La Ingeniería Civil en México 1900-1940 PDF
La Ingeniería Civil en México 1900-1940 PDF
La Ingeniería Civil en México 1900-1940 PDF
México, 2013
Domínguez
La lectura y laMartínez,
escritura Raúl, autor
en la educación en México : aproximaciones teóricas, experien-
La ingeniería
cias aplicadas civil en México,de1900-1940
y perspectivas : análisis
futuro / Sandra histórico
Espino de los
Datsira factores Barrón
y Concepción
de su desarrollo
Tirado, / Raúl --Domínguez
coordinadoras. Martínez.
Primera edición.
418páginas.
204 páginas.----(IISUE
(IISUEeducación).
historia de la educación)
ISBN 978-607-02-4384-4
isbn: 978-607-02-9096-1
1. Ingeniería civil -- México -- Historia. I. Título
1.TA28.D65 2013
Lectura (Educación superior) -- México. 2. Escritos académicos. 3. Educación supe-
rior -- México. I. Espino Datsira, Sandra, editor. II. Barrón Tirado, Concepción, editor.
III. Serie.
LB2395.3.L4285 2017
LIBRUNAM 1938987
Este libro fue sometido a dos dictámenes doble ciego externos, conforme a los criterios
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Hecho en México
Hecho en México
C ontenido
9 Introducción
73
1 III. La formación de los ingenieros
174 La enseñanza de la ingeniería civil en la Universidad Nacional
184 Planes y programas de estudios
209 La matrícula escolar
221 El personal docente y los libros de texto
235 Las asociaciones gremiales
57
2 IV. Hacia un nuevo paradigma constructivo: el concreto armado
258 Las rutas de adopción del cemento Portland
277 Las áreas de aplicación del concreto
315 Los otros materiales: bituminosas para carreteras y acero
estructural para edificios y puentes
35
3 V. Investigación básica y desarrollo tecnológico
336 Los laboratorios
354 La ingeniería civil como interfase
375 Las publicaciones especializadas
385 Conclusiones
91 Anexos
3
393 Anexo I. Planes de estudio para la carrera de ingeniero civil 1915,
1928 y 1935
Anexo II. Escuela Nacional de Ingeniería. Relación del personal
designado para prestar servicios durante el año de 1939.
Nombramiento, asignatura, grupo y horas por semana
400 Anexo III. Fragmentos del texto del ingeniero Rodolfo Ortega,
“Las construcciones que lleva a cabo el gobierno de México”
Anexo IV. Fragmentos del texto del ingeniero Francisco Gómez
Pérez, “La ingeniería civil en México”
INTRODUCCIÓN 11
En efecto, la ingeniería civil se ha ubicado como una disciplina
que ostenta un elevado desarrollo relativo. El primer elemento que
habría que destacar se refiere al hecho de que la ingeniería civil de-
vino en una práctica productiva. No permaneció aislada —como en
la mayoría de los otros casos de ciencia y tecnología— en la mera
consideración teórica y en reductos académicos, sino que trascen-
dió hacia aplicaciones prácticas localizadas fuera de la academia
y dentro del terreno productivo. Se convirtió, por decirlo así, en
una actividad necesaria en la vida social y económica de la nación,
y —además— rentable.
Esta característica fundamental se halla relacionada con varias
otras importantes; pero en lo que se refiere a la esfera de lo epistémi-
co, es determinante en cuanto a que la misma práctica y los impera-
tivos derivados de ella fueron planteando nuevas exigencias que no
estaban contempladas en la teoría. Es decir que, al devenir en apli-
caciones concretas que la circunstancia nacional estaba exigiendo, la
ingeniería civil entró en una dinámica en la que rebasó sus propios
contenidos teóricos, que serían corroborados en programas de cons-
trucción cada vez más ambiciosos, los que a su vez demandaban so-
luciones teóricas cada vez más complejas y novedosas.
Es incuestionable que para configurar esa dinámica fue nece-
sario el concurso de diversos actores y factores, muchos de ellos
localizados fuera de los ámbitos propiamente dichos de la ingenie-
ría civil. Me refiero a una conjunción de variables tanto endógenas
como exógenas que tipifican este fenómeno como complejo, parti-
cularmente porque se produce en condiciones de contexto atípicas,
si se toma como referente el contexto en el que se han desarrollado
las grandes tradiciones científicas.
Así, el objetivo central de mi trabajo ha sido exponer y explicar
las condiciones y las maneras en que la ingeniería civil mexicana
alcanzó el nivel de maduración que la distingue. Por esta razón, los
cortes cronológicos de la investigación fueron definidos en atención
a los diversos periodos y circunstancias en que se gestaron y concu-
rrieron las variables que intervinieron en el proceso, y a las articula-
ciones funcionales entre ellas. De forma por demás sumaria —y por
lo tanto imprecisa— esta conjunción entre el periodo y la forma en
INTRODUCCIÓN 13
histórico, y no como si se tratara de una opción que pudo haberse
tomado en cualquier otra dirección, y a favor —o en contra— de
cualquier otra disciplina científica. En esta perspectiva me pareció
conveniente analizar el comportamiento histórico del Estado en el
tránsito que va del porfiriato a los gobiernos posrevolucionarios, lo
que hizo necesario abrir un apartado temático cuya lógica diacróni-
ca no se corresponde con la de la ingeniería civil. Mi propósito fue el
de hacer converger en las conclusiones esas variables heterogéneas,
previamente argumentadas y respaldadas dentro de su propia espe-
cificidad.
Creo, en cualquier caso, que el presente trabajo ofrece nuevas
luces sobre las maneras y las condiciones en que se hace factible el
desarrollo sólido de una actividad científica y tecnológica en un país
como México. Es un caso singular en diversos sentidos, pero de for-
ma particular —por el nivel de desarrollo alcanzado como disciplina
científica, y por los efectos concretos de su ejercicio— no podría ex-
plicarse cabalmente la historia contemporánea de México sin atender
a la historia de su infraestructura, y ésta no podría explicarse sin
referencia a la evolución de la ingeniería civil. La importancia histo-
riográfica del tema parece —en efecto— no requerir mayor justifica-
ción: aporta en la esfera de la historia de la ciencia y la tecnología,
no sólo como reconstrucción, sino como análisis de las condiciones
necesarias para gestar un fenómeno semejante, y aporta a la historia
contemporánea, por la relación y el impacto que el desarrollo de la
infraestructura guarda en el acontecer económico y social del país.
En consecuencia, la presente investigación se sujetó a los linea-
mientos y a los supuestos teóricos de la “historia social de la ciencia”.
Al tomar distancia definitiva de una noción lineal y acumulativa de
la historia de la ciencia y la tecnología, lo que se está ponderando
es la explicación de un acontecimiento científico y tecnológico en
términos de un producto social e históricamente determinado, que
—por ello mismo y de manera indubitable— se explica cabalmen-
te a partir de referentes contextuales. En contraste con una visión
metahistórica, aquí lo que está operando en la configuración del
eje explicativo es un conjunto de variables de índole diversa que se
conjugan en circunstancias específicas y que son las que determinan
INTRODUCCIÓN 15
obedeció a un proceso en el que participaron diversas variables de ca-
rácter endógeno y exógeno, relacionadas en general y principalmente
con la acción del Estado, perfilada en la perspectiva de un proceso
de acumulación que tenía como base la creación de infraestructura,
la cual fue desplegada en más de una vertiente: como patrocinador
de una entidad académica especializada; como estructurador del
proceso; como empleador y constructor; como enlace articulador
entre el sector público y el privado, y como ejecutor de un programa
ambicioso de inversión en obras de infraestructura, además de lo que
tiene que ver con el financiamiento. Esta acción del Estado se explica,
por un lado, en función de las nuevas condiciones de acumulación de
riqueza configuradas en el cambio de régimen y a consecuencia de las
directrices impuestas en y por la gesta revolucionaria, que se com-
binaron con una vertiente ideológica de corte nacionalista; y, por el
otro, en función del surgimiento y disponibilidad de nuevas técnicas
y materiales, de forma destacada el cemento Portland.
En términos concretos, el momento determinante en este proce-
so se refiere a la creación de las comisiones nacionales de Irrigación
y de Caminos, decisiones cupulares del gobierno federal, pero que
se insertan, en un panorama más amplio, como acciones de Estado
que participan en forma importante en la configuración del proyec-
to de nación.
En efecto, los programas de construcción de carreteras, por un
lado, y de presas y obras de riego por otro, fueron las dos palancas de
impulso decisivo para el desarrollo de la ingeniería civil. Este núcleo
principal impactó en diversas magnitudes otras esferas relaciona-
das, que van desde el desarrollo de disciplinas científicas auxiliares,
como geología, mecánica de suelos, geografía, etcétera, hasta el de
campos relacionados con la gestión administrativa y organizativa.
Naturalmente, otras ramas de la ingeniería civil acusaron también
un estímulo importante.
Son dos las conclusiones centrales que se derivaron del curso
de la investigación y del análisis de las variables que fueron consi-
deradas, conclusiones que, por cierto, avalan la perspectiva teórica
asumida para este trabajo; esto, en la medida en la que parece claro
que sin los referentes de contexto sencillamente no se accedería a una
INTRODUCCIÓN 17
con una importantísima colección de revistas sobre ingeniería, que
se encuentran registradas en la bibliografía, y de las cuales quiero
sólo mencionar dos fundamentales: los Anales de la Asociación de
Ingenieros y Arquitectos de México y la Revista Mexicana de Inge-
niería y Arquitectura. La prensa diaria aporta lo suyo también, par-
ticularmente con la aparición de la sección dominical del periódico
Excélsior destinada a las construcciones, que más tarde derivó en la
Sección de Arquitectura, Terrenos y Jardines, con el patrocinio de la
Sociedad de Arquitectos Mexicanos.
Sobre la fuentes secundarias hay que señalar que también existe
un buen número de ellas, lo que en cierta forma contrasta con lo que
ocurre en otros temas y otras disciplinas de historia de la ciencia y
la tecnología. Sin embargo, lo primero que hay que destacar es que
ninguna de ellas —al menos de las que yo tuve conocimiento— tiene
como propósito el análisis y la explicación de las causas y las maneras
particulares de desarrollo de la ingeniería civil en México. Es decir,
no se ocupan del estudio de las condiciones históricas concretas que
dieron lugar a dicho fenómeno, y se limitan por lo general a relatos
cuantitativos. De hecho, la historiografía especializada presenta un
salto —salvo contadas excepciones— entre el porfiriato y la década
de los treinta, y deja sin atención el periodo en el que se consolida-
ron las circunstancias que iban a permitir el desarrollo posterior de
la ingeniería civil.
Se cuenta, desde luego, con excelentes trabajos monográficos
cuyos propósitos no coinciden con los de la presente investigación,
pero que constituyen aportes centrales para la visión que aquí me
propuse; el primero de ellos es el texto ya clásico de Mílada Bazant,
La enseñanza y la práctica de la ingeniería durante el porfiriato, que
abrió las puertas para el estudio de la formación profesional de los
ingenieros. En la misma perspectiva se ubica el trabajo coordinado
por María de la Paz Ramos Lara y Rigoberto Rodríguez Benítez,
Formación de ingenieros en el México del siglo xix.
Sobre el desarrollo de la infraestructura existen trabajos como el
de Priscilla Connolly, El contratista de don Porfirio, y el de Manuel
Perló Cohen, El paradigma porfiriano. Historia del desagüe del Valle
de México; se trata de investigaciones muy bien documentadas que
INTRODUCCIÓN 19
20 RAÚL DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ
21
I. LA INGENIERÍA CIVIL
EN LOS ALBORES DEL SIGLO XX
6 Dentro de los diversos enfoques que presenta la categoría Estado, en el presente texto será
empleada en su sentido más general, como conjunto de instituciones públicas a través de las
cuales se ejerce la gobernabilidad de una comunidad comprendida dentro de un territorio.
Esta connotación supone, claramente, la existencia de estructuras de poder de carácter jurí-
dico y administrativo que se diferencian de las modalidades de gobierno por sus rasgos esen-
ciales y por su permanencia, de donde se sigue que, para efectos del tema que nos ocupa, se
puede distinguir entre un Estado anterior a la Revolución y un Estado posterior, que presenta
—en efecto— distintas formas de gobierno. Parece conveniente, para el manejo del papel
del Estado en la etapa de consolidación de la ingeniería civil, la definición propuesta por Ha-
bermas como Estado de bienestar, que tendría como objetivo la prevención de los conflictos
sociales y la estabilidad del sistema a través de la oferta de servicios y prestaciones, al tiempo
que preserva las condiciones de una determinada correlación de fuerzas.
7 Los casos de las carreras de Ingeniero Industrial e Ingeniero Electricista no sólo evidenciaban
escaso desarrollo sino escasa demanda, acaso por tratarse de ramas de desarrollo muy inci-
piente en el proceso de industrialización.
8 Iniciativa del ingeniero Blas Balcárcel, quien había acompañado a Juárez desde antes del
triunfo liberal.
9 M. P. Ramos Lara y R. Rodríguez Benítez (coords.), Formación de ingenieros en el México del siglo
XIX, p. 43.
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niencia de cerrar sus puertas y enviar a los estudiantes mexicanos
con esa vocación al extranjero.10 La indiscutible ventaja de contar
ya con una institución de trayectoria reconocida, en la perspectiva
de un gobierno de mano fuerte dispuesto a “introducir” al país cier-
tas modalidades que marcaban entonces el ritmo del progreso en el
orbe, determinaría, sin embargo, que la enseñanza de las ingenierías
fuese revitalizada. Así se conjugaron pronto las labores de un centro
de enseñanza especializada con las de las entidades encargadas de
las obras públicas, y dio comienzo en México una etapa de auge en
lo que respecta a la creación de infraestructura y, por ende, al desa-
rrollo de la ingeniería.
En efecto, la relación entre los diversos factores de este doble
objetivo adquirió rango de concreción en una situación en donde lo
determinante sería el papel que el Estado jugó. En ambas vertien-
tes la acción oficial resultó decisiva para explicar tal auge, el que,
por lo demás, dio lugar a un caso de excepción en la historia de la
ciencia o la tecnología mexicanas. Se trató, sin ninguna duda, de una de
las modalidades del proyecto modernizador con las que el Estado,
en forma más o menos recurrente, ha procurado paliar la ausencia
de condiciones estructurales para el desarrollo de un esquema ca-
pitalista autónomo, adoptando e impulsando alguno de los rasgos
que participan en la definición del capitalismo metropolitano. En
suma, podemos afirmar que la mencionada intervención oficial fue
desplegada en dos terrenos que resultaron concomitantes y que inte-
ractuaron entre sí: el apoyo a instituciones académicas relaciona-
das directamente con la ingeniería y en particular con la formación
de ingenieros, y el fomento a la obra pública, de manera especial
a la creación de infraestructura. Los mecanismos operados dentro
de cada una de estas dos esferas, así como sus respectivos ejes de
articulación, constituyen el punto de arranque necesario para ex-
plicar la situación y la evolución de la ingeniería civil en esta etapa
inicial.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 25
Uno de los indicadores más fehacientes de esta puesta de moda
de la ciencia durante el porfiriato está proporcionado por la prensa.
Un trabajo más o menos reciente, dedicado a estudiar el concepto de
modernidad en el cambio de siglo a través de algunos de los diarios
más influyentes de la época, encuentra que los mayores espacios pe-
riodísticos estaban ocupados por los asuntos políticos así como por
temas de ciencia y tecnología:16
19 No es éste el lugar adecuado para deliberar acerca de las condiciones históricas de desarrollo
de ciencia y tecnología en los parámetros de la tradición occidental, ya que se trata de un
problema teórico complejo y no suficientemente dilucidado, pero se podría señalar que, a
diferencia de economías como la mexicana, el desarrollo de ciencia y tecnología en los mo-
delos occidentales se verificó en relación íntima y directa con las condiciones particulares de
desarrollo de sus propias fuerzas productivas, proceso en donde el papel del Estado se limitó
en un principio al apoyo del proceso.
20 M. Perló Cohen, El paradigma porfiriano. Historia del desagüe del Valle de México, p. 297.
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de que las áreas científicas que fueron beneficiadas con el incentivo
—es decir, patrocinadas por el Estado— se redujeron a aquellas que
de alguna manera tenían impacto social inmediato y, en cualquier
caso, quedaron bajo control directo del Poder Ejecutivo. El cam-
po de las matemáticas resulta muy significativo en esta perspectiva,
pues por la función intrínseca que guardan como cimentación de
otras ciencias, se supondría prioritario dentro de un programa gene-
ral de desarrollo científico, y no ocurrió de esa manera.
Lo cierto es que justamente por estas razones, y por otras que
se pueden añadir,21 la ingeniería civil cobró renovado impulso hacia
finales del siglo xix, y logró la continuidad de ese impulso a pesar
de la caída del régimen porfirista, merced a la irrupción de otras
causales que se combinaron en su favor y que más adelante veremos.
Por lo pronto hay que decir, por razones de precisión, que más que
la ingeniería en general, fue la ingeniería civil el objetivo que se be-
nefició, área que en cierta forma vendría a desplazar a la tradicional
especialización en minas, hasta entonces la de mayor reconocimien-
to científico y social.
Es necesario precisar el alcance de las anteriores observaciones
sobre la intervención del gobierno porfirista en el desarrollo de la
ingeniería, pues, aunque de cierto constituyeron la tendencia princi-
pal en consecuencia con el régimen de centralización predominante
en la historia mexicana, también resulta cierto que una serie impor-
tante de esfuerzos de cobertura regional completaron y matizaron
esa tendencia dominante. Tal es el caso, de manera destacada, de la
ingeniería en Jalisco, que desde los años veinte del siglo xix comen-
zó a abrirse paso en sus versiones más incipientes de agrimensura
o topografía, hasta la constitución de la Sociedad de Ingenieros de
Jalisco en 1869, la creación de la Escuela de Ingenieros de Jalisco
en 1883 y, finalmente, la Escuela Libre de Ingenieros de Guadalaja-
ra, aparecida en 1902. Estos esfuerzos fueron claramente apoyados
no por el gobierno central, sino por las autoridades estatales y por
las propias comunidades locales. Aquí, además de otras, se impartió
21 La transferencia neta de tecnología, por ejemplo, resulta menos viable aplicada a condiciones
particulares, como sería el caso de la topografía mexicana.
Como antes se señaló, uno de los dos ejes fundamentales con los
que el Estado dio impulso al desarrollo de la ingeniería civil en
México tuvo lugar en la esfera educativa. Tal intervención resultó
decisiva frente a un panorama que amenazaba con desaparecer la
demanda social de las carreras de ingeniería, según se constata al
revisar la situación de la matrícula del Palacio de Minería en los
inicios de la dictadura.23 No fue, sin embargo, una medida sin pre-
cedentes, pues ya antes, durante el gobierno de Juárez, el gobierno
había decidido actuar en ese mismo sentido: “todas las empresas de
ferrocarriles que en la República tengan algunos en construcción,
quedan obligadas a recibir, para que hagan su práctica por el tiem-
po que las leyes prescriben, a los alumnos de las escuelas nacionales
que aspiren a obtener el título de ingenieros civiles, o de puentes y
calzadas”, establecía un decreto presidencial del 25 de noviembre
de 1867, en donde además el gobierno se comprometía a costear los
gastos de alimentación de los alumnos que “sean acreedores a esa
gracia por su buena conducta y notable aprovechamiento”.24
Esta disposición a favor de articular la enseñanza de la ingeniería
civil con la práctica fue reforzada con el porfiriato, y se añadieron
otras disposiciones que impactaron de manera positiva el desarrollo
del campo. Éste fue el caso de la entrega de becas y el mantenimiento
de los servicios de enseñanza superior en forma gratuita, pero sobre
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todo, del reforzamiento de una efectiva interacción entre los desem-
peños escolares y el ejercicio profesional. Aquí debemos señalar que
en estas y todas las demás estrategias promocionales de la disciplina,
la intervención del Estado resultó determinante. En efecto, la inje-
rencia oficial en la enseñanza de la ingeniería no se limitaba a dichas
instancias, sino que se reservaba discrecionalidad en casi todos los
asuntos internos de la institución, al arrogarse la facultad de sancionar
en última instancia los nombramientos del cuerpo docente, desig-
nar autoridades y ejercer control directo sobre las reformas acadé-
micas. Asimismo, las estrategias de vinculación de las actividades de
la Escuela con las obras públicas emprendidas por la administración
de Díaz constituyeron una política permanente y sostenida, como se
puede observar en el siguiente oficio fechado en junio de 1905:25
25 La Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes fue creada por decreto el 16 de mayo de
1905, siendo nombrados el primero de julio siguiente como secretario y subsecretario, res-
pectivamente, los licenciados Justo Sierra y Ezequiel A. Chávez.
26 “Circular dirigida a la Dirección de la Escuela Nacional de Ingenieros, junio 19 de 1905”, AHPM,
1905, I-282, exp. 7.
27 Las palabras son de Manuel F. Álvarez, arquitecto e ingeniero civil, egresado de San Carlos y
presidente de la Sociedad Científica “Antonio Alzate” en 1905. M. Álvarez, El Dr. Cavallari y la
carrera de ingeniero civil en México, p. 136.
28 “Reseña de los trabajos de la Escuela Nacional de Ingenieros en el año escolar de 1909-1910”,
BIP, julio-diciembre, 1910, pp. 356-357.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 31
la carrera de Agrimensor y, más tarde, en 1856, la de Ingeniero Me-
cánico y de Puentes y Calzadas. Mención especial amerita el caso de
la Academia de San Carlos, donde el ingeniero italiano Javier Ca-
vallari impulsó un plan de estudios para las carreras de Arquitecto-
ingeniero, Agrimensor y Maestro de Obras, que en diversos sentidos
fue el precursor —a mediados de siglo— de la concepción moderna
de la ingeniería:
31 Se trata del ingeniero Norberto Domínguez, graduado como Ingeniero Topógrafo e Hidró-
grafo, además de Ensayador y Apartador de Metales, miembro de la Sociedad Mexicana de
Ingenieros y Arquitectos y de la Comisión Dictaminadora de Programas y Textos de la Escuela
Preparatoria y de las Profesionales. “Acta de la sesión del Consejo Superior de Educación Públi-
ca, celebrada el 26 de julio de 1906”, BIP, junio-diciembre, 1906, p. 411.
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lación directa con la articulación funcional respecto del área pro-
ductiva a la que por definición atiende. Es decir, el problema de la
insuficiencia de preparación práctica no se limitaba a los recursos
con los que podían contar las instituciones educativas especializa-
das, sino que rebasaba los linderos de lo académico, para integrarse
de manera amplia en la vida económica de la nación, según los di-
versos niveles de desarrollo registrados en las múltiples instancias
que la componen. De forma evidente, aquéllas con el mayor rezago
relativo reflejaban tal rezago en los estándares escolares de las es-
pecialidades que les correspondían, como en el caso de la ingeniería
eléctrica o la industrial.
No así, por cierto, en el caso de la ingeniería civil, considerada
como “la que mejor se estudia en nuestra Escuela de Ingenieros”.32
Determinada no tanto por la orientación práctica y por los diversos
recursos institucionales, como por el campo de acción efectivo y con
base en una demanda social amplia, esta carrera se consolidó en
diversos aspectos, que van desde el prestigio hasta la realización de
obras de gran envergadura, pero sobre todo, y para las cuestiones
que aquí conciernen, en aquellas variables que definen la actividad
científica y tecnológica. En esta perspectiva, se trata de uno de los
acontecimientos de excepción en la historia de la ciencia en México.
El interés personal del general Díaz por el desarrollo de esta
rama habría de determinar que al frente de la Escuela se colocara
a un hombre de su entera confianza. Así, dentro del grupo de di-
rectores que laboraron en esa época, destaca la figura de Manuel
Fernández Leal, quien se encargó de la dirección en varias oportuni-
dades y se desempeñó alternativamente como funcionario de Esta-
do, al frente nada menos que del Despacho de Fomento, destinado
de forma directa a la realización de infraestructura.33 Esta figura de
académicos-funcionarios estaría llamada a jugar un papel protagó-
nico en la consolidación de la disciplina, al operar a manera de vaso
comunicante entre las esferas escolar y productiva.
32 “El porvenir de la carrera de ingenieros en México. Conferencia del Ing. Norberto Domínguez.
29 de octubre 1907”, BIP, septiembre-noviembre, 1907, p. 512.
33 “Circular. Dirección de la Escuela Nacional de Ingenieros”, AHPM, 1900, II-268, exp. 10.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 35
título profesional o la revalidación correspondiente sumaron 21 en
el año de 1911.38 Cabría añadir aquí que, como uno de los indicado-
res de esta valoración de la ingeniería civil, los niveles de demanda
social y de lo que ahora llamamos eficiencia terminal de esta carrera
se colocaron por encima de otras ramas de la ingeniería, incluso
aquéllas con niveles de exigencia menores, como se observa en la re-
lación de alumnos aprobados en examen profesional durante el ciclo
1909–1910, cuando de un total de 21, 18 pertenecieron a la civil.39
Declaraba su director por entonces: “Hasta ahora las especialidades
más favorecidas han sido las de ingeniero civil e ingeniero de minas,
tanto por ser las que se pueden estudiar con mejores elementos teó-
ricos y prácticos, cuanto por presentar mejor expectativa de lucro en
el ejercicio profesional.”40
Pero por encima de estos y otros indicadores cuantitativos, lo
verdaderamente sustantivo en cuanto a impulsar el desarrollo de la
ingeniería civil se verificó en el ámbito de los contenidos. La preocu-
pación por elevar la calidad de la instrucción y actualizar las acti-
vidades de los futuros ingenieros fue permanente. La supervisión
directa del Ejecutivo operó a través de comisiones ad hoc integradas
por especialistas. En 1891 se formalizó una de ellas con el propósito
de sugerir mejorías a la Escuela en los aspectos físico, administrativo
y académico. Con la participación activa de la Asociación de Inge-
nieros y Arquitectos de México, y de personalidades como Adolfo
Díaz Rugama, Antonio del Castillo, ex director de la Escuela, y el
propio Manuel Fernández Leal, se acometió la tarea de elevar la ca-
lidad de la institución. Este último, por cierto, externó una opinión
a cual más favorable, al afirmar que los trabajos de los ingenieros
mexicanos ya se encontraban a la par de los extranjeros y que la
educación demasiado teórica se había ido corrigiendo.41 Más ade-
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Hay que recalcar que, más que de un prurito academicista, esta
preocupación por lo concreto y práctico derivó del nivel de integra-
ción de la formación profesional con el ejercicio profesional, en don-
de la propia circunstancia así lo exigía. Por ello, y no obstante que
esa misma preocupación se manifestó en otras carreras dentro y fue-
ra de la Escuela, la constante superación de los estándares de calidad
se hizo efectiva.44 Un informe rendido por la dirección de la Escuela
en 1906 constituye una de las muestras de este interés, al dar cuenta
del rendimiento académico durante el ciclo, “habiéndose procurado
en todos los cursos y especialmente en los que más lo requerían, que
la enseñanza se llevara a cabo lo más práctica posible”.45
En esta misma perspectiva, la Secretaría de Instrucción Pública
y Bellas Artes sometió a la consideración del cuerpo docente de la
Escuela Nacional de Ingenieros un proyecto para la creación de dos
carreras, la una corta y eminentemente práctica, y otra larga con
la denominación de Doctorado.46 Habiéndose tratado en junta de
profesores, la idea no fue del todo aceptada por implicar, a juicio
de varios profesores, la reforma al plan de estudios de la Escuela
Nacional Preparatoria.47
Las prácticas propiamente dichas se efectuaban después de la
formación teórica de los estudiantes y procuraba abarcar todos los
campos de actividad vigentes en la época. Así, por ejemplo, en 1901
los 11 alumnos involucrados en este requisito se dedicaron a las
siguientes actividades:
Los alumnos que el año anterior habían terminado sus estudios para
Ingeniero Civil, han estado durante el año haciendo la Práctica general,
informando al Profesor de esa Práctica de los estudios que han llevado
a cabo hechos en el Puerto de Salina Cruz y en el de Coatzacoalcos; en
el Ferrocarril del Istmo, en Necaxa y en general, en trabajos tales como
estudios y construcción de presas, canales, irrigación, ferrocarriles, sa-
neamiento y provisión de aguas.50
48 “Informe relativo a los alumnos practicantes de Ingeniería Civil durante el año de 1901”, AHPM,
1901, II-272, doc. 4.
49 Loc. cit.
50 “Informe rendido por la Dirección de la Escuela Nacional de Ingenieros relativo al año de 1906”,
doc. cit., p. 319.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 39
Las prácticas de campo exigidas a los estudiantes no estaban
exentas de dificultades, principalmente de orden pecuniario; en un
oficio enviado por el entonces director de la Escuela, ingeniero Luis
Salazar, al secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes en mayo
de 1909, se expone el asunto en los términos siguientes:
54 “Oficio dirigido al Sr. Lic. Dn. Ezequiel A. Chávez. 24 de agosto 1910”, AHUNAM, Universidad
Nacional, Rectoría, 35, exp. 35.
55 “Programas y textos que deben regir para el año de 1906 en la Escuela Nacional de Ingenieros.
Acuerdo Relativo”, BIP, agosto-diciembre, 1905-enero-abril, 1906, p. 745.
56 “Acta taquigráfica de la sesión del Consejo Superior de Educación Pública celebrada el día 9
de julio de 1908”, BIP, noviembre-diciembre, 1908, p. 122.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 41
Geometría Descriptiva;
Topografía e Hidrografía;
Estabilidad de las Construcciones;
Procedimientos de Construcción;
Ingeniería Civil (vías de comunicación terrestre);
Ingeniería Civil (vías de comunicación fluviales y obras hidráulicas);
Economía Política y Elementos de Derecho.
57 “Datos estadísticos correspondientes al año escolar 1910-1911”, AHPM, 1910, I-304, doc. 17.
58 “Textos y programas para la Escuela N. de Ingenieros en 1904”, BIP, enero-septiembre, 1904,
p. 17.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 43
ingeniería en el nuevo siglo. El número de exámenes que fueron re-
queridos ascendió a 652, de los cuales fueron acreditados 612, lo
que demuestra un índice de aprovechamiento elevado.63 El grado se
concedía —en el caso de los ingenieros civiles— una vez realizada
la práctica de campo, presentado el informe correspondiente a ma-
nera de tesis, y una réplica frente a un jurado, el cual debía resolver
necesariamente por unanimidad: “se dispone desde ahora que no se
podrá conceder ya sino por unanimidad de votos la aprobación de
los alumnos en los exámenes profesionales, y que por otra parte di-
chos alumnos tendrán derecho a dos recusaciones de los jurados”.64
Otra de las nuevas disposiciones serviría como antecedente para los
registros de obra que los constructores realizaban estando ya en el
desempeño profesional: “los ingenieros civiles presentan memorias
o descripciones de los trabajos que ejecutan, y las tesis propiamente
dichas son de los mineros, topógrafos o geógrafos”.65 A pesar de la
vigencia de este procedimiento, el Secretario de Instrucción Pública y
Bellas Artes dispuso, a finales de 1910, que fueran publicados aque-
llos trabajos que a juicio de la dirección del plantel así lo ameritaran,
con tirajes de 500 ejemplares.66
Los mejores estudiantes eran estimulados con un premio, sujeto
también a criterios de alta exigencia, como se observa en el comen-
tario de la dirección del plantel:
63 “Datos estadísticos correspondientes al año escolar de 1910-1911”, AHPM, 1910, I-304, doc.
17.
64 “Disposición relativa a exámenes profesionales”, BIP, enero-septiembre, 1904, p. 12.
65 “Oficio de la Escuela Nacional de Ingenieros al Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes,
3 de octubre 1910”, AHUNAM, Universidad Nacional, Rectoría, 1, exp. 3.
66 “Oficio de la Dirección de la Escuela al C. Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. 19 de
octubre 1910”, AHPM, II-305, doc. 7.
67 Esta Ley databa de noviembre de 1869.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 45
The Cleaning and Sewerage of Cities: Baumeister
Notes on Assaying: Peyster Ricketts
Economie Politique: Beauregard
Railroad Constructions: W. Loring Webb
Treatise on Wooden Trestle Bridges: Foster
Bridge Design: Merriman
Manual of Irrigation Engineering: Wilson
Manuel d’Architecture: Kraft
71 “Obras de texto para los cursos en la Escuela Nacional de Ingenieros el año escolar de 1908”,
AHPM, 1908, III-294, doc. 5.
72 “Expediente formado con los documentos relativos a Lista de Obras de Texto para 1898”,
AHPM, 1897, IV-260, doc. 4.
73 Mécanique générale, de Flamat; Cours de mécanique, de Monlau, y Traité de machines, de Reu-
leaux.
74 “Oficio al Señor Director de la Escuela N. de Ingenieros. 4 de julio 1902”, AHPM, 1902, III-276,
doc. 7.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 47
del alcance del Gobierno”;75 y segundo, la institucionalización de
la actividad científica, dado que “la Universidad tiene por función
crear hombres de ciencia, hombres de saber en toda la extensión de
la palabra [...], para adquirir los más altos elementos de la ciencia
humana, para propagarla y para crearla”.76 No obstante lo anterior,
la intervención del Estado permanecía inalterable como necesaria,
como apuntaba Justo Sierra: “Empezaré por confesar que el proyec-
to de creación de la Universidad no viene precedido por una exigen-
cia clara y terminante de la opinión pública. Este proyecto no es po-
pular en el rigor de acepción de esta palabra; es gubernamental”.77
Así las cosas, la de ingenieros pasó a formar parte de la nueva
Universidad, al lado de las otras cinco escuelas nacionales.78 Cabe
señalar que este proceso no significó cambio alguno a los estudios de
ingeniería, como no fuera el otorgamiento de doctorados ex oficio y
honoris causa79 a varios de los ingenieros profesores más connota-
dos, como Valentín Gama, Roberto Gayol, Leandro Fernández y el
propio director de la Escuela, Luis Salazar. En lo que toca a la rama
de ingeniería civil, la situación de la Escuela durante el último año de
funcionamiento autónomo registró a un total de 189 alumnos inscri-
tos, sobre un total de 233. En el aspecto académico, un lento proceso
a favor de la especialización continuó verificándose, al reducirse a
“solamente un año” el curso de Dibujo Topográfico obligatorio, y
adecuar el curso general de Física Matemática a las especificidades
de cada carrera.80
75 “Discurso del señor Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes al presentar a la Cámara de Di-
putados la iniciativa para la fundación de la Universidad Nacional”, BIP, marzo-junio, 1910, p. 589.
76 Ibidem, p. 596.
77 Ibidem, p. 585.
78 De acuerdo con el artículo 2° de la Ley Constitutiva de la Universidad de México, promulgada
el 26 de mayo de 1910, esa institución quedaría constituida por la reunión de las escuelas
nacionales Preparatoria, de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingenieros, de Bellas Artes (en lo
concerniente a la enseñanza de la arquitectura) y de Altos Estudios, esta última, de reciente
creación.
79 “Ley Constitutiva de la Universidad Nacional de México. 26 de mayo 1910”, AHUNAM, Univer-
sidad Nacional, Rectoría, 3, exp. 35.
80 “Decreto de 21 de julio de 1910 por el que se modifica el Plan de Estudios de la Escuela Nacio-
nal de Ingenieros”, BIP, julio-diciembre,1910, p. 370.
81 “Decreto de 23 de marzo de 1911, por el que se expiden las Reglas para estimar el aprove-
chamiento de los alumnos de la Escuela Nacional de Ingenieros”, BIP, enero-marzo, 1911, pp.
613-616.
82 Este documento fue publicado originalmente en: Secretaría del Despacho de Instrucción Pú-
blica y Bellas Artes, Ley Constitutiva de la Universidad Nacional de México, México, Tipografía
Económica, 1910.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 49
siguientes años la Escuela Nacional de Ingenieros siguiera con im-
pulso propio, sin la intromisión directa del poder ejecutivo.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 51
Por supuesto, en diversos sentidos la ingeniería corrió la misma
suerte que las otras profesiones liberales. Sin embargo, fue éste un
proceso lento que no transcurrió de manera paralela a los casos de
las otras dos profesiones reconocidas en la época: Medicina y Leyes.
Cuarenta años tuvieron que transcurrir desde la apertura de la es-
cuela en el gobierno de Juárez hasta la consolidación de la ingeniería
civil a comienzos del siglo xx:
87 “Alocución del Director de la Escuela Nacional de Ingenieros al inaugurarse las clases del ciclo
escolar el 1º de marzo de 1908”, doc. cit.
88 Loc. cit.
89 “Función de los ingenieros en la vida social contemporánea. Ensayo presentado por el Sr. Ing.
Don Agustín Aragón ante la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México. 30 de junio
1900”, AAIAM, IX, 1900, p. 110.
90 “El desarrollo de la arquitectura en México, por el Sr. Ingeniero Arquitecto D. Nicolás Mariscal.
15 de noviembre 1900”, ibidem, pp. 177-179.
91 “Conferencia sobre las aptitudes que deben tener los jóvenes que se dediquen a la carrera de la
ingeniería y las dificultades de adquisición de los conocimientos de la misma carrera y ventajas
del ejercicio de ésta, dada por el Señor Ing. D. Agustín Aragón, el día 26 de enero de 1906, en
la Escuela Nacional Preparatoria”, BIP, agosto-diciembre, 1905-enero-abril, 1906, p. 865.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 53
durante una conferencia en la Escuela Nacional Preparatoria, hacía
hincapié en el asunto:
95 Cfr. M. Bazant, “La República restaurada y el Porfiriato”, en F. Arce Gurza et al., Historia de las
profesiones en México, p. 136.
96 Loc. cit.
97 “Apuntes sobre la libertad en el ejercicio de la Ingeniería y la Arquitectura. Leopoldo Salazar.
11 de diciembre 1901”, AAIAM, X, 1902, p. 302.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 55
es que por la naturaleza misma de las labores que al ingeniero le son
encomendadas, no son los analfabetas los que generalmente requieren
y pagan nuestros servicios profesionales.98
98 Ibidem, p. 293.
99 “La ingeniería como uno de los elementos fundamentales para la reforma de las legislaciones
futuras. Manuel Torres Torija. 25 de noviembre 1900”, AAIAM, IX, 1900, p. 212.
100 M. Bazant, “La República restaurada...”, p. 204.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 57
a bien acordar que pueden concederse licencias para obras de inge-
niería en esta capital, no sólo a las personas a quienes se refieren los
acuerdos anteriores relativos de esta Secretaría, sino además a las
personas que satisfagan los requisitos siguientes: / 1º. Haber obteni-
do un título de Ingeniero en una Universidad o en una escuela oficial
extranjera de reconocida autoridad; 2º. Haber obtenido de la Secre-
taría de Instrucción Pública y Bellas Artes la revalidación de los estu-
dios a que corresponda el título de que acaba de tratarse; 3º. Que el
Director de la Escuela Nacional de Ingenieros, después de examinar
detenidamente los comprobantes de los estudios de la persona de que
se trate, informe a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes
que dichos estudios son suficientes para que se permita al interesado
hacer las obras de la especie de ingeniería que el referido Director in-
dique; 4º. Que haya reciprocidad de derechos para los mexicanos que
vayan a los países de los que son los títulos que motiven en México
estas concesiones; 5º. Que, al ejercer su profesión, los que la ejerzan
anuncien con toda claridad al público la especie de título que posean
o su procedencia.104
104 “Resolución relativa a concesiones de licencias para obras de ingeniería en esta capital”, BIP,
junio-agosto, 1907, p. 699.
105 “Informe a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes. 29 de noviembre 1910”, AHUNAM,
Universidad Nacional, Rectoría, 3, exp. 45.
I nnovaciones y actualizaciones
en materia de ingeniería civil
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 59
estuvo constituido por requerimientos específicos de soluciones ad
hoc; las obras del desagüe en el Valle de México son el caso más
representativo.108 Pero lo que presenta de distinta la realización de
estas actividades dentro de la escuela es que de manera real se in-
corporó la investigación como elemento integrante de la formación
profesional y de las tareas asumidas por el plantel.
Fue a partir de 1897 cuando esta perspectiva cobró fuerza en
la institución. En el presupuesto calculado para el año siguiente los
responsables de la Escuela contemplaron medidas en esa dirección:
108 Como veremos más adelante, esa obra diseñada por mexicanos impactó favorablemente el
desarrollo posterior de la ingeniería civil en muchos sentidos y vino a dar solución a un pro-
blema ancestral. No en balde Porfirio Díaz llamó a los miembros de la junta responsable del
proyecto Beneméritos de la Nación y de la Humanidad.
109 “Informe justificativo del Proyecto de Presupuesto para la Escuela N. de Ingenieros para el año
fiscal de 1898-1899”, AHPM, 1897, III-259, doc. 22.
110 “Reseña de los trabajos correspondientes al año escolar de 1908 a 1909 en la Escuela Nacional
de Ingenieros”, BIP, marzo-agosto, 1909, p. 825.
111 “Informes relativos al Ramo de Instrucción Pública Federal, tomado de los Mensajes Presiden-
ciales…”, doc. cit., p. 10.
112 “Oficio de la Secretaría de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, a la Escuela Nacional
de Ingenieros. 26 enero 1887”, AHPM, 1887, I-229, doc. 25.
113 “Informe general correspondiente al año de 1905”, BIP, junio-diciembre, 1906- febrero, 1907, p. 65.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 61
La intención de instalar en la escuela centros de investigación y
de emplearlos no sólo en beneficio del plantel, sino del conocimiento
científico y tecnológico del ramo, era más que evidente. Desde lue-
go, este objetivo dependía, más que de la voluntad, de los recursos
disponibles para el efecto. Así tenemos, por ejemplo, que para el
ejercicio 1897 se contempló un presupuesto de 400 pesos anuales
para experimentación de materiales, reparación y conservación de
los aparatos y colecciones de la clase de Procedimientos de Cons-
trucción; otros 180 pesos para las prácticas de Estereotomía, Car-
pintería y Estructuras de Hierro; 240 pesos más para el gabinete de
la clase de Vías de Comunicación Terrestres, y 420 para las prácticas
escolares de Topografía, mientras el salario asignado al director de
la escuela ascendía a dos mil pesos anuales.114
El principal promotor de esta faceta de la ingeniería fue el inge-
niero Antonio M. Anza, ex alumno de San Carlos de cuando estaban
vigentes los planes de estudio introducidos por Cavallari, que moder-
nizaron la enseñanza y le imprimieron un sello eminentemente prác-
tico. Era el titular de Procedimientos de Construcción y Experimen-
tación de Materiales, con tres sesiones semanales —lunes, miércoles
y viernes, de 7:30 a 9:00 de la mañana—, cuyo gabinete contaba
con un ayudante de experimentación de materiales, puesto que para
entonces ocupaba el también ingeniero Félix Trigos.115
Desde esta plataforma, Anza, y a través de él la propia escuela,
se encargaron de sostener un ritmo de actualización en los asuntos
de su competencia. Así ocurrió, por ejemplo, con la entrada en es-
cena del concreto armado en la construcción, innovación técnica
que habría de revolucionar los procedimientos de la ingeniería como
indicaba el propio Anza:
114 “Proyecto de Presupuesto de la Escuela Nacional de Ingenieros. 1897”, AHPM, 1897, III-259,
doc. 22.
115 “Al Señor Ingeniero Don Luis Salazar, Director de la Escuela Nacional de Ingenieros. A. M. Anza.
20 de marzo 1908”, AHPM, 1908, VI-297, doc. 22.
116 “Respuesta al Memorandum del Señor Ing. Don Luis Salazar. A. M. Anza. 23 de agosto 1909”,
AHPM, 1910, IV-307, doc. 1.
117 “Proyecto de Presupuesto de gastos de la Escuela N. de Ingenieros para el año fiscal 1910-
1911. Septiembre 1910”, AHPM, 1910, III-306, doc. 7.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 63
Las limitaciones no afectaban únicamente a las materias nuevas.
El Gabinete de Puentes, por ejemplo, donde se ponía en contacto
al alumno con las técnicas tradicionales para construir puentes, así
como con las innovaciones en puentes metálicos,118 contaba con 13
modelos de puentes a escala (casi todos ellos en escala 1/20, de los
cuales uno era de mampostería y el resto de madera), así como con
una locomotora con tres metros de vía, cuyo valor en conjunto ape-
nas rebasaba los dos mil pesos.119
El no poder contar con los equipos idóneos para experimenta-
ción, hecho motivado por problemas de financiamiento, fue com-
pensado de forma ventajosa por una política a favor del incremento
y actualización de acervos bibliográficos y hemerográficos:
118 Uno de los Capítulos del Programa estaba destinado a la historia de los progresos logrados en
“este género de obras”, al estudio de los materiales metálicos y a las consideraciones econó-
micas. Cfr. “Programas de la Escuela de Ingenieros”, BIP, enero-abril, 1903, pp. 280-281.
119 “Inventario de los modelos que forman el Gabinete de Puentes en la Escuela Nacional de
Ingenieros”, AHPM, 1908, V-296, doc. 7.
120 “Informe General correspondiente al año de 1905”, doc. cit., p. 65.
121 “Carta al Sr. Ing. D. Luis Salazar, por W. Moler, 25 de mayo 1907”, AHPM, 1907, II-289, doc. 3. El
texto original dice: “The Committee of Arrangements, appointed by the American Society of
Civil Engineers, wish to specially invite you and the professors of the Escuela de Ingenieros, to
take part in the sessions of the annual Convention of the American Society of Civil Engineers,
which is to be held here, beginning July 8th prox., in the discussions. In order that they may
be prepared to know the topics to be discussed, I herewith enclose a list of the questions for
discussion.”
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taciones; c) resistencia y durabilidad de cimentaciones que antes de
fraguar presenten exceso de agua, falta de compresión o desecación
muy rápida; 3) pavimentos; 4) ferrocarriles eléctricos, y 5) motores
de gas.122 En dicha oportunidad se logró un intercambio fructífero
de experiencias, al entrevistarse los visitantes con académicos y estu-
diantes de la Escuela Nacional de Ingenieros. Uno de los visitantes,
el ingeniero Mansfield Merriman, eminente especialista en Hidráuli-
ca, quedó a tal grado impresionado que publicó un elogioso artícu-
lo en el periódico norteamericano Engineering News, acerca de los
desempeños de sus colegas mexicanos.123
No fue esta reunión bilateral el primer paso de acercamien-
to entre profesionistas de la ingeniería de los países vecinos. Poco
antes, en 1906, el entonces director de la escuela, ingeniero Mateo
Plowes, fue comisionado por el presidente de la República para
“estudiar los planes de estudio que rijan en las principales Escuelas
de Ingenieros de Europa y en los Estados Unidos de América”.124
Al año siguiente, en julio, el gobierno mexicano emitió una resolu-
ción sobre concesiones de licencias para obras de ingeniería civil en
la capital, con la que exigió reciprocidad a favor de los mexicanos
en torno a la concesión de licencias a extranjeros para el ejercicio
de la profesión en la capital de la República.125 Un cierto proceso
de homologación formal estaba teniendo lugar entre los dos paí-
ses, factible a partir del reconocimiento de un determinado nivel
de calidad. Más adelante, y poco antes de la caída del régimen de
Díaz, el gobierno mexicano, por conducto del director de la Escue-
la Nacional de Ingenieros, llevó a cabo una serie de gestiones para
lograr la incorporación de estudiantes mexicanos de ingeniería en
obras de importancia realizadas allá:
122 “Temas que se pondrán a discusión en la reunión de los miembros pertenecientes a la Socie-
dad Americana de Ingenieros Civiles”, AHPM, 1907, II-289, doc. 4.
123 “Reseña de los trabajos correspondientes al año escolar de 1907. Escuela N. de Ingenieros. 2
de marzo 1908”, doc. cit.
124 “Minuta. 28 de septiembre 1906”, AHPM, 1906, III-286, doc. 2.
125 “Resolución relativa a concesiones de licencias para obras de ingeniería en esta capital”, doc.
cit., pp. 669-670.
126 “Oficio # 569, dirigido al Sr. Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. 1 de marzo 1911”,
AHPM, 1910, II-305, doc. 6.
127 “Carta dirigida al Sr. Lic. D. Francisco L. de la Barra, por Luis Salazar”, AHPM, 1910, V-308, doc. 7.
128 “Memorandum de la Secretaría de Estado y del Despacho de Instrucción Pública y Bellas Artes.
17 de diciembre 1911”, AHPM, 1910, II-305, doc. 7.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 67
no se formalizaron hasta finales de 1911,129 cuando el régimen de
Díaz se encontraba en extinción. Aun así, algunos de ellos lograron
participar de este beneficio, como el alumno Ricardo Monges López,
quien años más tarde cumpliría un papel muy destacado en cuanto
al impulso de la ciencia en México.
Las gestiones paralelas que emprendió la parte mexicana por
conducto del director de la Escuela Nacional de Ingenieros y del
embajador de México en Washington con sectores de la iniciativa
privada en Estados Unidos no reportaron el mismo éxito. Compa-
ñías como la Westinghouse Electric & Manufacturing Company,
Southern Railway Company, General Electric, Baldwin Locomo-
tive Works, o Harland & Hollingsworth Corporation, arguyeron
razones diversas para justificar su negativa a la incorporación de
estudiantes mexicanos.130 De cualquier manera, las gestiones al res-
pecto abrieron camino para intercambios que fructificarían más
adelante.
No hay duda de que el ejemplo del pragmatismo que prevalece
en Estados Unidos sirvió cuando menos de inspiración para seguir
insistiendo en darle una orientación más práctica a los estudios de
ingeniería. Valentín Gama, uno de los intelectuales de mayor relieve
durante el porfiriato, externaba de la manera siguiente su convicción
por la práctica: “se olvidan los profundos desencantos que suelen
experimentar los estudiantes cuando al encontrarse con la realidad,
empapados de conocimientos generales se encuentran con que ig-
noran muchas cosas que el obrero o el albañil saben muy bien”.131
El caso es que, a la caída de Díaz, las inercias que se habían intro-
ducido a favor de ajustar más la preparación de los ingenieros a los
terrenos de la práctica, y el acercamiento con las maneras de hacer
en el país vecino del norte, cobrarían fuerza. Desde una perspectiva
institucional, la existencia de una Universidad Nacional facilitaría
más adelante el establecimiento de acuerdos de colaboración. Tal
129 Ibidem.
130 “Memorandum de la oficina de la Unión Panamericana. 29 de noviembre 1911”, AHPM, 1910,
IV-307, doc. 27.
131 “Propuesta de Plan de Estudios para la Escuela Nacional de Ingenieros. Valentín Gama. 1910”,
AHPM, 1910, III-306, doc. 11.
132 “Correspondencia diplomática del Departamento del Interior, Oficina de Educación, Washing-
ton. 28 de julio de 1910”, AHUNAM, Universidad Nacional, Rectoría, 1, exp. 12.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 69
Cabría añadir un “nacionalismo” de muy bajo perfil y la admi-
ración manifiesta por parte del grupo en el gobierno a favor de cul-
turas y procedimientos extranjeros, de donde la contratación de
servicios externos se justificaba ante el riesgo de la “improvisación”.
Resulta claro que la escasa o nula capacitación de empresas mexi-
canas para construcción de obras de gran envergadura contrastaba
con la experiencia de varias empresas extranjeras. Un interesante y
bien documentado estudio sobre la obra constructiva del porfiriato
—El contratista de don Porfirio—133 sostiene la tesis de que uno de
los elementos causales que explicarían esa política de favoritismo
a las empresas extranjeras de ingeniería es el relativo a la ganancia
local en términos de aprovechamiento de la experiencia laboral que
presumiblemente dejaría la firma foránea en un medio que no con-
taba con antecedentes al respecto:
135 “Discurso en la sesión solemne en honor de los socios fallecidos. Pedro A. González”, RMIA,
XVII, 1, 24 de enero, 1939, p. 38
136 “Discurso del Sr. Ing. Nicolás Durán”, RMIA, IX, 3, 15 de marzo, 1931, p. 14.
L A I N G E N I E R Í A C I V I L E N LO S A L B O R E S D E L S I G LO X X 71
coalcos y Salina Cruz, que al igual que las primeramente citadas, se
hicieron en los últimos años del siglo decimonono y los primeros del
vigésimo, se ejecutaron asimismo por extranjeros, que se vieron alta-
mente favorecidos. La perseverante y acertada labor de los ingenieros
mexicanos fue, sin embargo, atenuando en cierta proporción los pre-
juicios a favor de los extranjeros. Y las obras de saneamiento de la
Ciudad de México se hubieran podido ejecutar en su totalidad, por
elementos puramente nacionales, a no haber intervenido otras causas
que llevaron al Gobierno a celebrar un contrato con la casa francesa que
prosiguió los trabajos hasta su conclusión. Al emprenderse muy poco
tiempo después las nuevas obras de provisión de agua potable de la
misma ciudad, ya se dejó el campo libre a los profesionistas mexicanos
y pudo verse claramente que nuestros compatriotas ingenieros, cuando
lo son de verdad, no desmerecen al lado de los mejores y de cualquier
otra nación. Las mencionadas obras del saneamiento que pudieron
realizarse sino hasta que estuvo resuelto otro problema fundamental,
cual fue el del desagüe de la gran cuenca cerrada que lleva el nombre
de Valle de México.137
137 L. Pérez Castro, “Horizonte de los ingenieros civiles en 1868 y en 1918”. RMIA, IV, 6, 15 de junio,
1926, p. 325.
138 “Acta de la sesión del 3 de enero de 1900”, AAIAM, IX, 1900, p. 4.
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de guía para trabajos posteriores. No se trata de una sistematiza-
ción cuidadosa ni exhaustiva, sino incluso arbitraria, elaborada
con el confeso afán de ensalzar los resultados de ese gobierno. Por
esta misma razón, aparece estructurada sobre la base del tipo de
financiamiento,142 como se puede ver en el cuadro 1.
Otra fuente contemporánea corrobora la relación propuesta
por Bulnes, destacando la importancia de una de esas obras, en la
que por cierto el diseño fue enteramente mexicano. En efecto, a
principios de 1911, el ingeniero José Ramón de Ibarrola, miembro
fundador de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México,
y a encargo expreso de ella, presentó a las fiestas del centenario
de la Independencia un resumen de las grandes obras de ingenie-
ría de la época. La versión es la siguiente: la mayor de todas y la
más significativa, fue la obra del desagüe del Valle de México; esta
realización permitió derivar otros desarrollos como las obras de
saneamiento del Distrito Federal; los trabajos de pavimentación
(una vez superadas las inundaciones y los lodazales); la provisión de
aguas. Otras obras complementarias del cuadro, a juicio del mis-
mo autor, fueron las desviaciones de las corrientes “impropiamente
llamadas ríos”,143 los ferrocarriles, que en 1876 tenían una red de
apenas unos 666 kilómetros y para entonces sumaban ya 19 590
kilómetros; los puertos, como Veracruz, Tampico y Manzanillo, y
los puntos terminales del Ferrocarril Interoceánico de Tehuante-
pec, Salina Cruz y Coatzacoalcos; el sistema de faros, fanales, ba-
lizas y bayas, que en conjunto reportaban 131; diversas obras de
riego, fomentadas entre particulares (“el número de concesiones
dadas en estos últimos años para esta clase de obras, acredita el
interés con que los propietarios ven las ventajas de los riegos”);144
y las presas para procurar fuerza motriz, de las cuales la de mayor
importancia fue Encasa, que abastecía de energía eléctrica a la red
de tranvías de la ciudad de México, a los talleres de la Indianilla,
142 Excepto el título, el cuadro aparece tal y como lo presentó Bulnes, aun cuando incorpora
rubros que son irrelevantes para el presente tema.
143 J. R. de Ibarrola, Apuntes sobre el desarrollo de la Ingeniería en México y la educación de ingeniero,
p. 19.
144 Ibidem, p. 21.
Nomenclatura Costo
Obras en la cascada de Necaxa para obtener cien mil caballos eléctricos $ 70 000 000
Tranvías eléctricos en el Distrito Federal $ 10 000 000
Mil quinientos kilómetros de líneas férreas sin subvención, con equipo y todo $ 40 000 000
Capital extranjero para bancos federales y de los estados, con concesión federal $ 90 000 000
Fábrica de gas para alumbrado y calefacción $ 10 000 000
Fundiciones metalúrgicas del “Boleo”, Monterrey, San Luis Potosí, Aguascalientes, Torreón, Velardeña
y Cananea, que salvaron al país de la bancarrota en 1893 o causaron después su progreso $ 40 000 000
Establecimiento de tranvías en todas las ciudades de la República, menos en el D.F. $ 14 000 000
Instalación de alumbrado eléctrico en la ciudad de México y servicio telefónico $ 12 000 000
Total $ 286 000 000
Obras del gobierno contratadas con capitalistas extranjeros, a satisfacción de la opinión pública
Obras del puerto de Veracruz, ejecutadas por la casa Pearson $ 33 000 000
Contratos de Pearson, relativos a Tehuantepec y puertos terminales $ 104 000 000
Obras de desagüe del Valle de México $ 14 000 000
Construcción y equipo de 18 mil kilómetros de vías férreas de concesión federal $ 500 000 000
Obras del saneamiento del puerto Veracruz $ 4 000 000
Obras del puerto de Tampico $ 6 000 000
Obras de saneamiento de la ciudad de México $ 6 000 000
Total $ 667 000 000
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al sistema de alumbrado de la misma ciudad, e incluso a las insta-
laciones del mineral del Oro.
Ahora bien, dado que este libro está dedicado a la ingeniería
civil mexicana, no tiene mayor sentido pormenorizar las obras
que se llevaron a efecto durante el porfiriato bajo la dirección
técnica de personal y empresas extranjeras. Me limitaré —para te-
ner un referente y ofrecer una idea de las técnicas que prevalecían
entonces— a presentar una visión sintética de dos de las construc-
ciones más emblemáticas de la época: el puerto de Veracruz y el
desagüe del Valle de México. Hay que subrayar el hecho de que
en ambos casos el proyecto de ingeniería definitivo fue concebido
por mexicanos.
145 “Memoria descriptiva del Puerto de Veracruz. Agosto 1910”, AHPM, 1910, I-304, exp. II, p. 1.
146 “Memoria núm. 1 del Puerto de Veracruz. Enero de 1900”, AHPM, 1900, I-267, exp. 18, p. 6.
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Después se procedió a la construcción del malecón. Se hizo un
dragado en el sitio, por medio de buzos con una cama de concreto
bien nivelada de dos metros de espesor, y sobre esa capa se colo-
caron bloques de concreto hasta una altura de medio metro sobre
marea baja, y se concluyó la obra por medio de concreto puesto en
el sitio, y con rocas de Peñuela, haciendo el parámetro al mar, de
granito de Noruega. El malecón alcanzó unos tres kilómetros de ex-
tensión, y una parte de la arena dragada del puerto se arrojó en ese
lugar como relleno, formando una superficie de unas 100 hectáreas
como terreno ganado al mar.
Como complemento de las obras se construyeron los faros.
Cabe añadir aquí que desde la creación de la Dirección General de
Faros, en la administración porfiriana, había en México un total de
12 faros, y desde entonces y hasta 1910 se contabilizaron 162, entre
faros, balizas y demás señales luminosas.
La técnica aplicada en el rompeolas que se construyó en la parte
noroeste de la bahía de Veracruz sirvió de modelo para otras obras,
como en el caso de Salina Cruz.
Para concluir con esta parte, expondré algunos de los elemen-
tos más importantes de las obras de desagüe del Valle de México,
que, como se ha señalado en diversas ocasiones, constituyeron un
verdadero hito de la administración porfiriana. Lo primero que hay
que resaltar es lo relativo a la integración de la junta que adminis-
tró los trabajos entre 1886 y 1900, fecha en la que se concluyeron.
Este aspecto ofrece particular interés, porque los dos organismos
que años más adelante se encargarían de la promoción de las dos
grandes áreas en las que se desarrolló la ingeniería civil tienen a esta
junta como claro antecedente. En todos los casos ponen en relieve la
importancia de sus funciones dentro de sus respectivos esquemas de
la administración pública.
A comienzos de 1886 fue designada la junta directiva, según
atribuciones del Ejecutivo Federal, de la manera que sigue: presiden-
cia: general Pedro Rincón Gallardo; vocales propietarios: José Yves
Limantour, Francisco Rivas, Agustín Cerdán y Casimiero del Colla-
do, y como suplentes: Francisco Somera, Manuel A. Campero, Luis
operó en forma ágil, sin la rémora de una pesada burocracia y con ple-
na autoridad para manejar los fondos y tomar las decisiones importan-
tes. Entre sus tareas estaban las de celebrar contratos con proveedores
y empresas contratistas, gestionar empréstitos, efectuar licitaciones en
el extranjero para adquirir maquinaria, negociar con propietarios del
suelo la compra de sus terrenos, tramitar ante las autoridades corres-
pondientes todos los permisos necesarios para la rápida marcha de las
obras, y muchos más.148
147 Todos ellos gente de plena confianza de Díaz, ligados al Ayuntamiento y al mundo de los
negocios. Los dos más importantes: Rincón Gallardo, quien había sido presidente del Ayunta-
miento y gobernador del DF, y José Yves Limantour, entonces un joven abogado con fuertes
aspiraciones políticas, relacionado con personajes como Manuel Romero Rubio.
148 M. Perló Cohen, op. cit., p. 87.
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convocatoria que emitió la junta en 1886 para las obras del túnel,
se presentaron cuatro: la Bucyrus Construction Co. de Ohio; Pierre
Louis Buette de París; los señores Crowson Smith y Hennessy &
Humphreys de San Francisco, y otro grupo mexicano representado
por Orozco e Hidalgo, propuesta esta última que fue rechazada de
entrada por no cumplir con las condiciones estipuladas. A comien-
zos de 1888 la junta firmó el primer contrato con la Bucyrus, que
había propuesto una serie de reformas al proyecto de Espinosa, que a
la postre fueron rechazadas.
Durante todo 1887 se habían conseguido mantener activos a
diversos grupos de operarios en la construcción del túnel, en la per-
foración de las lumbreras y en la excavación del canal, pero los tra-
bajos avanzaban a un ritmo demasiado lento e inaceptable para las
exigencias de la junta. Semejante problema fue analizado y se llegó
a la conclusión de que a los operarios les faltaba capacitación para
una tarea de esas dimensiones y complejidad. En enero de 1888
llegó el ingeniero Leon Derote, de origen belga, lo que significaba
una virtual descalificación no únicamente de la participación de
Espinosa, sino incluso del trazo original que éste había defendido.
La propuesta de Derote incluía fuertes modificaciones al túnel de
Tequixquiac, que fueron aprobadas por la junta y por la misma
Secretaría de Fomento.
Pero el ingeniero Espinosa no se resignó con tal situación y
pronto presentó un detallado estudio en donde impugnaba las mo-
dificaciones propuestas por el ingeniero belga. Después de múltiples
discusiones, la junta acordó solicitar un dictamen a terceros, elec-
ción que habría de recaer en los ingenieros Manuel Gorgollo, Lean-
dro Fernández y Roberto Gayol. Este dictamen fue favorable a la
postura de Espinosa y Derote se vio compelido a dejar la dirección
de las obras y el país. El mismo Gayol comentaría más tarde su be-
neplácito por la intervención de Espinosa, empleando las siguientes
palabras:
El Sr. Espinosa, tan modesto como sabio, basó sus ideas en observa-
ciones científicas y no en fantásticas hipótesis. Con serenidad y juicio
examinó el proyecto de 1856 del Señor Garay, y el trazo de las obras
Como obra de construcción, el Gran canal del desagüe era poco com-
plejo. Esencialmente la labor fue remover tierra y llevarla a una dis-
tancia no menor de 30 metros. Las profundidades a excavar varían
de aproximadamente ocho a casi 22 metros. La excavación incluyó
dos tipos de tareas, cada una de las cuales se sujetaba a una lógica de
producción distinta. En términos económicos, la tarea más importante
149 R. Gayol, “Breve reseña de las obras del desagüe del Valle de México”, AAIAM, 1902, X, p. 273.
150 Op. cit., p. 114.
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fue la excavación mecánica, por medio de dragas, de 7 106 400 metros
cúbicos. Para poder flotar las dragas, sin embargo se tuvo que excavar
a mano una profundidad de dos a tres metros. […] También fue nece-
sario excavar manualmente el tramo del canal comprendido entre el
kilómetro 0 y el kilómetro 9, por su poca profundidad y por el carácter
movedizo del suelo. En total, 4 762 800 metros cúbicos fueron excava-
dos a mano. Como trabajos complementarios a las excavaciones, fue
necesario nivelar el fondo y los taludes y revestirlos con mampostería.
Estas tareas se realizaron esencialmente a mano, aunque se empleó
un Ledgerwood Cableway para auxiliar el trabajo manual de colocar
la tierra a la distancia requerida. Además de la excavación, a la S.
Pearson & Son. se le encargó el tendido de un ferrocarril a lo largo de
doce kilómetros del canal, para entroncarse con los ferrocarriles Mexi-
cano, Hidalgo y el ramal de Zumpango. El contrato incluyó también
la construcción de 22 puentes y acueductos para contar con diversas
vías terrestres y cauces sobre el canal. Este número de obras de arte se
redujo a tres acueductos, dos puentes de ferrocarril y dos puentes para
los caminos a Veracruz y a Cuautitlán, respectivamente.151
La obra del Desagüe general y directo del Valle de México exigida por
sus condiciones topográficas, desde que se fundó la Ciudad, cuyo pro-
yecto definitivo formuló el Sr. Espinosa [ingeniero de Minas] en Sep-
tiembre de 1879 y que con algunos perfeccionamientos ideados por él
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ha llevado a término, servirá para gobernar las aguas de los lagos y de
los ríos del Valle, se convertirán en aguas corrientes las estancadas en los
pantanos; los residuos de nuestras habitaciones, que se acumulaban en
el vaso de Texcoco, incesantemente transportados por las aguas de los
manantiales de los Lagos del Sur, saldrán fuera del Valle; desaparecerán,
en lo sucesivo, las molestias y los perjuicios ocasionados por las inunda-
ciones, que fue el anhelo de nuestros antepasados; es la base de diversas
mejoras sobre irrigación y canalización que sucesivamente irán realizán-
dose con notable provecho, y es cimiento de la obra de Saneamiento de
la Ciudad de México, coronación de la del Desagüe del Valle, y la cual
ya está ejecutándose bajo la dirección y conforme al proyecto formado
por mi distinguido discípulo el Sr. Ingeniero D. Roberto Gayol.155
155 “Acta de la sesión solemne verificada el 25 de abril de 1900 en honor del Sr. Ing. D. Luis Espi-
nosa”, AAIAM, 1900, IX, p. 63.
156 “Informe leído ante las Cámaras Legisladoras por el C. Presidente de la República, el 16 de
septiembre de 1904”, BIP, diciembre, 1904-marzo-junio-julio, 1905, p. 12.
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Gayol tuvo también participación en las cuestiones de pavi-
mentación. La ciudad de México, que contaba ya, según el censo
de 1895, con 331 781 habitantes, comenzaba a experimentar retos
técnicos por el empleo de sistemas de transporte modernos, combi-
nados con los tradicionales:
159 R. Gayol, “Reflexiones acerca de los sistemas de pavimentos”, AAIAM, 1989, II, pp. 14-19.
160 E. Ordóñez, “La cuestión de los pavimentos de la Ciudad de México”, AAIAM, IX, 1900, p. 145.
161 “Informe del C. Presidente de la República. 1910”, BIP, julio-diciembre, 1910, p. 55.
162 I. Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México, p. 19.
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frecuentemente se hicieron semiadaptaciones de conventos, semina-
rios y hasta iglesias, para escuelas, bibliotecas, hospitales, etc”.163 Pre-
dominan sin embargo los edificios públicos: monumentos simbólicos
y funcionales para alojar los nuevos quehaceres de la esfera pública:
En los últimos años del gobierno del general Díaz, cuando se pensó en
que una prosperidad material lo justificaría todo, aun a los ojos de la
oposición más radical, se trató de dejar un testamento de piedra, y se
emprendieron obras arquitectónicas en gran número e importancia.
Casi todas ellas se confiaron —para ser proyectadas y construidas— a
extranjeros. Las poquísimas que fueron a manos mexicanas, se enco-
mendaron a ingenieros militares.164
165 J. A. L. Waddell, “Cimientos para edificios importantes en la Ciudad de México, con especial
referencia al nuevo Palacio Legislativo”, El Nacional, 26 de marzo, 1900, p. 1.
166 “Acta de la sesión del 28 de marzo 1900”, AAIAM, IX, 1900, p. 26.
167 “Prólogo”, en Anales de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, I, 1, 1902, p. ii.
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del éxito en las obras de drenaje de la capital, se plantearon algunos
contemporáneos acerca de la construcción de un metro, según se
constata en una nota de El Imparcial en septiembre de 1897: “Si
cuando se termine la colosal obra de drenaje de la ciudad, el tráfico
ha aumentado, entonces sí se podrá construir una vía de comuni-
cación subterránea, que siempre es preferible a una vía elevada que
dan mal aspecto a las calles de la ciudad.”168
169 Plan de San Luis, ed. de homenaje a la memoria de d[on] Francisco I. Madero en motivo del XXII
aniversario de la Revolución Mexicana, México, Departamento del Distrito Federal, 1932.
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de elementos de donde emergió la necesidad de impulsar la crea-
ción de infraestructura, y de que tal impulso se centrara en manos
mexicanas. En todo caso, fue el resultado de las cuotas de fuerza
evidenciadas en la contienda, sometidas a filtros de conveniencia y
posibilidad política que poco tuvieron que ver con un programa o
con objetivos doctrinales:
la revolución no fue un corte de los procesos del siglo xix, sino una
continuidad de los mismos; no rompió el proceso capitalista; no fue
una lucha de los desposeídos contra los propietarios, sino una con-
tienda privada por el poder; el nacionalismo, más que unificar las di-
vergencias que dividían a la nación y forjarle a ésta una identidad,
fue un instrumento ideológico manipulado por el gobierno contra sus
enemigos […] y las presiones del exterior.175
176 L. Medina Peña, Invención del sistema político mexicano. Forma de gobierno y gobernabilidad en
México en el siglo XIX, p. 332.
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estructural con el exterior (en especial con Estados Unidos) fueron
también características que quedaron vigentes. La ciencia y la tecno-
logía permanecieron dentro de este marco general sin una función
importante en los procesos de acumulación y, por consiguiente, sin
vías para un desarrollo similar al de las naciones industrializadas, ni
estímulos equivalentes a los que se aplicaron en esquemas de planifi-
cación centralizada, como ocurrió en la Unión Soviética.
¿Qué fue lo que cambió? Dejando de lado un análisis que se
encuentra más allá de los objetivos de esta investigación, habría que
decir que, dentro de los cambios efectivos consumados después del
proceso revolucionario, algunos tuvieron un impacto decisivo en el
desarrollo de la ingeniería civil. Tal dinámica no incluyó a los demás
campos del quehacer científico y tecnológico y, de hecho, ni siquiera
a todas las demás ramas de la ingeniería. Adelantando una conclu-
sión que intentaré fundamentar a continuación, diré que la perspec-
tiva de desarrollo para la ingeniería civil obedeció a dos cuestiones
fundamentales: por una parte, la modernización de una estructura
económica perfilada de acuerdo con intereses de un grupo de propie-
tarios que dentro del régimen porfiriano habían sido mantenidos al
margen de los grandes privilegios, y por otra, las obligadas concesio-
nes económicas y políticas que los vencedores militares hubieron de
otorgar a la participación popular. Éstas fueron resultado no de una
acción preconcebida, sino producto de las condiciones concretas que
habían hecho posible la caída de Díaz y después la de Huerta. Se
trata de una síntesis pragmática y no de un programa. En palabras
de Jean Meyer, el resultado se resume así:
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ingeniería civil, si bien la propia mecánica del desarrollo profesional
y la plataforma institucional y académica sobre la que se verificó
aportaron beneficios para el conjunto de las ingenierías. También es
importante subrayar que el despegue de la ingeniería civil se mate-
rializó sobre bases asentadas durante el siglo xix, particularmente
por el fomento a la enseñanza especializada, que había sido decidido
en las postrimerías de la dictadura.
No se trata, en consecuencia, de un impulso generado por la
propia inercia de la ingeniería civil traducida en ejercicio construc-
tivo, sino de un impulso inducido desde fuera. Las condiciones de
excepción impuestas por la violencia habrían de romper una tenden-
cia evolutiva con énfasis en lo teórico que había cobrado forma e
impulso ya durante el porfiriato, para, en cambio, ocuparse de deter-
minadas soluciones inmediatas que afectaron, durante ese tiempo,
más la faceta constructiva que los contenidos meramente epistemo-
lógicos de la profesión; pero tales prácticas se redujeron a atender
una infraestructura de guerra, que, por lo demás, se redujo a obras
de muy poco significado técnico. Las exigencias planteadas por la
circunstancia determinaron que se priorizara entonces el desarrollo
de construcciones de apoyo a las tareas militares, desatendiendo la
construcción de obras de servicio civil y en particular de aquellas
vinculadas con una economía productiva. Algunos aspectos de esta
actividad profesional que apenas despuntaban en las postrimerías
del gobierno de don Porfirio, como es el caso de las construcciones a
base de concreto armado, quedaron virtualmente frenados.
Pero los efectos de la Revolución en el campo de la ingeniería
civil fueron mucho más allá de las aplicaciones durante el proceso
y de las consecuencias a corto plazo. De hecho, la caída del régimen
del general Díaz y el advenimiento de otra estructura de poder, que
se vio obligada a buscar y gestar bases de consenso y alianzas dife-
rentes a las que operaban en la dictadura porfiriana, fueron sucesos
que abrieron una nueva perspectiva favorable para la historia de
la ingeniería mexicana, en sentido cuantitativo y cualitativo. Esta
nueva perspectiva se apoyó, desde luego, en la obra precedente; en
lo que a ingeniería se refiere, en el conjunto de saberes y de experien-
cias acumuladas en un espacio institucional, la Escuela Nacional de
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brían de participar en la gran obra constructiva a partir de los años
veinte, lo expresaría de esta manera:
182 J. J. Saldaña, “La ciencia en el cajón. Un tema para la sociopolítica de la ciencia en América
Latina”, en F. Lazarín Miranda (ed.), Memorias del primer Coloquio Latinoamericano de Historia y
Estudios Sociales sobre la Ciencia y la Tecnología, pp. I-XXV.
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diferencia formal entre lo público y lo privado, dejando claras las
relaciones de dependencia. El fomento y aprovechamiento de la in-
geniería civil, llevados a efecto de conformidad con la función que el
desarrollo de la infraestructura estaba llamado a cumplir dentro de
las estrategias y modalidades en el proceso de acumulación que fue
desplegado en forma concreta en el país después de la caída del régi-
men de Porfirio Díaz, fue una decisión de Estado. Claro, en sentido
estricto, la configuración del Estado, desde el triunfo constituciona-
lista, fue en sí mismo un dispositivo en el proceso de acumulación,
por lo que sus “decisiones” se encontraban ya implicadas en esa fun-
ción. Un estudio reciente, dedicado a las relaciones del poder en el
ámbito de la técnica, define el asunto de la siguiente manera:
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valecientes de acumulación: puertos y ferrocarriles, para los sectores
destinados a exportación de materia prima, y la magna obra del des-
agüe para una metrópoli en la que se concentraba el poder político
y económico; completan el cuadro las obras suntuarias y algunas
obras menores de servicio público. Todas ellas —debe aclararse—
llevadas a efecto con el concurso de empresas extranjeras que even-
tualmente emplearon y aprovecharon las habilidades de ingenieros
mexicanos, pero que a final de cuentas se reservaron los dividendos
no sólo económicos (acaso con la excepción de la gran obra del
desagüe de la ciudad de México). Bulnes, crítico muy radical de la
administración del general Díaz, de plano descalificó lo que algunos
han pretendido ver como una era de “modernización” en México:
“La dictadura porfirista no tuvo obra económica; la casualidad se
la regaló dirigida por la diosa fortuna, que, desde el año 1876 hasta
1910 fue la fiel y abnegada barragana del general Díaz.”186
Está claro que la obra pública en la que tenían injerencia los in-
genieros no contaba con potencial expansivo debido a la renuencia a
fomentar esquemas participativos en la concentración del privilegio
y, más aún, a la preservación de una planta productiva tradicional en
donde la emergencia y el impulso a sectores más dinámicos fue muy
eventual, y en donde, además, las tareas constructivas se asignaban
preferentemente a extranjeros. “En vísperas de la revolución no ha-
bía indicadores de que la estrategia porfiriana de desarrollo no iba
a continuar como lo había hecho por décadas, ni de que el régimen
no iba a persistir con su ‘Revolución desde arriba’, buscando la mo-
dernización sin cambios paralelos en la estructura social agraria.”187
Ésta es, en mi opinión, la razón central que da cuenta de los alcances
de la ingeniería civil que se desarrolló durante el porfiriato y —en
idéntica lógica— de la que se desarrolló después de la revolución.
La idea de una política de bienestar que incluyese a un sector
más amplio que el que había sido beneficiado durante el porfiriato,
asociado a un nuevo concepto de modernidad, se hizo presente ya
desde la Ley expedida el 6 de enero de 1915. Jesús Silva Herzog
188 J. Silva Herzog, El pensamiento económico, social y político de México 1810-1964, p. 490.
189 Cincuenta discursos doctrinales en el Congreso Constituyente de la Revolución Mexicana, 1916-
1917, p. 37.
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En tales condiciones, la obra llevada a efecto en materia de
infraestructura en los seis años de violencia fue más bien escasa y
guarda poca relación con lo acontecido posteriormente, a no ser por
el creciente prestigio ganado por la Escuela de Ingenieros. La obra
emprendida por ingenieros militares fue de escasa significación y
de utilidad inmediata; en una nota de prensa publicada en 1918 se
hizo el siguiente comentario relativo a esa circunstancia: “La fiebre
constructora desarrollóse en una época aciaga para los constructo-
res civiles y bonacible para los ingenieros militares, que usurparon el
dominio de los arquitectos y levantaron edificios que no descuellan
precisamente por su buen gusto.”190 Durante el interinato de Francis-
co León de la Barra, siendo secretario de Fomento Manuel Calero, y
de Obras Públicas, Manuel Bonilla, se le dio continuidad a proyectos
ya puestos en marcha antes de la caída de Díaz, como las obras de
saneamiento de la ciudad de México para ensanchar el colector y las
atarjeas, así como los trabajos de prolongación del Gran Canal; se
emprendieron estudios para el encauzamiento de las aguas del río
Colorado, con la participación de la Secretaría de Relaciones Exte-
riores, y las obras de defensa de la rivera derecha del Bravo. Otras
iniciativas, como la urbanización de las colonias De la Bolsa y More-
los, en el Distrito Federal, así como reparaciones en los caminos que
comunicaban a esa capital con Cuernavaca, Toluca, Tlalnepantla y
Pachuca, fueron llevadas a efecto “especialmente por la necesidad de
dar empleo al mayor número de brazos”.191 Los trabajos clasificados
dentro del ramo de obras públicas se completaron con el aumento en
menos de 100 kilómetros de la red ferroviaria de jurisdicción federal
y con pequeñas inversiones en telégrafos y correos.
Más adelante, ya en la administración de Madero, fue creada
la Inspección de Caminos, Carreteras y Puentes, “en vista de que las
grandes carreteras de la República han quedado abandonadas”,192
que se circunscribió a iniciar la elaboración de un diagnóstico de la
193 Secretaría de la Presidencia, México a través de los informes presidenciales, 10. La obra hidráulica,
p. 56.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 107
funciones “los medios más adecuados para llevar a cabo el riego”.194
Desde luego, la carencia de recursos y todas las demás dificultades
que se encontraban presentes en la escena nacional, minimizaron el
alcance de estos dispositivos, pero el germen para el posterior des-
pliegue de realizaciones vinculadas con la ingeniería civil estaba ya
presente.
Los párrafos que aparecen a continuación están extraídos de
un documento fechado el 11 de junio de 1912, y se refieren a “la
construcción de una inmensa presa, que será una de las principales
de la República”.195 Aunque se trata de un proyecto cuya materia-
lización fue entorpecida y postergada por las circunstancias, resul-
ta muy revelador en cuanto a los procedimientos que se estaban
ensayando para la realización de obras de infraestructura de cierta
escala, “inspirándose no en el negocio sino en el amor a la Patria,
cuya paz en estos momentos con urgencia requiere la ejecución de
estas obras”.196 El proyecto, calculado para almacenar 70 millones
de metros cúbicos de agua en el Cañón de Fernández, Municipio de
Huichapan, había sido arreglado entre particulares y con un plan
de financiamiento por medio de bonos emitidos por el gobierno del
estado de Hidalgo:
198 Secretaría de la Presidencia, México a través de los informes presidenciales, 10..., pp. 59-60.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 109
burocráticos que eran característicos de las dependencias oficiales).
Tal alternativa había sido aplicada en la construcción del Puerto de
Veracruz, en el desagüe del Valle de México, en las obras de sanea-
miento y distribución de agua potable en la capital de la República,
y ahora comenzaban a aplicarse en la construcción de caminos y
en la obra hidráulica, esferas que habrían de constituirse precisa-
mente en los ejes del desarrollo de la obra pública y, con ella, de la
ingeniería civil. El modelo, como se constata, era de cuño porfirista,
por lo que su carácter novedoso se refiere sólo a las dimensiones y
a la cobertura así como también a la contratación de profesionales
mexicanos.
Otra de las variables en donde se constata una línea de con-
tinuidad antes y después de la Revolución —a la que me he refe-
rido líneas atrás— es la de la educación profesional. En efecto, la
atención con la que había sido privilegiada la Escuela Nacional de
Ingenieros durante el gobierno del general Díaz no tuvo retroceso ni
siquiera durante la administración de Huerta. Es obvio que dentro de
las muchas condiciones heredadas del porfiriato, ésta fue de las que
se conservaron intactas, por motivos que no incluyeron al conjunto
de los planteles universitarios, lo que revela, desde este otro ángulo,
la valoración de la ingeniería en la nueva perspectiva. En muchos
sentidos se podría decir que la Revolución apenas si se dejó sentir en
los planteles universitarios, que prosiguieron con su vida académica
con muy escasa afectación por los acontecimientos.
El impacto de la Revolución en el devenir de la Escuela Nacional
de Ingenieros apenas si es perceptible en determinadas “presiones”
para ajustar sus enseñanzas a los requerimientos coyunturales. De
mucho mayor significado, en cambio, resulta el ostensible apoyo a
la continuidad de sus tareas. En este primer sentido, se pueden men-
cionar modificaciones a sus diseños curriculares sugeridos por la
superioridad. Un oficio circulado de forma interna en el plantel, fe-
chado en mayo de 1914, muestra la relación de asignaturas militares
incorporadas al plan de estudios: Topografía Militar, impartida por
los profesores Braulio Martínez y Silverio Alemán (dos horas a la
semana); Caminos Estratégicos y Construcción Rápida de Puentes,
por los profesores Carlos Daza, Fernando Dublán, Bartola Vergara y
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 111
Considerando que se mantuvo al rector (Eguía Lis) y a los directores
de Medicina e Ingenieros (Urrutia y Luis Salazar), y que se nombró a
Julio García en Jurisprudencia, a Ezequiel Chávez en Altos Estudios
[…] y a Miguel Ávalos en la Preparatoria, y considerando también
que la Universidad Nacional sería apoyada económicamente por el
gobierno, era predecible que ésta tendría un exitoso año académico.
Obviamente la condición básica era la tranquilidad político-militar en
la Ciudad de México, exigencia satisfecha, por lo que los resultados
fueron positivos. Un ejemplo podría ser la Escuela de Ingenieros, cuyos
estudiantes obtuvieron muy altas calificaciones en los exámenes de
finales de 1913 y donde el número de solicitudes de inscripción para el
curso de 1914 muestra que la escuela estaba sorteando la crisis mejor
de lo que podría pensarse.204
204 J. Garciadiego, Rudos contra científicos: la Universidad Nacional durante la Revolución Mexicana,
p. 240.
205 “Ley de la Escuela Nacional de Ingenieros”, 20 de abril, 1914, AHPM, 1914-I-327, exp. 30, leg. 1.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 113
que hizo otorgando a la primera una posición fuerte ante el resto del
gabinete, financiándolas generosamente y respetando las decisiones in-
ternas de la segunda.207
210 El dato es parte de las cláusulas comunes de las concesiones otorgadas en esa época a través
de la Secretaría. En este caso: “Contrato entre la Secretaría y la México Plantagen Gesellschaft
mit beschraenkter haftung, para construir y explotar un muelle con sus vías correspondientes
en la bahía de Puerto Ángel”, Diario Oficial, 22 de octubre, 1917, p. 306.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 115
político y económico a medida que aumentaba su número y su impor-
tancia económica.211
211 F. Katz, De Díaz a Madero, p. 10. Este texto es la versión corregida y aumentada de la introduc-
ción al libro del mismo autor, La guerra secreta en México, 1982.
212 Ibidem, p. 40.
213 F. Valdés Ugalde, Autonomía y legitimidad: los empresarios, la política y el Estado en México, p. 97.
214 R. Flores Magón, Vida y obra. Semilla libertaria, I y II, p. 36. Apud J. Silva Herzog, Breve historia de
la Revolución Mexicana. Los antecedentes y la etapa maderista, p. 240.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 117
necesario pero no suficiente—, sino darle un contenido positivo y una
estrategia global al proceso revolucionario.215
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 119
fueron representantes de los intereses de un sector burgués que tomó
las riendas del movimiento desde un principio.218
221 A. J. Pani, Alocución de bienvenida a los delegados al Primer Congreso Nacional de Industriales,
25 de noviembre, 1917, p. 40. El texto es un folleto sin referencia editorial, compilado por la
Biblioteca Nacional en un volumen titulado Miscelánea.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 121
Desde luego la visión de Pani se soportaba en la visión oficial.
La presentación del nuevo texto constitucional, aparecida en el Dia-
rio Oficial el 2 de mayo de 1917, se refirió así al asunto:
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 123
cendental y noble: el de construir los cimientos de la humanidad que
al comprender sus propios destinos gloriosos y eternos, haga que cada
hombre se le incorpore espontáneamente por el pensamiento y por la
acción, y labore armónicamente con los demás en pro de la colectividad
para obtener de tal modo la brillante civilización del porvenir.224
L os dispositivos institucionales
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 125
la administración pública que heredó la Revolución. Una vez conso-
lidado el triunfo de los carrancistas y promulgada la Carta Magna,
en abril de 1917 se expidió la Primera Ley de Secretarías y Depar-
tamentos de Estado. La nueva estructura contempló los siguientes
cambios: una reunificación de los asuntos relacionados con el exte-
rior y el gobierno interno del país, en la Secretaría de Gobernación;
desaparición de la Secretaría de Negocios Eclesiásticos e Instrucción
Pública; desaparición de la función de colonización de la Secretaría
de Fomento; y la creación de la Secretaría de Comunicaciones. En
relación con el nuevo concepto de departamentos, los primeros que
existieron fueron los siguientes: Judicial, Universitario y Bellas Ar-
tes, y Salubridad Pública. La iniciativa de ley publicada en el Diario
Oficial en julio de 1917 asentó que “para el despacho de los nego-
cios de orden administrativo Federal, habrá seis Secretarías y cuatro
Departamentos”,226 definiendo, según el artículo 5, las funciones de
la Secretaría de Comunicaciones.
Esta estructura prevaleció por muy poco tiempo, ya que el pro-
pio Carranza, en diciembre del mismo año, derogó la ley y decretó la
Nueva Ley de Secretarías de Estado, que prevaleció durante el tiem-
po en que se consolidó el sistema y que fue en realidad el basamento
para el desarrollo de la infraestructura. La “Exposición de Motivos”
de este cuerpo legal presentó las directrices políticas e ideológicas
que orientarían las tareas en este campo, procurando marcar distan-
cia respecto del antecedente porfiriano y abriendo al mismo tiempo
una perspectiva nueva en donde justamente se perfilaba el papel y
la manera en que se desempeñaría la ingeniería civil. El documento,
publicado en el Diario Oficial el 31 de diciembre de 1917, dice lo
siguiente:
226 “Iniciativa de Ley que el C. Presidente de la República somete a la aprobación del H. Congreso
de la Unión, respecto de las Secretarías y Departamentos que habrá para el despacho de los
negocios del orden administrativo”, Diario Oficial, 24 de julio, 1917, p. 854.
227 “Nueva Ley de Secretarías de Estado”, Diario Oficial, 31 de diciembre, 1917, p. 691.
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Artículo 7°. Corresponde a la Secretaría de Comunicaciones y Obras
Públicas: Costas; Puertos; Faros; Marina Mercante; Vías Navegables;
Obras que se ejecuten en terrenos nacionales, ya sea costeadas por
la Federación o por concesión otorgada a particulares; Ferrocarriles;
Caminos carreteros nacionales e inspección de los privados; Construc-
ción y reconstrucción de edificios públicos; Monumentos y todas las
obras de utilidad y ornato costeadas por la Federación, excepto las del
ramo de guerra de carácter estratégico; Jurisdicción sobre el sistema
hidrográfico del Valle de México; Intendencia y Obras de conserva-
ción en los Palacios Nacional y de Chapultepec; Correos interiores;
Unión Postal Universal; Subvención a vapores y ferrocarriles para ve-
rificar transportes de correspondencia; Giros postales en el interior
de la República; Giros postales internacionales; Telégrafos y teléfonos
federales; Concesión para establecer líneas telegráficas y telefónicas
particulares y vigilancia sobre ellas; Vigilancia de las líneas telegráfi-
cas y telefónicas de los ferrocarriles; Radio-telegrafía y radio-telefonía;
Concesión para establecer estaciones inalámbricas y vigilancia sobre
ellas; Correspondencia con naciones extranjeras, para intercambio de
mensajes y señales de las estaciones inalámbricas; cables; Contratos
con compañías telegráficas y telefónicas y cablegráficas internaciona-
les; Giros telegráficos.228
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 129
na. En diversos sentidos, fueron factores de definición del México
contemporáneo, y expresión del alcance transformador de la Re-
volución. En su informe a la nación, previo a la creación de estas
comisiones, Elías Calles había dicho: “El Gobierno no ha omitido
sacrificio para abrir nuevas vías de comunicación, convencido de
que sin éstas es imposible el progreso del comercio, de la industria y
el acrecentamiento de la riqueza pública.”232 También la Universidad
estrechó lazos con el gobierno:
232 Secretaría de la Presidencia, México a través de los informes presidenciales, 8. Las comunicacio-
nes, p. 198.
233 “Plutarco Elías Calles”, BUNM, III, 1 de enero, 1927, p. 5.
234 P. Connolly, op. cit., p. 221.
235 “Ley de 30 de marzo de 1925 estableciendo un Impuesto Federal sobre ventas de primera
mano, de gasolina”, Diario Oficial, 6 de abril, 1925, p. 1729.
236 Ibidem, p. 1730.
237 “Reglamento que normará los trabajos de la Comisión Nacional de Caminos”, Diario Oficial, 31
de agosto, 1925, p. 19.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 131
Preparar primero y poner luego en práctica, previa aprobación expre-
sa del Ejecutivo por conducto de la Secretaría de Comunicaciones y
Obras Públicas para esto último: a) el programa a que deba sujetarse
la construcción de caminos nacionales con los fondos especiales pues-
tos a su cargo, así como las ampliaciones y modificaciones del mismo
programa a que de tiempo en tiempo haya lugar; b) los proyectos y
presupuestos generales relativos a cada uno de los caminos compren-
didos en el programa; y c) los arreglos y contratos que a su juicio sean
necesarios o convenientes para el mejor logro de sus fines y cumpli-
miento de los dos incisos anteriores.238
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 133
En abril de 1932, bajo la presidencia de Pascual Ortiz Rubio,
fue creada la Dirección Nacional de Caminos para sustituir a la Co-
misión, ya como dependencia directa de la Secretaría de Comunica-
ciones y Obras Públicas.
Éste fue el marco normativo y jurídico sobre el que tuvo efecto
el desarrollo de la ingeniería civil en el ramo de carreteras y puentes.
Similar criterio se adoptó para la puesta en marcha de una estrategia
de impulso a la construcción de obras hidráulicas, que incluyó por
cierto la generación eléctrica. La Comisión Nacional de Irrigación fue
creada el 4 de enero de 1926, publicado el Decreto en el Diario Ofi-
cial cinco días más tarde, y dio comienzo a sus funciones el día 28
del mismo mes. Los antecedentes legales de las previsiones que mar-
caron el nacimiento de esta Comisión datan de la Ley del 5 de junio
de 1888,243 y después de la Ley sobre aprovechamiento de aguas de
jurisdicción federal, del 16 de diciembre de 1910, donde ya apareció
estipulado un orden de prioridades para el otorgamiento de conce-
siones: “I. Para usos domésticos de los habitantes de las poblaciones;
II. Para servicios públicos de las poblaciones; III. Para riego; IV. Para
la producción de energía; V. Para otros servicios industriales, y VI.
Para entarquinamiento de los terrenos.”244 Estas dos disposiciones
fueron realizadas durante el gobierno de Díaz y no contuvieron, por
lo mismo, los elementos que permitirían el desarrollo de la ingeniería
civil realizada en México, como se hizo en la etapa siguiente, ya que,
por ejemplo, preveían concesiones para la construcción de obras “por
tiempo indefinido” y a manos de los particulares interesados. En este
sentido, el del fomento a la construcción, es interesante una “autori-
zación al Ejecutivo para conceder a los particulares y compañías el
uso de aguas de jurisdicción Federal con objeto de aprovecharlas en
irrigación o como potencia aplicable a diversas industrias”,245 emitida el
6 de junio de 1894, previendo la participación de ingenieros (artículo 2;
dado que el régimen torrencial del sistema hidrográfico del país que
amerita para su eficaz aprovechamiento la construcción de obras de
almacenamiento o de regularización, que tanto por su importancia
como por su reducido atractivo como inversión, salen de los límites de
la actividad privada, es obligación del Estado acudir a la realización
de esas obras en obsequio de los intereses colectivos que le están en-
comendados.246
246 “Decreto expedido por el C. Presidente de la República estableciendo la renta federal sobre
uso y aprovechamiento de aguas públicas sujetas al dominio de la Federación”, Diario Oficial,
11 de julio, 1917, p. 785.
247 Loc. cit.
248 “Ley sobre Irrigación con aguas Federales”, Diario Oficial, 9 de enero, 1926, p. 99.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 135
nal de Irrigación. La mencionada Comisión dependerá de la Secre-
taría de Agricultura y Fomento y constará de tres miembros nom-
brados por el Presidente de la República, por conducto de la propia
Secretaría.249
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 137
En cualquier caso, las articulaciones entre el desarrollo de la
infraestructura promovida por el Estado, y la Universidad Nacional,
estaban consolidadas y habrían de operar sin afectarse mayormente
con los cambios de estatus legal.
254 L. Pérez Castro, “Horizonte de los Ingenieros Civiles en 1868 y en 1918”, RMIA, IV, 6, 15 de junio,
1926, pp. 273-326, p. 302.
255 Ibidem, p. 303.
256 Secretaría de la Presidencia, México a través de los informes presidenciales, 1. Los mensajes políti-
cos, p. 226.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 139
por el Colegio de México, se describe el proyecto callista en los si-
guientes términos: “un proyecto modernizador, orgulloso y patrio-
ta, que recorre y modifica las estructuras; un plan sin demagogia,
que no puede realizarse sin el desarrollo metódico de todas las fuer-
zas productoras del país y la explotación intensiva de las riquezas
nacionales”.257 Por ello, en no pocas ocasiones se ha equiparado a
Calles con don Porfirio, como gran constructor, pero, a diferencia
de aquél, el de Guaymas, Sonora, sostuvo una postura nacionalista,
casi xenófoba.
No obstante, la puesta en marcha de los trabajos de las comi-
siones se llevó a efecto elaborando sendos contratos con compañías
extranjeras dedicadas a la construcción. El primero de diciembre de
1925 el influyente diario El Universal publicaba en su primera plana
la siguiente nota: “se confirma que el Ejecutivo Federal ha apala-
brado un contrato con una poderosa compañía americana para la
construcción de las grandes obras de irrigación que se han venido
anunciando y que importarán cuarenta millones de pesos, suma que
será amortizada en tres anualidades”.258
Justo ese mismo día en que apareció la nota, un grupo de inge-
nieros se reunió en la ciudad de México para acordar una postura
sobre las inminentes obras de construcción de carreteras y presas,
decidiendo “pedir al Señor Presidente que las Obras Públicas sean
hechas y dirigidas por mexicanos”.259 Era el inicio de una moviliza-
ción que se apoyaba en el ya constituido Centro Nacional de Inge-
nieros, y en la que tuvo parte protagónica el ingeniero Modesto C.
Rolland; “solicitamos —decía el desplegado— a todos los ingenieros
mexicanos, sin distinción de escuela o de categoría, den su apoyo a
esta petición, mandando su decisión por telegrama o por carta”.260
Efectivamente, los primeros trabajos de caminos, que compren-
dieron los de México-Puebla; México-Toluca; México-Cuernavaca;
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sa fue acompañada del siguiente comentario de prensa: “Existe en
México desde hace tiempo la necesidad de que compañías construc-
toras verdaderamente importantes puedan tomar a su cargo obras
que por su magnitud exigen para la ejecución de equipo sumamente
costoso.”262
El caso es que cuando las agrupaciones gremiales de ingenieros
mexicanos tuvieron conocimiento de que el programa de obras iba
a ser concesionado a compañías extranjeras, tal y como había ocu-
rrido en el porfiriato, la reacción fue de fuerte indignación. Una vez
que se hubo logrado el consenso para evidenciar una postura común
frente a las autoridades federales, los señores ingenieros Miguel
Ángel de Quevedo, A. Santacruz, Joaquín Pedrero Córdova, Mo-
desto C. Rolland, Ángel Lascurain y Osío, y Donato Guerra Alar-
cón —quienes habían formado la comisión respectiva— enviaron
un memorial al presidente de la República, que me permito citar en
extenso por todo lo que revela en cuanto a la visión y a la confron-
tación que tuvo lugar en ese momento decisivo:
262 “Se establece una Cía. Constructora”, Excélsior, 23 de abril, 1922, 3ª, p. 10.
263 “Ingenieros mexicanos se dirigen al Presidente”, El Universal, 10 de diciembre, 1925, pp. 1 y 10.
Véase también: D. Baptista González y J. J. Saldaña, “La participación política y reivindicación
gremial del Centro de Ingenieros de México ante la construcción del Estado mexicano en
los años veinte”, en F. Lazarín Miranda (ed.), Memorias del primer Coloquio Latinoamericano de
Historia y Estudios Sociales sobre la Ciencia y la Tecnología, 2007, pp. 1221-1230.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 143
Cabe aclarar que el Colegio Militar se deslindó unos días más
tarde del pronunciamiento.
La respuesta ahora vino por cuenta del subsecretario de Comu-
nicaciones y Obras Públicas, ingeniero Eduardo Ortiz, “por acuerdo
del mismo Primer Magistrado”, con fecha del 11 de diciembre del
mismo año:
264 “El Gobierno rechaza un cargo de los Ingenieros”, El Universal, 13 de diciembre, 1925, p. 1.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 145
errores que ellos mismos cometieron en sus primeras construcciones
y es sin duda una política sana y firme apoyarse en la experiencia del
país que tiene mejor y más extensa red de caminos.266
269 “Opiniones sobre el Proyecto de Ley de Irrigación que va a discutirse”, El Universal, 5 de diciem-
bre, 1925, p. 4.
270 “Fue aprobada ayer la Ley sobre obras de Irrigación”, El Universal, 10 de diciembre, 1925, p. 1.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 147
a los ingenieros y trabajadores mexicanos; que no suceda como en
la construcción de caminos, donde los extranjeros han tenido esa
preferencia”.271 La Ley fue aprobada por unanimidad con 154 votos.
Acerca de las monumentales obras de ingeniería implicadas en la
nueva Ley, el ingeniero Luis León, secretario de Agricultura, refirió:
El financiamiento de la infraestructura
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óptimas, es doblemente significativo, porque la obtención de fondos
para ese propósito no tuvo relación ni fue consecuencia de una pro-
gramación del egreso público basada en una solvencia hacendaria,
ni mucho menos en un superávit. Por el contrario, para financiar
la infraestructura fue necesario echar mano de procedimientos ex-
traordinarios, que ponen de relieve la importancia de ese programa
dentro de la administración pública.
Ahora bien, estudios recientes sugieren que los bajos volúmenes
de inversión pública que se canalizaron durante los primeros años
posteriores al triunfo de la Revolución a las áreas relacionadas con
el desarrollo de la ingeniería, más que un problema de insolvencia,
respondían a una determinada concepción sobre el papel del Estado,
que en ese sentido difería muy poco de la práctica porfiriana.
El uso de los fondos federales que hizo Madero durante su primer año
en el poder, así como sus proyectos para el segundo año, nos muestran
que Madero era tan conservador en asuntos económicos como en re-
forma agraria. De 1911 a 1912 Madero y su tío Ernesto, ministro de
Hacienda durante todo el año fiscal, planearon emular los desembol-
sos de Díaz en inversiones económicas, sociales y administrativas. […]
De hecho, Madero no fue más radical que Porfirio Díaz, y tampoco
cambió la estructura de gobierno.276
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 151
La Caja de Préstamos, como se ve en el decreto de 17 de junio último,
va á poder hacer operaciones directamente con las personas ó socieda-
des que obtengan concesiones del Gobierno para obras de irrigación,
ó por conducto de algún otro Banco de Concesión Federal y bajo su
garantía, con empresas agrícolas, ganaderas o explotadoras de com-
bustible mineral y metalúrgico.278
278 “La Caja de Préstamos para obras de irrigación y fomento de la agricultura”, El Tiempo, 12 de
agosto, 1908, p. 2.
279 A. Oñate Villarreal, “Banca y agricultura en México: la Caja de Préstamos para obras de irriga-
ción y fomento a la agricultura, 1908-1926”, p. 30.
280 “Decreto facultando al Ejecutivo de la Unión para invertir, por ahora, hasta veinticinco millo-
nes de pesos en obras para aprovechamiento de aguas para la agricultura y ganadería”, Diario
Oficial, 17 de junio, 1908, pp. 778-779.
281 A. Oñate Villarreal, op. cit., p. 48.
282 Ibidem, p. 100.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 153
las empresas que mediante los respectivos contratos de concesión,
otorgados por la Secretaría de Fomento, se obliguen a ejecutar obras
de aprovechamiento de aguas para la agricultura y la ganadería […]
son las únicas que podrán obtener directamente de la Caja de Présta-
mos, mediante hipoteca o prenda, los fondos que necesiten para llevar
a cabo las mencionadas obras.283
283 “Convenio en virtud del cual el lic. José Yves Limantour, secretario de Estado y del Despacho
de Hacienda y Crédito Público, en representación del Ejecutivo Federal, otorga, a los bancos
Nacional de México, de Londres y México, Central Mexicano y Mexicano de Comercio e In-
dustria, concesión para el establecimiento de la Caja de Préstamos para Obras de Irrigación y
Fomento de la Agricultura, S. A.”, Diario Oficial, 4 de septiembre, 1908, p. 59.
284 Ibidem, p. 113.
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bancos concesionarios de la Caja, quienes son los tenedores de la
mayoría absoluta de las acciones”.287
Desde luego, la reestructuración del organismo crediticio se con-
cibió en paralelo a una política de redistribución de la propiedad
agrícola, uno de los asuntos torales del nuevo proyecto nacional, que
habría de tener impacto determinante en los asuntos relacionados
con el desarrollo de la infraestructura, incluidos los esquemas de fi-
nanciamiento. De hecho, al ser poseedor de la mayoría absoluta de
las acciones, el gobierno federal convirtió este organismo en una ins-
titución de crédito oficial encargada de realizar funciones de utilidad
pública. Sin embargo, y por motivos que no únicamente tuvieron que
ver con la agitación política de la época, los resultados de este sistema
de financiamiento en beneficio de obras relacionadas con ingeniería
civil fueron casi nulos, y la mayoría del crédito se canalizó a pago
de pasivos de haciendas y compañías agrícolas y, en mucha menor
medida, a obras de irrigación.288 En la práctica, la Caja de Préstamos
sirvió para fomentar la concentración del ingreso, para paliar erro-
res administrativos y para otras cosas, pero apenas podría decirse
que sirvió para los propósitos explicitados, entre ellos la creación de
obras de infraestructura. En 1925, al cerrar un ejercicio récord en
ganancias de esa institución bancaria y poco antes de su extinción,
uno de los vocales de la Caja se refirió así a sus actividades: “este
estado aparentemente bonacible [había obtenido ganancias por más
de 9 millones de pesos] de la Caja viene a dar una idea de que no está
llenando los fines para los cuales fue creada y más bien, a fuerza de ir
abandonando los propósitos iniciales, ha venido a constituirse en el
más grande latifundista que existe en el país”.289
Cabe decir que incluso en este tiempo las iniciativas experimen-
tales para allegarse financiamiento para obra pública se hicieron pre-
sentes. A fin de ilustrar acerca de ciertos procedimientos que fueron
“ensayados” durante esa primera etapa de gobiernos revoluciona-
rios, citaré a continuación los datos que resumen la manera en la que
287 SHCP, “Iniciativa de Ley sobre crédito agrícola”, 1 de diciembre, 1911, citado en ibidem., p. 121.
288 No más de 5 por ciento del crédito aplicado hasta 1912 fue destinado a obras hidráulicas.
289 “Gran utilidad tuvo la Caja de Préstamos”, Excélsior, 10 de enero, 1925, p. 1.
290 “Oficio dirigido al Sr. Presidente de los E.U. Mexicanos Dn. Francisco I. Madero”, AGN, Francisco
I. Madero, 159.2, exp. 004688, 11 de julio, 1912.
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programáticos de las diversas facciones en lucha, aunados a la cri-
sis internacional originada por la guerra mundial, terminaron por
inhabilitar el funcionamiento de los procedimientos bancarios y de
los mecanismos de inversión en general, y abrieron paso a condi-
ciones de excepción urgidas por la contienda: la ausencia de bases
firmes para la circulación de dinero fiduciario, el ocultamiento de
los metales preciosos y su consiguiente escasez, fueron elementos
determinantes en las pérdidas experimentadas no sólo por la Caja,
sino por otras instituciones de crédito. En este periodo la emisión de
papel moneda sin respaldo sólido y la requisición de bienes fueron
recursos generalizados. La Caja comenzó a aceptar pagos en papel
moneda por concepto de intereses vencidos, y poco a poco cayó en
situación de insolvencia.
Después de las “Adiciones al Plan de Guadalupe” y de la Ley del
6 de enero de 1915, cuando el constitucionalismo proclamó la nece-
sidad de fomentar una reforma agraria, Carranza intentó adecuar el
único instrumento con que contaba entonces para llevar a efecto su
versión de la solución del problema agrario. Consecuentemente, el
12 de mayo de 1916 se estableció el control gubernamental sobre
el funcionamiento de la sociedad que sustentaba la Caja. Más tarde,
en junio de 1917, se le dio jerarquía de institución de Estado.
Al quedar instalado el Congreso, el 15 de abril de 1917, el pri-
mer jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Eje-
cutivo, presentó un balance sobre el estado de la hacienda pública
en el periodo precedente, en donde de manera escueta se refirió a la
dislocación del sistema en los siguientes términos:
291 Secretaría de la Presidencia, México a través de los informes presidenciales, 4. La hacienda públi-
ca, t. 2, p. 299.
292 Ibidem, p. 350.
293 J. Herrera y Lasso, Apuntes sobre irrigación: notas sobre su organización económica en el extran-
jero y en el país, p. 191.
294 “Decreto expedido por el C. Presidente de la República con fecha 6 de julio de 1917, estable-
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 159
De cualquier manera, la obra pública en esos años fue insignifi-
cante, pues se redujo el mantenimiento de algunos caminos, y a aten-
der solicitudes de puertos presentados generalmente por compañías
petroleras. Por ende, la dinámica financiera también mostró en este
sentido una actividad muy pobre. La vía de los empréstitos tampoco
sirvió para dar impulso a los requerimientos de infraestructura, no
obstante que gestiones de Álvaro Obregón, con asesoramiento de
Pani, intentaron a mediados de 1922 restablecer al país como sujeto
de crédito, según un memorando firmado el 16 de junio de ese año,
documento en el que, después de comprometerse a la “reanudación
del servicio de la Deuda Exterior del gobierno de México en estricta
consonancia con sus posibilidades financieras”, procuraría fondos
para obras:
ciendo la renta federal sobre uso y aprovechamiento de las aguas públicas sujetas al dominio
de la federación”, Diario Oficial, 11 de julio, 1917, p. 785.
295 “Memorando sobre la posibilidad de restablecer la vigencia del Decreto que ratificó el conve-
nio de 16 de junio de 1922”, APEC, exp. 45, leg. 2/6, inv. 4322.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 161
y aplicar los fondos que se recauden por concepto del impuesto sobre
ventas de primera mano de gasolina, establecido por la propia ley, así
como los productos del impuesto ad valorem sobre tabacos labrados,
destinados a la construcción de caminos nacionales.299
299 Secretaría de la Presidencia, México a través de los informes presidenciales, 8. Las comunicacio-
nes, p. 197.
300 “Ley estableciendo un impuesto federal sobre la gasolina destinada al consumo en el interior
del país”, Diario Oficial, 31 de agosto, 1925, 53, p. 1.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 163
Acerca de los dineros, el referido informe revela lo siguiente:
A partir de 1925, hasta julio del año actual [1928] o sea en tres
años, el Gobierno Federal ha puesto a disposición de la Comisión
Nacional de Caminos, la cantidad de $28 312 868.67, de los cuales
se han invertido en maquinaria y equipo $5 167 201.50. El impuesto
sobre gasolina, creado y destinado a la construcción y mejoramiento
de los nuevos caminos, que produjo a su iniciación efectiva, en el 4°
Bimestre de 1925, $710 452.69, alcanzó en el 4° Bimestre de 1928
a $1 136 013.37 y su rendimiento total hasta el 30 de junio del año
actual, ha sido de $17 376 901.54. Hay pues una diferencia aproxi-
mada de $10 000 000.00 entre el rendimiento del impuesto creado
para la construcción o mejoramiento de los caminos destinados al
tráfico automovilístico y la suma aportada por el Gobierno, y éste ha
intentado, al llevar a la práctica su proyecto de construcción de cami-
nos, que el aumento de la red, su conservación y su mejoramiento se
constituya en un servicio público estable que debe y puede bastarse
a sí mismo y ser mantenido por los beneficiados directamente con
él, mediante la disciplina que impone automáticamente la erogación
de un gasto que se considera por todos los causantes del impuesto
como una inversión productiva e inmediatamente útil a sus intereses.
Este gravamen se irá desarrollando por etapas, la primera general,
equitativa y poco sensible se ha aplicado al consumo del elemento
propulsor. Quien más usa de él, más interés tiene en que se aumente
el radio de acción de su vehículo. Después habrá de aplicarse en jus-
ticia y en forma proporcional a sus ganancias, a quienes especulen
con los caminos acondicionados en provecho directo. Tales son los
comerciantes en carruajes y los explotadores de empresas de trans-
portes, pues no resultaría equitativo que a unos se les ampliara sin
costo ni esfuerzo para ellos el campo de su clientela y a los otros se
les proporcionara y conservara gratuitamente una vía de comunica-
ción con fines de especulación, cuando empresas similares y de uti-
lidad pública no menor tienen que invertir fuertes sumas con ambos
fines. Posteriormente, el aumento del valor de la propiedad territorial
que se deba al establecimiento de los nuevos caminos, deberá con-
tribuir en parte proporcional al aumento del fondo destinado a la
conservación de dichas vías de comunicación. Estas consideraciones
impulsaron al Gobierno Federal a estabilizar desde luego el sistema
303 Ibidem, p. 6.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 165
ruedas, que son tan perjudiciales para el camino moderno y un estorbo
para el tráfico fácil, les sea impuesta una contribución prohibitiva con
el fin de obligar a su desuso.304
304 L. Meyer, “Provisión de fondos para construir carreteras”, RMIA, IV, 6, 15 de junio, 1926, pp. 327-
333.
305 “Actividades de la Comisión Nacional de Caminos”, RMIA, VIII, 1, 15 de enero, 1930, p. 6.
306 Ibidem, p. 3.
307 “Resoluciones tomadas del Tercer Congreso Nacional de Caminos”, RMIA, VIII, 5, 15 de mayo,
1930, p. 223.
308 “Cincuenta millones de pesos invertidos hasta hoy en carreteras”, Excélsior, 21 de enero, 1931, p. 3.
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 167
que la Federación había seguido invirtiendo desde que se formaron
los anteriores datos a ese 1926, con lo que no es exagerado ofrecer
un total, en números redondos, de 170 millones de pesos.
En relación con las obras de irrigación —que como ya se ha
mencionado constituyen uno de los dos ejes fundamentales para el
desarrollo de la ingeniería civil en nuestro país—, habría que em-
pezar por decir lo siguiente: dado que México era una economía
preponderantemente agrícola, se antoja inaudito el hecho de que el
Estado no hubiera emprendido de forma sistemática, sino sólo muy
ocasionalmente, la tarea de estimular los niveles de productividad
del campo a través de diversas acciones dentro de las cuales —acaso
la principal— se encontraba precisamente el riego.
En efecto, hasta la creación de la Comisión Nacional de Irriga-
ción, la labor constructiva para el abasto de agua era, en términos
cuantitativos y cualitativos, irrelevante, y esa función descansaba en
lo que los particulares emprendían por cuenta propia, lo que ni de
manera remota podía satisfacer los requerimientos en esta esfera,
dada la magnitud de la empresa. De hecho —y como ya también se
ha apuntado antes— esta clase de compromisos que comenzó la ad-
ministración de Calles y fue continuada por sus sucesores apuntaló
la configuración de un Estado activo.
De nueva cuenta, el asunto del financiamiento fue una cuestión
toral. Las iniciativas emprendidas en esa dirección hasta antes de
1926 fueron tímidas e insuficientes, aunque de hecho emergieron
como uno de los compromisos políticos de los gobiernos emanados
de la Revolución desde temprano y, en todo caso, se llevaron a cabo
de forma paralela a las funciones que por definición tenía la Caja de
Préstamos.
Una vez aprobada la Constitución se emitió un decreto sobre
uso de aguas en donde aparecieron ya incorporados los elementos de
política social que servirían para el posterior desarrollo de la infraes-
tructura hidráulica y en el que se procuraban fondos alternativos
para financiarlas. Sobre las obras de almacenamiento o de regula-
rización, el decreto expedido por el presidente el 6 de julio de 1917
partió de la consideración de “que tanto por su importancia como
por su reducido atractivo como inversión, salen de los límites de la
311 “Decreto expedido por el C. Presidente de la República estableciendo la renta federal sobre uso
y aprovechamiento de aguas públicas sujetas al dominio de la Federación”, doc. cit., p. 785.
312 Loc. cit..
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 169
A continuación presento un resumen de tales reformas incluido
en un decreto del 19 de julio de 1926, que fue ya la plataforma sobre
la que se desplegaría el nuevo programa de irrigación:
313 “Decreto refundiendo, adicionando y modificando las prevenciones de los distintos ordena-
E L PA P E L D E L E S TA D O E N E L D E S A R R O L LO D E L A I N G E N I E R I A C I V I L 171
173
La enseñanza de la ingeniería
civil en la U niversidad N acional
315 AHUNAM, Escuela Nacional de Ingenieros, Proyecto del plan de estudios de la Escuela de
Ingenieros presentado a la SIPyBA por el director de la Escuela Luis Salazar, 1911, caja 21, exp.
31, ff. 12-43.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 175
principio Madero sólo hizo propuestas educativas moderadas, tratan-
do de dar continuidad al proyecto universitario de Sierra: conservó a
Eguía Lis como rector, y sustituyó a Vázquez Gómez y a López Portillo,
secretario y subsecretario de Instrucción Pública con León de la Barra
y exreyistas enfrentados en una batalla sin cuartel contra los Cientí-
ficos. Los sustitutos fueron Miguel Díaz Lombardo y Alberto J. Pani,
y aunque ninguno era Científico, tampoco eran rechazados por éstos;
además ambos estaban ligados al sistema educativo nacional y a la
Universidad Nacional en particular.316
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 177
Por supuesto, antes de consumar el paso de incorporar a los in-
genieros mexicanos como protagonistas del nuevo esquema, fue me-
nester realizar “pruebas de fidelidad”. El triunfo de Carranza supu-
so, desde luego, una depuración del magisterio, en el mismo sentido
que la que se aplicó a todos los trabajadores al servicio del Estado,
pero con una consideración especial por tratarse de la educación. El
oficio, firmado por Palavicini en diciembre de 1915 apuntaba:
320 “La depuración del personal de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes”, BE, I, 3,
febrero, 1916, pp. 4-5.
321 “Oficio número 1911, Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. 30 de marzo 1916”,
AHPM, 1916-I-334, exp. 5.
322 “Informe del Señor Presidente al Congreso Constitucional”, BU, I, 1, diciembre, 1917, p. 23.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 179
o los conocimientos previos; tercero, que debía luchar por la justicia, la
libertad, y la solidaridad tanto como debía buscar las verdades cientí-
ficas; y finalmente tenía que ofrecer carreras técnicas e industriales.323
325 “Ley de la Escuela Nacional de Ingenieros”, 20 de abril, 1914, AHPM, 1914-I-327, exp. 30, leg. 1.
326 “Palabras iniciales”, Universidad Nacional, I, 1, noviembre, 1930, pp. 3-4.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 181
aseguró que aun cuando el Consejo Universitario conservara la pre-
rrogativa de reformar planes de estudio, la Secretaría de Educación
Pública se reservaba el derecho de intervenir.327 La relación, después
de promulgada la ley de autonomía en 1929, quedó planteada en
términos de una interacción, en la que la institución
debe ser dotada de aquellas oficinas o institutos que dentro del Go-
bierno puedan tener funciones de investigación científica y que, por
otra parte, el Gobierno debe poder contar siempre, de una manera fácil
y eficaz, con la colaboración de la Universidad para los servicios de
investigación y de otra índole que pudiera necesitar.328
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 183
de Ingenieros.331 Otro caso es Guanajuato, con varios títulos conce-
didos en Minas y Ensayador Metalurgista, pero sólo uno en Civil,
en 1904.332
Mención aparte merecen los estudios de ingeniería dentro del
ejército; divididos en un cuerpo de ingenieros y otro de zapadores,
estos militares se adiestraron en asuntos de la competencia de los
profesionistas, incluso adelantándose a fundar un laboratorio para
ensaye de materiales, pero por el tipo de obra al que estaban des-
tinados no caben dentro de la rama que propiamente se denomina
ingeniería civil. De hecho, cuando estaba concluido el periodo arma-
do de la Revolución y se iniciaba la construcción del nuevo régimen,
varios ingenieros egresados del Colegio Militar de Chapultepec soli-
citaron revalidación de estudios ante la Universidad Nacional, pero
recibieron de ésta una negativa por las razones que se expresan a
continuación, y que dan muestra de la mencionada asimetría: “No
era [el Colegio Militar] una institución similar a la Facultad de In-
geniería. Su plan fue forjado para que se siguiesen carreras de inge-
nieros militares; sus estudios no estuvieron suficientemente especia-
lizados para que la Universidad los exija como único requisito.”333
331 Los datos están tomados de una relación de títulos profesionales resguardada en AHUNAM,
Fondo Universidad Nacional, Rectoría, Estadísticas de Títulos Profesionales, 11, exp. 161-179.
332 “Cuadro que manifiesta los títulos expedidos por los diversos gobiernos del Estado de Gua-
najuato desde 1830 hasta 1908”, AHUNAM, Universidad Nacional, Rectoría, 9, exp. 139.
333 “En contestación al oficio número 4597 de la Rectoría. Escuela Nacional de Ingenieros. 1916”,
AHPM, 1916-II-335, exp. 6.
334 “Datos estadísticos correspondientes al año escolar de 1910”, AHPM, 1912-III-316, exp. 6.
335 Ibidem.
336 J. Garciadiego, op. cit., p. 107.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 185
—por cuenta del ingeniero José Ramón de Ibarrola— consideraba la
conveniencia de separar el control de tales estudios de la Secretaría
de Instrucción Pública y Bellas Artes para hacerlos depender de la
secretaría del ramo, como había ocurrido antes con la de Fomento:
“la educación de ingeniero debería estar a cargo de la secretaría que
tiene más afinidad con esa carrera; ésta es la de Comunicaciones y
Obras Públicas, la cual por los ramos que a su cargo tiene, está en
aptitud para dirigirla”.337
Si bien, como ya hemos visto, la lucha armada no trastocó de
manera importante la vida académica del plantel, la emergencia
de nuevas directrices que fueron configurando el programa na-
cional —y dentro de éste el papel de la ingeniería civil— habría
de determinar un perentorio y permanente ajuste de la actividad
docente, a fin de irse alejando del carácter academicista y teórico
que la distinguió en la etapa anterior, para abocarla de forma de-
cidida dentro de una orientación pragmática. Ya a mediados de
1915, cuando el gabinete designado por Carranza todavía no se
asentaba en la ciudad de México, el encargado de la Secretaría de
Instrucción Pública y Bellas Artes, ingeniero Félix F. Palavicini,338
notificó que “el C. Primer Jefe ha reformado, de acuerdo con la
Rectoría, los planes de estudio de todas las facultades, tendiendo a
darles un carácter más práctico y ahorrar tiempo y esfuerzo a los
alumnos”.339
Esta tendencia se percibe con claridad dentro de la institución
universitaria, con una ambiciosa reforma propuesta para 1915,
cuando el triunfo del constitucionalismo apenas estaba a la vista,
no obstante que sobrevivían algunos elementos discursivos típicos
de los científicos porfirianos. La exposición de motivos, a cual más
significativa por señalar las ideas que la motivaban, así como las
deficiencias halladas en esa formación profesional, mostró lo si-
guiente:
340 “Plan de Estudios de la Escuela Nacional de Ingenieros. [Enero de] 1915”, AHPM, 1915-II-332,
exp. 7, p. 1.
341 Loc. cit.
342 Ibidem, p. 2.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 187
La reforma, presentada el 27 de enero de 1915, siendo director
del plantel el ingeniero Valentín Gama,343 quedó estructurada de la
manera siguiente:
Con una labor intensa durante la última parte del año de 1915
y a lo largo de todo 1916, el Consejo Universitario reformó los di-
seños curriculares no sólo de la Escuela de Ingenieros, sino de todas
las demás, siempre bajo la idea de procurar una educación práctica y
analítica, “a fin de formar profesionales aptos, que puedan lanzarse
con éxito a su actividad y que estén perfectamente capacitados para
explorar por sí mismos los nuevos horizontes de la ciencia”.344 Ese
último año se aplicó en algunas materias el citado método cíclico
y se introdujeron materias eminentemente prácticas, como Estereo-
345 El contenido del plan de estudios de 1916 puede consultarse en los anexos que se incluyen al
final del presente trabajo.
346 “Plan de estudios para la carrera de Ingeniero”, AHPM, 1916-III-336, exp. 14, ej. 1.
347 Loc cit.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 189
El documento incorporó, en artículos transitorios, el propósito de
contar con talleres para trabajar la piedra, la madera y los metales, y
con una estación hidrométrica para estudios prácticos de hidráulica,
en un terreno adecuado.
En noviembre de 1918, siendo director el ingeniero Mariano
Moctezuma, se convocó a una reunión de profesores para discutir
la conveniencia de un nuevo plan de estudios. Antes, en el mes de
julio del mismo año, la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de
México se había pronunciado a favor de ciertas modificaciones al
plan vigente entonces. En resumen, la propuesta trataba de incluir
conocimientos de derecho administrativo, contabilidad y econo-
mía política, “indispensables para el ejercicio de la profesión”.348
Y añadía: “igualmente tendría satisfacción el ver que al lado de
los cursos teóricos de las materias de aplicación los alumnos fue-
ran guiados por profesores especiales, en la resolución, por me-
dio de cálculos gráficos y numéricos durante el año, de los di-
versos problemas cuyos datos fueran tomados de casos prácticos
principalmente”.349
Los cambios en la perspectiva de una mayor enseñanza prácti-
ca, aunados al propio desarrollo de esta actividad científico-tecno-
lógica, fueron elevando el rango de complejidad tanto cuantitativo
como cualitativo. El proceso de reforma a planes de estudio fue per-
manente y sujeto a una misma lógica: “[el plan] sufrió ligeras mo-
dificaciones de acuerdo con las necesidades sentidas en la práctica
[…] y teniendo en cuenta las posibilidades de la Facultad Nacional
de Ingeniería”.350 La aparición de nuevas asignaturas operaba en
igual sentido: “en el corriente año (1921) se especializó una mate-
ria más, la de Ingeniería Sanitaria que profesa el señor Ing. Alberto
Barocio”.351
352 “Facultad de Ingeniería. Plan de Estudios. 1921”, AHUNAM, Universidad Nacional, Secretaría
General, 36, exp. 389, p. 1.
353 “En el Consejo Universitario se discutieron los planes de estudios de las diversas carreras, que-
dando definitivamente aprobada la creación de la carrera de ingeniería de petróleo, como las
modificaciones a las profesiones de minero y topógrafo, aplazándose, para ser estudiadas con
mayor detenimiento, las de civil y mecánico electricista.” Cfr. “Informe que rinde la Secretaría
General de la Universidad Nacional, sobre las labores desarrolladas en la misma, durante el
mes de febrero de 1927”, BUN, III, 2, 3 y 4, febrero-marzo-abril, 1927, p. 19.
354 “Informe general relativo a la marcha de la Facultad de Ingeniería, dependiente de la Universidad
Nacional de México, durante el período presidencial de 1924 a 1928”, AHUNAM, Universidad Na-
cional, Secretaría General, 9, exp. 229, p. 1.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 191
La inscripción estaba supeditada a la previa acreditación de
estudios en preparatoria, y sería cancelada en caso de reprobar
tres veces la misma asignatura. La obtención del título requeriría
la presentación de proyectos desarrollados el último año de estu-
dios y las memorias de las prácticas profesionales; de la redacción
de una tesis escrita propuesta por alguno de los profesores y su
respectiva defensa ante un jurado compuesto por cinco profesores,
quienes podían preguntar, además, sobre los temas técnicos que
creyesen pertinentes.
El año escolar estaba dividido en dos periodos de duración mí-
nima de cuatro meses cada uno. Las materias fundamentales y las de
aplicación respectiva se calificarían conjuntamente, y se impartirían
tres veces por semana —salvo excepciones—, como ocurría en los
planes anteriores.
En las numerosas reformas a los planes de estudio que se verifi-
caron durante el periodo que nos ocupa, fueron interviniendo dife-
rentes interlocutores. Desde luego, la prerrogativa de hacerlo y de las
maneras de hacerlo recaía sobre el Consejo Universitario, por pres-
cripción de ley, pero lo que cambió fueron los órganos de consulta.
Es evidente que la intervención de agentes externos al plantel edu-
cativo en el caso de los estudios de ingeniería obedeció fundamen-
talmente a la articulación entre los conocimientos académicos y los
conocimientos que resultaban del ejercicio práctico de la profesión,
materializado en construcciones a veces de gran envergadura. De he-
cho, en una de las dos grandes esferas de aplicación de la ingeniería
civil en México se configuró un sistema de acopio de conocimientos
que nos ofrece clara idea de cómo se hizo posible y necesaria la inte-
racción en las modificaciones que iba experimentando la enseñanza
especializada. En efecto, a finales de los treintas, la Comisión Nacio-
nal de Irrigación, por conducto de su Departamento de Información,
instituyó la realización de un informe técnico “formado con criterio
ingenieril que vaya constituyendo la expresión escrita y duradera de
la Práctica Mexicana de la Ingeniería”.355 Se trata de las memorias
355 “La Comisión Nacional de Irrigación informa sobre la labor que ha desarrollado”, Ingeniería, XIV,
12, diciembre, 1940, p. 379.
356 “Respuesta del Centro de Ingenieros”, BU, II, 4, 4a época, marzo, 1921, p. 177.
357 Ibidem, pp. 185-186.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 193
Cabe señalar aquí que algunas iniciativas de capacitación para
mano de obra no habían rendido los frutos esperados; tal fue el
caso de la Escuela Nacional de Oficios para Hombres, instalada en
1915 y en donde los cursos para albañiles, canteros y talladores en
piedra, y cementeros, alternaban con los de zapateros, cerrajeros,
talabarteros, etcétera, bajo el presupuesto de que “uno de los capítu-
los más importantes del programa de reformas que se ha impuesto
esta Secretaría de Educación Pública y Bellas Artes es el relativo a
crear entre las clases populares, medios de vida que contribuyan a su
propia elevación así como a su bienestar”.358
A finales de los veintes, los métodos de enseñanza en la Escuela
Nacional de Ingenieros eran asesorados por la Society for the Pro-
motion of Engineering Education, y mantenían la orientación hacia
la práctica, buscando la aplicación inmediata de los conocimientos,
“para evitar que la enseñanza degenere por verbalismo [prefiérase]
la forma eurística a la de recitaciones en clase”.359
Un caso por demás interesante lo constituye la propuesta de
aplicar un método llamado “cooperativo” para asegurar el vínculo
entre teoría y práctica, que contó con el respaldo de algunos acadé-
micos mexicanos y que venía avalado por su aplicación en Estados
Unidos, país donde se comenzó a aplicar desde los primeros años del
siglo xx.360 El método consistía
358 “¿Qué carreras podrán seguirse en las escuelas dependientes de la Dirección General de la
Enseñanza Técnica?”, BE, I, 2, noviembre, 1915, p. 185.
359 “Informe general relativo a la marcha de la Facultad de Ingeniería, dependiente de la Univer-
sidad Nacional de México, durante el período presidencial de 1924 a 1928”, doc. cit., p. 11.
360 El método se introdujo en la Universidad de Cincinnati y más tarde en la Escuela Tecnológica
de Georgia. A mediados de los veintes más de una docena de instituciones norteamericanas
lo habían adoptado, incluido el MIT.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 195
En 1929, el 20 de febrero, el diario Excélsior anunció la inminente
adopción del sistema cooperativo en la Facultad de Ingeniería:
A juicio del señor ingeniero Cueva [director del plantel] las venta-
jas que resultarán de esa disposición son muy dignas de tomarse en
cuenta, pues la alternación del trabajo lucrativo con el escolar, será un
paso adelante para evitar el academismo que amenaza las instituciones
educativas actuales, evitando la instrucción puramente libresca de los
estudiantes, y por otra parte, la práctica ya efectuada hace más intere-
santes los estudios, y siendo más interesantes serán mejor aprendidos
y mejor aprovechados.364
Los alumnos que el año anterior habían terminado sus estudios para
Ingeniero Civil, han estado durante el año haciendo la Práctica general,
informando al Profesor de esa Práctica, de los estudios que han llevado
a cabo hechos en el Puerto de Salina Cruz y en el de Coatzacoalcos; en
el Ferrocarril del Istmo, en Encasa y en general, en trabajos tales como
estudio y construcción de presas, canales, irrigación, ferrocarriles, sa-
neamiento y provisión de agua.366
364 “Los estudiantes de Ingeniería trabajarán y estudiarán a fin de que la Escuela sea práctica”,
Excélsior, 20 de febrero, 1929, pp. 1 y 9.
365 “Al C. Rector de la Universidad Nacional. Por José A. Cueva. 20 de febrero 1929”, AHUNAM,
Universidad Nacional, Secretaría General, 12, exp. 322.
366 “Informe rendido por la Dirección de la Escuela Nacional de Ingenieros al año de 1906”, BIP, VII,
junio-agosto, 1907, p. 319.
367 “Al C. Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. 4 de mayo 1909”, AHUNAM, Universidad
Nacional, Rectoría, 1, exp. 3.
368 “Al C. Rector de la Universidad Nacional de México. 25 de julio 1919”, AHPM, 1919-II-347, exp.
12, p. 3.
369 “Informe general relativo a la marcha de la Facultad de Ingeniería, dependiente de la Univer-
sidad Nacional de México, durante el período presidencial de 1924 a 1928”, doc. cit., p. 5.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 197
Intensificando los cursos prácticos, así como las prácticas parciales y
alargando los periodos de vacaciones, se va logrando que desde los
primeros años los alumnos tomen contacto con las actividades profe-
sionales, comenzando en ellas por ocupar puestos secundarios a partir
de los cuales progresan gradualmente, de manera que la transición de
la vida escolar a la actividad profesional no es brusca, pudiendo los
pasantes ocupar desde luego puestos técnicos de responsabilidad.370
370 Ibidem, p. 4.
371 “Decreto de 23 de marzo de 1911, por el que se expiden las Reglas para estimar el aprove-
chamiento de los alumnos en la Escuela Nacional de Ingenieros”, BIP, XVI, 3, enero-marzo,
1911, p. 613.
372 “Al C. Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Presente”, AHPM, 1910-II-305, exp. 7.
373 “Datos estadísticos relativos a la Facultad de Ingeniería en el año de 1913”, AHPM, 1913-V-325,
exp. 7.
374 “Informe que rinde la Secretaría General de la Universidad Nacional sobre las labores desarro-
lladas en la misma durante el mes de mayo último”, BU, I, 1, agosto, 1920, p. 11.
375 E. Portes Gil, Quince años de política mexicana, p. 319.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 199
de especialización alcanzado por la ingeniería, y por los ingenieros
—que no es lo mismo—, dio lugar a mediados de los treintas al naci-
miento de la Escuela Nacional de Ciencias Físicas y Matemáticas en
la Universidad Autónoma de México. En un texto del órgano oficial
de la Escuela de Ingenieros publicado en enero de 1936 se decía:
378 “Acuerdo del C. Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, relativo a la reva-
lidación de títulos y grados universitarios”, BU, I, 1, diciembre, 1917, p. 38.
379 “Informe general relativo a la marcha de la Facultad de Ingeniería, dependiente de la Univer-
sidad Nacional de México, durante el período presidencial de 1924 a 1928”, doc. cit., p. 19.
380 Ibidem.
381 Esta Escuela, precursora de la ESIME del IPN, se convirtió en tal en 1915. Hasta entonces era
la Escuela Nacional de Artes y Oficios para hombres, en donde se impartían cursos de carpin-
tería, herrería, tornería, cantería, fundición, pintura decorativa industrial, escultura decorativa
industrial, electricidad aplicada a la industria y mecánica aplicada a la industria.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 201
treintas, como consecuencia lógica de la expansión en el área. Aquí
podemos citar los ejemplos de la Escuela de Ingeniería de la Uni-
versidad Michoacana, inaugurada en febrero de 1930, y en la que
si bien no se impartió la carrera de ingeniería civil sino varios años
más tarde, sí se estableció la de Ingeniero de Vías Terrestres, en
cuyo currículo se introdujeron asignaturas como Resistencia de
Materiales, Estabilidad y Teoría de las Estructuras, Procedimientos
y Materiales de Construcción, Mecánica, Vías Terrestres y otras que
figuraban en el currículo del plantel nacional.382 Además, al consi-
derarse la idea de abrir la carrera de Ingeniería Civil se procedió a
invitar a un representante de la Escuela Nacional de Ingenieros, el
ingeniero Ignacio Avilés, quien en el marco de la IX Convención
Nacional de Ingenieros, celebrada en Morelia en octubre de 1931,
informó que el presidente del evento lo había comisionado para
sustentar una conferencia en la Universidad Michoacana teniendo
en cuenta que se trataba de establecer en esa universidad estudios
para la carrera de ingeniero civil. La exposición versó sobre temas
de ingeniería, poniendo énfasis en la necesidad de contar con bue-
nos laboratorios, de que se hicieran viajes y visitas a obras y de que
se realizaran prácticas al terminar el estudio de cada especialidad,
“y que de manera muy especial, se cuente con un cuerpo de profe-
sores competentes, teniendo en cuenta que por la amplitud misma
de los trabajos ya mencionados, sería muy difícil que dos o tres
personas tan sólo, pudieran ser suficientes para profesar las clases
correspondientes a los estudios profesionales”.383
El otro ejemplo lo constituye el Instituto Científico y Literario
Autónomo de San Luis Potosí, con una carrera de ingeniería civil
supervisada por académicos de la nacional; el plan de estudios so-
metido al visto bueno del rector Gustavo Baz era en 1939 idéntico al
que se encontraba vigente en el plantel capitalino.384
382 “Al Ciudadano Presidente de la República, Gral. de División Lázaro Cárdenas. 31 de diciembre
1938”, AGN, grupo documental Lázaro Cárdenas, 691, exp. 534/309, p. 2.
383 “Oficio. Al C. Rector de la Universidad Nacional Autónoma. El Director Mariano Moctezuma. 13
de noviembre 1931”, AHUNAM, Universidad Nacional, Administrativo, 59, exp. 1959.
384 “Instituto Científico y Literario Autónomo. Plan de Estudios para la carrera de Ingeniero Civil.
30 de enero 1939”, AHUNAM, Universidad Nacional, Secretaría General, 71, exp. 975.
385 “Presidencia de la República. Secretaría Particular. Oficio enviado por la Unión de Alumnos de
la Escuela de Ingeniería Municipal. 30 de septiembre 1938”, AGN, Lázaro Cárdenas, 722, exp.
534.4/143.
386 “Acuerdo del C. Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, relativo a la reva-
lidación de títulos y grados universitarios”, doc. cit., p. 38.
387 “Reglamento de revalidación de estudios hechos fuera de la Universidad Nacional de México”,
Universidad de México, I, 4, febrero, 1931, p. 339.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 203
La Universidad N. de México, como antes lo hacían las escuelas de
Jurisprudencia, de Medicina, Odontológica y de Medicina Homeopá-
tica, que desde 1910 las dos primeras, desde 1911 la tercera y desde
1919 la última, están bajo su dependencia, expide respectivamente
a los alumnos que son aprobados en sus exámenes profesionales los
títulos de Médico, Médico Cirujano, Cirujano Dentista y de Médico
Cirujano Homeópata. En consecuencia precedido de esas denomina-
ciones y no de la de licenciado los primeros ni de la de doctor los
demás, que vulgarmente se emplean, debe mencionarse en las notas
y demás documentos oficiales universitarios el nombre de quien uno
de esos títulos haya obtenido. Esta práctica es tanto más importante
cuanto el grado de licenciado no existe en nuestra universidad y el
de doctor que conforme al art. 13 de la Ley Constitutiva de la Uni-
versidad, constituye la testificación más alta que puede dar ésta a los
conocimientos de un individuo.388
388 “Acuerdo. 14 de marzo 1922”, AHUNAM, Universidad Nacional, Rectoría, 12, exp. 183.
389 “Proyecto del Plan de Estudios de la Escuela de Ingenieros presentado a la SIPyBA por el direc-
tor de la Escuela Luis Salazar”, AHUNAM, Universidad Nacional, Rectoría, 21, exp. 31.
390 “Al C. Rector de la Universidad Nacional de México, dirigido por el Director de la Facultad
de Ingeniería, Valentín Gama. 16 de agosto 1923”, AHUNAM, Universidad Nacional, Secretaría
General, 1, exp. 8.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 205
intelectuales con las Escuelas de Ingeniería Norteamericanas ocu-
pan ahora la mente del Director […] y ello se traducirá en útiles
iniciativas”.392
El propósito que animaba entonces las iniciativas de intercam-
bio guardaba relación directa con la falta de práctica y el exceso de
teoría, motivo que —como ya hemos visto— se fue corrigiendo a
satisfacción, lo que repercutió en una menor necesidad de recurrir a
dicha alternativa, que se centró, en realidad, en las carreras de mayor
innovación tecnológica, como la de electricista o la de mecánico,
pero no así en la de civil. Este afán se percibe ya en un comentario
del ingeniero Luis Salazar, hecho con motivo de una reforma al plan
de estudios en 1911:
392 “Al C. Rector de la Universidad Nacional de México. 25 de julio 1919”, AHPM, 1919-II-347, exp.
12, p. 4.
393 “Escuela Nacional de Ingenieros. Proyecto del Plan de Estudios de la Escuela de Ingenieros
presentado a la SIPyBA por el director de la Escuela Luis Salazar. 1911”, AHUNAM, Universidad
Nacional, Rectoría, 21, exp. 31, p. 4.
394 “Las becas de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation”, Universidad de México, Mé-
xico, abril de 1931, I, 6, pp. 520-521.
395 “Informe del pasante de ingeniería civil, Francisco Gómez Pérez, sobre sus trabajos realizados
en los Estados Unidos”, BUNM, IV, 7, julio, 1928, p. 36.
396 “Memorandum. Al Señor Rector de la Universidad Nacional, por el Jefe del Intercambio Uni-
versitario. 11 de diciembre 1931”, AHUNAM, Universidad Nacional, Departamento Administra-
tivo, 64, exp. 2236.
397 “Acuerdo del C. Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, relativo a la reva-
lidación de títulos y grados universitarios”, doc. cit., p. 37.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 207
procedimiento más común de los apoyos en este sentido, era el de
eximir estudiantes en el pago de colegiaturas.
Para finalizar el presente apartado mostraré el plan de estudios
que estaría vigente para el año lectivo de 1941, como síntesis y re-
sultado de esa constante interacción con la práctica y con los reque-
rimientos que el despliegue constructivo en el territorio nacional iba
demandando. En este diseño curricular predomina un balance con la
teoría pero favoreciendo los grupos de conocimientos cotejados con
la experiencia efectiva:
398 “Plan de Estudios para la carrera de Ingeniero Civil. Febrero 1941”, AHUNAM, Universidad Na-
cional, Rectoría, 72, exp. 777, p. 3.
399 Nacional Financiera, La economía mexicana en cifras, cuadro 1.1., “Población total”, p. 14.
400 Ibidem, cuadro 1.4., “Densidad de población por entidad federativa”, p. 20.
401 INEGI, Estadísticas históricas de México, I, cuadro 1.6., “Población total por grupos quinquenales
de edad y sexo”, p. 44.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 209
tes, pero no es difícil ni aventurado concluir que la demanda de tales
servicios se concentraba en los estratos de mayor poder adquisitivo,
como señala Garciadiego: “Si se considera que en 1910 la población
de estudiantes universitarios era inferior a mil jóvenes, debe con-
cluirse que la educación superior no era accesible entonces a toda
la clase media, sino que se dirigía, principalmente, a las clases alta
y media-alta.”402 Además, se trataba de una escolaridad eminente-
mente masculina, pues entonces había una sola mujer matriculada y
no en Ingeniería Civil, carrera donde no se registró el primer título
femenino hasta 1930.
El calendario tradicional para los programas de la Escuela Na-
cional de Ingenieros contemplaba el inicio de clases el 1 de febrero y
la clausura el 30 de septiembre. En 1911 el ritmo previsto para la fla-
mante universidad se alteró por el curso de los acontecimientos, aun-
que las labores no fueron del todo suspendidas y se procuró restituir
el programa en la segunda mitad de ese año, introduciendo un curso
semestral entre el 19 de julio y el 31 de enero de 1912.403 A tal curso
se inscribieron 226 alumnos, de los cuales hubo una sola mujer, que
concluyó entonces la carrera de Ensayador. De este total, 182 alumnos
se matricularon en la carrera de Ingeniería Civil, repartidos de la si-
guiente manera: 76 en el primer año; 48 en el segundo; 29 en el tercero
y otros 29 en el cuarto.404 Las otras carreras que impartió la Escuela
fueron Ingeniero de Minas, con 17 alumnos; Topógrafo e Hidrógrafo,
con 21 alumnos; Metalurgista e Industrial, con dos alumnos cada una,
y Geógrafo y Electricista, con sólo una alumno inscrito en cada una.
Es importante señalar que este comportamiento apenas si varió
con el triunfo de la Revolución. De hecho, en 1912 —que tuvo la
tasa más alta de inscripción en la época— se registraron 226 alum-
nos, de los cuales 182 lo hicieron en Ingeniería Civil. En 1920 la
relación fue de 193 alumnos y en 1930 de 280. Ya entrada esa últi-
ma década empezó a crecer la matrícula y a diversificarse la oferta
405 “Oficio núm. 293. Informe del año escolar de 1917-1918”, AHPM, 1917-III-340, exp. 18, p. 1.
406 “Alumnos inscritos por primera vez a esta Escuela en el presente año escolar, con especifica-
ción de los establecimientos de donde proceden. 15 de mayo 1912”, AHPM, 1912-IV-317, exp. 6.
407 “Proyecto de Plan de Estudios Preparatorios...”, doc. cit., p. 5.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 211
carrera, pero solía exigirse solvencia en los conocimientos de mate-
máticas y física. Sin embargo, por la baja demanda de estudios en
ingeniería, los criterios de admisión eran flexibles:
408 Texto de respuesta al Departamento Universitario sobre inscripciones: “Se contesta el oficio
número 6104 de la Mesa Primera (Técnica) recibido ayer y se declara lo concerniente a las
inscripciones de la ENI. 3 de julio 1919”, AHPM, 1919-II-347, exp. 13.
409 “Proyecto de Plan de Estudios Preparatorios necesarios para ingresar a la Escuela Nacional de Inge-
nieros, propuesto por el Director y Profesores de esa Escuela”, AHPM, [octubre de] 1915-II-332, exp. 7.
410 “Requisitos que hay que llenar para la Inscripción. 9 de enero 11928”, AHUNAM, Universidad
Nacional, Rectoría, 26, exp. 358, pp. 1-3.
411 Ibidem, p. 5.
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que la juventud, en la época más peligrosa de su vida, que es la de for-
mación de su inconfundible fisonomía corporal y espiritual, esté sujeta
a la influencia de costumbres y enseñanzas ajenas y aun contrarias a
las de nuestro medio, si bien las necesidades del progreso nos obligan
a mantener relaciones con todos los países y, por lo mismo, a sufrir
la influencia de sus civilizaciones, no es por ello menos apremiante el
deber de vigorizar nuestra personalidad.412
a pesar de lo entrado del año son varias las personas que han solicita-
do informes relativos a inscripción, sistemas de enseñanza, etc. No ha
faltado tampoco la solicitud de programas de algunas de las cátedras
y nombre de los textos que se siguen en ellas, pero en mayor número
de las anteriores, se han recibido solicitudes de informes sobre revali-
dación de estudios.415
412 “Declaraciones del Rector”, Universidad de México, México, I, 5, marzo, 1931, p. 430.
413 “Datos estadísticos mensuales de los alumnos de las Instituciones Universitarias”, AHUNAM,
Universidad Nacional, Secretaría General, 1, exp. 21.
414 “Datos estadísticos comparativos de la Facultad de Ingeniería correspondientes a los años de
1924 y 1925”, AHUNAM, Universidad Nacional, Secretaría General, 1, exp. 22.
415 “Informe de las labores de la E.N.I. durante junio. Al C. Secretario General de la Universidad
Nacional. 1 de julio 1926”, AHUNAM, Universidad Nacional, Secretaría General, 5, exp. 113.
416 “Oficio dirigido al Señor Secretario General de la Universidad Nacional de México. 13 de no-
viembre 1939”, AHUNAM, Universidad Nacional, Secretaría General, 67, exp. 893.
417 La oferta educativa en 1927, por ejemplo, se integraba así: Ingeniero Civil, 5 años de estu-
dio; Ingeniero de Minas, 5 años de estudio; Ingeniero Petrolero, 5 años de estudio; Ingeniero
Mecánico-Electricista, 5 años de estudio; Ingeniero Topógrafo, 2 años de estudio. Durante el
año se otorgaron cinco de ingenieros civiles; uno de ingeniero en minas; uno de ingeniero
mecánico-electricista y uno de ingeniero metalurgista.
418 El plantel reportó, por ejemplo, seis bajas en 1923; siete en 1924 y dos en 1925. Cfr. “Datos
estadísticos relativos a Inscripciones de alumnos en los años de 1922 a 1925”, AHUNAM, Uni-
versidad Nacional, Secretaría General, 2, exp. 44.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 215
sin rebasar 10 por ciento, así como la de titulación, que veremos
más adelante.
Como referentes para dimensionar la matrícula en Ingeniería
podemos tomar en cuenta, por ejemplo, los índices de matriculación
más general: en 1920 el total de alumnos universitarios inscritos
fue de 4 673, y Medicina era el de mayor cantidad con 1 205. En
primaria hubo en ese año 743 896 alumnos. Por otro lado, Ciencias
Químicas, con apenas cinco años de existencia, tenía, en 1922, 315
alumnos inscritos, frente a los 180 que entonces estudiaban en In-
geniería.419
La matrícula femenina mostró datos relativos muy bajos. En
1925 se registró una sola mujer inscrita en ingeniería civil420 y en
1938, cuando la matrícula estaba en pleno crecimiento, sólo cinco.
El primer título femenino otorgado por el plantel en la carrera de
Ingeniería Civil se concedió en 1930:
año con año se ven pletóricas de jóvenes las aulas de las Facultades
de Medicina y Derecho. Año con año se ven pobremente concurri-
das las carreras técnicas, ya por los prejuicios ancestrales que exis-
ten, ya porque esas carreras, en sí, representan mayores esfuerzos,
puesto que las disciplinas que las componen requieren una consa-
gración más completa, siendo básica en ellas la enseñanza de las
matemáticas.423
1911 1917 1920 1922 1927 1930 1935 1937 1939 1940
Títulos 7 20 18 6 7 19 23 47 39 43
423 “Informe del Rector al H. Consejo Universitario. 17 de mayo 1933”, Universidad de México, VI, 31
y 32, mayo-junio, 1933, p. 5.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 217
cios generales por el número de títulos logrados en el periodo en
todas las carreras de ingeniería, con un resultado de 15 061 pesos,
lo que constituye un indicador relativo del nivel de rendimiento
terminal, dado que en Medicina el resultado fue de 2 658 pesos, en
Filosofía y Letras de 31 343 y en Comercio de 59 045.424
Además de los títulos propios concedidos por la Universidad, ésta
fue encargada de revalidar títulos de Ingeniería Civil obtenidos en el
extranjero: tres en 1919; siete en 1920; tres en 1921; seis en 1922.425
En 1924 se suprimió un procedimiento que consistía en otorgar una
visa académica a profesionales extranjeros, “y que estaba siendo usa-
da indebidamente por los interesados, para facilitar el ejercicio de su
profesión”, según palabras del presidente de la República.426
Algunas demandas de estudiantes sirvieron para reforzar los
procedimientos tradicionales del plantel, como ocurrió con una
solicitud presentada por varios de ellos, pidiendo la anulación del
requisito de examen profesional, por considerar que las prácticas
de campo realizadas “son más que suficientes para satisfacer el re-
quisito relativo impuesto a los pasantes para obtener el examen
profesional”.427 La respuesta negativa del Consejo señaló como ar-
gumento único que “por el prestigio de la Universidad Nacional y
aún por el personal de cada uno de los peticionarios, no es de otor-
gárseles, como lo pretenden, el título de Ingenieros Civiles con dis-
pensa del examen profesional”.428
Este ejemplo, como otros, evidencia una disciplina estudiantil
que evitaba recurrir al uso de la presión para obtener satisfaccio-
nes o beneficios excepcionales. En otros casos, las solicitudes fueron
atendidas con respuestas positivas:
424 “Títulos expedidos por la Universidad 1930-1933 y su costo. Auditor de la Universidad. Octu-
bre 1933”, AHUNAM, Universidad Nacional, Inventario de la Secretaría General, 1, exp. 1.
425 “Títulos extranjeros revalidados o visados por la Universidad Nacional. 1919 a 1925”, BUNM, II,
2, marzo, 1925, pp. 34-35.
426 Secretaría de la Presidencia, México a través de los informes presidenciales, 11..., p. 173.
427 “Oficio al Honorable Consejo Universitario. 23 de marzo 1916”, AHPM, 1916-I-334, exp. 8, p. 1.
428 Ibidem, p. 4.
Todavía habrá que esperar tiempo antes de que los alumnos se pe-
netren del sentido que ha tenido la actitud mostrada hacia ellos por
nuestras autoridades escolares al favorecer por todos conceptos su or-
ganización dentro de la Universidad; todavía hace falta esperar tiempo
para que los alumnos sientan todo el alcance y toda la responsabi-
lidad que entraña la cooperación de dos entidades complementarias
[…] fundada en el sentimiento del recíproco respeto y de las mutuas
429 “Informe que rinde la Secretaría General de la Universidad Nacional, sobre las labores desa-
rrolladas en la misma, durante el mes de abril último”, BUNM, III, 5, 6 y 74, mayo-junio-julio,
1927, p. 17.
430 “Tengo la honra de informar a usted acerca de la Facultad de Ingeniería en el año de 1917-
1918”, AHPM, 1917-III-340, exp. 1, p. 7.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 219
responsabilidades que obligan a todos a opinar con independencia y
con espíritu de cooperación a la vez.431
434 “Se transcribe el informe del estado que guarda el local que ocupa la Fac. de Ingenieros. 10 de
junio 1925”, AHUNAM, Universidad Nacional, Rectoría, 16, exp. 262.
435 “Informe del Rector. 1941”, AHUNAM, Universidad Nacional, Rectoría, 1, exp. 9.
436 Ley Constitutiva de la Universidad Nacional de México, promulgada el 26 de mayo de 1910.
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diversos casos para un nombramiento, pero conservando en esencia
los criterios anteriores.437 Dado que las dimensiones del plantel en
cuanto a su matrícula eran bastante modestas, la figura de docente
de tiempo completo era por completo inexistente, y cada uno de los
profesores cumplía su compromiso magisterial con un ejercicio de
cuatro horas y media a la semana como promedio. A comienzos del
periodo que nos ocupa, la norma general consistía en un solo pro-
fesor para una sola asignatura —excepto las cátedras más concurri-
das, como Matemáticas, Geometría Descriptiva o Topografía—, lo
que reportaba una tasa de empleo por ese concepto bastante baja.
En algunos casos, no tan frecuentes, un mismo docente se desempe-
ñaba en otro plantel educativo; en particular, en tales casos, en la
Escuela Nacional Preparatoria.
Sin embargo, lo realmente común era que, aparte de la docen-
cia, ellos ejercieran su profesión en el sector público, o bien como
agentes libres de acuerdo con sus respectivas especialidades, y en
menor proporción como empleados en el sector privado. En 1912,
por ejemplo, el ingeniero Luis Salazar fungía a la vez como director de
la Escuela y como subdirector de Obras Públicas; Manuel Torres To-
rija era profesor de Matemáticas Superiores, profesor de Construc-
ción en la Escuela de Bellas Artes e inspector de arquitectura para
el servicio de Instrucción Pública; Braulio Martínez era profesor de
Topografía e Hidrografía en esta Escuela, en la de Agricultura, pro-
fesor de Hidráulica, y jefe de sección en la Dirección de Obras Pú-
blicas; Bartolo Vergara tenía a su cargo la asignatura de Geometría
Descriptiva y era a la vez director de la Oficina Impresora de Estam-
pillas y miembro de la Junta del Catastro; Ángel Anguiano también
impartía Geometría Descriptiva y era director de la Comisión Geo-
désica; Antonio M. Anza impartía Procedimientos de Construcción
e Ingeniero Consultor de la Secretaría de Comunicaciones y Obras
Públicas; Ezequiel Pérez daba Química Analítica y fungía también
como director del Departamento de Pesas y Medidas en la Secretaría
de Fomento; Carlos Daza y Octavio Dubois estaban encargados de
437 “Acuerdo relativo al modo como deben proveerse las vacantes de profesores en las escuelas
universitarias”, BIP, XVI, 1-2, enero-febrero, 1911, pp. 54-55.
438 “Relación de los CC. Profesores y Empleados de esta Escuela que desempeñan más de un
empleo con sueldo”, AHPM, 1912-I-314, exp. 8.
439 “La cátedras en las Facultades universitarias deberán cubrirse por oposición. 24 de agosto
1920”, BU, I, 2, 4a época, noviembre, 1920, p. 11.
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bre de 1915, cuando se dio la siguiente respuesta a una intención de
aplicarla: “hay muchas clases esencialmente prácticas, de tal manera
que no se podrá juzgar la aptitud de los candidatos, sino presentán-
dole los problemas tal y como se presentan en la realidad, no por
pruebas de laboratorio o de gabinete”.440 Esta postura fue reiterativa,
no sólo por parte de los académicos, sino de organizaciones externas.
En respuesta a una consulta especializada solicitada por la dirección
del plantel a principios de 1921 al Centro de Ingenieros, organismo
que tenía ya fuerte injerencia en los asuntos universitarios, el Consejo
de Administración del mencionado Centro opinó que “sería del todo
injustificado y perjudicial introducir un cambio de personal de la Di-
rección y del profesorado en general”.441 En la misma respuesta, el
Centro de Ingenieros expuso una interesante argumentación acerca
de la inoperancia del método de oposiciones sugerido:
440 “La Comisión nombrada por la Dirección de la Escuela Nacional de Ingenieros para estudiar el
proyecto de oposiciones presentado a la Universidad Nacional formula las siguientes conclu-
siones. 2 de diciembre 1915”, AHPM, 1916-II-335, exp. 3.
441 “Respuesta del Centro de Ingenieros. 4 de febrero 1921”, BU, II, 4, 4a época, marzo, 1921, p. 178.
442 Loc. cit.
443 “Tengo la honra de informar a usted acerca de la Facultad de Ingeniería en el año de 1917-
1918”, doc. cit., p. 7.
444 “Informe del Rector. 1941”, AHUNAM, Universidad Nacional, Rectoría, 1, exp. 9.
445 Loc. cit.
446 “Informe general relativo a la marcha de la Facultad de Ingeniería, dependiente de la Univer-
sidad Nacional de México, durante el período presidencial de 1924 a 1928”, doc. cit., p. 8.
447 Loc. cit.
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ampliación cuantitativa, y se había integrado del siguiente modo:
Matemáticas, primer ciclo, profesor Alfonso Nápoles Gándara e in-
geniero Basiliso Romo; Matemáticas, segundo ciclo, ingeniero Sote-
ro Prieto; Topografía, ingenieros Aurelio Leyva y Ricardo Toscano;
Geometría Descriptiva, primer ciclo, José Vázquez Shiaffino y Oc-
tavio Bustamante; Geometría Descriptiva, segundo ciclo, Eugenio
Bedolla; Física, Valentín Gama y Basiliso Romo; 1° año Dibujo Ar-
quitectónico, José Covarrubias; 2° año Dibujo Arquitectónico, Car-
los Gorbea; 3er año Dibujo Arquitectónico, Alfonso Rodríguez del
Campo; Dibujo Topográfico, Fernando Ríos Venegas; 2° curso de
Dibujo Topográfico, Ignacio Ramírez; Nociones de Química y Elec-
troquímica, Juan Salvador Agraz; Estática y Mecánica (aplicada a
construcciones), José A. Cuevas; Trabajos Prácticos de Estereotomía,
Salvador Medina; Electricidad, Carlos Luca; Electricidad (corrien-
te continua), Daniel Olmedo; Química (análisis cualitativo), Carlos
Castro; Química (análisis cuantitativo), Carlos Castro; Mineralogía
y Petrología, José G. Aguilera; Dibujo de Máquinas, Daniel Pala-
cios; Geología General, Andrés Villafaña; Dinámica, Ignacio Avilés;
Procedimientos de Construcción, Ángel Peimbert; Geología Aplica-
da, Andrés Villafaña; Hidráulica y Máquinas Hidráulicas, Octavio
Bustamante; Concreto Armado, José A. Cuevas; Mecánica Aplica-
da a las Construcciones, Claudio Castrom; Nociones de Geología,
Hermenegildo Muro; Aparatos de Medición Eléctrica, Carlos Luca;
Tecnología Mecánica, Rodolfo Peter; Máquinas de Corriente Al-
terna, Guillermo A. Keller; Trabajos de Taller Mecánico, Rodolfo
Peter; Segundo Curso de Electricidad, Daniel Olmedo; Elevadores,
Malacates, Grúas y Transportadores, Julio García; Laboratorio de
Electricidad, Guillermo A. Keller; Composición de Proyectos Arqui-
tectónicos, Ignacio López Bancalari; Máquinas Térmicas, Ignacio
Avilés; Explotación de Minas, Rodolfo Muñoz; Preparación Mecá-
nica de Minerales y Metalurgia en General, Enrique Ortiz; Explota-
ción de Petróleo, Trinidad Paredes; Proyectos de Instalaciones Mi-
neras y Metalúrgicas, Enrique Ortiz; Vías Terrestres, Carlos Daza;
Obras Hidráulicas, Plutarco Garciadiego; Vías Fluviales, Fernando
Dublán; Proyectos de Ingeniería Civil, Octavio Dubois e Ignacio Ló-
pez Bancalari; Química Industrial, Gonzalo Ramírez; Academias de
448 Información tomada de “Lista del Profesorado de la Facultad Nacional de Ingeniería. 1922”,
AHUNAM, Universidad Nacional, Rectoría, Personal Académico y Administrativo, 12, exp. 197.
449 En el anexo II se puede consultar una relación completa del personal por nombramiento,
asignatura y grupo por semana durante el año 1939.
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de atender varios grupos o cátedras era una medida reciente y cla-
ramente no formaba parte de la política tradicional de contratación
del plantel:
451 “Lista de textos de la Escuela N. de Ingenieros para el año escolar de 1912”, BIP, XIX, 7, junio,
1912, pp. 1058-1059.
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Un somero análisis de las obras empleadas en la educación de
los ingenieros pone de manifiesto diversos elementos que eran defi-
nitorios en el perfil formativo de estos profesionales. Por principio
de cuentas, es clara la división de autores entre franceses y sajones;
los textos seleccionados de unos y otros muestran asimismo que los
primeros —en términos generales— fueron elegidos para las asigna-
turas básicas del tronco común. Es el caso del texto de Dariés, pu-
blicado en París en 1896.452 Esta obra tuvo gran influencia entre los
constructores franceses y, aun cuando fue empleada como base para
la cátedra de Matemáticas Superiores, la intención del propio autor
fue la de “poner a disposición las nociones indispensables de mate-
máticas para la comprensión y aplicación de fórmulas de hidráulica
y de resistencia de materiales”.453
Otro de los libros de consulta, y en el cual se apoyó el de Dariés
para la parte dedicada a Geometría Analítica, era el de H. Sonnet y G.
Frontera, Éléments de géométrie analytique. Rédigés conformément
au programme d’admission á l’Ecole Polytechnique et á l’Ecole Nor-
male Supérieure, publicado también en París y que ya en 1904 iba
en su décima edición, lo que pone de relieve el apego a la tradición
francesa en estos campos. No así en los que se referían a cuestiones
prácticas de construcción, en donde el predominio de los textos ele-
gidos correspondía a autores norteamericanos, como fue el caso del
trabajo de Frank Eugene Kidder, empleado a la vez como libro de
consulta y libro de texto.454 Por su parte, la relación de autores nacio-
nales se reducía a los trabajos publicados por Manuel Torres Torija,
Francisco Díaz Covarrubias, José Antonio Elizalde, J. Pedrero y Cór-
dova, Luis Carrión y desde luego Roberto Gayol, con su obra sobre el
Proyecto de desagüe. Una biblioteca especializada complementaba la
producción escrita para disposición de los estudiantes; en un informe
elaborado por la dirección del plantel para el ciclo 1911-1912 se dejó
constancia de lo siguiente: “se ha seguido dotando a la Biblioteca de
455 “Reseña de los trabajos llevados a cabo durante el año escolar de 1911 a 1912 en la Escuela N.
de Ingenieros”, art. cit., p. 957.
456 “Lista de textos para el año escolar de 1915”, AHPM, 1915-II-332, exp. 7.
457 “Observaciones Generales”, AHPM, 1915-II-332, exp. 7.
458 Loc. cit.
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neras de ejercer la enseñanza casi hasta mediados de siglo, cuando
se comenzaron a diversificar los materiales de lectura. Este cambio
tuvo su origen en el incremento de la complejidad teórica y técnica
de los contenidos profesionales, así como en la propia evolución de
las concepciones pedagógicas. Como indicaba un comentario de la
dirección del plante en 1928 “por una parte las obras técnicas de in-
geniería envejecen muy pronto y hay que renovarlas frecuentemente
y por otra son muchas las publicaciones nuevas que aparecen con-
tinuamente en el mercado”.459 La oferta cada vez más amplia de
literatura especializada elaborada por autores extranjeros y nacio-
nales constituyó un factor que vino a sumarse a los anteriores para ir
abandonando la costumbre de apoyar la cátedra en un único título.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 233
en general, para todos aquellos interesados en los adelantos de
las industrias que se hallaban al servicio de los ingenieros en los
catálogos para entonces modernos. La fundación se llevó a cabo
con unos tres mil catálogos cedidos a la Facultad de Ingeniería
por su actual director (Cuevas) y en el transcurso de seis meses
dicho contingente se ha enriquecido hasta completar unos 10 mil
volúmenes enviados
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 235
reformados los estatutos, y se acordó abrir la admisión a las diversas
ramas de la ingeniería. Las bases constitutivas de la asociación cons-
taron de 38 artículos y cuatro transitorios, que se resumen en los si-
guientes puntos: a) profesiones que deben ejercer las personas que la
constituyan, previo el respectivo título; b) honorabilidad requerida
de los socios y definición de causales de separación y expulsión; c)
estudios que deben aportar los socios y criterios de publicación; d)
apoyo mutuo, y e) mecanismos de reforma a los estatutos.469 El sitio
de las reuniones fue primero el Hotel del Progreso, después el local
del Banco de Londres y México y el Hospital de Terceros (Dirección
General de Correos). La meta principal fue la de “procurar el ade-
lanto de las profesiones y en general del país”.470
En la práctica, el organismo impulsó la ocupación lucrativa de
sus miembros, la actualización de sus conocimientos y la divulga-
ción de sus trabajos por medio de una publicación especializada: los
Anales. Al carecer de subsidios oficiales, el financiamiento corrió a
cargo de las aportaciones de los miembros; en un principio fueron
estipuladas cantidades de 10 pesos de inscripción y dos pesos men-
suales, además de donativos. Más adelante esas cuotas se redujeron
a tres pesos por el primer concepto y a uno por el segundo. Resulta
interesante observar el tipo de relación que existía entre la asocia-
ción y el gobierno de Díaz, pues aun cuando los grandes contra-
tos del porfiriato fueron concedidos a contratistas extranjeros, ello
no implicaba un desconocimiento ni de la capacidad técnica de sus
agremiados, ni una merma del prestigio social del que gozaban los
ingenieros en la sociedad mexicana y en la administración pública;
pero, en cualquier caso, la creación de ese organismo, su prestigio
y las actividades que emprendía como tal fueron siempre por cuen-
ta propia y con recursos propios, muy ajenas a cualquier forma de
patrocinio oficial. No fue sino hasta bien entrado el siglo xx, con la
serie de cambios en materia de obra pública, que los profesionistas
congregados en asociaciones comenzaron a asumir una función pro-
tagónica en la esfera de lo político.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 237
país, acepten las ideas de esta Sociedad en lo relativo a estudios, prácti-
cas, títulos, etc., de alumnos de facultad de Ingeniería y otros análogos;
siempre que la utilidad pública lo pida, trabajar ante el Gobierno para
que en todo el país se lleven a cabo obras de ingeniería que tengan
por objeto aumentar la riqueza, mejorar las condiciones higiénicas o
embellecer nuestras ciudades; etc.471
471 “Centro de Ingenieros de Jalisco. Bases constitutivas”, El Porvenir, 17 de enero, 1924, pp. 3 y 5.
472 “La sesión de ayer en el Centro de Ingenieros”, El Porvenir, 20 de enero, 1925, p. 4.
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nota periodística publicada a cuatro años de la fundación del orga-
nismo:
475 “El Centro de Ingenieros como fuerza social”, El Hombre, I, 22, 5 de marzo, 1922, pp. 7, 20 y 23.
476 P. Bourdieu describió de la siguiente manera este fenómeno, aplicable al caso de los ingenie-
ros mexicanos en ese periodo: “a cada posición típica de la relación entre fracción dominada-
dominante y fracción dominante corresponden categorías de agentes con diversos tipos de
gratificación económica y simbólica, según la relación entre categoría y mercado. Ahora bien,
estos parámetros definen en qué grado, objetivamente, la pertenencia de los intelectuales a
la clase dominante está más acentuada que su exclusión y viceversa”. Campo de poder y campo
intelectual, p. 24.
477 Colegio de Ingenieros Civiles de México, La ingeniería civil mexicana. Un encuentro con la histo-
ria, p. 150.
478 “Votos resolutivos de la 2ª Convención Nacional de Ingenieros”, Revista Mexicana de Ingeniería
y Arquitectura, México, 1, 8, 15 de octubre, 1923, p. 467.
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[La Convención considera necesarias:] —seguridad para los capita-
les que se inviertan en obras de riego, tanto en lo concerniente a la
posesión de la tierra, como al uso de las aguas;— facilidades fiscales,
otorgamiento de subvenciones y en general todas las ventajas posibles
a las empresas particulares que emprendan obras de riego, atendiendo
a que los negocios de esta índole son poco remunerativos cuando se
trata servir a la mediana y pequeña propiedad.479
482 L. Hernández, “Actividades del Centro Nacional de Ingenieros”, RMIA, México, II, 1, 15 de enero,
1924, p. II.
483 Ibidem, p. V.
484 “Centro Nacional de Ingenieros. Sociedad Cooperativa Limitada”, RMIA, II, 1, 15 de enero, 1924, p. VII.
485 Loc. cit.
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Incluso llegó el Centro Nacional de Ingenieros a tener un papel
decisivo en cuanto a iniciativas de creación de nuevos planteles abo-
cados a la ingeniería, como ocurrió a principios de 1932, cuando el
Departamento de Enseñanza Técnica, Industrial y Comercial de la
Secretaría de Educación Pública solicitó su opinión calificada para la
elaboración de un plan de estudios para la Escuela Técnica de Cons-
tructores, iniciativa que el Centro rechazó por unanimidad bajo los
siguientes argumentos: “La Escuela proyectada pretende crear una
clase sub-profesional deficientemente preparada para el ejercicio de
su carrera, que desalojaría al profesionista universitario, sin crear al
obrero colaborador de éste, cuya existencia cada vez más se estima
indispensable.”486 El dictamen concluye con una argumentación que
retoma el asunto de la titulación no reglamentada:
486 “Al C. Secretario de Educación Pública. Oficio. Centro de Ingenieros. 4 de febrero 1932”, AHU-
NAM, Universidad Nacional, Administración, 65, exp. 2272, p. 3.
487 Ibidem, pp. 3-4.
488 Ibidem, p. 6.
489 Existía desde marzo de 1922 una Escuela Técnica de Maestros Constructores, que fue el ante-
cedente de la ESIA cuando se fundó el Instituto Politécnico Nacional.
490 “Convocatoria para la Convención Nacional de Ingenieros Mexicanos”, El Informador, 23 de
julio, 1922, p. 3.
491 Ibidem, p. 5.
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Escuela de Ingenieros. El Gerente General del Centro de Ingenieros, Sr.
Sealtiel L. Alatriste, al traernos un mensaje de fraternidad de nuestros
compañeros de México, disertará sobre la forma en que el Centro Na-
cional se propone realizar los fines de nuestra institución. Guadalajara,
a 26 de mayo de 1926.492
495 Ibidem, p. 2.
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explotador); *Petróleo […]; *Materiales de construcción (la Conven-
ción nombra una comisión formada por los señores Ings. José A. Cue-
vas, Ignacio Avilés y Ricardo Monges, la cual con carácter permanente
trabajará por conseguir el abaratamiento del cemento y del fierro en la
República, sobre las bases siguientes: 1) favoreciendo la formación de
la Asociación Nacional de Fabricantes de Cemento y colaborando con
ella en la propaganda de los usos del cemento, hecha exclusivamente
con el fin de abaratarlo aumentando su consumo; 2) Procurando el
establecimiento de una oficina de ensaye, cálculo y proyecto, al ser-
vicio de los constructores, y de los estudiantes de la industria y de las
escuelas técnicas, donde se estudie el empleo del cemento y del fierro
en construcciones de todo género, con el fin de abaratar el precio de
ambos materiales aumentando su consumo mediante arbitrios apro-
piados para facilitar su empleo correcto. Dicha oficina será establecida
mediante la cooperación de los fabricantes que estén dispuestos a pres-
tar su contingente, con la cooperación del Gobierno y de las Escuelas
interesadas en la enseñanza de las aplicaciones del cemento y del fie-
rro a toda suerte de construcciones; procurando abaratamiento: fletes,
envases, protección arancelaria.) […]; *Administración Municipal (es
conveniente desligar la parte técnica y económica de la administra-
ción municipal, de la influencia política; los ingenieros deben tener
más ingerencia en la buena administración municipal); *El problema
de la deforestación en México (es de estimularse entusiastamente el
cumplimiento de los postulados de la Convención reunida en Wash-
ington el año de 1909, que se refiere a la conservación de los recursos
forestales).496
496 “Votos resolutivos emitidos por la Segunda Convención Nacional de Ingenieros”, RMIA, I, 8, 15
de octubre, 1923, pp. 466-475.
497 “La Tercera Convención Nacional de Ingenieros”, El Porvenir, 25 de abril, 1925, p. 1.
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ción Nacional de Ingenieros a celebrarse en Torreón entre los días 13
y 20 de septiembre de 1925.”499
Las relaciones entre las dos grandes asociaciones mexicanas se
redujeron, en cambio, a eventos de carácter cultural, descartando en
la práctica una acción conjunta de tipo político, como se ejemplifica
en la siguiente nota:
499 “Acuerdo #46. Alfonso Pruneda. 10 de septiembre 1925”, AHUNAM, Universidad Nacional, Rec-
toría, 16, exp. 262.
500 “Informe que rinde la Secretaría General de la Universidad sobre las labores desarrolladas en
la misma durante el mes de mayo último”, BUNM, III, 5, 6 y 7, mayo-junio-julio, 1927, p. 27.
501 La Ley Reglamentaria del artículo 5° constitucional relativo al ejercicio de las profesiones, esta-
bleció la exigencia de título profesional para la ingeniería en sus diversas ramas profesionales.
Estuvo precedida del estudio de las comisiones respectivas, donde se apunta que éstas “han
tomado en cuenta el malestar social que permanentemente ha existido por la falta de regla-
mentación de los artículos 4° y 5° de la Constitución”.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 251
escuela primaria, ni más instrucción que la que adquirieron en la prác-
tica de un oficio, han llegado a distinguirse en la profesión de Ingenie-
ro y aun merecido por sus trabajos las mayores reconocimientos; esto
constituye una excepción y como se comprenderá un genio especial y
un grande espíritu de observación, cualidades de las que no todo mun-
do está dotado. Pero estos mismos hombres, al llegar a ciertas alturas,
han reconocido la necesidad de los estudios teóricos que les propor-
cionarán medios de generalización que sólo la ciencia puede enseñar.505
508 “Acuerdo del C. Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, relativo a la reva-
lidación de títulos y grados universitarios”, BU, I, 1, diciembre, 1917, p. 40.
509 “Resumen del Acta Taquigráfica de la sesión del Consejo Universitario, celebrado el 22 de
marzo de 1922”, BUNM, I, 2, agosto, 1922, p. 42.
510 Ibidem, p. 43.
511 Ibidem, pp. 43-44.
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 253
Al proseguir el debate en la sesión siguiente, el 29 de marzo,
otro de los oradores expuso que
L A F O R M AC I Ó N D E LO S I N G E N I E R O S 255
cia no bastó para inhibirla. Las consideraciones sobre la fijación
de aranceles profesionales, la supervisión de estándares técnicos, el
arbitraje y, por supuesto, la intervención en las enseñanzas impar-
tidas en los planteles del ramo, se llevaron a efecto a través de las
gestiones de miembros de la asociación realizadas a título personal,
lo cual resultaba bastante frecuente, dado el relieve de ellos y su
tránsito permanente en puestos de dirección. Esta dinámica incluso
sirvió para reforzar la triangulación que se venía gestando desde
el movimiento constitucionalista entre el Estado, la Universidad y
la asociación, cuando en 1914 fueron designados Valentín Gama y
Mariano Moctezuma (socios activos) como rector de la Universidad
y director de la Escuela, respectivamente. La intervención de socios
tanto en proyectos gubernamentales como en la creación de ense-
ñanzas específicas fue constante. La adopción de criterios técnicos
basados en el empleo de los nuevos materiales que caracterizaron a
la ingeniería civil de la época —el acero y el cemento— contó con
el concurso decisivo de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos
de México, a lo largo de discusiones colegiadas que se ocuparon de
peculiaridades locales en las que la técnica extranjera evidenciaba
insuficiencia, como en el caso de las cimentaciones y levantamiento
de estructuras mayores en las condiciones del subsuelo de la capital
y de su sismicidad. Otro tanto ocurrió con el asunto de la pavimen-
tación y con el advenimiento del automóvil.
Tiempo después de los límites temporales del presente traba-
jo se promulgó al fin una ley reglamentaria para el ejercicio de las
profesiones. Al año siguiente, esto es, en marzo de 1946, se fundaría
el Colegio de Ingenieros Civiles de México, organismo gremial que
sustituiría a los que aquí hemos considerado, y que estaba contem-
plado en la mencionada reglamentación.
516 Se trata —el hidrato de silicato cálcico— de un material híbrido que, si bien tiene en parte
las propiedades de un cristal, también se parece en algunos aspectos a los llamados líquidos
congelados, como el vidrio y el hielo, en los que hay un lento deslizarse de capas sobre capas.
Lo que el cemento tiene de distinto, según los investigadores del MIT, es que en la capa que
contiene moléculas de sílice algunas de estas estructuras de forma triangular están ubicadas
de modo que se extienden hacia las capas de cal ubicadas arriba y abajo. Estas diferencias
respecto a estructuras más regulares, diferencias que solían verse como “fallas” estructurales,
si bien rompen el patrón, son precisamente las que hacen del concreto el material preferido
para construir: en esos puntos de contacto es donde se fijan las moléculas de agua; y las fallas
permiten que el concreto, lejos de ser un material absolutamente rígido, tenga cierta flexibi-
lidad para alargarse o comprimirse un poco.
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 259
a comienzos del xix, sino por el tiempo que tuvo que transcurrir
para que su producción en cuanto a costos resultase competitiva. Ha-
bría que añadir la existencia de condiciones locales adecuadas para
la adopción del material. Los acontecimientos relativos al estallido
revolucionario condicionaron la velocidad de adopción de la nueva
técnica, y hubo que esperar la normalización de la vida civil para que
la mencionada opción tecnológica cobrase rango de legitimidad en el
contexto local y comenzara una rápida expansión. Una vez firmada
la Carta Constitucional, superada la fase armada, y frente a una pro-
grama de reconstrucción en donde el desarrollo de la infraestructura
asumiría un papel protagónico, un nuevo paradigma, basado en las
posibilidades del cemento Portland, fue cobrando aceptación entre
especialistas constructores del ramo y entre el público en general.
Como en muchos otros casos en la historia de la tecnología, la
elaboración original de este material no fue básicamente resultado
de procedimientos científicos, sino de iniciativas empíricas que sólo
más tarde exigieron la intervención de la ciencia para alcanzar nive-
les óptimos de producción y de consumo.
En efecto, el material en cuestión fue experimentado original-
mente en Inglaterra a comienzos del xix y patentado en octubre de
1824 por el albañil Joseph Aspdin con el número de registro 5022
y la leyenda de “Un perfeccionamiento en el método de producir
piedra artificial”. La designación con la que se le conoce obedece
precisamente a la semejanza que su apariencia guardaba con una
piedra extraída de la isla de Portland, en Dorset (Inglaterra), de don-
de se obtuvieron los primeros minerales. En su elaboración fueron
empleados, como ingredientes básicos, óxidos de calcio, aluminio
y silicio, finamente triturados, calcinados y mezclados entre sí; re-
sulta de este proceso un polvo que al entrar en contacto con agua
en adecuadas proporciones adquiría enorme solidez y resistencia, lo
que permitió usarlo como elemento estructural en construcciones
una vez que hubiese fraguado, además de como adherente. Dichas
cualidades, sumadas al hecho de que recién hidratada la mezcla con
agua resultaba susceptible de ser vaciada dentro de cualquier molde
y adquirir la forma de éste, le confirieron un amplio potencial de
aprovechamiento y de aplicaciones.
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 261
de altura a base de concreto reforzado en la ciudad de Nueva York.
Las investigaciones en torno al material cobraron entonces fuerza y
ya en 1880 los ingredientes del Portland fueron sometidos a análisis
químicos especializados. Asimismo se avanzó en el desarrollo de los
elementos accesorios para el aprovechamiento del concreto, como el
uso de varillas cuadradas de acero retorcido para ayudar a la adhe-
rencia, sistema patentado en 1884 por Ernest L. Ransom. Los hor-
nos fueron también objeto de constantes mejoras hasta la creación
en 1886 del horno giratorio.
Al comienzo del nuevo siglo, las pruebas básicas del cemento
fueron estandarizadas y en 1904 la American Standard for Testing
Materials dio a conocer los parámetros para la producción mejo-
rada del Portland. La aceptación generalizada de esa modalidad
constructiva cobró vigencia, apoyada no sólo en los resultados de
la investigación científica, sino en la realización de obras: el primer
puente de concreto armado en Hungría; la primera calzada en la ciu-
dad de Bellefontaine (Estados Unidos); el teatro de Campos Elíseos,
construido por August Perret, a quien se debe también un edificio
de departamentos en París realizado en 1902 con un sistema de alto
rendimiento; el primer rascacielos levantado en la ciudad de Cincinnati
en 1904, etcétera. La nueva forma de construir había adquirido car-
ta de naturalización.518
La transferencia tecnológica siguió la ruta normal de carácter
exógeno, pasando del centro original hacia la periferia. El impacto
de este proceso en la región latinoamericana está expuesto en un
interesante estudio519 que lo describe de la siguiente manera:
518 Durante décadas, el cemento Portland se difundió de forma muy limitada. Primero debió
vencer la preferencia social por el aparentemente más atractivo cemento Parker. A continua-
ción tuvo que demostrar su superioridad tanto en términos de resistencia como de calidad,
y, finalmente, se vio enfrentado al desafío de reducir los altos costes de producción. La reduc-
ción no llegó verdaderamente hasta la última década del siglo XIX, la cual marcó un punto
de inflexión decisivo en el desarrollo de la industria del cemento. La innovación tecnológica
fundamental fue el horno rotatorio, alimentado con polvo de carbón, puesto a punto por la
empresa norteamericana Atlas Portland Cement en 1898. Con él la industria del cemento
despegó por fin.
519 X. Tafunell y A. Carreras, Importaciones e inversión en América Latina en 1913 y 1925, <www.
economía.unam.mx/amhe/memoria/mesa+6/>.
520 Entre 1895 y 1913 el precio del cemento Portland en el mercado mayorista de Estados Unidos
disminuyó en 19.8 por ciento, mientras que el precio del conjunto de materiales de construc-
ción experimentó un aumento de 46.3 por ciento. En el mismo periodo, el índice general de
precios al por mayor sufrió un alza de 42.7 por ciento. Vid. los índices en <http://www.nber.
org/databases/macrohistory/contents/>.
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 263
tres mil toneladas, debido a que la baja calidad del producto le im-
pedía tener acceso a las obras públicas.521 En 1918 habría de entrar
en funcionamiento otra fábrica (Compañía Argentina de Cemento
Portland), de capital norteamericano, que representaría el despegue
de la industria cementera argentina.522 De cubrir menos de uno por
ciento del consumo aparente en 1913, pasó a atender cerca de 40
por ciento en 1920.523 La situación de partida de Brasil fue muy
parecida, pero se caracterizó por un desarrollo más tardío. En vís-
peras de la Primera Guerra Mundial apenas se producía cemento
en el país. La única fábrica existente —en Rodovalho— tenía unos
niveles de producción ínfimos, a consecuencia de que el mercado era
reacio a consumir un producto de irregular calidad.524 La primera
fábrica importante (Companhia Brasileira de Cimento Portland, en
São Paulo) no se creó hasta 1926.525
En el caso mexicano, la adopción y consiguiente desarrollo de la
industria del cemento y de sus aplicaciones locales presentó ciertas
singularidades que lo distinguen de otras naciones latinoamericanas.
Por principio de cuentas, la industria local del cemento floreció desde
muy temprano, junto a plantas pioneras en el ramo en Cuba (1901)
y Guatemala (1901). Esto ocurrió cuando entre Argentina, Brasil y
el mismo México absorbían 70 por ciento de las importaciones en la
región.526 La primera instalación dedicada a este producto registra
la fecha de 1906, con una capacidad de 20 mil toneladas anuales. Se
trata de la empresa Cementos Hidalgo, situada en la población de
igual nombre, en el estado de Nuevo León. Tres años más adelante
se sumó la fábrica Tolteca, en las inmediaciones de la ciudad capital.
527 “De gran beneficio a los ingenieros y constructores de edificios en la República”, El Correo
Español, 5 de diciembre, 1908, p. 2.
528 “Reconocimiento a la Compañía Mexicana de Cal Hidráulica en San Louis Missouri”, El Popular,
25 de septiembre, 1903, p. 2.
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que el impasse causado por la Revolución Mexicana incidió ne-
gativamente en la actividad constructiva, pero alentó actividades
académicas dentro y fuera de espacios institucionales, tanto en la
esfera de la enseñanza, como de la investigación original y hasta
de la innovación tecnológica. La enseñanza profesional continuó
impulsando el empleo de las nuevas tecnologías y se produjeron
textos especializados, como el del ingeniero Modesto Rolland, titu-
lado Cemento armado, elementos de cálculo, publicado en la ciu-
dad de México en 1910,529 o el libro de Manuel Torres Torija, El
cemento armado, ensayo monográfico impreso en 1913 que sería
empleado como recurso didáctico para los estudiantes de la carre-
ra e incluyó dentro de su capitulado apartados como los siguien-
tes: -Tipos generales de elementos constructivos.- Forjados o losas
(dalles).- Vigas.- Pilares.- Bóvedas.- Cimentación.- Muros.- Escale-
ras.- Tubos.- Recipientes.- Canalización.- Galerías.- Puentes.- Cúpu-
las; - La flexión de los sólidos.- Condiciones de equilibrio de un
sólido.- Flexión del sólido.- Teoría de Navier.- Valores usuales del
momento flexionante.- Reglas fundamentales para el cálculo estáti-
co de las construcciones de cemento armado; - Teoría de la estática
del cemento armado.- Generalidades.- Diagrama de las tensiones.-
Fases características.- Determinación de la fibra neutra en el caso
general.- Tensión máxima en el betón y en el fierro.- Casos par-
ticulares de armaduras simétricas, una sola armadura y forjados
con nervaduras.- Esfuerzos de deslizamientos.- Estribos; - Fórmu-
las prácticas.- Forjados.- Forjados con nervaduras; -Nomogramas
para el cálculo de forjados con nervaduras; - Columnas con carga
central.- Columnas con carga excéntrica.- Columnas de hormigón
zunchado; -Cimientos.- Muros.- Muros de sostenimiento.- Techum-
bres.- Arcos.- Bóvedas.- Cúpulas.530
529 El texto del ingeniero Modesto Rolland fue publicado en 1910 en la ciudad de México por
Juan Aguilar y Vera, 1910, y no pude encontrarlo en ninguna de las colecciones consultadas.
Es interesante notar que este personaje había escrito en 1900 una Carta a mis conciudadanos;
en 1909, Salvemos a la Patria. Más adelante, en 1932, escribió Comunismo y liberalismo. En el
campo de la ingeniería civil puso en práctica las técnicas del concreto armado, fundando una
pequeña empresa llamada precisamente “Patentes Rolland”.
530 M. Torres Torija, El cemento armado.
531 Con mucha probabilidad el primer estudio sobre cemento realizado en México es el de Luis
Espinosa, “Memoria relativa al túnel de Tequisquiac”, que apareció en los Anales de la Asocia-
ción de Ingenieros y Arquitectos de México en 1894, en el tomo IV correspondiente a ese año,
pp. 3-94.
532 “Lista del personal docente y administrativo de la Escuela Nacional de Ingenieros con expre-
sión de sus cargos y domicilios respectivos. 10 de febrero 1916”, AHPM, 1916-II-335, exp. 3.
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incluyeron un desarrollo sin precedentes de la infraestructura. La
ingeniería civil se constituyó en elemento protagónico de la gestión
pública, y de la propagación del concreto armado como paradigma
constructivo. A partir de la década de los veinte, el uso y la experi-
mentación con cemento Portland en México se volvieron comunes.
Muy elocuente resulta la siguiente nota periodística, aparecida en un
diario de circulación nacional a principios de 1922:
533 “El advenimiento del concreto como material de construcción”, Excélsior, 26 de febrero,
1922, 3a, p. 6.
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se puede estimar en 445 665 toneladas anuales, no habiendo podido
vender en 1922 más que 95 500 tons.534
534 “La importación de cemento extranjero debe evitarse”, Excélsior, 24 de junio, 1923, 2ª, p. 10.
535 “Anuncio”, Ingeniería, 3, octubre, 1927. Contraportada.
536 “Importante servicio a la Facultad de Ingeniería”, Ingeniería, I, 1, agosto, 1927, p. 33.
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vo que tuvo como base el uso del concreto, lo que puede considerar-
se como el inicio de la arquitectura moderna en México. La era del
cemento en México había comenzado, lo que se corrobora con los
resultados del citado concurso, cuya premiación hubo de dilatarse
hasta mayo de 1925, a consecuencia de la enorme cantidad de pro-
puestas presentadas: “el gran número de trabajos presentados han
dificultado la labor del Jurado, por cuya razón aún no se pronuncia
el fallo”, decía el encabezado de una nota periodística en marzo de
1925.540 El jurado estaba integrado por el arquitecto Manuel Ituarte
y los ingenieros Manuel Avilés y Alberto Gayol.
No obstante la apoteosis a la que se perfilaba el material, di-
versas oposiciones y resistencias estaban patentes. En 1923, que de
varias maneras es fecha de transición hacia los nuevos patrones, un
prestigiado arquitecto se quejaba del anquilosamiento en el ramo de
la construcción:
Este autor encuentra, para explicar ese retraso, entre otras ra-
zones, la ausencia de criterios técnicos para la selección del material
540 “El concurso del comité para la propagación del cemento portland en México”, Excélsior, 1 de
marzo, 1925, 3ª, p. 5.
541 B. Calderón, “La edificación y el material que se emplea”, Excélsior, 23 de septiembre, 1923, 3ª, p. 6.
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Firmemente convencida la Facultad Nacional de Ingeniería de la ur-
gente necesidad que constituía para la eficacia de la enseñanza, la exis-
tencia de buenos laboratorios de ensayo de materiales, ha emprendido
una verdadera campaña para lograr debidamente este objeto, median-
te la cooperación de varias instituciones, entre las que se destaca la
Comisión Nacional de Caminos, como antaño se distinguió la Secreta-
ría de Comunicaciones y Obras Públicas. La técnica moderna necesita
laboratorios para conocer la resistencia y la calidad de toda suerte
de materiales de construcción con el fin de comprobar que tienen las
características requeridas para satisfacer las necesidades del fin a que
se destinan o bien para averiguar las de los materiales nuevamente
introducidos al mercado.542
542 “El Laboratorio de la Facultad Nacional de Ingeniería”, Ingeniería, I, 1, agosto, 1927, pp. 17 y 29.
543 “La Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura”, Edificación, núm. 27, mayo-junio, 1939, p.
26. (A partir de marzo-abril de 1939, la revista deja de seriarse con año y número de fascículo
—o entrega del año correspondiente— y pasa a un seriado continuo.)
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sus talleres de fundición en la ciudad de Monterrey y puedan hacer
provechosos estudios sobre la fabricación de diferentes clases de fierro
estructural y la producción de fierro fundido y acero. Además de todas
las atenciones que reciben los alumnos de parte de la compañía cita-
da, durante su estancia en dicha ciudad se les proporciona alojamien-
to, alimentación, etc., prestándose galantemente, tanto los Directores
como los ingenieros de la compañía, a proporcionar a los alumnos
todas las explicaciones necesarias.544
544 “La Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey S. A. y su cooperación para impulsar
los estudios en la Facultad de Ingeniería”, Ingeniería, I, 1, agosto, 1927, p. 33.
545 Loc. cit.
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los primeros efectos de la evolución industrial en el edificio se ma-
nifiestan por esta etapa primordial: la sustitución de los materiales
naturales por los materiales artificiales; los materiales heterogéneos y
dudosos por los materiales artificiales homogéneos y probados por los
ensayes de laboratorio y que son producidos con elementos fijos.547
Otros, como Mies van der Rohe, quien desde 1919 propugnaba
por la construcción de edificios con esa técnica y, desde luego, Gro-
pius y la famosa escuela de diseño Bauhaus, desde donde se impulsó
de manera entusiasta la idea de construcción masiva y la racionaliza-
ción de la industria de la construcción para optimar procedimientos
y abatir costos, fueron los artífices del nuevo paradigma internacio-
nal.548 Pero lo cierto es que en el contexto mexicano estos elementos
característicos de una ingeniería y una arquitectura contemporáneas
emergieron y se articularon con la dinámica de proyección social
que estaba teniendo efecto a consecuencia de las directrices surgidas
del proceso revolucionario, lo que dio lugar a un proceso particular.
La definición del nuevo paradigma constructivo se consumó en Mé-
xico por la combinación de una nueva tecnología con circunstancias
políticas y sociales que la favorecieron y que se expresaron en un
proceso intensivo de construcción de infraestructura, sumadas a un
factor comercial determinante: el abaratamiento del cemento me-
dido en costos de mercado. En términos cronológicos este proceso
tuvo lugar a comienzos de los años veinte, primero en ingeniería y
poco más tarde en arquitectura, en donde parecen haberse inter-
puesto ciertas consideraciones estéticas en contra.
Hasta donde he podido constatar, el cemento Portland fue emplea-
do por vez primera en México en los trabajos del túnel de Tequixquiac,
que, como se sabe, eran parte del proyecto del desagüe del Valle de
México. El ingeniero Luis Espinosa, cuya concepción para esa magna
obra fue decisiva, relata este acontecimiento de la forma siguiente:
549 L. Espinosa, “Memoria relativa al Túnel de Tequisquiac”, AAIAM, 1894, IV, pp. 48-49.
550 “Memorandum al Sr. Ing. D. Antonio M. Anza. Agosto 21 de 1909”, AHPM, 1910-IV-307, exp. 1.
2, p. 1.
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“Debemos construir, pero construir bien; abandonando los anti-
guos sistemas, adoptando los nuevos, empleando como material el
cemento.”551 Al margen de las evidentes connotaciones comerciales
del texto, éste refleja bien el ánimo de los actores involucrados en
ese abierto panorama que ofrecía la construcción a base de cemento:
había que explorar y explotar todas las posibilidades.
De manera semejante a lo que ocurrió en el contexto europeo,
las primeras aplicaciones del cemento se verificaron en obras de
grandes dimensiones para uso colectivo, como había ocurrido con la
reparación en un túnel del río Támesis realizada por el ingeniero I. K.
Brunel, o la construcción del sistema de alcantarillado en Londres,
a partir de 1859. A ello se prestaban las peculiaridades del material.
Sólo más tarde se procedió a extender sus aplicaciones a dominios
particulares relacionados con la vivienda.552
Las aplicaciones de carácter militar fueron también motivo de
estudios especializados por parte de los ingenieros militares. Ya en
1910 aparecían, en el Boletín mensual que comenzó a publicar la
Secretaría de Guerra y Marina, textos dedicados al tema, como el
de M. González “Ligeros apuntamientos sobre cementos”,553 donde
analiza diversas formas de empleo y aprovechamiento de ese mate-
rial. El asunto atrajo a partir de entonces el interés de los militares
por las múltiples posibilidades de uso; así, por ejemplo, en el Boletín
de Ingenieros Militares que se publicó en mayo de 1932 se dedicaron
varios números de la revista a los “Depósitos de concreto armado
para almacenamiento de agua”.554
Durante los primeros años del nuevo siglo, la lentitud en el con-
sumo del cemento estuvo asociada a los costos de fabricación. Las
condiciones imperantes en México determinaron que las dificultades
555 El daño al sistema ferroviario dificultó el abasto del combustible necesario —petróleo— para
la producción del cemento.
556 Por orden cronológico: Cuba, Guatemala, México, Argentina, Chile, Colombia, Venezuela y
Uruguay.
557 Cfr. J. de las Cuevas Toraya, Un siglo de cemento en Latinoamérica.
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la ciudad de Puebla.558 La primera, con producción de 1 800 barri-
les diarios, y la segunda con rendimiento máximo de 300 barriles
al día. A finales de 1922 se inauguró una quinta fábrica, Cementos
Monterrey, con capacidad de producción de 900 barriles diarios. La
producción conjunta de esas cinco plantas significó un incremento
de 400 por ciento entre 1921 y 1922, y “en tal virtud cabe creer que
se estimulará considerablemente el uso del material de construcción,
y como se cuenta ya con mejores medios de transporte, los manufac-
tureros se encontrarán en condiciones de abaratar sus precios”.559
Las compañías comenzaron entonces a emplear sus propios me-
dios de transporte. Tolteca, por ejemplo, contaba con dos locomoto-
ras y 70 carros-tanque; Cruz Azul, con una locomotora y 20 carros-
tanque. Para esas fechas, la primera de las compañías mencionadas
tenía un pedido de miles de toneladas métricas para la construcción
de una hidroeléctrica a cargo de la Compañía de Luz.
La normalización en la producción de cemento se encontraba,
sin embargo, todavía desfasada respecto del mercado potencial. A
mediados de 1923 se calculaba que la capacidad productora de las
cinco fábricas establecidas en México era tres veces mayor que el
volumen de venta: 445 665 toneladas anuales, mientras que durante
1922 las ventas alcanzaron sólo 95 500 toneladas.560 Al mismo tiem-
po, se fugaban a Estados Unidos y Europa cantidades considerables
de dinero por concepto de importaciones; entre 1920 y 1923 fueron
importadas 100 mil toneladas de cemento, con un costo de tres mi-
llones de pesos, libres de carga fiscal.
Así las cosas, y frente al evidente auge registrado en las cons-
trucciones a base de cemento en México, se decidió una campaña
para fomentar la venta del producto nacional. Fue creado el Comité para
la Propagación del Uso del Cemento Portland, que brindaba ase-
soría técnica y orientación, en donde participaban las cuatro em-
presas mayores. De forma casi simultánea, en septiembre de 1923
558 Todas empleaban el procedimiento denominado en seco, y usaban piedra caliza y pizarra, con
el petróleo como combustible.
559 “La industria del cemento en México ya está prosperando”, Excélsior, 9 de abril, 1922, 3ª, p. 6.
560 “La importación de cemento extranjero debe evitarse”, Excélsior, 24 de junio, 1923, 2ª, p. 10.
561 “Votos resolutivos emitidos por la Segunda Convención Nacional de Ingenieros”, RMIA, I, 8, 15
de octubre, 1923, p. 474.
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En México no ha crecido el empleo del cemento en las construcciones,
ni en el betón, o concreto, ni en el cemento armado, por diversas cau-
sas cuya acción proporcional no sería fácil obtener; y entre las cuales
podrían citarse desde luego el alto precio del cemento, la abundancia
de cal grasa barata y de muy buena clase, la económica y satisfactoria
mano de obra para trabajos de mampostería, así como la facilidad de
obtener piedra apropiada para ella, la carestía y mala calidad de la
madera para las formas, etc. etc.562
562 L. Pérez Castro, “Horizonte de los Ingenieros Civiles en 1868 y en 1918”, RMIA, IV, 6, 15 de junio,
1926, p. 304.
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Las grandes obras de irrigación están identificadas en México con
el cemento.
Desde luego, hay que precisar que más que al cemento habría
que referirse al concreto armado; es decir, al cemento colado sobre
estructuras metálicas. La interacción del cemento Portland con tales
estructuras metálicas permitió contrarrestar la baja resistencia a la ten-
sión —generalmente del orden de 8 a 12 por ciento de su resis-
tencia a la compresión—, que dificultaba su empleo para esfuerzos
horizontales, como trabes, losas, etcétera y laterales, determinantes
estos últimos en la construcción de cortinas para presas. Las arma-
duras metálicas recubiertas de cemento preparado con agua, arena
y piedra en proporciones adecuadas, compensaron de manera satis-
factoria la escasa resistencia a la tensión, y conservaron sus excelen-
tes propiedades para los esfuerzos axiales de compresión.
Esta solución técnica fue patentada en 1855 por Joseph Monier,
si bien otros constructores como Lambot y François Coignet habían
empleado el mismo principio. El propio Monier había construido
unas jardineras pocos años antes, utilizando tela metálica bañada en
una masa fluida de cemento.
En 1875 Monier construyó el primer puente de concreto ar-
mado en Chazalet, Francia, con una luz de 16.5 metros y cuatro
metros de ancho. Tres años más tarde, en asociación con Coignet,
presentó durante la Exposición Mundial de París varios ejemplos
de lo que podría realizarse con el concreto armado: vigas, postes,
bóvedas, tubos, etcétera. Para entonces, el Diccionario de la Lengua
Castellana por la Real Academia hacía tiempo que había incorpo-
rado el vocablo hormigón para designar una “mezcla compuesta de
piedras menudas, cal y betún, la cual es tan fuerte y sólida que dura
siglos y tan firme como la piedra”.566 En México no se identificó el
procedimiento sino con la designación de origen inglés de concreto
reforzado, en lugar del uso en España de hormigón o en Francia de
betón.567
566 Diccionario de la Lengua Castellana por la Academia Española, 6ª ed., Madrid, Imprenta Nacio-
nal, 1822.; en la 11ª ed., del año 1869, la definición permanecía idéntica.
567 L. Pérez Castro, “Horizonte de los Ingenieros Civiles…”, art cit., p. 305.
568 “La influencia del cemento en la civilización contemporánea”, Excélsior, 4 de junio, 1922, 3ª, p. 6.
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Este hierro, en barras redondas, presenta en la fractura una resistencia
mínima de 35 kilogramos por milímetro cuadrado y un alargamiento
de 12 por 100, medida en 20 centímetros de longitud. Coignet y Tu-
desco prefieren el acero dulce, a causa de su composición más regular y
porque ofrece mayor resistencia, debido al margen que presenta entre
su límite de elasticidad y su fractura. Pero se le debe escoger tal que su
resistencia a la fractura sea al menos de 42 kilogramos por milímetro
cuadrado. Generalmente emúlense aceros dulces que responden a las
condiciones siguientes:
569 “Cuáles son los sistemas que más se emplean para las modernísimas construcciones de ce-
mento armado. II”, Excélsior, 30 de abril, 1922, 3ª, p. 8.
570 Los estudios del profesor Duff A. Abrams fueron publicados por el Lewins Institute y la Port-
land Cement Association en 17 libretos, los cuales constituyeron una exposición relativamen-
te abreviada y sintética de los resultados obtenidos en no menos de 100 000 experimentos
hechos en el Laboratorio de Investigaciones de Materiales Estructurales, bajo la dirección del
mencionado profesor, quien desde 1914 estuvo comisionado para realizar la encuesta.
571 F. Barona, “La curación del concreto”, Edificación, III, 5, septiembre-octubre, 1936, p. X.
572 Ya en 1904 la American Standard for Testing Materials (ASTM) publicó por primera vez sus
estándares de calidad para el cemento Portland.
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Cantidad de agua en la mezcla
Cantidad de cemento
Tamaño y graduación de los agregados
Combinación de a, b y c
576 “Propiedades y ventajas de las estructuras de concreto armado en relación con las de acero
estructural”, RMIA, III, 5, 15 de mayo, 1925, p. 312.
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cornisas; cuarteles; cuartos frigoríficos o neveras; cubiertas en bóveda;
cúpulas; chimeneas para habitaciones; chimeneas para fábricas; chi-
queros; depósitos de municiones; depósitos; depósitos para sustancias
minerales sólidas; depósitos de agua; depósitos sépticos; diques; dre-
najes (tubos); durmientes; edificios; emparrados (pérgolas); entrepisos;
escaleras; escuelas; edificios industriales; establos; estaciones; estadios;
fábricas; faros; gallineros; garajes; gasómetros (depósitos para gas ba-
naltern); graneros; hangares; hospitales y hoteles; iglesias; institutos
docentes; jambas, jagüeyes (para que no falte ninguna letra del abe-
cedario); kioscos; letrinas; malecones; mercados; miradores; muelles;
muros; muros de sostenimiento; museos; pabellones; palacios; parade-
ros; pasamanos de escaleras; pavimentos; pilares; pilotes; pisos; postes;
presas; puentes; rascacielos; residencias; rompeolas; salas de concier-
tos; sarcófagos; semáforos; silos de hormigón; tabiques divisorios; ta-
lleres; tanques de provisión de aguas; teatros; techos inclinados; torres;
tribunas; tuberías; tubos; túneles; umbrales; viaductos; zahúrdas.577
578 “Las posibilidades decorativas del concreto”, Excélsior, 9 de julio, 1922, 3ª, p. 6.
579 Loc. cit.
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Resulta evidente que, además de los factores estéticos, intervi-
nieron otros para explicar ese boom de la construcción a base de
concreto. La ciudad de México acusaba síntomas de insuficiencia
en la oferta habitacional. Las construcciones tradicionales resulta-
ban demasiado costosas en términos de materiales y de mano de
obra. Al mismo tiempo, resultaba imperativo atender las demandas
de habitación en consecuencia del discurso político de la época,
materializando los objetivos de reivindicación social en fórmulas
populistas.
En 1925 fue organizada la Feria Arquitectónica de la Construc-
ción e Industrias Afines (facia) para “atender todo lo relativo al
desarrollo y mejoramiento de la construcción en México y de la casa
popular mexicana”.580 Dicho evento, asesorado por el arquitecto
José Luis Cuevas, ponía de manifiesto tanto el ímpetu constructivo,
como la preocupación a favor de viviendas que hoy llamaríamos de
interés social.
A cien años de distancia del descubrimiento del cemento Port-
land, en la prensa mexicana se podía leer un desplegado con el si-
guiente contenido: “todos los estudios y todos los ensayos empren-
didos hasta hoy en México y en el extranjero durante los últimos
años alrededor del problema de la edificación, tienen como norma
invariable y como mira principal el hacer descender el costo de la
edificación dentro de las nuevas rutas de la arquitectura”.581 Así, el
concreto abrió posibilidades en torno a una expansión cuantitativa
de la construcción para vivienda, pues permitía sustituir con ventaja
las construcciones a base de piedra o madera, y a la vez incursionar
en el campo de la vivienda hecha con materiales deleznables.
“Una verdadera fiebre por construir casas se notó en la Ciudad
de México a últimas fechas”,582 era el encabezado de un artículo
publicado en enero de 1923: “Resulta que uno de los materiales más
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Se manejaban entonces tres tipos de entrepisos: la losa simple,
con un emparrillado de barras metálicas; el de metal desplegado, con
vigetas de concreto reforzado colocadas paralelamente, con una losa
superior de cinco a ocho centímetros con la posibilidad de emplearse
moldes en forma de abrevadero invertido con espacios para la con-
formación de las viguetas donde se colocarían los refuerzos de acero;
y el de bloque, a base de bloques huecos entre vigueta y vigueta.
De forma evidente, el radio de acción del arquitecto aparecía
mucho más amplio que el de sus predecesores. Varias inercias —sin
embargo— prevalecían en el medio arquitectónico. Una de ellas era
el apego a formas y maneras tradicionales de construcción. “Duran-
te los últimos años se ha despertado gran afición por buscar en las
líneas de la arquitectura virreynal [sic] fuentes de inspiración para
las últimas producciones de nuestra arquitectura doméstica.”587 El
señalamiento anterior, patrocinado por la Sociedad de Arquitectos
Mexicanos, apuntaba, además de a las cuestiones estilísticas, a los
costos de producción. Las aplicaciones de concreto armado se co-
menzaban a introducir en los procedimientos arquitectónicos, pero
con carácter complementario; “algunos elementos de las edificacio-
nes se realizan con él, pero tan sólo se ha buscado en este sistema
un auxiliar, y no se le ha visto con su carácter moderno de procedi-
miento único”.588
Las cualidades intrínsecas de las nuevas técnicas de construc-
ción, sumadas a factores de otra índole que se han mencionado lí-
neas atrás, determinaron al fin que la adopción de la arquitectura a
base de concreto armado se generalizara, como no deja de observar-
se en un estudio publicado a principios de 1937 en una revista de la
especialidad:
587 “En México no se han abordado los problemas constructivos con espíritu moderno”, Excélsior,
19 de octubre, 1924, 3ª, p. 5.
588 Loc. cit.
589 Aburto, Cacho, Cuevas y Rivas, “El problema de la arquitectura y del urbanismo en México”,
Edificación, IV, 4, julio-agosto, 1937, pp. 8-9.
590 Ibidem, p. 9.
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construcción. Podemos asegurar sin temor a equivocarnos, que más
de un cincuenta por ciento de los productos que se elaboran en el ex-
tranjero para facilitar la construcción, materiales de magnifica calidad
excesivamente económicos y de soberbios resultados en la práctica, ni
han llegado siquiera a nuestras plazas y no han sido empleados hasta
hoy.591
591 “La necesidad de introducir en nuestro mercado los nuevos productos de construcción para
bajar el actual costo de la edificación”, Excélsior, 21de diciembre, 1924, 4ª, p. 5.
592 “El Plan General de las FACIAM”, Excélsior, 21 de diciembre, 1924, 4ª, p. 5.
593 “Tolteca. Anuncio”, Excélsior, 7 de mayo, 1922, 3ª, p. 4.
Con la eliminación del prejuicio contra los edificios enormes para ofi-
cinas comerciales, y con los métodos modernos para construcción con
el acero, se ha notado un gran incremento en la producción de acero
estructural, y ya en nuestro país se puede obtener la calidad inmejora-
ble, haciendo que su uso se vaya generalizando.595
594 “Decreto eximiendo de contribuciones a las nuevas casas”, Excélsior, 6 de noviembre, 1923, VII,
2ª, p. 8.
595 “Sistemas de fabricación de acero estructural para los edificios”, Excélsior, 23 de abril, 1922,
3ª, p. 9.
596 “Las construcciones de cemento armado tienen un entusiasta propagandista en el Señor In-
geniero D. Miguel Rebolledo”, Excélsior, 4 de junio, 1922, 3ª, p. 6.
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La confianza en el concreto para edificios elevados fue extensiva
para fábricas e instalaciones industriales:
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para estudiar la técnica de los tubos de asbesto-cemento y la utili-
zación que de ellos pudiera hacerse en nuestro país. A principios de
1936 se trasladó a Italia. La patente, vendida a Alemania, aseguraba
que tales productos “no se oxidan, no se deterioran por fenómenos
electrolíticos, no los atacan las aguas alcalinas, son ligeros, son eco-
nómicos, etc. sirven para acueductos y albañales, etc.”.602
Los tubos eran fabricados con cemento y asbesto en fibra. Las
fibras formaban una especie de armadura que daba gran resistencia
a los esfuerzos de tensión. El reporte técnico de la comisión preveía
lo siguiente:
602 J. Portilla Lascurain, “Una industria nueva: tubos de asbesto cemento”, RMIA, XV, 2, febrero,
1937, pp. 75-94.
603 Ibidem.
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la consolidación del subsuelo se hará con rodillos y pisones de mano.
La banqueta propiamente dicha se compondrá de base de concreto y
capa superficial de mortero. Espesor de 6 cm a proporciones 1:3:6 y
una capa de mortero a colocar sobre la base de concreto antes de cua-
tro horas de fraguado, con dos cm de espesor en proporciones 1:2:5,
espolvoreando sobre ella cemento en polvo.609
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de construcción fue tal que fueron designadas comisiones especiales
para inspeccionar fábricas de cemento con el fin de adquirirlas, o
bien yacimientos de materia prima para establecer una fábrica nue-
va. Desde luego que en esta alternativa para abastecerse del material
jugaba un papel importante la cuestión del transporte hasta los lu-
gres elegidos para construir, pero no cabe duda de que, por encima
de cualquier otro criterio, se estaba procurando la calidad óptima.
El reporte que para tal efecto presentó el ingeniero Marcos G.
Nava en marzo de 1926 sobre la fábrica Cementos Portland Monte-
rrey mostraba los valores que se observan en el cuadro 4.
Fuente: “Informe sobre fábricas de cemento. Ing. Marcos G. Nava. CN de I. Marzo 1926”, APEC, Serie COM, exp. 198, inv. 751,
leg. 1, p. 20.
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buen éxito” en la presa Rodríguez desde 1928 y más tarde en La
Angostura.
Al principio de la construcción de la presa Rodríguez, en abril
de 1928, se hablaba de usar concreto 1:2:4 para alcanzar una resis-
tencia de 140 kg/cm2 calculada para 162 mil metros cúbicos en volu-
men total de construcción; tales proporciones hubiesen significado
un consumo de cemento de 162 mil metros cúbicos por 340 kg/m3
equivalentes a un total de 55 080 000 kilogramos que a razón de 37
pesos tonelada (45 centavos de dólar por saco americano de 42.64
kilogramos) arrojarían un costo de 2 037 960 pesos mexicanos.616
Con el objeto de investigar proporciones más económicas, que
permitiesen alcanzar la misma resistencia especificada, se instaló
en la obra un pequeño laboratorio de concreto, en el cual se pro-
porcionaron los materiales disponibles, hasta lograr alcanzar la
resistencia pedida con una proporción aproximada de 1:2.3.4.8 y
con un consumo de cemento de 300 kg/m3. De haberse usado esta
proporción, el consumo de cemento se hubiera limitado a 48 600
toneladas; pero la reducción fue aún más lejos, pues al iniciarse la
construcción se estableció una revisión estricta sobre la produc-
ción de agregados y de concreto, con un excelente resultado, pues
se observó que en esas condiciones de comprobación rigurosa, la
fórmula de Abrams resultaba demasiado conservadora y que, sin
detrimento para la resistencia, podía sustituirse por la siguiente:
ƒc´ = 980/6a/33.
Trabajando con esta nueva fórmula se logró asegurar la resisten-
cia especificada y reducir el consumo de cemento a 240 kg/m3 (con-
creto 1:3:6 aproximadamente). En estas condiciones se construyó la
mayor parte de la obra, con un consumo total de cemento de unas
40 mil toneladas, o sea 1 480 000 pesos, y se logró una economía de
15 mil toneladas de cemento. En la última etapa de la construcción
se implantó el uso de vibradores de inmersión, que permitieron la
colocación de revolturas más secas.
616 Datos tomados de F. Barona, “Proporcionamiento del concreto”, Edificación, III, 4, julio-agosto,
1936, pp. 23-36.
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ron un papel en la investigación local y que permitieron mantener
altos niveles de confiabilidad en las construcciones domésticas, si
bien el intercambio y la interacción entre ambas comunidades es-
pecializadas —verificados a través de convenios y de relaciones en-
tre organizaciones gremiales de los dos países— dieron lugar a una
constante actualización.
A finales del periodo que nos ocupa —en las postrimerías de la
década de los cuarenta— el espectro temático y la profundización
en las posibilidades de empleo del material habían dejado atrás fases
que conservaban un cierto contenido empírico, para adentrarse en
una fase eminentemente científica. Como señaló el delegado mexi-
cano de la Comisión Nacional de Ingenieros en la Convención del
Instituto Americano del Concreto en 1940:
617 F. Barona, “Convención anual del Instituto Americano del Cemento”, RMIA, XVIII, 5, 24 de mayo,
1940, p. 217.
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caminos; pero también en la construcción de presas se podía utilizar
ventajosamente la estabilidad del cemento, como la Comisión Na-
cional de Irrigación lo había hecho en la presa de El Palmito para
mejorar la junta entre la cimentación resquebrajada en algunos si-
tios y el terraplén. En la presa El Azúcar se había utilizado también
para rellenar algunos caídos en el túnel de desviación. Uno de los in-
genieros del Laboratorio de Irrigación se había ya dedicado al estu-
dio de la estabilización. Cabe mencionar aquí que uno de los efectos
colaterales de la investigación para la construcción de presas fue el
inicio de los estudios en México en materia de Mecánica de Suelos.
Barona —quien había ya publicado en México un trabajo acer-
ca de “La curación del concreto”— sugirió investigar sobre “Sella-
dos de grietas o de juntas de contracción en el concreto, mediante
cemento o reactivos químicos. Transmisión de esfuerzos: cortante,
de compresión y de tensión a través de las grietas o juntas tratadas o
sin tratar. Permeabilidad a través de las mismas.”619 En las presas se
estaban rellenando las juntas de construcción mediante inyecciones
de lechada de cemento.
Otra cosa que la experiencia accidentalmente enseñó es que el
llamado cemento de “pozo petrolero”, de fraguado lento para po-
derse manejar a elevadas temperaturas que se presentaban en el fon-
do de los pozos, y cuidadosamente cernido para eliminar todas las
partículas mayores de 149 micras (cedazo número 100), constituía
un excelente material para inyectar las juntas de contracción por la
facilidad con que podía ser bombeado.
Para completar este apartado habría que mencionar que, a partir de
que el uso del cemento Portland se fue haciendo del dominio público,
un buen número de “inventos” sobre aplicaciones del material fueron
patentados en México. La mayor parte de ellos se antojaban inviables,
o eran reproducciones de otros inventos con mínimas variables, pero en
todo caso se percibe que el material fue fuente de inspiración. A conti-
nuación y sólo con el afán de ilustrar al respecto, transcribo algunas de
tales patentes:620
619 F. Barona, “La curación del concreto”, Edificación, III, 5, septiembre-octubre, 1936, pp. 14-22.
620 Los datos que aparecen a continuación son parte del Ramo Patentes y Marcas del AGN.
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ción de los diferentes espesores que se den a cada parte de la obra, se
disminuyan en una gran proporción por el uso de piezas fabricadas de
antemano. [Foja.1]
1a.- Una viga hueca de cemento armado, en combinación con una dala
mixta de cemento armado y arcilla recocida en cualesquiera de sus
formas propias para construcción, ya sea juntas o separadas la una de
la otra, para la construcción de pisos o techos; estando esta viga hueca
reforzada por varillas de fierro o alambre y ahogadas en cemento [...]
2a.- Una viga hueca de cemento armado, [...] que se emplea en com-
binación con una dala mixta de cemento armado o bien separada la
viga de la dala, estando la dala compuesta de tabiques u otro material
de arcilla recocida, en combinación con una viga de cemento armado,
quedando así formada la dala, teniendo esta dala, viguitas [sic] de ce-
mento, que constituyen su armazón [...]
3a.- En la construcción de pisos y techos, el empleo de vigas huecas
de cemento armado y dalas también de cemento armado, empleadas
juntas o aisladamente... y constituyen el principal objeto de nuestra
invención [...] [Fojas 1 y 2]
Una nueva y útil disposición para armar las secciones de las vigas de
cemento para la construcción de pisos y techo
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 315
inundaciones.621 Sólo la base de esta construcción era de mamposte-
ría, y el resto de tierra, por lo que su funcionalidad resultaba cues-
tionable, en contraste con las cualidades de una cortina de concreto
armado.
Esa lógica no prevaleció en el caso de las carreteras, que como
sabemos fue el otro de los grandes polos de actividad constructi-
va. Las ventajas de utilización del concreto eran bien conocidas
aun antes de que el automóvil se popularizara, si bien esta aplica-
ción fue concebida originalmente para calles citadinas, tomando
en cuenta que en los principios de siglo la opción por antonomasia
para trasladarse por el territorio nacional seguía siendo el ferro-
carril. No obstante, la idea de construir carreteras comenzaba a
ganar adeptos:
621 “La ruptura de una presa en las cercanías de Querétaro causó enormes perjuicios”, Excélsior, 20
de septiembre, 1923, p. 1.
622 R. Manrique de Lara, “Los caminos vecinales”, El Nacional, 4 de enero, 1900, 151, p. 1.
623 “El problema de los buenos caminos”, Excélsior, 27 de septiembre, 1924, Sección Conmemora-
tiva, p. 8.
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 317
curso Ferrocarriles, Carreteras, Pavimentos de Calles y Puentes— la
instrucción sobre construcción de “calzadas de concreto”, además
de las calzadas de macadam, y de arena y arcilla. El libro de texto era
Roads & Paviments, de Spalding.625 Es evidente que para entonces
no se contemplaba aún el tráfico motorizado en la magnitud que
alcanzaría.
La historia de estos materiales —el chapopote era conocido y
empleado por los aztecas—626 comienza, para los efectos de este tra-
bajo, en 1900, cuando la existencia de zonas en donde el chapo-
pote afloraba en cantidades considerables a superficie de terreno,
llegó a conocimiento de industriales del ramo en Estados Unidos
y Europa, suscitándose una verdadera avalancha de inversionistas
que contemplaron la posibilidad de establecer empresas petroleras;
esto en una época en que la legislación sobre el particular era sen-
cillamente inexistente. Ya en 1908 fue descubierto el pozo de Dos
Bocas, a orillas de la Laguna de Tamiahua, que evidenció la exis-
tencia de ricos yacimientos que más adelante integrarían la llamada
Faja de Oro. Muy pronto la explotación del material se expandió
y emergieron tres núcleos petroleros: la región Pánuco-Tuxpan, la
región del Istmo y la zona del río Cazones. Pocos eran los pozos que
requerían bombeo. Una estimación de lo que hoy llamaríamos “re-
servas”, la externó un geólogo a mediados de 1921, en ocasión de ha-
berse extraído agua salada —lo que causó cierta alarma en el medio
local, más por ignorancia que por lo extraño del fenómeno— de un
pozo petrolero: “para ochenta años tiene aceite nuestro país”,627 dijo.
El petróleo producido —elemento que para bien o para mal
moldearía en muchos sentidos el acontecer nacional— se dividía en
dos grandes grupos: el crudo pesado de base asfáltica, con densidad de
0.95, y el crudo ligero de base parafínica, con densidad de menos
625 “Programa del curso de Ferrocarriles, carreteras, pavimentos de calles y puentes, para el año
escolar de 1915”, AHPM, 1914, I, 327, doc. 4, l.2, p. 4.
626 De etimología náhuatl —chiáhuatl, grasa y pactli, humo— la palabra se traduce como “asfalto”,
y aunque no hay evidencia de que se empleara en la construcción de caminos, los aztecas lo
usaban de cierto en la construcción, como impermeabilizante y como pintura, además de com-
bustible, medicamento, recubrimiento de armas y utensilios e incluso como goma de mascar.
627 “Para 80 años tiene aceite nuestro país”, Excélsior, 17 de agosto, 1921, p. 1.
628 L. M. Cardoso, “El problema del petróleo en México”, Edificación, V, 3, mayo-junio, 1938, p. 27.
629 Ibidem, p. 31.
630 “Las obras de pavimentación serán suspendidas”, Excélsior, 28 de mayo, 1921, p. 1.
631 M. Calderón de la Barca, La vida en México durante una residencia de dos años en ese país, p. 404.
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 319
“vecinos, comerciantes, arrieros e indígenas”632 la conservación
de algunos tramos por virtud de sus buenos, voluntarios y gratui-
tos oficios.
En los mejores casos, la opción constructiva fue el macadam,
idea desarrollada por el ingeniero escocés John Laudon Mc Adam
a principios del siglo xix, y que consistía en un conjunto de ma-
teriales minerales con una granulometría discontinua, los que se
extendían y compactaban mezclando el material grueso (piedra de
cantera quebrada o grava natural, por ejemplo), y rellenando los
huecos con árido fino. Tal apreciación en cuanto a la bondad de
esa técnica, se refiere a carreteras y no a las calles citadinas, pues se
registraron casos en la época en los que se sustituyó el empedrado
con macadam, lo que dio lugar a airadas protestas de vecinos por
las tolvaneras que se producían con el tráfico.633 Aun así, las condi-
ciones técnicas de los caminos eran deplorables, como se constata
con una de las pocas vías atendidas por el gobierno antes del naci-
miento de la Comisión Nacional de Caminos en 1925, la carretera
México-Toluca, restaurada todavía en el porfiriato, pero que se en-
contraba en estado muy defectuoso, en opinión de ingenieros que
realizaron una inspección en 1921.634 Otro acontecimiento que da
una clara idea de las condiciones que prevalecían ocurrió en abril
de 1921, cuando un automóvil de la marca Buick realizó el primer
viaje entre México y Veracruz, logrando “una hazaña deportiva
digna de entusiasta aplauso por las dificultades que tuvieron que
vencer”.635
La magnitud del proyecto, y acaso la premura por materializar-
lo, fueron factores que se conjugaron con los de costos y disponibi-
lidad de materiales, para que la construcción de caminos a base de
concreto armado fuera perdiendo viabilidad en el ánimo resoluti-
632 “La carretera que se construye para automóviles de Teziutlán a Nautla es una maravilla de
ingeniería”, Excélsior, 14 de agosto, 1921, 2a, p. 2.
633 “La pavimentación de las calles Nales”, Excélsior, 17 de agosto, 1921, p. 2.
634 “Las carreteras de la Rep. están mereciendo atención sin precedentes de parte de la Secretaría
de Comunicaciones y Obras Públicas”, Excélsior, 3 de abril, 1921, p. 8.
635 “El automóvil Buick fue el primero en hacer viaje de México a Veracruz”, Excélsior, 3 de abril,
1921, 3a, p. 5.
636 “El empleo del hormigón con cemento fino”, Excélsior, 1 de marzo 1925, 3a, p. 2.
637 Ibidem.
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 321
miones de pasajeros; casi seis mil camiones de carga y 816 motoci-
cletas, además de 75 478 carretas y carros de tiro.638
El entusiasmo por las carreteras pavimentadas incluyó consi-
deraciones sobre salud pública: “las carreteras llenas de polvo son
un peligro constante para quienes las recorren”, decía un artícu-
lo de prensa titulado precisamente “Los buenos caminos ayudan
a conservar la salubridad”.639 En cualquier caso, la relación entre
las carreteras y el automóvil se iba asociando de una manera cada
vez más clara y estrecha con las dinámicas de posicionamiento de
los sectores sociales que emergían favorecidos de la gesta revolu-
cionaria, de tal manera que la dotación de ese tipo de infraestruc-
tura se tradujo en un apremio político: “los políticos que aspiren al
poder deben ofrecer carreteras al pueblo”, rezaba un encabezado
de prensa a principios de 1926.640 El fenómeno no fue —desde lue-
go— privativo de México, sino un fenómeno de cobertura mundial.
Los congresos internacionales de caminos se iban sucediendo: París
1908; Bruselas, 1910; Londres, 1913; Sevilla, 1923, Milán, 1926.
Una nota fechada a mediados de 1921 en un diario mexicano de
circulación nacional expresa con bastante claridad la magnitud de
las expectativas que existían en vísperas de la puesta en marcha del
programa constructivo:
642 “El automóvil Anáhuac es el primer coche hecho en México”, Excélsior, 20 de noviembre, 1921,
3ª, p. 4.
643 “Carros de mulas y carretelas no circularán más”, Excélsior, 25 de febrero, 1922, 2ª, p. 2.
644 “Pasearán los niños pobres en automóvil”, Excélsior, 30 de septiembre, 1921, p. 1.
645 “Actividades de la Comisión Nacional de Caminos”, RMIA, VIII, 1, 15 de enero, 1930, p. 3.
646 “Reglamento de 10 de marzo de 1927 de la Ley de Caminos y Puentes, de fecha 22 de abril de
1926, publicada el 26 del mismo mes y año”, Diario Oficial, 5 de abril, 1927, XLI, 30, pp. 4-5.
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 323
un mecánico en noviembre de 1923, consistente en “dos o más cin-
tas metálicas de hierro dulce, hierro colado o cualquier otro material
adecuado, colocadas embutidas sobre la superficie de las calles o
calzadas”.647 Otro de los inventos de la época —lo que demuestra,
por lo demás, el nivel de las iniciativas registradas en la Oficina—
fue un procedimiento denominado por el autor “auto-rieles”, que
consistía en la construcción de dos cintas paralelas de concreto de
40 centímetros de ancho y separadas metro y medio, con el objeto
de “abaratar la construcción y conservación de los caminos para
automóvil”.648
El caso es que el gobierno federal tomó la decisión de dar inicio
al programa, utilizando “por lo pronto” los materiales bituminosos
para los recubrimientos. En 1925 México contaba con 19 mil kiló-
metros de ferrocarriles al borde del colapso y con 28 mil kilómetros
de brechas no aptas para la circulación de automóviles. Había 50
mil autos en el país. Calles decidió desarrollar infraestructura para
la introducción definitiva del automóvil, adoptando para ello las si-
guientes medidas: 1) se propuso legislar sobre los servicios públicos
de autotransporte; 2) se instaló la Comisión Nacional de Caminos;
más adelante se firmó un contrato de obras con la empresa nor-
teamericana Byrne Brothers Construction para la construcción de
las vías México-Puebla, México-Pachuca y México-Cuernavaca; 3)
se creó —por primera vez— un laboratorio de estudios de materia-
les en que se hacían pruebas sobre productos asfálticos; 4) se dictó
una ley que establecía un impuesto a la gasolina, el cual se destinó
a la construcción y mejoramiento de los caminos, y 5) apareció el
servicio foráneo de pasajeros con la inauguración de la carretera
pavimentada México-Puebla. Los fondos debían ser propios, pues
debido a la deuda externa no se contaba con crédito externo. Sin
embargo, de los 10 mil kilómetros que el gobierno de Calles preten-
día, sólo se lograron entonces 695. En una entrevista que le realizó
647 Procedimiento para blindar calles”, AGN, Patentes y Marcas, Clase 81.7, 26 de noviembre, 1923,
vol. 289, exp. 78.
648 “Construcción de caminos para automóviles”, AGN, Patentes y Marcas, Clase 81.7, 16 de julio,
1923, vol. 289, exp. 76.
649 M. Becerra Acosta, “Entrevista a Plutarco Elías Calles”, Excélsior, 27 de julio, 1925, pp. 1-4.
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 325
Cuadro 5. [Estimación de costos de construcción elaborada por la Comisión Nacional de Caminos, 1928]
Tipo 1. Para tramos cortos entre poblaciones de primera importancia, cercanas, con tráfico de más de 2 000 vehículos
diarios
Especificaciones generales:
Alineamiento: Curvatura mínima, terreno plano despejado, diez grados; en pediente máxima, seis grados
Pendientes: Máxima, 5 a 6% compensada
Obras de arte: Definitivas para las cargas mayores comerciales, 15 a 20 toneladas
Calzada: Ancho pavimentado, 5.50 a 6.00 m con banquetas
Tipo 2. Líneas entre poblaciones de primera importancia, más lejanas, que soportan algo de carga pesada, pero
principalmente cargas media y carga de pasaje, tráfico de 800 a 2 000 carros diarios
Especificaciones generales:
Tipo 3. Caminos comerciales, generalmente para comunicar las regiones bien pobladas con las arterias troncales de
comunicación, con tráfico de 300 a 800 coches diarios
Especificaciones generales:
Fuente: tomado de V. Gama, “Construcción progresiva de caminos”, en Comisión Nacional de Caminos, T rabajos presentados al
Segundo Congreso Nacional de Caminos 1928 , pp. 8 y 9.
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 327
cubierta. Indudablemente que en un futuro más o menos lejano será
necesario ir cambiando parte del pavimento, mejorando éste a medida
que el tráfico aumente.650
H AC I A U N N U E V O PA R A D I G M A C O N S T R U C T I V O : E L CO N C R E TO A R M A D O 329
El otro de los materiales constructivos importantes en la época
fue el acero. Hemos visto ya cómo este material se volvió imprescin-
dible para la formación del concreto armado, con los emparrillados
de varilla que se cuelan dentro de la mezcla de cemento. Sin duda
este producto experimentó también una evolución técnica, pero aquí
pretendo referirme al acero estructural empleado en la construcción
de edificios y de puentes, principalmente. Resulta claro que esta op-
ción constructiva era ya bien conocida y empleada durante el por-
firiato, periodo que nos legó magníficos ejemplos de edificación a
base de metal.
La naturaleza mexicana, pródiga en los yacimientos de los otros
materiales considerados aquí —arcillas para cemento y petróleos
para asfalto— fue también muy generosa en cuanto a los minerales
de fierro. Un estudio realizado en 1924 sobre el particular concluye
—después de analizar las diversas estimaciones en cifras de tonelaje
para los yacimientos— que
657 C. Pérez Duarte, “Estudio sobre las posibilidades de la industria del fierro en México”, RMIA, II, 5,
15 de mayo, 1924, p. 275.
658 A. Gómez, “El desempeño de la Fundidora de Hierro y Acero de Monterrey durante el porfi-
riato. Acerca de los obstáculos a la industrialización en México”, en C. Marichal, y M. Cerutti
(comps.), Historia de las grandes empresas en México, 1850-1930, pp. 203-234.
659 M. González Caballero, La Fundidora en el tiempo. 1900-1986, p. 47.
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insumos proporcionados por la industria siderúrgica no fueron de
mucha relevancia cuantitativa sino hasta después de 1940. Las cifras
de producción de la Fundidora se fueron incrementendo de forma
significativa a partir de 1934, si bien el despegue se inició más clara-
mente en la esfera de los ferrocarriles, cuando a principios de los años
veinte se estableció un consejo directivo de las líneas nacionales para
reparar y reconstruir el sistema, que acusaba todavía los estragos de
la lucha armada. En octubre de 1921 fueron contratadas 25 mil tone-
ladas de rieles, evento que determinó que los talleres empezaran a la-
borar a toda capacidad y que aumentara el personal de la empresa.660
En otras áreas de la ingeniería civil la evolución fue más lenta, pues
los edificios grandes a base de estructuras metálicas estaban aún por
venir, y en lo que respecta a puentes, todavía se mostraba preferencia
por las construcciones de mampostería, madera y concreto.
Parece claro que en esa etapa de desarrollo inicial de la inge-
niería civil en México el cemento ocupó el lugar de honor entre los
constructores. En efecto, cuando en 1925 se celebró un concurso
convocado por el Comité para Propagar el Uso del Cemento Port-
land, en el trabajo ganador presentado por el ingeniero José A. Cue-
vas fueron enumeradas las siguientes cualidades del concreto, que
lo hacían —a juicio del autor— preferible al acero estructural en
las construcciones: “1-aislante; 2- antiexplosible; 3- asequible; 4-
compacto y homogéneo; 5- durable; 6- económico; 7- estable; 8- hi-
giénico; 9- impermeable; 10- incombustible; 11- incongelable; 12-
inoxidable; 13- moldeable; 14- monolítico; 15- resistente”.661 Por su
parte, la empresa regiomontana intentaba atacar comercialmente el
mercado de la construcción publicando anuncios como el siguiente:
“El acero es económico porque por ser el material para construcción
más fuerte por unidad de peso y volumen y a la vez el más ligero
por unidad de fortaleza y resistencia, el constructor obtiene el mayor
rendimiento por cada peso invertido.”662
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335
V. INVESTIGACIÓN BÁSICA
Y DESARROLLO TECNOLÓGICO
L os laboratorios
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 337
efecto ligado al advenimiento del concreto armado y los nuevos pa-
radigmas constructivos, como constatamos al señalar la experimen-
tación con cemento Portland durante los trabajos en el Túnel de Te-
quixquiac, bajo la dirección del ingeniero Luis Espinosa, que, según
las evidencias recopiladas para el presente trabajo, constituyen las
primeras experiencias en materia de investigación para el empleo del
cemento Portland. Otro antecedente importante fueron los “Cua-
dros de resistencia de materiales de construcción”, elaborados por
el ingeniero Roberto Gayol para las obras de drenaje en la capital:
668 R. Gayol, “Cuadros de Resistencias de Materiales de Construcción”, AAIAM, XIII, 1905, p. 19.
669 “Memorandum al Señor Ing. Don Luis Salazar, Director de la Escuela Nacional de Ingenieros.
Agosto 23 de 1909”, AHPM, 1910-IV-307, exp. 1, p. 1.
670 Ibidem, p. 3.
671 “Memorandum al Sr. Ing. D. Antonio M. Anza. Agosto 21 de 1909”, doc. cit., p. 1.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 339
como cuarteles, fortificaciones, hospitales, etcétera, y al carácter a
veces contingente y apremiante en la realización de tales obras, así
como a otro hechos:
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 341
Diversos experimentos y pruebas para particulares, algunas de-
pendencias oficiales y ensayos escolares se efectuaron en el labora-
torio universitario. En 1920, por ejemplo, la Oficina de Ensaye de
Materiales de la scop requirió pruebas para determinar resistencia
de siete clases de maderas. Los trabajos se desarrollaron en el Labo-
ratorio de Resistencia de Materiales de la Escuela Nacional de Inge-
nieros, bajo la dirección inmediata del ingeniero Ignacio Avilez, en-
sayador de materiales de la Secretaría y con el acuerdo y aprobación
del ingeniero Antonio M. Anza, consultor de la propia Secretaría.676
Los equipos e instrumentos con los que se iba dotando los labo-
ratorios, cuando no por donativo, se sujetaban a un procedimiento
bastante modesto, derivado de la escasez de recursos:
680 “El Laboratorio de la Facultad Nacional de Ingeniería”, Ingeniería, I, 1, 1927, pp. 17 y 29.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 343
de laboratorio y un ayudante, además de un empleado y un mozo
que atendían ambos espacios. En el primero se realizaban ensayos
de materiales de construcción de composición pétrea, leñosa o me-
tálica. La maquinaria y equipos dispuestos para tal efecto incluían
entonces una máquina universal Falcot Treres de Lyon con capa-
cidad de 60 mil kilogramos y con accesorios para la ejecución de
pruebas de compresión, tensión, flexión y esfuerzo cortante para
materiales como briquetas de cemento, bloques de concreto, tabi-
ques y ladrillos, piezas metálicas, cables metálicos y de fibra vege-
tal, cadenas, vigas, columnas, etcétera. Dos máquinas universales
Riehlé de tornillos, con capacidad de 10 mil kilogramos cada una,
para pruebas similares a la anterior, pero capaces de registrar, ade-
más, curvas de deformación-fatiga. Una prensa hidráulica de 300
mil kilogramos especial para verificar pruebas de compresión, in-
cluso con columnas largas. Una máquina Riehlé para pruebas de
desgaste, con platillo giratorio y órganos apropiados para emplear
arena como material de desgaste. Dos máquinas Riehlé para rom-
per briquetas de 500 kilogramos cada una. Una máquina Deval de
dos cilindros para pruebas de dureza. Dos máquinas automáticas
Fairbanks de 500 kilogramos cada una, para ensayar resistencia de
briquetas. Dos cernidoras mecánicas para análisis granulométrico,
y varias colecciones de mallas y cribas.
Por su parte, el Departamento de Química se destinaba a ensa-
yos de materiales como petróleo crudo y sus derivados para verificar
la ductilidad de los asfaltos, alquitrán y sus derivados, y aguas para
usos industriales; a fin de observar, por ejemplo, el comportamiento
de las sales durante el fraguado; pinturas; metales, y análisis quími-
cos de cementos, cales, yesos, etcétera.681 Tales equipos se comple-
mentaban con una colección de balanzas de precisión y microscopios.
Es importante hacer notar que, aparte de las funciones asigna-
das para comprobar estándares, el laboratorio universitario estaba
concebido para tareas de investigación: “En un grado más alto, los
laboratorios desempeñan funciones superiores de investigación y son
imprescindibles para fijar especificaciones a que deben ser sometidos
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 345
Nacional de Caminos y del Comité de propaganda para el uso del
cemento Portland.684
684 “Memoria de la Secretaría de Educación Pública”, BUNM, III, 8, 9, 10, 11 y 12, agosto-diciembre
1927, p. 120.
685 “La Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey S. A. y su cooperación para impulsar
los estudios en la Facultad de Ingeniería”, Ingeniería, I, 1, agosto, 1927, p. 33.
686 “Importante servicio a la Facultad de Ingeniería”, ibidem, p. 33.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 347
metales alcalino-térreos y los correspondientes a los de fierro, alumi-
nio y cromo. Se practicaron los análisis de estos grupos en mezclas
que los alumnos resolvieron satisfactoriamente, consignando sus re-
sultados en los esqueletos que para el efecto existen impresos en el
laboratorio. Para la parte cuantitativa se vieron los puntos que com-
prende la voltmetría por oxidación, titulando el alumno sus soluciones
debidamente.689
A los señores profesores que tienen que ver con el gabinete de mine-
ralogía, se proporcionaron los libros y demás útiles para las clases
y experimentos de las mismas. Por orden del señor ingeniero Tomás
Barrera se inició la formación de una nueva colección de minerales
según el sistema Rice y Wattson, a fin de facilitar el estudio práctico
de la clase que él profesa [Nociones de Geología]. Se procedió a recon-
centrar en el gabinete las colecciones de minerales que estaban en el de
Procedimientos de Construcción, habiendo recogido hasta esta fecha
cerca de 500 ejemplares de la colección de mineralogía, según Pisan.690
691 G. Aguilar Álvarez, “Papel del Laboratorio en la construcción económica de caminos”, Comi-
sión Nacional de Caminos, Trabajos presentados al Segundo Congreso Nacional de Caminos
1928, pp. 3-4.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 349
constructiva. De hecho, antes de iniciar obras, la Comisión Nacio-
nal de Irrigación estaba preparando dispositivos de investigación,
lo que sin duda fue uno de los raros casos en México en que se pro-
cedió a investigaciones específicas antes de materializar las obras
programadas:
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 351
estudiará los materiales locales teniendo en cuenta los estudios que en
otros lugares se hayan hecho con materiales semejantes, con el obje-
to de seleccionar los que mejor resultado puedan dar. Una vez hecho
el estudio dará su opinión al Departamento correspondiente, el cual
ordenará la ejecución de la obra teniendo en cuenta las opiniones del
Laboratorio, no terminando aquí la misión de éste, sino que tomará
nota de los materiales y del acondicionamiento de la base sobre la que
se tiende la superficie de rodamiento, así como de la clase, forma y di-
mensiones de esta última en los diversos tramos del camino, con objeto
de observar los resultados que se obtienen con el tiempo. En el caso de
que alguno de los tramos del camino falle, el Laboratorio procederá a
investigar la causa que lo produjo, no tan sólo con el fin de reparar el
mal, sino también para anotarlo en la estadística del camino, clasifi-
cándolo como defecto accidental o bien como sistemático.694
694 G. Aguilar Álvarez, “Papel del Laboratorio en la construcción económica de caminos”, RMIA,
VI, 11, noviembre, 1928, anexo 15, “Trabajos Presentados al Segundo Congreso Nacional de
Caminos. 1928”.
695 C. Jiménez , “Contribución de la Comisión Nacional de Irrigación al adelanto de la Ingeniería
en México”, RMIA, XVI, 3, marzo, 1938, p. 133.
696 Ibidem.
697 “Informe sobre fábricas de cemento. Ing. Marcos G. Nava. CN de I. Marzo 1926”, APEC, Serie
COM, exp. 198, inv. 751, leg. 1, p. 20.
698 “Laboratorio de Ensaye de Materiales”, Ingeniería, V, 12, diciembre, 1931, p. 419.
699 “Laboratorio de Ensaye de Materiales”, Ingeniería, V, 9, septiembre, 1931, p. 321.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 353
co; 2) modulo de finura; 3) gravedad específica; 4) peso volumétrico;
5) tanto por ciento de huecos; 6) proporción de arcilla y lodo; 7)
impurezas orgánicas; 8) resistencia a la tensión de mortero 1:3 y su
comparación con mortero hecho con arena standard; 9) resistencia a
la compresión de mortero 1:3 y su comparación con mortero hecho
con arena standard.700
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 355
1. El restablecimiento de la Escuela Nacional de Ingenieros por
una decisión cupular adoptada durante el porfiriato, que permitió
mantener ese semillero y ampliar la base de la comunidad profesio-
nal. Éste fue de cierto un punto de partida, pues la escuela estuvo al
borde de la desaparición, además de que el desempeño profesional
de los ingenieros no era halagador; uno de los ingenieros de aque-
lla “vieja guardia” —Bartolomé Vergara— relata así su apreciación
de dicha circunstancia: “yo mismo creí por aquellos tiempos, que
lo mejor era suprimir de plano la Escuela de Ingenieros, ya que en
realidad no había ninguna necesidad social que llenar. Los ingenie-
ros no teníamos qué hacer y, obligados por la necesidad, comenza-
mos a invadir el campo de actividades de los arquitectos”.702
La recuperación dio frutos y la ingeniería en ese espacio acadé-
mico comenzó a repuntar. Aun cuando la tasa de matriculación en
esos años se mantuvo en parámetros ligeramente por arriba de dos
centenas de alumnos por año, el incremento de la comunidad pro-
fesional fue constante, máxime si se tiene en cuenta que la carrera
contaba con una elevada eficiencia terminal.
El personal docente gozaba de buena reputación académica y
varios de los profesores se desempeñaban asimismo como funcio-
narios en instituciones relacionadas con la construcción. Por otro
lado, si bien casi todos ellos ejercían como constructores, lo hacían
en obras menores, con frecuencia en casas-habitación, debido a que
las grandes obras estaban reservadas para los contratistas extranje-
ros.703 La participación de los ingenieros mexicanos en las grandes
obras del porfiriato —desagüe del Valle de México; ferrocarriles y
puertos— fue no sólo una demostración de su capacidad técnica,
sino la llave para desarrollos posteriores en áreas específicas. El
702 B. Vergara, “Apuntes sobre la influencia que tienen y el papel que desempeñan los ingenieros
en México y en los Estados Unidos”, RMIA, VIII, 9, 15 de septiembre, 1930, p. 468.
703 Existían pequeñas empresas mexicanas de contratistas y otras tantas establecidas en Méxi-
co pero dirigidas por extranjeros. Un anuncio de una compañía —por ejemplo— aparecido
en una revista de 1901, dice: “se encarga de toda clase de obras de ingeniería, así como de
construcciones de fincas urbanas y campestres, oficinas, teatros, edificios públicos, escuelas,
almacenes, pavimentos de calle, etc.”, “The Mexican Construction and Engineering Co. Ltd”, El
Arte y la Ciencia, III, 3, junio, 1901, p. 52.
704 “Acta de la sesión solemne verificada el 25 de abril de 1900 en honor del Sr. Ing. D. Luis Espi-
nosa”, AAIAM, IX, 1900, p. 63.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 357
Más adelante, en 1902, se publicó una memoria del desagüe,705
en donde se recogían las experiencias que la construcción había de-
jado a los ingenieros mexicanos.
En efecto, aun cuando la realización de la obra fuese adjudicable
a una empresa extranjera, la participación de ingenieros mexicanos
—Francisco de Garay, Miguel Iglesias, Ricardo Orozco, Ángel An-
guiano y Fernández Leal, entre otros— incidió en el desarrollo de
la ingeniería local en diversas maneras, incluida la del empleo por
vez primera, del nuevo material conocido como cemento Portland.
Asimismo, se posibilitó al fin emprender la instalación de la red de
drenaje, según un sistema diseñado por Roberto Gayol y que fue
aprobado en 1896, lo que a su vez determinó un notable incremento
en la demanda de agua potable, lo que fue atendido según un pro-
yecto que estuvo a cargo del ingeniero Manuel Marroquín y que
acarreaba agua desde los manantiales de Xochimilco. Este último
trabajo se inició en 1902 y se realizó sin la participación extranjera.
Las nuevas demandas de la ingeniería obligaron a nuevos co-
nocimientos. El mismo Gayol viajó a varias ciudades de los Estados
Unidos para estudiar los sistemas de aguas negras y entablar con-
tacto con distinguidos ingenieros sanitarios como Rudolph Hering,
Samuel Gray y Eliot C. Clarke. La expectativa del control de las
inundaciones motivó también que se analizaran opciones de pavi-
mentación para la ciudad de México, considerando la utilización del
automóvil.
En otro sentido, esta participación sirvió para sentar un prece-
dente en cuanto a la organización de las constructoras. Los ingenie-
ros mexicanos decimonónicos mantenían cierta renuencia a conver-
tirse en capitalistas por estar comprometidos con una visión liberal
de su profesión, más instruidos en los asuntos de diseño que en los de
producción. Además, la poderosa maquinaria que era necesaria para
construcciones de la magnitud de los puertos del desagüe apenas
comenzaba a ser experimentada en Europa y Estados Unidos, y se
diseñaba ad hoc para trabajos específicos. Priscilla Connolly, quien
705 R, Gayol, “Breve reseña de las obras del Desagüe del Valle de México”, AAIAM, 1902, X, pp. 268-
281.
Están por estudiarse los enlaces que permitirían vincular a los con-
tratistas extranjeros del porfiriato, encabezados por Pearson, con los
contratistas mexicanos que emergieron posteriormente. Para ello, hay
algunas pistas. El semillero de los futuros contratistas nacionales se
ubica, en primer lugar, entre los ingenieros empleados por los órganos
gubernamentales para supervisar las obras contratadas. Éstos necesa-
riamente debían conocer el trabajo del contratista.706
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 359
bido a su visible proclividad a una formación profesional enciclo-
pédica y teórica, con escasa proyección práctica. Es posible que la
exigencia por una vocación más “utilitarista” fuese una expresión
de la desconfianza que provocaba la Universidad Nacional por sus
orígenes porfiristas, si bien es cierto que los acontecimientos polí-
ticos que se suscitaron en México en las postrimerías de la primera
década del siglo coincidieron con la entrada en funciones de diver-
sas innovaciones científico-tecnológicas como el cemento Portland,
la energía hidroeléctrica, el automóvil, el acero estructural, etcéte-
ra, en cuya perspectiva era obligado un cambio que favoreciera su
aprovechamiento.
Acaso en este aspecto también haya influido el hecho de que la
administración porfiriana era identificada con la cultura francesa y
los revolucionarios se acercaban más a la norteamericana, que se an-
tojaba mucho más pragmática. Lo evidente es que a partir de 1910
—pero con mayor énfasis a partir de 1913— la exigencia de una
formación práctica fue sostenida y se tradujo en diversas reformas
curriculares. Se introdujeron cursos sobre concreto armado, se in-
tensificaron las prácticas de campo, las investigaciones de gabinete
y, de hecho, las carreras que ofrecía la Escuela se diversificaron. Los
libros de texto tradicionales fueron sustituidos o complementados con
ediciones modernas provenientes principalmente de los Estados Uni-
dos y con una amplia variedad de revistas especializadas.
Pero los cambios fundamentales estaban ocurriendo fuera de la
Escuela. La correlación de fuerzas que derivó de la lucha armada y
se tradujo en orden institucional a partir de 1917, impulsó un pro-
yecto de nación sobre la base de un capitalismo que si bien conser-
vaba las características de dependencia y atraso, con niveles fuertes
de concentración de la riqueza, incorporó a sectores de la burguesía
que habían permanecido excluidos durante el porfiriato, y que re-
clamaban una visión más moderna y más dinámica de la economía
y de la sociedad.
La desintegración del gran latifundio porfiriano como unidad
productiva de carácter extensivo, y la puesta en su lugar de unidades
parcelizadas, con el reacomodo territorial que quedaba implícito en
el proceso de reparto agrario, en cuanto a nuevos centros de aco-
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 361
esta etapa cuando la ingeniería civil deviene en interfase, eviden-
ciando complejas articulaciones que desde luego rebasaron sus pro-
pios linderos académicos, su episteme como distintivo exclusivo de
la comunidad profesional, para abarcar dimensiones relacionadas
con la economía, con la administración y con la sociedad en general;
se trata del redimensionamiento de la lógica interna de una activi-
dad científica, al quedar vertebrada de forma orgánica con la lógica
de la acumulación económica. De acuerdo con Habermas, “la
masa del saber técnicamente utilizable ya no se reduce a las técni-
cas aprendidas pragmáticamente de los oficios clásicos; ha adoptado
la forma de informaciones científicas que pueden transformarse en
tecnologías”.709
En efecto, el tránsito del conocimiento académico a la realiza-
ción de las magnas obras de infraestructura implicó ampliar la base
de conocimiento a la vez que incorporar conocimientos en cierta
forma ajenos a la disciplina: el manejo de recursos financieros, la
planificación a gran escala, la procuración de materiales en sufi-
ciente volumen, la organización y administración de empresas cons-
tructoras, etcétera, fueron elementos que debieron incorporarse a la
práctica de la ingeniería civil. El tradicional recurso de sobreexplo-
tación de la mano de obra —típico de las economías atrasadas—
comenzó a ceder terreno a procedimientos de rentabilidad capita-
lista que suponían el empleo de mano de obra calificada, insumos
de alta tecnología —en particular la maquinaria— y tabuladores
salariales. De manera muy destacada, este desarrollo tuvo impacto
en la evolución de ciencias auxiliares, especialmente en mecánica de
suelos y geología.
El paso, desde luego, fue gradual; el complejo entarimado po-
lítico que condujo a la necesidad de impulso a la infraestructura,
y que fue una de las condiciones previas de base, tuvo que acceder
primero a la creación de las comisiones nacionales de Irrigación y de
Caminos y, después, a un periodo de acoplamiento con la ingeniería
local —que denominé en un capítulo anterior “Hacia la nacionali-
zación de la ingeniería civil”— en el que los protagonistas todavía
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 363
de geología que son de aplicación inmediata e importante para los
trabajos de la ingeniería civil.712
712 T. Barrera, “Relaciones de los estudios geológicos con el trazo y construcción de caminos”,
RMIA, VIII, 7, 15 de julio, 1930, p. 371.
713 Ibidem, p. 384.
714 Loc. cit.
715 A. Téllez Pizarro, Apuntes acerca de los cimientos de los edificios en la ciudad de México, p.78.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 365
por fricción, sino para que transmitan la carga a las capas de ma-
yor resistencia”.717 Inspirado en estilo Art Decó, este edificio se
inauguró en 1932 y fue considerado como “el primer rascacielos
mexicano”, ubicado en la esquina de las actuales avenidas Juárez
y Eje Central.
Diversos datos y conclusiones sobre el comportamiento del sue-
lo se derivaron de esta construcción; se observó, por ejemplo, que
al aliviar la carga del terreno ya consolidado —mediante puntales
colocados en las casas circunvecinas para impedir afectaciones— el
terreno detuvo su hundimiento.
Para entonces el problema ya se consideraba serio y el afán
constructivo era cada vez más ambicioso. Los remedios habían
sido exigidos por numerosas manifestaciones: casas hundidas o
cuarteadas; albañales en contrapendiente o desarticulados; on-
dulaciones sobre el terreno superficial; inundaciones en patios de
edificios, como el de Obras Públicas, 60 centímetros debajo de su
nivel original. Las soluciones recorrieron desde estándares de cons-
trucción fijados por la Dirección de Obras Públicas (por ejemplo
la disminución de la capacidad de reacción del terreno desde 1 kg/
cm2 hasta 0.5 kg/cm2) hasta la construcción de cimientos de pla-
taforma total; consolidación del terreno con pisones de una capa
de mezcla terciada; bombeo de agua para acelerar el hundimiento;
estudio de las propiedades del jaboncillo (cenizas volcánicas finí-
simas, barro y agua hasta la saturación); construcciones a base
de estructuras reticuladas y rígidas; consolidación del terreno con
inyecciones de arena, cal y arcilla (método empleado en el Palacio
de Bellas Artes); etcétera.
A finales de los años treinta, los cálculos para cimentación en
la ciudad de México se apoyaban ya en estudios teóricos acerca del
comportamiento de los terrenos bajo las cargas. Tal era el caso de
la teoría sobre la estabilidad friccional de la tierra de Ranking, apli-
cada al problema de la cimentación, que se basaba en el siguiente
principio: “La resistencia al desalojamiento según un plano cual-
quiera, en una masa granular, es igual a la presión normal ejercida
717 L. Rivero del Val, “El problema de la cimentación. XI”, Edificación, 4, 1, enero-febrero, 1937, p. 10.
718 L. Rivero del Val. “El problema de la cimentación. I”, Edificación, II, 2, marzo-abril, 1935, p. 17.
719 J. Cuevas, “El subsuelo de la ciudad de México”, RMIA, XVI, 10, 24 de octubre, 1938, pp. 593-603.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 367
Mucho se ha podido averiguar al respecto con motivo de las obras de
cimentación del nuevo edificio para la Lotería Nacional valiéndose
de puntos de referencia enterrados, llamados Testigos. Consisten éstos
en bancos meramente prendidos a mayor o menor profundidad en
el seno del suelo, y están provistos de postes verticales más o menos
ligeros cuya extremidad superior es accesible a las operaciones de ni-
velación que sirven para averiguar los ascensos o descensos del testigo
con relación a bancos de nivelación fijos, ya en las montañas cercanas
o en el fondo de roca sólida. El punto donde se ha colgado más la
Ciudad se halla cerca de San Lázaro. Los asentamientos han alcanzado
ya a más de 2.40 mts. Los tubos de los pozos artesianos más o menos
profundos, van saliéndose del suelo como si éste los arrojara de sí.720
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 369
hidráulico, puesto que daba paso a las crecientes por un canal curvo.
La presa El Palmito, para controlar el caudaloso y caprichoso río Na-
zas, también implicó estudios especiales de mecánica de suelos, para
su cortina de tierra apisonada, y de laboratorio hidráulico para sus
válvulas compuertas y vertedor. Y naturalmente no sólo los problemas
esenciales técnicos, como los de estudios y proyectos; estudios de las
cuencas, de las condiciones hidrológicas, de las condiciones geológicas,
de la operación de la distribución y proyecto de la estructura y sus
innumerables detalles.724
724 F. Gómez Pérez, “La Ingeniería Civil en México”, RMIA, XXV, 10-11-12, octubre-noviembre-di-
ciembre, 1947, p. 223.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 371
frente a obstáculos que no tenían antecedentes, y abrió la más bri-
llante oportunidad que se haya presentado nunca en la historia de la
ingeniería en México.
Durante una conferencia sustentada por el entonces jefe de pro-
yectos de la cni en 1938 se expusieron así los retos técnicos de la
ingeniería mexicana:
726 F. Barona, “Un año de colados de concreto en la presa de La Angostura”, RMIA, XVII, 12, 24 de
diciembre, 1939, p. 633.
727 A los escasos meses de funcionamiento de dicho laboratorio, los responsables de la CNI ase-
guraban haber ahorrado más de un millón de pesos, aparte de las grandes aportaciones téc-
nicas que representaba su funcionamiento.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 373
carreteras transitables, realizadas en su mayoría con técnicas logra-
das por ingenieros mexicanos. Tal fue el caso de la más importante
conexión terrestre de la época, la vía México-Nuevo Laredo, de 1 228
kilómetros, un costo de 61 millones de pesos y 11 años de trabajo.
Durante la ceremonia inaugural —en julio de 1936— el entonces
subsecretario de Comunicaciones y Obras Públicas, el ingeniero Vi-
cente Cortés Herrera, dijo:
L as publicaciones especializadas
Hay que hacer notar que el espacio de tiempo durante el cual ha ve-
nido publicándose con toda regularidad la Revista [Mexicana de In-
geniería y Arquitectura], no corresponde ya a los años aciagos de la
lucha armada, sino más bien al principio y desarrollo de la época re-
constructiva en la cual los ingenieros han vuelto a tener posibilidad
de desarrollar con bastante amplitud sus actividades dentro del nuevo
orden de cosas que ha correspondido a este plazo. Y si ello es así, tiene
uno que preguntarse qué es lo que ha pasado. Parece que en este aspec-
to la Asociación como grupo ha dejado escapar la oportunidad de ir
formando una práctica mexicana, es decir, un conjunto de doctrinas o
de métodos típicamente nuestros que ya existen en el desarrollo de las
actividades del ingeniero, pero que en general se encuentran dispersos
y constituyen el patrimonio técnico de ciertos individuos pero que es
necesario ir cuajando en forma escrita para que lleguen a ser útiles al
grupo y constituyan la práctica. Para concretar basta recordar el nú-
730 Todavía funcionaba casi en exclusiva la sede de la Universidad Nacional, que para 1939 con-
cedió 39 títulos de ingeniero civil, aparte de otros 13 en las demás ramas. Los planes y progra-
mas de estudio se encontraban en una dinámica de revisión y actualización al impacto de las
realizaciones en infraestructura.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 375
mero grande de ingenieros que en estos últimos años han trabajado en
caminos, irrigación y ferrocarriles para no citar sino estas actividades
que han requerido grandes organizaciones y pensar en el número de
problemas técnicos que han sido encomendados para su resolución a
los ingenieros mexicanos, muchos de ellos miembros de la Asociación,
y al mismo tiempo observar lo poco que ellos han dejado escrito para
guía de los demás.731
731 F. Gómez Pérez, “Al comenzar el Septuagésimo primer año de la Asociación”, RMIA, XVI, 1, ene-
ro, 1938, p. 3.
732 L. Salazar Salinas, “Los libros de texto para la enseñanza científica en México”, RMIA, IV, 5, 15 de
mayo, 1926, pp. 246-247.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 377
con el proyecto modernizador del porfiriato, dentro de un rango
disciplinario afín al propósito de reconocer las posibilidades de ex-
plotación del territorio.735
Y aunque, en efecto, los Anales de la Asociación de Ingenieros y
Arquitectos de México sobrevivieron a la gesta revolucionaria, hay
clara evidencia de que a partir de 1908 su producción científica y
humanística decayó en forma considerable. Sin duda el periodo de
mayor productividad —con todo lo que ello significa en términos
de divulgación del quehacer de la ingeniería— se ubica entre 1897
y 1907. Particularmente a raíz del movimiento armado, los Anales
fueron perdiendo presencia hasta el día de su extinción.
Cabría mencionar otras publicaciones de la época, si bien estaban
dedicadas de forma preferente al ramo de la arquitectura; tal es el caso
de la revista El Arte y la Ciencia, cuyo primer número apareció a co-
mienzos de 1899. Esta revista de tiraje mensual tenía el propósito de
divulgar las novedades en arquitectura, pero también en ingeniería, y
fue fundada, precisamente, por el arquitecto Nicolás Mariscal, quien
presidía la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México. Acaso por
esa misma razón, entre los colaboradores se cuentan nombres de presti-
giados ingenieros como Gayol, Anza, Torres Torija, Aragón y otros. Re-
sulta interesante notar el propósito explícito de la revista, pues con toda
claridad intentaba dar constancia de la obra constructiva del porfiriato:
El Centro de Ingenieros prepara para los primeros días del mes en-
trante, la inauguración de los espléndidos salones que ha adquirido
en el edificio de La Mexicana, donde antes estaba situada la Bolsa de
Valores. El acto inaugural consistirá probablemente en un concierto
que promete ser brillante, dados los elementos sociales que en él toman
parte. Aunque este centro está formado por los miembros más promi-
nentes de la profesión, también se han agrupado a él muchos hombres
de negocios y compañías que han secundado con entusiasmo la idea de
esta agrupación de carácter social.737
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 379
a circular en agosto de 1927. Con un contenido de carácter científi-
co, esta publicación, sin embargo, estaba configurada como recurso
didáctico de apoyo, y buena parte de sus textos eran de tipo teórico.
“Con la ayuda de la Revista Ingeniería, órgano de esta Escuela, se
han conseguido ya y se espera conseguir muchísimos más ejempla-
res para la Biblioteca a cambio de anuncios o de la publicación de
comentarios alusivos a los mismos.”738 La cita anterior es parte de
un informe de la dirección de la Escuela relativo al periodo presi-
dencial 1924-1928, cuando llevaba ya la revista más de un año de
vida “francamente próspera”.739 La edición estaba subvencionada
por la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, y con-
taba con la participación directa del profesorado universitario, que,
agrupado por comisiones, diseñaba los contenidos de la revista. Esta
publicación continuaba apareciendo en 1940.
Durante ese mismo periodo se publicaron 25 números de la revis-
ta Cemento, patrocinada por una empresa privada, entre 1925 y 1930;
efectivamente, Cementos Tolteca realizó esta edición bajo la guía de
Federico Sánchez Fogarty. A pesar de su carácter netamente comer-
cial, su postura de apoyo a las realizaciones pioneras de la arquitectu-
ra contemporánea internacional le otorgó un sitio dentro del gremio
de los arquitectos y de los ingenieros. Sin embargo, su principal inte-
rés consiste en haber recopilado las obras vanguardistas de aquellos
mexicanos que favorecían el uso del cemento. De ese modo quedaron
registradas construcciones importantes como el Centro Deportivo Ve-
nustiano Carranza, el Orfanatorio de San Antonio o el fraccionamien-
to Hipódromo-Condesa, entre muchas otras aportaciones locales. Ce-
mento se difundió con un tiro mensual de 10 mil ejemplares, lo que da
idea de lo ambicioso del empeño y de la oportunidad para acometer
una campaña masiva en el empleo del material, por lo que esta publi-
cación contuvo una buena cantidad de recomendaciones técnicas.
Ya en los años treinta vio la luz la revista Edificación, órgano de
la Escuela Superior de Construcción, dependiente de ipn, que brin-
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 381
Revista de Ingeniería va a ser el órgano más importante para la In-
geniería Mexicana”.741
Mención especial merece la revista Irrigación en México, que
vio la luz en mayo de 1930. Órgano oficial de la Comisión Nacio-
nal de Irrigación, esta publicación mensual emergió con la intención
explícita de dejar constancia de la marcha de las actividades bajo su
responsabilidad.
I N V E S T I G AC I Ó N B Á S I C A Y D E S A R R O L LO T E C N O LÓ G I CO 383
CONCLUSIONES 385
744 En el volumen I de El capital Marx hace el siguiente comentario cuando se refiere al concepto
de acumulación, que parece ajustarse bien a las condiciones y replanteamientos ocurridos en
el seno de la sociedad mexicana una vez concluida la Revolución: “el desarrollo de la fuerza
social productiva del trabajo presupone la cooperación en gran escala y cómo sólo en este
régimen pueden organizarse la división y combinación del trabajo, economizarse medios de
producción gracias a la concentración en masa, hacer posible la creación de medios de tra-
bajo, sistemas de maquinaria, etc., que por exigencias materiales sólo pueden emplearse en
común, domeñar al servicio de la producción gigantescas fuerzas naturales y llevar a cabo
la transformación del proceso de producción en una verdadera aplicación tecnológica de la
ciencia”. C. Marx, El capital: crítica de la economía política, pp. 527-528.
CO N C LU S I O N E S 387
gobierno federal; la configuración de aparatos organizacionales y
administrativos para respaldar grandes empresas constructivas, y cuyo
primer paso se verificó en la esfera de lo público y como conse-
cuencia de la intervención oficial; la disponibilidad de materiales y
maquinarias adecuadas; la colaboración internacional, etcétera. Se
trata en su totalidad de temas expuestos a lo largo de esta obra.
Esta reconstrucción histórica alimenta la doble tesis de que, en
una sociedad en donde la así llamada “iniciativa privada” no cuenta
con estímulos estructurales que incidan en la reproducción ampliada
de su capital por conducto del desarrollo científico y tecnológico, el
fomento a esa actividad queda constreñido a la voluntad del Esta-
do; y por otro lado, que, en ausencia de dispositivos funcionales en
materia de planificación, el Estado interviene en la cuestión en la
medida en que tal objetivo emerge como dispositivo necesario en
la promoción económica definida en condiciones específicas, lo que
se traduce en consenso político, partiendo, desde luego, de la con-
sideración de que dicha promoción y dicho consenso tienen como
referente principal a las élites domésticas. Dicho de otra manera, el
estudio de este proceso nos muestra que el papel del Estado resulta
imprescindible para la realización de actividades científicas y tecno-
lógicas de alto desarrollo.
Un editorial aparecido en un diario de circulación nacional a
mediados de 1936, justo en vísperas de la inauguración de la gran
carretera México-Nuevo Laredo, alude con mucha claridad a esta
cuestión: “Es innegable que entre las más urgentes obligaciones del
Estado se halla la de mejorar las condiciones que sirven de asiento a
su poder productivo.”745 Las expectativas y las realizaciones en sí de
esa gran tarea constructiva mostraban un alcance que abarcaría a la
mayor parte de la sociedad.746
Así, la ingeniería civil, impulsada por el Estado, se constituyó
en un factor de apoyo para un nuevo modelo de acumulación —un
nuevo modelo de desarrollo, si se prefiere— a través de la creación
CO N C LU S I O N E S 389
ANEXOS
393
A nexo I
A N E XO 1 395
A nexo II
Escuela Nacional de Ingeniería. Relación del personal designado para prestar servicios durante el año
de 1939. Nombramiento, asignatura, grupo y horas por semana 1
1 Los datos están tomados de: “Relación del personal designado para prestar servicios durante
el año de 1939, a partir del día 16 de febrero del mismo, en la Escuela Nacional de Ingeniería”,
AHUNAM, Universidad Nacional, Secretaría General, 49, exp. 667.
* Profesor titular, ** Profesor Provisional.
Ing. Andrés Villafaña P.T. Contabilidad, Costos y Presupuestos para Ing. de Minas y Petroleros. 1 grupo.
3 hrs. sem.
Ing. Fortunato Dozal P.T. Organización. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Antonio Coria P.T. Obras Hidráulicas y Proyectos. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Enrique Fremont P.T. Puertos y Vías Fluviales y Proyectos. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Pedro Martínez Tornel P.T. Vías Terrestres y Proyectos. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Prof. Alberto Muñoz P.T. Concreto y Laboratorio. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Prof. Alberto Muñoz P.T. Estructuras de Concreto. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Antonio Santacruz P.T. Microbiología y Pract. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Antonio Santacruz P.T. Análisis Cuantitativo. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Med. Cir. Francisco J. Campos P.T. Higiene Instrial. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Nicolás Durán P.T. Cálculo Práctico. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Nicolás Durán P.T. Ingeniería Sanitaria y Proyectos. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Salvador Arroyo P.T. Pavimentos y Calzadas. Iluminación, Tránsito y Limpia. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Inr. Ricardo Monges López P.T Métodos Geofísicos. 1 grupo 3 hrs. sem.
Ing Bruno MascanzoniI P.T. Complementos de Álgebra. 1 grupo 3 hrs. sem.
Ing. Bruno Mascanzoni P.T. Geometría Analítica y Cálculo Diferencial e Integral y Ecuaciones Diferenciales. 1
grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Rodrigo Castelazo P.P. Complementos de Álgebra. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Rodrigo Castelazo P.P. Física, Mecánica y Fluidos. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Nabor Carrillo P.T. Complementos de Álgebra. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Prof. Alfonso Nápoles Gándara P.T. Geometría Analítica y Cálculo Diferencial e Integral. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Prof. Alfonso Nápoles Gándara P.T. Geometría Analítica y Cálculo Diferencial e Integral y Ecuaciones Diferenciales. 1
grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Mariano Hernández B. P.T. Geometría Analítica y Cálculo Diferencial e Integral. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Mariano Hernández B. P.T. Física- Mecánica y Fluidos. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Mariano Hernández B. P.T. Hidráulica y Proyectos. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Prof. Enrique Rivero Borrell P.P. Geometría Analítica y Cálculo Diferencial e Integral. 1 grupo. 3 hrs.. sem.
Prof. Roberto Vázquez P.P. Ejercicios de Geometría Analítica y Cálculo Diferencial e Integral. 1 grupo. 3 hrs.
sem.
Ing. Basiliso Romo P.T. Física-Mecánica y Fluidos. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Luis Vargas P.T. Ejercicios de Física-Mecánica y Fluidos. 3 grupos. 3 hrs. sem.
Dr. Ciencias José G. Aguilera P.T. Mineralogía y Geología. 3 grupos. 3 hrs. sem.
Dr. Ciencias José G. Aguilera P.T. Geol. Física y Element. de Paleontología. 1 grupo. 3 hrs. sem.
A N E XO 1 397
Anexo II ( continuación )
Dr. Ciencias José G. Aguilera P.T. Geología Histórica. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Alfonso Fernández Varela P.T. Conocimiento y Fabricación de Materiales. 3 grupos. 3 hrs. sem.
Arq. Adrián Giombini P.T. Métodos Grales. de Dibujo. 3 grupos. 3 hrs. sem.
Arq. Adrián Giombini P.T. Perspectiva. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Arq. Adrián Giombini P.T. Ejercicios de Geometría Descriptiva. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Octavio Bustamante P.T. Ejercicios de Geometría Descriptiva. 3 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Jesús Ibarra Jr. P.T. Ejercicios de Geometría Descriptiva. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Jesús Ibarra Jr. P.T. Proyectos de Ingeniería Sanitaria y Abastecim. de Aguas. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. José L. de Parres P.T. Topografía y sus Prácticas Parciales. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. José L. de Parres P.T. Máquinas Hidráulicas. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Ricardo Toscano P.T. Topografía y sus Prácticas Parciales. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Ricardo Toscano P.T. Teoría de los Errores y Geodesia. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Emilio Zubiaga P.T. Prácticas Parciales Topografía. 3 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Domingo Quijano P.T. Dibujo Topográfico. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Fernando Ríos Venegas P.T. Dibujo Topográfico. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Teodoro Flores P.T. Mineralogía y Petrografia. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Prof. Jorge Quijano P.T. Geometría Analítica y Cálculo Diferencial e Integral y Ecuaciones Diferenciales. 1
grupo. 3 hrs. sem.
Prof. Jorge Quijano P.T. Cálculo Práctico. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Tomás Barrera P.T. Geología Aplicada a las Construcciones e Hidrología. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Ramón Gómez Tagle P.T. Geología Aplicada a las Construcciones e Hidrología. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Prof. Fernando Amor y V. P.T. Ensaye de Materiales. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Prof. Efrén Fierro P.T. Física, Electricidad y Magnetismo. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Jorge Graf P.P. Física, Electricidad y Magnetismo. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Jorge Graf P.T. Laboratorio Ingeniería Eléctrica. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Carlos Vallejo Márquez P.P. Dibujo Elementos de Máquinas. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Carlos Vallejo Márquez P.P. Dibujo de Máquinas. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Claudio Castro P.T. Estabilidad de las Construcciones. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Carlos Gorbea P.T. Dibujo Constructivo. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Ignacio Avilez P.T. Máq. Térmicas y Laboratorio. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Eduardo Luque P.T. Teoría y Máquinas de Corriente Continua. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Eduardo Luque P.T. Instalación, Operación, Conservación y Prueba de Maquinaria Eléctrica. 1 grupo.
3hrs. sem.
Dr. Ciencias Alfredo Baños Jr. P.T. Teoría de la Corriente Alterna. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Wilem Roos B. P.P. Mediciones Eléctricas y Laboratorio. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Luis Mascott P.T. Ingeniería Eléctirca y Laboratorio. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Alberto Dovalí Jaime P.P. Laboratorio de Concreto. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Armando Riemann D. P.P. Ejercicios de Concreto. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Armando Cárdenas P.T. Estructuras de Madera y Metálicas, Proyectos. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Ing. Alberto Barocio P.T. Ingeniería Sanitaria, Abastecimiento de Aguas y Proyectos. 1 grupo. 3hrs. sem.
Ing. Antonio Dovalí Jaime P.T. Puentes. 2 grupos. 3 hrs. sem.
Prof. Anastasio Guzmán P.T. Ingeniería Sanitaria, Abastecimiento de Aguas y Proyectos. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Alfredo Guerra Cepeda P.T. Puentes. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Tomás Barrera P.T. Geología Aplicada a Yacimientos Minerales. 1 grupo. 3hrs. sem.
Ing. Tomás Barrera P.T. Geología Aplicada a Yacimientos Petrolíferos. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Carlos Luca P.T. Plantas Hidroeléctircas. 1 grupo. 3 hrs.
Ing. Carlos Luca P.T. Transmisión y Distribución de Energía Eléctrica. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Manuel Salazar y Arce P.P. Finanzas, Presupuestos y Contabilidad Industrial. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Guillermo A. Keller P.T. Ingeniería Mecánica de Ferrocarriles. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Agustín M. Valdés P.P. Conocimiento y Fabricación de Materiales. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Vicente Guerrero y Gama P.P. Ejercicio de Complementos de Álgebra. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Prof. Miguel Ángel Rivera P.P. Ejercicio de Complementos de Álgebra. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Prof. Antonio Romero Juárez P.P. Geometría Analítica y Cálculo Diferencial e Integral. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Fernando González P.P. Metalurgia del Fierro y del Acero. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Dr. Ciencias Valentín Gama P.T. Topología e Hidrografía. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Alfonso de la O P.P. Hidromensura. 1 grupo. 3 hrs. sem.
Ing. Andrés Villafaña P.T. Problemas de Explotación de Minas y de Instal. Mineras y Metalúrgicas. 1 grupo.
3 hrs. sem.
Prof. Miguel López P.P. Forja, Ajuste y Fundición. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Prof. Efrén Fierro P.T. Física, Acústica, Óptica, Calor y Termodinámica. 2 grupos. 4 hrs. sem.
Ing. Juan Salvador Agraz P.T. Química Inorgánica y Análisis Cualitativo. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Ing. Juan Salvador Agraz P.T. Análisis Cuantitativo y Ensaye. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Ing. Wenceslao Quintana P.T. Máquinas Útiles. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Dr. Ciencias Joaquín Gallo P.T. Astronomía y Prácticas. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Ing. Ricardo Toscano P.T. Complementos de Topografia y su Práctica. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Ing. Isidro Orozco Portugal P.T. Óptica Geométrica, Fotogrametría y sus Prácticas. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Ing. Mariano Hernández B. P.T. Cinemática y Mecanismos y Dinámica. 2 grupos. 4 hrs. sem.
Ing. Alfonso Fernández Varela P.T. Procedimientos Generales de Construcción. 1 grupo. 4 hrs. sem.
.
A N E XO 1 399
Anexo II ( continuación )
Prof. Rafael Azuela P.T. Procedimientos Generales de Construcción. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Ing. Tomás Barrera P.T. Laboratorio de Yacimientos Minerales y de Petróleo. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Ing. Guillermo Terrés P.T. Máquinas de Combustión Interna. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Ing. Igncio Avilés P.T. Plantas de Vapor y Laboratorio. 1 grupo. 4 hrs. sem.
Ing. Eduardo R. Moya P.T. Tecnología para Mecánico-Eléctrico. 1 grupo. 5 hrs. sem.
Ing. Eduardo R. Moya P.T. Instalaciones Industriales, Mecánicas y Proyectos. 1 grupo. 5 hrs. sem.
Ing. Enrique Ortiz L. P.T. 1er. curso de Preparación Mecánica para los Minerales. 1 grupo. 5 hrs. sem.
Ing. Enrique Ortiz L. P.T. 2° curso de Preparación Mecánica para los Minerales. 1 grupo. 5 hrs. sem.
Ing. Guillermo A. Keller P.T. Laboratorio de Máquinas Eléctricas. 1 grupo. 5 hrs. sem.
Ing. José Colomo P.T. 2° curso Explotación del Petróleo. 1 grupo. 5 hrs. sem.
Ing. Ramón Domínguez P.T. Destilación, Refinación y Proyectos de Plantas Refinadoras. 1 grupo. 5 hrs. sem.
Ing. Eduardo D. Luque P.T. Instalaciones Industriales Eléctricas y Proyectos. 1 grupo. 5 hrs. sem.
Ing. Jorge Graf Preparador. Talleres y Laboratorios Electricidad
Ing. Mateo Rojas Zúñiga Preparador. Gabinete Topografia
Ing. Laura Cuevas Preparador. Ensaye de Materiales.
Quím. Juan Vasavilbaso Preparador. Química.
Quím. María de Jesús Valadés Preparador. Química.
C. Lucio Vallejo Preparador. N/e
C. Aurelio Torres Preparador. Prácticas Topografía.
C. Primitivo Ayala Preparador. Concreto
C. Alberto Terrones Langoné Preparador. Geología.
C. Gabriel Castellanos Arjona Preparador. Mineralogía
A N E XO 1 401
Sonora, que están colaborando en la ejecución de las obras de La
Angostura [...].
Hoy en día están abiertos al tráfico los siguientes caminos na-
cionales: el camino México-Laredo de 1225 kilómetros de longitud,
transitable todo el año y petrolizado en su mayor longitud. El cami-
no México-Acapulco, con una longitud de 454 kilómetros y tránsito
asegurado en cualquier época del año [...]. También está terminado
el tramo México-Puebla, de la carretera Nogales-Suchiate.
[...]. Para fines del presente año, quedará abierto al tránsito el ca-
mino México-Guadalajara, otro tramo del camino Nogales-Suchiate,
de una longitud de 681 kilómetros, el que pasará por Toluca, Morelia,
Guadalajara [...]. Además quedarán terminados 4 900 kilómetros de ca-
minos que el Gobierno Federal está construyendo en colaboración con
los Gobiernos de los Estados que forman la República Mexicana [...].
Las vías férreas que se están construyendo son las siguientes:
la del Ferrocarril del Sureste, que parte de Puerto México, Vera-
cruz, en donde entronca con el ferrocarril que une el citado Puerto
con el de Salina Cruz, Oaxaca, y que continuará por regiones de
los Estados de Veracruz, Chiapas, y Tabasco para terminar en la
Capital del Estado de Campeche, lugar en el que hará conexión con
los Ferrocarriles Unidos de Yucatán, dando una longitud de 770 ki-
lómetros. La del ferrocarril Ixcaquixtla-Chacachua, que parte de la
población en Puebla y termina en Oaxaca, con una extensión de 310
kilómetros. La vía del ferrocarril que partirá de Calzontzin, del fe-
rrocarril México-Uruapan y terminará en el Puerto de Zihuatanejo,
con una longitud total de 325 kilómetros. La del ferrocarril Fuentes
Brotantes-Punta Peñasco, que partirá de la estación Terminal del Fe-
rrocarril Inter-California del Sur, en el Estado de Sonora, pasando
por El Doctor, El Álamo, la Salina y Punta Peñasco, para terminar
en la estación de Santa Ana del Ferrocarril Sud-Pacífico de México,
con una longitud total de 540 kilómetros.
A N E XO 1 403
Esas tres presas representaron una etapa decisiva de la vida
de la Comisión Nacional de Irrigación. La de El Azúcar, largísi-
mo dique de cerca de seis kilómetros, aunque de altura relativa-
mente no tan grande, unos 42 metros en su parte máxima, dio
fomento considerable a los estudios de mecánica de suelos y fue
casi el motivo decisivo para la formación de un laboratorio de
hidráulica, por la importancia tan considerable que su vertedor
implicaba para poder dar paso con seguridad a las crecientes del
río San Juan. La presa de La Angostura, con su arco de concreto
de más de treinta metros en la base y de más de ochenta metros
de altura apoyado en formaciones de roca no del todo satisfacto-
rias, requirió estudios detallados de estabilidad, que pudiéramos
llamar superior, para determinar las secciones más adecuadas a
cada altura; su vertedor también fue objeto de estudios especiales
en el laboratorio hidráulico, puesto que daba paso a las crecientes
por un canal curvo. La presa El Palmito, para controlar el cauda-
loso y caprichoso río Nazas, también implicó estudios especiales
de mecánica de suelos, para su cortina de tierra apisonada, y de
laboratorio hidráulico para sus válvulas compuertas y vertedor. Y
naturalmente no sólo los problemas esenciales técnicos, como los
de estudios y proyectos; estudios de las cuencas, de las condicio-
nes hidrológicas, de las condiciones geológicas, de la operación
de la distribución y proyecto de la estructura y sus innumerables
detalles [...].
Y no sólo esas tres grandes obras aceleraron las actividades de
irrigación en México, sino otras nuevas tales como la del Valsequi-
llo, con un importantísimo canal de más de treinta kilómetros para
ligar las obras de captación con las de distribución, y un sinnúmero
de otras de menor grandiosidad pero que aún quedan comprendidas
dentro del grupo de las grandes obras de irrigación que han surgido
en Michoacán, Sinaloa, Guanajuato, Jalisco, Zacatecas en Nuevo
León y otros estados [...].
Otras obras que se han ejecutado en todos los estados y territo-
rios de la República, las obras de pequeña irrigación, que consisten
en galerías de filtración, en pozos, en pequeñas presas, y en los co-
rrespondientes canales y zanjas de riego.
A N E XO 1 405
FUENTES CONSULTADAS Y SIGLAS 407
S iglas
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