MENAS

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MENAF

(Menores, Extranjeros, No Acompañados de Familia)

I.- INTRODUCCIÓN.

En el inmenso campo de la vulnerabilidad del menor en nuestro entorno, del que


vengo ocupándome hace algunos años, se siguen produciendo nuevas variables que
exigen atención. Hace unos años lo fue la pretensión de imponer la asignatura de
“educación para la ciudadanía”, posteriormente las imposiciones educativas de la
ideología de género, ahora lo es el fenómeno creciente de los menores extranjeros no
acompañados de su familia, en el ámbito de la inmigración ilegal en España.

Se trata de un asunto complejo, en el que, a la problemática derivada de la


minoría de edad, con todas sus características de vulnerabilidad cambiante con el
progresivo desarrollo del menor, se añade la carencia del arropo familiar en el entorno
adulto del mismo y la situación de ilegalidad en que, con enorme frecuencia, se
produce la llegada a España de los extranjeros menores no acompañados.

El tema de los “mena” salta a las noticias cuando aumenta su número de modo
exponencial o el comportamiento de algunos de ellos es antisocial o delictivo:
desbordamiento de los centros de acogida, fugas de los mismos, peleas, hurtos, robos,
agresiones sexuales, tráfico de drogas etc., son últimamente hechos que provocan el
que los medios de comunicación se ocupen de ellos. Al hacerlo, surgen dos primeras
impresiones: generan inseguridad y se trata de un fenómeno creciente en número cada
año. Ambas son facetas evidentemente negativas y determinantes de una actitud social
de rechazo en la población. Estas noticias generan el caldo de cultivo adecuado para
actitudes populistas, que proponen una solución muy simple para un problema
complejo: expulsión inmediata de todo el colectivo que ha entrado ilegalmente en
España. Se añade, eso sí, “con todas las garantías”, pero sin explicar ni concretar en qué
consisten estas, en un Estado de Derecho como el español, en el que esta materia de la
inmigración ilegal de menores no acompañados está hiperregulada y no precisamente de
ese modo.

El reduccionismo conceptual y el expansionismo hitperregulador, son dos


estrategias equivocadas a la hora de afrontar el problema de los menores extranjeros no
acompañados. De cada una de ellas nos ocuparemos en este trabajo, para seguidamente
ofrecer una propuesta alternativa de mejora en el tratamiento, regulación y gestión del
problema.

El reduccionismo es el modo más frecuente de equivocarse ante cualquier


problema. Tener en cuenta solamente algunas de las variables y no todas ellas lleva casi
siempre a errar en la solución propuesta para resolverlo. Cualquier profesional sabe que,
en su especialidad, debe tener en cuenta todos los factores que intervienen en cada

1
asunto que trate y que olvidar alguno de ellos o simplemente no acertar en la jerarquía
que le corresponde en su relación con los demás, puede suponer equivocarse en el
resultado. Este principio es aplicable no solamente a los problemas científicos
complejos sino a todos los problemas humanos. Los ejemplos pueden multiplicarse:
desde los problemas más complejos: variables a tener en cuenta para el éxito de un viaje
espacial o una cirugía de corazón, hasta los problemas aparentemente más sencillos: la
compra de un coche o una casa.1

El reduccionismo, con el consiguiente juicio precipitado, provoca una decisión


con mayor riesgo de error.

En el caso que nos ocupa, estamos ante un problema muy complejo, que abarca
los siguientes conjuntos de variables:

a) Minoría de edad: con todas las variables relativas a identificación, comprobación


de edad, documentación aportada, verdadera o falsa, o falta de ella,
circunstancias de su emigración y llegada a España y todas las variables relativas
a la personalidad y antecedentes personales, familiares y sociales de cada menor
(idioma, cultura, religión etc.), junto con todas las etapas del desarrollo del
mismo y la problemática inherente a cada una de ellas.
b) Familia ausente: con todas las variables relativas a existencia, localización,
actitud respecto del menor y su emigración, importancia como factor educativo,
de control y estabilidad en las etapas de desarrollo del adolescente, situación
económica y familiar, país de residencia de la misma y conexión posible.
c) País de origen: corresponsabilidad y concreción de la misma en pactos con el
país de destino, en orden a información recíproca, posible repatriación de sus
nacionales, lucha contra las mafias de tránsito y ayudas en origen que eviten la
necesidad de emigrar…
d) País de destino: Normativa vigente sobre el fenómeno de la inmigración ilegal
de menores no acompañados, incluidos los Tratados internacionales suscritos
por el mismo e incorporados a su derecho interno. Cumplimiento de la misma en
un Estado de Derecho y corrección de los errores normativos a la vista de la
realidad resultante: efecto llamada, desbordamiento etc. Costo económico de la
inmigración de menores: alojamiento, manutención, educación, burocracia de
acogida, repatriación, alternativas de acuerdos con los países de origen para

1
A modo de ejemplos de estos últimos, serían planteamientos reduccionistas los que, en el caso de
comprar un coche, limitaran las variables a tener en cuenta a la ecología y el poco consumo y no tuvieran
en cuenta las variables de autonomía o rapidez de repostaje, si se pretende que sea utilizado para viajes
interurbanos. En el caso de la compra de la casa, sería reduccionista el planteamiento que no tuviese en
cuenta todas las variables que inciden en el resultado: superficie, distribución, ubicación: ruidosidad,
privacidad, seguridad, comunicación vial y peatonal en el entorno, instalaciones y elementos comunes
con las que cuenta, costo de adquisición y costo de mantenimiento, vecindario, proximidad de los
servicios que el comprador utiliza normalmente, seguridad jurídica de la adquisición, financiación de la
adquisición con todas las variables que implique, tratamiento fiscal de la operación etc.

2
evitar en ellos la emigración, etc. Estrategia a seguir cuando llegan a la mayoría
de edad.
e) Europa: Normativa europea y tratamiento unitario del problema desde la
perspectiva europea para todos y cada uno de los países de la unión, unificando
posturas los países mediterráneos y solidarizándose todos con el fenómeno de la
inmigración.
f) ONU: La migración como fenómeno global: causas: cambio climático, distintas
velocidades de los países en desarrollo, políticas comunes.2

El elenco de variables que precede, junto con el reduccionismo antes aludido,


explican el rotundo fracaso de la gestión de los menas, puesto de manifiesto en una
encuesta realizada en 2019 y publicada por la Vanguardia, en la que, a la pregunta de
¿Se está gestionando bien el fenómeno de los menas? El 1,11% de los encuestados
(356) contestaba que sí y el 98,89 % contestaba que no (31556).3

El solo enunciado del problema es de tal complejidad y envergadura, que resulta


explicable que quien se asoma al mismo, máxime si lo hace por razón de alguna noticia
negativa como las antes mencionadas, fácilmente incurra en un planteamiento
reduccionista y llegue a conclusiones erróneas: entran ilegalmente, en número creciente
y resultan problemáticos, luego la solución es la expulsión de todos ellos.

Pero ocurre que, en el extremo contrario, la pretensión normativa de regular la


cuestión en todas las variables indicadas, nos puede llevar a una selva burocrática que
no resuelve sino que, con frecuencia, agrava el problema, ralentizando cuando no
paralizando las fases de un proceso de acogida, encareciendo éste y no adaptándose a
las características y necesidades específicas de cada menor, generando rechazo en los
menores acogidos, que se traduce en comportamientos antisociales, de los que es
víctima el entorno del centro de acogida y provoca a su vez rechazo generalizado en el
mismo.

II.- PROCEDIMIENTO DE ACOGIDA

Si nos atenemos a la regulación actual, referida a modo de ejemplo a la Comunidad


andaluza, el protocolo de actuaciones a realizar con el menor extranjero inmigrante
ilegal supone:

1. Entrevista por la policía que lo localiza.


2. Pruebas oseométricas del médico, para determinar su edad.
3. Acreditada su minoría de edad, se le traslada a un C.A.I. (Centro de acogida
inmediata)

2
En Diciembre de 2018, tuvo lugar en Marrakech (Marruecos) el pacto mundial sobre migración, del
que se descolgaron EEUU, Hungría, Austria, Australia, pero fue ratificado por 161 países entre los que se
encuentra España. En él se recogen 23 Directivas o criterios de regulación de las migraciones, que
deberán orientar la regulación que cada país haga de esta materia en su derecho interno.
3
Publicada el 29 de septiembre de 2019.

3
4. Impreso de recepción, que realiza el equipo técnico en los 15 días siguientes a su
ingreso en el CAI.
5. Estudio Diagnóstico-pronóstico, realizado por la mediadora intercultural del
CAI en los tres meses siguientes.
6. Informe Educativo Inicial y Proyecto Educativo Individualizado que realizan
los educadores del CAI.
7. Informe Social, que realiza el trabajador/a social.
8. Informe Psicológico, que realiza el psicólogo/a.
9. Informe Evaluativo Interdisciplinar y la Propuesta de Medida Protectora a
adoptar con el menor.
10. Traslado del menor a un C.A.R.B. Centro de Acogimiento Residencial Básico.
11. Durante todo el proceso, añádanse a lo indicado todas las previsiones y gastos
relativos a alojamiento, alimentación, vestido, sanidad, educación y trabajo en su
caso.

Concluido este largo proceso burocrático y durante el mismo, el menor queda acogido
por la Comunidad Autónoma respectiva hasta su mayoría de edad, de modo que quedan
garantizados por esta su alojamiento, manutención, asesoramiento-control y educación.
El costo aproximado de este acogimiento oscila entre los 120 y 150 euros diarios.4
Téngase en cuenta que todo esto tiene su origen en el hecho de encontrarse en territorio
español, aunque sea mediante una entrada ilegal en el mismo.

Sin embargo, este enorme y encomiable esfuerzo burocrático y económico no pasa


de ser, en la realidad práctica de cada menor inmigrante, un conjunto de parches que
quizás compiten en eficacia educativa, mejor, instructiva, pero en absoluto en acogida
afectiva, con la familia de sangre del menor y el entorno adulto idiomático, cultural y
religioso de su país de origen, para el óptimo desarrollo del menor en las difíciles etapas
de pubertad, preadolescencia y adolescencia en las que se halla inmerso.

Si tenemos en cuenta que este largo proceso debe seguirse individual y


personalizadamente para cada uno de los menores, resulta evidente que el número de los
menores a los que atender es determinante de la posibilidad material de llevar a cabo y
cumplir correctamente con el protocolo indicado.

Para paliar en lo posible los riesgos de la hiperregulación paralizante, debe


estudiarse una jerarquización normativa, que permita a los profesionales encargados de
aplicarla disponer de un margen de elasticidad, para abreviar e incluso obviar
determinados pasos, informes o requisitos, con la debida justificación fundada en las
circunstancias del caso y expresada por escrito.

4
Si se trata de un Centro de Internamiento, para casos de menores que cometen infracciones y son
sancionados por el Juez de menores, el Juez Calatayud, en entrevista publicada en you tube, afirma que
el costo diario es de 240 euros, es decir, 7.500 euros al mes.

4
Pero el problema no es solo ni principalmente de agilización. El problema de fondo
al que nos enfrentamos es el de menores, en su inmensa mayoría varones5, fuera de su
contexto natural familiar, de su contexto geográfico, cultural, idiomático y religioso, en
una fase de su desarrollo, la pubertad y adolescencia6, que se caracteriza por las
especiales dificultades de adaptación, por la eclosión del impulso sexual, la mayor
impulsividad y, por tanto, la mayor necesidad de apoyo, control y orientación.

III.- LOS “BEBÉS ANCLA.”

Hay que hacer una mención especial de los llamados “bebés ancla”, utilizados por
adultos no consanguíneos para aumentar las posibilidades de permanecer en España de
manera legal. Este fenómeno, que fue detectado en 2008 por el Defensor del Pueblo en
su informe anual, ha provocado alertas de trabajadores sociales y dado lugar a las
pruebas de ADN del niño/a y del adulto que afirma paternidad o maternidad respecto
del mismo.7 Pero el problema es más complejo. En algunas culturas subsaharianas el
padrinazgo es una forma de tutela de los menores y ello obliga a distinguirlo de la
instrumentalización delictiva del bebé.8 El padrinazgo puede cumplir respecto de un
bebé la función tuitiva de la familia de sangre y por lo tanto debe ser respetado y
protegido, obviamente previa indagación de su autenticidad.

IV.- LA VARIABLE “FAMILIA”.

Estamos hablando de menores preadolescentes (10-12 años) y adolescentes (12-18


años). En el extremo contrario a lo que sucede con los nacionales españoles, para los

5
Por razones específicas de la cultura árabe-musulmana de estos países, la aventura de Europa es una
aventura para hombres. Aunque se viene afirmando que la migración de estos países lo es también de
niñas, pero que resultan “invisibles” por estar controladas por las mafias de trata para fines sexuales, lo
cierto es que la inmensa mayoría de los inmigrantes magrebíes, menores no acompañados, son varones.

6
Nos limitaremos a los preadolescentes de entre 10 y 12 años y los adolescentes de entre 12 y 18 años .
Quedan excluidos los menores de diez años, sin el desarrollo mínimo para protagonizar la aventura de
Europa y, en un 95%, los menores de países más alejados de nuestras costas, especialmente los
iberoamericanos, por la dificultad de un proyecto de inmigración con viaje previo no asequible a niños
solos. Nos centramos, por tanto en los menores de entre 10 y 18 años marroquíes y argelinos.

7
Actualmente estas pruebas vienen reguladas en el Capítulo IV del Protocolo Marco de 13 de octubre
de 2014: entrevista reservada al adulto por personal cualificado del Cuerpo Policial y prueba de ADN,
cuyos resultados se ponen en conocimiento del Ministerio Fiscal y de la Entidad Pública de Protección.
8
Ello puede dar lugar a un escenario penal, el del artículo 318 del Código Penal, pero que, a su vez,
regula una excepción absolutoria, cuando el objetivo del autor fuese únicamente prestar una ayuda
humanitaria al bebé, lo cual encaja con la institución del padrinazgo. De hecho, el Reglamento de
extranjería de 20 de abril de 2011, en su artículo 189, al definir al menor no acompañado, excluye no
solamente al menor acompañado por adulto responsable “legalmente” del mismo, sino también al
responsable con arreglo a la “costumbre”.

5
que el problema radica en no haberse producido el despegue de la familia que supone la
adultez, aquí nos encontramos con una maduración precoz, fruto de la desconexión
física prematura y en muchas ocasiones traumática, de todo su entorno familiar y
cultural y su inmersión en un ambiente completamente diverso y en muchos aspectos
hostil.

Un factor importante para entender el fondo de la cuestión que nos ocupa es la


familia. La Naturaleza ha dotado al ser humano de unas características especiales que
requieren de un desarrollo mucho más largo y delicado que el de cualquier otra especie.
La protección adecuada para esta fase del desarrollo, de larga duración y grandes
riesgos, es la familia, con la ayuda de otras instancias como la escuela y los amigos,
pero siempre con el núcleo familiar como referente de amor, protección, corrección y
acogida incondicional.9

Entre las muchas variables que, veíamos antes, conforman el problema de los
menores no acompañados, la clave de arco para orientarnos en la dirección correcta de
solución no es otra que entender la función que la variable “familia” cumple en el
desarrollo del menor. Para valorarla correctamente es imprescindible focalizar la
atención en el estudio del desarrollo psicológico del menor, de cualquier menor, y
conocer, con la mayor profundidad posible, cómo se produce éste durante las etapas de
la pubertad y adolescencia. Para ello nos serviremos de las pautas marcadas por
CRAIG-BAUCUM en su libro “Desarrollo Psicológico”10y de POLAINO-DEL POZO
en su libro “Fundamentos de Psicología de la Personalidad”11

De la primera de las obras citadas, son destacables los siguientes párrafos que se
transcriben de modo casi literal:

Los adolescentes a menudo adoptan una actitud crítica ante la familia, (comparan a
su progenitor ideal con el que ven todos los días), con lo que las disputas familiares
suelen intensificarse. Sin embargo, muchos investigadores creen que son muy útiles los

9
En este sentido resulta llamativa la omisión de este factor de vulnerabilidad en el artículo “Menores
no acompañados: de la vulnerabilidad social a la invisibilidad institucional” publicado en 2010 por
Bárbara Fernández García (Universidad Complutense de Madrid, Fundación Cultura y Comunicación), en
el que se alude a la triple vulnerabilidad de estos: como menores, inmigrantes e indocumentados y
olvidando la ausencia de la familia como causa de vulnerabilidad, posiblemente mayor que las citadas.
Más chocante todavía resulta la tesis doctoral de Ainhoa Rodríguez García de Cortázar, concluida en la
Universidad de Granada, en el curso 2015-2016, con el título “Chicos marroquíes buscando su futuro: la
experiencia de migrar, entre la violencia estructural y las violencias cotidianas”, bajo la dirección de Dª
Mar Venegas y Don Enrique Raya. A lo largo de las casi quinientas páginas de texto no aparece en
ningún momento la variable “familia” como elemento de indispensable estudio en el fenómeno de los
menores emigrantes no acompañados y de su carencia como motivadora de muchos de los problemas
que suscitan. Ni siquiera en las veinte páginas de “Conclusiones” se menciona a la familia de estos
menores, que pasa a ser la gran ausente. Menos mal que, en el capítulo final de agradecimientos, la
doctoranda, que ha tenido, familiarmente hablando, mejor fortuna que los menores a los que ha
dedicado el tema de su tesis, agradece a su familia el apoyo y la paciencia…
10
GRACE J. CRAIG, University of Massachusetts y DON BAUCUM, University of Alabama at Birmingham
“Desarrollo Psicológico”, parte tres: Adolescencia.
11
AQUILINO POLAINO LORENTE y ARACELI DEL POZO ARMENTI: ,Instituto de Ciencias para la Familia.
Fuenlabrada, Madrid. 2003 Capitulo II-8 “La etapa adolescente”.

6
altercados por actividades diarias, ya que permiten al adolescente probar su
independencia en cuestiones de poca importancia y en la seguridad del hogar.12

Introspección y egocentrismo: Se da el nombre de “audiencia imaginaria” a la idea


del adolescente de que lo están vigilando y juzgando de continuo, creen que sus
emociones son únicas y, como variación de este egocentrismo algunos desarrollan una
“fábula personal” de estar por encima de las leyes de la naturaleza, de ser invulnerables,
lo que quizá origina la conducta riesgosa que es tan frecuente en la adolescencia (Buis
y Thompson 1989). El egocentrismo normalmente empieza a desaparecer entre los 15 y
los 16 años.13

Independencia e interdependencia: Aunque la distancia emocional entre el


muchacho y sus padres suele aumentar durante los primeros años de la adolescencia
(Steinberg 1988), esta tendencia no por fuerza genera rebeldía ni rechazo de los valores
familiares. En un estudio sobre 6000 adolescentes de diez países –Turquía, Australia,
Hungría, Bangladesh, Israel, Italia, Japón, Taiwan, Estados Unidos y Alemania- Daniel
Offer y sus colegas aplicaron un cuestionario que se concentraba en la forma en que el
adolescente percibe las relaciones familiares. Descubrieron que en todas las naciones, la
gran mayoría se llevaba bien con sus padres y tenía actitudes positivas hacia la
familia.14 Los hallazgos de Offer contradicen la idea freudiana del conflicto inevitable
que surge de las pulsiones y los cambios biológicos.15

Es necesario reconsiderar las definiciones de la autonomía que recalcan la libertad


de la influencia de los padres. La independencia ha de tener en cuenta el influjo
permanente que éstos ejercen durante la adolescencia y después de ésta… convertirse en
adulto es, desde luego, una transformación gradual. Exige ser al mismo tiempo
independiente e interdependiente.16

Dinámica familiar: La forma en que los padres interactúan con los adolescentes
influye de modo decisivo en la forma en que estos avanzan a la adultez…Los estudios
realizados en los últimos 25 años demuestran que el conflicto entre el adolescente y su
familia es mucho menor de lo que se consideraba… mucho menos comunes son los
conflictos relacionados con valores básicos de carácter económico, religioso, social y
político.17

Abandono del hogar paterno: Los adolescentes necesitan un apoyo distinto al de los
hijos más pequeños porque exploran en forma más activa su independencia… Los
investigadores han descubierto tres aspectos relevantes del funcionamiento de la
familia: cohesión, adaptabilidad y calidad de la comunicación. (Barnes y Olsen

12
Ob. Cit. Pag.368
13
Ob.cit. pag. 369
14
Ob.Cit. pag 377
15
Ob. Cit. pag. 379
16
Ob.Cit. pag.379
17
Ob. Cit. pag. 383

7
1985)…Algunos estudios indican que el padre cumple una función esencial al ayudar al
adolescente a alcanzar el equilibrio entre la separación y la conexión.18

De la segunda obra citada, destacaremos el siguiente texto:

En la adolescencia, la adquisición de la propia identidad es algo que se debe


alcanzar, aunque sea en forma de un proyecto con un perfil más definido… Este
proceso constituye un reto porque se trata de algo que ha de construirse, algo que no
viene dado y que supone además la consideración de numerosas variables
contextuales… Este proceso no se realiza de forma aislada e independiente del sistema
familiar. Al igual que las etapas previas del desarrollo, también aquí la familia tiene
mucho que decir. Los padres no debieran estar ausentes en este importante momento de
la vida de sus hijos… El adolescente no puede afrontar solo el reto que esta nueva etapa
le presenta. Las ausencias de la figura del padre o de la madre serán siempre
contraproducentes, provocando en él inseguridad y un fuerte sentido de soledad, que
dificultará aún más la superación de la llamada “crisis adolescente”. La familia, los
padres, serán por tanto, los que asuman el compromiso de afrontar, junto con el hijo
adolescente, los cambios y retos que puedan presentarse, con la conciencia de que han
de ser el apoyo cercano, las armas más potentes para superar con éxito las dificultades
reales…”19

Contrastar todas las afirmaciones que preceden, de muy distintos autores, todos
coincidentes en la misma forma de valorar la adolescencia y el imprescindible apoyo
de la familia para un desarrollo adecuado, con la realidad de los menas evidencia un
error antropológico de indudables consecuencias negativas que tendremos ocasión de
constatar más adelante.

Podría surgir la pregunta: ¿ Y si se trata de menores procedentes de familias ya


desestructuradas en Marruecos, de los llamados “niños de la calle”?

La respuesta nos la da Mercedes Jiménez20 en el artículo que define los perfiles


sociales de los menores marroquíes que emigran distinguiendo cuatro situaciones de
referencia, según la relación del menor con su familia:

 Una primera situación familiar donde los menores están escolarizados, viven
con su familia en un ambiente estable y la familia goza de una situación
económica que cubre las necesidades básicas, como alimento, ropa, vivienda,
educación y sanidad pública.
 Una segunda situación familiar en la que los menores tienen problemas en su
escolarización y han tenido alguna primera experiencia laboral. Viven en un
ambiente familiar afectivamente estable. La familia vive una situación
económica precaria, es decir, que no se cubren las necesidades básicas.

18
Ob.Cit. pag. 385
19
Ob. Cit. pag. 75-76
20
MERCEDES JIMENEZ “Los menores no acompañados de origen marroquí” en la obra “Atlas de la
inmigración marroquí en España” pp. 421 y ss.

8
 Una tercera situación en la que los menores viven en un ambiente familiar
inestable, y –suele darse la circunstancia añadida- con una situación económica
precaria o muy precaria. La suma de ambas circunstancias es lo característico
de esta tercera tipología. Los problemas más comunes que provocan esa
ruptura familiar suelen ser la enfermedad de alguno de los padres, el divorcio o
segundas nupcias, las malas relaciones entre hermanos, la violencia y los malos
tratos.
 Una cuarta situación en la que los menores, que viven en la calle y hacen de
ella su modo de vida, no mantienen una relación asidua con su familia.
…El número de niños de la calle que emigran a la península es muy pequeño,
por una parte debido a que el menor de la calle está demasiado ligado a su
supervivencia diaria como para emprender el esfuerzo que significa emigrar. Sí
ocurre que algunos de estos menores, una vez que llegan a nuestro país, sufren
un proceso de deterioro tal, que terminan viviendo en la calle en España,
cuando en su lugar de origen vivían con su familia.21

La realidad familiar del ser humano es la que explica, en positivo, que en situaciones
sociales de gran desempleo se mantenga la paz social, por la vía de la solidaridad
familiar, en la que los ingresos de cualquier miembro sirven al sostenimiento de todo el
grupo familiar. Esta misma realidad es la que explica, en negativo, que a pesar de los
enormes esfuerzos económicos y burocráticos para acoger y atender a los menores no
acompañados de su respectiva familia, los resultados sean tan mejorables en términos de
gestión de la integración social, educación etc.

El menor no acompañado es un error de gran magnitud, del que él mismo es el


principal perjudicado en su desarrollo y proceso de maduración personal. Además, ese
desarrollo inadecuado produce daños colaterales en el entorno en el que se produce. Son
esos daños los que hacen saltar las alarmas sociales y mediáticas del país de acogida,
pero no es ese el principal error ni daño. Son esos menores las principales víctimas de
su “aventura de Europa”. Entender esto es básico para resolver el problema. No es
xenofobia luchar por evitar este fenómeno contrario al desarrollo natural de la persona,
es puro sentido común.

No se trata de cerrar los ojos ante la necesidad ajena. Todo lo contrario, se trata
de tenerlos abiertos no solamente cuando esa necesidad nos perjudica en nuestra
convivencia cómoda y pacífica, sino también mucho más y antes, cuando se ponen las

21
Discrepamos de la autora cuando pasa de la descripción de los hechos a la opinión sobre las causas
que los originan. En efecto, continúa el texto diciendo: Este fenómeno se debe a que la actuación
administrativa y educativa sobre este colectivo ha sido en determinados casos muy lenta y poco eficaz
por la indefinición competencial entre las Administraciones (sobre todo en lo relacionado con la
regulación de su situación administrativa). Este hecho traslada la responsabilidad de que los menores
terminen en las calles a las autoridades españolas. Incurre la autora en error de omisión al valorar, en la
evolución negativa de los menores inmigrantes, solamente las causas imputables a la Administración
española, olvidando una causa básica: el desarrollo del menor sin la protección, control y ayuda de su
familia.

9
bases de perjuicio en el desarrollo de los menores que, con el tiempo, producirán estos
perjuicios y daños en su entorno.

Los menores, sean españoles, argelinos o marroquíes, sea cual sea el nivel
económico y cultural de su familia y de su país de origen, necesitan de su familia para
su desarrollo. Es verdad que esta necesidad no es la misma en las distintas etapas de su
largo proceso de desarrollo. En las primeras etapas es una necesidad de supervivencia
física: un bebé no sobrevive muchas horas sin los cuidados maternos. A lo largo de la
infancia, antes de los siete años el grado de dependencia para la supervivencia física va
decreciendo y en la etapa que nos ocupa, a partir de los diez años, ha disminuido de tal
modo que es posible esa supervivencia física sin su familia.

Pero no todo es sobrevivir físicamente. Además, en el desarrollo del menor


existe una dependencia afectiva que no sigue el mismo curso decreciente, sino que es
cambiante, pero no menos relevante en una etapa que en otra. En la preadolescencia y
adolescencia, esa dependencia afectiva y educativa será una constante, aunque su modo
de producirse será tan personalizado como corresponde a las muchas variables que lo
determinan: el carácter del menor, el perfil afectivo de padre y madre, entre si y en
relación al hijo, la concurrencia de otros factores de influencia afectiva como serán la
escuela, los amigos, en definitiva el entorno adulto en el que se produce el crecimiento
del menor, incluidos los factores de influencia externos como la televisión, videojuegos,
móviles, contenidos educativos, familia extensa etc…

La abrupta ruptura con todo este entorno que supone la emigración del menor,
no solamente es traumática y dolorosa para el mismo en su experiencia personal
inmediata, sobre todo es dañina para su desarrollo adecuado. Habrá casos en que esta
enorme dificultad se supere por el menor emigrante de modo podríamos decir heroico,
protagonizando un proceso de maduración precoz y equilibrado. Pero esta no será la
regla general. Lo más probable será que de algún modo la dificultad le desborde y
supere. Ello no afectará a su supervivencia física garantizada por el Estado de acogida o
incluso, en el peor de los escenarios, los niños de la calle, por su propia incipiente
capacidad de sobrevivir por si mismos. Si afectará, en cambio a su desarrollo educativo,
afectivo y a su proceso de maduración equilibrada, segura y basada en sólidos
fundamentos.

No se trata únicamente de regular los máximos admisibles en acogida de un país en


cada año y regular un cierre eficaz de fronteras que lo haga viable, se trata sobre todo de
evitar el modelo de inmigración que conlleva la realidad del desarrollo del menor sin la
protección, apoyo y corrección de la respectiva familia. Tratándose de menores es
fundamental para su desarrollo adecuado el factor afectivo del entorno en el que éste se
produce. Lanzarlos a la “aventura de Europa” es tanto como privarles de una de las

10
herramientas más importantes para el éxito de otra aventura más relevante para su vida
de adulto: la de su madurez equilibrada en un entorno adulto adecuado.22

V.- LA SITUACIÓN ACTUAL.

El punto de partida, en este año 2020, es la existencia en España de un colectivo


de menores extranjeros inmigrantes ilegales no acompañados que ronda los 12.500,
cifra que supone un crecimiento continuado, respecto de los años inmediatos
anteriores.23

La inmensa mayoría de estos menores son varones magrebíes, que han entrado
ilegalmente en España de variados modos: pateras, bajos de camiones, polizones de
barcos, asalto de vallas fronterizas etc., con motivaciones muy diversas, pero un
denominador común: para ellos la “aventura de Europa” es el reto de mejora en sus
vidas y, en muchos casos, de ayuda a sus familias que continúan en sus países de origen.

El crecimiento exponencial que se produce a partir de 2016 responde a varias


causas: el cierre de los demás pasos del mediterráneo24 es quizás la más clara, pero
además está el indudable efecto llamada derivado del régimen jurídico que veremos en
el siguiente apartado. El resultado práctico de estos incrementos de inmigración no
proyectados por el Estado, ni previstos en infraestructuras ni presupuesto, no se ha
hecho esperar: centros desbordados en los que cae en picado la atención recibida por los
menores que los ocupan, consiguiente descontento de estos, mal ambiente, peleas, fugas
de centros, tránsito a la invisibilidad de los “niños de la calle”, comportamientos
antisociales, iniciación en la delincuencia callejera, caída en las redes de las bandas, de

22
No me resisto a copiar, a propósito de la educación adecuada de los menores, esta reflexión de la
madre Teresa de Calcuta: “La vida sin amor no vale nada; la justicia sin amor te hace duro, la inteligencia
sin amor te hace cruel, la amabilidad sin amor te hace hipócrita, la fe sin amor te hace fanático .La
verdad de estas ideas se evidencia en algunos centros de acogida de inmigrantes menores en España, al
menos en el que conozco mejor por razones familiares. La casa en la que viví una infancia feliz junto con
mis diez hermanos, conocida entre nosotros como “villagritos”, es hoy una casa de acogida, fría y sin
jardín con árboles y flores, que ha generado rechazo entre los vecinos del barrio, familias que fueron
amigas de la nuestra, por diversos incidentes violentos protagonizados por los inmigrantes que la
ocupan.
23
Los datos estadísticos de menores no acompañados en España desde 2012 hasta 2018 con y sin
autorización, según la publicación realizada por Rosa Fernández en 2019, son los siguientes: 4513 en
2012, cifra que se mantiene con poca variación hasta 2016, en que pasa a ser de 5099, en 2017 pasa a
ser de 7671 y se dispara en 2018 hasta los 15727. De todos ellos, la cifra de los que tienen tarjeta de
residencia en vigor se mantiene a lo largo de estos años entre los mil y los dos mil , siendo el resto
indocumentados a estos efectos.
24
Primero fue el acuerdo entre U.Europea y Ankara en 2016, que llevó 3.000 millones de euros a
Turquía y el compromiso de éste país de taponar la ruta de Grecia. En 2017 se realizó un acuerdo
similar con Libia: 130 millones de euros destinados a cortar la “autopista” del mediterráneo central. Si a
ello añadimos, la crisis en Túnez y la campaña de deportaciones en Argelia, cerradas estas travesías,
Marruecos se reactiva como el nuevo camino hacia Europa para los sin papeles. A todo lo anterior se
puede añadir la cíclica relajación de fronteras que practica Marruecos, cuando desea conseguir objetivos
económicos o políticos de España.

11
la distribución y consumo de drogas, progresivo deterioro de la seguridad en las zonas
que ocupan, creciente descontento social etc.

A nivel nacional, el número de menores extranjeros no acompañados creció en


2017 un 60% respecto del año anterior y en 2018 un 100% respecto de 2017. Según los
datos del Registro Mena del Ministerio del Interior de 30 de abril de 2019, la principal
puerta de entrada de estos menores extranjeros que viajan solos es Andalucía, donde
estaban inscritos 5.183 niños, seguida de Cataluña, con 1938, y Melilla, con 1067 niños.

Pero estos datos no concuerdan con los que da la Generalitat de Cataluña, que
declara, a 30 de junio de 2019, 4.203 (no 1938), en 2018, 3697; en 2017, 1435 y en
2016, 637.

Por el contrario, en la Comunidad de Madrid, según los datos facilitados por el


Gobierno regional, se ha reducido el número de menas, de 1577 en 2018 a 649 en 2019,
de los que 216 están en la red de primera acogida y 433 en la red estable de protección.

Debemos tener en cuenta además que, por razón de la materia, los datos son
permanentemente cambiantes y en consecuencia no muy fiables. Los centros de acogida
no tienen medidas coercitivas, los menores no están privados de libertad y para muchos
es mejor estar fuera de control. Si a ello unimos el hecho de que el desbordamiento de
los centros provoca peor atención, mayor descontento y más fugas, la realidad resultante
es de una enorme volatilidad e inseguridad contable.

Por ello entiendo que carece de interés práctico abundar en cifras de acogimiento
de menas por Comunidades. Sí lo tiene, en cambio, el conocer con la mayor
información y rigor posibles, la realidad sociológica y psicológica más común de estos
menores inmigrantes.

Sociológicamente el perfil característico del menor no acompañado es el de un


varón, mayoritariamente originario de Marruecos y de los países del Magreb (más del
80%), de entre diez y diez y ocho años, con algún contacto en nuestro país (familia
extensa, conocidos…) y con una situación de partida determinada por la precariedad
económica y la falta de expectativas laborales en su país de origen. Según BUENO y
MESTRE25 “A diferencia de las creencias más extendidas al respecto, aunque este
menor pasa gran parte de su tiempo en la calle, ha sido escolarizado en los niveles
primarios del sistema educativo y cuenta con la tutela de su familia en el país de
origen, que envía a este menor a la inmigración, consciente de las dificultades que
podría tener en acceder a otro país, después de la mayoría de edad. Por otro lado, la
llegada de menores en patera permite suponer la existencia de redes familiares a uno y
otro lado del Estrecho, que financian este tipo de inmigración (RAMÍREZ
FERNÁNDEZ, A.; JIMÉNEZ ÁLVAREZ, M. 2005), utilizando para ello los contactos de

25
JOSÉ R. BUENO ABAD y FRANCISCO J. MESTRE LUJAN “La protección de menores migrantes no
acompañados, un modelo de intervención social” Revista Alternativas. Cuadernos de Trabajo Social
Universidad de Alicante. Nº 14 de 2006.

12
la inmigración ilegal ( los “tarrak” del puerto de Casablanca, o los “timoneros” de
Ceuta y Melilla)”.

Las dificultades a las que se enfrenta este menor derivan, en primer término, del
desconocimiento del idioma, cultura, costumbres y religión del país de destino. A ello
se suma la baja o nula cualificación laboral, para quienes tienen edad de hacerlo, y la
dificultad de integración en el sistema educativo. Si a ello unimos las posiblemente
distorsionadas expectativas generadas en el menor por la idea de la “aventura de
Europa”, en contraste con la realidad padecida del viaje, el proceso de control inicial, la
socialización con grupos de desconocidos en situaciones igualmente difíciles, la falta de
consejo y protección familiar en el día a día, todo ello hace que, según Abdel Belattar,
trabajador de centro de acogida “en muchos centros se observan involuciones en el
desarrollo de los menores: llegan siendo unos trozos de pan y se van convirtiendo en
potenciales delincuentes”26

La afirmación que precede va desgraciadamente siendo ratificada por las


estadísticas crecientes de delitos perpetrados por menas. En Madrid, la comisaría de
Leganitos ha registrado en 2019 su récord en número de detenidos: 8.400 frente a los
7.500 del año anterior. El número de robos con violencia e intimidación ha subido entre
un 150 y un 200%, y el 70% de los arrestados por la Policía Nacional son menas. Por
su poca especialización, los menas delincuentes no suelen dedicarse al hurto (para ello
tendrían que saber manejarse en técnicas que, por ejemplo en el caso de los carteristas,
son bastante complejas), sino que directamente agreden o amenazan a quienes van a
robar.

En Cataluña un informe de los Mossos, referido a los últimos tres años, expone
que un 18% de los 5.600 menores no acompañados tutelados por la Generalitat, es decir
algo más de mil menas, ha cometido algún delito en el período estudiado y con una tasa
de reincidencia en alguno de ellos que ronda los cuatro delitos/año.

También ha sido noticia el incidente de Castelldefels: aumento de los delitos en


la localidad, asalto al centro de acogida a cuyos residentes se acusa de dichos delitos y
división de la población entre quienes acusan a la Administración de abandono de estos
menores y quienes solicitan el desalojo de dicho centro.

Podríamos continuar una relación muy larga de hechos delictivos, algunos


especialmente rechazables como las violaciones grupales ejecutadas por bandas
magrebíes, por cierto con frecuencia silenciadas por los medios de comunicación, en
cuanto a la autoría magrebí. En el caso de las violaciones grupales son muy
significativas dos circunstancias, una estadística y otra conceptual. El porcentaje de
violaciones realizadas por extranjeros es muy superior al que correspondería por razón
del porcentaje que suponen sobre la población total. La razón de esta desigualdad hay

26
Continúa diciendo: Si Jamal era un niño tímido, educado y correcto en Marruecos, una vez en España
se convierte en “super Jamal”, un adolescente que se encara con todo el mundo para marcar su
territorio, porque aquí es él quien escribe su historia, la historia que quiere vivir. Una historia alimentada
por la fantasía de ser alguien, que nunca había podido (o quizá pueda) ser.

13
quien la pone en el sistema de ideas que subyace en la religión islámica a la que
pertenecen la inmensa mayoría de los magrebíes. El modo de vestir y comportarse la
mujer occidental para muchos musulmanes la hace despreciable y no digna de respeto.
Pero además debemos añadir el factor de adolescencia sin familia ni control a sus
pulsiones sexuales propias del desarrollo de estos menores extranjeros,

Estos grupos minoritarios, desviados a la delincuencia, hacen bandera de su


evolución breaking bad y ello se traduce en actitudes como la que se describe en el
llamado “rap de los menas” que ha hecho furor en las redes sociales en el verano de
2019 y de cuyo texto, cantado en árabe por los protagonistas, vale la pena transcribir la
traducción de alguna frase: “Estoy harto de ver que en el corazón de las personas no
valgo nada… en esta soledad… a veces la cosa está tranquila, a veces está jodida, a
veces robo y a veces no hay nada. Ni trabajo ni ocupación, en esta soledad no me
quedo yo. Que te jodan, fuck, no tengo miedo, de este encierro no saldré.

Estos menores, que van dejando de serlo, si no se produce un cambio sustancial


en el tratamiento de este tema, pueden evolucionar a peor y, no se olvide, su origen y
religión conecta con las mezquitas y en algunas de ellas hay imames seguramente
deseosos de llenar el vacío que evidencia el rap transcrito con contenidos de violencia
terrorista.

VI.- MARCO NORMATIVO ACTUAL

La ilegalidad de su entrada en España, sin embargo, es compatible con que el


régimen jurídico que les es aplicable a los menores no acompañados, una vez situados
en territorio español, sea el de la protección que les dispensa el Ordenamiento Jurídico
español, por el hecho de ser menores.27

Constituye una incongruencia normativa que a un hecho ilegal se le anuden


beneficios legales tan abundantes y duraderos, como veremos, de modo que este
conjunto de beneficios se convierta, de facto, en un multiplicador de esa ilegalidad.

Entiendo que se den facilidades legales a la inmigración, no solamente por


razones de solidaridad humana28, que también, sino incluso por razones de interés
propio29. Países como el nuestro, con un índice de fecundidad de 1,27 hijos por mujer,

27
En este apartado del trabajo haremos un repaso de las normas que integran actualmente el régimen
jurídico aplicable a estos. Dicho repaso se limitará a las normas de ámbito estatal, haciendo notar que
todas y cada una de las CCAA tienen reglas de protección de los menores más o menos repetitivas en
lo tuitivo, de las que se vienen dictando con carácter general para toda España.
28
La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1949, no excluye de su ámbito a los menores,
sea cual sea su situación jurídica y, más específicamente, lo hace la Convención de los derechos de la
infancia de 1989, suscrita por España en 1990.
29
Esto último es discutible y discutido, respecto de la inmigración ilegal generalizada. Si leemos el
informe del GEES (Grupo de Estudios Estratégicos) de enero de 2020, titulado “La verdad sobre la
inmigración en España”, vemos que la tesis del mismo, apoyada en estadísticas del INE y en

14
muy alejado del 2,1 necesario para el relevo generacional, si no quieren abocarse a la
extinción, deben promover la natalidad o, si esto no se consigue hacer con éxito, que es
nuestro caso, aceptar de buen grado el relevo generacional por la vía de los inmigrantes
jóvenes. Así lo está haciendo Alemania desde hace años30. Pero ello debe hacerse con
conciencia y voluntad normativa y la consiguiente preparación administrativa, educativa
y presupuestaria. Siempre con control estatal de la inmigración. Lo que no es serio ni
sostenible es dotar de un régimen de beneficios, como el actualmente vigente en
España, a la inmigración ilegal.

En un Estado de Derecho debe impedirse eficazmente la inmigración ilegal y


rechazarla, cuando se produzca, o respecto de la aceptada, se produzcan
comportamientos del inmigrante incompatibles con su integración y aceptación por el
Estado de acogida, de tal modo que el rigor de la expulsión o sanciones adecuadas,
resulte disuasorio para los futuros candidatos a inmigración ilegal o comportamientos
antisociales.

De ese modo se evitan, en primer lugar los riesgos de un desarrollo inadecuado


de los menores por los motivos antes expuestos, riesgos para la integridad e incluso la
vida de los mismos (viajar en los bajos de camiones o pateras apenas flotables, llevados
por mafias explotadoras) y el peligro de xenofobia en la población del país de acogida.

Pero mientras tengamos las leyes actualmente vigentes, el Estado de Derecho


debe cumplirlas y no responder a una ilegalidad, la entrada, con otra, la expulsión
ilegal. Si no lo hacemos así, perderemos la legitimidad para reclamar el cumplimiento
de la ley a quienes, por ejemplo, desde posiciones nacionalistas y separatistas pretenden
incumplirla de cualquier modo.

Actualmente éste es, sin ánimo exhaustivo, el marco regulador, que sobre
inmigración, se contiene en nuestro Ordenamiento Jurídico:

- La Ley de Protección jurídica del menor de 15 de enero de 1996 en cuyo


artículo 1 se dice que se aplicará a :“los menores de 18 años que se
encuentren en territorio español”. Nótese que el criterio para la
determinación del ámbito subjetivo de aplicación es el de hallarse en
territorio español, sin que sea relevante el modo en que se haya producido su
entrada en el mismo. El artículo 2-1, que dice: “…primará el interés
superior de los menores sobre cualquier otro interés legítimo que pudiera

razonamientos porcentuales verosímiles, es la de que la inmigración ilegal masiva es insostenible,


quebrará nuestra hacienda y la convivencia pacífica y amenazará el futuro de la identidad española.
Realiza una crítica demoledora de las realidades numéricas de la inmigración en España,
durante la crisis de 2008 a 2015 y el período 2015-2019. Durante la crisis no abandonan nuestro país los
inmigrantes en paro; se acogen a los beneficios que les ofrece el Estado; en el último cuatrienio de
repunte económico pero mantenimiento del paro, llega un millón más de inmigrantes, sin cualificación
laboral adecuada, cuya aportación al PIB y a la SS es, según afirma el citado informe, muy inferior al
costo que suponen para el Estado.
30
Alemania en los últimos años acogió más de un millón y medio de inmigrantes refugiados, de los que
más de setenta mil son menores no acompañados, que pidieron asilo entre 2015 y 2017.

15
concurrir” y el art. 12-4 que establece: “Cuando no pueda ser establecida la
mayoría de edad de una persona, será considerado menor a los efectos de lo
previsto en esta ley, en tanto se determine su edad”.

- Ley de extranjería de 11 de enero de 2000: artículo 35.

“1.- El Gobierno promoverá el establecimiento de Acuerdos de colaboración


con los países de origen, que contemplen integradamente la prevención de la
inmigración irregular, la protección y el retorno de los menores no
acompañados. Las Comunidades Autónomas serán informadas de tales
acuerdos.

2.- Las Comunidades Autónomas podrán establecer Acuerdos con los


países de origen dirigidos a procurar que la atención e integración social de los
menores se realice en su entorno de procedencia. Tales acuerdos deberán
asegurar debidamente la protección del interés de los menores y contemplarán
mecanismos para un adecuado seguimiento por las Comunidades Autónomas de
la situación de los mismos.

Posteriormente volveremos sobre los párrafos transcritos, porque en ellos se


contiene la parte más sabia de toda la normativa que estamos examinando y
sobre la que debe pivotar el esfuerzo para resolver el problema que nos ocupa.

El resto del precepto regula la protección de los extranjeros sin


determinación de edad como menores y los medios de determinar la edad.
Conocida esta, se conecta con el país de origen en orden a la repatriación al
mismo, sea con su familia o entrega a los servicios de protección de menores de
dicho país.

- Ley Orgánica de responsabilidad penal del menor, de 12 de enero de 2000, cuyo


artículo 1 dice:

1. Esta Ley se aplicará para exigir la responsabilidad de las personas mayores de


catorce años y menores de dieciocho por la comisión de hechos tipificados como delitos
o faltas en el Código Penal o las leyes penales especiales.
2. Las personas a las que se aplique la presente Ley gozarán de todos los derechos
reconocidos en la Constitución y en el ordenamiento jurídico, particularmente en la Ley
Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, así como en la
Convención sobre los Derechos del Niño de 20 de noviembre de 1989 y en todas
aquellas normas sobre protección de menores contenidas en los Tratados válidamente
celebrados por España.
En la aplicación de este artículo debe tenerse en cuenta que la Constitución
Española, en su artículo 39-4 establece que “Los niños gozarán de la protección
prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos” y el artículo 96
establece que los Tratados internacionales válidamente firmados por España forman
parte del Ordenamiento interno.

16
La Convención sobre los Derechos del Niño de 20 de noviembre de 1989, fue
ratificada por España por Instrumento de Ratificación publicado en el BOE el 31 de
diciembre de 1990. Del contenido de dicha Convención destacan el artículo 4, que
impone a los Estados Partes dedicar al cumplimiento de la misma el máximo de los
recursos disponibles, incluso acudiendo, si fuera necesario, a la cooperación
internacional, el artículo 10, imponiendo que toda solicitud hecha por un niño para
entrar en un Estado Parte será atendida de manera positiva, humanitaria y expeditiva y
en el resto del articulado, un conjunto de derechos a la salud, el cuidado, la seguridad
social, la educación y el respeto a su idioma, cultura, religión31 etc.
Entiendo que cuando se de la doble circunstancia de entrar ilegalmente y realizar
actos punibles en territorio español, debe excepcionarse el trato al menor, en el sentido
de posibilitar la expulsión del mismo o la adopción de las resoluciones necesarias para
evitar la injusticia de un trato privilegiado, al menos en los casos de reincidencia.

- Real Decreto de 24 de octubre de 2003 sobre protección temporal en caso de


afluencia masiva de personas desplazadas.

- Ley de 30 de octubre de 2009: derecho de asilo: Título V sobre los menores y


otras personas vulnerables.

- Reglamento de extranjería de 20 de abril de 2011: artículos 189 a 198. En su


artículo 189, define a los “MENA” como “…extranjero menor de dieciocho
años que llegue a territorio español sin venir acompañado de un adulto
responsable de él, ya sea legalmente o con arreglo a la costumbre, apreciándose
riesgo de desprotección del menor, mientras tal adulto responsable no se haya
hecho cargo efectivamente del menor, así como a cualquier menor extranjero
que una vez en España se encuentre en aquella situación.”

- Orden de 29 de junio de 2012 de subvenciones en el área de integración de


inmigrantes, solicitantes y beneficiarios… de protección temporal.

- Acuerdos de España y Marruecos. Desde la firma en Madrid, el 23 de


diciembre de 2003 del “Memorandum de entendimiento sobre repatriación
asistida de menores no acompañados” de irrelevante efecto práctico, hasta
nuestros días, se han producido varias iniciativas que, por su interés para este
trabajo, trataremos con más detenimiento más adelante.

- Real Decreto de 14 de marzo de 2014: Reglamento de funcionamiento y


régimen interior de los centros de internamiento de extranjeros.
31
En cuanto al respeto a la religión del inmigrante, entiendo que debe realizarse en el marco
constitucional español. Ello significa que, en el caso de la religión musulmana, la integración del
inmigrante menor musulmán exigirá la educación del mismo en el respeto a los valores
constitucionales, como el de la igualdad jurídica de hombres y mujeres ante la ley, lo injustificable de
algunos castigos corporales o de las mutilaciones genitales. Es cierto que ellos nos pueden acusar de
incongruencia en orden al respeto a la vida, ya que practicamos el aborto y legalizamos la eutanasia,
pero, aun con nuestras incongruencias como sociedad occidental, tenemos el derecho de exigir el
respeto a los valores constitucionales indicados.

17
- Resolución de 13 de octubre de 2014: Protocolo Marco sobre determinadas
actuaciones en relación con los Menores Extranjeros No Acompañados.

- Ley de 30 de marzo de 2015, de protección de la seguridad ciudadana (también


llamada “ley mordaza”). En su Disposición Final Primera modifica la ley de
extranjería de 2000 en lo referente al régimen especial de Ceuta y Melilla. Este
es su texto:

“Régimen especial de Ceuta y Melilla. 1. Se adiciona una disposición


adicional décima a la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y
libertades de los extranjeros en España y su integración social, con la siguiente
redacción: «Disposición adicional décima. Régimen especial de Ceuta y Melilla.
1. Los extranjeros que sean detectados en la línea fronteriza de la demarcación
territorial de Ceuta o Melilla mientras intentan superar los elementos de
contención fronterizos para cruzar irregularmente la frontera podrán ser
rechazados a fin de impedir su entrada ilegal en España. 2. En todo caso, el
rechazo se realizará respetando la normativa internacional de derechos
humanos y de protección internacional de la que España es parte. 3. Las
solicitudes de protección internacional se formalizarán en los lugares
habilitados al efecto en los pasos fronterizos y se tramitarán conforme a lo
establecido en la normativa en materia de protección internacional.» “

Esta norma ha dado lugar a las llamadas “devoluciones en caliente”, que


han sido recurridas ante la justicia europea y de cuya evolución nos ocuparemos
en la última parte de este trabajo.

- Ley de 28 de julio de 2015 de modificación del sistema de protección de la


infancia y la adolescencia (modifica parcialmente la Ley Orgánica 1/1996 de 15
de enero de protección jurídica del menor, modifica parcialmente el Código
Civil, la Ley de adopción internacional y la Ley de Enjuiciamiento Civil).

Estamos ante una extensa regulación de los aspectos tuitivos en el


tratamiento y estatus aplicable a los menores extranjeros no acompañados.

No se regulan, en cambio, las facetas que exige la prudencia normativa,


para evitar el abuso de derecho, el efecto llamada y, en definitiva, el
desbordamiento de las infraestructuras de acogida del estado español. No se
distingue el ingreso en el territorio español de modo legal o ilegal. Esto
constituye un fallo normativo básico. También lo es no incidir normativamente
en los medios eficaces de impedir la entrada ilegal o los efectos perjudiciales
para quienes la protagonicen, cuando estos sean menores nacionales de otros
países, extensivos a sus respectivas familias y estados de origen.

En la actualidad estamos padeciendo las consecuencias de estas


omisiones. En el último apartado de este trabajo nos ocuparemos de las posibles
vías de solución.

18
VII.- ACUERDOS ESPAÑA-MARRUECOS.

Aproximadamente, el setenta por ciento de los menores extranjeros no


acompañados que actualmente residen en España son de nacionalidad marroquí
y una gran parte de ellos en situación de indocumentados, inscritos en el
Registro de menores extranjeros no acompañados.

No debe limitarse el análisis de este hecho a la circunstancia de que son


menores. Debe igualmente tenerse en cuenta que todos y cada uno de ellos
tienen una familia y un país, con una indudable cuota de responsabilidad sobre
su pasado: los motivos y proceso de emigración, sobre su presente:
indocumentación, ausencia de familia, dificultades de integración etc. y sobre su
futuro: constituyen parte del relevo generacional de su familia y país.

Es muy frecuente, al tratar este tema, hacerlo gravitar sobre la


responsabilidad del país de acogida en la atención, integración y solidaridad con
el menor no acompañado, cuando el origen del problema y probablemente su
mejor solución se encuentran necesariamente conectados a su familia y a su país
de origen.

Veíamos en apartados anteriores como el hecho de la inmigración de


menores no acompañados constituye por si mismo un error antropológico, que
dificulta enormemente, si no lo impide, el desarrollo adecuado del menor en
etapas como la preadolescencia y la adolescencia. Por lo tanto la primera
estrategia en relación al mismo debe orientarse a evitarlo, de lo cual también nos
ocuparemos luego.

Pero, respecto de los menores que ya están en España, a la vista de la


situación actual que ha quedado descrita en el apartado anterior, deben
articularse las medidas que resuelvan o atenúen el problema de la falta de
integración y los comportamientos antisociales de dichos menores.

Siendo este el supuesto de hecho, veamos cuál ha sido el tratamiento que


ha recibido este asunto, a lo largo de los años en que viene produciéndose, por
parte española y marroquí.

España, hasta las dos últimas décadas del siglo XX ha sido un país
exportador de mano de obra y sin problemas de inmigración. Esto cambia en los
años noventa con el auge económico que agranda las diferencias con los países
del norte de África.

La entrada de 800 inmigrantes marroquíes en Melilla en 1991 provoca,


como reacción, el primer acuerdo de España y Marruecos en la materia. Se firma
en Madrid el 13 de febrero de 1992 y tiene por título “Acuerdo entre el Reino de
España y el Reino de Marruecos relativo a la circulación de personas, el

19
tránsito y la readmisión de extranjeros entrados ilegalmente”. Tiene una
aplicación provisional y de mínimos, quedando su entrada en vigor supeditada
en su artículo 16 a que “ambas partes contratantes se hayan notificado el
cumplimiento de los requisitos constitucionales para su ratificación”. Esta
críptica fórmula dilatoria mantiene durante muchos años el acuerdo como
inoperante en la práctica.

El 23 de diciembre de 2003 se firma en Madrid el “Memorándum de


entendimiento sobre repatriación asistida de menores no acompañados”
Resulta igualmente irrelevante en la práctica.

El 6 de marzo de 2007, se firma en Rabat un “Acuerdo entre el Reino de


España y el Reino de Marruecos sobre cooperación en el ámbito de la
prevención de la emigración ilegal de menores no acompañados, su protección
y su retorno concertado”. Regula los tres objetivos de prevención, protección y
retorno de la inmigración ilegal con buena técnica. No es ratificado por Rabat
hasta el 2 de octubre de 2012 y su entrada en vigor supuso un descenso drástico
en la llegada de menores marroquíes en pateras, pero sigue pendiente el tema de
las repatriaciones, respecto de las cuales la eficacia del acuerdo es casi nula, ya
que no se ha aplicado en la práctica el acuerdo bilateral por el que Marruecos se
compromete a identificar a los menores y a su familia en los tres meses
siguientes desde que las autoridades españolas envíen los datos de los recién
llegados.

Durante los siguientes años vuelve a crecer la inmigración ilegal, que


viene siendo asumida por España, cuya legislación tanto nacional como
internacional ratificada, tal como hemos visto en el apartado anterior, le obliga a
atender a los menores extranjeros no acompañados independientemente de que
entren legal o ilegalmente en el país.

En cumplimiento de la normativa española no procede la expulsión de


los menores en ningún caso y la repatriación, conforme a lo previsto en el art.
35-3 de la Ley Orgánica de Extranjería, solamente puede hacerse para la
reagrupación del menor con su familia o subsidiariamente para su tutela por los
servicios de protección de menores de su país de origen.

En cuanto a los Centros de Internamiento de protección de menores en


Marruecos, en 2013 el Consejo Nacional marroquí de derechos humanos publica
un informe sobre los 17 Centros existentes en el país (financiados en su
construcción por España), evidenciando grandes deficiencias de higiene y
alimentación y casos generalizados de castigos corporales a los menores.

El Reglamento de Extranjería de 2011 reseñado en el apartado anterior,


en su artículo 195-1 prevé la repatriación del menor y su puesta a disposición de
las autoridades del país de origen en estos términos: 1.- Sin perjuicio de las
funciones del Cuerpo Nacional de Policía en la ejecución de la resolución, el

20
menor será acompañado por personal adscrito a los servicios de protección del
menor bajo cuya tutela legal, tutela, custodia, protección provisional o guarda
se encuentre hasta el momento de su puesta a disposición de las autoridades
competentes de su país de origen. Pues bien, esta vía de repatriación tiene un
inconveniente para el menor. El derivado de la Ley 02-03 Acta Marroquí de
Inmigración y Emigración, cuyo artículo 50 sanciona la emigración irregular de
Marruecos con multa y/o pena privativa de libertad de hasta seis meses32.
Conocedoras de esta realidad y futuro previsible para el menor, las Fiscalías de
menores de España no suelen permitir las repatriaciones, si no se ofrecen
garantías de que el menor será convenientemente atendido y sus derechos
respetados.

La consecuencia de todo lo expuesto es la progresiva acumulación de


menores marroquíes en los centros de acogida españoles.

En 2008 se inicia la crisis económica en España que provoca desempleo


y mayores cargas públicas. España deja de ser el dorado para la inmigración,
pero no se produce un retorno de los inmigrantes ya que los servicios y
prestaciones públicas españolas son mejores que los del país de origen.

En 2009 se produce la sentencia del Tribunal Constitucional que admite


el recurso de amparo de un adolescente marroquí al que, en un expediente de
repatriación, no se le preguntó, ni informó, ni se le permitió opinar sobre su
repatriación.

En los años siguientes, al ir cediendo la crisis y repuntar la economía,


vuelve la presión inmigrante manteniéndose el régimen jurídico expuesto. El
aumento de la inmigración ilegal sube de punto cuando en otros países europeos
de costa mediterránea se cierran los accesos a la inmigración y esta se concentra
en las costas españolas. Ello hace que en 2017 crezca en un 60% respecto del
año anterior y en 2018 se duplique de nuevo, tal como ya vimos en el apartado
anterior. El incremento se produce también en los menores no acompañados.

En octubre de 2018, el Ministro del Interior de Marruecos Don Abdeloufi Laftit


hizo una visita semiclandestina a Madrid para reunirse con su homólogo español
Fernando Grande-Marlaska. La reunión, de más de una hora de duración, se centró en el
tratamiento de los menores marroquíes inmigrantes ilegales en España. El ministro
marroquí manifestó que su gobierno está dispuesto a encontrar una solución al problema
“en el marco del interés superior del menor y del respeto a los derechos fundamentales”.
La solución, según las autoridades marroquíes, pasa por aceptar la devolución de los
menores identificados como marroquíes, pero sólo si España se compromete, a cambio,
a costear la educación y manutención en Marruecos hasta su mayoría de edad.

32
DURÁN AYAGO, ANTONIA “Repatriación de menores no acompañados” Crónica de Legislación ,
enero-junio 2013 pp. 151-226. Universidad de Salamanca

21
Esta propuesta solamente sería asumible si va ligada a medidas eficaces que
eviten la emigración ilegal de otros menores. De no ser así puede convertirse en una
trampa para España, ya que producirá el efecto llamada a los demás menores
marroquíes que todavía no han dado el paso de la emigración.

Los días 13 y 14 de febrero de 2016, el rey FELIPE VI, con motivo de su


visita de estado a Marruecos, pidió a las partes: Gobierno marroquí y Gobierno español,
ir “más allá” en el control de la emigración. Quizás en respuesta a dicha petición, el 26
de febrero de 2019 tuvo lugar una reunión en Madrid entre representantes de los
Gobiernos de España y Marruecos33 para pedir información sobre la situación de los
cientos de menores no acompañados llegados a Madrid, la mayoría de los cuales habían
vivido hacinados en un centro de acogida en Hortaleza.

El hecho puntual del desbordamiento del centro de acogida citado responde,


a una causa inmediata, la falta de recursos de la Comunidad de Madrid que, en esos
momentos había recibido, de los 40 millones de euros destinados por el Gobierno a
ayudar a las Comunidades en los gastos originados por los menas, solamente 1500
euros. Pero la causa más profunda y relevante del desbordamiento de los centros de
acogida radica en el hecho de que durante 2018 llegaron a Madrid mil menores no
acompañados y en los dos primeros meses de 2019 más de seiscientos.

Esto nos lleva a plantear el tema de la posible repatriación de inmigrantes.


Para tratar adecuadamente el tema hay que aprender de los fracasos anteriores en la
materia. Marruecos relajó la atención a los centros de acogida en su territorio al valorar
que producían un “efecto llamada” en la población, por la gratuidad de alojamiento,
manutención y formación, en un país que no puede ofrecer todo esto a sus adolescentes.

Quizás la repatriación debe hacerse solamente a los menores en su respectiva


familia, cuando ello sea posible, y dando las ayudas para el mismo a la propia familia, si
bien condicionadas al cumplimiento de los objetivos de comportamiento y formación
que procedan en cada caso, acreditados del modo que resulte conveniente para las
autoridades tanto marroquíes como españolas.

Cuando la repatriación a la familia no sea posible habrá, que continuar el


proceso de integración en España, ajustado a la legislación vigente, con las
modificaciones en la misma que, en su caso, se produzcan y le sean aplicables, de las
que pasamos a ocuparnos en el apartado siguiente. Lo que no cabe es mantener de modo
indefinido una inmigración enquistada, no integrada y parasitaria de los servicios

33
A dicha reunión acudieron, por parte marroquí, la embajadora de Marruecos en España DOÑA
KARIMA BENYAICH y el Director de migraciones y vigilancia de fronteras DON KHALID
ZEROUALI y por parte española, DON FERNANDO GRANDE MARLASKA, ministro del Interior,
DOÑA ELENA GARZÓN, Directora General de relaciones internacionales y extranjería del mismo
ministerio y, en representación de la Comunidad de Madrid: DON ALBERTO SAN JUAN, Director
General de Familia y Menor.

22
públicos de salud y prestaciones sociales que desmotive al inmigrante para trabajar o
para volver a su país.

VIII.- BASES PARA UNA SOLUCIÓN.

Hasta ahora hemos ido examinando la situación actual de la inmigración de


menores no acompañados, en sus facetas familiar, burocrática, psicológica, legal,
administrativa y económica, con todas sus carencias, errores y consecuencias negativas.
Ahora debemos acometer algo más difícil: vistos los defectos, se trata de sentar las
bases para una regulación y tratamiento del tema que mejore la situación y gestión
actuales.

Para construir es necesario poner en primer lugar los fundamentos sólidos en los
que apoyar la construcción. En este caso, las ideas madre que deben determinar el
contenido de las normas que rijan la inmigración y, en su caso, la de los menores no
acompañados. En el tema que nos ocupa entiendo que deben ser dos ideas madre,
fundamento de la regulación más adecuada: una, referida al contenido y límites de la
soberanía de cualquier país, en orden a regular y controlar la emigración y la
inmigración, y otra, referida a las características específicas de los menores como
sujetos de la migración.

Respecto de la primera podemos hacer las siguientes consideraciones. Cada país


tiene el derecho a decidir qué extranjeros son beneficiosos para el bien común y cuáles
no. El Estado puede y debe rechazar, por legítima defensa, a las personas que considera
delincuentes, conforme a su propia normativa penal. El Estado puede también priorizar
a las personas que tengan una mayor similitud con los propios nacionales, por razón de
lengua común, cultura similar, religión etc. Esta jerarquía de prioridades inmigratorias
es perfectamente compatible con el principio de igualdad ante la ley. Aquí la
desigualdad viene de origen y lo que legítimamente hace el Estado es priorizar la
inmigración más próxima y con una mejor expectativa de integración.

Los extranjeros, en todo caso, deben ser tratados con respeto, pero se les debe
exigir también respeto a las leyes y, para ser aceptados en el Estado al que pretenden
emigrar, el deseo de integrarse plenamente o al menos el pleno respeto a la cultura y
modo de vida del mismo. El Estado tiene el derecho, y la obligación, de evitar la
inmigración enquistada y contraria a la cultura del mismo.

La solidaridad debe tener un límite cuando es forzada por mafias explotadoras,


familias interesadas que alientan ilegales deseos aventureros de sus menores y Estados
igualmente interesados, que abandonan a sus menores y utilizan la inmigración,
mediante la relajación de fronteras, como arma para conseguir objetivos políticos o
económicos.

El reduccionismo económico de un problema humano de tanto calado es injusto.


Afirmar que son los países de origen los responsables únicos de estos menores y es su

23
problema el darle solución, aunque contenga un porcentaje de verdad, considerado
como respuesta total a la situación de los “mena”, es sumamente inmoral.

Pero tampoco sería justo el hacer recaer sobre el país de destino el peso total de
una migración no solicitada y que, en determinados casos y circunstancias, puede dañar
a los propios menores inmigrantes y respecto del país de destino, la seguridad, paz
social o capacidad material de acogida de inmigrantes.

La inmigración, para que sea exitosa para el propio inmigrante y no un fracaso


para el inmigrante y una carga parasitaria insoportable para el país de acogida, debe
adecuarse a las variables de capacidad de acogida, demanda laboral del mismo y de las
cualidades, capacidades, actitud y conocimientos del inmigrante.

Todas estas ideas tienen un denominador común: exigen un control por parte del
Estado de las fronteras y de los flujos migratorios. Este control debe tener su
fundamento en una normativa clara. Nada tiene que ver todo lo dicho con la xenofobia,
el racismo o el desprecio del emigrante.

Entiendo que la solidaridad internacional e intercultural exigible a cualquier


Estado desarrollado, debe también tener su acomodo normativo y su concreción
presupuestaria que la haga eficaz en la práctica. Es llamativo considerar que los mismos
gobernantes que defienden posturas populistas34 en sede de inmigración, son en cambio
reacios a cumplir con el compromiso solidario de destinar el 0,7% del PIB al fomento
del desarrollo de los países del tercer mundo.

Lo que demanda la inteligencia, aplicada a la solución del problema que nos


ocupa, es el estudio de la fórmula más adecuada para que esos recursos económicos de
solidaridad se empleen en resolver algunos de los problemas que originan la emigración
obligada en países en vías de desarrollo. Trabajar en los canales fiables de inversión
para evitar que la corrupción o la negligencia impidan llegar a su destino esas ayudas al
desarrollo.

En cuanto a la segunda, cabe hacer las siguientes reflexiones. Tratándose


de menores de edad debe, en lo posible, evitarse la inmigración sin la familia. Los
resultados prácticos de la separación de un menor respecto de su familia durante su
minoría de edad, como ha quedado expuesto en los apartados anteriores, son claramente
negativos de un modo que hace muy desaconsejable la emigración disgregada de los
mismos. El objetivo debe ser que desaparezca el fenómeno “mena”. No por razones de
egoísmo nacional insolidario, ni mucho menos de xenofobia, sino por razón del interés
del menor que es el gran perjudicado en su desarrollo con este tipo de emigración.

Respecto de los actualmente acogidos en España entiendo que debe estudiarse,


siempre que sea posible, la repatriación a su país de origen, a su contexto familiar, dado

34
Igualmente populistas son las actitudes de apertura indiscriminada a la inmigración, como las de
expulsión inmediata total de los menores no acompañados entrados ilegalmente en España.

24
que la experiencia con centros de internamiento o acogida en el país de origen, al
menos en el caso de Marruecos, no ha sido exitosa.

En los casos en que no sea posible la repatriación o no convenga al interés


superior del menor (familia delictiva, desestructurada etc.) el reto de atención a estos
menores no lo es solamente de habitación, vestido y alimentación sino también, con
gran importancia, el anclaje afectivo adecuado a la etapa del desarrollo del menor, la
educación integral: afectiva e instructiva, el control y la progresiva integración
idiomática y cultural.

La emigración es de por si, patología social y factor frecuente de


desestructuración familiar. Los menores son víctimas de esta dura realidad y cuando
llegan “no acompañados” al país de acogida, normalmente el trauma de la ruptura con la
familia de origen o al menos la apertura de un paréntesis de incierto final, es ya un
hecho. El interés superior del menor, expresión de la que están llenas las normas que
regulan la materia, viene ya malherido por una carencia básica para el desarrollo
normal y natural del menor: la familia. Partiendo de esta base, el objetivo en el país de
acogida debe ser minimizar en lo posible ese daño, teniéndolo en cuenta al fijar las
condiciones de alojamiento, atención y educación de estos menores. El reto para los
trabajadores sociales de los centros de acogida es enorme y exige especialización y
vocación, además de la honradez de no abusar de los menores acogidos…

Pero debemos partir del derecho actualmente vigente. No cabe la expulsión


inmediata de todos los menores actualmente acogidos en España. Lo que sí cabe es
actuar en varios frentes que mejoren la actual situación:

1.- Potenciar los acuerdos con los países de origen, previstos en el artículo 35 de
la Ley de extranjería, en orden a evitar la emigración de los menores no acompañados.
Para ello existen tres tipos de razones que pueden resultar convincentes a los políticos
de esos países: 1º.- Que la inmigración de menores no acompañados de su familia es
muy dañina para el menor, y esos daños no se limitan al sufrimiento inmediato del
menor inmigrante, sino que, al coincidir con etapas de su desarrollo, determinantes de
su futuro como adulto, le pueden perjudicar biográficamente. 2º.- Que se trata del futuro
de ese país, ya que esos menores serán los adultos de la siguiente generación. 3º.- Que
España estará dispuesta a invertir en la formación de esos menores, en su contexto
familiar y social de su país de nacimiento35, parte del coste que le supone su atención en
los centros de acogida en España, con la enorme ventaja para los menores de no sufrir la
separación familiar, ni el desarraigo derivado del cambio de idioma, cultura y
costumbres.

La concreción del procedimiento de ayuda y control habrá que estudiarla y


aplicarla, con la elasticidad suficiente para que sea practicable y con el rigor necesario
para evitar las corruptelas que disfracen el incumplimiento de cualquier modo.

35
No en centros de internamiento en Marruecos, cuyo fracaso es evidente, tal como ha quedado
expuesto anteriormente.

25
En todo este asunto debe tenerse en cuenta la cuestión de fondo: se trata de
nacionales marroquíes, argelinos etc. cuya principal responsabilidad de adecuado
desarrollo debe gravitar sobre su familia y, subsidiariamente, sobre su nación.

Tan importante como la efectividad de las repatriaciones de los menores no


acompañados actualmente viviendo en España, o más importante todavía, lo es la
estrategia disuasoria, dirigida a los adolescentes y sus familias, respecto de la llamada
“aventura de Europa”, mediante la entrada ilegal en España. Esta estrategia debe primar
y facilitar la inmigración legal de menores acompañados y evitar de modo eficaz la de
menores solos.

2.- Respetando los derechos adquiridos de los menores acogidos en España en


cuanto a alojamiento, atención, alimentos y educación, introducir en su régimen de
derechos y obligaciones algunas pautas de conducta e integración :

- introducir en su educación los valores constitucionales a los que anteriormente


aludíamos.

- generalizar el aprendizaje del idioma a todo inmigrante que desconozca el


español.

- sancionar la entrada ilegal y los actos violentos de gravedad con la expulsión


inmediata del país, aunque sean menores, siempre que quede probada la autoría y
personalizada la expulsión en cada caso, atendidas todas las circunstancias concurrentes.

Es, en este sentido, una muy buena noticia la Sentencia de la Gran Sala del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 13 de febrero de 2020, que avaló de forma
unánime la política española de “devoluciones en caliente”, derivada de la aplicación de
la ley de extranjería, en la modificación introducida en la misma por la ley de 30 de
marzo de 201536, al considerar que los inmigrantes (en el caso planteado, dos
inmigrantes subsaharianos) que desbordan las vallas de Ceuta y Melilla para entrar en
España, lo hacen saltándose la legalidad y “recurriendo a la fuerza”. El fallo es
inapelable. Supone un giro radical respecto a la primera sentencia del mismo tribunal en
2017, que condenó a España por entender que las “devoluciones en caliente” eran una
expulsión colectiva contraria a la Convención Europea de Derechos Humanos. Es
especialmente relevante el considerando de la sentencia aludida, cuando dice que los
inmigrantes eligieron “no usar los procedimientos legales que existen para entrar en el
territorio español de forma regular.”

Esta sentencia, cargada de sentido común, supone un espaldarazo al Estado de


Derecho, que resulta muy necesario para enfocar debidamente la solución al problema
de la inmigración. No caben las expulsiones colectivas, pero sí las personalizadas y
demostradas como entradas ilegales, atendidas todas las circunstancias de cada caso.

36
El texto completo de la norma citada ha quedado transcrito en el apartado relativo a normativa
aplicable

26
- sancionar la falta de aprovechamiento o la desobediencia a los tutores con
sanciones proporcionadas y gradualmente más graves, que puedan llegar a la expulsión
de España, previo informe en este sentido de los responsables de acogida, aunque no
haya actos violentos, sino simplemente falta de integración o respeto a sus tutores,
maestros o compañeros.

- Siguiendo el criterio de Emilio Calatayud, Juez de menores en Granada con


una amplia experiencia en el tema, convendría revisar algunos Tratados Internacionales
suscritos por España, de análogo modo a la revisión que se viene haciendo en otras
materias, por ejemplo la pesca, de modo que los menores puedan ser repatriados a su
respectiva familia y no ocurra, como ahora sucede, que se prefiere para el interés del
menor un centro de acogida español a su propia familia.

3.- Modificar el régimen de derechos correspondientes a los menores que entren


ilegalmente en España de modo que el mero hecho de entrar en territorio español no
vaya unido al conjunto de derechos actuales, sino que suponga el inicio de un
expediente de devolución al país de origen

4.- Aumentar la aportación al tercer mundo, en los términos que anteriormente


aludíamos (comenzando por llegar a la cota del 0,7% del PIB), y sobre todo, investigar
el modo de hacer llegar esta ayuda por canales eficaces que eviten la corrupción de los
países de tránsito o destino de las ayudas, creando al efecto una red fiable de personas y
entidades de reconocido prestigio, que las hay, a las que confiar las aportaciones y a las
que exigir rendición de cuentas para cada proyecto o finalidad de desarrollo financiada
con fondos de loa países desarrollados.

5.- Perseguir a las mafias y vigilar algunas ONG. Es sabido que la inmigración
ilegal constituye la base de negocio de algunas mafias en los países de origen, que se
lucran a costa de los emigrantes y de algunas ONG que les sirven de eslabón de enlace
para llegar a los países de destino, cuyo lucro viene por la vía de las subvenciones al
salvamento marítimo. Entre unas y otras existe en la actualidad una red que explota el
sueño dorado de la emigración africana.

6.- Solicitar cohesión de todos los países europeos. El problema de la


inmigración es en la actualidad un problema europeo, aunque afecte de modo más
inmediato a los países costeros con el Mediterráneo. Bruselas puede y debe ser el
aglutinador y promotor de una política común de migración, en los controles de entrada,
criterios de acogida y recursos de apoyo y desarrollo. Esto puede hacerse con respeto a
la soberanía de cada país miembro, en cuanto a la concreta política de fronteras y
criterios de inmigración legal, dentro de un marco normativo europeo común.

27
.

Hay una dimensión estadística, económica y plurinacional del fenómeno


que nos ocupa. Los “mena” proceden de un país, en el que normalmente quedan sus
familias y, en todo caso, existen unas autoridades nacionales que siguen teniendo una
responsabilidad con estos nacionales vulnerables, desamparados y necesitados de
apoyo. Pero el problema de los “mena” tiene sobre todo, una dimensión humana,
derivada del desarrollo que inexorablemente se está produciendo en los “mena” durante
su migración.

Como antes hacíamos notar, en la situación actual, la negativa a recibir


inmigración africana por parte de algunos países europeos, ha provocado un
exponencial aumento de la misma en nuestras costas y, obviamente, de este hecho no es
responsable España.

Hay, por tanto, una componente público-nacional del país de origen, una
componente solidaria europea del grupo de los países de destino y una componente
moral-social en la situación creada con los mena. Ello significa que la búsqueda de
soluciones al problema planteado debe tener en cuenta todas estas variables.

La normativa, muy abundante y prolija por cierto, no contempla el escenario del


posible desbordamiento por avalanchas inasumibles, salvo… Ante este tipo de

28
situaciones el planteamiento debe adaptarse y para ello: acudir a las instancias tanto
europeas como de los países de origen, en busca de soluciones, distribución de cargas
etc.

La progresión en el aumento de los “mena” que llegan cada año ilegalmente a


España es de 277 en 2012 hasta 2417 en 2017. En el primer semestre de 2018,
solamente en la Comunidad de Madrid, llegaron mil menores no acompañados. En
conjunto, España en el momento actual acoge en su territorio unos 12.500 “menas”
aproximadamente

La atención diaria de cada uno de ellos, aunque cambiante para cada


Comunidad Autónoma supone, de media, entre 120 y 150 euros, esto es, para el
conjunto un millón quinientos mil euros diarios aproximadamente o lo que es lo mismo,
una partida presupuestaria anual por este solo concepto de 547.500.000 euros.
(Referencia positiva a Emilio Calatayud y la noticia del Pais).

y, dado que se trata de inmigración ilegal no controlada, no es posible hacer


previsiones de futuro si las cosas siguen como hasta ahora. Los menores tienen todo el
derecho y el Estado la obligación de respetarlos y protegerlos en su especial
vulnerabilidad, pero este derecho y esta obligación, en un Estado de Derecho, solamente
tienen cabida y sentido en el cumplimiento de la ley.

Habrá que dictar las normas que resulten adecuadas a las circunstancias de
extrema necesidad de los menores no acompañados, pactar con los gobiernos de los
países de origen, especialmente Marruecos y Argelia, que son los que por proximidad
geográfica y situación económica tienen un alto porcentaje de población en situación de
necesidad al que le resulta atractiva la opción de la emigración, habrá que pactar, digo,
con estos países, los acuerdos que eviten, disminuyan o resuelvan el problema de los
menores no acompañados en estado de total vulnerabilidad y dependencia, pero lo que
no se puede permitir un Estado de Derecho es asumir las consecuencias de un
sistemático incumplimiento de la ley por parte de colectivos, sean estos los que sean.
Esta actitud, además de antijurídica, es económicamente insostenible, ya que la noticia
de que la aventura de la emigración de los menores no acompañados tiene un final feliz
financiado por España, es un multiplicador de llamada sobre un colectivo de muchos
millones de persona que padecen situaciones de penuria económica en los países del
norte de África.

El final de la historia, que ya comenzamos a conocer consiste en que los


centros de recepción y acogida resultan insuficientes y el desbordamiento numérico se
traduce en una mala atención progresiva, descontento generalizado de los menores,
fugas masivas de los centros de acogida, comportamientos antisociales y delictivos de
algunos de ellos y consiguiente malestar entre los vecinos de la zona don37de se ubican
los centros de acogida.

37

29
No es xenofobia, racismo ni egoísmo, no se trata de dar la espalda a las
necesidades del prójimo o negarse a respetar los derechos humanos de la población en
general y de los menores de modo especial y adecuado a su mayor vulnerabilidad. Se
trata de regular adecuadamente la materia, con todas sus variables, no solamente la de
especial vulnerabilidad y necesidad de protección, sino también con las relativas al
protagonismo que en la solución corresponde a dos instancias: la familia de cada
inmigrante y supletoria y complementariamente al Estado nacional del que procede.

: La finalidad inmediata de esta reunión es poner remedio al creciente descontrol


y desbordamiento de “menas” en la Comunidad de Madrid y en las Comunidades de
Canarias, Andalucía y Murcia, sin excluir las posibles repatriaciones y atendiendo, en
todo caso, a las necesidades de los menores, no solamente de alimentación y vivienda,
sino también de educación y trabajo en el ámbito posible más favorable, sin excluir el
familiar.

Pero, si no se quiere que continúe el efecto llamada y el progresivo aumento de


inmigrantes menores ilegales no acompañados, debe actuarse, tanto en los países de
origen, con medidas preventivas que hagan innecesaria la emigración y medidas que la
impidan, como en España, con medidas de posible inmigración legal controlada y
ajustada a las posibilidades materiales del país, y disuasorias de inmigración ilegal
eficaces.

Lo que no parece aconsejable en ningún caso es que los menores marroquíes y


argelinos sigan viendo la “aventura de saltar a Europa de modo ilegal” como viable y
atractiva de tal modo que siga creciendo la espiral de inmigración ilegal. Ello, no
solamente por las razones apuntadas, también porque España irá haciendo tránsito a
condiciones progresivamente peores para los “menas” como ya ha comenzado a ocurrir.

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