Justicia Militar
Justicia Militar
Justicia Militar
Según el artículo 3º del Código de Justicia Militar (en adelante “CJM”), los
Tribunales Militares tienen jurisdicción sobre chilenos y extranjeros, para juzgar todos los
asuntos de la jurisdicción militar que sobrevengan en el territorio nacional y, en ciertos
casos, fuera de éste. Los asuntos que corresponde conocer a la jurisdicción militar son los
siguientes:
a. Las causas por delitos militares, entendiéndose por tales los contemplados en el
CJM o en leyes especiales que sometan el conocimiento de sus infracciones a los
Tribunales Militares.
b. Los asuntos y delitos perpetrados fuera del territorio nacional, cuando acontezcan
dentro de un territorio ocupado militarmente por las armas chilenas; cuando se trate
de delitos cometidos por militares en el ejercicio de sus funciones o en comisiones
del servicio; y cuando se trate de delitos contra la soberanía del Estado y su
seguridad exterior o interior.
c. Las causas por delitos comunes cometidos por militares durante el estado de guerra,
estando en campaña, en acto del servicio militar o con ocasión de él, en los
cuarteles, campamentos, vivaques, fortalezas, obras militares, almacenes, oficinas,
dependencias, fundiciones, maestranzas, fabricas, parques, academias, escuelas,
embarcaciones, arsenales, faros y demás establecimientos o dependencias de las
Instituciones Armadas.
d. Las acciones civiles que nazcan de los delitos enumerados anteriormente, para
obtener la restitución de la cosa o su valor.
Este estado o tiempo de guerra, puede referirse tanto a guerra externa -entre
Estados- o interna -entre bandos de un mismo Estado-.1
En este sentido, según el artículo 73 del CJM, desde el momento en que se nombre
General en Jefe de un Ejército que deba operar contra el enemigo extranjero o contra
fuerzas rebeldes organizadas, cesará la competencia de los Tribunales Militares del tiempo
de paz y comenzará la de los Tribunales Militares del tiempo de guerra, en todo el territorio
declarado en estado de asamblea o de sitio.
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Hugo Musante Romero, op. Cit., ha señalado que la “guerra” presupone la existencia de enemigos, por lo que se acota el
estado de guerra interna a situaciones en que existan “fuerzas rebeldes o sediciosas organizadas militarmente” en virtud
del artículo 419 del CJM. Sin embargo, dicho artículo, en su literalidad, define cuándo se entiende que una fuerza “está
frente al enemigo”, frase que no se incluye en la definición de “tiempo de guerra” otorgada por el artículo 418 del CJM.
Durante la dictadura militar, la Junta de Gobierno dictó varios Decretos de Ley que
afectaron la competencia de los Tribunales Militares: el 11 de septiembre de 1973 declara
estado de sitio en todo el país mediante el DL nº3; al día siguiente, mediante el DL nº5,
aclara que el “Estado de Sitio” debe entenderse como estado o tiempo de guerra, lo que
otorga competencia a los Tribunales Militares de Tiempo de Guerra y hace aplicable la
penalidad de dicho tiempo; finalmente, el 17 de septiembre de 1973, mediante el DL nº13,
aclara el sentido y alcance del artículo 72 del Código de Justicia Militar, señalando que a
los Tribunales Militares de Tiempos de Guerra les corresponde el conocimiento de todos
los procesos iniciados con posterioridad al nombramiento General en Jefe (calidad asumida
por la Junta de Gobierno). De este modo, dichos tribunales pudieron conocer delitos
cometidos antes del 11 de septiembre de 1973, mientras que los Tribunales Militares de
Tiempos de Paz sólo continuaron conociendo las causas pendientes.2
La Justicia Militar en tiempos de paz está conformada por cuatro tribunales: los
Juzgados Institucionales, los Fiscales, las Cortes Marciales y la Corte Suprema.
Originalmente existía sólo una Corte Marcial, pero desde 1977 existe una Corte
Marcial del Ejército, Fuerza Aérea y Carabineros, con asiento en Santiago, y una Corte
Marcial de la Armada, con sede en Valparaíso. La primera está integrada por dos Ministros
de la Corte de Apelaciones de Santiago, por los Auditores Generales de la Fuerza Aérea y
de Carabineros y por un Coronel de Justicia, del Ejército en servicio activo, y la segunda
por dos Ministros de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, por el Auditor General de la
Armada y por un Oficial General en servicio activo de esta Institución. Entre otras materias,
las Cortes Marciales conocerán en segunda instancia las causas que conocieren en primera
instancia los Juzgados Institucionales que de ellas dependan.
2
Jurisprudencia: Delitos contra la Seguridad del Estado”, Tomo II: Consejos de Guerra, Volumen 1, Arzobispado de
Santiago - Vicaria de la Solidaridad, 1º Edición, 1990, p. 6.
En cuanto al procedimiento penal en tiempos de paz, este inicia por decreto del Juez
Institucional que ordena instruir un sumario. Este decreto debe dictarse cuando el Juez ha
adquirido el conocimiento de que se ha cometido un hecho punible, ya sea por denuncia,
por requerimiento del Fiscal General Militar o de otro modo. Luego, el Fiscal continúa con
la investigación, la que, en principio, no debe tardar más de 20 días, plazo que el Juez
puede ampliar. Cuando haya motivo bastante para sospechar que una persona es autor,
cómplice o encubridor de un delito, el Fiscal puede decretar su prisión o limitarse a citarlo a
prestar declaración. Tanto al sumario como a las órdenes de detención y prisión aplican las
reglas del Código de Procedimiento Penal. En contra de la orden de prisión sólo procede
recurso de amparo, ante la Corte Marcial respectiva.
Practicadas las diligencias necesarias para la averiguación del hecho punible y sus
autores, cómplices o encubridores, o vencido el término dentro del cual debe concluirse el
sumario, el Fiscal lo dará por terminado. Dentro del segundo día elevará el sumario al
Juzgado Institucional correspondiente, acompañado de su dictamen, en el cual hará una
relación sucinta del proceso y concluirá pidiendo que se sobresea la causa o que se castigue
a los inculpados.
La sentencia puede ser apelada ante la Corte Marcial respectiva por el reo, la
víctima, el Fiscal General Militar o por el Fisco, por escrito o verbalmente al momento de
la notificación. Si la sentencia no fuere apelada, será enviada en consulta a la Corte Marcial
respectiva. Recibidos los autos por la Corte Marcial, en apelación o en consulta, el
presidente decretará que se traigan en relación y señalará el día para la vista de la causa,
que se realizará de acuerdo con los artículos 223 a 226 del Código de Procedimiento Civil.
Según el artículo 3º del Código de Justicia Militar (en adelante “CJM”), los
Tribunales Militares tienen jurisdicción sobre chilenos y extranjeros, para juzgar todos los
asuntos de la jurisdicción militar que sobrevengan en el territorio nacional y, en ciertos
casos, fuera de éste. Los asuntos que corresponde conocer a la jurisdicción militar son los
siguientes:
e. Las causas por delitos militares, entendiéndose por tales los contemplados en el
CJM o en leyes especiales que sometan el conocimiento de sus infracciones a los
Tribunales Militares.
f. Los asuntos y delitos perpetrados fuera del territorio nacional, cuando acontezcan
dentro de un territorio ocupado militarmente por las armas chilenas; cuando se trate
de delitos cometidos por militares en el ejercicio de sus funciones o en comisiones
del servicio; y cuando se trate de delitos contra la soberanía del Estado y su
seguridad exterior o interior.
g. Las causas por delitos comunes cometidos por militares durante el estado de guerra,
estando en campaña, en acto del servicio militar o con ocasión de él, en los
cuarteles, campamentos, vivaques, fortalezas, obras militares, almacenes, oficinas,
dependencias, fundiciones, maestranzas, fabricas, parques, academias, escuelas,
embarcaciones, arsenales, faros y demás establecimientos o dependencias de las
Instituciones Armadas.
h. Las acciones civiles que nazcan de los delitos enumerados anteriormente, para
obtener la restitución de la cosa o su valor.
Este estado o tiempo de guerra, puede referirse tanto a guerra externa -entre
Estados- o interna -entre bandos de un mismo Estado-.3
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Hugo Musante Romero, op. Cit., ha señalado que la “guerra” presupone la existencia de enemigos, por lo que se acota el
estado de guerra interna a situaciones en que existan “fuerzas rebeldes o sediciosas organizadas militarmente” en virtud
del artículo 419 del CJM. Sin embargo, dicho artículo, en su literalidad, define cuándo se entiende que una fuerza “está
Además de verificarse el tiempo de guerra, para que los tribunales militares en
tiempos de guerra puedan constituirse, deben concurrir las siguientes condiciones:
a. Que se haya determinado por la autoridad la parte del territorio nacional donde
van a ejercer su jurisdicción tales tribunales (puntos declarados en estado de
sitio, provincias declaradas en estado de asamblea). Si se trata de territorio
extranjero queda demarcado por la ocupación por parte de las armas nacionales.
(art. 72 CJM en relación con número 17 del artículo 72 de la Constitución
Política de 1925)
b. Que se haya señalado por la autoridad la época o tiempo en que tales tribunales
van a actuar, debiendo considerarse que se inicia la jurisdicción de estos
tribunales “desde el momento en que se nombre General en Jefe de un Ejército
que debe operar contra el enemigo extranjero o contra fuerzas rebeldes
organizadas” (art. 73 CJM), momento en que cesa la competencia de los
Tribunales Militares en tiempo de paz.
Con relación al concepto de “enemigo”, el artículo 419 del mencionado cuerpo legal
señala que “se considera que una fuerza está frente al enemigo, no sólo cuando
notoriamente lo tenga a su frente, sino desde el momento que haya emprendido los
servicios de seguridad en contra de él. Y se entiende por enemigo, para estos efectos, no
solamente el extranjero, sino cualquiera clase de fuerzas rebeldes o sediciosas organizadas
militarmente.”
Al día siguiente, mediante el Decreto Ley nº5, aclara que el “Estado de Sitio
decretado por conmoción interna debe entenderse como estado o tiempo de guerra”, lo que
otorga competencia a los Tribunales Militares de Tiempo de Guerra y hace aplicable la
penalidad de dicho tiempo.
Por otro lado, estos decretos prescinden de la exigencia legal que existe para
decretar estado de guerra interna, de que existan "fuerzas rebeldes organizadas" o de
"cualquiera clase de fuerzas rebeldes o sediciosas organizadas militarmente" en virtud del
artículo 73 y 419 del CJM.5 Ello, en un contexto en que realmente la “guerra” nunca existió
como tal, pues sólo en pocos casos se pudo establecer una actuación armada consistente de
los opositores al régimen militar, pero jamás una lucha permanente y generalizada que
pusiera en peligro las fuerzas armadas.6
En virtud del D.L nº3 del 18 de septiembre de 1973, la Junta de Gobierno asumió la
calidad de General en Jefe de las Fuerzas y en virtud del D.L nº8 de 19 de septiembre de
1973 se delegó dicha función en los respectivos Comandantes en Jefe de la Escuadra,
Comandante en Jefe de las Zonas Navales y Comandante del Comando de la Fuerza Aérea.
Los Consejos de Guerra se forman para cada caso determinado por el decreto del
General en Jefe y están integrados por el Auditor y seis vocales, cuyos grados dependen del
grado de quien se debe juzgar, quienes tienen la facultad de juzgar, en única instancia,
todos los delitos de la jurisdicción militar en tiempo de guerra. Las decisiones se adoptan
por mayoría absoluta de votos conformes, salvo, la pena de muerte, que deben decidirla por
el voto unánime de sus miembros. Si en materia penal la mitad de los votos se conforma a
favor del reo (para absolver o imponer una pena más baja) dicha opinión forma sentencia.
Pronunciada la sentencia, el Consejo la remite al General en Jefe o Comandante que haya
ordenado su formación, para su cumplimiento, previa aprobación.
El día y hora fijados se reunirá el Consejo de Guerra, debiendo concurrir todos sus
miembros, el Fiscal, el Defensor y el reo. Al inicio de la audiencia se discutirán las
alegaciones sobre implicancias y recusaciones, si las hay. Luego, el Fiscal hará relación del
sumario terminando con la lectura del dictamen o los cargos formulados. En seguida, el reo
o defensor leerá la defensa. Luego, se recibirá la prueba que hubiese ofrecido el inculpado o
el defensor. Los testigos serán interrogados separadaménte, y cualquiera de los miembros
del Consejo, el Fiscal o Defensor, podran pedirles que aclaren o expliquen cualquier punto
dudoso, por intermedio del Presidente.