APEL ESP DE FORMA Y FONDO (JORGE MOISÉS VELÁSQUEZ) CONTRA EL TRIBUNAL 1o. DE SENTENCIA

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CAUSA 03003-2010-00586

OFICIAL 2º

HONORABLE TRIBUNAL PRIMERO DE SENTENCIA PENAL,


NARCOACTIVIDAD Y DELITOS CONTRA EL AMBIENTE.
JORGE MOISES VELASQUEZ, de datos de identidad personal conocidos dentro
del proceso penal arriba identificado, de manera atenta comparezco a:
E X P O N E R:
DEL AUXILIO PROFESIONAL: Para el diligenciamiento del presente medio
impugnativo he designado al Abogado ELIOS URIEL SAMAYOA LOPEZ,
Profesional del Derecho que ha venido ejerciendo mi Defensa Técnica.
LUGAR PARA RECIBIR NOTIFICACIONES: Señalo para el efecto la oficina
profesional ubicada en OCTAVA AVENIDA VEINTE GUIÓN VEINTIDÓS, ZONA
UNO DE ESTA CIUDAD, EDIFICIO CASTAÑEDA MOLINA, SÉPTIMO NIVEL,
OFICINA NÚMERO SETECIENTOS CUATRO.
RAZÓN DE LA GESTIÓN:
Es interponer RECURSO DE APELACIÓN ESPECIAL POR MOTIVO DE FORMA
Y DE FONDO, en contra de la sentencia fechada VEINTIDÓS DE ENERO DEL
DOS MIL CATORCE, proferido por el órgano jurisdiccional al que me dirijo, dentro
del proceso penal instruido en mi contra por los delitos de PLAGIO O
SECUESTRO y ASESINATO, la cual fue notificada íntegramente por su lectura el
día VEINTIOCHO DE ENERO DEL DOS MIL CATORCE; por lo que esta gestión
cumple debidamente con el requisito legal de temporalidad, por promoverse
dentro de los diez días hábiles siguientes a la notificación de la sentencia
relacionada.
EXTREMOS DEL FALLO EXPRESAMENTE IMPUGNADOS:
El presente recurso lo dirijo en contra de la totalidad del fallo relacionado y
especialmente del apartado que se denomina PARTE RESOLUTIVA, que decide:
“I. Que los acusados JORGE MOISES VELASQUEZ Y LUIS ALFREDO PEREZ
MARTINEZ, son responsables como autores del delito de PLAGIO O
SECUESTRO EN CONCURSO IDEAL CON EL DELITO DE ASESINATO,
cometido en contra de la vida, integridad, libertad y seguridad de la señora
MAGDALUVIA GONZALEZ SOTO DE ARMAS. II. Por tal delito se les impone a
cada uno de los acusados, la pena de CINCUENTA AÑOS DE PRISION
INCONMUTABLES, aumentada en una tercera parte, que equivale a DIECISEIS
AÑOS CON OCHO MESES DE PRISION INCONMUTABLES, haciendo un total
de SESENTA Y SEIS AÑOS CON OCHO MESES DE PRISION
INCONMUTABLES. (…) VII. En concepto de reparación digna el tribunal
condena a los acusados al pago de TRESCIENTOS CINCUENTA MIL
QUETZALES, que deberán pagar en forma solidaria y mancomunada los
acusados, correspondiéndoles a cada uno la cantidad de CIENTO SETENTA Y
CINCO MIL QUETZALES. VIIII. Se ordena el comiso del vehículo placas
Ochocientos ochenta y ocho DWN, marca IZUSU, (sic) modelo dos mil diez, color
plateado Sterling, a favor del Organismo Judicial. (…)”.
Esta gestión la fundamento en lo regulado por los artículos 71, 281, 398, 415 y
416 del Código Procesal Penal, que me facultan para apelar la sentencia citada
(impugnabilidad objetiva), designan el objeto contra el que dirijo este recurso y
legitiman mi actuación (impugnabilidad subjetiva). Asimismo, en lo que estipula el
artículo 419 del mismo cuerpo legal, toda vez que el recurso es por Motivo de
Forma y de Fondo, ante la infracción por INOBSERVANCIA de los artículos 3, 5 y
385 del Código Procesal Penal, así como la ERRÓNEA APLICACIÓN de los
artículos 10 y 36 inciso 1º del Código Penal.
DE LA EXPRESIÓN DE FUNDAMENTO Y MOTIVACIÓN DEL RECURSO:
El recurso de apelación especial figura en nuestro ordenamiento legal, ligado al
principio de seguridad jurídica, como medio para subsanar los errores judiciales
en el caso concreto, para satisfacer la necesidad social de la corrección de las
decisiones judiciales y que el Derecho sea aplicado de un modo uniforme y
equitativo. El derecho fundamental de recurrir el fallo ante un Tribunal Superior,
consiste en la facultad de desencadenar el control, manifestado a través de
mecanismos que permiten el dictado de una nueva sentencia integral o el control
sobre la aplicación del Derecho y las condiciones del fallo, referidas a los límites
impuestos por los principios dispositivo, de limitación del conocimiento y de no
reforma en perjuicio, que lo limitan a cuestiones jurídicas sustantivas y
procesales que afectan la sentencia dictada en juicio oral.
También es considerado este recurso (apelación especial), como el medio de
control establecido en la ley, que tiene por objeto examinar por parte del Tribunal
de Segundo Grado, la logicidad del fallo cuando la sentencia contenga vicios de
fondo por inobservancia, interpretación indebida o errónea aplicación de la ley, o
de forma por inobservancia o errónea aplicación de la ley que constituya un
defecto de procedimiento. El apelante debe denunciar concretamente las normas
infringidas, formular tesis aceptable sobre las infracciones que denuncia se
cometieron en la sentencia y la aplicación que pretende.
Según el jurista Fernando de la Rúa, inobservancia significa desconocimiento,
desobediencia o falta de aplicación de la norma jurídica.
El artículo 419 de nuestro ordenamiento penal adjetivo establece que el recurso
especial de apelación sólo podrá hacerse valer cuando la sentencia contenga
cualquiera de los siguientes vicios: 1. De fondo: inobservancia, interpretación
indebida o errónea aplicación de la ley. 2. De forma: inobservancia o errónea
aplicación de la ley que constituya un defecto del procedimiento. En este caso, el
recurso solo será admisible si el interesado ha reclamado oportunamente su
subsanación o hecho protesta de anulación, salvo en los casos del artículo
siguiente. Por su parte, el artículo 420 del referido cuerpo normativo, estipula que
no será necesaria la protesta previa, cuando se invoque la inobservancia o
errónea aplicación de las disposiciones concernientes, entre otros, a los vicios de
la sentencia y a injusticia notoria. Asimismo, el artículo 421 del código ibíd
dispone que el tribunal de apelación especial conocerá solamente de los puntos
de la sentencia impugnada expresamente en el recurso. En caso de proceder el
recurso por motivos de fondo, anulará la sentencia recurrida y pronunciará la que
corresponda. Si se trata de motivos de forma, anulará la sentencia y el acto
procesal impugnado y enviará el expediente al tribunal respectivo para que lo
corrija. Seguidamente el tribunal de sentencia volverá a dictar el fallo
correspondiente.
Entretanto que el artículo 431 del cuerpo legal citado norma que si la sentencia
acoge el recurso, con base en la inobservancia o errónea aplicación o
interpretación indebida de un precepto legal, resolverá el caso en definitiva,
dictando la sentencia que corresponde.
Por último, el artículo 432 de la normativa mencionada que si la sentencia se
funda en la inobservancia o errónea aplicación de la ley que constituya un
defecto del procedimiento, anulará total o parcialmente la decisión recurrida y
ordenará la renovación del trámite por el tribunal competente desde el momento
que corresponda. Anulada la sentencia, no podrán actuar los jueces que
intervinieron en su pronunciamiento para un nuevo fallo.
DE LOS MOTIVOS DE FORMA:
PRIMER SUBMOTIVO: INOBSERVANCIA DEL ARTÍCULO 3 DEL CÓDIGO
PROCESAL PENAL, EN RELACIÓN CON EL ARTÍCULO 12 DE NUESTRA
CARTA MAGNA.
DE LA PROTESTA: Consta en el audio que contiene la grabación de las
audiencias del debate celebradas.
ARGUMENTACIÓN: Al proceder a escuchar el disco compacto relacionado, se
puede comprobar con absoluta facilidad que el Tribunal de la causa y en
particular su Presidenta, varió las formas del proceso y por ende vulneró el
debido proceso, taxativamente prohibidos por el artículo 3 de nuestra normativa
procesal penal y por el artículo 12 de nuestro Texto Supremo. Para citar
únicamente dos casos concretos, me referiré en primer término a que en la
primera audiencia del juicio oral, sustentada en el artículo 375 del Código
Procesal Penal, la Presidenta del Tribunal procedió a alterar el orden en la
recepción de la prueba y autorizó la incorporación al debate de la prueba
material, pero al advertir mi Defensor Técnico que la misma no se encontraba
debidamente embalada y que por consiguiente equivalía a que se había roto la
cadena de custodia, lo cual nos provocó serias dudas sobre si la evidencia
material que se estaba introduciendo era la que había sido ofrecida y admitida
por el juez contralor de la investigación, tal como le exigen los artículos 186 y 201
del mismo cuerpo legal; o si por el contrario, la misma había sido alterada o
sustituida. Por lo que de inmediato mi Abogado Defensor con fundamento en lo
dispuesto por el artículo 282 de nuestro ordenamiento penal adjetivo, presentó la
protesta de ley; pero de manera inaudita la Presidenta del Tribunal de Sentencia
en lugar de tener por asentada la misma, en total contraposición a lo regulado por
el artículo 366 de la citada normativa, que en su primer párrafo estipula: “El
presidente dirigirá el debate, (…) moderará la discusión, (…) sin coartar por ello
el ejercicio de la acusación y la libertad de defensa.”, no admitió la protesta
presentada por mi Abogado y sin ningún sustento legal ni fáctico intentó explicar
o justificar que a su criterio no se había incurrido en el vicio formal señalado por
mi Defensor, no obstante que esa facultad no es de su competencia sino que le
está reservada al Honorable Tribunal Superior. Variando de esa manera las
formas del proceso y como consecuencia transgredió el debido proceso. En
segundo lugar, en la última audiencia, previo a cerrar el debate y obviamente
que sin haberse retirado a deliberar, la Presidenta del Tribunal contraviniendo
abiertamente lo regido por el artículo 124 del Código Procesal Penal, procedió a
diligenciar la acción de reparación digna, sin previamente haber dictado
sentencia y aún sin que los sujetos procesales supiéramos si la misma sería
absolutoria o condenatoria; ya que la referida norma legal preceptúa
expresamente: “La reparación a que tiene derecho la víctima comprende (…)
para el ejercicio de este derecho deben observarse las siguientes reglas: 1. La
acción de reparación podrá ejercerse en el mismo proceso penal una vez dictada
la sentencia condenatoria. El juez o tribunal que dicte la sentencia de condena,
cuando exista víctima determinada, en el relato de la sentencia se convocará a
los sujetos procesales y a la víctima o agraviado a la audiencia de reparación, la
que se llevará a cabo al tercer día. (…) 3. Con la decisión de reparación, y la
previamente relatada responsabilidad penal y pena, se integra la sentencia
escrita. (…)” (el subrayado no obra en el texto original). Por tanto mi Defensor
Técnico, para no contribuir a provocar el defecto tal y como lo prevé el segundo
párrafo del artículo 281 del referido cuerpo normativo, decidió no pronunciarse
cuando le fue otorgada la oportunidad de hacerlo en relación a la reparación
digna, sino que presentó su formal protesta y obviamente que sin haber dado
nuestro consentimiento que exige taxativamente el segundo párrafo del artículo
153 del Código Procesal Penal. Por lo que resulta completamente indiscutible
que en el caso que nos ocupa se variaron las formas de proceso que aparecen
establecidas en el artículo 124 del código mencionado y de esa cuenta se violó el
debido proceso y mi derecho de defensa, claramente recogidos por el artículo 12
de nuestro Texto Supremo.
DEL AGRAVIO PROVOCADO: Como se ha indicado con anterioridad, en el
presente caso resulta innegable que el proceder del Tribunal de Sentencia y en
particular de su Presidenta, varió flagrantemente las formas del proceso, lo cual
prohíbe categóricamente el artículo 3 del Código Procesal Penal, conculcando
con ello el debido proceso y mi derecho de defensa, toda vez que la mencionada
normativa procesal penal regula la forma en la cual debe diligenciarse el proceso
penal, por lo que los tribunales ni los sujetos procesales pueden variarla sin
incurrir en responsabilidad y sanción procesal.
TESIS QUE SE SUSTENTA: Si el Tribunal de sentencia y específicamente su
Presidenta hubiera respetado las formas del proceso, tal y como lo dispone en
forma expresa el Código Procesal Penal, en especial los artículos 124, 186 y 201
del mismo cuerpo legal, no habría incurrido en violación del principio de
imperatividad, así como el derecho de defensa y del debido proceso.
APLICACIÓN QUE SE PRETENDE: Que el Honorable Tribunal de Alzada, al
resolver el presente Recurso de Apelación Especial, advierta que en el caso que
nos ocupa efectivamente fueron inobservados los preceptos contenidos en el
artículo 3 del Código Procesal Penal, en estrecha vinculación con el artículo 12
de la Constitución Política de la República de Guatemala; por consiguiente, lo
declare PROCEDENTE y en aplicación del artículo 432 del mismo cuerpo
normativo, ANULE TOTALMENTE LA SENTENCIA que se recurre y ordene el
REENVÍO de la causa al Tribunal competente para su respectiva renovación,
desde el momento que corresponde –debate– obviamente que sin la
participación de los mismos jueces, por imperativo legal.
SEGUNDO SUBMOTIVO: INOBSERVANCIA DEL ARTÍCULO 385 EN
RELACIÓN CON LOS ARTÍCULOS 394 NUMERRAL 3) Y 420 NUMERAL 5) DEL
CÓDIGO PROCESAL PENAL.
DE LA PROTESTA: En el presente caso es innecesaria, debido a que se
impugna por un motivo absoluto de anulación formal, constitutivo de vicio de la
sentencia.
Según el autor Eduardo Couture en el sistema de juzgamiento que establece el
Código Procesal Penal, es requisito general de la sentencia apreciar las
reglas de la Sana Crítica Razonada, que ha de apoyarse en proposiciones
lógicas correctas y fundarse en observaciones de experiencia confirmadas por la
realidad. Para el jurista Alfredo Vélez Mariconde el método de la Sana Crítica
Razonada, consiste en que la ley no impone normas generales para acreditar
algunos hechos delictuosos, ni determina abstractamente el valor de las pruebas,
sino que deja al juzgador en libertad para permitir toda prueba que estime útil al
esclarecimiento de la verdad (en principio todo se puede probar y por cualquier
medio), y para apreciarla conforme a las reglas de la lógica, de la psicología y de
la experiencia común.
Aunque el Tribunal de Segundo Grado no está facultado para provocar un nuevo
examen crítico de los medios probatorios que dan base a la sentencia, o sea, que
está excluido todo lo referente a la valoración de los elementos de prueba y a la
determinación de los hechos, porque es tarea de los jueces sentenciadores, su
análisis debe enfocarse al razonamiento dado por el Tribunal a quo al valorar los
medios probatorios, verificando si en su fundamentación se han observado las
reglas elementales de la lógica, la psicología y la experiencia, toda vez que si
ellas resultan violadas, el razonamiento no existe, la fundamentación de la
sentencia, aunque aparezca como acto escrito, no tendrá vida como pensamiento
y desde el punto de vista procesal, la sentencia será nula por falta de motivación.
ARGUMENTACIÓN: Del estudio al fallo que apelo es obvio que en la valoración
de la prueba generada en el juicio oral y público, el Tribunal de Sentencia
inobservó el sistema de la Sana Crítica Razonada, específicamente la ley de la
lógica en su regla de la coherencia, la cual consiste en que la motivación o
fundamentación para ser coherente debe estar constituida por un conjunto
de razonamientos concordantes (de acuerdo, conformes, uniformes) y
convenientes (útiles, oportunos, provechosos, concordes) entre sí, para la
cual tiene que seguir los principios de Identidad, No Contradicción y
Tercero Excluido. Por su parte, el principio de no contradicción presupone
que dos juicios opuestos entre sí en forma contradictoria no pueden ser
verdaderos. A es B y A no es B. En tanto que el principio de tercero excluido
establece que dos juicios opuestos entre sí en forma contradictoria no
pueden ser falsos. Uno es verdadero y ninguno otro es posible. Así como la
regla de la derivación que está integrado por el principio de razón suficiente,
establece que todo razonamiento para ser verdadero, debe de estar conformado
por deducciones razonables, a partir de la prueba producida en juicio, así como
de las sucesivas conclusiones que sobre ellas se vayan estableciendo, lo que
implica que el razonamiento debe respetar el principio de la razón suficiente; por
ello en la motivación cada conclusión necesita de un elemento convincente que
justifique la afirmación o negación que se hace; elemento que debe ser
necesariamente concordante y verdadero. Exige que todo razonamiento debe
estar constituido por inferencias deducidas de las pruebas y de la sucesión de
conclusiones que en virtud de ellas se vayan determinando, integradas a su vez
con los principios de la Psicología y la Experiencia común.
El Tribunal a quo incurrió en el vicio de la sentencia que reclamo, en los
siguientes apartados: A) No obstante que como consta en el encabezado y parte
dispositiva del fallo que impugno, el debate se celebró para determinar la
responsabilidad penal de los acusados JORGE MOISÉS VELÁSQUEZ y LUIS
ALFREDO PÉREZ MARTÍNEZ, en los delitos de PLAGIO O SECUESTRO y
ASESINATO, de manera infundada y arbitraria se relaciona a IRIS MARGARITA
ANAYANCI GARCÍA HERNÁNDEZ como presunta partícipe y responsable de los
indicados ilícitos penales, en los siguientes pasajes de la sentencia cuestionada:
1. Página dos renglones dieciocho y diecinueve. 2. Página seis renglones tres y
cuatro. 3. Página cincuenta renglones del trece al quince. 4. Página cincuenta y
uno renglones del cinco al ocho. 5. Página sesenta y dos renglones del nueve al
once. 6. Página setenta y siete renglones del diecinueve al veintidós. 7. Página
setenta y ocho renglones del cinco al ocho. 8. Página ochenta y ocho renglones
uno y dos. 9. Página ochenta y nueve renglón uno. Y 10. Página cien renglones
del uno al cuatro. B) De la misma manera, los juzgadores se refirieron
indistintamente respecto a que los enjuiciados conocíamos a la agraviada y que
solo el compareciente (JORGE MOISÉS VELÁSQUEZ) la conocía, al haber
afirmado: 1. “(…) procedieron en forma violenta a privar de su libertad a la
señora MAGDALUVIA GONZALEZ SOTO DE ARMAS, a quien los acusados
conocían.” Página nueve renglones del diez al doce. 2. “h) También su
declaración sirve para establecer que el señor JORGE MOISES VELASQUEZ
conocía a la familia porque fue trabajador de su hermano José Antonio Armas
Buendía.” Página dieciocho renglones once al trece. 3. “g) Explica las razones
por las cuales la víctima y su familia eran conocidas por los secuestradores,
principalmente por el acusado JORGE MOISES VELASQUEZ, quien fue
trabajador del (sic) José Antonio Armas Buendía.” Página cincuenta renglones
ocho al once. 4. “g) Sirve para constatar que la víctima ya era conocida por los
secuestradores, principalmente por el señor JORGE MOISES VELASQUEZ,
quien trabajo (sic) con el señor José Antonio Armas Buendía, hermano del
esposo de la víctima.” Página ochenta y cuatro renglones diecinueve al veintiuno.
De esa cuenta, resulta necesario inquirirse: ¿Ambos acusados conocían a la
víctima, o bien, sólo el procesado Jorge Moisés Velásquez? Porque a pesar que
en el primer hecho que el Tribunal estimó acreditado tuvo como demostrado que
los acusados conocían a la ofendida, inexplicablemente en el resto del fallo no se
vuelve a consignar que el enjuiciado Luis Alfredo Pérez Martínez conociera a la
damnificada o a sus familiares sino que solamente que el acusado JORGE
MOISÉS VELÁSQUEZ. C) Por último, a pesar que en la plataforma fáctica de la
acusación aparece que el plagio o secuestro de la señora MAGDALUVIA
GONZÁLEZ SOTO DE ARMAS, se ejecutó a bordo del pick up marca Isuzu,
modelo dos mil diez, color plateado esterling, de cuatro puertas, doble cabina,
vidrios polarizados, placas de circulación P-888DWN, el cual está a nombre de
JORGE MOISÉS VELÁSQUEZ; extremo que tuvo por probado el Tribunal de
juicio. Sin embargo, en el numeral 1 de la PRUEBA MATERIAL obrante en la
página noventa y dos (92), consta: “Vehículo placas de circulación P guión cero
ochenta y ocho DWN marca Isuzu, modelo dos mil diez, plateado sterling (…)”.
Sin embargo, al referirse al referido automotor a lo largo de la sentencia de
marras, el Tribunal lo describe así: “vehículo tipo pick up, marca Isuzu, color gris
plateado, con placas Ochocientos ochenta y ocho DWN”. (Páginas 49 renglones
24 y 25, 60 renglones 20 y 21, 72 renglones 19 y 20, 73 renglones 8 y 9, 85
renglones 19 y 20, 88 renglones 15 y 16, así como la página 91 renglón 12).
Entretanto que en el numeral romano VIII de la PARTE RESOLUTIVA, se ordena
el comiso del siguiente automotor: “vehículo placas Ochocientos ochenta y ocho
DWN, marca IZUSU, (sic) modelo dos mil diez, color plateado Sterling,” (el
rayado no aparece el documento sentencial). Por lo que al comparar estos datos
que hacen referencia a un mismo vehículo en el fallo objetado, se comprueba
que al mismo se le detalla como color plateado sterling y gris plateado; y
además, se le identifica con las placas: 1. P guión cero ochenta y ocho DW; 2. P-
888DWN; y 3. Ochocientos ochenta y ocho DWN. Los cuales de ningún modo
podrían estar señalado un mismo vehículo sino evidentemente que se refiere a
tres diferentes vehículos; por lo que a ese respecto no debe desatenderse el
principio de INDUBIO PRO REO.
Es decir, que los razonamientos de los señores jueces se contraponen entre sí y
de esa cuenta no se puede arribar al grado de certeza que todo fallo judicial debe
poseer, en vista que si falta la motivación lógica en el mismo, de ninguna manera
puede pretenderse atribuirle legalidad y suficiencia, sino por el contrario, debe
considerársele incompleto y carente de logicidad porque es fruto de un estado
dubitativo de los juzgadores. En otras palabras, el Tribunal arribó a conclusiones
ilógicas e incoherentes sin respetar los principios de no contradicción y de tercero
excluido; ya que de haberlos aplicado, habría razonado de manera distinta y su
sentencia sería motivada y contendría logicidad.
Pero en el presente caso se deduce que el Tribunal de Primer Grado arribó a
conclusiones absolutamente erradas que no constituyen una motivación lógica,
ya que es completamente claro que al referirse a la prueba indiciaria o de
indicios, en vista que en el presente caso no se produjo en el debate ni una sola
prueba directa y contundente, por lo que el Tribunal sólo analizó la prueba de
cargo o de culpa referencial y omitió realizar un estudio de la prueba de descargo
o de disculpa, como legal y lógicamente debe hacerse; en virtud que es obvio
que no existe un nexo o vínculo lógico que relacione el secuestro y posterior
fallecimiento de la víctima con los sentenciados, es decir, LUIS ALFREDO
PEREZ MARTINEZ y mi persona, en virtud que no se produjo ninguna prueba
que demostrara fehacientemente que el vehículo de mi propiedad haya sido
utilizado en el secuestro de la extinta señora MAGDALUVIA GONZÁLEZ SOTO
DE ARMAS, puesto que con el desarrollo de la tecnología es insólito que no se
haya practicado una prueba científica que demostrara rastros de la agraviada en
mi pick up ya relacionado o en mi vivienda ubicada en la segunda avenida cuatro
guión cuarenta y uno de la zona tres del municipio de San Miguel Dueñas del
departamento de Sacatepéquez, que es donde supuestamente permaneció en
cautiverio la plagiada, ya que como lo sostienen los especialistas en
Criminalística como el autor Edmond Locard, que siempre existe un rastro o
vínculo que enlaza la escena del delito con la víctima y el culpable, en otras
palabras, regularmente la persona ofendida deja huellas o vestigios en los
lugares donde ha permanecido (PRINCIPIO DE INTERCAMBIO O
TRANSFERENCIA); tampoco se demostró en el debate que se haya encontrado
en nuestro poder del dinero objeto del rescate, ni mucho menos existen
grabaciones de las negociaciones en las que se exigió el dinero objeto de canje y
el respectivo peritaje de las voces, que determine con absoluta certeza y sin lugar
a ninguna duda que mi persona o el otro sentenciado tuvimos participación en las
mismas, así como tampoco se nos incautó el teléfono celular del cual se realizó
la negociación del pago de rescate y ni siquiera se aportó el celular en el cual se
recibieron esas llamadas ni mucho menos compareció a declarar el Asesor de
Crisis BYRON CIFUENTES. Por consiguiente, es indudable que el Tribunal
tampoco aplicó la regla de la derivación en su principio de razón suficiente,
porque sus conclusiones no se derivan de la prueba producida en el juicio y sus
razonamientos tampoco están conformados por deducciones razonables que
contengan elementos convincentes que justifiquen sus afirmaciones y
negaciones.
De conformidad con las facultades legales asignadas al Tribunal de Sentencia,
éste es el destinatario de los alcances del artículo 385 del Código Procesal
Penal, que lo obliga a basar su decisión valorando las pruebas que en su
presencia se han producido, por excelencia, según las reglas de la Sana Crítica
Razonada. El desconocimiento o no cumplimiento de tal obligación, trae
aparejada la sanción procesal que consiste en anular completamente el fallo
proferido y su renovación o corrección. En consecuencia, resulta evidente que en
este caso el Tribunal Sentenciante infringió por inobservancia, los preceptuado
por el artículo 385 del Código Procesal Penal, el cual dispone que el Tribunal
apreciará la prueba según las reglas de la Sana Crítica Razonada y por ello su
decisión se encuentra viciada, porque contiene un motivo absoluto de anulación
formal que no requiere de protesta previa y para el efecto debe tenerse muy en
cuenta que no pretendo que se transgreda el principio de intangibilidad de
la prueba, ya que mi crítica la dirijo en contra de los razonamientos carentes
de logicidad que emitió en el presente caso el Tribunal de la causa.
AGRAVIO PROVOCADO: Como procesado me afecta la sentencia condenatoria
intensamente que recurro, debido a que se me ha declarado responsable de dos
delitos graves, a pesar que en la apreciación del material probatorio de valor
decisivo relacionado, los señores jueces no utilizaron las reglas del sistema de
valoración probatoria que impone nuestro ordenamiento penal adjetivo,
específicamente la ley de la lógica, regla de la coherencia, en sus principios de
no contradicción y tercero excluido, así como la regla de la derivación en su
principio de razón suficiente, violando con ello el artículo 385 del Código Procesal
Penal.
TESIS QUE SE SUSTENTA: Si el Tribunal de Sentencia hubiera valorado la
prueba que se describió con anterioridad, conforme al sistema de la Sana Crítica
Razonada y apegado a lo que ordena el artículo 385 del Código Procesal Penal,
en perfecta aplicación de la ley de la lógica, reglas de la coherencia y la
derivación, en sus principios de no contradicción, de tercero excluido y de razón
suficiente, sus conclusiones hubieran sido distintas y hubieran emitido un fallo
absolutorio.
APLICACIÓN QUE SE PRETENDE: Que el Honorable Tribunal ad quem al
resolver este Recurso de Apelación Especial, constate que el Tribunal de primer
grado inobservó los preceptos del artículo 385 del Código Procesal Penal; por
tanto, lo declare CON LUGAR y en aplicación del artículo 432 del mismo cuerpo
legal ANULE TOTALMENTE LA SENTENCIA que se impugna y ordene el
REENVÍO de la causa al Tribunal competente para su respectiva renovación, es
decir, la repetición del debate, sin que por imperativo legal participen los mismos
jueces.
TERCER SUBMOTIVO: INOBSERVANCIA DEL ARTÍCULO 5, RELACIONADO
CON EL ARTÍCULO 420 NUMERAL 6), AMBOS DEL CÓDIGO PROCESAL
PENAL.
DE LA PROTESTA: En el presente caso es innecesaria, debido a que se
impugna por un motivo absoluto de anulación formal, constitutivo de vicio de la
sentencia.
ARGUMENTACIÓN: De conformidad con el autor Guillermo Cabanellas de
Torres “INJUSTICIA” es una acción o falta contra la justicia y “NOTORIA” que
se refiere a que no puede sostenerse un fallo o decisión dictado por un tribunal
por parte de la defensa en virtud de que es evidente la injusticia provocada por
ese tribunal a cualquiera de las partes que el fallo les cause agravio. Además,
sostiene que lo “NOTORIO” es público y sabido de todos y que los hechos
notorios relevan de prueba por lo mismo que es sumamente evidente, manifiesto
y patente. Para el jurista Manuel Ossorio “INJUSTICIA NOTORIA” es la opresión
o sin razón que padece el litigante vencido en juicio, cuando por lo que resulta
del proceso sin necesidad de nuevas pruebas se ve claramente que la decisión
del tribunal no puede sostenerse, por falta de citación, de poder en los
procuradores o de alguna de las solemnidades sustanciales del juicio oral, por no
ser conforme al sentido y espíritu de la ley, al sistema de jurisprudencia adoptado
constantemente por los tribunales superiores, al derecho natural, a los bienes,
costumbres, a lo deducido y probado por las partes. (Diccionario de Ciencias
Jurídicas y Sociales, Editorial Heliasta, pág. 518).
En el presente caso resulta un hecho irrefutable que el fallo de condena emitido
en mi contra, es insustentable, por las siguientes razones básicas: A) La tesis
acusatoria y los hechos que se estimaron acreditados en mi contra están
sustentados en prueba indiciaria valorada únicamente en forma positiva y no así
de manera inversa, o sea, exponiendo las razones lógicas justificantes de por
qué no pude ser yo el responsable de los lamentables hechos ilícitos que le
acontecieron a la señora MAGDALUVIA GONZÁLEZ SOTO DE ARMAS, ya que
no obstante que es de carácter referencial, incompleta y dudosa, fue utilizada
como única prueba para fundamentar la probanza de la plataforma fáctica de la
acusación y sin que exista la contundencia que requiere la Honorable Cámara
Penal de la Corte Suprema de Justicia como presupuesto mínimo para exigir la
responsabilidad penal por la comisión de determinado ilícito penal, tal y como
consta en el siguiente caso: “La decisión del a quo debe tener sustento jurídico
en los hechos acreditados y la prueba aportada al juicio, la cual debe ser
contundente para establecer la autoría del sindicado y la tipificación de su
conducta, toda vez que la relación de causalidad exige la estrecha relación entre
la acción, el resultado y la imputación de esa acción al sujeto activo, como
presupuesto mínimo para exigir la responsabilidad por la comisión del hecho
delictivo.” RECURSOS DE CASACIÓN Nos. 383-2011, 443-2011 Y 452-2011,
FALLO DEL 26 DE SEPTIEMBRE DE 2,011. (El subrayado no consta en el
documento original). B) Como lo acoté en el primer submotivo de forma de este
recurso, en el debate diligenciado se variaron evidentemente las formas del
proceso por parte del Tribunal Sentenciador y en particular su Presidenta, lo cual
reclamé oportunamente presentando las protestas de ley, llegando al extremo
que ni siquiera tuvieron por asentada mi protesta respecto a la violación del
embalaje de la prueba material que se exhibió en el debate y por consiguiente,
también se rompió la cadena de custodia que exige nuestro ordenamiento
procesal penal en los artículos 186 y 201. C) De igual manera detallé en el
submotivo precedente y por ello no lo repito sino simplemente reitero que existe
una completa incongruencia en la identificación del vehículo descrito con
anterioridad, en el cual supuestamente se consumó el secuestro de la agraviada,
señora MAGDALUVIA GONZÁLEZ SOTO DE ARMAS.
Es decir, que el material probatorio producido en el juicio oral y al que los
juzgadores confirieron certeza de probanza, no solamente es insuficiente y
dubitativo para comprobar la tesis acusatoria, sino para demostrar mi
participación y responsabilidad penal en el hecho juzgado, es decir, que no
contiene la contundencia como presupuesto mínimo para despojarme del estatus
de inocencia que la Carta Magna me otorga. Por tanto, el fallo condenatorio
dictado en mi contra evidencia una injusticia notoria, porque no habiendo
material probatorio contundente en mi contra y a pesar de que el resto de la
prueba también hace referencia a diferente evidencia material, específicamente
el vehículo en el que presuntamente se consumó el plagio de la ofendida y que
se omitió la presentación de prueba esencial como los teléfonos celulares desde
los cuales se efectuó la negociación del pago del rescate por la liberación de la
perjudicada, ni al Asesor de Crisis BYRON CIFUENTES y a los elementos de la
Policía Nacional Civil que recogieron la sandalia de la plagiada; para los
juzgadores resultó suficiente para destruir mi presunción de inocencia. Por lo que
resulta obvio que el Tribunal de Sentencia dejó de aplicar en su valoración y
análisis, tanto el sistema de la Sana Crítica Razonada como los fines del proceso
recogidos en el artículo 5 de nuestro ordenamiento penal adjetivo; lo que provocó
que me condenara sin prueba suficiente y contundente que le hiciera arribar al
grado de certeza sobre mi participación y responsabilidad penal en los hechos
ilícitos imputados en mi contra, en los cuales nunca participé.
También debe tenerse muy en cuenta que no pretendo que se transgreda el
principio de intangibilidad de la prueba, ya que mi crítica lógica está dirigida
en contra de la decisión de los señores jueces de sentencia, que entraña
una evidente injusticia notoria en mi detrimento, al ignorar los fines del
proceso penal.
AGRAVIO PROVOCADO: La sentencia de condena emitida en mi contra por los
delitos por los cuales fui condenado, no obstante la inexistencia de suficiente
prueba de cargo contundente que sustente la tesis acusatoria y demuestre las
acciones ilícitas atribuidas en mi contra, evidencian la inobservancia de los fines
del proceso por parte de la juzgadora, me provocan injusticia notoria y me
dejan en la indefensión, lo cual vulnera mi derecho constitucional de defensa.
TESIS QUE SE SUSTENTA: Si los señores juzgadores hubieran valorado el
material probatorio incorporado al debate, conforme al sistema de la Sana Crítica
Razonada y en estricto cumplimiento de lo preceptuado por el artículo 5 del
Código Procesal Penal, que regula los fines del proceso penal; pero
particularmente, sin incurrir en injusticia notoria, su fallo habría sido distinto y
por ningún motivo me hubieran condenado por los delitos señalados; lo que
obviamente permite la prosperabilidad del presente medio recursivo.
APLICACIÓN QUE SE PRETENDE: Que el Honorable Tribunal de Segundo
Grado analice la sentencia impugnada y este recurso de apelación especial en
los puntos señalados; lo que le permitirá colegir que en la misma se dejaron de
aplicar los fines del proceso en toda su dimensión e hizo incurrir a los señores
jueces de sentencia en injusticia notoria, que permite que a la luz de las nuevas
doctrinas protectoras de los derechos constitucionales y derechos humanos,
pueda revisarse la sentencia; porque no obstante no existir suficiente prueba de
cargo contundente para demostrar mi participación y responsabilidad penal en los
hechos ilícitos por los cuales se me acusó, fui condenado injusta y
arbitrariamente como autor responsable de los mismos; y por consiguiente, se
declare que se ha cometido un error procesal. Por tanto, oportunamente se
declare PROCEDENTE este medio impugnativo y ORDENE EL REENVÍO de la
causa, a efecto de que en un nuevo debate y con jueces distintos se dicte
sentencia sin el error procedimental apuntado.

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