Un Mago de Terramar
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Un mago de Terramar
de Ursula K. Le Guin Ver y modificar los datos en Wikidata
Género Novela Ver y modificar los datos en Wikidata
Subgénero Literatura fantástica Ver y modificar los datos en Wikidata
Ambientada en Earthsea Ver y modificar los datos en Wikidata
Edición original en inglés Ver y modificar los datos en Wikidata
Título original A Wizard of Earthsea Ver y modificar los datos en Wikidata
Ilustrador Ruth Robbins Ver y modificar los datos en Wikidata
Editorial Kinneret Zmora-Bitan Dvir Ver y modificar los datos en Wikidata
Ciudad Berkeley
País Estados Unidos Ver y modificar los datos en Wikidata
Fecha de publicación 1968 Ver y modificar los datos en Wikidata
Premios
1 Contexto
2 Crítica
3 Análisis
4 Véase también
5 Referencias
Contexto
Está escrita en un tono más sombrío de lo que jamás llega a ser la obra de Tolkien,
y la evolución que realiza Le Guin del personaje de Gavilán es muy diferente de la
épica tolkieniana: Tolkien sitúa a un enemigo externo como base de la narración y
una imperiosa necesidad de sanar una tierra herida por el mal. Le Guin habla del
poder y del coste del poder, y en último término el enemigo es interno, no hay
amenaza de corrupción para Gavilán -mago y futuro Archimago, niño bendecido con
poder mágico y héroe profetizado, que es punto focal y protagonista absoluto de la
historia- que no provenga en el fondo del propio poder que le ha sido concedido. Y
corrupción es quizás una palabra demasiado fuerte, expiación o no de los pecados
cometidos quizás una mejor definición.
En este cuento hay artes mágicas, entidades malignas y peleas contra dragones,
pero, aun así sólo son anécdotas del verdadero conflicto de Gavilán, y como tal son
contadas. Pese a la apariencia de cuento infantil de Un mago de Terramar, debajo
subyace otro tipo de novela más adulta, una en la que el lector no es recompensado
con una catarsis final después de que el protagonista haya superado las pruebas de
rigor, sino que es empujado a elaborar una relación de todo lo que ha leído hasta
el último momento. Como se indica anteriormente, la novela transmite la impresión
de usar los lugares comunes de la fantasía de este tipo de manera anecdótica, como
quien describe lo que ha comido para el desayuno mientras construye un ambiente más
"realista" en el que las motivaciones de los personajes son el verdadero motor de
la historia y el resto, las llamaradas del dragón y las artes de la maléfica corte
del Terranon (por ejemplo), son sólo accesorios narrativos. Esta obra tendría su
culminación en el tercer libro de la serie, donde los mismos temas de éste serán
llevados a sus extremos, creando una obra de una profundidad poco frecuente en el
género. Pero como preparación Un mago de Terramar es un magnífico libro por si
sólo, en el que no se presta atención al detalle más allá de lo debido -olvídense
de descripciones de cortes imperiales y tesoros de dragón y den la bienvenida a
páginas sobre el arte de construir barcas- en un mundo donde la vida diaria de sus
personajes contrasta fuertemente con los temas de sus sagas épicas: chozas de barro
frente a las grandes gestas de la antigüedad, la cría de cabras frente a las
hazañas de gente que hunde islas enteras. Y en el que, cuando Gavilán pasa a formar
parte de una saga propia, lo hace de tal manera que prima todavía la sensación de
amenaza, de no haber completado la tarea antes que la "hazaña". Gavilán se mueve
hacia un futuro de gloria, todo el mundo se lo dice, entonces ¿por qué esa
sensación de desanimo? Por que el protagonista de este libro adquiere por el camino
un par de lecciones muy duras sobre el miedo y el uso del poder. Y lo mejor de todo
es que el lector las adquiere con él. Es muy fácil predecir que algo saldrá mal de
las impetuosas acciones de Gavilán, pero el conocimiento que Gavilán adquiere al
final de esta obra, el nombre verdadero del mal que le asedia, ese es un
conocimiento que ilumina tanto al personaje como al lector.
Le Guin convierte ese lenguaje parco antes mencionado en una fuente de poesía (como
escritura creativa), propia que justifica el porqué esta novela se ha convertido en
un clásico por derecho propio. Quizás no tan relevante como las fuentes en las que
bebe o tan conocido como los posteriores imitaciones de esas mismas fuentes, pero
sí una obra con un lenguaje e intenciones propias, aparte de todo lo demás y que
debe ser leída y justificada por sí misma sin atender a nada más… Un mago de
Terramar se merece un puesto de honor en los rangos de la fantasía.
Análisis
Las historias de Terramar, y en general todas las novelas de Le Guin, tienen algo
en común: hablan de las debilidades de las personas, y de la maduración que implica
el superarlas. Gavilán es sólo un muchacho cuando llega a Roke, pero ya tiene un
gran poder entre las manos. Sin embargo, también es impetuoso, y tal vez demasiado
orgulloso, y son estos dos defectos los que terminan costándole la terrible
cicatriz, que es una excelente forma de reflejar las marcas que dejan en nosotros
las dificultades que hemos sorteado.
Pero aparte de ser un libro que cuenta la manera en que Gavilán madura, nos habla
sobre algo muy importante: el equilibrio de las cosas en el mundo. Cuando Ged
quiere abusar de su poder para invocar a un espíritu, no sabe (o sabe, pero en su
orgullo lo ignora) que esta acción tiene una repercusión. Esto refleja las ideas de
Úrsula Le Guin, la cual es taoísta, y mantiene su congruencia sobre las reglas del
mundo, en las cuales el individuo no existe sino que forma parte de un todo. La
llegada de la sombra no es sino la respuesta del abuso del poder, no solo de
Gavilán sino de todos aquellos que lo tienen sin estar plenamente conscientes de
sus implicaciones. Gavilán mismo, a lo largo del libro, nunca lo está del todo,
pero al menos comienza a ver algo: por muy sabio que sea, no lo puede saber todo.
Por eso se niega a hablarle a la piedra del Terrenón, porque sabe que cualquier
cosa que le diga será a cambio de algo, y que para vencer a la sombra debe buscar
dentro de sí mismo.