben la diferencia entre su mano
derecha y su izquierda, además de muchos animales domésticos?".12

Las tumbas

Se ha dicho, de varios sitios, que son el lugar donde fue enterrado Jonás, pero ninguno de ellos ha
sido confirmado como el verdadero.[cita requerida]

La más reconocida de sus tumbas se encontraba en la ciudad iraquí de Mosul, en la provincia de


Nínive, donde el profeta vivió y cumplió su mandato divino, aunque no descansaba cuerpo alguno
en ella. El sitio era un lugar sagrado para judíos, cristianos y musulmanes, pero fue destruido el 24
de julio del 2014 por el Estado Islámico.

Miqueas fue un profeta de origen campesino de finales del siglo VIII a. C., proveniente de
Moreshet1 una pequeña aldea de la fértil llanura de Sefela a unos 30 kilómetros al suroccidente
de Jerusalén. Fue autor del libro de la Biblia que lleva su nombre. El fue profeta antes de cristo
miqueas 1:14

Su labor se cumplió en tiempos de los reyes Jotán de Judá, Acaz y Ezequías y fue contemporáneo
de los profetas Isaías, Oseas y Amós. Demostró un gran celo por el pacto con Yahveh y consideró
que la infidelidad al amor de Dios se hace sentir en la explotación del prójimo. Amó a su pueblo
campesino y pastoril y vio en él el interés de Yahveh . Denunció a los ricos y poderosos y a los
sacerdotes y falsos profetas que actuaban para conseguir poder y privilegios. Rechazó el abuso de
los aristócratas de Jerusalén contra la mayoría del pueblo campesino y la instrumentalización de la
religión para ocultar las injusticias sociales.2

La predicación de Miqueas fue de tal alcance que influyó para que Ezequías intentara algunas
reformas en Judá.3

Libro de Miqueas

El libro de Miqueas pertenece a los libros proféticos del Antiguo Testamento (la Biblia). Fue escrito
a finales del siglo VIII a. C. por el profeta que lleva su nombre. Este libro contiene 7 capítulos.

Miqueas vivió un tiempo de guerra cruel. Vio desatarse la guerra entre el Reino del Norte y el
Reino del Sur, con 120.000 muertos en el Reino del Sur (2 Crónicas 28:6) sin mencionar las víctimas
del Reino del Norte. Después Asiria, una gran potencia militar de su época aplasta al Reino del
Norte, sólo un milagro pudo evitar que estos mismos ejércitos entraran en Jerusalén (2 Crónicas
32).

Miqueas interpretó estos acontecimientos como el castigo de Dios sobre el Reino del Norte por
pecados como: idolatría, adoración de Baal, sacrificios rituales de niños, magia y encantamientos
(2 Reyes 17:16-17). Dichas actividades ahora se iban infiltrando hacia el sur, hacia Judá. De tal
manera que Miqueas se refirió a Jerusalén como "lugar alto", nombre común que se le daba al
lugar de adoración a dioses paganos (Miqueas 1:5), predicando así que el Juicio que cayó sobre el
Reino del Norte caería ahora sobre Judá por causa de su desobediencia a Dios.

Sin embargo, no todo en el libro de Miqueas es juicio y castigo. Miqueas ve una luz en las tinieblas,
percibió un majestuoso Dios que gobierna sobre todo suceso, que castigó a su pueblo solo para
purificarlo y restaurarlo. También formuló algunas de las más francas predicciones de destrucción
que hay en la Biblia, e hizo algunas de las más claras predicciones sobre Jesús, el Mesías, el
Libertador que vendría a salvar a Israel.

Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas,
Yahvé será mi luz.

Miqueas 7:8

Sinopsis

Miqueas es sobre todo un profeta del juicio. Dios aparece como el juez universal. Uno de los más
grandes legados espirituales de esta obra estriba en su enseñanza acerca de cómo aceptar y
sobrellevar la ira divina. La ira de Dios pasa, pero su benignidad es eterna. Aún en su ira hay
compasión. Por lo demás, sólo se acentúan aquellos atributos divinos que constituyen el
fundamento de su predicación profética: la grandeza de Dios, su santidad su ira y su gran
misericordia. Miqueas, como los otros profetas, abundan en grandes enseñanzas morales. Para él,
el más grande pecado es la corrupción moral . Sólo concede valor a la religión en cuanto ella es
capaz de producir la justicia en el individuo y en la sociedad. En 6:8 resume todo el contenido de la
predicación de sus predecesores o contemporáneos: «practicar la justicia(Amós), amar la
misericordia (Oseas) y caminar humildemente con tu Dios (Isaías)».

Sobre todo, el libro ha suscitado especial interés por su profecía sobre el origen del Mesías, una de
las más concretas del Antiguo Testamento, y con la cual el libro culmina sus ideas escatológicas
(Miq 5:1-5). En el Nuevo Testamento los evangelistas reconocen en Belén Efratá la dignación del
lugar de nacimiento del Mesías. La profecía se cumple en Jesús, nacido en Belén de Judea en
tiempo del rey Herodes (Mt 2:1-6; Jn 7:42). El Dios del juicio también es el Dios del perdón.

Nahum (hebreo: ‫נחּום‬, Najum) fue un profeta menor originario de Galilea que escribió el Libro de
Nahum,1uno de los libros del Antiguo Testamento. Es el séptimo profeta según la lista tradicional
de doce profetas menores.

Su nombre proviene del hebreo ‫[ נָחּום‬Nājjūm], que significa "lleno de consolación".2Con todo,
poco se sabe de este Najum. En el propio Libro de Nahum dice que era un «elkesita» o
«elkoshita». El exégeta bíblico Jerónimo de Estridón, en su comentario respecto a este libro, nota
erróneamente que «eljoshita» es una indicación patronímica: "hijo de Elqosh". Sin embargo, se
trata de un gentilicio: el profeta nació en Eljosh.

La teoría más aceptada respecto al sitio proviene de Vidas de los profetas, obra que se suele
atribuir a san Epifanio: «Elqosh queda más allá de Beth-Gabre, en la tribu de Simeón».3

Beth-Gabre (Beit Jibrín) sería la antigua Eleuterópolis, en la frontera de Judá con Simeón. Esta
postura fue adoptada por el martirologio romano: el 1 de diciembre se celebra Begabar (lo cual
posiblemente sea derivación de Beth Gabre).

habacuc (‫ חֲ בּקּוק‬de jabaq abrazar) es el nombre de un profeta hebreo y del libro de la Biblia cuya
autoría se le atribuye y que de acuerdo con los expertos se escribió cerca del año 612 a. C., puesto
que Habacuc 1:6 Se refiere al surgimiento de los Caldeos como potencia internacional, lo cual se
relaciona con la caída de Nínive y el fin del poder de Asiria. Esta referencia significaría también que
el libro se escribió antes del 605 a. C. pues no se da noticia la primera invasión los babilonios a
Judea.

Libro de Habacuc

La primera parte del libro de Habacuc (1:1 a 2:4) expone en un diálogo con Yahvéh, el drama de los
poderes humanos, políticos y económicos, ansiosos por conquistar pueblos, territorios y riquezas y
como consecuencia las víctimas tiranizadas, saqueadas y masacradas. El profeta asume la vocería
de las víctimas y clama por la redención. Expresa la certeza de la intervención de Yahvéh en favor
de los débiles y ratifica que la visión profética se cumplirá en una fecha concreta y si se tarda hay
que esperarla, porque vendrá ciertamente y el justo por su fe vivirá (Habacuc 2:3-4).

La segunda parte (2.5 a 2:20) es una colección de condenas a los explotadores, opresores e
idólatras. El rechazo a la ganancia injusta y a la avaricia se expresa en estilo literario que prepara la
tercera parte (capítulo 3), un cántico de gran belleza a la salvación de Yahvéh, cuya elevada calidad
literaria ha hecho pensar a varios críticos que se trata de la obra de un autor diferente al de las dos
primeras partes.

Libro de Daniel

El Libro de Daniel (14,32-38) habla de que, cuando, en tierras judías, Habacuc se disponía a llevar
la comida kosher que había preparado a los campesinos judíos, un ángel lo tomó por los pelos, lo
llevó a Babilonia y lo introdujo en la fosa de los leones donde estaba encarcelado el profeta Daniel,
para que éste se alimentara con aquella; después, fue devuelto por el ángel a "su sitio".
Recordemos que Daniel pertenecía a una familia judía noble, pero servía como funcionario en la
corte dominadora babilónica, tras la destrucción del Primer Templo de Jerusalén. Este pasaje está
bellamente representado por Gian Lorenzo Bernini en una magnífica escultura que se conserva en
la Capilla Chigi de la Basílica de Santa María del Popolo, en Roma, y que guarda un gran parecido
formal con el Éxtasis de Santa Teresa, escultura también debida a su privilegiada mano y que se
halla en la Capilla Cornaro de la Iglesia de Santa María de la Victoria, igualmente en Roma. Estas
esculturas forman parte de la misma concepción plástica que, por ejemplo, la pintura del ángel
guiando la escritura de San Mateo, de Caravaggio, que se conserva en la Capilla Contarelli de la
Iglesia de San Luis de los Franceses (Roma). Sin estos dos grandes artistas de la Contrarreforma,
Roma no sería tan eterna como es. También está reproducido dicho pasaje en fresco de 1657de
Agostino Scilla (1629-1700), , en la Cappella del Sacramento del Duomo de Siracusa.

Sofonías es el noveno de los profetas menores del Antiguo Testamento, hijo de Kusí, de la tribu de
Simeón. Empezó a profetizar bajo el reinado de Josías de Judá (c. 624 a. C.), probablemente antes
de que ese piadoso rey haya reformado los desórdenes de su nación. Las predicciones de Sofonías
se contienen en tres capítulos bíblicos. Exhorta en ellas a los judíos a la penitencia, predice la ruina
de Nínive y después de hacer terribles amenazas a Jerusalén, concluye con promesas consoladoras
sobre la vuelta de la cautividad de Babilonia, el restablecimiento de la ley y la vocación de los
gentiles.

Escribió en un estilo vehemente, muy semejante al de Jeremías.

La Iglesia católica celebra su fiesta el 3 de diciembre.

Hageo (Hebreo: ‫חגי‬, Ḥaggay o "Hag-i") o Ageo fue uno de los doce profetas hebreos menores, y el
autor del libro de Hageo. Su nombre significa fiesta, solemnidad.

Vida

Hageo, Zacarías y Malaquías fueron los tres profetas posteriores al Destierro de Babilonia. Hageo y
Zacarías fueron coetáneos, y Malaquías vivió un siglo después.

Empezó su ministerio aproximadamente dieciséis años después del retorno de los judíos a
Jerusalén. El trabajo de reconstruir el templo se había detenido por el desánimo de los exiliados y
las intrigas de los samaritanos. Zorobabel, hijo de Salatiel, y Josué (Jesúa), el sumo sacerdote, eran
los encargados de llevar a cargo la obra.1 Después de haber estado paradas las obras de
reconstrucción del templo durante dieciocho años, se reanudaron las obras después de los
esfuerzos de Hageo y Zacarías.2 Ellos exhortaron al pueblo, que despertó de su letargo, y les
indujeron a aprovecharse del cambio de política hacia los judíos del gobierno persa bajo Darío I de
los aqueménidas. Su principal mensaje fue el restaurar la confianza del pueblo judío en Dios por
medio de ilustraciones,3 y de llevarlos a la meditación del respaldo de Dios al pueblo. El libro de
Hageo, el cual naturalmente se cree que él mismo lo escribió, termina con una pequeña
exhortación a la infidelidad del pueblo,4 y con una promesa hacia el gobernador Zorobabel por
haber obedecido en la construcción del templo.

Zacarías (Hebreo: ‫ זְ כ ְריָה‬Zekjar·yáh) es uno de los profetas menores, a quien se atribuye el libro
que lleva su nombre. Su nombre significa Yahveh Ha Recordado. Zacarias "el grande" se llama a sí
mismo hijo de Berekías hijo de Idó (Zac 1:1,7) pero en otros pasajes se omite el nombre de
Berekías. Probablemente nació en algún lugar de Babilonia, puesto que su actividad profética
empezó tan solo diecisiete años después del regreso del exilio, y es razonable pensar que para
entonces tenía más de diecisiete años, aunque todavía se le consideraba joven.

Yahveh se valió de Zacarías y Hageo para animar a Zorobabel, al sumo sacerdote Jesúa y a los
exiliados que habían regresado a terminar la reconstrucción del Templo de Dios, aun cuando
todavía estaba en vigor una prohibición del gobierno persa. La profecía de Zacarías contiene
mensajes que pronunció con ese fin durante un período de dos años y un mes.

Según la interpretación cristiana, una de las profecías mesiánicas que recogería el libro de Zacarías
en el capítulo 11:12-13 haría referencia al precio (treinta piezas de plata) que los sacerdotes
principales ofrecieron a Judas por entregarles a Jesús. Ver el Evangelio de Mateo en el capítulo 26
y versículo 15.

En otra de las profecías de Zacarías (14:4-5 sobre la llegada del día del Señor) se dice que el monte
de los Olivos se separaría en dos y se allanaría, como el valle del Hinón se allanó por un terremoto
que ocurrió en tiempos de Ozías (o Azarías), rey de Judá que reinó desde el 809 al 759 a. C. En el
registro de terremotos anteriores al siglo xx cristiano, hay uno datado en octubre del 759 a. C. en
Israel, y tal año es precisamente el último año del reinado de Ozías en Judá. En fecha hebrea era el
año 3002 de la Era Hebrea que comenzó un 7 de octubre, el mismo día y mes de ese terremoto en
Israel.

Malaquías (en hebreo: ‫ ;מלְ אָ כִ י‬en hebreo moderno: Mal'akhi; en hebreo tiberiano: Malʼāḵî) fue un
profeta judío cuyas revelaciones constituyen el Libro de Malaquías, común al Antiguo Testamento
de la Biblia cristiana y a la Tanaj hebrea.

Malaquías (‫מ ְלאָ כִ י‬, Malʾaḫi, Mál'akhî) "mi mensajero", es el último de los 3 profetas del exilio, casi
100 años después de Hageo y Zacarías, en el 450 a. C. Es el autor del libro de Malaquías, último del
Antiguo Testamento según el orden habitual de las Biblias.

La personalidad del profeta Malaquías está bien definida y la época en que predicó puede
establecerse con bastante seguridad, aunque se conozca bien poco de la vida del autor. Se sabe
que fue un auténtico profeta, como lo atestiguan sus oráculos. Debió de actuar en público y sin
duda encontró bastante oposición entre sus oyentes, como aparece por la forma de debate de su
escrito y por ciertos indicios de métrica. Es seguro que predicó después del 515 a. C., fecha de la
dedicación del segundo Templo, y con toda probabilidad antes de la reforma de Esdras. Como
fecha aproximada puede ponerse el lapso de tiempo que corre entre los a. 450 y 445.

Desde el punto de vista literario, el libro de Malaquías presenta rasgos muy originales. Su
característica más destacada es el empleo del diálogo, que da al estilo una viveza y movimiento
desacostumbrados en los profetas. El género literario predominante en el libro es la controversia.
Seis trozos por lo menos están construidos según este modelo literario: Yahwéh, o el profeta,
hacen una afirmación; los oyentes no la aceptan o si la aceptan oponen una serie de reparos; el
profeta refuta estas objeciones, lanzando al mismo tiempo acusaciones y amenazas a los
interlocutores, o prometiéndoles algo en nombre de Dios.

La obra consta de una introducción: Amor de Dios a Israel, que intenta probar la fidelidad de Dios
a sus promesas contra los que dudan o desconfían de ella; de dos apéndices, uno sobre la práctica
de la Ley mosaica y otro sobre la vuelta de Elías como precursor del juicio escatológico, y tres
partes: 1) Violación de los derechos del santuario. El profeta acusa a los sacerdotes por el culto
indigno que ofrecen al Señor, les habla de la oblación pura, de la contaminación de la mesa de
Yahwéh y les conmina con la pena que Dios les tiene reservada si no se arrepienten. 2) Violación
del pacto de los padres. El profeta increpa a los judíos por haber tomado mujeres extranjeras y por
la facilidad con que acuden al divorcio. 3) Incredulidad del pueblo: Yahwéh no vendrá como juez
hasta que un mensajero purifique el sacerdocio y el Templo; las catástrofes nacionales, como la
plaga de langosta y las malas cosechas, no acabarán hasta que los diezmos no se paguen con
regularidad; el día del juicio los justos serán premiados y los impíos castigados.

El libro de Malaquías recoge y desarrolla una serie de temas que constituyen el fondo común de la
literatura profética. He aquí los principales: Dios ha elegido a Israel entre todas las Naciones de la
tierra; el culto externo debe ir acompañado de las disposiciones interiores del alma; los sacerdotes
son responsables ante Dios de las desviaciones del pueblo; el «día de Yahwéh» será día de castigo
para los malos y de premio para los buenos; infidelidad constante del pueblo elegido a las
amonestaciones divinas y a la predicación de los profetas; preocupación por la conversión de los
judíos pecadores.

La predicación de Malaquías persigue fundamentalmente un doble fin; dar una explicación de por
qué se ha retrasado la venida del reino mesiánico y volver a despertar la confianza en el Dios de la
Alianza.

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