Territorios Espacialidades (IMPRESIÓN) PDF
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Abordamientos disciplinares
Red Visión Compleja de los Territorios:
Historia, Sociedad, Arquitectura y Patrimonio
T E R R I T O R I O S Y E S PA C I A L I D A D E S
Abordamientos disciplinares
isbn: 978-607-525-183-7
Introducción 7
Desacralizando el territorio
Las políticas de turismo como pivotes de conflicto
y transformaciones en una comunidad teenek de la Huasteca
potosina, el caso del Sótano de las Golondrinas 187
Imelda Aguirre Mendoza
El territorio de la nostalgia
y memoria en la migración internacional: La Villita de Chicago 223
Miriam Reyes Tovar
INTRODUCCIÓN
1
Profesora investigadora de la Facultad de Arquitectura de la buap; Doctora en Ciu-
dad, Patrimonio y Territorio, por la Universidad de Valladolid, España; miembro del
Cuerpo Académico 268 en Procesos Territoriales; Perfil prodep, Miembro del Sistema
Nacional de Investigadores, Nivel 1.
2
Profesor investigador del Colegio de Antropología Social de la buap, Maestro en
Ciencias Políticas de la buap; miembro del Cuerpo Académico 65 de Antropología So-
cial.
3
Profesora investigadora del Colegio de Antropología Social de la buap, Maestra en
Antropología Social.
7
8 Territorios y espacialidades
⁵ La Red Visión Compleja del Territorio está conformada por profesores investiga-
dores del Cuerpo Académico 268 en Procesos Territoriales, del Cuerpo Académico 65
de Psicología Social, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y profesores
investigadores de la Universidad Piloto en Bogotá, Colombia. La Red desde el mes de
agosto de 2015 comenzó a trabajar en modalidad de Seminario de Investigación.
12 Territorios y espacialidades
⁶ Esta puede ser la diferencia con la heterotopía, lugares donde “caben” muchas re-
laciones provenientes, incluso de temporalidades diferenciadas. Ver Michel Foucault
(año), María García (2014) y Abilio Vergara (2013).
Introducción 13
Pablo Gaytán Santiago, en “La calle: táctica vital y place making guber-
namental” a manera de crónica-reflexión, inspirado en Walter Benja-
min, presenta a la calle como arena de lucha entre tácticas e iniciativas
de control sobre el espacio público que, además de ser un lugar de
tránsito, es un lugar de encuentro y conflicto entre transeúntes, jóvenes
y los dispositivos del régimen urbano de “gubernamentalidad”. El au-
tor nos invita, desde una apuesta descargada de los rigores impuestos
14 Territorios y espacialidades
⁷ En donde las citas y referencias continuas entrelazan los dichos de los estudiosos
sociales.
Introducción 15
Referencias
Sociológica, (21)61.
Touraine, A. (8 de enero de 2014). Alan Touraine: “Lo que llamamos
política es hoy una realidad muy degradada”. (F. Gambaro, en-
trevistador, y Clarín, editor) Ideas Ñ Revista de Cultura. Recupera-
do el 12 de marzo de 2016, de http://www.revistaenie.clarin.com/
ideas/Alain-Touraine-llamamos-politica-hoy-realidad-degrada-
da_0_1062493967.html
Urrejola, L. (2005). Hacia un concepto de Espacio en Antropología. Algunas
consideraciones teórico-metodológicas para abordar su análisis. Chile:
Universidad de Chile.
Vergara, A. (2013). Etnografía de los lugares. Una guía antropológica para
estudiar su concreta complejidad. México: inah.
DEL ESPACIO AL TERRITORIO
Y AL LUGAR Y VICEVERSA
Apuntes metodológicos
Espacio
ción estaba vacío. No obstante, considero que este espacio vacío puede
en algún momento tener una función a partir de esta condición como
intervalo, límite o resto, cumpliendo así también una función significati-
va en las clasificaciones sociales.
Habría que puntualizar que este espacio entre puede tener dos sig-
nificaciones: a) como separación entre dos objetos, sujetos o territorios,
y b) como lo que engloba al interior de alguna comunidad excluyendo
a los otros: “entre la ciudad de México y Toluca” o “entre nosotros”,
respectivamente. En un caso remite al espacio material que dista; en el
segundo, expresa una comunidad de sentido o de identidad delimitada
por el territorio. Ambos usos o expresiones refuerzan las clasificacio-
nes sociales y los emplazamientos de los entes separados-clasificados.7
Para nuestro tiempo, podemos enumerar algunas de las formas de este
espacio entre: mesa de negociación, donde se recompone el espacio pú-
blico como esfera pública; o, por el contrario, como espacios de con-
frontación, por ejemplo, el mitin, la marcha, la represión, entre otros.
Volviendo a la condición de “materia prima” del espacio, pero
desde otra entrada, encontramos que Aristóteles remarcó que la posi-
ción o punto de vista del actor8 define la dirección en/del espacio:
⁹ Los nombres instituyen territorios, los verbos señalan desplazamientos, los artículos
articulan, etcétera.
10
Salvo en arqueología, donde puede denominarse “sitio” a un territorio al llamarlo
“sitio arqueológico” a una ciudad antigua cuyos restos pervivientes son objeto de es-
tudio o de visita turística.
Del espacio al territorio y al lugar y viceversa 33
Territorio, territorialidad
13
Cronotopo ya no sólo como la cita puntual que fusiona un sitio con un día-hora, sino
la historia y la memoria diacrónicas procesuales y puntuales al mismo tiempo, que, por
ejemplo, el monumento o el lugar simbólico materializan en la conmemoración de una
batalla o de un nacimiento o muerte célebres.
36 Territorios y espacialidades
15
Este esquema, con ligeras diferencias, fue propuesto en Vergara, 2003.
16
Sobre este espacio, que se denomina también espacio teórico o científico: Otto F. Bo-
llnow (1969) señala: “el espacio de la geometría, en el cual han sido suprimidas todas
las diferencias concretas de nuestra experiencia sensible inmediata. Ya no poseemos
un espacio visual, táctil, acústico u olfativo. El espacio geométrico hace abstracción
de toda la variedad que nos es impuesta por la naturaleza dispareja de nuestros sen-
tidos; nos encontramos con un espacio homogéneo, universal, y sólo por esta nueva
característica del espacio pudo llegar el hombre al concepto de un orden cósmico único,
Del espacio al territorio y al lugar y viceversa 39
sistemático” (p.76).
17
Uno está tentado de decir social, política, cultural, etc., pero cuando digo territorial
abarco todas esas facetas, aspectos y funciones del espacio definido como territorio.
18
Como veremos más adelante, incluso, ambos son confundidos y usados hasta como
sinónimos.
40 Territorios y espacialidades
uno-se-ubica en lo que podríamos determinar como los “límites” de una región a otra
no hay certeza absoluta ya de dónde vienen tales o cuales “influencias”. A nivel lin-
güístico se denominan zonas diglósicas.
Del espacio al territorio y al lugar y viceversa 41
20
Cuando en el Perú, en los varios intentos de regionalización se intentó crear la re-
gión Libertadores-Wari, que debía incorporar a los departamentos de Huancavelica,
Ayacucho e Ica, ninguno cedió y se frustró.
21
El pensador peruano Mariátegui (2002) señala esta implicación: “Una región no
nace del estatuto político de un Estado. Su biología es más complicada. La región tie-
ne generalmente raíces más antiguas que la nación misma. Para reivindicar un poco
de autonomía de ésta, necesita precisamente existir como región” (p. 184). Es posible
42 Territorios y espacialidades
23
A distintos niveles y aspectos, por ejemplo, podríamos encontrar esta complemen-
tariedad de la diferencia en los intercambios de productos agrícolas de las regiones na-
turales de puna y quechua en los andes, donde a cambio de papa y tubérculos menores
(oca, mashua, olluco) consiguen maíz, frutas (muy importante por el déficit de azúcar
en las zonas altoandinas). Sin embargo, de esta complementariedad, se observan con-
tradicciones entre ellos, una de cuyas muestras es que los pobladores de los valles
llaman chutos a los indígenas de las zonas altas, adjetivo sustantivado que designa una
condición casi salvaje.
24
Es posible que algunos de estos sectores o aspectos no tenga la fuerza que los em-
place en las mismas áreas que las otras, por ejemplo, el poder de una clase emergente
y dominante no llega hacia los confines donde sí llega la cultura regional, como el
consumo musical o la gastronomía.
44 Territorios y espacialidades
La misma forma dialectal del quechua, una notable unidad folklórica musical
—aunque de entraña asaz variada por acentos provinciales—; una ar-
quitectura popular de procedencia hispánica pero muy aclimatada, cuya
característica más sobresaliente es el amplio corredor cuyo techo aparece
sostenido por columnas de madera de base de piedra de diseño y forma
muy característicos; el danzante de tijeras; las andas ornadas de cenefas y
aparatos muy barrocos de cera. (Arguedas, 1983, p. 152).
25
El huayno, si bien puede considerarse generalizado en la región andina del Perú,
tiene variaciones regionales que se corresponden en cierta medida con los territorios
ocupados por cada variación dialectal del quechua. Al fusionarse con la cumbia, ya como
chicha, se extiende hacia las regiones naturales de la costa y la selva.
Del espacio al territorio y al lugar y viceversa 45
26
Por ejemplo, por utilidad pública o “nacional”, pueden sus tierras ser expropiadas
para ser entregadas a las transnacionales mineras, petroleras o para la construcción de
megaproyectos. El entonces presidente del Perú, Alan García, llamó “perros del hor-
telano” a los indígenas de Bagua, quienes defendían sus tierras ante un megaproyecto
que trastocaría la ecología del área que habitan en la Amazonía.
27
Hay algunos que manifiestan que la escala no importa; sin embargo, habría que
remarcar que, si bien la dimensión considerada es relativa, siempre será mayor que la
localidad o comunidad, es más, debe incorporar la articulación de varias localidades y
sentir el influjo de un centro de poder: político, económico, social, cultural y afectivo.
28
Entrecomillo “paradójica” porque quiero visualizar el carácter de clase que tiene el
Estado, lo que lo hace compatibilizar, “naturalmente”, con los intereses del capitalis-
mo neoliberal.
46 Territorios y espacialidades
Cada calpulli estaba formado por familias que se vinculaban entre sí por
vecindad, tenencia conjunta de la tierra, fuertes obligaciones de coopera-
30 Los huancavelicanos, en especial los políticos y empresarios, se han negado a per-
tenecer a la probable región Ayacucho-Chanka, salvo que esta región tuviera como
su “cabecera” (capital) a la ciudad de Huancavelica, que es su capital departamental.
31
Por falta de espacio en el artículo, no me detengo en esta escala.
32
La caracterizo como noción y concepto, porque es noción en el uso cotidiano y con-
cepto cuando se la usa en contextos académicos. Como noción se la habita también con
el sentimiento —es una emosignificación— y como concepto, mediante una definición
racional lo más rigurosa posible.
48 Territorios y espacialidades
Territorialidad y poder
33 Es obvio que el control no es siempre efectivo ni riguroso: las migraciones clandes-
tinas, así como los desplazamientos de refugiados ponen en entredicho esta capacidad
o facultad.
50 Territorios y espacialidades
34
Aquello que como un dispositivo interior nos hace hacer las cosas naturalmente, sin
pensarlo.
35
Ver Vergara y Rovira, 2010.
Del espacio al territorio y al lugar y viceversa 51
36
Me gusta esta forma colombiana de expresar la emosignificación que interpreta la
rigurosidad y la afección o compromiso.
37
La palabra puede ser polisémica, en el concepto se busca claridad, precisión.
52 Territorios y espacialidades
que ocurre en la academia. Una primera cosa que debo decir es que
lugar, localidad y región son formas territoriales, son expresiones de
territorialidad ejercida en diferentes escalas, que se diferencian por su
tamaño, por su extensión, aunque no por ello se queda en lo cuantita-
tivo, como veremos más adelante.
Viendo ya las confusiones académicas, por ejemplo, David Har-
vey, hace uso indistinto de las categorías de lugar y territorio (en este
caso en su forma local), pues nomina alternativamente lugar a la locali-
dad como a la región. Por ejemplo, al relatar un incidente en un condo-
minio en Baltimore señala que, luego de que en Guilford (Baltimore)
ocurriera un asesinato de una pareja, dos médicos retirados, de 80
años, la “comunidad” propuso cercarla hacia la zona donde habitaban
negros y de menores ingresos, pero no hacia el oeste y el norte, donde
habitaban blancos de clase más alta; en este contexto, surgió el debate
por las “divisiones raciales y de clase”, obviamente expresadas en te-
rritorios. Harvey (2010) concluye que, en dicha perspectiva, “el lugar
debía protegerse de los factores incontrolables de la espacialidad”38 (p.
20, cursivaa mía). Lo interesante de su descripción, a pesar de su con-
fusión, es que destaca que la modulación del espacio se presenta como
política (producto de deliberación) y al reflexionar señala:
38
Remarco que para mí, uno de los propósitos de este texto, que señalo desde el
principio, es concebir el espacio como lo desconocido o lo aún no modulado o delimitado.
Bauman lo ejemplifica bien al describir las dos formas en que se trasladó del aeropuer-
to al hotel y de éste al aeropuerto; la primera vez conducido en el automóvil de una
“docente joven, hija de una pareja local de profesionales educados y ricos” y la segun-
da, en un taxi. Él señala bien la diferencia de los mapas que guiaron sus recorridos: “La
afirmación hecha por mi guía, que me había asegurado que no había manera de evitar
el tráfico del centro, no fue falsa. Fue sincera y fiel a su mapa mental de la ciudad en
la que había nacido y en la que vivía desde entonces. Ese mapa no tenía registro de las
calles de los ‘barrios bajos’ por los que me llevó el taxista. En el mapa mental de mi
guía sólo había, pura y simplemente, un espacio vacío” (Bauman, 2006,p. 112, cursivas
mías). Los territorios del taxista son el espacio de la joven docente.
Del espacio al territorio y al lugar y viceversa 53
39
Así como la duración es una categoría central del estudio del tiempo, así la extensión
refiere a la modulación del espacio. Su delimitación en el estudio no siempre es fácil
por las complejas relaciones que soporta, contiene y proyecta. Si observamos sólo este
último término, proyecta, veremos que no son sólo las relaciones que los habitantes del
territorio las que importan, sino también refiere a los condicionamientos estructura-
les, sistémicos, institucionales y contextuales (espacio-temporales) de dichas formas
de habitar, que, metaforizando, diríamos, “vienen de afuera”, aunque esta afirmación,
obviamente, es sólo una figura, porque el “sistema”, está “adentro”, a su manera pecu-
liar: lugareña, localizada, regional.
Del espacio al territorio y al lugar y viceversa 55
40
Esta aparente o real confusión viene de otra: confundir el proceso (localización) con
el producto de este proceso (lugar). Sería equivalente a confundir con territorialidad con
territorio.
56 Territorios y espacialidades
42 Lo que no impide que funja como marco (Halbwachs, 2004) para otras prácticas,
además para rememorar, añorar, ensoñar, incluso a la distancia.
58 Territorios y espacialidades
43
La categoría emosignificación refiere a la “fusión” de significación y emoción ya sea
a nivel individual (exaltación, indignación, sumisión, etc.) o colectivo (comunitas, ren-
cor social). No es un proceso que se genere concientemente, generalmente puede ser
irruptivo o permanente: la rabia frente a un abuso de poder o se puede habitar como
tranquilidad que deviene del apego, la felicidad que viene del amor (Vergara, 2003, 2010
y 2013).
44
Pongo en cursivas esta palabra para significar que la agregación juvenil permanece
durante un tiempo, que allí refiere su identidad grupal frente a otros grupos, que en
este espacio acotado están, hacen y se sienten comunidad emocional.
Del espacio al territorio y al lugar y viceversa 59
Referencias
ca de la Revista de Occidente.
Van Young, E. (1997). Haciendo historia regional: consideraciones me-
todológicas y teóricas. En Pérez, P. (comp.), Región e historia en
México. (pp. 99-122). México: Instituto Mora.
Vergara, C. A. (2003). Imaginarios y símbolos del espacio urbano. Québec,
La Capitale. México: Conaculta, inah, aieq.
— (2013). La inscripción del tiempo en el espacio. En Nates, B. (coord.),
Enfoques y Métodos en Estudios Territoriales. (pp.69-95). Manizales: re-
tec, Universidad de Caldas.
— (2013). El palimpsesto como dispositivo de re-presentación del territorio,
ponencia presentada al XII Seminario Internacional sobre Territo-
rio y Cultura, San Agustín Huila, retec.
— (2014). El re-descubrimiento del territorio en el conflicto, ponencia pre-
sentada en el XIII Seminario Internacional sobre Territorio y Cul-
tura, retec.
LA CALLE: TÁCTICA VITAL
Y PLACE MAKING GUBERNAMENTAL
…el que toma una calle no necesita, en principio, de una mano que le guíe
y oriente; no la toma con temores de explorador sino que antes suele quedar
fascinado por la alfombra del monótono asfalto que se despliega ante él.
Walter Benjamin, 2013, París
Umbral
Pablo Gaytán Santiago. Doctor en Ciencias Sociales, Profesor Investigador del De-
1
Cada mañana que abro los párpados, lentamente la luz del día se hace
entre armonías de un trino urbano lejano, que decae o toma fuerza
conforme el instante eterno transcurre. De frente a mi nubentana co-
tidiana, según el día, la temporada o su artificial estado de humor, la
ciudad emerge entre humo, cromas naranjas, azules o tonos grises; al
poniente, la ciudad siglo xxi ha dejado atrás los miasmas acumulados
en los antiguos basureros de Santa Fe; al oriente, la luz rasga la cúpula
de los azul-gris de un cielo que no desea separarse de los contamina-
dos y salitrosos charcos del exlago de Texcoco. En el instante eterno
del amanecer, las aves metálicas que aterrizan se hunden en la línea de
fuga sobre el suelo que desaparece mientras el sol camina venciendo la
modorra suburbana.
Al norte, ha desaparecido el domo del Toreo de Cuatro Caminos
para darle paso a la tríada de cristal y hormigón formado por el girato-
rio Hotel de México, la postmoderna Torre Mayor, la neocolonial Torre
bbv-Bancomer y la rebanada Torre Reforma, que han dejado fuera de
cuadro a la Torre Pemex, enunciando por sí misma la transnacionali-
zación territorial de la ciudad de México. Desde el sur alto; instalado
en mi Cinosargo como si fuera un Diógenes humeante, veo a los ojos
a la ciudad viviente que refleja millones de urbanitas que van de prisa
para llegar a ningún lado. Leo sobre un espectacular: conspiremos con
la palabra
Vuelvo abrir los ojos para rasgar el telón contaminante al verti-
ginoso ritmo de Stravinsky como águila que cae sobre el asfalto, para
convertirme en uno más del colectivo joven cuerpo urbanita. Ahora
deambulo entre el vértigo inmóvil de la ciudad, en donde mi percep-
ción no es la suma de los datos visuales, táctiles o audibles, sino la
La calle 65
manera total con mí ser, que les habla a todos mis sentidos a un mismo
tiempo. Mi cuerpo se funde con la ciudad, en la red asfáltica atestada
de signos desorientadores, por donde derivo entre pisadas homogé-
neas, todas iguales a una, una iguales a todas.
Vuelvo la mirada hacia los reflejos de los edificios de cristal, en
donde me encuentro con la mirada congelada de alguna escultura,
vago entre cornisas y contornos, hasta llegar a las telarañas perdidas
del vecindario sobre la azotea de un centenario edificio a punto de de-
rrumbarse al igual que sus jubilados habitantes. Solo ha sido un con-
toneo terrenal. Mantengo los ojos bien abiertos. Allí, el grito silencioso
de los jóvenes tlacuilos ha escrito Somos la plata encantada, oxidada y
nacarada/Somos el sentido y el sinsentido, la vuelta agresiva e imaginativa
en powerline y brillos del ser uno mismo/Rebeldes contra la miopía vestida de
autoridad.
El cuerpo de la ciudad es el cuerpo de sus habitantes. Miro zonas
infantilizadas, otras juvenilizadas, unas más, en reserva, algunas en
constante renovación, las más, son derrumbadas por la fuerza del bul-
dozer inmobiliario o cremadas por el fuego clandestino de los hombres
del dinero. ¡El cuerpo-ciudad es una mercancía que se renta o se vende!
Sobre ese territorio en especulación, los cinceles de spray del anónimo
colectivo urbanita han escrito Somos realistas delirantes, real-visceralistas
que tatuamos las calles, las plazas, los resquicios/Somos las sombras destellan-
tes que claman transgresiones/…a pesar del ojo vigilante.
Fundido en ella, en el cuerpo-ciudad, la mirada de este cuerpo ya
no puede ocupar la plaza pública, se lo impiden los cuerpos del ar-
gos-autoritario, el making place de los urbanistas temáticos, los cuerpos
virtuales que ofrecen la figura de temporada, los cristales que opacan
la vida misma, las carpas digitales que velan los símbolos comunita-
rios, las luces engañosas de la fama instantánea, los fractales que dis-
traen al cuerpo-mente, que ahora tropieza con el último ornamento
burocrático impuesto por el régimen urbano. Puede ser un holograma
en honor al tirano, una escultura de bronce bañada en ácido, una co-
lumna de luz que traga millonarias cantidades de dinero, objetos, los
cuales, representan el mal gusto de los hombres del gobierno urbano.
Asimismo relatan las anécdotas de la fauna fantástica de la burocracia
del arte urbano, de la cual huye este cuerpo fundido en el metal y el
66 Territorios y espacialidades
concreto suburbanos. Piel rugosa sobre la cual, los guerreros del verbo
anónimo escriben imágenes poéticas, eslameras, sucias e ilegales: ¡somos los
antihéroes de la sobredosis/somos la catástrofe sin sentido!
El cuerpo se fragmenta en un solo, en un individualismo de masas
que fluye con armadura hecha de prótesis auditivas, oculares, corpora-
les para no tocarse ni mirase con el de junto; es el cuerpo solipsista del
yo-smart. Solo, el cuerpo joven existe para sí mismo en su selfi o como
espejo de los otros. In-material cuerpo que se expande en el ambiente
como si fuera una conciencia cremada en el horno de los signos mer-
cantiles y la actualidad. Junto a ese cuerpo juvenilizado, el cuerpo tam-
bién disiente, se aleja, se invisibiliza para vivir en las llanuras urbanas,
en los escondrijos, en las coladeras a flor de piel de concreto, cuerpo
que con su mirada se encuentra con otras miradas para crear otro mun-
do suburbano; paralelo, configurado en afinidades, en diferencias, en
memorias, sonidos, rituales de paso, o en escrituras que claman justicia
y un lugar en la plaza alisada. Es el cuerpo que mira a los otros cuerpos
en el cuerpo-ciudad, que busca realizar aunque sea por unos instan-
tes sus deseos, sea en algún proyecto que prefigure lo que quisiera
ser como individuo-colectivo, sea como colectivo-individuo, no para
la posteridad, sino para el aquí y ahora, como si estos fueran sombras
fosforescentes que huyen de los celadores de sueños en medio de las
llanuras urbanas. Encontrando siempre otros ojos que desean cambiar
la ciudad, el mundo. Vuelvo a cerrar los ojos en eterno flujo vital, para
dar lugar a otra luz: la interna.
La calle es de todos
Si bien es cierto que la calle es un espacio “de todos”, en ella, los jóve-
nes derivan sin saber qué encontrarán a la vuelta de la esquina; tal vez
la aventura o la represión.
La arteria pavimentada por el azar, tal vez, los conduzca a un pe-
riplo sin fin o una salida rápida al tan escaso futuro, nada es seguro
sobre las tatuadas banquetas, escenario de incidentes, asaltos, aganda-
lles de la pandilla vecina, balaceras impredecibles, accidentes de trán-
sito, baches, topes sin fin, señalizaciones desorientadoras, obstáculos
La calle 67
El colectivo en la calle
ca habría que recurrir al poeta Paul Valéry quien en la década del trein-
ta del siglo pasado visualizó la “distribución de la realidad sensible a
domicilio”, esto es, cuando los sonidos de la calle mueren lentamente
en medio de los avances tecnológicos y leyes que promueven una su-
puesta sustentabilidad ambiental.
En mi opinión, fenecen los movimientos líricos del alma colectiva,
aquellos que fueron alimentados por las bocinas a todo volumen en
las esquinas; los días de fiesta; las improvisadas pistas de baile de los
tíbiris de los setenta; o cuando la calle era ocupada por sonideros de
música tropical y afroantillana. En ese espacio social, los ondulantes
cuerpos populares se disolvían rítmicamente de forma colectiva, un
cuerpo de identidad mestiza que configuraba la condición sónica de
la vida urbana. En aquella aguerrida década se decía que la música
popular es cultura porque fluía rítmicamente la identidad de la colonia
o barrio.
La sonografía de las diversas colectividades urbanas creció des-
de entonces en los lugares donde la banda escuchaba y danzaba rock
urbano; en las pistas tecnificadas con luz y sonido del naciente high
energy; en las calles alegres del tíbiri; en las plazas donde se escucha-
ban sones huastecos; en las danzas de mexicatiuahuis con teponaztles
y caracoles; en los carnavales del barrio; en los bailes populares donde
se escuchaba desde un taconeo regional hasta una estridente guitarra
eléctrica del grupo de rock barrial. Los sonidos coloreaban la vida co-
tidiana de barrios y plazas populares. Las ondulaciones y frecuencias
nacían y morían en las calles y barrios que aún vemos en algunas zonas
urbanas. Rapsodia de fragmentos de las vidas amorosas o ahogadas
del transcurrir colectivo, por donde aún desfilan miradas, accidentes,
sorpresas, naufragios, deseos, complicidades, protestas, peligros, hue-
llas, risas, sueños y utopías a veces acompasas por la violencia de los
rituales de iniciación.
Sónica vida colectiva que va desapareciendo junto con las mi-
croempresas culturales populares (sonidos y grupos de música de
cualquier género) quienes mantenían la cultura del uso común del es-
pacio público. Donde los rituales, la iniciación corporal, los juegos y el
hedonismo colectivo esbozaban la memoria oral y musical en una dan-
za popular que está por extinguirse. Junto a las descargas de música en
74 Territorios y espacialidades
2
Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal. Última Reforma publicada en la Gaceta
Oficial del Distrito Federal el 18 de diciembre de 2014. Recuperado de http://www.
aldf.gob.mx/archivo6281984ec3e57f452e875c0815dbdb32.pdf
La calle 75
Esquina
Referencias
Introducción
1
Maestrante en Desarrollo Económico y Cooperación Internacional, en el Centro de
Estudios del Desarrollo Económico y Social, de la Facultad de Economía en la Benemé-
rita Universidad Autónoma de Puebla. ([email protected])
79
80 Territorios y espacialidades
El acto de participar puede ser visto como dar vida a espacios existentes
así como crear nuevos espacios y crear nuevas formas sociales con su
propio impulso e ímpetu. Los espacios para la participación pueden en-
tonces ser pensandos en términos abstractos como las formas en que po-
drían concebirse o percibirse las oportunidades para involucrarse y, más
concretamente, en términos de los sitios concretos que son ocupados y
animados por ciudadanos (Lefebvre, 1991, en Cornwall y Gaventa, 2003,
p. 2).
2
De acuerdo a Manuel Antonio Baeza (2003), los imaginarios sociales son múltiples
y variadas construcciones mentales (ideaciones) socialmente compartidas de signifi-
cancia práctica del mundo, en sentido amplio, destinadas al otorgamiento de sentido
existencial.
84 Territorios y espacialidades
ya que los niños y las niñas aún no alcanzan ese estado de madurez
para organizarse, pues bien, esta idea de la infancia necesitada de pro-
tección y guía también es herencia de la modernidad, lo que conlleva
a invisibilizarlos como sujetos capaces de realizar o no acciones que
modifiquen el espacio en el que habitan.
Es necesario señalar que habitar también debe ser comprendido
en amplia medida; habitar no significa sólo el hecho de tener un lu-
gar donde dormir, habitar significa estar y vivir en los diferentes es-
pacios en los que nos podemos mover considerando nuestros propios
roles, en caso de los niños y niñas, que han sido reducidos a espacios
domésticos y relegados a pocos espacios públicos siendo invisibiliza-
dos de esta forma (Contreras y Pérez, 2011), sin embargo, no significa
que los niños y las niñas no sean capaces de transformar su realidad a
través de la participación.
segregando a los niños y niñas como meros sujetos que sólo pueden
“hablar” de algunas cuestiones sin proponer algo real, si reconocemos
que la niñez tiene más potencialidades que limitaciones, que no sólo
tienen la “capacidad de comprender esta realidad y reflexionar sobre
ella para poder adaptarse o transformarla” (Shabell, 2013, p. 164).
Los niños y las niñas son seres racionales a la vez que emotivos,
dado que “ellos miran con curiosidad la realidad, se abren a la viven-
cia y acceden más directamente a lo que acontece, porque están más
dispuestos que los mayores a asumir lo inédito y lo indeterminado.
Permiten que su experiencia se manifieste dentro de una apertura que
concibe un vaivén constante entre lo posible y lo imposible, lo real
y lo imaginario” (Corona y Morfín, 2001, p. 33), que va más allá del
razonamiento, es decir, en función de las emociones y sensaciones, y
dirigido a la reproducción o construcción de las mismas o nuevas sig-
nificaciones respecto a su relación con la naturaleza y con los propios
adultos.
Pensemos entonces en abrir el marco de la participación, de la in-
clusión de los niños y las niñas al pensar en alternativas en contra de
la lógica del mercado y a favor de las necesidades sociales, recordemos
que los adultos de ahora fueron/fuimos niños antes y que los niños
de ahora serán adultos después, es decir, la categoría de edad ha sido
dada por la sociedad pero en el fondo somos personas, tal como refiere
José Sánchez (2004):
Conclusiones
Referencias
Recuperado de http://www.psicoperspectivas.cl
Villoro, L. (1992). El pensamiento moderno: Filosofía del Renacimiento.
México: Fondo de Cultura Económica.
VULNERABILIDAD Y DEFENSA DEL PAISAJE SO-
CIO-CULTURAL DE LA SIERRA NORTE DE PUEBLA
Introducción
⁴ (Traducción del original en inglés: The indigenous territory idea involves more than
recognition of land ownership; it means acceptance of a cultural use. It is territory in which the
indigenous people have power and a right to autonomy in respect of the use and development of
the territory). (coleccion.educ.ar/colección, 2000)
100 Territorios y espacialidades
Los proyectos extractivos devastarían las montañas, los ríos y los bos-
ques; además, se contaminarían la tierra y el agua con explosivos y sus-
tancias como el cianuro para la minería o el cóctel de 600 químicos que
utiliza el fracking para extraer gas y petróleo (cada pozo utiliza entre
nueve millones y 30 millones de litros de agua). El cianuro mata inme-
diatamente a los humanos y a los animales y los químicos del fracking
provocan cáncer y enfermedades congénitas (algo ya comprobado en Es-
tados Unidos) (Ramírez, 2014).
La respuesta comunitaria
Foto 6. Sexta Asamblea Informativa por la Defensa del Territorio contra Minas,
Hidroeléctricas y la Privatización del Agua, Atotocoyan, Yaonáhuac, 2015.
Fuente: Lajornadadeoriente.com
Dicen e invitan los miembros del Órgano Técnico del cotic en las
muchas asambleas en las que intervienen:
110 Territorios y espacialidades
Conclusiones
Referencias
Introducción
1
Doctora en Arquitectura con especialidad en Restauración de Sitios y Monumentos
por la Universidad Autónoma “Benito Juárez de Oaxaca” (uabjo). Profesora investiga-
dora, tiempo completo en la buap, Perfil prodep. Líneas de investigación: Teoría e His-
toria de la Arquitectura, Conservación y Sociedad. Integrante del Cuerpo Académico
268 en Procesos Territoriales buap.
² Doctor en Arquitectura con especialidad en Restauración de Sitios y Monumentos
por la uabjo. Profesor investigador, tiempo completo en la buap. Perfil prodep. Líneas
de investigación, Teoría e Historia de la Arquitectura, el urbanismo, y los procesos
territoriales. Integrante del Cuerpo Académico 268 en Procesos Territoriales buap.
³ Liliana Olmos Cruz Licenciada en Diseño Urbano Ambiental fa-buap. Profesora
investigadora, medio tiempo en la Facultad de Arquitectura buap. Colaboradora del
Cuerpo Académico 268 en Procesos Territoriales buap.
115
116 Territorios y espacialidades
Enfoque
turísticos de sol y playa que abarca gran parte de las costas del terri-
torio nacional; destacan los grandes complejos turísticos de Cancún,
Mazatlán, Acapulco, Puerto Vallarta, Ixtapa- Zihuatanejo, Los Cabos,
entre otros.
El turismo cultural por su parte basado se enfoca a las zonas ar-
queológicas, que corresponden a las culturas prehispánicas, a las ciu-
dades coloniales, en especial las diez ciudades denominadas que están
inscritas como patrimonio de la humanidad, recientemente se integran
los Pueblos Mágicos distribuidos en todo el país y finalmente los par-
ques nacionales. Es en el turismo cultural donde se ubica nuestro ob-
jeto de estudio.
Para el turismo cultural, la Secretaría de Turismo de México (Sec-
tur) ha desarrollado programas de impacto nacional, entre ellos uno
que tiene que ver fundamentalmente con las ciudades coloniales y pa-
trimoniales como se presenta a continuación.
Acciones adicionales
El sitio de estudio
Competitividad de Puebla
respecto a otras ciudades patrimonio de México
Consideraciones finales
Referencias
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loniales
http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lar/priesca_d_m/
capitulo2.pdf.
Otros
Introducción
El objetivo de este texto es mostrar que las prácticas religiosas que rea-
lizan los creyentes y seguidores, en algunas ocasiones en el año, del
Señor de las Maravillas y de la Santa Muerte expresan no sólo sus ex-
periencias religiosas, sino una serie de conflictos, tensiones y disputas
en el espacio urbano del Centro Histórico de la ciudad de Puebla.
La diversidad de prácticas religiosas que realizan los creyentes
de ambas entidades sagradas se expresan en la calle en términos casi
espectaculares debido, entre otras cosas, al número significativo de
personas que participan en ellas, el tipo de acciones culturales que rea-
lizan, la forma de expresarse ante los “espectadores” en la calle, entre
otras prácticas; en donde la calle se convierte en un escenario, además
del impacto que dichas elaboraciones culturales tienen en el ámbito
urbano, las cuales alteran tanto la vida cotidiana como las vialidades
de la zona mencionada. Igualmente, con las prácticas religiosas en las
calles del centro histórico poblano, aparecen dos tipos de discursos
y narrativas que se enfrentan y se oponen, por una lado, el discurso
hegemónico religioso que está basado en una serie de costumbres y
tradiciones de tipo católico expresada en la institución eclesiástica y
el discurso que emiten los creyentes y seguidores de ambas imágenes
religiosas en donde las prácticas plantean una narrativa menos insti-
1
Doctor en Antropología, profesor investigador titular de tiempo completo del Cole-
gio de Antropología Social de la buap. ([email protected])
133
134 Territorios y espacialidades
Un breve contexto
Las prácticas religiosas que llevan a cabo los creyentes y seguidores del
Señor de las Maravillas y de la Santa Muerte son consideradas como
procesos culturales en curso y que expresan un momento inarmónico
en el contexto de la vida cotidiana que se vive en el Centro Históri-
co de la capital poblana, porque se manifiestan de manera pública y
de irrupción tensional en la calle y otros espacios públicos como las
plazas, pero también emiten una narrativa religiosa alternativa a la
normatividad de la institución eclesiástica. A partir de lo expuesto, se
considera factible entender desde este momento a las prácticas reli-
giosas como dramas culturales y sociales. Dicho término se va a utilizar
siguiendo los argumentos del antropólogo escocés Turner (1998) y de
Díaz (2014). Este último elabora una interpretación y una exposición
de la utilidad de varios de los argumentos del antropólogo de la es-
cuela de Manchester, además de su potencialidad, y que nos parecen
pertinentes para este texto. Sin más rodeos, el antropólogo Díaz Cruz,
siempre siguiendo a Turner, indica que la vida humana se caracteriza
Cultos: el Señor de las Maravillas y la Santa Muerte 137
² Se piensa que el término de drama social es central en toda la obra de Victor Turner,
por lo que, desde nuestra perspectiva, existen muchas formas de describirlo en la obra
de Turner. Se han tomado algunas referencias del antropólogo mencionado, siguiendo
el sugerente texto de Díaz (2014): “Los dramas sociales son una unidad de descripción
y análisis de procesos sociales en conflicto, esto es, de puesta en juego, operación y
exposición de relaciones de poder. Por tanto, y en la medida en que tal es su objeto
de estudio, los dramas sociales no necesitan partir del supuesto de la existencia de
culturas, sociedades, lugares o instituciones discretas, delimitadas” (p. 62). De una
obra del propio Turner, Díaz (p. 63) resalta la siguiente anotación, la cual es pertinente
como reflexión general y punto de partida sobre el asunto y que fue tomado de un
texto de Turner precisamente de 1982 denominado From ritual to theatre. The human
seriousness of play, paj publications, New York: “En las sociedades modernas, los dra-
mas sociales pueden ascender de un nivel local a revoluciones nacionales o adoptar
desde el principio la forma de una guerra entre naciones. En todos los casos, desde el
nivel familiar y comunal hasta el conflicto internacional, los dramas sociales revelan
los planos <subcutáneos> de la estructura social, ya que cada sistema, desde la tribu
hasta la nación y los campos de las relaciones internacionales, están compuestos por
muchos grupos, categorías sociales, estatus, roles, ordenados en jerarquías y dividi-
dos en segmentos. En las sociedades de menor escala existen oposiciones entre clanes,
subclanes, linajes, familias, grupos de edad, asociaciones religiosas. En nuestras socie-
dades industriales, los habitantes están familiarizados con oposiciones entre clases,
subclases, grupos étnicos, sectas y cultos, regiones, partidos políticos y asociaciones
basadas en el género, la división laboral y la edad relativa”. Por otro lado, “El drama
social se propone también revelar el carácter individual, el estilo personal, la destreza
retórica, las diferencias morales y estéticas, las narrativas en competencia que en él se
van enunciando, la toma y ejecución de decisiones, la instrumentación de estrategias
en situaciones conflictivas. En los dramas sociales el clima emocional de los actores es
138 Territorios y espacialidades
Conclusiones
Referencias
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Díaz, R. (2014). Los lugares de lo político, los desplazamientos del símbo-
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CETRO Y PLATO: APROPIACIÓN Y SIGNIFICACIÓN
DEL TERRITORIO SOCIORRELIGIOSO
DE LOS DIEZ BARRIOS DE SAN PEDRO CHOLULA
El territorio sociorreligioso
⁵ El templo no circular pero que aglutina a los diez barrios más importantes en el te-
rritorio es la Parroquia de San Pedro, sin embargo, al ser esta sede central oficial de la
iglesia católica para dicha circunscripción, y al no hallarse directamente empoderada
por el sistema de cargos, su entidad numinosa no cuenta con cetro y plato.
Territorio sociorreligioso en San Pedro Cholula 159
Consideraciones finales
Referencias
Introducción
³ La tesis es titulada La dialéctica del encierro: entre el espacio vivido representado y el espa-
cio institucional en la Fundación para adultos mayores Gabriel Pastor.
174 Territorios y espacialidades
4
Dato tomado de la página web de la Fundación Gabriel Pastor.
⁵ Existen varios ejemplos de adultos mayores abandonados, tal es el caso de la señora
“Esperancita”, como le llaman, quien tiene pocas visitas de sus familiares y al hablar
con ella lo primero que menciona es el olvido que sufre por sus hijos, además de cons-
tantemente mencionar que desea volver a su casa.
Movilidad senil en situación de encierro 177
Por otro lado, están los residentes que afirman sentirse mejor vivien-
do en Gabriel Pastor, pues tienen cuidados adecuados, compañía de
otros adultos mayores, son cubiertas sus necesidades de alimentación
y aseo, cuentan con actividades recreativas y terapias, entre otros be-
neficios que ofrece la institución.
A manera de conclusión
Referencias
íbamos a matar las golondrinas, no, nomás nosotros, toda la gente íba-
mos. Nos levantábamos a las dos de la mañana, íbamos a amanecer allá.
Allá vamos con el carrizo para poder golpear. Como salían bien bajito,
como tienen su tiempo esos pájaros tiernitos, ya acabando de que salgan
los tiernitos, dura unas dos horas, después se paran y salen hasta las
nueve los más macizos.
6 Un año después este funcionario renunció a su cargo al mismo tiempo que fue acu-
sado de evasión fiscal por 500 millones de pesos.
196 Territorios y espacialidades
para ir uno a ver el Sótano, tiene que pagar. Mas antes no, iba mucha
gente a visitar, ahora no van para allá. Nada más para ellos es el dinero,
ni para el barrio ni la comunidad. Hace unos años el presidente del co-
mité de la Unión de Guadalupe se aventó dos casas de dos pisos. Tienen
mejores cosas que los gringos, viene dinero de otros lados, dicen que
tienen puros dólares. Se hicieron ricos con el Sótano pero se van a venir
muriendo y eso se va quedando.
Cuenta don Bonifacio que en los años sesenta, cuando los primeros pa-
racaidistas comenzaron a descender hasta la profundidad del Sótano,
no permitía la intromisión de los vecinos de la comunidad: “nosotros
Desacralizando el territorio 199
Conclusiones
Las tensiones de los mundos en relación
viven, cómo dicen cosas en sus dialectos, hay unos que se visten como
indios”.
Puede advertirse que las políticas inherentes al turismo en la
Huasteca potosina, no sólo se cosifica y se esencializa el territorio, sino
las personas que lo habitan con todo y los conocimientos que poseen,
de ahí que éstos sean referidos como “vivencias místicas” dispuestas
para ser presenciadas y experimentadas por el turista.
En las políticas del turismo en la región las premisas de conserva-
ción del territorio suelen ir de la mano de las acciones para preservar
y fomentar las “costumbres indígenas”, pues mientras el territorio se
oferta como una “maravilla natural”, las segundas se proponen como
reminiscencias de un pasado que se ha conservado casi de manera in-
tacta. Entre más prístinas parezcan dichas prácticas, más exóticas y,
por lo tanto, más atractivas resultarán ante los ojos de los espectadores.
Estas estrategias, lejos de resolver los problemas de marginación
de los indígenas de la Huasteca potosina y de impulsar el desarrollo
regional, sólo están creando una mayor desigualdad entre los presta-
dores de servicios y entre quienes viven al margen de la actividad tu-
rística; entre las comunidades que saben capitalizar de mejor forma sus
“costumbres y tradiciones”, preservando unas e inventándose otras,
resultando económicamente mejor favorecidos en comparación con
quienes no portan los trajes tradicionales, ni les interesa hablar teenek
frente a los extraños, y por lo tanto, quedan excluidos de los supuestos
beneficios de la actividad turística. Hay así una diferencia ontológica
abismal entre pensar al Sótano como el corazón del mundo y entre
pensarlo como un monumento que atrae ingresos a la región.
Referencias
4 Los horarios a los cuales responden los desplazamientos que se realizan en servicios
públicos de transporte se consideran poco responsivos, delimitan otras situaciones de
inseguridad por la poca afluencia de personas en horas valle, siendo la seguridad en
los desplazamientos un factor de diferencia altamente relacionado con el género. Aun
esto, la accesibilidad se garantiza a través de diseños universales sin importar las ca-
racterísticas físicas de estatura o fuerza física, entre otras.
Espacio público urbano con perspectiva de género 209
Referencias
Introducción
Territorio y Migración
nes territoriales que marcan la atención hacia “el sentido del lugar” y
el “ser del lugar” como una forma de conexión entre espacio y espíritu
del sujeto.
De tal forma, una evocación del territorio, entendida como la
construcción retórica destinada a diseñar su connotación significati-
va, nos lleva a observar las diferentes manifestaciones que pueden ser
simbolizadas para crear una notoriedad (u ocultar) los lugares hacia
su construcción y permanencia más allá de las fronteras físicas. Prosi-
guiendo con Debarbieux (1995), los atributos que puede tener el terri-
torio para su significado parten de una convencionalidad que hacen
que signifique algo. Esto es, partiendo del hecho de que la significación
de las representaciones que los sujetos realicen de un determinado lu-
gar, podrán montar no sólo el significado de ellas, sino que crearán di-
versas expresiones de eso que se representa; se conciben alegorías que
sirven para crear representaciones y significados de los lugares, como
lo pueden ser las imágenes expresivas que acompañan los recuerdos
del territorio que se dejó o se pasó en la migración.
El territorio visto a través de la memoria sobrepasa su tiempo y su
espacialidad, puede ser revisitado, vivido y sobre todo pensando en
función de un anclaje con uno o más lugares, como se menciona en la
toponimia de Tuan (2007), anteriormente referida.
A través de los recorridos de los migrantes, su ir y venir, el estar
en dos territorios distintos con una multiplicidad de elementos que
les otorga su singularidad y sus propios significados, va marcando un
proceso en el cual la memoria anima los rincones que se han dejado
en el olvido por el paso del tiempo, o que bien, tras un recuerdo, se
convierten en el portavoz de la memoria; un espiral que llamamos te-
rritorio (Piveteau, 1995, p. 120).
Tal como lo concibió el geógrafo francés Braudel (1986), la geogra-
fía, entendida como un mapa, se dibuja y redibuja en función no sólo
de realidades presentes, sino también mediante la supervivencia del
pasado; en una imagen poética muy sutil el autor menciona “[…] la
tierra está como nuestra piel, condenada a conservar las huellas de las
heridas antiguas” (Braudel, 1986, p. 25). Es justo en esa relación de pa-
sado y recuerdos que perduran, los que mueven la nostalgia, el olvido
y el devenir de la memoria hacia y con el territorio.
232 Territorios y espacialidades
[…] los murales han sido un recurso que tanto la comunidad mexicana
como algunas instituciones y artistas han estado realizado como expre-
sión artística para afirmar su presencia en el barrio. Con esta manifesta-
ción cultural hacen patente la presencia mexicana del espacio dentro de
la ciudad. Es una forma de apropiación imaginaria en espacio urbano y
real (Galván, 2013, p. 28).
Conclusión
Referencias