El Profeta Miqueas - 2

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EL PROFETA MIQUEAS

Título Y Autor.
A Miqueas no se lo identifica por su filiación familiar comparado con Joel <hijo de Petuel> sino por
su lugar de origen: Miqueas de Moreset que era un pueblo situado a 35 km al sudoeste de
Jerusalén, en la región de las tierras bajas, el texto no menciona el llamamiento de Miqueas
tampoco hay ninguna referencia explícita a Miqueas como profeta, sino que se dice expresamente
que su poder emana < del Espíritu de Jehová > (Miqueas 3:8). El nombre Miqueas puede
traducirse como una pregunta retórica << ¿Quién es como Jehová? >> Asimismo el libro termina
con un interrogante similar ¿Qué Dios como tú…? (Miqueas 7:18) Ambas preguntas destacan el
carácter único de Dios y sus obras incomparables.

Fecha.
Miqueas profetizó durante los reinados de Jotam (750-735 a.C), Acaz (735-715 a.C) y Ezequías
(715-687 a.C) reyes de Judá. El tiempo de su ministerio, coincide en líneas generales, con el de
otros profetas como Oseas e Isaías, en miqueas 1.1 parece indicar que el profeta actuó en fecha
algo posterior, resulta difícil establecer con exactitud la duración del ministerio público de
Miqueas; como mínimo deben computarse los 16 años del reinado de Acaz (2 Reyes 16:2) más
algún periodo de transición entre el reinado de Jotam y el comienzo del reinado de Exequias, lo
cual arroja un ministerio de unos 20 o 25 años en (Jer 26:18) cita textual de Miqueas 3:12, los
ancianos de la tierra le recuerdan al pueblo la influencia de las palabras de Miqueas sobre el rey
Ezequías.

Tema del libro.


El libro de Miqueas trata sobre el juicio y el perdón. Jehová, el juez que dispersa a su pueblo a
causa de sus pecados y trasgresiones, es también el Rey – Pastor que los reúne, protege y perdona
en fidelidad al pacto.

Propósito, origen.
Miqueas escribe para anunciar que Dios entablará juicio contra su pueblo (3.8). Condena a
Samaria y a Jerusalén por sus pecados (1.2-7), mientras en el horizonte se vislumbra la amenaza de
Asiria (5.5-6) y de Babilonia (4.10) como instrumentos del castigo divino.
Durante la primera mitad del siglo VIII a.C bajo los reinados de Jeroboam II en Israel (782-753 a.C)
y Uzías y Jotam en Judá, Israel, libre del asedio de Asiria, vivió un periodo de prosperidad material,
y surgió una clase alta adinerada. Pero esta prosperidad material trajo consigo considerables
niveles de corrupción. Así como Amós había condenado las injusticias del sistema económico y
jurídico del reino del norte, también Miqueas enumera los pecados concretos de los reinos del
norte y del sur dentro de estos pecados están:
*La idolatría (Mi 1.7; 5.12-14)
*Usurpación de propiedad (Mi 2.2,9)
*Corrupción de los líderes civiles (Mi 3.1-3, 9-10; 7.3) y religiosos (3.11)
*corrupción de los profetas (3.5-7,11)
*la falsa creencia de que los sacrificios bastaban para justificarse delante de Dios (6.6-7)
*El ejercicio de la violencia y las prácticas comerciales deshonestas (6.6-12)

Contexto.
Los reinados de Jotam, Acaz y Ezequías, junto con la amenaza latente del imperio neoasirio,
conforman el contexto en el que Miqueas desarrolló su ministerio. Un primer dato a tener en
cuenta es el reinado de Acaz, que se destacó entre los reyes de Judá por sus prácticas idolátricas (2
R 16.1-4; Mi 6.16) y porque pidió ayuda al rey asirio Tiglat-Pileser III (745-727 a.C) para enfrentar la
agresión siro-efraimita contra Jerusalén (2 R 16:5-9).
Segundo la caída de Samaria, capital del reino del norte, ante el asirio Salmanasar y la consecuente
marcha al exilio de sus habitantes (Mi 1:6-7).
Por último, la campaña de Senaquerib (705-681 a.C), que conquistó numerosas ciudades y aldeas
gobernadas por Ezequías, aunque fracasó en su intento por de conquistar Jerusalén en el año 701
a.C (2 R 18:13-19:37)

Aspectos importantes.
Dentro de los aspectos importantes tenemos:
1-El carácter de Jehová, Dios soberano, y los pecados cometidos por el pueblo exigen que Israel
sea juzgado (1:2-5; 2:3; 6:1-2.9-11). El Señor enjuiciará a su pueblo y el castigo llegará a través de
un conquistador (1:15; 4:11; 5:1, 5b-6) y las maldiciones previstas en el pacto (6:13-15) para
castigar la desobediencia (6:16).
2-Un Rey-Pastor reúne y redime el remanente de Israel (2:12-13; 4:6-8; 7:14-18). Este libertador,
que será un nuevo David, saldrá justamente de la región que está bajo el dominio asirio (5:2-5a).
3-El cumplimiento del pacto no se limita a una mera práctica ritual, sino que exige la práctica
concreta del amor expresado en justicia, misericordia y fidelidad (6:8).
4-Solo Jehová será objeto de adoración, las naciones ya no irán tras dioses falsos, sino que
correrán a Sion para recibir la enseñanza del Dios verdadero y vivir en paz (mi 4:1-5; 7:12).
5-La gracia liberadora que surge del amor infinito de Dios (Mi 7:18-20) es más fuerte que la
amenaza del castigo a causa del pecado (7:8-9). El fundamento del perdón es la fidelidad de Dios
para cumplir sus promesas (7:20).
6-La acción liberadora de Dios en el pasado (6:4-5; 7:14-15) sirve de analogía para anticipar su
acción liberadora en el futuro (7:19-20).

Síntesis de la historia de la salvación.


En tiempos de Miqueas, Israel y Judá se habían corrompido y se negaban a vivir de acuerdo con el
propósito de Dios, por lo tanto, serían llevados a juicio. Sin embargo, quedaría un remanente que
alcanzaría el perdón de Dios y formaría parte de su plan de bendecir al mundo a través de la
venida de un Mesías.

Uso en el Nuevo Testamento.


Especial significado y valor representa el pasaje Miqueas 5:15 citado expresamente en Mateo 2:66
como profecía del lugar del nacimiento del Mesías, Belén de Judá.

Estilo
La declaración introductoria de Miqueas (1.1) está escrita en prosa, pero toda la compilación
profética que le sigue es poesía. La forma poética ofrecía a sus contemporáneos una ventaja: su
ritmo les permitía memorizar mejor el mensaje. Para nosotros, la desventaja consiste en que son
mayores las dificultades a la hora de traducirla a otro idioma. Miqueas se expresa en oraciones
muy cortas (en las cuales no sobran palabras), utilizando abundantes paralelismos y varios juegos
con los nombres (a los cuales los hebreos atribuían una importancia especial), además de giros
poéticos. También emplea numerosas imágenes. Por ejemplo, en lugar de decir que el Señor
perdonará o hará desaparecer nuestros pecados, declara: «Sepultará nuestras iniquidades, y
echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados». No puede evitar el vocablo «pecados»,
pero nos describe su entierro en las profundidades del océano, de donde no pueden ser extraídos
jamás.

Cristo revelado
Las profecías sobre Cristo hacen que el libro de Miqueas esté lleno de aliento y esperanza.
Comienza con una maravillosa descripción de la venida de Jehová (1.3-5). Corresponderá a
posteriores profecías describir los detalles de su entrada en la historia. Pero desde el principio
queda establecida la disposición de Dios de descender y vivir entre los hombres.

La primera profecía mesiánica tiene lugar en un escena pastoril. Después que su patria había sido
profanada y destruida, un remanente de los cautivos sería reunido como ovejas encerradas en un
aprisco. Después, alguien los sacaría de allí y los haría atravesar la puerta que conduce a la libertad
(2.12, 13). Este alguien es su «Rey» y «Señor». Todo el episodio concuerda maravillosamente con
el anuncio de Jesús sobre la libertad de los cautivos (Luk_4:18), mientras de hecho los libera física
y espiritualmente.

Mic_5:2 es una de las más famosas profecías de todo el Antiguo Testamento. Confirma que la
profecía bíblica es «la palabra del Señor» (Mic_1:1; Mic_2:7; Mic_4:2). El término «palabra» de
Jehová (Mic_4:2) es un título aplicable a Cristo (Joh_1:1; Rev_19:13). La profecía de Mic_5:2 es
explícitamente mesiánica («Señor en Israel») y especifica el lugar de nacimiento del Mesías,
cuando Belén era una localidad apenas conocida. Sus palabras fueron pronunciadas muchos siglos
antes de aquel suceso; no tenía indicios locales en que apoyarse. Otro aspecto de esta profecía es
que no puede haberse referido a cualquier líder nacido en Belén. Cristo es el único al que pudo
haberse referido, porque él equipara Señor con eterno: «Y sus salidas son desde el principio,
desde los días de la eternidad». Esta profecía declara de una forma sublime tanto la humanidad
como la deidad del Mesías.

La profecía de Mic_5:4-5 afirma el papel de pastor del Mesías («apacentará»), su ungimiento


(«con poder de Jehová»), su deidad («con grandeza del nombre de Jehová»), y su humanidad («su
Dios»), su dominio universal («será engrandecido hasta los fines de la tierra»), y su condición de
líder de un reino de paz («Y éste será nuestra paz»).

El punto culminante de la profecía (Mic_7:18-19), más el versículo final (Mic_7:20), aunque no


mencionan el nombre del Mesías, se refieren indudablemente a él. Al expresar su misericordia
divina y su compasión, él es quien «sepultará nuestras iniquidades» y las hundirá en las
profundidades del océano, para que Dios pueda perdonar los pecados y reemplazarlos con la
verdad.

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