Orisas, Mitos y Leyendas Ii
Orisas, Mitos y Leyendas Ii
Orisas, Mitos y Leyendas Ii
Tomo II
Adrián de Souza Hernandez
Introducción
Orisas, mitos y leyendas reaparece en este segundo tomo para dar continuidad
al estudio del complejo mundo de las divinidades y espíritus de la tierra yorubá.
Las leyendas de muchas deidades nos llegan en esta edición para consolidar,
en cierto modo, la investigación altamente selectiva que nos hemos propuesto.
Aunque en este ámbito resultaría imposible abarcar las historias de todos los
orichas,* un segundo tomo nos permite mostrarles como surgieron, cuando
abandonaron el Cielo y cómo se conocen entre nosotros según la práctica
popular.
Orisas, mitos y leyendas cierra un brevísimo capítulo en el enorme espacio que
merecen las tradiciones mas arraigadas de nuestros ancestros, al tiempo que
cumple feliz su cometido de mostrar a la luz toda la magia y la fuerza de las
creencias de estos pueblos.
El autor
*En la portada y en los cabezales del libro aparecerá la palabra Orisàs escrita
en yorubá, al igual que el nombre de la deidad a inicio de capitulo; en el resto
del texto se escribirá en español por facilidades de lectura. (N. del E.
Capítulo I
Orisaòkó (Orichaoko)
Otra leyenda yorubá por su parte, nos narra que Orichaoko fue una persona
que vivió en el pueblo de Irawo y fue expulsado por sus habitantes por haber
contraído la lepra, tanto él como su esposa partieron, pero fueron aceptados y
reivindicados a su regreso por haber descubierto el secreto de la agricultura:
Una persona que vivió una vez como jefe en el pueblo de Irawo y fue
expulsado por su comunidad a causa de que repentinamente se puso leproso.
Sólo su esposa decidió irse con él. Hallándose en este estado, ambos luchaban
por sobrevivir dedicándose a la caza y a la recolección de frutas.
Del relato anterior queda claro que los dos estaban implicados tanto en el
descubrimiento real como en el trance que los condujo al descubrimiento. Por
lo tanto, nosotros tenemos que ver esto como un esfuerzo conjunto (la
cooperación mutua del hombre y su esposa).
Entre los devotos serios existe la práctica de realizar una peregrinación anual a
Irawo para invocar la bendición de la deidad y para hacer ofrendas, aunque
además del punto tradicional central en lrawo, existen santuarios en diferentes
pueblos y villas de la tierra yorubá. En Ibadán, solamente, hay más de siete
santuarios dedicados a la adoración de Orichaoko, aunque un área de la ciudad
conocida como Olorisa-Oko (Oloosooko) reclama poseer el primero de estos
santuarios. 2
A o jiyan lonii
¡Iyan!
A o jiyan lonii
iIyan!
Iyan to funfun lele
iIyan!
Iyan a bilewu lorun
iIyan!
A o jiyan lonii
Segbede a se
Iyan o.
Notas
Capitulo II
Sankpana (Sankpana)
Fue Ogbe Ogundá quien reveló como las cuatrocientas sesenta divinidades
fueron por adivinación para saber que hacer para rescatar al mundo de las
garras de Echu.
Después de comer el alimento del sacrificio, cada uno decidió tomar un nombre
antes de salir para el mundo. Cuando aún no habían concluido de tomar sus
nombres, Echu había influenciado las mentes de algunos de ellos.
Aún antes que ellos dejaran el Cielo para venir a la Tierra a cumplir su objetivo
contra Echu, ya estaban siendo tomados por Echu. Con este suceso Ogbe
Ogundá gana su nombre do Ogbe Oligun. 2
Notas
1 C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila.
2 Ibídem: Vol. 2, The odus of Eji Ogbe.
Capítulo III
Òró Lewe (Oro Lewe)
Sus emigrantes regresaron para asistir al festival de Oro, la deidad del secreto.
3
A la divinidad Oro Lewe se le ve muy vinculada a otras dos divinidades que son,
Changó, y Eziza.
Oro fue maldecido además a no tener un altar para su culto, según pone de
manifiesto un ese Ifá correspondiente al odu Oyekú Ogundá, quien hizo
adivinación para Eziza, Changó y Oro.
Las divinidades del viento, el trueno y el secreto, eran amigas y un día
decidieron probar sus proezas individuales.
Changó manifestó que él sólo sabía bailar. Eziza dijo que él sabía como
transformar las cosas. Mientras que Oro dijo que él sólo sabía como luchar.
Entre tanto los tres se dirigieron al mercado donde se encontraron con la madre
de Eziza vendiendo artículos medicinales. También se encontraron con la madre
de Changó que estaba vendiendo aceite de palma, mientras que la madre de
Oro vendía agua. Al poco tiempo de estar allí sintieron hambre y fue el
momento de poner a prueba sus capacidades confesadas. Ellos propusieron que
Eziza debía prepararse para robar algo que comer. Él se transfiguró
rápidamente en un viento con fuerza de galerna, el cual robó el agua de la
madre de Oro, aceite de palma de la madre de Changó y carne de su propia
madre, aunque sin conocer a las víctimas de su robo. Más tarde, cuando se
reunieron para converse lo que Eziza había robado, hubo conmoción en el
mercado y las tres madres estuvieron quejándose de que ladrones
desconocidos les habían robado sus productos. Ellas decidieron ir a casa para
alertar a sus hijos de lo que les había sucedido. Entre tanto, los tres hijos
estaban descansando después de comer en la confluencia de los tres caminos,
cuando apareció ante ellos un cazador, quien al percibir lo que los tres hombres
probablemente estuvieron haciendo, repitió el siguiente conjuro:
Oro Lewe, la divinidad del retiro o el encanto realiza sus actividades durante la
noche. Casi siempre se le efectuan sus ofrendas en lo màs intricado del bosque
a partir de las doce de la noche. N tre los alimentos que excluye está la
serpiente o boa constructora.
Veamos un ese Ifá del odu Idí Oyekú que lo pone de manifiesto y que nos
narra cuando este odu realizó adivinación para dos amigos, Oro y Ojigbo.
Ojigbo y Oro eran dos amigos secretos. Un día Ojigbo visitó a Oro quien lo
atendió con comida y la pierna de algún animal de la manigua. Después de
comerla, Oro le preguntó a Ojigbo si el sabía de qué animal era la carne que
acababa de converse. Ojigbo le respondió que no sabía. Oro alarmó a su amigo
revelándole que acababa de comerse la pata de un caracol de tierra y lejos de
descubrir alguna consternación en su amigo fue invitado por él a comer en su
casa al día siguiente.
Oro aceptó la invitación y cuando llegó a la casa de Ojigbo le fue servida una
comida con carne de un animal de manigua. Después de comerla, Ojigbo le
preguntó a Oro si conocía qué carne había comido y ante su negativa, Ojigbo le
reveló que terminaba de comerse la mano de una serpiente. Sin darse cuenta
que su amigo lo único que había hecho era pagarle con la misma moneda, se
puso paranoico y retó a Ojigbo a que demostrara cómo una serpiente podía
tener manos y éste tratando de calmar a Oro le dijo que el mundo había
cambiado tan dramáticamente que estaba produciendo caracoles de tierra y
serpientes con manos y patas. Aún, Oro no se percató de la paradoja porque
continuaba muy disgustado demandando saber si Ojigbo lo invitó meramente
para burlarse de él. Ojigbo tuvo que recordarle que en fecha tan reciente como
el día anterior él lo había convidado a una pata de caracol, así que no entendía
su asombro ante la mano de serpiente que le había ofrecido.
Ese recordatorio fue suficiente para Oro, porque se puso tan molesto que
sobrevino una pelea. Cuando otras personas vinieron a intervenir para
separarlos, Ia insistencia de Oro en seguir peleando obligó a que los llevaran
ante la presencia del rey del pueblo.
El rey decidió como final de la contienda que los dos amigos no debían
encontrarse nunca más. Oro fue restringido a las actividades nocturnas
mientras que Ojigbo fue limitado a las diurnas. Orúnmila, que estaba presente
en el palacio, adicionó su propia proclamación sugiriendo que desde ese
momento en adelante, Ojigbo no debía comer caracol de tierra y a Oro le
quedaba prohibido comer serpientes. 6
Oro trabaja de noche, nunca de día. Muchos que lo han visto plantean "que se
traslada a través del viento y lo hace desnudo".
A continuación ilustraremos con un ese Ifá del odu Owanrin Meyi algunos de los
aspectos ceremoniales del culto de Oro Lewe en tierras africanas, tornados
literalmente del cuerpo literarlo de Ifa.
Owanrin Meyi fue an agricultor exitoso en comparación con su experiencia
como comerciante, registró una cosecha impresionante. En un año tuvo una
cosecha prolífera de ñame y mientras los ñames se guardaban en el granero
tuvo un desacuerdo con su madre. Cuando compartía el ñame con sus dos
esposas y su madre, ésta se quejó del tamaño del ñame que ella había recibido
comparado con el de las esposas. Él tenía dos esposas sin saber que las
mismas eran brujas.
Su madre a menudo lo había acusado de dar mejor atención a sus esposas que
a ella que lo había traído al mundo y la repartición del ñame revivió las quejas
de la madre quien comenzó a lamentarse amargamente. En la discusión que se
produjo, él empujó a la madre que acto seguido lo acusó de haberle pegado.
Ella se marchó de la granja y lloró en el trayecto de regreso a su casa.
Cuando llegó al pueblo se encontró con los ancianos que sostenían una reunión
en el ayuntanuento y al preguntarle por qué lloraba, ella explicó quo su hijo le
había pegado, por culpa de sus esposas, cuando se encontraba en la granja.
Entre los ancianos se encontraban algunos de los más feroces enemigos de
Owanrin Meyi, quienes también pertenecían al culto de la hechicería.
Anteriormente habían tratado infructuosamente de encontrarle una falla que
sirviera de pretexto para condenarlo en el club de los brujos. Normalmente la
regla del culto es que no se puede castigar a ninguna víctima sin que se le
someta a un juicio y resulte convicto. En realidad se sabe que no importa cuan
grande sea el odio que los brujos puedan seutir hacia una persona, ellos no
harán nada contra alguien hasta que se le haya juzgado y encontrado culpable.
En este caso su propia madre había suministrado una prueba en su contra. A
sus espaldas, hacía mucho tiempo que sus esposas se habían confabulado con
sus enemigos en el club de hechiceros para destruirlo, pero él no les había
dado ninguna justificación para hacer esto.
Después de la queja pública que su madre había formulado (hecho que explica
la importancia de que las personas se muestren renuentes a ventilar sus quejas
internas en público, por temor a que cualquier persona mal intencionada que
las escuche pueda ampliarlas en el mundo de la brujería), se presentó el asunto
a discusión en la siguiente reunión de los brujos.
Durante las deliberaciones, sus dos esposas corroboraron la acusación de la
madre y fue juzgado y condenado, si bien en su ausencia, porque él no era un
brujo. Fue inscrito para ser asesinado.
Sin embargo esa noche su Ifá le brindó en un sueño una imagen esotérica de
su juicio y condena. Asustado por el sueño, preguntó a lfá a la mañana
siguiente, si acaso el sueño señalaba la proximidad de un peligro y ésto le fue
confirmado. Se le dijo que debía ofrendar un macho cabrío a Echu
inmediatamente y que evitara ir a la granja en los días de descanso para no
llegar a convertirse en víctima de una traicionera conspiración. Él realizó el
sacrificio.
Una de las esposas le propuso it a' la granja el próximo día de descanso,
porque no habían suficientes alimentos en el hogar, pero él se negó alegando
que ese día tenía que realizar un sacrificio y no podía abandonar la casa.
Al fracasar el complot, recurrieron a otra estrategia. Lo invitaron y le dijeron
que como a menudo él iba al bosque a buscar hojas para su práctica de Ifá,
debía ser iniciado en el culto secreto del bosque, es decir en el culto de Oro.
Owanrin Meyi estuvo de acuerdo en ser iniciado y entonces se le pidió que
fuera al bosque llevando un gallo, tiza blanca, la pluma de una cotorra y
pimienta de cocodrilo para la ceremonia de iniciación a la que debía dejarse
conducir con los ojos vendados.
Rápidamente buscó consejo en Ifá y se le dijo que ofrendara otro macho cabrío
a Echu, quien haría fracasar el complot mórbido que se fraguaba en su contra.
Él realizó el sacrificio y le informó a los ancianos del pueblo que estaba listo
para la ceremonia de iniciación en el culto de Oro. El día asignado, el sacerdote
jefe del culto lo condujo en un proceso nocturno desde el pueblo hasta el
bosque en medio de un toque de queda. Tan pronto como se marcharon del
pueblo le dijeron que se detuviera y se le retiró la venda de los ojos.
Le pidieron que estirara sus manos para que tocara el cielo y él respondió que
"las manos de un niño no pueden estirarse para llegar a tocar el cielo”. Después
le pidieron que cerrara su puño y lo pusiera en la boca de una calabaza y su
respuesta fue que "el puño de un adulto no entraba en la boca de una
calabaza". Entonces se le dijo que cualquier neófito en el culto que no
cumpliera las dos hazañas, nunca regresaría vivo al hogar.
Inmediatamente lo empujaron hacia adelante con el objetivo aparente de
entregarlo en sacrificio, pero mientras esto ocurría, Echu que estaba preparado
para intervenir, había instalado un obstáculo invisible sobre el terreno contra el
que Owanrin Meyi tropezó y al instante dcsapareció haciéndose invisible.
Milagrosamente se halló en su hogar.
Entre tanto se curaba de la herida, los hombres que le habían tendido la
trampa, lo siguieron hasta la casa donde se encontraron con su madre a la que
le preguntaron por el paradero de su hijo. Ella les repondió que él no se sentía
bien, pero la empujaron ordenándole que buscara a su hijo, le dijeron que
como resultado de su acusación al hijo se le había castigado a una ejecución
ritual.
Ella se arrodilló y les rogó que no ejecutaran a su hijo porque ella lo había
perdonado. Ante sus apasionados ruegos, ellos le dijeron que su hijo tenía que
buscar un chivo para que se utilizara en una fiesta organizada a los ancianos
del pueblo. Después de la fiesta, siguieron insistiendo en que Owanrin Meyi
debía ser iniciado en el culto del bosque, porque había visto parte de los
secretos del ritual y la ceremonia fue posteriormente completada sin ningún
incidente y ellos le dieron una pluma de cotorra para que la usara
ocasionalmente por ser un miembro más. Le confesaron que sus dos esposas
eran las culpables de haber instigado en su contra al culto de la hechicería,
aunque el catalizador había sido la queja de su madre. Sin embargo su madre
era la que había intercedido en favor de su vida. Los bnijos se llevaron a una de
sus esposas en su lugar la cual murió mientras dormía. Después él se deshizo
de la segunda esposa. 7
Oro Lewe, la divinidad que vive en lo más intrincado del tupido bosque, emite
su llanto o lamento igual al bramido de un toro, orudu rudu, y es precisamente
el toro bramador, su animal sagrado.
Es considerado un irunmole.
¡Kabayesi, Alaye!
iEkbo a fin!
Wa a darugbo, Oloja.
Igab re a sunwon,
Olori a je nigbaa tire,
Agan a bimo nigbaa tire
Ilu a toro,
I lu a lagba,
We a rogun ote,
Wo maa seyi samodun.
¡Salve, su majestad!
Que vuestro sacrificio sea próspero,
Que usted viva hasta una edad avanzada, Oloja,
Que su tiempo sea próspero.
Que hayan buenos líderes en su tiempo,
Que las infecundas conciban en su tiempo,
Que el pueblo tenga paz,
Que el pueblo tenga ancianos,
Que no haya rebelión,
Que usted viva para ver y celebrar otra fiesta. 8
Como podemos ver, aquí el saludo y la oración están unidos. Mientras que la
gente saluda a su gobernante, a la misma vez ora por él, por sus súbditos y por
el pueblo como un todo. En ocasiones festivas, cuando sacerdotes o cabezas de
familias ofrecen oraciones, el mismo énfasis recae en las necesidades
esenciales del hombre. Se pueden ofrecer variados ejemplos de oraciones.
En octubre del 1969, tuvo lugar la fiesta de Eje en Itebu Manuwa. En un
momento de la celabración, un importante rito tuvo lugar en una arboleda
llamada Ugbowen (la arboleda de las hadas). Allí se recogió la siguiente oración
ofrecida a Oro Lewe por el sacerdote que presedía el ritual:
La arboleda donde se le rinde culto a Oro se llama Igbo Oro o Igbo Imole.
...Hace algunos años, hubo un terrible conflicto entre la Iglesia de Aladuura (el
Grupo de oración) y los sacerdotes a cargo de la fiesta tradicional de Oro en
Ilutitun, un pueblo de la División de Okitipupa del estado de Ondo, Nigeria.
La fiesta de Oro se celebra para honrar a los espíritus del río en el área y se
cree que éstos viajan a través del viento y cualquiera que se los encuentre
quedará paralizado. Generalmente se espera que las mujeres y hombres no
iniciados permanezcan detrás de las puertas cerradas cuando los espíritus del
río están "fluyendo". Sin embargo, en esta ocasión en particular, los miembros
de la Iglesia de Aladuura decidieron celebrar una procesión de rezo al are libre
en desafio a la fiesta tradicional, consecuentemente, se produjo un conilicto.
Los resultados fueron desastrosos. Muchos de los miembros de la Iglesia de
Aladuura quedaron paralizados y varios de ellos murieron de inmediato. Se
creyó que habían tropezado con el misterioso poder de Oro (el espíritu que
causa parálisis). Lo que sucedió fue que los sacerdotes de la fiesta de Iwo
portaban "poder" tanto en sus labios como en sus cuerpos, éstos pronunciaron
las palabras y se produjo la destrucción.
El culto de Oro es muy secreto y es empleado por los yorubas para purificar a la
sociedad, al igual que el culto de Aribeji, quien está considerado más poderoso
que Oro y está restringido a la división de Okitipupa donde lo utilizan
fundamentalmente los ilaje, mientras que a Oro se le conoce en todas las
comunidades yorubas. 9
El ceremonial del culto a este oricha solamente es conocido por aquellos que
están iniciados en él, tiene mucha relación con el culto de la hechicería o los
brujos.
Lo que se le ha permitido al autor revelar es que la iniciación en el culto secreto
de Oro comienza en la noche después de un toque de queda (donde todas las
personas se recogen en sus casas y no hay ni un alma en las afueras) en un
peregrinar desde el pueblo hasta la arboleda sagrada de Oro (Igbo Oro) pues
sus ritos se efectúan en lo más intricado del bosque. Allí llega el futuro iniciado
(aunque sea sacerdote de Ifá) con los ojos vendados.
Sus miembros usan una pluma de cotorra como símbolo de que han sido
iniciados en el culto de Oro, la divinidad de la parálisis a quien todos temen.
Oro es la divinidad del retiro, de los apartados y recónditos lugares. Es sirviente
de Orichanlá y su principal función como deidad es la de dar o comunicar las
nuevas y buenas noticias o presagios.
Se representa por una imagen humana de madera, dos tarros cargados con las
materias sagradas que cuelgan de sus hombros, una vara de autoridad
simulando a una cola de jicotea cargada en su extremo y va acompanado
siempre de una deidad llamada Aiyé que es sirvienta de Orichanlá y tiene la
misma misión de Oro. Aiyé es considerada una de las cuatro divinidades más
ecuánimes que existen, y además conoce los secretos de Iyami Ochooronga y
el culto de la hechicería.
El culto a esta divinidad es muy representativo en la región de Kwara en
Nigeria.
Oro no ha podido ser fotografiado por ser invisible. Sólo se manifiesta por
lamentos estridentes, gritos inarticulados y aullidos. Cuando se hace oir de
noche o de día, las mujeres y los no iniciados deben encerrarse en las casas,
con todas las puertas cerradas. Sólo los miembros de la sociedad Oro pueden
salir a saludarlo. En otros tiempos Oro tenía un papel justiciero, mataba a los
ladrones y los brujos y castigaba a las mujeres adúlteras.
Notas
1 C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila. Vol. 2. The Odus of
Eji Ogbe.
2 Heriberto Feraudy Espino: Yoruba un acercamiento a nuestras raíces.
3 C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila. Vol. 2. The odus of
Egbi Orbe.
4 Ibídem, Vol. 3, The odus of Oyeku.
5 Ibídem, Vol. 4, The odus of Iwore.
6 Ibídem, Vol. 5, The odu of Idi.
7 Ibídem, Vol. I, Ifism the complete work of Orunmila.
8 J. O. Awolalú: Creencias y ritos de sacrificios yorubas.
9 Ídem.
Capítulo IV
Òsúmare (Ochumare)
Sobre este oricha se conoce muy poco, he aquí lo que hemos podido rescatar
de las manos del tiempo:
...Ochumare realizó acciones importantes para Olokun al principio de la
creación y desempeñó tareas ordenadas por Oloddumare. En ese desempeño,
fue detenido en el Cielo. Entonces Ochumare dijo: -Qué hay con las personas a
quienes deseo donar regalos en la Tierra?
Oloddumare le respondió que cada tercer año, él podría ir a dispersar su aché
sobre ellos en las horas tempranas de la mañana cuando el sol sale. Este se
dispersaría por todo el mundo y sería efectivo...
Es por esto que el Arcoiris aparece temprano en las mañanas de cada tercer
año. El año en que aparece habrá tranquilidad, dinero abundante, comodidad y
buena salud. Representa tanto la movilidad como la permanencia.
Osumare ego.
Ti i somo Olo'ja.
Oruru.
Él también se queda durante un breve rato todos los días en el Cielo antes de
sumergirse, cuando el sol está listo para ponerse y regresa a Ajule Orun.
Otro mito cuenta que ayudó a curar la ceguera de Oloddumare y que desde
entonces reside en el Cielo y sólo recibe autorización para tocar la Tierra, de
vez en cuando.
Ochumare fue el sacerdote de Ifá principal en el período de la creación del
mundo.
Antiguamente solía hacer algunos preparados sagrados de medicinas peculiares
para que la gente las tuviera a mano. Esto es lo que se conoce como el
excretor del arcoiris del oricha Ochumare.
Estos preparados que él hizo para la gente del mundo resultaron inolvidables y
nunca morirán.
Ochumare en sí es un sacerdote de Ifá y lo que hizo en el mundo lo realizó por
toda clase de personas y de muchas formas diferentes.
La razón por la que las serpientes boas son parte integrante de Ochumare y
son las que hacen visible el arcoiris, es una conmemoración porque Ochumare
le ha dado a ellas los excretores sobrenaturales, de modo que cuando llega el
momento adecuado, estas se colocan en el suelo y Ochumare se hace visible.
Este es un ejemplo de que Ochumare viene de tiempo en tiempo a la Tierra.1
A Ochumare se le considera como una gran serpiente que aparece en el Cielo
simbolizando una bendición para la humanidad.
Por otro lado se dice que Ochumare es la corona de Yemayá, ayudante de
Changó y sus colores tienen relación con Oyá.
Sus hijos son los que típicamente quieren tener riquezas, son pacientes,
perseverantes y generosos pero el éxito suele convertirlos en ostentosos y un
tanto vulgares.
Ochumare es un oricha de Ifá que según tengo entendido, muy pocos
sacerdotes de Ifá tienen y cuyo culto en Cuba está casi extinguido totalmente.
Nota
1 J. O. Awolalú: Creencias y ritos de sacrificios yorubas.
Capítulo V
Èlènini (Eleniní)
Cuando Iwori Ogbe estaba saliendo para la Tierra, él pidió un deseo: quería
cambiar el aspecto de la Tierra mediante la eliminación de todos los elementos
malvados y viciosos.
Para estar en condiciones de cumplir su tarea, él solicitó de Oloddumare un
poder especial sobre la vida y la muerte. Oloddumare respondió que su deseo
estaba concedido.
Colmado por dicho poder, rápidamente partió en su viaje para la Tierra. Su
ángel guardián le recordó garantizar sus deseos con Eleniní y las divinidades
más poderosas, pero él le replicó que no existía fuerza más grandiosa que la de
Oloddumare y como había obtenido permiso divino no veía justificación para
recurrir a cualquier otra autoridad inferior.
Tan pronto como abandonó el Palacio Divino, Eleniní volvió hacia sí mismo los
deseos de Iwori Ogbe. Al llegar a la Tierra, él descubrió que contrario a sus
deseos, estaba cayendo en dificultades.
Cuando él rezaba porque la gente viviera, morían; mientras que aquellos que él
desaba muertos, vivían. Por supuesto, se desilusionó mucho, porque nadie se
atrevía a ir donde él por adivinación o ayuda, ya que aquellos quo lo hicieron,
pagaron caro por eso.
Después de pasar hambre y frustación por algún tiempo, decidió regresar al
Cielo. Al llegar se dirigió a su ángel de la guarda quien le recordó el consejo
dado antes de abandonar el Cielo. Fue en ese momento que él convino en ir
por adivinación donde le fue recomendado hacer sacrificio con muchos platos a
Eleniní y a las divinidades más viejas. Él hizo el sacrificio y subsecuentemente
retornó a la Tierra para una vida más fecunda y satisfactoria. 1
Veamos otros dos ejemplos de los odus de Ifá Ogbe Osá e Irosun Meyi, que
ponen de manifiesto como Yeyemuwó, la esposa de la divinidad del Infortunio
causó todo tipo de problemas para ellos.
Después de tomar su decisión de venir al mundo, Ogbe Osá fue en busca de
adivinación al cabecilla de los médicos hechiceros Agbanmuere, Olori Awo Orun
en el Cielo, para saber qué hacer para asegurarse una estancia exitosa en la
Tierra. Se le aconsejó que hiciera sacrificio con un carnero padre, un perro y
una cesta de ñame machacado, para que su ángel de la guarda hiciera un
banquete a los altos poderes del Cielo. Él también debía ofrecer un gallo, una
tortuga y un perro a Oggún, cuatro palomas,
cascarilla y cauries a Olokun, así como darle un macho cabrío a Echu. Además
debía hacer una fiesta a los Ancianos de la Noche con una paloma, conejo y un
manojo de ñames. Él hizo los sacrificios pero le faltó el perro que tenía que dar
a su ángel de la guarda, lo cual fue una señal inequívoca para Yeyemuwó, la
esposa de la divinidad del Obstáculo. Después de eso partió hacia el mundo,
dedicó al comercio además de practicar el arte de lfá como actividad
suplementaria.
A él le iba muy bien, por causa del sacrificio que había hecho a Olokun, la
deidad del agua, en el Cielo, quien envío a su hija para que se encontrara con
él en el mundo. La muchacha se llamaba Iwa y una vez que se encontraron en
la Tierra, se casaron. Fue la estrella de la esposa lo que le trajo éxito y
prosperidad en su trabajo. Desafortunadamente, ella no tuvo hijos, lo cual
preocupó mucho a Ogbe Osá quien necesitaba desesperadamente que ella le
diera un descendiente.
Entre tanto Yeyemuwó, que estaba enojada en el Cielo porque Ogbe Osá omitió
hacer el sacrificio que debía a ella, decidió enviarle una hermosa hija de ella
para que se casara con él, con el propósito de frustrar sus esfuerzos y hacer
trizas sus actividades en la Tierra.
No mucho tiempo después, él fue de viaje al mercado de Oja Ajigbomekon
Akira donde se encontró con una bonita muchacha de tez clara. Él se enamoró
de ella inmediatamente. La muchacha también le correspondió en su amor y
estuvo de acuerdo en casarse con él y vivieron en su casa como marido y
mujer. Él no sabía que se había casado con una hija de la divinidad del
Infortunio.
Él estaba perdidamente enamorado de ella pero apenas hubo entrado a su casa
a la nueva esposa, su suerte empezó a declinar por causa de su actitud
déspota, intransigente e inhospitalaria.
Los clientes de Ogbe Osá dejaron de apoyarle porque ella siempre era muy
austera e insolente con sus visitantes. Por otra paste, la aparición de la mujer
creó considerable discordia en su casa por las constantes peleas con su
companera principal, Iwa, quien terminó por empaquetar sus pertenencias y
marcharse de allí pues ya resultaba intolerable vivir en el hogar de Ogbe Osa.
Cuando creció fue tan pobre que no podía darse el lujo de casarse y mucho
menos tener un hijo. Las dificultades eran tan severas para él que por
frustración, decidió botar sus semillas de Ifá.
Entre tanto, tuvo un sueño en el que su ángel de la guarda apareció diciéndole
que él era responsable de sus problemas, porque había rehusado tercamente
hacer el sacrificio que le prescribieron. Cuando despertó por la mañana, decidió
sondear a su Ifá y fue sólo entonces que él se percató que había sido su ángel
de la guarda el que apareció en sus sueños.
Rápidamente arregló todo para hacer el sacrifcio a su Ifá y ofrecerle un chivo a
Echu. Ifá le aconsejó regresar al Cielo para informarle a Oloddumare de quien
en primer lugar, él no consiguió obtener la autorización. Para su viaje al Cielo,
le fue dicho ir con un gallo, una tortuga de tierra, un poco de ñame, una
calabaza de agua, una calabaza de aceite. pimienta, quimbombó y tabaco en
polvo. Él recogió todos las cosas y las empacó en su bolso de adivinación
(akpominijekun).
Después de viajar más allá del límite del Cielo y la Tierra, él tuvo que atravesar
siete colinas antes de llegar al Cielo y cuando al fin llegó, fue directo al Palacio
Divino, donde se encontró con el guardián de la Cámara Divina, la divinidad de
la Dcsgracia o el lnfortunio.
Él se arrodilló en la Cámara Divina y proclamó que venía con toda humildad a
renovar sus deseos terrenales. Yeyemuwó intervino para decir que era muy
temprano en la mañana para pedir deseos, porque en la casa no había comida.
De su bolso de adivinación, él sacó inmediatamente su leña, agua, aceite,
pimienta, sal, quimbombó y tabaco en polvo y finalmente el gallo, todo lo cual
exigió a cambio la divinidad de los Obstáculos, como su táctica corriente para
domar, pero Irosun Meyi estaba preparado. Luego Yeyemuwó aprobó que él
pidiera sus deseos. Como estaba prohibido arrodillarse sobre el piso pelado, él
se arrodillo sobre la tortuga que trajo de la Tierra. Después de pedir todos su
deseos, Oloddumare lo bendijo con su maza divina.
Cuando Yeyemuwó escuchó el sonido de la maza, rápidamente terminó de
cocinar, pero antes de que llegara, Echu le indicó con la mano a Irosun Meyi
que partiera con rapidez para la Tierra.
Cuando finalmente Eleniní emergió de la cocina, le preguntó a Oloddumare por
el hombre que había estado pidiendo deseos y el Todopoderoso le respondió
que se había ido. Entonces volvió a preguntar por qué no le exigió al hombre
que pidiera deseos buenos y malos. Oloddumare contestó que no era su
tradición interferir cuando sus hijos estaban pidiendo sus deseos.
A pesar de todos los regalos que él le había llevado a Yeyemuwó, ella sin
embargo partió silenciosa en persecusión de Irosun Meyi. En la medida que lo
iba persiguiendo, ella cantaba:
Según revela el odu de Ifá Babá Eyiogbe, la deidad del lnfotunio o el Obstáculo
fue quien entregó a Orúnmila el poder sobre el resto de las divinidades.
...El éxito con el cual Orúnmila descubrió el secreto del dinero le mereció la
furia de las restantes divinidades, quienes recurrieron a la agresión abierta para
destruirlo. Mediante un sacrificio especial revelado por el odu de Ifá Eyiogbe,
Orúnmila hizo que sus enemigos se batieran entre ellos. Había jaleo consumado
en la Tierra por la participación del dinero. Mientras tanto, las noticias llegaban
al Cielo de que había conmoción general en la Tierra. Oloddumare envió a la
Muerte para llevar de regreso al Cielo a aquellos responsables de los conflictos,
pero trató y falló. Sólo tuvo éxito en eliminar a los seguidores de las
divinidades, pero no a las divinidades mismas. Aniquilados sus seguidores por la
Muerte, ellas descubrieron que no podrían lograr mucho sin la ayuda de sus
auxiliares.
La Muerte y el Dinero habían triunfado en romper la espina dorsal de las
divinidades porque ellas habían ignorado totalmente las leyes del Cielo cuando
arribaron a la Tierra.
Fue el turno de la divinidad más fuerte (Obstáculo o Desgracia) para llegar y
acabar con todas ellas. El abandonó el Palaclo de Oloddumare con instrucciones
claras de regresar al Cielo con el resto de las divinidades. Él salió con su bolso
divino para cumplir su misión.
Mientras tanto en la Tierra, una mañana Orúnmila hacía su adivinación diaria y
vio la catástrofe que se estaba avecinando.
Le fue aconsejado por Ifá preparar una fiesta de muchos platos para agasajar a
un poderoso visitante que estaba llegando del Cielo. Le fue dicho quo tendría
una señal que aparecería en el horizonte tres días antes de la llegada del
visitante.
El día de la llegada del visitante, él debía recoger a todos sus seguidores y
bailar en procesión desde su casa hasta el ayuntamiento, donde bailarían y
cantarían en alabanza al importante visitante, el cual debía ser invitado allí a la
fiesta de Orúnmila. Esa era la única forma en la que él podía salvarse de la
imninente catastrofe.
Él hizo todo como le fue dicho. Siete días más tarde, vio aparecer en el cielo
una estrella roja y se percató que el visitante estaba en camino. A partir de ese
momento estuvo en estado máximo de preparacioón. Sin que lo supiera, ya el
visitante se encontraba en el mundo. La divinidad de la Desgracia, la más
poderosa de todas, estaba cerca.
Su primera escala fue en casa de Oggún, a quien encontró en su taller y
rápidamente lo convirtió en una hoja y se lo embolsilló. En los próximos tres
días, hizo lo mismo con el resto de las deidades. Al tercer día había encarcelado
a todas ellas dentro de su bolso divino y era el momento de ir hasta Orúnmila.
Según se iba encaminando al lugar donde vivía Orúnmila, se encontró una larga
procesión de cantores de alabanzas y bailarines. Ellos le dieron a comer nueces
de kolá y agua a beber, llamándole padre de todos ellos y la divinidad más
cercana a Oloddumare. La Desgracia sonrió por primera vez desde que llegó al
mundo.
Entonces, Orúnmila salió y le dijo que sospechaba él debía estar hambriento y
que había preparado una fiesta en su honor. Los siguió a la casa a la cabeza de
la procesión entre cantos y bailes.
Al llegar donde Orúnmila vivía, el visitante celestial fue cuidadosamente
agasajado con todos sus alimentos básicos y estuvo sumamente feliz.
Al terminar la fiesta, él comentó que si todas las otras divinidades fueran tan
magnánimas como Orúmnila, el Cielo no hubiera estado repleto de noticias
sobre las atrocidades de la aniquilación mutua en la Tierra. Les dijo a Orúnmila
y sus seguidores que Oloddumare no diseñó al mundo para ser el antónimo del
Cielo, sino el sinónimo. Informó que Oloddumare estaba decidido a destruir al
mundo antes que permitirle continuar como una vergüenza a la bondad de la
imagen de Oloddumare.
Se preguntó si Orúnmila con su sabiduría podía hacer de éste un lugar mejor y
aunque la respuesta de la tarea no era fácil, supo que él continuaría haciendo
todo lo posible.
Con eso, la divinidad de la Desgracia o el Infortunio, le entregó a Orúnmila el
bolso que contenía a todas las otras divinidades y proclamó que a partir de
aquel momento, él tenía autoridad sobre todas ellas.
Eso explica el por qué en el presente, los únicos adivinadores que triunfan en
los caminos del Cielo son aquellos quienes tienen el apoyo y la cooperación de
Orúnmila.
1. C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila, Vol. 4. The odus of
Iwori.
2. Ibídem, Vol. 2, The odus of Eji Ogbe.
3. Ibídem, Vol. 1, Ifism the complete work of Orunmila.
4. Ídem.
5. Ibídem, Vol. 4, The odus of Iwori
Capitulo VI .
Ayelala (Ayelala)
NOTA
Antes de dejar el Cielo, Jegbe, que era miembro de la casa de Olddumare, fue
ante el Divino Altar a pedir por su destino durante su estancia en la Tierra. Él se
deseó a sí mismo no sólo nacer como hijo de un rey sino llegar a ser rey en su
propio derecho. Fue a ver a Ogbe Eturá por adivinación a quien llamaban Ori
Omo dara baba omon en el Cielo.
Le aconsejó que honrara su cabeza con una cabra y a Echu que lo sirviera con
un macho cabrío. Que diera partes de la cabra del sacrificio (corazón, orejas,
ojos, cráneo, hígado, pulmones, lengua e intestinos) como ofrenda para los
Ancianos de la Noche.
Él sirvió su cabeza con la cabra pero no le dio las partes señaladas a los
Ancianos. Se negó a servir a Echu y no le rindió el tradicional homenaje a la
divinidad del Obstáculo. Por negarse a servir a Ia Noche, ellos le pusieron
vestiduras de pobreza antes de salir a la Tierra.
Echu por su parte, juró desbaratar todo lo que él hiciera hasta llevarlo a la
frustración. Le aconsejaron que no bebiera vino en la Tierra y debía hacer un
sacrificio especial para poder evitar el peligro que consistía hacerle el amor a la
esposa de su padre, lo cual acortaría su vida.
Al principio tendría problemas antes de tener hijos pero debía perseverar
porque tendría varios al pasar el tiempo.
El sacrificio se hizo con una gallina, panes fríos de maíz y razupo de frijol junto
con hilos blancos y negros.
Nació en la casa de Oddudua como el primer hijo, creció v se hizo campesino y
cazador.
Tan pronto fue bastante viejo como para hacer su propia finca independiente,
se fue a encontrar con Ogbe Eturá que vivía e Alara para hacer adivinación y
saber qué hacer para construir una próspera finca. Le dijeron que había tres
sacrificios pendientes sobre su cabeza.
Le dijeron que diera una cabra a la Noche, un chivo a Echu y un gallo para su
cabeza, todo tipo de artículos comestibles y un perro a la divinidad del
Obstáculo, que si dejaba de hacer esto iba a tener problemas antes de poner
los pies en la senda de su destino.
Oddudua, llamado 0lofin Akoko (el señor del palacio o castillo) bajó desde el
Cielo a la Tierra acompañado del odu Ifá Babá Eyiogbe y de Echu 0basin.
Se le sacrifica en ofrendas chivo adulto, chiva señorita (no montada), gallina,
paloma, codorniz, guinea, platos elaborados de distintos granos, viandas,
frutas, ñame machacado, nueces de kolá, etc.
En Cuba esta deidad se recibe en un recipiente en forma de cofre acompañado
de su Echu, de Bromú y Bronciá (divinidades inferiores) y Osun de extensión
(del tamaño del individuo). Mientras que en tierras africanas cualquier persona
ordinaria no puede tener a este oricha. Es atribución de altos sacerdotes de Ifá
el poseerlo. Su recipiente consta de dos medias tapas de calabaza, una
superpuesta encima de la otra representando el Cielo y la Tierra.
En conclusión podemos plantear que el estudio profundo de un oricha como
Oddudua, aún está por rescatar de las manos del tiempo por lo que el autor
considera dedicarle una profundización en próximos trabajos ya que se
considera que es una de las divinidades más controversiales del espectro
religioso yorubá.
Notas
1. J. 0. Awolalú: Creencias y ritos de sacrificios yorubas.
2. C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila, Vol. 2. The odus of
Eji Ogbe.
3. J. 0. Awolalú: Creencias y ritos de sacrificios yorubas.
Capítulo VIII
Òtá Òlé u Oriolé (Otá Olé)
A la mañana siguiente Osá Meyi hizo adivinación y se le dijo que diera una
gallina negra a Ifá y un macho cabrío a Echu. Él lo hizo enseguida, sabiendo
que los hechiceros acortarían la duración de los días y noches siguientes.
También se le dijo que preparara un banquete con conejo para los hechiceros,
vino de palma envenenado con iyerosun y el encantamiento que no pudo ser
mencionado con anterioridad. También preparó un recinto cercado frente a su
casa y obtuvo una especie de goma adhesiva, llamada ate en yorubá, para
embadurnar la cerca. Dispuso de dieciséis asientos de madera, igualmente
embadurnados con la goma y los colocó dentro del lugar de recepción.
Poco después llegó el día fijado y en ese momento Osá Meyi preparó el
banquete y colocó la comida y la bebida en el recinto. Tan pronto como
llegaron, los hechiceros se sentaron y comenzaron a comer y a beber.
Una vez finalizado el banquete le dijeron a Osá Meyi que trajera ante ellos a
Orichanlá y antes de que pudiera darles respuesta, uno avistó al oricha en el
santuario donde éste esperaba a los invasores. El que lo había descubierto gritó
que Orichanlá estaba debajo del santuario de Orúnmila, pero cuando se
dispusieron a atacar, sucedió que Echu los había pegado firmemente a sus
puestos y estaban imposibilitados. Al tratar de hacer rodar sus asientos, la
goma del cercado inmovilizó sus alas y fueron completamente dominados.
En este punto, Osá Meyi le dio su cuchillo de Ifá a Orichanlá y comenzaron a
destruir a los hechiceros uno tras otro. Cuando los hubieron aniquilado a todos
exhalaron un suspiro de alivio. Ellos no sabían que uno había logrado
arrastrarse para buscar refugio debajo del santuario de Orúnmila, en el mismo
lugar donde Orichanlá se había ocultado antes del ataque.
Mientras los estaban matando, cantaban:
Otá mi po Yee
Okon kon nu Uku saan paa yeye.
Existe un refrán yorubá que enuncia "Lo que la Tierra da, la Tierra se lo come",
que encierra en sí la filosofía de la vida durante el período de existencia
humana. La Tierra ofrece al hombre, sus frutos, vestimentas, moradas, bienes
en sentido general y con el decursar del tiempo, el ser humano muere y es
enterrado bajo la Tierra, como cobrando los bienes que proporcionó.
Veamos un ese Ifá que ilustra con mayor claridad el pacto entre Ikú (la Muerte)
y la Tierra, tomado del odu Irete Ogundá.
Notas
Èzizá (Eziza)
Eziza, la divinidad del Viento, es conocida también como Ajija, Ezija, Ojiji o
Aaja. Esta deidad, conocida dentro del rango de las mayores orichas, es fuerte,
feroz, vive fuera de la casa o morada, es capaz de robar a cualquiera que se
encuentre en el bosque y gusta del gallo colorado.
Desconocida en Cuba, y muy poco conocida en tierras aficanas, se le ve
asociada a Changó, Oro y Oggún. No tiene altar ni culto.
Versa un mito tomado del odu de Ifá Ogbe Oché, que esta divinidad fue
maldecida a carecer de seguidores.
Cuando Ogbe Oché decidió venir al mundo, su viaje no fue en modo alguno
como ir en una carrera de descenso, no llegó a este rápidamente. Él hizo una
parada en la rivera del río que separaba el Cielo de la Tierra, Odo Mimikpo, y se
estableció allí realizando adivinaciones a cualquiera que fuera de paso a la
Tierra. Su derecho era siempre un caurie.
Estuvo consultando por un largo tiempo hasta que le llegó el turno a la
divinidad del Viento, Eziza. Cuando esta divinidad estuvo pasando, Ogbe Oché
no lo supo porque el Viento pasaba sobre la cabeza, mientras los otros
caminaban sobre los pies. Fue Ogbe Oché, por esta razón, quien maldijo a la
divinidad del Viento con su vara de autoridad, proclamando que: “como él no
había visto pasar al Viento con sus propios ojos, nadie más sería capaz de ver
al Viento con sus ojos desde aquel momento. Proclamó que las otras
divinidades que vinieran al mundo sobre sus pies, tendrían sacerdotes y altares,
pero que la divinidad del Viento, que voló sin ser vista, no tendría ni un
sacerdote, ni un altar ". Es por eso que hasta nuestros días no tiene modo
discernible de culto ni seguidores.1
Esta divinidad, Eziza, tiene el poder de transfigurarse en situaciones dadas.
Veamos un ese Ifá perteneciente al odu Idí Eturá donde dicha característica se
pone de manifiesto a través de la ayuda que le brinda a Arine.
Orisa Owo Ifon, Oro Odun woromi woromi, Orisa wo fan aranka Odun woromi
woromi. Adafa fun Nene, adufun Arine, omo Orisa. Fueron los sacerdotes de Ifá
que realizaron adivinación para las dos hijas en la familia de Olodumare, Nene y
Arine. La mayor de ellas era muy rica, tenía todo lo que la prosperidad podía
brindar, mientras Arine la menor, vivía una vida relativamente modesta.
Ese fue un momento en el Cielo en que las condiciones estaban en un estado
de transformación. Olodumare invitó a Orúnmila para averiguar lo que tenía
que ser hecho y él recomendó sacrificio con caracoles.
Olodumare llamó a Nene para ir al bosque a coger caracoles y ella se negó
rotundamente, argumentando que había pasado la etapa para tales errantes
miserables. Entonces Olodumare llamó a Arine para ir y sin esperar un
segundo, inmediatamente, partió para el bosque. Cuando se iba, Olodumare la
llamó de nuevo para confirmar si estaba preparada para el viaje y ella
respondió que ya estaba en camino. No obstante, Olodumare le dio una pluma
roja de cotorra para ponerla en su cabeza, yeso blanco, y pimienta alargada
para sostener cualquier emergencia y nueces de kolá para comer en el camino.
Olodumare no reveló cómo él esperaba que ella usara los cuatro regalos.
La orden de salida fue dada a Arine en presencia de Eziza, la deidad del Viento.
Después de razonar que Olodumare probablemente le entregó a ella una fuente
de autoridad si ella triunfaba, Eziza partió para contrarrestar los esfuerzos de
Arine.
Primero, se transformó en una mujer preñada y abordó a Arine para rogarle
que se abstuviera de usar su yeso blanco para su embarazo. Arine
gustosamente lo entregó a la mujer preñada. Después Eziza se transformó en
una mujer que cargaba a su niño en la espalda. La supuesta madre de crianza
le rogó a Arine por las nueces de kolá ya que ella estaba muy hambrienta. Una
vez más Arine lo entregó sin demora.
En la tercera ocasión, Eziza se convirtió en un hombre y apeló para que dejara
de usar la pluma de cotorra que tenía en su cabeza para preparar una medicina
para su esposa embarazada. Sin ningún titubeo Arine entregó la pluma roja de
cotorra al forastero.
Finalmente, Eziza se convirtió en un cazador y le rogó a Arine que le diera su
pimienta alargada y una vez más la entregó dispuestamente. Después de
caminar unos pasos, el cazador regresó para preguntarle a Arine lo que ella
estaba haciendo sola en el corazón del bosque. Ella respondió que su padre le
dijo que buscara caracoles del bosque. El cazador apretó la pimienta en sus
manos y lanzó las semillas a los arbustos. Entonces Eziza le preguntó por lo que
su padre le dio para la caza infructuosa a la cual la envió y ella respondió que lo
había dado todo para ayudar a otras personas.
Eziza le aconsejó continuar con su benevolencia porque una buena acción
merece otra. Finalmente, le dijo que buscara los caracoles en dirección de las
semillas de pimiento que él había cargado.
Cuando ella tomó la dirección hacia las semillas de pimiento, vio miscelánea de
caracoles y los empacó tanto como pudo. El cazador también la ayudó a tejer
una cesta con hojas de palma para transportar los caracoles. El contenido es
llamado Ago por los yorubas que es como este odu obtuvo su apodo de Idi
Atago. Ella agradeció al forastero y fue felizmente a casa con los caracoles.
Cuando Arine llegó a casa, Orúnmila usó los caracoles para realizar el sacrificio
requerido y la situación en el Cielo retornó casi inmediatamente a la
normalidad. Finalmente Olodumare llamó a Nene y a Arine para que se pararan
ante Él. Por rehusar obedecer su instrucción, Olodumare proclamó que todas
las riquezas que Nene tenía, por las que se había tornado pomposa, desde
aquel momento serían propiedad de Arine, mientras ella iba a retornar a la
Antigua disposición humilde de Arine. Ese es el por qué se dice que: Oso Nene
da a Arine, Oso arien da a Nene, significando que las dos hermanas cambiaron
fortuna.2
No solamente Osanyín está considerada la divinidad de la botánica y la
curación; Eziza está muy vinculada con este menester; sus seguidores o
descendientes son propensos a desaparecer en el bosque por largos periodos
sin dejar rastros porque están aprendiendo el uso de las plantas en el bosque.
Cuando ellas reaparecen finalmente, resultan ser maravillosos botánicos y
médicos. A continuación un ese Ifá del odu Ogbe Eturukpón atestigua esta
afirmación.
Ogbe Eturukpón era un hombre muy pobre. Él vino al mundo con la divinidad
del Viento. Él era experto en tecnología de follaje, es decir, la ciencia de las
hojas de las plantas y sus usos.
Cuando era joven, le dieron la tarea de limpiar la finca de Eziza. En el primer
viaje que hizo para limpiar los matorrales y arbustos, se quedaba deslumbrado
con el machete en la mano aparentemente distraído sin cortar un pedazo de
césped.
Cuando al fin decidió empezar a desyerbar, él cortaba un pedazo de césped y lo
sostenía en sus manos admirado porque sabía para lo que podía servir. Los
transeúntes que lo veían, le informaron a Eziza que en lugar de quitar las
hierbas nocivas para lo cual había sido enviado, él siempre estaba
contemplando las hojas de los árboles. Entonces Eziza fue a verlo a la finca y le
preguntó por qué tenía la costumbre de estar contemplando las hojas en vez de
cortarlas. Ogbe Eturukpón le respondió que si él miraba de cerca las hojas, no
estaría de acuerdo en cortar ninguna de ellas.
Entonces, señaló hacia las hojas que eran utilizadas por cada una de las
deidades respectivamente, tales como Oggún, Changó, Olokun, Oke, Obalifón,
Sankpana y hasta el mismo Eziza. Él amonestó a Eziza diciéndole que la
agricultura no era su profesión adecuada porque, como ésta tenía que ver con
el corte de hojas de árboles, significaría el asesinato de sus benefactores, lo
cual según las leyes del Cielo conduciría a la ingratitud.
Esa es la razón por la cual el dictamen utilizado en el Cielo es que nadie debe
mostrar ingratitud hacia los objetos animados o inanimados que el ángel de la
guarda de ellos utilizó para preparar sus instrumentos de autoridad antes de
abandonar el Cielo. Esto explica larazòn pola que se le prohibe a alguna
persona el consumo o uso de ciertos animales y materiales.
Él le reveló a Eziza que estaba destinado a ser cazador o herbario, entonces
eziza le suplicò que le enseñara el arte o ciencia del uso de las hojas, y èl le
enseñó el uso de todo tipo de hojas de plantas que habìan en el bosque.
La primera planta que le enseñò a Eziza fue ewe gha ghoga, utilizada para
curar la incidencia de la mortalidad infantil, que su esposa había estado
experimentando todos los años.
Le mostró un instrumento especial que él tenía que cocinnar con doscientas
una de aquellas hojas y prepararlo en forma de cinturón para que su esposa lo
usara durante el embarazo, y también tenía que preparar un collar para que lo
usara el niño tan pronto como naciera. Esto podía detener el peligro de muerte
prematura para los infantes. Eziza hizo todo de la forma que se le indicó y
cuando su esposa dio a luz el próximo hijo, en lugar de ponerle nombre al
octavo día, se lo pusieron al cabo de tres meses. Su nombre fue Ifafeyí, que
significa "Orúnmila me ayudó a salvar a este". Le tomó a Eziza tres años
poderse aprender los nombres y usos de la mayoría de las plantas en el
bosque.3
En otro ese Ifá tomado del cuerpo literario del odu Idí Iwori se nnos muestra
cómo Changó en compañía de Eziza (divinidad del Viento) ayuda a Akpetebí
(esposa de Orúnmila) a tener su hijo.
La esposa de Orúnmila llevaba casada con él largo tiempo sin ser capaz de
tener un hijo. La mujer estaba tan frustrada que comenzó a perder el interés en
todas sus actividades. Su indiferencia llegó a ser tan obsesiva que cuando llegó
el momento para el festival anual de él, ella eligió ir y vender su vajilla, en el
mercado, en lugar de quedarse en la casa y cocinar la comida para el banquete.
Orúnmilqa le pidió a ella que no lo abandonara, pero ella insistió en ir al
mercado a vender su vajilla.
Entre tanto, los invitados comenzaron a llegar a la casa para el festival. Cuando
ellos preguntaron por Akpetebí, Orúnmila respondió que ella se negó a cocinar
y había ido al mercado a vender su vajilla. Changó y Eziza, se propusieron ir al
mercado y traerla de regreso. Cuando Eziza llegó al mercado, empacó toda la
mercancía de ella antes de preguntarle el por qué no estaba en la casa para
preparar el banquete del festival de su esposo. Ella respondió que se fue al
mercado porque no había derivado ningún beneficio por casarse con Orúnmila,
y que como ella no tenía un hijo propio, no tenía placer para cocinarle. Changó
y Eziza le aseguraron a ella que si su problema era la infertilidad, le facilitarían
tener un hijo si se sometía a la voluntad de su esposo ayudándolo como era su
deber. Con esa afirmación, ella acordó ir a la casa para preparar la comida.
Después del festival, ellos le aconsejaron realizar un sacrificio con dieciséis
caracoles y una cesta de aves domésticas. Ella hizo el sacrificio y al mes
siguiente quedó embarazada. Andando el tiempo ella, dio nacimiento a una
niña que fue nombrada Ifamuyiwa.4
Eziza vive en el bosque en compañía de Oka y es allí donde se le busca después
de una proclamación hecha por los Ancianos de la Noche. Esta afirmación nos
la revela un ese Ifá tornado del odu Iwori Okonrón.
Eziza acostumbraba a labrar con pimienta larga. Paradójicamente él era
amistoso con quien permitía ver las semillas de pimientas largas.
Eziza y Oka acostumbraban a visitarse el uno al otro. Un día fueron a Orúnmila
por adivinación y se les aconsejó no salir nunca de noche.
En una ocasión ambos estaban fuera cuando comenzó a anochecer. Oka
recordó a Eziza la advertencia de no salir en la noche, pero Eziza insistió en que
por pasar una sola noche fuera, accidentalmente, no iba a suceder algo
extraordinario. Mientras regresaban a casa, se encontraron con Iyamí
Ochooronga, reina del culto de la hechicería, esperando el encuentro. Sin saber
qué hacer, ambos corrieron hacia los arbustos y es ahí donde permanecen
hasta este día.5
La planta perteneciente a este oricha, Eziza, es el ewe gha ghoha cuya principal
aplicación dentro del culto religioso es la de detener la incidencia de la
mortalidad infantil.
A Eziza, el espíritu que se mueve en forma de remolino, se le considera capaz
de llevarse a los seres humanos al bosque donde son instruidos en la ciencia de
la curación médica.
Algunos yorubas, especialmente los del estado de Ondo, al referirse a tales
espíritus, los llaman Baba Jii. Muchos yerberos en la tierra yoruba dicen que a
ellos se los han llevado de esta forma por períodos de meses o incluso años.
Habiendo sido instruídos por el espíritu, estos hombres se vuelven muy
eficientes en el arte de curar y en la magia. El aladokun de Ikirun es un buen
ejemplo de esto.
Notas
1. C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila, Vol. 2, The odus of
Eji Ogbe.
2. Ibídem, Vol. 5, The odus of Idi.
3. Ibídem, Vol. 2, The odus of Eji Ogbe.
4. Ibídem, Vol. 5, The odus of Idi.
5. Ibídem, Vol. 4, The odus of Iwori.
Capítulo X
Irókò (Iroko)
La divinidad Iroko es conocida como Iroko Agboo Orokogbo (la caoba africana).
Debido a la importancia de Iroko entre los árboles, en él vive un ebora. Donde
quiera que haya un Iroko, el ebora hará de él un signo como techo de su casa
ya que los irunmale están residiendo bajo Tierra y provocan que el Iroko sea
ciertamente muy valioso. Owanrin Ogbe fue el odu de isalayé que acompañó al
oricha Iroko desde el Cielo a la Tierra y el Echu que vino con ellos es Echu Oro
Igi.
Versa un mito tomado del odu de lfá Okonrón Meyi que la negativa de Iroko a
realizar el sacrificio orientado en el Cielo, produjo que en la Tierra fuera
utilizado para la fabricación de muebles.
Okonrón Meyi realizó algunas obras importantes en el Cielo. Antes de partir
hacia la Tierra, él se llamaba Okonrón kon lounb, Okonrón kon nihin. Él hizo
adivinación para la Aragba, la ceiba, y para la teca o caoba africana, Iroko,
antes que ellos partieran para el mundo. Aragba e Iroko siempre fueron como
el perro y el gato y nunca estuvieron enteramente de acuerdo en ningún
asunto, por esa época Iroko era tan fuerte y poderoso que todo el mundo le
temía.
El adivino le aconsejó a ambos que rindieran homenaje a Echu con un macho
cabrío, un gallo, un hacha y un machete. Aragba hizo el sacrificio, pero Iroko
rehusó hacerlo porque él se consideraba suficientemente fuerte como para ser
invulnerable. Después de festejar con las ofrendas hechas a él, Echu fue a
aconsejar a los seres humanos sobre cuan robusto estaba Iroko para que
construyeran fuertes. Antes de eso el árbol de Iroko lucía tan feroz que nadie
se atrevió pensar en atacarle de alguna forma. En primer lugar él es
físicamente muy fuerte y enorme, y en segundo su casa es el punto de reunión
de los Ancianos de la Noche. La intervención de Echu era para destruir el mito
que abrigaba la imagen de Iroko y para hacerle ver a él tan ordinario como
cualquier otro árbol. Echu hasta ofreció guiar a seres humanos a la casa de
Iroko, dándole un hacha con la que podrían derribarlo. Al principio la gente
estaba renuente a usar el hacha sobre Iroko: pero con el estímulo dado a ellos
por Echu, lo atacaron con furia.
La caída de Iroko fue tan grandiosa que el eco resonó por todo el bosque.
Cuando Aragba escuchó la caída, preguntó qué estaba sucediendo y le dijeron
que el gran Iroko había caído bajo la fuerza del hacha humana. Comprendiendo
que el destino de Iroko era el resultado de su negación a hacer sacrificios,
Aragba se felicitó por haber seguido el consejo de Okonrón Meyi.
Entonces Aragba cantó alabanzas al adivino que le advirtió cómo superar la
amenaza de Iroko quien era, de otro modo, una espina en su carne.1
Es tradición de los yorubas efectuar pactos y rituales secretos al pie del árbol
de Iroko y de una manera u otra muchos tradicionalistas relacionan el culto de
la hechicería con este árbol (Iroko).
Veamos un ese Ifá del odu Osá Meyi que lo atestigua.
Los hechiceros (brujos) no matan a ningún hombre que realmente actúe de
acuerdo a los caracteres distintivos y tabúes proclamados por Olodumare.
También veremos, cómo Orúnmila reveló que originalmente los hechiceros eran
más considerados que los mortales profanos. Fueron estos quienes primero los
ofendieron matándole a su único hijo.
Resulta que la bruja, (Iyamí Ochooronga), y la profana, (Ogbori), vinieron como
hermanas al mundo al mismo tiempo. La profana tuvo diez hijos, mientras que
la bruja sólo tuvo uno. Un día la profana iba al único mercado disponible en
aquel tiempo, llamado Oja Ajigbomekon Akira. Éste se encontraba situado en el
límite entre el Cielo y la Tierra. Los habitantes del Cielo y la Tierra
acostumbraban a comerciar en común.
Como la profana iba para el mercado, le pidió a la bruja que le cuidara a sus
diez hijos durante su ausencia. La bruja cuidó a los hijos de la profana con
esmero y nada le sucedió a ninguno de ellos. Entonces llegó el turno a la bruja
para ir al mercado.
Como iba para el mercado, le pidió a su hermana cuidara de su único hijo
mientras realizaba el viaje. Cuando estuvo alejada, los diez muchachos de la
profana se interesaron en matar un pájaro para comer. Ogbori le dijo a sus
muchachos que si ellos deseaban la carne del pájaro, ella iría a los matorrales a
cazar pájaros para que los comieran, pero que no debían tocar al único hijo de
la bruja.
Mientras su madre estuvo en los matorrales, los diez muchachos se
confabularon y mataron al único hijo de la bruja, y asaron su carne para comer.
Según los diez muchachos de Ogbori estaban matando al hijo de la bruja, la
fuerza sobrenatural de la última le dio la señal de que todo por casa iba mal.
Rápidamente desistió de su viaje al mercado y regresó a la casa, sólo para
descubrir que su hijo había sido asesinado.
Comprensiblemente, estaba muy molesta, porque cuando su hermana fue al
mercado, ella se esmeró en cuidar a sus diez hijos, sin que tuvieran ni un
rasguño, pero cuando llegó el momento de ella ir al mercado, su hermana no
pudo cuidar de su único hijo.
Lloró amargamente y decidió recoger sus cosas y marcharse de la casa donde
vivía con su hermana.
Ellas tenían un hermano con el cual llegaron al mundo al mismo tiempo, pero
que prefirió vivir en medio del bosque porque no deseaba ser molestado por
nadie. Este era Iroko. Cuando Iroko oyó a la bruja llorando, él la convidó le
dijera qué estaba sucediendo y ella le explicó cómo los hijos de su hermana
Ogbori mataron a su único hijo, sin su madre ser capaz de detenerlos.
Iroko la consoló y le aseguró que desde aquel momento en lo adelante, ellos
debían alimentarse de los muchachos de Ogbori. Fue a partir de aquel día, que
con la ayuda de Iroko, la bruja comenzó a apoderarse de los muchachos de la
profana, uno a uno.
Veremos también, cómo Orúnmila intervino para detener a la bruja en la
destrucción de todos los muchachos de la profana, y por qué el odio continuó
hasta estos días.
Fue Orúnmila quien imploró a Iroko y a la bruja y les preguntó, qué aceptarían
ellos con el fin de detener la matanza de los niños de los mortales profanos.
Es así como Orúnmila introdujó el sacrificio o Etutu, el ofrecimiento a la Noche,
el cual lleva un conejo, huevos, buena cantidad de aceite y otros artículos
comestibles.
Por eso es que alrededor de estos árboles se ven depositados ofrendas o
sacrificios efectuados al oricha Iroko.2
Iroko es una deidad masculina como pone en claro el ese Ifá mencionado con
anterioridad y según el diccionario yoruba, Iroko significa caoba o teca africana
y no ceiba, cuyo nombre en yoruba es Aragba. En Cuba se tiende a confundir al
iroko con la ceiba.
Su nombre en fons es Loko, en Haití Papá Loko.
Algunas tradiciones dan a esta deidad como femenina, vinculándolo con
Orichanlá. Se dice que impulsa los buenos y los malos deseos, es la divinidad
de los caminantes y se le sacrifican carnero, guanajo blanco, pollo, pato,
gallina, etcétera.
Se cree que algunos árboles caen fuera de lo común, como es el caso del Iroko
(chlorophora excelsa). Se le considera sagrado y se cree que está habitado por
algún espíritu poderoso. El hombre teme a la presencia de este árbol cerca de
su vivienda ya que cree que el espíritu que en él habita produce terribies
sonidos a intervalos. Los muebles fabricados con su madera también pueden
producir ruidos inquietantes en el hogar y las puertas hechas de esta madera
pueden abrirse súbitamente de manera espontánea.
Este árbol no puede ser tumbado a menos que se realicen ritos especiales.
También, se cree que en el pie de éste o en su copa tienen lugar importantes
reuniones de brujos y esto pudiera explicar por qué este es uno de los lugares
donde regularmente se colocan los sacrificios ofrecidos a estos.
Además del Iroko, entre los árboles que se consideran morada de ciertos
espíritus,están el ayan (doradillo africano) y el omo (cordea millenu). Muchos
de estos son enormes y sobrepasan a los otros árboles. Ellos causan la
admiración de los hombres, que parecen enanos en su presencia. Igualmente,
los árboles que tienen un crecimiento anormal. por ejemplo, una palma con tres
troncos, no pueden dejar de ser vistos como inusuales y en consecuencia se les
considera una posibie morada de espíritus. El hombre reverencia tales árboles y
ata a su alrededor un pedazo de tela roja o blanca para señalarlo como
sagrado. Ante estos árboles sagrados se depositan ofrendas de vez en cuando,
aunque esto se hace particularmente durante las fiestas anuales y siempre que
los curanderos desean coger sus raíces o cortezas.3
Notas
1.C. Osamaro lbie: Ifism the complete work of Orunmila.
2. Ídem.
3. J. O. Awolalú: Creencias y sacrificios yorubas.
Capítulo XI
Yémonjá (Yemayá)
En Nigeria se dice que Yemayá nació en la la tierra Takua, que es donde nace
el río Oggún y donde ella vive, por lo que esta zona se ha convertido en lugar
de peregrinaje de infinidad de devotos.
Como ocurre con una buena cantidad de orichas, Yemayá es también adorada
en diferentes regiones y consecuentemente adopta diferentes nombres o
formas. Por ejemplo en Oyo la que impera es Mayelewo y un mito de ese
pueblo, nos dice que ella era comerciante en la ciudad de Shaki. Se casó con
Okefe que es título real de Orichaoko y éste la insultó por sus grandes senos, lo
que le dio el sobrenombre de Somu Gaga (senos grandísimos). Ella,
avergonzada se sumergió en el río y se fue a vivir con Olokun bajo el nonibre
de Somu Gaga y sólo sale del mar en contadas ocasiones en distintos puntos de
la costa.
Así mismo se le conoce con otros nombres como Asesú, Okute, Akere,
Ashakba, Okoto, etcétera.
De su cuerpo emanaron las siguientes deidades: Olosa (diosa del lago), Olokun
(dios del mar), Dadá(el dios de los vegetales), Changó (dios de la iluminación),
Oggún (dios del hierro y la guerra), Oyá (diosa del río Niger ), Ochún (diosa del
río Osún ), Obá (diosa del Oba ), Orichaoko (dios de la agricultura), Ochosi
(dios de los cazadores), Oke (dios de las montañas), Aje Saluga (dios de la
riqueza), Sopona (dios de la viruela), Orun (diosa del sol), Osú (dios de la
luna).
Una fábula narra que Yemayá fue una mujer de gran belleza, pero que sólo
tenía un seno. Debido a esto no quería casarse por temor a que su esposo
pudiera ridiculizarla y exponer su secreto al mundo.
Un día iba caminando muy afligida hacia su casa, después de regresar del
mercado, se dijo: "Cuan triste es estar sola, regresar a casa sin niños y no tener
esposo para quien cocinar”. Oggún escuchó lo que ella dijo, ya que iba
andando por el mismo camino. Sintió un fuerte deseo de casarse con ella y la
abrazó y dijo: "No temas. Sé que luzco fiero y todo el mundo me teme, pero no
te haré daño. Te cuidaré y protegeré, pero hay una cosa que me tienes que
prometer: nunca debes burlarte de mis ojos inyectados en sangre” .
Yemayá estuvo de acuerdo en casarse con él. Confesó que tenía un solo seno y
dijo: "Debes prometerme una cosa: no toques nunca mi seno” . Durante mucho
tiempo cumplieron las promesas. Yemayá le dio muchos hijos a Oggún.
Un día Oggún quiso congratularse con Yemayá y entró a la cocina a hacerle una
sopa, pero al no estar acostumbrado a estos menesteres dejó caer la olla, esta
se rompió y toda la comida se regó por el piso. Yemayá, que estaba
descansando; se despertó con el ruido. Corrió hacia la cocina y al no percatarse
de cómo había ocurrido el accidente gritó airadamente: “¿Qué haces en mi
cocina? ¡Tú con los ojos inyectados en sangre!" Oggún se lamentó y se arrodilló
a su lado, acariciándole el seno. Yemayá comenzó a temblar. Se convirtió en
agua y desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
En fecha tan lejana como 1660 se erigió en el caserio de Regla, en terrenos del
ingenio Guaicamar, un bohío que cobijaba una imagen de la virgen de la Regla
de San Agustín. (Cuenta la leyenda acerca del Obispo llamado San Agustín “el
Aficano”, nacido y fallecido en África (360 - 436), que cuando era muy joven
tuvo una revelación de un ángel que le ordenó tallar en madera la figura de una
imagen que debía colocar, bien adornada, en su oratorio. Los siglos borraron el
nombre que San Agustín le hubo de poner, aunque parece ser virgen de Regla.
Dos años después, el bohío fue arrasado por una tormenta. Juan Martín de
Coyendo, un hombre piadoso y modesto, se dio a construir con sus propias
manos (y la ayuda económica de Don Alfonso Sánchez Cabello, comerciante
habanero) una ermita de mampostería. Quedó terminada en 1664, cuando llegó
a La Habana una nueva imagen de la virgen, traída por el Sargento Mayor, Don
Pedro de Aranda. La instalaron en la ermita. Allí fue objeto de mucha devoción
y el 23 de diciembre de 1714 la virgen quedó proclamada patrona de la bahía.
Sus fiestas fueron tradicionalmente muy populares entre todas las clases
sociales. Blancos, nobles y negros esclavos (liberados por unos días) bebían
aguardiente y presenciaban peleas de gallos e inesperadas corridas de toros. En
el aire repicaban alegres villancicos a la dulce María, pero también profundos
toques de batá que evocaban a Yemayá, la poderosa, la otra madre. La
sincretización de Yemayá con la virgen de Regla resultó natural: la virgen es la
madre de Dios, hay que cruzar el mar para venerarla y reside en su orilla;
Yemayá es la poderosa madre de todos los orichas, la misericordiosa reina del
mar, que es su morada. 2
En Brasil Yemayá es llamada virgen de la Inmaculada Concepción; para los
hulas es Agbe o Hu y es una divinidad extremadamente popular. Parece por
tanto que fuera el sincretismo afro católico que asimila a Yemayá como la
virgen de la Inmaculada Concepción, festejada el 8 de diciembre, y a Ochún
como la virgen de la Candelaria, festejada el 2 de febrero, las dos divinidades
están asociadas en ese mismo culto de agua dulce y salada.
El cesto es lanzado al mar y para que sea aceptado por Yemayá, es necesario
que se hunda en las aguas, si sobresale, es signo de negativa y son necesarias
nuevas ofrendas para atraer su protección.
Las ceremonias actuales no tienen el esplendor de antañ, pero todavía son muy
brillantes y numerosos sacerdotes animistas de la región participan en ellas.
Hunón Dagbo va hacia la playa, protegido por una sombrilla adornada con un
sombrero alto con bordados, los portadores de Assen y de los objetos sagrados
de los vodun hulas lo preceden, los dignatarios y los guardianes de las
divinidades de Ouidah lo rodean. Es detenido tres veces en el camino, por
estacadas que lo obligan a pagar los derechos de pasaje. Por ratos monta sobre
las espaldas de un hombre, que representa al buey de otros tiempos. La
marcha hasta el mar es acompañada de cantos, gritos y alabanzas a los
vodun . La ceremonia de ofrenda se hace al borde del mar, es precedida de
libaciones para los muertos vertidas sobre los Assen plantados en un montículo.
Hunón va enseguida a presentar un cabrito al mar. Habiéndose perdido el
secreto de la separación de las aguas, el sacrificio se hace en tierra. El agua del
mar es traída en una tinaja. Al retorno de Ouidah, tienen lugar grandes fiestas,
Hunón Dagbo recibe las salutaciones de todos los sacerdotes de los vodun . Es
un desfile extraordinario, algunos llevan tavoduns, especie de tinajas o acrinas,
grandes alas de pluma colgadas sobre paquetes. Tinajas y paquetes contienen
objetos encargados de las fuerzas sagradas de los vodun . Los que se
presentan bajo esta forma son generalmente originarios del país Aizo y de la
región de Río Ueme , tal como Changó, ancestro divinizado de una familia
venida de ese país. Otros, como Masse , ancestro divinizado de una familia de
guerreros, llevan bastones de madera esculpida, símbolo de su dignidad.
Durante varias semanas los vodun van a bailar en la plaza de Ouidah. En el
curso de esta ceremonia se producen numerosos trances, seguidos de entradas
de novicios al convento, asegurando así la continuidad del culto a los vodun .
En Nigeria, en el santuario de Yemayá, hay también una olla llena con el agua
"sagrada" del río Oggún, la que se da a las mujeres infecundas que le piden
hijos a Yemayá y a los niños que nacen como consecuencia de eso.
El odu isalayé que acompañó a Yemayá desde el Cielo a la Tierra fue el odu de
Ifá Iwori Meyi y el Echu que los acompañó a ambos fue el Echu Iworin Mejeeji.
Al igual que hay espíritus en la tierra, los yorubas creen también que hay
espíritus que habitan en los ríos, las lagunas y el mar como es el caso de
Yemayá. Estos son reverenciados principalmente por las personas que viven
cerca de ríos, lagunas o el mar y creen que los espíritus, si son servidos
adecuadamente, pueden a cambio satisfacer las necesidades del hombre. Ellos
controlan la abundancia de la pesca, evitan el vuelco de las canoas y los
accidentes en el río; algunos de los espíritus les dan hijos a las infecundas.
Sus principales símbolos son las piedras pulidas por la corriente del río y
dieciséis conchas de cauries, estas últimas se emplean igualmente como medio
de adivinación por los devotos.
Versa un mito que en los tiempos antiguos cuando el agua escaseaba Yemayá
estaba acostada y dormía, las fuentes brotaban cuando ella se viraba de
derecha a izquierda. Ella simboliza la maternidad y las estatuas la representan
como mujeres en cinta, las manos a los lados del vientre con senos
voluminosos a los que hace alusión los cantos; la inadre de las mamas llorosas.
4
Notas
4 . Ídem.
Capítulo XII
Oya (Oyá)
La ley de Moisés exigía que cuando una mujer hubiera parido un hijo varón,
debía considerarse impura durante siete días y tenía la obligación de ir al
templo para ser purificada. Esto no podía hacerse hasta treinta y tres días
después de cumplido el septenario. Había que llevar un cordero, un palomito o
una tórtola, que al ser sacrificados, limpiara la mancha del pecado. Hecha esta
ofrenda, el sacerdote rezaba una oración por la mujer y así quedaba purificada.
María se sometió a la ley mosaica presentando a Jesús. Desde el siglo V la
conmemoración de este acontecimiento se efectuaba mediante la procesión con
velas. En Cuba, la virgen de la Candelaria es considerada Patrona del pueblo de
Candelaria. Probablemente, al observar que el 2 de febrero el sacerdote de la
villa llegaba al ingenio para bendecir todas las velas que hubiese ante la imagen
de la virgen y más adelante prenderle las consagradas durante el mal tiempo,
los esclavos asociaron a la Candelaria con Oyá, dueña de la centella, los
temporales y los vientos. 1
Entre los fons es llamada Avesán. En Dahomey es llamada Adañe Kuruñé que
significa corajuda, cadavérica.
Los santeros cubanos, le atribuyen a Oyá nombres tales como: Oyá Bi, Oyá
Funkó, Oyá Dumi, Oyá Mimú, Oyá Obinidodo, Oyanla, Oyá Odo Oyá, Yansá
Oriri, Oyá de takuá.
Sus collares son: matipó punzó y marrón con rayas negras y blancas. Para
otros, cuentas lilas con rayas amarillas. En otras casas de santo son negras y
blancas (nueve negras y nueve blancas) hasta ser nueve de cada cual.
Sus hijas visten faldas que confeccionan con pencas de yaguas secas en el día
de su nacimiento en la ocha; los flecos de estas faldas se adornan con flecos de
mariwó. Además, lleva otra talda que se confecciona con pañuelos de nueve
colores, que es móvil. También usa una bata de cretona floreada y una cinta
multicolor alrededor de la cabeza.
En tierras africanas Oyá es la diosa del río Níger y la leyenda dice que ella fue
una de las esposas de Changó y su favorita. Oyá decidió poner fm a su vida
cuando se sintió desilusionada a consecuencia del ignominioso final de la
carrera de su esposo. Esto lo hizo adentrándose en el seno de la tierra en el
pueblo de Ira. Constituye un acertijo el hecho de que los yorubas llegaran a
asociarla a ella con el Níger. 2
Cuenta un mito que entre todas las esposas de Changó sólo Oyá “decidió
acompañarlo en su viaje a Tapa (Nupe) su casa materna. Fue un largo viaje,
pero el valor le falló a Oyá en un lugar llamado Ira , su pueblo natal, al que no
volvería a ver si mantenía su amor por su esposo y persistía en seguirlo hasta el
final. La perspectiva de residir entre extraños, en una tierra extraña, entre
gente que hablaba otra lengua y además, dejar a sus padres y su casa para
siempre se apoderó tanto de ella que la hizo vacilar y finalmente desistir de su
empeño. Por esta decisión Oyá se avergonzó y determinó no regresar a Oyó,
permaneciendo en Ira. Al enterarse del suicidio de su amado esposo, fue tan
duro el golpe que ella también decidió suicidarse. Se le deificó y le pusieron su
nombre al río Níger, al cual se le denominó Odo Oyá.
... a Oyá se le atribuyen los tornados y las violentas tormentas que destruyen
árboles y derrumban altas torres y casas. Esto representa su disgusto.
Johnson nos dice que como de los héroes y heroínas deificados no se habla
como muertos, sino como desaparecidos existe el dicho:
Ulli Beier en Yoruba Myths nos ofrece un mito sobre esta deidad, según el cual,
Oyá fue un antílope que se transformó en mujer. Cada cinco días cuando iba al
mercado en el pueblo, se quitaba su piel en el bosquc y la escondía en un
arbusto. Un día Changó la encontró en el mercado, le impactó su belleza y la
siguió al bosque, vio entonces cuando se puso la piel y se convirtio en un
antílope. Al siguiente día de mercado, Changó se escondió en el bosque y
después que Oyá se convirtió en mujer y fue al mercado, tomó la piel, la llevó a
su casa y la ocultó en las vigas. Cuando regresó al bosque se encontró a Oyá,
quien trataba desesperadamentc de encontrar la piel. Changó la llevó a casa a
donde sus otras dos esposas. Ochún y Oba, estas aún no le habían parido
ningún hijo. En cambio muy pronto Oyá se convirtió en la madre de gemelos.
Llenas de celos, las otras dos esposas preocupaban diariamente a Changó,
preguntándole por el secreto de la nueva mujer: ¿de dónde venía?, ¿cuál era su
familia? Al final Changó cedió. Le dijo a una de sus esposas cómo había
encontrado a 0yá, haciéndole jurar que guardaría el secreto. Sin embargo, las
mujeres comenzaron a cantar una insidiosa y burlona canción:
Oyá se excitó mucho al oír estas palabras. En cuanto estuvo sola buscó en las
vigas, encontró su piel, se convirtió en antílope y huyó al bosque. Cuando
Changó regresó la persiguió y trató de hacerla regresar a él. Desafiadora, lo
atacó con sus poderosos cuernos, pero Changó la aplacó, poniendo un gran
recipiente de razupo de frijoles frente a ella. Contenta con el ofrecimiento de su
comida favorita, Oyá hizo las paces con Changó y le dio sus dos cuernos. Cada
vez que la necesitaba, sólo tenía que golpear un cuerno contra otro y ella venía
en su ayuda. 3
Cada vez que hay una tormenta fuerte con árboles arrancados de raíz o
grandes ramas partidas y los techos de las construcciones arrancados, los
yorubas creen que Oyá, la esposa de Changó, está en acción. Se cree que ella
precede o acompaña a su esposo cuando hay una tronada.
Sus símbolos son los dos cuernos de las “vacas del monte” o búfalos y algunos
implementos de metal en forma de cincel o hacha, muy parecidos a los de
Changó y sus adoradores usan cuentas color castano. 4
El odu de Ifá que acompañó a Oyá al mundo se llama Olosun Sará (Irosun Osá)
y el Echu que acompañó a ambos desde el Cielo a la Tierra es Echu Olosun
Sará (Irosun Osá).
El siguiente ese Ifá del odu Iwori Oché nos atestigua cómo los poderes de Oyá
se consideran complementarios a los de Changó.
En una ocasión Iwori Oché se puso enfermo cuando regresaba de Ijesha y tuvo
que ser llevado lejos de su casa para el tratamiento que debía curarlo. Mientras
estuvo fuera, su esposa fue seducida por Ajija.
Posteriormente, Orúnmila envió por Changó y él fue con su esposa Oyá para
responder a la adivinación. Al llegar, Changó usó sus poderes esotéricos para
confirmar que Akpetebi de hecho había cohabitado con otro hombre, pero
agregó que a menos que el árbol negro afara (Obiri) frente a la casa de
Orúnmila se cayera, el secreto de la acción de su esposa no se sabría nunca.
Changó regresó a casa, se vistió y las nubes se juntaron. Su esposa Oyá chispó
el cielo nublado para él y usó su hacha para despedazar el árbol de arriba a
abajo.
Por otro lado, Changó planteó que cl poder de Oyá era meramentc
complementario y resultaba igual que el humo, que no hace daño. En cualquier
caso, Changó estableció su supremacía rccordándole a Oyá que por ser su
esposo, é1 era el amo y señor de todo lo que ella tenía, incluyendo sus
poderes.
Notas
5 . C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila , Vol. 4, The odus of
Iwori.
Capítulo XIII
Oké (Oke)
Su odu isalayé es Ofún Meyi y el Echu que acompañó a ambos Echu Ofun
Mejiji, se caracteriza por la tez blanca, al igual que sus cabellos. Dentro de
todos los "Oke" hay uno que es el jefe y adquiere mucha importancia.
Oke es una deidad que habita en los altos macizos montañosos, su adoración
trae aparejada la fertilidad tanto en las cosechas como en los seres humanos.
Su culto está dado en las áreas donde existen elevaciones. Se representa con
una piedra blanca de esos macizos montañosos. Lleva consagraciones
especiales y vive como vigilante de peligros inminentes de las demás
divinidades. Se le sacrifican palomas blancas. Su festival tiene lugar anualmente
en Íjio, Nigeria.
Oke es el discípulo mayor del linaje de Changó y por Changó come las palomas.
Igun Ko gbo ohun orun. Awodi ko gban omi efa. El buitre dejó de oír la voz del
Cielo y Awodi trató de coger pescado sin el cubo que se utiliza para sacar el
agua del bote. Estos fueron los dos sacerdotes de Ifá que le hicieron la
adivinación a Oke cuando a él le fue aconsejado descartar a su Ifá porque
nunca iba a prosperar. Él abandonó el palacio de ellos en lágrimas y lloró en su
camino a la casa, hasta que se encontró con otros sacerdotes de Ifá llamados:
A bogunde, el sacerdote de Ifá de Egbaland; Asaguede, el sacerdote de Ifá de
Ijeshu y Akpa koko in koko t´nko ogban ikin lowo da ni oju okpan, el sacerdote
de Ifá que le hizo la adivinación con el ikin con treinta semillas en lugar de
dieciséis. Los tres sacerdotes de Ifá preguntaron por qué él estaba llorando y
les explicó que unos adivinadores le habían aconsejado que tirara a un lado su
Ifá porque él nunca iba a prosperar en la vida. Preguntando por el odu que le
apareció durante la adivinación, él respondió que era Oyekú Oché.
Tres años después le fue entregado un título de comandancia. Hizo una fiesta a
la cual invitó a los dos grupos de sacerdotes de Ifá que le hicieron las
adivinaciones contradictorias. Él cantó en alabanza de su Ifá y de los últimos
tres sacerdotes de Ifá, quienes hicieron el sacrificio que lo llevó a la prosperidad
eterna. 2
Sin embargo, cuando Ogbe Eturukpón creció, le aconsejó a su padre que había
que hacer un sacrificio para detener el ataque anual de Changó. Él le pidió que
buscara semillas crudas o poco maduras de calabaza en un recipiente de aceite
de palma. Cuando su padre las presentó, Ogbe Eturukpón sembró las semillas
de calabaza en los alrededores de la casa y roció el aceite del recipiente
también, alrededor de la casa. Pronto germinó la calabaza y constituyó una
sombra de follaje sobre la vivienda.
Changó insistió en encontrarse con el hombre y le dijo que ellos eran amigos
íntimos, por lo que el dueño de la casa replicó que trataría de seguirle la pista
hasta el mercado el próximo día porque él no sabía dónde vivía el hombre.
También le aconsejó al dueño de la casa que cada vez que oyera su grito de
guerra en alguna parte, debía derramar inmediatamente aceite de palma en el
suelo para que así él pudiera saber que la casa pertenecía a su amigo.
Antes de partir, Changó prometió que hablaría a Olodumare para que le enviara
un favor especial al propietario de la casa. Luego se fue. No mucho tiempo
después la esposa del hombre quedó embarazada, dando a luz un niño que
nació en una bolsa. Mientras se preguntaban qué harían con él, Changó se
transfiguró en hombre y fue a verlos. Les aconsejó que buscaran aceite de
palma, un gallo y un cuchillo. Changó cortó la bolsa con el cuchillo y cuando el
niño salió sostenía una belemnita o piedra de rayo en la derecha y un hacha en
la izquierda, entonces les pidió derramar el aceite de palma sobre el niño para
bañarlo.
Les dijo que guardaran los instrumentos que el niño traía del Cielo y que
vendría un visitante a ponerle nombre al cabo de siete días. Ellos le
agradecieron y él les aconsejó guardar el gallo para una ceremonia que se
efectuaria el séptimo día.
Al séptimo día, Changó regresó como un mortal y les preguntó por el gallo,
ellos lo trajeron y él lo mató sobre la piedra de rayo y el hacha. Le recordó al
padre, que el niño era el favor que él había prometido rogarle a Olodumare que
le enviara. Le dijo que el niño debía llamarse Oke y que era discípulo de Changó
en la Tierra. Antes de partir le aconsejó al padre comprar un carnero padre y
un mortero para un sacrificio que él realizaría pasados tres meses.
Transcurridos los tres meses, Changó ofreció el carnero sobre el hacha y la
piedra de rayo que estaban sobre el mortero. Ese fue el primer santuario de
Changó en la Tierra. El niño creció y fue el primer sacerdote de Changó en la
Tierra, lo que explica el por qué Oke es el discípulo mayor de Changó en la
Tierra. La paz y la tranquilidad reinaron por siempre en aquella casa. 3
Oke es el vigía protector del resto de las divinidades, veamos un ese Ifá corto
del odu Babá Eyiogbe que lo manifiesta:
Notas
2 . C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila , Vol. 3, The odus
of Oyeku.
Capítulo XIV
Àbigbà (Agbigba)
No obstante, el odu de Ifá Ogbe Irete, dice que Ominiggún llegó a ser sirviente
de Orúnmila.
Al principio de la existencia en el Cielo, los adivinadores tenían la costumbre de
practicar las artes de adivinación en los lugares habilitados para el comercio.
A continuación veremos según un ese Ifá del odu Ofún Ogbe, como Ominiggún
perdió la oportunidad de ascender al rango de divinidad.
En el Cielo siempre se dijo que Ominiggún sabía cómo conducir a sus clientes a
hacer sacrificio, pero que nunca se molestaba en hacer alguno él mismo.
Le fue dada una gran ovación, pero Echu, a quien él no le había brindado
sacrificio alguno, se encontraba preparado para frustrar su victoria nublándole
la visión con velo de amubo que significa: el éxito no consumado.
Cuando los otros vieron cuan contento él estaba por recibir la calabaza, todos
cedieron las suyas porque decían no saber cómo comer calabaza. Él expresó su
más profunda gratitud, después de lo cual todos se dispersaron.
En el momento en que ella tomó una de las calabazas para cortarla y cocinar,
se percató de un sonido metálico proveniente del interior de esta. Se sorprendió
al ver que la calabaza estaba cargada de cuentas y dinero. Rápidamente llamó
a Orúnmila para que viera lo que había descubierto. Todos las calabazas
produjeron una cantidad tal de cuentas y dinero, que llenaron una habitación
completa de la casa. Orúnmila se había traducido en la riqueza y la prosperidad
imprevista.
Tan pronto como se aseguró de que todas las otras divinidades se encontraban
ya sentadas, se vistió con su nuevo traje de cuentas y cabalgó en su caballo
con un matamoscas de cuentas en la mano hacia el local de la conferencia.
Cuando se apeó del caballo, le fue dada una ovación espontánea y después de
hacer una especie de reverencia para saludar a Oloddumare, le fue indicado
tomar el segundo asiento a su lado.
Casi instantáneamente las otras deidades aclamaron por Orúnmila coma Orisa-
Keji, es decir, la divinidad próxima a Oloddumare, nombre con el que no le
gusta ser llamado porque Oloddumare no proclamó eso aquel día. Oloddumare
sólo hizo referencia a él como la divinidad de la Sabiduría, aparentemente por
usar exitosamente la ley de las consecuencias no intencionadas al obtener de
las otras divinidades los obsequios que él les dio.
Entonces le preguntó a los otros qué habían hecho con las calabazas que les
había entregado en la reunión anterior. Todos al unísono manifestaron que
como él no les había propiciado ningún entretenimiento durante el día del
encuentro, ellos festejaron en la casa de Orúnmila después de este, y que como
Orúnmila necesitaba una calabaza para atendcr a su lfá, ellos le habían cedido a
él las suyas.
Así fue como Ominiggún perdió la única oportunidad de ser ascendido al rango
de divinidad, y el por qué se dice que cualquier divinidad que come calabaza
pierde su autoridad.
El siguiente ese Ifá nos revela como Ominiggún fue comprado como esclavo
por Orúnmila.
esclavo.
Tan pronto como éste se estableció, Orúnmila indagó por su nombre y éste le
dio el de Ominiggún. Mientras, él le explicó a Orúnmila, cómo perdió todas sus
pertenencias celestiales y comenzó a deambular en harapos y mendigar por un
poco de comida. Cuando subsecuentemente, él se dirigió a la adivinación, le fue
dicho que su única salvación estaba en que se vendiera como esclavo. Fue así
como él llegó al mercado para venderse como esclavo. Inmediatamente,
Orúnmila pidió a su esposa Akpetebí, tratar a Ominiggún con la veneración que
merecía y no tratarlo como un esclavo porque él era una persona de fortuna.
También era capaz de separar su cabeza del resto del cuerpo, mientras que
ambas partes bailaban por separado hasta unirse en el aire. A todas luces él
había opacado a su maestro, quien estaba comenzando a padecer la carencia
de clientela, ya que sus clientes anteriores se pasaban a su supuesto esclavo.
Es por eso, que en la actualidad, está bien sentado que es casi imposible para
un adivinador Agbigba perdurar en la prosperidad a menos que sea lo
suficientemente discreto como para tener su propio Ifá.
Ominiggún había hecho tanto dinero a partir de su desempeño y adivinación,
que fue capaz de levantar algunas construcciones impresionantes y salas
alrededor de la residencia de su amo. La gente comenzó a pensar si
efectivamente Orúnmila era el amo de Ominiggún, quien había tácita, pero
claramente, "robado" la función de su amo.
Entretanto, Echu agarró su cabeza y se la llevó hacia el espacio para que nunca
más se uniera a su cuerpo. Después que el resto del cuerpo hubo danzado por
algún tiempo más sin lograr unirse con la cabeza, éste se desplomó, muerto.
Ese fue el fm de Ominiggún en el Cielo. Subsecuentemente, él partió para el
mundo sin cabeza, lo que explica el por qué no tiene trono, ni manera
característica de culto. Orúnmila como su amo heredó todas sus pertenencias.
Su pericia como vidente pronto lo puso en contacto con la realeza. Era invitado
con bastante frecuencia para adivinar en la casa real y lo hizo invariablemente
de forma discretamente satisfactoria.
Sin embargo, la eficacia incomparable de su adivinación lo ponía en
contrapunteo con los adivinadores más experimentados y más viejos.
Tan pronto como los mensajeros de la Muerte partieron del Cielo, él se dirigió al
palacio para advertir al rey que la Muerte se encontraba fraguando un proceso
para él. Aconsejó al rey que preparara una fiesta primorosa para los visitantes,
quienes debían estar en el palacio al día siguiente.
Cerca del mediodía, llegaron al palacio siete hombres, pero antes de que estos
pudieran entregar su mensaje, fueron invitados a participar en el festejo.
A la puesta del sol poco más o menos, el jefe de los siete visitantes se presentó
e informó el propósito de su misión. Él expuso que le fue orientado invitar al
rey al Cielo. Ya que no hay apelación en contra de los mandatos de la Muerte,
el rey asintió en embarcar esa noche. Ese fue el turno de Ominiggún para
intervenir. Enfrentó a los visitantes celestiales y les preguntó por qué ellos
aceptaron disfrutar la hospitalidad del rey si ellos iban a terminar con su vida en
la Tierra. Les recordó la ley celestial; la cual impide a la Muerte matar a alguien,
después de comer de su comida.
Esa noche, hubo regocijo general en la casareal, después de lo cual todos los
invitados se retiraron a sus respectivos hogares. Al llegar a la casa, Ominiggún,
de otra manera llamado Agbigba en Eziagbon, reunió a los miembros de su
familia y les dijo que estaba a punto de dejarlos por el bien de todos. Le dijo al
mayor de sus hijos, Ogbe Idí, que le impartiría su arte de adivinación después
de su retorno al Cielo.
Ogbe Idi se guardó el secreto, porque se percató que eso era la manifestación
de la última declaración de su padre, de transferirle su arte de adivinación.
Pronto, Ogbe Idi se volvió muy popular, como vidente y como adivinador y su
fama llegó al rey, al que se le dijo que Ogbe Idi había desarrollado todos los
atributos misteriosos de su padre. Decidió invitarlo conjuntamente con otros
adivinadores y videntes para una prueba de habilidad.
Este fue invitado a Eziagbon por el rey para salvar la vida del mayor de sus
hijos de las manos del culto de la brujería. Ogbe Irete había logrado lo que
otros sacerdotes divinos en Eziagbon no pudieron, al salvar la vida del príncipe
heredero de Eziagbon, el rey le preguntó a Ogbe Irete si él podía asentir a
participar en una prueba de habilidad con otros sacerdotes divinos y videntes
en su reino.
Su reacción inicial fue rechazar la invitación, pero cuando más tarde él consultó
a Ifá, le fue dicho aceptar y participar en la prueba, siempre que le diera un
chivo a Echu. Posteriormente, él se dirigió al palacio para informarle al rey que
se encontraba listo para la prueba.
Los dos hombres que fueron al aposento de los hombres declararon que ellos
contaron cien hombres. Por otro lado, aquellos que fueron a verificar al
aposento de las mujeres, expusieron que ellos contaron cien mujeres y un bebé
recién nacido.
Aunque todas las miradas se habían vuelto a Ogbe Idí como el ganador, en
definitiva fue el sacerdote de Ifá visitante, Ogbe Irete, el que se convirtió en el
centro de todas las miradas.
En ese momento intervino el rey, y dijo que sin la participación de Ogbc Irete,
él hubiera declarado a Ogbe Idí como el ganador de la competencia, porque
realmente ordenó el confinamiento de cien hombres y cien mujeres durante la
noche.
Ogbe, Oyekú, Iwori, Idí, Obara, Okonrón, Irosun, Owanrin, Ogundá, Osá, Eturá,
Irete, Eká, Eturukpón, Oché, Ofún.
Nota
1 . C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila. Vol. 3. The odus of
Oyeku.
Capítulo XV
Cuando llegó a la rivera del río se encontró conque sólo una divinidad faltaba.
Esa era la reina del culto de la Hechicería (llamada Iyami Ochooronga en
yoruba e Iyenigheekpe en Beni). Ella era demasiado floja para cruzar el puente
sola, pero ellos todos la rechazaron, porque tradicionalmente sentían miedo de
ella. Cuando vio a Orúnmila llegar, le rogó que la ayudara, pero él respondió
diciendo que el puente sólo podía alojar a un ocupante a la vez. Entonces,
propuso a Orúnmila que debía abrir su boca para ella volar dentro y prometió
así mismo salir al final del puente. Con eso, Orúnmila se vio obligado. Él había
ignorado el hecho de que ella fue una de las divinidades que prometió
destruirlo en la Tierra.
En la cabeza del puente que daba a la Tierra, Orúnmila le dijo que saliera, pero
ella se negó sobre la base de que su estómago era un lugar apropiado para
vivir. Él fanfarroneó de que ella moriría dentro de su estómago, pero la bruja lo
anuló mordiéndolo en los intestinos y diciéndole que todos sus alimentos
básicos (corazón, hígado, intestinos, etc.) eran abundantes dentro de él.
Al percatarse Orúnmila del riesgo que corría, usó su instrumento de adivinación
rápidamente para buscar una solución a aquel conflicto. Sacó un chivo de su
bolso, lo mató y lo cocinó. Después él la convidó a salir para
comer, pero ella dijo que únicamente podía hacerlo en privado, ante esta
exigencia el extrajo una tela blanca e hizo una casa de campaña para lyamí
Ochooronga. Al sentirse complacida salio, se oculto dentro de la tienda y se
alimento de la carne de chivo.
Orúnmila fue recibido con alegría por sus seguidores quienes estaban
preocupados por su tardanza.
Al llegar, les pidió a Ilgedé y a Ulé que bajaran. Ulé bajo, pero murió
instantáneamente, mientras que Ilgedé le dijo que el iba a ser mas efectivo
dentro de su estomago.
Eso explica el por que Orúnmila es considerado como el patrón de los conjuros,
y la única divinidad capaz de conjurar con la palabra hablada.
El les encomendó a sus seguidores preparar una tumba apropiada para Ulé.
Como estaba de cuerpo presente esperando por el entierro, los acontecimientos
mas maravillosos desde el establecimiento del mundo ocurrieron. De momento,
hileras de casas similares al tipo de casas que tenían en el Cielo comenzaron a
diseminarse por todo el asentamiento. Ese fue el comienzo de la fundación
arquitectónica del mundo. En el lugar de las cabañas previamente construidas
por los seguidores de Orúnmila, comenzaron a diseminarse por todos los
alrededores construcciones palaciales.'
Ulé es la que alberga o guarda todos los bienes materiales que el hombre va
acaparando durante su vida, es ella quien los salvaguarda de todos los
fenómenos externos que pudieran acelerar su deterioro y es, en la morada,
donde los seres humanos realizan sus actividades mas importantes durante su
bregar por la Tierra.
Nota
Capítulo XVI
A todos los sacerdotes de Ifá que intentaron curar a Olá Ajé se les dijo, por
compensación, que tocaran en la puerta de cualquiera de las tres habitaciones.
De forma unánime todos los sacerdotes de Ifá tocaron en las puertas
equivocadas para no salir nunca más después de habérseles permitido entrar.
Cuando ya no quedaban más sacerdotes de Ifá, le llegó el turno a Abaketekete
Oruro, Orbe Irete.
Olá Ajé mandó recados para informarle que estaba gravemente enferma y
necesitaba que él viniera a curarle. Tan pronto como recibió el mensaje, él
invitó a sus dos sustitutos favoritos Uroke Mi Lawo Ligorin y Oroke Mi Lawo
Leturuye para que adivinaran para él. Ellos sonaron a Ifá y Ogbc Irete apareció.
Le aconsejaron que hiciera sacrificio con un chivo a Echu y que buscara una
paloma, rata, pescado, cabeza de gato y un jabón para haccr un preparado
especial para el viaje. Se hizo el sacrificio y se buscaron las hojas apropiadas
para preparar un jabón de baño especial.
Ellos dijeron a su jefe que lo que incomodaba a Olá Ajé estaba prescnte en él,
en su casa, y que si él se bañaba con el jabón especial podría ver la identidad
de los delincuentes en su sueño. Armado con el jabón especial, Abaketekete
partió para responder la invitación de Olá Ajé. Al llegar vio que este estaba
realmente enfermo. Utilizó el jabón en él y después le entregó una tela blanca
especial preparada para que se cubriera cuando durmiera.
Olá Ajé tuvo un sueño esa noche en el que veía a una de sus esposas que se
transfiguraba en ratón y entraba en su cuarto. Al instante salía un gato de la
jabonera preparada por Abaketekete, perseguía al ratón y lo mataba. Al tiempo,
su servidor favorito se transformó en otra rata gigante y entró en cl cuarto, el
gato se colocó y lo capturó, uno tras otros los seis miembros de la casa se
transfiguraban en ratas para ir tras él a morderlo, pero eran eliminados por el
gato. Olá Ajé durmió en paz el resto de la noche.
Al séptimo día el sacerdote de Ifá pidió permiso para regresar a su casa como
medio de expresar su agradecimiento al huésped, la deidad le dijo que abriera
una de las tres puertas de su tesorería y que cogiera cualquier cosa que viera.
Ere de saka
Erirete kporokporo.
Mientras cantaba, un niño que había estado esperando por llegar a vivir
mediante Abaketekete habló desde el interior de la tercera habitación, Omiala
Kpeji. El sacerdote de Ifá llamó a Alakpejio y el niño respondió: omi ro ni o.
Abaketekete cambió el tono melódico de su canción y le habló al niño de esta
forma:
Después de esto, tocó en la tercera puerta y una voz le pidió que abriera, al
abrir la puerta un niño corrió a él para abrazarlo llevando en su mano una
corona, se la dio y le dijo que se la pusiera. Cuando Olá Ajé vio el curso de los
acontecimientos, reconoció la hazaña de Abaketekete al abrir la puerta
correcta. Sin embargo tan pronto como Abaketekete estuvo dentro de la
habitación, Olá Ajé conjuró y la puerta se cerró bruscamente encarcelándolo
dentro de la habitación.
1 . C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila, Vol. 2. The odus of
Eji Ogbe.
Capítulo XVII
Perseverancia
2. Nadie debe hacerle al otro lo que no le gustaría que los otros le hicieran a él,
lo que se conoce popularmente como la regla de oro. Esto quería decir que no
matarían sin la debida sentencia de todas las divinidades. No se robarían las
propiedades unos a los otros ya que en el Cielo el castigo por robo era la
muerte. No se mentirían unos a los otros, seducirían la mujer del otro, o harían
alguna otra cosa que podría tener por resultado el dolor-sufrimiento. Ellos
debían resistir al impulso de tomar venganza contra otro ya que toda mutua
desavenencia debía ser resuelta mediante la sentencia comunal en el Consejo
de las divinidades. Sobre todas las cosas debían respetar su regla divina de que
cualquier cosa que alguien hiciera para perjudicar la divinidad de su semejante,
el castigo que recaería sobre el ofensor sería diez veces superior. Finalmente,
Él les dijo que el secreto del éxito era oír siempre a la voz silenciosa de la
divinidad llamada Perseverancia. 1
La siguiente historia de Ifá del odu Ogbe Ogundá es una magnifica lección de
perseverancia que nos regala Orúnmila como deidad de la sabiduría.
Así es como Orúnmila enseña y encarga a todos sus hijos y partidarios que
desarrollen una disposición inagotable hacia la paciencia cuando alguien los
ofenda. El dictámen de Orúnmila es el siguieute:
“Las medicinas y los hechizos pueden fallar como remedios, pero la eficacia de
la paciencia nunca falla”. 2
Notas
1 . C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila. Ibidem, Vol. 2, The
odus of Eji Ogbe.
Capítulo XVIII
Sólo Orúnmila, quien descubrió el secreto de cómo prolongar las vidas de las
personas en la Tierra, es decir, sólo si los padres del niño son capaces de
descubrir en la adivinación por anticipado que el niño que viene es un Hada,
podrán hacer algo por él. Los Hadas o Faes son los únicos que dejan el Cielo
con malos deseos para ellos mismos.
Ilustraremos con mensajes propios de Ifá extraídos del odu Oyekú Irosun que
vaticina que el adivinado es un Fae o Hada:
A cualquiera que este odu le aparezca en el Ugbodu está destinado a ser Fae, y
salvo por una gracia especial de Olodumare y Orúnmila a través del sacrificio
apropiado, no es probable que viva por mucho tiempo en la Tierra, por lo que,
tan pronto como este odu aparezca en el Ugbodu, se debe hacer un sacrificio
especial con un chivo y un perno en U con rueca en ambos extremos con el
cual el cráneo del . chivo debe ser sujeto al altar de Echu.
Al nuevo Ifá se le debe dar otra chiva para agasajar a sus compañeros Faes y
quitárselos de su espalda y una porra o garrote especial debe ser preparado y
entregado a Echu con el cual conducirá a sus cohortes para dejarlo perdurar en
la Tierra.
Oye nbogsun oto lojumí, oto lo jure, Oun lo obirin fi gbe eru oja.
Ellos adivinaron para Oyekú Irosun cuando él se casó con una mujer llamada
0jumito quien le dio un hijo (varón) llamado Adagba. Le indicaron sacrificar una
chiva y una gallina a Ifá y un chivo a Echu y que salvo que hiciera el sacrificio el
muchacho viviría y él moriría.
Nota
1. C. Osamaro Ibie: Ifism the complete work of Orunmila , Vol. 3, The odus of
Oyeku.
Glosario comentado
Alafin, Olofin u Aalafin, Olofin Jefe tradicional de lfá o el señor o rey del castillo.
Olofin u Olofen. Algunos dan este nombre a Oloddumare pero
constituye un error.
Faes o Abikúes Faes o Abikú Divinidades que vienen por corto tiempo a la
Tierra, los encargados de provocar la muerte
prematura.
Iyàmí
Iyamí Òsoòronga Divinidad reina-del culto de la hechicería, los
Ochooronga miembros de dicho culto son conocidos como los
Ancianos de la Noche.
Nuez de kolá Obí kolánút Es el fruto del árbol llamado kolá. Entre sus
funciones están: servir como ofrenda alas
divinidades, cumplimentar una oración o rezo,
servir la cabeza, como símbolo en los pactos entre
dos o más personas, como aperitivo y como medio
de adivinación simple. En Cuba y otros países de
Latinoamérica ha sido sustituida por el coco.
Existen varios tipos de nueces de kolá, la amarga,
la blanca y la risueña, estas pueden ser de cuatro
y seis lóbulos.
Marca, signo, energía, esencia que lleva implícita
Odu Odu la comprensión, la sabiduría y el conocimiento de
todo el
mundo yoruba
Chango
Sango Divinidad de la electricidad, los truenos y los
relámpagos.